Danza Al Claro de Luna

7/25/2019 Danza Al Claro de Luna

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Biblioteca Plan Ceibal

Danza al claro de luna Eva Rivero de Placeres

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A

Chiche Placeres mi compaero de tantos soles y lunas, aHugo, Hctor, Hernn, Horacio, Humberto, Herman y He-riberto el fruto de nuestros desvelos y a sus compaeras que

proporcionaron los participantes de esta danza. A mis suegros (TataEmilio y Doa Celia). A Agustina, hija de Manuela y Marcelo, quealegra sus vidas y que con chispitas de luz alumbr mi vida en unao muy especial donde nuestra tarea en la educacin no fueron pu-ras mieles como la abeja que simboliza la labor docente.

Tambin a las compaeras que, trabajando en condiciones de adver-sidad, siembran da a da la luz a pesar de la inhospitalidad que las

rodea y tienden sus manos en ronda de sonrisas... Especialmente aAna Castelly que comparti un momento de gran dolor con fe y nosense que un desgarro se vive en paz y con una sonrisa. A mi entra-able amiga Ana Bagnara que parti, pero est junto a nosotras susamigas y nos contagias su risa irreverente.

A Sylvia Puentes de Oyenard, ser luminoso que siembra el amor a laliteratura no slo entre casa sino en el contexto internacional. A suamor por Nuestra Juana de Amrica la de El Cntaro Fresco, ChicoCarlo y Loores a Nuestra Seora y a Adelita Marziali, poetisa, maes-tra de jardinera que desde el 1 de abril surca por blancos caminos.Todos ellos junto a mis padres se integran a esta Danza al Claro deLuna.


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A Hugo Elbio, Valentina, Romina,Lourdes, Mara Emilia, Francisco,

Santiago, Octavio, Vicente,Luca Isabel, Agustina

y en alas de un ngel se suma Isabel.

- Eva Rivero de Placeres

Ediciones A.U.L.I. - Coleccin Tente en el AireDirectora: Dra. Sylvia Puentes de OyenardAsociacin Uruguaya de Literatura Infantil-juvenil (A.U.L.I.)Juan Bautista Alberdi 6257Montevideo (11.500)


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PROMESA

Misterio de vida

que ya tiene nombre,eres la promesaque mand Jess.

Isabel te llamany as te esperamosen las de un ngel

milagro de luz!

Para Isabelita que vemos crecer da a da

en la cinturaensanchada de Sandray que lleva ese nombre porel ngelque cuid a su bisabuela lida hasta su Pascua:Sor Isabel de las Siervas de Mara.


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NDICE

PROMESA / 4

ELLAS ME ENSEARON / 6

CLARO DE LUNA /10

DESCUBRIMIENTO / 13CANCIN DE CUNA / 14

LA NANA DEL SAPO / 14

NANA DEL DUENDE / 15

PARA TI, FRANCISCO / 15

ARRORR DEL MAR / 16

LA NANA DE VALENTINA /17

SECRETO A OCTAVIO / 17ENCUENTROS / 18

VICENTE / 23

LAS OLAS / 25

TENTE EN EL AIRE /26


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ELLAS ME ENSEARON

Sentada en esta noche de luna llena mis recuerdos mellevan atrs, muy atrsNo s si es la claridad de la noche junto a los grillos ensu constante serenata o quizs el libro que tengo entre-abierto entre mis manos. Ac en este rincn de Ro Negrono hay televisin, tampoco la haba durante mi infancia, shay radio pero te costar imaginar que segn el lugar queests la onda sonora no se capta, entonces lo que se escu-cha es un barullo no lo que estabas oyendo. Te imaginars

que un libro o las cartas son la distraccin favorita.Me veo pequea cinco aos en aquel lejano y cercanoenero. Los Reyes Magos hace poco que vinieron, las clasesno comenzaron. Ese ao esper la bicicleta, pero Ellos tra-

jeron: libros de Constancio Vigil, un cernidor de lata parala playa un balde litograado una tina con su tabla paralavar ropa (igual a la de mi abuela) y una ranita tambin

de metal que se apretaba y sonaba ms que el canto de losgrillos. Yo deseaba una bicicleta pero esa vez no llegMam dijo: mejor, pronto vas a ir a la escuela y habr pocotiempo para aprender a andar en bicicleta.(Yo an no tena equilibrio y tendra que aprender amantener la bicicleta en dos ruedas).Bueno, estoy sentada en el patio inmenso en uno de los


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dos bancos de cemento lustrado de un tono verde grisceo,siempre elega el de la izquierda que quedaba bajo la venta-na frente a la cocina (era ms bajo y mis pies llegaban casi

al piso). Mis ojos vagan por la tapa de fondo color naranja yde pronto suspiro y digo en voz alta:

MISIA PEPA agrego: Mam ac dice MISIA PEPA, mampresta deja el tejido que ocupaba sus manos, sale de la coci-na se sienta a mi lado y ansiosa dice: A ver, a ver: dndedice?


