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157 na de las cuestiones más acuciantes de la filosofía contemporánea y, por lo mismo, una de las más dignas de ser pensadas es la referente al fundamento de la ética. Pretender la aclaración reflexiva del ámbi- to de la ética es también una de las labores más definitorias del modo como en nuestra época se asume la filosofía. Acometer, tanto frente a proyec- tos de razón dogmática como a sus pretendidas disoluciones posmodernas, la tarea de mantener un concepto de razón crítica que no renuncia a confrontar- se con sus propias sombras es una de las características distintivas de la filoso- fía de Eugenio Trías. Ésta, desde la memoria histórica sobre ciertos hitos que han marcado su rumbo, insiste en esclarecer el trabado problemático de lo que somos y lo que hacemos; de lo que indefectiblemente nos constituye y de lo que sólo es posible como objetivación de nuestra praxis. La aventura filosófica de Eugenio Trías, tanto por su sólido anclaje históri- co como por la destilación navegante de ideas propias, es una de las propues- tas más potentes del pensamiento contemporáneo. Precisamente al problema de la naturaleza, función y estructura del discurso filosófico dedicó Trías su primer libro: La filosofía y su sombra. La idea-fuerza de este texto seminal es que todo filósofo levanta una normatividad de conocimiento con la cual esta- blece lo que puede definirse como “saber” y lo que, por violar la reglamen- tación instituida, como “no saber”. Éste es la proyección de la normatividad cognoscitiva y, por lo mismo, se constituye en su sombra. Posteriormente, esta idea fue ensayada, con variantes que la enriquecen y matizan, en dis- tintos campos de la reflexión como el teológico, el del poder y el de lo bello en los libros Metodología del pensamiento mágico, Teoría de las ideolo- gías, Meditación sobre el poder y Lo bello y lo siniestro. Dos singladuras definitivas en la producción teórica de Trías son, por una parte, El artista y la ciudad, donde se esbozan las bases de una ontología, y, por otra parte, dos obras complementarias: El lenguaje del perdón y Tratado El uso práctico de la razón fronteriza Crescenciano Grave Eugenio Trías, Ética y condición humana. Barcelona, Península, 2000. U

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    na de las cuestiones ms acuciantes de la filosofa contempornea y,por lo mismo, una de las ms dignas de ser pensadas es la referenteal fundamento de la tica. Pretender la aclaracin reflexiva del mbi-to de la tica es tambin una de las labores ms definitorias del modo

    como en nuestra poca se asume la filosofa. Acometer, tanto frente a proyec-tos de razn dogmtica como a sus pretendidas disoluciones posmodernas, latarea de mantener un concepto de razn crtica que no renuncia a confrontar-se con sus propias sombras es una de las caractersticas distintivas de la filoso-fa de Eugenio Tras. sta, desde la memoria histrica sobre ciertos hitos quehan marcado su rumbo, insiste en esclarecer el trabado problemtico de loque somos y lo que hacemos; de lo que indefectiblemente nos constituye y delo que slo es posible como objetivacin de nuestra praxis.

    La aventura filosfica de Eugenio Tras, tanto por su slido anclaje histri-co como por la destilacin navegante de ideas propias, es una de las propues-tas ms potentes del pensamiento contemporneo. Precisamente al problemade la naturaleza, funcin y estructura del discurso filosfico dedic Tras suprimer libro: La filosofa y su sombra. La idea-fuerza de este texto seminal esque todo filsofo levanta una normatividad de conocimiento con la cual esta-blece lo que puede definirse como saber y lo que, por violar la reglamen-tacin instituida, como no saber. ste es la proyeccin de la normatividadcognoscitiva y, por lo mismo, se constituye en su sombra. Posteriormente,esta idea fue ensayada, con variantes que la enriquecen y matizan, en dis-tintos campos de la reflexin como el teolgico, el del poder y el de lo belloen los libros Metodologa del pensamiento mgico, Teora de las ideolo-gas, Meditacin sobre el poder y Lo bello y lo siniestro.

    Dos singladuras definitivas en la produccin terica de Tras son, por unaparte, El artista y la ciudad, donde se esbozan las bases de una ontologa, y,por otra parte, dos obras complementarias: El lenguaje del perdn y Tratado

    El uso prctico de la razn fronteriza

    Crescenciano Grave

    Eugenio Tras, tica y condicin humana.Barcelona, Pennsula, 2000.

