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EDITORIAL UNIVERSITARIA

CUADERNOS DE TRABAJO # 1

BiopolticaEscriben: Edgardo Castro Silvia Grinberg Pat OMalley Alfredo Veiga-Neto

Gubernamentalidad, educacin, seguridad

III Coloquio Latinoamericano de Biopoltica I Coloquio Internacional de Biopoltica y Educacin 1, 2 y 3 de septiembre de 2011

Gubernamentalidad, educacin, seguridad

Biopoltica

UNIPE: UNIVERSIDAD PEDAGGICA Adrin Cannellotto Rector Daniel Malcolm Vicerrector Edgardo Castro Director del Instituto de Pensamiento Contemporneo UNIPE: EDITORIAL UNIVERSITARIA Flavia Costa Mara Teresa DMeza Daniela Gutirrez Diego Rosemberg Equipo editorial Zky&Sky Diseo original Lucila Schonfeld Maquetacin y correccin Cuadernos de trabajo # 1 ao 1: Biopoltica. Gubernamentalidad, educacin, seguridad 1.000 ejemplares de distribucin gratuita 2011, UNIPE: Editorial Universitaria Calle 8 N 713, La Plata, Provincia de Buenos Aires www.unipe.edu.ar Biopoltica: orgenes y derivas de un concepto: Edgardo Castro, 2011 La conjetura del ADN: Silvia Grinberg, 2011 El nacimiento de la justicia biopoltica: Pat OMalley, 2011 A arte de viver e educao escolar: Alfredo Veiga-Neto, 2011 Impreso en Argentina Printed in Argentina Todos los derechos reservados. Prohibida la reproduccin parcial o total, el almacenamiento o la transformacin de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sin permiso previo y escrito del editor. Su infraccin est penada por las leyes 11.723 y 25.446. Esta edicin de 1.000 ejemplares se imprimi en el mes de agosto de 2011 en Artes Grficas Delsur, Almirante Solier 2450, Sarand, Provincia de Buenos Aires. ISSN: 1853-8908

ndice

Biopoltica: orgenes y derivas de un conceptopor Edgardo Castro por Silvia Grinberg por Pat OMalley

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La conjetura del ADN

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El nacimiento de la justicia biopoltica A arte de viver e educao escolar

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por Alfredo Veiga-Neto....................................................................

EDGARDO CASTRO*

Biopoltica: orgenes y derivas de un concepto

public una serie de trabajos que, desde el aporte de las nuevas ciencias, buscaban siderarse la sntesis de su pensamiento, el Esbozo para un sistema de la poltica, En parte al menos, ella consisti en encontrar nombres apropiados para las difemente, El Estado como forma viviente. Algunos aos despus, en la que puede conpensar la realidad del Estado como un organismo. Su obra de 1916 se titula, precisa-

I. En la segunda dcada del siglo XX el gegrafo y politlogo sueco Rudolf Kjelln

Kjelln afirma que esta idea termin convirtindose para l en una tarea vital (una Lebensaufgabe). rentes ramas de la nueva ciencia poltica que tena en mente. Acu entonces dos trdel vocabulario de diferentes disciplinas: geopoltica y biopoltica.

minos que, no siempre en relacin directa con sus escritos, entraron a formar parte

y una parte especial, dividida en seis secciones. Cada una de estas ltimas se divide, a su vez y meticulosamente, en tres subsecciones. En realidad, este era el anhelo de secciones, sino slo en dos. En la correspondencia con su hija, Kjelln manifiesta su metra. fastidio y disconformidad, que lo acompaaron hasta sus ltimos das, con esta disiPrecisamente, para la segunda y ltima subseccin de esta cuarta parte especial Kjelln; pues la cuarta parte, a diferencia de las otras cinco, no se divide en tres sub-

ter epistemolgico, acerca de las nuevas categoras y fronteras de la ciencia poltica,

El Esbozo para un sistema de la poltica se divide en una parte general, de carc-

de su sistema, Kjelln se sirve del trmino biopoltica. Ella trata de la vida de la

* Doctor en Filosofa por la Universidad de Friburgo. Actualmente es investigador independiente del Conicet y dirige el Instituto de Pensamiento Contemporneo de la Universidad Pedaggica (UNIPE). Sus libros y artculos se ocupan, en general, de la filosofa contempornea francesa e italiana. Entre ellos, ha publicado Pensar a Foucault (1995), El vocabulario de Michel Foucault (2004), Giorgio Agamben. Una arqueologa de la potencia (2008) y Lecturas foucaulteanas. Una historia conceptual de la biopoltica (2011, editado por UNIPE: editorial universitaria).

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sociedad: de las luchas de ideas e intereses entre grupos y clases que amenazan constantemente la forma de la sociedad (de la que se ocupa la subseccin precedente). nos explica que se inspir en el trmino biologa. Pero inmediatamente aclara, crearon, casi un siglo antes, la expresin biologa. Bos, en efecto, tiene ms que del trmino bos es ms apropiado con su etimologa que el que hicieron quienes remitindose a un discpulo de Aristteles, Dicearco, que, en su caso, el uso que hace A fin de encontrar un nombre apropiado para esta rama de su sistema, Kjelln

Kjelln sugiere, en cambio, el trmino pletopoltica (cf. Kjelln, 1920: 84, 92-94).

gica. Para hablar de la vida biolgica de la poblacin desde una perspectiva poltica, II. Las metforas siempre han desempeado un papel de primer orden en el

ver originalmente con el estilo de vida que con la vida que nosotros llamamos biol-

expresivas de carcter literario. Ellas desempean, ms bien, una funcin constitutiexpresin de Eugene Miller el pensamiento poltico es inevitablemente metafrico

campo del pensamiento poltico. No se trata, en efecto, simplemente de formas va del pensamiento poltico y del objeto mismo que en l es pensado. Segn una (Miller, 1979: 155). Imgenes organicistas y mecanicistas han recorrido un largo camino en la historia conceptual de Occidente. En este sentido, no asombra demaJaeger, haya afirmado que su poltica es una biologa y haya querido mostrar, en este giro biolgico del Estagirita, la distancia que lo separaba de su maestro, Platn. siado que uno de los ms grandes estudiosos de Aristteles en el siglo XX, Werner El florido estilo de Kjelln no permite determinar siempre claramente hasta qu

los Fundamentos de filosofa del derecho de Hegel. Kjelln no habla del Estado como cin de que el Estado es una forma viviente busca, adems de recuperar para la cienindividuos. dicin liberal y contractualista para la cual el Estado es solo un conglomerado de En este sentido, la preocupacin de Kjelln, la tarea vital a la que dedic todos una entidad que, literalmente y en su universalidad, sabe lo que quiere. Su afirmacia poltica las nuevas categoras de las ciencias biolgicas, oponerse a una cierta tra-

idealistas, no llega a afirmar o a suscribir expresiones como las que podemos leer en

cierto darwinismo, Kjelln, a pesar de la influencia que tuvieron en l los pensadores

comparacin o mucho ms que ello. Ciertamente, por varias razones, entre ellas un

punto la imagen del Estado como un organismo viviente es, finalmente, solo una

una realidad del derecho internacional. 6

la perspectiva de las ciencias modernas, reducindolo solo a una entidad jurdica, a

sus esfuerzos intelectuales fue la de mostrar cmo era imposible pensar al Estado, en

encontramos ninguna referencia a Rudolf Kjelln. Tampoco ninguna indicacin

III. En los escritos de Michel Foucault publicados hasta este momento no

decir acerca del uso que el sueco hace de este trmino, se sigue que no coincide con el sentido que le da Foucault. La biopoltica foucaulteana, conceptualmente, se relaciona ms bien con lo que Kjelln denomina pletopoltica, el estudio y la gestin del cuerpo de la poblacin (Volkskrper) en sus aspectos cuantitativos (por ello el foucaulteana con la tarea vital de Kjelln: para ambos se trata de abordar la realite. Y tambin para Foucault, como en el caso de Kjelln, la fortuna de su concepto ambos, la realidad del Estado es, aunque de diferentes maneras, una forma vivien-

acerca de los posibles orgenes del trmino biopoltica. De cuanto acabamos de

recurso al griego plthos). Un gesto terico, sin embargo, emparenta la empresa dad poltica del Estado poniendo entre parntesis las categoras jurdicas. Para

de biopoltica adquiri relevancia solo pstumamente.

meras pginas del apartado final de La voluntad de saber (Foucault, 1976: 177 y ss.). co? Una serie de factores han ejercido, sin duda, una causalidad concurrente. Cmo se form, entonces, lo que bien podra denominarse el paradigma biopoltiLa publicacin en 1994, en Francia, de la compilacin de sus artculos, conferen-

mil que componen sus libros, le estn dedicadas. Se trata, como sabemos, de las pri-

biopoltica aparezca solo tres veces y apenas unas quince pginas, de las casi tres

Llama la atencin en efecto, que, en sus libros publicados en vida, el trmino

cias y presentaciones, titulada Dits et crits (parcialmente traducida a diferentes

(el primero apareci recin en 1997, Defender la sociedad, y el ms reciente es de

idiomas como Obras esenciales), y la aparicin de sus cursos en el Collge de France Pero hubo tambin un efecto anticipacin que, en gran medida, amplific la importancia de todo este material aparecido luego de su muerte. La obra de Giorgio

febrero de 2011, Leons sur la volont de savoir) han sido sin duda determinantes. Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la vida desnuda, es de 1995, esto es, dos

aos antes de la aparicin, en Francia, del primer curso de Foucault. Para expresarcursos de Foucault. Agamben, en efecto, vincul la problemtica biopoltica con autores y temas que Foucault apenas haba mencionado o de los que ni siquiera se haba ocupado: Walter Benjamin, Carl Schmitt, Alexandre Kojve, la posthistoria, el nuevas facetas y proyecciones. Pero el trabajo del propio Foucault forma parte de estado de excepcin, etc. La nocin de biopoltica comenz, de este modo, a mostrar cin y Nacimiento de la biopoltica aparecen publicados recin en 2004. En relacin 7 este efecto anticipacin. Dos de sus cursos biopolticos, Seguridad, territorio, poblanos de algn modo, este trabajo de Agamben sirvi como caja de resonancia de los

con la biopoltica, el primero se ocupa del liberalismo y el segundo, del neoliberalis-

samente en 1979 Margaret Thatcher se converta en primer ministro del Reino Unido Foucault, de este modo, vislumbraba en el anlisis de sus cursos la importancia de

mo. Estos cursos haban sido proferidos en 1978 y 1979 respectivamente. Preci-

y, al ao siguiente, Ronald Reagan era elegido presidente de los Estados Unidos. de Thatcher y Reagan, pasara a ser uno de los temas inevitables del pensamiento y El paradigma biopoltico cobraba de este modo un impulso determinante y la una problemtica poltica que solo varios aos ms tarde, concluidos los gobiernos

del anlisis poltico.

