CUARTA PARTE PIJA

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[imagen: colaboración especial de DOLO] PARTE CUATRO 1 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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[imagen: colaboración especial de DOLO]

PARTE CUATRO

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Los niños, salieron tras el coche, las mujeres gritaban

como en ellas era costumbre, y Esther cuando vio como

perdía de vista el coche, sintió como su mundo de

desmoronaba.

V_ Hijos de puta –susurró enfadado.

T_ Esperemos que todo salga bien –se giró y se percató

que no estaba allí Esther-. ¿Y Esther?

Ns_ Salir a su cabaña.

T_ Voy con ella –su paso era lento y pensativa, ella

también tenía miedo, miedo a perder a Maca, de todas las y

los médicos que pasaron por su vida, Maca y Cruz habían

sido las que más huella habían dejado en ella, a Cruz la

echaba de menos, pero si perdía a Maca, iba a ser para ella

un duro golpe y con esa tristeza entró en la cabaña, allí

Esther sentada en la cama lloraba sin parar. Su visión le

hizo temblar el corazón, se sentó a su lado abrazándola-.

Todo va a ir bien…

En la cafetera, en el asiento trasero Maca veía pasar

los árboles, la espesa vegetación ante sus ojos, pero

aquella imagen de un hermoso cielo animando su paso, no

le llegaba a la mente, en ella, tan solo estaba la mirada, la

sonrisa y el amor de Esther.

El trayecto era largo, agradecía que Massamba y Zulú

hubieran decidido acompañarla, su silencio era

reconfortante porque se sentía acompañada, se sentía

respaldada y profundamente segura, no era fácil atravesar

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la Selva y llegar hasta Brazzaville, lo más seguro era que

debían hacer noche en la ciudad, y sin embargo a ellos no

les importaba estar siete horas de viaje para acompañarla,

para como ella misma sentía, protegerla. Esa parte de la

gente de África era lo que le hacía estar allí, lo que le daba

ese calor especial, los miraba y sabía que a pesar de ese

rictus que parecía infranqueable y gélido se escondía el

mismo gesto de rabia que las mujeres le habían entregado

al verla marchar, en ese instante, le hubiera gustado dar

marcha atrás en el tiempo y haberse negado por primera

vez en su vida a hacer algo que venía haciendo desde que

estaba allí, ayudar a la gente a sufrir menos. Suspiraba

constantemente perdida en sus pensamientos, sabía que lo

que iba a hacer era arriesgado para su carrera pero

también para su corazón, pero no se le ocurría nada mejor,

esperaría hasta el último momento y lo haría, pero

entonces pasó por su mente un flash que le hizo

estremecerse y aún sentir más rabia.

M_ “¡No creo que se le haya ocurrido venir!... si está

tan desesperada… no sería la primera vez que lo intenta”…

Entonces recordó como la había manejado a su antojo,

como le había echo ir y venir sin ella darse cuenta cegada

por ese amor que sentía por ella, un amor que le había

anulado la vista, y el conocimiento, un amor que le hizo

sentir a parte de pareja, madre, y fue ella, la única que en

esa relación con Julia, dio, a penas recibió, y durante el

tiempo que había pasado, nunca había podido superar su

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traición, fue tan solo la presencia a su lado de una mujer

maravillosa la que le ayudó a salir de un pozo de angustia,

y odio contra si misma del que pensaba nunca podría

hacerlo, pero todo en la distancia, ahora, en ese instante en

que el cielo se había dibujado para ella en ese azul

celestial, la Selva cantaba y lucía hermosa para ella, sintió

que lo que tanto había temido y era un reencuentro para

enfrentarse a ella, quizá había llegado, lo que había temido

ese día para mirarla a los ojos podría llegar pero en ese

momento suspiraba segura porque quería demostrarse a

ella primero y demostrarle a Julia después, que esa luz que

siempre la hipnotizó y manejo, ya no le afectaba, que

estaba apagada ante sus ojos y ahora era diferente, más

fuerte, porque en ese momento sí tenía algo por lo que

verdaderamente luchar, alguien que valía la pena, alguien

que le había conquistado poco a poco, por muchas cosas,

sus miradas repletas de amor, sus miradas repletas de

furia, su maravillosa sonrisa, su gracioso andar, su genio, ,

su inmenso corazón, aquella manera suya de demostrarle a

corazón abierto el amor que sentía por ella y hacerle sentir

tan querida, tan amada como compañera, tan respetada

como médico, era sin duda lo mejor que había pasado en su

vida, una vida que le había destrozado la persona que

estaba segura se encontraba detrás de todo aquello. Nuevo

suspiro y los ojos de Massamba se cruzaron con los suyos

por el espejo retrovisor, no hacían falta palabras, sabía que

le estaba mostrando su apoyo incondicional.

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En la aldea sin los refugiados, y sin Maca, todo parecía

triste, era la primera vez que se marchaba sola, y aquello

les tenía a todos preocupados, Vilches había hablado

nuevamente con Dávila, y veía desde su despacho como

Esther trabajaba sin descanso junto a Sissou, le explicaba

por señas y con un kikongo algo primitivo las cosas que

debía aprender o hacer, en otros momentos aquellas

palabras suyas tan mal pronunciadas habrían provocado

carcajadas por doquier, pero en aquel momento lo único

que hacían era que todos se percataran que no quería

pensar. Y tras acabar de arreglarlo todo y las clases que le

había dado sobre maneras de curar, se fue al huerto a

ayudar a Lula. La muchacha la miraba con tristeza, veía en

su rostro la marca de la preocupación, entonces se acercó a

ella que estaba haciendo un hoyo en la tierra, y puso su

mano sobre el hombro, Esther agradeció aquel contacto, se

levantó y la abrazó rompiendo a llorar.

Lu_ Malembe…

El llanto era tan de su corazón, que por primera vez en

la vida sintió que alguien era para ella necesario, hasta

llegar a África no había dado con nadie en su vida que le

importara tanto que su ausencia le hiciera sentirse

desdichada, aquella despedida le había partido el corazón,

quería pensar que todo iba a salir bien, pero algo le hacía

dudar, en ese momento en que Lula con su calor le

acunaba, seguía pensando en que dentro de su tristeza por

un futuro incierto, era afortunada, no solo Lula, todos los

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hombres y mujeres de la aldea le habían estado dando

ánimos, hasta los niños le habían pedido jugar al fútbol, y

tanto Mona, Valiente como Ramón no la dejaban sola ni un

solo instante.

El camino se le hizo largo y pesado, se detuvieron en

un par de ocasiones donde tuvo que revisar a una mujer,

Massamba le ayudó con Zulú y algunos de los hombres que

llevaban las camionetas, uno de ellos era enfermero y el

otro médico, pero la mujer no se dejaba tocar por ellos,

ante sus gritos fue Maca la que se ofreció a ayudarla.

M_ Massamba me quedo en el camión, esta mujer está

embarazada.

Ma_ Si mwasi nosotros ir pendientes.

M_ Gracias –lo miró a los ojos agradecida por todo lo

que habían estado haciendo por ella en silencio-. Si

necesito ayuda hago una señal.

Ma_ De acuerdo Mwasi. Yo decir al conductor.

M_ Melesi.

Y allí fue, entre medio de esa gente que la miraba con

sus ojos perdidos, con sus ojos tristes, ellos pensaban y

sufrían por sus vidas, todos sabían lo que les esperaba en el

campo de refugiados, al menos sabían de su triste futuro,

ella, no sabía si volvería a su aldea, y eso la tenía medio

loca. Por esa razón agradeció que a pocas horas de llegar a

la capital, donde ya en las carreteras se hacía menos

peligroso detenerse, la mujer rompiera aguas, a la señal de

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Maca, Massamba ordenó tal y como habían quedado

detener la camioneta donde viajaban, las mujeres ayudaron

a Maca, no fue un parto fácil y su rostro así lo indicaba, el

médico y enfermero le dieron los utensilios que podría

necesitar en caso de complicación, pero su ya experiencia

en ese tipo de casos, le ayudó a que lo complicado al final,

quedara en nada. Las mujeres le dieron la enhorabuena, el

niño con sus berridos informó a todos que estaba bien, pero

la madre al verle la cara lo rechazó. Maca cerró los ojos y

ante la negativa de las mujeres, tomó el bebé en brazos y

se lo llevó con ella a la cafetera.

Ma_ ¿Qué hacer?

M_ Lo llevamos con nosotros, no me fío, no vayan a

echarlo a la carretera.

Z_ ¿Es niño?

M_ Sí Zulú, niño.

Z_ Mejor vida Mwasi.

M_ Pues sí, mejor vida que si fuera niña pero... sin

madre, no sé que decirte.

El niño había sido producto de una violación, la madre

como tantas otras mujeres lo había rechazado, aquellos

niños hijos de las violaciones, según en que tribus no eran

bien recibidos por las madres, los rechazaban y si en la

tribu habían mujeres viudas eran entregados a ellas, o

simplemente los dejaban de lado hasta que morían. Eran

parte de l historia que no sería recordada, tantos perdidos

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que era mejor no imaginarlo. Ella había asistido a mujeres

que al ver al niño habían sufrido ataques de ansiedad, de

locura, les recordaban tanto al momento vivido que no

podían ni mirarlos, había visto abuelas hacerse cargo

porque sabían que con los días, el sentimiento de odio de

las mujeres iba menguando, y acababan criándolos, había

visto niños a los que ellos mismos habían llevado a los

lugares donde gente con gran corazón y pocos recursos,

habían levantado pequeños orfanatos, donde no solo

habían niños, también muchachas que habían sido

expulsadas por sus tribus, al ser violadas. Todos aquellos

recuerdos le nublaban la vista, y allí entre sus brazos aquel

pequeño que le había ayudado a llegar a un mundo donde

no era reconocido. El corazón le dolía, pero su situación no

era la mejor para pedir que se lo entregaran, quizás en otro

momento, y con la compañía de Esther, podría haber

solicitado su adopción.

Al llegar al campo de refugiados que quedaba a la

entrada de la ciudad les estaba esperando Dávila, su gesto

le hacía ver a Maca que las cosas no iban a ser sencillas,

que su seriedad iba a ser nada más el principio de su propia

pesadilla. Bajó con el bebé en brazos, acunándolo porque

tenía hambre, le había dado un poco de leche que Zulú

llevaba y lo habían logrado calmar, pero no lo suficiente.

D_ ¿Y esto?

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M_ No es mío si es lo que estás pensando –le dijo con su

lado y porte borde.

D_ No estás en disposición de hacer muchas bromas

Maca.

M_ Lo ha parido una mujer que fue violada, no lo quiere

a su lado y ninguna de las mujeres que van con ella quiere

hacerse responsable.

D_ Joder... pues estamos buenos... llegas tarde y no

podemos entretenernos.

Ma_ Yo entregar mwasi.

M_ Gracias Massamba, te lo agradezco –le dio al niño

dejando un beso en la frente de pequeño, entonces se dio

cuenta que su camisa estaba manchada de sangre.

D_ ¿Estás preparada?

M_ Sí, claro –dijo convencida-. Deja que me cambie por

lo menos la camisa.

D_ De acuerdo.

Maca cogió su mochila, sacó su camisa y entonces vio

algo que le llamó la atención, lo reconoció al segundo, era

el amuleto que siempre llevaba Lula con ella, al verlo sus

ojos se llenaron de lagrimas, seguían sorprendiéndola,

debía hacer todo lo posible para que no la sacaran de allí,

suspiró con fuerza entró en una de las cabañas y se

cambió. Salió con sus vaqueros, sus botas y la camisa

blanca.

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M_ Ya estoy.

D_ Bien, no va a ser fácil, he estado valorando las

posibilidades un poco con ellos, de los tres responsables

que van a hablar contigo solo hay uno que te va a echar

una mano, y se lo debes a Teresa.

M_ ¿A Teresa?

D_ Sí, fue hasta Longo para hablar con el doctor

Mwemba, le explicó todo como había sucedido así que, creo

a poco expliques las cosas con suavidad, él no va a ser

quien se oponga a que sigas aquí.

M_ Teresa –susurró sonriendo.

D_ Pero no te hagas ilusiones, sabes que estás

expedientada varias veces, y en esta has puesto a la

enfermera García en peligro.

M_ Eso no es verdad.

D_ Pues eso tendrás que demostrar. Ernest Farroud es

homófobo te lo aviso.

M_ ¡Qué bien!, lo han dispuesto todo ¿no?

D_ Lamentablemente sí.

M_ ¿Y quién es el tercero?

D_ El doctor Lamboard –le dijo despacio.

M_ Joder... con las ganitas que me tiene.

D_ Pues ya sabes.

M_ O sea, negro, negro.

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D_ Exacto. ¿Puedo sugerirte?

M_ Sabes que sí.

D_ Admite que fue tu error que serás buena chica y no

volverás a hacerlo, que quisiste afán de protagonismo, pero

que tu superior te ha hecho entrar en razón.

M_ ¿Estás de coña? -se detuvo en su carrera y lo miró

seria

D_ ¿Quieres estar junto a Esther?

M_ Sí –admitió con rapidez.

D_ Pues tú misma Maca, tú misma.

Mientras en la aldea, Esther se había tranquilizado un

poco, Lula le había hecho algunas confesiones que le

habían arrancado carcajadas entre lagrimas, y le había

prometido superar aquel momento difícil con serenidad y

fortaleza, el reloj era una constante en su mirar, desde que

había llegado a África, era una pieza que le sobraba, en ese

día, era su mayor enemigo. Estaba en la cocina ayudando a

las mujeres con la comida, cuando Teresa se acercó a ella

la veía pensativa.

T_ ¿Qué tal vas?

E_ A esta hora debería haber entrado, ¿no?

T_ Yo creo que sí, pero recuerda que no habían llegado

puntuales.

E_ Joder...

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T_ No desesperes o será peor.

E_ ¿Crees que esté ella?

T_ Espero que no, pero si está no me preocuparía por

nada, creo que a Maca le vendría muy bien enfrentarla.

E_ ¿Tú crees? –enarcó una ceja preocupada.

T_ Completamente, creo que cuando vea que no tiene

nada que hacer, la dejará en paz.

E_ Si es tal y como tú me has contado y la propia Maca

me ha contado, no creo que nunca la deje en paz, es más,

si Maca es dura con ella, la veo en Madrid de por vida, no

parara hasta que lo consiga.

T_ Vale... lo reconozco, yo también lo he pensado

pero... no quiero reconocerlo –dijo abatida.

E_ Si se va... me marcharé yo también Teresa –le dijo

mirándola a los ojos, unos ojos tristes de la mujer.

T_ Si os vais mi corazón va a sufrir un duro golpe,

pero... reconozco que será lo mejor para las dos, os amáis y

no podéis estar separadas –le sonrió con tristeza.

E_ Siempre podremos volver de incógnito ¿no? –trató de

sonreír aunque sus ojos se habían llenado de pena.

T_ Claro –se abrazaron ante la mirada triste de todas-.

Claro que sí.

En el despacho de uno de los principales edificios a

donde habían llegado Dávila y Maca para la entrevista, era

uno de esos edificios importantes donde parecía no estar en

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África, señorial, y con algún que otro lujo. Subieron hasta el

segundo piso, pasaron por algunos despachos con las

puertas de madera blancas, y se detuvieron ante unas

puertas dobles, allí una mujer les esperaba, les hizo

sentarse para avisar que ya habían llegado. Maca paseaba

de un lado a otro, hasta que se apoyó en el marco de la

ventana y se quedó mirando aquella ciudad, que parecía

imposible fuera capital de un país con tanta pobreza,

miseria y drama. Estaba pensativa mirando, con una

sonrisa en sus labios ya que había por un momento

imaginado a Esther en sus calles, descubriendo sus Iglesias,

y no pudo más que sonreír, pero la sonrisa se le borró

cuando oyó una voz justo detrás suyo de mujer.

_ Hola Maca...

Agachó un poco la cabeza, cerró los ojos y con lentitud

se fue girando...

M_ Vaya Carolina... que gusto verte –sonrió de lado.

Ca_ ¿Todo bien?

M_ Sí, todo bien, ¿y tú? –la miraba fijamente.

Ca_ Trabajando un poco.

M_ No trabajes demasiado –le sonrió con tranquilidad.

Ca_ Lo siento, pero he tenido que declarar y...

M_ No te preocupes, todo está bien –volvió a sonreírle.

D_ Maca tenemos que entrar.

M_ Claro. Bueno Carolina, hasta ahora.

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Ca_ Adiós.

Dávila puso su mano en mitad de la espalda de Maca y

la acompañó hasta dentro de una sala, donde había una

mesa alargada y tres hombres esperando su entrada, frente

a ellos, una mesa más pequeña con dos sillas, los rostros de

los hombres, dos hombres blancos y uno de color, eran

serios, sin duda, le esperaba un momento complicado.

Dávila esperó a que ella se sentara, y después lo hizo él.

Dr. Lamboard_ Buenos días Doctora Fernández.

M_ Buenos días doctores.

Dr. Farroud_ Ha llegado usted tarde.

M_ Lo siento se nos complicó el viaje con una mujer

que...

Dr. F_ Vamos a lo que interesa doctora Fernández –le

interrumpió como si realmente no le importara lo que

hubiera pasado.

D_ Doctor Farroud, me gustaría decir que el retraso se

ha debido a un parto complicado que la Doctora Fernández

tuvo que asistir.

Dr. Mwemba_ De acuerdo, no importa si esa ha sido la

causa, lo comprendemos Doctor

Dr. L_ ¿Sabe usted por qué está citada?

M_ Sí, algo me ha comentado Dávila –hablaba seria

mirando a los ojos en sus respuestas.

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Dr. F_ Usted ha desobedecido a su superior, al acudir a

una misión que no era parte de su trabajo, además de

hacer algo tan ilegal como lo que usted hizo –su tono era

duro, sus ojos transmitían una profunda antipatía-. ¿Lo

reconoce?

M_ Sí –Dávila la miró de reojo, agradeció que pusiera de

su parte.

Dr. F_ Además de poner en riesgo a su compañera

enferma la Sra. –leyó el nombre-. Si, García.

D. L_ ¿Reconoce usted ese hecho?

M_ Sí.

D. F_ Contésteme... ¡buscaba usted un trato de favor

con esta enfermera!, ¡impresionarla, quizá!

M_ ¿Cómo? –lo miró con sus ojos echando fuego, Dávila

suspiró con malestar por sus malas intenciones.

Dr. F_ Creo que usted ahora es su ¿novia? –le preguntó

elevando las cejas con cierta ironía.

D_ Doctor Farroud, creo que ese tema no es el que

estamos tratando aquí, ¿no le parece?

Dr. F_ Me parece que su doctora, ha tratado de

impresionar a una mujer mediante un hecho que...

M_ Mire... si la Enfermera García estuviera aquí, ya se

habría levantado y le hubiera pateado los cojones –le dijo

furiosa.

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D_ Maca por favor –le dijo en voz baja tratando de que

se frenara.

Dr. F_ ¡Doctora Fernández! –le llamó la atención.

M_ ¡Doctora Fernández nada!, ¿qué es lo que quieren?,

echarme de aquí porque le salvé la vida a una mujer,

porque hice un trabajo que nadie tuvo el coraje de hacer,

por ayudar a un médico integro e inteligente que a saber

porque les molestaba y lo han echado, ¿por eso me tienen

aquí? Para juzgarme según el código de alguien

determinado –las venas de la garganta se habían marcado

en su cuello, sus ojos duros e implacables miraban

indistintamente a los tres hombres, su voz no se había

elevado, y eso todavía le hacía mucho más duro su tono,

más rotundo acompañando una mueca amenazadora. Tomó

nuevamente aire y tratando de aparentar calma siguió-. Me

tienen aquí en esta maldita e inútil junta porque les

molesto, ¿y saben qué?, a mí me molesta su hipocresía

desde esa mesa se ve poco la realidad, ¿si ustedes vieran

las barbaridades que veo yo a diario, no harían lo mismo?,

son médicos ¿no salvarían vidas que fueran posible salvar?,

¿no evitarían sufrimientos a niños, mujeres, ancianos?

Dr. L_ Doctora hay muchas maneras de ayudar y la que

usted hizo no fue la correcta.

Dr. F_ Es más, tenemos aquí una declaración suya

donde usted dejaba bien claro que la enfermera era la

mujer de su vida, ¿es o no así?

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M_ Sí, lo dije, es la mujer de mi vida ¿y eso que tiene

que ver?, me tienen aquí por haber hecho algo que para

ustedes es ilícito, no por lo que yo pudiera decir, ¿qué pasa

que vale más la palabra de una chivata de mierda qué mi

trabajo?, ¿y qué si es la mujer de mi vida y ella no me hace

ni puto caso?

D_ Creo que están llevando el caso por donde no es

Doctor Farroud, admito que se le pueda abrir un expediente

por haber actuado mal.

Dr. F_ Actuado mal y haber inducido a la enfermera

García a hacerlo también, ella no quería.

M_ Miren, no sé a donde quieren llegar… pero les voy a

decir algo, si lo que tratan de hacer es expulsarme,

quitarme la licencia para seguir unida a este proyecto,

adelante, ¡háganlo!, pero nadie me va a sacar de África,

hay miles de proyectos a los que ayudar que seguro no son

tan hipócritas como ustedes tres, ¿quieren sacarme de

aquí? ¡háganlo!, pero nadie me va a sacar de África y si

tengo que hacer millones de veces cosas ilícitas como

salvar vidas, las haré, les parezca bien o no, así que...

ustedes mismos.

Dr. F_ Doctora Fernández no hemos terminado.

M_ Ustedes puede que no, yo sí.

Se levantó y salió de allí a paso ligero, se marchó en

busca del pasillo que se acordaba era el correcto, abrió la

puerta sin escuchar como Dávila la llamaba, entró, cerró y

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desafiante mirándola a los ojos se apoyó con las dos palmas

de las manos en la mesa mirándola desafiante. Tragó saliva

y con voz gélida le dijo.

M_ Llámala.

Ca_ ¿Qué?, no sé que quieres...

M_ Sabes perfectamente lo que te estoy diciendo...

llámala y no me hagas perder más tiempo.

Ca_ De acuerdo –marcó un número de teléfono esperó,

la señal, aguardó hasta que otra voz le contestó y tuvo que

cortarla-. No Julia, espera, no soy yo quien quiere hablar

contigo... es Maca.

M_ Gracias –tapó el auricular miró a Carolina y le dijo

con gesto duro e implacable-. Déjame sola.

Durante unos segundos pasó por su mente que iba a

ser la primera vez que hablara con ella desde que se

despidieron tras la traición, durante unos segundos pensó

que debía ser contundente, su corazón temblaba, sus

manos también, pero exhaló un profundo suspiro cuando

vio que estaba sola, destapó el auricular y volvió a

suspirar...

Contemplando el atardecer, se había quedado Esther,

sentada en el porche de su cabaña con la mirada perdida

viendo como los pequeños jugaban con Valiente y Ramón,

mientras Mona estaba sentada a su lado, nunca había

echado de menos a nadie como en ese momento lo hacía

con Maca, sus ojos tristes habían visto como Vilches

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entraba en el hospital, había estado conteniéndose toda la

tarde no había querido preguntar ni una sola vez al hombre

si sabía algo, era consciente que él también estaba

afectado por lo que en Brazzaville estaba ocurriendo.

Vilches, llegó hasta la radio, según la hora prevista

faltaba algo más de media hora para que terminara la

reunión, se había sentado allí conociendo a Maca podía

haber ocurrido cualquier cosa, y él allí estaba atado de

manos sin poder hacer nada. En ese momento sonó la radio

y se precipitó hasta ella.

V_ ¿Maca?

D_ No Vilches soy yo.

V_ ¿Qué ha pasado?

D_ Mira ahora entiendo lo que Teresa me decía, no lo

podía creer pero ahora si.

V_ Dávila no me vengas con rodeos, ¡habla claro joder!

D_ Esto es todo una artimaña de Julia, estoy seguro, le

acusan de haberte dejado solo en la misión, de haberse

llevado a Esther engañada para seducirla.

V_ ¡Anda ya!, ¿seducirla?, ¿en una operación?, ¡pero

esto que es, un mundo de locos!

D_ Vilches… Maca perdió los papeles o bueno… no los

perdió, sino, reivindicó sus derechos como médica, les dijo

que si querían expulsarla que lo hicieran pero no se iba de

África.

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V_ Con dos cojones.

D_ He hablado con Mwemba, a él le parece que es

injusto, que se le podría poner una falta grave, sin retirarla,

está convencido que es una médica como pocas, pero los

otros dos…

V_ Cabrones, son dos contra uno –dijo pensativo.

D_ Así es, si le quitan la licencia, de aquí se va a Madrid

Vilches.

V_ ¿Cómo?

D_ Ya sabes como funciona la burocracia, si lo deciden

tendrá que volver a España, desde el momento en que

tomen la decisión.

V_ ¿Y dónde está ella? –se pasaba las manos por la cara

nervioso.

D_ No lo sé, salió despavorida y no sé donde fue.

V_ Imagino… ¿y qué le digo yo a Esther?

D_ La verdad.

V_ Pues ya puedes ir preparando la incorporación de

una enfermera, si Maca se va, Esther lo hará detrás.

D_ ¿Sabes lo que me fastidia de todo esto Vilches?, el

poder, como siempre el poder, el poder de una sola persona

para entorpecer un trabajo digno. Me consta que Maca

puede hacer locuras ¡quién no las ha hecho! Si estamos

rodeados de sufrimiento, pero esto no es justo, y lo peor, es

que no podemos hacer nada.

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V_ Voy a hablar con Cruz, ella debe saber algo más, me

dijo que una vez finalizará que nos pusiéramos en contacto

con ella… debe poder hacer algo desde Madrid.

D_ A Maca le ha perdido su pasado, Julia y todo lo que

vino después.

V_ Justamente ahora que tiene una oportunidad… en fin

–suspiró con rabia-. Voy a hablar con Cruz, y después

tendré que hacerlo con Esther, es capaz de coger el camión

y plantarse allí.

D_ Que no haga tonterías, voy a ver si puedo conseguir

algo, hablaré yo también con mi superior.

V_ De acuerdo. Contrólala Dávila, Maca enfuruñada es

un peligro.

D_ Lo sé.

V_ Adiós.

T_ ¿Qué? –le preguntó con cierto temor y nerviosismo

Teresa con la presencia de Esther.

V_ Mal no os voy a engañar –les dijo con gesto triste-.

Van a por ella, han mezclado todo y como resultado lo más

seguro es la expulsión.

T_ Pero… no lo entiendo –susurró mirando a una Esther

que se le llenaban los ojos de lagrimas.

V_ Es muy fácil, ha ido a por ella, Julia y su poder, la

reclaman y Maca ha caído, es así de simple.

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Y_ Ziku, nswalu na mwasi kunata na kamwana mbefo -

(doctor rápido una mujer trae un niño enfermo) decía

nervioso asomándose a la puerta.

V_ ¡Vamos! –se levantó y las dos mujeres fueron tras él.

Fuera del hospital una mujer había llegado con un

burro y un carro, con dos niños más y su marido, el aspecto

de los niños era enfermizo, al igual que el suyo, el hombre

miró a Vilches y le rogó.

H_ Luzolo ziku, luzolo mono mwana kufwa nge (piedad

doctor, piedad, mi hijo se muere).

En ese momento, los problemas de todos se disiparon

en el aire, Esther con rapidez tomó la pequeña criatura de

los brazos de una madre que caía al suelo tras entregar a

su hijo.

E_ Vilches tiene fiebre, está ardiendo.

T_ Yo me encargo de la madre, Sissou kwisa kusadisa

mono -(Sissou ven, ayúdame) le dijo a la joven que

enseguida fue a ayudarla con la madre, mientras, Nsona y

Lula iban a ayudar a los niños que al ver a su madre en el

suelo rompieron a llorar-. Nsona no te acerques…

Ng_ Yildas vandaka kusadise mono, banzandu nde

kunata hospital (Yildas vamos ayúdame, hay que llevarla al

hospital) dijo el joven que se había convertido ante la

ausencia de Massamba en el protector de la aldea.

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Page 23: CUARTA PARTE PIJA

T_ Nsona prepara comida, Zambi trae los niños por

favor.

La tensión volvía nuevamente a la aldea, mientras

Vilches y Esther se habían marchado directamente al

quirófano junto al padre que respondía las preguntas de

Vilches, Sissou y Teresa, disponían todo para la madre

desmayada y los niños, ayudadas por los hombres, como

siempre que ocurría algo, todo fue más rápido, Lula trajo

agua, y la repartió entre los niños.

T_ Vilches la madre se ha desmayado, parece que

también tiene fiebre.

V_ De acuerdo, que Nsona no se acerque a nadie lo

primero, recemos para que no sea Sarampión que Lula

salga os quiero solo a ti y a Sissou. Los niños en su casa sin

salir ¿de acuerdo?

T_ Está bien.

V_ Puede ser una simple diarrea complicada por la

desnutrición, pero si es sarampión estamos perdidos.

Vamos a ponerle un gotero con antibiótico a todo tren.

E_ De acuerdo.

V_ Cógele dos vías.

E_ Si… está ardiendo.

V_ Sissou –la llamó y la chica enseguida se plantó allí-.

Trae agua, y esa planta que tiene Lula para la fiebre,

mézclalo y te quiero aquí en menos de un minuto.

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Page 24: CUARTA PARTE PIJA

S_ Si, Ziku.

E_ Cuarenta de fiebre, Vilches.

V_ Joder… vale voy a revisar a los otros dos niños –le

hizo una señal al padre y salieron juntos.

En mucho menos de lo que le había pedido Vilches,

Dib entraba acompañando a Sissou con una vasija de barro.

Esther asintió mientras le preparaba el gotero de antibiótico

y le inyectaba para bajarle la fiebre.

D_ Sissou decir que los niños fuera también fiebre –le

dijo Dib a Esther.

E_ Bien, a ver Sissou, manos, muñecas, frente

¿entiendes? –le decía por señas mientras. Dib le traducía-.

Gracias Dib. Voy a ver a los demás. ¿Vilches?

V_ Inyecta a los pequeños, tiene fiebre también.

E_ De acuerdo. ¿La madre? –su gesto era preocupado

pero también lo marcaba una profunda tristeza por su

propia situación, llevaba una lucha interna no quería ser

egoísta pero, no podía dejar de pensar en Maca.

V_ La madre es puro cansancio, lleva dos días andando

con su hijo cargado al brazo, se le han muerto cuatro y

este, como no responda será el que haga cinco.

E_ Joder –susurró rota por el dolor de ver aquella familia

destruida.

T_ Yo me encargo de la madre Esther –le dijo Teresa.

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Page 25: CUARTA PARTE PIJA

V_ Encima Maca no está… ¡joder! –dijo con toda la rabia

del mundo reflejada en su rostro.

En la capital, Massamba y Zulú esperaban ver salir a

Maca, en cambio con quien se encontraron fue con Dávila,

se acercaron a él y cuando les explicó lo que había

ocurrido, ambos hombres no pudieron evitar una mueca de

estupor.

Z_ Eso querer decir, Maca se va… ¿eso es? –preguntó

con temor.

D_ Esperemos que no, pero… es lo más probable, sí.

Ma_ No poder hacer eso –le decía serio, muy serio.

D_ Desgraciadamente sí. Cuando salga, venir a mi casa

por favor… allí os darán cena y cobijo.

Ma_ Melesi, nosotros esperar a doctora.

Los dos hombres comenzaron a quejarse ante la

situación, el cariño por aquella mwasi mondele, no hacía

falta mostrarlo, ella lo sabía sin necesidad de nada más que

ese apoyo que ambos le habían querido transmitir, con

tristeza se sentaron en la puerta esperando que saliera

para acompañarla.

En la aldea, se habían calmado un poco, Vilches

parecía que tenía controlada la situación, a los niños les

estaba bajando la fiebre, y la diarrea parecía que se había

cortado, la madre se había despertado y se mostraba

pesarosa pero agradecida, a su lado Nmaba que había con

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Page 26: CUARTA PARTE PIJA

su perro, tomado los mandos de la situación, haciendo salir

del hospital a toda la juventud fértil, ella y Teresa, estaban

allí, mientras Esther no se separaba del pequeño que

apenas tendría unos meses, le ponía y quitaba los paños, le

sonreía y acariciaba.

E_ Si Maca estuviera aquí, seguro estaría diciéndote

cosas –el pequeño tenía abiertos los ojos pero parecía

ausente-. Ella tiene mucha mano con los niños ¿sabes?, es

una médica maravillosa, y muy guapa, seguro que con su

sonrisa te hubiera cautivado pequeño, espero que cuando

venga… estés mejor y puedas sonreír para ella –sin poderlo

evitar el miedo se había adueñado de toda ella una vez

pasado la tensión de aquel momento, y como resultado a

aquel miedo, las lagrimas afloraron en sus mejillas mientras

susurraba-. No puede ser así de injusta la vida… no puede

hacerme esto… justo ahora no –negaba con la cabeza con

aire sombrío, entonces el niño comenzó a llorar a pleno

pulmón-. Shhhh, no llores… ¿qué derecho tengo yo a

quejarme, verdad pequeño?

En la capital, Maca estaba saliendo por la puerta

cuando Massamba y Zulú se aproximaron a ella, con sus

gestos lo decían todo, así como el suyo propio mostraba la

incertidumbre del momento, una seriedad extrema le había

dejado la conversación mantenida, un sabor demasiado

amargo en su boca, un dolor en su pecho que trataba de

controlar para no romper a llorar allí mismo.

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Page 27: CUARTA PARTE PIJA

Ma_ El ziku Dávila nos mandó a su casa.

M_ De acuerdo, vamos allá.

Z_ Todo ir bien, todo ir bien mwasi –le repitió con su

maravillosa y esperanzadora sonrisa.

M_ Gracias Zulú. Eso espero.

Subieron a la cafetera y se trasladaron entre la gente

cargada con bártulos en la cabeza, animales que paseaban,

niños que bailaban, y todo aquello pasaba por los ojos de

una Maca que seguía sin poder controlar todas las

emociones que había sentido y que había sufrido. Al llegar,

Dávila la miró con una profunda rabia por no poder

ayudarla.

D_ La cena está casi lista Maca, si quieres darte una

ducha y relajarte, te da tiempo.

M_ No tengo hambre, gracias ¿puedo hablar con

Esther?

D_ Sí, claro vamos –le indicó con su mano el camino

hacia el despacho.

M_ Gracias.

D_ Massamba, Zulú, poneros cómodos no hay mucho

sitio pero podréis descansar.

M_ ¿Cuándo van a decirme algo? –le preguntó

encaminándose hacia el despacho con los brazos cruzados

sobre el pecho.

D_ Mañana nos han citado a las diez.

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Page 28: CUARTA PARTE PIJA

M_ Bien.

D_ Pasa, antes que hables con ellos, quiero decirte que

he sentido vergüenza allí dentro, sin embargo me siento

muy orgulloso de ti, no sé que va a pasar pero… me siento

orgulloso de ti Maca.

M_ Gracias –dijo con su gesto apesadumbrado-. Espero

que se den cuenta que no tienen razón.

D_ Venga… te paso la llamada y te dejo sola.

M_ Bien.

D_ A ver –trató de comunicarse con Vilches, pero por

más que lo intentó la línea no le permitía recibir señal-. No

sé que pasa… a ver déjame intentarlo de nuevo.

M_ Si quieres ve a cenar, ya lo intento yo.

D_ No, tranquila, tengo trabajo no creo que tenga

mucho tiempo.

M_ Siento si te he entorpecido tu…

D_ ¡Vamos Maca!... después de ver como les has

pateado el culo, y les has demostrado lo que es sentir de

verdad lo que hacemos, no me digas eso, sólo espero que

mañana nos digan que todo queda en un toque de

atención.

M_ Pues si, yo también lo espero –sonrió con tristeza.

D_ Pero sabes que es complicado, ¿verdad?

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Page 29: CUARTA PARTE PIJA

M_ Sí. ¿No puedes? –le preguntó algo desesperada al

ver que la línea seguía sin dar señal.

D_ No. A estas horas es más complicado, venga cena y

después con las líneas menos sobrecargadas hablas con

ella.

Maca subió a su habitación, era pequeña y en la cama

casi no cabía, tenía que acurrucar sus piernas para que

quedaran dentro del colchón, pero, poco le importaba

donde dejara caer su cuerpo, miraba el techo mientras una

lagrima caía por su rostro, cerró los ojos suspirando,

recreando su memoria nuevamente la escena que había

vivido en aquel despacho.

Cuando Carolina salió, volvió a suspirar antes de

hablarle, estaba allí al otro lado de la línea, por primera vez

en dos largos años volvería a escuchar su voz. Con actitud

firme, voz áspera y tono contundente habló.

M_ Solo quiero decirte que ni se te ocurra llevar esto

adelante, tú tienes poder aquí, yo lo tengo en Madrid, te

recuerdo que soy una Wilson, una Wilson que puede

disponer de dinero, abogados y jueces, una Wilson que tú

pateaste, y la que te tiene muchas ganas, hasta hoy, me he

callado, no he querido saber nada de ti pero tú has

provocado esto, así que ahora vas a tener que afrontar las

consecuencias, ¡no me hables! No quiero ni escuchar tu

asquerosa voz –le cortó gritando al escuchar que iba a

nombrarla con esa voz dulce con la que tiempo atrás

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Page 30: CUARTA PARTE PIJA

conseguía todos sus propósitos-. Solo quiero que escuches,

si haces que esto siga adelante, si haces que me hagan

volver a España, te juro que lucharé por lo que es mío, y

mío también es el pequeño, te denunciaré por haberme

utilizado, porque yo soy la madre de David también, ¡y

sabes que lo hago!, y si no lo imaginas, te lo digo, mi dinero

compra cualquier cosa, tengo personas dispuestas a

declarar a mi favor con tu asquerosa artimaña, así todo el

mundo sabrá de lo que eres capaz, y solicitaré mis

derechos como madre, los tengo y lo sabes, sabes que si

quiero, compartimos la custodia, no quiero saber de ti, pero

sí del pequeño, si tienes cojones sigue adelante con esto, y

te juro que descubrirás mi lado más desagradable ese que

no conoces, no me interesas como mujer, eres detestable, y

te digo más, nunca volveré a tu lado, ni a mirarte, ni a

escucharte porque me das asco y pena, mucha más pena

de lo que puedes imaginar, ¿quieres retarme?, hazlo, sigue

con tu sucio juego, y entonces descubrirás el mío. ¿Quieres

que todo el mundo se entere como te revolcabas conmigo?,

todos saben que soy lesbiana, a mí no me importaría

explicar lo bien que nos lo pasábamos, ¿quieres que sepan

como jugaste conmigo y con tu supuesto marido?, ¿quieres

que descubra todo el mundo tu cara de zorra?, sigue con

esto y te juro que no tendré piedad, y te juro, que te quitaré

al pequeño que no te merece como madre –guardó silencio

por un momento pensó que hablaba sola, era tal el odio que

salía de ella que no había parado a escuchar si estaba allí,

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Page 31: CUARTA PARTE PIJA

pero claro que estaba, oía su respiración nerviosa-.

¿Quieres que juguemos Julia?, lo haremos las dos, te lo

aseguro…

Los golpes de los nudillos de Dávila en la puerta la

despertaron de esa pesadilla que había sido su monólogo,

no había dejado hablar a Julia, tan solo vomitó todo lo que

durante tiempo se había callado, que durante tiempo había

pensado pero no había encontrado el coraje necesario para

gritarlo. Se levantó como si su cuerpo pesara toneladas, la

vida se le había burlado en esa curva del camino, pero no

estaba dispuesta a perder.

M_ Hola.

D_ Vamos a cenar Maca, o Teresa luego me hará la vida

imposible si no te cuido –le dijo con una tímida sonrisa.

M_ De acuerdo, ¿has conseguido hablar?

D_ No, ahora cuando cenes lo intentamos de nuevo.

M_ Gracias –al bajar se encontró con Massamba y Zulú

allí de pie mirándola con cierta mezcla de sincera

admiración y cierta inquietud-. ¡Ey! chicos que aún no me

he ido, no quiero ver esas caras ¿eh? –les dijo sonriendo.

D_ Venga vamos a cenar y lo veremos todo de mejor

color.

Cenaron tratando de ver algo positivo dentro de lo mal

que estaba la situación, hablaron de lo que realmente había

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Page 32: CUARTA PARTE PIJA

supuesto aquel entramado y como había caído en la trampa

que Julia desde la distancia le había tendido.

En la aldea, Teresa había casi obligado a Esther a

cenar, al terminar se salió hasta su cabaña y se volvió a

sentar allí con la mirada perdida, Mona que no se había

separado de ella, se sentó en sus rodillas abrazada a su

cuello, Valiente se había tumbado en el suelo apoyando los

pies en la espalda de Esther porque Mona no le había

dejado subir a sus piernas. Allí con los ojos mirando hacia la

puerta, aún sabiendo que no se iba abrir, no se separaban

imaginando el momento de la vuelta de Maca, su sonrisa le

quitaría todos esos momentos amargos que llevaba vividos

desde su marcha. En ese pensamiento estaba cuando vio

como Vilches la llamaba por señas, al levantarse, Mona se

fue tras ella y Valiente cayó rodando mientras protestaba el

movimiento brusco de una Esther que salió a toda prisa

caminando.

V_ Es Maca… pero una cosa Esther, trata de que no te

note muy mal, creo que está tocada.

E_ Lo sé, gracias Vilches –le sonrió y entró en el cuarto-.

¿Maca?

M_ Hola mi amor –sonrió iluminándosele la cara,

mientras sus ojos se llenaban de tristeza-. ¿Qué tal estás?

E_ Echándote de menos, pero bien, ¿y tú?

M_ Igual… pensando que esta mañana te he dado un

beso y ahora aquí estamos en la distancia.

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Page 33: CUARTA PARTE PIJA

E_ Bueno pero mañana nos volvemos a ver y me darás

todos los que me debes de hoy, ya sé que soy irresistible

pero… ¿no puedes pasar una noche sin mí? –trataba de

sonreír mientras sus ojos se llenaban de lagrimas.

M_ ¡Pero que presuntuosa es mi niña! –sonrió

esforzándose-. Oye… ¿y tú a mí?

E_ ¿Tú qué crees? –de pronto guardaron silencio, un

silencio extraño entre ellas, tras suspirar, Esther le

preguntó-. ¿Qué tal ha ido?

M_ Como esperaba, pero vamos ya les he dicho que a

mí no me mueven de aquí, si no me quieren en este

proyecto será en otro, pero no te voy a dejar.

E_ Bueno, si no te quieren en este proyecto, iremos a

uno que nos quieran –contestó con total seguridad.

M_ Te quiero –susurró con la voz quebrada por la

emoción ante sus palabras.

E_ Yo también te quiero, mucho mi vida… y te aseguro

que aquí todos te quieren y te extrañan, ¡si es que eres tan

pesada que no estás y se nota! –dio una carcajada al

tiempo que le caían ante el movimiento algunas lagrimas.

M_ ¡Eso me lo tendrás que decir a la cara!

E_ Mañana mismo en cuanto entres por la puerta.

M_ Oye Esther… -suspiró para tranquilizar los nervios

que tenía en su interior-. No quiero que te hagas ilusiones

de que va a salir bien.

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Page 34: CUARTA PARTE PIJA

E_ Estoy convencida que si, y si no sale bien, no

importa, iremos juntas donde sea –apretaba sus manos,

sudaban ante los nervios que estaba pasando por controlar

sus lagrimas aquella posibilidad n quería ni escucharla.

M_ Puede que me hagan ir a Madrid, quiero que estés

tranquila, si tuviera que irme –sus palabras salieron lentas

como si pesaran toneladas en su garganta.

E_ No vas a irte.

M_ Esther no quiero que sufras ¿vale? –no pudo ya

retener sus lagrimas.

E_ Y yo no quiero que sufras tú, ni que te vayas –musitó

intranquila.

M_ No es fácil te lo aseguro, vienen a por mí… -nuevo

silencio entre ambas-. Esther… no sé que va a pasar, pero

quiero que sepas que aunque tenga que irme o… me

echen, nadie va a separarnos.

E_ Lo sé… ¿si te vas… será para mucho tiempo? –su

rostro se mostraba tenso, una mueca de pánico se reflejó

en él.

M_ Sí –musitó casi sin fuerzas.

E_ ¿Pero vendrás mañana? Al menos a despedirnos.

M_ No lo sé Esther –volvió a cerrar los ojos con pesar.

E_ Maca te quiero –le dijo ya sin retener las lagrimas-.

Debiste dejar que fuera, yo…

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M_ No quiero meterte en esto Esther, no puedo… fui yo

quien por imbecil está aquí.

E_ No Maca, fuiste porque eres así, no entiendo como

pueden decidir apartarte si lo único que has estado

haciendo es salvar gente.

M_ Pero hay un protocolo cariño…

E_ Protocolo –repitió con rabia.

M_ Mi amor… escúchame –su gesto era de un miedo

incontrolado, cerró los ojos y trató de decirlo sin titubear,

acariciando al mismo tiempo la radio como si aquel aparato

fuera el rostro de Esther-. Necesito saber que estás bien, y

necesito que tú sepas que si voy a Madrid volveré, y que si

no me dejan ir a verte, haré lo que sea para ir, Massamba y

Zulú han preparado una buena excusa para llevarme

aunque sea a despedirme de ti, pero necesito saber que

crees en mí, y que, si me voy, nadie va a conseguir que me

quede allí, porque te quiero, porque quiero estar a tu lado y

hacerte feliz, ¿lo sabes?

E_ Maca no tienes que decírmelo, claro que lo sé… de

igual modo que lo sabes tú. Te quiero mucho, no podía

imaginar cuanto, y estoy segura que después nos vamos a

reír de esta ñoñería que nos ha entrado –oyó como Maca

sonreía y lo hizo ella también. Con la voz entre cortada

añadió-. Nadie nos va a separar cariño…

M_ Te quiero Esther.

E_ ¿Has cenado bien?

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M_ Sí, dile a Teresa que Dávila me ha cuidado muy

bien.

E_ Estaba preocupada –se quitaba las lagrimas de la

mejilla. Tras unos segundos en silencio, finalmente le dijo

con cierto titubeo de emoción en su voz-. Nmaba me dijo

que la gente de buen corazón, siempre consigue superar los

obstáculos, y que tú lo tenías, así que no me preocupara.

M_ Dale un beso de mi parte, a ella y a todos –su nariz

se había enrojecido por la emoción y el llanto contenido.

E_ Claro que si, los niños no paran de preguntar por ti,

¡si es que es más famosa mi reina! –exclamó orgullosa.

M_ Aunque te pese, si, lo soy –sonrió-. Bueno Esther…

tengo que colgar cariño.

E_ Mira la luna esta noche, la compartiremos.

M_ Vale –sonrió-. Mañana hablamos, y tranquila que si

todo sale bien no voy a separarme de ti ni un segundo.

E_ Más te vale, te lo advierto. Buenas noches mi amor.

M_ Buenas noches cariño… descansa.

E_ Y tú –cuando oyó el pitido que ponía fin a la

conversación, se derrumbó, lloró con tantas ansias, que en

aquel cuarto su voz quebrada le asustó a ella misma,

entonces notó una mano en su hombro, se giró para

abrazarse a Teresa, pero quien estaba era Mona que con un

suave aullido la acunó entre sus brazos, y Esther lloró en el

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hombro del animal que le abrazaba con fuerza-. No la

puedo perder Mona… no la puedo perder…

Maca no estaba mucho mejor, allí sola lloraba

amargamente, odiaba con todas sus fuerzas a Julia, antes la

había odiado por su mentira, por su juego, por su

humillación, en ese instante la odiaba por separarla de la

mujer más importante en su vida. Cuando se calmó un

poco, salió hasta un patio interior que había en la casa de

Dávila, se sentó a contemplar la luna como estaba segura

estaría haciendo Esther, y allí seguía sin poder retener sus

lagrimas, oyó unos pasos y supo al instante quien estaba

sentándose a su lado, lo miró y vio en sus fríos ojos, un

calor tan tremendo que escondió su cabeza en el pecho de

Massamba, que la abrazó con el ceño fruncido.

Ma_ ¿Querer huir Maca?, Zulú y yo llevar, lejos, hasta

que pase y volver con nosotros a nuestro hogar.

M_ Gracias Massamba –trataba de contener el llanto.

Ma_ La luna nos mira… ella nos protegerá de malos

espíritus.

M_ Ojalá porque si me tengo que marchar, no creo que

lo pueda soportar.

Ma_ Mwasi Esther tampoco –le dijo con el rostro de

expresión grave.

M_ Lo sé.

Ma_ ¿Querer huir? –insistió.

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M_ No Massamba, me queda una oportunidad y espero

poder lograrlo, sino, lo haremos huiré. Gracias por cuidarme

–le sonrió y él la miró con unos ojos brillantes repletos de

amor-. Gracias.

Ma_ Mwasi merecer, nada que agradecer.

Se retiró a su cuarto, Dávila estaba algo liado con sus

problemas y la saludó desde la puerta de su despacho, al

llegar a la habitación no encendió la luz, dejó que los rayos

de luna que entraban por la ventana la alumbraran como si

estuviera en la cabaña, cerró los ojos como si pudiera

visualizar a su lado derecho a Esther, estaría en la cabaña,

en la cama, quizá como ella dando vueltas sin parar,

inquieta, nerviosa hasta límites insospechados. Y es que su

monólogo con Julia le había dejado un sabor agridulce, agrio

por tener que enfrentarse a ella aunque tan solo había

escuchado su voz en un murmullo, dulce porque después

de hacer lo que hizo sintió como la losa que llevaba cargada

en su espalda se había desprendido, como su corazón que

aún guardaba una pequeña herida, había cicatrizado y

como más segura que nunca, se daba cuenta que gracias al

amor de Esther, la vida le daba otra oportunidad para amar,

y esta vez sin duda, ser amada y ser amada de una manera

tan especial como lo hacía Esther que aquel amor le había

llegado en el peor momento, en ese maldito tribunal, que si

bien era cierto había hecho algo que no debía, jamás pensó

que la intromisión de Julia, pudiera causarle tanto

desespero en su alma, apartarse de Esther lo veía como

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una pesadilla, y si lo pensaba su corazón comenzaba una

carrera fuerte y violenta, apoderándose de ella una total

desazón. Vueltas y más vueltas, sin poder cerrar los ojos.

Llorando en silencio, suplicando a ese Dios al que Teresa se

había aferrado en tantas ocasiones, y al que últimamente le

había dado un poco la espalda, que la ayudará, que le

echará un cable en su injusta situación. Finalmente el

cansancio la ayudó a dormir.

La que no dormía era Esther, seguía sentada en los

escalones de su cabaña contemplando la luna junto a Mona

y un Valiente que apoyado en su brazo se había quedado

dormido. Estaba sola, pero, sabía que en presencia, porque

todos le habían estado dando apoyo y calor. Sonrió a pesar

del dolor que sentía.

T_ ¿Puedo acompañarte?, yo tampoco puedo dormir –

apareció Teresa con sus rulos.

E_ Claro que puedes –sonrió al verla.

Mo_ Uhhhhhhhhhh –la señalaba con su dedo

despertando a Valiente que se asomó a ver que pasaba-.

Ahhhhhhh.

E_ Mona que la gente duerme.

Va_ Ah ah ah uhhhhhhh –se levantó yendo a quitarle un

rulo.

T_ ¡Valiente! –lo riñó al ver que se le acercaba a por un

rulo.

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E_ Valiente no –le decía sonriendo Esther.

T_ Pero bueno –lo miraba muy seria y el animal ponía

gesto de comportarse-. Así me gusta, malo es.

E_ Le llama la atención tu cabeza.

T_ Si, pero es que si no… mañana me levanto con unos

pelos… -decía sonriendo entonces vio salir a Ngouabi de la

cocina con algo en sus manos-. ¿Y eso?

E_ Debe tener hambre.

T_ ¿Ngouabi kwisa kudya ata? (¿Ngouabi vas a comer

ahora?) le preguntó con el cejo fruncido.

Ng_ Inga mami -(sí mami) respondió el muchacho con

cara de circunstancias.

T_ ¿ Mono kusadisila nge mnati yanwu? – (¿te preparo

algo caliente?).

Ng_ Ve, ve, melesi mami, na nki bayayi, kele mingi,

melesi (no no, gracias mami con esto es mucho, gracias)-.

Mpimpa na.

T_ Mpimpa na. Que raro… él nunca suele llevarse

comida –dijo para si.

E_ Esta noche tiene hambre.

T_ Ya –no le perdía detalle porque la actitud del

muchacho le parecía extraña-. Bueno… ¿qué tal Maca?

E_ Asustada.

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T_ Imagino. Yo traté de hablar con el doctor Mwemba,

es un hombre muy cabal pero me avisó que lo que Maca

había hecho era para expedientarla, y ya tiene abierto

expediente –hablaba un tanto desanimada-. Aunque a mí

nadie me quita de la cabeza que esto viene de la mano de

Julia.

E_ He estado pensando en eso Teresa, en ella –Teresa

la miró fijamente, su voz le mostraba que algo estaba

pasando por su cabeza, algo que no le iba a gustar-. He

llegado a la conclusión de que… mucho la tiene que querer

Julia para hacer algo así, ¿y si me he entrometido entre

ellas?

E_ He estado pensando en eso Teresa, en ella –Teresa

la miró fijamente, su voz le mostraba que algo estaba

pasando por su cabeza, algo que no le iba a gustar-. He

llegado a la conclusión de que… mucho la tiene que querer

Julia para hacer algo así, ¿y si me he entrometido entre

ellas?

T_ ¡Pero que tontería es esa!, ¡pero qué estás diciendo!,

Maca odia a Julia, Julia le destrozó la vida –decía absorta al

ver las dudas reflejadas en sus pupilas, con gestos

exagerados, con rostro pálido.

E_ Pero todo lo que hace es por recuperarla.

T_ ¡Para usarla y cuando se aburra darle la patada!

E_ No puedo creer eso Teresa, nadie hace algo así por

simple entretenimiento.

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T_ Julia sí, Esther hay personas que son así, ¿cómo

puedes pensar eso después de lo que le hizo con el niño?,

¡y no vuelvas a decir tontería como esa, eh! –le decía fuera

de sí ante la mirada atenta de Mona y Valiente que nunca

habían visto esos ojos tan abiertos, y ellos los intentaban

abrir de igual modo-. Maca te quiere a ti, punto.

E_ Eso lo sé.

T_ ¡Entonces! –le riñó fuertemente.

E_ Lo siento, lo sé… no sé Teresa, estoy muerta de

miedo –rompió a llorar y Teresa la abrazó-. Si se va… ¿qué

voy a hacer yo?

T_ Debemos tener esperanza…

E_ Maca no la tiene, ¿cómo voy a tenerla yo? –

preguntaba con gran pesar.

T_ Porque es una injusticia lo que quieren hacer, y

finalmente el sentido común se impondrá.

E_ La quiero, no he querido a nadie así Teresa, la quiero

tanto que me duele el corazón.

T_ Esther cariño –la abrazó fuerte, después la separó

haciendo que la mirara, Mona se había colgado en su

espalda y Valiente había apoyado su cabeza sobre sus

piernas-. Mírame, nada es sencillo, en la vida hay que

luchar constantemente y aquí lo ves, si a Maca finalmente

la incapacitan como médica, cosa que dudo, y déjame

explicarte el motivo de mis dudas, sé que ella hará todo lo

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posible para demostrar que no ha hecho nada ilegal, tan

solo ayudar y entonces si habrá que llevar testigos para

contrastar informaciones, ella no va a dejar que entre

vosotras la distancia os pueda, al igual que tú, ambas

lucharéis y la lucha merecerá la pena, todo en el caso de

que la incapaciten.

E_ ¿Y mientras tanto?, Maca en Madrid, yo aquí… no lo

soportaré.

T_ Claro que lo soportarás, el amor te ayudará.

E_ No quiero que se vaya, si se va… pediré mi derecho

a rescindir mi contrato, ¿me entiendes, verdad? –la miraba

con cierto temor.

T_ Sí te entiendo, aunque eso signifique perderos a las

dos, lo entiendo y te apoyaré, pero estoy segura que eso no

va a pasar, ¡y ahora a la cama!, no querrás que mañana

cuando venga Maca te encuentre ojerosa… aunque creo

que le da igual, le gustas de todos modos –se miraron y

rompieron en una carcajada mientras Esther se retiraba las

lagrimas de sus mejillas-. Eso está mejor, la muerte es lo

único que no tiene solución Esther, lo demás, nos dolerá

más, nos dolerá menos pero sobrevivimos, mira Maca,

jamás pensó iba a tener una mujer a la que amar, y que la

amara, que ese ejemplo suyo te sirva para mantener la Fe.

E_ Gracias Teresa, te quiero mucho… en este poco

tiempo que llevamos juntas, te has portado conmigo como

una madre.

43 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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T_ Es que soy una madre frustrada cariño… como

Vilches dice, soy la gran Madre de todas las madres -sonrió

débilmente-. Yo también te quiero mucho, ¡venga a dormir!

Se marcharon a la cabaña, y Teresa una vez se metió

en la cama la tapó, le dejó un suave beso en la frente y

acompañada tanto por Mona como por Valiente con el

sonido de la lluvia terminó durmiéndose.

La mañana para Maca apareció con un sol que le

cegaba, no podía abrir los ojos cuando escuchó la voz de

Dávila avisándole para que se levantara sintió que su

cuerpo se resentía de una noche pésima. Se levantó con

cuidado mirando a su lado derecho, allí no estaba Esther,

¡cuánto la había echado de menos!, pensaba para si. Salió

y se encontró con Dávila allí esperándola con gesto tenso,

Massamba y Zulú la esperaban fuera.

D_ ¿Preparada?

M_ ¡Qué remedio! –elevó los hombros.

D_ Pues vamos… espero que salgas de esta Maca, de

verdad.

M_ Gracias, yo también.

Llegaron al edificio, subieron en el ascensor y

conforme se iba acercando a la puerta donde le estaban

esperando, sus latidos se disparaban con un estado de

nervios que para ella era algo nuevo, esa sensación de

estar perdida, de no saber hacia donde dirigirse le creaba

una angustia total, una angustia que iba aumentando

44 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 45: CUARTA PARTE PIJA

conforme sus pasos la acercaban al lugar. Massamba y Zulú

tal como hicieran el día anterior, se quedaron en la calle

esperando tras desearle suerte y darle amuletos, Dávila y

ella se sentaron en la puerta tal y como les dijeron. Al

buscar algo de aire en su interior para tratar de

tranquilizarse, giró su cabeza hacia la izquierda

encontrándose con una mirada fría y algo distante por parte

de Carolina, le hubiera gustado gritarle lo que sentía en ese

momento pero era inútil, no tenía ningún sentido perder

fuerzas contra quien había sido cómplice de la trampa que

le hacía estar allí sentada temblando de pies a cabeza, solo

podía aferrarse a que Julia hubiera dado marcha atrás,

conocía a Maca y sabía que era capaz de decir a todo el

mundo la verdad, porque pensaba se habría dado cuenta

que había despertado de su largo letargo, y estaba segura

que la rabia que habría producido en ella era un arma de

doble filo, a pesar de aquel pensamiento, quería seguir

aferrándose a la posibilidad de que para ella había sido su

relación oculta, y la sola idea de verse como comidilla de

los pasillos podía influir en ella lo suficiente como para

echar marcha atrás a su nueva traición o por el contrario,

saber que Maca tenía una nueva posibilidad de ser feliz

lejos de ella, le provocara tanto odio que llevara a cabo la

peor de sus venganzas. Cuando salió la secretaría y les dijo

que podían pasar, Dávila le cogió del brazo con cariño.

D_ Todo va a ir bien.

M_ Estoy cagada Dávila –su rostro así lo demostraba.

45 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 46: CUARTA PARTE PIJA

D_ Lo sé. Venga.

Tras un suspiro casi compartido, ambos entraron en el

mismo despacho con la misma disposición de mesas, con

los tres mismos hombres, con las tres mismas caras y

expresiones. Dávila separó la silla de Maca para que se

sentara, así lo hizo, lo agradeció para escuchar el veredicto

debía sentarse antes de desmayarse porque esa era la

sensación que tenía, se iba a desmayar por la tensión

acumulada.

Dr. F_ Buenos días doctora Fernández, hemos estado

valorando los hechos, creo que todo ha quedado bastante

claro para nosotros, hemos comentado su situación con la

Central, y desde allí han comunicado que debe usted

personarse en Madrid para anular su unión con nosotros.

M_ ¡Qué! –se levantó hecha una furia entrecerrando los

ojos dejando su boca semiabierta por la impresión.

D_ A ver… realmente los motivos por los que la acusan

no me parecen los justos para expulsarla –trató de mediar

Dávila al ver el rostro desencajado de Maca.

D. F_ Doctor Dávila, se ha evaluado la situación, son

tres factores, desacato de orden, abandono de sus deberes

y poner la vida en peligro de su enfermera con fines…

M_ Hijo de puta eso es lo que tú crees, lo que tu mente

de mierda cree –gritó yendo hacia él.

46 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 47: CUARTA PARTE PIJA

D_ Maca por favor si tienes una oportunidad estas no

son formas –le decía nervioso tomándola del brazo tratando

de convencerla.

D. L_ Doctora Fernández, creo que inconscientemente

usted puso en peligro a la enfermera, deberíamos

expedientarla pero hemos hablado con ella y nos ha

asegurado que usted no le informó de los hechos.

M_ ¡Eso no lo ha dicho Esther! –decía incrédula con los

ojos rojos de indignación y furia.

D. L_ Tenemos una declaración bajo juramento de la

enfermera, ¿quiere ver su firma?

M_ Sí, quiero ver su firma –les dijo desafiante, se

levantó y miró el papel, su gesto fue de impresión,

efectivamente Esther había firmado aquel papel donde

reconocía que no había sido informada de la misión que

iban a hacer-. Esto no puede ser… ¡han falsificado la firma

para ir en mi contra!

D. F_ ¿Nos está llamando corruptos? -se levantó

mirándola fijamente.

M_ Sí –gritó casi trastornada no podía creer lo que sus

ojos veían.

D_ ¡Maca! –trató de frenar su desespero, él mismo

estaba sintiendo el acoso hacia ella de tal modo que se

sentía desconcertado.

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Page 48: CUARTA PARTE PIJA

M_ Nada de esto es cierto, Esther nunca dijo nada de

esto.

D. F_ ¿Está usted segura? –su tono y su mirada fueron

tan hirientes que provocaron que los otros dos hombres y

Dávila lo miraran fijamente.

M_ Que le den por culo Doctor Farroud, Esther nunca

firmaría una cosa como está.

D. F_ Vaya... ¿será por algo especial?

M_ Cretino. Les aseguro que esto no va a quedar así –

se dio la vuelta para salir de allí.

D.F _¿Dónde cree que va?

M_ Me voy a contrastar esta información.

D.F_ Tiene un avión esperándola Doctora Fernández.

D_ Un momento, esto no puede ser.. ¿cómo se la van a

llevar así?, tiene sus cosas en la aldea y… -no salía de su

asombro mirando intercaladamente a unos y otros.

M_ No pueden hacer eso, los denunciaré –se sentía

perdida en un laberinto.

D.M_ Lo sentimos pero… era un vuelo que salía hoy y

han aprovechado las circunstancias por eso se le citó ayer.

Sus cosas le llegaran a Madrid.

M_ Me niego a abandonar el país.

D.F_ Si no lo hace será una indocumentada y ya sabe lo

que hacen con las indocumentadas.

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M_ Hijo de puta, hijo de puta –repitió con toda su rabia

encaminándose hasta él-. ¿Cuánto os ha pagado?, ¡cuánto!

D_ Maca por favor calla.

M_ Estáis bajo sus ordenes, pero esto no va a quedar

así, voy a mover cielo y tierra hasta acabar con vosotros…

os lo juro.

D.F_ Nos está amenazando… ¿se da cuenta?

M_ ¡Si, les estoy amenazando porque me echan con

pruebas falsas! No hice nada malo para que me echen.

D.F_ Aquí no hay más pruebas que lo que usted hizo por

ser gallita, está pagando la prepotencia, soberbia y orgullo

con el que trabaja, para ser más que nadie, ¡pues aquí tiene

el resultado! –las puertas se abrieron y dos hombres altos y

fuertes aparecieron tras ella-. Llévensela el avión no

espera.

D_ ¡Un momento esto no se puede hacer así! –dijo

Dávila enfurecido ante el trato que le estaban dando-. Este

trato es vejatorio.

D. L_ Disculpe Doctor Dávila, no hay ninguna clase de

vejación, se le llamó precisamente para aprovechar este

vuelo, la Doctora Fernández reconoció haber actuado mal,

no hay nada más que discutir, el avión está esperándola,

una vez arregle sus asuntos en Madrid tiene las puertas de

este país abiertas, pero su actuación como Médica deja

mucho que desear.

49 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 50: CUARTA PARTE PIJA

D_ Están cometiendo un grave error, si dejan que la

Doctora Fernández deje de trabajar con nosotros, se lo

advierto –se giró y salió siguiendo a una Maca que

caminaba con su rostro marcado por un profundo dolor-.

Maca… tranquila por favor.

M_ ¿Cómo voy a estar tranquila?, ¡dime!, lo tenían todo

bien planeado ¡joder! –las lagrimas corrían por el rostro de

una destrozada Maca.

D_ Esto no va a terminar así, haremos lo que sea,

hablaremos con quien sea presentaremos pruebas,

testigos…

M_ Estoy segura que Esther no firmó ese papel… no

puede ser… aunque en ese momento estaba celosa por

Carolina… ¿lo haría?, ¡no como va a hacer algo así!

D_ Lo averiguaremos.

M_ Necesito hablar con ella, necesito hablar con ella…

no puedo irme así –decía desesperada.

D_ ¿Pueden darnos unos minutos? –ante la negativa de

los hombres les dijo-. Por favor… tan solo unos minutos.

M_ Joder –musitó destrozada al escuchar que no podía

ser que se la llevaban ya que el avión esperaba-. Dile que…

dile que…

Ma_ Mwasi… mwasi.

M_ Massamaba, Zulú me llevan… -los miraba con un

miedo afincado en sus ojos terrible.

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Page 51: CUARTA PARTE PIJA

Z_ ¡No! –exclamó desencajado.

M_ Decirle a Esther que la quiero, que… que la quiero –

rompió a llorar.

Ma_ Mwasi –su rostro demostró la pena que en ese

instante sentía su corazón.

D_ Maca tranquila todo irá bien… te ayudaremos…

tranquila –decía mientras veía como subía en la furgoneta,

de repente sintió miedo por lo que pudiera pasar, estaban

en África, no habían leyes-. Voy con ustedes.

En la furgoneta, ninguno habló, ambos iban pensativos

en el corto recorrido que les llevaba efectivamente hasta el

aeropuerto. Maca ni siquiera lloraba, le parecía estar

viviendo una pesadilla, pero allí estaba Dávila con el gesto

serio, duro, preocupado por ella, sabía que se había

equivocado muchas veces, pero siempre lo había hecho con

la mejor intención para ayudar a los demás, en ese

momento, en su peor momento no estaba sola, al girarse

cuando partió la furgoneta, vio como tanto Massamba como

Zulú se quedaban como estatuas allí observando como se

marchaba, en ese instante donde se estaba despidiendo de

lo que había sido su vida los últimos cinco años, tampoco

estaba sola, allí a su lado Dávila dándole con el silencio

apoyo, pensando mil maneras de solucionar el problema

que se le venía encima. Lo agradeció. Cuando vio el avión,

sintió unas ganas terribles de salir corriendo en contra

dirección, correr y no parar hasta encontrarse con Esther,

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Page 52: CUARTA PARTE PIJA

pero al detener la furgoneta, le dio el tiempo justo para

despedirse de un Dávila muy afligido, sin casi darse cuenta

sus pies subieron las escalinatas, y sin percatarse todavía

de la realidad estaba sentada en un asiento, en su

pensamiento, una y otra vez Esther, no podía asumir que no

la iba a ver, no podía soportar la idea de perderla, apoyó su

cabeza en el asiento desplazando sus pupilas sin moverse

hacia la ventanilla, vio la extensa Selva, pensar que Esther

estaba allí y ella tan lejos, le quebró el corazón, escuchó el

sonido perfectamente del dolor de perderla, ¿qué iba a

pasar ahora?, ¿cómo iba a sobrevivir sin ella?, ¿que iba

hacer sin Esther?, sus preguntas no tenían más respuestas

que lagrimas inundando su rostro.

M_ Esther… Esther… Esther mi vida…

Cuando el sol penetraba por la ventana de Esther, sus

ojos ya estaban abiertos de par en par, no podía dormir

pensando en el resultado de aquel tribunal, su corazón

temblaba de una manera que podía notarlo, su mano

inconscientemente acariciaba la parte vacía de la cama,

donde los días anteriores Maca había ocupado el espacio,

donde se habían besado hasta quedarse sin fuerzas, donde

se habían entregado en cuerpo y alma, se levantó porque

no podía soportar aquel hueco, se duchó tratando de ser

positiva, tratando de encontrar energía para esperar la

resolución, una vez se había vestido, salió hasta el hospital,

allí los niños descansaban, cuidados por su padre y Nmaba

52 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 53: CUARTA PARTE PIJA

que era llevada por el perro de un lado a otro. Al ver la

escena, la ternura se apoderó de ella.

E_ Nketo na (buenos días).

Todos le contestaron y durante un rato estuvo con los

niños asegurándose que la fiebre hubiera bajado, y después

se fue a la sala donde habían dejado al pequeño, allí seguía

con su gotero y su madre contemplándolo al lado, sus ojos

repletos de temor cuando miró a Esther. La enfermera se

acercó con cuidado y le tomó la temperatura, le sonrió a la

madre y ésta le dijo:

Mad_ Na mianda ve kumatia kunata ban este mwana

también, ve kumatia -(Los espíritus no pueden llevarse a

este hijo también, no pueden).

E_ Malembe… nge mwana ve kufwa -(tranquila tu hijo

no morirá) le respondió con dificultad pensando muy bien

las palabras.

Mad_ Melesi, melesi –le cogió la mano para besarla.

E_ No, no -se apresuró a no dejar que le besará la

mano, entonces la miró con ternura y la abrazó, la mujer

terminó llorando abrazada a ella que rompió en un llanto

amargo como estaba su interior.

V_ ¿Y esto? –preguntó Vilches desde la puerta con las

manos reposando sobre sus caderas.

Mad_ Ziku… mono mwana vivir.

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Page 54: CUARTA PARTE PIJA

V_ ¿Eso se lo has dicho tú? –Esther asintió con la cabeza

limpiándose la nariz-. Ven a mi despacho un momento por

favor.

E_ Si –al pasar junto a la mujer le dedicó una sonrisa

triste pero sonrisa de apoyo. Entró al despacho suspirando-.

¿Qué he hecho mal?

V_ Primero no quiero verte llorar, segundo no puedes

darle esperanzas a esa madre cuando yo no sé si voy a

poder salvar a su hijo.

E_ Es una diarrea Vilches.

V_ Una diarrea que no significa nada en nuestro mundo,

y que en este, significa la muerte de muchos niños,

demasiados.

E_ Lo siento.

V_ Mira sé que estás nerviosa yo mismo lo estoy, no

sabemos nada de Maca y eso nos crea problemas, pero no

puedes nunca dar esperanzas de vida a nadie, aquí no se

pueden dar esperanzas Esther… ¿de acuerdo? –le decía con

el tono amable, casi cariñoso y es que su cara le

preocupaba a Vilches-. No has dormido mucho, ¿quieres

qué se encargue Sissou?

E_ No, no, prefiero hacerlo yo, prometo no abrir la boca

–negó con la cabeza.

V_ Tampoco es eso –sonrió-. Venga… vamos a ver que

podemos hacer por ese pequeño gritón.

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Page 55: CUARTA PARTE PIJA

E_ Pobrecillo –sonrió con tristeza porque el niño se

había pasado buena parte de la noche llorando.

La Selva desde el cielo se veía tan imponente, allí en

su asiento seguía llorando sin que nadie se atreviera a

decirle nada, ya llevaba diez minutos de vuelo, diez

minutos lejos de Esther, demasiado lejos, cerró los ojos y al

darse cuenta que volaba hacia España, lejos de la mujer

que amaba, a la que no creía capaz de semejante engaño

comenzó a notar que los recuerdos se le habían quedado

clavados en los pulmones, no podía respirar, se ahogaba,

no podía ni llorar ni respirar, cerraba los ojos y veía la

sonrisa de Esther, y entonces aún sentía mayor el ahogo.

M_ No puedo respirar –susurró-. No puedo respirar…

Junto a Teresa, Esther estaba preparando el desayuno

para los niños, a los pequeños de Nsona y Nmaba les

habían dado unas pastillas para evitar que se contagiaran,

y los tenían apartados del hospital. En la cocina todo era

silencio, no habían cantos, ni risas, ni susurros, todas

esperaban la llamaba de Dávila, y ver entrar a Maca por la

puerta.

E_ Teresa ahora vuelvo –le dijo para no llamar su

atención.

T_ Muy bien hija.

Ns_ Está mal.

T_ Si Nsona… está sufriendo muchísimo, temo tanto esa

llamada.

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Page 56: CUARTA PARTE PIJA

V_ ¿Dónde está Esther?

T_ No lo sé me ha dicho que salía un momento, ¿no te

has cruzado con ella?

V_ ¿Si me hubiera cruzado con ella te lo preguntaría? –

Teresa lo miró con dureza, Vilches suspiró y dijo-. Me han

avisado que Dávila se va a poner en contacto con nosotros.

T_ Dios mío… ya… ¿tan pronto?...

V_ Sí… demasiado pronto, vamos –le dijo con gesto

preocupado.

Mientras Esther había seguido con la mirada a Ngouabi

que llevaba en sus manos comida, le llamó la atención su

actitud, tal y como la noche anterior le había pasado a

Teresa. Se fue tras él, viendo que entraba a la granja donde

no habían animales, abrió la puerta con cuidado y oyó su

voz, se acercó hacia el lado desde donde provenía la voz, y

vio atónita como allí había una de las chicas que debían

estar en el camión camino al campo de refugiados. Al verla,

la chica grito, Ngouabi se giró asustado.

Ng_ Mwasi Esther.

E_ Ngouabi, ¿qué significa esto?

Ng_ No querer ir… ella vivir en dos campos de

refugiados, no querer ir…

E_ Ya pero… ¿no tiene familia? –la chica se había

escondido tras él, y él negó con un movimiento preocupado

56 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 57: CUARTA PARTE PIJA

con su cabeza-. Entonces deberías decirle a Vilches… no

puedes tenerla aquí encerrada.

Ng_ Ziku la mandará lejos.

E_ Eso no lo sé pero… la chica tiene que tomar aire, no

puede vivir aquí.

Ng_ No querer ir.

E_ Pues lo hablamos con Vilches pero aunque tu

intención ha sido buena, no creo que sea lo correcto

Ngouabi –lo miraba con ternura.

Ng_ Esperar a mwasi Maca… ella seguro decir si.

E_ Maca –musitó como si como si al escuchar su

nombre todo en ella volviera a sacudirse-. Maca…

Ng_ Si mwasi… Maca –insistió al ver su gesto.

E_ De acuerdo esperaremos a Maca, ¿se encuentra

mal?, ¿tiene algún problema?

Ng_ No melesi.

E_ Vale, será nuestro secreto –le sonrió con algo de

dificultad, entonces escuchó su nombre en la voz de

Vilches-. Me llaman, esconderos.

Salió del establo, pasando desapercibida, cuando

Vilches se giró la vio caminar hacia ellos con aire nervioso.

E_ ¿Han llamado?

V_ Ahora va a llamar Dávila.

E_ Joder… joder… ¿no es muy pronto? –decía nerviosa.

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V_ No lo sé Esther, ¡no me pongas más nervioso, joder!

T_ Vamos a tranquilizarnos chicos… de esta me sale

una úlcera de estómago.

V_ La próxima vez que haga otro numerito a mis

espaldas, te juro que de una patada en su puto trasero la

envió a España.

T_ Anda… anda…

E_ Que no haya pasado nada por favor –dijo para si con

tono de suplica mirando al cielo antes de entrar.

Mientras en el avión, el ahogo persistía, una azafata se

había acercado a Maca, al mirarla vio que era el rostro de

Esther, en otro cuerpo. La cogió de los brazos fuertemente

mientras lloraba, se ahogaba y quería hablar sin atender a

las explicaciones de la azafata que le pedía justo lo

contrario, que guardara silencio.

M_ Esther… Esther… no… no…. –su respiración era tan

agitada, un dolor punzante en su pecho, el corazón al borde

de estallar en mil pedazos, un sudor frío apoderándose de

su cuerpo y sus pupilas volviendo a mirar por la ventanilla,

despidiéndose de Esther, despidiéndose de la Selva.

En el despacho, alrededor de la radio, todos esperaban

ansiosos las palabras de Dávila, Esther se había sentado en

la silla ajena al sufrimiento de Maca, Teresa caminaba de

lado a lado tratando de tranquilizar sus pulsaciones, Vilches

manejaba la radio porque la frecuencia se había perdido.

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T_ ¿Y ahora qué pasa?

V_ Esto no funciona ¡mierda!

E_ No puede ser…

V_ Y tanto que puede ser… ¡Dávila me oyes!, ¡Dávila!,

nada se ha cortado… tendremos que esperar a que vuelva

a llamar.

E_ Mierda... Mierda –renegó con lagrimas en los ojos y

un sufrimiento total cerrando los ojos y al hacerlo las

lagrimas comenzaron a recorrer su rostro.

V_ Venga Esther... todo irá bien –la abrazó emocionado

también.

T_ La próxima vez, no le darás tú la patada, ¡cómo hay

Dios que se la doy yo! –murmuró casi histérica.

La agonía de Maca no tenía fin, se sentía morir y nadie

hacia nada tan solo la miraban extrañados por su

comportamiento, su corazón latía con demasiada fuerza, su

ahogo estaba llegando a limites insospechados y entonces,

un grito se apoderó de todo su mundo y su interior.

M_ ¡No Esther... no!. ¡Mierda! –se sentó en la cama con

la respiración agitada, sudorosa, agotada, abatida, pasando

su lengua por los labios tratando de tranquilizarse-. Ha sido

una pesadilla Maca, una pesadilla.

D_ ¡Maca!... ¿estás bien?

M_ Sí, sí...

D_ Te espero en cinco minutos, vamos a hacer tarde.

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M_ Joder... es verdad –se levantó a toda prisa se dio una

ducha y apoyó su frente en la puerta antes de salir-. Que no

se cumpla... por favor... que no se cumpla.

Salió y se encontró con Dávila allí esperándola con

gesto tenso, Massamba y Zulú la esperaban fuera.

D_ ¿Preparada?

M_ ¡Qué remedio! –elevó los hombros.

D_ Pues vamos… espero que salgas de esta Maca, de

verdad.

M_ Gracias, yo también –la pesadilla se repetía aquello

lo había vivido ya.

Llegaron al edificio, subieron en el ascensor y

conforme se iba acercando a la puerta donde le estaban

esperando, sus latidos se disparaban con un estado de

nervios que para ella era algo nuevo, esa sensación de

estar perdida, de no saber hacia donde dirigirse le creaba

una angustia total, una angustia que iba aumentando

conforme sus pasos la acercaban al lugar. Massamba y Zulú

tal como hicieran el día anterior, se quedaron en la calle

esperando, Dávila y ella se sentaron en la puerta tal y como

les dijeron. Al buscar algo de aire en su interior para tratar

de tranquilizarse, giró su cabeza hacia la izquierda

encontrándose con una mirada fría y algo distante por parte

de Carolina, le hubiera gustado gritarle lo que sentía en ese

momento pero era inútil, no tenía ningún sentido perder

fuerzas contra quien había sido cómplice de la trampa que

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le hacía estar allí sentada temblando de pies a cabeza, solo

podía aferrarse a que Julia hubiera dado marcha atrás,

conocía a Maca y sabía que era capaz de decir a todo el

mundo la verdad, porque pensaba se habría dado cuenta

que había despertado de su largo letargo, y estaba segura

que la rabia que habría producido en ella era un arma de

doble filo, a pesar de aquel pensamiento, quería seguir

aferrándose a la posibilidad de que para ella había sido su

relación oculta, y la sola idea de verse como comidilla de

los pasillos podía influir en ella lo suficiente como para

echar marcha atrás a su nueva traición. Cuando salió la

secretaría y les dijo que podían pasar, Dávila le cogió del

brazo con cariño.

D_ Todo va a ir bien.

M_ Estoy cagada Dávila “joder… lo he vivido ya” -pensó

para si.

D_ Lo sé. Venga.

Tras un suspiro casi compartido, ambos entraron en el

mismo despacho con la misma disposición de mesas, con

los tres mismos hombres, con las tres mismas caras y

expresiones. Dávila separó la silla de Maca para que se

sentara, así lo hizo, lo agradeció para escuchar el veredicto

debía sentarse antes de desmayarse porque esa era la

sensación que tenía, se iba a desmaya por la tensión

acumulada.

61 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 62: CUARTA PARTE PIJA

Dr. F_ Buenos días doctora Fernández, hemos estado

valorando los hechos…

Maca había cerrado los ojos, sabía lo que venía

después, lo había vivido demasiado recientemente, lo sabía

su pensamiento estaba con Esther, ¿cómo lo tomaría ella?,

¿qué haría?, podría denunciarlos por falsificar pruebas, a

eso se aferraba pero para eso tenía que implicar a Esther y

jugar con la posibilidad de manchar su carrera espléndida

como enfermera, Julia lo tenía todo muy bien atado, seguro

que Carolina le había informado hasta del último detalle. De

pronto la mano apretando su brazo de Dávila la volvió con

gesto apesadumbrado a la sala al mirar aquellos tres

hombres que le habían tratado de humillar.

D_ Enhorabuena –sonrió ampliamente.

M_ ¿Qué? –miró y vio como los dos médicos salían con

gesto de disgusto de la sala mientras el tercero se le

acercaba, ella no entendía nada-. No… no…

D. M_ Creo que se ha hecho justicia Doctora Fernández,

me siento engañado le aseguro que me ha molestado

mucho formar parte de este circo.

M_ ¿Quiere decir qué no me voy?

D. M_ Sí te vas, pero te vas a tu aldea, a tu lugar a

seguir haciendo ese magnífico trabajo que realizas y del

que deberías escuchar a Teresa hablar, te admira, y su

admiración provocó en mí una disputa por que te quedaras,

me gustaría mucho que pudieras seguir salvando vidas,

62 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 63: CUARTA PARTE PIJA

ayudando a mi gente con ese coraje que has demostrado

tener aquí, porque profesionales como tú es lo que

necesitamos, solo te digo una cosa, se prudente ¿de

acuerdo?

M_ Doctor Mwema, ¿ese papel dónde estaba la firma

de…?

D. M_ Tú no la crees capaz ¿verdad? Suerte Doctora -le

sonrió y se marchó.

D_ Pues… parece que está todo resuelto ¿no?

M_ Dávila… joder… me tiemblan las piernas –decía

sonriendo-. Creo que ya no sabría vivir sin Esther.

D_ Lo sé, venga vamos a decírselo que esta mañana se

me ha cortado la conversación y no ha habido manera.

M_ Si por favor… espera… no… tengo una idea mejor.

Estaba radiante de felicidad, tanta que al salir vio allí a

Massamba y Zulú en silencio apoyados en la cafetera

esperándola, no les hizo falta saber nada, su sonrisa la

delató, después se fundió en un abrazo con ambos ante la

sonrisa de Dávila.

Mientras los nervios en la aldea seguían disparados,

Teresa había visto a Esther pasear de un lado a otro, tras

ella siempre Mona y Valiente, unos pasos más atrás Ramón.

Era un espectáculo ver a los cuatro aldea arriba, aldea

abajo, de pronto Vilches interrumpió aquel paseo, ella

acudió frente a la radio nuevamente con los nervios

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destrozados, con una ansiedad que nunca antes había

descubierto en ella. Teresa acudió con ella pasándole la

mano por los hombros, Vilches se sentó y esperó escuchar

la voz de Dávila.

D_ ¿Estáis ahí?

V_ Sí, ¿y Maca?

D_ Pues Maca ha salido a hacer algunas cosas aquí, y

después va para allí.

E_ ¿Eso quiere decir que…? –no pudo seguir sus ojos se

habían anegado de lagrimas y su voz se quebró.

D_ Eso quiere decir que ha salido airosa de esto… y os

aseguro que no pensaba que pudiera hacerlo.

V_ ¡Ufffffff! –su resoplido inundó la sala se pasó las

manos por la cara como quitándose un verdadero peso de

encima.

T_ Gracias Señor –susurró Teresa abrazándose a una

Esther que lloraba de felicidad.

E_ Maca…

Cuando la noticia llegó a las mujeres, alzaron la voz y

los hombres que quedaban en la aldea comenzaron a

cantar, otra vez, nuevamente para ellos, la familia estaba

completa. Dib, Yildas y Ngouabi, decidieron salir de caza

para ofrecerle a Maca a su vuelta, la mejor pieza como

regalo. Los niños comenzaron a jugar, Mona y Valiente sin

dudarlo ante el jolgorio que se había formado entre todos,

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abrazando a una Esther tan emocionada como risueña, se

incorporaron de manera activa a aquellos cantos alegres

que inundaban el corazón de Esther sintiendo el calor hacia

ella, y como no, el calor y cariño hacia Maca.

Mientras en Brazzaville, Maca había ido a una tienda

donde la dueña era muy amiga de Teresa, había entrado

junto a los dos hombres, se sentía radiante y feliz, por

tantas cosas que sentía la necesidad de llegar, abrazar y

besar hasta quedarse sin fuerzas a Esther, pero antes de

partir las siete horas que la separaban de ella y del resto de

su gente, quiso llevarles un buen regalo, en la tienda, ella

seleccionaba telas y colores muy llamativos, quería una

celebración de su boda por todo lo alto y sobre todo, feliz y

repleto de color y alegría, la amiga de Teresa le sacó las

telas más impresionantes que tenía reservadas por si

alguna novia llegaba sin dinero, era un alma caritativa que

ayudaba a la gente pobre, como muchas veces le dijo

Teresa, una Robin Hood de África les sacaba dinero a las

poderosas que llegaban a la ciudad en busca de las mejores

telas para sus fiestas, y se aprovechaba para después,

repartir con las pobres. No preguntó nada más pero al

saber que en la aldea iba a ver una boda, les ofreció

aquellas telas con alegría, los dos hombres observaban

como el rostro de su mwasi mondele había cambiado su

expresión totalmente, del rostro apagado que había tenido

durante el tribunal había pasado a ese rostro reluciente y

feliz que mostraba la tranquilidad interior que había en ella.

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Las risas de Zulú sobre todo eran más que continuadas,

porque Maca cogía una tela y les iba poniendo dueñas,

incluido para Mona, Valiente y los perros, las risas fueron

totales cuando una tela roja dijo que iba a ser para Vilches.

M_ ¿No Zulú? –le preguntó muerta de risa.

Z_ Sí mwasi, sí.

M_ Y esta… a ver… ven Massamba –el hombre se pudo

recto erguido con la mirada perdida en posición de

guerrero, Maca le colocó una tela amarilla de raso, le

envolvió se separó un poco y lo miró muy convencida

mientras Zulú se tenía que tapar la boca para que

Massamba no se enfadara con él, pues había visto el

movimiento de sus pupilas buscarlo de reojo-. Perfecto, y

ahora tú Zulú.

Z_ Si mwasi.

M_ A ver… esta si –cogió un verde reluciente y muy

gritón, hizo la misma operación que había hecho con

Massamaba, y esta vez era él quien trataba de no reírse-.

Estáis muy guapos, francamente, pero muy guapos,

vuestras mujeres van a babear.

Entonces los tres se miraron y lo único que pudieron

hacer fue explotar en una carcajada que contagió hasta la

dependienta, y a la dueña, y en un arranque puro de

felicidad, la mujer de hielo, la mujer que parecía no tenía

sentimientos, la mujer distante se quitó todas las capas que

cubrían su corazón y se mostró tal como lo que sentía en

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ese momento, feliz, abrazó primero a un Massamba que no

se sorprendió, la conocía a través de sus ojos y sabía lo que

existía en su interior, sin embargo, cuando le tocó el turno a

un Zulú verdoso se sorprendió tanto que no sabía que hacer

con sus manos.

M_ Gracias por vuestro apoyo, de corazón. Gracias.

Ma_ Mwasi merecer, ¿vamos a mwasi Esther? –la miró

con una suave sonrisa que no lograba dulcificar su rostro.

M_ ¡Si! –exclamó feliz-. Que ganas tengo de verla

¡joder! “bueno y de eso…de eso también! De sentir sus

besos, sus dulces caricias… y entonces se dijo-. Lo que

tengo ganas es de hacerle el amor… ¡ay Maquita lo que te

ha cambiado esa pija maravillosa!”. Sonrió traviesa al

pensar que iba a tenerla entre sus brazos aquella noche.

En la aldea, Esther había estado recogiendo algo de

fruta, también algunos pocos tomates, y los puso en un

plato, se había asegurado que nadie la viera, pero sin saber

muy bien de donde apareció Teresa asustándola.

E_ Que susto me has dado.

T_ ¿Dónde vas con todo eso? –la miraba fijamente.

E_ Pues mira… saber que viene Maca me ha abierto el

apetito –sonreía nerviosa mientras Mona le robaba un

plátano y salía corriendo-. ¡Mona ven aquí!... serás bicho…

Mo_ Ah ah ah ah ah ah –reía abiertamente mostrando

sus dientes mientras le daba un trozo a Valiente.

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T_ Solo se ha llevado un plátano mujer… ¿podrás pasar

sin un plátano, verdad? –la miraba fijamente a los ojos.

E_ Sí, claro… si –sonrió más nerviosa todavía ante

aquellos ojos que parecían juzgarla mientras aguantaba el

plato sobre su cadera.

T_ ¡Ay mi chica! –le dijo cogiéndola de las mejillas

mientras le pellizcaba en ambas-. ¿Verdad que tú no vas a

engañar a mami Teresa?

E_ ¡Pero cómo te voy a engañar! –sonreía no muy

convencida mientras Teresa se ponía en jarras-. Bueno

vale… pero… Ngouabi no va a confiar en mí nunca más.

T_ ¿Es sobre la chica que tiene escondida, verdad? –

Esther la miró incrédula-. A mí edad, ¿vais a querer

tomarme el pelo?

E_ Lo siento es que… me pidió que esperara a que

llegara Maca.

T_ ¿Por qué te crees que yo estoy haciendo la vista

gorda? –le sonreía.

E_ No Mona –le riñó al ver que su manaza aspiraba a

coger otro plátano y se giraba con rapidez.

Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrr –le hizo una larga muy larga

pedorreta.

E_ ¡A mí no me vengas con esas, eh! –la miró seria

frunciendo sus cejas y blandiendo el plátano al aire.

Mo_ Uh, uh –parecía pedirle perdón.

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E_ Eso está mejor, toma – finalmente le dio el plátano -.

Si mami Teresa lo sabe, nos dará comida.

T_ ¿Por qué crees que sobraba comida, eh? –sonreía de

lado.

E_ Eres única –sonrió ampliamente.

T_ Lo sé, pero no sé lo digas a nadie. ¿Cómo estás?

E_ Uf, pues mira, siento que me está dando un bajón

brutal.

T_ ¿Por qué no haces una cosa?, le das a la muchacha

la comida, le dices que esté tranquila que dentro de poco

ya podrá salir del escondite, y te acuestas un rato,

descansas que me imagino que cuando esta noche os

reencontréis va a ser de esos tórridos reencuentros… ¡ay

que una no está ya en edad de escuchar según que! –decía

con gesto de mártir.

E_ No seas mala Teresa… tengo tantas ganas de

poderla estrechar en mis brazos. ¿Qué habrá pasado?

T_ Lo sabremos cuando nos lo cuente… porque yo lo

veía muy negro.

E_ Lo sé… yo estaba preparándome mentalmente para

estar un tiempo separadas, pero… ¡uf! –resopló

fuertemente poniéndose la mano en la frente-. La quiero

con locura Teresa.

T_ Y no sabes tú la alegría que eso produce en mí,

pensé que el fantasma de Julia nunca la dejaría ser feliz,

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pensé que su vida nunca sería completa, pero teniéndote a

su lado, creo que si la feliz completa no existe, al menos, se

sentirá querida, amada y a Maca, ahí donde la ves, tan

fiera, tan segura de si misma, tan fuerte, en el fondo, en

ese fondo que quiere enmascarar bajo todas esas posturas

suyas, lo que necesita es un amor de verdad, como tú,

tuvistéis educación en grandes escuelas, ropa por doquier,

coches, caballos en su caso, pero os falto el cariño y el

amor, creo que por eso el destino os unió, porque dos

caminos que iban perdidos se encontraron y formaron esa

carretera llamada Amor, Amor con mayúsculas –le acarició

la cara pues una lagrima caía por sus mejillas mientras la

miraba repleta de ilusión-. Y no era justo que la maniobra

de una manipuladora pudiera con ese amor.

E_ ¿Puedo confesarte una cosa?

T_ Claro.

E_ Si Maca se hubiera marchado a Madrid, me hubiera

ido yo, y si hubiese tenido que enfrentarme a Julia lo

hubiera hecho, tus palabras me hicieron pensar mucho, una

mujer que ha engañado a Maca de esa manera, con el

pequeño, y jugando con lo que Maca pensaba era amor de

verdad, tenía que saber que ella no estaba sola, que me

tiene a mí, y que, defenderé y lucharé nuestro amor por

encima de todo lo que sea necesario. De igual manera que

si Maca decide luchar por su hijo, me tendrá a su lado.

¿Crees que querrá?

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T_ No lo sé, ese tema siempre fue tabú, cuando la veía

caminar perdida por la aldea sabía que pensaba en su hijo,

pero no solía hablar del tema, ¡contigo todo es diferente,

claro! –hizo un chasquido con los labios sonoro y divertido.

E_ Jajajaja –no pudo aguantar la carcajada y con los ojos

entrecerrados susurró-. Pero que mala eres…

T_ Sí, sí, ¡y lo que te rondaré morena! –sonrió-. Venga

ahora a la cama…

E_ ¿Puedo preguntarte algo?

T_ Claro –se detuvieron antes de salir del huerto.

E_ ¿Cómo supiste lo de la chica?

T_ Vi a Ngouabi hablar con Lula, tuve miedo que en la

ausencia de Massamba pudiera ocurrir algo que no

deseamos nadie –Esther la miraba fijamente con atención,

aquel pueblo era su pueblo, y aquellos habitantes, eran su

familia-. ¿Recuerdas que lo vimos por la noche también? –

Esther asintió-. Pues aquello fue lo que me hizo sospechar,

así que estuve pendiente de que ocurría entre ellos y vi

como Lula, le daba comida, el resto lo supuse.

E_ ¿Y qué pasara con ella?

T_ En teoría aquí no podemos ser más, solo nos queda

la cabaña de Lula, pero en cuanto el niño sea más grande,

quizá vuelva porque ya no necesitará la protección de

Massamba.

E_ ¿Se irá de su lado? –la miró con los ojos abiertos.

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T_ No están casados, y aunque él se hago cargo del

pequeño, si Lula no tiene relaciones con él, pues… son sus

leyes, él se encarga de ella, ella se encarga de que no le

falte comida, aseo y eso lo harán por separado.

E_ Yo creo que Massamba la quiere.

T_ Yo también, pero Lula no supera su miedo a los

hombres, su silencio interior es tan poderoso, que no puede

superarlo.

E_ Es genial… ¡si supieras lo que hizo! –sonrió

abiertamente.

T_ ¡Cuenta, cuenta!, que no hay muchos chismes…

En aquel escalón que había transcurrido la

conversación, Teresa supo algo que le dejo boquiabierta, y

que por varias veces le hizo abrir los ojos como platos, casi

de manera desorbitada.

Una vez Esther le dio de comer a la chica, y aunque

trato de comunicarse con ella le fue imposible, se marchó

hasta la cabaña de Maca, tras ella como siempre Mona y

Valiente. Esther se acostó como había hecho la noche

anterior abrazada a la almohada de Maca, allí estaba su

aroma, un aroma que la transportaba hasta sus manos, sus

brazos, su piel, sus caricias, y un aroma que le llevaba a su

sangre a bombear fuertemente su corazón y así los ojos se

le fueron cerrando, el cansancio y sobre todo la tranquilidad

de saberla de vuelta, le dejaron dormir por unas horas.

