Cora Bastos

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Corabastos: república independiente Publicado el 2 mayo, 2011 por Jkrincon Corabastos es un mundo que se encuentra encerrado en el sur de Bogotá. Desde aquí se distribuye toda la comida que alimenta a la población de la capital. ¿Cómo es este lugar y qué se vive en él? Por Miguel Reyes El ingreso a Corabastos parece la frontera con otro país. A la altura de la Cra. 80 con Calle 35 Sur se levantan altas paredes que separan este mundo de la capital colombiana. Las puertas de ingreso recuerdan las fronteras con México que se ven en las películas americanas: filas de carros esperando pasar el peaje que divide dos países (este vale desde 2,900 pesos para automóviles hasta 29,900 para las tractomulas). Así es la entrada a la central de alimentos más grande de Suramérica. A las 4 de la mañana, cuando Bogotá está dormida, fría y silenciosa, encerrado en ella Corabastos está en pleno auge laboral. Su día comienza a la 1 de la mañana y, desde esa hora,

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Corabastos: república independientePublicado el 2 mayo, 2011 por Jkrincon

Corabastos es un mundo que se encuentra encerrado en el sur de Bogotá.

Desde aquí se distribuye toda la comida que alimenta a la población de la

capital. ¿Cómo es este lugar y qué se vive en él?

Por Miguel Reyes

El ingreso a Corabastos parece la frontera con otro país. A la altura de la Cra. 80 con

Calle 35 Sur se levantan altas paredes que separan este mundo de la capital

colombiana. Las puertas de ingreso recuerdan las fronteras con México que se ven en

las películas americanas: filas de carros esperando pasar el peaje que divide dos

países (este vale desde 2,900 pesos para automóviles hasta 29,900 para las

tractomulas). Así es la entrada a la central de alimentos más grande de Suramérica.

A las 4 de la mañana, cuando Bogotá está dormida, fría y silenciosa, encerrado en

ella Corabastos está en pleno auge laboral. Su día comienza a la 1 de la mañana y,

desde esa hora, se prepara para recibir a los más de 200,000 visitantes que llegan

diariamente.

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Para comprender las dimensiones de este lugar algunas cifras dan la idea. Todos los

días ingresan, más o menos, 12,000 vehículos, la mayoría de ellos camiones. En total

traen apróximadamente 11,000 toneladas de comida, proveniente de todas partes del

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país, que resultan en alimento para una zona de influencia de más de 10 millones de

personas. Diariamente, se mueven por lo menos 2 millones de dólares. Corabastos

ocupa un área de 420,000 m2, una extensión aproximada de 15 manzanas, en las

cuales hay más de 40 bodegas organizadas por granos, pescados, carnes, frutas,

entre otros. Aquí está casi todo el alimento para la población bogotana.

José Joaquín Henriquez llegó a las 2:30 de la mañana, después 16 horas de recorrido

desde Buenaventura. Trae su camión lleno de cocos, y se ha gastado 1 millón

doscientos en tres ‘tanqueadas’ de gasolina. Hace 11 años maneja su mula de seis

ejes. Dentro de la bodega 29, una de las más concurridas, se encuentra Byron López,

un vendedor de piñas que cuenta que, más o menos, desde hace 10 años Corabastos

se valorizó muchísimo. Muchos dueños de los locales están entre la gente más rica

del país, “los dueños del local que yo arriendo andan ahora por Europa…

Aquí se maneja muchísima plata, por eso tienen que tener cuidado”  dice (es

la primera advertencia). Los negocios aquí funcionan sin parar, todo tipo de gente

viene a comprar: “yo le vendo mis piñas a muchos compradores, aquí muy

temprano vienen los de ‘fruver’ (Surtifruver) y se llevan al menos 120 kilos,

pero vea ese negrito, ese es un vendedor ambulante que me compra para

los salpicones que vende en la calle”. Antes de despedirse advierte: “No se

vayan a meter entre los camiones, quédense por el anden y donde haya

harta gente…”

La comida rodea y atropella a visitantes que son desde pequeños tenderos y amas de

casa hasta grandes distribuidores de restaurantes y supermercados. Es difícil caminar

en ese ajetreo, se debe andar despacio para registrar todo lo que hay.

Constantemente se oyen chiflidos de los ‘carreteros’ que vienen corriendo para que

les abran paso. Casi no se ve el suelo: está cubierto por miles de frutas reventadas y

papel periódico. Las calles están invadidas de comida, basura y desperdicios. Son

decenas de cuadras con un mismo panorama y esto es lo asombroso, los volúmenes

tan masivos que se manejan aquí.

