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ÍNDICE 1.  El psiquismo y los fundamentos de la psicología .................................... 4 

1.1.  El psiquismo ................................................................................................. 5 

1.2.  Fundamentos de psicología ........................................................................ 5 

1.3.  Las funciones psíquicas ............................................................................. 13 

1.4.  Teorías sobre el desarrollo de la personalidad ....................................... 15 

1.5.  Psicología evolutiva o del desarrollo ........................................................ 21 

1.6.  La relación de ayuda o relación interpersonal ......................................... 26 

2.  La comunicación ...................................................................................... 29 

2.1.  Comunicación verbal y no verbal ............................................................. 29 

2.2.  Comunicación paciente-personal sanitario ............................................. 31 

2.3.  Habilidades sociales .................................................................................. 35 

2.4.  Terapia de grupo ....................................................................................... 39 

3.  Los problemas psíquicos ......................................................................... 41 

3.1.  Signos que denotan problemática psíquica ............................................ 41 

3.2.  Grandes grupos de problemas psíquicos ................................................ 47 

3.3.  Atención integral a los pacientes con trastornos mentales .................... 55 

3.4.  Recursos existentes y equipos implicados ............................................... 56 

3.5.  Estados de la enfermedad ........................................................................ 57 

4.  Relación con el paciente ......................................................................... 58 

4.1.  La institución sanitaria ................................................................................ 58 

4.2.  El rol profesional sanitario ......................................................................... 59 

4.3.  El rol del paciente ...................................................................................... 62 

5.  Elementos de antropología y sociología ................................................ 70 

5.1.  La cultura ..................................................................................................... 70 

5.2.  La sociedad ................................................................................................. 72 

6.  Atención integral al paciente .................................................................. 79 

6.1.  El paciente oncológico .............................................................................. 79 

6.2.  El paciente con VIH .................................................................................... 81 

6.3.  El paciente geriátrico ................................................................................. 82 

6.4.  El paciente discapacitado ......................................................................... 87 

6.5.  El paciente terminal ................................................................................... 90 

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6.6.  El paciente pediátrico y adolescente ....................................................... 93 

6.7.  El paciente drogodependiente ................................................................ 95 

7.  Bibliografía .............................................................................................. 99 

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1. El psiquismo y los fundamentos de la psicología El hombre es un ser bio-psico-social que interactúa con su entorno. En el proceso de salud y enfermedad influyen tanto variables biológicas (genética, estado fisiológico…) como psicológicas (personalidad, creencias…) y sociales (relaciones y contexto), dichas dimensiones son necesarias para el bienestar

Para afrontar una enfermedad, recuperar la salud o mantenerla es necesaria una atención integral por lo que son necesarios el apoyo psicológico y los cuidados psíquicos. Cualquier intervención sanitaria, sea del tipo que sea, requiere un apoyo psicológico al paciente y el auxiliar de enfermería puede realizarlo o colaborar en él.

Debe trabajarse, además del aspecto físico y social, el aspecto emocional. Está compuesto de dos dimensiones: la afectiva (el estado de humor, causado en parte por sentimientos de satisfacción-insatisfacción, emociones negativas-positivas) y la cognitiva (valoración subjetiva del logro de las aspiraciones).

La Psicología ayuda a los profesionales sanitarios a prever conductas. Hay que conocer sus elementos determinantes, qué se hace con ellos, cómo y por qué. Existen cuatro grandes áreas: psicología clínica (problemas de salud), psicología de la educación (desarrollo formativo), psicología social (acción de la sociedad en la conducta) y psicología del trabajo y las organizaciones (relaciones laborales y de mercado).

Para una buena atención psicológica a los distintos pacientes se debe seguir los siguientes principios:

- Detectar las necesidades psicológicas básicas y las conductas anómalas.

- Prestar un apoyo psicológico básico que mejore su calidad de vida.

- Promover actitudes de autocuidado en asociaciones y grupos de autoayuda.

- Ayudar a manejar sentimientos negativos (ira, miedo, ansiedad...) para prevenir y curar enfermedades.

- Intervenir en la formación y promoción de hábitos saludables (alimentación, higiene personal y del medio, formas de vida en pacientes, familiares y colectivos).

- Observar y reconducir las emociones, dar confianza al paciente, canalizar su ansiedad, ayudarle a entenderse y tratarlo de manera global.

- Diferenciar entre la demanda del paciente y su NECESIDAD DE SALUD GLOBAL. Atender el problema y cualquier otro que pueda tener.

- Tener presentes las DIMENSIONES FÍSICAS, PSÍQUICAS Y SOCIALES de la salud. Un dolor tiene implicaciones emocionales (irritabilidad, frustración…) y consecuencias en nuestra relación con el entorno.

El auxiliar de enfermería debe estar preparado para una buena actuación en el apoyo psicológico y en los cuidados psíquicos del paciente. Por ello, debería interesarse, entre otras cosas, en la psicología evolutiva, en el desarrollo de la

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personalidad y en las características personales de los individuos en general, en las habilidades comunicativas y en las emociones.

1.1. El psiquismo

La Psicología (que etimológicamente significa “estudio o tratado del alma”) es la ciencia que trata de la conducta, los procesos mentales, las emociones y los sentimientos de las personas. Explora conceptos como la percepción, la atención, la motivación, la emoción, la inteligencia, la personalidad, las relaciones personales, la consciencia y la inconsciencia.

El psiquismo (sinónimo de mente) es el conjunto de caracteres y procesos psicológicos (percepción, pensamiento, memoria, emoción, motivación, etc.) que constituyen la actividad mental de un individuo. Todos los procesos y fenómenos que hacen de la mente humana una unidad. Es la estructura mental propia de cada persona, con unas características inherentes a ella. Indica tanto las actividades de un organismo como su totalidad organizada mediante los procesos consientes e inconscientes.

El psiquismo está muy ligado a la conducta. Tanto que la comprensión de las acciones psíquicas se realiza mediante la compresión de los procesos conductuales.

La Psicología clínica o de la salud estudia el papel del comportamiento en las enfermedades y en la ausencia de éstas, desde la vertiente del paciente y la del profesional. Contribuye a:

- Promoción y mantenimiento de la salud.

- Prevención y tratamiento de la enfermedad.

- Rehabilitación y reinserción social.

- Identificación de las causas y diagnósticos de salud, enfermedad y disfunciones relacionadas.

- Análisis y mejora del Sistema de Salud y la política sanitaria.

1.2. Fundamentos de psicología

1.2.1. Componentes generales del psiquismo

1.2.1.1. Sensación

La sensación o procesamiento sensorial es la recepción de estímulos mediante los órganos sensoriales (lengua, piel, nariz...). Estos transforman las distintas manifestaciones de los estímulos importantes para los seres vivos (de forma calórica, térmica, química o mecánica) del medio ambiente en impulsos eléctricos y químicos para que viajen al sistema nervioso central o hasta el cerebro para darle significación y organización a la información (es decir, percepción).

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1.2.1.2. Percepción

La percepción obedece a los estímulos cerebrales logrados a través de los cinco sentidos (vista, olfato, tacto, oído y gusto), que dan una realidad física del entorno. Dicho de otra manera, es la capacidad de recibir por medio de todos los sentidos, las imágenes, impresiones o sensaciones para conocer algo. Es un proceso en el que un individuo selecciona, organiza e interpreta los estímulos para darles un significado.

1.2.1.3. Atención

Es la capacidad de un individuo para entender las cosas y tenerlo en cuenta o en consideración. Se atribuye a una variedad de fenómenos. Por una parte, la atención se puede entender como una cualidad de la percepción, que decide cuáles son los estímulos más relevantes, priorizándolos mediante la concentración. Y por otra, la atención se puede entender también como el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos.

Las principales características de la atención son: amplitud (cantidad de información que se puede atender al mismo tiempo), intensidad (nivel o cantidad de atención que se puede prestar a algo), oscilamiento o desplazamiento de la atención (cuando hay más de una cosa que atender se presta más atención a una de determinada y va cambiando) y control (supone dirigir la atención y poner en marcha sus mecanismos de funcionamiento en función de las demandas del ambiente y de la tarea que se va a realizar).

La atención viene condicionada por determinantes externos (proceden del medio) como la potencia del estímulo, el cambio, el tamaño, la repetición, el movimiento, el contraste o la organización estructural; y por determinantes internos (dependen del individuo) como la emoción, el estado orgánico, los intereses, la sugestión social o el curso del pensamiento.

1.2.1.4. Memoria

Es un proceso cognitivo que posibilita que el individuo pueda guardar experiencias y percepciones que posteriormente podrá recordar en determinadas situaciones. La memoria está condicionada por la atención y el interés, aunque hay factores biológicos (deficiencias en los sentidos) que, como en los ancianos, afectan la entrada de datos o fijación de las impresiones sensoriales. La memoria a largo plazo está menos deteriorada que la memoria a corto plazo.

1.2.1.5. Emoción

La emoción viene a ser un estado complejo del organismo en el que una excitación o perturbación, interna o externa, provoca o predispone a una respuesta organizada.

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Las emociones tienen tres componentes: manifestaciones neurofisiológicas (involuntarias como la taquicardia, la diaforesis, la vasoconstricción...), comportamiento (gestos o expresiones corporales asociados a una emoción determinada) y cognición (la interpretación de las emociones como sentimiento de tristeza, alegría, rabia...).

El origen de las emociones radica en cuestiones biológicas (innatas, espontáneas, involuntarias...) y también en aspectos cognitivos (de base sociocultural).

Las emociones tienen unas funciones. En general provocan una respuesta adecuada al entorno:

- ADAPTATIVA: frente a un estímulo el individuo responde de conducta apropiada.

- INFORMATIVA: se informa de la emoción, a uno mismo y a los demás.

- SOCIAL: las emociones comunican nuestro sentimiento a los demás.

- MOTIVACIONAL: pueden originar conductas motivadas o ser una consecuencia de las mismas.

Una persona emocionalmente madura reconoce las señales sociales, utiliza las reglas de expresión de sentimientos y maneja las emociones.

Las emociones pueden ser negativas (miedo, ira, tristeza, asco, vergüenza, ansiedad), positivas (felicidad, alegría, amor, humor) o ambiguas (sorpresa, esperanza, compasión) en función del placer o el displacer.

Para prevenir los efectos negativos de las emociones y desarrollar emociones positivas es necesaria una educación emocional. La terapia emocional intenta neutralizar las perturbaciones emocionales que afectan a un individuo.

1.2.1.6. Motivación

La motivación es el motor del comportamiento de un individuo. El porqué, como seres humanos, hacemos determinadas cosas. Es un proceso multideterminado que activa una conducta, le da dirección y la hace persistir.

Existen unos indicadores motivacionales que nos permiten saber si un ser humano está motivado (conductualmente, fisiológicamente y a nivel de autovaloración).

La motivación cuenta con unos componentes, de valor y de expectativa, que responden a la intención con la que hacemos algo:

- COMPONENTE MOTIVACIONAL DE VALOR: cada persona tiene unas creencias o valores que determinan qué hacer o no hacer en cada momento. A ello se le añaden las expectativas de poder llevar a cabo la acción con éxito y el valor del incentivo. Posibilidades de éxito e incentivo marcan pues la motivación. Hay cuatro aspectos que configuran el valor de la tarea:

o Valor de logro. La importancia de una tarea.

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o Valor intrínseco o interés. La satisfacción que proporciona la tarea en sí.

o Valor de utilidad. Cómo se relaciona la tarea con nuestras metas o proyectos de futuro.

o Valor de coste. Todo lo negativo que conlleva hacerla.

- COMPONENTE MOTIVACIONAL DE EXPECTATIVA: la expectativa está relacionada con el autoconcepto que tenemos de nosotros mismos respecto a algo. La experiencia proporciona una información que valoramos, analizamos e integramos. Los elementos básicos de este componente motivacional son:

- Percepción de competencia o eficacia. La capacidad que considera que tiene un individuo para hacer algo determinará su esfuerzo y persistencia.

- Expectativas de resultados.

- Componente afectivo y emocional de la motivación.

Existen diferentes tipos de motivación según la clasificación:

- las PRIMARIAS, innatas o biogénicas (relacionadas con la supervivencia y la subsistencia del individuo y de la especie)

- y las SECUNDARIAS, o sociales (son adquiridas y determinadas por el medio ambiente y la cultura).

- INTRINSECA: Hay determinantes internos (herencia, homeostasis, crecimiento, procesos cognitivos...) que hacen que estemos más o menos motivados.

- EXTRINSECA: Hay determinantes externos (aprendizaje, hedonismo, interrelación social...) que hacen que estemos más o menos motivados.

Factores que favorecen la motivación:

- PLANES. Es preciso comparar la situación real con la ideal se despierta la intención de cambiar.

- METAS. La persona elabora estrategias para conseguir lo que se propone.

- EXPECTATIVAS sobre la meta. Lo que subjetivamente creemos que vamos a alcanzar. Si son positivas, aumenta la motivación.

- Actuar según nuestros principios para que no se produzca una incomodidad psicológica. La persona busca que haya una coherencia entre sus pensamientos y sus comportamientos.

- Tener recompensas y alabanzas

Para enfrentarse a las dificultades que se nos presentan de una manera adecuada hay que ser firme a la vez que flexible, persistente y optimista.

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1.2.1.7. Conducta

La conducta es la manera particular de comportarse o actuar ante una situación determinada.

La aceptación o rechazo de un comportamiento dependen de las normas sociales y las leyes, y pueden ser comportamientos comunes, inusuales, aceptados o fuera de los límites aceptados.

Relaciones entre la conducta y la salud

- La percepción de la enfermedad y la forma en qué nos enfrentamos a ella puede contribuir a la mejora o el empeoramiento. Hay que tener una actitud positiva, pero también saber valorar los riesgos.

- Los diferentes estilos de vida y hábitos diarios pueden potenciar la salud o ponerla en peligro a medio o largo plazo. El ejercicio moderado es positivo y el tabaquismo, negativo.

- Existen comportamientos con efectos directos sobre la salud a corto plazo, como la conducción temeraria o los deportes de riesgo.

Las conductas de riesgo favorecen el desarrollo de enfermedades y nos hacen vivir menos y/o en peores condiciones. Por ejemplo, fumar, comer en exceso, vida sedentaria…También las sustancias que alteran la percepción y los comportamientos, favoreciendo situaciones de peligro, como el alcohol y otras drogas.

Desde una perspectiva psicológica, valorar el riesgo supone considerar que cada sujeto vive un conjunto de situaciones únicas, la suma e interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Hay que estimar tanto los factores de riesgo como los saludables (dieta equilibrada, vida activa, carácter optimista y resolutivo…).

Modificar una conducta inadecuada:

1. Analizar la conducta: a. Saber que pasó antes, en qué contexto se produjo y

consecuencias de esa conducta b. Elaborar estrategia de intervención programada

2. Hacer terapia conductual a. Consejos generales:

i. Dar la información adecuada de las consecuencias ii. Que se haga responsable de las consecuencias de sus

acciones iii. Entender y hacerle creen en sus capacidades o

posibilidades iv. Evitar los reforzadores que la mantienen

b. Técnicas de modificación de la conducta

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i. Técnicas de mantenimiento ii. Técnicas de extinción iii. Técnicas de adquisición

TÈCNICAS DE MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA

- TÉCNICAS DE MANTENIMIENTO:

Para perfeccionar o incrementar una conducta que ya se tiene.

Utiliza el refuerzo positivo (intermitente o continuo) para estimular la conducta deseada.

- TÉCNICAS DE EXTINCIÓN:

Para reducir o eliminar ciertas conductas. En algunos casos utiliza el refuerzo negativo (castigo) en forma de consecuencia negativa o desagradable.

1. Extinción: Ignorar el comportamiento que queremos eliminar.

2. Tiempo fuera: Se saca al sujeto fuera del lugar o situación que mantiene la conducta que queremos cambiar.

3. Castigo: Aplicar un estímulo hostil a la conducta que queremos eliminar.

4. Reforzamiento de respuestas incompletas: Decir que si no hace una cosa negativa tendrá una de positiva.

5. Coste de respuesta: Cuando el sujeto ya tenía la conducta apropiada y aparece una inadecuada, se le retira algo que le gusta al instante. Es decir, retirar los refuerzos positivos cuando se da o repite la conducta negativa

6. Saciedad o *sobrecorrección: repetir un estímulo con tanta frecuencia que pierde sus propiedades de reforzador para convertirse en una situación que genera ansiedad y que el sujeto, por tanto, tratará de evitar.

- TECNICAS DE ADQUISICIÓN:

Refuerza las conductas positivas para adquirir una nueva conducta. Es necesario un refuerzo y un proceso de aprendizaje a partir de: la observación o limitación del proceso; y la secuenciación del proceso en conductas más simples.

1. Refuerzo positivo: Se premia una conducta positiva para aumentarla.

2. Reforzamiento negativo: Si tiene la conducta adecuada evitará algo negativo.

3. Modelada: Se compara o se felicita a la persona que tiene la conducta apropiada para que el otro la adquiera.

4. Moldeado: Aprender una cosa que no sabe porque no se encuentra en su repertorio habitual.

5. Premack: Se consigue que el sujeto lleve a cabo una conducta que realiza frecuentemente y que no valora a través de una que valora y realiza frecuentemente.

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1.2.1.8. Crisis

La palabra crisis significa cambio. Y el cambio suele ser la antesala del crecimiento. El sujeto experimenta varios períodos de crisis a lo largo de su vida y algunos de ellos sirven para ir construyendo su identidad.

Puede haber crisis de la mediana edad, crisis existenciales... La más importante, sin embargo, es la crisis de identidad, que es un proceso en el que la persona experimenta profundas dudas sobre sí misma, acompañadas de sentimientos de soledad e incluso baja sensación de existencia.

Lo más importante es averiguar de dónde surge esa crisis e identificar qué está provocando en ti la crisis de identidad. Es importante que el sujeto sepa sus limitaciones, qué es y no es capaz de hacer en un momento determinado.

1.2.1.9. Personalidad

No es fácil definir la personalidad. Existen muchas definiciones en función de los aspectos que más se enfatizan. En general, la personalidad es una organización única y dinámica de las características de una persona, físicas y psicológicas, que influyen en la conducta y en las respuestas al ambiente social y físico. La personalidad es única, abarca toda la conducta, sus características son consistentes y duraderas, se infiere a través de la conducta y organiza la conducta del sujeto según sus planes, objetivos y metas.

Entre los componentes que forman la personalidad encontramos el temperamento innato, el carácter, el autoconcepto, la autoestima y el yo ideal.

Temperamento

El concepto de temperamento está vinculado al de personalidad. Es el conjunto de diferencias individuales de carácter constitucional que se manifiestan en los procesos de reactividad fisiológica y autorregulación, sometidas al influjo, a lo largo del tiempo, de la herencia, la maduración y la experiencia. Es la parte biológicamente determinada de la personalidad.

Carácter

Es el conjunto de valores, sentimientos y actitudes que permiten la reacción de un individuo... Es decir, hace referencia a cómo una persona percibe a los demás o a las cosas y conceptos.

Se adquiere mediante la socialización y se modifica con el tiempo.

Autoconcepto

Imagen o percepción que uno tiene de sí mismo o eso que cree que es.

Autoestima

Es la valoración del autoconcepto.

Supone considerarse a uno mismo como alguien competente para enfrentarse a los desafíos de la vida.

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Se considera que tiene efectos protectores sobre la salud y la prevención de la enfermedad.

Si se tiene una autoestima adecuada:

- Se tiene una valoración positiva de uno mismo

- Contribuye al desarrollo adecuado de las habilidades personales

- Aumenta el nivel de seguridad personal

Si se tiene una autoestima baja:

- Se tiene una valoración negativa de uno mismo

- Es un factor coadyuvante de la sensación de derrota y sentimiento de fracaso de una persona

- Odiarse, culparse a uno mismo, ser pesimista o sentirse impotente son algunas manifestaciones posibles.

Yo ideal

Es eso que se quiere ser o la percepción que a uno mismo le gustaría tener.

Características importantes de la personalidad:

- SENTIDO DE COHERENCIA. Ayuda a controlar los elementos estresantes que inciden sobre la salud, ya que la persona se considera capaz de manejar el problema.

- FORTALEZA DE CARÁCTER.

o Compromiso con la vida: la persona valora sus experiencias como interesantes.

o Desafío: valora situaciones estresantes como un reto a superar.

o Control: cree que puede actuar sobre lo que le ocurre.

- CONTROL/SENSACIÓN DE CONTROL. Es lo contrario a dejarse llevar sin pensar. Las personas con objetivos claros, luchan por conseguirlos. Si la salud preocupa, buscará mantenerla activamente y adaptarse lo mejor posible cuando se enfrente a una enfermedad.

- DISPOSICIÓN OPTIMISTA. Supone tener expectativas positivas sobre las cosas. Los optimistas presentan pocos síntomas físicos en situaciones de normalidad, se enfrentan de forma activa a las realidades estresantes y tienen una recuperación más rápida cuando enferman.

- APOYO SOCIAL. Tiene diferentes dimensiones:

o Aspecto cuantitativo: número de contactos e interacciones mantenidos por una persona.

o Aspecto cualitativo: percepción de pertenencia a un grupo social y la obligación mutua que una persona posee con otra.

o Aspecto funcional: acciones o apoyos objetivos que proporcionan esas relaciones, más la valoración que les da el receptor.

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1.3. Las funciones psíquicas

1.3.1. La inteligencia

Las funciones psíquicas están formadas por las funciones psicológicas y las funciones mentales superiores. La suma de ambas en conjunto determina la inteligencia.

Las funciones psicológicas son las que hacen referencia a las habilidades o capacidades exclusivas del ser humano, como por ejemplo el lenguaje (el conjunto de símbolos con reglas gramaticales y semánticas determinado por la cultura). Los animales tienen capacidad para comunicarse, pero no utilizan un lenguaje.

Las funciones mentales superiores son la memoria, la atención, la concentración, el razonamiento, la creatividad, la sensopercepción, los sentimientos, el lenguaje, la conducta, la verificación, los límites...

El lenguaje (capacidad de lenguaje escrito, de lenguaje oral y de comprensión de lenguaje) es el que permite el desarrollo de todas las funciones mentales superiores, además de darles estructura y sostén.

1.3.2. Estados de conciencia

Toda conciencia es resultado de una conexión neuronal, que se produce en lo que conocemos como tallo cerebral o cerebro medio. Si las neuronas de esta zona, llamadas sistema reticular activador ascendente, están conectadas el sujeto está consciente. Básicamente, hay dos estados de conciencia:

- Estado de vigilia: estado de alerta con un pleno conocimiento de uno mismo y de su entorno. Por lo tanto, se mantienen las respuestas sencillas y complejas aprendidas a estímulos externos o internos.

- Sueño: En una noche, la persona realiza entre 4 y 6 ciclos de sueño. Cada ciclo consta de cinco etapas o fases:

o La PRIMERA es el adormecimiento cuando se entra y sale del sueño y se puede despertar fácilmente. En esta etapa los ojos se mueven lentamente y la actividad muscular se lentifica. Muchas personas experimentan contracciones musculares repentinas precedidas de una sensación de estar cayendo.

o En la SEGUNDA etapa, el sueño ligero, el movimiento de ojos se detiene y las ondas cerebrales se vuelven más lentas con sólo un estallido ocasional de ondas cerebrales rápidas.

o En la TERCERA etapa, las ondas extremadamente lentas se intercalan con ondas más pequeñas y rápidas. Ésta y la siguiente etapa son el sueño profundo, momento en el que es difícil despertar a un individuo.

o En la CUARTA etapa, se producen exclusivamente ondas extremadamente lentas. No hay ni movimiento ocular ni actividad muscular.

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o La QUINTA etapa es el período REM. La respiración se hace más rápida, irregular y superficial. Los ojos se agitan rápidamente y los músculos de los miembros se paralizan temporalmente. Aumentan las ondas cerebrales, el ritmo cardíaco, la presión arterial... Es el tiempo en el que ocurren la mayoría de sueños, que son recordados si el individuo se despierta en esta fase. Se dan en una noche entre tres y cinco intervalos de sueño REM.

- Estados alterados de conciencia:

o HIPERVIGILIA. Es un aumento simple del nivel de conciencia. Se da una sensación subjetiva de claridad mental, acompañada de un aumento de la actividad motora y de la frecuencia verbal. Suele ser un estado de transición entre distintos trastornos mentales.

o CONCIENCIA o SENSORIO: es un nivel de alerta y atención normal, junto con estímulos externos e internos.

o SOMNOLENCIA/LETARGO: hay dificultad para mantener la alerta y la atención. La estimulación verbal y física produce fluctuaciones de la somnolencia.

o OBNUBILACIÓN: es una alteración del sensorio más profunda. Hay una disminución de las percepciones auditivas y visuales y confusión y desorientación temporal-espacial. En muchos casos, la confusión lleva al delirio.

o ESTUPOR: en un estado de estupor se puede reaccionar mediante estímulos muy potentes. Ocasionalmente se producen respuestas ininteligibles y se es incapaz de producir respuestas espontáneas.

o COMA o MUERTE CEREBRAL: el cerebro deja de responder a los estímulos. No hay reflejo pupilo-corneal y el electroencefalograma es plano.

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1.4. Teorías sobre el desarrollo de la personalidad

Intentan dar una explicación universal de los procesos y características psicológicas fundamentales que pueden encontrarse en la naturaleza humana. Se centran en la descripción de aquellos factores que en su conjunto hacen al individuo, para poder comprender su conducta e intentar predecirla.

1.4.1. Modelos

- Mecanicista: el hombre, al igual que la máquina, reacciona a las fuerzas y estímulos externos (causa-efecto). Nace como una hoja en blanco y se desarrolla a través del aprendizaje.

- Organicista: el hombre es un organismo vivo con unas características innatas. El cambio es interno y se produce según un patrón, igual para todos los sujetos. El desarrollo es previo al aprendizaje, es decir, avanzamos cuando estamos preparados para ello.

- Dialéctico o dialéctico-contextual: el hombre es un ser interactivo, reactor y actor. Por medio de su trabajo altera el medio ambiente y genera nuevas condiciones para el desarrollo. Interesa tanto la evolución individual como histórica.

