Conversaciones Con Un Esceptico

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    P. VENANCIO MARCOS, O. M. I.

    Conversaciones

    conun escptico

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    Nihil obstatLic. Jos Sebastan

    Censor

    Imprimatur Casimiro

    Obispo Aux. y Vic Gen.Madrid, 7 de junio de 1959

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    NDICE

    ACLARACION PREVIA.............................................................................................8Sobre si la religin es lo que algunos se imaginan......................................................10....................................................................................................................................10

    Sobre lo que es religin y lo que es poltica................................................................13Sobre si la religin se mete en poltica........................................................................16Sobre lo que la Iglesia ha condenado en el comunismo..............................................18Sobre lo que la Iglesia conden en el nazismo............................................................21Sobre si el catlico conserva su libertad en el terreno poltico...................................24

    Sobre s la Iglesia es la aliada del capitalismo............................................................27Sobre si los obreros pueden ser catlicos....................................................................30Sobre el vaco que sienten los obreros sin fe...............................................................33Sobre el timo de que han sido vctimas los obreros....................................................36Sobre la transcendencia de la Semana Santa...............................................................39Sobre si ser verdad que Jesucristo resucit................................................................42Sobre si Jesucristo redimi slo a los ricos.................................................................45Sobre si la Iglesia canta las verdades a los ricos.........................................................48Sobre si hay que creer en los curas..............................................................................51Sobre lo que puede hoy la Iglesia................................................................................53Sobre las razones de la incredulidad de muchos espaoles.........................................56Sobre si un obrero pobre e incrdulo puede llegar a hacerse catlico.........................59Sobre s los sacerdotes creen lo que predican.............................................................62Sobre lo que yo vi en unos talleres..............................................................................64Sobre si el cristianismo es la nica religin universal.................................................67

    Sobre que no hay quien pueda con la Iglesia Catlica................................................70Sobre s se derrumbar pronto la Iglesia.....................................................................72Sobre que en Espaa no hay indiferentes en materia de religin................................74Sobre que las cuestiones religiosas nos apasionan a todos..........................................77Sobre las "quintas columnas" que tiene la Iglesia.......................................................80Sobre unas pelculas de sacerdotes y misioneros........................................................83Sobre los que son catlicos por tradicin y atavismo..................................................86

    Sobre si hay que dejar a los hijos que escojan su religin...........................................89Sobre si hay que respetar la libertad de conciencia de los hijos..................................92

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    Sobre los que se hacen incrdulos por cobarda..........................................................95Sobre una cancin de moda.........................................................................................98Sobre el xito de dicha cancin.................................................................................101Sobre la dichosa manzana de Eva.............................................................................104

    Sobre lo que sugiere el sonido de unas campanas.....................................................107Sobre las llaves de un reino maravilloso...................................................................110Sobre si los muertos se murieron o se fueron antes...................................................112Sobre si el anticlericalismo es un morbo netamente espaol....................................114Sobre si los sacerdotes se ocupan de los pobres........................................................117Sobre la visita que yo hice a unas cuevas..................................................................119Sobre la fuerza moral que tiene la palabra del sacerdote..........................................121Sobre una cosa con que no puede contar la O. N. U.................................................123Sobre la fastuosa riqueza de las iglesias....................................................................126Sobre las Navidades del incrdulo............................................................................129Sobre si es ms razonable el que cree que el que no cre.........................................131Sobre el ltimo espectculo de Trudi Bora...............................................................133Sobre si un mundo sin religin no sera una crcel infinita......................................136Sobre si los que se dicen ateos son ateos de verdad..................................................138Sobre Wu Chin Hsiung..............................................................................................140

    Sobre la conversin de Grace Moore y de Clara Boothe..........................................143Sobre que el catolicismo es como ciertos ros...........................................................145Sobre si la pompa de la Iglesia va contra el espritu de Cristo..................................148Sobre si los que no van a misa son tambin catlicos...............................................151Sobre si es cristiano el que no cree en todos los dogmas cristianos..........................154Sobre si Jesucristo fund una poltica o una religin................................................157Sobre esos terribles predicadores que rien tanto a los fieles...................................160

    Sobre si los obreros son incapaces de tener religin.................................................163Sobre si se persigue a la Iglesia por motivos, polticos o religiosos.........................166Sobre que el cristianismo regula el ejercicio del derecho de propiedad....................169Sobre si el sacramento del bautismo es igual para los pobres que para los ricos......172Sobre si el sacramento de la confesin es una monstruosidad..................................175Sobre si un hombre inteligente puede hacerse sinceramente catlico.......................177Sobre si la lucha de clases resolver el problema humano........................................180Sobre si se puede ser a un tiempo catlico y comunista............................................183Sobre si el comunismo niega la patria, las familias, el amor y el hogar...................185Sobre si ciertos obreros son incultos o estn envenenados.......................................187

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    Sobre s los sacerdotes trabajan y si su trabajo sirve para algo til...........................190Sobre si la religin dejar de ser verdadera porque algunos sacerdotes no sean buenos...................................................................................................................................193Sobre si nos podremos llegar a entender sacerdotes y obreros.................................196

    Sobre por qu se hacen sacerdotes los sacerdotes.....................................................198Sobre si la Monarqua es catlica y la Repblica no.................................................201Sobre el vaco que deja el silencio de unas campanas...............................................203Sobre si es cobarde arrepentirse a la hora de la muerte.............................................206Sobre que entre los incrdulos todava hay clases.....................................................209Sobre si un buen cristiano puede tener enemigos......................................................212Sobre si el comunismo se cree incompatible con el cristianismo.............................215Sobre si los obreros sin fe son tan buenos como algunos creen................................218

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    Dedico este libro a los escpticos espaoles,con la ilusin de que leyndolo, se hagan msespaoles y menos escpticos.

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    ACLARACION PREVIA

    Este libro no es un libro. Es la recopilacin en un volumen delos artculos que en el diario madrileo Pueblo escrib, sbado,tras sbado, desde el mes de febrero de 1946 hasta el mes deagosto de 1947. Son aquellos mismos artculos, sin quitar ni poner una coma, tal como fueron escritos, a vuelapluma.

    Por qu los he recopilado? Es que se hubiera perdido algodejndolos dormir eternamente en las hemerotecas? Pues... quizno se hubiera perdido gran cosa, pero y si se ganara algorecogindolo en un volumen? En todo caso, almas buenas me hanrogado que los publique porque creen que pueden hacer muchobien, y a m no me ha parecido mal la sugerencia. nicamentequiero rogar a los lectores que tengan en cuenta que dichos artcu-los que cumplieron la funcin esencial para la que fueron escritos yque no exijan a una recopilacin de artculos las cualidades propiasde verdadero libro.

    Al recopilarlos los he agrupado bajo el ttulo de Conversionescon un escptico. Creo necesario aclarar los trminos del ttulo.

    Quin es ese escptico? Confieso que no es un escpticodeterminado de carne y hueso, con su ficha en el padrn; no es unhombre con quien yo haya tenido stas conversaciones. Pero s esverdad que muchas de esas conversaciones han tenido lugar, en loesencial, con uno u otro escptico de carne y hueso; en tales casosno hice ms que trasladar al peridico el resumen de la conversa-cin. El escptico de estas conversaciones es un hombre, un espa-ol, de los que abundan en nuestra patria; un hombre que no tiene,propiamente hablando, un sistema de ideas frente al catolicismo;tan pronto parece catlico como incrdulo; unas veces habla enateo y otras en creyente. No es el escptico de las Cartas deBalmes, sino el escptico tpico de la Espaa actual.

    El escptico y yo hemos tenido muchas conversaciones (hasta

    77 son las recogidas en este volumen), que han versado sobre lostemas ms variados, aunque siempre terminen por reducirse a una

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    media docena de temas centrales, que son los que manejainvariablemente el escptico espaol de nuestros das.

    Me hago la ilusin de que estas conversaciones son de granactualidad todava. Slo falta que estas Conversaciones con un

    escptico tengan buena acogida entre aquellos a quienes msnecesaria resultara su lectura: catlicos de nombre que apenas siconservan alguna prctica privada, indiferentes que viven almargen de toda preocupacin religiosa, escpticos que ponenperos a todos los dogmas catlicos, incrdulos que niegan lo divinoy lo humano, hostiles a la Iglesia que blasfeman de lo que ignoran.Aunque con la lectura de estas Conversaciones salga fortalecidala fe de los creyentes, no son ellos sus principales destinatarios.

    Me alegrara ms que los leyera un solo escptico que no noventay nueve creyentes. Estos, sin embargo, encontrarn en ellos argu-mentos con que rebatir las afirmaciones de los escpticos, y eneste sentido pienso que han de serles de gran utilidad.

    Pido a Dios que este volumen se difunda mucho entre losescpticos, tanto, por lo menos, como se han difundido otros libroscausantes de su escepticismo. Cmo se podra lograr eso? Selograr si todos aquellos que tienen un deber de tutela moral sobre

    las masas escpticas tomaran a pechos el proporcionarles lecturasprovechosas como (yo as lo creo) estas Conversaciones con unescptico.

    Dios haga que el espritu que puse al escribirlos no resultevano y que, sirvan a muchos de punto de partida para su retorno ala fe.

    P. VENANCIO MARCOS, O. M. I.Madrid, junio de 1950, ao del Gran Retorno.

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    I

    Sobre si la religin es lo que algunos seimaginan

    No me parecera honrado hacer una propaganda engaadorade esta seccin. Vaya la verdad por delante. Y la verdad es mepropongo haceros ver que en un mundo revuelto, lleno de recelos yde odios, aun queda un hueco para el amor, la comprensin y laconvivencia. Monsergas? Sermones? Plticas de iglesia?

    Nada de eso. Os doy mi palabra. Si leis todos los sbados

    esta nueva seccin de Pueblo, os convenceris de que es posi-ble establecer un dilogo interesante sobre las cosas ms fun-damentales de la vida. Y para que veis que el dilogo es posible,empiezan las conversaciones entre t y yo, entre nosotros dos.Comienza t, amigo lector

    Cree usted que estn los tiempos para venirnos conpalabras de amor? No le parece a usted que para hablar de amor lo mejor sera acallar antes el hambre?

    De acuerdo, amigo. Yo tambin desconfo de quien dicehermosas palabras sobre el amor al prjimo, pero no est

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    dispuesto a practicar elementales obras de misericordia, como lasde dar de comer al hambriento y vestir al desnudo.

