Dahrendorf Ralf - Hacia una teoría del conflicto social

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FUENTES Y. TIPOS DE LOS CAMBIOS zaClOIl del tipo de valor del sistema. Por ejemplo, la nueva dependencia de las familias de ganancias ocupacionales derivadas de organizaciones empresarias interpreta con frecuencia como pérdida del sentido de responsabilidad apoyo independiente. Esto es ideología, ciertamente, pero como tal es_ un de instítudonalizadón incompleta de valores reestructurados. La relación entre los valores de un sistema social de orden superior y los de un subsistema diferenciado puede decirse que es una relación de ,esjJecijicacidn de las implicaciones que el tipo más generalizado del sistema más extenso tiene para el "nivel" del subsistemaJ tomando en cuenta las limitaciones impuestas a este último por la fundón y la situación. En este sentido, una firma de negocios puede va- lorar "la racionalidad económica en un sentido que abarca productividad y sol- vencia, con una calificación considerablemente menor para valores más extensos que aquellos a que puede consagrarse un hogar familiar indiferenciado) y en sen- tido complementario la familia puede dedicarse, en un contexto económico, al "consumo", Basta lo anterior para señalar sólo unos pocos aspectos destacados de un cam. po de problemas muy complicado. En este trabajo sólo traté un aspe'cto del campo de la teoría del cambio socia1. Tuve que hacerlo de manera muy abstracta 'Y con muy pocos ejemplos empíricos. Pero me parece justificada la conclusión. de que los problemas de este campo son en principio solubles en términos empírico-teó- ricos. Sobre todo, tenemos a nuestra disposición un sistema conceptual bastante desarrollado para que, por lo menos en el nivel de la categorización y el e"nun- ciado del problema, se acerque al tipo de conclusión -lógica, que hace posible el análisis sistemático de las interdependencias. Podemos definir los principales campos de variabilidad esenciales para el análisis empírico, y los prin. cipales mecanismos mediante los cuales 5e propagan las variaciones por el sistema. Podemos cuantifjcar hasta el punto de señalar déficit y superávit de inversiones y producciones, y acá y allá podemos acercarnos a especificar valores de umbral más allá de los cuales se desploman\. el equilibrio_ .. I I 1 CAPÍTULO 13 RALF DAHlRENDORF HACIA UNA 'TEORíA DEL CONFLICTO SOCIAL :1{: 1 1 TRAS un intervalo de casi cincuenta años reapareció en sociología un tema que determinó más que ningún otro el origen de esa disciplina. Desde Marx y Comle hasta Simmel y Sotel. el conflicto social, en particular la fue uno de los temas centrales de la ínvestigación social. Puede decirse lo mismo ;muchos de los primeros sociólogos anglosajones (aunque en sus haya sid? lln tanto descuidado, característicamente, el problema de la rcvoluClon), por ejemplo, los Webb en Inglaterra y Sumner en los Estados Unidos. Pero cuando TaIcott Par- sons señaló en 1937 cierta convergencia en las teorías sociológicas de Alfred hall, Emile Durkheim, Vilfredo Pareto y Max Weber,.2 ya no pensaba en un anáh- sis del conflicto social; fue el suyo un intento para resolver el problema de .la integración de los llamados sistemas sociales por un órgano categ?rias relacIO- nadas entTe sí. La pregunta nueva Era entonces: "¿Qué a l.as so- ciedades?", y no ya: It ¿Qué las mueve?'.' No puede la del planteamiento parsoniano de la cuestión sobre la sOClologla mas reCIente (y de ningún modo sobre la sociología _ .pues, es . ble que el renacimiento del estudio dc:l SOCIal los dccemos les -parezca a muchos no tanto una ca.:nmos la investigación como un nuevo descubruillento tematlCO, ejemplo de lrailla dIaléc- tica en el desarrollo de una ciencia. , . En este momento, todavía son relativamente aislados los intentos de un eSludJO sistemático del conflicto socialJ en comparación con las innumerables obras so?re estratificación social o sobre la estructura y la función de instituciones, ciones y sociedades específicas. Más aón, la tesis de un renacimiento del del conflicto sodal puede justificarse en relación con las obras de Aran, .PhIllp, Brintoll Kerr Coser, Brinkmann, Geiger J Gluckman y otros,a así corno el mtento de dete;minal: una localización sistemática y un marco específico para una teorla del conflicto en análisis sociológico. 'lo De "Toward a TheOIy of Sodal ConfHct", por Ralf Dahrend?rf, en The of ConflicJ: Resolutio1Z) Xl (1958), núm. 2, pp. 170-183. ReprodUCIdo con autonZ:lC1nn del autor y del editor. :1 Este trabajo fue traducido por Anatol Rapoport, Mental HeaHh Research Unü, Universidad de Michígan. ,2 cr. Tlle Slrudul'e 01 Social Actwn, por Talcott Parsons (Nueva York, 1937, 2" ed", Glcnt:oe, m., The Free Press, 1949)' 3 Raymond Aron: "Social Structure and the Ruling CJass", en Closs, Slallt! a,.,d PO¡L'/J, ed., Reinhardt Bendix y Seymour Martin Lipset (Glencoe, In., The Free Press, 1954); André Philip: Le Socialisme tTa/¡j (paris, 1957); Crane Brinton: -:he of l!cvolu- tion (2t¡! ed., Nueva York, Alfred A. Knopf, 1952); Clark Kerr: Industnal Conflict 'Its Mediation", en American Journal of Sodology, XL, Lewis A. Coser: The o/ Social Con/lid (Glencoe, IR. The Free Press, 1956); idem, Conflict S?Clál Changc", en Brituh Journal of Sociology, VIII (1957); Carl Bnnkmann: SO:1.lOlogu;che 97

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FUENTES Y. TIPOS DE LOS CAMBIOS

zaClOIl del tipo de valor del sistema. Por ejemplo, la nueva dependencia de las familias de ganancias ocupacionales derivadas de organizaciones empresarias interpreta con frecuencia como pérdida del sentido de responsabilidad apoyo independiente. Esto es ideología, ciertamente, pero como tal es_ un de instítudonalizadón incompleta de valores reestructurados.

