Cuarenta de trecientos

63
Cuarenta de Trecientos Iana Verónica Paroli Krasteff

Transcript of Cuarenta de trecientos

Cuarenta de TrecientosIana Verónica Paroli Krasteff

Iana Verónica Paroli Krasteff

3

Amor

Iana Verónica Paroli Krasteff

4

Iana Verónica Paroli Krasteff

5

III

No deseaba esperartey ya vez,

en este banco mustio como mi alma

aguardo la embestida brutal

de tu recuerdo.Yo sentía

temblores de pechocomo retumbar

en el marde cañones.

Y era la guerra muda

de tu deseoque clamaba

¡No me olvides!¡No!

En la sacudida de otros huesos

se despertó tu fantasmay se agolparon lastimeras

las últimas nochescomo un coro de idénticos gestos

que te van gravandocon huella mansa

en el agua de la ilusión.

Iana Verónica Paroli Krasteff

6

IV

Me alejocomo si dejarala isla blanca

en la que sentado,una tarde de brisa oceánica,

en una mesa dispuestasdos pequeñas tazas,

me esperases,mirando el barco,

casi azul,casi blanco,

desdibujadopor el horizonte,que me aparta.

Iana Verónica Paroli Krasteff

7

Iana Verónica Paroli Krasteff

8

V

Me socorres con tu mirada más azul

con tu mano más blandacon tus árboles más frondosos

a la orillade tu camino más paciente.

Eres fuentey bebo.

Sumerjo mis piesy mi cuerpo.

Se avienen las estrellasy una infinita noche

se reflejaen tus huesos transparentes.

Iana Verónica Paroli Krasteff

9

VII

Anduve errantey me tomaste de las manos

para girar y giraren ese juego

de rondas y rondasy más.

Soy una muñequitaopaca,

el cabello de estopa,que espera muda

las manosque jueguen con ella.

Iana Verónica Paroli Krasteff

10

X

No se a quien amas,o que apasiona tu frente

cuando la aprietascon tus manos duras y blancas.

No se que te sostienesi te alejas cargandola cabeza de Goliat.

No comprendo el insomnio que te anda

la noche y el díadeshaciendo la vida

en jirones grisesque desato.

Una vez subiste a verme,

estaba atado a la cama de mi dolor,me diste tu vino y tu carne...

Y en el desorden de la tristezahallaste la semilla de mis ojos

y me los devolvistesin sombras,

en el cuerpo de un hijo

Iana Verónica Paroli Krasteff

11

Yo te veo hacer,te veo recorrer caminos amarillos,

cruzar umbrales de aparecidos,anotar con piedra blanca

los días de claridad.

Miro tu boca encarnada,mordida por tus dientes blancoscomo la prisión de la distancia

desde donde te observoy no te alcanzo.

XII

Me ha tragado un otoño calientede ojos ámbar y café.

Perdí la noción del amorrevolviendo hojas de palabras marchitas,

asistiendo a un crepúsculo muertoaños atrás,

a orillas de un mar transparentey una mano tibia

que miraba ciega por mi cuerpo,metida en el bolsillo de su saco.

Iana Verónica Paroli Krasteff

12

XIII

¡Esto será haberte amado mucho,traerte a rastras a un presente

que te abofetea y te mira con mala cara?Me deleito castigándotecomo si sacara con esolos clavos que hundíasgeneroso en mi carne .

Cuanto compartir dolor,cuanto desafiar la gravedad

del alma,cuanto tentar el desconcierto

de estar ausentes yseguir buscando en el costado

la llaga del otro.Esto será haberte querido,

hablar de vos como si hubieras muerto,

mirarte en los sueños atravesar insolente

la selva verde del olvido.

Iana Verónica Paroli Krasteff

13

Iana Verónica Paroli Krasteff

14

XVI

Te miro cruzando los días con esa ropa

de piedras,los pies enlazados

las manos abiertas.No se como haces,

tal vez como le hago, arrepintiéndote un poco

otro rato rezando.

Y te acuestas a mi lado.

A la mañana atas tus alasy sales encadenado

buscar alguna montaña mirar más alto,

mas lejos, mas largo,

estiras los ojosque son dos barcos

sobre la ciudad fiera, ancla de cansancio.

