Crisis de los partidos políticos tradicionales en colombia

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INSTITUTO DE ALTOS ESTUDIOS PARA EL DESARROLLO METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN ADRIANA SANDOVAL WALTER OTERO TEMA: Crisis de los Partidos Políticos Tradicionales en Colombia.

ACCESO AL PODER DE LOS PARTIDOS POLITICOS TRADICIONALES EN COLOMBIA: ENTRE EL DEBILITAMIENTO Y LA RENOVACION

INTRODUCCIÓN

“Los partidos políticos tradicionales son naves sin piloto

ni tripulación, Pero a las que nadie quiere abandonar”. Anónimo.

En las pasadas elecciones presidenciales de Colombia, Rafael Pardo y Noemí Sanín sucumbieron en su intento por llegar a la Presidencia de la República de la mano de los partidos Liberal y Conservador respectivamente y con ellos fracasaron las intenciones de dichos partidos de recuperar la presencia directa en el poder nacional. Este nuevo tropiezo de los partidos tradicionales colombianos en recuperar el poder, marcó la tendencia de las elecciones regionales para alcaldías y las gobernaciones de todo el país, y en especial, la de las principales ciudades y departamentos, pues estas quedaron en su gran mayoría en manos de otros partidos o movimientos políticos, poniendo de manifiesto la evidente pérdida de poder electoral de los partidos tradicionales colombianos.

Este panorama es el reflejo de los cambios que ha tenido el sistema político colombiano, que desde sus inicios a mediados del siglo XIX, se ha caracterizado por un marcado bipartidismo representado en los Partidos Liberal y Partido Conservador. A pesar de que, a lo largo de la historia, y en especial durante el siglo XX hubo expresiones políticas o algunos “Partidos Políticos” que tuvieron una destacada representación en el país como lo fueron el Partido Comunista Colombiano, la ANAPO, la Unión Patriótica o el Movimiento de Renovación Liberal MRL, entre otros, estos no lograron consolidarse por las complejas y restringidas dinámicas del poder. Solo hasta finales del siglo XX con la Constitución Política de 1991 se puede dar una efectiva y determinante posibilidad de acceso al poder a nuevos partidos o movimientos políticos que se constituyeron con posterioridad a la expedición de dicha carta política, con lo cual se dio origen a un proceso de franco declive de los partidos políticos tradicionales. Posteriormente, en 2003, se aprueba una acto legislativo llamado coloquialmente “Reforma Política”1, el cual se propone reinstitucionalizar los partidos con la introducción de importantes medidas al régimen de bancadas, para racionalizar las labores del legislativo, prohibir la doble afiliación partidista, democratizar internamente los partidos, institucionalizar la regla de listas y candidaturas únicas, establecer asignación de candidatos mediante el sistema de cifra repartidora, y establecer por primera vez la regla del umbral, para acceder a la asignación de escaños en las elecciones.

Pese a que no existe una definición clara dentro en la literatura académica de lo que es un Partido Político Tradicional, para el presente documento tomaremos la definición de Partido Político2 de Virga Pietro y a ello añadiremos que un partido político tradicional, desde el momento de su creación y/o fundación ha definido el curso de la historia política del país, detentando el poder político de manera constante y reiterada durante años, con base en una plataforma programática.

1 HERNÁNDEZ BECERRA, Augusto, Regulación jurídica de los partidos políticos en Colombia, pág. 337, en:

http://pdba.georgetown.edu/Parties/Colombia/Leyes/regulacionjuridica.pdf 2 VIRGA Pietro. ¨Desde el punto de vista jurídico los Partidos Políticos son entes sociales organizados y

diferenciados de otros entes sociales y del Estado, en la cual sus miembros se vinculan al partido a través de una relación jurídica institucional y se someten al poder del partido-institución. Estos entes se dan su propio ordenamiento jurídico, fijan su orientación política y se dan su propio estatuto disciplinario¨ Il Partito Nellordinamento giuridico, Pág. 199, Milán, Editore Giuffre, 1948.

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Esta plataforma programática hace referencia a unos intereses comunes basados en una serie de principios y/o postulados que se conciben como el hilo conductor de su accionar, los cuales en determinados momentos de la historia se han vuelto excluyentes al no lograr concitar todos los intereses y demandas de la población, lo cual llevo a la proliferación de un sinnúmero de movimientos políticos -59 partidos y movimientos políticos en 2002, de los cuales solo 8 partidos conservan la personería jurídica en la actualidad con base en una reforma electoral que se dio en 2003- luego de que la Constitución Política de 1991 así lo permitiese, en una mala interpretación de lo que se concebía como participación democrática3, lo cual no fue más que un pluralismo engañoso.

