Contexto Socio Economico de La Argentina
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MÓDULO 1
CONTEXTO SOCIO ECONÓMICO DE LA ARGENTINA
LA CONSTRUCCIÓN DE UN MODELO EXCLU-YENTE (1976-2001).
Para comenzar este curso, creemos importante tratar
algunas cuestiones que se dieron en el plano económico y
social en Argentina observando el cruce entre el contexto
nacional y el contexto mundial: las modificaciones que ha
sufrido la economía mundial en general, en términos
simbólicos y concretos, y cómo han impactado fuerte-
mente en nuestra sociedad. En un proceso que implica
una relación dialéctica entre lo nacional y lo internacional.
En el plano nacional, el período que abordaremos se
inicia en la última dictadura militar iniciada en 1976, ya que
es a partir de ese momento que se ponen en juego impor-
tantes detonantes de cambio:
El plan sistemático de desaparición de personas.
El plan de instauración de una economía de carácter
excluyente, y la reubicación de la Argentina en un marco
económico social de carácter regresivo, alejado de
cualquier experiencia que significara algún proceso de
inclusión.
El achicamiento del Estado.
En el plano internacional asistimos a acontecimientos
tales como:
La caída del Muro de Berlín (1989).
El Consenso de Washington (1991).
La caída del “Muro de Wall Street ” (2008).
Los tres primeros acontecimientos podemos pensarlos
como un proceso articulado, que dan cuenta de la caída
de un modelo alternativo al de la economía capitalista,
que planteaba la posibilidad de construcción de una
economía y una sociedad distintas. El colapso de ese
modelo habilitó una posición que fue muy extendida en
los espacios académicos, político y económico, que
posicionó al modelo neoliberal capitalista de libre merca-
do como el modelo exitoso, triunfante y como el único
modelo posible.
En América Latina, la consolidación de este modelo se
empezó a vislumbrar a partir de la reunión de los ministros
de economía de los países de la zona. En el año 1991 éstos se
reúnen en Washington y establecen una agenda de reincor-
poración de las economías de nuestras naciones en los
términos del modelo de libre mercado de carácter neoliberal.
El sistema impuesto no sólo se refiere a lo económico;
también tiene fuertes componentes simbólicos que lo
definen como un modelo llamado de “pensamiento único”,
una modalidad que pretendía erigirse como única alternativa
posible, sostenida en los siguientes valores (aunque se
presente como exenta de valores):
• El mercado como mejor distribuidor de recursos.
• El individualismo por sobre la solidaridad.
• Aliento a la falta de compromiso con lo público
como bien social.
• Naturalización de la inequidad y la desigualdad.
• Modelos de vida y culturales ajenos a nosotros.
• Eficiencia y rentabilidad como norte de la vida social.
Todos estos valores asociados a este modelo económico-
social tuvieron un efecto muy fuerte de dislocación de
nuestra sociedad y de las sociedades latinoamericanas en
general.
En un recorte más ligado a lo nacional en relación al
impacto de estas políticas, se pueden visualizar algunos
de los datos que muestran los efectos (que se desprenden
de los objetivos) de las políticas neoliberales:
• Destrucción y/o privatización de las empresas
públicas estatales.
• Desindustrialización nacional.
• Des-financiamiento, reducción y desarticulación
del Estado.
• Concentración Económica (Monopolios Nacionales
y Extranjeros).
• Apertura del Sistema Financiero y Aduanero.
Estas cuestiones contextuales a escala nacional e interna-
cional son señaladas porque, en todo el proceso se va
reconfigurando la matriz económico-social en la Argenti-
na, es decir, la forma y el modo que tenía nuestra sociedad
y la forma y el modo que tiene hoy. Al mismo tiempo se
transforma la forma en que imaginamos nuestra sociedad
a corto y largo plazo.
A partir de este recorrido por las diversas características
e impactos en términos sociales que tuvo el avance de
este patrón de acumulación, y de los cambios que se
vienen dando a partir de la aplicación de un modelo
económico diferente desde el 2003, vemos la necesidad
de pensar otro paradigma para construir las políticas
públicas, el rol del Estado, y el de la sociedad civil.
