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¿Crea Dios a los MALVADOS? Las fiestas bíblicas nos muestran cómo Dios traerá la paz mundial ¿Debes ver esa nueva película de terror? Marzo-Abril de 2005

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¿Crea Dios a losMALVADOS?

Las fi estas bíblicas nos muestran cómo Dios traerá la paz mundial¿Debes ver esa nueva película de terror?

Marzo-Abril de 2005

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Las fi estas bíblicas nos muestran cómo Dios traerá la paz mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

¿Podrá el hombre lograr la paz duradera algún día? A juzgar por la historia de la humanidad, la respuesta es un “no” rotundo. Pero la secuencia de las fi estas instituidas por Dios nos muestra cómo él traerá la paz mundial ¡para siempre!

¿Qué hay detrás de la ola mundial de terrorismo? . . . . . . . . . . . . . . . 4Bombas humanas que derriban aviones y destruyen autobuses llenos de pasajeros, hombres que les disparan por la espalda a niños que huyen. ¿Qué tienen en común estos horripilantes hechos y por qué ocurren?

Detrás de los titulares—La creciente amenaza nuclear de Irán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

La atención mundial irá concentrándose más y más en Irán, un importante país islámico que va muy encaminado hacia la adquisición de armas nucleares y los medios para lanzarlas.

¿Existe realmente el mundo espiritual? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8Aunque el cristianismo tradicional siempre ha enseñado que Satanás es el símbolo de la maldad absoluta, actualmente en las culturas occidentales hay una gran fascinación por el ocultismo y el satanismo. Pero como seguidores de Jesucristo, ¿cuál debe ser nuestro enfoque con respecto al mundo espiritual? La Biblia nos dice

que Satanás es real —y muy poderoso— y nos ordena no tener absolutamente nada que ver con él.

Para los lectores jóvenes—¿Debes ver esa nueva película de terror? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

Es sábado por la noche y tus amigos están decidiendo cómo pasar la velada. “¿Por qué no vamos a ver esa película que acaba de estrenarse? —sugiere uno—. ¡He oído que es la película más macabra del año!” Algunos de los adolescentes asienten con la cabeza, en señal de aprobación. Y ahí estás tú, en medio de tus amigos, sin saber qué responder. ¿Qué es lo que debes hacer?

¿Crea Dios a los malvados? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14El cristianismo afi rma, acertadamente, que cada persona tiene su valor y que es una creación especial de un Dios bueno y amoroso. ¿Por qué entonces las personas cometen crímenes atroces? ¿Crea Dios a las personas malas? La verdad es que nuestra conciencia, creatividad y la habilidad para pensar abstractamente, cualidades tan únicas, son las que a la vez nos sirven para perpetrar toda clase de males imaginables.

C o n t e n i d o

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Marzo-Abril de 2005 • Volumen 10, Número 2Las Buenas Noticias es una publicación bimestral de la Iglesia de Dios Unida, una Asociación Internacional, P.O. Box 541027, Cincinnati, Ohio 45254-1027, EE.UU.

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Colaboradores especiales: Pablo Dimakis Santín,María Mercedes de Hernández, Ralph D. Levy,

Catalina Roig de Seiglie, Dionisio R. VelascoCuerpo editorial:

Jerold Aust, John Bald, Roger Foster, Bruce Gore, Paul Kieffer, Graemme Marshall, Melvin Rhodes, Tom Robinson,

John R. Schroeder, Richard Thompson, David Treybig, Lyle WeltyConsejo de Ancianos de la Iglesia de Dios Unida:Aaron Dean, Robert Dick, Jim Franks, Doug Horchak,

Clyde Kilough, Victor Kubik, Les McCullough, Joel Meeker, Mario Seiglie, Richard Thompson, Leon Walker, Anthony Wasilkoff

Salvo indicación contraria, las citas bíblicas son de la versión Reina-Valera, revisión de 1960.

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a historia nos demuestra que el obs-táculo más grande para que haya paz mundial es la naturaleza humana. Sus efectos perniciosos se presentan en to-

dos los aspectos de la sociedad. Las actitudes egoístas, la ambición de poder, los prejuicios y la codicia son apenas algunas de las peores características de tal natura-leza que continuamente anulan la mejor de las intenciones.

Sin embargo, existe una solución, y el Dios que nos creó ha revelado su propó-sito de transformar nuestra naturaleza de tal forma que la verdadera paz ¡fi nalmente será posible!

En la Biblia se nos dice que él es “el Dios de paz” (Hebreos 13:20). También se menciona a su Hijo Jesucristo como el “Príncipe de paz” y se nos asegura que “lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite” (Isaías 9:6-7).

Se nos habla también de un tiempo en que él “juzgará entre las naciones y será ár-bitro de muchos pueblos. Convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No levantará espada nación contra nación, y nunca más se adiestrarán para la guerra” (Isaías 2:4, Nueva Versión Internacional).

Pero por ahora la paz sigue siendo un sueño irrealizable porque, tal como en ese mismo libro se dice en referencia a noso-tros, “no conocen la senda de la paz” (Ro-manos 3:17, NVI).

Escuetamente, la única forma en que puede lograrse una paz duradera es por una transformación de nuestra forma interna de ser. Resulta inútil esperar que con sólo imponer restricciones al comportamiento exterior de la gente se pueda lograr una si-tuación permanente de tranquilidad.

El plan de Dios para cambiar la natu-raleza humana se compone de siete pasos sucesivos, cada uno de gran importancia para resolver el problema de la naturaleza humana. Su propósito es transformar a las personas desde adentro. Y Dios nos ase-

gura que uno de los frutos de este cambio será ¡la paz duradera!

Dios ha ordenado siete celebraciones es-peciales que destacan los puntos claves en su plan para crear y mantener la paz mun-dial. Jesucristo mismo las guardó (de he-cho, fue crucifi cado en la primera de ellas). Estas fi estas religiosas conmemoran todo lo que Dios ha hecho y lo que hará para transformar a los seres humanos en sus jus-tos y pacífi cos hijos.

Estas fi estas santas fueron establecidas por Dios cuando liberó a los descendientes de Jacob (nieto de Abraham) de la esclavi-

tud, convirtiéndolos en una nación libre e independiente gobernada por él. En ellas se representan varios temas trascendentales.

Uno de los temas tiene que ver con los que son liberados de cierta esclavitud a fi n de que puedan servir a Dios. Cuando el antiguo pue-blo de Israel fue liberado de la esclavitud de Egipto, ellos no sabían que su libertad física prefi guraba simbólicamente el plan de Dios de liberar, en el futuro, a todos los pueblos

y naciones de la esclavitud del pecado (Ro-manos 6:3-6). En el Nuevo Testamento se explica que el hombre es esclavo del pecado debido a sus apetitos carnales que despiertan las malignas pasiones de su naturaleza hu-mana (Romanos 7:22-23; Santiago 4:1).

Otro de los temas de las siete fiestas anuales es el de la siega. Las fechas de las fi estas son establecidas de acuerdo con las temporadas de cosecha en la Tierra Santa. Por esta razón, en ocasiones son llamadas las fi estas de la cosecha.

Pero la trascendencia de estas fi estas va más allá del ámbito agrícola. Nos revelan

siete pasos importantes en el plan de Dios para cosechar —reunir— seres humanos dentro de su familia eterna.

Jesús habló muy claramente acerca de esto: “¿No dicen ustedes: ‘Todavía faltan cuatro meses para la cosecha’? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sem-brados! Ya la cosecha está madura; ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna. Ahora tanto el segador

Las fi estas bíblicas nos muestran cómoDios traerá la paz mundial¿Podrá el hombre lograr la paz duradera algún día? A juzgar por la historia de la humanidad, la respuesta es un “no” rotundo. Pero la secuencia de las fi estas instituidas por Dios nos muestra cómo él traerá la paz mundial ¡para siempre!Por Roger Foster

Enero-Febrero de 2005 1

El Dios que nos creó ha revelado su propósito de trans-formar nuestra naturaleza de manera tal que la verda-dera paz ¡fi nalmente será posible!

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como el sembrador se alegran juntos. Por-que como dice el refrán: ‘Uno es el que siembra y otro el que cosecha.’ Yo los he enviado a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo. Otros se han fatigado trabajando, y ustedes han cosechado el fru-to de ese trabajo” (Juan 4:35-38, NVI).

Las tres primeras fi estas

El primer paso en el plan de Dios está representado en la fi esta de la Pascua (Éxo-do 12:21; Deuteronomio 16:1-2). Cada año nos recuerda que Jesucristo fue sacrifi cado a fi n de que nosotros pudiéramos recibir el perdón de nuestros pecados. Si somos capaces de reconocer las actitudes y com-portamiento pecaminosos que emanan de nuestra egoísta naturaleza, y nos arrepen-timos verdaderamente, entonces podemos recibir ese perdón.

En la antigüedad, la Pascua se observaba sacrifi cando un cordero, el cual representa-ba el futuro sacrifi cio de Jesucristo. Cuando Jesús empezó su ministerio, Juan el Bautis-ta “vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: ‘¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!’” (Juan 1:29, NVI).

En la Pascua se conmemora lo que Jesús hizo al ofrecer su vida como pago por los pecados de todo aquel que se arrepienta.

Jesús y sus discípulos celebraron esta fi esta (Marcos 14:12-14; Lucas 22:13-15), dejándonos así el ejemplo para que noso-tros también lo hagamos (1 Juan 2:6). Y el apóstol Pablo expresamente dijo que los cristianos debían continuar observando esta solemne festividad (1 Corintios 11:23-28).

El segundo paso en el plan de Dios está representado en la Fiesta de los Panes sin Levadura. El apóstol Pablo explicó el sig-nifi cado espiritual de este período de siete días junto con el de la Pascua: “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; por-que nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrifi cada por nosotros. Así que celebre-mos la fi esta [de los Panes sin Levadura], no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5:7-8).

Después de que los israelitas celebraron la Pascua, y al empezar estos días, Dios los liberó de la esclavitud de Egipto. Esa libe-ración de la nación representaba simbóli-camente la decisión de Dios de liberar en el futuro a todos los seres humanos de la esclavitud de sus apetitos carnales, siem-pre y cuando reconozcan la importancia

del sacrifi cio de Cristo como su Salvador personal y se arrepientan de su transgre-sión de la ley de Dios.

Como de hecho lo explica Pablo a quie-nes se han arrepentido, sometido a Cristo y empezado a luchar para vencer el pecado: “Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucifi cada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del peca-do . . . Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han some-tido de corazón a la enseñanza que les fue transmitida. En efecto, habiendo sido libera-dos del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia” (Romanos 6:6, 17-18).

El tercer paso en este plan divino se ob-serva como la Fiesta de Pentecostés (He-chos 20:16). También se menciona como “la fi esta de las semanas” (Éxodo 34:22) y “el día de las primicias” (Números 28:26). En Santiago 1:18 se nos dice que Dios, “de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”.