Ahora bien, con esta proliferación de partidos políticos los votos que antes se concentraban en los dos partidos empezaron a difuminarse, iniciando de esta manera un proceso de pérdida de votantes que se ha agudizado elección tras elección, principalmente en las contiendas nacionales.

Otra causa de la mencionada crisis o declive de los partidos políticos tradicionales es evidente en la falta de democratización al interior de dichos partidos, que en sentido amplio significa “la adopción de los principios del sistema político en el interior de la organización (partido político). Desde una perspectiva pluralista, la inclusión del criterio de competencia, adopción de valores democráticos tales como la libertad de expresión y la libertad de elección para sus miembros y, por tanto, el uso de mecanismos competitivos en el proceso de toma de decisiones, la participación del afiliado en la formación de la voluntad partidista y la existencia de canales que permitan el ejercicio efectivo del control político”4. En este sentido, la falta de democratización al interior de los partidos se traduce en la deficiencia de mecanismos democráticos que permitan a sus miembros cuando lo deseen, ponerse a consideración de los simpatizantes de tales agrupaciones en las contiendas electorales, con el objetivo de ganar su respaldo y nominación por parte del partido en cualquier elección regional o nacional, sin que dicha designación sea producto del respaldo o aval del líder político regional o nacional que así lo estime conveniente.

Esta situación además de poner en evidencia la falta de renovación política de figuras representativas, puede desembocar en el transfuguismo, entendido como “aquella forma de comportamiento en la que un individuo, caracterizado como representante popular, abandona la formación política en la que se encontraba para pasar a engrosar las filas de otra”5 de acuerdo con sus conveniencias. De este manera, el transfuguismo es la huida o “egida” de figuras que consideran inviable su permanencia en el partido por múltiples razones, estas pueden ser por la imposibilidad de ascender al interior de este y convertirse en líderes políticos o cuando a pesar de su prestigio y poder para candidatizarse, deciden migrar a otros partidos ya establecidos o crear nuevas colectividades, al ver que la imagen del partido esta desgastada por escándalos de corrupción entre otras cosas.

Dentro de las diferentes perspectivas teóricas relacionadas con la decadencia de los Partidos Políticos Tradicionales, Lawrence Boudon, en su obra “Teoría sobre los Nuevos Partidos Políticos” dice que el hecho de que los nuevos partidos políticos le están disputando la preponderancia a los partidos políticos tradicionales es un fenómenos efímero, producto de una crisis sistémica en todos los partidos tradicionales de América Latina. Según Boudon estas crisis se originan por la pérdida de legitimidad de los partidos políticos tradicionales, por la baja participación de sus seguidores en los comicios electorales y por la no integración de las demandas de la sociedad. En el mismo sentido autores como Lipset y Rokkan manifiestan que la crisis de los partidos políticos tradicionales se debe al hecho de que los votantes ya no son leales a sus partidos debido a que estos, no son capaces de recoger las demandas públicas ni representar los múltiples intereses de la sociedad, es decir, cuando los partidos políticos tradicionales no tienen la voluntad de cumplir las expectativas de la ciudadanía, propiciando la desconexión entre los votantes y los candidatos. Por su parte Peter Mair en su obra ¨Party Organization: From Civil Society to the State 1990¨, propone una línea de pensamiento distinta y dice que los partidos políticos tradicionales no están en declive sino en un proceso de cambio consistente

3 Constitución Política de 1991 y Ley N°134 de 1994.

4 FREIDENBERG, Flavia, Democracia interna: reto ineludible de los partidos políticos, Revista de derecho Electoral

Tribunal supremo de elecciones, Universidad de Salamanca, Ejemplar No. 1, Primer semestre de 2006, ISSN: 1659-2069. En: http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/icap/unpan048277.pdf 5 RENIU Y VILAMALA, Josep María, Definición de transfuguismo, Diccionario Crítico de las ciencias sociales,

Universidad Complutense de Madrid, en: http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/T/transfuguismo.htm

