Cronenbold Nº 6 - bolivia-riberalta.com

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Cubierta Casa chacobo Motacusal 2010 (foto Diego Villar)

Disentildeo y diagramacioacuten Preprensa-Editorial El Paiacutes Srl

1ra edicioacuten 2012 Editorial El Paiacutes 500 ejemplares

copy Diego Villarcopy Isabelle Combegraves

copyEditorial EL PAIacuteS SrlCronenbold Nordm 6Telf (591-3) 334 3996 333 4104Casilla postal 2114edpaiscotascomboSanta Cruz de la Sierra

Impreso en Bolivia - Printed in Bolivia

Todos los derechos reservados Esta publicacioacuten no puede ser reproducida ni en el todo ni en sus partes ni registrada en (o transmitida por) un sistema de recuperacioacuten de informacioacuten en ninguna forma ni por ninguacuten medio sea mecaacutenico fotoquiacutemico electroacutenico magneacutetico electro-oacuteptico por fotocopia o cualquier otro sin el permiso previo por escrito del autor y de la editorial

984 VV AA Las tierras bajas de Bolivia miradas histoacutericas y antropoloacutegicas Diego Villar Isabelle Combegraves (compiladores) Coleccioacuten Ciencias Sociales de El Paiacutes Nordm 29 Santa Cruz de la Sierra El Paiacutes 2012 444p 21x15 cm

DL 8-1-2280-12 ISBN 978-99954-55-89-7

ltHISTORIA DE BOLIVIAgt ltINDIacuteGENAS DE BOLIVIAgt

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Diego VillarIsabelle Combegraves

LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA MIRADAS

HISTOacuteRICAS YANTROPOLOacuteGICAS

Santa Cruz de la Sierra2012

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IacuteNDICE

Introduccioacuten Una aproximacioacuten comparativa a las tierras bajas bolivianas 7 Diego Villar e Isabelle Combegraves

Contactos entre tierras altas y tierras bajas

El Paititi en los llanos de Mojos 35 Vera Tyuleneva

iquestIncas en la selva Para tejer una etnohistoria de las tierras bajas de Bolivia 63 Isabelle Combegraves

Identidades escondidas cambio cultural y linguumliacutesticoen quechuas migrantes a las tierras bajas de Bolivia 77 Leonardo Martiacutenez Acchini

Fundamentos etnograacuteficos para una etno-historia comparativa delos valles orientales del macizo del Ausangate distrito de Marcapata departamento del Cuzco Peruacute 1821-1960 87 Pablo F Sendoacuten

El Tuichi o el deslizamiento de una frontera 107Francis Ferrieacute

Estudios regionalesAmazoniacutea

El boom cauchero en la Amazoniacutea boliviana encuentros y desencuentros con una sociedad indiacutegena (1869-1912) 125Lorena Coacuterdoba

Tsirihaicato notas sobre el humor chacobo 157 Diego Villar

Los takanas representaciones de los sistemas de organizacioacuten sociopoliacutetica (1986-2010) 177Zulema Lehm

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Chaco

Los Hombres Tumpas y las relaciones fronterizas entre chiriguanos e hispanoamericanos a finales del siglo XVIII 201Roseline Mezacasa

Notas sobre la jerarquiacutea intereacutetnica en los ingenios azucareros del noroeste argentino 217 Federico Bossert

Chiquitania

Poblacioacuten indiacutegena y diversidad cultural en Chiquitos (siglo XVIII) Algunas consideraciones 239 Roberto Tomichaacute

Camino misional en Chiquitos 283Aloir Pacini

Extraccioacuten duentildeos y patrones entre los chiquitanos del Valle del Alto Guaporeacute frontera Brasil-Bolivia 297 Verone Cristina Silva

Problemas actuales y estado de la investigacioacuten

Descendientes de japoneses en Santa Cruz 321Yvonne Siemann

Pueblos indiacutegenas en aislamiento voluntario en la Amazoniacutea boliviana y el Chaco boliviano y paraguayo 345 Bernd Fischermann

iexclNo miren a la caacutemara 369Juumlrgen Riester

Estado de la investigacioacuten sobre los pueblos indiacutegenas en el departamento de Santa Cruz 385 Paula Pentildea Hasbuacuten

Bibliografiacutea 401

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EL BOOM CAUCHERO EN LA AMAZONiacuteA BOLIVIANA

ENCUENTROS Y DESENCUENTROS CON UNA SOCIEDAD INDiacuteGENA

(1869-1912)

Lorena I Coacuterdoba1

Introduccioacuten

Desde la deacutecada de 1860 las fuentes muestran a los seringueiros o caucheros trabajando afanosamente la Hevea brasiliensis en las ba-rracas establecidas a lo largo de los ldquoriacuteos de la gomardquo como el Puruacutes o el Madera2 Sin embargo es recieacuten para comienzos de 1870 que puede hablarse de un movimiento gomero sistemaacutetico en la regioacuten

1 Antropoacuteloga Investigadora CONICET (Argentina) lorecordobagmailcom El presente trabajo se inscribe dentro del marco de los proyectos de investigacioacuten PIP 0074 PICT 1009 y PICT 01681 Agradecemos a Francis Fe-rrieacute Marcelo Guzmaacuten Clara Loacutepez Beltraacuten Zulema Lehm Dietmar Stoian y Frederic Vallveacute por compartir informacioacuten fotografiacuteas y documentos

2 En este trabajo utilizaremos como sinoacutenimos los teacuterminos ldquocauchordquo ldquogoma elaacutesticardquo o ldquosiringardquo maacutes allaacute de sus diferencias teacutecnicas De hecho las dos pri-meras categoriacuteas remiten a plantas diferentes la primera a la goma extraiacuteda de la Castilla elastica y Castilla ulel y la segunda a la Hevea brasiliensis o Hevea benthamiana (Barham y Coomes 1994 45) Por su parte el teacutermino ldquosiringardquo de-riva del homoacutenimo utilizado en Brasil (seringa o seringueira) que como buena parte de la terminologiacutea empleada en esta actividad extractiva se originoacute en preacutestamos traducciones o adaptaciones de los vocablos portugueses

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Lorena Coacuterdoba

amazoacutenica boliviana y maacutes especiacuteficamente en el Beni3 Es el tiempo de viajeros que exploran los riacuteos y trazan cartas hidrograacuteficas como Lardner Gibbon Ivon Heath o Agustiacuten Palacios con el objetivo de encontrar las rutas fluviales para sacar el caucho de la regioacuten y es-tablecer una red de transporte confiable de mercaderiacuteas y pasajeros Hablar del boom cauchero a la vez es hablar de la conformacioacuten de las fronteras limiacutetrofes del proceso lento y trabajoso que desenca-dena la guerra del Acre entre Bolivia y Brasil (1899-1903) que para Bolivia culmina con la peacuterdida de 190000 kmsup2 de tierras y la firma de una serie de tratados diplomaacuteticos que consolidariacutean sus fronte-ras con las vecinas repuacuteblicas de Brasil y de Peruacute

para fines del siglo XIX comienzan a perfilarse los nuevos actores sociales regionales como los hermanos Suaacuterez o Vaca Diacuteez En este lapso transcurren tambieacuten las fundaciones de las ciudades del nor-te la reparticioacuten de tiacutetulos de propiedad el establecimiento sistemaacute-tico de los tributos fiscales En el plano econoacutemico el boom hace que el norte boliviano se abra a una nueva economiacutea de exportacioacuten El laacutetex posibilitoacute el acceso a bienes importados cuya circulacioacuten era canalizada por grandes casas comerciales que comenzaron a conso-lidar un poderiacuteo econoacutemico considerable fundado en las transac-ciones que sustentaban la economiacutea gomera el sistema del habilito (mercaderiacutea-goma-mercaderiacutea) y el sistema de enganches (peonaje por mercaderiacutea) (Gamarra Teacutellez 1993 2007 Villar Coacuterdoba y Com-begraves 2009 62 y ss)

Muchos autores han estudiado el auge y ocaso del boom cauchero Algunos analizaron principalmente las coyunturas poliacuteticas e histoacute-

3 El desarrollo regional de la goma fue incentivado a partir del gobierno de Joseacute Balliviaacuten ldquoBalliviaacuten dictoacute una serie de disposiciones entre ellas la crea-cioacuten del departamento del Beni (18111842) patrocinoacute viajes de exploracioacuten del territorio y de los riacuteos orientales impulsoacute la construccioacuten de caminos que permitieran implementar su poliacutetica y dispuso el levantamiento de la que seriacutea primera carta geograacutefica del paiacutes que soacutelo fue publicada en 1859 [hellip] En las siguientes tres deacutecadas los gobiernos bolivianos dictaron nume-rosas medidas relativas a la concesioacuten de tierras como contrapartida a la ex-ploracioacuten y navegacioacuten de los riacuteos y tierras orientales apertura de caminos construccioacuten de fortines misiones y poblados y cooperacioacuten en lsquola conquis-ta de los baacuterbarosrsquordquo (Garciacutea Jordaacuten 2001b 252-253) Para una comparacioacuten general con la industria cauchera brasilentildea cf Weinstein 1983

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LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA MIRADAS HISTOacuteRICAS Y ANTROPOLOacuteGICAS

ricas como Valerie Fifer (1970 1976) o Pilar Garciacutea Jordaacuten (2001a 2001b) otros investigaron los efectos econoacutemicos como Dietmar Stoian (2005) Bradford Barham y Oliver Coomes (1994) otros se de-dicaron finalmente a echar luz sobre el desarrollo social que implicoacute la industria cauchera como Pilar Gamarra Teacutellez (1993 2007) o Joseacute Luis Roca (2001) entre otros Sin embargo todas las investigaciones suelen coincidir en un punto considerado incuestionable que el en-cuentro entre los caucheros y las poblaciones indiacutegenas amazoacutenicas fue siempre devastador para estas uacuteltimas En efecto el cuadro sue-le ser inevitablemente sombriacuteo despoblamiento epidemias engan-ches forzosos peonaje a deuda malos tratos engantildeos e incluso la aniquilacioacuten parcial o total

Nuestra propuesta consiste justamente en relativizar algunos de esos lugares comunes analizando en la medida en que las fuentes lo permitan cuaacuteles fueron las distintas relaciones trabadas entre la so-ciedad cauchera ndashteacutermino un tanto monoliacutetico que engloba a todos los actores sociales involucrados desde el baroacuten de la casa comer-cial hasta el modesto habilitador fregueacutes o picadorndash y los diferentes grupos eacutetnicos del norte amazoacutenico4 El comienzo de nuestro recorte temporal seraacute marcado por los relatos previos a la explotacioacuten masi-va de la goma de hecho una de las hipoacutetesis que propondremos es que conviene poner en relacioacuten el apogeo de la industria cauchera con el ocaso regional del comercio de la quina o cascarilla (Cinchona calisaya) Partiremos pues de una serie de documentos de misio-neros viajeros y exploradores que registran los encuentros entre el frente colonizador y los grupos indiacutegenas tratando siempre que sea posible de discriminar sus diferentes respuestas

