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¿HACIA DONDE VA EL PERFIL DE DAÑOS A LA SALUD DE LA POBLACION MEXICANA?

Dr. Alejandro Córdova Córdova Dr. Gustavo Leal Fernández

Dra. Carolina1 Martinez Salgado

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ISBN 968-840-956- 1 Octubre de 199 l.

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¿HACIA DóNDE VA EL PERFIL DE DAÑOS A LA SALUD DE LA POE~LACI~N MEXICANA?

Hay que advertir, para elmpezar, que nuestra contribu.ción al

debate sobre las tendencias del perfil de daños a la salud en

México está elaborada desde una perspectiva epistemológica que

considera imprescindible la búsqueda del sentido de los datos

dentro de un marco interpretativo constituido por el conjunto de

elementos de una totalidad acotada en función de las necesidades y

propósitos de la investigacitin (Córdova et al, 1989).

La respuesta a la pregunta que nos ocupa es primordial para

orientar las políticas, planes y programas del sector salud y, si

se concediera a los niveles de salud y bienestar de la población la

trascendencia que merecen, sería también un punto a considerar para

la elaboración de las políticas en prácticamente todos los sectores

de la administración pública. La estrecha relación que el nivel de

salud guarda con el entorno en el que transcurre la vida de la

población es uno de los puntos en los que coinciden actualmente

todas las corrientes que se ocupan de la investigación sociomédica

en el país (Almada, 1982 y 1990; Frenk et al, 1989; Córdova et al,

1989).

Aunque los perfiles de daños a la salud se encuentran en

perpetua transformación, hay momentos en los cuales la preocupación

por comprender estos cambios se hace más intensa. Esto sue1.e

coinci.dir con las épocas de transición de ciertas etapas hacia

otras nuevas en el transcurso de la historia de una sociedad. La

interpretación del significado de estos cambios en los diversos

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6rdenes -económico, social, demogrAfico, epidemiológico- se hace,

evidentemente, a la luz de l a s perspectivas teóricas en boga en

cada momento. Pero una tarea necesaria, en cada caso específico, es

la consideración de los planos que involucra y de las modalidades

y dinámicas de estas modificaciones.

En el caso mexicano, en lo que va del siglo ha habido notables

transformaciones tanto en los niveles y perfiles de los daños a la

salud, como en el entorno ambiental, en los modos de vida de la

población y en la estructura de lo que actualmente conocemos como

sector salud (INEGI, 1990). La etapa por la que atraviesa

actualmente el país, con el giro que le imprime la nueva modalidad

que tiende a adoptar en su incorporación a lo que Braudel (1986) ha

denominado la economía-mundo, ha despertado una vez más la

preocupación por las variaciones que esto introduce en la

problemática de salud. Una de las expresiones de esta preocupación

es el reciente esfuerzo de algunos estudiosos de la salud pública

por retomar la teoría de la transición epidemiológica (Omran,

1971), emparentada con la más antigua teoria de la transición

demográfica (Notestein, 1945; Thompson, 1953) y con ciertas

corrientes sociológicas (Germani, 1966 y 1971) y económicas

(Rostow, 1960; Hirschman, 1961; Prebisch, 1963).

Sobre aquellos postulados económicos y sociológicos ha habido

gran debate durante la segunda mitad del siglo y han surgido

diversas corrientes con nuevos puntos de vista (Oliveira, 1983;

Kay, 1989; entre otros). Los alcances de la teoria de la transición

demográfica han sido también ampliamente discutidos (Caldwell,

1976; Lopes y Ferreira, 1986; entre otros). Y no seria conveniente

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que el pensamiento epidemiolólgico se quedara a la zaga.' De ahi la

importancia de las contribuciones que puedan hacerse para

enriquecer esta discusión, que! permitan generar nuevas alternativas

interpretativas para el caso mexicano en busca de respuestas para

comprender no sólo las transformaciones observadas en el perfil de

daños, sino tambien los procesos de l o s que resultan.

