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  • Traduccin de Tatiana Sule

    ROBERTO DA MATTA %

    Carnavales, malandros y hroesHacia una sociologa del dilema brasileo

    FONDO DE CULTURA ECONMICAM XICO

  • 184 CARNAVALES DE LA IGUALDAD Y DE LA JERARQUA

    As, umbanda y carnaval junto con su prim o hermano el ftbol quedan unidos por los poderosos lazos que hermanan a los dbiles en general con sus poderes m gicos y msticos: aquello que sobra y que el poder secular y fundado en la fuerza fsica y en el monopolio de la violencia, desde luego, no puede controlar (cf. Lewis, 1963). De este modo, si bien los inferiores estructurales tienen reprimidos y bastante limitados su fuerza de trabajo y su poder de reivindicacin poltica, pueden hablar con los espritus y conocer el futuro, con lo que logran aquella tranquilidad que los ricos y poderosos, por definicin, no pueden tener. Por consiguiente, en la umbanda y no en el carnaval, los pobres, y en especial las mujeres pobres (doblemente reprim idas), se relacionan con las entidades espirituales (o con la samba y el ritmo) y pueden seducir y curar sin distinciones de poder o de riqueza. La ideologa de la caridad, del amor, de 1 renuncia y de la conciliacin es, pues, mucho ms que una ideologa poltica destinada a la mistificacin. Es un valor decisivo del propio sistema jerarquizante que, con los ladrillos de la religin mstica y de la afliccin y el fuerte cimiento del ftbol y del carnaval y aqu tenemos actividades basadas en el desem peo y no en la sustancia ayuda a levantar verdaderas murallas contra la insatisfaccin social, revestidas del confo|| m ismo de un sistema que hace de la incoherencia entre pen-' samiento y accin una de sus marcas registradas.

    stos son algunos puntos claves del dilema brasileo y de la especificacin de nuestra sociedad que, com o quedara cada vez ms claro, funciona tal cual el fado de Chico Buarque y Ruy G uerra, en aquella perm anente perplejidad de quien se machuca y embrutece con las manos, mientras el corazn llora y as, tan lleno de sentimiento, puede soportar la tortura.

    IV. SABE CON QUIN EST HABLANDO? UN ENSAYO SOBRE LA DIFERENCIA ENTRE

    INDIVIDUO Y PERSONA EN BRASIL

    A STA a h o r a h e e s t u d ia d o momentos especiales de la vida gocial de Brasil. En consecuencia, me centr en por lo menos tres formas bsicas de presentacin (o representacin) ritual de la sociedad brasilea: el carnaval, la Semana de la Patria y las pro- eesiones religiosas de la Iglesia catlica romana. Sabemos que tedas esas formas de desfile, exhibicin y congraciamiento social s)n extraordinarias y revelan aspectos importantes de nuestro orden social. Adems, esas formas siempre se ubican en la categora general de "fiestas", por lo que se sealan sus denominadores comunes como acontecimientos con rasgos semejantes. j| y en realidad, esos momentos se caracterizan por estar bien marcados colectivamente, por estar vinculados de manera oficial con la sociedad y la cultura brasileas a travs de algunos ISrganos del Estado, por ser festividades y, como tales,jnom en- los depro funda motivacin poItico-sociaI7por ser momentos especiales en la vida social brasilea y as definidos por las poblaciones que los realizan. No obstante, ahora mi intencin es interpretar desde el punto de vista sociolgico otro ritual Brasileo que guarda una relacin ciertamente simtrica e inversa con los estudiados hasta este momento.

    Homo- es obvio, me estoy refiriendo al rito d el "Sabe con qqfcn etS hablando?", que siempre implica una separacin radical y autoritaria de dos posiciones sociales real o tericamente diferenciadas. Tal vez poseso, la manera de dirigirse a otro, tan popular entre los brasileos, se excluya en forma sis

    temtica de los itinerarios serios o superficiales que aspiran a definir los rasgos esenciales de nuestro carcter com o pueblo y nacin.1 El "Sabe con quin est hablando? , ade-

    .! De hecho, la expresin est ausente y de manera significativa de dos

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    ms de no ser motivo de orgullo para nadie dada la carga de la expresin, considerada antiptica y petulante se oculta de nes- tra im agen (y autoim agen) com o un m odo indeseable de sei brasileo, puesto que revela nuestro form alism o y nuestra manera velada (e incluso hipcrita) de demostrar los ms violentos prejuicios. De hecho, com o verem os a continuacin, el rito del "Sabe con quin est hablando?" nos pone mucho ms del lado de las escalas jerrquicas y de los caxias que de m anera sistem tica querem os esconder o, en otras palabrag, pensamos que no tenemos necesidad de mostrar, pues "cada cual debe conocer su lugar" que de las asociaciones espontneas, libres y holgazanas del ftbol, de las cervezas en la playa, los carnavales y la samba.

