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1 o n V e r s o s c Revista de poesía Nº2, época I

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Revista de poesía # Poeta invitado Jesús Urceloy

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o n V e r s o s

c

Revista de poesía Nº2, época I

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Índice

Carnet de identidad 3

Fondo de armario

Julio César Navarro 5

Tirsa Caja 9

Marisol Perales 12

Antonia Roig 15

Carmen Paredes 18

Federico Monroy 21

Pepe Alcamí 24

Poeta a la carta 28

Territorios diversos 35

Mirador 38

Retrato en auto 44

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Carnet de Identidad

In memorian

En principio, no somos una secta y puede que en sucesivos números aparezcan en nuestro fondo de armario otros poetas que no eran, en su día, conVersos y que ahora se acercan a nosotros en busca de alguna hospitalidad.

En el caso de Julio César Navarro las cosas son de otra manera, él sí hubiera sido un converso si la muerte no hubiera sido tan impaciente. Desde 2004 compartió con nosotros talleres y bares y su recuerdo es una de nuestras señas de identidad. No se puede olvidar a quien amó tanto y tan bien. Si existe un cielo que alberga algo de nosotros, sin duda, estará allí. Tenía buenas relaciones con ese misterio.

De su libro “Todo sigue así “, Sloper lf ediciones, enero 2009, que recoge su poesía completa, hemos seleccionado algunos poemas que dan noticia de su voz en nuestra revista que también es la suya.

Considérenlo como un modesto homenaje, sin estridencias, sin engolar el sentimiento, a un amigo que hemos perdido y a un poeta que no podemos perder.

J.P.C.

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Fondo de armario

En este número aparecen los siguientes poetas conVersos:

Julio César Navarro, Tirsa Caja, Marisol Perales, Antonia Roig, Carmen Paredes, Federico Monroy y Pepe Alcamí

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Fondo de armario

Julio César Navarro

Julio César Navarro (Jorquera, Albacete, 1970). Siendo niño su familia se

traslada a Guadalajara. Licenciado en Filosofía y Teología en 1996. Ordenado

sacerdote en 1999, ejerce de párroco rural en pequeños pueblos y atiende

diversas fundaciones caritativas en el entorno de Sigüenza y Atienza. En 2006,

abandona el estado eclesiástico y se instala en Madrid para dedicarse

plenamente al cuidado de niños sin ambiente familiar. Alumno desde 2004 en

los talleres de poesía del Taller de Escritura de Fuentetaja y de la fundación

José Hierro, impartidos por Jesús Urceloy. Ha publicado la plaquette “Línea 2”

(2006) y con su libro “Madrigueras de un desertor” queda finalista del Premio

de Poesía Ciudad de Torrevieja 2007. Se considera un buscador de palabras, ya

sea por las calles, en los libros o en la buena cocina y los vinos más generosos.

(De su libro Todo sigue así)

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Fondo de armario / Julio César Navarro

Catálogo de sitios En la ducha, aquí en el comedor, en el puf, sobre aquella alfombra andina que compré en Bogotá, tras la cortina que pusimos en el recibidor; en verano, junto al ventilador; sobre la lavadora, la vitrina, en el porche, también en la cocina; y en invierno, sobre el calefactor; en la puerta del hall, en el trastero, en el estanque, en medio del sendero, en la umbría detrás de la retama, en la jaula de Bob, en el ropero y en la mesa de mi despacho… pero esta noche te esperaré en la cama.

La brocha de hacer X

Esquivo el miedo cubriéndome la cara con las manos, sepultando la frente en mis rodillas, vencido en un rincón en la casa de mis padres. Le siento, entonces, por primera vez, caminando por la calle, viene, apenas un muchacho con un cubo de pintura y una brocha de pelo corto. Se detiene frente a la puerta y dibuja una X negra y grande, y se va, calle arriba, caminando.

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Fondo de armario/ Julio César Navarro

Noviciado

Hay palabras que me suenan

a Casanova escalando muros,

la música de Offenbach

y unas rejas venecianas en el centro de Madrid.

Cambio de acera

por la fuerza del Monzón en zapatillas,

y el siglo XVII se me esconde

en un fast food con un libro de 100 sudokus.

Imagino que pintan el Metro de mar sucio

pero un muchacho me distrae,

que pasa frente a mí con ojos de Italia.

Y me cabe en sus bolsillos

casi toda la envidia.

Demasiado tarde

Al este del Central Park

camina despacio un hombre

que bebe sus propios gritos

El lujo ha vuelto a ser una lluvia de papel con fecha del

7 de octubre, mientras

olvidamos que en el fondo de nuestras botellas hay

un atajo que llega al

Tártaro en diez minutos.

Todo es tan aburrido que Haendel suena a Penny Lane.

-“Vamos a casa.”

-“Se ha hecho muy tarde.”

-“No te preocupes,

hoy conduzco yo.”

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Fondo de armario/ Julio César Navarro

Ojos Cansados A Job

Hay en el condado de Ashley en ArKansas una carretera que va entre los maizales, una casa con un porche hacia el Este, una silla que parece de madera, y se sientan mis ojos cuando están cansados. Hago en mis rodillas confeti de un manuscrito de Aristóteles, la música de una radio alcanza de rebote el cielo, una brizna de tierra en el aire no puede hacerme llorar. Miro a todas las cosas que tienen la sombra del mismo color, comparto mi cerveza con el forastero que viene los lunes, un perro ladra de memoria unos versos del Charles Williams. Limpio mis ojos cansados para que dejen de pensar, las últimas décadas están pasando despacio, el crepúsculo viene a cenar otra vez sin sombrero. Algunas noches opino Que todo sigue así.

Doce calles del Gran Bazar de Estambul

A mi “generación” de poetas

El bazar se llena de gente bajo un zumo de limón

que Juana pinta en el cielo para ver amanecer.

Carlos jugaba con su reloj, entonces era el siglo de Galip

y Esther llevaba diez años leyendo para ser la mejor Sultana.

María de la O era una belleza andalusí de la mano de Lorca,

y pisaba descalza las calles del mediodía.

Manela acaparó las especias más increíbles

para la bodega de una carraca que esperaba en el puerto,

para venderlas luego en el puerto de Chittagong.

Manuela tendió a mi paso telas de colores extraños y pieles

de Caribú.

A lo escondido, en una calle estrecha,

Pepe era el único que ofrecía mercancías prohibidas,

pócimas sacadas de libros excomulgados.

