Cruces catequísticas de Santiago del Estero

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Estudio iconográfico de una cruz jesuítica de Santiago del Estero, Argentina

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Como miembro de la Comisión de Protección y Conservación del Patrimonio Histórico-Religioso de la Diócesis de Santiago del Estero, ofrezco éste estudio que demuestra la acción de los Soldados de Cristo en su labor misional del primer momento de la evangelización por tierras del Antiguo Tucumán. En adhesión al Centenario de la creación del Obispado de Santiago del Estero. Y, como forma de rendir homenaje, a la memoria de mi querida esposa y compañera de toda la vida, Dra. Amalia ]. Gramajo de Martínez Moreno, incansable investigadora de la Historia Eclesiástica, que sigue presente en ésta nueva Entrega (XVIII) de Ediciones V Centenario.

Hugo N. Martínez Moreno

Santiago del Estero, 2008

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"Las Cruces Catequísticas de Santiago del Estero" de la Dra. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno y el investigador Hugo N. Martínez Moreno es un libro lleno de significados y con un hondo rigor científico. En sus orígenes los distintos trabajos que componen esta obra, formaban parte de diversas publicaciones, Hoy se los ha reunido en un solo volumen y se le ha agregado además de la introducción, las conclusiones y una expresión final.

La Pasión de Cristo que tantas producciones literarias, pictóricas, escultóricas y musicales plenas de belleza y emoción inspiró en Europa, tiene también en América, especialmente en nuestro país y en Santiago del Estero, dignos representantes como acontece con la Cruz de Matará uno de los ejemplos más elocuentes; del arte indígena- hispánico. Y es en torno a este símbolo (La Cruz de Matará) y el sentido misional de la conquista de los primitivos habitantes de nuestro suelo, donde giran las páginas de "Las Cruces Catequísticas de Santiago del Estero".

Y las lejanas cicatrices de los siglos traerán como mudo testimonio del martirio de El Salvador y de la humanidad redimida, la Cruz de Matará, que encierra todo el fervor esperanzado de un pueblo que en medio de los mitos y supersticiones que rodeaban su vida primitiva, fue abriéndose paso a la fe cristiana, merced a la evangelización, logrando transitar el esperado camino de redención y justicia.

Este primitivo pueblo santiagueño que si bien era analfabeto pero estaba lleno de espiritualidad, poseía condiciones naturales para diferentes expre­siones artísticas como la música, la tejeduría, la alfarería, entre otras, por lo que no podía permanecer indiferente ante la existencia del Dios — Hijo, que había sufrido el calvario de la Cruz, como ellos habían sufrido el calvario de verse privados de sus tierras, de las que eran señores y no vasallos antes de la venida del hombre blanco. En aquellas primitivas almas indígenas debe haber calado muy hondo el martirio de Jesús y no debieron haber sufrido presión alguna para plasmar artesanalmente la Cruz de Matará con los

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símbolos del martirio de la crucifixión, como nos los demuestran los

autores. Introduciéndonos en "Las Cruces Catequísticas de Santiago del Estero"

vemos que uno de sus capítulos hace referencia a la Evangelización en la provincia, poniéndose de resalto que tanto en la entrada de Diego de Rojas a suelo santiagueño, como en la expedición de Núñez de Prado vinieron sacerdotes para cumplir con su acción misional. Más tarde correspondería a la Orden Mercedaria y luego a la Franciscana la misión de expandir el cristianismo, en el suelo provinciano, destacándose esforzados misioneros, como San Francisco Solano.

Otro de los capítulos de la obra hace referencia a la Cruz de Matará tallada en madera de mistol en el siglo XVIII , destacándose en la misma el cuerpo de Cristo, el martillo con el que clavaron sus manos y sus pies, la lanza con la que se lo hirió en un costado, la corona de espinas que acentuara el escarnio, la escalera para bajar el cuerpo divino, entre otros elementos simbólicos de la pasión.

Por otra parte debemos pensar que en aquellos tiempos de la conquista no existían herramientas modernas para el tallado por lo que los que hicieron el símbolo religioso deben haber puesto una gran paciencia y devoción. Asimismo resulta evidente que en esta tarea de transculturaliza-ción los jesuitas cumplieron un papel destacado, no solamente en lo misio­nal, sino en la enseñanza de las manifestaciones artísticas.

Dan cuenta los autores que para la preparación de este libro se realizó una investigación de las fuentes (históricas, etnohistóricas, historia del arte, religión católica) se efectuaron estudios de campo, viajes de estudios, entrevistas, investigaciones documentales, entre otras actividades.

Un nuevo capítulo de este importante libro nos pone en contacto con otro testimonio de evangelización descubierto por los autores en el Museo Devocional de la Virgen de Luján (Buenos Aires), cruz que también fue trabajada en el siglo XVIII al igual que la de Matará. Tanto la Cruz de Matará como la de Luján, constituyen el contacto con las tradiciones culturales indígenas y españolas.

Y es la voz de la raza contenida en la memoria colectiva del pueblo

santiagueño la que nos da cuenta del sentimiento cristiano de nuestros antepasados y que se manifiesta en el presente como una herencia inmuta­ble a través de los siglos.

Considero necesario destacar, por otra parte, que un hecho luctuoso conmocionó a la cultura de Santiago del Estero, el fallecimiento de la Dra. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno, personalidad ampliamente conocida en la provincia, el país y el extranjero. Y aquí es preciso recono­cer que no únicamente el amor de pareja unió a la Dra. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno, con su esposo el investigador Hugo N. Martínez Moreno, sino también la pasión por la investigación. Gracias al esfuerzo ponderable de esta pareja, fueron cobrando vida muchos eslabones perdidos de nuestra historia provinciana. El esfuerzo, la meticulosidad, la devoción puesta de manifiesto en el estudio de la Acción Evangelizadora en Santiago del Estero, es una de las tantas muestras de sus trabajos fecundos, sin claudicaciones, puesto al servicio de una gran causa y de un ideal de fe.

En definitiva, éste libro persigue encontrar esa certeza interior que devele realidades escondidas. Y esto es posible porque los escritores saben elevarse sobre la cotidianidad para transitar ese imponderable mundo que es la visión espiritual. De ésta manera esta obra ha de adquirir su verdadera autonomía para convertirse en algo más que bellas frases, para transformarse en una sutil indagación y correspondencia entre la investi­gación y la verdad; entre el estudio y las conclusiones.

No quiero terminar éstas páginas sin darle las gracias a esa luchadora incansable cuya labor fecunda ennobleció el suelo que nos vio nacer, por lo que sólo puedo agregar: Dra. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno, eterna luchadora, la hora del descanso ha llegado. ¡Descansa en Paz junto a Dios!

Y al infatigable trabajador Hugo Martínez Moreno, sólo me resta decirle que su esposa, desde ese otro mundo ha de continuar acompañán­dolo y cuando su ánimo decaiga muy cerca de su corazón ha de sentir su voz diciéndole: ¡Levántate y anda!

Orestes Pereyra

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El proceso singular que significó la evangelización en suelo santiagueño nos ha incitado a investigar como fue el mimo, Es decir, como se manifestó ese proceso dentro de la jurisdicción del Cabildo de Santiago del Estero y particularmente en su campaña.

Sin duda, algunos testimonios de valor existentes sobre Matará, el hallazgo de la Cruz Catequística, su estudio y difusión, una actitud espiri­tual que desde entonces se instaló en nuestros corazones, nos ha llevado con mucho interés a profundizar aspectos de la historia local, buscando el marco de los sucesos acontecidos.

Propósito particular ha sido pues seguir e interpretar como fue la vida de la población de Matará a través de los siglos, previo conocimiento de sus orígenes. Matará, porque ella fue un verdadero seminario de la evange­lización, porque allí se desnuda el proceso en sus más íntimas causas e implicancias.

Matará, porque no todo debe ser visto desde la ciudad madre, Santiago del Estero, sino también desde sus entrañas más sensibles y ricas en expresiones. Nuestra matriz cultural tiene también por esa zona de Santiago sus raíces más hondas.

Para la investigación contamos con importantes fuentes etnohistóricas y otras, tanto oficiales como privadas, muchas de ellas de carácter eclesiás­tico y bibliografía especializada. La labor de rastreo en los Archivos del Obispado de Santiago del Estero, Convento de San Francisco, Convento de Santo Domingo y el de La Merced (en Buenos Aires), fueron de impor­tancia por los resultados obtenidos y enriquecen el presente estudio.

Asimismo, los efectuados en el Archivo General de la Provincia de Santiago del Estero y el Archivo General de la Nación.

Con el presente trabajo hemos buscado apoyarnos en la autoconciencia histórica, ya que en momentos de cambios, de nuevos desafíos, se hace más necesaria ésta, no sólo por "mero interés académico, sino para lograr una

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firme identidad propia". (Juan Pablo II Discurso en Santo Domingo, 20-X-

1984). Identidad construida con una vivencia religiosa que hoy, no puede

desconocerse y, que este aporte pone bien en claro, subrayando incluso la fuerza de tales expresiones en este presente, en el pueblo de Santiago del Estero.

En nuestra tierra, las raíces tienen valor y sus contenidos llenan la vida de los santiagueños e integran su historia la cual es densa, rica en variadas manifestaciones y que confiesa su amor a Cristo y su fe en la redención. También a la libertad, a la tierra y sus ancestros.

La expresión de S.S.Juan Pablo II en 1987, en su segunda visita al país, "Iglesia en Argentina ¡Levántate!", tuvo eco inmediato en Santiago del Estero y reforzó la participación del Pueblo de Dios en las peregrinaciones a Mailín, Sumampa, Loreto y por la costa del Salado; Matará, Añatuya.

Nuestra investigación de las "Tradiciones religiosas populares de Santiago del Estero", dadas a conocer en 1980 - Io Edición, 1982 - 2o

Edición y 1992 - 3o Edición, contribuyó al estudio de la religiosidad del pueblo, tanto en sus raíces como en su realidad actual. Resultados que sirvieron incluso, de base para un Seminario de Religiosidad Popular que llevó a cabo la Universidad Católica de Santiago del Estero en 1982. Y para otros estudios posteriores vinculados al tema.

