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LA CUESTION AGRARIA EN LA ORlNOQUlA COLOMBIANA EMILIO GARCIA GUTIERREZ * Informe Técnico No. 13 - - 1.A. i\ls.(:. Dcaiirrollo I¿ii~iI. Espcci;ilisi:i cii I'l;iiic:icitiii y i\dii~inistríicitíii clcl Ucs;iirollo licgioniil. COIIPOICA. Director 0l'iciii;i dc t'l:iiic;icitiii. Kiii. SI Víii ÍI Piisiio Ltipcz A.A. 3 12'9 Villiiviccricio - Mcin. Coloinhia.

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LA CUESTION AGRARIA EN LA ORlNOQUlA

COLOMBIANA EMILIO GARCIA GUTIERREZ *

Informe Técnico No. 13

~ - -

1.A. i \ ls . ( : . Dcaiirrollo I¿ i i~ i I . Espcci;ilisi:i ci i I'l;iiic:icitiii y i\dii~inistríicitíii clcl Ucs;iirollo licgioniil. COIIPOICA. Director 0l'iciii;i dc t'l:iiic;icitiii. Kii i. SI Víii ÍI Piisiio Ltipcz A.A. 3 12'9 Villiiviccricio - Mcin. Coloinhia.

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Informe Técnico No. 13

La financiación de esta publicación se logró gracias a los recursos del P.N.D.A., Plan Nacional de Desarrollo Alternativo

Autor: EMILIO GARCIA GUTIERREZ *

CORPOICA REGIONAL OCHO. Agosto de 1999 Villavicencio, Meta, Colombia

Edición : Nora Elisa Cubillos Quintero Coordinadora Transferencia de Tecnología

Código : 02.03.13.08.35.99 Diagramacion : Lucila Cubillos Cruz Impresión : Comunicar Asesores Villavicencio Tiraje : 500 ejemplares.

' Las opiniones expresadas en ebte documento corresponden exclubivamente al autor y no comprometen a las entidades.

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TABLA DE CONTENIDO

Pág.

Presentación . . .. ..... . .... ....................................... ............ ............................. .... .... .... . ..... .. .5

CAPITULO 1

La economia Agrícola de comienzos del Siglo XX en el Meta ....................................... 7

CAPITULO 2

Factores de cambio en la economía campesina .......................................................... 23

CAPITULO 3

Medio Ambiente y Colonización en el Meta .................................................................. 39

CAPITULO 4

LA POBREZA RURAL .................................................................................................. 47

La pobreza de los productores rurales del cordon petrolero Casanareño .................... 49

Pobreza y desarrollo rural en Cumaral ...................................................................... 69

Factores estructurales y coyunturales de la pobreza rural en el Meta ....................... 81

CAPITULO 5

La concentración de la tierra en el Meta ....................................................................... 99

CAPITULO 6

El mercado internacional y las frutas de la Orinoquia ............................................ 131

CAPITULO 7

La política económica y el sector agropecuario de la Orinoquia ................................ 141

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Hoy el problema agrario, vincula tres grandes dimensiones que se relacionan entre sí: la crisis de producti- vidad sostenible, la violencia política social y la pobreza rural. A ellas se suma el parcial colapso del Estado, en su doble condición de titular del monopolio de la fuerza y de agente del interés público.

La crisis de productividad se expresa en sus dos terrenos opuestos. Por una parte, la mayor parte de los grandes propietarios usan la tierra en ganadería extensiva, pagan pocos impuestos, generan poco empleo, aportan muy poco al producto global, y generan gran destrucción ambiental. I Por la otra, muchos de los pequeños propietarios y de los campesinos sin tierra ocupan áreas empobrecidas y con severas limitacio- nes naturales y no obtienen ingresos suficientes para elevar su nivel de vida. Ambos extremos deterioran gravemente el patrimonio ambiental del Meta, causan conflictos violentos y generan pobreza. En Colombia la tierra es objeto de atesoramiento e inversión de capitales sin costos de oportunidad privados, por la casi ausencia de impuestos prediales. Su uso económico no responde a las necesidades alimenticias de la población, ni a las señales de la economía por ausencia de cultura empresarial de los propietarios. La apuesta de muchos grandes propietarios es la capitalización de ganancias no percibidas en la valorización de la tierra, a medida que aumenta para la sociedad el costo social de oportunidad de no usarla adecuada- mente.

La violencia política de insurgencia y contrainsurgencia desplaza a la población campesina y ahuyenta a los empresarios del campo, y progresivamente vincula los derechos de propiedad y de residencia a la participa- ción en formas colectivas de seguridad de uno de los bandos enfrentados. En la negociación política lo que está en juego es la clarificación de los derechos depropiedady uso de la tierra entre grupos sociales, en casi todas las regiones del país. La propiedad es una relación social entre grupos humanos localizados e iden- tificados y de ella dependen las condiciones y oportunidades de vida para la población. La violencia inte- rrumpe el ejercicio del derecho de propiedad y desarticula la base productiva.

El conflicto latente por la tierra no puede tramitarse por el Estado ni resolverse sin parar la guerra en el campo, y ello no puede hacerse sin hacer un pacto sobre los derechos que unos grupos sociales reconocen a otros, cuya actualización excluye expresamente el recurso de la violencia. Una parte del pacto tendrá que referirse a los derechos adquiridos o perdidos en el curso de la confrontación y a causa de ella. La paz no puede consolidar ganancias territoriales obtenidas con violencia , ni aceptar pérdidas de tenencia o propie- dad causadas por el mismo medio.

El objetivo político de la reducción de la pobreza rural, que no ha disminuido apreciablemente en la última década, sólo es concebible dentro de un marco de estrategias para elevar los ingresos y la productividad ambientalmente sostenible del sector agrario y en el horizonte de la superación de la guerra. Este objetivo justifica la distribución de tierras aptas para la agricultura a campesinos sin tierra o con muypoca, dentro de proyectos productivos que sean competitivos con la economía global y con un componente de agricultura de subsistencia.

Confiamos que esta reflexión, seria y fundamentada, ayude a orientar el trabajo de los grupos sociales empeñados en construir un nuevo país, donde las prácticas de convivencia y solidaridad remuevan las prácticas de guerra que recortan el potencial de desarrollo de Colombia.

Emilio García Gutiérrez.

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CAPITULO 1

LA ECONOM~A AGR~COLA DE COMIENZOS DEL SIGLO XX EN EL META

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La Cuesticin Agraria en la Orinoquia Colombiana

LA ECONOM~A AGR~COLA DE COMIENZOS DEL SIGLO XX EN EL META

"Los hombres, como especie, cambiamos poco. Desde el palenlítico nuestra actitudes básicas instintos, emociones, pasiones son las mismas".

OCTA VIO PAZ

La historia del Meta se inscribe dentro del proceso general de integración al país de la región metense y tiene como antecedentes más inmediatos el proceso de poblamiento que los Llanos de San Martín venían teniendo desde siglos anteriores.

La colonización del territorio metense, por la migración de las regiones andinas circunvecinas, era la forma más indicada para socavar la estructura vegetativa y estática, que en los primeros cin- cuenta años del siglo XIX no presenta ninguna remezón económica y poblacional significativa. Si a nivel nacional para 1832 se reglamentaba de forma más dinámica la adjudicación de tierras baldías como los bonos, o el dinero por concesión, con el fin de promover la colonización de zonas circundantes a las principales ciudades en desarrollo, para nuestra región del piedemonte metense sus efectos de democratizar la posesión de la tierra no tuvo ninguna trascendencia: ({Decretos y leyes adicionales trataron de llevar a cabo estas medidas pero, en resumen para mediados del siglo XX, muy poco se había hecho,,'

Como la colonización también se vende, uno de los disuasivos más eficaces que operó en esta mitad de siglo XIX, y que trasciende el tiempo hasta nuestro siglo XX son el clima y la abrumadora mayoría de población nativa, a pesar del desalojo sistemático y aniquilamiento que los desplaza- ba a las zonas más alejadas del interés del colono mestizo. Los que se decían conocer mejor la sabana y declarados defensores de su poblamiento, paradójicamente aumentaban la desespe- ranza de inmigrantes o inversionistas. El primer argumento negativo: los indios: <t.... Ladrones de profesión asaltan los conucos a la mitad del día, roban y lo que no pueden llevar lo despedazan,y2

Lo anterior señala en síntesis dos cosas:

a) Que a nivel terrestre, las vías seguían siendo un obstáculo enorme en las facilidades de la migración a la región, en la reactivación económica y en la generación de un mercado estable.

' DE LA PEDRAJA, René,1984, "Los Llanos: colonización y economia", Bogotá, D.€, CEDE-UNIANDES. documento No.74, p.17

BAYON, JOSE FRANCISCO, lnmigracion a los Llanos de Casanare y San Martin.

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/,ir Eco~~nmrá Agrícula de cumienms del Siglo XX en el Meta

b) La tendencia de ir mejorando los caminos lentamente desde Bogotá a los Llanos de San Martín paso a paso. La declaratoria en Camino Provincial de camino al Meta no detenía ésta tendencia: en noviembre de 1850 por ejemplo ya el camino estaba en Susumuco, y se hacia la invitación pública para la construcción hasta la boca de A ~ i a y . ~

LA QUINA, EL AÑIL Y EL CAFÉ EN EL SIGLO XIX

La economia colombiana de la mitad del siglo XIX hacia arriba se caracteriza por el afianzamiento de la economía agroexportadora:

A pesar de la débil inserción externa de la economía y el bajo nivel de las exportaciones del país con relación a otras naciones latinoamericanas, el sector externo caracterizó sin duda alguna, la evolución económica colombiana en el siglo XIX4-

Dentro de esta referencia, la alta demanda de quina a mediados en el mercado europeo y la caída de la producción boliviana consolida la explotación nacional5. )A inicios de la década de los 70 se constituye junto al tabaco en los dos primeros renglones de exportacibn después del oro., Dadas las facilidades de transporte y empaque respeto a los demás productos agroexportables la quina compite ante los ojos del empresario agroexportador sobre todo después de la caída del tabaco.

Algunos de los rasgos característicos que explicaron de paso la naturaleza y consecuencias inmediatas de su explotación a nivel regional metense serían, en primer lugar, el carácter especu- lativo de la extracción y comercialización6, al no haber una oferta estable en el mercado externo como es típico, los precios de la corteza de quina se elevan aceleradamente generando en lo interno el auge nacional aprovechando la alta rentabilidad en la exportación pues ademas del alto precio del mercado los costos de extracción eran muy bajos. La forma de extracción era muy primitiva y rudimentaria.

"Los bosques se destrozaban sin parar mientes en la posible necesidad de repararlos y de con- servarlo~>>~.

A nivel local, la empresa quinera, impondrá al pequeño productor su monopolio en la comercialización, decidiendo los precios de compra8. Si bien no se puede explicar exactamente las formas de explotación quinera más generalizadas son las empresas productora- exportadora que utiliza trabajadores a destajo, y el pequeño extractor. Dado el interés de la alta rentabilidad característica de esta especulación, es de suponer que el capital producto de la quina necesaria-

El Constitucional de Cundinamarca No.280 noviembre 10 de 1850

OCAMPO, José Antonio. Colombia y la Economia Mundial ,1830-1910. Bogotá, Fedesarrollo- Siglo XXI. Editores 1984 pBg 71. También entre otros: SAFFORD. Frank. Aspectos del Siglo XIX en Colombia. Bogotá, Hombre Nuevo 1977, pág 201-284

' NIETO ARTETA, Luis Eduardo, Economia y Cultura en la Historia de Colombia, Bogotá, Tiempo presente 1975 pag 223-225.

La única investigación especifica sobre quina en el siglo XIX, sobresaliente en el detalle, es el trabajo monografico de Echandia C. Camilo, Sandoval 6, Luis Yesid. La historia de la quina en Colombia 1850-1882. Bogotá, Universidad extemado de C o l m bia. Facultad de Economia 1986, Tesis de grado.

NIETO ARTETA, Luis Eduardo. Obra citada pag 226

SAFFAAYD, Charles,.Viajes a Nueva Granada PBg 98 citado por Ocampo, José Antonio, Obra citada pag 295

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mente se encontraba en los pocos monopolistas que tenían casas de exportación en los principa- les centros de consumo externo; en palabras de Ocampo: <<El capital era rápidamente moviliza- do hacia cualquier sector que permitiera ganancias fáciles, pero también rápidamente retirado cuando dejaba de presentar condiciones especialmente favorables>>g

La producción global de quina pasa de 1400 toneladas de 1854-1855 a 5800 toneladas en el último año de auge 1880-1 881. En forma general se distinguieron periodos de auge, considera- dos como los niveles más altos de exportación en el mercado mundial: 1849-1 852; 1867-1 873; 1 877- 1 882.

/Es para el periodo de 1867-1873, cuando la coyuntura de la explotación quinera reside en el Piedemonte metense plenamente, debido al agotamiento de los bosques quinero de Cundinamarca y Tolima, y, sobre todo la novedosa exigencia en el mercado externo, de una variedad específica de sulfato que sólo se hallaba en cantidades sobresalientes en los montes de los Llanos de San Juan y San Martínl0; la zona óptima se localizó entonces en el sector de San Juan y la Uribe, pero ' , su extracción se ejecutó en todo el piedemonte metense, incluso en Villavi~encio~~: estas quinas ',

aparecen como la primera y más valiosa producción de la zona, dentro de las exportaciones i,

forestales que allí se efectúan (añil y caucho)>,l2.

Como la quina se extraía forestalmente, la base de su explotación residía en la riqueza natural de las tierras: esto explica que la apropiación de los baldíos tenía como móvil prioritario la consecu- ción de ricos bosques quiníferos. Desde mediados de la década de los sesenta reconocidos empresarios quineros inician la sistemática adjudicación en las zonas altas del Piedemonte:"Las grandes adjudicaciones se han hecho en el suroriente del territorio a la compañía de Colombia en los señores José Saravia Ferro, Herrnógenes Durán, Plácido Serrano y algunos otros; dichas adjudicaciones se han hecho todas en la cordillera en las ricas regiones de las q~ inas> ,~~ .

Muy al contrario de lo que se puede imaginar ante el relativo auge de poblamiento que se inicia hacia los finales de los sesenta, la mayoría del territorio es baldío: <<La décima parte del territorio de San Martin ha entrado ya en apropiación individual; las nueve partes restantes son baldías, o sea propiedad de la nación.))i4.

Y quien más aconsejado para decirlo que don Emiliano Restrepo del cual hablaremos más ade- lante en particular; fue el mayor adjudicatario del siglo XIX en la región. A la postre estaba en el negocio de la quina en estos lares desde mediados de los sesenta; y para finales de ésta década Restrepo refiere que todo el territorio estaba en su explotación:

<<Tres compañías respetables, sin contar muchos explotadores (sic) que trabajan individualmen- te, se ocupan en la extracción de la quina en el territorio de San Martín; son: al sur, entre el

'' OCAMPO, José Antonio. Obra citada pág 62 ' O ECHANDIA C. Camilo, SANDOVAL B, Luis Yesid. Obra citada pág 74-75. " Véase. RESTREPO. Emiliano. Una excursión al Territorio de San Martín en Diciembre de 1869 Bogotá, lmprenta Medardo

Rivas, 1870, sustancialmente distinta de la edición de 1875 pag 324- 327, DE LA PEDRAJA TOMAN, Rene. Los Llanos.pág 59 PROYECTO HOLANDA - COLOMBIA, informe regional del Meta, Bogotá 1979 pag 9.

l i DlAZ ESCOBAR, Joaquín. Bosquejo Estadístico de la Región Oriental de Colombia Bogotá, lmprenta de Ignacio Borda, 1879 P I v

''I RESTREPO EMILIANO. Obra citada, Edición de 1870 pág 158

' O RESTREPO EMILIANO. Obra citada

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La Econontía Agrícola de comienzos del Siglo XX en el Meta

Guayabero y el Ariari, la compañía de Colombia; en el centro, entre el Ariari y el Humadea y el Upía, la compañía de San Martín. Probablemente esas tres compañías ocupan durante la época de extracción (siete meses al año) de mil quinientos a dos mil trabajadores>>I5.

Pero demos alguna medición, con toda la prudencia requerida cuando de cifras del siglo XIX se trataJ6, más como señaladores de tendencias que pruebas empíricas; se calcula que para los nueve años de este segundo auge regional quinero una producción total de 20.642,5 toneladasi7. Ahora, como la región era el sector predominante, su participación estará por encima del 6O0i0de ese total, algo así como el 8% de todas las exportaciones nacionales.

Si bien el marco del auge quinero es hipotético, su erección suministra mucha luz ante el proceso real de apropiamiento; así las adjudicaciones dadas de 1860-1878 para el cantón de San Martín a reconocidos quineros se ubican preferiblemente en el centro del auge, y corresponden al 70% del hectariaje adjudicado. A su vez el mecanismo de compra mayoritario son los Títulos o Docu- mentos de deuda Pública, más cercanos al empresario que al colono18. (Tabla No.1).

La tendencia indica adicionalmente que la apropiación de hecho, como las demás adjudicaciones de probable realización jurídica de las que no tenemos constancia deben ser considerables. Esto es casi evidente si se tiene en cuenta la amplitud de los terrenos baldíos y lo que podríamos llamar la mentalidad de apropiación natural del llanero característico en todas las sabanas de la Orinoquia por lo menos hasta mediados del siglo XX: dados los costos altos del trámite de legalización de la propiedad (de $1.500 a $2.000) era frecuente que no se asumiera el derecho de propiedad pues con esa suma podrían comprar ochenta o cien reses de cría,,ig

i. S

Por sobre la insularidad de la propiedad, la baja densidad demográfica, la ilimitada extensión del territorio baldío y la actitud singular del colono a la apropiación jurídica de las tierras, se encuen- tran algunos conflictos sociales relevantes como las invasiones a los bosques quineros en perso- na de los pequeños extractores sin tierraz0. Aunque escasos, los más álgidos degeneraron en conflictos armados, o el confiscamiento del invasor y su producto.

Los empresarios quineros a través de la coyuntura de la quina, además de favorecer el avance de la limitada frontera económica, dedicaron esfuerzos a la especulación comercial de su producto creando un relativo dinamismo comercial, y adem&s intentaron invertir en otras actividades que le dieran seguridad a la inversión, como la actividad ganadera y agrícola necesaria para sostener su mano de obra en la extracción.

El caso más ilustrativo, la Compañla Colombiana, contrata la construcción del camino de Colom- bia (Huila) a San Juan de Arama en 1869; trazó y fundó la población de la Uribe bajo la responsa- bilidad del ingeniero, general y socio Lucio Restrepo, constructor además de la vía. Sus ganade- rías llegaron a utilizar pastos artificiales y se calcularon en más de medio centenar de miles de

l 5 RESTREPO EMILIANO. Obra citada, pág. 325-326 'O UMANA, Alberto Problemas estadísticos en el Análisis del período liberal 1845-1885 En: Historia Económica de Colombia, un

debate en marcha, Bogotá IEC- Banco Popular 1979. '' OCAMPO, JosB Antonio. Obra Citada PAg. 279.

'Vemostrativo que la proporción de adjudicaciones a cultivadores sea tan ínfima. lg RESTREPO, Emiliano Obra citada pbg. 209, edición de 1875. 20 Fue famosa la acusación hecha a la compaiiia de Colombia. VBase DE LA PEDRAJA TOMAN, Rene. Los Llanos. Pág 60 y

ECHANDIA C. Camilo SANDOVAL B. Luis Yesid. obra citada 142-145

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cabezas de vacuno, asegurándose por algunos que importó razas holandesas2'. El mismo autor indica que el centro de sus actividades era San Martín, lo cual infiere un cierto ánimo comercial y económico de este distrito parroq~ia l .~~

Por otra parte, en 1870, Genaro Balderrama que sirviera como adjunto a la Comisión Corográfica, hacia una propuesta a través del periódico El bien público, para que se atendiera debidamente el desarrollo de los Llanos de San Martin. Balderrama recurrió para fundamentar su apreciación al conocimiento directo que tenía sobre la zona.

En la mencionada propuesta, además de enumerarse las ventajas de la navegación por el río Meta y la articulación de las actividades comerciales a partir del centro del país- se hacia alusión a las ventajas que ofrecía la región para el cultivo del añil debido a la composición de los suelos -arena y arcilla-, a la existencia de aguas apropiadas, y a las facilidades ofrecidas para su comercialización, si se habilitaba la ruta del río Meta. Incluso se anotaba que una industria añilera daría mejores resultados económicos allí que en el Magdalenaz3.

Este concepto, refrendado por otros observadores conocedores de la región, quienes además agregaron a sus informes las utilidades factibles brindadas por la clase de gusano de seda encontrado en los alrededores de Villavicencio, finalmente no tuvo ninguna acogida, dadas las condiciones que se mantuvieron en las zonas respecto a las vías de com~nicación~~.

Igualmente, el barbasco se constituyó por su parte, como el anterior producto, en un simple espejismo económico. Su comercialización se empezó a impulsar a comienzos de la centuria, como una industria posible para el Llano, pues el negocio no implicaba mayores gastos, ante el hecho de que existía en estado silvestre. El trabajo se limitaría a tomar las raíces, limpiarlas y enviarlas a las casas compradoras, las cuales a su vez las remitirían a Europa y Estados Unidos, donde el producto había llamado poderosamente la atención. Es probable que la falta de asisten- cia técnica y la ausencia de una dirección adecuada en el proyecto hayan incidido en el resultado finalz5.

En el café, las labores de procesamiento permanecieron en un cierto nivel de atraso en el país, a excepción de las principales haciendas de Cundinamarca, donde se adoptaron algunas innova- ciones importantes al finalizar el siglo XIX2? A este respecto, la hacienda de El Buque contó inicialmente con una maquinaria que obedecía no tanto a los adelantos técnicos, como al ingenio del propietario, empresario Sergio Convers. En 1889 el café producido en la hacienda El Buque obtendría medalla y diploma por su calidad en la Exposición Universal de Chicago2'.

En la última década del siglo, regularizada la navegación por el río Meta, la maquinaria de la hacienda experimentó un incremento cualitativo y cuantitativo. Se introdujeron separadoras y clasificadoras de café con el ánimo de mejorar la producción, dados los buenos precios en el

OSSA V. Peregrino. Obra citada pág. 78-80

'? Obra citada p. 125 '! BALDERRAMA GENARO. ,<El Meta y los territorios de San Martin y Casanare,). En el Bien Publico, septiembre 16 de 1870 ' O Restrepo Emiliano. El Bien Público, diciembre 9 de 1870 p.1 " Eco de Oriente. febrero 19 de 1939, p, 2 ", Ocampo José Antonio. Los orígenes de la industria cafetera, 1830-1929. p. 220

Convers Sergio. Bodas de diamante de [(El Buque11 en Eco de Oriente, abril 7 de 1940. p.7

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/a Eco~lo~~zia A~I- ícola de corizienzos del Siglo X X era el Meta

exterior, e igualmente se compró una centrifuga para la fabricación de azúcar y maquinaria para beneficiar arroz. El arroz producto que se vendía en Bogotá con el 10 o 20 por ciento de prima cobre el de Cunday, que hasta entonces había tenido la primacía, se constituiría más adelante en la base de la economía agrícola de la zona.

Por estos años viajaría Convers a Cuba para conocer detenidamente la forma como se adelanta- ba en la isla la producción de

Se desconocen las cifras de producción cafetera de la hacienda, pero si tenemos en cuenta la rentabilidad de esta inversión en el resto del país, y los precios de la época, que dejaban al propietario entre 12 y 15 pesos de ganancia por saco de 60 kilogramosz9, los ingresos de Convers por estos años debieron ser importantes. Las propiedades y las actividades económicas de Convers se hubieran incrementado y presentaron un boyante panorama: la sola hacienda del Buque, que contaba con 1500 hectáreas, tenía 70 de cafetales, 60 de caña, 150 de potreros naturales, 360 de pasto India, 6 de huertas, 100de bosques y rastrojos para caña, 66 de bosques para sementeras y 700 como reserva de maderas y aguas en la cuchilla de Buenavista30.

En la hacienda de Ocoa, concebida especialmente para el cultivo del café ante la posible apertura de la navegación por el río Meta, la maquinaria instalada reunía unas especificaciones técnicas mayores. La plantación, que seguía el sistema rectangular y no el de triángulos equiláteros, tenía 70.000 árboles. Se contaba con maquinaria para descerezar el café, para lavarlo, para quitarle el pergamino y para aventarlo. También se había construido una estufa para secar el grano. En 1870 se estima que la producción anual podía ascender a 13.440 pesos, es decir el equivalente a 2.800 quintales 31.

En los lustros finales de la centuaria, los productos provenientes de la zona con mayor aceptación en el interior del país fueron el ganado, el maíz, el arroz y la miel. Rufino Gutiérrez en la visita que hizo a Villavicencio en estos años, dejó constancia de las cantidades que, de los mismos, se habían registrado en la aduanilla de Marcelita entre noviembre de 1886 y enero de 1887, así: reses 2.083; maíz 325 cargas; arroz 50 cargas; y miel 80 cargas32. El arroz cobraría importancia paulatinamente hasta consolidarse, junto con el ganado, en la base de la producción económica que se negoció en los mercados de la Región de Oriente y Bogotá.

LAS PRIMERAS HACIENDAS Y LOS EMPRESARIOS MODERNOS

Simultáneamente a la aparición de la bonanza quinera en la región del piedemonte metense en la década de los 60, irrumpe en la zona de Villavicencio la fundación de haciendas agrícolas y ganaderas de una alta y moderna tecnificación, concentrándose allí la mayor producción econó- mica de este genero en toda la región dadas tanto las condiciones favorables del suelo, su consi- derable condición baldía, como la cercanía al mercado bogotano. A inicios de la década del 70

Ocampo, Josd Antonio. op. Cit. p.220

>"bid, p.220

"La hacienda de El Buque". En Eco de Oriente. diciembre 13 de 1936. P.3 "' Reslrepo Emiliano "Una excursion por el territorio de San Martin". En el Bien publico. diciembre 9 de 1870. p.1.

'j2 Gutierrez, Rufino. Monografias. P. 65

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por ejemplo, la rica margen izquierda del río Guatiquía aledaña a Villavicencio era completamente baldía:!:!,

Los que apersonan esta consolidación económica del área de Villavicencio, e irradian una actitud productiva completamente revolucionaria a las costumbres vegetativas de piedemonte, son em- presarios venidos de la Capital de la Unión, sabedores y partícipes de la actividad comercial y política de Bogotá.

Las haciendas que se fundaron en los alrededores del casco urbano fueron importantes en el proceso económico que se inició en 1860, el cual estuvo jalonado en alguna medida, por las iniciativas y propuestas de los gobiernos del periodo Radical34. En estos años las reformas libe- rales de medio siglo, con el comercio exportador a la cabeza, ya habían alcanzado plena vigen- cia. Estas propiedades surgidas en un contexto donde dominaba la economía campesina, exis- tente desde décadas atrás fueron fundadas como en otros lugares del país por empresarios urbanos que vieron la posibilidad de situar unos excedentes en los mercados cercanos o en el exter~or.'~. Además de una dedicación referida a las actividades agrícolas de autoconsumo, se cultivó en ellas café, cacao, caña de azúcar, maíz, yuca y arroz, productos a los cuales ya se le alude en algunos documentos del siglo XVlll referentes a la zona de San Martin, y se sembraron pastos para el engorde de ganados.

Estos prtmeros propietarios, personas ligadas directa o indirectamente a la vida política nacional, tuvieron acceso a la información necesaria para prever, al menos conyunturalmente, las posibili- dades económicas de la región: el general Santos Gutiérrez, abogado y agricultor, dueño de la hacienda Parrado, impulso desde la presidencia de la república la construcción del camino de herradura ente Cáqueza y Villavi~encio~~, Emiliano Restrepo, abogado, representante y senador, fundo sus haciendas principales sobre caminos proyectados y fuera del área conformada por la Comunidad de Apiay, lo cual le aseguró a través de la asignación de baldíos unos títulos de propiedad debidamente legalizado^^^, y finalmente Sergio Convers, dueño de El Buque tuvo se- guramente la oportunidad de conocer la opinión de Agustín Codazzi, su suegro, sobre las venta- jas de la navegación por el río Meta y el O r i n ~ c o ~ ~ , y en consecuencia pensar en sembrar café, en lo cual Codazzi también era veterano, para exportarlo por esta vía.

Dentro de la región Emiliano Restrepo, mezcló la abogacía y la política con los negocios de tierras y los agroganaderos, la explotación de la quina y la búsqueda de yacimientos auríferos. En 1867, fijó su atención en el proceso de colonización de los territorios orientales fundando numerosas haciendas: Susumuco, Servitá y El Triunfo sobre el camino entre Cáqueza y Villavicencio; La Vanguardia y El Cairo al norte del río Guatiquía y la del Prado y San Lorenzo al occidente del mismo; y la Argentina cerca a la garganta de Servitá. Algunos terrenos de su propiedad aledaños a Villavicencio sirvieron incluso de base para el casco urbano de la ciudad39. Restrepo igualmente

' Rsstrclpo Emillano. Obra citada, edición de 1875 P 141

' V a u s c h , Jane ~~Regidn olvidada: Los llanos en la hlstoria de Colomblall ''I Melo, Jorge Orlando. ~Vlsclsltltudes del modelo Ilbetal~, P. 137

'' Velandia Roberto, Descubrimientos y camlnos de los llanos orientales, ~ ~ 1 9 9

" ANI Pratocolos 1874, FI 98: protocolos 1878.1 879 FI 203.220.225

' V o t l e z z i . Aqustin El repertorio No 150 1856

' ANI. Prritocolos 1885- 88 Eol 163.164 V

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IA Ecoitoniía Agrícola de comienzos del Siglo XX en el Meta <L. c v

introdujo el pasto Pará, India e Imperial y fundó los hatos de Pavitos, La Esperanza, El Paradero y Yacuana40.

La Vanguardia y El Cairo tuvieron su origen en la sucesiva adjudicación de baldíos mediante el sistema de redimir bonos territoriales. La primera de estas operaciones comprendió una exten- sión cercana a las 6.000 hectáreas. Para efectuar la liquidación de los bonos cada hectárea se avaluó en 20 centavos. Las siguientes adjudicaciones adyacentes a la anterior, sumarían aproxi- madamente 1.680 hectáreas4'.

En cuanto a las actividades económicas, estas dos haciendas buscaron la especialización a partir de la ganadería y la agricultura, y dirigieron además su producción hacia los mercados de Cundinamarca. La de Vanguardia con sus 1.200 hectáreas de pasto para permitir la ceba de novillos que se destinaban generalmente para el consumo bogotano. Igualmente disponía de 500 hectáreas de sabana para el ganado de cría, y de marraneras donde se engordaban hasta 300 cerdos. En el Cairo por su parte se mantenían en producción 200 hectáreas de plátano, maíz, yuca y caña de azúcar. La panela que de allí se extraía, competía en la Región de Oriente con la de Fusagasugá, mientras el arroz y el maíz se enviaban a la capital de la república42.

Emiliano Restrepo también intervino en el activo mercado de tierras y de propiedades, una de las características de la economía local, aprovechando los beneficios que le reporta su profesión. A la muerte de Emiliano Restrepo en 191 7, a los ochenta y cinco años de edad, sus hijos se encar- garían de las haciendas del Meta, sin embargo ya al finalizar la década de los treinta, debido seguramente a los problemas económicos heredados del siglo anterior, estas propiedades pasa- ron a manos de diferentes personas: la sociedad Uribe Arango adquiriría a la Vanguardia, y Ricardo Murcia, Cesareo Pardo y José Manuel Fernández, Pavitos y la E~peranza~~.

Las actividades económicas de Sergio Convers, alcanzaron una gran envergadura. Se radicó en Villavicencio con toda su familia, y además visualizó una forma de mercado para sus productos que comprendía la administración de la navegación por el Meta y el Orinoco. Convers, visitó inicialmente Medina y ya de regreso para Bogotá pensó en la conveniencia de sembrar añil en Servitá. Sin embargo, las abundantes aguas que rodean a Villavicencio lo llevaron a decidirse por el cultivo del café, constituyéndose en uno de los pioneros de esta producción en la zona44.

Las posibilidades agrícolas del piedemonte llanero llevaron a la configuración de asociaciones que a través de la unión de capital y trabajo pretendieron maximizar el rendimiento económico. Con estos fines se fundó en 1864 la Compañía Agrícola del Meta, de efímera duración, pues al año siguiente transfirió sus haberes a una segunda compañía: Convers y De Francisco, iniciándose así el proceso de formación de la hacienda El Buque. Con la cesión que más tarde haría José María de Francisco a Convers, éste quedó como único dueño de la propiedad recién adquirida, la cual se extendía por las faldas de la cordillera aledaña a Villavicencio. Posteriormente con semi- lleros llevados desde el sitio de la Compañía, donde fundaran los jesuitas la hacienda de Apiay,

40 ECO de Oriente. 1936 4 1 ANI. Protocolos 1874, FI 98, Protocolos 1878-1879, FI 203, 220, 225.

42 Gutiérrez, Rufino. Monografias 43 ECO de Oriente, Septiembre 14 de 1936

44 Convers, Sergio. 43odas de El diamante de el Buque.. En Eco de Oriente, abril 7 de 1940

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se iniciarían los cultivos de café en la nueva hacienda, completándose prontamente la cantidad de 80.000 árboles4=.

En 1871 salió Convers para Venezuela con el producto de su primera cosecha. Este viaje le serviría para conocer las posibilidades de la ganadería en las sabanas aledañas al río Meta, y para medir tiempos parciales en lo que debía ser el futuro recorrido de un comercio que se exten- dería desde el río Negro hasta el Atlántico. Desde mediados del siglo, para retomar únicamente lo correspondiente a esta centuria, se había insistido a partir de numerosos informes, sobre las conveniencias económicas de esta vía que enlazaría el Meta y el O r i n ~ c o ~ ~ .

Convers se embarcó en el río Negro, en Pachaquiaro, y después de 45 días de viaje llegó a la Ciudad Bolívar. Allí adelantó las gestiones necesarias para tratar de establecer de una manera permanente la navegación por el Meta. Para ello se entrevistó con el gobernador de Estado de Guayana y el Gerente de la Compañía de Transporte de Orinoco, quienes estuvieron interesados en la propuesta. Sin embargo, con la subida al poder en Venezuela del general Guzmán Blanco, como presidente provisional, se clausuraron las ventajas otorgadas al comercio de tránsito, con lo cual se encarecían notablemente los costos de traslados de los productos negociable^^^.

Una vez vendió Convers su cosecha en Venezuela, el dinero recibido lo invirtió en mercancías que le sirvieron de base para abrir casas de comercio en Orocué, Cabuyaro y Villavicencio. En 1874, ante el cambio en la política económica del país vecino, celebró contrato de sociedad de comercio comanditario con Hipólito Escobar, vecino de Orocué, bajo la razón social de Hipolito Escobar y Cía. Los 8.000 pesos que conformaban el capital de la sociedad serían aportados en su mayor parte por Convers y su

Hipolíto Escobar y Cía otorgaba una doble posibilidad de ganancia a Convers & De Francisco. Escobar se encargaba de remitir a los primeros, las mercancías que solicitaran, hasta completar 2.000 pesos anuales. Lo proveniente de Ciudad Bolívar debía entregarse según los precios de facturación originales y sólo se establecería un recargo por fletes y seguros del 15%. A su vez, Convers & de Francisco pagarían dichas mercancias con café y cueros que pondrían en Pachaquiaro a disposición del segundo y a los siguientes precios: el café por el mismo valor de Bogotá y los cueros por el precio que alcanzaran en Cabuyaro. Igualmente remitirían a Orocué las mercancias que Escobar solicitara. Para lo cual, el último enviaría el 20% en dinero de contado contra entrega y seis meses después el saldo restante49.

El comercio por el río Meta solo alcanzaría su momento de auge en la última década del siglo XIX, con el establecimiento de la Compañía de José Bonnet. Bonnet firmó en 1890, con el gobierno un contrato de Concesión por 10 años para navegar el Meta y el Orinoco entre Cabuyaro y Ciudad Bolívar50. El gobierno le subvencionaría los viajes de ida y vuelta, le gestionaría ante las autorida- des venezolanas el libre tránsito de mercancias, y le adjudicaría 50.000 hectáreas en lotes sepa- rados en Casanare y San Martín. Con ésto se buscaba estimular el comercio y la colonización,

Restrepo Erniliano. <<Una excursión por el territorio de San Martin,~. En El Bien público, diciembre 9 de 1870 p.1 Balderrama, Genaro (<El Meta y los territorios de San Martin y Casanare.. En El Bien Público septiembre 16 de 1870

" Gaceta Oficial. marzo de 1855

'' ANl.lbid 1874. FL 99-100V 49 ANl.lbid FL 99-100V

Górnez Augusto y Dominguez Camilo. 'Economia extractiva y compañías privilegiadas. P. 210"

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/A Ecorrornúl Agricolu de coarienzos del Siglo X X en el Meta & pues el empresario se comprometía a su vez a fundar tres colonias agrícolas sobre las orillas del Meta5'. Estas expectativas finalmente no se cumplieron, ya que la Guerra de los Mil Días, como en el caso de las haciendas, se convertiría en factor determinante para impedir el desarrollo y expansión de las actividades económicas en la región.

A partir de los resultados de las confrontaciones armadas de 1895 y 1899, las cuales incidieron negativamente en la vida nacional, los partidos políticos tuvieron que reformular sus relaciones, con el fin de establecer una paz duradera que permitiera superar la crisis generada por las luchas intestinas 52. En el gobierno de Rafael Reyes se trabajaría en este sentido, a partir de un proyecto gubernamental dirigido a obtener un desarrollo económico capaz de modificar las propias institu- ciones po l í t i~as~~.

A la gestión de Reyes se sumarían otros elementos de cambio que llevarían al país a una profun- da transformación social y económica: el crecimiento demográfico, los procesos de colonización y el mejoramiento de las vías de comunicación. Además, los inicios de desarrollo industrial sus- tentado en el auge del café, y la presencia de empresas extranjeras dedicadas a diversas activi- dades económicas, propiciaron la aparición de movimientos obreros, indígenas y campesinos que lucharon por obtener unas mejores condiciones de vida54.

Dentro de este marco de referencia general, Villavicencio y su zona de influencia inmediata fue incrementando paulatinamente sus vínculos económicos especialmente con la capital de la repú- blica. Paralelamente, las posibilidades económicas regionales estimularon una corriente migratoria que, incidirá en la configuración de un abigarrado cuadro cultural que se mantendrá hasta años recientes, como una de las principales características de la capital del Meta.

En los testimonios de la epoca se encuentran referenciados los citados cambios. De acuerdo con éstos y con algunos registros notariales, se puede establecer que durante estos años la propie- dad rural se valorizó notablemente. Si en 1915 la hectárea de tierra sin cultivar, se vendia en buenas condiciones en 0.50 centavos, y cultivada en 5 o 10 pesos, en 1925 estos precios habían ascendidos a 8 a 10 pesos, y 50 o 100 pesos respectivamente. Incluso algunas ventas sobrepa- saron el limite de los 150 pesos55.

Igual fenómeno se observó en la propiedad raíz urbana. Casas que valían a comienzos del siglo, 800 pesos en promedio, por los mismos años anteriores se negociaban en cantidades que dupli- caban o triplicaban esa cifra. Además, creció el monto del movimiento de la propiedad raíz; se puede anotar a manera ilustrativa que en 1920 el valor de las transacciones por este concepto ascendieron a ochenta mil pesos y las de 1924 a ciento cincuenta y cinco miF6.

" lbid, P 211 52 Tovar Zambrano, B. <<La economía Colombiana (1886-1922)>1. En Nueva Historia de Colombia, tomo V, p.23 53 Melo Jorge O. <<La república conservador,>. En Colombia hoy p. 71 ''4 Archila M. <<La clase obrera Colombiana (1886-1930),1. En Nueva Historia de Colombia Tomo III p.p. 220-227 '"co de Oriente, junio 12 de 1926 p.3 56 Ibid, p.3

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También en el movimiento comercial se notó un auge considerable. En 1915 se importaron productos por un valor cercano a los 50.000 pesos, y se exportaron por una suma aproximada a los 19.400 pesos. Diez años más tarde, estas cifras alcanzaron los 488.000 y el 1.000.000 res- pectivamente. Los principales rubros de la economía de la Intendencia del Meta, el ganado, el arroz y el plátano, alcanzaron entonces cifras disientes.

Las anteriores transformaciones repercutieron por su parte en los salarios. Por consiguiente, los 0.50 centavos ganados por el jornalero, o el $1 devengado por el artesano, en un día, subieron a $1.20 para el primero y a $2.00 y 2.50 para el segundo. Paralelamente los precios de los artículos de consumo cotidiano que se comercializaban en el mercado de Villavicencio aumentaron su valors7. Estos dos aspectos fueron consecuencia, seguramente, del aumento de población, de la demanda de mano de obra y de tierra, especialmente para el cultivo de pastos artificiales, y del abandono de la producción de alimentos de primera necesidad. De allí que no fuera extraño que un alto porcentaje de las importaciones que llegaban a la ciudad, fueran precisamente víveres58.

1,A ECONOMIA DEL ARROZ Y EL TABACO EN VILLAVICENCIO

El arroz aparece tempranamente en la zona de Villavicencio como parte de una economía de autosubsistencia, y posteriormente, en las últimas décadas del siglo XIX, como componente de la producción de las haciendas que se situará en pequeña escala, en los mercados de la provincia. El incremento del cultivo del arroz será fundamental para la expansión de la economía regional.

Algunos registros notariales permiten confirmar la presencia de este cultivo, al lado de otros tales como: el chonque, la yuca y el maíz. Su mención no es muy frecuente en las ventas de los derechos de posesión sobre las pequeñas propiedades, debido seguramente a las característi- cas de la siembra - arroz secano después de tumbar el monte, para dar paso posteriormente a cultivos mas duraderos- o a la competencia establecida por las haciendas59. Uno de los casos donde se le cita es en el testamento de Agustín Rojas, propietario de una mejoras en la vega de Paso Hediondo, cerca al camino real que conducía a San MartínGO.

En la sabana se recurría para siembra del arroz al tradicional sistema de (cmajadeo,,, el cual reemplaza prácticamente el uso del arado. Bajo estas condiciones, la semilla es depositada por aspersión manual, una vez la tierra es aflojada por el ir y venir del ganado que se concentra en pequeñas extensiones de terreno, y enterrada por la misma presión de las pezuñas. A los pocos meses se empieza a recoger una cosecha que es suficiente para el sostenimiento de quienes laboran en forma permanente en los hatos6'.

En las haciendas de Ocoa y El Buque, el cultivo del arroz tuvo unos objetivos comerciales defini- dos. Se desconocen los volúmenes de producción del grano, pero en cambio si se ha podido establecer que parte de la misma se remitía a los mercados de Cundinamarca y que además

'" Ibid, p,3 '* Ibid. p.3 5Qecordar por ejemplo el caso de las haciendas. El buque y Ocoa m ANI. Protocolos 1880 FL 92 m Restrepo, Emiliano. Op. cit p.3

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I,rr Iiconc~nri(t Agríc.ola [le c.oinicllzo\ (le1 Siglo XX rli el Meta

generó la presencia de maquinaria especializada: en Ocoa se montó una piladora movida por energía hidráulica, y en el Buque se instalaron máquinas y elementos para el beneficio del arroz, que fueron traídos por el río Meta en la última década del siglo XIX tal como se anotó con anterio- ridad(lz.

A comienzos del siglo XX, los hacendados con mayores recursos económicos e ideas de cambio, introdujeron en la región maquinaria pesada con el ánimo de intensificar los sistemas de cultivo. Es el caso de los tractores traídos por Enrique Eylers, en 1926, para la hacienda el Porvenir, con el fin de arar terrenos destinados a la siembra de pastos, y por Víctor Gómez, en 1930, para incrementar los cultivos de arroz y de pastos chopín y ~ a r a g ú a ~ ~ .

En la década de los cuarenta se cuestionó seriamente la situación del cultivo del arroz en la Intendencia, ante la merma de la producción. Además de las consecuencias económicas que este hecho acarreaba, estaban las repercusiones sociales, pues al menos el 70% de la población rural dependía directa o indirectamente de esta actividad. Una producción deficiente empezó a incidir en la cantidad del medio circulante, lo cual a su vez afectaba el poder adquisitivo del trabajador, configurándose así un cuadro socio-económico crítico que exigía soluciones inmedia- t a ~ . ' ' ~

Un análisis del problema permitió establecer como causa principal, la no observancia de las nor- mas técnicas que regían el cultivo. Por un parte estaba la calidad de la semilla, que se sembraba sin ninguna selección y sin ningún proceso de desinfección, y por otro el sistema de roza emplea- do para la siembra que dejaba de lado sistemas de trabajo, que si bien exigían el uso de maqui- naria agrícola, garantizaban un mayor rendimiento por hectárea65.

El tabaco, uno de los cultivos que caracterizaron la economía colombiana del siglo XIX, por sus repercusiones coyunturales en las exportaciones del país, gozó de alguna importancia en la in- tendencia del Meta a comienzos de la centuria. El clima, los suelos, la proximidad a los centros de consumo y las facilidades de producción, permitían presagiar un futuro promisorio para el mismo.

Este producto permitió el desarrollo de pequeñas industrias que abastecieron el mercado local y los de los centros urbanos aledaños. Con este objeto se abriría en la casa de Enrique Eylers, en Villavicencio, bajo la iniciativa de Pablo Emilio Salazar, una de las primeras fábricas de tabacos de la zona. Con esto se daría paso a la incorporación de mano de obra femenina especializada, procedente de diferentes lugares del país. Para 1933 funcionaban en la ciudad cinco empresas dedicadas a la elaboración de la hoja de tabaco que provenía principalmente de la localidad de Uribe: la de los Céspedes, las de los Soto, la de los Aguilera, la de los Vázquez y la firma Ancla66.

