CRECIMIENTO Y PROTECCIÓN AMBIENTAL

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    Revista Libertas 25 (Octubre 1996)Instituto Universitario ESEADE

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    CRECIMIENTO Y PROTECCIN AMBIENTAL

    por Martn Krause

    Este trabajo buscar dar una respuesta al siguiente interrogante: son elcrecimiento y la proteccin ambiental objetivos contrapuestos? Tambin buscarresponder otro no menos importante: cul es el sistema que mejor permite a losindividuos alcanzar esos objetivos?

    La economa neoclsica, buscando el bienestar, intent desde suscomienzos seguir los preceptos de Lionel Robbins (1932) respecto a que lascomparaciones interpersonales de utilidad eran juicios de valor y por lo tanto notenan lugar en la ciencia econmica. Pero en su desarrollo del concepto debienestar rpidamente abandon el principio antes apuntado. Asumi que elbienestar se obtena con el crecimiento econmico (un asceta con otros valores

    podra cuestionar esto seriamente, y de hecho el movimiento ecologista delcrecimiento cero lo hizo). Y en un paso adicional asumi que el sistema decuentas nacionales, particularmente el Producto Bruto Interno, era una buenamedida de ese crecimiento. De all la asociacin directa entre aumento delbienestar y crecimiento del PBI, concepto que no escapa a la categora de juicio devalor.

    Es necesario admitir que ese concepto de crecimiento, no ha tenido encuenta hasta ahora el impacto que el mismo pueda tener en los recursos naturalesdel medio ambiente. Es cierto que la palabra crecimiento ha estado siempreacompaada del adjetivo econmico pero esto era mantener la vetusta

    clasificacin de actividades materiales que considerara la economa clsica antesde que el desarrollo de la praxeologa desenvolviera las leyes de la accin humanacon criterios vlidos para la consideracin no slo de objetivos materiales sinoestticos y espirituales, entre los que se encuentran varios relacionados con laproteccin ambiental.

    1 . El crecimiento

    La escuela econmica neoclsica ha considerado el crecimiento slo desde la

    perspectiva de tratar de explicar las causas del mismo, pero con una definicinclaramente limitada del fenmeno. Qu es crecimiento? Las teoras consideransolamente el crecimiento material, medido por el incremento de la produccin percapita. Uno de los principales artfices de la teora neoclsica del crecimiento es elPremio Nobel de Economa en 1987, Robert M. Solow, quien trata de desarrollarun modelo que explique las causas del crecimiento material de determinado pas.

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    En particular (Solow, 1969, pg. 3) ha sealado los hechos que un modelo deberaexplicar y ellos seran los citados antes por Nicholas Kaldor, a saber:

    1. que el producto real per capita crece a una tasa mas o menos constante por un

    perodo relativamente largo de tiempo.

    2. que el stock real de capital crece a una tasa relativamente constante excediendola tasa de crecimiento de la mano de obra.

    3. que las tasas de crecimiento de la produccin real y del stock de bienes decapital tienden a ser las mismas.

    4. que la tasa de ganancias sobre el capital presenta una tendencia horizontal.

    5. que la tasa de crecimiento de la produccin per capita puede variar mucho de unpas a otro.

    6. que las economas con una alta proporcin de ganancias en su ingreso tienden atener una mayor relacin de inversin sobre produccin.

    Para Solow, en la explicacin del crecimiento era determinante la tasa deahorro, esto es, la tasa de acumulacin de capital, y los cambios tecnolgicosexgenos.

    Claro que, con razn, puede sealarse que este crecimiento puede darse

    junto a un claro deterioro del medio ambiente. Particularmente, la medida de estecrecimiento universalmente aceptada, el PBI, no toma en cuenta el deterioroambiental: un pas poda presentar altas tasas de crecimiento y un crecientedeterioro de sus recursos. Algunos sostienen que un mayor crecimiento econmicoy , por lo tanto, un mejor nivel de vida de la poblacin, le permite concentrarse entemas como el ambiente y crea los recursos econmicos necesarios para suproteccin. Pero la teora no da una respuesta a esto.

    Con posterioridad surgieron nuevas teoras basadas en el crecimientoendgeno, principalmente a partir de los trabajos de Paul Romer (1986), tambinLucas (1988) y Mankiw, Romer & Weil (1992), quienes observaron fallas en la

    teora tradicional y basaron las nuevas en que el crecimiento a largo plazo estdeterminado por diferencias en el capital humano, p. ej. la educacin (tambinBarro, 1991), (Becker, 1992). Por ltimo, un resurgimiento del anlisis del papelque juegan los incentivos econmicos, ltimamente a travs de trabajos como losde Schmitz (1993) critican el modelo de Solow por establecer que los cambiostecnolgicos no estaran motivados por incentivos econmicos y retoman latradicin de Joseph Schumpeter (1950) y el papel del innovador (Parente &

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    Prescott, 1991), acercndose en cierta forma a los desarrollos del papel delemprendedor realizados por Israel Kirzner (1975).

    Estos nuevos desarrollos que resaltan el papel de los incentivos econmicosen el crecimiento han avanzado en direcciones paralelas estudiando aspectos como

    la estabilidad poltica (Brunetti & Weder, 1994), la clara definicin de derechos depropiedad (North & Thomas, 1989), bajas barreras arancelarias y reducido gastopblico (Becker, 1992).

    Todas estas teoras han intentado descubrir las causas del crecimientoeconmico, sin cuestionarse especficamente qu es el crecimiento. El inters porello se debe a que permitira a los individuos satisfacer mejor sus necesidades: Elcrecimiento econmico a largo plazo es el determinante fundamental de si nuestrosnietos tendrn mejores vidas que nosotros o si las naciones pobres se acercarn ose alejarn a los niveles de las naciones ricas (Gould & Ruffin, 1993, pg. 25).

    Es decir, crecimiento es un mejor nivel de vida. Y qu es un mejor nivel

    devida? Tomando una definicin amplia podramos decir que se trata de una mayorsatisfaccin de nuestras necesidades. Esto nos permite incluir en ello no slonecesidades fsicas y materiales sino estticas y espirituales. El problema surgecuando algunos tratan de medir ese grado de satisfaccin, siendo que se trata devaloraciones subjetivas que varan de individuo a individuo y an para uno mismoen diferentes circunstancias.

    1.1. La medicin del crecimiento

    La economa tradicional, ante la imposibilidad de encontrar un ndice de lasatisfaccin de necesidades, ha buscado alguna aproximacin a ello a travs deldiseo de ndices de crecimiento econmico, dando por sentado que ste equivalea una mayor satisfaccin. Y si bien ello es as generalmente, existen casosimportantes que no son considerados por tales ndices: uno de ellos el yamencionado del deterioro ambiental.

    El crecimiento del PBI ha reinado como el indicador principal deldesempeo econmico de un pas. Comenta Herman Kahn (1979, pg. 53): Anmuchos de los que aceptan la preferencia del crecimiento econmico y los avancestecnolgicos tienen dudas acerca del uso de la medida comn de ese progreso: el

    PBI per capita. En verdad, casi cualquier uso explcito de este indicador estdesacreditado en algunos crculos acadmicos e intelectuales. Enfatizo explcitoporque, debido a sus muchos defectos tericos y prcticos, prcticamente todosincluyen al PBI en cualquier juicio serio acerca de la afluencia econmica de unanacin, su avance tecnolgico, su capacidad de producir en pos de propsitosculturalmente deseables. Ms an, todos los gobiernos tratan de aumentarlo. An

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    el movimiento que pretende el crecimiento cero utiliza el concepto del PBI, si biennegativamente.

