Cristianismo Protestante nº60

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abril - junio 2011 nº60 Esperanza Escatológica Nuestro próximo LXXIV Sínodo General Un gigante con pies de barro (I) ¿Dónde está tu hogar?

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Revista oficial de la IEE

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abril - junio2011

nº60

Esperanza Escatológica

Nuestro próximo LXXIV Sínodo General

Un gigante con pies de barro (I)

¿Dónde está tu hogar?

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Cuando la Iglesia Evangélica Espa-ñola solicita del Estado Español una pensión de jubilación para los pasto-res que ejercieron su ministerio du-rante el régimen franquista, no está pidiendo una limosna, ni un trato de favor, sino un acto de justicia. La dis-criminación de la que fueron objeto los pastores protestantes durante 40 años, justifica sobradamente que se haga reparación de las injusticias que sufrieron durante todo este tiempo. Son hombres que dedicaron todo su tiempo y energías a la predicación del evangelio en circunstancias de máxi-ma marginalidad. Por mucho que lo intentaron, jamás tuvieron un recono-cimiento oficial y nunca se les permitió integrarse en el Régimen General de la Seguridad Social. Estuvieron siem-pre socialmente desprotegidos: sin derecho a la sanidad ni a las ventajas de unos seguros sociales que sí es-taban abiertos a otros estamentos de la sociedad. Pero en España, “unidad de destino en lo universal y reserva espiritual de Occidente”, no podía ha-ber pastores evangélicos. Había que preservar la unidad católica del país. Y esto, Franco lo hizo a conciencia, pisoteando siempre que fue necesa-rio los derechos humanos. Pasados los años de la intolerancia y ya en plena democracia, parecía que había llegado el momento de corregir injusticias del pasado y poner reme-dio a males que aquejaban a nuestra sociedad. Y así, efectivamente, se fueron corrigiendo situaciones crea-das, especialmente en el caso de sacerdotes católicos que se habían secularizado. También llegó, aunque mucho más tarde, el turno a los pas-tores protestantes. Sin embargo, en este caso, no se llegó a cubrir todos los supuestos en los que se percibía discriminación en cuanto a los dere-chos de los ciudadanos españoles. Los pastores que, por la injusta legis-lación franquista, no pudieron cotizar a la Seguridad Social, no han tenido ninguna puerta abierta para encon-trar un camino hacia la solución de su precaria situación económica. Las numerosas conversaciones tenidas con las autoridades competentes no han producido otra cosa que buenas palabras y buenas intenciones, pero

ningún resultado práctico y esto que llevamos ya más de 30 años de de-mocracia.La imposibilidad de encontrar una so-lución en el país, llevó a la Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española a acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, planteando un caso concreto que debería ser precedente para otros similares. Naturalmente todavía no hay un pro-nunciamiento oficial de este tribunal sobre el asunto, pero la buena noticia es que ha sido admitido a trámite, lo que significa que, a su juicio, hay in-dicios de discriminación por motivos de afiliación religiosa que deben ser aclarados. El Tribunal asimismo ha invitado al Gobierno español a que llegue a un acuerdo amigable y que informe al Tribunal antes del próximo 22 de junio. No sabemos como terminará este asunto, pero queremos dejar bien claro que lo que la Iglesia Evangélica Española pide para los pastores ju-bilados y sus viudas no es un privile-gio, sino un derecho. Somos una muy pequeña minoría y lo que pedimos es económicamente insignificante para la economía del país, por lo que no debería ser tan difícil encontrar una solución. Pero, sobre todo, lo que nos importa es defender los derechos de aquellos que sirvieron fielmente en la Iglesia en tiempos de intolerancia y exigir justicia a todos los niveles.

sumarioEditorial, 2

La Actualidad: Nuestro próximo LXXIV Sínodo General Joel Cortés, 3

El Tiempo llamado hoy: Se impone la realidad Gerson Amat, 4

Iglesia y Sociedad: Un gigante con pies de barro (I) Carlos Capó, 5

Espiritualidad: ¿Dónde está tu hogar? Marta López, 6

Pensamiento Protestante: Esperanza escatológica Israel Flores 7-10

Nuestra Historia Protestantes y guerra civil (2) Carme Capó, 11-12

El mundo de los libros: Les Esglésies Evangèliques de Barcelona Pablo Garcia 13

España Evangélica, 14-15

Vida Cristiana: La resurrección de Jesús Isabel Roura, 16

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– Periodicidad Trimestral –MAQUETACIÓN: Dpto. de Comunicación de la IEE

EditorialPrivilegios o justicia

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Ya nos estamos acercando a nuestro Sí-nodo General y quiero iniciar este artículo destacando los valores de dicho Sínodo. Creo que el valor más preciado de todos es el encuentro. Personalmente, pienso que el factor ilusión es el que nos hace esperar con impaciencia la llegada del sábado 29 de Octubre, cuando nos en-contraremos todos en el solemne Culto de Apertura en la Iglesia de Palma de Ma-llorca. Podremos saludarnos, abrazarnos y mirarnos a los ojos, la mayoría de noso-tros después de dos años de no hacerlo. También podremos saber unos de otros e iniciaremos así casi tres jornadas en las que podremos compartir nuestras ex-periencias de vida en nuestras iglesias y hacer proyectos juntos, a veces incluso por encima de nuestras diferencias y de nuestro énfasis particulares que nacen, unos de entornos y situaciones distintas y otros por visiones diferentes del modo de ser Iglesia en el mundo actual, pero siempre unidos en la Fe y en el deseo de responder a la vocación a la que hemos sido llamados.El Sínodo es el lugar en el que renovamos nuestro compromiso con el Señor de la Iglesia al mismo tiempo que renovamos nuestra sinodalidad y nuestro compro-miso mutuo. En el Sínodo buscamos un nuevo impulso para avanzar, para no quedar instalados en nuestros caminos particulares. En dicho encuentro se nos abren nuevas perspectivas y visiones que nos seducen y nos proporcionan un elemento de renovación individual y comunitaria. A veces los valores del Sínodo no quedan recogidos ni en los informes “oficiales” que recibimos de la Comisión Permanente, ni en los informes de De-partamentos, de Presbiterios, de comu-nidades locales, ni en las Resoluciones Finales del propio Sínodo. Los valores que nos llevamos son, a menudo, mucho más intangibles, pero existen y, sin lu-gar a dudas, recibimos bendiciones que proceden de una conversación, de una intervención de un hermano en un grupo de trabajo o en una sesión plenaria, de oír y de escuchar, de comunicar y de recibir, de influir en los demás y de dejarse influir.He de confesar que tengo un pensa-miento recurrente cuando terminan los Sínodos, y es que, si fuéramos capaces de extender el impulso que nos dan de modo permanente y lográramos trans-mitir a todas nuestras Iglesias las bendi-ciones que de ellos recibimos, seriamos capaces de crecer mucho más en la Misión de la Iglesia. Es algo parecido a

una frase muy común que oímos en el tiempo de Adviento y de Navidad, “si este espíritu de paz y de buena voluntad se extendiera a todo el año...”. Seguro que escuchamos frases como esta todos los años. Para nosotros representa un reto saber compartir y extender los frutos que obtengamos en este próximo Sínodo más allá de los días y de los meses que siguen a su celebración.El lema que escogió en su día la Comi-sión Permanente para este LXXIV Sínodo General, está extraído de una afirmación del salmista efectuada en el salmo 115 “Aumentará el Señor Bendición sobre nosotros..”. En la nueva versión de la Biblia llamada La Palabra, este versículo está comprendido en el salmo que se titula “Confiad todos en el Señor” y, pre-cisamente, se trata de esto, de afirmar de forma inequívoca y rotunda la esperanza y la confianza en el Señor en medio de un tiempo difícil en el que la crisis golpea a millones de personas en el mundo y los horizontes se han oscurecido, de forma particular en nuestro país, azotado por un índice de paro inaudito, que afecta a casi cinco millones de personas. Como Iglesia no estamos al margen de este es-tado de cosas y debemos levantar una voz que proclame nuestra fe irreductible en la cercanía de Dios para con su pue-blo, también en esta travesía del desierto que ahora nos toca vivir. Nuestro lema quiere ser un grito contra el pesimismo y el desánimo de muchos corazones.El sublema, “preparándonos para cre-cer”, tiene la intención de hacer una de-claración de intenciones hacia el interior de la Iglesia. No queremos referirnos a un aspecto determinado, sino más bien a querer crecer a pesar de las sombras que nos rodean, a pesar de estar en medio de una sociedad que valora muy poco los aspectos espirituales del ser humano y que está mucho más preocupada por los aspectos materiales. Se trata de crecer venciendo el desánimo que a veces nos invade, crecer espiritualmente y también crecer a pesar de nuestra conciencia de pequeñez, de Iglesia doblemente mi-noritaria en el país en el que vivimos y en el mapa protestante en el que nos hallamos. Se trata de crecer en todos los sentidos, con una voluntad holística que también incluye la voluntad de crecer en número de miembros, un aspecto que a menudo hemos ignorado en nuestros objetivos de Iglesia.Otro aspecto que me gustaría destacar es el lugar elegido para la celebración del Sínodo, Palma de Mallorca. Es la primera

vez en toda nuestra historia que celebra-mos un Sínodo Nacional en las Islas Ba-leares. Debe reconocerse que el mar no ha dejado de ser una barrera para ubicar un Sínodo en alguna de las dos islas en las que tenemos comunidades: Mallorca y Menorca. Pero, no por ello han dejado de ser menos importantes en la historia de nuestra IEE, particularmente por la ri-queza de una de las dos grandes familias que forman nuestra iglesia, ya que am-bas islas jugaron un papel fundamental en el origen del movimiento metodista en nuestro país con las comunidades de Palma de Mallorca, Capdepera y Mahón. Fuimos conscientes de que la apuesta era arriesgada, pero valía la pena hacerla y decidimos celebrar el Sínodo en Pal-ma porque en nuestra historia reciente hemos pasado por momentos difíciles. A veces, las elecciones pastorales traen consecuencias poco deseables y hace ya mucho tiempo que la Comisión Per-manente ha hecho todo lo posible por enmendar caminos divergentes, como consecuencia en buena parte de los propios errores. Ahora damos un paso más que consideramos importante para afirmar y fortalecer la unión y la comu-nión entre todas las comunidades que formamos la Iglesia Evangélica Española.Preparémonos para la celebración de un Sínodo que debe ser de gran bendición para la Iglesia. Pienso que nuestro men-saje puede y debe ser significativo en estos momentos en los que es preciso, más que nunca, revisar nuestro orden de valores, cambiando las esperanzas en una sociedad que se goza en el con-sumo y la posesión de bienes por una sociedad con menos medios y posibili-dades materiales, pero mucho más rica en espiritualidad, mucho más fraterna y preocupada por la justicia y la equidad en el mundo. Nuevas formas de vida para nuevos tiempos que alumbran la nece-sidad de compartir, de ser solidarios con todos los que nos rodean. Si somos capaces de hacerlo, nuestro mensaje será un “lanzar el pan sobre las aguas…que no volverá a nosotros vacío…”. Volverá en forma de abundante bendición en todos los sentidos y se hará visible una vez más la cercanía del Se-ñor, que nunca nos abandona y siempre está presente en nuestras vidas. Esta es nuestra Fe, que una vez más debemos proclamar desde el primer hasta el últi-mo momento que “celebremos” nuestro LXXIV Sínodo General.