La única critica que se le hacia a la producción local residía en la humedad que mantenía el tabaco, pues según aducían los fabricantes, la demanda llevaba a que no se le diera a la hoja el

'¿ Ibid, p 3

Eco d e Oriente junio 1 de 1926, marzo 16 de 1930 " , Alqiiiias obseivaciones sobre la industria arrocera d e la Intendencia del Meta)] En Eco de Oriente, abril 14 de 1940 p 3

Ibid P 3 " Eco d e Oriente, junio de 1933 p 3

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tiempo necesario de secado. Los ~(Pepitos,), que eran los cigarrillos de mayor consumo, se vendían entre 0.85 y 1.20 el ciento".

El comercio de cigarrillos, cigarros y tabaco en rama, proveniente de Cundinamarca fue de poca importancia por estos años. Cuando se efectuaba, se pagaba un aforo calculado por las guardas de rentas lo que originaba protestas por las demoras y por el desconocimiento de las normas fiscales aplicadas en Cundinamarca, lo cual encarecía el producto. Tabaco en rama ingresó esporádicamente desde el T ~ l i m a ~ ~ .

El cultivo del tabaco gozó de un subsidio gubernamental. De esta manera se esperaba estimular su producción, la cual sin embargo terminaba siendo gravada por un impuesto al consumo. Este aspecto dio lugar a una fuerte protesta por parte de los cultivadores, cuando se exigió que los encargados de las rentas les pagaran directamente-dicho subsidio después de verificar en el lugar el monto de la producción. Este trámite así como el reclamo personal del mismo ante la autoridad competente, acarreaba pérdida de tiempo y gastos adicionales a los agricultores. An- teriormente se permitía que fueran los compradores de la hoja los que efectuaran la gestión descrita"!'.

"' Ibid p.3 a ,.Carta diriqida al Intendente del Meta por difererites comerciantes en cigarrillos y cigarros, respecto al aforo de tabaco,, En Eco

rle Oriente mayo 29 de 1932

' ' Ibid

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CAPITULO 2

FACTORES DE CAMBIO EN LA ECONOMIA CAMPESINA

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FACTORES DE CAMBIO EN LA ECONOMIA CAMPESINA

"La ~.ealidad que vemos no está afuera sino adentro: estamos en ella y ella está en nosotros, somos ella."

OCTA VIO PAZ

Cunceptualización de la economía campesina

Al interior de la agricultura colombiana se presentan diversas estructuras de producción, lo cual plantea la necesidad de reconocer dicha heterogeneidad al estudiar este sector productivo. La economía campesina hace parte de ese conjunto, la cual presenta un comportamiento particular, pero de todas formas insertada dentro del modo de producción.

El estudio de la economía campesina debe partir, en consecuencia, del análisis del contexto socioeconómico y político global y regional dentro del cual se desenvuelve para comprender así, los factores que explican su supervivencia. Así mismo, para entender la economía campesina hay que descifrar su forma de reproducción social. Es necesario conocer "el nudo que hay entre lo productivo, lo económico, lo político y la manera como el Estado, la ciudadanía y los mecanis- mos de comercialización, que muchas veces son mecanismos personalizados, se presentan en las zonas rurales"'.

Sobre este tema, no ha existido una visión homogénea en el país, ni por parte de quienes se interesan en el análisis de la economía campesina, ni por parte de quienes tienen la responsabi- lidad de definir o acometer políticas de desarrollo para este sector. Por un lado están quienes consideran a la economía campesina como un grupo social que lleva a cabo una agricultura atrasada, improductiva, desarticulada del contexto económico actual y en proceso de extinción. Por otro lado están quienes definen a la economía campesina como un agepte económico más que produce bajo la racionalidad capitalista.

Dentro de ese contexto ideológico, de mera perspectiva económica, se han llevado a cabo pro- gramas estatales, tales como el de desarrollo de la comunidad, el de reforma agraria y el de

PLAZA. Orlando. "Economia Campesina y Desarrollo Rural, Imágenes y Conceptos". Ponencia presentada en el Seminario internacional de Econornia Campesina y Pobreza Rural. realizado en Paipa - Boyacá entre el 3 y el 6 de junio de 1987 por el Fondo DRI, pág. 112.

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desarrollo rural, mediante los cuales se ha buscado dar respuesta a los problemas que aquejan a la economía campesina.

Pero el campesinado no es solamente un agente económico, sino que también está inmerso en un grupo social que tiene su propia forma social, étnica y cultural de asumir su supervivencia como grupo, basado en la división del trabajo familiar y ubicado en un contexto comunitario local dentro del cual se dan relaciones económicas y sociales que afectan o influyen en su reproduc- ción2.

Por consiguiente, "el concepto de economía campesina remite a una forma de organización so- cial de la producción, con una lógica propia, que exige analizar simultáneamente las condiciones de producción y reproducción y la particular manera como se encuentran artic~ladas"~.

Lo anterior no debe interpretarse como que la economía campesina se encuentre aislada, ella está en permanente interrelación con otros sectores económicos y sociales que de una y otra forma determinan su comportamiento. Esto indica que las sociedades campesinas expresan un modo particular de vida que no es ajena a los cambios tecnológicos, económicos y educativos, pero enmarcados ellos dentro de su identidad cultural y étnica, del tipo de relación que se haya creado entre los miembros de dicha sociedad y el entorno ecológico dentro del cual se desenvuel- ve4.

Respecto a la localización espacial de la economía campesina, es conveniente resaltar que es altamente estratificada y heterogénea, al mismo tiempo que está inmersa en complejas relacio- nes socioeconómicas, a través de las cuales se articula a la microrregión y a zonas geográficas más amplias, muchas veces en presencia de conflictos, pero generalmente con una baja capaci- dad de intervención o participación en los procesos de definición de políticas y programas de desarrollo hacia su sector.

Así mismo, se observa que la economía campesina está cada vez más integrada al mercado de bienes y servicios, tanto como oferente como demandante, lo cual ha significado también un mayor grado de monetización de las unidades productivas, sin que este hecho haya implicado cambios en su racionalidad económica. Su función de producción sigue basada en el trabajo familiar, sobre los recursos disponibles y en el tamaño del núcleo familiar.

El objetivo central de la unidad familiar campesina es la supervivencia, y para lograrlo, emplea uno de los recursos más importantes de que dispone: el trabajo familiar. Así las cosas, dicha unidad campesina realiza la doble función de producción y consumo en forma grupal. Por tal motivo, la fuerza de trabajo campesino es el componente técnico y económico primordial para la producción de alimentos, actividad que constituye una de las estrategias básicas para garantizar la supervivencia.

.- / Proyecto de Desarrollo de Metodología cle Evaliiacion de Impacto y Levantamiento de Linea de Base Programa Pdic. Fondo DRI,

Informe final. Documento preparado por la Universidad de los Andes y la Universidad del Valle. pág. 12, Santafé de Bogotá, agosto de 1992.

PLAZA, ORLANDO. "Economía Cartipecina y Desarrollo Rural Imágenes y Conceptos". Ponencia presentada en el Seminario Internacional de Economia Campesina Pobreza Rural, realizado en Paipa - Boyaca entre el 3 y el 6 de junio de 1987 por el Fondo DRI, pág. 106.

OP. CIT. ; Fondo DRI. pág. 13.

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En igual forma, el campesino en aras de alcanzar la supervivencia del grupo familiar lleva a cabo, dependiendo de la dinámica regional donde se localiza, una amplia gama de actividades, además de las agrícolas, con el propósito de obtener ingresos extra-prediales que le permitan comple- mentar aquellos producidos en la UPA. Esto expresa que la economía campesina es dinámica y no estática y, que responde a factores endógenos y exógenos. En estas condiciones, se hace necesaria una permanente revisión de los elementos que la configuran y del contexto en el cual se desarrolla.

Por tanto, para comprender el comportamiento de la economía campesina debe partirse del nú- cleo básico que es la Unidad Productiva Familiar Campesina (UPFC), dado que es a través de ella que el campesino realiza su actividad económica en forma colectiva y no por individuos aislados. Es la familia campesina, en su conjunto, quien toma las decisiones de producción y financiación en la unidad productiva, las cuales están jalonadas por el jefe del hogar o quien ejerza las funciones de organizador de la actividad económica de la parcela. Por eso, es posible afirmar que al interior de la Unidad Productiva Familiar Campesina (UPFC) existe unidad de caja a donde convergen tanto los ingresos y egresos de la actividad productiva, como los gastos de consumo y autoconsumo doméstico familiar, los cuales rara vez desagrega, sin que ello implique que no pueda identificar en cualquier momento la procedencia y destino de los ingresos y gas- tos5.

Así mismo, debe tenerse presente que la Unidad Productora Familiar Campesina (UPFC) está compuesta tanto por la Unidad de Producción Agropecuaria (UPA) como por el hogar pero como entes plenamente cohesionados, los cuales reflejan el comportamiento particular de la economía campesina, donde como se ha dicho ya, la fuerza de trabajo es el factor productivo más importan- te para la generación de ingresos, y por consiguiente, es la responsable de la supervivencia de la Unidad.

Hacía la Unidad de Producción Agropecuaria (UPA), como unidad de explotación familiar campe- sina, se orientan los factores productivos, tales como, capital, fuerza de trabajo y tecnología, los cuales arrojan un determinado nivel de productos dependiendo de la combinación que se haga de dichos factores o de una función de producción dada. Mientras que el hogar tiene como misión garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo, con el fin de emplear parte en la misma Unidad de Producción Agropecuaria (UPA) como factor productivo y el excedente para ofrecerlo bien sea a otras UPAS o a actividades productivas diversas6.

Por tanto, los elementos que inciden en la dinámica de la estructura productiva de la UPFC son, entre otros, los aspectos demográficos, educativos y el tamaño de la mano de obra familiar, los cuales están en relación directa con la calidad, el tamaño y la ubicación de la tierra que ocupa. Así también, influyen en dicha dinámica, la forma como la UPFC se relaciona con el medio socioeconómico en el cual está inmersa, en donde participa como oferente y demandante, a la vez, en los mercados laboral y de bienes y servicios que se llevan a cabo en su entorno local y regional.

En estas circunstancias, el campesino no es ajeno al mercado, por el contrario, mantiene una permanente interrelación con este. Aunque el policultivo es una característica predominante en

Op, Cit.; Fondo DRI, pag. 16. " Op. Cit.; Fondo DRI, pág. 23.

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Fuctoros de <:ccnzh¿o en la ecorzomía catnpesina

las distintas zonas de economía campesina, es posible encontrar un producto que tiene una clara orientación hacia el mercado y hacia el cual se encaminan buena parte de los esfuerzos produc- tivos de la unidad familiar campesina. En estos casos, el campesino presenta menos resistencia al cambio técnico, y por consiguiente, es menos renuente a aceptar los paquetes tecnológicos recomendados por las instituciones estatales o gremiales. Un caso típico que corrobora lo ante- rior, es el cultivo del café por parte de los pequeños productores.

Fuctores de cambio en la economía campesina

Tal como se comentó atrás, la economía campesina es dinámica, al interior de la unidad campe- sina ocurren permanentes cambios, los cuales deben ser explicados a partir del análisis tanto de los factores endógenos como exógenos que pueden estas afectando su comportamiento. En este sentido, Helmsing, plantea que "cuando estudiamos el cambio rural, nos estamos refiriendo a las personas que viven en el campo, ya sea en pueblos y veredas dispersas, que dependen para su subsistencia de una actividad productiva primaria. La forma en que se organiza la pro- ducción en un área particular, en un determinado momento en el tiempo, depende de muchos factores, los que influyen la estructura social general -históricamente evolucionada- y al ambiente geográfico específico. Este ambiente, en conjunto con los factores socioeconómicos generales, explican en parte la diversidad de situaciones rurales'I7.

Por consiguiente, no es posible concebir el cambio rural como un fenómeno aislado, sino que hace parte de un proceso de desarrollo de mayor alcance que involucra al conjunto de la socie- dad.

A pesar de lo anterior, buena parte de los planteamientos sobre este campo consideran que el cambio rural debe explicarse a partir de lo que suceda en la órbita de la producción agrícola dejando de lado factores ambientales, demográficos, institucionales y sociales, entre otros, que indiscutiblemente influyen en el comportamiento de las unidades campesinas.

En este aspecto, la visión leninista plantea que el proceso de diferenciación del campesinado llevará a la desaparición del campesino pobre y sin tierra, el cual se convertirá en asalariado, mientras que los campesinos ricos, se podrían unir a los terratenientes para conformar así una nueva clase dominante en el campo, dando lugar al establecimiento de relaciones de producción capitalistas en el agro. Según este argumento, el cambio rural estaría directamente relacionado con la forma de la tenencia de la tierra y la tecnología agrícola. Igualmente, se reconoce que factores como el crecimiento de la demanda y el capital usurario pueden contribuir a acelerar o retrasar el proceso de descomposición del campesinado8.

Si bien los factores señalados anteriormente, influyen en la dinámica de la economía campesina, no pueden tomarse como los más determinantes del proceso de cambio. Si eso fuera así, la economía campesina en Colombia ya habría desaparecido. La incursión del capitalismo en el agro, desde mediados del presente siglo hasta la fecha, no ha significado la liquidación de la economía campesina. Tal como lo señala Zamosc, lo que se evidencia es una división del trabajo

HELMSING, A.H.J., "Cambio Económico y Desarrollo Regional", CerecICider-Uniandes, 1990, pág. 31

Helmsing, A.H.J., Op. Cit.; pág. 33.

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La Cuestión Agraria en la Orinoquia Colombiana

en la agricultura. Mientras la agricultura empresarial se dedica a la producción de materias primas para la industria y de bienes para la exportación, la economía campesina se ha encaminado a la producción de alimentos para el mercado interno.

Parece ser que este proceso de especialización productiva se ha posibilitado, salvo en algunos casos, por el tipo de ocupación de las tierras dedicadas a la agricultura. Mientras la agricultura capitalista se ha localizado en las áreas planas, donde existe un mayor grado de concentración de la propiedad de la tierra y se facilita la mecanización, la economía campesina se ha ubicado en las vertientes y altiplanos andinos, donde la topografía hace difícil la mecanización y la propiedad de la tierra ha estado fragmentada desde tiempo atrásg.

A pesar del rápido aumento de la población urbana en las tres últimas décadas, la población rural no se ha reducido ostensiblemente en términos absolutos, aunque haya perdido participación dentro del total de la población del país. Es posible que tal proceso continúe y estemos en presencia de un mayor número de habitantes rurales en el próximo milenioiO. En estas circuns- tancias, la población campesina va a continuar jugando un papel importante dentro de la sociedad colombiana, lo cual obliga al Estado a diseñar políticas acordes con la dinámica que presenta el sector rural.

Otra línea de pensamiento sobre la transformación rural, cuyo exponente clásico es Chayanov, considera que la economía campesina tiene una lógica interna, distinta de la racionalidad capita- lista, la cual explica su viabilidad y su supervivencia como forma de producción. Es el volumen de necesidades del grupo familiar el que define el grado de utilización de la fuerza de trabajo familiar no asalariada con que cuenta la unidad campesina. Según este argumento, el cambio rural está directamente relacionada con los aspectos demográficos de la unidad familiar campesina, es decir, en una órbita local mucho más pequeña que la propia dinámica del sector agrario en su conjunto1'.

La concepción anterior, enmarcada igualmente dentro de la tendencia de mirar el cambio rural como resultado de los cambios en la función de producción agrícola de la unidad familiar campe- sina no tiene asidero en las circunstancias actuales de la economía campesina del país. No puede desconocerse que factores como el mercado, el crecimiento urbano, la presencia institu- cional, la oferta tecnológica, la educación de los hijos, los medios de comunicación y la violencia influyen cada vez más a la unidad productiva campesina.

Por lo anterior, se puede expresar que la explicación a los cambios agrarios y rurales no corres- ponde solo a factores endógenos al sector agrario sino también a una compleja gama de factores exógenos al mismo, los cuales deben ser analizados en el contexto histórico, espacial, socioeconómico y cultural en el que se presentan.

A continuación se describen algunos de los factores que se consideran más importantes para entender los cambios ocurridos en la economía campesina colombiana en las últimas décadas.

ZAMOSC, Le6n. uTran~f~rmaciones agrarias y luchas campesinas en Colombia: un balance retrospectivo (1950-1990), artículo publicado en Análisis Político No. 15, enero a abril de 1992, pág. 46.

' O WARMAN, Anuro. "Los campesinos en el umbral de un nuevo milenio". Ponencia presentada en el Seminario Internacional de Economía Campesina y Pobreza Rural realizado en Paipa-Boyacd entre el 3 y el 6 de junio de 1997 por el Fondo DRI.

j 1 HELMSING, A.H.J., Op. Cit.; pág. 33.

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Factores de cambio en la economía campesina

Mejoramiento de las comunicaciones y de la red vial

Uno de los factores que contribuyen a explicar los cambios en la estructura productiva y de comercialización de origen campesino es el mejoramiento de las comunicaciones y de la red vial del país. Hasta mediados de siglo se observaba todavía un aislamiento marcado de las zonas campesinas del país, por lo cual la producción se orientaba en un alto porcentaje al autoconsumo y a mercados locales. Este avance en la dotación de infraestructura ha generado una modifica- ción acentuada en las relaciones comerciales de los campesinos, según Tarcisio Siabato, "La producción campesina, que antes gozaba de una mayor competencia dentro de la comarca, ha tenido que salir a los grandes mercados a disputar con los artículos de otras comarcas y con la agricultura comercial, en condiciones desventajosas, si se tiene en cuenta los costos del transpor- te y el desconocimiento de los campesinos, ante la complejidad de los grandes mercado^"^^.

Así mismo, la consolidación del proceso de urbanización y con ello, el crecimiento de la demanda de alimentos, ha hecho posible la especialización productiva de muchas zonas campesinas, rele- gando a un segundo plano los policultivos que generalmente tienen una orientación hacia el autoconsumo de la unidad familiar campesina. Paralelo a esto, los mercados locales y regionales han dejado de ser centros importantes de formación de precios para esta clase de productos. Los intermediarios mayoristas, en los principales centros urbanos, han creado formas de acopio re- gional que llegan muchas veces hasta la finca, desabasteciendo a los mercados regionales y locales13 .

Este proceso de vinculación, cada vez mayor, de la economía campesina al mercado ha condu- cido a un acelerado y constante proceso de monetarización y tendencia al monocultivo de este sector productivo. Pero de esta forma, la unidad familiar campesina tiene ahora un mayor riesgo no sólo desde el punto de vista económico sino también de seguridad alimentaria debido a que tiene menos productos disponibles en la parcela para el autoconsumo. En épocas como la actual de crisis económica, el campesino ha visto reducir sensiblemente sus ingresos monetarios, pero igualmente ha abandonado en parte los cultivos destinados a la alimentación de los miembros del hogar, lo cual ha deteriorado sensiblemente su calidad de vida.

Crecimiento industrial y despegue de la agricultura empresarial

A raíz de la crisis mundial de los años treinta, Colombia y los demás países latinoamericanos se ven obligados a replantear sus políticas de desarrollo. Se busca crear las condiciones adecuadas para dinamizar el mercado interno, y por esa vía, mejorar la formación de capital en la economía del país. Para ello acometen el modelo de sustitución de importaciones y protección de la indus- tria nacional, el cual estaba caracterizado por una marcada intervención del Estado.

Se partía del hecho de que el desarrollo de la industria nacional era muy incipiente, y por consi- guiente, se hacía necesario para su consolidación una clara intervención del Estado tanto con

SIABATO P., Tarcisio, "Perspectiva de la economía campesina", artículo publicado en Problemas Agrarios Colombianos, segun- da edición 1991, CegaiSiglo XXI Editores, pág. 398.

l 3 FORERO, Jaime. Op. Cit.; pág. 70.

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políticas que la protegieran de la competencia externa como mediante la transferencia de recur- sos provenientes de otros sectores y del Estado mismo. El papel asignado al sector agropecuario en dicho modelo de desarrollo, es el de abastecedor de alimentos y materias primas, de aportante de excedentes de mano de obra para el sector industrial y de servicios y, como exportador para generar divisas para facilitar el ensanche industrial.

Pero el panorama de la estructura agraria del país entre los años cincuenta y comienzos de los sesenta era de grandes haciendas ganaderas en las tierras planas de los valles interandinos, la Costa Atlántica y los Llanos Orientales; y de pequeñas explotaciones campesinas en las áreas andinas principalmente. Con el despegue industrial, dio lugar a que muchas haciendas ganade- ras se dedicaran a la producción agrícola en gran escala en cultivos como caña de azúcar, arroz, algodón, plantas oleaginosas, entre otros, debido al crecimiento de la demanda por materias primas y alimentos. Este nuevo tipo de agricultura era asumido directamente por los dueños de la tierra o mediante la forma de arrendamiento, generando, a su vez, una demanda creciente no sólo de insumos, maquinaria y nuevas tecnologías, sino también mano de obra asalariada para llevar a cabo estas empresas agricolas.

A pesar de que a principios de los años sesenta la economía campesina aportaba más de la mitad del café exportado y un alto porcentaje de los alimentos que demandaba el país, su participación se ve reducida debido a problemas de minifundio y a un alto crecimiento demográfico. Esto acarreó, por un lado, un acentuado flujo migratorio hacia las principales ciudades donde el auge industrial era notorio. Tomando como base los censos de población de 1951 y 1964, Zamosc calcula que cerca de 2,3 millones de personas salieron del campo para las ciudades14.

Igualmente, un sinnúmero de familias campesinas asentados en las áreas andinas emigraron hacia zonas de reciente proceso de colonización, principalmente en el piedemonte Ilanero.

En consecuencia, el cambio más visible en la economia campesina como resultado del proceso de industrialización fue el descenso o pérdida de participación en el total producido en el sector agropecuario debido, entre otras razones, a su menor dinámica observada frente al comporta- miento de la agricultura empresarial, como se dijo antes. La penetración del capital en la produc- ción de café que antes era un cultivo tipico de producción campesina generó modificaciones importantes en la estructura productiva y comercial de este bien. A pesar de ello, la economia campesina mantiene su papel de abastecedora de alimentos para el consumo urbano. Sin em- bargo, este proceso de especialización productiva no significó una mejora en las condiciones de producción y de pobreza de la población campesina.

Poltticas estatales y presencia institucional

La intervención del Estado en la economia ha sido factor determinante en la dinámica de los distintos sectores económicos. En del caso del sector agropecuario, ha jugado un papel prepon- derante en su estructuración productiva. Las políticas orientadas a otorgar subsidios a travbs de precios de sustentación, de tasas diferenciales de cr8dit0, de un precio menor de los insumos

ZAMOSC, Le6n. Op. Cit., pdg. 38.

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Factores de cambio en la economía campesina

agrícolas, expresan apoyos directos del Estado en busca de la consolidación de una determinada actividad económica o subsector en particular. Pero también pueden adoptarse medidas que desestimulen una actividad productiva o la obliguen a competir en condiciones desventajosas frente al mercado internacional. En definitiva, la acción del Estado contribuye o afecta el desarro- llo de los distintos sectores económicos dependiendo de la forma como se resuelva la correlación de fuerzas sociales contradictorias que se mueven al interior de la sociedad en cada etapa de su historia.

Una de las políticas emprendidas por el Estado, en la década de los años sesenta, fue la reforma agraria mediante la cual se buscaba mejorar la distribución de la tierra y de esa forma aproximar- se a una estructura de tenencia de la tierra que lograra acabar con la dualidad latifundio-minifun- dio, identificado como uno de los problemas centrales de la agricultura. Pero, "diez años después de expedida la ley de reforma agraria, el censo agropecuario de 1970-71 puso en evidencia que la tenencia de la tierra, en vez de transformarse en la dirección formulada por la norma, sufrió una mayor concentración y, en consecuencia, disminuyó la participación relativa de las fincas familia- res en el número total de explotaciones y en la disponibilidad de tierravf5.

Sin embargo, los escasos logros de la política de reforma agraria y el afianzamiento de la agricul- tura empresarial lleva al Gobierno Nacional a plantear un cambio en la estrategia de desarrollo agrario, orientándola, entonces, hacia el diseño de políticas para la economía campesina, Se parte del diagnóstico que al interior del sector agropecuario coexisten dos subsectores claramen- te identificados: un sector moderno, y otro tradicional. El primero se distingue por el uso de modernas tecnologías en su proceso productivo, y ante todo, la búsqueda de una rentabilidad económica. En cambio, el segundo sector se caracteriza por poseer pequeñas parcelas, emplear tecnología tradicional y carecer generalmente de recursos monetarios para adelantar su actividad agrícola.

Pero el objetivo central de estas políticas de desarrollo rural era en un principio robustecer los efectos de la estrategia anti-inflacionaria acometida por el Gobierno Nacional porque, según su planteamiento, era el comportamiento del precio de los alimentos el que explicaba buena parte del crecimiento del costo de vida en las principales ciudades. De ahí que, estos propósitos de la política se buscaban lograr a través de programas de crédito, del mejoramiento de los canales de comercialización, de la generación y transferencia de tecnología a los sistemas de producción campesinos, de la asistencia médica a la población rural, de apoyos a los procesos educativos en el campo, etc.

Sin embargo, estas acciones no han logrado resolver definitivamente los problemas de fondo de la economía campesina, tales como, la desigualdad en la distribución de la tierra y del ingreso y limitaciones tecnológicas, entre otros. Ellas han estado orientadas a mejorar "marginalmente" las condiciones de vida de los sectores más pobres del campesinado a fin de atenuar los problemas de orden social que trae consigo un acelerado proceso de descomposición no sólo en el campo, sino también en las áreas urbanas por el proceso de migratorio que de allí se desprende.

Si bien el impacto de las políticas sectoriales señaladas anteriormente, no fue suficiente para atacar de raíz los problemas estructurales por los cuales atraviesa la población campesina, tales como, el alto nivel de pobreza y de miseria rural, los altos índices de subalimentación, la desnutri-

'"IABATO P., Tarcisio. Op. Cit; pág. 372.

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ción y la mortalidad infantil, los bajos niveles de ingreso, la distribución inequitativa de la tierra; el proceso de internacionalización de la economía colombiana emprendido a partir de 1991, no ha logrado tampoco crear las bases para la solución de los problemas antes señalados. Por el contrario, la agricultura y la economía campesina presentan signos preocupantes de estanca- miento y de deterioro de las condiciones de vida de la población que aún reside en el campo.

Las medidas adoptadas se comenzaron a aplicar en el sector agropecuario de manera general sin resolver antes problemas como la generación y transferencia de tecnología apropiada a la zonas donde se localiza la economía campesina, la carencia de infraestructura, el mejoramiento de los canales de comercialización, el acceso al crédito y de movilidad de la tierra. De esta forma, la agricultura campesina viene siendo afectada seriamente por el proceso de apertura debido a que no está en condiciones de afrontar así la competencia externa. La falta de alternativas productivas y de comercialización viables en la economía campesina son su principal obstáculo para articularse con éxito en el nuevo modelo de desarrollo.

El nuevo modelo de apertura supone que existe una libre movilidad de factores, y que por tanto, los pequeños productores campesinos deberían optar por alternativas productivas que le gene- ren rentabilidad. De esta manera si la producción de alimentos para mercado interno no les genera ganancia, no sería razonable económicamente seguirlos produciendo. Sin embargo, este planteamiento no tienen en cuenta que la economía campesina tiene su lógica propia, distinta a la racionalidad capitalista, para tomar sus decisiones de producción y vinculación al mercado. Pero las cifras de importaciones de alimentos, a partir de 1992, muestran que el país viene aumentan- do su dependencia del mercado mundial para cubrir sus necesidades de alimentos y materias primas agrícolas, como es el caso de las importaciones masivas de maíz.

Este hecho puede significar un problema delicado para el país no solamente por la gran inestabi- lidad de la producción mundial de productos agropecuarios sino también por la misma capacidad del país para importar alimentos y materias primas. Además, el desestímulo de los bajos precios agrícolas agrava el problema social en el campo y acelera, por consiguiente, la migración de la población campesina joven hacia las ciudades, hacia la siembra de cultivos ilícitos y hacia los grupos alzados en armas.

Por otra parte, la presencia institucional como instrumento para la ejecución de las políticas sec- toriales no es neutra y afecta positiva o negativamente la dinámica de la economía campesina. En la medida que el Gobierno Nacional ha tenido la voluntad política de desmontar determinados institutos descentralizados, como la Caja Agraria, el Fondo DRI, el INCORA, el IDEMA, entre otros, ese mismo efecto se manifiesta en la economía campesina a través de las acciones que dichos institutos realizan o dejan de realizar.

Con el proceso de descentralización, emprendido desde el anterior gobierno, ha significado el desmonte de la presencia institucional directa que el Estado mantenía a través los institutos descentralizados a nivel regional, cediendo dicha responsabilidad a los niveles de poder local y regional, quienes ya no dependen administrativamente del Gobierno Nacional porque son ahora de elección popular. Asi mismo, la crisis fiscal que afronta el Gobierno Central se ha reflejado en menores recursos para atender los programas de apoyo a la economía campesina, preciso en momentos de deterioro de la situación social en el campo.

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Para el 1998, el Fondo DRI contó únicamente con cuatro mil millones de pesos para atender los programas de asistencia técnica, infraestructura, comercialización, entre otros que son acordes con objeto social y donde prima la libre concurrencia de los agentes locales del desarrollo para acceder a los mismos y donde deben aplicarse los criterios técnicos de elegibilidad de los proyec- tos. La Comisión de Racionalización del Gasto ha propuesto desmontar los fondos de cofinanciación, entre ellos, el Fondo DRI por problemas de politización en los mecanismos de asignación de los recursos porque desvirtúan su razón de ser. Aunque se diseñó una nueva fase del DRI, mientras el Gobierno Nacional no tome una decisión al respecto los programas de apoyo a la población rural estarán en dificultades por la falta de recursos para llevarlos a cabo. No sería adecuado que frente a una situación de deterioro en las condiciones de vida de la población rural, se decida acabar con el Fondo DRI.

La tecnología

El avance tecnológico es uno de los factores que está íntimamente relacionado con la expansión de la economía y la sociedad en su conjunto. El empleo de nuevas tecnologías introduce modifi- caciones en la forma como se aplican los recursos productivos en cualquier actividad económica. Ante el planteamiento de que la economía campesina es un sector atrasado tecnológicamente, el Estado ha impulsado programas orientados a modernizar a la producción campesina. Si bien estos programas de transferencia de tecnología han permitido, en algunos cultivos, acortar la brecha tecnológica existente entre la producción campesina y la agricultura capitalista, también ha significado el incremento en el uso de semillas y agroquímicos que produce la industria, au- mentando igualmente la necesidad de recursos monetarios para asumir esta clase de costos de producción.

La utilización de nuevos paquetes tecnológicos en la economía campesina ha generado entre otros efectos:

* Una mayor demanda por insumos y agroquímicos provenientes de la industria. * Un cierto grado de especialización en determinados cultivos, perdiendo importancia relativa

los policultivos. * Una mayor participación en el mercado laboral por incremento en la demanda de trabajado-

res asalariados ajenos a la unidad campesina, para llevar a cabo prácticas culturales que exigen una mayor cantidad de jornales, como las labores de siembra y cosecha.

Pero los objetivos del Estado en cuanto al cambio técnico en las unidades campesinas, no se ha llevado a cabo plenamente. Se pretendía que estas nuevas tecnologías dieran lugar a un incre- mento en la producción, aprovechando primero de la mejor manera los recursos naturales y la mano de obra familiar disponibles en la parcela, sin tener que recurrir a un uso intensivo de insumos comprados. No obstante, lo que se observa es un panorama distinto en este campo.

Crédito

El crédito es un factor que permite, en cualquier actividad económica, incrementar la producción y la productividad de la unidad de explotación que hace uso de este recurso. Una de las estrate-

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gias utilizadas en las dos primeras fases del DRI para incrementar la producción en las unidades campesinas fue la de otorgar crédito subsidiado pero ligado a un programa de asistencia técnica que debía llevarse a cabo en el cultivo o cultivos para los cuales se solicitaba crédito. Esta estrategia tuvo resultados positivos en la generación de excedentes comercializables en la eco- nomía campesina.

De igual forma, durante la vigencia del Fondo Financiero Agropecuario hasta 1991, que operó a través de los bancos de carácter oficial de esa época, se establecieron líneas de crédito con tasas de interés más bajas para el pequeño productor, las cuales contribuyeron a ampliar la capacidad productiva de la unidad campesina.

Con el desmonte del Fondo Financiero Agropecuario y la creación de Finagro a partir de 1992, se modificó la política crediticia hacia el sector agropecuario, y en particular, hacia la economía campesina. Pese a que se determinó mantener por tres años más tasas diferenciales para el pequeño productor, estas han ido aumentando gradualmente hasta nivelarse con las del resto del sector agropecuario, elevando de esta manera el costo del crédito. Además, ante la crisis del sector, las instituciones financieras públicas y privadas está exigiendo garantías reales suficien- tes para el otorgamiento de préstamos a los productores agrarios, hecho que se ha convertido en uno de los mayores obstáculos para reactivar las áreas cultivadas.

Con la desaparición de la Caja Agraria, los recursos orientados al crédito para pequeños produc- tores se han reducen ostensiblemente, afectando sensiblemente a los campesinos que ven en dicha entidad su principal fuente de financiación. Esto ha incidido también en una menor produc- ción campesina.

De otra parte, los pequeños productores de café, se han visto afectados en los últimos cuatro años por los problemas ocasionados por la broca que arrasó con cosechas completas del grano, en momentos que los precios internacionales estaban deteriorados, lo cual generó graves proble- mas de ingresos en los cultivadores, y con ello, incumplimiento en el pago de las obligaciones financieras contraidas. Este hecho provocó reiteradas manifestaciones y marchas campesinas en todo el país en aras de buscar la condonación de dichas deudas por parte del Gobierno Nacio- nal.

Este proceso de descapitalización de la economía campesina vinculada a la producción de café ha tenido serias repercusiones en la dinámica productiva y en la calidad de vida de los campesi- nos. Por un lado, se han visto obligados a erradicar el principal cultivo con el cual se integraban al mercado, sin encontrar alternativas viables de sustitución. Por otro lado, al entrar en mora con las instituciones financieras, no tienen la posibilidad de adquirir nuevos créditos para emprender otras actividades o tecnificar las áreas sembradas en café que aún conservan.

Por eso, a pesar del comportamiento favorable actual de los precios internacionales del café, la situación en las zonas campesinas dedicadas a este producto se mantienen en deterioro, porque la producción se ha reducido y el valor de la cosecha no es suficiente para recuperar los ingresos dejados de percibir por cerca de tres años. Aún, en algunas regiones cafeteras este problema está latente, a pesar que el Gobierno Nacional diseñó mecanismos para refinanciar las deudas.

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Crisis en los mercados y en la producción

Un aspecto que debe apreciarse con detenimiento y que influye en el comportamiento de la economía campesina es el relacionado con los problemas de orden fitosanitario, tales como, plagas y enfermedades. O de clima que pueden ocasionar la pérdida total o parcial de las cose- chas, en uno o varios períodos. De igual forma, problemas de comercialización, principalmente por precios bajos que les impide recuperar, muchas veces, por lo menos los costos monetarios invertidos en los cultivos.

La forma como los campesinos enfrentan estos problemas, depende de diversos factores tales como demográficos, culturales o regionales. En unos casos, puede generar cambios en el patrón de cultivos, en las prácticas culturales que realizan en los cultivos actuales, o en otros casos, ocasionar una reducción en el área sembrada que se destina al mercado.

Cuando las plagas y enfermedades han ocasionado pérdidas en diferentes cosechas que afectan ostensiblemente la productividad agropecuaria, o cuando la reducción en los precios agrícolas es en períodos consecutivos, la decisión que asume el campesino está relacionada con factores como el nivel educativo de los productores, la oferta tecnológica institucional, la presencia de productores líderes y la edad misma de los campesinos. Cuando los anteriores factores son positivos en una determinada zona campesina existe la tendencia de los productores a abando- nar dichos cultivos y a plantearse alternativas productivas para suplir las actuales. La edad de los productores determina también la dirección de estos cambios.

Los productores jóvenes están más dispuestos a realizar innovaciones o a realizar ensayos con otros cultivos, a aplicar las recomendaciones que le hacen los técnicos, mientras que los campe- sinos de avanzada edad se resisten al cambio y prefieren reducir las áreas sembradas a niveles cercanos al autoconsumo.

La presencia institucional en asistencia técnica puede contribuir al cambio en las prácticas cultu- rales o mejoramiento tecnológico en un mismo patrón de cultivo orientados a elevar la productivi- dad o disminuir las pérdidas de las cosechas. Esto puede permitir a los productores mantenerse en el cultivo en el cual ha acumulado experiencia. Otra forma que induce a los agricultores a adoptar determinadas prácticas culturales es mediante visitas de campo a otras zonas donde aquellas han arrojado resultados positivos; bien sea para los cultivos actuales o acometer nuevas alternativas productivas.

Otra reacción posible de los campesinos ante problemas continuos con cultivos que emprende, ya sean de tipo tecnológico, de plagas o enfermedades o problemas de bajos precios agrícolas, es reducir las áreas sembradas de dichos cultivos y orientar sus esfuerzos productivos, en una mayor proporción, al autoconsumo. Este comportamiento es probable encontrarlo en las unida- des campesinas con productores de avanzada edad que ya muestran signos de agotamiento y que además se encuentran solos por la migración de sus hijos. Esta determinación de reducir sus áreas sembradas con destino al mercado puede estar acompañada de apoyos económicos de los hijos que han salido de la finca campesina en busca de mejores oportunidades de generación de ingresos.

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Violencia rural

La violencia rural que ha venido ocurriendo en el país, desde mediados de siglo, es un factor primordial para explicar cambios estructurales en la economía campesina. Una de las causas más importantes del acentuado proceso migratorio campo-ciudad que aún se observa en distin- tas zonas campesinas es el enfrentamiento armado entre distintos actores en conflicto, ya se trate de disputas de poder entre los dos partidos tradicionales, tal como ocurrió en la década de los años cincuenta; de la presencia de grupos guerrilleros, a partir de los años sesenta hasta la fecha; de grupos paramilitares, surgidos en forma paralela a la consolidación del narcotráfico; el auge de cultivos ilícitos en algunas regiones campesinas generan perturbación por la tipología y los intereses que defienden las personas vinculadas a dicha actividad, son entre otros, los proce- sos de violencia que han obligado al campesino a abandonar su unidad productiva.

Lo anterior tiene efectos adversos sobre la producción agropecuaria porque al emigrar el campe- sino quedan sin cultivar muchas hectáreas que antes aportaban alimentos y materias primas para el consumo urbano y la industria. La tendencia observada es que solo una baja proporción de la población que emigra de las zonas campesinas con problemas de violencia lo hacen hacia otras regiones rurales donde puedan recomponer su unidad productiva. Generalmente, el polo de atracción son las ciudades capitales, en donde aspiran encontrar alternativas para sobrevivir.

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CAPITULO 3

MEDIO AMBIENTE Y COLONIZACION EN EL META

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La Cuestirín Agrarúz en la Orinoquia Colombiana

MEDlO AMBIENTE Y COLONIZACION EN EL META

"La historia no es otra cosa que nuestro diario vivir con frente y entre nuestros sumejantes. Vivir con nosotros mis- mos en con vivir con b s otros. Los poderes despóticos muti- lan nuestro ser cada vea que suprimen nuestra dimensirín política. No somos plenamente sino en los otros y con los otros: en la historia".

OCTA VIO PAZ

, En efecto, el proceso de transformación del espacio del Meta, la conversión de sus bosques en tierras para la agricultura y la ganadería ha sido el resultado de un largo proceso de poblamiento, ocupación y colonización/f ste proceso transformador y constructivo por excelencia ha sido visto últimamente como el factor de mayor impacto en el deterioro creciente de todo el ecosistema metense{/ La colonización, ayer vista como fuente del progreso, de la construcción nacional y de la paz, hoy es concebida por algunos como factor de atraso, destrucción y violencia, descono- ciéndose así los elementos estructurales que animan y acompañan este complejo proceso de movilización social.

Sin desconocer el impacto negativo que sobre el medio ambiente ha producido la colonización, precisamente por estas condiciones estructurales (pobreza, injusticia, violencia), tenemos que esforzarnos más por entender la lógica del colono y su proceso de apropiación del espacio, con el fin de transformar su práctica y buscar al mismo tiempo alternativas económicas, sociales y ecológicamente viables a la colonización. Ciertamente que el proceso de colonización y sus agentes principales, los colonos pobres, han incidido, por cierto, de manera muy singular en la crisis del desarrollo y en la crisis ambiental, pero &tos no han sobrevivido a un patrón de desarrollo econó- mico, social y político excluyente, el mismo que los expulsó a las nuevas fronteras, que los llevó a colonizar nuevas tierras, tumbando el bosque para "sembrar comida", para que ahora tengan que cargar con el mayor peso de la crisis, cuyas verdaderas causas el Estado esconde y algunos analistas ignoran o prefieren olvidar.

En consecuencia, no se trata de negar que existen límites al crecimiento, al cambio económico y al desarrollo, impuesto por los límites de los propios recursos, ni de desconocer que los efectos destructivos del desarrollo en el medio ambiente repercuten a su vez en el propio desarrollo, sino de señalar que cualquier nuevo patrón de desarrollo debe basarse en criterios de sustentabilidad social, lo cual implica, antes que todo, ampliar las opciones de los pueblos frente a la accesibilidad de los recursos naturales y su explotación racional y adecuada, pero sobre todo asegurar el

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acceso a los recursos básicos como salud, educación, alimentación y demás bienes que le permi- tan llevar una vida digna y sana dentro de un ambiente sano.

Así que cuando hablamos de las relaciones recíprocas y los mutuos niveles de afectación que existen entre la colonización, el desarrollo y el medio ambiente, necesariamente tenemos que hacer referencia explícita a qué entendemos por cada uno de estos fenómenos sociales, si es que no queremos caer en generalizaciones que bien poco contribuyen a esclarecer el problema. De hecho, si hoy tenemos que cuestionar el tipo de relaciones existentes entre éstos, es segura- mente porque el contenido, la dinámica y las características de los mismos han variado hasta el punto de asociarse de manera negativa. Si ayer el proceso de colonización era visto tanto por los planificadores, los políticos y los lideres sociales, como por los propios actores del proceso, como un factor de desarrollo económico, social y político, y además no se cuestionaba, o por lo menos muy poco, los efectos sobre el medio ambiente, hoy este fenómeno social se observa acaso como el responsable de las mayores crisis ecológicas nacionales y obstáculo para la puesta en marcha de los nuevos programas de desarrollo.

Este viraje radical en el planteamiento de la relación colonización, desarrollo y medio ambiente, operado desde los años 70 y animado por el escándalo sobre la crisis ambiental que se produjo a nivel mundial, bien pronto cobró sus primeras víctimas. Los pobladores de las tierras de frontera, los habitantes de las selvas y llanuras, los colonos.

En nuestro departamento después de muchos años de explotación predatoria del territorio, de la conformación sucesiva de diversos espacios de economía mercantil extractivista y de la forma- ción de grandes haciendas ganaderas; es decir, luego de varias décadas de desarrollo funda- mentado en la ampliación de la frontera pecuaria, agrícola y comercial, no solo se cuestiona el modelo de desarrollo, en evidente crisis, sino que se busca afanosamente responsables.

La opinión pública regional, estimulada por ciertos analistas del desarrollo y la cuestión ambiental, no duda en asociar la crisis del modelo de desarrollo y la crisis ambiental al proceso de coloniza- ción, uno de los procesos sociales más significativos de nuestra historia nacional. Así, esta movilización social, que a lo largo de los últimos 50 años ha involucrado a no menos de 5 millones de campesinos pobres, construido nuevos espacios sociales y redimensionado nuestra comuni- dad política, resulta ahora estigmatizada y condenada quizá a transitar los umbrales de la ilegali- dad.

La figura del colono con el hacha, el machete y el perro, antes sublimada y correlacionada con la paz, el progreso, la tierra, la "patria", etc., hoy es para algunos un escandaloso símbolo de la destrucción y la guerra. Olvidan por cierto, que el problema central de la degradación del espacio del Ariari - Guayabero está enraizado a la estructura agraria pre-existente e intocable en los espacios interandinos y a las políticas estatales que continúan concibiendo a la Orinoquia desde una perspectiva equivocada, considerándola como un espacio vacío a colonizar o a con- quistar, que dentro de criterios mercantilistas-extractivistas buscan satisfacer, no la demanda de alimentos y de recursos que se presenta en el orden local y regional, sino los requerimientos de mercados y políticas exógenas.

11 Por otra parte, el excesivo énfasis puesto por algunas corrientes ambientalistas en la denuncia del proceso de destrucción de las áreas de bosque tropical en la Orinoquia, oculta el hecho de que Bste no solo ha significado la extinción de las especies, cambios hidrológicos y climáticos,

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degración del suelo, etc., sino también, y fundamentalmente, ha producido variados conflictos por la tierra y el acceso a sus recursos, marginalización y empobrecimiento campesinos, desplaza- miento inducido o forzoso rural y urbano, presión sobre nuevas tierras y extinción o desplaza- miento de grupos indígenas.

De hecho, la colonización de la Orinoquia colombiana, su poblamiento y apropiación, se ha pro- ducido a través de los diversos ciclos de bonanza y recesión derivados del extractivismo, de un lado y del otro, mediante los esfuerzos y tentativas del Estado por articular el espacio regional al país a través de sus diferentes políticas y agentes institucionales; junto a éste se produce la presencia sostenida de la Iglesia a través de las distintas misiones católicas, pero una constante en este proceso de apertura y colonización de la región lo ha constituido la violencia. Bonanza y recesión, marginalización y conflicto han estado en la base de la configuración socio-regional de la Orinoquia colombiana.

Es importante anotar cómo diversos estudios han demostrado de manera concluyente, cómo sobre las zonas de colonización los modelos tecnológicos aplicados a la actividad agropecuaria en esas áreas, reproducen los modelos tecnológicos de las zonas centradas y consolidadas con la consiguiente pérdida del verdadero potencial agropecuario y forestal existente en estas áreas recién abiertas, y cómo al mismo tiempo se produce la expulsión creciente de la población coloni- zadora hacia nuevas tierras de frontera, desencadenando así un ciclo migratorio recurrente cuyo impacto, es tanto más grave, cuanto que afecta no solo el ecosistema sino también las posibilida- des de recomposición social de los emigrantes.