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en una renovación de figuras y por ende, presuponen un arreglo mas estratégico que jerárquico, haciendo que las caras nuevas sean mucho mas autónomas, lo cual es percibido por los votantes con muy poco agrado. De otro lado Robert Michels, en su obra ¨Partidos Políticos¨ publicada en 1959, sostiene que la crisis de estos partidos obedece a la falta de liderazgo ¨ya que son los lideres quienes están más visibles frente al publico votante y son quienes fijan la política y el programa para el partido y toman las decisiones importantes, por ello hay que saber distinguir entre el líder carismático que mueve el sentimentalismo de las masas y aquel líder que sabe negociar y celebrar acuerdos, coaliciones y negociaciones para lograr que su colectividad perviva en la contienda política. Al abordar el caso colombianos, David Roll Vélez, el académico que más ha trabajado sobre el tema desde su grupo de investigación de partidos políticos de la Universidad Nacional de Colombia, plantea que los partidos políticos tradicionales han perdido una significativa fuerza electoral, originada entre 1994 y 2002, cuando se inició un proceso de fragmentación al interior de los partidos, debido a conflictos internos, consistente en que dentro de un mismo partido cada Congresista tenía su propio movimiento o grupo político. Así, si bien los Congresistas seguían las directrices del partido, también se disputaban de manera encarnizada la consecución de votos con sus compañeros de colectividad en la misma región y por ende la obtención de mejores prebendas para sus seguidores. Ahora bien con el paso del tiempo este proceso de fragmentación llegó a niveles incontrolables, lo que a la postre terminó en la doble militancia6 de sus miembros, sin consecuencias algunas para quienes incurrieran en dicha práctica, la cual posteriormente sería corregida en una futura reforma electoral. A lo anterior se suma el hecho de que sus integrantes han sentido poco interés en acatar las decisiones de su partido político, ya que su pertenencia en la gran mayoría de los casos ha sido considerada de tipo nominal, es decir por respaldo del partido político a su candidatura mediante la entrega de un aval para participar en las justas electorales y no por fidelidad a la plataforma programática del partido. También cabe mencionar como otra posible causa del declive de los Partidos Tradicionales la excesiva personalización de los Congresistas, quienes hoy día financian sus campañas políticas con sus propias maquinarias y con dineros facilitados por sus propios financiadores, lo que rompió con la dependencia de antaño, consistente en tratar de conseguir el respaldo de sus jefes naturales “máximos dirigentes del partido” para lo cual debían congraciarse con estos y someterse a sus designios. Otra razón que esgrimen diferentes académico que han colaborado con Roll en su grupo de Investigación estriba en el hecho de que el exagerado bipartidismo colombiano atosigó al electorado a tal punto que a partir de las reformas políticas que permitieron el surgimiento de los nuevos partidos, el electorado busco recabar en novedosos movimientos políticos, máxime aún si ese electorado estaba representado por una población mayoritariamente joven7. Esto último favoreció el hecho de que los nuevos partidos minoritarios alcanzaran una importante presencia en el panorama político nacional.

De otro lado cabe mencionar que el nivel de confianza de los electores en los Partidos Políticos Tradicionales se ha deteriorado por los innumerables hechos de corrupción protagonizados por sus integrantes y por la marcada desorganización al interior de dichas colectividades, lo que a la postre redunda en la deteriorada imagen que proyectan estos Partidos Tradicionales. De los 268 Congresistas con que contaba el Congreso a junio de 2009, 67 estaban vinculados a hechos de corrupción, lo cual equivale al 25% del Congreso, según el estudio realizado por Claudia López y Oscar Sevillano en la Corporación Arco Iris. De ese porcentaje el 15% de los Congresistas tiene proceso penal iniciado por la Corte Suprema de Justicia.

Por último, cabe señalar que si bien ha habido renovación de las elites políticas a nivel nacional, puesto que se han adoptado mecanismos de democracia interna, estos no se han replicado a nivel regional ni local, ya que no han contado con el respaldo por parte de la dirigencia de las colectividades, debido a que ello supondría la pérdida del control y dominio sobre el electorado regional, en favor de nuevos dirigentes políticos ajenos a sus afectos. Entre los mecanismo empleados cabe mencionar las Constituyentes Liberales ó las Convenciones Conservadoras.

6 Ley N°1475 de 2011 la doble militancia de ciudadanos se entiende como la pertenencia a más de un partido o el brindar

apoyo a candidatos pertenecientes a otros partidos. Se establece que quienes incurran en ella y resulten elegidos o estén ocupando cargos de elección pierdan la respectiva curul o cargo.

