Cultura Medieval

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CULTURA MEDIEVAL (ed. Mercaba, Murcia-España) a) Regine Pernoud b) Para acabar con la Edad Media de Pernoud c) Cultura medieval d) Literatura medieval e) Economía medieval f) Mujer medieval g) Iglesia medieval h) Conclusiones finales i) Bibliografía sobre la cultura medieval _______________________________________________________ a) Regine Pernoud Regine Pernoud (Chinón-1909, París-1998), es paleógrafa y doctora en Historia Medieval, y fue conservadora del museo de Reims, del Museo de Historia Francesa, de los Archivos Nacionales de Francia. Es una de las especialistas con mayor reconocimiento mundial en la historia de la Edad Media. Su trabajo muestra el lugar privilegiado de la mujer en la Edad Media, asunto al que dedicó va- rios libros, entre ellos La mujer en el tiempo de las catedrales y Leonor de Aquitania. Fue además una de las mayores especialistas en Juana de Arco. Por otro lado, Pernoud ha sido una de las especialistas que más han contribuido a rehabilitar la Edad Media, contra la imagen oscura que de esta época habían pintado los tópicos. En 1978 fue galardonada con el Gran Premio de la Villa de París, y en 1997 recibió el Gran Premio Gobert de la Academia francesa por el conjunto de su obra. Aparte de su tesis doctoral, con Ensayo de la Historia del Puerto de Marsella desde sus oríge- nes hasta el fin del siglo XIII, presentada en la Facultad de Artes de la Universidad de París (1935), Pernoud ha sido autora de: La unidad francesa-1944, Luces del Medioevo-1944, Vida y muerte de Jua- na de Arco-1953, Cristina de Pizán, ¿Qué es la Edad Media?, La mujer en tiempos de las cruzadas, Para acabar con la Edad Media, Hildegarda de Bingen, San Martín de Tours, Blanca de Castilla, Eloísa y Abelardo, La mujer en el tiempo de las catedrales, Leonor de Aquitania-1969 y Los hombres de las cruzadas: historia de los soldados de Dios-1987. b) Para acabar con la Edad Media de Pernoud Consiste en “toda una declaración de principios: terminar con la visión vergonzante y oscuran- tista que el gran público tiene del periodo medieval en la historia de Occidente”. Es Margarita Sánchez quien describe así la obra de Pernoud, añadiendo además, que esta imagen de la Edad Media “es tribu- taria del pensamiento ilustrado, que realizó un duro y falso enjuiciamiento de los siglos medievales, partiendo de postulados racionalistas”. Con la fina ironía patente en todas sus obras, Pernoud hace saltar por los aires muchos de los tópicos sobre el mundo medieval, revisando la producción literaria de la época, sus logros artísticos, el papel de la mujer, los códigos de honor y los rituales sociales, así como la implicación entre el poder temporal y el espiritual”, concluye la profesora Sánchez. Haciendo gala de profundos conocimientos y excelente sentido del humor, la autora se enfrenta sin complejos a las numerosas leyendas negras del Medioevo, con sabrosas anécdotas y sin evitar los temas polémicos, como el papel de la Inquisición. Según la más reciente crítica literaria, Pernoud trató de “alumbrar la oscuridad medieval y des- montar de un plumazo la creencia generalizada de que el Medioevo encarnaba, mejor que ninguna otra época, la ignorancia, el embrutecimiento y el subdesarrollo”. Acantilado fue la encargada de traer al mercado español la reedición de esta estupenda biogra- fía, publicada por primera vez en 1969 y fecha que, curiosamente, no se indica en el libro, y no consti- tuye un olvido involuntario. Ediciones Olañeta, con traducciones de Editions du Seuil, París-1977 en sus ediciones de 1998 y 1999, es la que sigue reeditando en la actualidad la versión española.

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CULTURA MEDIEVAL

(ed. Mercaba, Murcia-España)

a) Regine Pernoud

b) Para acabar con la Edad Media de Pernoud

c) Cultura medieval

d) Literatura medieval

e) Economía medieval

f) Mujer medieval

g) Iglesia medieval

h) Conclusiones finales

i) Bibliografía sobre la cultura medieval

_______________________________________________________

a) Regine Pernoud

Regine Pernoud (Chinón-1909, París-1998), es paleógrafa y doctora en Historia Medieval, y fue

conservadora del museo de Reims, del Museo de Historia Francesa, de los Archivos Nacionales de

Francia. Es una de las especialistas con mayor reconocimiento mundial en la historia de la Edad Media.

