Al inicio del tiempo de Cuaresma, en la Eucaristía delMiércoles de Ceniza, proclamamos un pasaje del capítulosexto del evangelio de Mateo, en el que Jesús nos proponetres actitudes desde las que conducirnos a lo largo de esteperiodo de preparación para la Pascua. Estas tres actitudesson ayuno, oración y caridad. Y cada una de ellas está re-lacionada con otras tantas dimensiones fundamentales delser humano: Dios, el mundo y los objetos, y nuestro pró-jimo. La vida de todo ser humano se teje en la experienciasimultánea de estos tres ámbitos de relación: la oración,nos induce a reflexionar sobre nuestra apertura a Dios; elayuno, está en referencia al modo en que nos relaciona-mos con el mundo y con los bienes materiales; y, la cari-dad, está vinculada a nuestras actitudes ante nuestrossemejantes. Por su parte, la Pascua significa pasar; pasar de la muertea la vida. Pasar de todas aquellas conductas y actitudesque son propias del hombre finito, caduco, a vivir y con-ducirnos desde aquellos principios y valores propios delhombre resucitado. Es decir, pasar de vivir centrados ennuestro ego a vivir centrados en Cristo. Para ello nos ofrecela Cuaresma estos instrumentos:1. El ayuno. Con esta actitud se quiere llegar a las profun-didades de nuestro corazón, necesitado de liberarse delpropio yo, del egoísmo, para estar más atentos y disponi-bles a la escucha de Dios y al servicio del prójimo. El PapaJuan Pablo II, nos decía que, la razón del ayuno reside enque nos ayuda a desprendernos de esa actitud consumistaa la que nos aboca, de forma difícilmente eludible, estasociedad que ha hecho de la satisfacción de los sentidosel fin de la vida humana. Elayuno al que nos llama la Cua-resma, debe ayudarnos a reorde-nar nuestra relación con larealidad, de modo que podamosrestañar las heridas que causa-mos con nuestra injusticia. Y,también, ha de provocar en nos-otros una reflexión sobre el usoque hacemos de los bienes ma-teriales. Necesitamos “aligerar el peso de nuestro equi-paje”, cargado de excesivas cosas, para poder caminar enpos de Jesús sin que nada nos lastre. 2. La oración. Con esta actitud se quiere confesar a Dioscomo Señor y Padre; y reconocer que, ese Dios tiene sedde nosotros, que desea entablar una relación, de forma

personal, con cada uno. Para ello, necesitamos abrirnos asu Palabra y percibirlo en la vida misma. Recibiéndolo enla oración, Él mismo se convierte en don y regalo, y ennuestro alimento, en la fuente del agua que quita la sedde plenitud que nos acompaña al ser humano. 3. La caridad. No pocas veces entendemos el ejercicio dela caridad como desprendimiento de los bienes que nos

sobran, de lo superfluo. El PapaBenedicto XVI en su encíclicaCaritas in Veritate, nos ofrece unadefinición mucho más precisa ycomprometida de la caridad. Nosdice que la caridad es superior ala justicia, que va más allá deella. La justicia consiste en dar alotro lo que es suyo, lo que le co-rresponde en virtud de su ser. Y la

caridad, reside en dar de lo mío. Y puesto que no puedodar de lo mío si antes no he entregado lo que en justiciale corresponde al otro, concluimos que no podemos prac-ticar la caridad si antes no hemos hecho justicia. En estesentido, la caridad supera y completa la justicia, siguiendola lógica de la entrega, de la generosidad.

CUARESMA 2011 – 3er domingo

CARIDAD, AYUNO Y ORACIÓN

La Pascua significa pasar de vivir centrados en nuestro ego a vivir centrados en Cristo

