CONTEXTO 33

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La Vuelta a Colombia desde una soñadora. Pág. 5 En el siglo XXI: “La biblioteca es un espacio sagrado”. Pág. 6 Club de caminantes: una familia de Torcidos . Pág. 14 ISSN 1909-650X Facultad de Comunicación Social-Periodismo UPB - Medellín, octubre de 2012 Ciudadela Nuevo Occidente: ¿Una ciudad dentro de otra ciudad? Págs. 8 y 9 Foto: Hebert Rodríguez García 33 No.

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Contexto33

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  • La Vuelta a Colombia desde una soadora. Pg. 5En el siglo XXI: La biblioteca es un espacio sagrado. Pg. 6Club de caminantes: una familia de Torcidos. Pg. 14

    ISSN 1909-650X

    Facultad de Comunicacin Social-Periodismo UPB - Medelln, octubre de 2012

    Ciudadela Nuevo Occidente: Una ciudad dentro de otra ciudad?Pgs. 8 y 9Foto: Hebert Rodrguez Garca

    33No.

  • 2Los leones cazan en la noche y en manada; mejor no salir y quedarse quietos. De la oscuridad saltan unas moles doradas que lo destrozan todo con colmillos y garras, el caudal de sangre y la muerte llenan de paz la selva de ruidos misteriosos bajo la plateada luz de la luna menguante. Para restablecer la energa de su pueblo cansado, Nelson Mandela gritaba frica! y era como si el rey de la selva rugiera poderoso y sobrecogedor y, entonces, cambi la historia, con paz, no por la guerra. Nios, msica, danza, amor, violencia y esclavitud. La madre de la humanidad, Eva, era africana y africanos somos todos. Comprender ese universo es comprendernos.Amrica Latina y frica: mundos semejantesPor fortuna no somos potencias militares, tampoco econmicas y aquellas que s lo son, las mismas que han sembrado de dolor la historia moderna, tienen el propsito de someternos. Obtenemos divisas si

    entregamos nuestros recursos a sus mercados y con bajos precios. Estamos en el margen de los viejos procesos de industrializacin y casi no agregamos valor a lo que producimos. Para financiar proyectos dependemos de los organismos internacionales creados por los poderosos, entonces, paradjica-mente, a pesar de que tenemos riquezas, econmi-camente nos sentimos miserables y padecemos el peor mal social: nuestro sistema educativo es dbil en muchos aspectos y no logramos mejorarlo. Algo parecido ocurre con nuestro sistema de carreteras y con los ferrocarriles. As que quedamos desconec-tados del mundo y dejamos de apreciar nuestras ricas culturas.Colombia vive lo mismo que algunos pases africa-nos, por mal de unos dirigentes corruptos, duchos en la creacin de una legislacin que les permite mantener el control y que saben lo clave que es, para permanecer, complacer a la potencia del norte. Ellos se desentienden de lo social y, por ende, se ha perdido la paz y padecemos por siglos un conflicto armado, fuente de infinito dolor, una guerra contra la poblacin civil indefensa. Terminamos ofreciendo una desafortunada imagen frente a la comunidad internacional, que nos mira con desconcierto sin logar entender y nosotros tampoco. Tres perodos en la historia africanaPrimero. El mgico mundo africano fue utilizado como proveedor de recursos para las empresas e industrias de las potencias y as lo fueron dejando sin autonoma (como a nosotros). Las institucio-nes polticas africanas, trasplantes necrosados de la sangrienta Europa, nunca lograron consolidarse y las gentes desorientadas, por el ambiente que se produjo, que era el de un marasmo de armas y hombres blancos de negocio, asumieron la pattica costumbre de esperar las migajas que cayeran de las mesas multimillonarias y se olvidaron de producir saber y tecnologa. As transcurri la vida en el conti-nente entre los siglos XV y XX. Ese expolio incluy millones de seres humanos que fueron esclavizados por el sistema de produccin in-dustrial y comercial que ha reina-do en el planeta por varios siglos. Segundo. A mediados del siglo XX los pueblos africanos emprendie-ron la lucha para realizar el sueo de la independencia, sueo que concibieron cuando vieron a sus amos europeos meterse en la ms horrible e infernal pesadilla de la historia, la Segunda Guerra Mundial, guerra que precisa-mente fue llevada a cabo por las potencias industrializadas, que ambicionaban extensos territo-rios del planeta para alcanzar el predominio absoluto, su constan-te propsito. Millones de africanos murieron tras esa bsqueda de

