CUADERNILLO6 (final)

12
Homenaje, Biografía y Reflexiones de Horacio Giberti CUADERNILLO Nº6

description

Homenaje, Biografía y Reflexiones de Horacio Giberti CUADERNILLO Nº6 pág. 2 Homenaje a Horacio Giberti • NotaBiográfica• Ideas básicas para una política agraria, por el Ing. Horacio Giberti • Palabras sobre Horacio Giberti de distintas personalidades • Documentos de este cuadernillo

Transcript of CUADERNILLO6 (final)

Page 1: CUADERNILLO6 (final)

Homenaje, Biografía y Reflexiones de Horacio Giberti

CUADERNILLO Nº6

Page 2: CUADERNILLO6 (final)

Hom

enaj

e, B

iogr

afía

y

Refl

exio

nes

de H

orac

io G

iber

tipág. 2

Homenaje a Horacio Giberti•NotaBiográfica•Ideas básicas para una política agraria, por el Ing. Horacio Giberti•Palabras sobre Horacio Giberti de distintas personalidades•

Documentos de este cuadernillo

Page 3: CUADERNILLO6 (final)

pág. 3

Creo que después de haber cumplido 90 años y haber vivido intensamente pero no alocadamente es prudente empezar a recopilar la experiencia adquirida si uno quiere transmitirla. Por eso recogí con entusiasmo la idea de contar y relatar un poco mi vida, no tanto para que se sepa qué hice yo ni cómo viví, sino para que otros puedan conocer la experiencia acu-mulada en esa vida intensa. En esos años tuve ocasión de participar ―directa o indi-rectamente― en acontecimientos impor-tantes para la vida nacional, y esto creo que puede ayudar a otros a interpretar o realizar un mejor análisis de los hechos históricos.

Estos acontecimientos sociales, económi-cos, políticos abarcan la mayor parte del siglo veinte: fui testigo del derrocamiento de Hipólito Yrigoyen, la muerte de Car-los Gardel y la plaza del 17 de octubre de 1945, por mencionar sólo tres hechos ocurridos en la primera mitad del siglo pasado. Por eso, comienzo esta tarea con satisfacción para expresar principalmente cómo interpreté los hechos que me toca-ron vivir.

Cuando enseñaba en la facultad, solía co-menzar mis clases y mis seminarios seña-lando que no era imparcial, porque me pa-recía que una persona imparcial no sirve para enseñar ni transmitir conocimientos, si es que la palabra “imparcial” se inter-preta en su sentido original que es “no to-mar partido”. En mi vida procuré siempre

tomar partido y considero que “no tomar partido” refleja en todo caso un signo de debilidad antes que una virtud. Entonces, lo que yo digo está teñido de una ideología determinada que apunta a un cierto ob-jetivo; no me considero neutral ni mucho menos.

Es más, pienso que a esta altura de mi vida, si me esfuerzo por ser imparcial se-ría lícito que alguien me preguntara para qué viví. En cambio sí procuro ser objeti-vo, de modo de transmitir los hechos que me tocaron vivir sin una deformación sur-gida de mi propio pensamiento. Digo sin-ceramente que procuro hacerlo así, pero al mismo tiempo pienso que nadie puede ser totalmente objetivo. Cuando uno vivió intensamente ciertos hechos no puede li-brarse de la subjetividad.

De manera pues que queda aclarado que no soy imparcial y que procuro ser objeti-vo, aunque consciente de que nadie pue-de ser totalmente objetivo. Por tanto mis palabras, mi relato, la experiencia que in-tentaré transmitir, tienen que interpretar-se sopesando en qué medida yo puedo o pude haber deformado los hechos en vir-tud de mis pensamientos, mis ideas, y mis convicciones.

Horacio C. E. Giberti

Buenos Aires, sábado 9 de febrero de 2008

Fragmento del Libro Horacio Giberti: Memo-

rias de un imprescindible, de Diego Ramirez.

Homenaje a Horacio Giberti

“Un gobierno democrático no pide permiso para gobernar.

