Credo en el Espiritu Santo

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Creo en el Creo en el Espíritu Espíritu SantoSanto

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Compendio del Catecismo

136. ¿Qué quiere decir la Iglesia cuando confiesa: «Creo en el Espíritu Santo»?

Creer en el Espíritu Santo es profesar la fe en la tercera Persona la tercera Persona de la Santísima Trinidadde la Santísima Trinidad, que procedeprocede del Padre y del Hijo y «que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria».

El Espíritu Santo «ha sido enviado a nuestros corazonesnuestros corazones» (Ga 4, 6), a fin de que recibamos la nueva vida la nueva vida de hijos de Diosde hijos de Dios.

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1. El Espíritu Santo1. El Espíritu Santo

Hablar del Espíritu Santo es no solo hablar de la vida la vida íntima de Diosíntima de Dios, sino de «Dios hacia fuera»«Dios hacia fuera», del poder por el que el Señor resucitado sigue presente en la historia.

San Agustín dice que lo propio del Espíritu Santo es precisamente lo que es común al Padre y al Hijo: la la comunióncomunión. Su peculiaridad es ser unidad.

 El Hijo y el Espíritu son distintos, pero inseparables. inseparables. «Espíritu Santo» es el nombre propio de la tercera

Persona de la santísima Trinidad. Jesús lo llama también Espíritu ParáclitoParáclito (consolador, abogado) y Espíritu de verdad.Espíritu de verdad. El N. T. lo llama Espíritu de Cristo, del Señor, de Dios, Espíritu de la gloria y de la promesa.

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1. El Espíritu Santo1. El Espíritu Santo

«SinSin el Espíritu Santo, Dios está lejos, Cristo queda en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia una simple

organización, la autoridad una dominación, la misión una propaganda, el culto una evocación y el actuar cristiano una moral

de esclavos.

Pero concon el Espíritu Santo, el cosmos está agitado y gime en el alumbramiento del Reino,Cristo resucitado está presente entre nosotros, el Evangelio es potencia de vida, la Iglesia significa la comunión trinitaria, la autoridad es un servicio liberador, la misión es un Pentecostés, la liturgia es memorial y anticipación y el actuar humano es divinizado»

Cita del Patriarca sirio Ignacio de Lattaquié:

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2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura

En el Antiguo TestamentoAntiguo Testamento, se afirma que el Espíritu planeaba sobre el mundo; que el hombre recibe el espíritu de Dios; también los ancianos de Israel reciben el espíritu en el

desierto; igualmente, el espíritu de Dios está presente en los jueces

que guían al pueblo a la conquista de la tierra prometida y en los reyes como David;

Samuel y los profetas como Isaías o Jeremías recibieron el Espíritu; Ezequiel habla de la necesidad de un espíritu nuevo.

En resumen, en el Antiguo Testamento se manifiesta como el Espíritu de la promesa que solo en el Nuevo Testamento se manifestará totalmente.

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2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura

En el Nuevo TestamentoNuevo Testamento, el Espíritu Santo se manifiesta en lala vida misma de Jesucristovida misma de Jesucristo:

En la Anunciación: «el Espíritu Santo vendrá sobre María». En el Bautismo de Jesús se lee: «El cielo se abrió y descendió

sobre él el Espíritu Santo». Posteriormente, «entonces fue llevado al desierto por el

Espíritu Santo», para vencer al tentador, preanuncio de lo que será expulsar demonios durante su actividad pública.

Cristo, por el Espíritu Santo, se enfrenta victoriosamente al mal. Por eso Jesús es el «Cristo» (el ungido por el Espíritu Santo) y es enviado en misión por el Padre: «El Espíritu Santo está sobre mí y me ha ungido para que anuncie la Buena Noticia a los pobres». Hace de Jesucristo Buena Noticia liberadora.

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2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura

El Espíritu Santo está presente en la pasión, muerte y resurrección pasión, muerte y resurrección del Señor: es su fuerza, y nos lo regala en el último instante. En el momento de su muertemuerte, Jesús da al Padre su vida humana y también el Espíritu Santo que le habita. La resurrecciónresurrección, como la Encarnación, se realiza gracias al Espíritu Santo. Por el Espíritu, el crucificado da su vida y transmite su Espíritu a la Iglesia. En PentecostésPentecostés el Espíritu se derrama sobre los discípulos y nace la Iglesia.

 En san Juan san Juan leemos que el Espíritu Santo nos hará renacer renacer de nuevo como a Nicodemo, que él nos enseñará todas las cosas de Dios y nos recordará todo lo revelado por Jesucristo. El Espíritu Santo hará que demos testimoniotestimonio del Hijo y nos dará todo de Cristo. El Espíritu Santo concluirá la obra de Cristo.

 En los escritos de san Pablosan Pablo se repite el Espíritu nos hace hijos hijos de Dios y no esclavos. El Espíritu Santo es el autor de los diversos carismascarismas y, a la vez, de la unidad unidad en la Iglesia.

