CONTROL FINANCIERO EN LAS MICROEMPRESAS 1

CONTROL FINANCIERO EN LAS MICROEMPRESAS 1

Importancia del control financiero en las microempresas del sector comercial en Colombia

Alejandro Rodríguez Osorio

Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Militar Nueva Granada

Especialización en Control Interno, II semestre

Iván Cortes Clopatofsky, director

29 de septiembre de 2021

Nota autor

Este trabajo de investigación formativa fue elaborado de la asignatura de Investigación que hace

parte del programa.


Tabla de Contenido

Resumen 4

Definición del problema 6

Pregunta de investigación 6

Objetivos 7

Objetivo General 7

Objetivos Específicos 7

Marco teórico 7

Las Tiendas de Barrio y el Control Financiero 11

Impacto de las Tiendas de Barrio a la Economía del País 16

Primeros pasos para un Control Financiero en la Tienda de Barrio 20

Conclusiones 28

Recomendaciones 30

Referencias 31


Lista de Ilustraciones

Ilustración 1. Ecuación Fundamental de Contabilidad ................................................................. 23

Ilustración 2. Ejemplo Balance General ....................................................................................... 24

Ilustración 3. Estado de Resultados de una Empresa Comercial .................................................. 25


Resumen

Las “tiendas de barrio” forman parte de la cotidianidad de las familias colombianas, siendo muy

común acudir a dichas microempresas para abastecerse diariamente, constituyéndose como una

de las principales fuentes de conexión entre la población y el comercio. Sin embargo, su

presencia puede ser tan normal, que de una u otra manera pasan desapercibidos los problemas

que estas puedan presentar. El control financiero forma parte de la realidad de los tenderos, a tal

punto que una mala gestión de ello, puede afectar la estabilidad del negocio y eventualmente

llevarlo a su liquidación, por tanto, es una problemática que requiere de observación, además de

analizar su incidencia en la creación y prosperidad de las “tiendas de barrio”.

Palabras clave: Tienda de barrio, control financiero, MIPYMES, microempresa,

finanzas.

Abstract

The “neighborhood stores” are part of the daily life of Colombian families, and it is very

common to go to these micro-businesses to stock up daily, being one of the main sources of

connection between the population and the trade. However, their presence can be so normal that

in one way or another the problems they may present go unnoticed. Financial control is part of

the reality of shopkeepers, to the point that mismanagement of it can affect the stability of the

business and eventually lead to its liquidation, therefore, it is a problem that requires observation,

in addition to analyzing its impact on the creation and prosperity of "neighborhood stores".

Keywords: Neighborhood stores, financial control, MSMEs, micro-business, finances.


El control financiero parte del control interno que se realiza en las empresas, cuya finalidad es

corroborar el buen funcionamiento del sistema contable y financiero que se maneja en la entidad,

siendo fundamental su buen funcionamiento para la gestión del negocio. Esto no debería ser

ajeno a ninguna empresa, como lo son las “tiendas de barrio”, que deben ser entendidas como

microempresas encontradas dentro de las MIPYMES.

En Colombia, las “tienda de barrio” se han constituido como una alternativa económica para

subsistir, al mismo tiempo que permiten surtir a la población con los diferentes productos

requeridos para la satisfacción de sus necesidades, acomodándose a la realidad de cada

comunidad, forjando una unión tal, que ha retado los pronósticos del fracaso del comercio al por

menor.

Esto no significa que las “tiendas de barrio” sean incólumes, pues pueden presentar problemas

con el control financiero que impliquen la sostenibilidad del negocio, e inclusive su cierre

definitivo. Ello podría ser por la ausencia de conocimientos de los tenderos sobre la gestión o

control de las finanzas de su microempresa, entendiendo que se prioriza la necesidad de “salir

adelante” evitando caer en el desempleo y la precariedad, por lo que recurrir a capacitaciones

sobre el tema, les significaría pérdida valiosa de tiempo.

Es por ello que en el presente escrito se analizará la realidad del control financiero dentro de las

“tiendas de barrio”, para comprender que tanto manejo de finanzas existe dentro de las

mencionadas microempresas, el impacto que este tiene dentro de ellas, así como también la

incidencia de las mismas en la economía del país, para corroborar si existe la necesidad de

aumentar las capacidades de los tenderos frente al manejo y control financiero y cuál sería un

buen punto de partida para incitar la adquisición del empleo de dichos conocimientos.


Definición del problema

Los pequeños comercios han existido en Colombia desde hace muchos años. Han

conectado a los colombianos con los diferentes productos que el país produce e importa y a su

vez, ha contribuido al desarrollo al aportar trabajo y estabilidad a las familias colombianas. Estos

pequeños comercios, denominados como “tiendas de barrio”, clasificados como MIPYMES por

ser microempresas, en varias ocasiones surgen como un emprendimiento individual o familiar,

sin embargo, no siempre contando con la mejor capacitación o preparación posible para la

administración financiera de un negocio, sin importar las dimensiones del mismo. En este

sentido, algunos tenderos pueden recurrir a su intuición para el manejo de las finanzas de su

tienda, cayendo en ocasiones en la prueba y error, pudiendo evidenciarse cuando se constituyen

“tiendas de barrio” y a los meses terminan cerrando el negocio.

Este tipo de inexperiencia es perjudicial para la economía del país y demuestra la

necesidad que tienen los tenderos de tener mejores conocimientos relacionados con la

administración, más en concreto al buen manejo o control de las finanzas, un concepto que es

fundamental para la formación de una buena base para la microempresa que se desea crear, sus

primeros pasos en funcionamiento y su estabilidad y progreso a futuro.