7 Colombia: Siglo y Medio de Bipartidismo. Álvaro Tirado Mejía

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Es así como podemos observar distintas visiones en torno al tema de la crisis de los partidos políticos en Colombia, tanto de observadores extranjeros como nacionales, quienes evidencian el complejo y disímil espectro de interpretación de académicos y la pertinencia de este análisis. Al abordar la problemática de la Renovación de los Partidos Tradicionales, hay que distinguir algunos campos de transformación, que han frenado la actualización de dichas colectividades contribuyendo a su declive electoral; entre estos se destacan la renovación de figuras, frenada por la poca democratización de los partidos y las restricciones vinculadas a esta, la renovación de ideas, puesto que no han logrado agrupar los intereses de múltiples grupos y movimientos sociales, la renovación de imagen, que no les ha permitido vincularse efectivamente a las nuevas formas de marketing electoral y al uso de nuevos escenarios de promoción como lo son las redes sociales; Estos campos de renovación serán revisados con mayor detenimiento en el desarrollo del presente artículo. En lo referente al acceso al poder, no se puede olvidar que a lo largo de la historia, el Congreso Colombiano, así como la presidencia de la República han estado en manos del partido liberal y el partido conservador, pero desde el año 2000, esa historia ha cambiado notablemente. Máxime aún cuando los resultados de las dos últimas contiendas electorales (Presidencia-Congreso y elecciones a Alcaldías y Gobernaciones) no han sido satisfactorias para ninguno de los partidos tradicionales colombianos, ya que han mantenido la constante descendente del porcentaje de escaños en el congreso e igual o similar número de alcaldías y gobernaciones, lo que los ha obligado, en especial al partido conservador en celebrar acuerdo o coaliciones con los partidos que ostentan el poder a fin de tener una cierta representatividad en los cargos decisorios de la administración pública nacional y regional. Este fenómeno no es más que una evidente prueba del vertiginoso descenso de estos partidos por alcanzar la representatividad política a través de cargos de elección popular. Así, según la línea argumental presentada, se considera pertinente la reflexión sobre la palmaria decadencia de los Partidos políticos tradicionales en Colombia, a través de la pregunta: ¿Incide la falta de renovación al interior de los partidos políticos tradicionales colombianos en su acceso al poder en la actualidad?

Frente a dicho interrogante, es posible afirmar que la falta de renovación de los partidos políticos tradicionales incide de manera decisiva en sus posibilidades de acceso al poder, puesto que restringe la aparición democrática de nuevas figuras políticas a los cargos de elección popular, configurando un clientelismo8 inveterado que limita sus posibilidades de llegada al poder; sin embargo, esta restricción se minimiza con el fortalecimiento de mecanismos de democratización interna y el posicionamiento de nuevas figuras a través de nombramientos en cargos de la administración pública. No obstante, esos “nuevos personajes políticos” no garantizan un verdadera y completa renovación al interior de los Partidos, incidiendo en sus posibilidades de acceso al poder cuando a pesar de renovar la imagen, mantienen los mismos discursos de fondo que no recogen las demandas, intereses y necesidades de la población; pese a esto, la falta de renovación de discurso no siempre es un factor determinante para la consecución de votos, ya que los partidos políticos tradicionales aún cuentan con maquinarias electorales que les conceden el poder en distintas plazas. Frente al problema planteado, la hipótesis central que se pretende demostrar es que la falta de renovación política es la principal causa de la decadencia de los partidos políticos tradicionales, expresada en la disminución de sus posibilidades de acceso al poder. De esta manera, dicha falta de renovación se encuentra vinculada a otras variables, puesto que sus causas son la mayor o menor democratización al interior de los partidos, la ineficiencia en la renovación de ideas propuestas por los mismos para hacerlas más acordes con el contexto y las necesidades de los electores, la ineficacia en la constitución de nuevos liderazgos y el desgaste de su imagen vinculado al clientelismo y a escándalos de corrupción. A su vez, la democratización al interior de los partidos juega un papel fundamental en la renovación política, que se concibe como la principal causa de la decadencia de los partidos políticos tradicionales, de modo que es posible afirmar que a mayor democratización de los partidos, se daría una mayor renovación política, desembocando a la vez en el surgimiento de liderazgos que le den fuerza electoral y renovación de ideas, contribuyendo a un menor transfuguismo y ampliando así sus posibilidades de acceder al poder, reduciendo la crisis o decadencia y dando fuerza a las maquinarias electorales. De esta manera se demostrará entonces que la decadencia de los partidos en Colombia no es transitoria, sino por el contrario, se agudizaría de

8 El Clientelismo es un fenómeno político consistente en el intercambio de prestaciones y contraprestaciones entre

quienes, a falta de recursos (Clientelas), garantizan lealtad política hacia terceros en razón de su poder económico, político e influencia social, podemos destacar que se trata de una relación ¨asimétrica¨, es decir, de una relación en la cual una de las partes tiene poder (Político Influyente) mientras la otra no lo tiene (Cliente). Vasco Montoya, Eloísa. Clientelismo y Minifundio. Cinep, Bogotá, 1998, pg. 19.

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forma progresiva en tanto los partidos no logren establecer mecanismos efectivos de renovación política cifrada en los aspectos mencionados.

En efecto, el artículo desarrollará en un primer momento una reflexión sobre las restricciones para el acceso democrático de figuras políticas, frente a los procesos de democratización efectuados por los partidos políticos tradicionales, contrastando la ineficacia en la constitución de nuevos liderazgos y el papel del clientelismo en dichos procesos, ante los intentos y mecanismos de democratización interna de los partidos, así como el surgimiento de algunos nuevos líderes; en la segunda parte, se realizará una reflexión sobre la falta de renovación de ideas, vinculada a la ineficacia en los mecanismos de inclusión de nuevas demandas de la población y de nuevos mecanismos de marketing político, frente a la incidencia de las maquinarias políticas y las lógicas clientelares y corruptas que le facilitan el acceso al poder a los partidos políticos tradicionales en las regiones, a pesar de contribuir al desprestigio por los escándalos que se desprenden de estas prácticas políticas.