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El viaje de vuelta se le estaba haciendo terriblemente

largo, Dávila les había preparado una comida ligera y entre

Massamba y Zulú, se turnaron para no detenerse nada más

que lo justo y necesario. Maca iba retumbada en el asiento,

sus ojos visualizaban aquel día en el que Esther y su goma

del pelo lograron hacer funcionar la cafetera, y su risa se

dibujaba levemente en sus labios, y aquel recuerdo fue

como una ficha de domino en un que al caer fue

echando las demás en forma de recuerdos, fue un torrente,

su primer beso, su primera caricia, su manera de caer, de

anda, su genio, su carácter, cerraba los ojos para poderla

ver mejor, y pensaba que si hacía un esfuerzo podía

abrazarla, y sentirla a su lado. Pero entonces un frenazo

casi la echó al suelo del coche, cuando se reincorporó los

vio, tres guerrilleros, con tres fusiles apuntándoles.

M_ Mierda –susurró.

Ma_ No se mueva mwasi…

M_ Tener cuidado por favor –parecía que todo se había

puesto en su contra para encontrarse con Esther, y volvió a

sentir pánico-. Por favor… por favor… que nos dejen

marchar.

Allí iban Massamba y Zulú cada uno con las manos en

alto para que vieran que no portaban armas, uno de ellos

vio a Maca, los otros dos se acercaron a los dos hombres

que les preguntaban que querían, ella desde dentro seguía

atenta los movimientos, sudaba de miedo sabía y había

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visto infinidad de veces matarse entre ellos, y en ese

momento sentía el miedo por sus hombres, por aquellos

dos amigos leales que le habían estado ayudando, de

pronto vio como uno de los guerrilleros le ponía a

Massamba el fúsil sobre el pecho, sin dudarlo, salió.

M_ No dispares –dijo desesperada bajando y llamando

la atención de los hombres… pero entonces se oyó un

disparo…

Se agachó por intuición, vio como uno de ellos iba

hacia ella empuñando el fúsil, y escuchó otro disparo, tocó

con su mano la tierra mientras respiraba a golpes por la

boca con su pelo echado sobre la cara, para su suerte

estaban en el camino más pedregoso y pudo localizar

palpando el terreno una piedra, pero también sabían para

su mala suerte que era el camino más peligroso para ellos y

que la bandera blanca que era un signo para la paz, en

aquellos caminos de la Selva, no tenía ningún significado

para los lobos hambrientos que eran los guerrilleros.

Z_ ¡Massamba! –se oyó la voz nerviosa de Zulú.

M_ Dios.

Susurró asustada cerrando los ojos, aquel disparo

seguro había dado a su amigo, su respiración se agitó, giró

su cabeza hacia la izquierda un segundo para tratar de

averiguar que sucedía, las gotas de sudor resbalaron por su

mejilla, el calor era aplastante, pero no le dio tiempo a

nada, el guerrillero la apuntó con el fúsil pero no para

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matarla, tan solo para herirla, sabía que después podría

disfrutar de ella aún en caliente, cuando con una sonrisa

cínica fue a disparar el gatillo, Maca con toda su fuerza le

echó la piedra a la cara, dándole en pleno rostro mientras

con agilidad rodaba por el suelo alejándose del destino del

disparo que tras el golpe al tipo había salido hacia otro

lado, el hombre cayó al suelo y ella le quitó el fúsil

golpeándole seguidamente la cabeza. Oyó otro disparo y se

volvió a agachar, cuando salió de su escondite, vio a Zulú

sobre el cuerpo de Massamba y a un guerrillero con el fusil

nuevamente apuntándole a ella que se quedó quieta sin

moverse del sitio con la mirada aterrada más por sus

amigos que realmente por el hombre que la apuntaba a

ella.

En la aldea, Teresa entró a la cabaña de Maca, allí

Esther dormía placidamente le gustó verle aquel rostro

relajado y tranquilo, se acercaba la hora del reencuentro y

sin duda iba a ser para ellas especial, le había llevado un

zumo para que lo tomara y siguiera durmiendo, pero una

vez allí, verla en ese estado al igual que Mona y Valiente

que dormían enredados entre ellos, sonrió ante tal estampa

y el pensar que Maca volvía nuevamente junto a ellos, le

llenó esa misma sensación de paz con la que dormía Esther.

Le dejó el zumo y no la despertó, salió, y al hacerlo Mona

fue hasta la mesita de noche cogió el vaso y se bebió el

zumo de cacao, al terminar un fuerte eructo salió de su

garganta.

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Page 76: CUARTA PARTE PIJA

E_ Mona… -le llamó la atención Esther medio dormida.

Mo_ Uh, uh -la tapó para que siguiera durmiendo.

E_ Maca cariño –se acomodó hacia ella poniéndole

morritos.

Mo_ Uh –abrió los ojos esta vez sí tan grandes como los

de Teresa al ver como se acercaba a ella.

E_ Mi amor… que ganas tenía de verte.

Mo_ Uhhh –entonces Esther le plantó un beso en los

labios de Mona quien se apartó gritando y saltando como

loca-. Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

Va_ Uh uh uh –dijo saltando él también al ver a Mona.

Mo_ Prrrrrrrrr… prrrrrrrrrrr.

E_ Aggggggggggggg –se apresuraba a limpiarse la boca

mientras hacía pedorretas ella también como Mona.

Mientras Vilches y Teresa estaban cambiando los

paños humedecidos con la raíz de la caña de Azúcar, al

pequeño que había superado los primeros momentos tan

críticos, su madre que lo acompañaba los miró asustada.

V_ No se preocupe… es la enfermera Esther… hacía

mucho tiempo que no gritaba ¿verdad?

T_ No tanto.

V_ No, es cierto, que tú estabas muy afectada, lo

recuerdo –decía con tono chistoso.

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T_ Uf si supieras Vilches…

V_ Cuenta… cuenta…

Y allí se quedaron hablando, mientras el hombre la

mira con el ceño fruncido, y conforme iba escuchando, sus

cejas se iban relajando hasta el punto de enarcarlas

totalmente.

V_ ¿Me tomas el pelo?

T_ Para nada –salieron del cuarto y se fueron al

despacho-. En serio.

V_ Joder… -susurró afectado.

T_ Sin duda eso hicieron, ¡Jesús, María y José! Ya no sé

ni lo que me digo –dijo asustada por sus propias palabras.

E_ ¡Me he dormido! -entró arreglándose el pelo.

V_ ¿Por eso el grito? –la miró fijamente.

E_ No, el grito fue por otra cosa.

T_ ¿Qué le has hecho a Mona?

E_ Darle un beso –dijo mirando al suelo como si nada.

V_ ¿Un beso?, ¿tan desesperada estás?

E_ Joder Vilches…

V_ ¿Te habrás lavado la boca, no?

T_ Vilches tú también… que cosas tienes –le dijo ante la

mirada de Esther.

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V_ ¿Has confundido a Mona con Maca?, esto no tiene

precio.

E_ Lo que no tiene es gracia –le dijo seria tratando de

no reírse.

V_ ¡Pero qué dices!, nada más cruce la puerta la

Calentorra de la Selva, se lo canto.

E_ ¡Vilches! –le riñó-. ¿No tardan mucho?, desde que

Dávila nos dijo que se habían marchado… ahora mismo

anochece.

V_ No mujer, aún queda una hora deben estar ya

llegando, saben que a estas horas ya no pueden ir por ahí.

T_ Debían haber venido escoltados.

V_ Ah, y yo cuando fui a por la pija, ¿qué?, ¡no seas

exagerada Teresa! –se acomodaba en su sillón mirándola

con gesto muy serio.

T_ Vilches que tú fuiste detrás de los militares.

E_ ¿Ah si?, tú dándotelas de valiente y vas tras los

militares… vaya… vaya… -lo miraba sonriente, estaba tan

feliz que no podía ocultarlo.

V_ Perdona, vinimos solos, y con una novata como tú,

eso solo lo hacen los valientes.

T_ Anda dejarlo, que ni ellos vienen, ni la caza tampoco.

V_ Maca es una enchufada.

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E_ Estás celoso porque mi Maca es la preferida de todos

–le dijo sonriendo orgullosa.

V_ Perdona tu Maca lo que es, es una tocahuevos.

T_ ¡Vilches!

V _ Mira llega hoy, y mañana tenemos que ir ya a

vacunar al poblado que está a unos cien kilómetros,

encima, vendrá y esta noche imagino que habrá fiesta por

todo lo alto, ¿o me equivoco?

T_ ¡Vilches! –volvió a reñirle muy seria-. Eres…

V_ Soy sincero Teresa, no te asustes, esta noche las

vuelves a escuchar.

E_ Déjalo Teresa, lo que le pasa son todo celos, celos

porque él no puede… pero te contestaré… no… no te

equivocas –le guiñó el ojo-. Voy a prepararme.

V_ ¡Ay que joderse, si son tal para cual!...

T_ Es que tú también, voy a preparar la cena… iremos

adelantando el trabajo.

Entre tanto, el guerrillero miraba a Maca sonriente, le

faltaban la mayoría de los dientes, sus ojos saltones y

enrojecidos seguramente de la droga, la bebida y todo

cuanto estaban acostumbrados a tener, se encaminaba

hacia ella bajándose la bragueta de su roto y gastado

pantalón, Maca lo esperaba, lo miraba fijamente, sus ojos

variaban del dedo de su gatillo a la mirada de loco de aquel

tipo, sabía que cualquier movimiento suyo sería fatal. Así

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que esperó tenerlo cerca, no le quedaba más remedio. El

tipo se acercaba sonriendo, balbuceando palabras

ininteligibles para ella pero necesitaba que se acercara

rápido, necesitaba valorar a los dos hombres. El hombre

llegó le puso el fúsil entre las piernas de Maca quien tragó

saliva apretando sus labios, el tipo se acercó tocándose su

sexo lentamente a su boca y cuando la fue a besar se oyó

un disparo.

Z_ ¡Mwasi!

En la aldea, las mujeres todas incluidas Esther se

habían puesto a cortar la enorme pieza con la que aquellos

hombres orgullosos que habían decidido no bailar la danza

hasta que su jefe Massamba estuviera allí a salvo, habían

cazado, le contaron a Teresa que tardaron porque pesaba

tanto, que notaban mucho la ausencia de su jefe, la mujer

como recompensa al esfuerzo les dio un baigné a cada uno

que recibieron gustosos mientras contaban a los más

pequeños las hazañas vividas.

Una vez finalizó la ayuda de Esther con las demás,

aprovechó para marcharse a la cabaña, Esther reía con una

Mona que desde que le había besado le huía, estaba

sentada en la cama dejándole un modelito suyo de Prada,

mientras Valiente daba volteretas sin parar de un lado a

otro.

E_ Vamos Mona déjame que te vista, mira que

modelito… ¡no te quejarás guapa!

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Page 81: CUARTA PARTE PIJA

Mo_ Uh uh uh –movía sus manos exageradamente.

E_ Va no seas tonta… ¡nada más ha sido un besito!

Mo_ Uhhhhhhhh –se tapaba los ojos y señalaba a su

lado.

E_ No, a Maca no le va a importar que te bese –se moría

de risa-. ¿Sabéis?, estoy deseando que llegue, estoy

deseando abrazarla y decirle lo mucho que la amo, quiero

que sepa que soy muy feliz con ella, y no he querido a

nadie como la quiero a ella.

Va_ Uh uh –decía moviendo la cabeza.

E_ A vosotros os quiero Valiente… por cierto, tengo una

camiseta y un pataloncito que te va a sentar de muerte.

Va_ Uhhhhhhhhhhhhhhh –se fue corriendo tras Mona.

Mo_ Prrrrrrrrrr –le lanzó una pedorreta a Esther y

salieron corriendo.

E_ Volved aquí cobardes –decía feliz pero entonces vio

como Nsona salía del hospital, su rostro le preocupó-. ¿Qué

le pasa?

Se acercó sin decir nada, y escuchó como Teresa y

Vilches hablaban notó el tono preocupado de ambos, y se

aproximó con cuidado para que no la escucharan.

V_ No lo entiendo.

T_ Vilches mira la hora que es –no podía evitar reflejar

el nerviosismo que sentía.

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V_ No me contestan, no hay respuesta…

T_ ¿Y qué hacemos?

V_ Salir a su encuentro… no me queda más remedio.

E_ ¿Qué está pasando? –entró y la mirada que ambos

cruzaron le hizo temer lo peor. Insistió-. ¿Son ellos?, ¿qué

les pasa?

V_ No contestan Esther… llevan la radio pero no puedo

contactar con ellos –le dijo con tono realmente preocupado.

E_ No… no me digas eso… -nuevamente el miedo se

apoderó de ella.

V_ No voy a engañarte, el tiempo se les ha echado

encima, hace un par de horas deberían haber llegado, hablé

con Zulú me dijo que todo iba bien, es decir, la radio

funciona.

E_ No –volvió a repetir.

T_ No vamos a ponernos en el peor de los casos

Esther… no puede pasar nada…

E_ Teresa… -la miró fijamente-. Vamos, vamos a

buscarlos.

V_ No Esther, tú no vas.

E_ Yo voy… vamos… no podemos perder tiempo.

V_ He dicho que…

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E_ ¡Sé lo que has dicho! –alzó la voz-. No perdamos

tiempo discutiendo, solo hay un camino de regreso… ¡por

favor Vilches!, seguro que están en apuros.

V_ Coge tu botiquín…

T_ No lleváis radio… ¿cómo nos vamos a localizar? –

preguntaba preocupada.

V_ El equipo de urgencia Teresa, lo tengo en mi

botiquín, sabes que no funciona según zonas, pero si

conseguimos saber algo, te aviso ¿de acuerdo?

T_ Sí… -decía desconcertada.

V_ No perdamos tiempo.

T_ ¡Todo por culpa de la maldita Julia! –dijo con tanta

rabia que sintió como su corazón se resentía-. No puede

haberles pasado nada… ¡no puede ser! –volvió a insistir-.

Maca por favor… ¿me escuchas?, ¿Zulú?... ¿Massamba?,

¿me escucháis?

Al otro lado… una única respuesta, silencio absoluto.

Junto a Dib y Ngouabi, salieron en su busca, el

atardecer estaba cayendo precipitadamente como si

alguien fuera bajando las persianas para no dejar entrar la

luz, sabían que era el momento más peligroso para salir,

pero no les quedaba otra solución, cargados con fusiles,

Ngouabi y Dib con rostros preocupados y serios iban

sentados junto a Vilches que conducía, Esther en la parte

de detrás con la radio en su mano aferrada, toda su alegría

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y toda su ilusión, se habían ido al traste, en el lugar en que

ambos sentimientos habían residido, ahora se había

quedado aferrado el miedo, el desconcierto y agradeció el

haber descansado porque de lo contrario la tensión que

notaba en su interior hubiera podido con ella.

V_ ¡Llama a Teresa Esther quiero probar el equipo! –le

gritó desde la cabina.

E_ Sí… -le hizo caso, la señal era malísima-. Teresa…

¿me oyes?

T_ Yo…te es…cho… pe.. muy… al.

E_ Se entrecorta Vilches –le gritó de igual modo.

Entonces le preguntó alzando la voz a Teresa-, ¿Dime si

sabes algo?

T_ No… ada… -contestó.

E_ Vale… corto. Vilches se oye mal pero se puede

hablar… ¿los ves? –le gritó desde detrás.

V_ No, no se ven… ¡joder dónde cojones están! Si se

hace más de noche sin encontrarlos tendremos que dar la

vuelta, esto es de locos.

E_ No Vilches… debemos encontrarlos –decía muerta de

miedo por la posibilidad de que les hubiera pasado algo y

los tuvieran que dejar solos en la noche.

V_ Esther… no sé puede y lo sentiré mucho pero

volveremos.

84 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 85: CUARTA PARTE PIJA

E_ Dios por favor… ayúdame… ayúdanos… no nos

puede pasar esto… no puede sucedernos esto, danos la

oportunidad de tratar al menos de ser felices, de intentarlo

por lo menos… por favor –se aferraba a la suplica con los

ojos cerrados, con las manos apretándose una contra la

otra, con el corazón encogido, no quería llorar pero las

lagrimas salían solas llegando hasta sus piernas desnudas,

pues el momento de marcharse le había cogido con un

pantalón corto y una camiseta-. Por favor… que los

encontremos… por favor…

V_ ¡Ahí están!... –gritó despavorido.

E_ ¿Dónde? –preguntó a voz en grito ansiosa,

incorporándose mirando a través del cristal que los

separaba y loca por saber que pasaba.

V_ Rápido Esther…

Detuvo el camión los hombres bajaron primero con sus

fúsiles en mano, escuchaban quejidos amargos, no sabían

que pasaba porque la cafetera les impedía ver nada, Esther

se lanzó del camión con su botiquín en la mano, tropezó

varias veces pero llegó al mismo tiempo que Vilches, allí

dos hombres amordazados y con sendos golpes que se

quejaban sin cesar, otro muerto, pero ni rastro de los tres.

Ngouabi les habló, les preguntó y como respuesta recibió

un escupitajo y una palabra que les paralizó a todos.

G_ Imene kele Kufwa (están muertos) –y soltó una

carcajada.

85 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 86: CUARTA PARTE PIJA

V_ Déjalo Ngouabi, no merece la pena –le dijo Vilches

sujetándolo al ver que el muchacho iba a cargar contra él.

E_ ¡Maca!... ¡Maca! –gritó desesperada.

V_ Zulú… Massamba –contribuía a los gritos.

Ng_ ¡Massamba!

Z_ ¡Aquí… aquí! –respondía de igual manera Zulú no se

le veía pero se escuchaban sus gritos.

V_ La voz viene de allí –les dijo y todos se giraron.

Ng_ ¡Na Nzadi! – (en el río) gritó Ngouabi saliendo todos

corriendo hacia allí.

V_ ¡Vamos Esther! –dijo con el miedo reflejado en sus

ojos.

E_ Si.. si… Maca… Maca –la llamaba entre susurros

mientras corrían.

Z_ Ziku… ziku –salía a su encuentro medio cayéndose y

repleto de sangre.

E_ Dios mío Zulú… -se aterró al verle la sangre, se

bloqueó quedándose allí como si hubiera echado raíces en

el suelo.

V_ ¡Vamos! –dijo nervioso al igual que el resto que

corrieron.

E_ No… no puede ser –musitó sin moverse del sitio con

la mirada perdida, caminando poco a poco con los latidos

de su corazón golpeando fuerte el pecho, creyendo que por

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Page 87: CUARTA PARTE PIJA

momentos, le iba a caer al suelo. Entonces vio lo que

ocurría frente a ella. Tragó saliva-. Maca… Maca… -rompió a

llorar.

M_ Mi amor… mi vida –se apresuró hasta ella

estrechándose en un fuerte abrazo entre lagrimas.

E_ ¿Estás bien… estás bien… de verdad? –se separó

para mirarla como si no lo pudiera creer.

M_ Si mi amor estoy bien –la volvió a abrazar con fuerza

cerrando los ojos y cayendo lagrimas de emoción por

volverla a sentir.

E_ Maca… -se separaron, Esther puso sus manos en la

barbilla de Maca, era ella podía tocarla, era ella de verdad y

mirándola a los ojos bajo los rayos de la luna le dijo

totalmente entregada a ella-. Te quiero.

M_ Y yo mi amor… te quiero –se besaron con pasión

para después volver a abrazarse-. Esther cariño, Massamba.

E_ ¿Qué ha pasado? –preguntaba preocupada

recuperándose del susto.

M_ Le han disparado a bocajarro, nos ha salvado la

vida.

E_ Vamos.

Al llegar vieron a Massamba desmayado, Maca había

taponado la herida, limpiado y con lo poco que llevaba en la

cafetera había logrado taponar la hemorragia. Allí

arrodillado ante él, Vilches seguía con el trabajo.

87 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 88: CUARTA PARTE PIJA

V_ ¿Y esto? –dijo al retirarle una tela roja con la que

habían taponado la herida.

M_ Iba a ser para ti.

V_ Menos mal, Massamba te debo una –le dijo

musitando.

Ng_ ¿Yandi kudivulusa? -(se salvará) preguntó con el

rostro angustiado.

V_ Es Massamba, el viejo Massamba con más heridas

de guerra que he visto en un cuerpo, ¡venga lo complicado

viene ahora! –les dijo a los hombres-. Hay que llevarlo hasta

el camión, Esther ponle una vía y rapidito que la noche se

nos viene encima y creo que ya hemos sufrido bastante.

M_ Espera Vilches, Zulú también tiene un golpe no le

dejes ayudar.

Z_ Yo estar bien.

M_ No Zulú.

Z_ Mwasi también tener golpe y besar mwasi Esther, yo

ayudar –le decía con una sonrisa amable a pesar de su riña.

V_ Bueno dejaros de quien está bien o mal.

E_ Ya la tengo Vilches.

V_ De acuerdo, antibiótico y al camión a la de tres.

¡Una, dos y tres!, ¡joder lo que pesas tío! –decía tratando de

aparentar calma aunque tal y como le dijo Maca, la bala

tenía mala pinta por el lugar.

88 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 89: CUARTA PARTE PIJA

M_ Despacio…

E_ Yo llevo el gotero.

V_ Bien…

M_ ¿Qué hacemos con los cabrones que quedan?

V_ Les dejaremos ataditos a un árbol y daremos parte a

los militares, ¿te parece bien? ¿o prefieres algo más bestia?

M_ No me des a elegir –dijo con el rostro más calmado

pero aún así se notaba la tensión.

E_ Venga arriba.

V_ Sube tú Esther, Maca sujeta el gotero.

M_ De acuerdo.

V_ Vamos chicos –volvieron a repetir la actuación hasta

que pudieron colocarlo en el camión-. Conduce tú Maca,

¿crees que puedes?

M_ Sí.

V_ Dib vete con ella, Zulú también.

Z_ Si, ziku.

V_ Vamos Ngouabi, vamos muchacho… Massamba es

fuerte –le golpeó dos veces fuerte con afecto la espalda-.

Avisar a Teresa, Maca.

M_ Si.

V_ Esther a cualquier novedad, das un golpe y paramos.

E_ Vale, el vendaje está de momento sin mancha.

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Page 90: CUARTA PARTE PIJA

V_ Pero va a sangrar, ¿tapona, de acuerdo?

E_ Claro –entonces miró hacia fuera y al ver a Maca

subir a la cafetera suspiró tan fuerte que pensó que podría

despertar a Massamba, sonrió y le musitó desde allí-. Te

quiero.

En la cafetera, Zulú había descolgado la radio,

mientras se ponían en marcha de manera cuidadosa por el

estado del compañero. Al otro lado una fuera de sí Teresa

contestaba.

T_ ¡Maca!

Z_ No ser Maca mami… ser Zulú –dijo feliz de

escucharla.

T_ Zulú ¡hijo mío! –exclamó feliz.

Z_ Estar bien Teresa, Maca estar aquí.

M_ Teresa… ¿cómo estás?

T_ Desquiciada hija… desquiciadita… ¿qué ha pasado?

M_ Prepara el quirófano, llevamos a Massamba, hay que

operarlo.

T_ ¿Está mal? –su tono fue serio, su rostro marcó un

gesto contrito.

M_ Tiene un balazo en el pecho.

T_ Dios mío –se tapó la boca.

90 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 91: CUARTA PARTE PIJA

M_ Bueno… vamos para allá estaremos a unos quince

minutos, quizá veinte, pero Vilches va muy despacio…

quizá tardemos algo más de media hora.

T_ De acuerdo… tranquila… lo preparamos todo –al

colgar, sus ojos se habían nublado por las lagrimas… no

podía creer lo que había sucedido a Massamba.

Ns_ ¿Mami?

T_ Tranquila Nsona… Zulú está bien –entonces llegó

Lula con el bebé en brazos-. Lula, Massamba kele mbefo ke

(Massamaba está herido) la joven cerró los ojos sintiendo

como toda ella tiritaba, quizá por ello, el niño comenzó a

llorar-. Lula...

Lu_ Massamba ve kumatia kwenda mami (Massamba no

puedo marcharse mami) musitó con la voz apagada

mientras abrazaba al pequeño contra su cuerpo.

T_ Ve... ve kusadisila (no... no lo hará) –la abrazó con un

nudo en la garganta mientras Nsona hacia lo mismo ante la

mirada triste de la madre que no se había separado en el

hospital de sus tres pequeños-. Vamos a prepararlo todo.

Sissou.

Y allí se quedaron con todo preparado, esperando la

llegada del camión los niños dentro de casa de Nmaba

escuchando historias contadas por la mujer que a veces le

temblaba el tono, cuando pensaba en el bueno de

Massamba. Mona y Valiente subidos al manzano comiendo

manzanas, aprovechando el descuido de Teresa más

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Page 92: CUARTA PARTE PIJA

pendiente del portón que de otra cosa, Nsona se había

hecho cargo del pequeño niño de Lula y ésta dispuesta a

utilizar su magia esperaba con su túnica puesta y su

pañuelo, mientras tenía en su cabaña, los utensilios

preparados, en su corazón una pena instalada. Zambi y

Yildas esperaban fuera de la puerta, Laobi vigilaba desde lo

alto de su casa, los tres con el mismo rostro, serio, tenso,

preocupado por su compañero, cuando a lo lejos divisaron

el camión, abrieron la gran puerta de par en par, Nsona se

apartó con el niño, Lula y Teresa esperaban ansiosas a que

descargaran al hombre. El camión pasó despacio y en un

segundo, allí estaban Zambi, Yildas, Ngouabi y Dib

preparados para coger la camilla, Esther bajó de un salto,

Vilches partió hacia el quirófano para prepararse, Teresa

acogió en sus brazos a Lula mientras sus ojos alcanzaban a

Maca, que bajaba de la cafetera ayudando a Zulú. Los

hombres tardaron menos de lo que esperaban a entrar a

Massamba, tanto fue así que Esther tuvo que aligerar el

paso, ellos acostumbrados a la caza, estaban muy

sincronizados, lo dejaron con suavidad sobre la mesa

mientras se marchaban.

V_ Sissou me vas a ayudar mientras Esther se lava.

Si_ Ziku, si.

Mientras fuera, Nsona se dirigía a su marido

abrazándolo con muestras de dolor al verlo andar medio

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Page 93: CUARTA PARTE PIJA

doblado. Pero con rapidez sus compañeros llegaron hasta él

para cogerlo.

T_ Llevarlo a la habitación junto al quirófano.

Zu_ Estar bien mami... estar bien... –restaba

importancia.

M_ Voy a necesitarte... Lula tranquila... ¿vale? –la

muchacha asintió mientras Ngouabi la sujetaba con su

gesto serio calcado al de Massamba-. Hazte cargo de ella

Ngouabi, vamos Teresa.

T_ Me alegro tanto de verte –le dio.

M_ Y yo no tenemos tiempo para abrazos.

T_ Ya... pero ¿qué quieres?, para las lagrimas siempre

hay tiempo.

M_ Si –dijo emocionada-. ¿Vilches necesitas ayuda? –le

preguntó cruzando la mirada con Esther.

V_ Tú descansa, si me veo mal te llamo.

M_ De acuerdo voy a revisar a Zulú –y sus ojos mirando

a Esther le dijeron “te amo”.

E_ “Yo también” –le contestó la mirada de la enfermera.

M_ Vamos Teresa.

Todos esperaban fuera del hospital, los niños se

habían dormido aquella noche de fiesta porque se dormían

los seis juntos en la cabaña y que agradecían felices por

compartir las historias de Nmaba, fuera del pequeño

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Page 94: CUARTA PARTE PIJA

hospital reinaba el silencio, una vez Maca vendó las

costillas que podía tener fracturadas el bueno de Zulú, se

unió a la operación.

Cuando vieron a salir a Vilches con el gesto serio,

todos sintieron el miedo en sus venas, Lula, sintió amor, un

amor que no sabía de donde nacía, un amor desconocido

para ella, un amor que no sabía si era reciente o que

acababa de nacer entre su tormentoso interior, un amor por

un hombre bueno que le había cuidado y dado la

oportunidad que el terror que hicieron con ella los

guerrilleros le había impedido ser, un amor que pedía a

gritos eliminar todo el dolor y el miedo que sentía, Vilches

la miró, se acercó a ella mientras Nsona y Nmaba

presentían lo peor. Teresa abrazaba a Lula contra su

alterado pecho.

V_ Lula... muchachos... esa vieja roca tiene ganas de

vivir... así que... creo que de esta también va a salir vivo.

T_ Gracias a Dios –se abrazó con ella sonriendo y

llorando a la vez.

Mientras en la habitación donde iba a estar Massamba,

Sissou y Esther con sumo cuidado tapaban al hombre que

seguía dormido por la sedación, tan grande, tan fuerte, y

allí en aquella cama parecía tan indefenso, tan vulnerable

que cuando entró Lula no pudo más que llorar apoyándose

en su pecho, aquel gesto de la muchacha provocó en

Teresa dos grandes lagrimones que sabía eran inevitables

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Page 95: CUARTA PARTE PIJA

al ver su reacción que le hacía pensar, que por una vez, la

dureza de dos vidas paralelas en el camino de la injusticia

podían converger y convertirse en un camino de la ilusión y

el respeto. Maca la miraba con los ojos repletos de

lagrimas, y ante el contacto de otra piel, giró levemente su

cuello y se encontró con dos ojos repletos de amor, ella a

cambio le entregó un suspiro y la misma mirada, Esther

respiró el mismo aire que soltó Maca, y se encontró que su

interior se llenaba de algo maravilloso, algo tan maravilloso

como el amor.

En el comedor, una vez pasado el susto y una vez

Nsona hizo que su marido se fuera a descansar, tras

ponerse cabezota Vilches, se quedaron Maca, Esther,

Teresa y Vilches, los demás, sentados ante el hospital

rezando y cantando canciones a los Espíritus para que

ayudaran a superar el mal momento de Massamba, y dieran

luz al túnel oscuro donde se encontraba.

Y como no, Teresa oficiando de esa gran madre que

Vilches le había apodado acertadamente, sentada frente a

Maca le decía:

T_ Venga Maca... debes alimentarte.. tienes mala cara

¿verdad Esther?

E_ Pues sí la verdad que sí –la miraba preocupada

mientras le quitaba un mechón del pelo que se había caído

sobre su rostro.

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Page 96: CUARTA PARTE PIJA

M_ Es el miedo... te lo juro cuando Zulú me dijo que os

había escuchado, pensé que me moría allí mismo de la

alegría, no sabía que hacer con Massamba.

V_ Pues hiciste un buen trabajo, como casi siempre.

M_ Perdona... como siempre...

E_ Uy Vilches... ¡a ver que dices aquí a doña Narcisa! –

le contestó con voz burlona Esther.

M_ Noto cierta ironía en tu comentario –la miraba con el

ceño fruncido.

E_ ¡Para nada mi amor! –le sonrió ampliamente.

T_ Bueno... bueno... –dijo al ver que se quedaban

mirando fijamente a los ojos y Maca se mordía el labio

inferior con una sonrisa algo picantona-. ¿Nos vas a explicar

lo que pasó?

V_ ¡Pero Teresa que se tienen que ir a ponerse al día! –

le riñó.

T_ ¡Vilches! –ambas dieron una carcajada al ver el gesto

de la mujer-. Mira guapa, menos risas y cuéntame lo que

pasó, ¡y tú espera a que termine que te veo la mano bajo la

mesa!

E_ ¡Jo Teresa... si es que con esos ojazos lo pillas todo! –

decía muerta de risa mientras sacaba la mano del muslo de

Maca.

V_ Y con esas orejas lo oye todo –les apuntó con el dedo

a ambas-. Os aviso.

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Page 97: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿De verdad Teresa? –le preguntó sonriente.

T_ ¡Maca!

M_ Está bien –acabó de dar un sorbo a su taza y suspiró

para tratar de contarlo todo con la mayor tranquilidad

posible, no sabía como se lo iba a tomar Esther y no podía

negarse que le daba cierto temor su reacción-. Conforme

me iban acusando los tres tipos, más claro veía que había

caído en las redes de Julia, la verdad, no me explico como

no me di cuenta antes. Trataron de involucrar a Esther.

V_ Lo imaginé –le dijo mirando a la enfermera que no

había a abierto la boca.

M_ Seguí los consejos de Dávila aceptar que había sido

un error lo que hice, os aseguro que Dávila fue un apoyo

muy fuerte para mí, trató inútilmente de darme calma.

T_ Es un buen hombre –susurró mirándola con pena.

V_ Ejem.. ejem...

T_ ¿Qué pasa? –lo miró a él con gesto duro ante la

sonrisa cómplice de Esther y Maca que aprovecharon que

Teresa miraba a Vilches, para besarse con un beso rápido-.

¿Algún problema en la garganta?, ¿eh?

V_ Sí, un suave picor de esos que se te ponen de la

tontería aquí –señalaba la garganta.

T_ No tienes arreglo.

V_ Ni tú, a ver si te decides y vas a por Dávila que las

telarañas deben estar ya a punto de rozarte los talones.

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Page 98: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¡Pero serás bruto!

MyE_ Jajajajajaajajajaja.

T_ ¿Y vosotras qué?, ¡no le veo la gracia! –volvió a

reñirlas mientras las veía muertas de risa sobre la mesa.

M_ Perdona Teresa, pero... ay... que risa... –suspiraba.

E_ A mí me gusta Dávila para ti.

V_ Ya pero a ella parece que no.

M_ Es una lastima...

V_ ¿Tú crees? –la miró con dudas.

T_ ¡Bueno ya está bien!, ¡hombre!, ¡haberse visto cosa

igual!

V_ Te quejarás encima que estamos tratando de

desempolvarte –la miraba muy serio.

T_ ¡Pues anda que tú!, cuando veas a Cruz va a tener

que llevar unas tijeras de podar el jardín para encontrarte.

MyE_ Jajajajajajajajajajaja –no pudieron soportar las

carcajadas, ya no por el comentario de Teresa sino, por la

cara de Vilches.

V_ No tiene gracia.. ¡qué pasa que vosotras cómo no

paráis podéis reíros de las demás almas en pena que pasan

la mano por la pared... mejor dicho... por la Selva!

T_ Eso...

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Page 99: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¡Ay Dios mío que me meo esperarme! –salió

corriendo del comedor con la mirada tierna de Maca-. ¡No

cuentes nada!

M_ No, venga te esperamos.

T_ ¡Qué risa!, ya era hora llevamos muchos disgustos

seguidos.

V_ Es que estamos donde estamos y para lo que

estamos.

T_ Ya pero eso no quita que de vez en cuando,

podamos sonreír. Maca ahora que no está Esther, ¿vas a

contar lo de Julia?

M_ Sí Teresa, no quiero tener secretos con ella, aunque

espero que lo tome bien.

V_ Menuda paliza nos ha dado, debiste verla, era un

fantasma, ella, Mona, Valiente y Ramón detrás –hacia

gestos con cada nombre como si en el aire le pudiera

dibujar a Maca el retrato de lo que él había visto-. Parecía

un alma en pena.

T_ A mí me dijo que se iba si tú te ibas, y que si tenía

que sacarle los ojos a Julia, se los sacaba.

V_ ¡Y es capaz!, ¿la pija?, ¡vamos... y tanto que sí!

M_ Creo que tenéis razón... he tenido mucha suerte –

sonrió emocionada.

T_ Y ella también cariño... –le tocó la mano con mucha

ternura.

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E_ ¡Ya estoy aquí!

M_ Pues sigo –le pasó la mano por la espalda y le

sonrió-. Cuando acabé con la vista que fue de lo más

incrédula, fui a buscar a Carolina, así que le hice llamar a

Julia.

E_ “Joder” –pensó mientras se tensaba sin poderlo

evitar, su corazón comenzó a caminar rápido, veloz, tan

solo escuchar aquel nombre en la boca de su amada, le

produjo un extraño efecto, ¿celos?, podrían ser... pero

también miedo.

M_ Le dije que sabía que ella estaba detrás de todo, que

me había tejido una trampa en la cual caí, y que estaba

dispuesta a si me hacía ir a Madrid, a decir en todos lados

que había sido mi amante, como me había mentido y

lucharía por quitarle a su hijo –Esther sintió un escalofrío,

Teresa asentía con los ojos abiertos, Vilches la miraba

impactado-. No la deje hablar, no me interesaba nada de lo

que pudiera decirme.

T_ ¡Muy bien!

V_ Con un par, ¡claro que si!, Cruz habló con ella

también, ya te contará.

M_ Gracias Vilches –le sonrió, durante su exposición no

había mirado a Esther, pero en ese momento si lo hizo, le

cogió la mano y le dijo-. No quería marcharme y dejarte,

sabía que a ella le aterra que alguien pueda saber lo que

pasó entre nosotras, tiene una fachada respetable.

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Page 101: CUARTA PARTE PIJA

T_ Es una indeseable, ¡eso es lo que es! –exclamó con

rabia.

M_ Pues si, pero mira... la jugada salió perfecta.

V_ Y no sabes lo que me alegro que le dieras donde

más le dolía, que es salir tú victoriosa, eso sí, ahora tendrás

que estar muy quietecita porque sabes que debe estar

encendida, ¿verdad?

M_ Sí, lo sé.

T_ No vamos a darle el gusto Vilches, no se lo vamos a

dar –decía convencida de sus palabras.

M_ Desde luego ya sé que tengo la soga bien prieta en

mi cuello, sólo espero ser lo suficientemente inteligente

para no equivocarme. Y gracias Teresa, gracias por lo que

hiciste por mí.

T_ No fue nada, sabes que haría todo lo que está en mis

manos, sabes que por ti haría lo que fuera, además solo dije

la verdad.

V_ ¿Qué dijiste?

T_ Que Maca es una gran doctora y no se merece una

cochinada como esa, es la mejor sin duda.

V_ ¡Uf a ver quien la aguanta ahora!, pobre Esther... te

compadezco.

E_ Pues si –dijo algo nerviosa Maca la miraba con

dudas.

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Page 102: CUARTA PARTE PIJA

T_ Bueno ahora a la cama, a descansar –les dijo con el

dedo blandiendo al aire.

V_ Si, no os preocupéis de nada voy a ver a Massamba.

T_ Me quedo cuidándole, Lula ha debido hacer algo

porque la he visto salir con su vasija de barro y unas

hierbas.

V_ Bien... eso siempre ayuda. Buenas noches chicas...

tener piedad.

M_ No creo Vilches... no creo –sonrió con una sonrisa

traviesa y ese porte borde que tanto le gustaba a Esther.

V_ ¡Pobre Teresa! Eso sí, recordar que mañana tenemos

que ir a vacunar así que os quiero frescas –suspiró yéndose

del comedor.

T_ Ni caso ¿eh?

M_ Teresa he comprado unas cosas... mañana lo

miramos.

T_ De acuerdo porque con todo este lío, no hemos

empezado con nada de la boda, y como mucho tres días

¿eh?

M_ Perfecto.

T_ Descansar –les dejó un beso a cada una en la frente

y se fue-. Buenas noches.

Allí se quedaron en silencio las dos, Maca miraba algo

confusa a Esther, no entendía porque había cambiado su

actitud, sin duda, lo había hecho al mencionar a Julia, en

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Page 103: CUARTA PARTE PIJA

parte la entendía, pero en parte no podía comprender su

mutismo. Se giró un poco en el banco de madera donde

estaban sentadas y la miró de frente, su perfil le daba a

entender por su gesto ceñudo, por la tensión en sus labios,

que algo pasaba por su cabeza que no le gustaba, la mano

de Maca se posó en su barbilla, la ayudó a alzarla con

suavidad para que la mirara, entonces con sus ojos repletos

de ternura y una sonrisa en sus labios que mostraba un

eterno e infinito amor, se acercó posando en los labios de la

enfermera un beso tan tierno que abrió todos sus poros,

para dejar que el deseo por ella la inundara como la lluvia

fina estaba inundando la aldea, de manera fresca y

continuada. Al separarse, Esther la miró con los ojos

repletos de lagrimas y su gesto tan delicado que provocó en

Maca un estremecimiento.

M_ ¿Qué te pasa cariño?

E_ Maca... yo... –tragó saliva nerviosa.

M_ ¿Qué te pasa? –la miró algo asustada.

E_ Maca... ¿te das cuenta que con lo que has hecho, has

podido perder la oportunidad de recuperar a tu hijo? –la

miraba con un gesto de profunda pena

M_ Esther... –la miró un tanto desconcertada por

aquella pregunta y el miedo que veía en aquellos ojos

repletos de tristeza

E_ Tu hijo es lo más importante para ti y...

103 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 104: CUARTA PARTE PIJA

M_ No Esther... lo más importante para mí, eres tú, tú,

mi niña.

Sus ojos gritaban aquel sentimiento, sus labios algo

temblorosos mostraron una ligera emoción al confesarle lo

que su corazón gritaba, toda ella la miraba como si fuera la

primera vez que lo hacía con ese amor tan entregado, con

esa ternura tan visceral naciendo en su alma, Esther

pareció entenderlo y tras un suspiro que le hizo temblar de

arriba a bajo, la abrazó, ambas se habían reencontrado y

sin duda, en ese instante en el que sus manos, con las

palmas bien abiertas captando una caricia lenta que

recorría toda su espalda, con las respiraciones golpeando a

borbotones sus hombros, con la sensación de volver a casa,

sintieron que habían puesto los cimientos en su relación, se

separaron mirándose a los ojos, unos ojos repletos de ese

amor, que ambas sentían y terminaron fundiéndose en un

beso, primero suave y cuando fue a subir la intensidad,

tuvieron una visita inesperada.

Ng_ Yo siento.

E_ ¡Anda Ngouabi!, con todo se me ha olvidado decirle

a Vilches... –exclamó poniéndose la mano en la frente.

Ng_ Ya... mbasi, malembe (mañana, tranquila).

M_ ¿Qué pasa? –los miraba a uno y a otra.

E_ Verás es que –trataba de respirar profundamente

para evitar que se notara su excitación y su anhelo por esa

pasión que sentía hacia su mujer-. Cuando os marchasteis,

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al parecer una de las chicas se negó a marcharse y Ngouabi

la tiene aquí, sin que Vilches lo sepa.

M_ ¡Ngouabi eso no se hace! –le dijo con una sonrisa

amplia que el muchacho devolvió-. Kulunga, mbasi ngatu

banzanduna kutuba na nki ziku (De acuerdo, mañana sin

duda hay que hablar con el doctor) le decía sin dejar de

sonreír.

Ng_ Melesi Mwasi.

M_ Yandi kele mpenzá? (es guapa).

E_ ¡Lo he entendido! –le riñó ante la sonrisa de Ngouabi

mirándola con sus ojos echando fuego.

M_ Vamos Esther –sonreía ella también.

Ng_ Inga –sonrió tan ampliamente que por primera vez

pudieron ambas verle todos sus radiantes dientes blancos.

M_ Tela mono –(cuéntame).

E_ ¿Qué le has dicho? –la miró fijamente.

M_ Que me cuente.

E_ Anda... anda... Ngouabi he guardado una fuente que

Teresa me ha dejado, ella también lo sabe.

Ng_ Mami kele na nene Mwasi (Mami es una gran

mujer) –volvió a sonreír.

M_ Inga, ¡anda ve! –le sonrió ella también.

Ng_ Melesi.

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Page 106: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿Por dónde íbamos? –miraba a Esther a los ojos con

total intensidad.

E_ Eres muy mala... ante mí preguntar si es guapa...

pero que muy mala –le decía bebiéndose aquella mirada.

M_ Es lo que tiene Esther... a una le gusta la belleza eso

no está reñido contigo, porque tú eres la más bella de todas

las mujeres.

E_ Si, ahora hazme la pelota –sonrió de lado encantada

por aquella frase hecha que sabía que la decía con total

sinceridad.

M_ Lo que quiero hacerte es otra cosa –le susurró en su

oreja provocando un temblor sin más en su cuerpo.

E_ ¿Ah si?, pues te lo vas a tener que trabajar –le dijo

sonriendo esta vez ella con mucha dosis de provocación.

M_ Me gusta trabajarme las cosas que tienen que ver

contigo –le iba diciendo mientras le besaba suavemente el

rostro y sus manos se apoyaban y deslizaban por sus

muslos.

E_ Y a mí que las trabajes.

L_ Kolol –(perdón) apareció Lula que al verlas agachó la

cabeza y se fue directa a la cocina.

M_ Espera Lula... –la muchacha se detuvo-. ¿Cómo está

Massamba?

L_ Tranquilo –asintió con la cabeza con un gesto de

agradecimiento.

106 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 107: CUARTA PARTE PIJA

E_ Estupendo... tranquila ¿eh? –se levantó y la abrazó

con cariño sincero-. Todo va a ir muy bien... es muy fuerte.

M_ A parte que nos salvó la vida, le debo una.

L_ Massamba ser gran hombre –dijo con tono afable.

E_ Si, si necesitas algo nos lo dices.

L_ Melesi –les sonrió, pasando a la cocina.

M_ Creo que será mejor que nos vayamos a la cabaña –

se había puesto a su altura y se lo dijo entre susurros.

E_ Será mejor, si –sonrió ante su gesto totalmente

seductor.

M_ No sé si llegue.

Entonces la cogió de la mano y tiró de ella, salieron

riendo como dos jovencitas alocadas empapándose bajo la

lluvia, y fue entonces para variar cuando Esther resbaló y

se cayó.

E_ Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu –se quejó.

M_ ¡Dios como me encantan tus golpes! –le dijo con los

ojos encendidos... mordiéndose el labio inferior, deseándola

como si fuera la primera vez.

E_ No voy a poder levantarme.

M_ Claro que sí –le decía con una sonrisa entonces fue a

levantarla pero resbaló y terminó en el suelo-. ¡Joder!

107 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 108: CUARTA PARTE PIJA

E_ No vamos a poder... me he destrozado el culo –decía

muerta de risa mientras la lluvia las empapaba y se ponían

perdidas de barro.

M_ Y yo las rodillas, esta noche tendremos que

intercambiar las posiciones –le decía sobre ella frotándose

las piernas aunque no podía parar de reír.

E_ ¡Qué asco! –susurró divertida.

M_ ¡Uy mi pija que no le gusta el barro! –se burlaba.

E_ Maca levanta que me estoy poniendo perdidita.

M_ Y más que te vas a poner –se tumbó sobre ella y

comenzó a dar vueltas sobre el barro.

E_ ¡Maca... Maca! –repetía tratando de que frenara,

pero le resultaba imposible.

M_ Me encanta escuchar en tu boca mi nombre –

susurraba con voz ardiente.

E_ Para por favor que estamos perdidas de barro –

trataba de reñirle pero era imposible le daba la risa tonta

de ver lo que estaban haciendo.

Mo_ Ahhhhhhhhhhhhh –las señalaba muerta de risa

desde la puerta de la cabaña.

V_ Uh, uh, uh –se ponía las manos en los ojos.

T_ ¡Pero se puede saber que estáis haciendo! –salió

Teresa del hospital con gesto serio mirándolas con dureza.

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Page 109: CUARTA PARTE PIJA

M_ Nada Teresa, que Esther se ha caído, para variar,

claro.

E_ Me ha rebozado en el barro Teresa –se quejaba como

una niña pequeña, señalándola.

T_ ¿Sabéis que la gente duerme? –les riñó-. Parecéis

dos niñas... y mira... o os calláis o ante vuestro

comportamiento tendré que atizaros al culo como a las

niñas malas –les decía con gesto muy seria puesta en

jarras.

M_ Dios que es capaz –le susurró.

E_ Y tanto te lo mereces, y si no te las da ella, te las

daré yo –le decía muy seria mirándola fijamente.

M_ Mi niña... si es que me haces perder la cordura.

E_ Ya... levanta.

M_ Tengo una idea mejor.

E_ Me dan miedo tus ideas –le dijo con el ceño fruncido.

M_ ¿De verdad? –su mirada repleta de fuego, su gesto

cautivador y su sonrisa algo borde marcaron su rostro

volviéndola una mujer totalmente conquistadora.

E_ Tanto miedo como gusto –su rostro también mostró

ese punto de atracción por ella.

M_ ¿Vienes?

E_ Voy -le dijo sin dudarlo.

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Page 110: CUARTA PARTE PIJA

Maca la llevó hasta la ducha, empapadas entre el

barro y el agua de la lluvia persistente entraron en aquel

pequeño cuadriculo, se miraron a los ojos, tuvieron que

acomodar la vista dejando pasar unos segundos, para

encontrarse en la oscuridad al hacerlo se descubrieron

nuevamente, y es que el brillo del amor en sus ojos

reflejaba toda la cabina, dejando que aquella tenue pero

potente luz les envolviera con suavidad. De pronto las

manos de Maca se posaron en las caderas de Esther, sin

dejar de mirarla a los ojos, ambas mantenían una sonrisa

en sus labios tan dulce como insinuante, entonces sin

pensarlo Esther le dio al agua que las empapó arrastrando

el barro, y Maca comenzó a desnudarla, poco a poco

sintiendo el agua fría sobre su piel, y las manos de Esther

haciendo como ella, desnudándola sin dudas. Cuando por

fin la ropa cayó al suelo y el barro fue arrastrándose por

ambas pieles, cuando con las manos se ayudaron a

quedarse limpias, Maca cerró el grifo, las respiraciones

habían comenzado a dispararse, los ojos comían labios,

comían deseos de la otra, los labios definitivamente

comenzaron con un suave chasquido al roce, para

convertirse en un apasionado estallido de besos

apasionados, entregados, que buscaban y encontraban

todo lo que necesitaban. Descubriendo la lengua ajena,

atrapando un labio entre los dientes, descubriendo la fuerza

de esos labios humedecidos y rojos de la pasión que era

como un torbellino traducida en infinitos besos. No supo

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Page 111: CUARTA PARTE PIJA

como Esther, Maca le dio la vuelta, estaba tan embriagada

por el calor de sus labios, de su lengua en su boca, que se

dejó hacer, Maca la estrechó contra su cuerpo, sus manos

taparon por completo los pechos de la enfermera que ante

tal contacto sin ninguna clase de contemplaciones se

apoderaron de ambos provocando en ella un suave gemido,

apretándolos como apretaba su vientre con el culo

magullado pero en ese instante abrigado por el otro cuerpo,

los movimientos comenzaron a hacerse más intensos, Maca

dejó una mano en el pecho izquierdo, con la otra estiró

suavemente de su pelo haciendo que mostrara su cuello

fino, y apetitoso para que sus labios, sus dientes, su lengua,

lo hicieran suyo. Mientras, las manos de Esther se apoyaron

en la pared, el fuego de su interior, la abrasaba, la volvía

loca, sentía como su propia humedad se mezclaba con el

agua que recorría su cuerpo, le encantaba aquella postura

nueva que estaba descubriendo, le trastornaba la

respiración de Maca en su oído, sentir su vello rozando su

trasero, sentir su pecho una y otra vez sobre su espalda, el

roce de aquellos pezones erectos, definitivamente le estaba

volviendo loca, tanto fue así que no pudo esperar.

E_ Maca por favor... Maca.

M_ Guíame Esther –le musitó en el oído con su voz

aterciopelada transformada en una voz gruesa por el

ardiente deseo.

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Page 112: CUARTA PARTE PIJA

E_ Si.. si –decía turbada con la respiración ya entregada

a su máxima agitación, poniendo su mano sobre la de Maca

comenzó el recorrido.

M_ Eso es... así...

E_ Ven... hazme tuya cariño –le susurró mientras abría

algo más sus piernas, mientras guiaba la mano de Maca

que viajaba gustosa por su vientre, mientras Maca con la

boca entre abierta dejaba salir el fuego de la pasión que

llevaba dentro-. Aquí.. ahora... ahora...

M_ Oh –fue un gemido tan tremendo, que sintió como

sus poros se abrían y dejaban paso al tacto, a la sensación

que le provocaba de apoteosis el tocar su sexo-. Esther...

E_ Maca... –tan solo fue un susurro con la voz quebrada

por su pasión desmesurada.

M_ Me encanta tenerte así –volvía a susurrarle mientras

su dedo hacía círculos tan maravillosos en el clítoris de

Esther que ella misma sentía su placer en su propio cuerpo.

E_ Sigue... sigue... sigue... –musitaba mordiéndose el

labio inferior mientras su cuerpo se contorsionaba

arrastrando el de Maca-. Ah.... ah...

M_ Esther... Esther… -metió su cabeza en el pelo de la

enfermera que se mordió los labios para sellar un grito

desgarrador que le llegaba del alma mientras Maca

continuaba incansablemente apretando su pecho,

tocándola nuevamente-. Más cariño... más... quiero darte

más amor...

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Page 113: CUARTA PARTE PIJA

E_ Lo siento Maca por favor... no me quedan fuerzas,

me voy a caer.

M_ Eso nunca –la giró y la estrechó entre sus brazos

fuertemente-. A mí lado nunca caerás.

E_ Te quiero tanto, te deseo tanto –sus ojos gritaban

ese deseo tan lascivo en sus ojos y así apoyó a Maca esta

vez contra la pared quedando cara a cara mientras su mano

llegaba con rapidez a su sexo, apartaba los labios y se

mezclaba en aquel maravilloso mundo húmedo como si

fuera el lago, la cascada de aquellas gotas de agua y sudor

que se habían mezclado en el cuerpo de la médico que

comenzaba a temblar, con los ojos cerrados apoyando la

cabeza en la pared, con la boca abierta con un gesto total

de entrega-. Así, me gusta tanto verte así.

M_ Esther... cariño... no pares.

E_ Jamás pararía –dicho esto sus labios atraparon el

pezón que le quedaba más cercano y lo chupo, lo meció

como si fuera una mecedora que le estuviera acunando

hasta dejarlo extasiado y dormido.

M_ Ah... ah…

E_ Mi amor.. mi vida... –entonces dejó su pecho para

llegar a sus labios y hacerlos suyos, Maca emitió un gemido

gutural que le dio a entender que estaba llegando-. Mírame

cariño...

M_ Esther... mi vida... ya... ya... oh... oh –gemía

controladamente.

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Page 114: CUARTA PARTE PIJA

E_ Así... mi amor... te amo.

Se fundieron en un abrazo mientras sus cuerpos

todavía temblando se apoyaban el uno contra el otro,

ambas con los ojos cerrados, con la respiración

entrecortada, pero esa maravillosa sensación de haber

hecho feliz a la persona que más amaban. Y pasaron a

besarse delicadamente, suavemente, como si sus labios

fueran de cristal a punto de romperse, se mimaron, se

encontraron en el paraíso llamado, Amor y Pasión. Juntas de

la mano lo descubrieron, juntas de la mano, lo disfrutaron

mirándose sonrientes, en paz, totalmente enamoradas y

seguras del amor, agotadas por la pasión, pero con la

ilusión de que nada podría arrebatar esa emoción que

sentían tras ver el amor reflejado en los ojos de la otra.

E_ Te quiero mi amor.

M_ Y yo.

Volvieron a besarse, Maca apoyó a Esther en la pared y

volvió a nacer en ella la más ardiente de las excitaciones,

aquella mujer la volvía loca hasta límites insospechados, las

caricias de Esther lentas pero firmes en su espalda le

provocaban que su sangre revoloteara de manera fluyente

hasta su corazón, provocando en él los latidos tan fuertes

que la propia Esther los notaba sobre su pecho.

E_ Maca… Maca… espera…

M_ ¿Qué? –la miró con gesto de boba, con los ojos casi

perdidos, con la boca seca por el deseo.

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Page 115: CUARTA PARTE PIJA

E_ Deberíamos ir a la cabaña, ¿no crees?

M_ Sí, claro… ¿no te gusta aquí? –le dijo mirándole los

labios.

E_ Es que lo más seguro va a ser que las piernas me

fallen –sonrió con tanta dulzura que eclipsó la mirada de

Maca-. Eres tan guapa… tan maravillosa.

M_ Mi amor –la abrazó fuertemente al recordar de golpe

la pesadilla que la apartaba de ella-. Te necesito tanto…

creo que ya no podría vivir sin ti… -la separó mirándola

directamente a los ojos con tanta efusividad que pensó le

podían estallar.

E_ A mí me pasa lo mismo cariño –le acariciaba con

ternura la mejilla.

M_ ¿Vamos a la cabaña?

E_ Sí –sonrió ampliamente entonces al separarse Maca

pensó-. ¿Y cómo vamos?

M_ ¡Pues tienes razón!, ¿cómo vamos?

E_ Desnudas no ¿eh? –le dijo sonriendo incrédula.

M_ Es de noche Esther, no van a vernos nadie…

E_ No, no, no –negaba sonriendo-. Me moriría de la

vergüenza si me ven.

M_ ¡Vamos Esther! –sonreía ampliamente.

E_ Anda cariño ve y tráeme algo de ropa… por fa… por

fa… -le decía poniendo cara de buena.

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Page 116: CUARTA PARTE PIJA

M_ Si me pones esa carita –se mordió el labio inferior-.

Te aseguro que no salgo.

E_ Va…

M_ ¿Qué me darás a cambio?

E_ En el amor, nunca se espera nada a cambio…

M_ Puede… pero en el sexo sí –le guiñó un ojo y ante su

gesto de sorpresa dio una carcajada saliendo de la ducha-.

Me puede…

E_ Uf –resopló con todas sus fuerzas cerrando los ojos y

tratando de poner todo en su lugar, porque su corazón

había desbordado tantas emociones, tantas ilusiones que

parecía iba a arrasar con su cordura. La puerta se abrió-.

¡Mona!

Mo_ Ah, ah, ah ah uhhhhhhhhhhh – gruñó al verla

desnuda le extendió con una mano la ropa y con la otra se

tapó los ojos.

E_ Jejeje –sonrió graciosamente al ver su gesto.

Mo_ Prrrrrrrr –pedorreta risueña.

E_ Es muy mala Maca… pero bueno… ¡la amo!, ¿qué le

voy a hacer?

Mo_ Uhhhh –le dijo con ternura Mona mirándola con

esos dientes juntos y bien expuestos.

E_ ¿Vamos?

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Page 117: CUARTA PARTE PIJA

Mo_ Uh uh –negó con la cabeza haciéndole gestos muy

exagerados.

E_ Que Maca no te deja entrar.

Mo_ Ahhhhhhhh –asentía con los dientes nuevamente

juntos.

E_ ¡Vaya quiere guerra!... ¡si es que es un amor… tan

sensual… tan provocativa… tan ardiente… tan… ¡me voy

Mona!

Mo_ Uh –abrió los ojos al verla pasar corriendo por su

lado, entonces negó con la cabeza golpeándose la frente-.

Ah… ah...

Esther abrió la puerta de golpe, con su gran sonrisa

reflejada en su rostro, tan solo había una vela iluminando la

habitación, pero con ella le fue suficiente para admirarla,

estaba en la cama tapada estratégicamente con la sábana,

dejando ver sus largas piernas, sus brazos, y esos hombros

que a Esther le hacían perderse en ellos, saborearlos y

disfrutarlos, la contemplaba a través del mosquitero

echado, se le antojaba como una Diosa, su propia Diosa, y

aquella sonrisa que Maca le entregaba tan suya, tan

canalla, y aquellos ojazos que se clavaban en los suyos que

ya hacían chirivitas nada más en pensar que la estaba

provocando, que la estaba mirando a ella, sentía una

necesidad de no apartarse ni un solo segundo de su lado.

Se acercó despacio, sonriente, dejó caer la camisa que

Mona le había llevado, cayó al suelo, se acercó cuidadosa,

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Page 118: CUARTA PARTE PIJA

con sus pasos descalzos, con sus ojos sin apartarlos de los

de una Maca que suspiró al verla acercarse. Apartó

suavemente el mosquitero mostrando su desnudez

completa, una sonrisa ardiente en sus labios y esos ojos

resplandecientes del fuego de la pasión.

E_ Hola.

M_ Hola.

E_ Esto me parece que sobra ¿no crees? –le preguntó

con voz suave mientras retiraba la sábana.

M_ Creo que sí... –sonrió.

E_ Bien –retiró la sábana mientras Maca la miraba

lascivamente mordiéndose el labio inferior, seguía sus

movimientos con cara de felicidad, seguía sus pasos

mostrando su cuerpo totalmente desnudo ante ella-. Esto

está mucho mejor.

M_ Yo también lo creo –susurró.

Esther subió su rodilla a la cama, se acercó sutilmente

hasta el cuerpo de Maca, la miraba con desafío y pasión, la

miraba con anhelo de compartir y sobre todo, regalarle

todo su amor, con cuidado pasó su rodilla derecha sobre el

cuerpo de Maca, ésta la observaba en silencio, aunque con

cada movimiento de la enfermera, notaba como su

excitación y respiración iban en aumento, lentamente

primero poco a poco ir aumentando. Esther se había

acercado hasta su boca, se había detenido a menos de un

centímetro, observando como los ojos de Maca se posaban

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en aquellos enrojecidos labios que parecían llamarle

frenéticamente, sin embargo, lejos de acariciarlos se separó

con lentitud haciendo que la boca de Maca por instinto se

abriera acercándose ante su abandono.

E_ No... nada de besos.

M_ ¿Cómo que no? –preguntó entre decepcionada y

divertida.

E_ Ahora... mando yo, y te digo que nada de besos.

M_ Vale –asintió con su tono de voz entregado.

E_ ¿Confías en mí?

M_ Plenamente.

E_ Bien –entonces como por arte de magia sacó un

pañuelo de sede de debajo de la almohada, Maca sonrió-.

Primer paso, vas a sentir, solo sentir.

M_ Me gusta sentirte –voz melosa y acaramelada.

E_ Voy a volverte loca, al menos intentarlo.

M_ Ya me vuelves loca –susurró acariciando su melena

lentamente.

E_ Pues va a ser mucho más... muchísimo más –le

musitó rozando con sus labios la oreja de Maca quien cerró

los ojos-. Túmbate.

Maca obedeció gustosa, tras un suspiro largo y

continuado, se dejó vendar los ojos. La miró antes de

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dejarse atrapar totalmente y lo que vio le gustó tanto que

sintió lo que era la felicidad.

M_ Quiero un beso.

E_ No hay beso –le contestó con voz traviesa-. De

momento solo amor.

M_ Esther –susurró con voz delirante.

Y así fue, Maca se preparó para recibir amor, Esther

comenzó a besar su centro suavemente como respuesta un

gemido de la doctora que trató de controlar, su vientre se

movió ascendiendo un poco, sus plantas de los pies hicieron

fuerza contra el colchón para acercar más su sexo a la boca

de una Esther que sonreía, al ver como su espalda se

encorvaba mostrando el placer que aquel contacto efímero

de sus labios le había provocado. Tras unos segundos

quieta, viendo como el rostro de Maca se tensaba por el

deseo, por las ganas de ser amada, mientras movía la

cabeza hacia atrás dejando entre abierta su boca, la lengua

de Esther recorrió lentamente aquel trozo largo de piel,

notó su exhalación de aire, notó como abría más las

piernas, como la invitaba a disfrutar de su cuerpo, a

compartir eso que en ese instante estaban sintiendo las

dos, una necesidad de sentirse, de fundirse en una, de

beber ese éxtasis embriagador que ambas sentían. Maca

gimió mientras sus manos apretaban las sábanas la

derecha fuertemente, la izquierda más suave porque

necesitaba acariciar la piel de la mujer que le estaba dando

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Page 121: CUARTA PARTE PIJA

con total entrega una visión de la vida diferente, un

protagonismo que le estaba haciendo sentir segundo tras

segundo que era importante para Esther, y aquello aún le

volvía más loca.

M_ Esther... Esther… -musitaba como el sediento

necesita agua para no morir, ella necesitaba besos para

resistir.

E_ Nunca hecho esto... ¿lo estoy haciendo bien, mi

amor? –le susurró en la oreja mientras la yema del dedo

índice paseaba por su piel con tanta suavidad que hacía

que Maca se convulsionara.

M_ Increíblemente bien cariño –sonó su voz como lo que

estaba, terriblemente extasiada de felicidad.

E_ Mi vida... porque eres mi vida... el gran amor de mi

vida –le decía mientras besaba centímetro a centímetro la

piel de su rostro.

M_ Quiero dibujar tu sonrisa –le dijo sin poder evitar que

sus caderas buscaran un ligero roce que Esther le evitaba,

mientras levantaba su mano al aire.

E_ Te quiero –le susurró mientras los dedos de Maca

recorrían lentamente los labios en los que se reflejaba una

maravillosa sonrisa por parte de Esther.

M_ Mi amor –sonrió ella como si fuera aquel contacto

una brisa fresca del mar, llegando a su corazón.

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Page 122: CUARTA PARTE PIJA

E_ Maca... –besaba los dedos que se habían dedicado a

recorrer sus labios.

M_ Eres maravillosa cariño.

E_ Quiero más –musitó.

M_ Yo también.

E_ Quiero llevarte a ese reino de la felicidad que dicen

existe, ese reino donde tú me llevas.

M_ Claro que existe... –y humedeciéndose los labios le

dijo-. Llévame donde tú quieras, no tengo remedio, soy

tuya...

E_ Para siempre...

M_ Hasta la muerte.

Una frase trágica que contrastaba con todo lo bello

que estaban viviendo, ¿pero había algo más impactante

que esa frase?, hasta la muerte quería ser suya, le estaba

diciendo lo que no había dicho a nadie, lo que no había

sentido a nadie, y el pañuelo de seda que envolvía sus ojos,

recogió una lagrima que escapó porque realmente la frase

salió de un corazón que había dejado en manos de quien

justo en ese momento paseaba por su cuerpo, lamía con la

punta de la lengua, sus pechos, mientras una de sus manos

se había entrelazado a la de una Maca que debía tratar de

centrarse en la respiración, en continuar respirando a pesar

de la dificultad, Esther, la besaba con tanto respeto de

apasionado amor, con tanta debilidad de su infinita ternura,

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Page 123: CUARTA PARTE PIJA

con tanta necesidad de ser una, que la estaba trastornando

y aún no había pasado de su torso.

Allí tenía su piel para ella, nunca antes había sentido

esa necesidad y es que su alma, al sentir que perdía a

Maca, a esa mujer soberbia, orgullosa, algo chula, a veces

insoportable del principio pero tan maravillosamente

maravillosa de ese final, se estaba transformando en ese

momento en una entrega de corazón a corazón, sentía

necesidad, una necesidad tan extensa de llevarla a aquel

rincón del mundo exterior, de ese que se eleva, no existe

ante la mirada, parece que iba a caer de golpe, pero nunca

tocaba suelo, porque siempre habían unos brazos para

sujetar, unas manos para acariciar, y una boca para besar,

nombrar, susurrar y esos ojos, para exponer en el silencio

del regreso del viaje lo que era la palabra amor. Y eso era lo

que Esther trataba una y otra vez con sus caricias de

mostrar, no quería que Maca pudiera verla, tan solo quería

que sintiera ese gran amor, y esa gran pasión por ella, sin

tapujos, entregándole el alma en cada caricia suave que

viajaba con lentitud por su cuerpo, por ese cuerpo que se

mostraba con la piel de gallina, con los pezones erectos,

con la tensión del placer y deseo recibido, ese cuerpo que

trataba de encontrarla, ese cuerpo que batallaba con la

oscuridad de los ojos para imaginar el rostro sediento de

Esther, la mirada ávida y los labios encarnecidos buscando

rincones donde encontrar gemidos.

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Page 124: CUARTA PARTE PIJA

M_ Esther... me vas a matar –dijo finalmente mientras

su estómago se contraía mientras las venas de la garganta

se mostraban a un paso de estallar por la inflamación del

aire que da el placer, mientras sus oídos palpitaban una y

otra vez a punto de estallar toda ella en miles de pedazos.

Mientras jadeaba una y otra vez-. Esther... Esther...

E_ Me gusta tanto hacerte el amor... –respiró

fuertemente sobre su sexo.

M_ Ahhh –se tuvo que fruncir sus humedecidos labios

para ahogar el grito que se escapaba de su garganta.

E_ Eres la reina de mi vida... la luz que me ilumina –

hablaba mientras sus labios rozaban los del sexo de Maca.

M_ ¡Por favor! –suplicó casi sin voz.

E_ Te quiero.

Y así lo sintió Maca mientras sentía como su sangre se

volvía loca, como corría y corría por sus venas, como

llamaba urgentemente a su corazón para poder bombear,

notaba como su sexo pedía clemencia pero al mismo

tiempo rogaba continuidad, notaba como su pecho se

agitaba, como su cuerpo se tensaba, como su piel se

erizaba, notaba y notaba todos aquellos síntomas del

placer, del deseo, de un orgasmo monumental que aquella

pequeña mujer le estaba provocando, ¿y por qué?, porque

con los ojos vendados entendió en el aire, en sus caricias,

en sus silencios, que le estaba haciendo la dueña de su

vida, entregándole un amor imperturbable seguramente al

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Page 125: CUARTA PARTE PIJA

tiempo, le estaba regalando lo mejor de la vida, pleno

amor. Absoluto, mágico, necesario, sensible, visceral, tierno

amor, solo un inmenso amor, por eso no necesitó quitarse

el pañuelo, porque la percepción fue tan brutal, que

agradeció aquel regalo maravilloso que Esther le estaba

haciendo.

E_ Te quiero –susurró extasiada por todo cuanto habían

vivido en aquel momento.

M_ Esther –entonces se apartó ella misma el pañuelo,

respiraba con dificultad quiso buscar una postura más

relajada para ella, se puso de lado mientras Esther la

abrazaba-. Nunca, nadie me había hecho sentir así...

nadie... me había hecho feliz como tú.

E_ Me alegro cariño... pero tan solo te devuelvo lo que

tú me das.

M_ ¿Tanto?, imposible –sonrió de lado con los ojos

cerrados dejándose abrazar por Esther.

E_ No lo dudes mi reina –le acariciaba la mejilla.

M_ ¿Cómo estás tú?

E_ Bien... relajada, feliz, contenta... muy bien... así que

duerme que estás cansada.

M_ No estoy cansada, estoy feliz –abrió los ojos y se

encontró con los de Esther, entonces sonrió levemente,

cerrando los ojos al tiempo que suspiraba-. Te quiero.

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Page 126: CUARTA PARTE PIJA

E_ Descansa... –le acarició nuevamente con delicadeza,

se levantó para coger la sábana y taparla, Maca ya dormía-.

Te quiero mi amor... te quiero mucho.

Poco a poco sus párpados se fueron entregando al

sueño, con la maravillosa imagen de Maca entre sus brazos,

viéndola respirar tranquila, con un gesto complacido podía

pensar en el suyo propio y reflejaría lo mismo, respiró con

una calma que nunca en su vida había encontrado, y aquel

suspiro, le recordó al agua de la cascada, aquella tranquila

agua que esperaba de manera serena la unión con aquella

otra que caía bruscamente necesitando encontrar un

refugio, un abrazo, para fundirse en esa calma hermosa,

ella sintió en ese momento que eso formaban Maca y ella,

Maca el agua nerviosa de la cascada que traía que

arrastraba bruscamente consigo la rabia, el dolor, el

desengaño sentimientos que le daban la fuerza al caer

volviéndose espuma, mientras ella, se veía como la persona

que con amor y ternura le había refugiado en sus brazos

calmados, en su agua tranquila, y así ambas, se daban lo

que a la otra le faltaba y de esa manera reflejaban el

manantial de la felicidad.

E_ Mi vida quiero que te pertenezca... quiero ser para ti

la paz... y de igual manera, que lo seas tú para mí... estoy

segura que lo podremos conseguir...

M_ Yo también –susurró medio dormida y sus labios

formaron o al menos lo intentaron una sonrisa feliz.

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La mañana había amanecido nublada y con unas gotas

de fina lluvia dejándose ver, algo extraño pensó Esther

mirando el gris cielo mientras se encaminaba hacia la

cocina con paso liviano y alegre. Conforme se iba

acercando, iba escuchando como Teresa discutía

aireadamente con un Vilches que tenía cara de profundo

cabreo.

E_ Buenos días –sonrió.

V_ Serán para ti.

T_ ¡Vilches! –lo riñó.

E_ Voy a… -señaló la cocina pasó de largo.

V_ ¿Qué hace tan pronto aquí?

T_ Ni idea –miraba hacia dentro de la cocina donde la

escuchaba trajinar con los cacharros.

V_ Debería estar descansando… ¿Qué, se oyó mucho

anoche Teresa? –la miraba intrigado.

T_ ¡Vilches! –lo riñó con rostro tenso-. A lo que íbamos…

esa chica se escondió, Ngouabi la encontró y no hizo nada

malo si…

E_ Lalalalalaaa mmmmm lalaala –canturreaba en la

cocina.

V_ ¿Qué le pasa?

T_ Debe estar feliz por la vuelta de Maca… -se miraban

extraños.

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Page 128: CUARTA PARTE PIJA

V_ Como desafina.

T_ Total… ya está lloviendo… -decían algo sorprendidos

por su actitud-. Sigo, ¿qué hay de malo?

V_ Pues un nuevo conflicto Teresa, una mujer que

puede ser un conflicto entre los hombres.

T_ Nunca ha sido así.

E_ El amor de mi vida has sido tuuuuuuuuuuuu.

V_ Joder… -se tapó la mano-. A lo Julio Iglesias… ya lo

que me faltaba…

T_ Si que es grave si… bueno –hizo un ademán con su

mano volviendo a mirar a Vilches-. No veo el drama…

Massamba está con Lula y ahora te digo yo que van en

serio.

V_ Bien, me alegro por los dos.

T_ Zulú y Nsona, no hay problema.

V_ Por descontado, Esther y Maca tampoco.

T_ Eso es.

E_ Es la historia de un amor… como no hay otra igual…

que me hizo comprender lalalalalaaa –seguía cantando.

V_ ¡Esther para coño que va a diluviar!

E_ Jeje –asomó la cabeza riéndose graciosamente con

cara de enamorada…

T_ Madre de Dios…

V_ ¡Qué viajito me espera! –renegó.

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Page 129: CUARTA PARTE PIJA

T_ Sigamos… Sissou creo que esta totalmente

entregada a Dib.

V_ Eres una casamentera… -le dijo mirándola fijamente.

T_ No Vilches es el amor, ese estado maravilloso de...

E_ Adiós… -pasó Esther nuevamente de largo con una

bandeja repleta de cosas.

V_ Pues ese estado maravilloso te acaba de dejar vacía

la cocina –la miraba intensamente cruzado de brazos.

Cuando llegó a la cabaña, se vio en el problema de

cómo abrir la puerta, sus manos en la bandeja, Mona a su

lado que si dejaba la bandeja para abrir, lo más seguro era

que el animal se llevara todo lo de la bandeja, así que dudó

por unos instantes no quería despertar a Maca hasta que no

estuviera dentro.

E_ Mona por favor abre la puerta –le decía bajito.

Mo_ Ohhhh ohhhh –negaba con la cabeza mirando la

bandeja.

E_ Mona por favor abre –el animal repetía la misma

actuación mirando fijamente la bandeja-. Valiente abre por

favor.

Va_ Ohhhhh.

E_ Joder que pronto aprendes tú –le dijo al joven

Valiente que le hizo una pedorreta-. No si… hasta eso te va

saliendo ya… ¡ay que joderse! –susurró entonces les

entregó dos plátanos, a cambio Mona le abrió la puerta y

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cuando pasó, recibió un manotazo del animal en su culo, tal

y como había visto que ella le daba a Maca alguna vez.

Entonces bajito le riñó-. ¡Mona!

M_ Mmmmm –se acurrucó en la cama.

E_ Shhhh –le dijo desde la puerta mientras sonreía

embobada observando como se movía en la cama desnuda,

entonces se giró hacia Mona haciéndole un gesto para que

se fuera y cerrar la puerta.

MoyV_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr –sonrisas en ambos

animales.

E_ Pero… -no pudo más que sonreír al ver el gesto de

ambos. Lentamente se acercó hasta la cama, disfrutando

de lo que veía.

M_ Mmmmm –se giró buscando el cuerpo de su

compañera.

Esther al ver su gesto, sonrió, dejó la bandeja en el

suelo y subió despacio a la cama, Maca estaba tan

hermosa, desnuda con la espalda al aire, con aquella piel

que tanto la llamaba, con mimo le dejó un beso justo en la

base del cuello donde el pelo se había esparcido como

invitándola a besar ese trozo de piel.

M_ Mmmm … Esther –musitó entregada al roce suave

de aquellos labios.

E_ Buenos días dormilona –insistió con el beso-. Es hora

de levantarse.

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Page 131: CUARTA PARTE PIJA

M_ No puedo –susurró.

E_ ¿Estás cansadita?

M_ Sí… mucho… y si sigues lo estaré mucho más –

seguía con su tono inalterable enredado en el cansancio del

amor.

E_ Mi amor tenemos que irnos… venga… dormilona…

¡va! –le pegaba golpecitos en el culo.

M_ No, no, prefiero besos –dijo dándose la vuelta.

E_ ¿Ah si?... –la miraba con cierto aire ardiente, que le

provocó a Maca lo suficiente como para agarrarla y echarla

a la cama sobre ella-. ¡Maca!... mira que eres mala…

M_ No puedo… no puedo resistirme eres como el

chocolate… nunca hay suficiente… -atrapó con su boca

decididamente los labios de una Esther que no pudo más

que sonreír y devolver tal maravilla de beso.

E_ Tú y el chocolate, no tienes arreglo –le dijo

separándose un poco-. Y espero que nunca lo tengas.

M_ Eso está mejor… ¿y qué haces tan vestida? –le

preguntó sonriente mientras metía su mano por debajo de

la camiseta.

E_ Mi amor recuerda… hoy volvemos a las

vacunaciones.

M_ Es cierto… -puso gesto de resignación-. Pues vamos

allá.

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Page 132: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¿Dónde vas? –le preguntó reteniéndola del brazo con

fuerza.

M_ A desayunar –la miraba con esa sonrisa suya de

bobalicona.

E_ ¿Y para eso te vas a levantar?

M_ Esther… el desayuno no va a venir aquí.

E_ Eso lo dices tú –saltó por encima de ella y le sacó la

bandeja, hubiera dado la vida si se la hubieran pedido por

ver ese gesto de asombro y emoción en el rostro de Maca-.

Aquí tienes tu desayuno.

M_ Pero… que fuerte -decía boquiabierta.

E_ Debes alimentarte, estás flacucha –le decía

sonriendo.

M_ Joder... es la primera vez que me traen el desayuno

a la cama.

E_ Eso no es verdad... Teresa te lo trae.

M_ Joder… esto no es un desayuno… esto es un

manjar… y sin duda este detalle de la flor robada a Teresa,

me dice que me lo has preparado tú –le decía mirándola

con gesto deslumbrado.

E_ Pues sí –sintió como sus mejillas se iban poniendo

coloradas sin remedio.

M_ Teresa te va a matar.

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Page 133: CUARTA PARTE PIJA

E_ No… recuerda que te he quitado la exclusividad con

ella, y ahora soy yo su ojo derecho.

M_ ¿Y sabes?... no me importa –le besó con suavidad.

E_ ¡Ey qué me lo echas encima después de lo que me

ha costado! –decía sonriendo.

M_ Me tienes boba.

E_ Un poquito si.

M_ Ya no queda nada de la Maca que encontraste…

E_ Yo creo que si.

M_ Te aseguro que no, no pensé decir esto pero, me

tienes totalmente entregada a ti.

E_ ¿Y eso es malo? –le besó mientras comía una pasta.

M_ Pensaba que sí, pero ahora me doy cuenta que no,

que es muy bueno… y que es un reto para mí, nunca pensé

volver a formar parte de un amor, de una pareja, y ahora mi

reto es ser una buena esposa –beso, sonrisa de Esther-, una

buena compañera –beso, sonrisa más amplia de Esther-, y

sobre todo una impresionante amante –beso apasionado.

E_ Lo eres, lo eres todo de verdad, y espero que yo

puede ser como tú ¿eh?

M_ Lo eres… anoche me lo demostraste, me hiciste feliz

porque nadie me había dado tanto como tú.

E_ Me alegro mi vida.

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Page 134: CUARTA PARTE PIJA

V_ ¡Pareja de tortolitas os doy un cuarto de hora! –gritó

desde fuera Vilches.

M_ ¡Qué pesado! –susurró mientras daba un sorbo a su

café-. Hay dos cosas que echo de menos…

E_ ¿El qué mi amor? –sonreía mirándola con enorme

cariño.

M_ El café y el chocolate.

E_ Igual con un poco de suerte pronto cae del cielo.

M_ Que graciosa eres… como si esto fuera la canción

aquella.. ¿cómo era?

E_ La de Juan Luís Guerra… todo puede ser en esta

vida.

M_ Mira… me voy a la ducha porque noto que me estás

tomando el pelo, y menos mal que no hay nadie más

porque no sé como quedaría mi honor –ponía gesto de

pillina.

E_ Por lo suelos sin duda –dio una carcajada-. Saben

que estás loquita por mí.

M_ Mala eres joder… pero que gran verdad –le dio un

beso-. Mmmm, más –otro-, más –otro más prolongado-,

mucho más –Esther la miraba dando una gran carcajada-.

Otro.

E_ ¡Maca! –le riñó apartándose.

M_ Venga mi niña que sabes soy insaciable.

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Page 135: CUARTA PARTE PIJA

E_ Y tanto que lo sé –la besó nuevamente-. ¿Y yo? –le

preguntó tras otro beso.

M_ También –se separó mirándola con gesto simpático

mientras le decía-. ¡Somos dos calentorras en la Selva!

Entre carcajadas Maca se marchó a la ducha y Esther

se quedó allí echada sobre la cama sonriendo como una

enamorada. Tras un suspiro profundo y feliz se levantó para

arreglar la cama, y llevar a la cocina la bandeja. Al entrar

no vio a nadie, entonces cayó en la cuenta.

E_ Joder Massamba –susurró saliendo a toda prisa para

ver como seguía-. Hola.

V_¡Vaya ya habéis parado!; os vais a desgastar –le

decía mirando un papel.

E_ ¿Cómo sigue Massamba?

V_ Pues ese toro de Miura acaba de despertarse,

pretendía levantarse dice que no puede estar en la cama,

tiene que cazar…

E_ Voy a verlo.

V_ Mejor no, ahora le he puesto un dardo como se le

pone a los elefantes para que descanse. ¿Lo tienes todo

preparado?

E_ Sí, me falta ducharme.

V_ ¿Y a qué esperas?

E_ A que termine Maca –sonrió.

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Page 136: CUARTA PARTE PIJA

V_ Me gustabas más cuando eras resistente al virus

Macarena Wilson.

E_ Vilches… ¡estoy enamorada! –se le echó al cuello del

hombre que no supo como reaccionar ante aquel gesto

totalmente inesperado-. Soy muy feliz…

V_ ¡Pues deja la felicidad a un lado y vuelve a la

realidad!

E_ Jo… al final voy a darle la razón a Teresa cuando me

dice que eres un desaborio.

V_ ¡Tira… que luego cuando venga la hora de la verdad

a ver quien es el desaborio!

E_ ¡Qué humor!

La cafetera estaba preparada, Maca se había pasado

para ver a Massamba y Lula, él seguía durmiendo con el

dardo de Vilches, mientras los muchachos habían decidido

salir ellos a cazar nuevamente para la fiesta y por el

regreso del camino de los Dioses de Massamba. Vilches

esperaba ansioso en el coche la llegada de las dos mujeres,

el viaje era relativamente corto y habían decidido que tan

solo Yildas llevara el camión, así una vez repartidas las

tareas todo sería más sencillo. Teresa había dejado a las

mujeres, incluida la nueva adquisición que fue bien recibida

por todas Siya y que asombrosamente se mostró como una

costurera que les iba a ayudar muchísimo con las ropas de

la boda.

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Page 137: CUARTA PARTE PIJA

Todo estaba preparado para partir, eran las nueve de

la mañana y eso les permitiría volver nada más comieran.

Teresa los estaba despidiendo con gesto algo enfadado con

Esther por arrancarle una flor de su pequeño jardín,

entonces Maca la miraba sonriente y embobada tan bien,

subieron al coche donde les esperaba un desconsolado

Vilches.

E_ ¡Espera! –gritó saliendo del coche a toda prisa.

V_ La madre que la parió me va a matar a sustos…

M_ Pobrecilla, no te metas con ella –miraba por la

ventanilla.

V_ Maca me vas a poner el coche perdidito.

M_ ¿Tanto se me nota? –le preguntó con una sonrisa

marcada en su rostro de felicidad.

V_ Seeeeeeee

M_ ¡Pero serás borde!, eso pertenece a los fics de Sam,

te has apropiao.

E_ ¡Ya estoy aquí!, nos podemos marchar, es que cariño

he cogido la cámara para hacer fotos.

M_ ¿A mí?

E_ Si a ti.

V_ Seeeeeeeeee –volvió a decir ante la carcajada de las

dos.

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Page 138: CUARTA PARTE PIJA

El camión salió con la fina lluvia golpeando el cristal,

tras él lo hizo la cafetera y su inestimable sonido a vieja. En

el interior, Maca iba sentada junto a Vilches, con los ojos

bien abiertos controlando a uno y otro lado, Esther hacía lo

mismo, sabían que una vez fuera de la aldea, debían tener

mucho esmero en lo que pudiera pasarles porque allí en la

Selva se volvían completamente vulnerables.

Mientras ellos se alejaban, Teresa en la aldea, se había

quedado con Loabi tan solo como vigilante, y Zulú que aún

andaba algo renqueante por los golpes a quien no le había

hecho demasiada gracia que se fueran a cazar y dejaran la

aldea despoblada por si hiciera falta la defensa.

T_ Venga, tranquilo Zulú –le decía tratando de

mostrarse ella también tranquila aunque no dejaba nunca

de lado esa intranquilidad por lo que pudiera pasar pero se

había acostumbrado a ella.

Z_ No mami, no, Ngouabi querer impresionar a chica

nueva, Yildas ser inconsciente, y Zambi mucho más, aquí yo

medio tonto, Massamba en los sueños de los dioses y Laobi

sin poder hacer nada con una pierna…

Ns_ Tú descansar, nada pasar –le dijo con gesto amable

Nsona.

T_ Tu mujer tiene razón, venga, deja de pensar en que

algo puede suceder… además ellos cuando comience a

caer la tarde vendrán si todo va bien, y Ngouabi me ha

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dicho que estarán fuera tres horas, si no cazan volverán, en

tres horas no va a pasar nada.

Ns_ Cierto, y tú tener que probar vestido boda mwasis.

Z_ Ah no…

Ns_ Ah si.

Nm_ ¡Muntu! –(¡Hombres!) Se quejó Nmaba sonriendo

mientras negaba con la cabeza.

T_ Si… porque además, deberías poder ver los colores

Nmaba, el arco iris, Maca quiere un boda vistosa y alegre y

la vamos a tener –decía divertida.

Nm_ Jajajajaa –reía abiertamente mostrando la falta de

sus dientes-. Maca kele nene (Maca es grande).

Ns_ Mwana kwisa na kudya -(Niños vamos a comer) les

llamó desde la puerta-. Ellos disfrutar de la lluvia.

Z_ No gustar lluvia…

T_ ¡Ay hijo Zulú que negativo estás hoy!, anda… voy a

prepararte un makayabu a ver si te animas –le decía

mirándolo con gesto algo cansino.

Z_ Mami tu si saber animar –le ofreció por primera vez

su sonrisa amplia y grande con sus dientes como luna, y su

gesto de bonanza-. Si señora… mami grande.

Ns_ Mami grande… ¿cómo decir mami? –la miraba

sonriendo mientras gesticulaba con sus manos para

hacerse entender, entre tanto los niños se subían por

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Page 140: CUARTA PARTE PIJA

encima de Zulú, que se mostraba feliz de tenerlos allí hasta

a los nietos de Nmaba que los sentía como propios.

T_ Pelota.

Ns_ Eso… Zulú pelota.

Z_ Pelota pero simpático.

Ante aquel comentario las mujeres no pudieron más

que rendirse a su frase y romper a reír. Tras desayunar

todas volvieron a sus quehaceres, Lula aprovechando el

sueño de Massamba, volvió a las tierras, se le daban bien y

estaba tratando bajo la lluvia de sacar adelante las patatas

que parecían darles la espalda, arrodillada en el suelo, con

sus manos removiendo la tierra y cortando lo que ella

pensaba estaba muerto. Nsona y Sissou, habían ido a dar

de comer a las pocas gallinas que sobrevivían y a la pobre

vaca que ya estaba en sus últimos años y ni siquiera podía

dar leche, pero que la tenían como un animal de compañía

al que todos le acariciaban y mimaban, especialmente los

niños. Mientras Nmaba y Siya preparaban la ropa, Siya

disfrutaba de ver a la que podía convertirse en su abuela,

porque reconocía se había enamorado de aquel

muchachote que tenía de nieto, aprendía de la mujer que

aún sin ver era capaz contando a base de sus manos, de

cortar la tela como debía, y aquello seguía maravillando a

todos. Teresa por su parte, había estado haciendo recuento

de la comida que les quedaba, la llegada de los refugiados

les había recortado lo básico, como el maíz, las legumbres,

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Page 141: CUARTA PARTE PIJA

el arroz, hasta el café que lo habían tenido que ir poniendo

con más agua de lo recomendable. Había puesto la patilla

de su gafa en la boca pensando como arreglar la situación y

pensando que debería hablar con Dávila de todo aquello,

cuando la campana de alerta sonó.

En la cafetera, se respiraba un amor profundo, de vez

en cuando Maca se giraba para observar a Esther, se

miraban con tanto cariño que parecía que la luz del sol que

no existía se les iluminaba en sus ojos, en sus miradas

repletas de amor. Vilches relinchaba cual caballo viejo, y es

que, como él mismo decía para si “era más divertido

cuando se peleaban”.

E_ ¡Mira cariño!... ¡una cebra! –decía exaltada de

felicidad ante el descubrimiento.

M_ Sí… son impresionantes de cerca ¿eh?

E_ Espera… espera Vilches… ¿dónde está el botón de

disparo en movimiento?, ¡joder!

M_ Cariño no digas palabrotas –le decía riéndose

mientras miraba a Vilches como diciendo “es un amor”.

V_ Si… un amor… -murmuró.

E_ ¡Para Vilches!

V_ ¿Cómo qué pare?

E_ ¡No encuentro el botón y se me va a escapar la

cebra! –le decía buscando el dichoso botón de la cámara en

movimiento.

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Page 142: CUARTA PARTE PIJA

V_ Esto es pa joderse ¡macho!

M_ Cariño te vas a caer… y tienes que cuidarme ese

culito –le decía arrodillada en el asiento sujetando a una

Esther que hacía equilibrios en el suyo para fotografiar a la

cebra, sacando la mitad de cuerpo.

V_ Te vas a quedar viuda antes de casarte ¡está loca!,

si hay miles de cebras.

M_ ¿Y Qué quieres que haga?, Esther entra que más

adelante igual vemos más.

E_ Es preciosa –decía encantada de su aventura

particular.

M_ Esther –le decía seria.

V_ No si ya veras, esto va a ser un drama, aún se nos

caerá.

M_ Joder Vilches… calla la boca tío.

V_ ¿Yo?, ¡pero no ves que es una inconsciente!

E_ ¡Au! –gritó.

V_ Ya la hemos cagao.

M_ Estás bien Esther.

E_ Sí, sí –decía frotándose la cabeza pues se había

golpeado con una rama de tronco.

M_ No lo vuelvas a hacer ¡vale! –la reñía muy seria.

E_ Pero si ha sido muy divertido –decía riendo mientras

se frotaba la cabeza, la mirada seria de Maca no le gustó,

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así que decidida le dijo atrayéndola-. Además… has tenido

lo que tanto te gusta ver, cerquita.

M_ Si es que me pierdo –le besó sonriente.

E_ ¿Verdad?

MyE_ ¡Ayyyyyyyyyy!.

V_ Fin del viaje, ¡gracias a Dios!

Ante el frenazo de Vilches ambas cayeron hacia

delante, propinando que se golpearan las frentes, se

frotaban con cierto dolor pero mirándose divertidas, cuando

se recompusieron, Maca le dijo:

M_ Me estabas poniendo con el culito ahí todo en mi

cara, que lo sepas.

E_ Lo sé, lo sé…

M_ Si es que luego dices que yo soy mala, tú eres peor,

¡pero me encanta!

Salieron ante la mirada casi asesina de un Vilches que

no cesaba de jurar en arameo mientras Dib sonreía sin

cesar canturreando. Cada una cogió sus maletines y se

dispusieron junto a Vilches a revisar y vacunar a los niños.

Al llegar, todos los niños no demasiados, corrían hacia ellos,

saltaban, gritaban y es que eran muchas las veces que

habían pasado por ese poblado. Las mujeres saludaban con

grandes sonrisas a las dos mwasis mondeles que habían

llegado con el ziku.

V_ ¿Preparadas?

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Page 144: CUARTA PARTE PIJA

E_ Sí, cuando quieras empezamos –le dijo volviendo a

ser la enfermera eficiente que era siempre.

M_ Venga Vilches espabila que es para hoy –le chinchó

como solía hacer siempre Maca.

V_ Bueno… al menos parece que en el terreno laboral

nada ha cambiado…

Como siempre comenzó a crearse la cola con los niños

y niñas asustados, el reconocimiento corría a cargo de

Maca y las inyecciones a cargo de Esther, estaban juntas y

a veces cuando se rozaban sin querer, se miraban

sonrientes, cuando alguno de los pequeños rompía en

llanto, ambas trataban de tranquilizarlo. Las miradas a lo

largo de la jornada demostraban el amor que se

profesaban, y ese amor era captado por un Vilches que

sonreía sin ser visto, porque su lado duro no era lo

suficientemente duro como para no alegrarse y ser feliz de

ver nuevamente la verdadera sonrisa en Maca, incluso, se

atrevía a pensar que la sonrisa era totalmente entregada y

como ésa nunca antes la había visto.

Terminaron hacia la hora de comer, como era

costumbre en las tribus, les invitaban a comer con ellos, por

el esfuerzo realizado para llegar y ayudarles. Les hicieron

sentarse en el suelo.

E_ Esto me recuerda a la primera vez que salí…

¿recuerdas?

M_ Sí, que mala fui.

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Page 145: CUARTA PARTE PIJA

E_ Pues sí, la verdad que fuiste muy mala pobre de mí,

creí que me moría vomitando.

M_ Lo siento, pero en su momento no me negarás que

fue divertido.

E_ Ah no… y no te arrepentirás –la miraba con cara de

incredulidad con esa sonrisa que le enloquecía.

M_ No, me divertí mucho.

E_ A mi costa.

M_ Si –se miraban tan penetrantemente que se

olvidaban del mundo que les rodeaba.

V_ Ejem… ejem –carraspeó de autoridad máxima.

M_ Tienes suerte, porque si pudiera hacer lo que

quiero…lo que deseo…

E_ Mejor más tarde… cuando estemos solas.

D_ Mwasi Esther, venir correr –hacia gestos con su

mano para la cámara de fotos.

E_ Voy –se levantó con rapidez.

V_ ¿Pero qué haces? es una ofensa para el resto que te

levantes –trató de decirle Vilches.

E_ Solo es un minuto, voy a ver que dice mi compañero

Dib y vuelvo, melesi a todos, kele ban mingi muntu mfinda

(gracias son ustedes muy hombres salvajes).

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Page 146: CUARTA PARTE PIJA

V_ Dios… -musitó con fuerza al escuchar la última parte

de la frase que fue recibida por todos con grandes

carcajadas.

M_ Yandi vandaka kovaka kikongo, kolol yanyi sambuna

sika (ella esta aprendiendo kikongo, perdónenla por favor).

V_ Ni se te ocurra ir detrás, te lo advierto –le dijo entre

cerrando los ojos mientras los jefes sonreían a carcajadas

después de llamarles hombres salvajes-. Y ya puedes ir

enseñándole lengua, y no la que es tu especialidad, ¿te

queda claro?

M_ Muy claro, pero la otra me gusta más –le guiñó un

ojo.

V_ Cabrona eres –le espetó.

M_ Lo mismo digo –sonrió asintiendo con la cabeza a

modo de asentimiento.