    Si bien hubo cuestionamientos a esta medida del progreso, se centraron enla forma y no en el fundamento de tal concepto. En forma creciente los ecologistas

    comenzaron a demandar una ampliacin de este indicador. No se trat deabandonar una medicin de dudoso contenido, que sirviera durante aos solamentepara implementar vanos y fracasados intentos de planificar la economa, sino quese busc ampliar su cobertura a nuevas reas, en particular la ecolgica.

    Comenta el ecologista Hazel Henderson (1993): Las herramientas deevaluacin pasadas y actuales, firmemente enraizadas en modelosmacroeconmicos, son actualmente obsoletas desde la perspectiva de la equidadglobal y el desarrollo humano, como tambin del medio ambiente global y elmanejo de recursos. Desde el Da de la Tierra de 1970 los ecologistas handesafiado la definicin de los economistas sobre el progreso, la riqueza y el

    desarrollo -sealando que las teoras y modelos econmicos descuentan a lanaturaleza y las generaciones futuras. Ellos sealan absurdos de las cuentasnacionales tales como Alaska, que mostr crecimiento luego del derrame depetrleo del Exxon Valdez debido a los enormes costos de limpieza sumados alPBI en lugar de ser deducidos (como proponan los ecologistas ). El PBIignora el valor del agua limpia, los peces y los paisajes como Prince WilliamSound (pg. 202). El autor cita a The Economist: las estadsticas convencionalesdel crecimiento econmico son...particularmente ciegas al medio ambiente, lascuentas nacionales (PBI) no toman en cuenta el valor de los recursos naturales: unpas que cortara todos sus rboles, los vendiera como lea y se jugara el dinero.. -

    aparecera en sus cuentas nacionales como habiendo registrado un enriquecimientoen trminos de PBI per capita (pg. 75).

    A partir de los aos 60 comenzaron distintos intentos para crear nuevosndices, como el de Necesidades Humanas Bsicas o el de Calidad Fsica deVida, la Medida del Bienestar Econmico desarrollada por James Tobin yWilliam Nordhaus. En 1989 el entonces presidente de Venezuela organiz unareunin denominada Hacia Nuevas Formas de Medir el Desarrollo querecomendara incluir medidas tales como el grado de alfabetismo o expectativas devida. La misma OCDE ha dado a conocer sus Indicadores del Medio Ambientepara complementar la informacin de las cuentas nacionales (1991) . En Mayo de

    1989 el Consejo de la OCDE llam a trabajar en la integracin del proceso dedecisiones econmicas y ambientales, concepto que fue apoyado en la reunincumbre del G-7 en Pars en Julio de ese mismo ao; y en la reunin del G-7 deJulio de 1990 se declar: Alentamos a la OCDE para que acelere su muy tiltrabajo sobre el medio ambiente y la economa. De particular importancia es elpronto desarrollo de indicadores ambientales y el diseo de enfoques de mercadoque puedan utilizarse para alcanzar objetivos ambientales. No obstante, los

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    indicadores diseados por la OCDE estn lejos de las ambiciones planificadorasdel proyecto de las Naciones Unidas.

    1.2. Contabilidad ambiental

    El intento ms completo y con mayores posibilidades de aplicacin es, sinduda, el que est desarrollando las Naciones Unidas bajo el nombre de Sistema deContabilidad Ambiental y Econmica Integrado (SCAEI). Originado en una seriede seminarios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente(PNUMA) y el Banco Mundial y teniendo en cuenta el proceso de revisin delSistema de Cuentas Nacionales que llevaba adelante el organismo internacional,desarrollaron los conceptos del SCAEI como un sistema de cuentas satlites quecontabilice los recursos naturales y su utilizacin. El organismo comparte lascrticas antes mencionadas (Naciones Unidas, 1994, pg. 4): La utilizacin del

    medio natural para fines econmicos no se tiene en cuenta para el clculo de loscostos en el SCN y no se refleja, por tanto, en las cifras globales importantes de lascuentas nacionales, por ejemplo, el Producto Interno Bruto (PIB)...El costo de ladisminucin de los recursos naturales incluye solamente los gastos de extraccin:las prdidas de capacidad de generacin de ingresos para perodos de produccin ygeneraciones futuras causadas por una disminucin de la riqueza natural no setoman en consideracin en las cuentas de produccin del SCN, sino que seregistran como otros cambios del activo que no producen efectos sobre losgastos o sobre el PIB.

    A partir de all, el paso siguiente que se plantea es desarrollar un sistema de

    contabilidad ambiental que supere los problemas mencionados. Y para ello noimportar profundizar conceptos y definiciones que ya son seriamentecuestionables.

    Obviamente, para tratar de alcanzar el objetivo pretendido es necesario unacontabilidad fsica de los recursos naturales y de las distintas especies animales yvegetales. La tarea que se atribuye ahora al gobierno de determinado pas no esprecisamente pequea. Como dice el informe antes citado: El activo natural estconstituido por activos biolgicos (producidos o silvestres), superficies de tierra yagua con sus ecosistemas, activos del subsuelo y el aire. Se debe prestar particularatencin a los seres vivos (animales y plantas) y a su entorno natural. Por tanto se

    debera supervisar a todos los animales y plantas que estn asociados con el medionatural y sus condiciones de vida. Habra que incluir al ganado y a otros animalescontrolados por el hombre, al igual que a los animales salvajes. Hay que tener encuenta los cultivos y los rboles cultivados relacionados con la agricultura y lasilvicultura al igual que las plantas y los rboles silvestres (el subrayado esnuestro, pg. 8).

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    Pensemos en la magnitud de la tarea que el contador ambiental quiereautoimponerse: en muchas instancias ni siquiera los bilogos han podido enumerarla totalidad de especies vegetales o animales existentes, adems sera necesariocontabilizar los stocks y sus variaciones. Parece una idea que rpidamente puede

    llevar al ridculo: habra que llevar los totales de la existencia de gorriones en unpas? cmo se realizara una contabilidad semejante y cmo se modificara poraumentos o reducciones?

    El sistema se completara con balances de materiales y energa quemuestran el flujo de cantidades de recursos naturales que pasan a la economa, losprocesos de transformacin dentro de la economa y la corriente de residuos queregresan al medio natural. Habra que establecer otros vnculos con los datossocioeconmicos para lograr marcos o sistemas contables ms amplios deestadstica ambiental. Por ltimo formaran parte del sistema las tablas deinsumo-producto.

    Pero como todos esos recursos, suponiendo que ya hubieran sido relevados,tienen distintos usos y aplicaciones, es necesario valorar a los mismos. Cmohabr de hacerse eso? Pues la economa ha demostrado que hasta el momentoexisten slo dos formas: a travs del funcionamiento del sistema de precios comomecanismo de transmisin de informacin de las necesidades de los consumidores(Hayek, 1937, 1954); o por medio de polticas de comando y control, esto es, laplanificacin econmica, donde son los funcionarios gubernamentales los quedeciden la asignacin de recursos. La economa tambin ha considerado al primermtodo como claramente superior tanto por cuestiones de eficiencia como ticas.