    independencia que, al fin, logra-ron hacia los aos sesenta. Tercero. Pero tuvieron la mala suerte de independizarse justo en medio de la Guerra Fra, marco en el que las superpotencias se entrometieron para consolidar en frica reas de influencia. Y utilizaron como estrategia la guerra sucia, en la que tenan ex-

    Esta jungla es un lugar inseguroRamn Arturo Maya [email protected]

    periencia el KGB y la CIA, instituciones que hicieron del continente su escenario de accin; el resultado: asesinatos, genocidios y ms guerra. A partir de la historia de la intervencin del llama-do Primer Mundo en frica se puede explicar por qu hoy no se han consolidado suficientes estados africanos que garanticen la seguridad de sus ciuda-danos y protejan lo que les pertenece. Pero otro azote para ese continente es el de los Seores de la Guerra, esos grupos armados que se apropian violentamente de las riquezas naturales, como el marfil, el coltn, los diamantes, la madera, la fauna, la flora, entre muchas otras, para mal-venderlas al llamado mundo desarrollado. Con el dinero obtenido adquieren armas en ese mundo desarrollado y las utilizan para guerrear por el poder. Paradjicamente, esos Seores de la Guerra son los modernos protagonistas del cine y de las redes sociales. En Colombia hay Seores de la Guerra. Son viejos actores de violencia que se nutren de la minera ilegal, verdadero cncer para el pas (en 2012 el gobierno central confisc ms de doscientas re-troexcavadoras que, adems, estaban destrozando el equilibrio ecolgico). Por supuesto que viven tambin de otras fuentes como las riquezas na-turales y el narcotrfico. Sus nombres son FARC, Paramilitares, ELN, Bacrim y muchos ms. Lo peor de todo es que esclavizan a miles de campesinos. Clinton contra las cabrasEn 1994, el ingreso de las tropas estadounidenses en Somalia fue catastrfico, las haba enviado un Bill Clinton urgido de buena prensa porque haba hecho mal demasiadas cosas. La intervencin termin con varios helicpteros Halcn Negro derribados y algunos de sus ocupantes, rangers del ejrcito, dete-nidos, torturados y luego asesinados; sus cadveres fueron arrastrados en camionetas por las calles de Mogadiscio. Escenas que quedaron registradas en las cmaras de televisin.Un tiempo despus, para generar por lo menos una buena noticia, ese presidente permiti que desde el Mar Rojo un destructor de la Navy disparara un sofisticado misil hacia la planta de una compaa farmacutica llamada Al-Shifa, en Sudn, de la que el periodista Roberto Montoya anota que era donde se produca el 50 por ciento de los productos farma-cuticos utilizados en este pas para uso humano, entre ellos, los necesarios para combatir la malaria y la tuberculosis, y buena parte de los utilizados en veterinaria, especialmente importantes en un pas en esencia pastoril.1 As que la droga barata dej de llegar, lo que produjo consecuencias catastrficas. Por su lado, el gobierno estadounidense afirm que haban destruido una fbrica productora de armas qumicas (vieja excusa) y con el arma humeante el presidente vaquero sali de frica y la dej su-mida en el caos. Decisin que aprovecharon otras potencias, China y Francia, para seguir el expolio. En el mundo de hoy los ms poderosos no tienen preocupaciones por lo humano y la ONU es un or-ganismo de poca efectividad; adems, su director ha sido servil, lo que qued demostrado durante el genocidio en Ruanda. Mientras, por efectos de las simulaciones de realidad, tpicas de estos tiempos, ocurre que en la sociedad civil en general, en el mundo acadmico y en los medios de comunica-cin, se pronuncian inacabables discursos sobre progreso, respeto y derechos humanos, que no son ms que suaves balidos de corderito en medio de la oscura jungla en la que cazan los leones.1 MONTOYA, Roberto. El imperio global. Editorial El Ateneo. Buenos Aires, 2003, pg. 126.Foto: Hebert Rodrguez Garca