    No ser usted uno de esos?Dejemos por ahora la cuestin en suspenso. Pero quiero

    recordarte un hecho acaecido a los pocos das de haber muertoJesucristo. Ante una de las puertas del templo de Jerusaln pedalimosna todos los das un tullido (ya ves, que no es de ahora laestampa de los desvalidos pidiendo limosna a las puertas de lasiglesias). Una maana, entraban a rezar en el templo Pedro y Juandos discpulos de Jess que hoy veneramos: San Pedro Apstoly San Juan Evangelista y el tullido les alarg la mano suplicandouna moneda. Pedro se volvi hacia el desgraciado y le dijo:

    Hermano, yo no tengo oro ni plata, no soy ningn potentado, perote doy lo que tengo. Qu pensara el pobre tullido que le iba adar? Un pedazo de pan? Pedro continu hablando: En nombrede Jess Nazareno, levntate y anda. El tullido se puso en pie deun brinco y, completamente sano, entr con ellos en el templo a dar gracias a Dios.

    Muy bonito, sin duda alguna. Pero esos milagros pareceque no se hacen ya en estos tiempos. O es que piensa ustedhacer algn milagro?

    No, amigo, no es por ah, yo no hago milagros. Solamentequera decirte que, como el Apstol Pedro, yo tampoco tengo oro yplata, pero lo que tengo te lo doy y lo que tengo es la buenapalabra que tu espritu necesita.

    Buena palabra? De palabras estamos hartos.De palabras, s; de palabras buenas, seguramente no.

    Precisamente es lo que todos estamos necesitando: palabrasbuenas, que sean un blsamo en medio de las comunes desgra-cias.

    Me figuro que lo que usted querr decirme sern palabrasde esas que guarda h religin cristiana para adormecer las almas,no?

    S y no. No te quiero ocultar que soy cristiano. Mejor dicho,que quiero serlo y lo procuro ser. T no lo eres?

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    No s si lo soy. Quiz lo sea. Lo que s es que al amparodel cristianismo se ha ejercido por muchos una odiosa tirana.Cmo quiere usted que yo no me subleve contra ella?

    Lo comprendo. Sientes aversin hacia la religin cristiana.

    Pero, en contra de lo que t te hubieras podido imaginar, yo notengo inconveniente en reconocer que en esa tu aversin hay algode sublime. Porque tu aversin no se dirige ms que hacia lareligin tal como t te la imaginas, no tal cual es en s misma y talcual debera ser en la vida de los cristianos. S la religin fuera loque t te imaginas y lo que de ella te han dicho muchas veces, yoestara a tu lado para abatirla y hundirla en el fango. Pero elcristianismo no es eso. Lo que t ves en el espejo de muchos que

    se llaman cristianos est lejos de ser la verdadera religin.Un poco fuertes me parecen en usted esas palabras.Un poco fuertes? No lo creas. Completamente sinceras. Y

    si no, ya lo vers el sbado prximo, en que continuaremos nuestraconversacin.

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    II

    Sobre lo que es religin y lo que es poltica

    Te deca yo el sbado pasado, lector amigo, que la religincristiana no es lo que t te imaginas y que si fuera eso, yo estara atu lado para hundirla en el fango.

    Entonces, usted cree que yo soy un equivocado?Un equivocado precisamente, no. Creo ms bien que la

    desconoces. O algo peor todava: que la conoces mal, lo cual espeor que no conocerla. Yo ya comprendo que no ests en situacinpara estudiarla a fondo, pero no me parece bien que sin conocerlaa fondo te lances a hablar de ella y, consiguientemente, a dar palosde ciego.

    Para qu le voy a mentir? Efectivamente, no tengograndes conocimientos en materia religiosa. Algo se me hapegado, sin embargo, a fuerza de, or hablar de ella, y eso pocoque se me ha pegado no me parece muy bien.

    Por ejemplo, qu es lo que no te parece bien?Muchas cosas. Una de ellas, eso de que la religin, por lo

    menos en Espaa, se meta tanto en poltica.Me lo sospechaba. Es una acusacin muy corriente. Pero,

    es verdadera esa acusacin? Yo, en cambio, opino lo contrario:opino que en Espaa, ms todava que en otras partes, la polticase mete demasiado en la religin. A ver quin de los dos tienerazn.

    Creo que la tengo yo. Por qu la religin apoya a unosregmenes polticos y anatematiza a otros?

    No estoy de acuerdo, amigo. La religin ni apoya nianatematiza los regmenes polticos. Por lo menos, en lo que tienen

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    de polticos. Lo que ocurre es que hay regmenes polticos que, aunteniendo errores en el orden poltico, respetan los derechos de lareligin; mejor dicho, respetan los derechos del hombre a practicar la religin. Mientras que otros regmenes, con verdaderos aciertos

    en el orden poltico, se empean en invadir el terreno religioso y enobstaculizar el ejercicio de las prcticas religiosas. La religinrespeta las orientaciones polticas de cualquier rgimen, pero nopuede transigir con el que no slo no la favorece, sino que le niegasus fundamentales derechos.

    No se explica usted mal, pero dnde estn los lmites entrepoltica, y religin?

    Ese, se es el punto importante: la cuestin de los lmites.

    Ha sido siempre la cuestin batallona entre el poder civil y el poder religioso. Desde que Jesucristo fund la religin que lleva sunombre hasta el da de hoy, cuntas fricciones, cuntas luchashan reido los dos poderes! Y parece que esos hechos no llevancamino de terminar.

    Por qu entonces no se ponen primero de acuerdo? Si,como usted dice, cada uno de los poderes tiene su esfera propia,por qu no marcar una divisoria bien clara?

    Porque no es tan fcil como parece. La religin hace siglosque ha trazado el rea de su influencia, pero, por lo visto, hayregmenes que no se la quieren reconocer.

    Pues a m la cosa me parece bastante clara. La religintiene su cometido en la iglesia y la sacrista, de puertas adentro.Fuera de ah, la religin no debe intervenir en nada.

    Hombre, eso no. Eso es como si yo dijera que el Estado

    debe limitarse a los edificios oficiales: Ministerios, GobiernosCiviles, cuarteles, Ayuntamientos, Comisaras, etc., y que de puer-tas afuera de esos edificios el Estado no tiene nada que hacer.

    No, eso no. Todos los ciudadanos somos miembros delEstado; por consiguiente, dondequiera que nos hallemos, fuera delos templos y las sacristas, estamos sujetos a la disciplina delEstado.

    Lo mismo digo yo, slo que a la inversa. Todos losespaoles, o, por lo menos, la inmensa mayora, somos cristianose hijos de la religin; por consiguiente, dondequiera que nos

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    hallemos, fuera de los edificios oficiales del Estado, estamossujetos a la disciplina de la Iglesia.

    S, esto es un lo.Un lo bastante complicado, no? Pues dejmoslo para otro

    da. A ver si el prximo sbado lo desenredamos.9 de febrero

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    III

    Sobre si la religin se mete en poltica

    Recordars, lector amigo, que el sbado ltimo estbamoshechos un lo con aquello de que si la religin se meta en polticao, por el contrario, la poltica se meta en religin.

    S, por cierto. Lo recuerdo. Y qued un poco preocupado,porque siempre haba odo hablar de que la causa de que hubieratantos roces entre la religin y la poltica provena nica yexclusivamente de ese afn de la religin de meterse en poltica.

    Y ahora, qu?Ahora he pensado que tambin podra tener la culpa la

    poltica que, en ocasiones, se mete en el terreno de la religin. Estono me lo haban dicho nunca y puede que tenga usted razn.Es posible, s. Pero, no haramos mejor en distinguir entre

    la poltica y los polticos y entre la religin y las jerarquasreligiosas? Ocurre a menudo que echamos a un rgimen polticoculpas que slo tienen los hombres que lo dirigen; y, paralelamen-te, achacamos a la religin desaciertos que slo son imputables alos jerarcas de la Iglesia.

    Pero usted admite que los jerarcas de la Iglesia puedancometer desaciertos?Claro que lo admito. Yo nunca he confundido a un cura de

    aldea, ni siquiera a todo un seor obispo, con la Iglesia Catlica. LaIglesia tiene una doctrina clara y bien definida en lo tocante a lasrelaciones entre el Poder civil y el religioso, doctrina que nosiempre saben llevar a la prctica los encargados de ello porque,despus de todo, son hombres sujetos a la pasin y el error.

    As me gusta. Por ese camino creo que nos podemos llegar a entender.

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    Qu duda cabe? Nos entenderamos fcilmente si nosmantuviramos serenos y comprensivos en vez de adoptar unaposicin cerril de no querer saber nada de lo que dice el adversa-rio. Muchas veces no nos entendemos porque no queremos ni nos

    lo proponemos, porque nos dejamos llevar d prejuicios y detpicos.Concedido. Con tal que usted conceda que los prejuicios y

    los tpicos se pueden hallar en ambas partes.Concedido tambin. Y, aclarado este punto, yo insisto en

    que no es lcito culpar a la religin de desaciertos en sus ministros.Porque un mdico no acierte a descubrir la dolencia de un enfermo,vamos a desbarrar contra la Medicina? Porque, por un error o un

    descuido de un ingeniero, se derrumbe un puente en construccin,vamos a echar pestes contra las Escuelas de Ingenieros? Nosera justo. Como tampoco lo sera quemar una iglesia porque elcura es un cacique o un entrometido.

    Muy bien. As se habla. Una cosa es el rgimen y otra loshombres que lo encarnan. Segn eso, la religin se opone adeterminados regmenes polticos? Yo creo que todos los regme-nes son buenos, desde el punto de vista religioso, no? Y entoncesla religin no tendr por qu oponerse a ninguno.

    Vamos despacio, amigo. Si un rgimen poltico es deverdad poltico y nada ms que poltico, la religin nunca se lepondr enfrente. Pero si, salindose de la rbita poltica, sientaprincipios incompatibles con los principios religiosos, o enunciadoctrinas que pugnan con las doctrinas de la religin, entonces laIglesia tiene el deber de levantar la voz, no para condenar lapoltica del rgimen, sino para denunciar sus intromisiones en unrea que est fuera de la poltica.

    No podra usted aclararme todo eso con algunos ejemplos?No faltaba ms! Te lo aclarar con dos ejemplos bien

    recientes en los que la Iglesia y no un cura de aldea ha conde-nado los errores de orden religioso de dos regmenes polticos: elcomunismo y el nazismo. Pero esto lo dejaremos para el sbadoprximo.

    16 de febrero

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    IV

    Sobre lo que la Iglesia ha condenado en elcomunismo

    Quedamos en que la Iglesia no condena jams la poltica deningn rgimen. Lo que condena a veces son los principiosantirreligiosos del rgimen. Tiene derecho? Yo creo que s, desdeel momento que ese rgimen dice de s mismo que no es ms queun rgimen poltico, porque si, desbordando el rea poltica, sepresenta como una religin con teoras propias sobre el ms all ysobre la vida de ultratumba, entonces ya no es un rgimen poltico,ni debe invocar sus derechos polticos, para rechazar lo que lllama injerencias o intromisiones de la Iglesia en el terrenopoltico.