Pregunta de investigación

¿El control financiero aplicado internamente en las tiendas de barrio, entendidas como

microempresas del sector comercio en Colombia, podría generar prosperidad y sostenibilidad?


Objetivos

Objetivo General

Identificar la importancia de la gestión y el control financiero para apoyar y fortalecer el

negocio de las denominadas “tiendas de barrio”, entendidas como microempresas en las

MIPYMES.

Objetivos Específicos

Reconocer cuál es la situación actual de las MIPYMES “tiendas de barrio”, respecto a la

gestión y control financiero.

Determinar cuál es el aporte del segmento de las MIPYMES denominadas “tiendas de

barrio” a la economía del país.

Recomendar conceptos básicos de gestión y control financiero para las MIPYMES

“tiendas de barrio”, con el propósito de coadyuvar a la sostenibilidad del negocio en el tiempo.

Marco teórico

En Colombia, la posibilidad de crear empresa ha existido desde hace varios años, el

tamaño de estas varía desde el pequeño establecimiento de comercio atendido por un “tendero”,

hasta las grandes empresas multinacionales. Por empresa, en Colombia se entiende que es, de

acuerdo al artículo 25 del Código de Comercio (Presidencia de la República de Colombia, 1971),

aquella actividad económica que se ha organizado para producir, transformar, hacer circular,

gerenciar o cuidar bienes o productos, o para la prestación de servicios. Además, dichas

actividades normalmente se desarrollarán a través de uno o más establecimientos de comercio, es

decir la planta física del local.


A su vez, para el año 2000, se creó la Ley 590 (Congreso de la República de Colombia,

2000) en la que se dictan disposiciones para la promoción y desarrollo de las Micro, pequeñas y

medianas empresas (MIPYMES), que define, en su artículo 2, a la empresa como una unidad de

explotación económica, que adelanta actividades agrícolas o relacionadas, de prestación de

servicios, industriales, o comerciales, encabezadas o dirigidas por persona natural o jurídica,

desempeñándose ya sea en el campo o en las urbes.

La mencionada Ley expone cuáles son las empresas que pertenecen a este grupo de

MIPYMES, además de proporcionar un mayor apoyo a estas empresas, tanto para su creación,

formalización, beneficios tributarios, facilidades en préstamos, participación en eventos públicos,

así como también la posibilidad de brindarles capacitación y programas educativos por medio del

SENA, Universidades e Institutos técnicos y tecnológicos, tal como lo expresa su artículo 31.

Sin embargo, la clasificación de las MYPIMES ha sufrido cambios a lo largo de estos

años, siendo el artículo 2º de dicha Ley, el que ha sido modificado por otras leyes, pasando de los

criterios originales de: a) número de trabajadores y b) valor de los activos totales, a los actuales

criterios de a) número de trabajadores totales, b) valor de ventas brutas anuales y c) valor de los

activos totales, pero con la aclaración de, hasta tanto no exista reglamentación frente a estos

nuevos criterios, seguirá vigente la clasificación anterior.

Esto fue así hasta el año 2019, al ser expedido el Decreto 957 (Ministerio de Comercio,

Industria y Turismo de Colombia, 2019), el cuál reglamenta los criterios para la clasificación de

las MIPYMES, seleccionando el valor de las ventas brutas anuales como criterio exclusivo y a su

vez lo asimila con el concepto de ingresos por actividades ordinarias de las Normas

Internacionales de la Información Financiera (NIIF), ratificadas por la Ley 1314 de 2009 en el

país (Congreso de la República de Colombia, 2009). Con base en el citado decreto, se emplea la


Unidad de Valor Tributario (UVT), para estandarizar los límites que definen si una empresa es

micro, pequeña o mediana, teniendo en cuenta el sector económico al que se dedica, es decir,

manufacturero, de servicios, o comercial. Así, con base en el valor en pesos de cada UVT

(modificado anualmente por la DIAN), se obtiene la conversión, según corresponda el año, en

pesos de los ingresos por actividades ordinarias anuales.

En ese orden de ideas, para el año 2021 una UVT equivale a $36.308, de acuerdo a la

Resolución N.º 000111 de la (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales [DIAN], 2020),

cantidad que al multiplicarla con las 44.769 UVT de las microempresas del sector comercial, se

obtiene un valor de $1.625’472.852, monto dentro del cual las “tiendas de barrio” se encuentran,

pues son consideradas empresas toda vez que sus actividades de explotación económica permiten

la circulación de bienes, por medio de una persona natural o jurídica a través de un

establecimiento de comercio.

Ahora bien, las “tiendas de barrio” como microempresas, tienen distintos apoyos, siendo

de interés para el presente documento las capacitaciones, específicamente financieras, ya sean

realizadas por cursos, diplomados, charlas, etc., que distintas entidades le pueden ofrecer a los

tenderos y cuya finalidad es mejorar la calidad del negocio, que el mismo pueda ser próspero, e

incentivar el emprendimiento. No obstante, las capacitaciones no son una obligatoriedad para las

entidades que las puedan ofertar, ni para los tenderos, dejando a esta población a merced de su

propia voluntad, por lo que, dependiendo de los casos, algunos podrán adquirir nuevos

conocimientos ya sea porque conocen los beneficios a los que pueden ser acreedores, tienen

motivación propia, etc., o, todo lo contrario, no tienen capacitación al no conocer la ley, por falta

de tiempo, carencia de interés, entre otros.