La relación entre los valores de un sistema social de orden superior y los de un subsistema diferenciado puede decirse que es una relación de ,esjJecijicacidn de las implicaciones que el tipo más generalizado del sistema más extenso tiene para el "nivel" del subsistemaJ tomando en cuenta las limitaciones impuestas a este último por la fundón y la situación. En este sentido, una firma de negocios puede va­lorar "la racionalidad económica en un sentido que abarca productividad y sol­vencia, con una calificación considerablemente menor para valores más extensos que aquellos a que puede consagrarse un hogar familiar indiferenciado) y en sen­tido complementario la familia puede dedicarse, en un contexto económico, al "consumo",

Basta lo anterior para señalar sólo unos pocos aspectos destacados de un cam. po de problemas muy complicado. En este trabajo sólo traté un aspe'cto del campo de la teoría del cambio socia1. Tuve que hacerlo de manera muy abstracta 'Y con muy pocos ejemplos empíricos. Pero me parece justificada la conclusión. de que los problemas de este campo son en principio solubles en términos empírico-teó­ricos. Sobre todo, tenemos a nuestra disposición un sistema conceptual bastante desarrollado para que, por lo menos en el nivel de la categorización y el e"nun­ciado del problema, se acerque al tipo de conclusión -lógica, naturalmente~ que hace posible el análisis sistemático de las interdependencias. Podemos definir los principales campos de variabilidad esenciales para el análisis empírico, y los prin. cipales mecanismos mediante los cuales 5e propagan las variaciones por el sistema. Podemos cuantifjcar hasta el punto de señalar déficit y superávit de inversiones y producciones, y acá y allá podemos acercarnos a especificar valores de umbral más allá de los cuales se desploman\. el equilibrio_ ..

I I

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CAPÍTULO 13

RALF DAHlRENDORF

HACIA UNA 'TEORíA DEL CONFLICTO SOCIAL :1{: 1

1

TRAS un intervalo de casi cincuenta años reapareció en sociología un tema que determinó más que ningún otro el origen de esa disciplina. Desde Marx y Comle hasta Simmel y Sotel. el conflicto social, en particular la revoluc~ón, fue uno de los temas centrales de la ínvestigación social. Puede decirse lo mismo ;muchos de los primeros sociólogos anglosajones (aunque en sus ob:~s haya sid? lln tanto descuidado, característicamente, el problema de la rcvoluClon), por ejemplo, los Webb en Inglaterra y Sumner en los Estados Unidos. Pero cuando TaIcott Par­sons señaló en 1937 cierta convergencia en las teorías sociológicas de Alfred Mar~­hall, Emile Durkheim, Vilfredo Pareto y Max Weber,.2 ya no pensaba en un anáh­sis del conflicto social; fue el suyo un intento para resolver el problema de .la integración de los llamados sistemas sociales por un órgano ~e categ?rias relacIO­nadas entTe sí. La pregunta nueva Era entonces: "¿Qué m~ntlene u~das a l.as so­ciedades?", y no ya: It ¿Qué las mueve?'.' No puede sobr~est1~arse, la m~luencla del planteamiento parsoniano de la cuestión sobre la sOClologla mas reCIente (y de ningún modo sobre la sociología norteamerica~a únic~mente) _ A~í, .pues, es . ble que el renacimiento del estudio dc:l co~fltcto SOCIal e~ los ul~~os dccemos les -parezca a muchos no tanto una cor:tt~uaClón d~ ~os ca.:nmos tradl~lOn~les ~e la investigación como un nuevo descubruillento tematlCO, ejemplo de lrailla dIaléc-tica en el desarrollo de una ciencia. , .

En este momento, todavía son relativamente aislados los intentos de un eSludJO sistemático del conflicto socialJ en comparación con las innumerables obras so?re estratificación social o sobre la estructura y la función de instituciones, orgaDlI~­ciones y sociedades específicas. Más aón, la tesis de un renacimiento del estl~~IO del conflicto sodal puede justificarse en relación con las obras de Aran, .PhIllp, Brintoll Kerr Coser, Brinkmann, GeigerJ Gluckman y otros,a así corno el mtento de dete;minal: una localización sistemática y un marco específico para una teorla del conflicto en análisis sociológico.

'lo De "Toward a TheOIy of Sodal ConfHct", por Ralf Dahrend?rf, en The J_our~'.(11 of ConflicJ: Resolutio1Z) Xl (1958), núm. 2, pp. 170-183. ReprodUCIdo con autonZ:lC1nn del autor y del editor.

:1 Este trabajo fue traducido por Anatol Rapoport, Mental HeaHh Research Unü, Universidad de Michígan.

,2 cr. Tlle Slrudul'e 01 Social Actwn, por Talcott Parsons (Nueva York, 1937, 2" ed", Glcnt:oe, m., The Free Press, 1949)'

3 Raymond Aron: "Social Structure and the Ruling CJass", en Closs, Slallt! a,.,d PO¡L'/J,

ed., Reinhardt Bendix y Seymour Martin Lipset (Glencoe, In., The Free Press, 1954); André Philip: Le Socialisme tTa/¡j (paris, 1957); Crane Brinton: -:he An/J.~omy of l!cvolu­tion (2t¡! ed., Nueva York, Alfred A. Knopf, 1952); Clark Kerr: Industnal Conflict ~nd 'Its Mediation", en American Journal of Sodology, XL, Lewis A. Coser: The Funct!O~.s o/ Social Con/lid (Glencoe, IR. The Free Press, 1956); idem, "So~ial Conflict a~d S?Clál Changc", en Brituh Journal of Sociology, VIII (1957); Carl Bnnkmann: SO:1.lOlogu;che

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FUENTES Y TIPOS DE LOS CAMBIOS

Tipos y variedades de conflicto social.~ Para empezar con una observación que es un lugar común, el problema del conflicto no es menos complicado que el de la integración de las sociedades. Sabe~os ahora que el intento de l:edu~ir todos ~os .conflictos sociales que actualmente tIenen lugar entre grupos SOCIales a un pnn­cipio común, por ejemplo, los conflictos entre clases, es estéril. Lleva a genera· lizaciones vadas (tales como "toda sociedad experimenta conflictos sociales") o a simplificaciones excesivas empíricamente injustificables (como "la historia de todas las sociedades ha sido hasta ahora la historia de la lucha 4e clases"). Parece acomejable, ·en primer lugar, escoger y clasificar los problemas concebidos bajo el epígrafe general de "conflicto social". Basta una reflexión superficial para dis-tinguir una serie de tipos. .

Hay guerras, y hay conflictos entre partidos pol1ticos, dos tipos de lucha evi­dentementedíferentcs- Respecto de una sociedad dada, A, podría decirse que hay .conflictos exógenos· llevados a A desde afuera, y que hay conflictos endógenos producidos dentro de A. Además, hay varios tipos de esas dos categorías, los cua­les, por lo merlos analíticamente, pueden distinguirse con relativa· precisión. Limi­temos nuestra atención por el momento -y por razones que daremos en breve- a los conflictos endógenos. Entonces se perciben directamente nuevas subdivisio­nes: esclavos contra hombres libres en Roma, negros contra blancos en los Esta­dos Unidos, protestantes contra católicos en Holanda. flamencos contra valones en Bélgica, conservadores contra laboristas en Inglaterra, sindicatos obreros contra patronos en muchos países. Todos éstos son grupos antagónicos en conflictos mil}

conocidos. Quizás no pertenece a una categoría ~ndependiente cada u.n0 de estos .ejemplos; pero no todos pueden, indudablemente, ser subsumidos bajo un solo tIpO de conflicto social. Cualquiera que se adopte para la clasificación -pOi' ejem· plo, 105 objetos de la contienda, o el origen estructural de los grupos antagónicos, o las formas del conflicto-, siempre resultan varios tipos diferentes,

LImites y metaJ de una teoría del conflicto social. Una sociología ideal no pue· de, en principio, excluir del análisis ninguna de las categorias y de los tipos de conflictos. Sin embargo, no todos los tipos aludidos tienen la misma importancia para el análisis sociológico. Un rápido recuerdo de los propósitos de una teoría sociológica de] coriflicto revela que la aportación de la sociología al conocimiento ·del conflicto (así como la contribución del conflicto al proceso social) es, en cafiOS específicos, más grande en unos que en otros.