    Voy comprendiendo. Aqu, por lo que se me alcanza, nossolemos hacer un lo con las palabras y seguimos Muchas vecesllamando poltica a lo que ya es del dominio de la religin. Elsbado pasado me prometi usted que me explicara todo estomejor con dos ejemplos: la actitud de la Iglesia hacia el comunismoy el nazismo. Se vuelve usted atrs o me lo va a explicar?

    Nada de volverme atrs. Te lo voy a explicar, amigo lector,de una manera clara y concisa. T, sin duda, has odo decir que laIglesia ha condenado el comunismo, y eso seguramente no te hahecho ninguna gracia y has credo que la Iglesia no tiene derecho asemejante condenacin.

    Efectivamente, no me ha hecho ninguna gracia. Elcomunismo no es ms que una manera de entender la poltica y elgobierno de los pueblos; una manera, por cierto, ms justa que el

    capitalismo. Por otra parte, no dicen ustedes que Jesucristo vino aelevar a las clases humildes y que conden severamente el abuso

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    de las riquezas? Cmo entonces la Iglesia condena un rgimencomo el comunista, que lo que pretende es eso mismo que quera.Jesucristo, la elevacin de los humildes, que son los obreros y loscampesinos?

    No te excites, amigo. Discurramos con tranquilidad. Si elcomunismo no fuera ms que eso que t dices, un rgimen que sepropone elevar a un nivel de vida ms humano a los obreros y a loscampesinos, crees t que la Iglesia se hubiera opuesto? No. Otracosa debe de haber en el rgimen comunista por debajo de esashermosas palabras para que la Iglesia se haya credo en el caso deintervenir.

    Qu cosa sera esa?

    Otra cosa. La Iglesia no ha condenado todas las ideas ytodas las teoras que engloba la expresin rgimen comunista.Hay cosas buenas en el rgimen comunista, quin lo duda? Perohay otras totalmente inadmisibles para un cristiano. Entre esascosas se halla el sentido materialista de la vida que profesa elcomunismo.

    No entiendo eso del sentido materialista de la vida. Creeusted que el comunismo se opone a todo espiritualismo, al espiri-tualismo del arte, a la belleza, a los sentimientos elevados delhombre?

    No es eso. Yo creo que el rgimen comunista puedeconsentir la supervivencia de los museos, favorecer la produccinartstica, fomentar la literatura, el teatro y el cine. Con toda y coneso, puede tener un sentido materialista de la vida.

    Pues no acabo de entender.

    Vers. Quien piensa que el hombre no es ms que unanimal ms perfecto que el perro o el mono, pero que perecetotalmente, como el mono o el perro, a la hora d la muerte, se esun materialista. Quien piensa que el hombre no tiene un almainmortal y que Dios si es que existe no nos reserva otra vidaeterna despus de esta corta vida terrena, se tambin tiene unsentido materialista de la vida.

    Y eso nada ms es lo que ha condenado la Iglesia?Eso y algunas otras cosas ntimamente ligadas con eso. Y

    eso es poltica? No es ms bien que la poltica ha perdido la19

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    cabeza y se ha metido donde no deba? Elevacin econmica ointelectual de las clases humildes: perfectamente. Para eso, esnecesario quitarles de la cabeza que crean en Dios, en lainmortalidad del alma, en la divinidad de Jesucristo y de su Iglesia y

    que vivan de acuerdo con esas creencias?No, no es necesario, y tambin voy creyendo que la Iglesia,si no ha hecho ms que eso, no se ha extralimitado. Y del nazismo,qu me dice usted?

    De eso hablaremos el sbado prximo.23 de febrero

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    V

    Sobre lo que la Iglesia conden en el nazismo

    Ha dicho un humorista que la vergenza para nada sirve ypara todo estorba. Lo mismo se pudiera decir de la lgica. Lo quesignifica justamente lo contrario: que la lgica para todo sirve ypara nada estorba. Si utilizramos la lgica, mediramos a la Iglesiasiempre con la misma medida, lo mismo cuando condena el nazis-mo que cuando condena el comunismo.

    Pero, es verdad que la Iglesia ha condenado el nazismo?Hace unos aos no se nos deca lo mismo, sino que se hablaba delnazismo como del movimiento salvador de Europa. De dndeviene este cambio de actitud?

    No hay tal cambio de actitud. La Iglesia nunca consider alnazismo corno salvador de la civilizacin cristiana. Nunca; nicuando triunfaba ni cuando fue eliminado. Podras, t, lector amigo, sealarme un texto de un documento pontificio donde seensalce el nazismo?

    Y podra usted sealarme uno en que se le hayacondenado?

    Vaya que s. Apuesto que t no has ledo una sola vez laEncclica sobre la situacin de la Iglesia catlica en el Reichgermnico que empieza con las palabras Con viva ansia. Novayas a creer que esa Encclica es del ao pasado, de cuando losejrcitos aliados se abatieron sobre Alemania. Es muy anterior; fueescrita en marzo de 1937, cuando iban cayendo dentro del reaalemana, ante el estupor y el miedo de las grandes naciones, lospequeos territorios que el Reich crea deber incorporar.

    De verdad que el Papa se atrevi entonces a enfrentarsecon el nazismo?

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    De toda verdad. Si pudieras leer esa Encclica, te pasmarasde la valenta del Papa.

    Y condenaba la poltica del nazismo?No; eso, no. La Iglesia no condena la poltica (entindeme

    bien, la poltica) de ningn rgimen ni de ningn pueblo. Ya teexpliqu en sbados anteriores que la Iglesia, aunque otra cosadigan sus enemigos, no se mete en poltica.,

    Entonces, qu es lo que conden?Conden los errores religiosos del nazismo, de igual

    manera que antes haba condenado los errores religiosos delcomunismo. La Iglesia no suele practicar la ley del embudo. Losque practican esta ley son los que, cuando les conviene, aplaudenal Papa y jalean sus palabras, y cuando nos les conviene, ledenuestan y le acusan de meterse en poltica. No, amigo, la Iglesiadice la verdad siempre, aunque amargue y aun cuando ello lepueda acarrear la persecucin.

    Pues a m me parece que el Papa hubiera debido condenar no slo los errores religiosos del nazismo, sino su poltica deopresin y de imperialismo.

    Ah! S? Y tambin te parece que debiera condenar lapoltica de opresin e imperialismo de otros regmenes? Polquesupongo que no slo el nazismo ha sido, en la Historia, opresor eimperialista.

    Hombre, no s...Pues debas saberlo. Pero la Iglesia no es un Tribunal para

    dirimir contiendas terrenas; es una organizacin divina, encamina-da a sealar el camino de la salvacin eterna de los hombres. Por eso no interviene cada vez que se produce un choque entre dosnaciones.

    Si la Iglesia se atuviera nicamente a su papel de ordenespiritual, cre que nadie se metera con ella. Si no ha invadido elterreno de la poltica, no me explico cmo se la ataca tanto. Por algo ser.

    Por algo es, s; pero no por lo que t te imaginas. Se laataca por otros motivos, por motivos inconfesables que los que laatacan no se atreven a decir en alta voz. Esos motivos, que son los

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    VI

    Sobre si el catlico conserva su libertad en elterreno poltico

    Hemos convenido, amigo lector, en que la Iglesia Catlica noha condenado nunca los regmenes polticos, sino errores de esosregmenes en materia religiosa. Creo que hasta aqu estamos t yyo de completo acuerdo. Sabemos los dos que a la Iglesia se la hacensurado a menudo de entrometerse en poltica, pero sabemostambin que esa acusacin la hacen solamente los que no sabendistinguir entre religin y poltica o creen que la religin no es msque un legado del pasado que sigue viviendo con permiso de lapoltica.

    Todo eso est muy bien, pero usted me prometi el sbadoltimo que me hablara de si la Iglesia puede apoyar un determina-do rgimen poltico.

    Y de eso voy a hablar. Por qu me lo preguntas?Porque como la Iglesia no se mete en poltica, lo mismo que

    no condena la poltica de un rgimen tampoco debe apoyarla. LaIglesia, en poltica, no debe entrar ni salir, sino desenvolverse al

    margen de toda poltica.Y t sabes que la Iglesia apoye la poltica de algnrgimen en concreto y desapruebe o apoye la de otros regmenes?

    Hombre, yo creo que s y usted me entiende...Pues creo que sufres una pequea confusin. La Iglesia

    apoya a todos los regmenes que no se metan a combatirla. Losapoya porque representan la autoridad suprema de un pas, encar-nada en sus hombres representativos. Hay que dar al Csar lo quees del Csar. La Iglesia concede al Csar en el terreno poltico ytemporal, que es el terreno del Csar, sumisin y obediencia.

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    Mientras un rgimen no se degrade, mientras no abandone susdeberes, mientras mantenga (en cuanto la debilidad humana lopermita) el orden y la justicia, la Iglesia le apoyar, es decir, leotorgar rendida sumisin y activa obediencia.

    Hace eso la Iglesia con todos los regmenes?Con todos. Me vuelvo a explicar: con todos aquellos querespetan los grandes derechos del hombre, entre los cuales seencuentra, como el primero y fundamental, el de servir a Diosdentro de la verdadera religin. Lo mismo da que esos regmenessean de un tipo o de otro, que se llamen de una manera o de otra,que lleven en la cspide del Gobierno un rey hereditario, unpresidente elegido por la masa del pas o un jefe proclamado por la

    seleccin del pueblo. Mientras un rgimen poltico, sea el que sea,se mantenga dentro de su esfera, puede contar con el apoyo de laIglesia.

    Y con el de todos los catlicos?Eso es otra cosa. La Iglesia no es ninguna camisa de fuerza

    dentro de la cual se debate el catlico. La Iglesia deja en libertad asus miembros en lo concerniente a las cosas humanas. La Iglesia,en las cosas necesarias, exige unidad, y en todas pide caridad. Aningn catlico le exige, en materia musical, que se declare a favor o en contra de la zarzuela, por ejemplo. Tampoco obliga en elterreno poltico a defender tal o cual direccin o tendencia. Elcatlico es libre para opinar lo que mejor le parezca.

    Y puede negar a un rgimen constituido esa obedienciaque, segn usted, presta la Iglesia al Csar?

    Mientras el rgimen constituido no sea un obstculo

    evidente para el bien comn, el catlico le debe obediencia. Peroesta obediencia no excluye el que haga lo posible por corregirle yenmendarle. Incluso puede trabajar por sustituirle por otro rgimenms beneficioso para el pas.

