Crónica de una exigencia

10
Esta vez MANCERA no tembló... Una marcha que hizo vibrar la Ciudad, pero que al jefe de gobierno del DF le dio igual. POR: HÉCTOR MARTÍNEZ

description

Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez

Transcript of Crónica de una exigencia

Page 1: Crónica de una exigencia

Esta vez MANCERA no tembló...Una marcha que hizo vibrar la Ciudad, pero que al jefe

de gobierno del DF le dio igual.

POR: HÉCTOR MARTÍNEZ

Page 2: Crónica de una exigencia

El sol acariciaba la piel de Griselda, eran ya las 10 de la mañana; alrededor de ella una multitud se agazapaba en montones y montones de personas, dos características los identificaba a todos ellos: su juventud y una cartulina, en donde se leía: El GDF prometió y ahora no cumplió, FNERRR.

Más atrás, más de un millar de personas se aglutinaba en filas de cuatro, algunos se quedaban parados bajo la sombra de la gran estructura del Monumento a la Revolución. -Compañeros, favor de alinearse en filas de cuatro para poder empezar, ¡se ve, se siente, la FNE-RRR está presente!

Page 3: Crónica de una exigencia

Un joven habló en el apa-rato de sonido que estaba montado en una camioneta de carga pesada, el timbre de su voz no causó mucha resonancia en los asisten-tes, pues solo algunos se movieron de lugar. La gota de sudor caía cons-tante y templadamente, una a una mojaba la playe-ra de la segunda joven que acompañaba al primero en el sonido.

¡Tenemos que acomodarnos para poder salir, somos muchos, ya mero salimos pero hay que seguir gritando las consignas! ¡Porque somos estudiantes: sí señor, porque no podrán ca-llarnos: sí señor…! Su voz de vez en cuando rompía con el esquema y el ritmo de las palabras, buscaba que cada cosa rimara, y que todos respondieran a sus medias frases con un sí, señor, como si pareciera que todos estuvieran de acuerdo con lo que mencionaba. Los pasos seguros con los que avanzaban los jóvenes, eran

Page 4: Crónica de una exigencia

acompañados de un grito, de una idea, de una frase y de una exigencia: pedían al Gobierno del Distrito Fede-ral, cumpliera con una serie de acuerdos y demandas con las que se había com-prometido. Avanzaban. Jóvenes de en-tre 13 y 22 años se adelan-taron frente al contingente del cual nunca se supo el número exacto. Avanza-ban. El calor aumentaba conforme iban caminando más y más. Avanzaban. Los

Page 5: Crónica de una exigencia

gritos desgargantes para ser escucha-dos brotaban de las bocinas instaladas en la parte de arriba de la camioneta. Avanzaban. La bipolaridad de los tran-seúntes era notoria: unos mostraban su inconformidad por la manifesta-ción, otros sonreían ante las miradas de los marchistas y algunos más co-reaban desde sus lugares las consignas comandadas por los jóvenes, denomi-nados para ese entonces: fenerianos. Avanzaban y su paso era firme; perse-guida por una idea, la voz de los miles de fenerianos, coreaban una a una las consignas de quien las dirigía. Las calles de la Ciudad de México, vi-braron. Tal vez por el gran contingente que se presentó a manifestase o qui-zás por el enojo y coraje de quienes se quedaron atorados en el cierre, pero vibraron. ¡Ya vamos llegando y el go-bierno está temblando! Esa voz que al principio hizo resonar el Monumento a la Revolución, ahora so-

Page 6: Crónica de una exigencia

naba como el gallo viejo y can-sado de algún poblado, que se esfuerza por despertar a sus dueños. ¿Ya se cansaron? Nooooooooo. Volvieron a preguntar, ésta era la octava vez que se dirigían a los manifestantes para saber cómo iban. Tal vez si tuvieran como respuesta un: sí. Se pa-rarían a dar un descanso. ¡Ya estamos llegando y Man-cera está temblando!

Page 7: Crónica de una exigencia

Una cosa era cierta, de la otra se dudaba. En efecto, el contingente que salió un poco pasando las diez de la mañana del Monumento a la Revolución, llegaba a su destino final, el edificio del Gobierno de la Ciudad. La duda quedaba en que Mancera, jefe de gobierno de la Ciudad, temblara. Eso tal vez, nunca se supo.

Page 8: Crónica de una exigencia

Amontonados, como “un solo hombre y como un solo ideal”, exigieron, gritaron, pidieron y callaron.

La respuesta fue la misma que hace unas semanas, un simple, rotundo y profundo, NO está jefe de gobierno. Con esta respuesta se resolvieron dos dilemas: 1) Mancera nunca tembló. 2) Los fenerianos marchará nuevamente, pero esta vez, serán más de 10 mil almas, así lo dijeron.

Page 9: Crónica de una exigencia
Page 10: Crónica de una exigencia