Contratransferencia y Respuesta Del Paciente. Margaret Little

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    Contratransferencia y respuesta del pacienteMargaret Little

    IComenzar contando parte de un caso clnico:Un paciente, cuya madre acaba de morir, debe dar una conferencia en la radio sobre un temaque sabe que es del inters de su analista. Le ha dado el texto de la conferencia para que lo leay el psicoanalista tiene la posibilidad de escuchar la emisin. Debido a la reciente muerte de sumadre, la verdad es que el paciente se siente poco dispuesto en ese momento para pronunciaresa conferencia; sin embargo, no puede anular su colaboracin. El da siguiente a la emisin,llega a la sesin en un estado de angustia y confusin extremos. El analista (que es un analistacon experiencia) interpreta este sufrimiento como el temor del paciente de que l, el analista,tenga envidia de su indudable xito y de las consecuencias del mismo y quiera arrebatrselo. Lainterpretacin es aceptada, el sufrimiento cede rpidamente y el anlisis contina.Dos aos ms tarde (el anlisis ya haba terminado), el paciente acude a una velada en la queno se divierte nada y se da cuenta de que ese da se sita justamente una semana despus delda del aniversario de la muerte de su madre. Recuerda en ese momento la angustia que haba

    sentido en el momento de la emisin radiofnica dndose al final cuenta de algo que era simple yevidente: su tristeza se deba a que su madre ya no estaba ah para alegrarse de su xito (nipoda siquiera enterarse) y la culpabilidad, por que haba muerto, haba estropeado el placer quehubiera podido tener por su xito.En lugar de procurarse los medios para poder hacer el duelo por su madre (anulando laemisin),se sinti conducido a negar esta muerte de manera casi "manaca". Vemos, que la interpretacin de entonces, que sustancialmente habra podido ser correcta, lohaba sido sobre todo en principio para el analista que estaba en efecto envidioso de l y supropia culpabilidad inconsciente haba suscitado una interpretacin inexacta. El paciente la habaaceptado porque haba reconocido inconscientemente que era correcta para su analista y debidoa su identificacin con l. Tambin actualmente poda aceptarla como verdadera para l mismo,pero de forma totalmente distinta y en un nivel diferente: el de su propia envidia hacia el xito de

    su padre en la relacin con su madre, y la culpabilidad sentida al obtener l mismo un xito cercade su madre: su padre, en efecto, podra haberse sentido celoso y desear privarle de el xito. Elcomportamiento del analista al hacer aquella interpretacin debe ser imputado a lacontratransferencia.IIEs sorprendente que la contratransferencia haya suscitado tan pocos escritos, aparte de algunoslibros y artculos que tratan principalmente de la tcnica y destinados a los candidatos enformacin y cuyos autores destacan todos ellos los mismos dos puntos: la importancia y elpeligro potencial de la contratransferencia y la necesidad de un anlisis en profundidad para losanalistas.Los escritos sobre la transferencia, al contrario, abundan, y lo que se encuentra en ellos podra,a menudo, aplicarse tambin a la contra transferencia. Me pregunto por qu. Y porqu analistastan distintos unos de otros utilizan este mismo trmino de contratransferencia, cuando elsignificado que le dan difiere tanto.Este trmino es utilizado esencialmente para significar todo o parte de lo siguiente:

    a. La actitud inconsciente del analista hacia su paciente.

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    b. Los elementos reprimidos no analizados del propio analista que coloca sobre elpaciente de forma idntica a la forma en que el paciente "transfiere" sobre su analista losafectos sentidos hacia sus padres o los objetos de su infancia: el analista considera a supaciente (momentneamente y de manera variable) como consideraba a sus propiospadres.c. Cualquier actitud o mecanismo especfico mediante el cual el analista llega a conocerla transferencia de su paciente.d. La totalidad de las actitudes y comportamientos del analista hacia su paciente,conllevando esto todas las actitudes conscientes e inconscientes.

    La cuestin es:Por qu la contratransferencia est tan mal definida? Es indefinible? Esimposible aislarla verdaderamente en la medida de que una idea general de lacontratransferencia es incmoda y poco manejable? He encontrado a este respecto cuatro razones:

    1) Yo dira que la contratransferencia inconsciente es algo que no se observa como tal,sino nicamente en sus efectos.Esta dificultad es comparable a la que encuentran los fsicos cuando intentan definir uobservar una fuerza como la de la gravedad o la onda luminosa que no puede serobservada ni analizada directamente.2) Pienso que una parte de la dificultad (considerando a la transferencia metapsicolgicamente) viene del hecho de que la actitud total del analista compromete todosu psiquismo: compromete a su ello y a fragmentos de su supery y de su yo ( a estoslos ecos del paciente tambin les conciernen), y ninguna frontera claramente delimitadalos separa.3)Todo anlisis -autoanlisis incluido- supone un analizando y un analista; y en ciertomodo, son inseparables. Del mismo modo, transferencia y contratransferencia soninseparables - de donde se deduce el hecho de que lo que se escribe de una puede muy

    bien aplicarse a la otra.4) La ms importante de estas reflexiones; pienso que el analista tiene una actitud haciala contratransferencia, es decir, hacia sus propios sentimientos y sus propias ideas, bienparanoide o fbica, y especialmente cuando sus sentimientos tengan el peligro de sersubjetivos.