A las 4:20 de la mañana llega un camión con luces de neón en el frente que carga, en

su furgón, canastas llenas de pollos. Se oyen a lo lejos sus cacareos, vienen

apretados en sus canastas aleteando y saltando desesperados. Pronto les espera la

desplumada y todo el proceso de preparación. En la tarde arderán mientras giran en

las barras de hierro de las pollerías de la ciudad.

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El desorden de los carros en las calles es total. Desde los andenes, elevados unos 80

centímetros del piso, se ve el reguero de vehículos que hay en las calles. Los

camiones van enfilados para descargar, en orden, sus productos en las bodegas. El

interior de los furgones sirve de oficina a conductores que conversan y hacen cuentas

con un bombillo que cuelga del techo. Un carro viejo con calcomanías de fuego en las

puertas y vidrios polarizados se ve sobrecargado de alimentos, sus llantas traseras

están tapadas por el guardabarros y hacen que su nariz se eleve. Su dueño en pocas

horas saldrá a vender las frutas a las tiendas del barrio San Cristóbal.

El aspecto general de las personas que viven y frecuentan el lugar es un buen reflejo

del pueblo raso colombiano: mestizos con la camisa abierta, mostrando una barriga

grande y sólida, los brazos rojos desde el codo hasta la mano, bigote y uno que otro

tatuaje casero en el corazón o en el hombro. Es común que estos hombres empiecen

su día de trabajo con brandy y café, una mezcla muy colombiana que calienta, da

energía y sube el ánimo.

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En una de las entradas de la bodega 31, doña Gilma -una mujer joven que vende

frutas junto a su hijo dormido- ofrece unos cachorros de 2 meses: “a 10 mil” dice y

cuando recibe miradas de ternura, mejora la oferta: “está bien, llévese 2 por 15”.

Otro vendedor de mazorcas cuenta que sus productos llegan más o menos a las 2 de

la mañana (él dice ’2 de la noche’) y que se va para la casa más o menos a las 3 o 4

de la tarde. Que en la vida en “Abastos” no se descansa nunca, de 365 días al año

sólo el 25 de diciembre y el 1 de enero la ciudadela reposa. Orgulloso señala la

cúpula de la iglesia que se alcanza a ver a unas dos cuadras y sigue explicando todo

lo que se encuentra en Corabastos: un pequeño barrio que se llama Paz en el que

viven unas  sesenta familias, billares, casinos y hasta un CAI. Él estudió en la escuela

de “Abastos” pero no llegó sino hasta cuarto de primaria, curso que repitió 3 veces.

Cuenta que aquí ha visto partos y niños recién nacidos en canastas que se crían en

medio de frutas y verduras. Dice que ahí los niños aprenden a ser “verracos” desde

chiquitos, lo que suena más bien a ser explotados. Antes de despedirse vuelve a

recordar que aquí hay que tener cuidado, advierte que es muy peligroso meterse entre

los camiones a esta hora, “Abastos no es cualquier cosa, aquí ha pasado de

todo. Tengan cuidado”.

Hay policías que rondan en parejas, observando, comiéndose una mandarina

mientras saludan a los vendedores más populares. Al ver que se toma una foto

preguntan qué hacen acá,  “aquí no se pueden tomar fotos, esto es propiedad

privada, otra cosa es que esté abierto al público”, advierte abriendo los

ojos. “¿Ustedes tienen un permiso de la administración?”. “Vengan, vamos a

la sub-estación, me van a borrar todas esas fotos”. Es el cabo Aguirre, quien

está al mando de la sub-estación de Corabastos.

Al caminar hacia el CAI, acompañados de dos policías, ya se ve con otros ojos el

lugar, los nervios han aparecido. El patrullero que acompañaba al cabo cuenta que

este es un lugar muy peligroso, que cuando han venido periodistas y estudiantes a

trabajar les tienen que designar un policía para que los acompañe. Inclusive, “a

nosotros nos llaman a cada rato para que acompañemos a un comerciante

a cruzar la calle porque aquí los ladrones saben quién tiene plata y no

dudan en actuar apenas ven la oportunidad”. Y es que muchos comerciantes

han hecho más de 5 millones en las primeras 3 horas de trabajo del día. Finalmente

dice sobrecogido: “Aquí mataron a un tipo hace como 2 semanas”.