sobre las relaciones entre biopoltica y soberana, se sumaban, en Italia, Roberto vaba sus categoras de pensamiento conjugando la perspectiva foucaulteana con los biopoltica. En Inglaterra, Nikolas Rose desarrollaba, tambin en clave foucaulteana, sociedades contemporneas. Esta problemtica se instalaba tambin en el norte y el

constelacin biopoltica se poblaba de nuevas estrellas. A los anlisis de Agamben

Esposito, con su interpretacin inmunolgica de la poltica, y Toni Negri, que renoconceptos de Gilles Deleuze. En Alemania, Peter Sloterdijk lea a Heidegger en clave su proyecto de una historia del presente y sus estudios sobre la medicalizacin de las quios sobre biopoltica. sur del continente americano. A las publicaciones siguieron los congresos y los coloNo sera correcto decir que en todos estos autores nos encontramos con el

estrictamente foucaulteano, la politizacin de la vida biolgica de la poblacin, ni del

mismo concepto de biopoltica y ni siquiera que se trata siempre ni del concepto

acuado por Kjelln, el anlisis de la vida de la sociedad, de la lucha de intereses e biopoltica, la vida humana es abordada, en efecto, segn una diversidad conceptual una dispersin que no remite a ninguna matriz de pensamiento. En la constelacin

ideas que la caracteriza. Pero tampoco sera correcto decir que nos encontramos ante

que se remonta a la triparticin platnica del alma y de la ciudad y que, ms cerca de Benveniste sobre todo), identific como la triparticin fundamental que domina el nosotros, un grupo de lingistas y etnlogos franceses (Georges Dumzil y mile sistema semntico de las lenguas indoeuropeas. La vida humana es pensada, en efecque la vida humana entra en juego en las relaciones entre estos dominios constituye,

to, en relacin con la ley, con salud, con la fuerza o con la abundancia, o, si preferimos, con el derecho, con la medicina, con la guerra y con la economa. El modo en

de hecho y de manera matricial, el ncleo de la problemtica biopoltica.

debemos tambin hablar, para describir las derivas y alcances del paradigma biopo8

IV. Ahora bien, del mismo modo que hemos hablado de un efecto anticipacin,

ltico, de un efecto retrospeccin, es decir, de la proyeccin hacia atrs del prisma

conceptual de la biopoltica. Agamben, por ejemplo, ha proyectado esta categora

hasta alcanzar los orgenes de la nocin de poder soberano. Y tambin han aparecicon los libros de Foucault. Sfocles para citar solo dos ejemplos. La misma operacin podemos llevarla a cabo Aunque Foucault utiliza el trmino biopoltica por primera vez en una confe-

do lecturas biopolticas de los autores clsicos de la tradicin occidental: Platn o

rencia pronunciada en 1974 en Ro de Janeiro, El nacimiento de la medicina social (publicada en 1977), en sus libros, como sealamos ms arriba, aparece recin en fecunda. Desde esta perspectiva, adquiere nuevos ribetes, por ejemplo, la cuestin de 1976. Pero una lectura biopoltica de Vigilar y castigar (1975) resulta ciertamente

la poblacin; cuestin especficamente biopoltica para Foucault, que en esta obra efecto, una operacin que tiene lugar a partir de una multiplicidad somtica. En el mismo sentido podramos proceder con la Historia de la locura. ocupa un lugar de primer orden. La individualizacin disciplinaria es siempre, en

nuestro juicio, es necesario remontar su origen a La arqueologa del saber (1969), Foucault sostiene, en efecto, que la prctica poltica abri el campo para nuevos objesamente ha pasado ampliamente desapercibido para los lectores de sus obras, aunque aqu nunca se hable ni de biopoltica ni de biopoder. En un pasaje que curio-

En cuanto concierne especficamente al concepto de biopoltica, al menos a

da y controlada, evaluada segn determinadas normas de la vida y de la salud, 1969: 214).

ral, estn constituidos por la masa de la poblacin administrativamente encuadra-

tos mdicos. Este campo abierto o, mejor, estos campos, pues Foucault utiliza el pluanalizada segn las formas de los registros documentales y estadsticos (Foucault, V. En enero de 1976 Foucault daba inicio al primero de los cursos que podramos

trata de que Foucault sostenga que haya que defender la sociedad, sino de llevar a los conceptos fundamentales para analizar el ejercicio del poder y pensar la poltica. No carece de importancia tener presente la fecha de este curso: 1976. Basta pensis general del curso es ver si es posible hacer de las categoras de guerra y de lucha cabo una genealoga de quienes dijeron hay que defender la sociedad.) La hipte-

haberse mantenido las comillas en la traduccin del ttulo; pues, en este curso, no se

denominar biopolticos, Defender la sociedad. (Siempre insisto en que deberan

Se trata, como sabemos, de la llamada hiptesis Nietzsche.

Foucault no se refiere explcitamente a ellos, pero sera ingenuo pensar que, por ello,

fenmenos polticos de lucha armada en varios pases europeos y americanos. 9

sar en la situacin poltica de la poca, desde las diferentes guerras de esos aos a los

esta situacin no haya de ninguna manera influenciado la formulacin de su hiptesis. La relacin de la lucha armada y de la guerra con la poltica circulaba en el plo, la contrafigura de Foucault en el Collge de France, Raymond Aron, publicaba en la poca europea y otro en la poca planetaria). ambiente intelectual de la poca. Ese mismo ao, en efecto, para citar solo un ejemsus dos tomos titulados Clausewitz. Pensar la guerra (un tomo dedicado a la guerra te una cierta incomodidad y una preocupacin mayor por parte de Foucault. Se preEn la primera leccin de este curso, del 7 de enero de 1976, se percibe claramen-

las formas eficaces de lucha en la sociedad de la que forma parte (luchas contra el ubuescas, contra los estereotipos sexuales, etctera). Una respuesta posible es enfticamente descartada. Si esta relacin existe, ella

tigiosas instituciones intelectuales francesas con el saber de la gente que acompaa

gunta, en efecto, qu relacin puede tener su trabajo en una de las ms aejas y pres-

aparato judicial y carcelario, contra el encierro psiquitrico, contra las jerarquas no tiene que ver con esa pretensin de totalidad que atraviesa las concepciones

monolticas y los discursos englobantes. Al contrario, ella se enraza, ms bien, en la

mentarias, repetitivas y discontinuas han mostrado ser verdaderamente eficaces, es

fragmentariedad, en la repeticin, en discontinuidad. En efecto, solo las luchas frag-

decir, han logrado modificar los efectos de poder all donde ellos, en sus formas capilares, dan forma a la vida de los hombres. Como ellas, la erudicin foucaulteana es totalidad epistemolgica autorizaba las diferentes formas posibles de la representaSolo el acoplamiento de las erudiciones y de las luchas fragmentarias, repetitivas y ciones representado a la gente), Foucault sita, en cambio, un isomorfismo poltico. No es difcil percibir en estas pginas, adems de esa cierta incomodidad y tambin fragmentaria, repetitiva y discontinua (Foucault, 1997: 5-6). All donde la cin (el concepto representando la realidad, quienes ejercen el poder en las institu-

discontinuas define, propiamente hablando, su genealoga (dem: 9).

preocupacin de Foucault, el eco de las conversaciones con Gilles Deleuze acerca de

las relaciones entre los intelectuales y el poder y el eco de la experiencia del Grupo de representatividad. nmero de Intolrable, la revista del Grupo, es, de hecho, un manifiesto contra la Desde esta perspectiva, la tarea de retomar la problemtica biopoltica no puede

Informacin sobre las Prisiones (GIP) que Foucault alent y acompa. El primer

poltico y biopoltica pierdan todo su carcter sustancial y se conviertan, finalmente, en eptetos homricos. 10

un ensimo discurso englobante. No se trata de que todo sea biopoltico; de que bio-

ser, en efecto, la de intentar recuperar o formular, esta vez en trminos biopolticos,

Es necesario, por ello, que el trabajo de erudicin se acople con esas formas de lucha al efecto retrospeccin, antes mencionados, es necesario sumar, en la actualidad de toda erudicin, un efecto apropiacin.

encerrar en la alternativa simple de la aceptacin o el rechazo de las formas de poder. eficaces que conciernen al modo en que, como dijimos, la circulacin del poder da forma a la vida de los hombres, para transformarlo. Por ello, al efecto anticipacin y

Hay, en la nocin foucaulteana de biopoltica, una dimensin que no se deja

BIBLIOGRAFA1969 1976 1997

Foucault, Michel

LArchologie du savoir, Pars, Gallimard. La Volont de savoir. Histoire de la sexualit 1, Pars, Gallimard. Il faut dfendre la socit. Cours au Collge de France 1975-1976, Pars, GallimardSeuil. Grundriss zu einem System der Politik, Leipzig, S. Hirzel.

Kjelln, Rudolf1920 1979

Miller, Eugene

Metafor and Political Knowledge, The American Political Science Review, 73 (1), pp. 155-170.