    En uno de sus escritos tcnicos, Freud indica que los progresos del psicoanlisis se han vistoentorpecidos durante ms de diez aos por el temor de interpretar la transferencia. La actitud delos terapeutas de otras escuelas, por otra parte, ha consistido hasta hoy en considerarla comomuy peligrosa y en evitarla. La postura de la mayora de los psicoanalistas en relacin a lacontratransferencia es precisamente la misma, es decir, la consideran como un fenmenoconocido y reconocido pero piensan que no es necesario interpretarla e incluso que puede serpeligroso. Sea lo que sea, es difcil tener conocimiento (si es que se puede) de lo que esinconsciente; y tratar de observar e interpretar algo inconsciente en s mismo puede compararsecon el intento de observar tu propia nuca - es mucho ms cmodo ver la de otro-. El hechomismo de la transferencia del paciente lleva al analista ms fcilmente a la evitacin porproyeccin y racionalizacin, siendo estos dos mecanismos caractersticos de la paranoia. Elmito del analista impersonal, casi inhumano, no manifestando ningn sentimiento, es compatiblecon esa actitud. Me pregunto, en tanto que el progreso del psicoanlisis est en juego, si elfracaso para utilizar correctamente la contratransferencia no ha podido tener precisamente elmismo efecto que aquel que resulta de la ignorancia o negligencia de la transferencia. Si

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    hacemos un uso apropiado de la contratransferencia, no tendremos un utensilio muy valioso,mas bien indispensable?Mientras redactaba este artculo, me ha sido difcil discernir que sentido de la contratransferenciautilizaba y he comprobado que me deslizaba de uno a otro, cuando en principio quera limitarlo asentimientos reprimidos, infantiles, subjetivos, irracionales, agradables o penosos, quepertenecen a mi segunda definicin (la cual lleva generalmente a considerar lacontratransferencia como fuente de dificultades y peligros).Pero los elementos inconscientes pueden ser a la vez normales y patolgicos. Todo lo reprimidono es siempre patolgico de la misma forma que todo elemento consciente no es siempre"normal". La relacin global paciente-analista incluye a la vez lo "normal" y lo patolgico, loconsciente y lo inconsciente, la transferencia y la contra transferencia, en proporciones variables;abarcara siempre algo de especfico a la vez para el individuo paciente y para el individuoanalista. Es decir, cada contra transferencia, la que sea, difiere de otra, como es diferente cadatransferencia, cambia de da en da con variaciones que se operan a la vez en el analista, en elpaciente y en el mundo exterior.La contratransferencia reprimida es un fruto de la parte inconsciente del yo del analista, la que lees mas prxima, la que le pertenece mas ntimamente y la menos en contacto con la realidad.

    A ello se suma el que la compulsin a la repeticin va a insistir en este sentido. Pero adems dela represin otras actividades juegan un papel importante en la contratransferencia, siendo lams importante la actividad de sntesis y de integracin. En mi opinin, la contra transferencia esuna de las formas ms importantes de compromiso que el yo muestra ms habilidad en fabricar.Es bajo este aspecto, del mismo orden que un sntoma neurtico, una perversin o unasublimacin.

    En ella, la satisfaccin libidinal est parcialmente prohibida y parcialmente aceptada; unelemento de agresin es movilizado a la vez por la satisfaccin y la prohibicin, y la distribucinde la agresin determina la proporcin relativa de cada una de ellas. En la medida que latransferencia, como la contratransferencia, se vuelca en otra persona, los mecanismos deproyeccin e introyeccin son de particular importancia.Si paranoia y contratransferencia estn anudadas, entramos en un extenso tema de debate, yhablar de la respuesta del paciente ante la contra trasferencia, no ser mas que un sinsentidomientras que no hayamos encontrado una va de aproximacin ms sencilla. La mayor parte denuestras dificultades, desgraciadamente, me parecen provenir de una simplificacin excesiva yde una tendencia casi compulsiva a separar lo consciente de lo inconsciente y lo inconscientereprimido de lo que es inconsciente pero no reprimido, a menudo por ignorancia del aspectodinmico del que se trata. Una vez ms querra decir aqu que si hable esencialmente deelementos reprimidos de la contratransferencia no me limito estrictamente a ellos, les dejo flotarentre otros elementos de la relacin global. Y aun a riesgo de parecer contradictorio , yo diraque esta "aproximacin ingenua" es sobre todo un pretexto para debatir algunos puntos para acontinuacin intentar relacionarlos de nuevo con el tema principal. Hablar de aspectos dinmicos nos lleva a la cuestin:

    Cual es la fuerza conductora de un anlisis? Qu es lo que empuja al pacienteirresistiblemente a mejorar? La respuesta es ciertamente que son las necesidades combinadasdel paciente y del analista. Necesidades que en el caso del analista han sido modificadas eintegradas como resultado de su propio anlisis de forma que son ms dirigidas (controladas?)y ms eficaces. La combinacin acertada de estas necesidades me parece que depende de untipo peculiar de identificacin del analista con su paciente. III