Basta observar no más, la diferenciación espacial y social que se va produciendo durante el proceso mismo de colonización, para pensar que existen y han existido factores, mecanismos y actores precisos que han llevado a que en ésta lucha por la apropiación del espacio regional entre diversos actores, entre los cuales se encuentra el Estado, otros sean quienes se han quedado finalmente con los "beneficios" de una explotación predatoria, mientras, la movilización social desencadenada por los pobres y excluidos, no solo ha corrido y corre con los efectos nocivos, ambientales, económicos, sociales y políticos, producidos exactamente por una determinada con- cepción del desarrollo, y ahora, por una cierta idea que se quiere imponer sobre la cuestión ambiental.

Irónicamente, tanto el Estado a través de sus muchas instituciones , que en el pasado nos vendie- ron la idea de que el desarrollo era sinónimo de crecimiento, de concentración de capitales y su realización a toda costa, aún, de los límites naturales de los propios recursos y de las propias áreas, zonas o regiones a donde extendió su frontera económica, ahora, ese Estado es uno de los grandes detractores, no tanto el modelo de desarrollo espacial, social y políticamente exclu- yente que impulsó, sino de la dimensión social y política que éste patrón de desarrollo desenca- denó, como fue el proceso de colonización de los pobres y excluidos.

La colonización, antes ajustada a las políticas, planes y programas de desarrollo del Estado, aparece ahora en la visión de algunos tecnócratas del Estado Moderno como uno de los fenóme- nos de mayor perturbación para la necesaria redefinición de las políticas, programas y proyectos de desarrollo. Pero en ésta ocasión, como en la anterior, es presumible y ya se observan los primeros síntomas, que otra vez ésta nueva política de desarrollo, por lo menos en lo que a la Orinoquia atañe, deje por fuera, excluya e incluso criminalice esta continua migración hacia las tierras de frontera, por parte de los sectores sociales más subalternos.

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[Medio Ar~lbierzte y colonizaci(jtz crz el Meta

Otro tanto puede observarse de la actitud del Estado frente a la cuestión ambiental. Este, que sin lugar a dudas ha sido y es el depredador por excelencia, ahora, acaso apurado por la imposición de la banca internacional, procura diseñar una política ambiental, lo cual es necesario, ajustada a la búsqueda de un desarrollo sostenible, pero, preguntamos, sostenible para qué, para quiénes, a costa de qué y de quiénes?.

Claro está que en este viraje el Estado no ha quedado solo. Grupos de presión "desarrollistas sustentables", pretendidas ONG's ambientalistas, conservacionistas a ultranza e incluso indigenistas puros, andan repitiendo, acríticamente, a espaldas del desarrollo local, de la gestión ambiental local, pero sobre todo de las aspiraciones de superación de las comunidades locales, las ventajas del nuevo patrón de desarrollo y de las políticas ambientalistas en boga.

Y no es que, ni más faltaba, estemos en desacuerdo con que sea necesario, y más que necesa- rio, es un reto, cambiar radicalmente el patrón de desarrollo imperante hasta ahora, hacerlo com- patible con las posibilidades del medio natural, sostenible, etc. Solo pretendemos alertar sobre la posibilidad de que tal sostenibilidad del nuevo patrón de desarrollo se levante nuevamente sobre la exclusión de vastos sectores sociales, bajo el estigma de la colonización de los más pobres.

Aquí necesariamente queremos señalar, cómo el criterio básico de cualquier política de desarro- llo sustentable, o gestión ambiental, debe partir de reconocer, concertar y negociar con los pobla- dores mismos. Un sano criterio democrático nos indica que tal política debe priorizar los sectores sociales subalternos, aquellos que por sus condiciones económicas, sociales, políticas y cultura- les, no han podido hasta ahora acumular condiciones políticas para hacer valer sus derechos y su aspiración a desarrollarse en un ambiente sano.

Ahora bien, frente a los recursos ambientales y el desarrollo, debemos partir del hecho de que los recursos naturales más allá de ser un dato físico, biológico, estático, son antes que todo factores de desarrollo humano siempre que la comunidad pueda decidir sobre ellos, sobre su uso y forma de aprovechamiento. En este sentido, frente a las tendencias conservacionistas que acentúan su acción sobre los problemas de la deforestación, contaminación y degradación del ecosistema, es necesario redimensionar lo ambiental dentro del contexto del desarrollo aplicado a los sectores más pobres y marginados, a través de la formulación, generación y puesta en marcha de progra- mas locales de gestión ambiental que emanen directamente de la voluntad de la comunidad, y que se articulen a los demás programas sectoriales y regionales.

No cabe ninguna duda de que el centro de gravedad de cualquier política de desarrollo sustenta- ble en la Orinoquia está en la búsqueda del bienestar de sus habitantes, la satisfacción de sus intereses legítimos y desde luego de sus necesidades más elementales; es decir, la verdadera sostenibilidad de cualquier programa de desarrollo radica en la capacidad que tenga de garanti- zar la subsistencia de las colectividades humanas y su superación permanente.

Esto significa que el desarrollo sustentable no es algo que pueda depender de los azares del mercado, ni unilateralmente de las políticas del Estado, sino que debe ser el resultado de una satisfactoria relación entre la sociedad, el Estado y la naturaleza, e implica, necesariamente, que en una equilibrada interactuación entre estos se minimicen o eviten los daños ecológicos que las actividades humanas ocasionan. Sin embargo, frente a la gestión ambiental no puede pasarse por alto el hecho de que es la población la que constituye el recurso básico y por tanto es hacia su mejoramiento al que deben apuntar los mejores esfuerzos del Estado y de la sociedad civil, pues

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La Cuestión Agraría en la Orinoguiu Colombiana

,nientras se tenga una población sana y consciente de la problemática ambiental, de mejor mane- ra podemos consolidar un patrón de asentamiento humano que esté en armonía con los recursos naturales y su oferta ambiental, pero también que garantice el desarrollo y el aprovechamiento sustentable de éstos.

Es necesario desarrollar nuevos modelos de participación comunitaria y de gestión ciudadana en los asuntos públicos que comprometan la vida de la comunidad, y en los cuales ésta tenga la oportunidad de discutir, negociar y formar parte del proceso de decisión sobre los factores del desarrollo, la gestión ambiental, el ordenamiento del territorio, etc.

Del mismo modo, las posibilidades de éxito de cualquier política de gestión ambiental armónica, radica, antes que todo, en la capacidad y respeto que se tenga tanto por las leyes del ecosistema como de los procesos de asentamientos humanos. De este modo, ésta política de gestión am- biental dependerá más que de la normatividad existente, elaborada para el efecto, y de la volun- tad de aplicarla, de los esfuerzos de crear, inducir o generar dentro de las fuerzas sociales loca- les, criterios que efectivamente satisfagan sus demandas de desarrollo y mejoramiento de las condiciones de vida locales. Se trata, en suma, de modificar los criterios de racionalidad empre- sarial y pública, los sistemas valorativos, las estructuras económicas y sociales, las orientaciones de la tecnología, la organización institucional y la normatividad jurídica. Tarea que por cierto compromete la propia efectividad y representatividad del Estado, pero que también abre las posi- bilidades de ofrecer las bases para una acción concertada entre el Estado y las comunidades locales, en la perspectiva de distribuir equitativamente los costos y los beneficios de una gestión ambiental que sea socialmente viable y políticamente democrática.

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CAPITULO 4

LA POBREZA RURAL*

- - --- Redactado conjuntamente con Eiriperalriz Vanegas Pava y Sandra Xiomara Pulido Castro, funcionarias de la Oficina Regional de Pianeacion de Corpoica Rtigioiial Ocho. Apartado abre0 3129 Villavicencio, Meta.

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LA POBREZA DE LOS PRODUCTORES RURALES DEL CORDON PETROLERO CASANARENO*

"Estos son tiempos de desmantelamiento del Estado en Amé- rica Latina. La hora de la verdad: zapatero a tus zapatos. El Estado solo merece existir para pagar la deuda externa y para garantizar la paz social, lo que en buen romance sig- nifica: vigilar y castigar. Para evitar que los invisibles se hagan visibles, en necesario comprar más armas y multipli- car a la gente de uniforme, mientras caen a pique los Fon- dos públicos destinados a educación, salud y vivienda, y desaparecen los subsidos a los alimentos".

EDUARDO GALEANO (De uselo y tirelo)

EL CONTEXTO REGIONAL

Las condiciones de vida de los habitantes de Casanare, en relación con las condiciones presen- tes en otras regiones del país e inclusive respecto del denominado promedio nacional, muestra serias deficiencias.

De acuerdo con un estudio realizado por el Departamento Nacional de Planeación, el 46% de la población en el departamento se encuentra en condiciones de pobreza y el 19% en condiciones de miseria. Estas cifras muestran una diferencia apreciable frente al promedio nacional del 29% y el 11 O/O, respectivamente. Y desde luego una brecha sustantiva frente al Quindio, donde estos indicadores son del 1 1 % y 5% respectivamente. Es claro entonces la magnitud y la orientación de los esfuerzos para los próximos años, en términos de la ampliación de la cobertura, calidad y acceso a los servicios básicos y al mejoramiento de las condiciones de vida de la población.

La ampliación y diversificación de la base productiva de magníficas perspectivas iniciales ha perdido dinámica e inclusive ha retrocedido en casos como el arroz. El escenario de "apertura", llevó a la producción nacional a competir en condiciones de desigualdad, con la producción de paises donde se han incorporado las externalidades de la acción estatal e inclusive se continúa otorgando estímulos, directa e indirectamente. Este efecto se hace más evidente en el caso de la actividad productiva en Casanare, donde buena parte de la competitividad del sector, depende de la presencia de infraestructura, recursos técnicos y financieros, que no se ha dado. Y donde la presencia de la actividad petrolera ha significado un incremento de los costos de producción, en

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IA pobreza de los productores rurales del cord(irz petrolero casanareño

especial de la mano de obra que acentúa los problemas de inserción en los mercados nacionales e internacionales.

A su vez la producción regional para el mercado interno se ha visto sujeta a la competencia nacional. En esta dirección han operado las fuerzas del mercado desplazando las actividades tradicionales, cuyas características de productividad le hacen imposible competir con petrolización salarial y con los mejores recursos y medios para la comercialización.

Como consecuencia, la población del departamento no se ha beneficiado de la competencia de la producción nacional, que ha seguido la tendencia general al alza de los precios en la región. El debilitamiento de la actividad productiva tradicional y la poca competencia en la oferta de bienes de consumo ha permitido la fijación monopólica de precios, retroalimentado la espiral inflacionaria observada en los últimos años.

Como síntesis, se aprecia, aunque incipiente, la creciente dificultad para hacer efectivas las ven- tajas comparativas de la producción de la región, tanto en el mercado nacional como en el merca- do local. Se configura entonces, un llamado de atención a la provisión de las condiciones físicas, tecnológicas, financieras y empresariales, para materializar por la vías de la ampliación de la base productiva, la generación de oportunidades para los habitantes de Casanare.

De otra forma, el sentimiento de exclusión en la participación de los beneficios económicos de la bonanza petrolera, va a acentuar los elementos contestatarios de la creciente población marginal, que se observa en algunos de los municipios del Piedemonte Casanareño. Así como va a producir desaliento a los sectores empresariales, que puede constituirse en barrera para el asen- tamiento de nuevas actividades en la región.

Por otra parte, el desarrollo incontrolado de la actividad productiva, así como las características propias de la marginalidad de amplios grupos poblacionales han provocado la apropiación no adecuada de los recursos ambientales, en particular del recurso hídrico. A estas consideraciones es necesario sumar los efectos sobre la dotación ambiental de la actividad petrolera, así como, el impacto del flujo migratorio, que ha acompañado a ésta.

El conjunto de dinámicas económicas y sociales puesta en marcha en los últimos años en Casanare, si bien contribuye a crear las oportunidades para un mejor bienestar, pueden de continuar la precaria atención estatal constituirse en elemento critico para la sustentabilidad de la producción y la calidad de vida de sus habitantes.

La dificultad y las deficiencias de las respuestas públicas a las demandas ciudadanas, en las dimensiones económicas, sociales y ambientales, ha dado lugar a un sentimiento de exclusión de los posibles beneficios de la explotación petrolera, en un grupo apreciable de la población'.

LA SlTUAClON ECONOMICA DEL CASANARE

Los sectores básicos de la economía casanareña giran en torno a la explotación de hidrocarbu- ros, ganadería extensiva, agroindustria del arroz y palma africana. Así mismo se cuenta con

' Gobernación del Casanare. Departamento Administrativo de Planeación "Plan de Desarrollo Primero Casanare", p. 27

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productos básicos de economía campesina de vertiente, piedemonte y actividades urbanas como el comercio, microempresas y pequeña industria.

El departamento de Casanare ha pasado de una situación de marginalidad en el contexto nacio- nal, a una posición de iiderazgo a partir de la explotación de los importantes yacimientos de petróleo. Esta situación ha generado algunos impactos en el sector agropecuario.

La producción de hidrocarburos es adelantada por las empresas transnacionales con poca parti- cipación nacional. Se estima que la producción debe llegar hasta 800.000 barriles diarios durante los próximos años.- Esta actividad poco dinamiza el resto de la economía regional, sin embargo genera recursos a ser invertidos en el departamento a través de las regalías. Así mismo estimula actividades complementarias, tales como la refinaciación del crudo, distribución comercial de gas y generación de energía térmica, que a su vez suministrarán externalidades para la instalación de otras industrias.

El sector agropecuario ha sido desplazado por los hidrocarburos en la composición del P.I.B. regional y ha sido afectado negativamente por el proceso de apertura económica e internacionalización de la economia que ha vivido el pais durante los Últimos años.

El crecimiento del sector agropecuario no ha sido el esperado, en parte por la competitividad generada por la producción subsidiada de otros paises, por el desplazamiento de la mano de obra a las actividades generadas por los hidrocarburos y a la falta de externalidades como una buena infraestructura que disminuya costos.

La política de reactivación y modernización del sector agropecuario no ha sido efectiva en Casanare. El acceso al crédito ha sido escaso. El sector financiero aduce que ante la pérdida de rentabili- dad de los principales productos comerciales y tradicionales como el arroz y el maiz constituyen un alto riesgo en el manejo de las obligaciones financieras por parte del sector.

Sin embargo existen elementos que permitirían de ser aprovechados revertir la tendencia men- cionada. El desplazamiento de las actividades agropecuarios tradicionales del altiplano cundiboyacense, debido a la elevación del precio de la tierra implica el desplazamiento de mu- chas de ellas al piedemonte Ilanero, aumentando su potencial como área de abastecimiento de estos productos.

En la medida que aumentan las externalidades provenientes de la pavimentación y mejoramiento de la Troncal del Llano, electrificación y distritos de riego, la incorporación competitiva del territo- rio casanareño a la economia nacional será mayor.

En este contexto los costos de transporte disminuyen y la región necesariamente será abastecedora de productos del sector agropecuario para la demanda del mayor centro de consumo del pais,

l Santafe de Bogotá. De la misma manera la cercanía a Venezuela brindará oportunidades para el :< '

comercio internacional de bienes y servicios.

Las anteriores ventajas competitivas dinamizarán en los centros urbanos la localización de servi- cios de apoyo para el desarrollo rural y actividades económicas de transformación asociada a la pequeña o mediana industria. Lo anterior propicia la generación de empleo y de efectos multiplicadores no necesariamente ligados a la producción de hidrocarburos, pero si dependien- tes de la buena utilización de las regalías.

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!,u l~ohrezri de los prarluctores ritrules del cordrí~z petrolero casanareño

PETROLEO

La industria petrolera ha tenido un desarrollo reciente pero vertiginoso en el ámbito económico regional, su incidencia no solo es representativa a nivel departamental, sino que le aporta a la producción de hidrocarburos una cifra bien significativa en el ámbito nacional, tal como se indica a continuación.

Las actuales reservas remanentes de crudo totales en el país, al cierre de 1995 fueron de 2.958 millones de barriles, de los cuales las reservas de Casanare representan el 53.71 '/O de este total, discriminados, así: Cusiana 78.3% Cupiagua 18.9% y otros 2.8'10, para un total de 1.588,8 millo- nes de barriles.

El gas natural representa un gran potencial económico para el pais y la región de Casanare, donde las reservas descubiertas nos arrojan una producción de 3.005 GPS sobre 7.000 GPS de las reservas nacionales, equivalentes al 43%, con aportes específicos por campo así: Cusiana 86.0%, Cupiagua 13.6% y otros 0.7%, sin contar los campos de piedemonte Fase I en procesos de dimensionamiento.

La producción de crudo en Casanare, en lo corrido de 1996 tuvo un promedio de 215.659 barriles diarios, volumen que equivale al 34.65% del total de la producción nacional, estimada en 622.239 barriles diarios. El promedio para Cusiana en este lapso fue de 174.870 barriles diarios, siendo esta cifra el 81 % de la producción departamental2.

Los impactos generados por el petróleo en el territorio de Casanare tienen que ver con la genera- ción de regalías para el Departamento y municipios productores, produciendo a su vez impactos negativos que afectan el desarrollo socioeconómico.

La producción petrolera compite con otros sectores productivos, en cuanto a la vinculación de mano de obra no calificada y los costos de inversión tienen un alto competente de bienes impor- tados que no afectan el mercado regional. En consecuencia la producción petrolera solo afecta a éste a través del gasto.

Se presentan efectos inflacionarios que afectan el acceso de la población de bajos recursos a los bienes y servicios, dada la diferencia salarial que tiene la actividad petrolera, en comparación del resto de actividades. Los efectos negativos anteriores deben ser minimizados mediante una diversificación de la producción agropecuaria, la satisfacción de las necesidades básicas de la población, la atención a los grupos vulnerables y el manejo adecuado de los recursos naturales.

La industria petrolera por concepto de regalías ha aportado desde 1992 hasta julio de 1996 a las Tesorerías Departamental y Municipales de Casanare montos del orden de 180.000 millones de pesos.

Obra citada, p. 49

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* SECTOR AGROPECUARIO

La problemática del sector agropecuario en el departamento de Casanare se ve afectada entre otras causas, por la lentitud en los procesos de titulación y adjudicación de tierras. Es de anotar como en el momento actual existen cerca del 40°h de las tierras ocupadas en la actividad agrícola del departamento sin titular. La centralización de los trámites de titulación en el nivel nacional y la excesiva tramitoloyía dificultan el proceso.

La adecuación de tierras y la construcción de los distritos de riego tienen una baja cobertura a pesar de existir una responsabilidad pública de proteger la producción de alimentos y darle prioridad a la construcción de infraestructura física y adecuación de tierras. La debilidad del sistema de transferencia de tecnología se manifiesta en el hecho de que se ejecutan los recursos de las UMATA sin tener en cuenta una visión integral del desarrollo rural del sector agropecuario.

La relocalización de actividades agropecuarias en las zonas de vertiente y piedemonte tales como la producción de aproximadamente 40.000 ha. en 1995 para el cultivo de arroz, los bajos rendi- mientos en la producción pecuaria, altos costos de mano de obra, concentración de tierras en manos de nuevos propietarios sin vinculación con el agro y el deterioro del orden público sinteti- zan los problemas del sector agropecuario. Además se tienen dificultades para la programación del recurso, captación de ingresos, evaluación y seguimiento del Banco de Maquinaria y a la poca atención de las especies menores.

La información del sector agropecuario tiene problemas de confiabilidad y calidad, existe debili- dad en las labores de recolección, procesamiento y uso de la información a nivel local y depar- tamental:'. A las anteriores dificultades se suman la falta de canales de comercialización y desco- nocimiento de otros mercados.

Las actividades de explotación artesanal como sal y carbón presentan bajas utilidades por no poseer una adecuada infraestructura para almacenamiento, conversión industrial y comercialización.

i INDUSTRIA, MICROEMPRESA Y ECONOMIA SOLIDARIA

El desarrollo del sector industrial en Casanare es incipiente debido a la baja capacidad financiera, técnica y a los escasos criterios gerenciales y poca competitividad frente a la oferta regional y nacional. La microempresa que predomina en Casanare es de baja escala de operatividad en cuanto a la producción y generación de empleo. Los sectores principales de producción son confecciones, productos de cuero, industria metálica básica, prefabricados y minería. Esta última ubicada en los municipios de Recetor y La Salina.

La industria turística en el departamento a pesar de sus perspectivas, rentabilidad y generación de empleo muestra un estado de desarrollo inferior a sus posibilidades.

i Obra citada, p 56

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Ida /)oi>reza [le los prnductorcs rlira1c.s rlel cordíírz petrolero cuuunureii»

La economía solidaria compuesta por cooperativas, precooperativas, juntas de acción comunal, asociaciones campesina, fundaciones, corporaciones e instituciones de servicio hacen una im- portante contribución a la economía departamental y a la organización de la sociedad civil, pero requieren capacitación, asistencia técnica, crédito y est~idios generadores de empleo y de rique- za.

PROBLEMÁTICA SOCIAL DEL CASANARE4

La centralización que caracterizó al modelo de desarrollo nacional durante las tres últimas déca- das, generó desigualdades en la configuración regional incluyendo al departamento de Casanare. La presencia del Estado en Casanare se caracterizó por su precariedad institucional, lo que produjo entre otras cosas un bajo nivel de vida de la población, en comparación con el resto del pais.

El atraso estructural de las condiciones de vida de la población en el departamento se evidencia en la identificación de 124.850 habitantes dentro de los niveles de miseria y pobreza (1 y 2 del SISBEN) y 40.312 habitantes dentro del nivel 3, correspondientes en su orden al 64,7% y al 20,9% del total de la población del departamento.

Una lectura de la dimensión social permite establecer una cobertura en el sector educativo de 70,4O/0 de la población de edad escolar, mostrando un desequilibrio significativo entre áreas urba- nas (87.5%) y áreas rurales (52%) debido a la dispersión poblacional. Además según ICFES el 30% de los colegios de secundaria están catalogados como de bajo rendimiento y el 70% de rendimiento medio, siendo inexistentes en el departamento los establecimientos con rendimien- tos altos.

La mala calidad del servicio se refleja en la baja capacidad de la institución educativa para promo- ver (tasa de promoción 75%) y retener al educando (tasa de deserción 19%). Respecto a la educación superior la cobertura es mínima (3.88%) y se limita a programas de educación a dis- tancia en pregrado y alojamos postgrado. El apoyo que se brinda en la modalidad presencial a los estudiantes que cursan sus estudios fuera del departamento es también insuficiente frente al número de bachi!leres graduados.

Por su parte, el estado de salud de la población se caracteriza por la prevalencia de enfermeda- des infecciosas y diarreicas y sus complicaciones, producto de las precarias condiciones de vi- vienda, servicios públicos y saneamiento básico. Sumando a esto, la violencia y la propagacijn de las enfermedades transmisibles, derivadas de las condiciones socioeconómicas y del flujo poblacional presentado durante los últimos años, agudizan la problemática.

La anterior situación se agrava aún más ante la insuficiente oferta de servicios de salud, la obsolescencia en la infraestructura hospitalaria, la precariedad en la dotación de las institucio- nes de prestación de servicios y la insuficiencia de personal tanto directivo-administrativo como médico-asistencial.

"Adaptación del "Plan de Desarrollo Primero Casanare" p. 69-77

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Bajo estas condiciones, el índice de cobertura, según los registros de las instituciones públicas de prestación de servicios alcanza para el año 1995 solamente el 33%. A esta baja cobertura contri- buye también la incipiente operatividad del régimen subsidiado (solamente el 24,2% de la pobla- ción de los niveles 1 y 2 del SlSBEN estaría afiliada en 1996) y la evasión en la afiliación al régimen contributivo (tan sólo 23.000 afiliados y beneficiarios), circunstancias que hacen que el acceso de la población a los servicios de salud, tanto preventivos como curativos, continúe siendo limitado. e inequitativo, teniendo una afiliación total de 53.162 habitantes al Sistema General de Seguridad Social en Salud, equivalente al 27,6% de la población total del departamento.

El déficit total de la vivienda nueva en Casanare asciende aproximadamente a 9.700 unidades, de las cuales 800 (9%) se requieren en el área rural y 8.900 ((91%) en áreas urbanas. El mayor porcentaje de este déficit se presenta en las áreas de mayor crecimiento físico urbano, donde se acentúa el deterioro e invasión del espacio público, la baja calidad del entorno y de los servicios públicos especialmente en las cabeceras municipales de Yopal, Aguazul, Paz de Ariporo y Villanueva. El proceso migratorio ha acentuado la urbanización en Casanare, concentrando el 7O0lO de la población urbana del departamento en las cabeceras municipales mencionadas ante- riormente.

En cuanto a la vivienda existente, el problema se centra en la escasez y baja calidad de los servicios públicos y equipamento social. En este aspecto 21.000 viviendas del departamento requieren mejoramiento integral, donde 8.000 (38%) están ubicadas en áreas urbanas y 13.000 (62%) en el área rural. Estas deficiencias en servicios públicos y saneamiento básico están asociadas a la ausencia de planeación y coordinación tanto municipal como departamental para la identificación, programación y ejecución de proyectos integrales en el sector. Así mismo, por la baja capacidad para identificar, generar e implementar tecnologías limpias y apropiadas al desa- rrollo de la región.

Respecto a la Cultura, su concepto no se define en la comunidad casanareña como elemento esencial en el desarrollo social, que permite la integración de la comunidad mediante los proce- sos individuales y colectivos de comprender y actuar.

Es visible en las comunidades problemas tales como la desintegración social, pérdida de valores éticos y cívicos, aceptación de costumbres y conceptos culturales foráneos sin resistencia o ana- lisis generandose así violencia, desadaptación, menosprecio a la cultura ancestral y pérdida de la autoestima.

Se carece en el departamento de la infraestructura necesaria para enfrentar este problema, hay baja capacidad de la población para generar ciencia, tecnología y artes propios. No existe una cultura de trabajo asociativo, de concertación y responsabilidad social y se carece de medios masivos de comunicación social como vehículo de cambio.

La población vulnerable del departamento, entendida como la población en alto riesgo social - moral o físico - (en abandono o en pobreza) se destaca por los altos índices que la caracterizan, como se define a continuación:

De población comprendida entre los O y 14 años de edad (77.620), 62.357 niños pertenecen a los niveles 1 y 2 del SISBEN, lo cual representa el 80.33% del total de la población en este rango de edad y un 47% del total de la población SISBEN del departamento, a ello se suman los problemas de maltrato infantil, abandono y desnutrición principalmente.

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L a pobrezu de los productores rurales del cordón petrolero casanareño

De población comprendida entre los 15 y 25 años, en el departamento existen 43.147 jóvenes, del departamento y un 12% de la población sisbenizada, pertenecen a niveles 1 y 2 del SISBEN, ello sin tener en cuenta los altos riesgos sociales a que se expone este sector poblacional por proble- mas de drogradicción, embarazo prematuro, alcoholismo y vandalismo.

En el departamento existen actualmente 43.21 1 mujeres entre los 15 y 50 años de edad, de las cuales un 47.3% se encuentra en niveles 1 y 2 de SISBEN, lo que equivale a aproximadamente 20.000 mujeres; existen en el departamento 8.649 ancianos, de los cuales 4.401 se encuentran identificados en los niveles 1 y 2 del SISBEN, lo que representa un 3.31 '10 del censo SISBEN del departamento.

Como último componente de la población vulnerable, se encuentran los discapacitados, 3.028 personas que equivalen al 1.57% del total de la población.

A todo lo anterior se suma la ausencia de una política gubernamental social para atender a esta población y la articulación de la misma con los sectores sociales, la cual defina y clarifique las competencias de coordinación y10 ejecución por parte del gobierno departamental.

Se observa como factor desequilibrante para la atención de estos grupos poblacionales, la dupli- cidad de funciones con otras entidades o dependencias al interior de la administración departa- mental y la atomización de recursos y esfuerzos por parte de las mismas. Estas deficiencias han generado: el déficit de cobertura, la baja calidad de los programas de atención, así como la precariedad de la infraestructura para la prestación de los servicios sociales a estas franjas poblacionales.

Las comunidades indígenas de Casanare experimentan graves problemas de organización e integración, esto como consecuencia de la ausencia de una organización indígena representativa en el Departamento facilitadora de la comunicación, interlocución, negociación y canalizadora de sus demandas. A esto se suma la inexistencia de información sobre el estado social actual de estas comunidades lo que imposibilita la elaboración de un diagnóstico sobre sus aspectos de educación, salud, condiciones y calidad de vida. El acercamiento propositivo no ha sido posible realizarlo por la falta de una política concertada, así como a la inexistencia del "Plan de Vida Indígena" necesario para direccionar la atención del gobierno departamental hacia este sector de la población.

EL CORDON PETROLERO DEL CASANARE

El cordón petrolero está en el sur occidente del Casanare. Se extiende desde alturas de 2.000 m.s.n.m. en Tauramena hasta la zona localizada a 200 m.s.n.m. en Maní y 160 en Tauramena.

El sistema fluvial está conformado por varias cuencas hidrográficas de afluentes de los ríos Meta, Cusiana, Cravo Sur, Charte.

Según el censo de 1993 realizado por el Departamento Nacional de Estadística (DANE), los municipios del cordón petrolero contaban con la siguiente población:

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Municipio

Aguazul

Maní

% Población total 47.63% 1 56.63% 33.32% I 1

I I I

Cabecera Total

-

Tauramena

Yopal

Total

1 Total Departamento 1 211.329 1 93.470 1 117.589 1

Resto

15.945

11.477

Fuente: DANE. Censo 1993

,

-- -

7.504

57.279

92.31 5

La población total en estos cuatro municipios representa el 43.63'10 del Departamento de Casanare, que suma 21 1.329 habitantes, de los cuales 93.470, se encuentran en la cabecera de los munici- pios, es decir 56.6%.

9.367

4.203

CARACTERISTICAS DE LOS PRODUCTORES RURALES5

6.278

7.274

2.873

36.41 1

52.933

Aprovechando los resultados y metodología del proyecto mencionado, a continuación se presen- tan varias observaciones que sirven dentro del contexto de este documento para la formulación de proyectos de investigación y transferencia de tecnología para esta parte subregión del Casanare.

- -

4.631

20.789

39.272

La información para el estudio de sistemas de Producción de Economia Campesina liderado por Corpoica, se adelantó con 173 productores, distribuidos 64 en Aguazul, 33 en Maní, 48 en Tauramena y 28 en Yopal. La muestra se ajustó con un incremento de! 5OA con el objetivo de mejorar la confiabilidad y es así que se trabajó con 182 productores.

Para probar tanto el método de muestreo como el contenido del instrumento de caracterización, se conformaron grupos interinstitucionales entre las UMATA, Secretaría de Agricultura y Ganade- ría y CORPOICA, para realizar pruebas por municipio, en las que se detectó la necesidad de modificar algunas preguntas del instrumento.

La recolección de la información so efectuó en dos nivclcs, uno, el do Diagnóstico Rural Participativo y otro, con el instrumento de caracterización estática. En el Diagnóstico Rural Participativo, la técnica de muestreo para este nivel de recolccción de información fue del mucstreo estratificado, al que se le dio énfasis a la estratificación geográfica, la cual consistió en realizar reuniones yrupales en veredas representativas de la subregión. Dichas reuniones se realizaron de junio a octubre de 1996. El equipo estaba conformado por Agrólogo, Ingeniero Agrónomo, Veterinario, Ingeniero Forestal, Técnico en Mercadeo, Economista de Hogar y Economista M.Sc. Este grupo

' Esta sección se basa en el lnlorme Final del Proyecto "Caracterizacior~. generación y validación de tecnologin para las zonas de Economia Campesina del Casanare (cordón petrolero) Acuazul, Mani. Tauramsna y Yopal" CORPOICA - Regional Ocho, 1996. Programa Regional Sistemas de Produccioii.

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I,n pol)rezu de los ~~roclrccforcs rurales (le1 cord(íri petrolero casarturciio

se encargó de realizar las reuniones en los cuatro municipios, mediante una programación tri- mestral.

Para la caracterización estática se utilizó un cuestionario que contemplaba generalidades de la finca, aspectos sociales de quien maneja la finca, aspectos de las comunidades y aspectos biofísicos. Los grupos interinstitucionales constituidos visitaron las fincas y realizaron charlas informales con productores mediante el cual se obtenían los datos requeridos.

La encuestas se realizaron entre el 22 de junio y el 26 de octubre de 1996, apoyado en cuatro grupos de profesionales, quienes realizaban la evaluación preliminar, permitiendo que cuando la información llegue a la etapa de sistematización, muestre los datos confiables.

Los datos recolectados en el Diagnóstico Rural Participativo, en el instrumento de caracterización y la cartografía análoga, se almacenaron en bases de datos Excel y el programa ILWlS como Sistemas de Información Georeferenciado.

La información tomada en el instrumento se sistematizó tal como se recolectó utilizando para ello variables numéricas y alfanuméricas, usando códigos para variables de conceptos: posterior- mente se hizo una revisión de datos, lo que permitió depurarla y así tener una base de datos confiable para entrar a realizar la tipificación de productores.

La cartografía análoga fue digitalizada mediante contrato en el Sistema de Información Geográfi- ca y el modelamiento de estos datos lo realizó Corpoica, los cuales son productos resultados del estudio general antes mencionado.

En este documento el término caracterización se interpreta como la descripción de la población objetivo en función de los individuos que constituyen la muestra y las variables estudiadas, cuyos valores no necesitan análisis avanzado para poder extenderlos a toda la población.

Por medio de estadísticas como promedios, desviaciones estándar y coeficiente de variación, se puede saber si cada variable se puede generalizar o no. Así se observa el comportamiento de cada variable, de los cuales se puede recalcar a nivel general, los siguientes datos6:

+ El 83.52% de los encuestados son agricultores.

+ El 29.12% de los productores proceden de municipios de Boyacá y el 62.09% de Casanare.

4 El 88.46% de los productores que son propietarios .de la finca residen en ella y no tienen administrador.

9 El 64.29% cree en los rezos para diferentes actividades, Durante la fase de la luna deno- minada menguante el 71.98% realizan alguna actividad específica, y en la fase de luna de creciente un 25.27% realiza actividades. .

+ El ingreso de los productores entrevistados proviene en un 91.21% de la explotación del predio y de la venta de jornales. Apenas un 6.59% depende del comercio.

'a El análisis estuvo a cargo de la Estadistica Rosmery DurAn, Estudiante de la Universidad Nacional de Colombia, pasante del Convenio CORPOICA-PRONATTA 1997.

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+ De los 182 productores entrevistados en el cordón petrolero del Casanare, la actividad que genera mayores ingresos es la ganadería (79.21%) y en menor proporción la agricultura ó la combinación de ambas.

+ La asistencia técnica en general es esporádica o simplemente no la tienen; pero en caso de algún problema agropecuario, los productores prefieren acudir en primera instancia a la UMATA (30.77%), luego a amigos y vecinos (23.63%), después a los almacenes (1 8.13%), posteriormente a los asistentes técnicos particulares (12.09%) y en última instancia acu- den a instituciones (9.34%).

+ Los medios de comunicación por los que reciben información son básicamente la radio (65.93%) y escritos como periódicos y revistas (34.07%). Apenas un 27.47% reciben información por televisión y los medios menos aprovechados sor) las charlas, conferencias, talleres, giras técnicas y las visitas de las UMATA. S

+ El tipo de información que les gustaría recibir es de tipo general. Prefieren conocer en un 47.8% información agrícola; el 63.1 9% información pecuaria, y en algunos casos especifi- can el tipo de información dentro de cada área como por ejerr~plo información en piscicultura el 21.43% y en especies menores un 20.33%'.

+ En el 96.7 de los casos quien toma las decisiones es el propietario de la finca.

+ El 98% de las personas que trabajan en las fincas de esta región del Casanare oscilan entre 23 y 71 años de edad, afirmación que se puede generalizar por el bajo índice de variabilidad que presenta dicha variable (25.71 '/O). Además, un 80% del tiempo han vivido en el llano y aproximadamente un 37% del tiempo han vivido en la finca.

+ El índice de calidad de vida, que pretendía calificar las condiciones minimas que se tienen en la finca para sobrevivir, es a nivel regional de 8.49 puntos, valor que osciló entre O y 22 puntos. Aunque el rango es bastante amplio y el promedio está más cerca del cero, la estabilidad fue alta, es decir la variabilidad fue relativamente poca (C. V. de 45.7%), permi- tiendo establecer que posiblemente la población que se entrevistó es de pocos recursos, con los que a duras penas pueden vivir.

Variables como área de la finca, áreas de los diferentes cultivos en la finca, cantidad de animales de las diferentes especies, etc., sería un error generalizarlas por su gran variedad de opciones encontradas en la muestra. En otras palabras, los coeficientes de variación (que proporcionan un porcentaje del nivel de dispersión de cada variable) son demasiado altos y cualquier cosa que se diga no tendría suficiente credibilidad pues se presentaría muchos casos que contradirian dicha afirmación.

LA POBREZA RURAL EN EL CORDON PETROLERO

Se recogen, a continuación algunas reflexiones relevantes derivadas del trabajo investigativo realizado en Casanare. Estas líneas pretenden hacer un análisis global de la situación de la pobreza rural. Aquí se desea suministrar elementos para discernir los núcleos fundamentales en

- -- - - - ' Ninguna de estas repuestas fue excluyente, es decir el productor pudo haber contestado todas las opciones o una sola.

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Inr p o l > ~ z Ú de los productores rurales del cord(í~i petrolero casarzareño

los que, segun la opinión de los anteriores, se deberían concentrar los esfuerzos de un plan de desarrollo regional con el fin de afectar los dinamismos que imposibilitan la realización de las personas de una manera acorde con los logros actuales de la humanidad.

Este capitulo se orienta con la siguiente lógica:

+ Plantea como características fundamentales de la pobreza: ser un concepto relativo y ser un hecho masivo.

+ Analiza diferentes explicaciones sobre la pobreza que resultan insuficientes o inadecuadas y que, sin embargo están orientando las acciones de los actores involucrados en el desarro- llo municipal.

LA C O N C E P C ~ O ~ DE LA POBREZA

La comprensión de la pobreza ha avanzado últimamente en forma significativa y ha cambiado la direccionalidad de los estudios y las acciones al respecto. En efecto de una visión del pobre como un ser individual, producto de la casualidad o destino, que requerida la asistencia de la sociedad, se ha pasado a una comprensión del pobre como un fenómeno masivo resultado de procesos sociales conflictivos, que exigen un nuevo ordenamiento sociala. De estudios en los que se media la pobreza - riqueza con parámetros economicistas como el Producto Interno Bruto (PIB) o el Ingreso PerCápita, se avanzó hacia metodologías como la de las Líneas de Pobreza (LP) y de Indigencia (Ll) basadas en los ingresos familiares y, posteriormente a la de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) que enfatizan el acceso a servicios que debería prestar el Estado (educación, agua, energía, disposición de ex creta^...)^. Más recientemente aun, se propone la integración de estas últimas metodol~gías~~ y su complementación con la inclusión de parámetros de carácter'social y político que tienen que ver con la participación y el ejercicio de la libertad1'.

Resaltamos, a continuación, nuestra reflexión sobre algunos de los interrogantes que la investi- gación y el trabajo con la comunidad realizado en 1998 nos plantearon alrededor del concepto de pobreza.

La pobreza un concepto relativo

Si bien es cierto que la pobreza tiene una expresión relacionada con la dignidad humana y con la atención de necesidades básicas reconocidas como derechos de todos los seres humanos sin ninguna discriminación, lo que daría, según algunos, la posibilidad de pensar en una concepción de pobreza en sentido abs~lu to '~ , realmente el concepto de pobreza es relativo no solo en cuanto depende del contexto social, sino en cuanto se refiere a seres humanos en permanente evolu- ción, cuyas necesidades y comprensiones sobre las mismas van variando. Asl por ejemplo, hace

V i x l e y , Jorge y Clodovis Boff. Opcibn por los pobres. Petrbpolis, 1986. . DANE. Asi estamos cumpliendo. Plan de Economía Social. Planes y Programas de Desarrollo Econbmico y social 1987 - 1990. Bogotá, 1987.

VARIOS. El conocimiento de la pobreza en Amórica Latina. En Comercio Exterior. Vol. 42 No. 4 Banco Nacional de Comercio Exterior. Móxico, abril de 1992. Sarmiento, Libarda. La pobresa rural en Colombia en el Campesinado en Colombia Hoy. Universidad Javeriana. Santafe de Bogotá, 1991.

" PNUD Desarrollo humano. Informe 1992. " Patiño. Carlos y otras. Pobreza y desarrollo en Colombia. Su impacto sobre la infancia y la mujer. Bogotá. 1988, p. 120.

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un siglo los derechos ambientales no se tematizaban como derechos humanos básicos y por lo tanto no se consideraba la contaminación como la privación de opciones de vida para las perso- nas e indicador de la pobreza. Hoy, en cambio, es todo lo contrario.

Es necesario plantear la relatividad de la pobreza en dos sentidos: porque su gestación depende de la relación de los diferentes componentes sociales y porque su comprensión y mediación no puede ser homogénea y universal.

La pobreza es relativa, sobre todo, por ser un fenómeno cuya existencia sólo es posible com- prender en la interrelación de fuerzas sociales que la generan. La pobreza es un subproducto de las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales y no simplemente un fenómeno surgido de la nada o por un esporádico accidente. En realidad la pobreza no puede explicarse como una insuficiencia del excedente producido por un grupo determinado, como si ese grupo jamás se hubiera relacionado con sus vecinos y con otros sectores sociales.

Esto nos lleva a una conclusión práctica: El entendimiento cabal de la pobreza exige su interpre- tación a la luz de los proceso históricos y no sólo como medición de ciertos parámetros en mo- mentos determinados.

El caso del cordón petrolero del Casanare cuya pobreza se ha explicado, por parte de sus habi- tantes y de algunos investigadores, por su condición de aislamiento, ha dependido, en realidad de las relaciones internas y externas de los casanareños durante más de 500 años.

Por otra parte, durante las reuniones con campesinos tropezamos con la dificultad de hacer una catalogación de la pobreza utilizando los parámetros del LP o NBI, que lleva a olvidar las diferen- tes significaciones de las necesidades para personas en muy diferentes circunstancias. La medi- ción de la pobreza es en realidad mucho más compleja. Por ejemplo, la significación de la falta de agua para una familia en Casanare, territorio sembrado de recursos hídricos no puede ser la misma que para una familia hacinada en un barrio marginado de Bogotá o Medellin.

Los ingresos al interior de una sociedad citadina cuya economía está completamente monetarizada, no pueden compararse, sin más, con los ingresos en sociedades rurales en las que se utilizan formas de producción, de mercadeo y de consumo con lógicas no monetarias, como el trabajo de mano vuelta, la aparcería, la produccjón pa* autoconsumo, el escaso consumo de productos industrializados, etc. :d.

Es necesario que los estudios sobre la pobreza superen el afán de parámetros cuantificadores y universalistas para realizar diagnósticos integrales que manifiesten los procesos y relaciones autóctonas.

La pobreza un hecho masivo

Ahora bien, antes de hacer una interpretación de la pobreza, es necesario establecer como pre- misa el hecho de que ella es un fenómeno masivo13. Las conclusiones de los investigadores en

" Importa dejar en claro que no nos referimos a las causas por las cuales fulanito o sutanito se encuentran en condiciones de pobreza actualmente, sino por que las mayorias de la población padecen la pobreza. Para algunos casos individuales, cabrían explicaciones como las referenciadas en los párrafos anteriores. Ello no es válido al pensar en la globalidad de los pobres.

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IA pobreza de los productores rurales del cordhn petrolero casanareño

las diferentes disciplinas así lo demostraron para el caso del cordón petrolero de Casanare. Por ejemplo, más del noventa por ciento de las viviendas presenta deficiencias en cuanto a servicios básicos o construcción adecuada y que a pesar de que el número de viviendas es superior al de familias, en la práctica, existe hacinamiento.

Las análisis concluyen la vigencia del clientelismo (tanto el tradicional como el moderno) y la debilidad de la sociedad civil. Así mismo demuestra el deterioro ambiental por la extinción de varias especies animales y por la tala de bosques, especialmente en cuanto a madera y bosque nativo. Igualmente hay una mala utilización de los recursos naturales. De otro lado existe alta concentración de la propiedad de la tierra. Finalmente, se presenta que la mayoría de personas que en edad escolar no reciben educación formal a lo cual se agregan los índices de deserción y la inadecuación general de la educación.

Así pues, se trata de la inmensa mayoría de casanareños quienes están inmersos en un dinamis- mo de empobrecimiento permanente. No son unos cuantos que por circunstancias esporádicas se han encontrado en una situación difícil. No basta con mover a la "compasión cristiana" para solucionar algunos aislados casos de personas pobres. Podríamos afirmar, sin temor a estar exagerando, que solamente uno de cada diez habitantes de los productores de esta región vive en condiciones que corresponden a sus derechos como ser humano en el contexto de la humani- dad actual.

¿Cómo se llegó a esta situación? ¿Qué tipo de experiencias condujeron a que 9 de cada 10 no puedan satisfacer sus derechos humanos elementales? ¿Cuáles han sido las formas de relacionamiento socioeconómico que han generado esta pobreza masiva? ¿Qué tipo de respues- ta han tenido los pobres frente a estos hechos?.

Las causas de la pobreza

A lo largo de nuestras investigaciones hemos encontrado diferentes explicaciones sobre la causalidad de la pobreza que nos permitimos clasificar y analizar críticamente a continuación, con el fin de despejar el camino evitando distracciones y falsas rutas.

Explicaciones deterministas

Incluimos aquí aquellas formas de entender la pobreza que la asocian con factores de carácter sobre o extranatural ante las cuales los seres humanos no tienen capacidad de intervención directa como la suerte, el destino, Dios, los espíritus ... La pobreza es definida como una "prueba O castigo de Dios", como "ser de malas", como la "suerte de cada uno", como el resultado de maleficios o maldiciones. Algunas expresiones de folclor popular encarnan y refuerzan estas explica~iones'~.

Por ejemplo. un vallenato titulado "Plegaria Vallenata", que estuvo de moda en todo el país y que escuchamos algunos habitates dice así:

Oyeme Diosito Santo, Tú de aritmética nada sabías, Dime por que la platica Tu la repartirste tan mal repartida.

