Cultura del miedo

Capítulo 5-6 “la guerra y la paz” Santiago Gamboa.

Estudiante: Ángela Duque

V. Argel, 1996

Colombia el segundo país más peligroso del mundo después de Argelia, una acusación de impacto para la población colombiana, ignorantes de este hecho y posiblemente engañados ante la creencia actual de que Colombia es el país más feliz del mundo argumentando de forma fácil y folclórica la facilidad de olvidar de los colombianos, sin embargo cabria dudar sobre la definición de peligroso ya que se puede referir tanto a la delincuencia, guerra, fanatismo religioso o corrupción, etc. Para explicar esta postura de Juan Goytisolo, el autor del libro Santiago Gamboa, decide recorrer la zona de Argelia. El panorama que describe este periodista en Argelia no es nada alentador, liderado por un Fanatismo religioso que busca imponer la ley coránica a mano armada del GIA (grupo islamista armado) buscando el rechazo o aniquilación de los extranjerismos, estudiantes, artistas o mujeres occidentalizadas. Siendo así de forma detallada, describe el control armado en el que viven los ciudadanos, tal es la situación que no solo toda la ciudad se encuentra con la presencia del ejército y sus armas alrededor de cada hogar, sino también existe el cautiverio de la gente a través de alambradas, un pueblo que no tiene la libertad de elegir su credo, ni cambiar su identidad porque está bajo la represión armada en nombre de una religión.

Es interesante en este capítulo la posición del autor respecto al poder refiriendo que cuando es guiado por el fanatismo religioso las magnitudes se tornan devastadoras, crueles y atroces de no ser por que quienes los cometen creen que están haciendo el bien y solo ellos tendrán la razón y el privilegio de ir al cielo después de la muerte. La fe que mueve a este grupo de hombres, es dirigida por los grandes profetas quienes buscan salvar su pueblo a costas de las torturas y aniquilación de los diferentes de los que no pertenecen a sus creencias. Esto el autor lo deja claro definiendo esta idea como la “dictadura de la bondad”.

Respecto a este capítulo, el autor relaciona un fenómeno social que ha permanecido en Colombia; es la llamada “limpieza social” esto se desarrolla en nuestra población, con la presencia de panfletos de autores totalmente anónimos quienes buscan acabar con los individuos “no aptos para la sociedad “en pocas palabras se refiere a las minorías que abarcan las prostitutas, vendedores de drogas, delincuentes, inclusive miembros de las barras bravas y homosexuales. Con este acto inhumano de terror, de terror porque primero se implanta una amenaza por escrito y luego una advertencia marcada con sangre de pobreza, necesidad y diferencia. Viene la duda nuevamente para el colombiano sobre quien puede ser el autor de tal intimidación ¿algún grupo armado? ¿Algún grupo armado por el fanatismo religioso? ¿Algún grupo armado de dinero y ambición? Una vez más el pueblo colombiano victimizado queda confundido. “La limpieza social”

como un fenómeno que siembra el terror en la población, es un tema de estudio para la psicología de la violencia al cuestionar; la forma de proceder de los autores de tal limpieza, la percepción que tenemos la población colombiana como “personas no aptas para la sociedad” evaluando las condiciones de supervivencia en las que se adaptaron tales señalados, y más aún conocer las características que tiene la población colombiana a favor de este proceso. Tal fenómeno es relacionado con la situación de Argelia según el autor, ya que al ser este el primer país más peligroso del mundo, la sociedad colombiana le sigue por entregarse a la persecución, a la amenaza y al terror social hacia quienes no encuadran en el orden social.

VI. Tormentas de acero

Acá encontramos posibles causas de las guerras, donde el autor comenta las más inolvidables y violentas guerras que ha habido alrededor del mundo y en Colombia. Tales causas se caracterizan por la conquista territorial; como aconteció en la conquista de América por parte de los Españoles, quienes no solo trajeron su cultura y su idioma sino que locos por el Dorado y bajo el mandato de un único dios, acabaron con la identidad de nuestros pueblos indígenas, a tal punto que para la mayoría de los Colombianos la palabra indio se utiliza con el fin de ofender. Otra causa para la guerra puede ser el comercio como se vivencio en la guerra entre Perú y Colombia por la frontera, territorio importante para la caucheria Peruvian Rubber Company (1932-1933), existe una causa interesante, esta la explica el autor como la guerra de palabras en la cual argumenta la tendencia de los gobiernos como el nuestro, de suprimir la palabra que designa la guerra, claro ejemplo de este la describe durante la presidencia de Uribe quien propone la exterminación de la palabra “conflicto”, acusándose de terrorista a todo aquel que debatiera su percepción y causa por Colombia.

Respecto a la guerra de palabras de la cual el autor expone el caso de Uribe, cabe relacionar un fenómeno social bastante significativo que refiere al analfabetismo este fenómeno con una tasa de 7,6% de analfabetas de los cuales las ciudades como el choco con el 20,1% de su población es analfabeta, sucre con 17% y entre otras, Cesar. Cantidad de iletrados principalmente de zonas rurales, ponen a Colombia como el séptimo país desarrollado en educación. Esto para la psicología de la violencia se abordaría como una causante más de la guerra política, pues una población tan fácil de manipular, con niños que caen en grupos revolucionarios donde se preparan para combatir, ajena al desplazamiento, al conformismo por un mal nivel de educación y a la calidad de gobernantes que repetitivamente eligen. Lo anterior afirma la necesidad de investigar desde la psicología de la violencia como repercute el analfabetismo en el conflicto o si es la guerra quien ha repercutido en este, las consecuencias de mantener una población rural bajo el analfabetismo y como esto apoya el conflicto armado. Santiago Gamboa afirma que “el poder suele llamar terroristas a quien lo asusta él, que no siempre coincide con quien asusta a la población” sin más palabras queda claro que la posición del autor frente a este fenómeno puede definirse a la de una población iletrada que en su mayoría desconocen el conflicto armado y el conflicto político de su país, tomando como verdad el enemigo señalado, siendo nuestra población victimizada, atemorizada y amenazada por tal vez nuestros salvadores quienes imponen su poder mediante la cultura del miedo.