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    de la pasin. En la primera se indaga cmo los conceptos filosficos domi-nantes de razn y actividad se alzan mediante el rechazo y la negacin delelemento pasional, y, en la segunda, lo que se muestra es la contraparte: el co-nocimiento y la actividad emergen desde el sustrato inhibido de lo pasional.Sin embargo, a este respecto conviene no olvidar lo que el propio Tras nosdice en una de las primeras retrospectivas sobre su obra:

    Interesarse por lo irracional, investigar sus leyes ocultas, es una ope-racin altamente racionalista. [...] Jams he afirmado que la razn, ellogos humano, carezca de fuerza para internarse con algn xito enesos territorios. He afirmado incluso que en el seno de esa aperturapasional despunta el conocimiento racional, o que razn y pasin sonuna sntesis humana de tal naturaleza que lo pasional posibilita o abrelo racional y lo racional tiene en la pasin su premisa y su soporte.1

    Despus de esta etapa de la que tambin forman parte ttulos como Ladispersin, La memoria perdida de las cosas y, para nosotros el ms me-morable, Drama e identidad en la que el ensayo filosfico en espaol esllevado hasta una de sus alturas ms sugerentes, viene otra, de mediacin yencuentro, conformada por una primera triloga: Filosofa del futuro, Loslmites del mundo y La aventura filosfica. Aqu Tras descubre y traza elitinerario de acceso a su idea filosfica: concebir el ser en tanto que ser comolmite y frontera.

    A desplegar todo el potencial de esta idea est dedicada una segunda trilogaque muestra la madurez y el vigor de una propuesta de pensamiento filosfi-co levantada en nuestro propio idioma, desmintiendo as de la mejor formaposible, es decir, pensando realmente, ciertas opiniones disparatadas que nie-gan al espaol la condicin de lengua filosfica. La elaboracin y recreacininsistente de la idea del ser del lmite se despliega en Lgica del lmite, Laedad del espritu con su apndice aparte: Pensar la religin y La raznfronteriza. La idea definitoria de la propuesta filosfica de Eugenio Tras esque lo que desde Parmnides y Aristteles se llama ser puede ser pensadocomo ser del lmite.

    Desde la idea del ser del lmite se desprenden distintos contenidos: sedescubre, en primer lugar, el mbito en el que el ser aparece; el cerco delaparecer en el que transcurre nuestra existencia. En segundo lugar, el lmiteimplica lo que se encuentra ms all de l; el campo misterioso y sagrado quecircunda el cerco del aparecer y al que nuestra propia existencia se encuentra

    1 Eugenio Tras, La filosofa y su sombra. Barcelona, Seix Barral, 1983, pp. 12-13.

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    ligada. Este cerco hermtico no es objeto de aparicin clara y distinta sino deuna revelacin peculiar en tanto lo muestra salvaguardndolo en su propiomisterio. La manifestacin sensible de lo que en tanto tal no aparece es tareade la revelacin simblica. La exploracin de la revelacin simblica en elcampo de las artes se desarrolla en Lgica del lmite. Aqu, mediante un retor-no creador a Platn y nutrindose de la tradicin que va de Kant, Schelling yHegel hasta Cassirer, Heidegger, Nicol y Gadamer, Tras piensa ontolgicamen-te el concepto de smbolo y, a la vez, muestra el ncleo simblico reflexivo dela filosofa misma. Y en la monumental La edad del espritu se contina, enclave religiosa, la reflexin sobre el smbolo persiguiendo: determinar unconcepto filosfico de espritu, desglosado en la exposicin de sus catego-ras; y mostrar el curso histrico de esas categoras, o el engarce de eones quederiva de las formas de acontecer y de experiencia que esas categoras hacenposible.2 Por ltimo, el tercer contenido de la idea del ser del lmite es ellmite mismo como espacio donde es posible habitar (limes), es decir, coloni-zar la tierra desde el cultivo y el culto.

    Concebido el ser de la tradicin como ser del lmite, se impona la tarea derecrear el concepto de razn, a travs de la trama de categoras que le sonpropias, como razn referida al ser del lmite. sta es la razn fronteriza que,como hemos sealado, aspira a mantener su carcter crtico y a dialogar consus propias sombras.