Oyeme Diosito Santo, en que colegio era que tu estudiabas. Porque a unos les diste tanto, En cambio a otros no nos diste nada.

Es comun el dicho popular "Unos nacen con estrella y otros nacen estrellados".

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' + S IA Cuestirín Agraria en la Orinoquia Colombiana

En el caso del cordón petrolero, esta explicación está en la base de ciertas devociones y prácticas como el rezo de animales; pero, especialmente, en la mentalidad y la explicación verbalizada de muchos de los habitantes.

Esta visión refleja una sensación colectiva de impotencia, una interpretación imaginativa que manifiesta un hecho real: el carácter de condicionamiento dado que tiene la pobreza para quienes la padecen; el hecho de ser algo no pedido algo que les ha sido impuesto antes de su libertad. Ahí está su gran valor. Sin embargo, es insuficiente en la medida en que no tiene en cuenta las causas que han impuesto esa realidad en lo concreto de las relaciones humanas durante la sucesión de hechos históricos.

Desde esta forma de entendimiento se generan, en realidad, actitudes de resignación y escapismo que poco contribuyen al cambio y más bien lo frenan.

Explicaciones moralistas

La pobreza es interpretada por otros como el resultado de la maldad de los hombres. Aquí econcontramos tres tendencias según el grupo social desde el que se estén haciendo los análi- sis. Podemos resumirlos en las siguientes expresiones: Los pobres son malos, los ricos son malos, los funcionarios son corruptos.

Los pobres son malos

La pobreza se debería, según esta visión, a la pereza, la desorganización, la falta de juicio o de disciplina de los pobres. Estos serían seres sucios, ladrones, atendidos que no trabajan porque no quieren, o que lo que ganan se lo beben dejando a su familia en la inopia. Incluso, en visiones fundamentaiistas religiosas que no pocas veces acompañan esta explicación, los pobres serían seres castigados por su pecado o condenados a resarcir culpas de anteriores vidas o karmas.

En la zona rural del cordón petrolero, está explotación ha encontrado expresión en frases como las siguientes:

"En Casanare la planta se encuentra en el piso, pero la gente no quiere agacharse a recogerla ". "Es que aquila gente es perezosa, no quieren esforzarse mucho ... por eso solamente quieren sembrar y al año venir a recoger. No exige mucho cuidado".

El mayor problema de Casanare es el alcoholismo. La gente se le pasa tomando guarapo. Por eso, la plata no les alcanza para nada y ni siquiera pueden trabajar bien ".

Esta explicación que se puede basar en acontecimientos reales y por lo mismo encuentra bastan- te aceptación, no es sin embargo, válida como expresión de la causalidad de la pobreza masiva de los campesinos de cualquier lugar. Se desconocen aquí los procesos históricos y las diferen- cias personales.

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ILI /~obl.c.zn de 107 ~ ~ O ~ I I C I O I - C P P I I ~ U / C S del C O I ' ~ ( ~ I I petrnlero casanareñn 3 Con argumentos como los aquí expuestos se conduce a acciones como las llamadas "operacio- nes limpieza" o a medidas totalitarias que propenden por sociedades "disciplinadas militarmente". Se niegan, así los derechos humanos y en realidad, se lleva a un mayor empobrecimiento de las personas.

Los ricos son los malos

Esta argumentación, hecha desde otro extremo, ve en cada persona considerada rica a un egoís- ta, acaparador. Cada rico sería una especie de negrero injusto que roba a sus trabajadores y que no es capaz de ofrecer a los pobres siquiera "las migajas que caen de su mesa".

Si bien, por lo menos en el caso de Casanare, esta visión es bastante ambigua pues se mezcla con elementos de carácter psicosocial que llevan a cierto respecto por el terrateniente a quien, por ejemplo, generalmente se nombra padrino de los hijos.

Esta explicación confunde los hechos con las intencionalidades y olvida los condicionamientos sociales en los cuales nacen tanto ricos como pobres. No diferencia las valoraciones económico sociales de los inicios éticos y generaliza, como en el caso anterior, la conducta de una o unas personas a la totalidad de los que se consideran pertenecientes al mismo grupo social.

De aquí se derivan conductas tendientes a la aniquilación de las personas y no a la transforma- ción de las estructuras sociales. En otros términos, así se fundamentan teórica y efectivamente muchas de las acciones terroristas que impiden verdaderas revoluciones.

Los funcionarios son corruptos

Según esta visión la explicación de la pobreza se encuentra en la corrupción de los funcionarios estatales en los sobornos, en el clientelismo, en el derroche de los bienes públicos, en el enrique- cimiento ilícito y la utilización del erario público para beneficio personal. Entran aquí todos los argumentos acerca del gigantismo y la ineficiencia burocrática sobre los que se fundamenta el movimiento de modernización del Estado.

Si bien esta razón corresponde a situaciones reales que colocan limitantes a la utilización de recursos estatales y a la realización de importantes obras de infraestructura económica y de servicio social, no constituye una explicación suficiente, por cuanto el movimiento económico supera los límites de la acción del Estado. Mucho más si se trata de economías de corte libre capitalista como el caso colombiano.

En otros términos, es verdad que muchos funcionarios se están enriqueciendo o están siendo simples parásitos sociales; pero no es menos cierto que la acumulación de capitales y el empo- brecimiento correspondiente a zonas y sectores sociales se cumpliría aún cuando todos los fun- cionarios estatales fueran honestos y solo estuvieran contratados los necesarios. Aún más si realizamos un examen del clientelismo colombiano, es necesario reconocer que éste prospera gracias a las condiciones de desempleo y falta de recursos para la atención de necesidades básicas de las mayorías de la población.

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$ L& 2 La Cuestión Agrarúl en la Orinoquia Columbiana

Explicación demográfica

Otro orden de explicaciones sobre la causalidad de la pobreza tiene que ver con la población humana que la padece. En esta encontramos dos vertientes: La de quienes opinan que la pobreza es cuestión de cantidad de habitantes y la de quienes la vinculan a la calidad de los mismos.

Los mismos demuestran la relación entre pobreza e índices de natalidad haciendo ver que en las naciones y grupos pobres estos índices son más elevados. Sin embargo, generalmente dejan de lado la densidad poblacional (habitantes por kilómetro2), y condicionamientos culturales y econó- micos que permitirán considerar, por ejemplo, la importancia de un buen número de hijos para garantizar la productividad y la supervivencia en zonas rurales o la ausencia de controles natales debido a las condiciones de ignorancia propias de la pobreza. Se pretende entonces descifrar un fenómeno no por sus causas sino por sus consecuencias. La explosión demográfica o la migra- ción son, en realidad consecuencias de la pobreza y no sus orígenes. Debido a ello las campañas de control natal, a pesar de sus exitosos resultados como en el caso colombiano, no han logrado disminuir el proceso de empobrecimiento.

El segundo tipo de argumentación demográfica parte del supuesto de que algunas razas o grupos sociales están mejor dotados naturalmente para la producción de riqueza que otros. Así se desarrollan mitos sobre la capacidad empresarial de los pertenecientes a cierta casta, o la falta de dinamismo y creatividad de los nacidos en determinados pueblos o ciudades. "Los campesinos no tenemos espíritu emprendedor y no nos arriesgamos para obtener ganancias", se escucha decir a gentes de diferentes estados socioeconómicos, incluso a quienes son poseedores de fortunas considerables.

Estos argumentos no resisten el más mínimo análisis: En Casanare se encuentra gente posee- dora de grandes capitales; muchos que han salido en busca de mejores oportunidades han logra- do éxitos en diversos sectores de la economía, la educación y las artes; los campesinos pobres generan y asumen múltiples iniciativas para sobrevivir a pesar de sus circunstancias.

Explicación tecnocrátíca

Esta explicación que generalmente asume una presentación de cientificidad y progresismo que la hacen bastante aceptada especialmente en medios académicos, equipara pobreza a atraso tec- nológico o a ausencia de recursos (materias primas, recurso humano capacitado, capital para inversión...).

En el caso de Casanare, la pobreza se debería a que no se han realizado los cambios e inversio- nes adecuadas en cuanto a mejora de pastos y de razas ganaderas, medidas de vacunación y cuidado de animales, diversificación de cultivos, construcción de carreteras y medios de comuni- cación, electrificación veredal, ... en fin industrialización del agro.

La solución propuesta entonces es el estimulo a inversiones industriales, la generación de empre- sas de carácter mixto que propendan por una mejor explotación de los recursos existentes, la

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La pobreza de los prodllctores rrlrales del cordún petrolero casatiaraño ii a? C<

capacitación de la clase empresarial y los trabajadores del campo con el fin de que asuman competentemente la utilización de técnicas e insumos para una mayor rentabilidad.

Si bien esta explicación apunta a una mejoría en términos de rendimiento económico tanto por el aumento de la producción como por los índices de rentabilidad, muchas veces no tiene en cuenta el impacto ambiental que produce, ni se pregunta por las causas que produjeron a las desigualda- des, ni mira las dimensiones que estas desigualdades pueden asumir en el futuro. Esta visión colabora efectivamente a la superación de atrasos tecnológicos y permite un mayor crecimiento económico; pero no soluciona el problema de la pobreza y con frecuencia conduce a falsas for- mas de desarrollo.

Explicación integracionista

Según esta perspectiva, la pobreza rural se explica a partir de la falta de relaciones entre dos sectores o grupos que conformaría la sociedad: el integrado y el marginado. El primero sería un grupo de gran dinamismo, vinculado al mercado, a la toma de decisiones políticas y económicas, a los adelantos tecnológicos industriales, al bienestar social en términos de educación, vivienda, salud, recreación y alimentación. Al margen de este, se econtraría un grupo que no ha participa- do, que no ha gozado de los beneficios de los adelantos de la sociedad y que no interviene en la toma de decisiones.

Para el caso de Casanare, su situación se explicaría porque el municipio, debido a la mentalidad de sus clases dirigentes o a circunstancias geográficas ha permanecido incomunicado, no se ha relacionado con la historia del resto del pais y sus estilos de relacionamiento social, político, económico y cultural corresponden al feudalismo criollo colonial. Prueba de ello, serían la vigen- cia de vínculos como la aparcería propia del sistema hacendatario precapitalista, la falta de monetarización de la economía, la falta de técnicas modernas de agricultura, la ausencia de industrialización, los índices sobre las condiciones de vida e, incluso, la mentalidad moralista y cerrada con respecto a cuestiones éticas.

Esta explicación tiene el enorme valor de destacar la importancia de la comunicación y la organi- zación en el planteamiento de diagnósticos y propuestas sobre la pobreza. Sin embargo, al dejar de lado la historia, no se pregunta por las razones que condujeron a la marginalidad y desconoce la vigencia de mecanismos productores de la misma. Igualmente al afirmar la falta de relación entre los dos sectores sociales enunciados, desconoce los conflictos sociales y formula iniciativas que resultan ingenuas o que son sobrepasadas y aniquiladas por la fuerza de los conflictos. Así por ejemplo muchas cooperativas o empresas comunitarias son desbaratadas mediante acusa- ciones (fundadas o no) de ser colaboradores de bandos opuestos a los de los acusadores.

En el fondo de esta explicación permanece la propuesta de una sociedad capitalista industrializada como el modelo ideal al cual habría que tender. La sociedad de confort y el consumo serían el punto de mira para los grupos sociales que "aún permanecen fuera del desarrollo".

Las explicaciones hasta ahora analizadas resultan inadecuadas para el entendimiento de la rea- lidad de los productores rurales del cordón petrolero del Casanare bien sea por su insuficiencia, bien por la confusión entre causas y efectos o por los reduccionismos que conllevan. Por esto,

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á, La CirestiOn Agraria oi la Orinoquia Colombiana

hay que recuperar los elementos que consideramos válidos en las explicaciones anteriores com- plementándolos e integrándolos sistemáticamente. En otros términos, teniendo como eje de reflexión la historia, discernir los mecanismos generadores de la pobreza.

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POBREZA Y DESARROLLO RURAL EN CUMARAL

"Eiz los iiltimos ar?os, se /la duplicado la brecha que seliara nl norte del sur. IfclbrÚ que irtveittctr un nuevo clicci»nario para el siglo qrre viene. IA llanzalln dentocracin univer,sal poco « ttcrda tierze (la tlcnocrdtica ... Niincn firé tan antideatocrática la distribncicíri de los panes y los pecas; liuy l)ara todos, pero cumen pocos; y el ochenta por cicrito de la Iirrmanidad cstci oúligc~rln a prrgar /u cirertta del derroche (le los elegidos ... "

EDUARDO GALEANO (Uselo y tirelo)

Este documento es el resultado de un esfuerzo coordinado entre los entes municipales, las enti- dades del sector agropecuario y productores de la región para que sirva de base en el diseño de estrategias de investigación y transferencia de tecnología. Se espera que sirva como herramien- ta de planificación del desarrollo no solo agropecuario sino de otros sectores, para sustentar la asignación y captacidn de recursos para proyectos tendientes a solucionar la problemática en- contrada.

Cumaral fue fundado en 1901 y creado como municipio bajo ordenanza número 2343 en 1955. Se encuentra localizado en la parte noroccidental del departamento del Meta en la zona norte del Piedemonte Llanero. Cuenta con un perímetro urbano de 837 has y un perímetro rural de 61.024,97 has. La superficie total del municipio es de 61.861,97 hectareas'.

Cumaral limita por el norte con el municipio de San Juanito y el departamento de Cundinamarca, por el sur con Restrepo y Puerto López, por el oeste limita con Restrepo y por el este con Cabuyaro y Puerto López. Su altura sobre el nivel del mar es de 452 metros.

' Este s~ibcapitulo fue redactado conjuntamente con la Ingeniera Agronóma Sandra Xiomara Pulido, de la Oficina Regional de Planeación CORPOICA, Regional Ocho. Apartado Aéreo 3129, Villavicencio Meta.

Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria -UMATA- Programa Agropecuario Municipal de Cumaral, 1993.

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Para 1993 según las Estadísticas de Población del DANE el municipio de Cumaral contaba con 11.165 habitantes de los cuales 8.141 (el 72.91%) se encontraban ubicados en la zona urbana y 3.024 (el 27.08%) en la zona rural. En la Tabla 1 se relaciona la evolución de la población desde 1 990 hasta 1996.

Tabla 1. Población Urbana y Rural del Municipio de Cumaral, 1990-1996

Población 1990 1992 1993* i3996**'

' Urbana 8.145 10.824 8.141 7.839 ' Rural 4.921 2.893 3.024 5.989

I -

Total 13.066 13.71 7 11.165 13.828 1 Fuente: Programa Agropecuario Municipal (Cumaral, Meta)

* Estadísticas de Población DANE 1993 ** lndicadores Económicos 1996. Cámara de Comercio de Villavicencio

El municipio de Cumaral, específicamente en su cabecera, contaba para 1991 con 3 hospitales y/ o clínicas y con un grupo de personal calificado conformado por 5 médicos, 3 odontólogos y 3 bacteriólogos2.

Según el Programa Agropecuario Municipal, en 1994, Cumaral contaba con 36 planteles oficiales y 3 privados. El Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, en coordinación con la promotora social adelanta actividades de capacitación empresarial a nivel urbano y rural, realiza asesorías en las áreas de piscicultura junto con la UMATA y desarrolla otro tipo de actividades de capacitación en bien de la comunidad. Para 1994 el SENA contaba con 460 capacitandos, y para 1996 con respecto al año 95 presentó una variación de -13.9% con una población estudiantil de 223 alum- nos.

Tabla 2. Población estudiantil en el municipio de Cumaral en 1996

Fuente: lndicadores Económicos Regionales. Cámara de Comercio, 1996.

Pre-escolar 171 21 2

A nivel de área rural y área urbana se reporta un 20% de analfabetismo. Se reporta además una deserción en primaria del 15% en el área urbana y del 17% en el área rural. En cuanto a deser-

Primaria

Secundaria

Media Vocacional

\ TOTAL 1996

DANE. Estadísticas Municipales de Colombia, 1991

2.1 36

624

21 1

-

845

402

528

m

69

39

m 5.237 J

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La Cuestión Agraria en la Orinoquia Colombiana

ción en secundaria se registra un 12.5% y 12% de la población en la parte urbana y rural respec- tivamente.

El transporte terrestre del municipio corresponde al ramal del noreste que conduce a los munici- pios Restrepo, Cumaral, Medina y Paratebueno donde empalma con la vía alterna de los Llanos Orientales. De este ramal sale un desvío que conduce a las veredas Guacavía, Caney Medio, San Nicolás y Veracruz.

De la cabecera municipal parten las rutas a las veredas Guacavía (4Km), Caney Medio (10 Km), San Nicolás (1 9.4Km), el Caibe (47.7Km), Veracruz (31 -1 Km), Presentado (1 7.2Km), Montebello (56Km); vías en regular estado. De Cumaral a Restrepo parte una vía en buen estado y completa de 28Km hasta la ciudad de Villavicencio.

El perímetro urbano está abastecido por una red eléctrica de subtransmisión que sale del munici- pio de Villavicencio a Paratebueno pasando por Restrepo y Cumaral. Son redes en muy malas condiciones. En el área rural todas las inspecciones cuentan con su red eléctrica en buen estado. La vereda San Joaquín Alto no tiene interconexión y San Joaquín Bajo cuenta con un transforma- dor en mal estado. En cuanto al servicio de acueducto, el área urbana se abastece del Río Caney.

La red telefónica en el municipio de Cumaral para 1995 contaba con una capacidad de 571 Iíneas telefónicas y en 1996 aumentaron a 1.350 líneas presentándose una variación de 1 36.43%3.

El tratamiento que actualmente se realiza a las basuras está a cargo de la Empresa Humacol. La planta se encuentra ubicada a 8 Km del casco urbano en la vereda Presentado. Diariamente laboran 20 obreros entre hombres y mujeres encargados de la clasificación de 15 toneladas de basura por día. El terreno destinado a esta tarea tiene un área aproximada de 4 hectáreas y es de propiedad del municipio de Cumaral.

La disposición final de las basuras en el área urbana es el Río Guacavía y en la zona rural se utiliza la recolección individual siendo su disposición final la quema o pozo. En el área urbana la disposición de las aguas negras se hace a través de tres (3) colectores, dos van al Caño Mayuga y el otro al Río G~iacavía. En ninguno de los dos casos, el afluente recibe tratamiento4.

En el sector rural el Caño Pecuca recibe las aguas negras de la Inspección de Veracruz, y el alcantarillado ofrece una cobertura del 50% (134 casas). En la Inspección de Guacavía se tiene una cobertura del 36% del total de las viviendas. En la Vereda de Presentado el alcantarillado se encuentra en ejecución y en la Inspección de Varsovia la red de distribución no está en servicio.

En la Oficina de Catastro Departamental del IGAC se registra una relación de predios y producto- res con vigencia a 1997 que totaliza 1.430 predios con una superficie total de 58.916.2457 hectá- reas.

Analizando la información suministrada se puede concluir que el 56.2% de los predios (804) son menores de 1 O has; 363 predios el 25.4% se encuentran entre 10 y 50 has y 247 predios entre 50 y 500 has que representan el 17.3% del total.

El 1 del total de los predios (1 5) se encuentran entre las 500 y 2.000 has. A nivel municipal tan solo un predio tiene más de 2.000 has.

Cámara de Comercio de Villavicencio, 1996. Indicadores Económicos Regionales. "De este total de líneas, 966 se encuentran en servicio y además se cuenta con dos teléfonos públicos con discado directo nacional".

UMATA de Cumaral. Programa Agropecuario Municipal.

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Pobreza y desarrollo rural en C'umaral p-% $

Tabla 3. Número de Predios y propietarios rurales, según rango en el municipio de Cumaral en 1997

Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi ICAG, 1997.

Observando los datos de Catastro tenemos que el proceso de concentración de la tierra en el municipio de Cumaral es muy agudo así como también la tendencia al minifundio. Importante indicar que tres (3) propietarios poseen 5.028.8 hectáreas equivalentes al 8.53% de la tierra del municipio frente a 1.394 productores que poseen predios menores de 20 hectáreas con una extensión de 4.746 has lo que representa el 8.05% de la superficie rural de Cumaral.

Rango (Hectáreas) Predios

LA GENERACION HISTORICA-ESTRUCTURAL DE LA POBREZA EN CUMARAL

1-3

3-5

5-1 O

10-1 5

15-20

20-50

50- 1 O0

100-200

200-500

500-1 O00

1000-2000

Mayor de 2000

L TOTAL

269

285

228

179

85

235

131

131

50

19

2

1

1963

El postulado que pretendemos demostrar a continuación se puede resumir en dos frases:

292

204

128

180

122

162

179

11 1

91

45

13

2

1

1430

388.0803

484.1307

1287.41 87

1439.0726

1080.9909

5834.71 O1

7872.5931

12705.1005

13353.8262

9374.861 8

291 3.2690

21 15.6000

5891 6.2457 J

* La situación socio-económica de Cumaral es el resultado de un proceso histórico mediante el cual se han relacionado "inequitativamente" sectores sociales locales entre sí y con sec- tores externos (subordinación).

* Dicho proceso ha traído como resultado la acumulación de capitales y el traslado de gran parte de esos capitales a otros lugares y sectores económicos.

Mecanismos generadores de la pobreza en Cumaral - - e

Los pobres en Cumaral son el resultado de un proceso histórico en el que se han conjugado diferentes mecanismos haciendo que algunos grupos humanos, generación tras generación, ha- yan sido empobrecidos. Resaltamos a continuación algunos de esos mecanismos.

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La tenencia de la tierra

Aún no se ha escrito la historia completa de Cumaral y existen muchos interrogantes sobre su origen y la consolidación inicial de la apropiación de la tierra. Sin embargo, algunos datos recogi- dos en varios talleres de recuperación de la memoria colectiva efectuados con habitantes de las veredas y del casco urbano cruzados con datos de historiógrafos del país, nos permiten sacar algunas conclusiones así sean aún hipotéticas.

Aunque los datos específicos no son suficientemente consistentes, podemos, sin embargo, supo- ner que:

- La distribución del territorio que hoy corresponde a Cumaral se hizo gracias a la expropia- ción de la tierra.

- Este proceso se dio acompañado por el acaparamiento de grandes extensiones de tierra y la distribución de zonas marginales. Desde entonces se estableció una dinámica económi- ca de enriquecimiento - empobrecimiento que se ha prolongado a lo largo del último siglo y que, también desde entonces, ha utilizado la ley y el poder político para hacerla posible.

Conviene destacar aquí los acontecimientos de la violencia partidista de los años 40 y 50 que permiten inferir cambios en la propiedad de la tierra, En efecto, algunas de las familias prominen- tes salieron a propósito de la sucesión de las hegemonías liberal y conservadora.

De los años 60 hacia acá, mecanismos que se analizarán posteriormente produjeron el mayor empobrecimiento de los más desfavorecidos quienes terminaron cediendo sus pequeños terre- nos y migraron o se dedicaron a trabajar como aparceros, produciéndose así una mayor concen- tración de la propiedad.

En síntesis, los pobres de Cumaral son descendientes de los expropiados y marginados y sus sucesores. Un proceso de apropiación de la tierra y su concentración en unas pocas manos que ha gozado de la legalidad que otorga el poder, y que en ocasiones desbordó esta misma ley y se sirvió de la violencia política, ha sido uno de los mecanismos más fuertes de empobrecimiento - enriquecimiento. Recordemos que, en el municipio el 81.7% del total de predios son menores de 50 hectáreas repartidos entre 1.629 propietarios que alcanzan el 82.9% del total.

Lo anterior quiere decir en buen romance, que 1.629 propietarios de Cumaral poseen 10.581 hectáreas que es el 17.95% de la tierra, frente a 334 medianos y grandes propietarios que son dueños de 48.335 has que representa el 82.05% de la superficie rural municipal.

El minifundio

Un segundo mecanismo generador de la pobreza, íntimamente ligado a la tenencia de la tierra es el minifundio. Por este mecanismo se produce un traslado de excedentes originados por los minifundistas, los terratenientes y propietarios de la maquinaria y el transporte.

El minifundista ante la falta de tierra y la necesidad de dinero en efectivo para la atención de algunas de sus necesidades, siembra en el terreno de uno de los grandes propietarios, quien alquila el terreno y no corre con gastos. El minifundista se encarga de sembrar, cuidar y cosechar.

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Este mecanismo repetido durante varios años y generación tras generación, ha posibilitado la acumulación de riquezas para unos y el empobrecimiento de los otros. Los minifundistas termi- nan por vender, a precios irrisorios, lo poco que tienen y por migrar. Los "patronos" que poco a poco se van quedando sin trabajadores, convierten sus terrenos en potreros dedicados a la gana- dería extensiva.

La explotación inadecuada de recursos naturales

Por medio de este tercer mecanismo, se produce un saqueo de riqueza sin contraprestación a la naturaleza, ni a la comunidad humana de Cumaral. Se trata entonces de un empobrecimiento no sólo socio-humano sino natural. La madera que ocupó lugar destacable en la economía del muni- cipio, es el caso típico.

La memoria colectiva de los productores de Cumaral tiene muy presente la explotación de la madera. Muchos de los habitantes llegaron como aserradores y transportadores. Este transporte se hizo a las espaldas o en mula principalmente. No se construyeron carreteras, ni otras obras de infraestructura. Los trabajadores recibieron apenas lo necesario para sobrevivir. Cuando la ma- dera se acabó, muchos se fueron. Otros cuantos abrieron potreros y comenzaron a sembrar café, caña, maíz, ... la pequeña multiactividad campesina.

Hoy la explotación de la madera es marginal; continúa, sin embargo, su amenaza sobre la natu- raleza tanto por la tala con sus consecuencias en cuanto a los recursos hídricos y faunísticos, como por la quema que se hace posteriormente para potreriar y sembrar.

La subremuneración del trabajo de la familia campesina

Aún no se han realizado análisis estadísticos de la producción de los campesinos de Cumaral en áreas diferentes a la ganadería, y la leche. Pero el recorrido por las veredas del municipio nos permitió contemplar siembras de frutales, plátano, yuca, maíz, arroz y algunos más que superan la producción del autoconsumo y que son vendidos en varios mercados fuera de Cumaral. Tanto para los primeros como para los segundos, la producción es netamente campesina, con base en el trabajo familiar y sin grandes inversiones de capital o tecnología.

Esta economía campesina se inserta en el sistema económico global en condiciones de subordi- nación y desventaja gracias a la subremuneración de los miembros de la familia. El campesino trabaja a perdida puesto que no calcula el costo de su mano de obra y la de su familia. Varios estudios de la Universidad Javeriana lo demuestran en el ámbito nacional5. Jaime Forero lo resu- me magistralmente en el siguiente párrafo:

Consúltese especialmente FORERO, Jaime y Guillermo Rudas. Producción y Comercialización de Perecederos Agrícolas en Zonas Campesinas Integradas al Mercado de Bogotá. Editorial. Universidad Javeriana. Bogotá, 1983. RUDAS, Guillermo. Estu- dio General de la Agroindustria Panelera en Colombia. Asocaña - U. Javeriana. Bogotá, 1990.

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"En su inserción al sistema económico, esta característica significa que la empresa familiar rural -al igual que la microempresa urbana- puede vender sus productos a precios no rentables y que la reproducción de la empresa depende de la posibilidad de sostener la familia o de contribuir a su sostenimiento y no de la obtención de una ganancia. Esta circunstancia hace que en el largo plazo los productos agropecuarios provenientes de las economías campesinas se puedan vender a precios al consumidor por debajo de los costos de producción a cambio de subremunerar la mano de obra familiar y otros insumos no mone- tarios. Como un amplio espectro de la producción agropecuaria y de alimentos está dominada por la producción campesina (65% de la oferta global interna de cosechas agrícolas), la subremuneración de la producción rural incide en la formación de los precios de los alimentos en el mercado nacional. Este es por supuesto un mecanismo de transferencia de excedentes de la producción campesina al sistema económico global. En cuanto a nuestros campesinos, en el Tercer Mundo, ocurre la paradoja de que estos productores subsidian la economía a costa de sus precarias, condiciones de vida, mientras los países altamente industrializados destinan cuantiosas erogaciones para subsidiar a sus agricultores'".

El empobrecimiento de Cumaral se ha producido, entonces, debido a las condiciones de subremuneración del trabajo campesino que resulta trasladando excedentes a los demás secto- res de la economía.

La subordinación socio-política

Conjugados con los mecanismos de empobrecimiento hasta aquí descritos, los cuales son funda- mentalmente de carácter económico, actúan mecanismos relacionados con la organización so- cial y el rnanejo del poder. Se caracterizan por la imposición de conceptos y formas de relacionamiento que niegan a los habitantes de Cumaral la posibilidad de construir una cultura y unas instituciones propias, a partir de las cuales se relacionarían libre y responsablemente con la nación y con otros grupos. Dentro de esta subordinación socio-politica, analizaremos, a conti- nuación dos mecanismos: la inadecuada presencia del Estado y los privilegios eclesiásticos.

La inadecuada presencia del Estado y las instituciones políticas

Esta situación de falta de representatividad ha sido permanente en la historia conocida de Cumaral. La debilidad de la sociedad civil que se tematiza hoy es, en realidad, un fenómeno heredado por siglos. Quienes han manejado el poder político han sido representantes de un solo actor social que a lo largo de la historia ha adquirido diferentes rostros.

La presencta del Estado desde el papel Durocráko has% el cli4ntelismo moderno, ha tenido una doble característica: colocarse en definitiva al servicio de los intereses del grupo social privilegia- do y negar la posibilidad del surgimiento de la sociedad civil impidiendo la organización alrededor de intereses comunes y ejerciendo un papel decisorio absolutista, sin tener en cuenta los proce- sos autóctonos y las necesidades de los más débiles.

La mediación ejercida por el clientelismo7 ha llevado a que el pueblo de Cumaral no tenga expe- riencia vital y conciencia de sus derechos y su capacidad de gestión ante el Estado y a que

FORERO ALVAREZ, Jaime. La economía campesina colombtana. En el Campesinado en Colombia Hoy. Santafé de Bogotá, 1991.

Para un estudio sobre la concepción del tema y su funcionamiento en una región, ver Leal y Dávila. Clientelismo. Tercer Mundo Editores y Universidad Nacional. Bogotá, 1990.

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Pobreza JI desarrollo rural en Cuntaral

dependan, para los efectos pertinentes, de la acción de unos cuantos personajes influyentes en la administración departamental o nacional. Esta mediación es utilizada con fines electorales y colocando los intereses particulares por encima de los comunitarios.

Privilegios eclesiásticos

Los estudios sobre la religiosidad de los pobladores de Cumaral se están apenas elaborando, pero existen ya suficientes datos para afirmar que, por lo menos durante un siglo, la presencia de la Iglesia estuvo profundamente vinculada al poder político y económico. Los sacerdotes católi- cos ejercieron un poder sagrado y casi absoluto sobre la población de todo el piedemonte. Gra- cias a ello lideraron el trazado de calles y el poblamiento de las veredas, la creación de escuelas y su orientación pedagógica, la apertura de carreteras y la construcción de puentes. Pero todo ello se hizo desde una perspectiva eclesiológica clerical, verticalista y autoritaria que no posibilitó la madurez y autonomía de comunidades cristianas. Se observan en la historia del municipio altibajos bien marcados en los dinamismos sociales que coinciden con los cambios de párrocos. Ello demuestra un alto grado de dependencia y subordinación.

Este hecho y la alianza con el poder económico y político impidió a la jerarquía eclesiástica la defensa de los intereses de los más pobres que le correspondería según los principios evangéli- cos que profesa. En cambio se llegó a una identificación entre religión y cierto tipo de ética individualista con gran énfasis en una piedad alejada y consoladora ante los problemas sociales, un moralismo culposo ante lo sexual y un sagrado respeto a la autoridad. Todos estos elementos están profundamente insertos en la cultura de Cumaral y fundamentan culturalmente la dinámica del empobrecimiento.

Durante los últimos años, gracias a la influencia de acontecimientos eclesiales como el Vaticano II, Medellín y Puebla y a la independencia lograda por los partidos políticos, así como a la actitud de muchos católicos, se han ido rompiendo estos privilegios y la jerarquía eclesiástica diocesana y parroquia1 ha asumido una posición más comprometida con los intereses de los marginados rurales. Sin embargo, los mecanismos culturales de origen religioso que colaboran a la dinámica del empobrecimiento continúan vigentes.

El sistema educativo formal

La educación en Cumaral, es no sólo insuficiente sino artificial, enajenante, acrítica y está pene- trada por las causas socioeconómicas de la pobreza a la vez que las reproduce.

Entendiendo la artificialidad como ser extraña, impuesta desde fuera e ir en contra de las necesi- dades y los procesos sociales autóctonos, comprobamos su expresión tanto en el ámbito indivi- dual como en el colectivo.

El planteamiento y la concepción curricular general ignoran y ocultan la realidad socioeconómica de los participantes e impiden el reconocimiento de las fallas y la creatividad en la búsqueda de soluciones no sólo en el ámbito del ejercicio cognoscitivo teórico, sino en las relaciones socioeducativas.

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L.a Cuesticín Agraría en la Orinoquia Colotnbiana

EL PLANTEAMIENTO DEL DESARROLLO

Una vez diagnosticada la situación y hecha una interpretación sobre las causas que la generan se plantea a la comunidad y a los investigadores externos la pregunta sobre ¿Qué hacer? Y dentro del contexto en el que nos encontramos, la respuesta es el Plan de Desarrollo del municipio.

Pero toda comunidad y todo agente externo que se propongan conscientemente un plan de desa- rrollo deben plantearse la pregunta sobre la significación del concepto de desarrollo, con el fin de evitar posteriores desilusiones. Es posible, en efecto, que las políticas asumidas después de ingentes esfuerzos, las acciones realizadas con la más buena de las intenciones y con la mayor dosis de energía disponibles, conduzcan, en realidad a condiciones si bien más complejas, pro- ductivas, modernas o industrializadas, igualmente inhumanas o limitadoras de las opciones de vida para grupos más o menos mayoritarios.

Desde mediados de siglo, se viene debatiendo, en el mundo entero, el concepto de desarrollo. No se logra una definición completamente satisfactoria y aceptada por todos. Tal vez, tampoco habría que pretenderla. Pero este debate, que no ha sido únicamente académico sino que se ha gestado y cuestionado en prácticas de las comunidades locales, de los Estados y de las organiza- ciones no gubernamentales (ONGs), ha hecho madurar la comprensión y las iniciativas al respec- to.

Desde la experiencia docente e investigativa y teniendo en cuenta las necesidades de los habi- tantes de Cumaral, así como el trabajo realizado con la ESAP en el mismo municipio, podríamos enunciar como rasgos característicos para una comprensión válida de desarrollo, los siguientes:

Desarrollo como proceso histórico

Se hace necesario destruir el mito, más o menos consciente, de considerar el desarrollo como una meta o un punto de llegada que generalmente se identifica con la condición de las naciones industrializadas.

Una comprensión del desarrollo como dinamismo social que posibilita mayores opciones reales a las personas en los diferentes ámbitos de su realidad individual o colectiva, en contra de la visión del desarrollo como el punto culminante que se lograría mediante el cumpli- miento de ciertas etapas ya recorridas por algunos grupos y naciones, contribuiría a acciones más realistas, seguramente menos costosas y con mejores resultados en el inmediato y largo plazo.

En este sentido, las asesorías, las orientaciones, las decisiones con respecto a un plan de desa- rrollo se encuentran siempre ante el reto de no tener soluciones prefabricadas, paradigmas o modelos replicables. Lo único que se puede acumular es experiencia, pero experiencia siempre cuestionable.

No podemos considerar válida la visión de quienes dividen a la humanidad en desarrollados, subdesarrollados, en vías de desarrollo, ... según su mayor o menor aproximación a determinados niveles en parámetros pre-establecidos.

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Pobreza y clesarrollo rzilnl en Cunzaral

La valoración del desarrollo de una comunidad debería entonces hacerse fijándose más bien en la potencia de sus dinamismos y en las consecuencias que éstos tienen de frente al incremento de las posibilidades de realización de los seres humanos en los órdenes biológico, sociológico, económico, cultural, político e incluso religioso como personas y como colectividad en general. Es decir, para valorar el desarrollo de un grupo habría que preguntarse: ¿Qué fuerza y viabilidad están teniendo los dinamismos sociales en la búsqueda de mayores posibilidades de realización personal y social para sus miembros?.

Lo opuesto al desarrollo, no es entonces el atraso, la carencia o la inferioridad, sino el estanca- miento, la pasividad, el empobrecimiento o la dependencia. Esto es lo constatado en nuestro trabajo práctico y en la reflexión sobre el mismo.

Ello nos permite inferir que los estudios para el desarrollo implican, por lo tanto, no únicamente la catalogación de situación, sino el análisis de procesos sociales para descubrir los mecanismos que están posibilitando o negando opciones a los seres humanos y a la naturaleza de frente a sus potencialidades.

Desarrollo diferenciado y autóctono

La consideración del desarrollo como un proceso de carácter humano exige la renuncia a la pretensión de modelos aplicables y replicables en diferentes circunstancias y el reconocimiento teórico y práctico de las particularidades propias de cada zona y de cada grupo humano. Muchos esfuerzos han fracasado o generado consecuencias nocivas para los seres humanos y para la naturaleza precisamente por olvidar los condicionamientos bióticos, abióticos, culturales y políti- cos de los grupos8.

Aún mas, la diferenciación del desarrollo que estamos proponiendo, debe entenderse no como un estudio de condicionamientos para lograr que decisiones previamente tomadas u objetivos ya definidos se realicen gracias a su capacidad para amoldarse a cada terreno, sino como el esfuer- zo de animación e impulso a los dinamismos propios de cada grupo y región, crítica y participativamente analizados por las comunidades implicadas.

Por ejemplo, un plan educativo no debe buscar simplemente una adecuación de políticas nacio- nales o internacionales de manera que sean asequibles a indígenas, campesinos, y citadinos, sino que debe mirar cuales son los procesos de transmisión y desarrollo culturales de cada grupo para impulsarlos y enriquecerlos; un plan de desarrollo tecnológico no debe proponerse simple- mente la transmisión de tecnologías del mundo industrializado mediante la utilización del folclor, sino la recuperación y el desarrollo de las tecnologías locales y tradicionales.

Desarrollo Humano Integral

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha trabajado durante los últimos años el concepto de Desarrollo Humano que define como ((el proceso de ampliar la gama de opciones de las personas, brindándoles mayores oportunidades de educación, atención médica,

En este sentido cfr, IICA/ACDI. Políticas diferenciadas para el desarrollo rural. Enfoque conceptual y propuestas. 1990.

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ú1 Cuesticí~ Agraría erz la 01-irzoquia Colombiana

ingresos y empleo, y abarcando el espectro total de opciones humanas, desde un entorno físico en buenas condiciones hasta libertades ecoi~omicas y políticasg .

La experiencia ha mostrado, en efecto, que el desarrollo no es efectivo cuando se limita única- mente al crecimiento económico, o cuando busca solamente una mejor distribución de ingresos, o cuando pretende solamente el ejercicio de las habilidades espirituales. El desarrollo es un concepto amplio e integral que comprende a todas las personas y grupos sociales y a todo el ser humano en sus múltiples aspectos y expresiones.

Pero surge, entonces, la pregunta ¿Qué parámetros utilizar para realizar una mediación con validez u universal^) sobre el estado do desarrollo do una región? Creemos que la pretensión de universalidad no es válida pues puede llevarnos nuevamente a una catalogación de <(Desarrolla- d o s ~ s sub desarrollad os)) dcEn vías de desarrollo^^, que impondría un modelo y pretendería homo- geneizar la diversidad de culturas y procesos negando la heterogeneidad histórica humana y ambiental. Esto se convierte en una justificación de formas de imperialismos y colonialismos económicos, políticos y culturales que niegan un auténtico desarrollo humano.

Sin embargo, es necesario un ámbito de referencia para el relacionamiento intra e internacional alrededor del desarrollo; un punto de encuentro para el diálogo y la acción solidaria sobre el desarrollo integral. Nos parece que ese marco de referencia común puede ser el de los derechos humanos. Es decir, para evaluar el desarrollo de una región, habría que analizar el proceso de cumplimiento de los derechos humanos, teniendo en cuenta tanto los derechos económicos y sociales, como los cívicos y políticos, tanto los derechos de los pueblos como los ambientales. Sería necesario profundizar al respecto.

Desarrollo sostenible

El desarrollo debe mejorar las condiciones de las personas, pero no sólo las de esta generación, sino también las de las generaciones futuras garantizando la continuidad del entorno físico y el sostenimiento de la vida natural dentro de la cual se encuentra la humana.

El desarroilo, entonces, debe cuestionar y cambiar los dinamismos de crecimiento económico e industrial que han olvidado la historia biofísica y social de cada región y que niegan la biodiversidad, expresión de procesos bióticos y abióticos únicos e irrepetibleslO.

Desarrollo alternativo y liberador

Cuando, como en el caso de las áreas rurales colombianas, se constata que la situación de marginalidad y pobreza que les caracterizan se deben no simplemente a condiciones de atraso ni de ausencia de recursos, sino a procesos Iiist6ricos que mediante mecanismos de carácter eco-

' PNUD. Desarrollo Humano. Informe 1992. lo Cfr. GONZALEZ, Francisco. Algunas Ideas sobre Ambiento y Desarrollo Rural en El campesinado en Colombia. Hoy 1991.

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nómico, social y politico están generando la pauperización de algunos sectores sociales, es nece- sario reconocer que el desarrollo requiere la generación de formas alternativas de relacionamiento tanto en el ámbíto ecosistémico, como en el económico, el social, el político e incluso el religioso.

El desarrollo exige el reconocimiento y el abandono de estructuras que generan la concentración del poder económico o político, o la discriminación legal, social, religiosa o de género. El desarro- llo no es verdadero si significa ampliación de oportunidades para unas naciones, sectores socia- les, grupos o personas en detrimento de las demás. Y la superación de estas discriminaciones reclama acciones que ataquen las causas profundas de los problemas y no únicamente sus expresiones más inmediatas en el orden legal, económico o cultural.

Desarrollo participatívo y democrático

El desarrollo, búsqueda de opciones para las personas y los grupos debe hacerse permitiendo, en sí mismo, dichas opciones. Pretender imponer modelos o programas, tomar decisiones en el nombre de la autoridad y el orden, intentar soluciones homogeneizadoras, son intentos incohe- rentes y, a la larga, fallidos.

El desarrollo auténtico exige la participación real de los diversos sectores implicados, en la toma de decisiones que les afectan y no solamente en la aplicación de modelos impulsados por orga- nismos internacionales o decididos por pequeños grupos en el poder. El desarrollo rural exige la participación de los campesinos, de los agricultores, de los hacendatarios, de los transportado- res, de los técnicos, en los distintos niveles geopolíticos: desde el ámbito veredal hasta el interna- cional, desde las decisiones sobre tecnología apropiada hasta las medidas macroeconómicas. Todos ellos son ámbitos en los que la democracia debe expresarse. De no hacerlo así, corre el riesgo de no ser auténtica y el desarrollo, por lo menos aquel que se entiende como ampliación de opciones, no sería tal.

Esto exige el reconocimiento y la aceptación del conflicto ya que la participación no significa necesariamente consensos fácilmente obtenidos, sino precisamente pugna de intereses encon- trados.

Concluimos así una apretada presentación de las que consideramos las características funda- mentales que debería tener una concepción de desarrollo, necesaria para la fundamentación de un plan congruente para el municipio.

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FACTORES ESTRUCTURALES Y COYUNTURALES DE LA POBREZA RURAL EN EL META

"No prnctiqirernos el czllto de los inuertos, ¿Acaso podemos pet/irles qr~e l~ructiquetz el culto (le los vivos?.

La co~nunicacicín se ha cortado: no nos ltablun ni nos oyen. Hahlenzos pues con los vivos lznsta que podarnos".

Este pequeño ensayo lo que puede aportar es un resumen de lo que destacan los estudios de pobreza. Son cosas un poco conocidas que se encuentran dispersas y que poniéndoles juntas pueden dar una idea más integral de la situación en que nos encontramos.

Uno de los problemas fundamentales que tienen los indicadores y las metodologías de medición de la pobreza es que carecen de un concepto de pobreza explícito. Igual cosa ocurre con los análisis en materia de política social.

La pregunta es ¿Qué es lo que se quiere medir con los indicadores? ¿Cuál es el referente con el cual se están elaborando esos diagnósticos, con el cual se está diseñando, ejecutando y evaluan- do la política, si realmente no hay un concepto explícito de pobreza?

En ese sentido, al hacer una rápida mirada a los indicadores de pobreza encontramos una visión muy recortada de la realidad. La realidad es muchísimo más compleja, y es un imperativo cono- cer la magnitud real de la pobreza, sus características, su dinámica y su localización. Esos aspectos fundamentales se pueden abordar satisfactoriamente si se cuenta con un concepto de pobreza que logre acercarse lo más posible a la complejidad del problema.

FACTORES DETERMINANTES DEL NIVEL DE LA POBREZA RURAL

La pobreza, fenómeno multidimensional resultante de complejas determinaciones, se manifiesta finalmente en las personas, en los hogares a los cuales pertenecen esas personas, en el espacio de relaciones socio-culturales bajo las cuales viven esos hogares, en territorios determinados y con condicionantes en distintos ámbitos que aceleran la pobreza en unos casos o la reducen en otras.

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Los determinantes de la pobreza pueden agruparse en factores de índole socio - demográfico, territorial, estructural, sectorial, coyuntural y contextual.

Factores Estructurales: Formas precarias de acceso a los recursos productivos.

Se ha dicho que en el proceso de modernización de la agricultura colombiana ha resultado gana- dor un reducido grupo de empresarios agrícolas, propietarios de la tierra, comerciantes y empre- sas abastecedoras de los insumos modernos. Históricamente la inmensa mayoría de la pobla- ción rural resultó perdedora porque las condiciones de acceso a los recursos productivos (tierra y capital principalmente) han sido discriminatorias contra los pequeños productores campesinos.