4 No es nuestra intencioacuten relacionar el caso boliviano con el peruano pero se-riacutea posible realizar un cotejo comparativo de ambas experiencias caucheras (Stoian 2005 Garciacutea Jordaacuten 2001a) Andrew Gray (2005) por citar un caso propone una lectura admirablemente ecuaacutenime del escaacutendalo en el Putu-mayo entre la tristemente ceacutelebre Casa Arana y los indiacutegenas bora huitoto y ocaina El antropoacutelogo britaacutenico analiza por ejemplo la forma en que mu-chos grupos indiacutegenas buscaron activamente trabar relaciones comerciales con los caucheros maacutes allaacute de haber conocido las eventuales injusticias y crueldades del sistema asiacute demuestra que la tesis de las sociedades indiacutege-nas como actores histoacutericos pasivos es inevitablemente sesgada y parcial

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Lorena Coacuterdoba

Entre el final de la quina y el comienzo de la goma

Cuando decayoacute la demanda de la cascarilla muchos comerciantes se vieron forzados a buscar caminos alternativos para soportar los altibajos debidos a las fluctuaciones del mercado (Stoian 2005) El caso de Joseacute Manuel Vaca Guzmaacuten bien puede servir como ejemplo

La quiebra del negocio-quina se dejoacute sentir en toda su intensi-dad Don Joseacute Manuel Vaca Guzmaacuten fue uno de los maacutes grave-mente comprometidos en la crisis Le quedaba un personal que resolvioacute utilizarlo en la explotacioacuten de la siringa del riacuteo Beni Una de las muestras de lsquobolachasrsquo extraiacutedas de la selva llegoacute a manos del doctor Antonio Vaca Diacuteez quien invitado por su pa-dre sentildeor Vaca Guzmaacuten salioacute de Santa Cruz el 8 de junio de 1876 con un pequentildeo personal de trabajadores rumbo a Reyes el asiento de trabajos de aquel En septiembre del 76 Vaca Diacuteez compraba a don Aacutengel Arteaga el siringal Naruru siendo eacutesta la primera compraventa de gomales efectuada en la regioacuten (Lim-pias Saucedo 2005 [1942] 180) Desde principios de la deacutecada de 1870 pues algunos grupos cas-

carilleros se dedicaron a la ganaderiacutea ndashactividad tradicional en el Benindash y otros comenzaron recolectar goma elaacutestica Asiacute muchos de los mismos nombres que luego marcariacutean la eacutepoca de oro gomera son los mismos que caracterizaron antes el auge de la quina como las familias Salina Roca Vaacutezquez Vaca Guzmaacuten y Suaacuterez (Fifer 1970 118)5

Manuel V Balliviaacuten geoacutegrafo y posterior ministro de agricultura anotoacute que Santos Mercado fue el primero en fundar una empresa

5 Si bien Manuel Balliviaacuten ubica algo maacutes tardiacuteamente el uacuteltimo coletazo de la quina tambieacuten reconoce sus vaivenes ldquolos industriales quineros cono-cidos en Bolivia con el nombre de cascarilleros gastaban largo tiempo y pasaban serias dificultades y fatigas en un negocio que llegoacute a su apogeo en 1878 en que la quina alcanzoacute en las Yungas de La Paz el altiacutesimo precio de Bs204 el quintal llevando el producto de su trabajo por el riacuteo de La Paz y el Beni para tomar las aguas del Mamoreacute El puerto de Rurrenabaque fue el emporio de la quina al que acudiacutean los cascarilleros en centenares de balsasrdquo (Balliviaacuten y Pinilla 1912 51)

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gomera en Bolivia en 1864 establecieacutendose en la desembocadura del riacuteo Yata un tributario del Mamoreacute (Balliviaacuten y Pinilla 1912 52-53)6 Joseacute Chaacutevez Suaacuterez ubica en el mismo antildeo el inicio formal de la in-dustria gomera aunque el hecho decisivo es para eacutel la licencia con-cedida por el gobierno boliviano al empresario Manuel Ugalde para explotar el caucho hallado en el riacuteo Madre de Dios (Gamarra Teacutellez 2007 86) Como sea para 1865 Bolivia realizaba sus primeras expor-taciones de goma (Van Valen 2003 51) y la industria crecioacute otros dos comerciantes crucentildeos Pablo Salinas y Francisco Cardinas en-contraron algunas muestras de goma en los bosques cercanos a la misioacuten Cavinas entre 1869 y 1870 y apenas se comproboacute su calidad varios recolectores regionales de cascarilla comenzaron a incluir la goma silvestre en sus cosechas (Fifer 1970 118-119)

Durante estas primeras deacutecadas la explotacioacuten gomera estuvo limitada a dos regiones alejadas entre siacute por un lado el bajo Ma-moreacute-Iteacutenez por el otro la regioacuten situada entre Cavinas y Reyes7 Ciertamente esta situacioacuten no contribuiacutea al desarrollo regional El riacuteo Madera ademaacutes se convirtioacute en el centro de intereacutes estrateacutegico tanto de Bolivia como de Brasil Los siringueros brasilentildeos comen-zaron a ejercer una fuerte presioacuten avanzando continuamente sobre territorio boliviano remontando los cursos del Madera el Puruacutes y el Yuruaacute Esta situacioacuten tuvo su cliacutemax en el ldquoTratado de Amistad Liacutemites navegacioacuten comercio y Extradicioacutenrdquo que firmaron los go-biernos de Bolivia y Peruacute tambieacuten llamado ldquoTratado Muntildeoz-Loacutepez nettordquo firmado bajo el gobierno de mariano melgarejo en 1867

6 Hernando Sanabria Fernaacutendez (2009 [1958] 39) consigna que la primera barraca de Santos Mercado llamada ldquoParaiacutesordquo fue fundada en 1862 El es-critor Ciro Bayo reporta equivocadamente que la primera barraca fue fun-dada por Vaca Diacuteez en una fecha bastante maacutes tardiacutea ldquoeste Antonio Vaca Diacuteez tantas veces citado fue el primero que en 1874 establecioacute una barraca gomera boliviana que tituloacute de lsquoTodos los Santosrsquo en el desemboque del Madidi con el Beni Los que pudieacuteramos llamar lsquoreyes de la goma en Boli-viarsquo son Suaacuterez Braillard Roca Velasco Mercado Cronenvold Salvatierra etcrdquo (Bayo 1911 306)

7 ldquoLa antigua misioacuten de reyes era a mediados del siglo XIX un centro im-portante del acopio de quinina pero a medida que el comercio habiacutea ido declinando el intereacutes se habiacutea dirigido hacia otros productos forestales para completar las cargas a los puertos de paciacuteficordquo (Fifer 1976 175)

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Como consecuencia los comerciantes bolivianos debieron mudar las barracas ubicadas en las maacutergenes del riacuteo Madera y establecerse en el bajo Mamoreacute donde la soberaniacutea boliviana estaba fuera de discusioacuten8

En esta fase marcada tanto por la caiacuteda de la industria de la casca-rilla como por la explotacioacuten naciente de la goma una de las mejo-res croacutenicas es el relato de fray Jesualdo Maccheti misionero italia-no del Colegio de San Joseacute de La Paz9 En 1869 Maccheti emprendioacute su regreso a Europa partiendo de la misioacuten de San Buenaventura y se transformoacute en el primer pasajero que realizoacute el trayecto Mamoreacute-Madera-Amazonas anotando en su diario las impresiones de los encuentros que tuvo con las diferentes parcialidades que habitaban esos riacuteos (Maccheti 1886)10 En su relato podemos percibir las distin-tas formas que fueron asumieron las diversas relaciones entre los comerciantes ndashganaderos cascarilleros o gomerosndash el misionero y los propios indiacutegenas si bien describe alguacuten episodio de hostilidad por parte de las tribus que habitaban el Iteacutenez tambieacuten es cierto que narra encuentros de intercambio comercial e incluso espiritual (Garciacutea Jordaacuten 2001b 259 Loacutepez Beltraacuten 2001 582)

8 Ver Fifer 1970 115-9 Fifer 1976 175 Gamarra Teacutellez 2007 86-7 Stoian 2005 62-63

9 El nombre suele aparecer escrito tambieacuten como Gesualdo y el apellido como Marchetti o Marcheti

10 Un ejemplo de la prosa del religioso ldquoSiringa asiacute llaman acaacute a la goma elaacutesti-ca la principal industria de este riacuteo Madera Por todas partes se ven barracas en las orillas de este riacuteo la mayor parte son de bolivianos que se ocupan de este precioso vegetal asiacute como las quebradas y torrentes de Bolivia fuentes de este riacuteo gigante estaacuten pobladas de miles de cascarilleros que con grandes pe-nalidades y fatigas inauditas extraen de las maacutes escarpadas serraniacuteas aquella caacutescara febriacutefuga para alivio de la humanidad de todo el globo asiacute estos sirin-gueros con menos trabajo sacan la blanca leche de estos aacuterboles producidos por la naturaleza en estas riberas para obras uacutetiles y aun de lujo a hombres y mujeresrdquo (Maccheti 1886 53)

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Mapa 1 Territorio Nacional de Colonias (1904) ndash Itinerario de fray Jesualdo maccheti en su viaje de 1869 (modificacioacuten del autor)

Habiendo comenzado su viaje en San Buenaventura y pasado lue-go por Reyes en marzo de 1869 Maccheti se detuvo en el pueblo de Exaltacioacuten a instancias del corregidor quien le suplicoacute que se que-dase a ejercer su ministerio alliacute puesto que la comunidad estaba sin pastor desde haciacutea dos antildeos Seguacuten el italiano en ese pueblo ldquodes-amparado y medio salvajerdquo llamoacute a los alcaldes para que convoca-sen a los indios dispersos para unirlos en ldquolegiacutetimo matrimoniordquo y bautizar a los nintildeos

Toda la poblacioacuten quedoacute muy contenta tanto los vecinos como los indios sin embargo me deciacutean despueacutes que usted se vaya quedaremos hueacuterfanos otra vez iquestcuaacutendo nos mandaraacuten Cura En los uacuteltimos diacuteas de mi permanencia bauticeacute aacute un baacuterbaro de unos 30 antildeos con dos hijos y lo caseacute con una del pueblo vive con

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los cuyavavas [cayubabas] en un lugar llamado Chacobos Fue su compadre don Anselmo de Barros Cordero (Maccheti 1886 3)El caraacutecter multieacutetnico de Exaltacioacuten puede rastrearse al menos

desde las expediciones del padre Negrete en 1795 cuando conver-gen en la misioacuten diversos grupos de cayubabas pacaguaras iacutesabos y siacutenabos (Villar Coacuterdoba y Combegraves 2009) Por lo tanto no extrantildea que en el testimonio aparezca un baacuterbaro ndashque suponemos es paca-guara o chacobondash establecieacutendose entre los cayubabas y tomando por mujer a una pueblerina que parece haber sido de ese grupo11 Otra nota interesante es sobre el ldquocompadrerdquo sea por el bautismo de los hijos del indiacutegena o bien por su flamante matrimonio si conside-ramos que era frecuente buscar el padrinazgo de personajes impor-tantes el mencionado Anselmo de Barros Cordero [sic] bien pudo ser Antonio de Barros Cardoso diplomaacutetico ganadero y comercian-te brasilentildeo que tuvo un papel privilegiado en las expediciones de los tenientes Herndon y Gibbon12 El fenoacutemeno habla de las vincula-