Joel Cortés,Presidente de la C. P. de la IEE

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La ActualidadNuestro próximo LXXIV Sínodo General

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El tiempo llamado hoySe impone la realidadNo faltan en estos momentos noticias para escribir un artículo de actualidad. La semana pasada, después de que las tropas especiales de los EEUU ma-taran al architerrorista Bin Laden, en una resolución maratoniana el Tribunal Constitucional se permitía la concu-rrencia de los abertzales vascos en las próximas elecciones territoriales, por lo que unas víctimas protestaban con vehemencia mientras otras vícti-mas volvían a alzar su voz contra la pirámide del valle de Cuelgamuros. La crisis económica sigue afectando, aunque sea de distinta manera, tanto a las personas de a pie como a los estados, y en Japón han de cerrar las centrales nucleares a consecuencia de los desastres naturales. Y guerras y rumores de guerras. Alzamientos po-pulares en países musulmanes contra sus gobernantes, con derramamiento de sangre, y alzamientos populares en países musulmanes contra sus cristia-nos de siempre. Las noticias acostumbran a ser ma-las, casi por dogma periodístico. Ya puede uno levantarse con buen pie, y acumular toda la energía positiva de la que hablan los manuales de autoayu-da que llenan tantas estanterías de los grandes almacenes. En cuanto abres el periódico o pones el telediario, se te impone la realidad presente con toda su crudeza. Una realidad de maldad, violencia, sufrimiento y muerte que muchas veces se echa encima como un muro que te bloquea el camino.Hay momentos en que se te impone la sensación de que aquí no cambia nada, porque nada puede cambiar ni hay nadie que pueda cambiarlo. En todas partes siguen mandando los de siempre, o se preparan otros que también quieren mandar. Y los pobres van a seguir siendo pobres y los hambrientos van a seguir pasan-do hambre, porque los ricos siguen especulando con los alimentos. Y los que lloran van a seguir llorando, por-que hay más motivos para llorar que para reír.Hay veces en que parece que no que-dan motivos para seguir esperando. Se impone la realidad de la vida, y creer lo contrario es cosa de inge-nuos. Porque el mundo sigue estando en manos de los que tienen “de todo y

mucho”, de los que ahora ríen porque se lo pasan estupendamente, de los que se pasan la vida alabándose unos a otros y esperando ser alabados por los demás, en una “sociedad de bom-bos mutuos”: los famosillos, la gente guapa, los que salen en la tele… El mundo sigue estando en manos de los fuertes que desprecian a los débiles. De los poderosos de siempre. De los que tiene el poder, que no es más que poder para quitar la vida, o para hacer la vida imposible. Sigue habiendo estados y golpes de esta-do. Ejércitos y terroristas. Políticos co-rruptos y financieros que corrompen. Asesinos y verdugos. Ricos y pobres. Hombres y mujeres. Amos y esclavos (o empresarios y empleados). Victima-rios y víctimas. Y esto no hay quien lo cambie, porque no se puede cambiar.¿Alguna vez nos hemos preguntado cómo debían sentirse aquellos dos hombres que, según nos cuenta Lucas, iban camino de Emaús? Han abandonado a los demás discípulos de Jesús, que se han quedado en Je-rusalén, esperando no se sabe qué, y se vuelven a su casa, a la vida de antes. Se impone volver a la realidad, y dejarse de locuras, como los chis-mes esos que han llegado contando las mujeres esa misma mañana. Ellos “esperaban” que fuera verdad lo que Jesús enseñaba, pero Jesús ya no está. Se impone la realidad de la muerte. Jesús está muerto. “Y lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”. Aquí siguen estando los romanos. Y en Jerusalén siguen mandando los sumos sacerdotes. Y los escribas siguen juzgando escru-pulosamente la conducta y dicién-dole a todo el mundo lo que tienen que hacer. Y los fariseos van a seguir cumpliendo los 613 mandamientos y mirando por encima del hombre a los que no los cumplen.Ellos “habían esperado”, pero ahora han abandonado esa esperanza. Se les ha impuesto la realidad presente con toda su crudeza. La realidad de la muerte les bloquea la capacidad de ver y de entender. Lo que esa mañana les ha impedido creer a las mujeres y lo que ahora les impide reconocer al forastero que camina junto a ellos. Su propio discurso, los hechos de muerte

que le están contando a aquel extraño, es lo que les impide reconocerle. Su realidad, su horizonte de vida, lo que de la vida pueden esperar, su “visión”, como se dice ahora, sólo llega hasta la muerte. Termina con la muerte.Es posible que ellos, como los fari-seos, y como Jesús y sus discípulos, hubieran esperado “la resurrección en el último día”. Pero eso no cambiaba nada la realidad. Su realidad. Jesús había muerto y ya no podía liberar a Israel. Por lo tanto, Jesús no era el Mesías. Por lo tanto, su esperanza había sido vana. Por lo tanto, habían vivido en el engaño. Lógica pura. Por eso marchaban a Emaús, dejando atrás a los demás discípulos. Volvían a su casa. Muerto Jesús, muerta su esperanza, todo lo que Jesús había dicho del Reinado de Dios, y que ellos habían creído, carecía de sentido. Ha-bía sido un engaño. “Esperábamos”, pero ya no esperamos. Ya no vale la pena seguir esperando. Se impone la realidad de la muerte.Me ha vuelto a salir un sermón. Pero esta vez ha sido aposta. Porque hay veces que jugamos con lo que dice la Biblia, sin encararnos de verdad con lo que dice. Lanzamos afirmaciones de fe que no dicen absolutamente nada. La realidad es la que es. Y los muertos están muertos, y no pueden resucitar. Y esto no hay quien lo cambie, por mucho que empujemos entre todos y juntemos montones de granitos de arena.El anuncio de la Pascua es: “Dios ha resucitado a Jesús”. Lo que no pue-de ser, Dios lo ha hecho. Jesús se ha manifestado a las mujeres. “El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Si-món”… “se nos ha aparecido en el camino a Emaus, y le hemos recono-cido al partir el pan”. Pero sólo quien ha reconocido al resucitado puede hablar de la resurrección. Y decir a los pobres que el futuro les pertenece, y a los hambrientos que van a comer, a y los que lloran que pueden empezar a reír. Hoy me voy a dar el gusto: ¡Cristo ha resucitado, y Dios ha vencido, y po-demos esperar porque la realidad ya está cambiando!

Gerson Amat

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Un gigante con pies de barro (I)

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Iglesia y Sociedad

Un gigante con pies de barro (I)El giganteEl mundo ha cambiado y lo sigue ha-ciendo a un ritmo cada vez más ace-lerado. Esta constatación va acompa-ñada de otra: los cambios son cada vez más desfavorables para la vida del planeta. A manera de ejemplo: si en los años 70 – 80 era frecuente oír la pregunta sobre qué mundo íbamos a dejar a nuestros hijos, o a nuestros nietos, ya tenemos la respuesta: les dejamos una tierra, un hábitat, en peor estado que el que nos dejaron nuestros antepasados. En los últimos 10 años, en Europa, se están dan-do de manera creciente, situaciones climáticas cada vez más extremas, con catástrofes naturales hasta en-tonces poco frecuentes. En España, a la sequía de los años 2008-2009 le siguió en 2010 un régimen de lluvias extremo con las consiguientes inun-daciones en distintas regiones como Canarias y Andalucía. Por poco que observemos, en los últimos años, en la geografía española se han dado unas condiciones invernales con precipitaciones de nieve, y vientos de fuerzas poco frecuentes. Más allá, en Australia, las inundaciones del mes de enero de 2011 han superaron todas las previsiones provocando cuantio-sas pérdidas para la población. El cambio climático es un hecho in-discutible. El planeta es noticia, no tanto por la excelencia de los bienes que contiene y que, cierto, todavía ofrece, sino por los efectos de una explotación indiscriminada de los mismos. La desmesura caracteriza nuestro modo de vida. Explotación sin medida, fabricación sin límites, para un consumo desmedido, en una economía sin techo. Los países ricos

se han beneficiado, lanzando el tren del desarrollo a toda velocidad. Aho-ra los llamados emergentes quieren subirse al mismo tren cuando todo indica que es necesario frenar si no queremos que acabe descarrilado o en vía muerta. El desarrollo a incre-mento continuo como único modelo económico está pasando factura. Y la vamos a pagar todos. Porque el problema es planetario. Los cambios ecológicos no distinguen entre países ricos, emergentes, o pobres. En contraposición a la desmesura aparece la escasez. En muchos as-pectos la tierra ha dejado de ser una fuente inagotable. Las energías fósiles tienen los días contados. Según los especialistas, en 2015 llegaremos a la máxima capacidad en la extracción de petróleo. A partir de entonces dis-minuirá, posteriormente lo mismo se producirá para el gas, y más tarde para el carbón. A consumo constante se estima que quedan reservas de oro para 17 años, de plata para 13, de cobre para 31, de cinc para 17, de plomo para 22. Se habla de escasez también para el agua. De entre los ríos más caudalosos del mundo, una decena ya no llega con regularidad hasta el mar. Teniendo en cuenta el carácter finito de las superficies y de la energía disponible, el crecimiento exponencial actual que concierne todos los sectores de actividad no puede más que conducirnos a una cúspide de polución, de degradación y a un hundimiento de la población1. Ya en 1864 George Perkins Marsh tuvo esta percepción: “La tierra se

1 Dominique Bourg: Crise Ecologique, crise de valeurs?. Défis pour l’anthropologie et la spiritualité. Labor et Fides, 2010, p. 26.

está convirtiendo rápidamente en un lugar inadaptado para su más noble habitante, y una nueva era de críme-nes e imprevisiones humanas la redu-ciría a una condición de rendimiento empobrecido, de superficie aniquila-da y de excesos climáticos tales que estaría amenazada de depravación, de barbarie, e incluso de extinción de especies”2. Posteriormente a esta advertencia vinieron otras. Quien no recuerda las del Club de Roma, que en los años 70 regularmente se pro-nunciaba sobre los riesgos en los que incurría la sociedad de no cambiar sus hábitos?. Hoy los malos presagios se cumplen y se añaden otros peores. La situación actual nos llama a la reflexión, a hacer balance, y a la definición de una nueva manera de entender tanto nuestro lugar en la tie-rra, como nuestra relación con ella. Invocar esta necesidad no es nada fácil pues la rueda de la explotación sin límites, del consumo desmesu-rado, del crecimiento, gira y gira sin parar. Estamos en ella, y no vemos la manera de frenarla sin que ello provo-que importantes y graves desajustes a nivel económico, por lo tanto social con consecuencias no leves para la humanidad. Nuestra civilización se ha convertido en una máquina que funciona desordenadamente con consecuencias perniciosas para sus principales usuarios. Una especie de gigante incontrolado que corre el ries-go de caerse.