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Mi mano regordeta sube por la tapa, busca y muestroac, ac mir: MISIA PEPA.En efecto, ese era el ttulo del libro que noche a nochellevaba a mi cama y con las andanzas de esa lora entrome-

tida que mam desentraaba de las pginas del libroquedaba dormida luego de un da de correras, arrulladapor la voz materna. Ella apoya su mano larga delicada deuas prolijas y pregunta sealando unas letras ms pe-queas -Y ac qu dice?

Aspiro aire nerviosa jo mi vista donde mam sealay digo: E-E-E-D-D-I-T-O-O-RR-I-AL... A-T-T-L-A-N-T-I-DAAAAA y espiro con fuerza.

Bueno! Oigo a mam y ac qu dice? Seala otromontoncito de letras. Fijo la vista donde apunta su dedondice y con fuerza comienzo: C-C-COOO-N N-S-S-T-T-A-

A-N-N-Q-UI.O... V-V-VI-GGGGI-L-L

Presurosa mam tom otro libro era BOTN TOLN,se repite lo anterior con LA MONEDA DE ORO y ELMONO RELOJERO, no s si lleg a los cinco libros, cuan-do estuvo segura exclam entusiasmada:LEES, EVA


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LEES! Antes de abrazarme pregunta: Quin te ense?

Arreglndome el cerquillo, sonrojada por el esfuerzole respondo: ELLAS MAMITA. (Acompao la palabra conel gesto de las manos.)

Deseando aclarar aquel milagro me pregunta:

Ellas,quines?

Respondo orgullosa: LAS LETRAS MAM, ELLAS MEENSEARON A LEER.

As fue que mis amigas las letras me conformaron aquelao en que los Reyes Magos no trajeron la bicicleta, perosabios como son, trajeron libros repletos de letras paraque la nena sin hermanitos no se aburriera nunca.


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CLARO DE LUNA

Suena el telfono, en esta casa siempre tan ruidosaslo me acompaan la radio y mis recuerdos en este datan especial, mam hoy cumplira aos oigo una melodaconocida.

Qu hermosa, msica clsica! Detengo mi trajn entrecie-rro mis ojos y dejo que los sonidos inunden mi ser.Es el Claro de luna y parece que oigo una voz infantilrecitando: Margarita, / est linda la mar/ y el viento/

trae esencia/ sutil de azahar/ Margarita/ te voy a contar/un cuento

La voz contina, en mi interior la imagen de las doshermanas de blanco, vaporosas, los guantes hasta elcodo que dejaban los dedos descubiertos.El cabello claro, casi rubio entrelazado con cintas

blancas de raso. Una toca el piano y la otra recita en aquel

festival de la escuela ante un auditorio, infantil en su ma-yora, que escucha. La que habla y sus compaeras de jue-gos estn sumamente atentas, casi sin respirar.


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Agustina te voy a contar un cuentoRespondo- ya voy. Cuando llegu te vi preciosa, sana,vital y a tus papis tan felices que en mi corazn volv aescuchar el Claro de luna, es ms, aseguro que irunido a tu persona y a tu bisabuela lida.

Creo que junto a tus ngeles guardianes, desde alljunto a los papis de tu mam, acordaron que llegaras

este da para que siga siendo especial para la familia.

Se atenuaron los sonidos y las imgenes se diluyeronpero, me gustara decirle a mi compaera y a su hermana:Gracias por el Claro de luna y por Margaritaque desde hace tantos aos alegran mi espritu y queestuvo presente en el instante que supe lleg a estemundo Agustina!


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DESCUBRIMIENTO

Estoy ante mi nieta recin nacida, pequea e indefensa, pero, encontrapartida tan dinmica. No puedo dejar de preguntarme aso-

mada a su cuna: cmo ser maana?, qu le espera en la vida?De pronto un sonido suave, pero ntido llega a mis odos.Instinti-vamente interrogo: -Oyes, Mara Emilia?,sabes de dnde provienes?

Es una pregunta que tu otra Yaya que t no conociste, la abuelade tu pap, ya formulaba. Con el tiempo sabrs que ella vivi an-tes que t en esta casa, s, cuando escuchaba este sonido tan par-

ticular en el techo siempre dudaba de donde provena.