1.4.2. Teorías sobre el desarrollo de la personalidad

Conductismo:

MECANICISTA

Conductismo (Pavlov / Skinner) Teorías del aprendizaje Aprendizaje social (Bandura)

Procesamiento de la información (Shannon)

ORGANICISTA

Teoría psicoanalítica(Freud) Teorías psicodinámicasTeoría psicosocial (Erikson)

Teoría genética de Piaget

Teorías biológicas (etología)

DIALÉCTICO

Teoría histórico-cultural (Vygotsky)

Teoría del ciclo vital

Teoría ecológica (Bronfenbrenner)

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El aprendizaje se produce por un condicionamiento estímulo-respuesta. El hombre se adapta, modificando su conducta.

- CONDICIONAMIENTO CLÁSICO (Ivan Pavlov). La asociación de un estímulo incondicionado con uno neutro provoca que posteriormente el sujeto responda al estímulo neutro con la respuesta que emitía ante el estímulo incondicionado. Generalmente las respuestas aprendidas son de tipo glandular o de los músculos de fibra lisa y el sujeto las vive como involuntarias.

- CONDICIONAMIENTO OPERANTE O INSTRUMENTAL (Skinner). El sujeto opera sobre el medio ambiente y lo modifica. Se aprende como consecuencia de los acontecimientos que siguen a una conducta, si hay o no refuerzo. Es decir, si la consecuencia es útil o placentera, el organismo repetirá la conducta y si es desagradable, intentará evitarla.

Teoría del aprendizaje social – TAS (Albert Bandura)

El aprendizaje se produce a través de la imitación y la identificación con otras personas significativas. Las personas aprenden lo que deben y no deben hacer por observación de conductas modelo. Entre el estímulo y la respuesta hay un filtro personal. Se aprenden nuevas conductas a través del aprendizaje observacional de los factores sociales del entorno. Si vemos consecuencias deseables y positivas en la conducta observada, es más probable que la imitemos, tomemos como modelo y adoptemos para nosotros.

Teoría del procesamiento de la información

Los pasos del pensamiento son similares al procesamiento de datos de un ordenador: atención, codificación, almacenamiento y recuperación. Entre el estímulo y la respuesta hay unos filtros: el registro sensorial y la memoria (a corto y largo plazo). El cambio evolutivo se explica en función de cambios en las estructuras básicas del procesamiento.

Teoría psicosocial de Erikson

Se aleja del determinismo biosexual del desarrollo y se aproxima a los procesos de socialización. Según Erik Erikson, el desarrollo se basa en la interacción entre las fuerzas psicológicas internas y las influencias sociales externas. Sus fases dependen de las crisis que se producen entre tendencias positivas y negativas. Superarlas permite adquirir una capacidad básica o virtud:

- De 0 a 12 meses. FASE INFANTIL (oral-sensorial). Confianza frente a desconfianza. Virtud: la esperanza.

- De 1 a 3 años. PRIMERA INFANCIA (muscular-anal). Autonomía frente a vergüenza y duda. Virtud: la voluntad.

- De 3 a 6 años. EDAD LÚDICA (locomotor-genital). Iniciativa frente a sentimiento de culpa. Virtud: el propósito.

- De 7 a 11 años. EDAD ESCOLAR (latencia). Trabajo frente a inferioridad. Virtud: la destreza.

- ADOLESCENCIA. Identidad frente a confusión de roles. Virtud: fidelidad.

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- Edad adulta temprana. JUVENTUD. Intimidad frente a aislamiento. Virtud: el amor.

- ADULTEZ. Generalidad contra autoobservación, creatividad frente a estancamiento. Virtud: el cuidado.

- SENECTUD. Integridad frente a desesperación/disgusto de vida. Virtud: la sabiduría.

Teoría psico-genética de Piaget

El psicólogo suizo Jean Piaget defiende que el desarrollo cognitivo busca un equilibrio, un estado de armonía mental. Para ello, configura sus experiencias a través de una estructura o esquema mental, una forma general de pensar sobre el entorno y de interactuar con él. La inteligencia es la mejor arma del hombre para adaptarse al medio. La adaptación puede realizarse por asimilación (los estímulos exteriores se adaptan a las propias estructuras mentales internas, incorporación de nuevas experiencias a esquemas preexistentes) o acomodación (las estructuras mentales se adaptan a los datos externos, a las demandas del entorno, modificación del esquema previo para poder asimilar nuevas experiencias). El desarrollo cognitivo avanza con la maduración:

- De 0 a 2 años. Periodo sensomotor. Sentidos y aptitudes motoras.

- De 2 a 6 años. Periodo preoperacional. Pensamiento simbólico y lenguaje.

- De 7 a 11 años. Periodo operacional. Operaciones concretas (lógica).

- Más de 12 años. Operaciones formales (abstracciones, hipótesis…).

Teoría de la etiología

Estudia el comportamiento animal en su interacción con el medio. Clasifica los modelos de comportamientos de cada especie en fijos, estables y espontáneos. Todos contribuyen a la supervivencia en un ambiente determinado.

Modelo histórico-cultural (Vygotsky)

Para el ruso Lev Vygotsky, el desarrollo es fruto de la interacción social individuo-cultura. El aprendizaje lo estimula. Los adultos son el referente para los niños en un contexto de participación dirigida, instruyéndoles sobre habilidades prácticas, sociales e intelectuales y llevándoles hasta su zona de desarrollo próximo.

Teoría del ciclo vital

El desarrollo personal se produce a lo largo de toda la vida, condicionado por influencias normativas relacionadas con la edad (son de origen biológico y afectan a todos por igual), normativas relacionadas con la historia (el contexto cultural y biosocial, los factores generacionales) e influencias no normativas (experiencias personales).

Teoría ecológica (Bronfenbrenner)

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El desarrollo es fruto de la acomodación entre el individuo y los entornos inmediatos y generales en los que vive:

- Microsistema: contacto cara a cara con personas significativas (familia, amistades, escuela/trabajo…).

- Mesosistema: relaciones entre los microsistemas (familia-escuela…).

- Exosistema: marco en el que el niño o adulto no participa, pero en el que se toman decisiones importantes que le afectan en sus relaciones (barrio, municipio, país…).

- Macrosistema: pautas y esquemas que definen y organizan la vida de la sociedad (valores culturales y políticos de la sociedad, modelo económico, condiciones sociales…).

- Cronosistema: época histórica en la que vive el individuo.

- Globosistema: condición ambiental.

Esta teoría defiende el efecto mariposa en el desarrollo: un pequeño cambio en la vida del sujeto puede provocar un efecto enorme en un sistema dinámico.

TEORÍAS PSICODINÁMICAS

Defienden que fuerzas básicas subyacentes influyen en el pensamiento y la conducta, condicionando el desarrollo humano.

Una de ellas es la teoría psicoanalítica, en la que el comportamiento está dominado por actitudes inconscientes. Fue formulada por Sigmund Freud (1856-1939), que desarrolló simultáneamente una teoría de la conducta humana y una técnica terapéutica: el psicoanálisis. Propone una mente dividida en capas o niveles, dominada en cierta medida por una voluntad primitiva más allá de la esfera consciente.

- Para Freud, el motor de la conducta es la libido o pulsiones sexuales instintivas conforme al principio del placer. La infancia marca el desarrollo psicosexual futuro del sujeto:

- De 0 a 18 meses. FASE ORAL. El foco de la satisfacción está en la boca y el placer se obtiene a través de la exploración del entorno.

- De 18 meses a tres años. FASE ANAL. El placer se centra en la región anal, en el control de esfínteres. La experiencia más importante en esta etapa es el entrenamiento en la higiene personal, la limpieza y el orden.

- De 3 a 6 años. FASE FÁLICA. La principal zona erógena es la región genital. Los niños se vuelven conscientes de su propio cuerpo y aprenden las diferencias de género.

- De 6 a 12 años. PERIODO DE LATENCIA. Es una etapa de transición en la que el niño consolida los hábitos de carácter adquiridos hasta el momento.

- Más de 12 años. FASE GENITAL. Abarca la pubertad y la edad adulta. La preocupación de la persona cambia desde la gratificación-impulsiva principal (instinto) a la aplicación de proceso de pensamiento secundario

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para gratificar el deseo simbólico e intelectual por medio de la amistad, una relación de amor, la familia…

Para Sigmon Freud la gente se moviliza gracias al lívido ya que es la fuente de energía que utiliza para poder actuar.

1.4.3. Estructuras y funcionamiento de la mente (Freud)

Para comprender la estructura y el funcionamiento psíquico es inevitable referirse a Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis. Según él, la mente está organizada a través de tres estructuras: el inconsciente (lugar inaccesible en el que se almacenan sentimientos o ideas generadoras de ansiedad e influyentes en las acciones conscientes), el preconsciente (es la memoria ordinaria, en la que los elementos, fuera de la conciencia, pueden ser recuperados fácilmente) y el consciente (la parte de la mente conocida).

El inconsciente es inaccesible, excepto en cuatro casos en los que se manifiesta:

- Los sueños: son escenificaciones imaginarías en las que se muestran los deseos inconscientes y reprimidos. Se tienen que saber interpretar. “los sueños sueño el camino real al inconsciente”

- Los actos fallidos (lapsus): se manifiestan con los errores que nos delatan y olvidos que no hubiéramos deseado.

- Los chistes espontáneos: son pequeñas liberaciones (descargas psíquicas) de nuestras tensiones del inconsciente.

- Los trastornos mentales, sobre todo neuróticos. Se dan cuando la represión (que es un esfuerzo de la mente que actúa como mecanismo de defensa) no consigue evitar que los contenidos desagradables penetren en el inconsciente.

Freud atribuye la neurosis a la expresión de un conflicto interno que tiene su origen en la historia infantil. Hay una lucha del niño entre el deseo y su prohibición.

1.4.4. Estructuras y funcionamiento de la personalidad (Freud)

La identidad de una persona, según Freud, está integrada por tres componentes. Son los que originan el comportamiento:

- Ello (id): componente innato. Se rige por el principio del placer y busca, por tanto, la satisfacción inmediata de los instintos. Si no se satisfacen se produce una situación de malestar y de tensión que persigue su cumplimiento. El Ello descarga sus tensiones con el denominado proceso primario. El principio del placer no restringe la forma de satisfacer las necesidades.

- Yo (ego): las funciones psicológicas del Yo se desarrollan porque el Ello no puede manejar la realidad objetiva. El Ello, por tanto, es el punto de

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partida. Sus impulsos son tratados por el Yo para que se expresen de forma adecuada en el contexto del sujeto (principio de realidad). En el Yo se producen los procesos intelectuales.

o Es el mediador entre el Ello y el Superyó, y entre estos y la realidad externa del individuo.

o Permite obtener el máximo placer dentro de los límites de la realidad.

o El objetivo es mantener el bienestar psicológico de la persona. De las alteraciones del Yo y el Ello pueden surgir psicopatologías.

- Superyó (súper-ego): es el último componente en desarrollarse. Se aprende en la infancia con los valores sociales y paternos, y con la internalización de las recompensas y castigos en un proceso de identificación. Esta internalización es gradual, hasta que el autocontrol reemplaza el control ambiental. Diferencia el bien o lo correcto de lo que está mal y busca la perfección.

1.4.5. Mecanismos de defensa del yo

Si el trabajo del Yo fuera perfecto, no habría ansiedad. Los impulsos del Ello se soltarían en su justa medida y en el momento idóneo y el Yo no haría nada que el Superyó pudiera reprobar. Pero el Yo no funciona así de bien y tira de mecanismos de defensa, que se caracterizan por operar de forma inconsciente y por transformar y falsificar la realidad. Existen los siguientes mecanismos de defensa:

- Represión: se excluyen los pensamientos amenazadores. Los impulsos que no pueden ser aceptados son apartados del consciente. Para ello se requiere una gran energía y son posibles las filtraciones a la conciencia. Los pensamientos reprimidos influyen poderosamente en la conducta.

- Negación: el significado de un hecho se reconstruye para eliminar cualquier amenaza. Es decir, se niega la existencia de algo o de que haya podido suceder determinada acción. Genera un alivio temporal y la forma de negación más conocida es la fantasía o juego.

- Regresión: son retrocesos en la etapa de desarrollo psicosexual en la que se encuentra un sujeto. Si no la supera, se queda fijado en ella y esto se traduce en una fijación en una etapa temprana del desarrollo sexual favoreciendo una forma de afrontamiento más primitiva e infantil.

- Anulación: el sujeto intenta compensar de forma simbólica un impulso o acto inaceptable. Un maltratador, por ejemplo, pega primero y luego trata de compensar con demostraciones de cariño y afecto.

- Formación reactiva: busca la protección ante la liberación de un impulso inaceptable enfatizando lo opuesto, de forma que se hace complicado discernir entre un acto como manifestación de un impulso y un acto como manifestación de su opuesto. La pasividad y la timidez pueden ser una formación reactiva contra un fuerte impulso dominante.

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- Proyección defensiva: atribuye los propios impulsos inaceptables a otras personas o cosas, defendiéndose el sujeto de un pensamiento que no le agrada. Consta de tres pasos: se reprime el impulso, se proyecta en otra persona y se distancia de ella.

- Desplazamiento: se cambia el objetivo inicial del impulso por uno más adecuado. A veces no nos enfrentamos directamente a alguien y acabamos descargando hacia la persona que se encuentra más cerca y que no tiene ninguna culpa.

- Racionalización: se busca una explicación racional a una conducta realizada por razones inaceptables. Así el individuo logra reducir su ansiedad.

- Identificación defensiva: adoptamos las características de otras personas para abordar, por ejemplo, la envidia que sentimos hacia ellas.

- Sublimación: los impulsos del Ello son liberados y expresados de una forma más aceptada e incluso admirada, como por ejemplo a través del arte, la ciencia o la religión, que, según Freud, son las vías principales de sublimación.

Aparte de los mencionados por Freud existen otros mecanismos de defensa a los que podemos recurrir como por ejemplo:

- Buscar soporte en otras personas para a que la ayuden

- Anticiparse de forma realista a las consecuencias de su situación y considerar las diferentes alternativas que se le pueden plantear.

- Buscar otras alternativas:

- Hacer incidencia en los aspectos relevantes de su conflicto

- Dedicarse de forma altruista a satisfacer las necesidades de los otros.

- Canalizarlo hacia actividades deportivas.

1.5. Psicología evolutiva o del desarrollo

La psicología evolutiva o del desarrollo se centra en los cambios del comportamiento a lo largo de la vida, estableciendo las diferencias y semejanzas del individuo con otras personas. Investiga cómo y por qué las personas cambian a medida que avanza su edad, influenciadas también por su cultura.

Algunos de sus objetivos son:

- Describir e identificar los procesos de cambio

- Explicar los procesos de cambio y porque se producen

- Maximizar en los procesos de desarrollo

1.5.1. Etapas evolutivas

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El cambio evolutivo de las personas se produce mediante el desarrollo en tres ámbitos:

- Físico: crecimiento cuantitativo (talla, peso…). Está influenciado por factores como la herencia genética, la alimentación o las enfermedades.

- Psíquico: procesos mentales que posibilitan pensamiento, aprendizaje y comunicación.

- Social: relaciones con los demás, variables de personalidad que influyen en ellas y emociones que se producen. También influye en el aprendizaje.

ETAPA EDAD FÍSICO PSICOLÓGICO SOCIAL

1ª infancia 0-3 Desarrollo sensorial y motor

Desarrollo del lenguaje

Dependencia

2ª infancia 3-6 Crecimiento Desarrollo de

memoria e imaginación

Moralidad y socialización

Niñez / Pre- adolescencia 6-12 Crecimiento

Razonamiento, términos abstractos Grupo de iguales

Adolescencia 12-18 Gran crecimiento y maduración sexual

Construcción de la identidad

Grupo (contra adultos)

Juventud 20-40 Máximo desarrollo de potencialidades físicas

Estabilidad, autocontrol

Independencia personal, familia

Edad adulta 40-65 Menopausia / andropausia

Madurez emocional, responsabilidad

Más compromisos sociales

Senectud / vejez

+ 65 Envejecimiento

celular, enfermedades neurodegenerativas

Pérdida de facultades (memoria)

Reformulación del rol personal y

social

1.5.1.1. Infancia y niñez

Desarrollo físico: El primer reto es conocer y controlar el cuerpo. El segundo, el entorno.

Desarrollo psíquico: Evoluciona según la franja de edad. Siguiendo el modelo de Piaget, se suceden las siguientes etapas:

- 0-2 años. Relación con el entorno a través de los sentidos y la acción.

- 2-6 años. Se adquieren la función simbólica y el lenguaje. Se desarrollan la memoria y la imaginación. Pensamiento intuitivo, que se caracteriza por:

o Razonamiento transductivo. Va de lo particular a lo particular, no de lo general a lo específico o a la inversa.

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o Yuxtaposición. El niño es incapaz de dar una explicación coherente y tiende a fragmentarla.

o Sincretismo. Percibe el entorno según visiones globales subjetivas. No se detiene, ve y cree.

o Egocentrismo. No diferencia el yo del no yo. Piensa que su punto de vista es el único posible.

o Centración. Se detiene en un solo aspecto de la realidad, asimila la parte por el todo.

o Irreversibilidad. No ejecuta una misma acción en los dos sentidos del recorrido.

o Mágico. Cree que los seres inanimados tienen vida (animismo), los animales poderes y dotan de intencionalidad a los objetos.

- 7-11 años. La inteligencia se vuelve lógica. Se entienden los términos abstractos y se razona.

Desarrollo emocional:

- 0-2 años. Desarrollo del apego, un vínculo afectivo con el cuidador. Es una relación emocional privilegiada que produce seguridad, placer y bienestar.

- 2-6 años. Empieza el desarrollo del autoconcepto y de la autoestima, fortaleciendo la personalidad. Existe una mayor diferenciación, anticipación y control de las emociones.

- 7-11 años. Percepción de uno mismo como distinto de los demás.

Nivel social: Adquisición de conductas, valores, normas, creencias y motivos propios del entorno (contexto social, cultural…). Los máximos referentes son la familia, los maestros y los amigos. La amistad va variando de concepto:

- 3 - 5 años: son amigos los que están cerca y juegan con él.

- 5 - 8 años: los que le prestan cosas y le ayudan.

- 8 - 12 años: la amistad comienza a ser desinteresada. Se introducen principios de reciprocidad, confianza y afecto.

Cómo afecta la enfermedad: Todo niño hospitalizado siente angustia, ansiedad, temor a lo desconocido, intranquilidad, e inseguridad. Si es un bebé, hay que proporcionarle contacto físico. Si son niños mayores, debemos darles espacio y tiempo para que puedan expresar sus preocupaciones y preguntar, resolviendo resolver sus dudas y temores con sinceridad. También hay que facilitar el juego y que esté acompañado por sus padres y otros familiares y evitar caer en la sobreprotección. En estancias prolongadas, es importante que pueda mantener contacto con sus compañeros y profesores, estar al día de lo que sucede en el colegio y recibir material para estudiar y hacer ejercicios.

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1.5.1.2. Adolescencia

Es una etapa de cambios importantes a todos los niveles, durante la que la persona realiza una transición progresiva entre la infancia y la edad adulta. En algunas culturas se realizan ritos de transición, mientras en la occidental se caracteriza por ser una etapa conflictiva.

Cambios físicos: Se denominan PUBERTAD y son un hecho universal. Las transformaciones biológicas y morfológicas se centran en la maduración sexual y en un gran crecimiento, el denominado estirón.

Cambios psicológicos: Ya es posible el pensamiento formal, las relaciones lógicas y el uso del método hipotético-deductivo. Se adquieren más conocimientos y se empieza a construir la propia identidad, reestructurando la imagen que se tiene de uno mismo (física y psicológica).

Cambios sociales: En la familia, existe una ambivalencia entre la dependencia y la autonomía. Las ideas y opiniones propias empiezan a tener valor. La pandilla proporciona una identidad grupal, protección, seguridad y sentido de pertenencia; ayudando a adquirir la identidad personal.

Cómo afecta la enfermedad: Los adolescentes tienen más propensión a experimentar mayores preocupaciones y temores cuando la enfermedad entra en conflicto con la imagen corporal, el desarrollo de la independencia o la relación con sus iguales. Cuestionan las normas y al personal sanitario. Hay que:

- Estimularles a compartir sus preocupaciones, ayudarlos con preguntas abiertas.

- Dirigir las preguntas a ellos no a los padres

- Asegurarles confidencialidad,

- Darles información sobre la enfermedad y el tratamiento,

- Enseñarles habilidades para que puedan cuidarse solos y controlar las necesidades de su tratamiento,

- SI está hospitalizado:

- Explicarles claramente las normas hospitalarias

- Preservar su intimidad,

- Facilitar el contacto con el exterior

- Ofrecer recursos para poder distraerlos así como fomentar el buen humor y el tiempo compartido con amigos todo lo que sea posible

- Permitirles un espacio para expresar sus sentimientos y miedos

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1.5.1.3. Edad adulta

Nivel físico: El inicio de esta etapa supone el pleno esplendor físico. Poco a poco, se inicia el envejecimiento.

Nivel psicológico: El adulto posee autocontrol y autorregula sus conductas. Realiza operaciones dialécticas, interrelaciona conocimientos y realidades, flexibiliza el pensamiento para resolver situaciones.

Nivel afectivo: Tienen importancia la pareja, los hijos y el trabajo. El desarrollo PROFESIONAL contribuye a la realización personal. Las claves para el mantenimiento de la PAREJA son madurez emocional, capacidad de adaptación, autoestima positiva, buena capacidad de comunicación y satisfacción en las relaciones sexuales. Si hay HIJOS, la persona debe desarrollar el rol de padre/madre e irlo adaptando a la evolución de los vástagos.

Nivel social: En la FAMILIA, son claves la comunicación, la negociación y la resolución de problemas. En el TRABAJO, el adulto debe adaptarse al sistema productivo, para alcanzar la satisfacción laboral y conseguir una remuneración económica que le permita vivir según sus posibilidades. La estabilidad laboral contribuye a la estabilidad afectiva y a la inversa.

Cómo afecta la enfermedad: El adulto tiene una preocupación creciente por la salud y también experimenta un proceso adaptativo ante las limitaciones físicas y funcionales. En función del tipo de enfermedad los sentimientos y las reacciones emocionales son diversas, de la negación al miedo, la tristeza o la rabia. Siempre hay que escuchar sus dudas y brindar información, haciéndole partícipe activo del proceso de curación. El paciente tiene derecho a ser informado sobre los aspectos clínicos, preguntar y manifestar sus dudas, y ser tratado como un ser biopsicosocial.

1.5.1.4. Vejez (más sobre el anciano en punto 4)

Nivel físico: Envejecimiento celular, deterioro, disminución de la eficacia funcional, tendencia a la atrofia.

Nivel psicológico: Las personas mayores usan una inteligencia basada en la reflexión y la experiencia. La modificación de las capacidades cognitivas depende de la genética, la educación, el entorno cultural… Por lo general, se produce una lentificación de las capacidades intelectuales y una pérdida en la memoria, especialmente la reciente.

Nivel afectivo: Se agudizan los rasgos de la personalidad. La madurez emocional se basa en la experiencia, pero también está influenciada por la capacidad de expresar los sentimientos, la manera de afrontar las cosas…

Cambios sociales: Tras la jubilación, la persona debe redefinir sus roles.

- ROL PERSONAL. Hay que aceptar la muerte como parte de la vida y reconciliarse con el pasado. A nivel familiar, la disponibilidad de tiempo permite ser un apoyo incondicional.

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- ROL SOCIAL. La jubilación supone una disminución de recursos económicos, un aumento del tiempo libre y una disminución de las relaciones sociales.

Cómo afecta la enfermedad: Las personas ancianas durante su hospitalización:

sufren un estado de especial estrés, que puede conllevar desorientación, agitación e incluso agresividad

Pueden sufrir problemas físicos derivados de la inmovilidad, infecciones nosocomiales,…

El personal sanitario debe facilitar la adaptación del paciente hablándole de forma clara y sencilla, permitiéndole tener sus propias pertenencias, respetando sus preferencias y facilitando las visitas de familiares y amigos.

1.6. La relación de ayuda o relación interpersonal

La relación de ayuda es toda relación en la que al menos una de las partes intenta promover en la otra el crecimiento, el desarrollo, la maduración y la capacidad de funcionar mejor, afrontando la vida de manera más adecuada.

En enfermería es fundamental tener conocimientos y habilidades de comunicación, y tener capacidad para resolver problemas y para afrontar el estrés del trabajo diario. Sin la habilidad para comunicarse con el paciente, es difícil poder ayudar al paciente.

En la relación de ayuda la comunicación tiene unos objetivos claros: facilitar y favorecer la comunicación del paciente (haciendo preguntas, mostrando atención y calma, utilizando el lenguaje de forma adecuada...), favorecer la interrelación con el paciente, y transmitir comprensión emotiva. Para esto último, es fundamental la empatía (ponerse en la situación del paciente), la escucha y el contacto corporal.

El alcance de la enfermería depende de la capacidad del enfermero/a para reconocer las dificultades que plantean las personas y de la habilidad que tenga para ayudarlas a resolver sus dificultades, de tal manera que puedan desarrollar nuevas facultades para afrontar problemas recurrentes y por lo tanto que el paciente esté maduro y sea capaz de comprender su situación.

Las relaciones interpersonales que se establecen durante el proceso de la comunicación en enfermería vienen definidas por una serie de elementos:

- AUTOESTIMA: hay que tener en cuenta la percepción que el profesional de enfermería tiene de sí mismo, así como la idea que el paciente tiene de sí mismo y de la situación que vive. La calidad de la relación con el paciente viene condicionada por el autoconcepto que el auxiliar de enfermería tiene sobre sí mismo y de sus competencias (si domina los procedimientos y está seguro, la relación es mucho más fluida y positiva), y por el miedo del paciente a mostrar ignorancia.

- IMAGEN DE LOS DEMÁS: si coinciden las expectativas de los pacientes y las de los sanitarios, se establecen buenas relaciones.

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- ENTORNO: las características físicas de un hospital no facilitan la comunicación, como tampoco lo hace la falta de personal, que implica una sobrecarga de trabajo que en muchos casos no permite la conversación con el paciente.