Fue en un día de Pentecostés que se for-mó lo que se conoce como la iglesia del Nuevo Testamento. Lo que hizo este acon-tecimiento tan extraordinario fue el mila-groso cambio que, por medio de la dádiva del Espíritu Santo, Dios hizo ese día en las mentes y los corazones de sus siervos (He-chos 2:1-4).

Por fi n había llegado el momento en que Dios empezaría a cambiar la actitud interna de un grupo de personas escogidas. Desde entonces, a todos los que han recibido tan maravillosa transformación de su naturale-za humana Jesús los considera como parte de su “manada pequeña” (Lucas 12:32). Aunque son muy pocos en comparación con la infi nidad de seres humanos, su mi-sión trascendental es ser “la luz del mundo” (Mateo 5:14) hasta que Cristo regrese.

No todos los que dicen ser seguidores de Cristo se han arrepentido realmente ni han recibido el Espíritu de Dios (Mateo 7:20-21). Por tanto, el momento de quitar com-pletamente la ceguera espiritual que afecta a la humanidad aún está en el futuro.

Festivales de alcance mundial

Las tres primeras fi estas representan los tres pasos fundamentales en la prepara-ción del camino hacia la increíble renova-ción mundial que Dios llevará a cabo en el futuro. Esta transformación mundial está representada en las cuatro últimas festi-vidades, las cuales se celebran durante la

temporada en que se recoge la cosecha otoñal en la Tierra Santa.

Dios las instituyó para esa época con la intención de que representaran aspectos claves de su gran cosecha espiritual de to-das las naciones y pueblos. Señalan hacia el tiempo en que Jesucristo intervendrá di-rectamente en los asuntos de todo el mundo para iniciar una nueva época en la que eli-minará para siempre las guerras, el engaño y la ceguera espiritual.

El tema principal de la predicación de Jesús fue el Reino de Dios. “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:14-15).

La palabra evangelio signifi ca “buenas noticias”. El evangelio que Jesús predicó fue las buenas noticias de que el Reino de Dios, que él mismo establecerá sobre todas las naciones cuando retorne a la tierra, va a resolver ¡todas las difi cultades de la huma-nidad! Entre los asuntos de máxima priori-dad estará la paz mundial.

Veamos ahora lo que por medio de estas fi estas bíblicas se nos revela acerca de la futura transformación global.

Jesucristo asume el gobierno

El cuarto paso en el plan maestro de Dios se celebra con la Fiesta de las Trom-petas. Representa el retorno de Jesucristo que, al sonido de una trompeta, vendrá como el Rey de reyes que regirá sobre todo el planeta.

Observemos lo que se nos dice con res-pecto a este trascendental momento: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nues-tro Señor y su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).

En 1 Tesalonicenses 4:16 leemos que “el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, des-cenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero”.

Jesucristo tendrá el mando sobre toda la tierra, y todos los que le hayan servido fielmente serán resucitados de entre los muertos para ser sus ayudantes persona-les. “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31).

“Entonces se dará a los santos, que son el pueblo del Altísimo, la majestad y el

2 Las Buenas Noticias

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poder y la grandeza de los reinos. Su rei-no será un reino eterno, y lo adorarán y lo obedecerán todos los gobernantes de la tierra” (Daniel 7:27, NVI).

“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la se-gunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:6).

Se eliminará al gran engañador

El quinto paso en el plan divino está representado en el Día de Expiación. Este era el día en que todo el pueblo del antiguo Israel era purifi cado de sus pecados come-tidos en ignorancia (Levítico 16:29-34; He-breos 9:7). De manera simbólica, esta ce-remonia prefi guraba la verdadera limpieza de toda la humanidad de su ignorancia y ceguera espirituales.

Según las Escrituras, el verdadero res-ponsable del engaño y la ignorancia espiri-tual de la gente es Satanás el diablo (Apoca-lipsis 12:9). Por lo tanto, una de las primeras cosas que hará Jesucristo cuando retorne será encadenar al supremo engañador.

“Vi además a un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una gran ca-dena en la mano. Sujetó al dragón, a aquella serpiente antigua que es el diablo y Sata-nás, y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y tapó la salida para que no engañara más a las naciones . . .” (Apocalipsis 20:1-3, NVI).

En el antiguo Israel, este ser espiritual engañador era representado simbólica-mente por un macho cabrío que, en el Día de Expiación, era enviado al desierto (Levítico 16:21). Cuando la infl uencia de Satanás haya sido eliminada, todos los se-res humanos podrán ser reconciliados con Dios por medio del sacrifi cio expiatorio de Cristo. ¡Qué diferencia tan enorme con la situación actual!

Mil años de renovación mundial

El sexto paso en este maravilloso plan se conmemora con la Fiesta de los Taber-náculos o Fiesta de la Cosecha. Este perío-do de siete días representa los primeros mil años del reinado de Jesucristo en la tierra. Durante la primera parte de su reinado em-pleará varios métodos para convencer a un mundo engañado de que realmente es el divino Hijo de Dios, quien tiene el poder para dar o negar bendiciones.

Primero establecerá a Jerusalén como la capital de su reino (Zacarías 14:1-9).

Después, “muchas naciones se acercarán, diciendo: ‘Vengan, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob. Dios mismo nos instruirá en sus caminos, y así andaremos en sus sendas.’ Porque de Sion viene la instrucción; de Jerusalén, la pala-bra del SEÑOR. Dios mismo juzgará entre muchos pueblos, y administrará justicia a naciones poderosas y lejanas. Convertirán en azadones sus espadas, y en hoces sus lanzas. Ya no alzará su espada nación con-tra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Miqueas 4:2-3, NVI).

“Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, su-birán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la fi esta de los tabernáculos” (Zacarías 14:16).

Sin embargo, no todas las naciones se le someterán de inmediato. “Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, el Eterno de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia” (v. 17).

El gobierno justo de Cristo pronto es-tablecerá la paz que jamás ha conocido este mundo. “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confi rmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo del Eterno de los ejércitos hará esto” (Isaías 9:7).

Los otros muertos

Al retorno de Jesucristo sólo serán resucitados los que conocieron y enten-dieron la verdad de Dios, y le obedecieron fi elmente hasta el fi n. Sin embargo, como el apóstol Pablo lo explicó en 1 Timoteo 2:3-4, Dios “quiere que todos los hombres

sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Por su parte, el apóstol Pedro dijo que Dios “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

¿Qué pasará entonces con todos los que hayan muerto sin haber conocido o entendido el camino de Dios y no hayan tenido la oportunidad de arrepentirse? ¿Hay alguna esperanza para ellos? ¡Cier-tamente la hay! Dios los tiene muy en cuenta a ellos también.

El séptimo paso de este maravilloso plan se conmemora en la fi esta que sigue inmediatamente después de que termina la Fiesta de los Tabernáculos. Tal festivi-dad representa la verdadera esperanza que existe para todas esas personas. Debido a que el último suceso en el plan de salva-ción de Dios será el juicio del gran trono blanco, el cual empezará inmediatamen-te después de los mil años del reinado de Cristo (Apocalipsis 20:11-15), esta fi esta santa representa la conclusión del juicio fi nal de los seres humanos.

Con respecto a los que no sean re su ci ta-dos en la primera resurrección (al retorno de Cristo), en la Biblia se nos dice: “Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años” (Apo-calipsis 20:5).

En el versículo 12 el apóstol Juan explica lo que ocurrirá cuando concluyan esos mil años (v. 7): “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fue-ron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”.

En Mateo 11:21-24 y 12:41-42 podemos ver que Jesús claramente incluyó tanto a israelitas como a gentiles en esa resurrec-ción. A todos los que en ese tiempo acepten sus enseñanzas y se arrepientan, Dios les dará su Espíritu, por medio del cual tam-bién podrán recibir la vida eterna (Ezequiel 37:1-14; Romanos 8:11).

El plan que garantiza la paz

Por sí mismo, el hombre nunca ha podi-do descubrir el camino a la paz permanen-te. Pero por medio de estas fi estas bíblicas

Dios nos revela cómo él traerá la paz verda-dera a todo el mundo. Los seres humanos nunca podríamos lograrla, y es por eso que Jesucristo tiene que regresar.

Siguiendo el mandamiento de Dios y el ejemplo de Jesús, miles de lectores de Las Buenas Noticias se reúnen año tras año para celebrar los festivales que conmemo-ran estos acontecimientos tan importantes en el plan divino. Si usted tiene interés en aprender más acerca de estas celebracio-nes, ¿por qué no nos acompaña? ¡Será bienvenido! BN

¿Qué pasará con todos los que hayan muerto sin haber conocido o entendido el camino de Dios y no hayan tenido la oportunidad de arrepentirse?

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l mundo se ha estremecido por la fría brutalidad de algunos atentados terroristas en varias naciones.

En la tarde del 25 de agosto de 2004, con tan sólo 25 minutos de

diferencia, dos explosiones derribaron sendos aviones rusos de pasajeros. Dos mujeres suicidas habían logrado introducir explosivos en los aviones; como resultado, entre los pasajeros y la tripulación murie-ron 89 personas.

A la semana siguiente, el 31 de agosto, dos suicidas se sacrifi caron en los autobuses en que viajaban en la ciudad de Beerseba; murieron 16 personas más y 102 quedaron heridas o lisiadas.

Ese mismo día en Iraq un grupo terro-rista mató a 12 trabajadores de Nepal que trabajaban como cocineros y aseadores en una compañía jordana. Los terroristas de-capitaron a un hombre y luego dispararon a los demás por la espalda.

Al día siguiente, el 1º de septiembre, un grupo de 40 a 50 terroristas fuertemente ar-mados, entre los cuales se contaban algunas mujeres que llevaban cinturones con explo-sivos, secuestraron a varios maestros, padres e hijos que asistían al comienzo del nuevo año escolar en Beslán, Rusia. Algunos de los secuestradores gritaban: “Alá es el más grande”, cuando penetraron en el colegio.

Dos días después, el 3 de septiembre, una explosión aparentemente no planeada (quizá provocada por la detonación acci-dental de uno de los cinturones de explosi-vos que llevaban las mujeres) desencadenó un asalto de las tropas rusas a la escuela. En el episodio sangriento que esto ocasionó, y el incendió que se desató después, perecie-ron más de 330 rehenes —más de la mitad eran niños— y cientos más resultaron heri-dos. Muchos murieron cuando les dispara-ron por la espalda, mientras huían tratando de salvar sus vidas.

El 21 y el 22 de septiembre terroristas iraquíes decapitaron a dos ingenieros ci-

viles norteamericanos que habían sido secuestrados en Bagdad una semana antes. Videos espeluznantes de los asesinatos aparecieron en Internet. Unas semanas más tarde un tercer ingeniero, esta vez inglés, fue secuestrado y corrió la misma suerte.

