Creación Efímera Revista

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1 Efímera Revista Vol. 8 (9), noviembre 2017, e012. eISSN: 2444-8524 - ISSN-L: 2172-5934 Creación Efímera Revista Vol. 8 (9), noviembre 2017, e012 eISSN: 2444-8524 ISSN-L: 2172-5934 Llámame texto, solamente texto Eleonora Fabião (Universidad Federal de Río de Janeiro) [email protected] Propuesta invitada Recibido: 18/08/2017 Publicado: 29/11/2017 Resumen Este texto presenta MOVIMENTO HO, una acción concebida por Eleonora Fabião y realizada por muchos en noviembre de 2016 en la ciudad de Río de Janeiro. Durante siete días, 4.700 ladrillos, un grupo de personas, tres libros y un camión, entre otras cosas, se movieron unos a otros por diversos espacios y dimensiones performativas. La acción comenzó en el Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica (situado en el centro de Río) y terminó con la llegada a la Casa de las Mujeres de la Maré (situada en el Complejo de la Maré, Parque Unión). Palabras clave: arte de acción, performance, materia fantasma, colaboración, ética de las cosas. Call me text, only text Abstract This essay presents the MOVIMENTO HO (HO MOVEMENT), an action conceived by Eleonora Fabião and performed by many, on November 2016 in the city of Rio de Janeiro. During seven days, 4.700 bricks, a group of people, three books and a truck, among other things, moved one another through varied spaces and performative dimensions. The action started at Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica (located in downtown Rio) and ended with the arrival at Casa das Mulheres da Maré (Women›s House of Maré - located at Complexo da Maré, União Park). Keywords: action art; performance; ghostly matter; collaboration; ethics of things. Aquí estamos. Finalmente. Después de todo lo que ocurrió y continúa ocurriendo y continuará ocurriendo. Todos nosotros, aquí. El teléfono suena, siempre hay una llamada, una conexión, no hay escapatoria; noticias del niño, siempre hay un niño, un sol, una nube, el campo, la calle, una esquina, el otro lado, el dentro, escaleras adentro, una puerta, libros, ladrillos y movimiento. Movimiento, movimiento y movimiento. Aquí estamos y, como siempre, sin pronombre adecuado para decir el tipo de «nosotros» que realmente somos. Un «nosotros» que, independientemente de los deseos y modos de desear individuales, incluye todos «nosotros». No solamente yo, tú y todos los otros, sino todo. Todo lo que hay. Nosotros todo. Quizá no se pueda decir con pronombres. Quizá no se pueden emplear pronombres personales para expresar este tipo de «nosotros», sino reconocer, respetuosamente, que nuestra comaterialidad es de hecho, que nuestra coexistencia nos hace, que nuestra coconstitución es el centro del movimiento, que la diferencia es lo que tenemos en común. Nosotros, las cosas contables y las incontables. Los contados y los no contados. Aquí estamos. Finalmente. Después de todo lo que ocurrió y continúa ocurriendo y continuará ocurriendo. Esta cosa sobre la cual quiero hablarle surgió primero como una idea. Una idea-cosa. Yo (los pronombres me están volviendo loca hoy) tuve esta idea; o mejor, yo (los pronombres me están volviendo loca) fui pensada por una idea; o incluso, yo (los pronombres

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Creación Efímera RevistaVol. 8 (9), noviembre 2017, e012

eISSN: 2444-8524ISSN-L: 2172-5934

Llámame texto, solamente textoEleonora Fabião (Universidad Federal de Río de Janeiro)[email protected]

Propuesta invitadaRecibido: 18/08/2017Publicado: 29/11/2017

ResumenEste texto presenta MOVIMENTO HO, una acción concebida por Eleonora Fabião y realizada por muchos en noviembre de 2016 en la ciudad de Río de Janeiro. Durante siete días, 4.700 ladrillos, un grupo de personas, tres libros y un camión, entre otras cosas, se movieron unos a otros por diversos espacios y dimensiones performativas. La acción comenzó en el Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica (situado en el centro de Río) y terminó con la llegada a la Casa de las Mujeres de la Maré (situada en el Complejo de la Maré, Parque Unión).

Palabras clave: arte de acción, performance, materia fantasma, colaboración, ética de las cosas.

Call me text, only textAbstractThis essay presents the MOVIMENTO HO (HO MOVEMENT), an action conceived by Eleonora Fabião and performed by many, on November 2016 in the city of Rio de Janeiro. During seven days, 4.700 bricks, a group of people, three books and a truck, among other things, moved one another through varied spaces and performative dimensions. The action started at Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica (located in downtown Rio) and ended with the arrival at Casa das Mulheres da Maré (Women›s House of Maré - located at Complexo da Maré, União Park).

Keywords: action art; performance; ghostly matter; collaboration; ethics of things.

Aquí estamos. Finalmente. Después de todo lo que ocurrió y continúa ocurriendo y continuará ocurriendo. Todos nosotros, aquí. El teléfono suena, siempre hay una llamada, una conexión, no hay escapatoria; noticias del niño, siempre hay un niño, un sol, una nube, el campo, la calle, una esquina, el otro lado, el dentro, escaleras adentro, una puerta, libros, ladrillos y movimiento. Movimiento, movimiento y movimiento.

