Corvera Ejemplar 2012 - Luz Hevia

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Luz Hevia La Abuela de Corvera Luz Hevia nació hace 104 años. De aquella época se acuerda de las casas de antes, en referencia a las de los indianos, “que eran ricos o llamábanse ricos”. Se bautizó, confirmó e hizo la primera comunión en la ermita de La Luz, “a donde acudo todos los años”, con motivo de la fiesta que se celebra el 29 de mayo. Corvera Ejemplar

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Corvera Ejemplar 2012 - Luz Hevia: La abuela de Corvera

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Luz HeviaLa Abuela de Corvera

Luz Hevia nació hace 104 años. De aquella época se acuerda

de las casas de antes, en referencia a las de los indianos, “que eran ricos o llamábanse ricos”. Se bautizó, confirmó e hizo la primera comunión en la ermita de La Luz, “a donde acudo todos los años”, con motivo de la fiesta que se celebra el 29 de mayo.

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Estudió lo básico en la escuela de Doña Pilar Escobar y aprendió el oficio de coser: “Era modista y trabajaba para los señores; había que ayudar en casa”. Su trabajo lo alternaba con el cuidado del ganado de su padre en Bustiello, donde había extensas praderías propiedad de la Marquesa de Ferrera. “Además mi padre hacía madreñas”.

Luz Hevia, que perdió a su madre a temprana edad, tenía seis hermanos y cuatro hermanas. “Dada la escasez con la que vivíamos, cinco hermanos y las cuatro hermanas se marcharon para América, concretamente a La Habana, excepto un hermano que puso rumbo a Nueva York. Mi hermano Siro y yo permanecimos con nuestro padre, trabajando con él”. Nunca volvieron a España, excepto uno, Rafael, que viajó a Madrid para tomar parte en la guerra civil, en la que murió. “Mis hermanos me mandaban medias desde Cuba”.

Fue testigo de la transformación del entorno en el que vivía. Conoció la construcción del tranvía, las fábricas de La Curtidora, la Azucarera y La Vidriera, así como el mercado que había en el entorno de la iglesia de Sabugo: “Se vendían las hojas del maíz para hacer colchones”. No llegó a conocer la irrupción de Ensidesa, porque para entonces ya no estaba aquí. “Todo ha cambiado muchísimo; Ensidesa le dio la vida a Corvera”.

Tras muchos años cosiendo y cuidando al ganado, la vida de Luz Hevia dio un giro total. Se fue a trabajar a Barrios de Luna, a la casa de la familia de Don Bernardo, el párroco y maestro del “Ave María” de Villalegre. Allí hacía la comida, limpiaba, cosía, se dedicaba a las labores de agricultura y cuidaba el ganado. O sea, hacía de todo. “Cuando había matanza, yo

“Dada la escasez con la que vivíamos, cinco hermanos y las cuatro hermanas se marcharon para América, concretamente a La Habana, excepto un hermano que puso rumbo a Nueva York. Mi hermano Siro y yo permanecimos con nuestro padre, trabajando con él”

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mataba a los bichos”. En la práctica se convirtió en el ama de llaves. “Fui muy feliz allí; era una más de la casa y viajé muchísimo con la familia. Barrios de Luna era un paraíso”. Durante los años que estuvo allí no olvidó su tierra asturiana: “Un mes al año venía a Molleda, al lado de El Escañorio; aquí encontraba la misma libertad que en León”.

De aquella época tiene muchos recuerdos, pero hay uno que siempre la asombró: la cantidad de gente que se dio cita en Barrios de Luna cuando se inauguró el pantano. “Aquello era una nube de gente y estuvo Franco”.

Nunca se casó. La vida la ha pasado trabajando duramente y siendo feliz así.

Tras más de treinta años en Barrios de Luna, se trasladó con la misma familia a Oviedo, donde estuvo cinco años, en un piso. “Aquella etapa fue dura para mí; de repente me encontré en un piso, que se me caía encima, viniendo de estar en el campo, al aire libre; no lo soporté”.

Abandonó Oviedo y se trasladó a Molleda, donde vive rodeada de naturaleza, desde hace 19 años, en la casa de Amelia Barrera, prima carnal de la madre de Luz Hevia. Hoy vive con la hija de Amelia, Manolita, su marido, Manuel Rodríguez, la hija de ambos, Ana, y la pequeña de la casa, con 19 años, Nuria, que es el ojito derecho de Luz. Se emociona a la hora de hablar de ella: “Me ha dado la vida”.

Se nota la gran complicidad que hay entre los miembros de esta familia, atentos a las palabras de Luz, sobre todo Manolita, que

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Quizás la gran suerte de esta señora es haber estado, y estar, rodeada de personas entrañables y cariñosas. El resto lo ha puesto ella: un gran amor, y una gran entrega, al entorno que le rodea

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es la que hace de entrevistadora, ya que tiene que hablar alto y pegando su boca a la oreja de Luz para que ésta pueda oír las preguntas. “La garganta y los oídos no los tengo bien; pero la cabeza sigue funcionando”, comenta una sonriente y elegante Luz.

“He tenido suerte en la vida con las personas que me ha tocado vivir y a muchas de las que he conocido”. En sus 104 años de vida ha tenido un susto que casi acaba con su vida. Fue en 1999, año en que ingresó en el hospital a consecuencia de una obstrucción intestinal. “Salí viva de milagro”. El doctor estaba muy serio y preocupado y Luz quiso animarle: “Has hecho todo lo que pudiste”. Afortunadamente todo quedó en un susto.

Luz Hevia es una gran lectora y todos los días lee la prensa. “Leo La Voz de Avilés todos los días y me gusta, sobremanera, la sección de hace 25, 50, 75 y 100 años”. Por eso está al día de la realidad. Se muestra preocupada por el Niemeyer (“el arquitecto brasileño tiene la misma edad que yo”) y por la situación actual de Asturias: “Que mal está todo. Cuánto paro. Le voy a decir una cosa, que gobierne quien sea, pero que, por favor, saquen a Asturias de la crisis y lo hagan ya”.

Luz Hevia quiere seguir siendo activa y conocer a todo el mundo. Está ilusionada con la boda de un sobrino de Manolita Barrera y su última ilusión es poder ir a la boda de Nuria, la joven de la casa. “He sido y soy muy feliz”. Se confiesa como una persona que nunca ha sido amante de ilusiones y nunca tuvo novios: “Siempre he sido partidaria de que cada persona vaya a su manera”.

A sus 104 años tiene una gran lucidez y la suerte de tener una familia amable, que se desvive por hacer feliz a Luz Hevia. Quizás la gran suerte de esta señora es haber estado, y estar, rodeada de personas entrañables y cariñosas. El resto lo ha puesto ella: un gran amor, y una gran entrega, al entorno que le rodea.

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“Que mal está todo. Cuánto paro. Le voy a decir una cosa, que gobierne quien sea, pero que, por favor, saquen a Asturias de la crisis y lo hagan ya”

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