Y te duermes a mi lado.

Iana Verónica Paroli Krasteff

15

No se como le haces,tal vez como le hago,

creer mientras duermes,las alas has desplegado

sin romperte en las piedrassin mudo llorar quedo,

sin pisar.Volando.

XX

Te toco allá donde estésy allí donde quiero.

Me miras y puedo brillarme hablas

y vuelves mi pisoparedes

y palabras caminos.Se tu nombre pero no te nombro,

No conozco la piel en que he grabadoa fuerza de pensarte,

la ruta oscura de un signo,un tiempo más atrás o más adelante,

un punto que no se encuentra en este destino.Ablandas las paredes de mi historia

cruzando montañas y prados,tristezas y mitos

y reclinas la cabeza en mi regazocontándome las nanas

como un hijo.

Iana Verónica Paroli Krasteff

16

Iana Verónica Paroli Krasteff

17

XXXI

Estas tan lejoscomo cualquier amor

que no conozco,en esta perdida ciudad

o más allá.Los pies metidosen el agua salada

de deseorevolviendo la arena pálida

que imaginoen el rescate

de los malos momentos.

He aprendido a tirarde la cuerda de la imaginación

hasta tensar el alma como a un violín.

Y ejecuta proverbialmentesu locura de medio lunes

medio martesy domingos desasidos.

¡Y así se sobrevive,

amen de la magianada sirve!

Iana Verónica Paroli Krasteff

18

XXXIV

Estabas por ahí tu pelo negro

y las dos brasasde tus ojos

encendiendo el viento.Apenas si sabias

que tenías el poder,volverme de bruja en hada.

Me temías,como se temen las emboscadas,

y aferrabas tu corazón que se te moría en las manos

Me recosté en tu playaa soñarte

y te abriste a envolver mi dolorsin asombro,

sabiendo hacer fugar los solesen la piel caliente.

Pero el destino se reía.Y haciendo y deshaciéndose

el otoñote fuiste pateando el amor marchito,bajando los ojos

por no quemar las plazas,donde te esperaba.

Iana Verónica Paroli Krasteff

19

XXXV

Desearía serLa niña de tus nueve años

al fin encontradaen una tarde abrumada

de dulzura y flores claras

en el suelo pisoteadas.

O la muchachitade tus fallidos intentos,

en siete desabridos años,recibiendo tú beso,

impostergable y húmedo, con la boca azorada,

en la confusión de las urgencias.

Y no soyacaso,

nada másque una flor pálidaque echaste a vivir

con el calor inmediatode tu piel candente,

con el verano tumultuosode tu corazón ávido.

Iana Verónica Paroli Krasteff

20

XXXVIII

En tu cama,soy un fugitivo

con los pies de plomo.Recostado a tu lado,

al calor de tu piel,me sumerjo

en mis océanos,mirándote,

a través de mi ventanade agua celeste.

Me sonríesdesde la orilla blanca,

me llamas.Y en el gestode tu mano

y tu cabeza inclinadas estas despidiéndome.

Iana Verónica Paroli Krasteff

21

Dolor

Iana Verónica Paroli Krasteff

22

Iana Verónica Paroli Krasteff

23

I

Me he acostumbrado a una guerraen la que el único muerto

es el que mira.No sabes pero sientes caer

el murmullo del aleteola mirada de la página vacía,

sabe a ciruelas secas enterradas descubiertas como un tesoro por un niño

cien años después,cien.

Miro hacia cosas que no tienen ojospor no estar desnudocomo estoy siempre

frente a lenguas mudasy manos ásperas,

por no arrastrar las rodillasen universos esquivos,

por plantar una bandera azulen la cordillera del espanto.

Iana Verónica Paroli Krasteff

24

Asumo unas alas raquíticas y empecinadas,despojos de alguna reina desahuciadaque quiso en su locura volverse mártir

más en la belleza estaba condenada.

Las alas,el bestial ramaje de todas las coordenadas,

es carcomido por la hormiga acorazadaque cruza silenciosa devorando

la savia de mis hojas.

Aquellos parecen puentes.Aquello parece vida.

Aquellas parecen gentes.

Duermo.

XI

El campo verde…una extensión de mí.

Heroína olvidadade batallas que no importan.