    Y todos los brasileos saben que la expresin es el reflejo ritualizado y casi siempre dramtico de una separacin social que nos sita m uy lejos de la figura del malandro y de sus recursos de supervivencia social. Pues el "Sabe con quin est hablando?" es la negacin del jeitinho, del "m odito", de la "cordialidad" y del malandraje, esos rasgos que siempre se toman para definir, com o lo hace Sergio Buarque de Holanda (1973), nuestro m odo de ser e, incluso, como lo sugiere Antonio Cndido (1970), para m arcar el nacimiento de nuestra literatura. -

    Por el reconocimiento social extensivo e intensivo en todas las capas, clases y segm entos sociales, en peridicos, libros, historias populares, anecdotarios y revistas, la forma de interaccin que m anifiesta el "Sabe con quin est hablando. parece estar im plantada junto con el carnaval, el ju eg o c bicho, el ftbol y el malandraje en nuestro corazn cultura Lo que no tiene y por lo mismo es un rito bsico para esto", diario en referencia a los captulos anteriores es una fcn^ fija y determ inada colectivam ente para su uso o a p a r i c i n . Entonces, en el "Sabe con quin est hablando?" tenemos dos rasgos muy importantes. ,

    U no r e ellos es el aspecto escondido o latente del uso iy

    estudios dedicados a las locuciones brasileas. Me refiero a los emritos Lus da Cmara Cascudo (Locugdes tradcionais no Brasil, Unive ^ Federal de Pernambuco, 1970) y R. Magalhes Jnior (Dicionrio brasi 'e ^ proverbios, locuqoes e ditos curiosos, Editora Documentrio, Ro de Janeiro,

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    aprendizaje) de la expresin, que casi siempre se ve com o un recurso justificado o ilegtimo a disposicin de los m iembros de la sociedad brasilea. En otras palabras, enseamos la sambao el ftbol, hablam os de la playa y de la mujer brasilea, de nuestras inform alidades y aperturas (que desde luego indican nuestra vocacin realm ente dem ocrtica)^pero nunca marcamos el "Sabe con quin est hablando? ante el nio y el extranjero. Al contrario, ftasta llegamos a prohibir su uso por indeseable", aunque nada impida que se utilice la execrable formalidad en la prim era situacin al da siguiente. C onsideramos la expresin com o parte del "m undo real , de la dura realidad de la v id a", un recurso enseado y activado en el mundo de la calle, ese universo de crudezas que separam os y defendemos com o vimos en el captulo n de nuestro hogar", de nuestra "m orada", de nuestra "casa". El m undo de la

    vcalje usa el "Sabe con quin est hablando?", pero nosotros decidimos no integrar el rito del modo dulce, agradable y fuera d la rutina con el que preferimos tomar conciencia de nuestro universo social. De esta m anera, el "Sabe con quin est hablando?" no se toma en serio en nuestras reflexiones (eruditas o de sentido com n), del mismo m odo que todava no ha servido como letra de samba.

    Otro rasgo del "Sabe con quin est hablando?" es que la expresin remite a una vertiente indeseable de la cultura brasilea, pues el rito autoritario indica siempre una situacin conflictiva, y la sociedad brasilea parece rechazar el conflicto. No es que con esto se elimine el conflicto. Al contrario, com o toda sociedad dependiente, colonial y perifrica, la nuestra tiene un alto nivel de conflicto y de crisis. Pero entre la existencia de la crisis y su reconocimiento existe un vasto camino por recorrer. Hay form aciones sociales que buscan enfrentar las crisis de inmediato tomndolas com o parte intrnseca de su vida poltica y social, m ientras que en otros rdenes sociales la crisis y el conflicto son inadmisibles. En una sociedad la crisis indica algo que debe corregirse; en otra representa el fin de una era, se convierte en seal de catstrofe. Todo indica que en Brasil concebimos los conflictos como presagios del fin del m undo y como debilidades lo que dificulta admitirlos como parte de

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    nuestra historia, sobre todo en sus versiones oficiales y necesariamente solidarias .

