Control Arqueológico de las obras de la I Fase de Infraestructuras y Pavimentación del Casco...

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Tfno.: 945 124 921 FAX: 945 121 824 Correo electr.: [email protected] www.ondarebabesa.com

control arqueológico de las obras de la1 fase de infraestructuras y pavimentación

del casco histórico de laguardia (álava)

-memoria de resultados-

Arqueólogo:F. javier ajamil baños

ondare babesa s.l.vitoria-gasteiz, 14 de junio de 2010

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Control Arqueológico de las obras de la I Fase de Infraestructuras y Pavimentación del Casco Histórico de

Laguardia (Álava). Memoria de Resultados by F. Javier Ajamil Baños is licensed under a

.Creative Commons Reconocimiento-

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Control arqueológico de las obras de la

1ª fase de infraestructuras y pavimentación Del casco histórico de Laguardia (álava)

- memoria de resultados -

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1.- INTRODUCCIÓN

La ejecución de las obras de la “1ª Fase de Infraestructuras y Pavimentación del

Casco Histórico de Laguardia (Álava)” obligaba a la realización de un seguimiento

arqueológico de las mismas en previsión de que aparecieran restos de carácter arqueológico

durante las remociones de tierra1. Por este motivo el Ayuntamiento de Laguardia encargó

con carácter de urgencia a Ondare Babesa S.L. la presentación del consiguiente Proyecto de

Control Arqueológico de las obras 2 , de modo que esta empresa realizara el citado

seguimiento3.

Como ya se expuso en el Proyecto, al ceñirse las obras al subsuelo de las calles

actuales, las posibilidades de que éstas afectaran a elementos patrimoniales de carácter

histórico-arqueológico podían parecer remotas y, indefinitiva, así ha terminado siendo. No

obstante, su seguimiento arqueológico ha estado del todo justificado, ya que durante el

transcurso de la apertura de las zanjas se ha afectado a distintos elementos que convenía

fueran valorados por parte de un arqueólogo. De esta forma se evitaba, además, que los

trabajos se paralizaran innecesariamente ante las dudas que le pudieran surgir a la dirección

de obras sobre la importancia de dichos hallazgos.

1 En aplicación del artículo 45.5 de la Ley 7/90 de Patrimonio Cultural Vasco, debido a la inclusión de la Zona Arqueológica de Laguardia en el Inventario General de Patrimonio Cultural Vasco con la Categoría de Conjunto Monumental (B.O.P.V., nº 128, de 7 de julio de 1997) 2 Proyecto entregado en el Registro General de la Diputación Foral de Álava para la tramitación del pertinente permiso el día 5 de noviembre de 2009. 3 Notificación del Ayuntamiento de Laguardia expedida el 2 de noviembre de 2009, con registro de salida nº 776/2009.




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2.- CARACTERÍSTICAS DE LAS OBRAS

Esta primera fase de las obras de infraestructuras y pavimentación ha afectado a las

calles Berberana, Rúa Mayor de Peralta y Mayor de Migueloa, desde la Plaza de San Juan

hacia el Sur, y al tramo de calle al Norte de la Plaza de La Barbacana, recientemente

remodelada. Así mismo, se han aprovechado estos trabajos para la remodelación de la Plaza

de “La Rachuela” (imagen 1).

Imagen 1: Plano del Casco Histórico de la villa de Laguardia con las calles afectadas por las obras destacadas en rojo.




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Las obras han consistido en la excavación de una zanja central a lo largo de las

citadas calles de una profundidad de entre 1,60 y 1,80 m, aunque en algunos puntos ha

llegado a ser de hasta 2,40 m, para la introducción de las tuberías de aguas pluviales y

fecales. El sistema seguido era la apertura de las zanjas por tramos de 12 m. En los laterales

de las calles se han excavado sendas zanjas de no más 80 cm de profundidad para la

colocación de las conducciones de alumbrado y telecomunicaciones. En cuanto a la Plaza de

“La Rachuela”, se ha aprovechado para realizar una completa remodelación, eliminando el

parterre central y habilitando terrazas de acceso a las viviendas.

Independientemente de ello, se ha reforzado el interior de las bodegas subterráneas

que lo han necesitado mediante arcos de hormigón colocados cada tres metros, excavándose

zapatas que, como es de suponer, no han afectado a ningún tipo de depósito, de interés

arqueológico o no, al hacerse sobre el propio sustrato geológico en el que están excavadas

las cuevas (imagen 2).

Imagen 2: Obras de construcción de un arco de refuerzo, concretamente en la bodega de la c/ Rúa Mayor de Peralta, 9.




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3.- DESARROLLO DE LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS

4.1.- Metodología

El control arqueológico de las obras se ha llevado a cabo por parte del arqueólogo

firmante de la presente Memoria de Resultados4, realizando visitas sucesivas a la zona de

obras durante el tiempo que han durado los trabajos de remoción de tierras. En estas visitas

se fue documentando el proceso de apertura mecánica de las diferentes zanjas así como los

trabajos realizados manualmente por los operarios de la empresa adjudicataria, Antis obra

civil (imagen 3). Cuando ha sido necesario, también se ha procedido a la limpieza manual por

parte del arqueólogo de algunos de los hallazgos producidos durante las obras,

paralizándose éstas momentáneamente cuando era necesario5.