Partiendo del supuesto que los conocimientos financieros que pueda tener un tendero son

básicos, ya sea por su educación, experiencia o intuición, la administración de una empresa, sin

importar su tamaño, requiere de cierta preparación para que la misma pueda ser próspera y

autosustentable. De todos modos, la gerencia de las “tiendas de barrio”, como expresa Arboleda

(2016) normalmente se basa en la unión de los recursos humanos y financieros que varios

miembros de la familia aportan, requiriendo de orden y planeación entre sus miembros, para

poder sacar adelante el emprendimiento (p.84).

No obstante, también se enfrentan a dificultades en el control contable y financiero, en

dónde no solamente hallan problemas en la formalización (Registro Único Empresarial y Social -

RUES-, Registro Único Tributario -RUT-), sino también al acceso de fuentes de financiación

poco convencionales, cayendo a veces como víctimas de usura, presentando problemas en el

control de inventarios, poco análisis de costos, entre otros.

Ahora bien, por control financiero se puede entender que son las tareas encaminadas al

registro fiable de las actividades financieras en un sistema de información contable y financiero y

que, con base en la veracidad de la información, se pueda proyectar la realidad de la situación

económica de la entidad en sus estados financieros, para que la alta dirección pueda tomar las

decisiones necesarias y pertinentes que permitan la mejor gestión de la organización. (Ramón,

2021) (p. 1).

Además, el control financiero contribuye para un mejor empleo de los recursos,

permitiendo obtener más beneficios con la menor cantidad de estos; conocer el ambiente

financiero en el que la entidad esta interactuando; tener un mejor análisis de las diferentes

fuentes de financiación, sus beneficios y perjuicios; y poder evaluar los diferentes riesgos a los


que la organización se pueda enfrentar según las inversiones que maneje. (Ramón, 2021).

(diapositiva 13).

Las Tiendas de Barrio y el Control Financiero

Aparentemente, las “tiendas de barrio” al ser microempresas, no cuentan con un control

sobre sus finanzas, dónde los tenderos recurren con frecuencia a sus creencias sobre el manejo de

su negocio, dejando a un lado los requerimientos legales y contables que implica tener un control

financiero más formal.

A pesar que manejan un alto grado de desconocimiento, como expresa Arboleda (2016)

no empleen los conceptos de nómina, seguridad social, manual de funciones, etc., creando un

control financiero y contabilidad alejados de la realidad, también es cierto que algunos de ellos

(tenderos) hacen uso de ciertos controles, como es el empleo de cajas registradoras que, junto a

un registro manual, es posible identificar los productos que entran y salen, sus respectivos

precios y la cantidad de inventario que poseen; no obstante, sigue siendo una administración

pobre, desconociendo conceptos de costos y gastos de producción, causando una contabilidad

endeble, que en ocasiones, puede terminar como dinero de bolsillo para el tendero. (p. 87).

Sin embargo, Colombia es un país grande, en dónde las oportunidades laborales escasean

y ante la necesidad, los pequeños emprendimientos toman fuerza que les ayuda a sortear todas

las dificultades. En este sentido, las “tiendas de barrio” al ser emprendimientos familiares,

existen por todo el país, por lo que entender la problemática del control financiero en ellas se

decanta a un análisis de pequeñas poblaciones en distintas regiones del país, pues la realidad de

ausencia de conocimientos financieros no es ajena a ningún sector.

Tal es el caso de un grupo de tenderos de la comuna 3 de la ciudad de Barrancabermeja,

quienes, a través de la “Cartilla ilustrativa para proporcionar conocimientos financieros básicos a


los microempresarios tenderos de la comuna tres de Barrancabermeja”, de Gil Méndez et al.

(2018), reconocen la ausencia de conocimientos en los temas financieros, además de requerir

profundización y capacitación en ello, al identificar mala administración en el manejo de dinero,

mezclando las finanzas personales con las del negocio. Es de rescatar, que un alto porcentaje de

los encuestados no conocen el significado de educación financiera, muchos de ellos tienen

únicamente educación primaria y que la mayor parte de sus compras y ventas se realizan a

crédito, aduciendo las dificultades económicas que se viven en la ciudad, además que en su

mayoría no tienen un control sobre los ingresos y gastos del negocio, por lo que desconocen el

verdadero monto de sus utilidades.

Por otro lado, la investigación “La educación financiera en los comerciantes de las zonas

geográficas en Antioquia: Comuna siete del sector de Robledo y Niquía (Bello)”, elaborado por

Jaramillo Botero & Rivera González (2017), basado en encuestas realizadas a tenderos,

concluyen que, si bien los encuestados no poseen altos niveles de conocimientos financieros, si

tienen conocimientos básicos de finanzas, reconocen su importancia e impacto tanto en sus vidas

personales, familiares y laborales, que a pesar que el gobierno ha adelantado programas y

proyectos para apoyar a estos microempresarios, los tenderos encuestados expresaron no haber

participado o recibido capacitación alguna. Es rescatable la preparación académica que tienen los

encuestados, evidenciando que un porcentaje mayoritario ha completado sus estudios de

bachiller, e inclusive algunos tienen educación superior técnica y profesional, además que no

existe gran diferencia entre las respuestas dadas por la población de Robledo y la población de

Niquía.

Con una ubicación más central, ahora en la capital, más específicamente en el barrio El

Portal de la localidad de Rafael Uribe Uribe, Bogotá D.C., Fonseca Barrera y Dueñas Gómez


(2014), en su trabajo de grado identificaron que la población participante en las capacitaciones

que ellos realizaron apoyados por la Universidad de La Salle, en conjunto con la Caja de

Vivienda Popular, tenía vacíos en la creación de empresa, desconocían el concepto de

emprendimiento, además de gastar entre el 80 y el 85% de sus ingresos.