- La tierra

Una dotación inicial muy pequeña de tierra representa un caso típico de pobreza con carácter estructural. En el país, en 1984 el 62.4 de los propietarios rurales poseía apenas el 5.1% de la superficie en propiedades menores de cinco hectáreas; este rango estaba asentado sobre una superficie de 1.1 millones de hectáreas. Entre 1970 y 1984 en este rango de las propiedades menores de cinco hectáreas hubo más de 300.000 nuevos minifundistas, sobre una superficie del 5% del total de la tierra ocupada.'

Según el censo de minifundios URPAs - llCA7 había en Colombia en 1994, 2.2 millones de pre- dios pequeños catalogados como minifundios y cinco departamentos albergan dos terceras parte de ellos en su orden Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, Cauca y Nariño.

Para 1995 la Encuesta Nacional Agropecuaria reportaba que las fincas menores de cinco hectá- reas ocupaban el 3.2% de la tierra. Aunque este dato no es directamente comparable con los datos mencionados anteriormente puesto que no se pueden comparar porcentaje de fincas con porcentajes de propietarios, lo que si es claro es que los predios pequeños (de O a 5 hectáreas) no ocupan mas allá del 5% de la superficie.

La encuesta CASEN de 1993 encontró patrones de tenencia de la tierra bien diferenciados en las distintas regiones del país.*:

* En la región atlántica para los predios menores de cinco hectáreas el porcentaje de propie- tarios con títulos es muy bajo, allí predomina el arrendamiento y el contrato de aparcería. El porcentaje de propietarios crece en la medida en que el tamaño del predio es mayor de cincuenta hectáreas.

* En la región oriental por el contrario, es en el rango de cinco a nueve hectáreas donde se encuentra la mayor proporción de propietarios con título y se reduce para tamaños mayo- res. En esta región los contratos de arrendamiento se hacen mas frecuentes para los predios de mayor tamaño y llegó a representar una cuarta parte de los predios de más de cincuenta hectáreas. Este hecho confirma el desarrollo de la agricultura comercial en la región.

CEGA, "Hacia una política de Tierras" en Coyuntura Colombiana No. 50B, Junio de 1996, p. 113

MlSlON RURAL. Datos suministrados por la Agenda de Economía Campesina de la Misión Rural, 1998

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* En la región central, zona cafetera por excelencia, la incidencia la tienen los colonos para predios mayores de cincuenta hectáreas.

* En la región pacífica a partir de predios mayores de diez hectáreas, la proporción de propie- tarios con título se reduce, pero aumenta la proporción de colonos.

En el Meta con base en la información de catastro para 1994, tenemos que predomina la estruc- tura latifundista en la que el 4,7% de los predios (1 8.1 0) son mayores de 500 hectáreas y abarcan el 72.8% de la superficie total (3.963.035 hectáreas), lo que arroja un promedio de 2189 hectá- reas por predio (Tabla 1). De otra parte, encontramos que el 95.3% de los predios restantes solo posee el 27.1 7% de la superficie total.

Tabla 1. Distribución de la Propiedad Rural en el Departamento del Meta, 1994

Fuente: Cálculos con base en datos de IGAC.

En los datos de catastro en los municipios de Puerto Gaitán, Puerto López, San Martín, Mapiripan y Puerto Rico, encontramos que el 80,8% de los predios mayores de 500 hectáreas, constituyen el 86,2% de la superficie de dichos municipios. Con excepción de algunas explotaciones agríco- las comerciales y otros predios atendidos por pequeños y medianos productores en las vegas de los ríos, el resto del suelo está dedicado a la explotación extensiva de la ganadería con una estructura netamente latifundista.

La información suministrada por Catastro departamental para 1994 nos lleva a las conclusiones siguientes."

* La pequeña propiedad propiamente dicha donde generalmente se tiene formas atrasadas de producción, muestra que los predios menores de cinco (5) hectáreas que representan el 30.8% del total, están restringidos a menos del 0,38% de la superficie con un promedio de 1,7 hectáreas por predio. En el Meta los predios menores de 1 hectárea en el área rural llegan al 0,02% de la superficie y corresponden a 4,923 predios lo que equivale al 12,g0/0 del total de las propiedades (2.305 M2 por predio). De este número de predios, el 63,43%

b a r c i a Girtiérrez, E. Apuntes para el estudio de la propiedad rural en el Meta. CEDER, Villavicencio 1996 pp. 32-38

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IInctorcs e s t r u c t ~ ~ ~ ~ n l c , ~ JJ co~yu~zturale~s de la pobrczn rural en el hfeta

(3 123) se encuentran en la denominada Región Central del Piedemonte. Aún cuando se requiere mayor información para abordar el análisis de la estructura de la tierra, es induda- ble que el proceso de concentración de la tierra en el Meta es muy agudo al igual de la pcrsistencia del minifundio.

* La propiedad comprendida entre 5 y 20 hectáreas, poseen 109.863 hectáreas que equiva- len al 2.02% del total y corresponde a 10.101 predios, que representan el 26.5% del total con uri promedio de 10.9 hectáreas por predio.

* Otra cifra de importancia para el análisis, parece aportarla el número de predios menores de 50 hectáreas, denominados anteriormente de economía campesina, donde escasamen- te el 6,47% del área rural (351.637 hectáreas) pertenecen a 28.71 3 predios que equivalen a1 75,2% del total. 1

* Es igualmente digno de tener en cuenta que en el departamento los predios menores de 100 hectáreas en poder del 84.9% de los propietarios, solamente alcanzan a tener acceso al 1 1,17% del área (607.537 hectáreas).

* Las propiedades entre las cien y quinientos hectáreas, quizás el área mas óptima para la agricultura de tipo empresarial, tiene el 16.0% de la superficie distribuida en 3.999 predios que equivalen al 10.4°/0 del total.

* 1-as propiedades mayores de 500 hectáreas, como anotamos anteriormente, corresponden a 181 0 propietarios (probablemente menos) que poseen el 72.80h de la superficie total.

5d

TABLA 2. Distribución de la propiedad rural por grupos de superficie y número de predios en 1960 y 1994 en el Departamento del Meta.

Fuente: C?~lculos con base en datos IGAC

20 - 100

1 O0 - 500

500 - 1000

Mayor de 100

L TOTALES

* Como resultado de las acciones político- jurídicas adoptadas desde la década de 1930, comparemos la información catastral de 1960 y 1994 (Tabla 2) que nos lleva a las siguien- tes conclusiones:

3.371

1.399

249

454

15.871

148.138

200.375

165.571

2.462.995

3.1oa.115

, 21.2

8.8

1.5

2.8

100.0

4,77

9.00

5.32

79.24

100.0

10.561

3.999

896

914

38.225

27.6

10.4

2.3

2.4

100.0

477.212

870.666

658.709

3.304.326

5.441.238

8.77

16.00

12.11

60.73

100.0,

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La Cuestión Agrana en Ea Orinoquia Colombiuna * La pequeña propiedad con extensiones menores de cinco hectáreas aumentan de número

al pasar de 6.264 a 11.755, pero mantienen su participación porcentual dentro del total de la superficie del departamento (del 0.34% al 0.38%); con un promedio de 1.74 hectáreas por propietario en 1994.

* Las propiedades de 5 a 20 hectáreas con relación a su participación porcentual permanece estable, pues su aumento en cuanto a predios es de poca significación (del 26.0% al 26.5%). Aumenta sí su participación porcentual de superficie (de 1.29% al 2.02%) y en términos absolutos hay un pequeño aumento de la superficie (de 40.1 14 has a 109.863 has).

La propiedad de tamaño medio, pero ya de algún alcance empresarial, (de 20 a 100 hectá- reas) muestra aumentos sensibles (de 3371 explotaciones se pasa a 10561); del 21.2% del total de explotaciones al 27.6%; de 148.380 hectáreas a 477.212 hectáreas y del 4.77% de la superficie total al 8.77%.

* La propiedad de tamaño grande de 100 a 500 hectáreas, aunque obviamente la extensión óptima varía según las condiciones naturqles y el tipo de suelo y cultivo, crece en número de unidades (de 1.399 a 3999), en participación porcentual dentro del total (de 8.8 a 10.4), en superficie (de 280.375 a 870.666 hectáreas) y en términos porcentuales de superficie total (de 9.00 a 16.0%). Así la gran propiedad se consolida y amplía.

* Dentro de las propiedades de extensión mayor de 500 hectáreas, el número de explotacio- nes se incrementó de 703 a 181 0 unidades y de 2.628.466 hectáreas a 3.963.035 hectá- reas, lo cual nos indica un incremento de 1.334.569 hectáreas.

* Finalmente, a nivel de las regiones del departamento tenemos que de los 5.441.238 hectá- reas del Meta, el 69.46% se encuentra localizado en el eje Puerto López - Puerto Gaitán - Manacacías - San Martín - Mapiripan. Por otra parte, en el reverso de la moneda, 11.755 propietarios poseen 20.462 hectáreas, lo que quiere decir que el 30.8% de los propietarios tienen solamente el 0.38 por ciento de la tierra.

* Esta abismal diferencia en la posesión de la tierra perpetúa en buena parte del campo metense un sistema atrasado de producción basado en el sojuzgamiento y la explotación de los campesinos por parte de una minoría terrateniente "neoganadera". Este sistema, es causa del estan-camiento de las fuerzas productivas y conserva las técnicas y procedimien- tos más rudimentarios de explotación de la tierra 4.

- El Crédito

El crédito es el elemento fundamental de valorización de la tierra, para poder asimilar la asistencia técnica y financiar la producción e inclusive la comercialización. En un estudio sobre sistemas alternativos de crédito agropecuario para pequeños productores, se caracterizó tanto la demanda de crédito como la oferta a partir de siete tipologías principales de pequeños productores en la actividad agropecuaria. Las posibilidades de acumulación con recursos propios son práctica- mente inexistentes. Según la encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN) de 1994, del ingreso total de los campesinos solo se ahorra el 1 0/05.

Garcia Gutiérrez, E. Apuntes para el estudio de la propiedad rural en el Meta. CEDER, Villavicencio 1996 pp. 32-38

REYES A,, "Financiación y sistemas de crédito para el sector agropecuario", en Una Mirada Social al Campo. Compilación de la Cumbre Social Rural, Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Santafé de Bogotá, 1996, pp. 99 y SS.

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Frrctnres ~striictitrcrles y coyicnturales de la pobreza rural en el Meta 23 .?< , O

Con la excepción de la Caja Agraria, en las demás entidades de crédito del sector financiero formal, la cartera de los pequeños productores agropecuarios era mínima. Se identificó la presen- cia de la Caja Agraria en 750 municipios.

A partir de la metodología del DANE, con una tipología de 14 categorías de municipios de acuer- do al carácter predominante de la producción agropecuaria en áreas de economía campesina, el estudio de A. Reyes mencionado, las redujo a la mitad. Las siete tipologías de agricultura campe- sina y su cobertura municipal es la siguiente:

* Campesinado Medio Comercial: Definido como la producción de unidades familiares com- petitivas con capacidad de penetrar ciertos mercados en el ámbito nacional e internacional. Esta tipología abarca 23% de los municipios del país. Del sistema financiero formal sin Caja Agraria, solo están presentes el 5% de esas entidades.

* Minifundio Estable: Son productores dedicados al autoconsumo o abastecer mercados lo- cales. Esta tipologia abarca 14% de los municipios del país.

* Minifundio Deprimido: Que son unidades de producción muy pequeñas que no permiten la reproducción de la unidad familiar. Combinan la actividad predial con otras actividades y también saliendo a buscar trabajo en ciertas épocas del año. Esta tipología abarca 27% de los municipios del país.

* Colonización no Activa: Se trata de colonias asentadas en su parcela desde hace muchos años. Esta tipología abarca 4% de los municipios del país, principalmente localizados en la Costa Pacífica y en la Amazonía.

* Colonización Activa: En zonas de gran movilidad de población lo cual dificulta su tratamien- to institucional para el crédito. Cubre el 13% de los municipios del país en zonas ligadas a la expansión de la frontera agrícola en el piedemonte Ilanero, el Magdalena Medio, El Urabá Antioqueño, principalmente.

* Asentamientos Campesinos en Zonas de Asalariados Agrícolas: Ubicados en el periferia de zonas urbanizadas. Esta tipología cubre el 9% de los municipios del país.

* Asentamientos Campesinos en Zonas de Latifundio: Referidos a muchos municipios de la Costa Atlántica, con muchos productores como agregados donde predomina la relación de colonato. Esta tipología cubre el 10% de los municipios de país.

El campesino en condiciones precarias en las tipologías 3 - 7 estaba presente en el 63% de los municipios del país. Aparentemente no sería consistente con la tipología de grado de desarrollo municipal, donde los municipios pobres en 1993 eran apenas el 28.2% sobre la totalidad de municipios del país. En realidad los datos son consistentes, lo que sucede es que las dos encues- tas mencionadas miden la pobreza de acuerdo a dos criterios diferentes. La Categorización y Jerarquización Municipal, midieron la pobreza a partir de ingresos. Significa que en términos estrictamente sociales el avance ha sido notable, mientras que en términos estrictamente econó- micos el rezago en los productores campesinos es grande.

El sistema de crédito en el Meta no permite que el campesino pueda acceder a él. Aparte de la accesibilidad, el mayor inconveniente que tiene el pequeño productor, es la falta de garantía, pues pese a existir el Fondo Agropecuario de Garantías - FAG -, no ha mejorado su situación; el 20% que no cubre este instrumento se convierte en una nueva traba tan difícil de superar como la

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La Cuestión Agrarh en la Orinoquia Colombiana

del crédito. De esta manera el pequeño productor se ve obligado a acudir para su financiamiento a los intermediarios reduciendo considerablemente ingresos.

Pero, porque el campesino ha tenido que acudir a este tipo de crédito extrabancario? Elemental. Al desaparecer los puntos de subsidio que recibía el campesino en el crédito y al no tener garan- tías libres que ofrecer a la banca, solo le queda como única alternativa este tipo de crédito que unilateralmente fija plazos y establece intereses. Además determina el precio del producto, las condiciones de compra y aplica las condiciones que quiere en relación a impurezas, humedad y maneja la pesa6.

Para más claridad veamos las cifras que aparecen en las Tablas 3 y 4. Estas sugieren que el sistema de crédito agropecuario requiere un replanteamiento urgente. La crisis que afectó al sector trajo consigo una aversión de la banca para financiar actividades agropecuarias. Además, la vocación de la misma banca ha cambiado ostensiblemente. Las medidas para acceder a los préstamos se extremaron y numerosos productores fueron calificados como no sujetos de crédi- :o.

TABLA 3. Sistema Financiero del Departamento del Meta. Préstamos Nuevos según Destino Económico. 1991 - 1996 (millones de pesos)

Sectores 1 l 1991 1 I

1992 1 M 1993 ' 1 ' M 1994 1 , 1995 1 1996

[ Agricultura l 1

Industria

Minería

Construcción

Transporte

1 consumo

Servicios Públicos

" Incluye Finagro, recursos ordinarios y Bonos de Prenda Fuente: Entidades Financieras del Departamento. " Incluye Finagro, Recursos Ordinarios

Ello trajo como consecuencia la salida de pequeños productores del crédito institucional y el crecimiento del crédito extrabancario. Así mismo, la opción de facultar a las cooperativas para que tuvieran acceso a redescontar no ha sido muy significativa, por cuando de treinta solicitudes de estos organismos en el país, apenas cuatro recibieron calificación favorable.

- ' GARClA GUTIERREZ, E. "La Economía Campesina en el Meta". En: Problemas Agrarios de la Orinoquia. CEDER, Villavicencio, 1998. pp 33-34

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Fcr<-rores astructurales y coyunturales de la pobreza rural en el Meta

Tabla 4. Aprobación de Créditos Finagro para cultivos transitorios en el departamen- to del Meta 1991 - 1996

Fuente: Sección Cartera Banco de la República.

Factores coyunturales: política macroeconómica

- El control de la inflación

Hay consenso entre los expertos acerca del papel estratégico que desempeña mantener baja la tasa de inflación para asegurar la estabilidad macroeconómica y sobre todo para contribuir a la estabilidad social y p~l í t ica.~

Se ha destacado no solamente el precepto constitucional para que la autoridad monetaria preser- ve el valor adquisitivo de la monedas en defensa de los más pobres, sino que se ha demostrado la contribución de la inflación al aumento de las desigualdades, pues según una reciente investi- gación, "se encuentra evidencia de que la inflación es un impuesto regresivo en Colombia. En primer lugar este resultado muestra que los más pobres no tienen ingresos indexados, razón por la cual no están protegidos contra la inflación. Puede indicar también que el poder de protección contra la inflación del quintii 3 y 4 es mayor que el de aquellos que se localizan en los quintiles 1 y 2. En segundo lugar, los grupos de ingreso más altos pueden protegerse con más facilidad de la inflación adquiriendo activos reales a diferencia de los grupos más pobre^".^

La inflación es una situación donde para los pobres y para quienes tienen ingresos fijos, opera desfavorablemente la titularidad por trabajo propio.

La dinámica inflacionaria con el aumento de los precios de los alimentos, golpea mas a las fami- lias de bajos ingresos,1° por la mayor participación de los alimentos en la canasta de consumo (curvas de Engel).

CEGA COYUNTURA COLOMBIANA NO. 57, marzo de 1998. CEGA, Santafe de Bogotá, p.25. BRIGNOL-MENDES, R. "El marco externo y el desarrollo de la agricultura en América Latina y el Caribe", FAO, Santiago de Chile, 1995, pp. 171 y SS.

JUNGUITO, R. "Macroeconomía y agricultura", en Una mirada social al campo, Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Bogotá, 1996, pp. 149 y ss.

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- La revaluación de la tasa de cambio

La revaluación de la tasa de cambio entre 1993 y 1997 amplió la brecha de precios entre produc- tos transables y no transables, mientras los primeros, importables exportables, vieron sus precios "frenados" o anclados por la tasa de cambio, los no transables, más orientados al mercado inter- no, experimentaron una "aceleración" en sus precios, por encima del crecimiento del índice de precios al consumidor.

En un estudio reciente se muestra que los precios al productor de alimentos luego de haber mostrado una tendencia a disminuir hasta 1990, tuvieron un repunte desde 1991, con aumentos promedio por año del 5.7%.11 .12, especialmente en las agrupaciones que incluyen a frutas, plata- no, leguminosas, tubérculos, hortalizas y legumbres. Según la Agenda de Dinamización Econó- mica de la Misión Rural, el repunte en los precios al productor en productos de la economía campesina ligada a modernas formas de comercialización, ha ido acompañado de un menor crecimiento en el índice de precios al consumidor, por lo cual en los años noventa los precios relativos de los alimentos han aumentado.

Puede concluirse que la evolución de la tasa de cambio en los noventa favoreció a los campesi- nos con titularidad basada en la producción.

- El alza en las tasas de interés

Hasta 1990, la diferencia porcentual en las tasas de interés nominal entre el crédito comercial y el crédito agropecuario era de 15 puntos, en 1996 no llegaba a los tres puntos, y la diferencia porcentual en la tasa real de interés entre pequeños productores y medianos y grandes, que era de algo mas de G puntos en 1991, se redujo más de tres puntos porcentuales en 1997, según la Agenda de Dinamización Económica ya citada.

La reducción de los subsidios al crédito de los pequeños productores y el alza en las tasas de interés, afecta la estructura de costos y por ende afecta también todo el sistema productivo.

- El precio de la fuerza de trabajo

Entre 1980 y 1990 el salario real agrícola, como ingreso para el trabajador, permaneció práctica- mente estable y para el productor como factor de costo disminuyó en 6'10, para luego tener un movimiento en los años siguientes.

En la Agenda de Dinamización Económica de la Misión Rural se destaca la importancia de distin- guir en la evolución de los jornales agrícolas su doble aspecto de ingreso laboral para el trabaja- dor y factor de costo para el productor.

1 O BERNAL, R., MAURICIO CARDENAS, JAlRO NUÑEZ y FABlO SANCtiEZ, "Costos sociales de la inestabilidad macroecon6mica" Fedesarrollo, Bogotá, 1997, p.22

l f MACHADO, A. En los hogares pobres el gasto en alimentos dentro de la canasta familiar representaba en 1983, más del 50%. "El Probioma alimontario en Colombia", Centro de Invostigacionos para el Dosarrollo - CID -, Univorsldad Nacionol, Bogoid, 1986, p. 34.

12 JARAMILLO, C. F.; R. BUSTAMANTE y J. BARBOSA, "Tendencias de los precios relativos de los alimentos en Colombia ", CEDE, Universidad de los Andes, Enero de 1997, citado en el Diagnostico de la A~enda de Dinamización Económica de la Misión Rural.

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"Otro efecto, de la revaluación cambiaria se ha manifestado en la distorsión de los salarios rura- les. Como factor de costo, el precio relativo de la mano de obra rural aumentó 40% en términos reales entre 1990 y 1996; pero como ingreso real de los trabajadores solo aumentó 6% durante el mismo periodo. Ese hecho tiende a deteriorar la competitividad de los cultivos transables intensi- vos en mano de obra en un momento en el cual el país requiere potenciar la capacidad de gene- ración de empleo. Lo paradójico es que esa pérdida de competitividad no corresponde a una mejora significativa en el poder adquisitivo del $alario, sino a una distorsión de precios relativos que tiene origen en la revaluación de la tasa de cambio" (Agenda de Dinamización ... op. cit. p. 45).

Esta evolución del salario real agrícola en los años noventa representó para los asalariados agrí- colas una mejora en la Titularidad por trabajo propio.

Factores contextuales: desamparo, inseguridad y violencia

La sensación creciente de desamparo y de inseguridad que se vive en Colombia y especialmente en las zonas de confrontación entre guerrilla, paramilitares y fuerzas del orden, además del po- tencial altamente destructivo que las acompaña, generan un clima que desestimula la inversión pública y privada. Los efectos de la guerra y la violencia abierta o encubierta son demoledores sobre los hogares con alta dependencia económica y que pierden al cabeza de familia.

La probabilidad de que los hogares encuentren o profundicen la pobreza es alta. Sobre la situa- ción social en Colombia ya es un hecho aceptado la evolución de la tasa de criminalidad, medida como el número de homicidios por cada 100.000 habitantes en las últimas décadas. Este indica- dor era de 29 entre 1966 y 1976, la mitad de lo rbgistrado en 1959. En 1991 Ilegó a 87 y aunque bajó a 72.3 en 1995, es aún un dudoso honor ese índice tan alto, pues en'1989 - 1990, para México era de 20, Venezuela 16.4, Estados Unidos 9 y Japón de solo 1.5.

Según cálculos de la Conferencia Episcopal, entre 1985 y 1994, 600.000 mil colombianos se vieron obligados a abandonar sus tierras por culpa de la violencia y hoy afrontan una situación de total desarraigo dentro de su propio país. Más de una tercera parte de los desplazados provenían de Antioquia y Santander.

Puede concluirse que los factores determinantes del nivel de la pobreza anual, pueden ser favo- rables o adversos a la disminución de la pobreza, según el sentido en que operen, pero por lo general está fuera de discusión que:

Son factores favorables a la disminución de la pobreza;

- El gasto social

- El avance en las tendencias de cambio demográfico:

- La baja en las tasas de mortalidad infantil

- El aumento de la esperanza de vida

- El avance de la educación (mayor escolaridad y cobertura)

- El aumento en las tasas de participación laboral

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Son factores adversos a la disminución de la pobreza:

- La política económica

- La disminución de las remuneraciones laborales

- El crecimiento de los ingresos no laborales

- El desempleo

- La inflación

En este ensayo optamos para finalizar que si bien la pobreza puede contribuir a la gestación de los fenómenos violentos, no es por sí sola una causa suficiente. En efecto, como se observa a nivel del país, en los municipios rurales con actividades de agricultura comercial con concentra- ción de la población en centros urbanos y bajas tasa de pobreza el porcentaje de municipios violentos es más elevado que los que registran en la estructura rural atrasada donde se presentan las más altas tasas de pobreza a nivel nacional.

En la Orinoquia, la violencia organizada en áreas rurales se remite a los tipos de conflicto genera- dos por los procesos de ruptura social y económica, a aquellas estructuras agrarias que empie- zan a integrarse productivamente a la economía nacional. Los tradicionalmente altos porcentajes de municipios de los tipos colonizados interna y de frontera afectados por la violencia, 66 y 57% respectivamente en los tres últimos años, se explican en la medida en que integran las zonas donde nacieron las guerrillas, en la medida en que son propicias a la logística guerrilla (selvática montañosa, sin estructura vial, etc.) allí conservan arraigo en la población que en general es muy pobre. Estos municipios se han visto muy afectados por el conflicto armado y la acción de los grupos paramilitares, enfrentados con la guerrilla por el control de las zonas con un enorme potencial productivo y donde permanentemente se registran bonanzas económicas.

De otro lado, los reducidos niveles de violencia e inseguridad son más frecuentes en los munici- pios más atrasados y con menor actividad económica. Son los casos de los tipos periferia rural marginal y minifundio, donde el número de municipios críticos así como el porcentaje que éstos representa en cada conjunto, corresponden a los más bajos, como se observa en las Tablas siguientes.

De esta forma, el ejercicio de contrastación de los municipios más afectados por la violencia y la inseguridad entre 1987 y 1995 con la tipología de desarrollo municipal del DAN€ permite confir- mar que los altos niveles de pobreza no generan en forma automática situaciones de conflicto social y violencia, como se ha visto, están más asociadas a la existencia de una estructura social heterogénea con grupos encontrados en torno a fuertes intereses. Sin duda, la violencia coincide también con profundos desequilibrios sociales propios de regiones con economías dinámicas que atraen migrantes y donde la distribución del ingreso es inequitativa. En estas regiones no se ha podido establecer firmemente una base jurídica e institucional que establezca con claridad las reglas del juego y permita neutralizar la acción violenta de los diferentes actores en competencia. La actual presencia de la insurgencia y las manifestaciones de violencia que de ella se derivan no son entonces resultado de las condiciones socioecónomicas de los pobladores, sino más bien de las decisiones conscientes que los actores organizados de la violencia toman en desarrollo de sus planes estratégicos.

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Fac~orcs <~.\trirctitrales y c o ~ ~ ~ r r ~ ~ t r r r a l e ~ clc la pobreza rirrul en 01 Meta

De las 7904 acciones armadas registradas en el país en el período 1987 - 1995, el 14.37% por ciento se presentaron en cuatro departamentos de la Orinoquia (Tabla 5).

Tabla 5. Intensidad del conflicto armado a nivel departamental en la Orinoquia. Total de acciones y promedio anuales. (1 987 - 1995)

Fuente: DAS

Casanare

Guaviare

Total Nal.

Para el mismo período la tasa de homicidio por cada cien mil habitantes en promedio para Colom- bia fue de 76.21% y en la Orinoquia presentó las siguientes cifras: Amazonas 16.44; Arauca 159.33; Casanare 72.61 ; Guainía 66.50; Guaviare 81.73; Meta 1 10.31 ; Vaupés 26.69 y Vichada 70.1 9, es decir cinco de siete departamentos por encima y cercanos al promedio nacional (Tabla

6)

Tabla 6. Homicidios según circunscripciones en la Orinoquia (1987 - 1995).

33

16

1.800

Fiicnte: Policía Nacional

11

5

600

46

36

2.722

15

12

907

1 03

86

3.382

34

29

1.127

1 82

138

7.904

20

15

878 1

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.d . $C La Cuesticín Agrnría en la Orinoquia Colombiana

Con relación a los secuestros (Tabla 7), la tasa anual por cada cien mil habitantes para el país es de 3.00 en el período 19 87 - 1995 y es de anotar que de seis departamentos que presentan mayores tasas para el período, cinco se encuentran en la Orinoquia con tasas superiores a Antioquia (5.03), Valle (2.49) y ciudades como Santafé de Bogotá (0.99), Medellín (5.03), y Cali (2.41).

Tabla 7. Tasas anuales de secuestro por cada cien mil habitantes según circunscrip- ciones en la Orinoquia (1 987-1995).

Fuente: Das v Policía Nacional

21.07 4.21 18.96 12.64 15.80 36.09 27.39 12.77 21.38 18.91

Los departamentos se encuentran organizados de acuerdo con el número de acciones armadas registradas entre 1987 y 1995. Se tuvieron en cuenta las acciones más recurrentes en el conflicto armado, los contactos armados, emboscadas, hostigamientos, ataques a puestos militares, asal- tos a poblaciones y a entidades, acciones de piratería terrestre y los sabotajes contra la infraes- tructura económica, transporte y comunicaciones.

Vichada

Casanare

Meta

Guaviare

Vaupés

< Guainia

Entre 1987 y 1995 la tasa promedio nacional de asesinatos por cada cien mil habitantes fue de 6.31, presentando una mayor tasa promedio en Arauca (35.80) y la menor en Nariño (0.98). De destacar que de los cinco departamentos que a nivel nacional presentan mayores tasas, cuatro corresponden a la Orinoquia. (Tabla 8).

Tabla 8. Tasa promedio anual de asesinatos por cada cien mil habitantes, según cir- cunscripciones en la Orinoquia (1 987 - 1995)

0.00

4.18

3.17

10.23

0.00

0.00

1 Arauca 1 46.01 1 30.55 1 30.85 1 35.80 1

0.00

2.09

8.40

0.00

9.40

0.00

Tasa Prom. 87-95 Departamento*

I I I I

Meta 26.22 18.87 1 5.24 1 1 6.44 1

0.00

2.61

3.73

1.71

0.00

0.00

Casanare

Guaviare

Tasa Prom. 87-89

20.80

0.00

6.72

10.23

0.00

0.00

16.31

14.64

I I I I

Tasa Prom. 90-92

10.43

4.70

10.64

6.82

0.00

0.00

'Tasa Prom. 93-95

16.96

18.73

6.31 Promedio Nacional

5.16

20.92

6.73

10.96

0.00

0.00

17.32

3

6.20

16.86

12.12

20.32

10.01

6.97

0.00

0.00

0.00

8.23 4.5

13.97

13.01

9.60

7.12

0.00

9.03

32.59

14.87

7.20

1.45

0.00

0.00

11.47

8.04

7.02

5.39

1.04

1.00)

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Factores estructurales y coyunturales de la pobreza rural en el Meta

De otro lado, la estrategia de expansión territorial de la guerrilla en la Orinoquia no se traduce en un mayor poder de convocatoria, sino que más bien en el incremento de su capacidad de intimi- dación como base de su estrategia de poder local. Al examinar los patrones de expansión de las zonas donde la incursión guerrillera se ha producido en un tiempo relativamente reciente, la pre- sión se manifiesta en asesinatos, secuestros y amenazas, que recaen en dirigentes políticos, candidatos, alcaldes, concejales y funcionarios.

Por otra parte, el aumento de la presencia guerrillera en las áreas urbanas del piedemonte llanero tiene un ritmo mucho mayor de lo que se cree, lo cual estaría evidenciando la existencia de un plan de crecimiento y de consolidación de influencia política. Dicho plan sobreviene cuando se han consolidado suficientes zonas de contención como para desarrollar la construcción y fortale- cim@nto de zonas de expansión.

A la luz de todo lo anterior, se podría concluir que las guerrillas Colombianas han dejado de ser organizaciones armadas con influencia exclusiva en zonas de colonización y en clara defensa del campesinado y de las luchas agrarias, para convertirse en organizaciones empeñadas en la con- solidación de amplios territorios, para lo cual han identificado el ámbito municipal como el escena- rio propicio para el incremento de su poder.

En la práctica, han sustituido el propósito de lograr influencia política a través de candidatos y electorados propios, por las cada vez más recurrentes prácticas de intimidación que les permite manejar los gobiernos locales, estableciendo con su presencia armada las reglas del juego y los compromisos de los candidatos, impidiendo que escapen a su control, escojan sus colaboradores y propongan alternativas.

COMENTARIO FINAL

La nueva Constitución enuncia principios democráticos y consagra una extensa lista de derechos, pero la gente vive igual o peor y poco o nada cuenta. El Estado abdica sus responsabilidades en organizaciones privadas, la justicia se diluye en atender múltiples altercados, la corrupción preva- lece frente a la impugnidad, los acusados se convierten en acusadores, el bien público se confun- de cori la carrera o el patrimonio personal y se ha refinado el clientelismo, esa tradición del régi- me): de hacienda contra la cual convocó la Asamblea Constituyente. En suma se ha revolcado todo y pareciera no haber cambiado nada.

Pero, por sobre todo, hemos cambiado las leyes sin que aún hayamos transformado las costum- bres.

Aunque seria torpe negar que algo se ha avanzado. La reforma constitucional fue impulsada desde abajo y abrió la puerta para cambiar la tradición, pero, hoy, cuando debería traspasarse el umbrai e ir mAs allá, las nuevas fuerzas sociales y políticas han sido cooptadas y reabsorbidas por el sistema político, de modo que la crítica y la independencia casi han desaparecido, ante los l~et?eficios de la privatización, el afán de poder o la confusión deliberada entre pensamiento crítico y negaiivismo "antediluviano". Aunque la opinión unánime sea uno de los principales obstáculos para ccnsolidar lo mejor de la reforma y superar sus deficiencias, y la independencia de criterios sea un requisito irnpresciridible para uria verdadera modernización.

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La Cuestión Agraria en la Orinoquiu Colombiana

La apertura de las fronteras debería liberar los intercambios de ideas y de personas, junto con los de mercaderías. Los vínculos con otras naciones deberían servir para superar el provincialismo, conocer otras culturas, costumbres y valores, otras éticas, otras tradiciones, fertilizar la cultura propia con la ajena, asimilar los logros de la ciencia y absorber los adelantos tecnológicos, mejo- rar industrias y cultivos y crear nuevas fuentes de trabajo. Pero estos temas no preocupan a quienes diseñan los nuevos modelos económicos; algunos suscribirían la frase famosa: "cuando oigo hablar de cultura, me dan ganas de sacar un arma". Otros, más tolerantes, niegan fondos para la investigación libre.

Y sus modelos no sólo tienen yerros epistemiológicos, también errores económicos. La apertura sin condiciones dejó al país sin poder negociar en los mercados internacionales, mientras que los países desarrollados subsidian sus productos primarios ... Por razones de sobra conocidas, nada o muy poco se ha conseguido en este campo ... Los países avanzados sostienen imperturbables, como si viviésemos a principios del siglo pasado, que se trata de leyes naturales del mercado, sobre las cuales el hombre tiene escasa influencia. La verdad es que se trata de la ley del León.

La tragedia es que hoy los países subdesarrollados y buena parte de sus intelectuales son los que depositan su fe en las leyes impersonales del mercado y buscan demoler las instituciones que habían creado para lograr con inteligencia lo que no conseguían las leyes de la libre competen- cia. Las teorías spenciarianas se han introducido subrepticiamente en la economía después de haber sido desterradas abiertamente de la biología.

En cuanto a la paz, hace mucho se sabe que el problema no es de armas. En Colombia, la violencia es inseparable del problema de la tierra, de los poderes y la cultura que ella engendra, de las migraciones de campesinos también de las pésimas condiciones de vida en los barrios pobres de las ciudades. Ni del enriquecimiento fácil o de estilos de vida que pocos pueden pagar produciendo medios de vida. Nuestra violencia interminable no tiene parangón en ningún otro país latinoamericano durante el siglo veinte y es parte de esa realidad cualitativa y específica que no cabe en ecuaciones y quebranta toda norma jurídica. Como este problema es nuestro, las soluciones sólo pueden ser nuestras.

Quizá esto ayude a recordar que el desarrollo económico, la democracia y la convivencia pacífica son inseparables de la solución de los problemas agrarios. En un momento y otro de su historia, todos los países industriales tuvieron que modificar las estructuras agrarias arcaicas para conver- tirse en las sociedades modernas que son, mediante guerras de sucesión, revoluciones o refor- mas agrarias. Sin excepciones, ni en el Sur de Norteamérica ni en el Sudeste Asiático. Los Ilama- dos milagros económicos son indisociables de las transformaciones sociales y políticas. Esta enseñanza de la historia no debería ser ignorada por las viejas y nuevas generaciones.

El campo ha sido invadido por otras disciplinas sociales, más preocupadas por entender y extirpar las causas políticas y sociológicas de la violencia. Si los problemas del desarrollo agrario del país se piensa exclusivamente desde la óptica del mercado, ese problema jamás se solucionará. Pues ninguna realidad es independiente de la forma en que se piensa.

El neoliberalismo, por su parte, se origina e irradia desde las universidades de una sociedad industrializada, también sin campesinos, pues sus actividades agrícolas son realizadas, por gran- jeros empresariales, cuyas tecnologías productivas son muy semejantes a las de la industria mecanizada y altamente concentrada, y su estructura administrativa está integrada a las grandes corporaciones transnacionales que transforman o comercializan materias agrícolas.

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Factores estructurales y coyunturales de la pobreza r~rral en el Meta

Los jóvenes economistas latinoamericanos hoy invaden las universidades anglosajonas, donde reciben esa enseñanza, sin beneficio de inventario. Cursos de macroeconomía, microeconomía y econometría, muy pocos de instituciones políticas, leyes, historia norteamericana, sociología y demás disciplinas relacionadas con el logos de los griegos. Cuando vuelven a sus países, vienen con un pensamiento uniforme y sin matices, se han graduado en serie y en el menor tiempo posible.

¿ A quién extraña que ese modelo de fábrica sea aplicado a todos los países, al mismo tiempo y sin tener en cuenta sus especificaciones, esas que no enseñan en otras partes?

No obstante, los países industrializados que aún tienen campesinos los protegen de la competen- cia internacional, y los que no tienen protegen su industria agrícola y sus exportaciones. Y su principal exportación es el credo neoliberal, aunque esos mismos países no se aferren a esa fe, pues no solo enseñan economía pura; en sus sociedades también cuentan las dimensiones polí- ticas y sociales, y crean ciencia y hacen innovaciones tecnológicas.

Nosotros, que no engendramos, nos resignamos a adoptar. Y pocos preguntan por qué Francia, o Estados Unidos o Japón sigue subsidiando o protegiendo su producción doméstica.

Los países de América Latina son una mezcla, un crisol de tradiciones, su cultura económica tiende a ser cada vez más norteamericana, ortodoxa por supuesto; sus instituciones provienen de la revolución francesa, con alguna pizca de origen norteamericano; su religión y su jurisprudencia tienen origen hispano, o latino si se quiere; también somos campesinos y tenemos negros, indios y algunas mezclas que sería largo enumerar.

¿Puede una ciencia, por más económica que sea, ignorar la realidad que es su campo de estudio y su fuente vital?.

Si no intentamos recrear nuestras tradiciones intelectuales, con ayuda de las ciencias obviamen- te, y si no somos capaces de pensar nuestras propias realidades, en el próximo siglo nuestras sociedades serán yermas, violentas e inestables. Y tal vez sin campesinos, pero también sin granjeros ni compañías multinacionales nacidas en este continente.

Barrington Moore, sostiene que "las sociedades que han logrado convertirse en naciones indus- triales y en democracias estables son aquellas que resolvieron el problema agrario". La Indepen- dencia Latinoamericana excluyó a las capas populares de la población y no erradicó las tradicio- nes heredadas de la Colonia y del régimen de haciendas. Así, las sociedades latinoamericanas no han logrado integrarse y sus economías son unas economías de ciclos; poseen instituciones democráticas pero conservan las estructura de denominación; los ciclos se suceden sin dejar mucho que perdure". Los mercados nacionales son estrechos, la acumulación es sincopada y es muy fuerte la dependencia externa.

América Latina ingresó tarde a la primera Revolución Industrial; no obstante, logró un importante desarrollo. Sin embargo, la industrialización de los años treinta tampoco resolvió el problema agrario y este ha sido la causa de la permanente inestabilidad política. Ahora, ese modelo de industrialización ha entrado en crisis y una de "las dificultades que enfrentamos hoy en día es que no podemos pensar nuestra situación por fuera de este modelo".

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Pero lo más grave es que el mundo hoy experimenta una revolución tecnológica que vuelve obsoletos nuestros sistemas productivos basados en el fordismo. Moore agrega que:

"Las nuevas tecnologías han cambiado las respuestas a las preguntas que durante tantos años intentamos resolver, también mucho de los que aprendimos en esos años ... La economía ha desbordado las fronteras nacionales, la competencia entre países se ha transformado en una competencia entre bloques de naciones".

Y han aparecido problemas sin precedentes, para los cuales aún no hay respuestas. La actual crisis latinoamericana es de índole cultural, de ausencia de proyectos; sin embargo, tiene la posi- bilidad de romper la historia de los ciclos, siempre que sea capaz de crear una imagen de lo que quiere ser, conforme un bloque latinoamericano y supere sus deficiencias científicas y tecnológi- cas.

"Para ello no bastan las políticas de ajuste y reestructuración económica ... También es necesario y fundamental que logremos la integración, que el ejercicio de la ciudadanía no sea excluyente, que la educación permita asimilar y recrear la ciencia y utilizar la tecnología".

Algo que no podrá alcanzar si no resolvemos la cuestión agraria, el desempleo urbano y el proble- ma de la tierra, que no son simplemente problemas económicos, de reparto, de redistribución, de crecimiento sino también fenómenos de naturaleza cultural. Y la solución de este problema, es la Reforma Agraria, que requiere una decisión de Estado.

Nunca estará de más recordar que mientras Colombia no resuelva con justicia la situación de los campesinos - a quienes, como afirmaba uno de ellos, cuando reclaman una reforma agraria se les dicta y obsequia una ley - no cesarán las grandes dificultades de orden público.

En muchas regiones del Meta persisten situaciones de defectuosas tenencia de la tierra y existen condiciones de vida insoportables: carencia de vivienda digna, falta total de servicios públicos, de vías de comunicación, de crédito y de asistencia técnica.

Persisten en el Meta tal como hemos visto, los dos polos, latifundio y minifundio, que en su tremenda desigualdad, hacen que los campesinos y empresarios agrícolas se mantengan aplas- tados por el atraso y la miseria, frenando la utilización económica, racional de la tierra y perpe- tuando el dominio de los terratenientes, con sus latifundios improductivos para la sociedad pero altaniente rentables para el terrateniente por la ganancia que obtiene, sin la inseguridad en la inversión, que es uno de los problemas que soporta el empresario.

En especial el "nuevo ganadero" mantiene los procedimientos más atrasados de explotación de la tierra, frena el progreso técnico, el desarrollo cultural del campesino y su iniciativa, necesaria para la utilización económica de la tierra. De allí que el desarrollo del campo metense, necesite la aplicación de modernas técnicas, y métodos de cultivo de acuerdo a los avances agronómicos, y para ello se requiere liberar la tierra del monopolio que existe sobre ella, permitir la movilidad de capitales del campo y por lo tanto el nacimiento de una agricultura próspera, moderna y técnica.

Como hemos visto, la pobreza rural prácticamente se ha mantenido en los mismos niveles relati- vos desde el año 72 cuando la medición de la CEPAL señalaba un nivel del 73%. Para el año 95 se estima en un 76%: más de las tres cuartas partes de la población rural se encontraba hace 25

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Factores estructrlralcs y coyunturales de h pubreza rural en el Meta

años y se encuentra actualmente en situación de pobrezai3. En cuanto a indigencia o pobreza crítica, su nivel era del 41.4% en 1978 y en el año 95 de 37.2%. Disminuyó en una décima parte durante este transcurso. En los zonas rurales hay una alta dependencia entre la pobreza y los tamaños y calidades de las tierras de las explotaciones agropecuarias. Al no existir modificación en estos factores los niveles de pobreza se mantienen.14

El desbalance entre las zonas urbanas y rurales se ha hecho mayor en lo que se refiere al anal- fabetismo, a las condiciones de habitabilidad de las viviendas y a las coberturas de acueducto,

' alcantarillado energía eléctrica. La medida de NBI muestra ese progresivo distanciamiento entre las zonas: en 1973 la rural era 1.5 veces superior a la urbana y en 1993 esta relación pasó a la inversa a 2.2. Dos terceras partes de los pobres por ingresos del campo, tienen también privacio- nes captadas por el índice de NBI y dentro de los no pobres, un 9.6% no posee las condiciones mínimas consideradas por ese indice.15

Este panorama del desarrollo social del país, triste, gris, de mejoras lentas en unas cosas y empeoramiento en otras, señala niveles de pobreza todavía muy altos e insensibilidad del fenó- meno a su disminución.

En la coyuntura actual hay signos como el aumento del desempleo y la disminución de las remu- neraciones salariales que señala el inicio de una nueva fase de concentración y polarización en la apropiación del ingreso y de aumento en los niveles de pobreza. La reorientación que el gobierno Samper intentó dar a las reformas impuestas desde comienzos de los noventa mostró serias limitaciones en su implementación. Se destacan al respecto, el programa de generación de em- pleo, pieza clave del plan de ese gobierno que no mostró ningún efecto significativo, y el de distribución de tierras, que solo benefició a un pequeño número de productores.

Atacar las causas estructurales de la pobreza implica realizar acciones que transforman las ba- ses sobre las cuales esta levantada la sociedad. Con las medidas y programas usuales tanto de orden macroeconómico como social se ha venido afectando una franja de pobreza que podría- mos llamar coyuntural, mientras que, al parecer, se mantiene un amplio y mayoritario sector que permanece constante. En la olla.

~p -

l 3 BERNAL, R.; MAURlClO CARDENAS, JARO NUNEZ y FABlO SANCHEZ. "Costos sociales de la inestabilidad rnacroeconórnica", op. cit. p. 6

CONFERENCIA EPISCOPAL, La República, Bogotá, Julio 20 de 1997, p.14 75

FRESNEDA, O. "Equidad y Pobreza en la Coyuntura actual de la Sociedad Colombiana", Bogotá Octubre de 1997, p.10.

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CAPITULO 4

LA CONCENTRAC10N DE LA TIERRA EN EL META

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LA CONCENTRACION DE LA TIERRA EN EL META

"El escritor es U I Z ser co~nprornetido y rio puede, tzo debe dqiar de curizplir su nzisi(in. Por ello estíí lzeclu* corz ntate- riaks d$erente.s al comzín de los hombres: mayor seitsibili- dad, nzejores anterzas y nins antplia perspectiva para perci- bir las realidudes del panoraina kurnano ".