Aquí estamos y, como siempre, sin pronombre adecuado para decir el tipo de «nosotros» que realmente somos. Un «nosotros» que, independientemente de los deseos y modos de desear individuales, incluye todos «nosotros». No solamente yo, tú y todos los otros, sino todo. Todo lo que hay. Nosotros todo. Quizá no se pueda decir con pronombres. Quizá no se pueden emplear

pronombres personales para expresar este tipo de «nosotros», sino reconocer, respetuosamente, que nuestra comaterialidad es de hecho, que nuestra coexistencia nos hace, que nuestra coconstitución es el centro del movimiento, que la diferencia es lo que tenemos en común. Nosotros, las cosas contables y las incontables. Los contados y los no contados. Aquí estamos. Finalmente. Después de todo lo que ocurrió y continúa ocurriendo y continuará ocurriendo.

Esta cosa sobre la cual quiero hablarle surgió primero como una idea. Una idea-cosa. Yo (los pronombres me están volviendo loca hoy) tuve esta idea; o mejor, yo (los pronombres me están volviendo loca) fui pensada por una idea; o incluso, yo (los pronombres

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ElEonora Fabião

me están revolviendo) fui atacada por ella. El resultado fue el siguiente programa performativo:

Ocupar con 4.700 ladrillos, 3 libros y 7 personas parte del piso bajo y alrededores del Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica durante 7 días seguidos. Desconectar la electricidad de las galerías, abrir todas las ventanas y puertas, y pintar una de las paredes de amarillo 100%. Del lunes al domingo, hacer y deshacer composiciones, formar y desformar espacios, mover y ser movidos. Aceptar la ayuda de quien quiera ayudar. Construir, seguir construyendo, seguir aprendiendo a construir. A mitad de la semana, abrir una ronda de conversaciones. Y, en el último día, transportar los ladrillos y los libros para la Casa de las Mujeres de la Maré, un proyecto de la ONG Redes en el Complejo de la Maré. Los ladrillos se transformarán en el cuarto y último piso de la Casa y los libros formarán parte de la biblioteca.

Este programa se convirtió en una acción realizada entre el lunes, día 31 de octubre, y el domingo, día 6 de noviembre de 2016. La acción finalizó con la entrega de los libros y el apilamiento de los ladrillos frente a la Casa de las Mujeres de la Maré. El título, MOVIMENTO HO (MOVIMIENTO HO), se refiere tanto al local donde ocurrió la acción mayormente, el Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica, como también, a modo de homenaje, al artista que da nombre al lugar: Hélio Oiticica. Aquel que escribió: «El objeto es el descubrimiento del mundo en cada instante. […] La conceptualización y formulación del objeto no es nada más que un puente para el descubrimiento del instante, OBJETacto»(Oiticica, 1968: 26-27). Aquel que dijo: «Crear no es la tarea del artista. Su tarea es cambiar el valor de las cosas». Nada más, nada menos. La cosa es cambiar la cosa-valor de las cosas. HO, el experimentalista experimental, el alquimista mundano, estaba buscando una nueva objetividad, y en consonancia, nuevos modos de subjetivación y de existencia. Nada más, nada menos. Esa era su cosa.

El Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica (CMAHO) se encuentra situado a unos 12 kilómetros de distancia de la Casa de las Mujeres en el Complejo de la Maré —una de las mayores concentraciones de favelas en Río con casi 130.000 habitantes—. Situado en el llamado «centro de la ciudad», el CMAHO ocupa un edificio neoclásico de tres pisos originariamente construido para albergar un conservatorio de música. Considerado su año de inauguración 1872, podemos suponer que fue levantado con mano de obra esclava. Actualmente, el edificio está rodeado de tiendas de productos

made in China, librerías de libros nuevos y usados, galerías de arte contemporáneo, teatros, bares, aparcamientos, iglesias, puntos de venta de droga y de prostitución. Situado en la calle Luís de Camões (poeta portugués del siglo XVI que escribió: «En los peligros grandes, el temor es muchas veces mayor que el peligro»), esquina con la calle Emperatriz Leopoldina (archiduquesa austriaca de la casa de los Habsburgo que se casó con el príncipe heredero del trono portugués, Pedro de Alcántara, y fue una de las principales articuladoras de la independencia de Brasil en 1822), el CMAHO alberga exposiciones, cursos y eventos culturales. Desafortunadamente, este espacio municipal está muy poco asistido por el Gobierno actual y, gracias al esfuerzo de sus gestores y colaboradores, sobrevive a un plan político de derrumbe cultural.

Sin embargo, vea, estos no son simplemente datos históricos e informaciones contextuales para situar el MOVIMENTO HO. El antiguo conservatorio de música, la mano esclava, el poeta portugués y la archiduquesa austriaca; los arcos de piedra de la fachada, el piso de granito de las galerías, y las aceras de piedra negra y blanca; el vigor experimental y suprasensorial de Hélio Oiticia —sus trabajos, paleta, palabras y política—; y también las baratijas made in China y la circulación de necrovalores; la cocaína, el crack y la circulación de narco-valores; los proxenetas y la circulación de porno-valores; el desmontaje de políticas públicas y la banalización de las atrocidades neoliberales; la producción y diseminación de muchos tipos de arte, sus transvaloraciones y perpetuaciones; todo eso, todo eso y más, mucho más, no son simplemente datos contextuales e informaciones históricas. Son fuerzas. Fuerzas concretas que generan campo. Un campo de fuerzas formado por agenciamientos humanos y no humanos, arquitectónicos y discursivos, tangibles e intangibles, visibles e invisibles. El MOVIMENTO HO ocurre en esa zona densa: un campo de fuerzas transtemporales, de circulaciones sociopolíticas e histórico-afectivas.

