Crear desde lo femenino, ¿una tarea?...

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A lo largo de mi recorrido por las tablas siem- pre ha existido una permanente inquietud por la palabra REPRESENTACIÓN, por su contradictorio significado. ¿Qué hacemos en el teatro, cómo vivimos el teatro? Representamos un personaje o vivimos un personaje; representamos una historia o con- tamos una historia, invento un espacio donde viven los personajes de la historia que quiero contar o descubro el ámbito donde transitan y habitan los personajes de la historia que quiero contar. Son muchas preguntas que me hago permanentemente desde mi oficio de actriz y directora. Ahora, con treintidós años en el oficio del tea- tro, veo y siento cada vez más cercano el territo- rio del teatro y la vida o de la vida y el teatro. El actor-creador, como prefiero definir a nues- tra condición de artista, es un hacedor de univer- sos posibles que deambulan en nuestro interior y que a través de una particular manera de vivirlos y expresarlos, transitan por el escenario converti- dos en historias que queremos contar. Vengo de ríos y montañas; de brisa salina y aliento de mar. Ya no tengo prisa, pero es necesario sacar a orear las prendas para que no se enmohezcan. Cuando era niña, me gustaba jugar con los barquitos de papel; los ponía uno detrás de otro en el chorrito de agua que había quedado de la lluvia y les decía ¡Adióoooos! Hay algunas despedidas que son muy difíciles, hay otras que son necesarias, hay otras que son imprescindibles… llegan y ya… son definitivas. Los adioses son como los barcos, una los ve irse a lo lejos, desde la orilla hasta que se escapa el sol y luego hasta que asoma la luna. La Luna es amiga del navegante, es decir… del adiós… es decir… de las despedidas… De mi obra Cordeles del Tiempo ¿una tarea? ¿un reto? ¿un riesgo? ¿una hazaña? ¿irreverencia? Crear desde lo femenino, Susana Nicolalde 42 43

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A lo largo de mi recorrido por las tablas siem-pre ha existido una permanente inquietud por la palabra REPRESENTACIÓN, por su

contradictorio significado.¿Qué hacemos en el teatro, cómo vivimos el

teatro? Representamos un personaje o vivimos un personaje; representamos una historia o con-tamos una historia, invento un espacio donde viven los personajes de la historia que quiero contar o descubro el ámbito donde transitan y habitan los personajes de la historia que quiero contar. Son muchas preguntas que me hago

permanentemente desde mi oficio de actriz y directora.

Ahora, con treintidós años en el oficio del tea-tro, veo y siento cada vez más cercano el territo-rio del teatro y la vida o de la vida y el teatro.

El actor-creador, como prefiero definir a nues-tra condición de artista, es un hacedor de univer-sos posibles que deambulan en nuestro interior y que a través de una particular manera de vivirlos y expresarlos, transitan por el escenario converti-dos en historias que queremos contar.

Vengo de ríos y montañas; de brisa salina y aliento

de mar. Ya no tengo prisa, pero es necesario sacar

a orear las prendas para que no se enmohezcan.

Cuando era niña, me gustaba jugar con los

barquitos de papel; los ponía uno detrás de otro en

el chorrito de agua que había quedado de la lluvia y

les decía ¡Adióoooos! Hay algunas despedidas que

son muy difíciles, hay otras que son necesarias,

hay otras que son imprescindibles… llegan y ya…

son definitivas. Los adioses son como los barcos,

una los ve irse a lo lejos, desde la orilla hasta que

se escapa el sol y luego hasta que asoma la luna.

La Luna es amiga del navegante, es decir… del

adiós… es decir… de las despedidas…

De mi obra Cordeles del Tiempo

¿una tarea? ¿un reto? ¿un riesgo? ¿una hazaña? ¿irreverencia?

Crear desde lo femenino, Susana Nicolalde

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El actor- creador, tiene un cuerpo entrenado y preparado para trabajar sobre el escenario, este cuerpo contiene su universo sensible a partir del cual investiga y explora los materiales orgá-nicos que despuntarán, después de un proceso de búsqueda, en la construcción de una realidad escénica, una puesta en escena o representación. Dicho así, al parecer suena demasiado fácil, pero no lo es, el oficio del actor es muy complejo ya que tiene que partir de una gran disposición para intentar entender que su herramienta de trabajo es él mismo, que crea desde su propio universo, su cuerpo y su pensamiento; es a partir de este concepto que entiendo particularmente el hecho creador en el teatro.

Para que se produzca el hecho teatral, atrave-samos distintos caminos, distintos puntos de par-tida que en un momento determinado, se cruzarán entre sí. Técnicas asimiladas o relacionadas de dis-tintos maestros, han ido construyendo mi universo referencial de maneras particulares de ver y enten-der el teatro, pero mi mayor referencia ha sido la danza de Wilson Pico, pionero de la danza con-temporánea en el Ecuador, mi maestro. La danza entonces se constituye en una fuente primordial para mi entrenamiento personal como actriz.