    No es revolucionario eso que acaba usted de decir?No s si ser revolucionario. Lo que s s es que es

    completamente cierto. Se puede trabajar por un rgimen mejor.Pero con lealtad. Pero por medios lcitos. Pero sin recurrir a lasarmas ilcitas: injurias, mentiras, engaos. Dejndose guiar por unsano ideal y no por las sabandijas, del egosmo, de la tozudez, del

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    rencor, del deseo de venganza. Guiado por esos innoblessentimientos y utilizando medios ilcitos, no puede un catlico negar su obediencia activa. Ests de acuerdo, amigo lector?

    Espere que lo piense. Ya se lo dir el sbado prximo.

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    VII

    Sobre s la Iglesia es la aliada del capitalismo

    Por si no entendiste bien mis ltimas palabras del sbadoanterior, te repito, lector amigo, que los catlicos podemos luchar por un rgimen mejor. Lo que no podemos hacer, ni como catlicosni como espaoles, es destruir un rgimen si no tenemos laseguridad moral de reemplazarle por otro mejor.

    Perfectamente. Pero, cree usted de verdad que se puedemejorar el rgimen poltico y social que impera hoy en Espaa? Aque para usted no puede haber cosa mejor? Sea usted sincero.

    Lo ser. Y con toda sinceridad te digo que creo que haytodava mucho que hacer. Creo que el espritu de Cristo todava noha cuajado del todo entre nosotros; creo que todava queda muchocatolicismo de cascarn en Espaa; creo que an hay que ir mslejos y que los obreros an tienen que esperar ms de la revolucincristiana.

    Revolucin cristiana? Usted me perdonar, pero yo nocreo que los obreros podamos esperar gran cosa por el camino delcristianismo. El cristianismo predica la mansedumbre y la resigna-cin, y con mansedumbre y resignacin ya est demostrado que nose consigue nada en el mundo de hoy. El cristianismo es el armaque se usa para hacernos callar y para que no gritemos nuestrasreivindicaciones.

    Te equivocas, amigo; no sabes lo que es el cristianismo nilo que le es lcito a un obrero cristiano, autnticamente cristiano.Crees que un obrero, por el mero hecho de ser cristiano, tieneque ahogar el grito de toda reivindicacin justa? Lo que ocurre es

    que algunas veces se habla de reivindicaciones obreras cuando, enrealidad, se trata de golleras, como cuando se promete a los

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    obreros un paraso en la Tierra. Y no, amigo, el paraso slo existedel otro lado de este valle de lgrimas.

    Mire usted, yo no tengo nada contra el cristianismoverdadero, pero contra la Iglesia catlica ya es otra cosa. La Iglesia

    se ha aliado siempre con los enemigos de la clase obrera.Eso no lo dices por ti mismo; eso te lo han contado. A ques? Te han dicho que la Iglesia es enemiga del obrero. No te lo hanpodido demostrar, pero t te lo has credo. De ah te viene esaantipata que le has cogido. Por eso te vuelvo a repetir que si laIglesia fuera eso que te han dicho, la enemiga de los obreros, yome pondra de tu lado para derribarla. Y quiz la derribramos,porque si fuera enemiga del obrero no sera una organizacin

    fundada por el Hijo de Dios. No lo sera, porque Dios no puede ser enemigo del obrero. Y si fuera obra de unos hombres, por qu nopodramos derribarla otros hombres? Sin embargo, ya sabrs quepor ms que los hombres se han empeado, no han logradoderribarla en veinte siglos de constantes esfuerzos.

    Pero tampoco la Iglesia en veinte siglos ha sido capaz dehacer que se le respeten al obrero todos sus derechos y que se led una vida holgada y digna. Qu ha hecho la Iglesia durantecerca de veinte siglos? Est visto que por ese camino tendremosque aguardar otros veinte siglos para mejorar de suerte, si es queno hemos empeorado para entonces.

    No te excites. Calma! Qu ha hecho la Iglesia en veintesiglos? Cmo se ve que no has estudiado la historia de la Iglesia!Ha hecho mucho, muchsimo. Si no ha hecho ms, es por las resis-tencias que ha encontrado en su camino. Tambin hace muchossiglos que existen sabios y profesores; se han acabado por esolos ignorantes y los analfabetos? Pues si, a pesar de ello, no se teocurre acabar con la ciencia, por qu piensas que, desaparecien-do la Iglesia, se haba de acabar el estado actual de los obreros?En todo caso, no olvides que Jesucristo no vino al mundo, enprimer lugar, para establecer un nuevo orden econmico y social.La Iglesia no es un partido poltico ni un movimiento obrero.

    As creo yo tambin. No es un movimiento obrero. Nopodra ser un movimiento capitalista?

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    No digas disparates. Un capitalismo, como sistemaeconmico, es de ayer como quien dice, y la Iglesia tiene ya veintesiglos. Adems, cmo va a ser un movimiento capitalista unaorganizacin supranacional que fue fundada por un obrero?

    Por un obrero?Por un obrero, s. Jesucristo fue un obrero, tan obrero comot, un albail, un carpintero. Y fue hijo de un carpintero. Preci-samente el martes que viene la Iglesia consagrar el da a exaltar la memoria de San Jos, el padre legal de Jesucristo. Y Jos fueun modestsimo carpintero. Medita un poco sobre esto, y el prximosbado continuaremos conversando.

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    VIII

    Sobre si los obreros pueden ser catlicos

    Recordars, amigo lector, que te deca el sbado ltimo que laIglesia fue fundada por un obrero. Slo por esa razn mereceraser bien vista por todos los obreros del mundo. Y no vayas a creer que ese obrero fuera un traidor a su clase. A que no eres capazde sealar en toda la vida de Jesucristo un solo acto o una solapalabra que signifique olvido de su calidad? Por eso en los prime-ros siglos la Iglesia se nutri casi exclusivamente de gente humildey trabajadora.

    Qu me dice usted? Yo cre que seran sabios y ricos losque formaron los primeros ncleos de la Iglesia. Cmo unostrabajadores pudieron sacar adelante una organizacin tan compli-cada?

    Porque, en realidad, quien sac adelante a la Iglesia nofueron ellos, sino Dios. Ellos no fueron ms que unos instrumentos.Tuvieron que luchar contra todos: contra los filsofos, que losdespreciaban; contra los ricos, que los humillaban, y contra losfuertes, que los encadenaban. Y ya ves: pudieron contra todos.

    Todo esto es nuevo para m. Yo me haba imaginado que laIglesia habra sido siempre como ahora.

    Y cmo es ahora?Ya lo sabe usted bien. Quines son los que sostienen hoy

    a la Iglesia? Los sabios, los ricos y los poderosos. Los pobres, losignorantes, los humildes estamos alejados de ella. Mire usted loque ocurre en las grandes capitales: los ricos, los que tienendinero, van a la iglesia, van a misa, son amigos de los curas, los

    ayudan.

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    Alto, alto. Vamos a distinguir. Van a misa todos los ricos?Contstame sin exagerar, con sinceridad. Hablan bien de laIglesia todos los que viven de sus rentas? Cumplen los deberescristianos todos esos que tienen dinero? Di la verdad.

    Todos, todos, no. Pero no me negar usted que una buenaparte, s.No te lo niego. Tampoco t me negars que hay muchos

    pobres que van a misa y se consideran cristianos. Entra en untemplo cualquiera, un domingo por la maana, y al lado del seor elegantemente vestido y de la seorita vistosamente engalanadahallars gentes muy humildes, de esas que no viven de sus rentas.Quedamos, pues, en que lo de tener poco o mucho dinero nada

    tiene que ver con ser cristiano o dejar de serlo.No me quedo satisfecho. Es cierto que hay pobres que son

    cristianos, pero son los menos. De dnde proviene eso? Algunarazn habr para que se haya producido este fenmeno.

    Alguna razn habr, no cabe duda. Te hago observar, sinembargo, que no en todas partes ocurre lo mismo. T juzgas a laIglesia y al mundo entero por lo que pasa a tu alrededor, en laciudad de Madrid, por ejemplo. Pero echa una ojeada por el restode Espaa. Mira a Castilla: el gran contingente de buenos cristia-nos lo da el campo, y no me dirs que los campesinos, sobre todolos pequeos propietarios castellanos, son ricos que viven de susrentas; son trabajadores de la tierra. Y son cristianos. Cmoexplicas t eso? En cambio, hay tambin en Espaa regionescampesinas donde los labradores se hallan alejados de la religin.Yo concluyo de todo esto que el ser pobre no es un obstculo paraser cristiano.

    Est muy bien todo eso, lo reconozco. Pero me mantengoen mis posiciones: en las grandes ciudades no ocurre eso; aqu lostrabajadores, los jornaleros, no estamos con la Iglesia. Este es elhecho. Qu explicacin le da usted?

    No es sencilla la explicacin. Quedemos primero en queantes no era as; antes los trabajadores eran cristianos.

    Cundo lo eran?

    Lo eran en los primeros siglos, como te dije al principio. Lofueron durante siglos y siglos, durante toda la Edad Media. Lo31

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    fueron hasta el siglo pasado. Ha sido en el siglo XIX cuando lasclases obreras se empezaron a alejar del cristianismo. Por qu?Eso lo aclararemos el sbado prximo. No olvides que todos lossbados nos reserva, el peridico esta columna, para que conver-

    semos t y yo. 23 de marzo

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    IX

    Sobre el vaco que sienten los obreros sin fe

    Hemos admitido el hecho siguiente: en las grandes capitales,como Madrid, los ricos van ordinariamente a misa, mientras que lospobres no van. Aclaramos el sbado anterior que ni van todos losricos ni dejan de ir todos los pobres; pero, en trminos generales,es verdad que los ricos van ms que los pobres, los empresariosms que los trabajadores, los hombres de profesiones intelectualesms que los obreros manuales. No quedamos en esto, amigolector?

    En eso quedamos. Yo soy de los que no van a misa. Y digode los que no van porque no cuento las veces que voy por purocompromiso, en da de boda o en da de funeral. Somos muchoslos que nicamente pisamos la iglesia en das como esos.

    Perfectamente. Sin embargo, t sabes que antes, hacemenos de un siglo, los obreros como t, los que trabajaban enprofesiones como la tuya, los que eran ms pobres que t, los queno llevaban una vida tan agradable como la que t llevas ahora,todos esos iban a misa los domingos y no se avergonzaban dellamarse catlicos. Qu ha ocurrido? Cmo te explicas t estecambio? Por qu las cosas no suceden hoy como ayer?

    No s qu decirle. Yo no s mucha historia, pero cuandousted dice que antes no era as, no tengo inconveniente en creerle.

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    Ser verdad. Los obreros eran catlicos de verdad en su mayora;hoy la mayora apenas s lo somos ms que de nombre. De estoltimo s estoy seguro.