Carlos Capó

2 Citado por Dominique Bourg. op cit, p. 25.

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Lo más maravilloso de las buenas nue-vas es que no son un compendio de teorías teológicas. El mensaje de Jesús son las acciones del Dios encarnado. Un Dios que come, bebe, comparte la mesa, camina, se cansa, llora, que tiene amigos y enemigos, que tiene vecinos y parientes. Un Dios tan encarnado que comparte nuestro mismo destino: nacer y morir.Y esta implicación tan íntima de Dios con el ser humano nos demuestra que el mensaje del evangelio es esperanza real para los que vivimos hoy en este mundo, porque es un mensaje que se preocupa, no por lo que sucederá después de nuestra muerte, sino por lo que hoy nos sucede en nuestras vidas. Este pasaje de Juan contiene muchí-sima información teológica, pero más allá de la teoría, más allá de discusiones sobre soteriología o trinidad, este es un pasaje muy intenso, y, si me permitís la expresión, muy humano.En su peculiar relato de la última cena, Juan hace una recopilación de muchas promesas y reflexiones de Jesús. Pero estas palabras no están hechas desde un Cristo exaltado, sino desde la boca del Dios hombre que está sufriendo y preocupado. Un Cristo que sabe cual es su destino, un destino ya inminente. Le quedan pocas horas para estar con los suyos, y, tal vez pensara: “Oh Padre, ¡qué rápido ha pasado el tiempo! Me quedan tantas cosas que decirles, tan-to que explicar”.Juan ya ha insinuado que lo que han aprendido los discípulos hasta ahora no les ha preparado para lo que ha de venir. Pedro primero no quie-re que Jesús le lave los pies, y tiene que volver a explicarle, como ya ha hecho tantas veces, cuál es la nueva escala de valores del reino; después le insiste, el mismo Pedro, que él puede seguirle, allá donde vaya, “¡Cuántas veces te he explicado que debo morir! ¡no puedes seguirme a la cruz! Pedro, ¡vas a ne-garme!”.Tomás tampoco ha entendido mucho: “muéstranos al Padre”. “Tomás, por favor, ¿qué no has estado conmigo todo este tiempo?”, “¿Cómo voy a de-jarlos solos? Se hundirán, perderán la fe. Padre, no sé si están preparados”. ¿Cuáles son las palabras que Jesús podía dejarles? ¿Qué podía decir para que mantuvieran la esperanza hasta la resurrección?Van a suceder muchas cosas, dema-siadas, cosas intensas, dolorosas, y no hay que perder a ninguno.

A ninguno de los hombres y mujeres que habían seguido a Jesús en ese ca-mino que fue la vida del Dios hombre, un camino al que todavía le queda un trágico final. Hombres y mujeres que lo abandonaron todo por Jesús, el maestro. Que dejaron casa, parientes y amigos, que abandonaron sus traba-jos, sus barcos y sus redes. Hombres y mujeres que lo habían dado todo por él, aun sin haber acabado de comprender quién era y hacia donde iba. “No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí.”

Así se inicia nuestro pasaje, un pasaje que, como ya decíamos, tiene más de consuelo vital, que de tratado teológico.¿Qué es lo que quiere Jesús? ¿Cuál es la intención de sus últimas palabras? Leemos en Jn 17, 11: “Ya no estaré más en el mundo; ellos continúan en el mundo, mientras yo me voy a ti. Pa-dre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado para que sean uno, como tú y yo somos uno”. Jesús debe irse, pero ellos no deben separarse, así, debemos leer estos pasajes, a la luz de esta intención de Jesús: mantener la unidad de todos ellos, hasta el día de la resurrección. “En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros.”

La lectura de estos versículos se ha hecho, muchas veces, en clave esca-tológica. Y no digo yo que no conten-gan una esperanza de hacia dónde va la nueva creación que se realiza en el Dios hombre. Pero más allá de esto, son palabras que consuelan al pere-grino. Vosotros que dejasteis todo por mí, por seguirme; no temáis, creed y confiad, porque la cruz va a prepara-ros un lugar nuevo, un nuevo hogar. La obra del Cristo, la resurrección del Dios hombre, crea, no solamente una nueva esperanza futura, sino, y por encima de todo, una esperanza presente, que se concreta en un nuevo hogar para los que lo abandonan todo por él.“Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Tú que lo has abandonado todo por mí, tú que has caminado conmigo, que dejaste, como Abraham y Sara, a tu parentela, para ir allí dónde Dios te mandaba. Tú que dejaste tu casa por mi, no temas, cree y confía, porque yo he formado un pueblo que va a ser un nuevo hogar para ti. Nuestras casas se levantan con ladrillos, pero nuestros hogares se crean con las personas que nos rodean, las piedras vivas que res-piran contigo, trabajan contigo, ríen y lloran, nacen y mueren, todas unidas por la piedra escogida por Dios: Jesús.Vivir es un largo camino y ese camino es Jesús. Él no es un pasaje al cielo, él no es un billete para una vida futura; él es el ejemplo, él es quien nos enseña como vivir, él es el que camina delante de nosotros, siempre hacia delante, marcando los pasos para que poda-mos seguirle. Las buenas nuevas para el ser humano son una proclamación del Dios hombre que se implica y vive con nosotros, que nos prepara el ca-mino, que nos acompaña. Proclamar a Dios es vivir como vivió Jesús, en la confianza de que el próximo paso no lo vas a dar solo. Jesús preparó un nuevo hogar para vi-vir, un nuevo pueblo. Muchas veces nos asusta tener que empezar de nuevo, pero Jesús nos dice: “No temáis, creed y confiad” porque la vida es un camino siempre hacia adelante y, más allá de vuestro lugar seguro, yo he preparado hogares para vosotros.

Marta LópezEstudiante de SEUT

Candidata al ministerio pastoral

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“esta implicación tan íntima de

Dios con el ser humano nos

demuestra que el mensaje del evangelio es

esperanza real para los que

vivimos hoy en este mundo”

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Espiritualidad¿Dónde está tu hogar? (Jn. 14, 1-6)

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Pensamiento ProtestanteEsperanza escatológica y el clamor de “otro mundo es posible”La tradición Reformada a través del tiempo ha ido transformándose y ha tratado de dar respuestas a los desa-fíos que la sociedad demanda en sus diversos aspectos. Pero este cambio no se ha librado de fuertes desviaciones y muchas veces en posturas fundamen-talistas francamente contrarias a la fe reformada. Uno de estos avatares de la fe reformada tiene que ver con el tema escatológico (dogmáticamente entendi-do como la doctrina de los últimos acon-tecimientos, llamada antiguamente «De novissimis»), las muchas desviaciones al respecto se han tergiversado tanto, hasta convertirla en algo ajeno a esta fe Reformada, y en ocasiones promueve una fe fundamentalista trayendo como consecuencia “un apego a la Biblia y an-ti-intelectualismo teológico” con su co-rrespondiente alienación socio-política”1 y, desde luego, a una gran pérdida de identidad Reformada. No es nuestra intención aclarar los as-pectos de estas doctrinas2, sino que desde la pregunta o más bien desde la afirmación que muchos hacen y que se convierte en imperativo categórico: “otro mundo es posible”, quisiéramos hacer un breve recorrido de las propuestas de algunos de los teólogos protestan-tes para ver si es posible encontrar lazos, vínculos con los que claman por otro mundo posible ante la vorágine del mercado, la pobreza, y victimización que el mundo globalizado nos propone como modelo único. Asumimos la crítica que el teólogo Pablo Richard hace del pen-samiento escatológico fundamentalista que lleva a huir de la realidad del mundo por “la incapacidad de proporcionar un mensaje de esperanza ante los conflictos existenciales que no aliene al ser huma-no y que promueva la vida de tal forma

1 Florencio GALINDO, El protestantismo fun-damentalista; una experiencia ambigua para América Latina. Estella, Verbo Divino, 1992, p. 284.2 Al respecto la bibliógrafa es amplia, pero nos parece un buen texto introductorio el ya clásico libro de Antonio HOEKEMA, La Biblia y el futuro. Grand Rapids. Subcomisión de literatura cristiana de la iglesia reformada, 1984. En este texto se exponen las posturas sobre algunos temas de la escatología que se hacen presentes en una gran parte de las iglesias y que, nos guste o no, han permeado la fe de sus miembros. Por otro lado, una introducción a la escatología en general la tenemos en el texto de JJ. TAMAYO-ACOSTA, Para comprender la escatología cristiana. Navarra, Verbo divino. 1993.

que se pueda llegar al conocimiento de Dios y del hombre”3. Más claramente, queremos hacer notar que es un error considerar el tema escatológico como “opio” de los cristianos que conlleve a su desinterés por la sociedad y el mundo; más bien, la fe cristiana está en continua relación con las tensiones y problemas que se viven en el mundo y que desafían constantemente a esta fe a dar razón de su esperanza. El pensamiento pro-testante ha tomado muy en serio este desafío como veremos en algunos de sus exponentes más representativos del siglo XX.

1). EL CRISTIANISMO ES ESCATO-LOGIA. (K. Barth)No es justificable que la teología co-loque en último lugar la escatología si es que quiere dar al mundo actual con todos sus problemas y decadencias, un mensaje de esperanza. La escatología para la fe protestante, es más que un tema en la agenda de la reflexión bíblica y teológica, el máximo representante y propulsor de la teología dialéctica, Karl Barth dirá al respecto de una manera radical: “Absolutamente nada tiene que ver con Cristo un cristianismo que no sea del todo escatología”4 y dice tam-bién que “hemos de guardarnos de no poner al final de la dogmática un inocuo capitulito «escatológico»”5 para recordar lo que no debemos olvidar, sino que la escatología ha de ser un despertar de nuestro letargo a “pierna suelta”. Y es que para este teólogo suizo, que abandonó Alemania por negarse a prestarle juramento a Adolf Hitler, la escatología abarca toda la existencia, ya que entra en juego toda la relación entre tiempo y eternidad donde el ser humano se encuentra y vive, pero donde ha de experimentar la angustia existen-cial ya que “el individuo está ante Dios, perturbado en su «individualidad» como sólo Dios puede perturbar al hombre”6. Más precisamente el hombre ha “de saber que está allí, allí ante Dios, y en ese instante no volverse loco o hundirse en la nada”, esta relación de tiempo y

3 Pablo RICHARD, “Las fuerzas religiosas de la muerte (las sectas)” en su La fuerza espiri-tual de la Iglesia de los pobres. San José, DEI, 1988, p. 1434 Karl BARTH, Carta a los romanos. Madrid, Biblioteca de autores cristianos, 1998, p. 381.5 Ibid, p. 5746 Ibid p. 519.

eternidad, da como resultado el énfasis arrollador de la trascendencia de Dios, y presenta el hecho de que no hay puente desde el hombre a Dios, sino de Dios al hombre, invitándonos así, más que a participar de una esperanza, a una cri-sis7. El problema es que esta escatología suprime al ser humano. Como menciona J. Moltmann, sobre este concepto de escatología en Barth: “No es la historia, que transcurre silenciosa e inabarcable, la que coloca en una crisis la esperanza escatológica de futuro [...] sino que, al revés, ahora es el eschaton que irrumpe trascendentalmente el que sitúa en su crisis última a toda historia del hombre”8. Para Moltmann, con esto se niega el va-lor de la escatología para la historia, que es lo que originó su ocaso en la reflexión teológica. Pero el pensamiento Barth va a tener lugar un giro, y en la segunda edición de su comentario a la carta a los Romanos, elaborará la idea de un tiempo real. Así, nuestro más allá será una glorificación de la propia historia terrena, recuperando la perspectiva temporal que tiene la esca-tología bíblica. La centralidad que ocupa la escatología en la teología barthiana, es un elemento fundamental dentro del giro de la teología en el siglo XX, sólo que hay que tener en cuenta que es-tamos ante una visión acentuadamente trascendentalista de la escatología. Por ello el filósofo E. Bloch cree que la idea barthiana de lo divino carece de histo-ria, de novum9. Es así como se puede reconocer la inserción del estudio de la escatología en un lugar prominente den-tro de la teología, pero aún falta el pensar y reflexionar en torno a la escatología para que se convierta, no en palabra de «crisis» sino en un mensaje al ser hu-mano que lo involucre en la historia y le haga partícipe en esa búsqueda de otro mundo que es posible.

