Cuentos Infantiles Vol.2 - Varios Autores

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  • Mam, de qu color son los besos?Mariana, Marina y Maruana,El camello cojitoAdivina cuanto te quieroLa cenicientaLa gata encantadaCaperucita rojaCuento tonto de la brujitaLos tres cerditosSonatinaEl pequeo abetoRapunzelMetida de pataHola, hola!, Cmo ests?A miles de kilometrosCuento de NavidadLas 7 princesas encerradasEl sombrero de estrellasJuan y la habichuela mgicaUn cuento de ao nuevoEl aguinaldoLa falsa aparienciaComo se dibuja a un nioLos Reyes Magos son verdadEl abeto frioleroEl renacuajo paseadorRayo de fuegoDnde est el abuelo?Vuela, Mariposa! Vuela!Kaperucito con KLos siete conejos blancosEl cuento de las siete estrellas

  • Pjaros ProhibidosLa bolsa repleta de cuentosLa vaca que puso un huevoA jugar con el bastnInviernoEl puma YagLa Flor de LirolayToito el invisiblePegaojos.La gallina rojaLa gallina roja (nueva versin)Una moneda de ay!Las tres hijasRatn de campo y ratn de ciudadLos pasteles y la muelaMirando por la ventana

    notes

  • Cuentos infantiles II

    Encontrar un cuento y hacer amistades con les una de las cosas ms sencillas.porque los cuentos son comolas plantas, los animales, la msicao el agua transparente.Cuntos ms mejor.A veces encontramos un cuento,pero, a menudo, es l el que nos encuentra.Entonces no intentemos huir,conviene seguirle el juego,participar,y esperar el final feliz.

  • Mam, de qu color son los besos?

    Carla Pott y Elisenda Queralt

    Eran pasadas las nueve cuando, como cada noche, Pablo se desliz en la

    cama de su madre y se acurruc a su lado. Cmo disfrutaba de aqul calortan familiar y a la vez tan especial!

    La mir de reojo y le pregunt:Mam, de qu color son los besos?Los besos? Vaya..., pues... los besos pueden tener muchas formas y

    colores. En realidad, cambian de color segn lo que nos quieren decir.Algunos besos, hijo mo..., son pequeos, ruidosos, divertidos y muy,

    muy bromistas. Son de un rojo brillante como... como las cerezas! Y nosdicen: te quiero por tu alegra, frescor y vitalidad.

    Ah, como las cerezas que nos ponemos en las orejas como si fueranpendientes!-dijo Pablo.

    Eso es!Tambin hay momentos, hijo mo, en los que los besos son jugosos y

    estn llenos de vitaminas de color naranja. Son los que nos aprietan fuerte ydicen: Buenos das, es hora de levantarse!

  • Ya los conozco! le interrumpi Pablo.Son los que me dascuando me dices: Te voy a comer a besos!, verdad, mam?

    Los mismos!Y de color amarillo, mam?, existen besos de color amarillo?Pues claro! Los das en que los besos son clidos e intensos, su color

    amarillo brilla como el sol. Es cuando nos dicen cunto les gusta nuestrocario y compaa.

    Ah, s! Y nos regalan abrazos y caricias...sos me gustan mucho,mam-dijo Pablo.

    Mam, y los que hacen cosquillas en la oreja, en las mejillas y en elcuello? sos de qu color son?

    Pues...sos...sos son los que se mueven al ritmo de la msica, y sonde color verde luminoso como los campos y los bosques cuando sopla elviento. A los besos verdes, les encanta la vida y les gusta ver respirar ycrecer a los seres queridos.

    La madre, viendo que a Pablo se le cerraban los ojos, baj la voz ycontinu:

    A veces, en cambio, los besos son largos y tranquilos, de un azulsuave y esponjoso como el cielo. Son los que nos explican que su amor esprofundo, sin lmites, un amor tan grande que, mires donde mires, pareceque nunca se acaba.

    Y pueden llegar hasta la luna?-pregunt Pablo-Seguro que s le contest su madre.Y sabes? Muchas veces los besos son de un color lila oscuro y

    misterioso. Son los besos que nos consuelan cuando estamos tristes oconfundidos o no sabemos qu hacer o adnde ir y nos dicen: No tepreocupes, que yo estar siempre a tu lado.

    Pablo, haciendo un esfuerzo por no cerrar los ojos, exclam:Mam, los besos son de los colores del Arco Iris!La madre lo mir, sonri y le bes en la frente. Con un hilo de voz,

    Pablo volvi a preguntar:Y ste, mam? De qu color era este beso?La madre le susurr a la oreja:ste, hijo mo, era un beso de buenas noches, blanco como la nieve

  • y te quera expresar cmo me gusta el silencio, la paz y la tranquilidad quesiento a tu lado.

    Y sabes cmo naci el color blanco, Pablo?De un beso que se dieron todos lo colores del Arco Iris.

  • Mariana, Marina y Maruana, las tres brujas hermanas.

    Mara Delia Minor

    En la familia Skiroletta todos saban que las hermanas Mariana, Marinay Maruana eran las brujas ms despistadas de la regin.

    Por eso el da que decidieron presentarse en el concurso de BRUJAMALOSA, todos se rieron e hicieron chistes sobre ellas; pero lejos deavergonzarse las tres hermanas se prepararon para la competencia dehechizos y otras yerbas con ms ganas que nunca.

    Mariana decidi mostrar sus poderes como hechicera y practicaba day noche pociones mgicas para convertir sapos en prncipes, araas enprincesas y lombrices en... vaya a saber en qu, porque nunca ninguno desus hechizos dio resultado y lo nico que logr fue llenar la casa de saposque no dejaban dormir con su croar, araas que tejan muy tranquilas entodos los rincones y lombrices que corran a esconderse en las macetas delpatio.

    Por su parte Marina, practicaba todo el da, el vuelo con la escoba y sedaba cada golpe contra la chimenea de la casa, los rboles del patio o laspalomas desprevenidas que por all pasaban.

    En cambio Maruana, viendo los desastres de sus hermanas, se entrenabaen las artes de la adivinacin y persegua a todos los que llegaban parapracticar con ellos su magia, fue por eso que el cartero se neg a llevarle

  • ms cartas despus de que Maruana le pronosticara que se casara conEduviges, la chica ms fea del pueblo, y el lechero dej de entregarle lecheporque le anunci que sus vacas dejaran de darla por siete aos. Porsupuesto que ninguna de sus adivinaciones dieron resultado, por lo menoshasta ahora.

    Y as pasaban los das practicando y practicando.El da de la competencia, estaban presentes todas las brujas de la regin

    y cada una demostr sus habilidades, pero cuando le toc el turno a Mariana,Marina y Maruana todo fue un verdadero desastre. La gente del pueblo nopoda parar de rerse con cada una de las actuaciones y fue as como lashermanas no ganaron el premio de Bruja Malosa, pero si les dieron unpremio y fue el de Brujas Chistosas que ellas muestran con orgullo a toda sufamilia.

  • El camello cojito

    Gloria Fuertes

    El camello se pinchCon un cardo en el caminoY el mecnico MelchorLe dio vino.

    Baltasar fue a repostarMs all del quinto pino...E intranquilo el gran MelchorConsultaba su "Longinos".

    No llegamos,

  • no llegamosy el Santo Parto ha venido!

    son las doce y tres minutosy tres reyes se han perdido.

    El camello cojeandoMs medio muerto que vivoVa espeluchando su felpaEntre los troncos de olivos.

    Acercndose a Gaspar,Melchor le dijo al odo:Vaya birria de camelloque en Oriente te han vendido.

    A la entrada de BelnAl camello le dio hipo.Ay, qu tristeza tan grandecon su belfo y en su hipo!

    Se iba cayendo la mirraA lo largo del camino,Baltasar lleva los cofres,Melchor empujaba al bicho.

    Y a las tantas ya del albaya cantaban pajarillos-los tres reyes se quedaronboquiabiertos e indecisos,oyendo hablar como a un Hombrea un Nio recin nacido.

  • No quiero oro ni inciensoni esos tesoros tan fros,quiero al camello, le quiero.Le quiero, repiti el Nio.

    A pie vuelven los tres reyesCabizbajos y afligidos.Mientras el camello echadoLe hace cosquillas al Nio.

  • Adivina cuanto te quiero

    Sam McBratney

    Era la hora de dormir.La liebre pequea color avellana se agarraba fuertemente a las orejas de

    la gran liebre color avellana. Quera estar segura de que la liebre grande laescuchaba.

    Adivina cuanto te quiero, le dijo.Uf!, no creo que pueda adivinarlo, contest la liebre grande.As, dijo la liebre pequea abriendo los brazos todo lo que poda.La gran liebre color de avellana tena los brazos an ms largos:Pues yo te quiero as, le respondi.Umm..., cunto!, pens la liebre pequea.Yo te quiero hasta aqu arriba, aadi la liebre pequea.Y yo te quiero hasta aqu arriba, contest la liebre grande.

  • Qu alto...! Ojal yo tuviese brazos tan largos!, pens la liebrepequea. Entonces tuvo una idea: se puso boca abajo apoyando las patassobre el tronco de un rbol.Te quiero hasta la punta de mis pies, dijo.

    Y yo te quiero hasta la punta de tus pies, dijo la liebre grande coloravellana alzndola por encima de su cabeza.

    Te quiero todo lo alto que pueda saltar, se rea la liebre pequeadando brincos arriba y abajo.

    Pues yo te quiero todo lo alto que pueda saltar, sonri la gran liebre.Y dio tal brinco que sus orejas rozaron las ramas de un rbol.

    Qu salto!, pens la liebre pequea. Cmo me gustara saltar as!.Te quiero de aqu hasta el final de aquel camino, hasta aquel ro a lolejos!. grit la liebre pequea.

    Yo te quiero ms all del ro y de las lejanas colinas, dijo la liebregrande.

    Qu lejos!, pens la liebre pequea color de avellana. Tena tantosueo que no poda pensar ms. Entonces mir por encima de los arbustos,hacia la enorme oscuridad de la noche. Nada poda estar ms lejos que elcielo.Te quiero de aqu a la LUNA, dijo, y cerr los ojos.

    Eso est muy lejos, dijo la liebre grande. Eso est lejsimos. Lagran liebre color de avellana acost a la liebre pequea en una cama dehojas. Se qued a su lado y le dio un beso de buenas noches. Luego se acercan ms y le susurr con una sonrisa:

    Yo te quiero de aqu a la luna...Y VUELTA.

  • La cenicienta

    Roal Dahl

    "Si ya nos la sabemos de memoria!",diris. Y, sin embargo, de esta historiatenis una versin falsificada,rosada, tonta, cursi, azucarada,que alguien con la mollera un poco ranciaconsider mejor para la infancia...

    El lo se organiza en el momentoen que las Hermanastras de este cuentose marchan a Palacio y la pequease queda en la bodega a partir lea.All, entre los ratones llora y grita,

  • golpea la pared, se desgaita:"Quiero salir de aqu! Malditas brujas!Os arrancar el moo por granujas!!".Y as hasta que por fin asoma el Hadapor el encierro en el que est su ahijada."Qu puedo hacer por ti, Ceny querida?Por qu gritas as? Tan mala vidate dan esas lechuzas?". "Frita estoyporque ellas van al baile y yo no voy!".La chica patalea furibunda:"Pues yo tambin ir a esa fiesta inmunda!Quiero un traje de noche, un paje, un coche,zapatos de charol, sortija, broche,pendientes de coral, pantys de seday aromas de Pars para que puedaenamorar al Prncipe en seguidacon mi belleza fina y distinguida!".Y dicho y hecho, al punto Cenicienta,en menos tiempo del que aqu se cuenta,se person en Palacio, en plena disco,dejando a sus rivales hechas cisco.