Una Marisol colgó sobre mi cuello un amuleto para el amor

incontrolable,

otra Marisol me prometía la felicidad en una fumarola de

adormidera.

Miguel era un cíclope mahometano

que arruinaba a golpes los muros de la ciudad.

De cerca me seguía Urceloy, seduciendo a todas las mujeres

disfrazado de Abu-l-Qasim, pero yo no sabía que era él.

Sólo he comprado un murmullo, por casi nada.

(Para escuchar este poema con música de Zé Avelino y voz de Albina Petrolati pinche en: http://k002.kiwi6.com/hotlink/qe508i8294/12_calles_del_Gran_Bazar_de_Estambul.mp3)

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Fondo de armario

Tirsa Caja

Consciente de que todo no es posible, tuvo que elegir y estudió Psicología y

Cerámica. Pero siempre tiene asignaturas pendientes, todas ellas relacionadas

con la creación.

Es profesora y autora de libros de Didáctica y de Educación Plástica y visual.

(…) Ingeniera que quiere domesticar el tiempo, calcular los abismos- dice de ella,

como poeta, su amiga Sory.

Atraída por todos los abismos, despistada sin remedio de fechas y de horas,

calculando el tiempo con un reloj de sol…

…así, sin tiempo, a contratiempo, ha llegado a publicar recientemente su primer

libro de poemas “Los más queridos nombres” (Amargord, 2011), a construir,

junto con el resto del grupo “Poetas con Hierro” la revista de creación poética

“Atlas de Divagantes”, a participar, con los “Poetas Conversos”, en fructíferas

tertulias que han dado lugar a esta revista, y a publicar poemas en otras páginas

y revistas: Termita Caribe, Cuadernos del Matemático, antología Boca Aboca,

programa de radio la Estación Azul, entre otros.

Pretende no abandonar nunca el hallazgo (tardío) de poder compartir la

poesía.

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Fondo de armario / Tirsa Caja

Me pasó cuando perdí la primera muela. Perfecta dentadura -opinaba mi dentista días antes- Y cuando mi ombligo cambió a causa de mis hijos. O cuando los ovarios. Hermosos -decía el ginecólogo ayer mismo- de veras lo decía en pleno ataque de profesionalidad. Una va despojándose de cosas reorganiza sus enseres se acomoda. Cada día el espejo te va reconduciendo: No te olvides de ti, no mueras poco a poco sin haberte encontrado. No se te ocurra -dice- escucha bien, ni se te ocurra morir sin haber sido rabiosamente feliz un rato antes.

Anochece en el agua

ni arroyo ni camino

es un brocal oscuro

ciénaga circular

negra profundidad que no desagua.

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Fondo de armario / Tirsa Caja

Voy directa hacia ti daga cuchillo vida

enséñame tu atrevido puñal

en él puedo morir

clavarme hasta las cachas

revolcarme en el barro

o elevarme en un vuelo transparente.

Carpe Diem

Hoy es el primer día y salen a la calle los pies con sus sandalias ambiciosas los ojos admirados la pulsión que traspasó de parte a parte el mundo e hizo tambalearse las razones hoy suben las arterias cascadas ríos suben a desovar en contra aún atravesados cabemos por las puertas hoy

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Fondo de armario

Marisol Perales

Hace poco escribía:

Mi suerte fue nacer en un pueblo de Cuenca con campanas de iglesia y olor a

paraíso.

Fui profesora de infantil y primaria durante 35 años.

Siempre alterné mi docencia con la actividad literaria en diferentes medios:

editoriales, discográficas, productoras de televisión y cinematográficas como

letrista de canciones.

Mi primera canción, La gallina Coco-uá.

Mi mayor éxito, Erase una vez el hombre.

He participado en varias antologías.

Fui ganadora del premio Voces Nuevas de poesía para mujeres (edit.

Torremozas)

He publicado dos libros de poemas para niños:

La cebra sin rayas (lf ediciones) y Sueños Azules (Ed. Amargord)

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Fondo de armario / Marisol Perales

La rutina Tal vez esté en la ducha siempre a las ocho y cuarto. en el café “La Estrella” mezcla , con sacarina o en el reloj que marca las nueve menos veinte. Tal vez en el saludo del portero impecable. En el perro que mea siempre en el mismo árbol. En la señora gorda que vende lotería o en el chico del bar de los churros calientes . Tal vez a la una y media en la panadería, - un euro treinta y cinco las tres barras. Hoy la rutina ha venido a vernos. Comerá con nosotros.

.

Guardo en mis cajones Guardo en mis cajones un cuaderno amarillo un calendario tu foto en blanco y negro mis discos de vinilo guardo Platero y yo y el principito y Bécquer. Guardo en mis cajones: mi primera muñeca mi vieja enciclopedia las gafas de mi padre mi vestido de novia mi corona de reina y la llave de mi primer diario. Guardo en mis cajones: facturas sin pagar otras pendientes una flor amarilla el nombre de tu calle muchos zapatos rotos mercromina, algodón y agua oxigenada.

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Fondo de armario / Marisol Perales Me duelen A mí también me duelen los fracasos los domingos, los pies, la madrugada las cacas de los perros, los reproches tener que levantarme de la cama. Me duelen las sirenas, los olvidos esas tardes de invierno derramadas me duelen las ausencias, los sin techo la violencia urbana, las rebajas. Me duelen los juanetes, el racismo la soledad, las muelas, las alarmas los pobres funcionarios, las esquinas y el olor a café sin tus mañanas.

Revisando tu agenda

El lunes tienes hora para ir al oculista el martes al podólogo el miércoles al “fisio” el jueves al dentista el viernes al urólogo el sábado una sauna y un poco de gimnasia y el domingo cariño ¿podemos hacer algo?

Mensaje borrado Tiene un mensaje antiguo, recibido el día 25 de Julio a las 14 horas 39 minutos. Me sorprendió saber que aún recordaba el día de mi cumpleaños . Pulsé asterisco, lo intenté varias veces. Estaría tal vez en la oficina haciendo Cru ci gra mas o tomando café con aquella Paloma que aterrizó un día en su despacho y a la que conocí en el bolsillo izquierdo de su pantalón verde. Para volver a escuchar el mensaje pulse 1 para conservarlo pulse 2 para borrarlo pulse 3 Mensaje borrado.

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Fondo de armario

Antonia Roig

Antonia Roig nació en 1965 en la localidad de Jacarilla, provincia de Alicante,

muy cerca de la Orihuela de Miguel Hernández y la Oleza de Gabriel Miró.