11 Para un anaacutelisis detallado de las relaciones intereacutetnicas entre los panos me-ridionales (chacobos pacaguaras caripunas etc) y los indiacutegenas vecinos de filiacioacuten cayubaba o tacana (cavinentildeos tacanas araonas etc) desde fines del siglo XVIII ver Villar coacuterdoba y combegraves 2009 19-102

12 Antonio de Barros era un comerciante avezado que traiacutea vinos franceses li-cores gin etc ldquoEra a la vez el duentildeo de los uacutenicos dos botes desde el Ama-zonas riacuteo arriba construidos apropiadamente para las cachuelas del Madeira Me ofrecioacute uno de sus pequentildeos botes cuando volviera del riacuteo Iteacutenez pero no disponiacutea de hombres No tuve otra opcioacuten que esperar e ir con eacutel a Brasil para conseguirlosrdquo (Herndon y Gibbon 1854 232-233) Keller reporta igualmente ldquoLos primeros vestigios de plantaciones de plaacutetano y cacao realizadas por los indios de la misioacuten cerca de las cuales estaba la primera casa civilizada que habiacuteamos visto en meses Perteneciacutea a un viejo brasilentildeo Antonio de Barros Cardoza [sic] el mismo que habiacutea ayudado materialmente al teniente Gib-bonrdquo (Keller 1874 67) Evidentemente el personaje era bien conocido por su amabilidad con los exploradores y viajeros ldquoUn fresco viento del noreste llevoacute nuestra canoa en poco tiempo hasta Cerrito el establecimiento de San Anto-nio de Barros Cardozo en la orilla del Mamoreacute Este distinguido ciudadano brasilero quien ha vivido en Bolivia por 15 antildeos fue uno de los primeros que subioacute el Madeira en tiempos modernos con una embarcacioacuten de 500 arrobas de tonelaje Nos recibioacute con la mayor amabilidad ofrecieacutendonos todo lo que estaba en su poder y su invaluable ayudardquo (Keller y Keller 1875 19) Por me-dio del ingeniero Edwards matthews sabemos de su traacutegico final en 1874 ldquopor la noche nos detuvimos enfrente a la lsquoEstancia de Santiagorsquo el primer campo

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ciones fluidas entre blancos e indiacutegenas en el pueblo de Exaltacioacuten y en particular de las relaciones sociales que podiacutea mantener por entonces un ldquobaacuterbarordquo con un exitoso comerciante regional13

No todas las relaciones intereacutetnicas eran tan amistosas Macche-ti tambieacuten refiere el asesinato del coacutensul brasilentildeo Antonio pereira cuando iba en comitiva hacia Trinidad la capital del departamento Pasando el riacuteo Mayosa haacutebitat de los indios chacobos el misionero se encontroacute con un sirviente negro que veniacutea de Manaos quien le relatoacute lo sucedido en la desembocadura del Iteacutenez cuando Pereira y su tripulacioacuten fueron emboscados por una partida de ldquobaacuterbarosrdquo que no pudo identificar14

La comitiva atravesoacute las cachuelas la desembocadura del Beni y finalmente entroacute en el madera Alliacute se vio obligada a detenerse en una de las cachuelas llamada Araras porque una de las embar-caciones volcoacute mojaacutendose la quina que transportaba Los mozos debieron desarmar los bultos y secar la cascarilla Mientras tanto el misionero aprovechoacute para visitar a los baacuterbaros llevando algu-nos cuchillos caacutescara para camisas cucharas de cuerno peines y sombreros para intercambiar por alimentos Luego de marchar sel-va adentro encontroacute una casa grande con una decena de ldquosalvajesrdquo

ganadero boliviano al que uno llega remontando el Mamoreacute Anteriormente era la propiedad de don Barros Cardozo el coacutensul brasilentildeo en el Beni duran-te varios antildeos que habiacutea sido asesinado por uno de sus sirvientes brasilentildeos haciacutea apenas unas semanas tal como nos habiacutean informado las canoas con que nos encontramos descendiendo el riacuteo por el raacutepido de la Misericordiardquo (Matthews 1879 117)

13 Sin entrar en detalles teacutecnicos sobre las relaciones de compadrazgo el na-turalista italiano Luigi Balzan observaba en sus viajes de 1891 y 1982 ldquoDije que en Reyes son todos parientes o compadres El ser compadre o comadre aquiacute no es como entre nosotros una cosa superficial El padrino o la madrina pueden esperar que el ahijado les pida dinero o alguna otra cosardquo (Balzan 2008 [1885-93] 176)

14 otro testimonio afirma que en julio de ese mismo antildeo el coacutensul de Bra-sil Enrique Fernaacutendez Veira fue asaltado y muerto por salvajes del Ma-moreacute antes de llegar a Exaltacioacuten (Limpias Saucedo 2005 [1942] 163) Por las fechas podriacuteamos pensar que se trata del mismo episodio aunque los nombres de los personajes no coincidan O acaso los indiacutegenas teniacutean una predileccioacuten por matar coacutensules

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cuyo capitaacuten lo recibioacute afectuosamente y entremezclando portugueacutes y castellano le preguntoacute ldquoiquestestaacutes vos bonrdquo15

Estos once salvajes se nos mostraron muy alegres y contentos de la visita de los Espantildeoles como ellos llaman aacute los que ba-jan de Bolivia Poco se hacen entender tanto en portugueacutes como en castellano han aprendido de los pasajeros algunas palabras las maacutes necesarias pero advierto que tienen mucho intereacutes en aprender nuestro idioma pues preguntan aacute cada momento sea una cosa sea otra iquestcoacutemo se llama esto iquestcoacutemo se llama este otro (hellip) Ellos preguntan iquestno hay trazado iquestNo hay hacha america-na iquestNo hay camisa Unos compraron camisas viejas y otros caacutescaras de nuestros tripulantes por plaacutetanos yucas y maiacutez y se las poniacutean con gran placer (hellip) Le pregunteacute a uno si queriacutea ser cristiano y al capitaacuten si me permitiriacutean vivir con ellos No me contestaron pero conociacute que no entendieron mi idea y no quise ya hacerles otras preguntas Pero el capitaacuten me preguntoacute iquestsi ha-biacutea alguno que hablase la lengua de los cayanarias [cayubabas] del pueblo de Exaltacioacuten Siacute le dije y me dirigiacute aacute mi muchacho Anacleto cayauaua [cayubaba] dile esto y eacuteste otro pero no me supo interpretar porque casi nada entendiacutea el castellano mien-tras que ellos casi todos hablan este idioma cayauaua [cayuba-ba] porque estos indios cuando vienen de tripulantes aquiacute se desertan y se viven entre estos baacuterbaros antildeos enteros hasta que se les presenta ocasioacuten favorable de volverse a su pueblo (Mac-cheti 1886 31-32)El testimonio resulta excepcional porque permite relativizar eti-

quetas como ldquobaacuterbarosrdquo o ldquosalvajesrdquo asiacute como su presunto aisla-miento Las preguntas de los indiacutegenas muestran que sabiacutean perfec-tamente queacute cosas queriacutean de los blancos y cuaacuteles eran sus objetos preferidos a la hora de negociar Varios viajeros de la eacutepoca en efec-to refieren con gran detalle los anzuelos las armas de metal y las telas que debiacutean tener a mano en caso de toparse con los nativos o bien para intercambiar con ellos ndashpor ejemplo los ingenieros Keller

15 En otro diaacutelogo este capitaacuten hace la sentildeal de la cruz y dice ldquoasiacute facer los cristianosrdquo (Maccheti 1886 32)

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en sus tratos con los caripunas16 El sagaz cacique apelaba en princi-pio al espantildeol y al portugueacutes pero apenas advirtioacute que un visitante hablaba el cayubaba consiguioacute un inteacuterprete para comunicarse en esa lengua con tal de negociar lo mejor posible La amabilidad del recibimiento el sentido comercial el recurso al multilinguumlismo per-miten asimismo suponer contactos previos tanto entre los diferentes grupos indiacutegenas como a la vez con los distintos viajeros Tambieacuten que la naturaleza del contacto habiacutea sido eminentemente comercial obviando en la medida de lo posible un enfrentamiento considera-do inuacutetil17 Quizaacute haya que entender en este sentido pragmaacutetico otra de las praacutecticas frecuentes que no soacutelo llamoacute la atencioacuten de Maccheti

16 ldquoLos tripulantes hombres y mujeres en nuacutemero de 10 a 12 de los cuales los primeros iban desnudos nos convidaron para ir a la rancheriacutea Acep-tamos brindaacutendoles cuchillos tijeras anzuelos etc En cambio nos dieron algunas raiacuteces de yuca y maiacutez Todos se condujeron perfectamente y nos separamos en la mejor armoniacutea Algunos diacuteas despueacutes arriba del Calderoacuten del Infierno encontramos otra horda de caripunas con quienes cambia-mos herramientas como parte de la rica presa que habiacutean hecho en la caza de antas y puercos monteses (hellip) El comercio de estos uacuteltimos [caripunas] con los navegantes del Madera se limita a venderles en cambio de alguna herramienta raiacuteces de yuca y un poco de maiacutezrdquo (Keller y Keller 1870 11 48)

17 maccheti (1886 24) refiere que a uno de sus acompantildeantes Francisco Loacute-pez se le fugaron tres tripulantes cayubabas en direccioacuten a las aldeas de los baacuterbaros con una bolsa de harina evidentemente era una accioacuten habi-tual puesto que lo mismo describe Matthews durante su viaje de 1874 por Bolivia y Peruacute ldquoNo debe confundiacuterselos con los caripunas generalmente encontrados en los raacutepidos de calderoacuten del Infierno y nos dejaban saber muy claramente que eran pacaguaras no caripunas Los tres hombres eran de bellas facciones dos de ellos bastante buenos mozos y a excepcioacuten de los adornos plumarios muy similares a los indios bolivianos del Beni aunque quizaacute de color un tanto maacutes claro (hellip) Los tres hombres que nos visitaron se llamaban Patricio Isiriaco y Gregorio mientras que el liacuteder o lsquocapitaacutenrsquo de la tribu se llama Mariano ndashquien sin embargo no es pacaguara sino un ca-yuvava fugitivo de la ciudad beniana de Exaltacioacutenrdquo (1879 58-59) El juego de relaciones intereacutetnicas es confirmado por un gran conocedor de la zona como Nicolaacutes Armentia ldquoA esta tribu pertenecen los llamados Chacobos que seguacuten indicios distan muy poco del Jeneyassu y que hablan el idioma pacaguara saliacutean antes con frecuencia al riacuteo Beni a buscar plumas para flechas seguacuten han declarado algunos cayubabas que despueacutes de haber residido alguacuten tiempo entre los Chacobos se salieron y han entrado a los trabajos de gomas en el riacuteo Beni no se ha podido hasta ahora saber positi-vamente el lugar a donde saliacutean pero aseguran que primero atravesaban un arroyo grande que no puede ser otro que el de Jeneyassu o Jenesuayardquo (Armentia 1976 [1882] 136-137)

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sino tambieacuten de Edwards Matthews uno de los ingenieros que tra-bajaba en el ferrocarril Madera-Mamoreacute nos referimos a la indaga-cioacuten poco menos que obsesiva sobre los nombres personales de los visitantes

Todos tienen un nombre de los cristianos tomado de los pasajeros Preguntan por varios caballeros de Bolivia que conocieron y a todos nosotros nos preguntan por nuestro nombre (Maccheti 1886 33)