  • 3Rector: Monseor Luis Fernando Rodrguez Velsquez / Decana de la Escuela de Ciencias Sociales: rika Jaillier Castrilln / Director de la Facultad de Comunicacin Social-Periodismo: Juan Fernando Muoz Uribe / Coordinador del rea de Periodismo: Juan Jos Garca Posada / Directora de Contexto: Anacristina Aristizbal / Editores grficos: Hebert Rodrguez Garca Catalina Rodas Quintero Pablo Monsalve Mesa/ Redactores: Juan David Villa Rodrguez Manuela Duque Carmona Juan Pablo Ramrez Martnez Catalina Rodas Quintero Laura Betancur Alarcn Mnica Jimnez Ruiz Sebastin Trujillo Osorio Jhon Sebastian Vargas Grisales Carolina Betti Schmid / Foto portada: Hebert Rodrguez Garca / Correccin: Juan Carlos Rodas Montoya / Diseo y Diagramacin: Ana Milena Gmez Correa, Editorial UPB / Impresin: La Patria / Universidad Pontificia Bolivariana Facultad de Comunicacin Social-Periodismo Direccin: Circular 1a No. 70-01 bloque 7 Telfono: 354 45 57 Correo electrnico: [email protected] ISSN 1909-650 X

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    Mucho se ha dicho sobre la educacin: Pitgoras asegur que la buena edu-cacin de los nios sera necesaria para evitar el castigo de los hombres. El clrigo francs J.J. Barthlemy record que as como a las plantas las endereza el cultivo, a los hombres los endereza la educacin. Pero el famoso educador brasileo Paulo Freire fue ms all: Es necesario desarrollar una pedagoga de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagoga de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.Cules son las preguntas que se hace Colombia frente al siglo XXI? Cul es el panorama colombiano que les estamos mostrando a los jvenes y nios? Cmo conservaremos la supervivencia nacional para que estos jvenes tengan un mejor pas? Una de las preguntas fundamentales ser: Cmo defenderemos nues-tros propios recursos naturales que se volvieron botn apetecible para las corporaciones multinacionales y cmo haremos nosotros mismos para que la degradacin del medio ambiente no se convierta en una traba para el desarrollo? Esa ser la pregunta que ha de hacerse en la educacin de las nuevas generaciones con variedad de respuestas como herramientas para trabajar por y para Colombia, y no por ni para particulares o corporaciones multinacionales. Aqu no se trata del progreso econmico individual sino del avance social del pas.Ya sabemos que estamos asentados en un territorio generoso en recursos naturales, minerales, hdricos; Colombia es el segundo pas megadiverso del mundo (los territorios megadiversos del mundo son: Mxico, Colombia, Brasil, Zaire, Madagascar e Indonesia, que, en conjunto, tienen el 80% de las especies del mundo). Dice Germn Andrade Prez, Magster en Estudios Ambientales de la Universidad de Yale: La flora es nuestra primera gran riqueza. Tenemos entre 45 y 55 mil especies de plantas, un tercio de las cuales se encuentra exclusivamente en nuestro territorio, es decir, son endmicas. Este nme-ro es realmente muy alto, si tenemos en cuenta que toda frica, al sur del Sahara, apenas completa unas 30 mil especies () Colombia se ubica en el tercer lugar en lo que respecta al nmero total de vertebrados terrestres. Son 2.890 especies, entre las cuales, 358 representan el 7% de los mam-feros que existen. Tenemos, por ejemplo, ms de un tercio de los primates de Amrica tropical (27 especies) y en las aves somos