    Tras ha desarrollado una concepcin unitaria de la filosofa configurndo-la como filosofa del lmite. Sin embargo, y aunque la preocupacin no estabaausente de las modulaciones anteriores de la idea, a la filosofa del lmite lefaltaba probarse exclusivamente en uno de los campos ms resbaladizos de ladiscusin actual: la tica. tica y condicin humana es, justamente, esamodulacin, o variacin, de la filosofa del lmite en el mbito de la tica(p. 15). Se trata, pues, de probar la pertinencia interpretativa de la razn fron-teriza en su uso prctico.

    El ocuparse de la tica es, en el caso del pensador del lmite, una necesi-dad proveniente tanto de su afirmacin de que la filosofa no puede renunciara la pregunta sobre el ser humano como de su frtil filiacin kantiana: losgrandes cuestionamientos de siempre se resumen y concentran en la pregun-ta por lo que somos. As, lo que Tras pretende desbrozar desde su idea del serdel lmite es [...] una tica que se sustente en una reflexin sobre la condi-cin humana, o sobre lo que podemos saber acerca de ese perpetuo enigmaque constituye lo que somos (p. 20).

    2 E. Tras, La edad del espritu. Barcelona, Destino, 1994, p. 16.

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    Al concebir el ser mismo como lmite, Tras se percata de que el ser dellmite es determinante para el concepto de inteligencia y razn y, por lo tanto,para la viabilidad del uso prctico de esta razn. La razn es onto-lgica al co-responder al ser del lmite en sus distintos contenidos. As, los pivotes del usoprctico de la razn fronteriza son ontolgicos. Dicho de otro modo: promo-ver una propuesta tica slo es posible desde la reflexin sobre lo que somosy sta, como fuente de inspiracin y de experiencia, manifiesta que nuestracondicin es limtrofe entre la naturaleza y el mundo. Slo nuestra peculiari-dad de habitantes del lmite constituye la matriz en la que se fundamenta laformulacin de la tica.

    En la configuracin de la razn como razn fronteriza insistimos en estepunto porque nos parece realmente clave para comprender la propuesta quenos ocupa sta no abdica de su tradicin crtica ni de su apertura dialgicacon lo que la excede y sobrepasa. En el dilogo entre la razn y la sinrazn sedestaca el lmite como lugar de conjuncin y disyuncin. Esto es lo que signi-fica que el lmite sea el ser mismo, de tal modo que ese lugar del lmite es conel que tiene que vrselas la razn fronteriza en tanto tal y en su uso prctico.

    Ese lugar del lmite es el que inspira una concepcin de la humanaconditio acorde con esa Idea onto-lgica. Y esa comprensin de lo quesomos (lmites y fronteras del mundo) es, justamente, lo que orienta enrelacin con la posibilidad de exponer una propuesta tica que se ajus-te al concepto de razn fronteriza que aqu se va perfilando. Se tratade mostrar el uso prctico de esa razn fronteriza; y sobre todo la pro-posicin lingstica que permite exponer, o expresar, esa razn fron-teriza prctica en un sentido ajustado o concordante con la Idea quepueda trazarse con relacin a nuestra propia condicin humana (p. 22).

    Qu somos y cul es la proposicin tica que nos conmina a formar ymantener eso que somos? El objetivo de Tras es mostrar que hay una propo-sicin que fundamenta a la praxis tica de tal modo que sta quede orientadaal constituirse como respuesta a lo que la proposicin tica propone.

    La proposicin tica fundamental slo puede provenir de la reflexin so-bre la condicin humana que, como ya hemos dicho, para Tras est definidapor su carcter limtrofe y fronterizo: somos los habitantes del lmite. Nuestraexistencia, como habitar en el lmite, se significa por un doble trnsito: de lanaturaleza al mundo a partir del proceso de humanizacin y del mundo, me-diante la muerte, hasta los confines arcanos del cerco hermtico. Nuestraexistencia, la que nos conforma y a la que formamos en nuestros propioslmites que son, a la vez, los del mundo, est exiliada de la naturaleza y aboca-da al misterio del fin.