Actualmente colabora en la revista “conVersos” y ha participado en diversos

talleres literarios en Madrid. Ha escrito los libros de poesía “Paraísos de metal”,

“A pie de pluma y otros tiempos”, “Pavana y aria para un adiós” y “Ocho piezas

de fuga y tres divertimentos”. Varios poemas del libro “Paraísos de metal”

aparecieron publicados en Revista de Occidente, en el número de junio de 1992.

En su vida profesional se dedica a estudiar el comportamiento humano más

medible. En su vida literaria, el otro.

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Fondo de armario

HABITACIÓN 505

Are you our sort of a person? Sylvia Plath

But to what purpose… I do not know

T.S. Eliot

La solicitante de trabajo

En la habitación 505 del hotel Hilton, Washington DF, una corte de doctores calibra la corrección de mi pulso y mis respuestas. Are you our sort of a person? Are you a little mad? What are you willing to pay to work for us? A vocal cord? A chunk of your stomach? Yo digo que sí a todo mientras se mustia el teorema que yace prendido en mi solapa. Los doctores fruncen la nariz al detectar el olor de mi impostura y yo me levanto y salgo de la habitación 505 y corro del ala este al ala oeste del hotel, a que me ausculte la siguiente corte de doctores.

La entrevistadora

En la habitación 505 del Sheraton, Boston, Massachusetts, dejo caer la máscara que llevo y las muestras de aspirantes escogidos. Traigo cuerdas vocales, trozos de estómago, flores mustias de impostores. Los analizo cuidadosamente. El cálculo es necesario. Soy experta en reconocer el crujir de mandíbulas de los tímidos, el brillo metálico en los ojos de los ambiciosos, el vuelo gallináceo del charlatán de feria. Soy buena en mi trabajo: un hachazo y fuera el cascarón—hay que ver al aspirante desnudo. Hay que palpar sus órganos internos, calibrar la calidad de su cerebro. Are you our sort of a person? Are you a little mad? Sacrifice is necessary—we are religious people. But to what purpose, I do not know. Y salgo de la habitación 505, voy flotando del ala este al ala oeste del hotel, a diseccionar la siguiente tanda de aspirantes.

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Fondo de armario

Alumbramiento

Sería necesario construir mi casa cerca de los barcos […] porque hoy los periódicos huelen a ceniza lejos del agua

Claudio Carrillo y Jesús Urceloy

Hoy ya puedo escribir sin que mi mano tiemble: sería necesario construir mi casa entre los barcos, porque los periódicos no huelen a ceniza junto al agua, la ceniza de los hombres que luchan en la tierra. Y sería verdad. Tan verdad como estas velas que el viento empuja, estas velas que hoy ya son mi casa, mi todo, mi verso germinal. Hoy ya puedo ponerme de cuclillas y parir de mi vientre lo que quiera: Las corrientes submarinas, los vientos australes, las cosas menudas que preocupan a los hombres, el futuro de un departamento de narcóticos, la bestia negra, las mafias del Japón, la dudosa naturaleza de las flores, las formas. Hoy ya todo tiene su sentido, vara quieta cortando el viento, el mástil que desvela el horizonte. Allí estoy yo, girando bajo el agua, jugando entre las nubes, pez y lámpara, dueña de las siete palabras que descifran el mundo.

El desencanto

Te vi en aquellas tardes del Retiro, detrás de una caseta agazapado, para firmar con gesto diligente las copias de tus últimos poemas. Yo acababa de ver “El desencanto”. En aquella película de Chávarri tu madre pretendía ser la dama

elegante en un barco que se hundía, y tu hermano Juan Luis nos deleitaba, recitando a Cernuda y a Kavafis, empuñando un revólver de juguete. Mientras, Michi, el menor, se complacía en compartir sus whiskies con la audiencia. Sentados en un salón decadente recordaban los tiempos, ya pasados, felices a la sombra de aquel régimen con fingido desdén y tolerancia. En sus voces, lo eterno y lo mundano tenían esa suave languidez que sólo dan las camas confortables y viejas bibliotecas heredadas. Y llegaste tú, pálido y venial, a escupir en lo eterno y lo mundano, a completar el retrato feroz de una familia bien venida a menos. Apoyado en la barra de aquel bar hablaste de la infancia y la locura, la verga de Bataille y de tu madre, del fatuo de Juan Luis y el dulce Michi, de tu difunto padre, tan alcohólico, y esos sapos que corren por tu vientre. Vi la esquela de Michi en el periódico, tu madre ya había muerto y Juan Luis guarda silencio mientras tú resistes aún vivo, bardo errante en manicomios, que en la Feria del Libro se pasea dócil como un perrito desdentado. Pero al mirar tu mano temblorosa, firmando el ejemplar de tus poemas, me atenazó el recuerdo imaginado de tu infancia: los árboles espesos que ocultaban la casa familiar y tu hondo desamparo entre la bruma a la espera de que alguien la rasgara. Nadie vino y aún sigues esperando mientras gritas tu espanto en esos versos.

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Fondo de armario

Carmen Paredes

Nace en Torrijos (Toledo) un 16 de mayo. Crece en Madrid, donde descubre los

sonidos, la palabra escrita y en su ir y venir por las cosas importantes, deriva a

exploradora de silencios.

Comienza a escribir, breve, inspirada en los autores hispanoamericanos, y la

brevedad fue en aumento hasta llegar a la poesía, breve también. Esto se debe,

tal vez, a su parquedad en palabras y escritos. Sabe que nunca vivirá de ello, y

escribe lo que quiere, sobre lo que quiere y cuando quiere. Lee, menos de lo que

quisiera, pero lee, como lectora, se conmueve y enternece. No así cuando lee

como escritora, que tacha y corrige sin importarle la fama o el prestigio del

autor.

Tiene publicado, en solitario, un libro de poemas, Atravesario, y otro junto a

compañeros de tertulia, Hilos de cometa. También en diversas páginas web

poemas y cuentos. Se creó hasta un blog, El eterno zigzagueo de las plumas

de mi almohada, y en esa dispersión que la caracteriza, publica lo que quiere

cuando quiere, como no podía ser de otro modo.