Elementos del entorno

Si el perfil de daños a la salud de una población guarda

est.rechos lazos con el contex,to en el que transcurre su vida, es de

esperar que las modificaciones en este último repercutan en el

primero. Claves importantes para comprender estas relaciones se han

obtenido al analizar la asociación de los cambios en los niveles y

perfiles de la mortalidad con aquellos por los que ha transcurrido

la economía del país. Pero una de las enseñanzas que ha dejado la

discusión de las dos últimas décadas es que la complejidad de estas

Aún cuando no será objeto de nuestra atención en esta ocasión, el que una cierta fracción del gremio médico -úni.co intérprete socialmente avalado para e1 manejo de l o s problemas de salud-, haya emprendido la biisqueda por esa vía, es una más de las vertientes a investigar como elemento para comprender los cambios que se observan en los perfiles de daños y la respuesta que a ellos ofrece el sector salud, por la fuerte vinculación de este gremio con la formulación de las plolíticas de salud. Llama la atención esta aparente necesidad de adoptar un paradigma tan cuestionado, al grado de edificar nuevas construcciones dentro del mismo en un afán por adaptarlo a la realidad observada. Es posible que entre los elementos que lo explican :juegue algún papel la inercia de la tradición cientifica que alimenta a este grupo de intérpretes, as€ como el gran peso que el disc:urso médico tiene sobre la lectura de los problemas de salud.

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relaciones no permite tratarlas de manera simplista.

Consideramos que para comprender estas variaciones es necesario

tener en cuenta tanto los elementos que conforman los riesgos para

la salud presentes en el entorno como aquellos que la población

genera en un intento para protegerse de estas amenazas, según la

manera en que desde su contexto cultural puede percibirlas. La

patolog€a resultante puede entonces ser interpretada como una de

las expresiones de las fuerzas económicas, sociales, culturales,

pslquicas y biológicas en tensión, dada la confluencia de los

momentos por los que atraviesan los múltiples procesos que

intervienen en la configuración de tal escenario de riesgos y de

posibilidades para protegerse ante ellos.

Algunos de los factores que se observan en e1 horizonte del

periodo reciente sobre cuyos efectos en la salud nos parece

necesario profundizar son los siguientes:

a) Los efectos sobre la estructura de población generados por

las modificaciones de la esperanza de vida y del

comportamiento reproductivo (sean espontáneas o inducidas),

con sus notables variaciones regionales en cuanto a su

dinámica temporal y social.

b) L,os ya endémicamente reducidos niveles de ingreso de

grandes grupos de la población, tanto rurales como urbanos,

que limitan su acceso a bienes y servicios importantes para el

cuidado de la salud y conducen a la intensificación del uso de

la fuerza de trabajo, la diversificación de actividades y una

movilización en busca de fuentes de empleo generadora de una

gran variedad de flujos migratorios.

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c) La reconformación de la estructura productiva, con sus

efectos directos sobre quienes laboran en cada modalidad de

ocupación, e indirectos sobre el resto de la población a

través de la difusión de contaminantes al medio ambiente de la

región en que se enclavan las plantas productivas.*

d) Los múltiples elementos que influyen sobre los patrones de

consumo y sus no siempre calculados efectos.

e) Ese nuevo universo de riesgos y recursos defensivos

generados a manera de Ilmecanismos de adaptación" de la

población a las limitadas alternativas que les ofrece el

contexto nacional, en donde los elementos más evidentes son la

creciente presencia de la economía informal, la

refuncionalización de la estructura familiar y la cada vez

mayor proporción de pobl-ación femenina que se incorpora a la

actividad económica, todos ellos fuente simultgnea de nuevas

opciones y de nuevos conflictos.

Los efectos de estos factores sobre la salud pueden tener

Tanto por lo que se refiere a los ambientes de trabajo como por lo que se refiere a las emisiones al ambiente exterior y a los productos generados, no puede descuidarse en el análisis el ya conocido fenómeno de la Ilexportación de riesgosll, que afecta no sólo a los ámbitos urbanos, sino también a los rurales.

