EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA JÓVENES

CREADOS POR AMOR,REDIMIDOS PARA AMAR

PROLOGO

Cuando Hans Urs von Balthasar escribió uno de sus libros más reconocidos a níveo internacional, “Sólo el amor es digno de fe”. Él lo concibió este libro como un compendio anticipado de toda su teología. No era para menos, ya que para Von Baltasar el amor era el fundamento y el centro de una verdadera teología cristiana. Muy por arriba de la gracia, de la fe, de la Sagrada escritura e incluso del mismo Dios (a secas) él veía en el amor el centro que unificaba toda la historia de la Salvación. Decía: “El amor que es Dios en sí mismo, en su vida divina de plenitud, y el amor que es el origen, el principio y el fundamento de toda la realidad es el único lugar desde donde el cristianismo puede encontrar su fuerza rejuvenecedora hacia dentro de sí mismo y su credibilidad hacia fuera”. Este amor para Von Baltasar estaba en la persona de Jesucristo. Es allí donde la segunda persona de la Santísima trinidad se manifiesta a sí mismo como amor, como ágape y, por ello, como gloria. Es en Jesucristo donde todas las cosas se hacen comprensibles. La constitución dogmática Gaudium et spes recogerá dos años mas tarde la frase lapidaria: “En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado1. Por ello, Jesucristo es quién revela al hombre el propio hombre, pues se trata de una revelación del mismo DIOS-HOMBRE al hombre. En Jesucristo el amor se revela a sí mismo, de una manera tan majestuosa que, allí donde es percibido, consigue la abertura de la adoración sin necesidad de exigirla expresamente. La donación de la persona infinita a la finita, capacita a esta última para la posible respuesta en el amor. En Jesucristo que se hace hombre, el hombre es alcanzado e invitado a ser totalmente otro, a vivir en una profunda intimidad con Dios. En este movimiento de la criatura hacia el verdadero amor, experimenta hasta lo más recóndito de su ser su propio ser-no Dios, y por ello, comprende mas y mejor la relatividad de todo que no sea el amor absoluto.

Para poder ver la gloria del amor es exigido al hombre un amor. Nadie puede comprender la revelación en Cristo si no entra con la gracia de Dios en el amor trinitario. Al no entrar en este movimiento trinitario de amor, el hombre se isla, pierde la capacidad de ser dono y acaba siendo víctima del egoísmo. Aquí reside la causa principal de por que el cristianismo de hoy pierde fuerza y ya no convence. No convence porqué muchos cristianos han 1 CONCILIO VATICANO II, Gaudium et Spes, 22

perdido la conciencia del pecado y al tener el tribunal interior corrompido se hacen sordos a las voces del amor de Dios.¿Cuántos cristianos hoy abandonan todo deber religioso, e invocan la conducta defectuosa de personas devotas conocidas o de ministros sagrados o fieles, como excusa —bastante trivial, por cierto—de su negligencia? Otros no tienen tiempo para Dios porque están muy ocupados. Otros dicen que han tratado de evitar el pecado en sus vidas, pero los intentos fueron inútiles y dejaron de luchar. Otros siguen pecando si poner el mínimo esfuerzo para cooperar con la gracia de Dios alegando que simplemente siguen los impulsos de la naturaleza y que estos impulsos no son malos ya que son inclinaciones que el mismo Dios ha dado. El cristianismo no convence porque donde no hay identificación con Cristo no hay cristianismo, no hay amor, y donde no hay amor no puede haber fe viva. Hay muchos cristianos que un día recibieron el bautismo, pero hoy ya no saben o no quieren saber nada de Jesucristo. No estaría mal recordarnos aquellas preguntas que llevaron al teólogo suizo a colocar el amor como el único digno de fe. Al final; ¿en que creemos nosotros cristianos? ¿Qué es lo cristiano en lo cristianísimo? ¿Cuál es el centro decisivo del cristianismo que hace que todas las realidades dentro de él tengan sentido? ¿Qué es lo específicamente cristiano, el lugar desde donde todo lo demás tiene que ser contemplado y articulado?

Bastaría echar una mirada en nuestra historia de salvación para ver que Dios se dona por amor ya que no tiene necesidad de nada y de nadie. Cristo se entrega por amor ya que la misma redención de la humanidad caída no implicaba de por si la necesidad de la encarnación, eso sí, era conveniente que tomara la naturaleza humana, pero no era el único camino. Si la encarnación no era necesaria: ¿qué diremos del modo de su pasión y muerte? Pero los hechos son lo que son. Él libremente ha querido cellar la nueva y eterna alianza con su sangre2. La parte de Dios una vez más esta cumplida, Él ha salido a mi encuentro, ha realizado una redención objetiva mediante la encarnación, pasión, muerte y resurrección. Pero ahora está pendiente mi respuesta libre a esta alianza que me propone Cristo. Cristo conociendo la debilidad de la naturaleza humana se adelanta en darnos los medios para llevar a cabo en nosotros esta redención personal. Aquí esta el motivo por lo cual Cristo nos deja el Espíritu Santo para que este lleve al hombre a la plenitud del amor. Ciertamente esa redención subjetiva se realiza en base a la libertad humana. Dios propone, pero nunca impone. Por ello, el amor es el eje que mueve al mundo y por supuesto debe ser el centro de todo el quehacer del hombre dado que el hombre es redimido por el amor3.

El mundo en su conjunto está frío y vacío porque talvez nosotros cristianos no nos dejamos amar por el amor. La sociedad en su conjunto es egoísta porque nosotros cristianos muchas veces amamos a todo, menos el amor. Mucho del mal que existe en el mundo tiene culpables, y nosotros

2 «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros » (Cf. Lc. 22; 20).3 No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. Eso es válido incluso en el ámbito puramente intramundano. Cf. BENEDICTO XVI, Spe Salvi, 26.

cristianos tenemos una parte considerable de la culpabilidad de este mal. Cada vez que omitimos hacer el bien dejamos a Dios con las manos atadas y nuestra actitud pasiva cuando menos nos lleva a la tibieza espiritual que es hoy por hoy la bandera de muchos cristianos. Un hombre que se repliega en los ejercicios de las virtudes deja de ser lo que debería ser, “Luz del mundo e instrumento del amor de Dios”. Admitamos o no, gran parte del mal que la humanidad padece, esta precisamente en la ausencia de bien que nosotros cristianos por vocación deberíamos llevar impreso en nuestras almas.

Pero una vez más, solo el amor es la fuerza que puede cambiar el mundo. Porque solo el amor puede cambiar los corazones. Pero este cambio solo es real cuando cada cristiano recupere su identidad y no tenga miedo de la cruz de Cristo.

El cristiano de hoy tiene un reto muy grande, porque su vida esta inmersa en cambios profundos y acelerados. El mundo se va transformando, absorbiendo casi completamente la vida. Desde fuera se impone muchas cosas, entre otras, un estilo de vida incompatible con nuestra fe y con nuestra condición de cristianos. Aquí una vez más el cristiano debería levantar su voz y defender los derechos de la dignidad de sus hermanos porque él sabe que la vida, la familia…, es un dono de Dios. Pero pocos escuchan la voz de Dios en su interior porque Dios habla a las conciencias y la conciencia se esta convertiendo en una flor exótica. Una vez más Dios queda con las manos atadas porque nosotros que somos sus manos, sus pies, sus labios nos acobardamos. Con una vida agitada y carente de todo valor sobrenatural, no sólo la familia se ve disgregada, los mismos jóvenes van perdiendo de su horizonte el sentido de la libertad y del verdadero amor. Por ello, he pensado en estos ejercicios como una forma de ayudarte en esta difícil, pero emocionante misión que tienes como cristiano. Ojala estas reflexiones le sirvan para ver el bueno que ha sido Dios contigo y sean el instrumento que Dios se sirva para su crecimiento en el amor, y por medio de ti pueda preservar a muchos jóvenes de la tragedia espiritual.

HISTORIA DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

Los ejercicios espirituales ya eran practicados por los Padres del desierto, pero los que llamamos clásicos se remontan a san Ignacio de Loyola, que empieza a escribirlos en libro en 1522 y lo perfecciona en 1548. El libro comienza a los Ejercicios planteando antes preguntas fundamentales: ¿para qué nos ha creado Dios? El fin de los Ejercicios, en el pensamiento de san Ignacio, es el de ordenar la propia vida según el proyecto de Dios, pues el hombre fue creado para servir a Dios, y solo a través de esto puede llegar a la salvación.

San Ignacio recomendaba hacer los Ejercicios en un lugar distinto del propio ambiente habitual. Existían de hecho las “casas de ejercicios”, donde el silencio y la quietud ayudaban a hacer estos Ejercicios espirituales.

San Ignacio tomó de la Biblia las ideas para la composición gradual del libro de los ejercicios espirituales, en los que transfunde sus sentimientos encontrando el secreto para discernir la voluntad de Dios. Por tanto la Biblia es un texto fundamental para todo tipo de Ejercicios espirituales. Sería largo buscar todos los pasajes de la Biblia que se refieren a ellos. Entre otros está el salmo 118, 47-64. El salmista dice al Señor de haber escrutado sus caminos y de dirigir sus pasos hacia los mandamientos; se dice dispuesto a custodiar los decretos del Señor. Finalmente pide al Señor que le enseñe su voluntad, ya que del amor del Señor está llena la tierra. Análogo es el itinerario del ejercitante, que revisa su propia vida para orientarse en el sentido de la voluntad de Dios.

Otras referencias podrían ser la Virgen María, que medita en su corazón todo lo que sucede a su alrededor. María, de hecho, escuchaba y meditaba las Escrituras, ligándolas a las palabras de Jesús y a los acontecimientos que iba descubriendo en su historia en relación con su Hijo; otra es la invitación de Jesús a los discípulos a retirarse en soledad para un descanso que es espiritualmente saludable. Finalmente, la referencia a las Escrituras en el coloquio con los discípulos de Emaús, para que comprendan lo que sucedió en su muerte y en su resurrección. Los ejercicios de san Ignacio recorren toda la vida de Jesús como está contada en los Evangelios.

Además de san Ignacio, muchos santos han practicado los Ejercicios espirituales como renovación de la vida cristiana. Cito sólo algunos: santo Domingo, san Francisco de Asís, san Pablo de la Cruz, san Alfonso María de Ligorio4...

PORQUE NECESITO HACER LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

Creo que uno de los mayores logros del diablo en los últimos tiempos ha sido absorber la vida humana con muchas cosas, talvez necesarias, pero que no deberían hacernos caer en el mismo error de Marta. “«Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María a escogido la mejor parte… (Lc. 10; 40-42)”.

Cristo que conoce el corazón de Marta como nadie, la hace ver el peligro de vivir una vida absorbida por el que hacer cotidiano. Las preocupaciones de la vida son o pueden ser legítimas, pero nunca debería llevarnos a perder de vista que estamos en el mundo para dominar las cosas y no para ser dominados por ellas. De hecho de este dominio que empieza 4 Cf. Entrevista al Padre Renzi: Zenit jueves 4 de febrero de 2010.

por uno mismo dependerá la realización de la misión. Por otro lado, es importante comprender que las cosas en cuanto tal, tienen valor para nosotros cristianos cuando están relacionadas con el fin último del hombre ya que son cuando nuestras obras dan gloria a Dios y se convierten en luz para los hombres. Dios no nos pedirá cuenta de cuanto hicimos, sino si lo que hicimos lo hicimos con amor. Somos meros administradores de unos dones que nos han sido confiados. ¡Qué trágico sería llegar al final de la vida habiendo dado prioridad para muchas cosas urgentes y necesarias, —para mi—, pero habiendo olvidado lo que es imprescindible! Talvez sólo en este momento final nos enteraremos que hemos dejado de vivir, que muchas cosas que consideramos necesaria era en el fondo una jugada del enemigo para quitar nuestra atención y retardar así nuestra conversión. ¿De cuántas cosas nos enteraremos cuando dejemos nuestro pobre cuerpo para alimentar los gusanos que llevamos dentro? Pero para entonces será demasiado tarde las lamentaciones. Creo yo que mientras vivimos sería bueno y de hombres sabios y prudentes hacer de vez en cuando un alto en el camino para examinarnos que sentido tiene todo lo que hacemos. Aunque es verdad que no puedes darte el lujo de retirarte una semana en el desierto para hacer unos ejercicios, no es menos verdad que puede y debe hacer de vez en cuando el desierto en tu propia vida. Hacer el desierto en la propia vida significa dejar de vez en cuando a los hombres, buscar la soledad para rehacer en el silencio y en la oración prolongada el tejido de tu alma… Dijo alguien una vez: Cuantas veces estuve entre los hombres, volví menos hombre5.

Aquí en estos ejercicios verás toda clase de hombres, cobardes, egoístas, hipócritas, pero también hombres valientes, generosos que a pesar de sus debilidades escribieran con la gracia de Dios historias memorables, algunas de ellas con la misma sangre. La gran diferencia entre ellos estriba en que los últimos se dejaron tocar por la palabra de Dios, conocieran la verdad, tuvieran el valor de hacer la verdad en la propia vida, y a pesar de sus miserias confiaran en la misericordia de Dios. Aquí está la diferencia entre Judas y San Pedro. Judas escucho a Jesús predicar, vio los milagros del Señor, pero la voz del mundo sonó mas fuerte en el corazón de Judas que las palabras de Jesús. Pedro por el contrario, era un hombre lleno de defectos, pero honesto y generoso. Las palabras de Jesús no tardaron en penetrar su corazón, le calaron profundamente. «Señor, ¿donde vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna6». Por ello San Pedro niega al maestro, pero jamás desconfía de su misericordia. Aquí está la diferencia entre María Magdalena y el resto de las prostitutas de Israel. María magdalena escuchó la voz de Dios en su interior y emprendió el camino de regreso como el hijo prodigo hasta caer a los pies de Jesús en la casa de un fariseo7. Este gesto de valentía y humildad por arriba del respecto humano le valió no sólo el perdón, sino también a ser la primera mujer después de la Santísima Virgen

5 Cf. TOMÁS DE KEMPIS, Libro I, CAP. XX.6 Cf. Jn. 6; 687 Cf. Lc. 7; 36-50

María a ver el resucitado. Muchas otras mujeres de su tiempo sintieron en su interior la voz de Dios para levantarse de sus miserias, pero estas voces fueron calladas por el egoísmo o por el respecto humano, y estas pobres mujeres talvez terminaron sus días lamentándose de no haber tenido el valor de Magdalena. Por ello estimado joven escribo estas reflexiones con la única intensión de poder ayudarlo. Créame que tu vida no me es indiferente, porque tu vida puede y debe ser la luz que necesitan los hombres. Pero serás lo que debe ser, si te dejas tocar por Cristo. Cristo sigue necesitando de pecadores. Porque los pecadores son los que más experimentan la misericordia de Dios y por ello son los más capacitados para infundir en el mundo la esperanza y el amor. «A quien poco se le perdona, poco amor muestra8».

ACTUALIDAD DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES.

A propósito de la actualidad de los Ejercicios, así se expresó Pablo VI: “La práctica de los Ejercicios constituye no solo una pausa tonificante y corroboradora para el espíritu, en medio de las disipaciones de la caótica vida moderna, sino también una escuela aún hoy insustituible para introducir a las almas en una mayor intimidad con Dios, al amor de la virtud y a la ciencia de la vida, como don de Dios y como respuesta a su llamada”.

ESTRUCTURA DE ESTE MANUAL

Este manual de ejercicios esta organizado del siguiente modo:1) Al inicio de algunas de las meditaciones he preferido abordar

brevemente algunos puntos de apologética para ayudarte a dar razones de tu fe. Procure que estos elementos de apologética no te distraigan.

2) Las meditaciones constituyen el punto más importante de estos ejercicios y es aconsejable meditarlas conforme el orden que están en el manual.

3) Las lecturas complementarias son para ayudarte a profundizar en estas grandes verdades de tu fe.

4) Las prácticas tienen como finalidad reflexionar algunos elementos que son de gran importancia para su crecimiento espiritual y el aprovechamiento de tu vida de cara a la eternidad.

5) Este manual esta compuesto de cuatro partes.

Verdades fundamentales de nuestra vida El gran ideal de la vida cristiana vista desde Cristo

8 Cf. Lc. 7; 47

Las últimas cuarenta y ocho horas de la vida de Cristo Cristo ha resucitado

QUE SON LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES:

Son un modo de examinar la conciencia, de descubrir la voluntad de Dios sobre tu vida, de meditar de contemplar, las verdades que envuelven la vida humana. Los ejercicios son por ello, un proceso dinámico de conocimiento, reajuste y crecimiento en la propia vida espiritual, que tiene por objetivo la identificación más plena y completa posible con Jesucristo, mediante el amor apasionado a su persona; amor que se hace real en el cumplimiento fiel y delicado de la voluntad de Dios. “Quién me ama, guarda mis mandamientos9”.

Por ello, los ejercicios implican: trabajo, actividad, de las potencias espirituales del alma, memoria, entendimiento y voluntad. La oración personal es lo más importante. La santificación a que estamos llamados, está sobre nuestras fuerzas humanas; necesitamos la gracia de Dios. Nuestra cooperación principal a la gracia es la oración.

Los ejercicios Espirituales ayudan enormemente a elevar las almas a las más altas cumbres de la oración y amor de Dios. Por ello, entre con gran ánimo, dispuesto a luchar contra las dificultades, desganas... y con generosidad para con Dios, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que El disponga conforme a su divina voluntad. Busque hacer las meditaciones bajo la luz de la fe y la guía del Espíritu Santo.

Aun que es verdad que Dios puede conducir al alma por caminos extraordinarios, sabemos que ordinariamente prefiere nuestra colaboración con la gracia, que pongamos de nuestra parte la colaboración humana para remover obstáculos.

Por último, los ejercicios espirituales presentan una síntesis de la Historia de la Salvación.

¿Cuál es la finalidad de los ejercicios? “Hacer la verdad, en el amor, creciendo en todo hacia Aquél que es la

cabeza, Cristo” (Ef. 4, 15).No son para conocer la verdad, sino para “HACER” la verdad, para

contemplarla y actuarla; para asimilarla con lucidez, y sobre todo, para orientar toda la vida conforme a ella, comprometidamente, en una actitud de amor y donación.

Recuerde de lo que hemos visto al inicio de este manual.“El amor que es Dios en sí mismo, en su vida divina de plenitud, y el

amor que es el origen, el principio y el fundamento de toda la realidad es el único lugar desde donde el cristianismo puede encontrar su fuerza 9 Cf. Jn. 14; 21

rejuvenecedora hacia dentro de sí mismo y su credibilidad hacia fuera”. Este amor está en la persona de Jesucristo.

Si el amor no está en el centro de tu vida puede traer algunas consecuencias drásticas para tu propia vida y para la vida de tus hermanos, los hombres. Aquí le paso algunas para que reflexiones.

La inteligencia sin amor, te hace perverso.La justicia sin amor, te hace implacable.La diplomacia sin amor, te hace hipócrita.El éxito sin amor, te hace arrogante.La riqueza sin amor, te hace avaro.La docilidad sin amor te hace servil.La pobreza sin amor, te hace orgulloso.La belleza sin amor, te hace ridículo.La autoridad sin amor, te hace tirano.El trabajo sin amor, te hace esclavo.La simplicidad sin amor, te quita valor.La oración sin amor, te hace introvertido.La ley sin amor, te esclaviza.La política sin amor, te hace egoísta.La fe sin amor, te deja fanático.La cruz sin amor, se convierte en tortura.LA VIDA SIN AMOR... NO TIENE SENTIDO......…

Pero cuando se hace la experiencia del amor, entonces puede llegar a comprender las cosas de un modo mucho más sencillo.

“TÉRMINOS VISTO DESDE LA TEOLOGÍA POPULAR10”.

Evangelio: Es el libro que solamente se lee bien con el corazónFe: Es cuando uno dice que va a escalar el Everest y en el corazón ya lo considera hechoSimplicidad: Es el comportamiento de quien empieza a ser sabio.Paz: Es el premio de quienes cumplen honestamente el deber.Perdón: Es una alegría que uno da y que pensaba que jamás la poseía.Evolución: Es cuando uno va muy por delante y siente el deseo de buscar aquellos que se quedaran atrás.Amigo: Es alguien que queda para ayudar el otro, cuando todos se retiranAmor al prójimo: Es cuando el desconocido pasa a ser el amigo que todavía no abrazamos.Adiós: Es cuando el corazón que parte deja la mitad con el que se queda.Soledad: Es cuando estamos cercados de personas, pero el corazón no ve a nadie.

10 Pensamientos tomado del libro de Luiz Gonzaga Pinheiro, “O Homem que Veio da Sombra”.

Maldad: Es cuando arrancamos las alas del angel que debíamos ser.Vanidad: Es cuando uno renuncia la propia esencia por otra; generalmente peor.Sinceridad: Es cuando nos expresamos como si el otro estuviera del otro lado del espejo.Lagrimas: Es cuando el corazón pede a los ojos que hablen por el.Cordialidad: Es cuando amamos mucho a una persona, y tratamos a todos como a ella.Magua: Es una espina que la gente coloca en el corazón y se olvida de quitarla. Muerte: Es un viajen o cualquier cosa que huele a eternidad. Orgullo: Es cuando uno es una hormiga y quiere convencer a otros de que es un elefante.Odio: Es cuando uno planta trigo el año entero y estando las espigas maduras uno las quema todo en un mismo día.Obsesión: Es cuando el espíritu se enferma, manda fuera la compasión y invita a la venganza para morar con él.

PRELUDIO:

El hombre no puede vivir sin amor. El permanece para si mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. (Cf. Redemptor Hominis, 10).

El amor como bien sabemos, no es un gozo egoísta, más bien es una conquista de si mismo, una conquista necesaria para poder un día llegar a ser don. Esta alto conquista es imposible sin la gracia de Dios. El mayor error de la juventud de hoy es buscar esta conquista sólo con sus propias fuerzas. La naturaleza humana caída, necesita del auxilio interior de la gracia. Muchos jóvenes están hoy a años luz de la verdadera libertad. La libertad no se logra prescindiendo de Dios. Libertad no es solamente ausencia de prohibición o liberación de un obstáculo. Muchos jóvenes lamentablemente piensan que creer es una limitación al ser humano. Muchos conciben la libertad en hacer lo que a uno le viene en gana. Son jóvenes en su mayoría superficiales, si valores, que no les interesa la verdad sino las apariencias.

Al carecer de valores éstos jóvenes son permisivo con todo, todo les da igual, son indiferente, todo vale, que mas da…, no vale la pena luchar por nada, ni esforzarse por nada que va más allá de su ego. Ellos quieren vivir tranquilo, cómodos, si preocupaciones. Según este tipo de joven, cada cual tiene su verdad, la verdad absoluta no existe para ellos. Pero, los problemas no desaparecen con ignorarlos, ellos siguen allí, y hay que tener el valor de afrontarlos. Como dice un dicho español, “al toro se le coge por los cuernos”.

Por otro lado, no todo es relativo en el mundo y en tu vida. Hay verdades absolutas y que un hombre honesto no puede negarlas. Pensemos en la tragedia de la humanidad si todos nosotros concibiéramos un relativismo moral donde cada quién hace sus propias leyes. Dios nos ha librado de semejante monstruosidad al dotar la naturaleza humana y el mismo mundo de leyes. El hombre que reflexiona de vez en cuando sabe que no existe leyes sí un legislador.

Pero el hombre superficial, si valores, todo le da igual, que haya guerras, abortos… este no es su problema, su único problema es que le dejen en paz, él no se ilusiona por nada, no se entusiasma por nada, no quiere compromiso, no quiere sacrificarse por nada, no quiere ideas que le comprometan, él quiere vivir si leyes, si normas. Pero esta no es la actitud de un hombre inteligente, el hombre inteligente suele ser religioso porque se pregunta sobre el sentido de su vida y sólo la religión da una respuesta satisfactoria sobre estos problemas. Aunque me duele decirte, lo digo porqué sé del potencial que llevas en tu corazón y del bien que puedes realizar si te liberas de éstos prejuicios. La libertad joven es mucho más que ausencia de obstáculos. Feliz el joven que gane templanamente una idea clara de lo que verdaderamente es la libertad. Hay muchos tipos de libertad, pero no todas son verdaderas.

La libertad que te propongo aquí, es una libertad en la verdad, porque creo yo que es la única digna de ti. Ahora bien, esta libertad en la verdad implica una lucha decidida contra el pecado, un pecado que como tu bien sabes no es una invención de la Iglesia, sino algo del cual tu mismo puedes comprobar por su propia naturaleza.

Sólo cuando el hombre se libera de la esclavitud del pecado y de la mentira se abre a la verdad, y sólo la verdad hace auténticamente libre al hombre (cf. Jn 8,36). El hombre no es totalmente dueño de sí mismo. Está parcialmente condicionado por la herencia, por el ambiente, por la ignorancia y, más en la médula de su ser, por el pecado y los hábitos desordenados que ha adquirido. La libertad absoluta es propia exclusivamente de Dios. La humana siempre es limitada y es tanto mayor cuanto más liberado del pecado esté el sujeto. Nunca olvides joven de que hay una libertad suprema a la que tú y yo estamos llamados a participar. Nuestra libertad es sólo un dono de la creación a la naturaleza humana, es un instrumento de la verdad y como tal, se realiza en el amor.

Ojala estas consideraciones que aquí empezamos nos lance sí temor a la conquista de nosotros mismos para Dios. El modelo lo tenemos en Cristo y en la Santísima Virgen María. No se haga mi voluntad y fiat son el resumen de vidas libres que se ofrecieron como don. ¿Te atreves? ¿O el reto es demasiado para ti? Si no te atreves, al menos ten presente que la libertad es

un dono que Cristo ha conquistado para ti y que (la gracia talvez ausente de tu alma) hace que esa libertad sea activa en su más alto grado porque la gracia divina lleva a cabo una liberación objetiva y misteriosa de la misma libertad humana, haciéndola capaz de expresarse hasta el máximo y de aspirar a su nueva meta definitiva, la de compartir la naturaleza divina, la absoluta y soberana libertad.

Recuerde que no es libre el que se ríe de sus cadenas, sino el que hace aquello que debe hacer. Como bien dijo en una ocasión Gandhi: “No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna”.

Hoy muchos jóvenes de tu edad, están profundamente esclavizados, talvez algunos a punto de un suicidio porque sólo concibieran la libertad como la ausencia de un obstáculo, una libertad vacía, carente de sentido y valor para la vida.

“Te invito a hacer la verdad en tu vida porque una vez que se ha quitado la verdad al hombre, es pura ilusión pretender hacerlo libre. En efecto, verdad y libertad, o bien van juntas o juntas perecen miserablemente”11.

En esos ejercicios tiene usted la posibilidad de profundizar en toda la verdad sobre el hombre y sobre el mundo. Pero recuerde que no basta buscar la verdad, es necesario aceptarla en la propia vida. Tu mismo te encontrarás con muchos jóvenes que no aceptan la verdad por cuestiones de comodidad o por cuestiones morales, son jóvenes que prostituyeron su conciencia y dieran la espalda a la verdad. Para nosotros estos jóvenes sólo son signo de cobardía e hipocresía. Nos duele ver como estos pobres jóvenes traicionan a Cristo, a la misión y a ellos mismos.Como dijo Ralph, (poeta estadounidense): “Toda violación de la verdad no es solamente una especie de suicidio del embustero, sino una puñalada en la salud de la sociedad humana”. Todo hombre honesto sabe de sobra que no se accede a la verdad sino a través del amor. Pero el amor no sólo es necesario para acceder a la verdad. El amor también será imprescindible en tu vida conyugal, en ella tú comprobarás la veracidad, profundidad y solidez de este amor, un amor que ahora como nunca te llama a ser dono y que de no serlo, verás tu matrimonio naufragar como el titanic aquella noche de abril del año 1912.

El ser humano no se reduce a un conjunto de órganos perfectamente vinculados que es resultado de un largo proceso evolutivo, sino que es un ser corpóreo-espiritual y por ello no puede ser rebajado a un objeto o a un engranaje dentro de un sistema. Más aún, precisamente al ser una unidad corpóreo-espiritual, no está absolutamente determinado en su conducta por los elementos culturales, científicos y técnicos de la sociedad en que vive, sino que es libre, dueño de sus actos y por lo tanto responsable de su comportamiento. De allí que deba encausar sus acciones y

11 Cf. JUAN PABLO II, Encíclica Fides et Ratio, 90

ordenarlas rectamente a través de la autoformación, de las virtudes y, en especial, de la amistad con Dios, siempre en el ámbito de las relaciones interpersonales auténticas. He aquí a grandes rasgos un resumen generalísimo del pensamiento filosófico de Guardini.

EL RETO DE LA VIDA

Freud dijo en una ocasión que ponerse la pregunta del sentido era señal de una enfermedad psicológica: «En el momento en que uno se interroga por el sentido y el valor de la vida, ya está enfermo. Es el momento cuando uno reconoce que tiene una libido no satisfecha12».

Para él, ponerse la pregunta del sentido es una señal cierta de enfermedad. La metafísica, que pone la pregunta sobre el sentido del ser, sería una ciencia que nace ya enferma. ¿Pero es cierto que la pregunta sobre sentido es signo de enfermedad? ¿O no será, más bien, una exigencia del espíritu humano que quiere comprender la realidad y la meta hacia la que se dirige?

“La relación con Dios, “es constitutiva del ser humano: éste ha sido creado y ordenado hacia Dios, busca la verdad en su propia estructura cognoscitiva, tiende hacia el bien en su esfera volitiva, y es atraído por la belleza en la dimensión estética13”.

Ahora usted saque las conclusiones de quién tiene la razón. Si Freud que vivió una vida vacía y si sentido o Benedicto XVI que consagró su vida a servicio de sus hermanos los hombres.

Ahora me gustaría hacer contigo algunas consideraciones de carácter universal que nos puede ayudar a tomar más en serio el gran reto de la vida, una vida que no nos da el lujo de ensayos, tan poco nos da la posibilidad de elegir un doble para las escenas más difíciles.

1) La primera consideración que le propongo, son tres preguntas que todo hombre debería resolver en su propia conciencia bajo pena de que su vida sea una tragedia.

¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿para donde voy?

Sí no tenemos el valor de respondernos para nuestros adentros estas preguntas, viviremos en la superficialidad. Delante de una misma acción nos 12 (cf. De una carta a la princesa Maria Bonaparte. Citada en V. FRANKL, La sofferenza di una vita senza senso, Elle Di Ci, Torino, 1974, p. 113.

13 BENEDICTO XVI, primer discurso en Lisboa, martes 11 mayo de 2010.

encontramos con comportamientos muy distintos porque cada uno puede dar un valor muy diferente a su actuar. Pero este actuar en sí no es indiferente porque de él depende la actitud del hombre de cara a los problemas que presenta la vida. Me viene a la mente aquella historia de un viajero que pasó al lado de un grupo de canteros. Los tres desempeñaban lo mismo: A la pregunta: ¿Qué haces? El primero le respondió: “Yo, sudando aquí esperando que pasen las 8 hrs. para largarme a mi casa”. El segundo le dijo: “Yo, aquí ganándome el pan para darle de comer a mis hijos”. El tercero entusiasmado le respondió: “Yo, aquí construyo una catedral”. Aquel que tiene fe, encuentra el éxito en donde muchos fracasan.

La vida es como el dinero: si no lo vas a emplear en algo útil, mejor no tenerlo. Si lo vas a tener para degenerarte o para envilecerte mejor no tenerlo. Así también es la vida, pues con dinero o sin dinero, uno la puede emplear para el más noble de los fines o para el peor de ellos.

Resuelto estas tres preguntas fundamentales, ya has dado un paso importante que le ayudará a no vivir una vida en el engaño y en la superficialidad.

Talvez usted ya haya reflexionado sobre ellas, pero no ha encontrado el valor para afrontarlas con determinación. Este valor joven no es sólo cuestión de voluntad, recuerde que necesitas de una fuerza, una iluminación interior que le mantenga en la lucha. A esta fuerza iluminadora y sobrenatural nosotros la llamamos gracia. En tu vida te encontrarás inevitablemente con los obstáculos, cuando llegaren los obstáculos, sepa que en ellos esta precisamente la oportunidad del crecimiento. Incluso en estos ejercicios que ahora empieza, te tropezarás con las tentaciones, puesto que tanto Dios estará interesado en su progreso espiritual, como el demonio en su hundimiento, derrota sobrenatural.

Hay que subir la montaña, no dar la vuelta hay que tirar para adelante si jamás retroceder. Cuando las motivaciones humanas se desmoronan o cuando estas nadando contra corriente como sucede en nuestros días, te son indispensables las motivaciones de orden sobrenatural para no perder de vista a donde te diriges. En el camino hacia la meta te encontrarás con muchas bifurcaciones que te exigirán honestidad de conciencia para no echar a perder lo que hayas logrado hasta aquel momento. Recuerde que Dios siempre te dará la gracia para superar los obstáculos, pero respectará la libertad de tu decisión.

2) La segunda consideración no es menos importante que la primera.

Ahora que has colocado el fundamento de quién eres, de donde viene y para donde te diriges. Deberás reunir el material necesario para emprender con determinación el viaje de tu vida. Así como “Melchor14”, que después de vislumbrar una estrella que un día se le cruzó por el camino empezó a preparar el camello, los dátiles, la fruta ceca, el agua para ir al oriente porqué una voz misteriosa le movía interiormente llamándole a una misión.

También tu estimado joven tiene una misión, tú no eres fruto del azar y tan poco caminas para la nada. Por ello, lo más prudente será reunir lo necesario para emprender el viaje. El viaje de Melchor al oriente era muy largo, era una aventura a lo desconocido, implicaba cruzar el desierto, pasar por muchos peligros, de los cuales no se descartaba la suerte de terminar su aventura en manos de los salteadores.