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El tercer capítulo de la Carta de cuaresma delos Obispo vascos nos ofrece una reflexióncara a revisar cosas tanto prácticas como deactitudes y comportamientos.Primeramente se propone dotar de una baseética a la economía. No puede haber una eco-nomía auténticamente humana, sin que estééticamente orientada. La Doctrina Social de laIglesia establece los principios que debenregir la vida social: el bien común, el destinouniversal de los bienes, la subsidiariedad, laparticipación y la solidaridad. Estos principiosse ordenan a la consecución y preservaciónde los valores de la vida social, inherentes a ladignidad humana: la verdad, la libertad, la jus-ticia y el amor.El bien común requiere que el mercado y laeconomía se organicen no desde sí y para sí,sino para lograr que todas las personas, indi-vidual y socialmente consideradas, puedanvivir plenamente todas las dimensiones quedimanan de su dignidad humana.El destino universal de los bienes. Dado quetodas las personas somos iguales en cuanto adignidad, los bienes deben ser accesibles atodas las personas por igual. Toda personadebe tener derecho a poseer y administrar,sin menoscabo del bien común, los bienesnecesarios para vivir dignamente.La solidaridad. En la escala de valores común-mente admitidos, la solidaridad ocupa unlugar destacado en nuestra sociedad. Es unvalor practicado de manera natural, destacaday a menudo heroica en el ámbito familiar ytambién, en buena medida, entre personasunidas por la amistad. Es especialmente espe-ranzador que una buena parte de la juventudexplore nuevas vías de ejercer esa solidaridadcon los más desfavorecidos. Es un grito de de-nuncia y de inconformidad con un mundoque desearían fuera en verdad justo, pacíficoy humanamente sostenible.Un mercado al servicio del bien común. La cri-sis ha demostrado que el mercado, dejado así mismo, no solamente puede resultar inefi-ciente, sino acabar promoviendo prácticas in-morales y generar un desastre global. El rectojuego del mercado debe ser garantizado porlos poderes públicos, impidiendo todo tipode prácticas que, en definitiva, causan un-grave daño al bien común.

«Una economía al servicio de las personas»: cosas a revisar (1)

Como afirma Benedicto XVI, el «sector económico no es

ni éticamente neutro ni inhumano ni antisocial por naturaleza. Es una actividad del hombre y, precisamente porque es humana,

debe ser articulada e institucionalizada éticamente».

(Caritas in veritate)

Para garantizar el bien común hace falta entender la justicia desdesus propias raíces, que la remiten apreservar el bien como valor supremo.Si la dignidad de la persona es un bienregulador, un bien eje, de máxima importancia, una sociedad que notenga en cuenta la necesidad de apoyar especialmente a los más

pequeños para garantizar su dignidada la par de la de los demás, sería una sociedad injusta y, por tanto, privada de la paz auténtica.

(Capítulo 3)

Dado que no se puede vivir con dignidad sin los bienes necesariospara ello, nadie puede tener cerrada la vía a dichos bienes. La doctrina social afirma que «el principio del destino universal de los bienesexige que se vele con particular

solicitud por los pobres, por aquellosque se encuentran en situaciones

de marginación».(Capítulo 3)

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Éxodo 17, 3-7El pueblo torturado por la sed, murmuró contraMoisés. –Preséntate al pueblo. Golpearás la peña, ysaldrá de ella agua para que beba el pueblo.

Continuando con la memoria de las grandes inter-venciones de Dios en la historia, hoy prestamos aten-ción a la elección Moisés, para liberar y guiar alpueblo de Israel. En el texto de hoy se nos relata unepisodio en que la prueba y la protesta se hacen pal-pables. Los liberados atraviesan el desierto, fatigadosy sedientos. La situación es toda una prueba para lafe. No logran superarla; se dejan llevar por el descon-tento y protestan ante Moisés, echándole en cara quelos ha traído hasta el desierto para morir. Moisés, re-curre a Dios, que en su gran condescendencia, lesconcede el agua que les alivie. El agua simboliza lasbendiciones de Dios, particularmente, el don del Es-píritu.

San Pablo a los romanos 5, 1-2.5-8Ya que hemos recibido la justificación por la fe, es-tamos en paz con Dios, por medio de nuestroSeñor Jesucristo.

Pablo resalta que la fuente de la salvación es Jesu-cristo. Por su muerte y resurrección, hemos sido jus-tificados. Esta es la prueba del amor de Dios. En eltexto encontramos también una imagen por la quequedan relacionadas la primera lectura y el evange-lio: se nos habla de que el Espíritu Santo será derra-mado sobre nuestros corazones. La acción dederramar, nos lleva a pensar en esa agua que supusola subsistencia del pueblo de Israel, extenuado hastala muerte. También hallamos una referencia a la sa-maritana que lleva toda su vida buscando un pozodel que extraer el agua que por fin sacie su sed. Pabloparece decirnos que tanto las expectativas de Israelcomo de la samaritana hallan en el don del EspírituSanto su cumplimiento.