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    Conscientemente -y en gran parte tambin inconscientemente - deseamos que nuestrospacientes vayan a mejorando y podemos identificarnos fcilmente con su deseo de mejorar, deestar mejor con su yo ; pero inconscientemente tendemos tambin a identificarnos con elsupery y el ello del paciente hacindolo tambin cuando se prohibe ir mejor, y desee quedarseenfermo y dependiente, al hacer esto, podemos enlentecer el proceso de curacin.Inconscientemente, podramos tambin explotar la enfermedad del paciente para nuestrospropios fines libidinales y agresivos: explotacin a la que el paciente nos responder deprisa...Un paciente que ha sido analizado durante un tiempo considerable, generalmente se convierteen objeto de amor de su psicoanalista. Es a l a quien se dirigen los deseos reparadores delanalista, pero estas tendencias reparadoras, incluso las conscientes, pueden, sin embargo, bajoel aspecto de una represin parcial, dejarse dominar por la compulsin a la repeticin, de formaque se haga necesario hacer que el paciente vaya de mejor en mejor, lo que, de hecho, puedesignificar volverle mas y mas enfermo con el fin de poderle curar continuamente. Sin embargocorrectamente utilizado, este proceso repetitivo puede ser un factor de progreso, y "el ponersemalo" toma la forma necesaria y efectiva de liberar las angustias; que pueden ser entoncesinterpretadas y trabajadas; pero esto implica por parte del analista un grado de consentimientoinconsciente de que su paciente vaya bien y por lo tanto que se vuelva independiente y le deje.En general, podemos admitir que todo esto es aceptable para cualquier analista, pero los fallosen el momento de la interpretacin como se describa en la H clnica, los fallos en la

    comprensin o cualquier otra traba en el proceso de perlaboracin jugarn sobre el miedo quetenga el paciente a ir mejor, porque todo lo que sea "ir mejor" comporta el riesgo de perder a suanalista. Y tales fallos no pueden ser corregidos en tanto que el paciente no d la oportunidadpara ello. La compulsin de repeticin del paciente es aliada de la del analista, adems, si steest dispuesto a no repetir su error inicial, intensificar las resistencias de su paciente.Este rechazo inconsciente del analista a dejar que su paciente se vaya, puede tomar a vecesformas muy sutiles, en las cuales el anlisis mismo es utilizado como una racionalizacin. Pedir aun paciente que no acte en las situaciones exteriores al anlisis puede poner trabas a laformacin de relaciones extra analticas que forman parte de la curacin y muestran la evidenciadel progreso y desarrollo de su yo. La transferencia sobre personas externas, no estorbanecesariamente el trabajo analtico, si el analista quiere utilizarla. Pero el analista puede actuarcontrariamente, como los padres que "por el bien de su hijo", ponen trabas a su desarrollo y no lo

    autorizan a querer a "otros". Est claro que el paciente tiene necesidad de estas transferencias,exactamente igual que un nio tiene necesidad de identificarse con otras personas adems desus padres y de su propia familia.Este tipo de cosas son tan insidiosas que solo las percibimos mas que muy lentamente y conresistencias, hacindonos aliados del supery del paciente a travs de nuestro propio supery.Con esto, no hacemos mas que demostrar nuestra propia incapacidad para tolerar que algunaotra cosa opere sobre el paciente, o sobre el proceso teraputico en s mismo, as nos podremosdecir que somos la nica causa de su mejora.Es posible que un paciente, cuyo anlisis es "interminable", sea vctima del narcisismo (primario)de su analista as como del suyo propio y que una aparente reaccin teraputica negativa puedemuy bien proceder de una contra resistencia del tipo de la que he comentado en la H clnica. Todos sabemos que, de todas las posibles, raras son las interpretaciones importantes ydinmicas en el curso de un anlisis; pero como en la H clnica, la interpretacin que para elpaciente es la justa, puede ser precisamente aquella que por razones de contratransferencia ycontra resistencia, es la menos vlida para el analista en ese momento; y si la interpretacin esaquella que es justa para el analista, el paciente puede aceptarla por temor, sumisin, etc.,exactamente de la misma manera que hubiera hecho si fuera la correcta con efecto positivoinmediato. Solamente ms tarde se apercibir de que el efecto requerido no es el obtenido,que laresistencia del paciente ha sido reforzada y el anlisis prolongado.IV

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    Se puede decir que es fatal para el analista identificarse con el paciente y que la empata - quees distinta de la simpata- y el distanciamiento son esenciales para el proceso de la cura. Peromientras que el fundamento de la empata, tanto como el de la simpata, es la identificacin, eldistanciamiento constituye la diferencia. El distanciamiento es producido, al menos parcialmente,utilizando la funcin del yo de probar la realidad introduciendo factores de tiempo y distancia. Elanalista se identifica necesariamente con el paciente pero hay para l un intervalo de tiempoentre l mismo y lo que para el paciente tiene una cualidad de inmediatez; el analista sabe quese trata del pasado, mientras que para el paciente aparece como presente, y es de hecho, enese instante, la experiencia propia del paciente y no la suya la que tenemos delante; y si lo haelaborado como algo del presente, el analista va a poner trabas al desarrollo del paciente.Cuando el paciente produce (vive?) una experiencia que es suya y no la del analista, unintervalo de distancia se introduce tambin automticamente. Una utilizacin con xito de lacontratransferencia depende de la preservacin de estos intervalos de tiempo y distancia. Laidentificacin del analista con las necesidades del paciente debe ser introyectiva y no proyectiva. Cuando se introduce tal intervalo de tiempo, el paciente puede volver a apreciar lo que haprobado en su inmediatez y libre de toda traba dejar venir al pasado por el mismo, tal cual; deesta forma puede operarse una nueva identificacin con el analista. Cuando el intervalo dedistancia es introducido, el paciente experimenta que le pertenece como propio y que puedesepararse psquicamente del analista. El progreso depende de un ritmo alternado de