7 Barth, al abordar la carta a los Romanos, lo hace con todo el problema de la existencia, desde lo que Kierkeggard llamó “dialéctica cuantitativa”, que implica el esfuerzo continuo de establecer distinciones absolutas, donde cada aspecto de una pone en duda a la otra. Así el individuo es cuestionado al estar frente al absolutamente Otro. Es el reconocimiento de lo que Kierkegaard llamó la “distinción infi-nitamente cualitativa” entre tiempo y eternidad.8 J. MOLTMANN, Teología de la esperanza. Salamanca, Sígueme, 1972. p. 48.9 Cf. Ernst BLOCH, El ateísmo en el cristianis-mo, Madrid, Taurus. 1983, pp. 48-54.

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II) DISOLUCION DE LA ESCATOLO-GIA. (R. Bultmann).Para Rudolf Bultmann, el Nuevo Testa-mento fue escrito con un sentido mitoló-gico que, para interpretarlo, es necesario “desmitologizarlo”, para poder distinguir entre lo que es mito y lo que es el keryg-ma (mensaje cristiano). Lo mitológico para Bultmann es el uso de imágenes para expresar lo transmundano en térmi-nos de este mundo; lo divino en términos de la vida humana10, por ello, para el teó-logo protestante alemán, es necesario realizar el proceso de desmitificación, en su doble vertiente, por un lado, “negativa en tanto crítica de la imagen del mundo tal y como se expresa en el mito y, con-siguientemente, de la imagen mítica del mundo tal como encuentra expresión en la Biblia; y una tarea positiva, de clarifica-ción de la verdadera intención del mito, y por tanto, de la verdadera intención de las Escrituras bíblicas”11. De esta forma, no se trata de quitar el mito del Nuevo Testamento, sino de interpretarlo para el mundo de hoy y hacerlo creíble. Así, el cielo e infierno, la resurrección de Jesús, la Parusía, y el futuro día de juicio, son los temas que hay que reinterpretar para el hombre de hoy, el que habla de energía atómica, de ciencia, moderno. De modo que para el teólogo de Marburg, al pasar por el filtro de la desmitologización a la divinidad concluye que es más que nada vivencia, encuentro y des-encuentro. Y este concepto, profundamente heide-ggeriano es la de un Dios que, antes que nada, es existencia.De modo que para Bultmann es nece-sario reinterpretar el mensaje neotesta-mentario para presentar un mensaje que nos lleve a una comprensión existencial de éste. La existencia o ser existencial, él mismo lo define como el ser auténti-camente humano, y dicha existencia se realiza al responsabilizarse de sí mismo y de su futuro: “Si el ser auténticamente humano es la existencia, en la cual el hombre debe asumirse a sí mismo, es responsable de sí mismo, la apertura ha-cia el futuro, la libertad en que cada ins-tante se hace acontecimiento, pertenece a la existencia auténtica [...] la realidad del hombre es su historia; es decir, su realidad está perpetuamente por delante de él, de suerte que se puede decir que el ser-futuro es la realidad en la que el hombre permanece”12. Si partimos de

10 Cf. J.L. GONZÁLEZ en «Teología de la exis-tencia», Apéndice de Mackintosh, Hugo R. Corrientes teológicas contemporáneas: de Schleiermacher a Barth. Buenos Aires, Metho-press, 1964. p. 310.11 Rosino GIBELLINI, La teología del siglo XX. Santander, Sal Terrae. 1993, pp. 37-38.12 Citado por J. J. TAMAYO-ACOSTA, op cit, p. 282.

esta idea de Bultmann para buscar el mensaje escatológico, dicho mensaje se verá limitado por el presente histó-rico del hombre, ya que él mismo es el “ser-futuro”. Con el teólogo de la desmitologización, tendremos una escatología subrayada-mente presente e individualista. Para él, Jesús mismo predicó una escatología “tomando la imagen apocalíptica del futuro, pero reduciéndola fuertemente. Lo nuevo y propio es, sin embargo, la seguridad con la que él dice: ¡Ahora ha llegado el tiempo! El reino de Dios irrum-pe. ¡Ha llegado el final!”13, concluyendo que Jesús mismo es la señal de los tiem-pos. De esta forma ahora es cuando uno debe elegir, entre Dios y su reino o el mundo y sus bienes, una sola decisión, ya que Jesús “en su persona significa la exigencia de la decisión, en la medida en que su llamada es la última palabra de Dios antes del fin y como tal llama a tomar una decisión. Ahora es la última hora; ahora sólo vale sí o no”14. A pesar de todo, la propuesta escatológica de Bultmann resulta ser individualista y por tanto con una visión social y política muy sesgada, su escatología desemboca en una percepción de la historia concentra-da en la vida de la persona al radicalizar una decisión privada de la participación del reino de Dios. Le quita a la escatolo-gía su dimensión cósmica y explosiva, ya que la salvación la privatiza, hace tanto énfasis en una dimensión existencial, que nos lleva a una situación de aco-modamiento a las estructuras sociales a partir de una decisión individual; de este modo, apenas se percibe la dimensión de la esperanza que nos da el mensaje del reino de Dios y la vertiente profética que este lleva en su dimensión escato-lógica. Si bien, la tarea hermenéutica desmi-tologizadora y existencial que propone Bultmann, no es en ninguna manera despreciable, sí hay que tener cuidado de no caer en los extremos y mucho me-nos al hablar de la escatología, sobre todo si se quiere generar un mensaje esperanzador para la vida en forma in-tegral. Paradójicamente será el filósofo de la esperanza, quien pondrá en alerta ante el peligro del teólogo, Ernest Bloch nos dirá “que si se desmitologizase indis-criminadamente, sucedería que muchos elementos subversivos e inconformistas de la Biblia perderían su sentido, que es ser portador de la luz. Desaparecería, entonces el mito de la serpiente del pa-raíso -el otro mito por excelencia junto al de Prometeo-, que conserva todo lo

13 Rudolf BULTMANN, Teología del Nuevo Tes-tamento. Salamanca, Sígueme, 1987. p. 44.14 Ibid, p. 47.

prometeico y encierra en su seno una crítica frontal a la heteronomía”15.

III) RECUPERACION DE LA CATEGO-RIA UTOPICA. (E. Bloch.)“Sólo un ateo puede ser un buen cris-tiano; sólo un buen cristiano puede ser un buen ateo”. Esta dialéctica, es una propuesta no de un teólogo reformado, sino al que ha entrado desde el marxis-mo a la profundidad de la religión judeo-cristiana para sacar de ella la fuerza de la transformación histórica y por ello merece una mención en este sucinto recorrido por la escatología, hablamos de Ernst Bloch. En su El principio es-peranza, como un replanteamiento del marxismo desde una categoría utópica del proyecto esperanza en la historia, plantea un horizonte utópico que es algo inexistente hoy, pero debe conver-tirse en el motor por el que se mueva la sociedad, para convertirse en un factor de transformación, de cambio, “Bloch se centra en realizar aquella sugerencia de Marx según la cual la religión es «el sue-ño de algo que es necesario llevarlo a la conciencia para poder poseerlo realmen-te». Y ello transformando la esperanza ultraterrena de la religión, en utopía con-creta intramundana [...] que constituye el impulso de la utopía concreta”16. Esta utopía, es para Bloch, esperanza, pero que no está alejada de la razón, no es una esperanza que aliena, que nos lleva a un escape de este mundo y mucho menos es una esperanza individualista, sino que es posibilidad sobre el futuro, sobre el novum como un futuro mejor, o sea, “otro mundo es posible”. Este fu-turo aparece como una posibilidad para la dignidad de todos los hombres, para E. Feil, “todo el pensamiento y empeño de Bloch, es como un alegato valiente en favor de la esperanza; nadie ha cargado tanto el acento sobre el futuro, nadie ha hecho tanto hincapié en el «todavía no» ni se ha empeñado como él en la segu-ridad de que llegará el «Reino» en el que no se impedirá a nadie andar erguido, en el que nadie será señor ni esclavo”17. El ser humano, en la esperanza, debe superar la tranquilidad mortífera y lan-zarse en busca de posibilidades nuevas, esto se basa en la mirada del eschaton de la historia. “Su punto de partida no está en el pasado, sino en el apocalip-sis del tiempo total, ya que la verdadera génesis no está en el principio, sino en

15 Cf. E. BLOCH, op cit, pp. 48.16 J. J. Tamayo-Acosta, op cit, p. 26017 E. FEIL, “Ernst Bloch” en Karl-Heinz Weger, ed. La crítica religiosa en los tres últimos siglos; diccionario de autores y escuelas. Barcelona, Herder, 1968. p. 53.

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el término”18. Así la utopía Bloch la re-cupera en dos sentidos, una es no caer en lo subjetivo, en una utopía abstracta, sino una concreta; pero la otra es no permitir que lo real elimine la fantasía que promueve la transformación. “De ahí su doble empeño: por una parte, liberar a la utopía de la ilusión infundada; por otra, liberarla de la idolatría objetivista de lo objetivamente posible”19. Para él, el cristianismo tiene estas dos capacida-des, ya que se encuentran en su seno como esperanza escatológica, como una «posibilidad» dada por la realidad histórica de su fundador, así, pero él, Cristo, “un Hombre obra aquí simple-mente como hombre bueno, algo que todavía no había sucedido; con una tendencia propia hacia abajo, hacia los pobres y menospreciados, en la que no hay ningún asomo de patronazgo. Con una rebeldía hacia lo alto”20.Frente a estos planteamientos no se pueden ignorar los impulsos que Bloch ha dado a la escatología cristiana, para forjar una perspectiva utópica realista que le permita activar la tarea histórica; de este modo, se le reconoce su apor-tación para que el cristianismo tome la esperanza y la coloque en un lugar cen-tral dentro, no solamente de su reflexión, sino de su vivencia. Así se ha intensifica-do de nuevo la conexión de la esperanza cristiana y la acción dinámica en favor de quienes viven en la injusticia, opresión y alienación. Lo que cuenta para Bloch es proseguir “la esperanza contra toda esperanza”21. Para él, quien es sujeto de la historia es el hombre que trabaja, crea, transforma y supera la realidad existente. No se trata de sueños sobre el futuro, sino que la utopía es el complemento cierto de lo que ya existe, pero que no está cerrado o concluido, así la utopía estará enfocada a transformar el mundo, el que ya existe, no otro. La reflexión de Bloch es muy estimulante al quehacer teológico y práctico del cris-tianismo, pero no se debe olvidar que, al plantearse la posibilidad de forjar la uto-pía en lo ya existente y sus posibilidades, se limita lo nuevo y no puede trascender a lo que es ésta realidad. Al respecto J. B. Metz nos advierte que el hombre sigue girando en un círculo del que ni siquiera lo que todavía no ha acontecido podrá librarlo. De este modo tendremos 18 R. B. UNZUE, en la presentación a la edi-ción española de J. MOLTMANN, Esperanza y planificación del futuro. Salamanca, Sígueme, 1971. p. 21.19 J. TAMAYO-ACOSTA, op cit, p. 261. Cf. Es-pecialmente su excelente libro Religión, razón y esperanza. El pensamiento de Ernst Bloch. Estella. Verbo Divino. 1992.20 E. Bloch, El principio esperanza. III, Madrid, Aguilar, 1980. pp. 374-375.21 E. FEIL, op cit., p. 56.

que seguir avanzando en nuestro estu-dio sin dejar de reconocer que la obra de E. Bloch, representa un adelanto en la procuración de generar un mensaje escatológico esperanzador, si no en for-ma total, si en forma conveniente para nuestro mundo.