No me mires con esos ojos tan grandes, no te asustes, abuela ase-veraba que podan ser las aves o tal vez las semillas de ese rboltan grande que est all, al fondo. Pero yo hoy descorro el velo delmisterio de tantos y tantos aos. Evidentemente no es provocadopor nadade eso. Sabes una cosa: son los duendes que corren

carreras con sus zuequitos por el techo! Escucha: toc...toc... toc... toc... Y ahora ms rpido: toc toc toc toc. En este mo-mento no escuchamos nada, ah! Estn descansando, as tomanfuerza para continuar su carrera. No queda ninguna duda, sonellos! Fue preciso que llegaras al mundo para hacer estedescubrimiento juntas. Ahora que los duendes descansan duermet tambin, que ms adelante, ms adelante, me ayudars adescubrir nuevos secretos.

A orillas del Ro de la Plata, abril de 2000.


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CANCIN DE CUNA

Para Romina.A esta nena lindale ha dejado el solpintada su caratoda de arrebol

y su cuerpo tibioes suave plumn.

El oso de felpaque duerme en su cuna

junto a ella se abrazade un rayo de luna...Mayo 1996

NANA DEL DUENDE

Para Hugo ElbioCuando este nenese va a dormir,no hay nana nanitaque quiera or.

Y nada le importasi sali la luna

una y otra vezllora en su cuna.No llores, Huguito,canto sin cesar,pero el pillo sueose tarda en llegar.Silencio...silencio...

ya cierra los ojos,

un duende viajerose lleva el enojo.


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LA NANA DEL SAPO

Para LourdesSi llega la noche,sapo barrign,te cierra los ojoscon esta cancin.

Cric cric canta el grillo

del violn de lata,toca sin cesaruna serenata.

Ya es tarde mi nena,ya es tarde, mi sol,y el hada del sueonos trae su don.

PARA TI, FRANCISCO

derram la maanagotas de rociosobre tu almohada.

Un duende traviesorecorre la casa,t ries feliz

si a tu lado pasa.

Cierra tus ojitosque asoma la luna

y el hada del sueose inclina en tu cuna.


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ARRORR DEL MAR

A SantiagoVuelen las campanassuenen sin cesar,que al mundo Santiagose apur a llegar.

Saltando los grilloscantan sin parar

y el llanto del nioal viento va a dar.

Arrorr mi nene,arrorr del mar,tus mejillas tienenun sabor de sal.

Un coro de ranasempieza a croar.-Canten suavecitose va a despertar

Un ngel del cielonos vino a abrazar,y en el fro inviernosu calor brindar.

Arrorr mi nene,arrorr del mar,una nueva vida

nos vino a alegrar.Abu Evauna noche muuy fra.


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LA NANA DE

VALENTINA

A la nana nanitade la paloma,mira que tan bonitala luna asoma.Es de suave algodnaquella nube

que danzando en el aireya sube y sube.Nia de azcar rubia

y ojos de mar,hay un coro de ngelesen mi cantar.

SECRETO A OCTAVIO

Desde el cielote quieren mimarlas bisabuelasque hace tiempo estn,as cuando veastu cabello volar

son las bisabuelasque en alas del vientote quieren besar.


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ENCUENTROS

En un rincn de mi memoria est ella pero, antes

de su aparicin surge la nia de la mano de su mam.Van por el Camino de las Tropas, por el viejo empedradoquiz para tomar el mnibus de C.I.T.A o, tal vez el tranvaE que venia de la Barra y las llevara hasta Belvedere.

La mam taconea con sus zapatos boca de pez sintaln, se oye montono el sonido en el polvoriento empedradodonde hasta hace tan poco tiempo avanzabanlas tropas de ganado vacuno, mugiente, con su sonar depezuas cansinas, rumbo de la Tablada al matadero queconstituan los frigorcos del Cerro.


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Su ruta estaba orlada de cercos donde las enredaderas

de rosas volcaban sus ores blancas como ofrenda alos nobles animales en su ltimo viaje

De tanto en tanto una cina-cina, algn mburucuy omadreselvas irreverentes rompan la homogeneidad delpaisaje. Tampoco era raro encontrar, exhausto, en el bordedel camino algn animal acalambrado que se rezagabade la tropa que yaca a la vera del camino en espera del

vehculo que lo llevara a su destino nal.