    identificacin y separacin que se establece con lo que el paciente prueba de sentimientos yemociones sabiendo que son propios, y todo esto en un marco (encuadre, ambiente?)adecuado.Volviendo a la H clnica del comienzo, he aqu lo que ocurri: el analista experiment la envidiainconsciente reprimida de su paciente como su propio sentimiento inmediato, y no como pasado,como rememorado. En lo inmediato, el inters del paciente se centraba en la muerte de sumadre, y experimentaba la necesidad de realizar esta emisin radiofnica como una interferenciapara su proceso de duelo; el placer que esto le proporcionaba se transformaba entonces enplacer maniaco, como si l negara la muerte de su madre. Es solamente ms tarde, bastantedespus de la interpretacin, cuando el duelo fue transferido al analista, por consiguiente sevolvi pasado, el pudo experimentar la situacin de celos como inmediata, y de ah reconocerlocomo algo del pasado y rememorar la reaccin contratransferencial de su analista. Su reaccin

    inmediata a los celos del analista haba sido fbica; desplazamiento por identificacin proyectivay re- represin.De tales fallos en la eleccin del momento, o en el reconocimiento de referencias en latransferencia, surgen los fracasos de la funcin del yo para reconocer el tiempo y la distancia. Elinconsciente no conoce ni tiempo ni distancia. "Lo que es tuyo es mo, lo que es mo es moslo." -"Lo que es tuyo, la mitad es mo, Y la mitad de la mitad es mo porque todo es mo!", sonmodos de pensar infantiles que ataen tanto a los sentimientos y experiencias como a las cosas,y as la contratransferencia puede convertirse en un obstculo para el progreso del pacientecuando el analista hace uso de ella.

    El analista viene a ser entonces, un ciego que conduce a otro ciego, pues no dispone del uso deninguna de las dos dimensiones necesarias para saber donde est en un momento dado. Perocuando el analista es capaz de mantener estos dos intervalos en su identificacin con el

    paciente, se hace posible para este ltimo dar el paso siguiente y anularlos de nuevo paracontinuar con la experiencia siguiente, sino el proceso de establecimiento de estos intervalosdeber ser repetido.Esta es una de las mayores dificultades del candidato en formacin o del analista que continasu anlisis: que puede engancharse con las cosas del anlisis de su paciente que tienen para lcarcter de presente o de inmediato, en lugar de aquellas del pasado, que son tan importantes.En estas circunstancias, puede ser imposible para l mantener siempre este intervalo de tiempo;y ser necesario, entonces, aplazar el anlisis en profundidad, que poda eventualmente hacer

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    con su paciente, hasta que a l mismo le lleve mas lejos su anlisis y entonces esperar a que seproduzca una repeticin del material.V

    Los recientes debates que ha habido aqu alrededor del trabajo del Dr. Rosen, han hecho surgirel tema de la contratransferencia, ponindonos en el desafo de saber y comprender ms

    claramente lo que hacemos. Hemos odo decir cmo en el espacio de algunos das o algunassemanas, pacientes que durante aos haban permanecido inaccesibles, presentaron cambiosnotables, que al menos en determinados aspectos, deben ser considerados como mejoras. Sinembargo, lo que no estaba previsto en el contrato, es que los pacientes parecen seguirdependiendo del terapeuta en cuestin y pegados a l. La descripcin de la manera en quefueron tratados estos pacientes y los resultados obtenidos han herido y confundidoprofundamente a la mayora de nosotros, y ha suscitado entre nosotros de forma visible, unabuena dosis de culpabilidad, pues varios miembros, en su contribucin al debate se hangolpeado el pecho para entonar un "mea culpa"

    He intentado comprender de donde vena tal culpabilidad, y me parece que se explicaba por elrechazo inconsciente a dejar marchar al paciente. Muchos pacientes seriamente enfermos, enparticular los psicticos, son incapaces, ya sea por razones internas (psicolgicas) o por razones