También tú te encontrarás con muchos salteadores en tu camino, una sociedad egoísta te espera como los tigres de África que se hacen los dormidos junto al árbol donde están los micos, para que éstos se confíen y se les acerquen sin temor, y así destrozarlos. Recuerde del dicho popular, “Dios siempre perdona, los hombres algunas veces, pero la naturaleza jamás”.

La vida es un reto joven…implica escalar grandes montañas, la montaña del orgullo, la montaña de la sensualidad…, el camino hacia Dios no es un camino trillado, implica determinación, constancia, confianza y mucha fe. Cristo que nunca ocultó la aspereza de su seguimiento nos advirtió que su camino es estrecho. «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mt. 16; 24).

Todos tenemos abierta la posibilidad de la salvación eterna, porque todos llevamos en nuestra propia naturaleza la capacidad para amar. Pero recuerde joven, que el amor implica de por si renuncia, una renuncia que esta llamada a ser don. «El Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mt.11;12).

3) Otros elementos de índole meramente human pero que le ayudarán a comprender la importancia de las reflexiones-meditaciones que estas por hacer.

La vida es insegura: nos es donada, nadie se elige a sí mismo, pero es una vida que no nos es donada completamente, sino que cada hombre puede y debe construir a sí mismo.

El hombre elige el tipo de hombre que quiere llegar a ser, de él depende ya que es forzosamente libre, es responsable de sí mismo.

14 Melchor, Gaspar y Baltasar: Personajes atribuido a los reyes del oriente. Los Magos para los orientales son gente docta; en lengua persa, mago significa “sacerdote”. Pero la Biblia, en general, llama a estos Magos Reyes extranjeros.

El hombre proyecta su futuro con la inteligencia y con la voluntad se esfuerza para hacer realidad algunas de ellas. Pero el futuro es problemático, puede ser o no ser, en ningún momento tenemos la seguridad, no sabemos el día de mañana. Por ejemplo: El tiempo de vida no nos toca saber, pues la vida es azarosa e insegura. El hombre proyecta una cosa, pero los problemas de la vida le fuerzan a tomar otro camino que no estaban en sus planes iniciales. Una voz le llama a realizar una de ellas, esta voz es la vocación en el sentido estricto de la palabra. La vocación es un destino que muchas veces no se elige, sino que simplemente se acepta y se vive. Por esto cada hombre corre el riesgo de no dar con su vocación y llevar así una vida triste y frustrada que generalmente acaba mal.

La vida humana en cierto sentido es un drama, es una acción que se desarrolla sí que sepamos como va a terminar- en este sentido la vida es un drama que no tiene ni éxito ni fracaso asegurado.

Al hombre en general le interesa la vida, la ama a pesar de sus defectos y tristezas, teme a su vida, se preocupa con todo aquello que le puede perjudicar. Su vida no le es indiferente, quiere vivir no solamente existir.

Todo esto demuestra que el hombre sensato ve en la vida un valor, el hombre no temería fracasar, ni equivocarse si su vida no le importase.

El hombre quiere salvarse, quiere dar con el sentido de la vida, quiere encontrar su vocación y de esta forma ser él mismo. Esta vida que tanto ama y que sabe de su brevedad la quiere vivir con intensidad. De aquí se desprende que la verdad es una necesidad de vida o muerte para el hombre. El problema de la verdad no estriba tanto si es posible conocerla o no conocerla. El problema básico es su finalidad, el hombre necesita de ella para vivir, el hombre tiene que esforzarse por vivir en el cierto, en la verdad. Es un imperativo para el hombre vivir en la verdad, ser él mismo, no vivir de ilusiones.

Juan Pablo II decía: “La libertad y la verdad determinan la impronta espiritual que marca las diferentes manifestaciones de la vida y de la acción humana. Ellas penetran hasta lo más profundo de los actos y de los estados de alma humanos y les confieren ese contenido particular del que no encontramos ninguna traza en la vida animal15”.

El hombre dotado por Dios con esta capacidad de razonar, puede y debe buscar la verdad sobre sí mismo. “Pero la verdad no es verdad porque la deseamos o porque es útil para el hombre. Por el contrario, el hombre es el ser que necesita absolutamente de la verdad y, al revés, la verdad es lo único que esencialmente necesita el hombre, su única necesidad incondicional”16.

15 (Card. Karol Wojtyla, Amor y Responsabilidad, 10. El problema de la integración del amor).16 (José Ortega y Gasset 1883- 1955) filósofo español.

Aquí joven, no estaría mal recordar lo que dijo Gandhi sobre la verdad. No hay camino para la verdad, la verdad es el camino. (Gandhi)

Después de lo que hemos visto, no podemos concluir estas reflexiones iniciales sí ver con honestidad la profunda relación que hay entre moral y verdad. La moral en su última instancia es hacer la verdad en la propia vida, en cumplir la misión. De aquí se deduce que el sentido de la vida, tu no puedes crear a su antojo, mas bien, debe descubrirlo y una vez descubierto – aceptarlo- y submeterse a el.

Este submeterse, no puede considerarlo como algo humillante para ti, más bien, debes verlo como camino de su auténtica realización temporal y eterna. La sumisión a la verdad es la que hace al hombre verdaderamente libre, porqué libre es aquél que ha aprendido a amar.

Este sometimiento como veremos en su tiempo es el secreto de su autentica independencia ya que el hombre no tiene en sí mismo la causa de su existir. La libertad es elegir, y elegir implica renunciar, la libertad y la condición futura del hombre están íntimamente relacionadas.

Cuando decimos que el hombre es libre significa que el hombre esta eligiendo este futuro inmediato, este instante que esta por venir. En otras palabras, el hombre con su libertad puede elegir diversas posibilidades de existir en el futuro, porque el futuro es posibilidad.

El reto que aquí te propongo es el de elegir y vivir una libertad en el amor porqué para mi es la única digna de ti. Pero usted tiene abierta la posibilidad de desarrollar tu vida eligiendo y viviendo en la libertad-libertinaje que te propone el mundo que al mi parecer es una tomadura de pelo, además de ser la tragedia de los jóvenes ya que esta te conduce no al amor, pero sí al egoísmo, un egoísmo del cual tantos jóvenes son víctima.

INTRODUCCIÓN A LOS EJERCICIOS.

Al inicio de estos ejercicios le propongo una lectura fundamentada en un acontecimiento histórico que constituye en cierto sentido de por sí un ejercicios espiritual ya que nos hace reflexionar en las grandes verdades que envuelven la vida humana. Entre esta historia y la tuya personal hay mucha similitud. Tu vida como la este soldado se desarrolla en un campo de batalla, la de él es más de orden físico, la tuya ahora es mas de orden espiritual. La de él revela una historia extraordinaria de amor. ¿La tuya? Tú dirás.

Espero que al menos esta historia le de el valor y la determinación de hacer hasta el final el ejercicio que aquí comienzas.

DEL INFIERNO HUMANO A LA GLORIA.

CARTA A LA ESPOSA DE UN SOLDADO MUERTO EN EL FRENTE

Desde el frente Norte, 12 marzo de 1915. Distinguida señora:

—Padre, acaban de traer a un herido grave. Venga en seguida. Con estas palabras me despertó, hace dos noches, el enfermero que estaba en guardia en el hospital.

Vestíme rápidamente. Fuera Bramaba el temporal, desparramando por todos los lados la nieve de los Cárpatos. El viento norte se nos metía hasta los huesos, silbando salvajemente. Era como un cuchillo que penetrara por las rendijas de las paredes de madera de la barraca en que estaba el

hospital. Crujía todo el maderaje y mi toalla bailoteaba suspendida en una argolla. Hacía rato que se había apagado mí estufa.

En la sala de los enfermos, empero, el fuego mantenía una temperatura agradable, reconfortante para los heridos que acababan de traer. Estos se acercaban todo lo que podían a las estufas, buscando reanimar sus miembros entumecidos. En seguida distinguí a uno que yacía inmóvil en su lecho, pálido el rostro; los ojos cerrados. Ese era el herido grave.

Inclíneme sobre su rostro para ver sí aún respiraba. El me sintió, abrió los ojos y musitó, con evidente esfuerzo:

—Mucho frío; siento frío… —y de nuevo quedó callado e inmóvil.Busqué a los enfermeros. Había que hacer algo. Mientras unos

acercaban la cama a la estufa y otros lo abrigaban con frazadas, corrí yo a prepararle una taza de té bien caliente. El calor lo reanimó. Había tomado yo sus manos entre las mías. Sentí cómo sus pulsaciones se acentuaban poco a poco. Otra vez abre los ojos, clavándolos en mí. Cuando después de mí gorro de soldado, repara en mi alzacuello y mi sotana, se muestra sorprendido. Con voz lenta me pregunta al cabo:

— ¿Usted es… sacerdote?—Sí, amigo. Rápidamente ha levantado mi mano derecha hasta sus labios. No he

tenido tiempo de impedir su violento esfuerzo. Cuando me doy cuenta, siento en la mano el calor de su beso y sus lágrimas.

— ¡Gracias, Dios mío; gracias!…Padre, quiero confesarme. Creo que no podré llegar a la mañana.

—De todo corazón, hermano mío. Para eso estoy aquí.Después de abrigarlo bien, me siento a su cabecera y hago la señal de

la cruz sobre él: “El Señor sea en tu corazón y en tus labios a fin de que confieses bien todos tus pecados: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.”

Ya está confesado.Después de la Extremaunción, le doy la bendición papal. Aquel rostro

pálido está ahora transfigurado. En sus ojos agobiados, brilla ahora la luz de una íntima alegría y paz. Fue tal la transfiguración, que sólo los golpes de tos dejaban adivinar su verdadero estado. De lo contrario, sería difícil ver en él a un herido grave: ¡Y tan grave! Una bala rusa le había deshecho los pulmones.

—Reverendo padre, gracias, mil gracias por todo. ¡Qué paz siento ahora! Ya no temo a la muerte… Pero aún quisiera pedirle un favor…

—Lo haré con todo gusto. Dígame qué es.—Dios se lo pagará, Padre. Quiero decírselo ahora, porque me parece

que mañana ya sería tarde… Esta dolorosa tos me ahoga. ¡He perdido tanta sangre! Pasé cuatro horas solo, sin poder vendarme. Fuí Herido ayer. Después de arrastrarme hasta un árbol, quise taparme la herida con los lienzos que llevaba en el bolsillo. No pude contener del todo la hemorragia.

Sé que no alcanzaré la mañana. Por eso, le ruego, Padre, que me escuche. Dios se lo pagará…

El viento arreciaba contra las ventanas de la sala, aullando con creciente furia. El fuego de la estufa parecía ahora más vivo; en cambio, las lamparitas de kerosén empezaron a pestañear, amenazando dejarnos a oscuras. Me ajusté mejor el abrigo y de nuevo me acerqué todo lo posible al enfermo.

—Dígame, amigo mío, qué desea de mí. Hable despacio para no cansarse.

—Sí muero, Padre, le juego que escriba a mi…, a mi querida esposa — las palabras se le ahogaban en la emoción que le sube desde el alma—. Sí, Padre, escriba a mi esposa idolatrada y a mis tres hijitos. Que ella sepa que yo jamás olvidé sus palabras de despedida.

“Han pasado siete meses desde aquel día; pero recuerdo todo como si hubiera sido ayer. Veo a mi esposa en el andén de la estación, esforzándose por contener las lágrimas que le suben a los ojos. ¡Santa y amada mujer! Con ella estaban nuestros hijitos; uno de ellos, Andresito, todavía de pecho. Dios sólo sabe cuánta tristeza había en aquellos ojos cuando los besé por última vez. Aquella mujer fué siempre la compañera ideal de mi vida. ¡Cuánto me alentaba! Al despedirme me dijo: “Parte, puesto que la patria y el rey te necesitan…Dios querrá que vuelvas otra vez a nuestro hogar…”Acaso un presentimiento de lo que iba a suceder, pasó entonces por su mente. Y me pareció que por un momento sentía miedo. Pero insistió animándome: “Marcha, esposo querido. La cruz de Cristo te protegerá si tú no te olvidas de Él…” Y me hizo la señal de la cruz en la frente.

“Reverendo Padre, escríbale a aquella santa mujer, para que sepa que no he olvidado esas palabras. Dígale que la cruz que dibujó en mi frente, iluminó mi camino, orientándome y consolándome, como una estrella bendita…

Hizo una pausa, pensativo y emocionado. Después continuó diciendo: — ¡Cuánto tiempo ha pasado! Hace siete meses desde aquel día.

Usted, Padre, sabe muy bien cuántos sufrimientos hemos pasado durante este tiempo. Vinimos a la guerra cantando, seguros de que sería fácil liquidar a nuestro enemigo. Ahora sabemos que la guerra no es fácil. No sé cómo pueden soportarla otros. De mí puedo decir que sólo la fe en Dios, la aceptación de su santa voluntad y el consuelo de aquella cruz que acompañaba mis pasos, iluminándolos, me han dado fuerzas y valor para sobrellevar valientemente tantas penurias y no desanimarme en medio de los sufrimientos de las marchas, de las heladas, de las lluvias, del hambre, del constante peligro de muerte que acecha todos nuestros pasos en la línea de fuego.

Lo interrumpí para infundirle nuevos ánimos: —Dios no olvidará los sufrimientos que tan esforzadamente supo

soportar.

—Ciertamente, no han faltado los sufrimientos desde aquel día de agosto en que cruzamos el Száva para ir a encontrar a los servios en el Macsva.

“Las primeras marchas fueron fáciles y alentadoras. Hasta que, un día, tuvimos que detenernos. Priehinovics, Uzvecs, Sevarica y otros pueblos habían caído en nuestro poder, sin mucho esfuerzo por nuestra parte. Ahora los servios se habían atrincherado. Era imposible verlos; pero, apenas asomábamos un chiquitín la cabeza nosotros, una bala nos daba la voz de alto. Tuvimos que hacernos a esa vida de topo, ocultándonos en trincheras, aunque a los húngaros eso nos resulta desesperante.

“Unos días, la cosa hubiera sido tolerable. Empero, empezaron a pasar las semanas, y, allí estábamos nosotros, inmovilizados, sin avanzar ni retroceder. Con el otoño vinieron los aguaceros. Nuestras trincheras estaban anegadas. Vivíamos en medio del barro. Hacer fuego era mostrar un blanco a los tiradores servios. Escaseaban los alimentos, pues el enemigo interceptaba casi todos los envíos. No recibíamos ninguna noticia de nuestros hogares… El desaliento empezó a vencernos.

“Cuando, he aquí que llegó un sacerdote. Nos costó reconocerlo. Tenía barro hasta en los ojos, amén de que llevaba polainas de oficial.

“Su presencia hizo renacer los ánimos, minutos antes abatidos. ¿Qué hizo el sacerdote? Nos juntó en pequeños grupos, de diez o doce hombres— no había comodidad para grupos más numerosos— empezó a hablarnos interesándose por nuestra situación; por nuestra familia; por nuestras andanzas. Como yo le dijera que mi hijo José era un excelente muchacho, el sacerdote dijo: “Ese hijo será su orgullo”. No se imagina usted cuánto me reconfortó esa buena voluntad del sacerdote.

“Muy pronto nos sentimos del todo ganados por él, por su bondad de corazón. Entonces empezamos a exponerle, confiadamente nuestros sufrimientos y tristezas. El nos consolaba con palabras dulces como la miel. ¡Dios lo bendiga por el bien que nos hizo! Nos hizo pensar en cosas que nunca habíamos ni siquiera imaginado. Las recordaremos durante toda nuestra vida. El nos hizo comprender que también en la guerra estábamos sirviendo a Dios. Jamás lo había sospechado. El nos lo explicó de un modo inolvidable. “Puesto que Dios nos dió esta patria, quiere que la defendamos. A nosotros nos la confió contra los conquistadores y ambiciosos. Debemos saber defenderla ahora, en la guerra, como la hemos defendido durante mil años. Los húngaros jamás hemos tratado de apoderarnos de lo ajeno. Otros son los responsables de esta guerra; los que quisieron arrebatarnos nuestra querida patria; los que mataron el heredero del trono.

“Jesucristo nos ordenó dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. El rey nos exige hacer esta guerra, sufrir, sacrificarle nuestra sangre y aun la vida. Debemos cumplir sus órdenes, puesto que su poder viene del mandato de Cristo: “Dad al César lo que es del César.” Por consiguiente, aquí, en esta trinchera, en medio del lodo, es estas semanas de sufrimiento, estamos haciendo la voluntad de Dios. A El servimos y obedecemos.

“Por eso, mi deber es mantenerme valerosamente en pie, sin dejarme vencer por los sucesos adversos. En todo momento, ésta será mi voluntad: “Todo por Dios. Si Él me permite volver a los míos, bendito sea. Sí, por el contrario, ha dispuesto que muera en el campo de batalla, sea también bendito. Siempre tendré el consuelo de morir cumpliendo su voluntad. Al servir a mí vez, a mi patria, sirvo también a Dios. Por Él y por mí esposa e hijos estoy luchando”.

“Los ojos de mis compañeros traslucían el buen efecto que en sus almas producían las palabras del sacerdote. Por mi parte, un nuevo fervor me enardecía. Durante tres días el sacerdote recorrió las otras trincheras. Luego volvió nuevamente a la nuestra. Sus visitas fueron cada vez más frecuentes. Nosotros sentíamos una gran alegría al verlo, pues sus palabras nos llenaban de aliento. Ya no estábamos abandonados. Ya no nos amilanaban el agua y el fango, en medio de los cuales vivíamos. Sabíamos que estábamos sirviendo a Dios, y este pensamiento nos daba fuerzas ahogando el grito de rebelión que antes nos corroía las entrañas. Más aún, desalojamos a los servios de sus refugios, persiguiéndolos hasta Kragujevac. Aunque trataron de hacernos frente, no pudieron contenernos.

“Después fuimos destinados al frente Norte donde nos esperaban los rusos. Antes teníamos que vivir metidos hasta el cuello en el lodo. Ahora el frío nos helaba los miembros que nos dolían como si fueran a quebrársenos. Nuestras montañas son apenas montículos de hormigas comparadas con las de aquella región.

“En el frente Norte sufrimos lo indecible. Cuando cruzábamos el río San, el hielo se rompió bajo nuestros pies. Por suerte, el río era poco profundo, de modo que el agua nos llegaba apenas a la cintura. Los rusos nos recibieron con una lluvia de plomo. Como no podíamos anularlos, pues nos disparaban desde la montaña, tuvimos que refugiarnos en cuevas, en las que pasamos medio día. El frío glacial endureció como cuero nuestras ropas.

“Un soldado que estaba junto a mí, cuando más arreciaba el fuego enemigo, se ponía a rezar el rosario. ¡Cuánto se alegraría mi pobre madrecita si supiera que ahora rezo! ¡Tantas veces me había resistido a su exhortaciones para que rezara!” En la guerra, Padre, todos rezan. Se aprende otra vez a rezar.

“La guerra nos vuelve a Dios, y sintiendo el peligro, como cuando hay que cruzar un abismo caminando sobre un tablón vacilante, nos asimos de su mano amorosa. Una tarde atravesamos un pueblo, en el que, lo único que quedaba en pié, era una estatua de la virgen. Estaba en un nicho, empotrado en una pared a medio caer. No obstante que las balas silbaban sobre nuestras cabezas, todos nos arrodillamos al píe de la sagrada imagen. ¡Y con que fervor rezamos!

“Nunca sentí tan cruelmente el frío como una noche en que me tocó montar guardia allá. Durante el recio combate de la tarde habíamos obligado a los rusos a retroceder; pero temíamos un contraataque. El frío me hacía castañetear los dientes. Fui a situarme detrás de un árbol, en la orilla del bosque. Estaba entumecido de frío, de modo que tenía que hacer un gran

esfuerzo para sostener el fusil. La sábana de nieve y un silencio de tumba, envolvían a toda la naturaleza. Dijérase que el titilear de las estrellas era de frío.

“La inmensa soledad que me rodeaba, avivó mis nostalgias de la familia. ¿Qué haría en esos momentos, mi querida esposa? ¿Qué estarían haciendo mis hijitos? Los angelitos seguramente ni se imaginaban que en esos momentos su padre estaba tiritando de frío, allá, tan lejos y tan solo. A duras penas pude contener las ganas de llorar que me subían del alma. Las enseñanzas del sacerdote volvieron a mí pensamiento: “Velando por la seguridad de nuestras tropas, aquí, ahora, sirvo a Dios. No debo llorar, sino ser fuerte y cumplir diligentemente mi tarea de centinela…”

“Un rumor, que sentí a mis espaldas, puso todos mis nervios en tensión. En seguida descubrí a los tres rusos que, desde el bosque, venían hacia nuestro campamento. Me sentí lleno de coraje y resuelto a cerrarles el paso. No me fue difícil, gracias a que ellos ni sospechaban mi proximidad. ¡Pun! Buena puntería. Le he apuntado a la cabeza. Sobre la nieve queda ya uno de los tres. Cuando iba a hacer fuego por segunda vez, me sorprendió el grito de rendición de los dos restantes: ¡“No, húngaro, no tires!” De no, allí caen ellos también.

“Había llegado el momento del relevo. Allá me dirigí al capitán con los dos rusos por delante. Eso me valió un ascenso al día siguiente. “Su hazaña le valdrá una estrella en la guerrera”, me dijo el capitán.

“¿Por qué tener miedo? Aquella mañana comulgué. Sí, Dios estaba conmigo; nunca nos deja solos.

“Aquella misa y comunión serán inolvidables para nosotros. Unos cuatrocientos hombres formaban mi batallón. Estaba resuelto para la madrugada siguiente un poderoso ataque a las posiciones rusas. Nuestro batallón entraría en combate al mediodía. Se ordenó permanecer en las trincheras. El día antes había llegado el sacerdote. No sabría explicarle, Padre, la alegría que nos produjo saber que tendríamos misa y que podríamos comulgar. ¡Sí todos los hombres concurrieran al templo con el fervor con que el fervor con que nos preparamos nosotros para la ceremonia de aquella mañana!... Muy de madrugada nos pusimos a adornar el altar, improvisado en un claro del bosque, cortando vainas de pino. El fuego de la artillería rusa no cesó un solo momento en toda la noche; pero apuntaban hacía el otro extremo de nuestro acampamento. Previamente a la misa, el sacerdote nos platicó unos minutos. Recuerdo que empezó con estas palabras: “Señor, quédate con nosotros, pues el sol ya se oculta y empieza a anochecer”. El día amaneció esplendoroso. La nieve reciente, convertía a los hermosos pinos en gigantescos candelabros del pequeño altar. El sol esparcía raudales de luz sobre el blancor de nieve de las montañas y del bosque. Pero todos comprendimos perfectamente por qué decía el Padre que empezaba a anochecer. Lo decía porque quién sabe cuántos de nosotros quedarían, aquel día, tendidos sobre la nieve. Fuimos repitiendo con el corazón contrito y los ojos arrasados de lágrimas, el acto de contrición que el sacerdote rezaba en voz alta. Luego nos absolvió y comenzó la misa. Y

llegamos a la comunión. ¡Cuánto agradezco a Dios haberme concedido la gracia de participar de aquella misa y comunión! Estábamos arrodillados en largas filas sobre la nieve, frente al altar. El sacerdote se volvió hacía nosotros con el copón en las manos y levantando una hostia, recitó: “Señor, yo no soy digno…” Imaginé la iglesia de mi pueblo, en la que me vi arrodillado junto a mí mujer e hijos… El sacerdote, vino a nosotros, pisando la nieve… Las balas de cañón seguían estallando con estruendo ensordecedor… El sacerdote, sereno reposado, iba dando la santa Hostia a los soldados. Llegó a mí: “El Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo guarde tu alma para la vida eterna…” ¡Buumm! El estallido cercano de una granada no me dejó oír el “amén”.

“Dos horas después, Padre, aquellos hombres se lanzaban al ataque. Nada hubiera podido contenernos. Atropellamos a los rusos como un vendaval. Para enardecer a mis hombres gritaba: “¡A ellos, muchachos! Por la patria, ¡adelante contra los rusos! ¡Dios nos protege!” Ni las balas, ni las alambradas menguaron nuestra atropellada. ¡Hay que avanzar! También los rusos gritaron: ¡“Adelante, adelante!...” Huían desordenadamente.”

“Mi héroe estaba enardecido; encendido de coraje el rostro; el brazo derecho levantado como sí aún estuviera dando órdenes. Su voz, empero, perdía fuerza.

“—He venido a parar aquí— continuó con evidente esfuerzo—. Una bala me atravesó el pecho ayer. Por más de cuatro horas estuve desangrándome sobre la nieve. Un charco de sangre congelada me rodeaba cuando fui recogido por los camilleros de la ambulancia. Sé que ya no me quedan esperanzas de curación. Sin embargo, las sombras de la tumba que me envolverán, no me asustan. ¡Cuantas veces me he encontrado al borde de la tumba! Muero en el servicio de Dios y eso me quita el miedo a la muerte. Sabía que las balas podían alcanzarme en cualquier momento y sólo anhelaba poder besar en mis últimos instantes de vida, el crucifijo, como me encomendara mi mujer; ese crucifijo que el sacerdote llevaba sobre su pecho, cuando, después de cada combate, recorría el campo inclinándose sobre los caídos.

“El único dolor que tengo en estos momentos es alejarme de mi esposa e hijos. Por eso, Padre, escríbales para que sepan que muero con los labios en el crucifijo. Eso será un gran consuelo para mi querida esposa. Que ella sepa que hasta el postrer instante la he recordado cariñosamente. Doce años de amor felicísimo viví a su lado. Dios me lleva ahora. Pero no será una separación definitiva. Sé que no estaremos siempre separados, esposa muy querida. Volveremos a juntarnos en Dios. Esta esperanza será tu consuelo. No me preocupo por nuestros hijos. Sé que los cuidarás solícitamente, porque ellos serán la única alegría terrena de tu viudez. Cuando vayáis a nuestro viñedo del valle, deteneos a rezar en la capillita del camino, donde tantas veces nos parábamos a rezar el Ángelus, cuando, al atardecer regresábamos del trabajo. Allí rezad un Avemaría por mí. Los pequeños bienes que te dejo, te alcanzarán para vivir modestamente.

“Tú, mi buen José, debes suplirme ante mis otros hijos. Es mi deseo postrero. Siempre has sido el muchacho que me ha llenado de orgullo. Espero que los sigas siendo, de modo que, cuando seas hombre maduro, puedas levantar con orgullo la frente. Eres hijo de un padre húngaro caído en el servicio de la patria. Tú debes ser el sostén de tu buena madre.

“¿Qué podré deciros a vosotros, María y Francisco? Aún sois demasiado inocentes para comprender por qué una carta hace llorar tanto a vuestra madre. ¡Qué la bendición amorosa de Dios sea siempre con vosotros, mis dulces pichones!

“Cuando yo haya muerto, Padre, usted les enviará la medallita de la Virgen que, desde que me alisté, llevo en el gorro, y las estrellas de mi guerrera. Estas para Francisco; aquélla para María.

“¿Verdad, reverendo Padre, que escribirá todas estas cosas a mi esposa?” Se lo pido con todas las fuerzas de mis postreros instantes…”

Conmovido pasé mi mano por la frente sudorosa del soldado. Comprendí que el ardor de su rostro no era sólo de la fiebre, sino también del corazón, y la emoción y ternura me anudaron la garganta. ¿Cómo podía negarle nada?

—Sí, hermano mío; todo lo haré como usted quiere. Ahora trate de descansar. Tal vez mañana se sienta un poco mejor. Encomiéndese a Dios y procure dormir…

Me había propuesto volver a su lado tempranito al día siguiente. Empero no pude volver sino recién al mediodía, pues tuve que dedicarme a los heridos del reciente combate, que continuamente iban trayendo.

Los enfermeros me dijeron que no había descansado nada en toda la noche. Me dirigí entonces a su lado. Tenía el rostro muy hundido. Apenas se notaba que aún respiraba. Abrió lentamente los ojos cuando le acaricié la frente. La muerte asomaba ya su mirada vidriosa.

Acerqué mis labios a su oído: —Estoy a su lado, querido amigo. ¿Me reconoces? Soy el sacerdote;

míreme bien. El sacerdote que lo confesó anoche y que le prometió escribir a su familia. Trate de recordar…

Me pareció que me reconocía. Me acerqué todo lo posible a él, y logré entender algunas de sus palabras:

— ¿Sí le escribirá?... Mujercita querida… ¡Mira! Los rusos… ¡vienen!... ¡Por la patria!... ¡Esposa querida!... ¡Jesús, Dios mío… Jesús!...

Fueran sus postreras palabras…, Ya no abrió más los ojos. Su respiración se fue haciendo cada vez más débil. Aún vivió media hora… hasta la una y medía de la tarde.

Lo enterramos al día siguiente en la colina del cementerio católico de la cercana localidad griega de Stavna. Aunque próxima a la frontera, aquella colina es todavía húngara. Era justo que descansara en la tierra que tan amablemente había defendido. Señalamos la cruz de su tumba con el número 18.

Escribo esta carta inmediatamente después del entierro. No quiero demorar u solo día el cumplimiento de la promesa que hice al héroe.

Sé que esta carta ocasionará muchas lágrimas, puesto que nada en la tierra puede consolar a una familia que ha perdido su mejor tesoro. Sin embargo, no me empeñaré en mitigar su dolor. Sé que encontrará fortaleza y aliento en su fe cristiana, desde que, según las confidencias del soldado, se trata de una familia de fervorosas creencias.

Ciertamente, aquel hombre merece que se le llore. Mas aliviará el dolor de su esposa pensar que ha muerto en el “servicio” de Dios y que, por consiguiente, Dios habrá recibido amorosamente su alma. El sacrificio de su vida, hecho en el altar de la patria, le habrá servido de purificación para presentarse limpio en presencia de Aquél con cuyo nombre en los labios murió.

Por mí parte, en la primera misa que celebre, rogaré a Dios por él y por su familia. El quiera recibir cuanto antes en su reino inmortal, el alma del buen soldado y derramar sus consuelos y sus bendiciones sobre su esposa y sobre sus tres hijitos. Y que el sacrificio del héroe, contribuya a adelantar la hora del triunfo de la causa por la cual luchamos. Incluyo en la carta la medallita de la Virgen María y las estrellas, para que sus hijos las conserven como valioso legado. Incluyo, igualmente, una fotografía del cementerio de Stavna. La segunda cruz de la izquierda, señora, señala la tumba de su esposo.

Que Dios bendiga amorosamente a nuestra querida patria y nos la defienda.

El capellán del 4/4 hospital frente Norte.(Esta carta apareció en “Cartas desde el acampamento”, publicadas por “Vida”, en 1915).

La vida de este soldado húngaro en el campo de batalla arroja mucha luz para nuestra vida personal. También nosotros estamos en un campo de batalla. Todo hombre que entra en este mundo entra forzosamente en un campo de batalla tan real como el que se encontraba nuestro hermano en la fe. También a nosotros nos ha alcanzado muchas veces la artillería del enemigo. También nosotros tenemos que caminar muchas veces en un campo minado donde no sabemos se el paso que damos hoy será el último de nuestra vida o no. También hoy estamos en medio de muchos francotiradores que están ansiosos esperando que asomemos la cabeza para dispar sí piedad. Has reflexionado alguna vez que detrás de un paso en falso puede estar toda tu vida, nadie sabe el día de mañana. La vida joven es una verdadera aventura. ¿Cuántas veces nos encontramos heridos de muerte espiritualmente? ¿Cuántos jóvenes viven su vida si sentido? ¿Cuántos han perdido la conciencia del pecado? Cuantos tienen una concepción completamente equivocada de la libertad buscando ansiosamente una libertad liberada de toda regla. ¿Cuántos incluso quieren justificar su relativismo y su vida

desastrosa en la hipocresía que puede haber en algunos hombres de la Iglesia? Jóvenes si estructuras que divagan pela vida heridos en sus valores morales y espirituales los hay por toda parte. ¡Cuánto nos duele ver a esos jóvenes perdiendo el precioso tiempo de sus vidas tirados en el pantano del relativismo moral y religioso! ¿Quién curará sus heridas si cada uno busca lo suyo? ¿Quién les enseñará el camino de la verdad? ¿Quién les advertirá de que con Dios no se juega?

El hecho concreto de que el enemigo no sea visible, no hace la batalla menos real, por el contrario, torna la lucha mas encarnizada todavía. Exige de nosotros más prudencia, mayor vigilancia para poder advertir mediante los efectos la fuerza diabólica que las motiva.

El mal es una realidad a la cual puede estar envuelta la actividad humana. El soldado húngaro tenía conciencia que la guerra a la cual él participa había responsables. El mal había tomado una forma visible mediante la acción humana de unos cuantos hombres que estaban cegados por sus propios intereses. Pero él como creyente sabía que el mal no era sólo ausencia de bien. Aquí es invalida la forma física de que la oscuridad es sólo ausencia de luz. La oscuridad que envuelve la vida de muchos hombres no es sólo ausencia de la gracia de Dios. El mal o el bien reflejado en el mundo por medio de los hombres tiene una causa interior que las motiva. La misma vida y muerte del joven soldado húngaro revela nítidamente un hombre que ha alcanzado con la ayuda de la gracia de Dios y la honestidad de conciencia a su fe unas virtudes que le llevaron a estar preparado para el gran momento de su vida, “la muerte”. Pero no todos hacemos caso a las mismas voces interiores y este es el motivo por los cuales las fuerzas del mal pueden apoderarse de muchos hombres.