1.6.1. Fases de la relación de ayuda

Hay varias fases o etapas en la relación de ayuda entre el profesional sanitario y el paciente:

- Fase previa: es anterior al encuentro con el paciente. Se revisa la información que se posee del paciente y se analizan los datos, pensando en los primeros problemas que pueden surgir. Se planifica la aproximación en función del usuario. Se evita clasificar el paciente en estereotipos, permitiendo reflexionar sobre sus valores y sentimientos. Hay que escoger un lugar y un marco para el primer encuentro con el paciente.

- Fase de orientación: Esta fase es de carácter exploratorio donde se produce una observación mutua que lleva a los participantes a emitir un primer juicio. El paciente busca ayuda como consecuencia de su enfermedad, y en la interacción con el personal de enfermería puede encontrar alternativas para la adaptación. El profesional debe mostrarse empático, atento y auténtico. En esta fase, el paciente suele poner a prueba al sanitario porque tiene miedo a expresar sus sentimientos y experimenta ansiedad por los cambios que se avecinan. Se identifican los problemas y el profesional se establece objetivos. Observando e interactuando se recogen datos que llevarán a un diagnóstico.

Se debe recurrir a técnicas de comunicación para que el paciente tome consciencia de sus problemas y explore posibles soluciones. Hay que ser sincero. Es imprescindible para ganarse la confianza del usuario. Cuando los objetivos están definidos, se llega a un acuerdo con el paciente.

- Etapa de desarrollo: aquí nos esforzamos para alcanzar los objetivos fijados. Se trabaja en colaboración con el paciente, la relación se hace más estrecha y resulta más fácil, a medida que comparten sus sentimientos y se habla más libremente de los problemas. Desarrollar y poseer actitudes como el respeto al paciente, la empatía (aunque nazca tarde, con el tiempo) y la confrontación es muy importante.

- Etapa de separación: esta fase se produce cuando el paciente satisface por completo sus antiguas necesidades. Puede provocar en el paciente ansiedad y ambivalencia a medida que se aproxima el fin de la relación. Se intenta reservar tiempo para que el paciente pueda expresar sus temores e inquietudes. El usuario deberá estar preparado para funcionar solo.

Peplau propone adquirir seis roles en las relaciones interpersonales: de extraño, de persona recurso, educativo, de líder, de sustituto y de asesor. Cada rol cumple su función para que en las experiencias psicobiológicas del paciente se puedan intervenir las necesidades insatisfechas, las frustraciones u

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obstáculos frente a las metas, los conflictos relacionados con las decisiones difíciles y la ansiedad que expresa un malestar inexplicable.

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2. La comunicación La comunicación es un intercambio de información, sentimientos y emociones entre dos o más personas con el objetivo de trasmitir información o estimular un comportamiento a una persona o grupo.

La comunicación es un fenómeno complejo que va mucho más allá de la habilidad del lenguaje. Es un proceso de interacción e influencia social que genera una relación entre los participantes.

En el campo de la salud, la comunicación también es fundamental y debe ser eficaz (dar a entender lo que se pretende), ya que las relaciones interpersonales son básicas en el proceso de curación de un enfermo.

Una relación afectuosa con el paciente:

- permite ganarse la confianza del paciente

- repercute en su bienestar y la mejora del pronóstico

- proporciona autoridad en las modificaciones de conducta, da confianza i mejora la colaboración en los procedimientos

2.1. Comunicación verbal y no verbal

Existen dos tipos de comunicación: la verbal y la no verbal.

2.1.1. Comunicación verbal

Es la que se expresa mediante palabras. El emisor hace un esfuerzo consciente de expresarse con palabras para que el receptor reciba y comprenda el mensaje. Distinguimos la expresión oral (a través del lenguaje hablado, permite una retroalimentación inmediata, aunque las palabras no son muy determinantes en este tipo de comunicación) y la expresión escrita (a través del lenguaje escrito y con un texto que debe ser claro, breve, gramaticalmente correcto y original y bien presentado).

En toda comunicación oral deben tenerse en cuenta aspectos como el objetivo de la comunicación, el interés que despierta el mensaje que pensamos comunicar, la persona a la que va dirigido el mismo y qué actitud presenta, y el tiempo del que se dispone.

El lenguaje verbal transmite noticias y contenidos. Está creado por el hombre y, por tanto, es arbitrario. Con él, se puede mentir. Posee un alto grado de complejidad y abstracción.

En enfermería, la palabra hablada facilita el entendimiento con el paciente, clarifica múltiples interpretaciones del lenguaje no verbal y es una herramienta indispensable para construir una buena relación en la asistencia al paciente. Con la comunicación verbal, buscamos establecer una relación interpersonal con el enfermo, informar al paciente, persuadirle para que colabore, obtener información sobre el estado físico y emocional del paciente y transmitir

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información sobre sus tareas a otro compañero del mismo o distinto nivel jerárquico.

2.1.2. Comunicación no verbal

La comunicación no verbal no se lleva a cabo través de palabras, sino de gestos. Se comunica a través de la apariencia física y de los movimientos corporales.

Permite la transmisión de actitudes y emociones y, en muchos casos, sirve de apoyo y de refuerzo de la comunicación verbal.

La comunicación no verbal tiene como objetivos acompañar y modificar la comunicación verbal, expresar emociones, transmitir actitudes (de dominación o sumisión, de gusto o disgusto...) y descubrir a través de los gestos (algunos son delatores) la personalidad de cada uno.

Tiene funciones de repetición, de acentuación, de complementación, de regulación, de contradicción (puede contradecir la comunicación verbal y, por tanto, desconcertar), y de sustitución.

La comunicación no verbal se estudia a través de:

- La quinesia: estudia los mensajes a través de los movimientos corporales y de la apariencia física. La mirada es muy importante y las variaciones de tamaño de la pupila pueden delatar una actitud negativa (se contrae) o positiva (se dilata). Frotarse un ojo, taparse la boca o tocarse la nariz, y frotarse las orejas son signos de que la persona que lo hace está mintiendo.

- La proxémica: estudia la manera en que los seres humanos organizan su territorio (su espacio propio) y las consecuencias que se derivan de ella. La amplitud de la zona o territorio de una persona depende de factores como la edad, el grado de intimidad, el motivo del encuentro, la cultura o la personalidad. Hay la zona íntima privada (accesible sólo con el contacto físico), la zona íntima (sólo tienen acceso las personas emocionalmente cercanas), la zona personal (distancia que separa a las personas en una reunión social), la zona social (la que nos separa de los extraños o desconocidos) y la zona pública (distancia cómoda para dirigirse a un grupo de personas).

El TCAE se ve obligado en muchos casos a invadir la zona íntima con lo que será importante ser respetuoso, explicar los procedimientos y solicitar permiso o pedir disculpas.

- La paralingüística: estudia cómo lograr una buena comunicación a través de las distintas cualidades de la voz. La fluidez, la articulación, la velocidad, el volumen o la entonación son importantes para dar sentido a un mensaje, atraer la atención y lograr una buena recepción.

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En definitiva, la comunicación no verbal transmite sentimientos y aquello que no puede decirse con palabras. Es natural y, en consecuencia, es difícil mentir con ella. Utiliza un lenguaje universal.

En enfermería, con el lenguaje corporal se transmiten actitudes y emociones que pueden inducir al paciente a sacar conclusiones erróneas sobre la importancia y la evolución de su enfermedad. Para evitar malas interpretaciones, la comunicación no verbal debe ser coherente con la verbal y apoyarla. Así, las actitudes no verbales deben servir de base y refuerzo al mensaje hablado. Algunas de ellas son mirar al enfermo con actitud positiva, mantener el contacto visual con el enfermo, acercarse al paciente demostrando interés por sus opiniones y conservar una postura relajada de aceptación y escucha.

2.2. Comunicación paciente-personal sanitario

Hay cinco principios básicos en la comunicación, según recoge Paul Watzlawick: es imposible no comunicar (todo transmite algo de una persona), toda comunicación tiene un aspecto de contenido y otro de relación (hay un contenido y una relación que va más allá de lo que se diga), la naturaleza de la comunicación depende de las secuencias de comunicación entre los comunicantes, todos los intercambios de comunicación son simétricos (entre iguales, como hermanos) o complementarios (hay una asimetría como entre un jefe y un empleado), y existe una comunicación verbal y una no verbal.

En la comunicación dos interlocutores se relacionan y entre ellos se establecen unos esquemas de relaciones con unas pautas determinadas. En el contexto sanitario hay unos aspectos condicionantes a tener en cuenta:

- La comunicación está mediada por la TAREA. Entre un sanitario y un paciente, la comunicación que se establece gira alrededor de una acción o actividad profesional (poner un termómetro, hacer una radiografía...).

- El TIEMPO que se le dedica es escaso. Según un estudio, un enfermero dedica a pacientes de forma individual sólo un 16% de su jornada laboral.

- TIPIFICAR. El sanitario puede tratar a las personas de un modo u otro según su tipología, su conducta, su patología...

- Los profesionales sanitarios tienen una conducta que establece una comunicación todavía más ASIMÉTRICA de lo que lo es en un principio. Despersonalizan al paciente. Su estrategia se concreta en monopolizar la interacción (apenas deja hablar al paciente), evitar temas psicológicos o sociales incómodos, emplear preguntas cerradas (de respuesta “sí” o “no”) o responder inadecuadamente (como mirar de restar importancia a una dolencia del paciente).

FACTORES QUE AFECTAN AL PROCESO DE LA COMUNICACIÓN

El técnico en cuidados auxiliares de enfermería debe practicar una serie de técnicas de respuesta en su relación con el paciente para conseguir una comunicación eficaz:

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- Información: es básica para establecer la relación con el paciente. Además, fomenta su colaboración en la recuperación de la salud. Ocultar la información genera ansiedad y desconfianza. Eso sí, el TCAE debe ser consciente de sus limitaciones, tanto de conocimiento como de competencias.

- Validación: permite verificar las suposiciones del técnico, a través del lenguaje no verbal, sobre las necesidades físicas o psicológicas del paciente.

- Paráfrasis: se basa en confirmar el mensaje del paciente, repitiéndolo de forma resumida.

- Usar el silencio: facilita la comunicación con el paciente ya que permite conocerle a través del lenguaje no verbal. Es válido para demostrar interés e incrementa el sentimiento de comprensión y aceptación mutua. Es importante que el silencio sea natural y que es fruto del pensar en lo que se ha expresado o de que se está esperando una intervención del paciente.

- Utilizar preguntas abiertas: ello permite que el paciente se exprese libremente, mostrando sus deseos, sus sentimientos y sus emociones. Así, se puede reflexionar sobre los problemas y sobre cómo afrontarlos.

- Saber utilizar la proxémica. Es decir, manejar adecuadamente las distancias que emplean las personas para relacionarse con los demás, la mirada, el tacto, la expresión facial, el tono, volumen y velocidad del habla, los gestos y postura corporal.

- Habilidad del TCAE para actuar como emisor y codificar el mensaje de forma sencilla, clara, adecuada y comprensible.

En cambio, hay una serie de actitudes que el auxiliar de enfermería debe evitar en todo el proceso de comunicación como no escuchar, asentir de manera improcedente o irreflexiva, hacer valoraciones desde nuestra perspectiva sin tener en cuenta las circunstancias del paciente, plantear recomendaciones personales o responder a la defensiva a observaciones contrarias a las nuestras.

También hemos de tener en cuenta que:

- Mantener una actitud positiva, de respeto y aceptación del paciente y manifestar interés por la situación de interrelación creada. La igualdad en la relación favorece la autonomía del paciente para intervenir de manera activa en su propio cuidado. Por el contrario, una relación de subordinación implica una excesiva dependencia del enfermo, interfiere en su recuperación y en su posterior incorporación a la vida cotidiana.

- Las posibles interpretaciones del mensaje dependen del carácter del paciente, de su personalidad, de sus esperanzas y convicciones.

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Esquema de factores que favorecen/dificultan la comunicación

ELEMENTOS COMUNICACIÓN DIFICULTA FAVORECE

EMISOR

- Mala vocalización - No tener en cuenta el

nivel cultural - Mucha información de

golpe - No escuchar

- Vocalizar - Tener en cuenta el nivel

cultural - Dosificar la información - Escuchar al cliente.

CONTEXTO

- El ruido - Ambientes cargados o

con Tª no adecuada - Si hay falta de intimidad

no se comentaran ciertos temas

- Lugar y momentos inadecuados

- Eliminar ruidos y otras distracciones

- Ambientes agradables y confortables

- Elegir el lugar y momento adecuados.

CANAL - No elegir el canal adecuado

- Proporcionar por escrito la información a recordar

- Mantener distancias adecuadas en temes personales : cara a cara

MENSAJE

- Frases largas y palabras técnicas

- Palabras confusas - No ser conscientes del

lenguaje corporal

- Frases cortas y palabras sencillas

- Evitar palabras confusas. Ser claros y muy concretos

- Coincidencia entre el lenguaje Verbal y no verbal

RECEPTOR

- No escuchar - Cortar la conversación - -Tener prisa. - -Prejuicios

- Escuchar mientras nos hablan e intervenir al final

- Dedicar el tiempo necesario para escuchar al cliente

- Evitar los prejuicios: edad, cultura, raza, religión....

- Asegurarse que lo que hemos entendido es lo que nos querían decir

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COMUNICACIÓN CON PERSONAS CON CARACTERÍSTICAS ESPECIALES

Discapacitados auditivos:

- Si tiene audición parcial: hablar en dirección a la oreja y disminuir el ruido de fondo.

- No hablarle nunca si no está mirando.

- Situarse en un lugar donde nos pueda ver con claridad: hablarle de cerca, de frente, a su altura y con el rostro suficientemente iluminado para que nos pueda leer los labios

- Hablar con voz y con naturalidad, ni muy deprisa ni muy despacio. Vocalizar bien sin exagerar ni gritar. Podemos ayudarnos con gestos naturales o, si es necesario, con el uso de escritura.

- Si no entiende, repetir el mensaje o construirlo de otra forma más sencilla, pero correcta y con palabras de significado similar.

- No hablar de modo rudimentario o en argot. No comunicarse con palabras sueltas (al estilo indio).

- Cuando hable, no tratar de aparentar que le hemos entendido si no es así. Si es necesario pedirle que te repita.

- Si, además, son personas sordas usuarias de la Lengua de los Signos Española, utilizarla directamente o con un intérprete.

Discapacitados visuales:

- Preguntar antes de ofrecer ayuda, evitando la imposición de la misma y la sobreprotección.

- Al principio puede ser aconsejable acompañar y mostrar el espacio en el que se va a desenvolver. Decir por donde vamos y que vemos para orientarlo.

- Al acompañar a una persona con discapacidad visual se debe ofrecer el brazo y caminar un paso delante de él.

- Identificarse y asegurarse de que sabe que el interlocutor se dirige a él.

- No ausentarse sin avisar.

- Ser precisos y específicos en el mensaje y no sustituir el lenguaje oral por gestos.

- Mantener un entorno ordenado, evitando puertas entreabiertas, objetos fuera de su sitio, etc.

- Pequeñas modificaciones ambientales pueden favorecer la autonomía, como una buena iluminación que potencie los contrastes.

- No todas las personas con discapacidad visual acceden de la misma forma a la información. Según su resto visual, sus habilidades precisarán Braille, textos impresos en tinta, herramientas informáticas, etc., y cada uno adaptado a sus necesidades.

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Dificultades en el habla:

- Tener paciencia: no interrumpir y dar tiempo a expresarse.

- Realizar preguntas sencillas de respuesta corta (monosílabos: si, no...)

Ancianos (ver punto 4):

- Darles tiempo para actuar y expresarse.

- No utilizar un lenguaje pueril ya que podrían sentir que se cuestiona la capacidad de comprensión y la toma de decisiones.

2.3. Habilidades sociales

Para poder realizar apoyo psicológico al paciente o establecer una correcta relación de ayuda necesitamos ser asertivos, es decir, tener habilidades sociales.

Las habilidades sociales son las capacidades que tenemos para interactuar con los otros según nuestros propios intereses, sin ansiedad, y expresar nuestros derechos sin negar los de los otros. Por tanto, nos permiten tener conductas que permiten expresar de manera adecuada sentimientos, deseos y derechos, y resuelven satisfactoriamente los conflictos con los otros.

Algunas de las habilidades sociales son:

- Saber escuchar

- Iniciar una conversación eficazmente

- Formular una pregunta

- Dar las gracias

- Hacer cumplidos

- Presentarse a otras personas

- Pedir ayuda.

- Participar

- Dar instrucciones

- Expresar sentimientos, opiniones y derechos

- Disculparse (aceptar los errores)

- Convencer a los otros

- Evitar problemas con otros

- Afrontar conflictos sin miedo y con seguridad

- Respetar los derechos de los otros

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Una atención personalizada y de calidad se consigue cuando el profesional sanitario entre otras cosas acepta sus emociones, las manifiesta de forma adecuada, y sabe escuchar y admitir los sentimientos y pensamientos del paciente con respecto y consideración.

La comunicación deber ser positiva y eficaz para que el enfermo pueda expresar sus dudas y sus miedos. Existen dos instrumentos básicos para lograr una comunicación eficiente con el paciente: la empatía y la escucha activa.

2.3.1. Escucha activa

Es la capacidad de recoger y devolver el mensaje que nos emite el otro interlocutor. No es solo oír. Es interpretar y evaluar lo que se ha escuchado y responder el mensaje. Para ello, es necesario un esfuerzo físico y mental. Se capta e interpreta correctamente el mensaje, atendiendo tanto a la comunicación verbal como la no verbal del emisor y utilizando el “feedback” para confirmar el significado del mensaje recibido.

Existen una serie de consejos que ayudan a mejorar la habilidad de escucha y que, por tanto, es recomendable seguir:

- Utilizar todas las habilidades de comunicación no verbal para acercarnos al paciente y nos permitan centrarnos en él.

- Dejar hablar y no interrumpir al paciente hasta que termine su exposición de ideas. Nos proporcionará mucha información del enfermo.

- Intentar reconocer, de manera objetiva, la idea principal de lo que nos quiere decir a través de sus afirmaciones y argumentaciones.

- Estar atento a lo que no se dice y a la forma de transmisión del mensaje. Se trata de intentar descubrir los sentimientos del paciente y sus reacciones psicológicas frente a la situación. Son relevantes los aspectos que el paciente trata de evitar porque le causan molestia o preocupación.

- Mantener al margen las emociones propias para preservar la imparcialidad de la relación y la respuesta. La información no puede manipularse y se debe prescindir de los juicios de valor sobre las afirmaciones del enfermo.

- Poner de manifiesto que se está escuchando utilizando la comunicación verbal (palabras que apoyan la escucha) y la no verbal (asintiendo con la cabeza, por ejemplo).

- Mantener una actitud de comprensión. No se trata de manifestar que se está o no de acuerdo, sino que se entiende al paciente y lo que dice.

- No sacar conclusiones precipitadas y hacer preguntas abiertas.

- Resumir de vez en cuando lo que está diciendo el paciente, para confirmar de que se le está escuchando y entendiendo.

- No cambiar de tema para hablar de nosotros mismos o de lo que nos preocupa. Hablar menos que el paciente.

- Dejar espacios al hablar y no llenar los silencios.

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Para una buena escucha activa, el técnico en cuidados auxiliares de enfermería debe conocer y entrenar las siguientes habilidades:

- Comunicación no verbal: debe adoptar un lenguaje corporal dinámico y volcado en el paciente, iniciar y sostener el contacto visual durante el proceso y utilizar estímulos no verbales, como asentir con la cabeza, esbozar una sonrisa, movimientos de aprobación...

- Comunicación verbal: hay que utilizar la entonación para expresar los distintos estados de ánimo, emplear estímulos verbales que animen al enfermero (“ya, ya” o “sí, claro”...), y hacer resúmenes de lo expresado por el paciente.

- Observación: para comprender la situación hay que saber concentrarse en la circunstancia. Para ello consideramos que las palabras expresan los contenidos del mensaje del paciente, que el paciente transmite sentimientos y emociones a través de la comunicación no verbal, que hay que dar más crédito a la comunicación no verbal en situaciones de incoherencia con la verbal, y que el paciente debe ser quien decida cuándo debemos dejar de escuchar o intervenir en la conversación.

El objetivo de la escucha activa es asegurar al interlocutor que hemos recogido y entendido su mensaje y alentarlo a emitir más mensajes.

2.3.2. Escucha pasiva

El oyente únicamente emplea la comunicación no verbal (gestos, palmada, asentimientos), dando a entender (o al menos, haciendo dudar) al paciente de que no se está atendiendo a su mensaje. El interlocutor asimila información sin mostrar señales externas claras que indiquen que está escuchando, ignorando en muchos casos que en realidad comunica desinterés o neutralidad.

2.3.3. Empatía

Empatía significa ponerse en la situación del paciente y contemplarla como él la percibe. Dicho de otro modo, es la capacidad para captar correctamente lo que experimenta el otro interlocutor y comunicarle nuestra comprensión.

Hay una serie de actitudes que se deben poner en práctica como conectar con el mundo del paciente y sentirse a gusto en él; captar sus sentimientos de miedo, rabia o preocupación, evitando juicios de valor y las críticas; hacerle saber que nos damos cuenta de lo que nos manifiesta; y valorar sus preocupaciones y problemas, ganando su confianza para que se exprese libremente.

El profesional que tiene la habilidad de utilizar la empatía es capaz de respetarse a sí mismo y valorar adecuadamente su competencia profesional para atender a los pacientes, teniendo en cuenta su autonomía, sus intereses o deseos y sus preocupaciones; considerar al enfermo un ser único y animarle a actuar en consonancia; escuchar al paciente y respetar lo que dice, lo que

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piensa y lo que siente; y cooperar con el enfermo en la aceptación de su nueva realidad.

2.2.1 Resolución de conflictos

En el entorno sanitario tienen especial incidencia los sentimientos negativos. El paciente siente desesperación, frustración y rabia. Mientras, los sentimientos positivos como la alegría son comedidos y no se expresan con total libertad. En el día a día, los profesionales se enfrentan a situaciones complicadas.

TECNICAS PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS:

- Responder a objeciones y réplicas: Hay que escuchar atentamente, mostrando acuerdo parcial o total. Contestar usando la técnica del disco rayado, repitiendo siempre la misma idea.

- Hacer críticas para conseguir que el paciente modifique alguna conducta: es importante no herir a la otra persona e intentar que no se cierre en banda.

o Explicar las cosas que queremos cambiar o mejorar.

o Describir la situación y/o conducta criticada.

o Expresar nuestros sentimientos con mensajes yo, es decir, hablar en primera persona (“Yo estoy molesto…”, “Yo estoy disgustado…”, “Yo estoy preocupado…”).

o Sugerir o pedir cambios con el mismo tipo de lenguaje (mensajes yo). Debemos ser directos y asertivos, defendiendo nuestras convicciones y respetando los derechos de los demás.

o Elogiar y agradecer la aceptación de la crítica.

- Recibir críticas: Debemos quedarnos con la parte de la crítica que pueda servirnos.

o Escuchar atentamente.

o Decidir un acuerdo total o parcial.

o Agradecer la crítica.

o Según el caso, nos comprometemos a rectificar, pedimos alternativas, o negamos asertivamente las críticas inadecuadas.

- Afrontar la hostilidad: El patrón de activación emocional presenta una primera fase en la que mantenemos la calma; después nos vamos cargando y en la fase de exaltación, saltamos; y más tarde, en la fase de enlentecimiento, parece que nos venimos abajo. Después de este

PARAR, OBSERVAR, PENSAR Y ACTUAR

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momento, podemos ser más receptivos y valorar si realmente es una amenaza. Así, la situación se va calmando y se vuelve razonable, como al principio. Para el manejo de estas situaciones es importante:

o Validar al otro, hacerle ver que entendemos su irritación.

o Escuchar atentamente sin interrumpir, diga lo que diga la otra persona.

o Mantener una actitud dialogante, sin hacer juicios de valor precipitados.

o Usar un tono de voz bajo y una fluencia verbal lenta.

o Intentar dirigir a la otra persona hacia un área privada.

o Sentarse y hablar con calma, sin espectadores ni instigadores.

o Entender a la otra persona, estemos de acuerdo o no con ella.

o Expresar nuestros sentimientos y recordar a la otra persona que no hace falta llegar a esta situación extrema.

o En caso de no conseguir reconducir la situación, pedir ayuda.

- Afrontar el escepticismo y el desánimo: El profesional sanitario debe escuchar y empatizar. Dependiendo de la situación, podemos ayudar al paciente a evaluar lo que conduce a este estado de desánimo o hacerle reír.

- Resolver conflictos interpersonales: El primer paso es creer en las propias capacidades para solucionar estas situaciones. También hay que comprender que los sentimientos, necesidades e intereses de los otros son legítimos y que no hay existen únicas.

o Preparar la situación: buscar el lugar y el momento adecuados para iniciar la conversación.

o Definir el conflicto: identificar las posturas iniciales y los elementos contrapuestos.

o Ofrecer alternativas, evaluarlas y negociar la mejor solución.

o Llevar a la práctica la solución consensuada y comprobar si funciona.

2.4. Terapia de grupo

La terapia o psicoterapia de grupo centra su trabajo terapéutico en las interacciones interpersonales, de modo que puedan abordarse los problemas personales e interpersonales en contexto grupal.

La psicoterapia de grupo, al igual que psicoterapia individual, está destinada a ayudar a las personas que desean mejorar sus habilidades para afrontar los problemas que se presentan en la vida cotidiana.

El objetivo de la psicoterapia de grupo es ayudar a resolver las dificultades emocionales y estimular el desarrollo personal de los participantes. El terapeuta elige como candidatos para el grupo a aquellas personas que pueden tener una influencia útil para otros miembros del grupo.

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En la terapia de grupo se comparten asuntos personales a los que se quiere o necesita hacer frente. Un participante puede hablar sobre cuestiones que le han perturbado durante la semana y sus respuestas a estos sucesos, tanto si las consecuencias han sido negativas o positivas. También puede compartir situaciones acaecidas en sesiones previas o comentar ejercicios de situaciones hipotéticas planteadas por el terapeuta que lleva el grupo. Otros participantes pueden reaccionar a sus palabras, darle confirmación, apoyo o crítica, o simplemente limitarse a compartir sus pensamientos y sentimientos. Los temas de debate no siempre están determinados por el moderador, sino que también pueden surgir espontáneamente del grupo.