Un tratamiento detallado de algunos de estos mecanismos puede encontrarse en Córdova, 1 9 8 9 . Pero para ilustrar sólo uno de ellos, puede tomarse el caso de la advertencia, hecha en un evento académico reciente sobre padecimientos de vías respiratorias, contra el peligro de un incremento en la publicidad destinada a inducir el consumo de cigarros, ante las restricciones que se han impuesto para su venta a causa de la elevada prevalencia de padecimientos vinculados con este consumo en el pais productor. Puesto que muchos de los efectos nocivos de ciertos productos no se dan en forma inmediata, su restricción suele llegar en forma tardia, cuando ya sus efect.os empiezan a manifestarse en forma alarmante.

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periodos muy variables para dejarse ver. Mas aún cuando lo iinico

que se tiene vigilado en forma continua es la mortalidad, el más

extremo de ellos. Aún cuando los resultados preliminares de la

Encuesta Nacional de Salud (ENS) (DGE, 1988) han dejado ver algunos

rasgos de la morbilidad que afecta a los diversos sectores de la

población mexicana, no disponemos por ahora de otro punto de

comparación para detectar sus variaciones.

Para dar una idea de la complejidad que rodea al an6lisis de la

relación entre los perfiles de daños a la salud y sus

determinantes, y de las diversidades que pueden encontrarse

formando parte del proceso a través del que pasa esta relación que

no se adivinarían al observarlo globalmente, quisieramos valernos

de los resultados de un ejercicio de clasificación del territorio

mexicano de acuerdo con el comportamiento de ciertos indicadores

(Córdova et al, 1990). Se trata de una imagen gruesa, en la que

ciertamente se entremezclan las diversidades internas de las

entidades federativas, pero que bastará por el momento para

nuestros fines.

Esta clasificación está elaborada a partir del panorama que la

estadística oficial ofrece para un momento situado en 1987, con

respecto a dos conjuntos de aspectos: algunas caracteristicas

socioeconómicas y la morbilidad reportada por la ENS '. Esto se

complementa con un tercer aspecto, las dos más frecuentes causas de

mortalidad en cada entidad federativa, aunque esta vez para el año

' Para ambos grupos de indicadores, la fuente es la ENS. La clasificación regional se hizo con base en los resultados de un análisis de cúmulos.

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de 1986.'

Se trata, evidentemente, de elementos de procesos cuyas

interrelaciones tienen diferentes din6micas temporales y no

podriamos esperar vincularlas, sin más, en el momento del corte.

Hay vínculos que se manifiestan casi de inmediato y otros que toman

tiempos mucho más largos para dejarse ver, de modo que un andlisis

más completo tendrá que ocuparse del curso que va siguiendo cada

una de las dimensiones consideradas y de sus muy complejas

interrelaciones. Porque del conocimiento de esta dindmica depender5

la justeza de cualquier proylección, cuyos puntos de apoyo son lo

observado y el derrotero que se espera que tomen los

acontecimientos con base e:n lo que desde el presente puede

suponerse, de tal modo que la proyección se ajustar5 a la realidad

sólo en la medida en que los supuestos de los que parte se

cumplan.6

' Desafortunadamente, las estadisticas vitales siguen publicándose con varios años de retraso, en especial cuando se requiere de cierto nivel de desagregación como ocurre con la distribución de las causas de muerte por entidad federtiva. La fuente de información en este caso es el Anuario Estadístico S986 de la Secretaria de Salud, y la tipología de entidades se basó en los dos más frecuentes grupos de causas para cada entidad utilizando la lista básica de la Clasificación Internacional de Enfermedades (OPS/OMS, 1978). Cabe mencionar que no se elaboró ninguna clasificación con base en la morbilidad registrada en egresados de hospitales por la dificultad para distinguir, a traves de esta información, lo que 'ha de atribuirse a las variaciones en el perfil de morbilidad, a los cambios en la estructura del sector salud, a la distribución regional de los recursos, a las modificaciones en las coberturas y a la actitud de la población frente a estos servicios. Pero más adelante nos referiremos a un indicador que se refiere a los egresados de hospitales con respecto al total de habitantes de cada entidad, construido para otra de las etapas de la clasificación regional.