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Fondo de armario / Carmen Paredes

La visitante Me gustaba jugar con ella al escondite su despliegue de perfumes inundaba mi casa con peces inestables así fue poco a poco tatuando el silencio Ahora colgada de mi brazo lleva las maletas silbando entre los dientes Let it be Pero ya no tengo miedo a sus hilvanes cuando apaga la luz de la mesilla y prepara el desayuno

Ladrillos

Y coge los ladrillos y los lleva y los acarrea y se gana el pan si es que hay Y no coge la mochila ni la lleva ni acarrea ni gana en el recreo que para él no hay Y es viejo sin años y es sinrisa vacía y es lágrima de olvido

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Fondo de armario / Carmen Paredes

O’donnell 13 horas

La niña empalidecida del jardín de violetas en los ojos tira de sus pies peldaño contra peldaño sujeta marchita un rebujo azul que con sonrisa gris examina un canturreado Camarón sin maletas ni arrumacos la precede se la tragan los túneles que vomitan el destino escaso

Lugar de encuentro Miraré muchos días la sonata verde donde nadie pregunta mi nombre ni mi origen contemplaré sin prisa la voz del agua donde replica la piedra en una luz de silencio observaré de frente las agujas de pino que al borden marcan otro punto de las cosas

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Fondo de armario

Federico Monroy

Federico Monroy nace en Arcos de la Frontera, provincia de Cádiz. Diplomado

en Graduado Social por la universidad de Cádiz, estudia actualmente Teoría de

la Literatura y Literatura Comparada en la universidad complutense. Trabaja en

el Grupo Fundosa de la Fundación ONCE. Publica “Doblaje”, su primer

poemario, que presenta en el Ateneo de Madrid y en la casa natal del poeta

López Velarde, en México. Tiene también publicado una plaquette titulada

“Postales Póstumas”. Actualmente tiene pendiente la publicación de “La lengua

de los ciegos” a través de la Delegación de Cultura de la F. ONCE, mención de

honor en el Premio de Poesía Marcos Pavón.

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Fondo de armario / Federico Monroy

Soneto I Comprendí los silencios del que cruza por el río, no quiere que sus pasos se escuchen por el puente como herida. Y luego se resiste con el alma. Es cierto que el paisaje va rozándole, se le queda en la piel y le presiona como llaga tangible en el recuerdo. Y le forma una costra impermeable. En qué desliz me acerco para herirle el beso –ya lo empujo por el ala-, y me atrapa, consigo que me aclare en qué idioma, en qué caso se hace bruma. Comprendí que le absorbo la memoria. De su cauce, me queda el agua sólo.

Principio

Cuando llora un niño, se construye el Universo.

Porque ese latir que una profundidad desata, es fértil. De su urdimbre y lengua el viento obedece, y los árboles deliberan con su llanto donde la naturaleza se alza. Así, de esta manera sencilla se hace el mundo

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Fondo de armario / Federico Monroy

Coda al filo de la tierra que nace Para esos amantes que pisan con fuerza la tierra el mundo se desliza, trastea /en un silencio/ que les sella los labios. Como si quisiera atraparles, les pesa la memoria. Movieron su frontera, la elevaron, pasaron por debajo, se llegaron. (¿Y si hacemos lo mismo?) Necesitan que alguien les diga de lo bello , y no hace falta, y no hay que despertar a nadie. Para esos amantes que pisan la tierra, coda al filo. Coda al filo de la tierra que nace.

Poema de Federico

Escucha. Toda tu ternura arranca de los hunos, del infinito tiempo que espejea en los arroyos. Tu beso –Atila de la alberca- hinca como reyezuelo que galopa su serrucho de púa oceánica. Hoyo malquerido eres, lava prieta, tu nombre es un volcán de sangre, adagio de rojo, rosa, clavel. Confía. Tu nombre jamás será nombrado ni crecerá la hierba por donde pases. Escucha. Los silencios han saltado de la sospecha a la sospecha, como avispillas que tropiezan con avispillas. Fijo entonces la censura, tus pasos en la cera máxima del poema. Y eso ya no es ternura. Garra batuta de tu nombre: deja al menos que te advierta en soledad, Albaicín o Carmen de tus calles, aldabonazo o pilón de mis oídos, ya pronta rectitud en los perfumes.

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Fondo de armario

Pepe Alcamí

Nacido en Valencia, exiliado en Madrid a los 16 años. He recorrido y vivido en

otros países hasta recalar de nuevo en esta ciudad hostil.

Desde los 21 años compagino mi trabajo como médico e investigador con el

relato y la poesía. A pesar de haber realizado un centenar de publicaciones

científicas en inglés y castellano no tengo textos literarios publicados. Mi

producción literaria es esencialmente poética (10 poemarios) y de relato corto,

cuentos, hiperbreves. A estos seres humildes y anónimos se le une una novela

no finita y un libro de viajes interiores. Por tanto el Dr. Jekill gana, por el

momento, la partida a Mr. Hyde.

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Fondo de armario / Pepe Alcamí

Aleph

A Gloria Fernández Rozas

I

La música de las cuerdas que hizo nacer el tiempo la carrera de la luz que morirá al detenerse, el espacio, sístole y diástole de galaxias, fusión y fisión alumbran la materia. Lágrimas de azufre llueven la vida sobre el basalto nuclear de los planetas. Racimos de carbono construyen moléculas, la célula y su primer milímetro recorrido. Los organismos marinos sin luz, aquel lagarto con los pulmones en llamas, los gritos de los insectos, los silenciosos dinosaurios.

La venganza, el exterminio por el cometa, y sobre el mar de ceniza la vida una vez más. Los pequeños lemures inician la carrera y las aves conquistan el último reino. II Eva en la estepa africana. Un primate que no quiso esperar la muerte y se alzó visionario de horizontes, y alcanzó el mar.

El fuego, el arma, el sílex,

la carne humeante, el caballo, el grito, el trazo en la piedra y al final la palabra, como un vómito. La Historia de nombres y fechas. Legiones, cruzadas, héroes y asesinos, el río de sangres, el espanto anónimo de las cifras. Las historias de seres de un día que con su leve presencia salvan el mundo, valses de pieles, laberintos de huellas humildes. III Cadenas de ADN en úteros de algodón copulan y memorian todo lo nombrado. En un alarido trillones de células danzan, y mueren, y con azar te construyen. Superviviente de cenizas y glaciares, en agua sucia y marina recuerdas tu origen de peces ciegos, lagartos terribles y aves vencedoras. Dos músculos milagrosos te laten, uno apenas presentido te acuna y canta, otro bate un desgarro de estrellas de oxígeno, los dos alimentan el alma de la carne. Avanzan arterias en amor de nervaduras y en sacrificio tus manos germinan. El ojo vacío y neuronas de cristal tejen la red que alcanzará tus sueños.

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Fondo de armario / Pepe Alcamí

IV

El día de la luz y el llanto

en que iniciamos la carrera contra el tiempo.