Además, los autores han concluido que los tenderos recibieron con gran agrado las

capacitaciones brindadas, quienes inclusive entendieron la importancia del manejo financiero y

administrativo de un negocio, ampliaron sus escasos y básicos conocimientos y los aplicaron en

sus tiendas, observando los beneficios que ello trae. Rescatan que el factor monetario ha

influenciado en la población negativamente a la hora de capacitarse, al identificar que las

carencias económicas (la mayoría de los participantes son de estrato 1 y con bajos ingresos) les

ha impedido acceder a educación formal en instituciones como el SENA o las Universidades.

En otra investigación, titulada “Estudio del caso: Fortalecimiento empresarial en el área

de marketing y finanzas para los tenderos de la comuna 4 de la Ciudad de Villavicencio,

departamento del Meta” Landinez Nuñez & Castañeda Muñoz (2017), encontraron en la comuna

4 que el 74% de los tenderos encuestados no tienen un control de su contabilidad, sin embargo

emplean el manejo de las cuentas por medio de un cuaderno, el mismo en el que registran las

personas a las que les dan crédito a sus clientes, evidenciando que esta práctica es realizada por

un porcentaje alto de tenderos, recurriendo a esta técnica como forma de fidelizar y atraer a

clientes.

No obstante, dicha práctica afecta su flujo de caja, pero a pesar de ello las tiendas, en su

mayoría, funcionan como fuente de financiación. Es importante rescatar la informalidad de los

encuestados, ilustrando que un 60% de ellos no se encuentran registrados ante la Cámara de

Comercio, permitiendo a los autores afirmar que no es considerado importante estar


formalizados, más aún porque ello implica pagar impuestos, aspecto que a los tenderos los

perjudicaría económicamente, toda vez que los ingresos no les daría para ello; no obstante

rescatan el interés que presentan los encuestados en capacitarse, la mayoría considerando este

aspecto como importante.

Continuando el análisis con la ciudad de Pereira, en la investigación “Herramienta

contable para los tenderos: caso manejo de gastos” de Mesa Arias et al. (2018), encontraron que

la población encuestada de tenderos no implementa sistemas contables, ya sea por

desconocimiento o falta de interés, además que aproximadamente un cuarto de ellos no terminó

sus estudios, no obstante, alrededor de una quinta parte de los encuestados tienen estudios

académicos superiores al bachillerato. A su vez, se identificó que el 60% no llevan una

contabilidad formal, adicionalmente de negarse a utilizar softwares como apoyo, toda vez que

ello significa gastos, sin embargo, se identifica que la mayoría emplean un cuaderno de notas o

un libro fiscal para llevar las cuentas de su negocio.

Es de resaltar en dicha investigación, el alto porcentaje de formalidad de los tenderos,

significando su registro mercantil en la Cámara de Comercio, caso contrario ocurre con las

necesidades de capacitación, dónde alrededor de un 40% de los encuestados no tiene interés en

adquirir nuevos conocimientos contables y financieros. Los investigadores concluyen, como una

necesidad importante, la capacitación en temas contables y financieros por encima de otros

tópicos, además de instruirlos en el marco legal que los cobija como tenderos y no menos

importante, el hecho de emplear herramientas contables como apoyo a las finanzas de los

tenderos, toda vez que en su mayoría carecen de estas ayudas.

Se ha podido evidenciar, que los tenderos, sin importar el lugar dónde se ubiquen en el

país, tienen de una u otra manera, ausencias en el conocimiento financiero y por consiguiente no


aplican en gran medida controles a sus finanzas. Aún así, es rescatable el intento que tienen

algunas entidades para brindarles capacitación a los gerentes de las “tiendas de barrio”, tal como

ocurrió con la Convención Nacional de Autoservicios, Minimercados y Proveedores del Sector

Superetes organizada por Fenalco con Fundecomercio y el SENA, aportando valiosos

conocimientos a los comerciantes para el desarrollo, sostenibilidad y crecimiento de sus

microempresas. (Botero, 2012).

De igual modo ocurrió cuando, en la administración del alcalde Enrique Peñalosa en

Bogotá, se inició un plan piloto de educación financiera para tenderos, organizado por la

Alcaldía Mayor de Bogotá en alianza con la Fundación Alemana. El objetivo era educar como

mínimo a 3.300 tenderos durante los años 2016 y 2019, en temas relacionados a la gestión del

presupuesto, aprender a ahorrar e invertir, y al buen manejo de productos y servicios financieros

que se les ofrezcan (Cortés, 2016).

De todos modos, la ciudad de Bogotá no es la única en dónde suceden eventos como

estos, en la ciudad de Medellín se graduaron más de 20 tenderos de un diplomado ofertado por

Bancolombia y la Universidad CES de Medellín, afectando positivamente a los graduados, pues

pudieron notar la diferencia al momento de administrar las finanzas de sus negocios, teniendo

mayor claridad en los gastos, ingresos y utilidades, pero además, los tenderos recibieron un

acompañamiento de expertos para afianzar los conocimientos adquiridos y llevarlos a la práctica.

(Prensa Latinpymes, 2018).

No obstante, las iniciativas para la capacitación a tenderos también se han realizado a

nivel departamental, como es el caso de Antioquia, dónde la Plataforma Tecnológica

Multiservicios (PTM) implementó un programa de responsabilidad social en el que capacitan a

tenderos en temas de educación financiera, información de seguros y seguridad. El programa se


llama Escuela de Formación y realizan capacitaciones gratuitas cada tres y seis meses, esto

porque reconocen a los tenderos como aliados estratégicos, teniendo como resultado la

capacitación a 120 tenderos de Antioquia en 2018. (Nestor, 2019).