El miembro del grupo siente que no está solo con su problema. El grupo puede convertirse en una fuente de apoyo y fortaleza en momentos de estrés.

Elementos condicionantes de las dinámicas grupales

El término “dinámica de grupos” tiene diversas acepciones. Se refiere a todo conjunto de conocimientos teóricos que, fruto de numerosas investigaciones, ha llegado a definir, delimitar y dar carta de naturaleza científica a los fenómenos grupales, definiendo con claridad los grupos, sus clases, sus procesos y todas las demás circunstancias y matices que lo caracterizan.

Las dinámicas de grupo adquieren un valor específico de diversión que estimula, como la emotividad, creatividad, dinamismo o tensión positiva.

Dentro de los grupos se han identificado cuatro prototipos clásicos que, según su rol, son:

- Portavoz: el responsable de una organización para dirigirse a un grupo, como los medios de comunicación.

- Chivo expiatorio: persona o grupo sobre el que redirigen su agresión las personas frustradas. Se conoce también como el “cabeza de turco”.

- Líder: el individuo que es capaz de influir en la forma de ser de las personas o en un grupo de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo, en el logro de metas y objetivos.

- Saboteador: el que modifica, destruye, obstruye o interviene en una operación ajena, con el propósito de obtener algún beneficio para uno mismo.

La dinámica grupal cuenta con unas etapas de desarrollo:

- Formación: se mantienen distanciados los integrantes y trabajan juntos solo si es necesario.

- Turbulencia: hay mucha discusión y conflicto destructivo.

- Normatividad: dedican tiempo en socializar, intentando llevarse bien.

- Ejecución: hay comunicación abierta y apoyo mutuo. Ya hay productividad.

En un grupo se dan también una serie de fuerzas internas que condicionan su dinámica grupal como son el liderazgo, la motivación, las metas comunes, la productividad y las relaciones.

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3. Los problemas psíquicos Cada persona asume de forma distinta el estrés, las separaciones y el luto. Determinadas cargas pueden fortalecer la personalidad o identidad de una persona o, por el contrario, convertirse en el detonante de una enfermedad psíquica. Hay toda una serie de primeros síntomas que pueden indicar que se padece una patología determinada como trastornos del sueño, dejar de lado la vida social, tener la sensación de bloqueo, sentirse sin fuerzas, tener miedo al fracaso... A continuación, analizamos los principales signos de los problemas psíquicos.

3.1. Signos que denotan problemática psíquica

Ante cualquier cambio, sea interno o externo, el cuerpo del individuo debe adaptarse a la nueva situación. Ante esto, se genera una reacción física de alerta a la que llamamos estrés, que aumenta el nivel de actividad fisiológica y cognitiva para dar una buena respuesta a la nueva demanda con los mejores recursos propios. El estrés en sí mismo es positivo, pero los límites los ponen la intensidad, la frecuencia y la duración. Si el sistema se sobreactiva, se puede producir una saturación provocando una desorganización del comportamiento.

Si el estrés se refiere a los aspectos fisiológicos, la ansiedad hace referencia al sentimiento subjetivo que acompaña al estrés. Es una emoción desagradable. Genera una reacción de tensión, aprensión y preocupación ante una situación que el sujeto entiende como una amenaza potencialmente peligrosa, tanto a nivel físico como psíquico. No suele existir una causa aparente.

El estrés y la ansiedad pueden generar, o también acompañar, algunos trastornos o problemas psíquicos

3.1.1. Trastorno de ansiedad generalizada

La ansiedad y la preocupación son excesivas. Suelen producirse ante una amplia gama de acontecimientos o actividades, desde laborales hasta escolares, y se prolongan durante más de medio año. Hay distintos grados de ansiedad, pero a diferencia de la normal, la ansiedad patológica tiene una serie de características reveladoras: el estímulo estresante es un peligro inexistente y no amenazante, se repite episódicamente, tiene una intensidad elevada, tiene una duración prolongada, la reacción del sujeto es desproporcionada, provoca un alto y duradero sufrimiento, interfiere mucho en la vida cotidiana y, evidentemente, implica una represión o unos conflictos intrapsíquicos.

Medidas ante el estrés y la ansiedad:

- COMUNICACIÓN. Es una estrategia de apoyo psicológico. Saber escuchar y estar atentos a la comunicación no verbal ayuda al profesional sanitario a tranquilizar al paciente, respondiendo sus dudas y calmando sus miedos. No hay que usar tópicos como “esto no es nada”, sino dar información adecuada.

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- DIETA Y EJERCICIO. Una buena nutrición y la actividad física contribuyen a un buen estado general de salud, mejoran el ánimo y favorecen la relajación. Además, el ejercicio ayuda a segregar endorfinas, la llamada hormona de la felicidad. Atenúan el dolor y proporcionan una sensación de bienestar.

- PSICOFÁRMACOS. Los principales son los ansiolíticos, que alivian la ansiedad. Su consumo prolongado genera problemas de tolerancia y dependencia, por lo que siempre hay que seguir las pautas médicas tanto para tomarlo como para dejarlo progresivamente.

- TRATAMIENTOS DE EXPOSICIÓN. Son métodos de desensibilización, utilizados especialmente con las fobias. Si la persona aprende a enfrentarse lo que le causa temor (por ejemplo, una jeringuilla), desaparece la ansiedad.

- RELAJACIÓN. El objetivo es reducir la tensión física y/o mental, disminuyendo así los niveles de estrés, ansiedad o ira. Existen diferentes técnicas. Los principales modelos son el de reducción del nivel de activación Herbert Benson, el de la especificidad somático-cognitiva de Davison y Schwartz, y el cognitivo-conductual de Smith.

- TERAPIAS ALTERNATIVAS. Disciplinas como la homeopatía, la acupuntura, el shiatsu o digitopuntura, el biofeedback o los masajes ofrecen tratamientos para reducir el estrés.

- OTRAS. Ambiente tranquilo, relaciones sociales, terapias cognitivas, etc.

3.1.2. Angustia

Se considera que la angustia es un proceso equiparable a la ansiedad. Es también un estado psicológico completamente displicente, descrito como una expectación penosa o como un desasosiego ante un peligro impreciso y acompañado de síntomas fisiológicos. Es precisamente cuando predominan estas manifestaciones corporales, somáticas, sobre las manifestaciones psíquicas que llamamos a este proceso angustia. Se da sufrimiento físico, opresión y constricción. Y ello lleva al individuo a paralizarse y a sobrecogerse. No contempla con nitidez lo que sucede y su capacidad de reacción y de actuación se limita considerablemente.

La crisis de angustia puede ser inesperada, y sin motivo aparente, o situacional, cuando surge después de una exposición a un precipitante, aunque también puede surgir de forma anticipada.

Medidas ante la angustia:

- Si la angustia o ansiedad es una respuesta de alerta a una situación amenazante para el individuo, el tratamiento es semejante al de las manifestaciones psíquicas del estrés.

- En el trastorno del pánico se pueden utilizar ansiolíticos y además antidepresivos para prevenir las crisis.

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3.1.3. Hostilidad

Es una actitud social de resentimiento que conlleva respuestas verbales o motoras implícitas. Es como una mezcla de ira y disgusto, asociada con indignación, desprecio y resentimiento. También es una fuerza motivante (consciente o inconsciente), dirigida a injuriar o destrozar algún objeto, estando acompañada usualmente por el sentimiento o la emoción de ira.

Entre sus características, destaca que es un sentimiento mantenido, en el que se dan lugar el resentimiento, la indignación, la acritud y la animosidad. Es una actitud cínica acerca de la naturaleza humana en general. Y en situaciones puntuales puede llegar al rencor y la violencia, aunque lo más frecuente es que la hostilidad sea expresada en modos muy sutiles, que no violen las normas sociales. Otra característica a tener en cuenta es que la hostilidad implica creencias negativas acerca de otras personas, así como la atribución de que su comportamiento es antagónico o amenazador para nosotros. La atribución hostil se refiere precisamente a la percepción de otras personas como amenazantes y tienden a producir reacciones agresivas contra ellas.

Los desencadenantes de la hostilidad son la violencia física y la hostilidad indirecta. Se desencadena cuando percibimos o atribuimos en otros individuos, hacia nosotros o hacia personas queridas de nuestro entorno, actitudes de irritabilidad, negativismo, resentimiento, recelo o sospecha. Es una emoción “contagiosa”.

Cómo debe actuar el personal sanitario:

- Es contraproducente negarse a escuchar, gritar, avergonzar al paciente por su comportamiento inadecuado o defender a la institución sin haber investigado antes el problema.

- Hacerle entender a la persona que entendemos su irritación.

- Llevarle a una zona tranquila, sin gente para hablar con tranquilidad.

- Mantener una actitud dialogante sin hacer juicios de valor precipitados.

- Escuchar con atención y sin interrumpir.

- Hablar con un tono bajo y un ritmo tranquilo.

- Si no conseguimos reconducir la situación, pedir ayuda a una tercera persona.

3.1.4. Alucinación

Es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo. Sin embargo, la persona siente esa percepción como real. Por ello, la alucinación es considerada como una pseudo-percepción dada la ausencia de un estímulo externo. En ese sentido es distinta de la ilusión, que es una percepción distorsionada de un estímulo externo efectivamente existente. Las alucinaciones pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial (visual, auditiva, olfativa, gustativa, táctil, proprioceptiva, equilibrioceptiva, nociceptiva, termoceptiva) o varias mezcladas.

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La alucinación es un síntoma recurrentemente mencionado en trastornos tales como algunas variantes de la esquizofrenia, aunque técnicamente aparece también mencionada en experiencias místico-religiosas, y así también como parte del consumo de drogas y estupefacientes al igual que la presencia de cáncer y también en los trastornos del sueño.

Existen diferentes aproximaciones teóricas a la causa de las alucinaciones. El mayor peso lo tienen teorías de orden biológico que postulan deficiencia en el funcionamiento normal del cerebro y de las conexiones sinápticas entre células ciliadas y las presentes en el tallo encefálico y en los lóbulos occipital y temporal. Una explicación más sencilla se refiere a alucinaciones originadas por el propio funcionamiento de nuestro sistema perceptivo. Así hay que comprender que la sensación percibida es una construcción del cerebro a partir del estímulo físico de entrada. Por ello, a veces el cerebro construye sensaciones erróneas cuando no debería hacer nada. Por ejemplo, algunas personas que tienen un defecto en la retina, por enfermedad o accidente, empiezan a ver objetos dentro de esa zona físicamente ciega llamada escotoma. Esto es así porque al no haber señal desde la retina, el cerebro se halla ante el dilema de borrar la zona visual dañada o empezar a rellenarla de forma impredecible. Otro ejemplo de alucinación se da en el caso de miembros amputados en los que el paciente empieza a experimentar miembros fantasmas: los sigue sintiendo a pesar de que ya no los tiene. Esto es así por la misma razón que el escotoma: el cerebro se halla ante el dilema de “amputar” funcionalmente el área del cerebro encargada del miembro amputado o rellenarlo de forma imprevisible.

Por lo general, las alucinaciones no se analizan como un aspecto separado sino dentro de un cuadro más general de trastornos relacionados a estos episodios alucinatorios.

Cómo debe actuar el personal sanitario:

- Mantener una actitud empática y no crítica.

- No caer en la confrontación directa; ya que para el paciente las alucinaciones son tan reales como el resto de la realidad. Hay que hacerle ver que comprendemos su experiencia, pero sugerirle que quizás haya otra explicación.

- Derivar su atención hacia síntomas más fáciles de aceptar (ansiedad, insomnio).

- El paciente puede tener dificultades para organizar sus pensamientos de forma lógica y usar un lenguaje confuso, por lo que hay que utilizar preguntas y explicaciones breves y sencillas.

- Fijar límites en las conductas inaceptables y reforzar positivamente las sanas.

- Evitar convertirse en el "único confidente" del paciente y no permitir que "regatee" para obtener favores especiales

- El tratamiento farmacológico habitual son los antipsicóticos.

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3.1.5. Ideas delirantes

Una idea delirante es una creencia falsa, extravagante o derivada de un engaño. En psiquiatría, la creencia es patológica. Es decir, el resultado de una enfermedad o proceso de una enfermedad. Como patología, es distinta de una creencia basada en información falsa o incompleta o de ciertos efectos de la percepción que son llamados, más precisamente, apercepción o ilusión.

Los delirios suceden normalmente en un contexto neurológico, aunque no están vinculados a ninguna enfermedad en particular y se ha encontrado que ocurren en el contexto de muchos estados patológicos (físicos y mentales). Sin embargo, tienen importancia particular en el diagnóstico de las psicosis y, particularmente, en la esquizofrenia, la manía y los episodios del trastorno bipolar.

El delirio o idea delirante debe cumplir una serie de requisitos como ser una idea firmemente sostenida pero con fundamentos lógicos inadecuados, ser incorregible con la experiencia o con la demostración de su imposibilidad, y ser inadecuada para el contexto cultural del sujeto que la sostiene. El delirio no se diagnostica por su convicción, sino por la forma extravagante con la que se llega a ella. El delirio se entiende como un mecanismo de defensa frente al derrumbe de la estructura del Yo. Los delirios son el último recurso para mantener la identidad.

Cómo debe actuar el personal sanitario ante una crisis:

- Mantener la calma y dejar espacio al paciente. Recordar que se siente asustado.

- Adoptar una actitud segura, tranquila y firme. No demostrar temor ni sensación de debilidad, pero tampoco hacer demostración de fuerza, amenaza o engaño.

- No intentar razonar.

- Manifestar apoyo y comprensión

- Si hay riesgo de lesión a terceros, existen diferentes protocolos de contención, sedación y aislamiento.

3.1.6. Ideas obsesivas

Las obsesiones se manifiestan de distintas maneras. Son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes, de carácter intrusivo, absurdo y molesto para el sujeto. Las obsesiones son reconocidas como propias y no son preocupaciones por problemas de la vida real. Pueden ser un temor por enfermar, una necesidad de orden y simetría, dudas continuas... El sujeto no suele conseguir eliminarlas o neutralizarlas.

A las ideas obsesivas normalmente las siguen conductas compulsivas. Es decir, rituales carentes de sentido que se van repitiendo para reducir la ansiedad producida por las obsesiones. No conectan de forma realista con lo que se pretende neutralizar o prevenir. Por ejemplo, una conducta compulsiva es el

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lavado continuo de manos, la ordenación de objetos o determinados actos mentales repetitivos como contar en silencio o recitar frases. Son reglas que se crea el sujeto y que debe seguir estrictamente para mitigar su ansiedad.

El trastorno obsesivo-compulsivo puede afectar la vida laboral, familiar y sus actividades cotidianas, ya que suponen ansiedad y una pérdida considerable de tiempo.

3.1.7. Suicidio

El suicidio es el acto por el que un individuo se provoca la muerte de forma deliberada. Los problemas psíquicos, como la depresión, las adicciones o los trastornos de ansiedad son la causa de un alto porcentaje de casos de suicidio. Según la OMS, constituyen importantes factores de riesgo de suicidio las enfermedades mentales, principalmente la depresión y los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias, la violencia, las sensaciones de pérdida y diversos entornos culturales y sociales.

El suicidio puede ser efecto de trastornos psiquiátricos, que comúnmente se acompañan de abatimiento, vacío emocional o ansiedad, como el trastorno límite de la personalidad, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y todos los trastornos depresivos. En estos casos es, principalmente, la enfermedad lo que provoca el suicidio y no el análisis lógico del propio individuo. Antes que la acción, el suicidio comienza en el pensamiento.

Prevención:

- Evaluar los factores de riesgo, como los que hemos visto, sobre todo aquellos que pueden ser modificados a corto plazo para reducir las posibilidades de autolesión.

- Identificar los factores de protección, especialmente aquellos que pueden ser potenciados. En este grupo se encuentran los apoyos sociales, el sentimiento de responsabilidad familiar, las creencias religiosas, la tolerancia a la frustración, la capacidad para realizar valoraciones correctas de la realidad y las estrategias de afrontamiento positivas.

- Preguntar específicamente acerca del suicidio, ideas suicidas y antecedentes de este tipo de conductas.

- Determinar niveles de riego y seguridad necesarios.

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3.1.8. Estrés postraumático

Cuando una persona responde con un temor, una desesperanza o un horror intensos fruto de una experiencia terrible y traumatizante, aparece el trastorno por estrés postraumático. Al mes de haber sucedido el hecho, el sujeto lo reexperimenta persistentemente con sueños, recuerdos recurrentes e intrusivos o con la ilusión de estar viviéndolo de nuevo. Aparecen las respuestas fisiológicas del estrés y un intenso malestar psicológico aparecen cuando al sujeto se le presenta un estímulo, externo o interno, que simboliza el suceso traumático o que lleva a su recuerdo. Ante ello, también aparece un intento constante de evitar el acontecimiento.

El sujeto con estrés postraumático suele presentar menos actividad y menos energía. También presenta un estado de excitación que dificulta el sueño y suele mostrarse irritado y tener ataques de ira. Todo ello va acompañado de problemas para la concentración, de un estado de hipervigilancia y de una serie de respuestas exageradas de sobresalto.

El tratamiento combina la psicoterapia y el uso de fármacos, principalmente antidepresivos y ansiolíticos. La terapia familiar puede ayudar al entorno a entender y luchar contra el trastorno.

3.2. Grandes grupos de problemas psíquicos

Un trastorno o enfermedad mental es una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o del comportamiento en la que quedan afectados procesos psicológicos básicos como la cognición, la emoción, la motivación, la conciencia, la conducta, la percepción, la sensación, el lenguaje… Esto dificulta a la persona su adaptación al entorno cultural y social en el que vive y crea alguna forma de malestar subjetivo.

3.2.1. Problemas de orden psicótico

La psicosis se caracteriza por una pérdida de contacto con la realidad, aunque los pacientes pueden con frecuencia gozar de mayor discernimiento del que se les atribuye. El individuo puede no saber que le está ocurriendo algo malo. Es probable que tenga ideas fijas falsas al considerarse rico o poderoso, o incluso creer ser otra persona. Puede padecer alucinaciones. Con frecuencia lo que más asusta a la mayoría de la gente es esa pérdida de contacto con la realidad (usualmente temporaria) sumada a la percepción distorsionada (por ejemplo, oír voces o creer que su mente está controlada por otra persona).

Un episodio psicótico puede ser desatado por drogas, alcohol o la presencia de otros elementos tóxicos en el organismo. También por falta de sueño, por algún desorden metabólico o por una infección. Esto se conoce como psicosis orgánica, estado confusional tóxico, falla cerebral aguda y también como reacción de delirio aguda. Sin embargo, una experiencia psicótica puede con frecuencia ocurrir sin que se conozca la causa (si bien siempre está involucrado el estrés) y, según la naturaleza de la manifestación, el diagnóstico puede ser esquizofrenia, depresión maníaca o depresión endógena psicótica.

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Son PSICOSIS todos los trastornos mentales en los que la pérdida de contacto con la realidad es muy llamativa. El sujeto suele presentar delirios y alucinaciones.

SINTOMATOLOGIA

En algunas ocasiones los trastornos psiquiátricos pueden causar discapacidad psíquica, previsiblemente permanente, debido a sus problemas con sus capacidades funcionales en tres o más aspectos de la vida cotidiana como por ejemplo delirios, pensamiento desorganizado, alteraciones emocionales... que ocasionan trastornos en el comportamiento adaptativo. La discapacidad puede ser provocada por trastornos como depresión mayor, esquizofrenia, trastorno bipolar, autismo…

Pensamientos confusos

Los pensamientos más comunes se vuelven confusos o dejan de guardar una relación adecuada entre si . La expresión oral se vuelve difícil de entender o no tiene sentido. En algunos casos le cuesta a la persona concentrarse, seguir el hilo de la conversación o recordar las cosas. Sus pensamientos parecen acelerarse o volverse más lentos.

Creencias falsas

Con frecuencia la persona afectada de un episodio psicótico tiene creencias falsas, conocidas como delirios. A tal grado esta convencida de la verdad del delirio que ningún razonamiento, por más lógico que sea, es capaz de desengañarla. Por ejemplo, basándose en la manera en que los coches se encuentran estacionados fuera de su casa, llega a creer que la policía la esta vigilando.

Alucinaciones

Por efecto de la psicosis, la persona ve, oye, siente, huele o percibe con el gusto cosas que en realidad no están presentes. Por ejemplo, oye voces que nadie más alcanza a oír, ve objetos inexistentes, o percibe el olor o el sabor de las cosas de tal manera que le parece que están echadas a perder o incluso envenenadas.

Cambios afectivos y de percepción

A veces la forma de sentir de la persona cambia de repente, sin causa aparente, provocando que se sienta rara y aislada del mundo y le parezca que las cosas se mueven con una gran lentitud. Son frecuentes los cambios bruscos en el estado de ánimo, y la persona se siente extrañamente excitada o deprimida. O bien, parece que sus emociones pierden intensidad, siente menos que antes, o manifiesta menos sus emociones a quienes les rodean.

Cambios de conducta

Las personas afectadas de psicosis presentan conductas distintas a las que acostumbran tener. En algunos casos, se vuelven extremadamente activas, o bien les sobreviene un gran letargo que les hace estar sin hacer nada durante todo el día. Se echan a reír en momentos inoportunos, o se enojan o se sienten contrariadas sin motivo aparente. Muchas veces, estos cambios de conducta se

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relacionan con los síntomas arriba señalados. Por ejemplo, si la persona cree que se encuentra en peligro, llama a la policía, o si se cree Jesucristo, se pasa el día predicando por las calles. En otros casos, deja de comer por temor a que la comida este envenenada o le cuesta conciliar el sueño porque tiene miedo de algo.

Los síntomas varían de una persona a otra y en algunos casos cambian con el tiempo.

FASES DE LA PSICOSIS

1a fase: el pródromo

Los primeros síntomas son vagos y apenas perceptibles. En algunos casos cambia la manera en que la persona describe sus sentimientos, pensamientos y emociones.

2a fase: aguda

Se presentan síntomas claros de psicosis, tales como alucinaciones, delirios o ideas confusas.

3a fase: la recuperación

La psicosis tiene tratamiento y en la mayoría de los casos el paciente se recupera. Las características específicas de la recuperación varían según el caso.

Las personas se recuperan de un primer episodio de psicosis, y en muchos casos nunca vuelven a sufrir otro.

TIPOS DE TRASTORNOS PSICOTICOS

Esquizofrenia

Es una enfermedad del sistema nervioso central que suele comenzar entre los veinte y los treinta años de edad. Los cambios de conducta o los síntomas persisten durante un periodo no inferior a los seis meses

Su causa no se conoce de manera completa pero se sabe que son determinantes algunos factores concretos genéticos y otros que afectan al desarrollo del tejido nervioso. El curso crónico y deterior ante de esta enfermedad afecta seriamente el curso vital de pacientes desde su juventud y frustra muchas veces las expectativas fundamentales del ser humano que la padece. Sus síntomas son las alucinaciones (principalmente auditivas), los delirios (los más frecuentes son los de persecución y perjuicio), la sensación de que todo lo que sucede alrededor se refiere a uno mismo (auto referencialidad), la pérdida de habilidades sociales, la falta de interés, la incapacidad para experimentar placer, la incapacidad para expresar emociones, y el empobrecimiento del lenguaje y el pensamiento.

Actuación del personal sanitario: tener en cuenta lo anteriormente visto para las alucinaciones, las ideas delirantes y la hostilidad. En casos de conductas violentas, puede recurrirse a la sedación y un entorno con restricciones.

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Trastornos delirantes

Hay varios tipos de trastorno delirantes o “paranoias”, según el tema delirante, su duración y el curso de la enfermedad. Todos se caracterizan por el protagonismo del delirio (alucinaciones y pensamientos incoherentes), casi en ausencia de otros síntomas psicóticos. El delirio suele referirse a un solo tema concreto y no puede rebatirse mediante argumentación lógica. El paciente suele resistirse a recibir tratamiento y no es raro que en algunos casos oculte un delirio persistente y con repercusión específica sobre un área de su vida pero respetando relativamente otras. Las ideas delirantes suelen ser persecutorias, grandiosas, somáticas, celotípicas o erotomaníacas.

Su síntoma principal es la firme creencia en cosas que no son ciertas.

Actuación del personal sanitario: tener en cuenta lo anteriormente visto para las ideas delirantes. Para casos graves, se recomienda la hospitalización, a menudo prolongada. La negativa de los pacientes a recibir tratamiento requiere la administración de medicación parenteral.

Trastorno psicótico breve

Puede parecerse por los síntomas a la esquizofrenia, pero sólo dura entre 1 día y 1 mes, desaparece sin secuelas y puede no volver jamás. Suele tener un desencadenante (mucho estrés, cambios en la vida habitual, el nacimiento de un hijo...) y mucho mejor pronóstico que otros trastornos psicóticos.

Actuación del personal sanitario: Igual que con la esquizofrenia. El tratamiento farmacológico incluye antipsicóticos, ansiolíticos, estabilizadores de estado de humor y sedantes. Existen también diferentes terapias, como la cognitiva de conducta.

Trastorno psicótico compartido

Es raro. Dos personas comparten los mismos delirios y alucinaciones. En general, una de las dos personas tiene un trastorno psicótico y la otra es una personalidad dependiente que mantiene una relación muy estrecha con el paciente psicótico.

Psicosis inducida por las drogas

El consumo de drogas o de alcohol, así como la abstinencia tras un consumo prolongado, pueden provocar síntomas psicóticos. En algunos casos los síntomas se resuelven rápidamente al irse pasando los efectos de la sustancia, en tanto que en otros la enfermedad, aunque comenzó como una psicosis inducida por drogas, se hace más prolongada.

Psicosis orgánica

A veces los síntomas psicóticos aparecen a consecuencia de lesiones de la cabeza o enfermedades orgánicas que afecten el funcionamiento del cerebro, tales como la encefalitis, el SIDA, o un tumor. En estos casos, suelen presentarse junto con la psicosis otros síntomas, tales como amnesia o confusión.

