Danzine 28 de abril

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Vol 9 Hermosillo, Sonora, México 28 de abril de 2013 Publicación de Un Desierto para la Danza danzine www.undesiertoparaladanza.gob.mx Accidens El clímax en los latidos del corazón C omo un pez que se revuelca en la arena. Este es un verso del poeta Rubén Bonifaz Nuño. Y nada ni nadie más preciso para describir la imagen que un bailarín de danza contempo- ránea trepado en el Teatro de la Ciudad de Casa de la Cultura de Sonora. El bailarín es Samuel Lefeuvre. Vino desde Francia, a Un Desierto para la Danza, con Groupe Entorse. A de- cirnos, vino, los impactos las heridas las mutaciones: con el cuerpo como vehículo. La música una batuta para activar las órdenes del cerebro y enviarlas a cada una de las células que componen el organismo. Un estruendo, la luz casi sin luz del escenario, un bulto humano a la espera del forense, la prolonga- ción de la inmovilidad. Estaba allí, contenido, el bailarín postrado, siendo la vida inerte y nosotros para sentir desde ya el sus- penso del instante. Samuel con el atino en la manipulación de su cuer- po, un manojo de emociones para decirnos, transmi- tirnos, compartirnos, desde que tercera llamada se convirtió en alerta para los espectadores. Desde ese momento y hasta el final sin dejar de sentir. Porque hubo la magia, aquella de la capacidad de creación, porque en cada uno de los movimientos corporales la música electrónica eran también los latidos del corazón del bailarín, del iluminador, de la musicalizadora, de los espectadores. Al filo del amanecer, ¿o fue al anochecer?, en un instante el cielo se vino a pedazos, para arroparnos, para sugerirnos el paraíso, luego de sentir también el infierno desde el cuerpo y sus movimientos, la música, la música, la música contándonos esa co- rriente del río que son las venas y el transitar de la sangre. Sentir fue la consecuencia de quienes valientes se apersonaron en el teatro, sentir desde la habilidad del talento que provoca y hala y despierta y asusta y alegra e impacta. Cómo es el cielo, me lo he preguntado desde niño, sigo siendo niño. Y qué fortuna, anoche pude pene- trarlo y andar que es un levitar dentro de su textura, allí, en ese mundo nebuloso que nos dibujó Groupe Entorse con la iluminación, la danza, la música. La catarsis vino desde el primer segundo en que inició la coreografía, el clímax sostenido incluso en los silencios, las pausas que obviamente nos hacían sentir la agonía del que allá arriba, aquí, dentro del pecho, veíamos y sentíamos bailar. Ya me lo había advertido Samuel, en una conversa- ción previa a su participación: “para mí bailar es algo natural, no necesito mucha preparación”. Palabras más, palabras menos, pero esto fue lo que me con- versó. Entonces estuve allí para sentir la verdad de su advertencia, mis ojos atentos y el corazón abierto para recibir su trance, el que mantuvo de principio a fin de la coreografía, utilizando, obviamente, certera- mente, el cuerpo como remo para conducirnos a to- dos a ese mar de emociones y misterios que vivimos. Anoche hubo danza. Y algo más. Carlos Sánchez Foto: Juan Casanova

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Periodico diario

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Vol 9 Hermosillo, Sonora, México 28 de abril de 2013

Publicación de Un Desierto para la Danza

danzinewww.undesiertoparaladanza.gob.mx

Accidens

El clímax en los latidos

del corazón

Como un pez que se revuelca en la arena. Este es un verso del poeta Rubén Bonifaz Nuño. Y nada ni nadie más preciso para describir la imagen que un bailarín de danza contempo-

ránea trepado en el Teatro de la Ciudad de Casa de la Cultura de Sonora.

El bailarín es Samuel Lefeuvre. Vino desde Francia, a Un Desierto para la Danza, con Groupe Entorse. A de-cirnos, vino, los impactos las heridas las mutaciones: con el cuerpo como vehículo. La música una batuta para activar las órdenes del cerebro y enviarlas a cada una de las células que componen el organismo.

Un estruendo, la luz casi sin luz del escenario, un bulto humano a la espera del forense, la prolonga-ción de la inmovilidad.

Estaba allí, contenido, el bailarín postrado, siendo la vida inerte y nosotros para sentir desde ya el sus-penso del instante.

Samuel con el atino en la manipulación de su cuer-po, un manojo de emociones para decirnos, transmi-tirnos, compartirnos, desde que tercera llamada se convirtió en alerta para los espectadores. Desde ese momento y hasta el final sin dejar de sentir.

Porque hubo la magia, aquella de la capacidad de creación, porque en cada uno de los movimientos corporales la música electrónica eran también los latidos del corazón del bailarín, del iluminador, de la musicalizadora, de los espectadores.

Al filo del amanecer, ¿o fue al anochecer?, en un instante el cielo se vino a pedazos, para arroparnos, para sugerirnos el paraíso, luego de sentir también el infierno desde el cuerpo y sus movimientos, la música, la música, la música contándonos esa co-rriente del río que son las venas y el transitar de la sangre.