La piel desnuda, el latigazo de la materia,

su voz al fin, y aquel primer beso tan cálido.

Un niño en la noche, las innúmeras caricias.

Dos jóvenes y el fiero galope de sus sexos.

Hombre y mujer, supervivientes de esperanzas.

Tú y yo, y el tributo de los muertos.

Un café vacío en la ciudad gris

sobre la mirada herida de la historia.

La ventana abierta al perfil de la noche

y al rayo lunar reflejo del génesis.

La búsqueda compartida, absurda y doliente,

de la palabra exacta,

del verbo preciso con que alcanzar

la materia oscura de las cosas.

V

Todo lo acaecido para estar aquí,

este momento, en que me envuelve tu nombre.

Al ángel caído

No quedó nieve

sobre la piel del ángel caído.

Los arboles, los insectos, las palabras,

los tenues pensamientos,

la maldición, la risa,

gafas y bufandas, mitones y narices,

pelos encrespados,

recuerdos como hojas…

todos fueron altar por un instante

de la pureza de la nieve,

su quemazón blanco

y su alegría.

Nada se le concede al ángel,

ni siquiera el recuerdo liviano

de la nieve

sobre la piel tibia del mundo.

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Poeta a la carta

José Pérez Carranque se detiene en la poética de Ada Salas

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Poeta a la carta /Ada Salas

Por: José Pérez Carranque

Afortunadamente para ella, Ada Salas es una mujer joven. Su obra aún en

proceso es sin embargo ya reconocida y en círculos más minoritarios se la

considera una autora de culto por su singular voz y la calidad de su

producción.

Su primer libro ARTE Y MEMORÍA DEL INOCENTE (1987) nace durante sus

años

apasionados de estudiante de filología hispánica en la facultad de Cáceres,

donde se licencia, con él obtiene el II Premio Juan Manuel Rozas y ya en él

encontramos la búsqueda de esa otra realidad a la que nos conduce el

alumbramiento poético.

Yace

la tarde ardida

latiendo sombras dividiendo la luz

con las tinieblas.

Otros ocasos quiero

cuajados de tormentas

arrasados de vientos que devoran montañas.

Busco

la oscuridad más clara.

Toda una declaración de intenciones que nos lleva a la adopción de una nueva

conciencia del hecho creativo. El verso sale de la bruma, nos dirá la poeta

Abierto es el trazado de mis horas

ajustado a los vientos.

Sigo en la oscuridad

la sombra de la suerte

el breve amanecer de los relámpagos

hasta que el mal declina

y el día precipita

su principio.

Con su segundo libro VARIACIONES EN BLANCO obtuvo en 1994 el IX Premio

de Poesía Hiperión. Lleva la siguiente dedicatoria: A mi padre y a su fértil

memoria.

En efecto, “A qué región me llegaré a buscarte”, “De nuevo este sabor”, ”Tuyos

son la mirada”, “Si estuvieras aquí”, son, entre otras, elegías a su querido

padre que podemos encontrar en sus cuatro primeros libros recopilados en

NO DUERME EL ANIMAL (2009) publicado por Hiperión.

A propósito de VARIACIONES EN BLANCO nos dice la poeta “Intentaba

transcribir el diálogo (o más bien constante interpelación) entre dos

entidades nacidas de un desdoblamiento interno. Tenía la conciencia de que

un yo, otro, profundo y sumergido guardaba celosamente el misterio de la

palabra. A lo largo de los poemas quería dejar constancia de un viaje interior

que me llevase a él, hasta afrontar un reconocimiento mutuo.

Ya no será la paz. Han besado

mis ojos tu terrible desnudo.

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Poeta a la carta/Ada Salas

Este libro es el testimonio de una larga inmersión, de una serena y fructífera

-aunque dolorosa, cruenta a veces - batalla con el silencio que dio como

resultado la contemplación –ilusoria o no - de una sombra oculta: creí ver esa

presencia que me solicitaba y me rechazaba sin tregua y que, posiblemente,

no era sino la parte desnuda de mí, inaccesible por cualquier otro camino que

no fuera el de la búsqueda y la auto comunicación poéticas.

El poema era el medio para acceder a ese yo deseoso de penetrar y ver:

descubrimiento y revelación. “El yo que vive se enfrenta descaradamente al yo

que escribe”.

Puede que VARIACIONES… sea el libro más minimalista de Ada Salas, el

blanco forma parte del poema que se dibuja en la página y el silencio se hace

más y más elocuente. A la ligereza versal no le sigue la pérdida de intensidad

sino el aumento de la capacidad de alusión. Veamos algunos ejemplos:

Fluye sólo el silencio inconsolable -------------------- Pon un beso en mi boca. Ámense tu silencio y el mío. --------------------

Más allá un bosque innumerable de silencios.

Ada nos propone como ejemplo de concisión y síntesis a otro de sus poetas

favoritos, el hermético Ungaretti: “Estamos como/en otoño/en los árboles/

las hojas”. Difícilmente se puede decir más sobre la condición humana con tan

pocas palabras.

En su tercer libro LA SED (1997) encontramos uno de esos hermosos poemas dedicados a su padre:

A qué región me llegaré a buscarte ahora que reposas a mi lado en forma de deseo

hombre cuya belleza apenas conocía .Cada día me ciñe su cilicio de ausencia. Me has herido de vida desde toda tu muerte y no hay sueño bastante a tu vacio.

En este tercer libro nos encontramos de nuevo con que junto a la palabra el

poema se configura con el silencio y el blanco sobre el que escribimos.

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Poeta a la carta/Ada Salas

Veamos lo que dice a propósito: “La palabra, en el poema, debe ser como la

acuarela en el papel: la mínima mancha imprescindible para dotar de

significado (conceptual y/o musical) al texto. El resto, el exceso, es error.

Error sin vuelta atrás que desvirtúa, traicionándola, la naturaleza interna del

poema. El silencio, el blanco, absolutamente pertinente, funciona en el poema

como en las acuarelas de Turner: es la luz (lo que da , por tanto, variedad y

textura al color, a las palabras), y es también, a veces, el color blanco (funciona

como tal, por elipsis del color). De ahí su significación, por contraste”.

Acercaos a mí. Está quieta la noche. Con esta mansedumbre

abrí su corazón.

Tocad

la quemadura de mis ojos.

Es propicia la noche. He perdido

mi sangre en el blanco fragor

de los sucesos.

Tengo sólo el aliento

que precisas

la sed

que te precede

imposible palabra.