Y en esto conviene ser especialmente cautelosos, luego de constatar que incluso un fenómeno aparentemente tan simple y vigilado como fue el crecimiento poblacional durante la última

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Pero este sencillo ejercicio no pretende ir demasiado lejos;

intenta simplemente auxiliarnos para mostrar que no es posible

llegar a una interpretación cabal de los cambios en el perfil

epidemiológico de una sociedad al margen de sus componentes

internos y de las especificidades históricas, económicas, sociales

y culturales en las que transcurre.

Como ocurre desde hace décadas, las entidades cuyos indicadores

socioeconómicos reflejan un entorno ambiental relativamente m6s

saludable son las ubicadas en la frontera norte, en el Valle de

México y el estado de Jalisco. En el otro extremo, con los

indicadores m6s insalubres, se encuentran las entidades del

Pacífico sur. Y en una posición intermedia se encontraria el resto

del país (mapa 1).

Pero al agrupar a las entidades de acuerdo con los niveles de

prevalencia de los grupos de padecimientos reportados por la ENS,

las frecuencias m6s elevadas de enfermedades agudas se reportaron

sobre todo en las entidades del norte; niveles elevados de

problemas perinatales se registraron en las del Golfo, así comoen

Sonora, San Luis Potosí, Hidalgo y Oaxaca. Baja California Sur

reportó una prevalencia notablemente elevada de patología crónica;

y los estados del centro y del Pacífico sur (con excepción de

Oaxaca) resultaron con niveles bajos o intermedios para los

padecimientos perinatales, los agudos y los crónicos (mapa 2).7

década, a la luz de los datos del último censo parece haberse desviado ligeramente de lo previsto.

Los accidentes y violencias tienen una distribución menos regular sobre el territorio nacional, de modo que no tuvieron un peso importante en la clasificación de las entidades. Sus tasas de prevalencia, sin embargo, son relativamente elevadas, puesto que

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Además de los efectos ambient(a1es ( y en particular los clim6ticos) ,

esta distribución bien podria ser una expresión de la relaci6n

inversa que suele observarse en los estudios de naturaleza

microsocial entre el nivel de bienestar y la tolerancia al

sufrimiento (Martinez, 1990), y sugiere la necesidad de inclulr en

este tipo de estudios la influencia de los factores culturales Y.

psicosociales sobre la percepción de la enfermedad, aunque muy

probablemete también sobre su aparición y, desde luego, sobre el

comportamiento que se sigue una vez manifestado el padecimiento.

La distribución de grupos de causas que generan defunciones con

mayor frecuencia en cada zona, en cambio, pareceria más congruente

con la distribución de los indicadores socioeconómicos: las

entidades del norte combinan como grupos de causas más frecuentes

el infarto al miocardio y la diabetes mellitus. Las del centro, con

excepción del D . F . y Morelos, infecciones intestinales mal

definidas y neumonía. Y las del Paclifico sur, infecciones

intestinales mal definidas y homicidio (lo que muestra que hay

también diferentes tipos de muertes violentas: las de zonas

predominantemente urbanas, y las de zonas predominantemente

rurales). En otras entidades del Pacifico norte y del Golfo se

observaron diversas combinaciones de sus dos más frecuentes causas

de muerte, lo que nos enfrenta una vez más con las heterogeneidades

características del pais (mapa 3 ) .

¿Ser&, entonces, que la población logra interponer ciertos

recursos defensivos frente a la enfermedad e incluso diferir el

varían en un rango que va de O . 6 a 2 . 6 casos por cada 100 habitantes (DGE, 1988).

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momento de su muerte -a juzgar por la tendencia al incremento en la

esperanza de vida en prácticamente todas las entidades (Corona et

al, 1 9 8 2 ) -, pero finalmente las condiciones en que vive terminan

por decidir su destino y por conducirla al tipo de muerte que dada

su condición le corresponde?