Sentir fue la consecuencia de quienes valientes se apersonaron en el teatro, sentir desde la habilidad del talento que provoca y hala y despierta y asusta y alegra e impacta.

Cómo es el cielo, me lo he preguntado desde niño, sigo siendo niño. Y qué fortuna, anoche pude pene-trarlo y andar que es un levitar dentro de su textura, allí, en ese mundo nebuloso que nos dibujó Groupe Entorse con la iluminación, la danza, la música.

La catarsis vino desde el primer segundo en que inició la coreografía, el clímax sostenido incluso en los silencios, las pausas que obviamente nos hacían sentir la agonía del que allá arriba, aquí, dentro del pecho, veíamos y sentíamos bailar.

Ya me lo había advertido Samuel, en una conversa-ción previa a su participación: “para mí bailar es algo natural, no necesito mucha preparación”. Palabras más, palabras menos, pero esto fue lo que me con-versó. Entonces estuve allí para sentir la verdad de su advertencia, mis ojos atentos y el corazón abierto para recibir su trance, el que mantuvo de principio a fin de la coreografía, utilizando, obviamente, certera-mente, el cuerpo como remo para conducirnos a to-dos a ese mar de emociones y misterios que vivimos. Anoche hubo danza. Y algo más.

Carlos Sánchez

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danzineVol 9. Hermosillo, Sonora, MéxicoCoordinación: Doris Arenas / Edición: Carlos Sánchez Diseño: Argelia Juárez / Corrección: Rosy Orozco

28 de abril de 2013

UN DESIERTO PARA LA DANZA 2013

Mañana en el DesiertoLUNES 29 DE ABRIL

DesiertoRETRO

Un Desierto para la Danza: lo que

representa“Los bailarines formados aquí y la gente de

Hermosillo, tienen la oportunidad de ver qué se está haciendo en otros países en danza

contemporánea y eso es muy importante para actualizarse y competir con los grupos

que viene del extranjero. Es muy importante para los alumnos que están desarrollando

sus habilidades que aprendieron en la universidad, que puedan ver qué les toca

en el futuro, qué tipo de danza les conviene practicar, qué estilo, qué técnica, entonces

este evento es muy importante en este aspecto”.

Maestro Zygfryd Rzysko

Carlos Sánchez

1995

Paralelo 32 / Mexicali, B. C.El grupo bajacaliforniano representa los inicios de la danza contemporánea en Mexicali.

Hoy está ausente de los escenarios, pero formó a reconocidos bailarines como Isaac Chau y Eunice Hidalgo

Miguel Galaz

Silvia Salazar

Resiliencia*. Capacidad para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y traumas graves.

Samuel Lefeuvre, Nicolas Olivier y Raphaëla Latini del  Grupo Entorse, crean una puesta cuestionando el con-cepto de resiliencia, donde el diseño lu-mínico, la coreografía y la música com-parten protagonismo en el escenario de Un Desierto para la Danza.

La escena es sencilla, un cuadro de blanco linóleo delimita el espacio donde un bailarín en jeans y camiseta blancos desarrolla una lucha constante por mantener la vertical. El movimiento estudia las posibilidades para salir del piso, luego alcanza un “equilibrio preca-rio”, cae y vuelve a explorar maneras de ponerse de pie. Más adelante transita en el espacio moviéndose por los cua-tro lados de su espacio blanco, median-te el impulso que produce como con-secuencia el mover aisladamente, pero con fuerza, los segmentos corporales provocando entonces, la locomoción.

La coreografía en Accidens me hizo pensar en las frases: “alcanzar y jalar” y “ceder y empujar”, tan comúnmente usados en la jerga dancística para ex-plicar y entender, entre otras cosas, la aplicación de las leyes de Newton en las clases de técnica del movimiento. Con cada escena marcada por el os-curo, podía percibirse el conocimiento y dominio que el bailarín posee de su instrumento: el cuerpo, y su peculiar manera de abordar el movimiento. Un movimiento tan orgánico que aún las caídas desde la vertical hasta el piso se veían fáciles. Sin embargo, el hom-bre de blanco en el escenario no era lo más importante; la música creando ambientes y atmósferas cambiantes en cada cuadro, compartía con un diseño lumínico de extrema delicadeza, cada escena.

Los tres creadores bailan al unísono cada uno en su lenguaje. Algunas veces, el bailarín se queda quieto y el foco es tomado por la exquisitez de la luz o por una melodía con tintes terroríficos, me-tálicos o suaves que acompaña al humo aproximándose a las butacas, cual pelí-cula de misterio. Me atrapa la visión de este humo denso al tiempo que la mú-sica dispone la atmósfera precisa para ver cómo la luz da el acabado perfecto a la escena. Pero todo el tiempo figuran los tres aspectos cual mente, cuerpo y espíritu en armonía.

La lucha por resistir a la gravedad, a la existencia y su efecto aplastante, des-cubriendo maneras de caer y levantarse, sucesiones, espirales, caídas por las que pasa el ser humano al transitar por la vida y sin embargo encuentra la manera de seguir adelante, de continuar con sus tareas por el camino... y al final simple-mente termina.