Los objetivos agrarios básicos son problemas nacionales y

debe establecerlos el estado.”ING. HORACIO GIBERTI

Palabras al lector

Page 4: CUADERNILLO6 (final)

Hom

enaj

e, B

iogr

afía

y

Refl

exio

nes

de H

orac

io G

iber

tipág. 4

Horacio Giberti (* 1917 – 25 de julio de 2009) fue un ingeniero y sociólogo argen-tino especialista en temas agropecuarios.Fue profesor honorario de la carrera de Filosofía y Letras de la UBA, presidente del INTA de 1958 a 1961 durante la pre-sidencia de Arturo Frondizi, director del Centro de Investigaciones Económicas y Financieras de la CGE, director del Banco Nación y secretario de Agricultura durante las presidencias de Cámpora y de Perón.Sus obras más importantes Historia eco-nómica de la ganadería argentina y El de-sarrollo agrario argentino son fundamen-tales para entender las transformaciones estructurales del campo a lo largo del siglo XX. Su palabra siempre era requerida en ámbitos mediáticos, académicos y socia-les. En agosto de 2008, el Congreso de la Nación lo homenajeó otorgándole la dis-tinción de “Mayor notable”.Como segundo Presidente del INTA, Giber-ti fue un gran impulsor de los trabajos de extensión y transferencia de tecnología, a través de la organización operativa de las Agencias de Extensión Rural, que atendían las necesidades de los productores de uno

o más departamentos o partidos. Luego de su transformadora y excelente gestión en el INTA, el ingeniero fue nom-brado secretario de Agricultura y Ganade-ría (en los años 1973 a 1974) en el período en que José Ber Gelbard fue ministro de Economía, bajo la presidencia de Héctor J. Cámpora. Durante su paso en la función pública, Giberti fue autor de un proyecto de ley para gravar la renta potencial de la tierra. Giberti era profesor honorario de la Facul-tad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En los últimos años fun-dó y dirigió el Grupo de Estudios Agrarios (GREA) y presidió el Comité Editorial de la revista Realidad Económica, del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE). En el artículo “Cincuenta años de evolu-ción de la agricultura argentina”, Horacio Giberti resume su pensamiento vinculado al desarrollo nacional en la siguiente cita: “El desarrollo agrario argentino ha creado una lógica y creciente interdependencia con los demás sectores económicos. Re-sulta imposible comprender su evolución si no se la estudia dentro del complejo económico nacional. Más imposible toda-vía resulta pretender solucionar los pro-blemas agrarios sin integrarlos en un plan nacional que armonice el desenvolvimien-to de todos los sectores económicos”.El ex secretario de Agricultura Ing. Hora-cio Giberti murió el sábado 25 de julio a los 91 años.

Nota Biográfica:

• Toda política sectorial debe ser parte de un programa nacional e insertarse armó-nicamente en él.• Para el sector agropecuario eso resulta más imperioso por ser normalmente ex-pulsor de población.Hoy produce el doble que medio siglo atrás, con la mitad de la población antes ocupada. Eso exige desarrollo de otros

sectores.• Los objetivos agrarios básicos son pro-blemas nacionales. No pueden quedar re-ducidos a un mero tratamiento sectorial, no pueden establecerlos corporaciones gremiales, sino el estado.• Un gobierno democrático no pide permi-so para gobernar de acuerdo al programa prometido. Los objetivos programáticos

Ideas básicas para una política agraria

Page 5: CUADERNILLO6 (final)

pág. 5no son negociables; su instrumentación puede serlo.. La SAGPyA debe integrar el ME para ase-gurar el manejo armónico de la política agraria. El titular de la SAGPyA no es el vocero de los productores, sino el encar-gado de aplicar las políticas nacionales al sector agropecuario. Las entidades gre-miales que le adjudican esa representa-ción se castran, pues abdican de su propia esencia.• El problema nacional dominante es la inicua e insostenible distribución del in-greso. El agro comparte esa inequidad social y espacial• El cumplimiento de un determinada plan económico exige suficiente fuerza políti-ca, o sea apoyo mayoritario y conciente de la ciudadanía• La política agraria puede orientarse por los tres objetivos básicos enumerados en el proyecto de ley agraria elaborado du-rante mi gestión en la SEAG: que la pro-ducción de cada predio esté de acuer-do con su capacidad productiva, que se atienda a la conservación de los recursos y que exista una adecuada distribución del ingreso generado.• En las ÁREAS NO PAMPEANAS la inequi-dad se manifiesta con mayor fuerza, evi-denciada por el abrumador predomino de minifundios. Los bolsones de reactivación surgidos últimamente se basan sobre la gran empresa y acentúan las desarmo-nías• Una política con sentido social no ignora la relación beneficios/costos de las empre-sas, pero privilegia la relación beneficios sociales/costos sociales.• La especificidad de los problemas regio-nales exige políticas específicas diferen-ciadas, posiblemente con tipos de cambio preferenciales, que pueden ser reales o nominales, según convenga.• Para combatir el minifundio debe alen-tarse el retiro de los productores de mayor edad, vía jubilaciones o pensiones ade-cuadas, y una subsiguiente concentración parcelaria.• Es imprescindible la regularización fun-diatria de los predios sin límites definidos• Se robustecerá sustancialmente la tarea de extensión del INTA coordinada con or-ganismos provincias y ONG., fomentando