    En vista de ello, tomamos partido por privilegiar siempre nuestras vertientes ms universalistas y cosmopolitas, y dejamos de lado una visin m s profunda y genuina de nuestros problemas. Por cierto, sera ms correcto decir aun bajo pena de estar realizando una digresin larga y prem atura que las capas dominantes y vencedoras siempre adoptan la perspectiva de la solidaridad, mientras que los disidentes y los dominados asum en sistem ticam ente la posicin de manifestar el conflicto, la crisis y la violencia de nuestro sistema. El error, y esto nos parece evidente, es perder de vista las dialcticas de la vida social y tomar una de las posiciones como cierta al pensar que slo ella representa una visin correcta de nuestra reali ^ ' dad social.

    As, al hablar de nuestro "Sabe con quin est hablando?" y tratar de interpretar la expresin com o un rito de autoridad un rasgo serio y revelador de nuestra vida social , tenemos que adentram os en una temtica mucho ms amplia y apasionante, incluso bsica.

    Si inhibimos o escondem os de los ojos del extranjero o del inocente el "Sabe con quin est hablando?", y dejamos de integrarlo en nuestra visin corriente de lo que es Brasil, con seguridad es porque el rito revela conflicto y sentimos aversin hacia las crisis. Y sabemos que el conflicto abierto y marcado por la representatividad de opiniones es, sin duda alguna, un rasgo que revela un igualitarism o individualista que, entre nosotros, casi siempre choca de un m odo violento con el esqueleto jerarquizante de nuestra sociedad.

    C a r o est que el "Sabe con quin est hablando?" manifiesta en niveles cotidianos esa ojeriza a la discordia y a la cri-. sis, rasgo que considero bsico en un sistema social extremadamente preocupado por el "cada cual en su lugar , esto es, por la jerarqua y por la autoridad. En esta perspectiva se descubre por qu el "Sabe con quin est hablando?" causa disgusto. En realidad, en un mundo que tiene que m overse obedeciendo a los engranajes de una jerarqua que debe verse com o algo natural, los conflictos tienden a tomarse por irregularidades.

    "SABE CON QUIN EST HABLANDO?" 189

    F1 mundo tiene que ponerse en m ovim iento en trminos de a armona absoluta, fruto evidente de un sistema dominado

    la totalidad (c f Dum ont, .1977) que conduce a un pacto E f u n d o entre fuertes y dbiles. Y, por lo tanto, en ese sistema L dominacin en el que se evita el conflicto abierto es donde encontramos, incluso dentro de la relacin entre superior e inferior, la idea de la consideracin com o valor fundamental.| Dentro de este marco, el conflicto no puede verse com o un sntoma de crisis en el sistema, sino com o una revuelta que ftebe y requiere ser reprimida. Com o crisis, habra que hacer un esfuerzo para modificar toda la tela de relaciones implicadas en la estructura, pero, como revuelta, el conflicto se cir-

    : unscribe personalm ente y as se resuelve. As lo hace Pedro y, lasarte: estudiado en el captulo v), quien, ante el hacend

    i s crUel y explotador, no acusa al sistema de dominacin, sino 1 hacendado. Entre la modificacin del sistema o de su agente, Eedro Malasartes acta con aquella generosidad tpica de los pobres: castiga al agente y mantiene el sistema.