En otro de esos crueles ataques, 35 niños y siete adultos iraquíes fueron muertos el 30 de septiembre por una serie de coches bomba. El primer conductor suicida detonó su coche en el momento en que fi nalizaba la ceremonia de inauguración de una plan-ta de tratamiento de aguas residuales en Bagdad. Cuando varias decenas de niños y de otras personas se acercaron para ver los daños de la explosión, dos conductores suicidas más aparecieron con sus automó-viles y los hicieron explotar, cobrando así muchas vidas más.

A las 10:15 de la noche del 7 de octubre las explosiones causadas por una aparente combinación de dos automóviles cargados con explosivos y una mujer suicida, hicie-ron que se desplomara toda una ala de un hotel de 10 pisos en un complejo vacacio-nal egipcio del mar Rojo. Murieron 34 per-

sonas y más de 160 quedaron heridas. En-tre los muertos había decenas de israelíes, nueve egipcios, nueve rusos y dos italianos. Poco después, coches bomba colocados en dos lugares de campamento cercanos ma-taron a otras cuatro personas.

El 22 de octubre un autobús lleno en su mayor parte de empleadas de la línea aérea iraquí y del Ministerio Civil de Aviación que iban a su trabajo en el aeropuerto in-ternacional de Bagdad, fue atacado por hombres armados con ametralladoras y granadas. Por lo menos cuatro mujeres pe-recieron y más de una decena fueron heri-das gravemente.

¿Qué tienen en común estos horribles atentados?

Estos son tan sólo unos pocos ejemplos de los atentados y asesinatos que han ho-rrorizado al mundo en los últimos meses. ¿Qué tienen en común todos estos hechos? La realidad es que cada uno de estos bruta-les asesinatos fue realizado en nombre de la religión, específi camente en el nombre de una: el islamismo.

4 Las Buenas Noticias

¿Qué hay detrás de la ola mundial de terrorismo?

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Dolientes visitan el gimnasio en Beslán, Rusia, donde el año pasado terroris-tas islámicos mantuvieron cautivos a cientos de niños, padres y maestros. Las explo-siones, incendios y balazos cobraron más de 330 vidas en un devastador atentado que asombró al mundo por su despiadada crueldad y barbarie.

Bombas humanas que derriban aviones y destruyen autobuses llenos de pasajeros, hombres que les disparan por la espalda a niños que huyen. ¿Qué tienen en común estos horripilantes hechos y por qué ocurren?

Por Scott Ashley

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Sin embargo, por los informes que los medios de comunicación han dado acerca de estos sucesos, sería muy difícil discernir este hecho tan sencillo.

El escritor Daniel Pipes, analista del Oriente Próximo y miembro del Comité Especial para el Terrorismo y la Tecnolo-gía del Ministerio de Defensa de Estados Unidos, en su columna del 7 de septiem-bre de 2004, explicaba que los medios de comunicación occidentales “generalmente tratan de eludir la palabra terrorismo, y en su lugar emplean eufemismos.

”Consideremos el asalto del 3 de sep-tiembre que culminó en la muerte de aproximadamente 400 personas, muchas de ellas niños, en Beslán, Rusia. Los pe-riodistas han estado estudiando sus diccio-narios de sinónimos y han encontrado no menos de 20 eufemismos para terroristas”.

A continuación prosiguió dando una lista de los eufemismos que más común-mente utilizaron los periodistas y editores para describir a los que masacraron brutal-mente a esos inocentes niños: “asaltantes”, “atacantes”, “captores”, “combatientes”, “hombres armados”, “los que toman rehe-nes”, “insurgentes”, “radicales”, “separatis-tas” y “activistas”.

El Dr. Pipes concluyó: “Los diferentes eufemismos para terroristas hacen muy difícil entender las violentas amenazas para el mundo civilizado. Ya es bastante grave que tan sólo uno de cada cinco ar-tículos escritos acerca del episodio atroz de Beslán mencione sus orígenes islámicos; peor aún, que la maraña de palabras utili-zadas aísle por completo al público de la maldad del terrorismo”.

¿Quiénes son los terroristas?

La mayoría de los periodistas occi-dentales —por aquello de lo que se con-sidera “políticamente correcto”— no quieren reconocer la fuente común de tal terrorismo. Sin embargo, incluso algunos musulmanes están hablando en contra de los horrores que se están perpetrando en nombre de su religión.

Abd Al-Rahman Al-Rashed, director general del canal de noticias Al-Arabiya y ex director del diario londinense Al-Sharq Al-Awsat, hizo algunas aseveraciones sor-prendentes en un comentario que apareció en ese diario, titulado “La dolorosa verdad es que todos los terroristas son musulma-nes”. Su escrito, traducido al inglés, apa-reció en The Telegraph (de Londres) del 5 de septiembre. Él escribió:

“Es un hecho comprobado que no to-dos los musulmanes son terroristas, pero es igualmente cierto, y extremadamente doloroso, que casi todos los terroristas son musulmanes.

”Los que tomaron como rehenes a los niños de Beslán . . . eran musulmanes. Los otros que en Iraq secuestraron y más tarde asesinaron a los trabajadores y coci-neros de Nepal, eran también musulmanes. Aquellos que están cometiendo violaciones y asesinatos en Darfur, Sudán, son musul-manes que escogen a otros musulmanes para que sean sus víctimas.

”Aquellos que fueron responsables de los ataques a las torres residenciales en Riad y Khobar [en Arabia Saudí], eran musulmanes. Las dos mujeres que derribaron dos aviones co-merciales, también eran musul-manas . . . La mayoría de los que manipulan bombas y se suicidan con ellas al explotarlas en auto-buses, automóviles, escuelas, ca-sas y edifi cios en todas partes del mundo, son musulmanes.

”. . . En otra época, considerá-bamos que los extremistas, que tenían inclinaciones nacionalis-tas o de izquierda, eran una ame-naza y una fuente de corrupción por el hecho de que adoptaban la violencia . . . y recurrían al asesinato como un camino fácil para lograr sus objetivos.

”En aquella época, la mezquita era un refugio, y la voz de la religión era la de la paz y la reconciliación. Los sermones re-ligiosos eran cálidos llamados a un orden moral y a una vida ética.

”Luego vinieron los neo-musulmanes. Y una religión inocente y benevolente . . . que llama al homicidio uno de los críme-nes más atroces . . . se ha convertido en un mensaje mundial de odio y un grito univer-sal de guerra.

”No podemos decir que aquellos que to-man a los niños de escuela como rehenes son de los nuestros. No podemos tolerar en medio de nosotros a aquellos que secues-tran periodistas, matan civiles, explotan autobuses; no podemos aceptar que estén relacionados con nosotros, a pesar de los sufrimientos que invocan como justifi ca-ción para sus hechos criminales. Estas son personas que han deshonrado el islamismo y han manchado su imagen.

”No podemos limpiar nuestro nombre a menos que reconozcamos el hecho ver-gonzoso de que el terrorismo se ha vuelto

una empresa islámica; un monopolio casi exclusivo, llevado a cabo por hombres y mujeres musulmanes”.

“Todos esos son hechos islámicos”

Mundir Badr Haloum, conferencista en una universidad de Siria, escribió una co-lumna en el periódico libanés Al-Safi r (13 de septiembre de 2004) en el que reconocía de una forma similar que los musulmanes esta-ban detrás de casi todo el terrorismo mun-dial y reclamaba unas profundas reformas al islam. Veamos un extracto de su escrito:

“El terrorismo ignominioso existe y no queda menos que reconocer que es islámi-co . . . El islam necesita una reforma de ver-dad. La necesidad que el islam tiene de una

reforma —o para ser más precisos, nuestra necesidad de una reforma del islam— no es menor que la necesidad que los regímenes políticos árabes tienen de una reforma . . . Esta es una necesidad para todos aquellos que son capaces de reconocer sin temor que el terrorismo anida entre nosotros los musulmanes y que debemos exorcizarlo . . . Desafortunadamente, toda demora sig-nifi ca más muertes . . .”.

¿Religión de guerra o de paz?

Fácilmente podemos reconocer la an-gustia en la valerosa confesión de estos hombres sinceros y sensatos. Han visto cómo su religión se ha utilizado como un pretexto para sacrifi car hombres, mu-jeres y niños inocentes. Han visto cómo algunos han transformado su religión de prácticas relativamente pacífi cas en épo-cas recientes, hasta convertirla en un mo-vimiento agresivo y violento.

El Corán, el libro sagrado del islamismo, contiene pasajes que invocan la necesidad de tener relaciones pacífi cas y coexistencia con otros. Los musulmanes citan pasajes

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Terroristas iraquíes amenazan a tres rehenes turcos en un video difundido desde la emisora Al Yazira, situada en Qatar.

Ver TERRORISMO en la página 16

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6 Las Buenas Noticias6 Las Buenas Noticias

rán se encuentra situada en una región donde ya existen otras cuatro potencias nucleares: Rusia, Paquistán, India e Is-rael. También ha sido catalogada como

una de las naciones integrantes del “eje de maldad” por el dirigente a quien los mulás (doctores de la ley coránica) llaman “el gran Satanás”, los Estados Unidos, nación que ya ha dominado dos vecinos de Irán: Afganistán e Iraq.

Mirándolo desde el punto de vista de Irán, esta situación exige adquirir armas nu-cleares por su propia cuenta.

Pero las cinco potencias nucleares más antiguas están decididas a impedir la proli-feración de tales armas por la simple razón de que, mientras más naciones las posean, más probabilidades habrá de que sean uti-lizadas. Y el Oriente Medio, la región más peligrosa del mundo, no es lugar para que haya armas nucleares, aunque Israel cierta-mente las tiene.

Hace poco tiempo Irán dejó muy claro que no cederá a la presión de renunciar a la adquisición de armas nucleares. El asunto ha venido a ser motivo de orgullo nacional en Irán, lo que cada vez le hace más difícil a Teherán dar marcha atrás. Los iraníes consi-deran que si los norteamericanos, los ingle-ses y los franceses tienen armas nucleares, ¿por qué ellos no?

Al mismo tiempo, EE.UU. y sus aliados en Iraq, avergonzados por errores acerca del asunto de las armas de destrucción masiva en ese país, están dispuestos, por el momen-to, a dejar que los europeos poco a poco ejerzan más presión sobre Irán.

Aparece una amenaza iraní

En el decenio de 1980-90 había bastan-te inquietud en los países occidentales con respecto a la amenaza soviética y a sucesos en Europa oriental. Poco después del de-rrumbamiento del comunismo, Iraq invadió a Kuwait e inmediatamente la fuente de in-quietud fue el Oriente Medio, debido a que Saddam Hussein era visto como una gran amenaza, cuando menos por Washington.

Pero esa amenaza ya no existe. Suceda lo que suceda en Iraq, pasa-rán años antes de que el país se recupere de las penalidades sufridas du-rante la larga dictadura de Saddam Hussein y la guerra que lo derrocó. El vecino Afganistán ha experimentado una situa-ción semejante y le to-mará años, o quizá hasta décadas, volver a la situa-ción en que se encontraba antes de que su gobierno monárquico fuera derro-cado por la revolución de 1973.