    Con Ceny bail el Prncipe rocks milestomndola en sus brazos varonilesy ella se le abraz con tal vigorque all perdi su Alteza su valor,y mientras la mir no fue posibleque le dijera cosa inteligible.Al dar las doce Ceny pens: "Nena,como no corras la hemos hecho buena",y el Prncipe grit: "No me abandones!",mientras se le agarraba a los riones,y ella tirando y l hecho un pelmazo

  • hasta que el traje se hizo mil pedazos.La pobre se escap medio en camisa,pero perdi un zapato con la prisa.el Prncipe, embobado, lo tomy ante la Corte entera declar:"La duea del pie que entre en el zapatoser mi dulce esposa, o yo me mato!".Despus, como era un poco despistado,dej en una bandeja el chanclo amado.Una Hermanastra dijo: "sta es la ma!",y, en vista de que nadie la vea,pesc el zapato, lo tir al retretey lo escamote en un periquete.En su lugar, disimuladamente,dej su zapatilla maloliente.

    En cuanto sali el Sol, sali su Altezapor la ciudad con toda ligerezaen busca de la duea de la prenda.De casa en casa fue, de tienda en tienda,e hicieron cola muchas damiselassin resultado. Aquella vil chinela,incmoda, pestfera y chotuna,no le sentaba bien a dama alguna.As hasta que fue el turno de la casade Cenicienta... "Pasa, Alteza, pasa!",dijeron las perversas Hermanastrasy, tras guiar un ojo a la Madrastra,se puso la de ms cara de cerdosu propia zapatilla en el pie izquierdo.El Prncipe dio un grito, horrorizado,pero ella grit ms: "Ha entrado! Ha entrado!Ser tu dulce esposa!". "Un cuerno frito!".

  • "Has dado tu palabra. Principito,precioso mo!". "S? rugi su Alteza.Ordeno que le corten la cabeza!".Se la cortaron de un nico tajoy el Prncipe se dijo: "Buen trabajo.As no est tan fea". De inmediatogrit la otra Hermanastra: "Mi zapato!Dejad que me lo pruebe!". "Prueba esto!",bram su Alteza Real con muy mal gestoy, echando mano de su real espada,la descoc de una estocada;cay la cabezota en la moqueta,dio un par de botes y se quedquieta...

    En la cocina Cenicienta estabaquitndoles las vainas a unas habascuando escuch los botes, pam, pam, pam-del coco de su hermana en el zagun,as que se asom desde la puertay pregunt: "Tan pronto y ya despierta?".El Prncipe dio un salto: "Otro meln!",y a Ceny le dio un vuelco el corazn."Caray! pens. Qu brbara es su alteza!con ese yo me juego la cabeza...Pero si est completamente loco!".Y cuando grit el Prncipe: "Ese coco!Cortdselo ahora mismo!", en la cocinabrill la vara del Hada Madrina."Pdeme lo que quieras, Cenicienta,que tus deseos corren de mi cuenta!"."Hada Madrina, suplic la ahijada,no quiero ya ni prncipes ni nada

  • que pueda parecrseles! Ya he sidoPrincesa por un da. Ahora te pidoquiz algo ms difcil e infrecuente:un compaero honrado y buena gente.Podrs encontrar uno para m,Madrina amada? Yo lo quiero as...".

    Y en menos tiempo del que aqu se cuentase descubri de pronto Cenicientaa salvo de su Prncipe y casadacon un seor que haca mermelada.Y, como fueron ambos muy felices,nos dieron con el tarro en las narices.

  • La gata encantada

    Salvador Pliego

    rase un prncipe muy admirado en su reino. Todas las jvenescasaderas deseaban tenerle por esposo. Pero el no se fijaba en ninguna ypasaba su tiempo jugando con Zapaquilda, una preciosa gatita, junto a lasllamas del hogar. Un da, dijo en voz alta:

    Eres tan cariosa y adorable que, si fueras mujer, me casara contigo.En el mismo instante apareci en la estancia el Hada de los imposibles,

    que dijo:Prncipe, tus deseos se han cumplido.El joven, deslumbrado, descubri junto a l a Zapaquilda, convertida en

    una bellsima muchacha.Al da siguiente se celebraron las bodas y todos los nobles y pobres del

    reino que acudieron al banquete se extasiaron ante la hermosa y dulce novia.Pero, de pronto, vieron a la joven lanzarse sobre un ratoncillo quezigzagueaba por el saln y zamprselo en cuanto lo hubo atrapado. Elprncipe empez entonces a llamar al Hada de los imposibles para que

  • convirtiera a su esposa en la gatita que haba sido. Pero el Hada no acudi, ynadie nos ha contado si tuvo que pasarse la vida contemplando como suesposa daba cuenta de todos los ratones de palacio.

  • Caperucita roja

    Roal Dahl

    Estando una maana haciendo el bobole entr un hambre espantosa al Seor Lobo,as que, para echarse algo a la muela,se fue corriendo a casa de la Abuela."Puedo pasar, Seora?", pregunt.La pobre anciana, al verlo, se asustpensando: "Este me come de un bocado!".Y, claro, no se haba equivocado:se convirti la Abuela en alimentoen menos tiempo del que aqu te cuento.Lo malo es que era flaca y tan huesudaque al Lobo no le fue de gran ayuda:

    "Sigo teniendo un hambre aterradora...Tendr que merendarme otra seora!".

    Y, al no encontrar ninguna en la nevera,gru con impaciencia aquella fiera:

    "Esperar sentado hasta que vuelvaCaperucita Roja de la Selva!"

    que as llamaba al Bosque la alimaa,creyndose en Brasil y no en Espaa.

  • Y porque no se viera su fiereza,se disfraz de abuela con presteza,se dio laca en las uas y en el pelo,se puso la gran falda gris de vuelo,zapatos, sombrerito, una chaquetay se sent en espera de la nieta.

    Lleg por fin Caperu a medioday dijo: "Cmo ests, abuela ma?

    Por cierto, me impresionan tus orejas!"."Para mejor orte, que las viejassomos un poco sordas".

    "Abuelita,qu ojos tan grandes tienes!".

    "Claro, hijita,son las lentillas nuevas que me ha puestopara que pueda verte Don Ernestoel oculista",

    dijo el animalmirndola con gesto angelicalmientras se le ocurra que la chicaiba a saberle mil veces ms ricaque el rancho precedente. De repenteCaperucita dijo: "Qu imponenteabrigo de piel llevas este invierno!".El Lobo, estupefacto, dijo: "Un cuerno!O no sabes el cuento o t me mientes:Ahora te toca hablarme de mis dientes!Me ests tomando el pelo...? Oye, mocosa,

  • te comer ahora mismo y a otra cosa".

    Pero ella se sent en un canapy se sac un revlver del cors,con calma apunt bien a la cabezay pam! all cay la buena pieza.

    Al poco tiempo vi a Caperucitacruzando por el Bosque... Pobrecita!Sabis lo que llevaba la infeliz?Pues nada menos que un sobrepellizque a m me pareci de piel de un loboque estuvo una maana haciendo el bobo.

  • Cuento tonto de la brujita que no pudo sacar el carnet

    Angela Figuera Aymerich

    "cuentos tontos para nios listos".

    Era una brujitaTan boba, tan boba,Que no conseguaManejar la escoba.Todos le decan:Tienes que aprendero no podrs nuncasacar el carnet.

    Ahora, bien lo sabes,ya no hay quien circule,por tierra o por aire,sin un requisitotan indispensable.

  • Si t no lo tienes,no podrs volar!pues, menudas multasibas a pagar!Ea! no es difcil.Todo es practicar:

    Bueno...dijo ellacon resignacin.Agarr la escobase sali al balcn,mir a todos ladosy arranc el motor...

    Pero era tan boba,que, sin ton ni son,de puro asustada,dio un acelerny sali lanzadacontra un paredn.Como no queradarse un coscorrn,fren de repente...y cay en picadodentro de una fuente:se dio un remojn,se hiri una rodilla,sus largas naricesse hicieron papillay, como la escobasali hecha pur,pues, la pobrecilla,

  • adems de chatase qued a pie.

    Ya no intent nuncasacar el carnet.Se quit de brujay se puso a hacerlabores de aguja.

  • Los tres cerditos

    Roal Dahl

    El animal mejor que yo recuerdoes, con mucho y sin duda alguna, el cerdo.El cerdo es bestia lista, es bestia amable,es bestia noble, hermosa y agradable.Mas, como en toda regla hay excepcin,tambin hay algn cerdo tontorrn.Dgame usted si no: qu pensarasi, paseando por el Bosque un da,topara con un cerdo que trabajahacindose una gran casa... de PAJA?El Lobo, que esto vio, pens: Ese idiotadebe de estar fatal de la pelota...

  • Cerdito, por favor, djame entrar!Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!Pues soplar con ms fuerza que el vientoy aplastar tu casa en un momento!Y por ms que rez la criaturael lobo destruy su arquitectura.Qu afortunado soy! pens el bribn.Veo la vida de color jamn!Porque de aquel cerdito, al fin y al cabo,ni se salv el hogar ni qued el rabo.El Lobo sigui dando su paseo,pero un rato despus grit: Qu veo?Otro lechn adicto al bricolajehacindose una casa... de RAMAJE!Cerdito, por favor, djame entrar!Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!Pues soplar con ms fuerza que el vientoy aplastar tu casa en un momento!Farfull el Lobo: Ya vers, lechn!,y se lanz a soplar como un tifn.El cerdo grit: No hace tanto ratoque te has desayunado! Hagamos un tratoEl Lobo dijo: Hars lo que yo diga!Y pronto estuvo el cerdo en su barriga.No ha sido mal almuerzo el que hemos hecho,pero an no estoy del todo satisfechose dijo el Lobo. No me importaracomerme otro cochino a medioda.De modo que, con paso subrepticio,la fiera se acerc hasta otro edificioen cuyo comedor otro marranotrataba de ocultarse del villano.La diferencia estaba en que el tercero,

  • de los tres era el menos majaderoy que, por si las moscas, el muy pillose haba hecho la casa... de LADRILLO!Conmigo no podrs!, exclam el cerdo.T debes de pensar que yo soy lerdo!le dijo el Lobo. No habr quien impidaque tumbe de un soplido tu guarida!Nunca podrs soplar lo suficientepara arruinar mansin tan resistentele contest el cochino con razn,pues resisti la casa el ventarrn.Si no la puedo hacer volar soplando,la volar con plvora... y andando,dijo la bestia, y el lechn sagazque aquello oy, chill: Sers capaz!y, lleno de zozobra y de congoja,un nmero marc: Familia Roja?.Al! Quin llama? le contest ella.Guarrete! Cmo ests? Yo aqu, tan bellacomo acostumbro, y t? Caperu, escucha.Ven aqu en cuanto salgas de la ducha.Qu pasa?, pregunt Caperucita.Que el Lobo quiere darme dinamita,y como t de Lobos sabes mucho,quiz puedas dejarle sin cartuchos.Querido marranin, porquete guapo!Estaba proyectando irme de trapos,as que, aunque me da cierta pereza,ir en cuanto me seque la cabeza.

    Poco despus Caperu atravesabael Bosque de este cuento. El Lobo estababrillando cual puales relucientes

  • en medio del camino, con los dienteslos ojos como brasas encendidas,todo l lleno de impulsos homicidas.Pero Caperucita ahora de pie-volvi a sacarse el arma del corsy alcanz al Lobo en punto tan vitalque la lesin le result fatal.El cerdo, que observaba ojo avizor,grit: Caperucita es la mejor!