Impacto de las Tiendas de Barrio a la Economía del País

Cómo se ha expresado, las “tiendas de barrio” al ser una opción económica de las

familias colombianas como un emprendimiento para subsistir ante la ausencia de oportunidades

laborales, ha permitido que la economía del país no se estanque, pues el dinero sigue fluyendo en

sus ciudadanos, tal vez no altos niveles, pero lo suficiente para considerar que hay personas que

prefieren ser autosostenibles y no depender únicamente de los subsidios del Estado, sin negar las

oportunidades y apoyos que del mismo provengan.

Sin embargo, el impacto no siempre es positivo, teniendo en cuenta lo volátil que es la

permanencia en el tiempo de estas microempresas, tal como lo expresan Tarapuez et at. (2016),

al evidenciar un estancamiento en la explotación empresarial del país, que demuestra un gran

porcentaje de cierre de pequeñas y medianas empresas que fueron fundadas y rápidamente se

disolvieron, causando que su estadía e impacto en el mercado sea efímera; además, todo ello ha

afectado en el aumento del desempleo por la falta de productividad y competitividad, que a su

vez desencadena problemáticas sociales y económicas. (p. 171).

Por otro lado, es necesario el apoyo a estas microempresas, como se abordó en el capítulo

anterior, pues el desconocimiento es uno de los factores que implican el cierre de estas empresas,

más aún cuando se carece información tan vital como lo es la parte financiera de un negocio.

Castro Bocanegra y Oviedo Monroy (2017) rescatan este aspecto al mencionar la importancia

contemporánea de las microempresas, pero que Colombia debe fomentar y fortalecer este

aspecto, pues es un nicho que aún puede ser potenciado. Los autores agregan la necesidad del


uso de plataformas tecnológicas que propicien mejores panoramas en el control financiero de los

tenderos, en la que proponen un aplicativo para Android llamado “Sena Market”, desarrollada

por el SENA Regional Tolima, aplicación que, según los autores, está diseñada para las

necesidades de los tenderos.

Más allá de ello, Castro y Oviedo expresan que el mercado de los tenderos es dinámico y

por tanto altamente competitivo, motivo por el cual el enfoque de los tenderos no se centra en el

mejoramiento de sus procesos internos y externos, al ser esto considerado como una distracción

y por consiguiente quedar por fuera de la competencia. Aun así, parte del éxito de las “tiendas de

barrio” según los autores, es atribuido a estrategias sencillas y básicas como la ubicación, la

amabilidad, los créditos que se le brindan a la comunidad por ser sus clientes y la venta de

cantidades exactas y pequeñas con precios accesibles. (p. 2).

En ese mismo orden de ideas, Silva Guerra (2012) citando a Triana, 1989; Cordovez,

1978; y Goldman & Hino, 2005, relata que las “tiendas de barrio” son la expresión tradicional de

la historia comercial de Colombia, una que se resiste a morir a pesar de la llegada de grandes

multinacionales al país, pero esto es más que todo porque los consumidores tienden a darle

menos importancia a las comodidades que ofrecen estas empresas de grandes superficies y optan

por recurrir a los formatos tradicionales por el buen ambiente, buen trato y amabilidad de los

tenderos, así como de sentirse atendidos por personas de su propia comunidad.

De igual modo, estas microempresas demuestran tener una alta capacidad para generar

empleo y ser un modelo de negocio muy efectivo, considerando la alta rotación de inventarios

que manejan, así como los bajos costos para su funcionamiento. Los clientes son atraídos por la

atención personalizada, por la aproximación y sentimiento con el tendero, además de la variedad

de productos ofrecidos al detal y su venta por medio del fiado como minicréditos, tal como lo


expresa Sanclemente Téllez (2014). Así mismo, por su ubicación cercana a los hogares,

benefician a la economía del transporte de sus clientes, situación que afecta igualmente de

manera positiva a sus proveedores, quienes realizan distintas negociaciones con los tenderos,

logrando que sus productos tengan un mejor posicionamiento en la población.

Téllez también afirma que el tendero se encuentra abandonado por parte de los entes

gubernamentales, a pesar que existan todo tipo de apoyos para dotar de mejores capacidades a

los microempresarios, para que puedan hacer frente a los mercados de grandes superficies, pero

la carencia de implicación y seguimiento de los entes encargados, evitan la materialización de

este cometido, generando desconfianza hacia la administración estatal y sus intentos de

colaboración.

Como se ha expresado, parte del éxito de los tenderos, radica en su trato con los clientes,

además de los diferentes beneficios que les aportan, cómo las comodidades de la cercanía, ventas

en pequeños volúmenes, horarios flexibles, entre otros, tal como concluye Gaitán (2013), pues

este tipo de microempresas se vuelven populares al manejar estrategias básicas, toda vez que el

tendero entiende al cliente y le colabora acomodándose a sus capacidades económicas con

precios bajos y ventas al por menor. Además, se recalca que cuando la gente necesita comprar

algún bien, buscará el lugar que se encuentre más próximo o cercano y ese casi siempre será una

“tienda de barrio”. (p. 66).

Este tipo de ventajas ha traído beneficios a las “tiendas de barrio”, que se ven reflejados

en el impacto económico que han tenido. Para el año 2018, incrementaron el valor de sus ventas

en 1,8%, con un aumento en los precios del 2,71%. Del total de ventas realizadas, un 6% fueron

gracias a productos nuevos, lo que se traduce en innovación para los tenderos. Todo ello, fue con

referencia al año 2017, de acuerdo a Tienda Registrada (2019).