4 No ha sido necesaria su sustitución en ninguna de las visitas ni tampoco el apoyo de más arqueólogos durante el tiempo que han durado las obras, pese a que esta posibilidad estaba contemplada en el Proyecto de seguimiento de las obras. 5 Se debe hacer constar la extraordinaria coordinación habida en todo momento con el encargado y el jefe de obra de las empresas Antis obra civil y Urbatec, facilitando las labores arqueológicas y dando aviso de toda novedad en el calendario de las obras.

Imagen 3: Un momento del seguimiento de las obras de apertura de las zanjas.




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4.2.- Desarrollo de los trabajos

El seguimiento arqueológico de las obras se inició en diciembre de 2009, cuando se

iniciaron los trabajos de reforzamiento de las bóvedas de los calados subterráneos,

desarrollándose hasta mayo de 2010, una vez cerrada la última zanja.

La excavación de las zanjas comenzó en el exterior del Casco Histórico, frente a la

Puerta del Mercadal, en el extremo Sur de la villa. Se abrió sobre una zona ya de por sí muy

alterada con anterioridad, con un terreno bajo el hormigón compuesto de diferentes tipos de

depósitos acumulados para cubrir la antigua zanja para sendas canalizaciones de desagüe

que bajaban de la calle Mayor de Migueloa (imagen 4). Esta circunstancia daba ya una idea de

lo que nos íbamos a encontrar más arriba. Se trataba de dos tuberías, la de la derecha de

hormigón, de 45 cm de diámetro, a 1 m de profundidad y la de la izquierda de hierro, de 10

cm de diámetro, a 70 cm de profundidad (imagen 5).

Imagen 4: Imagen general de la zanja abierta fuera del Casco Histórico de Laguardia.




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Una vez dentro del Casco Histórico y asegurado el arco de la Puerta del Mercadal

(imagen 6), las obras comenzaron a subir por la calle Mayor de Migueloa6. La zanja, de 1,50

m de profundidad bajo el arco, pero más profunda según se iba ascendiendo por la calle,

puso al descubierto una estructura de sillares en el cantil Este (imagen 7). Esta estructura

formaría parte posiblemente de la cimentación original del arco de entrada a la villa, pero la

alteración que ha sufrido por la colocación de la tubería de hormigón no ha permitido poder

analizarla con más detalle. Tubería que tras cruzar el arco discurría por el lado izquierdo de

la calle, partiendo una antigua atarjea que lo hacía por el lado derecho pero permitiendo, al

mismo tiempo, documentar ésta varios metros más arriba (imagen 8), ya que aparecía en

varios tramos de esta misma calle.

Se trataba de una antigua canalización compuesta de sendas alineaciones paralelas

de piedras areniscas cubiertas por losas también de piedra arenisca. El fondo de este caño

estaba formado por tejas curvas invertidas y superpuestas en sus extremos de modo que

6 El texto referente al desarrollo de las obras de seguimiento arqueológico se estructura por calles y no por orden cronológico para seguir un orden lógico al simultanearse los trabajos en las diferentes calles.

Imagen 5: Detalle de las tuberías anteriores a las colocadas ahora que bajan por la calle Mayor de Migueloa.




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corriera el agua sobre ellas (imagen 9). 5 m más al Norte de donde se documentó por primera

vez, a la altura del portal nº 104 de la calle Mayor de Migueloa, apareció la tapa de la

alcantarilla de hierro perteneciente a esta atarjea (imagen 10), lo que indicaba que el asfalto

actual estaba recrecido en 35 cm. La zanja excavada en el terreno para la construcción de

este caño estaba colmatada de tierra arcillosa de color grisáceo.

Imagen 6: Trabajos de refuerzo del arco de la Puerta del Mercadal.

Imagen 7: Estructura de sillería, posible zapata de cimentación del arco, localizada al abrir la zanja.




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Imagen 8: Hallazgo de los restos de la atarjea que discurría a lo largo de la calle Mayor de Migueloa.

Imagen 9: Detalle de la estructura del caño a la altura del nº 104 de la calle Mayor de Migueloa.




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Desde este punto, en el que las arcillas naturales afloraban a entre 80 cm y 1 m bajo

la capa de relleno de recrecimiento de la cota de la calle, la secuencia estratigráfica

prácticamente no variaba, salvo por el hecho de que a medida que la excavadora iba

avanzando el estrato arcilloso iban perdiendo potencia a favor de la roca sobre la que se

apoyaba.

