CRÍTICA A LA EDUCACIÓN PARA LA EMPRESA
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA-A
DEPARTAMENTO DE ADMINISTRACIÓN
DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
EDUCACIÓN PARA LA EMPRESA EN LA ÉPOCA DEL POSTMODERNISMO
Mtro.Ernesto Navarro Guzmán
Profesor Investigador
México D.F. noviembre 2010.
RESÚMEN
1
Estas notas se generan a partir de considerar que los cambios científicos y
tecnológicos forman parte de las transformaciones mundiales ocurridas en las
últimas décadas. Que las nuevas tecnologías han reducido los tiempos y los
espacios. Que hoy es posible trasladar capitales, ideas e información en
segundos a los puntos más distantes del planeta. O sea que el mundo ya no es
ancho y ajeno. Que el conocimiento se incrementa cada día más, y la
capacidad humana de intervención en la naturaleza, no siempre feliz, es cada
vez mayor.
Se afirma, también, que éste es un proceso con una dirección y velocidad que
parece no variará ni se detendrá, pero que en términos de su relación con los
resultados de la creatividad e inteligencia del ser humano, no ha posibilitado la
solución de muchos de los problemas que afectan a la humanidad toda, esto en
la medida que están sujetos y orientados por un modelo de desarrollo donde
todo proceso social, económico, político y cultural esta definido por los
intereses de las grandes empresas transnacionales.
Hoy la humanidad en su conjunto se rige por radicales leyes del "libre
mercado". Lo cual significa que, por los resultados se afirma que, la educación
no puede desarrollarse exclusivamente al servicio de las necesidades y
requerimientos del sistema económico. Es decir, que ella debe también
satisfacer las necesidades culturales, sociales, y éticas así como del desarrollo
individual legítimo, y por supuesto también para las necesidades del propio
conocimiento. Por lo tanto se plantea la necesidad de que el estudiante debe
ser considerado como un sujeto social que debe incorporarse activamente no
sólo a los procesos de crecimiento de la economía, sino también a los de
transformación de los activos sociales tan necesarios.
INTRODUCCIÓN
2
Sin duda que hoy, es necesario reconocer la extensión y fuerza que han
adquirido los cambios en el mundo, que obligan a revisar las experiencias del
pasado, en todos los ámbitos, para encarar los problemas del presente, por
ejemplo las demandas de las nuevas organizaciones en esta época de la
"sociedad del conocimiento" en cuanto a la formación de "recursos humanos".
La necesidad de desarrollar en forma total o parcial dichos recursos, ya sea
materiales, técnicos, económicos, culturales, sociales y políticos en las
sociedades que se tienen, sin duda que obedece al desarrollo de las fases de
evolución que en la sociedad se presenta desde sus orígenes, durante su
crecimiento y en su consolidación.
Sin embargo, a partir de aproximadamente de 1970 los cambios en el mundo
son una constante vertiginosa que convierten los problemas económicos
sociales, en unos procesos cada vez más complejos e inéditos.
Las transformaciones en la economía mundial en particular, vendrían a
favorecer un esquema en el cual se ofrece la perspectiva de una integración
mayor de las economías de los llamados "países en vías de desarrollo", y a los
nuevos patrones de internacionalización de la actividad económica que,
supuestamente les abrirá el camino para redefinir su posición en la "división
internacional del trabajo", bajo los signos de una "reconversión exportadora",
apoyada, básicamente, en las grandes corporaciones transnacionales a las que
se ofrece, entre otros, el tributo de una mano de obra barata.
No son, ciertamente las estrategias y políticas que pudieran conformar de
modo duradero el futuro del desarrollo latinoamericano. No podrían serlo aún
cuando sus concepciones invocan una supuesta sustentación científica de la
"teoría económica", sobre ello cabe al menos un margen de grandes dudas, por
una parte. Por otra, por el rechazo social de grandes contingentes humanos
hacia estas estrategias y políticas, y que además ni siquiera, se le puede
evaluar por su eficacia no obstante el respaldo exterior de las principales
potencias, ya que vienen mostrando cada vez más definitivamente esterilidad y
fracaso. El prestigio que todavía conservan sólo puede explicarse por la
capacidad de enmarañar la realidad, de acuerdo a los de intereses que
representan; por el vigor insuficiente puesto en su crítica; y por la escasa
denuncia de quienes tendrían que hacerse cargo de los esclarecimientos
3
necesarios, y también como cuestión no menor, por la ausencia o debilidad de
un cuerpo integrado de propuestas alternativas. Lo que le otorgan la posibilidad
de presentarse como "la única".