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3.2.2. Problemas de orden neurótico

La neurosis es un trastorno psicológico que altera la percepción y el pensamiento racional de la persona, influyendo en su entorno y en su relación con los demás. No hay pérdida de contacto con la realidad y las personas por lo general se dan cuenta de que algo anda mal. Los trastornos neuróticos son aquellos caracterizados por excesiva infelicidad, niveles no saludables de ansiedad derivados del estrés y conductas poco eficientes (negativas o demasiado compulsivas) y hasta destructivas. Se las suele llamar conductas inadecuadas. Los problemas de salud mental de naturaleza neurótica son vividos como exageraciones de pensamientos y de reacciones normales. Las enfermedades psicosomáticas o histéricas (como la ceguera histérica) también entran en esta categoría.

Hay diferentes trastornos que pueden ser interpretados como neurosis: fobias, trastornos obsesivos compulsivos, trastornos de ansiedad generalizada, trastornos del sueño, trastornos sexuales, trastornos del control de impulsos (cleptomanía, piromanía...), trastornos somatoformes (hipocondría, trastorno de somatización...), trastornos disociativos (despersonalización), trastornos ficticios y trastornos adaptativos.

La clasificación de estos trastornos ha permitido a la medicina, la psicología y la psiquiatría concentrarse en el tratamiento de los trastornos considerando que esas cargas de ansiedad y ese estado de constante nerviosismo en cada caso particular responden a condiciones particulares y que una persona víctima de un trastorno puede tener uno o varios síntomas.

- Fobias: Son miedos desproporcionados o irracionales ante objetos o situaciones concretos. Pueden desencadenarse por su presencia o como anticipación. Existen fobias a animales (como serpientes, arañas, ratas…), a personas (como la coulrofobia, miedo a los payasos), a situaciones (como la claustrofobia, miedo a un espacio cerrado; la amaxofobia, miedo a conducir o la glosofobia, miedo a hablar en público) e incluso a cosas más intangibles (como la triscaidecafobia, miedo al número 13). Hay muchos métodos para tratarlas como las terapias conductistas, el tratamiento por aproximación gradual a la fuente de los temores, el psicoanálisis, la hipnosis o los fármacos para controlar la ansiedad.

La fobia social es un trastorno de ansiedad, un miedo persistente e irracional ante situaciones que puedan involucrar el escrutinio y juicio por parte de los demás. El temor a ser juzgado, humillado o hacer el ridículo puede ser tan intenso que interfiere en la vida cotidiana.

- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): Se trata de un trastorno de ansiedad caracterizado por ideas recurrentes que generan conductas repetitivas. Se experimentan como pensamientos que invaden la conciencia, sin sentido o repugnantes. Existen 8 perfiles básicos:

- lavadores y limpiadores: obsesionados con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.

- verificadores: inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.

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- repetidores: se empeñan en las ejecuciones de acciones repetitivas.

- ordenadores: exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.

- acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.

- ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivas para contrarrestar su ansiedad.

- atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores.

- sexuales: pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser homosexual.

El TOC no debe confundirse con el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad (TPOC), centrado básicamente en el orden y el perfeccionismo.

3.2.3. Trastornos afectivos

Trastorno bipolar (maniaco depresivo)

Se caracteriza por episodios recurrentes de alteraciones del ánimo (melancolía/depresión) y psicosis (manía: distanciamiento de la realidad con alucinaciones, creencias y sensaciones extrañas, desorganización de la conducta y del pensamiento). Es decir, La persona tiene altibajos en el estado de ánimo, con períodos de depresión y períodos en los que está extremadamente feliz o malhumorado o irritable. Dicho de otra forma combinan la depresión con la manía.

El cambio entre estos dos extremos del estado de ánimo puede producirse rápidamente o puede acompañarse de períodos prolongados de estabilidad intercalados. También experimenta cambios extremos en la actividad y los niveles de energía. Se debe a un desequilibrio electroquímico en los neurotransmisores cerebrales, por lo que se usan estabilizadores del estado de ánimo como las sales de litio. El tratamiento puede incluir también antipsicóticos, anticonvulsivos y antidepresivos.

En caso de presentarse síntomas psicóticos, suelen corresponder al estado anímico de la persona: por ejemplo, si esta deprimida oye voces que le dicen que debe suicidarse, en tanto que si experimenta una excitación o euforia anormales, se cree un ser excepcional capaz de realizar grandes hazañas.

Actuación del personal sanitario: recordar las recomendaciones para alucinaciones e ideas delirantes.

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3.2.4. Trastornos de la conducta alimentaria

Engloban varias enfermedades crónicas y progresivas relacionadas con una distorsión de la propia imagen corporal. Se caracterizan principalmente por períodos o hábitos incontrolados e impulsivos de ingesta (o no ingesta) de alimentos más allá de unos límites razonables. Los más conocidos son la anorexia y la bulimia.

La anorexia se caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por una percepción distorsionada del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado. Supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de inanición e incluso de deshidratación extrema.

La bulimia se caracteriza por episodios de ingestión excesiva de alimento, seguidos de “purgas” como vómitos autoinducidos, consumir laxantes y/o diuréticos o ejercicio excesivo para compensar el sentimiento de culpa y evitar el aumento de peso. Los ciclos de atracones y vómitos se manifiestan un mínimo de dos veces por semana.

Actuación del personal sanitario en neuróticos, afectivos y trastornos conducta alimentarias: es importante una escucha empática y valorar los síntomas potencialmente graves (abandono del aseo personal, ideación suicida, síntomas psicóticos, inhibición psicomotriz intensa…). El profesional debe informar al paciente y a sus familiares del carácter de la enfermedad, de su evolución y de las posibilidades de tratamiento; incluyendo los efectos terapéuticos y adversos de la medicación. Es muy importante realizar un seguimiento de cómo cumple el tratamiento psicofarmacológico. También hay que valorar estrategias de apoyo familiar y social.

3.2.5. Problemas de deficiencia intelectual

No es una enfermedad, sino una condición humana. La discapacidad intelectual o cognitiva es una afección diagnosticada normalmente antes de los 18 años que incluye un funcionamiento intelectual general por debajo del promedio y una carencia de las destrezas necesarias para la vida diaria.

Afecta entre un 1 y un 3% de la población. Existen muchas causas de discapacidad intelectual, pero los médicos encuentran una razón específica en sólo el 25% de los casos. Los factores de riesgo están relacionados con las causas, que pueden ser: infecciones (presentes al nacer o después del nacimiento), anomalías cromosómicas (síndrome de Down), ambientales, metabólicas (como la hiperbilirrubinemia en los bebés), nutricionales, tóxicas (exposición intrauterina al alcohol, la cocaína, las anfetaminas y otras drogas), traumatismos (antes y después del nacimiento) e inexplicables.

Los síntomas son una falta de desarrollo (o retraso) de habilidades motoras, destrezas en el lenguaje y habilidades de autoayuda, especialmente cuando se compara con sus pares: insuficiencia para crecer intelectualmente o comportamiento infantil continuado, falta de curiosidad, problemas para mantenerse al día en la escuela, incapacidad para adaptarse, y dificultad para

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entender y acatar reglas sociales. Los signos de discapacidad pueden variar de leves a graves.

Síndrome de Down: Es una alteración genética producida por la presencia de un cromosoma extra (o una parte de él) en la pareja cromosómica 21. Este error congénito se produce de forma natural y espontánea, sin que exista una justificación aparente sobre la que poder actuar para impedirlo. Las personas afectadas presentan un retraso madurativo que puede compensarse con programas de Atención Temprana. El objetivo es conseguir que puedan llevar una vida autónoma e independiente. El síndrome de Down también puede comportar otras patologías asociadas como cardiopatías congénitas, hipertensión pulmonar, problemas auditivos o visuales, anomalías intestinales, neurológicas, endocrinas…aunque no siempre es así.

Down España integra 88 asociaciones que prestan apoyo a las familias.

3.2.6. Demencias (mirar tema 4)

La demencia, junto con el deterioro cognitivo, es la patología más frecuente en el paciente anciano. Es muy incapacitante. Es difícil establecer un límite para diferenciar lo normal en el envejecimiento y lo patológico. Una posible definición de demencia sería tratarla como un síndrome clínico adquirido, causado por múltiples causas y producido por una patología orgánica que provoca un deterioro persistente (dura más de medio año) y progresivo de la memoria y otras funciones mentales. La incapacidad funcional que causa afecta seriamente a las actividades sociales y laborales del individuo y disminuye considerablemente su nivel de actividad anterior.

Enfermedad de Alzheimer: Es la demencia más conocida. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que deteriora la capacidad cognitiva y modifica la conducta del paciente. Inicialmente se produce pérdida de memoria y desorientación temporal espacial. En una segunda fase, el enfermo pierde fluidez en el lenguaje, tiene dificultades para vestirse y necesita ayuda constante para realizar actividades cotidianas. En la fase avanzada la incapacidad es profunda y no se puede valer por sí mismo.

La familia debe conocer la enfermedad, los cuidados que precisa el enfermo, y los recursos públicos disponibles (sanitarios y de servicios sociales). También es importante aprender estrategias de afrontamiento, resolución de problemas y toma decisiones. Existen muchas asociaciones, que en España se agrupan en la Confederación CEAFA. En Catalunya, también existe una Federación de asociaciones de familiares de enfermos (FCAC).

Ante en enfermo:

- No culparle de sus cambios en su personalidad, ya que no puede controlarlos.

- Crear un ambiente agradable en el que encuentre apoyo y comprensión.

- Cumplir con los horarios de forma ordenada para evitar la desorientación.

- Demostrar afecto.

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3.3. Atención integral a los pacientes con trastornos mentales

Hay que recordar que cada caso es específico y necesita su propio tratamiento.

TRATAMIENTO PSIQUIATRICO (PSICOFARMACOS)

La estabilidad que ofrece la medicación a los pacientes que presentan una enfermedad mental adecuadamente diagnosticada y tratada es indiscutible. Como hemos visto, los principales fármacos utilizados son los ansiolíticos, los antidepresivos, los antipsicóticos y los estabilizadores del ánimo.

La última versión de la Lista Modelo de los Medicamentos Esenciales de la OMS puede encontrarse en el siguiente sitio Web:

http://www.who.int/medicines/publications/essentialmedicines/en/index.html

TRATAMIENTO PSICOLÓGICOS

Es necesario complementar el tratamiento farmacológico con abordajes psicológicos como la terapia cognitiva (conductual, entrenamiento en habilidades sociales, psicoeducación, rehabilitación cognitiva e intervención o terapia familiar). La terapia cognitiva-conductual (TCC) ha demostrado ser es un tratamiento efectivo para varias condiciones como la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y la ansiedad social. Dentro de las herramientas terapéuticas, no hay que olvidar los grupos de apoyo. Son recomendables para los trastornos relacionados con la ansiedad (como ataques de pánico, agorafobia, estrés, angustia, fobia social, estrés postraumático o trastorno obsesivo-compulsivo) y para abandonar dependencias como la drogadicción o el alcoholismo.

LA FAMILIA

La familia debe ser parte del proceso terapéutico, acompañando al paciente y apoyándole en los tratamientos especializados, en el cumplimiento del plan de medicación y en la concreción de los proyectos personales. Puede colaborar activamente en la evolución de la enfermedad haciendo todo lo posible por conocerla y entenderla, cooperar con los profesionales sanitarios prestando atención a los pequeños cambios de conducta y recurriendo a estos profesionales ante las situaciones que no se puedan manejar en la familia.

ASOCIACIONES

También son importantes las asociaciones de enfermos y familiares de enfermos. Ofrecen información, asesoramiento jurídico, formación y apoyo. La Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES) aglutina casi 300 entidades de todo el Estado.

CONSEJOS PARA EL PERSONAL SANITARIO:

Los pacientes muchas veces no reconocen que están enfermos y no se dejan ayudar. La familia debe ser comprensiva ante las conductas inapropiadas, los cambios de personalidad y las reacciones hostiles.

- Evitar los prejuicios (Escuchar sin juzgar, aceptando las diferencias e intentar mantener los mismos sentimientos hacia el enfermo) y no discutir con él

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- Protegerlo para que no se haga daño a sí mismo ni a otros

- Vigilar la continuidad del tratamiento farmacológico

- Conocer y reconocer las limitaciones

- Mantener la implicación fuera de peligro ejemplo no autoculparse si la persona rechaza la ayuda

- Dar un trato personal, respetuoso, cálido y de calidad: Tratarle igual que al resto, de forma natural, con respeto y discreción.

- Recordar su condición de persona por encima de su situación de enfermo, respetando su dignidad.

- Mantener una comunicación clara, sin ambigüedades, evitando confusiones.

- Mostrarnos francos en la relación para evitar suspicacias, situaciones de tensión o rivalidad.

- Respetar sus silencios y su espacio vital.

- Obtener información. Si comprendemos lo que le pasa al enfermo le podremos ayudar más y mejor y puede ayudar a soportar mejor el estrés (hay técnicas de terapia familiar)

- Fomentar la integración de las personas con enfermedad mental en actividades normalizadas mejora su autoestima y el concepto social que el resto de la sociedad tiene de ellas.

- Educar a la familia:

- Asistir a sesiones de asesoramiento

- Que continúen practicando sus aficiones preferidas

- Mantener sus relaciones sociales

3.4. Recursos existentes y equipos implicados

Recursos implicados:

- Centros de dia

- Hospitalización de corta y larga duración

- Centros de internamiento

- Residencias geriátricas con programas específicos

- Centros de reinserción laboral y social

- Talleres ocupacionales

- Cursos formativos

Equipos implicados

- Psiquiatras

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- Psicólogos

- Terapeutas ocupacionales

- Trabajadores sociales

- Enfermeros

- Auxiliares de enfermería

- Asociaciones

- voluntariados

3.5. Estados de la enfermedad

- AGUDO: se produce en momentos más álgidos de la enfermedad i suele precisar ingreso hospitalario

- CRONICO: se pueden alterar por brotes.

- DE REMISION: Algunas patologías se curan

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4. Relación con el paciente Para poder realizar una correcta relación con el paciente, siempre desde el punto de vista psicológico, debemos tener en cuenta:

4.1. La institución sanitaria

El ámbito de la salud exige equipos de trabajo multidisciplinares. La resolución de los problemas reales resulta tan compleja que se requiere de una gran diversidad de expertos en distintas disciplinas. Médicos, enfermeros y enfermeras, auxiliares, psicólogos, fisioterapeutas, trabajadores sociales, técnicos, celadores, cocineros… Cada profesional tiene distintas responsabilidades y desarrolla diferentes competencias, de una forma coordinada con el resto.

- Grupo de trabajo: conjunto de profesionales que trabajan juntos, bajo las órdenes de un coordinador. Comparten un mismo espacio, pero no existe una interrelación entre ellos. La responsabilidad y el reconocimiento son individuales. El resultado es segmentado, fruto del trabajo de cada uno.

- Equipo de trabajo: es un grupo de trabajo en el que, además, existe una meta común y consensuada. Entre todos, buscan la mejor manera de alcanzarla. La responsabilidad y el reconocimiento son individuales y grupales. El resultado es global, fruto del trabajo de todos.

o Hace posible realizar tareas complejas que no podrían llevarse a cabo de forma individual.

o Permite una visión global del individuo y su entorno.

o Favorece tanto el desarrollo profesional como personal, ya que cada miembro participa con sus competencias y cualidades.

o Propicia un clima de trabajo estimulante y positivo para los distintos profesionales.

o Amplía los conocimientos y habilidades de cada componente del equipo gracias a la comunicación fluida.

o Cada trabajador conoce sus responsabilidades y debe contribuir a que el trabajo se realice. Puede recibir elogios y críticas.

o El dinamismo del equipo de trabajo conlleva la búsqueda de formas diferentes de trabajar y organizarse, lo que ayuda a mejorar la atención sanitaria.

4.1.1. Estructura del equipo de trabajo

- Estructura organizativa: puede ser jerárquica (con un líder y otros roles) o democrática. En cualquier caso, deben existir recursos, procedimientos y normas definidos, y cauces de comunicación.

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- Dimensión técnica: los grupos profesionales con sus competencias concretas y bien definidas.

- Dimensión social: las personas y sus relaciones interpersonales. La comunicación y la interacción entre los integrantes de cada equipo determinan su estructura informal.

4.1.2. Eficacia del equipo

Depende de:

- Contenido. Acumulación de conocimientos, intuición y técnicas de cada miembro. Apreciarlo incrementa el rendimiento y la autoestima individual y colectiva.

- Proceso. El modo en que el equipo utiliza los conocimientos y habilidades de cada uno de sus miembros. Implica:

o Determinación de los objetivos comunes.

o Reparto de responsabilidades.

o División de los esfuerzos en función de las responsabilidades.

o Interacciones y redes de comunicación para el logro de los objetivos.

o Revisión de las consecuencias de las acciones del equipo.

- Estilo de liderazgo. La forma en la que se ejerce la autoridad es determinante para crear un clima de trabajo favorable o desfavorable.

- Rendimiento. Mide el resultado del trabajo realizado. Hay que valorar las metas conseguidas teniendo en cuenta el esfuerzo realizado.

- Satisfacción de los componentes del equipo. Cada miembro ha de sentirse satisfecho con su contribución al objetivo general.

- Rendimiento frente a satisfacción. Tiene que existir un equilibrio. Solo con rendimiento, el equipo se acabaría agotando; y únicamente con satisfacción, sería un grupo de amigos.

4.2. El rol profesional sanitario

4.2.1. Competencias

La competencia en el ámbito profesional supone ser capaz de responder adecuadamente a las necesidades que surgen en el trabajo cada día.

Contamos con recursos personales (conocimientos, habilidades, aptitudes, actitud…) y recursos del contexto (documentos, aparatos, relaciones...).

La competencia profesional en la atención sociosanitaria se caracteriza por la relación de ayuda, El profesional detecta sus necesidades y le ayuda a aceptar y afrontar la situación que esté atravesando, facilitándole alternativas. Ayudar

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significa impulsar sus capacidades y recursos latentes, que desconoce, tanto físicos como cognitivos, sociales y de comportamiento.

En España, las competencias de los auxiliares de Enfermería están reguladas por el Real Decreto 546/1995. Entre las que afectan a la relación con el paciente, destacan:

- Poseer una visión de conjunto de las distintas condiciones sanitarias de los pacientes, los cuidados auxiliares de enfermería a realizar, y el instrumental y material utilizado en las distintas consultas, unidades y/o servicios.

- Promover la humanización de la asistencia sanitaria al paciente utilizando técnicas de apoyo psicológico y de educación sanitaria.

- Valorar la interrelación de las personas con la salud/enfermedad y sus aspectos preventivos, asistenciales y rehabilitadores.

- Actuar en condiciones de emergencia, transmitiendo con celeridad y serenidad las señales de alarma y aplicando los medios de seguridad establecidos.

4.2.2. Cualidades profesionales

Valores centrales:

- INTEGRIDAD. Actuar sin considerar el provecho personal. Implica honradez, responsabilidad, control emocional y respeto por uno mismo.

- PROFESIONALIDAD. Ejercicio de la profesión con capacidad y eficacia, dominando de las distintas técnicas y actitudes que implica el trabajo.

- RESPETO A LA DIVERSIDAD. Tratar a todas las personas con igual consideración, sin hacer ninguna discriminación por sexo, edad, raza, cultura, orientación sexual…

Competencias centrales:

- COMUNICACIÓN. Escuchar a los demás, interpretar sus mensajes y responder de forma apropiada.

- TRABAJO EN EQUIPO. Colaborar con los compañeros para alcanzar las metas laborales fijadas.

- Capacidad de PLANIFICACIÓN y ORGANIZACIÓN. Asignar tiempo y recursos a cada trabajo.

- RESPONSABILIDAD y capacidad de respuesta. Cumplir las obligaciones poniendo cuidado y atención en lo que se hace o decide.

- ORIENTACIÓN AL PACIENTE. Con empatía, viendo las cosas desde su punto de vista para comprender mejor sus necesidades.

- CREATIVIDAD. Ofrecer opciones nuevas y diferentes para resolver los problemas o satisfacer las necesidades de los pacientes.

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- INTERÉS TECNOLÓGICO. Valorar los avances e introducirlos en la práctica profesional.

- APRENDIZAJE CONTINUO. Actualizar los conocimientos y las habilidades profesionales. Buscar herramientas, medios o motivos para estar al día y encontrar las formas más convenientes de aplicar los conocimientos al puesto de trabajo.

Competencias de gestión:

- VISIÓN CRÍTICA. Identificar temas estratégicos, oportunidades y riesgos.

- LIDERAZGO. Ser proactivo para desarrollar estrategias de trabajo, establecer y mantener relaciones con las personas del equipo entendiendo las necesidades y consiguiendo su apoyo.

- Capacidad para POTENCIAR A OTROS. Delegar responsabilidades y dar autonomía a las personas.

- Capacidad de construir CONFIANZA. Crear y mantener un ambiente en el que los demás pueden hablar y actuar sin temor a las consecuencias.

- Tratar de forma apropiada la información delicada o confidencial.

- Capacidad de JUICIO Y TOMA DE DECISIONES. Reunir información relevante antes de actuar, considerando los beneficios y perjuicios de opción.

4.2.3. Autoconocimiento

El auxiliar tiene que conocerse para poder superarse, mejorando así su ayuda y cuidados al paciente. Si sabemos qué funciona y qué falla, podemos cambiar el comportamiento para cambiar las situaciones. La persona tiene que cambiar partiendo de una reflexión interna. El autoconocimiento no surge instantáneamente, sino que sigue un proceso:

- Auto escucha. Autoanálisis de nuestras aptitudes, conductas… Para poder abordar mejor una situación de maneras diferentes sin echarle la culpa al exterior.

- Escuchar a los otros. Saber cómo te ven los demás es indispensable para completar nuestra propia visión.

- Observar a los otros. Aprender cómo se comportan los demás ante situaciones críticas o problemáticas aporta información sobre cómo manejarlas, el efecto que los demás causan en uno mismo y el que provoca uno en los demás.

- Hablar sobre uno mismo. Revelar a los demás cómo te sientes, cómo eres, aficiones, problemas… propicia una aproximación, mayor comunicación y mayor grado de relación.

Todos estos aspectos desembocan en el autoconocimiento, que ayuda a buscar estrategias de funcionamiento para mejorar las relaciones con los demás. No puedo ayudar cuando no conozco la situación.

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La visualización mental del interior de cada persona facilita la aceptación del otro. Esto favorece el proceso de integración para formar vínculos profesionales. El aprendizaje en equipo comienza con el autodominio y el autoconocimiento. Después se desarrolla mediante el diálogo.

4.3. El rol del paciente

Los pacientes están asumiendo nuevos roles en su relación con los profesionales de la salud y con los servicios sanitarios que utilizan. Hemos pasado del paciente pasivo al paciente activo; una persona que se preocupa por su salud y se hace responsable de obtener la mejor asistencia sanitaria posible y de controlar la evolución de su enfermedad. Es un paciente más consciente de su problema, más comprometido con la mejora de su estado general y de la asistencia que recibe, y que presenta un mayor cumplimiento terapéutico.

Estemos ante un paciente activo o pasivo, la enfermedad siempre provoca cambios y causa ansiedad.

4.3.1. Características del rol de enfermo

- Desviado de la norma social. Lo habitual es estar sano.

- Disfuncional. La enfermedad es negativa tanto para la persona, a la que hace más vulnerable, como para el grupo porque altera la función del conjunto.

- Limitado en el tiempo. Debido a su carácter anormal y a la afectación funcional que supone, se busca que la enfermedad dure lo menos posible. La sociedad desarrolla mecanismos sanitarios y de inspección (control de bajas laborales).

- Corroborado. Para que la comunidad reconozca a una persona como enferma, debe ser diagnosticada por los profesionales de la salud.

- Aceptable. La enfermedad se considera socialmente aceptable y, asociados al estatus de enfermo se establecen derechos y deberes.

Los principales DERECHOS son:

- Exención de obligaciones. Se le descarga de sus responsabilidades sociales (trabajo, participar en mesas electorales, declarar ante la justicia…).

- Exención de culpa. Se admite que la condición de enfermo es involuntaria, por eso queda absuelto de toda responsabilidad o culpa. La familia o los poderes públicos tienen la obligación de hacerse cargo.

- Estar informado. Sobre la enfermedad, los posibles tratamientos y sus efectos secundarios. Puede decidir la estrategia a seguir a la hora de recibir cuidados. Este papel activo del enfermo supone que el profesional tiene que adoptar una postura más negociadora y menos autoritaria.

Los principales DEBERES son:

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- Consultar con expertos. El paciente debe acudir a los profesionales sanitarios, autorizados socialmente para confirmar su estado de salud o enfermedad.

- Colaborar en su recuperación. La sociedad espera que ponga todo de su parte para su rápido restablecimiento. Algunos incumplen este deber, por trastornos psiquiátricos o por algún beneficio.

El rol de enfermo se desarrolla en dos etapas del proceso de enfermar: la VALIDACIÓN SOCIAL (el problema se comenta con el entorno en busca de información y consejo, lo que generalmente lleva a buscar ayuda sanitaria profesional) y la ETAPA DE ESTADO (relación paciente-profesional, aceptando las indicaciones terapéuticas).

Con la progresiva desaparición de los síntomas, en la CONVALECENCIA y la rehabilitación, la persona va abandonando el rol de enfermo, que desaparece definitivamente con la CURACIÓN o RECUPERACIÓN. Si hay resistencia, el paciente puede instalarse en el rol de enfermo crónico.

4.3.2. Afrontar la enfermedad

Hay diferentes maneras de adaptarse a la situación, que establecemos en modelos opuestos.

CENTRADO EN LA ENFERMEDAD: Se buscan todas las ayudas técnicas

posibles

CENTRADO EN LA EMOCIÓN: Busca controlar las emociones negativas,

como ansiedad, depresión…

CONDUCTUAL: Buscar soluciones mediante la acción

COGNITIVO: Esperar que las cosas cambien

ACTIVO: Intervención directa y activa PASIVO: Evitar las consecuencias desagradables, sin actuar.

ATENCIONAL: Atendiendo los síntomas y actuando para calmarlos

EVITATIVO: Evitar pensar o actuar ante la enfermedad (distrayendo la atención con

otras cosas)

Las diferentes estrategias responden a dos esquemas principales: afrontamientos adaptativos y no adaptativos.

CONDUCTAS

La forma de percibir los síntomas, valorar la enfermedad y comportarse frente a ella es distinta según las personas. Las diferencias se basan en factores biológicos, socioculturales, personales, familiares y laborales.