Alcanzado en cruce de la calle Mayor de Migueloa con el estrecho cantón que

procede de la Plaza de La Rachuela y la calleja localizada al Norte de la nueva Plaza de La

Barbacana, se procedió a ampliar la excavación tanto en planta como en profundidad para la

colocación de dos pozos de PVC. Así, se pudo observar cómo, además de las viejas tuberías

y la atarjea, la zanja afectó a otra tubería, también de PVC que se colocó durante la reforma

de esta plaza (imagen 11).

Imagen 10: Hallazgo de una alcantarilla perteneciente al antiguo caño que discurría a lo largo de la calle Mayor de Migueloa.




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A la altura del portal nº 90 de la calle Mayor de Migueloa se advertía cómo la zanja

excavada para introducir la vieja tubería de hormigón alcanzaba los 1,30 m de profundidad,

bajando prácticamente la mitad de esa potencia ya en las arcillas naturales (imagen 12). El

relleno vertido para colmatarla posteriormente consistía en tierra de textura arcillosa

grisácea y piedras de formas irregulares. Bajo el citado portal nº 90 se veía claramente la

cota a la que aparecía el sustrato geológico, al ampliarse la zanja para conectar las

canalizaciones de esta vivienda con las nuevas de la calle (imagen 13).

Imagen 11: Imagen de las antiguas tuberías afectadas por la excavación de la zanja actual y del relleno de tierra arcillosa grisácea que colmataba las antiguas zanjas, sobre el estrato natural amarillento.




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Imagen 12: Ejemplo de la alteración del subsuelo a lo largo de este tramo de la calle Mayor de Migueloa.

Imagen 13: Bajo el portal nº 90 se advierte la cota original del estrato natural.




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Llegados a la parte de la calle Mayor de Migueloa frente a las escaleras de acceso a

la Plazuela de la Cárcel se procedió a abrir una estrecha zanja en dirección Norte con una

profundidad de 1 m que, partiendo de la zanja central iba a dar a una arqueta (imagen 14). Las

arcillas naturales afloraban a unos 40 cm de profundidad (imagen 15) y en el proceso se

volvió a partir una tubería de PVC que, con dirección E.-W. iba de una arqueta cercana

hacia la calle Mayor de Migueloa, a unirse con la que bajaba por esta calle (imagen 16).

Imagen 14: Apertura de una estrecha zanja auxiliar frente a la Plaza de la Cárcel.

Imagen 15: Secuencia estratigráfica de esta zanja, con el estrato natural aflorando bajo el relleno de recrecimiento de la calle.




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Es en este punto, frente al portal nº 84 de la calle Mayor de Migueloa, la zanja

principal avanzaba con una profundidad de 1,80 m, la excavadora dejaba a la vista tanto el

estrato natural, que afloraba a 1,60 m, como los potentes rellenos de colmatación de las

antiguas zanjas. El que rellenaba la de la tubería de hormigón, se componía de tierra de

diferentes texturas y coloraciones y piedras de formas irregulares de diferentes tamaños. El

depósito que cubría la antigua atarjea paralela repetía las características ya vistas calle abajo,

es decir, tierra de textura arcillosa de color grisáceo (imagen 17).

Imagen 16: Punto final de la zanja junto a una arqueta donde se partió una tubería de PVC preexistente.

Imagen 17: La zanja principal continuaba abriéndose sobre zanjas anteriores que ya habían alterado el subsuelo.




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Fue éste el único punto del trazado de las zanjas donde se tuvieron que paralizar

momentáneamente las obras ante la aparición de un estrecho túnel excavado en el estrato

natural, a 1,50 m de profundidad (imagen 18). Se trataba de una oquedad de 1m de altura y

una anchura de 42 cm que se ensanchaba hasta alcanzar un máximo de 1,20 m de alto por 80

cm de ancho antes de girar hacia la derecha en continuo descenso, 4,20 m más adelante del

punto de su aparición, frente al límite de los portales nº 86 y 84 de la calle Rúa Mayor de

Peralta (imagen 19). No había ningún tipo de depósito de colmatación en su interior, salvo por

algunos pequeños derrumbes de sus paredes. El giro hacia la izquierda de este túnel estaba

reforzado mediante mampuestos y se notaba después un fuerte buzamiento. Parecía tratarse

del respiradero de una bodega, pero bajo la vivienda a la que conducía, de nueva

construcción, no consta ninguna cueva7.

7 Así se desprende de la consulta del plano de la planta de calados de MARINA, R., Análisis tipológico y funcional del entramado subterráneo de Laguardia (Álava), Vitoria-Gasteiz, 1996 (Inédito). Si bien no podemos asegurarlo del todo ya que dada la estrechez del hueco y las dudas sobre la estabilidad del terreno ante las obras efectuadas no pareció conveniente introducirnos en el túnel.

Imagen 18: Momento de la aparición del túnel en la zanja principal de la calle Rúa Mayor de Peralta.




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Se aprovechó esta hallazgo para limpiar el frente de la zanja, de forma que pudiera

documentarse la antigua excavación para la colocación de la tubería anterior, a 1,60 m de

profundidad y su relleno de colmatación, a base de tierra de diferentes texturas, así como el

caño que, aunque en algunos tramos no se reconoció, seguía apareciendo a lo largo del

subsuelo de la calle, a 40 cm de profundidad respecto al asfalto (imagen 20).