Estuvimos pues a tono con lo que pidió S.S. Juan Pablo II en su discurso a los Obispos del CELAM en Santo Domingo: "Frente a la problemática y desafío que la Iglesia tiene planteado para la evangelización en el momen­to presente, ella necesita una lúcida visión de sus orígenes y actuación". Nosotros, percibiendo la importancia de esos rasgos culturales, luego de su relevamiento y análisis, lo ofrecimos a la iglesia en lo que pudiera serle de utilidad. Ya que como laicos comprometidos en la tarea de comunicación, docencia y divulgación cultural, integramos la Comisión Diocesana de Cultura de ambos obispados (Santiago del Estero y Añatuya)-Y, también

uno de los autores, como Miembro de Número de la Junta de Historia Eclesiástica del Episcopado Argentino.

Reconocemos a los hijos su permanente colaboración (dibujos,

fotografías, portada, composición, etc.)

A los Obispados de Santiago del Estero y Añatuya su apoyo y él permi­tirnos recorrer juntos los caminos de la "nueva evangelización" en esta Provincia, donde se plantó la Cruz de Cristo y se erigió la primera Diócesis Argentina.

Dra. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno, en visita de estudio, junto a pobladores de la anti­gua Villa Matará, en la oportunidad con el Sr. Amelio Ramón Sosa Ruiz (donante de la Cruz).

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Hacia 1543 y 1546 comienza la gesta española de la conquista y coloni­zación de las tierras del Tucumán. Con la primera "entrada" vienen sacerdotes de Cristo que acompañan al Capitán Diego de Rojas y a sus hombres, para atenderlos en servicios religiosos, en esa etapa exploratoria.

La primera misa que se cantó fue en suelo santiagueño y otros oficios, incluso el del entierro del jefe expedicionario muerto por los indígenas.

La segunda "entrada" que estuvo a cargo del Capitán Juan Nuñez de Prado entre 1549 y 1553, fue de etapa de asentamiento, de fundación de la Ciudad de "El Barco", la ciudad ambulante que reconoce tres instalacio-nes(en suelo de la hoy provincia de Tucumán la I o , en la provincia de Salta la 2o y en la provincia de Santiago del Estero, la 3 o ) .

Con ésta hace su penetración desde Perú el Cristianismo en la región indígena del Tucumán y empieza la acción misional transitoria que estará a cargo de los Padre Predicadores, Fray Gaspar Caravajal y Fray Alonso Trueno.

A partir de la fundación de Santiago del Estero en 1553, ella será la cabeza del proceso fundacional y el lugar donde se iniciará la plantación de la Iglesia de Cristo. En ella tomará asiento el 1er. Curato, especie de antigua parroquia que desde Chile se creará en 1557 y se proveerá a fin de atender a los cristianos de esta parte de América. El Vicario Gral. De Chile, sufragáneo de Lima, envió al Pbro. Cedrón o Cerón a Santiago del Estero.

Años también, de la entrada de la Orden Mercedaria (1557), a la llanura santiagueña para ocuparse, no sólo de la asistencia espiritual de los pobladores de la ciudad, madre de ciudades, que ya poseía Ermitas (a Sta. Lucía, San Fabián y San Sebastián) e Iglesia, sino aun para encargarse de la evangelización de los indígenas, es decir atender Doctrinas volantes donde se enseñaran los fundamentos de la fe y el evangelio de Cristo.

Poco tiempo después, en 1561, desde Chile vino al Tucumán el 1er. Vicario Foráneo, Pbro, Francisco Hidalgo, que tuvo por cierto sede en Santiago del Estero, única ciudad supérstite a esos años, de las varias fundadas en el noroeste y que los indígenas habían ido destruyendo.

Al crearse la Gobernación del Tucumán en 1563 bajo la jurisdicción, tanto en lo civil como en lo eclesiástico, de Charcas, se impulsaron desde Santiago del Estero nuevas acciones misionales volantes, que eran desarro­lladas en forma temporaria.

Tuvo como protagonista en esta etapa de la evangelización, no sólo a la Orden Mercedaria, sino también, a la Orden Franciscana que por 1565, entró en este ámbito siendo la primera en asentarse y levantar casa, convento.

La labor espiritual es dirigida hacia los pobladores de la urbe y sus alrededores y a los Pueblos de Indios de la extensa región del Tucumán, surgiendo las Doctrinas o Beneficios de indios para una particular aten­ción de ellas y con sacerdotes entendidos en lenguas.

Por 1570, acontece la creación del Obispado del Tucumán solicitado por el Rey Felipe II a S.S. Pío V. Luego de varias promociones, recién en 1581 es Fray Francisco de Victoria O.P. el Obispo que se hizo cargo de la Diócesis.

La ciudad de Santiago del Estero vino a ser así la sede, como ya lo era del Gobierno civil, también de la Io Silla Episcopal Argentina.

Este hecho debía hacer a la normalización de la vida religiosa de la Gobernación, previa su organización y a la intensificación de la acción evangelizadora. Lo primero, recién pudo alcanzarse en el Gobierno eclesiástico del Ilustrísimo Obispo Fray Trejo y Sanabria y, lo segundo comenzó a darse con el aporte de los Padres Jesuitas que llegaron a Santiago casi el finalizar el año 1585.

Cabe destacar la obra de pacificación de ánimos y espíritu que logró el franciscano Fray Francisco Solano entre los habitantes de Santiago del Estero, de 1592 a 1600 y, la labor de conversión de los indígenas de Esteco, Santiago del Estero, San Miguel, La Rioja y del Chaco.

Por 1594 comenzaron a levantar su convento los Padres Predicadores y,

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San Francisco Solano evangelizando con la Cruz

los Jesuitas se dirigieron a evangeli­zar la zona de los ríos Salado y Bermejo.

Un Sínodo efectuado en 1597 y otros dos por llevarse a cabo (1606-1607) y, la creación de un Seminario en Santiago del Estero en 1611 para formar el clero, dan la pauta de que se estaba marchando por caminos positivos.

La obra de evangelización ardua y difícil a través de Curatos y Doctrinas, durante todo el siglo XVII y el siguiente, avanzaba y retrocedía. Los Obispos la sostuvie­ron y apoyaron contra todos los inconvenientes, clamando por la salvación de las almas de los indíge­nas y de los habitantes del Tucumán.

Mención aparte merece la obra educacional y cultural llevada a cabo por la Iglesia en esta parte del territorio argentino y, destacada por muchos autores, muy particular­mente por los Padres e historiadores Guillermo Furlong S. J. y Cayetano Bruno, a quienes nos remitimos.

En oportunidad de encontrarnos realizando una investigación arqueo­lógica en el sector central del Río Salado (provincia de Santiago del Estero), en el año 1971, localizamos una pieza de extraordinario valor; una cruz de madera tallada, la que despertó todo nuestro interés y atención al punto de solicitarla en préstamo para su correspondiente estudio y documentación.

La misma guarda toda una tradición, inclusive es el elemento central de una leyenda originada por esa zona del río, la que sostiene que los grupos de indígenas que vivieron por allí consideraban a la cruz con poderes sobrenaturales. Tanto que buscaron la forma de tenerla consigo, hasta se pelearon por su posesión, logrando uno de esos malones robarla pero luego la devolvieron a la familia que la poseía porque sentían temor a algún castigo que pudiera sobrevenirles por su mala acción. Hecho que, según estimamos, ocurrió con posterioridad a la expulsión de los jesuitas y que sucedió entre los indígenas chaqueños que venían penetrando en el territorio santiagueño desde fines del siglo XVIII y XIX por la extensa región de la llanura boscosa y sus ríos.

Agradecemos a la familia Sosa - Ruiz, custodia de la Cruz, el gesto noble que nos permitió llevar a cabo este trabajo y cuyo objetivo es: presentar un elemento de juicio a los estudiosos y ampliar el panorama histórico a través de una obra artístico-religiosa.

Dejamos expresa constancia y reconocimiento de la colaboración prestada para la interpretación al Rdo. Padre Contardo Miglioranza, misionero franciscano en Santiago del Estero.

Relación Artística

La comprensión de una obra artística en su plena dimensión histórica,

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exige el conocimiento de cada uno de sus aspectos. Uno de los más esencia­les es, sin duda, "el tema", es decir lo que la obra representa. Precisamente la parte de la Historia del Arte que se ocupa de este problema es la icono­grafía, que describe y analiza los motivos figurativos y también la iconolo­

gía, que los estudia, compara e interpreta.

En este caso particular de estudio de la cruz de madera, las características serán significativas y capaces de proyectar luz sobre determinado momento histórico de

una región, sobre el contacto de culturas que se dieron y, además sobre el movimiento religioso espiritual. A través de dicha talla u obra artística con sus peculiares signos e imágenes, se halla depositado todo un mensaje y una intención. Trataremos, pues, de penetrar en el significado o

simbología de la representación, realizando un análisis y descripción de la Cruz lo que posibilitará al mismo tiempo su interpretación.

La Cruz es de mistol (Zizyphus mistol), flora regional, cuya madera es fibrosa y susceptible del trabajo realizado; talla. Ella está compuesta de dos partes, el madero vertical y el horizontal que miden: el primero 47 cm. y el segundo 17 cm. Ambos se hallan unidos por sendos clavos de madera (espigas), verdadera expresión de técnica. Es de destacar que las dos partes de la Cruz ensamblan perfectamente debido a un rebaje de la madera en la zona en que se superponen, lo que permite su perfecto ajuste. Su extremo inferior está desgastado pues, indudablemente, estuvo calzado sobre una peana que, con el tiempo, se extravió.

Los motivos cubren prácticamente toda la superfi­cie de la cruz, salvo tres sectores que no presentan ningún símbolo y en donde se puede apreciar la madera virgen. El estado de conservación de la misma es bueno, siendo usada

en función ritual y considerada verdadera reliquia, muy valorada por los miembros de la familia y los lugareños de la región.

Para su estudio dividiremos a la cruz en cinco partes:

Parte primera: Extremo superior del madero vertical, se observa unos signos gráficos identificados como una A y O y con caracteres mayores una M. Su interpretación sería alfa y omega, principio y fin de todas las cosas y la M la letra inicial de un nombre: Matará. Abajo a continuación se aprecia un motivo ornamental, un número romano correspondiente al I y una cruz griega. En la línea siguiente, las letras ATA en mayúsculas y en minús­culas una probable r y a y otro motivo pequeño difícil de interpretar. Hilvanando todas las letras tendríamos la palabra "Matará"- Bajo esas letras, en otra línea, los números 1-5-9 y otro signo no reconocible. Estos números indicarían un año ¿ el de 1594?