el asociativismo, para dar mayor capaci-dad negociadora y crear conciencia de la propia fuerza.• En las ÁREAS PAMPEANAS, pese a la dis-minución de precios las producciones de granos y leche han tenido un gran aumen-to y la tierra se valorizó sustancialmente, pero cundieron serias medidas de protes-ta por parte de los productores. Eso indica un pernicioso sesgo del progreso técnico y de la asistencia financiera, que marginó a importantes segmentos de productores,• La impresionante merma en la cantidad de explotaciones denota un muy fuerte proceso de concentración (agravado por centralización), que ha deteriorado se-riamente a una clase media rural que dio fisonomía propia al sector agropecuario argentino. Esa desestructuración social agraria arrastra la economía de los cen-tros urbanos locales.• Las grandes explotaciones demandan poco trabajo y consumo locales, y derivan sus ganancias hacia los grandes centros financieros. Poco o nada contribuyen al desarrollo local.• Los grandes consorcios de siembra agu-dizan esas desventajas, porque arriendan tierra por una sola cosecha (no se preocu-pan por la conserva ión del recurso). Son negocios circunstanciales, atados al costo de oportunidad y a la liquidez, sin arraigo local, que a más de dejar poco beneficio local obran como aceleradores de los ci-clos económicos.• Las PYMES agropecuarias actuales con-tinúan siendo generalmente empresas fa-miliares, pero tienen grandes diferencias con las de antaño: los productores tienden a vivir en los pueblos (escuela, TV, etc.), son familias menos numerosas y pocos hi-jos participan de la explotación.• Por tanto se aflojó el fuerte vínculo entre medio de vida y forma de vida, lo cual da más plasticidad a esa familia, la ata menos a un determinado medio de vida, y abre la puerta a los costos de oportunidad.• Propiciar en general pase a formas me-nos extensivas de producción en las ex-plotaciones. Macroeconómicamente, pasar la cría vacuna a zonas extrapampeanas. Dentro de la región pampeana: el engorde transferir engorde vacuno a zonas de cría, expandir granos en zonas de engorde, ini-

Page 6: CUADERNILLO6 (final)

Hom

enaj

e, B

iogr

afía

y

Refl

exio

nes

de H

orac

io G

iber

tipág. 6 ciar horticultura y granja en minifundios

pampeanos. Todo debe efectuarse con adecuadas rotaciones.• La Argentina no aprovecha su potencial forestal; en todo el país debe impulsarse la forestación mediante planes de largo plazo, para permitir no sólo el autoabas-tecimiento sino posibilitar las exportacio-nes.• Deben aprovecharse las extraordinarias posibilidades para producir sin auxilio de agroquímicos (la mal llamada producción “orgánica”).• El profundo cambio habido en la estruc-tura de los costos provoca nuevas situa-ciones que deben tenerse muy en cuenta. Se produjo un extraordinario aumento de insumos comprados, que elevan sustan-cialmente el costo por hectárea. Antes, buena parte de los rubros del eran meras imputaciones contables; hoy constituyen fuertes erogaciones monetarias bastante anteriores a la cosecha, casi todas con ca-rácter de costos fijos.• La consecuente alta exposición al ries-go financiero exige crear una adecuada cobertura mediante un seguro integral, ahora inexistente. Las llamadas leyes de emergencia agropecuaria sólo deben cu-brir riesgos extraordinarios no asegura-bles; de lo contrario transfieren al sector público costos propios de la actividad pri-vada.• También se torna más imperiosa una adecuada asistencia financiera. El crédito agrario –por lo menos el oficial- debe otor-garse para paquetes tecnológicos integra-dos y no debe tener carácter reservado, a fin de asegurar su transparencia.• .Los créditos deben tener tasas y condi-ciones razonables, acordes con la capaci-dad de pago de los usuarios, pero no debe caerse en el “regalo”, que desestimula la búsqueda de mayor productividad.• La actual distribución de la cartera ban-caria muestra un relegamiento de las áreas no pampeanas, que debe corregirse por razones de desarrollo equitativo.• Existe un alto grado de morosidad en la cartera bancaria actual, mayor para el cré-dito agropecuario, especialmente el extra-pampeano, que pone en peligro tanto el futuro de los deudores como la estabilidad bancaria. Loa magnitud y trascendencia