El aspecto de dicha atarjea en este punto era de mayor fragilidad, debido a que

estaba elaborado con ladrillos macizos bajo la losa de cubierta, de arenisca, probablemente

por tratarse de una reparación de su estructura. A la teja invertida del fondo del caño, a 20

cm por debajo de la losa de cubierta, se le añadía otra con el lado cóncavo hacia abajo a

modo de “tubería” (imagen 21).

Imagen 19: Detalle del interior del túnel, con el giro a la derecha que toma a 4m de la boca.




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Imagen 20: Vista del frente de la zanja con la antigua tubería a la izquierda, el túnel en el centro y la vieja atarjea en la parte alta de la izquierda.

Imagen 21: Detalle del caño, con laterales de ladrillo en lugar de piedras.




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A medida que se avanzaba en la excavación de la zanja principal se iban realizando

las acometidas laterales para unir las canalizaciones de las viviendas con las tuberías nuevas.

Para ello se unía a través de una estrecha zanja, de no más de 80 cm de profundidad, la

tubería principal destinada a fecales con las provenientes de las distintas viviendas (imagen

22). Por lo general se hacía sobre zonas ya alteradas precisamente por la colocación de éstas

pero, a su vez, podía apreciarse bajo algunas fachadas el asiento de su estructura sobre el

terreno (imagen 23).

Imagen 22: Apertura de una de las zanjas de conexión de las tuberías de las viviendas con la principal.

Imagen 23: Bajo el portal 84 de la calle Mayor de Migueloa se observa el antiguo hueco de las tuberías de esta vivienda.




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En esta misma zona, se abrió una zanja para conectar perpendicularmente la

principal con otra toma bajo las escaleras de acceso a la Plaza de La Cárcel (imagen 24).

Contaba con 60 cm de profundidad y su anchura no sobrepasaba los 50 cm. Gracias a ello se

constató que estas escaleras se apoyan directamente en roca, aunque el asfalto cubre a un

relleno de tierra oscura con piedras irregulares en el que como único elemento diferenciado

se halló un pequeño fragmento de teja curva (imagen 25). Este mismo relleno se extendía bajo

el edificio de nueva planta que ocupa la parte Norte de esta plaza, y que se ha documentado

en todo el desarrollo longitudinal de la zanja abierta en la calle Rúa Mayor de Peralta

paralela a la fachada de este edificio y el siguiente, el nº 63, hasta llegar al tramo de la calle

bajo la Plaza de San Juan (imagen 26). La profundidad a la que aparecía aquí el estarto natural

era de 1,20 m (imagen 27).

Imagen 24: Zanja abierta hasta las escaleras de acceso de la Plaza de la Cárcel.




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Imagen 25: Detalle del depósito de relleno grisáceo sobre el que se apoya el asfalto en esta zona.

Imagen 26: Continuación de la zanja principal en la calle Rúa Mayor de Peralta, entre la plaza de la Cárcel y la de San Juan.




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Terminados los trabajos de acometida de canalizaciones de pluviales y fecales en la

calle Mayor de Migueloa se procedió a la apertura de las zanjas laterales para

telecomunicaciones y alumbrado en esta misma calle. El cableado de las primeras va

soterrado por el lado de los portales pares (imagen 28), yendo en su mayor parte por un

terreno ya alterado por la zanja principal y por las salidas abiertas desde las distintas

viviendas, en una zanja de 60 cm de anchura y 80 cm de profundidad (imagen 29). Los cables

del alumbrado aéreo lo hacen por el lado de los portales impares (imagen 30), igualmente a lo

largo de una zanja de la misma anchura pero algo más profunda, entre 80 cm y 1 m, casi en

su totalidad sobre el terreno ya abierto con anterioridad (imagen 31).

Una vez tapadas estas zanjas se procedió a extenderla a lo largo de casi toda la calle

Mayor de Migueloa la capa de hormigón previa a la colocación del nuevo pavimento (imagen

32), para lo que se ha esperado a tener cerradas las zanjas también en el resto de calles

afectadas para llevara cabo esta labor de una sola vez.

Imagen 27: Vista del perfil Este de la zanja abierta en la calle Mayor de Migueloa, con el relleno de piedras y tierra sobre el estrato natural.




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Imagen 29: Detalle de la secuencia estratigráfica de esta zanja en ese mismo tramo, con mezcla de la zahorra recientemente depositada y tierra arcillosa grisácea propia del terreno.

Imagen 28: Desarrollo de la zanja destinada al cableado de telecomunicaciones en un tramo de la calle Mayor de Migueloa.




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Imagen 31: Detalle del asiento de la fachada del portal nº 104 de la calle Mayor de Migueloa.

Imagen 30: Vista general de un tramo de la zanja abierta para el alumbrado, por el lado contrario de la calle.