Su trabajo muestra el lugar privilegiado de la mujer en la Edad Media, asunto al que dedicó va-

rios libros, entre ellos La mujer en el tiempo de las catedrales y Leonor de Aquitania. Fue además una

de las mayores especialistas en Juana de Arco. Por otro lado, Pernoud ha sido una de las especialistas

que más han contribuido a rehabilitar la Edad Media, contra la imagen oscura que de esta época habían

pintado los tópicos.

En 1978 fue galardonada con el Gran Premio de la Villa de París, y en 1997 recibió el Gran

Premio Gobert de la Academia francesa por el conjunto de su obra.

Aparte de su tesis doctoral, con Ensayo de la Historia del Puerto de Marsella desde sus oríge-

nes hasta el fin del siglo XIII, presentada en la Facultad de Artes de la Universidad de París (1935),

Pernoud ha sido autora de: La unidad francesa-1944, Luces del Medioevo-1944, Vida y muerte de Jua-

na de Arco-1953, Cristina de Pizán, ¿Qué es la Edad Media?, La mujer en tiempos de las cruzadas,

Para acabar con la Edad Media, Hildegarda de Bingen, San Martín de Tours, Blanca de Castilla,

Eloísa y Abelardo, La mujer en el tiempo de las catedrales, Leonor de Aquitania-1969 y Los hombres

de las cruzadas: historia de los soldados de Dios-1987.

b) Para acabar con la Edad Media de Pernoud

Consiste en “toda una declaración de principios: terminar con la visión vergonzante y oscuran-

tista que el gran público tiene del periodo medieval en la historia de Occidente”. Es Margarita Sánchez

quien describe así la obra de Pernoud, añadiendo además, que esta imagen de la Edad Media “es tribu-

taria del pensamiento ilustrado, que realizó un duro y falso enjuiciamiento de los siglos medievales,

partiendo de postulados racionalistas”.

Con la fina ironía patente en todas sus obras, Pernoud hace saltar por los aires muchos de los

tópicos sobre el mundo medieval, “revisando la producción literaria de la época, sus logros artísticos, el

papel de la mujer, los códigos de honor y los rituales sociales, así como la implicación entre el poder

temporal y el espiritual”, concluye la profesora Sánchez.

Haciendo gala de profundos conocimientos y excelente sentido del humor, la autora se enfrenta

sin complejos a las numerosas leyendas negras del Medioevo, con sabrosas anécdotas y sin evitar los

temas polémicos, como el papel de la Inquisición.

Según la más reciente crítica literaria, Pernoud trató de “alumbrar la oscuridad medieval y des-

montar de un plumazo la creencia generalizada de que el Medioevo encarnaba, mejor que ninguna otra

época, la ignorancia, el embrutecimiento y el subdesarrollo”.

Acantilado fue la encargada de traer al mercado español la reedición de esta estupenda biogra-

fía, publicada por primera vez en 1969 y fecha que, curiosamente, no se indica en el libro, y no consti-

tuye un olvido involuntario. Ediciones Olañeta, con traducciones de Editions du Seuil, París-1977 en

sus ediciones de 1998 y 1999, es la que sigue reeditando en la actualidad la versión española.

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c) Cultura medieval

“La Edad Media fue hábil en introducir su cultura en todos los ámbitos de la vida, y en mante-

nerla eterna en ellos en el transcurso de los siglos”, comienza diciendo la prestigiosa Pernoud.

En cualquier parte, sigue añadiendo la dra. Regine, los vestigios culturales de la época medieval

son más numerosos que los de todas las demás épocas reunidas. Es imposible circular por Europa sin

ver un campanario del s. XII-XIII. Es más, cualquier región europea no suele poseer ningún museo

importante, y en cambio amontona riquezas en monasterios, literatura popular, arte parroquial rural,

frescos románicos….

Así mismo, la afluencia de turistas es habitual en los edificios medievales. El Mont Saint Mi-

chel recibe más visitantes, por ejemplo, que el mismo Louvre de Paris.

En todos los lugares se han ido creando clubes arqueológicos, talleres de restauración y excava-

ción, sobre todo resto medieval.

d) Literatura medieval

Si el Renacimiento recurrió a las fuentes de la Antigüedad, por poner un ejemplo, la Edad Me-

dia batió record en sentido literario.