del problema impone un serio estudio que atienda los respetables interese de ambas partes, sin crear “salvavidas de `plomo” ni salidas utópicas.• El mejoramiento tecnológico no es un proceso reservado a los momentos de al-tos precios, Debe instrumentarse como un medio para trabajar con bajos precios y lograr ingresos adecuados. Sólo produ-ciendo a bajos precios se logrará compe-titividad suficiente para ganar mercados. Además, las tendencias de los principales países muestran una producción agrope-cuaria creciente, con precios reales decre-cientes.• Las tecnologías no son neutras, ni so-cial ni económicamente. Es imprescindible una dirección nacional del desarrollo tec-nológico que, atendiendo a las condiciones inherentes a nuestra propia disponibilidad de factores, cree las tecnologías necesa-rias o adapte las existentes, que asegu-re su manejo en beneficio de los interese generales del país, y que evite peligrosas dependencias tecnológicas.• Debe revitalizarse al INTA para cumplir sus tareas de investigación, experimenta-ción y extensión (distinto del simple ase-soramiento) en todo el país, coordinadas con los organismos provinciales y las ONG. La extensión se dirigirá esencialmente a las pequeñas y medianas explotaciones; se favorecerá el asesoramiento privado (individual o colectivo) dirigido a las gran-des y medianas.• La creación y difusión de organismos genéticamente modificados (como la soja transgénica) debe merecer especial aten-ción por su trascendencia económica, pero exige exhaustivo estudio sobre posibles efectos no deseados. Llegar a medidas concretas y efectivas de adopción o re-chazo requiere elaborar normas interna-cionales.• Debe simplificarse el sistema impositivo, centrándolo en impuestos personales pro-gresivos. La reimplantación del impuesto a la renta normal potencial contribuiría tanto a reducir la evasión como a favore-cer el desarrollo tecnológico sin erogación fiscal.• Como dijo el último, presidente de la JNG en protesta por el desmantelamiento del organismo, “el chacarero argentino es

Page 7: CUADERNILLO6 (final)

pág. 7

Sus enseñanzas siguen vigentesPor el Ing. Agr. Alberto Cantero

El ingeniero agrónomo Don Horacio Gi-berti, falleció a los 91 años luego de una incansable trayectoria de entrega, esfuer-zo y lucha por el desarrollo integral de la Nación. De todas las funciones que cum-plió, como profesor, como técnico, con-sultor internacional, como presidente del INTA entre 1958/61 o como Secretario de Agricultura y Ganadería en 1973/74, han quedado sus enseñanzas de notable jerar-quía y profundidad intelectual, pero espe-cialmente su capacidad de llevar adelante las convicciones con firmeza, con claridad y plantear las verdades sin medias tintas.Como presidente del INTA marcó un rum-bo que acompañó a la Institución durante muchos años: proteger los recursos natu-rales, generar innovaciones y desarrollos tecnológicos propios que estuviesen en di-recta relación al progreso social y econó-mico del país, especialmente del mediano y pequeño productor con su familia. Aún se reconoce su firmeza en la decisión política de impulsar en 1973 el Impuesto a Renta Normal Potencial de las Tierras, como un

instrumento que posibilitara el desarrollo armónico del país, que no hubiese tierras ociosas, que se impulsaran la creación y aplicación de tecnologías que optimizaran la producción. El esfuerzo de otro gran ingeniero agrónomo que tuvo Argentina, Antonio Piñeiro, con un pequeño equipo del INTA realizó la Regionalización Ecoló-gica para poder aplicarlo. La destrucción nacional que sobrevino con la dictadura en 1976, también lo impidió.Don Horacio Giberti nunca claudicó en sus convicciones ni en la valentía de plantear las cosas tal cual las consideraba. Aún con dificultades en la salud, son de meridiana claridad los conceptos que entrega en una nota con el periodista Diego Ramírez el 12 de mayo de 2008. Refiriéndose al con-flicto “de la Resolución 125” dice Giberti “...creo que al amparo de esa demanda se infiltra el intento de debilitamiento del gobierno pero que no es tanto del gobier-no en sí mismo, sino es la democracia lo que está en juego...”. Además planteó los riesgos del actual proceso de concen-tración de tierras por arrendamiento de fondos financieros agropecuarios para la