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Si en la calle Mayor de Migueloa el subsuelo se hallaba muy alterado con

anterioridad a la apertura de las nuevas zanjas, en lo que a la Travesía de Berberana se

refiere esta alteración era si cabe aún mayor, dada su estrechez. En esta calle se profundiza

una media de 1,10 m, aflorando las arcillas naturales a 60 cm, bajo un relleno de tierra de

textura arcillosa de color grisáceo con piedras de diverso tamaño y formas irregulares

(imagen 33). A 40 cm desde la cota del asfalto apareció una tubería de PVC introducida hacia

el año 20058, discurriendo paralela a otra, ésta de cerámica, por el centro de la calle a una

profundidad algo mayor (imagen 34).

En el cruce de esta calle con la calle Rúa Mayor de Peralta el estrato natural

afloraba bajo el propio asfalto, entre éste y una capa de preparación a base de balastro

(imagen 35). Parte del antiguo empedrado de esta calle, en concreto una losa lateral, de lo cual

se hablará más adelante, aparecía también en uno de los lados de la zanja (imagen 36).

8 Según testimonio de operario de la máquina excavadora que abrió este tramo y que participó igualmente en los trabajos que se han comentado.

Imagen 32: Estado en el que quedó provisionalmete la calle Mayor de Migueloa una vez colmatadas las zanjas y extendida la capa de hormigón previa a la colocación del nuevo pavimento.




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Ya al final de la calle Páganos, a la altura del portal nº 100 se abre un hueco para

colocar una alcantarilla y preparar el terreno para cuando se inicien las obras de la siguiente

fase en esta calle (imagen 37). A los 20 cm de profundidad aflora el estrato natural, donde

apoya también la fachada del edificio, sin que apareciera nada digo de mención dese el

punto de vista arqueológico (imagen 38).

Imagen 33: Zanja abierta en la Travesía de Berberana.

Imagen 34: Enlaces provisionales de la nuevas tuberías con las antiguas, para cuya colocación se excavó casi en su totalidadel subsuelo de esta calle




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Imagen 35: Apertura de un nuevo tajo en el lado contrario de la Travesía de Berberana

Imagen 36: El estrato natural afloraba a escasos 20 cm en este tramo de la calle.




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Imagen 37: Frente al portal nº 100 de la calle Páganos se colocó un pozo para el posterior enlace en fases siguientes.

Imagen 38: Como en la Travesía de Berberana, el estrato natural, en el que apoya la fachada de la vivienda, apareció a escasa profundidad.




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La Plaza de La Rachuela era, quizás, la zona más sensible de toda esta primera fase

de obras de infraestructuras ya que, además de la excavación de zanjas se iba a someter a

una remodelación total. Por tanto, las obras iban a afectar a su subsuelo de forma más

intensa que en el resto de calles afectadas, siendo de gran interés saber cómo se salva el gran

desnivel existente entre la Calle Rúa Mayor de Peralta hasta la calle Mayor de Migueloa.

Los primeros trabajos consistieron en la apertura de la zanja principal para las

tuberías de fecales y pluviales (imagen 39) apreciándose con cierta sorpresa, incluso por parte

de los propios operarios de la obra, que la roca afloraba a prácticamente 1m de profundidad

debiendo bajarse en este punto hasta 1,50 m por lo que se tuvo que utilizar el martillo de la

excavadora. No obstante, la roca aparecía bajo un importante relleno de tierra de textura

arcillosa con piedras irregulares de diverso tamaño y algunos fragmentos de teja curva y

ladrillo macizo (imagen 40). Si esto ocurría en el extremo Sur de la plaza, esta secuencia

estratigráfica variaba considerablemente más delante al aparecer el sustrato arcilloso

amarillento a 30 cm de profundidad bajo el asfalto llegándose a la roca madre a los 2 m de

profundidad. Todo ello alterado por la existencia de la zanja sendos colectores anteriores,

uno de hierro de 10 cm de diámetro y el otro de cerámica de 30 cm de diámetro (Imagen 41).

Imagen 39: Un momento de los trabajos de preparación para la apertura de la zanja principal en la Plaza de la Rachuela.




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Imagen 40: Afloramiento de la roca bajo un relleno grisáceo de tierra y piedras en el extremo Sur de la plaza.

Imagen 41: Según avanzaba la excavación de la zanja aparecieron las viejas tuberías que recorrían el subsuelo de La Rachuela.




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Sin embargo, fue a la altura del portal nº 29 de esta plaza y de la pared trasera de la

vivienda nº 100 de la calle Mayor de Migueloa, donde el subsuelo estaba más alterado. En el

perfil Este de la zanja recién abierta se observaba con claridad un socavón de 2 m de

profundidad y de un mínimo de 3,70 m de desarrollo longitudinal que estaba totalmente

colmatado por tierra y piedras. Depósito de muy baja compactación que contenía algunos

fragmentos de teja curva y de ladrillos macizos (imagen 42).