Ahora reflexione el papel que juega la libertad en tu vida. Reflexiones cuales son las cosas pequeñas o grandes que te mantiene atado y que te impiden volar.

Recuerdo de un hecho en mi infancia que a menudo aflora en mi mente. En una ocasión me encontré con un pájaro colgado de un arbol. Tenía en sus pies una tramoia de hilos que parecian una red que le impedia emprender el vuelo. Por más que aleteava sus pies estaban bien sujetos en aquellos hilos y estes al ramo del arbol.

¿Cuántos de nosotros nos encontramos en las mismas circunstancias? Sabemos de sobra que nuestra vida trasciende, pero estamos tan enrredados con las cosas de este mundo que nos olvidamos del otro. Tenemos la capacidad de dominar las cosas, pero a menudo son las cosas que dominan a nosotros.

De unos hombres que hacen de los medios fin en si mismo no se puede esperar mucho más que egoísmo. El mal del egoísmo no esta sólo en encerrar al hombre en si mismo e impedir a este de ser un dono para los demás. El mayor mal del egoísmo es aniquilar en el ser humano toda esperanza en el más allá. Sí fe y sí esperanza la actividad humana pierde el valor sagrado que debería tener, pierde su vinculo de santificación que esta llamada a aportar en la vida personal y por supuesto, también en la vida social, y por ello, no se convierte en luz para los hombres y mucho menos da la gloria a Dios ya que no sale del estrecho mundo ficticio que vive el hombre egoísta.

Creo que en el hombre esta el lugar privilegiado donde Dios puede manifestar sus atributos de un modo más contundente, claro y convincente, pero al encontrar tan poca disponibilidad humana no puede iluminar al hombre desde el mismo hombre. Dios es por supuesto el mas interesado en mi crecimiento espiritual, pero Dios no pone su casi todo si nosotros no ponemos nuestro casi nada.

Cuanta verdad hay en aquella canción del P. Zeziño.“Todo sería mucho mejor si el natal no fuera un día, si las

madres fueran María y los padres fueran José y si nosotros nos pareciésemos con Jesús de Nazaret. Si Cristo no cuenta en el mundo de hoy, ¿no será porque nosotros no nos dejamos moldearnos por Dios?

“Si scires donum Dei” Si supieras el don de Dios. En el instante mismo en que queráis abrirle su alma. El la inundará con su presencia.

Pero hoy vivemos en un mundo donde en muchas partes ni siguiera se respecta la libertad religiosa y donde muchos jóvenes no abren su alma a Cristo. Aquellos filósofos que anunciaron la muerte de Dios fueran también a su modo profetas porque realmente Dios esta muerto para muchos hombres. Es natural que donde desaparece el amor predomine el egoísmo, la violencia…en definitivo el pecado y por lo tanto la muerte.

Aquí le pongo un caso reciente donde puedes ver como de verdad Dios va meriendo, pero va muriendo en la vida de aquellos que no le quieren escuchar.

MADRID, miércoles, 1 diciembre 2010 (ZENIT.org).- Grupos radicales han impedido al cardenal

Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, pronunciar una conferencia en la Universidad

Autónoma. El purpurado resolvió cancelar este acto al advertir el Gobierno español que no podía

garantizar su seguridad.

Si bien el arzobispado de Madrid no ha publicado ningún comunicado, Análisis Digital, publicación

editada por la Fundación García Morente, impulsada por ese arzobispado, recuerda en un

editorial que la ponencia del presidente de la Conferencia Episcopal Española estaba enmarcada

en los preparativos de la Jornada Mundial de la Juventud, "que concentrará en Madrid a más de

dos millones de jóvenes de todo el mundo".

"El acto no ha podido celebrarse por las amenazas de grupos antisistema que habían anunciado

su propósito de impedirlo por la violencia", sigue diciendo.

"En consecuencia, los universitarios no podrán escuchar la voz del cardenal-arzobispo de Madrid

que les iba a hablar del 'Dios desconocido' para los españoles de nuestro tiempo, como ya hizo

San Pablo en el areópago de Atenas".

"La diferencia está en que mientras San Pablo pudo hablar hace dos mil años del 'Dios

desconocido' con toda libertad, ahora todo un sistema democrático se ha rendido ante la

amenaza de una acción violenta, negándose a garantizar la libertad y el orden en el campus

universitario".

Según la publicación digital, "nos encontramos ante una flagrante dejación de funciones por

parte de la Delegación del Gobierno en Madrid que se ha negado a defender las libertades

garantizadas por la Constitución, en connivencia con las autoridades académicas que

organizaban el acto y que tampoco han hecho nada por defender a sus propios alumnos".

Según la publicación, "lo ocurrido es una nueva muestra del paradigma cultural que trata de

imponer el laicismo agresivo: tolerante con la intolerancia de los violentos e implacable con la

mordaza a toda voz que recuerde a Dios y el sentido de la existencia del hombre. Con la paradoja

añadida de que la libertad y la verdad molesten allí donde el conocimiento debiera tener su

asiento, en la Universidad".

Por su parte, el Observatorio Antidifamación Religiosa ha hecho público un comunicado en el que

lamenta que en España no se garantice suficientemente la libertad religiosa.

"Es un episodio deplorable el hecho de que en un país que se llama democrático un ciudadano no

pueda acudir por motivos de seguridad a donde le hayan invitado a pronunciar una conferencia

sobre un tema como hablar de Dios", afirma.

Eso que le expongo aquí viene repitiendo en el continente europeo. Usted mismo saque las

conclusiones de todo esto.

PRINCIPIO Y FUNDAMENTOEl hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro

Señor, y mediante esto salvar su alma; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de

ellas, cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas, cuanto para ello le impiden17.

Pido a cada uno, en primer lugar, que mire en el interior de su propio corazón. Que piense en

todo el amor que su corazón es capaz de recibir, y en todo el amor que es capaz de ofrecer. Al fin

y al cabo, hemos sido creados para amar. Esto es lo que la Biblia quiere decir cuando afirma que

hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios: Hemos sido creados para conocer al Dios del

amor, a Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y para encontrar nuestra plena realización en

ese amor divino que no conoce principio ni fin.

Hemos sido creados para recibir amor, y así ha sido. Todos los días debemos agradecer a Dios el

amor que ya hemos conocido, el amor que nos ha hecho quienes somos, el amor que nos ha

mostrado lo que es verdaderamente importante en la vida. Necesitamos dar gracias al Señor por

el amor que hemos recibido de nuestras familias, nuestros amigos, nuestros maestros, y todas

las personas que en nuestras vidas nos han ayudado a darnos cuenta de lo valiosos que somos a

sus ojos y a los ojos de Dios.

Hemos sido creados también para dar amor, para hacer de él la fuente de cuanto realizamos y lo

más perdurable de nuestras vidas. A veces esto parece lo más natural, especialmente cuando

sentimos la alegría del amor, cuando nuestros corazones rebosan de generosidad, idealismo,

deseo de ayudar a los demás y construir un mundo mejor. Pero otras veces constatamos que es

difícil amar; nuestro corazón puede endurecerse fácilmente endurecido por el egoísmo, la envidia

y el orgullo. La Beata Teresa de Calcuta, la gran misionera de la Caridad, nos recordó que dar

amor, amor puro y generoso, es el fruto de una decisión diaria. Cada día hemos de optar por

amar, y esto requiere ayuda, la ayuda que viene de Cristo, de la oración y de la sabiduría que se

encuentra en su palabra, y de la gracia que Él nos otorga en los sacramentos de su Iglesia.

Éste es el mensaje que hoy quiero compartir con vosotros. Os pido que miréis vuestros corazones

cada día para encontrar la fuente del verdadero amor. Jesús está siempre allí, esperando

17 Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, n. 169 ss.

serenamente que permanezcamos junto a Él y escuchemos su voz. En lo profundo de vuestro

corazón, os llama a dedicarle tiempo en la oración. Pero este tipo de oración, la verdadera

oración, requiere disciplina; requiere buscar momentos de silencio cada día. A menudo significa

esperar a que el Señor hable. Incluso en medio del "ajetreo" y las presiones de nuestra vida

cotidiana, necesitamos espacios de silencio, porque en el silencio encontramos a Dios, y en el

silencio descubrimos nuestro verdadero ser. Y al descubrir nuestro verdadero yo, descubrimos la

vocación particular a la cual Dios nos llama para la edificación de su Iglesia y la redención de

nuestro mundo.

El corazón que habla al corazón. Con estas palabras de mi corazón, queridos jóvenes, os aseguro

mi oración por vosotros, para que vuestra vida dé frutos abundantes para la construcción de la

civilización del amor. Os ruego también que recéis por mí, por mi ministerio como Sucesor de

Pedro, y por las necesidades de la Iglesia en todo el mundo. Sobre vosotros, vuestras familias y

amigos, invoco las bendiciones divinas de sabiduría, alegría y paz. (Discurso de Benedicto XVI

LONDRES, sábado 18 de septiembre de 2010).

MEDITACIÓN I

CREADOS POR AMOR.

Puntos de carácter apologético.

El conjunto del mundo es maravilloso. Somos perpetuos viajeros de un globo terráqueo que se desliza en torno al sol con una velocidad promedio de 108.000 kilómetros por hora; ese globo gira sobre sí mismo y su velocidad tangencial es de aproximadamente mil kilómetros por hora en la latitud de los cuarenta grados. Ese mismo globo con el sol y el sistema planetario se dirige hacia la estrella Vega, de la Constelación de Lira a 70.000 kilómetros por hora. Desde que despertaste esta mañana ya has recorrido muchos kilómetros. Viajamos, viajamos y viajamos y estamos sujetos a tres movimientos y ni siquiera nos percatamos de que nos movemos. Movimientos reales, movimientos fantásticos, movimientos uniformes y sin embargo, son movimientos NO PERCEPTIBLES. ¿A dónde vamos?

El desarrollo de la ciencia moderna es loable, pero sólo la filosofía y la religión han logrado a su modo dar una respuesta más profunda a los grandes interrogantes que presenta la vida inteligente en el mundo. Esto no quiere decir que la ciencia no aporta nada de sustancioso en esta tarea de investigación, pero sabemos que la ciencia por su mismo método

experimental se ve imposibilitad de responder muchas verdades que no son de índole material.

A respecto de eso, vale a pena recordar el que nos dijo Juan Pablo II en su encíclica Fides et Ratio.

“Los éxitos innegables de la investigación científica y de la tecnología contemporánea han contribuido a difundir la mentalidad cientificista, que parece no encontrar límites, teniendo en cuenta como ha penetrado en las diversas culturas y como ha aportado en ellas cambios radicales. Se debe constatar lamentablemente que lo relativo a la cuestión sobre el sentido de la vida es considerado por el cientificismo como algo que pertenece al campo de lo irracional o de lo imaginario. No menos desalentador es el modo en que esta corriente de pensamiento trata otros grandes problemas de la filosofía que, o son ignorados o se afrontan con análisis basados en analogías superficiales, sin fundamento racional. Esto lleva al empobrecimiento de la reflexión humana, que se ve privada de los problemas de fondo que el animal racional se ha planteado constantemente, desde el inicio de su existencia terrena”18.

Algunos límites de la ciencia.

La misma teoría evolutiva que es la historia de nuestro universo a partir de sus orígenes hasta nuestros días muestra con evidencia la deficiencia del conocimiento científico en sus tres fases o procesos: (1) el proceso cosmogenético, (2) el proceso biogenético y (3) el proceso antropogenético.

El proceso cosmogenético es la evolución de la materia inerte desde el “Big Bang” hasta la formación de nuestro sistema solar.

El proceso biogenético es el surgir de la vida sobre la tierra a partir de la materia inerte.

El proceso antropogenético es la evolución de las especies vivientes hasta la aparición del hombre.

La concepción de la evolución como un proceso meramente casual sin ninguna finalidad intrínseca es de por sí inaceptable. Y la idea de que el hombre surge como último producto de este proceso en perfecta continuidad con las especies anteriores es descabellada que solo puede concebir quienes tienen los aposentos de la cabeza vacía. Si así concebimos la evolución de las especies. El homo sapiens – la especie actualmente dominante sobre nuestro planeta – sería fruto del caso, de la interacción fortuita de los elementos materiales según sus leyes físicas, químicas y biológicas.

Pero hasta hoy no se ha observado jamás que un individuo viviente haya logrado “cambiar de especie” por adaptarse a su ambiente. Lo que nace como caballo, muere como caballo. Además, los elementos que se 18 Juan Pablo II, Fides et Ratio, 88.

adquieren por la adaptación al ambiente no modifican el código genético, y por lo tanto no se trasmiten a la posteridad. Si el hombre fuera simplemente un conjunto de átomos y moléculas, un portento de microtecnología, la máquina más compleja del universo, entonces se podría admitir que exista una remota posibilidad de que haya llegado a la existencia por un proceso casual de mutación y selección como concibió una vez Charles Darwin. Pero sabemos que el hombre es mucho más complejo.

Cuando la arqueología se encuentra con restos primitivos que a primera vista tiene pinta de una especie de monos, pero después de una investigación más detallada descubre junto a éstos restos herramientas, huesos, piedras amontonadas, sabe que aquella era una aldea civilizada compuesta por hombres rudimentales, porque los animales no fabrican herramientas. Pero si junto a estos restos primitivo descubre la existencia del fuego, cenizas, piedras ahumadas; deduce que allí había hombres inteligente, porque ningún animal utiliza el fuego, y si junto a estos restos humanos encuentra monumentos funerarios, entiende que eran hombres con una sensibilidad espiritual, porque ningún animal da culto a sus muertos. Aunque la ciencia nos diga el volumen de masa cerebral, las dimensiones que aquel individuo de la especie humana tenía… jamás la ciencia te podrá decir con exactitud cuando este ser humano recibió un alma espiritual, cuando dejó de “ser” un mono para convertirse en un ser humano. Esto todo, bajo el supuesto que un día la teoría de Charles Darwin de selección natural y variaciones individuales se comprobase satisfactoriamente. El hombre, no es un conjunto de sustancias físicas, es una única sustancia, un individuo, una persona, compuesta de cuerpo y alma. Y por eso el hombre es la única criatura que sabe que sabe y por esto se pregunta:

¿Por qué hay algo en lugar de nada? ¿Por qué hay Ser, ese “no sé qué” que nos separa de la nada?¿Qué sucedió al principio de los tiempos y dio origen a todo lo que hoy existe?¿Qué fuerza ha dotado el universo de las formas que hoy lo cubren?Si pudiera remontar la historia de los átomos, ¿hasta dónde tendría que remontarme? Y, ¿qué encontraría? ¿Por qué apareció el universo?¿De dónde salió este primer átomo de la realidad? ¿Por qué este pequeño átomo lleva en si una estructura material, o sea todos los elementos que compone la materia? ¿Cómo explicar la existencia de una orden en el corazón del caos?...

Ninguna ley física que deduzca de la observación permite responder a estas preguntas…

El hombre de hoy es poco propenso a aceptar misterios, pero si no acepta el misterio de Dios, tiene que aceptar el misterio de la nada produciendo la vida, o de una materia ciega o inerte viniendo no se sabe de

dónde y creada no se sabe por quién. Esta materia además resulta así ser infinitamente sabia, ya que es el principio ordenador del complejo universo que todos conocemos. El universo esta dotado de leyes que funcionan con una precisión matemática. Sería demasiado necio de nuestra parte no ver en todas estas leyes la mano de un legislador.

La Ciencia debe reconocer sus límites y su impotencia para alcanzar la existencia de Dios; no puede ni afirmar ni negar esta existencia porqué esto no compete a su ámbito de investigación.

Si la Ciencia como tal no puede alcanzar a Dios, el científico, que posee una inteligencia cuyo objeto no está limitado a las cosas sensibles, puede y debe descubrir en el mundo las razones para afirmar un Ser que lo supera. Un ejemplo de eso es el mismo Albert Einstein que era deísta. Creía en un Dios que daba orden y armonía al Universo. Siempre rechazó ser ateo, incluso rechazó ser panteísta. Dios no estaba en el Universo, sino detrás del Universo. Sin embargo nunca aceptó que fuese un Ser Personal, pero reconoció la quimera de un universo no creado. Einstein dijo una vez que en la legitimidad de la naturaleza se revela una inteligencia tan superior que frente a ella la inteligencia del pensar y del suponer humanos es un reflejo completamente fútil19. "El epíteto famoso sobre el "Principio de incertidumbre" de Einstein era "Dios no juega dados" - y para él ésta era una declaración legítima sobre un Dios en el que él creía. Un famoso refrán suyo era que la "Ciencia sin religión está coja, religión sin ciencia está ciega."

Termino estas reflexiones recordando las palabras de Benedicto XVI en Londres que en cierto sentido fue una respuesta anticipada al libro de Stephen Hawking:

“[…] Las ciencias humanas y naturales nos proporcionan unos conocimientos asombrosos sobre algunos aspectos de nuestra existencia y enriquecen nuestra comprensión sobre el funcionamiento del universo físico, y de esta manera se pueden aprovechar para el mayor beneficio de la familia humana. Aun así, estas disciplinas no dan, ni pueden, una respuesta a la pregunta fundamental, porque su campo de acción es otro. No pueden satisfacer los deseos más profundos del corazón del hombre; no pueden explicar plenamente nuestro origen y nuestro destino, por qué y para qué existimos; ni siquiera pueden darnos una respuesta exhaustiva a la pregunta: “¿Por qué existe algo en vez de nada?”20.

19 A. Einstein, Mein Weltbild. Zürich-Stuttgart-Wien 1953,21.20 BENEDICTO XVI, encuentro con líderes de religiones no cristianas, en el Waldegrave Drawing Room del Colegio Universitario de Santa María de Twickenham, el viernes 17 de septiembre de 2010.

La historia que sigue, procede de una gran persecución religiosa en Checolosvachia 195021. Este dialogo entre un sacerdote jesuita y un psicólogo ruso del regime comunista le puede ayudar a ver el comportamiento de un hombre encerrado hacia la verdad que espera su liberación de la ciencia. Recuerde que muchos hermanos tuyos en la fe perdieran sus vidas en esta persecución pero nunca renegaron de su fe. Recuerde también que sus verdugos comunistas que esperaban la liberación de la ciencia también recibieron una sepultura desprovista ciertamente de una cruz que para nosotros cristianos dice mucho.

“SEÑOR KOREC”Usted es una persona joven e inteligente, tiene una mente abierta, no

en tanto está aferrado a la religión. ¿No es esto un pecado? Le preguntó el relator.

Quién sabe no le respondí.Soy creyente porque desde mi infancia me preocupé con los problemas

de la humanidad.He leído, estudiado, he reflexionado sobre los problemas del mundo,

he buscado de explicarme el nacimiento y la muerte, el sentido de la vida y de la humanidad, la cuestión de Dios y la perspectiva de mi vida ahora y después de la muerte.

¿El mundo viene sólo por sí mismo, o existe alguien detrás de el?¿La muerte es el fin de todo o hay cualquier cosa después?Son éstas las cosas que siempre me han interesado.

El relator me dijo: Pero la religión hoy es considerada sólo una fabula. Hoy nosotros explicamos todo el mundo científicamente, tenemos también un modelo científico de la creación del mundo.La religión es una fabula, aquella de la creación por ejemplo. La tierra, la manzana, el jardín…

Señor relator le dije: He leído muchos libros, muchos de ellos científicos, y con gran atención. Pero aquella, por así decir, teoría científica del mundo que se fundamenta solamente en consideraciones materialista del mundo e intenta explicar este sin la presencia de Dios, no me convence para nada.

Tu dices que la religión es solamente una fabula.Ahora te contaré una fabula de estampo científico.

21 JÁN KOREC, La notte dei barbari, ed. Piemme, pag 147. Entre la noche del día 13 al 14 de abril de 1950, la policía secreta del regime comunista invadió todos los seminarios y conventos encarcelando todos los religiosos. Ján Korec, SJ, tenía entonces 26 años y un año más tarde fue ordenado secretamente sacerdote, 10 años después por actividades antirrevolucionaria fue encarcelado a 12 años de prisión en una penitenciaria socialista. Aquí narra su propia experiencia. Por medio de un interrogatorio diario, sicólogos rusos del regime comunista buscaban tirar información de los prisioneros.

Una nube de materia caótica, digamos hecha de protones, en un determinado tiempo comenzó a quedar densa, se explotó y así de repente nos vino el universo y también la tierra.

Sobre la tierra ésta materia, carbono, hidrógeno, azufre, hierro, se adensó anteriormente, se enfrió. Se mezcló, hasta formar la primera célula, los primeros calenterati, los gasteropodi, hasta formar los primeros vermes, etc.… hasta llegar a nuestro primado que todavía vive por las montañas.

En el hombre después la materia toma consciencia. Por lo tanto tú y yo somos una materia condensada y estas dos materias condesadas estamos aquí al lado de ésta mesa, estamos aquí discutiendo cómo se ha originado el mundo…

¡No sólo ésta materia condensada ha formado la historia! Ha construido ciudades, está construyendo miliares de kilómetros de estradas, edifica fábricas. Esta materia condensada escribe de sí mismo numerosos y densos libros.

Esta materia condensada, bajo la forma de una madre, está en cualquier parte de este mundo llorando por su hijo y bajo otra forma está sonriendo, es capaz de reflexionar, algunas veces es atormentada por su propia conciencia, se preocupa de la muerte o del que sucederá después de la muerte. Ésta materia condesada está ahora haciendo filosofía.

Continua señor relator, ¿no es quien sabe ésta una biela fabula?Sí, biela… pero no tornará jamás una explicación de la vida para mí.Para mi permanece solamente una fabula y que non me lo explica

nadie. Aquella que es llamada de ciencia.Sabemos que la matemática habla aunque de la probalidad, la física

nos enseña que cosa es la entropía, la tendencia de la materia de una cierta masa a crear el caos entre sus átomos. Las hojas son arrastradas por el viento, de un castillo no sobra más que ruina, la maquina se descompone, la energía del calor se disipa se pierde.

La materia por sí mismo no tiene capacidad de agruparse. El hierro no toma por si sólo la forma de una bicicleta, detrás de cada cuadro pintado, detrás de toda máquina y de toda bicicleta, nos muestra la mente y el pensamiento del constructor.

Por ello señor relator no creo que tu sea un ateo verdadero. El hecho de que Esté tu ligado al ateísmo, se debe sólo por la falta de tiempo de reflexión.

Tu en la mañana se despierta temprano para trabajar, debe indagar, escribir, preparar las reuniones, después en la tarde el fútbol o el filme, al final de la tarde está cansado y el único deseo que tiene es el de dormir y descansar.

Pero se tu estuviera sólo en una cela como yo, por una semana entera o un mes entero y tuviese que pensar en la propia condición existencial y al

propio futuro sí saber el que será de ti. En este momento la cuestión de la existencia de Dios se le ofrecerá al menos como un fragmento de todo sus posibles pensamientos sobre la visión del mundo. ¿Y se por acaso existe de verdad cualquier otro? Y en aquel momento la pregunta no le daría más paz.

Esto quiere decir que mismo ahora tu no es un ateo cien por ciento y que no puede tener la certeza en su animo. Un perfecto ateo debería ser un hombre que por toda la vida, y en toda certeza, hasta el último minuto de su existencia fuese firmemente convicto que existe solamente la materia, que Dios es una invención y que después de la muerte no existe absolutamente nada. Pero un hombre con tal convicción ateísta no creo que exista.

El relator se puso de pie miró fuera por la ventana, colocó las manos en el bolsillo. Hizo un momento de silencio, después se volvió y dijo. Bien por hoy hemos terminado, levantó el teléfono, llamó un funcionario, hizo firmar un billete y después le hizo llevarme a la prisión, como se fuera un paquete que se llevara a un depósito.

Estaba otra vez solo en la celda, estaba contento, no me faltaba el trabajo. Había hecho un programa para el día. Era un domingo tranquilo y silencioso. Pero de improviso el silencio fue roto por un llanto angustiante, venía de una cela no muy lejos de la mía, pensé a cualquier uno podría saltar los nervios. No sabía de que se trataba, pero ciertamente el dolor no era poca cosa, quien sabe era cualquier uno con familia, hijos…

Ahora que hemos visto; que la ciencia no es todo, que la religión no es una fabula, y que el mundo tuvo un comienzo. Vamos a reflexionar esta hermosa intervención de Dios en el mundo según la Sagrada Escritura.

“EN EL PRINCIPIO DIOS CREÓ”

1) En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche22»…

2) “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron23.

22 Cf. Genesis, 1; 1-423 Cf. Evangelio según San Juan, 1; 1-5

3) “Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia24”

Puntos para meditar:

La creación no encuentra en si mismo la razón de su existencia.

1) El comienzo del mundo creado.

Puesto que el mundo existe y no existió siempre, hubo un momento en que Dios modificó el original estado de cosas tal como había sido desde toda la eternidad, y lo transformó en una situación diferente. Es sorprendente que Dios haya permanecido solo durante una eternidad. Habría sido sorprendente que nunca hubiera alterado semejante situación. Pero también es sorprendente que lo haya hecho.

Reflexione que Dios ha vivido una entera eternidad consigo mismo antes de crear el mundo. ¡Qué asombroso es este pensamiento! Hubo un tiempo, mucho tiempo, muchísimo tiempo en el cual Dios vivió solo consigo mismo, y no existía nada aparte de Él. No había ni la Tierra, ni el firmamento, ni el sol, ni el espacio, ni el tiempo, ni seres de ninguna especie. No había hombres ni ángeles. Todo era silencio y reposo. No había nada excepto Dios, y esta situación continuó en duración inconmensurable. Por toda una eternidad, Dios estuvo sólo consigo mismo y con nadie más. Estuvo Dios como en reposo, sí hablar y sí recibir el homenaje de ningún ser, pero feliz en Sí mismo y por Sí mismo, sin necesidad de nada. Incomprensible en realidad únicamente es Dios, que no sólo ha vivido una eternidad sin comienzo, sino que ha vivido una eternidad entera consigo mismo y no se ha cansado de su soledad. ¿Has probado usted estar tres días en una isla sólo?… ¿Has hablado alguna vez con los presos que al menos duermen y durante este tiempo descansan de su angustioso estado?... Pero Dios no duerme, no sabe de pausas, no suspende sus facultades, no se cansa de Sí mismo ni se aburre de su infinitud. Él ha vivido toda una eternidad en el estado que, pocas semanas bastarían para desequilibrarnos sicológicamente.

Llama la atención que después de estar solo por una eternidad, Dios se haya rodeado de millones de seres vivientes. ¿Qué propósito pudo albergar Dios al crear, y al decidirse a una segunda eternidad tan diferente a nuestros ojos a la primera? ¿Por qué Dios, después de una entera eternidad feliz en Sí mismo ha decidido romper con el silencio, ha decidido abandonar su soledad? ¿Por qué no permaneció como estaba? ¿Por qué trajo a la existencia seres que en nada iban a aumentar su felicidad? ¿Por que les concedió el don de hacer el bien y el mal según desearan, y de obrar libremente su ruina o su salvación? ¿Por qué creo un mundo como éste que 24 Cf. 2 Macabeos, 7; 28. Libro escrito en el año 163 a. C, atribuido a Nehemías.

es en el mejor de los casos un débil reflejo de su gloria, y en el peor un escenario de pecado y de dolor? Podría haber creado un mundo mucho mejor. Podría haber excluido el pecado, pero misteriosamente se ha rodeado de criaturas caídas. Después de toda una eternidad apacible, serena, Dios decide permitir la anarquía, el orgullo, la blasfemia y el odio hacia sí mismo. Todo esto, es algo sencillamente incomprensible para la mente humana. ¿Quién puede verle? ¿Quién puede medirle? ¿Quién puede moverle o cambiarle? ¿Quién puede incluso hablar de Él?

2) Un universo que habla de su creador:

Considerad la abundancia de animales que pueblan la tierra, aves del cielo, peces en el océano. Todos ellos dotados de impulsos, tendencias y pasiones que en nosotros se gobiernan o reprimen por un intelecto moderador. Dios en su infinita providencia ha dividido la luz de las tinieblas, ha colocado las arenas como límite del mar, ha dotado la misma naturaleza con la capacidad de estar constantemente renovando a si misma. El mundo contiene seres capaces de alabar y bendecir a Dios, capaces de admirar sus perfecciones y obedecer su voluntad. Millones de seres desfrutan sólo de un breve espacio de vida, pero únicamente el hombre puede aspirar el más allá. En medio de este universo en su mayor parte material y corruptible, modelado según leyes de habilidad infinita que denotan una mano sapientísima, el hombre es colocado para administrarlo.

Por ello, ahora busque volverse sobre sí mismo. Parta de esta realidad personal: ¿qué experiencia tengo yo de Dios creador? ¿Existe en mi alma esa sensibilidad profunda, espiritual que me hace descubrirlo en todas las realidades y en todos los hechos?

Dios ha creado el universo libremente con sabiduría y amor. El mundo no es el fruto de una necesidad, de un destino ciego o del azar. Dios crea «de la nada» (ex nihilo) un mundo ordenado y bueno, que Él transciende de modo infinito.

Dios ha hecho todo, frente a Él está la nada. Dios tiene la existencia por sí mismo es un ser subsistente. Las criaturas racionales, incluso las que se han pervertido tiene su existencia en Él. Sólo Dios es necesario, todo lo demás sobra. Si yo puedo leer estas líneas y reflexionar en estas verdades es porque Él me ha querido y por esto estoy aquí. Esto me da mi estatuto, yo no soy necesario, sobro en el mundo y menos si mi vida esta lejos de Él. Así pues, si el mundo tiene un principio, y ha sido creado, trata de buscar quién sea el autor de este principio y de esta creación. Vea que Él incluso ha provisto en la revelación los medios para que el hombre no se desvíe de la verdad, se ha adelantado por así decir, con el fin de que al buscarlo con la especulación humana no nos desviásemos de algún modo de la verdad, Él nos ha prevenido diciendo: “En principio Dios creó” como para

imprimir en nuestras almas, a manera de sello y defensa, el nombre de Dios25”.

3. Dios al encuentro del hombre Talvez ahora te encuentras como que distante, imposibilitado, vez que efectivamente Dios se halla tan por encima de nosotros que el simple pensamiento de Él te asusta y no consigue hacer la idea de que se preocupe de ti. Cree que Dios es la perfección infinita, ama esa perfección, y desea amarla por encima de todas las cosas. Pero siente en tu interior que tu corazón no esta encendido por la esperanza. Desea tener esperanza y gratitud, pero no las tiene. Sabe que Dios ama todas sus obras, pero, ¿cómo puedo creer que piensa en mí personalmente y se preocupa de mis cosas? Talvez se siente ahora por debajo de su amor. Piensa que Él mira a usted como un átomo en el vasto universo, y si es bueno con usted es porque es propio de su naturaleza ser bueno. Por otro lado, se siente atraído más hacia el hombre pecador que hacia su creador. Pero sabe que Dios no te ha abandonado y sabe que aunque no logra ver con la claridad que te gustaría; vez, y vez todo como que por medio de un velo.

“Talvez ahora puedes comprender mejor la conveniencia de la encarnación”. La naturaleza humana esta herida en su ser por el pecado y por ello ha perdido el estado originario donde el hombre veía a Dios personalmente y no por medio de un velo como sucede ahora. Pero Dios en su infinita misericordia sale una vez más al encuentro del hombre y recapacítalo para amar. Aquí esta el centro de la historia humana. Somos creados por amor y redimidos para poder amar. En Cristo no sólo hemos recuperado la filiación divina, sino también recibimos la fuerza de la gracia para vencer nuestra propia naturaleza caída. Al lograr con la gracia de Dios la conquista de nosotros mismos, estaremos en grado de poder verdaderamente amar. Si uno no es dueño de sí mismo, ¿cómo puede entregarse al otro? El amor busca el bien de lo amado, pero este bien se logra en la libertad. Sobre la fe y la libertad de cada individuo Dios construye una vida, una relación de amor. De todo lo anterior debemos concluir que el encuentro con Dios esta más allá de nuestro ego. Es verdad que Dios sale a nuestro encuentro, pero no es menos verdad que también espera mi colaboración libre con su gracia. Hay que subir al encuentro de Dios que se revela por medio de la fe, del amor y de la oración.

TITULADO VERBUM CARO.

Dice Von Baltasar:

25 Basilio el Grande, Exameron, 1,2

“ Si Cristo fuera únicamente el caso supremo del hombre natural, y el cristianismo no fuera más que la expresión más sublime de religión humana, hoy no merecería ya la pena ser cristiano. Pero dado que Dios se hizo hombre en Cristo, lo cristiano tiene que poder tomar también, a los ojos de la incredulidad humana, el aspecto de lo meramente humano.

Para la fe, sin embargo, ese aspecto no es sólo una tergiversación parcial, sino el desconocimiento total, el escándalo, aun cuando ese se presente con un patetismo religioso tan grande como el que se dio en aquel Sumo Sacerdote que rasgó sus vestiduras al escuchar la respuesta de Jesús.

Después Von Baltasar analiza la gracia como el modo por lo cual nosotros participamos de la naturaleza divina y dice:

La gracia de Dios que nosotros alcanzamos en la fe, es inmanente; no es un movimiento de nosotros hacia Dios, sino el movimiento de Dios hacia nosotros; es la entrada del cielo en nuestro mundo terreno; es una participación de la naturaleza divina: participación de esencia en cuanto gracia santificante; y participación de conciencia en cuanto fe, caridad y esperanza.

Lo uno es el hombre que busca a Dios. Lo otro es Dios que ha encontrado al hombre. Lo uno es el hombre que emplea y examina todas sus facultades, en una especie de análisis espectral de su ser, para calcular en él la composición de la estrella de que ese ser partió como un rayo de luz y con la que no puede dejar de tener parentesco. Lo otro es la bajada de la luz divina a morar entre los hombres, no sólo para alumbrarlos, purificarlos, iluminarlos y darles calor, sino para hacerlos resplandecer, mediante la gracia, con una luz que no es de este mundo.