Poemas que sugieren, esa es su poética, que evocan y acechan la luz desde una

sombra necesaria. Metapoesía de hondo calado. La poeta nos abre los brazos

de sus textos para que entremos con ella en esa otra realidad cuyo último

sentido deberemos conquistar, no sin esfuerzo, en soledad.

Contempla cómo huyen las palabras.

Descansa sobre el polvo que deja

la memoria. Que todo su dolor

te pertenezca.

LUGAR DE LA DERROTA se publica también en Hiperión, en 2003. El lugar quizás no sea otro que la propia vida, donde sucede el dolor que se puede convertir en canto, donde el paso del tiempo alimenta la ceniza, la sombra que se ahonda en nosotros, el vacio que se ilumina un instante.

Como brota la sangre. Mineral en su impulso de sumarse a la tierra. Como se quema un cuerpo en su caída. Con palabras que mueran.

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Poeta a la carta/Ada Salas

Durante estos años José Ángel Valente es una figura de referencia, en él está

pensando cuando escribe “Solo. Como ese pájaro”, “Celebrando el banquete”,

“Si dijeras luz”.

Solo. Como ese pájaro

entona cada noche

su lamento

medido y puntual

como un latido

hasta que llega el día.

Aléjate en lo oscuro.

Sigue su rastro a donde el sol

no llegue . No te alcance

su luz.

Y con ella nos venga

tu silencio.

“Quien escribe lanza una piedra a la superficie mansa y lacustre del silencio”.

Así comienza su libro en prosa ALGUIEN AQUÍ (notas acerca de la escritura

poética) 2005, conjunto de reflexiones sobre la escritura cuya lectura es muy

recomendable para gentes como nosotros, veteranos aprendices, así como su

EL MARGEN. EL ERROR. LA TACHADURA, con el que ha obtenido el II Premio

de ensayo literario Pérez González de la Diputación de Badajoz “por

tratarse de un trabajo innovador, original y atractivo sobre la creación poética

y las dificultades que a veces entraña introducirse en el mundo de la poesía”.

La “poesía del silencio” es una corriente, introducida en España a través de

los lenguajes religiosos y místicos de José Ángel Valente, donde late el último

existencialismo y la filosofía del absurdo después de la segunda guerra

mundial. Por supuesto hay otros nombres de referencia en esta poética, el

último Mallarmé, Paul Celan, el último Juan Ramón, Wallance Stevens, René

Char, los herméticos italianos: Ungaretti, Quasimodo, Montale, entre otros.

En este territorio de palabra esencial se inicia Ada Salas. En sus primeros

libros hay dialéctica entre palabra y silencio, actitud contemplativa,

pensamiento desolado, quietismo esencial, preocupación metapoética y

experiencia de pérdida. Todo ello en un tono apasionado y delicado a la vez,

con una tendencia al vaciamiento como punto de partida para el canto

depurado y despojado de lo accesorio.

Sobre el título de su último poemario ”Esto no es el silencio” (XV Premio de

poesía Ricardo Molina), me pregunto si es un guiño a la obsesión de los

críticos y estudiosos por etiquetar a los creadores, o si al parafrasear el

nombre del conocido cuadro de René Magritte que a su vez da origen a un

ensayo de Michel Foucault sobre la débil relación que liga las palabras y las

cosas, nos está dando una pista sobre el sentido de la escritura poética.

En cualquier caso el libro, sin suponer una ruptura con los anteriores, aporta

nuevos elementos enriquecedores. Por citar alguno de ellos salta a la vista la

mayor extensión de los poemas, como si necesitara ampliar su diálogo con el

mundo.

YO SÉ que tienes algo que decirme

mundo. Voy a limpiarlo todo para que todo

sea

aún más transparente

y pueda oír aquello que murmuras

sin esfuerzo y sin miedo.

Ya puedes acercarte hasta mi oído.

Vamos a hablar despacio.

Muy despacio.

Sin prisa

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Poeta a la carta/Ada Salas

Como si nunca

mundo

nos llegara la muerte.

Ese diálogo no es fácil de conseguir, más bien resulta imposible con lo cual ese

dolor se añade al de la imposibilidad de decir el mundo. Pero, a pesar de todo,

es necesaria la palabra el único lugar para la revelación.

Hay muchos poemas excelentes, para ir terminando sigue el que cierra el

libro:

HUNDE

la casa.

Trabaja noche y día

en destruirla

pues noche y día habías trabajado

para esconderte en ella.

Destruye hasta que nada

entre el escombro

te sea reconocible.

Comparte la intemperie

con otras alimañas.

Acostúmbrate al frío.

A ese brillo

mortal

de las estrellas

al ojo indescifrable

que habías olvidado

Porque sólo las ruinas

-lo supiste

una vez

por qué en tu descuido

lo habías olvidado-

porque sólo las ruinas

pueden

en verdad

habitarse.

Estamos ante una escritora que todavía puede darnos mucho. Debemos estar

atentos a cuanto haga, seguir su obra con una sed permanente. Tenemos la

oportunidad de ver cómo crece un poeta. Yo no soy quién para juzgar el

trabajo de Ada Salas, me atrae su voz, me parece verdadera, me enseña.

Sin embargo, visto lo visto, me atrevo a decir que progresa adecuadamente.

José Pérez Carranque

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Territorios diVersos

María de la O Guillén se sumerge en el universo Gaudí.

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Territorios diversos

Ambientes que envuelven un poema

“La poesía es un alma

Inaugurando una forma”

Pierre-Jean Jouve

Todo lo que contemplo y siento se queda dentro de mí como un

verso que tarde o temprano termina por aparecer en un poema

habitable, en cualquier forma de arte.

Al contemplar un espacio Gaudí, evoco siempre sensaciones

parecidas. El Parque Güell es un mar en cuyo fondo se reproducen

imágenes oníricas, rodeadas de árboles o cuevas por las que voy

nadando. En el Palacio Episcopal de Astorga, construcción de carácter

religioso, sentí el mismo efecto de ondular bajo el agua, en algunas de

sus habitaciones. A veces, surrealismo, imágenes simbólicas, irrealidad,

laberinto o misterio se suceden cuando paseo por la casa el Capricho.

En todos ellos me envuelve la misma atmósfera, el mismo sueño en la

cuna del agua.

Gaudí encuentra en la naturaleza un lenguaje arquitectónico donde

plasmar las formas que contempla. Por eso, en la estructura de

columnas arborescentes que utilizó en su obra "La Sagrada Familia"

siento al mirarlas que fluyen hacia mí sus líneas.