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SILVIA GRINBERG*

Vitalpolitics y conduccin de la conducta en la educacin de nuestros tiempos

La conjetura del ADN

Algo ya no es como era: est claro. Ya no vivimos en ese mundo en el que ramos llamados a devenir normales, ser normales. En el presente la normalidad es incluso motivo de ofensa. La diversidad, la innovacin, la creacin, el cambio entre otros tantos trminos, desde hace aos se convirtieron en aquello que define lo bueno, el deber ser de la subjetividad de nuestro tiempo. La educacin no solo no se mantiene ajena a estas interpelaciones sino que es un locus central de estos aires de cambio. Las reformas educativas implementadas desde fines del siglo XX, plasmadas, entre

este ya no tan nuevo calling divino.

otros aspectos, en las pedagogas de las competencias, se configuraron en torno de Asistimos a la configuracin del relato del no relato que se presenta en la lgica

vos saberes expertos que se ponen juego en esta suerte de episteme sui gneris. As, la obra de Rose a lo largo del ltimo decenio. La poltica vital seala el autor de nuestra centuria se ve bien diferente. Ya no est limitada por los polos salud-enferme-

de las escalas, modulaciones y posibilidades abiertas al infinito, un conjunto de nue-

las formas de la vitalpolitic de nuestros tiempos es el eje en el que se ha concentrado dad, no se focaliza en eliminar la patologa para proteger el destino de la Nacin. Ms

medida comn a partir de la cual identificar e incluir a los individuos desviados. Ya no

innovacin; el devenir diferente. Ya no se trata de incorporar a todos en una nica

de la conducta se volvi en el llamado ahora permanente al cambio, la mutacin y la

vivientes (Rose, 2007: 3). Frente a la ausencia de normalidad, el eje de la conduccin

remodelar y modular las capacidades vitales de los seres humanos en tanto criaturas

bien se ocupa del crecimiento de nuestras capacidades para controlar, gestionar,

* Investigadora del Conicet, profesora de Problemtica Educativa de la Unidad Acadmica Caleta Olivia de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral y directora del Centro de Estudios en Pedagogas Contemporneas en la Universidad Nacional de San Martn. Su investigacin se centra principalmente en los dispositivos pedaggicos y la gubernamentalidad. Ha escrito, entre otros libros: El mundo del trabajo en la escuela (2004), Educacin y poder en el siglo XXI (2008) y Pedagoga, currculo y subjetividad (2009).

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de Moebius, ya no tiene exterior. Hay modulaciones, remodelaciones, procesos de vigilar y castigar, seala Rose (2010), hemos pasado a detectar e intervenir.

hay exclusin, todos estamos dentro de una gran mquina que, configurada cual cinta

des, mediciones que siempre permiten ir un punto ms hacia ac y all de la escala. De Nuevas formas de vida que involucran modos de pensar nuestra existencia de

re-ingeniera y management que nos ubican en una larga e infinita vara de posibilida-

camino de vida sino formas de vida que tambin refieren a las formas de vida de las de, supone un momento en el que algo nuevo se est creando; algo que es identifica-

acuerdo con ciertas reglas y premisas que expresan, segn Rose (2007), no solo un entidades que suponen esos caminos y sus caractersticas. Se trata de la emergencia, contina Rose, de algo que, si bien no es radicalmente diferente de lo que nos preceles para una cartografa de nuestro presente, que ms que procurar desestabilizarlo se ble, pero cuya productividad no puede ser predicha. Este es uno de los ncleos centra-

presente y as contribuir a dar forma al futuro que nos tocar habitar (dem: 5). En tos, poder reconocer los diferentes futuros posibles y el hecho de que vivamos en

ocupe del futuro: Esto es, demostrar que no hay un nico futuro escrito en nuestro realizar predicciones tempranas sobre el carcter, modos de ser y destinos de los suje-

un mundo en el que a travs de la biotecnologa y/o las neurociencias se espera poder medio de mltiples historias constituye, probablemente, el desafo para una cartograde la genealoga de nuestro presente.

fa de nuestro presente. Resaltar el carcter abierto del futuro, segn Rose, es la tarea En el campo de la educacin estas realidades se tejen de modos muy particula-

res y se es el lugar donde la conjetura deviene decisin. Las predicciones de futuro

en la infancia y la juventud funcionan de un modo tal que la prediccin se vuelve acciones que se supone van a evitar que ese sujeto manifieste ese dficit en un fututransformar la conjetura en realidad, el presntoma en patologa, de forma tal que se certero un futuro que hasta ese momento por definicin era incierto. Este es nuestro hace imposible saber si, de otro modo, ese sntoma habra aparecido, pero s hacen un diagnstico temprano de dficit de atencin, por ejemplo, se instrumentan las

accin directa, transformando la posibilidad en realidad. En otras palabras, frente a

ro. Claro est que se trata de medicalizaciones tempranas que solo contribuyen a

contexto, el de la conjetura, afirma Rose (2010).

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EN TORNO DE ESCALAS, MODULACIONES Y PREDICCIONES La construccin de escalas y modulaciones permite la configuracin de escenarios

sino ms bien de construir alternativas frente a aquello que, aunque incierto, puede

diversos en los que ya no se trata de propiciar que una determinada conducta ocurra, ser calculado y prevenido. Si el disciplinamiento supona una vara de lo normal en

torno de la cual se definan y sancionaban los desvos, las escalas y modulaciones, vencin. Es la lgica de la vigilancia sindrmica que funciona como un estar prepaconfiguran un horizonte de monitoreo constante que notifica la necesidad de la inter-

configurados en la lgica del riesgo (Castel, 1991; OMalley, 1996; Rose, 1999, 2010)

excepcional, lo no calculable se ha vuelto parte de lo posible, de una escala. Al punto tal que esa escala de futuros posibles es reducida a un nico futuro que, al pretender

deja pensando y actuando como sujetos que ya no se sorprenden por nada, ya que lo

incorpora lo excepcional y lo incaculable a lo posible, un tipo de racionalidad que nos

rado para (Fearnley, 2005; Lakoff, 2007; Collier, Lakoff y Rabinow, 2006), porque

ve el eje de la conduccin de la conducta.

la incertidumbre y las crisis devinieron lo ms estable, detectar e intervenir se vueldad, sino ms bien contar con sntomas y escalas que permitan la identificacin rpiSe trata de un tipo de racionalidad que no supone ni pretende ninguna regulari-

ser evitado, se produce. En un mundo que, se asume, est fuera de control, en el que

da de algn nivel de trastorno admitiendo lo no predecible. Ello hace que todos nos segn Fearnley (2005), ya no procura reconocer lo desconocido y ello porque el conocimiento perfecto o la erradicacin de lo patolgico ya no se piensa como posible. Se trata de estar atento de modo de propiciar algo as como un desastre controlado; ello

volvamos susceptibles de algn trastorno y/o sus grados. La vigilancia sindrmica,

ubicar lo imprevisible y por tanto la posibilidad de dirigirlo y/o reducir su impacto. La vitalidad es entendida como inherente en precisin y descripcin de las relaciones tcnicas entre molculas capaces de inversiones de ingeniera y de principios de reingeniera. El juicio ya no se organiza en trminos binarios claros de normalidad y

porque, si no hay afuera, la inclusin supone la construccin de escalas que admitan

venciones encaminadas a mejorar las capacidades de los otros [] (Rose, 2007: 40). se constituyeron en las formas fundamentales de un saber que define las modulaciobe Rose (dem), las neurociencias, la biomedicina y dems campos del saber mdico En estas dinmicas que asume la poltica vital de nuestros tiempos, como descri-

dirigida a quienes son susceptibles de enfermedad o fragilidad por un lado, y las inter-

patologa. Ya no es posible sostener la lnea de diferenciacin entre la intervencin

nes de la subjetividad. Estas han establecido un conjunto de nuevos principios que, 15

to de saberes han establecido un tipo de racionalidad que se dirime entre las modulaciones de la subjetividad, ello gracias a la creencia de que somos capaces de identificar a los individuos en riesgo, aquellos a quienes una combinacin particular de ro. Una suerte de situaciones presintomticas o asintomticas que pueden identificar individuos susceptibles de (Rose, 2010). Situaciones que, detectadas especialmente ne que pueden ser evitadas. biologa e historia de vida los hace susceptibles de unas ciertas condiciones de futu-

que supone que todos en algn grado somos riesgosos (OMalley, 1996), este conjun-

carnos en las escalas de la salud. En sintona con la lgica del riesgo (Beck, 2002),

en clara sintona con la lgica gerencial, nos dejan ante la infinita posibilidad de ubi-

en la primera infancia, en la era del biocapital, con la medicacin adecuada, se suposomatizacin ya no son simplemente los mdicos y sus advertencias e intervenciones Estamos frente a un conjunto de nuevos saberes en donde los expertos en

algn grado, algn sntoma. Desde la dislexia, pasando por cualquier trastorno afecque est asumiendo la conduccin de la conducta como tecnologa del self en la era del management. Las modulaciones de patologas nos llevan a ubicarnos como sujetos que eligen, deciden y actan en y con sus sntomas. Una vez detectado el sntoma o su plausibilidad gentica, la intervencin se vuelve un problema de gestin de s, de tivo y/o las alteraciones de la alimentacin, las neurociencias expresan las lgicas

trastornos de los que, de un modo u otro, cualquiera de nosotros podemos tener, en

hecho, las aulas devienen lugar de gestin y pre-diagnstico de los innumerables

sumar a docentes y gabinetes psicopedaggicos que funcionan en las escuelas. De

dad, de reproduccin [] (Rose, 2007: 27). A esta larga lista de expertos debemos

mental, de educacin y por supuesto de gentica, de planificacin familiar, de fertili-

tas y hay consejeros de adicciones, de sexo, de familia, de relaciones, de salud

sino tambin de arte, de habla, ocupacionales, nutricionales, dietistas, fisioterapeu-

ras, los visitadores de salud. Hay mltiples tipos de terapistas, no solo psiclogos

en la vida en s sino que se han extendido bastante. Estn las enfermeras, las parte-

un sujeto responsable que debe ser emprendedor. Uno de los sntomas ms claraidentificacin de dicho sntoma sino su medicacin rpida. El ADD es uno de los llaterapia conductual para docentes y personal de gabinete son cada vez ms frecuenentrenamiento de la atencin en preescolares. En todos los casos se espera que la escuela funcione, en la lgica de la vigilancia sindrmica, detectando al individuo 16 litacin Neuropsicolgica de las Dificultades del Aprendizaje hasta la Evaluacin y tes y van desde la terapia Cognitivo Conductual en nios; el Diagnstico y Habimados trastornos de la personalidad ms corrientes en la infancia. Los cursos de mente identificados es el de deficiencia atencional (ADD), que no solo implica la

susceptible de a los efectos de lograr una derivacin e intervencin temprana. En las convulsionadas aulas a travs del diagnstico y la medicalizacin. var a cabo su tarea diaria,1 las detecciones tempranas del ADD tranquilizan la vida de

clara sintona con las dificultades que muchas veces encuentran los docentes para lle-