Restricciones para el acceso democrático y renovación política de figuras en los Partidos Tradicionales

Considerando el tema de la democratización de los partidos tradicionales en Colombia como una causa de su falta de renovación, es posible afirmar de acuerdo con Francisco Gutiérrez que “los partidos políticos en Colombia han experimentado una democratización anómala o con deterioro”9, de modo que cuando las jefaturas a nivel nacional ceden poder para la selección de candidatos y lideres a las elites regionales y locales, estás mantienen conductas cerradas y excluyentes en el manejo de las colectividades a nivel departamental y municipal; en este sentido, las prácticas de democratización y descentralización de los partidos políticos tradicionales en Colombia han conducido a la fragmentación de estos, por el ascenso de líderes del ámbito sub nacional, de manera que la función de selección de candidatos es asumida por algunos “caciques electorales” con procesos igual o más excluyentes que los de los directorios nacionales10; en este sentido, los intentos de democratización han desembocado en una mayor desarticulación partidaria, que se traduce en la delegación del poder, con la cual no se consigue democratizar realmente las posibilidades de candidatura de acuerdo con las virtudes de los miembros, principalmente para las elecciones de candidato único.

En el caso del Partido Liberal, “mediante consulta interna realizada en todo el país, el 10 marzo de 2002 fueron aprobados la plataforma ideológica, el código disciplinario y los estatutos que rigen actualmente al Partido”11, a través de los cuales se formularon cambios frente a la reglamentación previa, entre los cuales, se destaca la creación de las normas de democracia interna, selección de candidatos y directorios por medio de la consulta popular interna, lo que daría técnicamente la imagen de democracia estructurada y formalizada en los estatutos; sin embargo, en la realidad, la antigua convención ha comenzado siempre por desconocer los estatutos que permiten la negociación sin obstáculos, puesto que se toman decisiones según las fuerzas políticas, siendo elegido un director y finalmente, este toma las decisiones en la burocracia partidaria a través de la negociación con los parlamentarios de mayor poder en las convenciones.

De esta manera, el poder se concentra en el director de turno, quien media con los parlamentarios del partido, para la definición de las políticas partidarias, mientras por otra parte, es quien concede el aval a los candidatos que se postulan a cargos de elección popular, aunque estos lo reciben fácilmente puesto que los requisitos estatutarios no son tan complejos; en elecciones de gobernadores, alcaldes y otros cargos de elección popular, los avales los otorgan los respectivos directorios, de modo que existe mayor propensión a las restricciones para el acceso, puesto que el poder de elección está en manos de pocos. Estas afirmaciones también son percibidas por los miembros del partido, quedando demostrado a través de una encuesta realizada por David Roll en la cual se corrobora que “las bases del partido no tienen mayor injerencia ni participación en las decisiones que allí se adoptan y así lo confirma la autoimagen” de modo que el promedio de los encuestados afirma que el grado de democracia interna del partido es bajo12.

Por otra parte, en el caso del Partido Conservador Colombiano, en sus actuales estatutos se encuentra consignado que la suprema autoridad del partido reside en la consulta popular interna, como figura que reemplazo la antigua convención nacional

9 GUTIERREZ, Francisco, “Historia de democratización anómala: El partido liberal en el sistema político colombiano desde el frente Nacional hasta hoy” (Comp.). Degradación o cambio, evolución del sistema político colombiano. Bogotá, Norma 2002. 10 UNGAR, Elizabeth, ARÉVALO, Carlos Arturo. Partidos y sistema de Partidos en Colombia hoy: ¿Crisis o reordenación institucional? Pág. 56 (Página consultada 21 de Abril de 2012), [en Línea], URL: http://www.idea.int/publications/upload/Partidos%20y%20sistemas%20de%20partidos%20en%20Colombia%20hoy.pdf 11 ROLL, David. Rojo Difuso y Azul pálido. Los partidos tradicionales en Colombia entre el debilitamiento y la persistencia. Unibiblos, Bogotá, 2002. Pág. 191. 12 Ibid. Pág. 223.

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descentralizada y sus decisiones son obligatorias para todos sus organismos y miembros13; de esta manera, como en el caso del partido Liberal, su principio general refleja una apariencia de democracia real, pero esta se contrasta con que el mayor poder en el partido lo tiene quien se encuentra aliado con más alcaldes, diputados y concejales, de modo que la pirámide es similar a la del partido liberal, ubicándose el poder en manos de senadores, representantes, gobernadores y diputados, alcaldes y concejales, según su poder de coalición.