La trama arquitectónica de Gaudí queda tejida por las formas, curvas,

proporciones y repeticiones de elementos arquitectónicos; lo mismo

que las repeticiones de sonidos, fonemas y recursos poéticos tejen una

versificación.

El poeta versa sobre el papel o la voz, transmitiendo imágenes. Y Sobre

una piedra, el arquitecto expresa un poema en el espacio, creando

formas o figuraciones.

Me atrevo a decir que la gran metáfora de la naturaleza y la repetición

de elementos (arquitectónicos) dan a la obra de Gaudí ese punto

cercano a la poesía.

Óscar Niemeyer dice:

... Lo que me atrae es la línea curva y sensual,

la curva que encuentro en las montañas de mi país,

en el curso del mar,

en el cuerpo de la mujer

amada …

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Territorios diversos

Y de líneas curvas Gaudí fue sin duda maestro.

Creo que por este motivo su obra me ofrece tanta emoción. Es

como si en ella habitara un poema.

María de la O Guillén /Mayo 2011

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Mirador

Asomarse al mirador y rescatar lo efímero en un instante de asombro.

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Mirador

algunas piedras/ se vuelven transparentes/con el sol, casi/transparentes

Instantánea de: Esther Lucio

Versos de : Olvido García Valdés (El mundo es un jardín. Ediciones poesía del Circulo de Bellas Artes, Ciclo La voz del poeta, 2009)

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Mirador

Há metafísica bastante em nao pensar em nada. (Hay metafísica bastante en no pensar en nada.)

Instantánea de: Esther Lucio

Versos de: Alberto Caeiro (El guardador de rebaños)

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Mirador

Todo refugio acaba derrumbándose/sobre quien lo encontró huyendo del riesgo.

Instantánea de: Esther Lucio

Versos de: Juan Vicente Piqueras (La hora de irse. Ediciones Hiperión,2010)

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Mirador

Um longo casaco de veludo azul / cobrirá um dia a madrugada que fabrico

(Un largo abrigo de terciopelo azul/ cubrirá un día la madrugada que fabrico)

Instantánea: Manuela Sola Castro

Versos de: Pedro Tamen (O livro do sapateiro – D. Quixote, Lisboa 2010)

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Mirador

Me acuerdo de la fiesta que dejaste en mi corazón /cuando compartíamos sardinas envueltas en rebanadas de besos.

Instantánea y versos de: Manuela Sola Castro

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Retrato en auto

Jesús Urceloy, querido Maestro que nos enseñó a dar los primeros pasos en las lides poéticas,

es el protagonista de las siguientes páginas. Para él, nuestro más cariñoso agradecimiento.

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Retrato en auto

Jesús Urceloy

Es muy difícil escribir de uno mismo sin parecer pedante o presuntuoso. Como me cuesta horrores desnudarme en esta intimidad voy a intentar hacerlo con una pizca de humor: Nací en Madrid el 7 de mayo de 1964 adelantándome un mes a lo previsto. Mis padres, Jesús y Carmen, estaban en una fiesta. Mis apellidos son García y Lorenzo, pero me los cambié cuando empecé a publicar. No quería que me confundiesen con otro escritor que se llama parecido. Así que consulté mi arbusto genealógico y encontré un Urceloy en una de las ramitas. Asistí al colegio Joyfe desde párvulos hasta COU, con un paréntesis de tres años en diversos institutos de Aluche, y estudié Filología Hispánica en la Universidad Complutense. Además de eso hice muchos cursos de informática, de inglés, de contabilidad, de administrativo… Todos estos estudios consiguieron hacer de mí un perfecto inútil. A día de hoy –pero no se lo digáis a nadie- sigo usando discretamente los dedos cuando hago cuentas difíciles. Siempre tuve mucho éxito con las chicas contando chistes, inventando historias y recitando poemas: éxito que perdía en el momento en que alguien sacaba las

llaves del coche. Tales despropósitos tal vez expliquen por qué carezco de carné de conducir. Un día me dijeron que en los coros se ligaba la mar de bien y me metí a cantar en el Orfeón de Castilla un porrón de años. Allí me lo pasé en grande, conocí a un par de chicas, entre ellas a mi “ex “y entendí perfectamente por qué el solfeo es un mata músicos. He trabajado en todos los oficios existentes salvo bajar a una mina o subir a un cohete. Como dato curioso coincidí con mi amigo el poeta Eduardo García trabajando ambos de Auxiliares de Topografía en los Pirineos. Mido 1:90, peso una barbaridad y tengo un vozarrón de bajo, lo que hace que se me distinga bastante bien en cualquier sitio. También gracias a esto me confunden como alguien ajeno a lo literario. No es la primera vez que me preguntan: ¿Usted adónde va? He publicado libros, ganado premios y todas esas cosas que salen en la wikipedia. Sin embargo creo, como dice Pere Bardagi, que si he destacado en algo dentro de la literatura no se debe a mis escasas capacidades, sino a la mediocridad que nos rodea. Y que lo mejor que he hecho en la vida se llama Julia y tiene ya 15 años. Presumo de haber sido rechazado de una antología de poesía contemporánea por ser divertido y escribir sonetos. Prueba evidente de que la Literatura Española actual carece de salvación por sí (bemol) misma. Hoy por hoy me gano la vida como profesor de Poesía y Narrativa en los prestigiosos Talleres Fuentetaja, de Madrid y leyendo poemas, dando conferencias y lo que manden. Estoy enamorado de Marisol Huerta, que es una de las mejores poetas que conozco y tengo unas pocas reflexiones que me ayudan a ir trascurriendo: pienso que la vida merece la pena por los buenos amigos, que son la auténtica familia de cada uno, que si se ayuda a los demás también te ayudas a ti mismo, y que quien no se cultiva perece para siempre. Para acabar diré que no me gustan ni el fútbol ni el alcohol, y que dejé de fumar el día 11 de julio de 2010, día en que nuestra sacrosanta selección se zambulló en las mieles mundiales. Tal vez por eso llevo siempre sombrero. Jesús Urceloy / marzo de 2011

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Retrato en auto /Jesús Urceloy