DIME QU ADN TIENES Y TE DIR CUN EDUCABLE ERES Sobre la base de los sistemas de deteccin temprana se establecen escalas y modulanidades ms pobres constituyen algo ms que ideas y proyectos de investigacin. De

ciones de crecimiento, maduracin y desarrollo en tanto procesos que sostienen la educabilidad. Los estudios sobre el desarrollo neurolgico de la infancia en las comuhecho, los programas de desarrollo y estimulacin temprana encuentran en los estu-

la pobreza en el desarrollo cognitivo concluyen en la asociacin de ambas variables. sino tambin a la baja estimulacin y afecto que se supone reciben; una combinacin poseen dificultades cognitivas que obedecen no solo a los aspectos de la nutricin Ahora bien, tambin est clara la moraleja de estas conclusiones: los jvenes pobres

plejsimos tests y lecturas de la corteza cerebral, los trabajos que miden el impacto de

Las conclusiones estn claras antes de ser realizados los estudios. A travs de com-

dios sobre el desarrollo del cerebro de los nios ms pobres un eje de accin central.

teora del capital humano que, en el campo de la educacin, tiene larga historia.2 Aqu, me importa la pregunta por la episteme, por la racionalidad que esta lgica de conjetura que entre otras cosas implica la reduccin de los futuros posibles a uno. reproduccin de la desigualdad. Esto es, en el gobierno de la poblacin y ms especficamente en la produccin y la conjetura trae consigo; cmo opera este saber sobre la vida, la produccin de la

ceptibles. No me detendr aqu en las discusiones y crticas a la meritocracia y a la

de ADN y medio social oficia en la deteccin de pre-sntomas y de los individuos sus-

Creo que en muchos aspectos de la vida estamos viendo la emergencia de un nuevo tipo de ser humano: el individuo susceptible [] que adquiere la forma de

1. Sobre las dinmicas cotidianas del aula y la escuela me he centrado en diversos trabajos (Grinberg, 2006, 2009, 2010, 2011; Grinberg y Langer, 2011); aqu, por razones de espacio solo hago mencin a la cuestin. 2. Al respecto vanse Bowles y Gintis (1981), Baudelot y Establet (1990), Bourdieu y Saint Martin (1998), Bourdieu (1990) y Braslavski (1984).

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una persona con un alto riesgo neurobiolgico de volverse perpetrador de agrede la gentica, la relacin entre biologa y criminalidad es puesta en trmino de la dad a lo largo de un ciclo de vida como consecuencia de la biografa, la experiencia y el medio ambiente. Esta forma de pensar es muy poderosa porque est susceptibilidad puede ser identificada y por tanto abrir un camino a la intervenAnsiedad dada la prioridad del principio de precaucin para los responsables polticos que tienen el potencial de liderar un futuro menos optimista, en el que la tolgica o no deseada sobre todo, aquella que se hace posible a travs de los impregnada tanto de esperanza como de ansiedad. La esperanza [] en tanto esa individuo peligroso; para la biologa aqu no hay destino. [] Como en otras reas siones y violencia. Esto no es solamente una versin moderna de la vieja idea del

susceptibilidad, y la formacin, exacerbacin o atenuacin de esa susceptibili-

cin preventiva de modo de dirigir al individuo susceptible hacia un camino ms

favorable, menos perjudicial para s mismo y menos costoso para los dems. revisin generalizada de los marcadores biolgicos de la futura conducta psicopa-

avances en gentica, elaboracin de perfiles y exploracin del cerebro, llevara a proteccin pblica (Rose, 2010: 96). un aumento significativo de las intervenciones preventivas en el nombre de la

cacin pre-sintomtica de las que se derivan cursos de accin que, en nombre de la prevencin, si no provocan la realizacin del sntoma, seguramente, lo evocan. El que es, justamente, el lugar privilegiado para realizar detecciones, derivaciones y evaexperiencia las que han funcionado histricamente en los procesos de produccin y y sociales. Las conjeturas del desarrollo cognitivo a travs de detecciones tempranas tales en cualquier lectura de las causas de la pobreza. La combinacin entre factores hereditarios y ambientales no necesita nada ms para funcionar como verdad. Ahora bien, la deteccin es solo una cara; la siguiente es la orientacin de acciones que terminan funcionando como explicaciones de los diferenciales de logros escolares reproduccin de la desigualdad; de forma tal que son, justamente, esos factores los intervencin preventiva. Seguidamente, porque son esas combinaciones de biologa y campo de la educacin es doblemente susceptible a estos discursos. Por un lado por-

Se trata de un engorroso sistema de escalas que permiten la deteccin e identifi-

luaciones tempranas de la infancia a los efectos de la instrumentacin de acciones de

mente valiosas que puedan ser, se constituyen en explicaciones operativas fundamen-

va resonancias, tests e incluso estudios genticos, ms all de lo certeras y cientfica-

preventivas que en las lgicas del gerenciamiento se centran en la gestin de s. Aqu es 18

donde las nociones de educabilidad y resiliencia pasan a ocupar un lugar privilegiado. La

somos educables pero en diferentes grados. En esos grados devienen los grises que, en

educabilidad se convierte en la vara que, por medio de esas escalas, establecen que todos

Amrica latina, constituyen el teln de fondo de la desigualdad y la pobreza extrema. can en las particularidades que presenta la socializacin primaria, una exacta combinable. La sugerencia para su solucin es formulada en clave mdica: la rehabilitacin. Como puede observarse en la siguiente cita, se trata de trastornos que ocurren o se explicin de biologa y experiencia que, de un modo u otro, impiden al sujeto devenir educaEl concepto moderno de educabilidad alude al grado o nivel de desarrollo en dizaje que le brinda la escuela. Se trata de factores modificables en la poblacin compensatorias y de rehabilitacin (Bello, 2001).

cada individuo de caractersticas biolgicas y personales que afectan su capacidad para beneficiarse en mayor o menor medida de las oportunidades de aprena travs de polticas sociales y superables en cada persona a travs de estrategias Si bien se hace referencia a la poblacin en general, esta nocin es utilizada en la

bibliografa, especialmente, para referir a los sectores sociales ms pobres. De forma car el fracaso escolar as como las posteriores dificultades de insercin en el mercado laboral cerrando, de esta manera, el crculo de elucidacin del crecimiento constante de la pobreza extrema y de la poblacin que llega a vivir a las villas miseria. Resulta dcada de 1960 (Karabel y Halsey, 1976); el punto aqu es cmo las cuestiones sociaLos diagnsticos de la educabilidad se ensamblan con la nocin de resiliencia interesante observar que el enunciado de la compensacin puede rastrearse hasta la les se vuelven un problema mdico. tal que, aun cuando, se seala que se trata de factores modificables, ellos pueden expli-

ma como las acciones de intervencin/rehabilitacin. Polticas de subjetividad que se supone deberan actuar para contrarrestar la mquina genes/ambiente:

como el procedimiento a partir del cual desarrollar tanto la construccin del proble-

El primer paso es operar en relacin con la construccin de la resiliencia, uno de cuyos aspectos fundamentales es la capacidad de generar proyectos, relatos y explcita de polticas de subjetividad que deben acelerarse para la construccin ta y puede aportar a un construccin colectiva (Feijoo y Corbetta, 2004: 381). ceso simultneo de construccin de subjetividad. Hay una demanda implcita y confianza frente a situaciones adversas pero que no puede realizarse sin un prode una cosmovisin compartida a partir de las capacidades que cada actor deten-

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algunos aos, a fin de responder a esta pregunta se intenta sistematizar, a modo de modalidades e instrumentos de intervencin preventivos que trabajen sobre estos

la situacin y tener una vida positiva, mientras que otros no lo logran. Desde hace

en condiciones similares de estrs, dolor y pobreza, algunos de ellos logran superar

asumida por las ciencias de la salud aplicada a nios y jvenes se pregunta por qu

En este marco, sealan Cardarelli y Rosenfeld (2000), la nocin de resiliencia

un listado, los factores protectores individuales y ambientales para desarrollar las y comunitarias que mereceran tratamientos especficos para pobrezas especfifactores. De esta manera, se abre un abanico de debilidades y fortalezas individuales

rios de vulnerabilidades. De aqu en ms dependeremos de las capacidades que tengamos, tambin susceptibles de indagacin neurobiolgica, para desarrollar las competencias y gestionar, as, nuestros Yo. La resiliencia se constituye en una tecnologa del self (OMalley, 2010), que en

cas, sin cuestionar en absoluto los contextos socioeconmicos, base de estos escena-

a los sujetos con bajos niveles de educabilidad. La accin escolar pasa a definirse, en ese marco, en polticas de subjetividad, polticas sobre la vida en s, dira Rose, que

Amrica latina, en la sociedad de empresa, se supone debe contribuir a empoderar a travs de diagnsticos mdicos y psicopatolgicos se supone procuran intervenir para prevenir, promover y rehabilitar a individuos susceptibles de. Se trata de proen condiciones de pobreza, est deprimida. La escuela es as llamada a generar que piciar que los jvenes se valoren y eleven una autoestima que se supone que, por vivir

nos de los tantos diagnsticos que suelen realizarse sobre las familias y los estudianatraviesan situaciones de necesidad pueden transformar-se para, as, modificar unas forman parte de los indicadores sobre los cuales se mide su patologa. Si, como sealaba Foucault, el ejercicio del poder asume desde el siglo XVIII la to que involucran una suerte de pastoral no-directivista, que conjetura que quienes

valores en hogares, yo lo que veo es una total desidia y apata, constituyen algu-

Frases tales como estos chiquitos no tienen nada, se dejan estar por la falta de

los jvenes aprendan a valorarse para ser protagonistas de su propio desarrollo.

tes en las escuelas.3 La resiliencia se articula en estas nuevas formas de saber exper-

condiciones de vida que, debemos decir aqu, no contribuyeron a crear pero que s forma de un pastor que dirige a su rebao y la escolarizacin masiva fue una de sus

3. Se trata de uno de las tantos comentarios que realizan los docentes en escuelas emplazadas en contextos de extrema pobreza urbana. Por motivos de espacio no me detengo en estas cuestiones aqu. Hemos ya abordado la relacin entre el miedo abyecto y las evaluaciones diagnsticas de los estudiantes en otros trabajos (Grinberg, 2008, 2010, 2011).