Al rato una más que feliz Esther volvió de donde había

ido con Dib, con total naturalidad a la gente de poblado

comenzó a enseñarles las fotografías que había hecho a

una manada de cebras, la gente sonreía más por su sonrisa

que realmente por lo que veía en aquella cosa, pues ellos lo

veían a tamaño natural todos los días, de ahí que sonrieran

ante la efusividad de explicación que tenía Esther. A quien

Maca continuaba mirando embobada, con una sonrisa dulce

en sus labios, con esa mirada repleta de calor en sus ojos.

Un codazo de Vilches la devolvió a la realidad de su mundo

exterior dejando aparcado por momentos el interior.

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Page 147: CUARTA PARTE PIJA

V_ Hola, te llamas Macarena Wilson y tu honor como

Calentorrra y devora mujeres está cayendo

progresivamente –le decía con tono burlón.

M_ Cayó totalmente el día que apareció Esther en mi

vida.

V_ ¡Dios Macarena Wilson hablando en serio!, me

resultas cursi.

M_ Me encanta la pija… mírala lo feliz que es y lo feliz

que hace al resto.

V_ Ya hemos tenido suerte que les ha llamado salvajes

a estos, se lo llama a otros y nos hacen en pedacitos –decía

muy serio.

E_ Car… Maca mira –se detuvo a tiempo-. Es

impresionante.

V_ Te lo dije, pero eres impaciente, pedazo golpe te has

dado para terminar aquí con cientos alrededor.

E_ Es impresionante.

V_ Ya veo ya, te han dejado impresionada, si.

M_ Ten cuidado, te advierto que está muy pero que

muy borde –le dijo bajito acercándose a ella.

E_ ¿Ah si? –lo miró con sorpresa.

V_ Desde que aquí a la moza, no sé que le haces que la

has dejado tan blanda, alguien tiene que sujetar la bandera

del ente borde, ¿no?

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Page 148: CUARTA PARTE PIJA

La comida, que para su gran alivio fue carne asada con

mandioca, transcurrió de una manera muy tranquila, los

niños jugaban y de vez en cuando se acercaban a ellas, les

decían cosas y salían corriendo, se les hizo un rato ameno.

Una vez finalizaron con la excusa de lavarse las manos y

arreglarse, fueron al río, allí mientras se lavaban, vieron

reflejado en el agua sus rostros, se miraron y sonrieron.

M_ Nunca pensé que un reflejo fuera tan maravilloso.

E_ Ni, yo. Es una lastima que llueva, ¿te imaginas este

lugar con el sol?

M_ Sí, es como el día que fuimos en la barca,

¿recuerdas?, simplemente único.

E_ Te quiero –le dijo de golpe y Maca sonrió tan

enamorada y al mismo tiempo impactada que Esther le

acarició el pelo-. Necesito decírtelo.

M_ Lo sé, yo también, creo que en mi vida había dicho

tantas veces te quiero –le besó la nariz.

E_ Me alegro.

M_ Venga vamos que hay que volver y con la lluvia es

peligroso no vayamos a quedarnos en algún barrizal.

E_ Que raro que llueva ¿no? –le preguntó mientras

echaban a andar.

M_ Estamos en mala época, las lluvias torrenciales

ahora pueden ser muy peligrosas.

E_ No sabía que lloviera así.

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M_ ¿De verdad viniste a África sin leer nada de su

cultura, su historia, sus problemas?

E_ Te lo confieso, pensé que si leía demasiado no

vendría, estaba aterrada.

M_ Pues me alegro que no lo hicieras –le sonrió

mientras llegaba a su encuentro Vilches-. ¿Nos vamos?

V_ Sí, toma me la cuidas –le dio las llaves de la

cafetera.

E_ ¿Nos das intimidad? –le preguntó sonriente.

V_ No, es que no os soporto con tanta tontería…

cuidadito ¡eh!

M_ Tranquilo…

Se despidieron de todos los de la aldea, y con ganas

de llegar a sus cabañas y descansar del día algo duro y muy

provechoso, partieron hacia la aldea.

En el camión, Vilches llamó a Teresa para informarle

que ya volvían, pero no contestó, mientras en la cafetera,

Esther había apoyado su cabeza en el hombro de Maca

encogiéndose como si fuera un ovillo, y dejándose acariciar

de vez en cuando por ella, quien le iba dejando besos

desperdigados por su frente, como las gotas de lluvia que

salpicaban el cristal del coche, los limpia parabrisas del

coche, hacían un ruido casi infernal, pero que a Esther le

sirvió como si fuera una canción de cuna susurrada que le

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llevó a dormir profundamente hasta que la cafetera frenó

de golpe ante la puerta de la aldea.

E_ ¿Qué pasa?

M_ No sé, Vilches ha bajado. ¿Qué pasa Vilches? –le

preguntó seria al ver el gesto de preocupación del hombre.

V_ ¡Qué coño hace esta vaca aquí en la puerta! –dijo

poniéndose en jarras con gesto totalmente perplejo.

E_ ¿Una vaca?

V_ ¡Laobi!, ¡Nsona! –gritó.

M_ No se oye nada –decía con gesto de pavor.

E_ ¿No has hablado con Teresa en todo el camino?

V_ No –entonces la puerta se abrió.

Ng_ ¡Hola Ziku!, mwasis –decía contento-. ¡Oh vaca!

Entrar… entrar…

T_ ¡Vilches hijo!... pasar… pasar… -decía contenta

mientras los tres se miraban sin entender nada.

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhh… uhhhhhhhhhhhhhhh –

llegaba gritando y agitando los brazos al aire mientras se

subía al brazo de una Esther que estaba tan abrumada

como los tres.

M_ ¿Estáis bien? –acertó a preguntar.

T_ Estupendamente… pasar y os cuento…

Al entrar se encontraron con dos mujeres que no las

conocían, mientras Zulú sacaba agua del pozo con una gran

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Page 151: CUARTA PARTE PIJA

sonrisa. Las mujeres los miraron con temor pero en seguida

Teresa les calmó.

V_ ¿Puedo saber que ha ocurrido aquí?

T_ Sí, anda ven siéntate, te voy a preparar…

V_ ¡Teresa! –le dijo con gesto serio.

E_ Problemas –susurró Esther a Maca que cogía en

brazos a Mbe que al verla salió corriendo hasta ella.

M_ Si, me temo que si.

T_ Verás… esta chica tan guapa se llama Monwe, y esta

señora es su abuela se llama Bendi.

V_ Hola –les devolvió el saludo y entonces dijo muy

serio-. ¡Reunión!

Tras él salió Maca y Esther ante la señal de ésta,

Teresa tras quitar importancia ante las mujeres por la

reacción del ziku blanco y Zulú como jefe más antiguo al no

estar presente Massamba. Mientras Mona y Valiente se

habían subido sobre la vaca que recibía los mimos de los

niños y Ngouabi le daba de comer con la compañía de Siya

quien miraba al muchacho con ojos enamorados. Lula,

Sissou y Nsona hablaban entre ellas acercándose a las dos

mujeres nuevas que se habían acomodado en el poblado.

En el despacho, Vilches había tratado de calmarse,

había dejado de caminar ante la mirada atenta de Teresa y

Zulú, ya que Esther y Maca no podían dejar de mirarse,

guiñarse un ojo, sonreírse, todo lo que las enamoradas

151 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 152: CUARTA PARTE PIJA

hacen, olvidándose un poco del cabreo monumental de

Vilches.

V_ ¿Me lo puedes explicar?

T_ ¿Hay qué explicar?, las dos van a ser parte de

nuestro poblado y punto –dijo seria ante la mirada atónita

de Esther.

V_ Está embarazada, ¿te has dado cuenta?

T_ Claro tuve que hacerle una cura, sufría una perdida.

V_ ¡Una perdida!

T_ Si.

V_ Ya –se rascó la barbilla con gesto pensativo.

T_ Pues ya está…

V_ ¡Ni te muevas!, son dos mujeres más…

T_ Mira no entiendo tu manía con eso, no hay nada de

malo, los hombres de esta aldea todos protegen y respetan

a las mujeres, las nuestras y las que vienen con los

refugiados, tú haces un problema donde no lo hay.

V_ ¿Ah no?, ¿dónde van a dormir?

M_ En la cabaña de Lula duerme Siya, en la de Esther

pueden dormir las dos –explicó Maca ante la sonrisa de Zulú

que veía como acorralaban al hombre.

T_ Asunto arreglado, el marido murió y los hombres de

su poblado no podían hacerse cargo de las tres, son

nómadas y no hay suficientes hombres para la caza

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Page 153: CUARTA PARTE PIJA

solteros, por eso, a cambio de dejarnos la vaca, nos

quedamos con las dos mujeres, es decir, tenemos leche

asegurada, a cambio de dos mujeres que necesitan ayuda.

M_ Pues no se hable más –dijo de modo concluyente

Maca.

V_ Muy bien, Maca, tú hablas con Dávila, y tú doña

arréglalo todo, le dices que negociaste tú, ¡yo no quiero

saber nada!. ¿Zulú te pregunto o te han absorbido el

cerebro, muchacho?

Z_ Ziku… no problema los hombres decir que quedar,

nosotros ser suficientes dice Massamba.

V_ ¡Qué ganas tengo de perderos de vista macho!...

T_ Bien, asunto arreglado.

M_ Teresa sabes que no podemos quedarnos a nadie

más ¿eh?

T_ Lo sé Maca, ¿pero qué iba a hacer?, la chica era un

problema para ellos acabarían abandonándola y aquí Zulú

ha tenido una idea fantástica.

E_ ¿Qué idea Zulú? –le dijo apoyándose sobre Maca que

se había reposado el culo en la mesa de madera.

Z_ Echar la pared del huerto, para hacer mayor –

explicaba con las manos ilusionado por la idea.

E_ Eso es estupendo –sonrió acompañando su gesto.

M_ Un momento Zulú, sería estupendo si tuviéramos

cosas que plantar.

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Page 154: CUARTA PARTE PIJA

E_ Bueno eso se puede conseguir ¿verdad Teresa?

T_ Sí, sí –decía muy segura.

M_ ¿Cómo el café?, ¿Cómo el chocolate?, ¡vamos Esther

que estamos en plena selva!

E_ ¡Y qué! –la miraba sonriente-. A mí me parece una

idea estupenda… es más la apoyo.

M_ La apoyo dice… esto lo vas a tener que hablar con

Ziku –dijo para evitar responsabilidades-. Yo estoy

expedientada.

T_ Mírala ella que mona… pues vas a exponerle tú la

idea.

M_ ¿Yo? –la miraba con una sonrisa incrédula.

T_ Sí, tú, los chicos piensan que en unos tres o cuatro

días podríamos coger más espacio y comenzar a plantar.

M_ Espera… porque si hacemos eso, nos aproximamos

al río, ¿no Zulú?

Z_ Sí, pero aún hay distancia.

E_ ¿No vendrán los cocodrilos? –preguntó pensativa.

T_ A ti lo que te irá es una cocodrilo.

E_ ¡Ah bueno!, eso me encanta –sonrió ampliamente

con alto gesto de bobita al igual que Maca-. ¿Verdad?

M_ Verdad.

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E_ Pues ale, a hablar con Vilches, yo voy a ver que tal

Sissou reponiendo, le voy a dejar a ella por primera vez que

lo haga sola.

T_ Eso me parece muy bien, yo voy a ver si Nmaba ya

ha terminando con el maíz.

Z_ Y yo ir a… a… -se rascó la cabeza y dijo sonriente-.

¡A ver vaca!

M_ ¡Pero tendrán morro!

La lluvia insistía de manera muy fina, casi

imperceptible, los niños jugaban al fútbol mientras Mona,

Valiente, Ramón y el perro de Nmaba dormitaban a los pies

de la nueva y vieja vaca, mientras Maca había hablado

tanto con Dávila que protestó poco ya que la noticia venía

dada por Teresa, y Vilches que le pareció bien la idea de los

hombres en expandir las tierras. Cuando terminó sus

negociaciones fue a ver a Massamba que seguía diciendo

que quería ir a su cabaña, y dejar el hospital que tanto le

recordaba al horror vivido con su familia, mientras tanto

Lula le sonreía y le llevaba al pequeño para que cuidara de

él, en el momento en que entró Maca, ella salió corriendo

porque iba a probarse la ropa para la boda.

M_ Está ilusionada ¿eh Massamba?

Ma_ Este viejo tener miedo.

M_ Te entiendo –sonrió de lado mientras veía como el

gran hombre tenía entre sus brazos al pequeño que parecía

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Page 156: CUARTA PARTE PIJA

formaba parte de su cuerpo y dormitaba sintiéndose

seguro.

Ma_ ¿Si?

M_ Sí, tú sufriste mucho al igual que yo, ¿recuerdas

cuando me decías que las estrellas nos vigilaban para que

no lloráramos ni tú ni yo?, creo que sin tu ayuda no hubiera

soportado tanto dolor, sin tus sabios consejos, sin tus riñas

cuando me liaba con cualquier mujer.

Ma_ Yo no reñir.

M_ Tú no, tus ojos sí –sonrió contenta-. Hemos

soportado ese dolor Massamba… ahora…

Ma_ Sí mwasi, se soporta pero queda el miedo, miedo a

volver a sufrir cuando el dolor es una raíz.

M_ Cuesta sacarla.

Ma_ Mwasi Esther es muy buena.

M_ Siiiii –sonrisa enorme y boba-. Es muy especial,

como Lula.

Ma_ Siii pero yo ser viejo Maca… ella una niña… -la miró

con tristeza.

M_ No es tan niña ni tú tan viejo, ¿no te hace ilusión?

Ma_ Mucho… le pregunto a los Dioses ¿por qué?

M_ ¿Sabes que te responden?, porque eres un hombre

estupendo, que ojala en África hubieran muchos como tú,

estoy segura que las cosas serían diferentes.

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Page 157: CUARTA PARTE PIJA

Ma_ Mwasi… -sonrió agradecido.

M_ Y ese pequeño tiene suerte…

Ma_ No, suerte tener yo –rompió la seriedad de

imperturbable rostro, una sonrisa cálida que le regaló.

M_ Me alegro por ti, mucho –le besó en la frente

haciendo que Massamba sintiera el cariño que siempre

Maca le había demostrado-. Y ahora me voy a ver a mi niña,

que ha desaparecido media tarde.

Ma_ Lula querer vestir de naranja como atardecer, y mi

niño también.

M_ Si… va a ser una boda espectacular en colorido –

decía sonriente y feliz.

Ma_ Yo feliz Maca, por mwasi Esther y por ti.

M_ Lo sé, gracias… voy a ver si veo donde se me ha

metido Esther.

Salió de allí con el gesto sereno, ver a Massamba

recuperado le daba alegría, y verlo con aquel pequeñín

cierta envidia. Al salir, se encontró con Sissou que estaba

muy sonriente.

M_ Hola.

Si_ Mbote.

M_ ¿Cómo te ha ido la recomposición?

Si_ Bien –sonreía contenta.

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Page 158: CUARTA PARTE PIJA

M_ Oye Sissou, ¿podemos hacer un trato? –la muchacha

sonrió.

En la cabaña de Teresa todas las mujeres estaban

rodeando a una Esther que ya se sentía algo mareada, sube

el brazo, baja el brazo, no respires que va una aguja,

respira, ¡la has enviado a Madrid!, todas las broncas de una

atacada Teresa, ahora bien, quien se lo estaba pasando

bomba era Nmaba, que no veía lo que sucedía pero notaba

por los timbres de voz el estado nervioso y divertido de

todas.

T_ Súbele un poco Siya –le decía por señas.

E_ ¡No! –protestó.

Ns_ Mwasi Esther querer sorprender –decía riéndose

con gracia mientras todas la acompañaban.

E_ ¡Cómo lo sabes!...

T_ ¿Tú qué quieres, casarte o que sucumba en el fuego

de la pasión antes?

E_ ¿Puedo elegir? –su gesto muy pícaro desató las risas

de las demás.

T_ ¡Hija por Dios! –se giró y entonces le pareció ver algo

moverse fuera.

E_ Yo quiero sorprenderla, quiero embaucarla –decía

poniendo sus manos juntas mientras Siya a quien Nsona le

había explicado todo la miraba sin poder entender lo que

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aquellas dos mwasis iban a hacer-. Quiero... quiero...

quiero....

Nm_ A Mwasi Maca completa –dijo en perfecto español

mientras todas reían.

E_ ¡Siiiiiiiiiiiiii! –exclamó feliz yendo hasta ella y

abrazándola mientras la mujer sonreía.

Ns_ Mwasi Esther las agujas... ¡los cortes! –se ponía las

manos en la cabeza al verla ir hacia la mujer.

Si_ Oh... –decía al ver como había estirado toda la tela.

E_ Soy feliz... feliz...

T_ ¡Pero bueno!

E_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

Todas_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hhhhhhhhhhhhhhh.

T_ ¡Fuera poca vergüenza! –le gritó golpeando su

cabeza con una almohada a través de la ventana.

M_ Teresaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa –gritaba muerta de

risa recibiendo uno tras otro los almohadonzazos.

Mo_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hh –quejido agudo de Mona.

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Page 160: CUARTA PARTE PIJA

M_ Teresa que nos matas –le decía a gritos pero

riéndose sin parar.

Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr –le dijo tras

quitarle la almohada.

T_ Mona… ¡tú! fuera…

Ns_ No mirar malo malo… malo…

M_ Pero si no veo.

E_ Maca… largo ahora mismo o te quedas sin postre.

Nm_ Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa –la

carcajada de Nmaba les hizo a todas parar, tras aquellas

palabras de Esther todas cayeron en la cuenta a lo que se

refería-. No potre Maca… no potre…

La puerta de la cabaña se abrió, y salió una enfurecida

Teresa, entonces Maca se alejó de ella, sabía que cuando se

enfadaba era peligrosa, allí se había bajado hasta mitad de

la arena.

Mientras Vilches junto a Zulú revisaba a Massamba, el

niño lo tenía en brazos el buen amigo del hombre que le

hacía carantoñas sin ningún pudor, esa parte de aquel

amigo, a Massamba siempre le enterneció, verlo como sin

tapujos demostraba lo que sentía por sus hijos, por los

niños en general.

V_ ¿Qué coño es ese ajetreo? –preguntó con las cejas

fruncidas.

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Page 161: CUARTA PARTE PIJA

Z_ Mwasi Maca ver a Mwasi Esther –decía con una

sonrisa-. Ver el traje de novia.

V _¡Estás dos están como una cabra! –dijo mientras

seguía curando.

Ma_ Mwasi Maca estar enamorada –le decía con sus

ojos más blandos de lo habitual.

V_ ¿A ti que te pasa?, el plomazo en el pecho te ha

vuelto sensible.

Z_ No Ziku, Massamba amigo ser sensible siempre...

¿verdad viejo zorro? –le preguntó con una carcajada de las

suyas.

Ma_ Creo que verdad.

V_ ¿Os dais cuenta que estamos a hacer algo que en

pocos países se hace?, casar a dos mujeres.

Ma_ Nunca mirar con ojos de corazón, solo mirar con

ojos miedo, mujer, hombre, son lo mismo... un solo corazón

enamorado.

V_ ¡Tú me has salido muy moderno! –le dijo sonriente.

Ma_ Yo entender el sufrimiento de Mwasi Maca y creer,

mujer y mujer, ser igual que mujer y hombre, sufrir, amar,

reñir, querer... igual... ¿por qué no?

V_ Tienes razón, a veces me sorprendes y no entiendo

porque, cuando Teresa dice que eres sabio, es que lo eres.

Z_ Ver a Massamba vestido de amarillo –le dijo a

Vilches.

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Page 162: CUARTA PARTE PIJA

Ma_ No reír, tú verde –le señaló riéndose.

V_ Pues yo te doy las gracias porque gracias a tu

disparo, yo no tengo tela roja.

Z_ Tela roja –sonreía abiertamente con sus dientes

blancos al aire.

Ma_ Jaja.

V_ ¿Os estáis burlando?

Z_ Sí, mami Teresa tiene tela roja... solo aviso.

V_ ¿Qué?, ¡no jodas!

Lo miró con el gesto muy serio mientras Zulú sonreía

asintiendo y con rapidez cambiando de tono, comenzaba a

cantarle al pequeño que tenía entre brazos, mientras el

niño movía sus manos al aire como si realmente entendiera

esa música y bailara.

Fuera, el resto de los hombres reían al ver la escena,

Teresa se mostraba realmente enfadada cara a Maca con

sus manos dobladas hacia el interior y apoyadas sobre las

caderas, Maca con una sonrisa trataba de arreglarse el

pelo, mientras Mona se había colocado justo tras las piernas

de la Pediatra escondida al ver a la buena de Teresa.

Mo_ Uhhhhhhh –susurró bajito.

T_ ¿Cómo te atreves?

M_ ¡Vamos Teresa no es tan grave, solo quería ver el

color! –decía como si fuera una niña pequeña disculpándose

con su madre.

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Page 163: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¿Ver el color?, ¡pero tú eres tonta o eres tonta!

M_ Mujer pocas posibilidades me das, ¿no?

T_ Mira encima no me saques tu chulería ¿eh?, te lo

advierto.

M_ Venga... venga... si total lo único que he llegado a

ver son las tetitas de mi niña y eso me lo sé de memoria.

T_ ¡Maca! –la riñó con furia abriendo sus ojos como

platos mientras Mona intentaba hacer lo mismo-. Te quiero

en tu cabaña ¡ya!

M_ A sus ordenes mi generala –se cuadro y salió

corriendo divertida.

Mo_ Ahhhhhhhhhhhhh –salió tras ella mostrándole el

culo mientras saltaba a Teresa.

T_ ¡Será posible!

E_ ¿Me ha visto? –le preguntó preocupada mientras las

mujeres recogían todo.

T_ Dice que no.

E_ ¡Uf menos mal!

T_ Venga... que ya es tarde y hemos tenido un día

completito, mañana Siya y yo te cosemos y hacemos la

última prueba.

E_ ¿Os puedo ayudar?

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Page 164: CUARTA PARTE PIJA

T_ A nosotras no, pero entre vosotras dos y Nsona

podíais con los trajes de los pequeños, son muy sencillos,

¡eso si!, Maca se ha pasado de coloridos.

Ns_ No mami... color alegría, felicidad.

T_ No si no digo que no pero... ¿tú has visto esto?

Señalaba la cama de Teresa repleta de telas vistosas

todos los colores alegres del arco iris estaban allí, rojo,

diferentes verdes claros, rosas, azul cielo, turquesa,

anaranjados suaves, fuertes, así que cuando las mujeres

vieron que la mami tenía razón, rompieron a reír haciendo

bromas sobre la fiesta.

Después de un rato divertido, Esther se marchó

camino hacia la cabaña donde sabía que Maca la esperaba,

sonreía al pensar como había tratado de observarla, y ella

misma había pensado que lo haría también al día siguiente

cuando fuera el turno de su amor probarse el vestido.

Una vez llegó a la cabaña, abrió la puerta y la encontró

sentada en la cama leyendo, parecía tranquila aunque un

ligero ruido captado por Esther le dio a entender que estaba

esperándola. Esther entró, se apoyó contra la puerta y

suspiró, la miraba fijamente y cuando Maca alzó la mirada

se encontró con sus ojos encendidos, reconocía

perfectamente lo que significaba la mirada, y sonrió de

lado.

M_ Hola –le dijo con voz seductora.

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Page 165: CUARTA PARTE PIJA

E_ Hola –respondió de igual modo-. ¿Sabes que eres

muy mala?, ¿lo sabes?

M_ ¿Yo? –preguntó con gesto de que no entendía a lo

que realmente se refería Esther que seguía parada en la

puerta.

E_ Sí tú...

M_ No sé porque, tan solo quería verte.

E_ Y no sabes que no se puede ver a la novia, ¿eh?

M_ Sí lo sé... pero eso son tonterías –se levantó de la

cama dirigiéndose descalza hacia ella.

E_ Ya...

M_ Ahora mismo deberías decirme como va a ser tu

vestido.

E_ ¿No lo viste?

M_ No.

E_ Pues mira... te lo digo pero no le digas a Teresa.

M_ Vale –sonrió ampliamente.

E_ Lo he elegido azul turquesa.

M_ ¿Azul turquesa? –la miraba mojándose los labios

mientras pasaba las manos por su cintura-. Me encanta.

E_ Y va a llevar unas cositas por aquí en blanco –le

tocaba el pecho a Maca que gemía dulcemente.

M_ Sigue te estoy imaginando como un trozo de cielo

para mí.

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E_ Ya está, ¿y el tuyo? –le tocó el culo sin tapujos

mientras sonreía por su comentario.

M_ El mío va a ser rojo con unas cositas por aquí –le

rozó su pecho-. Y como tengo muy buena espalda un buen

escote trasero.

E_ Mírala ella que sobradita va –sonreía mientras

comenzaron a besarse-. Serás como la lava de un volcán.

M_ No lo había pensado... pero sí...

E_ Si se entera Teresa nos mata.

M_ Si –la besó.

E_ Será nuestro secreto –le devolvió el beso.

M_ Totalmente de acuerdo –le besó con mayor

profundidad.

E_ Lo mismo digo –le devolvió el beso, y cuando Maca la

dejó desnuda le dijo-. Maca que tenemos nuevas vecinas.

M_ ¿Y?

E_ No podemos asustarlas la primera noche –reía

divertida al ver como Maca se desnudaba.

M_ No creo que se asusten, total parecemos dos fieras

de la Selva.

E_ Por eso mismo –decía muerta de risa.

M_ ¿Te das cuenta que pasado mañana a estas horas

serás mi mujer?

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Page 167: CUARTA PARTE PIJA

E_ Me parece mentira cariño –se dejaba llevar de la

mano hasta la cama.

M_ Pues a mí ni te digo –sonrió de lado.

E_ Tengo tantas ganas de la ceremonia.

M_ Sabes qué –se tumbaron una sobre la otra mientras

Maca se ponía sobre Esther-. Creo que deberías aprender a

moverte... los niños deberían darte clases.

E_ ¿Quieres decirme algo?

M_ Sí, aún recuerdo aquella noche de tu bienvenida, ¡no

había visto a nadie más patosa que tú!

E_ ¡Esta la vas a pagar!

La giró sobre la cama y comenzó a hacerle cosquillas

mientras Esther se metía con ella sin parar, después de las

risas, las falsas luchas llegó el momento de la pasión, de

sus rituales, de dormir abrazadas y agotadas una vez

habían tocado el firmamento.

Les quedaba tan solo un día, para la boda aquella

noche soñaron los mismos sueños repletos de colores y

alegrías, dormían con la música de fondo que aquella noche

era algo más insistente de lo habitual, estaban tan saciadas

que no escuchaban el alboroto de los animales fuera en la

Selva, tan solo veían reflejadas en sus sueños los latidos de

los corazones entregados al amor.

A la mañana siguiente a Esther le despertó la voz de

Maca insistente y susurrante.

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Page 168: CUARTA PARTE PIJA

M_ Esther... despierta... Esther.

E_ ¿Qué pasa...? –preguntó medio dormida.

M_ Tenemos que irnos.

E_ ¿Qué ha pasado?

M_ Jajaja –sonrió al verla como se sentaba en la cama,

con cara de cansancio, el pelo alborotado, y los ojos muy

pegaditos-. Me encanta cuando te despiertas.

E_ Debo estar horrible...

M_ Estás maravillosa –le susurraba mientras pasaba su

mano por la mejilla.

E_ ¿Qué pasa Maca? –la miró después de bostezar.

M_ Levanta, ponte unos pantalones largos y una

camiseta de manga larga.

E_ Si, claro –se levantó obediente en un segundo

abriendo el armario de Maca.

M_ Oye tenemos que negociar, no puede ser que tú

tengas toda la parte de mi armario –le decía sentada en la

cama mientras organizaba una mochila.

E_ Pero si tú no tienes ropa... no seas mala anda –se

puso el pantalón caqui.

M_ ¿Levis?, ¡pero que pija!, ¡das asquito de verdad, eh!

–Esther sonrió sacándole la lengua-. Como los vea Mona

despídete de ellos.

E_ ¿Por qué te crees que los he puesto arriba?

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Page 169: CUARTA PARTE PIJA

M_ Estamos hablando de una mona, las monas escalan

no solo árboles –la miraba con gesto gracioso y casi casi,

burlón.

E_ Me encanta cuando tratas de quedarte conmigo.

M_ Si, tú dale tiempo a Mona y verás.

E_ Ya estoy.

M_ ¿Sabes?, hasta ahora nadie me había hecho tanto

caso como tú, sobre todo, nadie me había obedecido sin

preguntarme nada.

E_ ¿Qué no vamos con Vilches?

M_ No –sonrió y sacó dos plátanos.

E_ ¿Cómo que no?

M_ ¡Cómo que no!, no la cagues ahora mi amor que

ibas bien –la miraba sonriente.

E_ Oye cariño que me acabo de dar cuenta que aún no

ha amanecido.

M_ Claro son las cinco de la mañana.

E_ ¡Pero si nos acabamos de dormir! –le dijo un tanto

enfadada.

M_ Lo sé. Vamos.

Abrió la puerta despacio, Esther suspiro mirando el

techo, no sabía que pasaba menos que hacía con dos

plátanos en la mano, algo que descubrió muy pronto. La

tomó con la mano que le quedaba libre y pasaron por

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Page 170: CUARTA PARTE PIJA

delante de la guardia de Laobi sigilosamente, cuando Mona

fue a abrir la boca, Maca le estampó el plátano dentro,

haciendo que el animal abriera los ojos como Teresa

mientras Valiente se revolcaba en el suelo de la risa, y

Esther se tapaba la boca para no hacer ruido, estaba

segura que aquello fuera lo que fuera, y estaba segura de lo

que podía ser, les iba a crear problemas. Cuando pasaron

por delante de la vaca que deambulaba a su gusto por la

aldea, las miró mientras masticaba hierba.

M_ Lucero ni se te ocurra... calladita eh.

Luc_

Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.

M_ ¡Mierda!, corre Esther.

E_ ¿Le has llamado Lucero?

M_ Sí.

E_ Como mi prima.

Contestó mientras salían corriendo del poblado bajo

una fina y delicada lluvia, la tierra era un barrizal y la idea

de Maca de ponerse botas había sido estupenda pensaba

Esther. Corrieron un poco hasta adentrarse por el camino

que tan bien conocía, sabía perfectamente adonde la

llevaba y a pesar de su miedo a encontrarse con la guerrilla

o cualquier imprevisto, estaba encantada de correr tras la

mujer de su vida. Hasta que de pronto.

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Page 171: CUARTA PARTE PIJA

E_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hhhhhhhhhhhhhhhhh.

En el poblado, Teresa tal como era su costumbre, se

levantó aún no estando el sol despierto, como ellos decían,

una vez arreglada, fuera sus rulos, vestida con su habitual

falda y blusa siempre de diferentes colores, salió hacia la

cocina, en ese momento se interpuso en su camino una

exaltada Mona.

Mo_ Ah ah ah ah uhhhhhhhhhhhhh –hacía señales con

sus manos exageradamente.

T_ ¿Qué te pasa Mona? –la miraba atentamente sabía

que le estaba avisando de algo que sucedía.

Mo_ Ah ah ah prrrrrrrrrrrr, uh uh –movía sus manos

hacia la puerta y Teresa miró tal y como ella gesticulaba,

pero la puerta estaba cerrada, entonces Mona volvió a

soltar una pedorreta nerviosa ante la incomprensión de la

mujer y cogió de la mano a Valiente, andando hacia la

puerta moviendo ambos el culo exageradamente-. Uh uh.

T_ Espera...

Mo_ Uhhhhhhh –se tocó la ropa.

T_ Esther.

Mo_ Uh uh –entonces cogió a Valiente y le plantó un

beso en los morros de Valiente acto seguido comenzó a

escupir-. Ag. Ag, prrrrrrrrrr ag, uh.

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Page 172: CUARTA PARTE PIJA

Va_ Ag, ag, ag prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr –hacía lo mismo.

T_ ¡Maca y Esther! –exclamó de pronto.

Mo_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hhhhhhhhhhhhhhhh.

T_ El gritito de Esther, si, ¿has escuchado el grito de

Esther?, ¡fuera desde fuera! –le decía casi fuera de sí.

Mo_ Uhhhhhhh ahhhhh ahhhhh –movía la cabeza

mientras asentía mostrando los dientes juntos.

Va_ Ahhhhhhhhhhhhh –decía como “yo también”.

T_ No puede ser... no puede ser –se repetía una y otra

vez mientras iba hacia la cabaña y efectivamente no

estaban-. La mato... de esta mato a Maca... ¡esto solo se le

ocurre a ella!. Pero claro, a saber cual de los modelos de

gritos de Esther ha sido, porque tiene tanta variedad –

andaba por la cabaña con un brazo cruzado sobre su pecho

y el dedo índice apoyado en su barbilla pensativa-. ¿Qué

hago?, a ver, son las cinco y media, Mona... ¿se han ido

hace mucho?

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –movía su palma de

mano rápidamente.

T_ De acuerdo, vamos a tener Fe en ese grito, igual ha

sido de placer que están ellas muy necesitadas aún, ¡y

cuándo no!. Pero Maca se tiene que hacer las pruebas del

vestido y...

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Page 173: CUARTA PARTE PIJA

Ra_ Guau... gua... gua.... –ladraba con algo en la boca.

T_ ¿Qué es eso? –le preguntó a Ramón que movía el

rabo y se ponía sobre sus dos patas traseras mientras

encogía las delanteras-. Teresa cúbrenos, vamos a la

cascada, prometo estar de vuelta muy pronto... ¿Qué te

cubra?... ¡la madre que la parió!

Mo_ Uhhh.

V_ Uhhh.

Ra_ Guauuuuuu.

T_ Ya sé que tengo razón, pero... no podemos hacer

más, así que... diremos que duermen, Vilches no entrará y

luego ya veremos... ¡va a matarme a sustos!, pero como la

voy a reñir, si el amanecer allí es tan ideal.

Mientras en el camino Maca se moría de risa ante la

situación vivida, y es que, mientras ella corría y tiraba de la

mano de Esther, ésta había tropezado con una enorme raíz

de árbol y se había caído de bruces sobre un charco de

barro.

M_ No puede ser… no puede ser…

E_ Podrías ayudarme en lugar de reírte, ¿no? –le decía

molesta por sus carcajadas mientras trataba inútilmente de

levantarse, cada vez que lo intentaba se resbalaba y volvía

a caer con el consiguiente quejido y enfado que iba en

aumento de manera progresiva-. Joder.

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Page 174: CUARTA PARTE PIJA

M_ Espera… espera… ¡pero cómo es tan patosa mi

niña!

E_ Si no corrieras como una loca –le decía quitándose

un poco de barro de la cara.

M_ ¿Pero no sabes mirar al suelo?... ¡ay que risa!

E_ No le veo la gracia ¿eh?, ¡mira cómo me he puesto! –

le decía realmente enfadada.

M_ Estás tan mona con ese barro en la cara.

E_ ¡Maca! –le riñó ya definitivamente.

M_ Anda ven… ¿te has hecho daño?

E_ Un poco en la rodilla.

M_ Menos mal que has variado el golpe… venga… así

no que vas a volver a caerte, pon un pie y la rodilla

contraria en el suelo… vamos campeona.

E_ Joder no te burles –trataba de hacer lo que Maca le

decía.

M_ No me burlo cariño, eso es... muy bien… y ahora da

un salto yo te ayudo, espera… ¡cuidado el culo!, por favor

que lo quiero poder apretujar.

E_ Maca… -volvió a reñirle mientras se cogía a sus dos

manos y con fuerza la sacaba del charco de barro. Al

mirarse y ver como iba de sucia le dijo-. Mira como me he

puesto.

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Page 175: CUARTA PARTE PIJA

M_ Tranquila mi amor… a ver ven… -Esther se acercó

haciendo pucheros-. ¡Eh pequeña… que no vea yo ese

gesto!

E_ Es que siempre me pasa a mí.

M_ Venga… venga –le decía limpiándole el barro de la

cara-. No quiero verte esa cara ¿eh?, ¿te duele la rodilla?

E_ No –subía sus pocos moquitos en la nariz.

M_ Pobre de mi niña… mi niña guapa –la abrazó.

E_ Te voy a manchar.

M_ Así vamos igual cariño, las dos manchaditas –le puso

la mano en la barbilla haciendo un puchero como Esther.

E_ Vas a seguir pensando que soy una patosa –le dijo

con voz ñoña.

M_ Pero si me encanta que lo seas cariño –le respondía

con la misma voz.

E_ ¿Me quieres a pesar de ser patosa? –le decía con voz

totalmente mimosa.

M_ Claro mi amor… y ahora venga… a seguir pero mira

por donde pisas ¡por favor!

E_ Dentro de unos años espero que te siga encantando

que sea patosa –le decía muy seria.

M_ Estoy segura que así será.

Comenzaron a caminar mientras la lluvia seguía

cayendo de forma débil pero persistente, el cielo seguía

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Page 176: CUARTA PARTE PIJA

oscuro, otros días a esas horas ya estaba la luz

comenzando a luchar con las nubes, entonces Esther le dijo

a Maca mientras caminaba mirando con toda su atención el

suelo para no volver a caer.

E_ Maca no es un poco peligroso ir nosotras solas por

aquí a estas horas.

M_ No, quiero hacerte un regalo de bodas.

E_ Tienes ventaja sobre mí en ese aspecto, yo no

conozco nada donde llevarte para regalarte.

M_ Me lo regalas cada día con tu sonrisa, venga que

debemos volver pronto pero creo que va a merecer la pena.

E_ Es una lastima la lluvia –decía sin soltarse de su

mano.

M_ Es una mala época, sí, aunque con este día es

mucho más asombroso e impactante, si la lluvia persiste,

pues nada cariño en verano nos volveremos a casar.

E_ Aquí nos podemos casar tantas veces como

queramos… ¿no?

M_ Jaja –dio una carcajada divertida-. Así es mi amor.

Mientras en la cocina de la aldea, Teresa cocinaba

pensativa, por un lado quería estar tranquila pensando que

habían ido a la cascada y que el grito de Esther sin duda se

debía a algún golpe que se había pegado, pero no por ello,

podía quedarse tranquila, ¿y si les había pasado algo?,

estaba en una disyuntiva en la que no sabía muy bien que

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Page 177: CUARTA PARTE PIJA

hacer, si le decía a Vilches, se iba a enfadar muchísimo con

Maca, y con razón, si no le decía y pasaba algo, sin duda la

riña iba a ser para ella.

Cuando lo vio entrar, tragó saliva, pero entonces se dio

cuenta que Mona iba hacia él, sin duda a contarle todo lo

acontecido, el animal estaba a punto de hablar.

V_ ¿Qué te pasa Mona? Buenos días Teresa.

T_ No le pasa nada te está pidiendo un plátano.

Mo_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

T_ Toma Mona –le metió el plátano en la boca mientras

el animal rebufaba mientras lo comía con los ojos abiertos

por la impresión de ver a Teresa hacia ella con gesto

asesino.

V_ Me recuerdan a los gritos de Esther.

T_ Toma Mona –volvió a darle otro trozo de plátano

cuando iba a hablar.

Mo_ Uffffffffffffffffffffff –se le oyó resoplar mientras

trataba de masticar.

V_ ¿Por cierto y la pareja?

T_ Mona tomaaaa –insistió ante la sorpresa de Vilches

por tanto darle de comer al animal.

Mo_ Prrrrrrrrrrrrr, prrrrrrrrrrrrrr, prrrrrrrrrrrrrrrr –le dijo

quitándose el plátano de la boca mientras salía dando

saltos y protestando pero sin soltar su recompensa...

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Page 178: CUARTA PARTE PIJA

T_ Y aún querrá tener razón –decía mirándola como se

iba.

Ns_ Mami... el desayuno de mwasis... ¿ya?

T_ Estoooo, no, no, me ha dicho Esther que van a

dormir un rato más.

V_ ¿Un rato más?, ¡pero esto que es!, tenemos a

Massamba para curar, a esa chica nueva para revisar pues

tú misma dijiste que sangró... ¡así que ya estás entrando y

diciéndoles que como mucho en una hora las quiero allí!

T_ Pero si son las seis de la mañana Vilches... todo se

puede hacer, esa más, Sissou está dispuesta a ello, ya ha

desayunado y está ayudando a Lula en el huerto.

V_ Joder con la lluvia... me temo que vamos a tener

unos días durillos.

T_ Si, si yo también lo creo –decía con rapidez para

quitarle de la cabeza a la pareja agradeciendo aquel cambio

de conversación tan tajante.

Ns_ Hêviosso está enfadado... Lula dice... enfurecido.

V_ Pues esperemos que se equivoque, pero tiene toda

la pinta, si.

T_ Si.

V_ ¿Estás bien Teresa? –le preguntó mirándola

fijamente.

T_ ¡Anda, pues claro!, ¿por qué no iba a estarlo?

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Page 179: CUARTA PARTE PIJA

V_ No sé... se te sube un poco el labio superior y solo lo

haces cuando estás nerviosa o en su defecto, ocultas algo –

seguía con su mirada en los ojos de la mujer.

T_ ¡Mira Vilches... no me vengas con tus análisis, eh! No

estoy de humor para eso.

V_ ¿Gritaron mucho?, por cierto, habrá que explicar a

las mujeres nuevas para que no salgan corriendo

despavoridas.

T_ Está todo explicado –le dijo ante la risa de Nsona-. Y

ahora... ve a descansar que es pronto y llueve.

V_ Tú me ocultas algo... tendré que hablar con Mona

ahora que no hay plátanos de por medio.

T_ Se acabó... porque Mona lo suelta –dijo muy segura

poniendo su mano en la cadera.

Ns_ ¿Qué pasar Mami?, sí tu labio arriba Vilches tener

razón –decía riendo.

T_ Nada, Maca que no aprende, y se ha llevado a Esther

imagino que a la cascada.

Ns_ ¡Oh! –exclamó poniendo su mano en la boca.

T_ ¡Oh, es poco! –respondió con cara preocupada

entonces se oyó desde fuera.

V_

Teresaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

aaaaa.

T_ Se acabó, sin plátano Mona ha cantado...

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Page 180: CUARTA PARTE PIJA

Ajenas a todo y caminando a veces casi a gatas para

subir, iban Maca y Esther, de vez en cuando le daba a beber

de una botella de agua que había cogido, no quería evitar

sorpresas bebiendo en el riachuelo, los tiempos no estaban

para eso. Tras casi una hora de caminata, llegaron al final

del camino, dejando nuevamente la cascada a la derecha,

frente a ellas la Sabana, y el amanecer.

E_ Dios mío... –susurró extasiada por el cansancio.

M_ Es maravilloso –sonrió mirándola-. Como tú.

E_ Maca –le dijo sonriendo sin separar sus labios

escondiendo su cabeza en el pecho de Maca-. Te quiero

tanto.

M_ Y yo, venga vamos... tenemos entradas para la

primera fila.

E_ Que lastima.

M_ ¿De qué?

E_ No llevar la cámara.

M_ Oh que poco confías en mí cariño –le dijo

sentándose sobre una piedra mientras le sacaba la cámara

de fotos-. Aquí la tienes.

E_ Nunca había visto nada igual, ni siquiera el día que

me trajiste.

M_ Mmmmm menudo día –sonreía divertida cerrando

los ojos.

E_ Que mal lo pasé –sonrió.

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Page 181: CUARTA PARTE PIJA

M_ Lo sé... bueno... ahora ven aquí y a disfrutar.

E_ Si mi amor –se besaron con suavidad-. Gracias.

M_ A ti por devolverme la ilusión de creer en el amor.

Maca suspiró de igual manera que Esther, miraron al

frente y fue Esther quien apoyó su cabeza en el hombro de

la Pediatra, que sonreía sin poderlo evitar, sintiéndose feliz.

Rabiosamente feliz. Un amanecer y la mujer de su vida.

Mientras Esther sentía como su corazón perdía miedos que

aún quedaban, esos a no saber estar a la altura que Maca

quizás esperaba, pero aquella última frase le hizo ver que

había vencido todas y cada una de las barreras que su

futura mujer, había puesto en su vida y que con su amor le

había ido quitando poco a poco, le había ido suavizando

hasta conseguir que en ese instante en que sus cabezas

reposaban tranquilas, sentirse unidas, enlazadas y fuertes.

Lo que ante ellas comenzó a suceder fue algo tan

maravilloso que ambas lo observaban con total atención,

mientras entrelazaban una de sus manos, necesitaban a

través de los poros de su piel, transmitir la felicidad que

sentían de compartir aquella maravilla, reservada quizá en

ese momento tan solo para ellas. La lucha del sol por

abrirse paso ante el cielo gris, era una hermosa batalla que

los ojos de ambas vislumbraban dejándose envolver por el

momento. Los árboles solitarios aparecían tras una suave

neblina así como las sombras de los animales, que poco a

poco conforme la luz iba bañando todo iban

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Page 182: CUARTA PARTE PIJA

descubriéndolos. Asombrada nuevamente Esther como

aquel otro día iba descubriendo jirafas, leones con sus crías

a las que les hizo distintas fotos con su zoom avanzado,

antílopes, ciervos, Maca la miraba y sonreía encantada,

había descubierto ese lado dulce de Esther lanzando fotos,

con un gesto de admiración total por lo que iba

descubriendo. Suspiró con fuerza, sin duda para ella estaba

segura que había encontrado a la mujer de su vida.

El sol venció la batalla que ellas en su momento

habían vencido con el amor, salió e iluminó el cielo

anaranjado, fueron segundos, a lo sumo algún minuto hasta

que el sol iluminaba el cielo, a pesar de la lluvia insistente y

que les había calado, pero no tanto como la sensación de

hermosura y felicidad ante lo vivido.

E_ Te quiero Maca –le dijo mirándola fijamente.

M_ Te quiero mi princesa.

Y allí como testigo el amanecer las vio besarse con

pasión, Esther subió sobre Maca que seguía apoyada en la

roca, tras el beso, una mirada repleta de amor y un abrazo

tierno y efusivo puso el fin al maravilloso amanecer.

Como una auténtica fiera había llegado Vilches a la

cocina, Nsona se había apresurado a retirarse, mientras

todas esperaban fuera donde escuchaban nítidamente las

voces de Vilches, en la aldea todos le temían cuando se

enfadaba, de igual manera que lo admiraban cuando se

trataba de trabajar. Quien estaba muy pendiente de la

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Page 183: CUARTA PARTE PIJA

discusión era Mona mientras Valiente jugaba con los niños a

echarse por el suelo y rodar mientras gritaban y reían por

igual. Cuando por fin los gritos de Vilches cesaron, lo vieron

salir haciendo aspavientos y con el paso ligero, los niños se

detuvieron revueltos en barro como Valiente que hizo lo

mismo, mirándolo sin más.

V_ ¡Romántico!... a la mierda lo romántico –le gritó

despavorido.

T_ Pero Vilches… no hacen nada malo, siempre has

dejado que vaya.

V_ ¡Teresa!, las cosas no están como antes… ¡y menos

dos mujeres solas!

T_ No van a tardar… -le seguía nerviosa.

V_ Dib, Yildas… acompañarme.

T_ ¡Pero Vilches!

Mo_ Ahhhhhhhhhhhhhhhh, uhhhhhhhhhhhhh –dijo que

traducido al idioma sería “yo también voy”.

V_ De acuerdo Mona. Vamos.

Las chicas ajenas al movimiento del poblado, habían

llegado hasta la cascada cogidas de la mano. Esther miraba

a Maca como se iba desnudando y le decía riéndose sin

creer muy bien lo que iba a hacer.

E_ No me pienso meter ahí –le decía-. Ese agua debe

estar congelada.

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Page 184: CUARTA PARTE PIJA

M_ Vamos… no seas quejica, te aseguro que merece la

pena.

E_ No, no Maca, vamonos hoy no hace día para estar en

esa agua… solo de pensarlo me entra frío.

M_ Venga no pierdas tiempo que tenemos que volver,

además, no sabes lo que te pierdes si no vienes y disfrutas

conmigo al otro lado… ¡venga! –le gritó yéndose hacia la

cascada nadando.

E_ Joder… lo que se llega a hacer por amor, si tiene que

estar congelada… ¡ay Esther que día llevas!, ¡emociones a

raudales!, pero es que es tan maravilloso este sonido,

bueno… va… que no se diga… tú puedes… venga… ¡joder

que fría! –dijo al meter los dedos de su pie.

M_

Estheeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer –

se oyó su grito casi rozando la histeria.

E_ Voyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy… venga… venga… ¡uf que

fría!... joder que fría…

M_ Esther detrás, rápido al agua –le gritó como loca.

E_ ¿Crees que te voy a creer?, ¿eh?

_ Agggggggggggggggggggggggggggggggggggggg –oyó

tras ella un sonido rugiente y fuerte.

E_ La hostia…

M_ Metete en el agua Esther… -gritaba nadando hacia

ella.

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Page 185: CUARTA PARTE PIJA

E_ Jodeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer –gritó cayendo

al agua y nadando como loca hacia Maca.

M_ ¿Estás bien?

_ Agggggggggggggggggggggggg

aggggggggggggggggggggggggg –volvió a rugir el león.

E_ Sí, sí, dios era un león de verdad –decía muerta de

miedo abrazada a ella.

M_ Sí, lo es. Vamos ven… cuando volvamos se habrá

ido –decía nadando mientras la arrastraba consigo.

E_ ¿Qué hace aquí? –preguntó dejándose arrastrar por

ella sin írsele el miedo del cuerpo.

M_ No lo sé, es extraño que esté aquí… como mucho

nos hemos encontrado con gorilas, monos, pero nada más.

E_ Que boca… -dijo cogida a su cuello.

M_ Joder que susto cuando lo he visto venir –decía

mirándola con gesto realmente de pánico mientras se había

detenido y flotaba moviendo sus piernas.

E_ ¿Y si no se va?

M_ Se irá, yo creo que se irá. Venga vamos quiero

enseñarte algo.

E_ Mira como va el corazón –le puso su mano sobre el

pecho.

M_ Mmmmm, mi pecho querido… -le decía pasándose la

lengua por los labios.

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Page 186: CUARTA PARTE PIJA

E_ Aún me tiemblan las piernas.

M_ Imagino, pero te aseguro que nada comparado con

lo que te van a temblar –la miraba de una manera ávida en

insinuación.

E_ No sé que me da más miedo, si el león o la leona de

mi niña –dio una carcajada.

M_ Venga “joder que susto… si le llega a pasar algo no

me lo hubiera perdonado. Y el cabrón ahí está, míralo se ha

sentado, ¿y ahora que hacemos?, ¡joder!, bueno espero que

cuando vengamos se haya ido, ¡ahora Maquita a disfrutar y

hacer disfrutar!” –seguía nadando hacia la cascada-. Esther

espera… hay que pasar por aquí.

E_ Vale… -le gritó y se giró para ver al león que en ese

momento bostezaba-. La madre que lo parió que bocaza

tiene.

M_ Si… es verdad… pero no tanto como la mía ¿eh?

E_ Maca no me hagas reír que no hago pie –decía

riéndose.

M_ Venga no es maravilloso estar en el agua bajo la

lluvia.

E_ Si, lo es –dio dos brazadas y se agarró a su cuello

mientras la besaba rodeándola por la cintura con sus

piernas-. Gracias por todo cariño.

M_ De nada quiero disfrutarlo contigo.

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Page 187: CUARTA PARTE PIJA

E_ Ya… menos lobos caperucita que aún recuerdo

cuando me contabas como traías aquí a tus conquistas…

M_ Eres muy mala, venga a la de tres, tomas todo el

aire que puedas y ya sabes… la otra vez te salió de muerte

¿eh?

E_ Uf la otra vez me ayudó la mala hostia…

M_ Pues hoy que te ayude saber que detrás hay un

mundo mágico que vamos a descubrir juntas.

E_ Ya… ¡mucha palabrería bonita tienes tú! –le dijo con

el ceño fruncido.

M_ Una, dos y ¡ahora!

En la aldea, Teresa se mostraba nerviosa, sabía que lo

que Maca había hecho no estaba bien, pero Vilches siempre

la había dejado ir, incluso él, se había escapado para nadar

y descansar cuando estaba muy agobiado. Los hombres

habían cogido rifles y Mona había entrado a la cabaña de

Maca, poniéndose una gorra de Esther con el logotipo de

Carolina Herrera, una camiseta de Lacoste y un

pantaloncito corto de Coronel Tapioca. Al salir parecía

realmente una exploradora, o como todos decían riendo,

una versión de Esther en mona.

Mo_

Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hhhhh –aulló con toda su fuerza.

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Page 188: CUARTA PARTE PIJA

Entonces la saludaron todos como si fuera la heroína

de un cuento donde la princesa está en peligro y una

enamorada del pueblo llano fuera a luchar por salvarla, así

parecía Mona, dispuesta a salvar a Maca y Esther.

T_ Viches ya sabes lo que deben estar haciendo –le dijo

en voz baja estirando de su manga.

V_ ¿Y?, ¿me voy a asustar?

T_ Necesitan algo de intimidad –insistió.

V_ Mira si se las comen los guerrilleros, o se caen a una

trampa donde después las cogerán para violarlas y

cortarlas en trocitos, entonces, van a tener intimidad.

T_ A ver… te estas poniendo tremendista.

V_ ¡Joder Teresa que mañana es su boda! –acabo

diciendo.

T_ Lo sé… sé que lo haces por su bien pero… por

favor… deja que vaya Mona.

V_ Esto es de locos, de locos… yo cada día estoy peor

voy a tener que decir a Carlos que me trate, o mejor

Claudia.

T_ Mira Vilches… haz una cosa por favor, vamos a

esperar una hora, si en una hora no vienen vas.

V_ Una hora en la Selva puede ser mucho tiempo.

T_ Es cierto… lo sé… pero algo me dice que están bien,

que no necesitan nada, sólo esa paz que han ido a buscar.

Por favor Vilches.

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V_ Joder Teresa si me pones esa cara de estreñimiento

puedes conmigo ¡macho!

T_ Venga… si sé que lo haces por su bien pero… -le

hacía morritos que no pasaban desapercibidos para las

mujeres que se tapaban la boca para que Vilches no las

viera sonreír-. Venga…

V_ ¡Está bien!

T_ Me alegro. Gracias.

V_ Si es que eres de un endeble tío… esta mujer te

tiene pillado por las pelotas ¡solo espero que no se

equivoque!

Ng_ Ziku –se acercó el muchacho-. Quiero hablar

¿puedo?

V_ Vamos a mi despacho. Dib, dejar las armas

esperaremos…

Respiraban agitadas tras pasar la cortina de agua que

se formaba bajo la cascada, era una sensación

impresionante, el ruido fuerte y la fuerza de esa agua al

cruzarla era algo que no se podía explicar con palabras

pero al salir del agua aquella sensación se traducía en dos

amplias sonrisas. Respiraban con fuerza y el ruido era

apoteósico en aquel lugar.

M_ Ven –le gritó y se dispuso a nadar hacia un lado

mientras el agua les salpicaba.

E_ Si –contestó de igual modo.

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M_ Aún recuerdo el pedazo hostia que me metiste aquí

–sonreía mirándola con devoción mientras llegaban a la

roca.

E_ Jo… menudo rato me hiciste pasar.

M_ Pero si estabas encantada –le decía mientras veía

como Esther al notar que hacia pie, se dispuso a suspirar y

relajarse tras el esfuerzo-. ¿O me lo vas a negar?

E_ No, estaba muerta de miedo porque no quería que tú

te salieras con la tuya que no era otra cosa que hacerlo

aquí.

M_ Si –puso cara de niña buena mientras se acercaba a

ella.

E_ ¿Dónde vas? –le preguntó sonriente.

M_ Pues… estás muy lejos de mí.

E_ Ya… ¡acorta distancia acorta! –le hablaba mirándola

fijamente con su boca entre abierta como si así le estuviera

tendiendo un reto.

M_ Sabes que eso me pone y lo haces a propósito.

E_ Igual que tú haces otras cosas –entonces por bajo

del agua metió su mano y la atrajo hasta su cuerpo-. Así

mejor.

M_ Esther –le dijo suspirando mientras le apartaba un

mechón de pelo que se había soltado de su coleta.

E_ Y ahora vamos a descubrir lo que tanto decías –

aprovechando que su peso en el agua era menor, se giró

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apoyando a Maca sobre la roca mientras se besaban-. Me

gustas tanto.

M_ Mi amor… -dijo tras un suspiro al notar como sus

manos comenzaban a acariciarla.

E_ Me gusta perderme cariño, así –besaba su cuello,

mientras sus manos apretaban sus pechos.

M_ Espera… espera… -le decía comenzando a jadear.

E_ ¿Qué? –la miró aturdida.

M_ Te me estás adelantando y me vas a hacer perder el

sentido mi niña… -le decía apretándola más y más contra

ella, rozando sus cuerpos, casi sin poder parar. Pero

entonces con la poca calma que le quedaba, le dijo-. Espera

Esther.

E_ No puedo…

M_ Espera mi niña, espera –sonreía de manera alegre a

ver el gesto de Esther repleto de deseo y ansias por hacerla

suya.

E_ Uffff vale –asumió separándose de ella.

M_ Anda ven –suspiró también y dándole la mano la

llevó.

Salieron del agua, acompañadas por el piqueteo

continuo del agua entregándose precipitadamente a aquel

agua en calma, que la aguardaba para fundirse en una. De

tal manera Maca llevó de su mano a Esther hasta un lugar

único, nunca había visto nada igual, una especie de

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mordisco en la roca, donde inexplicablemente la hierba

crecía lo suficiente como para formar una capa tan

uniforme que parecía una manta a disposición de las dos

amantes. Sin más dilación, comenzaron a besarse de pie,

acercando sus cuerpos, sus manos llenado la piel ajena que

no desconocida. Las respiraciones fueron subiendo de

intensidad, las yemas de los dedos pasaban de la fiereza a

la calma y viceversa, los labios batallaban hermosamente,

las lenguas jugaban a buscarse y esconderse, los

corazones latían y latían sin remedio.

M_ Esther… Esther…

E_ Cariño… mi vida –se habían abrazado con

dependencia porque ya no entendían la vida de otra

manera.

M_ Te quiero –le dijo con tal necesidad, con tal verdad

en sus ojos que eran el espejo de su alma, que Esther tiritó

de pies a cabeza.

E_ Yo también te quiero…

M_ Antes dijiste que… -hablaba con la respiración

entrecortada por el deseo pero también necesitaba detener

la pasión para con ternura llevarla de la mano, explicarle lo

que su corazón quería gritarle-… que…

E_ Shhh no digas nada –la besó.

M_ Déjame decirlo, por favor… -Esther la miraba con

esa misma ternura infinita con la que Maca la miraba-.

Antes dijiste que traje a mis ligues, te aseguro, que a nadie,

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traje a este rincón, porque cuando lo descubrí pensé que

quizá un día sería el lugar donde quisiera ofrecer mi

verdadero amor… y hoy por fin… lo puedo hacer –la miraba

intensamente emocionada.

E_ Cariño… me enamoras con tu cuerpo, con tus

palabras, con tus silencios… no podría vivir sin ti, sin estas

maravillosas maneras que tienes de sorprenderme.

M_ Tú provocas todo esto, te quiero.

E_ Te quiero.

M_ Aquí nadie nos va a impedir gritar.

E_ ¡Ohhh Maca! –suspiró mientras se acostaban en

aquella maravillosa manta de hierba.

M_ Quiero ser tuya cariño solo tuya…

La cortina de agua que se precipitaba por la cascada,

era semejante a la cortina de placer y amor que descendía

por sus cuerpos, por sus almas, por sus corazones, era un

amor intenso como el agua, fresco, hermoso que llevaban

grabado en cada poro de su piel, gemidos, palabras suaves,

suplicas, ruegos, amor en definitiva pasión.

Fuera el león se había acostado esperando la salida de

ambas mujeres, dormía placenteramente sobre la ropa de

Esther, pasó su enorme lengua dos veces por su boca,

saboreando en sueños aquellas dos mujeres blancas que

iban a ser su comida del día. Hasta que en un momento

dado una sonora explosión llegada desde detrás del agua

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que caía, le hizo levantar sus orejas y sus cabezas, bostezó,

hasta que…

E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –

grito de enorme placer.

M_ Ahhhhh ahhhhhh –grito de fabuloso placer.

MyE_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –

gritos de culminación gloriosa de placer, más agudo el de

Esther.

Y sí, el león huyó despavorido tras el grito de Esther

Agotadas y felices por el esfuerzo y el amor, se

quedaron abrazadas adormiladas en aquel manto del suelo,

tras unos tímidos besos, comenzaron a sentir algo de frío.

E_ Mi amor estás temblando…

M_ Si, tengo frío.

E_ Vamos al agua.

M_ Tendremos que irnos Esther he perdido la

percepción del tiempo, no sé que hora será.

E_ Que lastima, yo quería en el agua.

M_ Eres una insaciable… después me llamabas a mí la

calentorra de la Sierra… y mira quien ha resultado serlo –

sonreía mirándola con devoción.

E_ Es que… perdona pero… tú has sido una maestra

maravillosa.

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M_ Y a mí me encanta que lo seas.

E_ Pues vamos al agua… uno rapidito –tiraba de su

brazo.

M_ No tengo fuerzas y mañana nos casamos habrá que

dejar algo para la noche de bodas.

E_ Pero eso es mañana, y yo tengo una máxima en mi

vida… y no es otra que vivir al día, al momento y en este

momento es lo que me apetece, venga –salió corriendo

echándose al agua, mientras gritaba feliz-. ¡Qué buena!,

¡venga cobarde capitán de las gallinas!

M_ ¿Yo cobarde? –dicho esto se echó al agua y fue

hasta ella cogiéndola del tobillo-. Ven aquí.

E_ Jajaja, cof cof –tosía-. Joder siempre trago agua.

M_ Jejeje –sonreía feliz-. ¿Qué me decías?, ¿qué querías,

qué?

E_ Quería hacerlo aquí.

M_ ¿No has tenido bastante, eh? –la miraba con sus ojos

echando fuego

E_ No, quiero más, mucho más –junto su boca contra la

de Maca sin dilación introduciendo su boca en ella,

provocando así un gemido de la Pediatra-. Así... me encanta

escucharte así.

M_ Esther... cariño –se apoyaba en otra parte donde

podían hacer pie dejándose llevar por Esther-. Me

desbordas.

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Page 196: CUARTA PARTE PIJA

E_ Si... –musitó perdiéndose en su cuello-. Me gusta

escucharte como antes... ver tu carita roja... tus ojitos

repletos de placer.

M_ Ohhhh Esther... –la había subido a sus caderas y sin

dilación alguna ambas comenzaron a buscar sus centros,

encontrándose.

E_ Ayúdame –le decía mientras pasaba una mano sobre

los hombros de Maca.

M_ ¿Estás cómoda?

E_ Mucho mi amor...

M_ Esther... –suspiraba, se pasaba la lengua por los

labios, cerraba los ojos.

E_ Maca, si –suspiraba, se pasaba la lengua por los

labios, echaba la cabeza hacia tras

M_ Este cuello me pierde –comenzaba a lamerlo con

total dependencia.

E_ Sigue... sigue –le gritó sin querer redimirlo y el grito

se coló por toda la cascada, uniéndose a la rabia y fuerza

de ésta.

M_ ¿Te gusta?

E_ Sí... ¿y a ti? –tragó saliva, se clavó en sus ojos.

M_ Sí, mucho –musitó mientras continuaban gozando al

mismo tiempo.

E_ Mi amor... mi amor...

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Page 197: CUARTA PARTE PIJA

M_ Oh... si... así… juntas, juntas.

E_ Ya... ya.

M_ Si... si... ¡ah!

E_ ¡Ah!

M_ Ah, ah uf –dio un último respingo brutal que salió de

su alma mientras se aferraba al cuerpo de su amada.

E_ Ohhhh –hizo lo mismo que Maca, abrazada a su

cuerpo mientras le susurraba-. Te quiero.

M_ Y yo, te quiero Esther.

Durante un rato estuvieron tratando de recuperar el

aliento, las fuerzas, y para ayudarse a encontrarlo, se

besaban suavemente, se acariciaban lentamente y se

miraban con total ardor a los ojos, repletos de ya un

conocido amor.

Mientras en la aldea, los nervios se habían ido

desatando en Teresa, no cesaba de caminar y mirar el reloj,

controlando de una manera casi irracional las manecillas.

Se asomaba a la ventana de la cocina donde preparaba la

comida, iba a Siya y la recién llegada Bendi se había en

agradecimiento por cuidar de su nieta, involucrado con los

trajes de los más pequeños que posaban encantados y

entre bromas con las dos mujeres. Nsona y Lula, junto a la

nerviosa Teresa, habían probado los de los hombres que

estaban en la aldea, dejando el de Massamba el último.

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Page 198: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¡Ay Dios mío Nmaba!, ¡ay Dios mío! –repetía a la

mujer.

Nm_ Ve kobanga na nakati mami… -(No tengas miedo

mami).

T_ Oh Nmaba nge kele nde ezali kilama –(O Nmaba tú

sabes que hay peligro).

Nm_ Maca tendila na Esther… malembe –(Maca

protegerá a Esther, tranquila).

T_ Eso espero Nmaba… eso espero… -decía angustiada.

Dicho esto, dejo a Nmaba triturando los cereales en el

mortero, los niños más pequeños, sabían que su función era

ir echándole en el mortero lo que ella les iba pidiendo, y así,

todos desde bien pequeños se acostumbraban a colaborar.

Si estaban limpios de corazón desde niños, tal como decía

Nmaba, de mayores serían responsables, no sanguijuelas

como los guerrilleros. Y allí contándoles historias, los niños

y los perros, junto a Valiente que se comía lo que podía,

entre las risas de lo más pequeños, seguían trabajando.

Cruzaron la cascada con la misma habilidad con la que

habían entrado a aquel rincón que había sido para ellas

como lo iban a bautizar, el rincón del amor, de su gran

amor. Al salir, soplaron y trataron de acompasar las

respiraciones.

E_ Uf… Uf… -respiraba.

M_ Me recuerdas a la cafetera –se reía de ella sin parar.

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Page 199: CUARTA PARTE PIJA

E_ No te burles que me ahogo –decía riéndose-. ¿Se ha

ido el león?

M_ Sí, no está, ya te lo he dicho yo –decía mientras

nadaban y bajaban la voz al salir de la cascada-. Mujer de

poca Fe, con lo lista que soy.

E_ Ya, por una vez más nos vale que seas lista. No me

fío yo del bicho ese.

M_ Que mona… bicho dice –susurró mientras nadaba.

Llegaron a la orilla, desnudas, Maca repasó

atentamente todo el lugar, miró por los sitios que podía

estar escondido un león, pero nada daba muestras de ello.

M_ Adelante se ha largado.

E_ ¿Eso es normal?

M_ Imagino que nuestros gritos lo habrán espantado,

debió pensar que éramos dos fieras, demasiado peligrosas

para él.

E_ Jeje –sonreía con algo de timidez.

M_ Me encanta cuando te pones roja… -se acercó a

besarla mientras se vestía-. Y luego, a la hora de la verdad

te conviertes en esa fiera –la besó con pasión.

E_ Maca… que nos pueden ver.

M_ ¿El león? –sonreía divertida.

E_ Venga… para – le decía sonriendo mientras

terminaba de vestirse.

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Page 200: CUARTA PARTE PIJA

M_ Será mejor sí, estoy muerta.

E_ Menos mal que no te has probado el vestido.

M_ ¿Por?

E_ Porque yo creo que hemos adelgazado –le decía

picadamente mientras le tocaba con todo el descaro del

mundo el culo-. Ya sabes lo que dicen... el sexo adelgaza.

M_ Mmmm –sonreía-. Lo malo es que tú ya te has

probado ese vestido azul turquesa ¿no?

E_ Es cierto… tendré que volvérmelo a probar –sonreía

divertida.

M_ Venga vamos –le cogió la mano, se puso la mochila

mientras Esther cogía divertida la cámara de fotos y le

hacía una-. Tan cerca no…

E_ Pero si tú sales bien de todas las fotos y más si te las

hago yo.

De pronto...

_

Agggggggggggggggggggggggggggggggggggggggggggggg

gggggggggggg.

El león salía de la parte más espesa de la zona, corría

como loco hacía ellas mientras ambas se quedaban quietas

sin saber que hacer, instintivamente Esther apretó el botón

de la cámara y el flash salió justo dándole al león en los

ojos… aflojó un poco la carrera, sin embargo se repuso

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Page 201: CUARTA PARTE PIJA

enseguida y continuó hasta que de pronto cuando estaba a

unos pasos algo se interpuso en su camino…

Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, ahhhhhh

uhhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhh prrrrrrrrrrrrrr

El león impresionado más por la vestimenta con esa

gorra con la visera hacia detrás, y esas pintas de

exploradora de Mona, que por sus continuos escupitajos y

el movimiento de su lengua, frenó en seco, y salió

espantado.

M_ ¡Mona! –la llamó Maca.

Mo_ Uhhh –las miró y como si las piernas le fallaran al

recordar la boca enorme del león ante ella, fue

desmayándose poco a poco hasta caer al suelo con los ojos

haciéndole chirivitas-. Uhhhhhh.

E_ Corre vamonos Maca –le gritó mientras Maca la cogía

al brazo.

M_ Joder con el león.

E_ Mona... cariño… Mona –repetía preocupada.

Mo_ Uhhhh.

M_ Se ha desmayado, corre Esther no podemos

quedarnos aquí... ¡jo cómo pesas Mona!

E_ Cariño corre... escucho sonidos.

M_ Vamos.

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Page 202: CUARTA PARTE PIJA

Salieron corriendo, Mona en los brazos de Maca

reclamando que se le había caído su gorra, Esther corriendo

y mirando hacia tras de tanto en tanto, bajando a una

velocidad vertiginosa, Maca con el pelo mojado sobre la

cara, con la respiración jadeante, Esther de igual manera

una tras otra, pisando como podían corriendo mientras

rogaban no caer y que por detrás apareciera el temido león.

M_ Esther por tu madre no te vayas a caer.

E_ No.

M_ Vale –entonces llegaron a una zona donde debían

pasar un pequeño riachuelo al hacerlo, Maca resbaló y cayó

de culo-. ¡Ayyyy!

Mo_ Auuuuuuuuuuuuuuuuuuu –aulló Mona.

E_ ¡Maca!, ¡Mona!

M_ Joder mi culo.

Mo_ Ah, ah ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh –dijo con voz tan

pobre que al tercer ah, volvió a desmayarse en el suelo

agarrándose a su gorra que la había recuperado Esther.

E_ ¿Estás bien? –le preguntaba asustada.

M_ ¡Qué dolor! –repetía quejándose con el rostro

compungido.

E_ ¿Y ahora qué, eh?, ¿ahora no te ríes? –le preguntaba

con una ligera sonrisa.

M_ ¡Esther coño!, que me duele y mañana es la boda.

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Page 203: CUARTA PARTE PIJA

E_ Ah y cuando me caígo yo... –la ayudaba a levantarse

pero se resbalaron y volvieron a caer-. Au.

M_ Oh.

Mo_ Mmmmmmmmmm –seguía sin fuerzas para hablar

solo quejarse.

E_ ¿Estás bien cariño?

M_ Sí, espera... yo me levanto, no podemos quedarnos

aquí Esther.

E_ Mona... Mona cariño...

M_ Oye.. nos llamas igual ¿te has dado cuenta? –la

miraba seria.

E_ Sí, pero tú eres...

M_ Shhhhhhhh –le hizo señal con el dedo en sus labios

mirando hacia la derecha.

Mo_ ¡Eh! –se sentó porque ella también lo había

escuchado.

E_ He escuchado algo –susurró mientras se oía

claramente el crujido de las hojas en el suelo, ambas se

miraron asustadas.

M_ Shhh –les dijo a ambas con gesto de pánico.

E_ Se oyen unos pasos –le decía aterrada aferrándose a

su cuerpo.

M_ Se acerca alguien...

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Page 204: CUARTA PARTE PIJA

Mo_ Uhhhh –susurró muerta de miedo aferrándose a las

otras dos.

Entonces... ante ellas dos hombres con fusil en mano...

M,MoyE_

¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hhhhhhhh.

Mientras en la aldea, seguían los preparativos de la

boda, los hombres habían preparado con leña una gran

hoguera para purificar el ambiente, a pesar de que la lluvia

seguía insistentemente jugando con todos ellos, los niños

ya tenían sus liputas preparados con unos sombreros del

mismo color de las telas confeccionados por Nmaba, la

mujer seguía dejando boquiabiertas a las nuevas

integrantes del poblado. Teresa no podía parar de andar de

un lado a otro con los nervios a flor de piel. En ello estaba

cuando oyó su nombre con fuerza.

T_ ¡Ay dios mío, vaya día me espera! –susurró

acercándose hasta el despacho de Vilches en el hospital-.

¿Qué pasa Vilches?

V_ ¿Aún no han regresado?

T_ No, aún no.

V_ Joder no sabía que los polvos de las tías pudieran

durar tanto... y eso que he escuchado unos cuantos...

aunque ninguna era tan escandalosa como Esther –decía de

carrerilla porque sabía que Teresa le interrumpiría en

cualquier momento.

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Page 205: CUARTA PARTE PIJA

T_ Vilches no seas desagradable, por favor.

V_ Está bien, seré agradable. Acaba de llamarme

Bárbara.

T_ ¿Qué tal está?

V_ Bien, eso si, se ha acordao de todos mis muertos por

no avisarle de la boda de Maca.

T_ Tiene razón ¿eh? –dijo sentándose finalmente.

V_ Si hay boda, claro –decía mientras firmaba unos

documentos.

T_ ¡Ay hijo no seas aguafiestas!, y venga vamos.

V_ ¿Adónde? –le preguntó alzando la cabeza con gesto

un tanto impertinente.

T_ ¿Adónde vamos a ir?, a probarte tu liputa, Maca

tiene un gusto, ¡menudas telas!, si vieras los niños… si

vieras el de Esther… solo falta el suyo…

V_ Ni loco me hago yo nada.

T_ ¡Vilches!, ¡es la boda de nuestras chicas! –alzó la voz

con rostro muy serio recordando a la vieja señorita

rotermeller.

V_ ¿Y qué culpa tengo yo?

T_ Ninguna.

V_ Entonces –respondió totalmente decidido mientras

se levantaba ya que había terminado con sus papeles.

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Page 206: CUARTA PARTE PIJA

T_ Pues Vilches… que no vas a ser tú el que dé la nota

quitando la emoción que sentimos todos.

V_ ¡Pero yo no me caso!

T_ ¡Vilches! –lo riñó con el gesto muy serio entonces

dijo-. ¡Ahora Nsona!

Entraron las mujeres muertas de risas con aquella tela

roja que él pensaba se había librado gracias a la herida de

Massamba, Teresa se había cruzado de brazos con una

medio sonrisa que se hubiera transformado en completa si

estuviera segura que las chicas estaban bien. Los ojos de

Vilches en cambio miraban de una manera inquisitoria a la

mujer que seguía mirando el reloj.

V_ Nsona, para mi gusto he visto pasar el alfiler

demasiado cerca de mi piel –su gesto hacia reír a las

mujeres.

Ns_ No preocupar… no preocupar… -decía divertida.

V_ Menuda humillación, ¡esta me la paga Maca!

Ns_ Quitar el pantalón, nosotras girar, jijijiji… -Lula,

Nsona y Sissou se giraron divertidas tapándose las bocas

ante la sonrisa de tener al Ziku en calzoncillos-. ¿Ya ziku?

V_ Ya… pero esto me lo pienso cobrar…

Ns_ Mami… también el gorro.

T_ Por supuesto.

V_ ¡Teresa! –resoplaba como un jabalí.

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Page 207: CUARTA PARTE PIJA

Ns_ No mover Vilches… no mover…

En la cama reía sin cesar Massamba, podía imaginarse

la escena de aquel hombre de hierro rodeado de mujeres y

en paños menores, en sus brazos como no aquel pequeño

que había llegado a ellos para darles la oportunidad de

rehacer sus vidas tratando de enterrar un pasado repleto

de dolor. Además al niño, le encantaba estar en el gran

pecho de su padre, cuando lloraba en la espalda de Lula era

dárselo a él y el llanto cesaba. Allí estaba cantándole una

vieja nana a su hijo cuando vio como asomaba la cabeza

una temerosa Teresa.

T_ ¿Puedo pasar?

Ma_ Mami no pedir permiso…

T_ Que ricura como duerme –le decía mientras se

sentaba con una sonrisa orgullosa de ver semejante

estampa.

Ma_ Mami tener cara de preocupación, mwasi no volver

¿aún?

T_ Todavía no, sé que no debo preocuparme que todo

va a ir bien pero…

Ma_ Maca ser responsable.

T_ No sé Massamba, no sé –decía preocupada.

Ma_ Ella ir sola… saber peligros.

T_ ¿Sabes una cosa Massamba?

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Page 208: CUARTA PARTE PIJA

Ma_ Son como tus hijas… Maca no es tu sangre pero la

sientes, tuya.

T_ Exacto –sonrió emocionada.

Ma_ Y verla feliz es para ti esa emoción de madre –la

mujer sacó un pañuelo de su bolsillo y secó unas lagrimas-.

Tú hacer correcto… ellas volar libre hoy.

T_ Lo sé Massamba pero no me perdonaría que les

pasara algo.

Ma_ Si así fuera… tú no tener culpa Mami, tú ser gran

madre… ellas quererte, mi gente quererte, ser como

nuestro alma tú ser la gran mami.

T_ No me digas eso –decía con los ojos emocionados

hasta su máximo apogeo-. Mira como estoy… si es que… no

sé que me pasa… no lo sé.

Ma_ Yo decir… tu ser feliz y tener miedo a que Maca ser

feliz.

T_ La quiero como a una hija, sé lo que ha sufrido y se

merece lo que tiene… a Esther, quizá verla feliz me tiene un

poco tonta… es como si mi hija se me fuera a casar

realmente.

Ma_ Es así Mami… Maca siempre considerar a Mami,

como suya.

T_ Lo sé… ¡esto es tontería!, ¡es morriña que decía mi

madre! –sonreía subiéndose los mocos.

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Page 209: CUARTA PARTE PIJA

Ma_ Todo ir bien… Maca y Esther ser felices… todo ir

bien –su gran mano cogió con calor la de una Teresa que no

podía parar de llorar.

T_ Gracias Massamba, eres un gran apoyo para mí…

ahora… ¿qué es eso? –preguntó al escuchar alboroto fuera,

algo así como unos gritos que no sabía identificar.

Ma_ Gritar –dijo preocupado.

T_ No te muevas, voy a cerrarte la puerta. Vilches…

¿qué pasa?

V_ No lo sé –decía abrochándose la camisa pues estaba

acabando de vestirse.

Salieron los dos, y entonces vieron como Ngouabi y

Yildas llevaban a Mona a hombros, gritando como si fuera

una heroína, el animal sonreía y hacía poses porque Esther

le disparaba con su cámara fotografías sin parar mientras

una gran sonrisa tan dulce como la que mostraba Maca

marcaba su rostro.

V_ Esto es pa mear… y no echar gota –decía con el

rostro realmente impactado Vilches ante lo que estaba

ocurriendo, los niños gritaban, saltaban, besaban a las

mwasis que sonreían sin cesar.

T_ La mato…

M_ Holaaaaaaa –sonrisa amplia y feliz al llegar a su

altura.

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Page 210: CUARTA PARTE PIJA

T_ Tú quieres acabar conmigo ¿verdad? –le preguntó

con cierto rostro serio, precipitándose hasta ella y sacando

un poco el susto que llevaba metido en el cuerpo.

M_ Te quiero –la abrazó con tanta fuerza, que a Teresa

se le pasó todo en ese mismo instante.

E_ Teresaaaaaaaaaaaa –apareció radiante de felicidad

mientras los hombres hacían que Mona volara por el aire-.

¿Qué tal?

T_ Tú ¿cómo crees que estoy?

E_ Yo te veo divina –le dijo sonriente mientras la

abrazaba con la mirada cómplice y embobada de Maca.

V_ ¡Maca te quiero ver en mi despacho, ya! –su voz

sonó tan grave como se mostró su gesto enfadado.

M_ Voy. Teresa una ración doble de plátanos para

Mona… nos ha salvado la vida –sonreía-. Mi amor un beso,

que voy con el ogro, cuéntale...

E_ ¿Te acompaño mi vida?

M_ No, podré manejarlo sola.

E_ Está bien –se dieron un besito corto y fino

respetando la presencia de los demás.

T_ Esther… esto no lo volváis a hacer por favor –Esther

miraba como Maca se marchaba para dentro, Teresa que

veía su gesto le dijo-. ¡Buah!, ni caso… ¡Esther!

E_ ¡Teresa no me asustes! –sonreía embobada.

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Page 211: CUARTA PARTE PIJA

Mo_ Uhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhh

agggggggggggggggggg –abría su boca haciéndose ver a

Teresa.

T_ Dios mío Mona… ¿pero qué haces? –la miraba

totalmente impresionada ante una especie de rugido flojito

y algo desafinado.

E_ Te está representando al león.

T_ ¿Qué león? –preguntó poniendo su mano sobre el

pecho.

E_ Nos atacó un león a Maca y a mí, pero ésta heroína

nos salvó la vida Teresa, y tengo tanto que agradecérselo,

porque tengo una vida tan… tan… tan… -decía juntando sus

manos sobre la barbilla en gesto totalmente radiante

después de darle un achuchón a Mona que sonreía feliz.

T_ ¡No lo puedo creer!

E_ Como te lo digo… menuda boca… le hice una foto…

si vieras…

T_ ¡Pero tú no estás nada, pero nada bien, eh! –le decía

pasmada mirándola fijamente mientras la enfermera reía

sin parar.

Va_ Uhhh uhh uhh –le decía a Mona con los ojos muy

abiertos.

Mo_ Aggggggggggggg –le hizo.

Va_ Uhhhhhhhhh –se escondió asustado tras las piernas

de una divertida Esther.

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Page 212: CUARTA PARTE PIJA

Así sonriendo fueron a contarle las hazañas vividas a

una Nmaba que reía abiertamente, con las explicaciones en

kikongo de una divertida Esther y una Mona que imitaba sin

parar el sonido del león consiguiendo que Valiente al final la

imitara y ambos rieran divertidos como el resto.

No habían pasado ni cinco minutos cuando Esther se

percató que Maca salía del hospital algo cabizbaja y parecía

que bastante afectada. Esther se disculpó ante todas y salió

con paso algo ligero hacia la cabaña, con el gesto

preocupado entró, la vio de espaldas y por su suspiro pensó

que estaba llorando, se acercó abrazándola con fuerza por

detrás, Maca cerró los ojos agradeciendo aquel calor de su

mujer que tanto le ayudaba, que tanta calma le provocaba

en su interior.

E_ ¿Ha sido muy duro? –le besó el hombro desnudo

porque la camiseta se había roto y le había desaparecido la

manga.

M_ No.

E_ ¿Y por qué estás así? –la meció suavemente

mientras la estrechaba sobre ella con delicadeza, pero tan

fuerte que un escalofrío electrizante le cruzó la espalda a la

Pediatra.

M_ Vilches me ha dicho que se alegra que me case

contigo.

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Page 213: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¿Y por qué estás así? –seguían abrazadas de la

misma manera mientras su voz reflejaba un cariño y una

dulzura que bullía directamente de su corazón.

M_ Porque… pues porque no estoy acostumbrada a que

me diga cosas… tan…

E_ No estás acostumbrada a su lado sensible, mi

amor… -le dijo sonriendo-. Venga gírate mírame –Maca la

obedeció pasando sus manos por la cintura de una Esther a

quien los ojos le brillaban con una fuerza inusual-. No sé lo

que te haya dicho, pero sin duda estoy de acuerdo con él.

M_ Eres mala –sonrió mientras una lagrima caía por sus

mejillas-. Estoy acostumbrada al Vilches duro, al cabreado,

al tío que no se acojona por nada y verlo con los ojillos

emocionados y… -se mordió el labio.

E_ Y saber que tú eres la responsable ¿verdad? –Maca

asintió con un puchero marcado en su barbilla-. Si es que

eres adorable, si es que te comía aquí mismo, si es que me

tienes loquita… -decía mientras le hacía cosquillas sin

parar.

M_ Esther… Esther… por favor… Esther…

De repente la puerta se abrió. Justo en el momento en

que ellas caían sobre la cama muertas de risa.

T_ ¡Pero bueno!... ¡lo vuestro es grave, eh!

M_ Teresa por favor ayúdame.

213 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 214: CUARTA PARTE PIJA

T_ Claro que te ayudo, venga Esther déjala que mañana

es la boda y no tenemos su vestido.

E_ Mmmmmm su vestido –dijo sonriendo con gesto muy

muy muy picante.

M_ No dejes que me torturen Esther.

E_ Es cierto… no creo que necesite vestido Teresa…

ella con cualquier trapito está monísima y una servidora la

necesita para ella solita –le decía mirando a Maca con una

intensidad marcada a fuego en sus ojos que Maca volvió a

sentir esa necesidad bárbara de tenerla.

M_ Es cierto Teresa, que yo estoy estupenda con lo que

me ponga… -devolvía la mirada a su futura mujer.

T_ Menos tonterías… menos calentura y tú a probarte el

vestido, y tú a ver lo que haces mientras está conmigo, y

sin que te vea yo revolotear por la cabaña ¿entendido?

M_ Lo siento mi amor… me lleva presa… pero esta

noche.

T_ Esta noche nada, ¡tú dormirás conmigo!

M_ ¡Qué!

E_ ¡Venga Teresa!, si ya estuvimos juntas con lo del

Aloe Vera… por cierto… ¿mañana tendremos más?

M_ Esa es mi niña –decía venga a la risa.

T_ Pero bueno… me he quedado corto con la gravedad

del asunto ¿eh?

214 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 215: CUARTA PARTE PIJA

E_ Me niego a dormir sola –cruzó los brazos sobre el

pecho como si realmente estuviera sufriendo una rabieta.

M_ ¿A qué es adorable Teresa? –la miró atontada.

T_ Sí, mucho. No vas a dormir sola –sonrió con cierta

malicia.

M_ ¿Y eso sonrisita?, venga que te conozco Teresa.

T_ Vas a tener dos guardianes… Mona y Valiente.

E_ ¡Eso no vale!...

T_ Y no creas que los plátanos te van a servir… te lo

advierto…

E_ Maca –la miró seria.

M_ Ordenes de la gran mami –elevó los hombros con

cierta sonrisa juguetona y divertida.

T_ Ale vamos.

Cuando se quedó sola sonrió, cerró los ojos

abrazándose a ella misma, y se dejó caer a la cama

susurrando.

E_ Soy la mujer más feliz del mundo, por favor si es un

sueño no quiero despertar.

En la cabaña de Teresa, la expectación era máxima,

Maca aguantaba las risas de las mujeres al descubrir un

bocado en su clavícula, otro bocadito en su culo y el de

máxima admiración fue uno que encontraron en su muslo.

215 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 216: CUARTA PARTE PIJA

Ns_ Ohhhhhh –dijo al verlo poniendo su mano en la

boca.

Si_ Jijijijiji.

Lu_ Uh.

Ns_ Mwasi Esther kele bonso a yanga –(Mwasi Esther es

como una leona) le susurró a Maca ante las risas cómplices

de las demás.

M_ Kobanga mingi likama -(tiene mucho peligro) decía

con cara totalmente boba mientras las mujeres reían y

soltaban grititos.

T_ ¿De qué estás hablando que se escandalizan tanto? –

le dijo Teresa entrando con un poco de Aluá para Maca-.

Toma retoma fuerzas o mañana no das la talla.

M_ Perdona, yo siempre doy la talla –salió su lado borde

y chulo.

T_ ¿Y eso? –señaló el bocado abriendo como platos sus

ojos.

Ns_ A Yanga –(una leona).

T_ Jesús, María y José –susurró algo impactada.

Las risas generalizadas de todas las mujeres hicieron

que hasta Teresa acabara en una carcajada de la que no

podía parar.

Mientras Esther pasaba por delante y al escuchar las

risas, se sintió tentada de entrar.

216 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 217: CUARTA PARTE PIJA

V_ No puedes entrar –le dijo Vilches serio.

E_ Ya lo sé.

V_ Bien… pues camino.

E_ Gracias por querer a Maca.

V_ ¿Quién ha dicho que yo la quiero?

E_ Yo, lo digo yo. Voy a ver a Massamba.

Esther entró en el hospital ante la mirada divertida de

Vilches, quien suspiró, acababa de hablar con Dávila,

habían anunciado una de esas tormentas que en el desierto

se convertían en diluvios, y en la Selva donde ellos estaban,

se volvía en desbordes del río poniendo siempre en riesgo

la aldea. Desde que estaba allí habían pasado dos, una

derribo la puerta de la entrada, la otra, les destrozó todo el

huerto. Con cautela habló con los hombres posponiendo la

remodelación de la zona del huerto. Los hombres

escuchaban serios sus explicaciones, y miraban el cielo.

V_ Los últimos tres no llegaron… pero ya sabéis.

Zu_ ¿Para cuando ser ziku?

V_ Para mañana.

Zu_ Oh… con boda de mwasis.

V_ ¡Qué le vamos a hacer! –cruzó sus brazos sobre el

pecho.

Zu_ Avisar Lula, ella rezar.

217 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 218: CUARTA PARTE PIJA

V_ Más que rezos vamos a necesitar como venga de

verdad, somos demasiada gente… demasiada…

Zu_ No preocupar.

Una vez Maca tuvo todo listo, las mujeres la miraban

asombradas, sus ojos demostraban que aquella confección

guiada magistralmente por Siya, la convertía en

prácticamente una Diosa.

Ns_ Ohhhh… mwasi Esther morir impactada… -susurró.

M_ ¿Y yo?, anda chívame del traje.. va –le daba un

suave codazo-. Seguro que está para comérsela…seguro…

Ns_ No poder… no poder… mami mirar.

M_ Venga dímelo rapidito ella está un poco sorda… no

oye… ¡ay! –dio un quejido agudo.

T_ Lo siento el alfiler… se ha molestado al saber que

decías que estoy sorda.

M_ Joder Teresa…

Teresa sonrió, mientras Maca frotaba su culo aún

dolorido por el golpe.

La tarde fue muy amena, durante la comida, que

decidieron compartirla todos juntos, excepto Massamba y la

joven Monwe que estaba de reposo una vez Maca la había

reconocido y seguían en el hospital, durante el rato que

compartieron todos, las jóvenes contaban su aventura con

el león y como Mona había salvado de tan segura muerte,

omitieron el desmayo y por supuesto los temblores del

218 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 219: CUARTA PARTE PIJA

animal una vez superado el susto, también omitieron sus

gritos al encontrarse con Ngouabi y Dib, que habían

mandado primero a Mona por si las mwasis estaban en

paños menores, los hombres contaban sus caras por el

león, pero no contaron que apunto estuvieron con una

piedra Esther de arrearles uno de sus mamporros. La que

no cesaba ni un momento de reír era Nmaba, lloraba de

felicidad, por fin, un día tranquilo a pesar de los nervios por

la ausencia de las mwasis, por fin un día en familia como a

todos les gustaba compartir. Tras la comida, a media tarde

las mujeres volvieron a sus faenas, Maca y Esther con

permiso de Mona que las vigilaba subieron a su mirador

favorito para poder contemplar el último atardecer como

solteras, abrazadas, en silencio, compartiendo caricias

lentas y tiernas.

Al llegar la noche, la cena, volvió a ser distendida, los

hombres callaron la posibilidad de la tormenta, aunque sí

Lula había desaparecido a mitad tarde en su cabaña y

sabían que había cumplido con el mandato de Zulú.

También le habían ocultado a Massamba lo que podía

ocurrir, porque conociéndolo sabían que se levantaría

poniendo en riesgo su herida que Esther había curado y

había estado departiendo con él un buen rato sobre Maca.

Uno a uno fueron despidiéndose hasta quedar Vilches,

Teresa, las dos mujeres, y los tres animales.

V_ Me acuesto que estoy molido. Buenas noches.

219 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 220: CUARTA PARTE PIJA

T,MyE_ Buenas noches –respondieron a la vez.

V_ ¡Qué sincronización!... buenas noches tortolitas que

os sea leve la separación.

M_ Cabrón eres.

V_ Tú ten cuidado ¿eh?, qué últimamente tus hormonas

andan muy locas –le dijo señalando a Teresa.

T_ ¡Vilches! –lo riñó ante la risa de las dos-. Y vosotras a

la cama.

M_ Vale, vamos cariño –se levantó cogiéndola de la

mano.

E_ Si, será lo mejor.

T_ ¿Dónde creéis que vais?

Mo_ Uh Uh uH uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –iba

cambiando los tonos con sus pantalones y camiseta y gorra

del revés.

M_ Joder cariño… es que es igual que tú cuando te

enfadas, impone ¿eh?

E_ Es igual que y pero sin depilar.

M_ Eso si que mi niña va muy depiladita ¿verdad? –le

decía mientras le tocaba el vientre y Teresa carraspeaba-.

¿Me puedo despedir?

T_ Tienes cinco minutos.

M_ Diez.

T_ Cinco.

220 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 221: CUARTA PARTE PIJA

E_ Vaaaaaaaaaaaaaaaaa

Tereeeeeeeeeeeeeeeeeeeeesa –le dijo con voz ñoña.

T_ Diez –dijo finalmente viéndolas correr-. Si es que por

eso no tengo ningún futuro como negociadora, ¡qué

blandita eres Teresa… que blandita!

Las chicas llegaron a la cabaña pero se fueron a la

parte trasera, si una cosa tenían clara era que no querían

de ninguna manera faltar el respeto a nadie de la aldea,

Maca siempre lo había hecho y era algo que tenía muy

claro, porque además Esther la secundaba en sus

pensamientos. Al llegar, Esther se apoyó contra la pared

provocando un gesto de incitación a Maca.

M_ Mi amor… me vuelves loca…

E_ Maca… venga…

M_ Es que… no puedo ¿eh? –se mordía el labio inferior.

E_ ¿Sabes a lo qué me recuerda esto?

M_ ¿A qué? –la miró sonriente mientras entrelazaban

sus manos.

E_ Cuando te descubrí con Claudia.

M_ Si… es cierto –sonrió graciosamente.

E_ ¿Por qué te ríes así?

M_ Porque recuerdo que te caíste para variar.

E_ Y tú no me levantaste para variar –le dio un

golpecito en el trasero con la mano que le quedaba libre.

221 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 222: CUARTA PARTE PIJA

M_ Que mala.

E_ No, que chula.

M_ Eso si.

E_ Me encantaba ese puntito tuyo de chulería –pasó sus

manos por el cuello de Maca.

M_ Oye… que ese puntito no lo he perdido ¿eh?

E_ Es cierto –sonrió.

M_ Cuanto me divertía con esas caras tuyas.

E_ Joder si es que en el fondo era no querer pensar en

ti, y pasarme todo el día pensando en ti.

M_ Ya sabes… soy irresistible.

E_ Pues si…

M_ ¡Por fin lo reconoces! –exclamó volviéndose a

morder el labio inferior mientras se devoraban con los ojos.

E_ Eres irresistiblemente ególatra –dio una carcajada

abrazándose a ella.

M_ Mmmmm, mi amor…

E_ Te quiero cariño.

M_ Y yo.

E_ Menudo pasteleo llevamos –sonreía feliz.

M_ Ni que lo digas, es mi primera vez ¿eh?

E_ ¿Ah si? –su mirada fue retadora.

222 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 223: CUARTA PARTE PIJA

M_ Sí –asintió con gesto tranquilo y como admitiendo su

derrota moral.

E_ Soy irresistible…

Volvieron a dar una carcajada tremenda, se volvieron

a abrazar, y cuando se miraron a los ojos, algo les quedo

claro, ese amor que reflejaban sería eterno, no sabían si

tenían mañana, pero sabían, que su tesoro más valioso era

cada día del que disfrutaban, mirarse, hablarse, el silencio

entre ellas, besarse, refugiarse, todo aquello que habían

estado haciendo sin prácticamente darse cuenta, era lo que

tenían, el amor entre ellas.

M_ Será mejor que nos vayamos a dormir.

E_ Si, no sé si voy a poder… tú al menos tienes a

Teresa.

M_ Con lo que ronca.

E_ Ya pero yo no me puedo abrazar a Mona –ponía un

puchero.