    Con los recursos naturales y el medio ambiente sucede lo mismo que con

    los dems productos y servicios: sus distintos usos hacen necesario valorarlos paradeterminar a cual deben ser asignados: incluyendo esto desde la silvicultura hastala contemplacin esttica de la naturaleza. Los consumidores manifiestan suspreferencias a travs del sistema de precios; claro que, por razones que veremosms adelante, existen productos y servicios ambientales que son de propiedadpblica o comn, por lo que no tienen precio.

    Ahora bien, la solucin a este problema que tratan de desarrollarorganismos internacionales y ecologistas no es la permitir la existencia de preciosdonde no los hay, sino encontrar substitutos administrativos a los mismos. Es ascomo las Naciones Unidas (1994, pg. 5) propone sistemas tales como encuestas a

    los consumidores: Una valoracin directa de los beneficios (o prdidas)relacionados con las funciones econmicas del medio ambiente normalmente sloes posible interrogando a la gente acerca del valor monetario de esas funciones.Este mtodo (valoracin contingente o condicional) parte del supuesto de que losencuestados cuentan con suficiente informacin acerca de los beneficios entrminos monetarios. Tambin proponen utilizar datos relativos a los costos delos daos o los gastos efectuados para cumplir ciertas normas. Como ejemplo del

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    primer caso menciona (pg. 18): ...la valoracin de la disminucin de la calidaddel aire. Se podra preguntar a cada persona qu cantidad anual estara dispuesta apagar para evitar el cambio de calidad observado.

    Este mecanismo no slo presenta los inconvenientes mencionados sino que

    acarrea problemas mucho ms serios: hay una gran diferencia entre una decisintomada en el mercado y una opinin dada en una encuesta. Cuando se decidecomprar o vender en el mercado, la operacin puede tener un costo directo, y sinduda tiene un costo de oportunidad: se podra haber comprado o no, o se podrahaber comprado otra cosa. Nada de eso existe en una encuesta, dar una opinin noimplica costo alguno, ni directo ni de oportunidad, por lo cual un factordeterminante de la decisin no est presente. No puede tomarse esa opinin comoun sustituto vlido de una. decisin en el mercado.

    Las opiniones de algunos ecologistas en este sentido van an ms all yplantean algunos mecanismos de valoracin que cabra calificar al menos de

    osados, sino totalmente ridculos. As Henderson (1993, pg. 270) seala que losdatos sobre externalidades y costos sociales deberan ser desarrollados pordisciplinas ms realistas: termodinmica, biologa, modelos de sistemas y caos yecologa.

    En la Argentina, la Fundacin Vida Silvestre (1993, pg. 41), se hapronunciado en favor de los indicadores ambientales: Es necesario crear unametodologa para valuar los recursos naturales y su contribucin a la economa. Endicha valuacin deberan participar Organismos Gubernamentales, InstitucionesCientficas, Universidades y ONGS. Tambin es necesario incorporar el deterioroambiental y las prdidas econmicas que genera, dentro de los clculos contables a

    nivel nacional y provincial, como el PBN.

    1.3. Planificacin y mercado

    Volviendo a cuestiones ms primarias, sera necesario preguntarnos: paraqu se necesitan estas valoraciones administrativas, y para qu se necesitacompletar el Sistema de Cuentas Nacionales? La respuesta no es otra que laplanificacin, lo que surge claramente tanto de organismos internacionales comode ecologistas.

    En principio, las Naciones Unidas estiman que el organismo debera

    fomentar, en todos los Estados Miembros, la utilizacin de indicadores deldesarrollo sostenible en su planificacin econmica y social y en susprocedimientos de adopcin de decisiones, con miras a velar por la eficazintegracin de los sistemas de contabilidad ambiental y econmica en laplanificacin del desarrollo econmico en el plano nacional (1994; pg. iv). Esteconcepto es compartido por muchos ecologistas: ... tratar de conducir unasociedad compleja con un slo indicador como el PBI es, literalmente, como tratar

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    de manejar un 747 con slo un botn en el panel de instrumentos. No habra nadaque le dijera si los alerones estn arriba o abajo, si el tanque de combustible estlleno o cul es la altitud. De hecho estara volando a ciegas (Henderson 1993,pg. 128).

    Pero la sociedad no es tal cosa como un avin, que tiene un destino nico ycomn al cual hay que conducirlo. Una sociedad est formada por cientos de milesde individuos, cada uno de ellos nico, con distintas necesidades, deseos ycapacidades y, por lo tanto, con diferentes destinos.

    La planificacin estatal de los recursos naturales genera variosinconvenientes, siendo el ms citado quizs el relacionado con su eficiencia. Noobstante es necesario tener en cuenta, adems, que la participacin del estado en laproteccin ambiental genera inevitablemente la politizacin de la ecologa:aquellos interesados en promover cambios o en proteger ciertos recursos se venforzados a participar de actividades polticas y a organizarse, ya que es se el

    nico camino disponible. Como seala Henderson (1993, pg. 79): Ser necesariauna tremenda actividad poltica de parte de los ciudadanos globales de cadanacin para forzar estas prioridades a los polticos y otros lderes empresarios,acadmicos, sindicatos y otros grupos sociales. Cuanto ms y mejores indicadorestengamos, antes se obtendr la voluntad poltica necesaria para un cambio.

    Existe alguna alternativa de participacin directa de los interesados en laproteccin ambiental, donde los ciudadanos puedan accionar directamente endefensa del ambiente? Este trabajo tratar de dar algunas respuesta a esto. Laconviccin acerca de la necesidad de un creciente papel del estado en laplanificacin del uso de los recursos naturales y las polticas a partir de all

    derivadas, provienen de concepciones econmicas neoclsicas desarrolladasdurante el presente siglo. Por lo tanto, para ofrecer con sustento polticasalternativas, se hace necesario realizar un repaso, aunque sea breve, de las teorasmencionadas.

    2. El fracaso del mercado

    La teora del fracaso del mercado se origina a fines del siglo XIX (aunquecrticos y detractores del mercado los hubo desde antes), cuando Vilfredo Paretoestablece una condicin relativa a la asignacin de recursos que a partir de all ha

    tenido una presencia constante en la literatura econmica. Conocida como elptimo de Pareto, establece que el punto mximo de la eficiencia econmica sealcanza en un estado en el cual no es ya posible reasignar el uso de recursoalguno, de manera que algn individuo gane sin que otro pierda (Cheung, 1980,pg. 43).

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    Al definir de tal forma al nirvana econmico, cualquier punto inferior aese presenta un grado de ineficiencia, que rpidamente fue atribuido al fracasodelmercado. No tard mucho tiempo en aparecer una plyade de economistas

    sealando los fracasos por no alcanzar el ptimo ideal. Entre ellos, uno de losms destacados es A. C. Pigou (1920), quien precisamente hace una referencia a lacontaminacin ambiental.