    Ay, puerco ingenuo! Tu pecado fuefiarte de la chica del cors.Porque Caperu luce ltimamenteno slo dos pellizas imponentesde Lobo, sino un maletn de manohecho con la mejor... PIEL DE MARRANO!

  • Sonatina

    Rubn Daro

    La princesa est triste... qu tendr la princesa?Los suspiros se escapan de su boca de fresa,que ha perdido la risa, que ha perdido el color.La princesa est plida en su silla de oro,est mudo el teclado de su clave sonoro,y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

    El jardn puebla el triunfo de los pavos reales.Parlanchina, la duea dice cosas banales,y vestido de rojo piruetea el bufn.La princesa no re, la princesa no siente;la princesa persigue por el cielo de Orientela liblula vaga de una vaga ilusin.

  • Piensa, acaso, en el prncipe de Golconda o deChina,o en el que ha detenido su carroza argentinapara ver de sus ojos la dulzura de luz?O en el rey de las islas de las rosas fragantes,o en el que es soberano de los claros diamantes,o en el dueo orgulloso de las perlas de Ormuz?

    Ay!, la pobre princesa de la boca de rosaquiere ser golondrina, quiere ser mariposa,tener alas ligeras, bajo el cielo volar;ir al sol por la escala luminosa de un rayo,saludar a los lirios con los versos de mayoo perderse en el viento sobre el trueno del mar.

    Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,ni el halcn encantado, ni el bufn escarlata,ni los cisnes unnimes en el lago de azur.Y estn tristes las flores por la flor de la corte,los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

    Pobrecita princesa de los ojos azules!Est presa en sus oros, est presa en sus tules,en la jaula de mrmol del palacio real;el palacio soberbio que vigilan los guardas,que custodian cien negros con sus cien alabardas,un lebrel que no duerme y un dragn colosal.

    Oh, quin fuera hipsipila que dej la crislida!(La princesa est triste, la princesa est plida)Oh visin adorada de oro, rosa y marfil!Quin volara a la tierra donde un prncipe existe,

  • la princesa est plida, la princesa est triste,ms brillante que el alba, ms hermoso que abril!

    Calla, calla, princesa dice el hada madrina;en caballo, con alas, hacia ac se encamina,en el cinto la espada y en la mano el azor,el feliz caballero que te adora sin verte,y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,a encenderte los labios con un beso de amor.

  • El pequeo abeto

    Sara Cone Bryant y Natha Caputo

    rase una vez un pequeo abeto.Solo, en el bosque, en medio de otros rboles que tenan hojas, l tena

    agujas. Cmo se quejaba!Todos los dems rboles tienen unas bonitas hojas verdes, y yo

    tengo espinas! Me gustara tener, para darles envidia, hojas de oro!Y al da siguiente, cuando se despert, se qued deslumbrado.Dnde estn mis agujas? Ya no las tengo. En cambio, me han salido

    las hojas de oro que yo quera. Qu contento estoy!Y todos sus vecinos que le vean decan:El pequeo abeto es de oro!Pero, entonces, un malvado ladrn que pasaba por el bosque los oy y

    se dijo:"Un abeto de oro. Esto es buen negocio!"Pero tema que lo viesen as que volvi por la noche con un gran

    saco.Se llev todas las hojas sin dejar ni una.Al da siguiente, el pobre abeto, que se vio desnudito, se puso a llorar.Ya no quiero tener oro se deca.Cuando vienen los ladrones, te

  • quitan todo y te quedas sin nada. Me gustara tener hojas de cristal! Elcristal tambin brilla.

    As, al da siguiente, cuando se despert, tenia las hojas que deseaba.Se puso muy contento.

    En lugar de hojas de oro, tengo hojas de cristal. Estoy tranquilo. Nome las quitarn

    Y todos sus vecinos que lo vean decan a su vez:El pequeo abeto es de cristal!Pero cuando lleg la noche, hubo una tormenta con un viento muy

    fuerte. Y, por mucho que suplic el pequeo abeto, el viento lo sacudi y, detodas sus hojas, no dej ni una.

    Pas la noche, y ya era de da. Al ver el dao, el pobre abeto se puso allorar.

    Qu mala suerte tengo! Otra vez me he quedado desnudito. Merobaron todas mis hojas de oro, y ahora se han roto mis hojas de cristal. Megustara tener como mis compaeros, unas bonitas hojas verdes.

    As que, al da siguiente, cuando se despert, tena lo que haba pedido.Qu contento estoy! Ahora s que estoy tranquilo. Ya no hay nada

    que temer.Y todos sus vecinos al verle decan:El pequeo abeto! Mira por donde! Es como nosotros!Pero, durante el da, una cabra y sus cabritillos vinieron de paseo.

    Cuando la cabra vi al pequeo abeto, dijo:Venid, pequeos; venid, hijos mos! Disfrutad y no dejis ni una.Los cabritillos llegaron saltando y se comieron todas las hojas en un

    momento.Despus, cuando lleg la noche, el pequeo abeto, desnudito ytiritando, se puso a llorar como un pobre nio.

    Se han comido todo deca muy bajito, y ya no tengo nada. Heperdido mis hojas, mis bonitas hojas verdes, mis hojas de cristal y mis hojasde oro. Si volviese a tener mis agujas, qu contento estara!

    Y al da siguiente, al despertarse, el pequeo abeto ya no saba qudecir: tena otra vez todas sus agujas de antes!

    Qu contento est! Cmo disfruta!Se le ha pasado todo su orgullo. Y todos sus vecinos que le oyen rer

  • dicen al verle:El pequeo abeto es otra vez como antes!

  • Rapunzel

    Hermanos Grimm

    Haba una vez... una pareja feliz que desde haca mucho tiempo

    deseaban tener un hijo o una hija. Un da, la mujer sinti que su deseo porfin! se iba a realizar.

    Su casa tena una pequea ventana en la parte de atrs, desde donde sepoda ver un jardn magnfico lleno de flores hermosas y de toda clase deplantas, rboles frutales y verduras maravillosas. Estaba rodeado por unamuralla alta y nadie se atreva a entrar porque all viva una bruja.

    Un da, mirando hacia el jardn, la mujer se fij en un rbol cargaditode esplndidas manzanas que se vean tan frescas y tan deliciosas queansiaba comerlas. Su deseo creca da a da y, como pensaba que nuncapodra comerlas, comenz a debilitarse, a perder peso y se puso plida yfrgil. Comenzaba a enfermarse.

    Su esposo se preocup y le pregunt:Qu te pasa, querida esposa?Ay dijo, si no puedo comer unas manzanas del huerto que est

    detrs de nuestra casa, morir!Su esposo, que la amaba mucho, le respondi:No permitir que fallezcas, querida.Cuando oscureci, el hombre trep la pared, entr en el jardn de la

    bruja y rpidamente cogi algunas de aquellas manzanas tan rojas, las fuemetiendo en un pequeo saco que llevaba y corri a entregrselas a suesposa. Ella, de inmediato, comenz a comerlas con deleite saboreando hastael ltimo pedacito. Eran tan deliciosas que al da siguiente creci su deseopor comer ms.

    Para mantenerla contenta, su esposo saba que tena que ser valiente e iral huerto otra vez. Esper toda la tarde hasta que oscureci, pero cuando

  • salt la pared, se encontr cara a cara con la bruja.Cmo te atreves a entrar en mi huerto a robarte mis manzanas?

    dijo ella furiosa.Ay! contest l, tuve que hacerlo, tuve que venir aqu porque

    me sent obligado por el peligro que amenaza a mi esposa. Ella vio tusmanzanas desde la ventana y fue tan grande su deseo de comerlas que pensque morira si no saboreaba algunas.

    Entonces la bruja dijo:Si es verdad lo que me has dicho, permitir que tomes cuantas

    manzanas quieras, pero a cambio me tienes que dar el hijo que tu esposa va atener. Tendr un buen hogar y yo ser su madre.

    El hombre estaba tan aterrorizado que acept. Cuando su esposa dio aluz una pequea nia, la bruja vino a su casa y se la llev. La llamRapunzel.

    Rapunzel lleg a ser la nia ms hermosa de todo el planeta. Cuandocumpli doce aos, la bruja la encerr en una torre en medio de un tupidobosque. La torre no tena escaleras ni puertas, slo una pequea ventana enlo alto. Cada vez que la bruja quera subir a lo alto de la torre, se paraba bajola ventana y gritaba:

    Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!Rapunzel tena un maravilloso y abundante cabello largo, dorado como

    el sol. Pareca de oro. Siempre que escuchaba el llamado de la bruja sesoltaba el cabello, lo ataba alrededor de uno de los ganchos de la ventana ylo dejaba caer al piso. Entonces la bruja trepaba por la trenza de oro.

    Un da un prncipe, que cabalgaba por el bosque, pas por la torre yescuch una cancin tan gloriosa que se acerc para escuchar.

    Quien cantaba era Rapunzel. Atrado por tan melodiosa voz, el prncipebusc una puerta o una ventana para entrar a la torre pero todo fue en vano.Sin embargo, la cancin le haba llegado tan profundo al corazn, que lohizo regresar al bosque todos los das para escucharla.

    Uno de esos das, vio a la bruja acercarse a los pies de la torre. Elprncipe se escondi detrs de un rbol para observar y la escuch decir:

    Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!Rapunzel dej caer su larga trenza y la bruja trep hasta la ventana.

  • Oh, es as como se entra a la torre! se dijo el prncipe. Tendrque probar mi suerte.

    Al da siguiente al oscurecer, fue a la torre y llam:Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!El cabello de Rapunzel cay de inmediato y el prncipe subi. Al

    principio Rapunzel estaba muy asustada al ver a un hombre extrao, pero elprncipe le dijo gentilmente que la haba escuchado cantar y que su dulcemeloda le haba robado el corazn.

    Entonces Rapunzel olvid su temor. El prncipe le pregunt si legustara ser su esposa a lo cual accedi de inmediato y sin pensarlo muchoporque adems de que lo vio joven y bello estaba deseosa de salir deldominio de esa mala bruja que la tena presa en aquel tenebroso castillo. Elprncipe la vena a visitar todas las noches y la bruja, que vena slo duranteel da, no saba nada.

    Un da, en su ascenso, la bruja le dio un gran tirn en la trenza aRapunzel y ella reaccion cometiendo una terrible equivocacin; lepregunt:

    Dime, por qu eres tan pesada que me tiras del cabello, mientras queel prncipe sube hacia m, rpido y sin hacerme dao?

    Nia perversa grit la bruja, qu es lo que escucho? As es queme has estado engaando!

    En su furia, la bruja tom el hermoso cabello de Rapunzel, lo enroll unpar de veces alrededor de su mano y, rpidamente, se lo cort. Todo elcabello de oro y las maravillosas trenzas cayeron al piso. Despus la brujallev a Rapunzel a un lugar remoto y la abandon para que viviera ensoledad.

    Esa tarde, cuando oscureca, la bruja se escondi en la torre. Prontolleg el hijo del rey y llam:

    Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza de oro!

  • Cuando la bruja escuch el llamado del prncipe, amarr el cabello de

    la pobre Rapunzel a un gancho de la ventana y lo dej caer al suelo. Elprncipe trep hasta la ventana y cul no sera su sorpresa cuando seencontr con la malvada bruja en lugar de su dulce Rapunzel.

    Ella lo mir con ojos perversos y diablicos y le dijo:Has perdido a Rapunzel para siempre. Nunca ms la vers otra vez!El prncipe estaba desolado. Para colmo de su desgracia, se cay desde

    la ventana sobre un matorral de zarza. No muri, pero las espinas delmatorral lo dejaron ciego.