    Los informantes no interpretan de otra forma el "Sabe con guin est hablando?" Nunca toman la expresin com o la actualizacin de valores y principios estructurales de nuestra sociedad, sino com o la m anifestacin de rasgos personales indeseables. En este sentido, el "Sabe con quin est hablando?" sera como el racismo y el autoritarismo: algo que ocurre entre nosotros por casualidad y depende slo de un "sistem a" implantado por los grupos que detentan el poder. Es evidente, como intento dem ostrarlo en este libro, que la situacin, por desgracia, es mucho ms compleja...Pero persiste el hecho de que tenemos un sistema social con aspectos conocidos, pero no reconocidos por sus miembros. En Ja recoleccin de datos para este ensay, algunas personas de

    '.ftiyel universitario se hicieron las desentendidas y otras incluso se negaron a responder a dos o tres preguntas elementales planteadas en el nivel del uso de la expresin y de la recoleccin 3e casos. Una constante fue la dicotom a significativa para lo que estamos investigando entre, digamos, la gram- fca del "Sabe con quin est hablando?", es decir, las situa

    c io n e s que permiten o no el uso de la expresin, y el nm ero

  • de casos en los que el informante estaba implicado. Generalmente, la situacin era considerar indeseable el uso de la expresin, pero ser un usuario de la m ism a. As como en los casos de investigaciones sobre prejuicios raciales, todos consideran el prejuicio indeseable, pero en situaciones concretas especficas todos se m uestran racistas.

    Qu significa esto desde el punto de vista sociolgico! Seremos un pueblo contradictorio, incapaz de reconocer nuestros niveles de irracionalidad? O una sociedad que privilegia algunos de sus aspectos y los toma como vehculos para la construccin de su autorrepresentacin?

    Es evidente que la respuesta se encontrar al resolver el segundo problema. Pero entonces es necesario descubrir cules son los aspectos que se consideran positivos de manera sis tem tica, capaces de servir com o sustentos ideolgicos en la constitucin de una identidad brasilea. Ahora bien, lo que ~ estudio del "Sabe con quin est hablando?" perm ite reali zar es el descubrim iento de una especie de paradoja en una sociedad volcada hacia todo lo que es universal y cordial, el descubrimiento de lo particular y de lo jerarquizado. Y ese descubrimiento se da en condiciones peculiares: hay una regla que niega y reprim e su uso. N o obstante, hay una prctica igualmente general que estimula su empleo. Es como si algunos factores estuvieran siempre presentes en nuestra sociedad: en pn"

    jn e r lugar, la neeesidad de-separar la regla de la prctica: - r segundo, el descubrim iento de que existen dos concepciones de la realidad nacional: una de ellas es la visin del mundo como foco de integracin y cordialidad, la otra es la visin d mundo com o com puesto de categoras exclusivistas, c o lo c a d a s en una escala de respetos y diferencias. Finalmente, descubrimos que todo lo que tiene que ver con lo inclusivo es manifiesta tamente aceptado por nosotros. Lo contrario es vlido para exclusivo, que con frecuencia se esconde o se habla r - baja. As, se grita el carnaval, y el "Sabe con quin est hablWM do?" se esconde. Uno es asunto de libros y de pelculas; el OjH de eventuales artculos antropolgicos, y no figura en el pap las cosas serias y agradables, como el ftbol, el juego del ic y la cachaza.

    190 "SABE CON QUIEN ESTA HABLANDO? * "SABE CON QUIN EST HABLANDO?". 191

    T e o r a y p r c t i c a d e l " S a b e c o n q u i n e s t h a b l a n d o ? "

    Todos los informantes de una encuesta que realizamos^ cerca de una centena de personas indicaron que eran innum erables las situaciones en las que se poda usar el "Sabe con [uin est hablando?, pero que evidentem ente era posible

    , especificar m om entos tpicos en los que se poda em plear la frmula. En esto se da una formidable coherencia entre ellos, lo que indica que nos enfrentam os a una form a socialm ente establecida y no a una mana o un modismo pasajero, fruto de una poca o clase social.

    Algunos informantes, por ejemplo, fueron capaces de sealar con relativa precisin las condiciones sociales en las que

    ^determinado ego usara el rito de separacin, com o ocasiones globales en las que busca "sentirse im portante" o "m ostrar su posicin social". Incluso se especifican ciertas condiciones, en un orden de prioridad, com o sucede con los inform antes de nivel universitrio; por ejemplo ste que dijo:

    Creo que inevitablemente una persona usar la expresin cuando: a) sienta am enazada (o disminuida) su autoridad; b) desee imponer en forma cabal y definitiva su poder; c) inconsciente o conscientemente perciba en su interlocutor una posibilidad de hacerlo sentir inferior en relacin con su estatus social; d) sea una persona dbil en su interior o que sufra de complejo de inferioridad; e) cuando perciba al interlocutor, de una u otra form a, com o una am enaza para el cargo que ocupa.