Para el año 2020, teniendo como anomalía la pandemia por el COVID-19, los

comerciantes vieron afectadas sus ventas, teniendo una reducción del 60%, sin embargo, ello no

implicó a los tenderos, quienes siendo aproximadamente 278.000 en el país, tuvieron un aumento

en sus ventas, toda vez que se incrementó la demanda de productos de aseo. A su vez, Jaime

Alberto Cabal, presidente de Fenalco, informando a La República (Monterrosa Blanco, 2020),

expresa que, con base en los datos de Fenalco, de las 278.000 tiendas de barrio, hay un 32% que

vende hasta $5 millones mensuales, un 36% vende hasta $10 millones y el resto más de $10

millones. Inclusive, en concordancia con la pandemia, hubo promoción de apoyos a los tenderos,

con la finalidad de capacitarlos en atención a sus clientes conforme a las normas de bioseguridad,

para que puedan seguir operando.

En ese mismo sentido, Gómez (2021), para Portafolio, explica que, para finales del año

2020, las “tiendas de barrio” reflejaron un aumento de sus consumidores en un 79% durante la

etapa más crítica del confinamiento por la pandemia. Así mismo, las ventas diarias pasaron del

12% al 25%, e inclusive los ciudadanos expresaron dar un mayor apoyo a las “tiendas de barrio”

por ser importantes para la comunidad. El aumento se vio reflejado en otros aspectos, como las

ventas por medios digitales, aceptar otros medios de pago, los domicilios, o el horario de

atención al público. De una u otra manera, se incentivó la entrada de los tenderos a la era digital,

motivando a Fenalco a solicitarle al Gobierno Nacional, un programa más apropiado para la

transformación tecnológica de este tipo de microempresas.

Por otro lado, Valora Analitik (2021) menciona que, en el 2021, el panorama para los

tenderos es alarmante, teniendo en cuenta que deben pagar impuestos municipales y nacionales,

verse obligados a cerrar no solo por la pandemia, sino también por los paros ocurridos durante el

año, e inclusive no tener las ventas normales que llevaban, considerando el bajo poder


adquisitivo de las familias por el desempleo. Refieren que, de acuerdo a Jaime Alberto Cabal, en

todo Colombia hay 450.000 “tiendas de barrio”, dónde más de 1 millón de familias dependen de

ellas y con base en todas las afectaciones que han sufrido, se podrían perder 11.000 tiendas.

De todos modos, comparando el segundo trimestre del año 2021, con el mismo periodo

del 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) creció un 17,6%, dónde el comercio al por mayor y al

por menor, reparación de vehículos automotores; transporte y almacenamiento, alojamiento y

servicios de comida, fue una de las dinámicas que más contribuyó a la dinámica del valor

agregado, con un crecimiento del 40,3%, tal como lo explica el Departamento Administrativo

Nacional de Estadística [DANE] (2021), en su boletín técnico del PIB del II semestre 2021. Sin

embargo, en dicho documento, no hay una discriminación más específica para identificar el

aporte de las “tiendas de barrio”.

Es por ello, que el DANE (2021) con la Encuesta Mensual de Comercio (EMC) de julio

2021, puede demostrar con mayor precisión la influencia de estas microempresas. En este

sentido, a nivel nacional las ventas reales del comercio minorista aumentaron un 17,1% y el

personal ocupado aumentó un 0,4%, con relación a julio 2020; pero con relación a julio 2019, la

primera aumento un 12,8% y la segunda decayó un 5%. Esto demuestra que el comercio al por

menor, dentro del que se encuentran las “tiendas de barrio”, ha tenido un aumento significativo,

pero sin dar una gran cantidad de empleo.

Primeros pasos para un Control Financiero en la Tienda de Barrio

No es necesario tener alto conocimiento en finanzas, economía, o contaduría para poder

administrar adecuadamente la vida personal, familiar, el hogar o inclusive un negocio, como lo

es una “tienda de barrio”. Lo anterior no implica ignorar la necesidad de estar en constante


aprendizaje, mejorar los aspectos que requieren progresar, para poco a poco consolidar mayores

capacidades que permitan el posicionamiento de la microempresa en la comunidad y el mercado.

En los capítulos anteriores se pudo observar esta necesidad imperiosa en los tenderos, sin

discriminación de la ubicación de su negocio, sexo, edad, estrato o inclusive preparación

académica, dejando entrever que los conocimientos financieros enfocados al control del negocio

son escasos, a pesar de los esfuerzos en capacitación de distintas entidades privadas y públicas.

Sin embargo, esto a su vez supone un buen punto de partida, entendiendo que, para comprender

el control financiero en una organización empresarial, es necesario empezar desde los conceptos

básicos.

Un aspecto fundamental, es no mezclar las finanzas personales con las del negocio que se

administra. Esto es para evitar caer en la mala costumbre de utilizar los recursos que surgen de

las ventas de la tienda, para saciar las necesidades personales. Esto es negativo, porque evita

conocer el real desempeño del negocio, al no identificar cuáles son gastos propios del mismo y

cuáles son las utilidades que genera. Esto también puede acarrear problemas a la hora de pagar

impuestos. Si bien se podría pensar que es una práctica normal, no es recomendable hacerlo,

pues al largo plazo, dejará ver los efectos perjudiciales que acarrea no distinguir las cuentas

personales de las empresariales. (Rkapur, 2021).