Es a partir de la historia vivida, y a luz de una realidad que
se empezó a forjar en este contexto, que cabe la posibili-
dad de pensar en una Economía Social y Solidaria.
Una economía que no se centra en la concepción del mer-
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cado como el mejor asignador de bienes y recursos, que
no se basa en el paradigma de la escasez, ni en la acepta-
ción de la exclusión como condición necesaria para su
funcionamiento:
• Propuesta de Vida.
• Sostén en la Solidaridad
• Escala Humana.
• Apoya y promueve valores culturales.
• Se vincula con todos los actores económicos
desde su especificidad.
• Interpela al Mercado.
• Incide en y necesita del Estado.
• El saber no es poder sino inclusión.
• Las personas son el Centro de la economía.
• Se busca la satisfacción de necesidades no el lucro.
• Reproduce la vida, no el capital.
• Búsqueda de la Equidad a través del trabajo.
• Justicia Social.
• Autogestión.
• Ayuda mutua/complementariedad.
• Cooperación y no competencia.
• Trabajo en Redes.
• Protección de la vida y el ambiente.
• Soberanía Política: arraigo territorial y social.
SURGIMIENTO DEL MICROCRÉDITO.
Nuestro país sufrió sucesivas crisis, al calor de políticas
económicas que privilegiaron la valorización financiera del
capital en perjuicio de la inversión productiva, y que
establecieron el contexto en el cual se desarrollaron las
microfinanzas.
La apertura indiscriminada de los mercados, la destruc-
ción de las economías regionales a partir de la imposibili-
dad de competir con los productos importados, la flexibili-
zación de la legislación que regulaba las relaciones labora-
les, la desaparición de miles de puestos de trabajo, y una
menor participación estatal en las políticas económicas y
sociales fueron las características más comunes en la
época de los noventa; una época que culminó con una
grave crisis social y económica que empujó a millones de
argentinos al desempleo, la informalidad y la pobreza.
Los índices generados por el INDEC sobre la ocupación,
la desocupación y la subocupación reflejan la magnitud de
dicha crisis: se paso del 6% de la población en situación
dedesempleo al 20% con aglomerados urbanos que
superaron los 40 puntos porcentuales.
Más allá de la manera en que estas mediciones se toman,
sólo diremos que en todas las categorías, aún en las
menos riesgosas de la muestra (ocupados y desocupa-
dos), se esconden grandes grupos de personas que
desarrollan actividades generadoras de ingresos, aunque
eso no significa que tengan empleo. Asimismo resulta
importante subrayar que las personas que componían ese
6% histórico de desocupación sólo permanecían en tal
situación entre 3 y 6 meses. El desempleo se vivía como
una eventualidad transitoria. En cambio, los que formaban
parte del 20% de desocupación de los años noventa eran
personas en situación Estructural de desocupación.
Soportaban tal situación por períodos prolongados
(medidos en años), con las consecuencias impositivas que
les genera a las personas, sus familias y su entorno vecinal
y comunitario.
Esta situación lleva a que una importante parte de la
población busque s obrevivir a t ravés d e m últiples a
ctividades laborales de refugio, a veces complementarias
entre sí, para “no dejarse caer”, que en definitiva es el
sentido profundo y original del concepto ECONOMÍA
(Oikos nomia = cuidar la casa).
Frente al rápido crecimiento de trabajadores que gene-
ran sus propios ingresos se constituyó una experiencia de
Economía Social donde se promueve la cultura emprende-
dora, y para designar este fenómeno se utilizó el concepto
de microempresa.
Con el agotamiento del modelo centrado en el pleno
empleo y el salario, surge la necesidad de apoyar estrate-
gias autónomas de generación de empleo, y en este
marco el fortalecimiento a los microemprendedores era
una opción.