San Juan 4, 5-42–Si conocieras el don de Dios y quién es el que tepide de beber, le pedirías tú, y él te daría aguaviva. –Señor, dame esa agua, así no tendré más sed.El relato del diálogo de Jesús con la samaritana esmuy rico en simbología, imágenes, dobles sentidos,temática… Jesús invita a la samaritana a que refle-

xione sobre su vida, sus decisiones, la finalidad y larazón de todo ello. La samaritana es una mujer quepersigue la dicha, la plenitud, la felicidad; que tienesed de una vida colmada, pero no encuentra lo queprecisa, porque acude a fuentes equivocadas. Jesús sele ofrece a sí mismo como agua que puede saciar sused de una vez y para siempre. Él mismo es el agua,como es el pan, la vida, el camino y la verdad. Es elpozo en el que cualquier persona puede encontrar elagua de la vida plena. Jesucristo es la respuesta anuestros anhelos de felicidad. Es obligado que, al hilode este pasaje, recordemos nuestro bautismo. Me-diante este sacramento, Jesucristo nos entregó esaagua que se ha convertido en un surtidor que saltahasta la vida eterna.

LECTURAS DOMINGO 3º DE CUARESMA

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Actividad: pinta de amarillo el círculo positivo

Podemos trabajar a lo largo de toda la semana la importancia de vivir de cara al presente,

decir “adiós” a todo aquello que no nos acerca a Jesús y a los demás. Es bueno afrontar la

vida con lo que trae, decir “adiós” a lo que me hace mentir, enredar, pelear…

Oración: Jesús, ayúdame a decir “adiós” A todo aquello que me aleja de ti. Ayúdame a decir

“adiós” a mi egoísmo, a mi deseo de llevar siempre la razón, a ser el centro y el protagonista

de todo. Enséñame a decir “Hola” a los compañeros nuevos de mi clase, a aquellos con los

que me cuesta más salir a jugar, a esos que me molestan en el colegio. Quiero decir “hola” a

la vida, al amor, a la ilusión, a la amistad. ¡Cuento contigo, Jesús!

Pon color en tu vida y en la de los demás

Y verás el cambio

TERCERA SEMANA DE CUARESMA Jn 4, 5-42

Adiós HolaTE DIJE ME DIJISTE

CATEQUESIS - 3ª SEMANA

GESTO SOLIDARIO DIOCESANO

Caja Laboral: 3035 0060 49 0600111009 Kutxa: 2101 0381 00 0011323268

Los países pobres: dos mil cuatrocientos millones de personas poseen solo el3,30% las migajas de la tierra.

Población infantil mundial: 2.200 millones

1.900 millones de niños viven en situación de pobreza400 millones de niños/as malviven sin agua potable270 millones no tienen servicios médicos532 millones de niños/as están desnutridosCada día del año: mueren 23.000 niños/as de hambre

15 millones de niños son huérfanos del sidaCasi mil millones de personas no saben leer ni escribirCasi 180 millones de niños no van a la escuela:98 millones de niños en África40 millones de niños en Asia42 millones en américa latina y caribe250.000 niños soldado

Ante esta realidad el pueblo de Dios, la Iglesia católicaal servicio de la humanidad ofrece:Hospitales:5.378Clínicas y dispensarios: 18.088Leproserías: 521Un himno a la vida proyectos contra el SIDA: el 29%de todos los proyectos contra el sida en el mundo sonrealizados por la Iglesia católicaResidencias de ancianos: 15.448Orfanatos: 9.376Escuelas infantiles: 11.555Consultorios matrimoniales: 13.599Centros educativos: 33.146Centros sociales: 10.356

El hambre no es un problema social, es un crimen mundialPedro Casaldáliga

Gracias a Dios, que anima a las mujeres y a los hombres de buena voluntad,la humanidad avanza como el flujo de la marea sobre la arena de la playa.

Dios te invita a construir un mundo más humano.

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