Atrs quedaba el pasillo verde constituido por doslneas de alambrado de cinco hilos, uno junto al empedrado

y otro junto a las quintas que ociaba a modo devereda donde circulaban los peatones para no ser arrolladospor las tropas. No era demasiada seguridad y si tenas la malasuerte de que una tropa lerda viniera por el camino, all te

metas, quinta adentro, entre mugidos y los hopa hopavaaaca de los troperos, el resonar de herraduras del galopede los caballos y el rasgar de pezuas que constituanel pandemonium del paso de una tropa, a veces el


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latir de tu corazn que pareca salir por tu garganta erams fuerte que lo otro. Como te contaba, luego de dejar elcamino orlado de fronda, all donde se unan el Caminode las Tropas y la calle de pedregullo, no era raro encon-trarla. A veces iba sola y otras tironeaba de su mano unnio pequeito, ms an que la nenita que iba segura dela mano de su mam, tal vez entre 2 y 3 aos no ms.

Se vea una mujer robusta sin llegar a obesa, desdemi perspectiva actual la comparo con Carlota Ferreira, lamusa de Blanes, eso s, cabello ms oscuro y ms edad.

De edad indenida a la nia le pareca casi anciana.Todo en ella era llamativo, en cada encuentro era obser-vada minuciosa, insistentemente, hasta que un tirnde la mano de su madre le haca volver su cabeza cuandoel cuello ya no poda estirarse ms.

Toda su presencia era extraa para la pequea: sucabello negro como azabache, que en rizos le llegaba

ms abajo de los hombros. El cuello muy blanco ostenta-ba un largo collar de perlas como para bailar el Charles-ton, que acompaaba un escote generoso que casidejaba escapar un busto prominente.


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El vestido de terciopelo negro la cea hasta el tobillode unas piernas rellenas, contundentes como todaella que escapaban por dos tajos a cada lado de la falda

debajo de las rodillas. Los pies con un empeine gordito,calzados con tacones nos, dicultaban su caminar porlos adoquines y exacerbaban la curiosidad infantil.Bueno, eso junto a la boca con un color guinda que,como pronunciado corazn, rebasaba las comisuras o lascejas muy nas y renegridas que daban marco a unosojos delineados con carbn.

Como creo que te dije, de una de sus manos tironeabaun cro, de la otra penda siempre con desgano unabolsa de red de igual color que el vestido.

Cuando se cruzaban el saludo obligado en aquel pramoy su voz cascada parece decir aun hoy un buenas cansino.El punto culminante de esos encuentros fue el daque la nia iba con su abuela y se encontraron De lejos

la vio venir sola entre las piedras grises.Al cruzarse las tres, la infantil presencia le hizo aorarsu saludo arguadentoso al que la abuela respondi.Con una cuadra las separaba en el ms absoluto silencio,solo el canto de la chicharra, montono, hendael aire caldeado de aquel veranola voz infantil lo rompichillona y reson ahogada en el camino.


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El eco repiti: Abuela yo s lo que es la seoraLa abuela, que no reprenda jams, tirone la manoinfantil por dos veces y la nia se llam a silencio.

Por casi media hora solo se oy el pisar sobre la arenaentre el empedrado. La mano de la abuela transpiraba y sucabello oscuro en un rodete de trenzas se vea hmedo.Las manos se soltaron al entrar en el alambrado, divisarona la mam que con un delantal de espuma extendilos brazos a la pequea que corri por el camino hasta justodebajo la cuerda levantada con gruesas caas tacuarasdonde pendan toallas albas y sbanas con almidn que la

madre haba lavado en ausencia de la pequea.-Llegaste -grit mam, y en seguida inquiri:Te portaste bien? Ninguna respondi.

La nia miro levantando en forma retadora su barbillagrit: La seora es unabruja, si yo lo s, abuela, laseora es una bruja

La mam no entenda, y la abuela presa de un repentinoacceso de tos pareca no poder aclarar y repetaque ella sabia que era una bruja. Es lo que quedaba desu encuentro


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VICENTE

Ac estoy con tu Tata y observo que la vida transcurre pero, sobretodo se puebla de pichones como t, con tu pelusa dorada y tus ojoscolor cielo. Hace un rato, en un potrero, se baja de la camioneta

y se inclina en el rastrojo (quin dira al ver hace tan poco los rubiostrigales mecindose al sol que luego veramos estas extensiones cu-

biertas de pinchos amarronados), y viene trayendo una mulita tanpequea, casi como su mano. La pobrecita, en su huida, quiso es-conderse en un hormiguero y las dueas de la cueva no la dejaron;

entonces tu Tata pudo tomarla.Su color son marrn oscuro, me miran con asombro, sus ojos ino-centes se encuentran con los mos, ella que no sabe nada del mundoni siquiera atina a cruzar sus patitas suplicando se le perdonara la

vida, su cuerpo muestra unos pelos sobre su caparazn, sus patascon grandes uas, pero especialmente sus ojos y su largatrompa