Me pierdo en el montede mis ojos…

Gritos de árboles grisestoman el cielo

que sigue caminando hacia la noche,

como yoviajo hacia la mía.

Iana Verónica Paroli Krasteff

25

VIII

Todas las bicicletas se parecen a ella…

Por una avenida se alejanun niño y mis sueños…

Es tarde para que las huestes se apresten.

la luna silba su rayoa mi sombra,

sus labios blancosbesan la costra de sangre

en mi costado.El escudo no chorrea su pintura púrpura

porque las huestes no se aprestan.Es tarde.

no he podido escalar estas piedras

¿Mis compañeros?¿O estaba solo?

La torre de cartóndemasiado alta,

se dobla sobre mis suspirosy regresa a su cielo.

Ya no soy un soldado, lloro como un niño,

arrojo el escudo y araño mis llagas.Llamo suplicante

al batallón.

Iana Verónica Paroli Krasteff

26

Estoy solo o es tardey las huestes no van a aprestarse,

todas las bicicletasson mi josefina,en tanto un niño

se pierde en el bosque,en el que siempre me pierdo

buscando una torre.

IX

Vidrios.descalzo,

abriendo la herida.todo fragmentado.

La ventana de la vieja casa,

el tiempo, apolillando

en los rincones.He limpiado,

intentado recuperarun paisaje blanco

y caí enredado.

Iana Verónica Paroli Krasteff

27

XIV

Acaso saciar tanta hambresea un niño vaciando el maren su baldecito de juguete.

El misterio de tus manos chiquitas

sosteniendo otras aun más pequeñasno ha sido resuelto

por la divinidad,y yo te miro inerte

cruzar la calle, incondicional inocencia

entre los autos que te silbanolfateando tú sangre.

Transparente crisálida prometes venganza,

dolor y muerte.

Iana Verónica Paroli Krasteff

28

XVII

Lo que vienela euforia,

el éxito,la tristeza.

Andar cabizbajopor una derrota

alimentada en selvasraquíticas

de vacíos cuartos azules enredados.

Amurallar el vacío con ojos perdidos o entregados

y poner la silla en medio.Y esperar.

XIX

No me preguntes, no eres tú o yo,

es esta vocación de muertede comedia del sinsentido

Dios me pariórosa mariposa y sin espinas

dotada de garras me hizo con un solo día.

Iana Verónica Paroli Krasteff

30

XXII

Él,en su confusión de amarillos,

me inunda,abatido,

de su savia,y me corroen ya

las promesasde las yemas

que sobrevivirán al hastío.

XXIII

Tu amistad enlodada,los dedos retorcidos

de mi niñezen las puertas de los grandes,

los pisos sucios,la rabia y el cigarro,

las horas que no puedo retener.Eso mata.

Iana Verónica Paroli Krasteff

31

XXIV

Veo tus ojos desorbitados,reclamas en tu ceguerade apestado mendigo,

“Una limosna,Una moneda”.Y más hambre

máste dan.

¡Dios se ha arrancadoSus clavos!

Yo veo mi farol que quiere parecersea las lejanas estrellas.

Tal vezhay que andar engrillados,

escupiendo sangre,blasfemando con culpa,

apenas respirando.

Iana Verónica Paroli Krasteff

32

XXV

Claudicar una nocherota por la mitad....

No sean verdeslas palabras,las palabras

no seanlo verde.

Si se espantael mundo de papel

con su máscara multicolor pálida...

Escucho el crujido de los sueños…

Y en esta catástrofealguien estrena

su abrigo de escombros.

Iana Verónica Paroli Krasteff

33

Iana Verónica Paroli Krasteff

34

XXVII

Conozco tus pies cansadostu rostro de lágrima

tu espalda de miseria¡Estragos!

Las palabras podridas,los mirares amargos

¡¡¡Ya no aguanto!!!Es el grito que mira¡¡¡Ya no aguanto!!!

Es el grito que calla.

Caminas solo.

Cuando la tarde setiende amarilla

tus ojos caen negrosreprimiendo la rabia

contraída en el hambrey rojos los puños…Te tragas el crimenmirando en silencio

a tu homicida.

Solo.Solo el silencio

recoge ese reprochede cielos

Sé está muda tu boca.

Séestán ciegos y armados.