    externas, financieras o de otra clase, de hacer un anlisis completo y llevarlo a lo queconsideramos como un final satisfactorio. Es decir lograr un desarrollo del yo suficiente parapermitirles tener xito en su vida con una autonoma real respecto del analista. En los casos quenos han sido expuestos, una relacin superficial de dependencia se contina (y de hecho escorrecta) indefinidamente por el camino de sesiones ocasionales de "mantenimiento", siendo elcontacto deliberadamente preservado por el analista. Podemos mantener tales pacientes en estasituacin, sin sentir culpabilidad y parece que una buena parte del xito obtenido en sutratamiento depende precisamente de esta ausencia de culpabilidad.Adems, puede existir, en el caso de una psicosis, una tendencia del analista a identificarseparticularmente con el ello del paciente. De hecho, se encontrara, a veces, difcilmente con el yocon el cual identificarse. Se tratar pues, de una identificacin narcisista a nivel de amor-odioprimario, que tiende, sin embargo, por s misma a transformarse en amor de objeto. El estmulopoderoso de una personalidad excesivamente desintegrada toca dentro del analista en lospuntos peligrosos, ms profundamente reprimidos y ms cuidadosamente defendidos. Ycorrelativamente, sus mecanismos de defensa mas primitivos (y precisamente los menoseficaces) son activados. Pero al mismo tiempo, un pequeo fragmento del yo escindido delpaciente puede identificarse con el yo del terapeuta; (ah donde est la comprensin quemanifiesta el terapeuta ,con respecto a los temores del paciente filtrados hasta el, y donde elpuede introyectar el yo del terapeuta como un objeto bueno); y es por tanto capaz de tomarcontacto con la realidad va el contacto del terapeuta con ella. Un contacto tal es obligado ypuede ser fcilmente roto en un primer tiempo, pero es susceptible de ser reforzado y ampliadopor un proceso de introyeccin progresiva del mundo exterior, seguido de la re-proyeccin de uninvestimiento gradualmente progresivo de la libido que en su origen era del terapeuta.Este contacto puede que no sea nunca suficiente para hacer que el paciente sea capaz demantenerse por s mismo. En este caso, el contacto continuado con el terapeuta es esencial, y

    su frecuencia deber variar segn los cambios y condiciones del paciente. Yo comparara laposicin de este paciente con la de un hombre que ha conseguido no ahogarse y al que se leagarra para auparle dentro de un barco: l est aun en el agua y su mano est agarrada desdeel borde de la nave por su salvador hasta que sea capaz de asegurarse l mismo.

    A esto se puede aadir -es una verdad reconocida - que cuanto ms desintegrado est elpaciente, mayor ser la necesidad para el analista de estar bien integrado. En el caso de los psicticos, que no responden de manera ordinaria a la situacin psicoanalticahabitual pero desarrollan una transferencia que pueda ser interpretada y resuelta, ocurre que la

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    contratransferencia debe hacer todo el trabajo. Con el fin de encontrar en el paciente algnelemento para establecer un contacto, el terapeuta debe entonces permitir a sus ideas y a lassatisfacciones libidinosas desarrolladas en su trabajo, regresar hasta a un nivelextraordinariamente bajo ( podemos por ejemplo interrogarnos sobre el placer que experimentaun analista cuando sus pacientes se duermen durante la sesin). Se ha dicho que los mejoresresultados terapeticos se obtienen cuando el paciente est tan perturbado que el terapeutaexperimenta sentimientos intensos y un profundo malestar y que el mecanismo subyacentepoda ser una identificacin con el ello del paciente. Pero estos resultados excepcionales nos vienen del trabajo de dos tipos de analistas: uno, losdebutantes, que no tienen miedo de permitir a sus movimientos inconscientes una libertadconsiderable, pues por falta de experiencia, como los nios, ignoran, no comprenden o noreconocen los peligros. En la mayor parte de estos casos, el anlisis funciona porque lossentimientos positivos predominan. En caso contrario, los resultados apenas son visibles oapenas revelados - incluso podran ser reprimidos. Cada uno de nosotros tiene su cementerioprivado, donde no todas las tumbas tienen su inscripcin. La segunda categora se compone de analistas experimentados que han atravesado una fase deextrema prudencia, y que esperan el punto en que ellos pueden fiarse, no solo directamente desus movimientos inconscientes como tales (debidos a cambios resultantes de su propio anlisis),

    sino tambin, de si son capaces de conducir la contratransferencia a la conciencia siempre, tal ycomo es en ese preciso momento ,o al menos, de manera suficiente para ver si estn a punto deavanzar o retrasar la curacin del paciente.En otros trminos, si son capaces de vencer la resistencia de la contratransferencia.Habr ocasiones en las que el paciente mismo ayudar, pues transferencia y contratransferenciano son solamente sntesis hechas por el analista y el paciente tratados separadamente, sino eltrabajo analtico en un todo, resultando un esfuerzo conjunto .Hemos odo hablar a menudo, delespejo que el analista tiende a su paciente, pero el paciente tambin tiende el suyo al analista, ytoda una serie de reflexiones, repetitivas y sujetas a continuas modificaciones, se operan encada uno de ellos. El espejo, para cada uno, debera aclararse ms y ms a medida queprogresara el anlisis, pues paciente y analista se responden uno al otro en una suerte dereverberacin, y el esclarecimiento progresivo de uno de los espejos implica necesariamente enel otro el esclarecimiento correspondiente.La ambivalencia del paciente le conduce a la vez a intentar atacar las contrarresistencias delanalista (lo que le puede parecer terrorfico) y a identificarse y servirse de ellas como suyas.Desde este punto de vista, la cuestin de hacer al paciente una interpretacin "correcta" es deuna importancia considerable.VICuando se produce algo como lo que he comentado en mi relato, puede no ser suficienteneutralizar el efecto de obstruccin de una interpretacin inoportuna o mala dando unainterpretacin "correcta" cuando la ocasin se presente. No solamente el error debe ser admitido(el paciente tiene derecho a expresar su propia clera y a recibir expresiones de arrepentimiento