Afrontamientos adaptativos.

El paciente acepta la situación y cree que tiene un cierto control. Participa en su recuperación, interviniendo en el proceso de enfermedad, diagnóstico, cuidados y tratamiento.

Ayudan a disminuir el malestar del paciente.

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- ESTRATEGIAS ACTIVAS. Informarse del problema y buscar soluciones. Esta actitud disminuye las depresiones y mejora la recuperación.

- ESTRATEGIAS DE DISTRACCIÓN DE LA ATENCIÓN. Si el malestar no es muy intenso, ayuda desviar la atención del dolor o la molestia. Puede conseguirse con relajación, visualización de imágenes agradables, actividades de ocio...

Afrontamientos no adaptativos. No conducen a la recuperación de la salud, ni disminuyen el malestar y suelen empeorar la calidad de vida. Interfieren en la buena resolución del proceso.

- CULPAR a otros o autoculpabilizarse de la enfermedad.

- CATASTROFIZAR. Pensamientos negativos sobre la evolución de la enfermedad, el propio aguante…

- LLAMAR LA ATENCIÓN para conseguir que estén pendientes de uno.

- MANIPULAR. Controlar a los demás, sobre todo a las personas más próximas, para obtener una ganancia secundaria.

- DISMINUIR LAS ACTIVIDADES. La persona se vuelve inactiva, pasiva y dependiente.

- AISLARSE de la gente. Evitan actividades sociales y de ocio que son necesarias para la salud psicológica del individuo.

- CONDUCTAS agresivas, desesperadas, egocéntricas o llamadas de atención.

Dicho de otra forma, nos podemos encontrar los diferentes tipos de pacientes no adaptativos:

- Rechazo del rol de enfermo. Frontalmente, con una actitud agresiva que supone un gran estrés para los profesionales, o de una forma más encubierta, en una postura de negación defensiva.

- Identificación exagerada con el rol de enfermo. Sumisión y dependencia excesivas. Conformismo, pasividad y desgana. Algunos convierten la enfermedad en un refugio o en un modo de obtener algún provecho (beneficios laborales, afectivos...).

- Retraimiento o retirada. Como mecanismo de defensa, el enfermo se retira de una situación que siente que le supera. Con frecuencia, aparece depresión reactiva con manifestaciones de inhibición y desinterés por todo.

- Integración. En estancias largas, el paciente puede llegar a considerarse un miembro más del hospital. Acepta las reglas y hace todo lo que se le pide. El problema surge cuando no quiere abandonar el hospital porque se encuentra más seguro, cuidado y acompañado.

La manera en que una persona afronta una enfermedad está condicionada por diferentes circunstancias:

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Circunstancias de la enfermedad

- INTENSIDAD. Cuanto más grave y limitante es una enfermedad, mayor dificultad de adaptación.

- REVERSIBILIDAD. Es más fácil asumir un proceso reversible que uno crónico.

- RAPIDEZ. Si la enfermedad aparece repentinamente, no hay tiempo de que aparezcan mecanismos adaptativos.

- ANTICIPACIÓN. La sospecha de enfermedad hace más tolerable su confirmación.

- SIGNIFICADO SOCIAL. Las enfermedades que generan rechazo en el entorno provocan más ansiedad en el paciente.

- TIPO DE TRATAMIENTO: Cuanto más agresiva es la terapia, peor se acepta.

- LIMITACIONES QUE ORIGINA FUNCIONAL O FISCAMENTE

Circunstancias del paciente

- PERSONALIDAD DEL INDIVIDUO: los pacientes introvertidos o pasivos suelen influir negativamente en el afrontamiento de la enfermedad

- CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN

- SEXO Y EDAD. Determinan la respuesta física.

- VULNERABILIDAD: las características particulares, como la personalidad, la autoestima, la motivación o los recursos personales condicionan la forma de enfrentarse al estrés.

- EXPERIENCIAS PREVIAS. Las vivencias anteriores positivas o negativas contribuyen a afrontar la enfermedad con mejor o peor disposición.

- IMPLICACIONES. El momento vital en el que se produce la enfermedad, las posibles secuelas (que pueden incluso implicar un nuevo estilo de vida), los cambios en las relaciones con las personas del entorno… influyen en la actitud del paciente en el proceso de curación.

- APOYO SOCIAL. El entorno actúa ayudando o dificultando la adaptación del paciente. El apoyo social reduce los efectos negativos.

- RELACIONES FAMILIARES Y SOCIALES. El rol y la posición del paciente en sus diferentes relaciones influyen en la aceptación de la enfermedad. Las responsabilidades familiares

- SITUACIÓN LABORAL Y ECONÓMICA. La enfermedad se tolera peor si aparecen problemas laborales (pérdida de trabajo), disminuyen los ingresos (trabajadores autónomos) o hay dificultades para asumir los gastos del tratamiento.

- RELIGIOSOS. Las creencias y la fe, de cualquier credo, mejoran la aceptación de la enfermedad.

- ENTORNO FÍSICO: vivienda, medio ambiente,…

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Circunstancias de la organización

- El paciente se siente más seguro y afronta mejor la enfermedad cuando los recursos, las infraestructuras, la disponibilidad, las condiciones asistenciales… son de buena calidad.

- El enfermo también responde positivamente a las características de los profesionales sanitarios, su preparación, la confianza y la buena actitud del equipo.

4.3.3. Expectativas y temores

El personal sanitario debe conocer qué espera el paciente y cómo se siente. Saber si sus expectativas y temores son realistas o exagerados evita que el profesional tenga reacciones inadecuadas.

Expectativas

Según el tipo de paciente:

Temores

Los miedos influyen en el comportamiento de los enfermos.

- Temor a sufrir algo INCURABLE. El paciente no pregunta ni quiere ver al médico. Se muestra irritable. Niega la enfermedad, bloqueando los pensamientos y decisiones sobre ella. El profesional no debe negar la enfermedad ni dar falsas esperanzas. Tampoco quitar importancia a la situación, porque la tiene.

Busca Espera Debemos evitar

Evacuador cuenta su vida

Seducir Atención, ser escuchados y

comprendidos - Aconsejar y dar soluciones

Pasivo- dependiente

Soluciones rápidas Cuidados y atenciones

- Crear falsas esperanzas - Implicarse en exceso - Distanciarse - Favorecer la dependencia

Quejoso/ Agresivo

Evitar responsabilidades

Obtener beneficios del rol

de enfermo

- Evitación/rechazo - Juzgar y culpar - Asumir toda la

responsabilidad - Actuar como él

Demanda información

Opinar y decidir Ser parte activa en sus propios

cuidados

- Híper profesionalidad - Actitudes paternalistas - Apartarse del paciente

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- Temor a recibir DAÑO. Evita a los sanitarios y no hace caso a las instrucciones. También pueden aumentar sus peticiones. Debemos evitar tranquilizar sin realismo, quitando hierro al asunto. Tampoco tener actitudes despectivas, irónicas o distantes.

- Temor a que le consideren CULPABLE de su enfermedad y le juzguen por ello. El paciente se muestra a la defensiva, se culpa a sí mismo o a otros, no cuenta la verdad (oculta o deforma la información) y se bloquea emocionalmente. El profesional no debe culpabilizar o juzgar ni discutir la opinión del enfermo.

- Temor al ABANDONO o al DESPRECIO. Intenta aparentar y solo enseña su lado bueno. Se comporta como un niño, reclamando mimos y atenciones. Debemos evitar favorecer la dependencia, adoptar actitudes paternalistas, dejarnos manipular por el paciente y asumir todas las responsabilidades.

4.3.4. Reacción psicológica

Cada persona afronta la enfermedad a su modo, pero aun así existe un patrón común: preocupación, ansiedad e incluso depresión. Ante patologías graves, también puede aparecer la negación.

Los efectos psicológicos de la enfermedad, presentes en menor o mayor grado según el paciente son:

- Malestar. Debido a los dolores o molestias físicas.

- Agresividad. La persona siente la enfermedad como una amenaza que puede producir la muerte o pérdidas, tanto biológicas como sociales o laborales.

- Egocentrismo. El pensamiento se centra en él mismo y en su problema.

- Invalidez. La limitación para realizar la actividad habitual lleva a desarrollar dependencia de los demás.

- Regresión infantil: La persona se vuelve más dependiente, sobre todo con la familia, pero también con el personal que le atiende.

- Desesperación. El no poder seguir con la vida normal genera impaciencia, sobre todo si la recuperación es lenta.

- Anomalía. Al estar vetado lo que solía hacer o lo que hacen los demás a su alrededor, el paciente se siente anómalo y tiende a marginarse.

- Soledad. En primer lugar, al abandonar el rol normal y las relaciones habituales se sufre una SOLEDAD SOCIAL. Además, existe la SOLEDAD DE LA INCOMPRENSIÓN, el sentir que los demás no pueden entender totalmente lo que uno está sufriendo.

- Absorción por el cuerpo. La atención se centra en el cuerpo y en sus manifestaciones. Suele producir reacciones hipocondríacas.

- Coartada. El paciente convierte la enfermedad en un recurso que le permite tanto ciertos beneficios como eludir responsabilidades y deberes.

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VALORACIÓN de la enfermedad REACCIÓN

Castigo Resignación y pasividad

Debilidad Negación, ocultación

Enemigo Culpar a otros. Etapas de lucha y rendición

Descanso Abandono de actividades y demanda de atenció

Estrategia Dominar a los demás

Daño irreparable Pesimismo, posible depresión. Suicidio

Desafío Estrategias de afrontamiento adaptativas

Sentido religioso Aceptación de sufrimiento y limitaciones

4.3.5. El paciente hospitalizado

El ingreso en un hospital conlleva unas circunstancias estresantes:

- Aislamiento familiar, laboral y social.

- Pérdida de identidad (estandarización).

- Falta de privacidad e intimidad

- Reglamentación de las actividades y cambio de hábitos

- Limitación de la movilidad.

- Dependencia.

- Información deficiente.

- Relación asimétrica

- Interrupción de las actividades y proyectos

Efectos psicológicos:

En este entorno, se acentúan los efectos psicológicos de la enfermedad. El paciente se encuentra desorientado y suele sufrir alteraciones emocionales como ansiedad, falta de control o excesiva dependencia. A veces, muestra sentimientos de hostilidad e incluso agresividad.

La mayoría de las personas se adaptan a la situación y acatan las normas. El personal sanitario debe ayudar a expresar posibles sentimientos negativos como el miedo o el malestar.

4.3.6. El paciente intervenido quirúrgicamente o en cuidados intensivos

Suele producirse una fuerte ansiedad con sensación de desamparo, percepción de más gravedad e inquietud y problemas de adaptación si hay pérdida de órganos.

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En una intervención quirúrgica los factores que generan ansiedad dependen de:

- la magnitud de los hechos que te llevan a la intervención

- la duración del preoperatorio

- si se tienen antecedentes previos personales o familiares que te recuerden a la situación actual

- la capacidad del paciente para afrontar la ansiedad

Para afrontar una cirugía se precisa:

- ser informado de todo el procedimiento quirúrgico y explicar las sensaciones que lo suelen acompañar

- estimular pensamientos positivos

- practicar técnicas de relajación

- realizar ejercicios de movilización de miembros o respiraciones profundas si se precisa

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5. Elementos de antropología y sociología La antropología estudia al ser humano de una forma integral (ciencias naturales y sociales). Comprende desde la evolución biológica a las estructuras sociales y las expresiones culturales. Analiza las respuestas del ser humano ante el medio, las relaciones interpersonales y el marco sociocultural en el que éstas se desenvuelven.

Una de sus ramas, la antropología social o cultural se centra en el conocimiento del ser humano por medio de sus costumbres, relaciones parentales, estructuras políticas y económicas, urbanismo, medios de alimentación, salubridad, mitos, creencias y relaciones de los grupos humanos con el ecosistema.

La sociología estudia los fenómenos colectivos producidos por la actividad de los seres humanos en sociedad, dentro de su contexto histórico-cultural. Analiza las causas, significados e influencias culturales que motivan la aparición de tendencias de comportamiento en el ser humano, especialmente cuando convive con otros en un entorno compartido.

5.1. La cultura

Cultura puede definirse como el conjunto de conocimientos, creencias, normas y pautas de conducta que caracterizan a un grupo social. Tiene su expresión a través de los hábitos, habilidades y costumbres. No puede definirse como parte de la naturaleza humana, ya que es una creación de las propias personas reunidas en comunidad. Es una parte importante de la vida, ya que influencia el punto de vista, los valores, las esperanzas y los temores.

La socialización es el proceso de aprendizaje de esos valores, creencias y normas.

5.1.1. Elementos culturales

- Materiales: Objetos, naturales o transformados, que un grupo puede aprovechar en un momento dado de su historia. Tierra, herramientas, alimentos, ropa, arte, construcciones…

- De organización: Formas de relación social sistematizadas, a través de las cuales se hace posible la participación de los miembros del grupo. Sistema político, organización social…

- De conocimiento: Experiencias asimiladas y sistematizadas que se elaboran, se acumulan y trasmiten de generación a generación y en el marco de las cuales se generan o incorporan nuevos saberes: tecnología, ciencia…

- Simbólicos: Códigos que permiten la comunicación necesaria entre los participantes en los diversos momentos de una acción. El código fundamental es el lenguaje, pero hay otros.

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- Emotivos o subjetivos: Representaciones colectivas, las creencias y los valores integrados que motivan a la participación y/o la aceptación de las acciones.

5.1.2. Características de toda cultura

- La cultura es universal. Todas las poblaciones humanas tienen cultura, desde las más primitivas a las más avanzadas.

- Toda la cultura constituye una configuración, es decir, un todo organizado que integra los diversos elementos. Cada una está separada de las otras y tiene características que la definen específicamente.

- Toda conducta es aprendida, aunque tenga su origen en necesidades biológicas o instintivas. No es innata, sino que está compuesta de hábitos adquiridos a través de la experiencia.

- Es una conducta transmitida por las generaciones anteriores. Muchos de los hábitos son inculcados de padres a hijos, adquiriendo una persistencia en el tiempo.

- Es una conducta compartida en la medida que no se apropia en un solo individuo, sino en un conjunto más o menos amplio de personas. Son hábitos de grupo.

- La cultura es una gran organización de sistemas simbólicos, entre los cuales el principal es el lenguaje.

- Toda cultura es abstracta, porque aunque hace referencia al comportamiento humano y a los objetos que envuelven a los seres humanos, no es ni este comportamiento ni estos objetos.

- Es dinámica, ya que al cumplir una función estrictamente práctica, cambia conforme cambian las razones que condicionaron su aparición. Evoluciona constantemente, integrando las viejas ideas con las nuevas.

- Toda cultura es un concepto, que puede ser atribuible a la sociedad global o a partes de la sociedad. La discontinuidad cultural en una misma sociedad queda reflejada en las nociones de subcultura (grupo con modos de comportamiento que lo distinguen de la totalidad) y contracultura (el estilo de vida es contrario al modelo predominante, generando conflicto).

5.1.3. Elementos diferenciadores

- Distancia del poder. Manera en la que las relaciones interpersonales se forman cuando se perciben diferencias de poder.

- Evitación de la incertidumbre. Es el grado en el cual las personas se sienten amenazadas por situaciones ambiguas y tienen creencias e instituciones que las ayudan a evitar esta incertidumbre.

- Masculinidad/feminidad. Grado en el que los papeles sexuales están claramente definidos. Las sociedades tradicionales generalmente poseen

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reglas más estrictas sobre los comportamientos aceptables de hombres y mujeres, como quién es el responsable de ciertas tareas dentro de la unidad familiar.

- Individualismo. Representa el grado en el que se valora el bienestar del individuo en contraposición a la conveniencia del grupo. En las CULTURAS COLECTIVISTAS, las personas subordinan sus metas personales a los objetivos de una comunidad. Destacan valores como la autodisciplina y la aceptación de la posición en la vida. En CULTURAS INDIVIDUALISTAS, dan mayor importancia a las metas personales y cambian su pertenencia a un grupo cuando las exigencias de éste se vuelven demasiado costosas. Enfatizan el disfrute personal, la excitación, la igualdad y la libertad.

5.2. La sociedad

En el reino animal, una sociedad es una agrupación de individuos que se comunican y coopera. El rasgo distintivo de las sociedades humanas es la presencia de una cultura común.

Por definición, las sociedades humanas son entidades poblacionales. Constituyen una unidad demográfica, que existe dentro de una zona geográfica común. Dentro de la población existe una relación entre los sujetos (consumidores) y el entorno, que les confiere una identidad propia. La tecnología alcanzada en los medios de producción influye en el estilo y calidad de vida de una sociedad.

5.2.1. Funciones

Genéricas:

- Reúne a las personas en el tiempo y en el espacio, haciendo posibles las relaciones humanas.

- Proporciona medios de comunicación entre sus miembros, de modo que puedan entenderse.

- Desarrolla y conserva pautas comunes de comportamiento que se comparten y practican.

- Proporciona un sistema de estratificación de estatus y clases para que cada individuo tenga una posición relativamente estable y reconocible en la estructura social.

Específicas:

- Tiene una forma ordenada y eficiente de renovar sus propios miembros.

- Cuida de la socialización, desarrollo e instrucción de sus miembros.

- Produce y distribuye los bienes y servicios.

- Satisface las necesidades de orden y seguridad externa a través de la administración política y los grupos cívicos.

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- Satisface las necesidades espirituales a través de las religiones.

- Satisface las necesidades de descanso y diversión.

5.2.2. Estructura

El ser humano es social por naturaleza. Es inherente su tendencia a organizarse y cooperar en relaciones interdependientes. La estructura es la organización por la cual los miembros de una sociedad ocupan en ella un lugar especial y propio, en el que actúan con vistas a un fin común. Para ello se requiere la división del trabajo y redes de relaciones sociales, que se formalizan en marcos organizados, con una autoridad y una jerarquía.

Las clases sociales son grupos de personas que comparten intereses sociales y económicos comunes. Deben considerarse en relación con el desarrollo histórico de cada sociedad.

El estatus social indica la posición que un individuo ocupa dentro de una comunidad.

- Estatus ADSCRITO o ASIGNADO. Resulta de factores sociales anteriores como la raza, el género, la edad, la casta o clase social.

- Estatus ADQUIRIDO. Resulta de la asignación de un rol en base a méritos u otros criterios que establece la sociedad. Es variable en el tiempo.

- Estatus OBJETIVO. Es el que asigna la sociedad o grupo concreto en base a criterios como el nivel de conocimiento, la riqueza, el poder…

- Estatus SUBJETIVO. Es el que el individuo cree poseer y que no resulta de una concreta aprobación social o cultural.

5.2.3. Unidades sociales

El sistema social es un conjunto complejo de relaciones humanas que interactúan de muchas maneras de forma estructurada. Cada grupo pequeño es un subsistema dentro de otros mayores. Existe cuando hay un grupo de personas que, orientadas casi siempre por unas normas culturales, influyen regularmente unas sobre otras por razón de las expectativas sociales mutuas y tienen al menos algunas metas comunes. Algunos autores añaden también el sentido de pertenencia y la integración. Cada persona pertenece a muchos grupos. Desde la familia, las amistades y el trabajo hasta equipos deportivos, iglesias o partidos políticos.

La organización es una formación social compleja no natural, sino creada por el hombre. Un sistema de roles, de toma de decisiones, con redes de comunicación, con grupos funcionales diferenciados según la tarea y coordinados entre sí. Presenta aspectos estructurales y procesos internos de funcionamiento. Por lo general, las organizaciones se constituyen para satisfacer necesidades de los individuos (emotivas, espirituales, intelectuales y económicas) que pueden ser logrados de una manera más favorable en forma colectiva.

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Las organizaciones pueden ser:

- Formales: estructuradas con cargos y jerarquías.

- Informales: de organización libre.

- Primarias: con dedicación completa y emocional.

- Secundarias: con relaciones de tipo contractual.

La familia es el elemento fundamental de la sociedad, ya que contiene las costumbres y tradiciones de una organización social. La definen vínculos de afinidad reconocidos socialmente (como el matrimonio) y vínculos de consanguinidad (filiación entre padres e hijos, lazos entre hermanos…). Existen muchos tipos de familia (tradicional, monoparental, homoparental, ensamblada…). Las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos.

La horda es la forma más simple de la sociedad. Son un grupo reducido y nómada, en el que no se distingue la paternidad.

En el clan sus miembros son exogámicos, eligen su pareja.

La tribu comprende un gran número de aldeas y se caracteriza por la posesión de un territorio determinado, un dialecto definido, una cultura homogénea y una organización política definida.

5.2.4. Organización social según la época

Como ya hemos comentado, la organización de una sociedad va variando con el tiempo y debe considerarse en relación con el desarrollo histórico, cultural y económico.

- En la comunidad primitiva la mayor parte de los medios de producción y especialmente la tierra son de propiedad común. Con la división del trabajo y el desarrollo de la agricultura, el hombre se vuelve sedentario.

- El esclavismo es un sistema de explotación del hombre. Predomina la propiedad individual y la sociedad está claramente estructurada en clases sociales: explotadora, explotada y mercaderes intermediarios. Las culturas más predominantes son: egipcia, mesopotámica, hindú, china, fenicia, griega, romana y hebrea.

- El feudalismo: régimen de la Edad Media en el que se desarrollan grandes latifundios y las clases sociales se estratifican de forma piramidal. Es un sistema contractual de relaciones políticas y militares entre los miembros de la nobleza, que obtienen tierras y otros bienes a cambio de una prestación política y militar. La Iglesia tiene un gran poder

- El capitalismo: tiene su origen en un periodo mercantil previo en el que prima el intercambio de mercancías y la acumulación de riquezas. El trabajo es libre, se facilita el comercio y se propugna por la libre competencia. En la organización económica, predomina la empresa privada. Los medios de producción están en manos de unos pocos y el resto son asalariados.

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- El socialismo: busca la igualdad política, social y económica de todas las personas. Los medios de producción son propiedad colectiva y su economía es centralmente planificada para garantizar la seguridad social. Para Karl Marx, la vida social está determinada por tres estructuras: económica, jurídico-política e ideológica. Aunque el objetivo final era establecer una sociedad comunista o sin clases, el socialismo ha evolucionado dentro del capitalismo, centrándose en reformas sociales realizadas en el seno del sistema.

5.2.5. Modelos sociales y modelos educativos

La cultura occidental ha transitado por tres modelos sociales: tradicional, moderno y postmoderno.

En la sociedad tradicional, los individuos se ocultan y confunden con las comunidades en las que viven. La experiencia del presente es igual a la expectativa del futuro, es decir, el pobre seguirá siendo pobre.

En la moderna o industrial se produce un proceso de individualización progresivo. El sujeto basa su identidad más en sus méritos personales y menos en lazos hereditarios. La educación se convierte en esperanza de un futuro mejor. El Estado pretende ofrecerla a todos por igual.

SOCIEDAD TRADICIONAL SOCIEDAD MODERNA

Teocrática Democrática

Piramidal Igualitaria

Rural Urbana

Estática Dinámica

Uniforme Plural

Crédula Crítica

Confesional Laica

Lenguaje oral Lenguaje escrito

El tercer modelo es la sociedad de la información, virtual o en red. Es una sociedad global en la que medio de comunicación predominante es el digital. En el entorno “no físico” se reproducen las relaciones de los modelos de las sociedades anteriores, pero transformadas. Los cambios en el lenguaje también comportan cambios en la concepción del aprendizaje, ya que la educación se basa en la comunicación y el diálogo. Ahora los referentes de identidad son múltiples. Una persona puede ser al mismo tiempo padre/madre, trabajador/parado, miembro de un sindicato o de un partido, seguidor de un equipo deportivo… Construir identidades socioculturales en un mundo cambiante e interrelacionado exige un aprendizaje permanente.

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LA FAMILIA ANTE LA ENFERMEDAD DE UN FAMILIAR

La familia es la mayor fuente de apoyo social y personal, ayuda a sobrellevar cualquier situación de crisis como la enfermedad. De cara al personal sanitario, es fuente de información y colaboradora en la aplicación de los cuidados.

5.2.6. Fases del duelo y reacciones de la familia ante las etapas del enfermo

- Sorpresa y negación: Son mecanismos de defensa, normales en el proceso de aceptación. En ocasiones puede llevar al aislamiento. El personal sanitario debe favorecer la comunicación y prestar apoyo emocional.

- Frustración. Se manifiesta con ira, agresividad o sentimiento de culpa. Hay que reaccionar con empatía y paciencia.

- Negociación/pacto y depresión: cuando los pactos no resuelven la situación se suele llegar a una profunda tristeza. El sanitario tiene que ser comprensivo y amable, pero también firme cuando la actitud o la conducta de los familiares no benefician al paciente.

- Resignación y aceptación. Aceptación de la perdida que lleva a establecer nuevos objetivos y reconducir la vida El profesional debe mantener la información adecuada y una relación de apoyo.

DUELO PATOLÓGICO: La persona se ve superada por la gravedad de la pérdida lo que produce un desequilibrio psicosocial. Es necesario para superarlo ayuda profesional y terapéutica.

5.2.7. Reacciones según el tipo de patología

- Enfermedad aguda. Genera ansiedad y miedo en la familia, sobre todo si es una urgencia. El personal sanitario debe explicar los trámites burocráticos y facilitar información periódica sobre la evolución de la enfermedad.

- Enfermedad crónica. Se suele vivir como algo destructivo y la afectación familiar varia a lo largo del tiempo. El profesional debe de:

- prestar apoyo en todo momento y tener en cuenta lo dado en el resto de unidades didácticas como la empatía.

- dar una información completa de la patología sobre todo para anticiparnos a la problemáticas/limitaciones propias de la patología

- atender las dudas y preocupaciones, así como la ansiedad que se puede producir Ej.: buscar el significado del dolor y aligerarlo

- y ofrecer cooperación de cara a la familia pero evitar la intromisión o invasión de la intimidad familiar.

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5.2.8. Cómo cuidar al cuidador

El entorno de un enfermo tiende a olvidar sus propias necesidades físicas y psicológicas. La angustia ante la nueva situación se suma a las muchas tareas a realizar para atender al paciente. Si existen dificultades económicas, éstas son una fuente añadida de ansiedad. El personal sanitario debe evitar la claudicación familiar, es decir, que todos los miembros sean incapaces de dar una respuesta adecuada a las múltiples necesidades del paciente.

