CAPÍTULO 3 ¿Qué clases vas a tomar?. Repaso: ¿Cuándo estudias? Estudio a las…
¿Cuándo Demonios Vas a Crecer de Una Vez?
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¿Cuándo demonios vas a crecer de una vez?
Con Holden Caulfield millones de personas se han sentido menos solas: 'El guardián entre el
centeno' ejerce un poder extraordinario
"Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que
querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi
infancia…”. Desde el arranque de El guardián entre el centeno queda claro que
Salinger pretendía situar su narración en la modernidad. Lo que no
podía saber es que, bien entrado el siglo XXI, esta novela de
aprendizaje iba a mantenerse tan fresca y actual como cuando la
publicó en 1951, tanto por la forma en que está escrita como por lo
que nos presenta, salvando el detalle de la ausencia de móviles y
demás artefactos. Diez años antes, en una carta a una amiga, decía
que estaba escribiendo una historia sobre “un chico de instituto
durante las vacaciones de Navidad”.
Y sí, es eso. Eso y mucho más, seguramente porque ese chico, Holden
Caulfield, es uno de los personajes más entrañables de la literatura universal, que
mira y juzga lo que le rodea de una forma original, ácida, tierna a
veces. Con algunos datos autobiográficos (unos epidérmicos, otros
más profundos: el Holden que desprecia a casi todos, ¿no será ese
escritor misántropo que deja de publicar y se aísla, acrecentando su
leyenda?), Salinger escribió sobre los adolescentes, su rebeldía, su
lucha por encontrar un lugar en el mundo, su miedo a crecer y a la
vez su deseo de hacerlo. Porque Caulfield critica a los adultos, falsos,
hipócritas o sencillamente imbéciles, mientras que aprecia a los
niños, espontáneos, inocentes, generosos. Y por eso, lo que de verdad
le gustaría es estar al borde del precipicio, al final del campo de
centeno, para vigilar que los niños no caigan por él. Evitar que se
hagan mayores. Pero eso es imposible, y de ahí la crisis de Holden.
Observador, sensible, exagerado, sarcástico, curioso (¿dónde irán en
invierno los patos de Central Park?), en esos pocos días que dura su
aventura, cuando, tras una pelea decide escapar del colegio del que
ha sido expulsado y retrasar la vuelta a casa, ese chico de 16 años al
que le gustaría aparentar más para que le sirvan las copas sin
preguntas y para ser tenido en cuenta por las mujeres, piensa en el
MARTIN CASARIEGO 18 FEB 2015 - 10:11
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sexo, se emborracha, fuma, requiere los servicios de una prostituta,
despotrica contra la educación académica, se deprime, dice tacos y
abusa de las coletillas. Eso puede explicar que aún en 1980 fuera el
libro más prohibido en los institutos de Estados Unidos. Pero el texto
es inteligente, original, tiene humor, está lleno de vida y sensibilidad,
posee un ritmo perfecto, nunca cae ni en lo cursi ni en lo soez, así
que tampoco extraña que, en ese mismo año, fuera el segundo más
recomendado.
En esa división
entre los
profesores que lo
prohíben y los que
lo recomiendan,
estos últimos
tienen un
argumento difícil
de rebatir: aquellos se están convirtiendo en lo que critican, en
guardianes entre el centeno que no quieren que sus alumnos
maduren. Carl Luce, un conocido mayor que él con el que Holden
toma unas copas, le espeta: “¿Cuándo demonios vas a crecer de una
vez?”. Y de eso trata este libro, a eso asistimos a lo largo de sus
páginas, al abandono definitivo de la infancia, al complicado paso de
una edad a otra. Todo, aquí, está en esa frontera: Holden, y la propia
novela, publicada para adultos y adoptada por millones de
adolescentes y jóvenes. Cada año se venden 250.000 ejemplares. La
crítica también lo considera, casi unánimemente, como una de las
obras mayores del siglo pasado. Es uno de esos felices y raros casos
en los que crítica y público van de la mano a lo largo de décadas.
Holden se rebela contra la educación, contra la autoridad, contra los
mayores, contra el inevitable proceso de madurar, cumpliendo
muchas de las características de las novelas de iniciación. Su rebelión
está condenada a la derrota, pero de ella surge una victoria
imperecedera, la de dejarnos uno de los libros más maravillosos que
se pueden leer casi a cualquier edad. Ese muchacho que pide y
confiesa: “Toma una copa más. Por favor. Tengo una depresión
horrible. Me siento muy solo, de verdad”, ha conseguido que millones
de personas se sientan menos solas en algún momento de sus vidas.
Ese es el extraordinario poder de los libros extraordinarios. Hacia el
final, Holden nos da un consejo: “No cuenten nunca nada a nadie. En
el momento en el que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de
menos a todo el mundo”. Y al lector le sucederá algo semejante a lo
De la derrota de Holden surge una victoria imperecedera, la de
dejarnos uno de los libros más maravillosos que se pueden leer
casi a cualquier edad
que le sucede al narrador: cuando cierra el libro, empieza a echar de
menos a Caulfield. Ya sólo le queda recomendarlo a los jóvenes y no
tan jóvenes como si se hubiera publicado ayer.
El guardián entre el centeno. J. D. Salinger. Alianza Editorial. Madrid,
2013. 288 páginas. 9,13 euros.