Jamás debe olvidarse, sin embargo, que estos dos movimientos marchan en dirección opuesta. Jamás debe olvidarse que el primero fue creado para el segundo, es decir, que, en cierto aspecto, el primero no deja de ser presupuesto del segundo; que el primero, finalmente, no puede ser entendido, tal como lo proyectó el Creador, sin el segundo, el cual es la

justificación de la existencia del primero y la clave que desvela su enigma.

Con eso el autor nos dice que el hombre no puede ser comprendido si su relación con Cristo.

Después Von Baltasar dice: Pues en Cristo, que es Dios y hombre, se abrió Dios al mundo, estableciendo con ese movimiento descendente el sentido de toda ascensión del hombre hacia Él. Cristo es la única medida concreta entre Dios y el hombre, entre gracia y naturaleza, entre fe y razón. Y Cristo es una persona divina, aunque posea una naturaleza humana.

En este punto es donde se decidirá la relación. Lo humano de Cristo es la expresión e instrumento de lo divino. De ningún modo es lo divino expresión y instrumento de lo humano. Lo humano es perfeccionado en todo los aspectos por el hecho de verse puesto completamente, con todas tendencias ascendiente, al servicio de la revelación de Dios, por el hecho de verse situado dentro de la tendencia descendiente de la gracia y el amor divino.

Nosotros somos también con nuestra vida expresión de lo divino.

François Mauriac tiene un textos muy hermoso a respecto de esta expresión que dice:

“Por pequeño que seas, si eres amigo de Cristo, muchos se calentarán en este fuego, tomarán su parte de esta luz. Las tinieblas del pecado, en ti, cegarían a aquellos que ahora alumbras, Y el día que no ardas de amor, muchos otros morirán de frío”.

La vida espiritual de la criatura dice Balthasar: Sólo es viva si lo es en acto de realizarse a sí misma. Se extingue en el instante en que se contenta con lo conseguido, con lo realizado. Incluso debe conquistar, para poseerlo, lo que ha heredado realmente. Sólo como vida apetente, tal como la proyectó el Creador, es imagen de la vida divina.

La vida eterna, meta inalcanzable de toda aspiración se halla abierta y presente en la gracia. Por la gracia, el hombre es hijo de Dios no sólo en el futuro, sino ahora aquí. Por la gracia, no sólo se le llama, sino que es hermano de Cristo. Esta gracia recibida en Cristo le ha regenerado, transformado, recreado, trasplantado; le ha convertido en una nueva criatura; le ha hecho morir a si mismo, para que Cristo viva en él. El hombre en Cristo ya no vive para sí mismo ni de sí mismo: vive de la fuerza de Cristo y de Dios, del amor de Dios, que fue derramado en su corazón por el Espíritu Santo. Es este amor que convierte el hombre en un dono para los demás. La gracia es la que vincula, la que une. Concluye Von Baltasar: Nosotros somos por la gracia lo que Cristo es por naturaleza.

Sólo por la unión hipostática existente en Cristo podemos participar por la gracia de la identidad divina. En virtud de la unión hipostática, el Hijo eterno puede ser, en cuanto hombre el representante de la identidad trinitaria en el mundo.

A nosotros no se nos exige que hagamos una vez más lo que hizo el Hombre-Dios. Es suficiente con que, al seguirle, sepamos que, por su superabundante cumplimiento, participamos de su plenitud. Las virtudes naturales se adquieren por medio del esfuerzo natural. Las virtudes teologales se nos infunden por medio de la gracia, que es participación en la naturaleza de Dios.

La palabra “Infusión” es suficientemente significativa; se le da no meramente como una “facultad”, sino como una plenitud de vida, de la que sólo necesita sacar agua para regar todo el jardín de su finitud y su temporalidad, y hacer brotar en él plantas eternas.

El hombre a quién se le ha dado la gracia, (Cristo) no vive en la indigencia, aspirando hacia la plenitud, sino que vive incondicionalmente de la plenitud.

El presupuesto, que todo lo domina y todo lo cimenta, de la ética evangélica, paulina, es la seguiente: la unidad de ser y deber, unidad a la que no se necesita aspirar, pues está realizada en

Dios desde siempre, y en la que nosotros participamos por la gracia, tiene que realizarse irremisiblemente en nosotros. Este “tener que”, precisamente por estar fundado en una necesidad divina, es la exigencia más absoluta que se hace al hombre total para que empeñe todo su esfuerzo y comprometa su persona entera. Al lado de esta exigencia, el imperativo categórico de la ética natural no pasa de ser una tenue llamada.

Así es como argumenta San Pablo en Romanos, 6: Porque hemos muerto con Cristo, no podemos ni debemos comportarnos ya como si todavía tuviésemos que vivir. Así es como argumenta San Juan en sus cartas, cuando explica la necesidad cristiana, que todo lo fundamenta: “En esto hemos conocido la caridad, en que Él dio su vida por nosotros, y nosotros tenemos que dar nuestra vida por nuestros hermanos.

Esta necesidad brota de la identidad ya dada a nosotros, identidad que fue puesta e infundida en nosotros por Dios (¡pues es su propia identidad!). No es, pues, en modo alguno un aumento de la exigencia de las leyes de la ética natural. Esta exigencia no se deriva, de una necesidad inmanente a la naturaleza humana, sino de un Factum puesto por Dios. Este factum se halla a más profundidad que toda nuestra identidad y realidad.

La vida cristiana sólo puede ser una vida en plenitud y, por consiguiente, una vida de acción de gracias. La vida cristiana sólo puede ser ya el testimonio incesante de ese don de la gracia. Así vive María en el Magnificat. De igual forma el cristiano sólo necesita dejarse guiar por el hecho de que la vida eterna se le ha regalado en fe y amor, sólo necesita dejarse guiar por la corriente de esa vida, para convertirse totalmente en una expresión de ella.

Todo en la criatura, excepto el pecado, es, desde Cristo, idóneo para convertirse en expresión de Dios. Y lo más idóneo es aquello que a los hombres les parecía más alejado de Dios: la cruz, el ultraje, la angustia y la muerte. Si la vida eterna se ha servido de la amplitud de las tensiones humanas para revelar su amplitud

mucho mayor aún, el hombre tiene que realizar la inducción hacia Dios partiendo nada menos que de esa amplitud. Así el mundo entero, por medio de la palabra de Dios, que es Cristo, en Ella y por Ella, comienza a convertirse en cuerpo y palabra de Dios. La naturaleza es perfeccionada al convertirse en recipiente y expresión de Dios. La naturaleza no es la vida divina, pero ésta quiere vivir en la naturaleza, reivindicándola totalmente como su morada. Por ello, el cristiano no suprime lo natural, sino que lo perfecciona asumiéndolo. El hombre es, ante Dios un ser que fue redimido por Cristo, que recibió de Él el amor de Dios y que por amor a Él ama a su hermano. Todo lo demás que el hombre puede ser está sometido a esta definición. Es esta la idea del hombre, tal como Dios la tiene. Todo lo demás está orientado hacia ella, como lo embrionario está orientado hacia su nacimiento.

El hombre puede saber que es hijo de Dios; no por ello debe, empero, dejar de aspirar humanamente a serlo: no sólo venimos de la identidad, sino que también vamos hacia la identidad.

MEDITACIÓN IIEL PLAN DE DIOS

Dios quiso revelarse a Sí mismo y manifestar su plan de salvación sobre nosotros; gracias a esa revelación podemos conocer con más facilidad y sin error las realidades divinas. Este conocimiento de Dios lo alcanzamos por la fe; por la fe entramos dentro del plan de Dios, en su alianza y amistad, participamos en la salvación que El nos ofrece; por la fe entramos en comunión con Jesucristo, y por su medio con el Padre.

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él26”.

26 Cf. Jn. 3; 16-17.

En la intención de Dios todas las cosas se ordenan a nuestra salvación; es un plan pensado en la eternidad en el amor de Dios, y ejecutando en el tiempo. Dios ha trazado para cada uno de nosotros un camino, cuya meta es la salvación en Cristo. Hemos de ver en este plan la bondad y la sabiduría de Dios que nos ama como Padre y nos envía a su Hijo.

1. ¿qué consecuencias se siguen de esta contemplación de Dios creando el universo y creándonos a nosotros mismos?

a. Al crearnos nos depositó en un camino con una leyes, con un plan a seguir. “Sed fecundos y multiplicaos, etc.” Es un plan que nos traza, nos dice qué debemos hacer, no sólo nos dejó ahí para que hiciéramos lo que se nos ocurriera. Hay un plan de parte de Dios para el ser humano y para cada uno de nosotros. Nos corresponde buscarlo, conocerlo y seguirlo fielmente.

2. La voz de la conciencia

En el interior de todo hombre hay una ley que le lleva a conocer el bien y el mal y que esta ley constituye la regla para medir pensamientos y acciones. Aunque la conciencia no alcance en todo tiempo la deseable fuerza para dirigirnos, es suficiente

5. EL PLAN DE DIOS. NUESTRA RESPUESTA

MEDITACIÓN II

SOY SU CRIATURA

PETICIÓN: Padre Dios: no quiero únicamente saber que soy hijo tuyo, sino sentirme hijo tuyo, verte como mi Padre, alguien cercano, íntimo, que se interesas por mí, que has dado desde el inicio lo mejor de Tí, por mí.

Mac 7,22“Yo no sé cómo aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida,

ni tampoco organicé yo los elementos de cada uno”.

Vemos en este texto sagrado la madre de los macabeos que expresaba con grande estupor esta realidad con respecto al hijo que estaba a punto de morir y que ella había engendrado, pero ella era conciente que solo era una colaboradora de Dios.

Es evidente que la presencia de un hombre en el mundo no se explica sólo por la intervención generadora de nuestros padres. ¿Planearon nuestros padres el mundo? ¿Estudiaron cómo debía ser la respiración nuestros pulmones? ¿El latir de nuestro corazón? ¿La circulación de la sangre? ¿Descubrieron ellos nuestra forma de raciocinar? ¿Planearon nuestra libertad? ¿Soñaron siquiera en la estructura del ojo de su hijo?...

La creación encuentra su punto culminante en la creación del hombre: "Dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". Génesis 1, 26-31.Jer. 1,5: “Antes que te formara en el seno materno te conocí…”Sal. 119, 73: “Tus manos me hicieron y me formaron”.Sal. 139: “Señor, Tú me sondeas y me conoces…”.Sal. 2: “Tú eres mi hijo, Yo te he engendrado hoy…”.

LA CREACION ES UN GESTO AMOROSO DE DIOS.

Dios se comunica. El relato del Génesis quiere subrayar precisamente la intervención de Dios en esta existencia. El relato separa Dios de todo lo creado pero también separa al hombre del resto de las criaturas. El hombre tiene la imagen y semejanza de Dios impresa en su alma, es persona. Como Dios se entrega al hombre por medio de la creación, la creación hace posible que el hombre se entrega a Dios. La entrega es un signo netamente humano y divino a la vez. Entre las criaturas sólo el hombre puede entregarse.

La vida del hombre es sostenida continuamente por el amor de Dios. La creacion del universo y del hombre se hace extensiva a cada momento de nuestra existencia. El amor del principio se multiplica a través de la vida personal. Somos una historia de amor, en la que Dios es fiel a su alianza.

Una vida sin amor no es vida, porque no prolonga el sentido de amor de la creación, ni tampoco anuncia el gozo del amor eterno. Asi como pertenece a la esencia de Dios el amar, así también pertenece a la esencia del hombre el amor. No amar es vivir muertos, como nos dice S. Juan. No amar a Dios es negar la realidad mas bella de nuestra vida.

El hombre fue creado para ser amigo de Dios, para estar con El, para encontrar en El la paz para su corazón, para extraer de El la felicidad que tanto ansia. Y ello sólo sería posible a través de un amor inquebrantable y fiel. La desdicha del hombre comenzó el día en que aquellos paseos se interrumpieron y se tuvo que esconder.

En ese mandamiento se encierra el fin del hombre de amar, servir y glorificar a Dios. Pero es necesario desentrañar en la oración personal este mandamiento. Amar a Dios totalmente. Santo Tomás nos explica el contenido de esta totalidad.

a) Totalmente significa que hemos de amar todo lo que Dios es. Amarle a El personal, apasionada, realmente. )Mis actos y comportamientos resisten la mirada de Dios? )Su Voluntad es la primera referencia de mi vida?

“En la unidad de cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, es una síntesis del universo material, el cual alcanza por medio del hombre su más alta cima y alza la voz para la libre alabanza del Creador. Por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones, y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino27”.

1) Creado a imagen y semejanza de Dios.“Dios dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Gen 1,26). Primeramente se debe investigar el motivo por el que, en la creación de los cielos, Dios no dijo “hagamos”, sino “haya cielos y firmamento”, “haya luz”… como, por lo demás, en cada parte de la creación. La palabra “hagamos” aparece solo aquí y esta expresión suena como un consejo, una deliberación, una comunicación de Dios a otra persona dotada de su misma dignidad. Y ¿quién es aquel que debe ser creado, que puede alegrarse de un honor semejante? Es el hombre, el grande maravilloso ser viviente que Dios considera como el más ilustre de toda la creación, por amor del cual existe el cielo y la tierra, el mar y el resto de la creación. Es el hombre cuya salvación tanto ha deseado Dios que no perdonó a Él a su Hijo unigénito. Dios, en efecto, no ha dejado de cumplir eficazmente su obra sino hasta cuando no haya elevado a este hombre y no lo haya hecho sentar a la propia derecha. Pablo exclama: Dios nos ha resucitado y nos ha hecho sentar a la derecha en los cielos en Jesucristo (Rm 8,32). Por esto, se dio el consejo, la deliberación y la comunicación. No como si Dios tuviese necesidad de un consejo, sino para mostrarnos, por medio de esta palabra, el honor que correspondía a aquel que estaba por nacer 28

El texto de Gn 1,26-27 presenta a la criatura humana como coronación y vértice de la obra creadora: es una realidad " muy buena)' (Gn 1,31); es una criatura especial, finito de una especie de 27 CONCILIO VATICANO II, Gaudium et Spes, 14.28 San Juan Crisóstomo Homilía sobre el Génesis 2:

autoconsulta divina ("hagamos al hombre a nuestra imagen...»); Dios introduce en ella su mismo aliento vital (Gn 2,7).

Además, el hombre es imagen de Dios por su capacidad de escuchar al Creador y de responderle: el hombre puede ser interlocutor de Dios, puede entrar en una relación personal con él. Y no sólo eso; es capaz de entrar en relación y en comunión con otros distintos de él.

Se puede decir, por tanto, que el hombre está estructuralmente orientado al encuentro, al diálogo.

La criatura humana es además imagen de Dios debido a su capacidad de ejercer cierto señorío sobre las demás criaturas; en cierto sentido puede ser el representante de Dios, transformar la realidad que lo rodea y - hacerla fructificar para remedio de sus propias necesidades. Pero lo que mejor muestra la singularidad del hombre, su cualidad de ser imagen de Dios, es su dimensión espiritual: la inteligencia y voluntad, la posesión de la conciencia y la capacidad de ejercer la libertad.

El hombre es un sujeto que decide de sí mismo.Dios, con la creación del hombre y de la mujer a su imagen y

semejanza, coronó y lleva a perfección la obra de sus manos; los llama a una especial participación en su amor y al mismo tiempo en su poder de Creador y Padre, mediante su cooperación libre y responsable29.

1. El hombre es creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 1, 26); el segundo relato de la creación expresa la misma idea diciendo que el hombre, tomado del polvo, lleva en sí el soplo divino de la vida. El hombre se caracteriza por su relación inmediata con Dios, propia de su ser; el hombre es «capax Dei» y por eso está bajo la protección personal de Dios, es algo «sagrado»: «Quien vertiere sangre de hombre, por otro hombre será su sangre vertida, porque a imagen de Dios hizo Él al hombre» (Gn 9, 6). Ésta es una sentencia apodíctica del derecho divino que no tolera excepciones: la vida humana es intocable porque es propiedad divina. (Card. Joseph Ratzinger)

Es asombroso pensar que soy fruto de un pensamiento amoroso de Dios. He sido creado por sobreabundancia del amor de Dios. Es sorprendente pensar que vivo porque Dios me ha querido vivo, porque Dios me ha amado y ha querido que yo participe de su amor. He entrado al mundo no simplemente como una creatura entre otras, sino como la creatura que ha sido amada por sí misma por Dios.

29

Esto quiere decir que mi origen, mi principio no está en mí mismo, está en Dios. Las leyes que rigen mi vida biológica, no son creadas por mí. Las leyes que establecen el fin último de mi vida, no me las doy a mí mismo. El inicio de mi vida está en el corazón de Dios. El Señor quiso traerme a la vida y eso es un don.

“Todos los defectos de la naturaleza del hombre, que le desvían de su vocación originaria, tienen raíz en la deformación de su relación con Dios. Su vocación más elevada, ser imagen de Dios, sólo puede realizarla si intenta desarrollar sus fuerzas en humilde sujeción a la guía de Dios30”.El fin de mi vida es amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas

LECTURA COMPLEMENTARIA.

LA VOLUNTAD DE DIOS FIN DE LA VIDA

El fin del hombre

Voy a formularos una cuestión tan corriente y poco interesante a primera vista, que tal vez os preguntéis por qué la hago, y objetéis que es difícil fijar en ella la atención, y os adelantéis incluso a decir que no producirá nada de provechoso. Es la siguiente: ¿para qué habéis sido puestos en el mundo?

Se trata de un pensamiento más obvio que frecuente, más sencillo que familiar: quiero decir que debería veniros a la mente, pero no os viene, y que de hecho mantenéis hacia él una distante familiaridad que pervive desde hace muchos años. Es posible que alguna vez esta idea os haya asaltado íntimamente por un breve espacio de tiempo, pero sólo a manera de una incidencia fugaz. Hay quienes recuerdan la primera vez que tal pensamiento les visitó. Eran niños pequeños que un buen día se preguntaron espontáneamente, o mejor dicho, oyeron cómo Dios les interrogaba en su interior: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo he venido? ¿Quién me trajo a este lugar? ¿Qué debo hacer? Pudo ser el primer acto de la razón, el inicio de la responsabilidad personal, el comienzo de pruebas y compromisos. Tal vez data de aquel día su capacidad de elegir entre el bien y el mal, y la posibilidad tremenda de cometer un pecado grave. A medida que la vida avanza, el pensamiento retorna poderosamente de vez en cuando, en la enfermedad, en medio de algún dolor, en momentos de soledad, al escuchar a un predicador o al leer un libro estimulante. Les acomete entonces un sentimiento intenso sobre la vanidad y miseria del mundo, y la pregunta se deja oír de nuevo: ¿Para qué he sido colocado en la tierra?30 Cf. Edith Stein, obras completas IV, 284.

Ciertamente contrasta mucho este mundo vano y deleznable, pero imponente, con el sentido de semejante pregunta. Parece fuera de lugar formular tal interrogante en la presencia de un mundo que te ofrece todo tipo de placer. El mundo se siente capaz de cubrir todas nuestras necesidades, como si fuéramos enviados a él por el hecho del envío mismo, y sin nada que lo trascienda. Es un gran favor —se dice— haber ingresado en este mundo majestuoso. Ahí se encuentra la explicación del misterio de la vida. Todo hombre hace en el mundo su propia voluntad, busca su propio placer, persigue sus propios fines: no ha venido a otra cosa.

Visitad las calles de una ciudad populosa, contemplad el continuo flujo de energía humana y la interminable variedad de iniciativas y caracteres, y quedad ya satisfechos. Los caminos —acera y calzada— están repletos; multitudes van de un sitio a otro, cada persona a su asunto, o se detienen inactivas y curiosas, por falta de trabajo, para ver y ser vistas, por diversión o con deseo de presumir, o bajo la excusa de una tarea. Las calles albergan tiendas innumerables que abiertas y coloridas, invitan a los clientes. De vez en cuando se ensanchan en plazas o en lugares espaciosos con grandes edificios de piedra y ladrillos, brillantes al sol y rodeados de jardines alegres. Seguid en otra dirección y encontrareis sólidas fábricas donde se efectúan los trabajos mecánicos. El aire bajo está lleno de un ruido incesante y monótono, que penetra incluso las estancias interiores de las casas e importuna los oídos en todo momento. El aire de arriba, saturado de humo, esconde el día de Dios a los reinos del tenaz y agotador esfuerzo. ¡He aquí el fin del hombre!

Si preferís, permaneced en casa, coged uno de esos periódicos diarios que son una pintura tan verdadera del mundo, examinad las columnas de anuncios, y descubriréis el catálogo de afanes, proyectos, ansiedades, angustias y placeres que ocupan la cabeza del hombre. El ser humano representa todos los papeles. Aquí desea vender unos bienes, allí necesita un empleo; aquí busca dinero en préstamo, allí ofrece casas, fincas o apartamentos. Dispone de comida para millones, de lujos para los ricos, de medicinas y remedios maravillosos para los crédulos, de libros baratos y nuevos para los curiosos. Pasad luego a las noticias del día y conoceréis los hechos realizados por grandes hombres, en casa y en el extranjero. Leeréis sobre guerras y rumores de guerras, debates en el Parlamento, gente recién llegada, estadistas desaparecidos, disputas políticas en la ciudad y en la nación, y enfrentamientos de intereses rivales. Conoceréis detalles sobre el mercado del dinero, la oferta y demanda de bienes, la situación del comercio, la producción de manufacturas, los barcos venidos a puerto, pérdidas, ganancias, fraudes, etc. Seguid adelante, y os tropezaréis con descubrimientos efectuados en artes y ciencias, y los que, según dicen, se han producido en el campo de la religión. Habrá también noticias sobre la corte y la familia real, diversiones de los grandes, lugares de recreo, procesos célebres, crímenes, accidentes, experimentos, concursos e iniciativas de toda clase. ¡Qué extraño es este ser infatigable, ruidoso y

jadeante que llamamos vida! ¿Y todo esto no se acabará nunca? ¿Tiene algún sentido? Parece que jamás terminará, y que constituye su propio fin.

Ahora, hermanos míos, tratad una vez más de olvidar por un momento lo que veis y leéis en la prensa, penetrad en los corazones, y observad las ideas y los sentimientos de las personas. Miradlas lo más atentamente que podáis; entrad en sus casas y habitaciones privadas; asomaos inesperadamente a caminos y calles, mansiones y cabañas, oficinas y fábricas. ¿Qué encontráis? Escuchad sus palabras y presenciad sus acciones. Hallaréis por lo general en todos—poderosos y humildes, cultos e ignorantes—los mismos rebeldes pensamientos, los mismos locos deseos, incontroladas pasiones, opiniones rastreras y comportamientos arbitrarios. Comprobaréis que viven por el simple afán de vivir. Todos y cada uno parecen deciros: «Somos nuestro propio centro y nuestro propio fin». ¿Qué persiguen? ¿Qué proyectos albergan? ¿Para qué viven? «Vivimos para nuestro exclusivo agrado. La vida no tiene sentido si no la vivimos a nuestro gusto. Nadie nos ha enviado aquí; sencillamente nos encontramos en el mundo, y seremos como esclavos si no pensamos, creemos, amamos, odiamos y hacemos lo que nos plazca. Detestamos toda interferencia, divina o humana. Nos importa relativamente ser ricos o influyentes; pero nos importa por encima de todo vivir para nosotros mismos, apurar el placer presente, asimilar toda doctrina de modo personal, pensar en el futuro y en lo invisible mucho o poco, de acuerdo sólo con nuestro capricho».

Es un pensamiento terrible y sin embargo real. La multitud de los hombres viven sin objeto alguno más allá de la escena visible. Pueden usar de vez en cuando palabras religiosas, o profesar un culto por motivo de inercia, utilidad o deber. Pero si en semejante profesión existiera alguna sinceridad, el curso del mundo no sería como es.

MEDITACIÓN IIIPECADO UNA REALIDAD INDESCUTIBLE

“Para intentar comprender lo que es el pecado, es preciso, en primer lugar, reconocer el vínculo profundo del hombre con Dios, porque fuera de esta relación, el mal del pecado no es desenmascarado en su verdadera identidad de rechazo y oposición a Dios, aunque continúe pesando sobre la vida del hombre y sobre la historia31”.

Los interrogantes más profundos del hombre

En realidad de verdad, los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano. Son muchos los elementos que se combaten en el propio interior del hombre. A fuer de criatura, el hombre 31 Cf. CEC. 386

experimenta múltiples limitaciones; se siente, sin embargo, ilimitado en sus deseos y llamado a una vida superior. Atraído por muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar.

Más aún, como enfermo y pecador, no raramente hace lo que no quiere y deja de hacer lo que querría llevar a cabo. Por ello siente en sí mismo la división, que tantas y tan graves discordias provoca en la sociedad. Son muchísimos los que, tarados en su vida por el materialismo práctico, no quieren saber nada de la clara percepción de este dramático estado, o bien, oprimidos por la miseria, no tienen tiempo para ponerse a considerarlo.

Otros esperan del solo esfuerzo humano la verdadera y plena liberación de la humanidad y abrigan el convencimiento de que el futuro del hombre sobre la tierra saciará plenamente todos sus deseos. Y no faltan, por otra parte, quienes, desesperando de poder dar a la vida un sentido exacto, alaban la insolencia de quienes piensan que la existencia carece de toda significación propia y se esfuerzan por darle un sentido puramente subjetivo.

Sin embargo, ante la actual evolución del mundo, son cada día más numerosos los que se plantean o los que acometen con nueva penetración las cuestiones más fundamentales: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que, a pesar de tantos progresos hechos, subsisten todavía? ¿Qué valor tienen las victorias logradas a tan caro precio? ¿Qué puede dar el hombre a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué hay después de esta vida temporal32?

1) El mal que hay en el mundo procede también de mi corazón.

El evangelista Marcos refiere las siguientes palabras de Jesús, que se sitúan en el debate de aquel tiempo sobre lo que es puro y lo que es impuro: "Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre... Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas" (Mc 7,15. 20-21). Más allá de la cuestión inmediata relativa a los alimentos, podemos ver en la reacción de los fariseos una tentación permanente del hombre: la de identificar el origen del mal en una causa exterior. Muchas de las ideologías modernas tienen, si nos fijamos bien, este presupuesto: dado que la injusticia viene "de fuera", para que reine la justicia es suficiente con eliminar las causas exteriores que impiden su puesta en práctica. Esta manera de pensar advierte Jesús es ingenua y miope. La injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas; tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal. Lo reconoce amargamente el salmista: "Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre" (Sal 51,7). Sí, el hombre es frágil a causa de un impulso profundo, que lo mortifica en la capacidad de entrar en comunión con el prójimo. Abierto por naturaleza al libre flujo del compartir, siente dentro de sí una extraña fuerza de gravedad que lo lleva a replegarse en sí mismo, a imponerse por encima de los demás y contra ellos: es el egoísmo, consecuencia de la culpa original. Adán y Eva, seducidos por la mentira de Satanás, aferrando el misterioso fruto en contra del mandamiento

32 Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 10.

divino, sustituyeron la lógica del confiar en el Amor por la de la sospecha y la competición; la lógica del recibir, del esperar confiado los dones del Otro, por la lógica ansiosa del aferrar y del actuar por su cuenta (cf. Gn 3,1-6), experimentando como resultado un sentimiento de inquietud y de incertidumbre. ¿Cómo puede el hombre librarse de este impulso egoísta y abrirse al amor33?

2) La fe y la gracia como presupuesto de una verdadera justificación

No es casualidad que el don de las tablas de la Ley a Moisés, en el monte Sinaí, suceda después del paso del Mar Rojo. Es decir, escuchar la Ley presupone la fe en el Dios que ha sido el primero en "escuchar el clamor" de su pueblo y "ha bajado para librarle de la mano de los egipcios" (cf. Ex 3,8). Dios está atento al grito del desdichado y como respuesta pide que se le escuche: pide justicia con el pobre (cf. Si 4,4-5.8-9), el forastero (cf. Ex 20,22), el esclavo (cf. Dt 15,12-18). Por lo tanto, para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia. En otras palabras, es necesario un "éxodo" más profundo que el que Dios obró con Moisés, una liberación del corazón, que la palabra de la Ley, por sí sola, no tiene el poder de realizar. ¿Existe, pues, esperanza de justicia para el hombre?

«Por esto, la ley ha sido dada para que se implorase la gracia; la gracia ha sido dada para que se observase la ley34»(30).

3) Cristo, justicia de Dios

El anuncio cristiano responde positivamente a la sed de justicia del hombre, como afirma el Apóstol Pablo en la Carta a los Romanos: "Ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado... por la fe en Jesucristo, para todos los que creen, pues no hay diferencia alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia (Rm 3,21-25).

¿Cuál es, pues, la justicia de Cristo? Es, ante todo, la justicia que viene de la gracia, donde no es el hombre que repara, se cura a sí mismo y a los demás. El hecho de que la "propiciación" tenga lugar en la "sangre" de Jesús significa que no son los sacrificios del hombre los que le libran del peso de las culpas, sino el gesto del amor de Dios que se abre hasta el extremo,

33 Este punto de la meditación esta tomado del discurso de Benedicto XVI, para la cuaresma 2010.34 Cf. SAN AGUSTÍN, De spiritu et littera, 19, 34: CSEL 60, 187.

hasta aceptar en sí mismo la "maldición" que corresponde al hombre, a fin de transmitirle en cambio la "bendición" que corresponde a Dios (cf. Ga 3,13-14). Pero esto suscita en seguida una objeción: ¿qué justicia existe dónde el justo muere en lugar del culpable y el culpable recibe en cambio la bendición que corresponde al justo? ¿Cada uno no recibe de este modo lo contrario de "lo suyo"? En realidad, aquí se manifiesta la justicia divina, profundamente distinta de la humana. Dios ha pagado por nosotros en su Hijo el precio del rescate, un precio verdaderamente exorbitante. Frente a la justicia de la Cruz, el hombre se puede rebelar, porque pone de manifiesto que el hombre no es un ser autárquico, sino que necesita de Otro para ser plenamente él mismo.

Se entiende, entonces, como la fe no es un hecho natural, cómodo, obvio: hace falta humildad para aceptar tener necesidad de Otro que me libere de lo "mío", para darme gratuitamente lo "suyo". Esto sucede especialmente en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia "más grande", que es la del amor (cf. Rm 13,8-10), la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar.

Gén. 2, 15 Tomó, pues, Yahveh Dios al hombre y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase. 16 Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio».

PETICIÓN: Pedir a Dios una gracia muy especial: que sintamos vergüenza, confusión y dolor por la respuesta del hombre al amor de Dios: el pecado, y decidirnos a rechazar el pecado en nuestra vida y a estar en desacuerdo con el pecado ajeno.

1.¿Qué es el pecado?El Catecismo lo dice en el n.386:

El n.397 nos lo describe:

El hombre, tentado por el Diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su Creador y, abusando de su libertad, desobedeció el mandamiento de Dios.

En esto consistió el primer pecado del hombre. En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.

2.¿Cuáles fueron las consecuencias?

1) LAS PRIMERAS CRIATURAS BAJO EL SIGNO DEL PECADO

2) EL PECADO DE LOS PRIMEROS HOMBRES3) EL PECADO EN MI VIDA:4) GRAVEDAD DE MI POSTURA E INCONCIENCIA,

IRRESPONSABILIDAD DE MI PECADO5) CONSECUENCIAS Y CONCLUSIONES:

4) El pecado original como pecado de egoísmo contrario al amor.

«El pecado es un abuso de la libertad que Dios da a las personas creadas para que puedan amarlo y amarse mutuamente» (Catecismo de la Iglesia católica, n. 387).

El pecado, cuyo origen se encuentra en la voluntad libre de la persona (cf. Mc 7, 20), es una transgresión del amor verdadero; hiere la naturaleza del hombre y destruye la solidaridad humana, manifestándose en actitudes, palabras y acciones impregnadas de egoísmo (cf. Catecismo de la Iglesia católica, nn. 1849-1850).

Para Reflexionar:♦ Dios permite el pecado del primero hombre, para que por medio del segundo hombre la vida divina se comunicase de una manera más perfecta (Dios no permitiría el mal se no fuera el suficiente sabio y poderoso para sacar un bien mayor del mal)♦ El misterio de la Salvación en Cristo estuvo presente desde el principio de la vida humana, y, por otra, alcanzará su efecto total sólo en el orden escatológico.♦ Jesús con su pasión entre otras cosas nos redime del pecado, pero nuestra vida en Cristo implica la superación del mismo (Justificación)♦ Nuestra inserción en Cristo y nuestra filiación divina son frutos del amor de Dios por toda la humanidad y por cada uno de nosotros en particular.

Este tercero elemento: El hombre bajo el signo del pecado. Es de herencia histórica, no entra dentro de los planes de Dios. No es este el estado en el cual Dios nos ha creado.

Pero se trata de una dimensión real, el mal es visible en el mundo. No podemos hechar de menos este elemento claro y evidente que encontramos en la naturaleza humana. Por lo demás, quitando el elemento negativo, el “pecado” es una de las causas por la cual lleva a cabo la redención y renueva así la alianza con la criatura caída.

El hombre siempre ha sido una criatura y nada más. Está siempre en total dependencia con su creador.▪ Con su muerte y resurrección Cristo ha vencido el pecado y la muerte. Nuestra inserción en Él por el bautismo es un acontecimiento decisivo en la historia personal de cada cristiano. Por el bautismo el hombre recibe la gracia de Cristo. Nada sabemos sobre la existencia de la gracia en el mundo antes de la encarnación.Tan poco el pecado ha sido borrado completamente del mundo con la pasión. La historia del pecado prosigue en el mundo y el pecado esta presente también en la vida de los hombres justificados y amigos de Dios.