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auto-revisin y auto-conduccin. En clara afinidad con estos planteos, las pedagogas

nes: ya no conduce a su rebao hacia algn lado sino que orienta los procesos de

tecnologas fundamentales, en el presente, la tarea de pastor presenta otras misio-

palabras de Rose, lo ms interesante son los nuevos tipos de poder pastoral que

ar sino orientar aprendizajes y activos y emprendedores sujetos gestores de s. En

de las competencias se construyen sobre la idea de un docente que ya no debe ense-

adopta los principios ticos, el consentimiento informado, autnomo, de la accin voluntaria, de la eleccin y del no-directivismo (2007: 28-29). como la educabilidad, que es su reverso. Ello porque se seala que es el hombre quien debe ser protagonista de su desarrollo y por tanto se deben implementar acciones que impliquen la participacin activa de la comunidad y de las personas involucradas. Este no-directivismo se proyecta como la salida para elevar tanto la empleabilidad

ce y dirige las almas confusas o a las indecisas ovejas. Este nuevo pastor del sntoma

emergen en este contexto [] No se trata de un pastoricismo en el que el pastor cono-

no es volver a un orden previamente existente. Saber cundo y cmo explotar la tacada del sujeto adaptable, flexible y emprendedor que supone la resiliencia. Es el sujeto flexible que el entrenamiento de la resiliencia aspira a crear (OMalley,

considerar los problemas como retos y oportunidades, de modo que recuperarse ya

go y su minimizacin como dos caras de una misma moneda. El sujeto resiliente debe

ra la orientacin emprendedora e innovadora que involucra al riesgo y supone al ries-

rado para que tambin se alinee con el liberalismo avanzado. La resiliencia incorpo-

La lgica de la resiliencia se diferencia de la lgica del riesgo y del estar prepa-

incertidumbre, inventar un futuro nuevo y mejor es tambin una caracterstica des-

mente para trabajar con los sujetos que viven en condiciones de pobreza urbana. En estas situaciones; ahora el trabajo consiste en generar las condiciones para que los sujetos adquieran las habilidades necesarias para sobreponerse a ellas. Sin embargo, algo parece no quedar claro en esta programtica: si los sujetos

2009). Es en este marco que la resiliencia es pensada en Amrica latina, especial-

la sociedad del gerenciamiento, en la sociedad de empresa, ya no se trata de resolver

consiguen vivir y reproducir sus vidas cotidianas en las distintas villas miseria es, jusdas en contextos de extrema pobreza que deben enfrentar las mismas situaciones de de vida. Y ello no solo vale para los sujetos sino tambin para las escuelas emplazaadversidad que caracterizan a las villas miseria, favelas, etc. Es, probablemente, la especialmente, a los jvenes, la que se hace difcil de procesar y comprender en la vida escolar y social. Pero tambin la que, como solemos observar en nuestro trabaalta resiliencia que caracteriza a los sujetos que viven en los barrios ms pobres y, tamente, porque tienen una alta capacidad para sobreponerse ante esas situaciones

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jo en terreno,4 se presenta como un torrente de desestabilizacin de un futuro, cuyo siempre escapa a los presagios.

original, dira Deleuze, ya es una copia, y que por ms predestinado que se pretenda

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PAT OMALLEY*

El nacimiento de la justicia biopoltica**

cual Bentham, el panptico y la disciplina estn forjados de modo tal que cada uno, en cierto grado, invoca al todo. En esta trinidad, Jeremy Bentham recibe, comprenespecfico de una formacin institucional que es en s misma solo el eptome de una tecnologa de poder ms amplia. Podra argumentarse que hacer foco en Bentham sus motivos supuestamente ms innobles en la propuesta de un rgimen penal que lo beneficiara directamente como el contratista designado para operar el panptico mayor atencin hacia Bentham puede ser productiva para un anlisis foucaulteano siblemente, la menor atencin. Despus de todo, l es simplemente el inventor

Existe en Vigilar y castigar*** una sagrada trinidad que le es consustancial, en la

puede ser contraproducente, como cuando una lectura erudita ha buscado centrar penal (Himmelfarb, 1968). Sin embargo, hay fundadas razones por las cuales una

ticos crearan cuerpos dciles a partir de la masa de las clases peligrosas.

cia fueron promulgadas y puestas en vigor, y en las que las prisiones y talleres panpCon algunos ajustes clave que se destacarn luego, esta es una perspectiva via-

tigar, en los cuales las ideologas liberales y burguesas de la industria y de la diligen-

mont una racionalidad y un dispositivo racional para el modo clsico liberal de cas-

de la penalidad. Como intelectual orgnico clave de la burguesa liberal, Bentham

ble, pero confronta dificultades si se toma el liberalismo clsico como una unidad. La biografa poltica del propio Bentham merece especial atencin precisamente por

*

Traduccin del ingls de Constanza Serratore y Jan Ryniewicz.

** Investigador y Profesor Asociado en la Universidad de Sydney. Su investigacin se centra en las tcnicas de gestin de riesgo, utilizadas para gobernar esferas como la justicia criminal. Sus libros ms recientes incluyen: Risk, Uncertainty and Government (2004), Crime and Risk (prximamente, Sage) y junto a Kelly Moffat, Gendered Risks (2006). *** En todos los casos, las citas de Foucault fueron tomadas de los textos de la traduccin al castellano y se respet esa paginacin. Por ello, en la seccin Referencias bibliogrficas se indican las versiones de los textos de Foucault primero en castellano, luego en francs e ingls. [N. de T.]

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su propia migracin poltica desde un torysmo conservador, en el cual las clases crila cual el proyecto panptico emerga an como punitivo pero reformista (OMalley, del panptico, est el hecho de que el propio Bentham insisti en que la prisin distes. Pero Bentham no muri en la dcada de 1790, cuando el panptico era la pieza central de su visin penal. Si Bentham hasta ese momento haba aunado tecnologas minologa liberal. Mayormente dejado de lado en las interpretaciones ms modernas ciplinaria debe ser una fuente de dolor y castigo ms que una simple aula con barrode disciplina y soberana, en sus aos tardos el tercer elemento del famoso tringupoblacin, por forma mayor de saber, la economa poltica y por instrumento tcni2010b). Por supuesto, esto no fue una ruptura completa en su vida poltica o en la criminales deban ser retributivamente castigadas, hacia una instancia ms radical, en

lo de Foucault (2006: 136), gobierno, hizo una aparicin decisiva como esa forma bien especfica, aunque muy compleja, de poder que tiene por blanco principal la co esencial, los dispositivos de seguridad.

discusin sobre las confiscaciones pecuniarias en la que rastrea las variadas virtucastigo, ya que infligen el dolor de la privacin. Tienen tambin una serie de caractecedimental. Las sanciones monetarias, sostiene, cumplen con el objetivo de todo des de las multas y los daos, una distincin que a su vez considera meramente pro-

En sus Principios de la ley penal, Bentham (1962a: 468-470) se embarca en una

de las multas a la suma total de la riqueza de quien delinque. Tambin, al ocasionar que el castigo corporal trae aparejado. De cualquier modo, una serie de notables su dolor indirectamente a travs del consumo, las multas escapan de la infamia ventajas asociadas a las sanciones pecuniarias llevaron a Bentham a considerar el

impacto en los distintos rdenes sociales puede ser asegurada adecuando el monto

den, por lo tanto, adecuarse a la gravedad del delito, mientras que la igualdad de su

rsticas necesarias para esta visin penal, ya que son infinitamente graduables y pue-

dems en lo que refiere a la popularidad, ya que eran las nicas contra las que no porque eran perfectamente remisibles en el caso de probarse el error de la justicia. podra haberse vuelto beneficioso, las sanciones monetarias eran nicas, porque la sacin (dem: 468). Este propsito surge de la aguda observacin de que como ninlencia peculiar; y esto es lo que lo adapta particularmente al propsito de la compencantidad de beneficio no est limitada en este caso como en aquel. Esta es su exceMientras que el presidio y aqu l claramente se refiere al proyecto del panptico se haba levantado objecin popular. Estaban en un grado de ventaja eminente,

dinero como el castigo ptimo. Las sanciones pecuniarias superaban a todas las

libertad o del cuerpo. El placer resultante del uso de ese dinero (es decir, extrado 26

guna otra pena, las sanciones monetarias no incluyen la simple negacin, de la

monetario haya llegado a ser crucial en Bentham se pone de manifiesto en los pasajes finales de los Principios, donde concluye que por las buenas leyes casi todos menes puede cesar prcticamente (1982: 580). En efecto: los crmenes pueden ser reducidos a actos que pueden ser reparados por una simple compensacin pecuniaria; y que cuando ese es el caso, el mal que deriva de los crTodo lo que puede ser reparado es nada. Todo lo que puede ser compensado

bia de manos (dem: 469). El hecho de que la excelencia peculiar del castigo

del malhechor) no es disminuido ni incrementado por la operacin: solamente cam-

por una confiscacin pecuniaria es casi tan no-existente como si nunca hubiera

existido; ya que si el individuo afectado siempre recibe una compensacin equimino ms bajo. Lo deseable es que los fondos para compensaciones deban ser

valente, la alarma causada por el crimen cesa enteramente o es reducida a su tr-

extrados de la masa de los propios delincuentes Si este fuera el caso, la segufeccin al cual debera apuntarse, aunque no hay esperanza de lograrlo a no ser gradualmente (dem: 579).

ridad sera la compaa inseparable de la inocencia, y el pesar y la angustia formaran parte solo de los perturbadores del orden social. Tal es el punto de per-

aunque de ningn modo represent un rechazo al panptico. Aun as, de hacerse, esto tendra inters en acabar con el crimen ms o menos superficial, ya que su las vctimas de un crimen era un ideal, algo en lo que trabajar por lo menos a largo les no tenan dinero para proveer una compensacin adecuada. Como se discutir plazo, ya que en su poca, los pobres y pobres eran la mayor parte de los crimina-