Bernardo de Claraval manejó una prosa completamente nutrida de citas antiguas. Incluso fue tan

asiduo el cultivo de los autores latinos y griegos por parte del entorno erudito de Carlomagno, que se ha

llegado a hablar del “Renacimiento Carolingio” del s. VIII-IX, aparte del “Renacimiento del s. XII” y

del constante “Humanismo medieval”.

Por otro lado, cabe recordar la filosofía aristotélica del s. XIII, por no seguir ahondando en la

enorme riqueza literaria popular, proliferación de los primeros best sellers, memorización de romances

y géneros épicos… a lo largo de toda la Edad Media.

Tomando el relevo del Imperio romano, cuando Carlomagno emprende la reanimación de la en-

señanza y la cultura, lo hace siguiendo las normas romanas:

-fundando en Aquisgrán la Academia palatina,

-trayendo y agrupando a los mejores gramáticos, letrados y poetas de todos los lugares.

El poeta franco Angilberto, el visigodo Teodulfo, el inglés Alcuino… y todas las artes medieva-

les siguieron los modelos de las formas clásicas, llegando a convertirse en los nuevos Homero, Píndaro

y Virgilio.

Menos de 200 años después de la muerte de Carlomagno renació la vena céltica, la Chanson de

Roland, el Baudri de Bourgueil, Mardobio, Guillermo de Aquitania, Bernat de Ventadorn, Jaufre Ru-

del, por no citar las leyendas del rey Arturo, la Tabla Redonda, la Demanda del Grial, Erec y Enide,

Tristán e Iseo…

Por último, el teatro fue practicado en la Edad Media desde fecha muy temprana, añadiendo al

teatro clásico mayor vida interior y valor educativo.

e) Economía medieval

En el tema de las corporaciones financieras medievales, y de los derechos económicos medieva-

les, la Economía medieval supuso hacer frente al derrumbamiento y agujero económico dejado por el

Imperio romano, que había sido centralizado hasta el extremo.

Para hacer frente al desastre económico romano, la Edad Media puso el centro de la riqueza en

la tierra, con toda una serie de derechos o feudos de uso y protección.

Un ejemplo lo tenemos en el Código forestal medieval. Cuando en 1827 el propietario Jodot

trató de comprar un bosque a los Rochefoucauld, los habitantes de Counozouls se le echaron ferozmen-

te encima, recordando la costumbre que había imperado durante siglos, desde los siglos medievales.

Por otro lado, la sociedad europea estaba en inferioridad económica respecto al Islam, teniendo

que sufrir el terror sarraceno por doquier. Evocar esta situación a menudo en sus documentos, y tratar

de sobrevivir por medio de costumbres iguales y constantes, fue la receta medieval utilizada por Euro-

pa.

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Otra de las recetas económicas utilizadas por la Edad Media fue la de la economía de Castillo, y

la del sufragio de las Órdenes de caballería, para proteger la débil vida urbana.

Lo que si abolió el sacro Imperio medieval fue la esclavitud, permanente durante milenios en

todas las sociedades antiguas, y que había llegado a convertirse en algo natural. Los antiguos esclavos

pasaron a ser siervos, de igual a igual con el resto de ciudadanos, y ahora con protecciones a su favor.

Se trataba de una servidumbre ligada a la tierra y a los imperativos agrícolas, y no a las perso-

nas, como en el mundo precedente (y en el que el esclavo no tenía derecho a casarse, fundar una fami-

lia, tener dignidad de ciudadano).

El siervo u obrero medieval, según se desprende de numerosos documentos, como los de la

abadía de Ronceray, era:

-un hombre de nuestra tierra,

-de todas las clases,

-con nuestro mismo linaje,

-censado y con contrato de trabajo,

-sujeto receptivo de donaciones,

-intercambiador de mercancías,

-con riquezas potenciales lejos de haberse agotado.

El derecho romano de “usar” y “abusar” quedó abolido, pues, en las costumbres económicas

medievales.

f) Mujer medieval

Las referencias a la mujer en la Edad Media se han producido a un ritmo impresionante. La

mujer en la sociedad de Siam, en cambio, o según los derechos cuneiformes, o en el derecho maliki

magrebino, no hablan de ella para nada. Es igualmente inútil buscar un estudio sobre la mujer en las

sociedades célticas.

¿No es sorprendente, en efecto, pensar que en los tiempos feudales la reina era coronada como

el rey, con dominio real?