Nacida en Costa Rica, Andrea Ca-tania se desplaza por diversos lugares del mundo. Bailar es la consigna, decir con el cuerpo

las obsesiones, los deseos, incluso los temores.

Catania empezó a bailar a los cinco años de edad. Ella cuenta los motivos, las cir-cunstancias:

“Vengo de mamá y papá del mundo del arte, mi papá es director de teatro, mi mamá actriz y vestuarista, siempre an-daba con ellos dentro de una canasta, por todo el país, por todo Centroamérica. Entonces como quien dice no tuve otra opción, por dicha, estuve siempre miran-do, fui parte de los procesos, y he esta-do por ahí todo el tiempo; supongo que todo eso influyó en acercarme mucho a la danza y al teatro.

--Tu coreografía más reciente se titula Los demonios. Cuéntanos, por qué para-dójicamente los demonios te inspiran a bailar en este momento.--Creo que todos tenemos demonios adentro, unos más, otros menos. Esta co-reografía es sobre todo una especie de tratado sobre la soledad, y cómo en un periodo de mi vida muy personal donde estuve mucho tiempo sola, a partir de ahí uno se empieza a crear fantasmas y demonios que te inspiran y te llevan a diferentes lugares, diferentes estados, entonces juego mucho con eso, cómo este personaje solo, a través de su ima-ginación o demonios o fantasmas, puede llevarse a diferentes estados emociona-les sicológicos o físicos.

--Hablas de tu soledad, partiendo de eso, ¿qué diferencia hay entre bailar sola o en grupo?--He pasado mucho de mi carrera inves-tigando sola. Creo que uno debe cono-cerse a sí mismo, primero, para empezar a trabajar con los otros, por eso me he dedicado muchos años a trabajar uniper-sonales para poder conocerme yo, inves-tigar acerca de mi universo y luego po-der compartirlo o poder trabajar con otra gente para conocer otros universos, pero

primero te conoces a ti mismo, luego co-noces al prójimo, esa sería la diferencia.

--Viajas mucho, ¿de qué te nutren los via-jes?, ¿qué te aportan?--Es lo máximo. A nivel personal, a nivel artístico, es una manera de expansión, de retroalimentación, que es lo que me hace, creo, tan feliz persona, tan feliz artista, porque (con los viajes) conoces gente, bailarines, lugares, imágenes, olores, eso te hace crecer y te amplía la mente.

--Ahora estás en México, ¿qué te brinda este país?--Estoy feliz, porque no estoy de turista, estoy trabajando desde hace un mes, es-toy montando dos coreografías, entonces me permite conocer que en todo el mun-do somos iguales, los bailarines, con las mismas inquietudes, las mismas dudas, los mismos dolores; entonces me siento muy contenta de poder estar aquí, aden-tro del medio para poderlo conocer me-jor, más que solamente estar de turista.

--Y el hecho de venir a bailar a Un Desier-to para la Danza, ¿qué te significa?Es una gran oportunidad para mí, porque poder compartir y llegar a lugares donde nunca he estado, me parece una manera de retroalimentarme y poder sobre todo compartir mi trabajo, y ojalá poder hablar con la gente, conocer y poder generar ese intercambio cultural y artístico.

--¿Cuáles son los motivos que te hacen despertarte cada mañana, levantarte y andar?--Muchos, especialmente mi hija, ahora soy mamá, desde hace dos años, creo que esa es la mejor creación y mi mejor tra-bajo coreográfico y de vida. Eso es lo que ahora sería lo más fuerte en mi vida.

--¿Qué te ha enseñado tu hija?--Nunca pensé que uno podía tener tan-ta capacidad de amor, o de sorprenderse, todos los días descubrir algo nuevo y a veces a uno se le olvida eso, al verla en su capacidad de sorprenderse, veo cómo cosas tan simples te hacen tan feliz, una maraca es como lo máximo, la capacidad de hacer mucho con nada.

Grupos de SonoraOrquesta Filarmónica de Sonora, director: Rey Alejandro CondeBanda de Música del Gobierno del Estado, director: Luis Gerardo TrejoDanzoneraParticipantes en talleres de danzón, impartidos en Un Desierto para la Danza

Tres generaciones a tiempo de danzón20:00 horas, Plaza BicentenarioCompañías de VeracruzTres generaciones del Danzón VeracruzanoCompañía Nacional de Danzón Director: Miguel ZamudioCl

ausu

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Organicidad para los sentidos:Accidens

Andrea CataniaPrimero te conoces a ti mismo, luego conoces al prójimo

*La resiliencia es un proceso dinámico, construc-tivo, de origen interactivo, sociocultural que con-duce a la optimización de los recursos humanos y permite sobreponerse a las situaciones adversas. Se manifiesta en distintos niveles del desarrollo, biológico, neurofisiológico y endocrino en respues-ta a los estímulos ambientales. (Kotliarenco, María Angélica y Cáceres, Irma, 2011)

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