IV) LA RESURRECCION DE JESUS, GERMEN DE LA ESPERANZA ESCA-TOLOGICA. (J. Moltmann).“Porque si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó, y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Cor. 15:13-14). Hemos visto el papel que juega la esperanza como principio filosófico en E. Bloch, veamos cómo el teólogo protestante J. Moltmann la erige no sólo en sentido teológico, sino también como base para la praxis cristiana ya que para él “resulta imposible un obrar creador basado en la fe, sin un nuevo pensar y proyectar desde la esperanza”22. Ahora bien, para Moltmann, esta esperanza “surge de un acontecimiento específico y único: el de la resurrección y el de la aparición de Jesucristo”23. La resurrección no es para él más que la simiente del futuro, es algo que se encuentra oculto en el mismo Cristo. Pero esto no ha llegado aun, no existe porque está en el futuro, convirtiéndose así sólo en esperanza, la resurrección podría compararse a una simiente, la base del futuro se encuentra para Moltmann, escondido en dicha si-miente, la fe se dirige, en esperanza y ex-pectación, hacia la revelación de aquello que ha encontrado ya en Cristo. Pero esto no quiere decir que haya llegado el futuro, por eso tenemos que hablar en escatología cristiana de “Jesucristo y su futuro”, aunque, ese futuro “todavía no” existe24.La esperanza no se conforma con las leyes naturales, la fe se expande hasta la esperanza. La esperanza se opone a la presencia del mal, del sufrimiento y de la muerte en aras del futuro de Je-sucristo. De tal modo que le esperanza nos lleva al inconformismo de la realidad dada. Este futuro de Cristo es la parusía para Moltmann, o retorno de Cristo. Lo que es singular dentro de la reflexión que Moltmann hace de la escatología es que para él, el futuro, la experiencia y la esperanza están basados en un mis-mo acontecimiento que, a la vez lo hace incompatible hoy, pero se encuentra en la espera del cumplimiento de la prome-sa de Dios hecha en la resurrección de Cristo: “En la escatología cristiana, lo

22 J. MOLTMANN, op cit, p. 44.23 Ibid, p. 254.24 Cf. R. Alves. Cristianismo: ¿opio o libera-ción? Salamanca, Sígueme, 1972. p. 99.

presente y lo futuro, la experiencia y la esperanza, entran en mutua contradic-ción [...] es la contradicción de la resu-rrección con respecto a la cruz”25. Pero la cruz, es una expresión del hoy, del presente, representa toda posibilidad de futuro bloqueado, la muerte total, la re-ducción de la vida en nada, ocasionada por el poder inmenso del sufrimiento y la derogación de los valores que permiten la vida. Así la cruz de Cristo, su pasión, determina la incapacidad del hombre para lograr una opción para la vida, es la culminación de toda posibilidad, en concreto: la nada. Su cruz, dice Molt-mann, “no sólo representa el final de la vida que él tenía, sino también el final de la vida que él ama y que espera”26. Por otro lado encontramos la “posibili-dad”, la esperanza que nos plantea la resurrección de Cristo, la esperanza en la promesa de Dios, la justicia divina en todo. La expectación cristiana no se di-rige a nadie más que al Cristo llegado, pero aguarda de él algo nuevo, algo no acontecido hasta ahora: “aguarda el cumplimiento de la prometida justicia divina en todo, el cumplimiento de la resurrección de los muertos prometida en su resurrección, el cumplimiento del dominio del crucificado sobre todo, pro-metido en su exaltación”27.Para Moltmann, la esperanza actúa en el presente mediante la resistencia, la inconformidad del presente en pro de un cambio que Dios ofrece en la resu-rrección de Cristo. Esta promesa esca-tológica de la parusía de Cristo torna en histórico el presente, lo hace experimen-tar en lo que aconteció en el pasado y la garantía de lo que viene. Pero ¿cómo sucede esto?, Moltmann nos responde así: “Pero si en el acontecimiento de la resurrección del crucificado vemos una creatio ex nihilo, lo que aquí está en juego, no es un posible cambio de lo existente, sino nada y todo. Entonces se ve que este mundo no puede sopor-tar ni la resurrección ni el nuevo mundo creado a partir de aquélla. La dialéctica que quiera soportar esta contradicción, debe ser una dialéctica apocalíptica”28.En la cruz de Cristo, el mundo no reci-be un desvelamiento, ya que la síntesis que ha de reconciliar esta dialéctica entre muerte y resurrección ha de darse en el marco de un nuevo ser. Así la cruz, el sufrimiento, es por todo esto parte inte-grante de la acometida dialéctica, que va en la dirección de un nuevo futuro para el hombre, para el ser nuevo. Moltmann va a mencionar después que: “La fe en la resurrección, es fe en el crucificado; 25 J. MOLTMANN, op cit, p.2326 Ibid., p. 27527 Idem28 Ibid., p. 294

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y la esperanza que vence al mundo, ca-paz de esperar contra toda esperanza, nace al lado del crucifi cado”29, esto nos lleva desde luego a una posición políti-ca y social ya que es una “teología del abandono de los dioses patrios y del statu quo, es teología del oprobio de Cristo esperando a la puerta”30. Así, Para Moltmann, la esperanza se presentará como una fe cristiana liberadora, como él mismo asegura en su Crítica teológica de la religión política: “La fe cristiana en el Dios crucifi cado, que es a la vez el Dios de la esperanza, destruye la idolatría, la libera del impulso de autoconfi rmación y acaba con la tiranía del orgullo y del mie-do [...] El punto crucial de la esperanza no es un futuro abierto, sino el futuro de los que no tienen esperanza, la luz de la resurrección brilla en la noche de la cruz y quiere iluminar a todos aquellos que se han colocado a la sombra de la cruz”31. El pensamiento de Moltmann es un gran esfuerzo de elaboración de un mensaje cristiano que revele la recuperación de la utopía escatológica como mensaje esperanzador, pero cabe preguntarse, hasta dónde es factible este mensaje y cuál es la pertinencia de las pautas que nos da para practicar y vivir activamen-te este mensaje esperanzador, es decir, ¿hasta dónde la teología de la esperanza de Moltmann, se expresa de tal manera que es audible, que es comprensible para todos aquellos que están también en la búsqueda de un mejor mundo posi-ble? Si bien esta propuesta escatológica de Moltmann nos lleva a centrarnos en la realidad y no conformarnos a ella, nos conviene ver si la promesa de la que ha-bla, irrumpe en su totalidad en un mundo que cada vez tiende más hacia la con-fl ictividad social, económica, política e incluso religiosa. ¿Cómo crear el nuevo mañana, o ser promotores de él? Falta-ría decir cómo lograrlo con todos, y no sólo con los que pueden oír la palabra de la promesa. Gustavo Gutiérrez refi -riéndose a la teología de la esperanza de Moltmann comenta que “le hace falta un nuevo lenguaje, que sea audible pero además comprensible para todos, parti-cipar de las muchas voces y hacerse oír hace necesario un nuevo lenguaje de la fe que sea capaz de expresar la espe-ranza escatológica a todos los oídos, esa es la difi cultad en Moltmann”32.29 J. MOILTMANN, Esperanza y planifi cación del futuro; perspectivas teológicas. Salamanca, Sígueme, 1971. p. 88.30 Idem.31 J. MOLTMANN, “Critica teológica de la reli-gión política” en Ilustración y teoría teológica; la iglesia en la encrucijada de las libertades modernas. Salamanca, Sígueme, 1973. p. 45.32 G. GUTIERREZ, Teología de la liberación; Perspectivas. Salamanca, Sígueme, 1972, p. 283.

V.- ESCATOLOGÍA PARA LA VIDA Y PARA “OTRO MUNDO POSIBLE”.Unos de los problemas de la comunica-ción de la esperanza cristiana tiene que ver con la articulación de un lenguaje que sea comprensible y signifi cativo para los que viven el día a día en la confl ictividad y la complejidad de la vida, es decir, para la mayoría de la gente. Es por ello que la escatología cristiana (y la teología en general) no puede seguir siendo un dis-curso dispuesto solo para los “iniciados”, el problema del lenguaje en la escato-logía es una crítica que ya desde 1968 el teólogo presbiteriano Rubem Alves había formulado en su tesis doctoral en Princeton. Refi riéndose a la teología de K. Barth, R. Bultmann y J. Moltmann, hará ver que es necesario una crítica al lenguaje teológico, ya que para el teólo-go Brasileño, tanto el lenguaje del exis-tencialismo teológico, que desvincula el futuro escatológico del futuro histórico; como el de Barth, que o bien niega toda la historia (primer Barth) o convierte el futuro del hombre en pasado o en “ti-empo metafísico”; como el de Bultmann, por su carácter ahistórico y asocial; y fi nalmente el lenguaje de la teología de la esperanza de Moltmann que constata que el futuro ya está determinado y es un objeto, más que un horizonte; para Alves éstas son teologías que necesitan un nuevo lenguaje33. ¿Cómo compartir que el Reino de Dios, está verdaderamente presente y opera-tivo -por más que imperfecta o parcial-mente- realizado en las acciones indivi-duales y colectivas de los seres humanos solidarios, activos y comprometidos en la historia? Es necesario hacer ver que no se limitan a ser un mero refl ejo, prefi -guración o analogía del Reino, sino que la concientización, y la creación de una sociedad solidaria en todos los ámbitos (social, económico, político, ecológico, etc.) son mediaciones de la redención e incluso adelantos de la plenitud de vida esperada, de modo que la plenitud de vida y la redención histórica se implican mutuamente. Pero tampoco se puede considerar que el Reino de Dios sea una

33 Cf. Alves, Cristianismo, opio o liberación. Sígueme, pp. 54-114. De hecho, todo este capítulo es una análisis de la escatología de estos tres teólogos protestantes dese una mirada crítica desde para quien busca la ar-ticulación de la esperanza cristiana con el hu-manismo político que se estaba viviendo en la confl ictividad de América Latina en esos años. La tesis doctoral en ingles se llamó Hacía una teología de la liberación (Towards a Theology of Liberation) este libro en inglés se publico bajo el título de Una teología de la esperanza humana. (A theology of human hope, The world publishing company, 1969). A decir de Enrique Dussel este libro marcará la primara obra sis-temática bajo el paradigma de la teología de la liberación.