El primer movimiento del MOVIMENTO HO fue reconocer el CMAHO y sus alrededores no como un lugar específico para ser ocupado, sino como una zona altamente cargada de fuerzas conflictivas y móviles para moverse con. Del mismo modo, las materias que están allí no son ocupantes inertes, sino elementos activos movilizados por las corrientes transtemporales, sociopolíticas e histórico-afectivas del espacio que ellas mismas constituyen en su metamorfosis continua. Espacio y materia son radicalmente coimplicados y comparten un elemento común: movimiento; materia y espacio

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se coconstituyen por «intraacción» (interacción sería poco). Karen Barad escribió en un ensayo bellamente titulado ¿Cuál es la medida de la nada? Infinito, virtualidad, justicia: «una abertura radical, una infinidad de posibilidades, están en el centro de la materialización. [...] La materia no es nunca materia ya constituida». La abertura radical de la materia (a pesar de su densidad) y la densidad radical del espacio (a pesar de su abertura), sus confusiones (y combustiones) sin fin, animan el MOVIMENTO HO. Un MOVIMENTO que, extrañamente, se pregunta y nos pregunta: ¿qué es la materia del espacio? El teléfono suena. La materia del espacio. Qué cosa. Me siento extraña pensando esto. Pensando en esto. Todo se hace extraño. Buena señal.

Yo (otra vez ese pronombre, esa imprecisión, esa claustrofobia lingüística) me siento en la acera de la esquina entre las calles Luís de Camões y Emperatriz Leopoldina. Me apoyo contra la pared del edificio del siglo XIX y siento mis pulmones, aire dentro, pulmones, aire fuera. Olores fuertes —humo de cigarrillo, carne asada y orín—. Miro las tiendas, las personas; sus manos, mis manos, manos. A mi lado, un niño casi estalla de risa y se va corriendo. Cierro los ojos y la viscosidad de este lugar específico se vuelve perceptible. «Espacio» es aquí también un asunto de materia fantasma. El espacio como masa fantasmal donde nosotros, los denominados vivos, nos movemos y somos movidos. Me acuerdo del pensamiento de Avery Gordon (cfr. Gordon, 1997): hay fuerzas sociales pasadas que siguen moldeando las vidas presentes. La materia fantasma sería lo que sigue resonando y actuando en este instante. Muy aquí, muy ahora. El MOVIMENTO HO reconoce y asume la materialidad sutil y brutal de lo fantasmático. El MOVIMENTO HO es una investigación y un confrontamiento con la materialidad del espacio (sea lo que sea).

4.700 ladrillos de barro cocido. Más de 9 toneladas de material y un hecho: el actual desmantelamiento sociopolítico de Brasil orquestado por los Gobiernos locales, regionales y federales, los supuestos representantes y defensores de los derechos de los ciudadanos, con la colaboración de grupos conservadores radicales. Ladrillos hechos de tierra, agua, aire y fuego. Cada uno, midiendo aproximadamente 20 × 20 × 20 cm y con diez agujeros (hay ladrillos de seis y de ocho agujeros, sin embargo, considerando las circunstancias, cuanto más entradas y salidas, mejor). Estos ladrillos son firmes y variables —varían no solo de un lote a otro, sino en el mismo lote—. Los ladrillos de barro tienen una gran capacidad de acomodación y resistencia mecánica; si se mueven con el debido cuidado, se rompen poco, pero sueltan mucho polvo. Absorben una tremenda cantidad de agua —las manos se quedan resecas y es necesario beber unos tres vasos de agua cada hora y media—.

3 libros. Todos copias de AÇÕES —una publicación que presenta trabajos que he venido realizando en calles de diversas ciudades desde 2008—(cfr. Fabiao, 2015). El libro es también material para la realización de nuevas acciones (así como los ladrillos). Según se dice en la portada:

Está prohibido vender este libro. AÇÕES fue hecho para ser regalado, recibido, cambiado, perdido, encontrado, perdido a propósito, donado, presentado, prestado, pasado adelante. Ni vendido, ni comprado. Incluso, si se encuentra en una librería, podrá ser adquirido sin coste; basta preguntar al librero. Dejaré ejemplares en asientos de autobús, metro, plazas, iglesias, en mesas de bares y discotecas, en sucursales de banco, supermercados, capós de coches, playas, cascadas y ríos. Varios ejemplares serán enviados a bibliotecas nacionales e internacionales o entregados, en mano, en eventos específicos. Puedo afirmar que a este libro le gusta el movimiento inmensamente. La propuesta es dar continuidad a la movida performativa iniciada en las calles. Lo que interesa es el arte de la iniciativa.

AÇÕES no tiene precio y, siendo así, no circula como mercancía. Este libro es un regalo y, por tanto, no hay cómo robarlo. Por definición, no es ni vendible ni robable.

Las preguntas también fueron material de trabajo. Al final, las performances derivan de preguntas para generar más preguntas. La confrontación con preguntas es el propio trabajo. ¿Qué es importante o qué es fundamental añadir a nuestro mundo hoy?

Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica (fotografía tomada de la web http://www.panoramio.com/photo/95413770

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ElEonora Fabião

¿Qué acciones, qué imágenes, qué sensibilidades, qué modos relacionales? ¿Qué experiencias nos queremos proporcionar a nosotros mismos y a los otros? ¿A nuestros conciudadanos? ¿Qué actos construyen las ciudades en las que queremos vivir? ¿Qué modos de producción (objetivos y subjetivos) son adecuados para cada trabajo? ¿Qué economías (materiales e inmateriales) queremos generar a partir de nuestras acciones? ¿Y cuándo, exactamente, performar? ¿Dónde? ¿Dentro o fuera de los espacios y circuitos del arte? ¿Cuánto y cómo de lejos? ¿Cuánto y cómo de dentro? ¿Y para quién? ¿Con quién? ¿Qué afectos será capaz de poner en circulación el trabajo y cuáles será capaz de bloquear? Y, como siempre, una pregunta embarazosamente básica, la pregunta perturbadoramente recurrente: ¿qué queremos que la performance sea y mueva?