Hay mucho para ganar en el anlisis de este giro en el pensamiento de Bentham,

impacto sera neutralizado. Segn aclara, una compensacin monetaria perfecta para

ms tarde en este ensayo, las sanciones monetarias y las compensaciones estn preral ha tenido xito creando una sociedad de abundancia. El panptico mantiene su formarse en cuerpos dciles, especficamente en trabajadores diligentes y prudentes. vistas como el rgimen penal adecuado para una sociedad en la que el proyecto libelugar de mal necesario, requerido como parte del dispositivo que transforma a las Pero a travs de esta transformacin, a lo largo del tiempo y teniendo en cuenta el

masas brbaras en sujetos liberales. Para que esto ocurra, las masas deben transejercicio adecuado de la ley y de la poltica, las masas devendran ricas. En este proceso y en un camino que no est del todo perdido en Bentham, el sujeto de la ley o midor. En la institucin disciplinaria, el sujeto aprende a trabajar. En el proceso del 27 al menos quien recibe el castigo cambia su carcter de productor y deviene consu-

castigo pecuniario, la transferencia del dinero le inflige un dolor de privacin al delincuente y consuelo a las vctimas, en ambos casos a travs de la capacidad del estn obliteradas, ya que cada uno es meramente un homo conomicus y el crimen se convierte en una accin ilegal que produce dao, pero que puede ser compensada imaginan el crimen y la criminologa. Mientras Foucault reconoce esto (2007: 293) y a travs del dinero; exactamente como los neoliberales epitomizados por Gary Becker dinero de comprar placer.1 La identidad especfica del delincuente y la de la vctima

de lo que l imagina, debido a lo que Bentham tuvo para decir sobre las multas como compensacin.2 minal asegura que la circulacin del dinero se lleve a cabo para maximizar la seguribles. Para comenzar, el foco de la discusin de Bentham sobre las sanciones pecuniarias se centra en la minimizacin del dao, en la restauracin al damnificado es infligido, pero infligido a cualquier actor de eleccin racional ms que a uno de ellos podran al menos contribuir; y en cualquier caso, argumenta que el Estado debe cada en el contrato social con los sujetos liberales (Bentham, 1982: 579). dad. Si esto no es inmediatamente obvio, existen algunos indicios ms o menos visiLa ley se convierte en un mercado de daos y la buena poltica de la justicia cri-

las externalidades negativas de determinados actos, el nexo est mucho ms cerca

argumenta que bajo el modo neoliberal el castigo es el medio utilizado para limitar

ms que en el castigo al delincuente. Lo ltimo no es poco importante, ya que el dolor generalizado de los delincuentes, podra establecerse un esquema de seguros al que hacerse cargo del dficit, porque ha fallado en garantizar la seguridad que est impliplinarias porque ellas no tienen efecto en los delincuentes ni buscan transformarcomo algo individual. Otra caracterstica de las sanciones monetarias, que ser preMs all de lo dicho, las sanciones monetarias difieren de las sanciones disci-

tipo criminal. Pero Bentham contina sugiriendo que, dado el estado de pobreza

los. En el mejor de los casos, hay un efecto disuasivo, pero esto no puede pensarse

1. El dolor, entonces, que es peculiar a estos tipos de castigo, es ni ms ni menos que el dolor de la desilusin producida por la destruccin de aquellas expectativas que las partes en cuestin se han acostumbrado a tener (Bentham, 1962a: 469). 2. El propio sistema penal, por lo tanto, no tendr que enfrentarse con criminales, sino con gente que produce ese tipo de acciones. En otras palabras, tendr que reaccionar ante una oferta del crimen. En esas condiciones, cul ser entonces el castigo? Pues bien, el castigo y vuelvo a referirme a la definicin de Becker es el medio utilizado para limitar las externalidades negativas de determinados actos. Como vern, tambin aqu estamos muy cerca de Beccaria o de Bentham (Foucault, 2007: 293-294).

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ro es una sancin annima. El dinero es la nica sancin que no necesita ser cumta. De nuevo, Bentham era consciente de esto, pero dio cuenta de que la sancin plida por el malhechor per se, otros pueden ir a pagar por l y a la ley no le impor-

sentada mediante un argumento subsiguiente, aclara ms todo esto, ya que el dine-

el entorno social del malhechor.3 En resumen, esta ley se ocupa ms de los males

legal, en su inminente sufrimiento y privacin, an mantiene su efecto actuando en que de los malhechores, quienes se transforman meramente en los vectores a travs deseados. Como otros han sealado (Rusche y Kirchheimer, 1939; Coffee, 1981), las actuar a travs de la distribucin, en tasas y volmenes de comportamientos no comportamientos. Las sanciones monetarias buscan contener tales acciones dentro mentalidad costo/beneficio. de los cuales la ley puede desplegar sus efectos, ya que la naturaleza de esta es

sanciones monetarias no son aplicadas donde la intencin de la ley es erradicar de lmites aceptables: estas son sanciones singularmente oportunas para una sido casi completamente dejados de lado por la escuela foucaulteana destacndose

Este foco en la sancin monetaria pone de manifiesto ciertos aspectos que han

abordaremos prontamente) en el siglo XX al estatus de sancin estndar de la ley

la emergencia del castigo biopoltico a principios del siglo XIX y su ascenso (que moderna. Las multas y los honorarios (cada vez ms) son las sanciones predominantes en lo que respecta a los delitos tradicionales que forman la mayor parte del mente el 70% de las sentencias son multas, en pases como Inglaterra, Alemania, remedio del derecho en la ley civil.4 Pero reduciendo a tal punto los daos y las mulvolumen de la justicia criminal de todos los das: en todos los mbitos, aproximada-

Canad y Australia (OMalley, 2009a, 2009b). Los perjuicios monetarios son el

3. Junto con el delincuente, otras partes inocentes son expuestas al sufrimiento, a saber, toda las personas comprendidas dentro de su crculo. Este sufrimiento no es solamente el mero dolor de la compasin [] Es un dolor original producido por la conciencia de la prdida en la que probablemente ellos mismos van a incurrir por el empobrecimiento del principal (Bentham, 1962a: 469). 4. El espacio dedicado en este texto no puede enfrentar una discusin acerca de las razones por las cuales los daos del dinero vinieron a ocupar este estatus principal entre los remedios de la ley civil. Una discusin extensa aparece en OMalley (2009a). Estrictamente hablando, por supuesto que debera darse aqu una discusin extendida por lo que sealan Becker y Bentham acerca de los daos del dinero en relacin con las multas. Por el momento, de cualquier modo, todo lo que puede sealarse aqu es que no solamente el dinero es el remedio de pleno derecho, sino que la trayectoria de los daos durante el siglo XX es prcticamente ininteligible, a menos que se reconozca que estos son pagados abrumadoramente por las compaas de seguro de responsabilidad. Debido a que el costo de las primas de seguro se construye sobre el precio de los bienes, esto nos lleva a que todo el sistema de daos opera como una forma de seguro social

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ria para todos los modos de infracciones regulatorias: mayormente las contravenciouna preeminencia poltica enorme.

tas en la justicia criminal tradicional, las multas son, por supuesto, la sancin prima-

prisin, panptica o no, se ha transformado en un show penal marginal, aunque con

nes de trnsito forman el 90% de lo que llamamos justicia (Fox, 1995, 1996). La

DEL CASTIGO CLSICO AL NEOLIBERAL? En Nacimiento de la biopoltica, Foucault (2007) reconoce que Bentham y otros cri-

minalistas clsicos usaron una grilla de inteligibilidad econmica en sus anlisis de justicia penal y criminal, algo compartido con los neoliberales modernos. Esta

menos costosa y ms segura, de obtener el castigo y la eliminacin de las conducdefinido como el quebrantamiento de la ley, se establecen penalidades fijas para t en una frmula en la cual confiaron Beccaria y Bentham, en la que el crimen es tas consideradas como nocivas para la sociedad (Foucault, 2007: 288). Esto resul-

forma econmica adoptada a fines del siglo XVIII aparece como la bsqueda

De este modo, Foucault sostiene que el homo penalis, el hombre que puede ser casnalmente a los cambios del entorno (2007). Para Bentham, el actor criminal se tigado por la ley, devino homo conomicus, esto es, un actor que responde racio-

tales quebrantamientos, y estas son graduadas en funcin de la seriedad del crimen.

reduce a un delincuente universal de eleccin racional que puede, por supuesto, ser cualquiera. Al llevar a cabo el clculo de la felicidad, el actor no criminal va a

das en la frmula, donde los beneficios del delito sern cancelados por el castigo zara el crimen. De cualquier modo, el siglo XIX produjo un cambio no anticipado

ser aquel sujeto que toma la decisin de no delinquir bajo las condiciones estableci(gradual). Si se asume que hay una aplicacin perfecta, el homo conomicus recha-

s mismos no pueden ser castigados, el foco en el sujeto fue central y emergi hacia siguiente, de manera recproca, una problematizacin psicolgica, sociolgica,

que surgi de lo que Foucault refiere como una ambigedad. Ya que los actos en

una modulacin cada vez ms individualizadora de la aplicacin de la ley y, por conantropolgica de aquel a quien se aplica la ley (2007: 289). En otras palabras, el

homo penalis se desplaza del homo conomicus hacia el homo criminalis. El curso

financiado por los consumidores. En esto, por supuesto, los daos aparecen mayormente como una parte de la justicia biopoltica.