En todo caso, los incrementos brutos en la esperanza de vida no

son necesariamente indicadores de una mejoría en el nivel de salud,

al menos desde un punto de vista cualitativo. Es decir, el

resultado de un incremento en los indicadores cuantitativos

(duración de la vida) al lado de un estancamiento o empeoramiento

de los indicadores cualitativos (en qué condiciones de salud se

vive) difícilmente podría considerarse como un avance real en l o s

niveles de salud de la población. Pero esto se vincula

estrechamente con el otro punto a tratar en nuestra reflexión: el

papel que juega el sector salud sobre la fisonomia del perfil de

daños.

Efectos del acceso a l a atención médica

La estructura del sector salud mexicano, con una amplia base de

servicios de atención de primer nivel con muy precarios recursos y

tecnología mínima (si es que alguna) y una m6s reducida proporción

de instalaciones para la atención de segundo y tercer nivel -que,

sin embargo, requieren de una pir6mide presupuestal. inversa, por

los elevados costos del segundo y tercer nivel de atención-,

parecerla adecuada para una población afectada principalmente por

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patologIa que pudiera resolverse con los recursos disponibles err el

primer nivel, y con niveles bajos de problemas que requirieran una

atención más sofisticada. .A juzgar por los indicadores de

morbilidad y mortalidad de que disponemos, este no es precisamente

el caso de la población mexicana. Pero si además ocurriera que:

a) el primer nivel de atenci6n no fuera accesible a ciertos

sectores de alto riesgo,

b) los recursos de los que dispusiera fueran insuficientes,

c) existieran ltbarrerastl geográficas, económicas o cultur;%.l.es

que dificultaran a ciertos grupos su utilización,

d) resolvieran sólo parcialmente los problemas de salud que

atienden, pongamos por ejemplo: se rehidrata a los menores con

diarrea y se atiende el episodio de infección

gastrointestinal, pero no puede resolverse su problerm de

desnutrición crónica. O se evitan los padecimientos

prevenibles por vacunación, pero no otras infecciones

frecuentes de vías respiratorias o de la piel,

e) no bastaran para resolver una proporción relativamente

elevada de los problemas de salud que afectan a sus USUBI;OS.

Por ejemplo, los divlersos tipos de neoplasias 3 las

complicaciones de padecimientos como la diabetes mellitlls,

Entonces esta estructura pareceria todavia menos adecuada para

enfrentar la situación.

Los padecimientos crónico-degenerativos, patologia mental y

lesiones por accidentes y otras violencias no son privativos de 10s

grupos más favorecidos de la sociedad, entre otras Cosas porque la

exposición a 10s riesgos que 10s ocasionan es ya muy generalizada.

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Lo que parece distinguir a los grupos de menores recursos no es,

pues, que sufran de problemas infecto-contagiosos y se vean libres

de los crónico-degenerativos, sino que disponen de menos

alternativas para protegerse frente a los riesgos que generan los

diversos tipos de daños y también de menores posibilidades para

obtener la atención médica necesaria cuando se ven afectados.

Ahora bien, en los niveles m6s sofisticados de atención la

preocupación por la solución cientifico-técnica de la patología de

mayor gravedad suele imponerse, dejando de lado toda otra serie de

. elementos de la atención giobal de la dimensión humana del enfermo.

Y aún las manifestaciones orgánicas pueden ser atendidas en forma

inadecuada. El reconocimiento de estas deficiencias, que afectan en

alguna medida prácticamente a todas las instituciones del sector

salud, desde las privadas hasta las de seguridad social y las

destinadas a la población abierta, es lo que parece haber dado

lugar al ofrecimiento de incrementar la calidad y la calidez de la

atención.

Las posibilidades de lograrlo, sin embargo, se encuentran

limitadas en primera instancia por la relación entre la población

que debería ser cubierta y los recursos disponibles, tanto en lo

que respecta a profesionales de la atención médica como a

materiales, medicamentos y equipos.

Hay, finalmente, otro nivel de atención imprescindible de

considerar en un an6lisis de la influencia de los recursos con los

que se enfrenta a los daños a la salud sobre el perfil

epidemiológico: esa especie de "sector informal" integrado por toda

la gama de recursos no profesionales de los que la población echa

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mano en busca de soluciones a sus problemas, cuya relativa

integración a la pirámide de la atención médica se propone a través

de los programas de atenc:ión primaria. Qué problemas logra

resolver, cuAles lo rebasan y si crea algún tipo de problema de

salud adicional, son cuestioines que un análisis más completo habr6

de considerar.

