CUENTO VIAJERO

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16 de diciembre DÍA DE LA LECTURA EN ANDALUCÍA ACTIVIDAD: Cuento viajero 3ºA y 3ºB. Jueves, 12 de diciembre 4ºA y 4ºB. Viernes, 13 de diciembre 5ºA y 5ºB. Lunes, 16 de diciembre 6ºA y 6ºB. Martes, 17 de diciembre

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Actividad realizada por el alumnado del CEIP Bahía de Barbate el 16 de diciembre de 2013 con motivo del Día de la Lectura en Andalucía.

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16 de diciembre

DÍA DE LA LECTURA EN ANDALUCÍA

ACTIVIDAD: Cuento viajero

3ºA y 3ºB. Jueves, 12 de diciembre

4ºA y 4ºB. Viernes, 13 de diciembre

5ºA y 5ºB. Lunes, 16 de diciembre

6ºA y 6ºB. Martes, 17 de diciembre

ILUSTRACIONES: Ciclo 1º y E. Infantil

CEIP BAHÍA DE BARBATE

Barbate, diciembre de 2014

Barbate, 12 de diciembre de 2013.

Grupo de alumnos/as de 3ºA.

Érase una vez una niña que estaba dando un paseo. Era rubia; sus cabellos parecían finos hilos dorados. Era alta, delgada y, todos estaban de acuerdo en que, era de una gran belleza.

Pero, lo mejor de todo era su carácter. Rocío, que así se llamaba la niña, era buena, inteligente, amable con todos y muy simpática.

Rocío vivía en una barriada humilde, de gente trabajadora. En casi todas las familias había un marinero, ya que Rocío vivía en un pueblo de costa.

Grupo de alumnos/as de 3ºB.

Era un pueblo grande, alegre y bonito. Tenía muchos edificios: unos bloques de pisos bastante altos; otros, casitas más bajas en las que vivía una sola familia; un viejo palacio abandonado; una iglesia con una torre altísima; un colegio con una forma un poco rara; un puerto pesquero y un paseo marítimo precioso.

La barriada de nuestra protagonista era un lugar divertido en el que todos se conocían. La mayor parte de los edificios eran bloques de viviendas de tres plantas; por lo que, en cada bloque solían vivir seis familias.

En medio de los bloques hay un pequeño parque con algunos juegos infantiles. En él, Rocío pasa muchas tardes jugando con sus amigos.

Barbate, 13 de diciembre de 2013.

Grupo de alumnos/as de 4ºA.

Rocío tenía un gran amigo, su amigo del alma. Este chiquillo se llamaba Pablo y vivía en el mismo bloque, justo en el pasillo de al lado de Rocío.

Pablo era gordito y bajito, moreno de piel, con el pelo negro como el azabache y rizado. Su carácter era tranquilo, pacífico y alegre. Su comida preferida era el potaje de lentejas y la pasta. Pero lo que más le gustaba en el mundo era estar con su amiga Rocío sentados en el parque o paseando por el Paseo Marítimo y tomarse después un helado de chocolate y vainilla.

Los dos amigos iban al mismo colegio y a la misma clase. Siempre se esperaban a la salida para volver juntos a casa y poder, así, comentar lo que había sucedido ese día en el cole.

Grupo de alumnos/as de 4ºB.

Un día, después del colegio, quedaron para tomarse un helado en la heladería San José.

Después de tomarse el helado, decidieron ir a por sus bicicletas para dar una vuelta en el paseo marítimo.

Una vez allí, pensaron que podían jugar a hacer una carrera de bicis. Rocío empezó lentamente porque era más prudente; pero Pablo iba tan rápido que tropezó con una piedra y se cayó.

Rocío le ayudó a levantarse y fueron a su casa para que su mamá le curase las pequeñas heridas que se había hecho al caer.

De camino, se encontraron a un perrito pequeño dentro de una caja de cartón. Entonces, Rocío lo cogió y se lo llevó a su casa. Lo bañó, le dio de comer y, al día siguiente, lo llevaron al veterinario.

Barbate, 16 de diciembre de 2013.

Grupo de alumnos/as de 5ºA.

El veterinario le dijo a Rocío que el perro tenía pulgas y les recomendó que comparan un collar antipulgas y que, además, le echaran la pipeta de insecticida por el lomo.

Tobby, que así llamaron al perro, estaba contento porque había encontrado una familia con la que estar.

De vuelta al paseo marítimo, Rocío jugó con Tobby a lanzarle una pelota que había comprado en la tienda de mascotas. Allí, se encontró a Pablo con el pie vendado.

Grupo de alumnos/as de 5ºB.

Rocío le preguntó a Pablo:

- ¿Cómo estás, Pablo?

Y Pablo le respondió:

- Yo estoy bien; aunque me duele un poco.

Y mientras ellos hablaban, Tobby empezó a correr en dirección al mar. Asustada, Rocío corrió detrás de su nueva mascota pero… ¡ya era demasiado tarde! ¡Tobby estaba alegremente nadando en la orilla!!!Llamándolo y enseñándole su nueva pelota, Rocío no conseguía que el perro saliera del agua; así que no le quedó más remedio que… ¡meterse a por él!Mientras, Pablo desde el paseo marítimo, no podía dejar de reir.Empapada y enfadad, Rocío se llevó Tobby a su casa.

Barbate, 17 de diciembre de 2013.

Grupo de alumnos/as de 6ºA.

Ya en casa y, después de una reconfortante ducha, Rocío cepilló a Tobby que, tras comer, se quedó plácidamente dormido en su manta a los pies de la cama de Rocío.

A la mañana siguiente, como era sábado y no había que ir a la escuela, la niña decidió salir a pasear con Tobby y Pablo. ¡Pero nada de playa!

Así que dirigieron sus pasos hacia el viejo palacio abandonado.

El día, que amaneció soleado, invitaba al juego y la diversión; así es que los tres amigos iniciaron la marcha contentos y felices.

Tobby corría delante de los niños, dando pequeños saltitos y moviendo su cola sin parar. De vez en cuando, soltaba un ladridito lleno de alegría.

Así, jugando y saltando, llegaron a lo que quedaba de, en otro tiempo, un inmenso caserón y que ahora presentaban apenas cuatro paredes de piedras sucias, agrietadas y cubiertas de matojos.

El lugar siempre había sido objeto de historias y cuentos de todo tipo; pero, para los niños sólo era el lugar en el que imaginar mil aventuras que vivir.

Grupo de alumnos/as de 6ºB.

Rocío cogió un palo y lo lanzó muy lejos para que Tobby lo fuese a buscar. Como tardaba un poco, empezaron a llamarle; pero solo se oían sus ladridos.

Intrigados y preocupados por el perro, se aproximaron al lugar y vieron que Tobby traía algo en la boca.

Más cerca se dieron cuenta que era un hueso enorme, viejo y casi fosilizado. A sus mentes llegaron las miles de historias que se contaban de aquel sitio tan misterioso.

Al principio creyeron que era el hueso de un mamut, debido al tamaño; luego, que podía ser el de un homínido de hace millones y millones de años.

Cogieron el hueso con las manos temblorosas y decidieron llevarlo al veterinario del pueblo.

Cuando el veterinario lo vio, comprobó que era el hueso de un animal, concretamente de un cerdo.

Los niños pensaron que podría ser un “cerdo prehistórico”; pero lo que nunca se imaginaron es que eran los restos de una pata de jamón que habían dejado unos domingueros que estuvieron celebrando una barbacoa en ese lugar.

¡MENUDA DECEPCIÓN!!!