Un rápido repaso de las reinas da una idea bastante exacta de lo que pasó en la sociedad. Mien-

tras que la mujer en los tiempos antiguos es constantemente relegada, incapaz de reinar, de ejercer su

derecho sobre sus bienes… en tiempos medievales los muchachos y muchachas se encontraban en pie

de igualdad rigurosa.

En efecto, a mitad del s. XIII la universidad tuvo que dispensar el derecho romano porque no

admitía más que el pater familias. Por otra parte, la difusión del cristianismo había ido introduciendo

desde sus comienzos la libre elección de los esposos.

Las tonterías que se han vertido sobre que “la mujer no tenía alma” para la Iglesia medieval

presentan serias lagunas:

-pues en la Iglesia antigua y moderna la mujer ha gozado siempre de alma, y la Iglesia nunca ha cam-

biado sus criterios,

-pues la Iglesia no dispensa la comunión ni confesión a seres sin alma, por ejemplo, y a ellas siempre se

las ha dispensado,

-pues la Iglesia ha propuesto siempre modelos femeninos de heroínas, a diferencia de la cultura pagana:

Santa Inés, Santa Cecilia, Santa Catalina de Siena…

También es sorprendente que la enciclopedia más conocida del s. XII emanara de una religiosa,

la abadesa Herrade de Landsberg, o que multitud de religiosas cristianas gobernaran abadías, escribie-

ran, enseñaran griego, hebreo, literatura… ya desde su más joven edad. La Iglesia, pues, ha sido la úni-

ca en la historia que ha dado protagonismo absoluto a las mujeres y un lugar de poder. Eso sí, desde un

punto de vista distinto, femenino, y siempre eminente.

Pues bien, la sociedad civil introdujo en su derecho los mismos estatutos de la mujer, que estas

gozaban en el seno de la Iglesia:

-casadas y actuando por sí mismas,

-abriendo tiendas y comercios sin tener que presentar autorización marital.

No será hasta la Edad Moderna, en los Decretos del Parlamento francés de 1593 (casi siglo

XVII), cuando a la mujer se le aparte explícitamente de toda función estatal.

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g) Iglesia medieval

En pleno siglo XIII, ya Brunetto Latini había explicado en su obra Tesoro que la tierra era re-

donda; luego no fue Galileo el primero en decirlo ni saberlo.

Por otro lado, los procesos contra la brujería alcanzaron su máximo auge en la Edad Moderna,

en la época de la Ilustración y siglo de la Razón (en el s. XVII, 3.000 brujas fueron enviadas a la ho-

guera por el juez Nicolás Remy, o por el abogado real Jean Bodin, sin mencionar los peores casos de

brujería, los ocurridos en la propia corte francesa). En Burdeos, en pleno siglo XVIII, todavía tenían

lugar procesos civiles contra la brujería, terminando con la hoguera.

En cuanto a los herejes, fue el conde de Tolosa, Raimundo V, el primero que llamó a combatir

militarmente a esta “plaga pútrida, que genera peste y ruinas”, entre otras cosas porque generaba la

incultura. Ante el cariz que tomaban las cosas, en 1231 el papa Gregorio IX fundaba la Inquisición,

para investigar y así poder juzgar a los herejes. El termino Inquisición significaba, por tanto, indaga-

ción, como investigación permanente y no sólo puntual, para no juzgar alocadamente.

En los casos juzgados por la Inquisición eclesial, en los lugares en que sus registros se han con-

servado, el porcentaje resultó ser:

-el 10% culpables, e inocentes el 90%,

-del 10% culpables, el 94% fueron declarados excomulgados, y el 6% fueron dados a la pena de muerte.

Ante estos juicios benévolos de la Iglesia, fueron los reyes los que mandaron reos a la pena ca-

pital, como Roberto el Piadoso (que mandó en Orleans a 14 clérigos y laicos a la pena capital), o como

Federico II de Alemania (que promulga el endurecimiento de las penas contra los herejes, siendo el

prototipo de “monarca ilustrado”).

En cuanto a las cruzadas, fue en el Concilio de Clermont-1095 donde Urbano II decide hacer un

primer llamamiento a toda Europa. El papa, expulsado de Roma y errante en Francia:

-no duda en abrir el concilio excomulgando al rey de Francia, ante la mirada atónita de la diplomacia

europea,

-es enérgico en el llamamiento que hace a la cristiandad europea, para que recobre el feudo que le co-

rresponde, y que le había arrebatado el Islam.