Pero volvamos a nuestro ejercicio de clasificación regional en

busca de algunas ilustraciones. Con el material disponible en los

registros para 1987 se construyeron dos indicadores: uno referente

a los recursos de atención mé:dica de segundo y tercer nivel. (índice

de habitantes por hospital en cada entidad, en el que se refleja la

disponibilidad de este recurso comparado con la población que

habita en la entidad) y otro sobre el uso que de ellos hacen los

habitantes de la región (e1 indice de pacientes egresados de

hospitales, con el que pretendemos averiguar qué tanto utiliza la

población los recursos de lcls que dispone) (mapa 4 ) .

Este an6lisis nos permit.e dividir al país en cuatro grandes

zonas: al norte, las entidadles con indices bajos de habitantes por

hospital pero índices elevados de pacientes egresados de

hospitales, situación que interpretamos en forma tentativa como una

relativamente buena dotación global de recursos que los habitantes

de la zona aprovechan adecuadamente. En la zona del Golfo,

entidades con índices bajos de habitantes por hospital y también de

pacientes egresados de hospitales, que se distinguirian de la

anterior por una relativa subutilización de los recursos

disponibles. En las entidades en las que se ubican 10s grandes

Centros urbanos -Jalisco, Nuevo León, D.F., Aguascalientes-, un

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elevado lndice de ,habitantes por hospital y también un elevado

índice de pacientes egresados de hospitales, que leemos como una

expresión de que las altas densidades poblacionales y la elevada

demanda del servicio son apenas cubiertas con la dotación de

recursos para la zona. Y en el último grupo las entidades del

Pacífico sur y algunas del centro, con altos indices de habitantes

por hospital y bajos niveles de egresados de hospitales, que

evidencian una insuficiencia de recursos aunada a una baja demanda

de los pobladores hacia estos de por s í escasos servicios.

Si se compara esta imagen con la que observamos al analizar las

distribuciones regionales de caracteristicas socioeconómicas y de

daños nos daremos cuenta de que, una vez más, el peso de lo

cultural se hace patente. Resultaria simplista y superficial

atribuir esta aparente subutilización de los servicios en ciertas

zonas del país -precisamente aquellas que sufren de las condiciones

de vida más precarias y de causas de defunción aparentemente

derivadas de ellas- a la "falta de educación" de sus habitantes.

Convendría, por el contrario, explorar más detenidamente los

factores subyacentes (Leal, 1990) y analizar, entre ellos, qué es

lo que se está entendiendo por Ileducación para la salud".'

La interrogante que después de este rápido recorrido queda a la

vista ,es: ¿por qué el sector salud ha asumido estas

características? Sería difícil atribuirlo al azar, y como hemos

visto no parece tampoco responder sólo a la lógica de las

Que al parecer se reduce a un intento por transmitir una visión de la salud y la enfermedad consecuente con la versión médica, con el propósito de que la población -en especial $a de menores recursos- siga dócilmente los comportamientos.prescritos.

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necesidades de salud.

La respuesta a esta última cuestión requiere de un atento

estudio. La importancia que se da al cuidado de la salud de los

distintos segmentos de la población mexicana de acuerdo con su

significado dentro de la economia nacional es uno de los elementos

mds conocidos.' Un segundo elemento cuyo estudio hemos

iniciado es el papel que juega el gre.mio médico en la definición de

las politicas sectoriales: su historia, su composici6n, :as

corrientes científicas que han nutrido a sus diversos seqmentos,

10s compromisos de sus integrantes según su ubicación dentro dp.1

gremio mismo, las pugnas internas, los intereses, vinculos e

interlocuciones con la comunidad cientifica internacional e incluso

con algunas ramas e la industria (en particular la químico-

farmacéutica), se han revelado como claves importantes a considerar

(Córdova et al, 1989a).