    del analista, igual que cuando ocurre un error en el montante de los honorarios o sobre la horade la cita), sino que su origen en la contratransferencia deber ser explicado al paciente, salvoque haya una contraindicacin precisa, en cuyo caso la explicacin ser trasladada al momentoconveniente que seguro llegar. Una explicacin como esta puede ser esencial para el progresodel anlisis y slo podr tener resultados beneficiosos, pues reforzar la confianza del pacienteen la honradez y buena voluntad del analista, que sabe mostrarse humano admitiendo quecomete errores, todo esto mostrando la universalidad del fenmeno de transferencia y comopuede surgir en toda relacin. Disimular tal interpretacin slo podra causar dao.

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    Pero seamos claros: yo no quiero decir con ello que las interpretaciones de contratransferenciadeban ser soltadas de forma poco juiciosa o sin consideracin sobre el infortunado paciente, oque las interpretaciones de transferencia deban ser hechas sin reflexionar en el mismo da. Loque yo quiero decir es que ellas no deben ser voluntariamente evitadas ni limitadas asentimientos justificados u objetivos, tal como Winnicott explica en su artculo sobre "El odio enla contratransferencia"(evidentemente, no puede en ningn caso hacerse sin que algo de lacontratransferencia sea consciente). Es necesario mostrar al paciente la subjetividad de lossentimientos, igual que su origen efectivo no tiene obligatoriamente que ser explicado, (no setrata de "confesiones"); bastar la ocurrencia de hacer notar su propia necesidad de analizarlos.Pero, sobre todo es importante que sean reconocidos a la vez por el paciente y por el analista. En mi opinin, hay un momento de desarrollo de cada cura en que es esencial para el pacientereconocer en el analista no solamente la existencia de sentimientos objetivos y fundados sinotambin de sentimientos subjetivos. Es decir, que el analista debe desarrollar, y de hecho lohace, una contratransferencia inconsciente que, sin embargo, sea capaz de ordenarse de formaque no interfiera con los intereses del paciente y particularmente, con el desarrollo de la cura.

    El momento en que se produce tal reconocimiento, variar evidentemente segn los anlisis,pero pertenecer menos a los primeros periodos del anlisis que a los posteriores. Los errorestcnicos, o los que se puedan producir con relacin a las cuentas, por ejemplo, exigirn referirse

    a los procesos mentales inconscientes del analista,(o sea, contratransferencia) antes delmomento que se habra escogido, pero esta referencia puede ser suave, justo lo suficiente paraaligerar la angustia inmediata. Demasiada tensin sino podra elevar la angustia a un nivelverdaderamente peligroso.Se habla tanto de los fantasmas inconscientes de los pacientes respecto a su analista queparece a menudo que ignoramos que vienen para conocer sobre ellos mismos una buena partede verdad, a la vez efectiva y psquica. Tal saber no podra ser nunca evitado, incluso si fueradeseable hacerlo, pero los pacientes no saben que lo tienen y una parte de la tarea del analistaconsiste en llevarlos a la conciencia, a lo que puede que el paciente se resista mas. A menudo,los psicoanalistas se comportan inconscientemente exactamente como padres que levantan unapantalla de humo, infligiendo a sus hijos el suplicio de Tntalo que consiste en ponerlos en latentacin de ver lo que precisamente les prohiben ver; y no referirse a la contratransferenciaequivale a negar su existencia, o a prohibir al paciente tener conocimiento y hablar de ello. El anlisis en profundidad del analista -remedio siempre citado al hablar sobre las dificultades decontratransferencia - puede, en el mejor de los casos, ser incompleto, pues la tendencia adesarrollar contratransferencias inconscientes infantiles nunca falta. El analista no alcanza nuncala totalidad del ello inconsciente; recordemos solamente, que la persona ms completamenteanalizada contina, sin embargo, soando. La propuesta de Freud, "Donde estaba el ello, ha deestar el yo" es un ideal, y como la mayor parte de los ideales, nunca es plenamente realizable.Todo lo que podemos conseguir es llegar al punto en que el analista no sea paranoide ante lasexigencias del ello, y en consecuencia que se encuentre desprendido del punto de vista de supaciente; y recordar, adems, que esto cambia en l de da en da, segn las tensiones y lasnecesidades a las que est sometido.En mi opinin, esta cuestin de una actitud paranoica o fbica del analista hacia sus propios

    sentimientos constituye el peligro y la dificultad mayor de la contratransferencia.El miedo verdaderamente real de ser invadido por algn sentimiento, ya sea de rabia, angustia,amor, etc. respecto de su paciente y de ser pasivo y estar a su merced, viene de una evitacin ode una denegacin inconsciente. Reconocer honradamente estos sentimientos es esencial en elproceso analtico; el analizando es naturalmente sensible a la menor falta de sinceridad de suanalista, y responder inevitablemente de manera hostil. Se identificar con el analista (porintroyeccin) con el fin de negar sus propios sentimientos, y explotar la situacin de todas lasformas posibles en detrimento de su anlisis.

