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Había una vez, un nene que se llamaba Santi. Era un nene chiquito pero con un gran corazón. Muy querido por su familia y todo el barrio. Santi quería salvar al mundo. Para hacerlo se dio cuenta que solo no iba a poder. Necesitaba ayuda de otros compañeritos. Enton-ces, Santi salió por las calles de Merlo a buscarlos.

Empezó su recorrido caminando por el centro de Merlo, las calles estaban llenas de gente que pasaban rápida-mente. Pero en una esquina, Santi se encontró con Al-mohadita y Don Martillo. - Santi qué estás haciendo? preguntó Almohadita.

- Estoy buscando amigos para salvar al mundo de todas las cosas malas que pasan. Respondió Santi. Y Almoha-dita contestó.

- Pero noo, Santi. Que de eso se ocupe otro… mejor volvé a tu casa y descansa que no hay nada más lindo que no hacer nada, y ver como los otros hacen el resto del trabajo.

Don Martillo se acerco y también opinó:- Pero no Almohadita, vos sos muy perezosa. No hay nada mas mejor que trabajar y hacer cosas buenas por los demás. A mi me encanta trabajar, con mi esfuerzo puedo construir casas, escuelas y hospitales. Por eso

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siempre tengo mis herramientas en la mano para ayudar a quien lo necesita.

- Que bueno Don Martillo, usted es la persona que ne-cesito para construir un mundo mejor. Gente que le guste el trabajo. Gracias Almohadita, espero que se te vaya la pereza que tenés. Respondió Santi.

Y así Santi y Don Martillo siguieron su camino. Y paso a paso llegaron hasta el barrio Libertad. En una de las plazas, se encontraron con 2 conocidos más: Enojón y Alegrín. Los 4 se saludaron en las hamacas y Enojón pregunto:

- Qué hacen ustedes 2 acá? Por qué están contentos?

- Es que con Don Martillo queremos salvar al mundo de todas sus cosas malas y queremos empezar por Merlo. Estoy buscando amigos para que me ayuden. Se copan? Preguntó Santi.

- Siiiii está buenísimo! Para mi es una alegría poder ayudarte. Qué tengo que hacer? Dijo entusiasmado Alegrín. - Ser vos mismo Alegrín. Contagiar esa alegría que tenés a toda la gente. Y hacerle saber que nada está per-dido. Le dijo Santi.

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Y Enojón protestó: - Bahhh…. La alegría no sirve. Yo estoy siempre enojado y tengo razón. Porque el mundo no va a cambiar.

- Bueno Enojón. Que lástima, si cambiás de idea podés unirte a nosotros. Pero yo me voy con Alegrín y Don Martillo a salvar el mundo.

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Entonces, Santi y sus compañeros siguieron cami-nando y llegaron a San Antonio de Padua. En una es-quina donde había un carrito lleno de pochoclos, Santi se encontró a Panzotas y a Poquito. Panzotas era un nene que sólo pensaba en comer mas y mas. Comía tanto que nunca se daba cuenta cuando estaba

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lleno. Y Poquito, era lo contrario: siempre se confor-maba con lo justo y necesario. Cuando los 2 vieron al grupo de Santi acercarse les dio curiosidad por saber que estaban haciendo en su barrio.Panzota con la boca llena preguntó: - Qué los trae por aca? Vienen a sacarme toda mi comida?

- Para Panzotas. Dejálos hablar. Encima vos hablas con la boca llena. Le dijo Poquito. Y Santi, les contó a los dos:

- Chicos quieren acompañarnos en una misión? Quiero salvar al mundo pero necesito ayuda.

- Pero hay comida donde vamos? Quizo saber Panzo-tas.

- Si, claro. Pero hay que compartirla con el grupo. Ex-plicó Santi. Y Panzotas desilusionado respondió.

- Ahhh entonces nooo… Yo a la comida no la compar-to. Vayan ustedes.

Pero Poquito si quería ir:- Yo sí quiero ir con ustedes. Creo que con hacer lo justo y necesario el mundo puede ser mejor: Cuidando el medio ambiente no tirando papelitos en la calle.

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Compartiendo más con los que menos tienen y no querer tenerlo todo. Con lo justo y necesario alcanza para ser felices todos. Así que me voy con Santi.

Los 4 se fueron felices en busca de más compañeros. En la mitad de este largo camino, llegaron al barrio de Ma-riano Acosta. Y ahí se encontraron jugando al fútbol con 2 amigos más. Raúl y Corazoncito. Raúl era un chico que no le preocupaban los sentimientos de la gente. Él siempre quería conseguir lo que fuera y adue-ñarse de las personas. En cambio, Corazoncito era com-pletamente lo opuesto. Vivía enamorado del amor. Para Corazoncito el amor era el sentimiento más importante para compartir con las personas.