Su lengua parece ser una sucesioacuten de sonidos semi-articulados gestos signos y mucha risa y la palabra lsquoshumarsquo que al parecer significa lsquobienrsquo les sirve enormemente en sus conversaciones con los transeuacutentes Algunos han absorbido unas pocas palabras en cas-tellano y en portugueacutes y la primera pregunta que le hacen a uno es el nombre si escuchan uno nuevo se lo ponen al primer nintildeo que nazca en su maloca (Matthews 1879 59)

La curiosidad que los nombres propios de los viajeros desperta-ban en los indiacutegenas tal vez pueda entenderse como modo de am-pliar su horizonte de sociabilidad Por un lado saber los nombres de los expedicionarios precedentes era una buena forma de mostrar un caraacutecter confiable y de trabar relaciones amistosas con quienes preguntaban por ellos Por otro lado la voracidad por los nombres tambieacuten podiacutea deberse a la loacutegica onomaacutestica indiacutegena bien porque podiacutea resultar atractivo ponerles nombres cristianos a los hijos des-conocidos por sus pares o bien porque la praacutectica les permitiacutea a los padres entablar relaciones sociales como el compadrazgo En todos los casos los ldquonombres cristianosrdquo eran un pasaporte que alejaba a los indiacutegenas de la ldquobarbarierdquo y los acercaba un poco maacutes a los be-neficios de la sociedad occidental

Las exploraciones y las barracas las denuncias de los misioneros

Hasta 1880 la exportacioacuten de la goma se realizaba viacutea los riacuteos Ma-dera y Amazonas dado que el curso del bajo Beni todaviacutea era desco-nocido El camino comenzaba por el riacuteo Yacuma luego seguiacutea por el Mamoreacute y por el Madera repitiendo el itinerario que describioacute Maccheti El descubrimiento de la desembocadura del riacuteo Beni y su unioacuten con el Mamoreacute por parte del meacutedico norteamericano Edwin

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Heath en 1880 constituyoacute un cambio radical se conectaban las dos principales aacutereas de extraccioacuten conocidas y se ahorraban muchos kiloacutemetros de viaje hacia el Atlaacutentico Las consecuencias del evento no pueden subestimarse El propio Heath estimoacute que a fines de 1880 habiacutea menos de dos centenares de hombres trabajando la goma en el Beni y que poco tiempo despueacutes el nuacutemero se habiacutea incrementado a uno o dos millares Gracias a las croacutenicas de exploraciones que prometiacutean unos ldquobaacuterbarosrdquo no tan baacuterbaros y abundante riqueza en los aacuterboles que ldquolloraban orordquo el oriente boliviano comenzoacute a ser repentinamente una tierra de oportunidades18

Comparado con el vecino Brasil con su industria gomera a plena maacutequina desde 1870 Bolivia entroacute relativamente tarde al mercado internacional Sin embargo los gomeros bolivianos pronto adopta-ron la experiencia brasilera y utilizaron los mismos sistemas de ex-plotacioacuten es decir el sistema de ldquohabilitordquo o peonaje por mercanciacutea y los enganches de peones que soliacutean ser indiacutegenas o migrantes del sur del paiacutes (Gamarra Teacutellez 2007 122)19 Dado que Bolivia no disponiacutea de los recursos ni del potencial humano brasilentildeos debioacute esforzarse por atraer a las empresas extranjeras Las poblaciones caucheras se concentraron a lo largo de las orillas de los principales riacuteos de la regioacuten (Madera Orton Madre de Dios Beni Mamoreacute Acre y puruacutes) transformaacutendose en las sedes de las grandes firmas que comenzaban a surgir (Fifer 1976 180-183)20

18 Ver por ejemplo Fifer 1970 120 Stoian 2005 62 Van Valen 2003 5519 ldquoUna de las facetas maacutes criticadas del boom de la goma amazoacutenica boli-

viana fue el sistema de aviamento En Brasil el aviador era un dador de creacutedito (en forma de provisiones) que se intercambiaba por futuras entregas de goma Barbara Weinstein analizoacute el sistema en Paraacute y Manaos y al pa-recer el mismo prevalecioacute en toda la Amazoniacutea durante el boom cauchero Weinstein sostiene que la casa del aviador era el eslaboacuten maacutes importante de la cadena comercial amazoacutenica En Bolivia el sistema se llamoacute habilito El prestador era el habilitador y el receptor era el contratista o habilitadordquo (Vallveacute 2010 160)

20 En 1890 Bolivia creoacute las delegaciones nacionales del Puruacutes y el Madre de Dios que luego seriacutean anexadas al noroeste por decreto del Congreso en 1893 A estos distritos nortentildeos se los llamoacute ldquoTerritorio de Coloniasrdquo y eran administrados desde Riberalta recieacuten en 1938 se convirtieron en el actual departamento de Pando

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Mientras que el auge gomero ganaba fuerza en el oriente bolivia-no varias voces comenzaron a manifestarse respecto de los meacuteto-dos para conseguir peones Sin embargo no todas las opiniones fue-ron unaacutenimes Veamos para comenzar queacute opinaban los religiosos que manejaban las misiones cercanas Garciacutea Jordaacuten echa luz sobre el contexto histoacuterico en el cual deben leerse ciertos comentarios mi-sioneros Pasada una primera etapa reduccionista o de ldquoconquistardquo que impulsoacute la concentracioacuten indiacutegena en los centros misionales los propietarios y los misioneros entraron en conflicto por la obtencioacuten de las tierras y tambieacuten la mano de obra indiacutegena

Estos sectores [hellip] a menudo en connivencia con las autorida-des departamentales abogaron por la desaparicioacuten del sistema misional y la transformacioacuten de la misioacuten en beneficio cural ndashla secularizacioacutenndash con lo que la mediacioacuten misionera desapareciacutea permitiendo a los empresarios agropecuarios y comerciantes un trato directo con las poblaciones indiacutegenas y por ende fijar condiciones para su contratacioacuten como mano de obra [hellip] Esta presioacuten secularizadora [hellip] se manifestoacute especialmente a lo largo de la deacutecada de los rsquo60 y rsquo70 de igual forma se presentoacute en los territorios del Noroeste como consecuencia de la captacioacuten de mano de obra con destino a las actividades extractivas primero la cascarilla y despueacutes el caucho [hellip] Ocurrioacute en la misioacuten de San Buenaventura ndashal norte de La Pazndash donde seguacuten el prefecto misionero Rafael Sans religioso del colegio de La Paz estaba en viacuteas de desaparecer como consecuencia de la captacioacuten de brazos indiacutegenas por cascarilleros y gomeros que a traveacutes de la deuda los transformaban en esclavos (Garciacutea Jordaacuten 2001b 289-290)Justamente es el padre rafael Sans quien refiere el caso de la mi-

sioacuten de Covendo habitada por los madalenos despotricando con-tra los cascarilleros asentados en Concepcioacuten que ldquoinfestan con sus malas costumbresrdquo a los neoacutefitos Es decir que desde la eacutepoca de la cascarilla los misioneros veniacutean denunciando la leva forzada los engantildeos de los cuales eran objeto los indiacutegenas y principalmente el contagio de los ldquomalos haacutebitosrdquo (alcohol deudas de juego etc) Los frailes eran bien conscientes de la riqueza que generaba tanto la cascarilla como la goma y no dejan de hacerlo notar pero apelaban

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al hecho de que era imposible convertir naciones salvajes en ldquociu-dadanos bolivianosrdquo si se los reclutaba para explotarlos lejos de la misioacuten e inculcarles los vicios de la civilizacioacuten (Sans 1888 149)21

Otra voz importante que se levantoacute para denunciar los malos tra-tos caucheros fue la de Nicolaacutes Armentia Intreacutepido e incansable explorador el franciscano realizoacute varios viajes por la regioacuten publi-cando diversos escritos en los cuales apelaba al gobierno para que suministrase los fondos necesarios para instalar maacutes misiones asiacute como tambieacuten para sostener las existentes Al describir la experien-

21 Escribe por ejemplo ldquoY oportuno creemos advertir aquiacute a quien corres-ponda que si la cascarilla es un gran manantial de la riqueza en Bolivia las extorsiones de los empresarios la inmoralidad de los peones la falta de religioacuten en aquellas barracas la insalubridad de aquellos climas el abuso del alcohol la nociva alimentacioacuten de casi todos son focos infectos de ter-cianas disenteriacuteas y otras enfermedades funestas que al fin concluiraacuten con los hombres uacutetiles de las misiones y aun de las poblaciones de Caupolicaacuten y mojosrdquo (Sans 1888 145) otro testimonio de la eacutepoca confirma esta misma percepcioacuten ldquoEn julio de 1887 en compantildeiacutea de algunos padres jesuitas pisoacute tierra de Mojos el sentildeor Joseacute Mariacutea Urdininea venido al Beni en misioacuten de aplacamiento de las discordias de blancos e indios [hellip] lsquoeste departamento se halla completamente despoblado a consecuencia de que sus habitantes han sido transportados al Madera desde antildeos atraacutes para la explotacioacuten de la siringa (goma) de donde raro es el que ha vuelto (hellip) [los indios] son incapaces de ser ciudadanos por no tener todaviacutea la capacidad para go-bernarse en su caraacutecter son nintildeos y necesitan de la tutela y proteccioacuten del misionero quien les sirva de padre y defensor de sus derechos En una pa-labra para hacer resucitar al Beni hay que proteger al indio sometieacutendolo al antiguo reacutegimen observado por los jesuitas y que produjo tan brillantes resultados Empleacuteese la misma causa y produciraacute los mismos efectos Mien-tras tanto sin el indio no habraacute aquiacute agricultura no habraacute navegacioacuten no habraacute nada porque el blanco en esta regioacuten no sirve sino para explotar al indiordquo (Limpias Saucedo 2005 [1942] 213-14) Posteriormente la argumen-tacioacuten del padre Santiago Mendizaacutebal con respecto a los males de la in-dustria cauchera seriacutea baacutesicamente la misma ldquoSi la explotacioacuten de la goma ha beneficiosa para la industria y progreso de los benianos en cambio esa riqueza por la forma de su explotacioacuten ha sido y es actualmente perjudicial a la moral a la religioacuten y a las buenas costumbres vale decir que se inutiliza el trabajo del Misionero porque tanto los propietarios como los empleados trabajando sin descanso y auacuten sin respetar los diacuteas festivos hanse vuelto es-pecie de maacutequinas que no hacen otra cosa que acumular goma y maacutes goma repitiendo a cada rato lsquola goma vale plata y no hay que perder tiemporsquo sin acordarse de sus obligaciones cristianas ni si tienen alma espiritualrdquo (Men-dizaacutebal 1932 195)

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cia de los indiacutegenas cavinas pacaguaras toromonas y araonas in-sistioacute en el beneficio que traeriacutea al gobierno el hecho de destinar los fondos suficientes para profundizar la obra civilizadora de los mi-sioneros por tres antildeos como miacutenimo Uno de sus principales argu-mentos es que los industriales laicos soacutelo pueden relacionarse con los ldquobaacuterbarosrdquo proveyeacutendolos de regalos y herramientas en exceso