    Incapaz de vivir sin Rapunzel, el prncipe se intern en el bosque. Vivimuchos aos comiendo frutas y races, hasta que un da, por casualidad,lleg al solitario lugar donde Rapunzel viva en la miseria.

    De repente, escuch una melodiosa voz que le era conocida y se dirigihacia ella. Cuando estaba cerca, Rapunzel lo reconoci. Al verlo se volviloca de alegra, pero se puso triste cuando se dio cuenta de su ceguera. Loabraz tiernamente y llor.

  • Sus lgrimas cayeron sobre los ojos del prncipe ciego. De inmediato,los ojos de l se llenaron de luz y pudo ver como antes. Entonces, feliz deestar reunido con su amor, se llev a Rapunzel a su reino, en donde secasaron y vivieron felices para siempre.

  • Metida de pata

    Raquel Barthe

    Lo que me pas para el Da de la Madre es realmente como para

    morirse de vergenza.Resulta que yo quera comprarle un regalo y haba pensado en un

    florero de porcelana que saba que a ella le gustaba. Aunque era un pococaro, decid que era el regalo ideal y que ahorrara lo suficiente como paracomprarlo.

    Finalmente, despus de contar hasta la ltima moneda, fui al negocio.La vendedora era muy amable y bonita. Quiz este ltimo detalle haya sidolo que me distrajo porque mientras ella me sonrea y me explicaba que erauna autntica pieza de arte y qu s yo qu ms, tom el florero entre mismanos para verlo mejor y... y no puedo explicar lo que pas, pero el florerose me cay y se rompi.

    Me qued parado con la boca abierta sin saber qu hacer o decir, hastaque escuch la voz de la vendedora:

    Qu lstima!, porque de todos modos tendrs que pagarlo, ya que

  • vos lo rompiste...Me sent como un tonto frente a esa maravilla de mujer que pareca

    salida de un catlogo de modelos publicitarios y, por otro lado, me sentdesesperado porque acababa de esfumarse el regalo del Da de la Madre.

    Y en medio de tanta angustia, se me encendi una chispa deimaginacin y le dije con un tono de hombre de mundo:

    No importa, lo pagar, pero pngalo en una caja y envulvalo pararegalo.

    Lo va a llevar igual?S, por supuesto, las obras de arte se pueden restaurar, no?Mientras yo pagaba, ella se acerc para entregarme el paquete y otra

    vez su sonrisa me envolvi en una nube rosada.Sal a la calle preparando mentalmente la escena de mi llegada al hogar.

    Tendra que recurrir a todas mis dotes teatrales para quedar bien con mimadre.

    Llegu, abr la puerta de calle y desde all grit:Mam, feliz daaa...!Y al mismo tiempo, simul tropezar con el felpudo y caer de narices a

    sus pies.Te lastimaste, Gabriel? pregunt preocupada mam.No, pero se debe haber roto tu regalo... fing lamentarme.Y ahora viene lo inslito, lo increble y lo vergonzoso: mam abri la

    caja y adentro encontr cada pedazo del florero, prolijamente envuelto enpapel de seda!

  • Hola, hola!, Cmo ests?

    Douglas Wright

    Hola, hola! Hola, hola!Hola, hola! Cmo ests?Hola, hola! Te pregunto,te pregunto: cmo ests?

    Estoy como el solque brilla de da;contento, radiante,con mucha alegra.

    Estoy como el cielocuando est nublado;apagado, tristey un poco enojado.

    Estoy todo rojo,igual que la tarde

  • cuando el cielo enteroparece que arde.

    Estoy muy azul,de un azul profundo,cuando por la nocheen sueos me hundo.

    Hola, hola! Hola, hola!Hola, hola! Cmo ests?Hola, hola! Te pregunto,te pregunto: cmo ests?

  • A miles de kilometros

    Alfredo Gmez Cerd

    Jos tena doce aos y trabajaba doce horas al da. No quera cumplir

    ms aos por si al patrn se le ocurra aumentarle tambin la jornada. Apesar de eso, era una suerte, pues solo los nios ms afortunados de su barrioconseguan un trabajo, como l. El resto, viva en la calle y de la calle. Unda, Jos se encontr un pequeo cofre de madera. Estaba muy viejo y sucerradura de hierro, roosa. Desde luego, no serva para nada. Intent abrirlovarias veces, pero no lo consigui. La tapa pareca literalmente soldada alresto. Cansado de forcejear con l, lo guard junto a sus pocas pertenencias,pensando que le servira para hacer astillas con las que prender el fogn, y seech a dormir.

    A miles de kilmetros de donde Jos viva, Santiago sali de unmoderno edificio. Antes de entrar en el lujoso coche que le estaba esperandoen la puerta, con el chofer hacindole una reverencia, volvi la cabeza ysonri satisfecho. Aquel edificio era la sede central de su empresa, que yaestaba extendida por todo el planeta. Por eso, Santiago era una de loshombres ms ricos del mundo. Antes de entrar en el coche, junto al bordillode la acera, vio algo que brillaba. Aunque no acostumbraba a hacerlo, seagach y recogi un objeto. Ya en el coche, lo estuvo observando condetenimiento. Se trataba de una llave de oro. Se pregunt qu podra abriraquella llave; sin duda, tendra que ser algo muy valioso. Pero como noencontraba una respuesta, se guard aquella llave en el bolsillo de su

  • americana, apoy la cabeza en el respaldo mullido del asiento y se queddormido...

    ...Tena un largo camino por delante de miles de kilmetros ynecesitaba estar descansado. Su edad era tambin de doce aos, al igual queJos, pero slo trabajaba dos horas escasas al da. Se diriga hacia un pobrebarrio, por motivos de trabajo. Jos se haba enterado de que iba a visitar subarrio Santiago el consejero. Santiago era un nio rico, sin dificultades en lavida y del que decan que tena respuesta a todo. Pero Jos no se crea estoltimo y, para demostrar que era un estafador, decidi preguntarle algo quenunca podra responder, as que cogi su cofre y se dirigi al edificio msmoderno del barrio, la empresa de Santiago.

    Santiago lleg a su lujoso despacho y se acomod en el silln. Sabaque en ese tipo de barrios tan lgubres, los nios, andrajosos y sucios,entraban en su tienda pero no compraban nada, sino que le pedan consejo.Casi al caer la tarde lleg uno de esos nios con un viejo cofre en la mano.

    Puedes abrir esto? pregunt Jos sin andarse con rodeos.Santiago estuvo a punto de decirle que no pero, para sorpresa de Jos,

    se sac una llave del bolsillo y la insert en la cerradura. El pequeo cofre seabri mostrando un espejito de oro, que reflejaba por las dos caras. Jos semiro en una y se vio todo despeinado, sucio y con la ropa echa jirones;Santiago se mir en la otra cara y se vio limpio, bien arreglado y con suchaqueta ms cara. De repente, al estar los dos reflejados, Jos entendi elmundo de Santiago, que era ms duro de lo que el pensaba y Santiagoentendi a Jos, que era feliz a pesar de su pobreza. Y as, los dos se hicieronmuy amigos, y los miles de kilmetros que les separaban se convirtieron enunos escasos centmetros".

  • Cuento de Navidad

    Ray Bradbury

    El da siguiente sera Navidad y, mientras los tres se dirigan a la

    estacin de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era elprimer vuelo que el nio realizara por el espacio, su primer viaje en cohete,y deseaban que fuera lo ms agradable posible. Cuando en la aduana losobligaron a dejar el regalo porque pasaba unos pocos kilos del peso mximopermitido y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que lesquitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El nio esperaba a suspadres en la terminal. Cuando stos llegaron, murmuraban algo contra losoficiales interplanetarios.

    Qu haremos?Nada, qu podemos hacer?Al nio le haca tanta ilusin el rbol!La sirena aull, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La

    madre y el padre fueron los ltimos en entrar. El nio iba entre ellos, plidoy silencioso.

    Ya se me ocurrir algo dijo el padre.Qu...? pregunt el nio.

  • El cohete despeg y se lanz hacia arriba al espacio oscuro. Lanz unaestela de fuego y dej atrs la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, paradirigirse a un lugar donde no haba tiempo, donde no haba meses, ni aos, nihoras. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer "da". Cerca demedianoche, hora terrquea segn sus relojes neoyorquinos, el nio desperty dijo:

    Quiero mirar por el ojo de buey.Todava no dijo el padre. Ms tarde.Quiero ver dnde estamos y a dnde vamos.Espera un poco dijo el padre.El padre haba estado despierto, volvindose a un lado y a otro,

    pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el rbol con sus velasblancas que haba tenido que dejar en la aduana. Al fin crey haberencontrado una idea que, si daba resultado, hara que el viaje fuera feliz ymaravilloso.

    Hijo mo dijo, dentro de meda hora ser Navidad.La madre lo mir consternada; haba esperado que de algn modo el

    nio lo olvidara. El rostro del pequeo se ilumin; le temblaron los labios.S, ya lo s. Tendr un regalo? Tendr un rbol? Me lo

    prometieron.S, s, todo eso y mucho ms dijo el padre.Pero... empez a decir la madre.S dijo el padre. S, de veras. Todo eso y ms, mucho ms.

    Perdn, un momento. Vuelvo pronto.Los dej solos unos veinte minutos. Cuando regres, sonrea.Ya es casi la hora.Puedo tener un reloj? pregunt el nio.Le dieron el reloj, y el nio lo sostuvo entre los dedos: un resto del

    tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el momento insensible.Navidad! Ya es Navidad! Dnde est mi regalo?Ven, vamos a verlo dijo el padre, y tom al nio de la mano.Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La

    madre los segua.

  • No entiendo.Ya lo entenders dijo el padre. Hemos llegado.Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El

    padre llam tres veces y luego dos, empleando un cdigo. La puerta se abri,lleg luz desde la cabina, y se oy un murmullo de voces.

    Entra, hijo.Est oscuro.No tengas miedo, te llevar de la mano. Entra, mam.Entraron en el cuarto y la puerta se cerr; el cuarto realmente estaba

    muy oscuro. Ante ellos se abra un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, unaventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podan ver elespacio. El nio se qued sin aliento, maravillado. Detrs, el padre y lamadre contemplaron el espectculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto,varias personas se pusieron a cantar.

    Feliz Navidad, hijo dijo el padre.Resonaron los viejos y familiares villancicos; el nio avanz

    lentamente y aplast la nariz contra el fro vidrio del ojo de buey. Y all sequed largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y elresplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.

  • Las 7 princesas encerradas

    Pedro Pablo Sacristan

    Cuando la malvada Bruja de las Cumbres encerr a las 7 princesas en

    los 7 castillos de las 7 montaas, custodiadas por 7 halcones, 7 ogros y 7dragones, nadie pens que se las pudiera volver a ver con vida. Pero aosdespus, el valiente Sir Pentn junt un aguerrido grupo de nobles caballerosque cabalgaron hasta las Grandes Cumbres, vencieron a halcones, ogros ydragones, y acudieron a liberar a las princesas.

    Los caballeros fueron entrando a cada uno de aquellos castillos pararescatar a las jvenes. Eran unos lugares tan fros y oscuros que parecanmuertos, y los valientes se preguntaban qu clase de terrible maldad debaposeer el negro corazn de la bruja para hacer encerrado all a las princesas.Las jvenes liberadas se mostraron enormemente agradecidas a sussalvadores, pues su vida en aquel encierro era la ms vaca y aburrida que sepudiera imaginar. Y sonrientes, escuchaban las hazaas de los caballeros,enamorndose de su valenta y de su arrojo.