Se debe informar al cuidador de forma correcta ya que la falta de información sobre el proceso de la información puede producir una sensación de pérdida de control.

En ocasiones se produce la conspiración del silencio, que consiste en el mutismo u omisión de la verdad sobre la situación del paciente enfermo con el objetivo de protegerlo, todo y que lo produce en realidad es aislarlo emocionalmente por lo que se recomienda estimular al paciente y familia para que expresen sus sentimientos.

Síndrome del cuidador:

El estrés incrementa el riesgo de alteraciones emocionales e incluso problemas físicos.

- Síntomas depresivos: tristeza, cansancio excesivo, trastornos del sueño, incapacidad de concentración, dolor de cabeza, pérdida de interés por actividades que antes le gustaban, disminución de la energía y ralentización mental.

- Cambios de humor, agresiones verbales y expresiones de crueldad que pueden llegar al maltrato.

- Síntomas físicos: digestivos, cardiovasculares y respiratorios.

- Abuso de alcohol o drogas.

El cuidador debe entender que ocuparse mejor de sí mismo es cuidar mejor a su familiar. Para ello, debe aceptar toda la ayuda disponible.

Ayuda para el cuidador:

- PROGRAMAS EDUCATIVOS. Aportan información sobre la enfermedad, sus cuidados y el manejo de las posibles complicaciones, aumentando la seguridad del cuidador y disminuyendo su ansiedad.

- RED DE APOYO SOCIAL. Compartir vivencias rompe la sensación de aislamiento y refuerza la autoestima. Los GRUPOS DE AYUDA son importantes para recibir comprensión y afecto.

- APOYO EMOCIONAL. Las intervenciones psicoterapéuticas ayudan al cuidador a tomar conciencia de su situación, organizar el tiempo, afrontar los problemas que se van planteando, tener pensamientos más positivos, desarrollar habilidades y estrategias para mejorar la autoestima…

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- PERIODOS DE DESCANSO. El cuidador puede utilizar los servicios comunitarios para que suplan temporal o parcialmente sus funciones como, por ejemplo, los servicios de ayuda a domicilio o los centros de día.

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6. Atención integral al paciente Las enfermedades crónicas -como el cáncer, el Sida o una parálisis- comportan cambios significativos en el estilo de vida. En general, el paciente siente amenazada su integridad y percibe lo que le pasa como algo muy negativo. Sufre una gran ansiedad. Sobre todo durante los primeros momentos, el enfermo niega el diagnóstico o bien imagina consecuencias que no siempre son ciertas. Algunos esconden sus miedos y otros pueden incluso rechazar la ayuda que se les ofrece.

El profesional sanitario puede sentirse impotente ante la petición de la persona que quiere curarse. Eso merma su capacidad de ayuda, de valoración y de comprensión hacia el enfermo. La obligación es atenderle en todas sus limitaciones y reconocer las causas que favorecen sentimientos negativos. Uno de los aspectos fundamentales es controlar el dolor del paciente, ya que eso reduce su miedo a sufrir. También es clave una comunicación eficaz, escuchándole y respondiéndole con sinceridad, realismo, positividad y esperanza.

6.1. El paciente oncológico

El cáncer conlleva importantes consecuencias psicosociales, que pueden ir variando conforme se desarrolla la enfermedad. Comporta una baja laboral, con consecuencias económicas. También puede cambiar los roles en la familia, afectando a la relación entre sus miembros. El paciente puede sentir vergüenza y temor al rechazo, por lo que se aísla.

6.1.1. Problemas psicológicos

Las consecuencias emocionales más frecuentes son:

- Estrés. El diagnóstico impide predecir acontecimientos futuros. Incertidumbre, indefensión, disminución de la autoestima (especialmente si hay cambios físicos) y sentimientos negativos, como el miedo o la ansiedad.

- Ansiedad. Acompañada de nerviosismo, inquietud e insomnio.

- Culpabilidad. Por considerarse una carga para los demás.

- Tristeza. Puede ir acompañada de confusión mental. En otros casos, el paciente tiene la sensación de no sentir nada, vacío.

- Síntomas depresivos. Se manifiestan en el momento del diagnóstico, con los efectos secundarios del tratamiento y en las recaídas.

- Reacciones hostiles. Contra la familia y el personal sanitario, fruto de la impotencia y la tristeza contenida.

El paciente puede desarrollar varias estrategias:

- NEGACIÓN. Piensa que el diagnóstico es erróneo.

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- EVITACIÓN. El paciente no quiere saber nada de su enfermedad y trata de no hablar de ella.

- DESESPERANZA-INDEFENSIÓN. Piensa que no puede controlar ningún aspecto de la enfermedad y se siente indefenso.

- RESIGNACIÓN. Acepta su enfermedad.

- COMPARACIÓN POSITIVA. Piensa en casos similares que se resolvieron bien.

- ESPÍRITU DE LUCHA. Busca activamente información para combatir la incertidumbre.

6.1.2. Cuidados

1. Necesidades básicas: Comprenden una alimentación correcta, una higiene adecuada y un entorno agradable y tranquilo en el que el paciente se sienta cómodo.

2. Resolver dudas:

- CIRUGÍA. Reducir el temor a la operación y las consecuencias sobre la imagen corporal.

- QUIMIOTERAPIA.

Caída del cabello Llevarlo preferiblemente corto, evitar tintes y permanentes, lavarlo una vez por semana, usar cepillos suaves y poco calor en el secado.

Vómitos Comer poco y frecuentemente, beber líquidos entre comidas (no durante éstas), comer lentamente y masticando bien… También se pueden tomar medicamentos antieméticos.

- RADIOTERAPIA. Limpieza detallada de la zona con jabones suaves, uso de crema hidratante y tejidos transpirables (preferiblemente algodón). Se pueden usar productos cicatrizantes de polvo de colágeno.

3. Cuidados psicológicos:

- Estrés. Informar al paciente sobre la enfermedad, los tratamientos y sus efectos reduce la incertidumbre.

- Tristeza. Dar tiempo para asimilar el diagnóstico y propiciar un ambiente con seres queridos en qué poder expresar sentimientos.

- Culpabilidad o impotencia. Adaptar las actividades individualmente a las posibilidades de cada paciente en cada momento.

- Ansiedad o nerviosismo. Explicar con detalle el porqué de los tratamientos, para reducir el temor y/o rechazo del paciente.

- Hostilidad y enfado. Hacerle ver el lado positivo de la nueva situación (más tiempo libre).

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En la faceta psicológica son importantes los GRUPOS DE APOYO, que tienen como objetivos facilitar la expresión de sentimientos y experiencias, fomentar el apoyo entre participantes y mejorar las estrategias de afrontamiento. En los grupos hay enfermos, familiares y un profesional sanitario, que guía las sesiones.

6.1.3. Comportamiento del profesional

El objetivo con el paciente es canalizar sus ansiedades, angustias, fantasías, miedos y mecanismos de defensa, implícitos y explícitos, frente a la enfermedad, el tratamiento, el deterioro y la muerte.

- El personal sanitario debe mantener un tono de voz suave. Los elevados producen un estrés acústico que repercute en el estado de ánimo provocando una mayor irritabilidad, expresiones de agresividad y confrontación, o inhibición y retraimiento. Podemos ser afectuosos, de forma comedida.

- A la hora de realizar una técnica, explicársela al paciente reduce su ansiedad hacia lo desconocido y propicia su colaboración.

- La familia es una pieza clave, pues el cáncer no afecta solo al paciente sino también a su entorno más próximo. Los allegados pueden presentar niveles elevados de ansiedad e incluso desarrollar una depresión; por tanto, requieren una intervención activa por parte del profesional sanitario. Cuidar a la familia es también cuidar al enfermo.

6.2. El paciente con VIH

El Sida continúa arrastrando una estigmatización social por el miedo irracional al contagio, que genera la discriminación, la marginación y el aislamiento social de las personas infectadas. En general, también se responsabiliza al enfermo de haber contraído el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) por conductas de riesgo.

La enfermedad se transmite por vía sexual, sanguínea y perinatal (durante el embarazo, el parto o la lactancia).

Prevención:

- Vía sexual: Mantener relaciones sexuales con protección (preservativo).

- Vía sanguínea: Controlar transfusiones y evitar el contacto con material o instrumental contaminado con sangre.

- Vía parenteral: Cuidados en el embarazo, parto y lactancia.

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6.2.1. La enfermedad

El curso de la infección es muy variable, ya que algunas personas desarrollan la enfermedad en pocos meses y otras permanecen asintomáticas durante años.

- En la fase temprana (diagnóstico reciente), el enfermo puede recuperar su actividad normal si responde bien al tratamiento con antirretrovirales.

- La fase progresiva aparece cuando fracasa el plan terapéutico. El paciente sigue con esfuerzo sus actividades y presenta más reacciones indeseables.

- En la fase avanzada, el tratamiento únicamente es sintomático. La debilidad y la fatiga afectan de forma importante las funciones de la persona afectada.

- La fase terminal no tiene un límite claro con la anterior, los cuidados se dirigen a proporcionar el mayor bienestar al paciente y a apoyar a la familia.

6.2.2. Apoyo psicológico

El apoyo psicológico tiene una gran importancia dado que el VIH está muy fuertemente ligado a la muerte. Si bien es tratable, aún no es curable. La persona atraviesa distintas situaciones angustiantes, en especial con respecto a su complejo tratamiento. El diagnóstico, la aparición de los primeros síntomas, los controles periódicos y muchas otras situaciones generan una gran movilización interior que se traduce casi siempre en miedo, ansiedad y angustia. Existen también grupos de apoyo y muchas ONG dedicadas a la ayuda tanto al seropositivo como a su entorno.

Recomendaciones:

- Un diagnóstico por VIH no supone el final de la vida, aún quedan muchas cosas por hacer y resolver.

- La culpabilidad es un estado autodestructivo, por lo que el paciente no debe juzgarse duramente por conductas pasadas. Hay que darle importancia a la vida que tiene por delante.

- Aceptar la nueva situación le permite aprender a vivir con la infección y marcar nuevas metas.

- La expresión de los sentimientos y temores a alguien de confianza, ayuda a superar el malhumor y la irritabilidad.

6.3. El paciente geriátrico

Según la edad cronológica, la vejez se divide en cuatro etapas:

- Tercera edad: a partir de los 65 años, edad general de jubilación. Salvo problemas de salud, el estado general es bueno.

- Ancianidad: entre los 70 y 75 años se sufren importantes cambios físicos y de relación (en el contexto familiar y social).

- Última senectud: a partir de los 80 años aumentan todo tipo de limitaciones.

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- Cuarta edad: a partir de los 90 años avanza el deterioro y se aproxima la muerte.

La edad, por sí sola, no condiciona el envejecimiento ni define al paciente geriátrico. Se considera así si cumple tres o más de las siguientes condiciones:

- Mayor de 75 años.

- Pluripatología relevante: varias enfermedades que se presentan conjuntamente, afectando a diferentes órganos. Como consecuencia, hay una polifarmacia (diversos medicamentos que pueden tener interacciones).

- Alto riesgo de dependencia y tendencia a la incapacidad. La mayoría de las patologías son crónicas o degenerativas.

- Presencia de patología mental acompañante o predominante.

- Presencia de problemas sociales en relación con su estado de salud. Los condicionantes psicológicos y las problemáticas sociales se agravan en situación de enfermedad.

El envejecimiento comporta cambios biológicos (en todos los sistemas y aparatos), psicológicos (cognitivos y afectivos) y sociales (básicamente relacionados con la pérdida). En el plano psicológico cabe destacar:

- déficits de memoria, sobre todo a corto plazo.

- disminución de la inteligencia fluida (que permite resolver problemas nuevos) y el aumento de la inteligencia cristalizada (por la acumulación de experiencias).

- reducción de la fluidez verbal.

- retardo en el tiempo de reacción.

- situaciones conflictivas por vivencias de pérdida: jubilación, viudedad, independencia de los hijos, pérdida de la salud…

- mayor capacidad de adaptación y valoración de los problemas.

La actitud frente al envejecimiento depende de la historia personal (circunstancias vividas y aprendizaje), el entorno familiar y social (condiciones de vida, estatus, ocupaciones, vida social…) y la propia orientación de la persona hacia el futuro (planes, miedos y esperanzas).

6.3.1. Enfermedad en el anciano

Al envejecer cada vez es más difícil mantener el equilibrio fisiológico y la persona es más vulnerable ante cualquier agresión.

Propiedades de las patologías:

- MULTICAUSALIDAD: las enfermedades tienen su origen en distintos factores internos y externos.

- POLIPATOLOGÍA: suelen aparecer varias enfermedades a la vez, por una afectación múltiple de órganos y sistemas.

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- Tendencia a la CRONICIDAD: la reparación de las lesiones es más lenta y los trastornos pueden interferir unos con otros, dificultando la recuperación.

- Riesgo de INVALIDEZ: dificultades para alcanzar el grado óptimo de recuperación funcional.

- SINTOMATOLOGÍA PECULIAR: a veces, las enfermedades no presentan su clínica característica y otras, el enfermo oculta lo que le pasa.

- DIFERENTE RESPUESTA TERAPÉUTICA: ante la vulnerabilidad del anciano hay que poner especial cuidado en la acción de los fármacos y en el uso combinado de varios de ellos.

Diferencias en las enfermedades:

- Aparecen ENFERMEDADES ESPECÍFICAS, inexistentes o muy raras en edades anteriores (como la incontinencia urinaria o el carcinoma de próstata).

- ENFERMEDADES CON MAYOR PREVALENCIA y trascendencia clínica en el anciano que en otras edades: hipertensión arterial, diabetes, patología cardiovascular, alteraciones en la visión y la audición, problemas articulares…

- ENFERMEDADES CON PARTICULARIDADES en el abordaje y/o manejo: depresión, estreñimiento, ansiedad e insomnio.

- GRANDES SÍNDROMES GERIÁTRICOS: determinados problemas y enfermedades que afectan especialmente a los ancianos. Destacan el deterioro cognitivo y la demencia, el síndrome confusional agudo (desorganización temporal del pensamiento), la incontinencia urinaria, el síndrome de inestabilidad y caídas o el síndrome de inmovilidad.

6.3.2. Geriatría

La gerontología es la ciencia que estudia los procesos de envejecimiento, todas las dimensiones de la vejez, incluyendo los aspectos biológicos (biogerontología), psicológicos (psicogerontología), sociales (gerontología social), económicos, demográficos y culturales.

La geriatría es la gerontología clínica, es decir, una especialidad médica dedicada a la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de las enfermedades en la vejez. Atiende al anciano tanto en situación de enfermedad como de salud.

Objetivos de la geriatría:

- Prevenir la enfermedad controlando la salud del anciano.

- Evitar la dependencia, intentando frenar la evolución de la enfermedad hacia la cronicidad y/o la discapacidad.

- Asistencia integral. Problemas médicos, sociales, mentales o funcionales se someten a una valoración geriátrica global, programada y exhaustiva de un equipo multidisciplinar.

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- Rehabilitar, intentando mantener en la comunidad al anciano que ha perdido su independencia física o social.

- Proporcionar un cuidado progresivo, desde el comienzo de la enfermedad hasta su resolución. Para eso se necesitan diferentes recursos asistenciales (hospital, asistencia a domicilio, unidades de rehabilitación, unidades de larga estancia o residencias).

Para conseguir una atención integral, se necesitan equipos interdisciplinares en los que colaboren médicos, enfermeros, auxiliares, psicólogos, fisioterapeutas, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales…

La valoración geriátrica es el proceso de diagnóstico que comprende todas las dimensiones que intervienen en la salud del anciano. La evaluación de los problemas médicos, las capacidades funcionales, las capacidades cognitivas y afectivas, los problemas sociales sirve para establecer un plan de objetivos y cuidados.

Existen diferentes escalas de valoración para aspectos tan diversos como el grado de independencia, el deterioro cognitivo, el equilibrio, la presencia de depresión o ansiedad, las actividades de la vida diaria, los recursos sociales…

Para detectar ancianos de riesgo (más susceptibles de hospitalización, institucionalización o muerte), se suele utilizar el cuestionario de Barber. Una sola respuesta afirmativa ya sugiere riesgo de dependencia:

- ¿Vive solo/a?

- ¿Se encuentra sin nadie a quien recurrir si necesita ayuda?

- ¿Necesita que alguien le ayude a menudo?

- ¿No come caliente más de dos días por semana?

- ¿Su salud le impide salir a la calle?

- ¿Sufre a menudo problemas de salud que le impiden valerse por sí mismo?

- ¿Tiene dificultades con la vista para realizar sus labores habituales?

- ¿Tiene dificultades de audición?

- ¿Ha estado ingresado en el hospital en el último año?

Para la valoración funcional se usan escalas que evalúan la capacidad para desarrollar una vida independiente:

- Actividades básicas de la vida diaria (ABVD): incluimos las tareas que la persona debe realizar diariamente para su autocuidado, como el control de esfínteres, el aseo, el vestido, la alimentación...

- Instrumentales (AIVD): tareas en las que la persona interacciona con el medio para mantener su independencia como cocinar, comprar, usar el teléfono...

- Avanzadas (AAVD): tareas que permiten al individuo colaborar en actividades sociales y recreativas, trabajo, viajes y ejercicio físico intenso.

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6.3.3. Recursos asistenciales

Recursos sanitarios

- ATENCIÓN PRIMARIA: detecta a los ancianos de riesgo, previene y trata patologías, rehabilita y apoya a la familia.

- Unidades o SERVICIOS GERIÁTRICOS: en hospitales, permiten el ingreso en camas para agudos, camas de media estancia o rehabilitación y camas de larga estancia.

- HOSPITALES DE DÍA: atención sanitaria sin ingreso, en horario diurno.

- CENTROS DE DÍA: rehabilitación y resocialización de patologías psico-sociales.

Recursos sociales

- Servicios de AYUDA DOMICILIARIA: limpieza, lavado de ropa, catering de comida, apoyo psicológico y compañía. Incluye también la teleasistencia para ayudas específicas y accidentes.

- Servicios RESIDENCIALES: viviendas protegidas con tutelaje, acogida familiar, apartamentos vigilados y residencias (públicas o privadas).

- Servicios sociales comunitarios: clubs, vacaciones, aulas… específicos para la tercera edad.

- Servicios de apoyo: transporte, voluntariado…

6.3.4. Apoyo psicológico

La vejez va acompañada de una serie de características negativas para la sociedad: estética fuera de los cánones, improductividad económica, reacciones lentas, múltiples enfermedades… Todo ello potencia el concepto de problema social, aislando e inutilizando a la persona.

Aspectos a potenciar:

- Poder de decisión sobre el cuerpo y la propia vida.

- Adaptación a las nuevas condiciones biológicas, psicológicas y sociales.

- Actitud optimista ante la vida, considerando la muerte algo natural.

- Tener un proyecto de vida, planes de futuro y una organización del tiempo. Buscar nuevas metas.

- Sentirse activo y útil para la comunidad (actividades colectivas, voluntariado…).

- Controlar las tensiones emocionales.

- Mantener o establecer nuevos vínculos de afecto.

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6.4. El paciente discapacitado

Se considera discapacitada a toda persona que sufre una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, en relación con su edad o medio social, que implique desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral. Su conducta se ve dificultada por la poca autoestima y la marginación social. Una discapacidad puede ser física, psíquica, sensorial o intelectual.

6.4.1. Discapacitado físico

Las patologías más comunes son las lesiones medulares, la esclerosis múltiple, la parálisis cerebral, el Parkinson...

Los problemas que se plantean pueden ser muy variados, dependiendo del tipo de situación y el tiempo que se lleve en ella, la personalidad del individuo y su entorno. La condición de discapacidad causa múltiples cambios en la vida de una persona y de sus familiares, relacionados con la condición de dependencia asociada a una limitación, la alteración del estado de salud, y la modificación en el rol y en las actividades sociales. Las personas se describen a sí mismas en términos más negativos, tienen menos aspiraciones y expectativas sobre el futuro, lo que les ocasiona ansiedad y depresión.

Debemos tener paciencia y empatía, evitar actitudes paternalistas y favorecer el máximo grado de independencia.

En el caso de los niños, pueden darse conductas agresivas e impulsivas, aislamiento, apatía, inhibición, egocentrismo, labilidad emocional, hipersensibilidad… La actitud del profesional sanitario depende de si la causa de la discapacidad es traumática (derivada de un accidente) o crónica:

CRÓNICA TRAUMÁTICA

Negociación de los cambios de roles Información clara y concisa, adecuada a la edad del niño

Identificar las demandas abusivas que la enfermedad o discapacidad hacen al

niño y a la familia

Mediación en la búsqueda de otros recursos

Ampliar la red social, grupos de autoayuda

Negociación en el proceso de ajuste del niño y su familia a los servicios sanitarios

Normalizar sentimientos y reacciones: comprender y empatizar con la familia.

Facilitar la expresión de sentimientos

Facilitar la expresión de sentimientos Mantener la esperanza

Mantener la esperanza

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6.4.2. Discapacitado sensorial

Deficiencias visuales o auditivas. La pérdida de un sentido tan esencial como la vista en personas que fueron videntes las sume en un estado depresivo y de angustia. Suelen recuperarse a través de los esfuerzos que deben realizar para valerse mediante el resto de los sentidos. En los ciegos es frecuente el sentimiento de inferioridad que deriva de la disminución de su autonomía y del golpe infligido a su autoimagen. El nuevo discapacitado puede adoptar distintos mecanismos de defensa, desde la agresividad incrementada hasta los intentos reparadores. Puede acrecentar sus áreas de intereses, valiéndose de nuevos conocimientos o a la imaginación creadora, que signifique un verdadero crecimiento intelectual. Los ciegos de nacimientos están sometidos aún a mayores limitaciones, pues no perciben estímulos visuales de naturaleza alguna ni el lenguaje somático de los demás. Los niños nacidos sin visión son propensos al aislamiento y la introversión.

La sordera produce perturbaciones psicológicas aún mayores. Son frecuentes las reacciones agresivas y la explosividad, en respuesta a las reacciones del medio que rodea a la persona. La sordera adquirida en la edad adulta entorpece las relaciones socio-familiares, es causa de retraimiento y favorece el desarrollo de problemas psicopatológicos, ideas paranoides…

6.4.3. Discapacitado intelectual

Se caracteriza por intelectual inferior a la media y limitaciones en dos o más de las siguientes áreas de habilidades de adaptación: comunicación, cuidado propio, vida en el hogar, habilidades sociales, uso de la comunidad, autogobierno, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y trabajo.

Los estudiantes con dificultades de aprendizaje o con necesidades educativas especiales presentan aislamiento, alineación y rechazo por parte de sus compañeros. Esto permite comprender las respuestas emocionales que los discapacitados ofrecen a menudo: estados de ansiedad, ira y frustración. A esto debemos añadir que las reacciones son más intensas cuando la discapacidad se presenta en los primeros años de vida, ya que los niños advierten el impacto que causa a los demás su apariencia, su realidad diferente.

6.4.4. Manejo del paciente con discapacidad

Ante todo, hay que tener claro que estamos atendiendo a personas, sea cual sea su estado físico o mental. Debemos tratar al discapacitado con naturalidad y normalidad, sin prejuicios. Además, estos pacientes suelen presentar mayores niveles de ansiedad. Los factores más importantes para tratarlos son compresión, compasión y paciencia.

Consejos generales:

- Hablar directamente a la persona y no al acompañante.

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- Cuidado con el lenguaje. No utilizar nunca palabras como minusválido, deficiente o discapacitado.

- Algunas personas necesitan más tiempo para comunicarse. Si no le hemos entendido bien, decírselo para que use otra manera de comunicarnos lo que desea.

- Preguntar antes de ayudar. Mover una silla de ruedas o cambiar un bastón de sitio sin preguntar antes puede generar conflictos. No dar por sentado que el discapacitado requiere ayuda y ofrecerla solo cuando parece necesitarla.

- No infantilizar ni sobreproteger.

Discapacitados auditivos y visuales (tema 2)

Discapacitados psíquicos (tema 3)

Discapacitados físicos:

- Ofrecer ayuda para alcanzar o levantar objetos, abrir puertas o ventanas, usar máquinas expendedoras y otro tipo de equipos.

- En compañía de alguien que camina despacio y/o utiliza muletas, ajustar nuestro paso al suyo.

- Si desconocemos el manejo de alguna ayuda técnica (silla de ruedas, andador, teclados especiales...), preguntar al usuario cómo podemos ayudarle.

- Para hablar con una persona en silla de ruedas, siempre que sea posible, situarse de frente y a su misma altura.

Discapacitados intelectuales:

- Tratarles de acuerdo a su edad, pero adaptándonos a su capacidad.

- Usar un lenguaje natural y llano. Las personas con limitaciones intelectuales pueden tener dificultades de comprensión. Por tanto, hay que expresarse utilizando un vocabulario sencillo y asegurándonos de que nos ha comprendido.

- Darles tiempo para responder, ya que pueden hacerlo lentamente o con grandes pausas. Debemos ser pacientes, flexibles y mostrar siempre apoyo.

- Si tenemos que explicar algo, usar instrucciones claras y concisas, acompañadas, si podemos, de modelos de acción (ejemplos, demostraciones, guiar con la mano, etc.).

- Estar atento a sus respuestas, para adaptar la comunicación si es necesario.

- Ayudarle solo en lo necesario, dejando que se desenvuelva solo en el resto de las actividades.

- Facilitar su relación con otras personas.

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6.5. El paciente terminal

Si una enfermedad se vuelve incurable y el paciente entra en una fase terminal, en la que la muerte es el único final posible, el objetivo de un sanitario ya no es curar, sino cuidar. Es importante poder aliviar el dolor tanto físico como mental. Y si no se puede aliviar, como mínimo lo que se pretende es consolar. El objetivo es mantener la calidad de vida del paciente, con respeto y tratando de conservar su dignidad.

Cabe diferenciar lo que es una enfermedad terminal de una enfermedad incurable. Así, la terminal es aquel estado de enfermedad que crea una expectativa de muerte en el médico, el paciente y la familia como consecuencia directa de la propia enfermedad. La vida restante puede alargarse unas pocas semanas o algunos meses. En cambio, la enfermedad incurable es aquella que no tiene posibilidades de curación con los actuales recursos médicos. Aun así, el enfermo puede vivir muchos años y con una buena calidad de vida, siempre y cuando se trate la enfermedad de forma regular controlando sus síntomas y evitando complicaciones. Es decir la enfermedad incurable puede presentar un pronóstico de vida más o menos largo.