No es posible, en modo alguno, rehuir su significado, ni de jerarquizar
coincidencias en la necesidad de cambios por encima de cuanto representan,
ya sea por el distinto signo en sus concepciones básicas de la sociedad, así
como por distintos caminos para enfrentar la contienda política ineludible, pero
lo verdaderamente significativo es que sean capaces, no obstante, de abrir
paso a las transformaciones. En estas notas se busca señalar un rasgo
particular que, en algunos aspectos, ciertos sectores de la sociedad, está
presente pero insuficientemente activo en sus propuestas de alternativa.
UNA NUEVA MERCANCÍA.
Se puede constatar que la esfera de la educación se enfrenta a problemas
importantes como inéditos, como resultado de los cambios políticos, sociales y
económicos gestados en estos últimos treinta años que se focalizan en un
modo de vida: como por ejemplo, el consumismo que mediante la transmisión
de patrones de consumo no se corresponden con la realidad de América
Latina, así como la conversión generalizada en mercancías de todos los bienes
y servicios, también la expansión de nuevas tecnologías mediante la
globalización que instrumenta su traslado mediante la mercadotecnia y los
medios electrónicos de transmisión de datos, y con ello hace posible acelerar el
proceso globalizador.
Un rasgo relativamente fácil de observar es la implementación de la educación
ubicándola al servicio de la formación de "recursos humanos", o “fuerza de
trabajo”, exclusivamente para las necesidades de la empresa. Esto es, que en
sus raíces, se encuentra la reducción del trabajo a un recurso, organizado,
gestionado, evaluable, desclasificable, reciclable y desechable, todo ello en
función de la exclusiva utilidad para la empresa. Como cualquier producto
material o intangible, los recursos humanos están considerados como una
mercancía económica más que debe estar disponible de manera permanente
en todas partes y en todo momento. No se consideran los derechos civiles, de
4
los individuos que la componen, ni políticos, sociales o culturales, siendo los
únicos límites a su explotación, los de naturaleza financiera. Sus derechos a la
existencia, y a ingresos dependen de sus resultados positivos, y de su
rentabilidad. Hay que demostrar que es utilizable, de ahí la sustitución del
derecho al trabajo --argumentando la necesidad de flexibilización de él-- por
una nueva obligación: demostrar su utilidad y eficiencia.
En este mismo plano, es sugerente considerar la evolución de la educación, a
partir de su condición de bien público y no mercantil al campo de lo
comercializable. De hecho, decir que desde que se le ha asignado como
función primordial, la tarea de preparar los recursos humanos al servicio de la
empresa, no es de extrañar entonces que la lógica mercantil y financiera del
capital privado trate de imponer la definición de sus objetivos y sus prioridades.
La educación es una mercancía, por lo tanto comercializable y sometida a
leyes del "libre mercado".
Ya es casi un lugar común expresiones como: "mercado de la educación",
"negocio de la educación", "mercado de los productos y servicios
pedagógicos", de "empresas educativas", de "mercado de profesores y
alumnos". No es de sorprenderse que el Primer Mercado Mundial de la
Educación se haya celebrado del 23 al 27 de mayo de 2000 en Vancouver,
Canadá (Le Monde, 2000). Para la mayoría de los que intervinieron, de
sectores públicos y privados, la transformación generalizada de la educación
en mercancía no ofrece duda, la cuestión principal es saber quién y qué se va a
vender en el mercado mundial regido por las reglas consecuentes.
También, dentro de la evolución de estos procesos se constata otro fenómeno;
el que se esta en presencia de la sustitución de la educación presencial por la
no presencial. De aquí que los principales ofertores de productos educativos,
de los diseñadores y abastecedores de servicios en línea o de tele-enseñanza,
de los operadores de telecomunicaciones, y de las empresas informáticas sean
los principales actores en estas transacciones, por ser empresas que han
invertido mucho en el que vender. Se les ve distribuyendo catálogos de
programas de entrega inmediata de formaciones "on line" para vender. Las
"universidades virtuales" se multiplican a través de las "fronteras nacionales".
Así, según una investigación realizada por el banco de negocios
norteamericano Meryl Lynch, hacia el 2005 el número de jóvenes que siguieron
5
estudios superiores en el mundo alcanzó la cifra de 160 millones. Los que
actualmente alcanzan la cifra de cerca de 84 millones, de los cuales 40
millones están en la formación "on line" (Meryl Lynch, 2000). Es más se afirma
que el mercado e-learning mueve actualmente unos 500 millones de dólares
sólo en América Latina según la “Consultora Tecnonexo. Y estudiar on line en
el propio país o en el extranjero, se ha convertido en una opción cada vez más
empleada, especialmente por profesionistas. Por sectores, los gobiernos se
gastaron 100 millones de dólares en este tipo de formación durante 2006, las
corporaciones otros 100 millones y las entidades educativas unos 350 millones
de dólares. Siempre según la consultora Tecnonexo, solo el 4% del
presupuesto de formación de las empresas latinoamericanas de más de 1.000
empleados se dedica a la modalidad de e-learning, mientras que EEUU esta
cantidad llega al 28%.