Por último, las órdenes de caballería, hospitalarias con el enfermo (para ellas, es el “señor de la

casa”), no dudaron en llamar “Casa de Dios” a los lugares en que acogían a los pobres, enfermos y mi-

serables, y no tanto a sus iglesias.

h) Conclusiones finales

No cabe duda que, ante la obra de Regine Pernoud, nos encontramos ante un perfecto acabado

de eliminación de prejuicios medievales. Nada más habría que objetar, y tan sólo cabría seguir aña-

diendo más y más ejemplos a la impresionante lista enumerada por la doctora francesa.

Quedan, por supuesto, materias o campos por los que entrar, y ahondar en los que se han pre-

sentado. Pero eso llevaría exactamente 1.016 años para los europeos occidentales, y casi 980 para los

orientales.

La Edad Media supuso un avance sobre la Edad Antigua, al igual que la Edad Moderna avanzó

sobre la medieval. A nivel social, es difícil creer que se reprodujeran a conciencia errores del pasado, o

no se conocieran las fórmulas para luchar contra enfermedades ya encaradas en el pasado. En el campo

de la ciencia, menos creíble es que un periodo de tiempo posterior a otro no tratase de superar obras de

arte y letras ya plasmadas en el pasado.

Lo que fue la academia ateniense de filosofía en el cénit de la cultura griega, se convierte ahora,

por ejemplo, en mega-universidades de medicina, derecho y geometría, con estatutos para alumnos

tanto internos como extranjeros, tanto en Bolonia como en Oxford y París. Lo que fue la figura del

“pedagogo” griego, a especie de esclavo-cuidador-correa del niño, se convierte ahora, a inspiración de

Guillermo de Champeaux y otros cientos de rectores más, en profesorado cualificado y dotado de licen-

tia docendi.

Para terminar y no ahondar más en la herida (de que cada época histórica supera a la anterior),

desempolvar dos definiciones, sobre el “alma de la mujer”, de las dos épocas en litigio:

-según Aristóteles, máxima cima -y biólogo- de la cultura antigua, “la mujer carece de los mismos

dientes que el hombre”,

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-según Tomás de Aquino, máxima cima -y teólogo- de la cultura medieval, “la mujer (y el hombre) son

la más perfecta imagen que nos lleva a la contemplación de Dios”.

Se puede decir, por tanto, y a pesar de los intentos de la masonería y de E. Gibbon1, en orden a

sembrar prejuicios en la que fue una cultura más cristiana que nunca, que la Edad Media2:

-eliminó la esclavitud de la Antigüedad, salvo excepciones islámicas o bizantinas, y hasta que fue reco-

brada por el Mundo moderno;

-fue cristiana, y tuvo imperativos cristianos;

-tuvo a Europa occidental por debajo de otra civilización (el Islam), luchando por sobrevivir, uniendo

en una única identidad a los pueblos bárbaros más diversos, balcánicos o vikingos;

-tuvo al Islam como auténtico protagonista, viviendo su época gloriosa;

-fue configurando la ciencia, las letras y los estados.

i) Bibliografía sobre la cultura medieval

FRAILE, G; Historia de la filosofía. Grecia, vol. I, ed. BAC, Madrid 1990.

LADERO QUESADA, M.A; Historia universal, vol. II, ed. Vicens Vives, Barcelona 2007.

LLORCA, G; VILLOSLADA, R; LABOA, J; Historia de la Iglesia Católica, Edad Media, t. II, ed.

BAC, Madrid 1988.

PERNOUD, R; Pour en finir avec le Moyen Age, ed. Seuil, París 1977.

SUAREZ FERNANDEZ, L; La Alta Edad Media, vol. I, ed. Gredos, Madrid 1970.

Manuel Arnaldos

Diócesis de Cartagena-Murcia

Indice general: www.mercaba.org/GradodeHistoria/1.doc

1 Según GIBBON, y sus tesis recogidas en su History of the decline and fall of the Roman Empire, de 1776, las causas de descomposición del Imperio romano, y consiguiente e irreversible decadencia del mundo medieval, hay que bus-carlas en la difusión del cristianismo, y en la implantación de su doctrina en todos los ámbitos sociales. 2 cf. RODRIGUEZ DE LA PEÑA, A; Alta Edad Media, ed. CEU-SP, p. 3.