Mientras la atención del mundo se ha concentrado en estos dos países, ambos ocupados por fuerzas de Estados Unidos y sus alia-dos, Irán, el país más po-puloso en medio de ellos, se ha aprovechado de la situación para sacar ade-lante su programa nuclear. Se cree que en pocos años podrá tener ya algunas ar-mas de ese tipo.

Esto bien puede repre-sentar un peligro mayor que el de Iraq. Quizá, al darse cuenta de esto, el presidente de los Estados Unidos George Bush describió a Irán, junto con Iraq y Corea de Norte, como el “eje de maldad” debido a su interés en —y aparente intención de usar— armas de destrucción masiva.

Paradójicamente, parece que esta des-cripción y los acontecimientos posteriores han hecho que el gobierno iraní renueve su afán por adquirir armas nucleares a fi n de disuadir a Washington de invadir el país como lo hizo con sus vecinos.

Charles Krauthammer, comentarista del periódico Washington Post, en su artículo del

23 de julio de 2004 preguntó: “¿Invadimos la nación equivocada? Una de las lecciones aprendidas del informe [de lo que pasó] el 11 de septiembre de 2001 es que Irán era la verdadera amenaza. Tenía vínculos con Al Qaeda, concedió visas de tránsito a varios de los terroristas del 11 de septiembre y actual-mente da asilo a dirigentes de Al Qaeda”.

La revolución iraní: Nacimiento del fundamentalismo islámico

Hace más de 25 años que la revolución iraní derrocó la monarquía simpatizante de Occidente. Las fuerzas del fundamentalismo islámico surgieron repentinamente en esta

La creciente amenaza nuclear de Irán

El ayatolá Ali Jamenei, dirigente de Irán, acompañado de sus principales ofi ciales militares, pasa revista a tropas iraníes en una exhibición de misiles balísticos Shahab III en el 2003. Desde entonces Irán ha aumentado el alcance y la carga explosiva de estos misiles.

D e t r á s d e l o s t i t u l a re s

La atención mundial irá concentrándose más y más en Irán, un importante país islámico que va muy encaminado hacia la adquisición de armas nucleares y los medios para lanzarlas.

Por Melvin Rhodes

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nación situada en el golfo Pérsico y cambia-ron el rumbo de la historia.

En la siguiente década los norteamerica-nos ayudaron a las fuerzas fundamentalistas a combatir a las fuerzas de la Unión Sovié-tica en Afganistán. En la misma década, EE.UU. estuvo ayudando reservadamente a Saddam Hussein cuando combatía a los ira-níes en una de las guerras más sangrientas y prolongadas de nuestro tiempo.

En esa época los iraníes, quienes se habían apoderado de la embajada de los Estados Uni-dos en Teherán en 1979, manteniendo como rehenes a 52 empleados durante 444 días, eran considerados como la amenaza más grande para los intereses norteamericanos. En 1990, cuando Saddam Hussein invadió a Kuwait e intimidó a Arabia Saudí, Iraq vino a ser entonces una amenaza más grande.

Luego vino lo del 11 de septiembre . . .De repente, el mundo se dio cuen-

ta de la amenaza representada por el fundamentalismo islámico, pero no era del mismo tipo del que había derrocado al sha de Irán. En Irán fue el islamismo chiíta el que derrocó el trono real. Los ataques del 11 de septiembre sobre Nueva York y Was-hington pusieron de manifi esto el islamismo wahabí, una ramifi cación militante y agre-siva del islamismo sunní centralizado en Arabia Saudí.

Cuando fueron atacados el Centro Mun-dial de Comercio y el Pentágono, Iraq estaba bajo el régimen del Partido Baaz, el cual man-tenía bajo control al fundamentalismo. Iróni-camente, la caída de Saddam Hussein ha per-mitido que Al Qaeda opere más libremente en Iraq y les ha dado a los fundamentalistas chiítas la oportunidad de buscar la forma de imponer su propia fuerza.

En Iraq hay más musulmanes chiítas que sunníes, aunque el grupo gobernante casi siempre ha sido el sunní. Un triunfo chiíta en Iraq podría favorecer a Irán. De por sí, las circunstancias actuales en esa nación ya le han permitido a Irán reforzar sus defensas, mientras la atención del mundo ha sido des-viada. Además, en Iraq se han descubierto tanto armas como combatientes iraníes, lo que ha contribuido al caos allí.

Por otra parte, el gobierno de Irán sabe que la opinión pública en EE.UU. difícil-mente apoyaría otro confl icto en esa tur-bulenta región, aun suponiendo que un ya sobrecargado EE.UU. tuviera la capacidad de confrontar otra guerra.

La amenaza iraní para Israel

Un Irán poseedor de armas nucleares cambia el equilibrio de poder en el Oriente Medio en varias formas importantes. Una, que Irán difícilmente sería invadido por los Estados Unidos y sus aliados.

Otra, que afectaría la superioridad mili-tar de Israel en la región. Irán podría utilizar sus armas nucleares para atacar a Israel. En un reciente desfi le militar en Teherán, pro-yectiles balísticos y sus vehículos de lan-zamiento iban adornados con estandartes inscritos con “aplasta a EE.UU.” y “borra a Israel del mapa”.

Aunque Irán resistiera la tentación de ha-cer esto, el solo hecho de poseer armas nu-cleares reduciría las posibilidades de Israel para enfrentarse a otras amenazas.

Irán es el principal patrocinador de Hezbolá (“Partido de Dios”), desde hace mu-cho tiempo la organización terrorista de más “éxito” y quizá la más peligrosa en todo el mundo. Hasta antes del 11 de septiembre de 2001 Hezbolá había matado más norteame-ricanos que cualquier otro grupo terrorista.

Siria también apoya solícitamente a Hezbolá, e incluso le proporciona una base para sus operaciones, la mayoría de las cuales son contra Israel. Un Irán con armas nucleares reduciría en gran manera los contraataques de Israel contra Siria, lo que animaría aún más a los terroristas estacionados allí a intensifi car su violencia contra el pueblo judío.

No olvidemos que hace 20 años Siria e Irán ayudaron a Hezbolá a expulsar a los nor-teamericanos del Líbano al matar 241 solda-dos en un ataque suicida contra sus barracas con un camión cargado de explosivos.

¿Qué hará Washington?

Según el análisis de Krauthammer, en lo que se refi ere al asunto de la amenaza nu-clear de Irán, “el tiempo es crucial”.

El gobierno de Washington ha abierto las puertas a la participación europea en este asunto. Susceptible a las críticas debido a su actitud unilateral en la guerra en Iraq, la administración del presidente Bush ha deja-do que Europa se encargue de Irán. Pero los tres países europeos encargados de persua-dir a Irán para que cambie su actitud, no han logrado nada hasta ahora.

La situación se ha hecho más tensa desde el 20 de octubre pasado, fecha en que Irán de manera desafi ante lanzó un proyectil actuali-

zado con un alcance de casi 2.000 kilómetros, lo sufi ciente para llegar fácilmente a Israel y también a cualquier base de operaciones nor-teamericana en la región y en el vecino Iraq.

Citando nuevamente a Krauthammer: “El hecho es que los críticos de la guerra no tienen nada que ofrecer en el asunto más urgente de nuestro tiempo: naciones malintencionadas en busca de armas de destrucción masiva . . . Hace dos años había cinco naciones que apoyaban el terrorismo y buscaban estas armas: dos principiantes, Libia y Siria, y el eje de maldad de los ade-lantados: Iraq, Irán y Corea del Norte. La administración de Bush ha eliminado dos: Iraq, por directa intervención militar, y Libia, por lo que vio y por intimidación.

”Siria está débil y ha sido disuadida por Israel. Corea del Norte, que ya tiene ca-pacidad nuclear, es intocable. Eso deja a Irán. ¿Qué hacer? Sólo hay dos cosas que frenarán el programa nuclear de Irán: una revolución del pueblo o un ataque a sus ins-talaciones nucleares.

”La nación debería estar a punto de una revolución. El régimen es aborrecido. Pero los mulás son muy hábiles en los métodos de un estado policíaco. La tan esperada revolu-ción aún no es un hecho.

”Esto hace más urgente aún la cuestión de un ataque preventivo. Irán tendrá capacidad nuclear en menos de cuatro años. Algunos norteamericanos desearían que los israelíes hicieran el trabajo por nosotros, como suce-dió en 1981 cuando destruyeron el reactor nuclear de Saddam Hussein. Pero a Israel le es mucho más difícil atacar a Irán. Está más lejos; además, la detección y la tecnología antiaéreas están mucho más avanzadas de lo que estaban hace 20 años.

”Si no se hace nada, un fanático régimen terrorista, abiertamente dedicado a la des-trucción del ‘gran Satanás’, tendrá tanto ar-mas nucleares como terroristas y proyectiles para hacerlas llegar. Lo único que puede im-pedir que eso suceda es una revolución o un ataque preventivo”.

La profecía bíblica nos muestra que mu-chos de los acontecimientos cruciales del tiempo del fi n ocurrirán en esa peligrosa región y conducirán directamente al retor-no de Jesucristo, quien vendrá a establecer el Reino de Dios. Si desea tener un mejor entendimiento acerca de algunas de estas profecías, puede solicitar nuestro folleto gratuito El Apocalipsis sin velos. BN

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PARA NUESTROS LECTORES JÓVENES

¿Existe realmente el mundo espiritual?

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¿Sabe usted con certeza si verdaderamente hay un ser espiritual malvado llamado Satanás?

¿Cómo influye en nosotros este adversario sutil?Por Thomas Clark

unque el cristianismo tradicional siempre ha en-señado que Satanás es el símbolo de la maldad absoluta, actualmente en las culturas occiden-tales hay una gran fascinación por el ocultis-mo y el satanismo.

Algunas estadísticas muestran que actualmente el satanismo y la wicca se encuentran entre las religiones que más rápidamente están creciendo. No son pocas las películas que presentan como algo aceptable el hacer hechizos o invocar poderes ocultos que los seres huma-nos no poseen. Cultivar el misterio y el terror es algo que atrae a quienes tienen tendencia hacia la tristeza o la có-lera. Es claro que día a día el mundo espiritual ha venido metiéndose más y más en nuestra sociedad.

Este asunto es muy importante, especialmente para los adolescentes. Varios alumnos de la secundaria local me dijeron que muchos de sus compañeros practicaban

abiertamente la wicca, y que, al parecer, cada día son más. También hay otros adolescentes que están seria-mente metidos en las costumbres y mentalidad del te-rror y de lo misterioso, lo que incluye una fascinación por la opresión y la tortura. Uno de los adolescentes men-cionó lo fácil que es ser atrapado en el mundo espiritual cuando se consumen drogas o alcohol.

Un género de música popular llamado “onda oscura” o “gótica” se describe en una página electrónica como “un viaje musical de tristeza y furor”. También existe un creciente número de películas cuyo tema es la brujería, el demonismo y varios aspectos del “terror”. En las bi-bliotecas y librerías cada vez hay más libros sobre cómo hechizar o cómo hacer brujerías.