Salmo 34

Una fila de árboles camina por mi calle en dirección al Norte. Los árboles caminan lentamente, con el rostro alzado, arrogantes o tristes, con esa lentitud del equilibrista sobre un campo de minas. Pudieran ser amigos que huyeran de la muerte, porque la muerte tiene apego al Sur. Pudieran ser una fila de hombres sin hogar ni familia con el convencimiento del soldado que avanza a la derrota. Pero sólo son árboles, altos, de hoja perenne, cuyo andar impasible nunca pierde el compás, una fila que el viento no disuelve ni agota. Yo no quiero saber qué dolor les obliga, ni qué mano imprudente les animó a crecer. Tan sólo los observo pasar, día tras día, pasar desde la infancia, desde el primer amor. Quisiera preguntarles sus nombres, pero callo. Quisiera que la noche llegara y les cubriese: que inclinaran tan sólo la cabeza al morir. De El libro de los Salmos

Noviembre de 1986

Para José Antonio Rodríguez

Imaginad que entonces fue noviembre todo el día (noviembre y sus mastines) quiero decir que había nubes, pocas horas atrás había llovido, el agua seca tarde en estas fechas. Imaginad que la mujer se viste deprisa, (el hombre aún duerme, no se sabe por qué, si fue domingo). Ella se perfuma, se calza justo antes de salir, baja las escaleras, respira en el portal y sale al día. Imaginad que ahora fuera abril. De repente, sin pausa, abril, y algunas calles adelante, ella se detiene, levanta un poco el pie, baja la mano, afloja la correa insensible del talón, finge mirar al cielo, se deslumbra. Y sólo eso. El hombre se despierta, huele la soledad, va a la ventana, mira al cielo. De La profesión de Judas

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Retrato en auto /Jesús Urceloy

Este es el poema

Para Antonio Rómar, que siempre viene.

de quien era esperado y no vino: que acudió con paciencia a la llamada y aseguró partía de inmediato; recogió la maleta, varias ropas, un libro y el periódico del día; y en el andén, oculto entre otros hombres esperó su vagón y cuando estuvo frente a la puerta la miró despacio y sin querer lloró no sabe cómo: como sin ganas vio que el tren salía, sin razón alejose y sin motivo ni qué decir volvió a dejar las ropas en el armario, la maleta al suelo, sin razón el periódico en la cama, sin ganas se tendió y sin excusa abrió el libro y leyó diversas páginas y al azar, otra vez quedó dormido. De Berenice

Autorretrato en sí menor

Dicen que soy amable y divertido y que escribo sonetos. Por un lado si de mi baja lira no he salido, de alguna antología me han sacado. Soy corpulento, y algo gordo y mido uno noventa, lo que en el mercado de la literatura me ha servido para poco si “grande” me han llamado. Para colmo me gusta usar sombrero, tengo buena dicción, mi voz es grave, y me sé de memoria el cancionero. Del humor al amor apenas sabe mi corazón que una tristeza espero antes que todo humildemente acabe.

De Harto de dar patadas a este bote

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Retrato en auto /Jesús Urceloy Contra todo pronóstico

Para Joan Manuel Serrat, por alusiones.

Contra todo pronóstico le dijo a su marido: mira, Paco, estoy harta de ti y de tus movidas y de si España gana la Eurocopa. Me importa un bledo que el Alonso sea el primero en Le Mans o en Indianápolis, y que el Nadal de los cojones ese se lleve otro torneo, que te compres el Marca, el As, el Mundo Deportivo, y tengas los estantes llenos de colecciones, a saber: los coches de los años veinte y treinta, los mecheros que usaban tus abuelos, los aviones de guerra de la RAF, y esa reproducción tan estupenda de la Pinta o la Niña o el Titanic. Contra todo pronóstico le dijo que tenía razón y que entendía sus repetidas infidelidades con Merceditas la del guardarropa,

y algunas tardes sueltas por Montera, y aunque sé que aún me quieres y que a mí me pasa parecido, no me importa, de verdad Paco, no me importa, sé

que en la cama te di las buenas noches hace ya tanto tiempo, que los dedos se me han hecho pequeños de esperarte: soy un sudoku a medio hacer. Y luego ni una palabra más.

Contra todo pronóstico.

De Diciembre

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Retrato en auto /Jesús Urceloy Réquiem

recordabas al niño que meó en el hormiguero la paloma de nácar que tu padre

estrelló cuando aquel domingo el incienso en el pelo de la abuela un jolgorio

de luces el dolor paseando por tu pie un borracho gritando en el centro de la

misa tu padre de nuevo y el cinturón de las malas notas el día que fumé un

paquete de tabaco un cigarro tras otro la nausea el desconcierto la voz de Raúl

preguntando si esta tarde te dejarían bajar los casquillos de bala que

encontramos junto al muro de los fusilamientos el olor de las flores amarillas

y en el río reventar sapos a tiros de escopeta el perdigón que le vació a Carlos

un ojo tu padre que ganó el premio al pescar el cangrejo más grande de todo

aquel verano el tío Ángel las corridas de toros qué mal se ve decía mirad quién

coño anda en la antena una mierda de país una mierda de país aquí nada

funciona fotos en la basura y esa gente paraguas faldas rígidas una caramelo

envuelto en la mano del cadáver una tormenta el rayo tu madre que gritaba

que corre que te abraza y tú eres una pulpa de carne blanda torpe tu padre

coge el cinto y tú dices saqué matrícula en todo menos en gimnasia saqué

matrícula en todo menos en gimnasia saqué matrícula en todo y aprietas los

ojos y juras que has de matarlo un día que lo debes matar y cuando muere

cuando por fin lo tienes en tus manos y el infarto le ha roto el corazón le besas

las mejillas y le lloras y nadie puede decirte déjalo vámonos a casa déjalo ya

no sirve de nada llorar nadie se atreve a decirte lo siento lo siento mucho y

sólo te escondes miras a la tierra y su altura y su nicho y cuando vuelves

cogerás aquel libro la señal donde quedó perdida su lectura y desdoblas la

esquina de la hoja y terminas la página por él

de Algunos poemas casi tristes (inédito

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Ficha Técnica / Edición Nº2

Grupo de los poetas conVersos: Alicia Naya, Antonia Roig, Carlos Gamarra, Carmen Días Maroto, Carmen Paredes, Elisa Fernández, Esther Lucio Marino,

Federico Monroy, José Pérez Carranque, Juana Arriaga, Manuela Sola Castro, María Jesús Silva, María de la O Guillén, Marisol Huerta, Marisol Perales, Miguel de

Francisco, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí y Tirsa Caja.

Fotografía de la portada: Manuela Sola Castro

Pensada en: Café Ajenjo , Madrid, 2010

Diseñada por: Manuela Sola Castro

Correctora de estilo: Esther Lucio

Número editado digitalmente el día: 5 de junio de 2011

Contacto: [email protected]