M_ Y que yo no me entere –le decía feliz.

E_ Venga vamos… no quiero que Teresa nos riña.

M_ Pero si le encanta… ¿no lo ves?, disfruta.

E_ Sí…-sonrió.

M_ Me encanta tu sonrisa –se detuvieron frente a la

cabaña de Maca donde Mona y Valiente junto a Ramón la

esperaban-. Vaya mira tus guardianes.

223 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 224: CUARTA PARTE PIJA

E_ Si –sonrió-. Creo que esta noche toca ser buenas.

M_ Si. Buenas noches mi amor.

E_ Buenas noches cariño –se besaron con suavidad-.

Espero que mañana no llueva.

M_ Seguro que no, aunque el agua es purificativa… es

buena señal dicen que si te cansas con lluvia es porque los

Dioses lloran su alegría.

E_ Entonces que llueva a raudales –sonrió.

M_ Tampoco te pases que me muero de ganas por verte

vestida de novia –le decía con gracia.

E_ Buenas noches mi amor.

M_ Buenas noches… -se abrazaron sonriendo.

E_ Te quiero.

M_ Y yo mi vida –dijo con un suspiro.

Se sonrieron con una sonrisa feliz, mientras Esther iba

a entrar a la cabaña se detuvo al entrar para ver a Maca

como se quedaba como ella ante la puerta, se miraron y se

lanzaron un beso al aire, después ambas entraron a sus

cabañas. Una vez en la cama, Maca le deseó las buenas

noches a una Teresa que roncaba como uno de esos osos

invernando con sus rulos en la cabeza, Maca la miraba y

sonreía, se daba cuenta de lo importante que era Teresa

para ella, más que su madre, más que cualquier otra

persona en la vida, lo mucho que le había ayudado, y

entonces le dejó un beso en la frente.

224 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 225: CUARTA PARTE PIJA

T_ Deja Ramón... deja...

M_ Buenas noches cariño.

T_ Buenas noches mi amor.

M_ Me parto –susurró divertida.

T_ ¿Maca?

M_ La misma, por fin me has confesado que estás

locamente enamorada de mí, pero lo siento cariño, mañana

me cazan.

T_ ¡Ay Dios mío que mal estás!... duerme y calla, y nada

de abrazos, ni roces de pies.

M_ Prometido mami.

T_ Callarse –le dijo tratando de recuperar la posición.

M_ Te quiero Teresa.

T_ Lo sé, pero calla pesada.

En la cama que las había visto regalarse tanta pasión,

tanto cariño, tanto amor, se encontraba sola Esther, había

buscado mil maneras pero no encontraba la posición en

ninguna de ellas. Mona y Valiente que se habían acostado a

los pies de la cama, decidieron tras alguna que otra patada

y una caída de la misma de Valiente echarse en el suelo.

Mientras, Esther continuaba dando vueltas.

E_ Joder... uf... –entonces sonrió-. Nunca me había

sentido así... oye Mona.

Mo_ Uh –abrió un ojo-. Ahh.

225 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 226: CUARTA PARTE PIJA

E_ Mañana voy a ser la mujer de Maca... ¿te das

cuenta?

Mo_ Uhhh –voz flojita medio dormida.

E_ Es maravilloso e increíble ¿no te parece?

Mo_ Uhhh buffffffffffff –soltó un bufido que podía

traducirse como “qué pesada hostias”.

E_ Tengo unas ganas de ver como le sienta el traje...

¿oye Mona tú no sabes como es?

Mo_ Ahhhhh –se puso las manos sobre la cabeza.

E_ ¿Y cómo será la ceremonia?... tengo tantas ganas.

Mo_ Uh, uh uh –se subió a la cama y se puso cara a cara

con ella mirándole intensamente mientras le decía-.

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

E_ Me callo, vale, vale... no digo nada más.

Mo_ Uh.

E_ Buenas noches.

Y así durmieron finalmente cuando el cansancio pudo

con ellas, cada una pensando en la otra y en lo afortunada

que se sentían, en que por fin habían encontrado en su vida

lo que tanto habían soñado, que los sueños de vez en

cuando, sí se hacían realidad. Y así sus rostros lo

confirmaron, su calma y su sonrisa en los labios dieron

muestras que ambas, tanto en los sueños como en la

realidad, se tenían al lado. Pasara lo que pasara tenían el

calor de la otra al lado.

226 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 227: CUARTA PARTE PIJA

Mo_ Uh, uh uh –se subió a la cama y se puso cara a cara

con ella mirándole intensamente mientras le decía-.

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

E_ Me callo, vale, vale... no digo nada más.

Mo_ Uh.

E_ Buenas noches.

Y así durmieron finalmente cuando el cansancio pudo

con ellas, cada una pensando en la otra y en lo afortunada

que se sentían, en que por fin habían encontrado en su vida

lo que tanto habían soñado, que los sueños de vez en

cuando, sí se hacían realidad. Y así sus rostros lo

confirmaron, su calma y su sonrisa en los labios dieron

muestras que ambas, tanto en los sueños como en la

realidad, se tenían al lado. Pasara lo que pasara tenían el

calor de la otra al lado.

Un suave canto como si se tratasen de los propios

ángeles despertó a Esther, esas voces de mujeres que

susurrando sin elevar la voz, eran capaces de provocar en

ella un manantial de emociones tal que sus ojos se llenaban

de lagrimas mientras una sonrisa leve pero intensa

iluminaba su rostro. Se despertó totalmente, tras estirar

totalmente su cuerpo con un leve gemido gutural, su

sonrisa marcó el rostro cuando la puerta se abrió.

T_ Buenos días... querida novia.

E_ ¡Teresa! –se sentó en la cama manteniendo esa cara

de felicidad persistente en ella.

227 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 228: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¿Cómo has dormido?

E_ Mejor de lo que pensaba, aunque extrañando mucho

a Maca.

T_ Imagino, y ella a ti.

E_ Si... es que... –elevó los hombros con gesto tímido y

al ver el suculento manjar susurró-. ¡Que bueno Teresa

mmmmmmmmmm, menuda pinta!

T_ Si es el desayuno de la novia.

E_ Me hace gracia.

T_ ¿Tú sabías que en África habían varias tribus donde

las bodas se hacían entre mujeres?

E_ Algo me contó Maca pero pensé que se burlaba de

mí –le decía mientras le tomaba la bandeja y la dejaba

sobre sus piernas.

T_ Es verdad y aún hoy en día se suele hacer.

E_ ¿Y cómo está mi futura mujer? –le preguntó

sonriente.

T_ Durmiendo.

E_ ¿Durmiendo? –abrió los ojos porque realmente le

parecía extraño que durmiera aún a esas horas.

T_ Sí... por cierto hemos tenido que hacer algunos

arreglos al vestido de Maca debido a una leona que le ha

mordido –Esther la miró y comenzó a reírse sin poder hacer

228 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 229: CUARTA PARTE PIJA

más que dejarse llevar por el gesto tranquilo pero divertido

de Teresa-. Bien. Ahora entraran Nsona y Lula.

E_ Vale –mordió el pan.

T_ Te darán un baño de agua y Aloé Vera, que parece te

gustó mucho ¿no?

E_ Siiiiiiiiiiiiiiiii –soltó cerrando los ojos y haciendo un

gesto de victoria-. ¡Dios pero es muy pronto hasta la noche

cuando la tenga solo para mí!

T_ No pensé que diría esto pero... ahora empiezo a

entender porque Maca está destrozadita en la cama.

E_ ¿De verdad? –se mordió el labio un tanto sonrojada

enarcando las cejas divertida.

T_ De verdad. Bueno pero que sepas que no la vas a

ver hasta la boda.

E_ ¡Eso si que no!

T_ Aquí mandan las tradiciones hija, y una de ellas es

esa... Nsona y Lula te bañaran, después, te traeremos la

comida aquí y te ayudaran a vestirte. A Maca le

ayudaremos Sissou y yo.

E_ Joder.

T_ Esther... ¡nada de tacos! –le exclamó abriendo los

ojos.

E_ Es que Teresa esto de casarse es un incordio, no

entiendes que no puedo vivir ya sin ella –le decía muy seria.

229 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 230: CUARTA PARTE PIJA

T_ Claro que lo entiendo –su voz sonó triste sin querer.

E_ ¿Qué te pasa?, ¿por qué has dicho eso?

T_ ¿Qué he dicho?, que te entiendo.

E_ No lo que me has dicho sino, cómo lo has dicho.

T_ ¿Y cómo lo he dicho? –la miraba seria.

E_ Con demasiada tristeza, ¿acaso crees que Maca se

cansará de mí? –le preguntaba seria.

T_ Venga Esther... –al ver su gesto agregó contrayendo

la barbilla-. Está bien, me pone triste pensar que esto es

África y un día yo dije lo mismo... me pone triste pensar que

no va a ser fácil y que quizá, lo mejor que podáis hacer es

marcharos a España. Y eso me pone triste –se había

sentado a su lado dejándole un beso sobre el pelo mientras

su mano se había puesto en el hombro de Esther cruzando

la espalda de la enfermera-. Pero hoy es el día de tu boda

con una tía grande que no va a dejar que nada pase.

E_ Eso también me pone triste a mí Teresa, no creo que

pudiera soportar perderla.

T_ No creo que la pierdas, con lo cabezota que es,

¡cualquiera! –sonrió-. Venga olvídate de mi tontería, me

hago mayor estoy menopausica como dice Vilches, digo

más tonterías que otra cosa.

E_ No dices tonterías, tú siempre hablas con el corazón,

y el corazón no entiende de menopausia –le besó para

después abrazarse a ella.

230 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 231: CUARTA PARTE PIJA

T_ Venga no vamos a ponernos tontitas va...

E_ Eso –sonrió-. ¿Y Mona?, menudo carácter tiene la tía

debiste verla anoche porque yo hablaba –decía algo

aturdida.

T_ Si es que sois muy pesaditas –dio una carcajada-.

Está probándose su modelito que desde que se nos ha

vuelto pija, no hay quien la aguante.

E_ Que mala eres –sonrió graciosamente.

T_ Venga... que ahora te vas a relajar.

E_ ¿Con el Aloe Vera?, no lo creo.

T_ Ya verás... ¡ah se me olvidaba! –le dijo sonriente-.

Dávila me ha dicho que llegó tu encargo pero con las lluvias

no han podido desplazarlo.

E_ ¡Menos mal!, ya pensaba que no llegaría nunca.

T_ Mañana o pasado igual está aquí... tranquila...

E_ Bien.

T_ Descansa.

Cuando salió Teresa, se dio cuenta que algo de cierto

habían en las palabras de Teresa, aquello era África y el

peligro siempre rondaba a todos los que allí habitaban, pero

lo único que sabía era que su vida estaría por siempre

ligada a la de Maca y a eso se quería aferrar.

La puerta de la cabaña de Teresa se abrió, allí en la

cama seguía dormida con el mismo gesto de tonta Maca,

231 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 232: CUARTA PARTE PIJA

sonrió al ver su felicidad pero no dispuesta a reconocerlo a

las primeras de cambio se sentó y le dio un beso en la

frente.

M_ Mmmm Esther cariño, me muero de ganas... –

cuando abrió los ojos vio a Teresa con una sonrisa muy

divertida-. ¡Coño Teresa!

T_ Vaya... de cariño pasas a eso... espero que con

Esther no te den esos cambios de humor.

M_ Pero que mala eres –la cogió echándola sobre la

cama.

T_ Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy –

gritaba como loca.

M_ Si es que me pones Teresa joder.

T_ Suelta loca.. suelta –decía roja como un tomate

mientras Maca se sentaba sobre ella

M_ Tú eres la mujer de mi vida, lo que pasa es que no lo

has aprovechao –le dijo en una susurró amoroso.

T_ O me sueltas o de la colleja que te meto, vas a estar

diciendo si quiero un año como mínimo pero con la cabeza.

M_ Jajajaa –dio una carcajada que resonó por toda la

cabaña apartándose de una escandalizada Teresa-. Que

buena eres y que buena estás a tu edad.

T_ ¡Maca! –le riñó muy seria aunque al final no pudo

más que explotar en una risa enorme-. Estás loca hija mía.

232 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 233: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¡Mira nunca habías dicho una verdad tan grande! –la

miraba intensamente.

T_ ¿Qué estás loca?, ya lo sé –se sentaba en la cama

arreglándose el pelo.

M_ No, que soy tu hija –la miró emocionada y Teresa

frunció los labios para reprimir un llanto desbordado-. Me

siento tu hija... eres para mí como mi propia madre.

T_ Ay Maca... –se fundieron en un abrazo-. Para mí... es

que te siento cómo tal, una hija un tanto rebelde, pero con

un gran corazón.

M_ Si –sonrió acurrucando graciosamente la nariz.

T_ Y por fin puedo ver a mi hija casarse con la mujer

que la va a hacer feliz –le sonrió ampliamente mientras con

su pulgar e índice le apretaba cariñosamente la barbilla.

M_ Muy feliz Teresa... estoy segura de ello...

T_ ¡Venga desayuna o no paramos de llorar! –se levantó

arreglándose definitivamente la ropa.

M_ Aunque porque tú no quisiste ¿eh? –le guiñó el ojo

ante el gesto irritado de Teresa.

T_ ¡Ay que ver como eres, eh! –le decía moviendo la

cabeza.

M_ ¿Llueve Teresa?

T_ Sí, llueve.

233 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 234: CUARTA PARTE PIJA

M_ Mierda... yo quería una boda reluciente para

Esther... y mira –se había levantado hasta la ventana.

T_ No te preocupes, seguro que es una boda inolvidable

para Esther y para ti –le sonrió antes de marchase se giró

para decirle-. Estoy segura que vas a ser muy feliz, y espero

que hagas muy feliz a Esther, es una gran chica, como tú.

M_ Lo sé Teresa... lo sé...

Teresa salió de la cabaña con una sonrisa de oreja a

oreja, observó un momento como todo el mundo en la

aldea se implicaba en los preparativos, hasta Vilches estaba

bajo las ordenes de un Massamba que había insistido en

que lo sentaran cerca, para guiarles en como poner una

tela por si el agua no cesaba, que la pareja al menos no se

mojara. Y allí estaban todos, otra vez, la amistad entre ellos

se hacía patente, las risas, los cantos, los bailes, el codo a

codo, y otra vez más se sentía orgullosa de ser la Gran

Mami, de aquella aldea.

Teresa salió de la cabaña con una sonrisa de oreja a

oreja, observó un momento como todo el mundo en la

aldea se implicaba en los preparativos, hasta Vilches estaba

bajo las ordenes de un Massamba que había insistido en

que lo sentaran cerca, para guiarles en como poner una

tela por si el agua no cesaba, que la pareja al menos no se

mojara. Y allí estaban todos, otra vez, la amistad entre ellos

se hacía patente, las risas, los cantos, los bailes, el codo a

234 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 235: CUARTA PARTE PIJA

codo, y otra vez más se sentía orgullosa de ser la Gran

Mami, de aquella aldea.

Conforme avanzaba la mañana las nubes iban pasando

con rapidez y justo cuando entraron en ambas cabañas

para preparar los baños de las novias, el agua dejo de caer

sobre la aldea.

Ns_ Buen día Mwasi Esther.

E_ Nsonaaaaa.... Lulaaaaa –decía con gesto totalmente

enamorado.

Ns_ Esther estar feliz.

E_ Si.

Ns_ Zulú kumatia kotaka (Zulú podéis entrar) le dijo a

su marido que entraba con Dib y una gran vasija alargada-.

Melesi.

ZyD_ Mwasi Esther –inclinaron sus cabezas a la vez con

una sonrisa amplia y feliz.

E_ Melesis –reía divertida ante el gesto de los hombres.

Lu_ Mwasi... –le hizo una señal de que se diera la

vuelta.

E_ ¿Más brujería Lula?, mira que no tengo el cuerpo

para más mezclas ¿eh? –decía divertida mientras Lula

sonreía-. Uf... creo que no voy a recuperarme nunca.

Ns_ Mwasi desnudar y entrar al agua –las dos mujeres

se volvieron para no verla.

235 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 236: CUARTA PARTE PIJA

E_ Esto es maravilloso –susurró mientras se quitaba la

ropa y al entrar a aquella vasija notó sorprendentemente el

calor del agua-. Mmmm que calentita.

Ns_ ¿Ya estar?

E_ Sí –su tono era radiante y repleto de alegría mientras

chapoteaba en aquella agua que tenía un tono azulado.

Ns_ Mwasi cerrar ojos y dejar de sentir.

E_ ¿Y eso cómo se hace? –la miró con el ceño fruncido.

Ns_ Dejar de pensar en Mwasi Maca –sonrió.

E_ Imposible –decía muerta de risa como las dos

mujeres.

Mientras en la otra cabaña, sucedía algo parecido,

Zulú y Dib, habían llevado otra vasija más grande para

Maca mientras Teresa y la joven Sissou que seguía las

instrucciones de la mami, hacían los mismos preparativos.

M_ ¿No le habrás echado ningún mejunje raro ¿verdad?

–le preguntaba sonriente.

T_ ¿Me crees capaz?

M_ Sí, muy capaz.

T_ No sé porque te aguanto tanto.

M_ Porque soy tu preferida.

T_ Será por eso, pero ten cuidado, que hay otras que

asoman a la puerta con mucha intensidad y menos mala

baba –le dijo ante la sonrisa de Sissou.

236 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 237: CUARTA PARTE PIJA

M_ Ya será menos.

T_ Tú misma hija, tú misma.

M_ Más te vale que no –le dijo muy seria enarcando su

ceja derecha.

T_ Venga pasa... que tengo cosas que hacer.

M_ Eres una marimandona no sé porque te aguanto

tanto.

El ambiente distendido en las dos cabañas contrastaba

con una reunión casi secreta entre los hombres una vez

finalizadas sus faenas para ayudar a tener preparado todo

lo a ellos les correspondía en la boda.

Ma_ Ziku tener razón... somos demasiados.

Z_ ¿Y si preparar un lugar alto fuerte?

Ma_ No dar tiempo...

V_ No creo que sea tan inminente.

Ma_ Nunca poder esperar si Hêrviosso enfadar... caer el

mal.

Z_ Lula rezó, ofrecer nosotros una pieza de bisonte.

V_ ¿Un bisonte para el Dios?, joder Zulú, ofrécele algo

de pescado y el bisonte para nosotros tío –le decía serio.

Z_ Dios ser muy poderoso ziku –le decía sonriendo

como disculpándose.

V_ ¿Y qué vamos a hacer?, ¿por qué como a tu Dios le

de por aparecer en la boda?

237 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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Ma_ No querer eso para mwasis. Tener que hacer algo.

Ng_ Nosotros poder con troncos elevar un refugio, como

en mi poblado.

Yi_ Yo dibujar y con el trabajo de todos... estar listo en

horas...

Ma_ Es mucho trabajo.

Ng_ No importar, nuestras familias antes que

cansancio.

Ma_ ¿Ziku?

V_ Está bien, los hombres a trabajar mientras las

mujeres preparan la ceremonia.

Ma_ Vamos.

V_ ¿Un momento?, ¿dónde crees que vas? –lo miró muy

serio.

Ma_ Massamba ayudar.

V_ Massamba callar y quedarse quietecito.

Ma_ Ziku –lo miró serio.

V_ ¿Quieres que me chive a mami Teresa? –el hombre

agachó la cabeza-. Pues tú a mandar, pero ni un solo

esfuerzo.

Y así lo hicieron, cuando Vilches llamó a la cabaña de

Teresa, ésta salió con el gesto alegre, sus ojos brillaban de

emoción, pero conforme iban dando la noticia se iba

entristeciendo, preocupando, marcando en su frente, al

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entrar a la cabaña su rostro la delató y Maca le exigió la

verdad.

M_ Vale... –salió del agua.

T_ ¿Dónde vas?

M_ A ayudar.

T_ Ni loca, es tu boda.

M_ Me da igual, prefiero ayudar el día de mi boda que

mañana estemos todos muertos.

T_ Maca...

M_ No Teresa, llama a Esther.

T_ De acuerdo.

Si_ Mono kusodisa ata (yo ayudo también) –le dijo sin

mirarla porque se estaba vistiendo a toda velocidad.

M_ Melesi Sissou. Vandaka (Vamos).

Al salir de la cabaña se encontró con Esther que sin

dudarlo había hecho lo mismo, y allí se encontraron.

M_ Buenos días mi amor.

E_ Buenos días cariño.

T_ Bonita excusa habéis encontrado para veros –decía

quejosa Teresa-. Pero ni un beso, ni una caricia, ¡por Dios

que acabamos de romper la tradición!, poner algo de

vuestra parte.

Ns_ Mami...

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Page 240: CUARTA PARTE PIJA

T_ No Nsona no, que ya sabes lo que pasa si desafías

las tradiciones –la miraba preocupada.

M_ Venga menos protestar y a trabajar.

Ns_ Si vamos.

E_ ¿Dónde vas tú?, estás embarazada.

Ns_ Mwasi tener cuatro niños... no importar –le hacía un

gesto para quitarle importancia.

E_ Tú no vas a hacer nada mientras yo esté aquí

¿entendido?

Ns_ Si mwasis, melesi –le sonrió por su preocupación

sincera.

M_ Tiene genio la niña ¿eh? –le dijo sonriente.

V_ ¿Vosotras dónde vais?

E_ A ayudaros ¿qué hay que hacer?

Z_ Mwasi no, no, vosotras casar.

M_ Ya lo sabes Zulú, nada de besos ni de roces entre

Esther y yo, tranquilo es por una buena causa.

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –las

miraba puesta en jarras.

E_ ¡Otra que tal!, que ya lo sabemos Mona... –le decía

sonriente-. Nada de tocarnos, tranquila.

Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrr –les dedicó una pedorreta girándose

para ayudar a los hombres.

Va_ Prrrrrrrrrrrrrrrr –hizo lo mismo que Mona.

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Page 241: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¡Aprende rápido, eh! –le dijo mirándola sonriente.

E_ Si –se quedó mirándola también.

T_ Ejem... ejem... –carraspeó.

M_ Joder Teresa, joder...

Codo con codo, mientras Nsona con las dos mujeres

Nmaba y Bendi repartían agua, todos los hombres hacían la

fuerza, mientras las mujeres sobre todo Esther que

demostró ser la más hábil, ponían la maña.

V_ ¡Ay que ver la pija como sabe!

M_ Si... mucho sabe... si –le miraba embobada mientras

ayudaba a sujetar a Vilches un tronco.

V_ ¿Quién se lo habrá enseñado? –le preguntó con

sorna-. ¿Una mujer?... no creo ¿verdad?

M_ Cabrón –le dijo sonriendo.

V_ A veces me asustas, creo que perdí a Maca en la

Selva, en algún rincón, pero estas salidas tuyas me

confirman que no, que sigue dentro de ti.

Se miraron intensamente mientras Maca ponía gesto

repelente elevando su labio superior moviendo la cabeza

graciosamente para el final reírse los dos.

Ma_ Mwasi Esther... a la derecha.

E_ Melesi Massamba, a ver chicos, a la derecha

suavemente ¿eh?, imaginaros que es la mujer de vuestra

vida –los hombres sonrieron divertidos.

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Page 242: CUARTA PARTE PIJA

T_ Esther... a ver que dices.

E_ Pues que a las mujeres de nuestras vidas hay que

tratarlas suavecito –se quedo prendida mirando a Maca.

T_ ¡Ay señor cuánta tontería!, el dichoso tronco pesa lo

suyo –decía sujetando ella también el tronco.

Si_ Mwasi Esther... yo no tener Mwasi de mi vida.

E_ ¡Jajajajajajaa!

T_ Jejejejejejeje.

Yi_ Sissou.

Si_ ¿Nde? –(¿qué?).

Yi_ Kusodisa mono –(ayúdame).

E_ Ya sabes Sissou... con delicadeza –le dijo sonriente.

T_ Creo que aquí tenemos otra parejita, si señor –decía

feliz.

E_ Si...

Ma_ Mwasi Esther... mirar arriba.

E_ Oh, si... no Zulú, sube un poco más para igualar.. si

si... así esta un poco desnivelado y puede no ser seguro.

Z_ Mwasi Esther ser muy lista –dio una carcajada y se

puso a cantar.

Mo_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hhhh, uh uh uh –la imitaba Mona ante la carcajada de

todos.

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Page 243: CUARTA PARTE PIJA

Así continuaron hasta que Massamba dio el visto

bueno a aquella especie de refugio con techo a base de

troncos, que las mujeres con rapidez comenzaron a

preparar, cortinas, alguna manta que nunca usaban del

hospital, comida, agua, todo por si la lluvia llegaba cuando

menos esperaban. Los hombres las miraban sonrientes pero

mientras estaban todas tan entretenidas en ello, sobre todo

Teresa no se percató de lo que ocurría justo detrás de

donde estaban todos.

M_ Dios me moría por besarte.

E_ Y yo –se dijeron al separarse para continuar

besándose con pasión mientras se abrazaban-. Venga Maca

que como nos vea Teresa...

M_ No, no, no perdamos tiempo... no puedo pasar sin

tus besos ven aquí –la tomó de la cintura con suavidad pero

decisión.

Nsona, Lula, Zulú, Vilches, Valiente y el resto estaban

subiendo cosas al refugio, cuando de pronto Mona llegó

hasta ellos, en el momento en que Teresa llegaba con algo

de ropa.

Mo_ Uhhhhhhhhhhhh, uhhhhhh, uhhhh –saltaba.

T_ ¿Qué te pasa Mona?

Mo_ Uh uh ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

–imitaba a Esther levantando las manos como hacía ella al

gritar.

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Page 244: CUARTA PARTE PIJA

T_ Esther... ¿qué le pasa?

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhh, prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, -sacaba la

lengua.

V_ ¿Qué te pasa Mona?, ¿te ha entrado un ataque de

bilis?

Mo_ Uh uh –refunfuñó hasta que cogió al pobre Valiente

que estaba sentado jugando con unas piedrecitas tan

tranquilo plantándole un morreo en los morros. Al

separarse-. Prrrrrrrrrrrrrr, ag, aga, puagggggggggggg,

prrrrrrrrrrrr.

Va_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr,

aggggggggggggggggggggggggggggggg.

T_ ¡La mato!

Mientras los demás se morían de risa ante los ataques

repentinos de ambos animales, Teresa se apresuró a ir

donde Mona señalaba y si, efectivamente, allí estaban ellas

besándose con pasión. La colleja de Teresa a Maca, sonó.

V_ Le ha dao... le ha dao... –decía Vilches ante las risas

de todos.

M_ ¡Pero Teresa joder!

T_ Ni joder... ni jodar... ¿tú sabes lo que puede traer

eso?

M_ Es mi mujer –le decía enfadada frotándose el cuello.

T_ Aún no... y como esto ya esta preparado, tú a tu

cabaña, Esther que tienes culpa por provocarla.

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Page 245: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¿Yo?, pero si no he hecho nada... son mis encantos

Teresa.

Risas por doquier, excepto Mona que seguía con sus

pedorretas asomada al pozo lavándose los morros, miraba

a Esther y volvía con la pedorreta. El pobre Valiente se

había sentado todo confundido en un rincón.

Comieron entre risas y preocupación, miraban al cielo

porque parecía que les había dado una tregua, y eso

precisamente era lo que a Massamba más miedo le daba,

también a Teresa que había pasado unas cuantas, y sabía

que si llegaba fuerte, el río saldría y todos estarían en

peligro.

Llego la hora de vestirse, tal y como quedaron, todos

iban ayudándose unos a otros, los últimos en vestir fueron

los niños, sabían que no duraría mucho su involuta ropa.

Nerviosas cada una en su cabaña, dentro de todo Esther

era quien más tranquila estaba, recibiendo consejos de

Nsona que le hacían entender lo mucho que aquella mujer

quería a Zulú, también Lula escuchaba porque de repente

sentía esa necesidad de saber como tratar de manera

diferente a la persona que tienes junto a ti. Sin embargo lo

que era todo tranquilidad con Esther, era locura con Maca.

T_ ¡Pero vamos a ver te quieres estar quieta! –le reñía

una y otra vez ante las carcajadas de Nmaba y Bendi que

ya vestían sus liputas coloridos.

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Page 246: CUARTA PARTE PIJA

M_ Teresa que no puedo... que no puedo... ¡qué me

estoy meando!

T_ ¡Otra vez! –la miraba nerviosa.

Nm_ Mwasi kele kufwa ya na nkati –(Mwasi está muerta

de miedo) reía sin parar.

Be_ Kubulumuka ngatu –(se va a desmayar) reía

también al ver sus nervios.

T_ Quien se va a kubulumuka soy yo –dijo seria-. Mira

que sudores... no seré yo quien te vista en España el día de

tu boda.

M_ ¿Quién te ha dicho que me voy a casar en España? –

salía en tanga y sujetador al ver el tanga Bendi se moría de

risa y se lo contaba en voz baja a una Nmaba que lloraba

de la risa-. Bendi malongisa nge –(Bendi te he escuchado).

T_ Es que... mira que llevar el culo al aire –le decía

seria.

Si_ Yo querer –le dijo sonriente.

M_ Te pasaré alguno –le guiñó el ojo.

T_ ¡Maca! –volvió a reñirle.

En la cabaña, Esther ya estaba vestida y preparada,

Nsona y Lula la miraban orgullosas, sonrientes, y Esther

tuvo la necesidad de suspirar.

E_ ¿Llueve?

Ns_ No. Mwasi Esther, estar muy guapa.

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Page 247: CUARTA PARTE PIJA

E_ Gracias Nsona –le dijo emocionada.

Lu_ Mwasi Maca, caer –soltó de pronto Lula.

E_ Espero que no... creo que la que va a caer soy yo

cuando la vea... tiene que estar guapísima.

Ns_ Suerte Esther –le sujeto la muñeca con su mano

como señal de suerte.

E_ Melesi Nsona.

Lu_ Suerte.

E_ Melesi Lula, os quiero –les dijo feliz y emocionada.

En la otra cabaña...

T_ ¡Ya está!, ¡por fin!, ni que fueras la Naomi esa alta y

que hay que coser por todos lados de lo flacucha que está.

M_ Dime que estoy bien –le decía con gesto asustado.

T_ Estás más que bien.

M_ Estoy muerta de miedo.

Nm_ Nmaba saber –se acercó hasta ella y le dio la

mano tal y como Nsona y Lula habían hecho con Esther-.

Nmaba decir, todo ir bien... tú, gran corazón... Esther, gran

corazón... amor... feliz.

M_ Gracias Nmaba, te quiero –le dijo emocionada.

Nm_ Nmaba saber.

T_ Bueno... voy a vestirme yo que si no me voy a poner

a llorar.

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Page 248: CUARTA PARTE PIJA

Si_ Mwasi Maca... guapa tú.

M_ Gracias... –sonrió-. Seguro que Esther está mucho

más guapa que yo... me muero de ganas... me muero de

ganas de verla.

Nm_ Toda la vida verla... esperar merecer la pena.

Fuera de ambas cabañas, los hombres

impecablemente vestidos esperaban la orden de Teresa. El

tam-tam comenzó a sonar suavemente.

E_ ¿Qué dice? –le preguntó a Nsona que seguía con ella.

Ns_ Está llamando a los espíritus para que vengan a

bautizar la ceremonia.

E_ ¡Ah!, ¿ya me puedo asomar? –le decía nerviosa.

Ns_ Paciencia... ¿decirse así?

E_ Decirse se dice... pero no aguanto más.

La primera en salir fue Maca, al hacerlo vio como

desde su cabaña hasta el lugar donde habían preparado el

altar estaba repleto de hojas verdes, caminaba descalza tal

y como era la costumbre, Vilches y Zulú la esperaban para

acompañarla hasta donde Teresa esperaba, al sonido del

tam-tam.

V_ Estás muy guapa.

M_ Gracias.

Z_ Mucho.

M_ Muchas gracias –sonrió de lado.

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Page 249: CUARTA PARTE PIJA

El tam-tam efectuó al siguiente llamada, y la puerta de

la cabaña se abrió, Maca no podía verla porque llegaba por

detrás así que cerró los ojos y suspiró apretando entre sus

manos unas flores que Lula había preparado, las llamadas

“Flores de la Novia”.

Cuando Esther se tropezó con todo el pasillo repleto de

aquellas impresionantes hojas verdes, su rostro demostró

ya no sorpresa, sino, emoción, el roce en sus pies le daba

una tranquilidad y una serenidad en su alma, tanta que una

sonrisa apacible era la protagonista en su rostro.

V_ Muy guapa, si... por una vez alguien supera en

belleza a la Doctora Sexo.

E_ Vilches –lo riñó emocionada.

Z_ Mwasi ohhhhh –dijo sonriente.

E_ Zulú –sonrió graciosamente hasta que llegó al pasillo

donde una Mona con un liputa naranja, y sus gafas de sol

de CH, la esperaba con los morritos juntitos-. Hola Mona,

estás muy guapa.

Era su voz la que llegaba, era la voz la que en aquel

atardecer le estaba provocando una arritmia incontrolada,

respiraba para tranquilizarse, nunca se había sentido así y

no sabía muy bien que razón la llevaba a ese desespero.

Hasta que la vio, y cuando la vio, todo se detuvo, las

emociones, los latidos, los miedos, aquellos ojos y aquella

mirada le fue suficiente para calmar todo su mundo.

Entonces la miró de arriba a bajo y le dijo.

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Page 250: CUARTA PARTE PIJA

M_ Mentirosa.

E_ Lo mismo digo.

Y era cierto, Maca llevaba un liputa rosa pálido con un

hombro destapado, en su cabeza una especie de turbante

hecho de la misma tela que el vestido, que le daba un aire

tan sensual con su melena apartada un poco de la cara, un

aire tan hermoso que Esther se había perdido en ella, la

pintura suave en su rostro le daba un aire impresionante,

hermosa, casi divina. Y de igual manera que Maca había

mentido sobre su vestido, lo mismo hizo Esther que había

elegido un amarillo pálido, y al igual que Maca su hombro

quedaba al descubierto, el color que había cogido su piel en

la Selva le favorecía con ese tono, y el turbante lo habían

acoplado a un recogido que ella misma se había hecho con

arte. Maca la miraba sin poder decir ni una palabra.

T_ Ejem –carraspeó Teresa que llevaba una túnica

blanca en señal de máximo poder

Ba_ No empezar sin miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii –se oyó la voz

desesperada de Bárbara llegando a la aldea.

T_ ¿Y eso?

M_ Bárbara –sonrió de lado.

Ba_ Oh... oh... oh… -fue incapaz de articular palabra

cuando las vio-. Bellas siñoras... oh... morir de impresión...

wonderful, beatiful...

V_ Vale no te pases Bárbara... que hay que empezar.

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Page 251: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ Rojo pasión Vilches... interesante –lo miraba

atentamente.

V_ No me toques los cojones –le dijo sonriendo.

Ba_ Bartolo ven.

Mo_ ¿Uh? –la miró seria Mona.

Ba_ Bartolo, aquí ser Mona.

Bar_ Uh.

Mo_ Uh –contestó apartándose las gafas de sol

retirándose un poco el turbante que llevaba en la cabeza

mientras dejaba caer graciosamente las pestañas.

Va_ Uhhhhhhhh –protestó Valiente que llevaba un liputa

corto porque le gustaba como el camisón de Esther.

Mo_ Uh uh –le mando callar.

Bar_ Oh oh –los miraba sacando pecho.

V_ Creo que ya han acabado de presentarse –dijo con

sorna Vilches.

Todos rieron sus palabras, todos excepto las dos que

seguían devorándose con los ojos, en los otros veían amor,

pasión y felicidad, todo lo que necesitaban encontrar. Fue la

voz de Teresa las que les hizo mirarla. Mientras un divertido

Zulú lanzaba fotos.

T_ Con el poder que me dan los espíritus, invoco a

todos a la ceremonia de casamiento de nuestras dos

mwasis. Con la presencia de Lula por parte de Esther y de

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Page 252: CUARTA PARTE PIJA

Nsona por parte de Maca, yo os pregunto. ¿Mwasi mondele

Esther, aceptas el encargo de los dioses que mientras

tengas vida te ocuparas de la felicidad de la Mwasi mondele

Maca?

E_ Sí, me encargo de su felicidad –dijo sonriendo

mientras la miraba.

T_ ¿Mwasi mondele Maca aceptas el encargo de los

dioses que mientras tengas vida te ocuparas de la felicidad

de la Mwasi mondele Esther?

M_ Sí, me encargo de su felicidad –contestó sonriendo.

En ese momento el cielo se sumó a la fiesta

entregándoles un hermoso y único amanecer, el cielo

parecía fuego, el sol se iba despidiendo de ellas, con un

guiño de luz para hacer que todo en sus vidas en unión,

fuera tan bello como aquel cielo.

T_ Mwasi Esther toma cómo esposa a Maca –Lula le

entregó una especie de collar con bolas de madera pintadas

con los colores del arco iris.

E_ La tomo –le puso el collar con una sonrisa divertida.

T_ Mwasi Maca toma cómo esposa a Esther –Nsona le

entregó su collar.

M_ La tomo –le devolvió la sonrisa y la mirada repleta

de cariño y ternura.

T_ Con el poder que se me ha otorgado por los dioses

os pido que os cuidéis en vuestros días. ¿Lo haréis?

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Page 253: CUARTA PARTE PIJA

MyE_ Lo haremos –dijeron a la vez emocionadas.

V_ Y no arméis tanto escándalo en vuestras noches –

susurró a Bárbara que rompió en un carcajada al igual que

Maca y Esther.

T_ Ejem –lo miró poco menos que crucificándolo ante la

sonrisa de todos-. Pues como decía, os encargo la vida de la

otra para acompañarla, guiarla y amarla. Os declaro bajo

los ojos de Mami Wata, como matrimonio. Os podéis besar –

entonces bajó la voz y susurró-. Corto.

M_ Te quiero –le dijo emocionada.

E_ Te quiero –contestó de igual manera.

Ba_ Las bodas me dan llorera –le cogió un trozo de tela

a Vilches y se secó las lagrimas cuando se iba a secar los

mocos le arrebató el trozo-. Vilches...

V_ ¡Pero qué haces!

T_ ¡Qué empiece la fiesta! –gritó feliz abandonando su

pose seria, quitándose de golpe aquel liputa y dejando ver

el que se había confeccionado, uno verde con un generoso

escote-. ¡Vivan las novias!

El tam-tam comenzó a sonar, las mujeres comenzaron

a intercambiar besos con las recién casadas. Los hombre

comenzaron a elevar sus gritos como era costumbre y

Bárbara estrechó con fuerza a Esther.

Ba_ Ser tú lista... muy lista –le decía mirándola con

cariño.

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Page 254: CUARTA PARTE PIJA

E_ Lo sé.

Ba_ Solo espero y deseo que hagas a mi bella damisela

feliz.

E_ Yo también, es lo que más deseo en la vida.

Ba_ Enhorabuena –le gritó abrazándola de nuevo.

M_ Eh... esas manos que te veo –le dijo mientras se

abrazaba a Teresa.

Ba_ ¿Celosa?

M_ Sí.

Bar_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –gritó

Mo_ Uh uh uh –le decía al Bartolo que miraba a uno y

otro lado sin entender aquel follón.

Va_ Uhhhhhhhhhh –se soltó de la mano de Mona y se

fue con los perros enfadado.

Mo_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

–le dijo a Esther mientras la abrazaba.

E_ Gracias Mona cariño... oye es guapo el Bartolo ¿eh? –

le decía en el oído mientras el animal sacaba todos sus

dientes a relucir.

M_ Mona que te veo –le dijo mientras se besaba con

Nsona.

Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

E_ Monaaaa que me salpicas...

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Page 255: CUARTA PARTE PIJA

Los niños jugaban y bailaban, las mujeres comenzaron

a servir la cena, todos se mostraban felices ante la

ceremonia, Maca y Esther una vez casadas se

desprendieron de los turbantes que eran el signo de su

pureza para casarse, cosa que cuando se la explicó Maca, a

Esther le hizo escupir el trago de Otin Funfun que se había

tomado. Pronto empezaron a bailar, pronto empezaron esas

danzas que a Esther la dejaba boquiabierta, y allí sentada

junto a su ya mujer, entrelazadas las manos disfrutaba

entre risas de los movimientos de los niños, de las mujeres,

de Teresa que movía su trasero con una agilidad pasmosa.

M_ ¿Eres feliz?

E_ En este momento sí, mucho –Maca agachó

levemente la cabeza y sonrió-. ¿Y tú?

M_ También, como nunca en mi vida lo fui.

E_ Te quiero tanto Maca... me parece tan... no sé... tan

increíble...

Z_ Mwasis –les llamó divertido para lanzarles una foto-.

Ohhhhh. Esto ser divertido.

E_ Va a gastar la tarjeta –reía divertida y al mirarse vio

como Maca la miraba con los ojos emocionados. Esther

suspiró-. Ha sido mágico.

M_ Si, el atardecer que te merecías.

E_ El atardecer que nos merecíamos. Acostúmbrate que

en lo bueno tú también vas incluida conmigo, ¿vale?

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Page 256: CUARTA PARTE PIJA

M_ Tengo que acostumbrarme, si. Gracias.

E_ Estas hermosísima.

M_ Lo sé –dijo sonriendo.

E_ No cambies nunca cariño... nunca... pase lo que pase

no cambies.

M_ Jamás... ni tú, no me borres nunca esa sonrisa que

me da motivos para vivir.

E_ Claro mi amor... –suspiró profundamente con los ojos

emocionados-. Creo que nos estamos poniendo un poco

tontas ¿no crees?

M_ Sí –sonrió feliz-. ¿Bailamos?

E_ Al menos lo intento, vamos... a tu lado, soy capaz de

todo.

M_ Me alegro, ¡vamos allá patosa mía!

Y durante más de dos horas los bailes se alargaron,

todos danzaron alrededor del fuego, incluido el ziku al que

obligaron entre Maca y Esther, hasta Massamba ayudado

por Ngouabi y Zulú dio una vuelta al fuego como era la

costumbre para ayudar a la felicidad de la pareja. Cuando

ya tocaba el final de la fiesta, con los niños ya acostados,

Maca y Esther bailaban a su propio ritmo abrazadas, Maca

apoyaba su barbilla en la frente de su mujer, susurrando la

música de un bolero y en un momento dado, se miraron con

ternura para besarse con suavidad, el fuego iba

apagándose, y la aldea estaba iluminada por los rayos de la

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Page 257: CUARTA PARTE PIJA

luna, en ese entorno se quedaron solas, hasta que el

cansancio les hizo marcharse a su cabaña, donde otra vez

tenían todo el decorado dispuesto para amarse con la

mayor de las entregas, con todo dispuesto para ese gran

amor que sentían. Al finalizar, exhaustas, cansadas, agotas

pero nuevamente felices se murmuraron:

M_ Te quiero Esther.

E_ Y yo Maca.

El resto de habitantes se asomaron a sus ventanas,

unas luces especiales les habían llamado la atención, y es

que, desde las ventanas y la puerta de la cabaña de las

chicas, salían luces repletas de color, luces repletas de

prosperidad, de amor, de paz, de ternura, de locura, y esas

luces alcanzaban el cielo y formaron un manto de estrellas

que siguieron iluminando a la pareja, haciendo que aquella

cabaña fuera una verdadera luz de amor. Un lugar sagrado

para dos mujeres entregadas a sus corazones, fuertes,

valientes, dos mujeres sin miedo al siguiente día, dos

mujeres dispuestas a vivir ese amor hasta el límite de sus

posibilidades, dos mujeres al fin, enamoradas sintiendo lo

que era el verdadero amor en el corazón

Durante la noche, varias veces se despertaron y

miraron encontrándose con esa mujer que tenían entre sus

brazos, la mujer que sin esperar una y otra, había cambiado

totalmente la vida, varias veces se besaron con calma

cómo si con eso sólo, les bastara para ser felices.

257 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 258: CUARTA PARTE PIJA

El cielo volvió a mostrar un gris que no era el

acostumbrado en aquel maravilloso lugar, la lluvia aunque

era fina seguía con su insistencia bañándolo todo. La gente

empezaba a despertarse algo más tarde de lo habitual

porque la fiesta había durado hasta altas horas de la

madrugada y el cansancio del baile unido a aquel refugio

que había quedado de lo mejor, se había adueñado de los

componentes de la aldea. Conforme se iban encontrando

por la mañana en el comedor, hablaban de lo maravilloso

que había sido todo, las chicas estaban hermosas, el

atardecer a su justa medida, la comida espectacular y la

felicidad de las chicas había sido como ese cielo el cual les

entregó una visión única.

Estaban las mujeres departiendo cuando entro Bárbara

como siempre con su fuerza y carácter alegre.

Ba_ Buenos días a todas las hermosuras de esta aldea.

T_ ¿Cómo puedes tener tanta fuerza con lo poco que

hemos dormido? –la miró fijamente sentada en la silla y

acodada en la mesa, a su lado Nsona y Lula.

Ba_ Estar yo acostumbrada a dormir poco linda dama –

le hizo una pequeña inclinación.

T_ Yo también pero estoy muerta –le sonrió.

Ba_ Tú plantear casarte –la miraba con atención.

T_ ¿Yo?

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Ba_ Sí tú –le dijo mientras Nsona reía divertida

meciendo a su pequeño Mbe que se había colgado de su

cuello.

T_ Por supuesto que no –contestó muy segura.

Ba_ Y si mi persona le dice a ti darling, tú querer casar

conmigo, ¿qué decir mi bella siñora?

T_ Tu bella siñora decir, tú estar como una cabra.

Las risas fueron generalizadas, Teresa reía

abiertamente y tan radiante que Bárbara no puedo evitar

darle un pellizco en el culo cuando fue a por su desayuno,

que fue contestado con una colleja de la gran mami, y las

carcajadas todavía fueron mayores.

La felicidad de todos estaba patente, y el tema

en común no era otro que esas dos mujeres que habían

pasado de sus discusiones y su rabia, a un amor

profundamente hermoso, tanto que les habían preparado

un gran desayuno pero las recién casadas no se habían

levantado.

V_ Buen día a todas las escandalosas.

T_ Buenos días amargadito.

Ba_ ¿Y tu traje rojo pasión?, estar tú muy interesante...

–le guiñó un ojo.

V_ Anda Teresa prepárame algo que se me olvide esa

visión.

259 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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Ns_ No olvidar ziku, mi Zulú hacer eso –hacía con las

manos la acción de la cámara de fotos.

V_ Si tu Zulú se ha atrevido a hacerme una sola foto, tu

Zulú va a sufrir problemas serios.

Ns_ Oh no, no ziku, mi Zulú ser papá y no poder tener

problemas serios.

T_ Ni caso Nsona, a éste ni caso –le dio unas palmaditas

en el hombro.

V_ ¿Y la parejita?, ¿se oyeron mucho?

T_ Lo justo –sonrió de lado.

V_ Es decir, mucho.

Ba_ Yo no oír nada, dudar de mi ragazza Maca y su

fiereza.

V_ Menudas dos... voy a tener que pedir tapones para

toda la aldea cuando hable con Dávila. Porque tu ragazza

es una fiera, pero la pija no se queda atrás.

Ns_ ¿Y si llevar desayuno mami?

T_ Sí, porque me da que no se levantan hoy.

Ns_ Los nervios –sonrió.

V_ Si ahora se le llaman nervios.

Volvieron las risas, los comentarios distendidos, las

indirectas de Bárbara a Teresa, que sentía que aquella

mujer hablaba muy en serio cada vez que le echaba un

piropo, al fin y al cabo, continuaba la calma en la que los

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últimos días se habían visto envueltos a no ser por la lluvia

que no dejaba a los niños jugar a la pelota y eso les hacía

estar más inquietos que de costumbre.

Mientras en la cabaña dos mujeres desnudas, tapadas

anárquicamente los cuerpos con la sábana, Esther

durmiendo con los brazos metidos bajo la almohada, boca

abajo y con su pierna izquierda metida entre las dos de

Maca, que dormía boca arriba con su brazo derecho

sujetando la cintura de su mujer. Así las hizo despertar poco

a poco unos golpes en la puerta y una voz que conocía

Maca de sobras, le dio el tiempo justo para tapar a Esther y

sentarse en la cama.

Ba_ ¡Buenos días señoras!, por cierto señora de Wilson

o señora de...

M_ ¡Joder Bárbara!, ya te vale –le decía seria.

Ba_ Me voy cariño y he venido a despedirme, ¿la noche

bien?, ¿satisfechas?

M_ Mucho, ¿lo dudabas? –sonrisa que le recordaba a la

Maca seductora antes de convertirse en la Maca enamorada

en la que se había convertido.

Ba_ Oye... aquí la Mwasi mondele ni se inmuta –decía

mirando a Esther que dormía placidamente encogidita bien

cerca de Maca.

M_ No –amplia sonrisa-. Es un poco oso.

261 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 262: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ Me voy a marchar, tengo que sacar unos estudios

importantes, mi live está en manos de una ONG para

ayudar a mis niños –se notaba feliz con el nuevo proyecto.

M_ Eso está muy bien.

Ba_ Por fin caíste ¿eh?, la cazadora cazada.

M_ Pues si, y me encanta.

E_ Cariño... –se movió un poco en la cama Maca

pendiente de que no se le viera nada.

M_ Si mi amor...

Ba_ Uy, pasteleo... me voy... después que mi

mademoiselle Teresa me diera patada en el culo otra vez.

M_ ¿Qué le has hecho?

Ba_ Le dije que si casar conmigo.

M_ ¡Qué bruta eres! –reía divertida.

Ba_ Ser my love platónico.

M_ Eso seguro.

Ba_ Ragazza cuidar a la Mwasi ¿eh?

M_ Por supuesto.

Ba_ Me llevo al Bartolo, Mona le ha hecho ojitos

M_ Pues déjalo.

Ba_ No... ser macho. Bueno... estar acostumbrados a

vuestros aullidos, poder si... un tiempo... Mona poder ser

mamá... si, un hijo de Mona ser interesante.... irme. Chao.

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Page 263: CUARTA PARTE PIJA

Congratuleitions. Uy parecer yo un telegrama –dijo yéndose

muerta de risa.

E_ Mmmmmm –se removió en la cama buscándola más.

M_ Ya cariño... ya –le besó el hombro que había

rebosado la sábana-. Pero que buena esta mi niña.

E_ Maca.

M_ Si.

E_ ¿No ha sido un sueño verdad?

M_ No cariño... ha sido una realidad.

E_ Menos mal tenía miedo a despertarme –decía

sentándose en la cama con los ojos pegados.

M_ Pero que mona está mi niña con esos ojitos.

E_ Tengo hambre –le dijo sonriendo mientras se frotaba

con sus manos los ojos y la cara.

M_ Que raro. Voy a traerte algo ¿vale?

E_ Sí. Espera –la cogió del brazo.

M_ ¿Qué?

E_ ¿Y mi beso?

M_ Tienes razón –sonrisa amplia y realmente

enamorada.

E_ Ah... bien... mmmm sabroso pero no como el

desayuno de mami ¿eh? –le dijo tras el beso y sentir el

cosquilleo en sus carnes.

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Page 264: CUARTA PARTE PIJA

M_ Guapa.

E_ Te quiero.

T_ ¿Se puede? –preguntó Teresa desde fuera.

M_ Sí.

E_ No.

T_ ¿En que quedamos? –su voz fue potente.

M_ Pasa anda –le dijo muerta de risa-. Buenos días.

T_ Muy buenos... Esther hija que carita tienes.

E_ Estoy reventá –dijo graciosamente.

M_ Jajajajaja –no pudo reprimir la carcajada-. Mi pija

cuando deja de serlo está para comérsela, ¿verdad?, ¿eh? –

la besaba.

T_ Oye... ¡qué estoy aquí! –las miraba seria.

M_ Perdón... perdón... pero no puedo resistirme.

T_ Vilches os ha dado permiso para que estéis

tranquilitas, ha revisado con Sissou a Massamba, todo está

bien.

E_ Massamba que guapo, ¡cómo ayudo ayer!

M_ Si, es un tío increíble. ¿Qué haces Teresa? –le

preguntó algo sorprendida.

T_ ¿No lo ves?, sentarme.

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Page 265: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¡Menuda pinta tiene esto! –dijo sin prestar atención a

las dos que parecía enzarzarse en una de sus

provocaciones mutuas.

M_ Ya lo veo, pero... nosotras tenemos que estar

tranquilas.

T_ ¿Y?, ¿yo os hago algo?, no, pues ale desayunar y

hablamos de la boda.

E_ Sí... me pareció preciosa –dijo con la boca llena y

ante la mirada de Maca le dijo-. ¿No cariño?

M_ Sí, fue preciosa –le dijo mientras su cabeza señalaba

disimuladamente a Teresa moviendo sus ojos y Esther

elevó los hombros como disculpándose.

T_ ¿Y lo ideal que quedo todo?, sí, sí... la comida salió

estupenda...

Teresa no paró de hablar en la siguiente media hora,

donde Maca se mordía los labios con los brazos cruzados

sobre el pecho y Esther se quedaba dormida sobre su

hombro. Hasta que en un momento dado, fue la Pediatra la

que le dijo:

M_ Teresa... ¿podrías dejarnos solas?, mi mujer se está

durmiendo y tenemos que descansar.

T_ ¿Me estás echando?

M_ De manera fina, sí.

T_ Ya veo... está bien... pero está me la cobraré.

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Page 266: CUARTA PARTE PIJA

M_ Si Teresa si, pero ale... aire –movía sus manos hacia

la puerta.

T_ ¡Bueno! –protestó con cierta rabia-. Visto lo visto me

voy.

M_ Te quiero Teresa.

T_ Me quieres lejos canalla.

M_ Compréndelo, tenemos fiesta en nuestro trabajo y...

me acabo de casar...

T_ Pero si mírala, esta frita.

M_ Pero eso lo arreglo yo en seguida –le sonrió.

T_ Vais a acabar enfermando... te lo digo yo.

Y si, Maca lo arregló, la despertó entre risas,

cosquillas, caricias, besos, miradas de amantes, mirandas

de amor, caricias lentas de pareja enamorada, murmullos

de olas en los oídos, y latidos fuertes como el tam-tam de

pasión.

Al llegar el turno de la comida, ambas aparecieron

relucientes, sonrientes, cogidas de la mano ante los gritos

de jubilo de todos los presentes. Comieron pendientes del

cielo.

V_ Como siga lloviendo así vamos a tener suerte...

T_ Vilches el cielo está demasiado cerrado, no sé yo si

esta intensidad será la que descargue, no lo sé... no lo sé...

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Page 267: CUARTA PARTE PIJA

V_ Bueno, ahora con tranquilidad repasaremos el

refugio, ese tan coqueto que habéis dejado, no lo entiendo

la verdad.

T_ Las telas que sobraron, tenemos grandes

costureras...

V_ Ya veo ya... ¡vosotras!, ¿no os cansáis de tanta

tontería? –les preguntó pues estaban riéndose sin hablar

nada solo mirándose.

M_ Pues no Vilches, no. ¿Qué decíais?

T_ Las cortinas del refugio.

M_ Ah... esperemos que se quede en esto, que no

llegue un diluvio demasiado fuerte.

V_ Lo dicho... la tontería a algunas les deja una neurona

única en el funcionamiento, espero que en el momento

tengamos que actuar, ya todas vuestras neuronas estén en

pleno rendimiento. Voy a ver como está el río.

T_ Es buenísimo, el tío tienes unos puntazos que yo

creo es por eso que a Cruz la tiene loca.

M_ La tiene loca porque lo tiene lejos.

E_ No seas mala –le dijo mirándola con una sonrisa

entregada.

M_ Esa sonrisa me puede, lo reconozco.

E_ Jeje –sonrió sonrojándose.

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Page 268: CUARTA PARTE PIJA

Mientras los hombres controlaban el refugio que igual

ni siquiera iban a utilizar si todo iba bien, y Zulú

acompañaba a Vilches a ver como pasaba el río. Esther y

Maca se habían sentado con los niños en el suelo en la

entrada de su cabaña, el ordenador estaba descargando las

fotos y los pequeños que nunca habían visto algo así

prestaban mucha atención a lo que Esther esforzándose

con el idioma les iba explicando, con las correcciones de

Maca cuando se atascaba y las risas de los niños cuando

decía algo que era totalmente lo contrario a lo que quería

decir.

E_ ¿Y Mona, Valiente? –le preguntó al animal que se

había sentado a su lado apoyando su cabecita en el hombro

de Esther.

Va_ Prrrrrrr, uh uh –sacaba su lengua igual que lo hacía

Mona y señalaba hacia un lado de la aldea, golpeándose el

pecho y luego subiendo los brazos en alto.

M_ Creo que Mona y Bartolo están teniendo un

encuentro.

E_ Ya... y este pobre niño está celoso.

Va_ Uhhhhhhh –ponía gesto terriblemente triste que

provocó en Esther una profunda lastima.

E_ Pobrecito... mare....

Ab_ Mwasi... Mwasi –señalaba la pantalla.

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Page 269: CUARTA PARTE PIJA

E_ Si Abeza... ahora mismo empieza el espectáculo –

reía con Valiente en los brazos.

M_ Oye... ¿recuerdas si hay alguna foto comprometida?

–le preguntó en voz baja.

E_ Pues ahora que lo dices...

M_ ¿Tu culo?

E_ Y algo más... ¡esto un momento! –le dio a una tecla

deteniendo la reproducción del ordenador.

Li_ Oh... ir... ¿kufwa? –(¿muerto?) Preguntó haciendo

referencia a la pantalla.

E_ Si, eso kufwa –pero entonces el dedo de Valiente

hizo el trabajo restante y comenzaron a salir las fotos.

Esther miró a Maca, Maca miró a Esther elevando los

hombros-. Madre mía.

Las fotos comenzaron a pasar, a los niños el amanecer

en la Sabana, los animales que gracias a la modernidad de

la máquina había conseguido Esther sacar muy cercanos,

les provocaban continuas exclamaciones de sorpresa donde

Maca les explicaba cosas, y Esther la miraba embobaita.

Hasta que llegó una de ellas donde la Mwasi Esther

mostraba el culo graciosamente, las risas fueron totales,

tantas que hasta las mujeres que estaban con los morteros

triturando cereales miraron hacia donde estaban.

E_ Joder... que vergüenza.

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M_ Pero que culo más mono por favor –decía

entregadita a ella.

E_ Joder... Maca...

Otra foto donde Maca ponía la mano en el objetivo,

movida, otra donde salía la hierba del suelo, gracias a la

mala puntería o beso en ese instante entre ambas, con las

continuas burlas de la Pediatra hacia Esther, y entonces, el

grito de miedo de los niños.

Mu_ A yango... a yango –(un león, un león) gritaba

Mutamba impactado por la fotografía como los demás.

M_ Inga yango... Mwasi Esther kele mingi kima na nki

cámara (Si león, Mwasi Esther es muy buena con la cámara)

les decía orgullosa mientras le sonreía y dejaba un beso en

la sien.

E_ Mirar... ¡qué dientes! –habían detenido la

reproducción y Esther había acercado la boca del animal

que seguía impresionando a todos, incluido Valiente que se

había tapado los ojos.

Durante bastante rato donde no dejo de llover, los

niños disfrutaron de las fotos, sobre todo las risas llegaron

en las que ellos estaban pero sus cabezas no, ahí hasta

Valiente reía como los demás, porque el ataque de risa de

los niños hizo llegar a las mujeres que también disfrutaron

de las maravillosas tomas que Zulú hacía a casi todos

dejando la cabezas fuera.

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Page 271: CUARTA PARTE PIJA

Cuando llegó la hora de cenar, el comentario era la

crecida del río, pero parecía que la lluvia había dado una

tregua y eso, era un buen síntoma para todos. También

hablaron, rieron y se metieron con Zulú sobre las

fotografías, y cuando ya iban a empezar el postre, vieron a

aparecer a Mona y tras ella Bartolo, Valiente al verlos, se

marchó corriendo al lado de Esther sin mirarlos, haciendo

dibujitos con sus dedos en la tierra del suelo.

V_ Si esto para, tendremos que hablar con Dávila... hay

vacunaciones por hacer.

M_ De acuerdo, ¿cómo sigue Massamba?, antes cuando

he ido estaba dormido.

V_ Bien... un poco pesadito con eso de que se tiene que

levantar...

E_ No me puedo creer la tranquilidad que tenemos... –

dijo con total relajación.

V_ Las has cagao pija –le soltó poniéndose en pie-. La

has cagao.

M_ Vilches –le riñó Maca poniendo gesto un tanto de

comprensión.

V_ Está claro que no me hiciste ni caso cuando bajaste

del avión y te dije las cosas que no debías hacer.

E_ ¿Yo Vilches? –lo miraba seria.

V_ Te dije... no te dejes embaucar por la Doctora

Calentorra de la Selva y mira...

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M_ ¡Eso le dijiste! –exclamó totalmente sorprendida.

V_ No entonces eras la Doctora Sexo pero ella te puso

ese mote que me gusto bien.

T_ ¿De qué habláis?

V_ Tú oyes sexo y apareces... eso es significativo.

T_ ¡Ay hijo de verdad... eh... de verdad! –protestaba con

las manos en la cadera.

V_ Sigo, te dije nada de encariñarte con nadie... y

menuda pillaste con el niño del Ébola, y te dije, nunca digas

que hay tranquilidad. ¡Y la sueltas!

M_ ¡Ya está bien Vilches!

E_ Pues... lo siento mira... en la primera parte me alegro

mucho no haberte hecho caso.

M_ Gracias mi amor.

E_ Lo otro, no lo discuto.

V_ Me voy –dijo negando con la cabeza varias veces.

T_ Ni caso... ni caso...

M_ Nos vamos a la cama ¿cariño? –la miraba con esa

sonrisa traviesa marcada en sus labios.

E_ Sí, claro... joder hoy no hay ni luna.

T_ Con la que va a caer no creo, me duele la rodilla.

E_ ¿Y eso es sinónimo de lluvia? –la miraba divertida.

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Page 273: CUARTA PARTE PIJA

T_ A mi edad es sinónimo de muchas cosas cariño –la

besó.

M_ ¿Y yo?

T_ Tú no que esta mañana me has echado de la

habitación.

E_ ¿La has echado?

M_ Anda vamos y no digas nada que si no la llego a

echar quien te hubiera hecho a ti las cositas que te hice,

¿eh?

T_ Espero que con un poco de suerte, las envíen a

España... –musitó al quedarse sola viéndolas salir

abrazadas corriendo.

Ns_ ¿Tú querer mami?

T_ No, pero aquí hay demasiado peligro para dos

mujeres enamoradas.

Ns_ Ellas ser felices, mucho.

T_ Por eso Nsona.

La lluvia incrementó un poco más la intensidad, pero

Maca antes de acostarse tranquilizó a Esther, el suelo

estaba mojado pero aun convertido en un auténtico barrizal

podía caminarse con tranquilidad.

E_ Que ganas de pillar la cama.

M_ Si –sonrisa nuevamente enorme.

E_ ¿Y tú?

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M_ También mi vida... también.

E_ ¿Te han gustado las fotos? –le dijo comenzando a

besarse.

M_ Mucho, sobre todo la del culito, quiero una en

grande para ponerla detrás de la puerta del lavabo.

E_ No sé como.

M_ Se la daré a Bárbara... –sonrió mientras besaba su

cuello.

E_ ¡No serás capaz! –la miró separándose de ella.

M_ Por ese culo soy capaz de todo... –entonces su mano

fue directamente a él apretándolo con fuerza-. Oye menos

mal que el Aloé ayer no funcionó demasiado.

E_ Jajaja, es verdad te lo tenía que contar... ¿sabes que

no fue el Aloé?

M_ ¿Ah, no?

E_ No, Lula nos preparó un buen brebaje de esos de

raíces y tal que sus antepasados utilizaban para los novios

que tenían que estar una semana encerrados en su tribu.

M_ Joder... –dijo abriendo los ojos-. Y a nosotras nos dio

la misma cantidad para una sola noche... así vamos...

E_ Tonta... nosotras no necesitamos brebaje –reía

mientras se besaban-. Aunque ya le he dicho que nos

prepare una botellita.

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M_ Esa es mi niña –le dijo metiendo la mano por debajo

de la camiseta atrapando su pecho.

E_ Mmmmm –murmuró en los labios de Maca.

T_ ¡Maca, Esther! –llamó Teresa desde fuera.

M_ Espera me ha parecido escuchar a Teresa. ¿Teresa?

–preguntó sentándose las dos en la cama.

T_ ¿Puedes salir?

M_ ¿Qué pasa? –preguntó un tanto preocupada al ver su

rostro llegando Esther a su altura.

T_ Problemas.

M_ ¿Qué ha pasado? –le preguntaba mientras Esther

aparecía para escuchar también lo que debía contar.

T_ Monwe, ha vuelto a manchar, y sabes que no quiere

que Vilches la reconozca.

M_ Vamos.

E_ Si.

T_ ¡Digo yo que tendréis que vestiros, no! –las miró a

las dos aún con la preocupación que se notaba en su rostro,

con una mueca divertida.

E_ ¡Uy tienes razón! –se miró y el conjunto negro de

encaje no estaba colocado correctamente en su sitio y salió

corriendo a cambiarse.

M_ ¿Sangra mucho? –le preguntó mientras ella también

se ponía una camiseta y un pantalón.

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Page 276: CUARTA PARTE PIJA

T_ Pues ella no había dicho nada, ha sido Bendi quien

se ha dado cuenta que había manchado la cama.

M_ Joder...

T_ Está asustada –le habló con gesto de pena.

E_ Como para no estarlo.

T_ Mataron a su marido, la abuela me ha contado que

fue un matrimonio acordado pero que el chico era un

encanto, que se habían enamorado de verdad, dice que

cuando ve a Zulú le recuerda a él.

M_ Joder.

T_ Estaban felices con el niño, te recuerdo que está de

cinco meses pero...

E_ ¿Por qué siempre pasa igual?

M_ Joder... –dijo cayéndose a la cama de culo al ponerse

el pantalón.

T_ ¿Pero qué te pasa con tanto taco?

M_ Que estoy nerviosa –dijo finalmente.

E_ ¿Y eso mi vida? –se acercó a ella y le dejó un beso en

el pelo.

M_ No lo sé... pero estoy algo inquieta. Vamos... trae tú

el botiquín y yo la reviso.

E_ De acuerdo, anda ven aquí –le dio un beso suave en

los labios-. Tranquila mi amor.

M_ Gracias –le sonrió.

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Page 277: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¡Va Maca que estás un poco atontada!

M_ Uf Teresa... reconozco que nunca he estado así... –

resopló con fuerza.

Llegaron a la cabaña, el gesto de la abuela mostraba

pánico, tenía a su nieta cogida de la mano y sus ojos

buscaron a Maca con una súplica que erizó su piel, la chica

sudaba y tiritaba a pesar de estar tapada con una manta,

Maca a simple vista intuyó los problemas que debían ir más

allá de una simple perdida de sangre.

M_ Mobte Monwe, peso mono nde kumonikisa nge -

(Hola Monwe, dime que te ocurre).

Be_ Kuanwa -(cariño) le dijo la abuela con gesto

preocupado porque su nieta se negó a hablar, negando con

la cabeza.

E_ Ya estoy aquí... ¿qué tal va?

M_ Vamos a tener que llevarla al quirófano Teresa.

E_ Bien... voy preparando las cosas.

M_ Si. Bendi vandaka na hospital, kugamo yandi

kusodisa (Bendi, vamos al hospital, necesito su ayuda) la

miraba con gesto de pena pero necesitando transmitirle la

importancia de llevarla.

Be_ Sambu na sika kudivulusa mono fibana (por favor

salve a mi niña).

Mo_ Ve... ve, ve zola kwneda... mono kamwana (no, no,

no quiero ir... mi niño pequeño) lloraba desconsolada entre

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temblores y dolores que le hacían doblegarse sobre si

misma.

E_ ¿Qué pasa Maca?

M_ No quiere, lo siento pero tendré que llamar a

Vilches... necesitamos ayuda para llevarla.

Be_ Ve... ziku ve...

M_ De acuerdo. Kwisa na nki beto sambu na sika (Ven

con nosotras por favor) –le dijo mirándola con ese gesto de

preocupación que hizo que la chica reaccionara ante las

suplicas de su abuela que estaba llorando desencajada.

E_ Maca –le advirtió al ver que la sangre era mucho

mayor de lo que en un principio decía.

M_ Tiene fiebre... Teresa que te diga todo, si ha

vomitado, y que ha vomitado, si ha podido comer, y llama a

Vilches por favor. Vamos... eso es Monwe...

E_ Esto pinta mal Maca.

M_ Creo que lo que tú estás pensando...

Llegaron al hospital y al ver Massamba como entraban

a la chica medio desmayada, el hombre se levantó y la

agarró en brazos para llevarla cuanto antes al quirófano con

el gesto desencajado del hombre al verla, justo en el

momento en que llegaba Vilches.

V_ Massamba no hagas esfuerzos.

Ma_ Mal Ziku –le dijo-. Mal.

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V_ Lo sé, lo sé –la dejaron despacio sobre la mesa.

M_ Vilches el niño no tiene latido –decía nerviosa.

V_ ¿Estás segura?

M_ Joder estaría más segura si tuviéramos un puto

ecógrafo.

T_ Me dice que si, que ha vomitado, y que se quejaba

de dolor abdominal.

M_ Está muerto.

E_ Joder... –protestó con pena mientras miraba.

V_ Si... este niño está muerto –decía tras escuchar la

ausencia de latidos, en ese momento escucharon un fuerte

ruido y el grito de Lula-. ¿Qué coño pasa?

T_ Vilches es Massamaba se ha desmayado.

V_ No os mováis de aquí, esta cría puede morir... os

encargo la operación.

E_ Dinos algo de Massamba. Maca... tiene el latido débil

–decía con gesto realmente angustiado.

M_ Ha querido mantener a su hijo como tesoro... estas

cosas siguen pudiendo conmigo, y yo se lo tengo que

arrancar de las entrañas –decía mientras continuaba

preparándolo todo con su voz cargada de rabia.

E_ ¿Qué le habrá pasado a Massamba?

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M_ No lo sé, ponle bastante anestesia Esther... creo que

vamos a tener que limpiar mucho la zona esto va a ser

largo.

E_ Si...

Se pusieron las batas, los guantes, las mascarillas y los

gorros, trataron de no perder demasiado tiempo, sus gestos

mostraba la responsabilidad ante la magnitud de la

operación que tenían, más la preocupación por el estado de

Massamba. Comenzaron a trabajar.

T_ Estoy aquí... voy a echaros una mano –apareció

Teresa.

M_ ¿Massamba?

T_ Bien, creo que no está demasiado fuerte, se ha

desmayado... Vilches está reconociéndolo. Ayer hizo algún

que otro sobreesfuerzo.

M_ Sí. Dame bisturí Esther.

E_ Toma... la frecuencia cardiaca sigue baja...

M_ Bien...

T_ La abuela me ha dicho que es lo único que tiene...

está destrozada no quería perder el niño por nada del

mundo.

E_ Imagino... pobrecilla –al abrir el vientre la sangre y

un líquido amarillento comenzó a cubrir la tela que habían

puesto sobre su vientre.

T_ ¿Traigo una bolsa?

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M_ Sí, ¿cómo va Esther?

E_ Bien, bajita pero bien –decía con el Fonendo en sus

oídos controlando las pulsaciones y el gotero.

M_ Va a necesitar antibiótico ¿queda?

E_ Sí. Teresa allí.

T_ Ya voy...

V_ ¿Cómo va la cosa? –preguntó Vilches desde fuera.

M_ Bien... el niño está muerto si quieres avisar a la

abuela. Teresa por favor prepara la bolsa. Esther mira su

cara, no mires ahora.

E_ Si tú puedes mirar ¿por qué no voy a poder yo? –le

dijo con ternura como si así pudiera abrazarla con sus

palabras que sabía lo necesitaba.

M_ Porque no quiero que lo veas –le dio mirándola

fijamente, clavando sus ojos en los ojos emocionados de

Esther.

T_ Ya... cuando quieras –abrió una especie de bolsa

donde pusieron el pequeño bebé, la cara de Maca mostró

un profundo dolor, su gesto serio y marcadamente

afectado, al igual que Teresa y una Esther que tuvo que

suspirar con fuerza-. Me lo llevo.

M_ Si, Esther dame gasas, aquí hay una importante

infección.

E_ De acuerdo –la voz de ambas se mostraba afectada.

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M_ Echa suero aquí por favor... hay que... ¡mierda el

motor! –se les fue la luz justo cuando estaban curando.

E_ Maca... –le dijo apurada.

M_ ¡Vilches!

V_ Mierda –salió corriendo.

M_ No hagas nada Esther...

E_ Tranquila Maca...

M_ Vamos.. vamos... –decía con ansiedad.

T_ Dios mío la luz –entró Teresa.

M_ Vamos... joder... no puedo perder tiempo.

E_ ¿Qué pasa que no vuelve?

T_ El agua, está lloviendo... voy a avisar a Zulú –salió

corriendo de allí.

M_ Vamos...

E_ Maca está bajando.

M_ Mierda... no.

E_ ¡Cómo vamos a trabajar así! –se quejó amargamente

con los nervios a flor de piel.

M_ ¡Ya! No hay tiempo que peder.

V_ Chicas hay un palmo de agua... la luz no va a

aguantar mucho...

M_ Joder Vilches... tiene una infección enorme... me da

que aquí hay algo más.

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V_ Perfecto me cago en la puta... Zulú vamos a

necesitar luz... como sea. Massamba no te muevas coño –se

le escuchó decir a gritos.

T_ Voy a por linternas.

M_ Echa más Esther, echa más.

E_ Si, si.

M_ ¿Cómo va?

E_ Estable.

M_ Bien... dale a toda pastilla en el gotero Esther.

E_ Está, pero tan solo quedan dos goteros más Maca.

M_ Con la mierda de la lluvia encima no nos va a llegar

nada...

E_ Lo sé... lo dijo Vilches...

M_ Vale... esto ya está, necesito que... –otra vez se fue

la luz-. ¡Joder!

E_ Esto es para morirse.

M_ ¡Vilches! –gritaba casi fuera de sí.

T_ Aquí estoy... Nsona enfoca –aparecieron con

linternas grandes que acostumbraban a utilizar en

ocasiones como esa.

Ns_ Si mami.

Si_ Yo tener... ayudar... –llegó con otra linterna más

pequeña.

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M_ Más hacia la derecha Teresa.

E_ Menuda manera de operar me cago en todo...

T_ Tranquilicémonos, tranquilicémonos –decía nerviosa.

M_ Nsona sube un poco la luz... dame más gasa Esther.

E_ Toma cariño.

M_ Gracias por el cariño... lo necesito.

E_ Sabes que si mi vida –le decía mirándose a los ojos

sin perder el control de la niña.

T_ Sissou el sudor de Maca.

Si_ Si...

M_ La madre que me parió... ¿qué es esto? –se

preguntó mientras con las pinzas abría algo más el corte-.

Mierda... dame el bisturí.

E_ ¿Qué pasa?

M_ La apendiz está inflamada... joder... se me va a

marchar con tanta infección... rápido ponle suero, ponle

salino.. está perdiendo mucha sangre...

E_ Si... –se daba la vuelta y volvía a poner otro gotero-.

Ya está... a ver... tiene el latido normal Maca.

V_ ¿Cómo vais? –entró.

M_ Se me está complicando Vilches...

V_ Ya... pero para eso eres la mejor ¿no? –volvió la luz-.

Si eres capaz de operar sin luz, no va a ver quien te tosa.

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M_ Vilches joder que esto lo has hecho tú muchas

veces.

V_ Pero no con tanto público.

E_ Bajan las pulsaciones otra vez –miraba sin apartar

sus ojos a Maca.

M_ Aquí está joder... ¡esta niña debía tener unos dolores

impresionantes!

Ns_ No querer perder el bebé Mwasi.

M_ Pues ya veremos si no pierde la vida por esto...

Ns_ Comprender Mwasi.

M_ Si la comprendo... sabes que la comprendo... echa

más suero.

E_ Si.

T_ Vilches el niño...

V_ Zambi lo ha enterrado. Joder no para de llover...

E_ Maca remonta –le sonrió.

Si_ Sudor –dijo limpiando ante la sonrisa de Maca su

frente.

M_ Gracias... prepararme el hilo, creo que va a poder

tener más hijos...

T_ La has limpiado mucho... no te preocupes Maca –

decía mirando el vientre de la muchacha.

M_ Eso he tratado Teresa...

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E_ Hilo...

M_ De acuerdo... ¡uf! –resoplaba porque los nervios que

había pasado siempre salían a ella cuando iba a terminar.

E_ ¿Quieres que cosa yo?

M_ Sí por favor... voy a hablar con la abuela.

T_ Ve.

V_ Venga ve ya me encargo yo de supervisar el trabajo

de esta ¿cómo dijiste? ¿novata que no sabe ni coser?, pues

eso –le dijo con gesto serio pero un tono borde divertido.

E_ Es cierto, lo dijiste no lo mires así –le decía

graciosamente.

M_ Bueno... es que... ¿tenía o no razón?

T_ Evidentemente no, pero como eres así... vas

sobrada... ¡qué le vamos a hacer!

V_ Ahí le has dao Teresa... di que si.

M_ Bien... creo que me voy a hablar con la abuela.

Gracias a todas por vuestra ayuda –les dijo sonriendo.

Ns_ Mwasi ser la mejor.

E_ Por favor Nsona que luego no la voy a poder

soportar.

M_ Me voy, lo dicho.

V_ ¿Es buena, eh? –le dijo mirándola serio.

E_ Mucho.

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V_ Esto de operar así con linternas deberíamos grabarlo

y colgarlo en internet.

E_ ¿Crees que serviría de algo?

V_ No... pero a lo mejor encontramos un rico que quiere

salir en la tele y nos manda dinero para poner un aparatito

de luz.

T_ Y yo me haré la cirugía estética, ¡no te digo!, ¡vaya

cosas tienes!

V_ Eso Teresa, tú positiva.

T_ Voy a preparar algo caliente para tomar... nos irá

bien.

E_ Ya está Vilches. ¿Lo repasas por favor?

V_ Como no.

Si_ Yo querer hacer eso, un día –le miró sonriendo

ampliamente a Esther.

E_ Lo harás guapa... lo harás... –le toco la cabeza con

una sonrisa de tranquilidad tras lo ocurrido-. ¿Massamaba,

Vilches?

V_ Quiero que le revises la herida, me da que algo ha

hecho que no debía.

E_ Uf sólo nos falta que le pase algo a Massamba.

V_ Tú vuelve a decir lo de la tranquilidad y de la patada

en el culo que te meto llegas a Madrid.

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Pasaron a la chica a la habitación, con los goteros y un

control severo, su abuela, lloró la perdida del niño, sabía

que cuando volviera en sí, le iba a costar un gran disgusto,

la mujer lloraba pero también respiraba tranquila, allí su

nieta luchaba por recuperarse y aquel grupo de gente, le

habían salvado su vida y les estaba terriblemente

agradecidas. Si al principio cuando Nmaba le habló de las

dos mujeres blancas, no le gustó la idea, poco a poco

conociéndolas se le fue marchando cualquier duda, de que,

eran buena gente, y aquella noche salvando a su nieta le

habían devuelto a su corazón las ganas de seguir

bombeando.

Teresa repartió un poco de leche de esa Lucero que

junto a las dos mujeres habían formado parte de la nueva

aldea, y que en ese momento de tensión agradecía poder

ordeñarla y poder tener leche fresca que en esos momentos

bebían como lo único reconfortante ante la lluvia y los

nervios sufridos.

E_ ¿Y Maca? –preguntó saliendo del hospital ya con las

manos limpias junto a Vilches.

T_ Ha ido a ducharse...

E_ Voy a ver... me temo que debe estar afectada por lo

sucedido.

T_ Gracias –le sonrió agradeciéndole que la conociera

ya tan bien en otros tiempos, hubiera ido ella y eso pareció

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entender Vilches que la miraba con los brazos cruzados

sobre el pecho-. ¿Qué?

V_ Nada... tu hija se ha hecho mayor y ya tiene quien la

cuide.

T_ Y yo que me alegro, y por tonto te quedas sin leche.

Las risas de Nsona y Sissou junto a los hombres que

estaban allí les acompañaron por la cara de Vilches que era

todo un poema.

La lluvia volvió a intensificarse.

Esther entraba a su cabaña, allí dentro se encontró

con una Maca sentada a los pies de la cama con la toalla

secándose el pelo, con sus ojos perdidos en el suelo y un

Valiente que se sentía abandonado por una Mona que

desaparecía con Bartolo cada vez que querían un poco de

intimidad y aquello no lo llevaba el joven mono que pedía a

gritos mimos de todas la mwasis de la aldea.

E_ Hola mi amor –le dijo a Maca acercándose a ella.

Va_ Uh uh –levantaba los bracitos.

E_ Si Valiente tú también, pero ahora Maca necesita un

abrazo fuerte luego, tú.

M_ Mi amor... como lo sabes –dijo refugiándose entre

sus brazos agradeciendo aquel contacto.

E_ Has estado fantástica.

M_ ¿Sabes una cosa Esther?, creo que la vida es

demasiado injusta, y no estoy segura de haber hecho lo

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correcto, he sacado niños muertos, he ayudado a abortar a

algunas mujeres que habían sido violadas brutalmente, y

hoy, por primera vez aunque parezca mentira, le he tenido

que arrebatar a una madre, un hijo que era todo para ella,

lo único que le quedaba en la vida. Y no estoy segura que

cuando vuelva en sí, esté contenta con lo que he hecho.

E_ Creo que entiendo lo que dices, y estoy de acuerdo

contigo, pero no podíamos dejarla morir.

M_ ¿Sabes los dolores que habrá tenido y a aguantado?

E_ Sí, pero no es ésa nuestra ética Maca, tú has hecho

el trabajo que debías, y ella ni hoy, ni mañana ni quizás en

semanas te lo agradezca, porque yo también creo que

quería morir con su hijo, pero un día llegara la ilusión a su

vida, de alguna manera y ese día se acordara que una

doctora muy guapa, muy dulce, le salvó la vida para poder

disfrutar de ella.

M_ Te quiero –le dijo sonriendo de lado.

E_ Y yo.

Va_ Uh... uh...-susurró despacio.

E_ Y a ti también –lo subió a los brazos.

M_ Mona está cegada por ese Bartolo, como yo por ti mi

amor.

E_ Pues ya somos tres, porque yo estoy cegadita por

esta ricura de médica que tiene ese corazón tan

maravilloso.

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M_ Te quiero.

Llovía intensamente.

E_ ¿Quieres un vaso de leche?

M_ No, prefiero acostarme un rato, vamos a ver como

está y nos acostamos.

E_ De acuerdo.

M_ ¿Y Massamba?

E_ Pues bien... le he mirado la herida tal y como decía

Vilches, Lula me ha dicho que hoy ha notado que tenía

fiebre pero no lo ha querido decir.

M_ ¿La herida tiene buen aspecto?

E_ Con la linterna dichosa me ha costado verla, pero

Vilches me ha mandado aquí y él lo iba a revisar en

quirófano.

M_ Que raro... algo oculta Vilches.

E_ ¿Tú crees?

M_ No es normal...

E_ No digas eso.. creo que solo quería que estuviera

contigo... ya sabes.

Va_ Uhhhh –apoyó su cabecita en el pecho de Esther.

E_ Si, y contigo, voy a hablar muy seriamente con

Mona.

M_ Jajaja –dio una carcajada-. Me encanta ese lado tuyo

tan vacilón.

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E_ ¡Es verdad cariño!, ¡cómo puede dejar esta ricura de

lado!. Joder ¿qué ha sido eso? –le preguntó ante un ruido.

M_ La lluvia... llueve mucho.

Fuera los gritos de Laobi llamaron su atención.

La_ Masa... masa... masa... ziku... masa.

E_ ¿Qué pasa? –preguntó Esther al ver el rostro de Maca

cambiar a seriedad tras escuchar los gritos del joven.

M_ Agua… viene agua… joder coge a Valiente –dijo con

los nervios perfectamente visibles.

Al salir se encontraron con aquel diluvio del que tanto

habían hablado, el agua caía como si fuera una cortina, se

escuchaba de manera atronadora como la del río bajaba

con una fuerza impresionante. Se encontraron en el medio

de la aldea bajo las frías gotas a los hombres que disponían

como distribuirse para poder controlar la situación.

V_ Lo primero hay que llevar al refugio a los niños,

Massamba y sobre todo a Monwe, tendremos que pasarla

con mucho cuidado.

Zu_ Vamos… -les dijo a todos.

M_ Vilches… hay que sacar todo lo que podamos del

hospital.

V_ Lo sé…

T_ Nsona vamos rápido… rápido… -decía acompañando

a la mujer embarazada y los niños hasta el refugio.

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Page 293: CUARTA PARTE PIJA

Ng_ Ziku poner sacos en huerto… entrar… entrar…

-movía sus brazos asustado por la fuerza del agua.

V_ Ngouabi hijo… va a entrar por todos los sitio me

temo, así que tranquilo haremos todo cuanto podamos pero

por prioridades, ¿de acuerdo?

Ng_ Si ziku –le dijo serio.

E_ ¿Qué hacemos Maca? –le preguntó asustada por

todo cuanto veía y escuchaba.

M_ Creo que sería bueno hacer una cadena, habrá que

ir sacando todo lo que tenemos, las reservas no las

podemos perder –decía con el agua ya por los tobillos

mirando a uno y otro lado.

V_ Despacio… despacio –decía mientras sacaban a la

joven en la camilla del camión y dos hombres con una tela

trataban de que no se mojara.

M_ ¿Vilches como la vamos a subir? –lo miró con gesto

preocupado y el pelo totalmente pegado a la cara aunque

se lo había recogido en una coleta, pero era tal la fuerza del

agua que todos estaban a su merced, ya no solo los pelos,

también las ropas, los zapatos-. Vilches…

V_ Como podamos.

E_ Esperar –Esther dejó a Valiente en el suelo que al

notar el agua comenzó a reclamar los brazos-. Yo llevo el

gotero.

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M_ Sissou ven conmigo, Siya… Lula… -las mujeres

fueron tras la ziku con la misma tensión reflejada en sus

rostros.

T_ ¡Ay Dios mío que el agua se escucha con demasiada

fuerza! –decía una Teresa casi fuera de sí con Valiente en

sus brazos yendo detrás de los hombres.

V_ Cuidado… hay que subirla con cuidado.

Yi_ Parar… no poder… -elevó las manos Yildas al ver

que la situación no iba a ser fácil.

Z_ La camilla no entrar ziku… Yildas ver.

E_ Habrá que subirla en brazos Vilches.

Ns_ Preparar la cama ya esta… -decía Nsona

asomándose mientras los niños lloraban por el estruendo

del agua.

Nm_ Malembe kamwana ve kobanga na nkati… na

nunumi Nmaba kele yayi (tranquilos niños, no tengáis

miedo… la vieja Nmaba está aquí) el perro se había

arremolinado en sus piernas temblando así como Ramón

que lo había hecho al otro lado de la vieja mujer.

Ns_ Nmaba… -su voz le transmitió a la mujer el miedo

que sentía.

Nm_ Malembe Nsona… (tranquila Nsona) los años

ciega, le habían hecho percibir las sensaciones y emociones

de los demás, y comprendía el miedo de Nsona, porque ella

misma lo sentía de igual manera.

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Page 295: CUARTA PARTE PIJA

Por los cuatro troncos que habían puesto a modo de

escalera entre Yildas, Zulú, Vilches y Esther sujetando el

gotero subían para dejar a una todavía adormilada Monwe

que no despertaba de la anestesia. Cada paso que daban

era un desafío pues Vilches había ordenado ir con todo el

cuidado posible por Con sumo cuidado llegaron hasta el

rincón donde Nsona había preparado sobre mantas y sacos

una especie de cama para dejar a la joven. Esther una vez

acostada repasaba que los dos goteros que le habían

puesto funcionaran correctamente, cuando los hombres

bajaron revisó también que el sangrado no hubiera sufrido

variación por el movimiento. La abuela sentada en el suelo

a su lado, observaba con detenimiento todos y cada uno de

los pasos que iba dando Esther. Los niños se abrazaron a la

mwasi mondele quien les hizo sentarse con Nmaba

distribuyendo el espacio en el pequeño refugio donde

Nsona se apuraba a secar el agua con las toallas arrodillada

en el suelo.

E_ Deja Nsona ya lo hago yo –se puso a su altura

cogiéndole las toallas mientras la miraba con algo de

preocupación.

Ns_ No, yo poder.

E_ Por favor estás embarazada… no quiero más sustos.

Venga cuida de los niños que tienen miedo –decía mientras

secaba el suelo.

T_ ¡Esther! –la llamó desde abajo.

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Page 296: CUARTA PARTE PIJA

E_ Dime Teresa –elevó la voz pues el ruido del agua

golpeando la madera y la fuerza con la que se escuchaba el

río, hacía que tuvieran que hablar a gritos.

T_ ¿Todo bien?

E_ Sí, ya bajo.

Ns_ Mwasi yo querer ayudar… por favor, pequeños con

Nmaba… faltan manos.

E_ De acuerdo. Voy bajando… Nsona despacio ¿si?

Ns_ Melesi mwasi… -le sonrió agradeciendo su

preocupación.

M_ ¡Esther bajas!

E_ Voy… ya estoy… ¡ahhhhhhhhhhhhhhhhhh! –gritó

tras escucharse un golpe.

M_ Joder –se precipitó hasta ella.

V_ ¡Y ahora que le pasa! –exclamó nervioso.

T_ ¡Esther cariño! –fue hasta ella también.

Ns_ Mwasi, mwasi –decía preocupada bajando tras ella.

M_ ¿Estás bien cariño?

E_ Sí, sí… me he resbalado.

M_ Si es que solo a ti se te ocurre ir con manoletinas…

venga… arriba…

E_ Ay mi culo.

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T_ Tu culo hija está hecho a prueba de golpes… toma

Nsona, guarda las mantas arriba, y las linternas están todas

ya ¿verdad?

V_ ¿Pensáis venir? –les dijo con el agua golpeando su

rostro mientras la luz del poblado volvía a fallar.

M_ Hay que distribuirse –decía con el terror de lo que

estaban viviendo reflejado en la mirada.

V_ ¡Vaya no me digas! –la miró serio.

E_ Au… que dolor de culo –susurró despacio mientras

se frotaba.

M_ Luego te froto cariño…

V_ Eso… delante de todos.

M_ ¡Quieres dejar de entrometerme en las

conversaciones con mi mujer! –lo miró seria.

V_ Usted perdone.

Z_ Ziku… rápido el río viene fuerte –decía jadeante tras

salir de la aldea con una linterna de las potentes

acompañado por Ngouabi.

V_ Mierda….

M_ Nosotras nos encargamos de hacer cadena y sacar

todo lo que se pueda del hospital Vilches.

V_ De acuerdo… nosotros vamos a reforzar la puerta, y

todo lo que podamos.

E_ ¡Las vacas! –dijo de repente Esther.

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V_ Joder… las vacas… -murmuró.

Ng_ No hay tiempo que perder ziku.

M_ Venga… el agua está entrando venga… chicas…

poneros en línea… tenemos que actuar rápido.

T_ Venga… venga…

Con rapidez y los nervios desbaratados hicieron la

cadena soportando la intensa lluvia que caía en esos

momentos, como Laobi no podía ayudar a los hombres se

había subido él al refugio y era el encargado de recoger lo

que más pesaba, lo distribuía como podía mientras

Massamba sentado en el suelo con el niño en brazos

ayudaba con su mano libre. Las mujeres se colocaron

rápidamente, uno a uno fueron sacando lo que les quedaba

en el hospital, vendas, sueros, tijeras, algodón, todo lo

básico, así como los instrumentales que por ningún motivo

podían perder. Y eso lo estaban sacando Maca y Esther,

todo lo que pensaban era necesario, iban haciéndolo llegar

a esa cadena que bajo la intensa lluvia no paraba de salvar

todo aquello que las dos mujeres sacaban del hospital. En

un momento determinado la poca luz que resistía gracias al

mecanismo que Zulú había hecho para salvar el agua, se

marchó dejando todo a oscuras.

E_ Maca el agua está subiendo me llega a la espinilla.

M_ Porque eres bajita cariño –le dijo tratando de

aparentar calma-. A mí aún me llega a los tobillos.

E_ Muy graciosa.

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M_ Sabes que si… joder y ahora la luz.

T_ ¿Maca falta mucho? –le preguntó alumbrando con su

linterna.

M_ Un poco… no podemos dejar el equipo aquí Teresa,

dame luz allí a tu derecha… joder que fría está.

T_ Vilches me ha dicho que lo dejéis que ahora ellos lo

subirán al mirador de Laobi.

M_ Vale… pues ya estamos en lo último, a penas

quedan unos sueros y la anestesia.

E_ Aquí ya lo tengo todo –dijo sin poder disimular el

susto que estaba pasando-. Nunca había vivido algo así.

T_ Y lo que nos queda cariño… daros prisa cuanto antes

acabemos mejor.

E_ Maca… ¿crees que el refugio va a soportar el peso

nuestro y el agua?

M_ No lo sé… la verdad que nunca habíamos hecho

nada de esto… pero ahora con tanta gente…

E_ ¿Crees que Dávila se llevará a alguien?

M_ No, no creo que… -de repente un fuerte golpe y los

gritos de las mujeres que habían fuera les hizo girarse, no

les dio tiempo a mucho más que mirarse-. Esther… cuidado.

E_ Maca…

Una gran tromba de agua entró de forma inesperada,

con un ensordecedor ruido arrastrando todo a su paso, el

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golpe de agua les hizo caer, Esther que estaba cerca de una

de las camas le dio tiempo a sujetarse, cuando la fuerza del

agua se estabilizó, y una especie de silencio denso se

adueñó del lugar, se apresuró a buscar a Maca.

E_ ¡Maca! –la llamó casi desesperada.

T_ Esther… Maca…

E_ Maca…

M_ Oh… que pedazo hostia me acabo de llevar –decía

mientras tosía.

T_ Tenemos que irnos de aquí el agua ha roto la pared

del huerto –llegó andando luchando contra la fuerza del

agua totalmente fuera de sí…

E_ Mi vida… mi vida –se apresuró a acercarse hasta ella

cogiéndola para levantarla con la ayuda de Teresa-. ¿Dónde

te has dado cariño?

M_ En toda la espalda –decía con gesto de dolor.

T_ Vamos… hay que subir al refugio… que Dios nos

ampare –seguían sus nervios disparados.

V_ ¡Maca salir de ahí! –decía con agobio por la situación

mientras ayudaban a subir a las mujeres que habían como

Maca y Esther sufrido el golpe de la virulencia del agua-.

¿Nsona estás bien?

Ns_ Sí, sí.

Z_ ¿Cariño, bien?

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Ns_ Bien –le sonreía al ver su preocupación y como le

besaba en la frente.

V_ Venga… venga… hostia no es suficiente ya –gritó

mirando al cielo con rabia.

M_ Vamos…

E_ Los animales Maca… -la detuvo estirándole del

brazo.

T_ Ramón está con el perro de Nmaba arriba.

M_ ¿Y Mona, Bartolo?

T_ No lo sé… imagino que si estaban en el huerto

estarán en algún árbol a Valiente lo he subido al refugio –

decía mientras trataban de avanzar con el agua que les

llegaba por la rodilla.

M_ Vilches los equipos… no hemos podido sacar nada

más que lo justo.

V_ La puerta no va a dar más de sí Maca…debemos

tratar de ponernos a salvo –decía bajo la persistente lluvia.

E_ Los animales Vilches… las vacas…

V_ No podemos hacer nada Esther.

Dib_ Ziku puerta no aguantar mucho –le decía jadeante

pues habían estado con troncos apuntalando como podían

la puerta.

V_ Tendríamos que reforzar el refugio…

M_ Vamos…

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Page 302: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¿Estás bien Maca?, ¿estás bien cariño? –le pasaba las

manos por la cara con delicadeza.

M_ Sí, aunque creo que no te voy a servir en unos días –

le dijo sonriendo aunque como todo estaba a oscuras Esther

solo vio sus ojos y en ellos descubrió el miedo.

E_ No hace falta que te hagas la valiente… yo también

tengo miedo.

M_ Joder… los niños… Nmaba… Monwe… no sé… me

asusta Esther.. son para mí como mi familia y no tenemos

medios para luchar contra esto.