mera prolongación del mundo transfor-mado por el ser humano. Al tiempo que tarea humana, el reino de Dios es don de Dios que debe acogerse como gracia. Y sin embargo, nos es necesario seguir hablando de la esperanza cristiana, ya que no podemos estar conforme con lo que vivimos, con la manera en que este mundo está organizado y lo que pode-mos alcanzar desde nuestras muchas o pocas fuerzas. Hablar de escatología implica un trabajo hermenéutico tanto del texto bíblico, como del lenguaje escatológico, pero siempre viendo este mundo y teniendo en cuenta la prome-sa del Reino en plenitud, es necesaria la escatología cristiana, también como promotora de fe y esperanza y de nue-vas utopías ya que “Una sociedad en la que no pueden nacer y fomentarse las utopías es una sociedad en la que la esperanza histórica se ve reducida a la limitada aspiración que consiste en mantener lo que se tiene. En pocas pa-labras, una sociedad sin utopía es una sociedad sin esperanza. Y, por tanto, es una sociedad en la que algunos, los privilegiados, centran sus aspiraciones en no perder lo que tienen, mientras que la gran mayoría, los marginados y exclui-dos, no pasan del desesperado deseo de supervivencia, expresión mínima del instinto de conservación”34. Moltmann dará un giro a su teología, pasará de la teología de la esperanza a la teología del Dios crucifi cado35 y llega-rá fi nalmente a la cristología cósmica y mesiánica36, y comenta que en cuestión de escatología la pregunta decisiva que hay que dirigir a Cristo no es ¿Eres tú el verdadero Dios? o ¿Eres tú el verdade-ro hombre?, sino la pregunta mesiánica: ¿Eres tú el que ha de venir? “Vivir la es-peranza de la parusía en mucho más que la simple espera, perseverancia y man-tenimiento de la fe; es un actitud activa y transformadora. Es vivir anticipando al que ha de venir, en una “espera creativa […] Es vivir con “la cabeza alta” y con el “andar erguido”, es una vida que, en la lucha por la justicia y la paz en este mundo, colabora en la instauración del Reino de Dios”37.

Israel Flores

34 José María CASTILLO, “La utopía secuestra-da”, en Concilium, 308. Nov-Dic, 2004, p 43.

35 Cf. J. MOLTMANN, El Dios crucifi cado. La cruz de Cristo como base y crítica de toda teología cristiana. Salamanca, Sígueme. 1975. 36 Cf. J. MOLTMANN, El camino de Cristo. Cristología en dimensiones mesiánicas. Sala-manca, Sígueme. 1993. 37 Ibid, p. 459.

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Nuestra HistoriaContribución al estudio sobre los protestantes y la guerra civil a través de documentos inéditos (2)La guerra civil y la inmediata posguerra en menorca (julio 1936-octubre 1939) Con este artículo damos continuación a la serie iniciada en esta revista1, con el fin de ampliar el conocimiento sobre el protestantismo durante la guerra civil y la posguerra. En esta ocasión la consulta de documentos depositados en el Archi-vo Histórico de Maó, nos ha permitido conocer con más detalle como se desa-rrolló el protestantismo en Menorca du-rante este trágico periodo y como ofrece unas características peculiares dentro del panorama protestante español.

1.- La guerra civil en Menorca (julio 1936 – febrero 1939)A diferencia de Mallorca donde el golpe de Estado triunfó el día 19 de julio, sin excesivas dificultades, en Menorca la negativa de los suboficiales de Maó de secundar la actitud golpista de sus supe-riores determinó que entre el 20 y el 21 de julio se hiciera efectivo el fracaso del alzamiento militar contra la República2. Los primeros tiempos, se caracterizaron por el caos y el descontrol. Se practi-caron registros, detenciones y ejecucio-nes, especialmente contra los militares sublevados y el clero, siendo atacados y saqueados los templos católicos3. Las iglesias protestantes metodistas de Menorca, al contrario de lo acaecido en algunas de Barcelona en los primeros días, “no sufrieron daños”.4 De todas maneras y como medida de prudencia 1 Capó i Fuster, Carme. Contribución al es-tudio sobre los protestantes y la guerra civil: Los primeros días de la guerra civil en la ciudad de Barcelona a través de do-cumentos inéditos. Cristianismo Protestante núm. 57 (junio-setiembre 2010) Págs. 11-122 Para un estudio detallado ver Murillo, Andreu (1997 y 2003): La guerra civil a Menorca (1936-1939). Documenta Balear.3 Esta situación duraria practicamente hasta finales de 1936. Ginard, D. Les repressions de 1936-1939 a les Illes Balears. Una anàli-si comparativa. Págs. 257-297 dentro de Pagès, P. (2007) La guerra civil als Països Catalans. Universitat de València.4 Carta de Josep Capó al Rev. Johnson. 27 de julio del 1936 .WMMS. Correpondence .Box 702. n º 1182. La totalidad del documento esta publicado en Capó i Fuster, C. (2009). El protestantismo a les Balears. Documenta Balear. Pág. 57.

las iglesias cerraron sus puertas duran-te dos meses. Así lo refería su pastor Samuel Capó, en un informe realizado en la década de los cuarenta: “con todo (se refiere a la dramática situación que se vivía) se siguieron celebrando los cultos, excepto dos meses que la iglesia estuvo clausurada”5. De esta manera, a partir de setiembre del 1936 los cultos se fueron celebrando con relativa normalidad al mismo tiempo que se realizaban visitas al hospital y se socorrían a los damnificados. La ocupación de Barcelona el 26 de enero del 1939 por las tropas franquistas ace-leró la rendición de Menorca a los “na-cionales”. Antes pero de hacerse efectiva la capitulación, los gobiernos franceses y británicos sostuvieron diversos contac-tos y gestiones, principalmente del cónsul británico Alan Hillgarth, para que el pase de la Isla a los franquistas fuera pacífica. Esta intervención extranjera se explica por el temor que existía desde el inicio de la contienda que Menorca, isla con un gran valor estratégico en el Mediterráneo, pu-diera caer en manos italianas6. El acuerdo conseguido permitió que casi medio millar de partidarios del bando republicano pu-dieran embarcarse la noche del 8 de fe-brero en los barcos Devonshire y Carmen Picó iniciando así el camino hacia el exilio. El 9 febrero del 1939 la ocupación de Menorca por las tropas franquistas era ya una realidad y empezaba, a pesar de las promesas iniciales, una dura represión contra los partidarios de la República que habían permanecido en la Isla.

2.- La Inmediata posguerra: Menorca (febrero - octubre 1939)Los primeros meses de la posguerra el Gobierno nacional había suprimido el 2 de febrero del 1939 la Ley de Confesio-nes y Congregaciones promulgada por la República. Con este hecho se ponía fin a

5 Capó i Ferrer, Samuel: La obra de Menorca. Manuscrito. Pág.7. Archivo de “Les Antigues Esglésies Metodistes de Catalunya i les Ba-lears” (AAEMCB). También lo confirma el hecho que en el libro de ofrendas no figuran las colec-tas de los meses julio y agosto. Balearic Islands Libro de Ofrendas (1908-1947). AAEMCB. Caja 2.Vol. nº 2.6 Casasnovas, M.A. (2005): Història de Menor-ca. ed. Moll. Págs. 459-462. Se ha de decir que a pesar de esta preocupación, Menorca fue bombardeada de manera intermitente durante la guerra por la aviación italiana procedente de Mallorca.

la libertad de cultos. Las iglesias protes-tantes de Menorca veían así clausuradas sus puertas el mismo día 9 de febrero. En estos primeros meses de dura repre-sión7, el pastor Samuel Capó fue citado e interrogado varias veces en los locales de la Falange, aunque no estuvo en nin-gún momento retenido.8 También sufrió un incidente con el capellán castrense Mariano de Oleza y Ramonell. El mis-mo sacerdote explicaba lo acaecido9 el mayo del 1939 cuando se presentó en la iglesia donde residía el pastor Capó re-criminándole duramente el haber entre-gado y dedicado una Biblia “protestante” a uno de sus soldados, añadiendo: “que semilla protestante no puede germinar en tierra regada en sangre de mártires, le he recordado que en la Mola bauticé una oveja suya antes de fusilarla y que en un imperio que amenace en cruzada de catolicidad no cabe propaganda vil; que Franco desea un ejercito católico y por eso le proporciona sacerdotes, católicos, apostólicos y romanos”. Al irse le advirtió que “la voz de alerta está dada y comen-zada una campaña y una persecución capitaneada por el clero castrense; creo que con la ayuda de Dios tendremos la satisfacción de que salga de Menorca”.

Las amenazas no se cumplieron. Samuel Capó será uno de los pocos pastores que reste en el Estado. Es más, pocos meses más tarde, concretamente en el mes de julio se atreve a pedir la reaber-tura de los templos a la Delegación del Gobierno en Menorca. Su petición es enviada al Ministerio de Gobernación y contestada a través de un telegrama

7 Ya en los primeros días de la ocupación los detenidos se contaban por centenares y se ini-ciaban ejecuciones. Hasta el 5 de abril habían sido fusilados 101 hombres. Casasnovas, M. A. Ob. Cit. Pág.4698 Testimonios de familiares de Samuel Capó. Es posible, que Samuel Capó no fuera repre-saliado porque nunca tuvo implicaciones polí-ticas y quizás también gracias a la liberalidad de las autoridades subalternas que conocían su labor cristiana desarrollada desde muchos años antes.9 De Oleza y de España, J (1973): La familia de Oleza en Mallorca, durante setecien-tos treinta años (1230-1960) Págs. 490-491. Debo esta información a los apuntes que el historiador Andreu Murillo tomó de este libro y que me fueron cedidos por su familia. También la familia de Samuel Capó ha confirmado este hecho.

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fechado el 27 de julio del 1939. En él se comunicaba que, por orden dictada por el Ministerio de Gobernación con fecha del 24 de abril, “este gobierno no proce-día a autorizar cultos disidentes territorio nacional”10.En setiembre del mismo año, el goberna-dor civil de Baleares enviaba al delegado del Gobierno menorquín una comunica-ción del Director general de Seguridad “con el fin de adoptar determinadas medidas dispuestas por el Ministro de la Gobernación, para prevenir la acción de la masonería en España, íntimamente re-lacionada con la labor de evangelización que realizan, extranjeros y españoles” 11. Era un cuestionario que constaba de tres puntos. En el primero de ellos se pedía, curiosamente, una relación de “pastores protestantes extranjeros” y sus familias así como de otras personas extranjeras que cooperaran activamente, sin ser pastores, a la labor de evangelización. En el segundo punto se requería una relación de las capillas protestantes establecidas, el número aproximado de fieles, desde cuando estaban abiertas, quien las regentaba y si funcionaban en aquel momento. Por último se solicitaba una relación de librerías protestantes, de vendedores callejeros de publicaciones protestantes y su nacionalidad, así como de las escuelas evangélicas estableci-das.En su respuesta el delegado informaba de que el único pastor protestante que había era Samuel Capó, el cual se ocu-paba de las dos capillas protestantes de la isla: la de Maó, con unos 30 fieles y la de Es Castell, con 16 miembros. También se le comunicaba que estaban clausuradas “pues, aún cuando se inte-resó por el pastor nombrado la reaper-tura, le fue denegada la petición -hecha verbalmente–, previa consulta con V.E, evacuada mediante su telegrama fecha 27 de julio último”.