Pero la fundamental importancia de atender a las complejas

fuerzas que tensionan sobre la estructura del sector salud deriva

de la necesidad de contar con bases suficientes para fundamentar

los ejercicios prospectivos y evitar la tentación de introducir en

ellos planteamientos utópicos en los que se entremezclen las

posibilidades reales con los deseos -o los compromisos- de quienes

los elaboren.

Un ejemplo reciente es el súbito incremento de recursos que se ha otorgado a las ya de por si privilegiadas instituciones de salud que atienden a los petroleros, en reacción casi inmediata al incremento de su función estratégica en las últimas fechas. Pero de la misma manera, en la medida que una rama pierde importancia económica, pierde también 3.0s privilegios en la atención de su salud, como ha ocurrido en el pasado con los ferrocarrileros y otros grupos de trabajadores.

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Algunas notas a manera de comGlusi6n

Trabajar a partir del modelo de la transición epidemiolbgica

(tal y como fue postulado originalmente o con las modificaciones

que se han ensayado para intentar ajustarlo a lo que va

ocurriendo), plantea el riesgo de mantenernos atados a un horizonte

interpretativo que va quedando atrás. Como ha mostrado la ya larga

discusión en torno a la transición demogriifica, aún cuando los

cambios seculares den la impresión de llevar una secuencia lineal

y tener comportamientos parecidos para distintas regiones y épocas,

cuando se atiende con mayor profundidad a los procesos particulares

que han dado lugar a esas transformaciones se encuentran

diferencias esenciales. Es de suponer que en el caso del modelo de

la transición epidemiológica ocurre algo similar, y los

comportamientos atlpicos (lo que se consideró originalmente como

una modalidad dilatada de la transición y ahora se plantea como una

modalidad prolongada y polarizada) podrían ser expresión de nuevas

combinaciones de los factores subyacentes, que imprimen dinámicas

inéditas a estos cambios y cuya comprensión es una de las tarea de

quienes se ocupan del estudio de esta problemática.

En el nivel de dominio sohre la naturaleza que actualmente se ha

alcanzado, da la impresión de que las políticas sectoriales del

país tienen una influencia decisiva para dar la pauta de los

perfiles epidemiológicos de su población. No es fácil explicar,

desde la lógica pura de la salud pública, cómo un sector salud

atrapado en las complejidades de la realidad mexicana podrd asumir

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la responsabilidad de enfrentar las consecuencias de las decisiones

nos6genas adoptadas en el resto de la administración pública.

Si la respuesta a nuestra pregunta inicial estuviera dada por el

saldo que resulte de lo que el sector salud pueda hacer con los

problemas generados en el contexto m6s amplio en el que transcurre

la vida de la población, ser& necesario incluir en el itinerario de

esta búsqueda tanto el análisis de las tendencias a las que apunta

la reconformación de los planos que afectan al escenario de riesgos

para la salud de la población mexicana, como el de aquellas que

determinan la estructura y naturaleza del sector salud, para

analizar sus posibilidades reales de cambio y el sentido en el que

este habrá de incidir.

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MAPA 1 ENTIDADES CLASIFICADAS SEGUN SUS

CONDICIONES PARA LA SALUD. MEXICO, 1987.

grupo 1 (mejores condiciones) 0 grupo 2

o grupo 5 (peores condiciones)

grupo 3 grupo 4

Fuente: Encuesta Nacional de Salud, DGE, SS, Mexico, 1988.