El Internet es una fuente muy accesible de informa-ción e instrucción acerca de cualquiera de estas cuestio-nes. Agreguemos a esto las cartas del tarot, los tableros de la ouija, los que leen la palma de la mano, las consul-tas parasicológicas por teléfono, y abundancia tanto de alucinógenos como de alcohol, y no será difícil entender por qué sigue aumentando el número de jóvenes y adul-tos que experimentan con el mundo espiritual.

Al mismo tiempo, cada vez son más las personas que dicen que Satanás, los demonios y el mundo espiritual

no existen. Mucha gente que se considera “iluminada” dice cosas como: “Yo no creo en un Satanás real. Para mí el diablo es más bien una metáfora, un chivo expiatorio a quien se culpa por la maldad del hombre”. Creen que Satanás sólo es invención de los hombres, una

fantasía que no debe tomarse en serio. Consideran que es algo ideado por la “religión” para atemorizar a la gente y hacer que se le someta.

¿Por qué, pues, tanto alboroto por este asunto? Adop-tar estas prácticas, ¿no es simplemente una expresión de gustos e intereses personales? Y ¿quién tiene el dere-cho de criticar las decisiones personales? ¿No son simple

¿Existe realmente el mundo espiritual?

Como seguidores de Jesucristo, ¿cuál debe ser nuestro enfoque con respecto al mundo espiritual? La Biblia

nos dice que Satanás es real —y muy poderoso— y nos ordena no tener absolutamente nada que ver con él.

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Ilustración fotográfica por Shaun Venish/Photos.com

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“fantasía” todas esas películas acerca de la brujería y el demonismo? De seguro somos lo suficientemente ma-duros como para discernir la diferencia entre fantasía y realidad. ¿Acaso las cartas del tarot y los tableros de la ouija no son simplemente juegos sanos de mesa? ¿Qué puede tener de malo jugarlos?

Como seguidores de Jesucristo, ¿cuál debe ser nues-tro enfoque con respecto al mundo espiritual? Si cree-mos lo que se nos dice en la Biblia, sabemos que Sa-tanás es un ser real —y muy poderoso— y que Dios claramente nos ordena no inmiscuirnos de ninguna manera ni con él ni con el ocultismo (estrechamente ligado con el diablo).

¿Quiénes son Satanás y sus demonios?

En la Biblia se nos dice que, originalmente, Sata-nás fue creado como Lucero, que significa “emisor de luz”. En algún momento él decidió sublevarse contra su Creador (Isaías 14:12-15). Con referencia a este ser malvado, el profeta Ezequiel escribió: “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (Ezequiel 28:15).

En todo lo que Dios había creado hasta entonces reinaba completa armonía; no existía ninguna maldad, ningún pecado. Pero esto cambió con la rebelión de Lucero.

Al parecer, cuando por primera vez apareció el peca-do, Lucero (cuyo nombre fue cambiado a Satanás, que significa “adversario”), convenció a muchos ángeles para que lo siguieran en su rebelión contra Dios. Juntos lucha-ron contra su Creador, pero no prevalecieron. Desde en-tonces, Satanás y sus ángeles caídos, conocidos luego como demonios, han estado restrin-gidos aquí en la tierra (Job 1:7; Apocalipsis 12:3-4). En lugar de ser un “emisor de luz”, Sa-tanás y su séquito vinieron a ser “los gobernadores de las tinieblas” (Efesios 6:12).

Aunque Satanás fue derrotado, junto con sus segui-dores, no ha dejado de intentar destruir lo que Dios ha creado. Como podemos ver en Génesis 3:1-6, desde que Adán y Eva fueron creados el diablo no ha cesado en su lucha por destruir a la humanidad.

Pero ni Satanás ni ninguno de sus demonios puede dominar por la fuerza a un ser humano contra su pro-pia voluntad, como algunas personas lo suponen. Sin embargo, eso no quiere decir que Satanás y los demo-nios no tengan ningún poder sobre los hombres. Y no-sotros debemos estar seguros de que entendemos cuál es ese poder que tienen, para que, como dijo el apóstol Pablo, no les permitamos que se aprovechen de noso-tros (2 Corintios 2:11).

Evitemos todo contacto con el mundo espiritual

Podemos, consciente o inconscientemente, admitir o hasta invitar la influencia demoníaca dentro de nues-tras mentes. Cuando el pueblo de Israel llegó a la Tierra

Prometida, Dios les mandó que no permitieran que hu-biera entre ellos ni hechiceros ni adivinos ni quien tra-tara de comunicarse con los muertos (Deuteronomio 18:9-14). La razón de este precepto es que al inmiscuir-nos en tales prácticas nos exponemos a la influencia directa del mundo satánico. Es como si abriéramos la puerta de nuestra mente e ¡invitáramos a algún demo-nio para que entrara!

En términos modernos, esto incluye las cartas del tarot, el tablero de la ouija, lectura de la mano, horós-copos y adivinos. También incluye llenar nuestras men-tes con música, libros y películas sobre el ocultismo. Y el peligro es aún más grave cuando descuidamos el con-trol de nuestras mentes al abusar del alcohol o los estu-pefacientes. Nuestras mentes son vasijas maravillosas, y Dios espera que tengamos un cuidado muy especial con lo que ponemos en ellas.

Pero la idea de tener o recibir un “poder” especial es un atractivo irresistible para nuestro orgullo y vanidad. Satanás lo sabe y lo utiliza para alcanzar sus fines. En

Ni Satanás ni ninguno de sus demonios puede dominar por la fuerza a un ser humano contra su propia volun-

tad, como algunas personas lo suponen. Sin embargo, eso no quiere decir que Satanás y los demonios no tengan ningún poder sobre los seres humanos.

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el capítulo 4 del Evangelio de Mateo podemos ver que incluso trató de hacer caer en sus trampas al propio Jesucristo. Después de mostrarle todos los reinos de la tierra y su esplendor, Satanás le dijo: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (v. 9). Pero Jesús cono-cía el costo que representaba aceptar la proposición de Satanás: significaba que no cumpliría con su cometido como el Salvador de la humanidad. ¿Qué nos costará a nosotros si caemos en alguna de las trampas que Sata-nás tiene para hacer que la gente lo adore?

Cómo nos engaña Satanás

Quizá algunas de las co-sas que hemos dicho has-ta aquí le parezcan exage-radas. ¿Qué ocurre si no se inmiscuye en estas prácticas? ¿Qué pasa si no adora a Satanás? Si no ve películas de terror, no utiliza los tableros de la ouija ni lee malos li-bros, entonces está a salvo, ¿correcto? Quizá la manera más eficaz en que Satanás influye en las personas es por medio del poder que tiene para transmitir actitudes. En la Biblia se le describe como el “príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2). Esto parece indicar su capacidad para transmitir actitudes y pensamientos tentadores, y de esto nadie está exento.

¿Alguna vez ha tenido un mal pensamiento y se ha preguntado de dónde vino? ¿No ha oído el comentario: “El diablo me hizo hacerlo”? El diablo no puede obli-garnos a hacer nada, pero sí puede hacer que algo nos parezca o suene tan atractivo que estemos dispuestos a hacerlo por nuestra propia cuenta. Quizá debería decir-se: “El diablo me tentó para que lo hiciera, y yo cedí”.

En Efesios 6:12 leemos: “Nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autorida-des, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Nueva Versión Interna-cional).

Luchamos con nosotros mismos, con las injusti-cias de la sociedad y con las poderosas actitudes y tentaciones que provienen de Satanás y sus demonios. Adán y Eva no resistieron la sutil tentación de Satanás, y ¡lo mismo nos puede pasar a nosotros!

Cómo resistir la influencia satánica

¿Cómo podemos luchar contra Satanás y su poderosa y malvada influencia? El apóstol Santiago nos da un conse-jo muy sabio: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a voso-tros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:7-8).

¿Cómo nos limpiamos las manos y purificamos el co-razón? Debemos estar seguros de que nuestra relación

con Dios es correcta y firme. No existe ninguna otra re-lación más importante que esa. Debemos llegar a co-nocer a Dios por medio de la oración y el estudio de su palabra tal como está expresada en la Biblia. Tenemos que aprender a pensar cómo él piensa. Debemos pe-dirle que nos ayude a tener una estrecha relación con él. Debemos arrepentirnos y pedirle que borre nuestros pecados y nos dé la fortaleza que necesitamos para no seguir pecando (Salmos 51:10). A medida que vayamos

desarrollando esta hermosa relación, podremos llegar a discernir lo que es de Dios y lo que es de Satanás.

Una vez que seamos capaces de determinar lo que viene de Dios y lo que viene de Satanás, necesitaremos eliminar lo que procede de este malvado ser. En el pa-saje de Santiago que acabamos de citar se nos dice que resistamos al diablo. Esto quiere decir que debemos apartarnos de situaciones o actividades que tengan algo que ver con Satanás y sus demonios. No ver películas o programas de televisión que promuevan la brujería y el ocultismo; evitar la música soez o que nos hace sentir tristes o deprimidos. También quiere decir que no de-bemos ceder a las muchas tentaciones que diariamente enfrentamos de quebrantar las leyes de Dios. ¡Eso es lo que significa resistir al diablo y acercarnos a Dios!

Aunque no podemos verlo, el mundo espiritual es algo muy real. Para mucha gente, jóvenes y adultos, ha llegado a estar de moda asociarse con él por medio de la wicca u otras prácticas demoníacas o del ocultismo. Estas prácticas son presentadas de manera atractiva en

música, películas, libros y revistas. Pero no tenemos que inmiscuirnos en ello. Si ya lo hemos hecho, podemos es-caparnos con la ayuda del Todopoderoso.

Hablando acerca de su conversión, el apóstol Pablo afirmó que Jesucristo le había dicho: “Te envío a éstos [los gentiles] para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados” (Hechos 26:17-18, NVI). Así como Dios obró por medio de ese apóstol para sacar aquella gente de las tinieblas y lle-varla a la luz, así lo hará con cada uno de nosotros, si nos decidimos a obedecerlo. BNP

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Una vez que seamos capaces de determinar lo que viene de Dios y lo que viene de Satanás, necesitaremos elimi-

nar lo que procede de este malvado ser. Esto quiere decir apartarnos de situaciones o actividades que tengan algo que ver con Satanás y sus demonios.

Podemos, consciente o inconscientemente, admitir o hasta invitar la influencia demoníaca. Pero nuestras mentes son

vasijas maravillosas, y Dios espera que tengamos un cuidado muy especial con lo que ponemos en ellas.

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12 Las Buenas Noticias

PARA LOS LECTORES JÓVENES

Es sábado por la noche y tus amigos están decidiendo cómo pasar la velada. Tal vez podrían jugar unos cuantos partidos de bo-los, o ir a la pizzería local o al quiosco de

hamburguesas que está siempre abierto pasada la medianoche.