La apoyamos delicadamente en la tierra y, como una viejecita quevestida de oscuro de pies a cabeza, agachadita se va presurosa a rea-lizar alguna tarea slo conocida por ella; as se perdi de vista.Nos refrescamos en la orilla del arroyo sentados a la sombra delmonte indgena. Un cardumen de mojarritas, apenas perceptibles asimple vista, surcaban el agua tranquila.


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Toba, la cimarrona de tres meses, descubri la arenay corra feliz ante ese misterio (que no se coma).Al llegar a la casa percibo un olor como a caf, peroalgo ms intenso y exclama Chiche:

Esta es una in vasin del monte. Mira un zorrillito, ac,al lado de la cocina. En efecto, el visitante se fue sin mu-cha prisa con su lomo marcado por una raya blanca quese destacaba sobre el pelaje renegrido del resto del cuer-po. Esto es en la mitad de un da, al llegar la noche no scuntos encuentros de este tipo tendremos.

En la tarde, por el camino, vemos cruzar perezosamenteun lagarto de poco ms que una cuarta, que sinprisa se escurre en la cuneta.Bueno, eso fueron los pichones del da, sin contartelos corderitos (algunos mellizos blanco uno; negro elotro) y los terneritos que corren por la pradera, solo fal-tas t y tus hermanos, s todos ustedes mis pichones

corriendo por aqu

Tu abuela Eva en los primeros das del ao 2007Me olvidaba!, en Tres Bocas, Dpto. de Ro Negro.


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LAS OLAS

Olitas de cristalya vienen y van.

T corres tras ellas,las quieres tocar...

La espuma es traviesa,la espuma del mar.

Muy leve y muy suavete besa al pasar.


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TENTE EN EL AIRE

A Luca Isabel

Viniste al mundo mediando febrero.Cuando recib el mensaje de tu pap trat de venir aconocerte. S, tu abu. Estaba en Cuchilla Alta el primer domin-go de carnaval, ya aprenders que eso signica corso deagua. Precisamente por la calle que circulan los autos, losnios, jvenes y gente grande se proveen de recipientescon el vital elemento. Ni se te ocurra circular por lasinmediaciones si no es con ropa playera. Los terrenosson invadidos por hordas de vecinos alienados en el afnde vencer en la guerrilla.

Un da tu abuela se puso un spolverino, sombrero depaja con ores al tono, se maquill y sali en bicicleta.En la bicicleta llevaba en el canasto una jaulita.En la esquina una veintena de nios y mayores esperaban

ansiosos La bicicleta dobl y un balde se descarg sobre laciclistala cara de las vecinas! Qu asombro superlativo!


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En ese momento empu un frasco de colirio quellevara una cucharada de agua a modo de pomo y res-pondi a la agresin. Las risas salan como una catarata,

igual que el agua que moj vehculo y conductora.Ya conocers esas estas y llenars de agua bombitasmulticolores y, al igual que tu hermano, la mayorade ellas no llegarn a destino.

Cuando terminado el fragor de la contienda tom elmnibus recordaba que por esa fecha el ao anteriorestaba con tu Tata y en aquel otro extremo del pas me

esperaba una deliciosa sorpresa: me dicen: -Mir en elporche, arriba de la canilla, salgo y miro no veo nada.Me advierten: -Ya lo vers.

Te cuento que no record ms el aviso, es ms cuandoestoy regando la planta que est sobre la canilla veomoverse algo que creo es un gusano e intento cortar larama, por suerte no tuve xito. Sabes lo que era? Un

nido pequeo, ms que mi dedo meique con dos huevi-tos como la ua de ese dedo! Quines fueron los paps


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que hicieron su casita en un lugar protegido del sol y losgatos? Los colibres. Esos seres tan diminutos plenos de

energa que pueden sostenerse en el aire agitando susalas incesantemente.

Luego de unos cuantos das veo dos pequesimospichones abriendo sus picos esperando que les

brindaran la comida esos padres todo amor.Es por ello que cuando te conozco veo a tu maminclinarse en tu cuna y veo tu boca abrirse igual que el

pico de aquellos tente en el aire que tal vez este aohabrn nacido en aquel delicioso lugar.

Febrero 2007

Danza Al Claro de Luna

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