Actor-director-autor, estos tres personajes, han cumplido un rol absolutamente claro y determi-nado: el actor atento a las directrices del Director, quien monta el espectáculo desde su punto de vista y éste al tiempo atento a la historia que nos cuenta el autor.

Actualmente esta trilogía ha logrado evolucio-nar hacia las nuevas teatralidades contemporá-neas que provocaron el cruce de fronteras entre actor-director y autor, dando lugar a las nuevas dramaturgias teatrales.

“Este suceso que acontece en el mundo entero teatral, conlleva el traslado definitivo del centro del teatro hacia el arte del actor. Es el actor el único capaz de contener en su propia vida la experiencia histórica para exponerla. De modo que todas las tareas del pensamiento y la acción creativa en el teatro se ponen al servicio del actor y su arte. El actor no es, entonces, el hábil intér-prete de un texto o una puesta en escena sino el creador de un mundo al que acuden todos los elementos que pueblan la escena. El tiempo del teatro se multiplica, ya no tan solo como el tiempo de la representación, el tiempo del teatro se entrecruza con el tiempo de la vida.”

El desarrollo del tejido semiótico de los lenguajes que acuden a la escena, provoca el surgimiento de

estas nuevas nociones: la dramaturgia del espec-táculo y la dramaturgia del actor, que se suma a la dramaturgia del texto y me atrevo a sumar incluso una dramaturgia del espectador.

El punto de vistaDesde dónde cuento, qué es lo que quiero contar Estar atentasIntuiciónSiempre estás en dudasSentidoCrear en soledadAislamiento

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CREAR DESDE LO FEMENINO, ¿UNA TAREA? ¿UN RETO? ¿UN RIESGO? ¿UNA HAZAÑA? ¿IRREVERENCIA?

DESPERTARDesde que me asomé al teatro, fui desper-

tando frente a la gran ventana y fuente inagotable de la creación, primero como un juego, luego con mucha curiosidad, después con mucha dificul-tad para entender lo contradictorio que es el ser humano y sus relaciones con la vida y el universo. No puedo entender el teatro sino como un camino que me ayudó a abrir el zoom de mi mirada, empecé a ver y a entender las cosas desde otro ángulo, diferente al que hasta ese entonces mis ojos me habían guiado.

Con apenas dieciocho años y con mucha difi-cultad me enfrenté a mis primeros miedos en el escenario, a mí misma. Estudiante de sicología, con unas ganas inmensas de conocer qué había más allá de la puerta de mi casa, en los barrios marginales de mi ciudad natal, Guayaquil, auste-ridad, brazo de mar y mucho calor, donde la única posibilidad de progresar y ser alguien era lograr el estudio en la Universidad, con una profesión “digna”, ingeniera, doctora o abogada, cualquiera que esta sea, pero se me cruzó en el camino el taller de teatro dirigido por Ernesto Suárez, un

actor y director de teatro exiliado de la dictadura argentina de los años 70 que llegó al Ecuador junto con Arístides Vargas, quien fuera mi maes-tro en el Grupo Malayerba, del cual formé parte muchos años después. Mi opción por el teatro, causó una tremenda conmoción en mis padres, preocupados del triste porvenir que me senten-ciaba a una vida austera, sin oficio ni beneficio… el teatro: una vida de locos hippies y bohemios.

CONOCER-APRENDER-DESCUBRIR-SABER Creo que este es un primer gran camino por el

que tenemos que transitar. El asombro inagotable del conocimiento a través de la experimentación.

Creo también que el permanente cuestiona-miento sobre nuestra condición de mujer artista, sinónimo de irreverente y atrevida, impuesta desde siempre en las diferentes etapas de la histo-ria y los contextos en cualquier organización social, nos ha llevado a irrumpir e insurgir en los paradig-mas sobre la imagen de la mujer contemporánea. Es un riesgo permanente, tentadas a menudo a renunciar a él, sujetas a todo tipo de interrupcio-nes, nos enfrentamos al abismo existencial de la escena artística con mayores riesgos, que en cual-quier otra profesión, es posible que vivamos más peligrosamente.

Las mujeres artistas, en un gran porcentaje, trabajamos solas o esta-mos condenadas a la soledad, a una soledad que llegamos a amar, porque es desde donde empezamos a tener un lugar propio o un cuarto propio, como decía Virginia Wolf. Ese espa-cio propio empieza a tener un sen-tido, es un territorio de libertad, que al mismo tiempo nos empuja per-manentemente a un abismo desde donde decidimos lanzarnos o no, esto implica un verdadero riesgo, pero creo también que es la única manera

en la que podemos enfrentarnos a la creación, desde el riesgo y la duda, desde lo

desconocido, intentando despejar la neblina. Por otro lado, existe una tendencia muy clara en

el abordaje de temas o propuestas teatrales que tienen que ver directamente con tu historia perso-nal, y esto se traduce en: espectáculos unipersona-les, demostraciones de trabajo, que parten desde una necesidad vital no solo de visibilizar tu bús-queda y tu experimentación, sino también como una reafirmación sobre tu identidad profesional y de mujer de oficio de artista de las artes escénicas.