Al mercado, por lo tanto, le queda gran recorrido que mucha empresas e
Instituciones de España, América Latina u otros países quieren aprovechar. El
e-learning, al contrario de la educación tradicional, se ha convertido en un
producto con posibilidad de exportarse. Los cursos desarrollados en un país o
empresa pueden vender en otro país, gracias al idioma común. Esto es sólo
una muestra de la magnitud que representa la evolución de este nuevo
mercado. Por otra parte la tendencia en la mayoría de los países llamados
desarrollados, se dirige hacia un sistema de educación organizado sobre la
base de desarrollar la individualidad a distancia, y en forma permanente del
cual se podría señalar como que esta "a la carta" (Financial Time, 1998). La
tendencia es que cada vez más en los diferentes países que, van aceptando la
liberalización y desregulación del sector educativo, y es así tanto, que ello se
encuentra en el orden del día en las actividades de la Organización Mundial de
Comercio (OMC) con sede en Ginebra, Suiza. El fracaso de las negociaciones
del Ciclo del Milenio de la OMC en Seattle, en diciembre de 1999 impidió
momentáneamente que los principios del libre comercio se aplicaran "a raja
tabla" en educación (IE y ISP, 1999).
UN NUEVO FACTOR DE DESIGUALDAD.
6
Desde la afirmación, a partir de los años setenta aproximadamente, en cuanto
a que la tecnología y la innovación son los únicos y principales activadores de
los cambios de la sociedades, los sectores en ello involucrados luchan
denodadamente por implantar la tesis de su primacía y la urgencia de
implementarla, esto se advierte en cualquiera de los campos susceptible de su
aplicación. Se sostiene que considerar como inevitable e irresistible todo
cambio económico y social ligado a las nuevas tecnologías es en vano, lo cual
se podría interpretar como un llamado a la inacción, las que además se reputan
de contribuir sin lugar a dudas al progreso de las mayorías y de la sociedad
toda. En ello se afirma que el actual proceso de globalización es producto, sin
duda alguna, del progreso tecnológico, negándose a verlo como un proceso
que más bien es una estrategia del gran capital frente a la caída de la tasa de
ganancia, que se evidencia con la crisis del fordismo en los años setenta.
LAS RAÍCES DE LA CRÍSIS: LA TASA DE GANANCIA.
Marx denominó a la tendencia decreciente de la tasa de ganancia "la ley más
importante de la economía política". Dicha ley es la que más controversias ha
suscitado no sólo dentro de la economía convencional sino dentro de la propia
literatura marxista. No es para menos, porque lo que la ley postula es la
tendencia al colapso del capitalismo a partir de sus propias leyes internas. O
sea las mismas leyes que explican su desarrollo y apogeo son las que lo
conducen a su decadencia y disolución.
La tendencia a la baja de la tasa de ganancia se origina, contradictoriamente,
en el propio impulso capitalista a autovalorizarse e incrementar la ganancia. El
método fundamental para lograrlo es el aumento de la productividad del
trabajo, que permite comprimir el tiempo de trabajo necesario para la
reproducción de la fuerza de trabajo y, de ese modo, aumentar el tiempo de
trabajo excedente apropiado por el capitalista.
7
La mecanización es el recurso por excelencia del que se vale el capital para
promover ese proceso, y eso supone una inversión creciente en maquinarias e
insumos --capital constante-- en proporción mayor que la invertida en fuerza de
trabajo. El producto final contiene progresivamente una menor proporción de
trabajo vivo con relación al trabajo muerto, es decir, ya objetivado en materiales
y medios de producción.
La creciente composición técnica se refleja, en términos de valor, en el
aumento de la composición orgánica del capital. Lo paradójico, entonces, es
que la propia dinámica de la acumulación, gobernada por el afán de ampliar los
beneficios, socava ese proceso al estrechar la base de acumulación cuya
fuente de progreso es la utilización del trabajo vivo, es decir, la explotación del
trabajo asalariado. Al multiplicarse el número de bienes enviados al mercado
con decrecientes posibilidades de generar beneficios, aumentan las dificultades
para valorizar el capital. Se pone en evidencia que la composición orgánica del
capital, resultante de la acumulación, no hace aumentar el beneficio lo
suficiente como para proseguir la acumulación bajo las condiciones de
producción dadas; o lo que es lo mismo, que se acumuló demasiado capital
con relación a la tasa de explotación existente.