    Y yo tambin. Pero lo que yo quiero es que me expliques de

    dnde ha venido este cambio. Sois vosotros, los obreros, los quehabis cambiado?Sin duda ninguna, hemos cambiado.Y habis hecho bien alejaros de la iglesia? T crees de

    verdad que al alejaros habis salido ganando? Que sois msfelices? Crees que viviendo al margen de la Iglesia, vuestroshogares son ms alegres? Crees que vuestra vida se ha inundadode sol?

    No me lo tome usted a mal, pero yo creo que s. Yo creoque ahora somos ms libres, nos sentimos ms felices, vivimosuna vida ms entretenida...

    No sigas. Se ve que no sabes cmo se viva antes. Tepuedo asegurar que ahora todos llevamos una vida ms apesa-dumbrada. Vosotros tambin. Ahora pasars das, meses y aosmuy agradables, no te lo niego. Tendrs temporadas de una relati-va felicidad. Pero all en el fondo de tu alma, no echas algo demenos? Cundo te vas a casar y entras en la iglesia y pronunciasante un sacerdote el s sacramental, t, que dices no crees en eso,no echas de menos algo? Cuando tu esposa te ha dado un nio yle llevas a la iglesia y un sacerdote te le bautiza, t, que no creesen el bautismo, no echas de menos nada? Cuando tu hijo cumplelos siete aos y una maana va al templo a hacer su primeracomunin, t, que hace aos que no comulgas porque no crees enla Eucarista, no sientes que te falta algo? Cuando se te muere tumadre y la llevas a enterrar, mientras el sacerdote dice en latnunas plegarias que hablan de un ms all, del descanso eterno yde la luz perpetua, t, que no crees en ese ms all, no sientes ungran vaco dentro de ti? Y cuando llevas flores una tumba,verdad que te das cuenta de que algo misterioso te falta? Ssincero, y ahora que no nos oye nadie, contstame: No quisierascreer?

    Hombre, creer, yo no he dejado de creer del todo.

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    Del todo, no; pero casi, casi. En todo caso, vas camino dedejar de creer del todo. Hoy todava no te atreves a confesar queno crees, te parece demasiado fuerte. Ya llegars. Y entonces tedars cuenta de lo que te falta; entonces sabrs qu es eso que

    echas de menos cada vez que pisas una iglesia o un cementerio;eso que te desasosiega cuando asistes a un funeral o a unaprimera comunin.

    Acabemos de una vez. S, echo de menos algo, me faltaalgo muy importante, se lo confieso, para qu se lo voy a negar?Yo no me atrevo a decrselo a mis compaeros que piensan comoyo.

    Ni ellos se atreven a decrtelo a ti; pero en el fondo todos

    echis de menos una cosa. Quieres que te diga yo cul? La fe.Aquella fe que tenan los obreros de antes, aquella fe en la religin,que habis perdido. Que os han hecho perder, ms bien. De qumanera os la han hecho perder? Eso te lo dir el sbado prximo.

    30 de marzo

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    X

    Sobre el timo de que han sido vctimas losobreros

    Yo nunca me he redo de ese pobre hombre de pueblo,ingenuo y crdulo, que llega a Madrid y se deja timar por cualquier pillo. Nuestro hombre se encuentra en la calle con un desconocido;el desconocido tiene entre manos un gran negocio, un negocioredondo; pero para realizarlo le hacen falta urgentemente unaspesetas, pocas, total unas quinientas; si alguien se las prestara,ese mismo da los dos se haran ricos. Nuestro hombre piensa:Y si se las prestara yo mismo? Vengo del pueblo, soy pobre,esta misma tarde podr ser rico... Le alarga las quinientas pesetasque su imaginacin ve ya convertidas en un gran fajo de billetes. Eldesconocido las coge, le vuelve a prometer su negocio fabuloso yse aleja para volver dentro de un par de horas. Pero, a la inversadel personaje de Los Claveles, dice que se va... y no vuelve.

    Se puede saber a cuento de qu viene esta historia?Recordars, lector amigo, que el sbado anterior te dije que

    la fe cristiana que has perdido casi del todo no la has perdido t,sino ms bien te la han hecho perder, y te promet explicarte dequ manera te la han hecho perder.

    Lo recuerdo; pero todava no comprendo por qu haempezado usted contndome esa historia del timo.

    Vers. A ti te ha ocurrido lo que a ese hombre del pueblo,ingenuo y crdulo. No me reproches, que te lo diga tan a las claras.Ya dije que yo nunca me he redo de esos pobres hombres,vctimas de la astucia de un pillo.

    Total, que usted cree que a m me han timado como a unvulgar isidro.36

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    Ni ms ni menos. T eras un hombre bueno, ingenuo, algocrdulo. Eras un nio. No eras rico, pero te sentas feliz; tenas la fecristiana; creas en la Iglesia Catlica, cumplas sus mandamientos,acudas al templo, celebrabas las grandes festividades, rezabas a

    los santos... Poseas una conciencia tranquila y limpia, decasmaana y noche aquello de Con Dios me acuesto, con Dios melevant. En tu casa haba paz y sosiego. Tu vida se deslizabaserenamente. En fin, te repito que no eras rico, pero te sentas feliz,porque eras dueo d un tesoro espiritual: la fe cristiana. No esas?

    As era, en efecto.Pero un da, un da aciago de tu vida, te encontraste con un

    desconocido que te dijo: Qu lstima! Con lo que t podras ser!No s cmo te puedes contentar con esa vida que llevas. Fjate:eres pobre, sers toda tu vida un pobre, no llegars nunca adisfrutar de los grandes placeres del mundo, vivirs siempre en unamiserable vivienda sin saber lo que es un palacio, pisars un durosuelo de ladrillos en vez de muelles alfombras; no saldrs de turincn a recorrer mundo... Eres un desgraciado. T no te das cuen-ta apenas, pero eres un pobre diablo, un explotado, el hazmerrer

    de los afortunados. Y no piensas probar fortuna? Vas a ser siempre un desgraciado? No; t puedes llegar a mucho, puedesllegar a ser un hombre feliz. Hasta aqu no hizo ms que pintarteun presente desdichado y un porvenir brillante. Fue la tentacin,una tentacin seductora. Luego continu: Yo te puedo ayudar alabrarte ese porvenir feliz. Podrs labrrtelo con toda posibilidad ymuy pronto. Pero como el que algo quiere algo le cuesta, tendrsque desprenderte de ese pequeo caudal que ahora tienes.

    Ganars con el cambio y hars un negocio fabuloso. Aprtate de laIglesia, deja de ir al templo, acaba de rezar a los santos; eso sequeda para los que ya son felices. No suees que por el caminoque ahora llevas podrs llegar a un final venturoso. Las creenciascristianas, que ahora crees que te hacen feliz, lo que hacen esestorbarte, entorpecer tu libertad y echarte cadenas en pies ymanos. Todo esto te susurr al odo aquel desconocido y t tepusiste a pensar: Pues es verdad. Puedo ser feliz. Por qu no he

    de tentar fortuna? Me quedar sin mis prcticas religiosas; pero, encambio, tendr libertad y un da podr ser algo. Despus, el

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    desconocido se fue y t te quedaste sin el tesoro de tu fe. Y ahora,qu? Te sientes de verdad feliz?

    Feliz, lo que se dice feliz, no; pero...Pero, qu? No hay pero que valga. Te han timado, han

    explotado tu ingenuidad y tu credulidad; te prometieron un parasoque no acaba de llegar y te despojaron de tu fe cristiana. Te hantimado. Pero, te vuelvo a repetir, yo nunca me he redo de las vcti-mas de un timo. Por eso no me ro tampoco de ti, sino que lamentotu desgracia.

    6 de abril

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    XI

    Sobre la transcendencia de la Semana Santa

    Estoy seguro de que no has olvidado la parbola del timo quete cont el sbado anterior. Todava te contar muchas cosas enesta columna que el peridico reserva para que conversemos t yyo. T que me lees, eres para m un amigo desconocido; no scmo te llamas, ni quin eres, ni a qu te dedicas, ni cundo nidnde me lees; slo s que eres amigo mo. Amigo por el solohecho de que me prestas tu atencin; amigo, aunque no siempreests de acuerdo con las cosas que te digo.

    Bueno, y de qu piensa usted hablarme hoy?Hoy te quera hablar de los das que se avecinan. La

    semana que viene no es una semana como las dems. Los quesabemos latn la llamamos la semana mayor, no porque tengams das que las otras, sino porque se conmemoran en ella los dosacontecimientos ms grandes de la Historia.

    Dos batallas acaso?No, nada de batallas. Los espaoles, al igual que en otros

    pases, a sta que empieza maana la llamamos la Semana

    Santa. Comienza con un extrao aniversario, el de la marcha deJess sobre Jerusaln, y termina con el ms estupendo aniversa-rio, el de la resurreccin del mismo Jess. Te has fijado bien enesto? De muchos grandes personajes se recuerda todos los aos,aunque no sea ms que en una insignificante columna delperidico, el aniversario de su muerte; pero slo de Jesucristo serecuerda su resurreccin, y es que, si todos han muerto, sloJesucristo ha resucitado. La muerte y la resurreccin de Jess son

    los dos acontecimientos cumbres de la historia del mundo. Por esoes santa esta semana.

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    Y usted querr que yo vaya a misa todos los das de estasemana o que haga de nazareno en alguna procesin?

    No quera decirte tanto. No es necesario hacer de nazarenopara ponerse a tono con la Semana Santa. Yo s que no ser para

    ti una semana como las dems. Vendr el Jueves Santo, y aunqueno vayas a visitar los sagrarios, sentirs un no s qu all dentrode ti que te dice que algo grande se conmemora ese da. Algogrande! Nada menos que la muerte d Jess! Ningn hombre enla tierra ha conseguido que se celebre as su muerte. Se recuerdanlas fechas de algunas muertes recientes, pero cuando pasen mediadocena de siglos, quin las recordar? Sobre la tumba de Jesshan pasado veinte siglos y parece que fue ayer. No es esto

    extraordinario?S que lo es. Yo no le puedo negar a usted que se trata deun caso nico en la Historia. Pero le advierto que yo pienso visitar los sagrarios el Jueves Santo.

    Me alegro. No por m, que, aunque me considere amigotuyo, ni me va ni me viene, sino por ti. Pero demuestra que tienesfe, una fe muy dbil tal vez, pero que todava no se ha apagado. Nola apagues; reavvala todos los aos en ese da. Quin sabe lasconsecuencias que eso te podr traer algn da? En todo caso, note ras de los que creen con toda su alma; no lo tomes a broma,porque no est bien bromear de quien manifiesta una creencia contoda sinceridad y lealtad. Y, sobre todo, no te irrites contra ellos; a tino te hacen dao alguno practicando sus creencias. Que estnengaados? Que Jesucristo no se merece tales honores? Queno crees que sea verdad que resucitara y saliera vivo de la tumba'?Bien; pero por eso no te vas a irritar. Ellos lo creen y obran enconsecuencia.

    Si a m no me molesta que lo crean!Mejor. Pero a algunos yo s que les molesta, y como es

    posible que alguno de esos lea tambin estas lneas, te digo laleccin a ti para que la aprendan ellos. En fin, que va a empezar laSemana Santa y que yo te aconsejo, como buen amigo, quepienses un poco seriamente, estos das. Si puedes, no dejes depresenciar alguna procesin. Y si se presenta la ocasin, no dejestampoco de escuchar a algn sacerdote de esos que predican enlas iglesias o hablan por radio. Vers qu bien te hace.

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    13 de abril

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    XII

    Sobre si ser verdad que Jesucristo resucit

    Maana ser un gran da. Hoy es Sbado de Gloria. Sabest, lector amigo, por qu le llamamos de gloria? Quiz no sepasque esta denominacin que empleamos tan corrientemente, queeste da de estrenos, en que cines y teatros abren de nuevo suspuertas, ofreciendo las grandes novedades del ao artstico, sellama as porque lo quiere la Liturgia catlica.

    Cmo es eso? Tambin esto tiene que ver con la Iglesia?Tambin, amigo, tambin. Los ngeles de Beln fueron los

    primeros que cantaron aquello de gloria a Dios en las alturas. Enlas misas se canta una especie de himno que empieza con lasmismas palabras de los ngeles de Beln. Ese himno no se hacantado en los templos durante los das que han conmemorado lapasin y muerte del Seor. Hoy se ha vuelto a cantar en la misa ypor eso a este da se le llama Sbado de Gloria.

    Una cosa que yo no saba.Y que ahora ya sabes. Lo que no te extraar es que

    cantemos el gloria en estos das de la Resurreccin de Jess. Es la

    fiesta mayor de la religin cristiana. Supongo que no habrsolvidado el Credo. Pues bien, all, hacia el final, decimos: Creoque Jesucristo resucit, al tercero da, de entre los muertos.

    No, no lo he olvidado; pero, a decir verdad, yo siempre lo hedicho por rutina, sin pararme a pensar en ello. Cuando lo pienso,qu quiere usted que le diga?, me parece que no lo creo deverdad. Cmo va a resucitar un muerto?

    Tambin yo me lo pregunto, y, sin embargo, creo que esposible. Yo creo en Dios, sabes? Creo que todo lo puede y, por

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    tanto, que puede resucitar a un muerto. Adems, creo que Jesu-cristo era y es Dios y que, por consiguiente, poda devolverse lavida a s mismo, es decir, a la naturaleza humana a la cual sehaba unido. El y slo El puede resucitar.

    Usted cree todo eso y con usted lo creen todos losverdaderos cristianos. Pero qu dicen de eso los historiadores?Por qu niegan la resurreccin?

    Ellos sabrn por qu. Yo lo que te digo es que se trata deun hecho con todas las garantas a su favor. Nada menos quecuatro historiadores contemporneos del suceso lo atestiguan;cuatro, que escribieron la vida de Jess. Y cuentan que, despusde resucitado, vieron a Jess y hablaron con El centenares de

    personas. Y muchas de esas personas arrostraron la muerte por afirmar que le haban visto resucitado.Bueno, pero entonces los historiadores que no creen en la

    resurreccin de Jess, qu dicen? Cmo se las arreglan paraexplicar los Evangelios?

    Pues muy mal, se las arreglan muy mal. Tratan de escabu-llirse como pueden. Buscan explicaciones. Hace ya doscientosaos que andan tras de una explicacin que les satisfaga. Ya hanencontrado muchas.

    Y ninguna les satisface?A cada uno le satisface la suya. Pero a ninguno le

    satisfacen las de los dems. Mientras encuentran una explicacinque satisfaga a todo el mundo, siguen negando que Cristo resuci-tara. Qu es de lo que se trata. La explicacin es lo de menos.Parten de que Cristo no ha podido resucitar. (Es un prejuicio, como

    ves; pero cuando les conviene, no tienen inconveniente en partir deun prejuicio.) Ellos dicen: Cristo no pudo resucitar, luego no esverdad que resucit. Nosotros, en cambio, decimos: Cristoresucit, luego pudo resucitar. Nosotros aceptamos el hechohistrico y buscamos su explicacin; ellos aceptan un prejuicio yprocuran acomodar el hecho histrico a dicho prejuicio.

    Y cul es la ltima explicacin, la ms moderna; que handado de la pretendida resurreccin?

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    Muy sencillo. En vista de que ninguna era satisfactoria, seha inventado una nada complicada. A ti no te parece que paranegar que haya resucitado, lo ms seguro es negar que hayaexistido?

    Hombre, pero no habrn negado la existencia deJesucristo?Te parece enorme, verdad? Pues s, amigo, s; la han

    negado, la niegan. Ahora resulta que Jesucristo no ha existido; esun personaje de novela, como Don Quijote. Y esto lo dice unhombre tan serio como el doctor Couchoud, que ha escrito varioslibros con la pretensin de demostrar que nos hemos equivocadotodos, los unos y los otros. Jesucristo no ha existido. Y esto se

    escribe en nuestros das. Qu te parece?20 de abril

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    XIII

    Sobre si Jesucristo redimi slo a los ricos

    Cerrado ya el parntesis de la Semana Santa, reanudamosnuestra conversacin, sobre temas religiosos y sociales. Recorda-rs, lector amigo, que yo sostena la tesis de que en las grandesciudades y en algunas zonas campesinas las personas de la clasehumilde y menos acomodada han sido vctimas, en su gran mayo-ra, de un timo en gran escala. Falsos redentores os han prometidopoco menos que un paraso en la tierra a cambio de renunciar alautntico paraso que, segn Jesucristo, aguarda, despus de lamuerte, a los que creen en El y practican su doctrina.

    S, lo recuerdo todo. Y perdneme que le diga que no creoque dos hayan timado.

    T no lo creers y yo no puedo demostrarte ahora la verdadde mi tesis, si es que has perdido la fe que tenas. El hecho es, yno me lo negars, que hasta ahora no se ve por ninguna parte eseparaso prometido. A muchos os han arrancado la fe, pero que yosepa, no os han dado el paraso. Claro que t me dirs que yallegar ese paraso algn da. Te lo voy a conceder, pero, mientrastanto, t, querido amigo, t te morirs sin haberlo visto, y si esverdad la fe cristiana que yo profeso, tampoco llegars al parasoque Cristo tiene prometido a los suyos.

    El caso es que yo creo en Jesucristo. En quien no creo esen las jerarquas que gobiernan la Iglesia.

    Qu es eso de que no crees en las jerarquas de laIglesia? Me parece que sufres una confusin. Los cristianoscreemos que la Iglesia fue fundada por Jesucristo y que quien la

    obedezca y cumpla lo que ella manda se salvar. Pero no creemosque todo lo que digan las jerarquas por su propia cuenta est acer-

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    tado; de ninguna manera; nosotros sabemos que las jerarquas(salvo el Papa cuando habla ex cathedra ) se pueden equivocar yqu duda cabe que a veces andan despistadas? Tampococreemos que todo lo que hacen sea santo y bueno, ni que su

    conducta est siempre ajustada a las directrices sealadas por Cristo. Los jerarcas de la Iglesia son tambin hombres y pecado-res, y como hombres y pecadores que son, cometen sus faltas ysus pecados. Te extraan estas afirmaciones en mis labios? Puesno te deban extraar; los sacerdotes no son ngeles; pero porqueno lo sean, vas a dejar de creer en Cristo y de pertenecer a suIglesia? No sera lgico.

    Mire, le voy a decir lo que pienso. Yo pienso que los pobres

    han sido defraudados por los que han ocupado y ocupan los altospuestos de la Iglesia y por los mercaderes que la sostienen. SiCristo vino a redimirnos, slo redimi a los ricos. A mi juicio, ladoctrina de Cristo ha sido desvirtuada por los jerarcas eclesisti-cos, y los pobres han huido por sentirse abandonados.

    Te repito que no todos los pobres han huido de la Iglesia.Hay millones y millones de pobres en el mundo que siguen fieles aCristo y a la Iglesia, y como Cristo dijo, de ellos es el Reino de los

    cielos. El reino de la tierra? Ese es de los que sabenconformarse con lo que tienen, poco o mucho. Esos pobres quehan huido de la Iglesia, han encontrado fuera de ella la felicidadque buscaban? Los que gozamos de alguna jerarqua dentro de laIglesia tenemos precisamente una misin: la de levantar nuestravoz contra eso que t muy justamente llamas desvirtuacin de ladoctrina cristiana. Huir de la Iglesia, cuya doctrina sabemos que esla nica verdadera, porque algunos no entienden bien esa doctrina,

    me parece un grave error. En cuanto a que Cristo slo haya redimi-do a los ricos, tengo que decirte que, si hablas de la Redencin delpecado, esa Redencin se opera por el Bautismo, que tambinreciben los pobres, y si hablas de la redencin de la pobreza, no esCristo quien les ha redimido: son ellos mismos los que se hanredimido, ms veces por caminos lcitos y otras por la injusticia y elabuso. Quien se haya redimido de la pobreza por estos procedi-mientos no entrar en el Reino que Cristo ha prometido a los

    suyos. Y como hay tela todava en el telar, lo dejaremos para elsbado prximo.

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    XIV

    Sobre si la Iglesia canta las verdades a losricos

    No dejes de leer esta columna, lector, Cuando la hayas ledo,me dirs si no he tenido razn al hacerte la advertencia. Y hasta esprobable que en adelante la leas ya todos los sbados. La escriboexpresamente para ti, Y converso contigo; contigo, que tienes fe enJesucristo. Pero tambin contigo, que prcticamente has perdido lafe o que nunca la tuviste, porque ya desde pequeo te educaron enun ambiente sin fe.

    Pero qu fe podremos tener los que no comemos, nipodemos vestirnos ni calzarnos; los que no tenemos ni humor parasacar a nuestros hijos al sol, porque las preocupaciones econmi-cas nos desesperan?

    S; me hago cargo de tu situacin angustiosa. Lo que nocomprendo es por qu esa situacin te va a impedir tener fe enJesucristo. Es que hay que ser rico para creer que despus deesta vida hay otra? Hace falta haber comido bien y llevar zapatosnuevos para creer que Jesucristo fue el Hijo de Dios, que muri enuna cruz para que Dios nos abriera las puertas de la felicidadeterna? No lo comprendo. Yo creo que eso ser verdad o mentiraindependientemente de que seas rico o pobre. Si un da llegas asalir de esa situacin que te agobia, piensas que entoncescreers en Jesucristo? Me extraa. No sabes t que entre lossantos que los cristianos veneramos hoy en los altares hay algunosque fueron mendigos toda su vida y murieron en la miseria? Por sino lo sabes, me voy a referir solamente a San Benito Labre.

    No es eso. Yo sigo siendo cristiano. Me he educado en elcristianismo. Pero...

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    Quin te ha dicho que no se las decimos? De m terespondo que no me callo cuando llega la ocasin. Los dems?Los dems, ellos vern lo que hacen, pero estn tan obligadoscomo yo a cantar las verdades.

    4 de mayo

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    Acabramos! Y eso es lo que t llamas no creer en loscuras? Pues si es eso, tampoco yo creo en ellos. Si sabr cmoson los curas! Todo eso que t afirmas lo afirmo yo tambin. Claroque yo no generalizara tanto como t. Hay sacerdotes y sacerdo-

    tes. No todos son iguales. Ocurre con los sacerdotes como con losmdicos o los abogados o los albailes.Entonces, usted cree que los sacerdotes...?S, hombre, s; yo creo que hay sacerdotes que estn muy

    apegados al dinero, demasiado apegados; yo creo que los hay muycomodones, que son, como se suele decir, curas de misa y olla;creo que los hay que echan rayos y centellas contra los pecadoresy ellos mismos son grandes pecadores; creo, en una palabra, que,

    aunque hayan recibido los tremendos poderes sacerdotales, sonhombres, y porque son hombres, hacen muchas veces verdaderashombradas, es decir, cometen injusticias e indignidades.

    Nunca cre que usted pudiera reconocer estas cosas.Pues ya ves, reconozco estas cosas y muchas ms. Pero

    no me negars que al lado de sacerdotes como esos hay otros queson admirables; sacerdotes desprendidos, generosos, limosneros;sacerdotes que viven pobremente y sin comodidad alguna, porqueviven para los dems y no para ellos; sacerdotes que trabajan y seagotan hasta perder la salud, que cumplen lo que predican, quedan el ejemplo de lo que ensean; sacerdotes que cantan lasverdades a todo el mundo, a los poderosos y a los humildes, a lospobres y a los ricos; sacerdotes tan enamorados de Cristo y tancumplidores de su doctrina que son capaces de arrostrarlo todoantes que faltar a su deber; en una palabra: sacerdotes santos.

    Y por qu no son todos as? Si todos los sacerdotes fueranas, yo no tendra inconveniente en creer en ellos.

    No pidas golleras. Los sacerdotes son hombres, y quieresque no sean pecadores? Si ests esperando que todos, absolu-tamente todos, sean santos, creo que nunca creers en ellos,porque nunca lo sern. La santidad no es cosa de todos los das.Pero sobre esto continuaremos conversando el sbado que viene.

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    XVI

    Sobre lo que puede hoy la Iglesia

    Vamos a continuar conversando. Decamos, amigo que mehablas todos los sbados, que no todos los representantes de laIglesia son santos. S, los sacerdotes no son ngeles, son hombresy, como todos, hacen muchas veces de las suyas. En general, sinembargo, se mantienen en un nivel de vida moral muy decoroso ysuperior al de la mayora de los catlicos. De todas maneras, no eslcito achacar a la Iglesia culpas que son de los hombres. Cuntasveces se confunde a la Iglesia con un sacerdote egosta o malhu-morado! Y porque un sacerdote no sea un santo vas a decir queen la Iglesia todo es mentira?

    No; tanto, no. Yo no soy de esos brutos que afirman quetodo lo que dicen los curas es mentira. Yo soy razonable. Yocomprendo y disculpo las fragilidades humanas; pero no te parecea usted que los representantes de la Iglesia estn desvirtuando ladoctrina de Jesucristo?

    No digo que en algunos puntos no se estn apartando de loque Jesucristo pretendi ensear. A qu te refieres t concre-tamente?

    Me refiero concretamente a la manera cmo se comportancon los ricos. Por qu los sacerdotes se han echado en manos delos ricos? Por qu se han alejado de los pobres? Por qu nocantan a los ricos las verdades del Evangelio Por qu consientenque mientras los ricos no se privan de un capricho los pobres semueren de hambre? Es eso lo que quera Jesucristo?

    Creo que exageras, amigo. Hablas por lo que te han

    contado, por lo que has odo. Conoces a muchos sacerdotes denuestras aldeas espaolas? Has visto qu sotanas tan verdes y

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    radas usan? Conoces, en Madrid mismo, lo que estn haciendopor los pobres muchos prrocos de nuestros suburbios? Les hasodo halagar alguna vez a los ricos? Me parece que no eres justocon ellos y que hablas sin conocimiento de causa.

    Ser verdad que los sacerdotes no halagan a los ricos, por lo menos cuando hablan en pblico; pero lo que yo digo es que nose muerden entre s. Por qu los sacerdotes, en vez de predicar tanto, no obligan a los ricos a que repartan sus riquezas con lospobres?

    Por qu no les obligan? Porque los sacerdotes no tienenfuerza coactiva. Aunque quisiera, la Iglesia no tiene fuerza paraexigir eficazmente que los ricos hagan uso cristiano de sus rique-

    zas.Que no tiene fuerza la Iglesia? Vamos! Pues no lo puede

    hoy todo la Iglesia? Si precisamente no se hace hoy ms que loque ella quiere y manda!

    Eso son cuentos, y no te enfades porque te lo diga. Yoestoy ya harto de que me digan que los sacerdotes hoy lo puedentodo, como si tuvieran a su disposicin no slo las arcas de losBancos, sino hasta las de las casas particulares. No, amigo, no.Los sacerdotes pueden hablar, aconsejar, gritar, decir que no sepractica la virtud de la caridad, pero de ah no pueden pasar. Nodisponen de fuerza coactiva para obligar a practicar la caridad. Nohay que confundir la fuerza moral con la fuerza fsica.

    Pues cuando quiere, bien obliga la Iglesia.Te equivocas. La Iglesia nunca emplea la fuerza fsica,

    Porque no la tiene. El que puede obligar coactivamente es el

    Estado, pero el Estado no es la Iglesia; no lo es aun cuando setrate de un Estado oficialmente cristiano y catlico. Lo que ocurrees que t tampoco distingues lo uno de lo otro y confundes lo divinocon lo humano. Vamos a ver: la Iglesia manda or misa todos losdomingos; obliga, pero obliga slo moralmente. Vas t a misatodos los domingos? No, verdad? Te ha obligado la Iglesia por lafuerza a ir a misa los domingos? No; ella te ruega, te exhorta, temanda de palabra, pero de ah no pasa. Si no quieres, no vas.

    Pues, entonces, por qu pides que la Iglesia obligue por la fuerza

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    a los ricos a que compartan su riqueza con los pobres? Piensa bienestas cosas, y el sbado prximo continuaremos hablando.

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    XVII

    Sobre las razones de la incredulidad demuchos espaoles

    Me encanta conversar contigo, amigo lector, porque s queeres de buena fe. Cuando se tiene buena fe por ambas partes, sepodr o no estar de acuerdo, pero siempre se termina bien. Lomalo es que no todos van de buena fe. Lo malo y lo triste. Porqueyo podr equivocarme, pero nunca a sabiendas cierro los ojos a laluz. T, que me lees todos los sbados, sabes muy bien que yohablo con el corazn en la mano, que reconozco lo malo donde loveo, que no callo lo que pudiera ir en contra de mi fe de cristiano.Pues bien: hay quienes se empean en decir que soy un sofista yque trato de engaarte.

    Hay quien dice eso? Pues quien lo dice le ofende a usted yme ofende a m, porque yo, que pongo a veces mis reparos a susafirmaciones, no dejo de reconocer su buena fe y s perfectamenteque no pretende engaarme. Usted es cristiano, y porque lo esdeseara que yo lo fuera tambin y que lo fueran sus lectores. Estoes perfectamente lcito. Yo tengo mis dudas y usted procuradesvanecerlas. Por consiguiente...

    S; pero t vas de buena fe. T lees lo que yo escribo, lolees despacio, lo meditas con calma y muchas veces me das larazn. Pero algunos lo leen con el prejuicio de que todo lo que digotiene que ser mentira, pasan por alto lo que les conviene y notoman nota de muchas afirmaciones que hago.

    Y qu razones alegan en contra de la religin?Siempre las mismas. Y, por cierto, unas razones que tienen

    bien poca consistencia. Dicen, por ejemplo, que tal sacerdote dijoun da desde el plpito una tontera cualquiera. Por eso no son

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    cristianos. Como si el sacerdote catlico fuera infalible! He dichoya ms de una vez que del hecho de que un sacerdote no cumplacon su deber o un obispo no sea un santo no se puede concluir quela Iglesia catlica sea una soberana mentira.

    S; eso lo ha explicado usted bien claro ms de una vez.Tampoco yo distingua eso muy bien antes; pero ahora veo bienclaro que la Iglesia no es responsable de que muchos de los quese dicen sus hijos no pongan en prctica las doctrinas que ellaensea. La doctrina es verdadera y es buena. Qu importa quealgunos no la practiquen? Por eso no vamos a decir que hay queacabar con la Iglesia. Yo supongo que en todas las religionespasar lo mismo.

    Lo mismo, amigo, lo mismo. En todas las religiones y entodas las asociaciones humanas. Cuando el ideal de vida que sepropone es elevado y para realizarlo se exige un gran sacrificio,siempre habr quienes no sean capaces de realizarlo por completo.T crees que todos los mahometanos cumplen los preceptos de lareligin de Mahoma? Crees que los protestantes practican todoslo que mandan las sectas protestantes? Yo no soy protestante nimahometano, pero no lo soy por otras razones ms serias y profun-

    das, no porque el de ms ac o el de ms all, cumpla o deje decumplir lo que su religin le ordena.No le parece a usted que en Espaa el que no es catlico

    es sencillamente porque no quiere serlo, no porque tenga motivospara no serlo?

    Efectivamente, eso creo yo. En realidad, no son catlicosporque no les da la gana. Esa es la nica razn. Lo dems, losmotivos que dicen que tienen para no serlo, no son ms que excu-sas y ganas de justificar una actitud que han adoptado indepen-dientemente de esos pretendidos motivos. A m no me molesta queun espaol no sea catlico; es ms, tengo muy buenos amigos queno lo son. Lo que no comprendo es por qu el que no es catlicohaya de decir que los que lo somos seamos unos tales y unoscuales. Yo procuro hacer ver que la religin catlica es verdadera,pero lo hago sin insultar a nadie. Ni creo que el insulto sea unamanera humana de reaccionar. Yo expongo mis ideas catlicas.Que el lector no las comparte? No por eso le voy a insultar. Leestrecho la mano y... tan amigos.