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    He mostrado antes como la prolongacin del anlisis poda ser imputada a la contratransferenciainconsciente (y no interpretada). Esto puede ser la causa tambin de su fin prematuro, y tengo laimpresin de que es en las fases terminales cuando es ms importante poner cuidado para evitarque esto se produzca. Los analistas que escriben sobre las fases finales del anlisis, no cesande hablar sobre la forma en que los pacientes llegan a un cierto punto donde, bien se escapan einterrumpen el anlisis justo en el momento que es vital continuar para lograr terminarlo con xitoo bien se refugian de nuevo en una de sus interminables repeticiones en lugar de analizar lassituaciones de angustia. En este punto, la contratransferencia es el factor decisivo y la voluntaddel analista de adaptarse a ello podra ser lo ms importante.Quiero aadir que estoy segura de que las contratransferencias inconscientes de calidad puedenser tambin, a menudo, origen de la terminacin de los anlisis que en un principio parecan ir aun inevitable fracaso, como pueden producir un trabajo post-analtico en los pacientes cuyoanlisis se ha interrumpido prematuramente.Por lo tanto, en las fases ltimas del anlisis, cuando la capacidad del paciente para ser objetivoha alcanzado un grado suficiente, es particularmente necesario que el analista est atento a lasmanifestaciones de la contratransferencia y a las ocasiones que se presentan de interpretarladirecta o indirectamente, as como, y cuando, el paciente se las revele. Sin esto, el paciente noreconocer la mayor parte de los comportamientos parentales irracionales que han sido un factor

    tan poderoso en el desarrollo de su neurosis, pues all donde el analista se comportaverdaderamente como los padres y disimula el hecho, se encuentra este punto de represincontinuada de lo que pudo haberse reconocido como inevitable. Es una gran ayuda para elpaciente descubrir que tal comportamiento irracional de sus padres no era destinadopersonalmente a l, aunque le era legado por ellos, y darse cuenta del hecho de que el analistapueda parecerse en algunos momentos a esto, pero de forma ms benigna, le lleva a laconviccin de que l ha comprendido y lo pone en un proceso de volverse ms tolerante. Tendremos, evidentemente en cada anlisis, los fantasmas de los sentimientos del analistasobre su paciente -los conocemos de siempre - y que deben ser interpretados como un fantasmacualquiera. Adems: un paciente puede llegar a conocer los sentimientos reales de su analistaantes de que l sea plenamente consciente. Una spera lucha empieza entonces contra laaceptacin de esta idea de que el analista puede experimentar de los sentimientos inconscientesde contratransferencia, pero una vez que el yo del paciente lo admite, ciertas ideas y ciertosrecuerdos que hasta entonces estaban inaccesibles, salen a la conciencia; si no, hubieranquedado reprimidos.He hablado del paciente y el analista revelando su contratrasferencia, y de hecho, lo entiendo demanera literal, aunque eso pueda evocar esa peligrosa cacera que consistira en "analizar alanalista". La "regla analtica" tal y como es hoy formulada nos es de una gran ayuda, ms que ensu formulacin original. No "exigimos" ya a nuestros pacientes que nos digan todo lo que pasapor su cabeza. Por el contrario, les damos nuestro permiso, para formar parte integrante de lacontratransferencia del analista. Que no lo acepta?...entonces se instalar la represin, con lamayor resistencia, conllevando a la prolongacin o interrupcin del anlisis. Esta formulacindiferente de la regla analtica va pareja con una forma diferente de hacer interpretaciones ocomentarios; antes, los analistas, como los padres, decan lo que queran cuando queran,porque tenan derecho a ello, y los pacientes tenan que aguantarse. Hoy, con este permiso para

    hablar o de rehusar libremente a hacerlo, pedimos a nuestros pacientes que nos permitan decircualquier cosa y a cambio que les permitimos aceptarla o rehusarla. Esto nos da una mayorlibertad para elegir el momento de hacer una interpretacin y la forma de darla, reduciendo laactitud didctica y autoritaria.Incidentalmente, una buena parte de las interpretaciones de transferencia que se hacenhabitualmente pueden ser ampliadas para demostrar la posibilidad de la contratransferencia. Porejemplo: "Usted tiene la sensacin de que estoy colrico, como lo estaba su madre cuando... "puede incluir: "Hasta donde yo s, no siento clera, pero me har falta saber que es lo quesiento, y si estoy colrico, saber porqu, porque no hay una verdadera razn para que lo est".