Un insólito permiso de obertura. Oc-tubre 1939A pesar de la inicial negativa de obertura, el pastor Capó no cesó en su empeño. Así, a principios de octubre vuelve a hace llegar al delegado de Gobierno una nue-va instancia pidiendo la reapertura de las iglesias protestantes. En esta ocasión el gobernador envía un telegrama al sub-secretario del Ministerio de Gobernación para saber cual era el criterio del Ministe-rio respecto al ejercicio de los cultos “di-sidentes”. La respuesta enviada desde

10 Arxiu Històric de Maó (A.H.M) Delegación del Gobierno en Menorca (D. G.). Carpeta núm.717. Sección “Capillas Protestantes”. (sin numerar).11 AHM. D. G., 191. El documento se encuentra reproducido en Capó i Fuster, C. (2009). Ob. Cit. Pág. 58.

Burgos con fecha del 9 de octubre 1939 decía: “Le participo que no debe V.S. consentir que se abran nuevas capillas o templos de los aludidos (se refiere a los cultos protestantes) pero ha de tolerar los que funcionan en la actualidad, aunque sujetos a una constante y celosa vigilancia, toda vez que con que a través de dichas actividades se ha intentado hacer propaganda en contra del Estado y del Caudillo”12. A tenor de esta respuesta, el delegado no-tificaba al inspector Jefe de Investigación y Vigilancia dicha resolución con el objeto de que se estableciera la vigilancia”por lo que respecta al funcionamiento de la capilla protestante de esta ciudad cuyo culto se permitirá en lo sucesivo”13 La orden estaba firmada el 19 de octubre de 1939. Era, que sepamos, un caso insólito en el Estado Español. Como consecuencia, se empiezan a ce-lebrar los cultos con normalidad: en Maó los domingos a las 11 de la mañana y a las 6 de la tarde y los miércoles a las 8 de la noche. En Es Castell los domingos a las 4 de la tarde y los jueves a las 8 horas.Era indudable que la obertura del los templos protestantes no podía ser bien vista por todas las autoridades, así pron-to comenzaron a producirse presiones para que volvieran a ser clausurados. De esta manera, el 2 de noviembre del 1939, pocos días después del inicio de los cul-tos, el pastor Capó tiene que presentar un escrito ante la Delegación de Gobier-no en el que constan los días de culto y los miembros que asisten : 31 en Maó y 15 en Es Castell 14. Al día siguiente, 3 de noviembre, a las once de la mañana se realizaba un registro en el interior del templo de Maó por parte dos agentes de la Investigación y Vigilancia y ante la presencia de dos testigos. Las órdenes provenían del Delegado Nacional en Me-norca, dadas, según consta en el docu-mento de forma verbal. El motivo que se aducía era “por si en dicho domicilio pu-dieran hallarse objetos pertenecientes al Culto Religioso Católico de procedencia ilícita”. Era evidente que se había recibido una denuncia con el objeto de acusar a los protestantes de haber intervenido en los saqueos sufridos por las iglesias católicas durante los primeros meses de guerra. Pero, tal y como señalaba el escrito “practicado un minucioso registro en todas las dependencias, muebles y enseres de la mencionada casa, para 12 AHM D. G. Carpeta núm.717. Sección “Capi-llas Protestantes”. Documento nº 2240. Política interior- Reservado. 9 de octubre 1939. (Todas las negritas son mías).13 AHM D. G. Ídem id. Documento nº 1095-1096. 19 de octubre de 1939.14 AHM D. G. Ídem id. Documento nº 2328. 2 de noviembre 1939.

que el dueño dio toda clase de facilida-des, dio como resultado negativo”15. Sin embargo las presiones continuaron hasta que finalmente los cultos son su-primidos poco después por “orden ver-bal”, no de la Delegación del Gobierno sino del “entonces Teniente Coronel Jefe del Estado Mayor del gobierno de esta isla”16. Esta resolución le fue comunicada verbalmente al pastor Capó tal y como lo explicaba en una nueva petición de obertura realizada en 1944: “nos llamó otra vez el señor delegado y en tonos ciertamente muy amables nos aconsejó suspender otra vez nuestros cultos hasta que las circunstancias aconsejaran cele-brarlos de nuevo, para lo cual nos pro-metió avisarnos lo más pronto posible” 17.

Epílogo La explicación oficial sobre el porque se revocó la orden inicial de reapertura no será dada hasta años más tarde en un informe del Delegado del Gobierno en Menorca del año 1949. En ella se puede leer que, por disposición ministerial se había autorizado el funcionamiento de los templos, celebrándose varios cultos en Es Castell y uno solo en Maó, pero “habiéndose producido un pequeño al-boroto se cree que el Gobierno Militar dio orden verbal de que se abstuvieran de celebrar cultos por cuyo motivo se cerró nuevamente la capilla e incluso se cortó el fluido eléctrico”18 Lo cierto fue que la clausura de las iglesias de Maó y Es Castell ponía en evidencia que los problemas para la co-munidad evangélica tan sólo acababan de empezar, como mostraremos en un próximo artículo dedicado a los difíciles años de posguerra.Mientras Samuel Capó, tal y como se-ñala en uno de sus escritos, no dejó de hacer”obra personal en espera de que sea concedida la autorización varias veces pedida para reanudarlos (los cultos) que constituye el gran anhelo de amigos y hermanos, anhelo que sin duda el Señor satisfará oportunamente. Sea a Él dada toda la gloria y la honra”19

Carme Capó i Fuster

15 AHM Delegación Especial del Gobierno de Menorca. 3 de noviembre 1939. Carpeta nú-mero: 09. 09 R .S. nº 760816 AHM D. G. Carpeta núm.717. Sección “Ca-pillas Protestantes .Documento nº 531.13 de septiembre 1945 17 AHM D. G Ídem. Id. Sin numerar. 10 de enero del 194418 AHM D .G. Ídem. Id. Documento nº 203. 5 de Abril de 1949. En un nuevo informe del 1954 se vuelve insistir en el mismo hecho. AHM D .G. Ídem. Id. Documento nº 2029. 6 de diciembre del 1954. 19 Capó i Ferrer, S. Ob. cit. Pág.8

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El mundo de los librosLes Esglésies Evangèliques de BarcelonaEL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA EDITA BAJO SUS AUSPICIOS, EN CATALÁN, LA MEJOR HISTORIA DEL PROTESTANTISMO HISTÓRICO EN LA CIUDAD.

En el “Salón de Ciento” del Ayunta-miento de Barcelona, bajo la presi-dencia de su alcalde, D. Jordi Hereu, se presentó, el día 2 de marzo del presente año, el libro “Les Esglésies Evangèliques històriques de Barcelona 1876-1978” (Las iglesias Evangélicas históricas de Barcelona 1876-1978), cuyo autor es el Dr. Federico Vázquez Osuna, historiador e investigador del Centro de Estudios Históricos Inter-nacionales de la Universidad de Bar-celona.El Salón de Ciento, lugar emblemáti-co de la Ciudad, estaba a rebosar de público, especialmente historiadores, periodistas, autoridades municipales, y, cómo no, de protestantes deseo-sos de escuchar y conocer, de prime-ra mano, nuestra historia relatada por una persona ajena al protestantismo, quien con un rigor histórico desgra-nó una gran parte de la vida de los protestantes en el transcurso de los años que describe, hasta tal punto que nos abrió una nueva perspectiva desconocido hasta ahora. En lo suce-sivo cualquier trabajo histórico sobre el protestantismo de nuestro País tendrá indefectiblemente que recurrir a éste.El Dr. Vázquez Osuna recoge en su libro la historia de los protestantes

durante la época de la Restauración, la Se-gunda República, la dictadura franquista y el inicio de la transición democrática. Libro, que según el autor, ha tropezado con innume-rables dificultades, unas veces con los Archivos de Barcelona y del Es-tado y otras por la forma de tratar su trabajo con honestidad y fidelidad a los hechos que relata, en los que ex-pone los sufrimientos, privaciones y falta de libertades de los protestantes, considerados, cuando mucho, como ciudadanos de segunda categoría. El autor ha hecho gala de valentía al ha-cer frente a estos muchos problemas que se le han planteado y sale airoso, como él mismo dice “por la pasión que le suscitaba el tema y por el compromi-so con su profesión. Su libro es un libro de historia de Cataluña y del Estado español”.Queremos destacar que el Dr. Váz-quez ha tenido muy en cuenta los archivos protestantes de la Ciudad, especialmente el Archivo de las Anti-guas Iglesias Metodistas de Cataluña y Baleares, además de entrevistarse con diversos pastores ancianos y personas que son testimonios vivos del mundo protestante de Cataluña, confirmando y ampliando los muchos datos que ya poseía. En este libro, si bien trata de la diversidad de todo el protestantis-mo catalán, se circunscribe principal-mente al protestantismo de la IEE, sin minimizar la importancia de las otras confesiones evangélicas.El libro está profusamente ilustrado con muchas fotografías que acom-pañan gráficamente nuestra historia evangélica en Cataluña y en el resto del Estado. El Archivo de las Antiguas Iglesias Metodistas de Cataluña y Ba-leares ha tenido el honor de proporcio-nar al Dr. Vázquez importantes datos históricos, así como 22 fotografías que han sido añadidas a las que ya poseía el autor procedentes de otros archivos oficiales o particulares.Al acto de la presentación del libro, ya de por si emocionante, había que aña-dir, junto a la presidencia del Sr. Alcal-

de, a dirigentes del mundo protestan-te, quienes glosaron como testimonio sus vidas al servicio del Evangelio en nuestro País.El Dr. Vázquez Osuna afirma que este “ libro nos permite descubrir un patri-monio de la sociedad plural y respe-tuosa con las religiones. Es una mirada a la historia de los protestantes para comprender el valor de la diversidad religiosa y una forma de pedir perdón a los que han sufrido tanta intolerancia por sus creencias”.En este emotivo acto, el Sr. Alcalde, haciéndose sensible al sentimiento de reparación, anunció que la comisión del nomenclátor de la Ciudad apro-bó dedicar una calle o una plaza de Barcelona a Martín Lutero. Afirmó que este gesto sincero era un primer paso, un punto y seguido, para situar a los cristianos protestantes en el lugar que merecen estar en la ciudad de Bar-celona. Es Jordi Hereu, el alcalde de la Ciudad Condal, quien cierra la presentación del libro afirmando que “la ciudad debe reconocer y valorar la tarea de los protestantes. Por esta razón, es todo un honor haber podido participar en la publicación de este libro, que nos enseña el camino largo y complejo que ha recorrido Barcelona para conver-tirse en la ciudad diversa, inclusiva y solidaria que es hoy en día”.La historia de la ciudad de Barcelona es también la historia de los protes-tantes, quedando así reflejado en este acto celebrado en el Salón de Ciento del Ayuntamiento de Barcelona, donde se inicia un nuevo camino para la ciu-dad y para sus iglesias protestantes.