Iana Verónica Paroli Krasteff

35

XXVIII

Otra vez desterradosin memoria

ni almani carne.

Entregado a los perros, los oídos olvidados

en la oscuridadde los ladridos.

El descansoes un páramo insondable

del que no puedo huir.

Me detengosu furor esta en vela.

Ya siento sus colmillossu baba pustulenta.

¿Por qué estoy de rodillas?Con el capital de mis zapatos

haría una feria.¡Son verdes, amarillos,

negros, rojos y café!¡Pasen a verlos,

pueden ser salvados!¡No precisan plegarias!,

¡Pasen!,¡Ni llantos,

ni arrastrar de rodillas¡Compren!,

¡Ni balbucir a la nada!

Iana Verónica Paroli Krasteff

36

Estoy perdido.

Yo no se ¿Dónde esta dios?

O si los árboles de donde.Y el mar.Y el río.

Y la matemática terriblede los astros milenarios.

Y la bondad.Y la crueldad.

Y la carne de mi costadoarrancada por los perros.

No preguntes.

Soy fugitivo

¿Si el amor?¡El amor bendito!

Reniegode estos ídolos secos.

Creo en zapatos.

Iana Verónica Paroli Krasteff

37

Iana Verónica Paroli Krasteff

38

XXXII

Sacudiéndome los piojos.Solo.

Quieto,escucho los murmullos

trafalgar el mundo,La madurez de mi palabra

es un yermo sonoroen la solidez

de infinidad de escudos...Recuesto mis huesos

duros,sobre las más aun

duras piedras.

Yo, cúmulo de hielo

estremecido,derramándome en mi aliento,

las venas,las entrañas mojadas

en mi misteriosoy una puerta sellada

para mi mismo.

Iana Verónica Paroli Krasteff

39

XXXIII

Veo pasar fugazmente mi vida

ante mí,azorado.

La quietud de mi cuerpodesentraña mi nombre

primigenio.Tengo miedo

y mi grito se hermanaa los gritos pequeños.

Llaman mi nombre

no es.

Golpean mis huesosse deshacen

llenando la harinadel tiempoque cargan los vientos

de los astrosen sus orbitas ingenuas.

La saliva y la sangredesandan mis pasos…

Repetirme en el útero…Rebotarme en el verbo…

Afuera la noche es aún

más grande.

Iana Verónica Paroli Krasteff

40

I

El mundo se cierra divinocon la vergüenza de quien

da un pésame por un muerto que no ha conocido.

Me duelo de miy me miro,

traspasado en las estacas,amputado y desabrido

caminando entre las mieles y las pompas.Con el gesto de un sátiro

tomo el puñal y escondo la sangrejusticiero ciego

Iana Verónica Paroli Krasteff

41

II

Los pasos de los niños picoteos amarillos

deshojados en zaguanestristes

con medias cortas y ojos grandes.Se abren el camino difícil

con la suavidad de un titán.Un gigante acaudalado de pureza

corazones de mariposasque deambulan por paraísos

que los viejos no ven.Atrás se encuentran las razones

de mi desdichaen el camino de los zapatos blancos

y las puertas pesadasatravesadas por pequeños gritos.

Hubo una vezdos pequeñas titánicas

jugaban a la casa en tanto el ogro rondaba la cabaña.

Estaban poseídas por un espíritu de ilusión

que les hacía ver lo que no se veía y andaban cojas por caminostortuosos cubiertos de barro

y piedrasque a ellas se les hacían valles de paraíso.

Tomaron el agua de la desdicha libando néctar.

Y una tarde tenebrosadeshojaron margaritas.

Iana Verónica Paroli Krasteff

42

Iana Verónica Paroli Krasteff

43

SUEÑOS

Iana Verónica Paroli Krasteff

44

XV

Soledadpura soledad.

Soledad pequeñaquieta, esperando,

mezclada a abalorios…verme doblar la esquina, saltarme a la garganta

y hacerme llorar…..que no imagina en mi rostro impasible

el gemido enmarañado, multicolor, colgante

de nostalgias transparentessueños de lentejuelas

que traen galerías de imposiblesobjetos-persona perdidos en el tiempo.

Ya no piso la calle,ya no respiro,el emperador

ha muerto.