Ahora bien, es necesario conceptualizar ideas aplicadas diariamente en la “tienda de

barrio”, pero cuyo significado por separado no genera valor alguno. La ecuación fundamental de

la contabilidad, inmersa en la realidad de estas microempresas, dice que los activos son iguales a

la suma de los pasivos y el capital o patrimonio. Toda empresa funciona con esta ecuación

básica, que, en palabras de Ramón (2020) significa que todo lo que la empresa tiene o ha


obtenido y sobre lo cual puede disponer y decidir, fue financiado con recursos de personas ajenas

a la entidad (terceros) o con los recursos de sus socios. (p. 12).

En la parte izquierda de la ecuación, se encuentran los activos, que son todos aquellos

bienes que le pertenecen a la empresa, cuya finalidad es la de generar ingresos, de lo contrario

serían activos improductivos. Hay distintos activos, pero por simplicidad para la “tienda de

barrio”, se manejarán los activos corrientes, es decir aquellos que fácilmente puede ser

convertidos en dinero, como todos los productos que se tienen a la venta, las deudas de los

fiados, o inclusive el mismo dinero forma parte del activo corriente; y los activos fijos o no

corrientes, son aquellos bienes que no tienen la finalidad de ser comercializados, si no que el

valor que generan radica en el uso para la explotación económica, traducido normalmente en el

bien inmueble donde se encuentra la tienda, vehículos, maquinaria, entre otros. La diferencia

básica entre ambos activos es su finalidad, uno es para ser comercializado y el otro para

utilizado. (Gerencie, 2021).

En la parte derecha, se encuentra el pasivo y el capital o patrimonio. Los pasivos son los

bienes adquiridos a préstamo para el funcionamiento de la empresa, pueden clasificarse como

pasivos corrientes y como pasivos a largo plazo, dónde la única diferencia entre ambos es la

fecha de exigibilidad para el pago del pasivo. Si el pasivo es a menos de 1 año, se considerará

corriente, si es a más de 1 año, se considerará a largo plazo. Como se dijo, en el pasivo se

encuentran los préstamos, sean bancarios o por terceros, los proveedores, los impuestos,

prestaciones sociales, entre otros. (Ramon, 2020, pág. 18).

El patrimonio o capital son las obligaciones que tiene la empresa con los socios, según

expresa Ramon (2020). Es decir, si el tendero tenía la casa y en ella montó la “tienda de barrio”,

entonces su casa forma parte del patrimonio o capital; o si tenía cierta cantidad de dinero


ahorrado para poder empezar su emprendimiento, ese dinero conformaría el patrimonio o capital.

El lado derecho significa si la empresa funciona con financiamiento por terceros (pasivo) o por

financiamiento propio (patrimonio o capital) y según sea la realidad del negocio, dependerá que

tanto se debe tener de uno o de otro.

La ilustración 1 resume la ecuación de contabilidad, que es la estructura básica del

Balance General, que, con una buena gestión en el tiempo, puede aumentar el tamaño de la

empresa.

Ilustración 1

Ecuación Fundamental de Contabilidad

Nota. Tomado de Notas Gerencia Financiera 2020 – Lecturas Básicas de Finanzas, Virgilio

Ramon, 2020.

Lo anterior, forma parte de la estructura básica de uno de los estados financieros

fundamentales de una empresa: El Balance General, que representa un momento específico de la

empresa, por lo que es estático y como expresa Ramon (2020), no existe una forma rígida para


presentarlo, pero por costumbre se expone normalmente con los activos, descritos de arriba hacia

abajo de acuerdo a la facilidad para ser convertidos en dinero; los pasivos, se ordenan de acuerdo

a la fecha de pago de los mismos, los más cercanos arriba y los más lejanos abajo; y finalmente

le siguen el patrimonio o capital, que su presentación será debajo de los pasivos. De esta forma,

se sabe que es lo que la empresa tiene, lo que debe y lo que los socios o el dueño ha aportado.

Ilustración 2

Ejemplo Balance General

Nota. Tomado de Contabilidad más finanzas, (2018).

El Balance General ayuda a visualizar la creación de la empresa en términos financieros,

pero aún hace falta alguna forma de poder entender el desempeño del negocio. Para ello, se

puede recurrir al Estado de Resultados, por medio del cual se podrá identificar los ingresos

obtenidos por la operación de la empresa, los costos y gastos en que se incurrió para ello,


añadiendo ingresos y gastos que no son producto de actividades operacionales y las utilidades

obtenidas, en un determinado espacio de tiempo. Este tipo de estado financiero cambia según el

tipo de actividad económica que realiza la empresa, es decir, prestación de servicios, comercial,

o manufacturera.

Las “tiendas de barrio”, como se expresó previamente, son microempresas del sector

comercial y en el siguiente gráfico se explica cómo funciona su Estado de Resultados.

Ilustración 3

Estado de Resultados de una Empresa Comercial

Nota. Elaboración propia, adaptado de Notas Gerencia Financiera 2020 – Lecturas Básicas de

Finanzas, Virgilio Ramon, 2020.


Se mencionó que existen ingresos y gastos operacionales, e ingresos y gastos no

operacionales. Los primeros están relacionados con la actividad directa de la “tienda de barrio”,

como las ventas de los productos y los salarios de trabajadores; mientras que los segundos están

vinculados a ingresos por inversiones, o sucesos no planeados que impliquen gastos, como

demandas laborales, o errores en contabilidad.