Al llegar a la sub-estación el encargado de turno ve la cámara y se ríe “¿Pero cómo

así ustedes llegaron a esta hora, solos, a hacer un trabajo para la

universidad sin avisarle a nadie?”.  No podían creer. “De milagro no les ha

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pasado nada”, dice otro. El cabo mira sorprendido pero sonriendo, y dice: “Esto es

otro mundo…esto es república independiente, amigos”, y se ríe con sus

compañeros. Abre la carpeta de registros para reportar esta situación. Nombre

completo, cédula, dirección, teléfono, todo queda registrado. A la salida del CAI el

color del cielo ha cambiado, todavía los postes de luz siguen encendidos pero las

nubes ya tienen el tono gris del día nublado que inicia en el resto de la ciudad.

Fotografías: (cc)Ana María Iregui

— — —CORABASTOS ¿UN MERCADO OLIGOPOLICO?

Algunos pensaríamos que Corabastos por ser un mercado de productos agrícolas, aplica esta realidad, un mercado libre de competencia perfecta donde todos pueden comercializar por igual, todos pueden vender y todos pueden comprar. Revisemos la realidad de este mercado y su tipo de comercio.

Analicemos el caso en la papa y la mazorca; un mercado de competencia perfecta requiere:Muchos productores y consumidores donde las empresas vendan un producto homogéneo en el mercado, que las empresas y los consumidores tengan información completa y gratuita, y no existan barreras de entrada o salida al mercado.

Ahora miremos si estos se cumplen:

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Muchos productores y consumidores: Al haber muchos vendedores pequeños en relación con el mercado, ninguno podría ejercer una influencia apreciable sobre los precios, en este caso se dice que las empresas son “precio aceptantes”.Productores de papa y mazorca en Colombia según el Dane son alrededor de 90.000 familias los cuales tienen una gran demanda de mano de obra no calificada y poca tecnología en la zona rural, estos jornales (trabajadores) oscilan entre 110 y 120 por hectárea. En Cundinamarca, Boyacá y Nariño, el cultivo de la papa es la actividad agropecuaria que más empleo e ingresos genera, constituyéndose en el eje fundamental de la economía regional en estos departamentos.

 

Colombia cuenta con cerca de 50 variedades de papa registradas pero el mercado es dominado apenas por unas 10 variedades comerciales, entre las que figuran la papa Parda Pastusa, Diacol Capiro (Negra), Pastusa Suprema, Tuquerreña (Sabanera), entre otras. En la actualidad se cultivan en Colombia alrededor de 170.000 hectáreas, según estadísticas del Minagricultura del año de 1997. Aunque se ha notado una leve disminución en el área sembrada, la productividad ha aumentado por la aplicación de nuevas tecnologías. Por condiciones de climáticas el cultivo de papa se divide en épocas de siembra: en los meses de enero a marzo épocas de lluvia y heladas se siembra a granel es decir solo se cultiva el 50% del área, entre junio a agosto el cultivo de papa disminuye 30% del área y es una siembra mítica y el resto del año se realizan siembras escalonadas con climas favorables, sin embargo en Corabastos se debe tener en cuenta es el numero de oferentes de la papa, de ahí ya empezamos a diferir de la idea de competencia perfecta, los oferentes del mercado de la papa y la mazorca son limitados, al ser limitados se implica que la decisión individual de cada una de estas partes ejercerá influencia sobre el mercado global, al aumentar o bajar el precio del producto que vende y obliga a las otras bodegas vecinas a modificar su precio, porque los compradores de papa y mazorca optarían por otros oferentes, sin embargo el precio de la papa o mazorca varia por la clase, la calidad y la cantidad de producto que llega a las bodegas de corabastos, si llega bastante producto el precio baja pero si este es

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escaso el precio sube dependiendo del clima y la época de cosecha del producto.

Cuando las empresas venden un producto homogéneo en el mercado, ocurre cuando no existen las marcas, tal cual, como ocurre con los productos agrícolas. La homogeneidad del producto supone que no existen diferencias entre el producto que vende un oferente y el que venden los demás. El producto de cada bodega es un sustituto perfecto del que venden las demás bodegas de Corabastos, características de todas las papas y mazorcas que llegan por los camiones a las bodegas, todas las papas, las mazorcas son homogéneas, provenientes de las mismas semillas que el gobierno provee a los campesinos para cosechar.