Parte segunda: Sobre el madero horizontal, se destaca una figura; la del Señor que se extiende al madero vertical donde se completa. La figura del cuerpo de Jesucristo está tratada con rasgos estilizados muy originales, la cintura sumamente estrecha, el tórax que se ensancha y el movimiento termina en los brazos extendidos hacia arriba en posición de crucifixión. En la cabeza se apoya una corona y, por detrás. Una aureola se distingue claramente. De la cintura arranca un faldellín inciso que cubre mediomus-lo, las piernas se hallan separadas y en estado de soltura y los pies se encuentran apoyándose sobre un soporte; esto según la costumbre judía.

Parte tercera: Izquierda del crucero o travesaño, tres símbolos celestes o siderales están representados; un cometa, la luna y el sol. El cometa recordaría la estrella que acompañó a los Reyes Magos a Belén; la luna, que Jesucristo murió en plena Pascua Judía que se cumplía con luna llena; y el sol, símbolo primario de la vida, de la luz y de la fuerza, que son otras tantas características del Señor.

Parte cuarta: Derecha del crucero o travesaño, dos símbolos sobresa-

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len: el martillo; que se usó para clavar a Cristo y un cáliz o copa que sostie­ne dos elementos cruzados, (¿espigas?) y sobre ellas la Hostia, representa­ción de la última cena y de la misa para nosotros.

Parte quinta: Siguiendo con la descripción del madero vertical, consideraremos cuatro zonas: a) alrededor del cuerpo de Cristo se obser­van las siguientes figuras: los cordeles, símbolos de la flagelación; la lanza, que le atravesó el pecho; la escalera, que se empleo para bajar el cuerpo; y los clavos, usados en la crucifixión, b) la representación que se observa en esta zona es la de un ave, el gallo, que cantó dos veces antes de que Pedro traicionara al Maestro por tercera vez. Bajo esta figura, se ven dos motivos más, que podrían ser los dados con que se sortearon las vestidura del Señor, c) Una brillante figura femenina con corona y aureola se destaca, llevando en su mano un cetro. Esta figura, que representa los rasgos de una dama española, es, sin duda alguna, La Virgen María cuya presencia al pie de la Cruz está subrayada por el evangelista y cuya misión de maternidad y reinado universal está indicado por la corona y el cetro. Cabe señalar que técnicamente su pollera presenta el mismo tratamiento inciso que el del faldellín del Señor, ídem la corona y la aureola, d) Cuatro lenguas de fuego brotan de un fuego común y más abajo un figura con el rostro dañado de un personaje que por su curioso tocado, (¿de pluma?) podría ser un jefe indígena, o cacique. Su posición en aptitud de súplica con los brazos cruzados sobre el pecho y en la base o inicio de la obra, nos indicaría lo siguiente: El cacique implora la intersección de María Santísima para salir del Purgatorio que es lo que está representado por las lenguas de fuego y, fundamentalmente, a través del martirio de Cristo. De ahí, "esta visión altamente unitaria, teológica y descriptiva de la Pasión del Señor", lograda como una notable expresión de arte y que constituye una muestra del nivel que en aquella época alcanzaron los conocimientos artísticos. Muy particularmente la técnica de la talla como así también, la manifestación figurativa del autor anónimo. Enseñanza trasmitida en el lugar (Región del Río Salado), por los jesuitas que misionaron por allí. Como sabemos, éstos dieron a los indígenas, además de una educación religiosa, artes y oficios y

otras prácticas útiles para llevar una vida mejor y ordenada. Advertimos claramente que, bajo una dirección, la mano de obra fue indígena y muy hábil, logrando un estilo al emplear ciertos recursos para el tratamiento de las figuras, por ejemplo, el ensanchamiento del torso, el movimiento del ave y de las lenguas de fuego, la pose de la figura femenina bien equilibrada y la integración armoniosa en conjunto de todos los elementos. Así, la pieza no sólo es rica en contenido sino también en valores plásticos y constituye una obra del arte hispano-indígena.

Detengámonos a ver el minucioso trabajo de cada una de las figuras o símbolos tallados, el menudo inciso de las faldas, del cometa, de la cabelle­ra de Cristo, la actitud hierática del cacique, la ornamentación de los bordes que dan un acabado prolijo y la separación por líneas y zonas sin tallado de las figuras o motivos tratados. La disposición es objeto de atención pues ella forma una unidad perfecta y este aspecto es muy impor­tante, ya que está en relación directa con la intención, perseguida y ya enunciada. Es real, pues, su significación religiosa y función litúrgica..

Largo total 47 cm

Vista del ensamblado de los maderos con espigas.

Elementos simbólicos de la Cruz de Matará

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Este análisis nos lleva, por otra parte, a determinar el grado de contacto de dos culturas diferentes: la hispánica, extranjera dominante, y la autócto­na, pasiva y receptora. De hecho se produjo una interrelación cultural y sus resultados están patentes en la "Cruz Tallada de Matará" pues ahí, en ese lugar del Salado, los rasgos culturales, religiosos y artísticos hispánicos (toda

una tradición), pasaron a ser elemen­tos del indígena que los asimiló a su cultura, fusionando dichos rasgos a su propia tradición, ejecutando con sus manos y su sensibilidad esta nueva herencia legada.

Extraordinario caso de transcul-turación, a través del tiempo y del espacio, hecha posible por la obra profunda de la Compañía de Jesús en el período colonial y que ya hemos estudiado en otros trabajos anteriores. Importante obra religio­sa y cultural que fue de proyecciones inclusive en el territorio santiagueño y que bien puede apreciarse además, en las colecciones.

Relación Histórica

Indudablemente la Cruz objeto de este estudio tuvo una finalidad catequística, tanto por la época en que fue realizada como en el medio en que surgió:

Comunidad indígena arraigada en el territorio santiagueño, región

Aspecto actual que presenta la Cruz de Matará, colocada en un relicario

del Salado Chaco-Santiagueño habitada por los mataraes y después también por los vilelas y otros grupos chaqueños, culturas de hábitos semisedentarios (recolectores, cazadores y pescadores) y agroalfareros, muy supersticiosos y de expresiones rituales paganas. Su primer contacto con el hombre blanco, europeo, fue precisamente con los misioneros de la Compañía de Jesús, Inicialmente, por un tránsito en 1594 cuando el sacerdote Alonso de Barzana o Barcena (El Apóstol del Perú), pasando por Matará cruzó el Río Salado y el Chaco de Santiago misionando en dirección al Gran Chaco. Este contacto continuó posteriormente por la región señalada durante los siglos XVII y XVIII, cuando otros jesuitas redujeron nuevos pueblos indígenas e instalaron las Reducciones en las proximidades del río. Así la reducción de Vilela en 1735, destruida tiempo después y reedificada en 1752. Ella se hallaba ubicada muy cerca de Matará, antiguo poblado de indios situado en la ribera derecha del Río Salado (el topónimo de este pueblo proviene de la tribu de indios mata-raes del lugar). Este ámbito Geográfico (centro de la superficie territorial del Santiago) del Río Salado es muy significativo en el proceso de hispani-zación, ya que fue una de las áreas ocupadas (ambas márgenes), desde un comienzo de la colonización española. Allí se instalaron las encomiendas indígenas primero y las reducciones después por ser región densamente poblada por los naturales, generando a su alrededor toda una población criolla y una fuerte economía desarrollada sobre la actividad agrícola artesanal en estancias, verdaderos cortijos, llegando por este movimiento tan activo, a ser el centro Matará.

Conclusión

Incuestionablemente fue este ámbito donde se llevó a cabo la ejecución de la pieza estudiada, por las razones expuestas. Reiteramos la importancia del hallazgo para el estudio de la cultura e historia del período colonial en la provincia de Santiago del Estero.

Sumamos, pues, estos datos y documentación a los que ya se conocen

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sobre las misiones jesuíticas, en su carácter de centro artístico de primer orden durante el siglo y medio que funcionaron (1609 a 1767), en nues­tro país.

Habiéndonos dejado un volumen considerable de obras de arte, especialmente tallas y esculturas de todo tipo, más numerosos templos donde en cada uno de ellos el despliegue del trabajo artesanal fue notable. Manifestación que se dio en las misiones guaraníes asentadas en los actuales territorios de Argentina, Paraguay y Brasil, y que, como bien señalaba Darci Ribeiro en su obra "Las Américas y la Civilización" (pág. 115), constituyeron la tentativa más exitosa de la iglesia de cristalizar y asegurar un refugio a los pobladores indígenas sobre los que pesaba la amenaza de esclavización por parte de los pobladores europeos y organi­zarías con bases nuevas capaces de garantizar su subsistencia y progreso.

Ampliamos, pues, las referencias de esta "institución" que en suelo santiagueño (ciudad de Santiago del Estero), se estableció allá por el año de 1585, vale decir, la primera instalación en suelo argentino, y desde aquí se irradió con un extenso y valioso dominio. Además del templo y Colegio de la Cía. en Santiago, las estancias de Maco y del Palomar en las proximi­dades de ésta capital, las reducciones de San José de Vilelas, de San José de Petacas, ambas sobre el Río Salado (centro y norte) y la Concepción de Abipones sobre el Río Dulce hacia el sur, más la Estancia de San Ignacio (hoy en territorio tucumano) y la de Quimilpa (hoy en territorio catamar-queño). De estas vastas posesiones llegaban a la comunidad santiagueña los frutos de la tierra: azúcar, tabaco, quesos, cueros, maderas, tejidos de lana y algodón, carnes, ajenjo, etc., etc.

Todas constituían "una inmensa colmena organizada y laboriosa" bajo la dirección hábil y alerta de los jesuitas santiagueños.

La Cruz tallada de Matará, como la denominamos nosotros cuando la vimos por primera vez, allá por el año 1971 y sobre la cual EL LIBERAL dio noticias preliminares ese mismo año, fue así llamada por las connotacio­nes directas con la antigua e histórica Villa Matará, la reducción de indios mataraes establecida en la cercanías a mediados del siglo XVIII y por la parcialidad de indígenas chaqueños homónima asentada por allí, margen derecha del Río Salado.

Este notable testimonio de la evangelización por el espacio central del territorio santiagueño iniciado, indudablemente a fines del siglo XVI, puesto que en la Cruz se indica el año 1594 para señalar y memorar el tránsito de los soldados de Cristo que fueron los padres jesuitas, fue patrimonio sin duda de la mencionada reducción, ejecutada en sus talleres. Así lo afirmamos luego de ardua indagación en la fuentes docu­mentales acerca de la obra de la citada orden en Santiago del Estero.