BREVE HISTORIA REGIONAL

La colonización de la hoya del Ariari es un hecho relativamente reciente. Las primeras aerofotografías del área, tomadas en 1939, muestran un bosque primario casi intacto. San Martín y San Juan de los Llanos, fundados en el siglo XVI1, fueron -y aún hoy son- centros ganaderos que impulsaron la ocupación ganadera de las sabanas naturales, más no la colonización. El camino Sanjuanero que unió estas regiones con Gramalote, hoy Villavicencio, y Santa Fé de Bogotá, fue abierto por los jesuitas y mejorado notablemente por el virrey Ezpeleta en el siglo XVII, pero ello no indujo tampoco a la colonización. A fines del siglo XIX, cuando el país se orientaba definitivamente hacia la agroexportación, y la economía extractiva conoció sus mejores días, se abrió el camino entre San Martín y el Huila, pasando por el Alto de las Cruces en la Cordillera Oriental y se rectificó la trocha Sanjuanera2.

Villavicencio fue fundado hacia 1850 como posada de ganados al pie de la cordillera. Hacia 1890 se fundaron grandes empresas agropecuarias en sus cercanías, Algunos como El Buque, llegó a tener un millón de matas de café. Por los mismos días, la sociedad de los señores Herrera y Uribe creó la Hacienda Colombia, sucesora de la firma Montoya, Uribe y Lorenzana, a la que el gobier- no le había adjudicado 10.000 hectáreas de baldíos3, entre los ríos Ariari y el Caguán a cambio de

' Esta sección aprovecha ampliamente el trabajo de Alfredo Molano, ((Aproximación al proceso de colonización de la región Ariari- Guejar-Guayabero>l.

' Avellaneda Navas, José. "San Juan de los Llanos, primera ciudad de los Llanos Orientales". En: Los Llanos, una historia sin fronteras. Academia de Historia del Meta, 1988.

' Londono D.. Gonzalo. "Aproximación a la historia regional del Ariari". En: Los Llanos.lbid., págs. 385 y SS. ' Lcgirind. Catherine. Colonización y protesta campesina e11 Colombia. Universidad Nacional de Colombia. 1988. Liévano A,

Indalecio. Rafael Nutiez. Ed. Populibro, págs. 385-386.

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la construcción de una trocha en estas regiones. La sociedad se apropió de 160.000 hectáreas y el gobierno reaccionó cancelando el acuerdo4.

El propósito inicial de la Hacienda Colombia de Uribe y Herrera era la extracción de quinas y caucho, pero al constatar la relativa pobreza de las selvas en estos productos orientó su actividad hacia la ganadería, en los Llanos de San Juan, y hacia el cultivo de café y cacao en las faldas de la cordillera. Se fundaron entonces dos poblaciones. La Uribe, en vertiente oriental, y Colombia, a

en la occidental, y se amplió el camino que las unía. La firma mejoró también las razas de ganado y llegó inclusive a sembrar caucho. El éxito relativo de la empresa estimuló la colonización y los pueblos recién fundados se transformaron en epicentros de ocupación territorial.

La guerra de los mil días, primero, y luego la muerte prematura y accidental de sus dos socios, condujeron la firma a la bancarrota. Los herederos negociaron los derechos con una firma ingle- sa que luego, en los años 20, los vende a su turno a Texas Oil Co.

En estos años, los colonos que habían trabajado en la Hacienda Colombia o que llegaron al fin de las guerras civiles, invadieron los terrenos reclamados por la sociedad, iniciando un sonado pleito que a la larga ganaron los colonos.

Mientras esto sucedía al sur del Ariari, al norte la colonización se desarrollaba lentamente. En 1920 se fundó Acacias y en 1922 el gobierno creó la colonia penal del mismo nombre, en márge- nes del Río Guayuriba. Se abrió, al impulso de estos hechos, la llamada Selva del Rionegro, que poco a poco fue ocupada por gentes oriundas de Cáqueza y Quetame, regiones donde el minifun- dio comenzaba a ser asfixiante. Era una colonización campesina, basada principalmente en los cultivos de arroz y maíz.

Este es, en síntesis, el panorama de la colonización en 1939, cuando se toman las citadas aerofotografías.

Sin embargo, precisamente en ese año, la Rubber Development Company, una compañía del gobierno norteamericano, obtuvo licencia para la exportación de caucho en el Vaupés5. Los EE.UU. habían entrado en la segunda guerra mundial y Japón ocupaba Malasia, primera produc- tora mundial del látex.

La Rubber se comprometió, a cambio de la concesión, a construir una carretera entre Villavicen- cio y Calamar, entonces capital del Vaupés, pasando por San Martín. En efecto mejoró el camino hasta esta población, construyó bodegas a lo largo del Ariari, que posteriormente se unieron por la trocha, estableció también un gran depósito en San José del Guaviare e inició la apertura de un camino entre San Martin y Calamar. Así, con la combinación de uso entre ríos y trochas, el flujo del caucho cobraba independencia frente a los ritmos estacionales.

Los trabajos de la Rubber fueron determinantes. El mejoramiento de la trocha entre Acacias y San Martín se convirtió, hacia 1940 y 1950, en el eje de la colonización de esta región6. Los

Loridoño, D. Gonzalo, op. cit., pág. 391.

Ibid., p. 392.

Una ampliacióri de este proceso, en: Alfredo Molano Selva adentro. El Ancora , 1987, págs. 29 y 22, y Dos viajes por la Orinoquia colombiana, 1889 - 1988, José de Calazans Vela y Alfredo Molano. Ediciones Fondo Cultural Cafetero, Bogotá, 1988.

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La Cuesticín Agraria en la Orirzoquia Colomhiar~a

campesinos fueron ocupando las tierras, dadas las perspectivas creadas por el camino. La cons- trucción de bodegas, en lo que hoy son Granada, Puerto Lleras, Puerto Rico y Concordia, a lo largo del Ariari, y la trocha que los enlazaba, indujo también un precario poblamiento en estos puntos. Pero el papel de la Rubber fue importante básicamente porque trajo a la región gente del Tolima y del Huila no sólo para llevar a cabo las obras sino principalmente para la explotación cauchera. Así, cuando la compañía abandonó el país, muchos de sus contratistas, obreros y empleados se quedaron en la zona.

De otro lado, la política de fronteras del presidente López Pumarejo, nacida del conflicto con el Perú, unida a una apreciación empresarial y social de las potencialidades del Llano, había unido por carretera a Bogotá y Villavicencio desde el año 36'. Esta vía trajo un enorme impulso a Villavicencio y le dio sentido y perspectiva a la colonización del piedemonte: a los contingentes de Cáqueza y Quetame se unieron gentes de Medina y Maya, en Cundinamarca, de Guadalupe, Santander, Chinquinquirá, Boyacá y, naturalmente, campesinos del Tolima y del Huila. Hacia 1948 esta "punta" de colonización llegaba ya al Ariari. La bodega construida por la Rubber se convirtió en Bocademonte y se fundaron así mismo Guamal, Cubarral, Humadea y Castilla La Nueva, esta última alrededor del campo de explotación petrolera de la Tropical Oil Company. No obstante, el poblamiento era lento, espasmódico y muy diseminado.

LA PRIMERA VIOLENCIA, 1948-7953

Cuentan los sobrevivientes que poco después del 9 de abril se inició en la provincia de Gutiérrez, al nororiente de Boyacá, una feroz persecución contra el partido liberal. En Boavita, La Uvita, China y Güican, tierras eminentemente conservadoras, monseñor Sotelo Peñuela y los hermanos Villarreal, ricos hacendados, acaudillaron desde Soatá una cruzada para expulsar al "basilisco", término con que Laureano Gómez había bautizado al liberalismo, ateo y criptocomunista. La acción se extendió poco a poco a todo Boyacá y los liberales se refugiaron en Bogotá, Sogamoso y el Casanare. En este último territorio algunos hacendados, apoyados por sus peones, resolvie- ron resistir y organizaron las primeras guerrillas comandadas por los hermanos Bautista. La resis- tencia se alimentó y se fortaleció con campesinos desplazados del Valle de Tenza, Márquez y el Cocuy. La voz y las consignas de resistencia corrieron a lo largo del Llano. Los liberales se agruparon y una parte tomó contacto con un sector minoritario del ejército que se oponía a la conservatización de las Fuerzas Armadas.

Así entraron en relación los liberales Ilaneros, respaldados por la dirección del partido, y el capitán Alfredo Silva, comandante de la base del Apiay, y elaboraron un plan golpistas. La acción se acordó para mediados del año 49. Se trataba en síntesis de tomarse las principales bases aéreas del centro del país, apoyándose en algunos batallones del ejército. El plan se desactivó a última hora, pero al llano no alcanzó a llegar la contraorden. Silva se tomó Apiay, mientras un grupo de insurgentes civiles al mando de Eliseo Velásquez ocupó a Puerto López. Los rebeldes alcanza- ron a controlar por algunas horas a la capital del Meta - por aquel entonces intendencia-, pero la desorganización cundió y Velásquez se replegó hacia Arimena. Si bien la operación fue un fraca- so militar no lo fue políticamente, pues desencadenó la rebelión Ilanera.

' Una pintoresca crónica de viaje por esta carretera, en: "La Intendencia del Meta". Revista Pan, Bogotá, 1937.

Franco, Eduardo. Las guerrillas del Llano. Edic. Hombre Nuevo. Medellín, 1976. p. 17 Molano, A. Siguiendo el Corte. El Áncora, Bogotá. 1989, págs. 33 y SS.

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La concentracicín de la tierra era el Meta

El teatro de guerra fue el Casanare y el oriente del Meta por cuanto eran las regiones más afec- tadas por la reacción conservadora que tenía asiento en las regiones de Tenza, Márquez y Gutiérrez y porque además era la zona más rica en ganado. El alzamiento se prolongó, con desigual suerte para los contrincantes, hasta mediados del año 52, momento en el cual el liberalismo casi des- apareció de la vida pública y sus principales cabezas (López y Lleras) se asilaron en México; entonces el movimiento llanero emergió como la única alternativa liberal. El viraje fortaleció a las guerrillas que a partir de allí tomaron la iniciativa estratégica y fortalecieron su organización. El golpe de Rojas y el apoyo que recibió del liberalismo -un "golpe de opinión", lo bautizó Darío Echandía- condujo a la entrega de armas y a la desmovilización de los frentes militares.

Durante todo este período de hostilidades, el conservatismo llanero se refugió en las capitales o se atrincheró en las regiones de Restrepo y Acacías, colonizadas, como se dijo, por los campesi- nos de Cáqueza, partidarios del gobierno. Esta zona permaneció aislada y constantemente ame- nazada por el auge del movimiento guerrillero liberal. Sin embargo, dada su gran cohesión parti- dista, los insurgentes evitaron una confrontación abierta.

No sucedió lo mismo en San Martín, tierra de estirpe liberal. En una primera fase el gobierno apuntaló bandas chulavitas para conservatizar la zona y los liberales huyeron o se organizaron alrededor de Héctor Morales, vinculado a las guerrillas liberales. Pero Morales no era en realidad un combatiente y se replegó pasivamente a San Juan de Arama. Los hacendados liberales, cada vez más impedidos para explotar sus hatos, acudieron a Guadalupe Salcedo, enormemente pres- tigioso luego de la emboscada de El Turpialg que costó la vida a 96 soldados del ejército, y a su vez, destacó como jefe de la zona a Dumar Aljure, guerrillero cerrero de gran versatilidad. Bajo su mando cambio la suerte de la guerra. Los hacendados lo apoyaron decididamente y el pueblo lo siguió sin reservas. Aljure logró resonantes éxitos, hasta el punto de hostilizar sistemáticamente la zona conservadora de Acacías. La paz de Rojas lo sorprendió planeando una operación de gran envergadura contra el conservatismo de esa región.

LA AMNlSTlA DEL 53

La amnistía de 1953, que no cobijó a Dumar Aljure por ser desertor del ejército, trajo al Ariari una relativa paz. El mismo gobierno cambió tácitamente las armas guerrilleras por las tierras del Ariari. Guadalupe situó a tres de sus lugartenientes más importantes a lo largo del río. Veneno en la parte alta, frente a Cubarral; Giraldo en la zona media -La Playa y Bocademonte-, y a Dumar Aljure le asignó el control de San Antonio y San Martín.

Para aclimatar la paz, la administración de Rojas organizó un plan inmediato de ayuda a los excombatientes que consistió básicamente en un apoyo económico para su traslado al Ariari, en la dotación gratuita de herramientas, y en préstamos para iniciar los asentamientos. No fue en realidad un programa de colonización sino un auxilio para resolver los problemas que planteaba la desmovilización militar.

Pero la iniciativa del gobierno, no obstante, fue el punto de partida real y cierto de la colonización del Ariari. Entre 1953 y 1955 llegaron miles de campesinos, atraídos por el ambiente de paz, la

Para arnpliar esta información, ver los textos de Franco l . , Molano A., Londoño, G. y la más conocida obra de Guzmán C. y otros: La v~olencia en Colombia. (Varias ediciones).

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La Cuestión Agraría en la Orinoquia Colombiana

fama del Llano y los auxilios del gobierno. Unos habían combatido contra el conservatismo no sólo en el Casanare o el Meta sino en Boyacá, el Tolima o el Valle; otros habían sido expulsados, económica o políticamente, de las cordilleras. El gobierno, a través del Instituto de Colonización y de la Caja de Crédito Agrario inauguró programas de asentamiento y abrió líneas de crédito, que dicho sea de paso no duraron mucho tiempo.

Abandonada la zona a su pr0pi.a suerte a partir de mediados del año 55, se desencadenaron procesos que tuvieron enormes repercusiones a partir de allí, y marcaron el rumbo futuro de la región.

LA SEGUNDA VIOLENCIA, 1955- 1962 Y EL MOVIMIENTO COMUNISTA

La segunda ola de violencia se inició con dos hechos principales. De un lado, el rompimiento entre Rojas y el partido comunista a raíz de la matanza de estudiantes ocurrida el 8 y 9 de junio de 1954 y en segundo lugar, el desamparo en que los partidos políticos dejaron a las organizaciones armadas que directa o indirectamente había prohijado. Como consecuencia del primer hecho se fortalecieron los grupos armados liderados por el comunismo en Sumapaz, Tequendama, sur del Tolima y norte del Cauca y como resultado del segundo se desató la anarquía y bandidaje en las filas campesinas, pues el Estado no logró integrar dichas organizaciones a la vida económica y social del país.

Columnas de Marcha

A mediados de 1955 tuvo lugar una operación militar de gran envergadura contra las zonas rojas de Sumapaz y Villarrica. Los comunistas fueron derrotados pero no disueltos. Su estrategia defensiva, basada en una prematura y suicida guerra de posiciones, fracasó, pero no amilanados por el éxito de ejército se reorganizaron en guerrillas móviles e iniciaron un desplazamiento masi- vo hacia los páramos de Sumapaz y hacia el sur del Tolima. Fueron las llamadas Columnas de Marcha. El objetivo central fue proteger a cientos de familias campesinas de los ataques del ejército y refugiarse en zonas que, por su tradición, garantizaban su protección. Tanto los despla- zamientos geográficos como los nuevos asentamientos estaban dirigidos por cuerpos armados bajo la forma de autodefensa, que era otra cosa que la manera de integrar la población civil a las operaciones militaresi0.

Del Sumapaz y Villarrica salieron dos Columnas hacia el suroriente. La primera se dirigió hacia el Alto Duda, y se asentó un tiempo en El Palmar, una de las haciendas de Juan de la Cruz. La otra se desplazó por Baraya hacia el sur del Tolima, pero diezmada y debilitada, sólo alcanzó a llegar al Pato y Alto Guayabero, en las cercanías de Neiva, donde se estableció. De estas regiones se desprendieron poco a poco contingentes sueltos, unos ligados a la organización central de autodefensa y otros independientes de ella, que fueron colonizando la Hoya del Duda hasta Uribe en el Meta y el Alto Guayabero y Balsillas en el Huila. Estos últimos llegaron paulatinamente hasta el Caguán en el Caquetál'.

"' Referencias al proceso en: Alape, Arturo, Las vidas de Tirofijo. Editorial Planeta 1989; Dario Fajardo, Violencia y Desarrollo. Ed. Suramérica. 1979; Carlos Arango, FARC 20 años. Editorial Aurora 1984.

'' Ver: Ciibides, Fernando, y otros. Colo~~ización, coca y guerrilla. Universidad Nacional, Bogotá, 1987.

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Para el caso que nos ocupa, interesa principalmente la colonización del Duda, La Uribe y el Alto Ariari.

Hasta donde hemos podido investigar la columna de marcha del Duda, como queda dicho, se asentó en El Palmar. Sin embargo esta región aunque ofrecía seguridad, no era rica. Sus tierras de pronunciadas laderas y sus suelos de baja fertilidad, obligaron al movimiento de autodefensa a pensar en nuevas colonizaciones. Fue así como de la columna madre se fueron desprendiendo grupos campesinos hacia la Uribe a la sazón un pueblo abandonado. Allí volvieron a detenerse. Abrieron tierras, hicieron sementeras y apoyaron la colonización del piedemonte entre los ríos Duda y Ariari. Fundaron tres poblaciones: Mesetas, Lejanías y Medellín del Ariari.

La iniciativa de la organización donde autodefensa, núcleo de esta empresa, fue seguida por campesinos independientes, que por aquella época (1 955-1 959) llegaban al Llano desde el inte- rior del país o por campesinos que desde el Sumapaz o desde el Tolima se sumaron al movimien- to. No obstante este engrosamiento paulatino, el núcleo de la organización se conservó, y amplió su radio de acción sobre los recién llegados. Era la única y verdadera autoridad. En el curso de estos años 1958 y 1959, el centro de la colonización va desplazándose de La Uribe a Medellín del Ariari, donde el movimiento se detiene frente a la hostilidad manifiesta de los colonos de Cubarral, que como se verá eran -y siguen siendo- conservadores y anticomunistas.

Medellín del Ariari, llamado anteriormente Aguas Claras, era en aquellos días un pequeño caserío fundado por un Pastor Avila, activo lugarteniente de Juan de la Cruz Varela. Cuando la guerra del Llano terminó, hacia allí se dirigió el capitán Veneno, Plinio Murillo, enviado por Guadalupe. Plinio, nacido en Chaparral, participó muy joven en el movimiento agrarista del sur del Tolima que había fundado Gaitán. Era pues un hombre de izquierda y por tal motivo se identificó con las ideas de Avila. Cuando los colonos desprendidos de la Columna de Marcha llegaron al Ariari, Avila y Veneno los recibieron con los brazos abiertos. Se selló entonces una alianza que perdura hasta el momento. La autodefensa aportó su capacidad organizativa y unos principios ideológicos nada espontáneos; Plinio, las armas que no habían entregado y la experiencia en la guerra del Llano. Unos años después, Luis Morantes, hoy Jacobo Arenas, y el finado Rafael Reyes, fundan el Sindicato Agrario del Alto Ariari.

Durante estos mismos años, en el Ariari medio, la incipiente colonización del 53 se había convul- sionado. El gobierno, después de una ayuda superficial, abandonó la región, que entre 1955 y 1962 conoció uno de los procesos migratorios más fuertes del país. En efecto, la pacificación y la lucha contra el bandolerismo, la expansión de la gran hacienda de las regiones azotadas por la violencia crearon una inmensa población flotante que a partir de 1955 emigró hacia el Llano, pero sobre todo hacia el Ariari, trasladando allí todos sus vicios y pasiones. Los colonos asentados recibieron a los recién llegados en las espuelas y éstos a su vez, acostumbrados al pillaje y al asesinato, cayeron sobre los primeros a sangre y fuego.

Las autoridades miraban desde lejos la dramática situación y se alzaron de hombros. Los anti- guos capitanes era impotentes para controlar la situación por cuanto carecían de armas y puesto que los recién llegados no los reconocían como autoridades. Pero la situación se tornó día a día más peligrosa hasta que intervino Guadalupe, quien nombró como "pacificador" a Bernardo Giraldo, que en pocos meses sometió a los violentos y limpió la zona12. El gobierno, a instancias del

- -

j2 Molano, A , op. cit

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liberalismo, decidió entonces intervenir para evitar nuevos desbordamientos. El doctor Alberto Lleras inaugura en 1959 el primer plan de Rehabilitación Nacional y la Caja Agraria es la encarga- da de llevarlo a caboi3.

EL PRIMER PLAN DE REHABILITACION, 1959-1962

El programa de Rehabilitación Nacional se inauguró en febrero de 1959 y en octubre del mismo año la Caja recibió 79.000 hectáreas para distribuir y titular, situadas en la ribera derecha del Río Ariari sobre el camino a San Juan. Nacieron así las parcelaciones del Avichure y Canaguaro, donde se instalaron 421 familias, que sumadas a las 171 que ya estaban asentadas, sumaban un total de 3.000 personas, sobre una superficie de 18.700 hectáreas (35 ha. por parcela). Los créditos durante los dos primeros años llegaron a sumar $3.000.000 y se construyeron un cente- nar de kilómetros de trocha, varios puestos de salud, comisariatos, escuelas, depósitos para las cosechas y locales administrativos. Con todo, el programa se desplomó a finales de 1961, y en 1967 de los viejos colonos sólo subsistían apenas unos diezT4.

Las causas del fracaso fueron varias, como puso de manifiesto un estudio realizado por el lncora en 1967:

"1. La casi totalidad de colonos no tenían tradición agrícola, sino que eran zapateros, herreros, carpinteros, sastres, un aviador castigado y gentes de las más diversas ocupaciones.

2. El consumo de los créditos de subsistencia e inversión se gastó en bebidas o artículos suntuarios. El crédito nacional de $2.000 fue ampliado a $12.000 sin mayores resultados.

3. La falta de caminos o carreteables y el continuo abandono de parcela^."'^.

Como se ha visto, la segunda ola de violencia está asociada íntimamente con el poblamiento del Ariari y en buena medida determinó el rumbo del proceso. En el piedemonte de La Uribe a Medellín del Ariari se desarrolló una colonización basada en la autodefensa armada con un alto grado de cohesión ideológica y de organización social. En el Ariari medio el carácter de la coloni- zación dirigida terminó en el fracaso. Al oriente de Granada, en territorio de Aljure, las formas tradicionales de explotación ganadera se conservaron y la colonización agrícola apenas se insi- nuaba en los márgenes del río, ligada a la economía del trigrilleo y la pesca.

En este cuadro general, la colonización de Cubarral constituye una importante excepción.

LA COLONIZACION SOCIAL AGRARIA, 1962-1970

El fracaso de los planes de la Caja Agraria y la necesidad de expandir la frontera agrícola, tema éste que se puso de moda por aquellos años, lleva al gobierno, armado con la Ley 136 de 1961, a intervenir la colonización del Ariari. Esta región, a decir de Brucher, constituye la mejor tierra

' V e r : INCORA. Colonización de los Ríos Duda y Guayabero, 1972.

'"anilla, Victor Daniel. La colonización del Meta y sus problemas. El proyecto Meta. I Q sept. De 1967. INCORA. Mirneógrafo. Archivo INCORA, págs. 28 y 29.

' V b i d e m , pág. 30.

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para agricultura que puede encontrarse en el piedemonte orientali6. Hacia 1964, fecha en la que el lncora inauguró el programa, Granada tenía unos 5.683 habitantes, y la región en su conjunto unos 23.00017. El 30°i0 eran del Tolima, el 20% de Caldas, el 16% de Cundinamarca y el 15% del Valle, es decir de los departamentos más azotados por la violencia.

El proyecto Meta I arrancó en julio de 1964 y comprendió los municipios de Acacías, Guamal, San Luis de Cubarral, Norte de Granada, San Martín y Fuente de Oro. En noviembre del mismo año se amplió a todo el municipio de Granada.

El lncora tuvo desde el comienzo muchos enemigos y no contó con el total apoyo de los colonos. De un lado, las zonas conservadoras del Alto Ariari tildaron las actividades del instituto de comu- nistas, y de otro, los caudillos locales, Giraldo, Murillo y Aljure, vieron en la acción del Estado una estrategia para desplazarlos. Con todo, poco a poco la resistencia de unos y otros fue creciendo, y el proyecto se abrió paso. No sucedió lo mismo con los colonos del Ariari medio y bajo que desconfiaron desde el principio de un nuevo programa de colonización, teniendo como tenían a la vista el fracaso de la Caja en el 59. Por lo demás, el mismo gobierno definió el plan como una "ayuda a los colonos mediante la titulación de propiedades, la construcción de vías de instalacio- nes indispensables para el desarrollo de la zona, la organización de servicios asistenciales y técnicos; la financiación de cosechas, y el respeto a la Reserva Forestal de La Macarenani8.

Posteriormente, ante los conflictos surgidos entre campesinos y grandes propietarios, se dictó la resolución No. 10, facultando al proyecto para "modificar la estructura de la propiedad rústica, mediante la formación de unidades agrícolas familia re^"'^. En 1969, la resolución No. 3.943, definió como área del proyecto la totalidad del departamento del Meta y destacó a San Martín como sede. En este mismo año el lncora suscribió un contrato con el BID por 4.300.000 dólares para llevar a cabo sus programasz0. En cuanto a colonización, el proyecto de lncora definió tres zonas: Ariari-Güejar, compuesta por 631.500 hectáreas al sur del Río Güejar y hacia las estribaciones de la serranía de La Macarena, El Retorno, en el Vaupés, y la Región de Planas en el Vichada. Se distinguieron por entonces dos actividades prioritarias del lncora en la región: de una parte, el proyecto de colonización dirigida en el Ariari-Güejar en una zona selvática, y de otra, el apoyo a la colonización existente.

El proyecto del Ariari-Güejar, aprobado en 1965, no se inició sino hasta 1967, "cuando las vegas del Güejar ya estaban comenzando a poblarse de colonos espontáneo^"^'. El plan consistió en abrir el área de colonización tomando como límite superior (noroccidental) la carretera que va de Granada a San Jcian de Arama, y como límite inferior (sureste) el Río Güejar. Entre estos dos puntos se construyó una carretera que constituyó el eje de la colonización, y a partir del cual se adjudicaron tres tipos de parcelas: unidades de 50 hectáreas, destinadas a los colonos que ha- bian fracasado con la Caja Agraria entre 1959 y 1962; unidades de 100 hectáreas, para ser distribuidas preferencialmente a campesinos del interior que tuvieran experiencia en agricultura

'" Brucher, Wolfang. "La colonizacirjn de la selva pluvial en el piedemonte amazónico de Colombia. Estudios geográficos de Tubingía'. Instituto Agustín Codazzi. Bogotá, 1974. Mimeógrafo.

'' lbidem, Tnbla 7. "' Citado por Bonil!a, op. cit., págs. 37 y 43.

' ' Ibidem. n. 43. 'O INCORA. Resolución No. 0010áel 15 de febrero de 1966. 7 1 Brucher, p. 221. También: INCORA. Proyecto Sarare - Ariari - Güejar, 1978.

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La Cuestión Agraría en la Oritzoqiria Colombiana

mecanizada; y unidades de 200 hectáreas para ganadería. En las primeras y en las segundas se lograron asentar 158 familias, generándose un conflicto entre los primeros colonos espontáneos y los nuevos colonos protegidos por el Incora.

La adjudicación de parcelas fue respaldada por créditos dirigidos para financiar la siembra de palma africana, caucho, teka y cacao, además de los cultivos tradicionales de arroz, maíz, yuca y plátano. El proyecto inauguró también una granja experimental para divulgar conocimientos téc- nicos y aumentar la productividad. La salud y la educación, recibieron - dice un informe-, especial atención, por medio del programa coordinado de salud oral y del centro de capacitación campesi- na "Los Naranjosv2'. Financiadas por el BID, se construyeron 150 kilómetros de carreteras.

No es posible establecer con precisión todos los desarrollos y vicisitudes de este proyecto, que el lncora comenzó a dejar de lado, por "dificultades financieras" hacia 1 97423. Pero un balance claro y contundente se deduce de la siguiente evaluación hecha por una comisión del lncora que visitó el proyecto en 1 97224:

"Es indudable que las obras han servido de estímulo para incrementar favorablemente la produc- ción agrícola de la zona, una de las pocas con que cuenta el departamento con mejores suelos, pero se puede advertir que los beneficios finales no serán recibidos por campesinos originalmen- te asentados, quienes están siendo desplazados por empresarios medianos y grandes, fenóme- nos que pueden justificarse por las siguientes causas:

1. La valorización de las tierras determinadas por su relativa civilización y especialmente por las vías que desembotellan la región.

2. La falta de capital y tecnología suministrada oportunamente a los pequeños colonos, quie- nes en su mayoría siguen practicando los métodos de la agricultura tradicional.

3. La falta de una reglamentación de ocupación de tierras que impida, al menos por algún tiempo, la negociación libre de ellas.

4. Esta falta de reglamento y de una política consistente para prestación de servicios a los verdaderos sujetos de nuestros programas permite que, paralelamente a la concentración, se produzca minifundización, por cuanto al área están llegando continuamente familias del interior que prefieren adquirir un pequeño lote a desplegarse a regiones más alejadas".

Esta conclusión, extraordinariamente clara, sintetiza las tendencias del programa del Ariari y re- afirma una vez más el hecho de que la colonización campesina estaba condenada a servir de base para la expansión de la empresa agropecuaria.

Así, los programas apoyados por el Estado, en el Ariari no sólo no lograron impedir la descompo- sición del campesinado, sino que, por el contrario, la aceleraron. El crédito, las vías y las mejores condiciones sanitarias, permitieron incrementar el ritmo de adecuación de tierras, pero como el apoyo fue limitado, la bancarrota se abrió camino necesariamente dando oportunidad de ingreso

:'2 Proyecto Meta l . ' 3 La colotiización de Colombia, p. 136

a Meta 1, p. 2.

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del contingente empresarial, que entró inmediatamente a ser impulsado por los programas oficia- les. Tanto fue así que las tensiones ocasionales por este proceso de desplazamiento y substitu- ción fueron aliviadas con la apertura de un nuevo epicentro de colonización más lejano, que atrajo a los colonos que habían fracasado. El proyecto Ariari-Güejar estuvo diseñado específicamente para "fomentar la formación de los antiguos colonos designados por la Caja Agraria en colonos espontáneo^"^^.

Ahora bien, otra actividad del proyecto Meta se orientó a atenuar el desequilibrio en la distribución de la propiedad y a atender todos los problemas legales que ello implicaba; a instrumentar progra- mas de crédito para fomentar el desarrollo agropecuario de pequeños y medianos propietarios, y a estimular el cooperativismo, tanto en el área de mercadeo, por medio de la cooperativa agropecuaria de los Llanos -filial de Incora-, como en la producción, mediante las empresas co- munitarias.

La institución encontró en '1964 una distribución de la propiedad en extremo delicada. Según el catastro en el Ariari, el 37% de los predios eran menores de 10 hectáreas y apenas ocupaban el 4% de la superficie; mientras que el 18% de los predios tenía más de 100 hectáreas y ocupaban el 94% del área catastral. El número de haciendas mayores de 5.000 ha., que representaba el 1.55 de las propiedades pero controlaban el 57% de la superficie totalz6.

Hay que recordar que en 1971, es decir en un período de 20 años contados a partir de la fecha en que la región del Ariari era completamente baldía, la distribución de la propiedad presentaba el siguiente perfil: en Granada el número de predios menores de 10 hectáreas constituían el 38%, y el número de más de 50 hectáreas el 7%; en Fuente de Oro, los primeros representaban el 21 % y los segundos el 49% en Puerto Lleras, los menores de 10 ha. eran el 3% y los mayores de 500 ha. el 65x2'.

Ante esta situación. el lncora diseñó un programa de adquisición de tierras, clarificación de títulos y adjild~cación de baldíos y distribución de créditos. Por medio del primer procedimiento logró adquirir en todo el departamento 88.800 has, hasta 1972, de las cuales 15.500 las había obtenido par compra, 50.000 por cesión y el resto por extinción de dominio. En el Ariari había unas 5.000 hectáreas, contando un predio de 3.500 en Vistahermosa y, por extinción de dominio, había adquirido unas -15.000 hasz8. La clarificación de títulos se redujo al estudio de 18 procedimientos con u n área total de 10.000 ha.

Para la distribución de créditos, el área del proyecto fue dividida en 14 zonas con programas específicos destinados fundamentalmente a fomentar el cultivo del cacao y la ganadería. En 19'71 se habían beneficiado en el primer aspecto 2.700 familias con un monto total de 90 millones de pesos, de los cuales 80 millones habían sido distribuidos como créditos supervisados. En el Ariari correcpondieron unos 30 millones de esta niodalidad repartidos en 1.200 familias. A la ganadería fueron destinados 21 millones de pesos para comprar 12.000 reses, de los cuales al Ariari le correspondieron 9 rnillones, sin contar con San Juan de Arama, es decir, más del 45O/oZ9.

'"eta 1, p. 21.

'-4c.ta 1, p. 21.

'' h?ctn, p. 21.

'"IUitl., p. 33 ss.

Ihidem, p. 46.

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La cooperativa agropecuaria del Llano tenia en 1971, a 400 socias con un ccipltal aportado por ellos de 1.000.000 y un volumen de ventas de 2.5 millones, de los cuales 2.3 millones se movlan bajo el rubro de provisión agricola30.

En aquella Bpoca existían 9 empresas comunitarias en el proyecto, compuesto por 192 familias, una extensión de 27.000 hectáreas y un crédito otorgado de 4.700.000 pesos. En el Ariari se habia financiado ¡a "Empresa Ganadería Texas" en Puerto Lleras con 1.900 hectdreas, adjudica- dos a 6 familias con un crédito total de 440.000 pesos: 341.000 pesos para ganaderla y 10.000 para vivíenda. Según el lncora esta empresa estaba compuesta por uminifundistas, de la región que habían perdido sus haberes" pero, agrega, "ha sido dificil de llenar el cupo de socios estable- cido".

El mismo informe dice que en 1972 "el estado liquido de ganancias a repartir era de 37.500 pesos, lo que implicaba un jornal de 63 pesos, muy superior al de 25 pesos que se paga en la zona"J1.

Lo anterior permite concluir que las realizaciones del lncora en el Meta fueron más bien tímidas, si se tiene en cuenta la envergadura de los problemas; pero también que parte muy importante del esfuerzo se dirigió hacia el Ariari. No obstante, aquí vemos repetirse la tendencia general observada.

"En esa región de antigua colonización de la Caja Agraria se está ocasionando un fenómeno consistente en la concentración de la tierra en los empresarios que están llegando con maquina- ria, capital y tecnología, desplazando a los antiguos y verdaderos colonosn32.

El estudio realizado por IICA-GIRA sobre la colonización en Colombia llega a una conclusión muy similar:

"Podemos concluir que la migración en las colonizaciones debe verse como un proceso a largo plazo. Sin embargo, se observan ya algunas tendencias.

a) Se nota el desplazamiento del colono raso por el comerciante o el hacendado una vez que se han adecuado tierras y existe infraestructura.

b) Algunas zonas (Caquetá - Putumayo) y especialmente el Anari, presentan la divisibn de la propiedad y un inicio paralelo de la concentración de esta"33.

LA RECIENTE COLONIZACION ORIENTAL

La consolidación del proceso de poblamiento de la región orinocense esta dada por la aptitud de uso de los suelos, complementada con la apertura de vías e infraestructura de servicios lo que a su vez determina la configuración de centros de desarrollo regional.

"VNCORA. Colonización del Ariari.

31 Meta 1, p. 45.

:j7 lbid., p. 77. y' INCORA-ICA: "La colonización en Colombia, una evaluación de un proceso". Bogotá. 1974. Mimebgrafo. Diez tomos, pág. 93.

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De allí, si la reforma agraria tendiera a fayorec r e !gs p?b;?.qP gl csfqqo tendrial,mejqrqs.ah~as ,i '

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Veamos entonces que ha sucedido en las últimas dos décadas, donde el impacto estru estado reflejado por la compra masiva de. fincas rurales ppr los ne~ganadsrqs; pr\~ap$~iaodose

" w ~ ~ ~ ~ & ~ ~ ~ ~ ~ 8 ~ % ~ ~ e i b # ~ i % ' $ ' ~ & C "'8&h86% 10's ~ á k $ & k Í ~ ~ d e sysJig&{gc y 1o~der.q- z ~ ~ ~ ~ n u ~ ~ i $ i ;;i;ltt:.;:t- J i! ; h a -. b p ,,1 > . z a , A s . ,

chos en disputa con los anteriores duedds.

~ ~ ~ ; w r c $ ) ~k-ta~9@d2~~~al~díi$~2~e~&k'i.~6adaf qéIi8 ' ~ h i " & ~ s ~ d & d , r ; @ n a ~ de Colombia con expertos en el mercado ddli&?~~~&bf6~b"'61~a~~s~Le'nncontr"6'qhe Kabia compr??

; a igp imtva.~ d e s f i m ~ q r a t & b ~ ~ a ~ e ~ : ~ ~ \ ~ 0 9 Y n i i h i c 1 $ ~ 6 qci6 ieiJre'senfan e1'42 $61' ciento de los municipios del pAT&+t&a~s~fi&'lo:i~%1&'d ~ t i ~ ~ m ~ ~ b s ~ é ~ t ~ ' ~ ~ n C i ! n t r a d ~ l ~ d e f i n i c i ó n de las pautas de inversión rural y, por tanto, una parte de la seguridad alimentaría del país. En efecto miremos en la Tabla 1 como se ha presentado la compra de tierra en los diferentes depar- tamentos que conforman la Orinoquía colo~m,; ; ; i r - , .,s.{>,'" M ) lqn s . . :.;qi. 1 i,: :4 4

Con base en lo anterior podemos tener en claro que la compra de tierras por este "ganadero de '!UeVO - . vl y+f tipo:! ~ a , ~ f i ~ ~ ~ $ f % , l ~ ~ ~ ~ J $ r ~ ~ ~ ~ . ~ , d ~ ~ ~ ~ ~ b ~ ~ , a ~ $ ~ a r i o c ~ n t r i b ~ y ~ ~ f l O a ~ i a generar mayar - ~ ~ d t ~ ~ ~ ~ $ ~ . ~ ~ ~ ~ $ $ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ e ~ ~ ~ ~ ~ ~ , ~ t ~rpgfi933 p.~r;i$q?~-el desarrgllo cultural del campeHno y a su ' ~ ~ 2 ~ i & & ~ ~ ' ó s ~ n i v e 1 e s de'concerifrac$jn ,de.la,ir&ie+id en pocas manos, con el consiguiente aumento del de~~lazarniento'de cat~ip8kiti6s a fréhtes de colonización ones de rriiseria de las ciudades.

'' GARCIA GUTIERREZ, E Apiintes para el estudio de la propiedad rural en el Meta. CEDER, Villavicencio - Meta p. 24.

' ,,! M O L A ~ 9 < $ ) ~ $ ~ ~ r , + ,qO ,i a: > fi?,& ~ : , P I L- ) >i r r r ; h j ,. h .

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Tabla 1. Municipios con compras de tierra por narcotraficantes en la Orinoquia, 1995

Fuente: Cálculos con base en Alejandro Reyes Posada, Universidad Nacional, 1995.

Es ahí donde el Estado a través de su dirigencia tendrá que encargarse de la transformación y democratización de la propiedad rural para que de esta forma el campo sea más eficiente y así lograr que el gasto social no se concentre en el ingreso de los más ricos, sino que lo distribuya en más empleos y mayor productividad para los pobres. De allí que el desarrollo del departamento necesita la aplicación de modernas técnicas y métodos de cultivos de acuerdo a los avances agronómicos, y para ello se requiere liberar la tierra del monopolio que existe sobre ella, la cual permita la movilidad de capitales en el campo y por lo tanto el movimiento de una agricultura prospera, moderna y técnica.

Recordamos que, la historia del Meta se inscribe dentro del proceso general de integración al país de la región metense y tiene como antecedentes más inmediatos el proceso de poblamiento que los Llaiioc de San Martín venían teniendo desde siglos anteriores. En los Llanos la situación agraria era para la época totalmente diferente, prevaleciendo la gran hacienda y el hato ganade- ro.

Por otro lado, como lo muestra la situación actual de las antiguas zonas de colonización, el proce- so colonizador se produce a costa del colono primario, precisamente a quien inicialmente estaba dirigido el esfuerzo estatal. Hoy, por lo menos para el caso del Ariari y del Caquetá, se ha produ- cido una recomposición social de los habitantes de las zonas de colonización. Las áreas conso- lidadas están dedicadas a la hacienda o a los grandes cultivos agroindustriales (soya, palma africana, arroz, entre otros), sin que, los colonos primarios hayan recibido los beneficios de la intervención del Estado.

No olvidemos que, la colonización del Ariari, como la del Guayabero, se inició a raíz de la crisis hacendaría que se produjo en la arnplísima región del Sumapáz y al sur del Tolima. Abarcó inicialmente \a extensa reyióri bañada por el río AriarFG.

Con toda la presión colonizadora en el Meta, aunque si bien es cierto ha disminuido, no ha des- aparecido ni desaparecerá mientras no existan fórmulas de resolución del problema agrario del pais.

.'' GARCIA GUTIERREZ. E. Apuntes para el estudio de la propiedad rural en el Meta. CEDER, Villavicencio. p. 36

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En la Tabla 2 observaremos cómo se presenta la distribución del área y población según las regiones geográficas en el Meta, para 1997. Estos datos muestra que la población urbana es superior a la rural en la región del piedemonte en un 47.6%; pero en la región de Puerto López la población rural es un 20.7% mayor que la urbana, y en el Ariari la población rural alcanza un 9.8% más que la urbana; finalmente en la región de San Martín la población rural es un 6.3% mayor que la rural.

Tabla 2. Distribución del área y población según regiones geográficas en el Meta, 1997

Fuente: Diagnostico del sector salud, DASALUD, oficina de Planeación . Datos básicos. Ficha municipal, Secretaria Depar- tamental 1998.

Lo anterior nos señala el importante pqpel que los campesinos al ser considerados no solo como productores de determinados bienes en función del desarrollo de otros sectores económicos sino también como un estamento importante de la sociedad civil que tienen potencialidades para par- ticipar en procesos de fortalecimiento de la democracia, de desactivación de los factores de vio- lencia social y políticas, y como un elemento importante para la conformación de un sistema institucional para la planeación del desarrollo local y regionaP7.

DISTRIBUCIÓN DE LA PROPIEDAD RURAL EN EL DEPARTAMENTO DEL META EN 1998

Con base en la información de catastro para 1998, tenemos que en el Meta predomina la estruc- tura latifundista en la que el 4.6% de los predios (2026) son mayores de 500 hectáreas y abarcan el 71.27% de la superficie total (3'900.054 hectáreas), lo que arroja un promedio de 1925 hectá- reas por predio (Tabla 3). De otra parte, encontramos que el 95.4% de los predios solo poseen el 28.73% de la superficie total.

Con la información suministrada por Catastro departamental para 1998 podemos sacar las si- guientes conclusiones:

* La pequeña propiedad propiamente dicha donde generalmente se tienen formas atrasadas de producción muestra que los predios menores de 5 hectáreas que representan el 35.6% .

del total, están restringidos a menos del 0.42% de la superficie con un promedio de 1.4

" GARCIA GUTIERREZ, E. 1997. Ensayos de Economía Campesina. CEDER, Villavicencio. p.64.

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Tabla 3. Distribución de la propiedad rural en el departamento del Meta, 1998

De 100 a 500

De 500 a 1000

Mayores de 1000

Fuente: Cálculos con base de datos del IGAC, 1998

hectáreas por predio. En el Meta los predios menores de 1 ha en el área rural llegan al 0.02% de la superficie (1.467 has) y corr2esponden a 7.923 predios lo que equivale al 18.08 '/O del total de las propiedades (1.852 m por predio).

* La propiedad comprendida entre 5 y 20 hectáreas poseen 11 6.742 hectáreas que equivalen al 2.1 3% del total y corresponde a 10.773 predios que representan el 24.6% del total con un promedio de 10.8 hectáreas por predio (Tabla 4).

* Otra cifra de importancia para el análisis parece apostarla el número de predios menores de 50 hectáreas denominadas anteriormente de economía campesina donde escasamente el 6.76% del área rural (370.359 hectáreas) pertenecen a 33.515 predios que equivalen al 76.5% del total (Tabla 5).

* Es igualmente digno de tener en cuenta que en el departamento del Meta los predios meno- res de 100 hectáreas en poder del 84.0% de los propietarios (46.940) solamente alcanzan a tener acceso al 11.68% del área (639.321 hectáreas).

* Las propiedades entre 100 y 500 hectáreas quizás el área más óptima para la agricultura de tipo empresarial, tiene el 17.0% de la superficie distribuida en 4.387 predios que equiva- len al 10O/0 del total.

* Las propiedades mayores de 500 hectáreas como anotamos anteriormente corresponden a 2.026 predios que poseen el 71.3% de la superficie total que corresponden a 2.815 propie- tarios que es un equivalente de 5.0% de 55.834 propietarios.

* Como resultado de las acciones político jurídicas adoptadas desde la década de 1930 com- paremos la información catastral de 1960 y 1998 que nos lleva a las siguientes conclusio- nes (Tabla 6).

Con la confrontación de la distribuciiin de la propiedad rural en el año de 1960 y 1998 podemos obtener nuevas conclusiones:

* I..a pequeña propiedad con extensiones menores de 5 hectáreas aumenta de número al pasar de 6264 a 15577, equivalente a un 40.2% pero mantienen su participación porcentual dentro del total de la superficie del departamento del 0.34% al 0.42%; con un promedio de 1.4 hectáreas por predio en 1998.

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Tabla 4. Distribución de la propiedad rural por número de predios en el departamento del Meta, 1960 - 1970 ffl - 1985 - 1988 - 1994 y 1998

Fuente: Cálculos con base Instituto Agustín Codazzi.

Tabla 5. Distribución de la propiedad rural por grupos de superficie en el departamen- to del Meta, 1960 - 1970Rl - 1985 - 1988 - 1994 y 1998

Fuente: Cálculos con base Instituto Agusrtín Codazzi.