Con esta situación, distintas instituciones públicas y
privadas comenzaron a desarrollar propuestas centraliza-
das en el otorgamiento de pequeños créditos al advertir
que la principal restricción que sufrían la mayoría de las
microempresas, crecidas al calor de la crisis, era el acceso
al uso de capital, la falta de apoyo crediticio y la imposibi-
lidad de acceder al sistema tradicional bancario.
LA BÚSQUEDA DE CRÉDITO , HERRAMIENTA FUNDA-
MENTAL EN EL PROCESO PRODUCTIVO DE TODA EM
PRESA - MICRO , PEQUEÑA, MEDIANA O GRANDE - NO
ENCONTRABA RESPUESTAS EN EL MERCADO FINAN
CIERO. FUERON LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNA-
MENTALES (ONGS ), A TRAVÉS DE PROGRAMAS
SIMILARES A LOS DESARROLLADOS POR DIVERSOS
PAÍSES DE LA REGIÓN , CON LE VES MODIFICACIONES
METODOLÓGICAS, LAS QUE SALIERON A OCUPAR EL
ESPACIO VACÍO.
A fines de la década del ochenta surgieron las primeras
experiencias de microcrédito que implementaron esquemas
metodológicos tomados de organizaciones internacionales
con amplia experiencia en el tema en América Latina. Entre
otras podemos mencionar el trabajo llevado a cabo por la
Fundación Emprender patrocinada por Acción Internacional
en Buenos Aires, y al Banco Mundial de la Mujer en Córdoba.
Durante los años noventa y en la actualidad se fueron
sumando cada vez más que implementaron diversas
metodologías de microcrédito, generando un univer-
so rico y heterogéneo. El mapa de instituciones que
desarrollan microcrédito en la Argentina se fue enrique-
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ciendo a lo largo de los últimos 10 años. El pérfil de institu-
ciones está integrado por formas jurídicas diversas:
• Consorcios Provinciales.
• Organizaciones No Gubernamentales.
• Banquitos de la Buena Fe.
• Sociedades Anónimos.
• Bancos Comerciales.
Por último, cabe señalar que a partir de la Ley 26.117 sancio-
nada por Argentina en el año 2006, se crea el programa de
Promoción del Microcrédito “Padre Cajade” que constituye
una herramienta dentro de la estrategia del Plan de Desarro-
llo Local y Economía Social “Manos a la obra”. El programa
es administrado por la comisión Nacional de Coordinación
del Microcrédito, integrada por distintas organizaciones
nacionales y cuenta con un Comité Asesor con represen-
tantes de todas las jurisdicciones territoriales donde
desarrolla actividades.
CONTEXTO ACTUAL:LAS POLÍTICAS PÚBLICAS PARA LOS ACTO-RES DE LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA.
A partir del año 2003 se inicia en nuestro país una política
económica y social fuertemente basada en la recuperación
de la Sociedad del Trabajo, que busca la inclusión social y la
redistribución progresiva del ingreso. Lo relevante de este
período es la valorización del trabajo como eje central del
proceso de recuperación de la economía por sobre la
especulación financiera. Y se expresa, entre otras medidas
(macro y micro) con: la actualización regular del sueldo
mínimo, vital y móvil, la celebración de paritarias, la doble
actualización anual del mínimo jubilatorio, el combate contra
el trabajo no registrado, los programas de apoyo a la autoge-
neración de empleo (economía social), etc.
Este conjunto de políticas económicas y sociales puso el
acento en el desarrollo humano, en atender la multiplicidad
de necesidades, considerando las potencialidades y el
tratamiento integral de la persona como sujeto de derecho.
La profundización de este modelo, basado en la Sociedad
del Trabajo le permitió al Estado reasumir el rol de modera-
dor y dinamizador de mercados. En este contexto, el micro-
crédito desde la perspectiva de la Economía Social y Solida-
ria permite recuperar a la persona, enriqueciendo el tramado
sustancial de valores, solidaridades y compromisos.
Ahora bien, este cambio necesita, inevitablemente, una
trans- formación consecuente en los marcos normativos
(legislación), que sean efectivos, realistas y con un alcance
masivo.