el más desprotegido del mundo”. La triste experiencia ultraliberal en granos, carnes y lácteos muestra la necesidad de contar con entes reguladores del mercado y pro-motores de ventas, reclamados ahora por los mismos que festejaron antes festeja-ron su desaparición.Tales entes, junto con las propias asocia-ciones de productores, robustecerían su capacidad de negociación y transparenta-rían los mercados internos y externos.• El Mercosur debe asumir un papal rector en políticas de comercio exterior. Resulta inadmisible, por ejemplo, que Argentina y Brasil, con una participación descollante en las exportaciones de soja y sus deri-vados, actúen como simplemente como tomadores de precio, y no como forma-dores.• Los trabajadores agropecuarios se ven afectados por una alta siniestralidad, pero el absoluto predominio del trabajo “en ne-

gro” los margina de los beneficios sociales y de la asistencia médica, como lo demues-tra la ínfima cantidad que llega a jubilar-se. Paradójicamente en las cercanías de la Capital Federal se burlan descaradamente las leyes, disfrazando la relación laboral con contratos de mediaría hortícola. La creación del Registro Nacional de Traba-jo Agrario y de la libreta de trabajo será mera formulación teórica si no existen ri-guroso control oficial y sindical.• Las energías que alimentan las protes-tas de productores contra las retenciones bien podrían dirigirse contra sistemas de comercialización que posiblemente reduz-can más los ingresos de esos productores. Sin duda disminuyen las ganancias, pero continúan siendo altas y permiten mayor justicia social si los fondos se usan racio-nalmente. Ignorarlo es como bailar en el Titanic.

Recordando a Horacio Giberti

Page 8: CUADERNILLO6 (final)

Hom

enaj

e, B

iogr

afía

y

Refl

exio

nes

de H

orac

io G

iber

tipág. 8 producción de soja al generar conductas

rentistas y especulativas, con exclusión del pequeño productor. Para orientar la producción en función del desarrollo rural, y no sólo de aumentos de volúmenes físi-cos que muchas veces sólo generan po-breza y dependencia en el mediano plazo al país, plantea Giberti que es necesario “... una buena intervención del Estado”. También ha señalado todas las dificulta-des del actual sistema de comercialización agropecuario, las ventas en negro, y las necesidades de compensaciones que debe realizarse. Dice Giberti: “Si existiera una Junta Nacional de Granos se podría volver al sistema en que el gobierno compra y vende y de ahí simplificar los diferenciales de precios internos y externos, sin tener que recurrir a estos sistemas de compen-saciones”.Giberti nos dejó físicamente, pero su testi-monio de vida y sus enseñanzas seguirán vigentes.

Un hombre coherentePor Enrique Martínez, Presidente del INTI

El breve gobierno de Héctor Cámpora que-dó devorado por el vértigo de la Argenti-na de ese momento. Entre las cosas que debieran recordarse de él está el notable conjunto de pensadores progresistas de primera línea que llevó al gobierno. Nom-brando sólo los que pude conocer, tengo ahora presentes a Horacio Giberti, Alberto Davie, Rafael Kohanoff y Héctor Camberos en el equipo económico de José Gelbard o el gran Arturo Jauretche, Rodolfo Puiggrós y Rogelio García Lupo en la Universidad de Buenos Aires. En varias otras áreas lo mismo. Personas sin militancia partidaria, pero con identidad y halo propio en mate-ria intelectual, capaces de unir la teoría, la imaginación y la acción concreta, para buscar la justicia social.Este fue un hecho relevante y no des-tacado de ese gobierno, tal vez porque ningún otro gobierno desde la recupera-da democracia de 1983 lo imitó. Horacio Giberti, como secretario de Agricultura y Ganadería, fue coherente. Simplemente, buscó llevar a la práctica lo que había es-crito antes de asumir y luego siguió toda su vida sosteniendo. Su Historia Económi-