Los colaboradores convidados para trabajar diariamente en CMAHO eran artistas de performance, danza, vídeo, cine y teatro. Ciudadanos de Río de Janeiro, amigos, y la mayoría, participantes de trabajos anteriores: André Telles, Elilson, Felipe Ribeiro, Maria Acselrad, Mariah Valeiras y Viniciús Arneiro (André y Felipe también fotografiando y filmando). Todos queríamos vivir este programa, conocer sus afectos y efectos, experimentar sus tensiones y distensiones. Estábamos disponibles para todo tipo de encuentro e intercambio. A lo largo de la semana, muchas personas se juntaron con nosotros para mirar, conversar, leer el libro o poner las manos en la masa. Algunos movieron ladrillos durante algunos minutos, otros, durante días enteros y algunos otros, durante casi toda la semana. Todos tuvimos que negociar y ajustar permanentemente nuestras posiciones, perspectivas, expectativas, sensibilidades, deseos, necesidades, humores. Nosotros éramos la materia humana (sea lo que sea) del MOVIMENTO HO.

Ladrillos, libros, preguntas, gente, programa, materia fantasma, dedicación, determinación, negociación, fricciones y la inaceptable situación sociopolítica brasileña. Estábamos todos allí. Y muchos más. Innumerables. Contables e incontables. Contados y no contados. Y, desde entonces, sigo buscando palabras para decir el tipo de «nosotros» que formamos y performamos.

Cada día tenía un título de acuerdo con su respectiva proposición escultórica: 7 días, 7 títulos, 7 proposiciones. Mientras tanto, en el momento mismo en que concluíamos cada proposición, la construcción ya era ruina, una vez que había sido construida exclusivamente para ser deshecha. O, incluso durante el proceso de construcción, la

transitoriedad desde siempre esculpía las cosas. La transitoriedad era el elemento estable del MOVIMENTO HO.

En términos del arte de la performance, experimentar no es suficiente; es preciso experimentar la experiencia de la experiencia; experimentar la experiencia redoblada. Y, en el MOVIMENTO HO, la motivación era experimentar la experiencia de experimentar una experiencia colectivamente.

Pesos, volúmenes, cantidades y tiempos fueron previa y cuidadosamente calculados con ayuda de una arquitecta, Anna Backheuser. Las técnicas de apilamiento y «amarre» las aprendí con un experimentado maestro de obras, el Sr. Aurimar Nascimento («amarre» es el término técnico; dependiendo de la manera como apilamos los ladrillos, estos se «atan» mejor o peor unos a otros). Entonces, matemáticamente, sabíamos que todas las proposiciones imaginadas eran factibles. Sin embargo, no sabíamos cómo realizarlas puesto que ninguno de nosotros había trabajado antes con tantos ladrillos. O sea, las dosis de saber y de no saber también fueron cuidadosamente calculadas. Aprenderíamos juntos, razonando dialógicamente y probando caminos a cada paso.

Las cuentas fueron incontables. ¿Cuántos ladrillos son necesarios para cubrir el suelo de las cuatro galerías? ¿Cuántos segundos son necesarios para mover un ladrillo cinco metros? ¿Cuál es la medida de una línea simple compuesta por todos los ladrillos? Sin usar cemento, ¿cuál sería la altura máxima y la longitud mínima de una columna estable? ¿Cuántas personas moverían todos los ladrillos afuera del edificio y de nuevo para adentro en ocho horas? ¿Dónde colocar un muro de dos metros de alto y nueve metros de longitud en este espacio? No, esto no es una buena idea. Levantar muros innecesarios es evocar malos fantasmas. Próxima pregunta, por favor.

Hay aquí dos voces estructurantes permeándolo todo. Izabela Pucu y Tania Rivera son las dos curadoras del proyecto. El MOVIMENTO HO nace de la invitación que las dos me hicieron para realizar una exposición individual en el Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica que, a su vez, patrocinaría el proyecto (el centro es un espacio vinculado a la

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Secretaría Municipal de Cultura de Río de Janeiro). Izabela, entonces directora del CMAHO, aceptó mis propuestas —quitar las paredes falsas de las galerías, desconectar la electricidad, abrir todas las ventanas y puertas— sin restricciones. Su administración buscó crear un centro de arte no solamente abierto al público, sino abierto a la calle; un espacio institucional poroso, marcadamente permeable a sus alrededores. Una vez, Izabela me dijo, mientras decenas de ladrillos volaban a nuestro alrededor, que un movimiento como aquel era el sueño de cualquier director-curador. Sonreí y comenté las dificultades a las que se enfrentan los artistas de la performance para realizar acciones marcadamente físicas y de larga duración en museos y galerías por todo el mundo, nuestras negociaciones infinitas. Ella sonrió de vuelta. Tania incentivó que el trabajo se llamase MOVIMENTO HO a la inversa de ACCIÓN HO. Fue después de una conversación con ella sobre el delirio en un bar llamado Amarelinho en la Cinelândia (al lado de la Cámara Municipal, del Teatro Municipal y de la Biblioteca Nacional) que concebí el tamaño y el peso del MOVIMENTO. Tania escribió una vez: «Lo extraño es a veces otro nombre para la poesía» (Rivera, 2015: 296).