En este mismo sentido, en la práctica hay una relación fuerte entre burocracia del partido y los candidatos a elecciones departamentales, pues el partido es exigente para conceder avales para las asambleas departamentales, gobernaciones y alcaldías de las grandes ciudades, de modo que en el filtro en el cual se estudian las hojas de vida, pueden ser descartados aquellos candidatos que no tienen el poder suficiente para candidatizarse, obstaculizándose el surgimiento de nuevos líderes, si estos no tienen los contactos y apoyos burocráticos suficientes. A la vez, como en el caso del partido Liberal, las bases del partido Conservador perciben que no tienen mayor injerencia en las decisiones que se adoptan, puesto que tienden a manifestar que el grado de democracia interna es bajo14.

En este orden de ideas, teniendo en cuenta que la democratización al interior de los partidos juega un papel fundamental en la renovación política, como principal causa de la decadencia de los partidos políticos tradicionales, se puede observar que la democratización en ambos partidos no tiene la suficientes fuerza para efectuar una renovación constante, reflejando de este modo una renovación poco efectiva de figuras o fichas políticas claves; de esta manera, como cualquier miembro no puede acceder a la posibilidad democrática de postulación de acuerdo con sus capacidades y potencialidades, los partidos tradicionales no logran fortalecer sus nuevos liderazgos, los cuales a la postre entregarían una fuerza mayo electoral para alcanzar un acceso al poder más efectivo; así mismo, aquellos líderes carismáticos que ven cerradas las posibilidades de candidatizarse dentro del partido, así como los que tienen el poder de hacerlo pero por la crisis latente ven disminuidas las probabilidades de acceso al poder, deciden migrar del partido hacia otras colectividades o fundar nuevas agrupaciones por fuera de éste, contribuyendo al fenómeno del transfuguismo, que debilita aún más a los partidos políticos tradicionales.

Procesos de Democratización de los Partidos Políticos Tradicionales Colombianos y vinculación de miembros a cargos públicos

Pese a lo anteriormente expuesto, cabe mencionar que a pesar de que la democratización interna de los partidos políticos tradicionales no ha sido tan efectiva en la realidad, estos han efectuado cambios en pro de la democratización, los cuales han dado muestras de renovación ò adaptación a las nuevas realidades de las contiendas políticas. Por ejemplo, los partidos han implementado mecanismos para democratizar el acceso a los cargos de nivel directivo al interior de sus colectividades, mediante la selección por consulta interna de sus nuevas mesas directivas así como también la escogencia de los candidatos que han de disputar los cargos de elección popular por este mecanismo. Y no solo a elecciones de tipo presidencial, sino a las elecciones de nivel regional de Gobernador y Alcalde. Ya son muy pocas las decisiones que se toman en las Direcciones de manera discrecional puesto que se ha vuelto más recurrente acudir a las Convecciones Liberales o Conservadoras, que se realizan cada año para decidir el rumbo de la colectividad. A ellas llegan en promedio unas 2000 personas, militantes del partido en representación de las diferentes regiones del país. Tal proceso de democratización implica la llegada de nuevos grupos de ciudadanos que integran distintas organizaciones de base con miras a hacer socializar sus demandas y propuestas para que sean tenidas en cuenta a la hora de formular las nuevas agendas programáticas del partido.

Esta nueva manera de participación donde los lideres de base tienen voz y voto al igual que los grandes “barones electorales” en igualdad de condiciones ha permitido el surgimiento de nuevos liderazgos que anteriormente no tenían la posibilidad de hacerse notar y de ascender dentro del organigrama de la colectividad, puesto que los ¨barones electorales¨ determinaban de manera unipersonal la persona designada para tal o cual cargo sin ponerlo a consideración de la colectividad, ni de los miembros del partido.

Pero no solo ha habido mayor democratización en lo referente a la escogencia de sus cuadros directivos y candidatos a elecciones populares, sino que estos nuevos líderes han sido promovidos a importantes cargos dentro de la Administración Pública Nacional o Regional dadas sus capacidades de Gestión y de Ejecución demostradas tanto en el sector público como privado. Estos nuevos líderes son en su gran mayoría Mujeres y Jóvenes Profesionales, no mayores de 35 años y que hacen parte de las Nuevas Generaciones de dichos Partidos, quienes han encontrado la posibilidad de reconocimiento dentro de la colectividad y que gracias a su participación le han dado un nuevo aire de modernidad a tales agrupaciones renovándolas desde su base no solo con figuras, sino con ideas, con nuevas tecnologías y maneras de hacer política en el país.