ca de la Ganadería Argentina nos hizo ver en una película clara el escenario en que nació y se consolidó el poder conservador del país. Sus propuestas, en consecuen-cia, fueron casi de sentido común, para contrarrestar esa dominación. El fortale-cimiento de la Junta de Granos y la Junta de Carnes; la participación activa del Es-tado en el comercio exterior de productos primarios; culminando con el proyecto de Ley de Impuesto a la Renta Normal Poten-cial de la Tierra. Este último documento tenía una base de justicia directa: buscaba gravar el potencial productivo de un bien escaso por definición, obligando así a los terratenientes, de cualquier dimensión, a producir con eficiencia o a vender la tierra a quien la quisiera trabajar. El intento no pudo ser.Por supuesto, la oligarquía lo ubicó en-tre sus enemigos. Y los “progresistas”, como en tantos otros casos, poco hicie-ron por contenerlo o por utilizar su saber para hacer. Hoy lamentamos su muerte y honramos su actitud, su pensamiento y su legado intelectual. La democracia, sin embargo, tiene una enorme deuda con personas como Horacio Giberti. Porque además de todo eso, deberíamos estar honrando las obras que se hicieran con su participación, para mejorar la calidad de vida de los compatriotas. No pudo ser. No se quiso. Deberá ser, si es que hemos de construir el país con que Horacio Giber-ti soñaba, al igual que tantos y tantos de nosotros.

Recuerdos de Horacio GibertiPor Abraham Leonardo Gak, Profesor honorario de

la UBA

Mis primeros contactos con Horacio Gi-berti datan del año 1973 en que, como presidente del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas, trabajamos en un proyecto común con el entonces ministro de Economía José Ber Gelbard. En esa épo-ca –era secretario de Agricultura– tuve las primeras referencias de su personalidad y su labor académica. Pero el verdadero vínculo comenzó a partir del año 1993 en que el destino me permitió unir mi vida a la de Mónica Padlog, sobrina y “adoptada” como hija por el matrimonio compuesto por él y Julieta Menassé.

Page 9: CUADERNILLO6 (final)

pág. 9A partir de ese momento me integré a su familia compartiendo alegrías y sinsabo-res con ellos, con sus hijos Jorge y Víctor y sus familias. Este vínculo me convirtió en testigo privilegiado de su pensamiento, sus escritos y sobre todo de su sabiduría.Horacio tenía una personalidad exquisita; su delicadeza en el trato cotidiano no fue mengua para su severidad con los falsos apóstoles, los egoístas que tras el lucro medraban en la búsqueda de beneficios personales o para su casta.Horacio no fue perfecto. Tenía defectos. Uno de ellos fue que no logró forjar una fortuna personal en su paso por la fun-ción pública, como lo logró alguno de sus sucesores. Tuvo el defecto de ser leal a sus principios: nunca los subastó al me-jor postor. Consideró que la función públi-ca era un servicio a la sociedad que debía realizarse con devoción y responsabilidad. Su vida fue una constante y permanen-te preocupación por el destino de nuestro país y de los pobres, los marginados, los explotados.En su caso, construyó su ideario sobre sólidos conocimientos, investigando con rigurosidad académica la información dis-ponible sobre cada tema que era sometido a su consideración. La prensa ha dado tes-timonio de sus libros, títulos académicos, su participación en congresos y reunio-nes científicas y de su intervención en los grandes debates nacionales, de modo que los doy por conocidos. Yo estoy hablan-do del otro Horacio Giberti: el trabajador incansable en su ordenada y clasificada biblioteca, el maestro generoso que se brinda a sus discípulos, el sufrido hombre que sobreponiéndose a las dolencias físi-cas que lo atormentaban y a su ceguera, día a día se interesaba en la política, en la economía y en la cultura nacionales. Se hacía leer cotidianamente los diarios y la correspondencia; procuraba que fieles co-laboradores transmitieran sus opiniones y organizaran sus entrevistas con los me-dios; y concurría con entusiasmo a los dis-tintos foros a los que era invitado.Hoy, sus familiares directos lloran su muerte. Yo no puedo compartir ese do-lor. Se fue un modelo. Vivió de acuerdo con sus ideales, trabajó incansablemente, brindó a su país sobrados servicios, formó