Otra materia determinante del MOVIMENTO HO fue la colaboración establecida con la ONG Redes de Desenvolvimento da Maré (Redes de Desarrollo de la Maré), institución de la sociedad civil volcada en el desarrollo social cuyo trabajo sigo desde hace tiempo. El diálogo con Eliana Sousa Silva, directora de las Redes, estuvo mediado por Silvia Soter, dramaturga de danza, profesora y colaboradora en diferentes proyectos sociales, artísticos y pedagógicos en la Maré. Silvia me contó que estaban construyendo la Casa de las Mujeres y necesitaban material para levantar el cuarto piso –el piso proyectado para albergar los servicios psicológicos y jurídicos; y que sí, que les gustaría ser los receptores de los ladrillos y libros del MOVIMENTO HO. Así que, en el domingo por la tarde nuestro programa performativo se concluyó con la entrega de los libros y el apilamiento de los ladrillos en frente de la Casa de las Mujeres. En este día, los materiales comenzaron a interaccionar con nuevos colaboradores y con otras fuerzas transtemporales, sociopolíticas e histórico-afectivas.

Día #1: «manta»Nuestro objetivo en el primer día de trabajo era cubrir con ladrillos, sin dejar espacios, el suelo de las cuatro galerías del piso de entrada del CMAHO. Fue así como se calculó la cantidad de 4.700. La manta, en un solo tiempo, calmaría y activaría aquel suelo.

Desde ese día en adelante, la sala de entrada permaneció permanentemente cubierta. O sea, para entrar en el espacio, los visitantes tendrían que caminar sobre los ladrillos (bien ajustados pero no amalgamados). Y, desde ese día en adelante, muchas personas preguntaron cuándo estaría lista la exposición para la visita.

Día #1: «manta»

Entrada: plano y contraplano; los círculos negros son una insta-lación permanente de Richard Serra en CMAHO

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Día #2: «enredadera»El segundo día fue el más complejo y era de esperar. Al final, son incontables las maneras de poner verticalmente ladrillos en las paredes. Pasamos toda la mañana caminando laberínticamente por opiniones y gustos (y por interpretaciones de opiniones y gustos). El giro emancipatorio solo se dio cuando fuimos capaces de formular preguntas comunes. Eso nos liberó de los individualismos y permitió que el trabajo hablase.

Las preguntas que elaboramos fueron eminentemente plásticas: ¿cómo captan, rebaten, absorben e irradian la luz los ladrillos? ¿Cómo producen y emanan sombra los ladrillos? ¿Cómo modificar el color de los agujeros de un ladrillo, volverlos negros o blancos de acuerdo con su posición en relación con la pared? A lo largo de la tarde consideramos las propuestas de cada uno y experimentamos juntos posibilidades. Creo que conseguimos, no sin mucho esfuerzo, escapar a la trampa de reducir aquel campo de fuerzas en un playground, que conseguimos evitar convertir una propuesta de trabajo colaborativo en una exposición colectiva de pequeñas esculturas individuales. Nada contra la creatividad individual —que sea siempre ejercida y, si se desea, compartida—, pero el MOVIMENTO HO era una invitación explícita a la colaboración, al contacto, a la fricción.

Día #3: «interior del exterior»Era 2 de noviembre, Día de los Muertos. Día de que los ladrillos salieran a la calle. Día de saludar al gran Hélio Oiticica. Día de celebrar la materia fantasma.

Día #2: «enredadera»

Día #3: «interior del exterior»

Día #3: «interior del exterior»

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Día #4: «exterior del interior»Para el final del cuarto día estaba prevista una rueda de conversaciones. La opción, una vez que el círculo ya estaba garantizado, fue construir una serie de líneas paralelas en el interior y en el exterior del edificio (líneas formando rayas de 69 cm de largo, perpendiculares a las «lenguas» construidas el día anterior). Estas también fueron concebidas como bancos para sentarnos a lo largo del encuentro; bancos que podrían ser movidos para acomodarnos mejor, dejando así vestigios de un círculo en el espacio rectilíneo.

A lo largo de la conversación, las palabras fueron colocadas con atención y cuidado. Un cuidado muy semejante a aquel que teníamos con el equipo del CMAHO, el edificio y los ladrillos. Ladrillos que se convertirían en el último piso de la Casa de las Mujeres, el piso más próximo al cielo. Durante la conversación, hablamos sobre la gratuidad y la intencionalidad, la materia y la memoria, la transitoriedad y la transitividad, la precariedad y la performance; hablamos sobre ritos sin mito; hablamos de Brasil. Discutimos el término «contracoreografía» —expresión articulada por Tania Rivera e Izabela Pucu en el texto curatorial colgado en la pared de entrada al espacio—:

Con ladrillos y gestos, el MOVIMENTO HO construirá un paisaje mutable. Durante siete días, ocho horas por día, Eleonora Fabião, sus colaboradores y quien aquí se ponga en movimiento —yo o tú— vamos a atravesar ventanas y puertas, con el cuerpo y con la mirada, en un ejercicio de hacer permeable la frontera entre la calle y la institución, entre la institución, el artista y el público. Gasto de energía, experiencia corporal (incluyendo la cabeza) que no implica «ni lucro, ni cura, ni salvación», como diría el artista. Movimiento en la dirección del otro movido por el deseo mismo de hacer pensar colectivamente, por la tentativa de la fricción entre arte y vida, cosa y poesía (aquello mismo que Hélio Oiticica buscaba al afirmar que «el museo es el mundo, es la experiencia cotidiana»). En las elecciones que traza el trabajo sentimos la proximidad del artista con la danza (las composiciones y recomposiciones de los ladrillos son contracoreografías); en el statement y en lo que el artista llama «programa», en el trabajo físico pragmático y desmitificado, su conversación con la performance norteamericana. El espacio está crudo, las ventanas están abiertas, la luz natural y su intensidad marcan el paso del tiempo a lo largo del día. Ninguna pared falsa habrá aquí donde nos moveremos, nos detendremos; a veces, conversaremos. En este espacio abierto se esbozará quizá entre nosotros un Movimiento (político, porque móvil) que se dispersará de repente en detalles singulares, en gestos ínfimos, en cuerpos distintos unos de otros —y, por esto mismo, capaces de transformarse mutuamente—.