    Pero al llegar al ltimo de los castillos, que en nada parecadiferenciarse de los anteriores, descubrieron un interior precioso,primorosamente cuidado y adornado, lleno de luz y color. Poda inclusoorse una bella msica de fondo, como si se tratara de un lugar mgico. Ycuando corrieron a rescatar a la princesa de su alcoba en la torre ms alta,

  • como haban hecho con las dems, no la encontraron all. La buscaron portodas partes hasta que siguiendo la mgica meloda, fueron a parar a unapequea salita. No encontraron en ella nada ms mgico que una alegreprincesa tocando un arpa con gran destreza.

    Nada desconcert tanto a los caballeros como la actitud entusiasmada yalegre de la joven. Era culta, ingeniosa, elegante y con un especial don paralas artes, y al contrario que el resto de princesas, en quienes el efecto de suencierro era bien visible, esta ltima pareca haber vivido una vida muchoms activa e interesante. Pero tras mucho preguntar e indagar, los caballerosconcluyeron que haba estado tan encerrada y solitaria como todas lasdems.

    Extraados, recorrieron el palacio buscando una explicacin, hastallegar a la biblioteca. Faltaban muchsimos libros, y slo entonces se dieroncuenta del motivo: el castillo entero estaba lleno libros. Sobre cada mesa ycada mueble era fcil encontrar algn libro. La princesa no dejaba de leer!Y as haba podido aprender y vivir tantas cosas que pareca que nuncahubiera llegado a estar encerrada, viviendo su encierro entre mltiplesactividades que nunca dejaron paso al aburrimiento.

    El viaje de vuelta fue un viaje extrao. Salvo sta ltima, las demsprincesas resultaron tan sosas y aburridas, que ninguno de los caballerospudo corresponder su amor. Al contrario, todos ellos estaban prendados delencanto de la joven Clara, quien sin dejarse llevar por el brillo de lashazaas y las armaduras, pudo elegir su amor verdadero mucho tiempodespus. Pero eso, es otra historia.

  • El sombrero de estrellas

    Sofa Reina

    Se abre la puerta y muy despacito aparece caminando, aunque casi

    pareciera que flota, una seora con un sombrero de pico bastante alto y alaredonda, un tul blanco cubre todo el sombrero, la cara y medio cuerpo de laduea del sombrero.

    La msica suena muy lentamente acompaando sus movimientos casilunares, el tul va y viene, saluda con su mano a los nios que la estnmirando sin decir ni "mu". Al llegar delante de los chicos, daba la impresinque estaba volando, su velo volaba, sus brazos, el sombrero...

    Hola chicos, soy la Maga Cuenta-Cuentos dijo todava sinlevantarse el tu, ste es mi sombrero mgico, cada estrella tiene su propiahistoria: algunas las he trado desde muuuy lejos, otras me las han regaladomagas amigas, y las mas chiquititas de todas, son regalos de nios comoustedes que cuando me sonren le brota una estrellita al cabo de unos das

  • (igualito que las flores).Les pregunt a los nios si saban volar, como ninguno saba les ofreci

    hacer un vuelo despacito con ella, de a uno por vez podan acercarse a ella,agarrar el velo suavemente y cerrando los ojos levantar vuelo muy despacito,tambin les aconsej mover el brazo libre para ayudar un poco a mantenerseelevado. Volaron y volaron, les dijo que para aterrizar tenan que hacerlomuy suavemente, y sobre todo no olvidarse de doblar las rodillas..."Puuuum" hizo algn nio, sin tener suficiente cuidado en el aterrizaje...pero sin hacerse ningn dao por suerte.

    Esta es la caja mgica dijo sealando una preciosa cajamulticolores.

    Cuando abri la caja, sali un polvo plateado volando por los aires,cuando cay al suelo apareci por detrs del sombrero de estrellas el Seorde la Buena Pipa, que no era l del cuento de la buena pipa, era unhombrecito tn chiquitito que caba en la palma de una mano. Pero tambinera un poco tmido, as que iba escondindose de un lado al otro delsombrero espiando a los nios con cuidado de no ser descubierto.

    Eh, seor...! lo descubri un chiquito-qu hace ah?Ah...Ah...si...hola! soy el Seor de la Buena Pipa, qu tal estn?Todos los chiquitos le contestaron como estaban, pero el Seor de la

    Buena Pipa estaba un poco sordeli as que tuvieron que repetirlo unascuantas veces a grito pelado.

    El Seor de la Buena Pipa se puso a contarles que era un viejo marino yque estaba esperando el barco que lo llevara a una isla muy especial, dndelas cosas no eran para nada normales, las palmeras en vez de tener higostenan caramelos en forma de higos, las plantas de tomates tenan deliciosasnubes de azcar con forma de tomates, las flores tambin eran caramelos,los championes eran chupa-chups, y as con todas las cosas, pero tambinles dijo, bastante en secreto, que los ros eran limonadas, y que cuando llovajuntaban el agua porque una vez en un recipiente se converta en Coca-Cola... Claro que si le ponas ptalos de margaritas amarillas (de las quetambin son caramelos) se converta en Fanta de limn o de naranja si leponas trocitos de naranjas.

    Haba una vaca muy divertida, que cantaba canciones, cuya leche era

  • riqusima y adems con solo beberla limpiaba los dientes de una sola vez.Pero pareca que el barco no llegaba nunca y empezaba a creer que la

    bailarina rusa que se lo cont lo habra soado.No, no... nada de eso! dijo Nadriushka, la bailarina folklrica rusa

    que guardaba cinco hermanitas pequeas mientras apareca por detrs delsombrero, ese barco exist, yo me he embarcado una vez cuando formabaparte de un ballet muuuy importante, despus de un montn de actuacionesnos fuimos a esa isla a descansar y a comer todas las cosas ricas quequeramos...

    Bueno entonces me voy al muelle a esperarlo, adis, adioooooosdijo el Seor de la Buena Pipa.

    Nadriushka les cont a los chicos que ella era una bailarina rusa, y sepuso a mostrarles como era el baile que ella haca, la seora del sombrerohizo lo que la bailarina le indicaba, para acompaarla en su baile.

    Anim a los chicos a intentar bailar como ella, claro que era una danzabastaaaaante difcil, as que les ense un poquitn, algn paso para quetodos pudieran alegremente bailar. Cuando haba terminado el baile,Nadriushka esperaba el aplauso que siempre tena al finalizar una actuacin,al or los primeros aplausos salud muy formalmente con su reverenciahacia delante, y se fue por donde vino.

    El sombrero haba entristecido en ese momento, estaba escuchando queun chiquitn estaba llorando, al sombrero no le gustaba entristecer a nadie,as que la seora lo puso a descansar, el pequen se alegrara un poco y elsombrero mgico no perdera ms estrellitas de nios.

    En ese momento todos pudieron ver la cara de la Maga Cuenta-Cuentos,y qu sorpresa...! tambin tena estrellitas doradas como si fuera un antifazalrededor de sus ojos...

    OOOHHHH...!!! se oy de todas las boquitas.De la caja sali una carita de lo mas simptica, que pareca una flauta

    triangular con sonrisa... ocurra que esta carita hablaba con una risita todo elrato, y lo mas gracioso fue que todos los nios terminaron rindose acarcajadas, hasta el que estaba llorando antes. Se puso a contarles chistes, ycosas divertidas, tantas que se tuvo que ir rpido porque no poda dejar de

  • reirse...jijijijijijij...Despus sin que nadie supiera cmo, la maga tena antenitas de

    marciana en la cabeza, que terminaban en dos bolitas plateadas, y claro quese haba convertido en una extraterrestre. Era una marciana muy marchosaporque les vena a ensear el baile de su lugar, y les explicaba que hasta suplaneta era un gran bailarn porque bailaba el "ula-ula" con los dos anillosque tena al rededor. Terminaron todos bailando los bailes marcianos y unpoco de "ula-ula".

    La msica fue acabndose poquito a poco, algunos nios fueronsentndose, otros a buscar sus bebidas, y otros queran darle la mano a lamaga-marciana, o mirar de cerca las estrellitas que llevaba en la cara... Alfinal volvi a ser maga-maga, y con muchos besitos al aire y nubes de polvobrillante se despidi de los nios hasta el prximo cuento...

  • Juan y la habichuela mgica

    Roald Dhal

    La madre de Juan dijo: "Se acab.No queda un chavo en casa... Y digo yoque en el mercado, echndole tup,podrs vender la vaca, conque vey cuenta all lo sana que es la Juana,aunque t y yo sepamos que es anciana".

    Se fue Juan con la vaca y volvi luegodiciendo: "Madre, cmo les di el pego!Jams habr un negocio tan redondocomo el que hizo tu Juan". "Mira el sabihondo!

  • Seguro que tu trato es un desastrey que te ha dado el timo algn pillastre...".Mas cuando Juan, con gesto artero y pillo,extrajo una habichuela del bolsillosu madre salt un cudruple mortal,se puso azul y le grit: "Animal!Te has vuelto loco? Dime, tarambana,te han dado una habichuela por la Juana?Te mato!", y tir al huerto la habichuela,agarr a Juan y le atiz candelacon la mangueta de la aspiradorazurrndole lo menos media hora.

    A las diez de la noche, sin embargo,la alubia empez a echar un tallo largo,tan largo que la punta se perdaentre las nubes cuando lleg el da.Juanito grit: "Madre, echa un vistazoy dime si ayer no hice un negociazo!".La madre dijo: "Calla, pasmarote!Acaso da habichuelas ese broteque pueda yo meter en el puchero?No agotes mi paciencia, majadero!"."Por Dios, mam, que no hablo de semillas!No ves que es de oro? Mira cmo brilla!".Cunta razn tena el rapazuelo!All afuera, estirndose hasta el cielo,brillaba una alta torre de hojas de oroms imponente que el mayor tesoro.La madre de Juanito, espeluznada,peg otro brinco y dijo: "Qu burrada!Hoy mismo compro un Rolls, me voy a Ibizay abro una cuenta en una banca suiza.

  • Vamos, mastuerzo, treme las que puedasy las que no sean de oro te las quedas!".Y Juan, sin atreverse a vacilar,trep por la habichuela sin tardar,ganando altura, no preguntis cuntahasta alcanzar la punta de la planta.Mas una vez all ocurri una cosade lo ms espantable y horrorosa:se levant un estruendo tremebundocomo si se acercara el fin del mundoy habl una voz terrible, muy cercana,que dijo: "_Estoy oliendo a carne humana_!!".Juanito se dio un susto de caballoy sin pensarlo ms baj del tallo."Ay, madre!, si lo s yo no te escucho,que arriba hay un seor que grita mucho,que yo lo he visto, y me parece injustosubir y que me peguen otro susto...!Es un gigante. Y anda bien de olfato"."Qu tonteras dices, mentecato!"."Me oli sin verme, madre, te lo juro.Es un gigante enorme, estoy seguro..."."Naturalmente que te oli, marrano,que no te duchas ms que en veranoy apestas como un chivo y no obedecespor ms que te lo mande cien mil veces...".Juan respondi: "Mam, por qu no subes,ya que eres tan valiente, hasta las nubest misma?", y ella dijo: "Desde luego!Yo sin luchar a tope no me entrego".Se arremang las faldas y de un saltotom la enorme planta por asaltoy se perdi en sus hojas, mientras Juan

  • dudaba del buen xito del plan,temiendo que el tufillo mareantede su mam enfadara a aquel gigante.