En una economía cuyos actores intervienen en forma ciega y anárquica, el
proceso que describimos emerge como un fenómeno de mercado. El
excedente de capitales aparece bajo una forma invertida, como una escasez de
demanda o sobreproducción de mercaderías, es decir, como un simple
desequilibrio entre oferta y demanda.
Además Marx señaló una serie de causas contrarrestantes de dicha tendencia,
que se derivan de los factores que inciden en su determinación. Enumera las
fuerzas contrarrestantes que elevan la tasa de plusvalía --mayor grado de
explotación; reducción del salario, incluso por debajo de su valor;
sobrepoblación-- o inciden en la composición orgánica a través del
abaratamiento del capital constante. También menciona el comercio exterior
que incide sobre ambos factores, o la rotación del capital.
El conjunto de las causas enumeradas tiene límites precisos y opera como
contratendencia, es decir, su acción sólo es transitoria e insuficiente para
8
invertir la tendencia dominante a la baja de la tasa de ganancia, que concluye
finalmente abriéndose paso.
Es necesario no olvidar que las propias crisis son el modo convulsivo en que el
capital intenta poner freno a esta tendencia y restablecer una rentabilidad
aceptable. Depurado el capital excedente, liquidado una parte de éste bajo la
forma de mercancía que se desecha, o fábricas y empresas que quiebran o
cierran, es posible reconstruir la tasa de ganancia por lo tanto. El proceso
recomienza, pero para dar lugar más adelante a una crisis aún más profunda,
por la mayor, magnitud en volumen y valor, del capital excedente y la sumatoria
y alcance de las contradicciones acumuladas.
Por ello es sugerente la utilización que se realiza del sistema educativo como
medio de legitimación de las nuevas formas de división social, que alcanza
dimensiones dramáticas. Ello se logra a partir de considerar que las economías
y las sociedades de los países desarrollados han pasado de pronto de la época
"fordista" o "industrial" a la fase de la "era del conocimiento" o "postfordista",
que se fundamenta básicamente en los recursos y capitales intangibles como
los saberes, los talentos, la capacidad de innovación, la información, la
comunicación, o sea en el "capital intelectual", etc. Es así que el conocimiento
se ha convertido en el recurso fundamental de la nueva economía nacida, se
sostiene, de la revolución del multimedia, de las redes digitales y de sus
derivaciones (MIC CEE y A, 1998). Evidencia de que se estaría presenciando
el paso o nacimiento a la llamada "sociedad del conocimiento", o de la
"información". Sin considerar en ningún momento que ello se generó por la
crisis del fordismo o del tipo de modelo de producción. Desde este ángulo, la
empresa es vista como el sujeto y el lugar principal de la promoción, de la
organización, de la producción, de la evaluación y de la difusión del
conocimiento que vale, que cuenta, que es eficiente. Considerando que en el
mundo de la mercantilización todo obedece a funciones de producción, los
sistemas educativos tampoco escapan a ello. Para el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), "la educación determina la productividad de la fuerza de
trabajo que interviene en cualquier función de producción", por lo que es
presentada en términos de productividad económica que a la postre se traduce
en remuneración individual en el mercado, por lo tanto en una mayor demanda.
9
La educación se convierte así en un bien privado que debe ser adquirido,
perdiendo su categoría de bien social" (BID, 1997).
Promover la difusión de un espíritu empresarial y de creación de empresas en
el medio científico y en los establecimientos formativos, y redinamizar el
sistema educativo para transformarlo en territorio privilegiado para la
construcción de la "sociedad del conocimiento" --pero del conocimiento que
cuenta, que vale-- constituye una de las grandes recetas, "recomendadas" por
los organismos de créditos internacionales, y de las políticas públicas en la
investigación y formación, como son el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario
Internacional (FMI), Banco Intermericano de Desarrollo (BID) y Oganización
Mundial de Comercio (OMDC).