E_ Estamos juntos Maca… y juntos saldremos de esto…

ya lo verás –su sonrisa trató de contagiar la fuerza a Maca

quien le besó en los labios suavemente.

M_ Vamos a ayudar… no te sueltes de mi mano.

E_ Si no me suelto de tu mano… ¿cómo voy a ayudar?

V_ Esto es una puta mierda –decía fuera de sí.

Z_ Ziku… tronco fuerte… aguanta.

V_ No lo tengo tan claro Zulú… somos demasiado ahí

arriba.

Z_ Aguantar… Massamba y Dib hacer con base fuerte…

sacos húmedos pesar también.

Ng_ Ayudar… ayudar –llamaba desde dentro del

granero donde estaba tratando de soltar a la vaca.

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E_ Estoy aquí Ngouabi, dime que hago –había llegado

Esther que estaba cerca del granero.

Ng_ Mwasi, enganchar correa no poder… -se le notaba

angustiado.

E_ Espera yo puedo entrar ahí.

Ng_ Malembe.

E_ Tranquilo… ¡ay madre mía! –susurró al darse cuenta

que el agua ya le llegaba por el muslo.

M_ ¿Qué haces?, sal de ahí –le decía asustada.

E_ La vaca se ha enganchado… no podemos dejarla así

morirá ahogada.

V_ Maca deja a Esther… hay que sacar sacos.

M_ Joder… que angustia por Dios –dijo con total

desespero.

Ng_ ¿Poder mwasi?

E_ En eso estoy Ngouabi… en eso estoy –repitió con

cansancio.

V_ Teresa no quiero que tú hagas fuerza… ya estamos

aquí nosotros.

T_ ¿Y eso por qué?... calla y lleva los sacos.

M_ Entre las dos Teresa… que Esther está de heroína

con Lucero.

T_ Ay esta Esther…

M_ A la de tres… una… dos y tres…

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T_ Oh –no pudieron subir el saco porque Teresa se

quedo doblada.

M_ ¿Qué te ha pasado?, la espalda… ¿te has

enganchado? Teresa…

T_ No, no, se me acaba de romper la falda por la

mitad… he engordado… ¡he engordado! –decía abriendo los

ojos mientras tocaba su falda rasgada.

M_ Joder Teresa… joder… va haz fuerza… ¿Esther… ya

o que?

E_ Estoy en ello no me pongáis nerviosa.

Ng_ Mwasi cuidado con la pata vaca.

E_ ¿Qué pata?. ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

M_ Si es que ya lo sabía yo… ya lo sabía yo… -renegaba

al escuchar su grito.

E_ Joder la pata la vaca.

V_ ¡Pija otro grito más y te juro que no voy a tener

piedad! –decía jadeante por el esfuerzo.

M_ No me riñas a la niña que está haciendo una labor

humanitaria –pasaba junto a Teresa con el saco.

Si_ Yo ayudar –apareció nuevamente Sissou que

acompañada por Siya comenzaron a ayudar.

E_ ¡Ya Ngouabi!, Lucero libre… vamos… -decía contenta

mientras andaba en pata coja por el dolor en su pie.

304 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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V_ No sí seguro quiere subirla al refugio… como si la

viera.

Yi_ Ziku rápido… subir… subir –hacia aspavientos

mientras llegaba como podía hasta ellos.

V_ Dejarlo todo… arriba… arriba –decía gritando como

loco.

M_ Por favor no te caigas Esther –le sugirió mientras

salían corriendo.

V_ Vamos… vamos…

Z_ Se oye… llegar… -en ese momento los truenos, los

relámpagos, el agua todo en su conjunto creo un ambiente

de impresión-. Dios…

V_ Vamos… Zulú…

Subieron lo más rápido que sus piernas les daban,

entonces un estruendo les dio a entender que el agua había

echado a bajo la puerta, un grito por parte de las mujeres

ante el ruido y un ligero movimiento en el refugio.

V_ Dios… -susurró impactado por la fuerza del agua.

M_ Esther… ¿estás bien?

E_ Sí, ¿y tú?

M_ Bien… no te separes de mí.

E_ ¿Y Monwe?

M_ Vamos a ver.

Ma_ Ziku… la rabia del agua… es la rabia del dolor.

305 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 306: CUARTA PARTE PIJA

V_ Si Massamba… ¿crees que esto aguantara?

Ma_ Sí… ser fuerte… como esta aldea y sus gentes.

Allí dentro se respiraba el aire del miedo, de la

inseguridad, del desconcierto, los niños sentados junto a

Nmaba y los perros, tapándose los oídos y sintiendo el

miedo de los mayores en el silencio que reinaba el lugar.

Maca y Esther se habían sentado junto a Monwe para vigilar

los goteros, la linterna enfocaba también su rostro, y Maca

sentía la pena que iba a sentir al despertarse. Esther que

entendía su mirada le tenía cogida la mano fuerte, se

miraron con esa mirada que la pobre luz que reinaba en el

refugio les dejaba, una mirada de apoyo de fuerza. Mientras

pensaba en Mona. Los hombres se habían sentado junto a

las mujeres, no estaban tampoco alejados de ese

sentimiento de miedo ante la virulencia del agua. Teresa

que con los años que llevaba viviendo en aquel lugar nunca

había visto nada igual, rezaba para que pronto terminara

aquella inundación que entre otras cosas habría aniquilado

el huerto tantos y tantos años de trabajo. El poco alimento

que obtenían de allí, les habría sido arrancado por las aguas

y su presencia se notaba por los suspiros que lanzaba al

aire continuados. Vilches guardaba silencio sentado junto a

Massamba quien apretaba a su hijo contra su pecho fuerte

como si así pudiera salvarle de cualquier acontecimiento, la

otra mano la tenía cogida Lula, y aquel gesto tierno lo tenía

al borde del llanto.

306 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 307: CUARTA PARTE PIJA

Había pasado una media hora donde todos seguían

guardando silencio, en la oscuridad, Mbe se levantó de

dormir, llamándole la atención el sonido del agua, se acercó

hasta el hueco que hacía la función de puerta y cuando se

fue a asomar se resbaló, Teresa que estaba cerca, llegó a

tiempo para detenerlo, pero su grito alertó al resto que se

precipitaron hacia el hueco por donde Teresa por salvar al

niño había caído.

V_ ¡Teresa!... ¡Teresa! –gritaba desesperado.

M_ Teresa –gritó Maca que había acudido tan

angustiada como estaba el resto.

Ng_ Ziku… -lo apartó y sin pensarlo se lanzó al agua

que llevaba una altura considerable.

V_ Ngouabi ¡ven aquí!... ¡estás loco!...

E_ Dios mío –susurró aterrada porque Teresa no

contestaba, y además Ngouabi sin ningún tipo de dudas se

había lanzado a salvarla. Al mirar vio que no había cesado

de llover y como a todas el miedo por la gran mami le había

dejado paralizada.

V_ Hay que bajar –dijo nervioso.

Nm_ Mono mwana… mwana… mami… mami -(mi hijo…

mi hijo) decía desesperada Nmaba.

Ns_ Malembe Nmaba…

Ma_ Ngouabi saber nadar… -dijo alzando la voz

finalmente Massamba que no se había movido del lugar

307 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 308: CUARTA PARTE PIJA

entre otras cosas porque se sentía pesado, cansado y

abatido.

V_ ¡Teresa…!

E_ Maca –se acercó hasta ella con el miedo reflejado en

el rostro.

M_ Joder… Teresa…

E_ ¿Sabe nadar?

M_ Sí, pero el golpe… que no le pase nada –decía con

un hilo de voz mientras sus ojos ansiosos por ver en medio

de la oscuridad miraban sin encontrar lo que buscaban.

V_ ¡Hay que bajar!

Sin embargo no era fácil bajar porque el agua había

subido bastante, la aldea estaba totalmente anegada, y se

podía escuchar perfectamente como el río seguía bajando

con violencia, no era seguro que no volviera a entrar otro

golpe como el que había causado aquel desastre. Pero

Teresa no respondía y algo había que hacer, no podían

dejarla ni a ella ni al joven Ngouabi que no había dudado en

echarse en su busca. Vilches miraba alrededor pero no

tenían cuerdas, tan solo unas sábanas que no iban a ser

seguras para nadie. Los niños lloraban sobre todo Mbe, que

se había sentado en los brazos de una Nsona que en

silencio lloraba por Teresa, mientras Lula comenzaba a

rezar en silencio para que nada le hubiera pasado a la que

ella consideraba como su madre.

308 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 309: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¡Teresa… Teresa…! –gritaba mientras los hombres

pensaban como bajar sin resultar un peligro más añadido.

E_ No se ve nada espera –acercó una de las linternas-.

¿Ves algo?

M_ No… joder… ¿dónde está?

E_ Maca dijo que se había caído la pared del huerto.

M_ Mierda… -suspiró con fuerza y miedo-. Esto se ha

convertido en un río más… y el agua lleva tanta fuerza

que…

Ng_ ¡Mwasi… mwasi! –se escuchaba la voz de Ngouabi

saliendo de la oscuridad, su voz llegaba desde la parte

izquierda, y hacia allí iluminaron las dos linternas de Maca y

Esther.

M_ Vilches Ngouabi –le llamó mientras trabajaban para

unir sábanas y cortinas para bajar atados.

V_ ¿Ngouabi me oyes?

Ng_ Si ziku –gritaba agitado.

M_ ¿La tienes Ngouabi? ¿tienes contigo a mami?

Ng_ Sí, sí –decía.

V_ ¿Y cómo está?

Ng_ No muy bien…

V_ Me cago en la hostia… ¿qué le pasa?... ¿está

consciente?

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Page 310: CUARTA PARTE PIJA

Ng_ Sí… mami decir “que viene el cocodrilo mamá…

que viene para comerme mamá”

En el refugio los rostros que habían sido tensos,

asustados, fueron dejando escapar esos músculos

agarrotados para suavizar las expresiones, sin duda,

aunque pensaban que el golpe podía haberle ocasionado

una conmoción, aquella manera de Ngouabi de contar lo

que sucedía y el saber que Teresa estaba bien, hizo que

primero Esther que cuando se ponía nerviosa le entraba esa

risa floja incontrolada y después uno a uno se fueron

uniendo a las risas y algunas lagrimas, hasta que todos

acabaron por reír a carcajadas. Excepto Vilches que

preguntó aún con el susto metido en el cuerpo:

V_ ¿Dónde estás Ngouabi?

Ng_ Estar cogidos en un palo.

V_ ¿En un palo?

Ng_ Mami decir que yo ser… ¿cómo mami? –Vilches

intercambió una mirada con Maca, y ésta elevó las cejas en

señal de desconcierto-. Decir yo musculozo…

V_ Dios mío hay que bajar antes que lo viole que la

necesidad es muy mala.

M_ Se ha debido golpear la cabeza Vilches –le dijo un

tanto preocupada pero sin poder esconder una mueca que

parecía una sonrisa.

V_ Si… no hay tiempo que perder.

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Page 311: CUARTA PARTE PIJA

E_ Maca… vamos a romper las sábanas Yildas dice que

atadas unas a otras.

M_ Si, vamos.

Mientras Ngouabi se había podido sujetar a un palo del

granero, en el trayecto se había golpeado varias veces con

troncos que entraban y viajaban por la aldea, la lluvia no

daba tregua y allí entre el palo y su cuerpo reposaba una

Teresa que no cesaba de hablar.

T_ Ay hijo mío que golpe… una no está en edad de

estas cosas.

Ng_ Mami tranquila.

T_ No si mami está tranquila… y mejor imposible ¿eh?,

entre los brazos de un muchachote como tú… ay que

golpe… y lo malo es que la puerta está abierta… y ya verás

ya… tanto burlarme yo de mi marido que se lo comió un

cocodrilo… y me veo yo toda trituradita entre los dientes de

ese bicho… ¡ah que Dios tenga donde se merece a tan

semejante personaje!, vamos… que pa darle un premio al

cocodrilo.

Ng_ Mami no hacer reír o a Ngouabi o no poder –decía

con una sonrisa que en él era tan difícil de ver.

T_ Ay hijo…que golpe… -escupía un poco de agua que

en un movimiento dado le había tapado la cara-. Y el rimel

al carajo…

Ng_ Ya venir pronto.

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Page 312: CUARTA PARTE PIJA

T_ No si por mí… puedo estar así como los garbanzos…

remojadita… ¡ay mi pobre huerto!, con todo lo que nos ha

costado.

Ng_ No preocupar, las manos en la tierra siempre nacer

de nuevo.

T_ Mira… tienes razón… -entonces se oyó un ruido-.

¿Qué ha sido eso?

Ng_ No saber.

T_ ¡Ay hijo! –se dio la vuelta agarrándose a su cuello

formando un cuatro con su cuerpo subida a su cintura-. El

cocodrilo… el cocodrilo… mamá que viene el cocodrilo

lalalalalala… larala

Ng_ Mami no hacer reír –decía riéndose.

T_ Hijo… vaya golpe… o como mi hija dice ¡vaya hostia

me he dao!

V_ ¿Qué significa eso de decir tacos a estas alturas?

T_ Vilches hijo, hijo mioooooooooooooooooooooo –se

lanzó a sus brazos.

V_ ¿Cómo estás Ngouabi?

Ng_ Bien –decía cansado y agradecido porque notaba

que las manos ya no le respondían para seguir sujeto.

V_ Venga Teresa ya está… ya está… -le decía pues

había roto a llorar en su cuello.

Ng_ Mami estar un poco mal.

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Page 313: CUARTA PARTE PIJA

V_ Ya.

T_ Ay que golpe… he visto todos los espíritus juntitos,

todos alineados como un equipo de fútbol…

V_ Imagino, a ver puedes subir a caballo.

T_ ¡Uy encantada!, no sabes el tiempo que hace que no

abro así mis piernas –le dijo bajito en el oído.

V_ Menudo golpe…menudo golpe –le decía tratando de

no reírse-. ¡Ahora chicos!, ¿Ngouabi aguantas hasta que

venga a por ti?, la corriente es fuerte.

Ng_ Ngouabi aguanta –sonrió.

T_ Ngouabi ser un héroe… mi héroe -decía apoyando

su cabeza contra la de Vilches.

Con la ayuda de los hombres fueron recortando la

distancia que les separaba, hubo un momento donde la

lluvia cedió una tregua, Dib y Zulú ayudaron a subir a

Teresa mientras Vilches iba en busca de Ngouabi para

recogerlo con las sábanas y cortinas atadas a su cintura,

mientras los hombres arriba sujetaban con fuerza.

Cuando Teresa llegó tanto las mujeres como Ramón

que no había parado de ladrar desde que la viera caer se

abalanzaron hasta ella, la ayudaron hasta tumbarla en un

lado para que Maca y Esther pudieran revisarla, Lula con los

ojos emocionados sujetaba una linterna y Nsona le daba la

mano.

T_ ¿El niño… cómo está el niño?

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Page 314: CUARTA PARTE PIJA

Ns_ Melesi mami –le dijo con el corazón en la mano.

T_ Ay… -suspiró.

M_ Venga Teresa abre los ojos –le miraba las pupilas-,

tengo que reconocerte, venga.

E_ ¿Bien? –la miró preocupada.

M_ Un poco de conmoción.

E_ El pulso lo tiene alterado una frecuencia de noventa

pulsaciones –decía con gesto concentrado mientras Sissou

enfocaba con su linterna.

M_ Bien es normal… Teresa cariño… ¿te duele algo?

T_ ¡Mira ésta que graciosa!, ¿me duele algo pregunta? –

decía sin poder fijar la vista-. ¿Tú que crees bonita?

M_ Está bien –sonrió.

E_ Habría que cambiarle la ropa… -no podía evitar

sonreír una vez tranquila de tenerla allí con ellas.

M_ Ya pero no tenemos nada… joder… -se pasó las

manos por la cara mientras le tocaba el pecho.

T_ Las manos quietas… obsesa que está tu mujer

delante.

M_ Oye –le riñó pero la mirada de Esther le hizo sonreír.

E_ Voy a ponerle la cortina que queda como si fuera un

liputa le quitamos la ropa y la seco con lo que pueda.

T_ ¡Que viene el cocodrilo!

M_ Tranquila Teresa… todo está bien.

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Page 315: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¿Bárbara? –abrió los ojos mirando alrededor.

M_ Soy Maca Teresa… -la miró seria..

T_ Menuda hostia me he dao Maca, mi Maca, mi

cariño… que hostia nena –las mujeres incluida Lula no

podían aguantar la risa.

M_ Ya lo sé ya… venga –le besó la frente, pero con un

beso largo y necesitado, su corazón había sentido en un

segundo el miedo a perderla.

E_ Nmaba tranquila… Ngouabi está bien… -le decía a la

mujer que de pie esperaba la llegada de su nieto-. Es muy

valiente.

Nm_ Kele bantu ntima (es todo corazón) –decía

emocionada.

Di_ Arriba –le ayudó a subir Dib.

E_ Aquí lo tienes Nmaba –le dijo feliz al ver al muchacho

apartándose.

Ng_ Mamá… mamá –repitió abrazándose a su abuela

que sintió ante aquellas palabras como su corazón

rebosaba de ternura, como el abrazo de aquel nieto

hambriento de un futuro mejor, de una vida mejor que en

ese momento se aferraba a ella como a esa esperanza de

vida-. Mamá…

Nm_ Kuanwa kuanwa –(cariño… cariño) lo abrazaba

emocionada ante la mirada también emocionada de Esther

que le sonreía.

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Page 316: CUARTA PARTE PIJA

T_ Mi héroe… mi héroe –repetía sin cesar.

M_ Nsona vigílala voy a revisar a Ngouabi. Bonso kele

nge? –(¿cómo estás?) le tocaba la cara al ver un golpe en su

pómulo.

Ng_ Ngouabi estar bien… ¿mami?

M_ Mami también –le abrazó fuertemente-. Melesi.

Los ojos del muchacho repletos de orgullo y calor,

hicieron a Maca que su corazón temblara de la misma

manera que lo había hecho al ver a Teresa. Vilches subió y

estrechó la mano a Ngouabi que se sintió orgulloso cuando

los ojos de Massamba le ofrecieron el calor de padre que

tanto le había faltado en la vida, Ngouabi asintió y sonrió, al

mismo tiempo que Esther llegaba para con la ayuda de

Vilches y la linterna revisarle el golpe.

T_ Ngouabi.

Ng_ Si mami.

T_ Melesi –le sonrió dándole la mano.

Ng_ Ngouabi kele kudivuluta na nge –(Ngouabi es feliz

por ti) entonces inclinó un poco la cabeza y con respeto le

dijo-. Mami.

T_ ¡Ayyyyy! Que pedazo hostia.

Y así entre risas de las mujeres más tranquilas, la

cambiaron, los hombres se volvieron todos de espaldas,

para dar intimidad, entre Maca y Esther le quitaron la ropa,

Nsona le puso la tela y Siya le anudó en la parte del hombro

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Page 317: CUARTA PARTE PIJA

un nudo seguro para que no se le cayera... entre tanto ella

solo sabía balbucear palabras tales como :

T_ Bárbara... que viene el cocodrilo mamá... mi suki.

E_ Tranquila Teresa. ¿Qué quiere decir suki, cariño? –le

preguntaba mientras le tomaba la mano porque notaba en

su gesto preocupación.

M_ Pelo. Ella se lo cuida mucho.

E_ Es el golpe mi amor y muy fuerte se lo ha tenido que

dar para llamar a Bárbara.

M_ -Maca la miró sería para terminar riendo y negando

con su cabeza-. Gracias.

E_ De nada... te quiero –le dijo bajito.

M_ Y yo.

T_ Kuyongana no kuyongana no aquí... ¡frescas! –(hacer

el amor no... hacer el amor).

E_ Que vergüenza –susurró apoyando su cabeza en el

hombro de una Maca que sonrió.

El tiempo pareció dar una ligera tregua, entonces

Vilches quien se había sentado junto a Massamba, escuchó

las palabras del hombre.

Ma_ El río entrar y salir... si parar de llover el agua

salir...

V_ Ha destrozado el muro de la huerta.

Ma_ Haremos uno más grande.

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V_ No sé si nos ha dejado servible el hospital.

Ma_ Levantar.

V_ Estoy acojonado Massamba –lo miró de reojo

mostrando su temor en los ojos para volver a mirar a todos

los que allí en silencio esperaban a que todo pasara y

pudieran salir de allí-. Hemos crecido y... tenemos mayor

responsabilidad... no puedo dejar que pase nada a la gente.

Ma_ Massamba saber... Massamba ayudar a que mi

gente, tu gente, nuestra gente viva mejor.

V_ Estoy seguro de ello, me siento orgulloso de todo

esto... no tenemos nada y lo tenemos todo –le dijo

susurrando mientras miraba la puerta donde veía el agua

caer.

Ma_ Así es ziku... tenemos todo lo importante, amor y

amistad.

V_ Eres cojonudo, cabrón –sonrió de lado arrancando

una sonrisa al hombre.

La noche pasó entre los delirios de Teresa, a la que

Vilches volvió a reconocer para quedarse tranquilo y las

revisiones a Monwe que empezó a despertarse y ante sus

quejidos, Esther le inyectó un calmante. Los niños dormían

más tranquilos porque había cesado el ruido del agua, y las

mujeres habían quedado medio adormiladas después de la

tensión vivida. Entre ellas una Siya que había estado

sonriendo a un Ngouabi que a pesar de estar un poco en

dolorido, se sentía feliz y más con esa sonrisa cómplice.

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Page 319: CUARTA PARTE PIJA

Las que a penas pudieron cerrar los ojos fueron Maca y

Esther, al principio Esther estaba apoyada en el hombro de

Maca, se acariciaban lentamente en la oscuridad como

tratando de mostrarse apoyo, Maca tenía la cabeza

apoyada en los troncos nada cómodos para reposar, pero

su mirada se dirigía hacia fuera, ¿qué quedaría?, su

obsesión era el hospital, pero también reconocía que le

preocupaba no saber nada de Mona, ni escuchar algún

aullido por su parte para dar señales de que estaba bien, si

le había pasado algo, para Esther sería un golpe muy duro,

entonces besó su cabeza instintivamente, arrancando un

suspiro tranquilo a la enfermera que estaba pensando lo

mismo que Maca. En sus brazos un Valiente que no dormía

y se mostraba triste, apagado y sin duda ambas entendían

que la ausencia de Mona, a él, era a quien más había

afectado. Pasadas una hora, cambiaron su postura, Maca

dejó que Esther se refugiara entre sus brazos,

aprovechando la oscuridad, ya que dos de las tres linternas

estaban apagadas y tan solo la que quedaba encendida

iluminaba el gotero de Monwe.

E_ ¿Estás dormida? –le preguntó.

M_ No...

E_ Tengo la sensación de que... estoy perdida.

M_ Y yo... no va a ser fácil –susurró en su oído.

E_ Pero estamos todos bien y... seguro que saldremos

adelante ¿verdad?

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Page 320: CUARTA PARTE PIJA

M_ Sí, seguro que si –entonces sus ojos se encontraron

con los de Massamba que también estaba despierto, en

ellos encontró lo que siempre, fuerza y esperanza, le sonrió

a pesar de que no hubiera luz, Massamba vio en la médica

el brillo de la sonrisa-. Saldremos adelante.

E_ Me siento más feliz que nunca de estar aquí.

M_ Y yo de que lo estés. Trata de descansar.

E_ Cuando lo hagas tú –le entrelazó la mano

acariciándola-. Eres mi soporte ¿lo sabías?

M_ Sí.

E_ Ya –sonrió dejándole un beso en el pecho.

M_ Como tú el mío, ¿eso es el amor, no?

E_ Sí.

Ma_ El amor sois las dos –susurró haciendo que su voz

llenara todo de una calidez extrema-. El amor... somos

todos nosotros.

Ellas lo miraron ¿qué más podían decir?

Cuando los primeros rayos de una luz que no sabían

de donde venían les hizo abrir los ojos, vieron como los

hombres no estaban en el refugio, ni siquiera Massamba,

Teresa dormía, así como las mujeres, el gotero de Monwe

estaba en perfecto estado. Maca separó a Esther y en el

movimiento se despertó, sin hacer ruido salieron juntas

cogidas de la mano a la puerta y dijeron:

M_ Joder...

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Page 321: CUARTA PARTE PIJA

E_ Dios mío...

Lo que vieron ante sus ojos les pareció desolador, el

barro se había adueñado de todo, los hombres trabajaban,

seguramente desde el amanecer, desde que el agua tal

como había entrado se había esfumado, pero el panorama

que tenían que afrontar era tan descorazonador que ambas

fueron bajando los escalones con la impresión de estar en

otro lugar, en no reconocer nada de lo que veían, una

miraba hacia la derecha la otra hacia la izquierda

encontrando la misma desolación, para cuando se giraron

sus ojos mostraban las mismas lagrimas, el mismo dolor,

fue un impulso el de abrazarse, asustarse, morirse de

miedo de igual manera, ambos cuerpos tiritaban, ambas

mantenían los ojos cerrados el corazón desilusionado.

E_ Maca…

M_ Esto es desolador joder… -protestó mientras se

separaban.

E_ No lo vamos a poder arreglar… esto es…

M_ Es un desastre –miraban a los hombres con tan solo

pantalón sus pechos descubiertos repletos de sudor

tratando de arreglar los destrozos de la puerta-. Nunca

había vivido nada igual.

E_ Bueno mira… así no vamos a solucionar nada… con

esta actitud pesimista… habrá que ponerse manos a la obra

cariño –decía apartándose las lagrimas del rostro.

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Page 322: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¡Sabes qué tienes razón! –la miró haciendo lo mismo

con una sonrisa repleta de esperanza.

E_ Venga… vamos con Vilches.

Al llegar se encontraron con un Vilches totalmente

desencajado, y a Massamba sentado apoyando su hombro

en una de las maderas de la entrada, por su cara podían

adivinar el enfado que tenía por no poder ayudar, ambas se

acercaron y lo abrazaron. Las mujeres iban bajando una a

una, excepto Teresa que seguía durmiendo, y Bendi que se

había quedado junto a su nieta quien tras ser revisada por

Maca, siguió tranquila. Una a una, iban llegando con el

mismo gesto de estupor, con el mismo miedo y dolor

marcado en sus rostros ante lo dantesco de la situación.

M_ Vilches… ¿qué hacemos nosotras?

V_ No lo sé Maca… no sé ni por donde empezar –decía

con el rostro totalmente abatido.

E_ Nosotras nos encargamos del hospital –dijo

resolutiva Esther.

V_ Creo que no vamos a poder salvar nada.

M_ Tenemos que intentarlo… avisar de lo que ha

sucedido y…

V_ La cafetera tiene agua hasta el volante, la radio no

funciona, la radio del hospital está llena de barro –su rostro

mostraba una afectación total y su voz un cansancio que

sin duda le provocaba la impotencia.

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Page 323: CUARTA PARTE PIJA

E_ No pensamos en la radio Maca –la miró con gesto de

pena y algo de culpabilidad.

M_ Es verdad.

V_ De todos modos aunque hubierais pensado para

mover eso es muy complicado. No sé que va a pasar… está

Louabi mirando a ver… no en vano en su compañía militar

fue encargado de la radio.

M_ Joder… así que estamos a merced de nuestra suerte.

V_ Nunca mejor dicho, si señora.

Ns_ Nosotras si ziku dice, arreglar cabañas y cocina,

repartidas con mwasis.

V_ Si… nosotros vamos a tratar de arreglar la puerta

principal que ahora mismo estamos totalmente

desprotegidos.

E_ ¿Y Mona, Vilches?, ¿la has visto?

V_ No Esther… ni rastro –dijo algo preocupado también.

M_ Venga Esther… hay mucho que hacer… estoy

segura que aparecerá su instinto animal seguro le ha hecho

huir hacia las montañas, ellos saben salir de estas

situaciones, vamos cariño… hay que levantar esto como

sea.

Acompañada por su perro, guiándola como siempre

apareció Nmaba, con sus pies descalzos podía percibir el

barro del suelo, podía oler aquel exceso a tierra mojada,

podía sentir a pesar del sol, el frío del desastre. Entonces se

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detuvo cuando el perro la hizo parar, miró al cielo sin ver,

pero sabiendo en su memoria el color que tendría, y

después habló.

Nm_ Ntangu me basikaka, na nzadi na kulula malembe,

ata, beto ntima basikaka na bwala na nki mianda ti salaka.

Kumala kukame na kusalu (El sol se ha levantado, el río ya

duerme tranquilo, ahora, nuestros corazones levantaran la

aldea, con fe y trabajo. Juntos volveremos a nacer).

Si los ojos de Nmaba le hubieran permitido ver, se

hubiera encontrando con todos los habitantes excepto

Teresa, a su alrededor, escuchando sus palabras

boquiabiertos, los hombres con los rostros tensos, las

mujeres con los ojos emocionados, Maca y Esther quietas

como si sus pies hubieran echado raíces en esa tierra que

para ellas era la suya, la tierra que significaba la vida que

tenían, los sueños cumplidos, el regalo más hermoso de esa

misma vida. Y si Nmaba hubiera podido ver, se hubiera

encontrado con la admiración de todos, pero Nmaba no

veía, tan solo sentía, y lo que sentía en aquel hermoso

momento no era otra cosa que el respeto, el cariño y la

fuerza de quien un día uniendo a personas de aldeas, de

tribus o países diferentes, se convirtieron en su familia, en

su gente.

M_ ¡Ya lo ha dicho Nmaba!, a trabajar, vamos –dijo con

la voz algo emocionada pero el animo suficiente como para

dejar la aldea mejor de lo que estaba.

324 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 325: CUARTA PARTE PIJA

V_ Las mujeres os dejamos elegir lo que queráis hacer,

nosotros seguiremos con la puerta.

E_ ¿Y Lucero, Ngouabi? –preguntó ansiosa por saber.

Ng_ Lucero y vaca, bien, subidas a la cocina –sonreía.

E_ Menos mal… ¿Y las dos gallinas?

Ng_ Ngouabi las puso a salvo.

E_ Eres todo un héroe ¿lo sabías? –le sonrió

dulcemente.

T_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hh –se oyó su grito.

M_ Vaya tienes competidora a los gritos –todas las

mujeres se giraron viendo a Teresa cogiéndose la cortina en

forma de vestido-. Hola Teresa… que mona vas.

T_ Menos rollos, ¿qué es esto?, ¡señor!, ¡ay dios!, ¿y

esto?, pero... ¿qué es esto?.. ¿pero qué nos han hecho?...

ay… ay que me da… ay que me da –decía con la mano en el

pecho y los ojos grandes-. Ay que me está dando algo.

E_ A ver Teresa ¿no lo recuerdas?, ayer fuiste Esther

Williams, hiciste una exhibición nadando por la aldea.

T_ ¿Ayer?, ¿aldea? –las mujeres la miraba algo

preocupadas-. ¿Esther Williams?... ¡ay qué me da! ¿pero

que es esto?

M_ Sí Teresa, a ver… estabas muy mal tras el golpe y

quizá no lo recuerdes, pero mal ¿eh? porque para

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preguntar por Bárbara no es por nada pero... –le dijo con

cierto rintintin.

E_ ¡Maca! –la riñó riéndose y las mujeres sonrieron.

V_ ¡Os vais a pasar mucho rato ahí!, digo tenemos

trabajo… oye Teresa… -se acercó a ella y le dijo bajito-.

Creo que deberías abrir más tus piernas, no tienes práctica

y me has desriñonao macho

T_ ¡Pero qué dices! –lo miraba ofendida.

Ng_ Hola mami…

T_ Mi héroe… ahora lo recuerdo todo –decía

abrazándose al muchacho que sonreía mientras Teresa lo

besaba sin parar ante la sonrisa de Nmaba-. Mi héroe

mareeeee.

M_ Ejem.. ejem… -carraspeó mientras Esther la miraba

sonriendo-. Querida Teresa… deja al muchacho que lo vas a

ahogar.

T_ Si no se ahogo ayer –decía sonriendo emocionada.

M_ Ya Teresa pero... ¿tú has visto como vas?

T_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –

salió corriendo con las manos en alto hacia su cabaña, allí

todo lleno de barro, pero el espejo había quedado intacto…

M_ Creo que aún falta otro

E_ Es una copiona.

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Page 327: CUARTA PARTE PIJA

V_ Dios todo lo malo enseguida se contagia –dijo

pasando con un tronco en la mano.

M_ Tres, dos –descontaba mirando con una sonrisa a

Esther.

E_ Uno.

T_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh…

Las mujeres y los hombres sonrieron, Maca miró a

Esther, Esther miró a Maca, a pesar de todo lo que habían

perdido, se tenían la una a la otra y esa mirada, esos ojos

repletos de amor demostraban que tenían amor y con ese

amor comenzaron a trabajar, se distribuyeron, hasta los

niños ayudaban a las mujeres como una forma de juego, el

hospital era para todos lo primero, había que controlar a

Monwe y era vital que se pudiera montar de alguna manera

una cama, así los hombres una vez las mujeres habían

limpiado las dos habitaciones a fondo, crearon una cama

con hojas de palmera, y otras clases que hicieron un

mullido colchón hasta que el sol consiguiera salvar lo que el

agua había destrozado.

M_ No ha quedado mucho pero... lo vital que son los

antibióticos podemos usarlos.

E_ Si... oye cariño... ¿has visto lo bien que trabajamos

juntas? –le sonrió.

M_ Sí... en todo lo hacemos muy bien juntas.

E_ Si... –la miraba embobada.

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M_ Si –la miraba de igual modo.

T_ No lo puedo creer...

M_ Ya nos rompió la magia –protestó cerrando los ojos.

T_ Tenemos un drama y vosotras tonteando.

M_ Oye tampoco te pases, tenemos mucho trabajo que

hacer y lo sacaremos adelante, hay tiempo para todo.

T_ Cariño... baja de la nube de Esther... toca tierra o

mejor dicho toca barro –paseaba con el culo un poco para

fuera, tal que Esther miró a Maca y Maca miró a Esther

elevando los hombros-. No tenemos nada para comer el

agua se lo ha llevado todo, el huerto está totalmente

destruido, tan solo se ha librado lo que tenía en lo más alto

de la despensa que es maíz, cereales y algo de leche de

coco, alubias y arroz.

M_ Con eso podemos alimentarnos un par de días ¿no

Teresa?

T_ Pinta mal.

M_ También está Lucero, yo con leche me apaño.

E_ Yo haré un esfuerzo y... también –sonrió mirando a

Maca.

T_ Es un desastre... pero estamos todos bien y codo con

codo saldremos de esta. Como siempre sale la gente que

cae y se levanta... –decía con voz triunfante.

M_ El hospital está prácticamente inservible...

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E_ ¿Y las cabañas?

T_ Llenas de barro... esta noche habrá que dormir a la

intemperie.

M_ Teresa... estoy segura que vamos a salir de esta

situación no te preocupes –le decía con voz amable

mientras le frotaba el brazo.

T_ No, no me preocupo, y yo también sé que saldremos

a delante... pero... ¡no teníamos bastantes dificultades ya!

E_ Pues sí... pero de esto como ha dicho Nmaba uno

aprende para ser mejor, y creo que estamos trabajando

para ello.

M_ Oye Teresa... ¿por qué andas así? –la miraba

fijamente.

T_ A ti te lo voy a decir –se marchó con el culo un poco

hacia fuera.

E_ ¿Y eso?

M_ Ni idea... bueno sigamos...

Y siguieron trabajando codo con codo, una vez

colocada la puerta trataron el modo de poder levantar la

pared del huerto, no podían enfrentarse a la noche y la

peligrosidad de la misma sin una protección, tras mucho

pensar y debatir, finalmente lograron unirse para poder

derribar el granero y con lo que iban sacando formar una

valla lo más segura posible, al menos por una noche.

Mientras todo esto sucedía Louabi trataba de salvar la radio

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Page 330: CUARTA PARTE PIJA

que sería su medio de comunicación para pedir ayuda,

llevaba algo más de cuatro horas con un trabajo labrado

pero nada había conseguido, demasiada humedad. Todos

habían parado para acondicionar al menos una habitación

en el hospital, lo habían conseguido, Monwe descansaba en

ella sedada, de vez en cuando entraba Esther, Maca o

Vilches, los niños jugaban a sacar las cosas que en las

cabañas estaban repletas de agua, barro y alguna que otra

raíz, las mujeres lavaban con el agua que se turnaban a

sacar del pozo. Nmaba era la encargada de meter las cosas

que podían salvarse en la vasija de barro repleta de agua,

su perro y Ramón la ayudaban cuando algo caía fuera, en

volverlo a su lugar. Valiente perdido en su orfandad no se

movía de los escalones de la cabaña de Maca. Y las gallinas

habían decidido quedarse alojadas al lomo de ambas vacas

que aún con el miedo en el cuerpo no se movían de un lado

de la aldea.

Cuando por fin habían terminado con el hospital, con

trasladar ladrillos para formar un muro, donde los hombres

se las ingeniaban para mantenerlo en pie, Maca y Esther se

acercaron a su cabaña, era ya media tarde cuando

cansadas, desaliñadas, agotadas sin dormir, al entrar la

desolación volvió a ellas, se quedaron mirando aquel nido

de amor y sufrieron el mismo dolor.

M_ Joder...

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Page 331: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¡Maca el ordenador!, ¡las fotos de la boda!... oh...

no... –por primera vez ambas habían caído en lo que no

tenían ellas, en sus propias perdidas, ya que hasta ese

momento se habían preocupado del resto.

M_ El ordenador... joder... todo Esther... no nos queda

nada.

E_ Uf... pero oye no está.

M_ ¿Cómo que no esta?

E_ No... yo la última vez que lo usé lo deje sobre tu

escritorio.

M_ Que raro... bueno igual aparece río abajo –dijo

desanimada.

E_ Bueno... y la cámara tampoco está –resopló

pasándose las manos por el pelo-. Creo que... mejor

ponernos a trabajar sin nada más cariño...

M_ Si, será lo mejor... pero antes... necesito algo.

E_ ¿El qué?

M_ Un buen beso reconfortante.

E_ Yo también –sonrió-. ¿Te das cuenta que dentro de la

desgracia somos afortunadas?

M_ Sí, no paro de repetírmelo, ¿has visto como trabaja

todo el mundo?, es algo... que logra enorgullecerme cada

vez más de este lugar.

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Page 332: CUARTA PARTE PIJA

E_ Si –se abrazaron, Maca pasó las manos por la

cintura, y Esther por su cuello-. Te quiero muchísimo

Maca… nunca me había sentido así tan bien, segura de mi

misma, querida, dispuesta a luchar sin esconderme bajo la

cama, y eso lo has logrado tú.

M_ Mi amor… -suspiró cogiéndole las manos, mirándole

dentro de los ojos, para terminar besándose necesitadas de

encontrarte en su mundo de amor-. Vamos a continuar, nos

queda mucho por hacer.

E_ Si.

Esther salió hasta el pozo para llevar agua y comenzar

a limpiar, Maca sacaba todo, le había llevado el mosquitero

a Nsona quien lo metía en una vasija más grande y lavaban

como habían hecho con todas las sábanas, algunas

directamente las habían echado a la basura inservibles.

Después entre Siya y Sissou habían encontrado el hilo

donde Teresa tendía y allí al sol habían ido secándose las

primeras sábanas para Monwe, y después irían

guardándolas para poder si podían recuperar los colchones

disponer de ellas. En cada viaje que Esther hacía al pozo, su

mirada se perdía por la aldea, habían buscado a Mona y

Bartolo pero no habían dado con ellos, le pesaba aquella

ausencia que estaba segura estaría ayudándoles, y en uno

de esos viajes que hizo al volver vio a Maca con algo

arrugado en la mano, supuso lo que era, y una pena se

instaló en su alma, el único recuerdo de su hijo y había

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Page 333: CUARTA PARTE PIJA

terminado destruido. Sabía que Maca en ese momento

necesitaba tranquilidad, pero también apoyo, no necesitaba

una palabra de animo sino, un roce de ternura y fue lo que

hizo, le pasó su mano por la espalda que se irguió al

contacto como en pose defensiva, pero su caricia le hizo

saber que estaba allí a su lado en silencio comprendiendo el

dolor que sentía al perder su único recuerdo. Maca

agradeció el apoyo y el silencio, se giró mirándola a los ojos

y contrayendo la barbilla, suspiró dejándose abrazar,

sintiéndose protegida en ese momento de desamparo.

M_ Era todo lo que tenía de él.

E_ Estoy segura que un día, tendrás mucho más que

una fotografía… te lo dije, cuentas con mi apoyo para

luchar por él –le decía con dulzura acariciándole la frente.

M_ Gracias cariño –suspiró-. Bueno vamos a seguir.

E_ Te quiero.

M_ Esther –la cogió del brazo y Esther la miró

sonriente-. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida si tú

has conseguido vencer cosas, yo he conseguido volver a ser

persona gracias a ti, y sentirme una mujer respetada

gracias a ti. Te quiero y espero que a pesar de lo que

siempre decimos, tu vida y la mía tengan un futuro eterno.

Porque todo que quiero eres tú Esther.

E_ Yo también lo espero mi amor –se abrazaron con

fuerza, emocionadas, entregadas. Después se besaron con

una sonrisa y Esther le dijo-. Vamos a trabajar.

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Page 334: CUARTA PARTE PIJA

M_ Vamos a levantar nuestro hogar juntas…

Los hombres habían tratado de arreglar la cocina pero

había tanta agua que era imposible hacerla funcionar, tardó

una eternidad pero al final Dib consiguió hacer fuego, y con

ese fuego consiguieron hacer una comida básica

especialmente para los niños. Descansaron todos a la vez,

el día de trabajo había sido duro, en las cabañas no habían

nada, todo tendido, ni siquiera los pocos muebles que

tenían, los habían utilizado para hacer leña. En el ambiente

el cansancio era patente, pero también la tristeza por lo

ocurrido, a Esther la falta de Mona le tenía muy preocupada

y en sus brazos un apenado Valiente ni siquiera había

querido comer.

Mientras, Vilches y Maca habían estado vigilando a la

chica que había comenzado a despertarse, la herida estaba

en perfecto estado y las linternas aquella noche iban a ser

sus compañeras junto a unas cuantas velas que habían

podido salvar. Justo cuando pasaban por delante del

despacho de Vilches donde tan solo quedaba la radio sobre

la mesa, vieron a Teresa sentada en una silla, se detuvieron

los dos en seco, y volvieron sobre sus pasos. Allí la buena

mujer abanico en mano daba aire a la radio, con la mirada

perdida y las piernas algo abiertas. Los médicos se miraron

dudando de que estuviera bien.

V_ ¿Qué haces? –la miraban ambos preocupados.

T_ ¿Qué voy hacer?, tratar de dar aire.

334 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 335: CUARTA PARTE PIJA

M_ Pero Teresa por más aire que le des no lo vas a

secar.

T_ ¡Ya hablo la lista!, a ver… ¿cómo crees que se secan

las cosas que se mojan?, no todas claro…

M_ ¿Me estás vacilando? –la miró enarcando una ceja.

T_ Pues… no… ¡además no me distraigáis o pierdo el

ritmo! –les dijo dando aire.

V_ Teresa deja el abanico y come algo que no has

comido en todo el día a penas.

T_ No tengo apetito y necesitamos ayuda.

M_ Pero por más aire que hagas no lo vas a lograr –le

decía un poco desesperada.

T_ ¿Y qué hacemos?, ¡eh!

V_ Mañana iremos con la barca a pedir ayuda… vamos

Teresa –le dijo afectado al ver la tristeza de la mujer.

Entonces a regañadientes se levantó y al verla andar un

poco raro Vilches le preguntó-. ¿Por qué andas así?

M_ Eso le he dicho yo.

E_ ¿Pasa algo? –entró preocupada por la tardanza de los

dos.

M_ Aquí Teresa que no suelta prenda… ¿pero te diste

algún golpe Teresa?

T_ ¡Y dale!; que no.

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Page 336: CUARTA PARTE PIJA

M_ Teresa mírame –le dijo cogiéndola del brazo y

deteniéndola-. ¿Qué te pasa?

T_ ¡Está bien!, ¡qué me va a pasar!, estuve más de

media hora con las piernas abiertas cogida a un tronco,

¿cómo queréis que las cierre si ya he perdido la práctica?

Las risas de los tres fueron un grandioso estruendo en

la noche triste, algo que no pudieron controlar, quizá la

tensión acumulada y silenciada muchas veces les hizo reír

de aquella manera ante la explicación de una Teresa que

acabo sonriendo también.

Cansados, rendidos de tanta batalla para poder limpiar

sus cabañas, cansados de tratar de poner a salvo a su

gente, llegaron a la noche, la oscuridad hacía todo más

tenebroso, más triste, pero aquella noche el cielo les había

dado una tregua, las estrellas salpicaban una enorme

alfombra negra que les guiaba en la oscuridad, la luna

grande reflejando con sus rayos todo cuanto alcanzaban, y

la gente, los niños durmiendo en el refugio que les había

gustado para ellos, con ellos aquella noche durmió Siya

quien se había en tan solo unos días, convertido en una

especie de madre para los hermanos de Ngouabi, y Nmaba

con su experiencia y sabiduría, veía el interés de la chica, y

sobre todo la alegría en el tono de voz de su nieto. Ella y su

inseparable perro durmieron en el único colchón que habían

podido salvar, como era lógico todos le cedieron a ella la

oportunidad de descansar sobre él. Los demás se fueron

336 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 337: CUARTA PARTE PIJA

retirando debían dormir en el suelo de sus cabañas o en la

tierra aún humedecida. Una hoguera en el centro iluminaba

lo suficiente como para vigilar por Louabi todo cuanto podía

ocurrir y acercarse a ellos. Junto a la hoguera, Teresa, Maca

y Esther seguían en silencio mirando el fuego.

T_ No entiendo porque no aparece Mona –dijo de

repente.

M_ Yo tampoco… es muy extraño.

E_ Valiente está muy mal.

T_ Sigo pensando que está ligando con el novio… y se

ha olvidado de nosotros.

E_ ¿Tú crees? –la miró ceñuda.

T_ ¡Pero cómo puedes tener la poca vergüenza de

preguntar tú eso! –la miraba seria.

E_ Jode Teresa.

T_ A ver si he dicho algo malo, que si la cascada… que

si la ducha… que si arriba… ¿sigo? –las miró seria.

M_ Y lo que nos queda ¿verdad mi amor? –le preguntó

Maca mientras la abrazaba fuerte contra ella.

E_ Verdad.

T_ Jesús…

M_ Deja de protestar y haz algo con ese problema que

tienes en las piernas… te van a crecer telarañas.

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Page 338: CUARTA PARTE PIJA

E_ Maca –le sonrió escondiendo su sonrisa tras el

hombro de la médica.

T_ Mira no te contesto… porque ¡tienes razón!, ¡pero

qué voy a hacer!.. ¡eh!, el idiota de mi marido prefiero que

lo comiera un cocodrilo antes que lo hiciera yo…

M_ No… si… lo entiendo ¡eh!, lo entiendo –le dijo seria y

entonces las tres volvieron a reír divertidas.

T_ Me voy… no puedo más pensé que Mona podría

volver pero… debe estar muy entretenida en algún lugar.

E_ Ojalá.

T_ Seguro que sí, no te preocupes –la besó en la frente-.

Buenas noches.

E_ Buenas noches.

M_ ¿Y yo? –le preguntó con gesto serio.

T_ ¿Después de las telarañas quieres que te dé un

beso?

M_ Pero si solo miro por ti y me preocupo por ti.

T_ Si, si.. procurar descansar ¿eh?... que una no tiene el

cuerpo para tonterías… ay que dolor…no si… es que no

puedo ni juntar ciertas partes, voy a ponerme un poquito a

remojo… ¡oh que dolor!... pobre de mí… mareeeeeeeee.

Allí muertas de la risa se quedaron Maca y Esther sin

poder parar de reír. Después, durante un rato más se

quedaron abrazadas frente al fuego mirando el cielo.

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Page 339: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿Nos acostamos o nos quedamos aquí?

E_ Lo que tú prefieras… hace tan buena noche.

M_ Si… pero mejor en la cabaña, así te podré abrazar.

E_ ¿Sólo abrazar? –se levantaron.

M_ ¿Te quedan fuerzas para algo más?

E_ Pudiera ser… pudiera ser…

M_ Uf –resopló mientras entraban a la cabaña-. Voy al

lavabo, ves poniéndote cómoda.

E_ Vale… ¿nos queda agua?

M_ Sí, sí… tranquila.

E_ Vale… -comenzó a desnudarse, y se puso un

camisón lo suficientemente ligero para ser arrebatado

rápidamente, mientras pensaba aquello una sonrisa

bobalicona y ardiente dibujaba su rostro.

M_ “¿Qué debe estar pensado?, me encanta cuando se

pone así”.

E_ ¿Ya?

M_ Sí… ya…

E_ No te duermas ¿eh?

M_ No te lo aseguro así que deprisita.

E_ Joder…

M_ Vamos Esther que me duermo… venga… mira que

eres tardona… vale…venga…

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E_ Jo Maca… jo…

M_ Pero mira que eres pija –le dijo sonriendo mientras

la veía llegar.

E_ Sí, tu pija preferida ¿no?

M_ Mmmm como pija prefiero a Mona… como mujer te

prefiero a ti –le estiró del brazo provocando que cayera al

suelo y se quejara-. Quejica… estás hecha una quejica.

E_ Cuando estábamos fuera, la luna en tus ojos te hacia

brillar la mirada.

M_ Es que ahora me voy a convertir en mujer loba y te

voy a comer.

E_ Eso me encanta… ¿un masajito primero? –le ponía

cara de niña buena.

M_ Claro mi reina… para mi niña lo que sea…

Maca le quitó el camisón, ante la sonrisa pícara de

Esther la dejó desnuda, Maca se pinzaba el labio inferior

mientras suspiraba delicadamente, Esther sonrió girándose

para que le diera ese masaje en la espalda, Mac no lo dudo,

comenzó a recorrer su columna con la lengua ante el

estremecimiento de la enfermera, después comenzó a

besar despacio, hasta llegar a la base del cuello sintiendo

su propia excitación, para después comenzar a masajearla,

la respiración de Maca conforme tocaba la piel de Esther

iba en aumento… la necesitaba… a pesar de todo aquella

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noche necesitaba sentir más que nunca el amor. Dejó sus

manos para continuar besándola cuando de pronto.

E_ gggggggghhhh.

M_ ¿Esther?... ¿Esther… te has dormido? –le preguntaba

de rodillas acercándose a su rostro.

E_ Mmmmmmm.

M_ Joder… no… ¿y qué hago yo ahora con todo este

fuego mi niña? –le preguntó sonriendo para meterse en el

saco con ella y abrazarla-. Te quiero pequeña.

El rojo del amanecer, comenzaba a dar la señal de que

otro nuevo día comenzaba, pero era tal el cansancio en

todos, que hasta Teresa dormía, a lo largo de la noche, una

vez Vilches, y otra Maca fueron a revisar los goteros de

Monwe, pero lo demás todo seguía tranquilo, las gallinas

con el susto pasado se habían quedado sin poder cantar,

así todo tranquilo sin alteraciones, sin sobresaltos hasta

que:

E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

M_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

_

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

hhh

Todos salieron de sus cabañas, Teresa desquiciada con

la escoba en sus manos, Vilches desencajado ante el nuevo

341 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 342: CUARTA PARTE PIJA

grito de Esther, acompañado esta vez por Maca que era lo

que realmente le preocupaba, Ngouabi y los demás se

habían quedado a las puertas de la cabaña y al abrir Vilches

vio algo impresionante.

E_ ¡Mona cariño… cariño! –la abrazaba emocionada

mientras el animal se aferraba a su cuello.

V_ La madre que te parió Esther.

Mo_ Uh uh uh –señalaba hacia fuera.

M_ Esther casi me matas –le dijo con cierto enfado.

E_ ¿Qué hubieras hecho tú?, he abierto los ojos y Mona

estaba en mi cara mirándome con los dientes fuera.

M_ Joder…

Mo_ Uhhhhhhhh –se le echo al cuello.

T_ Aparta que llevo la escoba… aparta que las voy a

poner buenas… que esto no es bueno para mi salud… tanto

gritito... déjame Vilches que con dos escobazos se les va la

tontería.

Mo_ uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –llegó hasta ella Mona

subiendo a sus brazos y besándola mientras señalaba fuera.

V_ Oh…oh? –miraba a Mona con sus ojitos tristes.

Mo_ Uhhh ahahahahahahaha –se golpeaba el pecho con

los dientes bien hacia fuera lanzándose a coger entre sus

brazos al pequeño Valiente.

Va_ ah ah –aullaba emocionado.

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Page 343: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¿Qué es eso? –decía tras limpiarse las babas de

Mona de su cara.

La_ kukangula…kukangula (abrir… abrir) gritaba casi

fuera de sí.

V_ ¡Ayuda… vienen a traernos ayuda Teresa! –le dijo

yendo a ayudar a los hombres a abrir la puerta.

M_ Joder… como me va el corazón –decía jadeando

mientras se trataba de vestir rápido.

E_ A ver –se acercó poniendo su mano en el pecho,

Maca la miró con una mínima sonrisa en sus labios-. Pues

si… te va muy rápido, ahora más.

M_ Esther no seas mala –la miró intensamente.

E_ Ay… ¿quién será?, ¿Dávila?

M_ No lo sé… corre…

Salieron corriendo justo en el momento en que el jeep

de Bárbara entraba a toda velocidad con Bartolo encima, la

cámara y el ordenador de Esther, la bocina rugía de igual

modo que los niños cantaban, las mujeres gritaban con sus

voces para dar la bienvenida, Teresa dejaba la escoba y sus

manos se tapaban la cara, emocionada sin duda de ver que

tras el jeep de Bárbara llegaba un camión y en él, suponían

que ayuda. Maca y Esther cuando vieron aquella estampa

no pudieron más que cogerse de la mano, entrelazando sus

dedos con fuerza, cuando Esther vio como Mona se

acercaba a Bartolo y sacaba aullando el ordenador. Sintió

343 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 344: CUARTA PARTE PIJA

como sus lagrimas rodaban por las mejillas, sintiendo la

mano de Maca acercándola hasta su cuerpo.

B_ ¡Hola mi ladys! –levantaba las manos aquella rubia

con pantalón corto, trenzas y su gesto de bonanza.

T_ No me lo puedo creer… ¡y esto!

B_ Esto es para mi gente, Mona vino y me avisó, no

podíamos llegar porque no se podía cruzar el río así que…

aquí estamos –sonrió.

T_ Gracias –la miró emocionada.

B_ Pero esto no es por nada.

M_ Muchas gracias Bárbara…

B_ No, no… a cambio quiero algo.

T_ ¿Cómo que a cambio? –la miró con sus ojos grandes.

B_ Quiero un favorcito de mi bella damisella –le dijo

cogiéndola la mano con dulzura y gesto repleto de amor.

M_ Hostia –susurró sin poderlo evitar.

T_ ¿Qué favorcito?, ¿una comida? –le preguntó soltando

su mano.

B_ No –se acercaba a ella mirándola fijamente.

T_ ¿Un Otin funfun? –elevaba una ceja.

B_ No.

T_ ¿No? –la miró con gesto vacilón.

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Page 345: CUARTA PARTE PIJA

B_ No, Bárbara querer un dikapo de su mademoiselle –

le dijo poniendo morritos.

T_ ¡Dikapo! –gritó como loca abriendo los ojos.

M_ Jajajajaa –sonrió pero ante la mirada fulminante de

Teresa carraspeó-. Ejem.. ejem.

T_ ¡Ni loca!

B_ ¡Muntus! ¡kukanga! –(hombres parar) dijo elevando

la voz y los hombres pararon.

E_ Esto… creo que vamos a ver si funciona la cámara

Maca.

M_ Esto no me lo quiero perder… le ha pedido un beso

y si no se lo da no bajan nada del camión.

E_ ¿Crees qué se atreverá?

M_ ¿Bárbara?, sí, claro.

T_ Bárbara… Bárbara –la miraba negando con la cabeza

puesta en jarras.

B_ ¡Muntus kulanda! –(hombres seguir).

Los hombres que no entendían aquel juego de Bárbara

cuando les dio la orden de seguir, continuaron con la

descarga mientras Maca y Esther se fueron a ayudar a

Vilches tal y como les reclamó. Entonces un aullido de

Teresa les hizo ver como Bárbara estiraba de la mano de la

gran mami que parecía toda escandalizada.

T_ Ayuda… ayuda… -gritaba sin parar.

345 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 346: CUARTA PARTE PIJA

B_ Mi lady… no pasar nada… mi lady… beautiful… yo

hacer reina del universo.

T_ Ay… ay… que esta mujer me va a violar…

M_ Las telarañas Teresa… las telarañas –le gritaba

muerta de risa Maca.

E_ ¡Maca deberíamos hacer algo!

M_ Deja a Bárbara que con tiempo terminará cazándola

–decía divertida.

V_ Los tapones… donde tengo los tapones… -decía

buscándose por los bolsillos.

E_ Maca… yo creo que… -quería mostrarse seria pero

ante el gesto de Vilches no pudo más que reír.

M_ Esther… Teresa ya es mayorcita… estoy segura que

no le va a hacer nada, ¡anda quita esa cara de susto!

No las tenía todas consigo Esther, miraba hacia la

cabaña de Teresa como esperando un grito pero nada se

escuchaba, no hubo grito, no hubo absolutamente nada, lo

que si hubo en manos de los demás fue comenzar a

descargar comida, ropa, sábanas y paja para hacer

confortables colchones. Los hombres bajaron del camión un

aparato con mucho cuidado.

V_ ¿Y eso?

Lo_ Ziku es una radio –se mostró feliz.

V_ ¡Pero!

346 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 347: CUARTA PARTE PIJA

Z_ Ziku… venir conmigo uno de los hombres decir

poder arreglar luz.

V_ Joder voy a empezar a creer en Santa Bárbara y me

voy a poner a llorar a moco tendido ¡macho!

Ng_ Ziku… traer eso –hacia señas con las manos.

V_ ¿Ladrillos?

Ng_ Inga Ziku –sonreía.

V_ Joder…

Los hombres se acercaron hasta Vilches, reconoció a

uno de ellos era Mugamba un hombre que le había atacado

un león y él y Maca, habían salvado su vida cuando nada

parecía que iba a ser así. El hombre le sonrió con

amabilidad enseñando orgulloso su gran bocado del león,

Vilches asintió y el hombre finalmente lo abrazó, lo abrazó

con fuerza mientras le decía.

Mu_ Beto me kumama bampangi, kwisa sambu na

kusodisa –(somos hermanos, venimos para ayudar).

V_ Melesi bampangi (gracias hermano) –le dijo con los

ojos emocionados, la ayuda de aquellos hombres sin duda

les iba a salvar de pasar más fatigas de las que estaban

acostumbrados.

En la cocina, las mujeres cuchicheaban sobre Teresa,

no llegaba y Bárbara era muy peligrosa, sonreían, mientras

Maca era una de las que más cizaña metía en contra de

Teresa. Esther de vez en cuando miraba por la ventana,

347 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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debían aún de limpiar parte de la cocina para poder meter

la comida que traían y en esas estaban.

M_ Quieres dejar de mirar, cotilla –le dijo sonriendo

mientras la besaba.

E_ Maca… que… bueno que yo… ¿tú crees que Teresa?

M_ ¿Tú, no? –enarcó una ceja mordiéndose el labio

mientras le miraba insistentemente.

E_ No me mires así –le dijo con algo de vergüenza

mientras sonreía.

M_ Me debes lo de anoche –le dijo bajito.

E_ ¿Anoche? –junto sus cejas mirándola divertida.

M _Sí anoche…

T_ ¡No quiero ni un solo comentario! –apareció radiante

Teresa y cuando Maca fue a hablar le dijo-. ¿Quieres

quedarte sin tu postre?

M_ Nada… nada… Teresa… yo no he dicho nada.

T_ Bueno a trabajar… manos a la obra que vamos a

tener una aldea mucho mejor que la que teníamos, porque

como dice Nmaba ¡la vamos a levantar con el corazón!

Y así empezó a cantar mientras las mujeres se

sumaban a sus cantos, hombro con hombro siguieron

limpiando la cocina, el comedor, para poder entrar todo

aquello que les iba a dar la oportunidad de seguir en pie.

348 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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E_ ¿Muy contenta no te parece? –le preguntó bajito

Esther.

M_ Ya te digo –le contestó mirándola nuevamente con

ardor.

E_ No me mires así que me enciendo.

M_ Pues por eso te miro así, porque quiero que te

enciendas –le susurró rozando su nariz en la de la

enfermera que se quedó quieta sin reacción.

A mitad mañana la cocina estaba como si realmente

no hubiera pasado nada, habían hecho una cadena

mujeres, hombres y habían limpiado gracias a lo que

Bárbara había traído, trapos, y primitivos utensilios de

limpieza, en dos horas la cocina volvió a ser la que era, y

con ilusión guardaron la comida con la que se podrían

abastecer como mínimo y según las cuentas de Teresa,

siempre y cuando no pasara nada, una semana. En esa

semana se podría recibir más ayudas de la central.

E_ ¿Has hablado con Bárbara?

M_ Pero que cotilla eres.

Se dijeron una de las veces que entraron y salieron

con cajas. Sonreían a pesar de todo, eran felices entre

bromas y risas las mujeres comenzaron a preparar algo

para poder invitar a los amigos que habían llegado y

estaban ayudando a levantar una valla en condiciones, con

aquellos ladrillos viejos pero que se podían utilizar.

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Page 350: CUARTA PARTE PIJA

Z_ Mwasis, venir.

M_ ¿Qué pasa?

Z_ Venir. Mami… mami… venir… venir todas –les decía

ilusionado-. Esto ser regalo de hombres a mujeres, para

mami, esposas nuestras y mwasis.

M_ Joder…

E_ Pero…

T_ Oh… oh…

Los ojos de todas se abrieron como platos, no podían

entender como en cuestión de horas, lo que era un patatal

destruido por el agua, y el barro, con la ayuda de aquellos 6

hermanos más, se había convertido en un huerto mayor,

habían conseguido levantar la valla tal y como Dib y Yildas

habían ido diciendo, Massamba entendía que eran más

personas en el aldea y era el momento de expansionarse,

porque aquel era su nuevo hogar. Y con el trabajo de todos,

todo fue mucho más fácil, una Teresa emocionada miraba

sin poder creer lo que veía, si horas antes había llorado por

su huerto destruido, en ese momento lloraba por su huerto

nuevo reconstruido, y fue Maca quien comprendiendo sus

emociones la abrazó, fue Maca esa hija que había

encontrado en ese África que volvía a darle la lección de

que con muy poco se podía hacer mucho si le ponían fe y

voluntad, se aferró al abrazo a la felicidad, a la esperanza.

V_ Ahí tenéis vuestro huerto, ahora solo falta conseguir

las semillas.

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Page 351: CUARTA PARTE PIJA

T_ Gracias… melesi na bantu, melesi na ntima (gracias

a todos, gracias de corazón).

B_ Una gran mami merece un gran huerto –dijo

sonriente Bárbara.

T_ Gracias –le dijo con emoción abrazándola

fuertemente.

E_ Mira… mira –le dio un codazo a Maca.

M_ Cotilla –le respondió sonriente.

V_ Bueno pero ahora vamos a exigir nuestra buena

comida mientras tratamos de armar la radio y devolver la

luz.

T_ No se hable más… vamos chicas.

M_ Massamba, ¿qué vais a hacer ahí?, habéis dejado

mucho hueco –le preguntó con la mirada repleta de calma y

felicidad.

Ma_ Un nuevo hospital… aquel estar caído mwasi.

M_ ¿Un nuevo hospital? –le preguntó sonriente.

Ma_ Si mwasi… para que mwasis no marchen nunca de

su hogar.

M_ Gracias Massamba –le dijo realmente emocionada

como siempre acostumbraba a hacer el hombre,

emocionarla por la sencillez de su ternura y sus palabras.

En la cocina todas ayudaban a preparar algo para

comer con la carne que habían traído, Teresa preparaba el

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plato favorito de Bárbara Baigné, y ésta se mostraba feliz

por ello.

M_ Teresa, eso es un trato de favor. ¿Tanto te ha

gustado? –la miraba sonriente.

T_ Mira guapa, mejor te estás calladita.

M_ Va dime… ¿la has besado? –sonreía.

E_ ¿Qué pasa?

T_ ¡Pero bueno sois un par de cotillas!

M_ De alguien lo hemos heredado ¿no? –sonrió.

V_ Maca deja de hablar y ve a comprobar como está

Monwe.

M_ Voy –respondió borrando su sonrisa.

E_ Te acompaño.

V_ No hace falta Esther –la miró con mirada seria.

M_ Vale tranquila… ayuda aquí.

E_ ¿Por qué no puedo ir? –le preguntó algo extrañada.

V_ La chica ha despertado y tiene que enfrentarse a

Maca, para ella cuanto antes lo haga mejor.

E_ ¿Enfrentarse?

V_ La chica quería morir por ese hijo, Maca le salvó la

vida pero perdió al hijo y ella ahora tiene que admitirlo, son

las reglas de la Selva, cuanto antes la mire a los ojos, y vea

que Maca no es un demonio, mejor.

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Page 353: CUARTA PARTE PIJA

E_ Pero…

V_ Es la Selva, es África…

E_ De acuerdo, la espero aquí –entonces vio como

Ngande el nieto de Nmaba estaba sentado llorando frente a

su cabaña. Se acercó a él con el rostro serio-. Hola. ¿Qué te

pasa Ngande?

Nga_ Balón.

E_ ¿Qué le pasa al balón?

Nga_ Yayi kwenda na nki masa (irse con el agua).

E_ ¿No está?, ¿eso quieres decirme? –lo miraba triste

mientras le hablaba con ternura.

Nga_ No está mwasi –sus ojos derramaban lagrimas sin

parar.

E_ ¿Sabes una cosa Ngande?... cuando tu pides una

cosa con esto –le señaló el corazón mientras lo aupaba en

sus piernas-. A veces el deseo se cumple… ¿me entiendes?

–el niño asintió con la cabeza-. Yo voy a ayudarte ¿vale?

Nga_ Mwasi tener balón.

E_ No cariño… pero mwasi está segura que tendremos

balón para otro partido mwasis –decía riéndose

ampliamente y haciendo cosquillas al pequeño que reía-.

Eso está mejor. Así seguro vendrá el balón.

Nga_ Melesi –le dio un beso.

E_ Melesi nge kuanwa (gracias a ti cariño).

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Page 354: CUARTA PARTE PIJA

Y aunque sonrió al niño, su mente se quedó

preocupada por Maca, sabía que si la reacción de la chica

era mala, le iba a afectar, y eso le preocupaba porque

llevaban dos días muy intensos con demasiados altibajos, y

aunque realmente todo eran alegrías, en el fondo sabía que

aquello traería complicaciones y debían estar fuertes para

soportarlas. De ahí su estado de animo debía recuperarse

cuanto antes y si sufría otro revés, volvería a mostrarse

triste y eso a ella le oprimía el corazón.

Tras un buen rato la vio salir del hospital, pensativa,

mordiéndose una uña, se acercó con su sonrisa de siempre

cuando se encontraban y la abrazó.

E_ ¿Qué tal mi vida?

M_ Bueno… si contamos que me odia no muy bien, pero

si miro a su abuela y me sonríe por salvarla de la muerte

segura, mejor.

E_ Se le pasara Maca, ya lo verás.

M_ Si… Lula al principio le hizo lo mismo a Vilches, si no

eres curandera o bruja, y eres médico te miran con malos

ojos, ella piensa que yo mate al bebé.

E_ Démosle tiempo cariño.

M_ Claro… venga que hay que preparar la cama –le dijo

tras un suspiro.

E_ ¿La cama?

M_ Claro… ¿tú no veías Heidi cuando eras pequeña?

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Page 355: CUARTA PARTE PIJA

E_ Me encantaba.

M_ Como buena pija… seguro que soñabas con una

casa como la de Clara –le decía en tono burlón.

E_ No tonta –le golpeó el brazo graciosamente-. Soñaba

con tener una amiga como Clara, y un perro como Niebla.

M_ ¿No me digas? –le preguntó seria.

E_ Sí.

M_ Yo soñaba lo mismo.

E_ Si es que estamos hechas la una para la otra –sonrió.

M_ Anda pasa que te voy a enseñar yo a ti para lo que

estamos hechas.

E_ Jijijiji –sonrió contenta entrando dando un saltito.

M_ Además me tengo que cobrar el susto de esta

mañana, ¡joder pensaba que estábamos al borde de la

muerte!

E_ No me lo recuerdes… que susto me ha dado Mona

¿tú sabes lo que impresionan sus dientes de cerca y su

hocico negro, y esos ojos?

Y así continuaron con su ropa, lavaron lo que creyeron

que podían salvar, la mayoría de botas y zapatos los

tuvieron que limpiar dedicándole mucho tiempo, hasta que

las llamaron para comer, dos besos, y volvieron con el resto

de la gente.

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Page 356: CUARTA PARTE PIJA

La hora de la comida llegó, todos dejaron de hacer lo

que estaban reconstruyendo y se dedicaron a compartir

anécdotas y proyectos durante la comida que de esa

manera se hizo muy amena, los hombres seguían dando

vueltas en sus cabezas a la forma de conseguir ayuda para

poder levantar otro hospital en el hueco grande que habían

dejado en el huerto. Las mujeres hablaban animadas de

todo lo que podrían plantar en el huerto. Y Mona mimaba a

Valiente que después de todas las explicaciones

pertinentes, entendió que Bartolo iba a ser su nuevo padre,

y que no iban a dejarlo nunca solo.

No perdieron mucho tiempo tras la comida, las

mujeres fregaron los cacharros mientras una parte de

hombres trataban de recomponer las tuberías para el agua

y poderla utilizar, otros trataban sin éxito de lograr la

electricidad y Louabi junto a otro de los hombres

recomponía la radio de la manera que podía.

Lo_ ¡Ziku, ziku! –sonreía y en sus ojos el brillo

demostraba la felicidad por primera vez desde que lo

conocían-. Ir… ir radio.

V_ ¿De verdad?

Lo_ Sí –sonrió.

V_ Gracias muchacho no sé si eres consciente que nos

has salvado la vida –lo abrazó con fuerza.

Z_ ¡Ir radio mami! –gritaba Zulú a Teresa que estaba

hablando muy relajada con Bárbara.

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Page 357: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¿Qué?

Z_ Ir radio poder pedir ayuda…

T_ Gracias a Dios, ¡ay que alegría madre!, ven aquí

peazo rubia –le dijo a Bárbara mientras se dejaba abrazar

encantada y le daba una buena palmada en el culo-. ¡Eh!,

las manos quietas.

B_ Mi bella siñora ser una tentación y ahora más

después de probar.

E_ Maca que lo ha probao –le decía abriendo los ojos

mucho mientras Maca sonreía con Nsona.

M_ ¿Y?, tú también cariño.

E_ Pero joder… es… es… Teresa –le dijo escandalizada.

Ns_ Mami ser mami… es verdad… pero mami… no ser

tonta…

M_ ¡Ves hasta Nsona lo entiende!

E_ No pero es que yo no es que no lo entienda a ver…

es otra cosa.

M_ ¿No has visto que se le han arreglado las piernas?

Ns_ Jajajajaja.

E_ Joder Maca… que es Teresa, que es como si mi

madre… ¡uf déjalo!

M_ Eso déjalo no vayas a comenzar a pensar demasiado

y tenga que acudir de urgencia a ti, mi niña.

E_ No si encima te burlas.

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Page 358: CUARTA PARTE PIJA

MyNs_ Jajajajajaja.

A mitad tarde aquel contingente de ayuda encabezado

por Bárbara salía de la aldea dejando luz y agua,

preparados para en el momento fuera necesario poderlo

utilizar. La despedida fue de las grandes, todos se

abrazaron agradeciendo en todo momento el esfuerzo de

aquellos hermanos, y sobre todo la ayuda de Bárbara que

no había dudado ni un instante en ir al rescate de sus

amigos.

Habían decidido cambiar el horario, se acostarían al

atardecer para no gastar luz hasta que estuviera

totalmente reorganizado el motor eléctrico y se levantarían

al amanecer para aprovechar las horas del sol y seguir

trabajando.

En las cabañas tan solo Nmaba y Nsona que

estaba embarazada tenían colchones, de los que se habían

secado, los demás se habían hecho con paja una especie de

colchón tapándolo con sábanas para que no les llegara a

picar, Maca y Esther tras estar un rato con Teresa y Vilches

que no había podido localizar a Dávila, se marcharon

dejándolos solos ante la fogata.

T_ Es increíble ¿verdad?

V_ Sí... cualquiera lo hubiera dicho.

T_ Oye Vilches porque queréis hacer el hospital en el

hueco del huerto, yo creo que ahí deberíamos hacer otra

cabaña más, y ahora que tenemos ladrillos podríamos abrir

358 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 359: CUARTA PARTE PIJA

el hospital por la parte que se ha estropeado y levantarlo

con esos ladrillos nuevos, podríamos alargarlo lo suficiente

como para tener un hospital digno, y en el lugar nuevo

podríamos hacer otro quirófano, eso si, habrá que pedir

instrumental, pero vamos... que creo podríamos alzar otra

cabaña, y con el huerto que nos queda seríamos una aldea

interesante.

V_ ¿Qué te ha hecho Bárbara?, te ha dejado la mente

fresca, porque eso no se nos ha ocurrido a nadie.

T_ Es que... –se reía divertida.

V_ Eres la mejor Teresa... la mejor –la besó en los labios

cogiéndole de las mejillas-. La mejor.

T_ Mira... oye... no todos los días le pasa esto a una, un

morreo con tocamientos en toda regla ¡y vaya tocamientos!

–reía bajito divertida-. Y un beso de Vilches... bien... hoy

Teresita... te lo has ganao. A la cama Ramón.

Tras la puerta de la cabaña, estaba apoyada Maca

recibiendo de los labios de Esther toda la dulzor que tenía,

y sentía por ella, los labios se buscaban, los chasquidos

dibujaban una banda sonora de amor y pasión, algún

suspiro, algún susurró.

M_ Cariño…

E_ ¿Qué? –se separó mientras bajaba sus manos hasta

el culo apretándolo con ansias.

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M_ No hacen falta palabras ¿no crees? –le preguntó

mirándola intensamente a los ojos mientras los suyos no

escondían un ligero temblor de emoción y paz.

E_ Es cierto… tan solo hace falta amor –la miró de igual

manera.

Y no hubo más que decir, lentamente aunque con

varios tropezones que les hizo sonreír fueron hasta aquella

nueva cama, sin dejar de besarse se fueron desnudando

lentamente, querían que el momento fuera eterno,

conocían el camino que debían recorrer y disfrutaban

alargando el momento, Maca empujó suavemente a Esther

sobre la cama, y Esther ya desnuda gimió.

E_ Nunca lo había hecho en una cama así… ¿y tú? –ante

la media sonrisa de Maca agregó-. Déjalo no me

contestes…

M_ Mi Heidi… -le musitó en la oreja mientras se dejaba

caer sobre ella, rozando cuerpo contra cuerpo.

E_ Ohhhh –gimió mientras sus manos recorrían

despacio y suavemente la espalda de Maca tras la

intromisión de la lengua de Maca en su oreja.

M_ Ahhhh –devolvió la intensidad del gemido al notar la

caricia y rozar ambos sexos.

E_ Maca… -susurró mordiéndose el labio mientras abría

sus piernas para que Maca se acoplara mejor.

M_ Así mi amor… así…

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Page 361: CUARTA PARTE PIJA

Y Esther exhibió su cuerpo ante los ojos de una Maca

deseosa de recorrer los caminos que aquella piel le

marcaba, esos caminos que la llevarían a la suprema

felicidad, al lugar donde tan solo eran Maca y Esther, y

comenzó acariciando con sus yemas lentamente desde sus

labios hasta su ombligo, mientras Esther repasaba sus

brazos con total suavidad, se miraban sonrientes, no había

prisa para llegar a la eternidad. Tras la sonrisa los labios de

Maca comenzaron a recorrer los senderos, su cuello, sus

pechos, mientras Esther movía con lentitud su cuerpo,

buscando una y otra vez el de su mujer, a veces lo

encontraba y a veces lo perdía, entonces sus manos

posadas como si fueran dos señales en las caderas de la

médica, le dirigían al lugar que esperaba, pero Maca seguía

buscando caminos, su lengua dibujó círculos en los pezones

que como dos amapolas que esperaban la llegada de la

abeja se mostraban listos para ser lamidos, para ser

engullidos con lentitud, con delicadeza, entre los gemidos

de la enfermera que no abría la boca, que necesitaba

apretar sus mandíbulas.

Sus oídos se habían abandonado como si estuviera en

la cascada, escuchando en su interior una ligera marea

insistente su sangre, recordándole el placer que su cuerpo

estaba recibiendo en altas dosis de pasión y ternura.

E_ Sigue… -musitó con su voz casi inaudible.

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Page 362: CUARTA PARTE PIJA

Y Maca seguía buscando el recorrido como aquel

camino que en otoño está repleto de hojas, y que al pisar se

escucha su inconfundible sonido quebrado, de igual modo,

Maca escuchaba a cada paso que sus labios daban, los

gemidos de Esther que apretaba los ojos porque seguía

escuchando la cascada de placer que rebosaba ya en su

corazón. Y entonces Maca subió, y encontró unos labios

como fresca fuente en su recorrido, para recuperarse, para

refrescarse, y así lo hicieron los labios y la lengua de

Esther, la recibió, la llenó de una humedad cálida mientras

sus brazos estrechaban su cuerpo, mientras rodeaban su

cuello, mientras Maca golpeaba suavemente su sexo

humedecido contra el de Esther que igualmente buscaba,

se encontraban con movimientos leves, mientras sus bocas

iban tornándose fieras, mientras sus lenguas más y más

buscaban, más y más encontraban y los gemidos

comenzaron a llenar de sonidos su cabaña, y los suspiros

llenaron de musicalidad la estancia, encontrando lo que

tanto se ansiaba, el amor.

Con suavidad giraron en la cama, y fue Esther quien

aún notando su propia y ajena humedad y deseo, recorrió

los mismos senderos dibujados en el magnifico prado que

para ella le entregaba una Maca extasiada, que entre abría

la boca, que cerraba que buscaba en las raíces de su

memoria y no hallaba esa sensación de sentirse tan amada,

tan intensamente amada. Y aquellas caricias repartidas a

igual por los labios y manos de Esther, le hicieron poco a

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Page 363: CUARTA PARTE PIJA

poco sentir más y más locura, terminó por levantarse con

los ojos encendidos en deseo, en ardor, en una lascividad

tan profunda que Esther sonrió, abriendo sus piernas y

acoplándose a sus caderas mientras la mano de Maca

tomaba vida. Una vida que era la que Esther necesitaba en

esos momentos en los que su mano buscó el mismo

sendero, juntas caminando entre un rabioso prado, intenso

en colorido, en variedad de flores, en un maravilloso cielo y

bebieron de sus labios como si se asomaran a un río que

llegaba y desembocaba de forma afluente en sus sexos. Y

gemían, y rugían, y besaban, hasta que Maca le dijo entre

jadeos, entre suspiros.

M_ Mírame Esther… mírame.

E _Maca… -la miró.

M_ No cierres los ojos.

E_ No puedo –decía casi rozando la locura.

M_ Quiero verlo…

E_ Y yo… ah… -pero no pudo soportar tanto placer, el

camino iba dejando paso a la cascada en su máximo

apogeo, y entonces su espalda le obligó a arquearse hacia

detrás dejando el cuello libre para ser atrapado por la boca

de Maca, clavó suavemente sus dientes, rugió como si se le

fuera la vida ante tal intensidad, después lamió la zona y

Esther volvió a mirarla, ella también quería verlo-. Ya…

Maca…

363 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 364: CUARTA PARTE PIJA

M_ Si… si –musitaba mientras notaba como su cuerpo le

avisaba tensándose.

E_ Eso es… eres mía cariño… mía, mírame –le decía

jadeando tratando de no cerrar los ojos.

M_ Esther… Esther…

E_ Maca…

MYE_ Ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhh, ahhhhhhhhhh.

Y tuvieron que abrazarse como si el mundo se

acabara, habían llegado al final del camino, divisando un

hermoso panorama único y exclusivo para ellas, el

panorama de la felicidad, del éxtasis, del límite entre la

vida y la muerte. Se recostaron aún con el ritmo del

corazón alocado, se abrazaron con la necesidad del amor,

la necesidad de ser una.

M_ Que hermosos se ven tus ojos cuando llegas.

E_ ¿Si? –le preguntó algo sonrojada-. ¿Sabes?, los tuyos

también.

M_ No te muevas –le dijo abrazándola más contra su

pecho.

E_ Imposible. Te quiero.

Maca ya no pudo responder, el sueño se había

apoderado de ella y Esther de sus sueños. Unos sueños que

una vez más compartieron, porque despiertas o dormidas

compartían lo mismo.

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Page 365: CUARTA PARTE PIJA

Las gallinas parecían haber superado el susto, porque

volvieron a cantar, la aldea comenzó a trabajar tal y como

habían quedado. Poco a poco se fueron incorporando, poco

a poco fue tomando vida, los niños iban a desayunar, las

mujeres a preparar el alimento y Vilches a la radio para

pedir ayuda.

M_ Esther… Esther… -la llamaba con una sonrisa, le

encantaba ese lado osa del que tanto disfrutaba.

E_ Mmmm.

M_ Venga mi amor hay que levantarse.

E_ ¿No nos acabamos de acostar? –preguntó algo

protestota.

M_ No mi niña –le apartó el pelo y le besó en el cuello.

E_ Ayyyyyyyyyyyy -suspiró de forma extasiada.

M_ Me encanta cuando duermes… pero ahora, ¡arriba! –

le estiró los brazos sonriendo.

E_ Uf… no puedo con mi cuerpo.

M_ Excesos cariño… excesos.

E_ Pero me gustan tanto los excesos… por cierto…

tengo que probar el ordenador, ayer no tuve tiempo.

M_ Si, pero más adelante hay muchas cosas que hacer

aún.

E_ Si.

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M_ Voy a ver a Monwe, a ver que tal lleva el odio –dijo

con un deje de profunda tristeza.

E_ Paciencia mi vida, que cuando descubra lo

maravillosa que eres… verás.

M_ ¿Así que soy maravillosa?, ¡eh! –se mojó los labios.

E_ Esto es pasteleo y lo demás cuentos chinos.

M_ Jajaja, venga luego te veo en el desayuno.

E_ Te quiero.

M_ Y yo. Vamos… ánimo.

Cuando Maca pasó por el despacho de Vilches, lo vio

hablar por la radio, le saludó pero siguió hacia su

reconocimiento, suspiró antes de entrar, lo hizo con la

mejor de sus sonrisas y como la abuela de Monwe le había

dicho que hablaban el dialecto Lingala también, mezcló las

palabras para hacerse entender directamente por la joven.

Sin embargo al acercarse para reconocerla le giró la cara y

aquel gesto a Maca le dolió lo suficiente como para apretar

los labios y reconocerla sin cruzar más palabra con ella.

Al salir, Vilches seguía hablando y por su gesto no

debía estar muy contento con la conversación. Decidida fue

a desayunar junto a Esther, y después, mientras la

enfermera curaba a Massamba, ella fue a ayudar al huerto,

con la azada hacía los socavones para plantar de las

semillas de patatas que a Teresa le quedaban, junto a Lula

y Sissou.

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Page 367: CUARTA PARTE PIJA

Cuando se quedaron solas removiendo la tierra, Maca

se acercó a Teresa.

M_ Lastima que no tengamos buena siembra, con la

tierra así –se limpiaba el sudor con la palma de su mano,

apoyándose sobre la azada.

T_ Si, tienes razón –respiró con profundidad.

M_ Ya. Oye... ¿qué te hizo Bárbara? –la miró con algo de

sorna.

T_ ¿Otra vez con eso?, estás pesadita ¿eh?

M_ Venga cuenta que estamos solas y yo no lo voy a

decir –dejó la azada y se fue tras ella que había ido a dejar.

T_ Ya y nada más te cuente iras corriendo a Esther, que

nos conocemos Maca.

M_ ¿Así que hay algo para contar, eh? –le preguntó

sonriendo.

T_ No te lo pienso contar ¿eh?, vamos pero para nada

por mucho que insistas –le decía andando de un lado a otro.

M_ A ver Teresa que hay de malo, ¡dime! –la seguía con

gesto de insistencia sonriendo.

T_ No si... no es por lo malo... es porque te conozco.

M_ Teresa –le dijo ya impaciente.

T_ De acuerdo, te lo cuento pero ya sabes –se pasó los

dedos por los labios en señal de silencio. Maca asintió-. Me

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dijo que tenía una inflamación clitorica que a las monas les

sucede a veces al estar en los árboles.

M_ ¿Una qué? –la miró seria sin entender nada.

T_ Ay hija... te lo tengo que explicar todo... una

inflamación ahí mismo –señaló discretamente la zona en el

cuerpo de Maca.

M_ Inflamación clitorica... ya –sacó un poco la barbilla

asintiendo con la cabeza totalmente impresionada-. ¿Y... te

ayudó a desinflamarla?

T_ Y tanto –le dijo seria acercándose a su oído-. Dice

que era algo así como un efecto al desuso, claro, evidente.

M_ Evidente, claro –decía mirándola.

T_ Unido a mi postura para salvar la vida –suspiró-. En

fin... eso... pues nada... me enseño como desinflamarla.

M_ ¿Ella?, ¿ella te enseñó? –la miraba más atónita

todavía.

T_ Sí, vamos como si fuera una tocóloga.

M_ No, no, tocóloga desde luego... bien que tocó –

seguía seria.

T_ Pues oye... me funcionó de miedo, dos veces.

M_ ¿Dos veces? –la miró seria.

T_ Dos, la primera un poco mal por el dolor y eso pero

la segunda... mano de santa.

M_ Teresa... ¿por casualidad, me estás vacilando?

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Page 369: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¿Quién yo?, para nada... vamos anda... encima que

te lo cuento... –se hizo la ofendida.

M_ Pero eso imagino que te habrá dado un

tratamiento... –no salía de su asombro, su gesto era todo un

poema.

T_ Sí tengo que desinflamarla dos veces al día, mañana

y noche.

M_ Ya... oye Teresa... ¿no te das cuenta que Bárbara te

ha tomado el pelo?

T_ ¿Y eso?

M_ Mujer se ha aprovechado de la situación para…

bueno… ya sabes para… -se mostraba un poco enfadada

por la situación con Bárbara-. Vamos Teresa que es más

que evidente.

T_ ¡Mas que evidente es que has picado!,

tomaaaaaaaaaaaaaaaa –y se marchó venga a la carcajada-.

Yujuuuuuuuuuuu

M_ La madre que la parió.

Se fue tras ella para decirle lo que pensaba, y es que

por momentos había creído la historia y a Bárbara capaz de

ello. Sin embargo al llegar fuera vio a Vilches hablando con

Esther, su cara no era muy buena y eso preocupó a Maca

que tanto ella como Teresa se acercaron a ver que pasaba.

V_ Bueno... he hablado con Dávila... nos llegan

refuerzos.

369 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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T_ Menos mal.

V_ Si. Bien también me ha dicho que Carlos nos trae

ayuda, que sabían lo que había pasado y ya vienen para

aca, que en dos o tres días dependiendo de cómo estén las

carreteras llega.

M_ ¿Y? –lo miraba seria, sabía que había algo que no les

iba a gustar porque a él tampoco le gustaba.

V_ Se lo he dicho a Esther, tiene que irse con ellos,

necesitan una enfermera y tiene que irse dos días con

Carlos para unas curas, lo siento, pero no he podido decir

que no.

La cara de Maca comenzó a coger un color rojo de ira

que asustó a Esther

M_ ¿Y por qué se tiene que ir ella?

V_ Porque la enfermera que venía con ellos se ha

puesto con fiebre y la han tenido que dejar, es así de

sencillo Maca –la miraba serio.

M_ ¿Y a ti te parece normal que nos dejen sin

enfermera? –le preguntó con gesto serio también.

V_ ¿Qué quieres que haga yo?

M_ ¡Pues tú eres el que tiene que hacer algo!, ¡vamos

digo yo! –se mostraba realmente enfadada.

E_ Maca por favor –le dijo seria-. Son dos días.

370 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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M_ No Esther, no, es que aunque fuera uno… no tienes

porque ir –la miraba con ese gesto en ella gélido y

enfadado.

E_ A ver cariño es una orden de Dávila, si la chica se ha

encontrado indispuesta, no hay nada más que decir.

M_ ¡Ya, claro… además con Carlos, no! –dicho esto se

dio la vuelta y se fue.

V_ ¿Son lo que creo que son?

T_ Celos sí.

E_ Voy a hablar con ella ¿vale? –los miró preocupada.

V_ Menudos dos días nos va a dar…

T_ Es normal Vilches… es la primera vez que se van a

separar, y además va Carlos que ya sabes que es un tanto

ligón, buen chico pero… que además te recuerdo le cae

como patada en el culo precisamente porque se llevaba

muy bien con Esther.

V_ Se acaba de casar Teresa... ¡bah! -hizo un

aspaviento y se metió en el despacho nuevamente.

T_ Vaya por Dios.

Ns_ Mami…

T_ Dime cariño.

Ns_ Ver a mwasi Maca… mala cara, Mwasi Esther

también.

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Page 372: CUARTA PARTE PIJA

T_ Si, creo que darse nuevamente una oportunidad en

el amor, también le va a dar una nueva oportunidad a

pasarlo mal, y eso que ella nunca fue celosa…

Ns_ Oh… mwasi Esther ¿ir?

T_ Sí… dos días ¿eh?, ¡tampoco es un ohhhh!, pero

bueno… dos días, dos largos días con sus dos largas

noches… le diré a Zulú que me ponga un pestillo, para no

dejarla entrar.

Ns_ Oh mami –reía abiertamente acompañada por

Teresa.

Mientras Esther había visto como Maca se había ido a

la parte de atrás de la cabaña, estaba recogiendo la ropa,

con las mandíbulas apretadas.

E_ La ropa no tiene culpa vida –Maca la miró seria-. Yo

tampoco.

M_ Me jode Esther, me jode que te vayas... así que si te

vas tú, yo me iré contigo.

E_ Eso sería estupendo pero... ¿para qué?

M_ ¿Cómo que para qué?, ¡a ti no te importa que nos

separen! –la miraba atónita.

E_ Maca mi amor, son dos días, y sí, me importa –le

hablaba con calma como tratando de convencerla para que

se le pasara el enfado.

M_ ¡Ya lo veo! –dio un paso firme y se fue.

E_ Joder –susurró resoplando.

372 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 373: CUARTA PARTE PIJA

Mo_ Uh uh uh –movía su mano agitadamente.

E_ Si Mona, menudo cabreo se ha pillado, ¡y qué culpa

tengo yo!

Mo_ Uhhhhhhhhh –se tapo las orejas.

E_ ¿Qué no le haga caso?

Mo_ Ahh –asintió con la cabeza.

E_ ¿Tú crees?

Mo_ Ohhh –negó repetidas veces.

E_ ¡Joder qué estoy hablando con una mona!

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhhhhhhhh

uhhhhhhhhhhhhh –le decía ofendida para tras una

pedorreta dejarla sola-. Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

E_ ¡Pues si qué estoy bien!

Se fue hasta la cabaña y allí Maca estaba arreglando

las cosas, su gesto todavía continuaba siendo serio y con

rapidez guardaba la ropa en el armario. Esther sabía que

con palabras no le iba a convencer, así que se acercó

abrazándola por detrás, Maca giró un poco su cabeza hacia

la derecha para verla de reojo, se mordió el labio inferior

pero las caricias de Esther en su vientre le estaban dejando

sin fuerza para mantenerse firme. M_ Esther por favor...

E_ Vamos a ver... dime realmente lo que te molesta,

¡dímelo! –le dijo ya definitivamente seria también.

373 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 374: CUARTA PARTE PIJA

M_ No hace falta que te diga nada, al parecer a ti no te

molesta lo mismo que a mí –la dribló y fue a recoger las

sábanas.

E_ Un momento Maca, estás sacando esto de quicio, y a

mí también. A mí también me molesta, pero estamos en

una ayuda humanitaria si tengo que ir, no puedo hacer otra

cosa Maca, y tú más que nadie lo sabe, estamos en África.

M_ Eso me molesta... que estamos en África y tú vas a

estar dos días por ahí sin mí –dijo con un nudo en su

garganta mientras sus manos se apoyaban una vez

guardadas las sábanas sobre el armario.

A Esther aquella confesión le hizo temblar de pies a

cabeza, sonrió con tristeza acercándose a ella, la obligó a

girarse, la miró con unos ojos agradecidos y emocionados,

Maca cerró los suyos formando un puchero en su barbilla,

negó un par de veces y terminó tras morderse el labio

inferior abrazándose a Esther, hundiendo su cabeza en su

pelo, oliendo su fragancia.

E_ ¿Sabes una cosa?, eres la primera persona que se

preocupa por mí –le dijo emocionada, la separó pasando su

lengua por los labios que de repente se habían secado por

la impresión y mirándola tiernamente le dijo-. Te quiero, y

no voy a permitir que me pase nada cariño...

M_ No lo soportaría... me moriría...

374 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 375: CUARTA PARTE PIJA

E_ Venga mi amor... no va a pasar nada ya lo verás...

dos días pasan rápido y estoy segura que cuando nos

demos cuenta estaré de vuelta.

M_ Ya... si lo sé pero... –volvía a cerrar los ojos.

E_ Eres maravillosa, cada día que te descubro me

pareces más maravillosa aún, cuando pienso ya lo sabes

todo de tu mujer... siempre me descubres algo más que me

hace tiritar de pies a cabeza –mientras le hablaba le

acariciaba los brazos con ternura-. Y lo único que te puedo

decir cariño... es que te adoro, te amo... te quiero.

Sonrieron con sus gestos tristes, pero a pesar de ello

se abrazaron con fuerza, sintiendo que cada palabra era

cierta, ese sentimiento de una que realmente era de dos.

Maca podía no decirle todas aquella bellas palabras, pero le

había demostrado con su miedo cuanto la amaba, y a

Esther aquello le parecía algo tan sensible, tan maravilloso

que sintió deseos de no separarse de su lado, sintió deseos

de gritar a todos que aquella mujer era su mujer y merecía

la pena todo por ella.

M_ Voy a echarte de menos.

E_ Y yo.

M_ ¿Quién me va a abrazar por la noche? –le preguntó

poniendo un gesto divertido tratando de evitar seguir con

su postura dramática-. ¿Quién me va a pegar pataditas?,

¿quién me va a besar?...

375 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 376: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¡Payasa eres!, que yo no me entere ¿eh?, que nadie

te hace lo que yo.

M_ Ni que yo me entere que alguien roce este cuerpo –

le acariciaba-, ni estos labios –la besaba-. Ni esta mujer que

me pertenece.

E_ Tranquila mi amor... nadie sólo tú... ya lo sabes –le

sonrió.

M_ Ay que joderse... no nos dejan ni tener luna de miel

–protestó.

E_ Anda que no nos podemos quejar –la miró divertida.

M_ Prométeme algo.

E_ Claro... ¿qué? –la besó suavemente.

M_ No vas a meterte en líos, y harás todo lo que te

digan, excepto si ves que es muy loco lo que te piden,

prométeme que vas a cuidarte y no vas a arriesgar en

ningún momento tu vida –la miraba sería con voz firme pero

tan dulce que parecía acariciar los sentidos de Esther.

E_ Te lo prometo cariño, además, te recuerdo que no

viene la Doctora Fernández –le guiñó el ojo.

M_ Mala.

E_ Si... pero en el fondo ya sabes... soy un encanto –le

dijo sonriendo provocativamente.

M_ Un demonio es lo que eres...

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Page 377: CUARTA PARTE PIJA

Tras un buen rato donde se prodigaron los besos

lentos, las caricias pero también las palabras bonitas,

terminaron por salir a seguir ayudando. Maca volvió a

insistir con la chica que volvió a negarle ni si quiera la

mirada, su abuela había hablado con ella pero nada había

conseguido. Esther por su parte estaba siguiendo las

indicaciones de Vilches.