Depósito que no era visible en el cantil contrario, donde aparecía el relleno de la

zanja para las antiguas tuberías, compuesto de tierra y gravas (imagen 43), hasta alcanzar una

cota similar a la que suponía la cota más baja de ese corte en el estrato natural. Estas

tuberías fueron apareciendo a lo largo de toda la plaza en dirección a la calle Rúa Mayor de

Peralta (imagen 44).

Imagen 42: Vista del relleno de colmatación del socavón aparecido en la Plaza de La Rachuela.




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Imagen 43: Desarrollo de la zanja abierta en la Plaza de La Rachuela hasta el comienzo de la calle Rúa Mayor de Peralta.

Imagen 44: Detalle de las tuberías introducidas con anterioridad en la plaza y que discurren también a lo largo de la calle.




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Es, sin embargo, al realizar las remociones del subsuelo para las acometidas de las

canalizaciones de las viviendas y los nuevos aterrazamientos que se iban a construir en la

Plaza de la Rachuela cuando volvió a aparecer este potente relleno de tierra grisácea con

gran cantidad de piedras, sobre el que incluso se apoyaba el edificio nº 34 de la plaza (imagen

45). A la altura del límite entre los portales nº 32 y 30 el terreno se volvía nuevamente

arcilloso al aflorar el estrato natural a unos 40 cm bajo un nivel similar al que venimos

comentando (imagen 46), aunque ya con unas características semejantes a otros puntos de la

zona de obras, donde este tipo de rellenos son los propios de la nivelación del asfalto que se

va a sustituir.

Con la colmatación de las zanjas, la extensión de la zahorra hasta nivel de obra, y

la colocación de los forjados para los encofrados de los distintos niveles del piso se dieron

por concluidos los trabajos de seguimiento de las obras en la Plaza de la Rachuela (imagen 47).

Imagen 45: Aparición del mismo relleno que se observaba en la zanja bajo el edificio nº 34 de la Plaza de La Rachuela.




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Imagen 46: En la parte Norte de la plaza, el estrato natural volvía a aflorar a escasa profundidad.

Imagen 46: Aspecto de la Plaza de la Rachuela antes de iniciarse los trabajos de urbanización de este espacio.




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Una vez en la calle Rúa Mayor de Peralta la profundidad que alcanza la nueva

zanja es de 2 m, aunque ésta discurre prácticamente por un recorrido similar al que lo hacía

la anterior (imágenes 48 y 49). Unido ello a que el estrato natural aflora a escasos centímetros

bajo el asfalto, las obras actuales apenas inciden sobre terreno no alterado con anterioridad.

Imagen 48: Avance de la zanja a la altura del portal nº 27 de la calle Rúa Mayor de Peralta.

Imagen 49: Frente de la zanja con las dos tuberías que discurren a lo largo de la calle.




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El transcurso de los trabajos siguió sin incidencias, abriéndose la zanja en las

arcillas amarillentas muy finas y uniformes hasta una profundidad de 1,60 m, bajo una capa

de tierra y piedras de nivelación del asfalto de la calle (imagen 50). Sin embargo, a la altura de

los portales nº 15 y 16 de la calle Rúa mayor de Peralta apareció un paquete de tierra de

textura arcillosa y color marrón oscuro, sin piedras ni ningún tipo de material arqueológico,

en el lado Este del frente de la zanja, perdiéndose por el cantil de ese lado (imagen 51). Con

un desarrollo longitudinal que no llegaba a los 2 m, contaba con una profundidad de 45 cm

y 40 cm de lado, hasta ser cortado por la zanja de colocación de la antigua tubería y en el

perfil Oeste de la zanja actual ya no se veía. Contrastaba con el color claro producto de la

colmatación de la vieja zanja con la propia tierra extraída en su excavación (imágenes 52 y 53).

No hemos conseguido llegar a averiguar con certeza el origen de este depósito, pero es

posible que tenga relación con la red de canalizaciones que discurren a lo largo de la calle o

que la atraviesan, como sendas tuberías de PVC que aparecen en este mismo punto en el

perfil Oeste de la zanja (imagen 54).

Imagen 50: A lo largo de la calle rúa Mayor de Peralta, el estrato natural aparece a escasos centímetros del asfalto.




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Imagen 51: Momento de la aparición del depósito de tierra arcillosa frente a los portales 15 y 16 de la calle Rúa Mayor de Peralta.

Imagen 52: Detalle de la secuencia estratigráfica del frente de la zanja en este punto.

Imagen 53: Este depósito se perdía por el cantil Este de la zanja y su desarrollo longitudinal no llegaba a los 2 m.




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Hasta el final de la calle Rúa Mayor de Peralta, no vuelve a haber novedades,

observándose cómo el estrato natural aparece ya prácticamente bajo el asfalto (imagen 55),

pero llegados ya a la altura del nº 3 de esta misma calle nos encontramos ante el único punto

en el que se han llegado a identificar los restos del antiguo empedrado de las calles de la

villa (imagen 56).

Imagen 54: En el perfil Oeste de la zanja este depósito de tierra oscura no aparecía, sí haciéndolo sendas tuberías salían del edificio nº 16 de la calle Rúa Mayor de Peralta.