Al presente, no se conoce bien aún el destino que tuvo tal patrimonio histórico-religioso, después de la expulsión de los jesuitas, en 1767, pero indudablemente algo de él quedó en la capilla de la Villa Matará pues de allí se recogió para las colecciones del Museo Histórico. Parte fue llevado al Boquerón cuando aconteció la traslación de la reducción a un lugar conocido luego como San José de Petacas y algunos elementos que se dispersaron en manos de arraigadas familias del lugar.

Entre las familias afincadas desde antiguo por ese ámbito cultural, según lo pudimos comprobar en los viejos libros del Curato de San Miguel de Matará se encontraba la de los "Sosa", la de los "Ruiz" y muchas otras que aún hoy perduran.

Ya conocemos por la tradición oral familiar y por la vigencia de impor­tantes costumbres de antiguo cuño, la religiosidad de aquéllas aún hoy puestas de manifiesto, tal el caso de la amorosa devoción al Niño Dios de Lojlo, que viene de tiempo atrás sin decaer, porque las familias de allí

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profesan un verdadero amor a Dios nuestro Señor, a su Iglesia y a sus Santos. Mucha de esas familias son descendientes de españoles y de generación en generación se transmitieron sus creencias y su fe.

Otro ejemplo notable de tradición religiosa familiar es la devoción y culto al Señor Forastero de los Milagros de Mailín. De ahí, que en nuestras investigaciones de campo (arqueológicas y folclóricas), siempre nos interesamos por aspectos referentes a nuestra cultura tradicional. No fue por cierto una sorpresa, cuando allí por el año 1971, al encontrarnos por la Estación Matará de paso hacia un sitio arqueológico, al tomar contacto con los pobladores nos comentaron de una familia que poseía un elemen­to ritual en su vivienda.

La Cruz

Al concurrir a la casa conocimos a miembros de la familia Sosa Ruiz, quienes non invitaron a pasar con la clásica hospitalidad santiagueña y atendieron nuestra preocupación, comprendieron la inquietud cultural que nos guiaba.

Pronto estuvimos frente a la "reliquia familiar", como ellos designaban a una cruz de madera tallada que se encontraba en un lugar recoleto del hogar, iluminada por velas y con ofrendas florales.

La emoción de sentir que descubríamos un tesoro oculto cubierto por el manto del tiempo, pero resguardado por la fe de una familia y la reveren­cia de sus descendientes y vecinos, fue intensa. Nos dábamos cuenta de que en ese momento estábamos abriendo una puerta por la cual penetrá­bamos al pasado del hombre de esa zona de Santiago del Estero. Advertíamos que nos encontrábamos ante un pequeño pero verdadero santuario del culto generacional.

En unos instantes cuántos sentimientos nos conmovían y veíamos a la cruz majestuosa, por momentos pequeña y humilde, llena de luz y luego en sombras, percibíamos su mensaje. Siglos de historia se sintetizaban en su simbología plasmada por manos mestizas en su superficie, los caminos de la antigua evangelización de nuestro suelo estaban ahí señalados. Cuánta

riqueza de contenido detentaba este inestimable bien cultural e histórico

religioso y cuánta alegría sentíamos nosotros de haber llegado allí y

"descubrirlo" para todos los santiagueños.

Pueden imaginar lo que significa para un investigador efectuar un

"hallazgo" y sobre todo cuando éste tiene tanta trascendencia espiritual y

cultural.

Nuestra mente estaba llena de pensamientos y proyectos en los días

siguientes, captábamos que teníamos por delante una misión, así es que al

volver de los trabajos arqueológicos que nos habían llevado al departamen­

to Matará, pasamos nuevamente a visitar a la Cruz. Allí en diálogo con el

Señor Amelio Ramón Sosa Ruiz, ante nuestro pedido y exposición de

propósitos, la Cruz fue prestada a fin de poder llevar a cabo en ella una

tarea de restauración y de documentación.

Que satisfacción, la Cruz nos fue confiada, fuimos sus custodios por

tres largos meses, bendijo nuestro hogar que se había acrecentado con un

nuevo hijo, nuestra vida cotidiana nuestro trabajo en el Museo

Arqueológico a cuyo gabinete fue llevada para su preservación.

Al cabo del tiempo indicado, un día se hizo presente el Sr. Sosa a

buscarla. Venía para llevarla a su natural hogar del Salado, ante quienes la

veneraban y la esperaban, en un clima de religiosidad popular.

Regresó muy contento pues la Cruz había quedado limpia de la pátina

del sebo de las velas que el tiempo y la devoción la cubrieron en parte.

Además su ensamble fue bien ajustado con una nueva espiga (especie de

clavo de madera), que se confeccionó para tal fin, uniendo el madero

vertical con el horizontal, según como se la había hecho en aquélla lejana

época de su ejecución (mediados del siglo XVI I I )

Nueva visita

El Sr. Sosa, en otra oportunidad que lo visitamos en su hogar de la

Estación Matará, entonces se desempeñaba como director de la escuela del

paraje "Callejón Bajada" en el Dpto. Matará, ante nuevas preguntas, nos

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dio a conocer acerca de datos relacionados con su familia materna, los Ruiz. Precisamente sus bisabuelos D, Carmen Ruiz y Da. Bartolina de Ruiz, procedían de Matará, de la antigua villa, en la margen derecha del Río Salado (hoy Dpto. Sarmiento), pero debido a las constantes inunda­ciones del río que paulatinamente iban destruyendo y despoblando tan histórico ámbito, por razones de seguridad, tanto para la familia como para sus actividades, se trasladaron hacia la ribera izquierda, a un lugar más alto, al paraje conocido ya como Lagunillas y trajinado por las huestes del gobernador Juan F. Ibarra y después por las del Gral. Antonino Taboada.

A esas tierras próximas a Matará, la familia Ruiz llevó su Santa Cruz y ahí la veneraron también sus vecinos, llamándole por aquella época del siglo pasado, "Señor de Lagunillas".

La Familia

En éstas circunstancias que estamos comentando, sin duda alguna resalta el papel cumplido por la familia, como institución vertebradora de un estilo de vida austera y sencilla. La familia, su ambiente y costumbres, una ecuación definida y clásica que cobró fundamental importancia en la época colonial, porque en ella se encontraba y se sintetizaba el espíritu tradicional de nuestra población. Sobre todo a partir del siglo XVIII, época en que las ciudades del Tucumán dejaron de ser centro de todas las manifestaciones, muy particularmente Santiago del Estero que fue sede del gobierno civil, militar y eclesiástico, desde su fundación. Las ciudades entonces pierden su importancia (algunas) y entran a un tiempo de decadencia.

Este hecho histórico comprobado, en parte se debe a una acentuada "ruralización" de la instalación humana. En tal proceso de cambio, tuvieron parte activa las familias, que de la ciudad se fueron a vivir en sus haciendas o estancias, porque éstas atravesaban un momento económico fuerte a raíz del desarrollo agrícola - ganadero y artesanal.

La integración de la familia, la unión de sus miembros, la educación y la oración familiar serán una característica propia y básica que exaltará el

contenido de esta vida provinciana de comunión familiar en donde los bienes espirituales trascendieron. Y es por cierto, la Iglesia la que conduce a través de sus curatos o parroquias rurales, esa orientación, siendo patente su acción en la vida social y religiosa de las comunidades rurales, tanto de españoles como de naturales y de criollos después.

De todo este proceso histórico que se decanta con el tiempo, surge claramente otra etapa de evangelización de nuestro suelo, en la que se destaca la labor y el nivel del clero secular, hijos la mayoría de las familias patricias de Santiago y descendientes de aquellas de la primera hora de la conquista y colonización.

Un modelo típico de familia cristiana de la campaña fue entonces la que albergó en su seno a la Cruz catequística y junto a ella, las más puras tradiciones del pueblo del interior de Santiago. En el presente siglo, miembros de la familia Sosa Ruiz se volvieron a trasladar sobre la misma superficie del Dpto. Matará (hoy Juan Felipe Ibarra), para establecerse a la vera de una estación de la línea del Ferrocarril Gral. Belgrano, a la cual se la denominó con el nombre autóctono y regional, Estación Matará, en la margen izquierda del Río Salado.

Por unos años se dio todavía la coexistencia de la Villa histórica de Matará (en el Dpto. Sarmiento) con la nueva población en nucleamiento, la que creció por la actividad que provocó el ferrocarril y las familias de la villa que finalmente terminaron por abandonarla, por las causas que precedentemente se señalaron y cruzando el Salado fueron a instalarse cerca de la estación.

Estos pormenores ayudan a comprender el movimiento demográfico que se dio en ese sector central del Río Salado y que determinó el surgi­miento de nuevos asientos poblacionales, caso de Añatuya, Suncho Corral, Estación Matará y muchos otros.

En los Caminos de la Nueva Evangelización

De la Estación Matará, de su santuario familiar, es de donde salió pues

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la Cruz tallada en carácter de donación por la familia Sosa - Ruiz para el Obispado de Añatuya, a fin de que la misma sea puesta al culto público, lo que significó un verdadero fenómeno cultural - religioso de éste siglo, en nuestro medio.

Esto aconteció en el marco litúrgico de la Adoración de la Cruz, el Viernes Santo del año 1987, ocasión en que el Obispo de Añatuya, Monseñor Jorge Gottau, la recibió y la presentó a la feligresa reunida.

Posteriormente y desde 1988 se comenzó a peregrinar con la reliquia de la Cruz, desde Añatuya a Estación Matará, 52 km., acompañados de devotos y de sacerdotes y religiosas del Obispado de Añatuya.

Manifestación de fe popular que se vino llevando a cabo en el mes de septiembre de cada año para la fiesta litúrgica de la Exaltación de la Santísima Cruz, con gran concurrencia y participación de la población de la rivera izquierda del Río Salado, que en distintos medios se acercaba para acompañar y orar al Señor, al "Buen Jesús de Matará", como se lo nombra.

El Obispo Gottau había prometido a los fieles de Matará que se cons­truiría una capilla-santuario, para que la Cruz Catequística volviese a su ámbito histórico-cultural, para iluminar desde allí a los santiagueños y a todos quienes pidan protección.

Promesa cumplida (Mayo de 1994), por su sucesor, Monseñor Antonio Juan Baseotto, quien la llevó y la depositó en la capilla de Estación Matará, donde se realizó una importante ceremonia de recepción y veneración por parte de la población y peregrinos.

Allí se encuentran sacerdotes que promueven la devoción al Buen Jesús de Matará en la Cruz Catequística y también se encuentran hermanas religiosas que cooperan y mantienen la casa de espiritualidad y talleres.