1. Aguascalientes 9. D.F. 2. Baja California Norte 10. Durango 3. Baja California Sur 11. Guanajuato 4. Campeche 12. Guerrero 5. Coahuila 13. Hidalgo 6. Colima 14. Jalisco 7 . Chiapas 15. Mexico 8. Chihuahua 16. Michoacan

17. Morelos 18. Nayarit 19. Nuevo Leon

20. Oaxaca 21. Puebla 22. Queretaro 23. Quintana Roo 24. San Luis Potosi

25. Sinalna 26. Sonora 27. Tabasco 28. Tamaulipas 2% Tlaxcala 30. Veracruz 31. Yucatan 32. Zacatecas

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MAPA 2

m Tasa elevada de padecimientos agudos e intermedia de croni- cos y perinatales Tasa elevada de problemas pe- rinatales e intermedia de agu- das y cronicas Trisa intermedia O t a j a de pa- ascimientos agudos, cronicos y perinatales a Tasa elevada de padecimientos cronlcos y baja de agudos y perinatales

FUENTE: ENCUESiTA NACIONAL DE SALUD, D.G.E., 1988

CLASIFICACION DE LAS ENTIDADES SEGUN LA PREVALENCIA DE CIERTA PATOLOGIA

REPORTADA POR LA E.N.S. PARA 1987.

1. Aguascalientes 9. D.Fa8 2. Baja California Norte 10. Durango 3. Baja California Sur 11. Guanajuato 4. Campeche 12. Guerrero 5. Coahuila 13. Hidlalgo 6. Colima 14. Jalisco 7. Chiapas 15. Mexico 8. Chihuahua 16. Michoacan

17. Morelos 25. Sinaloa 18. Nayarit 26. Sonora 19. Nuevo Leon 27- Tabasco

20. Oaxaca 2fl. Tamaulipas 21. Puebla 29. Tlaxcala 22. Quere ta ro 30. Veracruz 23. Quintana Roo 31. Yucatan 24, San Luis Po tos i 32. Zacatecas

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MAPA 3

ENTIDADES FEDERATIVAS SEGUN SUS MAS FRECUENTES CAUSAS DE DEFUNCION. 1986.

ALGUNAS ENTIDADES SEGUN SUS DOS MAS FRECUENTES CAUSAS DE DEFUNCION (LISTA BASICA DE: L A C.I.E. O.M.S., 9a. REVISION)

Diabetes mellitus e infarto agudo del miocardio I Infeccion intestinal mal definida y neumonia m Infeccion intestinal mal definica y homicidio E Otras combinaciones 0

FUENTE: Anuario estadistico 1986, Secretaria de Salud, Mexico.

1. Aguascalientes 9. D.F. 2. Baja California Norte 10. Durango 3. Baja California Sur 11. Gua.najuato 4. Campeche 12. Guerrero 5. Coahuila 13. Hidalgo 6. Colima 14. Jalisco 7. Chiapas 15. Mexico 8. Chihuahua 16. Michoacan

17. Morelos 18. N q a r i t 19. Nuevo Leon

20. Oaxaca 21. Puebla 22. Quere ta ro 23. Quintana Roo 24. San Luis Potos i

25. Sinaloa 26. Sonora 27. Tabasco 28. Tamaulipas 29. Tlaxcala 30. Veracruz 31. Yucatan 32. Zacatecas

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MAPA 4 ALGUNOS INDICES DE ACCESO A LA

ATENCION MEDICA. MEXICO, 1987

entidades con indice elevado de habitantes por hospital y de pacientes egresados de hospitales m entidades con indice elevado dr: habitantes por hospital e indice bajo de pacientes egresados de hospitales J entidades con indice bajo de habitantes por hospital e indice elevado de pacientes egresados de hospitales 3 entidades con indices bajos de habitantes por hospital y de pacientes 2gresados de hospitales

Fuente: Direccion de estadistic'as sociodemograficas, INEGI, SPP, Mexico, 1989.

1. Aguascalientes 9. D.F. 2. Baja California Norte 10. Duremgo 3. Baja California Sur 11. Guanajuato 4. Campeche 12. Guerrero 5. Coahuila 13. Hidalgo 6. Colima 14. J a l i x o 7. Chiapas 15. Mexjxo 8. Chihuahua 16. Michoacan

17. Morelos 25. Sinaloa 18. Nayarit 2G. Sonora 19. Nuevo Leon 27. Tabasco

20. Oaxaca 28. Tamaulipas 21. Puebla 29. Tlaxcala 22. Queretaro 30. Veracruz 23. Quintana Roo 31. Yucatan 24. San Luis Po tos i 32. Zacateca5

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