“¿Por qué no vamos a ver esa película que acaba de estrenarse? —sugiere uno de tus amigos—. Ustedes saben, esa con los increí-bles efectos especiales y la trama tenebrosa. ¡He oído que es la película más macabra del año!” Algunos de los adolescentes asienten con la cabeza, en señal de aprobación.

Y ahí estás tú, en medio de tus ami-gos, sin saber qué responder. Sí, la pe-lícula tiene fama de ser aterradora, tan escabrosa que ha habido advertencias al respecto en los periódicos. Incluso, en la iglesia escuchaste a una pareja que comentaba lo degradante que pueden llegar a ser tales películas de terror. Pero a pesar de ello, la respuesta entusiasta de tus amigos hace que la propuesta se vea atractiva. ¿Qué es lo que debes hacer tú?

Tal parece que cada película que se estrena tuviera efectos especiales más dramáticos y tramas más sangrientas.

Los cineastas y guionistas no se im-ponen restricciones cuando se trata

de utilizar el infinito “potencial creativo” que poseen, estirando la cuerda un poco más con cada nueva producción.

¿Cómo podemos protegernos de la influencia de los medios

de publicidad y responder a sus truculentas ideas y argu-

mentos? El poder de Sata-nás sigue aumentando en

todos los ámbitos de la sociedad, saturando

12 Las Buenas Noticias

¿Debes veresa nuevaPELÍCULADE TERROR?

Por Leslie Schwartz

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especialmente muchos de los espectáculos actuales. A algunos les puede parecer muy trivial el decidir algo tan simple como qué película ver, pero el meollo de este controversial debate no es nada trivial, porque lo que se infiltra en nuestra mente ¡influye fuertemente en nuestros pensamientos y acciones!

¿Cómo podemos alimentar nuestra mente con las crudas, per-versas y horripilantes imágenes que ofrece el mundo del espec-táculo, cuando Dios quiere que meditemos y nos enfoquemos en cosas que son positivas y ennoblecedoras? Notemos la exhorta-ción del apóstol Pablo: “Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en todo lo que es bueno y merece alabanza” (Fili-penses 4:8, Versión Popular).

Muy pocas de las películas actuales reflejan siquiera una pizca de la belleza que Dios tiene reservada para aquellos que lo aman y obedecen. Pero existen millares que con sus imágenes degra-dantes y tramas espiritualmente dañinas socavan los principios sanos de nuestro Creador.

Dios llama a los cristianos a salir de las tinieblas morales y espirituales que nos rodean, para ser luces en el mundo (Mateo

5:14). Es difícil, si no imposible, ser un ejemplo radiante si nos rodeamos de tramas turbias, temas demoníacos e ideas profanas. Necesitamos “andar como hijos de luz” (Efesios 5:8), caminando por el sendero de la justicia y guiados por las decisiones rectas que debemos tomar a diario.

Nos toca escoger

Puesto que tenemos la capacidad y la oportunidad de tomar de-cisiones y dirigir nuestros pasos, ¿por qué escoger el llenar nues-tras mentes con imágenes demoníacas y conceptos perversos? Nuevamente nos exhorta el apóstol Pablo: “No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto” (Romanos 12:2, VP).

Cada vez que cedemos a la tentación de ver esa “apasionante película nueva”, obrando en contra de nuestras creencias y prin-cipios fundamentales y tratando de convencernos de que “sólo un poquito” no puede hacernos daño, ¡nos engañamos a nosotros mismos! Incluso podemos llegar a justificar nuestra conducta

pensando que somos fuertes y que estamos seguros de lo que creemos. Pero siempre que abdicamos nuestros principios, Sata-nás se anota otra victoria sobre nuestros corazones y mentes.

Protegernos de los hábiles ardides que la sociedad continua-mente nos presenta, algunos en forma de llamativos éxitos taqui-lleros, armándonos de la verdad y del conocimiento de Dios, dará grandes triunfos espirituales (Efesios 6:11-13).

No sólo las películas

Como bien sabemos, la interminable serie de decisiones que tenemos que tomar para mantener nuestros principios no tiene que ver exclusivamente con las películas. También debemos analizar los programas de televisión que vemos, la música que escuchamos, los modelos de conducta que imitamos y, sobre todo, lo que lee-mos y las cosas en las que invertimos nuestro tiempo.

Las decisiones que tomamos definen nuestro carácter y a la larga determinarán lo que lleguemos a ser. Si queremos reflejar los principios y normas divinos, debemos ser prudentes y cui-dadosos al momento de escoger lo que vemos, lo que escucha-mos y aquello en que participamos. Debemos evaluar constan-temente nuestras vidas y nuestro comportamiento, de manera que reflejen los principios bíblicos y el gran llamado de Dios, esforzándonos por cultivar esos “frutos de justicia” que nos acercarán a la meta más importante, la de ser parte del Reino de Dios (Mateo 6:33; 7:17-20).

Igual que el adolescente mencionado más arriba, yo me he encontrado en situaciones en las que he tenido que decidir entre defender las verdades de Dios o no decir nada. ¿Quién quiere ser el que se manifiesta en contra de la opinión popular, espe-cialmente en un grupo de amigos, arriesgando su reputación por defender ciertos principios? Pero ¿no crees que a Dios le com-place mucho cuando nadamos contra la corriente, sin importar cuán popular pueda ser la opinión de la mayoría? Se requiere madurez y firmeza de carácter para alejarnos de situaciones ten-tadoras y evaluarlas con el fin de tomar decisiones que honren y respeten la voluntad de Dios.

Finalmente, todos debemos estar dispuestos a hacer frente a los demás, de manera respetuosa y cortés, para defender lo que sabemos que es correcto y que nos conviene, basándonos en los patrones bíblicos. Esta actitud puede ganarnos el respeto de nues-tros amigos. Además, el defender los principios divinos en forma amable pero firme puede reportarnos muchas bendiciones, por dar un buen ejemplo que otros puedan imitar (Romanos 8:28). BN

Leslie Schwartz tiene 20 años y está cursando estudios uni-versitarios en Los Ángeles, California, EE.UU. Sus campos de especialización son los medios masivos de comunicación, la educación y la sicología. Asiste a la congregación de la Iglesia de Dios Unida en la misma ciudad, y le encanta escribir y ver películas de buena calidad.

A algunos les puede parecer muy trivial el decidir algo tan simple como qué película ver, pero el meollo de este controversial deba-te no es nada trivial, porque lo que se infiltra en nuestra mente ¡influye fuertemente en nuestros pensamientos y acciones!

Si queremos reflejar los principios y normas divinos, debemos ser prudentes al momen-to de escoger lo que vemos, lo que escu-chamos y aquello en que participamos.

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l cristianismo afi rma, acertadamente, que cada persona tiene su valor y que es una creación especial de un Dios bueno y amoroso. ¿Por qué entonces las personas cometen crímenes atro-

ces? ¿Crea Dios a las personas malas?Cuando analizamos lo que nos diferen-

cia de los animales, la brecha es enorme. Los perros de la pradera construyen ma-drigueras; los seres humanos construyen rascacielos. Los gorriones gorjean senci-llas notas musicales; los seres humanos componen sinfonías. Los caballos apren-den a responder cuánto son dos más dos, golpeando cuatro veces con sus cascos; los seres humanos calculan las distancias entre las galaxias.

Al mismo tiempo, los perros de la prade-ra, los gorriones y los caballos no hacen gas neurotóxico con el fi n de matar a sus se-mejantes. La ironía es que nuestra concien-cia, creatividad y la habilidad para pensar abstractamente, cualidades tan únicas, son las que a la vez nos sirven para perpetrar toda clase de males imaginables.

Facultad para elegir

El relato bíblico de la creación nos muestra que los dos primeros seres huma-nos originalmente no mostraron acciones o pensamientos malvados. Vivían en armo-nía con su Creador y entre ellos mismos.

La Biblia nos revela que los seres huma-nos fueron hechos a imagen y semejanza de Dios. A esto se debe nuestra capacidad de amar, razonar, sentir y expresar emocio-nes complejas.

Pero Dios nos dio algo más. Además del razonamiento —y la capacidad de ver los hechos y analizarlos para llegar a conclu-siones— tenemos la posibilidad de elegir. Cada día pensamos miles de cosas, y toma-mos decisiones. Decidimos qué ponernos y qué vamos a almorzar. Determinamos qué actividades son prioritarias en nuestra vida. También decidimos qué pensamientos va-mos a retener y cuáles vamos a rechazar, cómo vamos a bregar con nuestras emo-ciones y qué acciones vamos a realizar en nuestra relación con los demás.

Es así cómo los seres humanos tenemos la capacidad de escoger entre el bien y el

mal. Podemos escoger controlar nuestra ira o podemos decidir quemar la casa del veci-no en venganza por lo que nos ha hecho. El asunto de elegir es algo muy complejo en la vida humana, pero la libertad que tenemos para hacerlo es la base de la explicación de por qué los seres humanos pueden ser tanto buenos como malos.

¿Por qué algunos escogen el mal?

Nacemos con ciertos instintos inheren-tes. Uno de ellos es el de la conservación. Si no tuviéramos el deseo de sobrevivir, todo el género humano ya habría desaparecido hace varios siglos. También queremos evi-tar las experiencias desagradables. Nadie quiere el dolor físico o la incomodidad de sentir frío o hambre. Nadie quiere sentirse emocionalmente rechazado o inferior a los demás. Todos queremos sentirnos bien; de-seamos satisfacer nuestros cinco sentidos.

El instinto de conservación, la necesidad de alimento y de descanso, y el deseo de satisfacer los sentidos no son malos. Pero la forma en que escojamos satisfacer estos deseos sí puede ser buena o mala.

Esto está estrechamente relaciona-do con cuán motivados estemos por el egoísmo. Puede ser difícil aceptar que todo el mal que hay en el mundo se deri-va de algo tan sencillo, pero el egoísmo es la raíz del mal.

Debido a la intensidad de nuestro instinto de conservación y nuestro deseo de satisfacer los sentidos, cada persona tiende a considerarse como el centro del universo. Mientras más mo-tivada por un egoísmo desaforado esté una persona, más dañinas serán sus escogencias.

Mientras más nos centremos en nues-tros deseos egoístas, menos capaces se-remos de reconocer o entender nuestras propias faltas o tener verdadero interés por el bienestar de otros. Mientras más se deje controlar una persona por el

egoísmo, más eludirá la responsabilidad por sus acciones frente a los demás.

Cómo se introdujo la maldad

Para muchos en nuestra sociedad tan su-puestamente ilustrada, Satanás no es más que un mito. Sin embargo, según la Biblia, el diablo es ciertamente un ser real. Es un ser angélico creado que se rebeló contra Dios y se convirtió en su adversario (y el de la humanidad también).

Cuando Satanás decidió rechazar a Dios, su carácter se convirtió en lo opues-to del de su Creador. Dios se centra en el amor y la paz, pero Satanás se centra en el odio y la violencia. Dios es generoso y altruista y se preocupa por la humanidad, pero el diablo es egocéntrico y egoísta en cada pensamiento y en cada acción.