D e l a 5

l l e 5 a 10

De 10 a 20

De 20 a 50

De5Oa 100

De 100 a 200

De 200 a 500

De500a1000

Mayores de 1000

10215

14248

25866

62624

85756

103875

176500

165571

2462895

31 081 15

0.32

O 46

1

2

2.7

3.3

5 7

5 3

79.2

100.0

6552

10952

26912

93512

128829

171340

293015

257598

2681858

3671 101

O 17

0.3

0 7

2 5

3.51

4.7

8

7

73 1

100

12426

24184

85289

168760

159728

223727

381135

400541

3632797

5056253

O 25

O 48

1 03

3 33

3 2

4 4

7.5

7 9

71 9 ----------- - 100.0

14236

27286

58287

175105

173886

238859

418316

447478

3590349

51 44668

0.28

0.5

1.1

3.5

3 4

4.6

8.1

8.7

69.8

100,O

19327

34573

75290

221312

255900

327455

543211

658709

3304326

5441228

O 36

0.63

1 38

4.07

4 70

6.02

9 98

12.11

60.73

100,0

21313

36946

19796

230837

268962

343306

587343

687224

5012830

0.39

O 68

1.46

4 2

4.9

6 3

10.7

16 2

55.1

5470049

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3 La Ciresticín Agraría c.11 la Orinoqilia Coíon~bictna

Tabla 6. Distribución de la propiedad rural por grupos de superficie y número de pre- dios en 1960 y 1998 en el departamento del Meta.

Fuente: Cálculos con base de datos del IGAC, 1998

De 20-1 00

De d100-500

De 500 a 1000

Mayores de 1000

Totales

* Las propiedades de 5 a 20 hectáreas con relación a su participación porcentual tiene un ligero descenso, pues en cuanto a predios es de 1.4% (26% al 24.6%). Aumento si su participación porcentual de superficie (de 1.29% al 2.1 3%) y en términos absolutos hay un acrmento de la superficie (de 40.1 14 has a 116.742 has).

* l a propiedad de tamaño medio, pero ya de algún alcance empresarial de 20 a 100 hectá- reas muestra aumentos de número de predios (3371) 21.2% a (1 1043) predios que significa el 25.2% de 148.380 hectáreas a 499.800 hectáreas y del 4.77% de la superficie total al 9. 14%.

337 1

1399

249

454

15871

* La propiedad de tamaño grande de 100 a 500 hectáreas aunque obviamente la extensión óptima varia según las condiciones naturales y el tipo de suelo y cultivo, crece en número de predios (de 1399 a 4387), en participación porcentual dentro del total (de 8.8% a 1 0.O0/0), en superficie (de 200.375 has a 930.670 ha) y en términos porcentuales de superficie total (de 0.00% a 17.04%). Así la gran propiedad se consolida y amplia.

* Dentro de las propiedades de extensión mayor de 500 hectáreas el número de predios se incrementó de 703 a 2026 predios y de 2.628.566 hectáreas a 4.01 6.054 hectáreas, lo cual nos indica un incremento de 1.387.488 hectáreas.

21.2

8.8

1.5

2.8

100,O

Con el anterior análisis podemos concluir que en el departamento del Meta tenemos 5.470.049 Iiectareas que comprende 43.806 predios donde predomina una estructura latifundista en la que el 4.6% de los predios (2026) son mayores de 500 hectáreas y abarcan el 71.27O/0 de la superficie total (4.01 6.054 hectáreas), lo que arroja un promedio de 1982 hectáreas por predio (Tabla 3). De otra parte, encontramos que el 95.4% de los predios restantes solo posee el 28.73% de la super- ficie total.

Esta abismal diferencia en la tenencia de la tierra perpetua en buena parte del campo metense un sistema atrasado de producción basado en el sojuzgamiento y la explotación de los campesinos

148138

200375

165571

2462995

31081 15

4.77

9.00

5.32

79.24

100.0

11043

4387

1156

8 70

43806

25.2

10.0

2.6

2.0

100.0

499800

930670

887224

3128830

9.14

17.04

16.2

55.07 -

3470049

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LA concentracin'n de la tierra en el Meta

por parte de una minoría terrateniente o "neoganadera". Este sistema es causa del estancamien- to de las fuerzas productoras y conserva las técnicas y procedimientos más rudimentarios de explotación de la tierra38. Ahora, tomemos como base la existencia de cinco unidades fisiográficas como son: el piedemonte, el Ariari consolidado, el Ariari no consolidado, Puerto López- Manacacías y San Martín - Mapiripán y veamos cual es la distribución de los predios y la superficie para cada subregión (Tabla 7).

Tabla 7. Distribución de los predios rurales y superficie por subregiones en el depar- tamento del Meta. 1998

Ariari consolidado

Ariari no consolidado

Puerto López-Manacacias

San Martín - Mapiripán

FUENTE: Cálculos con base en el IGAC, 1998

REGIÓN DEL PIEDEMONTE

Esta región esta conformada por los municipios de Villavicencio, Acacias, Castilla la Nueva, Cumaral, El Calvario, San Juanito, Guamal, Restrepo, San Carlos de Guaroa y comprenden 19.370 predios rurales con una superficie de 568.985 hectáreas.

Concentra el 42% del total de los predios y ocupan el 10.4% de la superficie con un promedio de 29.3 has por predio, la gran mayoría de estos predios se encuentran concentrados en la región del piedemonte, en los municipios de Villavicencio y Acacias.

Con excepción de municipios como San Juanito y El Calvario, ubicados en la cordillera y dedica- dos fundamentalmente al pancoger, los demás municipios presentan mayor concentración poblacional y por ende, de infraestructura física y de servicios, así como los principales y más dinámicos polos de desarrollo predominando en el rango de 20 a 500 hectáreas que es el tamaño para la agricultura comercial ubicada en el Piedemonte. Los principales productos de esta región son el arroz, la palma aceitera, el maíz y la soya.

Veamos algunas cifras preliminares para el primer semestre de 1998 en los principales cultivos de la región.

38 GARCIA GUTIERREZ, E. 1996. Apuntes para el estudio de la propiedad rural en el Meta. CEDER, Villavicencio - Meta. pp. 50- 53.

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Tabla 8. Area sembrada por municipio de los principales cultivos en el eje central del piedemonte en el primer semestre de 1998 (cifras prel~rn;~;:r~s).

Fuente: URPA. Meta, Villavicencio, julio de 1998. Evaluación Agrícola Municipal y Departamental, colaboración UMATAS.

Municipios

Villavicencio

Acacias

Castilla La Nueva

El Calvario

Guamal

Restrepo

San C. de Guaroa

San juanito

Cumaral

[Total

Al lado de esta agricultura empresarial, se encuentra en el Piedemonte del Meta los municipios que tienen una menor producción en el concierto departamental: San Juanito y El Calvario. Su estructura es eminentemente minifundista, ya que el 81% de los predios son menores de 20 hectáreas. Los predios mayores de 100 has en el Calvario alcanzan el 1.9% del total de los predios y en San Juanito solamente el 1.2% del total y se encuentran dedicados a una explotación ganadera atrasada y en zonas con graves problemas de erosión y de destrucción del suelo. Allí la producción de los pequeños productores está dedicada al autoconsumo y a la comercialización de algunos excedentes pequeños de productos de la economía campesina (Tabla 9).

Tabla 9. Principales cultivos en los municipios de El Calvario y San Juanito, 1998

Preliminar 1998A

Fuente: URPA, Meta, Villavicencio, julio de 1998. Evaluación Agrícola Municipal y Departamental, colaboración UMATAS.

Arroz

13.000

4.500

3.430

600

11.250

5.900

38.680

Municipio

El Calvario

San Juanito

Maíz

700

20

30

6 1

15

7 5

60

150

1.1 11

Definitivas 1997 Preliminar 1998

Café (ha)

2 1

Algodón

1 O0

-

100

Sorgo

24

24

Palma Africana

350

7.500

1.971

120

15.430

3.500

28.871

Soya

5.000

300

4 O

1 O0

240

5.680

Lulo (ha)

87

Yuca

150

40

40

29

55

15

75

15

85

504

Cañá (ha)

1 O1

6 5 1

Plátano

450

45

4 9

17

2 5

31

160

80

< 857 )

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REGIÓN DE ARIARI CONSOLIDADA

La región del Ariari consolidada comprende los municipios de Cubarral, El Castillo, El Dorado, Fuente de Oro y Granada concentra 7.741 predios (16.8% del total departamental), con una superficie de 260.781 hectáreas (4.8% de superficie del Meta). Municipios como Cubarral y El Castillo tiene las características típicas de los asentamientos cordilleranos con igual o mayor número de problemas de infraestructura y servicios, escasa presencia del estado civil y una eco- nomía campesina dedicada esencialmente al maíz, cacao, yuca, café, plátano y papaya. La producción tecnificada de El Castillo se encuentra en el área de influencia de Medellín del Ariari donde se concentran los mejores suelos y las mejores condiciones de accesibilidad a los principa- les centros de mercadeo.

Los municipios de Granada y Fuente de Oro por sus características naturales, producción, relieve y dinámicas socioeconómicas se acercan más al eje central del piedemonte. Observemos allí la situación en 1998 respecto a las áreas sembradas de los principales cultivos comerciales.

Los demás municipios presentan características propias de las zonas de colonización predomi- nando predios pequeños y medianos y falta de vías. La Tabla 10 muestra que en estos dos municipios se tiene prevista para el año 1998A un 22.1 '/O del área departamental en el cultivo de arroz (secano y riego), el 16.6% del área en plátano, el 2.43% en palma africana, el 30.6% en maíz y el 22.2% en el cultivo de la soya.

Tabla 10. Principales cultivos en los municipios de Fuente de Oro y Granada en el primer semestre de 1998

Fuente: URPA, Meta, Villavicencio, julio de 1998. Evaluación Agrícola Municipal y Departamental, colaboración UMATAS.

REGIÓN DEL ARlARl NO CONSOLIDADA

La región del Ariari no consolidada es más homogénea en municipios como San Juan de Arama, Vistahermosa y Puerto Lleras, evidenciando un incipiente desarrollo de cultivos comerciales. En suelos muy especiales se tienen cultivos tecnificados de maíz, arroz, y palma africana con excep- ción de Puerto Rico y Puerto Lleras donde se fortalece el proceso de concentración de la tierra y, por consiguiente la conformación de ganaderías extensivas en detrimento de la actividad agríco- la. Se presenta en estos dos municipios una producción orientada a la subsistencia y una altísima movilidad de los predios a medida que se "civilizan" por parte de los colonos, con una fuerte tendencia hacia la conformación de ganaderías extensivas en las mejores tierras a medida que se fortalece la presencia estatal con infraestructura. El total de predios para esta región es de 10.445

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Lu C'ire\/iti~i Agruríu en Iu Orinoquia Colombiai~a

que comprende el 22.8% del total departamental, con una superficie de 828.257 hectáreas equi- valente al 15.1% (Tabla 11) del total del Meta.

Tabla 11. Cultivos en los municipios de la Región del Ariari no consolidada para el año 1998

Fuente: URPA, Meta, Villavicencio, julio de 1998. Evaluación Agrícola Municipal y Departamental, colaboración UMATAS.

Este tipo de colonización que podríamos llamar irracional es la clara demostración de la falta de una Reforma Agraria. La colonización continua siendo una alternativa reciente que lejos de aliviar las tensiones sociales en el campo agrava los conflictos y multiplica los costos presentes y futuros del crecimiento agropecuario por el deterioro masivo e irreversible de espacios ecológicamente críticos. La destrucción progresiva de los recursos naturales allí y la ocupación acelerada del espacio rural por nuevos latifundios, conforman un verdadero proceso de concentración de la tierra.

Municipio

Mesetas

Macarena

Uribe

Lejanías

Puerto Lleras

Puerto Rico

S. Juan de Arama

Vistahermosa

Aun cuando la Reserva de la Macarena y su zona de influencia es considerada de manejo espe- cial, mantiene una dinámica similar a la de cualquier zona de colonización solo que con conse- cuencias más graves, ya no solo de carácter socio-económico directo sino por la imposibilidad de recuperar un patrimonio de la humanidad que encierra una enorme riqueza genética aún desco- nocida en toda su dimensión.

Cacao

-

-

-

-

12

-

-

5

REGIÓN DE PUERTO LÓPEZ - MANACACIAS

Los municipios de Barranca de Upía, Cabuyaro, Puerto Gaitán y Puerto López son los que confor- man esta región con un total de 5.305 predios (1 1.5%) y una superficie de 2'532.390 hectáreas, presentando una elevada concentración de la tierra del 46.3%, fortalecida por la presencia de suelos de sabana que abarcan cerca del 60% de la superficie total, orientadas a explotaciones ganaderas extensivas. Sí observamos la Tabla 12, encontramos que en Puerto López los predios

Piña

100

19

4

9

Arroz

50

-

25

1.500

40

1.500

Maíz

-

200

1.200

1.200

-

300

-

700

Yuca

500

120

115

288

120

160

43

300

Dlátano

1.500

450

200

1.860

2.300

500

555

1.500

Lulo

-

21

-

-

Caña

120

400

50

8

-

400

Cítrico

-

5

250

8

-

Papaya

1 0 0 . 5 0 0

-

-

90

-

162

170

Café

2.000

2.130

20

1.210

82

110

1

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mayores de 200 hectáreas son el 24.9% del total pero poseen el 89% de la superficie municipal; en el municipio de Puerto Gaitán este tamaño de la propiedad constituye el 84.5% del total y alcanza el 99.5% de la tierra. En Puerto Gaitán prácticamente no existen predios pequeños ya que el 88.9% de ellos son mayores de 100 hectáreas.

Tabla 12. Distribución de la propiedad rural y participación porcentual por rangos de superficie en el municipio de Puerto López y Puerto Gaitán, 1998

Fuente: Cálculo con base en el IGAC, 1998

Hectáreas

Menores de 1

D e l a 5

De 5 a 20

De 20 a 50

De 50 a 100

De 100 a 200

De 200 a 500

De 500 a 1000

Mayores de 1000

<Total

Esto se explica por cuanto el nivel de conocimiento actual así como las enormes distancias entre otros muchos factores, impiden explotar de una forma más adecuada los suelos de sabana y obligan a la conformación de ganaderías extensivas con la siembra de unos pocos cultivos de subsistencia que requieren grandes extensiones de tierra para ser rotados permanentemente. Ahora, miremos la explotación de los cultivos en estos municipios (Tabla 13).

Tabla 13. Principales cultivos en la región de Puerto López y Puerto Gaitán, 1998

PUERTO GAITAN

Fuente: URPA, Meta, Villavicencio, julio de 1998. Evaluación Agrícola Municipal y Departamental, colaboración UMATAS.

Predios

42

16

16

17

2 1

45

132

376

351

1016

PUERTO LOPEZ

Predios

832

231

344

360

264

265

337

288

137

3058

f

Municipios

Puerto López

Puerto Gaitan

Total

%

4.1

1.64

1.60

1.7

2.1

4.4

13.0

37.0

34.5

100.0

Definitivos \

19978 (ha)

%

27.2

7.6

11.2

11.8

8.6

8.7

11 .O

9.4

4.5

100.0

Preliminares 1998 (ha)

Superficie

4

43

1 67

562

1375

6069

45779

306461

1372077

1732540

Arroz

4.500

4.500

Soya

450

450

%

0.0002

0.002

0.01

0.03

0.08

0.4

2.6

17.7

79.2

100.0

Superficie %

Algodón

30

30

Maíz

30

30

Sorgo

80

80

566

3792

12236

18571

38223

108356

225962

261357

669282

0.08

0.6

1.8

2.8

5.7

16.1

33.8

39.1

100.0,

Yuca

1 20

60

180

Plátano

300

188

Palma Africana

1 O0 {

1.680

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Las cifras anteriores nos muestran que esta región contribuye con el 6.2% del área sembrada en arroz para el año de 1998A, con el 0.6% del área de maíz, el 4.7% del área sembrada en soya y el 3.9% del área plantada en palma africana del total departamental. La mayor parte de esta región está dedicada a pastos y ganadería como lo observaremos en la Tabla 14.

Tabla 14. Area establecida en pastos y número de bovinos en Puerto López y Puerto Gaitán para 1998.

Fuente: URPA, Meta, Villavicencio, julio de 1998. Evaluación Agricola Municipal y Departamental, colaboración UMATAS.

En el departamento del Meta según URPA la población total de bovinos es de 1.494.093, de los cuales los municipios de Puerto López y Puerto Gaitán participan en el 20.8% de la población bovina, con una baja capacidad de carga de hectárea por animal.

REGIÓN DE SAN MA RT~N- MA PlRlPAN

Con excepción de una pequeña área de Piedemonte en San Martín, el resto de sus suelos de este eje son sabanas naturales y bosques transicionales.

En la Tabla 15, podemos observar que en San Martin existen 595 predios menores de 20 hectá- reas que corresponden al 35.5 de predios, con una superficie de 3.460 hectáreas que equiva- len al 0.6 % del total. En San Martín los predios mayores de 100 hectáreas son 574 y representan el 34.3% del total municipal con un área de 556.145 hectáreas equivalente al 95.1% lo cual arroja un promedio de 969 hectáreas por predio en este municipio.

En Mapiripán existen 691 predios, de los cuales el 73% de los predios son mayores de 100 hectáreas y totalizan 504 unidades con una superficie de 588.984 hectáreas que representan el 98.6% del área de esta subregión para un promedio de 1.1 69 hectáreas por predio.

A continuación veremos la producción de cultivos a los que se dedica esta subregión (Tabla 16). Eleje San Martín - Mapiripan posee 15.0% del área del Meta sembrada en palma africana, el 2.5% en plátano, el 12.0% en yuca y el 0.6% en arroz.

De 3.408.708 ha en pastos que existen en el departamento del Meta, esta subregión participa con el 40.5% del área en pastos y del 12.3% de cabezas de ganado bovino (Tabla 17).

Observamos que en el departamento del Meta persisten los dos polos, latifundio y minifundio, que en su tremenda desigualdad, hacen que los campesinos y empresarios agrícolas se mantengan aplastados por el atraso y la miseria, frenando la utilización económica, racional de la tierra y

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/A concentracirín de la tierra en el Meta ,

perpetuando el dominio de los terratenientes, con sus latifundios improductivos para la sociedad pero altamente rentables para el terrateniente por la ganancia que obtiene sin la inseguridad en la inversión que es uno de los problemas que soporta el empresario del campo39.

Tabla 15. Distribución de la propiedad rural y participación porcentual por rangos de superficie en San Martín y Mapiripán, 1998

Fuente: Cálculo con base en el IGAC, 1998

Tabla 16. Principales cultivos de los municipios de San Martín y Mapiripán para 1998 el Primer semestre

Fuente: URPA, Meta, Villavicencio, julio de 1998. Evaluación Agrícola Municipal y Departamental, colaboración UMATAS.

39 GARCIA GUTIERREZ, E. 1996. Apuntes para el estudio de la propiedad rural en el Meta. CEDER, Villavicencio. pp. 50-53.

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La Cuestilín Agraria en la Orirzoquia Colombiana

Fuente: URPA, Meta, Villavicencio, julio de 1998. Evaluación Agrícola Municipal y Departamental, colaboración UMATAS.

Tabla 17. Area en pastos y numero de bovinos en los municipio de San Martín y Mapiripán

APLlCAClON DE LA LEY 160 DE 1994 EN EL DEPARTAMENTO DEL META40

Municipio

San Martín

Mapiripán

Total

Las políticas que apuntan a encauzar el desarrollo agropecuario por la vía campesina han pasado por Colombia por dos momentos estelares: el primero hace referencia a la interpretación dicotómica latifundio- minifundio, que según los analistas de la época, constituirá la traba principal para el progreso del agro colombiano. Esta visión fue apoyada por diferentes corrientes académicas y políticas y finalmente cristalizó en la ley 135 de 1961, encaminando a reformar la estructura social agraria por medio de procedimientos enderezados a eliminar y prevenir la inequitativa concentra- ción de la propiedad rústica y reconstruir adecuadas unidades de explotación.

Diez años después de expedida la ley de reforma agraria, el censo agropecuario de 1970-1 971 puso en evidencia que la tenencia de la tierra, en vez de transformarse en la dirección formulada por la norma, sufrió una mayor concentración y, en consecuencia disminuyó la participación rela- tiva de las fincas familiares en el numero total de explotaciones y en la disponibilidad de la tierra.

Sabana nativa (ha)

900.000

900.000

La reforma campesina impulsada por el Estado se vió ampliamente rebasada por el avance de las relaciones capitalistas de producción en el agro. La implantación de la estructura agraria de tipo campesino basada en la dualidad tierra - trabajo familiar quedó superada por las relaciones de producción tierra - capital - trabajo, que lograron un desarrollo muy dinámico en la década de la reforma agraria. El segundo momento estelar de la política campesinista aparece como una respuesta a los cambios cualitativos ocurridos.

En los nuevos diagnósticos ya no se hizo mención de la contradicción latifundio-minifundio; en su lugar, se analizó la estructura agraria o a partir del conflicto tradicional moderno, muy dinámico, caracterizado por la asimilación de modernas tecnologías que persiguen las rentabilidad econó- mica, y otro compuesto por explotaciones campesinas, que mantienen una actitud tradicionalista, aferradas a viejas practicas de cultivos y administración y carentes de recursos para acceder a la tecnología de hoy. Tan diferente enfoque dio origen a las políticas campesinistas del Desarrollo Rural Integrado, que alcanzó su punto culminante en las décadas de los setenta. Para el año de 1994 surge la ley 160 por la cual se crea el Sistema Nacional de Reforma Agraria y Desarrollo

P. Mejorados (ha)

70.1 50

30.800

100.950

" Esta sección se elaboró con la información y apoyo suministrado por ORLANDO JARA FIGUEREDO. <.La desigualdad en la tenencia de la tierra: Freno al desarrollo regional)). ESAP. Villavicencio, Meta. Diciembre 1998.

Tradicional (ha)

380.000

380.000

Total poblaci bovina

153.159

32.000

185.1 59

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La concentracirín de la tierra en el Meta

Rural Campesino, el que está inspirado en el precepto constitucional según la cual es deber del Estado promover el acceso progresivo o la propiedad de la tierra de los trabajadores agrarios y a otros servicios públicos rurales con el fin de mejorar el ingreso y la calidad de vida de la población campesina. Esta Ley tiene por objeto:

Promover 11 consolidar la paz, a través de mecanismos encaminados a lograr la justicia social, democracia participativa y el bienestar campesino.

* Reformar la estructura social agraria por medio de procedimientos enderezados a eliminar y prevenir la inequitativa concentración de la propiedad rústica o su fraccionamiento antieconómico y dotar de tierras a los hombres y mujeres campesinos de escasos recursos mayores de 16 años que no la posean, a los minifundistas, mujeres campesinas jefes de hogar, a las comunidades indígenas y a los beneficiarios de los programas especiales que establezca el gobierno nacional.

Apoyar a los hombres y mujeres campesinos de escasos recursos en los procesos de ad- quisición de tierra promovidos por ellos mismos, a través de crédito y subsidio directo.

Elevar el nivel de vida de la población campesina, generar empleo productivo en el campo y asegurar la coordinación y cooperación de las diversas entidades del Estado, en especial la que forman el Sistema Nacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural Campesino.

* Fomentar la adecuada explotación y la utilización social de las aguas y de las tierras incul- tas, ociosas o deficientemente aprovechadas, mediante programas que provean su distri- bución ordenada y su racional utilización.

* Acrecer el volumen global de la producción agrícola, ganadera, forestal y avícola, en armo- nía con el desarrollo de los otros sectores económicos.

* Promover, apoyar y coordinar el mejoramiento económico, social y cultural de la población rural.

* Garantizar a la mujer campesina e indígena las condiciones y oportunidades de participa- ción equitativa en los planes, programas y proyectos de desarrollo agropecuario.

* Regular la ocupación y aprovechamiento de las tierras baldías de la nación dando preferen- cia en su adjudicación a los campesinos para el fomento de la pequeña propiedad rural.

A pesar que la Ley 160 de 1994 es clara en sus objetivos, es lamentable ver que el proceso de concentración de la propiedad de la tierra en nuestro país en los últimos años, ha sido verdadera- mente devastador. En el departamento del Meta los predios de más de 500 hectáreas que en el año 1985 constituían el 5,4% de la tierra con una superficie del 79.8%, en 1998, 13 años más tarde, la situación sigue casi igual con un 4.6% de predios y con una superficie del 71.3% de total para tan solo 2.81 5 propietarios.

Los nuevos compradores de tierra no la adquieren para sembrar sino para especular con ellas, aprovechando de la valorización que generan los proyectos de inversión que se desarrollan en la

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región: Carreteras, canales de riego, navegación fluvial, electrificación y explotación petrolera. Este es uno de los resultados del modelo neoliberal de apertura económica que arruinó al sector agropecuario, sin quitar ningún poder a los gamonales, incrementando las acciones para limpiar de campesinos e indígenas las zonas aledañas a su inversión.

Los campesinos sin embargo, resisten a pesar de la pobreza a que se les somete, a pesar de tener solo el 14O/0 de la tierra del país responden por la seguridad alimentaria de la nación. La población rural sigue aumentando y es hoy el doble de la de 1938. También ha aumentado el número de campesinos y especialmente de jornaleros agropecuarios. En cambio el número de empresarios agrícolas es hoy la mitad del de 1964.

Solo entre 1988 y 1995 el número de empresarios rurales se redujo en un 10% explicándose esto por una parte por la avalancha de importaciones de alimentos que se multiplicaron por ocho desde 1991, y por otra parte por la ineficiencia de los obsoletos terratenientes que no producen y solo quienes valorizar sus predios, comprando barato a todo aquel que se quiebra en el proceso productivo. Como lo sostiene Alfredo Molano, el neoliberalismo nos ha obligado a creer que la empresa privada es mejor administradora que el Estado, y que la libre competencia es requisito para reactivar nuestra postrada industria. La aplicación de este principio en el campo ya muestra resultados. Estos están a la vista.

Tenemos en el país, setecientas mil hectáreas, antes cultivadas predominantemente en cereales y oleaginosas, completamente ociosas y sin planes ni esperanzas de reconversión hacia alterna- tivas mas competitivas. Ciento ochenta mil familias campesinas engrosando las filas de los desempleados y de los pobres absolutos de las provincias rurales. Fracaso rotundo del progra- ma de dos años de erradicación de cultivos ilícitos en el que el Estado se comprometió hace más de cuatro. Masivo contrabando y desbordadas importaciones de todo tipo de comidas ( incluidas frutas y hortalizas) y de materias primas de origen agropecuario que superan las seis veces a las que se realizaban hace exactamente el mismo número de años.

Marchitamiento de la inversión en maquinaria y equipo y en la adopción de nuevas tecnologías, que igualmente se ha reflejado en la paupérrima demanda por el crédito corriente y de Finagro. Parálisis en materia de nuevos proyectos de adecuación e irrigación de tierras. Aumento desafo- rado de la deforestación avivado por el crecimiento de la pobreza rural, sin medir la acometida de proyectos importantes en reforestación. Sobre ofertas de tierras al INCORA y demandas insatis- fechas por los mismos debido a la falta de fondos.

El latifundio perjudica la producción, impide incrementar la productividad, genera desempleo, encarece la tierra e influye en la elevación de las tasas de interés para toda la economía al desviar recursos de la inversión productiva a la especulación con los precios de la tierra. Componen esta forma de producción en el Meta las grandes extensiones de tierra incultas o deficientemente cultivadas en manos de unos pocos grandes propietarios. La mayor parte de ella se dedican a la ganadería extensiva, y los pocos que hacen agricultura la realizan a través de la explotación servil del campesinado.

Para la aplicación de la ley 160 de 1994 el INCORA ha definido los siguientes rangos de la Unidad Agrícola Familiar - U. A.F., entendido como U. A. F. un tamaño de explotación, variable según la región, que pueda proporcionar un ingreso para el sostenimiento familiar que no requiera mas que el trabajo del propietario y de su familia.

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IAI coricc~ntrucicín de la tierra eri el Metu

Lo anterior nos explica el número de hectáreas por unidad agrícola familiar dependiendo del tipo de suelo de cada municipio, entre mayor hectareaje para una U.A.F más infertil es el suelo. El INCORA como ejecutor de esas acciones durante los dos últimos años presente los siguientes resultados (Tabla 18).

RANGOS DE LA UNIDAD AGRICOLA FAMILIAR PARA EL DEPARTAMENTO DEL META

Fuente: INCORA, Seccional Meta, octubre de 1998

San Juan de Arama, Vistahermosa, El Castillo, Barranca de Upia, Fuente de Oro, Puerto Lleras, Puerto Rico, Puerto Gaitán

Puerto Gaitán , Puerto López

Puerto Carreño, La Primavera, Santa Rosalía

Cumaribo

Tabla 18. Adjudicación de predios por parte del INCORA en el departamento del Meta, 1996.

102 a 138

680 a 920

956 a 1.294

1.275 a 1725 J

N.D.: No Disponible Fuente: INCORA, Seccional Meta, octubre de 1998

Parejas

38

6

15

19

Municipios

Fuente de Oro Granada Fuente de Oro

Fuente de Oro Fuente de Oro

Predios

El Encanto

La Pradera La Gaviota Las Margaritas Bonanza

Hombre

38

O

15

19

Hectáreas

312.5

472.5 48.9

135.7

201. 4

Mujeres

O

6

2

O

Valor $

824.000.000

N.D. 123.500.000

330.600.000

41 9.000.000 ,

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La Cuestitjn Agraria en la Orinoquia Colombiana

Para el año de 1996, el INCORA adjudico 5 predios que comprenden 1171.2 hectáreas distribui- das para 78 familias por un valor de $1.697.1 00.000 (mil seiscientos noventa y siete millones cien mil pesos). Para el año de 1997 el INCORA, adjudicó 7 predios que comprenden 3686.7 hectá- reas que beneficiaron a 249 familias por un valor de $ 5.078.900.000 (cinco mil setenta y ocho millones novecientos mil pesos). (Tabla 19).

Tabla 19. Adjudicación de predios por parte del INCORA en el departamento del Meta,l997

Fuente: INCORA, Seccional Meta, octubre de 1998

Para el año de 1998 el INCORA inició la gestión para la compra de los siguientes predios:

* En el municipio de Cabuyaro 1.100 has; Finca Yaliconia * En el municipio de Puerto Rico 1.955 has; Finca Los Mangos

Mujeres

5

2

1

O

2

O

15

Parejas

50

26

32

20

29

7

85

Municipios

Puerto López

Puerto López

Fuente de Oro

Fuente de Oro

Fuente de Oro

Fuente de Oro

Cabuyaro

* En el municipio de Vistahermosa 155 has

En el municipio de Puerto López 972 has; Finca Casandra.

De este total de 4.182 hectáreas, la finca del municipio de Cabuyaro, Yaliconia de 1.100 hectá- reas, será adjudicada para los desplazados de la violencia2

Hectáreas

151 9.0

406.8

260.8

165.4

231.5

66.4

1036.6

Predios

La Tigrera

Buenavista

El Jordán

La Española

Buena Esperanza

La Floresta

El Carpintero

Quizá lo anterior nos ayude a recordar que el desarrollo económico, la democracia y la conviven- cia pacifica son inseparables de la solución de los problemas agrarios. En un momento y otro de su historia, todos los países industriales tuvieron que modificar sus estructuras agrarias arcaicas para convertirse en las sociedades modernas. Sin excepciones, ni en el sur, ni en Norteamérica ni en el sudoeste asiático, los llamados milagros son indisociables de las transformaciones socia- les y políticas. Esta enseñanza de la historia no debería ser ignorada por las viejas y nuevas generaciones.

Valor $

1.1 00.000.000

406.000.000

780.000.000

339.900.000

440.000.000

72.000.000

1.941 .O00

Hombres

45

24

3 1

20

27

7

70

El campo ha sido invadido por otras disciplinas sociales, mas preocupadas por entender y extirpar las causas políticas y sociológicas de la violencia. Si los problemas de desarrollo agrario del país se piensan exclusivamente desde la óptica del mercado, ese problema jamás se solucionara. Pues ninguna realidad es independiente de la forma en que se piensa.

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IA concentracihn de la tierra en el Meta

Si no intentamos recrear nuestras tradiciones intelectuales, con la ayuda de las ciencias y si no somos capaces de pensar nuestras propias realidades, en el próximo siglo nuestra sociedades serán yermas, violentas e inestables y tal vez sin campesinos, pero también sin granjeros ni compañías multinacionales nacidas en nuestro territorio.

La paz y el desarrollo no se podrá alcanzar si no resolvemos la cuestión agraria, el desempleo, urbano y el problema de la tierra, que no son simplemente problemas económicos, de reparto, de retribución, de crecimiento, si no también fenómenos de naturaleza cultural. Y la solución de este problema, es la reforma agraria , que requiere una decisión del Estado4'.

Nunca estará de recordar de más que Colombia mientras no resuelva con justicia la situación de los campesinos , muy difícilmente hallaremos el camino hacia la PAZ.

" GARCIA GUTIERREZ, E. factores determinantes del nivel de pobreza rural en el Meta.). En: Separata de la Revista Coyuntura, Documento No. 3; CEDER, Villavicencio, mayo de 1998. pp. 18-20.

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CAPITULO 6

EL MERCADO INTERNACIONAL Y LAS FRUTAS DE LA ORlNOQUlA

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Lu C'uesticín Agruría e n la Orinoquia Colombiana

EL MERCADO INTERNACIONAL Y LAS FRUTAS DE LA ORlNOQUlA

"Con ingresos más elevados, los mercados de,frutas tropicales del mundo desa- rrollado se agrandarán y habrá una demanda cada vez más intensa de las frutas.frescas y verduras del hemisferio sur durante el invierno del hemisferio norte. Pero la agricultu- ra tradicional (cereales, carnes, productos lácteos) no es un área de crecimiento que pueda sosterler e1 desarrollo econhmico. Los paises en desarrollo necesitan eficientes sectores agrícolas que los alimenten (este es el primer ingrediente de un aumento del nivel de vida en los pakes que comienzan el proceso con mayoría de población rural), y les eviten utilizar sus reservas escasas de divisas extranjeras para importar alimentos, pero la agricultura rzo generará los recursos rzecesarios para pagar el desarrollo".

Lester Thurow "La Guerra del Siglo XXI"

"EE.UU. amenaza a Colombia"', si se firma un acuerdo de cuotas bananeras con la Unión Euro- pea. El principal socio comercial de Colombia tomaría represalias en medio de una guerra bananera mundial.

A Colombia y a los otros tres países latinoamericanos, Costa Rica, Venezuela y Nicaragua, que firmaron en marzo de 1994 un acuerdo con los europeos que les permitiría colocar a partir de 1995 cerca de 1.1 millones de toneladas de banano, por medio de un sistema de cuotas menores al registro histórico, Estados Unidos les sale en defensa de sus grandes empresas transnacionales- Chiquita y Banana Hawai- y, a solicitud de éstas, los amenaza con aplicar la famosa Resolución 301 con la que establecería fuertes restricciones a la entrada de sus productos.

Así los Estados Unidos, acabaron con la Organización Internacional del Café (OIC) -en defensa de las tostadoras- porque permitía a los países productores del grano obtener mejores precios internacionales. A los textiles les aplican el acuerdo multifibras; a las flores, medidas fitosanitarias; al atún normas sobre protección de delfines; y para el banano, el arma letal de la 301 contra todos los productos colombianos. Así, Estados Unidos, que pregona ante los demás la obsolescencia del concepto de soberanía económica nacional, sale como nación a proteger los intereses de sus empresas.

' El Tiempo, 19 de octubre de 1994

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Los países industrializados siempre han señalado que las ventajas comparativas de los países del tercer mundo se encuentran en la producción y comercialización de frutos tropicales, pero cuando una nación como Colombia compite con producción, calidad y precios, después de varias décadas de esfuerzo por dominar la tecnología, como lo es el caso del banano de Colombia que se siembra en la costa Caribe y es un importante renglón de exportación, la respuesta es conoci- da y los golpes se repiten.

El banano de Colombia que se produce en Urabá y la zona bananera de Santa Marta, frente al mar Caribe, es un caso ejemplar. En la fruta colombiana que ocupa una mayor posición en la balanza comercial; sus exportaciones generan alrededor de 200 millones de dólares anualmente. Después de los hidrocarburos (petróleo y carbón), la fruta ocupa un lugar destacado en las expor- taciones menores colombianas (20%) y Colombia se encuentra entre los primeros cuatro países exportadores del mundo. Pero lo más importante es que es el primer país donde 70% de la producción y comercialización de la fruta es manejado por nacionales (el 30% restante es produ- cido por colombianos y comercializado por firmas extranjeras).

Si entendemos que el mercado mundial del banano está controlado por las multinacionales que marcan la pauta y regulan los precios, y si observamos el papel jugado por los inversionistas colombianos, puede afirmarse que éstos han logrado el desarrollo tecnológico que les permite estandarizar la calidad. Pese a la baja promoción de la investigación por cuenta del Estado en este sector, la apropiación de la tecnología por los productores nacionales proporcionan a la fruta un nivel de calidad adecuado para los competidos mercados internacionales.

La experiencia colombiana en la exportación de esta fruta, cuya historia se remonta a la última década del siglo pasado cuando desde el puerto de Santa Marta se efectuó el primer embarque hacia Nueva Orleans, es una lección a aprender, cuando se promueve la penetración del merca- do mundial de frutas tropicales distintas al banano.

En la Orinoquia se aprecian zonas aptas para la producción de frutales y se han detectado algu- nos que ofrecen mayores ventajas para ser producidos aquí, que en otras zonas del país. Por lo demás hay un interés evidente, de los productores y las fuerzas vivas, de recuperar la vocación agrícola de la región y de hacer de esta sección del país el territorio exportador de Colombia.

Muchas cosas se dicen de la aptitud de la Orinoquia para la fruticultura. Indiscutiblemente es una de las regiones naturales más extensas y apropiadas para la plantación de frutales. Por sus tierras planas e irrigables y por su localización estratégica, el porvenir de este renglón despierta buenas expectativas. Pero la superación de los obstáculos internos que frenan el progreso de sectores como éste, encontraría en el competido mercado mundial las conocidas trabas utiliza- das por países que, como Estados Unidos, están en capacidad de librar cualquier batalla para proteger sus intereses y el de sus compañías.

Caracterización de la fruticultura regional2

La situación regional de la fruticultura no es muy halagadora; es el reflejo de la situación del país donde hay un subsector frutícola que sólo despierta en los últimos años y exige resultados de investigaciones, tecnología, capacitación, mayor conocimiento del mercado nacional e internacio-

ES necesario expresar agradecimiento a los estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Univer- sidad Cooperativa de Colombia, sede Villavicencio, por su participación y colaboración en la investigación.

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5 . . IA í ccc~\ticín Agraría en /u Oritioquia Colombiana

nal y promueve formas de asociación.

Salvo los cultivos comerciales cuyo número, volumen de producción y extensión aumentan, no se puede definir aún la actual producción de frutas de la región como una actividad económica moderna. Precisamente lo genérico es la producción silvestre, espontánea, o los cultivos donde no se han considerado las condiciones ambientales, climáticas y, mucho menos, la selección de semillas y variedades adecuadas. En muchos casos, la diseminación ha sido realizada por el hombre, los animales o el agua.

Las prácticas y criterios para el cultivo obedecen a pautas que se deben al conocimiento empíri- co, a las costumbres y tradiciones que hacen que esta actividad agrícola cuente con un bajo nivel de desarrollo tecnológico; las técnicas de cultivo son rudimentarias.

Cuando se advierte que pequeños productores de patio no derivan sus ingresos permanentes de esta actividad, como ocurre con la producción de cítricos se puede comprender cómo en el com- portamiento de los cultivos y sus resultados pesan las condiciones naturales y las variaciones atmosféricas.

La gran mayoría de los huertos de la región son huertos caseros, donde los árboles se propagan por semillas. Ni siquiera se siembran; simplemente "se ponen ahí". Los árboles frutales sirven para dar sombra o para delimitar predios.

Existe una gran mezcla de variedades de fruta, producto del precario control tecnológico, que se convierte en una gran dificultad para el mercado. La homogeneidad, que es una de las caracte- rísticas de los mercados modernos, no se obtiene en estas condiciones.

La producción de frutas se halla dispersa en toda la región. Se pueden ubicar, sin embargo, algunas zonas o municipios que, por sus condiciones de clima y suelos favorables, han sobresa- lido desde tiempo atrás. Esta forma dispersa de la producción de frutas dificulta enormemente su comercialización, dado que, durante las épocas de cosecha,, buena parte de ellas se pierde, sobre todo allí donde son más difíciles las condiciones de transporte.

En la comercialización de la fruta en la región, se encuentran identificadas las siguientes caracte- rísticas: baja calidad del producto, grandes fluctuaciones de precios, existencia de mercados poco estructurados e ineficiencia en el proceso de comercialización; situación que se enfrenta a la regularidad en los suministros, la estabilización de la calidad, la normalización de la presentación y la ausencia absoluta de enfermedades, magulladuras y residuos químicos que exige el merca- do internacional. En medio de esas circunstancias surge apenas un sector distinto: el de la fruticultura comercial.

Baja calidad del producto

La fruta que se produce no tiene las condiciones exigidas en los mercados desarrollados. No es homogénea en tamaño, color, sabor y maduración. Las deficientes condiciones de la producción y la comercialización hacen que llegue al mercado una fruta irregular, maltratada y afectada por plagas y enfermedades.

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. Grandes fluctuaciones de precios

Los precios de las frutas oscilan con los picos de cosecha, cuando se encuentran más bajos. Los productores que logren producir antes o después de la caída de los precios obtienen, por lo general, precios superiores. En la región no se han generalizado las tecnologías que permiten modificar las épocas de cosecha o preservar las frutas para prolongar su tiempo de maduración o conservación.

. Existencia de mercados poco estructurados

Los canales informales realizan la mayor proporción del acopio. El fruticultor vende en los merca- dos rurales más cercanos o en sus propias fincas a intermediarios acopiadores, lo que le reporta unos precios más bajos de los que podría obtener en mercados regionales de mayor envergadu- ra.

Las transacciones se realizan por diferentes productores, acopiadores, procesadores, mayoristas y detallistas, independientes unos de otros, sin ningún tipo de estructuración comercial.

Como casi la totalidad de la fruta que se consume en el mercado regional proviene de las zonas campesinas, se presenta una transferencia de ingresos bastante importante, de los fruticultores a los intermediarios por la baja capacidad de negociación de aquellos y por la ausencia de orga- nizaciones o asociaciones de productores que comercialicen la producción o puedan venderla en mejores condiciones. Con cooperativas, a la vez que se pueden obtener mejores precios, se puede avanzar en formas de comercialización que se modernicen paulatinamente. De ser utiliza- do este esquema, le generaría a los productores una serie de efectos multiplicadores que les permitiría contar con asistencia técnica.

Proceso de comercialización ineficiente

La comercialización, además de los problemas anotados, se enfrenta a la inexistencia de buenas vías y sistemas de transporte adecuados.

La venta y la salida de las frutas desde las zonas productoras se retrasa por el mal estado de las vías, situación que empeora en las épocas de invierno. Por otro lado, todo el proceso está marcado por la utilización de medios de transporte, empaques, embalajes, sistemas de cargue y descargue anticuados que lesionan la calidad de la fruta. Los procesos previos al empaque no se realizan adecuadamente.

Después de la recolección, que se realiza en muchas ocasiones del suelo, no se realiza ningún tipo de selección o clasificación ni se realizan antes del empacado o el arribo al medio de trans- porte, cuidados previos para impedir la combinación de frutas con distintos grados de madura- ción. Además, para el traslado desde las zonas productoras es común el transporte a granel o en cajas rústicas de madera (guacales), que no son lo más apropiado para productos altamente perecederos.

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' 2 Inr í'ut~vticín ,tgrcrría en la Orinoquiu Colomhiarla

La llegada de la fruticultura comercial

El arribo a una fruticultura moderna en el Meta que se manifiesta con más fuerza a partir de los últimos cinco años, obedece a las expectativas generadas por el mercado mundial y el desarrollo de una comercialización nacional de frutas de primera calidad, que ha inducido a los productores a establecer un tipo diferente de cultivos.

Se aprecia un ascenso de la actividad comercial manifestado en el aumento del área dedicado al cultivo de frutales, a la aparición de nuevas variedades cultivadas y nuevas tecnologías utilizadas.

La producción de estas frutas de manera tecnificada se presenta, también, como diversificación de otras actividades. Es notorio que los nuevos productores de frutas tropicales cultivadas en la región provienen ya sea de la ganadería o de otros cultivos comerciales.

La fruticultura comercial, como generadora de ingresos, ha sido una actividad suplementaria en el contexto regional. El crecimiento del renglón se ve afectado por deficiencias en el sistema de transporte, el alto costo de los equipos , la falta de infraestructura adecuada, la escasez de recur- sos por parte del sector privado y las limitaciones administrativas y financieras del gobierno para contribuir a resolver las dificultades. Para promover cambios en el sistema comercial, promover la ampliación de la producción y la comercialización, mejorar la coordinación vertical y reducir cos- tos y márgenes del sistema, la acción estatal es modesta.

La gran mayoría de los frutales es de tardío rendimiento, lo que influye desfavorablemente en la decisión de invertir; son muy pocos los cultivadores que alcanzan los exigentes niveles técnico- empresariales para presentarse con perspectivas de éxito en el mercado internacional. Esto hace que la producción de frutas de la región, se de aún en pequeñas porciones.

Las agroindustrias frutícolas consolidadas, están ausentes en esta sección del país. La experien- cia regional en el manejo postcosecha de frutas es muy limitada.

El mercado mundial de frutas

El mercado mundial de frutas es pequeño y el segmento de las tropicales, a pesar de los índices alentadores del incremento de su consumo, conforma un mercado todavía más pequeño.

Para el hemisferio norte, muchas de las frutas del trópico son desconocidas. De las que han logrado penetrar y estabilizarse en el mercado como el mango, la piña y el aguacate, no se puede indicar todavía su consumo masivo.

Bien se sabe que, los hábitos, en el consumo cambian con celeridad en busca de los productos naturales y que los ciudadanos del mundo desarrollado se lanzan a la conquista del aire puro del trópico; pero todzvía es un lujo incluir las frutas tropicales en la dieta alimenticia. Si en Europa un mango de 300 gramos puede cotizarse en dos dólares, su consumo masivo puede estimarse aún lejano.