Día #4: «exterior del interior»

Día #4: «exterior del interior»

Día #4: «exterior del interior»

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Día # 5: «desaparición»Una foto al final del quinto día:

Nuestro objetivo era hacer que los ladrillos desaparecieran. O, al menos, que quedaran muy bien escondidos.

Y como en el programa no hay mención a las herramientas o utensilios, lo que fue necesario a lo largo de los días fue construido con ladrillos, libros, manos, piernas, voluntad, diálogo, ojo, pensamiento, fricción, aire, atención y trabajo.

Día #6: «afirmación»El sexto día fue muy diferente de los anteriores. Teníamos solamente el título: «afirmación». La propuesta no era realizar ninguna composición específica, sino hacer lo que concluyéramos que fuera necesario pasados cinco días de MOVIMENTO HO. O sea, lo que haríamos dependería de lo vivido hasta entonces. Estructuralmente, creo, una dosis grande de no saber era fundamental en aquel momento del recorrido, en la víspera del fin. Ese vacío, o incluso, esa abertura, sería la oportunidad para sumergirnos más en la experiencia de la experiencia, una dimensión en la que las relaciones entre las cosas se vuelven más extrañas, donde las cosas se confrontan unas con otras, simultáneamente, de dentro y de fuera, aboliendo, de alguna manera, esa distinción. Un tipo de sensibilidad que, para sentir mejor, necesita borrar las cosas, necesita una distorsión que multiplique las perspectivas. No sé cómo decirlo. El no-saber. Y siempre escuchando la cosa. Y amando la extrañeza de la cosa. La cosa tan prismática en esa altura. Tan tocada. Todo tocado. No sé cómo decir. La cosa es que, al final del quinto día, llegamos a la conclusión de que estábamos cansados y de que el movimiento acertado para

Contraplano – dia #5: «desaparición»

Día #5: «desaparición»

Día #5: «desaparición»

Día #5: «desaparición»

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el día siguiente sería parar. Los ladrillos estaban bien donde estaban. Sería bonito si nosotros, todos nosotros, todas nosotras, todxs nosotrxs, todo, txdxs, nos apoyásemos en la pared. Los ladrillos ya estaban apoyados, haríamos lo mismo. Mirar y ser mirados. Ser mirados mirando. Mirar ser mirados. Cerrar los ojos, finalmente. Fue así como decidimos construir un banco de ladrillos para siete personas y sentarnos. Y, si alguien se aproximara, podríamos preguntar si ella/él/ellos/ellas/ellxs (esos pronombres, tan perturbadores) estarían interesados en oír lo que nosotros (tan perturbadores, esos pronombres) experimentamos allí a lo largo de la semana.

Día #7: «transposición»Con la colaboración del Sr. Adalberto Rufino, su equipo y su camión, los ladrillos fueron transpuestos a la Maré en el séptimo día. También contamos con la asistencia de Luiz Gonzaga dos Santos, funcionario de la ONG Redes. Luiz nos guio en el camino y condujo el movimiento final: el apilamiento de los ladrillos frente de la Casa y en el patio de una escuela pública cerca de allí. Y fue a él a quien entregamos los libros.

El próximo paso es proponer al personal de la Casa que en una de las paredes construidas con los ladrillos sean expuestas fotos y el programa

Fotos realizadas frente a la Casa das Mulheres antes de ser avi-sados de que los traficantes de droga de la zona prohíben el uso de cámaras.

Día #6: «afirmación» de la izquierda: Elilson, Eleonora Fabião, Felipe Ribeiro, André Telles, Viniciús Arneiro, Maria Acselrad y Mariah Valeiras

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de la acción. La idea es crear un pequeño espacio expositivo en la Casa de las Mujeres, o simplemente, actualizar algunas virtualidades, materializar algunas memorias y mover algunos afectos.

¿Qué mueve el MOVIMENTO HO?Este trabajo se piensa como un sistema energético. Se pregunta y nos pregunta: ¿qué formas de energía se transforman en qué otras formas de energía por medio del MOVIMENTO HO? ¿Cuáles son los dispositivos y técnicas utilizadas? ¿Cuáles los procedimientos y los procesos alquímicos? ¿Qué es producción en este sistema? ¿Qué se está produciendo? ¿Qué se está contraproduciendo? ¿Qué valores están siendo generados? ¿Y transvalorados? ¿Cuál es el trabajo de los artistas? ¿Cuál es la plasticidad aquí?