Los mismos industriales que elaboran la goma elaacutestica solo pueden conseguir vivir en paz con los baacuterbaros mediante conti-nuos regalos de hachas cuchillos machetes ropas etc saliendo continuamente a las barracas multitud de baacuterbaros que no di-cen otra palabra que iexcliexclhacha cuchillo camisa y por su propia seguridad y la de sus intereses se ven precisados a proveerlos de estas cosas con no pequentildeo perjuicio y costosas erogaciones llegando el caso de no quedar en las barracas ni la herramientas necesaria para los trabajos (Armentia 1885 6)Otro franciscano el padre Joseacute Carduacutes tambieacuten denuncioacute el des-

poblamiento que ocasionaban los trabajos de la goma en las misio-nes y las comunidades aledantildeas Citemos a modo de ejemplo la des-cripcioacuten de Cavinas

Por lo demaacutes los indios son poco industriosos y poco o nada quieren saber de sujecioacuten Antes el nuacutemero de indios era bas-tante crecido pero desde unos siete u ocho antildeos a esta parte ha disminuido considerablemente por haberse ido muchos a los trabajos de la goma [hellip] El haber sacado tantos indios de dicho pueblo para los trabajos de la goma sea por amor por fuerza o por engantildeo ha sido una medida muy antipoliacutetico y por consi-guiente muy perjudicial para aquellos lugares lugares que ne-cesitan de un pueblo que contenga bastantes individuos para sostener el comercio y a los comerciantes (Carduacutes 1886 169-170) Quizaacutes la denuncia de Carduacutes no contenga un espiacuteritu tan religio-

so como el que animaba a Sans ni un trasfondo institucional o poliacuteti-co como proponiacutea claramente Armentia Siacute revela que en cambio que una de las principales preocupaciones misioneras con respecto a los enganches de mano de obra indiacutegena era el desabastecimiento co-mercial que sufriacutea consecuentemente la misioacuten asiacute como tambieacuten su repercusioacuten negativa entre los comerciantes Asiacute el etnoacutegrafo sueco

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Erland Nordenskioumlld describe Misioacuten Cavinas del mismo modo en que los misioneros describiacutean los emplazamientos caucheros

No se diferencia mucho de cualquier barraca gomera Seduci-dos por los altos precios del caucho los Padres casi han olvidado que son misioneros y no comerciantes Los cavina viven como los trabajadores de una barraca Reciben aproximadamente 30 bolivianos al mes deben trabajar seis diacuteas de la semana para la misioacuten y tienen grandes deudas (Nordenskioumlld 2001 [1924] 345) Finalmente repitiendo las observaciones del sabio sueco o quizaacutes

por conocimiento directo el ingeniero Antonio Pauly (1928 27) re-porta lo mismo e incluso agrega que en Cavinas existiacutea hasta una destileriacutea de alcohol manejada por la propia misioacuten22

El otro lado de la moneda caucheros y comerciantes

Hay sin embargo otra mirada diferente sobre la experiencia indiacute-gena del auge cauchero Esta corriente de opinioacuten planteaba la posi-bilidad del trabajo voluntario en las barracas no en forma continua pero siacute de manera informal e intermitente En general los relatos de

22 En un tono maacutes conciliador por no decir apologeacutetico el padre Mendizaacutebal ofrece una versioacuten diferente del papel de los curas en la misioacuten ldquoEn ese tiempo el precio de la goma elaacutestica comenzoacute a subir mucho en el mercado europeo y el departamento del Beni se enriquecioacute en dos o tres antildeos de tal suerte que los benianos manejaban libras esterlinas en sumas fabulosas El Misionero de Cavinas R P Mariano Montero aprovechoacute estas circunstan-cias no soacutelo para extraer la goma de los bosques de la Misioacuten sino tam-bieacuten para hacer grandes plantaciones de arroz y expenderlo en las barracas inmediatas Asiacute es como raacutepidamente reunioacuten buenas sumas de dinero y pudo construir una bonita iglesia de madera y techo de calaminardquo (Men-dizaacutebal 1932 189) El problema baacutesicamente era geograacutefico pues misioacuten Cavinas era un punto neuraacutelgico de los comercios de la quina primero y de la goma despueacutes ldquoAl buscar la salida por la ruta amazoacutenica la explotacioacuten de la quina se convirtioacute en un aliado de la colonizacioacuten en el nuevo depar-tamento del Beni [hellip] Pablo Salinas el maacutes destacado de los empresarios de la eacutepoca establecioacute un puerto (que hasta hoy lleva su nombre) sobre el riacuteo Beni a poca distancia de Reyes Sirvioacute como punto de recepcioacuten primero de la quina y luego de la goma que se recolectaba en el curso alto y medio del riacuteo Beni El nuacutecleo maacutes importante de aquel curso fluvial era la misioacuten franciscana de Cavinas situada en el riacuteo Madidi a poco distancia de su desembocadura en el Benirdquo (Roca 2001 53)

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los caucheros y comerciantes regionales hablan de baacuterbaros amigos paciacuteficos con los cuales podiacutean entablar relacioacuten y comercializar sus respectivos productos Los mismos testimonios tambieacuten refieren la existencia simultaacutenea de tribus rebeldes Lo demuestra el testimo-nio de Heath (1883 1969 [1879-81]) que llegoacute a la barraca del Dr Vaca Diacuteez para conversar con sus trabajadores araonas y conseguir una tripulacioacuten para navegar el entonces desconocido riacuteo Orton Se-guacuten refiere los araonas no solamente fueron parte de la exploracioacuten sino que tambieacuten buscaron expliacutecitamente una alianza con el cau-chero para defenderse de sus enemigos tradicionales ldquoAl tata doc-tor [Vaca Diacuteez] lo queremos porque nos da herramientas para tra-bajar nuestras chacras nos da de comer a tantos que vinimos cada antildeo y nunca nos ha hecho mal Deseamos que sea nuestro jefe que nos mande y nos defienda de los pacaguaras que son nuestros ene-migosrdquo (Chaacutevez Saucedo 2009 [1926] 134) Los araonas anhelaban la paga y las herramientas por supuesto pero fundamentalmente procuraban utilizar a su favor el poderiacuteo material de los gomeros en sus contiendas intereacutetnicas

Para este periodo disponemos tambieacuten de los relatos de dos im-portantes comerciantes de la regioacuten el yunguentildeo Timoteo Mariaca y su socio apolista Viacutector Mercier Ambos pertenecen a la oleada de migrantes que arribaron a la zona asentaacutendose mayoritariamente en el curso medio del riacuteo Madre de Dios Seguacuten Sanabria Fernaacutendez debido a la indumentaria regional que usaban tanto patrones como empleados se conociacutea ese tramo del riacuteo como ldquoel riacuteo de los enchale-cadosrdquo (Sanabria Fernaacutendez 2009 [1958] 65) Mariaca se dedicaba al cultivo de la cascarilla cuando tras un encuentro con Heath tuvo la idea de recorrer las zonas ignotas del norte en busca de nuevas oportunidades comerciales Asiacute en mayo de 1883 partioacute de San Buenaventura con la idea de remontar el riacuteo Beni y llegar hasta el riacuteo Madre de Dios Contactoacute a varios grupos araonas pacaguaras y cavinas con los cuales realizoacute diversos intercambios de mercaderiacutea por yuca y maiacutez e incluso empleoacute a varios de ellos en su primera barraca bautizada ldquoMaravillasrdquo

En el mes de junio siguiente [1884] me entregueacute de lleno a la explotacioacuten de la goma sin temer a los baacuterbaros como que en

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efecto habiendo avanzado unas dos leguas hacia el interior del bosque ya encontreacute una tribu de 28 almas cuyo capitaacuten llamado Ecuari entrando en relaciones conmigo me entregoacute un hijo suyo de corta edad al mismo que lo tengo actualmente en Maravillas y son dos antildeos en que estaacute dedicado a la lectura y escritura con notable aprovechamiento Continuando mi marcha maacutes al inte-rior con ayuda del capitaacuten Ecuari encontreacute tambieacuten otra tribu de 15 matrimonios con su capitaacuten Ino Al mes siguiente expedicioneacute sobre el Tahuamanu y en la margen derecha encontreacute al capitaacuten Capa en la tribu Buda con una poblacioacuten de ocho matrimonios La primera poblacioacuten que descubriacute pertenece a los cavinas y las dos uacuteltimas a los Araonas (1987 [1887] 10-11)23Como en otras oportunidades fueron los guiacuteas indiacutegenas quie-

nes condujeron a los caucheros al encuentro de sus parientes o sus enemigos ldquoEn junio de 1885 por las indicaciones de los capitanes Ecuari Ino y Capa expedicioneacute sobre la regioacuten del Ortonrdquo (Mariaca 1987 [1887] 11) Seguacuten Mariaca para 1885 muchos baacuterbaros concu-rriacutean voluntariamente a picar goma en sus estradas Un antildeo des-pueacutes la zona donde estaba emplazada su barraca sufrioacute una gran inundacioacuten y quedoacute aislada al punto de carecer de las provisiones suficientes para alimentar a sus propios trabajadores Acuciado por la necesidad mandoacute una comitiva de cuatro hombres araonas y dos mujeres cavinentildeas a explorar las regiones del Abunaacute en busca de las tribus pacaguaras con la idea de conseguir alimentos A los veinte diacuteas volvieron trayendo maiacutez yuca y frijoles diciendo que los paca-guaras eran muchos y que teniacutean el deseo de conocerlo ademaacutes de solicitarle herramientas ropas y adornos para sus mujeres (Mariaca 1987 [1887] 12-14) Luego de este comienzo auspicioso Mariaca de-cidioacute buscar en persona a los pacaguaras en los afluentes del Abunaacute y con la ayuda de los mismos araonas pronto encontroacute una nueva poblacioacuten En todos sus relatos la constante es que fue bien recibido que en todos los casos consiguioacute intercambiar alimentos por herra-

23 Si bien es probable que los indiacutegenas hayan sido araonas tacanas o cavine-ntildeos es notoria la similitud de sus nombres personales con los utilizados por los actuales chacobos (Villar Coacuterdoba y Combegraves 2009 238 y ss)

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mientas y que fueron los guiacuteas indiacutegenas ndashdel mismo grupo eacutetnico o de otrondash quienes lo condujeron a los poblados desconocidos

Descubriacute en ese viaje otras tribus en las altas regiones del Abu-naacute con la ayuda de los guiacuteas Mayupe Matatagua Marani que me los dio el capitaacuten Capa Con ellos llegueacute al pueblo de Maguado que constaba de catorce matrimonios En eacutel dormiacute una noche y consiguiendo del capitaacuten Maguado un guiacutea que lo fue el baacuterbaro llamado Ino marcheacute un diacutea y medio hasta llegar a la tribu de Maro que se componiacutea de diecinueve familias El capitaacuten Maro me dio en obsequio un huerfanito de doce antildeos llamado Tivo que actualmente lo tengo en Maravillas (Mariaca 1987 [1887] 23)El socio de Mariaca residente en Tumupasa Viacutector Mercier fue

uno de los bolivianos que acompantildeoacute al coronel brasilero Antonio Labre en una expedicioacuten desde el Madre de Dios hasta el Acre en 1887 En su relato sostiene que Labre no reconocioacute debidamente la importancia que la comitiva boliviana tuvo en el eacutexito de su em-prendimiento y de paso describe los sucesivos acercamientos que tuvo con diferentes tribus Tal como sucede con el comerciante yun-guentildeo Mercier solamente tuvo encuentros positivos con los ldquobaacuter-barosrdquo Solamente admite haber tenido una experiencia complicada con los caripunas que lo recibieron amablemente pero durante la noche hicieron movimientos extrantildeos que pareciacutean indicar un ata-que inminente finalmente no sucedioacute nada y pudo seguir su cami-no Todos los otros contactos fueron plenamente satisfactorios Si bien Mercier habla geneacutericamente de ldquobaacuterbarosrdquo o de ldquosalvajesrdquo sin especificar los grupos con los cuales tomoacute contacto observa que lo llamaban mediante el calificativo Ecua que traduce como ldquopadrerdquo o ldquopatroacutenrdquo ndashlo que hace suponer que se trataba de indiacutegenas cavi-nentildeos24 Dados los buenos recibimientos decidioacute volver a explorar