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Son muchos los aspectos estimulantes de la exportación de las frutas tropicales para darle impul- so en Colombia y en la Orinoquia a nuevos cultivos comerciales que produzcan calidad y cantidad exportables, pero el interés que se despierte debe tener muy en cuenta la estructura del mercado y sus tendencias, para evitar falsas expectativas.

En primera instancia, hay que reconocer que se llega tarde al mercado. Muchos países del tercer mundo llevan ventaja en tiempo, experiencia, tecnología e investigación. La crisis de la deuda externa condujo a varios países subdesarrollados -impulsados por recomendaciones de la banca y las agencias internacionales a diversificar sus exportaciones y a especializarse dentro de una división internacional del trabajo acomodada y desigual - a buscar nuevas alternativas de expor- tación. Muchos han puesto los ojos en las frutas y cifrado en ellas sus ilusiones.

En el panorama latinoamericano se encuentran países como Chile - que cuenta con un régimen de estaciones inverso al de los países del norte - Brasil, México, Perú, Jamaica, Venezuela y Costa Rica que desde hace más de una década trabajan en el incremento de su oferta exporta- ble. En Asia y Africa, países como Turquía, Costa de Marfil, Kenya, Malí, Burkina Faso, Nueva Zelanda, Chipre y Senegal son destacados productores de frutas.

Países vecinos de Colombia como Brasil, Venezuela y Perú, la aventajan en la producción y comercialización de ciertas variedades. Además de ser un exportador importante de cítricos, aguacate y maracuyá, Brasil muestra importantes progresos agroindustriales. 70% del jugo de naranja que consume Canadá proviene de Brasil, que es también el principal exportador de jugo de maracuyá.

En segunda instancia, el que buena parte de la fruta producida en Colombia y en la región se pierda, no es razón -como arriba se anotó- para considerarla como un potencial exportable en seco. El mercado mundial exige tecnología avanzada en la precosecha, la cosecha y la poscosecha y un suministro continuo y suficiente. Del gran mostrario de frutales que deleitan el paladar de los llaneros, solo de un pequeño porcentaje se conoce su tecnología y no incluye muchas de las variedades aceptadas internacionalmente.

En tercer instancia, en el mercado mundial no opera el libre comercio y la competencia es grande. Para no perder la perspectiva de la dimensión del mercado mundial hay que entender que el flujo del comercio no va exclusivamente del sur al norte. En la competencia por el lado de la oferta participan las grandes potencias como Estados Unidos, que es gran productor de cítricos, mango y aguacate, cuyos cultivos aumentaron en área en los últimos años en Florida y California; como Francia que produce y exporta melones al igual que España; participan países como Israel consi- derada una potencia frutícola y como los mismos europeos que empiezan a producir especies y variedades que, como el kiwi, tuvieron su origen en el tercer mundo.

En Estados Unidos y en Europa existe grandes corporaciones dedicadas a la producción y10 comercialización de frutas frescas y procesadas que dificultan el acceso al mercado de pequeños productores, de sus asociaciones y de sus países.

Los países signatarios de la Convención de Lomé aplican derechos preferenciales y, en muchos casos, conceden entrada libre a productos jmportados por las antiguas colonias de ultramar en Africa, el Pacífico y el Caribe, países que cuentan con características similares en sus productos tropicales y se colocan en situación aventajada frente a aquellos que no son incluidos por la convención como es el caso de Colombia.

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En fin, la Orinoquia al consolidar una estrategia exportadora de frutas tropicales se encontraría ante un mercado altamente competido, disputado por los países desarrollados y subdesarrolla- dos; un mercado en el que los primeros - además de ser la aspiración comercial de los segundos - producen, exportan, importan y, en algunas ocasiones, reexportan.

Los países desarrollados utilizan procedimientos de bloqueo que en muchas ocasiones se disfra- zan con el antifaz de los requisitos fitosanitarios y de calidad, o adoptan la forma de derechos compensatorios y anti-dumping. Pero que en el fondo son una manera de impedir que los bienes de los países subdesarrollados puedan venderse en el mundo industrializado3. Son conocidos los casos ocurridos a Colombia con Japón - que cerró deliberadamente las importaciones colom- bianas de frutas - y los Estados Unidos que todos los días esgrime amenazas.

Aunque se pregona el libre comercio, se utilizan en el mundo un sin número de restricciones no arancelarias que obstaculizan el acceso de los productos provenientes del tercer mundo.

Ningún análisis del comercio exterior de frutas pueden dejar de estimar las características del mercado mundial de productos agrícolas en el que se producen las diferencias entre países desarrollados y subdesarrollados.

En los primeros, la agricultura se encuentra protegida y en los segundos -como es el caso de Colombia - se encuentra en la situación inversa. Perry y Perfetti anotan que "a pesar que los mecanismos de protección difieren entre los diversos países industrializados, en la mayoría de ellos el mecanismo básico consiste en garantizarle al agricultor un precio mínimo por encima del internacional. Esto ha llevado a que el apoyo fiscal al sector agropecuario en estos países sea elevado, y a que sus exportaciones tengan una alta participación en el comercio mundial de productos agrícolasv4.

Desde los años sesentas la gran mayoría de los productos agrícolas de la Comunidad Económica Europea recibieron auspicio de la Política Común Agrícola. Sobre la base de aumentar la produc- tividad, estabilizar los mercados, garantizar la seguridad alimentaria y manejar una política de precios razonables para los consumidores, se aplicó una serie de instrumentos de política econó- mica entre los que se destacan los gravámenes variables sobre las importaciones agrícolas, colocándolas en desventajas frente a los protegidos precios de mercado y los amplios subsidios a las exportaciones.

Los productores del agro del Japón son los campeones de la protección entre sus competidores del mundo; las empresas comerciales del Estado realizan control a las importaciones, en aras de garantizar la seguridad alimentaria.

Eliseo Restrepo, Expresidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, anotaba en 1988: "podría decirse sin temor a equivocarse, que la única posibilidad que le queda a Colombia sería exportar determinados productos exóticos, tropicales, que encuentren nichos en los merca- dos internacionales, pero cuyo valor en ningún caso puede ser apreciable. Así las cosas, si no se modifican sustancialmente la estructura del costo de producción y las politicas de fomento, no se puede ser de ninguna manera optimista con relación a la exportación de productos agro pecuario^"^.

' Rodado Noriega, Carlos. La política comercial del Tío Sam. El Espectador. Mayo 7 de 1989. Perry, Santiago y Perfetti, Juan José. Revista Deslinde No. 3. Enero de 1998. Bogotá.

V n t r e v i s t a con Eliseo Restrepo. ¿Qué está pasando en el campo?. Revista Deslinde. No. 4, abril de 1988.

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Factores de cambio en la econoniíu campe\ina

Pero mientas en el mundo desarrollado se fomenta y subsidia a los agricultores y a sus exporta- ciones, la aplicación de políticas neoliberales en países como Colombia han conducido a la elimi- nación de las políticas de fomento para el sector, conduciéndolo a la más penosa de todas sus crisis, acentuada por la apertura económica.

La fruticultura sufre en la Orinoquia y en todo el país la falta de estímulo que agobia a los produc- tores y exportadores colombianos, pero al superar los escollos se encuentra con las barreras de un mundo en compartimentos que pregona la libertad comercial. De esta forma, a los riesgos que para los países de baja productividad y escaso desarrollo tecnológico, como el nuestro, les impli- ca la producción de frutales con tecnología que le permita la obtención de ofertas exportables, se suman las dificultades comerciales para el ingreso a los mercados del mundo desarrollado. Echar todos los huevos en la misma canasta podría resultar desastroso.

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CAPITULO 7

LA POLlTlCA ECONÓMICA Y EL SECTOR AGROPECUARIO DE LA ORINOQUIA*

Ponencia presentada al Foro de Ciencia y Tecnología Agroindustrial, organizado por el Ministerio de Agricultura, el ICA, el Pronatta y Colciencias. Centro de Convenciones Santa Barbara, Villavicencio, Meta, Abril 15 y 16 de 1999.

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LA POLITICA ECONÓMICA Y EL SECTOR AGROPECUARIO DE LA ORINOQUIA*

"Con los anuncios de la llegada de una nueva era para la regicín, volvie- ron a aflorar las aspiraciones y los sueños de los llaneros, con un mayor dinanismo de su economía, que utilizando el rico potencial regional, ade- más de ampliar el mercado interior, conviertiera a la Orinoquiu en la regicín exportadora de Colombia, y acabara asícon el atraso y el precario nivel de vida de sus gentes" ...

Políticas de desarrollo anteriores a 1990

Durante el período que va desde los años treinta hasta finales de los ochenta, en Colombia, como en la mayor parte de los países latinoamericanos, la formulación de las políticas económicas fue inspirada por la idea dominante según la cual, para alcanzar altas tasas de desarrollo económico era necesario apoyarse en la producción industrial orientada hacia el mercado interno, al menos inicialmente. En ese paradigma, el sector agropecuario se le confiere un papel secundario, aun- que debía cumplir las funciones subsidiarias clásicas para ajustarse al desarrollo industrial: suplir adecuadamente la demanda de alimentos, generar excedentes de mano de obra para su reasignación a las actividades urbano-industriales, generar excedentes de capital para financiar las primeras etapas del crecimiento industrial, generar divisas para la adquisición de bienes de capital y tecnología y, finalmente, contribuir al crecimiento del mercado interno para estimular el desarrollo industrial.

Las políticas macroeconómicas instrumentadas casi siempre guardaron coherencia con la estra- tegia del modelo. Mientras las políticas comerciales establecían mecanismos de protección a la producción nacional contra la competencia internacional, el manejo cambiario permitía abaratar las importaciones de bienes de capital y de tecnología, aunque desalentaba la producción para exportar, marchitando algunas de las ventajas comparativas que el país tenía en el mercado mundial. El sesgo antiexportador del manejo cambiario, con el supuesto de que el sector agropecuario poseía múltiples opciones de producción exportable, ha servido de fundamento a las críticas más comunes al modelo que, sobre todo ahora, señalan el carácter antiagrícola del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones.

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Ida l~olitica ecoizrí~rzica y el sector agropecuario de la Orinoquia

De otra parte, en diversos momentos, y como complemento a las políticas macroeconómicas con sesgo favorable a la producción para el mercado interno, en Colombia, aunque menos que en otros paises, el gobierno intervino fijando los precios de ciertos bienes agrícolas con el fin de mantener bajo el costo de la alimentación en los centros urbanos y, por ende, favorecer la estabi- lidad del costo salarial y aumentar el ritmo de la acumulación de capital en la industria.

Con el fin de compensar al sector agropecuario los efectos del clima macroeconómico que era globalmente adverso, y así ponerlo en condiciones adecuadas para ajustar su desempeño a las exigencias del modelo de desarrrollo, en casi todos los países se implementaron políticas secto- riales a través de las cuales el Estado canalizó recursos subsidiados y estableció incentivos para estimular el crecimiento de la producción agropecuaria.

Por su naturaleza, el manejo de estos instrumentos compensatorios se dio dentro de un conflicto de poder en el que la discrecionalidad de los funcionarios y el poder relativo de los gremios agropecuarios frente al Estado, determinaban la forma como se distribuían los beneficios de las políticas sectoriales. De hecho, los grupos de productores sin poder instituc~onal frente al Estado siempre resultaron excluidos, y fueron los grandes y medianos productores agremiados los que más beneficios obtuvieron a través de las políticas sectoriales de fomento a la producción. Sólo cuando se mostraron los efectos económicos y sociales del deficiente desempeño de la oferta de alimentos y la pobreza rural, las políticas sectoriales observaron un viraje hacia los pequeños productores campesinos, mediante programas de reforma agraria, dotación de infraestructura, apoyos a la comercialización y prestación de servicios de asistencia técnica y crédito subsidiado.

En síntesis, las políticas sectoriales de subsidios y protecciones compensatorias fueron clara- mente selectivas en favor de las producciones agropecuarias más directamente relacionadas con el modelo de industrialización sustitutiva de importaciones (materias primas industriales y, poste- riormente, productos de exportación). La mayor parte de los cultivos, principalmente los alimen- tos (excepto arroz), y casi toda la población rural, quedaron excluidos de los subsidios y mecanis- mos de protección que pudieran compensar la discriminación derivada de la lógica económica del modelo de desarrollo en curso.

En este contexto (ambiente macroeconómico antiexportador y políticas sectoriales de subsidio y protección, pero selectivas) fue precisamente que los cultivos de cereales, oleaginosas y fibras que hoy conforman el grueso de la agricultura empresarial de cultivos semestrales lograron, du- rante las décadas de los sesenta y setenta, altas tasas de crecimiento de la producción y de los rendimientos por hectárea sembrada. También en estos años se produjo el mayor y más acele- rado cambio tecnológico y la más intensa modernización de las técnicas de producción que ha conocido el sector agropecuario colombiano. Por su parte, la mayoría de cultivos alimenticios se mantuvieron estancados o retrocedieron, y la población rural pobre, que es casi toda fuera de una parte importante de la cafetera, no encontró las oportunidades para mejorar su nivel de vida por falta de empleo y cultivos rentables que se ajustaran a sus posibilidades y a los recursos que poseen los pequeños productores campesinos.

Las políticas de ajuste estructural

La crisis económica que afectó durante los años ochenta, no sólo a Colombia sino a todos los países de América Latina y el Caribe, cuyos modelos de desarrollo se habían construido con base en esquemas similares de política económica, fue el catalizador para que se redefinieran las

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La Cuestión Agraria en la Orinoquia Colombiana

ideas y las doctrinas acerca de las condiciones necesarias para lograr tasas altas de desarrollo económico. A nivel del diagnóstico, según esas nuevas ideas, la pérdida de dinamismo de la producción se debía a que el modelo proteccionista había engendrado una estructura productiva ineficiente, no competitiva y renuente a mejorar las tecnologías y la productividad; además, a que el sistema económico padecía una ineficiente asignación de recursos debido a la injerencia exce- siva del Estado con el funcionamiento de los mercados, con medidas que distorsionaron comple- tamente las señales que reciben los agentes económicos.

A nivel de soluciones, el nuevo enfoque planteó la necesidad de propiciar un ajuste estructural del sistema económico, en el sentido de lograr una reasignación de los recursos en la economía en favor de actividades donde el país tiene ventajas comparativas internacionales y en contra de producciones ineficientes. Es entonces cuando se erige el nuevo paradigma de la apertura eco- nómica, que exalta la competencia como el mecanismo sacrosanto para inducir la eficiencia eco- nómica, la modernización y el crecimiento de la producción.

Para lograr el ajuste estructural del sistema económico, el ideario en cuestión aconseja restable- cer la soberanía de las fuerzas del mercado en la asignación de los recursos. Esto significa que se debe rechazar todo tipo de injerencia estatal en el funcionamiento de los mercados para que sean la competencia y las ventajas comparativas las que definan qué actividades económicas habrán de desarrollarse, y no la discrecionalidad de funcionarios, influidos por determinadas ideas económicas o por la presión política de individuos o grupos con acceso privilegiado a los centros de poder. En términos prácticos, se debían suprimir las restricciones administrativas al comercio internacional, reducir al mínimo posible las tarifas arancelarias, eliminar todo tipo de subsidios y demás privilegios selectivos y, en el en el mercado interno, evitar la intervención oficial en la formación de los precios.

Además, se estableció que un requisito importante para el correcto funcionamiento del modelo es la definición de un ambiente macroeconómico sano. Esto significa lograr tasas bajas de inflación, promover la liberalización financiera hasta donde sea posible, mantener en equilibrio los gastos e ingresos del sector público y definir una tasa de cambio libre determinada por las fuerzas del mercado.

En cuanto al papel del Estado en la economía, el modelo exige la restitución al sector privado de la responsabilidad y la dirección de los procesos de producción, donde quiera que se considera que la empresa privada puede ser más eficiente. Las responsabilidades del Estado deben que- dar circunscritas a las que contribuyan a establecer las condiciones físicas e institucionales que favorezcan las correctas decisiones de los productores.

Para la implementación del modelo de apertura económica en el sector agropecuario, se estable- cieron al menos tres tipo de consideraciones especiales:

a) En su conjunto, el sector agropecuario debería ser el más beneficiado con la puesta en marcha del nuevo modelo. Los principales argumentos para sostener esa afirmación eran: en primer lugar, todos los cultivos de productos transables (importables y exportables) se- rían los primeros beneficiados por la eliminación del sesgo antiexportador y antiagrícola en la política macroeconómica, especialmente por la anunciada neutralidad de las nuevas po- líticas cambiaria y comercial; en segundo lugar, también a consecuencia de la eliminación del sesgo antiexportador de la política cambiaria, se promoverían nuevos cultivos de expor-

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La política ecortcímica y el sector agropucuario (le la Orinoquia

tación, ya que, según sus premisas, es en el sector agropecuario donde reposan en estado de latencia, ante el prolongado invierno proteccionista, las principales ventajas comparati- vas internacionales del país; en tercer lugar, el mayor ritmo de crecimiento económico haría aumentar la demanda por alimentos y demás bienes agropecuarios en el mercado interior, favoreciendo el crecimiento general de la producción agropecuaria; y, por último, se senten- ciaba que gracias a la competencia el sector agropecuario reasignaría sus recursos en respuesta a señales no distorsionadas, dando lugar a una agricultura eficiente, competiti- va y, en consecuencia, con alto potencial de crecimiento a mediano y largo plazo. Valga señalar que hasta ahora no existe prueba empírica en el mundo que soporte dicha senten- cia; no pasa de ser fruto de la imaginación y la lógica deductiva dentro de los supuestos teóricos del modelo.

b) Si bien al comienzo se reconocieron las distorsiones que afectan los mercados internacio- nales de productos agrícolas, las mismas fueron y siguen siendo consideradas como fenó- menos coyunturales y no de naturaleza estructural. Contra toda evidencia, se confió dema- siado en que la tendencia mundial iba hacia la liberación y el desmonte del proteccionismo agrícola, sobre todo en los países más desarrollados, y el gobierno actuó en consecuencia acelerando el desmonte de los mecanismos de protección y reduciendo los aranceles. Hoy hay menos optimismo al respecto, cuando ya se conocen las limitadas concesiones liberacionistas que en materia agrícola hicieron los países industrializados en el acuerdo final de la Ronda Uruguay del Gatt, pero es difícil echar marcha atrás sin antes reconocer los límites de la apertura económica indiscriminada, como estrategia para impulsar el desa- rrollo y el crecimiento de la producción agropecuaria.

c) Los fundamentos teóricos del modelo acerca de la conducta de los agentes económicos suponen que sus respuestas a las señales que reciben del mercado son automáticas y racionales, y por ello el ajuste estructural en el sector agropecuario se iría dando al ritmo en que se clarifiquen las señales correctas en los mercados de productos y factores. Así, puesto que aparentemente se cree que las opciones eficientes están disponibles y son conocidas, cuando más rápido se desmonten las distorsiones en las señales de los mer- cados más pronto se alcanzaría el estado Óptimo de eficiencia económica del sector.

No se reconocen las particularidades de los procesos agrícolas de producción en cuanto a las limitaciones y restricciones específicas a la movilidad de los factores. Por ejemplo, el modelo no toma en cuenta el hecho de que en la agricultura la movilidad de los factores y la respuesta a precios en el corto y mediano plazo se produce únicamente entre opciones conocidas y ensaya- das por los agricultores. Para que ocurra un ajuste estructural en la asignación de recursos agrícolas de un país caracterizado por un alto grado de heterogeneidad estructural del sector agropecuario, por lo general se requiere de períodos prolongados mientras son establecidas aque- \\as condiciones que permiten que las nuevas opciones productivas o las nuevas tecnologías sean técnicamente factibles y económicamente viables en una localidad específica. En países desarrollados no hace falta de períodos largos, debido al desarrollo generalizado de la infraes- tructura, la organizacijn económica y las instituciones sociales relevantes al cambio tecnológico en la agricultura.

Sin embargo, hay que reconocer que en los lineamientos iniciales sobre el modelo de apertura y su aplicación al sector agropecuario se consideró la necesidad de una implementación gradual, dando tiempo a que la estructura productiva se fuera adaptando a las nuevas reglas del juego. La

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justificación de los criterios de la gradualidad hacían referencia en primer lugar, a la distorsión de los mercados internacionales de productos agrícolas por los subsidios y el dumping de los países industrializados y, en segundo lugar, por la presencia de factores de estructura agraria que impi- den a muchos agricultores el acceso a los recursos básicos para la producción (tierra, riego, crédito).

En consecuencia, los lineamientos iniciales para la puesta en marcha de la apertura en el sector agropecuario establecieron que mientras se instrumentaban las políticas de desgravación aran- celaria y desmonte de las barreras proteccionistas, se iría fortaleciendo la acción del Estado para minimizar las externalidades negativas que obstaculizan la movilidad de los factores y para esta- blecer los mecanismos de salvaguarda frente a las prácticas desleales de comercio internacional (como el estatuto antidumping). Tales condiciones se consideraron indispensables para garanti- zar la transición hacia la plena operación del nuevo modelo.

Aplicación de la apertura en el sector agropecuario

La aplicación de las medidas de apertura económica en el sector agropecuario comenzó a finales de 1990, como en el resto de la economía. Las primeras medidas estuvieron dirigidas al des- monte y reducción de los mecanismos de protección a la producción nacional: se suprime la mayor parte de las restricciones cuantitativas a las importaciones de productos agropecuarios y se inicia un cronograma de desgravación arancelaria proyectado a tres años. Al comienzo se mantuvo en régimen de licencia previa una lista de productos cuyo mercado internacional está distorsionado por subsidios y prácticas de dumping.

A pesar de que el desmonte de las restricciones cuantitativas y reducción de las tarifas arancela- rias también cobijó a los insumos y materias primas para la elaboración de insumos agropecuarios, el efecto neto de estas medidas, según estudios de Fedesarrollo, se tradujo en una disminución de la protección efectiva y nominal; y de acuerdo con estudios también de Fedesarrollo y luego de Cega, los términos de intercambio de los productos agrícolas frente a los insumos para la producción sufrieron un deterioro significativo. Mientras los precios reales de los productos agrí- colas al productor han disminuido apreciablemente, los de los insumos y mano de obra se han sostenido, por cuanto nominalmente han estado aumentando al ritmo de la inflación.

En cuanto a las políticas comerciales dirigidas al mercado interno, se determinó la eliminación de los precios de sustentación (que representaban el principal precio de referencia para las decisio- nes de siembra de los agricultores) y se sustituyeron por precios mínimos de garantía, con los cuales se busca alinear los precios domésticos con los internacionales y, sobre todo, conseguir que estos últimos se conviertan en señal relevante para las decisiones de producción de los agricultores. Además, se minimiza la capacidad del Estado para la compra de cosechas, a fin de dejar la comercialización en manos del sector privado. Como mecanismo de estabilización frente a las fluctuaciones abruptas de los precios internacionales se establecieron franjas de precios para los principales productos agrícolas transables (sorgo, soya, maíz, arroz, trigo, cebada y, un poco después, leche y azúcar).

Adicionalmente, el ldema se apartó de la importación de productos agropecuarios y las dejó en manos del sector privado, como parte de la política de retirar al Estado de las actividades produc- tivas y comerciales que puede desarrollar el sector privado.

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La política econ(jmica y el sector agropecuario de la Orinoquia

En materia de políticas de financiamiento, se definió un cronograma para la nivelación de las tasas de interés de Finagro con las del mercado, con el fin de poner en práctica el principio de eliminar todo tipo de subsidios y privilegios sectoriales que distorsionen la nitidez de las señales del mercado.

En cuanto a la promesa de proveer un marco macroeconómico neto y sin sesgo antiexportador, en la práctica las prioridades del ajuste estructural se han subordinado al equilibrio macroeconómico, dando lugar a un manejo incoherente e inconsecuente con los postulados de la política. Esto es nítido en el campo de las políticas cambiaria y fiscal.

En efecto, ante el desbordamiento de las reservas internacionales (no precisamente por superávit comercial) desde 1991 el gobierno reaccionó, por un lado, acelerando el proceso de desgrava- ción arancelaria y, lo más grave, revaluando la tasa de cambio, con lo que sacrifica el incentivo exportador de la política aperturista. Para el sector agropecuario, esta situación se traduce en una mayor pérdida de competitividad en los productos importables, que agrava la que se origina en los subsidios internacionales y su propia ineficiencia económica y, para los productos exporta- bles, en un drástico freno a sus posibilidades de crecimiento y diversificación.

Las políticas de gasto e inversión pública que permitirán establecer las condiciones objetivos (infraestructura económica, adecuación de tierras, investigación y transferencia de tecnología, modernización institucional) indispensables para el ajuste estructural de la producción agropecuaria también han quedado subordinadas a los apremios de estabilización macroeconómica. La obsesión por el equilibrio fiscal, junto a las prioridades que impone la guerra contra la subversión y el narcoterrorismo en la asignación del gasto público, han impedido que se cumplan las prome- sas de fortalecer la inversión pública en las áreas estratégicas para la modernización de la estruc- tura productiva.

La consecuencia obvia es que el sector queda enfrentado a todo lo contrario de lo que serían los estímulos para su reconversión hacia la tan anunciada apertura externa de la producción: la revaluación de la tasa de cambio alienta las importaciones, agrava la competencia subsidiada de los países desarrollados y disminuye los ingresos de los agricultores exportadores.

El escenario de políticas macroeconómicas y sectoriales en el que se ha desempeñado el sector agropecuario desde 1990 no puede desligarse de los resultados que el mismo ha mostrado desde entonces. En primer lugar, desde 1990 el área sembrada de los principales cultivos transitorios

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no ha dejado de disminuir. En 1999 ya se habían acumulado un total de 800 mil hectáreas que se dejaron de sembrar con cultivos semestrales en comparación con 1990. En cuanto a forma- ción de capacidad productiva nueva, lo que se observa es una grave descapitalización y una falta de inversión en el sector: durante 1992 la venta de tractores nuevos no superó las 400 unidades, cuando las solas necesidades de reposición demandan cerca de 1400 unidades al ario. Solo por referencia, en 1988 y 1989 se vendieron más de 1300 y 1700 tractores por año, respectivamente. En 1992, por primera vez en los últimos cuarenta años la agricultura colombiana registró una disminución de su Producto Interno Bruto.

Resulta claro que los objetivos de la apertura en cuanto a presionar la reasignación de recursos en el sector agropecuario se cumplen hasta ahora, pero parcialmente: se está desmontando la estructura productiva considerada ineficiente y no competitiva en el mercado internacional, pero el problema es que no aparecen las opciones de inversión a donde se asignarían de nuevo los

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recursos, pero en forma eficiente. Por ahora la asignación óptima parece ser el ocio. EL SECTOR AGR~COLA EN LA ORINOQU~A

En esta parte el análisis de tendencias retoma cifras del Ministerio de Agricultura, la SAC, FEDEARROZ, el Banco de la República, la Bolsa Nacional Agropecuaria, informes de coyuntura de la FAO, Asobancaria, y diarios económicos, entre otros documentos, que cubren la serie his- tórica comprendida entre 1987 y 1997 para cada uno de los departamentos de la región.

La superficie cultivada

La superficie en hectáreas cultivadas en la región durante 1997, representa aproximadamente el 14% de la superficie cultivada en la nación (sin incluir la superficie dedicada al cultivo de frutales). La superficie está dedicada especialmente al cultivo de arroz secano mecanizado (55% del área nacional para éste uso), palma africana (36%), soya (34%), arroz riego (26%), plátano (12%) y yuca (1 1 %).

En un análisis de la década (199711987) es posible observar como los cultivos de arroz, soya, palma africana, yuca y plátano presentan un crecimiento en superficie, en tanto que otros como el sorgo y el cacao presentan un decrecimiento; de otra parte, los cultivos del algodón y maíz se mantienen estables.

En conclusión la década de los 90's para la Orinoquia representó un crecimiento (97/87) del 35% en el área sembrada regionalmente, determinado por un crecimiento acelerado de las extensio- nes agrícolas acontecido entre 1987 y 1990. Posteriormente, de 1990 a 1997 se dio una caída en el área cosechada que por fortuna fue aminorada gracias a que los cultivos permanentes como el plátano, yuca y la palma africana tendieron a aumentar en superficie, sustituyendo cultivos transi-

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\ Entre 1987 y 1997 se presentan dos etapas: una de crecimiento de la su- perficie sembrada (1987 a 1990) donde se presenta un incremento del 54% en el área sembrada existente en 2987, equivalente a 126.128 hectá- reas, Luego, entre 1990 y 1997se registró una disminución en la superfi- cie sembrada regionalmente, equivalente al 13% del área sembrada en 1990, es decir 44.964 hectáreas,

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torios como el sorgo y la soya, entre otros. Ahora bien, en términos de tendencia los cultivos en los cuáles se registra comportamiento cre- ciente en la curva de superficie cultivada son: la palma, el plátano y la yuca, mientras el arroz riego, algodón, sorgo, soya y cacao son cultivos que tienden a ser sustituidos, dado que todos a excepción de la soya y el arroz riego no presentan el menor indicio de recuperación después de 1990.'

Garcia Gutierrez, E. 1998. Cifras del sector agropecuarlo de la Orinoquia 1987 - 1997

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La política econcímica y el sector agropecuario de la Orinoquia

Producción

En términos generales la producción de cultivos permanentes viene creciendo paulatinamente cada año, incluso después de la apertura económica (1 991), indicando que los agricultores lejos de pensar en dejar de producir, tomaron la opción de sustituir cultivos transitorios por permanen- tes como es el caso del plátano, yuca y palma africana. Aunque la palma tuvo una caída en producción durante 1997, debida a una leve reducción del área sembrada y al hostigamiento de la guerrilla.

En conclusión, la producción al igual que la superficie cultivada en la región da paso a los cultivos permanentes, pero en especial la yuca y el plátano que son cultivos de economía tradicional, de amplia demanda nacional, caracterizados por requerir bajas inversiones de capital y ser de baja comercialización internacional, lo que representa un margen de estabilidad en precio. El caso de la palma es diferente, dado que es un cultivo que exige fuertes inversiones. Sin embargo la Orinoquia tenía la particularidad hace 10 años de tener bajos precios de la tierra que aunados a unas adecuadas condiciones de brillo solar, agua y suelo, hacían atractiva la idea de introducir éste cultivo en la región.

Los rendimientos agrícolas en la Orinoquia

El rendimiento de los productos orinoquences ha venido creciendo y10 se ha mantenido estable en la mayoría de los casos durante la serie 87- 97. Durante los años 1992 y 1993 se presenta en la mayoría de los productos un incremento significativo en el rendimiento, caso más evidente en el plátano y la yuca; productos que durante esos años generaron una mayor producción por hectárea, a pesar que la superficie cultivada no creció significativamente.

Si miramos el crecimiento en rendimiento (97187) tenemos rendimientos crecientes para la palma africana, yuca, algodón, soya, plátano y maíz tecnificado. De otra parte, el arroz ha caído en rendimiento mientras que el sorgo, el maíz tradicional y el cacao están igual en rendimiento que en 1987. Sin embargo si el análisis de rendimientos se concentra en mirar el comportamiento promedio del rendimiento en el total de la serie 87 -97, el balance es muy positivo pues pese a las oscilaciones acontecidas en algunos años, los rendimientos muestran evolución gradual en todos los productos orinoquenses.

Costos de Producción

Abordando el análisis de la década, es visible que los costos de producción a precios constantes han venido disminuyendo al punto de estar mas bajos que al inicio de la década en los siguientes productos: maíz, plátano, yuca, cacao, soya y sorgo2 . Lo interesante es que la caída de los costos de producción en el contexto nacional comenzó a registrarse desde 1990, en momentos en que el país comenzaba el proceso de apertura económica.

Ministerio de Agricultura. Memorias del Ministro de Agricultura José Antonio Ocarnpo Gaviria, 1994

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De otra parte los productos que actualmente presentan costos de producción superiores al inicio de la década son: el arroz, el aceite de palma y el algodón; situación que se debe al mayor esfuerzo realizado para controlar las plagas y mejorar la calidad de éstos productos que compiten con las importaciones.

Precios nacionales e internacionales

La mayor parte de los productos orinoquenses actualmente presentan precios (en términos cons- tantes) iguales o mas bajos que hace 10 años. Esto se debe a la fuerte baja en los precios internacionales que aunque ha nivelado los precios nacionales con los internacionales, ha frena- do la tendencia alcista interna que presentaban los cultivos (especialmente los transitorios) en la década de los ochenta. Los únicos productos que se han sostenido en precio en la década son: el plátano y la yuca, que son productos de baja comercialización internacional.

De otra parte, durante los últimos 5 años, los precios internos de productos como el arroz , la soya, el cacao y el sorgo han tenido un buen crecimiento, en parte porque la calidad es superior (caso del arroz) o porque son productos escasos en producción nacional pero de amplia deman- da por parte de la industria (soya, cacao y sorgo), situación que hace posible la venta de las existencias a un costo superior.

Ahora bien los precios de los productos nacionales se encuentran por encima de los internaciona- les en los casos de la soya, sorgo, algodón principalmente, y esta situación se mantiene sin mostrar evidencia de cambio. En casos como el arroz, el aceite de palma y el maíz se puede notar un gran esfuerzo nacional por reducir las diferencias existentes en precio.

Existe diversidad de hipótesis sobre el amplio margen de diferencia en precio que tienen algunos productos nacionales frente a los internacionales, son de rescatar: los subsid~os que brindan los gobiernos a los agricultores, la variabilidad del clima, la baja fertilidad de los suelos, la forma de tenencia de tierra, la falta de una política macroeconómica consistente de apoyo a la producción nacional, el incremento constante de las tasas de interés para créditos, la falta de asistencia técnica, el número de intermediarios, etc. Son muchas las causas pero todavía no se han tomado medidas claras.

Rentabilidad de la producción

Retomando el análisis de la última década a precios constantes3, la rentabilidad de los productos del orden regional es más baja actualmente y en los mejores casos igual a la que presentaban en el principio de la década. Esta situación se presenta porque los precios han venido cayendo con más fuerza que los costos de producción especialmente en cultivos de arroz, aceite de palma, cacao, soya, sorgo y algodón; productos que compiten con importaciones de Asia, África, Amé- rica4.

- - -- ~ ~ - p - -

" Ministerio de Agricultura. Memorias del Ministro de Agricultura, José Antonio Ocampo Gaviria

"Diario Económico Portafolio, febrero 12 de 1998. Santafé de Bogotá, D.G.

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¡,u politiccr e c o r r ~ j ~ ~ ~ i c a y c./ \clctor ugropecrrario do la Orinoqrria

Entre los productos debido en parte a comercialización mi

que se sostienen en rentabilidad se encuentran el maíz, plátano y la yuca, que son de mediana producción y alta demanda nacional, pero de baja ~ndial.

Ingresos al Productor

Dentro de los productos agrícolas regionales, aquellos que durante la década han venido gene- rando ingresos al productor son el arroz y la palma africana5; el primero por el incremento de los precios nacionales del arroz registrado durante los últimos 3 años6; en el caso de la palma africana, los precios internacionales han presentado un crecimiento.

Los productos como el maíz, plátano, yuca, cacao, soya, soya y algodón han generado estabili- dad y10 pérdida de ingresos al productor. Es un efecto multicausal en el que confluyen falta de competitividad en precio y calidad, en parte por ser producciones de baja escala.

EL SECTOR PECUARIO EN LA ORINOQU~A

Situación regional de la ganadería

Según el Dane, en 1995 el hato ganadero nacional alcanzó la cifra de 26.392.173 cabezas, en donde el departamento del Casanare ocupó el segundo lugar con 2.752.472 cabezas que repre- sentan el 10.4%. El primer lugar lo ocupó Antioquia con 2.774.284 cabezas y el 10.5% del total nacional y en tercer lugar se encuentra Córdoba con 2.623.369 cabezas y una participación del

Revista nacional de agricultura. Nros, 918 - 919 SAC, noviembre de 1997

Revista Arroz. Julio - Agosto de 1997.

CORPES DE LA ORINOQUIA. Plan de Desarrollo de la Orinoquia 1998 - 2002

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La Cuesticín Agraria en la Orinoquia Colombiana

10% del total nacional. Es de anotar que la producción pecuaria de Arauca se ha visto disminuida pues mientras en 1991 el hato ganadero era de 766.1 00 cabezas, para 1995 la cifra disminuyó a 590.289 cabezas, con tan solo una participación del 2,2% del total nacional. El Meta ocupó una posición destacada con 1.81 8.1 65 cabezas8 y una participación de 6,9% a nivel nacional.

Los departamentos de Meta, Casanare y Arauca concentrarón en 1995 un total de 5.160.926 cabezas, que aportaron el 19.55% del total nacional. Para este hato ganadero el área en pastos fue de 6.826.326 Has. (Arauca 1.163.871 ; Casanare 2.668.885 y Meta 2.993.570) las cuales representaron el 25.7% del total nacional (26.580.245 Has.) La capacidad de carga de estos pastos fue de 0.78 para Casanare, que superó el promedio nacional (0.73); Arauca y Meta se ubicaron por debajo con 0.38 y 0.47 respectivamente.

GANADER~A BOVINA, ÁREA EN PASTOS Y CAPACIDAD DE CARGA EN COLOMBIA EN 1995

1 Departamentos de Amazonas, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada Fuente: DANE, Encuesta Nacional Agropecuaria 1995.

Caquetá

Cesar

Córdoba

Cundinamarca

Meta

Santander

Sucre

Arauca

Casanare

Otros*

Nacional \

SOAGRO LTDA. Censo Agropecuario de Avance. 1992 - 1993

1.076.572

1.701.274

2.623.369

1.545.329

1.818.165

1.359.600

1.015.394

590.289

2.752.472

840.786

26.392.1 73

4,1

6,4

9,9

5,9

6,9

5,2

3,8

2,2

10,4

3,2

100,O

1.088.898

1.192.109

1.453.649

1 .021.783

2.993.570

1.160.458

657.745

1.1 63.871

2.668.885

3.777.504

26.580.245

0,74

1 ,O6

1,34

1,11

0,47

0,86

1,15

0,38

0,78

0,15

O, 73

1.343.1 79

1.533.509

1.696.91 7

1.322.655

3.270.872

1.808.059

751.675

1.256.257

2.729.240

3.921.282

34.220.91 1

0,60

0,82

1,15

0,86

0,43

0,55

1 ,O0

0,35

0,76

O, 14

0,57 J

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La política econcímica y el sector agropecuario de la Orinoquia

EMPLEO AGR~COLA EN LA ORINOQU~A

La Orinoquía ocupa el cuarto lugar en la generación de empleo agrícola nacional, solo superando a la Amazonía. Para 1991 la región generó 98.796 empleos que correspondían al 8% del empleo agrícola nacional. En 1996 102.51 8 empleos, correspondientes al 8.37% del total nacional .

Cultivos transitorios

La Orinoquía en materia de empleo en cultivos transitorios disminuyó en el período 91-96 en un 25.26% pasando de 41.775 a 31.223 (10.552 empleos menos). En los dos períodos fue el Meta el que más empleo aportó a la región con 29.096 (69.64%) en el 91 y 18.787 (60.1 7%) en el 96.

Por productos, las disminuciones más contundentes se dieron en la soya, que disminuyó el nivel de empleo en un 81.6%, al pasar de 6.852 empleos en el 91 a 1.261 en el 96; en algodón se disminuyó en un 35.2% al pasar de 4.387 empleos en el 91 a 2.843 empleos en el 96. El arroz en sus tres modalidades (riego, secano mecanizado y secano manual), no presentó una disminu- ción considerable, pues se pasó de 17.345 empleos en el 91 a 17.104 en el 96, con un 1.3% menos, lo cual se encuentra en correspondencia con el número de hectáreas sembradas en este cultivo que pasó de 124.300 hectáreas en el 91 a 123.251 en el 96, disminuyendo solamente en menos del 1 %.

Lo anterior nos indica que el nivel tecnológico que se podría haber introducido en este cultivo en el período no avanzó, pues la relación sigue siendo la misma, es decir de 7.2 personalha sembra- da. El maíz y el frijol, con los que se cierra el aporte importante de la región en transitorios, también presentaron disminuciones pero no tan pronunciadas. En el caso del frijol se descendió de 207 empleos a 175 y una disminución de 15.4%. Los cultivos transitorios aportaron al empleo agrícola regional en el 91 el 42.3% y en el 96 disminuyó su participación al 30.5%.

Cultivos permanentes

Los cultivos permanentes en la región aportaron más empleo al agro. Pasaron de 57.021 em- pleos en el 91 a 71.295 en el 96, aumentando en un 25% (14.274 empleos más). Al igual que en los transitorios, en los permanentes fue el departamento del Meta el que más empleo generó a la región en los dos períodos, con 29.312 en el 91 (51.4%) y 39.967 en el 96 (56%).

Se analizan solo 3 productos importantes en cuanto a aporte de empleo agrícola regional: palma aceitera, plátano y cacao. El mayor número de empleos lo registra la palma con 22.951 empleos en el 91 y 31.860 en el 96, presentando un aumento de 38.8%, seguido del plátano que pasó de 18.432 empleos a 20.230 con un aumento de 9.7% y el cacao que disminuyó su aporte al pasar de 8.432 a 5.21 5 correspondiente a un 38.5% menos. Los permanentes aportaron a la región en el 91 el 57.7% del empleo agrícola y en el 96 aumentó al 69.5%.

Cálculos realizados en esta sección por el economista Ms.C. Pedro Julio Gómez Bilbao.

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Resumiendo, la participación por empleo agrícola en 1991 señala a la palma (25.3%), seguido por el plátano (20.3%) arroz (1 gol0), maíz (1 3,40h), cacao (9.4%), soya (7.5%), algodón (4.8%) y fríjol (0.01%). En 1996 los aportes al empleo mantienen una pequeña variación; primero palma (36%), plátano (22.g0/0), arroz (1 9.4%), maíz (10.8%), cacao (5.9%), algodón (3.2%), soya (1.4%) y fríjol (0.01 %).

El análisis por departamentos muestra a el Meta como el departamento que más empleo agrícola aportó a la región. En el 91 generó 58.408 empleos (59.1 1 %), seguido de Casanare que generó 18.647 empleos (1 8.87%), Arauca con 16.291 (16.5% y un cuarto lugar para Guaviare, Guainía, Vaupés y Vichada que entre los cuatro generaron 5.452 empleos (5.51 '/O). En 1996 la situación se mantiene con pequeñas variaciones. El Meta primero con 58.754 empleos (57.31 %), Arauca con 15.888 (1 5.5%); Casanare con 15.476 (1 5%) y cuarto Guaviare, Guainía, Vaupés, y Vichada con 12.399 empleos (1 2.1 '/O).

Al interior de cada departamento, en el período 91-96 todos presentaron una disminución en la generación de empleo en los cultivos transitorios, excepto Casanare que se mantuvo estable. En el Meta, por ser el departamento de mayor población en la región, fue el departamento que más empleo dejó de generar en transitorios, 10.309 empleos, al pasar de 29.096 en el 91 a 18.787 en el 96 con una baja del 35.4%.

En permanentes se presentó el fenómeno contrario, es decir todos presentaron aumentos entre 1991 y 1996, excepto Casanare, que disminuyó en un 37.9% disminuyendo de 12.215 empleos en el 91 a 8.857 en el 96.

LECCIONES DE LA EXPERIENCIA

* No tanto por la experiencia colombiana como por la de otros países, no basta con un am- biente macroeconómico adecuado para proveer las condiciones necesarias para el creci- rriiento de la producción y la productividad de las actividades agropecuarias; es necesario instrumentar políticas sectoriales que resuelvan las limitaciones estructurales y protejan a los productores de los efectos de las distorsiones del mercado tanto interno como externo, en particular que ocasionan inestabilidad y fluctuaciones abruptas e intempestivas en los precios.

* La instrumentación de las políticas sectoriales debe ser diferenciada , en reconocimiento a la heterogeneidad estructural del sector. En países donde las políticas de ajuste estructu- ral se acompañaron de políticas sectoriales que corrigieron en parte los efectos negativos del ajuste y reforzaron los positivos, se observó un desempeño relativamente favorable de la producción agropecuaria; al contrario, los países que insistieron en aplicar una política indiferenciada para la agricultura provocaron una crisis de la cual no solo se recuperaron después que se vieron obligados a desarrollar políticas sectoriales diferenciadas.

* Las políticas comerciales deben asegurar mecanismos de intervención para la estabiliza- ción de los mercados, para lo cual es imprescindible que el Estado intervenga con capaci- dad real de compra. Los fondos generales o por producto para la estabilización de precios parecen ser instrumentos idóneos para definir un ambiente de estabilidad de mercados a

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La política económica y el sector agropecuario de la Orinnquia

corto y mediano plazo que alienta el crecimiento de la producción y la productividad en la agricultura.

* Las políticas fiscales deben asegurar los recursos suficientes para proporcionar las condi- ciones materiales e institucionales que son necesarias para el desarrollo sostenido a largo plazo de la producción y la productividad de las actividades agropecuarias. Entre tales condiciones figuran: infraestructura de vías y comunicaciones que faciliten la vinculación a los mercados internacionales y la propia integración del mercado interior; fortalecimiento de la capacidad de generación y transferencia de nuevos conocimientos tecnológicos; adecuación de tierras y dotación de riego, entre otras.

* Los precios internacionales de productos agrícolas no constituyen una señal adecuada para la eficiente asignación de los recursos. Las prácticas de subsidio y dumping, así como la volatilidad de los precios en los mercados internacionales constituyen distorsiones estructu- rales que impiden que esos precios reflejen las verdaderas condiciones económicas y téc- nicas de producción. Para contrarestar esas distorsiones se deben proveer mecanismos de estabilización y compensación de subsidios, respaldados con capacidad efectiva de compra, y una presencia activa del Estado en los mercados internos y externos agrícolas.

* Se deben hacer ajustes estructurales al sector agrario para mejorar la movilidad de los factores básicos para la producción. En particular, es necesario corregir los factores que limitan la movilidad y la transparencia del mercado de tierras. En cuanto a crédito, es necesario flexibilizar las condiciones de acceso que permitan a los productores disponer de los recursos necesarios para desarrollar la producción.

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