Feliz Navidad

Colegio Europeo ARISTOS

Diciembre 2.015

Volvía a casa por Navidad, después de un largo tiempo lejos de mi familia. En la estación, ya no se escuchaba el ruido de las viejas locomotoras, ni había el olor característico de los vagones abandonados en las vías. Y el andén, no era más que una simple plataforma de hormigón gris con una gran cinta transportadora. Subí al tren con destino Madrid, mi ciudad, Madrid… y empecé a pensar como la encontraría. Hacía ya unos largos años que no la veía. Todo eran vagos recuerdos. Pensaba en cómo habría cambiado desde que el abuelo me contaba cómo eran sus blancas navidades. Iván se quedó dormido y comenzó a soñar… Volvió a los años cuando aún por estas fechas todos buscábamos postales navideñas que hacer llegar tan lejos como nuestra familia estuviera, tan rápido como nuestros deseos querían que llegaran. En su sueño escuchó la voz del sereno felicitando la navidad a la gente que pasaba a su alrededor, eran los años 50 y los villancicos hacían de la Navidad un momento entrañable.

De pronto se despertó, miró el reloj y exclamó: - ‘¡Aún me queda un buen rato!, seguiré soñando’. Quedaba mucho camino por delante, pero se sentía extraño, y soñando, una música le envolvió. Una melodía que le volvió a dormir. Profundamente empezó a recordar como mamá le había contado mil veces como cada año todos anhelaban que llegara la Navidad. Sentir como al lado de una chimenea, junto a un pequeño Belén de cartón y un viejo televisor en blanco y negro esperaban a que dieran las doce del último día del año…. Y de repente, se vio en una nave espacial sobrevolando su ansiado Madrid, el hombre había llegado a la luna. Eran los años 60. En su sueño, su ciudad empezó a bailar, los grandes coches empezaron a inundar la ciudad y Madrid empezó a cambiar. La Navidad se sentía en la calle, todos podíamos compartir con nuestros amigos el espíritu de la Navidad. Por fin paseamos por la calle buscando a los Reyes Magos... y chicos con tupés, chicas de mallas ajustadas y conciertos en cada esquina.

Estábamos empezando a andar hacía el futuro…. Y papá lo veía en televisión… ahora ya en color. Eran los años 70.

Iván volvió a despertarse: - ¿Dónde estamos?. Ya me queda muy poco para llegar a casa, quiero darle un beso gigante a papá. - pensó. Empezó a recordar la primera Navidad en la que el gran árbol de la Puerta del Sol encendió sus luces, y cómo desde su casa podía ver la navidad en un gigante de la gran avenida de la M-30 que iluminaba como un faro la llegada de los Reyes Magos. Volvió a dormirse. Le quedaba muy poco camino para llegar a Madrid. Un Madrid que empezó a llenarse de jóvenes que hacían llegar a cualquier rincón de la ciudad una música que fue el inicio de las más larga Nochevieja. Eran los 80 El tren cogía más velocidad, aún quedaban unos pocos kilómetros para llegar a su destino y cada vez más sentía la necesidad de llegar. Recordaba las luces que inundaban de color el Paseo de la Castellana, los altos rascacielos que iban cobrando vida y hacían de guía a un trineo tirado por renos y a un hombre de grandes barbas: Papá Noel. Empezábamos a compartir tradiciones y costumbres y la Navidad se transformaba para volver a unir a familias y amigos. Eran los 90. Al final el tren llegó a su destino. Al bajarse todo se llenó de luz, la estación cobró vida, maletas de ida y vuelta, regalos de Navidad y… la ilusión y la felicidad inundó su corazón. Hacía ya algunos años que no compartía su Navidad. Miró atrás y viendo como la música, su música, había cambiado toda su vida. Al irse el tren, al otro lado del andén, un pequeño susurro le despertó de su gran sueño:

- ¡Papá, papá! Iván había recorrido muchos años de su vida para volver a abrazar a su familia y sentado enfrente de él volvió a ver crecer el espíritu de la Navidad.

Feliz Navidad

Feliz Navidad y Próspero Año

2016