    Mirando arriba estaba... hasta que un ruidoque no esperaba, ms bien un chasquidoterrible, y una voz desde la alturallegaron a su odo: "_Estaba duray le sobraban huesos, pero al menoslos dos muslitos me han sabido buenos_!"."Atiza! exclam Juan. Ese chifladose merend a mi madre de un bocado!Olfate ya lo deca yo.Ese tufillo horrible...". Y contemplla inmensa planta de oro: "Mala suerte!Tendr que enjabonarme y frotar fuertepara poder pasar por inodorosi quiero reincidir en lo del oro".Conque se dirigi al cuarto de baopor la primera vez en aquel ao,gast siete champs, doce jabonesy se llen los pelos de lociones,se cepill las muelas y los dientesy se dej las uas relucientes.Volvi luego a la planta nuestro chicoy all arriba segua, hecho un borrico,sorbindose los mocos y escupiendo,nuestro gigante brbaro y horrendo:"_No estoy oliendo a nada por ahora_!!",grua sordamente. Varias horasesper Juan. Por fin cay dormidoel monstruo, y el muchacho, sin un ruido,hizo cosecha de oro a troche y moche

  • y durmi billonario aquella noche."Baarse, dijo, es algo muy seguro.Me dar un bao al mes en el futuro".

  • Un cuento de ao nuevo

    Annimo

    Uno de eneroLa maana del uno de enero, Irene se despert pensando: Llevo todo el

    ao sin desayunar. As que se levant de un salto y fue corriendo a lacocina, a prepararse un buen tazn de leche con cacao.

    Estaba terminando la taza cuando un pensamiento le sobrevinorepentinamente: Llevo todo el ao sin cepillarme los dientes.

    Apresuradamente de nuevo, corri hasta el cuarto de bao, puso pastaen el cepillo y se lav los dientes a toda prisa porque en cuanto terminasetena que peinarse: Es que llevo todo el ao sin peinarme!.

    Llevo todo el ao sin jugar!, descubri repentinamente,abalanzndose sobre el armario rojo, abri las puertas y sus ojos crecieronante el descubrimiento de sus juguetes ms queridos, como si hubiera estadoseparado de ellos largo, largo tiempo.

    Y as pas Irene el da, descubriendo su bicicleta, el gato del vecino, lasplantas del jardn, el cajn de la cocina donde se guarda la barra de

  • chocolate... a su amiga Julia, a su hermanito Diego... a mam, a la abuela...Cuando por fin se acost y su madre le ley un cuento para dormirse,

    algo que llevaba tambin todo el ao nuevo sin hacer, le pregunt:Mam, no podra ser uno de enero todos los das para disfrutar tanto

    todas las cosas?Podra ser, Irene: eso depende solamente de que t lo quieras.

  • El aguinaldo

    Cuento popular espaol

    Esto eran unos nios muy muy pobres que en la vspera del da de

    Reyes iban caminando por un monte y, como era invierno, en seguida se hizode noche, pero los pobrecitos seguan andando. Entonces se encontraron conuna seora que les dijo:

    Adnde vais tan de noche, que est helando? No os dais cuenta deque os vais a morir de fro?

    Y los nios le contestaron:Vamos a esperar a los Reyes, a ver si nos dan aguinaldo.Y la seora del bosque, que era muy hermosa, les dijo:Y qu necesidad tenais de alejaros tanto de vuestra casa? Para

    esperar a los Reyes slo habis de poner vuestros zapatitos en el balcn ydespus acostaros tranquilamente en vuestras camitas.

    A lo que los nios contestaron:Es que nosotros no tenemos zapatos, y en nuestra casa no hay balcn,

    y no tenemos camita sino un montn de paja... Adems el ao pasado

  • pusimos nuestras alpargatas en la ventana, pero se ve que los Reyes no lasvieron porque no nos dejaron nada.

    As que la seora del bosque se sent en un tronco que haba en el sueloy mir a los pequeos, que la contemplaban ateridos sin saber qu hacer; yella les pregunt que si queran llevar una carta a un palacio y los nios ledijeron que s que se la llevaran; entonces ella busc en una bolsa quellevaba colgada de la cintura y sac un gran sobre sellado que contena lacarta.

    Pues sta es la carta dijo, y se la dio.Luego les explic cmo tenan que hacer para encontrar el palacio y que

    el camino era peligroso porque tendran que pasar ros que estabanencantados y atravesar bosques que estaban llenos de fieras.

    Los ros los pasaris ponindoos de pie en la carta y la misma cartaos llevar a la otra orilla; y para atravesar los bosques, tomad todos estospedazos de carne que os doy y, cuando os encontris con alguna fiera,echadle un pedazo, que os dejar pasar. Y en la puerta del palacioencontraris una culebra, pero no tengis miedo: echadle este panecillo queos doy y no os har nada.

    Y los pobrecitos cogieron la carta, la carne y el pan y se despidieron dela seora del bosque.

    Conque siguieron su camino y, al poco rato, llegaron a un ro de leche,despus a un ro de miel, despus a un ro de vino, despus a un ro de aceitey despus a un ro de vinagre. Todos los ros eran muy anchos y ellos erantan pequeos que les dio miedo no poder cruzarlos, pero hicieron como ellales dijo: echaron la carta al ro, se subieron encima de ella y la carta lescondujo siempre a la otra orilla.

    Cuando terminaron de cruzar los ros empezaron a encontrar bosques ybosques, a cual ms frondoso y oscuro, donde les salan fieras que parecaque los iban a devorar. Unas veces eran lobos, otras tigres, otras leones,todos prestos a devorarlos, pero en cuanto les echaban uno de los pedazos decarne que la seora del bosque les haba dado, las fieras los cogan con susbocas y desaparecan en lo hondo del bosque, dejndolos continuar sucamino.

    Hasta que por fin, cuando ya haba cado la noche, vieron a lo lejos el

  • palacio y corrieron hacia l. Pero delante del palacio haba una enormeculebra negra que, apenas los vio, se levant sobre su cola amenazando concomrselos vivos con su inmensa boca; pero los nios le echaron elpanecillo y la culebra no les hizo nada y los dej pasar. Entraron los nios enel palacio y en seguida sali a recibirlos un criado negro, vestido de coloradoy de verde, con muchos cascabeles que sonaban al andar; entonces los niosle entregaron la carta y el criado negro, al verla, empez a dar saltos dealegra y fue a llevrsela en una bandeja de plata a su seor.

    El seor era un prncipe que estaba encantado en aquel palacio y encuanto cogi la carta se desencant; as es que orden a su criado que letrajera inmediatamente a los nios y les dijo:

    Yo soy un prncipe que estaba encantado y vuestra carta me halibrado del encantamiento, as que venid conmigo.

    Y los llev a una gran sala donde haba quesos de todas clases, yrequesn, y jamn en dulce, y miles de golosinas ms, para que comierantodo lo que quisieran. Despus los llev a otra sala y en sta haba huevohilado, yemas de coco, peladillas, pasteles de muchas clases y miles deconfituras ms, para que comieran lo que quisieran. Y despus los llev aotra sala donde haba caballos de cartn, escopetas, sables, aros, muecas,tambores y miles de juguetes ms, para que cogieran los que quisieran. Ydespus de todo eso, y de besarlos y abrazarlos, les dijo:

    Veis este palacio y estos jardines y estos coches con sus caballos?Pues todo es para vosotros porque ste es vuestro aguinaldo de Reyes. Yahora vamos en uno de estos coches a buscar a vuestros padres para que sevengan a vivir con nosotros.

    Los criados engancharon un lujoso coche y se fue el prncipe con losnios a buscar a sus padres. Y ya todo el camino era una carretera muy anchay muy bien cuidada y los ros y los bosques y las fieras haban desaparecido.Y luego volvieron todos muy contentos al palacio y vivieron muy felices.

  • La falsa apariencia

    Cuento popular

    Un da, por encargo de su abuelita, Adela fue al bosque en busca de

    setas para la comida. Encontr unas muy bellas, grandes y de hermososcolores y llen con ellas su cestito.

    Mira abuelita-dijo al llegar a casa, he trado las ms hermosas...Mira qu bonito color escarlata! Haba otras ms arrugadas, pero las hedejado.

    Hija ma repuso la anciana esas arrugadas son las que yosiempre he recogido. Te has dejado guiar por las apariencias engaosas y hastrado a casa hongos que contienen veneno. Si los comiramos,enfermaramos; o quizs algo peor...

    Adela comprendi entonces que no deba dejarse guiar por el belloaspecto de las cosas, que a veces ocultan un mal desconocido.

    ...y colorn coloradoeste cuento se ha acabado.

  • Como se dibuja a un nio

    Gloria Fuertes

    Para dibujar un niohay que hacerlo con cario.Pintarle mucho flequillo,que est comiendo un barquillo ;muchas pecas en la caraque se note que es un pillo;pillo rima con flequilloy quiere decir travieso .Continuemos el dibujo:redonda cara de queso.

    Como es un nio de moda,

  • bebe jarabe con soda.Lleva pantaln vaquerocon un hermoso agujero;camiseta americanay una gorrita de pana.Las botas de futbolistaporque chutando es artista .Se re continuamente,porque es muy inteligente.Debajo del brazo un cuentopor eso est tan contento.

    Para dibujar un niohay que hacerlo con cario.

  • Los Reyes Magos son verdad

    Cuento annimo

    Apenas su padre se haba sentado al llegar a casa, dispuesto aescucharle como todos los das lo que su hija le contaba de sus actividadesen el colegio, cuando sta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:

    Papa?S, hija, cuntameOye, quiero... que me digas la verdadClaro, hija. Siempre te la digo respondi el padre un poco

    sorprendidoEs que... titube BlancaDime, hija, dime.Pap, existen los Reyes Magos?El padre de Blanca se qued mudo, mir a su mujer, intentando

    descubrir el origen de aquella pregunta, pero slo pudo ver un rostro tansorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

    Las nias dicen que son los padres. Es verdad?La nueva pregunta de Blanca le oblig a volver la mirada hacia la nia

    y tragando saliva le dijo:Y t qu crees, hija?Yo no se, pap: que s y que no. Por un lado me parece que s que

  • existen porque t no me engaas; pero, como las nias dicen eso.Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos

    pero...Entonces es verdad? cort la nia con los ojos humedecidos.

    Me habis engaado!No, mira, nunca te hemos engaado porque los Reyes Magos s que

    existen respondi el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca.Entonces no lo entiendo, pap.Sintate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar

    porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla dijo el padre,mientras sealaba con la mano el asiento a su lado.

    Blanca se sent entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa quele sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para l debi deser la verdadera historia de los Reyes Magos:

    Cuando el Nio Dios naci, tres Reyes que venan de Oriente guiadospor una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalosen prueba de amor y respeto, y el Nio se puso tan contento y pareca tanfeliz que el ms anciano de los Reyes, Melchor, dijo:

    Es maravilloso ver tan feliz a un nio! Deberamos llevar regalos atodos los nios del mundo y ver lo felices que seran.

    Oh, s! exclam Gaspar. Es una buena idea, pero es muy difcilde hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones denios como hay en el mundo.

    Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus doscompaeros con cara de alegra, coment:

    Es verdad que sera fantstico, pero Gaspar tiene razn y, aunquesomos magos, ya somos ancianos y nos resultara muy difcil poder recorrerel mundo entero entregando regalos a todos los nios. Pero sera tan bonito.

    Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podran realizarsu deseo. Y el Nio Jess, que desde su pobre cunita pareca escucharlesmuy atento, sonri y la voz de Dios se escuch en el Portal:

    Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestrosregalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: qunecesitis para poder llevar regalos a todos los nios?

  • Oh, Seor! dijeron los tres Reyes postrndose de rodillas.Necesitaramos millones y millones de pajes, casi uno para cada nio quepudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero. nopodemos tener tantos pajes., no existen tantos.

    No os preocupis por eso dijo Dios. Yo os voy a dar, no uno sinodos pajes para cada nio que hay en el mundo.

    Sera fantstico! Pero, cmo es posible? dijeron a la vez los tresReyes Magos con cara de sorpresa y admiracin.