    Ntese, en prim er lugar, que los datos expuestos antes se recogieron sin previo aviso y sin discutir el asunto (es decir,

    el investigador no transmiti al informante sus ideas). El afinamiento y el alto grado de sofisticacin y detalle en los

    2 Llev a cabo una recoleccin de material con alumnos, conocidos y enfrentados al azar. Alumnos mos del i e s a e de la Fundacin Getlio Vargas y de Escuela de Artes Visuales complementaron esa recopilacin de material. Les Agradezco a todos no slo los datos, sino tambin las discusiones que tuvimos, A dam en tales para la elaboracin de este trabajo.

  • 192 'SABE CON QUIN EST HABLANDO?"

    matices de las relaciones sociales son descubrimientos del pro, pi informante en la prctica social. Otros no se quedan atrs, lo que muestra el carcter colectivo de la expresin y, ms qUe eso, una preocupacin intensa por todo el universo social y por la manera de navegar en l.

    De hecho, lo que p odra llamarse conciencia de posicin social de los informantes es tan grande que no quedan dudas respecto a que todos estn actualizando, obviam ente en distintos niveles, nuestros famosos dictados de "urTTugar para cada cosa y cada cosa en su lu gar", "cada chango a su mecate", etc. As queda demostrada una enorme preocupacin por la posicin social y una trem enda conciencia de to Ja s las reglas (y recursos) relativas al mantenimiento, la prdida o la amenaza de esa posicin. Y en este punto ro'puedo dejar de recordar una observacin de Alexis de Tocqueville:

    E n las com u n id ad es aristo cr ticas, d on d e un p eq u e o nmeru de , p erson as dirige tod o, la con viven cia social en tre los hom bres obe

    d e ce a reg las con ven cio n ales establecidas. T od os con ocen o creen co n o ce r ex a cta m e n te las m a rca s d e resp eto o a te n ci n que deben d em o strar y se presum e que nadie ignora la ciencia de la etiqueta

    Y contina el genial observador social trances: >

    L as costu m b res y p rcticas establecidas p o r la p rim era clase dla socied ad sirven d e m odelo a todas las otras, ca d a u n a de las cuales, a su vez , establece su cod igo propio, que tod os sus m iem bros estn obligados a obedecer. A si, las reglas de delicad eza form an un complejo sistem a de legislacin, difcil d e d om in ar a la perfeccin y del cu al, al m ism o tiem p o , resu lta p eligroso d e sv ia rse ; p or eso, los h o m b res e stn co n stan tem en te ex p u e sto s a in fligir o recibir, de m an era involuntaria, am argas afrentas (1969: 257-258).

    Dejamos para despus la discusin ms detallada de la apu- cabilidad de esta observacin magistral de Tocqueville al caso brasileo. Por ahora basta con notar que, com o en la Europa del siglo xix, hoy tenemos la misma impresin de correr siempre el riesgo de "m eter la pata", de "dar un cortn", de "h a c e r un vejam en", de "d ar un bastonazo", en fin, dejar de seguir, ya

    H e r desconocimiento o por falta de percepcin social, algu- f63 egja j e etiqueta que, com o dice Tocqueville, tiene el peso m yna ley, cuyo conjunto forma una legislacin. Tampoco que- feU dudas en cuanto a que el corolario de una form acin

    jal contam in ad ad e esta m anera es el miedo profundo al 9dculo y la payasada. Precisamente es lo que ocurre entre nos-

    cuando el desconocimiento de los lmites de las posicio- sociales se sanciona de manera negativa, ya sea con la cla-