La finalidad de una teoría sociológica del conflicto es superar el carácter predo­minantemente arbitrario de acontecimientos históricos inexpEcados derivándolos de elementos de sus estructuras sociales. en otras palabras, explicar ciertos procesos por conexiones de pronósticos. Indudablemente, es importante describir el con· flicto entre obreros y patronos puramente como tal; pero es más importante pre­sentar una prueba de que dicho conflicto se basa en dertos arreglos estructurales sociales, y que, por lo tanto, está llamado a presentarse dondequiera que se den esos dispositivos estructurales. Por 10 tanto, la misión de la sociología es derivar los conflictos de estructn~as sociales específicas, y no relegar dichos conflictos a variables psicológicas ("agresividadU

), o a otras variables histórico-descriptivas (la afluencia de negros a los Estados Unidos), o a la casualidad.

En el sentido del análisis sociológico estricto, los conflictos pueden considerarse explicados si puede demostrarse que nacen de la estructura de las situaciones socÍa-

Theorie del' Revolulion (Tubinga. 194B); Theodor Geiger: KlasseTl.gesellschaft in Schme· r!u:lzliegel (Colonia-Hagen, 1949); Max Gluclcman: Conflict in AtTica (Glencoe, IIl., The Free Press, 1957)'

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\es, independientemente de la orientación de las poblaciones y de los dei ex ma­china históricos. Esta es, inevitablemen te, una formulación muy ;Jostract.a; en vez de desauo]]arla, puede ser conveniente ilustrar su 'significido por el siguiente tra­tamiento de una forma de conflicto sodaL Pero saquemos primero una consecuen­da de esta formulación que nos ayudará a precisar mas nuestro problema.

Puesto que se reconoce la insuficiencia de la temía marxista-leninista del impe­rialismo, la explicación de 10& conflictos exógcnos sobre la base de la estructura de una sociedad dada vuelve a sér un problema abierto, cuyo tratamiento apenas si ha empezado. Parece, además, que la explicación de los conflictos exógenos 4 por los instIUmentos del análisis de la estructura sociológica es posible sólo en u~ sentido metafórÍco, a saber, sólo cuando sociedades !=nteras (o "sistemas sociales" menos am­p1ios) se toman por unidades de una nueva estrl.1ctura, es~o es, cuando se analiza C en relación con la estructura de sus elementos A y B SIn tener en cuenta la es­tructura interna de A y B. Sobre estas bases parece inteligente excluir d· éonflicto exógeno, por el momento, ·de una teoría de los conflictos sociales.

Por otro lado, los mencionados ejemplos de conflicto endógeno, si se miran des­de el punto de vista de su significación estructural, pertenecen a dos grupos. Por una parte, apuntan a conflictos que se presentan sólo en sociedades especificas so­bre la base de condiciones históricas especiales (negros o blancos en los Estados Unid05, protestantes contra católicos en Holanda, flamencos contra valones en Bél· gica); por otra parte, empero, hay conflictos que pueden entenderse como manifes­taciones de rasgos estructurales generales de las sociedades, o de sociedades en la misma' etapa de desarrollo (conservadores contra laboristas en Inglaterra, sindica­LOS obreros contra asociaóones de patronos). Indudablemente, es posible en ambos caSOS un análisis que lleve a una generalización: una teoría del conflicto minoritario o religioso tiene tanto sentido como la del conflicto de clases. No obstante, sus res· pectivos pesos dentro de una teoría general de la sociedad son diferenciables, evi­dentemente. No es sorprendente que la teoría "clásica" del conflicto -me refiero aquí primordialmente a la teoría del conflicto de clases- baya llamado la atención sobre todo hacia las fricciones sociales que pueden derivarse de .la estructura de las sociedades aparte de lós datos históricos estructuralmente inciden~ales.

Los siguientes intentos de una teoría del conflicto se refieren también a conflic­toS basados en la estructura. Hasta ahora. no pensamos de ninguna manera en una teorIa general del conflicto social, aunque trataré de defender el aserto de que aqul tratamos uno de los tipos más importantes, si no el más importante. de conflicto social. Por importantes que sean en cuanto problemas de conflicto social la Noche de San Bartolomé, la Noche de Cristal y Litt]e Rack, parecen mas adecuados pan

. el análisis est.ructural la Revolución Francesa, la huelga general inglesa de J~26 y los acontecimientos del 17 de junio de 1953 en Berlín Oriental. Para decirlo con menos dramatismo. la teoría sociológica del conflicto haría bien en limitarse por ahora a explicar las fricciones entre gobernantes y gobernados en· organizaciones dadas.

II

La explicación del movimiento exige que se la aborde desde dos puntos de vista independientes. Tenemos que conocer el punto de partida y la dirección del mo­vimiento, o, mejor aún, la fuena motriz. Ninguna teoría del cambio o del conflicto

4 Recordamos aquf que un conflicto que, desde el punto de vista de la sociedad A. parece exógeno. es representado desde otro punto de \lista como un conflicto entre dos sociedades o sistemas, A y B.

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lOO FUENTES Y TIPOS DE LOS CAMBIOS

sociales puede prescindir de la descripción de la entidad estructural que experi-menta el cambio o dentro de la cual tienen lugar los conflictos. Esa descripción { la ofrece la teoría de la integración de la sociedad. Pero es erróneo supone!" que la descripción del modo como se juntan los. elementos de una estructura el!- un todo estable ofrece, como tal. un punto de partida para un análisis estructural del con­flicto y del cambio. Hasta ahora, la pretensión de la llamada teoría "estructural. funcional" de la sociología moderna a la categoria de una teoría general de la sociedad está demostrablemente injustificada.