La Cruz Catequística y su mensaje, está ahora para aportar en ésta nueva etapa de evangelización y a pesar de los pocos años transcurridos, ha renovado el espíritu de religiosidad del pueblo de Dios del chaco de Santiago.

Ella mantiene vigente el mensaje catequístico y sigue constituyendo una mediación de la que se vale el Señor, para que sea venero de gracias, en

cuanto que numerosas personas y comunidades que se le acercan, sienten el llamado a la conversión y muchos acceden a los santos sacramentos. Los frutos están visibles y con renovado ardor se sostiene toda ésta acción.

Vista parcial de la peregrinación que se lleva a cabo todos los años, por la margen izquierda del Río Salado (Obispado de Añatuya) Llevando los fieles a la Cruz Catequística y celebrando la fiesta religiosa del Buen Señor de la Cruz de Matará

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Una interesante novedad, de trascendencia para Santiago del Estero, indudablemente lo constituye la Edición Argentina del Misal Romano (1981), que trae la reproducción en su tapa de la "Cruz Tallada de Matará".

Resulta pues un orgullo para nuestra provincia que la Conferencia Episcopal Argentina, haya seleccionado la figura de esta reliquia histórica-religiosa, de esta parte del país, para colocarla como elemento catequístico y representativo de la fe. Santiago del Estero con su aporte de antiguo cuño, estará presente en todas las iglesias católicas argentinas.

Fueron los investigadores de nuestra cultura regional, Prof. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno y Hugo Martínez Moreno, quienes localiza­ron en 1971 la cruz mencionada, en el sector central del río Salado en oportunidad de realizar allí una investigación arqueológica.

Ellos, contando con la autorización de la familia custodia de la Cruz, llevaron a cabo un importante estudio sobre la misma, destacándose de éste, el análisis iconográfico e iconológico realizado que permitió la comprensión de esta obra artística religiosa en su plena dimensión histórica.

Posteriormente este estudio fue publicado por la Dirección General de Cultura de la Provincia, Museo Arqueológico "W y D Wagner" y comenta­do en diarios y revistas del país. Últimamente el semanario "Esquiú" N° 1142, trae una nota sobresaliente de ella.

Del estudio efectuado por estos investigadores conocemos que la Cruz es de madera de mistol (Zizyp-hus mistol), flora regional. Está compuesta de dos partes, el madero vertical y el horizontal que miden: el primero 47 cm. y el segundo 17 cm. Ambos se hallan unidos por sendos clavos de madera (espigas), verdadera expresión de técnica. Es de destacar que las dos partes de la Cruz ensamblan perfectamente debido a un rebaje de la madera en la zona en que se superponen, lo que permite su perfecto ajuste. Su extremo inferior está desgastado pues, indudablemente, estuvo calzado sobre una peana que, con el tiempo, se extravió.

LOS motivos cubren prácticamente toda la superficie de la cruz y desarrolla el tema de la Pasión del Señor. Fue ejecutada por indígenas en el siglo XVIII, bajo la dirección de sacerdotes jesuitas, con clara finalidad catequística logrando una notable expresión de arte y cultura.

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Aspectos que se tuvieron en cuenta para la preparación del libro publicado.

1) Trabajo de investigación en las fuentes: históricas, etnohistóricas, de la Historia del Arte y de la religión católica. Tarea especializada que demanda tiempo, años de búsqueda de Archivos (repositorios docu­mentales), en Museos (repositorios de colecciones materiales concre­tos), en bibliotecas (consulta bibliográfica).

2) Estudio de otras disciplinas como lo fue seguir, se advierte en este caso que se debió entrar en la Historia del Arte y particularmente en una de sus especialidades la "iconografía e iconología", las cuales analizan describen e interpretan el tema artístico en cuestión.

3) A lo que se suma, la labor de investigación de campo social-cultural en la que aporta la Arqueología histórica, la tradición escrita y oral, las entrevistas con grabaciones y un auxiliar técnico imprescindible, la fotografía y la ilustración.

4) Los viajes de estudios y ampliación de conocimientos por algunos países americanos (Bolivia - Perú - Ecuador- Chile - Paraguay - Sur de Brasil y México), que permitieron además estudios comparativos fundamenta­les y que llevan a comprender y valorar la tradición cultural artística-religiosa de América.

5) A parte debe considerarse la etapa de elaboración del trabajo propia­mente dicho: tarea meticulosa, ordenada según un diseño o plan de investigación, su cumplimiento por etapas y que hace a la verdadera estructuración del libro. Esta etapa también lleva tiempo, mucha

reflexión, cuidadosa redacción, preocupaciones íntimas del investiga­dor, buscando ser claro y comprensible, ya que intenta hacer compren­der como fue el desarrollo de un proceso que se dio a través del tiempo histórico, entre dos sociedades o pueblos distintos cuyas raíces tenían otros orígenes y que después se mezclan. (El proceso del que se trata es nada menos que el de la evangelización en

América y muy particularmente en suelo santiagueño).

Tratar de explicar aspectos sobre creencias y relación no es nada fácil, por que requiere profundización, mayor extensión y claridad. Igualmente en el curso de todo el planteo de cómo fue dicha evangelización, su metodología y sus hechos principales, el autor se esfuerza en mantenerse atento, para no perder el hilo principal dentro del acontecer de la historia de Santiago del Estero y sus verdaderos protagonistas.

Cabe señalar, que se hizo todo un cuidadoso trabajo de selección de documentos para poder entresacar e interpretar datos históricos que tuviesen relación directa con el proceso evangelizador que se plasmó en tierras santiagueñas, partiendo de esta Ciudad Madre, Ciudad fundadora en el Tucumán Histórico y núcleo de irradiación de la Conquista y Coloni­zación Española y que se dirigió hacia la zona este del territorio de la jurisdicción de Santiago del Estero. Es decir hacia las márgenes del Río Salado, frontera con el país indígena de aquella época.

6) Con esta metodología se pudo así mostrar como las distintas acciones del proceso encarado por la Iglesia a través de Obispos, curas doctrine­ros, padres de las ordenes religiosas y laicos, pudo avanzar y dar frutos; la plantación de la Iglesia de Cristo, los misterios de la fe, la salvación ofrecida a los nuevos catecúmenos, quienes fueron convertidos a través de toda una epopeya misional y de amor por los soldados de Cristo. Mención aparte constituyen los trabajos que dieron lugar a la elaboración de la 2o parte.

7) En cuanto a la labor llevada a cabo para elaborar la 2o parte del libro, se

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debe señalar, los viajes y recorridos por el interior de Santiago del Estero, la investigación efectuada sobre el tema de las "Tradiciones Populares Religiosas" la documentación de ellas, tipos de celebraciones devociones, expresiones cúlticas, orales, etc. Asimismo visita y documentación de las capillas, entrevistas con familias tradicionales, sus manifestaciones y devociones familiares. Recolección de letras de oraciones y cánticos antiguos que aún se mantienen en su acervo cultural autóctono. Entrevistas y grabación a rezadores/ras populares. Relevamiento y documenta­ción del patrimonio artístico-religioso de Santiago del Estero.

8) Hallazgo o develamiento para el conocimiento de los santiagueños de hoy, de la Cruz Catequística de Matará. Su valor para la Iglesia como testimonio de evangelización. Desciframiento de su mensaje de salvación a la luz de la teología que está ofrecida a través del arte que fue empleado en esa etapa histórica-cultural como una herramienta, un medio para llegar en América, a su habitante autóctono.

9) El arte cristiano y su aporte al proceso evangelizador, en especial se subraya el tema iconográfico de la Pasión, tema plasmado en la talla de la Cruz de Matará y de otras también localizadas y estudiadas por los autores y que figuran en el libro a título comparativo, pero que enri­quecen su contenido.

Justa valorización de su protagonismo en la vida provincial que hoy debe ser reconocido y que los autores resaltan con justicia y amor por lo nuestro.

10)Asimismo y ya cerrando su trabajo y juicios destacan la labor de la Iglesia santiagueña en sus dos obispados el de Santiago y el de Añatuya, que se hallan ya recorriendo los caminos de la nueva evangelización, camino necesario y recomendados por nuestros últimos Papas y el Episcopado Argentino.

ll)En verdad todo esto lleva a una inquietud de divulgación y conocimiento de nuestras raíces históricas-religiosas que deben ser necesariamente conoci­das, labor en la que se encuentran los autores desde hace muchos años.

Presentación del libro

El matrimonio de estudiosos Gramajo-Martínez Moreno nos ofrece un

nuevo trabajo de su investigación histórica cultural en un marco muy propicio.

Es tamos e n e l año del I X C O N G R E S O E U C A R Í S T I C O

NACIONAL, que tiene como característica dar un renovado impulso a la

"Nueva Evangelización".

La experiencia evangelizadora y misionera que vivió el Noroeste

Argentino entre los siglos X V I al X V I I I , debe sacudir nuestra inercia y

despertar la capacidad de imaginación, para llevar el mensaje salvador de

manera atrayente y clara par los hombres y mujeres de éste tiempo.

Los misioneros de la primera hora no sólo tuvieron una capacidad de

abnegación ejemplar; supieron emplear recursos ingeniosos y adaptados a

la mentalidad de su época.

Un ejemplo es la Cruz Catequística de Matará y una constelación de

imágenes semejantes y tradiciones religiosas y orales que van apareciendo,

conforme progresa la investigación.

Creemos que la presente obra, fruto que va madurando tras años de

concienzuda y seria labor apoyada en fuentes documentales eclesiásticas y

civiles, (oficiales y privadas), es sumamente apropiada para este momento,

plagado de desafíos que nos toca vivir.

No podemos menos que felicitar claramente a los autores, cada vez más

integrados en esta inquietud.

Es justicia reconocer y agradecer además, la colaboración de los católi­

cos alemanes, canalizada a través de Adveniat, que como en muchas otras

obras de evangelización, en ésta también, está presente su generosa ayuda.

Que el estudio de la Historia de la Iglesia de Santiago del Estero, que

continúan los autores no decaiga, son nuestros deseos y, que M A R Í A ,

"Estrella de la Evangelización", lo haga fecundo.

Mons. Antonio ]uan Baseotto

Obispo de Añatuya (1994)

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Tapa del Libro publicado en el año 1994- Entrega VIIl de Ediciones V Centenario

RECONOCIMIENTOS

Matará, Octubre del 2006.-

COMISIÓN MUNICIPAL DE MATARÁ

Resolución.