    " a c i n e COm eter un "vejam en" (un error social) o con el iescubrim iento del error sim ultneam ente con su violenta c o rre c c i n , con la recepcin, como decimos en lenguaje decepcionado, "dando la cara" (mscara que carga nuestro respeto y n u e s t r a honra de personas), del vociferado "Sabe con quin est hablando?". Para citar una vez m s a Tocqueville, son

    fe itra s "am argas afrentas", que recibimos cuando por algn motivo perdemos la nocin de lugar,

    pero tambin es necesario dieutir algunas variaciones en el ..del "Sabe con quin est hablando?" Me refiero a la po

    sibilidad de no conocer la expresin, ya que quien la usa la emplea de arriba abajo, com o permiten deducirlo de inme- Siato las ocasiones generales presentadas por los informantes, i la indagacin nuevamente revela algunos puntos importantes, junto a algunas sorpresas y complicaciones. Una vez obte-

    i i p s los primeros datos (en los que se preguntaba acerca de tas ocasiones en las que se usaba el rito de separacin y los rngns conocidos por el informante o en los que se haba visto

    l lB u c ra d o ) , descubr la posibilidad de encontrar personas situadas en categoras tericamente incapacitadas para usar la frmula. En primer lugar esaran, desde luego, los miembros S las clases dominadas o de los grupos destituidos de poder. Isimismo, apliqu mis preguntas, con sus necesarias transformaciones, a empleadas domsticas, sirvientes y nios.

    pos resultados fueron dispares. No obtuve un consenso (term inado por lo' que podram os llam ar posicin social general", en la que todos los "inferiores estructurales mencion aos dijeran que no podran usar la expresin por no tener poder alguno. Lo mismo sucedi con los nios. As, hubo subalternos que no tenan la menor idea del empleo de la expre-

    "SABE CON QUIN ESTA HABLANDO?" 193

  • 194 SABE CON QUIN EST HABLANDO?"H i

    sin y que la tomaban com o una simple pregunta hecha por alguien que deseaba darse a conocer. Y tambin bubo subalternos que haban recibido o usado el "Sabe con quin esti hablando?"* muchos de los cuales manifestaron una especie da honor ante el hecho de no haber recibido nunca tal amonestacin. Lo mismo ocurri con los nios.

    Pero, para volver la situacin com plicada^hubo muchas casos en los que el "Sabe con quin est hablando?" haba sido usado por un inferior (o subalterno) contra otra persona cualquiera, con una identificacin social vertical mediatizando el uso de la frmula, esto es, con el subordinado que toma la proyeccin social de su jefe, patrn o empleador, como cubriendo su propia posicin. De este modo, son muchos los ejemplos del empleado que usa el ritual de alejamiento del modo siguiente: "Sabe con quin est hablando?" "Yo soy el chofer del ministro!" (o del general fulano de tal!, o del jefe del s n i !) Uno j}e los casos que obtuvo uno de mis colaboradores, que le fue narrado por el propio empleado (una empleada domstica), es un ejemplo excelente de esas reacciones verticales intensas, donde existe la proyeccin de posicin social: "Yo estaba a cargo de la hacienda de un coronel y sus subordinados hacan uso de la casa. Uno de ellos, a causa de un cambio de cuarto, decidi preguntarm e si yo saba con quin estaba hablando. Pero, cuando lleg el coronel, yo le pregunt quin mandaba en la casa y l dijo que era yo y aquel 'con quin est hablando tuvo que dar disculpas".3

    El poder de estos usos y nuestra familiaridad con dicha forma de identificacin social muestran su impacto y su frecuencia en el escenario brasileo. A tal punto que tambin sabernos cmo sancionar el comportamiento de alguien que, al ser su

    3 Aqu tenemos un caso idntico a aquel narrado por Machado de Assis y estudiado por Faoro (1976: 30-31), donde se discute la concesin de un de nobleza a alguien. En este caso, todo el grupo domstico est de fiesta c ^la transformacin del patrn y dueo de la casa en barn. Y, en consecue i"los propios esclavos parecan recibir una parcela de libertad y se con se ban con ella. Doa baronesa!, exclamaban saltando. Y Joo empujaba a * golpeando las castauelas con los dedos: Gente, quin es esa criolla? Soy esc de doa baronesa".