Hacia una critica de la teoría estrut.:tural-tunéional. Esta crítica fue rcpetidamen, te [cumulada en tiemposrecienles. de manera muy eficaz por David Lockwood. tí

Se basa en un argumento relativamente simple. En lá medida en que orientemos nueSITO análisis hada el probléma de cómo se combinan los elementos de una so­ciedad en un todo funcional coordinado, la representación de la 'sociedad como sis­tema social es el último punto de referencia. Nos hallarnos, por Jo tanto, ante la tarea de determinar ciertas asociaciones, instituciones o procesos dentro de ese todo equilibrado, es decir -según la definición de Merton-, de determinar las consecuen­cias intencionales o no intencionales de esas asociaciones para el fundonamiento y la conservaóón del sistema. De este modo, llegamos a sostener que "el sistema ¡_ educativo funciona como un mecanismo para asignar situaciones sociales", .0 que "la religión funciona como un agente de los. valores integradores predominantes". La mayoría de las investigaciones sociológicas de los últimos años se mueven en esta zona de análisis.

Pero este enfoque nos plantea dificultades si fonnulamos la cuestión de un modo diferente. ¿Cuál fue la función de los sindicatos obreros ingleses en la huelga ge. neral de 1926? ¿Cuál fue la función del obrero de la construcción en la Avenida Stalin el 17 de junio de 1953? Sin duda püede en muchos casos que los sindicatos obreros militantes o los grupos y partidos políticos de oposición contri­boyen también al funcionamiento del sistema existente.lJ Pero aun cuando fuera ese el caso -yen los dos casos citados seria dificil demostrarlo- esa conclusión diría muy poco sobre el papel de los grupos en cuestión. Además, es evidente que tanto los efectos intencionales como los no intencionales. de los grupos. de oposición contribuyen a suprimir o destruir el sistema existente. La posición estructural-fun­cional ti~ne una etiqueta cómoda para tales casos: son organizaciones, instituciones o procesos "disfuncionales". Pero esta designación también nos dice menos que nada_ No sólo no explica el lugar de esas cosas en el proceso, sino que, en reali­dad, ímpide la explicación usando una tenninología que parece congruente con el sistema pero que, examinada más de cerca, se revela como una categoría residual. Todo 10 que no se a ella es expulsado del mundo por la palabra mágica.

En toda ciencia, las categorías residuales son un punto de partida fructífero para nuevos adelantos. Me parece un análisis cuidadoso de los problemas que oculta la palabra "disfuncional" en teoría estructural-funcional nos pone automática-mente sobre la pista de una teoría sociológica con sentido del conflicto sociaL Al

5 "Sorne Notes on 'The Social System' ", por David Lockwood. en British }oumal 01 Sociology, VII (1956), mimo 2. Aunque el de LocKwood lleva a la misma con-clusión, se desanolla de un modo un tanto (d. mi Social Classes olld the Class Conflict, pp. 159 ss.).

"6 Este aspecto del conflicto social en realidad es fundamen tal en el análisis de Lewis A. Coser (que continúa el de Simmel) en su obra sobre las funciones del conflicto social (d. 11. 3).

HACIA UNA TEOR1A DEL CONFLICTO SOCIAL 101

mismo tiempo, ofrece una ventaja notahle asociada al intento de un análisis cien­tífico de la sociedad.

Dos modelos de sociedad_ Si extrapolamos los enfoques analíticos de la teoría estructural-funcional algo más allá de sus límites, e investigamos sus postulados implícitos, podemos construir un modelo de sociedad que está en la base de esa teoría y determina sus perspectivas. Los elementos esenciales de ese modelo de sociedad son éstos:

1) Toda sociedad es una configuración relativamente persistente de element05.7

2) Toda sociedad es una configuración bien integrada de e1ementos.. 3) Todo elemento de una sociedad contribuye a su funcionamiento. 4) Toda sociedad descansa en el consenso de sus miembros.

Es evidente que una teoría basada en e:.te modelo no se prestaría a la explicación, y ni siquiera a la: descripción, de los fenómenos de conflicto y cambio sociales. Para este propósito, se necesita un modelo que adopte la posición diametralmente opues­ta sobre los cuatro puntos anteriores:

1) Toda sociedad está someti4a a cambio en todo momento; el tambio social es ubicuo.

2) Toda sociedad experimenta en todo momento conflictos sociales; el conflicto . social es ubicuo.

.3) Todo elemento de una sociedad contribuye a su cambio. 4) Toda sociedad descansa sobre la coacción que algunos de sus individuos

CEn sobre otros.

El carácter notable de nuestra ventaja se hace evidente cuando examinamos los dos grupos de postulados respecto de la verdad que contienen, esto es, .si nos preguntamos cuál de los dos modelos promete !TIayor utilidad para el conocimien­to de la realidad. Parece que 10,'1 pares yuxtapuestos de postulados no se excluyen mutuamente" de ningún modo respecto de la realidad social. Es imposible decidir, por investigaciones empíricas, cuál de los dos modelos se acerca más a la exac­titud; los postulados no son bipótesis. Además, parece tener sentido decir que los dos modelos son en cierto modo válidos y analíticamente fecundos. Estabilidad y cambio, integración y antagonismo, (unción y "disfunción", acuerdo y coacción son, a lo que parece, dos aspectos igualmente válidos de toda sociedad imagina­ble. Son dialécticamente independientes y son exhaustivos sólo cuando se com­binan en una descripción' de 10& problemas sociales. Es posible que pueda con­cebirse una teoría más general de la sociedad que traslade la equivalencia de los dos modelos, la coexistencia de lo incombinabie,. a un nivel más elevado de gene.

7 Se discute mucho' esta implicación del enfoque estructural-funcionaL La mayor parte de los funciona listas niegan hacer tal supuesto. En realidad, en las obras de Parsons. Merton y otros se encuentran afirmaciones en sentido contrario. Sin embargo, puede de­mostrarse que, desd~ el punto de vista de la tcoria estructural-funcional, esas afinnadones son meras declaraciones personales. La idea de equilibrio y el concepto de un sistema tendrían poco sentido si los funcionalistas no hicieran el supuesto de la. estabilidad de las sociedades. Pero hay que observar dos limitaciones: .I) aquí se trata (y también en la.'! implicaciones que siguen) no de un postulado ruetaf1sico, sino de un supuesto que se hace para el propósito del análisis; y 2) estabilidad no quiere decir estática en el sen tido de ausencia total de procesos dentro del "-sistema".

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ralidad. MieIltras no tengamos esa teoría, 'debemos contentarnos con saber que la sociedad presenta un doble aspecto al conocimiento sociológico, cada uno de los cuales no es mejor ni más válidQ que el olro. De ahí se sigue que la crítica de !a teoría estructural y Íuncional para el análisis del conflicto sólo se con. tra la pretensión de generalidad de esta teoría, pero deja intacta su competencia respecto del problema de la integración. De ahí se sigue ,también, por otra parte, que la teoría del conflicto y del cambio no es una teoría general. Las compa­raciones entre las ciencias naturales y las ciencias sociales tienen siempre el peli­gro de la confusión. Pero puede mantenerse, sin atri~:mir a esta analogía más que un sentido lógico, que la situación de los sociólogas no se diferencia de la de los físicos respecto de la teor!fl de la luz. Así como los físicos pueden resol. ver ciertos problemas sólo suponiendo la naturaleza ondulada de la luz, y otros problemas, por el contrario, sólo suponiendo una teoría corpuscular o de quanta, así también hay unos problemas sóciológicos que pueden abordarse adecuadamen­te sóJo con una teoría de la in tegración, y otros que requieren una teoría del conflicto para S'er analizados con sentido. Las dos teorías pueden trabajar exten­samente con las mismas categorías, pero destacan aspectos diiel'entes'- Mientras que la teoría de la integración compara una sociedad con una elipse, con una entidad completa que encierra todos sus elementos, Ia- teoría del conflicto más bien_ ve la sociedad como una hipérbola, que tiene, ciertamente, los mismos fo­cos, pero está abierta en muchas direcciones y parece un campo de tensión de las fuerzas determinantes.