excepcionalmente ricos: nuestras 1.721 especies corresponden al 20% del total existente y nos ponen en el primer lugar mundial.A esto se le suma el boom minero (con los minerales de siempre): car-bn, nquel, oro, esmeraldas y, ahora, el famoso coltn (el oro azul) en los departamentos de Guaina, Vichada y Vaups.Todo eso ha hecho que los pases desarrollados y altamente industria-lizados hayan puesto sus ojos en nosotros, en dos escenarios: el primero, en el que las corporaciones multinacionales se estn apropiando de las patentes del material gentico de muchos de nuestros recursos natu-rales y otras que estn buscando (y obteniendo) licencias para extraer nuestros minerales con el perjuicio para el medio ambiente, que podra no ser as, pero es as.Durante los ocho aos del gobierno anterior se concedieron 7.800 ttulos mineros, mientras que en los 12 aos de los gobiernos de Gaviria, Samper y Pastrana se otorgaron 1.700 licencias. Lo que se lee sobre el panorama actual de la mi-nera en Colombia es escandaloso y perjudicial para el pas. En julio de 2011, en una entrevista a Manuel Rodrguez Becerra, ex ministro de Medio Ambiente, publicada en el peridico El Tiempo, aseguraba que los 8.000 ttulos mineros otorga-dos en el pas representan el 8% del territorio nacional y, lo ms escandaloso, se han otorgado licencias en pramos y en parques nacionales. La compaa AngloGold Ashanti es la empresa con mayor extensin en ttulos mineros (550.000 hectreas y tena en 2011 solicitudes por dos millones adicionales de hectreas). Esta misma compaa est detrs de la explotacin de oro en el municipio de Jardn, Antioquia.

    Y si le sumamos a lo anterior la experiencia que inicia el pas con la aper-tura a mercados internacionales a travs de los TLC, es claro que Colombia tendr que transformar no slo la infraestructura y algunos sectores econ-micos, sino que deber promover rpidamente una profunda transformacin en la educacin: una educacin que responda a las necesidades cientficas, tecnolgicas, de convenios y de contactos internacionales y, lo que es ms importante, una educacin que afiance una profunda responsabilidad social para el pas y sus comunidades. Lo que necesitamos es que nuestros pro-fesionales, tcnicos y tecnlogos involucrados en esos procesos, trabajen en beneficio del pas y no de las corporaciones multinacionales que los contratan.Ahora no solamente necesitamos formar ingenieros, en lo que el pas tiene dficit. Sobre esto, el director ejecutivo de la Corporacin Centro de Investigacin y Desarrollo Tecnolgico del Sector Elctrico (Cidet), Csar Alberto Tobn Giraldo, seal en el 2011 que el pas necesita ingenieros para soportar el crecimiento en la industria minero-energtica, sector que representa una de las cinco locomotoras para el desarrollo econmico del presidente Santos.

    Bernardo Rivera Snchez, director ejecutivo de la Asociacin Colombiana de Universidades, Ascun, reconoci en mayo de este ao, cuando entr en vigencia el TLC, que no era fcil saber en cul sector productivo se debera hacer nfasis en la formacin superior, puesto que ante la necesidad de formacin de ingenieros, se preguntaba si es que acaso una sociedad no necesitaba tambin formacin en artes y en humanidades.Estamos de acuerdo con Rivera Snchez, pues no slo necesitamos suplir la falta de ingenieros sino que esos ingenieros, y todos los profesionales, ten-