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    XVIII

    Sobre si un obrero pobre e incrdulo puedellegar a hacerse catlico

    Hoy, amigo lector, no vamos a conversar. Hoy vas a leer unacarta que he recibido y de la que seguramente sacars msprovecho que de mis peroratas. Qu de quin es la carta? Lela ylo vers. Como trae bastantes faltas de ortografa, yo no har msque transcribrtela sin faltas; slo, pues, la transcripcin es ma;todo lo dems es de mi comunicante, Dice as:

    Reverendo Padre: Aunque soy un rstico campesino,criado en la ms remota aldea de Asturias y en la mayor pobreza, creo en la Iglesia y en lo que dicen los sacerdotes. Alos veinte aos fui a Madrid en busca de un pedazo de pan.Hasta los veinticuatro aos no tuve conocimientos de religin,pero en la ltima casa en que estuve iba a misa porque me lomandaban y saba ya el catecismo, pero no entenda una pala-bra de su contenido.

    Como aqu los sueldos eran muy mezquinos, embarqupara Cuba el ao 3 de este siglo y all me coloqu en seguida,ganando 16 duros, casa y comida abundante. Iniciado nadams que por el catecismo que oa explicar a un sacerdote en lamisa, me apart de las corrientes mundanas, que, desde luego,son las que producen el desastre de la Humanidad, y empeca mandar a mis padres lo que ganaba y no hubo ms hambreen la choza solariega.

    Despus consegu algn libro de ms explicacin que el catecismo y entonces ya me interes ms en las prcticas

    religiosas. En veinte aos que estuve por Amrica trabaj encasas buenas y gan bastante buenos sueldos, y en todas las

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    casas tena tiempo para ir a misa y los sacerdotes nunca medieron malos consejos y a ellos y a la religin les debo todo loque soy, porque algunos contemporneos mos, que por laignorancia no supieron apartarse de los vicios, les cost la

    vida. Estuve tambin en Buenos Aires, y all iba a misa todoslos das y pertenec a la Adoracin Nocturna. Estando en lacapital, si puedo, voy todos los das a misa; me levanto bientemprano y voy a las primeras misas. En la aldea no voy msque los das festivos, porque queda lejos la iglesia.

    Respecto a los sacerdotes, no puedo hablar ms que delos de mi parroquia, Quinta, y de otra cercana, Merribs, y

    stos, a mi juicio, son un modelo, porque son muy sencillos ensu trato, desinteresados y muy caritativos con los pobres.Como no estoy preparado, no puedo escribir para los peridi-cos, que tendra mucho gusto en hacerlo para el peridicoPueblo y en mandar el peridico a la aldea.

    All, en la aldea, vivimos poco menos que como los indiosde Amrica hasta que lleg Coln y los dems espaoles, quellegaron con la espada y con la cruz. Porque las gentes sincultura somos como la tierra sin cultivo, que no produce nadams que cardos y abrojos. Yo creo que debiera extenderse lareligin a todos los rincones de la Patria.

    En fin, no quiero molestarle ms. Tengo sesenta y seisaos. Si para algo le puedo ser til, estoy a su disposicin. Y,por tanto, de su Reverencia s. s. q. b. s. m...Qu te ha parecido, amigo lector, la carta del asturiano? No

    creas que me la haya inventado yo. Es rigurosamente autntica y,por si lo dudas, a tu disposicin la conservo.

    Sabes lo que a m se me ocurre pensar a la vista de ella?Muchas cosas, desde luego. Pero la ms importante es que paracreer en la Iglesia y practicar la religin cristiana no es necesariohaberlo hecho desde pequeo: ah tienes uno que empez apracticarla a los veinticuatro aos. Tampoco es necesario ser rico:ah tienes un pobre campesino, luego un modesto trabajador, bien

    pobre, durante toda su vida. Como tampoco es necesario ser unsabio: ah tienes un hombre que apenas si sabe escribir una carta,

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    con bastante mala letra y muchas faltas de ortografa. Ni es nece-sario quedarse en Espaa: ah tienes un espaol que ha rodadoveinte aos por Amrica y ha vuelto ms cristiano de lo que se fue.

    Piensa despacio estas cosas, que te vendr muy bien.

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    XIX

    Sobre s los sacerdotes creen lo que predican

    Si leste, amigo lector, la carta de un asturiano en mi columnadel pasado sbado, habrs podido ver que se puede ser un obrero,un trabajador y tener religin. Claro que eso lo sabas t ya. Tsabes muy bien que lo mismo pueden ser catlicos los obreros quelos patronos.

    S, lo s; a qu lo voy a negar? Yo mismo conozcoobreros, tan humildes y pobres como yo, que creen en la Iglesia,que van a misa los domingos, que veneran a los sacerdotes y notienen reparo alguno en proclamar que son cristianos.

    Pues si lo sabes, por qu dices que un obrero no debe ser cristiano? Por qu llamas traidor a la clase obrera a los que tienenreligin? T blasonas de libertad, reclamas libertad para ti, no quie-res que nadie se meta en tu conciencia y te quiera obligar a ser cristiano. Por qu entonces no respetas la libertad de los dems?Por qu te molesta que otros sean cristianos? Me parece que elverdadero intransigente eres t, el verdadero fantico eres t. Hazlo que quieras, pero deja que los dems sean cristianos si les da lagana.

    Es que a m me molesta que se dejen engaar. Yo creo quelos sacerdotes tienen inters en mantener la religin porque vivende ella, pero ellos mismos no creen lo que predican. Predican paravivir, a sabiendas de que lo que dicen no es verdad. Creen lossacerdotes en el cielo y el infierno?

    Hombre, eso es mucho afirmar. A un obrero se le puedeengaar, pero a un intelectual? T sabes que ha habido y ha

    hombres sabios, muchos hombres sabios, que no viven de la reli-gin y creen en ella. No creen porque les engaan los sacerdotes,

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    ya que ellos son bastante listos para no dejarse engaar. Y no slocreen, sino que estn dispuestas a todo, an a la muerte, antesque renegar de sus creencias. Cmo explica t esto? En cuanto aque los sacerdotes no crean en el cielo ni en el infierno, en Dios ni

    en el diablo, por qu afirmas eso? Tienes algn fundamentopara pensarlo? Me parece que ha habido en Espaa, sin ir mslejos, millares de sacerdotes que han dado su vida en prueba de sufe; muchos se hubieran salvado con slo renegar de ella; es ms,hubieran podido vivir mucho mejor. Si no lo hicieron, es porque deverdad crean. Lo menos que puedes hacer es reconocer su fe y suvalor. De lo contrario, les calumnias, porque calumnia es decir queson unos mentirosos. Piensa que van ya veinte siglos de cristianis-mo y que sera mucha farsa que se mantuviera frente a todas laspersecuciones y prosperara contra todas las resistencia una reli-gin cuyos representantes no son ms que unos vulgares come-diantes. S, sera demasiada comedia.

    Pues si de verdad creen todo lo que dicen, por qu no sonmejores de lo que son? Por qu no practican las virtudes quepredican?

    Siempre la misma cancin! Por qu no son santos? En

    primer lugar, ha habido muchos santos entre los sacerdotes.Refirindonos solamente a tiempos bien recientes, puedes pedir mayor santidad a un Juan Mara Vianney, a un Juan Bosco, a unPadre Manjn? Y tantos y tantos ms cuyas vidas desconoces. Nohablemos de los misioneros, que sos constituyen un captuloaparte, largo y glorioso. Los que no son santos, por qu no loson? Porque no es lo mismo predicar que dar trigo, como se sueledecir; porque ser santo requiere un valor heroico y no todos son

    hroes; porque la meta que se propone muy es elevada y nosiempre alcanzan las fuerzas. Pero porque algunos no cumplancomo deben ni practiquen las virtudes que recomiendan no vas adecir que las virtudes son malas; ni porque muchos no ajusten suconducta a su fe vas a concluir que es falso lo que creen, o, peor an, que no tienen fe. Por ese procedimiento no slo sederrumbaran todas las religiones, sino que no quedara en pieninguna institucin humana.

    12 de junio

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    XX

    Sobre lo que yo vi en unos talleres

    Acabo de pasar tres das, lector amigo, entre obreros y entrenios de obreros. A que no sabes dnde he estado? Yo noconoca aquello ms que de odas y no poda suponerme quedentro del mismo Madrid hubiera una obra en la que tan palma-riamente aparece que se puede ser obrero y cristiano; pero obrerode verdad y cristiano de verdad.

    Dnde ha estado usted?En las escuelas y talleres que dirigen los Padres

    Salesianos, en la que todava llama la gente la Ronda de Atocha.Qu maravilla! All hay unos sacerdotes entregados a una obra decaridad de volumen gigantesco; ellos viven modestamente, vistenvulgares sotanas y son alegres, muy alegres. Se respira all la vida.T no llegaste a ver la pelcula Siguiendo mi camino? Pues siun da te asomas a la obra salesiana que yo acabo de ver, teconvencers de que tambin en Espaa hay sacerdotes quesiguen su camino. Muchas cosas podra contarte, y muy, buenas,de esa gran obra.

    Algo he odo hablar de los salesianos. No es sa lafundacin de aquel clebre Don Bosco?

    Esa es. Y sabes quin era y cmo era Don Bosco? Nopuedo yo aqu ni siquiera esbozar su inmensa figura, porque DonBosco ms que un hombre de carne y hueso, parece un hombre deleyenda. Pero s puedo asegurarte que, pobre l mismo, fue unenamorado de las clases humildes. Enamorado de verdad, porqueno se content, como tantos otros apstoles de los obreros, con

    echar discursos y hacer promesas, sino que pas toda su vidaviviendo con ellos y para ellos. No fund ningn partido poltico

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  • 8/7/2019 Conversaciones Con Un Esceptico

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    obrero, pero fund una Orden religiosa que est haciendo muchobien a los obreros en todo el mundo. Hay cientos de casas silesia-nas en Europa y Amrica que siguen poniendo en prctica lasconsignas religiosas y sociales que recibieron de Don Bosco.

    De verdad que era tan amante de los obreros esehombre? Por qu entonces no le conozco yo, como conozco aMarx, a Lenin y a tantos grandes hombres del socialismo?

    Sin duda, porque a stos no les interesa que le conozcas. Side verdad ellos quisieran tanto a los obreros, te aconsejaran queconocieras su vida y su obra; pero me sospecho que lo que noquieren es que t sepas que