Visto: Que Matará, cuna de Próceres y Templo de la Cruz, se ve honrada con la presencia de un equipo ilustre de historiadores conformado por el matrimonio Amalia J. Gramajo y Hugo N. Martínez Moreno, dispuestos una vez mas a dedicar tiempo y esfuerzos para seguir ilustrando a nuestros docentes mediante estas jornadas sobre Matará y la Cruz:

Considerando: Que los lazos de afecto entre el Gobierno Municipal, la comuni­dad educacional y el pueblo con los visitantes, van mas allá de lo académico, el Comisionado Municipal en uso de sus atribuciones.

RESUELVE:

Art. Io - Declarar CIUDADANOS ILUSTRES a los conspicuos Historiado­res AMALIA GRAMAJO Y HUGO MARTÍNEZ MORENO en merecido reconocimiento por ayudarnos a develar con su esfuerzo y capacidad investigativa nuestra historia, y haber descubierto la reliquia y su valor histórico-religioso.

Art. 2°- Publíquese y archívese.

Otro si digo - Lo usual es "Visitantes Ilustres" pero la comunidad ha resuelto considerarlos hijos dilectos, por lo que se les confiere el título de Ciudadanos Ilustres de Matará.

Elias Saadi (Comisionado Municipal de Matará)

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Los historiadores (Dra. Amalia ]. Gramajo de Martínez Moreno y Hugo N. Martínez Moreno) juntos al comisionado municipal de Matará, Sr. Elias Saadi, quien firmó la resolución declarándolos "Ciudadanos Ilustres".

Abril 27 del 2008

"MATARÁ, CUNA DE PRÓCERES Y TEMPLO DE LA RELIQUIA

MAS ANTIGUA DEL PAÍS -La Cruz Catequística de Matará"

Resolución

Visto: Y concordando con las actividades preparatoria del Acto Central de la Declaración de la Autonomía Provincial que guían el alto propósito en que se involu­cran las Autoridades Civiles y Educacionales y la Comunidad en su conjunto, para lograr posesionar a Matará en el sitial que la Historia por méritos propios le tiene asignado, por sus Próceres, sus antecedentes históricos, geográficos y antropológicos; como por sus ilustres benefactores, y

Considerando: Que es necesario construir vínculos de afectuoso reconocimiento a quienes demostraron su pertenencia con la zona y su historia; a través de una entrega total, testimoniada en la dedicación de sus estudios y en la excelencia de sus obra, como es el caso de la recientemente desaparecida Dra. AMALIA J. GRAMAJO DE MARTÍNEZ MORENO, y que la mejor forma de materializar dicho reconocimiento, y a modo de tutela permanente de nuestro acervo cultural, El Sr. Comisionado Municipal en uso de las atribuciones que le son propias y manifestando la voluntad del conjunto

RESUELVE: NOMINAR EL CENTRO CULTURAL DE MATARÁ, QUE EN LA FECHA DEJA INAUGURADO EL EXCMO. SR. GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DR. GERARDO ZAMORA: "DRA. AMALIA GRAMAJO DE MARTÍNEZ MORENO"

Dése a conocer

Elias Saadi Comisionado Municipal

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En la prosecución de las tareas de investigación cultural y particularmente, la relacionada con la Historia de la Iglesia y la Arqueología Histórica, un nuevo hallazgo enriquece desde ahora las tradiciones religiosas de nuestra provincia.

En el relevamiento de las colecciones de Arte Sacro de los Museos Argentinos que venimos llevando a cabo, hemos localizado en el Museo Devocional de la Virgen de Luján-Luján, provincia de Buenos Aires, otro testimonio de evangelización, similar a la Cruz de Matará.

Se trata de una "cruz catequística" de incalculable valor documental, por su contenido simbólico y por pertenecer a una familia santiagueña (familia Gayoso), que en el año 1981 la llevó de ofrenda a la Sma. Virgen de Luján, ingresando de ese modo a las colecciones del Museo.

Tan importante exponente del tiempo de la histórica evangelización de nuestro territorio en la labor de conversión de los pueblos autóctonos fue abordada de inme­diato para su estudio y análisis, luego de que se hiciera posible el préstamo por las autoridades eclesiásticas de Luján, la Cruz fue traída por nosotros a Santiago del Estero.

Cumpliendo con el plan trazado después de una larga observación y reflexión, se sometió a este bien cultural a su correspondiente documenta­ción mediante dibujos, fotografías y mediciones, todo lo cual serviría no

sólo para ilustrar sino también para estudios comparativos, que en este caso se hicieron con positivos resultados como se verá más adelante.

Tanto el dibujo como la fotografía contribuyeron a clarificar además, los motivos plasmados sobre el cuerpo de la Cruz y la apreciación de la técnica empleada para su ejecución, cual fue el de la talla, es decir que se usó un proceso sustractivo a través del cual el tallista quitó material a un trozo de madera.

Evidentemente, el artista que realizó la obra era muy hábil en el manejo de la herramienta, basta observar el magnífico trabajo logrado, dentro de las escasas proporciones de la pieza (18.5 x27.5 cm.) que incluso, presenta dos planos de talla, uno más profundo y otro más superficial.

Y ¿qué decir del resultado del análisis iconográfico?. Este fue uno de los pasos de la investigación más arduo y difícil, porque se debió decodificar el tema descriptivo que a través de símbolos del arte cristiano fueron talla­dos, para expresar una significación de alto contenido espiritual religioso.

Por suerte nuestra experiencia anterior, con los estudios efectuados a la "Cruz de Matará" y la "Cruz de Tradición Familiar(otra de la cruces por nosotros localizadas en Santiago del Estero), que en años atrás habíamos concretado, nos ayudó a identificar los signos o símbolos y comprender su mensaje dentro de un contexto histórico, cristiano y teológico.

Pero en esta ocasión reiteramos, la riqueza de los motivos, más de 25, nos demoró en su interpretación: así pasaron muchas jornadas de estudio, comparación, lectura especialmente de los Evangelios; aquellos pasajes que tratan sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, ya que en la Cruz encontramos una completa visón teológica de este hecho.

En tanto, debíamos conocer acerca de la madera con la cual fue hecha la cruz, por lo que recurrimos a los laboratorios del Instituto de Investigaciones Forestales de la UNSE, en donde la Ing. Prof. Ana Jiménez de Bolsón, llevó a cabo un análisis macroscópico de una célula de madera, para poder determinar a que especie correspondía la misma. Interesante fue obtener este resultado, que no sólo nos daba el tipo de vegetal en este caso la especie arbórea CAESALPINIA PARAGUARIENSIS BURK (Guayacán- nombre vulgar), sino también que contribuía a su localización

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geográfica, por cuanto es una especie propia del bosque chaqueño, que ocupó nuestro suelo y aún podemos observar en algunos sectores de Santiago.

Desde luego que aún nos faltan agregar otros aspectos ligados a este estudio, por ejemplo su cronología, vale decir su antigüedad. Para la Cruz de Matará se había fijado una cronología relativa, mediados del siglo XVIII, por considerar que por aquel tiempo estaban en plena labor los talleres de imaginería y talla que los Padres Jesuitas habían instalado en su Reducciones, dos de la cuales estaban en el interior de Santiago. (De Vilelas en las cercanías de Matará, trasladada después al Boquerón y de Abipones no muy lejos de Sumampa).

Actualmente nuestro criterio es ahondar en la investigación histórica, porque es necesario conocer muy bien cuál fue el entorno cultural que regía en el momento de ser producidas las cruces. Estas cruces (su tipo), debemos destacar, hasta el momento sólo han sido encontradas en Santiago del Estero y ello es también muy significativo para la Historia de la Iglesia en esta provincia, sobre todo si se tiene en cuenta que Santiago es Madre de Ciudades y Cuna de la Iglesia Católica en tierra Argentina.

Profundizar asimismo, en el estudio del arte del siglo XVI y su proyec­ción al siglo XVIII, para saber qué escuelas artísticas vigentes, hacen suya este tipo de manifestación religiosa que indudablemente son volcadas como medio de comunicación.

Uso de arte como herramienta de evangelización (cruces catequísticas, estampas, imágenes, altares portátiles, etc.), dirigidos a nuevos catecúme­nos, los indígenas que no sabían leer pero que el lenguaje visual sí les llegaba a su comprensión. En cuanto a la función de las cruces, éstas eran portables, los padres misioneros las llevaban en sus manos para catequizar.

Recordemos que así lo hicieron entre otros Fray Diego de Porres, merce-dario, Fray Francisco Solano, franciscano, Alonso de Barcena, jesuita, todos misioneros infatigables que con la Cruz en alto avanzaron por tantos lugares de la tierra americana en cumplimiento de su apostolado.

Al concluir, queremos destacar la valiosa contribución de los santiague-ños que tantas y notables riquezas de "nuestro patrimonio", han sabido

conservar a través del tiempo histórico. Así como también su fe en la redención, la cual está firme, encarnada en el pueblo de Dios de Santiago del Estero.

Análisis Iconográfico e Interpretación

Para su mejor descripción la cruz se divide por sectores y se enumeran por motivos. Su lectura se hace de abajo hacia arriba.

Dibujo de la Cruz Catequística Santiagueña, similar en su factura y en su mensaje a la Cruz de Matará. Trabajada en madera regional (Guayacán) con más de 25 símbolos de la Pasión del Señor. Ofrenda de una familia santiaguena a la Virgen de Lujan. (Colección Museo Devocional de la Virgen de Luján- Luján, Provincia de Buenos Aires)

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MADERO VERTICAL - PARTE INFERIOR: 1) Calavera y tibia que en la tradición cristiana simbolizan a Adán. Cristo vino a vencer a la muerte y a liberar de ella a Adán y a sus hijos. Transfiguración de la muerte por la victoria del Señor sobre ella. 2) Columna de la flagelación. 3) Gallo que señala el hecho de la negación de Pedro (antes que el gallo cante dos veces dice el Señor a Pedro, tu me negarás tres veces -Me, 14,72). Símbolo alegórico de la resurrección. 4) Escalera usada para el descendimiento. Esta recuerda también el sueño de Jacob que veía a los ángeles que subían y bajaban del cielo. Significa el hombre en contacto con Dios. 5) Candelabro (al costado izquierdo de la escalera), indica luz. 6) Clavos, (tres) que utilizaron para clavar las muñecas y los pies a la cruz (sobre un motivo ornamental), ubicados a la derecha de la escalera. 7) Cuerpo de Cristo que se extiende a la parte central e inferior de madero horizontal. El Señor sufrió una muerte ignominiosa y pública; la cruz era castigo para reos y esclavos. 8) Candelabros (dos), se encuentran ubicados a ambos lados del cuerpo de Cristo es la luz del mundo. Motivos ornamentales se repiten en esta parte.