    Decidme, no es verdad que los pajes que os gustara tener debenquerer mucho a los nios? pregunt Dios.

    S, claro, eso es fundamental asistieron los tres Reyes.Y, verdad que esos pajes deberan conocer muy bien los deseos de

    los nios?S, s. Eso es lo que exigiramos a un paje respondieron cada vez

    ms entusiasmados los tres.Pues decidme, queridos Reyes: hay alguien que quiera ms a los

    nios y los conozca mejor que sus propios padres?Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que

    Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvi a or:Puesto que as lo habis querido y para que en nombre de los Tres

    Reyes Magos de Oriente todos los nios del mundo reciban algunos regalos,YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos lospadres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y devuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. Tambin ordenoque, mientras los nios sean pequeos, la entrega de regalos se haga como sila hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los nios seansuficientemente mayores para entender esto, los padres les contarn estahistoria y a partir de entonces, en todas las Navidades, los nios harntambin regalos a sus padres en prueba de cario. Y, alrededor del Beln,recordarn que gracias a los Tres Reyes Magos todos son ms felices.

    Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, lania se levant y dando un beso a sus padres dijo:

    Ahora s que lo entiendo todo pap. Y estoy muy contenta de saber

  • que me queris y que no me habis engaado.Y corriendo, se dirigi a su cuarto, regresando con su hucha en la mano

    mientras deca:No s si tendr bastante para compraros algn regalo, pero para el

    ao que viene ya guardar ms dinero.Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes

    Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.

  • El abeto friolero

    Carles Cano

    Haba una vez un rbol, un abeto, que haba nacido donde nacen lamayora de los abetos, en un pas fro del norte de Europa. Eraincreblemente grande y majestuoso y desplegaba sus enormes ramas entodas direcciones. Era tan grande porque tena tanto, tanto fro, que habacrecido ms que ninguno de sus hermanos buscando un poco de sol en lasalturas del espeso bosque. Pero ni aun as poda quitarse aquel terrible froque recorra hasta la ltima de sus hojitas en invierno, y en ese pas losveranos y las primaveras eran tan cortos...

    As que, cuando se enter de que el dueo de unos grandes almacenesde un pas del Sur lo haba comprado para trasplantarlo al jardn de la puertaprincipal de su tienda y decorarlo como rbol de Navidad, le entr tal alegraque le salieron brotes nuevos.

    Lo transportaron, con sumo cuidado en un camin gigantesco, tumbadoy con una buena cantidad de tierra para que no sufriera ningn dao, y a lospocos das ya estaba plantado a la puerta de los grandes almacenes, viendopasar oleadas de gente. Era divertidsimo mirar las caras e imaginar suspensamientos, pero lo mejor de todo era que no pasaba fro!

    De todas formas, como se acercaban las Navidades, lo llenaron de

  • adornos de arriba abajo, y esto no fue lo peor, porque al encargado de losgrandes almacenes se le ocurri la brillante idea de cubrir el abeto de nieveel da de Nochebuena. Para ello, hizo traer un camin cargado de nieve delas montaas.

    El pobre rbol no estaba dispuesto a aguantar aquello! Haba permitidoque lo llenaran de lucecitas intermitentes, de bolas brillantes, de paquetes deregalo, de figuritas de Pap Noel y ni siquiera haba gritado cuando leclavaron la estrella en la coronilla, pero aquello era demasiado! Habavenido huyendo de los terribles fros de su pas y de las horrorosas heladas, yse negaba en redondo a pasar ms fro. Ya pensara cmo solucionarlo.

    Aquel da lo cubrieron de nieve para que hiciera bonito y navideo,pero, al llegar la noche, cuando ya se haban apagado los ltimos ecos de laszambombas y panderetas y nadie lo vea, con un esfuerzo descomunal, elabeto enroll sus ramas alrededor del tronco y, al desenrollarlas con todassus fuerzas, lanz los copos de nieve tan lejos, tan lejos, que la mayoracayeron en pases muy distantes y produjeron curiosas historias.

    Unos alcanzaron un lugar donde nunca antes haban visto la nieve y ensu camino arrastraron algunas nubes que aliviaron la larga sequa quepadeca aquella zona: aquello se interpret como un milagro.

    Otros copos fueron a parar a los agujeros de los caones de dos pasesque estaban en guerra: las armas se estropearon y tuvieron que firmar la paz.Otros cayeron justo en el momento en que se produca un incendio en unhermoso bosque y lo apagaron.

    Los paquetes de regalo aterrizaron en un pueblo tan pobre que apenas siles llegaba para comer, de modo que aquellas Navidades todos tuvieronbonitos regalos. Por fin, los copos que quedaron se convirtieron en estrellasfugaces que surcaron la noche y concedieron pequeos deseos a los queestaban tristes y no podan dormir.

    Al da siguiente, por la maana, slo quedaban las tiras de espumillnpor el suelo y la estrella que, obstinada, continuaba prendida en lo alto, perotodo el mundo se maravill, porque nunca haban visto un abeto tan verde yresplandeciente como aqul.

  • El renacuajo paseador

    Cuento en verso de Rafael Pombo

    El hijo de Rana, Rinrn Renacuajo,sali esta maana, muy tieso y muy majo.Con pantaln corto, corbata a la moda,sombrero encintado y chupa de boda."Muchacho, no salgas!" Le grita mam.Pero l hace un gesto y orondo se va.Hall en el camino a un ratn vecino.Y le dijo: "Amigo! venga, usted conmigo.Visitemos juntos a doa Ratonay habr francachela y habr comilona".A poco llegaron, y avanza Ratn.Estirase el cuello, coge el aldabn.Da dos o tres golpes, preguntan: "Quin es?""-Yo, doa Ratona, beso a usted los pies"."Est usted en casa?" "S, seor, s estoy:y celebro mucho ver a ustedes hoy;estaba en mi oficio, hilando algodn.Pero eso no importante; bienvenidos son".

  • Se hicieron la venia, se dieron la mano,y dice Ratico, que es ms veterano:"Mi amigo el de verde rabia de calor,dmele cerveza, hgame el favor".Y en tanto que el pillo consume la jarramand la seora traer la guitarray a Renacuajito le pide que canteversitos alegres, tonada elegante."-Ay! de mil amores lo hiciera, seora,pero es imposible darle gusto ahora,que tengo el gaznate ms seco que estopay me aprieta mucho esta nueva ropa"."-Lo siento infinito, responde ta Rata,afljese un poco chaleco y corbata,y yo mientras tanto les voy a cantaruna cancioncita muy particular".Mas estando en esta brillante funcin.De baile y cerveza, guitarra y cancin,la Gata y sus Gatos salvan el umbral,y vulvase aquello el juicio final.Doa Gata vieja trinch por la orejaal nio Ratico maullndole: "Hola"y los nios Gatos a la vieja Ratauno por la pata y otro por la cola.Don Renacuajito mirando este asaltoTom su sombrero, dio un tremendo salto,y abriendo la puerta con mano y narices,se fue dando a todos "noches muy felices".Y sigui saltando tan alto y aprisa,que perdi el sombrero, rasg la camisa,se col en la boca de un pato tragny ste se lo embucha de un solo estirn.Y as concluyeron, uno, dos y tres,

  • ratn y Ratona, y el Rana despus;los gatos comieron y el Pato cen.Y mam Ranita solita qued!

  • Rayo de fuego

    Fbula de Escandinavia

    Esto sucedi hace tiempo, en un lejano pas del norte donde los

    hombres eran grandes y fuertes como gigantes.El rey, Erico el Viejo, se sinti un da muy cansado y busc un sucesor.Llam entonces a los mximos hroes de su pas y les pidi que

    contaran sus hazaas para saber cul de ellos mereca ser el nuevo rey.Primero habl Trym, el de la barba roja:Un da, para salvar mi barco en una tormenta, me zambull en el mar,

    lo alc con una mano y, nadando con un brazo, lo llev hasta la costa.Formidable! dijo el rey.Y escuch a otro de los hroes:Mi tormenta fue an peor dijo Trom, el de la barba negra. El

    viento era tan fuerte que de nada sirvi zambullirme y tratar de sostenerlocon una mano...

    Qu hiciste? pregunt Erico el Viejo.Lo sostuve con las dos manos y me mantuve a flote pataleando hasta

    llegar a la costa.Qu notable! se admir el rey.Le toc el turno al ltimo aspirante al trono.

  • Este era Trum, el ms ambicioso de los tres.A m tambin me sorprendi el temporal afirm. Pero mis

    manos no bastaban porque yo comandaba toda una flota.Trym, Trom y Erico el Viejo lo escucharon con atencin:Qu hice entonces? Llam a Rayo de Fuego, mi caballo que anda

    por la tierra y el mar......Lo mont y recorr con l el fondo del mar, hasta llegar a la costa.

    Entonces tom las races de todos los rboles, hice una trenza con ellas, lasat a la cola de mi caballo y remolqu al pas entero hasta donde estaban losbarcos.

    Increble! se sorprendi el rey.As es seor; puesto que las naves no podan llegar a la costa, yo

    acerqu la costa hasta ellas.Extraordinario!Trum mir a su alrededor, seguro de haber ganado el derecho al trono.Pero no encontr caras felices; el pueblo saba que era prepotente y

    ambicioso.Erico el Viejo supo interpretar el sentimiento de su gente y dijo sabias

    palabras:Tu hazaa es muy grande pero hay alguien que demostr ser ms

    fuerte que t.Quin?Tu caballo Rayo de Fuego afirm el rey. Salv a toda la flota y

    merece ser el rey!El pueblo aplaudi, feliz de haberse librado de Trum.Dicen que el caballo gobern muy bien. Rpido como el rayo, viaj por

    todo el pas, se enter de los problemas y cuid la paz.Algunos dirn:Rey un caballo?Por qu no. Es mejor que un tirano.

  • Dnde est el abuelo?

    Mar Cortina Selva

    Hace das que el abuelo no est,hace das que no lo veo en su mecedora.

    He preguntado a mi madre

    Mi madre dice que el abueloest en el cielo y que desde allme cuida, pero la verdad,me es difcil imaginrmelosentado en una estrellamientras fuma su pipa.

    He preguntado a mi padre.

    Mi padre dice que no me preocupe,que ahora el abuelo es un ngel, pero,

  • la verdad,me cuesta imaginrmelocon alas blancasmientras fuma su pipa...

    He preguntado a mi abuela.

    Mi abuela, que llora cuando cree que no la veo,dice que el abuelo est de viaje.

    He decidido que la historia que ms me gustaes la de la abuela y entoncesle he escrito una carta.Una carta que es un dibujo mopara que sepa que lo aoramos.

    El abuelo ni vuelve de viaje,ni lo veo en una estrellani con las alas blancas.As es que he decidido otra cosa.

    Hacer "la caja del abuelo".En la parte de arriba le he pegado una fotode nosotros dos y dentro le estoy guardando,hasta que vuelva,su pipa, mi dibujo, piedras y hojasque voy recogiendo del parque.

    El abuelo est tardando muchoy yo quiero que est aqu.He gritado muy fuerte al aire:"Abuelooooooo! Donde ests???????"El aire no responde

  • y la caja ya la tengo llena.No s donde est el abuelo,pero se que no volver.

    Ahora es pap quin me lleva al parque,la abuela quin me cuenta aventurasy mam quien me mece.Como haca EL.

    No s donde est el abuelo, no lo veo,pero lo noto dentro de m.

    Cuando yo me muera, lo buscary entonces podr abrir la caja y le dartodo lo que he ido guardando para ELy le contar todas las aventuras del parquey todo lo que le he querido...

  • Vuela, Mariposa! Vuela!