No obstante, frente a ello se tiene un escenario en que se aprecia una nueva
división social entre los "cualificados" --aquellos que tienen el conocimiento que
cuenta y vale y es eficiente-- y los "no cualificados" --aquellos excluidos del
conocimiento o no son capaces de acceder--. Esta nueva división social agrava
dramáticamente a las ya existentes como: las desigualdades económicas, de
acceso a la alfabetización y la cultura, el derecho a un medio ambiente limpio y
digno, la discriminación por grupo étnico y sexo, etc. Esto sugiere que se esta
frente a un nuevo muro: "el muro del conocimiento"; de una parte están los
recursos humanos privilegiados --organizados formados para estas
corporaciones planetarias-- y los recursos humanos excluidos, quizás el nuevo
"lumpen proletario" del capital mundial. Ello también tiene su expresión a nivel
internacional pues, las naciones "en vías de desarrollo" poseen graves vacíos
tecnológicos y no tienen la adecuada capacidad nacional para la investigación
y desarrollo de la misma, disponen de un reducido personal convenientemente
calificado, y en particular carecen de recursos financieros para emprender las
necesarias inversiones. Se suma a ello, la extrema monopolización del
progreso científico-técnico por un reducido número de países y corporaciones
transnacionales, que cierran el acceso a las supuestas bondades de la
globalización. Esto ha quedado expresado una vez más, en forma elocuente,
en la "Cumbre Sobre la Sociedad de la Información" realizada en diciembre de
2003 en Ginebra, Suiza, con la presencia de 175 países, diez mil delegados y
50 Jefes de Estado. En ella se reflejó en la desigual relación entre criterios
tecnicístas y de mercado, y las necesidades de la mayoría de los países
10
subdesarrollados, que no pueden lograr el derecho pleno de acceso a la
información y a la libertad de expresión. Se repite la cifra, proporcionada por la
Naciones Unidas ya hace años, en cuanto a que el 80% de la población
mundial consume el 20% del producto, y el 20% de la población afortunada
vive consumiendo el 80% del producto mundial. Lo cual tiene sus expresiones
mucho más dramáticas al interior de cada nación, de los países
subdesarrollados en términos de la redistribución de la riqueza. De tal manera
que, esto tiene también su reflejo en el "consumo" de la tecnología, expresada
en este foro con singular claridad; sólo el 19% de la población mundial tiene
acceso a Internet, y el 81% del resto de la población no lo tiene. Es aquí en
donde se evidencia la existencia del "muro de la información" o "fractura
digital", la cual incrementa la desigualdad entre naciones y al interior de cada
una de ellas. En contra partida, la representación de los EEUU, plantea que
este problema sólo puede ser debatido dentro del "grupo de los ocho",
entendiendo por ello al grupo de países más industrializados del mundo y cuyo
peso político, económico y militar es muy relevante a escala global. Lo
conforman Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Reino Unido,
Japón y Rusia.
ASPECTOS DEL MEDIO ACADÉMICO LATINOAMERICANO HOY.
El papel de los encargados de generar ideas se puede caracterizar por algunos
cambios de hábitos que erosiona a las instituciones universitarias desde
adentro, bajo el doble efecto de las políticas liberales impulsadas por los
poderes públicos, desde los años setenta aproximadamente, y de una especie
de lógica de "conformismo" que rige el ámbito de los investigadores docentes lo
cual es apreciable, en particular, en la universidades privadas, y en menor
medida en las públicas.
La empresa es la palabra clave que resume la concepción de promoción en la
propuesta de "nueva universidad" que, bajo el impulso de las sucesivas
políticas, se concibe cada vez más integrada con el campo de lo económico
exclusivamente. En ello resulta elocuente la terminología que sirve para
designar las actividades universitarias más valorizadas. Se utilizan términos
11
como: "gestionar flujos", "responder a una demanda social de diplomas
profesionales", "adaptar la oferta de formación", "crear sinergias",etc.
De tal forma que, inmersos en un ambiente de ese conformismo, condicionados
por obligaciones económicas, muchos profesores, han llegado a considerar
explícita o implícitamente, que su trabajo consiste en dar, a clientes deseosos
una formación rápida, una calificación, una calificación profesional conforme al
perfil exigido por un mercado de trabajo cada vez más internacionalizado,
dominado por las expectativas y necesidades de las empresas de tal o cual
sector, de manera que el diploma no es más que sello de conformidad puesto
sobre el "producto diplomado". Muchos de aquellos profesores asimilados a
estas organizaciones privadas, que tienen una visión empresarial de la
universidad, han terminado por sumarse al negocio de preparar para la
competencia a actores económicos eficientes, dinámicos, creativos, y sobre
todo, flexibles y eficientes, sin consideraciones que lleven a pensar, para
enterarse, qué clase de ser humano han contribuido a formar más allá del
"homo economicus". Bajo estos impulsos la formación superior se ha
reestructurado privilegiando los aspectos profesionalizados y técnicos de la
enseñanza, desdeñando los conocimientos de la cultura general,
fundamentales y críticos. Evolución que se aprecia en casi todos los sectores
de la enseñanza con ritmos y modalidades diversos. En ello es notable
destacar que el Instituto de Estudios Políticos de Lyon, siguiendo los pasos del
de París redujo, ya en el año 1999, sus enseñanzas de filosofía política,
sociología y economía, en cerca de un 20% (Garrigou, 2000). En el terreno de
la gestión administrativa universitaria se han reflejado también las políticas
desarrolladas: se ha producido progresivamente una disociación entre el
trabajo substantivo --generación de conocimiento--, y los sectores de la
administración --gestión--. Al interior del primero se ha producido también una
separación entre los que se dedican fundamentalmente a la investigación y los
que se dedican en especial a tareas de enseñanza. De aquí resultan diversos
tipos de actividad; dotados cada uno de gratificaciones diversas y específicas.