Imagen 55: Otro tramo de la calle Rúa Mayor de Peralta en el que no se produjeron incidencias.




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Se trataba de una pequeña superficie del antiguo empedrado de cantos rodados casi

bajo el mismo asfalto, sin apenas separación entre ambos. Junto a éste, coincidiendo con la

límite Este de la zanja, se apreciaban las losas de hasta 12 cm de grosor y de hasta 40 cm de

longitud que componían las aceras laterales. En la parte central del frente de la zanja se

advertía además el borde de una de las piezas de arenisca labrada que se disponían en el

centro de la calle a una cota más baja para recoger el agua de lluvia y que corriera calle

abajo. Eran piezas de sección trapezoidal de 30 cm de anchura la cara superior, 24 cm la

inferior por una altura de 18 cm. Este empedrado asentaba sobre una capa de tierra de

textura arcillosa y de color oscuro de entre 35 y 40 cm de potencia, la cual cubría al estrato

natural.

Imagen 56: Lugar de la calle Rúa Mayor de Peralta, frente al portal nº 3, donde se indentificaron los restos del antiguo empedrado de las calles de Laguardia.




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Imagen 57: Detalle de los restos del empedrado de cantos rodados.

Imagen 58: En la parte superior del cantil Este de la zanja se aprecian varias de las losas laterales del antiguo pavimento.




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Finalizados los trabajos de excavación y posterior cierre de la zanja principal en la

calle Rúa Mayor de Peralta se comenzaron a abrir las zanjas laterales destinadas al

soterramiento del alumbrado público y del cableado de telecomunicaciones, por el lado de

los portales impares y pares respectivamente (imagen 60), tal y como se hizo en la calle

Mayor de Migueloa. Como en aquella, la profundidad a la que se excavaba era de entre 80

cm y 1m, con una anchura que dependía de los trabajos previos realizados, ya que en parte

se abría sobre lo ya excavado para las tuberías de pluviales y fecales, y también sobre las

zonas removidas por la conexión entre éstas y las canalizaciones pertenecientes de los

distintos edificios. Aún así, se pudo constatar cómo las fachadas de las viviendas asentaban

directamente sobre el estrato natural en esta calle, que afloraba a escasa profundidad, ya sea

de tipo arcilloso o con gran presencia de cascajo (imágenes 61 y 62).

Imagen 59: En el centro de la imagen, una de las piezas de arenisca de la parte central del antiguo empedrado.




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Imagen 60: Un momento de la apertura de la zanja para los tubos de telecomunicaciones, en concreto frente al portal nº 15 de la calle Rúa Mayor de Peralta.

Imagen 61: Detalle de esta misma zanja en otro punto de la misma calle, donde se observa el asiento de la fachada sobre el estrato natural.




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Imagen 62: Zanja abierta para el soterramiento del cableado del alumbrado público, a la altura del nº 24 de la calle Rúa Mayor de Peralta.




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5.- RESULTADOS DEL SEGUIMIENTO DE LAS OBRAS

El seguimiento arqueológico de las obras de “1ª fase de infraestructuras y

pavimentación del Casco Histórico de Laguardia (Álava)” ha cumplido con los objetivos

requeridos. Por un lado, se ha conseguido documentar dentro de lo posible distintos

elementos que convenía fueran valorados por parte de un arqueólogo, aunque estos fueran

de escasa entidad arqueológicamente hablando. Por otro, se ha evitado, gracias a la

presencia continuada del arqueólogo, que los trabajos se paralizaran innecesariamente ante

las dudas que le pudieran surgir a la dirección de obra sobre la importancia de dichos

hallazgos.

Como ya se había apuntado en el Proyecto Arqueológico previo a las obras, las

posibilidades de que éstas afectaran a restos patrimoniales de carácter histórico-

arqueológicos eran remotas, pese a que el entramado urbano actual es en algunos puntos

diferente al creado tras la fundación de la villa en 1164. En este sentido, las probabilidades

de hallar elementos anteriores a esta fecha eran mayores si cabe, ya que la distribución de

los solares altomedievales y de los recintos habitacionales y/o productivos del poblamiento

de épocas anteriores nada tenían que ver con la de manzanas de casas, albañales y cantones

que configuran el espacio intramuros tras la concesión del Fuero.

Los escasos hallazgos que se han producido no son de épocas anteriores a la Edad

Contemporánea, debido en gran medida a la importante alteración que ha sufrido el

subsuelo de las diferentes calles afectadas por las obras actuales con la introducción de las

diferentes canalizaciones que ahora se han puesto al descubierto.

La más antigua de ellas es una atarjea que discurre a lo largo de la calle Mayor de

Migueloa por medio de la mitad de la calle correspondiente a los portales de números

impares. Se trata de un caño construido mediante dos alineaciones de piedras areniscas

paralelas cubiertas con losas labradas también de arenisca y en cuyo interior se disponen

una serie de tejas curvas invertidas superpuestas unas a otras para que discurra el agua.