MADERO HORIZONTAL- PARTE CENTRAL : Cabeza, tórax y brazos del Señor delimitadas por hojas de acanto y guarda geométrica. Sobre ella los siguientes motivos: 9) Cáliz. 10 ) Velas a ambos lados de la aureola. Una está en fondo oscuro; representa las tinieblas que envolvieron a la tierra cuando muere el Señor. La otra en fondo claro, significa la resurrección. 1 1 ) Aureola de la divinidad, ubicada entre ambas velas. 1 2 ) Cálices (dos), estos y el otro que están en el mismo madero, representan según la iconografía, los recipientes en donde se recoge la sangre del Señor. Uno de sus pies y los otros dos de sus respectivas muñecas.

EN EL EXTREMO IZQUIERDO SE OBSERVA: 1 3 ) Sol y nubes que lo tapan (sobre un motivo ornamental), momento de la muerte de Cristo. Otros elementos de la Pasión. 14 ) Pica, usada para cortar los maderos de la cruz. 1 5 ) ¿! 1 6 ) Esponja, embebida en vinagre que se le dio de beber al Señor ante su pedido: < tengo sed> (Jn 19,29). Significa el trago amargo, el dolor que debió pasar.

EN EL EXTREMO DERECHO SE OBSERVAN: 17) Moneda? 1 8 ) Estrella o

sol? 1 9 ) Mano izquierda (sobre un motivo ornamental). Simboliza la bofetada que el Señor recibió del siervo del Sumo Sacerdote; desprecio, humillación. Se interpreta también como la traición de Judas. 2 0 ) Luna que recuerda que Jesucristo murió en plena Pascua Judía. 2 1 ) Sol. Símbolo primario de la vida, de la luz que son otras tantas características del Señor.

Siguen elementos conocidos de la Pasión: 2 2 ) Lanza con la que fue atravesado 2 3 ) Lámpara o farol, simboliza luz propia y el hecho transitorio frente a lo eterno. 2 4 ) Espada con la que Pedro cortó la oreja del siervo.

MADERO VERTICAL - PARTE SUPERIOR: 2 5 ) I N R I , inscripción que indica: Jesús Nazareno Rey de los Judíos. 2 6 ) Látigo o azotera, evoca el hecho histórico de la flagelación. Cristo asume los dolores de la carne.

En síntesis "la cruz catequística santiagueña" traduce la Pasión del Señor y el mensaje de la Redención para los hombres, fue ejecutada para llevar a la fe a nuevos catecúmenos y, también, para consolidar en la fe a todos los cristianos.

Por lo tanto es un testimonio sensible de la labor de evangelización en suelo santiagueño, de indudable valor, no sólo por su contenido religioso, sino también desde el plano artístico, ya que, constituye una obra del arte colonial, en la que sobresale la calidad de la talla y la integración armonio­sa de todos los elementos plasmados en ella. Verdaderamente todo un mensaje espiritual.

Nota: Para la interpretación reconocemos la inestimable colaboración del Fray Contardo Miglioranza misionero franciscano.

Este estudio se hizo conocer en adhesión al IX CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL-SANTIAGO DEL ESTERO- 1 al 4 de septiembre de 1994- Y, la Cruz puede ser visitada en el Museo Devocional de Lujan (Provincia de Buenos Aires).

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En 1985, en conversación con una culta dama santiaguena descendien­te de tradicionales familias, nos enteramos que en el seno de su hogar existía un crucifico que veneraban y custodiaban celosamente.

Nuestro interés por estudiarlo fue grande y es así como logramos en carácter de préstamo tenerlo para tal fin un tiempo, por gentileza de la amiga que comprendió la inquietud que nos guiaba.

Estábamos muy entusiasmados..., esta Cruz doméstica, se incluía dentro del tipo de las que ya habíamos analizado, aquí en Santiago, la de Matará y Luján.

Pero ésta, a la cual llamaremos la "Cruz de Tradición Familiar" es notable en la presentación iconográfica de los elementos simbólicos que reúne, para dar una completa figuración de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Los signos, unos 20 o más, porque lamentablemente la acción del tiempo ha destruido algunos, ya que a la Cruz le faltan elementos en la parte superior tal como la cartela de la leyenda INRI y también en la inferior, son representativos de una modalidad que emplea la simbología cristiana como instrumento para lograr un fin. Es decir, a través del arte y sus medios estéticos (estilo, técnicas, recursos plásticos, etc.) se logra el objetivo que es de carácter pedagógico. Enseñar por medio de la imagen, no sólo de la palabra, el Evangelio, que a través de la pasión del Señor, los hombres conseguimos la redención.

Esta metodología usada en los primeros siglos de la evangelización de América y en las tierras santiagueñas fue válida en ese entonces, sobre todo para dirigirse a los pueblos indígenas, que poco a poco con el trabajo misional fueron convirtiéndose a la fe de Cristo y su Iglesia. Pero también después fue costumbre religiosa, poseer figuraciones del Señor, su Madre y santos de la Iglesia, en estampas, muy en boga por aquellos siglos, o bien imágenes de vestir, de tela encolada o de bulto, talladas.

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Dibujo y fotografía de la Cruz Catequística de Tradición

Familiar: A la izquierda: la localizada en Villa Jiménez -

Dpto. Río Hondo. A la derecha: la procedente de la localidad de

Soconcho- Dpto. Atamisqui.

Relación artística

En el caso de ésta Cruz de Tradición Familiar, la iconografía aparece más enriquecida por figuras de metal (plata), repujadas y grabadas, recortadas luego y sobrepuestas en la cruz de madera. Posteriormente fue agregada una imagen del Señor vaciada en metal.

En torno a la figura central de Cristo, cubriendo los dos maderos y conformando una verdadera lección visual, se reúnen símbolos perfectamente identificados la mayoría de ellos.

En el madero horizontal se observa 1) agua -manil (aquél que Pilatos usó para echar agua a sus manos y lavárselas por la mala acción cometida). 2) Dados (que sirvieron para echar a suerte la túnica del Señor). 3) Palmas, (expresión del martirio sufrido). 4) Martillo (instrumento de la Pasión y símbolo de la crucifixión). 5) Bolsa de monedas (aluden a Judas y su traición). 6) Aureola (emblema de la divinidad). 7) Mano abierta (recuerda las burlas de que se hizo objeto a Cristo en el pretorio, donde fue abofeteado). 8) Tenaza o pinza (al igual que el martillo es un instrumento de la Pasión y símbolo de la crucifixión). 9) Cáliz (símbolo de la Eucaristía). 10) Esponja (emblema de la crucifixión). 11) Farol (emblema de la traición y por lo tanto de la Pasión).

Madero vertical: en la parte superior los elemen­tos allí existentes se desprendieron por lo que no conocemos cuáles habían sido, pero evidentemente, uno de ellos fue la cartela con la leyenda INRI (Jesús de Nazareth, Rey de los Judíos). A continuación no se

Foto de la Cruz Catequística de tradición familiar, procede de Villa Jiménez, Dpto. Río Hondo

Volviendo al papel fundamental que los signos - símbolos transmiten, diremos siguiendo a George Ferguson, que éstos constituyen, un verdade­ro idioma universal y que este lenguaje, llega a su plenitud en el simbolis­mo cristiano.

Por cierto, la Cruz es el símbolo máximo y se identifica completamente con lo que sugiere. La Iglesia usó y usa precisamente este lenguaje univer-sal, por lo que no desechó o vaciló en aprovechar fuentes accesibles a su empeño de cumplir su consecuencia, los símbolos y signos recibieron un espiritual y cristiano. Así pues, de la lectura de los

todas las misión. En significado símbolos se

desprende una renovada compren­sión de la universalidad de la religión católica.

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distinguen bien otros símbolos, porque han quedado bajo el cuerpo de Cristo.

Bajo sus pies continúan los motivos: 1 2 ) El sudario o velo de Verónica (con el cual fue secado el sudor de Cristo, quedando su rostro impreso en él. 1 3 ) Escalera (instrumento de la Pasión, que fue usado en el descendimiento del Señor). 14) Espada (representa al soldado romano). 1 5 ) Lanza (símbolo de la Pasión que atravesó el costado de Cristo). 1 6 ) Gallo (representa la negación y es emblema de la vigilancia). 17) Columna o pilar (durante la flagelación el Señor fue atado a ésta). 1 8 ) Látigo o azote (símbolo de la Pasión, que aparece junto al pilar). 1 9 ) Calavera o tibias (simboliza el triunfo de la vida sobre la muerte, en esa posición a los pies del Cristo).

Las figuras o motivos que seguían se han desprendido también. Corresponde aclarar que la pieza descripta es un crucifijo, como debe

llamárselo, porque lleva la representación de Cristo sobre la cruz. Por la descripción precedente, conocemos hoy de qué modo tuvo expresión entre los santiagueños en siglos atrás, el gran símbolo de la fe cristiana.

Relación histórica

Fundada la ciudad de Santiago del Estero a mediados del siglo XVI, una zona de tránsito y movimiento comercial entre esta ciudad Madre de Ciudades y la de San Miguel de Tucumán fundada en 1565, lo constituyó la comarca del Río Hondo, allí donde el viejo río Yucuco, hoy Río Hondo, se une al Grande o Río Salí y forman el río Dulce. Esto por la importancia del asentamiento poblacional que luego se consolidó y se conoció con el nombre de Estancia y luego Villa del Río Hondo.

Además, por ahí pasaba y cruzaba el Río Hondo, el famoso Camino al Perú o Camino Real y también, por ese lugar cruzó San Francisco Solano en 1592-93.

Fue pues el tramo del río Dulce, comprendido entre la mencionada comarca y la ciudad de Santiago del Estero, o a la inversa, una superficie ocupada desde los comienzos de la colonización como queda claro.

Para favorecer esa vinculación y a la producción de la zona que evolucio­naba a través de mercedes de tierras, que se otorgaron en los siglos XVI y XVII, se trazaron caminos vecinales. La actividad agropecuaria desde los comienzos, posibilitó el desarrollo, surgiendo importantes estancias tales como Atacama, Talguanca, Los Ovejero, Sotelo, Palma Redonda, Vinará, Mansupa Los Décima, Las Barrancas, Anjuli, Capilla de los Jiménez. Esta última, fue propiedad del Pedro Jiménez, que dio nombre a un paraje de la margen derecha del río Dulce y distante aproximadamente unas 8 leguas de la ciudad de Santiago. Se la conoció como Estancia del los Jiménez o Capilla de los Ximenez.