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“Estar siempre al borde del vacío, cuestionán-dote permanentemente sobre la condición del ser humano, sobre la vida y la muerte, sobre el tiempo y la memoria, supone un acto de resisten-cia y valentía”.

Desde esta mirada, la creación es un acto sagrado, al que me entrego sin restricciones. Esta soy y en esto creo. Y esto me puede llevar, ciertamente, para algunas miradas desatentas y conservadoras, como una madre desnaturalizada o una compañera egoísta que vive sumergida en su propio universo, el de los sueños y las pasiones, mientras son otros quienes se encargan de la vida terrenal, de lo cotidiano, pues a veces eso es muy cierto, pero a veces no.

Crear desde lo femenino, supone dos grandes riesgos:

1.- Asumir la soledad como un acto de fe, desde donde me desnudo y me confieso, me exorcizo y me revelo. Estar atenta, mirar a tu alrededor y encon-trarte con la nada y empezar una vez más cada vez.

2.- Combatir en el mismo terreno el asombro ante la creación como artista y el trajín de tu hogar, desde la cotidianidad de mujer y madre, de hija, de her-mana, de amante y esposa.

Quienes hemos optado por el teatro, como nues-tra vida y nuestra pasión y hemos optado también por la familia, no la hemos tenido fácil, es muy duro y ciertamente muy complicado lidiar con dos univer-sos paralelos, tan poderosos y tan absorbentes, tanto el uno como el otro, pero la única manera de poder resolver esta situación, en mi caso, ha sido defender, contra viento y marea mi espacio personal y mi espa-cio personal es el teatro, no tengo por qué escoger entre el uno o el otro, los dos espacios, los dos univer-sos me conforman y me son importantes y vitales.

He colgado mis lunas sobre el cordel del tiempo, ya no tengo prisa, pero es necesario sacar a orear las prendas para que no se enmohezcan. Miro atrás y me sorprendo saltando de luna en luna, jugando a ser mujer, creciendo, muriendo, rena-ciendo hasta llegar al momento en el que me encuentro hoy. Mujer de muchas lunas, mujer nacida de la verruga de un pie, mujer que ha parido dolores, mujer que ha parido alas y son-risas, mujer que se ha parido a sí misma, mujer que baila con la muerte. Muerte que me espera, pero aún no es mi momento. Si ha esperado tanto tiempo…que espere un poco más, ya no tengo prisa; ahora entiendo por qué la muerte puede estar en un rinconcito fumándose un cigarrillo mientras espera. Pues que espere. Yo no tengo prisa. Mientras tanto yo seguiré el camino de mi luna nueva, cabalgando entre sábanas de arcoíris

y bañándome con la luz plateada de mis noches. “Mi muerte, la mía, será de piedra. Conozco las pasarelas, los puentes giratorios, todas las zapas de la fatalidad. No puedo perderme. La muerte, para acabar conmigo, tendrá que contar con mi complicidad”. De mi obra Cordeles del Tiempo

PROPUESTA DE ESTRUCTURA PARA LA EXPLORACIONDE UNA PUESTA EN ESCENA

1.- LA HISTORIA QUE VOY A CONTARA) Lugar y tiempoDónde y cuándo aconteceB) Quién cuenta la historiaC) Qué personajes intervienen en la historia2.- QUÉ ES LO QUE QUIERO CONTAR DE LA HISTORIA Y CÓMO LA QUIERO CONTARA) Establecimiento de los conflictosB) Ejes temáticosC) Imágenes y sensaciones, todas –oníricas, vir-tuales, vivenciales, corporales, etc.3.- EXPLORACIÓN DE IMÁGENESA) Investigación y propuestas sobre las imágenes sensibles que arroja la exploración de los ejes temáticos, a nivel de las sensaciones y/o senti-mientos orgánicos.B) Partituración de las imágenes4.- EXPERIMENTACIÓN DE DRAMATURGIASLA METAFÓRAA) Creación de metáforas sobre las imágenes y ejes temáticosB) Ejercicios de escrituras verbales y corporales: de la escena al papel y del papel a la escena C) Estructura escénica de cada metáfora: Com-posición plástica –partituras corporales– acción escénica, tiempo y espacio, iluminación, música, vestuario y utilerías.5.- ORDENAMIENTO DE LOS PRIMEROS BORRADORES DE LA LÍNEA DE ACCIONES DE LA PROPUESTA DE PUESTA.A) Cada momento se construye o se crea como un pequeño universo escénico en sí mismo de tal manera que pueda existir de manera autó-noma del conjunto de momentos o escenas.B) El ordenamiento de los momentos tiene que ver con el sentido que le queremos dar a la obra y desde qué punto de vista contamos la historia.6.- SECUENCIA ÚLTIMA Y DEFINITIVA DE LOS MOMENTOS QUE CONSTITUYEN LA PUESTA EN ESCENA FINALA) Afinación de los lenguajes escénicos que cons-tituyen la propuesta escénica: guión de luces y sonido, escenografía, vestuario, utilería. m