Salarios suplementarios para los "más docentes", y posiciones de poder para
los "más gestores". Semejante división del trabajo resulta una patología
administrativa, pues contribuye a producir una mezcla explosiva de ansiedades
y arrogancia externa sobre un trasfondo de decepción y resentimiento,
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favoreciendo la aparición de conflictos de jurisdicción y de personas, y
manteniendo un ambiente de lucha intestina en cada departamento o facultad.
Luego de haber tenido ilusiones intelectuales, pedagógicas y hasta políticas, el
académico ve con como se reducen progresivamente sus horizontes y termina,
frecuentemente, por escuchar --a veces de mala gana, otras complacido-- los
argumentos del llamado "realismo", que le invitan a acomodarse a las
transformaciones decretadas como ineludibles e inevitables del mundo tal y
como es, del mundo real. Olvidando que las utopías también son parte de la
realidad, ser utopista es también ser realista. El éxito actual del estilo gerencial
en las universidades privadas, especialmente, sin duda sería otro sí el contexto
político-ideológico hubiera sido distinto, y no estuviera sellado por el triunfo de
la óptica económica. Pues, la universidad no hace otra cosa que tomar los
modelos y las normas proclamadas o impuestas por, decisores políticos y por
la gestación de políticas públicas generadas en las alturas del poder y sus
sostenedores. Sobre ello basta recordar al sociólogo Alain Touraine que define
así una de las cuatro revoluciones que debe realizar la universidad: "Las
relaciones con las empresas, las empresas innovadoras, que crearán la mayor
parte de los empleos de mañana, sólo podrán desarrollarse en una relación
estrecha y confiada con el sistema universitario", y se agrega; "una de las siete
misiones de la enseñanza superior es; adaptar a los oficios de pasado mañana
y al espíritu de empresa" (Touraine,1997).
Abundando en ello, se desarrolla un verdadero anti-intelectualismo, a veces
declarado, a veces disfrazado de devoción por las nuevas tecnologías. Existen
muchos intelectuales que no sólo no creen que su misión sea dedicarse, por
una parte, a los asuntos del humanismo además, sino que manifiestan una
ironía despectiva por los que se obstinan en estos temas algo "vetustos". Esto
se puede explicar, tal vez por una parte, a los efectos de la movilidad social que
afecta a los profesores en su conjunto. Viven una evolución que tiende a restar
valor al capital cultural en beneficio del capital económico.
Frente a estos escenarios de evolución de las tendencias de la educación
superior, hay suficientes razones para reconocer que las reacciones de los
profesores investigadores han sido débiles en la defensa otras propuestas
alternativas. Las organizaciones sindicales, en dado caso que existan, se han
vuelto insuficientes, tanto en sus propósitos como en sus formas de lucha. En
13
esta diversidad de entendimientos vale la pena recordar a Max Weber: "Lo
sorprendente en estas circunstancias no es que muchos individuos se hayan
salido de sus carriles o que hayan fallado desde el punto de vista humano, sino
que a pesar de todas esas dificultades, el gremio tenga una cantidad tan
grande de personas de auténtico valor e incluso de personas honestas mucho
más importante de lo que suponen los profanos" (Weber, 1998).
UNA VISIÓN EN BÚSQUEDA DE ALTERNATIVAS.
Son estas las preocupaciones y consideraciones, señaladas, no obstante que,
las respuestas a los diversos aspectos de los problema involucrados,
difícilmente reciben una aceptación generalizada, y las que parecen idóneas en
determinadas circunstancias históricas pueden perder su justificación con
relativa celeridad. No debe luego sorprender que las organizaciones
académicas comprometidas, los profesores, e investigadores así como los
estudiantes y empleados administrativos, piensen periódicamente que existe la
necesidad de someter a revisión crítica y a redefiniciones consecuentes los
contenidos de su que hacer académico.
Hasta hace poco la universidad constituía un campo de reflexión apartado de
las contingencias del medio, y por lo tanto fuera de las presiones de los
momentos históricos de cada país. Lo que les permitía generar conocimientos
libremente, como también para las necesidades del propio conocimiento. Hoy
la tendencia es diferente y los esfuerzos se realizan con fuerza para
involucrarla directamente en los problemas inmediatos exclusivamente, como
se ha visto en estas notas.