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3. Los símbolos del Espíritu Santo3. Los símbolos del Espíritu Santo

Son numerosos los símbolos con los que se representa al Espíritu Santo. Los más conocidos:

la fuente el agua viva el aceite (el crisma) la unción el fuego la nube oscura y luminosa la imposición de manos» la paloma el viento y el soplo

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4. El Espíritu Santo cumple las promesas4. El Espíritu Santo cumple las promesas

"Habló por los profetas:" Con el término «profetas» se alude a cuantos fueron inspirados por el Espíritu Santo para hablar en nombre de Dios. Las profecías del Antiguo Testamento hallan su cumplimiento en la revelación plena del misterio de Cristo en el Nuevo Testamento.

El Espíritu colma con sus dones a Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento, quien, bajo la acción del Espíritu, es enviado para anunciar la venida de Cristo: «El que bautizará en el Espíritu».

El Espíritu Santo culmina en María las expectativas del A.T. De manera única la llena de gracia y hace fecunda su virginidad, para dar a luz al Hijo de Dios encarnado. Hace de Ella la Madre del «Cristo total», es decir, de Jesús Cabeza y de la Iglesia su Cuerpo. María está presente entre los Doce el día de Pentecostés.

Desde el primer instante de la Encarnación, el Hijo de Dios, por la unción del Espíritu Santo, es consagrado Mesías en su humanidad. Jesucristo revela al Espíritu con su enseñanza y lo comunica a la Iglesia naciente, exhalando su aliento sobre los Apóstoles después de su Resurrección.

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5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados

En Pentecostés, Jesucristo glorificado infunde su Espíritu en abundancia y lo manifiesta como Persona divinaPersona divina, de modo que la Trinidad Santa queda plenamente revelada.

El Espíritu Santo edifica, anima y santifica la Iglesiala Iglesia; como Espíritu de amor, devuelve a los bautizados los bautizados la semejanza divina, perdida a causa del pecado, y los hace vivir en Cristo la vida misma de la Trinidad Santa. Los envía a dar testimonio de la Verdad de Cristo y los organiza en sus respectivas funciones, para que todos den «el fruto del Espíritu».

Por medio de los sacramentoslos sacramentos, Cristo comunica su Espíritu a los miembros de su Cuerpo, y la gracia de Dios, que da frutos de vida nueva, según el Espíritu.

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5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados

¿Para qué necesitamos el Espíritu Santo? Cada bautizadoCada bautizado, lo necesita para conocer a Dios como Él mismo es y

se conoce; para conocer a Jesucristo en todo su misterio; para conocer a la Iglesia como sacramento de comunión para la misión; para conocernos a nosotros, como personas, en toda nuestra profundidad; y, finalmente, para conocer a los demás y el proyecto de Dios sobre los hombres en profundidad: vivimos en la era del Espíritu, que hace posible el Reino («ya, pero todavía no»).

En la Iglesiala Iglesia, desde Pentecostés, el Espíritu Santo es la nueva alianza, la ley grabada en los corazones que hace comprender a los discípulos la Buena Noticia en profundidad y proclamarla en la vida pública. El Espíritu Santo nos enseña que la Iglesia está destinada a todos los pueblos y se hablará, a pesar de la diversidad, la misma lengua divina.

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5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados

El Espíritu Santo nos otorga sus siete donessus siete dones (Is 11,2): Sabiduría: para amar a Dios con todo el corazón, todo el ser, toda el alma; Inteligencia: para introducirse en el misterio de Dios; Consejo: para ver el camino que seguir; Fortaleza: para seguir lo que quiere el Señor; Ciencia: para conocer lo que Dios quiere para nosotros; Piedad: afecto y religación a Dios; y Temor de Dios: respeto filial a Dios.

 En otras palabras, el Espíritu Santo es el maestro interiorel maestro interior, que nos hace sacerdotes (orar a Dios y consagrar el mundo), profetas (escuchar, vivir y anunciar su palabra) y reyes (ordenar todo y transformar todo para Dios). Nos hace vivir las virtudes teologales: fe-esperanza-caridad. Nos da sus frutos: caridad, alegría, paz, paciencia, servicialidad, bondad, confianza, dominio de sí (Gal 5,22-23) y nos hace vivir el verdadero amor cristiano (1 Cor 13).

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5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados

El Espíritu Santo es el protagonista en los sacramentos: en el Bautismo nos convierte en hijos en el Hijo; en la Confirmación nos hace testigos de Cristo; en la Eucaristía convierte en pan y el vino en el Cuerpo y Sangre

del Señor; en la Penitencia, por Él se nos perdonan los pecados; en el Orden sacerdotal nos configura con Cristo Cabeza, Pastor y

Esposo; en el Matrimonio realiza la unión fecunda como Cristo Esposo-

Iglesia Esposa; y en la Unción fortalece al enfermo.

 San Pablo y San Juan coinciden en llamarlo «Paráclito», es decir, defensor, abogado, auxiliar, consolador. Se opone al «dia-bolos», al acusador, al calumniador (Ap 12,10). El Espíritu es de alegría y de la buena nueva. La alegría eterna.

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6. Algunas oraciones al Espíritu Santo6. Algunas oraciones al Espíritu Santo

«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo».

«En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».

«Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor».

«Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz».