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Vicente Beltrán Anglada

Barcelona, 12 de Febrero de 1983

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Conversaciones Esotéricas por VBA

Descripción de la conferencia.

El problema sexual, la homosexualidad. El fracaso de la educación que repercute en el enfoque del sexo. El sentido del

amor, que se ha perdido actualmente. El origen de las guerras. El sentido de la polaridad. Idea del dinero y su correcta

utilización. El desequilibrio ecológico, y el desconcierto dévico. La frustración social existente y la manera de enfocarla. El

problema que radica en el centro emocional. Los seres mongólicos y el factor cromosómico.

Bajo el Signo de Escorpio de 2012

Conversaciones Esotéricas

Los Problemas del Hombre en el Mundo de Hoy

Vicente Beltrán Anglada Barcelona, 12 de Febrero de 1983 Página 2 de 12

LOS PROBLEMAS DEL HOMBRE EN EL MUNDO DE HOY

Vicente. ― “…en una tarde tan fría, poco apetecerá, pero si mantienen la mente (en forma) trascendente, analizando las fuerzas místicas de la Naturaleza, yo creo, y seguramente que ustedes, o muchos de ustedes estarán de acuerdo, que al esoterista se le suele denominar como un hombre poco práctico cuya inteligencia es casi metafísica, que se dedica mucho a investigar las cosas ocultas, pero que no se preocupa ni mucho ni poco de los problemas ambientales, los problemas que estamos viviendo todos en el mundo. Pero, esta aseveración no es verdad, porque esotéricamente se busca siempre la causa, el origen de los acontecimientos, se busca la fuente de donde mana la energía, y, por tanto, no se puede decir que un esotérico no sea una persona práctica, está buscando profundamente los problemas para que los acontecimientos externos sean livianos.

En cambio, si partimos del punto de vista corriente, del hombre común cuya visión de las

cosas suele ser muy superficial, vemos que las causas que engendra son muy profundas en el orden social en un sentido muy negativo de la palabra. Por lo tanto, quisiera que discutiésemos juntos el problema humano en su totalidad, el problema inmediato en todas sus fases para ver si realmente el hombre esotérico es un hombre práctico, porque al menos buscando la causa de alguna razón cualquiera, de cualquier hecho o acontecimiento, al menos tendrá la persona inteligente un sistema de relaciones muy adecuado para contrarrestar esta tendencia ambiental que oprime al hombre en todas sus fases psicológicas, porque la búsqueda de una nueva orientación psicológica se ha convertido en el eje de la evolución.

Anteriormente, como ustedes saben, era el espíritu místico el que conducía al aspirante hacia

las alturas buscando la aspiración superior porque estaba viviendo una época cuya expresión era típicamente emocional y que, por lo tanto, el espejismo era su campo de batalla, lo que esotéricamente llamamos el Kuruksetra. Pero, ahora los tiempos han radicalmente cambiado, los acontecimientos se suceden con mayor rapidez, y los espejismos deben desaparecer para dar paso a una mente inteligente, a una mente investigadora, a una mente práctica y, para mí, la mente más práctica es la mente científica, la que analiza los hechos desde sus profundas raíces. Y, naturalmente, ustedes preguntarán: ¿cómo se puede analizar un hecho cualquiera de los que suceden actualmente en el mundo desde sus causas más remotas? Un problema cualquiera que ustedes me pudieran citar, el problema del sexo, por ejemplo, que parece ser un tabú incluso para los medios esotéricos, o el problema de la delincuencia juvenil, o el problema de la prostitución juvenil, o esta espantosa incertidumbre que tiene el ser humano cuando se enfrenta a un hecho desconocido, o que teme que se produzca, como es el caso de la guerra. Son temáticas que son acuciantes, están aquí en lo inmediato, están rasgando nuestra carne, nuestra mente y nuestro corazón, por lo tanto, hay que afrontarlos directamente buscando su causa original.

Un señor que viene muy a menudo a estas reuniones me decía el otro día que no puede

explicarse nunca el fenómeno de la homosexualidad, por ejemplo, o del lesbianismo, que son





desviaciones como se dice de una ley natural. Me pregunto si analizamos este problema desde sus causas iniciales, buscando su creación histórica en la primeras razas, este fenómeno, si tuviésemos aquí en nuestro poder la clave mística de la historia y supiésemos exactamente lo que significa el término “Adan y Eva”, por ejemplo, o los hijos de Adán, “Caín y Abel”, “El fruto del bien y del mal” que se encuentra en el Jardín del Edén con el árbol conocido, con la serpiente, la manzana, la mujer y todas estas cosas, para ir tratando de buscar soluciones lógicas. Y tener en cuenta que sí, que puede haber existido un momento en la historia en la que haya habido una diversificación de sexos, cuando el hombre se da cuenta de que es hombre y la mujer se da cuenta de que es mujer; la mujer se fija en el hombre lógicamente por la ley de polaridad y el hombre se fija en la mujer, pero hay un punto desconocido y, sin embargo, es esotérico, y es que se nos habla que el Manú de cada raza, es decir, aquella entidad espiritual que es el que está modelando a través de una cohorte increíble de devas creadores el cuerpo físico de las generaciones que se van sucediendo a través de la historia, en el que hay un momento cumbre en que “los hijos de Caín y las hijas de Abel” -así se lee esotéricamente- se divorcien algo con el misterio inenarrable de la Naturaleza, y entonces empieza una relación sexual entre hombre y hombre y mujer y mujer.

Y, naturalmente, preguntamos nosotros: ¿es una desviación la homosexualidad o el

lesbianismo, o bien es un intento de la Naturaleza buscando el andrógino? Porque, naturalmente, se nos dice -dando una explicación esotérica- que puede estar al alcance de todo aquel que haya estudiado las leyes del karma y de reencarnación, y subsiguientes, que cuando una individualidad ha tenido una serie de encarnaciones en cuerpo femenino, al encarnar en un cuerpo masculino tiene tendencias femeninas, y viceversa, cuando existe un ciclo de vida en que la mujer nace con cuerpo femenino y al ciclo venidero tiene que nacer en cuerpo masculino, tendrá conciencia femenina dentro de un cuerpo masculino.

Entonces, aparte del gran problema social que representa la homosexualidad en sus fases

variadas, podemos preguntarnos si esotéricamente hemos considerado este asunto desde un ángulo de vista muy humano, no desde el ángulo de la tradición, de las tendencias, y de este espíritu que tiene el hombre de negar las cosas porque se apartan de la razón normal o correcta, y penetrar en el asunto del sexo, de la prostitución, o del sexo entre entidades del mismo sexo, para ver que además del problema social y personal que puede motivar a esas personas que están psicológica o físicamente marcados por esa tendencia, para que nos demos cuenta realmente de que existe un propósito quizás desconocido para nosotros que está buscando el andrógino o el hermafrodita divino, porque no creo que el Manú de una raza se equivoque de esta lamentable manera en cosas que aparentemente tienen un sentido creador, sino que puede existir una motivación oculta y trascendente que desconocemos y que, por lo tanto, hay que guardar siempre la crítica, hay que reprimir el juicio aventurado para no caer siempre en las contradicciones.

Examinando fríamente un hecho concreto que esté a nuestro alcance, desde un punto de vista

muy psicológico y al propio tiempo muy esotérico, nos damos cuenta realmente de que la persona que adolece de este defecto tiene que sufrir intensamente por poco que lo analicemos, y que esotéricamente no podemos estar ni en pro ni en contra sino examinar fríamente, con mucha serenidad el problema, y ver si podemos mentalmente, utilizando toda aquella energía espiritual a nuestro alcance para remediar este problema; o el problema que se le presenta al adolescente de





ambos sexos que está viviendo dentro de un gran interés, de una gran curiosidad, por conocer todo cuanto ha constituido aquí el fruto de las generaciones que han ido sucediéndose en el transcurso de la historia, y que cuando formulan la pregunta no obtienen respuesta porque existe el tabú, porque cuando el niño pregunta algo debe contestársele, y cuando un adolescente pregunta a sus padres alguna cuestión relacionada con el sexo parece que todo el mundo se aparta como si aquello fuese pecaminoso.

Para el esotérico no existe el pecado, existe una mala inclinación de principio por falta de

educación. No existe un planing todavía realmente psicológico que se tendría que dar en las escuelas primarias como se están dando ya en las grandes naciones, a las más civilizadas me refiero, a las del norte de Europa, y no a las de más allá del Atlántico en este caso, que dan una educación desde un principio biológico, científico y psicológico con respecto al sexo, considerando un efecto muy natural para que se acepte aquello con toda la naturalidad y no con ese espejismo con que se ve contemplando las cosas desde el ángulo de la tradición o desde el estigma del pecado.

Ven ustedes que esotéricamente se pueden considerar los problemas sociales. El problema del

sexo, el problema de la homosexualidad, el problema de la droga. Fíjense ustedes, que cuando una persona no obtiene respuestas adecuadas a sus preguntas, y el ser humano es un ente que constantemente está formulando preguntas, cuando las preguntas que está emitiendo no obtienen una respuesta válida, le queda un vacío dentro del corazón, se siente frustrado, entra en una gran crisis psicológica, y para rellenar esta crisis, como que no tiene un sistema de verdades cuajando dentro del corazón que le lleve a ver el asunto con toda la profundidad que es precisa, quiere llenar como sea este vacío, el sexo, la droga, y todo cuanto está relacionado con ambos extremos es lo que utiliza precisamente para tratar de paliar aquel sentimiento de separatividad, aquel sentimiento de vacío, y entonces desdichadamente sucede lo que conocemos.

Pero, démonos cuenta de una vez para siempre que los padres y los educadores han fracasado,

como han fracasado las religiones, como ha fracasado asimismo el contexto social. Un sistema sociológico perfecto no existe, y les diré a ustedes que no existe porque no hay amor en la Humanidad, nos estamos simplemente tolerando los unos a los otros, nada sabemos del amor, y como que no hay amor debe de haber una enemistad constante entre nosotros, partiendo siempre de un sentido uniforme de apreciación. Vemos, sin embargo, esotéricamente, que hay una unidad de propósito en todos los seres, y para mí, hallar esta unidad de síntesis dentro del corazón es la base donde debe de ser establecida la nueva sociedad, de donde debe partir aquel impulso creador que tiene que transformar radicalmente toda la sociedad. No hay problema que resista un examen profundo de los hechos, pero siempre estamos diciendo lo mismo, que los hechos son abarcados en su superficialidad, no vamos en profundidad buscando las causas. Por esto les decía que si hay una persona que sea realmente práctica es el científico, o el investigador esotérico, porque está tratando de buscar, hurgando en los anales del tiempo y dentro de su propia conciencia, la causa de los hechos que ve que están sucediendo a su alrededor y a los cuales no puede poner remedio porque él asimismo se siente frustrado.





Una causa, por ejemplo, la causa del malestar social, la causa del conflicto de las generaciones, cuando los padres no comprenden a los hijos y los hijos tampoco quieren conocer el punto de vista de los padres, se está creando un gran abismo social. Estoy seguro de que en el fondo hay un amor o una atracción entre los seres que constituyen una familia o cualquier grupo social, pero si esta atracción no viene avalada por un gran sentido de amor, o un gran aspecto positivo que sienta un poco de compasión hacia los demás cuando sufren, la respuesta a cualquier interrogante surge sola, surge espontánea, no hay necesidad de esforzarse para dar una respuesta.

Un Maestro, por ejemplo, -me refiero a un Adepto de Compasión y de Sabiduría- es perfecto

no porque sepa más sino porque ama más; el sentido del amor abre las puertas de la inteligencia y de la comprensión, y hay que aprender de los Maestros, porque si cualquier hecho que consideremos inadecuado a nuestro punto de vista, o antisocial, lo analizamos sin ninguna expresión de auténtico amor, surgirá la critica y el desprecio, y de la crítica y del desprecio nace finalmente la crueldad, y somos crueles los unos con los otros. Ustedes se dan cuenta de la crueldad que tenemos cuando vemos un hecho social y tratamos de apartarlo de nuestra vista porque simplemente nos molesta, y no tratamos de penetrar dentro de nosotros mismos preguntándonos la razón de aquél hecho.

Por esto les digo que si buscamos las causas dentro de las cosas que suceden, sin darnos

cuenta iremos penetrando dentro de nosotros mismos, no seremos rápidos en el juicio sino serenos, y de esta serenidad surgirá la profundidad, y esta profundidad nos llevará a las causas subyacentes en todo cuanto existe, porque como se ha dicho siempre, el problema del hombre no es solamente un problema de tipo humano, sino que dentro de este problema está implícita toda la Jerarquía, todo aquello que constituye el núcleo espiritual del Universo, y que por lo tanto el esotérico siendo muy práctico, muy científico en sus averiguaciones, se convierte en un interlocutor válido para cualquier situación porque de una u otra manera está explicando las cosas del Reino de Dios.

El Reino de Dios no es solamente místico, es dinámico y atractivo por naturaleza, no se halla

en el romanticismo espiritual, en la metafísica, ni en la evasión del problema material, sino que está precisamente en este modo de vivir tan sereno y al propio tiempo tan profundo, que puede encontrar una explicación razonable a cualquier hecho que se vaya produciendo en la existencia. Creo que fue el Maestro Koot Humi quien dijo en cierta ocasión que el problema que enfrentaba la Jerarquía no era precisamente que el hombre no comprendiese exactamente el Reino de Dios en su integridad, lo cual vendrá a su debido tiempo, sino que los seres humanos no querían comprenderse entre sí, que había una separatividad constante, que no se habían dado cuenta de que el propósito que anima a cualquier ser, hombre o mujer, dentro de cualquier contexto social o dentro de cualquier grupo organizado es idéntico, y si no existe uniformidad como es de ley, si no existe uniformidad como debe ser, hay la posibilidad de que el individuo a través de su propia singularidad y de su propio camino, distinto del de los demás, ejercitando su pleno derecho a la libertad, pueda ver las cosas a su manera, siempre y cuando no se olvide de que está partiendo de una unidad de propósito, y que la divergencia siempre es del ángulo de vista superficial y que el propósito está en el centro; y que por lo tanto si fijamos la vista en el centro, cualquier camino, cualquier sendero será bueno, porque estará enraizado en lo profundo del corazón de la propia





Divinidad. ¿Acaso no somos diferentes para mejor comprendernos? Si existen los colores, existen las notas, si existe el proceso de la diversidad es para que seamos precisamente conscientes los unos de los otros. Dos seres iguales caerían en la indiferencia, en cambio si hay motivaciones distintas existe una atracción, como en la luz, la polaridad existe en tanto exista el Universo. Pero, yo les hablo de la unidad de propósito, y para mí, como en el caso de la luz, la unidad de propósito está en el centro de cualquier cuestión, y el centro de todas las cosas es amor, una palabra que ha sido mistificada a través del tiempo, una palabra que estamos expresando a la ligera en todos los momentos, pero que seguramente desconocemos en su vasta universalidad.

Yo les invitaría a ustedes a hacer la prueba de fijarse bien en las cosas que suceden, porque en

el fondo de esta atención surgiría aquel estímulo que constituye la unidad del propósito, se darían cuenta de que cualquier situación arranca del mismo propósito y que, por lo tanto, es hermana una situación de otra, y que la diferencia que tenemos, ya sea de Rayo, ya sea de expresión física, ya sea de evolución espiritual, ya sea de principios académicos o psicológicos, no debe de apartarnos del sentido de la unidad, o de este propósito insigne, y que todo cuanto realizamos en la vida no es sino aproximarnos lentamente a este propósito de base y que, por lo tanto, en tanto la tendencia del hombre, viviendo en la periferia de los hechos, sea constantemente apartarse de este centro que unifica la polaridad, será crear todo espíritu de separatividad, todo espíritu de maledicencia, de crítica, de acerva crítica a veces, y de crueldad.

Démonos cuenta de que actualmente, porque estamos buscando problemas inmediatos, existe

una guerra que desde el principio de los tiempos se ha mantenido caliente en el plano mental y que, por lo tanto, habida cuenta de que la guerra en su explicación psicológica es una lucha de voluntades, en la justa medida en que dejemos de luchar entre nosotros las guerras dejarán de ser, y darse cuenta de que el cuerpo de la Humanidad constituye un todo colectivo, que no existe separación ni entre los continentes ni entre los pueblos de la Tierra, que las fronteras son ilusorias, solamente existen en las mentes de los políticos y de los filósofos y de los científicos que carecen de principios de unidad, y si queremos destruir las fronteras tendremos que ir nosotros al centro de la unidad, para de esta manera restablecer un equilibrio social en nuestro pequeño ambiente, para que la suma de muchos medios ambientes sociales conduzca a una generación, dentro de la cual esta generación sea capaz de ver las cosas con tal claridad que siempre será el primero, no el más fuerte sino el más inteligente, el más apto, el que más amor pueda tener en un momento dado de la historia, y como un canto de esperanza.

La programática de la Jerarquía para esta Era, que estamos empezando ya a abrir y que

empieza ya a alborear, es constituir los núcleos sagrados de las personas de mente sencilla y corazón amoroso, que sean capaces de polarizarse en lo superior, que reconozcan el valor de lo material que nos rodea, pero sabiendo pasar por encima de estas cosas y cifrar toda su atención en el centro de cualquier cuestión y en el centro de cualquier ser humano; se evitará la desunión entre las familias, la lucha de las generaciones entre sí, de los padres con los hijos y de los hijos con los padres, se creará un ambiente social diferente del que conocemos. Las motivaciones que llevarán a los hombres al trabajo y a sus aspectos grupales y a todo su espíritu psicológico superior, vendrá como una equivalencia de valores, pero no serán valores fortuitos sino que será la programación de lo eterno en cada uno de los corazones y que, por lo tanto, llegará un momento en que el





investigador esotérico, sea cual sea su grado, penetrará tan profundamente en los hechos que los verá en forma omnilateral, ultradimensional, en su contexto sintético, no en pequeñas fracciones, porque el pecado del hombre inteligente, que también peca, es querer captar el sentido del movimiento del Universo, o del propio Dios, en un momento fijo en el tiempo. Cuando una persona está fija en el tiempo y quiere captar el fluir de la Divinidad está pervirtiendo la idea de la propia Divinidad. Y ahora nos llega el momento en que, esotéricamente, examinando fría y serenamente los hechos que suceden, podamos dar una respuesta afirmativa a todo cuanto se nos está solicitando desde las alturas, y a partir de aquí podremos salir triunfantes de lo que nos está oprimiendo, entonces veremos realmente lo que he dicho al principio de esta pequeña disertación, que el investigador esotérico, profundo en sus análisis, tratando de buscar las causas universales y de traerlas aquí al mundo de los seres humanos, es el método más práctico y más científico de crear un mundo en el cual exista la armonía, desaparezcan las guerras y alcance el hombre aquello para lo cual ha nacido, adquirir el poder de la libertad y de la felicidad. Podemos extender estas ideas si ustedes desean preguntar algo más concreto sobre lo que hemos dicho.

Leonor. ― Si nadie abre el fuego lo voy a abrir yo, porque me has dejado dudas con aquello del

sexo; he pensado que si en un principio, aunque fuera en una vuelta de la espiral, naturalmente menos elevada, esta división sólo consigue la lucha, porque si antes estaba, ¿no podía haber evolucionado sin haberse partido en dos?

Vicente. ― ¿Podría evolucionar la luz con un sólo polo?

Leonor. ― No, claro que no. Vicente. ― Si no existe la polaridad no puede existir universo manifestado. Aquí no se trata de

que no reconozcamos que todo cuanto existe es el resultado de una polaridad. ¿Por qué el hombre tiene dos órganos siempre? Dos ojos, la nariz, la tráquea. Todo es dual. Esta dualidad debe ser comprendida científicamente, y el sexo en lugar de considerarlo un pecado místico, considerarlo un hecho actual, algo que está ahí. El sexo, por su propia naturaleza es divino. Hemos visto, por ejemplo, que nuestro Universo -para no ir demasiado lejos- es el resultado de una polaridad. Se nos habla incluso de un Logos masculino y de un Logos femenino, o de una electricidad positiva y una electricidad negativa que en su conjunción producen una luz, y esta luz es nuestro Universo. Si todo es dual, hay que preguntarse: ¿Por qué hablamos esotéricamente de un punto de vista central o de unidad? ¿Por qué hablábamos anteriormente del homosexual, o del lesbianismo, por ejemplo? Hay que ser muy específico sobre este punto en un sentido del intento de la propia Naturaleza buscando un tipo nuevo que desconocemos. ¿Por qué no, verdad? Pero, para esto hay que ser muy amorosamente activo en el pensar, ver el asunto dentro de una inefable perspectiva en la cual existe la explicación racional del hecho, porque cuando esotéricamente hablamos del andrógino o del hermafrodita ¿qué queremos significar? Un propósito de la Divinidad dentro de su propia unidad es la manifestación, entonces, de Sí mismo extrae la polaridad para poder manifestarse, porque como unidad no puede manifestarse, lo único que puede hacer, como en el caso de Khrisna y Arjuna, es contemplar el desarrollo de la polaridad desde el punto de vista central, y esto podemos hacerlo todos a pesar de que reconozcamos la polaridad.

Ahora bien, ¿por qué no considerar la polaridad en un sentido de armonía y no de

separatividad? Científicamente se nos dice que la luz es el resultado de un choque entre un polo





positivo y un polo negativo, pero, ¿por qué no aceptar el hecho esotérico de que la luz es el resultado de una armonía entre dos polos? Si supiésemos este hecho esotérico reconocido y analizásemos nuestra vida tal como la tenemos programada socialmente, tendría que existir lógicamente un punto máximo de atención sobre los actos que estamos realizando y reconocer el sexo como impulso de amor y no simplemente como una atracción dentro de una polaridad. Si la persona ama, –esto creo que lo decía San Agustín- en este amor ya existe la justificación del pecado; significa que si una persona ama, todo cuanto surge de este amor es santo, es puro, sea lo que sea, el sexo, por ejemplo. Pero, si una persona no ama, el sexo se convierte en una forma de establecer un contacto físico simplemente, sin motivación alguna en los otros planos de la Naturaleza, y si hay pecado original será en este punto, no en el sexo en sí sino en la utilización del sexo; como aquellos materialistas del pasado que decían que para ellos el Dios es el dinero y que, por lo tanto, como el dinero da poder, ellos tenían poder sobre sus conciudadanos, y esto lo hemos visto en cualquier tipo de civilización, desde la egipcia hasta la romana, pasando por la helénica. Pero, ¿realmente es así? ¿El dinero es malo en sí? Con dinero podemos comprar algo que sirve precisamente para remediar las buenas necesidades de la Humanidad, y está su utilización desde un extremo contrario, cuando utilizamos el dinero para comprar armas o instrumentos bélicos, es entonces cuando el dinero realmente es negativo; pero, el dinero, considérenlo ustedes -como el sexo- es una energía; una energía que hay pocos hombre en el mundo que sepan utilizarla correctamente.

¿Por qué existe este temor de la guerra? Porque el hombre, me refiero al hombre y a la mujer,

están siempre dentro de uno u otro de los ámbitos de la polaridad, y cuando -esotéricamente visto- existe un desequilibrio, se produce la guerra. Cuando el bien y el mal están equilibrados no existe ni bien ni mal, existe algo que desconocemos, pero que siendo el producto de un gran equilibrio será forzosamente mejor que lo que había antes, porque entre lo bueno y lo malo tiene que haber algo superior, a esto me refiero. Cuando existe el equilibrio en todos los órdenes de la Naturaleza, existe también el peligro de que todo cuanto hemos ido creando a través del tiempo, habiendo fermentado convenientemente en los planos sutiles, -el plano astral y el plano mental inferior- se convierta en la preparación, en la causa, o en la motivación de una guerra, o de cualquier desastre.

Según se nos decía ashrámicamente, los devas se encuentran hoy en día desconcertados

porque el ser humano no cumple con su misión, porque a medida que el individuo va poniéndose a uno u otro lado de la polaridad, en el aspecto positivo o negativo, alejándose del centro, está creando desequilibrio en la Naturaleza, y como precisamente dentro de la Naturaleza lo que está tratando de hacerse es un gran equilibrio, al no poder realizarse, al no poder las huestes dévicas cumplir correctamente su misión, entonces vemos lo que estamos viendo, ya no sabemos si hará frío mañana o hará calor, porque los grandes artífices del espacio, los que crean el frío y el calor, los que originan la floración de los árboles que tienen que dar frutos, se mueven por instintos ecológicos creados por el hombre, y cuando existe una ecología creada por el hombre en un nivel de la Naturaleza sin equilibrio, ese desequilibrio crea cosas fuera de tiempo, más allá, digamos, de lo que tendría que producirse.

Ustedes pueden decir:”Es que a medida que nuestro eje de la Tierra va enderezando su

perpendicular sobre la Eclíptica estos hechos son naturales”. Es natural que exista un cierto





desequilibrio entre la primavera y el verano, el otoño y el invierno, pero no será bruscamente, como se está produciendo, es la brusquedad lo que demuestra, ya sea ecológicamente, ya sea psicológicamente, lo que da cuenta del ser humano ahora y aquí. Y que, por lo tanto, lo mismo que podemos decir con respecto a la ecología, debido a que estamos trabajando de una manera desequilibrada e inarmónica, se puede aplicar a la sociedad, se puede aplicar a la política, a la ciencia, a la educación, al gobierno de los pueblos. Y veremos que esta disparidad, esta falta de equilibrio conduce a las tensiones, y cuando en un país hay tensión, cuando el corazón no puede estar atento a lo que sucede, se produce la frustración, ya estamos de nuevo en la frustración, porque la frustración tiene tantas causas que realmente tenemos que estar muy atentos a las causas para saber la manera de remediar el aspecto social.

Interlocutor. ― Sí, ¿cómo podríamos analizar, digamos, el dolor este de la frustración? ¿Qué tipo

de comprensión es necesaria para eludir esta frustración que se va a presentar? Vicente. ― La frustración, hoy día, es un hecho casi total dentro de la sociedad humana, a pesar

de que hemos hablado de la frustración de la juventud con respecto a muchos temas, este gran vacío, esta implenitud que sentimos todos, esta falta absoluta de seguridad que crea la frustración y que crea este vacío, es algo que estamos produciendo constantemente con los pensamientos y con nuestras maneras de tratar las cuestiones. He dicho siempre que la base de la resolución de cualquier problema, sea el problema del tipo que sea, vendrá impregnado siempre de un hálito de inseguridad que es producto de la superficialidad del criterio. Una frustración, además de lo que ahora estamos diciendo, debemos decir que no puede producirse cuando de una u otra manera estamos tratando psicológicamente de rellenar este vacío que causa la frustración, pero, ¿cómo lo hacemos?, ¿buscando el amparo que dicen los estadistas, los sociólogos, o las jerarquías religiosas con sus criterios, a veces muy distintos, o bien vamos a analizar el problema aquí y ahora, tal como debe ser, yendo al fondo del problema y no en la periferia? Porque ningún aspecto periférico puede traer la solución de cualquier problema. Si estamos muy apercibidos -fíjense bien- del problema, no tratando de eludirlo a través de una fórmula maravillosa de salvación, como ocurre en el caso religioso, o tratando de activar este problema de una manera revolucionaria, tal como se nos dice que debe ser desde un ángulo de vista social, cuando situemos nuestra atención en el centro de la oposición, veremos que se hace luz en el problema.

Es decir, más sintéticamente, más sencillamente, de manera más simple todavía, cuando la

frustración se la examine a fondo, no recreándonos dentro del problema -hay personas que se recrean con sus problemas- sino examinando fríamente el problema, tiene que surgir una forma de solución de este problema, ya sea el de la frustración, ya sea el problema de la droga, ya sea el problema del sexo, porque todo está concatenado, no podemos separar un hecho de lo otro, no son fenómenos aislados, la frustración es total.

La frustración puede venir porque no nos sentimos amados por el ser que queremos, puede

provenir porque no hemos triunfado todavía en la vida teniendo ganas de triunfar, porque no tenemos trabajo, porque tenemos el conflicto de la generación, porque el padre no nos comprende y la madre nos desprecia de una u otra manera… Llega un vacío, bien, entonces, para mí, no es analizando cómo se comporta con nosotros el padre o la madre, o cualquier hecho, sino tratando de indagar en el vacío que crea dentro de nosotros el hecho, y veremos que la frustración, al ser





examinada fríamente, desaparece, porque si queremos andar en profundidad por los temas, cualquiera que sea su dimensionalidad, tendremos que examinarlo muy atenta y muy serenamente para darnos cuenta al final de que realmente, en la fruición, en el desarrollo de esta visión surge algo superior, algo que no está en la motivación de los dos extremos sino que se halla en la frustración, en la propia frustración.

Parece difícil, ¿verdad? Pero, traten de examinar un problema profundamente, con toda la

atención de su ser, no buscando una solución que venga de fuera de nosotros mismos, y estoy seguro que si examinamos el problema, no tratando de buscar una solución radical sino simplemente examinándolo; el problema, que esotéricamente podríamos decir que tiene una entidad, se revela a nosotros, nos habla. Es el caso de la confesión, cuando la persona está frustrada y empieza a decirle al sacerdote sus problemas, no es que se libere, pero sin darse cuenta se está liberando de una tensión que lleva dentro. Es lo que hace el psiquiatra cuando una persona que tiene problemas, o tiene complejos, le dice: “Tiéndase usted aquí, no piense en nada, limítese a contestar lo que le pregunto”, y sin darse cuenta, si el psiquiatra es inteligente, se dará cuenta dónde está la causa de la frustración, porque sin darse cuenta la está revelando; el problema trata de revelarse para ser liberado, precisamente.

Naturalmente, cuando tratamos esotéricamente un punto tan crítico como el de la psicología

inmediata, la que causa cualquier perturbación en nuestro medio ambiente, es cuando la persona que no comprende exactamente la cuestión tiende a pensar que esotéricamente aquello es negativo. Pero, dense cuenta ustedes de algo muy importante, que cualquiera que sea nuestro problema nunca lo examinamos en profundidad sino siempre superficialmente, y ¿saben ustedes por qué se examina superficialmente? Porque el que lo examina forma parte del problema, es el mundo emocional. Si examinásemos el problema desde la mente, dejando la emoción a un lado, veríamos las motivaciones que han llevado a aquel estancamiento de energías que ha creado la frustración o ha creado el problema, entonces surgiría una motivación superior que desconocemos pero que sería resolutiva. Naturalmente, hay que ser muy cauto en el hablar, en el sentir, en el expresarse, en el pensar en forma muy superficial sobre cualquier cuestión porque, por su propia naturaleza, el ser humano busca siempre la línea de mínima resistencia, la línea de mínimo esfuerzo y, por lo tanto, esta línea de mínimo esfuerzo es siempre el cuerpo emocional. La frustración es emocional, la solución siempre viene cuando examinamos mentalmente el problema y lo examinamos en profundidad, porque dejamos la emoción a un lado.

El problema del amor, por ejemplo, cuando una persona no nos ama, el problema no está en

que no nos ame, sino que estamos tan ligados al problema del amor de aquella persona, que la mente deja de funcionar, somos un amasijo solamente de emociones, pero sin mente que pueda calibrar, que pueda dar una orientación. Les estoy diciendo simplemente que en la medida en que vayamos integrándonos mentalmente en cualquier cuestión, dejando a un lado los aspectos emocionales o astrales, como se dice esotéricamente, en esta justa medida iremos adueñándonos del secreto de la propia frustración, y en consecuencia la frustración desaparecerá, y como que la frustración es total, al menos la comprensión plena de la frustración individual será el fermento redentor para muchas frustraciones de tipo social.





Interlocutor. ― Bueno, me van a perdonar porque es la primera vez que asisto aquí y… [Corte de sonido]

Vicente. ―… desconocidas, provenientes de remanentes de pasadas subrazas del pasado que no tienen un coeficiente intelectual que es natural en la Raza Aria. Todas estas cosas quizás no nos digan gran cosa porque vemos el hecho y es un hecho social, porque la persona que tenga en su familia un subnormal tendrá que sufrir las consecuencias kármicas de aquel hecho. Sería muy fácil y poco aventurado decir, por ejemplo, que es un karma que la persona tiene que pasar; quizás sea esto, pero las motivaciones ocultas de aquel ser subnormal pueden provenir precisamente de una evolución inferior que está tratando de evolucionar en contacto con seres inteligentes a través del sacrificio.

En cierta ocasión, me acuerdo que en el Ashrama se trató este caso, y se dijo que todo el

proceso que lleva a cabo un subnormal dentro de una persona sana tiene como consecuencia desarrollar el espíritu de amor y de compasión entre los seres que se sacrifican para este fin. Se nos dijo, señalando varios casos concretos, la evolución de unos padres –entre otros muchos miles de casos existentes en el planeta- que habían querido ser padres de una persona de esa categoría. ¿Acaso no hay personas que tienen perros, gatos, caballos, o lo que sea? Y en cierta manera se sacrifican por estos caballos, gatos o perros; elevando así a la raza inferior que está dentro de nuestra propia 5ª Raza. Muchos padres, discípulos, en muchos casos del Maestro, sacrificándose llevaron a cabo su misión, y aquella persona tuvo realmente la clave de una ulterior evolución. Y voy a señalarles a ustedes un hecho muy práctico: el subnormal por su naturaleza lleva siempre dentro de su cromosoma físico una deficiencia, le falta algo en el cromosoma; los mongoles tienen precisamente un fallo de este tipo que les caracteriza como raza, porque el subnormal-mongol es igual aquí que en la Patagonia, que en América, que en cualquier rincón del mundo. ¿Verdad que tienen un hecho común? Que tienen una característica tan parecida que realmente constituye para la Humanidad como un todo, y no simplemente como dos padres; discípulos del Maestro, adoptando un subnormal para…, sino que nace en este remanente de las primeras subrazas de la Raza Atlante. Y esto la medicina no lo puede explicar porque se sabe leyendo los Registros Akásicos de la historia, viendo tal como se produjeron aquellos hechos, pues estos remanentes con un cromosoma dificultoso, y no con los cromosomas que tiene el ser humano en su totalidad, el hombre corriente, ha dado como consecuencia que no están a la altura de la propia evolución, y la Jerarquía que está presidiendo el contexto de todos los reinos desde hace siglos -muchos siglos- adoptó la divisa de un sacrificio permanente dentro de la Humanidad para que los mongoles como raza pudieran ser estimulados y crecer hasta un punto determinado que les facilitaría la evolución posterior en otra subraza de nuestra propia raza.

Existe luego, prescindiendo del razonamiento esotérico, buscando solamente la cosa íntima y

espiritual, el amor que suele producir un hijo que nazca en esas condiciones. Y tampoco es esto, lanzarme a la aventura de decirles a ustedes que la programación del gobierno con respecto al aborto y con respecto a los subnormales tendría que dejar de ser, porque aparentemente estoy diciendo, pues no, no hay que abortar en un caso de subnormalidad, porque si este caso tuviera que darse sería a pesar de todas las programaciones del gobierno, porque hay hechos que están más allá de un gobierno, están bajo la regencia de un gobierno interior y que, por lo tanto, deberá producirse un hecho sintomático: el aborto tendrá que ser una necesidad histórica, quizás no





inmediata, cuando el ser humano haya revalorizado a todo aquel que es todavía subnormal; pero, en los demás casos solamente les diré algo, que el ser humano tiene nueve ciclos de vida, nace al cabo de… [Se corta el sonido]...

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