V_ Bueno eso es todo, es simple. Vas a llegar allí con la

Clínica móvil, verás que nada tiene que ver la que ellos

utilizan con las nuestras, en esta zona se estuvo revisando

a unas ochocientas personas, de ellas detectaron treinta y

cinco casos de Tripanosomiasis más conocido como la

Enfermedad del sueño.

E_ Si, leí algo... es por picadura de la mosca tse-tse

¿verdad?

V_ Sí, aunque en estos casos más bien se debe a la

carne bovina que comen en estos lugares por ahí viene el

contagio. La Organización Mundial para la Salud, lleva

mucho tiempo implicándose en estas terapias. Si todo va

bien, llegaréis y controlaréis a la población que en su día

fue afectada. Una vez al año se suele revisar a esta gente,

aquí en el Congo son casos muy especiales, no hay mucho

riesgo de esta enfermedad. Tampoco lo hay para ti, tan solo

tendrás que poner vacunas, alguna punción lumbar, pero ni

siquiera os ocuparéis de otros casos, porque allí esta la

Clínica del doctor Mondela, y él es el encargado de todo.

377 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 378: CUARTA PARTE PIJA

E_ Ah... vale... yo me llevo mi botiquín ¿no?

V_ No, llevarás el de la enfermera enferma no podemos

gastar nuestras reservas, cada quien lleva las suyas. Eso si,

lleva loción de repelente así como camisas de manga larga

de esos modelos tuyos tan variopintos preferentemente

colores claros, aunque ya te he dicho que esta zona es por

consumo de carne, siempre está bien protegerse cuando

vas a una aldea rural. Si te dieran a comer carne, si la ves

cruda le dices a Carlos, él mediara para que la hagan más.

E_ De acuerdo. ¿Y... sabes cuándo me voy?

V_ Mañana lo más seguro.

E_ Bien.

V_ ¿Y la doctora celos... cómo lo lleva? –la miró con

gesto burlón.

E_ No seas malo.

Salió del despacho de Vilches y se encontró a Maca

esperando apoyada en una de las paredes con los brazos

cruzados. Al verla sonrió.

E_ ¿Qué tal hoy?

M_ Igual.

E_ No desesperes, deja que mire tus ojos –le dio un

beso rápido.

M_ No sé como, si es verme y girarme la cara.

E_ Dale tiempo.

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Page 379: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿Ya te ha dicho nuestro querido jefe lo que tienes

que hacer?

E_ Sí, aunque me da un poco de miedo.

M_ ¿Y eso?

E_ Pues porque... si me pica la mosca tse-tse y me

quedo dormida mucho tiempo... me perderé muchas

cosas... entre ellas los excesos que tanto nos gustan –le

decía en voz baja mientras Maca la miraba entrecerrando

los ojos-. ¿No?

T_ ¡Pero qué cansinas sois! –les dijo pasando por

delante suya mientras ambas sonreían y salían cogidas de

la mano-. ¿Puedo pasar Vilches?

V_ Claro...

T_ ¿Estás seguro que no puedes hacer nada para que

no vaya Esther?, mira si quieres voy yo.

V_ No Teresa, Dávila me ha pedido que sea Esther.

T_ ¿Y si hablo con Dávila?

V_ Lo que tú quieras... pero... creo que no es un viaje

para que hagas tú.

T_ ¿Me estás llamando vieja? –lo miró intensamente con

sus ojos grandes bien abiertos.

V_ Dios me libre Teresita, Dios me libre.

Fuera del hospital, el ritmo de trabajo había

descendido un poco, faltaban cosas por arreglar pero lo

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Page 380: CUARTA PARTE PIJA

hacían poco a poco, el sol ese día apretaba con fuerza y los

hombres llevaba acumulado cierto cansancio.

Bajo uno de los árboles que habían resistido al

embiste del agua, se encontraba una Mona con gesto serio.

Esther la vio.

M_ ¿Qué le pasa?

E_ Hemos discutido.

M_ Esther... es un animal –le decía mirándola fijamente

mientras su mano señalaba a la mona que seguía con una

paja metida en la boca y con un pie moviéndolo en el barro

que aún quedaba.

E_ ¿Y?... no me mires así... ¿tú no hablas con ella?

M_ Mujer...

E_ Voy a ver si me perdona...

M_ De acuerdo voy con los niños que están desolados

sin su balón. A ver de donde podemos sacar uno.

E_ Dios proveerá.

M_ Entonces tenemos que esperar sentados, porque

parece que Dios se ha olvidado de este rincón en el mundo.

Esther la miró con tristeza, sabía que en el fondo tenía

razón, pero también sabía que ella, también la tenía.

Cuando Mona la vio llegar, se giró, estaba realmente

ofendida, Esther sonrió parecía mentira aquel animal lo

inteligente que era. Se sentó a su lado y al instante lo hizo

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Page 381: CUARTA PARTE PIJA

Valiente, mientras Bartolo estaba subido al árbol

durmiendo. Excesos. Pensó Esther.

E_ Hola guapa, sé que estás enfadada conmigo, lo

siento, tú solo me has estado salvando la vida y yo, no he

estado a tu altura. De verdad que no quería ofenderte,

Mona... venga no seas rencorosa cariño –le decía con voz

dulce mientras le tocaba el hombro-. Venga... Mona cariño..

Mo_ Uh –dijo triste.

E_ Lo sé... lo sé... tienes razón, me he portado fatal... no

lo volveré a hacer ¿vale?

Mo_ Uh uh –seguía con susurros.

E_ Venga cariño... que sabes que te quiero mucho –le

sonrió.

Mo_ Uhhhhhh –se giró abrazándola.

Desde lo lejos Maca la miraba mientras pensaba.

M_ Ni Mona se resiste a su sonrisa...

Comieron entre bromas, descansaron después de

comer, que en el caso de las chicas volvió a ser imposible, y

es que, a pesar de que Teresa les decía que estaban en

celo, ¿cómo se podía resistir?, estar tan juntita en la cama

con la persona que tanto deseaban. Realmente imposible. Y

es que comenzaban con besos suaves, caricias lentas, que

si por aquí que si por allá, que si mira que subo que subas,

que si esto sobra, lo tuyo también... realmente imposible.

Si. Despertaron tras los golpes de Teresa para que se

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levantaran, había que trabajar, recomponer una a una las

cabañas con lo poco que habían salvado.

E_ Joder... será muy cómoda la cama pero me estaba

clavando algo mira –le enseñó la espalda.

M_ Que poco Heidi eres... en el fondo eres tan pija que

no sabes ni dormir en una cama como está –le decía

burlona.

E_ Pero sé hacer otras cositas ¿no? –le lamió la oreja.

M_ No me tientes.

E_ Para que me vuelvas a llamar pija –se levantó

corriendo al lavabo.

M_ Eres una pija adorable –le sonrió mientras se vestía-.

Joder el caso es que yo también me he clavado algo en el

trasero.

E_ ¿Qué dices?

M_ Que te des prisa y muevas el trasero. Si me oye se

burla jijijiji –sonrió sin poderlo evitar al pensar en Esther

burlándose de ella.

E_ Ya...

Entonces sonó la campana de alarma, Maca y Esther

se miraron, ¿sería ya Carlos?, ¿tendría que irse Esther?,

¿nuevos refugiados?... los ojos de ambas, reflejaron lo

mismo. Miedo.

T_ ¡Maca Esther rápido!...

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Salieron corriendo como casi siempre Maca primero

sus grandes zancadas daban para ello, después Esther que

la seguía con gesto de temor. Al salir, vieron que entraba

un gran camión con una bandera blanca. De él comenzaron

a bajar seis soldados con armas, Esther no sabía muy bien

si eran o no de los buenos y le preguntó a Maca bajito en el

oído.

E_ ¿Estos son de los nuestros?

M_ Sí –la miró sonriendo, le hizo mucha gracia la

pregunta.

E_ No te burles... que ya no sé quien es quien.

M_ Así me gusta, sin fiarte de nadie ¿eh?, sólo de mí.

E_ Mira que eres tonta ¿eh?

M_ Mucho pero es que tú me tienes tontita –le decía con

voz algo sarcástica.

Llegaron a la altura del camión donde todos miraba

atentos como los militares habían abierto la puerta trasera,

habían bajado una rampa y por ella una enorme caja de

dimensiones grandiosas, tanto, que los niños que seguían

atentamente el transcurso de la maniobra, salieron

corriendo ante el ruido al golpear en el suelo a refugiarse

con sus madres.

V_¿Y esto? –preguntó atónito.

T_ Ni idea –respondía mirando fijamente a los militares.

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M_ Vaya... alguien se acuerda que existimos ¿tendrá

remitente la cajita?

T_ Anda que... no eres borde ni nada.

M_ ¿Yo? –la miraba sonriente.

Entonces uno de los militares se adelantó hasta

Vilches a quien saludó con el clásico saludo militar.

V_ Pues tú dirás.

Mi_ Ser para... –y le dio un papel a Vilches.

V_ Hostia –dijo sorprendido.

T_ ¿Qué, qué?

V_ Esther García.

E_ ¡Por fin!, ¡ya era hora! –saltaba de alegría mirando la

caja-. Si, si, si.

V_ No entiendo nada...

T_ ¡Qué bueno! –sonrió al ver la reacción de Esther

como una niña feliz.

E_ Vilches ayúdame... Zulú venir ayudarme.

Z_ Si Mwasi.

E_ ¡Dios ya era hora! –no cesaba de repetir lo mismo.

M_ ¿Y esto? –le preguntó totalmente boquiabierta.

E_ Ahora veras... vamos... vamos...

La cara de Esther era de auténtico entusiasmo,

mientras los militares se marchaban y Dib cerraba la

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puerta, todos miraban con gesto de sorpresa aquella

enorme caja que se había quedado justo en medio de la

aldea. Al abrirla Zulú le dijo.

Z_ Mwasi... madera... buena...

E_ Si, si... ¡y ahora veras! –Esther abrió aquello y vio

todo ordenado tal y como esperaba y tal como en sus

pensamientos estaban repartidos, sabía como era su madre

y si bien para algunas cosas era dura para organizar todo lo

que fuera fachada para el resto del mundo, era la mejor-.

Niños... venir vosotros primero, aquí llegó el regalo para mis

niños... –decía exultante.

Mu_ Mwasi –dijo Mutamba seguido de todos con una

gran exclamación de sorpresa.

E_ Jajajaja –dio una carcajada de felicidad mientras les

sacaba tres balones de colores diferentes, los niños se

echaron como locos a abrazar a la Mwasi mondele que

había sacado de aquella caja enorme el mejor regalo para

ellos-. Te lo dije, lo que deseas con esto... llega –le dijo al

niño señalando su corazón que la miraba sonriendo y le

dejó un beso en la mejilla que la sorprendió.

V_ ¿Se puede saber que es todo esto?

E_ Pues ya ves... la semana que viene es Navidad y he

pensado que quizá te apeteciera... espera... joder... si a

ver... derecha ropa y regalos, izquierda comida...

T_ No si se le ve arregladita ¿eh?

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V_ Más pija imposible... ¿ropa? –le dijo bajito-. ¿Más

ropa de marca?

E_ Aquí ¡está!

V_ No puede ser –dijo casi a punto de llorar envasado al

vacío el mejor jamón serrano y el mejor embutido que

podían tener-. Esto no puede ser... mami tengo fiebre.

T_ Dios espera que recoja toda tu baba Vilches que

tenemos otra inundación.

Las mujeres sonreían sin cesar ante la pareja y el

gesto embobado con aquello que ellos no habían probado

nunca y no sabían a que venía aquel gesto tan divertido.

E_ Teresa... mira... –sacó una bolsa.

T_ A ver mi niña –le cogió emocionada de los carrillos y

le plantó dos sonoros besos.

E_ ¿Crees que será buen tiempo para plantar tomates?,

¿y patatas?... y... ¡cebollas!... y... ¿y esto?... bueno no sé...

luego lo miramos –decía feliz realmente feliz de ver a toda

aquella gente tan radiante como ellas.

T_ No sé que decirte Esther –le decía realmente

emocionada.

Ns_ Mwasi... –la miró con sus ojos repletos de gratitud.

E_ ¿Tendremos suficiente?

T_ Claro que sí... tendremos más que suficiente...

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E_ Pero hay más cosas ¿eh?, si chicos para vosotros os

he comprado a ver... ¡aquí está! –trató de sacar una bolsa

pero no podía, necesitó la ayuda de un Zulú entregado a su

emoción-. Calcetines y botas para cuando vayáis a cazar

que no os tengamos que curar los pies.

Z_ Mwasi... –le decía impresionado.

Ng_ ¿Botas? –las miraba divertido dándole vueltas y

metiendo la nariz dentro-. Uffff.

Gesto que sirvió para que todos rompieran en

carcajadas mientras le explicaban como debía ponerse

aquel artilugio, algunos les venían grandes pero caminaban

de un lado a otro probando aquellas cosas verdes con unas

grandes sonrisas, mientras, Vilches apoyado en la puerta de

la cocina seguía todo comiendo jamón.

E_ También he pedido libros Teresa, libretas, bolígrafos,

para poder enseñarles a estos pequeños.

T_ Si hija –no podía ocultar su sonrisa.

E_ Nmaba... Nmaba ven.

La mujer fue guiada con su perro, a cada una de ellas,

les compró aquello que con Teresa una tarde hábilmente

averiguó que les hacía ilusión, unos simples pendientes a

Nmaba, que recibió con lloros y risas por igual, un collar

para Lula de perlas que había visto a una de las médicas

que habían acudido un día a la aldea y se enamoró de él, a

Nsona le regaló toda una gama de maquillajes, pinta labios,

y esmaltes para las uñas, algo que admiraba de las blancas

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que habían llegado a conocer, también había un costurero

enorme, sábanas, cortinas, toallas, jabón, colonia, todo

aquello que se podía necesitar, así como más comida

española que una Teresa emocionada iba llevando a la

cocina donde Vilches seguía picoteando sin parar. También

Mona tuvo su regalo, y como pidió varios, pudo darle unas

gafas de sol a Bartolo, una gorra a Valiente y a ella una

minifalda rosita con volantes que se puso in sofacto.

Y allí, en un lado para no estorbar con su mirada

entregada, totalmente enamorada seguía cada paso que su

mujer daba, en un momento había llevado toda la felicidad

que días atrás habían perdido y les parecía imposible

restablecer. Su sonrisa bien marcada en los labios, un gesto

totalmente enamorado marcaban su rostro mientras sus

brazos se cruzaban sobre su pecho.

T_ Si sigues así vas a empezar a babear por bajo

también –le dijo bajito ante la mirada de Maca, Teresa

sonrió-. Es estupenda... ¿eh?

M_ Sí lo es... no tengo ninguna duda.

T_ Le ha debido costar un pastón todo esto.

M_ Si...

T_ A Vilches le van a entrar cagarrelas, jamón, chorizo,

salchichón, longaniza seca, morcillas, nuestros estómagos

ya no están preparados para esto...

M_ Si...

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T_ Y ni te cuento el huerto que vamos a hacer... ¡hasta

cebollas y judías! –decía totalmente feliz.

M_ Si...

T_ Bueno... está visto que te ha dejado sin habla... ¿y

has visto a las chicas?, todo lo que soñaban lo tienen, y los

niños, y los hombres con sus chirucas dispuestos a ir a

cazar hoy mismo para la Mwasi mondele Esther –entonces

Maca dejó con la palabra en la boca a Teresa-. Pero bueno...

La mujer sonrió al ver que llegó hasta Esther, la miró

fijamente entre admiración y ternura, entre amor y pasión,

y sin dudarlo la estrechó por la cintura apoderándose de su

boca con toda su pasión, mientras apoyaba su mano en la

mejilla de Esther ante las sonrisas y aplausos de todos por

el gesto de complicidad de ambas mujeres.

T_ ¡Vale...vale...vale! –les gritaba Teresa algo apurada

por los demás pero las mujeres alzaron sus gritos al aire

como dando por bueno el gesto-. ¡Ay Jesús que la ahoga!

E_ Uf –resopló cuando Maca se apartó.

M_ Te quiero –le dijo mirándola fijamente a los ojos,

entrando en ellos, uniéndose a ellos, compartiendo lo que

veía en su interior queriendo quedarse allí por siempre,

para siempre.

E_ Y yo... –le sonrió feliz, la abrazó y ambas en ese

abrazo sintieron como sus cuerpos tiritaban pero no por el

ardor o deseo, sino, por lo que realmente se llamaba

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felicidad. Cuando se separaron, Esther le dijo-. ¡Y no has

visto lo mejor!

M_ ¿Hay algo mejor que todo esto?

E_ Sí, para mi reina lo mejor, pero antes mira, ¿Ngouabi

puedes ayudarme por favor?

Ng_ Sí Mwasi.

E_ Pesa un poco –dijo rascándose la frente.

Ng_ Ngouabi solo puede –sacó dos grandes cajas.

M_ ¿Y esto?

E_ Son dos tiendas de campaña mi amor, para que

cuando vayamos por la Selva tengamos un poco de

intimidad –dijo bajando la voz.

M_ Eso suena bien –se asomó a la caja y silbó-. Madre

mía que pedazo sorpresa...

E_ Si, además el último modelo ¿eh? –decía orgullosa.

M_ Como debe ser, no esperaba menos de ti mi vida.

E_ Sí, mira... he conseguido que mi madre me mande

que ya es difícil algunas cositas para ti que están aquí y que

solo puedes ver en la cabaña.

M_ ¿En la cabaña? –la miró insistentemente ante el

gesto sonrojado de Esther quiso ir más allá, se acercó y le

dijo-. ¿Has mandado a tu madre a un sex shop?

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E_ ¡Pero qué tonta eres, eh! –le golpeó el brazo ante la

carcajada de Maca-. No, algo mejor. Bueno y esto... a ver...

si esto lo puedes abrir aquí mismo.

M_ Vale... me muero de la curiosidad por lo otro –le

señaló con las cejas.

E_ No, eso hasta que estemos solas no.

M_ ¡Sabes que eres un poco bicho!

E_ Si –sonrió nuevamente sonrojándose.

M_ Y sabes que me encanta –le susurró con ese tono

suyo como la fina seda al desagarrarse.

E_ Ay –suspiró largo porque esos susurros la encendían

a tope de un solo golpe.

M_ Ay, ay –suspiró ella también.

E_ ¡Venga joder que lenta eres! –le decía enfadada.

M_ Ay mi señora impaciente –al abrirlo se quedó

perpleja, luego levantó la vista y la miró fijamente a los

ojos, con una sonrisa, algo desconcertada continuo-. ¿Y... y

esto?

E_ Chocolate puro cariño, y café de tu marca favorita

¿eh?, y allí una cafetera mira... ¿crees que saldrá bueno el

café? –le mostró la cafetera.

M_ No sé ni que decir –sonreía con gesto total de

sorpresa.

E_ Que me quieres.

391 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 392: CUARTA PARTE PIJA

M_ Te quiero... ¡Dios esta noche vamos a disfrutar de

una sesión de chocolate y sexo que se preparen los últimos

monos de la Selva!

Gritó como loca levantando a Esther entre sus brazos,

ante la sonrisas de los demás que seguían encantados con

sus regalos. Entre mimos y risas después de dejar el último

regalo para Maca en la cabaña se fueron a la cocina, lo que

allí vieron les dejó boquiabiertas.

V_ Te he dicho que no.

T_ Vilches no te lo vuelvo a repetir –le decía con el

cuchillo en la mano.

V_ Te doy la vida a cambio pero el jamón no.

T_ ¡Vilches comer jamón te ha vuelto tonto! –lo miraba

seria.

V_ Que no mami, que no, que la pija me lo ha regalado

a mí.

T_ Mira Vilches estas acabando con mi paciencia y eso

que me la habían dejado intacta para empezar de nuevo,

¡dame el jamón! –Vilches se puso al otro lado de la mesa.

V_ ¡Qué no! –corrió un poco hacia la derecha.

T_ ¡Mira... mira! –le dijo con cara de asesina corriendo

un poco hacia la izquierda y el cuchillo en la mano.

V_ Chincha cascarrabias chincha el jamón no lo pruebas

–le cantó entre cerrando los ojos.

T_ ¡Vilches! –le dio un grito que lo dejó paralizado.

392 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 393: CUARTA PARTE PIJA

V_ Coño que grito –protestó mirándola fijamente.

T_ No te lo vuelvo a repetir, ¡dame el jamón!

E_ Pero a ver... ¿qué significa esto? –les preguntó

mientras Maca se descojonaba de risa.

V_ Es mío.

T_ No es tuyo –le espetó con rabia.

E_ Pero si hay más.

VyT_ ¿Más?

E_ Sí, más pero es para Navidad.

V_ Yo lo guardaré.

T_ ¡Y un jamón!

V_ Pues eso Teresita... pues eso... un jamón guardaré

yo.

Las risas volvieron a llenar los vacíos que habían en la

aldea, las maderas de las cajas sirvieron para reforzar las

puertas, los hombres trabajan con sus nuevos zapatos, y los

guantes que también había pedido, las mujeres

comenzaron a pintarse primero la cara y después las uñas,

Ramón y el perro de Nmaba degustaban comida para

perros con una cara de satisfacción, que no daban abasto, y

la nueva familia mona, hacía lo propio con los cacahuetes.

Los niños jugaban sin cesar con los balones y vestidos como

futbolistas, ante las sonrisas de Vilches porque Esther no

había dado una comprando los equipajes, o más bien, su

madre había sido incapaz de saber que equipos eran los

393 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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preferidos, así que todos llevaban la camiseta de la

selección española, y en el escalón de su cabaña, Maca y

Esther observaban como jugaban los niños.

M_ Los has malcriado, no sé que será cuando tengamos

niños.

E_ ¿Quieres tener hijos conmigo? –la miró algo aturdida

y sorprendida.

M_ Siempre he querido tener hijos ya te lo dije, y si

estoy contigo y eres la mujer de mi vida, pues lo normal es

que... tengamos hijos.

E_ Pues... si –sonrió feliz por todo cuanto le decía.

M_ ¿Tú no quieres tener hijos?

E_ Sí, claro... claro que quiero...

M_ Bueno... aún somos jóvenes y nos queda mucho que

hacer aquí.

Mu_ Mawasi venir, venir –les decía alegre.

E_ Ya vamos... venga levanta a jugar.

M_ Noooooooooooooooooooooo –protestó- Yo quiero ver

mi regalo.

E_ Después.

M_ Vaaaa ahora... –voz de ñoña.

E_ Luego dices que consiento a los niños, si es que tú

eres como una niña, mi niña.

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Page 395: CUARTA PARTE PIJA

M_ Vale, pero después lo podré ver nada más

terminemos el partido.

E_ Si.

M_ Bien... vamos chicos vamos a darles un merecido –

decía mientras se ponía con el equipo de la derecha.

E_ De eso nada... vamos peques... son pocos y

cobardes –decía gritando.

V_ ¡Volvemos a empezar! –exclamó desde el escalón

sentado.

Z_ Ahora mwasis no pegar –le dijo sonriendo a Vilches.

V_ Eso nunca se sabe, que ambas tienen muy mal

perder.

Jugaron se pegaron, se estiraron de la ropa,

discutieron por un gol que no era, discutieron por un penalti

que si era, los niños se reían y negaban con sus cabezas,

cuando Esther golpeaba la pelota y su zapatilla salía

despedida por el aire, Maca le daba pellizcos en el culo,

cuando estaba cerca, pero al fin y al cabo disfrutaron como

dos niñas más.

M_ Uf... estoy muerta.

E_ Y yo... no puedo con mi alma.

T_ Normal si no hicierais tanto ejercicio –remarcó con

énfasis.

M_ Y si tú lo hicieras estarías menos resabría con

nosotras guapa que ni haces ni dejas hacer.

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Page 396: CUARTA PARTE PIJA

T_ Dios me libre... dios me libre... –pasó de largo hacia

el refugio.

E_ Oye Maca... ¿cómo celebráis aquí la Navidad?

M_ La verdad que no hay una manera única y exclusiva,

desde que están con nosotros los españoles, la Noche

Buena hacemos tortillas de patatas, es sagrado, aunque

este año creo que no vamos a llegar con la siembra –dijo

algo preocupada-. Aunque claro tenemos otras variantes –

sonrió y Esther también-. Después a los niños se les canta

canciones típicas del país, el día de Navidad es sagrado una

buena Kuku Paka de carne, luku y pastel de mandioca.

E_ Diferente –sonrió.

M_ Si, pero único, anochece tarde y siempre hay un

atardecer espectacular, Teresa dice que esa noche Dios nos

regala esa visión por con nada, bendecir nuestras mesas.

E_ Y debe ser así, mami siempre tiene razón.

M_ Mami es muy mala, voy a contarte lo que me hizo –

conforme iba contándole los ojos de Esther iban

transformándose más y más, el gesto atónito pasó a

impresionado y al final cuando le dijo la verdad, una

carcajada fue la explosión de jubilo-. No te rías tía que yo

me lo tragué.

E_ La hubiéramos escuchado y yo estaba pendiente

¿eh?

M_ Ya... es que yo a Bárbara la veo capaz.

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Page 397: CUARTA PARTE PIJA

Lo_ ¡Puerta... puerta!

Los ojos de ambas se giraron hacia la puerta... y

entonces sus corazones volvieron a la realidad, al ver el

camión de Médicos sin Fronteras. El camión entró despacio,

aireando una bandera blanca y otra con el símbolo de la

organización humanitaria, detrás otro camión se quedaba

esperando fuera. Ambas se quedaron en silencio, no

esperaban que llegara tan rápido y mucho menos después

de aquella lluvia de regalos y buenos momentos que habían

pasado.

Del primer camión bajó Carlos, con su ropa caqui, con

su sombrero y una barba de dos días, tras él bajo el médico

que iba a llevar a cabo el reconocimiento y el conductor,

todos fueron recibidos por un serio y cariacontecido Vilches.

Teresa que había salido limpiándose las manos con el

delantal buscó algo diferente a lo que se había presentado,

tan solo miró a la pareja que seguía sin moverse sentada en

los escalones como si las hubieran paralizado y no formaran

parte de la escena. Vilches hablaba con los tres hombres

mientras de reojo buscaba a Esther, pensaba que se iba a

acercar hasta ellos sin necesidad de ser requerida. Fue

Carlos quien le advirtió que no había mucho tiempo y

tenían que marcharse.

V_ Esther ven. Cuidármela ¿eh?

Ca_ Por supuesto… recuerda que no vamos a pasar por

lugar enemigo.

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Page 398: CUARTA PARTE PIJA

V_ Tú eres tonto, aquí todo es enemigo –le espetó

molesto, no se fiaba de él, de su ingenuidad.

T_ Buenas tardes –llegó Teresa.

Ca_ Teresa guapa, mira os hemos traído varias latas de

comida, y Dávila me ha mandado algo de ropa.

T_ Muy considerado, sí –dijo con tono fastidioso.

E_ Hola –se acercó Esther sonriendo a los hombres

Maca a su lado.

Ca_ ¡Hola Esther! –le sonrió dándole dos besos-. Mira te

presento, el doctor Lindes, Paolo Lindes.

E_ Encantada –le estrechó la mano ante el gesto serio

de Maca.

Pa_ Lo mismo digo –por su acento acertó a pensar que

era portugués.

Ca_ Y este es Fisher Günter, nuestro especialista en la

enfermedad del sueño.

F_ Encantado –le estrechó también la mano.

E_ Igualmente.

Ca_ ¿Lo tienes todo preparado? –le preguntó sonriente.

E_ Sí, me falta coger el saco que me ha dicho Vilches

que debo llevar y ya está.

Ca_ De cuerdo. Hola Maca.

M_ Hola Carlos –su mirada fría alertó al psicólogo.

Ca_ ¿Conoces a los doctores, verdad?

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Page 399: CUARTA PARTE PIJA

M_ Sí, sí –les estrechó también la mano mientras Esther

se retiraba a la cabaña-. ¿Puedo hablar un momento

contigo?

Ca_ Sí claro.

T_ Maca esto que… -la mirada de la Pediatra le hizo

callar en seco.

V_ Pasar y os invitamos a un refresco de mandioca

aunque sea –les dijo a los médicos.

En un aparte, Carlos se cruzaba de brazos esperando

lo que Maca quería contarle. La miraba como era su

costumbre con cierto resquemor, nunca le había gustado su

forma de ser, y aunque no la juzgaba por su condición

sexual, si lo hacía porque sabía que a Claudia le había

costado más de una noche en vuelta en llanto.

Ca_ Pues… tú dirás…

M_ Quiero encargarte a Esther pero también quiero

advertirte que, es mi mujer –le dijo con voz firme.

Ca_ Tranquila Maquita conmigo no tienes problema... yo

soy todo un caballero –sonrió de lado aunque ciertamente

sorprendido de su confesión.

M_ Más te vale que no te pases.

Ca_ ¿Sabes una cosa?, me da pena que haya acabado

cayendo en tus redes, porque el día que te canses de ella le

darás una patada como a tantas otras, no creo que seas la

persona ideal para estar a su lado.

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Page 400: CUARTA PARTE PIJA

M_ Mientras lo crea ella y lo creo yo, tu opinión me es

indiferente. Procura protegerla y que no le pase nada, te lo

advierto.

Ca_ Tú y tu superioridad, tú y tu soberbia, sólo espero

que se de cuenta de su error antes que sea demasiado

tarde, pero tranquila, aprecio a Esther mucho más de lo que

tú puedes imaginar como para dejar que le pase algo.

Se fue dejándola allí con una rabia contenida que se

tradujo en sus puños y mandíbulas apretadas, en su mirada

enfurecida y en un mal sabor de boca que le indujo a cerrar

los ojos y maldecir aquella enfermera que justamente se

había puesto enferma. Dio un giro y a pasos agigantados

con sus botas clavándose en la tierra, se fue hasta la

cabaña donde una pesarosa Esther recogía algo de ropa.

Maca entró y le iba a decir algo pero se quedó sin saber que

decir, suspiró abrazándola por detrás fuertemente

atrayéndola como si así pudiera con sus brazos protegerla,

evitar su marcha. Durante un rato estuvieron así, en

silencio hasta que Esther susurró.

E_ Me tengo que ir cariño.

M_ Ten mucho cuidado Esther –le dijo tratando de

aparentar calma mientras sus ojos se mostraban

temblorosos.

E_ Claro que lo voy a tener… y en nada estoy de vuelta,

¡eso si!, prohibido abrir tu regalo hasta que no esté yo.

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Page 401: CUARTA PARTE PIJA

M_ Mandona eres ¿eh?, es mi regalo así que puedo

hacer con él lo que quiera –le decía emocionada sin querer

llorar pero a punto de hacerlo.

E_ Maca cariño… sólo son dos días… sólo dos –trataba

de calmar su angustia y la suya propia.

M_ Dos días son mucho.

E_ Mi niña… -le acarició la cara abrazándola con fuerza-.

¡Qué dramáticas somos!

M_ ¿Verdad? –la miraba con ese gesto de añoranza sin

haberla despedido aún.

E_ Voy a echarte de menos –le besó suspirando.

M_ Y yo –respondió de igual manera.

E_ Piensa en mí.

M_ Sabes que si.

T_ Esto… siento molestar pero…

E_ Ya voy Teresa –le dio un beso intenso a Maca y se

encaminó hacia la puerta-. Cuídamela ¿eh Teresa?

T_ Tranquila… está en buenas manos, quien se tiene

que cuidar eres tú –la abrazó.

V_ Dejaros de despedidas que no se va a la guerra

¡coño!

E_ Es verdad –sonrió algo triste.

T_ Bueno... ya sabes ¿eh? –se apartó para que se

despidiera de Maca.

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Page 402: CUARTA PARTE PIJA

M_ Venga cariño... cuídate –la abrazó mirándola con un

dolor profundo por dejarla marchar, era África y cada salida

era una aventura demasiado dura, lo sabía y ese

pensamiento no lo podía evitar-. Te estaré esperando.

E_ Yo también espero que tú esperes con lo que tú ya

sabes.

V_ ¿Adivinanzas a estas horas?, va Esther que ya están

en el camión.

T_ Buen viaje cariño –se quedó junto a Maca.

E_ Gracias.

V_ Oye... ten mucho cuidado, no te fíes de nadie los

ojos abiertos ¿vale?, y ahora abre la mochila.

E_ Si –abrió la mochila mirándolo con cierto

desconcierto.

V_ Te vas a llevar el talki, sabes que mayor sea la

distancia menos se oye, pero quiero que lo lleves por si

pasa algo ¿de acuerdo? –su tono era realmente

preocupado.

E_ Vale –sonrió.

V_ No dudes en llamar, y atenta a todo ¿eh?

E_ Vilches creo que estás perdiendo los papeles, de

todos modos me hago cargo –le dijo bajando la voz-. Habrá

sido el jamón.

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V_ Por supuesto –le guiñó el ojo, Carlos la ayudó a subir

después de despedirse de todos y Vilches cerró la puerta-.

¡Adelante!

Los niños como era habitual agitaban sus manos al

aire, Teresa la despedía con lagrimas en los ojos, su Esther

se iba y también era consciente de lo que aquello

representaba, miraba de reojo a Maca quien no se movía ni

un ápice, tan solo sus ojos entrecerrados fijos en el camión,

tenían como destino aquellos otros ojos que de igual

manera la observaban. Y fue entonces cuando la vio, un

profundo respiro en forma de alivio salió de su alma.

V_ ¡Bueno no quiero dramas, de acuerdo!

T_ Tenía que haberme ido yo –volvió a repetir.

V_ Cuando venga Dávila, ya sabes, a raya... ni un fideo

que no le toque.

T_ ¡Ay Dávila!, a veces no sé en que piensa.

M_ Estaré en mi cabaña, si necesitáis algo me lo decís.

T_ Pobrecita...

V_ Tampoco es para tanto ¿eh? –decía algo nervioso.

T_ Vamos Vilches, conmigo no te pongas a la defensiva

¿eh?, que sé que estás tan jodido como nosotras.

V_ ¡Pero Teresa quieres moderar el lenguaje!,

últimamente estás muy fuera de tu onda.

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Page 404: CUARTA PARTE PIJA

T_ ¡Pues mira... a lo mejor es que mi onda está tan

caducada como otras cosas que me han reavivado!, ¡será

cuestión de modernizarse!

V_ ¿Qué te ha hecho a ti Bárbara? –la miraba fijamente

rascándose la barbilla.

T_ ¡Otro!, anda que a ti te lo voy a contar.

En el camión, Esther escuchaba atenta las indicaciones

del médico que trataba de ponerle al día lo más rápido

posible sobre el tema, ella lo miraba, trataba de escucharlo

y comprender lo que le parecía, pero podía jurar por lo que

fuera necesario, que no se podía concentrar, aquella mirada

de Maca se le había quedado clavada en el corazón, desde

que había llegado era la primera vez que se separaban, y

justo en el mejor momento que estaban pasando. Carlos de

vez en cuando la miraba y sonreía, una vez finalizó las

explicaciones el médico, le dejó libre para volar en sus

pensamiento, libre para volver a dibujar en su mente los

instantes pasados junto a Maca, sus sonrisas, sus miradas,

sus caricias, repasar cuando fue el instante en que

comprendió que era una mujer golpeada por la vida, y

debajo de aquel disfraz se hallaba un ser maravilloso que a

poco cuidara, resultaría una compañía de por vida a la que

jamás abandonar. Y sonrió al recordar momentos vividos

con ella, aquella discusión con la cafetera y su goma de

pelo, aquellos momentos de tensión cuando las tomaron los

guerrilleros, la primera vez en la cascada, su pinzamiento

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del labio inferior, sus provocaciones y llegado a ese punto

se tuvo que mover un poco en el asiento, suspiró, en aquel

lugar remoto de la tierra donde aquel camión la mandaba

atravesando una Selva tan espesa como maravillosa se

sentía feliz y desdichada, anhelaba a su gente y soñaba con

el día de vuelta imaginando la fiesta que le iban a preparar.

Aferrándose a la sonrisa de Maca y su abrazo para recibirla

de nuevo.

Por su parte, Maca se había encerrado en la cabaña

soñando con un poco de soledad, tumbada en la cama

mirando el techo con las manos bajo la cabeza, mientras

una lagrima hacia un recorrido, salía del rabillo de su ojo,

lentamente, como queriendo dilatar el momento de

protagonismo, iba descendiendo hasta la oreja, marcando

su camino en la piel de Maca, y una vez llegaba a ella se

precipitaba sobre la almohada justo donde horas antes la

cara de Esther había ocupado el lugar, quizás, así,

fundiéndose lagrimas y esencia en uno, para que de alguna

manera sintiera aquella leve caricia a través de la distancia,

a través de la soledad y el miedo. Y tras aquella lagrima,

llegó alguna más, alguna que trató de no dejar huérfana a

la primera.

Habían pasado algo más de tres horas de un viaje

intenso, el cansancio acumulado a Esther le había pasado

factura, al notar que el camión se detenía abrió los ojos y

vio que habían llegado a algún poblado. Se frotó un par de

veces los ojos y abrió la puerta como habían hecho los

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demás. A su encuentro llegaron unos hombres con unas

telas de colores muy vivos, cinturones, y collares de plata.

En sus cabezas unos gorros extraños que no sabía muy bien

como catalogarlos.

Ca_ Hemos llegado Esther –le dijo poniéndose a su lado.

E_ Ya –miraba a su alrededor, allí tan solo había Selva,

no sabía bien donde estaba-. ¿Dónde estamos?

Ca_ Estamos dentro del estado de Sangha, entre los

poblados de Ikélemba y Pakola –le explicaba mientras los

hombres les guiaban a través de la angosta plantación-.

Estas aldeas fueron duramente castigadas por la

enfermedad del sueño, si te das cuenta están relativamente

cerca de vuestro refugio, es uno de los pocos poblados

rurales que hay cerca, no sé sabe como si traído por algún

poblado nómada, se comenzó por aquí con la enfermedad

del sueño y se fue desplazando hacia el norte, si te fijas

ahora cuando lleguemos veras que hay personas que llevan

una pulsera con un llamativo color, ellos son los que se les

aplicó el tratamiento y son a los que vamos a controlar.

E_ Interesante –sonrió.

Ca_ Mucho. ¿Estás bien? –la miró fijamente con una

sonrisa.

E_ Sí, bien.

Ca_ Lo que necesites me lo dices ¿eh?, o de lo contrario

Maquita cuando llegue me cortara a pedazos.

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E_ No la llames Maquita, me da la sensación que te

burlas de ella y si quieres que nos llevemos bien, no lo voy

a permitir.

Ca_ Oído cocina.

Caminaron por un camino angosto por la extensa

fauna, Esther lo hacía entre Carlos y el doctor portugués,

cuando el estrecho camino dejó paso a la amplia aldea,

Esther se quedó boquiabierta, no había visto nada igual.

Era un poblado extenso, las casas llamaron su

atención, estaban hechas de ramas de árboles puestas

horizontalmente y dos ramas grandes en posición vertical,

el techo de igual manera y entre las ramas puestas de

manera magistral grandes hojas de palmera secas muy

unidas, muy pegadas para que el agua de la lluvia no se

colara, sin duda, una laboriosa y sorprendente manera de

vida y manera de vivir. Se fijó en los techos, con las mismas

hojas de palmera secas pero en mayor cantidad y troncos

más gruesos puestos sobre ellas indistintamente.

Aproximadamente habrían como unas cien casas, mucha

gente, todos vestidos con telas hasta la rodilla, hombres y

mujeres, excepto los niños que llevaban una especie de

saco metido por la cabeza. Algunos de los hombres, se

percató que sobre la tela llevaban una especie de chal del

mismo color, atado a un costado de su cuerpo.

Ca_ Fascinante ¿verdad? –le preguntó al ver como

admiraba todo a su alrededor.

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Page 408: CUARTA PARTE PIJA

E_ Sí, ¿oye y que es eso que llevan en la cabeza?

Ca_ Pues son gorros hechos de las melenas de león que

ellos mismos cazan para salvar su ganado, es el medio de

subsistencia que tienen y lo defienden con la vida.

E_ Uf... –resopló mirándolo todo con ese gesto de

asombro que se había marcado en ella al llegar.

Ca_ Bueno ahora nos van a enseñar donde montar la

Clínica móvil, empezaremos aquí ahora mismo y mañana

nos iremos al otro poblado donde está la Clínica del Doctor

Mondela, ¿te ha hablado Maca de él?

E_ No, Vilches.

Ca_ Bueno pues mañana lo conocerás es un tío muy

interesante. Mira ya hemos llegado.

Dos golpecitos característicos de Teresa hicieron

reaccionar a Maca, la mujer asomó la cabeza y la Pediatra

se incorporó en la cama.

T_ Vamos a cenar y no me digas que no tienes hambre

porque tienes que tomar algo. Vamos.

M_ ¿Han llamado?

T_ No.

M_ ¿Habrá llegado bien?

T_ Estoy segura que sí.

Se fueron hasta el comedor donde todos trataron de

animar a la Mwasi mondele kubaka (triste), por la ausencia

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de la Mwasi mondele Esther. Maca sonreía, hablaba pero

todos sabían que estaba muy lejos de allí. Al finalizar la

cena se marchó junto a la radio.

V_ Anda ve a curar a tu enemiga, que yo estoy aquí.

M_ Deberían haber llegado ya.

V_ Maca no me toques los cojones ¿eh?

M_ Mira Vilches sabes perfectamente que cuando sales

de aquí te expones a cualquier peligro, y sabes

perfectamente que Esther esta sin nosotros, que ellos no

somos nosotros y sabes que no debería haber ido sola.

V_ Tienes razón, lo sé… sé que no está con nosotros

pero también sé que no la van a abandonar, también sé

que Dávila la considera y van protegidos.

M_ Dávila…

V_ Maca no la pagues con él, no le quedaba más

remedio… pasaban por aquí.

M_ Si lo sé –resopló con rabia cerrando los ojos y

pasándose la mano por el pelo-. Voy a ver a Monwe.

V_ De todos modos, le di el talki –Maca lo miró

sonriendo de lado, agradeciendo aquel gesto-. Anda ve.

Una vez levantaron la Clínica, sin tiempo que perder se

pusieron a trabajar, Esther admiraba todo aquello, mientras

ellos tenían una Clínica risoria, ellos tenían una Clínica

impresionante, no por el tamaño sino por la distribución y la

facilidad con la que podían trabajar.

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Page 410: CUARTA PARTE PIJA

Ca_ Hace algún tiempo que distintas fundaciones

quisieron investigar sobre esto, así que facilitan el trabajo.

E_ Ya… y los demás que hacemos nuestro trabajo en

lugares inhóspitos, ¿nadie se interesa de eso?

Ca_ No, nadie –la miró fijamente.

E_ ¿Qué?

Ca_ Se nota con quien estás…

E_ ¿A qué te refieres? –le preguntó seria.

Ca_ No te pongas a la defensiva, sólo lo digo porque

reivindicas lo mismo que ellos, pero ahí no podemos hacer

otra cosa que no sea trabajar.

E_ Ya.

Ca_ Bueno voy a eso precisamente a trabajar.

E_ ¿No estarás aquí?

Ca_ No, yo vengo por otro motivo, más tarde te

contaré.

E_ Vale. Una cosa Carlos… ¿hay alguna manera de

poder contactar con Vilches para avisarle que hemos

llegado bien?

Ca_ No, nosotros no, pero he avisado a Dávila que

imagino avisará.

E_ Gracias.

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Y así fue, Dávila llamó justo cuando Teresa le entraba

a Vilches un té de los que había traído el camión esperanza

de Esther.

D_ Buenas noches.

V_ Buenas noches.

T_ Serán para ti –le soltó sin miramientos.

V_ Creo que habrás notado el cabreo en la respuesta

¿no? –le dijo haciendo un mohín a Teresa divertido que la

mujer aceptó ladeando su boca.

D_ Que remedio… eso quiere decir que me quedo sin

natillas ¿verdad?

T_ Sin natillas ni fideos.

D_ Teresa compréndelo por favor.

T_ Podía haber ido yo.

D_ Ya… pero Esther es la enfermera del grupo, ¿cómo

lo hubiera justificado?

T_ Ese es tu problema Dávila, que todo lo tienes que

justificar ¡todo!

D_ Teresa mi lugar no es fácil.

T_ Ya… tu lugar no será fácil para tu trasero, pero por lo

demás es muy fácil –le dijo ante el gesto de sorpresa de un

Vilches que a poco estuvo de atragantarse.

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D_ Vale Teresa, lo acepto, y déjame hablar que no

tengo buenas comunicaciones con lo de la lluvia, por cierto,

¿os ha llegado la comida?

T_ Sí, ¡en botes eh! –le recriminó.

D_ Está visto que hoy todo son broncas.

T_ Pues ya sabes bonito… no hables mucho.

V_ ¿Bueno dejar de pelear, ¿han llegado o que? –

preguntó impaciente.

D_ Sí, todo bien, el viaje tranquilo y ya están

trabajando, quieren adelantar para cuando lleguen con el

doctor Mondela.

V_ Bien… eso quiere decir dos días.

D_ Dije dos días y serán dos días, no sé porque tanto

drama.

T_ ¿No sabes por qué tanto drama?, ¿te lo cuento

Dávila?

Y así se quedaron discutiendo, mientras Vilches iba al

encuentro de Maca en la habitación donde la joven Monwe

se resistía ya no solo a mirarla, sino, a comer, a beber. Su

abuela estaba desesperada y nada de lo que le decían

surgía efecto.

V_ ¿Has terminado la cura?

M_ Sí, si no fuera por lo que es… diría que he hecho un

buen trabajo.

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V_ Lo es –la miró serio-. Bueno que han llegado bien

¿eh?

M_ Gracias.

V_ Voy a dormir, avisa a Bendi que si necesita algo me

llame.

M_ Le he dicho que pasaré a lo largo de la noche.

V_ ¿Piensas estar así, sin dormir?

M_ Una buena pregunta que no sé cual es su respuesta.

V_ Estás pillada ¿eh? –Maca lo miró enarcando las

cejas-. No es nada malo Maca, te lo aseguro.

M_ Ya…

V_ Venga descansa doctora nostálgica –le sonrió.

M_ Lo tuyo es ponerme algún adjetivo ¿eh?

V_ Sí, pero ninguno como el que te puso Esther –elevó

juguetonamente las cejas.

Maca sonrió levemente, entró en la cocina y se sirvió

un vaso de leche fresca que Nsona le había preparado

como sabía que le gustaba, desde que la vaca dejara de dar

una leche de calidad, no se había podido dar el gustazo de

esos sorbos grandes y tras los cuales le gustaba suspirar.

Era la primera noche donde la luz volvía a funcionar, si

bien no de manera muy fiable, al menos podían tener

iluminación suficiente. Maca decidió abrir el ordenador, si

bien lo habían tenido que casi desmontar por piezas, un

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Laobi que para aquellas cosas era un manitas y que le hizo

aquel trabajo a la mwasi Esther que con una de sus sonrisas

lo había vencido. Tras un ruido extraño que le recordaba a

la cafetera, se puso en marcha, tuvo que esperar un rato

hasta que por fin arrancó, y cuando lo hizo, una foto suya

tras la sabana detrás le hizo sonreír, buscó con aquella

flechita la carpeta donde Esther guardaba las fotos, y allí

estaba, la primera con Mona sonriente, divertida, la

segunda en el suelo para variar, algo que causó en Maca

una medio carcajada, hasta que la luz decidió irse y con

ella, la sonrisa de su mujer. Como un mal presentimiento,

su gesto cambio a seriedad.

En su cabaña Teresa estaba sentada en la cama,

tapada hasta la cintura con Ramón a sus pies, al elevar el

animal una oreja supo que ya no iba a estar sola, de hecho,

tras un golpe la puerta se abrió y tras la puerta la cabeza

de Maca apareció.

M_ ¿Puedo pasar?

T_ ¿Tengo otra alternativa?

M_ Creo que no –dijo entrando.

T_ Pues adelante. Ramón hijo… animo tú a dormir

tápate las orejitas y a dormir.

M_ Eres lo peor Teresa –le dijo sonriendo.

También para los médicos en la aldea rural había

llegado la noche, habían reconocido a doce de las personas

con pulsera, todo estaba correcto y tan solo les quedaba

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Page 415: CUARTA PARTE PIJA

analizar las punciones lumbares que habían estado

efectuando. A base de números iban comprobando el

estado general de los pacientes, y tras las pruebas, dejaban

las pulseras como señal para el siguiente reconocimiento.

Ninguna complicación y eso para ellos era un alivio y una

gran satisfacción como le contaban a Esther quien comía

muy a gusto unas verduras y nada de carne tal y como le

había avisado Maca. Al finalizar la cena, se quedó un rato

frente al fuego, entonces Carlos se sentó a su lado.

Ca_ ¿Molesto?

E_ No estaba observando a aquel chico… -le señaló con

las cejas hacia donde estaba un niño sentado solo.

Ca_ Se llama Nwasi, es un niño soldado.

E_ ¿Soldado?, pero si es muy joven.

Ca_ Catorce años, hace como siete meses que estoy

tratándolo, Claudia y yo, nos turnamos en ayudarle. Es una

historia de esas que la guerra ha dejado marcado a fuego

en muchos niños. Sus padres lo vendieron al comandante

de la guerrilla, a los siete años aprendió a torturar, a los

ocho ayudó a violar, aprendió a disparar en la cabeza de

campesinos, a los diez, acabó con una aldea matando a

niños de su edad como juego, su jefe le llamaba “el

diamante”, tenía ese instinto asesino que le hizo ser dueño

de todo con once años, le dejaban a las niñas para que las

violara y después las matara, se divertían, y cuando

terminó la guerra, y su comandante le quito las armas, se

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dio cuenta que nadie lo respetaba, no le daban de comer, ni

siquiera de beber, no imponía miedo a nadie, tan solo tenía

once años y tras mucho caminar, llegó nuevamente a su

aldea, cuando lo hizo, se encontró con que unos guerrilleros

habían asesinado a sus padres, sus hermanos, toda su

familia, y hoy los horrores que cometió no le dejan dormir,

no habla, no sonríe, tan solo llora en silencio.

E_ Dios mío –susurró impactada.

Ca_ Era como el mismo se llama, una bestia salvaje a la

que le han quitado la vida. Esta fue su aldea, los hombres

dudaron en admitirlo, pero las mujeres en memoria de sus

padres lo hicieron, vive solo en una chabola apartado del

resto… en silencio ayuda no cesa de trabajar, es su manera

de agradecer que nadie le diga nada hasta quedar exhausto

para no soñar –decía mirándolo con tristeza.

E_ ¿Y no podéis llevarlo a algún lugar que esté más

cuidado?... que la ayuda sea más intensa.

Ca_ No quiere, es como su propio castigo vivir para

sufrir los horrores que cometió.

E_ ¿Cómo podemos convertirnos en algo así?

Ca_ Esa pregunta me la hago yo todos los días… y aún

no he hallado la respuesta –dijo desanimado.

E_ Cada historia que me cuentan, me provoca mayor

horror –decía mirando al joven que seguía en silencio

mirando al suelo lejos de aquel lugar.

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Page 417: CUARTA PARTE PIJA

Ca_ Así es. Pero bueno ahora no vamos a poder

solucionar nada, creo que será mejor que nos vayamos a la

cama, bueno al saco –sonrió.

E_ Buenas noches.

Se dirigió a la tienda de campaña pequeña que le

habían montado, habían decidido montar el campamento

alrededor de la Clínica, de ese modo, Esther le había tocado

dormir un poco apartada del resto para darle mayor

intimidad. Cerró la cremallera, y se metió allí, suspiró ¡cómo

la echaba de menos!, como su corazón la llamaba, se

repetía que quedaba menos para verla, para volver a sentir

aquel abrazo que tanto deseaba, y así tratando de

controlarse se metió en saco. Suspiró, se movió a la

derecha, a la izquierda, y en uno de esos movimientos le

pareció observar algo justo delante de su tienda.

El poblado ya descansaba, dormían todos con paz y

sosiego, un nuevo día había terminado y la gente trataba

de recomponer sus fuerzas, el ganado dormía de igual

manera, o pastaba, pero en silencio, la noche era oscura,

sin luna, pero también sin lluvia. La luz del fuego era quien

iluminaba las tiendas, quien les alumbraba el sueño, y fue

entonces cuando se oyó.

E_ Ahhhh ahhh

ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

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Page 418: CUARTA PARTE PIJA

En la cabaña de Teresa, en la cama Maca no cesaba de

suspirar, se movía de un lado a otro aunque trataba de no

hacer ruido para dejar que Teresa descansara. Pero en uno

de sus giros y tras un pequeño aullido de Ramón que

protestaba, Teresa se sentó en la cama.

T_ Mira guapa, como no vamos a poder dormir, prefiero

que me hables a que me pongas histérica ¿está claro? –le

miraba seria.

M_ Lo siento es que no puedo dormir.

T_ Me lo dices o me lo cuentas –la miraba muy

fijamente.

M_ Lo siento… pero estoy acostumbrada a que me

abrace o abrazarla.

T_ Ya… lo entiendo… pero es lo que hay.

M_ Parece que se haya marchado hace una eternidad.

T_ Pues si, pero es menos ¿eh?, te lo aseguro –le decía

bostezando y tapándose la boca.

M_ Venga duerme que estás muerta de sueño.

T_ Y tú de cachondeo. ¡Cómo vamos a dormir mi Ramón

y yo si nuestra huésped no para de moverse y suspirar!;

que me vas a llenar la cabaña de un aire huracanado que

pa qué.

M_ Que mala eres… -sonreía.

T_ Pues si.

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Page 419: CUARTA PARTE PIJA

Entonces hubo un pequeño silencio entre ambas,

silencio que aprovechó Ramón para volver a tratar de

dormir. Pero no le fue fácil entre otras cosas porque Maca

comenzó a hablar, justo también cuando Teresa daba una

cabezada.

M_ Esto es lo malo de darte en el amor, todo está bien

cuando va bien, pero si surgen problemas es un sin vivir,

aunque yo estoy muy contenta del paso que he dado, creo

que Esther es lo mejor que me ha pasado en la vida, y ya

no hablo como amante, que es la mejor que he tenido de

todas –Teresa que estaba a punto de dar su segunda

cabezada, se irguió ante el comentario abriendo los ojos

como platos. Maca siguió-. Hablo como todo, cuando estoy

mal sabe como ayudarme, cuando estamos en peligro

siempre está ahí para apoyarme, cuando se me ocurre

alguna idea descabellada, es ella quien me detiene, por

ejemplo con Monwe, es ella quien me dice paciencia Maca,

¿y sabes?, el otro día me soltó que era maravillosa, pero no

maravillosa de guapa y demás que sabes que lo soy…

T_ Bueno –dijo graciosamente.

M_ Sino, maravillosa como persona, y eso se había

encargado Julia de arrebatármelo, me sentía una mierda, y

no valoraba nada de lo que hacía, ahora Esther me hace

plantearme muchas cosas, cosas interesantes, por

ejemplo…

T_ Oye… la disertación… ¿va a durar mucho?

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Page 420: CUARTA PARTE PIJA

R_ Guau…gr. –parecía apoyar a su ama.

M_ Joder Teresa que poca consideración me tienes.

T_ No si, consideración la tengo, te estoy aguantando

hija que eso tiene un gran valor aunque tú no lo

comprendas. Pero me hace gracia ¡qué quieres qué te diga!

M_ ¿Y eso?

T_ Porque has luchado contra ti misma hasta límites

insospechados por enterrar la Maca que llegó aquí,

¿cuántos años de lucha encarnizada?, ¿dos años?

M_ Dos años y medio.

T_ Y llega Esther, y en ¿tres meses?

M_ Tres meses y medio.

T_ Jo, lo tuyo es el medio. Bueno pues eso, en tres

meses ha conseguido volverte del revés, hasta el punto de

estar dándome la vara a mí –Ramón ladró-. Vale y a Ramón.

Porque te ha desestabilizado y te ha devuelto los miedos

que conlleva el amor, y uno de esos miedos es que pase

algo que te pueda hacer que pierdas ese sentimiento tan

fuerte que sientes ahora.

M_ ¿Y si te digo una cosa prometes no burlarte de mí?

-le preguntó con cierta timidez.

T_ ¿Qué estas celosa a rabiar?

M_ Sí… siento en mi interior algo que no sentía, que de

hecho no había sentido nunca.

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Page 421: CUARTA PARTE PIJA

T_ Porque nunca habías amado de verdad.

M_ Eso también me aterra.

T_ Pero el amor es así. Apuestas por alguien hasta las

últimas consecuencias, luego el tiempo se encarga de que

la apuesta salga bien o no, pero en ese momento, en el que

ambas estáis, merece la pena apostar.

M_ Tienes razón, apostaría todo cuanto tengo por

Esther.

T_ ¿Puedo darte un consejo?

M_ Claro.

T_ Llévate a Esther a España, iros allí podréis ser

felices, mi experiencia te dice que te vayas, a mí me dolerá

el alma, pero sé que la felicidad no está aquí jugándote la

vida a cada momento.

M_ Es una posibilidad que he pensado y aunque me da

cierta lastima porque para mí, mi casa es esta aldea, quizá

termine haciéndolo.

T_ Pero el amor tendrá sus momentos buenos y malos

de igual modo no vayas a creer que no ¿eh?, estés aquí en

Rusia, Marte o donde estés.

M_ Eso lo sé, es la vida.

T_ Tú lo has dicho es la vida, con sus cosas buenas y

sus cosas menos buenas, pero es lo que tenemos y lo que

hay que exprimir al máximo.

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Page 422: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿De verdad Bárbara no te hizo nada? –la miró

extrañada.

T_ ¡Y dale!

M_ Es que no sé… te veo cambiada.

T_ Lo que me ves es fundida por no poder dormir.

M_ Pero es por una buena causa.

T_ Si, si, ya te darán ya…

M_ ¡Joder es que la echo tanto de menos!, ¿qué estará

haciendo ahora?

T_ Mira no lo sé, pero yo solo pido que no dé uno de sus

grititos.

M_ Es tan mona –dijo embobada.

T_ A veces dicen que el amor es ciego… ¡y qué razón

tienen!

M_ Si pero… sigue siendo tan mona… -insistió

sonriendo.

En la aldea rural el grito de Esther había despertado

hasta las vacas que comenzaron a gritar, cuando Carlos

llegó hasta ella, Esther había sacado la cabeza por la

cremallera con algo de timidez.

Ca_ ¿Qué ha pasado?

E_ Lo siento he tenido una pesadilla, ¿he gritado

verdad?

Ca_ Más que gritar –le decía con gesto preocupado.

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Page 423: CUARTA PARTE PIJA

E_ Lo siento, lo siento de verdad.

Ca_ Mejor así –se giró avisando al resto que todo estaba

bien-. Venga descansa.

E_ Si, gracias –le entregó una sonrisa, bajó la cremallera

con rapidez y se giró asustada-. Mona despierta… Mona…

lo siento cariño… ¡ay qué me la he cargao! ¡qué de esta sí

que si!... Mona…

Mo_ Uhhhhh –gimió con los ojos tipo Marujita Díaz

dándole vueltas.

E_ Mona por favor… lo siento… ¡joder qué haces aquí!,

tú sabes lo que ha sido bajar la cremallera y ver tus dientes

y tus ojos… pensé que venían a matarme pero no… eras tú,

tú mi Mona querida –la abrazó con fuerza.

Mo_ Uhhhhh –trataba de recuperarse del susto.

E_ Lo siento… es que lo último que esperaba era

encontrarte.

Mo_ Ahh. Ahhh –decía moviendo las manos.

E_ ¿Y qué haces aquí?

Mo_ Ahhhh, uhhhh… ahhhh –hacía poses que le

recordaban a Maca, sobre todo, hacía como si se arreglara

la melena.

E_ Te ha enviado Maca –dijo sonriente.

Mo_ Uh uh –se ponía las manos en los ojos y movía el

culo.

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Page 424: CUARTA PARTE PIJA

E_ Jajajaa- dio una carcajada y luego se tapó con la

mano para no levantar sospechas-. A ver la traducción

sería, ¿para que me vigiles el culo?

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhh, prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr –asentía

haciendo divertidas pedorretas.

E_ Gracias por venir, así me siento menos sola.

¿Sabes?, la echo mucho de menos.

Mo_ Ohhhhhhh –le acarició la cara.

E_ La quiero tanto Mona.

Mo_ Uh uh uh –se pegaba golpes en el pecho.

E_ Tú a Bartolo también ¿eh?

Mo_ Uhhhh –asintió como vergonzosa.

E_ Me encanta… me encanta el amor que respiramos

en la aldea… me encanta y soy tan feliz –decía con una

sonrisa amplia y su rostro completo de felicidad.

Mo_ Uhhhh –dijo bostezando.

E_ Si, será mejor dormir –se acostó y Mona lo hizo al

lado suyo mirándola fijamente-. Tranquila no te voy a

abrazar, ni a gritar.

Mo_ Uh uh –asintió.

E_ Hasta mañana, que descanses –Mona no dijo nada-.

Hasta mañana Maca mi amor

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhh –susurró con tono cansado.

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Page 425: CUARTA PARTE PIJA

Las primeras luces del alba fueron entrando a través

de la tienda de campaña, Esther se movió algo inquieta, no

sabía muy bien porque. Finalmente abrió los ojos y vio que

Mona no estaba con ella, quizá porque había decidido

seguir en secreto, aquel pensamiento le provocó una

sonrisa.

E_ Buenos días –saludó a los hombres que la miraban

algo expectantes.

Ca_ Buenos días, te has levantado muy pronto.

E_ Estoy acostumbrada. ¿Todo bien?

Ca_ Sí, esto… si quieres lavarte un poco tendrás que ir

al río.

E_ Ah… de acuerdo.

Ca_ No te preocupes hemos estado nosotros y todo está

correcto.

E_ Gracias.

Esther cogió las cosas y se fue hasta el río, al llegar el

agua estaba tan cristalina que daban ganas de meterse

dentro, pero no quería desnudarse, así que se sentó en el

borde y se comenzó a lavar. Entonces a su lado cayó algo

en el agua proveniente de arriba, miró y allí estaba Mona

sonriendo.

Mo_ Uh uh –se oyó desde lo alto de un árbol.

E_ ¡Mona guapa!, ¿vas a esconderte?

Mo_ Uhhhh –decía despacito.

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Page 426: CUARTA PARTE PIJA

E_ Está bien, que agua más fresca, has visto que

cristalina… ¿eh?... tengo la sensación de que estoy en la

cascada, bueno me falta Maca pero creo que esta agua del

río es igual de espléndida en todos los sitios.

Entre los arbustos se movió algo que la buena de Mona

acertó a sentir, y sin dudarlo esas ramas hicieron un

agujero pequeño por donde se veía a Esther en sujetador,

quien allí había, observaba atentamente a la enfermera

hasta que de pronto sintió como algo le golpeaba en la

cabeza, algo pequeño, miró a un lado, miró a otro pero no

vio nada, Esther seguía hablando con Mona, el hombre

seguía mirándola, hasta que tras dos golpes seguidos notó

como le caía en la cabeza una fruta de árbol bien gorda y

se quejaba amargamente, haciendo que Esther se cubriera

con la camiseta y se pusiera en pie.

E_ ¿Quién hay ahí? –de repente vio como el doctor

Günter salía de los arbustos como mareado-. ¡Pero bueno!

Ca_ ¿Qué ha pasado? –vio al compañero cogiéndose de

la cabeza.

E_ Estaba ahí mirando –decía ofendida.

G_ Ella hablando sola otra vez… yo pensaba que le

pasaba algo.

Ca_ Vale… vale…

E_ ¿Qué pasa que una no puede elevar sus

pensamientos al aire? –los miraba con cierto malestar.

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Page 427: CUARTA PARTE PIJA

G_ Lo siento… solo quería ayudar lo juro –decía algo

cortado tocándose la cabeza entre quejidos.

Ca_ Vaya chichón… ¿pero qué te ha caído? –fue a mirar

arriba.

E_ Algo de un árbol seguro, a mí también al pasar por

ahí –había escuchado la risa de Mona perfectamente.

Ca_ Pues nada… ven que te ponga un poco de algo

ahí… ¡menudo golpe!

G_ Me duele –se quejaba.

Ca_ Vamos… vamos…

Esther miró al árbol donde estaba Mona comiendo

algo, y cuando vio como pasaba el hombre por debajo suya,

le sacó la lengua mientras Esther no podía para de sonreír.

C_ ¿Vamos Esther?

E_ Sí voy.

Mientras su otra mitad había abandonado pronto la

cama, al hacerlo Ramón levantó un poco la cabeza pero

ante su gesto de silencio el animal volvió a dormir

acompañando con sus ronquidos los de Teresa. Maca había

subido a su cabaña y se había sentado a ver el amanecer,

con la manta que se habían tapado dos cuerpos desnudos

para observar otro despertar de la Selva, con ella se abrigó

y caló en su nariz el aroma de Esther. Tras una honda

exhalación apoyó su cabeza sobre la madera con el ceño

fruncido mirando al horizonte, mientras lo hacía su corazón

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latía tan lentamente que parecía iba a detenerse en

cualquier momento. La añoranza lo hacía volverse lento, la

nostalgia que se había implantado en ella desde que el

camión donde Esther marchó cruzara la puerta, la tenía

totalmente descolocada. Pensativa miraba el cielo que le

iba mostrando como si fueran diferentes diapositivas el

despertar, entre la oscuridad fue abriéndose paso la luz,

luchando una batalla aquella luz anaranjada, entre nubes,

unos rayos de sol se colaban, y cuando la oscuridad se

rindió y ganó la luz, el cielo se mostró pletórico y Maca no

pudo más que rendirse ante tanta belleza, ante lo que para

ella había sido la llegada de Esther, entre sus sombras se

había colado, y le había mostrado la más hermosa luz, una

luz que en ese instante de soledad le provocó cerrar los

ojos y la imagen de la sonrisa de su mujer le llegó tan nítida

que provocó en ella la misma sonrisa, suspiró con fuerza, la

echaba tanto de menos que solo así era capaz de medir la

cantidad de amor que sentía por ella, un amor infinito que a

través del tiempo estaba segura perduraría.

Y ese mismo amanecer en silencio, lo estaba

compartiendo Esther, antes de ponerse a trabajar, había

tomado su vaso de leche sentada nuevamente en el río

bajo la supervisión de Mona, miraba el horizonte pensando

que en la lejanía compartían lo mismo, suspiró con fuerza,

cerró los ojos pensando que había logrado lo que en toda su

vida pensó no tendría, un amor de verdad, un amor que

provocaba en ella tantas cosas que no podía explicar,

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porque pensaba que ese sentimiento que inundaba todo su

ser desde su esencia hasta los poros de su piel, no tenía

explicación alguna más que dejarse llevar por ese calor que

recorría su cuerpo, por esa calidez que le hacía sentirse

amada y respetada, por esa otra persona que quizá en ese

instante lejos de ella pensaba lo mismo, visualizó en su

mente a Maca, su sonrisa, su intensa mirada y volvió a

suspirar, elevó la cabeza mirando el cielo y por primera vez

sintió una angustia terrible, separarse de Maca le estaba

demostrando que no estaba preparada para ello, la quería

tanto que no podía vivir tan lejos de su respirar, de su piel,

la quería tanto que un miedo desbocado recorrió sus venas,

miedo a perder lo que en ese momento de su vida había

ganado, a su mujer, y estaba segura que a través del

tiempo ese amor perduraría.

La mañana a Esther se le pasó en un suspiró y lo

agradeció, acabaron pronto con las revisiones, así mientras

recogían la Clínica, ella se sentó observando como las

mujeres tejían con los hilos de algunos árboles, sonreía

ante sus trabajos y aunque trataba de comunicarse las

mujeres reían cuando decía palabras sueltas, así de aquella

manera más o menos divertida, se le fue pasando el tiempo

pensando como no en Maca, mientras los hombres

trabajaban con el ganado paseando por las zonas menos

pobladas de vegetación. Hubo un momento donde sus ojos

se perdieron con aquel niño amargado, que ella diría sin

saber su historia que era un niño adorable y tranquilo,

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cuando realmente lo habían vuelto un monstruo que era

imposible evitar mirarlo con cierta mezcla de temor y

lastima. Con tan pocos años ¡cuántas personas habría

matado!, aquella sola idea le torturaba en el pensamiento a

una Esther que una de las veces que lo miraba, recibió de

aquellos ojos tristes, hundidos y hasta perdidos, un golpe

en su corazón, sin saber porque le sonrió, el chico aguantó

su mirada nada más que unos segundos y posteriormente

continuó con su trabajo sin hablar, sin relacionarse con

nadie más que con su yo interno del que estaba segura

debía querer huir.

Ca_ Nos vamos Esther –le avisó Carlos.

E_ De acuerdo.

Ca_ Oye… quería comentarte algo.

E_ Claro tú dirás.

Ca_ Estamos un poco preocupados.

E_ ¿Y eso? –lo miró con gesto algo aturdido.

Ca_ Anoche después que gritaste, te oímos hablar, el

doctor Günter te oyó reír, y esta mañana otra vez –la

miraba con algo de dudas-. No quiero que tomes lo que ha

ocurrido esta mañana en el río como algo que no es,

simplemente estaba preocupado por si te pasa algo… no

sé… ¿te pasa algo?

E_ A mí nada, sólo que me gusta hablar en voz alta.

Ca_ De acuerdo.

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E_ De todos modos le agradezco al doctor Günter que

se preocupara por mí.

Ca_ Es que tiene la experiencia de una enfermera que

trabajó con él, se volvió loca, no pudo soportar la presión de

trabajar aquí.

E_ Pues lo entiendo ¿eh?

Ca_ Por lo demás estás bien, no veo tu maravillosa

sonrisa.

E_ Echo muchísimo de menos a quien la provoca –

sonrió débil.

Ca_ Entiendo.

E_ No creo que lo entiendas.

Ca_ Vale… tienes razón… no lo entiendo.

E_ No me mires así no pienso explicártelo… las cosas

son así, la vida es así y sobre todo el amor es así, si no has

estado enamorado nunca no lo alcanzas a comprender

como me pasaba a mí, tenía delante un enigma que no

sabía descifrar, y una vez descifrado, es tan complicado

separarse de ella –decía melancólica.

Ca_ Quizá yo no tengo esa visión de Maca.

E_ Ya, pero todos nos equivocamos en la vida, creo que

cometemos errores por miedo, pero lo bueno de cometerlos

es darse cuenta y superarlos.

Ca_ No te digo que no, bueno… tampoco soy quien para

juzgarla ¿verdad?

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Page 432: CUARTA PARTE PIJA

E_ Eso está mejor. ¡Nos vamos!, cuanto antes nos

vayamos, antes volveremos.

Ca_ Lo llevas mal ¿eh?

E_ Peor que mal –le dijo sonriendo aunque con su tono

repleto de tristeza.

La mal llevada soledad de la Pediatra, era respetada

por los demás habitantes de la aldea excepto los niños

quienes con su naturalidad habitual la interrumpían, le

hacían sonreír y la llenaban en esas horas tristes ante la

ausencia de Esther.

Desde la cocina Vilches y Teresa la vigilaban, trataban

de respetar su espacio, pero no por eso la dejaban sola,

siempre que podían estaban junto a ella el mayor tiempo

posible.

V_ Sabes que estoy acojonao.

T_ ¿Y eso? –le preguntaba seria.

V_ Si le pasa algo a Esther… no sé si Maca lo superaría.

T_ ¡Ay no seas pájaro de mal agüero!

V_ Nunca la había visto así.

T_ Está melancólica, es la primera vez que se separan y

eso le ha dado fuerte, pero no creo que solo a ella ¿eh?

V_ Y no me hace ninguna gracia que Esther esté por ahí

sin mi protección.

T_ Si es que eres de un blandengue luego dices…

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Page 433: CUARTA PARTE PIJA

V_ Por cierto… no he visto a Mona.

T_ Ni yo… -se quedaron mirando-. ¿Estamos pensando

lo mismo?

Entonces la vieron levantarse y marcharse hasta el

hospital, lo hacía cabizbaja, pensativa. Se asomó a la

habitación donde Monwe descansaba sola, su abuela estaba

lavando la ropa y le había dejado en aquel momento

dormir, Maca entró y se sentó a su lado, la observaba

descansar con ese gesto de intranquilidad que sentía un

dolor agudo en su alma por todo lo que había ocurrido.

Entonces le llegaba la voz de Esther tan clara diciéndole

que tuviera paciencia con la chica, que con un profundo

suspiró reposó la cabeza en la pared guardando silencio por

un rato hasta que vio como Monwe abría lentamente sus

ojos como presintiendo su compañía. Al mirarla Maca le

sonrió, sus labios dibujaron una sonrisa triste pero con el

suficiente afecto como para que la muchacha aguantara su

mirada.

M_ Bonso nge kele? –(¿Cómo estás?)... la muchacha no

le contestó-. Ngala kitio –(¿tienes dolor?) –la chica asintió-.

De acuerdo –respiró aliviada al menos le daba la

oportunidad de hablar-. Malembe Monwe bantu kele kima

(tranquila todo está bien) –le dijo con un susurro en su voz

mientras le inyectaba un calmante.

Mo_ Santu kele kima (nada está bien) –por primera vez

escuchó su voz repleta de pena, de dolor, y sin poderlo

433 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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evitar provocó en su corazón un profundo dolor. La

muchacha repitió-. Santu kele kima.

M_ Monwe, mono keke nde nge mwana ke kele mingi

lomle, kansi nge ngala knanga ti kumatia kandi bawu

mwana (Monwe yo sé que tu hijo era muy importante, pero

tu tienes vida y podrás tener más hijos) no podía evitar

hablarle con un nudo en la garganta y los ojos repletos de

lagrimas no se atrevía a tocarla tan solo a mirarla

intensamente-. Mono ntima peso nge kolol, kansi, mono

ngala nde kudivulusa (mi corazón te pide perdón, pero, yo

tenía que salvarte)

Mo_ Ve zola knanga (no quiero vivir)

M_ Kuanwa, nge ngala nde kele ngolo buba santu nge

kusadisa kansi mbasi ke kukimona na ntangua ti na nki

yayi, na zwa ya kuswana, nge kele mosi ngala mingi sambu

ke knanga ti pesaka yina gana nde kutondana, ke kele,

mingi kima mamá, ¿kuzaba?... mono kutungalalu ata mono

mwana, ti, ata kuzonzisa ve kumonikisa, ve zola santu,

kansi buba ngala mono nkento ti na nki yayi, kumatia ngala

eti mwana, ti pesaka yayi na gana nde ve kumatia na eti.

Mono kele, nge ntima kele ngolo, ke kele kudivuluta.

(Cariño, tú tienes que ser fuerte, hoy nada te ayuda,

pero mañana veras el sol y con él, las ganas de luchar, eres

joven tienes mucho por vivir y dar ese amor que sé sientes,

serás una muy buena madre, ¿sabes?… yo perdí también

mi hijo, y también pensé no vale nada, no quiero nada, pero

434 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 435: CUARTA PARTE PIJA

hoy tengo mi mujer y con ella podré tener otro hijo, y darle

el amor que no pude al otro. Tu corazón es fuerte, serás

feliz)

La joven la miró a los ojos por primera vez, durante

segundos no parpadeó y tras un suspiro como si las

palabras de Maca hubieran ido penetrando en su interior

hasta llegar a su alma, se dejó abrazar por la médico que le

había salvado la vida, y que quizá tenía razón y un día

podría abrazar a un hijo nacido de aquel vientre que no

pudo acunar al perdido, quizá un día saldría como a su

médica el sol y una nueva vida mejor. Maca le dejó un beso

en la frente mientras una lagrima resbalaba por su rostro, y

entonces pensó en Esther y en lo contenta que estaría por

lo sucedido.

Se despidieron de aquella aldea rural llevándose

Esther como recuerdo el sombrero de las melenas de león,

subieron al camión pero antes, Günter se había excusado

con Esther contándole la historia durante el trayecto de su

enfermera y como había perdido la razón, una de esas

historias que seguían dejando el alma de Esther fría. Para

cuando calló, cosa que agradecieron de manera sincera el

corazón y la cabeza de Esther, ésta volvió a entregarse en

sueños a Maca, volvió a sentir como la abrazaba la acunaba

y una sonrisa se marcó en sus labios, si había algún peligro

no lo quería ver, tan solo quería soñar con ella, y sentirla

cerca, ¡y cómo no hacerlo!, si su corazón estaba repleto de

emociones y sentimientos hacia Maca.

435 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 436: CUARTA PARTE PIJA

Llegaron a un nuevo pueblo, Esther despertó ante los

gritos y jaleo que formaron los niños, fue abriendo poco a

poco los ojos y fue observando que aquello si era un

pueblo, casas y calles bien definidas, lugares donde

vendían bebidas, gente en la calle con diverso coloridos de

ropa, mujeres con cargas en sus cabezas, perros.

Ca_ Bienvenida a Ikélemba el pueblo de la alegría.

E_ Es enorme –decía con la mirada atónita.

Ca_ Así es… esto es otro mundo, a penas salimos de la

Selva los pueblos se van haciendo cada vez mayores, en

esta parte del país, hay menos pueblos nómadas, tan solo

cuando hay refugiados, cuando hay ciertos movimientos la

gente que asienta en la zona de las afueras, y así poco a

poco se fueron creando estos poblados. Esto es el epicentro

del estado de Sangha.

E_ ¿A cuánto está de nuestra aldea?

Ca_ ¿Sabes las horas que llevas durmiendo? –la miró de

reojo divertido.

E_ ¿Muchas? –le preguntó algo sonrojada.

Ca_ Cerca de seis horas.

E_ ¡Seis horas!

Gu_ Preocuparme ¿eh Esther?… ¿segura que estás

bien?

436 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 437: CUARTA PARTE PIJA

E_ Sí, bueno… es que últimamente no he descansado

mucho, con la inundación y todo eso –se rascaba la cabeza

ante la carcajada de Carlos-. Joder… seis horas.

Finalmente llegaron sobre las seis de la tarde a la

Clínica del doctor Mondela, al bajar del camión, Esther con

total discreción estiró un poco su cuerpo tratando de

recuperar el movimiento completo de todos sus músculos.

Al hacerlo sintió un pequeño pinchazo en su espalda debido

seguramente a la postura. Miró algo preocupada hacia el

camión porque no sabía donde estaba Mona, ni rastro de

ella, le había gustado eso de ir de incógnito y sin duda lo

estaba haciendo muy bien. Entraron y las instalaciones, a

pesar de que las paredes no tenían pintura, y que había una

gran sala con camas unas frente a otras, las instalaciones le

parecieron a Esther una maravilla, se dio cuenta que la

mayoría de enfermos eran niños y mujeres, aquello le hizo

formar en su rostro una mueca de incomprensión, entonces

junto a ella sonó una voz suave pero cargada de fuerza.

Mo_ Son los débiles de la sociedad, contra los que el

hambre y la guerrilla actúa sin piedad alguna –cuando

Esther lo miró se encontró con un hombre bajito como ella,

regordete, con gafas redondas, ojos triste, pero una sonrisa

repleta de amabilidad-. Soy el doctor Mondela, Esther.

E_ Mucho gusto –sonrió mirándolo fijamente mientras

se estrechaban la mano.

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Page 438: CUARTA PARTE PIJA

Mo_ Bienvenida a esta mi casa, una casa que trata de

ser un lugar de paz para ellas, para los niños, para todo

aquel que viene a morir.

E_ La verdad que… comparado donde yo trabajo esto

es un paraíso, entiéndame –se apresuró a aclarar.

Mo_ Lo entiendo.

Ca_ Vaya… veo que ya os conocéis.

Mo_ Si Carlos, sí he visto en la mirada de esta mujer la

preocupación y he querido explicarle lo que veía –le volvió a

sonreír.

Ca_ Bueno pues vamos a empezar con las revisiones.

Mo_ Así sin descansar, sin tomar ni un refresco para dar

la bienvenida.

Ca_ Es que aquí la señorita quiere volver mañana… y

no queremos demorar mucho la vuelta para que no se nos

haga de noche.

Mo_ Ya veo que le va la marcha ¿eh Esther? -volvió a

sonreír-. ¿Cómo está el loco de Vilches y la insensata de

Maca?, ¿siguen haciendo locuras?

E_ Pues… -no sabía muy bien que decir y el hombre dio

una carcajada.

Mo_ Ya veo que si, no tienen remedio, médicos como

ellos son los que necesitamos… valientes, luchadores

incansables y mejores profesionales –se notaba el aprecio

438 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 439: CUARTA PARTE PIJA

que les tenía a ambos logrando así que Esther se relajara

un poco.

E_ Si, eso si que es verdad –dijo orgullosa.

Mo_ De acuerdo. Carlos comenzar a trabajar voy a

decirle a Rebeca que acompañe a Esther a su cuarto.

E_ ¿Cuarto?

Mo_ Claro… es nuestra invitada… además creo que nos

vamos a llevar bien –le guiñó un ojo.

Esther sonrió recordando las palabras de Vilches sobre

ese hombre, era bueno y le iba a gustar. Así llegó hasta ella

Rebeca, una mujer mayor blanca, con el pelo recogido en

un moño, y unos andares seguros y fuertes a pesar de su

edad. Le sonrió y con la sonrisa de Esther, supo que era una

de esas enfermeras que habían nacido para estar allí,

simple conexión le llamaba a ese sentimiento Rebeca.

Hablaron un poco del viaje aunque Esther poco podía decir.

R_ ¿Y cómo está mami Teresa?

E_ Muy bien… hemos pasado un mal momento con las

lluvias pero lo hemos superado entre todos.

R_ Me alegro es una mujer única.

E_ Si, lo es –sonrió con un cariño que se reflejaba en su

rostro.

R_ Bueno mira… aquí tienes tu habitación, vas a estar

muy cómoda ¿eh?

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Page 440: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¿Puedo abrir la ventana? –preguntó al ver que había

un árbol y seguramente debía estar por allí Mona.

R_ Claro que puedes… no hay problema, puedes hasta

darte un baño si quieres, nuestras enfermeras ayudaran a

tu equipo hasta que estés, eres la invitada del Doctor

Mondela, los que vienen de parte de Vilches y Maca, son

recibidos como amigos especiales.

E_ Gracias –sonrió y al quedarse sola se fue hasta la

ventana-. Mona… ¿Mona?... ¿estás ahí? –de repente Mona

apareció con sus gafas de sol y la gorra haciendo una

pedorreta que provocó en Esther un salto hacia detrás-.

Joder Mona… que susto me has dado.

Mo_ Uhhhhh –reía.

E_ Tengo que ducharme y bajar, creo que no hay llave

para cerrar así que si no quieres que nos descubran

escóndete.

Mo_ Uh uh –asentía.

E_ ¿Qué estará haciendo Maca?

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhh –se tapó los ojos

graciosamente.

E_ Jeje, la echo tanto de menos.

Se duchó con rapidez, en diez minutos estaba en su

puesto de trabajo, nuevamente personas con las pulseras

indentificativas, nuevamente el trabajo incansable hasta

últimas horas de la noche. Después una cena en la casa

440 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 441: CUARTA PARTE PIJA

que el Doctor tenía justo al lado del hospital, era pequeña

pero intensamente confortable, al menos esa era la

sensación que le daba a Esther, hablaron de los proyectos

de aquel hombre que acogía a las barbaries cometidas por

los hombres a las mujeres, después las mandaban a unas

casas de acogida donde trataban de darles una vida mejor

alo que habían tenido. Podían criar los niños lejos de la

prostitución, y evitar así que a cambio de dinero los niños

acabaran en las guerrillas a cambio de dinero. Esther

escuchaba atentamente sus palabras, se había implicado

totalmente en la conversación y muchas veces había salido

a relucir Maca.

Se acercaba la hora de descansar en la aldea, todos se

habían retirado excepto Vilches y Maca que estaban

hablando sobre Monwe sentados en los escalones porque

las mecedoras se las había llevado el agua.

V_ Otra vez empieza a llover.

M_ Esperemos que no vuelva a ser un diluvio.

V_ Estamos en época.

M_ Pues si.

T_ Nada... sordos… sordos como una tapia –llegaba

Teresa hasta ellos-. ¿No escucháis la radio?, ¡para qué la

vais a escuchar! –seguía riñéndole-. Ahora tú no te muevas

¿eh?, total Esther que espere.

M_ ¡Esther! –fue dicho y salió corriendo.

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Page 442: CUARTA PARTE PIJA

V_ Joder…

T_ Si es que… -se marchaba moviendo la cabeza de

lado a lado.

V_ Me estoy preocupando seriamente ¿eh? –le dijo a

Teresa.

T_ A la vuelta ya podemos ponernos cascos, pero

encima de los tapones –decía sonriendo.

En el cuarto, Maca se sentó corriendo frente a la radio,

en sus ojos la ilusión de escuchar a quien tanto echaba de

menos.

M_ ¡Esther!

E_ Maca cariño… ¿me oyes bien?

M_ Como si estuvieras aquí, vamos… a mi lado –decía

emocionada.

E_ Ojala estuviera Maca...

M_ Pues sí. ¿Cómo ha ido el viaje?

E_ Muy bien… tranquila.

M_ ¿Se han portado bien?

E_ ¿Tú qué crees?, con la espía que tengo... –sonreía.

M_ Jeje –sonrió con total anhelo por ella.

E_ ¿Cómo estáis ahí?

M_ Echándote todos de menos, mucho, bueno yo

muchísimo pero no te lo creas demasiado ¿eh?

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Page 443: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¿No habrás abierto el regalo?

M_ No cariño... no.

E_ Debí dárselo a Teresa –le decía sonriendo.

M_ ¿Crees que no puedo esperar?, total mañana estarás

aquí.

E_ Oye Maca... ¿sabes que el doctor Mondela es

fascinante?

M_ Sí, lo es, sí.

E_ Me acaba de hacer una oferta.

M_ ¿Una oferta? –se irguió en el sillón viejo y

destartalado que aún goteaba.

E_ Sí, me ha dicho si quiero trabajar con él.

M_ ¿Y? –notó como su corazón había dejado de latir por

un segundo.

E_ ¿Y qué?, ¿crees que te dejaría a un lado?, ¿crees que

haría las cosas sin ti?, no cariño, pero me ha llamado la

atención su oferta, le he dicho que no la podía aceptar

porque en la aldea yo me sentía muy identificada y además

me unía algo allí muy importante –le decía orgullosa con

una sonrisa amplia.

M_ ¿Y qué te ha dicho?

E_ Pues por su sonrisa diría que ha adivinado que hay

una cierta señorita, muy maja ella que me tiene loquita –le

decía en susurros.

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Page 444: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿Ah si?, ¿una señorita maja? –le respondió de igual

manera.

E_ Uf Maca... como se me ha subido la sangre –le dijo

tal y como lo sentía.

M_ Jajaja, ¿quieres que lo hagamos por aquí?

E_ ¡Estás loca! –le dijo notando como se ponía roja sin

remedio.

M_ Si, por ti haría lo que fuera, lo que fuera mi vida.

E_ Te quiero mucho cariño.

M_ Y yo.

E_ Mañana estaré ahí ya para que podamos discutir

esto cerquita ¿eh?

M_ Si es que me provocas y ni te cuento como me voy a

quedar... caliente... caliente...

E_ ¡Maca! –la riñó mirando alrededor por si alguien

podía escucharla.

M_ ¿Qué no te gusta qué te lo diga? –le provocó-.

¿Acaso tú no?

E_ Jeje... jeje –sonrió sin decir nada más.

M_ Pues ya está... ¿lo hacemos?

E_ ¡Mira me voy a despedir de ti porque no quiero hacer

locuras y que me pillen, me moriría de vergüenza!

M_ Jaja... jaja... me encanta.

E_ Ya lo sé ya... bueno... hasta mañana mi amor.

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Page 445: CUARTA PARTE PIJA

M_ Hasta mañana cariño... te quiero ¿eh?, no lo olvides.

E_ No lo olvido, no, ¿lo recuerdas tú?

M_ Sí –sonrisa amplia y babosa.

V_ Con el trabajo que le ha costado arreglar la radio a

Laobi como para que tus babas lo estropeen ahora –le dijo

Vilches oyendo la risa de Esther-. ¿Todo bien, Esther?

E_ ¡Vilches... guapo!

V_ ¡Vaya será cuestión que estés fuera para admirar

mis cualidades y no solo las de otras! –sonreía.

E_ Que malo... oye os voy a dejar ¿eh?, darle besitos a

todos de mi parte y decirles que les echo mucho de menos.

M_ Tranquila lo diré.

E_ Buenas noches mi amor.

M_ Buenas noches...

E_ Que sueñes conmigo.

M_ No lo dudes.

V_ Que pegajosas por favor –protestó ante la sonrisa de

fondo de Esther.

En su cabaña Teresa trataba de dormir, Ramón a sus

pies, llevaban ya un buen rato en la cama cuando Ramón

comenzó a gruñir, se sentó y al ver que la puerta se abría

comenzó a ladrar.

M_ Shhhhhh prometo no hablar –le dijo al animal quien

la miraba gruñendo.

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Page 446: CUARTA PARTE PIJA

T_ Como hables cuando venga Esther va a tener

problemas para encontrar determinados placeres.

M_ ¿Ah si? –preguntó sonriendo mientras se metía en la

cama.

T_ Si hablas te corto la lengua.

M_ Hostia... –se quejó sorprendida.

T_ Ya lo sabes.

Por su parte Esther, tras despedirse del doctor

Mondela, se fue a su habitación, al entrar no vio a Mona, la

ventana seguía abierta, pero ella no estaba.

E_ Mona... Mona no me asustes soy yo, sal.

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhh –pareció suspirar.

E_ Hola guapa... ¡ven aquí! –fue y la cogió las manos

dando vueltas en la habitación, vueltas que a Mona le

empezaban a marear-. He hablado con Maca... he hablado

con Maca... y no veas como me ha dejado el cuerpo... es

increíble... esto es estar maravillosamente en celo todo el

día. Uf tengo unas ganas de llegar que ni te cuento...

Mientras ella hablaba con Mona, en la puerta un

preocupado Günter seguía su charla, cuando vio como

Carlos pasaba por el pasillo hacia su habitación, se

apresuró a ir hasta él.

G_ Esta chica no está bien Carlos, no está bien.

Ca_ ¡Pero qué manía tienes!

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Page 447: CUARTA PARTE PIJA

G_ Ven, guarda silencio... igual tiene trastorno mental y

no lo saben... ha pasado mucho en poco tiempo –decía pues

Esther había contado a grandes rasgos todas sus vivencias

desde su llegada.

Ca_ Ya pero... no sé... no sé...

G_ Sígueme –le dijo poniendo su dedo sobre los labios

en señal de silencio-. Escucha.

Dentro no se oía nada, Carlos alzó una ceja pero al

instante le llegó la voz clara de Esther.

E_ Y es que yo lo tengo claro ¿eh?... ¿tú qué crees?, sí

verdad... es inteligente, guapa, un poco borde... si es que lo

tiene todo... ah bueno si eso también tienes razón, mal

genio, si pero ese puntito ideal ¿eh?

Carlos puso gesto serio, miró a Günter y sin más

abrieron la puerta.

E_ ¡Ahhhh! –gritó asustada al verlos entrar.

Ca_ ¿Esther te encuentras bien?

G_ Esther no nos mientas.

E_ ¿Pero qué pasa?, ¿por qué entráis así a mi cuarto?,

¡pero bueno! –les decía enfadada mirando a uno y otro.

Ca_ Esther el doctor Günter tiene razón ¡hablas sola! –la

miraba serio.

E_ ¡Pero vamos a ver!, es que a caso no puedo hablar a

través de las ondas del cielo… ¿no acostumbras a hacerlo

tú?

447 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 448: CUARTA PARTE PIJA

G_ Yo creo que tú estás enferma –la miraba temeroso.

E_ ¡Enferma dice!... ¿quiere lo que le diga cómo estoy?,

¿cómo me ha dejado hablar con mi pareja?, ¡eh! ¡eh! ¡eh! –

se levantó de la cama con cara de fiera.

G_ Yo te puedo ayudar… -retrocedía ante el ímpetu de

Esther.

E_ ¡Y dale a ver si el enfermo es usted, eh! –le decía

enfadada.

Ca_ Esther disculpa pero… no sé… disculpa ¿vale? –

entonces se oyó un sonoro pedo, ambos se miraron, Esther

miró de reojo hacia debajo de la cama donde rápidamente

Mona se había escondido-. ¡Nos vamos!

E_ La cena… me ha producido gases… -al marcharse

ambos hombres Esther sonrió.

Mo_ Uhhhhhh…. Ahhhh… uhhhhh prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr –

le hacía burla sin parar al doctor Günter imitándolo.

E_ Dios que buena eres Mona… que buena eres –le

decía bajito abrazándola-. Ahora van a pensar que soy una

guarra, ¡menudo pedo! –sonrió de nuevo-. Como apesta

joder...

En la cama, Maca soñaba con encontrarse al día

siguiente con Esther, había decidido callar porque Ramón le

había enseñado sus colmillos de manera intimidatoria en un

momento que fue a hablar. Pero allí entregada a sus

sueños, a su realidad, sentía los nervios de que el tiempo

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Page 449: CUARTA PARTE PIJA

pasaba muy lentamente… demasiado lentamente para

reencontrarse con ella y sabía, que debían viajar más de

doce horas para llegar, y ese tiempo era mucho, demasiado

para que pudieran ocurrir miles de cosas, los nervios en su

estómago le jugaron una mala pasada, se giró y sin más

abrazó a Teresa.

T_ Mmmmm así, así, más pegadita –susurró haciendo

que Maca la mirara asombrada-. Mmmmm.

Cuando la mañana llegó al poblado de Sangha, Esther

ya hacía rato que estaba mirando por la ventana, se vistió y

bajó a la calle a dar un corto paseo, aquel mundo era

totalmente diferente tan solo a 300 kilómetros de distancia

de su aldea, allí la gente tenía una vida totalmente distinta,

trabajaban la artesanía, vendían productos para comer,

calzado, sus caras eran diferentes, todo era demasiado

diferente para la poca distancia que existía entre un

poblado y su aldea. Mona la vigilaba desde el árbol, con su

gorra puesta y sus gafas de sol, tumbada sobre una rama,

con un trozo de palo en su boca a modo de palillo.

Tras una señal de Rebeca, Esther se acercó hasta ella

en el hospital, aquella mañana aún debían revisar unas

cuantas personas más, y Esther rogaba que fuera cuanto

antes para terminar y marcharse.

R_ Buenos días.

E_ Buenos días –le entregó su amplia sonrisa.

R_ ¿Has descansado bien?

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Page 450: CUARTA PARTE PIJA

E_ Estupendamente la verdad –se mostraba contenta.

R_ Bien… el doctor Mondela te está esperando para

almorzar juntos.

E_ Perfecto… voy para allá.

R_ Te acompaño. Te he preparado unas telas para que

se las lleves a mami Teresa, y le dices que estoy muy

enfadada con ella, que no viene a ver a esta vieja. ¿Sigue

igual con Dávila?

E_ Sí –sonrió divertida-. No hay manera…

R_ Ese hombre es cegato… Teresa se merece algo

mejor.

E_ Si –y pensó “si supieras, porque yo la veo muy

cambiada desde la visita de Bárbara, si al final Maca va a

tener razón… ya verás… menudo bombazo”

R_ Tuvo suerte que a su marido se lo comió el cocodrilo,

era realmente un cretino, como le dije, hazle un

monumento a ese animal que debe estar con indigestión.

E_ ¿Era un cretino? –la miraba sonriente mientras

llegaban al comedor.

R_ Totalmente, no sé porque se casó con él, en fin… la

vida que a veces nos hace dar los pasos equivocados.

E_ Y a veces los pasos certeros, ¿verdad? –volvió a

sonreír ante la mirada divertida de la mujer-. Buenos días

doctor Mondela.

Mon_ Buenos días, ¡te levantas muy temprano!

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Page 451: CUARTA PARTE PIJA

E_ Si, la verdad que he descansado muy bien y me

gusta contemplar este maravilloso cielo.

Mon_ ¿Sigues queriéndote marchar?

E_ Si doctor Mondela –le dio una tostada, que le hizo

abrir los ojos como platos-. Gracias. Me parece que hace

usted un trabajo muy interesante pero tengo muchas cosas

que me atan a mi aldea, y me gusta el trabajo en plena

Selva.