Iana Verónica Paroli Krasteff

45

XVIII

El silencio abre un tajouna fuente estólida

que grita perdón con música de Sara.Lagrimas arrabaleras

desagotando inhabitables celdasde cariño.

Toco tu rostro y temo el paraíso,

veo tus ojosy lloro tu muerte.

Abriría el corazón,pero no puedo dejarlo en la mesa,

en ese mantel tan manchado por las cosas,las de todos los días,

porque me sueñan a mí pesary no soporto el peso.

sobre mi regazo. Solo tú hado.

Iana Verónica Paroli Krasteff

46

XXI

El árbol desnudo,Hermano Francisco,

ondea en la tardesus venas rosadas.

No teme al hambre,no teme al fríosi me quiebro

como una de sus ramas.

¡Hubiera querido arrojarlas águilas y los tigres

de mi pecho!

Yo soñaba,sueño,

con el cielo que lagrimeaentre el carmín de sus mejillas, con la aurora

que opacael fulgor de su verde.

¡Cuánto deseaba arrojarde mi pecho

los tigres, las águilas!

Iana Verónica Paroli Krasteff

47

Dónde Hermano,tus pies desnudos,

caminanla soleada noche

de tu aliento de pájaro,el batir de espuma

de tu silencio sobre sordos rostros.

¡Yo tengo un corazón duro!No uno manso,

que de sise conduele

como un condenado.

¡Hubiera querido arrojar los tigres, las águilas de mi pecho,

ser la mariposa,la frágil,

la hermosa,la maravilla de los ojos,

la dulce atravesada!

Iana Verónica Paroli Krasteff

48

XXVI

Un mundo calidoscópicomariposas de alas de nácar

bijou,se arriman a mi rostrocomo a media noche

los labios al vaso trémulo,con desesperación,

ensayando un equilibrio,tentando otro mundo

en la oscuridad de la cocina,convertida en antesala de todas las pesadillas.

Casi soy la “luna lunera cascabelera…”hamacándose en la ventana,niña despabilada que sueña

en mi cama,los ojos atentos al salto

arrancado por breteles desfalleciendoen hombros tristemente.

La boca abierta muerde la frutay la ciencia y el recelo

saben a chocolate.

Iana Verónica Paroli Krasteff

49

Las cintas del caminoprenden la mirada,

los árboles apurados,el cabello verde del campo y el rizado azul y blanco.

Salto,la cocina,

las dos trabas blancas,dos zapatos con pulsera

de mis cinco años.

Ando errante por el mundoque me anda desatando

la pulsera,descalzando la tarde de árboles húmedos,

los labios a la orilla del vaso,en la cocina-sueño-luna-camino-zapatovive una mariposa de alas multicolores

y ojos de niña asombrados.

Iana Verónica Paroli Krasteff

50

Iana Verónica Paroli Krasteff

51

XXIX

Una gotaCaeCaeCaeCaeCaeCae

Orada la piedra.¡Espera

la lluvia, el torrente,cansada!Primavera llega

y la gota sigue su laboren la pobre,

paciente piedra.Un sapo se planta en ella,

bebe del turbulentorío jactancioso.

Pies desconocidos la arañan.ella mira desorientada los días,

gente extraña.

Ya siente su cuerpo amortiguadopor la inalterable punzadaya está insensible la llaga

por la calada.

Iana Verónica Paroli Krasteff

52

En su letargo,de golpe,

es arrastradaentre el lodo

y el aguay las burbujas

y las ramasy otras piedras hermanas.

Viaja en el torbellinoextrañando

¡que martirio!el sapo,la gente,la gota,

la calma.

Sin aliento, al final,

una blanca playa radiante,piensa “es el paraíso”…

y en la mano que la toma,para arrojarla en las olas,

siente su cuerpo por primera vez blando.Y levanta los oscuros ojoshacia esos otros de carne,

“Es el que es” oray su cuerpo mineral

redondobrillante

traza una línea azul.

Iana Verónica Paroli Krasteff

53

XXX

Tengo miedo del viaje.El mar encrespadola lluvia arreciando,

la noche negra, mi abrigo

transido y pegado a mi cuerpo.

Un barco pequeño me esperay a los que vienen conmigo.