13 Estatutos del partido Conservador, Capítulo III, Artículo VII 14

Op. Cit. Pág. 295.

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Una prueba de la renovación de las elites políticas son los nuevos liderazgos en cabeza de David Luna (Liberal) Viceministro de Trabajo y Seguridad Social, Simón Gaviria Trujillo (Libera) Senador de la República. David Barguil (Conservador) Representante a la Cámara por el Departamento de Córdoba, Marcos Pineda García (Conservador) Alcalde de Montería.

El caso de la democratización y participación de la mujer merece un estudio pormenorizado, que si bien no es el tema central del presente artículo, bien vale la pena resaltar que a lo largo de la historia política del país ha sido el partido Liberal, el que más posibilidades ha dado a la mujer de participar en la toma de decisiones dentro de su colectividad y en promover las aspiraciones políticas de estas, como en el caso de Piedad Córdoba, quien hasta cuando ostentó la investidura de Congresista, era la mujer Latinoamericana con la mayor trayectoria en Política en la Región.

Ineficiencia de los partidos políticos tradicionales en la renovación de ideas e inclusión de demandas de la población

En este orden de ideas, pese a que los partidos tradicionales colombianos pretenden impulsar el surgimiento de nuevos personajes políticos a través de sus mecanismos de democratización interna y el nombramiento de estos a cargos públicos, esas estrategias representan un cambio de forma que no repercute en una transformación de fondo, puesto que no han conseguido renovar sus lineamientos ideológicos y programas de acuerdo con las demandas de la población, principalmente de los grupos menos favorecidos, minorías, grupos marginales, vulnerables, movimientos y organizaciones sociales; así mismo, se han quedado relegados en la apropiación de nuevas estrategias de marketing político, como lo han conseguido algunas nuevas colectividades, actualizándose en aquellos nuevos escenarios de difusión de ideas, como los son las redes sociales, de modo que los partidos políticos tradicionales no han logrado ir a la vanguardia, perdiendo fuerza electoral frente a quienes están actualizados en este sentido.

Ahora bien, aunque el partido liberal pretende conceder una mayor relevancia en su construcción programática a la participación popular en todas sus esferas decisionales, utilizando estrategias de inclusión de la base social, esta pretensión se enfrenta a dos realidades latentes, primero, el partido no cuenta con el apoyo de una fuerza social o sindical significativa, puesto que dichos fuerzas y movimiento no ven en este una figura de representación, ya que pese a que buscan suplir intereses específicos, en gran medida se orientan a cambios más estructurales, que el Partido Liberal no abanderaría; segundo, esas organizaciones sociales o sindicales han perdido fuerza o se encuentran fragmentadas, de modo que una muy pequeña porción hace parte del partido, sin contribuir lo suficiente para darle fuerza a un proyecto mas incluyente. En este mismo sentido, el Partido Liberal tiene fuertes debilidades en sus organizaciones de base, pues algunas de estas son carentes de una real autonomía funcional y presupuestal, como es el caso de la Mujeres y las Juvetudes, pero además en los casos en los cuales existe independencia, esta redunda en un mayor alejamiento del partido, como con los sindicatos, ASOUPAC y JAC; en este sentido, “no existe una organización de bases sociales consolidada, puesto que se observan unidades heterogeneas, desarticuladas y con relaciones de exclusividad del partido, cuya suma no corresponde a la totalidad de la organización”15.

En el caso del partido conservador, la organización de bases sociales no está constituida, pues las actividades de las diferentes organizaciones son descordinadas y desartículadas entre sí, actuando de forma individual sin tener en cuenta a las demás, de modo que cada cual representa su sector en un campo determinado, buscando sus fines específicos; a la vez, los sectores sociales se encuentran aislados del partido, puesto que su participación se reduce a la coyuntura electoral y esas organizaciones se presentan incapaces de aglutinar estos sectores16; cabe destacar a la vez, que la tendencia ideológica del partido no podría recoger los intereses de algunos nuevos movimientos sociales, puesto que estos serían contradictorios con su principios ideológicos, tal es el caso de aquellos movimientos que buscan la institucionalización de nuevos derechos civiles como lo son los demandados por las comunidades LGBT, la despenalización del aborto, entre otros, que corresponden a las necesidades de grupos emergentes que podrían algún nivel de fuerza política a los partidos tradicionales.

Así, aunque los partidos tradicionales colombianos no tienen una ideología totalmente definida y apropiada por sus miembros, la redefinición de esta es fundamental para reagrupar a los miembros y dar frente a los nuevos retos de la sociedad colombiana, “el problema es que dicha definición no surge de una construcción dialéctica decantada con los años, sino que obedece en gran medida al pensamiento de quienes están en la burocracia del partido en un momento determinado”17, de manera que la ineficacia de los mecanismos de democratización y de relevo generacional, han desembocado en una falta de renovación de ideas vinculada al problema de la renovación de líderes políticos que den vigencia al partido en el contexto social y político actual.