24 Nordenskioumlld habiacutea glosado el teacutermino como ldquosentildeorrdquo (Nordenskioumlld 1940 32 52) En un diccionario cavinentildea-castellano el teacutermino ecuari aparece luego traducido como ldquoautoridadrdquo ldquopresidenterdquo ldquogobiernordquo o ldquoguiadorrdquo (Camp y Liccardi 1989 35) Pero habiacutea todaviacutea otra acepcioacuten maacutes para el teacutermino cier-tamente interesante a la luz de la historia de Misioacuten Cavinas ldquoAntiguamente los cavinentildeos no trabajaban con el ekwari sino para el ekwari Como ya fue sentildealado despueacutes de su reduccioacuten los cavinentildeos aplicaron el teacutermino ekwari (lsquojefersquo) a los curas a cargo de Misioacuten Cavinasrdquo (Brohan y Herrera 2008 261)

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los territorios salvajes Para no partir con las manos vaciacuteas llegoacute a endeudarse comprando a creacutedito una serie de mercaderiacuteas para intercambiar o regalar en sus futuros encuentros con los nativos Al regreso de su expedicioacuten Mercier trajo consigo varios indiacutegenas (aparentemente por propia voluntad) para mostrarles su barraca y que acudieran a eacutel cuando necesitasen viacuteveres o ropa

Nuestras frecuentes relaciones con los baacuterbaros nos reporta-ron la ventaja de que nos proporcionaran continuamente provi-siones de yuca y maiacutez [hellip] Levantamos el campo a las 5 am y tres horas despueacutes llegaacutebamos a un pueblo grande de baacuterbaros que constaba de cincuenta y dos familias y que teniacutea por jefe al capitaacuten llamado Capa Observando el coronel Labre que tanto el capitaacuten como la gente con recibieron con sentildealado agasajo orde-noacute a sus uacutenicos dos muchachos (hellip) que pusieran de manifiesto los artiacuteculos que habiacutea traiacutedo para la expedicioacuten (Mercier 1981 [1894] 4 9)25Como antes Mariaca el cuadro de las relaciones intereacutetnicas que

presenta Mercier parece deliberadamente angelical y debiera com-plementarse al menos con las denuncias contemporaacuteneas sobre la industria cauchera realizadas por autores misioneros o por viajeros como el propio Nordenskioumlld26

De la guerra del Acre al ocaso del imperio

La firma del tratado muntildeoz-Loacutepez netto de 1867 contuvo el ger-men de los reclamos jurisdiccionales que luego dariacutean origen al conflicto del Acre Desde 1880 en adelante las tensiones fronterizas aumentaron de forma paralela al auge de las exploraciones y las explotaciones gomeras de hecho con una superficie cercana a los 200000 kmsup2 el Acre conteniacutea las tierras maacutes ricas en hevea de todo

25 Otros relatos de viajeros que describen la relacioacuten entre caucheros e indiacute-genas para esta misma eacutepoca son los de Bresson (1886) Balzan (2008 [1885-93]) y Markham (1883) entre otros

26 Para informes como los de Sanjineacutes Evans o Matthews que hablan direc-tamente de la ldquoesclavitudrdquo de los indiacutegenas en las barracas caucheras ver Villar Coacuterdoba y Combegraves 2009 63

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el Amazonas En 1879 hubo un gran flujo poblacional desde cearaacute por la sequiacutea que asolaba esa zona

Los seringueiros brasilentildeos tambieacuten recolectaban la preciosa goma en los tributarios del alto Juruaacute y en los bosques infesta-dos de insectos a lo largo de los bancos del Moa el Juruaacute-mirim el Amonea el Tejo y el Breu Para 1900 habiacutea maacutes de 60000 bra-silentildeos en la regioacuten del Acre al sur de la liacutenea oblicua que los diplomaacuteticos de levita trataban de establecer como liacutemite norte de la jurisdiccioacuten boliviana Un tercio de estos caucheros brasi-lentildeos estaban en la regioacuten del alto Acre al sur de Caquetaacute los pioneros brasilentildeos no pareciacutean respetar el liacutemite boliviano si podiacutean divisar un aacuterbol de goma del otro lado y es dudoso que incluso supieran de la ubicacioacuten de la liacutenea (Ganzert 1934 434)Los enfrentamientos por la tenue liacutenea fronteriza no cesaron y

fueron incrementaacutendose cuando finalmente el gobierno boliviano instaloacute una aduana en 1898 que aplicaba una tarifa que perjudicaba a los caucheros brasileros fue el detonante de los levantamientos en Puerto Acre en 1899 (Fifer 1976 193-213 Roux 2001 527-28) De poco sirvioacute que el magnate cauchero boliviano Nicolaacutes Suaacuterez en-cabezara en persona una de las columnas beacutelicas llamada ldquoPorve-nirrdquo con 300 de sus trabajadores27 Careciendo de los medios para sostener un conflicto extendido el presidente Joseacute manuel pando

27 Muchos historiadores locales describen las hazantildeas de las huestes de Suaacute-rez en tono francamente hagiograacutefico ldquoLa columna porvenir armada y municionada a costa de don Nicolaacutes Suaacuterez y compuesta por algunos mili-tares y gran parte de elementos civiles alcanzoacute este resonante triunfo sobre fuerzas superiores en nuacutemero y pertrechos de combate Esta columna jamaacutes se rindioacute durante los ocho meses que se mantuvo su contingente de 200 pla-zas siendo de notar que todo este tiempo sufragoacute los gastos de la campantildea el nombrado sentildeor Suaacuterezrdquo (Limpias Saucedo 2005 [1942] 259-60) Garciacutea Jordaacuten analiza en cambio la funcionalidad cauchera en la colonizacioacuten de la frontera de forma maacutes desapasionada ldquoLa praxis histoacuterica mostroacute la debi-lidad del Estado boliviano incapaz de hacerse presente en aquellas regio-nes y que delegoacute en los empresarios caucheros la misioacuten de bolivianizar e incluso defender el territorio como se veriacutea en la Guerra del Acrerdquo (Garciacutea Jordaacuten 2001b 344)

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debioacute conformarse con la firma de un armisticio y el posterior pacto diplomaacutetico denominado ldquoTratado de Petroacutepolisrdquo28

Fig 1 Monumento ldquoLos Heacuteroes de Bahiacuteardquo en Cobija (2010) en homenaje a los caiacutedos en la Guerra del Acre (Fotografiacutea Diego Villar)

28 Para un estudio detallado de las postrimeriacuteas y el desarrollo de la guerra del Acre ver Tambs 1966 Sobre el tratado de Petroacutepolis escribe Frederic Ganzert ldquoA fuerza de tacto paciencia y formidables exhibiciones docu-mentales y cartograacuteficas los negociadores brasilentildeos persuadieron a los co-misionados bolivianos a aceptar un intercambio de territorio y asiacute establecer un liacutemite [hellip] Por el tratado de Petroacutepolis Bolivia accediacutea no soacutelo a ceder al territorio disputado del Acre sino tambieacuten una porcioacuten considerable de la cuenca del riacuteo Acre al sur de 10rdquo 20rsquo cuyo derecho nadie cuestionaba to-talizando unos 191000 kiloacutemetros cuadrados Por el otro lado Brasil cedioacute a Bolivia un triaacutengulo pequentildeo pero valioso de tierra de 2296 kiloacutemetros cuadrados entre los riacuteos madeira y Abunaacute a fin de dar a Bolivia un acceso al Maderardquo (Ganzert 1934 438-39)

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Mientras la guerra se desarrollaba los caucheros seguiacutean picando goma y haciendo rodar los engranajes de la maquinaria comercial En este periodo de principios de siglo XX las fuentes disponibles son escritas principalmente por etnoacutelogos como Erland Nordens-kioumlld por poliacuteticos como Balliviaacuten Baldivieso o Pando y por via-jeros como Craig Edwards o Lange (1911) a la vez los informes religiosos desaparecen casi por completo de la escena Encontramos en la mayoriacutea de las croacutenicas las dos caras del mercado por un lado las denuncias de malos tratos que padeciacutean las poblaciones indiacutege-nas en las barracas por el otro las relaciones positivas que lograban establecer algunas comunidades

nordenskioumlld realizoacute sus primeros viajes etnograacuteficos entre 1908 y 1909 junto a Carl Moberg ndashque luego lo abandonariacutea paradoacuteji-camente tentado por las historias de las riquezas de la siringandash y describe el camino de la goma desde su recoleccioacuten en los bosques su bajada a las orillas de los riacuteos y su transporte hasta Riberalta Cachuela Esperanza Villa Bella y Guayarameriacuten Para esa eacutepoca virtualmente toda la economiacutea del oriente boliviano se basaba en la industria de la goma que a cambio de la misma recibiacutea bienes suntuarios como whisky champagne ropa de lujo gramoacutefonos o incluso diamantes (Nordenskioumlld 2001 [1924] 339-340) El sueco de-nuncioacute los engantildeos que sufriacutean los indiacutegenas con tal de que sirvie-ran de mano de obra cauchera y en particular la situacioacuten de los chacobos a quienes visitoacute en 1908 para eacutel la mejor opcioacuten de inser-cioacuten en el mercado que teniacutean habriacutea sido alejarse de las barracas y concentrarse en trabajar como agricultores para siacute mismos o bien para el comercio pues se trata de la forma maacutes segura de provisioacuten de alimentos que conociacutean y de la cual podiacutean incluso sacar reacutedito econoacutemico Pero el trabajo en las barracas era una calamidad que debiacutea ser evitada a toda costa

En Benjamiacuten me preguntan si hay muchos muchachos entre los chaacutecobo Estimado lector iquestsabe Usted lo quiere decir eso lsquoiquestSe justifica ir hasta alliacute y robar esos nintildeos para educarlos como peonesrdquo En el curso superior de los riacuteos Tahuamanu y Manu-ripi acostumbran a rodear las aldeas de los indios lsquosalvajesrsquo y asesinar a los adultos La presa de los saqueadores son los nintildeos

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cualquiera que conozca los bosques de caucho puede confirmar que esto es cierto Yo mismo he conocido un hombre bastante agradable y apacible que ganaba su buen dinero con este tipo de caza Eacutel mismo lo admitiacutea Justificaba su comportamiento en que esos indios de la selva no eran cristianos como eacutel Otro blanco que conoce muy bien los bosques de caucho una vez al tiempo que condenaba estas infamias me dijo encogiendo los hombros lsquoSin indios no hay industria del cauchorsquo (Nordenskioumlld 2003 [1922] 124)29De acuerdo con el baroacuten Arnous de Riviegravere (1900 433) la prin-

cipal dificultad de los caucheros era en efecto la escasez de mano de obra pues la inconstancia de los trabajadores indiacutegenas haciacutea que escaparan antes de que terminaran sus contratos El problema era doble por un lado conseguir indiacutegenas para picar goma por el otro lograr que se quedaran en la barraca durante el tiempo estable-cido y no se fugaran30