    Considerando el caso de la contaminacin atmosfrica originada en unafbrica, Pigou desarroll el concepto de costo social, generado por lo que enadelante se denominaran externalidades. La divergencia entre el producto socialy el privado se da cuando: una persona A, en el transcurso de brindar ciertoservicio, por el cual un pago es realizado, a una segunda persona B,incidentalmente tambin brinda servicios o des-servicios a otras personas (noproductoras de tales servicios), de naturaleza tal que no puede extraerse un pago

    de las partes beneficiadas u obtener compensacin para las partes afectadas .Desde el comienzo, Pigou, y de all en ms sus seguidores, consider que

    slo la accin del gobierno podra eliminar los fracasos e imperfecciones y acercara la economa al ptimo paretiano. Se explic cmo hara el gobierno para tratarde obtener dicho resultado (impuestos o regulaciones) pero nunca por qu sepensaba que poda alcanzar el xito en tal empresa. Es decir, se asuma sincuestionar el fracaso del mercado y el xito del estado.

    En el caso de la fbrica, dice Cheung (1980, pg. 51): He aqu elargumento central de Pigou. Si se deja que el propietario de la fbrica de calzadopueda perseguir su propio beneficio, ste ignorar los efectos contaminantes y

    elevar excesivamente el nivel de produccin. Para conseguir la debida eficaciaeconmica deber, pues, modificarse el comportamiento del dueo de la fbricamediante polticas gubernamentales correctivas, tales como la aplicacin deimpuestos o de compensaciones obligatorias a los ,,vecinos perjudicados o lacoactiva regulacin tanto del volumen de produccin como de la contaminacin o,en ltimo extremo, proceder a la total supresin de la fbrica.

    A las externalidades es necesario agregar otro fracaso del mercadoconocido como bienes pblicos. El concepto de bien pblico fue elaboradoinicialmente por Paul Samuelson (1954). Si bien no se refera a problemasambientales, defina dos tipos de bienes: Asumo explcitamente dos categoras de

    bienes: bienes ordinarios de consumo privado, los que pueden ser divididos entreindividuos diferentes; y bienes de consumo colectivo que todos disfrutan encomn en el sentido que el consumo de cada individuo no lleva a la substraccindel consumo de ese bien por cualquier otro individuo(pg. 387)

    Los bienes pblicos, entonces, presentan dos caractersticas definitorias:no-exclusin (no se puede o no es rentable excluir a consumidores que nopaguen del servicio); y consumo no competitivo (el consumo de un individuo no

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    sustrae al consumo de otro).Se han mencionado como claros ejemplos de bienespblicos a la seguridad, los faros, la televisin abierta, entre otros. Es ms, elmismo Samuelson (1969) ofrece en un trabajo posterior una definicin de bienespblicos de tal amplitud que nada queda fuera de ella: As, consideremos lo que

    he presentado en este trabajo como definicin de un bien pblico, y en la quetendra que haber insistido mejor en mi primer trabajo y subsiguientes: Un bienpblico es aqul que entra en las utilidades de una o ms personas. Qu es lo quenos queda? En un pequeo extremo el caso del bien privado y todo el resto delmundo en el dominio de los bienes pblicos por presentar algn tipo deexternalidad de consumo. (Samuelson, 1969, pg. 108).

    La vinculacin entre externalidades y bienes pblicos y su aplicacin a losproblemas ambientales es explicada por el profesor de Harvard, TheodorePanayotou (1993): Cuando nos encontramos con varios emisores y variosreceptores, las externalidades tales como la contaminacin del agua o del aire

    puede ser consideradas como males pblicos y su correccin un bien pblico. Dehecho, un bien pblico puede ser considerado como el caso extremo de un bienque slo tiene externalidades; esto es, ninguna parte de l es privada respecto aningn individuo. El consumo de cada individuo de ese bien depende de lacantidad total del bien provista en la economa (Pg. 44).

    Se considera que un bien pblico es un fracaso del mercado porque steno lograra proveerlo en la cantidad deseada debido a la actitud de los free-riderso polizones, concepto tambin planteado por Samuelson (1954), ya que sera enel inters personal de cada individuo enviar seales falsas respecto a su demandade ese bien, para que otros carguen con el costo de su provisin. En el caso de los

    faros, cada compaa naviera sabe que si su competidor construye un faro susbarcos tambin se beneficiaran con l sin tener que hacer frente a sus costos y quesi construye uno los dems se beneficiarn sin poder excluirlos de su consumo,por lo que (segn esta teora) nadie construira faros, y el gobierno debe hacerlopues sino la provisin de faros sera sub-ptima en el sentido paretiano.

    La conclusin a la que se llegaba siguiendo este camino era la necesidad deintervencin estatal para corregir los fracasos del mercado. Por lo tanto, como enmuchas otras reas, el estado dict una continua y creciente cantidad deregulaciones.

    2.1 Lo esencial no es visible a los ojos: Una crtica a la teora neoclsica

    El drama est claramente presentado y el villano no es otro que el mercado.Por un lado, empresarios preocupados por reducir costos y aumentar gananciastiran basura sobre sus vecinos sin asumir los daos (externalidades); cuando losdamnificados son numerosos esto se convierte en un mal pblico y la solucin,la proteccin ambiental, es un bien pblico que debe ser provisto por el estado ya

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    que los particulares no estaran dispuestos a hacerlo. El mercado fracasadoblemente: por un lado fomenta la polucin y por otro lado no genera incentivospara reducirla. El estado ha de resolver este problema.

    Consideremos un poco cada uno de estos argumentos: primero el de las

    externalidades. Existe un claro non-sequitur al afirmar que como existenexternalidades el estado debe intervenir. Si pensamos detenidamente en esto estclaro que en tanto el hombre vive en sociedad, todas sus acciones tiene efectossobre terceros. Tratemos de pensar en algn bien privado que no las tenga. Segnlos criterios expresados antes, la existencia de externalidades positivas impide quela oferta de bienes y servicios deseados alcance los niveles ptimos que tendransi stas no existieran; por otro lado, la existencia de externalidades negativasgenera una sobre-oferta de bienes y servicios no deseados pues sus costos no sonasumidos por los generadores.

    Sin embargo, la existencia de externalidades positivas que no pueden

    cobrarse no impide a la gente actuar. Por ejemplo, pintar los exteriores de lascasas o cuidar de los jardines genera una clara externalidad positiva a los vecinos ytransentes sin que el dueo pueda recuperar parte alguna de esos costos.Significa esto que el mercado fracasa y no provee suficiente cuidado de casas yjardines? Ciertamente si el propietario pudiera de alguna forma recuperar esoscostos de quienes disfrutan de su jardn, el incentivo para ofrecer casas pintadas yjardines cuidados sera mayor, pero nada de esto seala que debera haber unaintervencin estatal, por ejemplo, un subsidio al cuidado de las casas para alcanzarun cierto ptimo. Por el contrario, la creatividad de emprendedores en elmercado generar avances tecnolgicos que permitan apropiar esos beneficios, si

    es que esto vale la pena a los propietarios.En cuanto a las externalidades negativas, efectivamente su existencia

    ocasiona costos que no son asumidos por el generador, pero de all a afirmar quees necesario que el estado intervenga hay un salto lgico que no corresponde,sobre todo cuando la internalizacin, es decir que el generador asuma sus costos,se realiza precisamente con la ampliacin del mercado, no del estado.