Tareas de una teoría del conflicto social. El doble aspecto de la sociedad y la dialéctica de los dos tipos de tcoría sociológica son en si mismos un objeto de reflexión sumamente fructífero. No obstante, parece más urgente otro problema, La teoría de la integración social se desarrolló recientemente hasta un .estado flo­:reciente como enfoque estructural-funcional en etnología y sociología. Pero nue5-lra teoría del conflicto se halla aún en un estado muy rudimentario. Es un enfoque que se basa en postular la ubicuidad de los cambios y los conflictos sociales, la "disfuncionalidad" de todos los elementos de la estructura social y el carácter coercitivo de la unidad social. Nuestras consideraciones nos ponen en situaci6n de formular algunos requisitos de dicha teoría: ,1) Debe ser una teoria científica (como lo es la teoria de la integración so­

Cla]), esto es, se formulará con referencia a una explicación plausible y demos. trable de fenómenos empíricos.

2) Los elementos de la teoria no deben contradecir el modelo de conflicto de la sociedad.

3) Siempre que sea posible, las categorías empleadas deben estar de acuerdo con las de la teoría de la integraci6n, o por lo menos corresponder a ellas.

4) Una teoría del conflicto debe permitirnos derivar los conflictos sociales de dispositivos estructurales y mostrar así esos conflictos sistemáticamente producidos.

5) _Debe explicar tanto la multiplkidad de formas del conflicto como sus gra­dos de in tensidad.

La última meta de una teona social es la explicación d~l cambio social. La [eoria de la integración es- un instrumento para determinar el punto de partida del proceso. Encontrar el lugar de las fuerzas que impulsan el proceso y el cam­bio social es la misión de una teoría del conflicto. Debe crear un modelo que haga comprensible el origen estructural del conflicto sociaL Esto parece posible sólo si entendemos los conflictos como luchas entre grupos sodales, esto es, si precisamos nuestra tarea en la medida en que se reduce al análisis estructural de

HACIA UNA TEORíA DEL CONFLICTO SOCIAL lO~

los grupos an~agónicos, Bajo este su puesto, se destacan especialmente en primer término tres cuestiones:

1) ¿Cómo nacen los grupos antagónicos de la estructura de la sociedad? 2) ¿Qué- formas pueden asumir las luchas entre esos grupos?

, 3) ¿Cómo puede el conflicto entre dichos grupos producir un cambio en la:,;. estructuras sociales?

III

Dondequiera que los hombres viven juntos y sientan las bases de formas de orga­nización social, hay puestos cuyos ocupantes tienen poderes de mando en cierta::; circunstancias y sobre ciertos puestos, y hay otros puest.os cuyos ocupantes están sometidos' a aquelios mandos. La distinción entre "arriba" y "abajo" -o, como· dicen los ingleses, "ellos" y "nosotros~'- es una de las experiencias íunda,~entales­de la mayoría de los hombres en sociedad, y, además, parece que esa distinción está íntimamente conectada con la distribución desigual del poder. La tesis. prin­cipal del siguiente intento de construir un modelo para el análisis estructural del conflicto, es que debemos buscar el origen estructural del conflicto social en las relaciones de dominio que prevalecen entre ciertas unidades de organización so­cial. Para esas unidades usaré el concepto de Max Weber de "grupos imperativa~ mente coordinados", La tesis no es nueva; se encuentra (pero frecuentemente con modificaciones importantes). en la formulación de muchos científicos sociale3-antes y después de Marx. Pero no intentaremos seguir la pista de esta tesis.

Autoridad y estructuras de autoridad. Los conceptos de poder y autoridad son muy complicados. Quien los use probablemente será acusado de falta de preci­sión y de claridad en la medida en que trate de definirlos "exhaustivamente". ¿Son ejemplos de una relación de autoridad la influencia de un padre sobre su hijo. la influencia' de un consorcio industrial sobre el gobierno. o la influencia de un demagogo sobre sus secuaces? Aquí, como en la mayor parte de los casos, no se trata de hacer una definición, sino de prese,ntar una "definición funcional", como se la llama hoy con frecuencia, un método de determinación que nos permite identificar como tal el estado de cosas cuando estamos realmente enfrentados con él. Mas, para los fines de análisis e identificación, basta determinar la autoridad' como hace Weber: "La probabilidad de que detenninada orden sea obedecida por determinadas personas." 8 Esta detenninación contiene los siguientes elementos.:

1) La palabra autoridad denota una relación de supra y subordinación. 2) El factor supraordinado prescribe al subordinado cierta conducta en la forma

de una orden o de una prohibición. 3) El factor supraordinado tiene derecho a hacer tales prescripciones; la ¡HUO'

ridad es una relación legítima de supra y subordinación. La autoridad no se basa en los efectos de la casualidad -personal o situacional, sino en una expectativa asociada a una posición social.

1) El derecho de autoridad se limita a ciertos contenidos y a personas específicas. 5) La inobediencia a las prescripciones es sancionada; un sistema de leyes (o un

sistema de costumbres cuasilegales) protege la efectividad de la autoridad. Esta determinación de la -autoridad hace posible identificar a un ministro del

gabinete, a un patrono y al secretario de un partido como ocupantes de puestos de autoridad, en contraste con un sindicado industrial o con un demagogo, nin­guno de los cuales nena la tercera condición mencionada arriba.

3 "Wirtschaft und Gesellschaft", por Max Weber, en Grund1'iss d~r S()'ZialokorlOmik~ III (3j). ed., Tubinga,- 1947), .28.