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de esta transformacin que toma en cuenta la individualizacin de la justicia y de tigar.

los castigos haba sido efectivamente trazado por Foucault en 1975 en Vigilar y casconomicus le dio a Foucault una figura con la cual contrastar a los neoliberales. Esta genealoga del distanciamiento desde una criminologa basada en el homo

que el proyecto disciplinario penal se encaden a otra asuncin que se encuentra en mecnica penal con la que soaba Bentham deban ser de tal manera que, a fin de cuentas, aun cuando en realidad no pudiera suceder, dejaran de existir los crmenes

te ms compleja de lo que aparentaba. En cambio, dirige su atencin al modo en el

Pero, llamativamente, Foucault no prosigue con esta genealoga, que era ciertamen-

el corazn de la criminologa benthaminiana, a saber: que la ley penal y toda la

(Foucault, 2007: 297). Tal erradicacin del crimen fue vista por Foucault como el men. La cuestin del homo criminalis aparentemente ha sido olvidada o dejada de el crimen?

principio organizador del clculo penal en la mente reformadora del siglo XVIII. Foucault relaciona aqu tres cosas: el panptico, Bentham y la erradicacin del crilado. Nos queda una pregunta: cul es el punto crtico, el abandono del homo co-

nomicus en favor del homo criminalis o la adopcin de un programa para erradicar tiene que las preguntas son inseparables, ya que el panptico disciplinario es la tecFoucault sugiere que aqu no hay un problema. Dicho de un modo simple, sos-

luego la necesidad del panptico desaparece: en este evento, la sociedad no tiene Es aqu que Foucault cambia su punto de vista y pasa de un modo serio a la posicin neoliberal de Gary Becker y sus colegas Stigler, Ehrlich, Eatherly y Moore. En este

nologa para erradicar el crimen. Si dejamos de lado el objetivo de la erradicacin, ninguna necesidad de obedecer a un sistema disciplinario exhaustivo (2007: 298).

marco, la poltica penal debe renunciar de manera absoluta, a ttulo de objetivo, a esa supresin, a esa anulacin exhaustiva del crimen (Foucault, 2007: 297). En cambio, se trata al crimen dentro de los trminos de un anlisis costo/beneficio: la pregunta no es ms cmo podemos eliminar el crimen?, sino cmo podemos bajar destaca Foucault, esto se reduce a las preguntas de: cuntos delitos deberan ser ye la clase del 21 de marzo de 1979 con el siguiente pasaje: permitidos?, cuntos delincuentes deberan quedar sin castigo?, pero siempre den-

el crimen a un nivel tolerable y factible a un costo que sea tolerable? Para Becker, tro del marco de lo que le cuesta a la sociedad alcanzar esos niveles. Foucault concluLo que aparece en el horizonte de un anlisis como este no es de ningn modo 31

el ideal o el proyecto de una sociedad exhaustivamente disciplinaria en la que la

por mecanismos, digamos, normativos. No es tampoco una sociedad en la que se

red legal que aprisiona a los individuos sea relevada y prolongada desde adentro

exija el mecanismo de la normalizacin general y la exclusin de lo no normalizable. En el horizonte de ese anlisis tenemos, por el contrario, la imagen, la idea temas de diferencia, en la que se deje el campo libre a los procesos oscilatorios, la que haya una accin no sobre los participantes del juego, sino sobre las reglas 302-303). o el tema-programa de una sociedad en la que haya una optimizacin de los sis-

en la que se conceda tolerancia a los individuos y las prcticas minoritarias, en del juego, y, para terminar, en la que haya una intervencin que no sea del tipo

de la sujecin interna de los individuos, sino de tipo ambiental (Foucault, 2007: Todo esto, por supuesto, puede verse como el antecedente de Foucault a su dis-

cusin en Seguridad, territorio y poblacin (Foucault, 2006) de los as llamados

dispositivos de seguridad, los engranajes para gobernar poblaciones ms que indivi-

duos, en los cuales la modificacin ambiental desplaza en grado al recinto disciplinaprofundidad. Brevemente, es un anlisis de una sociedad en la cual el gobierno biopoAl mismo tiempo, desde un punto de vista criminolgico, el anlisis de Foucault

acerca de la sociedad de control, a la que esta discusin volver ms tarde en mayor ltico y ms especficamente aqu, la penalidad biopoltica se torna ms relevante.

rio. Este es tambin el cimiento en el que Deleuze (1995) bas su breve comentario

es frustrante, precisamente porque no trata acerca del nacimiento de la justicia Vigilar y castigar para demostrar cmo fue que la penalidad gravit hacia una intensificacin particular de la criminologa disciplinaria y en la que el foco en la eleccin racional de delincuentes universales abstractos, homo conomicus, fue desplazado por una antropologa de criminales. La criminologa neoliberal es presentada casi tual de estos neoliberales de la dcada de 1970. Una genealoga del nacimiento del (como opuesta solo al despliegue del homo conomicus) fuera la invencin intelecde partida: con la criminologa de Bentham. Sin embargo, en vez de trazar una lnea divisoria en la individualizacin abierta por la tarea panptica, sugiero que es necebiopoltica. En su lugar, toma la forma de una genealoga condensada prestada de

como una ruptura aguda con relacin a esto, aunque tal criminologa biopoltica

castigo biopoltico tiene que empezar exactamente donde Foucault marca su punto sario examinar el destino de esas sanciones pecuniarias a las que Bentham prest superficiales que ofrece Foucault. 32

mente el nexo entre Bentham y los neoliberales ms all de los comentarios algo

atencin en sus ltimos aos. Pero, en primer lugar, es importante elaborar breve-

BENTHAM Y LOS NEOLIBERALES Las sanciones monetarias, como se mencion, son completamente ignoradas por el

o inclusive de considerar el objetivo clave del castigo, como la minimizacin de los

la criminalidad se extendi ms all de imaginar al delincuente de eleccin racional, costos del crimen. Previendo un sistema de multas que contribuyera a la compensaninguna de las cuales inclua una lgica disciplinaria, mientras que ambas incluan

ley. La inmersin de Bentham en lo que Foucault vio como el marco econmico de

para el ltimo Bentham como para el pensamiento de Becker acerca del crimen y la

anlisis de Foucault en Nacimiento de la biopoltica, aunque fueron centrales tanto

cin de las vctimas, Bentham estableci dos trayectorias posibles para la justicia, ciertas propiedades del dinero como la unidad universal de intercambio. Primero, como se indic, las multas operaran para castigar de un modo econ-

mico, esto es, en el sentido de una serie gradual de sanciones que castigaran y disuadiran. Pero el carcter de sanciones monetarias signific que no pudieran sostener

multas solo le asignan meramente un precio al comportamiento no deseado. Ni siquiera operan de un modo preestablecido intentando erradicar un comportamiento, algo que se intersecta directamente con el argumento de Foucault antes mencioatraso. Rusche y Kirchheimer sostuvieron y se sigue de lo que se dijo acerca de que Bentham estaba perfectamente al tanto de esto que las multas (las licencias) se

tas no operan trabajando sobre los individuos con la intencin de cambiarlos. Las

un proyecto disciplinario. Como observaron Rusche y Kirchheimer (1939), las mul-

nado. Como clebremente sostuvo Bentham, las multas son una licencia pagada con establecen all donde el Estado solo busca contener una accin no deseada, mantecado del crimen, donde los costos de la prevencin y el castigo son establecidos por pensacin hacen que parezca como si el crimen no hubiera ocurrido lleva a cabo en s mismo. Ms an, la afirmacin de Bentham de que las multas como una combajan en un modo que se adecua exactamente al imaginario neoliberal de un mernindola en un nivel tolerable, ms que eliminndola. En resumen, las multas tra-

la frmula costo/beneficio en la que el otro lado de la ecuacin es el costo del crimen

Becker (1974: 30-34). Pero lo que Becker tambin destaca, y Foucault no, es cun

berales tan solo reprodujeron y refinaron el imaginario benthaminiano, segn aclara

timas, o el Estado por medio de ellas, sufrieran. Desde este punto de vista, los neoli-

de asumir que la ley podra ponerle un valor econmico a cualquier dao que las vc-

precisamente ese ejercicio quintaesencialmente neoliberal de ponerle precio a todo,

Becker, la multa era la sancin por excelencia, por todas las razones destacadas por

central era para este imaginario la forma dineraria de la multa en s misma. Para 33

para poner precio. Tal como Bentham, los neoliberales se dieron cuenta de que esta

Bentham, y esto hizo ms explcito el hecho de que la penalidad fuera un mecanismo maniobra era ms literal que figurativa. No se trataba de que las penalidades fueran sadas e intercambiadas exactamente en trminos monetarios. moneda de la justicia, en trminos de que penas y compensaciones pueden ser exprecomo un mecanismo de precios: las sanciones pecuniarias son literalmente la Aqu llegamos a la segunda de las trayectorias benthaminianas. En Introduccin

tigar, su nfasis cambi y se alej de los delincuentes, desplazndose hacia los costos vamente el enfoque tradicional de la ley criminal:

por el delincuente. As, en este modelo, mientras sugiere que las multas deberan cas-

tamente consciente de que el costo total de la compensacin no podra ser alcanzado

tiendo por un esquema asegurador al cual los delincuentes contribuiran. Era perfec-

a los principios de la moral y legislacin, Bentham (1982: 579) se encuentra discu-

do por Becker (1974: 33) de modo tal que, l reconoce, esto modificara significatiPrimero y principal, el objetivo primario de todo procedimiento legal debera

individuales y sociales del crimen. El punto final de dicho pensamiento es extrapola-

que el pblico demandara por dao pblico. Una accin criminal sera critodas las otras acciones (civiles). criminal cubrira todas estas acciones mientras que una ley de agravios cubrira Debera destacarse que el Bentham ms tardo y radical habra estado ms minal precisamente porque resulta un dao no compensado a otros. La ley

formara en una rama de la ley de agravios, digamos agravios sociales en los

causado por los acusados. La mayor parte de la ley criminal tradicional se trans-

ser el mismo: no castigo o disuasin, sino simplemente la valoracin del dao

sutileza de procedimiento e identidad de las partes (el Estado o individuos privados) perspectiva peculiar de Bentham ya que incluso bastante tiempo despus de su poca penal, la pena sufrida por el delincuente era la misma. De hecho, esta no era una

pectiva, ambos, los daos y las multas, eran castigos: todo lo que difera era una

bien despreocupado acerca de esta enunciacin, simplemente porque desde su pers-

en relacin a quines el dinero era eventualmente pagado. Desde el punto de vista el objeto de los daos no era en primer lugar la compensacin sino el castigo (White, mente que la compensacin deba ser el objetivo de los daos, y podra decirse que sabilidad civil separaron al malhechor del pago del dinero que la compensacin se 34 2003). No es hasta finales del siglo XIX que el derecho comn declar inequvocano fue hasta el siglo XX cuando el desarrollo de los mercados de seguro de respon-

convirti en su nica funcin.5 An ms, Becker (1974: 34) est influenciado por la postura de Bentham acerca del castigo disuasorio, ya que reconoce que si la teora travs de multas compensatorias. Mientras que esta visin de mercado acerca de la todava se le da un lugar al panptico precisamente porque este reconoce que las conde las sanciones fiscales fuera vlida, entonces los delincuentes seran disuadidos a

penalidad como compensacin era explcita en los ltimos escritos de Bentham, diciones sociales para el esquema compensatorio an no estaban dadas. Por qu, entonces, el panptico mantiene su lugar?, es meramente un recurso provisional ponder esta pregunta, una genealoga del castigo biopoltico debe examinar otros ria evolucion al punto de quitar la penalidad del modelo del homo conomicus, visiones extremadamente alineadas de Bentham y Becker. hasta que pueda establecerse de manera integral este arreglo pecuniario? Para resasuntos diferentes de la imprevista individualizacin de la justicia que surge del pro-

yecto del panptico. La pregunta de Foucault explica meramente cmo una trayecto-

pero nos deja con un vaco histrico ms que con una genealoga que vincule las

UNA MUY BREVE GENEALOGA DEL CASTIGO BIOPOLTICO En la poca en que Bentham escriba, la multa estaba viva, estaba bien y era considesin, desorden pblico y similares (King, 1996; Sharpe, 1990). La observacin de

rada la sancin preponderante, ciertamente para los delitos comunes, como agrecon las multas per se. Ms bien, estas se relacionaban con sanciones monetarias lo