    Las externalidades se internalizan a travs del establecimiento dederechos de propiedad claramente definidos, los cuales permiten a sus tenedoresrecibir los beneficios y soportar los costos que puedan generarse. En tal sentido, elsiguiente ejemplo presentado por Block (1983) explica claramente el proceso de

    internalizacin que el derecho de propiedad genera: La existencia de unborracho gritn y molesto es claramente una externalidad negativa en la vapblica (sin propietario). Atemoriza a los caminantes pero en tanto y en cuanto noviole ninguna ley no actan sobre l incentivos para comportarse. Supongamosahora que este mismo personaje hace una aparicin en un club nocturno yentonces veremos que ya no ser una externalidad negativa para los demsclientes. Ya no podr molestarlos y estar libre de sanciones. Ha sido transformado

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    en una carga financiera interna para el propietario del club. Ya no es cierto queA puede actuar sin tomar en cuenta los costos que impone a los dems, porque C,como propietario del establecimiento tiene el derecho legal para que A tome encuenta sus disposiciones, o ser desalojado del lugar si es necesario. En un club

    privado, las vctimas (B) de las acciones desagradables de A ya no soportan todasu carga. Aunque son los que sufren los excesos de A en un principio, les tomarpoco tiempo partir hacia destinos ms placenteros. El verdadero perjudicado es C,quien no slo perder ingresos, sino toda su inversin, si llega a conocerse que suclub tolera a sujetos como A pg. 8).

    En cuanto al concepto de bien pblico, tambin es muy clara laconsideracin de Block al respecto (pg. 13): Como en muchos otros casos, lanocin de bien pblico o colectivo es una ilusin creada por la ausencia de unmercado real. La operacin efectiva del mercado depende de la exclusin. Peroel punto importante es que la exclusin no es una caracterstica inherente a los

    bienes. Por el contrario, la capacidad de excluir a quienes no paguen es algo quepuede aprenderse, que debe aprenderse, si el mercado ha de funcionar. Nopodemos, primero prohibir el funcionamiento del mercado (por imposicingubernamental) y luego sacar la conclusin de que el mercado no podra funcionarpor su incapacidad para excluir a los beneficiarios que no pagan. Por supuesto quesera muy difcil para un mercado que hasta aqu ha sido prohibido comenzarrpidamente un funcionamiento efectivo (y es mucho ms difcil imaginar elfuncionamiento de dicho mercado). Pero esta dificultad no es el resultado de nadaintrnseco. Es que la ereccin de cercos ms altos y grandes, la creacin demejores instrumentos codificadores, etc. slo puede llegar con la prctica: si no

    existe un mercado funcionando, no existen oportunidades de experimentacin enhabilidades, instituciones y direccin requeridas para su desarrollo .

    Por otro lado, no slo los distintos autores difieren respecto a cuales sonexactamente los bienes pblicos, sino que el anlisis histrico muestra claramenteque en distintas pocas, bienes considerados por estas teoras como pblicosfueron provistos por privados. En particular, el Premio Nobel de Economa,Ronald Coase, investig el clsico ejemplo de los faros y demostr ,en su trabajoThe Lighthouse in Economics (1974), que los faros en Inglaterra fueronoriginalmente provistos por empresarios privados.

    Esto demuestra claramente que ningn bien o servicio tiene caractersticas

    intrnsecas que lo convierten en un bien pblico o privado. Todos los productostienen caractersticas pblicas y privadas en distinta medida, la cuales dependende las valoraciones subjetivas de los individuos. Seala Hoppe (1993, pg. 7):Para que algo sea un bien debe ser reconocido y tratado como escaso por alguien.Algo no es un bien en s, esto es, los bienes slo lo son en la consideracin de cadauno. Nada es un bien al menos que una persona subjetivamente lo evale como tal.Pero entonces, cuando los bienes nunca son bienes en s mismos -cuando ningn

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    anlisis fsico-qumico puede identificar a algo como un bien econmico- no existeun criterio fijo, objetivo, para clasificar a los bienes en pblicos o privados. Nopueden ser nunca pblicos o privados en s. Su carcter pblico o privado dependede cunta gente los considera bienes, variando este grado de pblico/privado desde

    uno hasta infinito. An algunos bienes aparentemente completamente privadoscomo el interior de mi departamento o el color de mi ropa interior pueden volversebienes pblicos en tanto alguien comienza a preocuparse por ellos. (TambinGoldin, 1988).

    El mercado, entonces, internaliza las externalidades a travs de la claradelimitacin de los derechos de propiedad. Coase, en otro trabajo que ha tenido ungran impacto en la ciencia econmica, The Problem of Social Cost (1960), serefiere al ejemplo que citara Pigou de la fbrica que contamina la cosecha de unvecino y muestra que el mercado llegara a encontrar una solucin a travs detransacciones voluntarias entre las partes, las que tendran en cuenta los costos de

    control de la polucin y los de la produccin que se protege. Citando a otro PremioNobel, George Stigler, Coase seala el caso de la contaminacin de un ro y dicesi asumimos que el efecto daino de la polucin es que mata a los peces, lapregunta a ser respondida es sta: es el valor de la prdida de peces mayor omenor que el valor del producto que la contaminacin del ro hace posible? (pg.2).

    Pero el argumento de Coase, si bien correcto en cuanto a la posibilidad deque arreglos contractuales voluntarios entre las partes permitan una solucinadecuada al problema, falla en su teora del valor, ya que en el caso de la citaanterior cabra preguntarse: el valor de los peces para quin? Coase piensa en

    comparar los precios de mercado de ambos productos, pero eso no toma en cuentael carcter subjetivo del valor. Adaptando el caso planteado por Block (1977, pg.III), supongamos que esos peces se encuentran en una laguna de propiedadprivada, que el dueo de esa propiedad recibiera de su madre, la cual le recomendespecialmente que se ocupara de esos peces. Cul es el valor de esos peces paraesta persona? Por ms que el precio de mercado de los peces fuera, digamos 100, yel de toda la propiedad, 1.000, es probable que esta persona no se desprendera deellos ni por 10.000, ya que tienen para l un valor subjetivo afectivo importante.Segn la idea de Coase si el precio de mercado de los productos de la fbricacontaminante fuera superior al precio de mercado de los peces la solucin eficiente

    que acordaran voluntariamente las partes sera permitir la contaminacin ya que elproducto social sera superior. Pero sin duda no habr precio que compense suprdida al actual propietario, quien tiene, adems un derecho de propiedadclaramente defendible judicialmente. Ningn tercero podra llegar a evaluar elvalor del propietario salvo que ste aceptara voluntariamente una compensacin ola venta de la propiedad.