Mon_ Una de esas cosas es la Doctora Fernández, claro

–ante la mirada de Esther agregó-. Eres el tipo de mujer que

si yo fuera ella no dejaría escapar –sonrió algo sonrojada-.

Comprendo. Creo que Vilches y Maca hacen un equipo

estupendo, no habían tenido demasiada suerte con las

enfermeras, pero me da la impresión que ahora mismo

formáis uno de esos equipos que hay por los continentes

luchando de verdad por la gente, sin miedo a cara

descubierta, y eso como africano, te lo agradezco a ti y a

ellos.

E_ La verdad que no es fácil, ya me gustaría tener un

hospital como esté, a pesar de sus condiciones, claro.

Mon_ Lo sé, yo me siento terriblemente afortunado he

luchado mucho para conseguir esta Clínica, no es fácil a

pesar de todas las ayudas, por eso siempre alabo tanto

vuestro trabajo, vuestras condiciones son duras, mucho, lo

sé porque yo lo viví cuando aún tenía fuerzas para luchar

contra el mundo, ahora lucho de otra manera.

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Page 452: CUARTA PARTE PIJA

E_ Pues a mí me parece que tanto su trabajo como el

nuestro es lo único que podemos ofrecer, cada día que pasa

y conozco más historias, estoy más feliz de estar aquí y de

poder buenamente ayudar o simplemente apoyar.

Mon_ A veces, una mano en el hombro, una voz o un

susurro es suficiente para estas personas, porque a veces

nos olvidamos que son personas.

E_ Tiene usted mucha razón –le dijo admirando su

capacidad para a pesar de todo seguir luchando por gente

que sabía que no tenía curación.

Mon_ Tengo que ir a hacer una visita al viejo

cascarrabias de Vilches… y a la bella doctora, claro.

E_ Si –su sonrisa de enamorada hizo que el hombre

diera una fuerte carcajada, algo que sonrojó todavía más a

Esther-. Uy perdón…

Mon_ Nada… nada… el amor es salud…

El ritmo en la aldea ya se había despertado sin

descanso los hombres ilusionados con poder mejorar las

dependencias del hospital, comenzaron bajo las ordenes de

Massamba a trabajar, no cesaban en sus cantos dando

muestras de la alegría que sentían, mientras las mujeres

trabajaban aquel huerto más amplio y con mejores semillas

para poder sacar fruto. Teresa ordeñaba a Lucero que

resultó ser una vaca maravillosa y rica en leche, para

suerte de los niños quienes saboreaban el vaso que Nsona

les había llevado a aquel refugio que para ellos era un

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Page 453: CUARTA PARTE PIJA

juego. Entre tanto Maca seguía la evolución de una Monwe

mucho más tranquila que ya se había incorporado en la

cama y estaba tomando su primer caldo que con todo el

amor le había hecho su abuela. Estaba terminando con ella

cuando escuchó la radio. Se acercó hasta allí y le dio al

botón.

M_ ¿Si?

D_ Maca soy Dávila… ¿qué tal estás?

M_ Esperando que llegue Esther –le dijo a modo de

reproche.

D_ Acepto el dardo envenenado –dijo con resignación-.

Es su madre, quiere hablar le he dicho que no está pero me

ha insistido.

M_ ¿Su madre?... vale pues a ver que quiere.

D_ Te paso la comunicación… animo que en nada la

tienes ahí.

M_ Menos cachondeo Dávila y pásame la llamada –el

hombre ya no le contestó acepto su riña y pasó la llamada.

Con algo de incertidumbre contestó-. Hola.

En_ Hola, soy la madre de Esther ¿quién eres?

M_ Maca… su… compañera –hizo una mueca porque

casi se le escapa decir lo que realmente se sentía que era

suyo.

En_ Esa inconsciente que tengo de hija, ha recibido lo

que me pidió, ¡porqué vamos me podía haber avisado, digo

453 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 454: CUARTA PARTE PIJA

yo! –se le notaba enfadada-. Con el dinero que se ha

gastado creo que debería haberme avisado nada más

recibirlo.

M_ No le dio tiempo a avisarle, pero estese tranquila

que sí, ha llegado –le dijo con cierto malestar.

En_ ¡Es el colmo, vamos! –seguía protestando-. Cuando

llegue le dice que si puede ser que se ponga en contacto

conmigo, vamos si no va a ser mucho trabajo.

M_ ¿No le interesa saber dónde está su hija? –le

preguntó ya sin poderlo evitar su alta dosis de enfado-. Le

interesa un paquete y no le interesa saber porque motivo

no está aquí su hija… pues mire respire tranquila su dinero

está bien invertido… ya le diré que la llame cuando venga –

y colgó-. ¡Será posible!

V_ Vaya trato tienes con tu suegra.

M_ Es como mi madre… ¡será posible! –renegó.

V_ Te estás poniendo roja… pero así vas mal porque

ahora no te hará cociditos, ni serás su nuera preferida

¡eh!... a mí no me gustan los líos…

M_ Eres un cabrón maravilloso –lo abrazó.

V_ No si… la abstinencia es muy mala –dijo de lado.

M_ Que te lo pregunten a ti ¿verdad?

Tras una despedida emotiva, el lugar y las gentes

habían calado en ella de manera intensa, Esther se subió

en el camión con la promesa de poder volver con Maca o

454 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 455: CUARTA PARTE PIJA

Vilches para visitar al doctor Mondela. Durante el trayecto,

el doctor Günter prefirió conducir él, quería evitar así ir

vigilando a la enfermera que desde luego podría hablar

mucho sola, pero, sin ninguna duda era una gran

profesional. Carlos se sentó a su lado, comenzaron a hablar

del paisaje y Esther lo agradeció porque no quería volverse

a dormir, pero conforme hablaba Carlos, le iba entrando ese

sueño dulce mientras pensaba “que cansino es el tío”. Así

hasta dormirse por completo. Le despertaron unos gritos y

el camión parado.

Ca_ Me cago en la puta –se le oía decir.

E_ ¿Qué pasa? –miraba a un lado y a otro desorientada.

Bajó del camión y entonces lo vio, la rueda metida en un

barrizal.

Ca_ La madre que me parió.

E_ Madre mía –susurró aterrada poniéndose la mano

sobre la frente.

Gu_ No vamos a poderlo sacar.

L_ Necesitamos una madera, algo para apoyar…

Ca_ ¿Y de donde coño lo sacamos?

E_ Pues habrá que tratar de sacarla Carlos…

Ca_ Claro… eso también lo sé yo –le contestó nervioso-.

Joder.

Los hombres que iban en el otro camión, se unieron

para lograr algo con lo que sacar la rueda del barro, lo

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hicieron de varias formas, empujaban Esther incluida

pensar que podía quedarse allí sin encontrarse con Maca le

provocaba una angustia terrible de controlar. Tal fue así,

que cuando desistieron, las lagrimas llenaron sus ojos.

E_ No puede ser –dijo entre cansada y abatida.

Ca_ Vamos a tener que acampar aquí, no hay más

remedio –decía jadeante y enfadado

E_ Esto no es seguro –le dijo asustada.

Ca_ Lo sé, estamos en medio de la nada, rodeados de

Selva y el lugar perfecto para toda Guerrilla.

Gu_ Carlos deberíamos avisar... esta cayendo la noche

y no es seguro.

Ca_ Ya lo sé.

E_ Yo tengo una radio... ¿estamos muy lejos de la

aldea?

Ca_ Un poco –la miraba jadeante y con gesto

asombrado.

E_ Ahora vuelvo –sacó el talki que Vilches le había dado

y aún con los nervios y manchada de barro hasta las

rodillas porque se había caído al hacer fuerza probó

fortuna-. ¡Mierda no va!

Ca_ ¿Va?

E_ No.

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P_ Un momento vamos a serenarnos –dijo el doctor

portugués-. Podemos avisar que estamos aquí y lo que ha

ocurrido tendrán que venir a rescatarnos los militares.

Ca_ Los militares no vendrán hasta mañana Paolo.

P_ Y a quién avises no vendrá ahora, lo normal es

pasar aquí la noche no lo vamos a poder evitar.

Ca_ Lo sé.

P_ Avisemos por radio a Dávila –trataba de mostrarse

sereno.

E_ Y a Vilches.

Ca_ No podemos utilizar tanto la radio Esther, lo siento,

será Dávila quien avise, ahora mismo no nos podemos

quedar sin radio.

E_ Vale –trataba de tranquilizarse aunque notaba las

palpitaciones de su corazón en el pecho a punto de salirse-.

Paolo tiene razón, mejor tranquilizarnos.

Gu_ Haremos turnos para dormir, unos vigilamos y

otros dormimos.

Ca_ Llevamos algo de comida... no mucha...

P_ Habrá que repartirla entre todos, pero no tenemos

armas.

Gu_ No va a pasar nada, tranquilos.

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Page 458: CUARTA PARTE PIJA

E_ Joder –protestó con un hilo de voz. Al levantar la

vista vio a Mona, el animal movía ambas manos como si

quisiera avisarle que la situación era complicada.

Ca_ Está bien... organicémonos.

En la aldea, todos esperaban nerviosos la llegada del

camión, sabían que debía llegar más o menos sobre el

atardecer y el atardecer había pasado sin ellos, Vilches

caminaba nervioso temiendo que algo había ocurrido, Maca

estaba sentada en los escalones de su cabaña suspirando

sin cesar y Teresa con los nervios más desbaratados que

nunca, comiendo sin parar.

Ns_ Mami engordar.

T_ Mami está a punto de estallar de nervios –decía con

la boca llena y sus ojos bien abiertos.

Ns_ No pasar nada...

T_ Que no hayan llegado no me gusta, no me gusta

Nsona.

Za_ Ziku... radio.

V_ Voy Zambi –miró a Maca quien se levantó como si

tuviera un resorte y fue hasta la radio-. ¿Si?

D_ Vilches soy yo, lo siento tengo malas noticias.

M_ ¿Qué pasa? –le preguntó ansiosa con el ceño

fruncido y el corazón a punto de estallar.

D_ Los muchachos me acaban de llamar, el camión se

ha quedado atrapado en el barro no pueden seguir.

458 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 459: CUARTA PARTE PIJA

V_ ¿Dónde? vamos a por ellos.

D_ Están a unas seis horas Vilches, es imposible,

además me han comentado que está lloviendo, lo más

probable es que os quedéis vosotros también atrapados.

M_ ¿Y qué piensas hacer?, ¡hay otra alternativa! –le dijo

con las venas de la garganta a punto de explotar.

D_ He avisado a los militares.

V_ ¡A los militares!, Dávila joder están en medio de la

Selva, lloviendo, los militares hasta mañana no acudirán,

¡vas a dejarlos allí!

D_ Van a salir ahora, llegaran desde Pokola.

V_ ¡Pokola! –gritó mientras Maca se tapaba la cara.

D_ Es lo más cercano, Vilches.

V_ Dime donde están.

D_ No Vilches... no llegaréis y no quiero tener a más

gente en peligro.

V_ Al menos irán armados.

D_ No.

M_ Perfecto joder... –renegó mientras Teresa mordía un

trozo de salchichón nerviosa.

D_ Os aseguro que vamos a poner todo de nuestra

parte para que los militares lleguen lo antes posible, os iré

informando. ¿De acuerdo Vilches?

V_ ¿Nos queda otra salida?, no, pues a joderse tocan.

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Page 460: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿Qué vamos a hacer Vilches? –le preguntó una vez

había desconectado la radio.

V_ No lo sé Maca... a ver si puedo localizar a Esther le di

la radio –cogió la suya y comenzó a hacer señales que no

eran correspondidas-. Llama a Massamba Teresa por favor.

M_ Joder... estarán cerca del río Vilches.

V_ Si, pero aunque vayamos por el río el peligro es el

mismo está ya oscureciendo y no podemos ir cargados con

maderas o lo que sea para ayudar porque entre otras cosas

no tenemos ni puta idea de donde están, lo más sensato es

que vayan los militares.

M_ Si es que lo sabía joder... ¡sabía que no debía ir!

V_ Bueno Maca tranquila ¿vale?, no vamos a perder el

norte... tranquilidad...

Ma_ Ziku... Mwasi... –apareció Massamba con el gesto

serio.

V_ Tenemos una situación complicada Massamba, el

inepto de Carlos y su grupo se han quedado atrapados a

unas seis horas de aquí, vienen por la carretera del lado

derecho del río no creo que hayan pasado a la otra parte,

sería de locos, hasta mañana no van los militares... ¿qué

podemos hacer?

Ma_ Por el río llegamos en cinco horas, pero sin saber

donde... es complicado la Selva es grande.

V_ Si... ese es el inconveniente... ¡joder! –renegó.

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Page 461: CUARTA PARTE PIJA

Ma_ Si dar permiso, nosotros intentar.

M_ Es una locura Massamba, es poneros vosotros

también en peligro.

Ma_ Estar Mwasi Esther –le dijo como si con esa frase lo

hubiera dicho todo.

M_ Pero... no podemos poneros en peligro a vosotros

también ¿verdad Vilches?

V_ Es lo más sensato, si, pero como nosotros no somos

sensatos, pues nos iremos los tres.

M_ Vilches –lo miró seria.

V_ Dejaremos a Zulú que va a ser padre, iremos Zambi,

Yildas y yo.

Ma_ Massamba ir.

V_ Massamba está herido y se queda –le dijo de manera

tajante mirándolo fijamente.

M_ Yo voy a ir Vilches.

T_ Maca no debes ir –se apresuró a intervenir con gesto

de incertidumbre.

M_ De acuerdo, si no voy yo, no va nadie –dijo con

firmeza.

V_ ¿Desde cuándo mandas tú?

M_ No voy a permitir que vayáis sin mí, tú lo has dicho,

lo más sensato es esperar.

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Page 462: CUARTA PARTE PIJA

T_ Pienso lo mismo Vilches, es una zona peligrosa,

además está lloviendo y meteros en la Selva de noche sin

saber donde están es una locura innecesaria.

V_ No debí dejar que se fuera –susurró con rabia.

M_ Ahora ya es tarde Vilches, además va Mona con ella,

la estará vigilando –les dijo saliendo del cuarto.

Ma_ Yo hablar con Lula.

T_ Gracias Massamba.

V_ ¡Ay que joderse!, no podemos pasar ni un solo día en

paz, es que... me cago en todo ¡macho!

T_ Esperemos que todo quede en un buen susto.

Maca se metió en la cabaña tratando de controlar la

rabia que sentía dentro, todo era inútil, exhaló un profundo

suspiro y trató de ver las cosas con calma, pero entonces

vio el paquete que tenía allí esperando el regreso de Esther,

y sin poder hacer otra cosa se dejó llevar por un llanto

amargo que no podía controlar.

En un trozo pequeño de claro entre los matorrales y

espeso follaje, tras revisarlo con cautela decidieron montar

el campamento, era un espacio pequeño pero cuanto más

juntos mejor, extendieron los sacos para tratar de

descansar, y montaron una pequeña tienda para que Esther

tuviera más intimidad, fue ella quien se encargó de repartir

lo poco que había de comida, los hombres que les

ayudaban se ofrecieron para vigilar, montaron guardia una

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Page 463: CUARTA PARTE PIJA

vez terminaron de cenar y los demás trataron de acostarse

bajo la intensa lluvia que no cesaba. Esther se metió en la

pequeña tienda, al hacerlo vio como el agua que había

caído se había ido acumulando en el techo cuadrado y al

final había roto la frágil tela provocando un agujero por

donde se filtraba el agua, con lo que daba igual dormir

dentro que fuera.

E_ Dios ayúdame, joder como voy a echarte de menos

Maca –susurró pensativa, sentándose dentro de la tienda-.

Que pase pronto la noche por favor... que pase pronto.

Pero la noche fue larga y pesada, los continuos sonidos

que ella no sabía distinguir en la oscuridad le hacían saltar

dentro de la húmeda tienda, se sentía más sola que nunca,

y para no desesperarse se había propuesto volver a

rememorar todos los momentos desde que llegará con sus

maletas repletas de ropa y sus botas impecables a la aldea,

así entre sobresaltos, algún temblor porque iba calada

hasta los huesos, y alguna que otra cabezada fue pasando

la noche.

Para la otra parte de la pareja, la noche se avecinaba

de igual modo, desesperante, también comenzó a llover

más intensamente cuando la luna hizo aparición, pero con

ella y con una gran sorpresa, llegaron un pequeño grupo de

desplazados, llevaban un niño enfermo, una diarrea que

volvía a poner en peligro la vida de un pequeño, así se les

pasó la noche, ayudando a la familia preparándoles comida

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Page 464: CUARTA PARTE PIJA

y repartiendo agua ya que según les contaron llevaban

cerca de tres días buscando ayuda.

T_ Ya está amaneciendo Maca –le dijo despertándola

porque se había quedado dormida en el sillón de Vilches.

M_ Voy a intentarlo otra vez –mostró un cierto temblor

en su voz.

T_ Todo estará bien cariño... ya lo veras.

M_ No la vuelvo a dejar sola nunca más, ¡eso te lo

aseguro! –trató de sincronizar la radio pero nada le

respondía. Entonces pegó con ambas manos sobre la

madera-. ¡Mierda!

T_ Vamos no desesperes.

M_ Es que no puede ser joder... no puede ser... –se

tapaba la cara con esa exasperación que no la dejaba de

lado.

T_ Vamos a intentar tranquilizarnos –entonces sonó la

radio y se precipitó como loca hasta ella-. ¡Si!

D_ Soy yo, bueno he hablado con los militares están a

algo más de una hora de ellos, he hablado con Carlos todo

está bien. Han pasado mala noche pero bien.

M_ ¿Esther está bien?

D_ Sí, sí, como todos cansada pero me ha dicho que

estés tranquila que todo está bien.

M_ Vale –dio un respingo sintiendo un gran alivio en su

interior.

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Page 465: CUARTA PARTE PIJA

T_ Gracias a Dios.

D_ En cuanto sepa algo más os aviso.

M_ Dávila espera, tenemos a una familia con el niño

enfermo, es una diarrea pero... creo que sería bueno que lo

trasladaran a la Clínica de Longo.

D_ De acuerdo, cuando llegue Carlos que los recoja y

los lleve allí.

M_ Gracias.

D_ Estaros tranquilas que Esther está bien.

T_ Lo ves Maca... lo ves –la abrazó sintiendo como se

quitaba un gran peso de encima.

Los hombres esperaban la llegada de los militares,

Esther seguía dentro de lo que quedaba de tienda, había

logrado dormirse, justo cuando todos se pusieron en

marcha para tratar de sacar el camión. Desde el árbol de

arriba la observaba Mona, quien de pronto vio algo que la

hizo precipitarse hasta el lado de Esther que al notar el

golpe del salto del animal despertó, al hacerlo, aterrada,

atónita, perpleja vio como una serpiente de gran tamaño se

estaba levantando justo delante suya, la respiración

comenzó a agitarse, veía la lengua del reptil, y tuvo que

tragar saliva costándole lo suyo. De repente no

supo como ni que pasó, tan solo escuchó el sonido del

animal y vio su movimiento brusco.

MoyE_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

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Page 466: CUARTA PARTE PIJA

En la aldea la noticia que Mwasi Esther estaba

en buenas condiciones fue acogida por todos con alegría,

las mujeres comenzaron a cantar y preparar junto a Nmaba

con el mortero mandioca, los hombres decidieron ir a

pescar mientras se quedaban en la aldea Massamba y Dib

junto a los niños que estaban recibiendo por parte de Maca

quien así también se distraía, sus clases, dibujaban lo que

ella les pedía, les ayudaba a leer, y a escribir así como a

sumar, restar, multiplicar y dividir, dentro de sus nervios

podía distraerse con las continuas risas de los niños, y así

fue como se le ocurrió una idea.

M_ Vamos a esperar a mwasi mondele Esther, y la

vamos a sorprender ¿qué os parece?

Los niños se mostraban felices con la idea de

Maca, así que dispuestos a ofrecerle una sorpresa a la

mwasi Esther comenzaron a seguir sus instrucciones, y es

que a pesar de estar diciéndoles lo que debían hacer su

cabeza no podía apartarse de la llegada de su amor, tenía

tantas cosas en mente, que sin quererlo su deseo inundaba

cada poro de su piel haciendo que sintiera un alud de

emociones que con Mbe en brazos, le marcaban una sonrisa

bobalicona en su rostro y un gesto tierno que traducía al

resto de mujeres su amor por Esther.

Sin embargo, mientras en la aldea la gente preparaba

la llegada de su enfermera, en el campamento se vivían

instantes de angustia, el grito a la par de Esther y Mona,

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Page 467: CUARTA PARTE PIJA

había escandalizado a todos, Carlos y el doctor Günter al

girarse aún llegaron a tiempo de ver volar una serpiente,

ambos hombres se imaginaron lo peor, veloces llegaron

hasta la cabaña desde donde el grito a la par de las dos, no

se había vuelto a escuchar nada más.

En la aldea los hombres habían ido a pescar, querían

ofrecer un bueno condimento de pescado a Esther que

sabían era su comida preferida, iban Ngouabi, Zulú y Zambi

con sus artilugios camino del río en silencio como siempre

solían hacer para tener bien preparados los oídos y así

detectar cualquier sonido extraño de la naturaleza cuando

Zulú se detuvo. Miró hacia su derecha, sus ojos se abrieron

como platos allí los vio, hizo retroceder a sus compañeros y

despacio aunque las botas que les había regalado Esther

crujían al pisar el suelo, fueron hasta una distancia

considerable, una vez lo creyó oportuno comenzaron a

correr hacia la aldea. Louabi los escuchó con claridad, se

puso en pie y dio el toque a los demás que trabajaban en el

hospital, los niños detuvieron sus risas y las mujeres

guardaron silencio.

Zu_ Ziku… guerrilleros.

V_ ¡La hostia!

Zu_ Demasiado cerca.

V_ Joder… ¡Teresa avisa a Dávila rápido!... los demás ya

sabéis lo que tenéis que hacer –les mandó con gesto muy

serio-. Cerrad las puertas.

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Page 468: CUARTA PARTE PIJA

M_ Lo que nos faltaba –decía con la frente fruncida pues

el sol le daba de pleno a los ojos a pesar de llevar la gorra

puesta-. Y Esther que no llega joder…

V_ Ocúpate de todos, vamos a sacar las armas y rezar.

.

M_ Está bien.

V_ No quiero verte por aquí ¿me oyes?

M_ Sí.

V_ Pues ya lo sabes.

Cuando se daban aquellos casos que podían advertir

de la presencia de guerrilleros, Maca se encargaba de

refugiar a los niños, las mujeres y los animales en el

granero, allí en un altillo bien escondidos y en silencio

esperaban pasaran de largo o si entraban se llevaran lo que

querían y les dejaran tranquilos. En el momento en que

ayudaba a subir a Monwe se percató que si entraban y

localizaban todo lo que Esther se había preocupado de

llevar, iba a ser para ella doloroso entonces en cierta

medida y mientras ayudaba a Nmaba la vieja y ciega

Nmaba a subir la escalera hasta el altillo de paja, se alegró

de que no estuviera Esther. Una vez todos acomodados, los

niños guardando silencio, las mujeres con rostros serios,

tras un suspiro comenzó a pensar en Esther.

Los hombres preparados, Yildas y Dib con armas

escondidos, Louabi escondido bajo el pequeño muro que le

permitía observar sin ser observado, Massamba junto a

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Page 469: CUARTA PARTE PIJA

Vilches, Zulú y Zambi detrás, Ngouabi tras la puerta

esperando algún movimiento desde fuera.

Mientras la tensión se vivía en la aldea, Carlos y

Günter llegaban a la tienda de campaña, allí vieron

asombrados como Esther tenía entre sus brazos un mono, y

lloraba sobre ella.

Ca_ ¿Estás bien Esther?

E_ Necesito ayuda… le ha picado, le ha picado –decía

desesperada mientras Mona gemía.

Ca_ Esther es un mono –le dijo algo aturdido por su

reacción desmesurada.

E_ No es un mono, es Mona.

Ca_ Bueno… pues una mona.

E_ ¡Joder Carlos que no entiendes nada! –le recriminó

con los ojos anegados de lagrimas-. Trame el botiquín por

favor.

Ca_ Esther te repito es un mono y no voy a dejar que

gastes nada con él.

E_ ¡Mira Carlos!, me traes el botiquín ¡y ya!, no te

preocupes que lo que gaste lo repondré nada más llegar a

la aldea ¡pero tráeme de una puta vez el botiquín! –le dijo

enfurecida con mirada de loca.

Gu_ Si es una serpiente cascabel no vas a poder hacer

nada, necesitas antídoto.

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Page 470: CUARTA PARTE PIJA

E_ En el botiquín hay, lo he visto –volvía a coger a Mona

entre sus brazos mientras el animal gemía despacito.

Ca_ No puedo darte el antídoto para un mono.

E_ ¡Mona!

Ca_ Mona Esther, joder… ¿qué te pasa?, es un animal

desconocido…

E_ Es Mona y ella viene conmigo, me está cuidando

desde que salí de la aldea –le decía más enfurecida.

Mo_ Uhhhhh –gimió con poca fuerza pero mirada

asesina hacia Carlos.

E_ No voy a permitir que le pase nada, ni que sufra. ¡Me

quieres traer el botiquín!

Ca_ Voy, pero lo siento, el antídoto no es para ella.

Gu_ Esther se razonable –la miró como si de pronto

comprendiera todo lo que había estado sucediendo.

Mo_ Uhhhhhhhh –aulló de dolor.

E_ Mona cariño aguanta… no pasa nada no voy a dejar

que pase nada cariño…

P_ ¡Ha llegado la ayuda! –gritó desde fuera Paolo.

E_ Ya cariño… pronto nos vamos… todo está bien Mona

–le decía con gesto apenado-. Y el gilipollas este donde se

ha metido. Ahora vengo ¿eh?

Mo_ Uhhhhhhhhh.

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Page 471: CUARTA PARTE PIJA

E_ Vuelvo en seguida –salió corriendo y vio a Carlos

cerrando el botiquín y como se metía algo en el bolsillo,

rápidamente dedujo que era el antídoto que había visto se

lo había guardado-. Dame el antídoto.

Ca_ Lo siento Esther, pero no te lo puedo dar,

compréndeme.

E_ Van a sacar el camión, vamos camino a la aldea –lo

miraba seria.

Ca_ Pero nosotros tenemos que seguir, quizá hacer

noche.

E_ Por favor Carlos.

Ca_ Lo siento, es antes la vida de cualquier compañero

que el de un mono.

E_ Dame el botiquín –le dijo con rabia estirándolo de su

mano-. Es mona y es más, tiene más sentido de amistad,

lealtad y sacrificio que muchos de los llamados, hombres.

Sin darle si quiera una opción para responder, se giró

y fue corriendo hasta el animal que yacía tumbado de lado,

al verla llegar abrió los ojos emitiendo un pequeño gemido

que fue aplacado por un besazo de Esther en la cara a lo

que Mona respondió:

Mo_ Prrrrrrrr –pero con poca fuerza.

E_ No voy a dejar que te pase nada… si ahora no me lo

da, lo robaré –le dijo con tono como si le hubiera asegurado

con él, “voy a salvarte la vida”.

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Page 472: CUARTA PARTE PIJA

Mientras Esther luchaba con aquella herida que Mona

tenia en su hombro, los hombres sacaron con relativa

facilidad la rueda del camión con una madera, tras tres

intentos. A ella se acercó el médico Günter y la ayudó a

cargar al animal a la parte trasera del camión donde subió

con rapidez para seguir con la cura superficial, Carlos pasó

delante del camión con lo que las posibilidades de

inyectarle el antídoto eran remotas, su corazón sintió una

profunda tristeza al ver como Mona se quejaba y ella poco

más podía hacer.

E_ Otra vez me has salvado la vida cariño… otra vez…

Ca_ Ágarrate nos vamos –le grito desde la cabina

Carlos.

E_ Cabrón –musitó con rabia.

La puerta de la aldea sufrió dos golpes reconocidos por

todos dados con la culeta de un fusil, Massamba tomó

posición dentro del Hospital, un enfermo más mientras el

sonido llegó nítidamente hasta el granero donde las

mujeres y los niños se abrazaron guardando silencio y

comenzaron a rezar. Maca había tomado posición en una de

las ventanas, sin duda, el ser descubiertos antes de llegar

les había dado opción a esconderse y distribuirse para

defenderse de un posible ataque.

Vilches ordenó con la cabeza que abrieran, Ngouabi

abrió y Teresa tal como estaba previsto salía a la puerta de

la cocina con su delantal, eran seis hombres que llegaban

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Page 473: CUARTA PARTE PIJA

con los rostros sucios, las ropas repletas de sangre

supuestamente ni una sola gota de ellos, los pies blancos

repletos de polvo, y en las manos los fusiles.

V_ ¿Qué queréis? –les preguntó acercándose mientras

Ngouabi se colocaba en la puerta

Gu_ Masa (agua).

V_ Ngouabi trae agua

Gu_ Traemos un herido.

V_ ¿Dónde está?

Gu_ ¿Y la gente? –le dijo sonriendo ampliamente.

V_ ¿Qué gente?

Gu_ Tú sabes.

V_ Haciendo sus tareas, los hombres cazando ¿por

qué?, ¿te interesa? –Ngoaubi les dejó un pozal con agua sin

acercarse a ellos mientras los miraba con odio.

Gu_ Sí.

V_ ¿Y tu herido?, no me apetece veros las caras.

Gu_ Ni a mi blanco.

V_ Pues en ese caso.

Entonces sonó el talki que por casualidad llevaba en

su bolsillo y comenzó a escucharse la voz histérica de

Esther, los guerrilleros miraron extrañados el bolsillo que

hablaba del médico y Maca no pudo evitar abrir la puerta

en un acto reflejo al escucharla gritar, los guerrilleros

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desconcertados ante lo que ocurría miraron hacia la puerta

que se abría, los dos que estaban bebiendo agua sonrieron

al ver a la mujer blanca. Los otros cuatro miraron a su

alrededor y se vieron rodeados por hombres con fusiles

mientras Ngouabi le retiraba los dos a los que bebían. En

medio de caos apareció nuevamente la voz de Esther.

E_ ¡Vilches, Vilches, Maca!, ¡joder con el puto aparato

no va!, ¡la hostia!... me cago en todo… joder… ¡Maca!,

¡Vilches!

M_ Dame –le cogió el talki ante la mirada atónita de los

guerrilleros que veían como les quitaban sus fusiles y como

entre todos los inutilizaban, mientras Maca gritaba como

loca poseída-. ¡Esther!

T_ ¡Ay Dios mío Esther!

V_ Zulú atarlos bien y dejarlos en el pozo.

Z_ Si Ziku.

Los hombres a penas se resistieron, tres de ellos no

pasaban los veinte años pero el cansancio y la sed, les hizo

rendirse con facilidad, mientras los otros tres no tuvieron

tiempo más que a coger el fusil en sus manos, y ante uno

que se resistió, Yildas le golpeó con la culata dejándolo en

el suelo, aquello atemorizó lo suficiente a aquellas bestias

que sin armas no eran nadie.

M_ ¿Esther?

474 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 475: CUARTA PARTE PIJA

E_ Me cago en todo… hostia… ¡qué mierda de cosa!...

por favor Mona…

M_ ¿Esther me oyes?... ¿me oyes? –el sonido se cortó-.

Pasa algo.

V_ Voy a avisar a Dávila, pero mira la pija por una vez

nos ha salvado el pellejo.

T_ ¿Qué pasará? –la miró preocupada.

M_ No lo sé, pero para que suelte esa ristra de tacos

algo grave sin duda…

En el camión, Esther luchaba con los bruscos

movimientos, en uno de ellos el talki se cayó al suelo. Mona

se quejaba, sin abrir los ojos.

E_ Mierda ahora el talki este… joder… -dio dos golpes al

cristal que la separaba de la cabina, Carlos abrió mirándola

con preocupación por su estado, totalmente fuera de lugar

ante una mona-. Necesito agua, necesito algo para mojar su

frente.

Ca_ ¿Günter? –el hombre le dio la botella que llevaba-.

Toma.

E_ Mona ya esta cariño, mira voy a pasarte esto y…

De repente cuando Esther le puso el paño sobre la

herida, Mona con gesto de trastornada, los colmillos

amenazantes y como si no fuera ella se lanzó contra Esther

arrinconándola mientras su mano apretaba su cuello y le

enseñaba los colmillos ante el gesto de pavor de Esther.

475 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 476: CUARTA PARTE PIJA

E_ Mona… cariño… soy… soy yo… soy Esther.

Mo_

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

HHH.

Su grito era de dolor, desesperación salió de lo más

profundo de su alma, llenando todo el espacio y haciendo

que el resto de animales guardara silencio.

En la aldea los nervios ante los gritos

desesperados de Esther por el talki, pusieron a todos en

tensión. Rápidamente Maca y Teresa junto a Massamba se

reunieron con Vilches que no se despegaba de la radio. Los

nervios habían hecho que todos se quedaran preocupados y

ansiosos por saber a que se debían.

M_ Pasa algo Vilches… pasa algo… -repetía

apretándose sus manos.

V_ Lo sé pero al menos está bien… porque vaya tela la

de tacos que ha dicho la pija, que va a perder el apodo ¿eh?

T_ ¿Qué habrá pasado?, ¡ay Dios!, mi pobre Esther –

daba una palmada al aire juntando sus manos sobre la

barbilla.

M_ ¡Por qué el idiota de Carlos no nos avisa!

V_ Tú lo has dicho porque es idiota, pero de todos

modos si hemos escuchado el talki está dentro del radio de

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funcionamiento, eso quiere decir que puede estar a unas

tres o cuatro horas de aquí.

M_ Ya… ¿y? –lo miró como si hubiera hecho el

descubrimiento del siglo.

V_ Pues eso que ya queda menos.

T_ ¿No podemos localizar la radio de Carlos?

V_ No. Es muy listo el muchacho… tanta cabeza para

tan poco uso.

M_ La madre que lo parió –susurró dándole al botón del

talki-. ¡Esther… Esther!

V_ A ver alguien conecta… ¿Carlos?

D_ Soy Dávila, el camión ya ha sido sacado del barro

pero…

V_ Esther nos ha llamado histérica –le interrumpió.

D_ Mira creo que Esther está perdiendo los papeles

poniendo en riesgo a todo el equipo y lo que es más grave,

tratando de utilizar parte de nuestra reserva para un

puñetero animal –decía malhumorado.

V_ ¿Puedes explicarte? –le preguntó Vilches bajo la

mirada atónita de todos, era extraño la actitud de Esther,

no la comprendían.

D_ Tiene a un mono rabioso con ella en el camión.

M_ ¡Mona!

T_ ¿Mona rabiosa? –preguntó aterrada Teresa.

477 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 478: CUARTA PARTE PIJA

D_ Si una mona, le ha picado una serpiente y por poco

le pega a Carlos.

V_ Lista la mona.

D_ No Vilches, la mona no, Esther.

V_ Inteligente Esther.

D_ ¡Vilches! –le dijo enfadado.

V_ Conéctame con Carlos.

D_ Habla con ella hazle entender que no podemos usar

el antídoto para una mona.

V_ De acuerdo es que Esther pertenece a la OBM.

D_ ¿A la qué?

V_ ¡Ay Dávila que lejos estás de este mundo!, Teresa

también pertenece a la misma organización –Teresa lo miró

seria-. Organización Bárbara Madres.

D_ ¡Vilches menos cachondeo joder! –refunfuñó

enfadado.

V_ Que poco humor tienes.

M_ A ver porque no dejáis de decir tonterías y nos

conectas con Carlos –su gesto era muy grave.

T_ Eso –miró enfadada a Vilches.

D_ Voy a intentar que os pasen la comunicación…

V_ No lo intentes, pásala.

M_ Dios mío Mona –decía acongojada.

478 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 479: CUARTA PARTE PIJA

T_ Con razón estaba fuera de sí Esther.

V_ Imagino a Esther luchando con Carlos por el

antídoto.

T_ Pues menos mal que no se lo ha dado, eso la mataría

–dijo seria.

M_ Joder… si es que ¡no tenía que haber ido coño!

Mientras ellos dentro luchaban con la radio esperando

noticias, fuera, Ngouabi estaba vigilando a los guerrilleros

que estaban sentados con los pies y las manos atadas,

cerca del pozo. Los miraba con gesto serio, uno de ellos el

más joven lloraba sin cesar pidiendo perdón por todo lo que

había hecho, mientras los demás guardaban silencio. El jefe

le dio un cabezazo con lo que el muchacho calló. Después

el mismo hombre comenzó a meterse con Ngouabi,

explicándole como seguramente habrían matado a su

madre, contando todo lujo de detalles, el muchacho sabía

que estaba provocándolo, y sus puños se apretaban en sus

palmas con una rabia descontrolada. Sin poder evitarlo se

puso en pie, y justo en ese momento la mano de Yildas se

puso en su hombro.

Yi_ kwenda. Mono kele yayi (Vete. Yo estoy aquí) sus

ojos rabiosos encontraron la paz en los de Yildas quien

asintió.

Ng_ Melesi.

El hombre volvió a insistir con Ngouabi mientras se

marchaba, el muchacho se fue con la cabeza alta aunque

479 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 480: CUARTA PARTE PIJA

un dolor profundo en su corazón. Una vez se quedo con

Yildas, éste comenzó con el mismo juego, el guerrero lo

miraba fijamente desafiando su mirada, el guerrillero siguió

con su provocación verbal, hasta que de repente notó como

algo golpeaba duramente su cabeza, aulló de dolor ante la

carcajada de Yildas. Entonces el guerrillero aún con el dolor

del pozal de hierro contra su cabeza miró y allí estaba

Sissou sonriendo.

Si_ Kubwa –(cayó) sonreía acompañada por Yildas.

Yi_ Kubwa ke pesaka na nkompa–(cayó dando a un

cerdo) dijo finalmente sonriendo.

Dentro del despacho de Vilches, el talki comenzó a

sonar, Maca lo estrechó entre sus manos dándole al botón

desesperada, al otro lado tan solo oían.

_ Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr….

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

M_ ¿Qué es eso? –preguntó asustada.

_ Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu

ahhhhhhhhhh grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

T_ Es Mona.

M_ ¿Y Esther?. ¡Esther… Esther… me oyes!... ¡Esther!...

–silencio al otro lado.

V_ ¿Eso es Mona? –preguntó también asombrado por los

sonidos que escuchaban.

T_ Debe estar sufriendo el síndrome serpiente.

480 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 481: CUARTA PARTE PIJA

V_ ¿El Síndrome serpiente?

T_ Sí, Bárbara me lo contó. Trata de comunicarte con

Bárbara Vilches, urgente…

Mo_

Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu

uuuuuuuuuuuuuu

E_ Mona por favor… suéltame cariño… suéltame me

estás haciendo daño… -le decía con tono desesperado.

M_ ¡Esther! –su gesto reflejo el pánico que sus palabras

le hicieron sentir.

V_ ¿Le está atacando? –su rostro mostró una mueca de

preocupación dejando a un lado la broma.

Ca_ Esther voy a dispararle –se oyó la voz de un

nervioso Carlos que llevaba una pequeña pistola en la

mano.

E_ Ni se te ocurra cabrón…

M_ ¡Esther… Esther…! –decía angustiada.

E_ Mona cariño… Mona… tranquila… tranquila… soy

yo... soy yo.

M_ Esther por favor me oyes… ¡Esther!

V_ ¿Bárbara?

Ba_ Mi darling como estás, ziku guapo.

V_ No tengo tiempo de coñas, tenemos a Mona que le

ha picado una serpiente atacando a Esther.

481 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 482: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ ¿Qué dices?... ¡una serpiente! –exclamó casi fuera

de sí.

V_ Si, lo has entendido bien, si.

Ba_ Necesito hablar con Esther.

Ca_ Esther no te muevas –se escuchó nuevamente el

talki.

E_ Como le dispares te corto los cojones –su voz sonó

medio ahogada pero fuerte.

M_ ¡Joder! –susurró impactada mientras Teresa abría los

ojos como platos y Massamba contraía el rostro.

V_ Carlos quiere dispararle.

B_ Oh Carlos dile quedarte sin huevos.

V_ Se lo acaba de decir Esther –puso gesto divertido

contrayendo la barbilla.

T_ Bárbara no podemos comunicarnos, no sabemos que

hacer –le dijo desesperada.

B_ Oh Teresa mi bella siñora –le habló con dulzura para

volver a hablar con tono duro-. ¿Dónde carajos están?

V_ Vienen de camino.

E_ Carlos no dispares está aflojando –se oía hablar con

dificultad.

T_ ¡Ah! –gritó desesperada asustando a todos-. ¡La

tiene cogida por el cuello Bárbara!

B_ Ohhhh my good.

482 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 483: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¡Esther… Esther! –gritaba como loca.

E_ Eso es cariño… muy bien… tranquila estoy aquí

contigo mi vida… estoy aquí.

Mo_ Uhh –dijo casi sin fuerzas dejándose abrazar por

una sudorosa Esther que respiraba con dificultad mientras

miraba el talki.

E_ Ya está…

Ba_ Necesito hablar con Esther, como sea.

V_ Y yo necesito mi moto de 250 caballos, así que tú y

yo chungo lo tenemos.

E_ ¿Me oís? –sonó su voz de repente.

M_ Sí mi amor –dijo gritando desesperada-. ¿Cómo

estás?

E_ Yo bien, es Mona.

M_ Esther cariño voy a pasarte con Bárbara espero que

puedas escucharla.

E_ ¿Maca?

Ca_ Esther… debemos bajarla del camión no podemos

dejarla aquí puede hacerte daño y a mí también –le decía

tratando de ser razonable a su lado.

Mo_ Prr –le quiso sacar la lengua pero no tuvo mucha

fuerza y la baba cayó sobre el brazo de Esther que se había

estirado.

483 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 484: CUARTA PARTE PIJA

E_ No la voy a dejar –entonces el camión cogió un

fuerte bache, Esther le puso la zancadilla a Carlos quien

cayó sin remedio golpeándose la cabeza-. Joder.

Gu_ ¡Esther todo bien! –se asomó preocupado.

E_ Si todo bien –había vuelto a perder el talki.

Gu_ ¿Carlos?

E_ No te preocupes está bien, voy a verlo –Carlos yacía

en el suelo algo conmocionado mientras Esther no sabía

que el talki funcionaba-. Mona cariño… has visto que

placaje… ale… ¿dónde tienes el antídoto cabronazo?

M_ Dios mío mi Esther es una mcgiver, lo ha dejado ko –

murmuraba atónita.

B_ ¿Qué pasa?

T_ No puede ponerle el antídoto –dijo de repente

Teresa-. Va a ponerle el antídoto.

Ba_ Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooo –

gritó como loca.

V_ Joder me vais a matar a sustos –se quejó Vilches

mientras Massamba no podía evitar mostrar una pequeña

sonrisa en sus labios a pesar de la tensión.

M_ Esther… Esther –gritaba.

E_ Ya lo tengo cariño… ahora te voy a quitar esa mierda

veneno.

Gu_ Esther… el antídoto no –le dijo enfurecido.

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Page 485: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¡Cállate! –con rapidez cargó la jeringuilla.

M_ ¡Esther no… Esther no!

T_ Esther por favor… ¡ay que estress!, ¡a mí me da un

para atrás, es que me va a dar un para atrás!

V_ Ni que lo digas… dame el talki –Maca con gesto de

pavor se lo entregó-. ¡Esther… Esther!

Ba_ Si la inyecta la mata, mi cago en la puttana –(me

cago en la puta) dijo furiosa.

Gu_ Esther si le inyectas la matarás –le avisó Günter.

E_ ¿Piensas que me lo voy a tragar?

V_ ¿Por qué cojones es tan cabezota? –decía

enfureciéndose cada vez más-. ¡Esther!

Gu_ Es para personas no para animales Esther.

E_ No voy a permitir que se…

V_ ¡Esther!

E_ ¿Vilches?... ¡Vilches!, tengo el antídoto –decía

contenta como si hubiera logrado ser campeona en lucha

libre.

V_ Por lo que más quieras no inyectes a Mona joder –

sudaba como si estuviera él en el camión luchando con

Carlos, Mona y el antídoto.

B_ No Esther… no… -decía angustiada al máximo con la

mano puesta en la frente.

E_ Pero…

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Page 486: CUARTA PARTE PIJA

V_ A ver… vas a hablar con Bárbara, ¿me oyes bien?

E_ Sí, sí… joder… Mona –decía nerviosa con la mano

temblorosa.

V_ Habla Bárbara –acercó el talki al altavoz.

Ba_ ¿Me oyes?

E_ Sí Bárbara… Mona está muy mal.

Ba_ Tranquila Esther the important is controlar veneno.

E_ Le he puesto dos torniquetes le ha mordido entre el

codo y el hombro.

Ba_ Ok ragazza.

E_ Tiembla, y le ha dado como un ataque se ha vuelto

algo violenta, ha echado babas por la boca y…

Ba_ Dilo por su nombre, muy violenta y fea.

E_ Sí –sonrió pero sus ojos se llenaban de lagrimas.

Ba_ ¿Tienes botiquín?

Ca_ ¿Qué ha pasado? –se frotaba la frente Carlos.

E_ ¡Calla!

M_ El que faltaba.

E_ ¡Maca cariño!

M_ Esther mi amor.

Ba_ Dejar de tontear… Mona necesita ayuda –les cortó

sin contemplaciones.

E_ Si, perdón.

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Page 487: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ Limpia su piel con gasa y suero.

E_ Ya lo he hecho.

Ba_ Bien. ¡eres buena! ¿Se ve bocado?

E_ Sí, no es muy profundo.

Ba_ Eso es bueno.

Ca_ ¿Qué pasa?

E_ ¡Joder que te calles Carlos! –le riñó.

M_ Esa es mi niña –sonrió orgullosa y Teresa suspiró.

Ba_ Dile a Carlos of my part, si quiere mantener sus

pelotas silence.

E_ Ya lo has oído. Mona cariño tranquila…

Ba_ ¿Tienes algún antibiótico?

E_ Sí.

Ba_ ¿Cuál?

E_ Amoxicilina.

Ba_ ¿Tienes un calmante?

E_ Sí, también.

Ba_ Que el tarado de Carlos pique el calmante.

E_ Carlos por favor machaca la pastilla –ante su mirada

le dijo-. Por favor.

Ca_ Esto lo vas a tener que reponer.

487 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 488: CUARTA PARTE PIJA

E_ No te preocupes… por favor ayúdame –le decía

mirándolo fijamente algo más tranquila al sentirse

respaldada por Bárbara para salvar a Mona.

Ba_ Necesitas un paño húmedo.

E_ Lo tengo.

Ba_ Pásalo con cuidado por la herida, calma a Mona

primero.

E_ Vale. Mona… cariño voy a ponerte esto ¿eh?, mírame

cariño, mírame –le decía con dulzura y una sonrisa leve,

que a cientos de kilómetros provocaba una sacudida en la

piel de Maca que podía imaginar su cara por su tono de

voz-. Eso es… muy bien.

M_ Es que mi pija calma muy bien ¿verdad? –sonrisa

amplia y muy pero que muy tonta mientras lo susurraba a

Vilches.

V_ Estás enchochada que se dice en mi pueblo –le decía

bajito.

Ca_ Esto ya está.

Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr –le sacó la lengua

mostrando sus colmillos a Carlos

Ba_ ¡Mona!... malembe uh uh, ve kobanga na nkati ah

ah uh, ah, uh, uh –(tranquila no tengas miedo).

M_ Que bien maneja la lengua ¿eh Teresa? –le dijo al

oído guiñándole un ojo.

T_ Bicho –le respondió mirándola fijamente.

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Page 489: CUARTA PARTE PIJA

V_ Ese idioma de monos es genial.

M_ Mira ya sabes como hablarle a Cruz.

V_ Perdona Cruz no es una Mona.

M_ Pero tú te estás aproximando a ser un mono, digo,

porque no tienes apareamientos ni nada por el estilo –

sonrió algo más tranquila al escuchar a Esther.

V_ Tu humor ácido me vuelve loco Maca.

Ba_ ¿Esther ya? –no hubo contestación-. ¡Esther!

V_ Coño se ha ido la radio.

Ba_ Fuck, mi cago en la puttana, shit, affanculo (Joder,

me cago en la puta, mierda, joder).

M_ ¿Y ahora qué pasa? –preguntó al ver que Vilches

manipulaba aquel pequeño cacharro que estaba haciendo a

todos perder los nervios.

V_ No va… si es que todo lo barato ya se sabe –

protestaba-. ¡Esther!

T_ Esto es peor que un parto… voy a por un trozo de

chorizo.

Ba_ Mi darling, ¿chorizo?, eso va al culito ¿eh?

M_ Tú y yo vamos a hablar muy seriamente –le dijo a

Teresa entrecerrando los ojos mientras la apuntaba con el

dedo índice.

Ba_ ¿Vilches, ya?

Va_ Uhhhh… uhhhh –apareció Valiente con gesto triste.

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Page 490: CUARTA PARTE PIJA

M_ Ven aquí, no pasa nada tranquilo.

E_ ¡Vilches!

V_ Ahora… espera… Bárbara ya.

Ba_ Rápido, ¿tienes todo preparado?, ¿lo mezclaste?

E_ Si…

Ba_ Ahora debes inyectarle… no le va a gustar te aviso.

E_ Vale. Ayúdame Carlos por favor.

M_ Me jode ese Carlos mogollón.

T_ Maca –la riñó con un trozo de chorizo en la mano.

M_ ¿Qué?

T_ Deja de pensar en ti.

M_ No pienso en mí, pienso en que mi reina está junto a

Carlos.

De repente se oyó un aullido de Mona, un quejido y

una exclamación. En el despacho todos se miraron

asustados, hasta que Bárbara rompió el silencio.

Ba_ Hello.

V_ ¿Esther?

E_ ....................................................................................

.......... pip............pip.

De repente se oyó un aullido de Mona, un quejido y

una exclamación. En el despacho todos se miraron

asustados, hasta que Bárbara rompió el silencio.

490 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 491: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ Hello.

V_ ¿Esther?

E_ ....................................................................................

.......... pip............pip.

M_ ¿Esther? –preguntó algo nerviosa.

E_ Si, si… -decía jadeante.

Ca_ Ohhhh.

Mo_ Ahh.

V_ ¿Qué ha pasado?

Ca_ La madre que la parió –se quejaba amargamente.

V_ ¿Qué coño ha pasado? –ya los nervios flaqueaban en

todos.

E_ Mona le ha dado un puñetazo en el ojo a Carlos, a

ver, déjame que vea yo ese derechazo –se notaba como

trataba de no reírse.

V_ Esta mona es la leche.

Ba_ Esther deja a Carlos. Atiende a Mona.

Ca_ ¡Pero bueno!, es antes la bicha está que yo… joder

como duele.

E_ ¿Qué hago ahora?

Ba_ Oblígala a que se siente, nada de tumbarse, puede

que vomite, no te asustes.

E_ ¿Vomitar?, a ver ven Mona cariño.. ven aquí...

491 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 492: CUARTA PARTE PIJA

Mo_ Agggggggggggg.

M_ Creo que ha vomitado –dijo atenta escuchando de

pronto la maravillosa carcajada de Esther.

T_ ¿Y ahora?, desde luego esto es un auténtico calvario

–decía fuera de sí.

M_ Ni que lo digas… ¿Esther?

E_ Si, que.. Mo.. le… ha.. v…at… a …los…

V_ Encima se entrecorta.

B_ ¡Puede alguien decirme que cojones pasa! –aparecía

enfurecida Bárbara.

M_ ¡Vaya carácter eh Teresita! –le hacía juegos con las

cejas, subiendo y bajándolas graciosamente.

T_ ¡Bueno! –le dijo jocosa.

V_ Hemos perdido la señal –dijo después de escuchar

con atención tras los cambios.

M_ Joder… ¿Bárbara tenía que hacerle algo más?

Ba_ No… con eso de momento es suficiente, ¿cuánto va

a tardar en llegar?

V_ Suponemos que unas cuatro o cinco horas.

Ba_ Menudo viajito les va a dar, hay que avisarle que es

normal, ¿eh? Y que no la deje dormir.

V_ De acuerdo, si empeora te llamamos.

Ba_ Voy para allá.

492 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 493: CUARTA PARTE PIJA

M_ Mira… viene para aquí Teresita –le decía

golpeándole con el codo.

T_ Mira Maca, ¡ya está bien, eh!

Ba_ Mi bella lady hasta pronto.

M_ Dios Teresa te estás poniendo colorada.

T_ ¡Maca!, ¡ya está bien! –le riñó-. Desde luego… lo que

una tiene que aguantar –decía marchándose como si

realmente lo hiciera ofendida.

V_ Nada… esto es para contarlo típico de una película

de Berlanga.

M_ Mira procura que cuando venga no se me ponga

delante Carlos o de esta te juro que el derechazo de Mona

no será nada comparado con lo mío –decía furiosa.

V_ Pobre Carlos en el fondo me da pena –subió los pies

sobre la mesa y puso gesto pensativo-. Se lleva una patada

de Esther que ni el mejor defensa de la liga española,

después un puñetazo de Mona, ¿qué pretendes hacerle tú?,

pobre chico me da pena, mucha pena…

M_ Mira Vilches tú por si acaso no me lo pongas

delante.

E_ Ma.. … ca… me ..o…

M_ Cariño se entrecorta, ¿tú me escuchas?

E_ Si… yo… te… es…o

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Page 494: CUARTA PARTE PIJA

M_ Vale, Mona va a vomitar mas, pero es normal, tienes

que tratar que esté sentada que no se mueva, y si puede

ser que no se duerma, Bárbara viene de camino, ¿sabes a

cuánto tiempo estáis de aquí?

E_ Tr…as..

M_ Joder con la mierda del talki este, esto no llega ni a

walkitalki.

V_ Ya te lo he dicho, ¡es de todo a cien! ¡qué esperas!

M_ Joder… ¿Esther?

E_ Jajaj….jaja…jaja… -se escuchaba su carcajada.

M_ Se parte –decía abriendo la boca. Después no pudo

evitar decirle en voz bajita necesitada de escucharlo-. Dime

si, ¿me quieres?

V_ ¡Ay que joderse! –se pasó las manos por la cara, bajó

los pies de la mesa y se salió.

M_ ¿Esther?

V_ Lo has estropeado del todo con tanta cursilería –le

reprochó desde la puerta.

M_ No me ha contestado –se mordió el labio.

V_ Mira igual es que se ha casado contigo por tu

dinero… ¡igual lo descubres ahora!

E_ ¿Maca?... ¿me escuchas?

M_ Sí, sí cariño.

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Page 495: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¿Maca?... nada… joder mierda… no sé si estás pero

que más o menos nos faltan tres horas para llegar, si el

bueno de Günter no vuelve a meter la rueda en ningún

barrizal, espero por tu bien que no hayas tocado la

sorpresa.

Ca_ ¿Sorpresa?

M_ ¡Anda y al tío este que le importa! –protestó.

E_ Perdona, no estoy hablando contigo.

M_ Así me gusta… si es que es un encanto.

V_ ¿Tiene una sorpresa?

M_ A ti te lo voy a contar… tres horas Vilches. ¡Tres

horas y la tengo aquí! –exclamó feliz.

V_ Lo que decían las viejas de mi pueblo, enchochada

pero hasta las cejas.

En el camión, Esther sujetaba con un cariño a Mona

que Carlos seguía sorprendido, entonces le contó toda la

historia de aquel animal, cuando le relató como les había

salvado del león, Mona aún tuvo fuerzas para juntar sus

dientes y mostrarlos a un Carlos que por primera vez

sonrió, y entendió que Esther no hablaba sola, sino, con

aquel animal que parecía entenderla.

Ca_ Te ha arañado el cuello Esther.

E_ No pasa nada.

Ca_ Creo que es mejor que te cure ese arañazo.

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Page 496: CUARTA PARTE PIJA

E_ Mejor no te acerques.

Ca_ Está tranquila, y no me gustaría que bajaras del

camión así, no tengo ganas de enfrentarme a tu mujer.

E_ Mi mujer… más mona ella… una ricura ¡no me digas

que no! –decía con gesto enamorado.

Ca_ Si tú lo dices –cogió el algodón tras empaparlo en

yodo y se acercó hasta su cuello.

Mo_ Aggg agggg aggggggggg –tres aullidos fieros

colmillos fuera de Mona.

E_ Ves… es que sigue ordenes de Maca, nadie se

acerque a mí–le dijo enarcando las cejas a modo de

disculpa-. Yo me curo.

Ca_ Joder con Maquita…

Mientras en la aldea, todos seguían con sus

quehaceres habituales, excepto Yildas que continuaba

controlando a los guerrilleros, Maca trataba de hablar con

Teresa pero ésta le rehuía, aquello sorprendía y divertía a la

médico que se lo estaba pasando pipa mientras no pensaba

en los peligros que podían encontrar en el regreso, así

prefería pensar en cuando Esther entrara por la puerta y la

viera con su maravillosa sonrisa.

Pero quien llegó antes que nadie fue Bárbara, se oyó

la bocina desde un poco antes de llegar a la aldea,

escoltada por dos coches más, llegó como era su costumbre

haciendo sonar el claxon ante el alboroto de los niños, y las

496 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 497: CUARTA PARTE PIJA

sonrisas de las mujeres con sus telas de colores, formando

una aldea en ese momento alegre y vistosa. Quien salió

tras arreglarse el pelo y el delantal limpio fue Teresa.

M_ Ya la tienes aquí –le dijo sorprendiéndola mientras

Teresa daba un respingo, y Maca sonreía en plan vacilón.

T_ ¡Mira te voy a decir algo que no te he dicho nunca!,

¡pero qué borde eres!

M_ Jajaja, si… si.. .seré borde pero bien que te has

arreglado, a ver… mírame.

T_ Déjame.

M_ Que me mires.

T_ Que no –se giraba.

M_ ¡Te has pintado! –le decía sonriendo.

T_ No digas tonterías…

Ba_ ¡Mi bella lady Teresa!, dama de mi corazón…

¿cómo estás? –le hizo una pequeña reverencia acercándose

a ellas.

T_ Muy bien –le salió la voz un poco débil y tuvo que

carraspear-. Bien, bien.

Ba_ Cada día más ragazza.

M_ Ejem… ejem…

Ba_ Hola Maca –sonrió cambiando el tono de voz.

M_ Una cosa es que la quieras piropear, otra muy

distinta que le tomes el pelo.

497 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 498: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ Maquita tu boca bella, sensual e incitante, mejor

callada.

M_ Ya… -sonreía.

Ba_ ¿Qué sabemos de Mona?

M_ Imposible, ese aparato no va, y el corto de Carlos no

dirás tú que nos llama por radio vía Dávila.

Ba_ ¡Es un hombre!, ¿qué esperas, que piense?

T_ No deben de tardar Bárbara… -le sonreía bajo la

mirada de Maca atenta y conspiradora.

Ba_ Bien entonces mi bella lady y moi, nos vamos a ver

que tal lleva el tratamiento.

T_ Esto... yo –miró algo inquieta a Maca.

Ba_ Let’s go my love –pasó su mano por la cintura

estrechándola mientras Maca la miraba boquiabierta-. ¿Dos

veces al día?, ¿mañana, noche?

T_ Sí, sí –decía sonriendo algo nerviosa.

Ba_ ¿Mejor?

T_

Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho

mejor.

Ba_ Va vene my lady, va vene –dio una carcajada.

M_ No me lo puedo creer… ¡era verdad! –su expresión a

un paso del síncope.

V_ ¿El qué era verdad?

498 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 499: CUARTA PARTE PIJA

M_ Nada… nada… ¿se va a quedar? –preguntó al ver

que los dos jeep se marchaban.

V_ ¿Bárbara? –Maca asintió-. Sí.

M_ Joder… -se puso la mano en la frente.

V_ ¿Algún problema?

M_ No… no…

Maca esperó a que Vilches entrara en el Hospital, con

sigilo se fue hasta la cabaña de Teresa, Ramón al verla le

ladró, moviendo el rabo.

M_ Shhhh calla Ramón no seas chivato –le dijo en voz

baja.

Ra_ Grrrrrrr.

M_ Shhhhh –insistió-. Joder no se oye nada.

Pegó la oreja a la pared por la parte de detrás medio

escondida entre la ropa que Teresa tenía tendida, trató de

escuchar atentamente.

T_ Uyyyyy Bárbara jijijijijiji –sonrisita traviesa que se

escuchaba perfectamente.

Ba_ ¿Te hice daño my lady?

T_ Cosquillas jijijijii ay ay ayyyyyyyyyyyy–volvía su

sonrisa traviesa.

Ba_ Relájate… eso es… muy bien respira hondo… así,

déjate guiar por mí, mmmmm rico….

T_ Jijijijijiji, ay Bárbara, ayyyy, ayyyyyyyyyyyyyy… ohh…

499 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 500: CUARTA PARTE PIJA

M_ No puede ser –decía con sus ojos abiertos como

platos.

T_ Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –se oyó

un fuerte suspiro.

Ba_ ¿Rico, eh?

T_ No pares… no pares… noooooooooooooooooooo

pares.

M_ Pero –se puso de pie y al hacerlo se pegó un golpe

con una maceta al girarse por el dolor se enganchó con la

ropa tendida y terminó cayendo al suelo de morros con las

sábanas liadas-. Ohhhhh… joder todo se pega… Esther…

que hostia…

Ns_ Mwasi Esther… mwasi Esther… -decía mientras

abrían la puerta.

M_ Esther mi amor –se levantó como podía al tiempo

que Teresa se arreglaba la camisa ante la mirada

fulminante de ambas y la posterior carcajada al verla-. Ya

hablaremos luego tú y yo –le desafío con el dedo.

T_ Maca –la llamó muerta de risa.

M_ ¡Qué! –se giró furiosa.

T_ Nada que llevas mi braga de algodón blanca en la

cabeza jajajaja.

Ba_ Jajajajajajaaaajaja.

M_ No le veo la gracia –decía realmente enfadada.

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Page 501: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ Mona… Mona… mi Mona –salió corriendo entre

risas, acompañada por Teresa.

M_ ¡Joder las bragas! –se las quitó de la cabeza y al

igual que ellas, salió corriendo hacia el camión que entraba

en ese momento en la aldea.

Ba_ ¡Preparar una cama en hospital! –ordenó.

Si_ Mono, mono.

Va_ Uh uh uh –decía asustado buscando los brazos de

alguien que lo sujetara.

Bar_ Uhhh –aulló con voz grave haciendo que el

pequeño mono subiera a su espalda para tranquilizarse-.

Ahhh… uh.

T_ ¡Rápido dejar paso!

M_ ¿Dónde está Esther? –preguntaba perdiendo los

papeles totalmente.

V_ ¡Maca por favor calma que pareces una histérica! –le

dijo enfadado.

Ca_ Hola –bajo con su ojo morado pero todos pasaron

de él.

Ba_ Mona… uh uh ahhhh uh ahhhhhh –le decía al

animal apartando a un Carlos que vio llegar a todas

mientras Mona pasaba de los brazos de Esther a los de

Bárbara que salía corriendo hacia el hospital acompañada

por Teresa.

M_ ¡Esther!

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Page 502: CUARTA PARTE PIJA

Ca_ Te ayudo.

M_ Apártate –le clavó la mirada.

V_ ¡Carlos ven que te mire ese ojo! –le cogió por los

hombros apartándolo de allí.

E_ ¡Maca!

M _ ¡Esther! –se fundieron en un abrazo como si hiciera

siglos que no se veían.

E_ Mi amor –decía emocionada mirándola a los ojos.

M_ Creí que no llegabas nunca –la miraba con una

pasión y cariño desmedidos.

E_ Ni yo… se me ha hecho eterno.

M_ Vamos a la cabaña.

E_ Espera Maca, no podemos.

M_ Te necesito.

E_ Pero… no podemos… tenemos que...

M_ Que se caiga el mundo, pero yo te necesito –le dijo

con rotundidad.

E_ Maca por favor –la miró y al ver que todos las

miraban atentos y sonrientes le dijo-. Vamos.

Salieron corriendo cogidas de la mano, ambas

sonriendo divertidas como si fueran a hacer una travesura,

abrieron de golpe la puerta de la cabaña, besándose sin

parar, los chasquidos de los labios desesperados por

atrapar la boca de la otra parecían tronar en toda la aldea,

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Page 503: CUARTA PARTE PIJA

los gemidos, las manos buscando el cuerpo ajeno, las

respiraciones entrecortadas, cabeza a un lado, cabeza a

otro, suspiro, palma de la mano recorriendo la otra piel, la

otra mano buscando algo para apoyarse y no caer, besos, y

besos, y besos hasta que finalmente.

M_ Au.

E_ Ohhh que golpe –se quejaban en el suelo.

M_ Joder es el segundo que me llevo en nada –decía

jadeando mientras buscaba a Esther que en la caída se

había separado de ella-. Ven aquí… ven…

E_ Oh Maca… no puedo vivir sin ti –la besaba como

loca.

M_ Mi amor –besaba su cuello mientras se acoplaba en

su cuerpo-. Menuda herida llevas cariño.

E_ Espera… Maca… espera –le decía tratando de ser

razonable.

M_ No puedo… no puedo… no puedorrrrrrrrrrrrr.

E_ Deja de hacer de chiquito de la calzada –le decía

muerta de risa-. Y para.

M_ Estoy muy malita, pero muy malita. ¿Quieres

comprobarlo?, sí, ¿si, eh? –le tomó la mano

desabrochándose el pantalón con rapidez.

E_ No, para –le soltó la mano obligándola a sentarse, a

las dos los pechos se movían con rapidez, el deseo había

sido brutal nada más verse, nada más rozarse-. Mira me ha

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vomitado Mona, he sudado, me he caído al barro, no pienso

desnudarme en estas condiciones.

M_ No me importa, estoy malita, mucho –le decía

poniendo cara de niña buena haciendo pucheritos y

acercándose más a ella.

E_ Me ha babeado Mona –le dijo con cara de asco.

M_ ¡Hostia eso es más grave!

E_ Bien, ahora me voy a dar una ducha, y prometo que

no me voy a enfriar y si me enfrío tú me calentaras,

¿verdad?

M_ Con el fuego que siento... ni lo dudes mi amor...

Esther le dio un beso rápido, cogió algo de ropa y salió

corriendo a la ducha, Maca se levantó y buscó la sorpresa

de Esther para abrirla y saber que era, se había

desabrochado los pantalones se los estaba bajando con su

culo en pompa con el tanga cuando la puerta se abrió.

T_ ¡Descarada!

M_ ¡Teresa! –se subió el pantalón corriendo.

T_ Ya estás saliendo.

M_ No puedo... estoy esperando a Esther.

T_ Ya lo sé ya... poca vergüenza –salió de la habitación.

M_ Joder... mira quien fue a hablar –cuando fue hacia la

puerta para salir la vio allí parada con algo en sus manos,

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algo que le echó de golpe, el agua más fría que nunca había

probado-. ¡Joder!

T_ ¡Espero que se te pase el calentón!, y ahora, ayuda a

Bárbara te necesita, Mona te está llamando y no quiero ser

agonías pero... no vaya a ser que se quiera despedir de ti,

¡ya estás tardando!

M_ ¿Mona?, como sea una desagradable broma

Teresa... me la pienso cobrar y muy cara –decía sacudiendo

el agua como podía echando a correr.

T_ Te la piensas cobrar... jeje... si... seguro –sonreía

traviesa mientras iba al hospital.

Maca llegó asustada a la sala donde Bárbara

estaba revisando a una Mona con los ojos cerrados que

emitía pequeños sonidos de queja. Se quedó paralizada, allí

en la cama siendo calmada por unos sonidos casi susurros

por parte de su dueña, que poco a poco la iban

tranquilizando. Suspiró, entró sin dejar de mirar como

trabajaba Bárbara con una gasa y un bisturí. Y entonces se

quedo quieta, allí a los pies de la cama, sentado y

apoyando su cabeza en los hierros se encontraba un

alicaído Valiente, con una de sus manos se rascaba la

cabeza, mientras su mirada estaba fija en el suelo, al ver

como Maca entraba, sus ojitos tristes le provocaron a Maca

un estremecimiento tal que sin pensarlo se agachó y le dio

un abrazo que el animal agradeció.

M_ Me ha dicho Teresa que me necesitabas.

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Page 506: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ Si, Vilches no está y necesito ayuda.

M_ ¿Qué hago?, Mona cariño –le acarició la cara al ver

como el animal abría los ojos y la miraba-. Tranquila no

pasa nada, te vamos a poner bien.

Ba_ Tú Esther a parte de ser una fuera de serie como

amante es una extraordinaria enfermera –le dijo mirándola

con una sonrisa.

M_ Si, es maravillosa en todo.

Ba_ La baba please. Vamos a limpiarle un poco la

herida, Esther tenía razón es superficial, pero suficiente

para que algo de veneno llegara a su sangre, de ahí su

locura.

M_ Pero... ¿no hay peligro, verdad? –la miraba con

temor.

Ba_ No, no lo hay, la mezcla que le pusieron en el

camión, fue suficiente.

M_ Bien. Dime que hago.

Ba_ Puedes utilizar el bisturí para levantar un poco esa

parte de piel –le decía observando delicadamente la herida

de Mona.

Mo_ Uh.

Ba_ Uhh ah ah ah –le decía con gestos (tranquila no

pasa nada).

Mo_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

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Page 507: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ ¿Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?, ¿qué es eso? –le

preguntó a Mona.

M_ Creo que pregunta por Esther –respondió divertida.

Mo_ Uh, uh –entonces le cogió la mano a Maca

haciéndole gestos negativos, luego se tocaba su corazón y

el corazón de la Pediatra que sonreía, después sacó la

lengua y una pedorreta mientras con su mano elevada por

encima de la cabeza la movía sin parar-. Uhhh.

M_ Ya sé que Esther me quiere Mona, lo sé, y a ti

también te quiere, gracias por cuidarla, y si, Carlos es un

cretino.

Ba_ ¡Por la concha de tu madre!, ¡entiendes a Mona! –

decía exaltada.

M_ Tú y yo vamos a tener que hablar de una concha, si,

pero no la de mi madre precisamente –le decía seria.

Mientras esto ocurría en el hospital, Esther se había

duchado con toda prisa, se había quitado la peste que

llevaba encima de todo lo sucedido con Mona y se dirigió a

toda prisa a la cabaña, abrió con su más sexy sonrisa pero

al entrar se quedó parada en la puerta.

E_ ¿Qué haces aquí? –buscó con sus ojos la figura de

Maca.

T_ La he mandado al hospital a curar a Mona, no la

busques. ¿Tú crees que es lógico, que llegues después de

todo el calvario que me has hecho pasar con la maldita

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radio, que he acabado con la reserva de chorizo, y pases de

largo de mí?

E_ Lo siento Teresa es que... –decía con vergüenza y

una sonrisa que sabía podía vencerla.

T_ Ya... ya... estabais más calientes que la plancha de

mi abuela –dijo seria-. Y ya sé que no me esperabas a mí,

mira yo me he llevado más sorpresa que tú al entrar –se

puso en pie-. Me he encontrado con el culo de Maca bien

expuesto, vamos que yo no te enseño el mío porque igual

te desmayas o das uno de tus famosos gritos –le decía

acercándose a ella-. Te he echado de menos pija.

E_ Y yo Teresa... la verdad que... se hace duro no

teneros.

T_ Ya... a unos más que a otros, claro.

E_ Si –amplia sonrisa enamorada.

T_ Lo entiendo.

Si_ Mwasi Esther... ziku llamar, Maca llamar.

E_ Ven aquí Sissou que tampoco te he dicho nada a ti –

la muchacha sonrió mientras se abrazaban-. Tienes que

reponer a Carlos el botiquín Sissou, ¿de acuerdo?

Si_ Talo (si).

E_ Pues vamos a ver que quiere ziku. ¿Te ha dado

mucha paliza Maca? –le preguntó nuevamente a Teresa

saliendo de la cabaña.

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Page 509: CUARTA PARTE PIJA

T_ Sí hija no ves mi cara de mártir –decía con tono

quejoso dejando caer exageradamente sus párpados.

E_ Pues no, te veo muy relajada, ¿será por qué está

aquí Bárbara?

T_ ¡Mira pues la otra! –dijo con sorna-. Anda tira que no

quiero discutir también contigo.

E_ Vale. Nsona guapa –la abrazó sonriente-. Lula

cariño... ¿cómo está el pequeñín?

Lu_ Bien melesi, Mwasi.

E_ Luego me lo dejas que tengo ganas de abrazarlo –

sonrió hasta que llegó a Vilches, saludó a los niños con la

mano y se detuvo delante de suya-. Hola.

V_ Vaya menos mal que te dignas a saludar.

E_ Olía muy mal Vilches, Mona me ha vomitado y…

V_ Y la otra estaba caliente ¿no?

E_ ¡Qué cosas tienes!

Ca_ Ya está claro, Sissou me dio las reservas que

utilizaste Esther.

E_ Se lo había dicho, si, es muy eficiente –sonrió

cogiendo a la muchacha por los hombros, haciéndose

participe de su sonrisa.

Gu_ Esther, mis disculpas, ahora ya sé porque hablabas

sola.

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Page 510: CUARTA PARTE PIJA

E_ Gracias Günter, sabía que si lo decía no iban a dejar

a Mona estar conmigo. Gracias por decirme lo del antídoto,

no me hubiera perdonado que le pasara algo a Mona por mi

culpa.

Gu_ Encantado Esther… espero trabajar contigo alguna

vez.

Ca_ Creo que mejor no Günter, o al menos nos

tendremos que llevar a Maca para no tener problemas.

E_ Pues si, ya lo sabes –sonrió.

Ca_ Me voy antes que me vea, que aún me queda un

ojo para hacerme morado.

V_ Será lo mejor, si –sonrió.

Ca_ No te preocupes por los guerrilleros, los militares se

los llevan.

V_ Bien, que los aten en corto no me fío.

Ca_ Tranquilo. Bueno Esther… hasta la próxima.

E_ Adiós Carlos.

P_ Esther fue un placer trabajar con vose.

E_ Igualmente Paolo. Me alegro de haberle conocido

tanto a usted como a al doctor Günter a pesar de que se

pensaba que estaba loca.

Tras un abrazo con ambos, el camión partió rumbo a

su destino con un dolorido Carlos tratando de con el paño

que Teresa le había dado humedecido rebajar el dolor en su

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Page 511: CUARTA PARTE PIJA

ojo. Cuando se cerró la puerta Esther respiró tranquila, y

una sonrisa iluminó su rostro.

V_ Bueno… me alegro de tenerte de vuelta, ¿qué tal el

doctor Mondela?

E_ Es encantador, y muy inteligente.

V_ ¿Lo dices porque me llama loco?

E_ No solo por eso, lo digo también porque es un

hombre que lucha por los demás pero también valora el

trabajo de los colegas, y eso no siempre es fácil de

encontrar.

V_ Ya. Tienes razón.

E_ Bueno… esto… -decía mirando hacia otro lado.

V_ Oye no te vayas.

E_ Vale –puso gesto de fastidio sin poderlo evitar.

V_ No me gusta ser cotilla esa labor la dejo a Teresa,

pero tu madre ya conoce a su nuera.

E_ ¿Mi madre?, ¿a Maca?

V_ ¿Tienes más mujeres y no lo has confesado? –la miró

con gesto extraño pero muy burlón.

E_ ¿Y?

V_ No fue lo que digamos… un encuentro fraternal, no.

E_ Uf… es que mi madre tela.

V_ Y Maca tela y media.

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E_ Seguro que lo que le dijera Maca, estaba bien dicho.

V_ Vaya… ya la defiendes ante tu propia madre.

E_ Vilches no seas malo. ¡Lo que te he echado de

menos! –se lanzó a su cuello y le dejó un beso.

V_ ¡Pero qué haces! –le dijo protestón mientras Esther

se marchaba riendo.

Ma_ Ziku… mwasi Esther… ser mwasi Esther.

V_ ¡Menuda nos ha caído! –dijo sonriendo con alegría

sincera.

En la habitación, Mona no se dejaba hacer nada,

cuando asomó la cabeza Esther el animal puso ojitos, varias

veces sus párpados cayeron de manera continuada, Maca

se partía de risa con las reacciones de la mona con su

mujer, Bárbara alucinaba.

Mo_ Uhhhh –decía con gesto muy dolorido.

E_ Mi pobre Mona –se acercó a ella y el animal puso

morritos-. Un besito para mi niña, claro que sí.

M_ Oye tu niña soy yo, al final me voy a enfadar ¿eh? –

la miraba realmente con gesto serio.

E_ No te pongas celosa cariño que las cositas que te

hago a ti no se las hago a nadie –le decía con voz

totalmente sensual perdiendo la compostura ante Bárbara.

Ba_ A ver… calentorras… aquí estamos para lo que

estamos, dejar el hot para más tarde.

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Page 513: CUARTA PARTE PIJA

M_ Tienes… ejem –carraspeó-. Tienes razón. A ver si

puedes calmarla y le curamos la herida.

E_ Mona cariño deja que te miren esto, no van a

hacerte daño.

Ba_ Eso es… ¡esta es mi chica!

T_ Hola.

M_ Mira… hablando de roma por la puerta se asoma ¿se

decía así?

E_ Jijijijijiji –sonrisa por lo bajiní-. No.

T_ Ejem –carraspeó-. ¿Necesitáis ayuda?

M_ No.

E_ No.

Ba_ Sí –contestaron las tres a la vez y se quedaron

mirando.

M_ Ha ganado el voto que no.

T_ ¡Que agradable eres! –le dijo con total ironía y gesto

serio- ¿Bárbara cariño…

M_ Cof…cof .

E_ Ejem –carraspearon a la vez interrumpiendo a

Teresa.

T_ ¿Te vas a quedar a comer, verdad?

Ba_ Mi bella damisela… como, meriendo, ceno y

duermo –le sonrió guiñándole un ojo.

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Page 514: CUARTA PARTE PIJA

T_ Ah… mira que bien… todo completito.

La curación a Mona fue bastante rápida, las chicas no

quisieron retrasarla para poder quedarse solas, Bárbara que

sabía sus intenciones, una vez finalizaron y Maca se quitaba

los guantes dijo:

M_ Bien esto ya está.

Ba_ ¿Quién dijo que ya está?... nge mwasi mondele (tú

mujer blanca).

M_ ¿No le hemos curado? –le preguntó algo molesta.

Mo_ Uhhhh.

Ba_ Mona necesita mimos.

M_ Estás tú.

Ba_ No, necesita notar a Esther, que como está muy

caliente que nos vamos a quedar sin Selva porque here no

hay bomberos, mejor quedarse con su niña y así se relaja.

E_ Pero…

M_ No le hagas caso Esther, vamos.

T_ Maca cariño necesito que me ayudes.

M_ ¿Ahora?

T_ Sí ahora, no voy a pedirte ayuda para mañana ¿no?

M_ Pero…

E_ Anda ves… luego hablamos…

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M_ Joder… pero no te enfríes –le dijo muy bajito en el

oído provocándole casi un maremoto en su interior-. Hasta

ahora.

Ba_ A mí no me mires –le dijo a Maca sonriendo

burlonamente.

Mo_ Uhhhhh –se quejó.

Ba_ Ves, imprescindible que la bella ragazza esté aquí –

le guiñó un ojo a Teresa que le entregó una sonrisa

cómplice-. Espero que baje la temperatura del cuarto

porque… ¡meu deus que calor!

No les dio tiempo a verse a solas porque la comida

estaba preparada, se sentaron todos juntos mientras

Monwe por primera vez formaba parte del grupo, un poco

más recuperada. Durante la comida, Esther les estuvo

contando todas y cada una de las anécdotas que habían

pasado, como la habían tomado por loca cada vez que

hablaba con Mona, pero sin duda lo que más risas desató

fue cuando narró el escandaloso pedo que se tiro el animal

en presencia de Carlos y el doctor Günter. Después pasaron

a contarle a ella como había sido la caza y captura de los

guerrilleros, así como habían pasado los días aguantando la

pesada de su mujer. Maca y Esther se sonrieron cómplices

buscaron algún pequeño roce que fue preferiblemente

declinado porque los colores subían rápidamente a sus

mejillas siendo la burla de más de uno, sobre todo las

cómplices Teresa y Bárbara.

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Page 516: CUARTA PARTE PIJA

M_ Tengo que contarte una cosa de estas dos –le dijo

bajito.

E_ ¿Qué ha pasado?

M_ Ni veas como gime Teresa.

E_ ¡Teresa! –abrió sus ojos como platos.

M_ Más que tú y yo juntas.

E_ Eso es imposible –le dijo guasona-. Pensaba que era

todo una broma Maca.

M_ Te lo digo yo.

E_ ¿Y tú cómo lo sabes?, si decías que no.

M_ Joder… cariño que pegue bien la oreja y si, ni vieras

la manera de gemir, y de reír de Teresa, la loca de Bárbara

le está haciendo un arreglo a las viejas cañerías –fue tal la

carcajada de Esther, que todos se giraron para mirarla,

Maca sintió los ojos grandes pero enfurecidos de Teresa

clavarse en ella entonces con un ademán gracioso dijo-.

Cosas nuestras.

E_ Me vas a tener que detallar los hechos –volvió a

sonreír.

M_ No te lo tomes a pitorreo que es verdad –abría sus

ojos impresionada.

E_ Tú dijiste que es mayorcita ¿no?

M_ Joder Esther… que es Teresa.

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Page 517: CUARTA PARTE PIJA

E_ Sin telarañas y con las cañerías con una buena

puesta a punto, si.

Después de comer y cuando se disponían a retirarse a

su cabaña para hacer su merecida siesta, tuvieron que

detenerse porque Vilches les había plantado una reunión, al

salir de allí Maca le dijo.

M_ No puedo más Esther…

E_ Lo malo es que yo tampoco.

M_ Esto es un complot.

E_ Ni que lo digas, uf –resopló.

Por más de una hora, Vilches las tuvo allí, Dávila le

había confirmado tres salidas a repartir vacunas, las tres

salidas debían de pasar noche en la Selva, por ese motivo

había que prepararlas bien, con sus carpetas y sus

anotaciones, estuvieron para ellas demasiado tiempo, y al

salir, se quedaron un rato con Mona que tenía a su lado

sentadito en la cama a Valiente. Un rato más con ellos

compartiendo mimos, hasta que Teresa entró nuevamente.

T_ ¡Ah estás aquí!

M_ No, nos vamos a la cabaña –le dijo tajante y

enarcando su ceja derecha a modo de advertencia.

T_ Vete a la cabaña hija, no te necesito.

M_ Ya, es que a Esther tampoco la necesitas –terminó

diciendo de manera mucho más concluyente.

T_ A ella si.

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Page 518: CUARTA PARTE PIJA

M_ Vamos Teresa como broma ya está bien ¿no?

T_ No entiendo como puedes ser así, vas a enfermar

¿eh?, solo piensas en eso... solo...

M_ ¿Yo? –abrió sus ojos.

T_ Sí tú, vamos Esther.

Y así tuvo que acompañarla hasta la despensa, allí con

su visto bueno iba organizando todo lo que su madre había

mandado, lo iban poniendo en diferentes estantes para

tener listo todo para Navidad. Esther sonreía con las

ocurrencias de la buena de Teresa, hasta que hablaron del

tema de su madre.

E_ ¿Crees que Maca le caerá alguna vez bien a mi

madre? –preguntó mientras sujetaba la caja de chorizos.

T_ ¿Maca?, no, creo que Maca no ha de ser buena nuera

ni para tu madre ni para nadie... eso es el último choricito..

bien... oye está todo de muerte.

E_ ¿Lo has probado?, ¡anda y tú riñendo a Vilches! –

sonreía jocosa.

T_ A ver... es lo que toca. Si es que con lo de la radio

hija, me daba un no se que ¿eh?

E_ Pues anda que a mí cuando vi la serpiente en

prácticamente mi cara.

T_ Si hija, yo una vez pase por ese trance si.

E_ Debiste ver a Mona, no sé como lo hizo pero la

serpiente salió disparada por los aires.

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Page 519: CUARTA PARTE PIJA

T_ Es que los monos le tienen mucha tirria, a ver... ¡las

morcillas!, pero bueno... faltan dos –decía con gesto de

sorpresa.

E_ Seguro que ha sido Vilches –reía abiertamente.

T_ Este Vilches. Bueno pero por lo de tu madre no te

preocupes ¿eh?, eso de que se tiene que llevar bien nuera y

suegra, nada de nada.

E_ Es que mi madre es de armas tomar.

T_ Pues permíteme que te diga que tu suegra igual.

E_ Nos hemos juntado dos buenas... ¡vaya madres! –se

quejó-. Pero menos mal que te tenemos a ti.

T_ ¡Ay que zalamera es mi chica, madre! –le dijo

apretándole las mejillas graciosamente mientras lo decía

con los dientes juntos.

E_ Oye... dime una cosa Teresa... ¿qué hay con

Bárbara?

T_ Pues que ha venido a por Mona –decía distraída

arreglando los estantes.

E_ Ya eso lo sé, ¿pero contigo?

T_ ¿Conmigo?

E_ Sí, contigo –insistió.

T_ ¡Qué va a pasar!, nada.

E_ Y los gemidos –se le acercó.

T_ ¿Qué gemidos? –dio dos pasos más a la derecha.

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Page 520: CUARTA PARTE PIJA

E_ Los suspiros –se le volvió a acercar.

T_ No sé de que me estás hablando –se separaba.

E_ Ya... y yo me chupo el dedo. A ti te pone Bárbara.

T_ ¿Cómo que me pone? –la miró totalmente perpleja.

E_ Sí, lo acabo de descubrir –reía divertida.

T_ Mira... tira... tira no me vaya yo a poner pero de mal

humor y veras lo que es bueno.

E_ Me encanta Bárbara para ti –le dio un beso y salió

corriendo-. Es tu pareja ideal.

T_ Mi pareja ideal... –musitó negando con la cabeza

para terminar sonriendo un poco tonta con el trozo largo de

fuet en la mano, al verlo lo dejo en el estante susurrando-.

Jesús.

Esther caminaba hacia la cabaña cuando de repente

una mano tiró de ella arrastrándola hasta detrás del muro

que separaba el huerto de casa de Teresa, sus ojos se

encontraron y no necesitaron nada más. Sus bocas se

buscaron, jugaron y sus lenguas invitadas de lujo quisieron

formar parte del juego, siendo protagonistas de caricias

calientes y suaves.

M_ Te necesito mi vida.

E_ Y yo... no puedo más cariño –decía jadeante.

M_ Vale vamos a hacer un plan.

E_ ¿Un plan?

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M_ Sí, lo llamaremos plan para chuscar.

E_ ¿Chuscar? –la miraba entrecerrando sus ojos atónita.

M_ Eso lo decía una chica que... bueno... una que... –se

rascaba la cabeza dándose cuenta que había metido la

pata.

E_ Uno de tus ligues vamos –dijo lo más tranquila que

pudo.

M_ Sí, era rusa y solo se aclaraba con esa palabra

cuando le decía de hacer el amor, porque chuscar le

recordaba a algo ruso.

E_ Que loca estás –le dijo sonriendo.

M_ Bien. Veamos, como no nos van a dejar... vamos a

hacer lo siguiente...

E_ Plan para chuscar... ¡bien!... anda que a nuestra

edad y con estas tonterías.

M_ Si, me conozco a Teresa y después de lo de esta

mañana me va a querer hacer alguna putada.

E_ Es que tú también mira que ponerte a escuchar.

M_ Debías escucharla a ella...

E_ Pues normal ¿que quieres?, una puesta a punto es

una puesta a punto guapa, ¿o como me quedo yo, eh? –le

cogió del culo atrayéndola hasta ella mirándole los labios-.

¿Eh, cómo me dejas tú?

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Page 522: CUARTA PARTE PIJA

M_ Uf no me lo recuerdes o no doy... que me pongo en

seguida muy malita Esther, te lo digo de verdad –decía

como si fuera a llorar.

E_ Me encanta ver como te enciendes, tu mirada me lo

dice –le susurró sobre sus labios.

M_ Que mala eres –se besaron con pasión y un gemido

salió de sus gargantas-. Pero me encanta que seas así de

mala.

Maca sonrió por la reacción de Esther y juntas crearon

un plan para poder por fin disfrutar del regalo de Esther, y

de un poco de intimidad.

Bárbara se había sentado junto a Teresa en la puerta

de la cocina, hablaban distendidamente entre sonrisas

divertidas, cuando ante ellas apareció Esther bostezando.

E_ ¿Teresa has visto a Maca?

T_ ¿A Maca?, la última vez que la vi estaba contigo.

E_ Ah estará en el hospital –se dispuso a ponerse a

andar.

Ba_ Negativo. En el hospital no está –le dijo tras dar un

trago a el zumo fresquito que le había preparado Teresa.

E_ ¿Y dónde está? –preguntó algo inquieta, bien fingido

por su parte mientras las dos mujeres se encogían de

hombros-. Bueno… mira Teresa estoy que me caigo no

puedo más, me voy a echar un rato ¿vale?

T_ De acuerdo, tienes cara de cansada.

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Page 523: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¡Eh! ¿que hacéis aquí de chachara?, hola mi amor –

le sonrió apoyando su brazo en el hombro de la enfermera.

E_ Hola, ¿dónde estabas?

M_ He ido a poner bien lo que estropee a Teresa.

T_ Menos mal –le dijo como si se aclamara al cielo.

M_ Oye tampoco te quejes ¿eh?

T_ Pero si me has echado toda la ropa al suelo.

M_ Ha sido…

E_ Perdonar siento interrumpir vuestra afanosa

discusión –interrumpió con una leve sonrisa-. Pero cariño

voy a dormir un rato ¿vale?

M_ ¿A dormir? –la miró extrañada, bien fingido por su

parte-. Vale… pensé que…

E_ Estoy cansada Maca, no he dormido casi y…

M_ Vale… vale… luego te llevaré la merienda ¿te

parece bien mi vida?

E_ Gracias –sonrió mientras le tocaba la cintura con

gesto enamorado.

M_ Anda ve… ¡pero me queda tela hasta la noche! –le

dijo algo protestota.

T_ Ejem… -carraspeó Teresa.

Ba_ Deja dormir a la chica, aunque te digo Esther,

sumemos una serpiente más Mona rabiosa, nada

comparado con Maca caliente.

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M_ Asquerosa eres –le miraba entrecerrando los ojos

ante la carcajada de Teresa y Esther.

E_ Bueno me voy o no me vais a dejar descansar. Le

doy un beso a Mona y me voy.

T_ Descansa cariño –le sonrió.

E_ Gracias mami.

M_ Te acompaño.

Ba_ Que corra el aire que tengo a Mona convaleciente…

que corra… -se oyeron sus risas y como Maca cogía por la

cintura a Esther-. Pobrecitas… no crees que ya es

suficiente.

T_ No, me estoy divirtiendo… y tienen toda la noche

para lo que la tienen, que te digo yo que no paran.

Ba_ Nosotras mi lady también tenemos la noche para lo

que la tenemos, ¡guapa!

T_ Ays Bárbara –le dijo con falsa ofensa pero una

sonrisa traviesa.

Juntas entraron hasta la cama del provisional hospital

donde se encontraba Mona tendida, al llegar ambas cogidas

de la mano, se quedaron mirando el panorama con una

ternura que la propia escena retransmitía. Mona acostada

con los ojos cerrados, sus labios se movían porque los

ronquidos hacían como si soplara un globo, a un costado

apoyado en su pecho dormía Valiente con su mano apoyada

en la mano de Mona, y sobre la mesita baja que quedaba

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de noche, Bartolo contemplando a la pareja como si

estuviera cuidando de ellos.

E_ Que tierno –apoyó su cabeza en el hombro de Maca.

M_ Si, mucho –sonreía.

E_ Has visto… yo he encontrado el amor a tu lado,

Valiente ha encontrado una madre y Mona parece que ha

encontrado también el amor, ¿no es precioso?

M_ Sí, mi niña romántica… y estoy de acuerdo contigo

pero… no quiero parecer menos romántica que sabes que

lo soy, tan solo es… que… -la miraba a los labios sintiendo

como se encendía sin remedio-. ¿Recuerdas?

E_ ¿Chuscar? –le preguntó con una sonrisa y como

respuesta tuvo un guiño y una palmada en el culo-. Dios ni

cuando era jovencita y mi madre me vigilaba, hice estas

cosas.

M_ Pues ya ves… nunca es tarde… venga ya sabes…

E_ Si sé, si, tranquila.

M_ Ay –suspiró con total dependencia, admiración y

pasión por aquella mujer que le había robado el corazón.

Teresa y Bárbara seguían con su dilema si dejar o no a

la pareja tranquila, ante ellas pasó Esther bostezando de

nuevo, les sonrió, les saludó con la mano y tras acariciar a

Ramón que salió a su encuentro, se marchó hacia la

cabaña.

T_ Vamos a ver lo que tarda Maca en salir.

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Page 526: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ Nada vamos… pero nada ¿eh?

T_ Mírala ya está ahí –decía sonriendo como si la

hubiera pillado.

M_ A ver Teresa que la niña se me va a dormir, ¿tienes

algo que pueda hacerte?, bueno a ti no que a ti ya veo que

te lo hacen otras.

T_ ¡Pero qué dices insensata! –le dijo enfadada.

M_ Venga dime…

T_ Pues… -miró a Bárbara un poco descolocada no

esperaba su reacción.

M_ Necesito algo que me quite ¿como lo diría? –decía

mirando hacia el cielo como si realmente estuviera

buscando la palabra adecuada.

Ba_ ¿El calentón?

M_ ¡Exacto! –sonrió divertida.

Ba_ ¿Y por qué no te dejas de tonterías y vas a por

Esther?, mejor que ella nadie… bueno… puedes jugar a una

mano, eso is forever.

T_ ¡Ay por Dios! –gesticulaba escandalizada.

M_ Pero es que no hay nada como mi niña.

Ba_ ¿Eh, que yo fui tu amante?

M_ Lo siento… Esther es mucha Esther –decía sonriendo

y moviendo su cabeza de manera divertida-. Prefiero

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Page 527: CUARTA PARTE PIJA

dejarla dormir, así a la noche estará descansadita y toda

para mí.

T_ Mira Maca… ya está bien de hablar de esas cosas.

M_ ¡Pero Teresa después de oírte gemir, te vas a cortar

ahora!, vamos… vamos… que no te pega para nada y se

me va a caer un mito.

Ba_ Es cierto Teresa.

T_ ¿Cómo qué es cierto?, ¿le vas a dar la razón a está

loba?... –la miraba con ojos estupefactos.

Ba_ Vamos que no es para tanto… que ha sido mi

amante que sé de sobra como funciona... –decía quitando

importancia a las preguntas de Teresa.

T_ Ya me lo dirás esta noche.

M_ Eso, a ver que hacéis vosotras esta noche ¿eh? –las

miraba con los brazos en jarras-. Bueno pues nada… me

voy a duchar… ¿el huerto?

T_ Si quieres regar un poco, le hará bien.

M_ Vale pues me pongo a regar y luego me ducho hasta

que la marmota despierte. Hasta luego chicas. ¿Os

quedáis?

Ba_ No, yo me voy a estirar y Teresa también deberías

descansar.

T_ Yo… tengo que… hacer… esto… -se le notaba

nerviosa.

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M_ Bueno yo me voy, que parece que mami se pone

nerviosa si estoy yo delante.

Ba_ Es una borde… me encanta… eso si, no sé como

Esther la aguanta, mi bella dama.

T_ Porque es adorable y tú lo sabes. Y porque Esther la

lleva recta, muy recta.

Ba_ Jaja, coronela le voy a llamar –reían ambas-. ¿Nos

vamos?

T_ Sí, pero antes déjame ver una cosa…

Como buena cotilla, Teresa no dudó en averiguar si le

estaban tomando el pelo, despacio abrió la puerta de la

cabaña, asomó la cabeza y sí, allí estaba Esther dormidita,

le pareció raro, pero tras asegurarse, de puntillas llegó

hasta el huerto sin hacer prácticamente ruido, y allí estaba

Maca muy metida en su trabajo, hizo un gesto con la

barbilla un tanto desconcertada, pero no le dio mucho

tiempo a nada más, porque la mano de Bárbara la arrastró

hasta dentro de su cabaña.

T_ Jijijijijijijijijiji –fue lo último que se escuchó.