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    Nuestra existencia se halla, pues, marcada y de-signada por ese Lmiteque la determina y define. Un Lmite que establece su propia Medida, ala vez distante de su origen natural, nativo, y de su ltimo confn (en elcual se repliega inexorablemente en el cerco hermtico). En esa Medi-da limtrofe halla nuestra propia existencia el signo indicador de supropia condicin: la que corresponde a la humana conditio (p. 34).

    Nuestra limitacin mundana nos circunscribe al campo del significado. Lacondicin humana no es natural; es lingstica. Procedemos de la naturalezapero sta queda transmutada en nuestro ser logos (pensamiento y lenguaje).Por el logos se abandona, hasta cierto punto, la matriz fsica y, por lo mismo,sta nos expulsa condenndonos al exilio y al xodo. Nuestra condicin esbsqueda errante de un hogar propio. Desde la naturaleza hemos transitado almundo que, no obstante, slo es sostenindose en aqulla. Mundo es el te-jido de sentidos y de significados introducidos por la proyeccin y objetivacinde nosotros mismos, es decir, de los signos y smbolos con los cuales pobla-mos la naturaleza de manera tal que sta misma se transmuta.

    Somos el ltimo confn de la naturaleza en el cual sta misma descubre supropio misterio y propone nuestro propio enigma. Este descubrimiento yesta propuesta slo son posibles desde la transmutacin de la naturaleza enmundo. En y desde el mundo, lo que somos proyecta sobre el hbitat natural loque marca nuestra diferencia: la inteligencia lingstica y su capacidad de do-tar de significacin y sentido al conjunto de lo que acaece. El conjunto deacaeceres significativos: eso es el mundo (p. 52).

    Desde aqu debe brotar la proposicin tica de la razn fronteriza comorazn que co-responde al ser del lmite. As, el uso prctico de la razn debedeterminarse en una proposicin que refiera y oriente la praxis tica. La pro-posicin tica de la razn fronteriza asume una forma imperativa: ella formali-za universalmente una propuesta y ante sta el sujeto tico debe responderlibremente con su accin, la cual puede ajustarse o no a aquello que lo conmi-na la proposicin.

    La expresin lingstica que la razn fronteriza obtiene en su uso prcticoes su imperativo tico. Tal imperativo dice as: Obra de tal manera que lamxima que determina tu conducta, y tu accin, se ajuste a tu propia con-dicin de habitante de la frontera (p. 47). sta es la nica y, por tanto,universal proposicin tica. Sin embargo, su carcter imperativo se matiza endos aspectos: conminativo e incitativo, es decir, como una propuesta a la quese debe responder libremente.

    La propuesta nica y universal (puramente formal) slo en la libre res-puesta del sujeto, en la accin, se materializa. Esta materializacin, al soste-nerse y alimentarse en la libertad, es plural, lo cual implica la posibilidad de

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    que la respuesta actualizada muestre acuerdo o desacuerdo con la propuesta.Ajustar o desajustar los actos a la conminacin de la razn fronteriza es posi-ble en virtud de la gravedad de nuestra propia condicin.

    Lo ms grande y grave de esa condicin consiste en que, en virtud deese limes que se cruza entre la propuesta y la respuesta, condicinde posibilidad de que sta sea libre, esa condicin humano-fronteri-za se caracteriza por la posibilidad siempre a mano de contra-decirse,o de obrar en contradiccin con su propia constitucin limtrofe yfronteriza. Nada hay, en efecto, ms humano que el comportamientoinhumano (p. 48).

    Con su actuar libre el hombre puede decir lo contrario de lo que el impe-rativo fronterizo propone. Ahora bien, la disposicin a la propuesta no tienepor qu coincidir con las normas al uso para definir un buen comportamiento:el que asuma su condicin de fronterizo bien puede humanamente transgredirlos marcos morales que pretenden agostar o clausurar su capacidad de librerespuesta. El acorde a la conminacin tica de la razn fronteriza est lejos decoincidir con la sumisin al dominio: ella orienta el poder libre de la persona.

