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A este Mago le gustaba hacer trucos de todo tipo, pero los que más eran los trucos para hablar.

Pues con la boca, la nariz y los oídos.

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Para que Mimi les ayudara, había que cumplir unas normas importantísimas.

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La primera norma, decía: que cada aprendiz de mago, debía crear su círculo mágico, es decir, que cuando se pusiera a trabajar con la magia no tocara a nadie a su alrededor.

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La segunda norma, prohibía gritar.

Para ayudar con esta norma, Mimi ponía unos botones mágicos en la espalda para controlar el volumen de la voz.

Pulsando arriba subía el tono de voz y pulsando abajo bajaba…

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La tercera norma decía que para hablar había que esperar turno, pidiendo permiso levantando la mano.

De esta forma, se conseguiría la varita mágica de la palabra.

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“Chirrín, chirrán la boca cerrarás, y los ojos y oídos abiertos estarán”

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