LECTURA COMPLEMENTARIA

59 A 66 NEWMAN

MAL EN EL MUNDO

El mundo criatura de Dios y escenario donde se desarrolla la actividad humana también sufre las consecuencias del pecado.▪ El hombre al ir redimiendo a si mismo mediante el amor redime el mundo también.

EL MISTERIO DEL SUFRIMIENTO HUMANO

Daniela Perez en 1992

La joven que vez en esta imagen era una gran actriz, fue asesinada en la noche del 28 de diciembre de 1992 por vuelta de las 21:30hrs, luego después de haber dejado el estudio de la Red Globo en el Rio de Janeiro. Su cuerpo fue encontrado en un matorral en la Barra da Tijuca. El más dramático de este episodio es que el asesino de la joven no era un delincuente, sino su mismo colega de trabajo. El individuo y su esposa armaron una emboscada para la joven cerrando su paso en la salida de una estación de combustible, la rindieron y la llevaron a un lugar descampado y después de asestar 18 golpes de puñal, ocho en el corazón, cuatro en los pulmones y cuatro en el cuello, la tiraran en un matorral, después tuvieron el descaro de ir manifestar su solidariedad a la madre de la víctima, Gloria Perez que era la redactora de la novela en la cual su hija y el asesino trabajaban. Al final, ante la evidencia de las pruebas, los asesinos confesaron su crimen y fueran condenados a 19 años de prisión, pero sólo cumplieron 6 años y 4 meses y hoy están en libertad.

Aquí está un email de su mamá a una amiga precisamente en los días de las madres donde podemos ver todavía el dolor de esta madre pero también parte del proceso del asesino.

Email de Gloria Perez

Querida Denise, solamente hoy vi su mensaje. Con gusto le hago llegar un retratito de Dany para usted, sea para el blog sea para guardar en su cajón de cariño.

Usted es madre, puede imaginar el cuanto es difícil vivir en este día. En estas 24 horas entran una vida entera: el hijo que una sueña, el hijo que uno pare, el hijo que uno cría y

ve crecer, el pezadelo de la noche en que dos psicópatas atropellaron una vida hermosa, y mataron junto con ella, mi alegría, los nietos que yo tendría hoy al alrededor de mi.

Los asesinos fueron condenados por homicio duplamente cualificado, con agravantes. El juri rechazó cualquier indicio de pasionalidad. Aun así, de cuando en cuando escucho alguno hablando de crimen pasional, a pesar del julgamiento haber sido cubierto por gran parte de los medios de comunicación.

El reo Guillermo de Pádua fue denunciado, pronunciado y libelado como incurso en las penas del art. 121 &2º, inciso 1 inciso 4 del Código Penal Brasileño, por haber en el día 28 de diciembre de 1992, en el periodo nocturno, en local ermo existente en la Barra da Tijuca, en esta ciudad, haciendo uso de instrumento perfuro-cortante, desferindo golpes en Daniela Perez causándole, en consecuencia la muerte, conforme descrito en el alto de examen cadavérico de fls. 59/60. La acusación todavía envuelve las calificadoras del motivo torno y de recurso que imposibilitó la defensa de la víctima. (…)

La conducta del reo exteriorizó una personalidad violenta, perversa y cobarde cuando destruyo la vida de una persona indefensa, si ninguna posibilidad de escapar al ataque de su agresor, pues, además de su desvantagen en la fuerza física, el hecho se desarrolló en un local donde jamás se escucharía el grito desesperador y agonizante de la víctima.

En outro mensagem la madre dice:

Denise, en ciertas circunstancias de la vida uno conoce lo mejor y el peor de la humanidad. Yo puede decir que conocí. Hay quienes tratan como broma el dolor ajeno, hay quienes manifiestan satisfacción por su sufrimiento, pero también hay gente que como usted, como Emilia, como los muchachos que organizaron la misa por Dany, y ni la conocieron.

Nadie sabe exactamente el que llevó los asesinos a cometer este crimen bárbaro.

Algunos pesan que el autor estaba tan metido en su personaje que confundió ficción con la realidad.

Otros creen que fue por motivos pasionales. El más probable es la hipótesis que se trataba de un sacrificio satánico ya que los indicios

del crimen y la cercanía que tenía el actor con un médium deja mucho que pensar.

Independiente de los motivos que llevaron a este crimen bárbaro, nunca serán justificados.

He querido recordar este caso para reflexionar con ustedes sobre el mal en el mundo.

Aunque un día neguemos la existencia de Dios, nunca podremos negar la existencia del mal ya que convivimos con el todo los días.

El soldado en la guerra que vimos al inicio de esos ejercicios, era testigos de un mal.El Padre Jean Korec en la prisión en un campo de concentración era testigo de un mal.La sociedad brasileña que asistió con dolor este crimen bárbaro de Daniela es testigo de un mal.

Pero el mal no existe si más ni menos, el existe encarnado en la vida de las personas. Pero no solo, el problema del malo es digno de ser analizado con seriedad porque de él todos participamos.

El mal puede ser visto como negación, una falta, una corrupción del bien. Respecto a sí mismo es absurdo. Puesto que todo lo que existe es bueno en cuanto existe, es el mal en sí contradictorio. El es la negación del bien, del cual vive. Por ello la desviación voluntaria de un ser libre del bien es en el fondo una acción autodestructiva. El hombre que hace el mal concientemente consuma en el mal su esencia y a la vez renuncia a sí mismo. El mal en este caso es la forma original del suicidio.

Muchos piensan que el diablo es el único fundamento explicativo para el mal en al mundo, pero en gran parte el mal que padecemos y vemos con nuestros propios ojos brota de una decisión libre de seres libres y personales. Por supuesto que tan poco debemos cargar las tintas en los individuos de la especie humana. La creación es más extensa y amplia que el hombre. La razón humana no representa el único modelo de espíritu finito.

Veamos porque el malo nos destruye, pero nos destruye porque tiene una lógica interna desconcertante que muchos hombres la desconocen y como la ignoran no le dan el peso que merece.

En el caso de la joven Daniela Perez vemos que los asesinos llegan a incluso prestar condolencias a la familia. El mal tiende a desplegar la iniquidad y la iniquidad nos repugna nos da fastidio, nos causa dolor y por lo tanto nos hace sufrir. Este sufrimiento, este dolor, tal y como yo padezco, exige también que reaccione para liberarme de él. Así hasta mi lucha contra el sufrimiento proviene como una pasión, del mal que padezco en el momento mismo en que trato de liberarme de su aguijón, el sufrimiento. Observe que el primero efecto del mal es el sufrimiento, y el segundo es hacer cesar el sufrimiento a cualquier precio. ¿Cómo lo hago? Suprimiendo la causa. En palabras más directas, el mal agrediéndome no espera más respuesta que la de mi propia agresión. El mal concita la venganza. Por lo tanto la lógica del mal despliega su primera necesidad suscitando en mí, que sufro, el deseo de otro mal: destruir la causa del mal que me destruye, dar a al mal su mal, agredir la agresión. Aquí esta lo peor del mal, su lógica de venganza, que triunfa incluso en el restablecimiento de la justicia. Hacer el mal no nos resultaría tan natural, si para hacerlo necesitásemos tener una intensión perversa y una voluntad deliberada, pues no siempre la tenemos, al menos en el inicio. Por el contrario, para hacer el mal basta una intención aparentemente legítima: hacer cesar el sufrimiento que padezco.

Observe que objetivamente la causa del mal puede preceder al mal que padecemos. Pero nosotros por naturaleza (herida por el pecado) al padecer el único que nos interesa es nuestro sufrimiento, buscamos primero defender subjetivamente nuestra causa y solo después buscamos la causa objetiva del mal que padecemos. Nuestra actitud debe ser al revés, guardar el sufrimiento para sí, antes que hacer sufrir a un hipotético culpable. Dado que el mal consiste en su transmisión, sólo puede vencerse rompiendo esta transmisión, esto es bloqueándola. Analice

la vida de Cristo, vea que él no vence el mal más que negándose a transmitirlo, esto es, sufriéndolo a riesgo de morir al brocarlo. El propio del justo es precisamente soportar el mal sin hacerle, sufrir sin pretender hacer sufrir, sufrir como si fuera culpable y esto es inexplicable si no se ve el sufrimiento con una óptica sobrenatural. Quién quiera ser de verdad inocente debe primero empezar por soportar el mal sin transmitirlo. No es exactamente eso que hicieron nuestros primeros padres. Por el contrario, el pecado original ocurre según un esquema de autojustificaciones que acusan al otro: a Dios que pregunta quién es el pecador, Adán le responde que él mismo no tiene ninguna responsabilidad, remitiendo a Eva, la cual a su vez echa la culpa a la serpiente. Vea que aquí es donde se transmite el mal al otro para safarse de él y así pretender la inocencia. El pecado sólo entra en el mundo con toda la lógica del mal. (Creo que eso da mucho que reflexionar). El pecado es inseparable de la lógica de su transmisión. De este hecho se deduce que quién niega la doctrina del pecado original arguyendo no tener ninguna responsabilidad en el pecado de los orígenes, repite, por el hecho mismo de este argumento, toda la lógica del mal y en consecuencia se inscribe a fondo en el pecado que pretende ignorar. Declararse inocente del pecado de los orígenes y de su transmisión es tanto como repetir inmediata y originalmente, por cuenta propia, ese pecado, y por lo tanto equivale a confirmar la lógica absolutamente implacable del mismo. En cuanto a la pretensión de acusar a Dios como supuesta causa del mal como lo hicieron Dostoiesvki y Camus, solo revela una vez más la lógica de la venganza: El último servicio que Dios puede hacer a la humanidad víctima del espíritu de venganza sería de este modo proporcionarle un culpable muy importante, que se preste admirablemente y silenciosamente a una acusación exasperada por un mal universal: para que yo sea inocente, para que nosotros lo seamos de todo el mal que pasa por todos nosotros, basta con vengarnos del mal sobre Aquel que no se vengará, basta con transmitir el contra-mal a un prójimo absoluto y universal, Dios. Esto sólo es posible a un precio: que Él sea efectivamente absolutamente culpable y por tanto absolutamente castigado, por ende absolutamente muerto. “La muerte de Dios” resulta así del espíritu de venganza. AQUI

VER REVISTA COMMUNIO….

EL VALOR DEL SUFRIMIENTO (Ideas tomada P. Loring conferencia) Es necesario retocar.

El dolor y el sufrimiento son un misterio de la vida. ¿Por qué los manda Dios? ¿Por qué los permite Dios? Hay sufrimientos que Dios los quiere, porque son consecuencias de los pecados de los hombres. Por ejemplo: las victimas del terrorismo. Pero hay otros sufrimientos que entran dentro del plan de Dios. Por ejemplo: las victimas de un terremoto, san sufrimientos consecuencia de la ley de la naturaleza que Dios que Dios ha hecho. Evidentemente que Dios

podría haber hecho la naturaleza con otras leyes fisicas, pero toda la naturaleza posible sería imperfecta, pues el único ser perfecto es Dios y Dios ha pensado que en este mundo tal como es el hombre puede merecer la gloria y salvarse. Este es el fin para el cual somos criados.

Otra cosa es el dolor producido por el pecado de los hombres. Ese Dios no lo quiere, pero para quitar el dolor consecuencia del pecado de los hombres Dios tendría que quitar la libertad, pues en toda situación de hombre libres es inevitable que alguno use mal de su libertad, peque y haga sufrir a los demás. Pero un hombre sí libertad dejaría de ser hombre. La libertad para ser bueno o ser malo es lo que hace meritorio el ser bueno y hacer meritos para la vida eterna, es para lo que Dios nos ha puesto en esta tierra. Dios tiene razones para permitir el mal, a nosotros nos basta saber que Dios tiene providencia aunque desconozcamos sus caminos. Dice el CIC 324.

“La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien del mal mismo, por caminos que nosotros sólo conoceremos plenamente en la vida eterna”.

Todas las cosas tienen prós y contras. La electricidad nos trae muchos bienes, pero puede provocar un incendio por un corto circuito y matar por eletrecucción. El mundo que Dios ha hecho tiene muchas cosas buenas, pero as veces ocurre desgracias que no comprendemos. Sería absurdo querer entender a Dios a modo humano, Dios tiene su providencia que as veces no entendemos. Es lógico que el hombre no entienda algunas veces el proceder de Dios. Nos debe bastar saber de que Dios es padre y permite el sufrimiento para nuestro bien. Por eso Dios deja actuar las leyes de la naturaleza y la libertad de los hombres.

Para los hombres el sufrir es un mal, pero no así para Dios que ha querido redimir el mundo por el sufrimiento. Sí el sufrir fuera malo, Cristo no hubiera sufrido, ni hubiera hecho sufrir a su madre.

Todos inevitablemente sufrimos, pero no todos sabemos dar un valor a nuestro sufrimiento. Hay muchos que sufren por motivos humanos (una dienta de adegrasamento, entrenamento deportivos…Hay otros que han sufrido, sufren y incluso buscan voluntariamente el sufrimiento por amor a Cristo. Aquí bastaría repasar la historia de muchos hombres y mujeres que entregaron su vida al servicio de Cristo como misioneros en algún rincón de esta tierra o incluso en algún convento o monasterio donde pasaron desapercibido a los ojos de muchos de nosotros, pero no a los ojos de Dios. Por el contrario, Dios les llevó a configurarse con su hijo Jesucristo. Algunos derramaron su sangre, pero nunca renegaron de su fe, otros fueran encarcelados, otros Dios les concedió el dono de incluso recibir los estigmas…

Unos y otros colaboraron y siguen colaborando con Dios en la salvación del mundo. Sufrir por sufrir ni es humano, ni es cristiano. Pero el cristiano que contempla a Cristo descubre el valor sobrenatural del sufrimiento y lo vive por amor a Dios y a los hombres sus hermanos. El amor en su misma estructura tiende a darse y este acto de entrega presupone de por si una renuncia. El que sufre por Dios y por los demás les esta demostrando su amor en obras. “Amor son obras y no buenas razones”. Cristo te demostró este amor muriendo por ti en la cruz, además dijo explícitamente que no hay mayor amor do que dar la vida. El que sufre por amor de Dios y de sus hermanos esta atesorando un tesoro más allá de esta vida. Esto es un hecho, no es una

hipótesis35. El sufrir mas sedo o mas tarde pasa, pero el premio que recibe el que ha sabido sufrir con amor durará eternamente. Ciertamente que el sufrimiento iluminado por la fe lo hace este más llevadero. Hay personas que equívocamente identifican la felicidad con el no sufrir. Hay mucha gente que no sufre, pero no por esto dejan de ser desgraciados y tremendamente infelices. Ciertamente no es esta la postura de un cristiano ante el sufrimiento.

El cristiano sufre unido a Cristo y es o debe ser conciente de que en el sufrimiento esta colaborando con la redención de la humanidad. Dios ha querido que los hombres colaborasen con la redención de la humanidad y ha buscado los medios para que así suceda. De aquí que nadie escapa de las tentaciones que aunque no son suscitadas por Dios, porque Dios no tienta a nadie a caer, son ciertamente permitidas por Él para nuestro crecimiento en el amor. Dios en su designo majestuoso de amor se sirve hasta de los espíritus caídos para llevar al hombre al amor. Cada vez que vencemos la tentación crecemos en el amor verdadero y nos capacitamos para donarse a los demás, cada vez que caímos en la tentación crecemos en el amor a nosotros mismos que inevitablemente nos lleva a izolarnos en nuestro egoísmo.

El esfuerzo y el dominio de uno mismo fortalece la voluntad del hombre y perfecciona su persona. Hoy en el mundo usted podrá ver con tus propios ojos la carencia de hombres de voluntad pero también si mucho esfuerzo te darás cuenta que en estos hombres aflora la animalidad porque se ha hundido su humanidad. Por eso si quieres ser alguien en la vida no viva de sentimientos, forme una voluntad recia que te ayude a dominarse a sí mismo y poder así con la gracia de Dios ser en medio de los hombres, un hombre que revela a su entorno un poco más que su animalidad. El mundo de hoy necesita jóvenes maduros y responsables y tu esta llamado a serlo. ¿Lo serás?... Si tu voluntad y razón estuvieren iluminadas por la fe, entonces seguramente lo serás.

Recuerde del dicho popular que las espinas pinchan cuando se las pisamos pero no nos pinchan cuando la besamos. Delante del sufrimiento sólo hay dos posturas: rebelarse y eliminar la causa del sufrimiento cuando me es posible entrando así las mas de las veces en la lógica de la transmisión del pecado, o aceptar el sufrimiento sobre si redimensionándolo como lo hizo Cristo. Usted como cristiano ya sabe, ahora lo aplique en tu vida si quiere cosechar los frutos que Dios esta tentando sembrar en ti.

Historia de la taza. O otra real.

Nunca olvides que el sufrimiento esta estrechamente unido al amor. Es más, el sufrimiento sirve para expresar el amor. “Nadie tiene mayor amor del que da la vida por sus amigos36”.Reflexione que Cristo dio la vida por todos, y en el camino del calvario se dejó ayudar por Simón de Cirene. Todo cristiano esta llamado a ser un Cirineo para sus hermanos, los hombres. Ojala usted que hoy lleva la cruz de mala gana como lo hizo el Cireneo al inicio del camino del calvario lo llegue a llevarla de buena gana al final de esos ejercicios. Si eso no sucede, no te preocupes, ten por cierto que al menos Dios te estará premiando con la gracia de una mayor fe y

35 «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa». (Mt. 10. 42).36 Jn. 15. 13

esa fe teologal te ayudará a ver que sólo Cristo es la respuesta para el dolor que aflinge el mundo cuyo origen como sabemos no esta en Dios, pero el remedio sí.

EL DRAMÁTICO TESTIMONIO DE UNA RELIGIOSA MISIONERA A FIDES: “HE SUFRIDO EN MI PROPIA CARNE LO QUE SIGNIFICA LA VIOLENCIA.

Roma (Agencia Fides) – “En situaciones como esta se siente la cercanía del Señor” dice Sor Petra Urietti, misionera de las Religiosas de San José de Turín, que cuenta a la Agencia Fides su experiencia vivida en la misión de Markouda, en el norte de la República Centroafricana durante los dramáticos meses de la guerra civil (octubre 2000- marzo 2003). He aquí su testimonio:

“He visto y he sufrido en mi propio cuerpo lo que significa la violencia. Todo comenzó con el intento de golpe de estado en octubre del 2002, cuando el actual Presidente François Bozizé intentó tomar el poder y ante las reacciones del ejercito que permaneció fiel al entonces Presidente Ange-Fèlix Patassè, se refugió en el norte del país. Aquí los soldados y mercenarios al servicio de Bozizé arremetieron contra la población civil. Patassé era de hecho originario de esta parte.

Fueron atacadas todas las misiones católicas que son un punto dereferencia esencial para la población civil. En la diócesis de Bossangoa no se libró de la violencia ninguna misión. Recuerdo que a cierta hora todas las misiones tenían una cita radiofónica para intercambiarse noticias y apoyarse mutuamente, y cada día había una misión más que faltaba a la cita. Era un goteo continuo. Nosotras fuimos atacadas en la Navidad del 2002. Eran las 13 y nos disponíamos a sentarnos a la mesa para la comida de Navidad, cuando un grupo de hombres armados hicieron irrupción en la misión. Éramos 4 religiosas y un laico, Francesco, un agrónomo de Como, que nos ayudaba mucho para realizar el cultivo en la pobre tierra del pueblo. Fue un infierno: los bandidos, porque de esto se trataba pues no eran ciertamente soldados disciplinados, se llevaron todo y lo que no conseguían llevarse lo destrozaban. Destrozaron a golpes de kalashnikov los paneles solares y las cisternas de agua. Frente a una violencia tal se pone a dura prueba la fe y la caridad. El dolor mayor era ver como eran destrozadas en un segundo, todas las estructuras construidas en seis años de duro trabajo. No tanto nuestra casa, sino el dispensario, la escuela elemental, la escuela para enfermeras, la cooperativa agrícola... eran estructuras creadas para la gente pobre.Teníamos otro dispensario a 100 km de distancia, pero también este fue destruido. Estábamos creando una red de asistencia sanitarios en el país

que quedó completamente privada de estructuras para ello. ¿cómo se puede continuar en estas condiciones?

Después de la incursión del día de Navidad, las 3 hermanas que estaban conmigo fueron repatriadas. Yo pedí a mis superiores el permiso de quedarme allí y así fue. Francesco se quedó también conmigo y me ayudó a reconstruir lo poco que era posible. Los rebeldes volvieron después en enero y una vez mas el 3 de marzo. La ultima vez vimos la muerte muy ceca. Uno de los bandidos se presento jactándose del gran número de mujeres que había violado y de los pueblos que había destrozado. Francisco y yo fuimos separados. El bandido arrancó la única cortina que quedaba en la ventana y me ató con ella. Después tomó un tubo de goma y me golpeó repetidamente, después me partió la mandíbula con la culata del kalashnikov. Después cogió el fusil y me apuntó a la cabeza. Yo tenia en el bolsillo un fragmento de la Eucaristía y la cruz que me había donado mi madre...sentía una calma increíble. Era consciente de que estaba a punto de morir y me pasaba por la cabeza toda mi vida. Lo que más me sorprendió es que sentía remordimientos no tanto por mis pecados sino por todo el bien que no había hecho.

De repente el bandido que estaba apunto de dispararme fue llamado por un compañero. Sentí como se alejaba el fusil de mi cabeza y después dos brazos me levantaron y me desataron. Me encontré en el patio donde vi de nuevo a Francisco todo adolorado porque había sido golpeado con un bastón. El rebelde que estuvo apunto de matarme me dijo: “¿Sabes por qué soy así? porque han matado a toda mi familia y quiero devolver lo que yo he sufrido” Otro se acercó y me dijo: ¿Ves mis pies? No tengo uñas. El presidente Patassé me las hizo arrancar. Y eso que yo era un oficial de su ejercito y me había casado con una de sus hijas, pero bastó la sospecha de un complot contra el para que me hiciese torturar de este modo”. Entonces comprendí cuanta compasión hace falta en estas situaciones...el mal que han sufrido estas personas sólo se puede superar con la Gracia de Dios. Yo rezo por ellos para que recuperen su humanidad. Nos dejaron llevándose todo lo que había escapado de los otros saqueos.

Después fui repatriada a Italia, pero Francisco se quedó allí para impedir que al menos no destrozasen los muros. En agosto visité el campo de refugiados de Goré en el Chad a unos 60 km de mi pueblo. En esa época había 11.000 personas, ahora creo que alberga a unas 14.000, la mayoría procedentes de la zona de la misión. Si mis superiores me lo permiten yo quisiera ir a plantar mi tienda entre ellos. Quisiera así hace de intermediario entre el campo y el pueblo. Quiero animar a la gente a volver a cultivar sus campos para impedir que se sienten y esperen que alguien les de comer.

Ahora que se acerca de nuevo la Navidad mi pensamiento y mi oración se dirigen hacia los hermanos de mi pueblo. No se si tendrán acomida ni si podrán participar en la Misa. Por ello deseo estar con ellos lo antes posible”. (LM) (Agencia Fides 4/12/2003 Líneas: 67 Palabras: 978)

El mismo mal que hay en el mundo muestra por vía de negación que Dios existe y que aunque el mal no proviene directamente de Dios porque esto sería contraditorio, es permitido por Él puesto que se sirve hasta de la acciòn de los angeles caídos para llevar al hombre a su fin último.Las tentaciones permitidas por Dios alcanzan meritos de cara a la etrnidad cuando son superadas con el auxilio de la gracia.

El mal es parte de nuestra naturaleza caida y estamos llamados a luchar contra el.

Texto spe salvi.

37. Volvamos a nuestro tema. Podemos tratar de limitar el sufrimiento, luchar contra él, pero no podemos suprimirlo. Precisamente cuando los hombres, intentando evitar toda dolencia, tratan de alejarse de todo lo que podría significar aflicción, cuando quieren ahorrarse la fatiga y el dolor de la verdad, del amor y del bien, caen en una vida vacía en la que quizás ya no existe el dolor, pero en la que la oscura sensación de la falta de sentido y de la soledad es mucho mayor aún. Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito.

(…)

39. Sufrir con el otro, por los otros; sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de humanidad, cuya pérdida destruiría al hombre mismo. Pero una vez más surge la pregunta: ¿somos capaces de ello? ¿El otro es tan importante como para que, por él, yo me convierta en una persona que sufre? ¿Es tan importante para mí la verdad como para compensar el sufrimiento? ¿Es tan grande la promesa del amor que justifique el don de mí mismo? En la historia de la humanidad, la fe cristiana tiene precisamente el mérito de haber suscitado en el hombre, de manera nueva y más profunda, la capacidad de estos modos de sufrir que son decisivos para su humanidad. La fe cristiana nos ha enseñado que verdad, justicia y amor no son simplemente ideales, sino realidades de enorme densidad. En efecto, nos ha enseñado que Dios –la Verdad y el Amor en persona– ha querido sufrir por nosotros y con nosotros. Bernardo de Claraval acuñó la maravillosa expresión: Impassibilis est Deus, sed non incompassibilis[29], Dios no puede padecer, pero puede compadecer. El hombre tiene un valor tan grande para Dios que se hizo hombre para poder com-padecer Él mismo con el hombre, de modo muy real, en carne y sangre, como nos manifiesta el relato de la Pasión de Jesús. Por eso, en cada pena

humana ha entrado uno que comparte el sufrir y el padecer; de ahí se difunde en cada sufrimiento la con-solatio, el consuelo del amor participado de Dios y así aparece la estrella de la esperanza. Ciertamente, en nuestras penas y pruebas menores siempre necesitamos también nuestras grandes o pequeñas esperanzas: una visita afable, la cura de las heridas internas y externas, la solución positiva de una crisis, etc. También estos tipos de esperanza pueden ser suficientes en las pruebas más o menos pequeñas. Pero en las pruebas verdaderamente graves, en las cuales tengo que tomar mi decisión definitiva de anteponer la verdad al bienestar, a la carrera, a la posesión, es necesaria la verdadera certeza, la gran esperanza de la que hemos hablado. Por eso necesitamos también testigos, mártires, que se han entregado totalmente, para que nos lo demuestren día tras día. Los necesitamos en las pequeñas alternativas de la vida cotidiana, para preferir el bien a la comodidad, sabiendo que precisamente así vivimos realmente la vida. Digámoslo una vez más: la capacidad de sufrir por amor de la verdad es un criterio de humanidad. No obstante, esta capacidad de sufrir depende del tipo y de la grandeza de la esperanza que llevamos dentro y sobre la que nos basamos. Los santos pudieron recorrer el gran camino del ser hombre del mismo modo en que Cristo lo recorrió antes de nosotros, porque estaban repletos de la gran esperanza.

Puntos sobre el sufrimiento.El sufrimiento, si bien tiene un carácter negativo, el de un mal (ligado al pecado, para el cristiano), puede ser para el hombre un medio de transformarse y de participar en la Redención de Cristo. Lejos, pues, de recibir pasivamente el sufrimiento, o de complacerse incluso en una actitud dolorosa, el cristiano debe tender a eliminarlo como un mal, pero también a aceptarlo libremente como una situación de fracaso cuando ya no puede nada contra ella, situación que le hace experimentar sus límites y su contingencia frente a lo único necesario: el amor de Dios que exige la sumisión a su voluntad, como Cristo en la Cruz.

La importancia del sufrimiento en la vida personal.

“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis siempre trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis y en las dificultades que nace la incentiva, los descubrimientos, la virtud. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violentas, su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera dificultad es la crisis de la  incompetencia. El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar salida y

soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia”. (Einstein).

Lecturas complementarCONFIEMOS EN LA SABIDURÍA DE DIOS

Es una verdad de fe que Dios dirige todos los acontecimientos de que se lamenta el mundo; y aún más, no podemos dudar de que todos los males que Dios nos envía nos sean muy útiles: no podemos dudar sin suponer que al mismo Dios le falta la luz para discernir lo que nos conviene.

Si, muchas veces, en las cosas que nos atañen, otro ve mejor que nosotros lo que nos es útil, ¿no será una locura pensar que nosotros vemos las cosas mejor que Dios mismo, que Dios que está exento de las pasiones que nos ciegan, que penetra en el porvenir, que prevé los acontecimientos y el efecto que cada causa debe producir? Vosotros sabéis que a veces los accidentes más importunos tienen consecuencias dichosas, y que por el contrario los éxitos más favorables pueden acabar finalmente de manera funesta. También es una regla que Dios observa a menudo, de ir a sus fines por caminos totalmente opuestos a los que la prudencia humana acostumbra escoger.

En la ignorancia en que estamos de lo que debe acaecernos posteriormente, ¿cómo osaremos murmurar de lo que sufrimos por la permisión de Dios? ¿No tememos que nuestras quejas conduzcan a error, y que nos quejamos cuando tenemos el mayor motivo para felicitamos de su Providencia? José es vendido, se le lleva como esclavo, y se le encarcela; si se afligiera de sus desgracias, se afligiría de su felicidad, pues son otros tantos escalones que elevan insensiblemente hasta el trono de Egipto. Saúl ha perdido las asnas de su padre; es necesario irlas a buscar muy lejos e inútilmente; mucha preocupación y tiempo perdido, es cierto; pero si esta pena le disgusta, no hubiera habido disgusto tan irracional, visto que todo esto estaba permitido para conducirle al profeta que debe ungirle de parte del Señor, para que sea el rey de su pueblo.

¡Cuánta será nuestra confusión cuando comparezcamos delante de Dios, y veamos las razones que habrá tenido de enviarnos estas cruces que hemos recibido tan a pesar nuestro! He lamentado la muerte del hijo único en la flor de la edad: ¡Ay!, pero si hubiera vivido algunos meses o algunos años más, hubiera perecido a manos de un enemigo, y habría muerto en pecado mortal. No he podido consolarme de la ruptura de este matrimonio: Si Dios hubiera permitido que se hubiera realizado, habría pasado mis días en el duelo y la miseria. Debo treinta o cuarenta años de vida a esta enfermedad

que he sufrido con tanta impaciencia. Debo mi salvación eterna a esta confusión que me ha costado tantas lágrimas. Mi alma se hubiera perdido de no perder este dinero. ¿De qué nos molestamos?... ¡Dios carga con nuestra conducta, y nos preocupamos! Nos abandonamos a la buena fe de un médico, porque lo suponemos entendido en su profesión; él manda que se os hagan las operaciones más violentas, alguna vez que os abran el cráneo con el hierro; que se os horade, que os corten un miembro para detener la gangrena, que podría llegar hasta el corazón. Se sufre todo esto, se queda agradecido y se le recompensa liberalmente, porque se juzga que no lo haría si el remedio no fuera necesario, porque se piensa que hay que fiar en su arte; ¡y no le concederemos el mismo honor a Dios! Se diría que no nos fiamos de su sabiduría y que tenemos miedo de que nos descaminara. ¡Cómo!, ¿entregáis vuestro cuerpo a un hombre que puede equivocarse y cuyos menores errores pueden quitaros la vida, y no podéis someteros a la dirección del Señor?

Si viéramos todo lo que El ve, querríamos infaliblemente todo lo que El quiere; se nos vería pedirle con lágrimas las mismas aficiones que procuramos apartar por nuestros votos y nuestras oraciones. A todos nos dice lo que dijo a los hijos del Zebedeo: Nescitis quid petatis; hombres ciegos, tengo piedad de vuestra ignorancia, no sabéis lo que pedís; dejadme dirigir vuestros intereses, conducir vuestra fortuna, conozco mejor que vosotros lo que necesitáis; si hasta ahora hubiera tenido consideración a vuestros sentimientos y a vuestros gustos, estaríais ya perdidos y sin recurso.

CUANDO DIOS NOS PRUEBA

¿Pero queréis estar persuadidos que en todo lo que Dios permite, en todo lo que os sucede, sólo se persigue vuestro verdadero interés, vuestra verdadera dicha eterna? Reflexionad un poco en todo lo que ha hecho por vosotros. Ahora estáis en la aflicción; pensad que el autor de ella, es el mismo que ha querido pasar toda su vida en dolores para ahorraros los eternos; que es el mismo que tiene su ángel a vuestro lado, velando bajo su mandato en todos vuestros caminos y aplicándose a apartar todo lo que podría herir vuestro cuerpo o mancillar vuestra alma; pensad que el que os ata a esta pena es el mismo que en nuestros altares no cesa de rogar y de sacrificarse mil veces al día para expiar vuestros crímenes y para apaciguar la cólera de su Padre a medida que le irritáis; que es el que viene a vosotros con tanta bondad en el sacramento de la Eucaristía, el que no tiene mayor placer, que el de conversar con vosotros y el de unirse a vosotros. Tras estas pruebas de amor, ¡qué ingratitud más grande desconfiar de Él, dudar sobre si nos visita para hacernos bien o para perjudicarnos!; ¡Pero me hiere cruelmente, hace pesar su mano sobre mí! ;¿Qué habéis de temer de una mano que ha sido perforada, que se ha dejado clavar a la cruz por vosotros?;¡Me hace caminar por un camino espinoso!;¿Si no hay otro para ir al cielo,

desgraciados seréis, si preferís perecer para siempre antes que sufrir por un tiempo! ¿No es éste el mismo camino que ha seguido antes que vosotros y por amor vuestro? ¿Habéis encontrado alguna espina que no haya señalado, que no haya teñido con su sangre? ¡Me presenta un cáliz lleno de amargura! Sí, pero pensad que es vuestro divino Redentor quien os lo presenta; amándoos tanto corno lo hace, ¿podría trataros con rigor si no tuviera una extraordinaria utilidad o una urgente necesidad? Tal vez habéis oído hablar del príncipe que prefirió exponerse a ser envenenado antes que rechazar el brebaje que su médico le había ordenado beber, porque había reconocido siempre en este médico mucha fidelidad y mucha afección a su persona. Y nosotros, cristianos, ¡rechazaremos el cáliz que nos ha preparado nuestro divino Maestro, osaremos ultrajarle hasta ese punto! Os suplico que no olvidéis esta reflexión; si no me equivoco, basta para hacernos amar las disposiciones de la voluntad divina por molestas que nos parezcan. Además, éste es el medio de asegurar infaliblemente nuestra dicha incluso desde esta vida.