6.5.1. Características de la enfermedad terminal

- Enfermedad avanzada, progresiva e incurable.

- Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico. Hay que tener claro que el paciente es terminal y que potencialmente no es curable; y se debe evitar caer en el encarnizamiento terapéutico para prolongar una agonía. Los cuidados paliativos acompañan, respetan y ayudan al paciente. Ni pretenden alargar la agonía ni acortarla.

- Los síntomas son intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes.

- Provoca un gran impacto emocional en el paciente, en la familia y en el equipo terapéutico. La familia tiene aquí un doble papel, como dadora y receptora de cuidados.

- Pronóstico de vida inferior a seis meses.

6.5.2. Cuidados paliativos

Los cuidados paliativos intentan mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares. Lo hacen a través de la prevención, y paliación, del sufrimiento con una identificación precoz y una evaluación de tratamientos cuidadosos de todas las problemáticas que afectan al enfermo (somáticas, éticas, sociales...)

El trabajo del auxiliar de enfermería es esencial, puesto que los cuidados paliativos son, en el fondo, cuidados intensivos de confort. Por tanto, a un buen tratamiento médico o psicológico le tiene que acompañar una serie de necesidades como una luz adecuada en la habitación, una cama bien hecha, una buena higienización del paciente y de la ropa, una buena alimentación... No hay que menospreciar la autoestima y la dignidad del paciente.

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Los cuidados paliativos alivian el dolor y otros síntomas: no alargan ni acortan la vida; apoyan psicológica, social y espiritualmente; reafirman la importancia de la vida; consideran la muerte como algo normal (forma parte de la propia vida); proporcionan sistemas de apoyo para llevar una vida lo más activa posible; y apoyan a la familia durante todo el proceso, tanto en la enfermedad como en el duelo.

Los instrumentos básicos de los cuidados paliativos son:

- CONTROL DE SÍNTOMAS: se reconocen, se evalúan y se tratan los síntomas, que son múltiples, multifactoriales, cambiantes e intensos.

- APOYO EMOCIONAL Y COMUNICACIÓN: la comunicación entre el enfermo, la familia y el equipo terapéutico debe ser abierta y honesta.

- TRABAJO EN EQUIPO: la coordinación y el trabajo en equipo es esencial para un cuidado total, activo y continuado. El equipo es multidisciplinar y está integrado por médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, psicólogos, asistentes sociales...

Hay unas bases terapéuticas en los pacientes terminales. Es recomendable tener en cuenta:

- ATENCIÓN INTEGRAL: es el principal objetivo. Dar una atención integral al enfermo tanto en los aspectos físicos y emocionales, como en los sociales y espirituales.

- PROMOCIÓN DE LA AUTONOMÍA Y LA DIGNIDAD: las decisiones terapéuticas, así como los objetivos, deben estar consensuadas, en la medida de lo posible, con el propio paciente.

- EL ENFERMO Y LA FAMILIA son la unidad a tratar: la familia, como núcleo fundamental de apoyo al enfermo, es muy importante en la atención domiciliaria; por tanto, necesitará información para afrontar la enfermedad, acompañar a su familiar, colaborar en su cuidado y soportar el duelo.

- CONCEPCIÓN TERAPEUTICA ACTIVA: aunque en determinados momentos no lo parezca, siempre se puede hacer algo más por el paciente.

- AMBIENTE ADECUADO: es necesario crear un ambiente de respeto, confort, apoyo, seguridad y comunicación. La actitud de la familia y de los sanitarios, y las medidas organizativas, van a ser fundamentales.

6.5.3. Apoyo psicoemocional

El apoyo psicoemocional consiste básicamente en escuchar, informar, enseñar, apoyar y cuidar a todos los que participan en el proceso de una enfermedad terminal y en especial a la familia del paciente. Tanto el paciente como la familia y los profesionales sanitarios implicados son receptores y dadores de apoyo psicoemocional.

En el proceso de la muerte, el paciente terminal pasa por cinco fases, que describe E. Kübler-Ross. No se presentan todas las fases necesariamente ni tienen la misma duración. Depende de diversos factores.

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Las cinco etapas del duelo son:

- NEGACIÓN o rechazo de la verdad: el paciente niega la realidad cuando se le diagnostica la enfermedad para reducir su ansiedad.

- IRA, rabia, reconocimiento de la verdad: rabia por impotencia y sentimientos de ira y agresividad hacia los demás, sobre todo hacia los que más quiere. Hay que ser muy comprensivos con el paciente.

- NEGOCIACIÓN: el paciente empieza a aceptar la realidad pero impone condiciones para satisfacer algún deseo.

- DEPRESIÓN, abatimiento ante la verdad: la enfermedad avanza, los síntomas son más evidentes y el paciente se debilita, produciendo todavía más conciencia de la realidad y causando la entrada en una fase depresiva. Hay que favorecer que el paciente exprese su dolor.

- ACEPTACIÓN, reconciliación con la verdad: el paciente ya es consciente de que no hay solución y se dispone a prepararse para morir, con serenidad y dignidad. No hay casi sentimientos. Se debe respetar la voluntad del enfermo.

Ante la proximidad de la muerte, el enfermo terminal suele reaccionar psicológicamente con regresiones (se comporta como en otras etapas vitales anteriores), interiorizaciones (se aísla de todo lo que le rodea) y miedos (a lo desconocido e incontrolable, a la soledad, al dolor, a la pérdida de identidad, a la pérdida del cuerpo, a la pérdida del autocontrol).

Sus necesidades psicológicas dependen de muchos factores como la enfermedad, el momento evolutivo, el tratamiento... Las principales son:

- Comunicación veraz, clara y tranquilizadora. El paciente necesita saber y participar en las decisiones terapéuticas. Debe mantener el control de su vida.

- Posibilidad de expresar sus sentimientos y emociones. Hay que escuchar para que el paciente libere tensión.

- Preservar la esperanza, centrándola en expectativas realistas y alcanzables.

- Entorno de ayuda sin sobreprotección. Evitar que surjan sentimientos de inutilidad.

- Sentirse valorado positivamente. Hay que mejorar la autoestima del paciente.

- Posibilidad de reconciliación y perdón. Es importante sentirse en paz.

- Preservar la dignidad y la intimidad.

- Compañía.

El papel del profesional: Trabajar con personas enfermas terminales es duro y lógicamente genera ansiedad y sentimientos de impotencia y fracaso en el personal sanitario. Es por ello que además de una preparación técnica es necesaria una preparación psicológica. Hay que tener en cuenta que el trato con estos pacientes genera sentimientos como asco o repugnancia (por olores,

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secreciones, tratamientos...), agresividad (por la propia ira del paciente), pena, indiferencia (en muchos casos para evitar el propio sufrimiento), amabilidad (con los obedientes) o incomodidad (hay pacientes que nos remueven sentimientos en teoría superados). Tampoco debe perderse de vista que el trato a ofrecer tiene que ser un término medio entre la indiferencia y la sobreimplicación. Trabajar nuestro interior y preservar la comunicación y el apoyo entre los miembros del grupo son otros aspectos a tener en cuenta a la hora de prepararse para poder tratar con enfermos terminales.

La familia necesita apoyo físico y emocional tanto durante todo el proceso como tras la muerte del ser querido. Necesita comprender que lo que le queda al paciente es un tiempo de vida y no una espera angustiosa ante la muerte. El personal sanitario debe facilitar información, reducir sus temores, dar apoyo emocional, facilitar su participación en el cuidado del enfermo y en la toma de decisiones, y ayudarles también a cuidar de sí mismos.

Por último, cabe destacar que alrededor del paciente terminal se suceden los debates sobre los dilemas éticos y los derechos del enfermo. El encarnizamiento terapéutico, el derecho a la información, el morir en casa o en el hospital, la eutanasia, el testamento vital, la sedación o los derechos del enfermo terminal suelen ser motivo de controversia.

6.6. El paciente pediátrico y adolescente

La enfermedad es considerada como algo normal en la vida de un niño y normalmente éste se adapta de forma adecuada. En cambio, si se prolonga en el tiempo o requiere de intervenciones terapéuticas invasivas genera unas repercusiones afectivas que pueden llegar a “enquistarse” y mantenerse a lo largo de toda la vida.

Frente a la enfermedad, el niño experimenta una sensación de privación, de frustración y una experiencia desagradable o álgida. Los niños con enfermedades crónicas suelen ser hospitalizados en momentos de crisis y, por tanto, el control de la enfermedad por parte de los padres y del propio enfermo es fundamental. Se debe educar tanto al niño como a la familia.

6.6.1. El dolor en el niño

Es difícil evaluar el dolor de un niño y según la edad se valoran determinados aspectos conductuales o somáticos. Hasta los tres años, algunos indicadores importantes son, por ejemplo, la posición fetal, la expresión facial, la evitación de movimientos, el reflejo de retirada, el llanto, la irritabilidad, la anorexia o el desinterés por el juego. De los tres a los seis años, se toman como referencia las escalas gráficas en las que el niño señala la intensidad. No es hasta los seis años que se toma como un buen indicador del dolor la descripción verbal del paciente.

La respuesta fisiológica (frecuencia cardíaca, respiratoria, tensión arterial...) sirve para corroborar los indicadores conductuales y somáticos y las verbalizaciones del niño.

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6.6.2. Impacto emocional de la enfermedad en la familia

Con el niño, la familia también enferma y, por tanto, necesita tratamiento. La enfermedad crónica desestabiliza y requiere una adaptación y un afrontamiento, individual y colectivamente.

A menudo, los hermanos del niño enfermo caen en el olvido y se enfrentan solos al proceso, a la ansiedad y a los miedos. Hay que darles información, facilitar que expresen sus sentimientos y no responsabilizarles como si fueran adultos.

6.6.3. Hospitalización infantil

La hospitalización es un recurso terapéutico que debe evitarse en la medida de lo posible. Tiene que ser el último recurso, ya que un ingreso supone la separación del niño con su ambiente, la exposición a otro desconocido y estar en un lugar donde la enfermedad está constantemente presente.

La enfermedad (con sus síntomas, signos y secuelas), las relaciones personales con otros pacientes, profesionales sanitarios o padres, el contexto sanitario y su organización y estructura, y los procedimientos son fuente de estrés en la hospitalización infantil. En cambio, el apoyo social (de los padres y familia y/o del personal sanitario) y los factores personales (temperamento, experiencias previas o habilidades) son factores amortiguadores del estrés.

En función del afrontamiento de la hospitalización, existen cinco tipos de niños:

- El NIÑO SALVAJE: siempre quiere salirse con la suya e intenta mantener su poder e identidad en el nuevo ambiente.

- El HUÉSPED GREGARIO: es el paciente ideal para los sanitarios, aunque no es bueno si el niño no expresa sentimientos.

- El paciente que adopta el PAPEL DE ENFERMO: utiliza la enfermedad para manipular a su entorno.

- El PEQUEÑO ESTUDIANTE DE MEDICINA: suele haber experimentado muchos ingresos y se desenvuelve mejor en el ambiente, con la terminología...

- El caso de AISLAMIENTO Y DEPRESIÓN: es retraído y evita el contacto con adultos y otros niños. Es para sentirse seguro en un ambiente que le es hostil.

Las hospitalizaciones frecuentes tienen repercusiones psicológicas negativas en los niños, a corto y a largo plazo. Generan agresividad, afán de control, regresión a comportamientos más infantiles, miedo a la muerte, fobias, mutismo, ansiedad de separación, tics, trastornos en la enuresis y alteraciones en el estado de ánimo. El objetivo es que el niño pueda superar esta situación estresante y la forma es mejorando sus habilidades de afrontamiento.

Actuación del personal sanitario: ver puntos 2.3.1. y 2.3.2.

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6.6.4. El niño frente a la muerte

Muchas veces se tiende a proteger al niño y al adolescente de los males del mundo, olvidando que la auténtica responsabilidad es enseñarles a comprender todo lo que le rodea. En la muerte se acentúa esta sobreprotección y se tiende a dejar que los niños y los adolescentes encuentren las respuestas por si solos. Y esto puede conllevar a percepciones erróneas. Los niños son empáticos. Sienten y perciben.

Cuando muere alguien, contrariamente a lo que muchos puedan pensar, los niños sí se dan cuenta de que algo ha ocurrido y que las cosas han cambiado. Atribuyen un significado a los sucesos y elaboran un duelo, pasando por distintas fases hasta llegar a la superación. La protección excluyente de los padres suele ser entendida por niños y adolescentes como abandono y soledad. Conviene ayudarles a comprender y permitirles que participen en los rituales funerarios.

El duelo es una reacción normal a cualquier tipo de pérdida que comporta una reconstrucción. El niño suele ser más frágil y vulnerable y expresa muchos temores ante la muerte. Su tristeza no se verbaliza mucho y es expresada a través del cuerpo y de su comportamiento. El niño debe aceptar la realidad, sufrir la pena, adaptarse al nuevo ambiente y ubicar a la persona fallecida dentro de su vida y recordarla.

6.7. El paciente drogodependiente

El consumo continuado de drogas conlleva la aparición de diversas alteraciones funcionales del organismo y una adicción, puesto que la tolerancia a las sustancias es progresiva y crea una dependencia (psíquica o emocional, o física). La drogodependencia es crónica y surge tras el consumo continuado de determinadas sustancias. Es prevenible y tiene gran importancia social. El drogodependiente sólo puede desintoxicarse mediante un período de rehabilitación.

Hay multitud de drogas y, por tanto, diversos criterios de clasificación.

FARMACOLÓGICAMENTE, se dividen en tres grupos:

- Depresoras del sistema nervioso central: opio y derivados, hipnóticos, sedantes, tranquilizantes y alcohol.

- Estimulantes de las funciones nerviosas: cocaína, anfetaminas, tabaco...

- Psicodélicas: cannabis, LSD...

SOCIOLÓGICAMENTE, las drogas se clasifican en:

- Institucionalizadas o legales: alcohol, tabaco y café.

- No institucionales o ilegales: cannabis, opiáceos, cocaína y fármacos usados fuera del ámbito sanitario.

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6.7.1. Tabaco

El humo de un cigarrillo de tabaco contiene numerosos componentes tóxicos como el alquitrán, la nicotina, el monóxido de carbono o sustancias irritantes respiratorias. Existen muchas enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco: cáncer de pulmón, cáncer oral, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y enfermedades cardiovasculares.

El tratamiento tiene como finalidad dejar de fumar. El proceso consta de varias etapas: precontemplación (no se quiere cambiar), contemplación (se empieza a pensar en cambiar), preparación (se piensa en cómo y cuándo hacer el cambio), acción (se intenta dejar de fumar), mantenimiento (se deja de fumar y se mantiene sin hacerlo) y extinción (desaparece el deseo de fumar y se permanece estable).

En casos de síndrome de abstinencia se recomiendan medidas paliativas (técnicas de relajación, beber agua, masticar chicles, hacer ejercicio, dejar bebidas excitantes, etc.), tratamientos farmacológicos (productos sustitutos de la nicotina, antidepresivos, antagonistas, ansiolíticos, clonidina...) y tratamientos no farmacológicos (hipnosis, acupuntura...).

La mayoría de personas sufren recaídas durante el primer año. El momento más crítico son las dos primeras semanas y conviene, por tanto, una actividad de seguimiento.

6.7.2. Alcohol

Constituye un importante problema de salud pública y, además, su consumo es un fenómeno social generalizado. Un bebedor de riesgo es aquel que consume semanalmente más de 280 gramos de alcohol, en el caso de los hombres, o más de 168 gramos en el de las mujeres.

Los trastornos más conocidos relacionados con el alcohol son: alteraciones hepáticas y pancreáticas, alteraciones gastrointestinales, alteraciones hematológicas, alteraciones cardiovasculares, alteraciones neurológicas y síndrome alcohólico fetal.

Para su diagnóstico, se lleva a cabo una exploración clínica orientada a aparatos o sistemas alterados por el consumo de alcohol. Y también se hace una valoración psicológica (historia alcohólica del paciente, patrón de bebida, trastornos de la conducta y valoración del entorno del paciente). Además, se llevan a cabo cuestionarios de detección (de sensibilidad y especificidad elevadas) y una analítica.

En el tratamiento, el objetivo es la deshabituación del paciente alcohólico. Él debe comprender su enfermedad y que debe seguir un tratamiento. Se dan tres etapas: desintoxicación (habrá un síndrome de abstinencia que puede presentar o no síntomas clínicos), deshabituación (se combinan tratamientos farmacológicos con técnicas psicosociales) y seguimiento (visitas frecuentes, sobre todo en las primeras fases, que insistirán en la importancia de la abstinencia).

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6.7.3. Otras drogas

Existen drogas cuyo consumo genera dependencia y deteriora rápidamente la salud:

- Fármacos: destacan los opiáceos, barbitúricos, benzodiacepina, anfetaminas y anorexígenos. Tras una ingesta prolongada de benzodiapecinas (relajantes y sedantes), su no administración genera síntomas de abstinencia. El tratamiento es una reducción gradual de su consumo, acompañada de intervenciones psicoeducativas, psicoterapias de apoyo o grupos de autoayuda.

- Heroína: su administración solía ser parenteral, pero con el SIDA se empieza a fumar e inhalar con más frecuencia. Los consumidores de heroína presentan multitud de enfermedades relacionadas con la droga y su seguimiento médico es realmente complicado, ya que el paciente no suele acudir a los controles pautados. El tratamiento pretende conseguir la abstinencia. Para ello, consta de diferentes programas. Son la promoción del sexo seguro (con pautas a seguir antes de la inyección de drogas), intercambio de jeringuillas usadas por otras estériles y mantenimiento de metadona (el paciente se somete a controles periódicos para ajustar la dosis y se pretende sustituir la vía parenteral por la oral). Una vez superada la fase de desintoxicación, se entra en la de deshabituación, que tiene un carácter psicosocial.

- Cocaína: el paciente suele presentar inestabilidad emocional. El consumo de cocaína está asociado al de alcohol y al de drogas de diseño. Se suele tratar con antidepresivos tricíclicos. Requiere un tratamiento psicológico intensivo.

- Cannabis: el tratamiento de su dependencia es básicamente psicológico. Se utiliza la psicoterapia individual y grupal, aunque también se emplean antidepresivos tricíclicos y neurolépticos.

- Anfetaminas y drogas de diseño: el consumidor suele ser joven, entre los 18 y los 25 años. Se asocia a motivos festivos, al consumo de alcohol y, aunque menos, también al de cannabis y cocaína. En casos de intoxicación, se procede a un tratamiento sintomático. Si han pasado menos de cuatro horas, se hace un lavado gástrico. Si ha transcurrido más tiempo, se administra carbón activado y se acidifica la orina. En casos de hipertermia, se procede a un rápido enfriamiento a través de métodos físicos, hidratación correcta, diuresis forzada y traslado urgente a un centro sanitario.

6.7.4. Actuación del personal sanitario

Consideraciones generales:

- El paciente drogodependiente es un enfermo muy manipulador y con tendencia a exagerar y amplificar sus síntomas. Aun así, tener en cuenta que cada caso es diferente y debe considerarse de forma individualizada.

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- No perder de vista que es un ser humano y hay que tratarle con dignidad y respeto.

- Evitar prejuicios, actitudes moralizantes o de pesimismo que le lleven a pensar que toda intervención con un drogodependiente es inútil.

- Mostrar una actitud receptiva y flexible, pero también firme, con presencia de límites y manteniendo los roles.

- Informar al paciente sobre la confidencialidad de la consulta ayuda a reducir sus posibles miedos, dudas y recelos, favoreciendo la confianza hacia el profesional.

- Tener en cuenta que, con frecuencia, el paciente drogodependiente puede estar angustiado, desmoralizado e inseguro; aspectos que pueden mostrarse mediante actitudes defensivas y desafiantes.

- Mostrar empatía y escucha activa, ofreciendo apoyo. No hacer reproches ni amenazas, ni prometer cosas que luego no se puedan cumplir.

En Urgencias:

- Muchas veces las urgencias en drogodependencias son debidas a sobredosis y cuadros de abstinencias a determinadas sustancias. Generalmente se presentan por consumos de alcohol y benzodiacepinas y ambos cuadros son de atención hospitalaria.

- Intentar controlar la situación desde el primer momento, manteniendo la calma y mostrando seguridad. Hay que ser a la vez sensibles y firmes.

- Si el paciente presenta síndrome de abstinencia, es aconsejable no dejar marchar a los acompañantes.

- Procurar ubicar al intoxicado en un ambiente tranquilo, hablándole con serenidad y dándole información adecuada para reducir su angustia y lograr su colaboración.

- No ceder al chantaje emocional del consumidor de drogas ante la demanda angustiosa de medicación psicofarmacológica, incluso cuando amenace con la autoagresión o intentos de suicidio. Usa la emotividad y la dramatización para ejercer presión

- Tener en cuenta las medidas ante la hostilidad ya comentadas.

En España, el Plan Nacional sobre Drogas coordina las políticas que se llevan a cabo desde las distintas Administraciones Públicas y entidades sociales. Abarca temas de prevención, asistencia sanitaria, reinserción, investigación, reducción de la oferta y cooperación internacional. La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) se centra sobre todo en la educación preventiva y la sensibilización.

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7. Bibliografía Libros y manuales

- Cuidados Auxiliares de Enfermería, diversos autores (Macmillan Profesional).

- Cuidados Auxiliares de Enfermería, diversos autores (McGraw-Hill Interamericana Editores S. A., 2000).

- Manual básico de enfermería: técnica y quirúrgica, J. Díaz Aguado (Editorial Díaz de Santos, 2008).

- ABCDE en urgencias extrahospitalarias, diversos autores (NETBIBLO, 2012).

- Manual de protocolos y procedimientos generales de Enfermería, Hospital Universitario Reina Sofía (Junta de Andalucía, 2010).

- Gestión de Documentación Sanitaria, F. Cañestro, (Editorial Vértice, 2009).

- Aprendizaje social y desarrollo de la personalidad, Albert Bandura y Richard H. Walters (Alianza Editorial, 1974).

- Biología, Centro de Estudios Vector (MAD, 2004).

- Farmacia Hospitalaria, J. Serna, M. Vitales, M.C. López, A. Molina, (Publicacions Universitat de Barcelona, 2000).

- Guía clínica de intervención psicológica en adicciones, diversos autores (Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras toxicomanías, 2008).

- Guía de Práctica Clínica sobre Trastorno Bipolar, diversos autores (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España, 2012).

- Manual para pacientes con trastorno esquizoafectivo, A. Benabarre, Hospital Universitari Clínic de Barcelona (Entheos, 2012).

- Protocolo de continuidad de cuidados de enfermería en pacientes con trastorno mental grave y tratamiento intramuscular, diversos autores (Servicio Murciano de Salud).

- Guía de Atención Urgente sobre Enfermedad Mental, (Diputación de Córdoba, 2010).

- Protocolo de atención a personas con enfermedad mental, diversos autores (Junta de Castilla y León, 2009).

- Guía de práctica clínica para el cuidado de personas que sufren quemaduras, Servicio Andaluz de Salud (2011).

- Cuidados intensivos del paciente quemado, J. A. Lorente, A. Esteban, (Springer-Verlag Ibérica, 1998).

- Lesión medular: guía para el manejo integral del paciente con LM crónica, Aspaym Madrid.

- Atención de enfermería al paciente diabético, Consejo General de Enfermería.

- La importancia del trabajo del Auxiliar de Enfermería en la rehabilitación de personas con daño cerebral adquirido, S. Martínez, P. Nieves y A. M. Villalobos, (Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad).

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- Tratamiento farmacológico de los trastornos mentales en la atención primaria de salud, diversos autores, OMS (World Health Organization, 2009).

- Aspectos bioéticos, jurídicos y médicos de la discapacidad, diversos autores (Fundación Salud 2000, 2012).

- Catálogo de apósitos estériles modernos 2000, A. M. Lizándara, J. M. Suñé (Publicacions Universitat de Barcelona, 2000).

- Unidad central de esterilización. Estándares y recomendaciones, (Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, 2011).

- Manual de gestión de los procesos de esterilización y desinfección del material sanitario, diversos autores (INSALUD, 1999).

- Biomateriales dentales, J. L. Cova (Amolca, 2010).

Capítulos y artículos

- Dificultades en Urgencias para el manejo del paciente consumidor habitual de drogas, M. Amigó (Hospital Universitari Clínic de Barcelona).

- Abordaje integral del trastorno bipolar, A. M. González-Pinto, S. Barbeito y P. Vega (XI Congreso Virtual de Psiquiatría, 2010).

- Modelos teóricos de desarrollo evolutivo, C. Mañas (Universidad de Alicante).

- Características generales del paciente geriátrico, J. M. Ribera (Hospital Universitario San Carlos, Madrid).

- Parada cardiorrespiratoria, R. Arrabal, A. Moreno y M. D. Pérez (Hospital Regional de Málaga).

- Logística y gestión de suministros humanitarios en el sector salud, OMS (2001).

- Intoxicación por drogas, diversos autores (Hospital de Navarra, 2003).

- Intoxicaciones. Medidas generales; B. Azkunaga y S. Mintegi (Hospital Universitario de Cruces, Osakidetza- Servicio vasco de la salud).

- Intoxicaciones agudas en el hogar; exposiciones por inhalación; S. Ballesteros, M. F. Ramón, M. R. Martínez-Arrieta (Instituto Nacional de Toxicología de España, 2005).

- Absorción de sustancias químicas por la piel, Jesús Carlos Arenaz (Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo de España).

- Hipersensibilidad a veneno de himenópteros, S. Nevot y M. Guilarte.

- Procesos neurológicos, J. M. Morales, C. D. Rodríguez, J. A. Serrano y M. L. Gómez.

- Cuidados de enfermería en los pacientes quemados, L. Ramos.

- Instrumental quirúrgico, D. Sappía.

- Instrumental y Materiales Odontológicos, Cristina Calderón (Universidad Rey Juan Carlos).

- Guía de cuidados para pacientes portadores de traqueostomía, (MD Anderson Cancer Center).