Aparecen a una profundidad de entre 35 y 40 cm y sus dimensiones no son fijas (láminas 1 y

2).




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Lámina 1: Los restos del caño aparecidos frente al portal nº 104 de la calle Mayor de Migueloa, a 35 cm de profundidad con una dimensiones de 34 cm de profundidad y aproximadamente el medio metro de anchura en este punto.




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Lámina 2: Restos del mismo caño, pero esta vez frente al portal nº 84 de la calle Mayor de Migueloa, de similares características, pero construido con paredes laterales de ladrillo macizo, seguramente a causa de reparaciones posteriores.




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También en esta misma zona de la calle Mayor de Migueloa se halló parte de una

cavidad, a 1,50 m de profundidad, excavada en el estrato natural con una medidas de 1m de

altura y una anchura de 42 cm que se ensanchaba hasta alcanzar un máximo de 1,20 m de

alto por 80 cm de ancho antes de girar hacia la derecha en continuo descenso, 4,20 m más

adelante del punto de su aparición, frente al límite de los portales nº 86 y 84 de la calle Rúa

Mayor de Peralta. Este túnel parece que pudiera tratarse del respiradero de una cueva

subterránea, aunque bajo el edificio al que se dirigía no consta ninguna bodega (lámina 3). Sin

embargo, la existencia de varias de ellas cercanas pueden estar indicándonos que alguno de

los calados fuera más extenso originalmente, siendo tapiado alguno de sus pasillos o salas al

dividirse la propiedad a la que pertenecía. Esta práctica se ha constatado en varias bodegas

de la localidad.

Y ya en la calle Rúa Mayor de Peralta, a la altura del portal nº 3 se dio con los

restos del antiguo empedrado que se extendía por las calles de la villa antes del que se acaba

de eliminar. Sabemos por fotografías que se han conservado de finales del siglo XIX y

principios del siglo XX9 que éste pavimento se componía de dos encintados laterales de

losas de piedra arenisca a modo de aceras entre los que se extendía un pasillo de cantos

rodados dividido en dos por un nervio central de sillares de sección trapezoidal (lámina 4).

Ésta parte central del empedrado estaba más baja que el resto para que corriera el agua calle

abajo.

En ningún otro punto de las calles afectadas por la excavación de las zanjas de esta

primera fase de infraestructuras se ha localizado este empedrado, lo cual no es de extrañar

teniendo en cuenta la gran alteración que ha sufrido el subsuelo al introducirse las diferentes

canalizaciones que se han sacado a la luz durante las obras.

9 ENCISO, E., Laguardia decimonónica, Vitoria, 1987. Pág.172.




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Lámina 3: En la imagen superior (en rosa) el recorrido del túnel descubierto, a partir del frente de la zanja abierta (en rojo).




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Lámina 4: Correspondencia de los restos hallados frente al portal nº 3 de la calle Rúa Mayor de Peralta con los del antiguo empedrado de la villa: Aunque la imagen pertenece a un tramo de la calle Mayor de Migueloa, el pavimento es similar.




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6.- PROPUESTA DE ACTUACIONES FUTURAS

Durante el desarrollo del seguimiento de las obras se ha puesto de manifiesto que

las expectativas arqueológicas se han correspondido con lo inicialmente previsto. Las

posibilidades de que éstas afectaran a elementos patrimoniales de carácter histórico-

arqueológico eran remotas al ceñirse las obras al subsuelo de las calles actuales. Y aunque,

en definitiva, así ha terminado siendo, la presencia de un arqueólogo durante el transcurso

de la apertura de las zanjas ha estado del todo justificada, ya que se ha afectado en mayor o

menor medida a distintos elementos que convenía fueran valorados por parte de un

arqueólogo. Así, se ha evitado que las obras se paralizasen en algún punto debido a las

dudas que pudieran surgir en torno a la importancia de algunos de los hallazgos.

En este sentido cabe decir que, tratándose ésta de la 1ª fase de las obras de

infraestructuras y pavimentación del Casco Histórico de Laguardia, queda pendiente el resto

de las calles de su entramado urbano. Por tanto, existen razones para que en un futuro estas

obras se desarrollen bajo control arqueológico, siguiendo la misma metodología utilizada en

la 1ª fase. Aunque el subsuelo de las calle se encuentre muy alterado, se valorarían los

elementos que salieran a la luz de forma inmediata sin necesidad de paralizar las obras por

un periodo de tiempo innecesario.

Por otro lado se debe tener en cuenta que en siguientes fases se van a incluir zonas

de alto riesgo de afección a restos arqueológicos, como son los alrededores de las iglesias de

San Juan y Santa María, por la posibilidad de afectar a las respectivas necrópolis, y de la

zona del desaparecido castillo, en el extremo Norte de la villa. Además existe un riesgo

mayor que en esta primera fase de dar con partes de calados no previstos, ya que la

concentración de bodegas es muy superior en la parte Norte de Laguardia.

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