discípulos, fue fiel padre y esposo. Se so-brepuso al enorme dolor de perder a Ju-lieta, su amor, y a la inesperada muerte de nuestra amada Mónica. Nunca pasó por alto sus obligaciones, fue honesto y brindó el ejemplo de cómo se puede ser feliz sin perseguir riquezas materiales. Qué más se le puede pedir a un hombre.Me queda el recuerdo de Horacio Giberti sentado en el estrado del aula magna de la Facultad de Ciencias Económicas, con 90 años de edad y ciego, elevando su voz vibrante y exponiendo con sólidos argu-mentos su indignación por la traición de la Federación Agraria a los pioneros que pro-tagonizaron el Grito de Alcorta en 1912, al verla alineada, más aún, al servicio de los intereses de los grandes terratenientes. Legítima indignación en quien siempre es-tuvo a favor de la opción por los pobres y por los explotados. Cómo puedo despedir con dolor a este hombre, que tanto hizo y por tanto tiempo por la sociedad en la que vivía. Tenía derecho a decir basta con sus prolíficos 91 años. Porque sus ideas no pueden morir, porque sus enseñanzas se desparramarán en el tiempo y en el espacio, porque no dudo que futuras ge-neraciones de expertos abrevarán en sus libros y escritos, me inclino reverente ante su memoria con un sonoro: misión cum-plida.

“Nunca bajó los brazos”

Por Myriam Pelazas, Profesora de Historia Argentina

y de América latina. Ciencias de la Comunicación,

UBA.

Había leído varios libros para comprender los alcances de la Reforma Agraria que Pe-rón planteó en su primera presidencia y que quedó a medio camino. Pero no me bastaban para cerrar la investigación his-tórica que estaba realizando, entonces al-guien me pasó su teléfono. Así fue que, hace tres años, llamé a quien fuera secre-tario de Agricultura durante el tercer go-bierno peronista: el ingeniero agrónomo Horacio Giberti, un verdadero referente en Reforma Agraria.Amable y locuaz, arreglamos la cita y las veces que lo entrevisté me llevé de su casa mucho más que ideas acerca de las

Page 10: CUADERNILLO6 (final)

Hom

enaj

e, B

iogr

afía

y

Refl

exio

nes

de H

orac

io G

iber

tipág. 10 dificultades para realizar en este país un

proyecto de tal magnitud: tuve el placer también de conocer a un ser humano in-olvidable. Don Horacio no sólo esclare-ció mi “problema de investigación”, sino que ahondó en detalles de su paso como asesor en distintas asociaciones agrarias y, sobre todo, en su estrecho vínculo con quien sería el ministro del “Pacto Social”.Había conocido a José Gelbard, tiempo atrás, en la CGE y éste en 1973 le dio la llave para imponer su idea de proyecto agrario. Justamente a él, que había sido bastante “contrera” –y con suficientes motivos, como le gustaba decir sonriendo, durante los primeros años peronistas– ese gobierno le daba la posibilidad de que jun-to a un equipo notable (al que no se can-saba de elogiar) cambiara la realidad del campo argentino. Pero en esos tumultuo-sos días, su plan no fue entendido y fue leído como demasiado reformista por los sectores revolucionarios y como radicali-zado y peligroso, por los fuertes intereses de siempre. Y quedó en la nada.Ahora bien, otros asuntos suyos prospe-raron. Fue invitado por decenas de países para que los asesorara en temas agrarios, mientras se refugiaba de la dictadura que lo perseguía, como antes la Triple A. Ade-más sus enseñanzas quedaron plasma-das, por ejemplo, en Historia económica de la ganadería argentina, donde diversas generaciones de investigadores continua-mos hallando respuestas para entender el país.En estos últimos años, aunque la vista se le iba como su esposa Julieta Menassé, con quien amorosamente había recorrido la vida hasta bordear los 90 años, don Ho-racio seguía evaluando el acontecer diario. Hasta Magdalena R. Guiñazú, hace unos meses, lo entrevistó para Perfil y por más que hizo un perseverante esfuerzo no lo-gró que el ingeniero dijera lo que a ella le hubiera gustado para congraciarse con su público. Por el contrario, Giberti, que re-conocía equivocaciones del Gobierno, en-fatizaba en ese y en otros reportajes que “la gente de la CRA y de la Carbap son la fuerza de choque de la SRA”, a la que ad-judicó “un acento despectivo hacia lo que es democrático”. Para terminar diciendo que “a lo largo de la historia podemos en-

contrar siempre la lucha entre el capital y el trabajo. No sé cómo se va a resolver. Lucharía para que sea de la manera más conveniente: el hecho de que haya exis-tido siempre esa lucha y no siempre con un triunfo de los mejores, no quiere decir que bajemos los brazos”. Y nunca los bajó, hasta su último día.