    gan la sensibilidad suficiente para trabajar en una rentabilidad corporativa que no afecte el futuro de Colombia. Sera inaudito pensar en colombianos que trabajan para el enriquecimiento de multinacionales con procesos que daan la tierra colombiana. Y aunque puede sonar utpico en un tiempo en el que el empleado est supeditado a la empresa que le paga, es una encrucijada necesaria de resolver a nuestro favor si pretendemos que Colombia sea un pas ha-bitable en el futuro; no podemos permitir que la degradacin del medio ambiente frene el avance, como lo previno el Informe Brundtland (informe socio-econmico elaborado por distintas naciones en 1987 para la ONU): si antes la preocupacin se centraba en los efectos del desarrollo sobre el medio ambiente, actualmente es la manera en que la degradacin del medio ambiente puede frenar el desarrollo econmico.Una (entre muchas) de las herramientas para que los colombianos defen-damos lo nuestro, es que desde la educacin bsica y superior conozcamos nuestra historia y nuestra geografa, pues ello nos permitir conocer dnde vivimos: slo se ama y se defiende lo que se conoce.

    Necesitamos educar colombianos que defiendan al pas

    Cari

    catu

    ra

  • 4Juan Pablo Ramrez [email protected]

    La lectura para ser yo mismoEl escudo de un equipo de ftbol muestra a un deportista en potencia; una flor, la ternura de una es-tudiante callada; el rostro de un duende denota que un nio, cercano a la adolescencia, desea sonrer. En color, o slo con el gris del lpiz, los estudiantes del centro educativo rural La Chuscala me mostraron su mundo en pequeas partes. Yo soy un tallerista del programa Prensa Escuela. A m me representan las estrellas de color negro porque me gustan, porque brillan las estrellas repre-sentan mi identidad, escribe Laura Tatiana Lpez Echa-varra, del grado sptimo. La noche le da tranquilidad a Vernica Villa y las canchas para patear el baln le permitirn a Carlos Alberto Loaiza cumplir sus sueos. Todos ellos escriben mientras estn en un aula de clase.Si as es entre paredes, cmo ser si las visiones que tienen de su institucin, de su barrio y de su entorno, se desbordan hacia otros mundos? Qu tal que se

    encontraran con un docente que les ayudara a abrir las alas, uno con la suficiente motivacin y amor por la educacin como para decirles: Sabe qu?, es la lectura la que le permite a usted ser como es. Vamos a desaprender todo lo que les han enseado.Hojas de papel, colores y marcadores, ideas esos elementos necesitan los jvenes para empezar a crear y lo maravilloso de la creacin es que les proponen pensar quines son y qu quieren ser por medio de ejercicios que involucran la escritura y la lectura como actividades cotidianas. A pesar de que manifiestan, la mayora, una aversin por la lectura de un texto escrito, no son conscientes de que leen todo a su alrededor: las calles, las conversaciones, la televisin que tanto les gusta, los rostros, el cine y los deportes.La lectura es aburrida, La escritura tiene que ser algo muy largo, Qu pereza leer y escribir tanto... Ah son necesarias las voces que sean ejemplos y no mquinas de la repeticin. El gusto real por la lectura y la escritura del mundo debe ganarle la batalla a la obligacin de dictar contenidos que integran currculo.Y quin dice que la brevedad es un antnimo de calidad? Acaso en pocas palabras no puede construirse un universo que deje preguntas? Hasta qu punto est preparada la sociedad para aceptar la crtica como una manera de construir?Primero se debe despertar la sensibilidad ms que cualquier cosa: la inquietud por fenmenos que, por ser cotidianos, se dejan de disfrutar. El cielo, la arena, las piedras y todo lo que puede volverse imperceptible en su grandeza guarda secretos. De la intencin por descubrirlos y la necesidad de hacerse preguntas surge la re-flexin: Quin es una persona hermosa? Por qu no todos podemos ser hermosos? Y qu es la diferencia? Debo ser igual a todos?La sensibilidad, que va ms all, posibilita la conservacin del asombro y el for-talecimiento de lo pblico como una construccin colectiva. Mientras sta siga viva, la mariposa que tanto le gusta a Ana Rosa Moreno Ramrez, porque es su animal favorito, o las estrellas con las que Anyi Johana Zapata tiene conexin, no tendrn que competir con los nmeros y las fechas.