 

Para que los oferentes y los consumidores tengan información completa y gratuita, la transparencia del mercado requiere que todos los participantes tengan pleno conocimiento de las condiciones generales en que opera el mercado. Los compradores aceptan los precios como exógenos y toman sus decisiones comparando precios, porque todos los consumidores disponen de la misma información sobre los precios y las cantidades ofertadas de los bienes, en Corabastos se ve buena comunicación y un buen flujo de información, la cual esta bien influenciada desde el agricultor que es el encargado de agilizar y presionar la venta del producto si este esta escaso o por el contrario, si el producto es mas barato el descargue es mas lento por que la gente espera a ver como se ve el mercado, la gente mira si hay clientes, si hay demanda o sino se para el proceso por que el mercado lo da el mismo cliente ya que las conexiones en corabastos son muy importantes con el agricultor, como con los que compran y venden, hasta con los que bajan el bulto ya que si no se tiene esta información una persona puede perfectamente ser estafada y el celular es el mejor medio de contactar a estas personas que poseen buena información.

No hay barreras de entrada o salida al mercado: Esta libertad de entrada y salida de empresas permite que todas los oferentes puedan entrar y salir del mercado de forma inmediata en cuanto lo deseen. Cualquier persona que quisiera ofertar en Corabastos podría acceder al mercado atraída por la existencia de los altos lucro que trae el mercado de la papa y la mazorca, pues al ser productos de la canasta básica de cada

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colombiano “ningún colombiano deja de comer papa mas de un dia” dice Maria Restrepo, contadora de una de las bodegas de Corbastos pero se observa que corabastos es una corporación en donde hay una administración y varios son los dueños de las bodegas y pocos pagan un arriendo para trabajar ahí, pero conseguir una bodega en corabastos no es fácil ya que son personas que tienen dinero y compran bodegas para que otras personas contratadas por ellos produzcan.

Solo dos de las cuatro condiciones de competencia perfecta se cumplen en el mercado de corabastos, se concluye pues que este no es un mercado de competencia perfecta, se ajusta , mas a un mercado oligopólico que se designa lo que a menudo ha sido calificado de competencia imperfecta, en la que una cantidad limitada de vendedores se dirige a una multitud de compradores. Las economías capitalistas modernas se caracterizan, en su conjunto, por la existencia de estructuras oligopólicas de mercado. La concentración, que sólo permite la subsistencia de una cantidad restringida de empresas, ha introducido nuevos comportamientos y alternativas para los vendedores.

Por lo general el oligopolio se caracteriza porque no existen las luchas comerciales, pues la cantidad de oferentes es poca, y la entrada y salida al mercado es difícil, porque existen barreras, ya de lógica que un negocio de tan alto lucro como corabastos, es difícil de abandonar. También hay productos que son difíciles de diferenciar, como son los productos agrícolas, por su embalaje y publicidad, aquí es cuando el consumidor se vuelve menos perceptivo para la elección de los productos, pues existen bodegas que dentro de si manejan diferentes locales con un mismo producto.

Con todas estas características es poca la diferencia que existe entre un oligopolio y un monopolio, y para este tipo de mercado tan rutinario, se destruye la utilización de innovación, lo cual si se llevara a cabo, implicaría la obsolescencia del capital, que es lo más importante para los oferentes de corabastos. Por esta razón es que en la plaza de corabastos todo es tan artesanal, no se preocupan por mejorar la estructura física que puede significar una mejora en la administración de la logística de llegada y salida de los camiones, descargue del producto, comodidad para el cliente y la no preocupación

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por el mal estado de las vías, lo que conlleva a que el producto sufra alteraciones físicas y se dañe.Sin embargo se ha dicho que se piensa trasladar corabastos pero este proceso es muy complicado ya que muchas personas trabajan ahí y el acceso a otro punto o sector o departamento es muy complicado, ya que muchas personas no se podrán desplazar hasta Madrid Cundinamarca e ir a trabajar a ese lugar.

El cambio de bodega de corabastos, de Bogota a Madrid se implementa por que esta bodega esta generando muchos trancones, se dañan las calles importantes y aledañas, además se necesita una plaza mas amplia y mejor organizada para una mejor distribución y organización de este lugar, sin embargo estos problemas se han venido arreglando desde hace tres años y por lo tanto se podría pensar que este cambio no es necesario.

Esta práctica oligopolística es bien considerada para evitar la competencia salvaje en la economía, pero al mismo tiempo ocultaría las abusivas prácticas de afianzamiento y ventaja que tienen estas empresas en el mercado, lo que podría significar tensión inflacionaria y condicionamiento de la demanda.

------------------------------------------Diana MartínezCarlos RojasOlga Barrera

Administracion de EmpresasPontificia Universidad Javeriana