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    Claro que si no aceptara compensaciones el caso se dilucidarajudicialmente y, por ende, un juez (un tercero), debera fijar un valor a lapropiedad daada. Segn Coase, debera tomar en cuenta el precio de mercado delos productos, sino no habra ningn criterio objetivo para tomar una decisin. Sin

    embargo, s lo hay,: se trata de los seguros contratados por el propietario. Si elmismo valora su propiedad muy por encima de los precios del mercado habrasegurado la misma por el monto que estime conveniente, y pagar las primascorrespondientes. Con lo que el mercado estara resolviendo el problema pues elpropietario perjudicado estara recibiendo la indemnizacin fijada por el juez aprecios de mercado y cobrara el valor del seguro por la diferencia hastacompensar su valor.

    En cuanto a las regulaciones, un creciente cuerpo de teora (Stigler, 1971;Posner, 1971 j, Peltzman, 1976) analiz los incentivos de regulados y reguladores,mostrando la tendencia a regular en favor de estos ltimos y no de un nebuloso

    inters general e introduciendo el concepto de fracaso del estado, a diferenciadel fracaso del mercado. Una crtica ms de fondo, respecto a la imposibilidad deplanificar y de asignar recursos por medio de disposiciones gubernamentales, ya lahaba desarrollado Mises (1922 & 1949).

    2.2 Los derechos de propiedad

    Por lo tanto, la clara y correcta asignacin y delimitacin de derechos depropiedad internaliza las externalidades, permite actuar a los individuos endefensa de lo que valoran. El derecho de propiedad crea protectores de los

    recursos, los que tienen los incentivos para cuidar y multiplicar a los mismos, y sino lo hacen, pagar los costos de sus acciones con la prdida de su capital. Porejemplo, un propietario que tala su bosque irracionalmente destruye su propiedady es sancionado por el mercado pues su precio, basado en los rendimientosfuturos, caer irremediablemente. No es de extraar que los recursos que presentanproblemas de subsistencia sean los que no cuentan con propietarios (protectores),en particular especies como las ballenas, elefantes y tigres mientras que los que slos tienen prosperen (vacas, gallinas, chinchillas o visones).

    Esto ya fue sealado en uno de los trabajos ms citados en materia deproteccin ambiental. Me refiero a The Tragedy of the Commons, de Garrett

    Hardin (1968). El autor seala: La tragedia de la propiedad comn se desarrollade esta forma. Supongamos unos pastizales abiertos a todos. Es de esperar quecada pastor tratar de poner la mayor cantidad de ganado en la propiedad comn.Dicho arreglo puede funcionar relativamente bien por siglos debido a que lasguerras tribales, los robos y las enfermedades mantienen el nmero tanto dehombres como de animales por debajo de la capacidad de sustento de la tierra.Finalmente, sin embargo, llega el da de la verdad, esto es, cuando el tan deseado

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    objetivo de la estabilidad social se convierte en una realidad. En este punto, lalgica inherente de la propiedad comn genera irremediablemente la tragedia.

    Como un ser racional, cada pastor busca maximizar su ganancia. Explcitao implcitamente, ms o menos conscientemente, se pregunta: Cul es la utilidad

    que obtengo de agregar un animal ms al total? La utilidad tiene un componentepositivo y otro negativo. 1. El componente positivo es una funcin del incremento de un animal. Como elpastor recibe todo el resultado de la venta de ese animal adicional, la utilidadpositiva es cercana a + 1 .

    2. El componente negativo es una funcin del sobrepastoreo adicionalgenerado por un animal ms. Como, sin embargo, los efectos del sobrepastoreoson compartidos por todos los pastores, la utilidad negativa de cualquier pastorparticular es slo una fraccin de -1.

    Sumando las utilidades parciales, el pastor racional concluye que el nico

    camino sensato para l es agregar otro animal al total. Y otro...Pero sta es laconclusin a la que llega cada uno de los pastores racionales que comparten lapropiedad comn. He aqu la tragedia (pg. 1245)

    En forma aproximada, la lgica de la propiedad comn ha sidocomprendida desde hace mucho tiempo, tal vez desde el descubrimiento de laagricultura o el invento de la propiedad privada en la tierra. Pero es entendidaprincipalmente en ciertos casos especiales que no son suficientementegeneralizados. An hoy, los pastores que arriendan tierras pblicas en las praderasdel oeste demuestran una tal comprensin ambivalente, presionandoconstantemente a las autoridades federales para incrementar el nmero de ganado

    al punto que el sobrepastoreo produce erosin. De la misma forma, los ocanos delmundo continan sufriendo de la supervivencia de la filosofa de la propiedadcomn. Las naciones martimas an responden automticamente al canto de sirenade los mares abiertos. Creyendo en los recursos inexaustibles del ocano,aproximan a la extincin a especie tras especie de peces o ballenas.

    Y ms adelante: Al revs, la tragedia de la propiedad comn reaparece enproblemas de polucin. Aqu no es cuestin de sacar algo de la propiedad comn,sino de poner algo en ella -cloacas, o desperdicios qumicos, radioactivos en elagua; humos pestilentes y nocivos en el aire....

    Ahora bien, el problema que se presenta, sobre todo en temas relacionados

    con el medio ambiente, es la dificultad, en algunos casos, de establecer una claradelimitacin de los derechos de propiedad. Por un lado, la propiedad pblicaimpide la existencia de esos derechos; por otro, nos encontramos con un problematecnolgico. No obstante, el mismo mercado genera los incentivos para desarrollarla tecnologa necesaria para apropiar recursos si es que stos se prueban valiosos.As, por ejemplo, el alambrado permiti la asignacin de derechos en la reginpampeana y a partir de all desapareci el denominado ganado cimarrn con sus

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    constantes fluctuaciones debido a matanzas, para comenzar una nueva era demultiplicacin del ganado (Brailovsky & Foguelman, 1991, pg. 56).

    Si bien no es posible anticipar en toda su medida la posible evolucin delmercado y la creatividad de quienes participan en l, en las prximas secciones

    desarrollaremos algunos ejemplos aplicados a problemas ambientales argentinos,donde soluciones basadas en estos principios pueden anticiparse.

    3. La contaminacin de las aguas

    El del agua es un caso tpico en que la actividad de ciertas personas causaperjuicios a otros que utilizan el mismo recurso. Sobre todo para los habitantes degrandes ciudades como Buenos Aires, la contaminacin de las aguas es unfenmeno que los toca de cerca. Constituye una muestra clara de la incapacidadestatal la desproteccin en que se encuentra este valioso recurso cuya propiedad se

    ha reservado.Existen varios ejemplos especficos de contaminacin de las aguas en la

    Argentina que veremos para mostrar, como contraste, cmo funcionara un sistemaque deja en manos de los interesados su proteccin. No obstante, es importantedestacar que el estado ha sido hasta ahora un muy mal protector de nuestros ros.Los informes sobre el estado de algunos de ellos son dramticos. Federovsky(1988, pg. 3) seala que la conclusin de una serie de estudios sobre el roMatanza-Riachuelo es que el deterioro de la cuenca en su porcin media einferior es alarmante . Lo mismo se ha sealado del ro Reconquista, de la franjacostera del ro de la Plata o de los arroyos Medrano, Vega, Santo Domingo, Las

    Conchitas, Gimenez y Sarand, para mencionar tan slo a los cercanos a BuenosAires. Muchos de ellos son considerados ros muertos ya que la capa dehidrocarburos y otras sustancias que cubren los mismos impiden la renovacin deloxgeno y la existencia de vida animal. En abril de 1993 el CEAMSE present unplan para comenzar la limpieza del ro, a partir de un estudio realizado por laconsultora Thames Water. El decreto 1093/93 asign a la Secretara de AmbienteHumano y Recursos Naturales el estudio para la recuperacin integral de la cuencay al CEAMSE la implementacin del programa y la disposicin de los residuos.