A mediados del siglo XVIII, éste lugar, además de ser una propiedad familiar de importancia, fue Posta del camino que se dirigía a Tucumán, o bien del camino que cruzando, por ahí cerca el Río Dulce, se dirigía por el camino del Palomar y Tenené al norte, itinerario más recto hacia Salta y Jujuy pasando según variantes del itinerario, por el Zapallar o por la 2o

Esteco. Según antiguos documentos era muy buena la atención que allí se

dispensaba a los viajeros por los encargados de la posta.

Los Jiménez

En una importante pieza cartográfica "Mapa geográfico de América meridional", año 1775, dispuesto y grabado por Dn. Juan de la Cruz Cano y Olmedilla, se citan y localizan antiguos nombres de viejas poblaciones, entre ellas: La Capilla de los Abreu (Villa del Río Hondo), Vinará. Capilla de los Ximenez (Villa Jiménez), etc.

Es probable que la trascendencia que la Capilla de los Ximenez tuvo en el curso histórico del siglo XVIII, se debió a una devoción religiosa que se originó por sus adyacencias, cual fue la del Sr.Hallado. Un relicario de metal con la imagen del Cristo de la Caña, que apareció de modo sobrena­tural y que con fuertes luces atrajo hacia sí, la atención de un poblador de los alrededores, Dn. Bernardo Obejero, quien le levantó una capilla en las

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tierras de la estancia de los Jiménez. La construcción de ésta, las visitas al Señor y el hecho que por ahí cerca,

a unas tres leguas se encontraba otro paso del río Dulce, llevó a la gente a pernoctar en el lugar.

Así Los Jiménez fue adquiriendo importancia poblacional que la acrecentó en época del virreinato y primeras décadas del período histórico independiente.

Esta familia y otras con sus descendientes, tales como los Llanos, mantuvieron firmes sus tradiciones religiosas.

El Curato del Rectoral, es decir el de la ciudad de Santiago y su distrito, tuvo jurisdicción por ahí y, los cultos fueron muy mentados. De ese ámbito procede pues la familia que poseyó la Cruz Catequística, que indudablemente fue depositada allí por manos misioneras en el curso del siglo XVIII, para que con ella se prosiguiese la labor de evangelización.

La Villa, está hoy prácticamente despoblada, mudo testigo de su acontecer resulta ser la capilla y sus santas imágenes (la Virgen de la Silla de Monserrat, el Señor San José, El Amo Jesús, La Dolorosa, etc.).

Muchas de sus familias han desaparecido, otras se trasladaron en este siglo a vivir a la ciudad capital, o bien a Tucumán y Buenos Aires.

Hemos visitado en estos últimos años, varias veces ese solar, la atención religiosa está ahora a cargo de la Parroquia de Las Termas de Río Hondo y grupos de laicos llegan permanentemente a brindar una nueva evangeliza­ción por la zona.

Concluyendo, "instrumentos", como esta Cruz, y otra similar localiza­da en Soconcho (Dpto. Atamisqui) constituyen sin duda, una evidencia más, pero reiteramos notable de la gesta evangelizadora por tierras santiagueñas, obra misional por anunciar el Evangelio de Cristo y por hacer efectiva la plantación de su Iglesia.

Es evidente que las Cruces encontradas en Santiago del Estero (Cruz de Matará y la Catequística Santiagueña, del Museo Devocional de Luján), constituyen sin lugar a dudas, una notable expresión de la época de interrelación étnica y de contacto de dos tradiciones culturales. La hispa-no-europea y la indígena autóctona.

Obras que no sólo son ricas en contenido, sino en valores plásticos y que se ubican dentro de la categoría de arte mestizo. En ellas se advierte el empleo de ciertos recursos para el tratamiento de las figuras; la pose del cacique, el movimiento del ave, las lenguas de fuego y también el ensan­chamiento del torso de Cristo y la integración armoniosa en conjunto de todos los elementos plasmados sobre los maderos.

Cada una de las figuras o símbolos tallados en bajorrelieve, ha sido objeto de un minucioso trabajo, por ejemplo el inciso de las faldas, de la cabellera de Cristo, del sol, de las estrellas, la ornamentación de los bordes que dan un buen acabado y la separación por líneas de sectores y zonas.

Un aspecto muy importante, lo reiteramos, fue la atención prestada a conseguir una unidad perfecta y que está en relación directa con la intención perseguida, cual fue y es su significación religiosa y función litúrgica. Su manufactura fue realizada con técnica de talla, es decir sustracción del material (madera de mistol y Guayacán), para lograr los motivos en todo el relieve.

Con respecto a las otras dos cruces de Tradición Familiar (técnica de ejecución: Plata repujada y recortada, aplicados sobre madera. Una procedente de Villa Jiménez- Dpto. Río Hondo y la otra del antiguo pueblo de Soconcho, Dpto. Atamisqui, pensamos que las mismas fueron traídas por los misioneros, quedando luego en manos de familias santia­gueñas y, tal vez sirvieron como modelos para la talla de otras en madera..

Es innegable que el caso de las Cruces Catequísticas de Santiago del Estero la combinación de la calidad artística y del contenido narrativo o

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simbólico de las cruces es de importancia y alcanza a transmitir su mensaje espiritual; cual es la salvación de las almas. Tal promesa estaba destinada, hay que señalarlo, sólo a quienes creyeran en Dios, los misioneros se preocuparon por lo tanto de llegar a los indígenas ya convertidos con el catecismo y los misterios de la fe que supieran leer. Para aquellos que no lo sabían, se empleaba otra metodología, el lenguaje visual. De ahí, la ejecu­ción de una Cruz Catequística, para que la promesa ilustrada de ese modo llegara al destinatario. El arte vino a ser en este caso una herramienta o instrumento de evangelización valiosa.

La Cruz de Matará, es una muestra de ello y su iconografía refleja incluso, un protagonista nuevo en el contexto cristiano - teológico, participación del habitante autóctono de América, cobrando así el arte religioso en adelante, nuevos elementos y enriqueciendo su contenido que, por cierto es también nuevo para América.

De esta manera, la Iglesia Católica extendió sus brazos a nuestro suelo, para que se ponga más de manifiesto su universalidad.

El drama de la pasión (uno de los más intensos, desgarrantes y sublime, ha recibido la luz y monumentalidad de innumerables artistas de relieve y artesanos anónimos, ansiosos todos de purificar la consistencia material de los actores y sus escenas para convertirlos en imágenes de efecto. En un simbolismo cuya serenidad plástica muchas veces cobra el valor de docu­mento. (Taberna Irigoyen J.M. -1990)

Los investigadores, Dra. Amalia ]. Gramajo Martínez Moreno y Hugo N. Martínez Moreno, efectuando en gabinete, el análisis iconográfico y comparativo de las Cruces Catequísticas de Santiago del Estero.

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Al dejar en manos de interesados lectores este estudio, manifestamos que el Señor Dios Altísimo nos ha otorgado la gracia de poder encontrar­nos con su hijo bienamado en la Cruz de Matará y en las otras Cruces Catequísticas. Y que posteriormente por largos años pudiésemos abocar­nos a tan apasionante investigación, que nos ha llevado horas de nuestra vida por Argentina y otros países de América profunda estudiando colecciones de Museos de Arte Sacro en búsqueda del Misterio de la Pasión del Señor.

Compartiendo con los hijos y amigos ese conocimiento que poco a poco, íbamos alcanzando y divulgando.

No olvidaremos a algunos de ellos, a quienes agradecemos: Fray Contardo Miglioranza, misionero franciscano y Fray Eduardo Zatti, guardián del Convento de San Francisco de Santiago del Estero, por escucharnos y orientarnos.

A Monseñor Antonio Juan Baseotto, por alentar y apoyar las inquietu­des, a Monseñor Manuel Guirao, que siempre estuvo incitándonos al trabajo cultural y nos hizo llegar su complacencia por nuestros aportes. También, a nuestro actual Obispo Diocesano, Monseñor Dr. Francisco Polti que conoce de nuestro trabajo, queremos a través de esta publicación desearle éxito en su labor pastoral y rogar a Jesús por su buena salud.

Al Episcopado Argentino que comprendiendo el valor testimonial y espiritual de la Cruz de Matará, colocó su imagen en la tapa del Misal Romano Edición Argentina de 1981, contribuyendo así a su divulgación. Igualmente nuestro reconocimiento a Monseñor Alberto Balsa, Director del Centro Televisivo Arquidiocesano Santa María de Buenos Aires, que al filmar una serie de videos con motivo del V Centenario de la Evangelización de América, tomó también como tema, el de la Cruz Catequística. Acción esta muy positiva, por los resultados que se consi­guieron con los medios de comunicación actuales, lo que dio mayor

trascendencia a la Cruz y su mensaje. Mensaje tan caro a los sentimientos religiosos de los católicos. Precisamente esto motivó a las autoridades organizadoras del IX Congreso Eucarístico Nacional, a incluir en el Tríptico del mismo, la representación de la Cruz de Matará. Ella en sus símbolos trae el signo eucarístico (cáliz, espiga, Hostia).

Llegue pues nuestro amor a través de éste libro, a "JESÚS PAN DE VIDA Y ESPERANZA DE LOS HOMBRES" y un abrazo fraternal a todos los que lean esta nueva entrega de Ediciones V Centenario.

Con profundo dolor pero con resignación cristiana comunico el fallecimiento de la Dra. Amalia J. Gramajo de Martínez Moreno (09 /01 /08) mi querida esposa y coautora del presente estudio, quien dedicó su vida a la investigación de la cultura. Sea este libro un homenaje a su permanente entrega a la Historia de la Iglesia en Santiago del Estero y el Noroeste Argentino.

Un sincero agradecimiento al Sr. Elias Saadi, Comisionado Municipal de Matará y al pueblo todo, que tantas muestras de afecto tienen para con nosotros.

Al Profesor Oreste Pereyra por su Prólogo y, un reconocimiento muy especial a mis hijos; Profesora Amalia Josefina e Ingeniero Juan María y a sus respectivas familias, quienes me ayudan en éste difícil momento y me alientan a continuar con los trabajos emprendidos.

Hugo Norman Martínez Moreno Santiago del Estero, junio, 2008

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