Cursus amoris presentacion
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CURSUS AMORIS
CATULO
Vivamos, querida Lesbia, y amémonos,
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse;
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera vida,
tendremos que dormir una noche sin fin.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;luego, cuando lleguemos a muchos miles,perderemos la cuenta para ignorarlay para que ningún malvado pueda dañarnos,cuando se entere del total de nuestros besos.
OVIDIO “AMORES”
Hacía calor, y el día había llegado a la hora de la siesta;
para descansarlo puse mi cuerpo en medio del lecho.
Una hoja de la ventana estaba abierta, cerrada la otra hoja,
como la luz que poco más o menos suelen tener los bosques,
como los atardeceres brillan tenues mientras Febo se escapa
o cuando se ha marchado la noche y el día aún no ha nacido.
Esa luz hay que proporcionar a las niñas pudorosas,
en la que espera tener cobijo el tímido recato.
Entonces llegó Corina vestida con una túnica suelta,
cubriéndole el blanco cuello las dos matas de su melena,
como se dice que iban al tálamo la hermosa
Semíramis y Laide, amada por muchos hombres.
Le arranqué la túnica; en su poquedad no le estorbaba mucho,
pero, con todo, pugnaba ella por taparse con la túnica;
y al pugnar así, como la que no quiere vencer,
vencida fue sin dificultad por su propia traición.
Cuando quedó de pie, sin vestido, delante de mis ojos,
en todo su cuerpo había tacha en parte alguna.
¡Qué hombros, qué brazos vi y toqué!
la hechura de sus pechos ¡qué propia era para estrecharla!
Bajo su pecho exacto ¡qué terso vientre!
¡qué amplias y bellas caderas! ¡qué juvenil el muslo!
¿Para qué entrar en detalles? Nada que no mereciera alabanza vi
y desnuda la estreché sin cesar contra mi cuerpo.
Lo demás ¿quién lo ignora? exhaustos nos dormimos los dos;
¡que me salgan así muchas siestas!