Podemos destacar en estos últimos 10 años, la sanción y
puesta en vigencia de tres leyes muy concretas que permiten
dar cuenta y acompañar los esfuerzos de miles de argentinos
que le dan forma y contenido a la Economía Social y Solida-
ria. Hablamos de:
La Ley de Monotributo Social (26.565), entra en vigencia
en el año 2004 y busca poner en igualdad de condiciones a
los trabajadores que intentan superar su vulnerabilidad a
través del auto-empleo. Algunas características sobresalien-
tes que podemos encontrar en esta ley dirigida a microem-
prendedores y productores familiares, son:
• Posibilidad de emitir factura oficial para la venta.
• Acceder a cobertura de obra social.
• Ingresar al sistema provisional.
• Ser proveedores del Estado a través del régimen de
compras directas.
La Ley de microcrédito (26.177), del año 2006, relativa a
la promoción del microcrédito para el desarrollo de la
Economía Social, puso en marcha el Programa de Promo-
ción del Microcrédito “Padre Cajade” con un fondo anual
de 100 millones de pesos, y constituye una herramienta
fundamental dentro de la estrategia del Plan de Desarrollo
Local y Economía Social “Manos a la Obra”. Las caracterís-
ticas más relevantes de esta ley son:
• Generar y favorecer el crecimiento de los ingresos de
personas y/o grupos de asociados, sustentables en el
marco de la Economía Social.
• Consolidar una red pública con la intervención del
Estado Nacional y la sociedad civil que permita la aplicación
de las políticas sociales integrales de gestión compartida.
• Fortalecer desde una cultura de la solidaridad, el nivel
degestión de las organizaciones de la Sociedad Civil, desde
un abordaje innovador para que éstas puedan operar con
estándares determinados en cuanto a procesos de previsibi-
lidad en la aplicación de la metodología del microcrédito.
La Ley de Marcas Colectivas (26.355), del año 2008,
le permite a los productores familiares y/o emprendedo-
res el acceso al derecho de propiedad de las marcas de
sus productos, una herramienta vital para su desarrollo e
inserción comercial. Entre sus principales características
podemos encontrar:
• Busca aumentar el valor de comercialización de los bienes
y servicios generados por actores de la Economía Social.
• Busca fomentar la creación y sustentabilidad de los
“agrupamientos” o “formas asociativas” de la Economía
Social.
• Esta nueva figura de marca colectiva permite preservar
el derecho de propiedad a los efectores de la Economía
Social y resulta un instrumento que permite obtener benefi-
cios funcionales a los productos y servicios ofrecidos.
• Propiciar una marca colectiva sirve para apoyar la
producción local y regional, promoviendo oportunidades de
empleo, desarrollo y progreso para los que están excluidos
de las reglas del mercado, apoyando programas innovado-
res al nivel de las políticas sociales. Una de las primeras
consecuencias de esta política ha sido un fuerte incremento
de la participación de las organizaciones sociales territoria-
les, y la articulación y la colaboración cada vez más profunda
de las diferentes áreas de los distintos ministerios, los cuales
brindan un soporte y generan un impulso a la Economía
Social y Solidaria, por ejemplo:
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MINISTERIO DE AGRICULTURA, GANADERÍA Y PESCA- WWW.MINAGRI.GOB.AR
Subsecretaría de Agricultura Familiar:Fortalecimiento a Ferias Francas, Ferias Verdes, Merca-
dos Solidarios, Mercados Populares, Redes de Comercio
Justo, Ferias de la Agricultura Familiar, Ferias Campesi-
nas, Mercados del productor al consumidor. Los mismos
son espacios de intercambio, de festejos y reflexión para
todos los participantes.
Jóvenes de la agricultura familiar:Busca promocionar a los jóvenes de la agricultura
familiar (varones y mujeres) como actores estratégicos
del desarrollo rural. Entre sus objetivos encontramos:
• Contribuir a la afirmación de la identidad
y el arraigo de los jóvenes.