    A partir del reconocimiento del hiato entre propuesta imperativa y librerespuesta, se matiza la singladura tica de la filosofa del lmite. De la libertaddepende la respuesta la accin y su justificacin a lo que la proposicin ticapropone de forma prescriptiva. As, sobre el carcter del acto concreto que seha de realizar, la proposicin tica guarda silencio. Este hiato limtrofe entre lapropuesta y la respuesta salvaguarda el carcter crtico de la razn fronteri-za prctica. La razn es crtica si exhibe el hiato (limtrofe) insalvable entre loque propone y lo que la libertad (del que responde) dispone. Lo crtico se alojaen esa crisis en la cual se hace posible la libertad al evidenciarse dicho hiatolimtrofe entre propuesta y respuesta (p. 75). As, la cuestin del bien y delmal no se resuelve en el mbito del conocimiento absoluto o epistmico, sinoque, por as decirlo, se experimenta desde la praxis de la libertad. Ante la res-puesta concreta, la propuesta tica permanece tan slo como su criterio dedemarcacin entre lo acorde a ella y la accin que manifiesta desacuerdo.

    La propuesta proviene de la parte del sujeto que lo religa al cerco her-mtico, es decir, de lo que, una vez expulsados de la naturaleza, constituyenuestro fundamento en falta: es la voz que emerge de la constitucin metaf-sica del sujeto y a la que ste mismo, como sujeto fronterizo, responde.3 La

    3 Para un anlisis histrico-crtico de la voz como fundamento infundado de laexperiencia tica, vase E. Tras, Los lmites del mundo. Barcelona, Destino, 2000, pp.77 y ss.

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    respuesta pretende saldar la deuda con la accin libre y responsable de lacual el sujeto mismo tiene que dar cuenta, por va lingstica argumentativa,de su ajuste o desajuste con la voz prescriptiva. As, en esta constitucintripartita (hermtica, libre y lingstica) pero unitaria de la subjetividad re-creacin de la doctrina renacentista del hombre como microcosmos se pro-yecta la posicin reflexiva del lmite mismo. Este posicionamiento reflexivodel lmite en la subjetividad es asimtrico.

    Establece aquello de lo cual es lmite (la totalidad de lo que aparece).As mismo funda la referencia que, sin poder ser experimentada por elhabitante del lmite, no puede dejar de sustentarse en forma afirmativay positiva (el misterio o arcano de lo que se repliega a toda posiblecomparecencia). Y por fin se asienta en el mbito fundante desde elcual puede proyectarse ese desdoblamiento (en el cerco del aparecery en el cerco hermtico) (p. 90).

    Desde la forma, sustentada en la voz del sujeto hermtico, la escisin delibertad constitutiva del sujeto se alza como orientacin de la praxis para elfin de la tica: la buena vida o eudaimona. As, el imperativo fronterizo tienedos implicaciones complementarias: la conminacin a exiliarse del cercomeramente fsico y la necesidad de no traspasar el limes mundano. La buenavida slo es alcanzable mantenindose en el limes, es decir, asumiendo el serdel lmite como constitutivo de lo que somos. Desde esta constitucin setrenzan la forma y la finalidad de la tica. La forma determina prescriptivamentela accin tica y la finalidad delinea el objetivo de sta. Sin embargo, el movi-miento tico slo es posible desde la libertad y la responsabilidad del sujetoporque lo que est en juego es la formacin de lo que es, o sea, su constitu-cin en persona.

    Lo tico no es otra cosa que la formacin de lo que en el hombresubyace como potencia y virtualidad. Es, con relacin a la condicinhumana, su actualizacin a travs de la educacin, o de la paideia. Esaformacin hace posible reforzar disposiciones y hbitos que determi-nan la accin a travs de ajustadas elecciones (que presuponen delibe-raciones) (p. 64).

    La propuesta tica de Tras revive las teoras clsicas de Kant y Aristtelesrecrendolas desde una lectura derivada de la propia composicin de la filo-sofa del lmite. Esta composicin se enriquece apelando a los dos grandesdescubrimientos de la filosofa del siglo XX: la naturaleza lingstica de nues-tro pensamiento (Wittgenstein) y el carcter finito y mortal de nuestra condi-

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    cin (Heidegger). As, Tras levanta su propuesta tica sustentndola en lagran tradicin filosfica y modulndola desde dentro de su propia filosofaque es, sin lugar a dudas, una de las grandes creaciones contemporneas delpensamiento y que, por lo mismo, reclama y merece una mayor atencin ydiscusin crticas.