Así que andás por Merlo queriendo salvar al mundo Santi. Yo te propongo algo, por que mejor no te doy plata, para que te vuelvas a tu casa, y me dejas mi ser el dueño del mundo? Preguntó Raul.

- No Raúl, sin amor no hay plata que valga. Respondió Corazoncito. - El verdadero amor no se compra. Y Santi está haciendo esto de corazón. Sin buscar poder a cual-quier precio. Yo me voy ellos, venís?- Nooo, para mí el amor y salvar al mundo son una pér-dida de tiempo. Que les vaya bien. Jajaja

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Santi y sus compañeros se tomaron un colectivo y llegaron a Pompeya. A pocos metros de la parada, venían en bicicleta Envidiocita y Francisco. Envi-diocita era una nena que siempre quería lo que

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-Qué hacen acá? Y esa remera Santi, es nueva? Me encan-ta. Me la das? Preguntó Envidiocita.

- Pero no Envidiocita como te la va a dar si es la única que tiene. Además la remera que vos tenés es muy linda tam-bién.

- No importa, yo la quiero igual. A qué vinieron?

Santi les contó su su plan:

- Queremos salvar al mundo, y empezamos en Merlo. Es-tamos buscando a compañeros que nos ayuden. Por ahora somos: Don Martillo, Alegrín, Poquito, Corazoncito y yo. Ustedes quieren venir?

Francisco tenía muchas ganas de ir:- Sii, yo me sumo. Es lindo darle esperanza a la gente.

- No, conmigo no cuenten, salvo que me des tu remera. Les dijo Envidiocita.

- No Envidiocita, no hay que querer siempre lo que tienen los demás. Nos vamos con Francisco.

Una vez más, el grupo de 6 amigo se fueron caminando hacia el próximo barrio de Matera. Allí, Santi encontró a Avarito y Generosita.

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otros tenían. No importaba si lo necesitaba o no, ella no podía soportar que los otros tuvieran cosas más lindas que ella.Francisco era el chico más humilde del barrio. Nunca se fijaba en cosas lujosas aun pudiendo te-nerlas. A él le encantaba compartir todo para ver feliz a la gente. Y se preocupaba por todos.

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cerlo más lindo.

- Yo no puedo porque me estoy mirando al espejo. Yo soy alguien muuuy importante para salvar al mundo. Yo no tengo tiempo para ir con ustedes. Le dijo Yoyo muy poco interesada. Sin embargo, Ami-guita quiso participar:

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- Nos enteramos que quieren salvar al mundo. Sabes una cosa Santi, yo tengo un montón de cosas para ayudar: tengo materiales para hacer escuelas, comida de sobra y una máquina que limpia el aire contaminado. Pero no te lo puede dar porque sino pierdo todo y no me quedo con nada. Explicó Avarito.

Generosita que no pensaba igual le contestó:- Pero eso está mal Avarito. Dar es muy lindo. Y no te preocupes porque todo lo que das, vuelve el doble. Y también, ayudas a la gente que lo necesita.A mi si me gustaría ayudarte Santi. Y te doy todo lo que tengo, vas a ver que nos va a ir bien.

- Muchas gracias Generosita. Vení con nosotros y haga-mos un mundo mejor.

- Vayan vayan, yo me quedo cuidando todo lo que tengo. Dijo saludándolos Avarito.

El grupo se fue buscando al último compañerito que les hacia falta. Allá a lo lejos de Ferrari, encontraron a Yoyo que siempre se creía mejor que los demás. Y con Ami-guita, que le encantaba conocer gente nueva, darles la mano y un abrazo. Cuando Santi llegó se presentó:

- Hola, después un largo camino vinimos a buscarlos porque nos falta un integrante para salvar al mundo y ha-

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- Salvar al mundo y conocer gente? Siii que bueno!! Me encanta darle la mano y un abrazo a la gente y hacerles saber que pueden contar con migo.

- Que bueno amiguita. Ya está el grupo completo para que desde Merlo cambiemos al mundo. Ahora si. Manos a la obra.

Y así, Santi y sus compañeros se fueron cantando felices a salvar el mundo. Dicen que después de mucho esfuerzo y trabajo, la gente empezó a estar más alegre. Todos tenían lo justo y necesario para vivir con amor. Con hu-mildad fueron mejores personas y compartieron genero-samente toda amistad.

Por eso, Santi aprendió que si elegimos el trabajo, la ale-gría, la austeridad, el amor, la humildad, la generosidad y la amistad por sobre la pereza, la ira, la gula, la lujuria, la envidia, la avaricia y la soberbia, el mundo será un lugar mas feliz. Y Merlo, también.

Fín.

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