Inexplicablemente no sienten,ni mi temorni mi frío,

sonríen y cantan,en tanto se aproxima

la barquichuela vacilantesostenida en gigantescas olas.

Diviso la oscuridad de un cuerpo,enorme en su movimiento húmedo,

¡Mi terror es incalculable!Se aprestan

indiferentes al apocalipsis.

Intento descifrar otro destinoY solo, ante mí

el bote indefenso,en rugiente y morboso precipicio,

esperarme a que subajunto al festejo.

Iana Verónica Paroli Krasteff

54

XXXIX

Guerrero en silenciode pie en la cima

contemplando el fuego.Arden sus pies,

su mirada es un pájaro agoreromuere el mundo en su alma

su corazón palpita fuera de su cuerpo.

Amanece,la guerra es un trapo frio

cubriendo el suelo.Miríadas de sueños

planean rapaces,su lanza los envuelve y destroza

sin dolor, sin desprecio.

Amanece, guerrero,amanece,

en pie, en la cima.Tus rodillas no se doblan.

Tu corazón, fuera de tu cuerpo.Tu alma olvidada.Tu piel es el aire,

El cosmos,El fuego.

Iana Verónica Paroli Krasteff

55

El pájaro de tus ojosinvade la tierra

arrasada por ese fuegoy la sal de sus alaslevantando mareas

se desprende hacia dentro.

No lloreslas lágrimas son el fruto

de un entierroy lo que ha muerto

debe entregarse.

Iana Verónica Paroli Krasteff

56

Iana Verónica Paroli Krasteff

57

VI

Luna sola.Abel dormido,

sobre negro lienzosu piel blanca.

Sola entre lejanas estrellas.

Abel al finalsu profundo, luminoso,

extenuado cuerpo. En la noche del cuadro,

tu dolorimprimado en tu silencio.

Abel. Luna.Las lágrimas

desbordan de tu marco,misterioso espacio

derramándose.

En la música mudamis palabras errantes

alcanzan tu piel de óleo,la monstruosidad de tu injusticia.

tus costillas de sacrificado.

Iana Verónica Paroli Krasteff

58

Tendidosin sangre,sin aliento,te levantas,

Lázaro que acatas mi tristeza,en tu tierra de cuadro,

sin peso ni vocesque se encienden y se acallan

en menos de una tarde.

La luna Abel, mi enamorado,

te mira, te toca,

te muerde,y yo

te miro,de pie.

Iana Verónica Paroli Krasteff

59

XXXVI

LOS PERROS

Los ladridos se apagancuando pasa un cortejo de vivientes.Están pasmados por la proximidad.

Ya no se hablan las flores como antesy los ojos hace rato han dejado las lagrimas

dormir en tibios cofres de nácar.Las ánimas estallan alrededor

rogando clemenciapero el cortejo ya no cree en ánimas.

Arrastran con placerunas blandas cadenas de almíbar rosada.

A raptos una impaciencia¿de dónde? ¿de qué?las roen de soslayo.

Previendo la emboscada de la ilusiónlos vivientes saben acomodar la comezón, solo los perros que los ven estupefactos

comienzan a rascarse y comentar entre ellossobre esta gente irrisoria.

Iana Verónica Paroli Krasteff

60

También esperaba en silencioun meteoro golpear la tierra,

la hiciera reorbitarhacia una frondosa algarabía,

un naufragio de la isla de los sueños desierta,

hacerlos ahogar de una vezno estirasen manos de pesadilla.

Un silencio grande como una casadesalojada de rabia y de codicia,

estaba susurrando polvo en los oídosque había dejado adrede

encima de un piano poseído.Así son los sonidos

vagaron por los rincones de hojas y tejas demolidas

hasta llegar a los oídoscomodamente abandonados

a propósitoen el piano cómplice

y rompieron con un estruendode martillos insensatos

la música.

Iana Verónica Paroli Krasteff

61

III

Decía una palabraY las estaciones se sucedían

Pertenecían las suaves descalzasA las aterciopeladas orillas

Recorrer dormido Una sucesión de estrellas

También perdidasTraspasar, sumergirse,

Caer subiendoVolar arrastrándose

Subir cayendoVolando arrastrarse.

Iana Verónica Paroli Krasteff

62

Iana Verónica Paroli Krasteff

63