Plasticidad, en su doble sentido. Catherine Malabou apunta dos sentidos etimológicos de la palabra «plasticidad»; uno, comúnmente utilizado, de recibir o crear forma y, otro, sintomáticamente desconsiderado, de aniquilar forma. Malabou:

La plasticidad contradice directamente la rigidez. […] De acuerdo con su etimología —del griego plassein, ‹amoldar›—, la palabra plasticidad tiene dos sentidos básicos: significa, al mismo tiempo, la capacidad de recibir forma (a la arcilla se le dice «plástica», por ejemplo) y la capacidad de dar forma (como en las artes plásticas y en la cirugía plástica). […] Pero hay que observar que plasticidad es también la capacidad de aniquilar la propia forma que es capaz de recibir o crear. No debemos olvidar que plástique, a partir de lo cual obtenemos las palabras plastiquage y plastiquer, es una substancia explosiva hecha de nitroglicerina y nitrocelulosa, capaz de causar explosiones violentas. Observamos, por lo tanto, que la plasticidad se sitúa entre dos extremos: de un lado, la imagen sensible de tomar forma (escultura u objetos plásticos) y, de otro, aquella de la aniquilación de todas las formas (explosión). La palabra plasticidad desdobla así su significado entre modelado escultórico y deflagración, o sea, explosión (Malabou, 2008: 5-6).

.El MOVIMENTO HO está energizado por la inseparabilidad de actos de formar y desformar. Estado paradójico de un MOVIMENTO cuya definición es un falso problema: ¿sería una «escultura» (que no se aquieta a pesar de su peso brutal), una «instalación» (que suelta una bocanada de polvo y no está nunca realmente instalada),

una «contracoreografía» (de tipo radicalmente afirmativo) o, simplemente, un «trabajo» (una labor, un hacer, una urgencia)? En el MOVIMENTO HO, la «forma» está constantemente ocurriendo y es acontecimiento; por lo menos, 4.710 trozos de metralla están en permanente estado de agregación y desagregación. Tal vez, la cuestión en cuestión sea continuar implosionando, como tantos otros ya hicieron, concepciones cerradas de «forma escultórica», «plasticidad» y «visualidad». El arte de acción no es exactamente, o no únicamente, arte para ver, pero es arte de dar a ver. Arte de dar a ver la corporeidad y la política de las agregaciones, desagregaciones y reagregaciones permanentes.

El MOVIMENTO HO también se mueve escuchando palabras del teórico de la danza André Lepecki cuando, siguiendo a Silvia Benso, argumenta a favor de una «ética de la cosa». Lepecki propone la emancipación tanto de los sujetos como de los objetos a cosas —el «devenir-cosa» es articulado como una salida, un escape de los circuitos de mercantilización e instrumentalización, una manera de liberar los objetos de existir en estado de permanente utilitarismo y de liberar a los sujetos del exhaustivo ejercicio de sus egos y ego-existencias—. Este movimiento descolonizador solo puede tener éxito si busca, conjuntamente, la liberación de los cuerpos humanos y no humanos de sus mecánicas existenciales; unas, por medio de otras. Lepecki:

Investir en cosas, no como substitutos del cuerpo, ni como elementos significantes o representativos de una narrativa, sino como colaboradores, como entidades coextensivas en el campo de la materia, supone activar un cambio fundamental en la relación entre los objetos y sus efectos estéticos (en la danza, en el teatro, en las artes visuales, en la performance y en la instalación). Este cambio corresponde a la activación política de la cosa, para que esta pueda hacer aquello que mejor hace: despojar sujetos y objetos de sus trampas llamadas «dispositivo», «mercancía», «persona» y «yo».(Lepecki, 2012: 98).

En el MOVIMENTO HO, ladrillo mueve gente que mueve ladrillo que mueve gente que mueve libro que mueve ladrillo que mueve ladrillo que mueve gente que mueve gente que mueve. Hay algo de alguna danza en esto. Y lo que danza es el espacio.

El MOVIMENTO HO performa abierta, colectiva y corporalmente una lucha a favor de la imaginación política y de la experimentación política. Es una disputa explícita por espacios concretos, imaginarios y simbólicos en la arena pública. Es una

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llámamE tExto, solamEntE tExto

meditación sobre abstraccionismo y concreción; materialismo y encantamiento; ausencia de cemento y presencia de espíritu.

MOVIMENTO HO quiere todos los encantamientos.Encantamiento, material definitivo.

Epílogo: un sueño con la materia, la materia de los sueños o un sueño me soñó.

Caminábamos por un camino de tierra, una calle de tierra rojo ladrillo. Sabíamos para dónde estábamos yendo y seguíamos determinados, pero no sabíamos dónde era ese dónde para donde íbamos. Seguíamos. Cuando llegamos a una casa —pequeña, blanca, simple— entendimos que habíamos llegado. Allí era el dónde. En la entrada, una mujer de mi edad se aproximó, me saludó y me condujo hasta la parte de atrás de un pequeño jardín. Durante el tiempo en el que estuve allí, ella permaneció conmigo, pero de lejos. Me senté en el suelo, en la hierba, y miré al fondo del terreno. A mi izquierda había un muro de ladrillos bellísimo; la pintura blanca, muy vieja, descascarillada, revelaba el color de los ladrillos que se mezclaba con musgos negros, verdes y enredaderas que subían desde el suelo; horizontales y verticales, rectas y curvas, lo geométrico y lo orgánico se mezclaban, las líneas vibraban. Permanecí mirando un largo tiempo; las manos, en el fresco del suelo. Eso, a mi izquierda. En el centro, bien en frente, había un epitafio en forma de arco. Un epitafio arco de piedra que era una pantalla; una pantalla de ordenador en la que leí en inglés (escrito en Times New Roman 12, itálica y negrita) lo siguiente: I am queer, I was always queer, and I will always be. Estaba sentada sobre un cadáver. Sobre el pecho del cadáver. Su cuerpo, enterrado a un par de metros de mi cuerpo. Su presencia, subiendo, emanando de la tierra. Cuerpo, tierra, cuerpo. Tierra, cuerpo, tierra, cuerpo, cielo. Piedra, tierra, carne, huesos, tierra, carne, huesos,