29 El sabio sueco tambieacuten habiacutea reportado una situacioacuten igual o aun peor en-tre los grupos indiacutegenas de los riacuteos Tambopata e Inambari ldquoPodriacutean vivir felizmente si no estuvieran adictos a ciertos vicios fundamentalmente el alcohol y si no fueran oprimidos por los paraacutesitos blancos que viven de ellos Con ayuda del lsquoaguardientersquo engantildean a los indios y les quitan el pro-ducto de su agricultura y ganaderiacutea y mediante la bebida fuerte los atraen hacia las barracas gomeras para que trabajen el caucho El medio maacutes co-muacuten consiste en darle a los indios bebidas a creacutedito para que se intoxiquen o bien prestarles dinero durante las fiestas para que compren ese maldito liacutequido cuando la fiesta y la intoxicacioacuten pasan los indios no pueden pa-gar la deuda menos auacuten sujeta como estaacute a intereses altiacutesimos y entonces son forzados a dirigirse a una barraca cauchera Una vez alliacute por medio de diversos trucos se los mantiene en deuda con el patroacutenrdquo (Nordenskioumlld 1906 108-109)

30 Melby desarrolla el mismo argumento ldquoLa goma requiere de grandes can-tidades de mano de obra barata La uacutenica que estaba disponible eran los nativos indiacutegenas cuyos nuacutemeros eran de todos modos pequentildeos para sa-tisfacer la demanda maacutes auacuten en su docilidad el indio no era lo suficiente-mente tenaz como para soportar la monotoniacutea del empleo regular las aspe-rezas fiacutesicas de la recoleccioacuten de la goma o la brutalidad del trabajo forzado Consecuentemente moriacutea en el trabajo o se retiraba a tierras sin uso para escapar de la servidumbre La uacutenica solucioacuten al problema era la importa-cioacuten de la mano de obrardquo (Melby 1942 454)

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La Casa Suaacuterez con el clan familiar a la cabeza consolidoacute en este tiempo su posicioacuten comercial asiacute como su completo dominio sobre la regioacuten ndashla muerte prematura de Vaca Diacuteez sin dudas debe haber contribuido a esta primaciacutea al quitar de la escena a un competidor importante Alrededor de 1904 tras culminar la guerra del Acre su-cedioacute uno de los episodios maacutes sangrientos de la historia cauchera El tercero de los hermanos Suaacuterez Gregorio encontroacute una muerte violenta en los raacutepidos del riacuteo Madera mientras viajaba hacia Ca-chuela Esperanza llevando provisiones Si bien haciacutea esa misma ruta con frecuencia y conociacutea personalmente varias de las tribus de la regioacuten en esa oportunidad fue emboscado por un grupo de ca-ripunas Suaacuterez fue herido en el corazoacuten y solamente dos de sus tripulantes pudieron escapar para relatar lo sucedido La reaccioacuten de su hermano Nicolaacutes no se hizo esperar y organizoacute una partida para vengar la muerte de Gregorio Encontraron a los caripunas en lo profundo del bosque bebiendo alcohol con varias cajas de mer-caderiacutea abiertas y la cabeza del difunto colgada de una pica Los caucheros no solamente aniquilaron a todos los caripunas sino que ademaacutes dejaron desparramados cientos de botellones con alcohol envenenado (Fifer 1970 135-136)31

Comisionado en la frontera boliviano-brasilentildea entre 1911 y 1913 el comandante Herbert Edwards describioacute varios encuentros entre los caucheros y los pacaguaras de la margen derecha del Abunaacute y la regioacuten del riacuteo Negro Para eacutel los pacaguaras eran el grupo maacutes numeroso del valle del Abunaacute y sus grupos familiares se dedicaban a la agricultura del maiacutez y la mandioca dulce a lo largo de ambas orillas del riacuteo Negro Los caracterizoacute como duentildeos celosos de su territorio que llegaban a echar partidas enteras de colonos e incluso a matar a los intrusos Sin embargo a la vez era perfectamente cons-ciente de que muchas veces las historias caucheras sobre indiacutegenas sanguinarios no eran maacutes que el aval necesario para las excursiones

31 Para otras versiones de la muerte de Gregorio Suaacuterez ver Torres Loacutepez 1930 197-198 Coimbra 2010 [1946] 140 Aquiacute damos creacutedito a la versioacuten de Fifer que entrevistoacute a los propios familiares de Suaacuterez (Fifer 1970 136)

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en busca de cautivos o bien para legitimar atrocidades cometidas en nombre del progreso civilizador (Edwards 1915 390-391)32

Manuel Balliviaacuten exploroacute la Amazoniacutea boliviana y tambieacuten apoyoacute la tesis de que el principal obstaacuteculo del cauchero ndashretratado en su obra como un verdadero heacuteroe del trabajo y del progresondash era la captacioacuten de mano de obra Si bien reconocioacute la existencia de exce-sos tambieacuten refirioacute pacientes negociaciones de los caucheros con los liacutederes indiacutegenas para entablar una relacioacuten maacutes o menos cordial que les permitiera acceder a un mayor volumen de mano de obra voluntaria (Balliviaacuten y Pinilla 1912 67-70) Balliviaacuten tambieacuten ofrece una caracterizacioacuten tiacutepica de los araonas a quienes describioacute como gente doacutecil que se prestaba gustosa a trabajar en la goma aunque sin abandonar por ello sus chacras ni sus familias Por lo tanto llegaba a una conclusioacuten similar a la de Nordenskioumlld para integrar a los indiacutegenas al mercado cauchero la mejor opcioacuten era que permanecie-sen en sus comunidades trabajando por su cuenta a su propio rit-mo vendiendo la goma que obteniacutean (Balliviaacuten y Pinilla 1912 80)

Sin embargo no todos los indiacutegenas eran tan adaptables como los araonas En 1895 el teniente Pastor Baldivieso redactoacute un informe ministerial aclarando la necesidad de enviar expediciones para ldquopa-cificarrdquo el Alto madidi y las zonas aledantildeas

Se hace necesario reglamentar la forma en que estos infelices deben ser empleados en los trabajos y obligar a los patrones al mantenimiento de un maestro de primeras letras que a la vez esteacute encargado de ilustrar a los muchachos hasta una edad de-terminada [hellip] Los malos tratamientos son causa de que se fu-guen y se remonten nuevamente los patrones los persiguen y estaacuten expuestos a ser victimados por los que huyen En todo este antildeo [1896] han sucedido tres hechos desgraciados el primero en la barraca lsquoFiladelfiarsquo del riacuteo tahuamanu en la que el patroacuten don

32 Un ejemplo famoso es la matanza acaecida en 1893 en la barraca Buen Reti-ro cuando un maloacuten pacaguara asaltoacute y dio muerte a varias mujeres y nintildeos mientras los hombres picaban goma Los siringueros rastrearon a los indiacutege-nas hasta un arroyo conocido desde ese entonces como ldquoPacaguarardquo ubicado en las inmediaciones del riacuteo Abunaacute (Sanabria Fernaacutendez 2009 [1958] 76 Lim-pias Saucedo 2005 [1942] 240-41)

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Santos Adriazola fue muerto por los baacuterbaros que perseguiacutea [hellip] El segundo hecho ha tenido lugar en las proximidades del lsquoManuripirsquo en un centro perteneciente a la empresa del lsquoCarmenrsquo en el Madre de Dios un fregueacutez llamado Ruperto Gonzales que trabajaba con baacuterbaros conquistados por eacutel fue asesinado duran-te la noche por sus propios peones que desaparecieron despueacutes de consumado el hecho El tercero en una pequentildea barraca del riacuteo Orton en que un mayordomo que estaba a cargo de unos pocos baacuterbaros ha muerto sin saber con seguridad si con alguna enfermedad o tambieacuten asesinado lo uacuteltimo es lo maacutes probable a causa de la fuga de los trabajadores (Baldivieso 1896 60-61)33 Otros autores eran bastante maacutes esceacutepticos Asiacute como el coronel

Edwards desconfiaba de las matanzas sangrientas que se atribuiacutean a

33 Baldivieso ofrece alguacuten detalle sobre la composicioacuten de los grupos rebel-des lsquoEntre los baacuterbaros que pueblan las cabeceras del lsquoMadre de Diosrsquo de lsquoMadidirsquo y el lsquoManuripirsquo los uacutenicos verdaderamente rebeldes a la civili-zacioacuten son los Guarayos contra quienes es preciso expedicionar en nuacutemero bastante y bien armado para hacer frente a sus ataques las demaacutes tribus son faacuteciles de reducirse y una vez acostumbrado a la vida con los blancos solo vuelven a remontarse como he dicho en adelante por el exceso del mal trato que reciben o por la exigencia en hacerlos trabajar con dureza Entre los que existen en el lsquoTahuamanursquo el lsquoAbunaacutersquo y entre este y el lsquoAcrersquo se encuentran los Caripunas y Catianas que en gran parte y seguacuten informes que tengo estaacuten armados de escopetas y auacuten se dice que son rifles que se los procuran en los asaltos que hacen muy especialmente a las barracas del lsquoAcrersquo de tal manera que los conquistadores deben guardar ciertos miramientos con sus caciques o capitanesrsquo (Baldivieso 1896 61) Otro testimonio importante es el del general Joseacute Pando quien veladamente critica el accionar regional de los misioneros lsquoSin desconocer la importancia del sistema de reducciones por el intermedio de Misioneros ni olvidar los importantes servicios que han prestado a Bolivia los Colegios de Propaganda establecidos en el siglo anterior creemos que por el momento seriacutea maacutes eficaz el establecimientos de guarniciones militares en determinados sitios en los cuales su presencia y accioacuten detengan las irrupciones y pongan liacutemites a la creciente osadiacutea de los baacuterbaros Las misiones auacuten empleando los maacutes abnegados esfuerzos apenas consiguen sostenerse al presente mientras que la industria en los uacuteltimos quince antildeos ha conquistado a los salvajes y logrado poblar una ex-tensioacuten considerable sobre los principales riacuteos y arroyos de esta perniciosa zona Con el apoyo permanente de las guarniciones las misiones conse-guiriacutean sin duda reducir a los salvajes y continuar las gloriosas tradiciones de la orden franciscanarsquo (Pando 1892 4)

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los pacaguaras del Abunaacute el ceacutelebre coronel Percy Fawcett advertiacutea que la exageracioacuten muchas veces serviacutea para justificar la caceriacutea in-discriminada de indiacutegenas mientras mayor era la escasez de traba-jadores maacutes espeluznantes resultaban las narraciones de las fecho-riacuteas de los salvajes (Fawcett 1954 80 85 153) En 1907 el militar se encontraba en Cachuela Esperanza cuando de repente aparecieron dieciseacuteis pacaguaras en una canoa navegando tranquilamente sin prestar atencioacuten al alboroto que su presencia causaba Seguacuten el viacute-vido relato los peones gritaban y todos lanzaban oacuterdenes al mismo tiempo que descargaban disparos