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FUENTES \' TIPOS DE LOS CAMBIOS

No es propOSItO de nuestra "definición" de ia autoridad resolver todos los pro­blemas analiticos y empíricos de esta categoda. En realidad, ya el primer paso de nuestro modelo nos lleva a lo profundo de esos problemas; en cada modelo imperativamente coordinado pueden distinguirse dos grupos: los que sólo tienen derechos fundamentales generales (civiles), y los que tienen derecho de autori· dad sobre aquéllos. En contraste con el prestigio y el ingreso} no puede cons­truirse un continuo de tTansición gradual pal'a la distribución de la autoridad. Hay, por el contrario, una clara dicotomía. Cada puesto de un grupo impera­tivamente _ coordinado puede reconocerse como perteneciente a uno que domina o a uno que es dominado. A \'eces, vista la organización burocrática en gran escala de las sociedades modernas-bajo la influencia del Estado-J ese supuesto puede parecer problemáLico, a primera vista. Pero un análisis m,ls profundo nos l1eva a no duda. de que también aquí la físió'n en dominantes y dominados es válida, aun cuando' en realidad puede distinguirse un grado considerable de di­ferenciación entre los del grupo dominante.

lvrodelo de teoría del conflicto. La dicotomía de .los papeles sociales dentro de los grupos imperativamente coordinados,9 la división en papeles positivos' y negativos de dominio, es mi hecho de estructura social. Si los conflictos sociales pueden referirse a esta situación de hecho, 'f en la medida en que pueden serlo, están explicados estructuralmente. El modelo de análisis del confljcto social que se desarrolla sobre el fondo del supuesto de dicha dicotomia implica los pasos si­guientes:

1~ ,En todo gr;tpo imperat.iv~mente coordinado, quienes desempeñan papeles pOSitIvOS y negatl\'os de donllllIo determinan dos semi grupos con il1tere~s laten· tes opuestos. Los llamamos "semigrupos" porque aqui se trata de meros ab'Yegados, no de unidades organizadas; 11ablamos de "intereses latentes" porque la oposi­ción de perspectivas no necesita ser consciente en este nivel; puede existir sólo en forma de expectativas asociadas a ciertos puestos, La oposición de intereses tiene aqui un sen:id.o totalmente formal, a saber, la expectativa de que el inte· rés en, el man tenJmlento del stal1/. q 110 va asociado a los papeles positi\'os de dOffiullo 'J el mterés en la modificación del staf,u quo va asociado a papeles ne-gativos de dominio, -

2) Los portadores de papeles positivos y negativos de dominio} esto es, los in· ,dividuos de semigrupos antagónicos, se organizan en grupos con intereses mani· fiestas, 'a lUenos que intervengan ciertas condiciones empíricamente variables (el estado de la. organización). Los grupos de interés, al contrarío de los semi grupos, son entidades organizadas, tales como partidos y sindicatos obreros; los intereses manifiestos son programas e ideofogías formuladas,

3) Los grupos de interés originados de esa manera están en constante conflicto sobre el mantenimiento o la modificación del siatu quo. La forma e intensidad del conflicto están determina9-as por condiciones empíricamente variables (las con­diciones del conflicto).

4) El conflicto entre gI'upos de interés en el sentido de este modelo conduce a cambios en la estructur~ de sus relaciones sociales, a través de cambios en las re· lacione:> de dominio. El tipo, la ,'elocidad y la profundidad de este fenómeno depende de condicion~s empíricamente variables (las. condiciones del cambio es­tructural) .

, ,0 En las p~ginas que siguen, a los papeles a que va unida la expectativa del ejer­CIClO ~c autorIdad los llamaré "papeles positivos de dominio" y. a la inversa, "papeles negatIVOS de dominÍo" a los que no tienen privilcgiO$ de autoridad,

'1; , '

HACIA UNA TEOR(A DEL CONFLICTO SOCIAL

La finalidad del modelo es delimitar una zona de problemas, identificar los fac, es pertinentes a ella, ordenarlos --es decir, proponer cuestiones fructíferas- y

tor l' H dr' d t ;:JI mismo tiempo fijar con precisión su foco ana ftlCO. emos e 1J;llta o nues ra lona de problemas considerando el conflicto social com~ _ ur: conflic~o entre gr~­pos que nace de la estructura de autorida~ ~e las orgall1zacu~nes. ~octales. Ide.nu -ficamos los factores pertinentes en las condtClOnes de la orgamzaclOn, del conflIcto y del cambio. PeTO su orden puede expresarse sobre la -base del n:ode~o en tres funciones: grupos de interés (por ejemplo, partidos) ~ que s~n una functón .de la: condiciones de organización si es dado un grupo Imperativamente, coordmado, formas específicas de conflicto (por ejemplo, los debates parlamentanos) '.,~ue ~n una función de las condiciones del conflicto si son dados los grupos de, mteres; formas ei>pecWcas de cambio (pOI' ejemplo, las revoludone~), que son una fun, ción de las condiciones del cambio si está dado el confllCto entre grupOS de i'nterés. ASÍ, la misión de la teoría del conflicto pasa a ser la identificación de las tres series de condiciones y la determinación todo lo rigurosa posibl~ de su importancia xelativa, idealmente, con Ulla medida cuantita_tiv~.íO Las _obser-vacio­nes siguientes apenas si son otra cosa que un intento para mdICar los tipOS de va·

riables en cuestión. Condiciones empíricas del conflicto social. En lo que se refiere a .las condiciones

de la organización, vienen a las mientes tres grupos de fa,ct?:es. Pnmero, t~neI~lO!i dertas condiciones sociales efectivas: por ejemplo, la POSibIlIdad de comullIcaclón entre 101¡ individuos del semigrupo y cierto método de reclutamiento en los semi· grupos. Después, hay ciertas condiciones politicas ,que deben cumplirse, si han d~ aparecer grupos de interés. AquÍ, sobre todo, es l~portante .l~ garantid. de la lI­bertad de coalición. Finalmente, hay que Henar CIertas condICIones téCnIcas: una organización debe tener medios materiales, un fu.ndado~, un jefe y una, ideología,

En situaclones conflictivas, dos cosas se hacen Illmedlatamente notonas: el grado de movilidad social de los individuos (o de las familias) y la presencia de meca· nismos eficaces para regulax los conflictos sociales. Si nos imaginarnos un continuo de intensidad del conflicto social entre grupos Qe intereses, que vaya desde el debate democrático hasta la gueua civil, podemos conjeturar que la presencia o la ausencia de movilidad sodal y de mecanismos reguladores ejerce influencia considerable sobre la posición de conHictos especificas dados en dicho continuo. Aquí, como en las demás condiciones, la determinación de los pesos exactos de los factores es materia de investigación empírica.

Finalmente, un tercer grupo de condiciones 0, variables determina la forma y la extensión de los cambios de estructura social que nacen del conflicto de los gTupos de interés. Probablemente existe una co~exión r~lativamente íntima. :ntre la intensidad del conflicto y el cambio, es deCIr, tamblén entre las condlCtOnCs del conflicto y de los cambios estructurales. Pero entran en juego factQres. adicio· nales" tales como la capacidad de los gobernante-s pura permanecer en el poder y la presión potencial del grupo de interés dominado. La ~ociolo~ía de las revo­luciones, y en especial la sociología no escrita de las revolUCIOnes macaba das, con­tribuida considerablemente a precisar esos factores.

