Corona de Adviento II semana

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Lector 5: Su venida histórica, que recordamos cuando el Hijo de Dios nace como Hijo de María, como Hombre para habitar entre los hombres; su venida litúrgica en cada Eucaristía, en su Palabra y en la Comunión; y su venida escatológica, que esperamos con viva fe, al final de los tiempos. Todos: Por eso, encender una vela tiene sentido en la medida en que, de modo perso- nal, familiar y comunitaria nos dispongamos a recibir al Hijo de Dios, a nuestro Señor Jesucristo, que viene a nosotros para salvarnos. ORACIÓN FINAL: Todos: Señor, ya te acercas a nosotros y tu mensaje nos alienta en la esperanza. Haz que te amemos ya desde ahora para que, ceñidos a la justicia y la caridad, abracemos al hermano como la manifestación viva de que ya vives entre nosotros. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén CONCLUSION Monitor: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros. Todos: Y seremos salvados. Amén. II DOMINGO: CONVERSIÓN COMO PROCESO DE ESPERA DEL SEÑOR CELEBRACIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO Inmersos en el Adviento sale a nuestro encuentro un personaje singular, con sabor a desierto y a sobriedad, a grito y a cambio, a renovación e interpelación a la penitencia: Juan Bautista. A nadie se nos escapa que, el ser cristiano, tiene un peligro: estar sumergidos en el mundo nos puede llevar a un debilitamiento de lo que es vital en nuestra identidad cristiana. La Navidad, con la celebración del acontecimiento del Nacimiento del Señor, nos invita a una versión totalmente renovada de nuestra vida. Y es que, nuestro vivir, nuestro pensamiento o nuestro ser…puede que a veces se quede un tanto desfasado. O mejor dicho; puede que, estén tan bien amoldados a la realidad mundana, que se hayan alejado totalmente de lo que el evangelio debiera de significar para nosotros. El adviento, en este segundo domingo, nos invita a cambiar el “chip”. ¡Conversión! Para que, el Señor se adentre en nuestra visa necesitamos una versión distinta de nuestra vida, unas miradas diferentes, unas actitudes de esperanza, vigilancia y respuesta. ¿Cómo encontrará el niño Jesús nuestro pesebre cuando venga esta Navidad a nuestros corazones?

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Apoyo de oración para el segundo domingo de Adviento 2010

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Page 1: Corona de Adviento II semana

Lector 5: Su venida histórica, que recordamos cuando el Hijo de Dios nace como Hijo de María, como Hombre para habitar entre los hombres; su venida litúrgica en cada Eucaristía, en su Palabra y en la Comunión; y su venida escatológica, que esperamos con viva fe, al

final de los tiempos.

Todos: Por eso, encender una vela tiene sentido en la medida en que, de modo perso-nal, familiar y comunitaria nos dispongamos a recibir al Hijo de Dios, a nuestro Señor

Jesucristo, que viene a nosotros para salvarnos.

ORACIÓN FINAL:

Todos: Señor, ya te acercas a nosotros y tu mensaje nos alienta en la esperanza. Haz que te amemos ya desde ahora para que, ceñidos a la justicia y la caridad, abracemos al hermano como la manifestación viva de que ya vives entre nosotros. Tú que vives y

reinas por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSION

Monitor: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.

Todos: Y seremos salvados. Amén.

II DOMINGO: CONVERSIÓN COMO PROCESO DE ESPERA DEL SEÑOR

CELEBRACIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO

Inmersos en el Adviento sale a nuestro encuentro un personaje singular, con

sabor a desierto y a sobriedad, a grito y a cambio, a renovación e

interpelación a la penitencia: Juan Bautista. A nadie se nos escapa que, el

ser cristiano, tiene un peligro: estar sumergidos en el mundo nos puede

llevar a un debilitamiento de lo que es vital en nuestra identidad cristiana.