cielo. Piel con piel con piel con cielo. Calor. Y frío. Tiempo. Más tiempo. Me levanté. A la derecha, una ventana de la casa, moldura de madera. Dentro, cuidadosamente organizada, una colección de porcelanas finísimas, fragilísimas —platos, tazas, copas, jarras, cuencos, lámparas de mesa, vajillas de mesa, de baño, de cuarto de baño, de tocador, de colgar, porcelanas, opalinas, chinas, cristales—, todo delicadísimo-delicadísimo. Yo miraba todo y cada detalle; miraba sin tocar, miraba tocando. Las cosas. Cosas entre cosas entre cosas y más cosas. Diferentes tipos de diferentes cosas. El todo en cada detalle y por todas partes —todos y partes y detalles—. La mujer se aproximó y me tocó. Me condujo hasta la salida. Me llevó de vuelta a la calle de tierra color rojo ladrillo para que me fuese, para que continuase la caminata. En aquel momento entendí que ella era una artista.Desperté y había claridad en el cuarto. Volví del sueño sabiendo lo que no sabía sobre el MOVIMENTO HO. Tomé papel y lápiz, me senté en la cama y escribí, sin pausa, los títulos de cada uno de los siete movimientos, las formaciones de cada día y la secuencia de las formaciones. El programa estaba listo para el inicio del movimiento de allí a dos semanas. La cosa estaba. Las cosas cosando sus cosas.

La materia del sueño (sea lo que sea) es fundamental en esta práctica. La materia del sueño. Me siento extraña pensando esto. Pensando en esto. Todo se hace extraño. Buena señal.

Traducción al castellano: © Óscar Cornago, 2017.

Fotografías: © André Telles y Felipe Ribeiro. Cortesía de la artista.

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Notas

1. Denomino «programa performativo» a un procedimiento compositivo que he estado elaborando y practicando en los últimos 10 años. Sobre este tema, véase: «Programa performativo: o corpo-em-experiência», ILINX Revista do LUME, n.º 4, 2013. Disponible en: http://www.cocen.unicamp.br/revistadigital/index.php/lume/article/view/276.

2. Sobre el concepto de intraacción, véase (Barad, 2003: 801-831)

3. «a radical openness, an infinity of possibilities, is at the core of mattering. [...] Matter is never a settled matter», en (Barad, 2012: 16)

4. Además de los textos referidos a los trabajos y muchas imágenes, AÇÕES reúne ensayos de: Adrian Heathfield, André Lepecki, Barbara Browning, Diana Taylor, Felipe Ribeiro, Pablo Assumpção B. Costa y Tania Rivera. Para más información: http://www.eleonorafabiao.com.br/index_en.html.

5. En la parte de atrás de la pared de entrada del espacio había un texto con este mismo título, «¿Qué mueve el MOVIMENTO HO?», escrito a modo de «declaración de artista». Lo envié a las curadoras, que entonces sugirieron que debería quedar en alguna de las paredes. Una versión de este texto se puede encontrar en http://www.premiopipa.com/pag/artistas/eleonora-fabiao/ (aba «projetos»).

6. Cursiva de la autora.

Bibliografía

BARAD, Karen (2003) «Posthumanist Performativity: Toward an Understanding of How Matter Comes to Matter», Signs, vol. 28, n.º 3, Spring, Gender and Science: New Issues, Chicago: University of Chicago Press.

BARAD, Karen (2012) What Is the Measure of Nothingness? Infinity, Virtuality, Justice, Kassel: Documenta und Museum Fridericianum Veranstaltungs-GmbH.

FABIÃO, Eleonora (2015) AÇÕES, Río de Janeiro: Tamanduá Arte. También, versión en inglés: ACTIONS (2015), coeditado con André Lepecki.

GORDON, Avery F. (1997) Ghostly Matters, Haunting and the Sociological Imagination, Minneapolis and London: University of Minnesota Press.

LEPECKI, André. (2012) «9 Variações sobre coisas e performance», Urdimento, n.º 19, Santa Catarina: UDESC.

MALABOU, Catherine. (2008). What Should We Do with Our Brain? New York: Fordham University Press.

OITICICA, Hélio (1968) «O objeto: instâncias do problema do objeto», Galeria de Arte Moderna, n.º 15, Río de Janeiro: GAM.

RIVERA, Tania (2015) «Por una ética do estranho» en FABIÃO, Eleonora (2015) AÇÕES, Río de Janeiro: Tamanduá Arte.

Eleonora Fabião es artista y teórica de la per-formance. Realiza acciones en la calle, exposiciones, conferencias y talleres internacionalmente. Profeso-ra de la Universidad Federal de Río de Janeiro en el Curso de Dirección Teatral y Programa de Posgrado en Artes de la Escena, donde coordina la línea de in-vestigación en experimentación artística. Es doctora en Estudios de la Performance (Universidad de Nue-va York). En 2011, recibió el Premio Funarte Artes de Calle y en 2014, el apoyo del programa Rumos Itaú Cultural, que generó la publicación del libro AÇÕES/ACTIONS (Río de Janeiro: Tamanduá Arte, 2015). Sus performances han sido realizadas en distintos con-textos como, recientemente, el proyecto Things That Must Be Done Series en la Performa 15 (Nueva York, 2015), el MOVIMENTO HO en el Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica (Río de Janeiro, 2016) y la serie azul, azul, azul y azul en el Museo Bispo do Rosário (Río de Janeiro, 2016). Concluyó recientemente el posdoctorado en la Universidad de Nueva York.