    Lydia Gimnez Llort

    Un da de primavera, un ratoncito encontr unas extraas bolitas negras

    en un tiesto del jardn. Intrigado por saber qu eran, decidi esperar y prontovio nacer unos seres blancos muy pequeitos que se movan muylentamente.Eran unas oruguitas! Y una de ellas era muy simptica! Datras da, el ratoncito dio de comer a la oruguita para que creciera hastaconvertirse en una gran oruga. Y el ratoncito y la oruga se convirtieron eninseparables. Pasaban muy buenos ratos jugando a cartas. Se divertanmucho jugando al escondite y leyendo juntos grandes historias. As que suamor fue creciendo y creciendo, hacindose cada vez ms y ms grande.Pero un da, el ratoncito no lograba encontrar a la oruga por ninguna parte.Finalmente, el ratoncito la encontr en un sitio muy extrao. Apenas podaverla. No entenda qu estaba pasando, ni por qu la oruga estaba all.Pasaron los das y el capullo de seda qued completamente cerrado. Laoruga se haba quedado all, durmiendo, durmiendo. Y el ratoncito llor con

  • mucha pena... El ratoncito se qued sentado, enfadado, esperando a que laoruga despertara del sueo. Quera volver a estar con ella. Agotado, triste ycansado de esperar, el ratoncito qued dormido. Cuando el ratoncito sedespert, vio que el capullo de seda se haba abierto. Pero al mirar en suinterior comprob, desolado, que la oruga no estaba. As que se volvi asentar esperando, por si la oruga volva. Pens que quizs fue culpa suya. Sil no se hubiese dormido ahora estaran juntos. Entonces, se le acerc unamariposa. El ratoncito se sorprendi mucho cuando la bella dama le dijoquien era y le record los buenos momentos pasados juntos jugando yleyendo. El ratoncito, se sinti muy feliz de volver a ver a su querida oruga,que ahora era una bellsima mariposa y le pidi que no se fuera nunca, nuncams. Pero a medida que pasaban los das, la mariposa perda su belleza. Elratoncito no saba por qu. Por fin, el ratoncito comprendi que lasmariposas estn hechas para volar. As que el ratoncito le dijo a su queridamariposa: Vuela, Mariposa! Vuela!. Y la mariposa alz el vuelo y con susmajestuosas alas se alej. Aquella noche, el ratoncito so con la mariposa.Y en su sueo, volvieron a estar juntos, felices como siempre. Y antes dedespertar, la bella mariposa le cont un secreto al ratoncito. Le dijo que lehaba dejado un regalo. El ratoncito despert y corri hacia el tiesto dondeuna vez encontr aquellas bolitas negras. Y s, all estaba su regalo! Lamariposa haba puesto sus huevos! As que el ratoncito esper hasta vernacer a las nuevas oruguitas que le hicieron recordar todos los bellosmomentos vividos. Y el ratoncito entendi el ciclo natural de la vida. Ahora,cuando ve una mariposa, recuerda todos los buenos momentos vividos consu querida oruga. Si miramos una mariposa veremos que tiene cuerpo deoruga y dos alas en forma de corazn unidas para siempre. La belleza de lasmariposas nos recuerda que el amor es eterno.

  • Kaperucito con K

    Gloria Fuertes

    Kaperucito era un chinitomuy bajito.

    Su color era amarillo,su coleta hasta el tobillo.

    Llevaba gafa en un ojoy siempre un gorrito rojo.

    Y por el rojo gorritole llaman Kaperucito.

    Pequeo como un limn,dorma como un lirn.

    Tena un gato ms alto que l

  • y los domingos le pona un cascabel.

    Con Kim, su amigo el poeta,jugaban con la cometa.

    Kaperucitoera muy inteligente,pero algo desobediente,No toques el tocador dijo su abuelo tenor.

    Kaperucito y el gatovan a pasar un mal rato.Creyendo que era colonia...Cogi un frasco de su abuelo...Y sobre el pelo, se le cay el crecepelo.

    Ver al gato daba pena,se pisaba la melena.

    Empez a crecer la felpade la alfombra del saln.

    En un minuto en bosquela alfombra se convirti.

    Creci, con el crecepelode su chulsimo abuelo.

    Kaperucito! Dnde ests?

    Su madre no le encontraba(soponcio chino le daba).

  • Kaperucito! Dnde ests?

    Mami, no s dnde estoy...Pero no me pises la coleta, por favor!

  • Los siete conejos blancos

    Cuento popular espaol

    Un rey tena una hija muy hermosa a la que amaba con todo su corazn.

    Su esposa, la reina, haba educado con mucho cario y atencin a la princesay le haba enseado a coser y bordar de manera primorosa, por lo que laprincesa disfrutaba muchsimo haciendo toda clase de labores.

    La habitacin de la princesa tena un balcn que daba al campo. Un dase sent a coser en el balcn, como sola hacer a menudo; entre puntada ypuntada contemplaba los magnficos campos que se extendan ante elcastillo, los bosques y las colinas, cuando, de pronto, vio venir a sieteconejos blancos que hicieron una rueda bajo su balcn. Estaba tanentretenida y admirada observando a los conejos que, en un descuido, se lecay el dedal; uno de los conejos lo cogi con la boca y todos deshicieron larueda y echaron a correr hasta que los perdi de vista.

    Al da siguiente volvi a ponerse a coser en el balcn y, al cabo delrato, vio que llegaban los siete conejos blancos y que formaban una ruedabajo ella.

  • Y al inclinarse para verlos mejor, a la princesa se le cay una cinta, lacogi uno de los conejos con la boca y todos echaron a correr otra vez hastaque se perdieron de vista.

    Al da siguiente volvi a ocurrirle lo mismo, pero esta vez lo que perdifueron las tijeras de costura.

    Y despus de las tijeras fueron un carrete de hilo, un cordn de seda, unalfiletero, una peineta...

    Y a partir de entonces los conejos ya no volvieron a aparecer ms.Como los conejos ya no volvan, por ms que ella saliera todos los das

    al balcn, la princesa acab enfermando de tristeza y la metieron en cama ysus padres creyeron que se mora. Pero el rey la quera tanto que mandllamar a los mdicos ms famosos, y cuando stos confesaron que no sabanqu clase de enfermedad tena la princesa, mand echar un pregnanunciando que la princesa estaba enferma de una enfermedad desconocida yque cualquier persona que tuviera confianza en poder curarla acudiera deinmediato a palacio; y a quien la curase le ofreca, si era mujer, una grancantidad de dinero, y si era hombre sin impedimento para casarse, la manode su hija.

    Mucha gente acudi al pregn del rey, pero nadie supo curar a laprincesa, que languideca sin remedio.

    Un da, una madre y una hija que vivan en un pueblo cercano,determinaron acercarse a palacio para ver si lograban curar a la princesa,pues ambas se dedicaban a la herboristera y confiaban en que, con suconocimiento de todas las plantas del reino, alguna frmula encontraranpara poderla sanar. Conque se pusieron en camino.

    E iban de camino cuando decidieron ganar tiempo tomando un atajo; ycuando iban por el atajo, decidieron hacer un alto para comer y descansar unpoco. Pero quiso la suerte que, al sacar el pan, se les cayera rodando por laloma en cuyo alto haban tomado asiento y las dos, sin dudarlo, corrierontras l hasta que lo vieron caer dentro de un agujero que haba al pie de laloma. Conque llegaron hasta l y, al agacharse para recuperarlo, vieron queel agujero comunicaba con una gran cueva que estaba iluminada por dentro.Mirando por el agujero, vieron una mesa puesta con siete sillas y, a poco,

  • vieron a siete conejos blancos que entraron en la cueva y, quitndose elpellejo, se convirtieron en siete prncipes y los siete se sentaron alrededor dela mesa.

    Entonces oyeron a uno de ellos decir, mientras coga un dedal de lamesa:

    ste es el dedal de la princesa. Quin la tuviera aqu!Y a otro:sta es la cinta de la princesa. Quin la tuviera aqu!Y a otro:stas son las tijeras de la princesa. Quin la tuviera aqu!Y as sucesivamente, uno tras otro, hasta hablar los siete.Las dos mujeres se retiraron prudentemente y sin hacer ruido, pero

    antes de alejarse se fijaron en que no lejos del agujero haba una puerta muybien disimulada entre la maleza.

    Entonces se apresuraron a llegar a palacio y, una vez all, pidieron ver ala princesa. La princesa estaba acostada y ya no deseaba ver a nadie ms,pero las dos mujeres empezaron a hablar con ella y le contaron quines erany a qu se dedicaban y, por fin, le contaron el viaje que haban hecho y,contndole el viaje, le relataron la misteriosa escena de la cueva y los sieteconejos blancos.

    En este punto, la princesa se enderez en su cama y pidi que le trajeranalgo de comer. Y el rey, al enterarse, fue inmediatamente a su habitacinlleno de contento, pues era la primera vez que la princesa quera comerdesde que cayera enferma.

    Padre le dijo la princesa, ya me voy a curar, pero me tengo queir con estas seoras.

    Eso no puede ser! protest el rey. An ests demasiado dbil!Pues as ha de ser dijo la princesa, empeada.Y el rey comprendi que no tena ms remedio que ceder y orden que

    preparasen su coche.Partieron en seguida las tres y, a la mitad del camino, all donde las

    mujeres le dijeran, la princesa orden detener el coche y las tres se apearonpara buscar la cueva, que se hallaba bastante apartada del camino. Por finllegaron al agujero y a la puerta disimulada y miraron por uno y otra, pero

  • no vean nada y la noche comenzaba a echrseles encima en aquel paraje.Tanto oscureci que las tres acordaron volver al da siguiente a la mismahora con la esperanza de tener mejor fortuna, cuando, de pronto, vieron quese iluminaba el interior de la cueva y vieron tambin a los siete conejosblancos, que se despojaban de sus pellejos y se convertan en prncipes.

    Los siete se sentaron a la mesa y volvieron a repetir lo que las dosmujeres ya haban odo:

    ste es el dedal de la princesa. Quin la tuviera aqu!Y el siguiente:sta es la cinta de la princesa. Quin la tuviera aqu!Hasta el ltimo:sta es la peineta de la princesa. Quin la tuviera aqu!Entonces la princesa dio un empujn a la puerta, entr y dijo:Pues aqu me tenis.Y escogi al que ms le gustaba de todos; y a las dos mujeres que tanto

    la haban ayudado y a los otros seis prncipes les pidi que la acompaaranal palacio porque todos quedaban convidados a la boda.

  • El cuento de las siete estrellas

    Basado en una leyenda kaxinaw (Brasil)

    Haba una india que viva en una regin de la Amazonia y que tena

    siete hijos pequeos. La chica no los cuidaba y era la abuela la que velabapor ellos. Les daba de comer, les tapaba cuando tenan fro y los arropabacuando se encontraban enfermos. Un da la abuela se muri y los nios seencontraron sin proteccin. El mayor de ellos buscaba miel y frutas paraalimentar a sus hermanos pero como todava era muy pequeo a veces volvacon las manos vacas. Cuando los siete hermanitos lloraban de hambre, sumadre no les prestaba mucha atencin y los alimentaba con cualquier cosa.

    Los nios cada vez se ponan ms y ms dbiles hasta que uno de ellos

  • dijo: Por qu no nos vamos al cielo? All habr miel y frutas en abundanciay jams pasaremos hambre. Un colibr que pasaba cerca de la choza escuchel lamento. Se condoli de la suerte de los nios y llam el viento paraayudarle a llevrselos al cielo. La madre se despert y desesperada intentimpedir que sus hijos se fueran. Pero ya era tarde. Los nios seguansubiendo y al llegar al c