    Pero, no obstante todo lo que se pueda hacerse al respecto, la limpieza delro no implica que deje de contaminarse. La solucin a este problema es el aspecto

    fundamental a considerar. La que propone el Informe CONAPA (1991),presentado por el gobierno argentino ante la Cumbre de Ro, y an el trabajo mscompleto que el estado ha dado a conocer en materia ambiental, reitera polticasdel pasado y requiere ms participacin del estado, ms planificacin, msburocracia y menor participacin de los ciudadanos:

    Recayendo en las provincias la casi totalidad de las atribuciones sobre la

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    propiedad y administracin del recurso hdrico, su gestin adecuada en unaperspectiva de largo plazo constituye un gran desafo, que resultar exitoso en lamedida que ciertos criterios rectores de poltica hdrica sean compartidos por todoslos estados provinciales y la Nacin, y se establezcan mecanismos de consenso

    que permitan disear e implementar una poltica hdrica nacional (pg. 359).Semejante tarea de coordinacin poltica no slo resulta una tarea casi

    imposible de lograr con eficiencia, sino que se ampla al seleccionar como unidadde planificacin a la cuenca, lo que significa que deber coordinarse laplanificacin no slo ya con distintos gobiernos provinciales sino con gobiernosde pases vecinos por cuyo territorio pasan algunos de nuestros principales ros. Apartir de ello se propone adoptar como base para la administracin del recurso, laformulacin de programas integrales, concebidos como culminacin del procesode planificacin y desarrollo del mismo. Esto incluye el inventario de los recursos,su anlisis y diagnstico, la definicin de los objetivos de desarrollo de acuerdo

    con las metas sociales y las potencialidades existentes, as como la seleccin de losinstrumentos necesarios para el logro de los objetivos (pg. 361).

    Dada la situacin de competencia por el uso del agua entre distintasactividades, y la carencia de normas respecto a prioridades de uso, se proponedefinir las polticas sectoriales referidas a cada uno de los usos del agua sobre labase de principios generales que aseguren la adecuada compatibilizacin entre losmismos y con los dems recursos presentes en las cuencas. (pg. 362).

    Es precisamente esa competencia por el uso del agua la que brinda lasolucin para el problema de la contaminacin . El Informe CONAPA ve en esto

    una muestra de la necesidad de planificacin. Sin embargo, esa competencia deintereses es la clave para que existan incentivos contrapuestos que seautocontrolen y permitan la proteccin del recurso. Es decir, si existe lacompetencia por el uso del agua, porqu no permitir que esta misma genere lasacciones de los individuos participantes, en vez de dirigir las acciones a influirsobre los funcionarios que disean las polticas?

    En trminos sencillos la idea es sta: si existen dos individuos compitiendopor el uso del agua y uno la utiliza para beberla mientras que el otro para arrojarefluentes, la proteccin ambiental se basa en el inters del primero por mantener elrecurso limpio accionando judicialmente contra quien lo deteriora. De esta forma,

    los interesados tendran un papel activo en la proteccin ambiental. Para ellodeben tener un inters en el recurso, un derecho de propiedad , cuyo uso ydisposicin pueda ser defendido ante la justicia.

    Como bien dicen Anderson & Leal (1991):Si todos los contaminadores que usan un estuario para disponer de

    efluentes fueran estrictamente responsables por los costos de esa polucin,tendran incentivos para considerar los costos y beneficios de sus acciones. Bajo

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    estas circunstancias, el proceso de mercado, con la responsabilidad determinadapor la justicia, forzara a los contaminadores a evaluar los costos de reducir oeliminar la polucin contra los costos potenciales por daos y perjuicios. Si es msbarato reducir la polucin que enfrentar los daos, entonces los contaminadores

    disminuirn la polucin, de lo contrario los otros usuarios del recurso debern sercompensados. Por supuesto, esto asume que los contaminadores puedan seridentificados y los daos evaluados, pero stas son las mismas presuncionesnecesarias cuando se espera que las regulaciones gubernamentales o multascontrolen efectivamente la polucin (pg. 139).

    La diferencia entre el sistema de incentivos privados y el manejo estatal esque este ltimo descansa en inspectores gubernamentales que controlen a loscontaminadores, algo que no ha funcionado nunca en la Argentina. En el sistemade mercado, en cambio, son los mismos interesados (o perjudicados) quienes seconvierten en inspectores de sus propios intereses.

    Consideremos ahora algunos ejemplos de la Argentina:

    * El Lago San Roque

    En el Informe CONAPA se dice que Como consecuencia de la erosinhdrica que afecta a las altas cuencas de los ros en la provincia de Crdoba, lasrepresas construidas han disminuido su capacidad til de embalse. El lago SanRoque, por ejemplo, presentaba en 1971 un depsito de sedimentos estimado enun espesor de 15 metros. Lo mismo sucede con los embalses de la provincia deSan Luis, donde la actividad erosiva se manifiesta a travs de pequeos problemas

    de atarquinamiento, estando afectados tambin los sistemas de riego y deabastecimiento de agua para uso domstico. Uno de los casos ms importantes deprdida de capacidad de embalse se da en el de Cruz de Piedra, donde elporcentaje es superior al 40%. Los embalses de Lujn, San Pedro y San Felipe enla misma provincia presentan problemas similares (pg. 340).

    Por otra parte en un informe elaborado por Greenpeace (Arquez, 1988)leemos que: Los pescadores que habitualmente frecuentan el lugar hicieron unrelevamiento en el San Roque para establecer la existencia de fuentes decontaminacin y detectaron unas 500 fuentes contaminantes de la cuenca queabastece de agua a la ciudad de Crdoba. El subsecretario de Gestin Ambiental

    de la provincia inform que el deterioro se agrava diariamente por la descargacontinua de lquidos cloacales y por el aporte de material orgnico que procedende las laderas incendiadas, de los basurales y de las embarcaciones del lago. Seestima que la recuperacin de la cuenca demandar varios aos, an cuando fueransuspendidas hoy todas las cargas. Como las fuentes clandestinas de contaminacindel embalse estn localizadas en los planos que poseen los organismos oficiales, seespera que stos acten sobre los infractores. El presidente de la Empresa

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    Provincial de Obras Sanitarias (EPOS), Sr. Alfredo Acua, manifest que lacalidad del agua que consume la poblacin cordobesa es absolutamente normal,acotando que se realizan 52 ensayos de rutina semanales en la red de distribucindomiciliaria, que la sitan en el concepto de muy bien controlada. Debemos

    aclarar al lector que ambas afirmaciones no se contradicen, la primera nos habla dela existencia de gran cantidad de fuentes de contaminacin en el lago San Roque,la segunda del gran esfuerzo que hace la EPOS para potabilizar el agua y luegocontrolar su calidad. Quizs no sea aventurado afirmar que de haber menor nivelde contaminacin en el San Roque, el esfuerzo y costos de la EPOS seraproporcionalmente menor (pg. 13).