ORACIONESSan Claudio de la Colombiere

Acto de Confianza en DiosConclusión del discurso 682, que trata de la confianza en Dios (O.C. IV, p.

215)

Dios mío, estoy tan persuadido de que veláis sobre todos los que en Vos esperan y de que nada puede faltar a quien de Vos aguarda toda las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre Vos todas mis inquietudes. Mas yo dormiré en paz y descansaré; porque Tú ¡Oh Señor! Y sólo Tú, has asegurado mi esperanza.Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las fuerzas y los medios de serviros; yo mismo puedo perder vuestra gracia por el pecado; pero no perderé mi esperanza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.Que otros esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones. En cuanto a mí, Señor, toda mi confianza es mi confianza misma. Porque Tú, Señor, solo Tú, has asegurado mi esperanza.A nadie engañó esta confianza. Ninguno de los que han esperado en el Señor ha quedado frustrado en su confianza.Por tanto, estoy seguro de que seré eternamente feliz, porque firmemente espero serlo y porque de Vos ¡oh Dios mío! Es de Quien lo espero. En Ti esperé , Señor, y jamás seré confundido.Bien conozco ¡ah! Demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuanto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los

astros del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me conservaré a cubierto de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable esperanza.En fin, estoy seguro de que no puedo esperar con exceso de Vos y de que conseguiré todo lo que hubiere esperado de Vos. Así, espero que me sostendréis en las más rápidas y resbaladizas pendientes, que me fortaleceréis contra los más violentos asaltos y que haréis triunfar mi flaqueza sobre mis más formidables enemigos. Espero que me amaréis siempre y que yo os amaré sin interrupción; y para llevar de una vez toda mi esperanza tan lejos como puedo llevarla, os espero a Vos mismo de Vos mismo ¡oh Creador mío! Para el tiempo y para la eternidad. Así sea.

!Señor concedeme conocer la gravedad de mi pecado desde dentro del amor¡ (diverso que ver el pecado nada más con sus consequencias humanas) Estoy ascociado a aquella historia del mal.El pecado no es solo individual sino es de los hombres, de hecho es cosmica esta historia del mal.

«El hombre es un proyecto y no un producto»

"Dios quiere la liberación integral del hombre“

Esta liberación se realiza mediante la gracia.

MEDIDATACIÓN IVEL VALOR RELATIVO DE LAS CRIATURAS

La mas midia hoy por hoy controla al hombre ya que ha logrado contaminar el espíritu humano

llevándolo al un profundo relativismo intelectual y moral, donde la verdad queda reducida al

juego de las opiniones. De hecho la “conciencia” de muchos hombres hoy se guía por lo que dice

la midia y no por la verdad objetiva que libera al hombre. Por supuesto que cuando se pierde el

censo critico en un mundo tan relativizado como el que nos toca vivir, inmediatamente se pierde

también la conciencia y con ella la libertad. Como bien dijo Benedicto XVI: “Los medios de

comunicación se pueden convertir en factores de humanización”. Pero ese “se puede” dependerá

en gran parte de que cada cristiano tenga bien formado su censo critico, sepa defender sus

derechos (entre otros, su propia fe) y , busque la verdad profunda de la persona y no la

exploración de la misma en su debilidad. Mientras el único valor sea el dinero a toda cuesta, la

más midia seguirá injertando veneno en el individuo humano y ese en ella. ¿Cuál de ellos pagará

las consecuencias? Hace poco me llegó la noticia del suicidio de un muchacho, hijo de un

empresario Italiano. Aquello que sembramos eso recorremos.

Las criaturas

Donde está su corazón allí está tu tesoro.La libertad interior está en usar de las criaturas tanto cuanto.Debemos saber elegir las cosas de cara al fin. Usar las criaturas o privarme de ellas tanto cuanto para llegar al fin.El hombre es creado para alabar, servir a Dios e mediante esto se salvar su alma.En nuestra vida debemos orientar todo para la gloria de Dios.No es indiferente mi postura frente a las criaturas porqué no todas las posturas son compatibles con la voluntad de Dios.Cuanto más apegado está el corazón en los medios, menos libre estará para armar a Dios como fin. El mundo que sólo debería ser un signo e una invitación para irnos a Dios, pasa a dominar todo nuestro vivir y actuar.

El joven rico es un testimonio claro de un hombre apegado a cosas superfluas y por ello no goza de la libertad interior, para seguir a Cristo. Podría haber sido un apóstol, pero hoy sólo es sinónimo de cobardía. Si nuestro corazón está apegado a los bienes por los bienes, entonces Dios respecta mi apego, como un día respectó la decisión del joven rico.

Para esta meditación consultar La vida interior de Tissot pag. 111.

El rey y sus cuatro esposas

Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor. También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.

También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.

La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, él apenas se fijaba en ella. Un día, el rey enfermó y se dió cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló: "Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo". Así que le pregunto a su cuarta esposa: "Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?¡Ni pensarlo! Contestó la cuarta esposa y se alejó sin decir más palabras. Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso. El entristecido monarca le pregunto a su tercera esposa: Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?¡No! Contestó su tercera esposa. ¡La vida es demasiado buena! ¡Cuándo mueras, pienso volverme a casar!"  Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío. Entonces preguntó a su segunda esposa: "Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!". Contestó la segunda esposa. "Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte". Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey. Entonces escuchó una voz: "Me iré contigo y te seguiré dondequiera que tu vayas". El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Sé veía tan delgaducha, sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo: ¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!

En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.

Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando muramos. Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos, irán a parar a otros. Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro. Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda

Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará dondequiera que vayamos. ¡Así que, cultívala, fortalécela y cuídala ahora! Es el más grande regalo que puedes ofrecerle al mundo. ¡Hazla brillar!

Pedirle a Dios que nos ayude a relativizar las cosas, a no sobrevalorarlas, a tener el valor de renunciar a las cosas, si es necesario y si veo que me estorban en mi relación con Dios y con los demás.

ADMINISTRADORES; tendremos que dar cuenta.

P.2 Fin de las creaturas. Para el hombre.

Lc. 9, 57 Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». 58 Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». 59 A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». 60 Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». 61 También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa».

1) Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y le dio poder sobre todas las cosas (Gen. 1, 26-28) pero un poder dependiente de Dios (Gen.2, 15-17).

6) Dios ha destinado la tierra para uso de todos los hombres. Las leyes básicas sociales se derivan del plan de Dios Creador.

“Como las criaturas son y no son.Examiné las demás cosas que están debajo de Vos, y hallé que ni del todo son, ni del todo no son. Son, porque Vos les disteis ser; y no son, porque no son lo que sois Vos. Porque sólo es verdaderamente lo que permanece inconmutable. Mas para mí el unirme a Dios es el bien (Ps. 72, 28); porque si no permaneciere en El, tampoco podré permanecer en mí37”.

37 San Agustín, Confesiones, Libro 7 Capítulo 11, 17

P.3 Para que le ayuden a ir a Dios.

1) El fin del hombre es Dios, no la tierra. Las cosas no pueden llenar el corazón. "Nos hiciste, Señor, para tí, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en tí". Sólo Dios puede llenar nuestro corazón.

2) Las cosas tienen su valor propio, puesto por Dios que las creó para servicio del hombre (A.A. 7,2); pero DEPENDEN DE DIOS, y los hombres no pueden usarlas sin relacionarlas con Dios Creador (G.S. 36, 3).

3) El progreso encierra una gran tentación: buscarse a sí solo. decir, conforme al espíritu del mundo (Rom. 12,2) es decir, conforme al espíritu de vanidad y malicia que transforma la actividad humana en instrumento de pecado" (G.S. 37). El abuso ha traído grandes males.

4) SON MEDIOS que nos ayudan para ir a Dios: por su contemplación, podemos conocer algo a Dios; por su uso, conforme a la voluntad de Dios, por la abstención de las cosas que me apartan de Dios.

5) Dios es el origen y fin del hombre; el hombre, para perfeccionarse y vivir feliz, debe someterse a El.

P.4 Regla del orden

1) La regla de la actividad humana es: CONFORMARLA EN TODO A LA VOLUNTAD DE DIOS. He de USAR LAS COSAS QUE ME AYUDAN para ir a Dios y PRIVARME DE LAS QUE ME APARTAN de Dios; y de he USARLAS TANTO CUANDO me ayudan para mi fin. y he de privarme DE ELLAS TANTO CUANDO me impiden ir a Dios.

2) Esta es una NORMA RACIONAL de la actividad humana; así usamos los medios: medicinas, buses...

3) Hay una DIFICULTAD INTERNA: las inclinaciones desordenadas, las pasiones, no siguen la razón, fuerzan la voluntad; la voluntad debe permanecer libre, debe dominar los egoísmos, las pasiones, las inclinaciones desordenadas, es necesario la lucha, y la mortificación contínua de todo lo desordenado que hay en mí.

4) Esta regla tiene APLICACIONES CONTINUAS en la vida; oración, trabajo, estudio, caridad, penitencias, votos, reglas... buscar el Reino de Dios, y lo demás se nos dará por añadidura.

USO DE LA CRIATURAS

Pregunté a la tierra y contestó: "No soy yo". Y todas las cosas que hay en ella confesaron lo mismo. Pregunté al mar, y a los abismos, y a los vivientes que surcan por ellos, y respondieron: "No somos tu Dios; … Pregunté al Cielo, sol, luna, estrellas: "Tampoco nosotros somos el Dios que buscas", respondieron. Y dije a todas las cosas que rodean las puertas de mi carne (171): "¡Dadme nuevas de mi Dios, …: decidme algo de El!" Y con voz atronadora clamaron: "El nos hizo". Mi pregunta fue mi mirada; la respuesta de ellas su hermosura38.

Después de lo que vimos y conciente del mundo en que te toca vivir es urgente que optes por Cristo. Como bien dijo Benedicto XVI:

“Vivir en la pluralidad de sistemas de valores y de cuadros éticos requiere un viaje al centro del propio yo y al núcleo del cristianismo para reforzar la calidad del testimonio hasta la santidad, encontrar caminos de misión hasta la radicalidad del martirio39”.

MEDITACIÓN V

EL PECADO DE JUDAS

"Judas, habiendo tomado una cohorte de soldados que le dieron los sacerdotes y los fariseos, fue allá con antorchas y armas. El traidor les había dado una señal40...".

"Les había dado el traidor esta señal: A quien yo besare, ése es. Prendedle y llevadle con cautela." ¡Hasta dónde llegará la mezquindad!

Judas era un hombre elegido por Cristo. Seguramente había recibido de Dios la gracia para ser fiel, pero fueran gracias que no fueran correspondidas.En un inicio judas aceptó las palabras de Cristo dado que se decidió seguirlo. No sabemos cuando este hombre permitió en su interior la división. Talvez la tragedia de Judas impensó cuando los 72 discípulos se marcharon y Cristo para poner a prueba la fidelidad de los demás les preguntó: ¿Queréis marcharos vosotros también?

En el fundo Judas seguía a Jesucristo con cierta precaución, se mantenía a cierta distancia. Talvez esta sea la falta de liderazgo por parte de este apóstol. Pero Judas tenía algunas cualidades, sabía moverse, solucionaba problemas, fue generoso en el inicio, fue testigo ocular de muchos milagros, repartió el pan de la multiplicación, vio Jesucristo resucitar muertos, curar ciegos y leprosos. Había escuchado muchos sermones de los labios de Jesús. El hijo prodigo, las bienaventuranzas, el administrador infiel…

38 San Agustín, Confesiones, Libro 10 Capítulo 6, 8-9 extractos39 BENEDICTO XVI, Discurso en Lisboa, 11 mayo de 2010.40 Cf. Jn. 18; 3

¿Dónde estaba el error de Judas? Él se acostumbró a vivir en el pecado como muchos cristianos de hoy. En su vida se fue acumulando una crosta de pecado. En su corazón fue entrando el egoísmo, prestó atención a lo pasajero y se le olvidó el eterno. Judas está con los apóstoles, pero poco a poco deja de ser apóstol. Dejó de pensar en Jesucristo y en los demás para pensar sólo en si mismo. Las palabras de Jesús ya no llegan, no calan, no penetran en su corazón. Su corazón es como una piedra que retiramos del río y al romperla nos damos cuenta que está ceca. El egoísmo además de esclavizar el hombre, lo hace insensible a las necesidades de los demás.

En Judas ya no hay sinceridad, no hay en él ni el más remoto deseo de superación, su corazón se va haciendo frío, indiferente. Judas es el prototipo del hombre que huye de Dios para pecar sí remordimiento, huye de la luz porque sus obras son malas y revelan su suciedad. Judas vende a su maestro. ¿Cuántas veces también nosotros vendemos a Cristo? ¿Cuántos Judas hay hoy en el mundo? Cuantos jóvenes como tu que ya no tienen nada de cristianos. Ya no existe coherencia entre su fe y su actuar. Sus vidas están enlodazadas en el fango del pecado y lo que es peor todavía, es que no hacen el más mínimo esfuerzo por salir de este estado.

Pero Cristo seguramente cuidó a Judas como cuidó de San Pedro. Sabemos que ha ambos les lavó los pies. ¿Cuántas veces Cristo habrá llamado a Judas en la conciencia, pero sus oídos se hacían sordos. Los intereses de Judas ya no tiene nada que ver con los intereses de Jesucristo. Judas tiene muy claro su objetivo porque no sólo vende a su maestro por treinta monedas de plata, sino que para asegurar el monto lleva los guardias y los sacerdotes hasta Jesús.

Tomás Moro ha abordado a este triste personaje como nadie. Aquí le transcribo algunos puntos que te ayudan a ver como concibió San Tomás Moro la traición de Judas41.

En cuanto llegó, arrimándose a Jesús le dijo: Salve, Maestro, salve. Y le besó. Le dijo Jesús: Amigo, ¿a qué has venido? ¿Con un beso entregas al Hijo del hombre? Cuando se oyó llamar "amigo" el traidor quedó indeciso y pensativo en la duda. Consciente de su crimen, temía que Cristo hubiera usado el nombre de "amigo" para reprocharle con gravedad su enemistad.

Pero Cristo tiene incluso la delicadez de llamar a su traidor con el nombre que solía hacerlo de ordinario para que el recuerdo de su anterior amistad ablandara el corazón de Judas y le moviera al arrepentimiento. Le reprocha luego, abiertamente, su traición para que no siguiera pensando que estaba oculta y le diera vergüenza confesarla. Sugiere, por fin, la criminal hipocresía del traidor: "¿con un beso entregas al Hijo del hombre?".

41 Cf. Tomás Moro, La agonía de Cristo, pag. 119-121

Entre los crímenes y obras perversas no es fácil descubrir una más odiosa ante Dios que aquellas en las que pervertimos la naturaleza, real y genuina de las cosas buenas Para hacerlas instrumentos de nuestra maldad. Odiosa es ante Dios la mentira porque las palabras, que están por naturaleza ordenadas a expresar el sentido de nuestro pensamiento, son trastocadas para un propósito de engaño y decepción. Dentro de este genero de maldad, constituye una ofensa grave a Dios abusar de las leyes y del derecho para infligir aquellas injurias que están, precisamente, destinadas a prevenir.

He ahí la razón por la que Cristo reprocha a Judas con dureza por ese modo detestable de pecar. "Judas -le dice-, ¿entregas al Hijo del hombre con un beso? Ojala fuera de hecho como tú deseas aparentar; pero, de otro modo, muéstrate abiertamente., con sinceridad, tal como realmente eres, porque quien obra la enemistad bajo el disfraz de la amistad es un hombre vil que multiplica en esa acción su villanía.

Después de hacer ver la falsedad del traidor, Jesucristo una vez más nos enseña a vencer el mal con el bien. Su actitud con el traidor es llena de bondad porque busca con ella la conversión del traidor. Cristo siempre sale a nuestro encuentro y basta un pequeño esfuerzo de nuestra parte para que nos de la gracia de la conversión. Hasta el buen ladrón logró en el ultimo instante de su vida el perdón de Dios.

¡Qué misterio! ¿Quién puede entender a Dios?Dios nos da la posibilidad de conversión hasta el último

momento. Pero nuestra condenación es el resultado de miles de gracias pisoteadas, gracias que nunca llegaron a nuestra alma por nuestra propia negligencia, por nuestra falta de honestidad y gratitud con Dios.

El fin de Judas ya lo sabemos: Judas termina su vida de una forma poco noble, drástica, y espantosa. Parece ser que hay arrendamiento, pero en Judas no hay amor y humildad para recomenzar. Esta es la gran diferencia de Judas para San Pedro. Pedro a pesar de su debilidad, confía en el Señor, confía porque ama, y donde hay amor hay humildad.

Traiga en su mente aquella escena de la película sobre la pasión, donde Jesús maniatado es arrastrados por los guardias y termina cayendo de un puente y al caer del puente se encuentra con Judas que está escondido bajo el puente. ¿Cuántas veces Dios baja hasta el abismo de nuestras miserias para tetar elevarnos al estado de gracia y unión con Él?

Todo pecado es egoísta y si no amamos a Dios terminaremos amando a nosotros mismo y a las criaturas de forma desordenada.

Ojala, Dios no necesite arrepentirse de habernos colocado en el mundo. Ojala tengamos el valor de arreglar los hoyos del barco antes que este se hunda. Como decía San Juan de la Cruz: “Se el aljibe no retiene la gracia, no podrá ser fiel”. Y ojala sepamos valorar la intimidad con el Creador por arriba de la posesión de las criaturas.

MEDITACIÓN VI

LA MUERTE

“El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga con instinto certero cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y del adiós definitivo42”.

1.LA MUERTE ES CIERTA E INCIERTA:2.“ESTÁ DECRETADO QUE LOS HOMBRES MUERAN UNA SOLA VEZ”

MEDITACIÓN VII VERDADES ETERNAS

INFIERNO

CIELO

Para saber si un cable de alta tensión tiene corriente hay normalmente dos formas de comprobar. La primera es usar un voltímetro de alta tensión y sí la alarma suena es señal que el cable esta energizado. La segunda forma es mas sencilla, basta estirar la mano y tocar el cable. Si te quedas electrocutado es señal que el cable lleva corriente.También hay dos formas de saber si el infierno existe: La primera es analizar las condiciones que indican la posibilidad del infierno.E de estas hay muchas; el mal en el mundo no puede venir de Dios, no creo que Cristo haya asumido la encarnación, pasión y muerte si de por medio no estuviera la redención de la humanidad. La sagrada escritura habla enumerables veces de esta realidad. El mismo Cristo nos advertió enumerables veces. Por ello, yo particularmente me encuentro con muchos elementos que no me permiten vivir indiferente ante esta realidad. Pero se a ti esto no le dice nada y usted esta convencido que el infierno no existe. Entonces siga pecando y viviendo en la indiferencia, al final sabremos se realmente

42 CONCILIO VATICANO II, Gaudium et Spes, 18.

el infierno era un cuento de los curas o una invención genial de la Iglesia. "Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conoceré como soy conocido". (I Cor. 13,12)

MEDITACIÓN

ENCARNACIÓN DEL VERBO

Elementos de apologética

La Historia de Jesús no empezó con su nacimiento. Muchos siglos antes de que naciera hablaron de Él los profetas.

Miqueas, 730 años antes de nacer, dice dónde nacerá (5:2).Isaías, 734 años antes de nacer, dice que nacerá de una virgen

(7:14), y describe su Pasión (53:3-8): que sería tratado como un malhechor (53:12), azotado (50:6) y condenado a muerte (53:8).

Zacarías, 520 años antes de nacer, dice que será vendido por 30 monedas (11:12s) con las cuales se comprará el campo de un alfarero.

Los Salmos predicen que sortearán su túnica (22) v. 19.

Según el relato del evangelio de San Lucas, Jesús nació en Belén, pues el censo de Quirino mandó que todos se empadronaran en su lugar de origen, y tanto María como José eran oriundos de Belén, la ciudad de David.

«Jesús vivió toda su vida en Palestina, una provincia del imperio romano desde que Pompeyo la conquistó en el 63 (antes de Jesucristo) para Roma.

Me gustaría joven que antes que medite en este hecho tan importante de nuestra historia de Salvación. Reflexione simplemente en la veracidad de los evangelios.

La consistencia histórica de los Evangelios está en su misma génesis, es decir, en la continuidad entre la predicación de Jesús, la predicación apostólica y su redacción.

«Los tres primeros Evangelios fueron escritos, ciertamente, cuando aún vivían muchos de los que presenciaron los sucesos allí narrados, y que estaban en condiciones de contradecir sus afirmaciones, si lo tenían a bien43 .

43 Cf. RONALD A. KNOX: Conferencias religiosas de Oxford, V. Ed. Apostolado de la Prensa. Madrid.

Si los evangelistas hubieran dicho lo que no es verdad, sus Evangelios hubieran sido rechazados por aquella generación que era testigo de los hechos44 .

No existe ningún documento que muestre este rechazo45.

Es relativamente fácil narrar algo cuando no hay testigos que lo vieron. Los Evangelios están escritos por testigos para testigos. Si los Evangelios no dijeran la verdad, habrían sido rechazados como una mentira y no nos consta que alguien los haya rechazado. Es más, nos consta que fueron copiados y pasados de mano en mano por los cristianos como un tesoro. El primer Evangelio, que se sabe que fue escrito por Marcos, se remonta al año 64, es decir 34 años después de la fecha probable de la muerte de Jesús. Por lo tanto muchos testigos de los hechos todavía vivían entre ellos, incluso varios de los apóstoles.

Algunos dicen que los evangelios no fueran escritos por los evangelistas, sino que fueron una elaboración idealizada de los primeros cristianos. Pero si hubiera sido así, se habrían evitado las discrepancias en algunos puntos, y no habrían incluido las negaciones de Pedro, ni el funesto personaje de Judas. Como dice el erudito escritor israelí Shalom ben Chorin «un personaje de estas características habría sido tan molesto para la primitiva comunidad cristiana que nunca se le habría ocurrido inventarlo46».

La historicidad de los Evangelios sólo es avalada por los mismos Evangelios, mediante su proceso de formación. Pero hay sin embargo testimonios ajenos a la Biblia que no hay que despreciar.

El primero es el de Plinio el Joven, que fue procónsul de Bitinia entre los años 111 y 113, y que en una de las cartas enviadas al emperador Trajano escribe que los cristianos «solían reunirse antes del alba y entonar a coros alternos un himno a Cristo como si fuera un dios». Por tanto, afirma que estaban convencidos de la divinidad del Cristo.

Suetonio, en cambio, en su obra «Vida de los doce césares», refiriendo un hecho acontecido en torno al 50, afirma que Claudio «expulsó de Roma a los judíos que por instigación de Cresto eran continua causa de desorden» (Vita Claudii XXIII, 4). Suetonio escribió «Chrestus» en lugar de «Christus», no conociendo la diferencia entre judíos y cristianos, y por la semejanza entre Chrestòs, que era un nombre griego muy común, y Christòs que quería decir el «ungido», el «Mesías». Por tanto, existían en Roma judeocristianos y --diría-- judíos no convertidos que discutían entre sí sobre Cristo y que podían

44 Cf. JUAN LEAL, S. I.: Valor histórico de los Evangelios, VIII, 5. Ed. Escelicer. Cádiz.

45 Cf. JOSÉ M. CIURANA: La verdad del cristianismo, III, A, a’, c’’, 2º. Ed. Bosch. Barcelona.

46 Texto tomado del libro del P. Jorge Loring, SJ “Motivos para creer”.

aparecer a los ojos de la autoridad romana como causa de desorden público.

Y luego está el testimonio del historiador romano Tácito que, en los «Anales», narra el incendio que estalló en Roma en el año 64, del que fue acusado el emperador Nerón, el cual hizo de todo «para hacer cesar tal rumor», y por ello «se inventó culpables y sometió a penas refinadísimas a quienes la plebe llamaba cristianos, detestándoles por sus hechos nefandos». Tácito afirma además que «el origen de este nombre era Cristo, el cual bajo el imperio de Tiberio fue condenado al suplicio por el procurador Poncio Pilatos; y esta superstición, momentáneamente dormida, se difundía de nuevo, no sólo en Judea, punto central de aquel mal, sino también en Roma, donde confluyó de todas partes y fue considerado honorable todo lo que hay en ello de torpe y de vergonzoso». («Anales» XV, 44)47.

Finalmente joven, reflexione que los apóstoles dieran su vida, muchos de ellos derramaran su sangre y sabemos que nadie derrama su sangre por un cuento. Por eso la encarnación es un hecho esencialmente histórico que tiene todo a ver con tu historia de salvación porque es una historia de amor a la que tú y yo no podemos ser indiferentes.

LA ENCARNACIÓN COMO EL GRAN MISTERIO DE AMOR

Dios cumple lo que anunciaron los profetas.

Dios se sirve de los acontecimientos humanos para llevar adelante su plan de salvación. Su providencia infinita provee todo como anunciaron los profetas. Según las escrituras, “El Mesías debía nacer de la estirpe de David, nacer en Belén ciudad natal del rey David, nacer como niño porqué así indicaron los profetas48”. El niño debía nacer de la pobreza del mundo y de esta pobreza manifestar el esplendor del cielo.

Por medio de San José se cumple la procedencia del niño de la estirpe de David, por medio del decreto de César Augusto imperador romano Dios lleva María y José a Belén de Judá haciendo el niño nacer en las condiciones que ya conocemos. Por medio de este niño Dios manifiesta el esplendor de su gloria. Una vez más Dios muestra su fuerza en la debilidad humana. Los caminos de Dios no son nuestros caminos…

¡Qué sorprendente es Dios! Él se manifiesta en la condición de un niño acostado en un pesebre, se muestra en una condición de extrema pobreza, de necesidad. Esconde su gloria, su esplendor, su grandeza, para estar con nosotros en forma de un niño. Y ahora al contemplar este niño, contemplamos una realidad sublime. ¡Quién

47 Entrevista sobre la historicidad de los evangelios concedida a Zenit por el padre Bernardo Estrada, profesor de Nuevo Testamento de la Facultad de Teología de la Universidad de la Santa Cruz de Roma, 9 enero de 2008.48 Cf. Profeta Isaías, 7; 14

puede comprender a Dios! Más tarde este niño dirá: «Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré49», o «antes de que Abraham existiera, Yo Soy50». Notemos que Jesús afirmó aquí conocer a Abraham que vivió dos mil años antes que Él, pero Jesús no tenía dos mil años porque no tenía años. Él nunca tuvo comienzo así como nunca tuvo fin. Morirá como hombre pero jamás como Dios. Por ello Jesús concluye: «antes de que Abraham existiera, Yo Soy». No dijo: Yo era o Yo seré porque para Dios no existe el pasado y ni el futuro. Él siempre es el mismo, no más viejo por haber vivido dos mil años, ni más joven por no haberlos vivido.

Volvamos al punto que estábamos: Dios esconde su gloria, su esplendor, su grandeza. Él se acerca a nosotros en nuestra condición humana.

En la encarnación vemos que Dios ha decidido no hablar más por medios de sus profetas como había hecho en el antiguo testamento, ahora lo hace por medio de su hijo. En la encarnación la segunda persona de la santísima trinidad toma la naturaleza humana para redimirla y elevarla incluso mas allá del estado originario. El verbo se hace carne como nos dijo el último evangelista en el prólogo de su evangelio. En Belén Dios nos habla no sólo con sus palabras por que allí se realiza el que los profeta anunciaran antes, sino y sobre todo, Dios nos habla con su presencia. Nos habla de un modo mucho más elocuente de su amor, de su proyecto de salvación, un proyecto que se realiza a pesar del hombre.

Este niño de Belén es reflejo de la gloria de Dios, él tiene una relación única con el padre, mas tarde el puede decir que nadie ha visto el padre excepto aquél que ha venido del padre. “Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar51”. Aquí vemos que el padre en Belén revela al hijo y el hijo puede así revelar a su padre. Por ello, todos los actos de Cristo desde su encarnación hasta su muerte tiene como finalidad mostrar la cercanía de Dios padre con los hombres. Todos sus actos tienen un valor redentor.

Este niño de Belén aunque todavía no habla, sostiene el universo con su palabra, su palabra es palabra eterna. La palabra de Dios siempre se realiza porque Dios es siempre fiel. Pero ahora se realiza de un modo todo especial, ahora la palabra es la expresión perfecta de Dios, por lo que también es Dio.“Es Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, generado no creado52…”

49 Cf. Jn. 2; 1950 Cf. Jn. 8; 5851 Cf. Mat. 11; 2752 La Iglesia confesó en el año 325 en el primer Concilio Ecuménico de Nicea que el Hijo es "consubstancial" al Padre, es decir, un solo Dios con él. El segundo Concilio Ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó "al Hijo Unico de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de

La palabra de Dios, “Jesucristo”, es luz para nuestra vida. Si no la acogemos, permanecemos en la oscuridad, en las tinieblas. El que no acoge a Cristo, no acoge a la verdad. «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida53».

Dios en Belén, manifiesta su luz, quiere comunicar su vida, asume una existencia humana, pero ¿qué acogida le he dispensado?

En Belén una vez más Dios sale a nuestro paso, como siempre es Él quién toma la iniciativa, es Él quien ha hecho el camino para venir a nosotros; pero nosotros también estamos llamado a dar algún paso para ir a Él, para esto nos hizo libre, para esto se ha revelado como camino, para esto se ha encarnado.

El cuarto evangelista dice en el prologo de su evangelio que la Luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron, vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron, el mundo existió por ella, y el mundo no la reconoció.

Que triste, pero que real son estas palabras de San Juan evangelista. Dios en la encarnación se ha revelado de una manera generosa, sencilla, humilde y tan poco así encuentra una respuesta satisfactoria por parte de sus hijos. ¿Cómo acojo yo al niño nacido en Belén? ¿Cómo vivo mi relación con él? Talvez la causa de que camine en tinieblas se deba a esta relación fría con el niño de Belén.

La verdadera filiación con Dios se da sólo por medio de Jesucristo, porque Jesucristo es el mismo Dios que se hace hombre, es una persona divina que toma una naturaleza humana. Por lo tanto sólo él puede mostrarnos verdaderamente el padre. Por él nos hacemos hijos de Dios, este es el motivo principal de la encarnación. “Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad54”.

En este niño nuestra vida adquiere sentido, en él nuestra vida se llena de esperanza porque queda iluminada, confortada y animada. En este niño contemplamos que el amor de Dios no tiene límites, que está dispuesto a todo forma de humillación con tal de rescatar a unos seres que en nada aumentan su gloria. Este es el gran misterio de amor por parte de Dios. ¿Cómo corresponderé a este amor?

“La gloria de Dios está en lo más alto de los cielos, pero esta altura de Dios se encuentra ahora en el establo: lo que era bajo se ha hecho sublime.

La encarnación hace el reino de Dios presente entre los hombres.

Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre". (Cf. CEC, 242).53 Cf. Jn. 8; 1254 Cf. Jn. 1; 14

Con la encarnación el reino de Dios esta presente entre nosotros, es un reino que no es de este mundo, pero que es capaz de cambiar este mundo, pues tiene el poder de cambiar los corazones, de iluminar las mentes y de fortalecer las voluntades. Al tomar nuestra carne, con todas sus debilidades, y al transfigurarla con el poder de su Espíritu, Jesús nos llamó a ser testigos de su victoria sobre el pecado y la muerte. El mensaje de Belén nos llama a ser testigos del triunfo del amor de Dios55”.En la encarnación vemos que Dios ha descendido de su trono y se ha humillado ante la criatura, para que esta se fortalezca y se anime a elevarse hacia Él.

“En la noche de Belén… Dios se inclina: viene abajo, precisamente Él, como un niño, incluso hasta la miseria del establo, símbolo de toda necesidad y estado de abandono de los hombres. Dios baja realmente. Se hace un niño y se pone en la condición de dependencia total propia de un ser humano recién nacido.

El Creador que tiene todo en sus manos, del que todos nosotros dependemos, se hace pequeño y necesitado del amor humano56”

 MEDITACÓN XIV

La pecadora arrepentida

La pecadora arrepentida es la imagen de la sociedad de hoy. La escena pasa en la casa de un fariseo. Se ve que es un hombre prudente, un hombre que cumple con la regla Jesús no le reprocha nada en el inicio, Jesús es fino. Es una fiesta, todos comen, pero la palabra de Jesús atraía con su liderazgo. Los convidados observan a Jesús están atentos a sus palabras. La pobre mujer es como un perro que pasea por la casa. Cristo conoce los corazones. Sabe el que hay detrás de esta mujer. Él mismo movió nuestro corazón y movió el corazón de aquella mujer, la llevó al arrepentimiento. Ella va ofrecer a Dios el único que tiene en aquel momento, sus pecados.La mujer se va acercando a Jesús, Cristo percibe a mirada angustiada de aquella mujer, ojos lagrimosos, tristes, aflictos que quieren ser liberados de aquella esclavitud. Simón no se deja tocar por aquella mujer, pero tampoco se deja tocar por el amor de Dios. Jesús quiere ayudar a ambos e aprovecha la situación para a hacer la Simón a reflexionar sobre su actitud. Jesús revela la Simón que el amor es concreto, el amor es detallista no son sentimientos. La pecadora es valiente se acerca arrepentida, no le importa el respeto humano, no le importa el que dirán. Simón es completamente diferente está observando y juzgando no sólo a la pecadora, sino su mismo invitado.