    "SABE CON QUIN EST HABLANDO?" 195

    ' M

    ordinado de un "grande", se vuelve pedante y pierde la nocin de sus verdaderos orgenes, por lo que queda com o un ignorante", un "presum ido", un "enm ascarado" (trmino significativo). Por otro lado, el poder de la identificacin vertical es proporcional a la "altura social" del dominante. Cuanto ms alta es su posicin, ms impacto adqu^'re el uso del Sabe con quin est hablando?" por parte a e sus inferiores, pues el fenmeno relevante es el de la proyeccin de la posicin social hacia ms de un individuo, lo que muestra que en ciertas formaciones sociales una determ inada posicin social puede recubrir a m s de un individuo y tienae a tomarse por una verdadera institucin.4 Del mismo modo, los nios tambin usan la frmula de alejamiento al emplear una identificacin con el rea social ocupada por sus padres: "Sabe con quin est hablando? Soy hijo de Fulano de Tal!" Aqu, la posibilidad de una conciencia vertical de posicin es tan grande que uno de nuestros informantes, hijo de un senador de la Repblica, manifest que su padre les prohiba terminantemente el uso de la expresin. Tambin las empleadas domsticas utilizan la frmula, identificndose con sus patronas y situndose por encima de las personas de las que se diferencian, con lo que establecen una relacin jerarquizada. Pero, al tratarse de mujeres (que en nuestro sistem a ocupan una posicin de inferioridad social, mas no m oral), el "Sabe con quin est hablando?" aparece asimismo en contextos de interaccin entre un hombre y una mujer, com o una defensa en prim era instancia de la honra

    4 Otra vez recuerdo a Alexis de Tocqueville hablando precisamente sobre este asunto: "Las comunidades aristocrticas, dentro de la multitud de personas por s mismas destituidas de poder, cuentan siempre con un pequeo nmero de ciudadanos poderosos y ricos, cada uno de los cuales puede realizar grandes cosas. En las sociedades aristocrticas, esos hombres no necesitan reunirse con el fin de actuar, pues estn fuertemente ligados unos a otros. Cada ciudadano rico y poderoso constituye una asociacin permanente y necesaria compuesta por todos los que dependen de l y por los que somete Para la ejecucin de sus designios" (1969: 230). He aqu, tangencialmente, la respuesta a la observacin de la falta de asociaciones en el mundo brasileo. Es mucho menos funcin del individualismo que del poder de control de las Personas en las posiciones superiores, que renen a su alrededor una vasta^entela.

  • 196 "SABE CON QUIN EST HABLANDO?"

    femenina. As, son com unes las situaciones en las que una mujer, "n o respetada" por el cenquistador osado, echa mano del "Sabe con quin est hablando?" para inhibir las intenciones agresivas de su interlocutor.

    De acuerdo con la misma lgica, las mujeres en general usan la identidad (y la identificacin) con sus m aridos como recursos para establecer sus diferencias. Por consiguiente, tenemos el "Sabe con quin est hablando? Soy esposa del diputado Fulano de Tal!", empleado para contener cierto problema.

    Estos casos muestran que los inferiores estructurales no dejan de usar el "Sabe con quin est h ab lan d o ?', que no es exclusivo de una categora, grupo, clase o segm ento social, Muy por el contrario, la expresin parece permitir la identificacin por m edio de la proyeccin social, cuando el inferior la utiliza para asumir la posicin de su patrn o jefe y acta en ciertas circunstancias como si fuese el propio superior, de manera que emplea los lazos de subordinacin para hacer sentir inferior a otro individuo que, en condiciones normales (es decir, por criterios econmicos generales), sera su igual.5

    Es evidente que esto indica las perplejidades de una estructura social en la que la jerarqua parece basarse en la intimidad social. En ese sentido, las relaciones pueden comenzar marea- ^das por el eje economico del trabajo, pero despues adquieren una tonalidad personal y se definen tambin en el plano de una fuerte y permanente moralidad. En otras palabras, los casos de aplicacin del "Sabe con quin est hablando?" manifiestan una estructura social en la que las clases sociales se comunican de igual forma por medio de un sistema de relaciones entrecortadas (cf, Gluckman, 1965; que, probablem ente, termina por

    s Fue el caso de la esclavitud brasilea, en la que la dicotoma seor/esclavo slo exista en el plano jurdico-econmico general, pues en el plano de la prctica del sistema la clase esclava reproduca las jerarquas de la clase dou.; nante, conforme lo percibieron varios observadores de la escena social brasilea (cf. Conrad, 1975: cap. i). Creo que el estudio de esas jerarquizaciones de esclavos e inferiores en general, que forman gradaciones y as permiten mediaciones y compensaciones en el tejido poltico y social, es bsico. En ese sentido, vase el importante anlisis fie Maria Isaura Pereira de Queiroz (1976a]