En el relato del Génesis, Satanás tentó a Eva con el fruto prohibido. En Génesis 3:6 se nos dice que Eva vio “que el árbol era bue-no para comer y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar sabiduría”. Ella fue motivada por tres fuerzas que pue-den producir el mal en los seres humanos.

14 Las Buenas Noticias

¿Crea Dios a los malvados?

Es fácil darnos cuenta de la maldad que existe en personas como Saddam Hussein, pero es más difícil cuando se trata del egoísmo que está dentro de cada uno de nosotros.

¿Por qué algunas personas son tan malas? ¿Será acaso posible que Dios las haya hecho así?Por Gary Petty

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Fue motivada por el hecho de que el árbol “era bueno para comer”, algo que estaba re-lacionado con su instinto de conservación. “Era agradable a los ojos”, o sea que satis-facía los sentidos. Y “árbol codiciable para alcanzar la sabiduría”. Los seres humanos han sido diseñados con un maravilloso sen-tido de curiosidad: el deseo de conocer y de adquirir entendimiento.

Eva sabía que Dios les había prohibido comer del fruto de ese árbol. Satanás min-tió y le dijo que Dios estaba escondiendo algo de ellos. Sus tendencias morales neu-tras fueron torcidas hacia el egoísmo. Eva ahora quería satisfacer su deseo egoísta de placer y de superioridad intelectual. Adán fue motivado por el mismo egoísmo. Cuan-do desobedecieron a Dios, inmediatamente comenzaron a adoptar el sistema de vida de Satanás.

Su naturaleza humana se convirtió en una mezcla de bien y de mal. El mal en ellos —y en todos nosotros— es un refl ejo de la malvada naturaleza del diablo, que es exactamente lo opuesto de lo que Dios de-sea para todos nosotros.

La infl uencia de Satanás

El apóstol Juan, al escribir su epístola a fi nales del primer siglo, mencionó tres mo-tivaciones humanas: “los deseos de la car-ne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” (1 Juan 2:16). Juan vio el mal en los seres humanos como algo cuyas raíces estaban en el instinto de conservación, la satisfacción de los cinco sentidos y la nece-sidad de sentirse superior a los demás. Esta es tan sólo otra manera de defi nir las moti-vaciones de Eva tal como están registradas en el Génesis.

Encontramos otro pasaje muy revela-dor, escrito por el apóstol Pablo, en el que describe a Satanás como el “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora ope-ra en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). Pablo reconoció la habilidad que Sa-tanás tiene de “transmitir” actitudes de ira, odio, ambición y lujuria, infl uyendo en los seres humanos con toda clase de aspectos destructivos de su naturaleza diabólica. Las mentes humanas son como radios que están sintonizados con los pensamientos y emociones del diablo. Satanás apela a nues-tro deseo de conservación y realización, y cada persona toma algo de esa naturaleza.

¿Podemos cambiar?

Gran parte de la historia humana es algo sórdido, una crónica de la falta de humani-

dad del hombre, guerra, crimen, racismo y desprecio de la vida humana.

Muchas personas se dedican a conseguir dinero y nunca consiguen sufi ciente. Otros tienen incontables encuentros sexuales tan sólo para terminar sintiendo un vacío tre-mendo y muriendo de una dolorosa enfer-medad. El mundo está lleno de gigantes-cas catedrales y enormes iglesias a donde la gente acude en busca de ánimo o para sentirse bien consigo misma, pero su na-turaleza de codicia y de lujuria permanece igual. A menos que la naturaleza humana sea transformada, la religión no es más que una serie de ritos inefi caces.

Las personas pueden modificar hasta cierto punto su comportamiento, pero para cambiar la naturaleza esencial hace falta un elemento espiritual. Sólo Dios puede cambiar el meollo de nuestro ser. El men-saje central de Jesucristo es que, efectiva-mente, los seres humanos rebeldes pueden ser perdonados de sus pecados y su natura-leza puede ser cambiada.

En Efesios 2:1-3 Pablo les dice a los miembros de la iglesia: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobe-diencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la vo-

luntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”.

Podemos ver que esos cristianos estaban experimentando un cambio dramático de vida y ya no eran “por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. En el versícu-lo 10 el apóstol explica que “somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.

Los seres humanos somos tan sólo cria-turas físicas, que aún no están termina-das. Los perros son perros y los pájaros son pájaros; son creaciones completas que sólo pueden adaptarse a un nuevo medio de una manera limitada. Por otra parte, los seres humanos buscan signifi cado. Pode-mos crecer y de hecho lo hacemos, en los sentidos emocional, mental y social.

Uno de los conceptos más increíbles que nos revela la Biblia es el de que salvación es creación. Aunque la muerte del Mesías fue el primer paso fundamental en nuestra salvación, el perdón de nuestros pecados no es la meta fi nal. El perdón de Dios nos abre la puerta a los seres humanos para que podamos tener una relación con él y comenzar el proceso de crecimiento que nos llevará a convertirnos en lo que nuestro Creador desea que lleguemos a ser.

El mundo de violencia, pobreza, alco-holismo, drogas, asesinatos y matrimonios destruidos no es el mundo que Dios creó para nosotros. Esto lo hemos hecho noso-tros mismos, con la ayuda de Satanás. Nun-ca podrá mejorar a menos que cada uno de nosotros esté dispuesto a reconocer el mal de nuestro propio egoísmo.

Recordemos que el instinto de con-servación, el deseo de satisfacer nuestros sentidos y la curiosidad de adquirir cono-cimiento no son malos en sí. Pero estos aspectos de nuestra naturaleza han sido pervertidos y transformados en motivacio-nes egocéntricas. La fuerza que mueve a muchas personas en lo que dicen y hacen es el deseo de obtener cosas, sentirse bien y creerse superiores a los demás.

Lo que estamos dejando de lado

La gran ironía está en que el egoísmo es increíblemente autodestructivo. Mientras más nos obsesionamos en satisfacernos por medio de nuestras posesiones, nivel de

vida, sexo u otras cosas puramente físicas, más insatisfechos nos sentimos. Los seres humanos no podemos experimentar una felicidad real sin atender al lado espiritual de nuestra naturaleza.

Una vez que Satanás logra avivar el egoísmo en nosotros, somos incapaces de controlar totalmente nuestros propios de-seos y emociones. Necesitamos una ayuda que proviene de fuera de nosotros. No po-dremos establecer una relación íntima con el Creador hasta que reconozcamos nuestro total desvalimiento moral.

Hay un pasaje fascinante en el que el apóstol Pablo escribe acerca de lo especial que es el espíritu del hombre. Actualmente llamamos a este espíritu la mente, que es la capacidad de tener pensamientos conscien-tes y emociones. “¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu

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A menos que la naturaleza humana sea transformada, la religión no es más que una serie de ritos inefi caces.

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del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Es-píritu de Dios” (1 Corintios 2:11).

Dios quiere transformar nuestra natura-leza corrupta en naturaleza divina. Cuando nos arrepentimos verdaderamente y nos esforzamos por cambiar, Dios toma una “porción” de sí mismo, su Espíritu —su naturaleza generosa, su mente, su amor puro— y lo coloca dentro de nuestras men-tes para que podamos cambiar nuestra for-ma de pensar y de sentir.

El bautismo: Símbolo de un cambio fundamental

Es una desgracia el hecho de que en gran parte del cristianismo el bautismo se haya convertido en algo insignifi cante e incluso una doctrina olvidada. Sin embargo, Jesús claramente ordenó a sus seguidores que se bautizaran como símbolo del lavamiento de los pecados por parte de Dios. Pablo tam-bién explicó que el bautismo simboliza la muerte del viejo hombre y el ser levantados a una nueva vida, llena de poder para llegar a ser semejantes a Cristo por medio de la ayuda del Espíritu de Dios (Romanos 6, 8).

Otro acto simbólico del Nuevo Testa-mento que ha sido olvidado es la imposición de las manos. En la iglesia primitiva, cuan-do la persona era bautizada los ancianos de

la iglesia ponían las manos sobre ella para que Dios entonces le diera su santo Espíri-tu (Hechos 8:17). En el Nuevo Testamento hay muchas instrucciones acerca de cómo un cristiano guiado por ese Espíritu se con-vierte en un “nuevo hombre” (Efesios 4:22-24; Colosenses 3:9-10).

Muchas personas profesan a Cristo pero siguen siendo las mismas. Aceptan el mensaje de “ven a Cristo tal como eres”, pero si uno realmente se somete a Cristo entonces sabe que su vida tiene que cam-biar si es que quiere convertirse en un “nuevo hombre”. La corrupta naturaleza humana no puede entrar en el Reino de Dios. La vida física es un campo de pre-paración para la eternidad.

Todos nosotros experimentamos el bien y el mal, y como resultado nos converti-mos en una mezcla de bien y de mal. Pode-mos ser salvos del mal únicamente por lo que Dios está haciendo por medio de Jesu-cristo: su sacrifi cio por nuestros pecados y su ejemplo de una vida completamente ceñida a los caminos de Dios. Mientras tengamos elementos de la naturaleza hu-mana, como cristianos tenemos que luchar contra el egoísmo; pero si nos sometemos al proceso creativo de Dios, entonces po-dremos ser sus hijos en el sentido literal de la palabra, para siempre en su reino.

Lo más difícil de reconocer

Las personas que permiten que sus pro-pios deseos egoístas las controlen totalmen-te no se dan cuenta de que sus acciones son moralmente erróneas. Creen que se mere-cen satisfacer sus sentidos sin importar lo que esto les cueste a otros. Pero la realidad es que todos pecamos y estamos destitui-dos de la gloria de Dios (Romanos 3:23).

Pero Dios no creó la maldad y perver-sidad que existen en este mundo. Tampo-co creó al diablo (como tal), quien sutil e invisiblemente infl uye en todos nosotros. El problema del egoísmo que afl ige a la humanidad solamente puede ser resuelto mediante la transformación milagrosa de la naturaleza humana.

¡Y esa transformación puede comenzar ya en usted! Si está cansado de la lucha por encontrar signifi cado y propósito en la vida, entonces es tiempo de que le pida a Dios que comience su proceso creativo de salvación dentro de usted.

Jesús les prometió a sus discípulos que se iba para prepararles un lugar, pero que re-gresaría para establecer el reino de su Padre aquí en la tierra. Dios quiere que toda la hu-manidad se arrepienta (Hechos 17:30). Él desea que usted sea su hijo. ¿Está dispuesto a someterse a él como su Padre? BN

como los siguientes para argumentar que la suya es una religión pacífi ca:

“Luchen por el bien de [Alá] contra aquellos que luchan en contra de ustedes, pero no los ataquen primero. [Alá] no ama a los agresores” (2:190).

“. . . Todo aquel que mate a un ser huma-no, excepto en el caso de que sea el castigo por un asesinato u otra villanía en la tierra, debe ser considerado como alguien que ha matado a toda la humanidad; y aquel que haya salvado una vida humana debe ser visto como alguien que ha salvado a toda la humanidad” (5:32).

