Creando historias
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LA FUERZA DEL AMOR
Como todos los días la humanidad
despierta en sus camas, con su día
planeado, ya que la gran mayoría
debe asistir a su empleo o a su
formación educativa en un instituto
o colegio. A veces se vuelve tan
monótono que se llega a asimilar a
robots mecanizados desempeñando
las funciones a las cuales fueron
programados; si no fuera porque
cada día se tiene un sentimiento
diferente por el cual estar alegre o
triste, se sería como maquinas
frívolas y despiadadas comandadas
por un circuito que les tendría sus
funciones y acciones calculadas a
determinada hora y lugar.
Un día Juan inicio sus labores como
era de costumbre a las 9:00 am, su
monotonía esta vez no fue
excepción, tomo el autobús, camino
las mismas dos cuadras de siempre
y entro al edificio donde estaba su
consultorio, saludo al celador, entro
en el ascensor y se bajo como de
costumbre en el piso 4º.
Con la cabeza inclinada revisando
su agenda se topo con una mujer,
delgada, piel morena y con un
vestido blanco. De inmediato entro
un estado de sorpresa, pues la
belleza de esta mujer lo había
dejado perplejo. Sin una sola
palabra pero con muchas miradas la
despidió, y siguió su camino hacia
su consultorio pero en su mente
seguía reflejada la bella mirada de
aquella mujer.
Casi como si fuera una especie de
hechizo que hubiera lanzado
aquella mujer con sus ojos rasgados
y negros profundos como el ébano,
sobre aquel hombre quien no dejo
de pensar en toda su jornada
laboral en la hermosa dama del
ascensor, incluso ni concilio su
sueño fácilmente por pensar en la
belleza poco común de la dama que
ahora robaba sus pensamientos.
Al día siguiente su monotonía ya no
era neutral, sino que poseía un
sinsabor que hacía de su existencia
algo más depresivo aun, pero
sucedió algo de película, quizá el
universo conspiro a su beneficio,
quizá su suerte había mejorado, no
sabía exactamente que ocurrió,
pero aquella mujer que deslumbro
sus ojos con su belleza impactante,
era ahora su colega de trabajo, y
mejor aun, estaba siguiente a su
consultorio.
Desde aquel día las ansias de verla
eran mucho mayores así que
apuraba el paso para estar unos
minutos antes de lo normal, un día
reunió valor y ya estando en el piso
caminaba hacia el consultorio de la
mujer, de repente se abrió la puerta
y salió aquella mujer, los nervios se
apoderaron de él sin embargo no
dudo en dirigirle la palabra con un
simple saludo, ella como
hipnotizada en su rutina y
congelada por la monotonía ignoro
su saludo y siguió su camino. Todos
los deseos y sueños de Juan con
esta mujer de inmediato se fueron al
piso y era de suponerse que en este
mundo donde todas las personas se
encontraban robotizadas por la
costumbre no sintieran nada, pero
era muy extraño que se hubiera
despertado una ilusión en este
hombre por alguien que solo le
había brindado una mirada.
Aunque este gesto afecto su frágil
sentimiento que apenas había
surgido y sentido por primera vez,
no desistió, he aquí que el amor
había cambiado totalmente el
carácter y perspectiva de la vida de
este individuo. Salió a la calle y
observo como el caminar de
quienes transitaban sonaba como el
pasar de un batallón, tan coordinado
y perfecto que hasta estremecía,
también vio que quienes se dirigían
hacia una misma dirección estaban
en fila como si fuera una ley
establecida, se impresionó y pensó
¿Cómo él había podido ser un robot
mas de esos?, aunque sabía que no
era robots pues poseían un carne
en vez de metal por cuerpo. Ante
esto reacciono y decidió no volver a
los senderos de antes que
conducían a una vida monótona y
vacía, y que mejor manera que
incentivar a su amada a sentir lo
que ella misma sembró en él, pues
fue quien le había cambiado sus
sentimientos involuntariamente,
pero que ahora le hacía ver la vida
de otra manera.
Había un detalle que llamaba la
atención de Juan, y es que las
cosas que veía estaban en blanco y
negro, excepto su amada a quien
veía en un color resplandeciente y
hasta enceguecedor de su
hermosura y que ahora él al poseer
el sentimiento de amor, había
tomado color diferenciándolo de los
demás, aunque parecían no notarlo.
Pensaba en aquella doncella cada
día al despertar, y antes de ir a
trabajar recolectaba rosas, las
cuales florecían y obtenían color al
él tomarlas, compraba chocolates y
detalles tiernos para obsequiárselos
a su amada, los entregaba con
pasión y fervor, pero ella en un
principio lo ignoraba, él lo notaba sin
embargo no desfalleció.
Un día ella observo su consultorio
lleno de color y felicidad cubierto de
detalles y tarjetas, de lo que ahora
sabía eran de amor, abrió sus ojos
ante la realidad, sintió sus mejillas
mojadas he identifico eran lagrimas
de alegría, corrió a los brazos de su
amado quien lloro junto a ella y se
abrazaron fuertemente. Salieron de
aquel lugar corriendo y al ver la
multitud coordinada en su caminar,
se mezclaron entre está intentando
contagiar su felicidad, sin embargo
no dio resultado; ellos resaltando
por su aspecto de viveza y alegría,
se tomaron de la mano y gritaron
fuertemente….
AL FIN SOY FELIZ.