Bentham acerca de que las multas eran todava una sancin ideal no se relacionaba suficientemente sustanciales para operar como compensaciones significativas, ya la gente pobre. La conocida tesis de Rusche y Kirchheimer (1939) segn la cual las chelines aun teniendo en cuenta que estas tenan un efecto punitivo significativo en que las multas promedio en su tiempo eran de montos bajos algunos peniques o

multas no pudieron ser una sancin dominante hasta finales del siglo XIX, esto es, revitalizadas y restauradas como la sancin predominante. Las multas pasaron de Las multas no se hicieron realidad en esa poca, sino que entonces fueron ms bien

hasta que las masas tuvieran suficientes ingresos como para pagarlas, era incorrecta.

5. Los casos clave son Robinson vs. Harman, 1948 (1 Ex 850), en la ley de contratos, y en la ley de agravios Livingstone vs. Raywards Coal Co., 1880 (5 App Cas 2). En el ltimo caso, la compensacin fue definida en la pgina 39 como la suma de dinero que pondr a la parte perjudicada en la misma posicin en la que habra estado si no hubiera sufrido el mal por el que est obteniendo su compensacin o reparacin. Se sealar que la accin de dao an es definida como un mal.

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tener una posicin de predominancia a ser solo una sancin marginal para la poca

en que Bentham escriba. Irnicamente, esto se debi a la creencia en aumento de

na de la historia, el nio de Bentham, el panptico, vstago de su mediana edad,

ese modo, las multas fueron denigradas como un castigo solo negativo. En una iro-

que las prisiones disciplinarias reformaran al delincuente y no solo lo castigaran. De

sancin comn fuera directamente asociado con el reconocimiento de que el proyecminlogos observaron una y otra vez que las prisiones podran no tener impactos de exponer a los delincuentes menores a criminales de mayor envergadura.

riores. Por lo tanto, no es sorprendente que el resurgimiento de las multas como una to penal disciplinario tena sus lmites. Desde 1870 en adelante, los reformistas y crimejora en los prisioneros que solo permanecan encarcelados pocas semanas o Es significativo, entonces, que la multa hiciera su reaparicin precisamente en meses y que esas sentencias probablemente tendran una influencia perjudicial, al los lmites de la disciplina como un castigo familiar que viene desde el pasado ms cionar a delincuentes menores. As, las multas tomaron un nuevo carcter que las lado de la disciplina, como gobernando ah donde la disciplina no llegaba, siendo ms que simplemente un castigo entre otros; es decir, era ahora la multa la que gobernaba ms all de la disciplina. Su atractivo como sancin de bajo costo no se diferenci de las anteriores. Esta multa que retornaba se enfrentaba o estaba al

eclips el proyecto de las multas al que l prest mayor atencin en sus aos poste-

que una nueva invencin, y que pareca apropiada para asumir la funcin de san-

una lgica econmica distintiva en este cambio, esto tambin se habra expresado

llegar a ser la sentencia ms frecuente a principios del siglo XX. Si hubiera habido

perdi en los gobiernos y, sin dudas, esto contribuy a su rpido crecimiento hasta

sujeto universal abstracto que cumplira la ley para evitar la pena de la privacin. La adecuacin de la naturaleza universal abstracta a la sancin de la multa qua dinero biografa nica del delincuente para determinar la sancin. De ese modo, a comienzos del siglo XX, un registro econmico haba desplazado la unidad universal de intercambio hizo que no tuviera sentido profundizar en la

en el hecho de que el sujeto de la sancin era una vez ms el homo conomicus, el

de hecho lo antropolgico o disciplinario de la mayor parte de los crmenes. El homo

conomicus fue restaurado como el sujeto predominante de la criminologa en la de la multa como castigo predominante no estaba adelantado a su tiempo, ya que la escriba. El argumento neoliberal pareci radical justamente por la idea de Becker de

prctica, no as en la ideologa y en la poltica. El argumento de Gary Becker acerca multa ya ocupaba ese lugar y lo haba hecho por ms de medio siglo cuando Becker que deberan desaparecer otras sanciones, y que las multas apareceran como una

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pero, nuevamente, Bentham ya haba indagado en esto.

compensacin, aun teniendo en cuenta que lo consider como un ideal improbable, Como ya se indic, Rusche y Kirchheimer estaban equivocados acerca de por qu

la multa reapareci en Europa y en otros lugares. No solo se trataba del efecto econmico del aumento real de los ingresos, sino de un cambio en el imaginario penal que result crtico. El pobre an no poda pagar las nuevas multas como se evidenci en la avalancha de innovaciones tales como plazo de pago, pago en cuotas y cin. Sin embargo, las observaciones de 1939 sobre la importancia de la mejora en las condiciones materiales de las masas de la poblacin estaban destinadas a ser muy considerar las intenciones del delincuente que acompaaron esta reintroduc-

significativas si se considera el largo plazo, en especial despus de la Segunda Guerra nuevos problemas de gobernabilidad legal, que no se conceba que pudieran ser manejados por un dispositivo disciplinario. A la cabeza de estos problemas estaba el

Mundial. El surgimiento de una sociedad de consumo durante el siglo XX creara

surgimiento del automvil y su desarrollo, desde ser un juguete de los ricos hasta ser El volumen total de los delitos relacionados con la motorizacin y las infracciones rras y en Europa bastantes aos despus de concluida la Segunda Guerra Mundial. un commodity masivo, lo que ocurri en los Estados Unidos en los aos de entregue-

estimul dos innovaciones vinculadas entre s: la enorme expansin de la aplicacin siva disminucin de los procedimientos de la justicia en consonancia con los significados polticos asociados con las sanciones monetarias. les asociadas con la prdida de libertad, el resurgimiento de la multa alrededor de de pago, a lo que Bottoms (1983) se refiere como la multa moderna; y una progreDebido a que estas sanciones no generan las mismas consignas polticas liberade multas cada vez ms alejadas de la amenaza de la prisin, aun en el caso de faltas

comienzos del siglo XX haba permitido la racionalizacin de procedimientos en los

to sustancial en el rendimiento de dichos tribunales (Garton, 1982). Aun antes de la Sin embargo, a comienzos de la dcada de 1960, el aumento geomtrico del volumen mayor racionalizacin de la justicia. La solucin, rpidamente adoptada en el mundo partida para el surgimiento de una justicia biopoltica. Las multas fueron estableci37 siendo en s misma una humilde tcnica administrativa, se transform en el punto de blema del trnsito, aunque en efecto an haba una formalidad de justicia individual. Segunda Guerra Mundial, esta solucin fue aplicada extensivamente al nuevo pro-

tribunales de justicia notablemente juicios sumarios, que resultaba en un aumen-

del trnsito y de los delitos relacionados con l hicieron que fuera necesaria una

entero, fue la multa en el lugar o la advertencia de una futura penalidad. Aun

das exactamente por tarifas, por lo que las largas sentencias individuales fueron deja-

ta optar por pagar sin ir a los tribunales, obteniendo as incentivos en trminos de

sucesivamente. En un inicio, se les daba a los infractores una clusula que les permi-

sobrepasar el lmite de velocidad; tanto por no usar el cinturn de seguridad, y as

estrictamente por la naturaleza del delito: tanto por pasar una luz en rojo; tanto por

cuenta las circunstancias y condiciones individuales, ahora estas se establecan

bajo la justicia individual las multas eran establecidas por los tribunales, teniendo en

este sentido, la accin, ms que el actor, se transform en el objeto de la sancin. Si

das de lado en favor de un esquema de precios fijos acorde a delitos especficos. En

reduccin de multas. Como esto prob tener solamente efectos marginales en la camiento de facto sobre la responsabilidad de la culpa, vinculado a un formato optareduccin de los volmenes de operacin en los tribunales, se introdujo un trastro-

tivo. Desde entonces, los propietarios de los vehculos eran presumiblemente culpaconductor conduca el vehculo u optando por desafiar el cargo en los tribunales. Se

bles del delito, a menos que eligieran apelar el cargo, ya fuera diciendo que otro pusieron considerables obstculos en el camino del reclamo opcional. Al pagar sin la blema y el costo de un reclamo en tribunales y frecuentemente no se registraban las nomicus estaba siendo utilizado para modificar la justicia. apelacin, el monto de las multas disminua dos terceras partes; se evitaban el procondenas. Todos estos estmulos se perdan si el infractor elega apelar y era condenado, as como era probable que l o ella pagaran los costos judiciales. El homo copor un sistema de precios en el cual los consumidores pagan un monto establecido Para todos los propsitos prcticos, la justicia individual ha sido reemplazada

preciso el argumento de Rusche y Kirchheimer: que las multas son establecidas all

es el foco an ms que con las multas punitivas tradicionales, se vuelve an ms

por cometer acciones no deseadas. En la medida en que la accin, y no el individuo,

donde la intencin es tarifar la infraccin ms que extinguir la deli