Pablo García Rubio

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España EvangélicaDOCTORADO EN HONORIS CAUSA EN TEOLOGÍA, AL OBISPO CARLOS LÓPEZ LOZANO

La tercera universidad más importan-te de Rumania, la Universidad Ovidio de Constanza, otorgo un Doctorado en Honoris Causa en Teología, al Obispo Carlos López Lozano, en el transcurso de la celebración del 50 aniversario de su fundación.El pasado 19 de Marzo del 2011, en la sala del senado de la Universidad de Constanza, a las 16:00 Horas, el rector, abrió el acto con el anuncio de la concesión del Doctorado Honoris Causa en Teología, a continuación el Arzobispo Ortodoxo de Constanza, Reverendísimo Teodosio, Decano de la Faculta de Teología, leyó un dis-curso en el que resumió la razones por las que se otorgaba el doctorado.A continuación el Rector, invistió Doctor Honoris Causa al Obispo Carlos López, entregándole el diplo-ma y los símbolos de la universidad, después de revestirle con el traje de la universidad de Constanza.El Obispo respondió en su discurso de aceptación, haciendo un recorri-do por la historia del Cristianismo en España, resaltando algunos aspectos interesantes y novedosos de la Iglesia Española Reformada Episcopal, en sus ciento cuarenta años de historia, recordando que una Iglesia que ha sufrido persecución, puede trabajar también por la reconciliación, recordó a varios pastores que fueron asesina-dos durante la represión franquista, y que dos de sus obispos habían sufrido más de siete años de cárcel cada uno. Además de discriminación durante su ministerio. Durante su discurso el Obispo López, dijo: Una Iglesia puede ser pequeña pero rele-vante para la historia de una nación. (Boletín IERE.)

EL LIBRO DE LOS LIBROS, AL ALCANCE DE TODOSBarcelona, 30 de marzo de 2011, Petit Palau del Palau de la Música. La Sociedad Bíblica junto con otras cinco entidades catalanas especiali-zadas en ediciones bíblicas –Publi-cacions de la Abadía de Montserrat, Happy Books/La Hormiga de Oro, Centro de Pastoral Litúrgica, Editorial Claret, y Associació Bíblica de Cata-lunya- han promovido una edición de la Biblia de calidad y a un precio muy popular, con el objetivo de poner la Biblia al alcance de todos, de conver-tirla en un libro de referencia religioso y cultural imprescindible.De cada una de las intervenciones fue quedando patente la importan-cia de la aportación que el mundo protestante hacía con esta Biblia. La génesis de esta edición fue impulsada por el director de la Sociedad Bíblica (SB), José Luis Andavert, quien ani-mó a todos a producir una Biblia de estas características —de acuerdo a la práctica habitual de la SB—. Pro-puesta que inmediatamente recibió el respaldo de todos, al entender como se difundiría el texto bíblico al poner-lo a un precio asequible y al tiempo bellamente presentado, dándole la importancia que se merece. El texto bíblico –que se presenta a una sola columna- es la traducción de la Biblia Catalana interconfesional (BCI), y contiene un centenar de ilus-traciones de Perico Pastor –quien, asimismo, ha diseñado la cubierta en colaboración con el grafista y crítico de arte, Daniel Giralt-Miracle. Esta nueva edición incluye también tres textos de introducción a cargo del doctor Armand Puig, decano de la Facultad de Teología de Catalunya; del doctor Agustí Borrell, secretario de la Asociación Bíblica de Catalunya; y del doctor Rafael Argullol, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, escri-tor y filósofo. La edición ha sido de 30.000 ejemplares. La BCI fruto de la labor de traducción de la Associació Bíblica de Catalun-ya, Editorial Claret y Sociedades Bí-blicas Unidas, cuya primera edición fue en septiembre de 1993, ayer día 30, en el Petit Palau de Barcelona, conquistó a los católicos, protestan-tes y ortodoxos que participaron en el

acto de presentación de esta nueva y atractiva edición.Creyentes y agnósticos explicaron la importancia de la Biblia.Pilar Rahola, Rafael Argullol, Màrius Serra, Lluís Martínez Sistach, Perico Pastor, Salvador Giner, Núria Solé, Mariona Darulla, Joan Rigol, Justo Molinero, Enric Capó I Joan Margarit explicaron su experiencia personal con la Biblia.Se trata de de divulgar la idea de la im-portancia de conocer el texto bíblico como uno de los referentes culturales imprescindibles. La Biblia ha sido el vehículo de expresión e identidad del pueblo judío pero también del cris-tianismo, lo que la convierte en uno de los pilares de la cultura occidental.

JUDITH E. BUCHANAN

En memoria de Judith Buchanan15 de noviembre de1947- 29 de mar-zo de 2011Judith Buchanan, profesora de Evan-gelización en el Seminario Evangélico Unido de Teología, falleció el 29 de marzo de 2011, a causa de un cáncer, después de tres años de enfermedad.Judith nació en 1947 en Sherborne, una pequeña localidad de Corset, en el sur de Inglaterra. Fue la mayor de ocho hermanos, su padre fue pro-fesor y posteriormente llegó a ser el director de la escuela Oakhan, en el centro de Inglaterra lo que marcó su vida profundamente, ya que dedicó después su vida a la enseñanza.

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Judith se graduó en Biología en la Universidad de Londres, una de las más prestigiosas en el Reino Unido. Fue en esa universidad donde redes-cubrió su fe. Después de hacer un master en Gales, y dedicar un par de años enseñando biología en un insti-tuto decidió dedicar su vida a la iglesia y al trabajo misionero. Solicitó trabajar con One Misión Society y fue acepta-da para servir en España, llegando en julio de 1978. Trabajó con la iglesia del Tabernáculo en Madrid, corrigiendo cursos bíblicos por correspondencia y reuniéndose con las mujeres de la iglesia de Moratalaz.En noviembre de 1981 Judith parti-cipó en la apertura de la iglesia de Motril trabajando con jóvenes y más tarde con mujeres, llevando grupos de estudio bíblico. Regresó a Madrid en 1992 para participar en la creación de un seminario. En 1994 OMS de-cidió colaborar con SEUT, uniéndose Judith al equipo del mismo. Durante

los primeros años en SEUT se de-dicó plenamente a la coordinación de las traducciones y producción de los materiales del Open Theological College y también fue profesora de Evangelización. A su vez, ella misma fue alumna de OTC en Inglaterra, gra-duándose en 2007.Judith deseaba fervientemente que la gente en España llegara a conocer a Dios, y para ello estaba convencida que la preparación y educación de los líderes evangélicos era crucial, por ello se entregó con toda pasión a esta formación, enseñando Evangelización en el seminario.Su vida nos ha dejado multitud de momentos entrañables, tanto a nivel profesional, por su entrega y dedica-ción al trabajo, como a nivel perso-nal, por su cercanía y cariño hacia todos lo que formamos el equipo del seminario.

Puri MeninoSecretaria de SEUT

GABRIEL CAÑELLAS HA PASADO A LA PRESENCIA DEL SEÑOR, PASTOR Y BIBLISTA

El pasado 22 de abril murió en Madrid el pastor y pro-fesor Gabriel Cañellas Or-pinell. Nacido en Barcelona en 1920, te-

nia ya 91 anys de edad. Pertenecía a una familia evangélica de la Iglesia de San Pablo (c/ Aragón 51 de Barcelo-na), de donde salió para dedicarse al ministerio Pastoral.Lo recordamos tanto por su trabajo pastoral como por su dedicación a la investigación y a la enseñanza bíblica. Formado teológicamente en el Semi-nario Evangélico de Madrid (estableci-do entonces en El Porvenir), se dedicó al ministerio pastoral en las iglesias de Mahón, Reus y Logroño, pero su voca-ción específica fue la enseñanza de la Palabra de Dios que ejerció con nota-ble éxito, especialmente en el campo del hebreo, la exégesis y la teología del Antiguo Testamento. Se acreditó como un biblista destacado en este campo y, movido por una sincera vo-cación ecuménica, participó en la tra-ducción de la Biblia Interconfesional, tanto en castellano como en catalán.Retirado de su trabajo pastoral, se doctoró en teología en la Facultad Protestante de Montpellier y se esta-bleció en Madrid donde se dedicó a la enseñanza en nuestro Seminario. Era muy buen orador y tenía un don especial para la enseñanza. Fue muy apreciado como conferenciantes e, incluso, después de su jubilación, continuaba dando conferencias y cursos sobre asuntos relacionados con su especialidad. Estuvo siempre abierto a la colaboración ecuménica y son muchas las instituciones católicas con las que colaboró, especialmente con las Misioneras de la Unidad que le agradecen su trabajo.Nosotros lo despedimos con una cier-ta tristeza, como cuando desaparece un ser querido, pero lo recordamos con gozo, sabiendo que, acabada la carrera, ha llegado finalmente a la casa del Padre, después de una tarea bien hecha.

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Vida Cristiana

La resurrección

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Un título provocativo que merece atención. El hecho de la resurrección de Jesús al tercer día de su muerte en la cruz, ha sido y es punto central de la fé cristiana. Los cuatro evangelistas relatan el acontecimiento con algunas variantes, sin embargo la coincidencia en lo esencial no puede ponerse en duda. Las mujeres primero, y luego los discípulos dan testimonio de la presencia real de Jesús entre ellos, y también de su desaparición posterior, lo que se ha llamado su ascensión a los cielos.Sin embargo es cierto que el len-guaje puede estar y así parece lleno de simbolismos, de paráfrasis, de metáforas, no solo en los relatos evangélicos sino también en hechos posteriores narrados en las cartas apostólicass y en las Actas. También en el último libro, el del Apocalipsis. Determinadas realidades escapan a su descripción y mucho más si se trata de experiencias.Sin embargo el hecho de la resurrec-ción de Jesús ha sido aceptado en la fé como un fenómeno real, físico, constatable por los sentidos, y el tes-

timonio de quienes así lo vivieron ha llegado hasta nosotros.Un hecho que se sitúa generalmente en el ámbito de lo extraordinario y se puede caer en una lectura atrapada por el impacto de ese hecho incon-cebible para la razón humana. Incluso en los discípulos suscitó duda sino rechazo a pesar de haber sido anunciado por Jesús en vida.Desde hace unos pocos años, alguna corriente teológica apunta a una inter-pretación exclusivamente simbólica y de manera bien intecionada insiste y focaliza el hecho en la experiencia vi-vida por los discípulos, dejando, por decir de alguna manera en la sombra, el hecho físico relatado en los evan-gelios. De aquí a crear en el ánimo del creyente dudas y conflictos pude haber un paso. Creo que aquí se pue-de presentar un reto, esperemos que positivo para la fé de la Iglesia.Al paso de tal interpretación quisiera expresar aquí mi convencimiento de que ese hecho, el de la resurrección se me aparece connatural con la per-sona de Jesús. No es un hombre, un

judío, un rabino, por muy santo que fuera el que muere y resucita. Jesús es el Mesías, su naturaleza humana rebosante de naturaleza divina, vie-ne y anuncia la llegada del Reino, la salvación universal, nos revela nuestro destino, y nos habla de vida después de la muerte y también de resurrección. Así lo explicita, desde la fé, una mujer, Marta, la hermana de Lázaro, ante el mismo Jesús. Así nos lo trasmite la Iglesia, así lo confesamos, quizá desde una cierta perplejidad del como y de la manera en que haya de darse. Desde la fé no todo es explicable y no debemos que-darnos en aspectos que, de hacerlo, puede dificultar el sentido último de una realidad que nos desborda, como es todo lo que se refiere a nuestra vida llamada espiritual.En tiempo pascual, que lo es siempre, adoremos sea en silencio o en voz alta a Jesús nuestro Salvador, pre-sente y vivo en la comunidad de sus seguidores. También presente en esa humanidad llamada a ser iluminada y trasformada, en particular en los más pobres de nuestro mundo.

Isabel Roura