No es neces<lTio subrayar que las observaciones asistemáticas dlfícilmente pue· den, en cuanto tales, seÍltar las bases de una teoría del conflicto. No obstante, nos ponemos en situación de hacer preguntas significativas tanto en el nivel teórico

10 Con esta observación quiere expresarse: 1) una. fOTI1Hllación matemática de las funciones, .::) la confección de escal:1s de medÍcra para cada una tle bs condtdones, y 3) el reajuste de las escalas combinadas a los g-rupos de condiciones,

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106 FUENTES Y TIPOS DE LOS CAMBIOS

corno respecto de los problemas em piricos. Cada una de' las condicíones mencio. nadas ofrece un objeto fructífero de investJgaciones teóricamente orientadas. y en la esfera empírica. la aSDciación sistemática de factores 1!11 dicha investigación re­orienta nuestras preguntas desde una investigación al azar de relaciones ad hoc en el mundo de las coincidencias hasta un estudio deliberado de interdependen­cias específicas, cuya localización y sentido están fijadas por una perspectiva gene-1'<\}. Hasta este momento nuestra exposición tuvo que permanecer en _ una forma un tanto abstracta debido a. la naturaleza del asunto.

A pesar de la naturaleza tentativa de la estructura de referencia mencionada arriba. es, no obstante, posible comprobar su poder d~ resolución en un problema emphico .. ,

IV

El problema del Estado totalitario. Desde el 17 de junio de 1953, y 'con mayor certidumbre desde los acontecimientos del otoño de 1956 en Hungría y Polonia" sabemos que el conflicto sodal (y el cambio social) de ninguna manera han des­aparecido de los Estados totalitarios. La teoría del conflicto eleva ese conocimien­to a la categoría de ley. El Estado, esto es. la sociedad en su aspectG político, es un grupo imperativamente coordinado. Hay en él meros ciudadanos (votantes) y ocupantes de puestos equipados con oportunidades de mando. Por lo tanto, el conflicto político es un hecho estructural de la sociedad en cualquier situación imaginable. El conflicto puede asumir formas suaves o severas; hasta puede des­aparecer por periodos limitados del campo visual de un observador superficial; pero no se le puede suprimir. Ahora bien, uno de Jos aspectos de un Estado to­talúano· es el intento de suprimir la oposición, esto es, suprimir el conflicto social Surge, entona.:s, la cues6ón siguiente sobre el fondo de la teoría del con­meto; ¿Cómo se manfiestan las fricciones sociales en tales circunstancias? Po­demos analizar Estados totalitarios desde el punto de vista de las condiciones de la organización de los grupos de interés -las del conmeto y las del cambio estruc­tural- y tener la esperanza de llegar de esta manera a explicaciones con sentido de acontecimientos históricos y a predicciones comprobables. Tampoco aquí es posible hacer más que unas pocas indicaciones.

Empecemos -por razones que pronto scharán evidentes- por las condiciones del conflicto. La intensidad de los conflictos sociales depende del grado de movi­lidad social y de la existencia de mecanismos para regularlos. Tanto la movilidad como la regulación pueden existir en Estados totalitarios. Podría argüirse que las "purgas" regulares en los Estados comuni~tas --es decir; la sustitución· de quienes ticnen la autoridad- funcionan como una garantia de estabilidad (en el sentido de alivíar los conflictos sociales). Del mismo modo, el requisito sistemático de dis­cusión con el propósito de decidir las "plataformas" políticas dentro y fuera del partido del Estado. puede ser un eficaz mecanismo de regulación. Más aún, parece ser una tendencia inherente a la mayor parte de los Estados totalitarios aislar socialmente el estrato directivo y a evitar discusiones, es decir, desconocer los me. c;mismos para regular los conflictos. Cuando sucede así. los conflictos sociales amenazan -con aumentar en intensidad potencial y Con tomar un carácter revo­lucionario.

Desde el punto de vista de las condiciones del cambio estructural. esto significa que los conf1ictos políticos en los Estados totalitarios tienden cada vez más a sus­tituir súbitamente a la clase gobernante. La variable importante que determína la probahilidad de realizar un cambio radical es la Tesiste~lcia de los gobernantes

\ .

'HACIA UNA TEORIA DEL CONFLICTO SOCIAL 1°7

a las presiones que actúan a favor. del ~ambio. Quizás es. i~por~,ante hacer l~ neraJización empírica de que la reSistenCIa aumenta hasta CleIt.o gtado al ,a~men

~:~ la presión, pero después deja el a una disolución relau \lamente rapida, y así promueve el cambio. . , ,

Fundamental para el anaJisis de los conflictos en Estados tOlahtanos, es l~uestta - era serie de condiciones (la primera registrada en la teoría): la sItuacIón. de ~:r~rg:anización. Se sigue, en cierto modo, de la "definición" del Est~do ~olaltta­Tia ue no hay condiciones en él para la organización de ~upos de In~~:es anta-ón~os. Más específicamente, aunque e~i~ten con ~r.ecuencLa las con~lclones so~

giales y técnicas, no existen las condIClones polltlcas,ll no hay bbers~~, dI ~sociación. En este punto, es dara la resistencia del gobierno de la zona .~nen~a lemana a·las elecciones libres, como loes la ainenaza general de un confl~cto vro·

: to posiblemente revolucionario, en. los Estados totalitarios. Cuando'_ -como e~l r~samente en Hungría o vin\)a1mente el 17 de junio de. 1953 en Be~lín- se

Psenta la oportunidad de- organizarse a grupos de antagofllsmo latente} todo el pre d' bable que esta dificio del Estado totalitario se desploma. Parece, a emas, muy pro ~ e osíbilidad puede llegar a realizarse en cualquier momento en to~o l!;~tado t?ta­ft cio 1'2 En- las sociedades totalitarias modernas fundadas en partIdos ldeológrcos ;e

a Est~doJ hay' el peligro constante, desde e! punto de, vista de los gobernante~. de

ue Una organización permitida, aun el mismo partl~o del Esta~o. ~~ conVIerta ;n raiz de un movimiento de oposición y de un conHIcto revolucIOnano_ ,

Nuestro análisis se detendrá en el momento en que promete resultados complo­bables. No era propósito de este estudio tratar ~asta agO(a~lo un problema . '. rico. Más bien quedamos demostrar que la teona del co~fhcto. no~ pone e,TI. SIma

ción de formular más agudamente problemas urgentes de mvestlgaclón empmca. de oner a nuestro alcance acontecimientos inexplicados, de ver lo que s~ sab: de~de

P tos de vista " de tran!',formar cuestiones tentativas en una mvcstlgaclón nuevos pun 1 '" • T A . á - decI'r de hacer precisamente lo que hana una teona ClenU lca ... slstem tIca, es, - " á

pesar de todos 105 progresos, la teoría del :onfli~to ~oClal todavla es ID s un reto para el sociólogo que un resultado de sus mvestlgaclOnes.