• Promover las capacidades de reflexión,
análisis y trabajo sobre valores.
• Fomentar la ampliación de sus conocimientos
y saberes.
• Facilitar el acceso a nuevas habilidades
y oportunidades laborales.
• Brindar herramientas para la inserción
productiva de los jóvenes.
• Promover acciones específicas
para fomentar la inserción productiva.
• Facilitar el acceso a bienes naturales
y financieros específicos para el desarrollo
de los proyectos productivos.
• Articular instituciones publicas y privadas que trabajen
con jóvenes.
Subsecretaría de Desarrollo de Economías Regionales:
tiene como misión impulsar la producción de alimentos, la
generación de puestos de trabajo y el arraigo territorial a
través de la mejora en la calidad de vida de los pobladores
rurales por medio del desarrollo regional desde los aspec-
tos social, jurídico, económico, tecnológico y ambiental,
promoviendo el valor agregado en manos de los produc-
tores y la competitividad de la producción a menor escala,
mediante la sinergia de los sectores públicos y privados.
MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL:WWW.DESARROLLOSOCIAL.GOV.AR
CONAMI (Comisión Nacional de Microcrédito):el programa “Padre Cajade” financia y fortalece organiza-
ciones sin fines de lucro (1400) para que financien con
microcréditos, capacitación y asesoramiento a emprendi-
mientos productivos, comerciales o de servicios que se
desarrollan en el marco de la Economía Social.
Programa Manos a la Obra:Capital Semilla para proyectos socio-productivos:
Esta herramienta promueve el desarrollo integral de las
distintas localidades y regiones de nuestro país a través
del impulso de proyectos productivos individuales,
familiares y/o asociativos que fomentan el autoempleo e
incorporan a la economía regional bienes y servicios de
buena calidad a precios justos.
Programa Argentina Trabaja:
conformación de cooperativas de trabajo para el desarro-
llo de actividades productivas y comunitarias. Programa
de ingreso con trabajo.
MINISTERIO DE ECONOMÍAY FINANZAS PÚBLICAS:
El aporte del Ministerio tiene que ver con la creación y
recreación de políticas macro que den sustento a un
modelo de inclusión social con desendeudamiento y
fuerte intervención en la economía real a partir del soste-
nimiento de los niveles de consumo y generación de
riqueza.
Asimismo a partir de la transformación y recapitalización
de Impulso Argentino, comienza a incidir también en la
actividad micro-económica al nivel de los actores más
vulnerables de la pirámide laboral y germen de las activi-
dades microempresariales. De allí que destacamos el rol
que cumple IMPULSO ARGENTINO, disponiendo de
mecanismos de interlocución y fortalecimiento, con el
entramado de redes de organizaciones de microcrédito
de todo el país, p ara profundizar la construcción de una
política de escala que logre hacer llegar microfinancia-
miento a una escala nacional para los emprendedores
urbanos y pequeños productores rurales.
A las mencionadas debemos sumar distintas estrategias-
planificadas y desarrolladas desde el INTI y SEPYME (Ministerio de la Producción), y el Ministerio de Trabajo y Empleo de la Nación.
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BIBLIOGRAFÍA.
Cubias, A.; Villalta, R.;
Las técnicas participativas. Herramientas de educación popular;
Iniciativa Social para la Democracia; San Salvador; disponible en:
http://www.isd.org.sv/publicaciones/documents/TECNICASPARTICIPATIVASPARALAEDUCPOPU.pdf
Freire, Paulo (2009);
La educación como práctica de la libertad;
Buenos Aires; Siglo XXI Editores Argentina.
Freire, Paulo (2008);
Pedagogía del oprimido;
Buenos Aires; Siglo XXI Editores Argentina.
García Laval, Bettina; Urrutia, María Marta; Terrero, Sebastián (2011);
Manual de Formación de Capacitadotes en Gestión de Emprendimientos de la Economía Social;
Florencio Varela; Universidad Nacional Arturo Jauretche.
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