15

Ibid. Pág 205. 16

Ibid. Pág. 283. 17

Ibid, Pág. 315.

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Papel de las maquinarias electorales y la corrupción en la obtención del Poder

A pesar de la falta de renovación ideológica y de la inclusión de demandas sociales por parte de los partidos políticos tradicionales, la ausencia en la renovación de discurso no siempre es un factor determinante para la consecución de votos, ya que los partidos políticos tradicionales aún cuentan con maquinarias electorales que les conceden el poder en distintas plazas. En este sentido, a través de las maquinarias electorales los partidos aseguran los votos necesarios que les permitan ganar las elecciones. Estas maquinarias son complejas redes de relaciones humanas basadas en contraprestaciones de favores entre políticos, y entre estos y particulares, en algunas ocasiones de manera soterrada y otras ocasiones de manera explícita.

Es bajo esta herramienta como se da pie a toda una serie de hechos que ponen en riesgo la legitimidad de los partidos y que son ampliamente cuestionables dentro de un sistema democrático, como la compra de votos, por dinero ò en especie, trasteo de votos, movilización de electores, entre otros. Acciones estas que suelen terminar en denuncias penales ante las autoridades judiciales como hechos de corrupción que enlodan el proceso electoral, las cuales poco prosperan.

En este sentido, los Escándalos de Corrupción asociados al Clientelismo y destapados por los periodistas al interior de las Entidades Públicas del orden nacional, si bien han hecho mella en la imagen que los ciudadanos tiene de los partidos políticos y de sus integrantes, también, antes de su descubrimiento han permitido asegurar la incorporación de los familiares y recomendados de los barones electorales -que ponen el gran grueso de votos- en los cargos más importantes de la Administración Pública. Como en la Dirección Nacional de Estupefacientes, el Programa Agro Ingreso Seguro del Ministerio de Agricultura. Esto a la postre termina configurando un fenómeno cíclico que se presenta elección tras elección.

Las Maquinarias electorales han sido desde finales del siglo XX (años 70`s) el gran motor de los partidos tradicionales en las elecciones, y en los últimos 20 años, las maquinarias de algunos políticos han recurrido a toda una serie de prácticas y en ocasiones a relaciones non sanctas, con personajes de la vida nacional cuestionados, para asegurase una porción del espectro político. Han recurrido a dineros facilitados por Jefes del Narcotráfico para conseguir financiación a sus campañas y han recurridos a jefes de grupos criminales en determinadas regiones para presionar a los electores de esa comunidad.

Todos los hechos mencionados con antelación le generan un gran desprestigio a los partidos políticos tradicionales y causan una profunda desconfianza entre los electores, pero no por ello, debe desconocerse que aún así este tipo de prácticas garantizan un cierto ¨feudo¨ de electores con los cuales cuentan los políticos a la hora de aspirar a los distintos cargos de elección popular.

CONCLUSIÓN A lo largo del artículo, se logró corroborar que la falta de renovación es la principal causa del declive de los partidos tradicionales

en Colombia; de esta manera, aunque estos han avanzado en la implementación de mecanismos de democratización interna

para la promoción de futuros dirigentes y la renovación de ideas, no han sido lo suficientemente efectivos para contrarrestar el

progresivo declive en su acceso al poder; de esta manera, aunque han construido mecanismos de democratización, estos no

son lo suficientemente fuertes para posicionar nuevos líderes que le devuelvan poder al partido en los escenarios electorales.

Simultáneamente la ineficiencia de los Partidos Políticos Tradicionales en la renovación de sus ideas y en la adopción de

mecanismos que recojan las demandas sociales, los convierten en colectividades desactualizadas frente a nuevos movimientos

y partidos, perdiendo caudal electoral que les permita un mayor acceso al poder. Simultáneamente, el uso de maquinarias

electorales y de prácticas corruptas de financiación y gobierno, le permiten a los Partidos Tradicionales alcanzar el poder en

ciertas regiones, pero contribuyen a la de candencia y desprestigio de los mismos, alimentando la crisis por la que estos

atraviesan.

De esta manera, al identificar los factores y variables de la crisis de los Partidos Políticos Tradicionales en Colombia, es

pertinente abrir la perspectiva para el desarrollo de algunos estudios sobre el tema en el contexto latinoamericano, de modo que

se desarrollen reflexiones con el fin de identificar si la problemática de la crisis de los partidos tradicionales es propia del

contexto colombiano, o si esta también se evidencia en otros países de la región y de ser así, cuáles son las similitudes y

diferencias entre los factores identificados en el presente artículo frente a otros contextos latinoamericanos.

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