11 Para cierras condiciones técnicas de organización esto es válido. ~ólo def!tro de ciertos lImites. Ast Ja liquidación de los j~fe3 pote~ciales de la OpOSICIÓn es U~l :le: mento fundamental de la amoridad totalitarIa. En Clerto modo. tamo los acontecum~n tos de la Alemania Oriental como los de Hungría pueden tomarse como corroboracIO-nes de la- efectividad de esa politica. . " .

12 Es pertinente aq ui la bien conocida pequeña dIsmmuCIón de p:-eslón qu~ p~fece reeeder a toda revolución. ASÍ. por ejemplo, en la medida en que CIerto . aflopmIent~

~el control policiaco hace posible sólo una organización ad hoc, se agudIza la apan­ción del conflicto abierto.

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MODERNIZACIúN

Eisenstadt señala el hecho, ignorado con frecuencia por los estudiantes del as. pecto económico de la. industrialización, de que muchos países en desarrollo son naciones nue~Ja.s, es decir, colonias que adquirieron recientemente la independen. cia política, o están a punto de adquirirla, tras haber pasado por alguna forma de tutela bajo una potencia colonial y de haberse rebelado contra ella. Las re be­hones y los esfuerzos por adquirir la independencia son expresiones de ideologías nacionalistas y de un resentimiento cada vez mayor contra las potencias colonia­Jes. Una fuente impoTtante de tal resentimiento está en el hecho de que las po­tencias coloniales -esperan que los "nativos" desempeñen diferentes papeles econó­micos y administrativos dentro de sistemas modernos dé acción, pero les niegan las recompensas que de otro modo acompañarían a diuhas actuaciones, tales como )a participación plena en el sistema político. Como reacción contra esa frustra­ción política, a'éo-mpañada por la aparición de valores e ideologías nacionalistas, se crean movimientos carismáticos que se proponen eliminar la intervención co­lonial y adquirir la independencia polítÍca. Es comprensible que en el periodo de preindependencia los movimientos se enfoquen sobre la emancipación política más que sobre el desarrollo económico. Cuando al fin se consigue la independen­cia política, muchas veces ni los hombres de filas ni los jefes de los movimientos tienen las destrezas y las orientaciones necesarias ·que proporcionarían una guía politica eficaz para el desarfOllo de una economía y un Estado modernos. La modernización futura de esas naciones depende en alto grado de la medida en que puedan vencer los prejuicios políticos creados por la lucha por la indepen­dencia y crear minorías directivas y administrativas capaces de orientar la creación de economías modernas, en vez de seguír mirando la accÍón política, y, a veces . hasta el expansionismo militar, como la principal salida para sus fuerzas recién adquiridas.

Marriott termina el estudio de la modernización con Un examen descriptivo de los cambios concretos que tuvieron lugar en una aldea india. Usando conoci­mientos de primel'a mano, sigue el rastro de dichos cambios en diversas esfe. ras institucionales de la vida de la aldea, utilizando sistemas conceptuales del tipo desarronado en exposiciones anteriores. La aldea que cambia proporciona un ejemplo esclarecedor de los esfuerzos que implica la destrucción de las normas viejas y de los intentos de luchar con enas.

CAPÍTULO 30

NEIL J. SMELSER

HACIA UNA TEORíA DE LA lVIODERNIZAClóN

EL ESTUDIO completo de los cambios sociales que acompañan. al desa!"tollo econó­mico requeriría un ambicioso sistema teórico y una gran cantIdad de dat?s .Fo~pa. rativos. Como carezco de ambos ingredientes -y del espacio necesano, SI .105

poseyera-'Timitaré esta exposición exploratoria ~e ~os maneras: 1). Metodol~glca: mente, trataré sólo de las construcciones de un tIpo Ideal en el sen,tldo webenano, omitiré el estudio de todos los casos individuales de desarrollo, as. ~omo. el de la aplicabilidad relativa de generalizaciones históricas par~iculares: .2) EsenclaJ~ente, examinaré sólo las modificaciones de la estructura soc1al; omItIré el estudIO del factor distribución, de los ahorros y la inversión, la inflación, la balanza d.e pagos, ]a ayuda extranjera, el tamaño de la población y la velocidad del camblO de la misma, aun cuando estas variables afectan y son afectadas de un modo. natura] por los cambios estructurales. Estas restriccion,es pide~ un breve come~tano. . ,

Max Weber definió la concepción de un tIpo de Ideal como una acent~aC1on unilateral ... por la síntesis de muchos fenómenos individuales CO~cTetOJ dIfusos. discretos, más o menos presentes y ocasionalmente auseqtes, que se dIsponen .... en una concepción analítica unificada. En su pureza con~ept~;l, esa co~struc:l?n mental no puede encontrarse en nill~una parte ~n la l~eah~ad ."1 El ~nah~ta utlh~a esas construcciones ideales para desClfrar y explicar dIVerSIdad de sltuaCl?neS hiS­tóricas reales. Weber mencionó explícitamente dos clases de construCCHJnes . de tipos ideales: primero, "configuraciones históricamente únicas", como el uc~plta­lismo burgués racional", la "cristiandad medieval", etc.; y ~egundo, declaraCIOnes concernientes a la evolución histórica, como las leyes mal'Xlstas del desarrollo ca­pitalísta.2 Aunque el segundo tipo presupone alguna versión del primero, me dedicaré a las. construcciones dinámicas.

Por desarrollo económico se entiende generalmente "el crecimiento de la pro­ducción por habitante".3 Para los fines de analizar las relaciones e,ntre el desarrollo económico y la estructura social, es posible aislar los efectos de dIferentes ,procesos técnicos económicos y ecológicos relacionados entre si y que COIl frecuenCla acom­pañan ~l desarrollo: 1) En la esfera de la tecnología, el paso de .técnicas simples y tradidonalizadas a la aplicación del saber ciemifi,co .. ~) En agn~ulmra, l~ evo­lución de la labranza de subsistencia hacia la prouucclOU comercIal de artICulas agrícolas. Ésto signHica especialización en cosechas comerciales, compra ,de produc­tos no agrícolas en el mercado, y con frecuencia mano de obra agncola asab-

'" De "Mechanisms of Change and Adjustment of Changes", p_or ~eil J. S~elser, ~n The Impllct o[ Indrutry, edito por Wilbert E, t.·foore y llert F. Hose!lt7.. ,(Pans, Consejo Internacional de Ciencia Social, en prensa). Reproducido con autonzaCLOn del aUlor y de] editor.

1 The Methodology of thB Social Sciences, por Max Weber (Glencoe,. m., The Free Press, 1949). pp. go, 93,

2. Ibjd., pp. 93, 101-103. G ) 8 Teoría del desan·ollo económico, por -'-"41. A. Lcwls (México, F. C. E., 3i¡!. eiL, 19 4,

P·9·