La pecadora seguramente había escuchado a Cristo antes, en algún momento las palabras del maestro llegó a sus oído y ella confió en niños dejó guiarse por el espíritu de Dios hasta aquel encuentro que no dejaba de ser vergonzoso para ella, pero no importa, para lograr la amistad con Dios todo sacrificio era poco.

55 Cf. Discurso de Benedicto XVI en Belén 13 de mayo de 200956 Benedicto XVI, Misa de Nochebuena, 25 de diciembre de 2008.

Newman 62 a 68. transcrever

MEDITACIÓN XXIII

GETSEMANÍ

SEGUNDA LECTURADe las homilías de Orígenes, presbítero, sobre el libro del Génesis(Homilía 8, 6. 8. 9: PG 12, 206-209)

EL SACRIFICIO DE ABRAHÁNAbrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. El hecho de que llevara Isaac la leña de su propio sacrificio era figura de Cristo, que cargó también con la cruz; además, llevar la leña del sacrificio es función propia del sacerdote. Así, pues, Cristo es, a la vez, víctima y sacerdote. Esto mismo significan las palabras que vienen a continuación: Los dos caminaban juntos. En efecto, Abrahán, que era el que había de sacrificar, llevaba el fuego y el cuchillo, pero Isaac no iba detrás de él, sino junto a él, lo que demuestra que él cumplía también una función sacerdotal.¿Qué es lo que sigue? Isaac —continúa la Escritura— dijo a Abrahán, su padre: "Padre". Ésta es la voz que el hijo pronuncia en el momento de la prueba. ¡Cuán fuerte tuvo que ser la conmoción que produjo en el padre esta voz del hijo, a punto de ser inmolado! Y, aunque su fe lo obligaba a ser inflexible, Abrahán, con todo, le responde con palabras de igual afecto: "Aquí estoy, hijo mío." El muchacho dijo: "Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?" Abrahán contestó: "Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío".

Resulta conmovedora la cuidadosa y cauta respuesta de Abrahán. Algo debía prever en espíritu, ya que dice, no en presente, sino en futuro: Dios proveerá el cordero; al hijo que le pregunta acerca del presente le responde con palabras que miran al futuro. Es que el Señor debía proveerse de cordero en la persona de Cristo.Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo "¡Abrahán, Abrahán!" Él contestó: "Aquí me tienes". El ángel le ordenó: "No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios." Comparemos estas palabras con aquellas otras del Apóstol, cuando dice que Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Ved cómo Dios rivaliza con los hombres en magnanimidad y generosidad. Abrahán ofreció a Dios un hijo mortal, sin que de hecho llegara a morir; Dios entregó a la muerte por todos al Hijo inmortal.Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Creo que ya hemos dicho antes que Isaac era figura de Cristo, mas también parece serlo este carnero. Vale la pena saber en qué se parecen a Cristo uno y otro: Isaac, que no fue degollado, y el carnero, que sí fue degollado. Cristo es la Palabra de Dios, pero la Palabra se hizo carne.

Cristo padeció, pero en la carne; sufrió la muerte, pero quien la sufrió fue su carne, de la que era figura este carnero, de acuerdo con lo que decía Juan: Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. La Palabra permaneció en la incorrupción, por lo que Isaac es figura de Cristo según el espíritu. Por esto, Cristo es, a la vez, víctima y pontífice según el espíritu. Pues el que ofrece el sacrificio al Padre en el altar de la cruz es el mismo que se ofrece en su propio cuerpo como víctima.

Tomaron a Jesús y lo sacaron; * y, cargando su cruz, salió Jesús hacia el lugar llamado Calvario. Jn 19 16-17

MEDITACIÓN XXX

PENTECOSTÉS

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse,(Hch: 2; 1-4).

1. En el Cenáculo, en la última noche de su vida terrena, Jesús promete cinco veces el don del Espíritu Santo (cf. Juan 14, 16-17; 14, 26; 15, 26-27; 16, 7-11; 16, 12-15). En el mismo lugar, en la tarde de Pascua, el Resucitado se presenta ante los apóstoles e infunde el Espíritu prometido, con el gesto simbólico del hálito y con las palabras: «¡Recibid el Espíritu Santo!» (Juan 20, 22). Cincuenta días después, otra vez en el Cenáculo, el Espíritu Santo irrumpe con su potencia transformando los corazones y la vida de los primeros testigos del Evangelio.

El dono del Espíritu Santo es sin duda el mayor regalo que nos podría dar Dios para ayudarnos a realizar la llamada que nos hace a la Santidad.

“Hacia él dirigen su mirada todos los que sienten necesidad de santificación; hacia él tiende el

deseo de todos los que llevan una vida virtuosa, y su soplo es para ellos a manera de riego que les ayuda en la consecución de su fin propio y natural.

El Espíritu Santo es fuente de Santificación, luz de nuestra inteligencia. Inaccesible por su naturaleza, se hace accesible por su bondad, todo lo llena con su poder, pero se comunica sólo a los que son dignos de ello, y no a todos en la misma medida, sino que distribuye sus dones en la proporción de la fe de cada uno.

Simple en su naturaleza, diverso en su virtualidad, está presente todo él en cada uno, sin dejar de estar todo él en todas las partes. De tal manera se divide, que en nada queda disminuido; todos participan de él, aunque él permanece intacto, a la manera del rayo de sol, del que cada uno se beneficia como se fuera para él solo.

Así también el Espíritu Santo está presente en cada uno de los que son capaces de recibirlo, como se estubiera en él solo, infundiendo a todos la totalidad de la gracia que necesitan.

Gozan de su posesión todos los que de él participan, en la medida en que lo permite la disposición de cada uno, pero no en la medida del poder del mismo Espíritu.

Por él, los corazones son elevados hacia lo alto, los débiles son llevados de la mano, los que ya van progresando llegan a la perfección.

Del mismo modo que los cuerpos límpidos y transparentes, cuando les da un rayo de luz, se vuelven brillantes en gran manera y despiden un nuevo fulgor, así las almas portadoras del Espíritu y por él iluminadas se hacen ellas también espirituales e irradian a los demás su gracia.

De ahí procede el conocimiento de las cosas futuras, la inteligencias de los misterios, la comprensión de las cosas ocultas, la distribución de los dones, el trato celestial, la unión con los coros angélicos; de ahí deriva el gozo que no termina, la perseverancia en Dios, la semejanza con Dios y, lo

más sublime que imaginarse pueda, nuestra propia deificación57.

El papa nos decía el 18 de agosto de 2005 en Colonia:

Dejaos inflamar por el fuego del Espíritu, para que se realice entre nosotros un nuevo Pentecostés, que renueve a la Iglesia.

Para Israel, Pentecostés se había transformado de fiesta de la cosecha en fiesta conmemorativa de la conclusión de la alianza en el Sinaí. Dios había mostrado su presencia al pueblo a través del viento y del fuego, después le había dado su ley, los diez mandamientos. Sólo así la obra de liberación, que comenzó con el éxodo de Egipto, se había cumplido plenamente:

Una liberación parecida realiza el Espíritu Santo hoy en cada uno de nosotros que también tenemos el éxodo de nuestra vida. Cada uno ha recibido la invitación de Cristo de Tomar la cruz de cada día y seguirle.

El encuentro con Cristo comporta el don del Espíritu Santo que, como decía el gran padre de la iglesia, Basilio, «se difunde en todos sin que experimente disminución alguna, está presente en cada uno de los que son capaces de recibirlo como si fueran los únicos, y en todos difunde la gracia suficiente y completa» («De Spiritu Sancto», IX, 22).

En Pentecostés el Espíritu impulsa con fuerza a asumir el compromiso de la misión para testimoniar el Evangelio por los caminos del mundo. De hecho, el libro de los Hechos de los Apóstoles narra una serie de misiones realizadas por los Apóstoles, primero en Samaría, después en la franja de la costa de Palestina, y luego en Siria.

57 Cf. San Basilio Magno cap. 9, numeros 22-23 PG 32, 107 A 110.

El Espíritu Santo llevó aquellos primero apóstoles a desgastarse por Cristo. De cada uno de ellos y también de la Santísima Virgen María el Espíritu Santo hizo verdaderos testigos de Cristo.

"Dios es amor" (1 Jn 4, 8. 16); y el amor es siempre un misterio, una realidad que supera la razón, sin contradecirla, sino más bien exaltando sus potencialidades.

Jesús nos ha revelado el misterio de Dios: él, el Hijo, nos ha dado a conocer al Padre que está en los cielos, y nos ha donado el Espíritu Santo, el Amor del Padre y del Hijo.

La teología cristiana sintetiza la verdad sobre Dios con esta expresión: una única sustancia en tres personas. Dios no es soledad, sino comunión perfecta. Por eso la persona humana, imagen de Dios, se realiza en el amor, que es don sincero de sí.(Papa Domingo 22 de mayo de 2005).

El Espíritu Santo me ayuda en mi redención subjetiva.

El Dios-Hombre Jesucristo, por medio de su satisfacción vicaria y su mérito redentor, realizó en principio y objetivamente la reconciliación de los hombres con Dios. Cada individuo tiene que recoger y apropiarse esa redención objetiva por medio de la redención subjetiva. El acto de aplicar el fruto de la redención a cada individuo es denominado justificación (iustificatio) o santificación (sanctificatio).

El principio de la redención subjetiva es la Santísima Trinidad. Como obra que es del amor divino, la comunicación de la gracia es atribuida al Espíritu Santo, que es el Amor personal y divino, aun cuando sea operada conjuntamente por las tres divinas personas.

Pero la redención subjetiva no es únicamente obra de Dios, sino que requiere la libre cooperación del hombre, como corresponde a la índole de la naturaleza humana dotada de razón y libertad.

SANTO TOMÁS DICE:

La acción del Espíritu Santo, sus mociones e inspiraciones, tienen que encontrar un sujeto dispuesto y pronto a acoger estas mociones. Según santo Tomás no bastan para ello las virtudes sobrenaturales, sino que se necesitan "hábitos" correspondientes a esas virtudes.

1) La tarea del Espíritu Santo es llevarme a la Santidad, pero la santidad es la presencia de Dios en el alma del hombre y esta presencia no se realiza sí mi cooperación.

2) Por eso el hombre que no ama no realiza su redención porque no aprovecha la redención objetiva operada por Cristo e por lo tanto no se identifica con Cristo que es quien revela al hombre al propio hombre.

3)El Espíritu Santo además se encuentra en la raíz de la experiencia de fe. De hecho, en el Bautismo, nos convertimos en hijos de Dios gracias precisamente al Espíritu:

I) El modo de actuar del Espíritu Santo.

Como toda la trinidad, el Espíritu Santo suele Actuar de forma muy discreta.

TEXTOS SAGRADA ESCRITURA.

Pues el Espíritu santo que nos educa huye del engaño, se aleja de los pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la iniquidad. Y ¿quién habría conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la Sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu espíritu santo? (Sab. 9, 17).

El Espiritu Santo es un dono que hay que pedir.

Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!» (Lc. 11; 13).

Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos»,(Jn. 20; 22-23).

«Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo;(Hch. 2; 38).

Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado Dios a los que le obedecen»,(Hch. 5; 32).

El Espíritu Santo como protagonista del apostolado.

Estaba Pedro diciendo estas cosas cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban la Palabra. Y los fieles circuncisos que habían venido con Pedro quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios. Entonces Pedro dijo: «¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?»(Hch. 10; 44-47).

Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables: (Hch. 15; 28).

El Espíritu en la prueba

El Espíritu está junto a nosotros en el momento de la prueba, convirtiéndose en nuestro defensor y apoyo:Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo os defenderéis, o qué diréis, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir»,(Lc. 12; 11-12).

HISTORIA DEL CAMBIO DEL LIBRO

El Espíritu Santo Como enviado y como el que envía.

Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho,(Jn. 14; 26).

Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: «Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado». Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les enviaron. Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí navegaron hasta Chipre. (Hch. 13; 2-4).

Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo,"( Jn. 1; 33).

El Espíritu Santo es consolador, pero necesita de nosotros.

El Espíritu Santo, siendo aquel que continúa la obra de Cristo y que lleva a cumplimento las obras comunes de la Trinidad, no podía no definirse, también él, consolador, «que estará con vosotros para siempre», como le define Jesús.

Debemos ahora sacar de esto una consecuencia práctica para la vida. ¡Tenemos que convertirnos nosotros mismos en paráclitos! Si es verdad que el cristiano debe ser «otro Cristo», es igualmente cierto que debe ser «otro

paráclito». El Espíritu Santo no sólo nos consuela, sino que nos hace capaces de consolar a nuestra vez a los demás. La consolación verdadera viene de Dios, que es el «Padre de toda consolación».

Viene sobre quien está en la aflicción; pero no se detiene en él; su objetivo último se alcanza cuando quien ha experimentado la consolación se sirve de ella para consolar a su vez al prójimo, con la consolación misma con la que él ha sido consolado por Dios.

El Espíritu Santo Continuador de la redención

El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo, ((Hch: 1; 1).

«A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra», (Hch: 1; 8).

Por tanto, Toda la aventura del cristiano tendrá que desarrollarse, bajo el influjo del Espíritu. Cuando Él nos vuelve a presentar la Palabra de Cristo, resplandece en nuestro interior la luz de la verdad, como había prometido Jesús: «el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Juan 14, 26; cf. 16,12-15).

En síntesis: toda la vida del cristiano, desde los orígenes hasta su última meta, está bajo la bandera y la obra del Espíritu Santo.

Las consecuencias de la falta de docilidad con el Espíritu Santo.

«¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado;(Hch. 7; 51-52).

Estas palabras duras de San Esteban minutos antes de su muerte son perfectamente aplicables en nuestro tiempo.

Hay muchos incircuncisos de corazón y de oídos que hoy en día se resisten a escuchar la voz de Dios, que se acomodan en su comodidad que se sierran a la acción del Espíritu Santo y así terminan en un suicidio espiritual.

Nosotros como colaboradores del Espíritu Santo debemos por todos los medios desanestesiar estas conciencias para poder estos escuchar la voz de Dios.

II) La Acción del Espíritu Santo en La vida de San Pablo

“Nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada, y la virtud probada, la esperanza. Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rom. 5,3-5).

Introducción:

■ Nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones. San Pablo es conciente que las tribulaciones son parte de la identificación con Cristo. Él ha tomado en serio la revelación

que Dios le hizo en el camino de Damasco por medio de Ananías.

“Respondió Ananías: «Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre». El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre».

Cristo a través de su Espíritu va forjando al apóstol para una misión.

■ El texto que recogimos aquí de la carta a los Romanos, es posiblemente uno de los últimos escritos de San Pablo, nos muestra un apóstol maduro probado, forjado en el sufrimiento, en la persecución en los naufragios, en los azotes. Un hombre que ha sido dócil al Espíritu Santo y ha luchado contra viento y mareas.

Ahora el apóstol se encuentra como Jesucristo: Su única gloria es la Cruz. “Me gloriaré en la Cruz de Cristo” San Pablo se ha dejado forjar por el Espíritu Santo y ahora comprende de modo extraordinario la fecundidad del sufrimiento porque el Espíritu Santo le ha configurado con Cristo.

“Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes y completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo, para bien de su cuerpo que es la Iglesia”

La primera lectura del martes de ésta semana narraba el apóstol subiendo a Jerusalén: “Ahora me dirijo a Jerusalén encadenado en el Espíritu, sin saber qué sucederá allá. Sólo sé que el Espíritu Santo en cada ciudad me anuncia que me aguardan cárceles y tribulaciones. Pero la vida para mi no vale nada. El que me importa es llegar al fin de mi carrera y cumplir el encargo que recibí del Señor Jesús. (Hch. 20; 25).

Todas las tribulaciones en la vida de San Pablo tenían una finalidad:

▬ La tribulación produce la constancia, la constancia produce la virtud probada y la virtud probada produce la esperanza y la esperanza nunca quedará defraudad.

San Pablo es conciente que el Espíritu Santo, no solo actúa en el actuar del cristiano, sino que actúa en su misma persona. En efecto, dice que el Espíritu de Dios habita en nosotros (cf. Rm 8, 9; 1 Co 3, 16) y que "Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo" (Ga 4, 6).

Para san Pablo el Espíritu nos penetra hasta lo más profundo de nuestro ser.

Mas adelante el apóstol dirá: "La ley del Espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte. (...) Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos.

Por ello el cristiano, incluso antes de actuar, ya posee una interioridad rica y fecunda, que le ha sido donada en los sacramentos del Bautismo y en la Confirmación, una interioridad que lo sitúa en una relación objetiva y original de filiación con respecto a Dios. Nuestra gran dignidad consiste precisamente en que no sólo somos imagen, sino también hijos de Dios.

El Espíritu Santo nos ayudará a vivir esta filiación, nos lleva por todos los medios a identificarnos con el amor. Pero esta identificación con el amor pasa por la cruz.

El cristiano que no abraza la invitación de la cruz sugerida por Cristo y rectificada innumerables veces por el Espíritu Santo vivirá siempre sí esperanza.

El cardenal Pironio en unas reflexiones que hacia para los tiempos difíciles decía:

La esperanza nunca ha sido virtud de los débiles o privilegio de los cobardes. La esperanza supone lo arduo, lo difícil y por esto el camino de todos los cristianos que de verdad quieran configurarse con Jesucristo tiene que dejar llevarse de la mano por su espíritu.

Para el cristiano el Espíritu ya no es sólo el "Espíritu de Dios", como se dice normalmente en el Antiguo Testamento y como se sigue repitiendo en el lenguaje cristiano (cf. Gn 41, 38; Ex 31, 3; 1 Co 2, 11-12; Flp 3, 3; etc.). Y tampoco es sólo un "Espíritu Santo" entendido genéricamente, según la manera de expresarse del Antiguo Testamento (cf. Is 63, 10-11; Sal 51, 13).

Para San Pablo, el Señor resucitado, se ha convertido él mismo en "Espíritu que da vida" (1 Co 15, 45), y nos da una participación original de este Espíritu.

Para San Pablo no sólo el padre es visible en el hijo, sino el mismo Espíritu Santo es visible en el Hijo.

San Pablo nos enseña también otra cosa importante: dice que no puede haber auténtica oración sin la presencia del Espíritu en nosotros. En efecto, escribe: "El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir, ni orar como conviene. Para San Pablo el Espíritu Santo, o sea, el Espíritu del Padre y del Hijo, es ya como el alma de nuestra alma, la parte más secreta de nuestro ser, de la que se eleva incesantemente hacia Dios un movimiento de oración, cuyos términos no podemos ni siquiera precisar.

En efecto, el Espíritu, siempre activo en nosotros, suple nuestras carencias y ofrece al Padre nuestra adoración, junto con nuestras aspiraciones más profundas.

De aquí nace la importancia de nuestra comunión vital con el Espíritu. Es una invitación a ser cada vez más sensibles, más atentos a esta presencia del Espíritu en nosotros, a transformarla en oración, a experimentar esta presencia y a

aprender así a orar, a hablar con el Padre como hijos en el Espíritu Santo.

Hay, además, otro aspecto típico del Espíritu que nos enseña san Pablo: su relación con el amor. El Apóstol escribe: "La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm 5, 5).

En la encíclica Deus caritas est el papa cita una frase muy elocuente de san Agustín: "Ves la Trinidad si ves el amor" (n. 19).

"El Espíritu es esa potencia interior que armoniza nuestro corazón con el corazón de Cristo y los mueve a amar a los hermanos como él los ha amado".

El Espíritu nos sitúa en el mismo ritmo de la vida divina, que es vida de amor, haciéndonos participar personalmente en las relaciones que se dan entre el Padre y el Hijo.

De forma muy significativa, san Pablo, cuando enumera los diferentes frutos del Espíritu, menciona en primer lugar el amor: "El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz..." (Ga 5, 22). Y, dado que por definición el amor une, el Espíritu es ante todo creador de comunión.

Decimos al inicio de la santa misa con una expresión de san Pablo: "La comunión del Espíritu Santo esté con todos vosotros" (2 Co 13, 13).Es decir la comunión que el Espíritu Santo realiza en nosotros. Ahora bien, por otra parte, también es verdad que el Espíritu nos estimula a entablar relaciones de caridad con todos los hombres. De este modo, cuando amamos dejamos espacio al Espíritu, le permitimos expresarse en plenitud.

"Sed fervorosos en el Espíritu" y "No devolváis a nadie mal por mal" (Rm 12, 11. 17).

Por último, el Espíritu, según san Pablo, es una prenda generosa que el mismo Dios nos ha dado como anticipación y al mismo tiempo como garantía de nuestra herencia futura (cf. 2 Co 1, 22; 5, 5; Ef 1, 13-14). Aprendamos así de

san Pablo que la acción del Espíritu orienta nuestra vida hacia los grandes valores del amor, la alegría, la comunión y la esperanza. Debemos hacer cada día esta experiencia, secundando las mociones interiores del Espíritu; en el discernimiento contamos con la guía iluminadora de San Pablo.

II) La Acción del Espíritu Santo en La vida de San Pedro

PENTECOSTÉS

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse,(Hch: 2; 1-4).

San Pedro de pescador a exegeta:

Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras: No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora tercia del día, sino que es lo que dijo el profeta… (Hch. 2; 14-16).

«Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis…

Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos, puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado, sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros,(Hch. 4; 8-10).

Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo. Al ver Simón el mago que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu, les ofreció dinero diciendo: «Dadme a mí también este poder para que reciba el Espíritu Santo aquel a quien yo impoga las manos».

Pedro le contestó: «Vaya tu dinero a la perdición y tú con él; pues has pensado que el don de Dios se compra con dinero. En este asunto no tienes tú parte ni herencia, pues tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esa tu maldad y ruega al Señor, a ver si se te perdona ese pensamiento de tu corazón; (Hch. 8; 17-22).

Ya no nos encontramos con el mismo San Pedro acobardado dentro del cenáculo o del pretorio. Es el San Pedro transformado por la gracia de Dios mediante su Espíritu. Es el San Pedro imparable que terminará sus días en una cruenta persecución identificándose incluso por medio de su martirio a Cristo.

Posiblemente Pedro se acordaba de aquella experiencia hermosa en el cenáculo donde la efusión del Espíritu Santo se hizo sentir incluso físicamente, pero San Pedro, mejor que nadie nos podría decir que gran parte de su vida y de la historia de la salvación el Espíritu Santo actuó de forma muy discreta, silenciosa y talvez también de forma incomprensible para él. Posiblemente sólo a final de su vida logró entender mejor que los caminos de Dios no son nuestros caminos.

“Legará un día que otro de ceñirá y te llevará adonde no quieres)…

III) La Acción del Espíritu Santo en La vida de Nuestra Señora.

a) María Templo del Espíritu Santo.

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. (Mat. 1; 18).

El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue, (Lc. 1; 35-38).

«José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. (Mat. 1; 20).

b) María Comunicadora del Espíritu Santo.

Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; (Lc. 1; 41).

CONCLUSIÓN

Es una mujer de fe: « ¡Dichosa tú, que has creído! », le dice Isabel (Lc 1, 45). El Magníficat –un retrato de su alma, por decirlo así– está completamente tejido por los hilos tomados de la Sagrada Escritura, de la Palabra de Dios. Así se pone de relieve que la Palabra de Dios es verdaderamente su propia casa, de la cual sale y entra con toda naturalidad. Habla y piensa con la Palabra de Dios; la Palabra de Dios se convierte en palabra suya, y su palabra nace de la Palabra de Dios. Así se pone de manifiesto, además, que sus pensamientos están en sintonía con el pensamiento de Dios, que su querer es un querer con Dios. Al estar íntimamente penetrada por la Palabra de Dios, puede convertirse en madre de la Palabra encarnada. María es, en fin, una mujer que ama. ¿Cómo podría ser de otro modo? Como creyente, que en la fe piensa con el pensamiento de Dios y quiere con la voluntad de Dios, no puede ser más que una mujer que ama. Lo intuimos en sus gestos silenciosos que nos narran los relatos evangélicos de la infancia. Lo vemos en la delicadeza con la que en Caná se percata de la necesidad en la que se encuentran los esposos, y lo hace presente a Jesús. Lo vemos en la humildad con que acepta ser como olvidada en el período de la vida pública de Jesús, sabiendo que el Hijo tiene que fundar ahora una nueva familia y que la hora de la Madre llegará solamente en el momento de la cruz, que será la verdadera hora de Jesús (cf. Jn 2, 4; 13, 1). Entonces, cuando los discípulos hayan huido, ella permanecerá al pie de la cruz (cf. Jn 19, 25-27); más tarde, en el momento de Pentecostés, serán ellos los que se agrupen en torno a ella en espera del Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14).

Sí, queremos agradecerte, Virgen Madre de Dios y Madre nuestra amadísima, tu intercesión en favor de la Iglesia. Tú, que abrazando sin reservas la voluntad divina, te consagraste con todas tus energías a la persona y a la obra de tu Hijo, enséñanos a guardar en nuestro corazón y a meditar en silencio, como hiciste tú, los misterios de la vida de Cristo.

Tú, que avanzaste hasta el Calvario, siempre unida profundamente a tu Hijo, que en la cruz te donó como madre al discípulo Juan, haz que siempre te sintamos también cerca de nosotros en cada instante de la existencia, sobre todo en los momentos de oscuridad y de prueba.

Tú, que en Pentecostés, junto con los Apóstoles en oración, imploraste el don del Espíritu Santo para la Iglesia naciente, ayúdanos a perseverar en el fiel seguimiento de Cristo. A ti dirigimos nuestra mirada con confianza, como "señal de esperanza segura y de consuelo, hasta que llegue el día del Señor" (Lumen gentium, 68).

FINAL 2 VIA CRUCIS

VIA CRUCIS I

VÍA CRUCIS EN EL COLISEO

PRESIDIDO POR EL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

VIERNES SANTO 2006

MEDITACIONES Y ORACIONES de Su Excelencia Reverendísima

Mons. ANGELO COMASTRI Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano

Unas palabras para acompañarte en el camino

Al recorrer la “Vía de la Cruz” quedamos sobrecogidos por dos constataciones: la certeza del poder devastador del pecado y la certeza del poder sanador del amor de Dios.

Jesús, entrando en el entramado de esta historia devastada por el pecado, ha dejado que el peso y la violencia de nuestras culpas hicieran mella en él; por eso, mirando a Jesús se percibe claramente lo devastador que es el pecado y lo quebrantada que está la familia humana, es decir: ¡Nosotros! ¡Tú y yo!

Sin embargo –esta es la segunda certeza– Jesús ha reaccionado a nuestro orgullo con su humildad; a nuestra violencia con su mansedumbre; a nuestro odio con el Amor que perdona: la cruz es el acontecimiento a través del cual entra en nuestra historia el amor de Dios, se hace cercano a cada uno de nosotros y se convierte en experiencia que regenera y salva.

No se nos puede pasar por alto un hecho: desde el comienzo de su ministerio, Jesús habla de «su hora» (Jn 2, 4), hora para la cual Él ha venido (cf. Jn 12, 27), una hora que saluda con gozo, exclamando al inicio de su pasión: «Ha llegado la hora» (Jn 17, 1).

La Iglesia guarda celosamente el recuerdo de este hecho y, en el Credo, después de afirmar que el Hijo de Dios «se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre», prosigue «y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado».

«¡Por nuestra causa fue crucificado!». Al morir, Jesús se ha sumido en la experiencia dramática de la muerte tal como ha sido configurada por nuestros pecados; «pero, muriendo, Jesús ha llenado de amor el morir» y, por tanto, ha colmado a la muerte de la fuerza opuesta al pecado que la ha generado: Jesús la ha llenado de amor».

Por la fe y el bautismo nosotros entramos en contacto con la muerte de Cristo, es decir, con el misterio del amor con el que Cristo la ha vivido y vencido..., y así comienza nuestro viaje de retorno a Dios, un retorno que llegará a su plenitud en el momento de nuestra muerte vivida en Cristo y con Cristo: esto es, en el amor.

En el recorrido de la «Vía de la Cruz», déjate llevar de la mano de María: pídele una brizna de su humildad y docilidad, para que el amor

de Cristo crucificado entre dentro de ti y reconstruya tu corazón a medida del corazón de Dios.

ORACION INICIAL

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R/. Amén. Señor Jesús, tu pasión es la historia de toda la humanidad: la historia en la que los buenos son humillados, los pacíficos ... agredidos, los honestos ... pisoteados y los puros de corazón escarnecidos con burla.

¿Quién vencerá? ¿Quién dirá la última palabra?

Señor Jesús, nosotros creemos que la última palabra eres Tú: en ti los buenos ya han vencido, en ti los mansos ya han triunfado en ti los honestos son coronados y los puros de corazón brillan como estrellas en la noche.

Señor Jesús, esta tarde volvemos a recorrer el camino de tu cruz, sabiendo que es también nuestro camino. Pero nos ilumina una certidumbre: el camino no termina en la cruz, sino que lleva más allá, lleva hasta el Reino de la vida y el colmo de la alegría que nadie podrá arrebatarnos jamás.

Lector: ¡Oh, Jesús!, me detengo pensativo a los pies de tu cruz: también yo la he construido con mis pecados. Tu bondad que no se defiende y se deja crucificar es un misterio que me sobrepasa y conmueve mis entrañas.

Señor, tú has venido al mundo por mí, para buscarme, para traerme

el abrazo del Padre: el abrazo que tanto hecho en falta. Tú eres el rostro de la bondad y de la misericordia: por eso quieres salvarme.

Hay tanto egoísmo dentro de mí: ¡ven con tu caridad sin límites! Dentro de mí hay orgullo y maldad: ¡ven con tu mansedumbre y humildad!

Señor, yo soy el pecador que ha de ser salvado: el hijo pródigo que debe volver, soy yo. Señor, concédeme el don de lágrimas para recobrar la libertad y la vida, la paz contigo y la alegría en ti.

PRIMERA ESTACIÓN Jesús es condenado a muerte

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Pilato les preguntó: «¿y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?» Contestaron todos: «¡que lo crucifiquen!» Pilato insistió: «pues ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaban más fuerte: «¡que lo crucifiquen!» Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

MEDITACIÓN Conocemos bien esta escena de condena: ¡es la crónica de todos los días! Pero nos quema en el alma una pregunta: ¿por qué es posible condenar a Dios? ¿Por qué Dios, que es Omnipotente, se presenta revestido de debilidad? ¿Por qué Dios se deja avasallar por el orgullo y la prepotencia de la arrogancia humana? ¿Por qué Dios calla?

Nuestro tormento es el silencio de Dios, es nuestra prueba. Pero es también la purificación de nuestra prisa, es la cura de nuestro deseo de venganza.

El silencio de Dios es la tierra donde muere nuestro orgullo y brota la verdadera fe, la fe humilde, la fe que no hace preguntas a Dios, sino que se entrega a él con la confianza de un niño.

ORACIÓN Señor, ¡qué fácil es condenar! Qué fácil es tirar piedras: las piedras del juicio y la calumnia, las piedras de la indiferencia y del abandono.

Señor, tú has decidido ponerte de parte de los vencidos, de parte de los humillados y condenados [Mt 25, 31-46].

Ayúdanos a no convertirnos jamás en verdugos de los hermanos indefensos, ayúdanos a tomar posturas valientes para defender a los débiles, ayúdanos a rechazar el agua de Pilato porque no limpia las manos, sino que las mancha de sangre inocente.

SEGUNDA ESTACIÓN Jesús con la cruz a cuestas

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 27-31

Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano

derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!». Luego lo escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.

MEDITACIÓN En la pasión de Cristo se ha desencadenado el odio, nuestro odio, el odio de toda la humanidad [Lc 22, 53]. En la pasión de Cristo, nuestra maldad ha reaccionado ante la bondad, se ha desatado con irritación nuestro orgullo ante la humildad, nuestra corrupción se ha resentido ante la limpidez esplendorosa de Dios.

Y así, ¡nosotros mismos... nos hemos convertido en la cruz de Dios! Nosotros, neciamente rebeldes, nosotros, con nuestros absurdos pecados, hemos construido la cruz de nuestra inquietud y de nuestra infelicidad: hemos fabricado nuestro castigo.

Pero Dios toma la cruz sobre sus hombros, nuestra cruz, y nos desafía con el poder de su amor.

¡Dios toma la cruz! Misterio insondable de bondad. Misterio de humildad que nos avergüenza de ser todavía orgullosos.

ORACIÓN Señor Jesús, Tú has entrado en la historia humana y has visto que te era hostil [Jn 1. 10-11], rebelde a Dios, enloquecida a causa de la soberbia, que hace creer al hombre que tiene una estatura tan grande... como su propia sombra.

Señor Jesús, Tú no nos has avasallado, sino que te has dejado doblegar por nosotros, por mí, por cada uno.

Cúrame, Jesús, con tu paciencia, sáname con tu humildad,

devuélveme a la estatura de criatura: mi estatura de pequeño... infinitamente amado por ti.

TERCERA ESTACIÓN Jesús cae por primera vez

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del libro del profeta Isaías 53, 4-6

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

MEDITACIÓN Según el modo de pensar humano, Dios no puede caer ... y sin embargo cae. ¿Por qué? No puede ser un signo de debilidad, sino sólo un signo de amor: un mensaje de amor por nosotros.

Al caer bajo el peso de la cruz, Jesús nos recuerda que el pecado pesa, el pecado abate y destruye el pecado castiga y hace daño: por esto el pecado es un mal [Jr 2,5; 2.19; 5,25].