  • 8/12/2019 Contratransferencia y Respuesta Del Paciente. Margaret Little

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    Tales cosas se dicen pero no son consideradas como interpretaciones de contratransferencia.Para m, si lo son, y pienso que hara falta desarrollar conscientemente su utilizacin como modode liberar las contratransferencias y volverlas ms directamente utilizables.En su intervencin en el congreso de Zurich (Int. Jour. Psycho-Anal.,31,1950), la Dra. Heimannha hecho notar la aparicin de un sentimiento de contratransferencia como una clase de sealcomparable al desarrollo de la angustia, en tanto que pone en guardia ante la aproximacin deuna situacin traumtica. Si lo he comprendido bien, la perturbacin de la que habla, es angustia,pero angustia secundaria, justificada y objetiva, produciendo en el analista un retraimiento y unconocimiento mayor de lo que est pasando. Ella ha especificado que en su opinin, espreferible evitar las interpretaciones de contratransferencia.Pero la angustia sirve en primer lugar para otro fin. De entrada es un medio para adaptarse a untrauma actual, como puede ser la incapacidad para realizar tal adaptacin. Esta angustiasecundaria, con el saber y la vigilancia que implica, podra enmascarar una angustia msprimitiva. A nivel consciente, el analista y el paciente son sensibles a sus propias paranoiasrecprocas y a sus mutuos sentimientos de persecucin, y de ah, pueden acabar por decirlo assincronizados (o "en fase"), de tal modo, que el anlisis mismo ser utilizado por ambos comodefensa. En ese momento el analista se arriesga a hacer un giro, pasando de una identificacinproyectiva a una identificacin introyectiva con su paciente, que se acompaa de una prdida de

    aquellos intervalos de tiempo y distancia que mencionaba antes. El paciente, de forma recproca,se defender con una identificacin introyectiva del analista, incapaz de proyectar en el contrariosus propios objetos persecutorios.Tal situacin no puede resolverse mas que por el reconocimiento consciente de lacontratransferencia, sea por el analista, sea por el paciente. No reconocerlo conducir a unainterrupcin prematura o a una prolongacin intempestiva; en un caso como en el otro,tendremos una re-represin de lo que sino se habra hecho consciente y un reforzamiento de lasresistencias. La interrupcin prematura no es necesariamente fatal para el xito final del anlisis,igual que no lo es su prolongacin, pues una comprensin suficiente y una contratransferenciade calidad hacen posibles progresos ulteriores e incluso despus que el anlisis est terminadopor la influencia de otras introyecciones ya hechas.Es evidente que el analista ideal no existe mas que en la imaginacin (del paciente o delanalista) y no se da como presente y vivo mas que en momentos enrarecidos. Pero si el analistapuede confiarse a las tendencias modificadas de su ello y a sus propias represiones de valorcomo en alguna cosa positiva de su paciente (probablemente alguna cosa que le haya ayudadoal comienzo emprender dicho anlisis), estar en posicin de proporcionar al paciente bastantede lo que le ha faltado en su primer entorno y que por consiguiente le es terriblemente necesario:una persona que le permita progresar sin interponerse ni estimularlo excesivamente. Entoncesse forma en el anlisis un espacio, y el paciente puede servirse para desarrollar las figurasrtmicas de fondo y construir los ritmos ms complejos que son necesarios para acomodarse almundo de las realidades exteriores y a su propio mundo interior en perpetuo crecimiento.VII

    He intentado mostrar como los pacientes responden a la contratransferencia inconsciente de su

    analista; y en particular, la importancia de una actitud paranoide del analista respecto a sucontratransferencia. La contratransferencia es un mecanismo de defensa de tipo sinttico queproviene del yo inconsciente del analista, siendo sometida al imperio de la compulsin a larepeticin; pero trasferencia y contratransferencia son a pesar de todo sntesis, son producto deltrabajo inconsciente y conjunto de paciente y analista, dependen de condiciones que son enparte internas y en parte externas a la relacin analtica, y varan de semana en semana, de daen da, es decir, de instante en instante con los rpidos cambios intra y extrapsquicos.Las dosson esenciales en el psicoanlisis, e igual que la transferencia, la contratransferencia no debeser temida o evitada; de hecho, no puede ser evitada - slo puede tenerse en cuenta, controlarsu extensin y procurar servirse de ella.

  • 8/12/2019 Contratransferencia y Respuesta Del Paciente. Margaret Little

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    Igual que el anlisis es para el analista una verdadera sublimacin, y no una perversin o unamana (como puede ocurrir a veces); tambin es posible evitar una neurosis decontratransferencia. Fragmentos de neurosis de contratransferencia transitorios surgirn detiempo en tiempo, incluso en el analista ms hbil, experto y mejor analizado, y pueden servirpositivamente para ayudar a los pacientes a conseguir una mejora por medio de su propiatransferencia. Segn la actitud del analista hacia la contratransferencia (actitud que es a fin decuentas aquella que tiene hacia las exigencias de su propio ello y de sus propios sentimientos),se conducir por la angustia paranoide, la denegacin, la condenacin o la aceptacin o utilizarla fuerza de su voluntad para permitir a la contratransferencia hacerse consciente, para l y parasu paciente; as, el paciente se encontrar envalentonado para responder; bien explotndola demanera repetitiva o bien haciendo uso de ella progresivamente con buen fin. La interpretacin de la contratransferencia segn las lneas que he tratado de trazar aquproducir en el paciente demandas hacia el analista que pueden resultar duras; pero lo mismoocurre con la transferencia cuando se ha empezado a utilizar. Hoy da, la transferencia se tomaen consideracin, se ha encontrado que tiene sus compensaciones en cuanto a que lasmociones libidinales y deseos creadores y reparadores del analista, encuentran una satisfaccinefectiva y el poder y el xito de su trabajo se ven reforzados. Tales resultados, creo, seproducirn si utilizamos mas la contratransferencia y si descubrimos como servirnos de ella.Insisto, para terminar, en el aspecto experimental de cada una de las ideas expuestas.