Las lecciones del IngenieroPor Norma Giarracca, Profesora de Sociología Rural,

coordinadora del GER en el Instituto de Investiga-

ciones Gino Germani (UBA).

La muerte de Horacio Giberti nos llevó a recordar una faceta del “Ingeniero”, como lo llamábamos quienes lo conocíamos des-de 1973. Ese año fue nombrado secretario de Agricultura y se desempeñó en dicho cargo en las presidencias de Cámpora y Perón, con José Gelbard como ministro de Economía. Para muchos jóvenes sociólo-gos e ingenieros agrónomos, que ya está-bamos trabajando en la secretaría en un grupo técnico que se llamaba Sociología Rural, a partir de que él asumió nuestro trabajo cobró un nuevo sentido. Nos incor-poramos al proyecto para el sector agrario que Juan Perón tenía en su tercer gobier-no: interceptar la fabulosa renta agraria en manos de los terratenientes y grandes ca-pitalistas agrícolas de la región pampeana y apoyar un desarrollo sustentable para el sector más desfavorecido del agro extra-pampeano. Nosotros colaboramos en esta última tarea, pero no dejamos de intere-sarnos y discutir algunas ideas en relación con todo el otro paquete de medidas: pro-yectos de ley de Renta Normal Potencial de la tierra, Arrendamiento Forzoso y la famosa Ley Agraria que fue el límite que la poderosa burguesía agraria estaba dis-puesta a soportar. La muerte de Perón y el giro del gobierno de Isabel Perón prepara-ron el camino para la política de Martínez de Hoz con el dictador Videla.La posición del ingeniero Giberti fue cla-ra, consensuada (se creó un sistema de política agraria de consenso, sin la partici-pación de la Sociedad Rural) y no dejaba lugar a ambigüedades ni dudas de hacia dónde se dirigía, a quién se debía limitar en sus feroces ganancias, que sin dudas en esos tiempos era la SRA. No existían

Page 11: CUADERNILLO6 (final)

pág. 11aún el “agronegocio”, los grandes expor-tadores de granos ni un sector financiero que los apoyara.Giberti y su esposa, Julieta Menasé, su mano derecha y una especie de subse-cretaria sin cargo, nos abrieron espacios a pesar de nuestra juventud y posiciones “supuestamente” más radicales que las de ellos. Muchos sociólogos rurales tuvimos el privilegio de formar parte de esa gestión y luego fuimos “prescindidos” (eufemismo del despido represivo) cuando todo ese equipo fue relevado junto con el ministro de Economía, José Ber Gelbard.Luego vinieron los exilios internos y exter-nos y cuando en 1984 nos reencontramos con el Ingeniero, tuvimos el honor de rea-lizar un seminario de Sociología Rural jun-tos para la carrera de Sociología. Memora-ble y numeroso seminario, donde participó como invitado su amigo Humberto Volan-

do, aún en Federación Agraria. Hace poco recuperamos una grabación del Ingeniero analizando el Martín Fierro para describir el campo pampeano de la segunda parte del XIX, enseñándonos cómo José Her-nández conocía los distintos sujetos y for-mas de producir de su época. Memorable clase, que hoy nuestros alumnos tienen el privilegio de leer.Hace tres años murió su esposa, mujer lúcida, cálida y simpática que no sólo lo acompañó, sino que fue decidida y clara en los momentos difíciles. Los recordamos a ambos en los suntuosos salones de la Secretaría de Agricultura, institución del viejo poder terrateniente, habitándolos en forma sencilla, con ese modo simple de personas cultas y progresistas que tenían muy claro por qué y para qué la historia los había colocado en esos despachos.

Page 12: CUADERNILLO6 (final)

GENTE

Hay gente que con solo decir una palabraEnciende la ilusión y los rosales;

Que con solo sonreír entre los ojosNos invita a viajar por otras zonas,Nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la manoRompe la soledad, pone la mesa,

Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,Que con solo empuñar una guitarra

Hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la bocaLlega a todos los límites del alma,

Alimenta una flor, inventa sueños,Hace cantar el vino en las tinajasY se queda después, como si nadaY uno se va de novio con la vidaDesterrando una muerte solitaria

Pues sabe que a la vuelta de la esquinaHay gente que es así, tan necesaria.

Hamlet Lima Quintana