    En estas dos citas aparecen tcitamente los intereses que podran operar enfavor de la proteccin ambiental. Si el lago y la represa fueran de propiedadprivada, el dueo podra accionar contra los agricultores por contaminarle supropiedad lo cual, adems de perjudicar las actividades de pesca, dificulta a la

    represa cumplir sus funciones. En este ltimo caso, quienes recibieran agua deriego contaminada, podran a su vez accionar contra el dueo de la represa por nocumplir con lo pactado. Idntico camino puede seguirse respecto de los efectoscontaminantes que provienen de desechos cloacales. Los pescadores podrnaccionar contra el dueo del lago si ste les ha vendido derechos de pesca. Elprocedimiento se multiplicara si quienes dispusieran de derechos de propiedadfueran los propios pescadores, los dueos de balnearios, clubes nuticos,abastecedores de agua potable. La definicin del derecho de propiedad puedehacerse tanto con un criterio geogrfico, es decir, teniendo en cuenta unasuperficie determinada, o tomando en cuenta un determinado caudal de agua; o

    ambos conceptos a la vez.

    * El Paran

    El trabajo de Greenpeace dice que el Paran es la fuente de abastecimientode agua para una serie de localidades. La toma de agua se efecta por medio deestaciones de bombeo; el tratamiento se hace en base a la metodologa tradicionale incluye el tratamiento con sulfatacin de aluminio, alcalinizacin, doracin ytratamiento con flor. La red cloacal existe solamente en grandes localidades. Enla mayora de los casos al faltar piletas de tratamientos las descargas cloacales se

    efectan en arroyos o en ros afluentes sin importarle a las autoridades locales laexistencia de balnearios, clubes de pesca, o a que las tomas de agua parapotabilizacin estn cerca (pg. 31). Esta cita, enumera a quienes tendran intersen defenderse de los efectos contaminantes, si la propiedad fuera privada.

    * La ra de Baha Blanca

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    Dice Arquez (1988, pg. 45): Algo que ha pasado casi completamentedesapercibido para la comunidad nacional y en particular a los habitantes de laciudad de Baha Blanca es justamente la existencia de un canal colector deefluentes industriales del Polo Petroqumico que es propiedad comn a todas las

    industrias que participan en l. Este canal especialmente construido va a desagotara la Baha Blanca.

    Adems del problema de la propiedad comn de las empresas, al no haberderechos de propiedad en la Baha los desechos se vuelcan en ella sin asumir losdaos ambientales. El informe antes citado comenta que estas aguas pasan por elBalneario Municipal y cerca de donde se construira un club nutico. Lointeresante de permitir. alcanzar una solucin por medio de arreglos contractualesentre las partes involucradas es que permite que sean los propios participantes losque evalen las ventajas de una u otra solucin. Muchas veces, alcanzar un medioambiente limpio implica altos costos, no slo de limpieza sino de actividades que

    no habrn de realizarse. El esquema propuesto permite a los interesados evaluar siles interesa ms un balneario o mantener fuentes de trabajo en la zona. Aqul quedemanda un medio ambiente puro en todo lugar, puede hacerlo porque no asumeninguno de los costos que eso significa: un habitante de Buenos Aires puedepretender el cierre de las fbricas en Baha Blanca .porque no sufrira lasconsecuencias de esa medida. Los habitantes de esa zona tal vez piensen igual, otal vez piensen otra cosa, pero resulta arrogante pensar por ellos.

    Este tipo de solucin puede aplicarse a todos los problemas relacionadoscon la contaminacin acutica en la Argentina, sobre todo aquellos que planteansituaciones problemticas y dramticas como el caso del ro Sal y el embalse Ro

    Hondo en Tucumn; la ra de Puerto Deseado; los lagos Nahuel Huapi y Lacar; losros Matanza/Riachuelo y Reconquista en la ciudad de Buenos Aires; el Ro de laPlata; y los recursos hdricos subterrneos. Esta no es una sugerencia original deeste trabajo puesto que tiene aplicacin prctica en varios pases:

    Anderson (1990) muestra que: La evidencia sugiere que si se remueven losobstculos legales para el establecimiento de derechos sobre los cursos de agua, sedesarrollaran acuerdos contractuales para la provisin privada de usos de esoscursos. En cursos pequeos, por ejemplo, donde no aplican restricciones legales,los propietarios privados proveen lugares de pesca con ganancias. En el valle delro Yellowstone, al sur de Livingston, Montana, algunas fuentes surgen y terminan

    en propiedad privada y son totalmente apropiados por los dueos. Como el accesoa esos cursos es controlado a costo reducido, los dueos cobran por el ingreso a lospescadores. Esto los incentiva a desarrollar lugares de cra, prevenir la salinizaciny mantener al ganado lejos de los cursos para proteger la vegetacin de las orillas.Los dueos limitan el nmero de pescadores por da para que el valor de laexperiencia no disminuya y se mantenga la pesca. Un caso bastante diferente, peroque produjera resultados similares, ocurri en el valle Gallatin cerca de Bozeman,

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    Montana. Hace unos aos, un pescador compr cierta tierra y un curso de agua deun ganadero quien haba permitido que el ganado pastara en las orillas, eliminandola vegetacin, causando erosin, y reduciendo el nmero y tamao de las truchasen el arroyo. El nuevo propietario vendi el ganado y en tres aos haba

    recuperado al curso y revivido su potencial de pesca. El dueo soporta el costo deno utilizar la tierra para ganado, pero se lleva los beneficios de una mejor pesca.El mismo autor explica que los derechos de pesca en Inglaterra y Escocia desdehace mucho han alentado el uso de recursos. La tradicin de pesca de truchas enInglaterra ha llevado a algunos propietarios a mantener sus pesqueras an cuandono han comercializado los derechos de pesca. Sin embargo, a medida que losderechos de pesca aumentaron en valor hay pocos propietarios que ignoran elaspecto comercial de los derechos deportivos que les pertenecen. Se ha vueltovalioso el incurrir en costos para especificar y hacer cumplir acuerdoscontractuales que manejan la pesca. Como resultado, muchas asociaciones

    privadas voluntarias se han formado para adquirir derechos de pesca y para cobrarderechos para pescar (pg. 144).

    Esa privatizacin ha tenido los efectos que destaca el NCPA Task Report(1991, pg. 21). Un club de pesca, el Pride of Derby, gan un juicio memorablecontra una municipalidad que contaminaba el ro aguas arriba. El caso sent unprecedente que al da de hoy ha notificado a los contaminadores que poner enpeligro a los peces no es aceptable. Desde los aos 50 la Anglers CooperativeAssociation in England ha manejado ms de 1500 casos de polucin y harecuperado cientos de libras esterlinas en daos que le permiten al club y a lospropietarios de las aguas restaurar las pesqueras.

    Y si bien puede pensarse que la aplicacin de semejante sistema en laArgentina podra ser complicado, es necesario destacar que requiere slo unapequea modificacin legal que mencionaremos en las conclusiones de estetrabajo y, por otro lado, no demandara ningn tipo de burocracia como los 104organismos (informe CONAPA) que existen en el pas para planificar j