Desde otra perspectiva, se puede concebir la educación en forma contextuada
también, pero integrada con todos los componentes del medio ambiente que la
rodea y en interacción con cada uno de ellos, y en su conjunto. Visto esto en
intima conexión con la historia, la política, la cultura, lo social, la economía y,
obviamente, con los seres humanos. Se debe considerar al ser humano no solo
como un sujeto económico, sino también como sujeto social que puede
incorporarse activamente no sólo a los procesos de crecimiento de la economía
14
sino también a los de transformación, como actor que va haciendo la historia.
Así también, ocurre que sin duda se necesita definir la calidad de la educación,
pero para ello es necesario pensar que tipo de sociedad se desea. Aquí se
involucra necesariamente al proyecto político, pues todo proyecto político
implica una determinada forma de educación. Por lo tanto definir a la educación
es definir una propuesta política. Y, en nombre de esa sociedad deseada, como
una "imagen objetivo", qué valores se pretende transmitir a través del sistema
educativo. Ello no significa cancelar la felicidad y la modernidad como valores,
sino elaborar la crítica de éstos de manera de no absolutizarlos, encontrar su
interdependencia con otros valores no impuestos por "la naturaleza" o por la
lógica de las relaciones de dominación, sino como parte de un proyecto
histórico.
Elevar la calidad de la educación es transformarla para favorecer procesos de
aprendizaje que construyan sujetos críticos y reflexivos, capaces de
relacionarse de manera distinta con el conocimiento, con la capacidad de
relacionarse con otros, respetando la pluralidad, con la capacidad de buscar y
crear caminos, con la posibilidad de ir más allá de los límites impuestos, y no
sólo que adquiera las competencias básicas para incorporarse al crecimiento
económico. Partir de esta perspectiva no implica desechar la riqueza de la
acumulación de información, el conocimiento de teorías ya elaboradas, pero si
requiere un uso crítico del conocimiento acumulado y estimular procesos de
construcción teórica. No se trata de cancelar lo ya descubierto, o de suprimir
toda certeza, o toda práctica ya probada, sino de promover el descubrimiento,
la duda la capacidad problematizadora, la crítica de la propia experiencia, la
creatividad. Se trata de entender el proceso formativo como una realidad
cambiante (Musil,1930-43 y 1995).
De aquí se tiene que el problema de la calidad de la educación implica la
transformación de lo que se aprende, de cuánto se aprende, del cómo se
aprende, con la idea de transformar la clase de sujeto que se está favoreciendo
en la construcción. Significa superar la enseñanza centrada sólo en la
transmisión magistral de los conocimientos para avanzar hacia una enseñanza
que priorice la construcción de conocimientos (CEPAL/UNESCO, 1991).
Ello supone también superar el verticalismo y autoritarismo en las relaciones
pedagógicas de manera que los estudiantes hagan suyo los conocimientos, y
15
no los vean como ajenos y venidos de otros sectores sociales o de otros países
supuestamente más avanzados.
CONCLUSIONES
No hay lugar a dudas que las décadas de los 80 y 90 han deparado desafíos
inéditos a la educación en general y a la superior en particular. Han sido ellas
de tales dimensiones que obligan a examinar y reconsiderar sus programas de
enseñanza. Por una parte, porque ya no se adaptan plenamente y con
idoneidad a las realidades que se viven y se vivirán en el futuro; y por la otra,
porque no satisfacen las expectativas de los estudiantes y graduados de cara a
sus compromisos con la sociedad y a las demandas del mercado de trabajo
calificado.
Este fenómeno de inadecuación y problemas de nivel de la educación superior
en el terreno universitario no es nuevo. Sus raíces son más profundas que los
programas de estudio. Aunque no se profundice en las causas, pues es motivo
de estudios precisos y de otra dimensión, es conveniente dejar señalada la
hipótesis de que la formación superior está condicionada por variados factores,
que se explicitan como problemas en el medio universitario pero cuyas fuentes
son diversas.
En éste sentido, se debe poner de relieve como los vacíos o rezagos de las
licenciaturas, por ejemplo, se trasladan hacia las maestrías. Estas, desde hace
ya años, en lugar de constituir un proyecto real de especialización y de
aprendizaje en investigación, se han transformado mayoritariamente y en los
hechos, en una actualización o mejora de las licenciaturas.