Los salvajes ni se inmutaron El riacuteo en ese punto tiene seis-cientas yardas de ancho o sea casi el liacutemite del alcance de un Winchester cuarenta y cuatro Con serena dignidad los indiacutege-nas pasaron de largo hasta perderse en alguacuten pequentildeo afluente Hubo rostros malhumorados despueacutes de la orden de lsquoiexclcese el fuegorsquo cuando se hizo un balance del gasto de municiones de precio exorbitante (Fawcett 1954 147) Durante esos mismos antildeos el fotoacutegrafo suizo Carl Blattmann fue

contratado por la casa Suaacuterez y se afincoacute en cachuela Esperanza como trabajador de la firma En la coleccioacuten de imaacutegenes que tomoacute durante aquel tiempo podemos observar a dos chacobos retrata-dos poco despueacutes de que el suizo llegase a Bolivia en 1906 bajo el tiacutetulo de ldquoChacobosrdquo y ldquoBaacuterbaros bailandordquo Las mismas fueron tomadas en comunidades relativamente proacuteximas a Cachuela Espe-ranza y en evidente buena voluntad con los visitantes asiacute en una de las imaacutegenes puede apreciarse a un grupo de chacobos tocando la zampontildea o bistoacute durante la celebracioacuten de una fiesta (centeno y Fernaacutendez 1998 23-24)34 Es decir que los mismos caucheros que dispararon atemorizados contra los pacaguaras tambieacuten estaban en buenas relaciones con al menos algunas parcialidades chacobos a los cuales pudieron fotografiar durante sus fiestas35 Los testimonios

34 Agradezco a Frederic Vallveacute la informacioacuten sobre estas fotografiacuteas 35 Hay maacutes testimonios de indiacutegenas pano-hablantes trabajando por entonces

en las barracas ldquoArauz teniacutea una treintena de personas en Tres Hermanos fundamentalmente recolectores de goma bolivianos y sirvientes domeacutesticos con cuatro indios caripunas Los dos hombres y las dos mujeres caripunas

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de comienzo de siglo en definitiva confirman que la relacioacuten entre caucheros e indiacutegenas seguiacutea siendo ambivalente amistosa en oca-siones violenta en otras desconfiada siempre

Fig 2 Pacaguaras(fotografiacutea de la biblioteca Vaacutezquez La Paz en Balzan 2008 [1885-93])

permanecieron en Tres Hermanos cuando los otros de su tribu se fueron empujados por la vanguardia de la civilizacioacuten implicada en la buacutesqueda del caucho Viviacutean por siacute mismos en una choza vieja pescaban un poco y eran aun maacutes indolentes que los bolivianos Simoacuten el mayor varoacuten caripu-na habiacutea incorporado en alguacuten punto los modales bolivianos Usaba panta-lones una camisa y entendiacutea el castellano El otro era un caripuna genuino fornido casi hurantildeo bastante parecido a las representaciones pictoacutericas de Kellerrdquo (Craig 1907 256-257) Tambieacuten ldquoEncostamos en la barraca Puerto Rico (margen izquierda) uacuteltima de las de Vaca Diez En este lugar trabajan en su mayor parte los indios araonas Es una de las barracas maacutes pobla-das pues cuenta con una 400 almas [hellip] Los Pacaguaras tambieacuten se llaman Chacobos de los cuales hay algunas familias en las cabeceras del arroyo Ivon (en el Beni) picando goma en los nuevos trabajos de un sentildeor Pardordquo (Sanjineacutes 1895 60-61)

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Cuando el tren llegoacute pero se fue el cauchohellip algunas conclusiones

La anhelada finalizacioacuten del ferrocarril madera-mamoreacute llegoacute al mismo tiempo que el caucho agonizaba En septiembre de 1912 se inauguraron oficialmente las 228 millas del recorrido ferroviario que comenzaba en Puerto Velho y terminaba en Guayaramirin con una frecuencia de tres viajes semanales Finalmente se acortaba de for-ma considerable el viaje que debiacutea realizar la goma por las peligro-sas cachuelas y con ello la reduccioacuten de las peacuterdidas ocasionadas por los frecuentes naufragios Si bien se habiacutea cumplido el suentildeo del tren cauchero ese mismo antildeo marcoacute paradoacutejicamente el fin del boom de la siringa debido a un nuevo movimiento de los mercados internacionales ni las casas comerciales brasilentildeas ni menos auacuten las bolivianas podiacutean competir con los precios que imponiacutean las plan-taciones britaacutenicas en Malasia (Fifer 1976 216-223 Roca 2001 119)

Nuestro objetivo no consistioacute en esbozar una historia general del desarrollo cauchero en la regioacuten amazoacutenica boliviana sino maacutes bien en analizar determinados episodios puntuales contextualmente situados de la relacioacuten entre caucheros misioneros e indiacutegenas Desde 1867 con el diario del padre Maccheti podemos apreciar las diferentes estrategias que adoptaron las poblaciones nativas para relacionarse con el avance colonizador de la sociedad nacional

Asimismo comprobamos que tanto las amargas denuncias de los misioneros como los relatos fantaacutesticos sobre las atrocidades de los ldquobaacuterbarosrdquo deben interpretarse criacuteticamente en funcioacuten de su correspondiente contexto histoacuterico Por un lado maacutes allaacute de su tarea evangelizadora los religiosos manteniacutean una puja constante con los terratenientes por las tierras y la mano de obra indiacutegena ne-cesarias para mantener las misiones Por el otro los caucheros sa-biacutean que mientras maacutes atrocidades se atribuyeran a los ldquosalvajesrdquo mayor aval obtendriacutean de la sociedad nacional que con frecuencia los retrataba como auteacutenticos proacuteceres y embajadores del progreso en las regiones olvidadas Finalmente tampoco podemos descar-tar los intereses limiacutetrofes y regionales de los propios estados na-cionales que como sabemos influyeron activamente en la escena cauchera y desempentildearon un papel fundamental en un conflicto como el del Acre

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Maacutes importante todaviacutea es la necesidad de relativizar la tesis canoacutenica de muchos historiadores la cual concibe a los indiacutegenas amazoacutenicos como viacutectimas pasivas destinadas inexorablemente a perecer en los enfrentamientos con los caucheros o bien a ser escla-vizados en las barracas gomeras por un lado es erroacuteneo unificar bajo el roacutetulo de ldquoindiacutegenas amazoacutenicosrdquo a todos los grupos eacutetnicos que participaron del auge cauchero hemos visto que cada uno de ellos y a veces tambieacuten las diferentes parcialidades o subgrupos tuvieron distintas actitudes y estrategias frente al avance del frente cauchero Y muchas veces la misma parcialidad asumioacute estrategias diferentes en contextos diferentes intercambiaban paciacuteficamente en un momento y atacaban en otro o se acercaban a las barracas en de-terminado contexto para replegarse en otro Las motivaciones eran igualmente difiacuteciles de desentrantildear coexistiacutean el anhelo de asimila-cioacuten el deseo de autonomiacutea la buacutesqueda de la seguridad material (medicinas herramientas vestimentas dinero) o incluso la mani-pulacioacuten de los actores externos para las rencillas intereacutetnicas tradi-cionales no es raro en estas circunstancias que las fuentes reflejen una apreciacioacuten heterogeacutenea relativa de los diferentes grupos asiacute en teacuterminos generales se apreciaba a los araonas como doacuteciles tra-bajadores se temiacutea a los caripunas que habiacutean dado muerte a Gre-gorio Suaacuterez se aceptaban a regantildeadientes los intercambios con los pacaguaras y se preferiacutea a los cayubabas por ser excelentes remeros y confiables guiacuteas

Para interpretar las relaciones entre caucheros e indiacutegenas no conviene pues optar por una lectura valorativa exclusivamente po-sitiva o negativa en la cual todo es blanco o negro La gama de matices perceptibles en los diversos actores colectivos (indiacutegenas caucheros misioneros) a lo largo de las deacutecadas nos permite obser-var un abanico cambiante y hasta a veces volaacutetil de intercambios de negociaciones y de enfrentamientos que fueron desde la sociedad comercial hasta el compadrazgo desde el trabajo voluntario a la es-clavitud misma en definitiva una escala cambiante de relaciones complejas marcadas por la ambivalencia y sobre todo por la coyun-tura del momento

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SIGLAS DE ARCHIVOS

AGI Archivo General de Indias (Sevilla) Charcas Audiencia de Charcas Lima Audiencia de Lima AGN Archivo General de la Nacioacuten Argentina (Buenos Aires) AL Coleccioacuten Andreacutes Lamas BN Biblioteca Nacional AHN Archivo Histoacuterico Nacional (Madrid) AHSIT Archivo Histoacuterico de la Compantildeiacutea de Jesuacutes de Toledo (Alcalaacute de Henares) ANB Archivo Nacional de Bolivia (Sucre) EC Expedientes Coloniales RUumlCK Coleccioacuten de manuscritos Ruumlck TNC Rv Tribunal Nacional de Cuentas Revisitas ALP MyCh Mojos y Chiquitos atendidos por la Audiencia de La Plata GRM MyCh Mojos y Chiquitos coleccioacuten Gabriel Reneacute Moreno

Vol 12 doc VII Expediente de la Visita practicada en el Pueblo de la Exaltacion de Moxos Partido del Rio Mamoreacute 1792Vol 16 doc VII Visita del Pueblo de la Exaltacion de la Santa Cruz que pasoacute el Theniente Coronel de los Reales Exercitos y Gober-nador Poliacutetico y Militar de esta Provincia Don Miguel Zamora en eacutel meacutes de Enero de 1797

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Diego Villar - Isabelle Combegraves

APMT Arquivo Puacuteblico de Mato Grosso (Cuiabaacute)1913 Relatoacuterio apresentado ao Dr Joa-quim Augusto da Costa Marques Mui Digno Presidente do Estado pelo Des-embargador Antocircnio Trigo de Lourei-ro e pelo Coronel Alexandre Magno Addor Delegado de Matto Grosso agrave Pri-meira Exposiccedilatildeo da Borracha realisada no Rio de Janeiro de 12 a 31 de outubro de 1913 Estante 11 Borracha 141920 Diario relatoacuterio da viagem de ldquoGuajaraacute Mirim aacute Villa Bella de Matto-Grossordquo apresentado em 31 de dezem-bro de 1920 ao Exmo Snr Benito Este-ves M D Secretario do Interior Justiccedila e Fazenda do Estado Pelo Agente Fiscal do ldquoAlto Guaporeacuterdquo em Villa Bella de Matto-Grossordquo Julio Vieira Nery em cumprimento aacutes instrucccedilotildees e ordens constantes do telegrama expedido pelo refererido Exmo Snr sob n 621 de 22 de setembro ultimo Delegacia Fiscal Estante 02-33 1920

ARSI Archivum Romanum Societati Iesu (Roma) Peruacute-Peruana Provincia jesuiacutetica del Peruacute Par Provincia jesuiacutetica de Paraguay BNRJ Biblioteca Nacional (Riacuteo de Janeiro) PA Coleccioacuten Pedro de Angelis RAH Real Academia de la Historia (Madrid)

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LAS TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA MIRADAS

HISTOacuteRICAS YANTROPOLOacuteGICAS

Santa Cruz de la Sierra2012

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