La “tienda de barrio” como microempresa comercial se dedica a comprar y vender

mercancías, por tanto, hay que tener en cuenta los costos en que incurrió para adquirir la

mercancía, los gastos para su gestión y venta. Para ello, se debe estar pendiente del juego de

inventarios, para lo que Ramon (2020) explica, que la empresa posee inicialmente un inventario

de mercancías, adquiere más por medio de compras y al finalizar el ciclo, le quedan existencias

que serían el inventario final. La diferencia del resultado son las unidades vendidas y gracias al

sistema de valorización de los inventarios y al precio de venta, finalmente se conseguirá una

utilidad, a la que se denomina como Utilidad Bruta. (p. 22).

A la utilidad bruta se le restan los gastos de operación, es decir aquellos de la

administración y venta de la mercancía, para obtener la utilidad operacional. A esta se le suman y

restan los ingresos y gastos no operacionales, obteniendo la utilidad neta antes de impuestos y

finalmente, se descuentan los impuestos para obtener la utilidad neta, es decir, las ganancias

finales del tendero.

Con este estado financiero, el tendero podrá identificar con discriminación detallada en

qué tipo de actividades está invirtiendo dinero y si las mismas le generan ingresos o mayores

costos. Esta es otra estrategia que puede emplear el tendero para maximizar sus utilidades, la

reducción de los costos, para así tomar las medidas necesarias frente a la administración de su


negocio, no obstante, no será un tema para abordar someramente como los anteriormente

mencionados.

Estas pocas herramientas pueden ser empleadas por el tendero para organizar mejor su

microempresa, además de servir como un abrebocas que potencialice su curiosidad y pueda

ampliar estos conceptos, agregando mayor información que le pueda ser útil para el control

financiero de su “tienda de barrio”. El control financiero es un tema mucho más amplio, que no

solamente abarca los estados financieros, sino que es todo un universo relacionado con el control

y el aseguramiento de los sistemas contables y financieros, pero ello no implica que no pueda ser

aterrizado a las necesidades de la población, porque la razón de ser de la información es servirle

a la comunidad.


Conclusiones

Dependiendo de la ubicación de los tenderos, algunos podrán tener mayores capacidades

financieras que otros. En Barrancabermeja se pudo evidenciar una gran ausencia de preparación,

tanto académica como financiera, afectada por la situación económica de la ciudad, mientras que,

en Medellín y Niquía, Bello, la población poseía una mejor educación, a la vez que reconocían la

importancia de la capacitación financiera.

Las intenciones del gobierno para capacitar y ayudar a los tenderos son evidenciables,

pero, aun así, las mismas no son suficientes para llegar a toda la población de tenderos.

Considerando que un alto porcentaje tendrían la intención de estar mejor capacitados para

administrar su negocio, el gobierno debería sugerir a las entidades realizar planes de seguimiento

y apoyo continuo, cuando los tenderos sean capacitados, además de mejorar la difusión de la

posibilidad de capacitarse, para llegar a oídos de más tenderos.

Se evidenció la existencia de falta de formalidad de las “tiendas de barrio”, situación que

afecta a los tenderos para ser acreedores a distintos beneficios que las leyes ofrecen, sin

embargo, estas estrategias no son llamativas toda vez que, al estar inscritos en Cámara de

Comercio, deberán pagar los impuestos correspondientes, seguros, etc., implicando mayores

gastos, que, dependiendo la situación financiera de cada tendero, serán montos difíciles de pagar.

Distintos autores han llegado a la misma afirmación sobre la prosperidad del negocio de

las “tiendas de barrio”, contradiciendo predicciones por la llegada de mercados de gran

superficie y es que la ciudadanía prefiere la atención, calidez, cercanía con el tendero, además de

reconocer que opta por aumentar esa sensación de apoyo a la comunidad. Los tenderos han

mantenido un concepto tradicional que en Colombia difícilmente podrá ser olvidado.


A diferencia de lo que inicialmente se creía con la elaboración de este trabajo, existe

interés de distintos sectores, tanto públicos como privados, para la capacitación de los tenderos y

hacerlos mejores gerentes de sus microempresas, llegando incluso a proporcionar certificados

por la culminación de su capacitación. Esto prueba, de una u otra manera, que lo que se estipula

en el papel se puede cumplir.


Recomendaciones

Al abarcar una población tan amplia, es más accesible recurrir a fuentes de información

secundaria, como lo son, por ejemplo, referenciar trabajos, investigaciones y encuestas

elaboradas en distintas zonas del país, lo que brindará una idea de la realidad de cada sector

estudiado, haciendo posible la recolección y análisis de dicha información.

Es importante tener en cuenta el nivel de conocimiento que tenga la población objetivo,

en el presente trabajo se pudo observar por medio de las referencias, que había predilección a

poco conocimiento en finanzas. Esto es, para poder partir de una base, sin caer en información

que pueda ser redundante para la población objetivo, o muy complicada de entender.

Estar pendiente de los cambios en el marco legal, las normas y leyes son de constante

evolución, por lo que se pueden afectar conceptos, precios, valores, términos, etc., que, al no ser

considerados oportunamente, pueden generar desinformación.

No menospreciar el impacto social y económico de las “tiendas de barrio” en el país. No

solamente son apoyadas por la comunidad, sino también hay interés en el sector privado, al

considerarlos como aliados estratégicos y a su vez, por el sector público, de dónde surge la

regulación para facilitar los distintos emprendimientos.

Estar abierto a cualquier resultado que pueda presentar la investigación, ya sea tanto para

la corroboración como negación de la hipótesis, toda vez que al final la intención no es

demostrar si se tenía o no razón, sino la de incentivar la capacidad de cuestionamiento del lector,

con la finalidad de seguir creando conocimiento.


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CONTROL FINANCIERO EN LAS MICROEMPRESAS 1

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