Sin embargo, el mismo libro contiene pasajes que exhortan a la violencia y a la guerra en contra de aquellos que no son musulmanes.

El pasaje que acabamos de citar prosigue así: “Aquellos que hacen guerra en contra de [Alá] y de su apóstol [Mahoma], y propagan el desorden en la tierra, deben ser muertos o crucifi cados o deben cortárseles una mano y el pie del lado contrario . . .” (5:34).

“Cuando hayan pasado los meses sagra-dos, maten a los idólatras dondequiera que los encuentren. Arréstenlos, asédienlos, tién-danles emboscadas por todas partes” (9:5).

“Luchen contra ellos hasta que se acabe la idolatría y la religión de [Alá] sea supre-ma” (2:193).

La respuesta a por qué la decapitación se ha convertido en el método preferido entre los terroristas islámicos para ejecu-tar a sus rehenes se encuentra en el sura 47:4: “Cuando se encuentren con los in-crédulos en el campo de batalla, quítenles la cabeza . . .”.

Las bombas humanas confían en lo que dice el sura 47:7, el cual, según ellos, les promete el paraíso a todos aquellos que ofrenden su vida en servicio de Alá: “En cuanto a aquellos que sean sacrifi cados por la causa de [Alá], él no permitirá que sus obras perezcan . . . Los admitirá en el pa-raíso que les ha dado a conocer”.

El islam en contra del mundo

¿Cómo se pueden explicar estos puntos de vista tan diferentes que encontramos en el Corán?

Algunos eruditos que han estudiado el libro han concluido que los pasajes que animan a las relaciones pacífi cas fueron es-critos en las primeras etapas de la vida de Mahoma, antes de que tuviera un número considerable de seguidores y la paz para él y los suyos era una ventaja. Creen que los pa-sajes que exhortan a la violencia y a la gue-rra fueron escritos posteriormente, después de que Mahoma ya se había fortalecido militarmente y podía imponer su voluntad en aquellos que de otra forma no estaban dispuestos a seguir su nueva religión.

Sin importar si esta perspectiva es correc-ta o no, los militantes musulmanes pueden encontrar numerosos pasajes en el Corán (tales como los que acabamos de citar) que creen que les ordenan hacer la guerra contra los infi eles, es decir, todos los no musulma-nes. Encuentran en estos pasajes justifi cación para actos tan despiadados como la decapita-ción de rehenes y el llevar consigo explosivos para convertirse en bombas humanas.

Estas opiniones no son hechos aislados. Al comienzo del año pasado, una investiga-ción en varias naciones musulmanas mos-tró que la mitad de los paquistaníes creen

TerrorismoViene de la página 5

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que las bombas detonadas por suicidas en contra de los israelíes y las tropas norte-americanas en Iraq están justifi cadas. En Jordania y Marruecos, otras dos naciones musulmanas en las que se llevó a cabo la investigación, más de las dos terceras par-tes de los entrevistados pensaban que esos actos suicidas estaban justifi cados.

Otro factor que infl uye mucho en la gran aceptación de los métodos de terror es la perspectiva global que tienen muchos mu-sulmanes. Bernard Lewis, profesor emé-rito de la Universidad de Princeton y autor de más de una decena de libros acerca del Oriente Medio, explica su opinión en un ar-tículo que apareció en la edición de septiem-bre de 1990 de la revista Atlantic Monthly:

“Según la perspectiva clásica islámica, a la que muchos musulmanes están empe-zando a volverse, el mundo y la humanidad están divididos en dos categorías: la fami-lia del islam, en la que prevalecen la fe y la ley islámicas, y el resto, conocido como la familia de los incrédulos o la familia de la guerra, que los musulmanes tienen el deber de traer fi nalmente al islamismo.

”Pero la mayor parte del mundo está to-davía fuera del islam, y en opinión de los extremistas islámicos, aun dentro de las tierras islámicas la fe del islam ha sido so-cavada y la ley del islam abrogada. Por lo tanto, la obligación de la guerra santa co-mienza en casa y continúa en el extranjero, en contra del mismo enemigo infi el”.

¿Estamos viviendo un nuevo ciclo de la historia?

Esta perspectiva mundial explica por qué la mayoría de las guerras y confl ictos en el mundo de hoy tienen que ver con la expan-sión islámica en contra de los no musulma-nes, o de los musulmanes extremistas que tratan de imponer sus criterios por encima de los de los musulmanes más moderados. También nos ayuda a explicar la combina-ción de circunstancias y fuerzas que parecen estar guiando al mundo hacia lo que algunos defi nen como la tercera guerra mundial.

Muchos historiadores y eruditos seña-lan además que el islam tal vez esté re-gresando a sus antiguas raíces agresivas y nuevamente esté desafi ando a Occidente en busca de la supremacía. Si esto fuera así, no sería la primera vez.

En el siglo séptimo Mahoma y sus su-cesores, por medio de la persuasión y la fuerza, propagaron su nueva religión desde La Meca y Medina a lo largo del Orien-te Próximo y por el norte de África hasta

España. Hacia el oriente, el islamismo se propagó por la parte sur y central de Asia hasta la India. En menos de un siglo se ha-bía formado uno de los imperios más gran-des de la historia.

A medida que avanzaba el islam, la cris-tiandad, bajo la forma del Imperio Bizantino (o el Imperio Romano de Oriente), retroce-día. Finalmente, en 732, un siglo después de la muerte de Mahoma, el islam fue detenido cerca de París en la batalla de Tours.

Durante varios siglos, mientras Europa permanecía sumergida en el oscurantismo (debido en parte al aislamiento a que estaba sometida por la presencia de musulmanes hostiles en sus fronteras), el mundo islámi-co construyó una de las civilizaciones más avanzadas del mundo; estaba a la vanguar-dia en cuanto a la cultura y la ciencia. Esta fue la edad de oro del islam, una época que los musulmanes desean que vuelva.

Como una reacción a la captura de los sitios bíblicos en la Tierra Santa por parte de los musulmanes y a la conquista de Je-rusalén en 1076, a fi nales del siglo XI surgió la primera cruzada. Los cruzados europeos recobraron a Jerusalén en 1099 y la mantu-vieron bajo su control hasta 1187.

En ese mismo siglo una segunda gran ola de expansión islámica llevó esa reli-gión aún más lejos, por Asia central, In-dia, Turquía y el África subsahariana. Los comerciantes musulmanes la llevaron más allá, hasta China, Indonesia y la península de Malasia.

El Imperio Otomano (turco) trajo consi-go una tercera ola, más pequeña, de expan-sión islámica. Los otomanos destruyeron el Imperio Bizantino de una vez por todas en 1453, con la captura de Constantinopla, y llevaron al islamismo hasta el sur de Eu-ropa, lo que sentó las bases para una larga serie de confl ictos entre los musulmanes y otros grupos en los Balcanes.

Ahora, como señalan algunos obser-vadores, tal vez estemos presenciando el comienzo de un nuevo período de expan-sión islámica, avivado por el resentimiento ante la prosperidad —y la decadencia— de Occidente y fundamentado en miles de millones de dólares que son producto del petróleo. Su meta es nada menos que el es-tablecimiento o la restauración, tal como ellos lo ven, de un imperio islámico que domine nuevamente al mundo.

Por supuesto, en su camino se interpo-nen los Estados Unidos y sus aliados oc-cidentales. La mayor preocupación de los países occidentales es que los dirigentes

islámicos o los terroristas decidan apoyar esta ola expansionista con armas nucleares u otros tipos de armamentos de destrucción masiva (tales como los que posee Paquistán y los que persigue ávidamente Irán).

Un conocido me dijo que en un viaje reciente a Teherán había visto murales a lo largo de grandes edifi cios. Un inmenso mural, de varios pisos de altura, mostraba una panorámica de Estados Unidos con varias explosiones nucleares ocurriendo en diferentes partes del país. Ríos de san-gre corrían por todo el territorio del país. Este mural expresaba gráfi camente el de-seo de algunos iraníes y otros musulma-nes. No podemos esperar que los ataques terroristas terminen pronto.

¿Cómo se eliminará el terrorismo?

Cuando los discípulos de Jesucristo le preguntaron acerca de las señales de su re-torno, les respondió con una escalofriante advertencia: “Habrá entonces una angustia tan grande, como no la ha habido desde que el mundo es mundo ni la habrá nunca más. Si no se acortaran aquellos días, nadie es-caparía con vida; pero por amor a los elegi-dos se acortarán” (Mateo 24:21-22, Nueva Biblia Española). También mencionó “gue-rras y rumores de guerras”, confl ictos entre naciones y reinos (vv. 6-7).

Una enigmática profecía que encontra-mos en Daniel 11:40-45 revela que “en el tiempo del fi n” un dirigente de las actuales tierras islámicas, llamado aquí el “rey del sur”, se levantará y desafi ará a Occidente. Esto provocará una invasión europea al Oriente Próximo, y en el Apocalipsis se nos revela que esto conducirá a una confl a-gración entre enormes ejércitos, con armas de destrucción masiva a una escala sin pre-cedentes. Jesucristo intervendrá en el mo-mento justo para evitar que la humanidad se aniquile a sí misma.

Sólo entonces el mundo verá el fi n del terror. En aquel día, cuando la falsa religión y las fi losofías engañosas y opresivas ya no existan, “la tierra será llena del conoci-miento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9).

En aquella época, tal como se nos dice en Miqueas 4:3-4, la humanidad por fi n se verá libre del azote de la guerra y el te-rrorismo: “No alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca del Eterno de los ejércitos lo ha hablado”. BN

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¿Por qué existimos? ¿Tiene nuestra vida un propósito, o somos el producto de una serie de “coincidencias” cósmicas y de las fuerzas ciegas de la evolución?

¿Estamos destinados a perfeccionar el arte de la guerra hasta el punto de aniquilar toda forma de vida en nuestro planeta? ¿Moriremos víctimas de una ola de enfermedades virulentas, o tal vez envenenados por un medio ambiente tóxico? ¿O podemos esperar un futuro en el que verdaderamente reinarán la paz, la salud y el bienestar para todos? ¿Qué es, en realidad, lo que nos depara el futuro?

Las buenas noticias son que nuestro Creador está llevando a cabo un plan maestro. Este plan está representado en una serie de fi estas santas que ponen de manifi esto el asombroso potencial que tiene todo ser humano: el propósito mismo de nuestra existencia.

El folleto Las fi estas santas de Dios le ayudará a entender el maravilloso futuro que le espera al género humano. Para recibir esta publicación, sin costo ni obligación de su

parte, sólo tiene que solicitarlo a nuestra dirección más cercana a su domicilio. O si tiene acceso a Internet, puede descargarlo de nuestro portal en www.ucg.org.

Iglesia de Dios Unidauna Asociación Internacional ©

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¿Tiene Dios un planpara el hombre?