Pero Dios nos ama y quiere nuestro bien; y el amor lo impulsa a gritar a los sordos, a nosotros que no queremos oír: «Salid del pecado, porque os hace daño. Os quita la paz y la alegría; os aparta de la vida y hace que dentro de vosotros se seque la fuente de la libertad y de la dignidad».

¡Salid! ¡Salid!

ORACIÓN Señor, hemos perdido el sentido del pecado. Hoy se está difundiendo con engañosa propaganda una enloquecida apología del mal, un absurdo culto a Satanás, un deseo loco de trasgresión, una falaz e inconsistente libertad que exalta el capricho, el vicio y el egoísmo, presentándolos como conquistas de civilización.

Señor Jesús, ábrenos los ojos: haz que veamos el fango y reconozcamos lo que es, para que una lágrima de arrepentimiento nos vuelva a dar la pulcritud y el espacio de una verdadera libertad. ¡Ábrenos los ojos, Señor Jesús!

CUARTA ESTACIÓN Jesús se encuentra con su Madre

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Lucas 2, 34-35.51

Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma». Bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.

MEDITACIÓN Toda madre es transparencia del amor, es hogar de ternura,

es fidelidad que no abandona, porque una verdadera madre ama incluso cuando no es amada.

¡María es la Madre! En ella, la feminidad no tiene sombras, y el amor no está contaminado por rebrotes de egoísmo que aprisionan y bloquean el corazón.

María es la Madre. Su corazón permanece fielmente junto al corazón del Hijo y sufre y lleva la cruz, y siente en la propia carne todas las llagas de la carne del Hijo.

María es la Madre, y sigue siendo Madre: para nosotros, por siempre.

ORACIÓN Señor Jesús, todos necesitamos a la Madre. Tenemos necesidad de un amor que sea auténtico y fiel. Necesitamos un amor que nunca vacile, un amor que sea refugio seguro para los momentos de miedo, de dolor y de prueba.

Señor Jesús, tenemos necesidad de mujeres, de esposas, de madres, que devuelvan a los hombres el rostro hermoso de la humanidad.

Señor Jesús, tenemos necesidad de María: la mujer, la esposa, la madre que no deforma ni reniega jamás el amor.

Señor Jesús, te pedimos por todas las mujeres del mundo.

QUINTA ESTACIÓN El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 32; 16, 24

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Jesús había dicho a sus discípulos: «El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga».

MEDITACIÓN Simón de Cirene, tú eres un insignificante y pobre labrador desconocido, del que no hablan los libros de historia.

Y, no obstante, ¡tú haces la historia!

Has escrito uno de los capítulos más hermosos de la historia de la humanidad: tú llevas la cruz de otro, levantas el madero del patíbulo e impides que aplaste a la víctima.

Tú nos devuelves la dignidad a todos nosotros recordándonos que somos nosotros mismos sólo cuando no pensamos en nosotros mismos [Lc 9, 24].

Tú nos recuerdas que Cristo nos espera en el camino, en el rellano, en el hospital, en la cárcel... en las periferias de nuestras ciudades. ¡Cristo nos espera...! [Mt 25, 40]

¿Lo reconoceremos? ¿Lo asistiremos? ¿O moriremos en nuestro egoísmo?

ORACIÓN

Señor Jesús, se está apagando el amor y el mundo se convierte en un lugar frío, inhóspito, inhabitable. Rompe las cadenas que nos impiden correr hacia los demás. Ayúdanos a encontrarnos con nosotros mismos en la caridad.

Señor Jesús, el bienestar nos está deshumanizando, la diversión se ha convertido en una alienación, una droga: y la publicidad monótona de esta sociedad es una invitación a morir en el egoísmo.

Señor Jesús, reaviva en nosotros la llama de humanidad que Dios nos puso en el corazón al inicio de la creación. Líbranos de la decadencia del egoísmo y recuperaremos de inmediato la alegría de vivir y las ganas de cantar.

SEXTA ESTACIÓN La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del libro del profeta Isaías 53, 2-3

No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros. Lectura del libro de los Salmos 41, 2-3 V. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

MEDITACIÓN El rostro de Jesús está empapado de sudor, regado de sangre, cubierto de salivazos insolentes. ¿Quién tendrá valor para acercarse?

¡Una mujer!

Una mujer se adelanta manteniendo encendida la lámpara de la humanidad ... y enjuga el Rostro: ¡y descubre el Rostro¡

¡Cuántas personas sin rostro hay hoy! Cuántas personas se ven desplazadas al margen de la vida, en el exilio del abandono, en la indiferencia que mata a los indiferentes.

En efecto, sólo está vivo quien arde de amor y se inclina sobre Cristo que sufre y que espera en quien sufre, también hoy.

¡Sí, hoy! Porque mañana será demasiado tarde [Mt 25, 11-13].

ORACIÓN Señor Jesús, bastaría un paso y el mundo podría cambiar

Bastaría un paso y podría volver la paz en la familia; bastaría un paso y el mendigo ya no estaría solo; bastaría un paso y el enfermo sentiría una mano que le estrecha su mano, ... para que ambos se sanen.

Bastaría un paso y los pobres podrían sentarse a la mesa alejando la tristeza de la mesa de los egoístas que, solos, no pueden hacer fiesta.

Señor Jesús, ¡bastaría un paso!

Ayúdanos a darlo, porque en el mundo se están agotando todas las reservas de la alegría. Señor, ¡ayúdanos!

SÉPTIMA ESTACIÓN Jesús cae por segunda vez

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del profeta Jeremías 12, 1

Tú llevas la razón, Señor, cuando discuto contigo, no obstante, voy a tratar contigo un punto de justicia. ¿Por qué tienen suerte los malvados, y son felices todos los perversos? Lectura del libro de los Salmos 36, 1-2.10-11 No te exasperes por los malvados, no envidies a los que obran el mal: se secarán pronto, como la hierba, como el césped verde se agostarán. Aguarda un momento: desapareció el malvado, fíjate en su sitio: ya no está; en cambio, los sufridos poseen la tierra y disfrutan de paz abundante.

MEDITACIÓN Nuestra arrogancia, nuestra violencia, nuestras injusticias pesan sobre el cuerpo de Cristo. Pesan... y Cristo cae de nuevo para darnos a conocer el peso insoportable de nuestro pecado.

¿Pero, qué es lo que hiere hoy de modo particular el cuerpo santo de Cristo?

Ciertamente, una dolorosa pasión de Dios es la agresión en lo que se refiere a la familia. Parece que hoy se esté dando una especie de anti-Génesis, un anti-designio, un orgullo diabólico que piensa en aniquilar la familia.

El hombre quisiera reinventar la humanidad modificando la gramática misma de la vida tal como Dios la ha pensado y querido [Gn 1, 27; 2, 24].

Pero ponerse en el lugar de Dios sin ser Dios es la arrogancia más insensata, la más peligrosa de las aventuras.

Que la caída de Cristo nos abra los ojos y nos permita ver el rostro hermoso, el rostro auténtico y santo de la familia. El rostro de la familia, de la cual todos tenemos necesidad.

ORACIÓN Señor Jesús, la familia es un sueño de Dios confiado a la humanidad; la familia es un destello de Cielo compartido con la humanidad; es la cuna en que hemos nacido y donde renacemos continuamente en el amor.

Señor Jesús, entra en nuestras casas y entona el canto de la vida. Reaviva la llama del amor y haznos sentir la belleza de estar unidos unos a otros en un abrazo de vida: a vida alimentada por el aliento mismo de Dios, el aliento de Dios-Amor.

Señor Jesús, salva a la familia, ¡para salvar la vida!

Señor Jesús, salva la mía, ¡nuestra familia!

OCTAVA ESTACIÓN Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Lucas 23, 27-29.31

Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y lamentaban por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por

vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: “dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado...”. Porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?»

MEDITACIÓN El llanto de las madres de Jerusalén inunda de piedad el camino del Condenado, mitiga la ferocidad de una ejecución capital y nos recuerda que todos somos hijos: hijos nacidos del abrazo de una madre.

Pero el llanto de las madres de Jerusalén es sólo una pequeña gota en el mar de lágrimas derramadas por las madres: madres de crucificados, madres de asesinos, madres de drogadictos, madres de terroristas, madres de violadores, madres de dementes: ¡... pero siempre madres!

Pero el llanto no basta. El llanto debe rebosar en amor que educa, en fortaleza que guía, en severidad que corrige, en diálogo que construye, en presencia que habla.

El llanto ha de impedir otros llantos.

ORACIÓN Señor Jesús, tú conoces el llanto de las madres, en cada casa, tú ves el recóndito lugar del dolor, tú sientes el gemido silencioso de tantas madres heridas por los hijos: ¡heridas hasta morir..., siguiendo vivas!

Señor Jesús, tú deshaces los grumos de dureza que impiden la circulación del amor en las arterias de nuestras familias. Haz que nos sintamos hijos una vez más, para dar a nuestras madres –en la tierra o en el cielo– el orgullo de habernos engendrado y la alegría de poder bendecir el día en que nacimos.

Señor Jesús, enjuga las lágrimas de las madres, para que vuelva la sonrisa en el rostro de los hijos, en el rostro de todos.

NOVENA ESTACIÓN Jesús cae por tercera vez

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos:Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del profeta Habacuc 1, 12-13; 2, 2-3

¿No eres tú, Señor, desde antiguo mi santo Dios que no muere? Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal, no pueden contemplar la opresión. ¿Por qué contemplas en silencio a los bandidos, cuando el malvado devora al inocente? «Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. La visión espera su momento, se acercará su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse».

MEDITACIÓN Pascal ha hecho notar con agudeza: «Jesús estará en agonía hasta el fin del mundo; no hay que dormirse durante este tiempo» [B. Pascal, Pesées, 553 (ed. Brunschvicg)].

Más, ¿dónde agoniza Jesús en este tiempo?

La división del mundo en zonas de bienestar y en zonas de miseria... es la agonía de Cristo hoy. En efecto, en el mundo hay como dos salas: en una se derrocha en otra se perece; en una se muere de abundancia y en la otra se muere de indigencia; en una se tiene miedo de la obesidad y en la otra se implora la caridad.

¿Por qué no abrimos una puerta? ¿Por qué no formamos una mesa sola? ¿Por qué no entendemos que los pobres son la cura de los ricos? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué somos tan ciegos?

ORACIÓN Señor Jesús,

Tú has llamado necio al hombre que vive para acumular [Lc 12, 20].

Sí, es necio quien cree poseer alguna cosa, porque sólo uno es el Propietario del mundo.

Señor Jesús, el mundo es tuyo, solamente tuyo. Y Tú se lo has dado a todos para que la tierra sea una casa en la que todos coman todos y a todos cobije.

Acumular, pues, es robar si el amontonar inútil impide a otros vivir.

Señor Jesús, haz que termine el escándalo que divide el mundo en palacetes y barracas. Señor, ¡edúcanos en la fraternidad!

DÉCIMA ESTACIÓN Los soldados se reparten las ropas de Jesús

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 23-24

Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado. Y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quien le toca». Así se cumplió la escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suertes mi túnica».

MEDITACIÓN Los soldados quitan a Jesús la túnica con la violencia de los ladrones e intentan quitarle también el pudor y la dignidad.

Pero Jesús es el pudor, Jesús es la dignidad

del hombre y de su cuerpo.

Y el cuerpo humillado de Cristo se convierte en denuncia de todas las humillaciones del cuerpo humano, creado por Dios como rostro del alma y lenguaje para expresar el amor.

Mas hoy se vende y se compra frecuentemente el cuerpo en las calles de las ciudades, por las calles de la televisión, en las casas convertidas en calle.

¿Cuándo entenderemos que estamos matando el amor? ¿Cuándo entenderemos que, sin pureza, el cuerpo no vive ni puede generar la vida?

ORACIÓN Señor Jesús, sobre la pureza se ha impuesto ladinamente un silencio general: un silencio impuro. Se ha difundido incluso la convicción –totalmente embustera– de que la pureza es enemiga del amor.

Es verdad todo lo contrario, Señor. La pureza es la condición indispensable para poder amar: para amar de verdad, para amar fielmente.

Además, Señor, si uno no es dueño de sí mismo, ¿cómo puede entregarse al otro?

Sólo quien es puro puede amar. Sólo quien es puro puede amar sin deshonrar.

Señor Jesús, por el poder de tu sangre derramada por amor danos un corazón puro para que renazca el amor en el mundo, el amor del que todos sentimos tanta nostalgia.

UNDÉCIMA ESTACIÓN Jesús clavado en la cruz

Sacerdote:Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Mateo. 27, 35-42

Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el Rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos».

MEDITACIÓN Aquellas manos que habían bendecido a todos ahora están clavadas en la cruz, aquellos pies que habían caminado tanto para sembrar esperanza y amor, ahora están clavados al patíbulo.

¿Por qué, Señor? ¡Por amor! [Jn 13, 1]

¿Por qué la pasión? ¡Por amor! ¿Por qué la cruz? ¡Por amor!

¿Por qué, Señor, no has bajado de la cruz respondiendo a nuestras provocaciones? No he bajado de la cruz porque así habría consagrado la fuerza como dueña del mundo, mientras que el amor es la única fuerza que puede cambiar el mundo.

¿Por qué, Señor, este precio tan alto? Para deciros que Dios es amor [1 Jn 4, 8.16], Amor infinito, Amor omnipotente. ¿Me creeréis?

ORACIÓN Jesús crucificado, todos nos pueden engañar, abandonar, defraudar; tú, en cambio, nunca nos defraudarás.

Tú has dejado que nuestras manos te clavaran cruelmente en la cruz para decirnos que tu amor es verdadero, es sincero, fiel, irrevocable.

Jesús crucificado, nuestros ojos ven tus manos clavadas y, a pesar de ello, capaces de dar la verdadera libertad; ven tus pies sujetos con clavos y sin embargo aún capaces de caminar y de hacer caminar.

Jesús crucificado, ha terminado la quimera de una felicidad sin Dios. Volvemos a ti, única esperanza y única libertad, única alegría y única verdad.

Jesús crucificado, ¡ten piedad de nosotros, pecadores!

DUODÉCIMA ESTACIÓN Jesús muere en la cruz

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Juan 9, 25-27

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 45-6. 50

Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní», es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

Jesús, dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.

MEDITACIÓN Neciamente, el hombre ha pensado: Dios ha muerto. Pero si Dios muere, ¿quién nos dará ahora la vida? Si Dios muere, ¿qué es la vida?

La vida es Amor.

La cruz, entonces, no es la muerte de Dios sino el momento en que se quiebra la frágil capa de humanidad, que Dios ha tomado, y comienza a desbordarse el amor [Jn 19, 30] que renueva la humanidad.

De la cruz nace la vida nueva de Saulo, de la cruz nace la conversión de Agustín, de la cruz nace la pobreza feliz de Francisco de Asís, de la cruz nace la bondad expansiva de Vicente de Paúl, de la cruz nace el heroísmo de Maximiliano Kolbe, de la cruz nace la maravillosa caridad de Madre Teresa de Calcuta, de la cruz nace la valentía de Juan Pablo II, de la cruz nace la revolución del amor: por eso la cruz no es la muerte de Dios, sino el nacimiento de su Amor en el mundo.

¡Bendita sea la cruz de Cristo!

ORACIÓN Señor Jesús, en el silencio de esta tarde se oye tu voz: «Tengo sed. Tengo sed de tu amor» [Jn 19, 28].

En el silencio de esta noche se oye tu oración: «Padre, perdónales. Padre, perdónales» [Lc 23, 34].

En el silencio de la historia se escucha tu grito: «Todo está cumplido» [Jn 19, 30].

¿Qué es lo que se ha cumplido? «Os he dado todo, os he dicho todo, os he traído la más hermosa noticia: Dios es amor. Dios os ama».

En el silencio del corazón se siente la caricia de tu último don: «Ahí tienes a tu madre: a mi madre» [Jn 19, 27].

Gracias, Jesús, por haber confiado a María la misión de recordarnos cada día que el sentido de todo es el Amor: el amor de Dios plantado en el mundo como una cruz.

¡Gracias, Jesús!

DECIMOTERCERA ESTACIÓN Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Mateo 27,55.57-58; 17,22-23

Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderle. Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran Mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres y lo matarán, pero resucitará al tercer día». Ellos se pusieron muy tristes.

MEDITACIÓN Se ha perpetrado el delito: nosotros hemos matado a Jesús [Zc 12, 10].

Y las llagas de Cristo arden en el corazón de María, mientras que un mismo dolor abraza a la Madre con el Hijo.

La Piedad. Sí, la Piedad grita, conmueve e hiere

incluso a quien está acostumbrado a herir.

La Piedad. A nosotros nos parece que tenemos compasión de Dios, y, en cambio –una vez más– es Dios quien tiene compasión de nosotros

La Piedad. El dolor ya no es desesperado y jamás lo será, porque Dios ha venido a sufrir con nosotros.

Y con Dios, ¿cómo se puede desesperar?

ORACIÓN María, en el Hijo abrazas a cada hijo y sientes el desgarro de todas las madres del mundo.

María, tus lágrimas pasan de siglo en siglo y riegan los rostros y lloran el llanto de todos.

María, tú conoces el dolor... pero crees. Crees que las nubes no apagan el sol, crees que la noche prepara la aurora.

María, tú que has cantado el Magnificat [Lc 1, 46-55], entónanos el canto que vence el dolor como un parto del que nace la vida.

María, ruega por nosotros. Ruega para que llegue también hasta nosotros el contagio de la verdadera esperanza.

DECIMOCUARTA ESTACIÓN Jesús es puesto en el sepulcro

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector 1:

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 59-61

José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro. Lectura del libro de los Salmos 15, 9-11

Por eso se me alegra el corazón se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

MEDITACIÓN A veces la vida se asemeja a un largo y melancólico sábado santo. Todo parece haber terminado, se diría que triunfa el malvado, que el mal es más fuerte que el bien [Jr 12,1; Ha 1, 13].

Pero la fe nos hace ver a lo lejos, nos hace vislumbrar la luz de un nuevo día más allá de este día. La fe nos garantiza que la última palabra la tiene Dios: solamente Dios.

La fe es verdaderamente una lamparilla, pero es la única que ilumina la noche del mundo: su llama humilde se funde con las primeras luces del día: el día de Cristo Resucitado.

La historia, pues, no termina en el sepulcro, sino que brota en el sepulcro: así lo prometió Jesús [Lc 18, 31-33], así fue, y así será [Rm 8, 18-23].

ORACIÓN Señor Jesús, el Viernes Santo es el día de las tinieblas, el día del odio insensato, el día de la muerte del Justo. Pero el Viernes Santo no es la última palabra: la última palabra es la Pascua, el triunfo de la Vida, la victoria del Bien sobre el mal.

Señor Jesús, el Sábado Santo es el día del vacío, el día del miedo y del desconcierto, el día en que todo parece haber terminado.

Pero el Sábado Santo no es el último día: El último día es la Pascua, la Luz que se enciende de nuevo, el Amor que derrota todos los odios.

Señor Jesús, mientras se concluye nuestro Viernes Santo y se repite la angustia de tantos Sábados Santos, danos la fe inquebrantable de María para creer en la verdad de la Pascua; danos su límpida mirada para ver los reflejos que anuncian el último día de la historia: «un cielo nuevo y una tierra nueva» [Ap 21, 1] ya comenzada en ti, Jesús Crucificado y Resucitado. Amén.

VIA CRUCIS II

VIACRUCIS CON TEXTOS DE PAUL CLAUDEL

Guía:

Oremos

Sacerdote:

Ven, Espíritu Santo,ilumina nuestras mentes y nuestros corazones,para que comprendamos el significado profundoque tiene hoy el camino de la cruzpara nosotros,para toda la Iglesia,para el mundo.

A Ti, divino Amor,con el Padre y el Hijotodo honor y gloriapor los siglos de los siglos.

Todos:

Amén.

PRIMERA ESTACIÓNJESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:¡Se ha acabado! Hemos juzgado a Dios y lo hemos condenado a muerte.No queremos tener más a Jesús entre nosotros, porque nos

estorba.¡No tenemos otro rey que el césar!¡No tenemos otra ley que la sangre y el oro!¡Crucificadle, si queréis, pero libradnos de Él! ¡Que se lo lleven!Tolle! Tolle! ¡Qué le vamos a hacer!¡Es necesario que Él sea inmolado y que se nos dé a Barrabás!

Pilatos está sentado en el lugar llamado Gabbata.“¿No respondes nada?”, pregunta Pilatos.Y Jesús no responde.“No encuentro mal alguno en ese hombre”, dice Pilatos,“Pero, ¡bah! ¡Que muera, si así lo queréis! Os lo entrego. Ecce homo”.

Helo aquí, la corona en la cabeza y la púrpura sobre los hombros.

¡Por última vez nos dirige su mirada llena de lágrimas y sangre!¿Qué podemos hacer? ¡Imposible hacer algo para tenerlo entre nosotros por más

tiempo!¡Y se ve a la gente gritando y al juez lavándose las manos!

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos:Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

SEGUNDA ESTACIÓNJESÚS ES CARGADO CON LA CRUZ

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:Le devuelven sus vestidos y le traen la cruz.“¡Salve, oh cruz, dice Jesús, que tanto tiempo he deseado!”¡Y tú, cristiano, mira y tiembla!¡Ah, qué instante solemne, aquel en que Jesús acepta por primera vez la cruz eterna!¡Oh cumplimiento consumado, en este día, del árbol del

Paraíso!Mira, pecador, y ve a qué ha servido tu pecado.¡Ningún crimen sin un Dios arriba y ninguna cruz sin Cristo!

¡Ah, qué larga es la cruz, qué enorme y difícil!¡Qué dura y qué rígida!¡Qué pesante el peso del inútil pecador!¡Qué inmensa para llevar, paso a paso, hasta morir en ella!¿Es que la vas a llevar Tú solo, Señor Jesús?Hazme paciente, a mi vez, bajo el leño que Tú quieres que

cargue.Porque es necesario que llevemos la cruzantes de que la cruz nos lleve.

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos:Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

TERCERA ESTACIÓNJESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:¡En marcha! Víctimas y verdugos a la vez,todos moviéndose hacia el Calvario.Dios, a quien se arrastra con una soga al cuello,de repente tambalea y cae a tierra.

¿Qué dices, Señor, de esta primera caída?Y puesto que ahora la experimentas, ¿qué piensas?¡Ese minuto en que caes y en que el peso mal cargado te abate!¿Cómo encuentras esa tierra que Tú has creado?¡Ah! No sólo el camino del bien es áspero,también el del mal es pérfido y vertiginoso.

¡Ah ! Señor, por esas rodillas sagradas,esas dos rodillas que te han fallado a la vez,por el sobresalto repentino y la caída a la entrada de la terrible

Vía,por el falso paso que has dado, por la tierra que has probado,¡sálvanos del Primer pecado cometido por sorpresa!

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos:Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

CUARTA ESTACIÓNJESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:Oh madres que habéis visto morir al hijo primogénito y único,recordad esa noche, la última, al lado del hijo que gime.Recordad el agua que se le da para beber, el hielo, el

termómetro,y la muerte que viene poco a poco,y que ya no es posible ignorar.

La cuarta estación es María que todo lo acepta.En una esquina de la calle Ella espera al Tesoro de toda

Pobreza.En sus ojos no hay ya lágrimas, en su boca no hay saliva.Ella no dice una palabra, sólo mira a Jesús que llega.Ella acepta.Ella acepta una vez más.Ella reprime el grito en su corazón fuerte y firme.Ella no dice una palabra, sólo mira a Jesús que llega.

La Madre mira a su Hijo, la Iglesia a su Redentor.El corazón de María se dirige casi violentamente hacia Jesús,como el grito de un soldado que muere.Ella se mantiene en pie ante Dios y le ofrece su corazón como

un libro.Nada hay en su corazón que rehúse o que retroceda.Ella acepta y mira a este hijo que ha concebido en su seno.Y no dice una sola palabra,sólo mira al Santo de los santos.

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos:Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

QUINTA ESTACIÓNJESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:Llega un momento en que todo se detiene,y no es posible seguir avanzando.Es ese el momento en el que nos sentimos como envueltosy Tú permites que también nosotros,incluso a la fuerza,seamos “usados” para llevar tu cruz.

Así Simón de Cireneque es uncido a este trozo de leño.El Cireneo lo empuña con fuerzay se pone en marcha detrás de Jesús,para que nada de la cruz arrastre,y así no quede perdido en el camino.

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos:Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

SEXTA ESTACIÓNLA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:Todos los discípulos han huido. El mismo Pedro lo niega en un momento de arrebato.Una mujer, entre los más feos insultos y en el círculo mismo de

la muerte,se lanza hacia adelante, se acerca a Jesúsy le toma el rostro entre sus manos.

Enséñanos, Verónica, a desafiar el respeto humano.Porque, aquél para quien Jesús no es sólo una imagen,sino una persona verdadera,llega a ser para los demás hombres desagradable y sospechoso.Su proyecto de vida es diverso, sus motivos no son los de ellos.Hay siempre algo en él que se les escapay parece de otro mundo.

Déjanos mirar una vez más, Verónica,el rostro del Santo Viandante,en el lienzo en que lo has recogido.¡Ese velo piadoso de lino en que Verónica ha ocultadoel rostro del Vendimiador en el día de su ebriedad,para que su imagen se adhiriera en él eternamente,hecha con su sangre, sus lágrimas y nuestros desprecios!

Sacerdote: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

SÉPTIMA ESTACIÓNJESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:No es la piedra bajo el pie, ni la cuerda al cuello tirada con fuerza,es el alma la que falla de repente.¡Oh centro de nuestra vida!¡Oh caída espontánea y natural!Cuando al amante le falta el Norte y a la fe el firmamento,porque el camino es largo y el final lejano,porque se está en soledad totaly no hay consolación.

¡Oh tiempo interminable! ¡Oh disgusto secreto que se acrecientacon la orden terminante, inflexible, y este leño compañero!¡Al caer extiendes los dos brazos a la vez,y ya no caes sobre las rodillas, sino sobre el rostro!El cuerpo cae, es verdad,pero el alma al mismo tiempo ha consentido.

Sálvanos de la Segunda caídaque se comete voluntariamente por aburrimiento.

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos:Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

OCTAVA ESTACIÓNJESÚS CONSUELA A LAS SANTAS MUJERES

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:Antes de subir por última vez a la montaña,Jesús alza el dedo dirigiéndose hacia el pueblo que lo sigue,algunas pobres mujeres llorosas con sus pequeños en brazos.

Y nosotros, no nos limitemos a mirar,escuchemos a Jesús, que nos habla ahí.No es sólo un hombre que alza el dedoen medio de esta pobre representación pictórica;es Dios que por nuestra salvación no ha sufrido únicamente en una pintura. Entonces, este hombre era el Dios todopoderoso...¡Así es!Sí, ha habido un día en que Dios ha sufrido por nosotros.

¿Qué es, pues, el pecado, para que hayamos sido rescatados a tan alto precio?Y la salvación del hombre, ¿es una cosa de poca monta, si el

Hijo,para llevarla a cabo, ha sido arrancado del seno del Padre?Y si así es el Paraíso, ¿qué será el infierno?¿Qué será del leño muerto, si así se trata al leño verde?

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos:Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

NOVENA ESTACIÓNJESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:“Yo he caído de nuevo y, esta vez, es el fin.Quisiera alzarme, pero no puedo.Porque he sido exprimido como la uva,y el hombre que llevo sobre los hombros es demasiado pesado.¡He hecho el mal, y es demasiado pesado el hombre caído conmigo!Muramos, pues, que es más fácil estar rostro en tierra que mantenerse en pie.¡Preferible morir que vivir, estar sobre la cruz que no abajo!

¡Sálvanos del Tercer pecado, el de la desesperación!Nada está perdido mientras quede la muerte por beber!¡Con este leño he terminado, pero me quedan los clavos!Jesús cae una tercera vez, pero en la cumbre del Calvario.

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

DÉCIMA ESTACIÓNJESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:He aquí la era en que el grano de trigo celeste es venteado.Dios está desnudo, el velo del Tabernáculo está rasgado.La mano se carga contra Dios, la Carne se estremece.El universo, tocado en sus raíces, tiembla hasta el hondón de sus entrañas.

Nosotros, después de que le han quitado la túnica sin costura y los vestidos,

elevamos los ojos y osamos mirar a Jesús, todo pureza.No te han dejado nada, Señor,se han tomado todo,incluso el vestido que se adhiere a la carne.Han tomado todo.

Se han tomado todo. Pero, queda la sangre escarlata.Se han tomado todo. Pero, queda la herida que estalla.Dios está escondido. Pero, queda el hombre del dolor.Dios está escondido. Pero, Él es mi hermano que llora.¡Por tu humillación, Señor, por tu deshonra, ten piedad de los vencidos, del débil a quien el fuerte se impone!¡Por el horror de este último vestido que te arrancan,ten piedad de todos aquellos que son lacerados!Ten piedad de este terrible amor egoísta que hemos de arrancarnos del corazón!

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

UNDÉCIMA ESTACIÓNJESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:Se han sentado sobre Ti, tienen la rodilla en tu corazón.La mano que el verdugo retuerce, ¡es la diestra del

Omnipotente!Han atado al Cordero por los pies, han clavado al Omnipresente.Se marca a tiza sobre la cruz su estatura y la envergadura de

sus brazos.Y cuando está a punto para saborear nuestros clavos,se nos hace visible toda su figura.

¡Tiran! Y el cuerpo, medio dislocado, cruje y gime.Es pisoteado como en el lagar,es angustiosamente descuartizado.Para que halle justificación el profeta que lo ha predicho:“Han atravesado mis manos y mis pies y se pueden contar

todos mis huesos”.

Estás sujeto, Señor, y no puedes escapar.Estás clavado en la cruz por las manos y los pies.No hay que buscar respuestas en el cielo, como hacen el hereje

y el loco.¡Me basta este Dios, clavado con cuatro clavos!

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

DUODÉCIMA ESTACIÓNJESÚS MUERE EN LA CRUZ

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:Ha sufrido largo tiempo, es verdad, pero ahora está por morir.La Gran Cruz, en la noche, se agita dulcemente con el Dios que

respira.Nada falta. No queda sino dejar hacer al Instrumento,que exprime y estira toda la capacidad que en Él hay de sufrir,que, como de una fuente, mana de su cuerpo, de su alma y de la unión hipostática.

¡Por tres horas, solo, y saborea el Vino, la ignorancia invencible del hombre

ante el ocultamiento de Dios!Huésped de nuestra carne siente el peso de la carney su frente se inclina poco a poco.Ya no ve a su Madre y el Padre lo abandona.Saborea la copa y la muerte que lentamente lo envenena.¿No te es suficiente este vino agrio y mezclado con agua,para que te yergas de improviso y grites: “Tengo sed”?

¿Tú, Señor, tienes sed? ¿Es a mí a quien hablas?¿Es de mí y de mi pecado de quien tienes todavía necesidad?¿Soy yo el único que falto, antes de que todo sea cumplido?

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

DÉCIMOTERCERA ESTACIÓNJESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:La pasión termina, la compasión continúa.Cristo ya no está en la cruz, está con María que lo ha acogido.Como un día lo acogió, al serle prometido,ahora lo acoge, cuando todo se ha cumplido.El Cristo que ha sufrido a los ojos de todos,de nuevo está escondido en el seno de su Madre.

La Iglesia acoge entre sus brazos para siemprea su bien amado.El que es de Dios, el que es de María, y lo que el hombre ha hecho,todo ello con María, bajo su manto, para siempre.Ella lo ha recibido, ella ve, ella toca, ella ora, ella llora, ella admira.Ella es el sudario y el ungüento, ella es la sepultura y la mirra.Ella es el sacerdote y el altary el cáliz y el Cenáculo.Aquí termina la Cruz y comienza el Tabernáculo.

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

DÉCIMOCUARTA ESTACIÓNJESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO

Sacerdote: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector:La tumba en la que Cristo,tras haber sufrido hasta la muerte, es depuesto;la cueva, abierta a toda prisa,para que Él duerma su nocheantes de que el Traspasado resucite y suba al Padre,no es solamente este sepulcro nuevo, es mi carne,es el hombre, tu criatura, más profunda que la misma tierra.

Ahora que su corazón está abiertoy sus manos están perforadas,no existe una sola cruz entre los hombresa la que su cuerpo no se adapte,no existe pecado entre los hombresque sus llagas no sanen.

¡Señor del mundo!, ven hacia nosotrosdesde el altar en que te has escondido.¡Ven, Señor! Que tu creatura está abiertay ha logrado una profundidad inefable!

Sacerdote:Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Todos: Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

Guía:

Oremos

Sacerdote:

Nos hemos confiado a tu Cruz, oh Creador de la eternidad,que nos la has dado como protección contra el enemigo.Te suplicamos que con Ella nos protejas,oh Salvador.

Todos:

Amén.

Sacerdote:

Te damos gracias...

Conclusión de estos Ejercicios.

“Hay muchas tentaciones que debéis afrontar cada día —droga, dinero, sexo, pornografía, alcohol— y que el mundo os dice que os darán felicidad, cuando, en verdad, estas cosas son destructivas y crean división. Sólo una cosa permanece: el amor personal de Jesús por cada uno de vosotros. Buscadlo, conocedlo y amadlo, y él os liberará de la esclavitud de la existencia deslumbrante, pero superficial, que propone frecuentemente la sociedad actual. Dejad de lado todo lo que es indigno y descubrid vuestra propia dignidad como hijos de Dios”58.

58 BENEDICTO XVI, homilía del 16 de septiembre en el Bellahouston Park de Glasgow Inglaterra.