Sin desconocer las condicionantes y relativizaciones que puedan esgrimirse, lo
cierto es que en estos momentos hay una clara conciencia sobre que los
estudios superiores están sometidos a una urgente e impostergable necesidad
de revisar los contenidos docentes de sus planes de estudio, lo que es
consustancial con las definiciones de nuevos perfiles de los profesionistas
idóneo y como sujeto conocedor de la problemática y alternativas del medio
nacional y las existentes en la región e internacionalmente.
16
La necesidad de revisar los programas de estudio se origina de una conciencia
de insuficiencias acumulativas en la formación de los estudiantes. Pero dos
clases de procesos han incidido definitivamente para que esos déficit de
formación se hayan agravado al extremo y reclamen soluciones inmediatas.
Estos dos factores o gestores que han impactado sobre la educación superior,
son, a los que se les podría llamar "crisis objetiva", al primero, y "crisis
teóricas", al segundo. Ambas consideradas desde una perspectiva
latinoamericana. Estas crisis no sólo constituyen objetos de estudio y análisis.
Mucho más importante es el hecho de que estos procesos han introducido
nuevos enfoques y temas insoslayables en el conocimiento del mundo que
superan con creces una coyuntura dada y están dotados de una dimensión
estructural. Dicho de otra forma, las crisis objetivas y teóricas que se señalan
han puesto en la mesa de discusión grandes campos temáticos y son estas
cuestiones las que constituyen los elementos animadores de los desafíos para
los actuales planes de estudio, tanto para su revisión como para su
actualización.
En América Latina se enfrentaron, a partir de las décadas de los setenta y
ochenta, desarticulaciones y reestructuraciones concretas que caracterizaron
las crisis objetivas en lo económico, lo político y lo social, como por ejemplo
declinación productiva, super inflaciones, desequilibrios financieros, bruscas
redistribuciones del ingreso y la riqueza, bajas en los salarios reales,
incremento del desempleo, altos índices de pobreza, retrasos científico-técnico,
etc. Pero, lo fundamental es que todo ello llevó en la práctica a la aplicación de
políticas de ajuste financiero y abrieron caminos a los primeros ensayos de
reconversión productiva y reordenamiento estatal, así como a la implantación
de políticas de tinte claramente neoliberal, expresado en el modelo de
desarrollo exportador. El escenario presenta el cómo asumir los retos o las
implicaciones de estas crisis que afectan y afectarán a la educación. Como por
ejemplo: se esta frente a una cada vez más fuerte interacción entre economía
nacional y sistema económico internacional; ¿cómo reflejar esta realidad en los
nuevos planes de estudio?. Algunas sugerencias podrían ser: a) introducir
conocimientos de las relaciones internacionales, circuitos culturales,
económicos, científico-técnicos, intereses nacionales en este concierto de
situaciones inéditas, b) incorporar asignaturas que comprenda el estudio de las
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realidades latinoamericanas y de las experiencias de integración en todos los
niveles. c) experiencias y desarrollo de políticas culturales comunes con el
resto de América Latina. También la introducción de materias opcionales es
una buena oportunidad para permitir a los estudiantes que se adentren en los
aspectos económicos o sociales no contemplados suficientemente en los
planes.
Por otra parte, en los últimos años se ha hablado y escrito mucho de la llamada
"crisis de los paradigmas", en las ciencias sociales. Que se evidencia en la
incapacidad de predicción, imposibilidad de integrar ciertas realidades,
impotencia para interpretar fenómenos de importancia, son éstas algunas
expresiones de ese cuadro de debilidades o defección teórica a la que se
alude. Ella es real y no sólo la sufre por las diversas escuelas de pensamiento
como el marxismo, el estructuralismo, desarrollismo, teoría neoclásica, sino
también por la triunfadora de esta escuela, concretamente por el neoliberalismo
que hoy se muestra como la única posible de considerar como dominante.
Pero, lo esencial para los efectos de estas notas es que la crisis de los
paradigmas no debe llevar al empirismo total o a un planteo de valor
exclusivamente ideológico, en lo que a un plan de estudio se refiere. Seguir la
secuencia de brindar elementos teóricos que están divorciados de una realidad
nacional o internacional de nada sirve a los estudiantes, aunque cumpla con los
preceptos pedagógicos de ir de la teoría --lo abstracto-- a la realidad --lo
concreto--. En estas circunstancias tan excepcionales se estima que, más allá
de una cátedra sobre evolución del tal pensamiento, brinde a los estudiantes
los fundamentos doctrinarios de las distintas escuelas, no es necesario forzar la
secuencia teoría-realidad en ese orden, sino el inverso, porque: ¿qué valor
tienen teorías que trabajan con supuestos de competencia perfecta, si la
realidad es oligopólica o monopólica, y, por lo tanto, no existen ni la libertad
comercial ni la igualdad en el poder de negociación?.
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