La Navidad, con la celebración del acontecimiento del Nacimiento del

Señor, nos invita a una versión totalmente renovada de nuestra vida. Y es

que, nuestro vivir, nuestro pensamiento o nuestro ser…puede que a veces se

quede un tanto desfasado. O mejor dicho; puede que, estén tan bien

amoldados a la realidad mundana, que se hayan alejado totalmente de lo

que el evangelio debiera de significar para nosotros. El adviento, en este

segundo domingo, nos invita a cambiar el “chip”. ¡Conversión! Para que, el

Señor se adentre en nuestra visa necesitamos una versión distinta de nuestra

vida, unas miradas diferentes, unas actitudes de esperanza, vigilancia y

respuesta. ¿Cómo encontrará el niño Jesús nuestro pesebre cuando venga

esta Navidad a nuestros corazones?

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SOBRE LA CORONA DE ADVIENTO

La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad.

La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro

semanas antes de Navidad.

Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es La corona o guirnalda de Adviento, es el primer anuncio de Navidad.

Origen: La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre-cristianas de los

germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera.

Pero la corona de adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura. Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno conteni-

do en Cristo. El vino para hacer todas las cosas nuevas .

ORACIÓN INICIAL (TODOS)

Señor Dios bendice con tu poder nuestra Corona de Adviento para que, al encender-la, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. Te lo

pedimos por Cristo nuestro Señor. Todos: Amén.

ORACIÓN: CONVIÉRTEME SEÑOR

Coro 1: Conviérteme Señor del ruido, que me impide escucharte, a la paz que me permite sentirte con nitidez. De la comodidad, que desfigura mi felicidad a la sobriedad que necesita

mi alma para no perderte a la belleza interior como camino hacia la perfección.

Coro 2:Conviérteme Señor de mi voz, suave y tímida para pregonarte, a un testimonio vivo,

eficaz y valiente, para proclamar que, como Tú, nada ni nadie ha de salvar al hombre.

Coro 1: Conviérteme Señor de mi autosuficiencia, orgullo y seguridades a la humildad para

saber y poder encontrarte.

Coro 2:Conviérteme Señor se mis apariencias, simples e interesadas, a la plenitud que me ofrece tú presencia, real y misteriosa, dulce y exigente, divina y humana, audible….y a ve-

ces silenciosa, con respuestas….y a veces con interrogantes.

TODOS: Conviérteme Señor y dame un nuevo corazón para alabarte, dame un nuevo co-razón para bendecirte, dame un nuevo corazón para esperarte, dame un nuevo corazón

para amarte desde mi ser de joven. Amén.

BENDICIÓN COMUNITARIA DE LA CORONA DE ADVIENTO

Lector 1: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne... Todos: Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florez-cas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pron-

to, Señor! ¡Ven, Salvador!

Lector 2: “La Tierra, Señor, se alegra en estos días y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que están en las tinieblas del egoísmo, del dolor y del pecado. Todos: Llenos de esperanza en su venida hemos preparado con gran cariño esta corona, la hemos hecho con ramas verdes de nuestra tierra, para que nos acompañe en nuestro hogar en este tiempo de preparación para la venida de tu Hijo. Lector 3: Te pedimos Señor que al ir encendiendo estas velas nos ilumines a todos nosotros con ese esplendor de aquel que, por su luz del mundo, iluminará todas las oscuridades Todos: Si encendemos estas velas es porque queremos alumbrar, porque queremos tener una señal que pueda ver el que viene hacia nosotros. Es un signo externo de nuestra dispo-sición interior de esperanza, por eso unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro... (mientras se dice el Padre Nuestro se encienden las dos velas moradas) Lector 4: Por eso, en este tiempo de Adviento, seguiremos con atención y con buena dispo-sición, las enseñanzas de la Palabra de Dios en las lecturas de este tiempo y nos preparare-mos de todo corazón para la venida del Señor a nuestra Comunidad Lasallista, a nuestra

familia y a nuestra vida personal.