En la cama Esther sentía como sus pulsaciones subían

poco a poco, el perfume de Maca le llegaba tan directo a su

pituitaria que estaba alterando de manera brusca su

control. Le parecía que el plan creado por Maca no iba a

funcionar, no llegaba y eso que Teresa tan y como su mujer

había dicho se asomó a comprobar si estaban cada una en

un sitio.

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Page 529: CUARTA PARTE PIJA

M_ Hola –se acercó con voz sugerente Maca

asustándola-. Lo siento.

E_ Joder no te he oído, a Teresa si –se volvió y la vio allí

mirándola con un fuego tentador en sus ojos.

M_ Una vez te dije que sabía como crujían todas las

maderas de las cabañas –la miraba entregada.

E_ Es cierto, no me acordaba… -sonrió acariciando su

rostro-. La conquistadora lo sabe todo.

M_ ¿Ha sido bueno el plan, eh?

E_ Te ha salido de chiripa –sonrió graciosamente.

M_ Me conozco a Teresa, y sé que si hubiéramos dicho

de dormir, se hubiera inventado cualquier cosa –metió su

mano por la camiseta al rozar su piel Esther gimió

levemente-. ¿Qué es esto qué me he encontrado?

E_ Mmmmmm –fue lo único que acertó a decir para

después morderse los labios.

M_ Los pechos que me vuelven loca –besó su lado de

cuello sano-. Y mi cuello que me hace estremecer.

E_ Mi vida… -metió sus manos directamente por el

pantalón tocando su trasero-. Me encanta tu culito cariño.

M_ Oh Esther… no tengo mucho aguante ¿eh? Estoy a

flor de piel mi reina.

E_ Y yo... y yo...

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M_ No puedo más –le dijo lanzándose a por sus labios

de una manera abrupta nada que ver con la ternura de

siempre-. Necesito chuscar.

E_ Espera jajaja –trataba de no reírse.

M_ ¿Qué te pasa? –la miraba algo seria y confundida

mientras su cuerpo la buscaba desesperadamente.

E_ No me digas eso que me parto –le decía riéndose.

M_ Esther que estoy a punto.

E_ Ya y es que… jajajajajajaja.

M_ ¡Esther!

E_ Maca lo siento es que eso de chuscar me hace

mucha gracia ¿que quieres?… -decía muerta de risa.

M_ Pero Esther –se estaba enfadando-. Oye… ¡estamos

en lo que estamos!

E_ ¿Chuscar? –y dio otra carcajada tremenda.

M_ Vale… ya veo que no estás por la labor –dicho esto

se levantó y se fue.

E_ Pero… pero Maca… Maca –la llamaba al ver que se

marchaba de la cabaña realmente enfadada-. ¡Mierda!

La siguió con la vista y vio como se metía en la ducha,

sonrió y salió con rapidez hasta allí, vio como se quitaba la

ropa y la escuchaba hablar sola, bajito, no acertaba a saber

que decía pero sí estaba segura que se había enfadado.

Tras asegurar la puerta para que no pudieran entrar con el

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palo que había para tener algo de intimidad, se fue

desnudando hasta llegar a la puerta de la ducha, y la

escuchaba con una sonrisa.

M_ ¡Será posible!, después de todo... ¡encima se parte

en mi cara, joder!... si es que...

E_ ¿Si es que, qué? –abrió de golpe la puerta.

M_ ¿Ya has terminado de descojonarte? –le decía seria.

E_ ¿Por qué te enfadas? –la miraba sin separar los ojos

de los otros sin entender muy bien a que se debía su

actitud.

M_ Porque me parece muy fuerte por tu parte, lo que

has hecho.

E_ Vale reconozco que me he pasado, vale... lo siento...

pero es que me hace gracia.

M_ Pues ale ya te has divertido, me alegro. Cierra la

puerta que me voy a duchar.

E_ ¿Otra vez?

M_ Las que hagan falta Esther –su voz continuaba

siendo dura y su mirada muy lejos de reflejar ternura.

E_ Mira Maca... haz el favor de dejarte de tonterías.

M_ ¿Tonterías?, ¿te parece que hago tonterías?,

perdona yo no soy la que me parto de risa cuando voy a

hacer el amor con alguien que deseo, y quiero.

E_ Te estás pasando.

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Page 532: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿Ah si?, pues que sepas que me puedo pasar mucho

más, ¡cierra la puerta! –le dio un ligero empujón y cerró.

Esther miraba la puerta algo enfadada, seguía sin

entender su actitud, así que se dio media vuelta, se vistió y

se fue.

En la ducha, Maca sentía una rabia total, nadie le

había hecho lo que Esther, nadie se había comportado así,

no le gustó y sin duda no estaba dispuesta a que volviera a

repetirse la situación.

Llegó la hora de preparar la cena, las mujeres iban

reuniéndose en la cocina, cada una sabía lo que debía

hacer y sin más comenzaban a prepara las cosas. Teresa

estaba con su delantal pelando plátanos para freír, cuando

vio aparecer con gesto muy serio a Maca, le llamó la

atención la conocía y sabía que estaba furiosa.

T_ ¿Vienes a prepararle la merienda a tu amorcito?

M_ Prepárala tú si quieres, ¡y no me preguntes! –salió

de allí llevándose un plátano.

Ns_ Mami...

T_ Si Nsona... parece que ha habido bronca. Que raro.

E_ Hola...

T_ Hola Esther, ¿has descansado?

E_ No mucho.

T_ ¿Te preparo algo? –todas la miraba porque se notaba

que había llorado.

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E_ No, no tengo apetito, voy al hospital.

T_ ¿Estás bien?

E_ Sí.

T_ Bronca, bronca, bronca. ¡Ay señor si es que todo iba

demasiado bien!

La alarma de Laobi comenzó a sonar, las mujeres

salieron preocupadas, Esther se detuvo a mitad camino

girándose hacia la puerta mientras Vilches salía de su

cabaña desperezándose y bostezando. La puerta se abrió y

allí llegaba un camión, se detuvo y bajaron dos hombres y

una mujer que Esther reconoció, la vio bajar, pasar por su

lado corriendo y al girar su cabeza vio, como dicha mujer se

lanzaba a los brazos de Maca besándola sin dudarlo.

T_ Jesús, María y José.

La cara de Esther reflejó tal sorpresa como enfado, sus

mejillas se volvieron rojas, sus ojos se entrecerraron ante la

visión de aquella rubia besando a su mujer, y su mujer, sin

apartarse. Se giró con tal virulencia, que Ramón que estaba

a su lado tuvo que dar un salto con toda su energía para no

ser pisado por la enfermera que se metió en la cabaña

dando un sonoro portazo.

T_ ¡Ay señor! –exclamó poniéndose la mano en la boca.

Cuando pudo reaccionar, Maca apartó a Sam con

decisión mirándola con el ceño fruncido, la mujer no

entendió porque aquel gesto y mucho menos que no

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respondiera a su beso. Vilches que había estado a su lado

se inclinó un poco y le dijo en voz baja a Maca.

V_ Como decía la canción, la cagaste Burlan Caster.

A Maca le faltaron piernas para ir hasta la cabaña,

mientras Vilches le contaba a aquella ingeniera de pozos

que la situación había cambiado, que Maca tenía dueña, y

que la dueña se había pillado un mosqueo tal, que muy

posiblemente se escucharían sus gritos fuera, la invitó a

quedarse.

T_ ¡Vilches!, haz el favor... que haga lo que tenga que

hacer ¡y largo! –ella también se había enfadado.

V_ Encima me riñes a mí.

T_ Esto es la Guerra...

Ns_ Mami... mwasi Esther enfadada.

T_ Si hija si, ya veremos que pasa.

Ba_ Estas no salen de ahí, te lo aseguro, eso les va a

venir bien para unirse, ya veras.

Pero entonces vieron salir a Esther con todo su genio,

dar nuevamente un portazo y enfilar la puerta saliendo de

la aldea, tras ella salió Maca que consiguió dar un soplido

que ni el mejor y más potente huracán había logrado

alcanzar tanta fuerza. Miró a Teresa y negó con la cabeza

de manera desesperante.

V_ ¿Dónde va? –preguntó yendo detrás.

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T_ Menuda has liado bonita... menuda has liado –le

decía a una Sam que miraba a un lado y otro sin entender

nada-. Nsona prepara tú la cena, voy a ver a Maca.

Ns_ Claro, no hay problema.

T_ Si que hay problema Nsona, si que lo hay...

Vilches logró detener a Esther en la misma puerta, con

los ojos llenos de lagrimas se paró poniendo sus manos

sobre las caderas, sin mediar palabra dio una patada a una

piedra que había delante de sus pies con el consiguiente

dolor.

E_ Auuuuu.

V_ ¡Pero qué bruta eres! –le dijo negando con la cabeza.

E_ Déjame Vilches.

V_ ¿Aquí?, ¿qué quieres suicidarte?, para eso ves al río

te lanzas y un cocodrilo acaba contigo, pero no voy a

dejarte aquí con el riesgo que conlleva para todos.

E_ Por favor quiero estar sola –decía cayéndole las

lagrimas mientras se frotaba el dedo del pie.

V_ Ven –se la llevó por un camino que ella desconocía

pero que le vino bien alejarse de la cabaña.

E_ Gracias –caminaba con dificultad por el insistente

dolor del dedo del pie.

Mientras en la cabaña Maca andaba como animal

enjaulado, de lado a lado, su gesto era tan serio que a

Teresa cuando entró y la miró la asustó.

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Page 536: CUARTA PARTE PIJA

M_ No he hecho nada ¡nada!

T_ Bueno Maca.... no sé yo ¿eh?

M_ Teresa quiero estar sola.

T_ Ya lo sé. ¿Por qué os habéis enfadado antes que

llegara Sam?

M_ Por una tontería Teresa, he sido un poco borde... es

que... me he pasado con ella –reconoció finalmente tras un

gran suspiro.

T_ Mira Maca no sé que ha pasado, pero sin duda, lo

que haya sido se queda en nada con el beso que te ha

plantao Sam.

M_ Me ha pillado desprevenida Teresa, ¡tú sabes que no

me interesa!

T_ Ya, pero Esther se ha quedado de piedra.

M_ Cuando he entrado ni siquiera me ha mirado, ha

salido sin darme opción a nada –decía preocupada-. Teresa

no quiero discutir con ella, todo ha sido una tontería... es

que...

T_ A ver cariño, las cosas se arreglan hablando, habla

con ella.

M_ No me ha dado opción. Espero que Vilches le haga

entrar –decía preocupada mientras se mordía el labio.

T_ No te preocupes por eso... simplemente está

enfadada, y estoy segura que sabrás quitarle el enfado, ¿no

crees? –la miró sonriente con una mirada divertida.

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M_ He sido una estúpida, joder... ¡cómo me duele el

estómago!

T_ Eso es miedo, cagetas –dio una carcajada.

M_ Teresa la quiero, la quiero con toda mi alma...

estaba un poco nerviosa y...

T_ Maca... tan solo es una pequeña riña... muy

pequeña...

M_ Me daría algo si se fuera.

T_ ¿Un para atrás? –le preguntó sonriendo y cuando

Maca la miró con ternura y sonrió agregó-. No va a pasar

nada, ni se va, ni se irá, dale un poquito de espacio ahora

que está enfadada, pero después me pondré los tapones

porque ya sabes lo bueno de discutir, es la reconciliación.

M_ Gracias Teresa, no sé que haría sin ti.

T_ La tonta, más de lo que ya lo haces –la abrazó-.

Venga... no salgas ¿eh?, que voy a quitar del medio a Sam,

no vaya a ser que le dé por otro beso y te vea Esther y

entonces si que la liamos, te veo durmiendo con Mona.

M_ Joder... no me asustes –le decía con gesto un tanto

impactado.

T_ Bueno... voy a quitar mosconas del medio, esto te

pasa por ser como eres, una ligona, si que el pasado

siempre nos pasa factura en el momento menos adecuado.

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M_ Uf... pues si me tiene que pasar factura a mí, no sé

que voy a hacer –elevaba las cejas con gesto un tanto

asustado.

T_ ¡Si es que...! pobrecita Esther lo que tiene que

aguantar.

Vilches se había detenido en una especie de roca, se

sentó y Esther lo hizo junto a él, miraba el río que pasaba

por aquel lugar con toda la fuerza del mundo, y así sentía

ella su rabia, como ese agua empeñada en correr, escapar,

luchar. El sonido del agua le recordaba al sonido que sus

oídos escuchaban de su interior. La compañía en silencio de

Vilches le relajaba y el sonido del agua le hacía sentirse a

salvo de si misma. Llevaban un rato cuando le dijo a su

compañero de silencios.

E_ No se separó, le ha dejado que la besara.

V_ No es así Esther –le respondió con calma-. Tan solo

le ha cogido de sorpresa, en cuanto ha reaccionado, ha

salido hacia ti.

E_ Habíamos discutido.

V_ Vaya... la primera bronca de enamoradas –sonreía.

E_ Ha sido por una tontería.

V_ Claro... es que las broncas siempre son por tonterías,

y las vuestras no van a ser menos, ¿o qué piensas?, que no

vas a discutir nunca con ella... y más Maca... ¿tú sabes

dónde te has metido?

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Page 539: CUARTA PARTE PIJA

E_ Vilches... –sonrió.

V_ No de verdad... ¿lo sabes?

E_ Sí, sin ella no me apetece vivir.

V_ Uf –silbó después-. Eso es muy fuerte ¿eh?

E_ Pero es la verdad.

V_ ¿Crees que le importa alguien que no seas tú? –

Esther lo miró con el ceño fruncido-Te aseguro que no,

puede que tuviera muchas novias, puede que se lo pasara

bien disfrutara de la vida de esa manera, pero te aseguro

que desde que yo la conozco, nunca le había visto ese brillo

en su mirada.

E_ A mí me pasa igual.

V_ Lo que sucede es que las mujeres sois muy dadas a

los dramas... una pequeña discusión ¡un dramón que ni la

casa de la Pradera! –decía exagerando los movimientos de

sus manos.

E_ Creo que me he pasado, pero me ha dado mucha

rabia.

V_ ¿Puedo darte un consejo?

E_ Sí.

V_ Hazla rabiar un poquito, ninguna mujer le ha hecho

rabiar, Maca la súper Maca, esa mujer a la que todas caían

ante ella y todo cuanto hacía estaba bien, tú le has

enseñado a currarse el amor, y eso te aseguro que le está

haciendo mucho bien.

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E_ No voy a hacer eso Vilches, voy a disculparme.

V_ ¿Tú? ¡tú eres tonta! –le reprochó mirándola

incrédulo.

E_ Es que cuando me ha ido a hablar he salido

dejándola con la palabra en la boca.

V_ Aún le has hecho poco.... ¿dónde está la Esther que

le plantaba cara, eh?

E_ Es que....

V_ Es que... es que... –repitió su tono de voz-. Hazme

caso, muéstrate ofendida... eso si, espera que fabrique

unos tapones de los troncos de leña que hay detrás del

granero.

E_ Jajajaja –dio una carcajada .

V_ Eso está mejor, tu sonrisa hace milagros, te lo digo

yo.

E_ La quiero tanto Vilches.

V_ ¡Ah no!; a mí con esas no, que yo no soy Teresa.

¿Nos vamos?

E_ Sí por favor, me duele el dedo.

V_ Si es que eres más bruta...

Volvieron a la aldea, nadie dijo nada, llegó hasta la

cocina como si nada hubiera pasado, allí no estaba Maca,

bebió un vaso de agua ante la mirada comprensiva de

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Teresa y fue hasta el hospital. Allí al verla Mona abrió sus

brazos.

Mo_ Uh uh uh uhhhhhh.

E_ Mona cariño –la abrazó con ternura-. Mi Mona guapa.

Va_ Uhhh –le susurró mirándola triste.

E_ Y mi Valiente guapo.

Mientras ella hablaba con los animales, Sissou por

orden de Teresa había ido corriendo hasta la cabaña de

Maca para avisarle. Salió hacia el hospital viendo que la

visita de cortesía de Sam había sido terminada con rapidez

seguramente por Teresa.

Mo_ Uhhhhhhh –le tocaba la cara.

E_ Estoy un poquito triste si –le decía al animal que

bajaba sus párpados y le tocaba el corazón-. Si, Maca....

Mo_ Uhhhh? –le dio una entonación tal que a Esther le

pareció que le estaba preguntado

E_ Bueno... cosas Mona...

M_ Esther.

Mo_

PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR

R –Maca la miró asombrada nunca había visto una

pedorreta como aquella.

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Page 542: CUARTA PARTE PIJA

Va_ PRRRRRRRRRRRRRRRR –Valiente secundo a su

madre y Esther tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para

no soltar una carcajada-. Prr.

M_ Esther por favor, ¿podemos hablar? –le preguntó un

tanto desconcertada por aquellas dos pedorretas que sabía

eran a modo de reproche.

E_ Estoy con Mona... no me apetece hablar contigo –le

soltó sin mirarla.

M_ Esther.

E_ Ya te he dicho que no –volvió a insistir.

M_ No voy a ir detrás tuya si eso es lo que pretendes...

así que cuando te dé la gana me escuchas.

Mo_ Uhhhhh –pareció reñir a ambas.

E_ Tranquila Mona... solo estoy enfadada.

M_ Enfadada sin motivo.

E_ ¿Sin motivo? –se giró mirándola de una manera tan

fiera que Maca no pudo evitar hacer un gesto de cierta

impresión-. Así que para ti no tengo motivo.

M_ Por mi parte ninguno.

E_ ¿Ah no?

M_ No.

E_ Que fuerte –susurró negando con la cabeza.

M_ Tú lo has visto, ¿no?, si tú crees que tienes motivo

por eso...

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Page 543: CUARTA PARTE PIJA

E_ No claro es verdad, es que a veces se me olvida tu

faceta de mujer irresistible, encantadora y conquistadora –

pasó por su lado-. Por no hablar de la niñata malcriada que

he descubierto antes de la llegada de Sam, claro, que eso

no se me olvida.

M_ Esther –la llamó enfadada al ver que se marchaba.

E_ Esther se va, no le apetece verte.

M_ Te estás pasando.

E_ Pues mira ya estamos a la par, ¿no?. Una vez te

pasas tú otra yo, ¿te parece bien?, vale ¿te parece mal?, me

resbala –le soltó con firmeza dejándola de una pieza.

Mo_ Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh –

exclamó sorprendida.

Va_ AH ah ahh uuuuuuh? –(lío, lío) parecía decir

Valiente.

Mo_ Uh –asintió Mona.

M_ Esther –la llamó cuando se marchaba-. Joder... no

me mires así Mona.

Mo_ Uhhhhh.

M_ Se ha pasado, ¡se ha pasado!- decía tajante.

Mo_ Uhhhhhh –ponía ojitos y entonces Maca asintió al

mismo tiempo que negaba con la cabeza-. Ahhhh.

M_ Lo sé Mona, lo sé... ¡pero es tan cabezota!... ¡joder!

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Page 544: CUARTA PARTE PIJA

Así estuvieron hasta la hora de la cena, Esther

evitando a Maca, Maca pensando como disculparse,

desesperada ante la actitud de Esther yendo tras ella

consiguiendo una y otra vez la misma contestación por su

parte, total omisión. Quien estaba encantado era Vilches

que de vez en cuando le guiñaba el ojo a la enfermera

dándole ánimos ante la situación que estaba provocando,

encantado de ver que le hacía caso, y la desesperación de

Maca estaba siendo de lo más divertida para Teresa y

Bárbara que nunca la habían visto así.

Ba_ ¡Lo está pasando mal!

T_ Pobrecita.

Ba_ Y Esther... es coronela ¿eh?

T_ Ya te lo dije.. como te digo que Maca duerme en el

granero –le decía seria.

Ba_ Jejeje, mientras no nos interrumpa.

T_ Jijijiiji –sonrisita traviesa-. Esther... Esther...

E_ Dime Teresa.

T_ Por favor habla con Maca... no ves como está.

E_ No me apetece.

T_ Pero mujer que tampoco es para tanto.

E_ Mira Teresa... yo sé lo que hay ¡no me tires de la

lengua! –y así la dejaba una y otra vez.

T_ Maca cariño la cena está lista.

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M_ No voy a cenar, me voy a la cabaña.

T_ Pero.... pero... –la miraba boquiabierta ante su

ausencia.

M_ Hasta mañana.

T_ ¡Esther! –la llamaba hecha una furia acercándose

hacia ella al ver a Maca abandonar el comedor-. Mira lo que

estás consiguiendo.

E_ ¿Qué? –le preguntaba distraídamente.

T_ Maca.

E_ ¿Qué le pasa?

T_ No va a cenar.

E_ Pobrecita –su tono se mostró totalmente irónico.

T_ Oye... –la riñó por el tono.

E_ Mira más cena para todas, podemos repartir.

T_ ¡Esther! –volvió a reñirle.

E_ Me llaman –dijo y se fue.

T_ Nos hemos vuelto locos todos...

V_ ¿Qué pasa Teresa?, cuerdos no estamos nadie.

T_ Esther está tomando una actitud muy injusta.

V_ Que le han besado a la mujer... ¡cómo quieres que

esté! –decía guasón.

T_ No estoy para tus guasas Vilches, tengo

palpitaciones.

545 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 546: CUARTA PARTE PIJA

V_ Ah pero eso no es por la pareja... eso es por “otra”...

–le guiñó el ojo y se fue.

Ns_ ¿Cenamos mami?

T_ Si Nsona será lo mejor, antes que se cometa aquí un

crimen –abría los ojos como platos.

Durante la cena nadie hizo mención a Maca, Esther

sonreía sin parar con Vilches, lo que lograba encender a

Teresa que la miraba con dureza y determinación, algo que

no lograba frenar las risas de la enfermera. Bárbara era la

única que disfrutaba de la velada sin más, la cena que

Teresa le había preparado le supo a gloria.

E_ Me voy a dormir, hasta mañana.

T_ Esther espera.

E_ Dime –le dijo con tono cansado.

T_ Por el amor de Dios, por los Clavos de Cristo, por la

Macarena y todos los santos y dioses del cielo.

E_ Uy cuanta gente ¿no?

T_ ¡Esther! –volvió a reñirla-. Haz el favor de hablar con

Maca, no soporto verla así.

E_ Tranquila... hablaré si me apetece... y si no, no

hablaré –la besó ante el gesto de sorpresa de Teresa-.

Hasta mañana.

T_ ¡Ay señor!

V_ Anda déjala Teresa... ella ya sabe lo que hace...

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Page 547: CUARTA PARTE PIJA

Entró en la cabaña tras despedirse de Mona y recibir

sus consejos sobre Maca con una encantadora sonrisa, al

llegar, vio que la parte superior estaba abierta, allí debía

estar, sonrió, hizo lo que debía hacer y se metió en la cama.

Atenta seguía todos los ruidos que podían indicarle que

Maca bajaba, o que Maca no bajaba, su impaciencia le

estaba poniendo a prueba hasta que oyó por fin los pasos

de su mujer, volvió a sonreír. Al bajar y verla en la cama

durmiendo, Maca suspiró, entonces se dio cuenta que su

regalo estaba sobre la cama, sin duda cuando subió a

pensar, no lo podía jurar pero le parecía que no estaba en el

mismo lugar. Sonrió, lo cogió y se metió en el lavabo, aún

había luz y pudo ver lo que era, una sonrisa amplia y un

fuerte deseo se mezclaron en su interior. Se puso la pieza y

se miró en el pequeño espejo, una sonrisa traviesa iluminó

un apagado rostro que de pronto había recobrado la luz del

amor.

E_ Has tardando mucho ¿no te parece?

Maca se había apoyado en la puerta, mirándola con

una calma que le salía de su alma con tal fuerza, que

aunque se acababa de marchar la luz, pudo iluminar toda la

habitación, un camisón negro de encaje, que le llegaba

justo por el final de la espalda, los pechos se

trasparentaban, y cuando Esther la vio como tanto la había

imaginado en sueños, sintió como el deseo inundaba su

cuerpo. Ella estaba sentada tapada con la sábana,

manteniendo una sorpresa a Maca.

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Page 548: CUARTA PARTE PIJA

E_ ¿No piensas venir?

M_ No debería.

E_ ¿Ah no?, vaya –entonces se quitó la sábana y los ojos

de Maca descubrieron un camisón parecido al suyo de un

color rosita muy pero que muy pijo-. Que lastima.

M_ No podía ser de otra manera –susurró con su sonrisa

irresistiblemente encantadora-. Bien pijo.

E_ Claro... –devolvió el susurro y aquello pareció hacer

que Maca reaccionara y se acercara hasta la cama, Esther

la miraba con esa mirada fogosa y ardiente que tanto le

gustaba entregarle a su mujer-. Tengo buen ojo ¿eh?

M_ Mucho.

E_ Estás divina.

M_ ¿Se te ha pasado el enfado?

E_ ¿Has recapacitado?

M_ Vale, lo admito, me he pasado.

E_ Entonces sí, pero que no se vuelva a repetir –dio

unos golpecitos en la cama para que se acostara.

M_ ¿Por qué no te levantas? –le volvió a susurrar.

E_ Porque aquí estamos más cómodas ¿no te parece?

M_ Quizá... anda ven –le tendió la mano y Esther le hizo

caso con una sonrisa encantadora, mientras Maca la miraba

de arriba a bajo-. Mi suegra creo que no sabía el fin de

esto... de haber sido así, el mío no lo manda.

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Page 549: CUARTA PARTE PIJA

E_ Tu suegra no se va a enterar, y yo lo voy a disfrutar –

le susurraba tan cerca de los labios que se rozaron

sutilmente con ternura-. ¿Verdad?

M_ Estás para comerte ahora mismo –le susurró

mientras sus manos recorrían sus brazos con lentitud, con

una caricia casi sagrada.

E_ Pues... cómeme ¿no? –pasaba sus manos por la

espalda de Maca quien cerró los ojos sintiendo el escalofrío

en su propia piel.

M_ Esther... te quiero mucho... no me importa nadie

que no seas tú.

E_ Lo sé.

M_ ¿Lo sabes? –enarcó su ceja derecha.

E_ Solo te estaba haciendo un poco la puñeta... no me

gustó nada lo que pasó con lo de... chuscar –le dijo bajito

sonriendo.

M_ ¡Ah si!; me estabas castigando.

E_ Como una niña pequeña, sí –le acarició los labios con

la yema de su dedo índice mientras Maca sacaba la lengua

y lo lamía provocando que Esther cerrara los ojos-. Mmmm.

M_ Pues que sepas... que he aprendido la lección, pero

ahora, hay que hacer la paces.

E_ Creo que si.

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Page 550: CUARTA PARTE PIJA

M_ Ven –la llevó junto a la pared, la apoyó y comenzó a

besarla lentamente, Esther devolvía besos y caricias-.

Relájate cariño.

E_ Lo estoy... siempre lo consigues.

M_ Mucho más ahora... –sonrió besándole mientras sus

labios iban descendiendo, mientras sus rodillas se

apoyaban en el suelo y Esther tan solo de pensar lo que

venía después gimió-. Esther... me vuelves loca... cariño.

Le iba diciendo mientras levantaba el fino camisón

rosita, y acariciaba sus muslos con las manos, Esther

instintivamente abría sus piernas, notando como su sexo

comenzaba a latir, a cobrar vida ante la boca de una Maca

que repartía besos suaves alrededor.

Esther apoyó la cabeza en la pared, notaba como sus

piernas temblaban, sus ojos fuertemente cerrados, sus

manos en la cabeza de su amor que se movía lentamente,

sus pechos subían y bajaban al principio lentamente, su

mente en blanco, su boca entre abierta soltado un poco de

aire, a veces, la lengua tenía que humedecer sus labios, la

garganta se iba secando y necesitaba tragar haciendo

esfuerzos por controlar toda aquella intensidad que sentía,

y que Maca estaba provocando en ella, sus pechos se

movían con mayor continuidad conforme las caricias de la

Pediatra iban aumentando la presión y ritmo, su cabeza de

vez en cuando se agitaba hacia delante, mientras trataba

de sellar sus labios, mientras que su garganta dejaba

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Page 551: CUARTA PARTE PIJA

escapar algún gemido entrecortado imposible de controlar,

sus dedos se habían entremezclado con el pelo de Maca,

jugaba con él, su vientre se movía agitadamente, sus

piernas temblaban más y más, pensaba que se iba a caer,

unas gotas de sudor recorrieron su frente, abrió sus ojos

necesitando ver a Maca, y allí estaba, sí, era ella la que se

había convertido en su Diosa particular, la que le estaba

haciendo recorrer esos caminos por donde tan bien la

llevaba y guiaba, su nombre salía de su boca una y otra

vez, con la voz quebrada por el deseo, por el placer, por el

maravilloso momento en el que estaba guiándola hacia un

orgasmo tan bestial que sintió que caía, que se moría, y fue

Maca quien la recogió en sus brazos quien la estrechó

mientras Esther se acoplaba como podía sobre ella,

necesitando como quien necesita del aire para respirar y

vivir, juntar las piernas y respirar como pez fuera del agua.

M_ Mi niña... mi amor....

E_ Maca... mi vida... me voy a morir –dijo con una

exhalación profunda.

M_ Ni se te ocurra –le besaba suavemente el rostro , el

cuello mientras veía su piel de erizada-. ¿Te gusta?

E_ Maca... para... por favor... –Maca la miró extrañada-.

Me muero... dame unos segundos por favor.... –Maca

sonrió-. Creo que nunca había sentido esto.

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Page 552: CUARTA PARTE PIJA

M_ ¿Te ha gustado, eh? –su tono narcisista y seductor

llegó a sus oídos con total claridad, y Esther refugió su

cabeza en su cuello-. A mí también te lo aseguro.

E_ Ya...

Entonces comenzó a besarla, primero poco a poco con

lentitud, maravillosa lentitud para ella, tortuosa lentitud

para Maca; tras mirarla a los ojos y ver el deseo que

asomaba en ellos, tras ver la boca entre abierta de Maca

fue la señal esperada por Esther para buscar sus pechos

por encima del camisón de seda, el contacto de su lengua

humedecida en los pezones ya erectos le obligó a Maca a

echar su cabeza para atrás arqueando su espalda, abriendo

sus piernas sintiendo el cuerpo de Esther sobre ella, la

mirada y sonrisa de su mujer la encendió de tal manera que

sintió como ardía su centro, como ardía su sangre y como

necesitaba urgentemente que Esther hiciera algo más que

aquellos besos que estaba dejando repartidos en ambos

pechos, mientras sus manos navegaban, buceaban por los

muslos tensos de una Maca que frunció los labios, que

susurró algo que Esther entendió y le hizo sonreír dando por

buenas sus caricias, notando como su propio corazón latía

de una manera tan intensa que Maca podía notar los latidos

sobre su vientre que se movía agitado. Mientras, ella debía

jadear porque necesitaba dejar escapar tanto placer que

existía en su interior, aquel aire que sobraba, aquella

sangre alterada que con sus caricias Esther estaba

provocando un alud en su corazón, sus caderas se movían

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Page 553: CUARTA PARTE PIJA

al notar los pechos de la enfermera en su centro, y sin más

demora, Maca posó las manos en los hombros de Esther

empujándola suavemente mientras cerraba los ojos y se

disponía a recibir todo aquel mundo de pasión en que su

mujer la estaba llevando, allí donde sus muslos se

tensaban, sus caderas buscaban, su sexo humedecido se

abría para ser adorado, saboreado, agasajado con tal

suavidad que ella cerraba los puños, se puso un brazo

sobre los ojos, sacó la lengua pasando la punta por los

sedientos labios, gimió, apartó su brazo de la cara y hundió

sus dedos en la melena algo rizada de Esther, apretó los

dedos suavemente empujando más su cabeza contra su

sexo, sintió el gemido ahogado de su mujer en él, mientras

el propio comenzaba a hacerse dueño de todo, pidiendo,

clamando libertad, una libertad que en ese momento la

propia Maca sentía, y no lo dudó, no lo ahogó lo dejó volar

libre tan libre como en ese momento se sentía ella, libre por

un Universo único, en un limbo donde solo estaba ella y

Esther, Esther y ella y así explotó su gemido disfrutando la

libertad.

M_ Esther –susurró como si al decir su nombre pudiera

reafirmar que solo estaban las dos.

E_ Si, mi vida... –respondió con un maravilloso

cansancio apoyada su cabeza sobre el vientre de la

Pediatra.

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Page 554: CUARTA PARTE PIJA

M_ Ven... necesito sentirte aquí –hablaba extenuada

con su pecho aún tratando de recobrar la respiración

adecuada.

E_ Mi reina –le besó notando aún Maca su propio sabor

en la boca de la enfermera.

M_ Vamos a la cama...

E_ Claro –se levantó y la estiró de la mano, les costó

levantarse del suelo, el cuerpo comenzaba a resentirse y lo

hicieron entre risas.

M_ Joder... como me has dejado.

E_ ¿Si? –se acostó mientras Maca se dejaba caer a su

lado y se estrechaba a ella pasando la pierna por encima de

sus muslos volviendo a convertirse en una-. ¿De verdad?

M_ De verdad Esther, eres especial ¿lo sabías? –sus

brazos se unieron a la piel de Esther como si de aquella

manera estuvieran encadenadas la una con la otra.

E_ No me digas eso –escondió su cabeza en el cuello de

Maca sonrojándose sin poderlo evitar.

M_ Es la verdad.

E_ ¿Sabes? –suspiró mientras su mano pasaba por el

pecho de Maca-. Nunca pensé que hacer el amor con una

mujer fuera tan excitante, tan apasionante... bueno...

alguna vez había imaginado como sería.

M_ ¿Si? –sonrió algo sorprendida.

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Page 555: CUARTA PARTE PIJA

E_ Sí, ya te comenté que me sentía muy rara, extraña

con mi novio sin embargo, contigo todo fue tan fácil.

M_ Perdona... es que yo... –decía sonriendo pero con los

ojos cerrados-. Yo soy yo…

E_ Ya... ya... –sonrió divertida-. Pero nunca imaginé que

tocar unos pechos como estos fuera algo tan singular.

M_ Espero que no toques otros, ¡más te vale! –le dijo

muy seria.

E_ Eres un poco machista ¿no?, bueno... esa no sé si

sería la palabra pero...

M_ No quiero que nadie te toque, ni te mire, ni te roce,

trato de borrar de mi mente que alguien antes que yo te ha

tocado, porque te quiero para mí, solo para mí como yo

seré para ti, si quieres llamarme machista, aunque odie ese

significado lo soy, pero solo quiero que seas para mí.

E_ Pues no te cuento yo cada vez que pienso en como

tú..

M_ Esther... no era yo... te lo juro... yo solo soñaba con

una mujer a la que querer y que me quisiera de igual

manera, por mucho que me propuse ser superficial y

vanidosa, en cuanto llegaste tú con tu maravillosa forma

de ser me di cuenta que quizás eras tú esa persona que

esperaba me rescatara de lo que tan estúpidamente me

había convertido.

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Page 556: CUARTA PARTE PIJA

E_ Soy como Robin Hood de la Selva –dijo

graciosamente-. Pero en mujer y por una buena causa,

recuperar a una mujer.

M_ Si... en mi caso sí –sonrió abiertamente como ella

mientras la abrazaba y Esther se subía a horcajadas sobre

ella-. Me encanta este camisón pero... me gustas mucho

más sin él.

E_ Pues fuera –se lo quitó de golpe.

M_ Eso es –se sentó en la cama acoplándose con

Esther-. Así mucho mejor.

E_ Lastima del tuyo pero... –tiró de él mientras ambas

reían divertidas-. Tienes razón mucho mejor así.

M_ Que sepas que me ha encantado esta sorpresa, y

que nunca antes me había puesto uno.

E_ ¿Ah no?

M_ No, pero si esa era la forma de pedirte perdón –la

besó con suavidad-. Lo acepto encantada.

E_ Estás perdonada.

La danza de la pasión siguió, se amaron todas y cada

una de las veces que ambas creyeron oportuno, hicieron

con sus cuerpos contorsiones de amor, se hallaron bocas,

manos, pieles, pechos, sexos, muslos, todo lo que se quiso

encontrar se encontró, todo lo que se necesitó se localizó,

se disfrutó. Bocas sedientas, lenguas juguetonas y

hambrientas ansiosas por recorrer poco a poco la otra piel.

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Page 557: CUARTA PARTE PIJA

Así hasta que el cansancio llegó de manera fulminante,

dejándolas sin fuerzas para nada, abrazadas volviendo a

recobrar la respiración poco a poco. Con un susurró repleto

de su voz aterciopelada Maca le quiso regalar un trozo de lo

que su corazón sentía.

M_ ¿Tú sabes que cuando estoy a tu lado el mundo no

existe?, que me haces sentir reía y diosa de toda la

existencia –suspiró jugando con su cuello, su pelo, mientras

Esther le apretaba el muslo que tenía cruzado sobre ella-.

Sin ti me siento tan poca cosa, contigo todo es diferente

Esther... te quiero...

No hubo respuesta no porque no tuviera fuerzas, sino,

porque la emoción se clavó en el centro de la garganta de

Esther a la que las palabras no le salieron, y sus ojos

emocionados le dieron a Maca la respuesta que esperaba,

que ella también la quería de igual modo.

El Sol había vuelto tan majestuoso como siempre a

iluminarlo todo, la actividad en la aldea iba como el día

comenzando poco a poco a ir desarrollándose. Los hombres

habían desayunado juntos ante la extrañeza de que mami

Teresa no se había levantado, Vilches fue el siguiente en

llegar al comedor y ante la explicación de Nsona enarcó

una ceja y miró instintivamente hacia tras donde se

encontraba la cabaña de Teresa, silencio. Sonrió y se sentó

a desayunar, al poco rato una más que ojerosa Esther

llegaba a la cocina, entraba como si fuera en una nube,

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Page 558: CUARTA PARTE PIJA

flotando sin ver a un Vilches que la observaba divertido. La

vio como canturreaba por lo bajo, así como bostezaba y se

cogía los riñones como si realmente estuviera sola y

pudiera dar muestras del cansancio que su cuerpo sufría.

La mirada escrutadora de Vilches le hacía sonreír,

verla en ese estado le provocaba una mezcla de

satisfacción por la pareja y cierto temor por lo que el futuro

pudiera reservarles. Ese futuro en el que él muchas noches

pensaba y tan solo lo reconocía en su máxima soledad,

también le asustaba, la posibilidad de no ver a Cruz ni a la

niña más, era algo que le provocaba pánico, y también le

provocaba pánico lo que pudiera pasar a aquellas dos

mujeres que él sin tapujos también reconocía las apreciaba

y era cuando podía ver el brillo de la felicidad en los ojos y

Esther deslumbraba todo con aquel brillo. Al salir con la

bandeja lo vio allí sentado observándola.

E_ Buenos días Vilches, ¿qué tal?

V_ Bueno no tan bien como tú –Esther sonrió algo

tímida-. Pero esta noche lo siento no ha habido color.

E_ ¿Cómo? –le preguntó sin entender sus palabras.

V_ Esta noche, la protagonista ha sido Teresa.

E_ ¡Qué! –exclamó aturdida abriendo mucho los ojos.

V_ ¡Ay si al final va a tener razón Teresa!, ¡tanto sexo

es malo!, tú atontada, ella durmiendo.

E_ ¿Teresa está durmiendo?

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Page 559: CUARTA PARTE PIJA

V_ Años de inactividad, pues imagino que cuando se

activa la cosa pasa lo que pasa –elevó los hombros en señal

de desenfado.

E_ Joder.

V_ Pues si, eso mismo… se te va a enfriar el desayuno y

te protestará la Calentorra de la Selva.

E_ Si… ahora te veo –amplia sonrisa.

V_ Os doy una hora.

E_ De acuerdo –cuando iba a salir por la puerta, se

detuvo, se giró y le dijo con su tono amable y mirada

repleta de cariño-. Gracias por tus consejos… gracias por tu

apoyo Vilches.

V_ De nada –dijo secamente.

En la cama medio tapada medio desnuda con el pelo

sobre la cara yacía agotada Maca, sin duda, la noche había

sido intensa, y ambas sentían el cansancio en forma de

agujetas en según que partes de sus cuerpos.

E_ Joder… nunca había tenido agujetas ahí –susurró

tocándose los muslos en la parte posterior, entonces sonrió

al pensar en cual de todas las posturas le había podido

dejar ese dolor, volvió a sonreír-. Es maravillosa… Maca…

Maca…

M_ Mmmmm –protestó.

E_ Venga cariño que tenemos que desayunar y trabajar.

M_ No…

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E_ Vamos… gandula venga –sonreía viendo como se

hacía la remolona.

M_ Un poco más Esther… no seas mala –musitaba con

los ojos cerrados cambiando de lado la postura de la

cabeza.

E_ Desde luego, ¡y soy yo la marmota! ¡venga! –se

subió sobre ella haciéndole cosquillas mientras sonreía sin

parar.

M_ Esther para… no… para… joder… -decía muerta de

risa luchando con ella hasta que pudo girarse y echarla

sobre la cama poniéndose sobre ella-. Eres una flojita.

E_ ¿Ah si?, pues anoche no me dijiste lo mismo –le

acariciaba la cara, con una mano y con la otra Maca la tenía

retenida.

M_ Es que… anoche… -movía su cabeza un poco de

lado a lado graciosamente.

E_ Ya… -no hacían falta más palabras, se besaron con

suavidad-. Te quiero.

M_ Y yo mi vida –le devolvía los besos por la cara, por

los labios-. Te quiero mucho pero… tengo un hambre… no

cené.

E_ Por cabezota no cenaste.

M_ No me lo recuerdes –sonreía mordiéndose el labio

inferior.

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E_ Como sabía que me ibas a cambiar rápidamente por

el desayuno me he esmerado.

M_ Mmmm… que pinta tiene –cogió el vaso de leche

fresca tal y como le gustaba y dio un sorbo-. Te ha ayudado

Teresa.

E_ No, lo he hecho yo porque Teresa ha pasado una

noche orgásmica y nos ha dejado a nosotras en ridículo –

Maca que había vuelto a dar otro trago de leche lo escupió

como si fuera un aspersor llevándose la riña de Esther-.

¡Maca!

M_ Lo siento –decía limpiándose la barbilla-. ¡Pero eso

no puede ser!, ¿estás segura?

E_ Me lo ha dicho Vilches.

M_ ¡Ah bueno! –exclamó como quitando importancia si

venía de parte de Vilches.

E_ Maca… que son casi las nueve y media y Teresa no

está en la cocina, está en la habitación.

M_ ¡Qué! –aquella noticia le afectó mucho más, dejó a

un lado la bandeja buscando sus pantalones y camiseta.

E_ ¿Se puede saber que haces? –la miraba entre

divertida y perpleja.

M_ Esther ¿y si le ha pasado algo?, ¿eh? –preguntaba

preocupada metiendo sus largas piernas en el pantalón.

E_ Vilches no estaría tan tranquilo.

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M_ Vilches es un tranquilo –se enfundó la camiseta-. ¿Y

si le ha dado algo?

E_ Lo que le ha dado ha debido ser un gusto de muerte.

M_ ¡Esther joder que Teresa no está en edad de

emociones fuertes!

E_ ¿Y eso quién lo dice? –la miraba totalmente perpleja.

M_ ¡Lo digo yo que la conozco!

E_ Espera… espera –la cogió del brazo fuertemente con

una sonrisa en sus labios-. ¿Pero dónde vas?

M_ ¿Cómo qué dónde voy?, a ver si le ha pasado algo.

E_ ¡Maca!...

M_ Esther –la miró interrogante y ante su gesto tierno

agregó-. Vale…

E_ Eso es…

M_ No soportaría que a Teresa le pasara algo…

-entonces se quedó pensativa ante la mirada divertida de

Esther-. Algo malo, claro.

E_ Ya lo sé cariño, pero lo que le ha pasado es algo

bueno… muy bueno… buenísimo.

M_ Joder… siempre a Bárbara le hizo mucha gracia

Teresa… pero… no imaginé que… tanta.

E_ Teresa es una mujer especial Maca, yo creo que

atrae, ¿a ti no te atrajo? –le preguntó un poco con sorna.

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M_ Siempre le he dicho que porque ella no quiso –

respondió seria.

E_ ¿De verdad? –le preguntó abriendo la boca.

M_ Sí, de verdad –arrugó la nariz y se le quedó mirando,

le encantó el gesto de Esther y entonces dio una carcajada

que Esther entendió que era de burla y le golpeó el brazo-.

Ay… lo siento pero es que me encanta tu carita cuando me

quedo contigo...

E_ Serás mala…

M_ Si, y me encanta serlo así contigo –susurró con voz

sedosa.

E_ Uf Maca que nos está esperando Vilches… y si

empiezas no puedo parar –le decía mientras Maca iba en su

busca hasta que tropezó con la pared. Le hablaba con una

sonrisa en sus labios que aún la encendía más, y ese ardor

se mostraba en los ojos de la Pediatra.

M_ Que espere.

E_ Maca –le advirtió notando como sus manos se

colaban por debajo de la camiseta, cerró los ojos ante la

mirada penetrante en deseo de Maca-. Que demonios…

¡qué espere! –dijo con súbita urgencia, haciendo que los

labios echaran chispas.

Cuando salieron de la cabaña, lo hicieron juntas,

sonrientes y relucientes, llegaron hasta el hospital a ver a

Mona, por el camino le dieron dos patadas al nuevo balón

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de los niños que jugaban con sus camisetas puestas, y el

jolgorio parecía escucharse en toda la Selva. Miraron a

hurtadillas hacia la cocina pero no se alcanzaba a ver nada,

así que entraron al hospital, allí una Mona echada en la

cama con las patas cruzadas de manera muy fina, con la

gorra de Esther miraba fijamente el techo, al ver a las dos

mwasis, aulló de felicidad.

E_ Hola Cariño… ¿cómo estás? –la abrazó ante la

mirada sonriente de Maca.

Mo_ Auuuu aggggggg –movió la cabeza.

E_ ¿Te duele?

Mo_ Auuuu –asintió juntando los dientes y miró a Maca.

M_ Hola Mona, mira te he hecho caso y le he dicho a

Esther que la quiero.

Mo_ Hi hihihihihihihihihi –decía aplaudiendo mientras

mostraba sus dientes nuevamente.

E_ Oye que pasa aquí… ¿eres su confidente Mona? –su

gesto era tan de sorpresa como de complicidad.

Mo_ Uhhhhhhhhh –movía su mano.

E_ Dios es que me muero es súper mona...

M_ Y tú súper pija, ya me estaba yo preocupando ¿eh?

E_ ¿Y eso?

M_ Habías perdido tu lado hermosamente pijo.

E_ Tonti.

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M_ Ves –sonreía y Esther sonrió ladeando la cabeza feliz

nuevamente quedaron atrapadas la una con la otra.

Mo_ Uh uh uh uh –decía mientras abría su gran boca.

M_ Si… será mejor que vaya a ver si Vilches ya tiene

claro cuando nos vamos.

E_ Será mejor –sonrisa amplia, reluciente, bobalicona,

suspiro largo enamorado-. Ay…

Mo_ Prrrrrrrrrrrrrrrrr –le hizo una pedorreta claramente

burlona.

En el despacho con gesto serio estaba Vilches, cuando

lo vio, imaginó que habían problemas, no quiso

interrumpirlo en sus pensamientos, tan solo se sentó

delante suya y lo observaba.

V_ ¿Tengo monos en la cara o que?

M_ Buenos días Vilches.

V_ Serán para ti –refunfuño como siempre.

M_ Vaya… ¿una mala noche?

V_ ¡Malísima así que no ahondes la herida!

M_ Lo siento, no fue mi intención.

V_ No fuiste tú, fue Teresa, ¿sabes la impresión que da

escuchar los gemidos de Teresa? –Maca abrió un poco la

boca, no podía dejar de impresionarse ante aquello que era

nuevo para ella-. Estoy para psiquiatra, macho.

565 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

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M_ Pero no me lo puedo creer… Teresa… -negaba con

la cabeza.

V_ Teresa tiene un gemidito tipo cantante de ópera que

vamos, ni el que se tragó el cocodrilo se los provocó.

M_ Joder…

V_ A ver tenemos un pequeño problema, mientras tú

gemías ahora, que me vais a poner la Selva en plan

calentón y ya veremos que pasa, pues mientras tu gemías,

me ha avisado Dávila.

M_ Tenemos que salir –concluyó con rapidez.

V_ Si, al parece el paso de los militares porque aquí ha

sido productivo, han limpiado de guerrilleros la zona.

M_ Eso está bien.

V_ Si, pero ya sabes lo que eso significa ¿no?

M_ Barridos –respondió con cara de circunstancias.

V_ Exacto.

M_ ¿No pretenderá que busquemos cadáveres? –el

gesto y el silencio de Vilches fue una respuesta clara-. ¿Si?

V_ Exactamente no, pero nos ha mandado a dos

poblados, en teoría no hay noticias de nada, si te fijas tan

solo tendíamos al bebé enfermo de diarrea, es extraño que

si habían guerrilleros los campesinos no hayan huido hacia

aquí, ya lo sabes.

566 Una Pija en la Selva, Parte 4, © by ldana, 2009

Page 567: CUARTA PARTE PIJA

M_ Lo que significa que si esos guerrilleros han estado a

sus anchas por aquí, encontraremos sus huellas –su tono

fue totalmente macilento.

V_ Eso es. Vamos a pasar una noche en la Selva Maca –

elevó una ceja.

M_ Joder.

V_ Lo siento… es así.

E_ Hola… vaya caras, ¿pasa algo?

V_ Vamos a correr una gran e intrépida aventura

Esther… solo espero que te mentalices, nada de cámara y

nada de gritos.

E_ ¿Nos vamos? –preguntó ella también preocupada.

V_ Para eso estamos aquí ¿no?... para trabajar aunque

algunas se les olvide –Maca lo miró con algo de riña en sus

ojos preocupados.

E_ Claro.

M_ Pues vamos a prepararlo todo porque sin duda hacer

noche por ahí requiere más atención.

E_ Si… será mejor.

V_ Una cosa más… cuando me han avisado y de la

manera que me lo ha dicho Dávila, me da la sensación de

que podemos esperar cualquier cosa chicas… cualquier

cosa ¿de acuerdo? –las miró serio y ambas salieron por la

puerta con el semblante parecido al suyo-. ¿Hasta cuándo

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habrá que acojonarse ante una salida y lo que puedas

descubrir?... ¡hasta cuándo!

Su pregunta y exclamación sonaron al aire, una

plegaria no hubiera llegado más alto, ni más lejos, su queja

se convirtió en torbellino cargado de dolor, de tristeza, las

expectativas en aquel viaje se presentaban muy tenebrosas

y aunque les había advertido a las dos, sabía que nada

podía hacer ante lo que intuía iban a descubrir.

En su cabaña, Maca y Esther charlaban de todo un

poco mientras cogían las pertenencias que iban a llevarse,

cada una en su foro interno presentían que el viaje no iba a

ser fácil ninguna lo dijo pero ambas ya tenían la suficiente

experiencia como para entender que cada salida era un

horror diferente, y ya llevaban unos cuantos vividos, lo

natural era enfrentarse a alguna barbarie pensaba Maca, y

sobre eso estuvo hablando preparando a Esther que la

escuchaba atentamente.

E_ Eres muy buena psicóloga, ¿lo sabías?

M_ Soy muy buena en todo, además estoy muy buena.

E_ Joder siempre se me olvida –se golpeó

graciosamente la frente.

Y así salieron de la cabaña, ante ellas una nerviosa

Teresa caminaba de lado a lado, se notaban sus ojeras, y

ambas se miraron asombradas. Al verlas llegar juntas se

frotó las manos, carraspeó y les dijo.

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T_ Lo siento no me ha dado tiempo de prepararos nada

caliente.

M_ Tranquila, con que tú lo estés.

E_ Maca –le dijo por lo bajo.

T_ ¿Cómo?

M_ Eso que con que puedas preparar después una

buena comida caliente para cuando volvamos.

T_ ¡Ah! –se notaban sus nervios a flor de piel-. Bien,

Nsona os ha preparado algo de comer, lleváis en un taper

de Esther para calentar patatas guisadas… también…

V_ ¿Un tapper? –la miró extrañado.

T_ Sí, es que Esther mando…

V_ ¡Pijeríos en la Selva los justos, eh! –elevó su dedo

índice al aire.

T_ ¡Ay hijo desde luego que proteston estas, eh!

V_ La desventaja de ser el único que no moja Teresita.

T_ Pero… -lo miró con el ceño muy enfurruñado.

M_ ¿Nos vamos? –trataba de aguantarse la risa.

T_ ¿Tú de qué te ríes? –la mirada de Teresa fue

fulminante hacia Maca.

M_ De nada…

V_ Está bien vamos, ah Bárbara cuando vengan a por

ti…

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Ba_ No vienen, me quedo con mi Diosa –Teresa abrió

los ojos como platos, tanto que Valiente que estaba a sus

pies, tratando de abrirlos igual se cayó para tras-. Mono

yayi (yo aquí).

V_ Mira que bien.

M_ Bárbara ¿podemos hablar un momento?

Ba_ Sí mi bella ex dama.

E_ Subimos esto ya ¿no Vilches? –sonrió.

V_ Sí… Teresa… parece mentira a tu edad –le dijo serio.

M_ Oye… procura no hacer daño a Teresa ¿me oyes?,

porque por muy amiga mía que seas, te juro que no lo vas a

contar.

Ba_ Pero mi bella ex dama… por favor… un poco

egoísta tú, my lady es una mujer beautiful que la respeto y

considero un ser magnific, por favor… no decirme tú esas

cosas o tu reputación caerá.

M_ Mi reputación afortunadamente ya no existe… -la

miró seria.

Ba_ Eso quería escuchar… y cuidado por ahí fuera, me

quedo escuchado campanas y no quiero dejar la aldea así,

si pasa algo yo estar aquí… y por Teresa no te preocupes

darling.

M_ Joder Bárbara que para mí es como mi madre y sí

me preocupa.

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Page 571: CUARTA PARTE PIJA

Ba_ ¿Cómo decir?... tanta fachada y ser mantequilla…

¡eso! –sonrió feliz y bromista.

M_ Joder…

V_ Maca.

Ba_ Ve tranquila, Bárbara cuidar aldea. Eh –la llamó

cuando se iba-. Me alegro de reencontrarte de nuevo.

Y como siempre que se marchaban, primero lo hizo el

camión manejado por Zulú y junto a él Yildas, tras ellos la

cafetera y sus mil sonidos únicos y maravillosos para los

oídos de Vilches, los niños entre gritos y saludos corriendo

junto a ellos, cuando Maca y Esther se giraron vieron a una

más que preocupada Teresa mirar su partida junto a

Bárbara que le pasó la mano por la cintura. Maca miró a

Esther, y Esther le sonrió con una mueca comprensiva, la

Pediatra suspiró y se acomodó en el asiento.

Al ver como se cerraba la puerta, los hombres

continuaron con su trabajo bajo la supervisión de un

renqueante todavía Massamba, mientras Teresa formaba

en su barbilla un cierto puchero.

T_ Siempre igual, cuando los veo partir un dolor en mi

corazón y una angustia se apodera de mí.

Ba_ El peligro siempre está ahí, pero nada va a pasar,

además... ¿no estás más calmada con lo que te hice?

T_ ¡Bárbara, Bárbara! –le dijo sonriendo.

Ba_ ¡Ay mi bella damisela!

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Page 572: CUARTA PARTE PIJA

El camión y la cafetera iban haciendo su camino con el

silencio de sus ocupantes, les acompañaba un intenso sol,

que les hacía ir con las ventanillas bajadas, pensativos, con

los ojos bien abiertos sin dejar ninguno la concentración en

cuanto les rodeaba. Llevaban algo más de dos horas de

camino cuando Esther vio como el camión se detenía. No

dijo nada no quería molestar la concentración de Vilches,

pero vio como Maca abría la puerta y salía, ella hizo lo

mismo, si había aprendido algo era hacer todo cuanto veía

en ella sin preguntar, sin decir, y fijándose mucho en lo que

pisaba.

M_ Hasta aquí todo tranquilo –murmuró mirando el

caudal del río.

V_ Demasiado tranquilo.

E_ Nunca estamos a salvo ¿no?, cuando hay

tranquilidad parece que estés a punto de que algo grave

vaya a ocurrir.

V_ Veo que vas aprendiendo rápido ¿eh pija?

E_ Soy lista.

M_ Y la maestra hace mucho –le sonrió.

E_ Jesús –musitó negando con la cabeza.

Zu_ Todo estar listo.

V_ Venga no perdamos tiempo.

Entre todos camuflaron la cafetera, Vilches se despidió

de ella con un beso, las chicas se intercambiaron una

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Page 573: CUARTA PARTE PIJA

mirada y una sonrisa, Zulú fue caminando hacia un lado

perdiéndose por un camino de vegetación bastante

angosta, tras él, Yildas con el fusil, de entre los matorrales

sacaron una bwatu (barca) y sin perder tiempo montaron

en ella. El silencio de la Selva dejaba escuchar nítidamente

el sonido del agua golpeando la bwatu, los ojos

escrutadores de los médicos y sus compañeros no perdían

detalle de cualquier movimiento que podía darse en la

parte que ellos tenían que llegar.

Tras atar la bwatu, llegaron a un cruce donde les

estaban esperando dos hombres, éstos saludaron a Zulú y

Yildas, hablaron durante un rato y después les hicieron

señas para que les siguieran.

Z_ Decir, que no ver guerrilleros por aquí, todo en

calma.

V_ Mejor. Vamos.

El camino a Esther se le hizo demasiado largo, una

angustia en su estómago se había adueñado de ella, seguía

los pasos de Vilches, mientras notaba el aliento y las

pisadas de Maca tras suyo. Pronto llegaron a su destino, allí

una pequeña aldea donde Vilches tenía censados a los

habitantes, no más de cincuenta y según el jefe con las

muertes y nacimientos en aquel momento lo formaban

sesenta personas, la mayoría niños. Mientras Zulú, Yildas y

Vilches montaban la pequeña clínica móvil, las chicas no

pararon de jugar con los niños que se acercaban a ellas al

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Page 574: CUARTA PARTE PIJA

principio con reticencias para terminar jugando y riéndose

con ambas.

M_ Serás una estupenda madre, una madraza –le decía

con esa mirada entremezclada de admiración y amor.

E_ ¿Tú crees?

M_ Estoy segura.

E_ Se nota que te gustan los niños Maca.

M_ Bueno... estudié para ello, ya lo sabes.

E_ Te quiero –le dijo de golpe.

M_ Y yo –sonrió ante la confesión mirándola

encandilada.

V_ ¿Ya estamos? –les preguntó cruzando sus brazos

sobre el pecho.

M_ Vamos para allá jefe.

Como siempre que trabajaban lo hacían de una

manera totalmente profesional, cada uno en su terreno,

Esther en medio de los dos prestando principalmente el

instrumental y si algún niño rompía a llorar era junto a

Maca quien trataba de tranquilizarlo ante siempre la sonrisa

de la madre. Durante tres horas trabajaron sin descanso,

una vez todos estaban vacunados, se sentaron como era

costumbre bajo un árbol mientras Zulú y Yildas volvían a

desmontar la Clínica.

V_ ¿Qué tenemos?

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M_ En los niños todo bajo control, tan solo hay un par

que bueno... sus madres me han dicho que comen poco,

estaría bien darles alguna vitamina. Por cierto Esther ¿nos

quedan?

E_ Sí, hay tres cajas de lo último que nos mando Dávila.

M_ Vale pues intentaremos hacerles entender que

deben tomarlas.

V_ Eso es más complicado –se rascó la perilla.

M_ Por lo demás bien. Están fuertes, y creo que con un

nivel bueno de alimentación, no he visto lesiones más que

los habituales golpes y poco más.

V_ Los mayores he visto cuatro casos de artrosis

bestial, el brujo se encarga de ello, es increíble como

solucionan todo con magia.

E_ Si, es increíble –susurró pensativa.

V_ ¿Y a ti qué te pasa?

E_ Nada... nada... solo que... me he acordado del

pequeño que murió –no pudo ocultar su tristeza.

V_ Ya... –miró a Maca enarcando sus cejas.

M_ Bueno si lo tienes claro Vilches... creo que sería

bueno volver a cruzar el río.

V_ Si. Solo tenemos que dejar las vitaminas y procurar

que lo consigan entender.

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M_ Mira si no lo entienden mejor no las dejamos ¿eh?,

quizás en otro sitio si lo necesitan más.

V_ De acuerdo. ¡Zulú! –se marchó con él para hablar

con los jefes de la aldea.

M_ ¿Estás bien, cariño? –le acarició con ternura el

brazo.

E_ Sí, solo ha sido un golpe inesperado de añoranza.

M_ Bueno... es normal, a mí también me suele pasar.

Vamos.

Finalmente el brujo se negó a dar a los niños aquellas

pastillas endemoniadas que lo más seguro iban a causar

más daños que otra cosa a sus niños. Tras las gracias y un

saludo, los hombres que los habían acompañado les

volvieron a llevar hasta la Bwatu. Volvieron a bajar río abajo

con la corriente del mar, decidieron tomar algo mientras

llegaban al siguiente destino.

E_ ¡Qué bueno!

V_ Dios parece mentira en plena Selva, en el río más

grande que existe y nosotros con unos súper modelos de

fiambreras de colores ¡inaudito! –decía mientras Yildas y

Zulú reían de buena gana.

E_ No te quejes –le respondió seria tratando de no reírle

la gracia.

V_ No pija no, no me quejo... solo me sorprendo.

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M_ A ti aún te ha tocado un color llevadero, pero este

violeta mío es infame.

E_ ¡Encima te quejas!, si es que no sé para que hago

nada... sois un par de carcamales.

M_ ¡Pero qué dices! –le lanzó un trozo de carne

dejándola en el pelo colgando de Esther.

Z_ Mwasi a mí gustar.

E_ Gracias Zulú, ¿y a ti Yildas?

Yi_ Gustar, sí –le sonrió el callado guerrero.

E_ Veis, sois igual de carcamales ¡y no me eches nada

so guarra! –le dijo riéndose.

Después de comer entre risas y algún que otro susurro

de Zulú a modo de canción, llegaron a su nuevo destino,

mientras la bwatu se deslizada por el río suavemente, Maca

le iba explicando a Esther cosas sobre el entorno, como

tiempo atrás viajaron, Esther se apoyaba en el pecho de

Maca, y ésta la cogía por la cintura mientras Vilches

descansaba con su sombrero de paja puesto en la cara. A

pesar de todo, del peligro, del desconocimiento de lo que

podía ocurrir, de la soledad en aquella inmensidad de río,

ambas se sentían felices de poder compartir aquella nueva

aventura, aquella visión privilegiada de la extensión

maravillosa de la Selva, del poder y magnetismo de aquel

color espeso que les rodeaba, de un cielo azul, de los

sonidos de los pájaros, en los cantos de algunas aves,

compartir aquel viaje para ambas, significaba estar juntas,

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Page 578: CUARTA PARTE PIJA

unidas y la vida les había regalado aquel momento en el

que a pesar de la zozobra a su manera, eran felices.

Nuevamente el mismo procedimiento, solo que en

lugar de dos hombres esperándolos, habían cuatro,

parecían nerviosos, y nada más verlos salieron a su

encuentro. Zulú como siempre hablaba con ellos.

Z_ Dicen que una mujer está dando a luz pero no sale el

niño.

V_ Venga... vamos...

Primer problema, y llegar así no era demasiado bueno,

si el brujo se ponía en su contra, las cosas se hacían más

difíciles y les costaba más hacer su trabajo, según las notas

de Vilches en aquella aldea habían treinta personas.

Llegaron con prisas, con esas prisas, Esther se resbaló

al pasar un riachuelo dándose un buen golpe pero esta vez

fue a caer de frente, Maca la levantó.

M_ Si es que... ya estabas tardando cariño –le dijo

bajito.

E_ Estoy bien gracias –sonrió algo molesta.

M_ Me alegro que hayas preservado el culo.

No había tiempo para nada más, llegaron cuando las

mujeres se apartaban de la puerta de la pequeña cabaña,

rápidamente Maca tomó posición, al lado de la mujer

Vilches que la miraba, y al otro Esther que comprobaba sus

constantes vitales.

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M_ Se ha encajado Vilches.

E_ Tiene muy bajas las constantes.

M_ Ponle una vía y gotero.

V_ Maca esta mujer estaba pariendo sola... no vamos a

poder sacar al niño.

M_ Voy a intentarlo.

E_ Está muy débil.

V_ ¿Nos arriesgamos Maca?

M_ No hay tiempo, el niño esta asfixiándose –decía con

el ceño fruncido.

V_ De acuerdo, suerte.

El médico salió y a los familiares y demás aldeanos les

explicó que era muy complicado poder sacar con vida al

niño y salvar a la madre, los hombres fruncieron sus labios

y las mujeres comenzaron a llorar rezando a los espíritus.

Como era habitual en esos casos, los hombres comenzaron

a preparar una hoguera para en el caso de que no

sobreviviera, incinerar el cuerpo con ramas de palmera,

Vilches miraba preocupado hacia la cabaña, Zulú y Yildas

montaron la clínica móvil y se sentaron junto a él.

Z_ Ziku... esto nos va a retrasar.

V_ Si –se mostraba taciturno.

Z_ Sería más seguro hacer noche aquí.

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V_ Lo estaba pensado pero tenemos que esperar a ver

como termina el parto, hay que reconocer a la gente, y si la

mujer muere, no creo que vayan a querer.

Yi_ Kulunga, ve zola. Kulala yayi. Mono tenzola nza, ziku

(Estoy de acuerdo, no van a querer. Yo preparar

campamento, doctor).

V_ Será lo mejor, se nos va a echar la tarde noche

encima –miraba el cielo.

Z_ Tranquilo Ziku, hombres decir todo tranquilo,

guerrilla no llegar.

V_ Al menos estamos por ese lado tranquilos, de

momento no hemos encontrado nada. Pero no me fío.

Z_ Ni yo.

Pasaron cuarenta minutos cuando de repente de la

cabaña de hojas de árbol, y madera, se oyó el estruendo

del llanto de un niño. Tras unos segundos de incertidumbre,

Esther cubierta por un sudor en su camisa y gesto aún de

tensión, apareció con un niño en sus brazos, todos

respiraron aliviados, los cantos explotaron de alegría y la

mirada a Vilches le dio a entender que todo estaba

correcto. Volvió a entrar y junto a Maca trataron de

estabilizar a la madre, consiguiéndolo una hora más tarde.

Al salir, vieron como Vilches había estado adelantando

el trabajo, las miró sonriendo mínimamente con aquella

mueca, les daba la enhorabuena. Pero no solo él, los

hombres saludaban inclinando la cabeza a las dos mwasis

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mondeles, las mujeres les colocaron flores en el pelo en

señal de gratitud, y uno de los hombres más viejos del lugar

les llevó una moringa (vasija de barro) con un líquido

espeso dentro. Esther miró con terror hacia Maca, ésta

asintió con la cabeza y le dio un sorbo.

M_ Melesi –le sonrió.

E_ Melesi –repitió los mismos gestos que Maca pero

cuando el líquido pasó por su estómago, sintió como si por

dentro todo fuera fuego, sin más salió corriendo hacia su

mochila como loca mientras todos la oían dar pequeños

grititos-. Ay... ay... au...

M_ Es única –sonreía feliz al verla correr y beber gran

cantidad de agua.

V_ ¿Crees que sobrevivirá?

M_ Sí, le hemos conseguido detener la hemorragia, eso

si, no creo que pueda tener más niños, este era el sexto, así

que en parte le hemos hecho un favor.

V_ Decía Esther –la miraba como resoplaba al terminar

de beber toda su cantimplora.

M_ ¡Ah!... no sé el efecto que haga en ella, pero sí,

sobrevivirá –la miraba sonriente-. ¿A qué es un encanto?

V_ Si tú lo dices.

Así siguieron trabajando, con los continuos gestos de

Esther mientras miraba a Maca y la veía tan tranquila

trabajar, cuando terminaron, era casi la hora de cenar, las

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mujeres habían preparado comida y les hicieron sentarse

en el suelo junto a ellos.

M_ ¿Estás mejor?

E_ Maca era puro fuego.

M_ Exagerada... es una mezcla de raíces de planta... un

poco alucinógena te aviso.

E_ Estoy muerta de calor.

M_ No será por otra cosa.

E_ Maca –le dijo entre diente mientras abría sus ojos.

M_ Jeje –sonrió.

E_ ¿Vamos a dormir en alguna cabaña? –la miraba

suspirando.

M_ Me temo que no, son hospitalarios pero no como

para salir de sus hogares, nos han preparado una buena

hoguera para calentarnos y gracias a tus tiendas de

campaña de último grito pijo, vamos a poder tener algo de

intimidad.

E_ ¡No empieces Maca! –de repente comenzó a reírse

como loca sin poder parar.

V_ ¿Todo bien?

E_ Siiiiiiiiiiiiii –volvía a reír a carcajadas.

M_ Creo que será mejor que andemos un poco.

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E_ Estoy estupenda, pero es que... ay no puedo parar

de reírme solo de pensar en la tienda de campaña –decía

tapándose la boca.

M_ Vamos a hacer una cosa, voy a ver a la madre y el

niño, y después caminamos un poco y nos acostamos ¿te

parece bien? –la miraba divertida.

E_ Vale... ¿te acompaño?

M_ No, ahora vuelvo. Vilches.

V_ Si, la vigilo, creo que ha dado un trago más grande

de lo recomendable.

E_ ¡Uf qué calor! –se daba aire con la mano.

V_ Joder... ya veras tú ya... serenata pasional.

E_ ¿Qué dices Vilches? –le preguntó al escucharlo

hablar en voz baja.

V_ Que menuda has pillado.

E_ ¡Uf qué calor!

Cuando Maca terminó de revisar a la mujer, salió

recibiendo la sonrisa del marido y los besos de sus hijos, les

dio las gracias con una sonrisa y fue a por Esther, allí

estaba hablando con Vilches tranquilamente, parecía que el

efecto le había pasado. El reflejo de la fogata alumbraba su

rostro, y sintió como el corazón le golpeaba fuerte el pecho,

sin duda, aquello era amor.

M_ ¿Nos vamos?

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V_ He quedado con Zulú que en cuanto amanezca nos

ponemos en marcha.

M_ De acuerdo, nos avisas.

V_ Si, a ver si tenemos cabeza, ¿eh? –les advirtió.

E_ Uf ... qué calor –repetía sin cesar.

M_ Venga cariño vamos a dar un paseito y a estirar un

poco las piernas.

E_ Vale ayúdame –le dio las manos.

M_ Arriba campeona –le aupó y de un salto se puso en

pie.

E_ Yujuuuuuu –dijo al llegar a su cuerpo.

V_ Menuda ha pillado... si es que...

M_ Hasta mañana.

V_ No quiero escuchar ni un suspiro Maca, mira que

estamos en medio de la selva, y esta gente no es como en

la aldea.

M_ Tranquilo Vilches, sé lo que hago.

V_ De acuerdo, eso espero. Vaya cogorza mírala –decía

señalando a Esther que parecía bailar ballet.

M_ Me la llevo, vamos Esther –no podía contener la risa

de verla en aquellas circunstancias.

E_ Si mi vida, mi cielo, mi conquistadora, mi tierno

trocito de pastel de chocolate, la reina de mi vida, la dueña

de mi corazón, la que alienta mi alma, una perita en dulce

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para mí y una loba en la cama –dicho esto se tapó la boca y

sonrió como quien comete con su comentario una

travesura.

M_ ¿Todo eso soy?

E_ Y más... mucho más –le dio una palmada en el culo.

M_ Creo que te hará bien un poco de aire.

E_ Si no hace.

M_ Caminar cariño... caminar.

E_ Maca tengo mucho calor –le dijo haciendo la acción

de quitarse la camisa.

M_ ¿Qué haces? –la detuvo.

E_ Tengo calor.

M_ Será mejor que nos acostemos.

E_ Vale –sonrió.

M_ Pero nada de nada ¿eh?

E_ Nop –negaba con la cabeza de lado a lado divertida.

M_ Ay que me pierdo... Maca control.

E_ ¿Cómo era esa de Olé Olé...?, sí ya me acuerdo –se

puso delante de ella pasando sus manos por la cintura de

Maca mientras Esther bailaba graciosamente y muy

descompensadamente-. “No controles mi forma de bailar

porque es total, y a todos les excita, no controles mi forma

de mirar porque es total y a todas enamoro”.

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M_ Esther por favor –decía sin para de reír al ver como

se movía.

E_ ¿Te excito, o no?

M_ Mucho lo sabes.

E_ Bien –daba un salto con una gran exclamación.

M_ Venga vamos a dormir.

E_ Si es que soy irresistible... has caído a mis pies

señora conquistadora, la señora conquistadora ha sido

conquistada –decía triunfal.

M_ Así es, pero cuando estés en tu juicio no lo

reconoceré –no podía dejar de sonreír.

E_ Me estoy meando Maca.

M_ Eso, tú pierde el lado pijo.

E_ Me meooooooo.

M_ Venga vamos –la llevaba tras un árbol.

E_ Uffffffffffffff que alivio.

M_ ¿Te falta mucho?, ¿Esther te falta mucho?

E_ Nop.

M_ Que divertida –sonreía sin poderlo evitar.

E_ Ayyyyyyyyyyyyyy.

M_ ¡Ya me parecía a mí! –susurró yendo a por ella se la

encontró con los pantalones bajados y sentada en el suelo-.

No entiendo como te ha dado tan fuerte.

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E_ Ay mi culo Maca... me he pinchao algo.

M_ Joder... te has caído sobre la planta de los pinchos...

E_ Ayyyy mi pobre culito.

M_ A ver vamos –le subió los pantalones y la llevó hasta

la tienda de campaña.

V_ ¿Ha pasado algo relevante para tal grito de la pija

gritona? –le preguntaba mientras los otros dos hombres las

miraban.

M_ Nada Vilches que se ha caído sobre una plantita con

pinchos... ¿te lo puedes imaginar?

V_ ¿Necesitas ayuda?

M_ Creo que no... ¿hay pinzas en el botiquín, verdad?

V_ Sí.

E_ ¡Ay Vilches que no me voy a poder sentar!

V_ Tranquila yo he pasado por ello y solo duran unos

días.

E_ Todo me da vueltas, ¿no será mortal, verdad? –

preguntaba medio llorosa.

M_ No Esther, no, es una planta de lo más normalita...

venga...

V_ Suerte –sonrió.

Z_ Pobre Mwasi Esther.

V_ Si es que... a patosa no le gana nadie.

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Dentro de la tienda de campaña con un viejo quinqué,

Maca la hizo tumbarse.

M_ Venga quítate la ropa.

E_ Me duele.

M_ Ya lo sé.

E_ Mucho –hacía pucheros.

M_ No te quejes cariño... que ahora te voy a quitar los

pinchitos y te pondré cremita –le hablaba amorosamente.

E_ Ay que mala suerte la mía.

M_ Pues sí...

E_ Ahora tendré que subir –murmuró con la voz algo

apagada.

M_ ¿Subir dónde?

E_ ¿Dónde va a ser, subirme sobre ti?, esta noche no

puedo estar debajo.

M_ Jajajajajaja –no pudo aguantar la carcajada y las

risas.

E_ ¡Ay Maca qué me haces daño!

M_ Es que este estaba bien metidito cariño.

E_ Ufff.

M_ Aguanta solo te quedan unos veinte –decía jocosa.

E_ No te burles...

M_ Si no me burlo, solo te animo.

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E_ ¿Me quedará señal?

M_ No –decía haciendo un trabajo laborioso y

concentrado.

E_ Menos mal –dijo con alivio.

M_ Venga que te estás portando muy bien, no te queda

ya casi.

E_ Auuuu –volvió a quejarse.

M_ Lo siento este también estaba metidito.

E_ Maca...

M_ ¿Qué cariño?

E_ Estoy borracha, me han emborrachado...

M_ No mi vida... solo que no estás acostumbrada a

estas bebidas... pero estás muy simpática.

E_ Joder.

M_ Esto ya está, ¡ves como no ha sido para tanto!,

además, esta noche debemos dormir.

E_ ¿Por qué?

M_ Pues porque hay que descansar que mañana

tenemos una jornada complicada.

E_ Mmmmm que fresquito –murmuró al notar el tacto

de la crema en su trasero-. ¿Y pretendes que duerma con

este masaje?

M_ Claro que sí, tienes que portarte bien.

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Page 590: CUARTA PARTE PIJA

E_ Maca... me gustaaaaa muuuuuuuuuuuuuuuucho –

decía casi babeando.

M_ Pues ya está, no quiero que te me pongas...

E_ Pues si ya hace rato que estoy.

M_ No cariño, no, hay que ser buenas, ahora date la

vuelta y a dormir –le hablaba con calma.

E_ Vale... ¿me vas a dejar sola en mi saco?

M_ No, pero voy a cambiarme.

E_ Vale –le sonreía.

M_ No me sonrías así...

E_ ¿Por qué?

M_ Lo sabes de sobra.

E_ Jejeje –sonreía.

M_ Mala... bicho más que bicho... duerme.

E_ Cuando estés a mi lado.

M_ Vale.

Maca se cambió deprisa metiéndose en el saco junto a

Esther, le dio un escalofrío notar la desnudez de su mujer,

pero trató de ser cauta, le dejó un beso en la frente tras

sacar el quinqué, tras suspirar y colocarse bien, Esther

rápidamente se abrazó a ella.

M_ Buenas noches cariño, ¿mejor el culin?

E_ Sí, mucho mejor así, fresquito.

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Page 591: CUARTA PARTE PIJA

M_ Me alegro, que descanses.

E_ Hoy hemos traído vida.

M_ Si.

E_ Por la muerte que hemos vivido.

M_ Así es.

E_ África es así.

M_ Unos días recibes otros pierdes, si cariño.

E_ Pero hoy es un día para sentirse feliz.

M_ Si mi amor –le decía con voz sedosa.

E_ Te quiero.

M_ Y yo. Buenas noches.

E_ Buenas noches.

El silencio se hizo dueño de la tienda, la luna grande y

hermosa, iluminaba todo, por la ranura que dejaba la

cremallera entraban unos cuantos rayos, se mezclaban en

el pelo de Esther, así como si la estuviera hechizando, y uno

de esos reflejos descubrieron sus ojos abiertos de par en

par, mirando a Maca. Maca estaba encontrándose con la

dulzor del sueño cuando notó algo recorrer suavemente su

vientre, tragó instintivamente saliva, y aquello que notaba

seguía descendiendo más y más, hasta con un movimiento

ligero y hábil, como si fuera un ladrón abriendo la caja

fuerte que escondía el tesoro más importante del mundo,

se introdujo en él.

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Page 592: CUARTA PARTE PIJA

E_ Recuerda... no puedes gritar –le musitó al oído

haciendo que Maca se sintiera desbordada por los

sentimientos.

El silencio de la noche se hizo poderoso, Maca con los

ojos cerrados sintiendo las caricias de Esther quien tan solo

la observaba, haciendo de aquella forma que el momento

fuera diferente y especial para ambas, al abrir los ojos

empujada por el placer, vio que en el interior de la tienda,

habían entrado las estrellas del cielo, la luz de la luna y

nuevamente Esther le había regalado un momento único en

su vida, al girar su cabeza para mirarla, vio en sus ojos el

brillo más importante que la vida le podía dar, el brillo del

amor por ella que siempre buscó y por fin, había

encontrado.

M_ Te quiero...

El sol empezaba su diaria lucha con la oscuridad

para entregar en el cielo de África un nuevo amanecer. Los

animales al ir descubriendo los primeros rayos comenzaban

sus habituales cánticos, los pájaros alzaban sus vuelos en

libertad, los monos comenzaban a aullar, y algún que otro

sonido salía de la espesura de la Selva. Mientras, en la

tienda de campaña último modelo de las chicas, dos

cuerpos seguían entrelazados, abrazadas como era su

costumbre, de la misma manera que el sol iluminaba ya el

día, ellas se despertaban abrazadas, las piernas

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entrelazadas, los brazos mezclados entre los cuerpos, las

respiraciones pausadas.

V_ ¡Chicas nos vamos levantando! –se oyó la voz de

Vilches desde fuera.

Ligeras protestas por la llamada, pequeños

movimientos que lo que hacían era unirse más ambas

pieles, ambos cuerpos, las manos cobraban vida y tocaban,

acariciaban y disfrutaban del despertar lento,

maravillosamente compartido cuando los labios como las

manos cobraban vida y comenzaban a buscar la otra piel,

los otros labios, besos suaves, movimientos pausados

repletos de calma y mucho amor.

M_ Buenos días mi reina.

E_ Mmmmmm –se apretujaba más contra su pecho

dejando algún beso en él.

M_ ¿Cómo tienes el culin?, ¿y la resaca?

E_ ¿Yo resaca? –se frotó la cabeza con gesto algo

confuso.

M_ Sí, resaca –afirmó bostezando.

E_ A mí solo me duele el culo… ¿me vas a volver a

poner cremita? –su mano se perdió en ese pecho al que

tanto le gustaba aferrarse.

M_ Si el resultado va a ser el de ayer… me temo que

no.

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E_ ¿Te estás quejando? –levantó un poco la cabeza del

pequeño almohadón y la miraba divertida.

M_ Para nada… ¿cómo me voy a quejar después de

entregarme el Universo? –la miraba intensamente

enamorada.

E_ Ay, que cosas me dices –sin poder evitarlo sus

colores fueron subiendo tonalidad en su rostro.

M_ Es la verdad cariño –la besó-. Pero ahora hay que

marcharse, debemos seguir río arriba y mejor hacerlo ya

para no volver a pasar otra noche en la Selva.

E_ Pues a mí esto de dormir así en la tienda me gusta

mucho –sonreía.

M_ Tú le vas pillando el puntito a la Selva ¿eh? –le decía

ayudándole a subir sobre ella para besarse más

detenidamente.

E_ A quien le he pillado el puntito... –beso-, es a ti... –

beso-, y... –beso-, me encanta...

M_ Pues a mí, me encanta que te encante porque yo

estoy encantada de que me hayas pillado el puntito –le

musitó al oído provocando que el interior de Esther sufriera

un maremoto de emociones-. Y ahora, nos vamos. No

quiero soportar al gruñón de Vilches.

E_ Con lo bien que estoy ahora –decía soltando un

pequeño suspiro.

M_ La vida es dura cariño…

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E_ Mucho.

Tras una carcajada se vistieron sin poder lavarse, lo

harían más adelante a lo largo del día en el río, al salir

vieron que la única tienda que faltaba por recoger era la

suya, tras saludar a los hombres que las miraban sonrientes

y preguntarle a mwasi Esther por su trasero con respeto,

aunque alguna sonrisa divertida se les había escapado

haciendo que Esther rompiera en una carcajada. Ellas

mismas desmontaron la tienda y después pasaron a ver a la

chica, todo estaba en perfecto estado, y con la gratitud de

la madre y de todos los aldeanos, se marcharon por el

camino que les había llevado hasta ellos. Subieron a la

bwatu para emprender el viaje y al sentarse Esther llegaron

sus problemas.

E_ Auuuuuuuuuu –se quejó amargamente.

M_ No vas a poder sentarte.

E_ No puedo… auuu… que daño –decía con gesto de

dolor agudo.

M_ A ver, voy a echarte aquí el saco y te pones encima

acostada –sacaba el saco de su mochila.

V_ Esther eso va para unos días, así que ya sabes…

tendrás que subir.

E_ ¿Subir? –lo miró extrañada ante la sonrisa de Maca

entonces al mirarla y ver como movía su cejas le dijo-. Oh…

subir…

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Page 596: CUARTA PARTE PIJA

M_ Si es que anoche estabas un poco piripi cariño –le

arreglaba el saco para que se pusiera de lado estirada.

E_ Solo me acuerdo de una cosa y no la voy a contar

porque parece que hay mucho cotilla suelto, ayyyyy –se

quejó al acostarse.

V_ ¡Oye eso por quién va!

E_ Quien se pica, ¡ajos come! –le dijo contundente.

M_ Esta es mi niña, Vilches… -y entonces se tumbó a su

lado con el refunfuño del hombre que mascullaba

divertido-. No quepo Esther… es que claro, tú eres tan

pequeña que…

E_ Fue lo primero que me dijiste, ¿recuerdas cuándo me

estaba duchando y abriste la puerta?

M_ Como olvidarlo… me moría de ganas por verte –

musitaba divertida tratando de acoplarse en el pequeño

hueco de la bwatu.

E_ ¡Qué mal me caías! –sonrió.

M_ Pues no sé porque –le pinchó divertida, ante su

gesto susurró-. Cuando te vi bajar de la cafetera, con todo

tu equipaje, con tus pintas pijas, pensé… que mona un

pimpollito para comerse –su gesto totalmente provocador

desafiaba a la enfermera.

E_ Pues cuando yo te vi pensé ¡qué asquito de tía!

V_ No si la pija no era tonta, pija pero lista.

M_ Vilches te estoy oyendo.

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Page 597: CUARTA PARTE PIJA

V_ Yo la admiraba –dijo con tono melodramático.

E_ ¿Y ahora no Vilches? –levantó un poco la cabeza

mirándolo con su sonrisa mágica.

V_ Ahora… lo siento… pero no.

E_ Joder… -protestó-. Has visto ha donde me ha llevado

ser condescendiente contigo.

V_ Es lo malo Esther... ya se sabe, mi ídolo cayó al suelo

de un solo golpe.

M_ Oye os estáis pasando un poco conmigo ¿no?

E_ ¿Nosotros? –le preguntó divertida.

M_ Por cierto, ¿te habrás puesto la protección solar,

verdad?

E_ Sí cariño, ¿y tú?

M_ Sí, porque ahora nos va a caer que ni te cuento.

¿Vilches te has protegido del sol?

V_ Sí mamá.

M_ ¿Oye... cómo estará Teresa?, me preocupa ¿eh,

Vilches?

V_ Si la hubieras escuchado como yo, más te

preocuparía.

E_ ¿Pensáis que va en serio?

M_ No lo sé, es que... no lo veo.

V_ Pues yo si, Bárbara la está poniendo al día.

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M_ Es nuestra Teresa –le dijo como si aquella frase lo

resumiera todo.

V_ ¿Y qué?, por ser nuestra Teresa... ¿no tiene entre

pierna?

M_ ¡Qué basto eres! –se quejó ante la sonrisa de Esther.

Y así entre bromas, risas y unas manos entrelazadas,

fueron haciendo el viaje, Viches finalmente se metió en sus

notas, la siguiente aldea tenía un total de cuarenta y tres

habitantes, les esperaban en la senda del río y según sus

previsiones, acabarían con tiempo de sobra para volver a la

aldea todavía de día.

Al llegar, al lugar indicado vieron que no había nadie

esperando, aquello molestó a Vilches lo suficiente como

para prestar atención, Yildas con el fusil bajó el primero,

después lo hizo Zulú, Vilches y ambas chicas. El silencio era

espectacular, no había nada más sobrecogedor que el

silencio en la Selva, despacio caminaron por el camino,

machete en mano Zulú iba abriendo paso, hasta llegar a

una especie de senda por donde se adentraron, el corazón

de todos ellos latía fuertemente esperando encontrarse con

cualquier barbarie, ante el gesto de Vilches de máximo

silencio y atención fueron llegando hasta el lugar donde se

encontraba la aldea, se escondieron tras una zona de alto

follaje, observaron temiéndose lo peor, entonces alguien

tocó el hombro de Esther que estaba la última, al girarse

vio a un hombre pequeño y se voz contrariamente a lo que

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era habitual no salió de su garganta, tan solo estiró con

fuerza del brazo de Maca. Al girarse, vio al hombre sonreír.

M_ Mbote –le dijo sonriendo.

H_ Mbote Mwasi –hola mujer.

V_ ¡Mbote aka!, beto kele yayi, ve banzandu ya nzadi

(hola aka estamos aquí, no había nadie en el río).

H_ kolol ziku, ke kele kikwanga sambu na mongulu

(perdón doctor, estábamos abatiendo un árbol para un

mongulu (choza)-. ¿Vandaka? (vamos?) sonrió..

Al ponerse de pie se dieron cuenta de que el hombre

no medía más de un metro cincuenta, a Esther le llegaba

justo por el pecho, mientras quedaba de manera casi

ridícula con Vilches, no entendía nada pero justo entonces

recordó lo que había estado estudiando en el avión.

Pigmeos.

E_ Maca... ¿son Pigmeos?

M_ Sí –sonrió-. No creas que es fácil llegar a ellos, lo que

pasa es que Vilches tiene con ellos mucha mano. Pensé que

ya se habían marchado. Son nómadas.

E_ ¿Se llama Aka?

M_ No –le explicaba feliz al ver su interés-. Se llaman

ellos mismos así, y eso que ha dicho de mongulu son sus

chozas, en las que viven. Te van a gustar, son gente

encantadora, si entiendes su forma de vida, llegan a ser

encantadores.

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Page 600: CUARTA PARTE PIJA

E_ Que susto me ha dado.

M_ Pero oye no has gritado –la miraba sonriente.

E_ No me ha salido la voz, la verdad.

M_ Jejeje, me encanta... si es que eres... –sonreía

abiertamente.

Al llegar a la aldea Esther quedó boquiabierta, aquellos

mongulu de los que hablaba Maca eran tan pequeños, y se

encontraban dentro de la más espesa Selva, el suelo

repleto de las hojas de los árboles que caían, fogatas dentro

de los mongulu, decían que para ahuyentar los mosquitos y

demás insectos, le llamó la atención también las mujeres,

vestidas con ropas que cambiaban en los poblados por

comida que ellas mismas recolectaban, eran un pueblo

singular, simpático y muy acogedor.

V_ Bien... ya sabes Maca... prioridad absoluta a los

niños.

M_ De acuerdo, vamos Esther.

E_ ¿Y los mayores?

M_ No se dejan ver, si te fijas en sus bocas muchos

llevan palos cruzando de lado a lado, otros esa especie de

pinchos –Esther tenía marcado en su rostro un gesto duro al

ver las cicatrices y a veces los sangrados-. Es su manera de

cortejar y no se dejan revisar por nosotros, a no ser que sea

muy grave, por eso, como lo sabemos, les prestamos ayuda

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en las vacunaciones de los niños, que aquí en plena Selva

pueden tener más problemas.

E_ Vaya... esto es asombroso.

M_ Así es, la primera vez impacta.

E_ Increíble.

M_ Lo malo es que con la tala de bosques, se están

quedando sin lugar donde vivir, ellos son los dueños de la

Selva por antonomasia, y como se están cargando la Selva,

también se están cargando su manera de vivir.

E_ Impresionante –Maca sonrió-. De verdad cuando leí

sobre ellos no pensaba que sería así.

M_ ¿Has leído sobre ellos?, ¿no decías que no habías

estudiado nada? –la miraba burlona.

E_ De los pigmeos lo leí en el avión –dijo con algo de

sonrojo en sus mejillas.

M_ ¡Ay pija, pija!

Mientras ellas revisaban a los niños, Vilches y los dos

hombres intercambiaban cosas con los hombres de la

aldea, eran perfectos negociadores y tanto Zulú como

Yildas acostumbrados a tratar en sus antiguas aldeas con

ellos, se divertían junto a Vilches sentados en la hoguera

escuchando sus historias de caza.

Al finalizar como era costumbre en ellos, les

preparaban una taza de jugo de coco, Esther miró a Maca

quien le dio la señal de que podía beber tranquilamente,

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tras los saludos y dejarles vitaminas para los niños, se

marcharon esta vez sí, acompañados por cuatro pigmeos

quienes les abrían paso. Al llegar al río, se despidieron con

un sentido abrazo, a las mwasis les ofrecieron dos collares

con los caparazones de caracoles, algo que asombró a una

atónita Esther, y con el aviso de una nueva revisión a los

seis cambios de luna, se marcharon río arriba.

Nuevamente Esther tumbada, al salir de la espesa

Selva se dieron de bruces con el sol y nuevamente el calor.

E_ Ha sido una experiencia impresionante.

M_ Si, lo es. Ahora te iría bien descansar un poco

Esther, tenemos seis horas de travesía.

E_ Vale... pero no quiero dormir, quiero estar a tu lado y

ver toda esta maravilla, ya sabes, vivir al día –le sonrió.

M_ De acuerdo.

V_ No habléis muy fuerte que voy a dormir.

M_ Tranquilo, lo haremos entre susurros.

V_ Gracias por vuestra consideración.

M_ De nada.

E_ Maca pasado mañana es Navidad.

M_ Si, ¿qué regalo quieres para Navidad?

E_ ¿Regalo? –Maca sonrió-. Tenerte a ti ya es suficiente

regalo cariño.

M_ Ya... pero.. ¿algo en especial?

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E_ No sé... ¿tú qué quieres?

M_ Me encantaría tener un regalo sorpresa para ambas.

E_ ¿Y quién nos lo va a regalar?

M_ ¿Te cuento un secreto?

E_ Sí –musitó feliz.

M_ Lula me confesó que la luna nos va a hacer un

regalo.

E_ ¿Ah si? –la miró atónita-. Pues si lo dice Lula.

M_ Eso digo yo... si lo dice tu amiga Lula.

E_ Mira muy amiga mía, pero a quien le ha soltado el

secreto es a ti –reposó su cabeza en el hombro.

M_ Mira que maravilla Esther... en el fondo a pesar de

todo lo malo que vemos somos afortunadas.

E_ Si –sonrió dejándose abrazar y suspirando de

felicidad.

Y así hicieron parte del camino, Esther medio

adormilada, Maca pensativa dándole vueltas al

pensamiento que Teresa le había dicho sobre llevarse a

Esther a Madrid, aunque ella no barajaba esa posibilidad,

sentirse a salvo y poder vivir la vida con tranquilidad, con

un trabajo y unas horas, sin exponer su vida al peligro de la

Selva, le estaba rondando por su cabeza, no quería exponer

a Esther a peligros, porque la sola idea de pensar que algo

podía pasarle, le hacía sentir un vértigo y un dolor de

estómago que no acertaba a controlar. Cuando llevaban la

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mitad del camino hecho, Vilches decidió parar para comer

algo, y hacer sus necesidades que ya llevaban cuatro horas

metidos en la bwatu.

Z_ Ziku mejor seguir.

V_ Si. ¿Habéis hecho vuestras necesidades varias?

M_ Sí.

V_ No he escuchado gritito.

M_ Que malo eres...

Volvieron a la bwatu, se volvieron a proteger del sol,

con gorras, crema y camisas de manga larga, Esther seguía

tumbada de lado, junto a ella Maca, hicieron el recorrido

más o menos tranquilo y en silencio. Sin duda, lo que

temían iba a ser un camino repleto de sobresaltos, se había

saldado hasta ese momento, con una tranquilidad extrema,

y un nacimiento.

Llegaron con la tarde a la cafetera, sacaron todas las

ramas de encima, se montaron en los coches, Esther tras

unos cuantos movimientos raros, para poder tumbarse de

lado ante la burla de Maca, y comenzaron a hacer las tres

horas y media de viaje de vuelta. Llevaban ya la mitad del

camino cuando Esther habló.

E_ Vilches... ¿puedes parar?

V_ ¿Para qué?

E_ Es que tengo una urgencia.

V_ ¡Esther no me jodas! –protestó.

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E_ Lo siento es que... no puedo más.

V_ No voy a parar.

E_ Vilches que me meo –decía apurada.

M_ Venga Vilches es un momento solo.

V_ Avisa a Zulú que se haga a un lado y miren antes de

que baje.

E_ Gracias –le dijo con gesto de apuro.

Pararon el camión, Yildas y Zulú, junto a Vilches dieron

un vistazo, todo en calma.

V_ Ya puedes ir –subió a la cafetera.

E_ Ya vuelvo, no tardo nada.

M_ No te vayas muy lejos.

V_ ¿No vas con ella? –le preguntó a Maca.

M_ No, déjala que tenga un poco de intimidad.

V_ ¿Y si le muerde un león el culo?

M_ Sólo le falta eso Vilches, pobrecita mía que bastante

tiene con sus agujeritos como si fuera una diana –dijo

sonriendo.

De pronto...

E_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhh. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

Ahhhhhhhhhhhhhhhhh

M_ Mierda.

V_ Joder.

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Salieron corriendo hacia donde los gritos de Esther

provenían.

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