    El bostezo de la hienaSobre los dilogos de paz en nuestro pas se ha comentado bastante. Algunos han manifestado con un gran optimis-mo, mientras que otros, escpticos y francos, han dado a conocer su opinin en contra del acontecimiento. El expresidente Uribe calific el asunto como una bofetada a la de-mocracia y, aunque l quera o quiere perpetuarse en el poder, lo que s resul-tara un insulto para el actual modelo demcrata, al parecer su paso por el Palacio de Nario le bast para tener ms de mil razones para aseverar que llevar a cabo un acuerdo que permita armona poltica hoy, no es ms que una cachetada de frente. No obstante, no es a l a quien quiero darle protagonismo. Suficiente tiene con el cubrimiento meditico que obtiene por sus declaraciones en oposicin al actual Gobierno, amn de los reproches a la forma de conducir el pas de otros que no sean l. A veces, cuando el Estado se encuentra debilitado militarmente, no es porque de un momento a otro se haya agotado o consumido en s mismo, tambin puede ser porque desde hace mucho tiempo estaba desgastado o vena desgastndose. El inters de citarlo es slo para tener en cuenta el calibre de los descrditos a los dilogos de paz, no porque lo est defendiendo a cabalidad ni porque considere que no debe haber resistencia, todo lo contrario: un pas sin contrastes es un pas pasivo, pero que a veces despierta y bosteza, slo que cuando bosteza, por qu generalmente es para pretextar como una hiena y argir en contra de intenciones que pretenden mejoras?S que el Gobierno no tena, o eso es lo que nos comunicaron, bases claras y contundentes para sentarse en una mesa en Cuba; que referirse

    a las FARC como actores polticos es, para muchos, una expresin difcil de asimilar; que el narcotrfico, en relacin con el terrorismo, es un tema que genera debates provocadores pero pocas conclusiones y que sobre la impunidad quedan muchas dudas. Pero las anteriores no son razones de peso para saber que en Colombia no todo tiempo pasado fue mejor y que al menos contemplar un futuro sin constantes acometidas violentas puede entenderse tan solo como una buena propuesta. Les recomiendo leer Acurdate de olvidar, de Hctor Abad Faciolince. Con el ttulo saben a qu apunta mi sugerencia. Tambin los invito para que piensen si el proceso de dilogos de paz podra ser, como muchos dicen, una estrategia de Juan Manuel Santos Caldern para incrementar popularidad y de esta manera ser reelegido en el prximo perodo. Y, por ltimo, recuerden que hace trece aos la posibilidad de paz en Colombia era slo una silla vaca.

    Andrs Felipe Salgado [email protected]

    Manuela Saldarriaga [email protected]

    Ojos sellados vs. voces ignoradasEllos son indgenas, han sufrido por siglos la explotacin, la barbarie y el rechazo. Aman profun-damente su madre tierra, su pachamama. Nosotros, en cambio, nos creemos alemanes o suizos, pero poco sabemos de esos mundos, somos unos desa-rraigados con afanes de aumentar riquezas. Ellos

    tambin, pero las que se refieren a tradicin y a cos-tumbres. Somos una Amrica Latina sin cohesin y sin preocupacin por el otro, por ese indgena que es nuestra base, nuestra historia.Muchos son los factores que contribuyen en la degradacin de aquella poblacin que desde el descubrimiento de este continente fue vctima de los ms intolerables atropellos. O, cmo ms se le podra llamar al hecho de robarle a alguien lo que es todo para l: su tierra, y obligarlo a explotar lo que momentos antes fue de su propiedad, pero ahora pertenece a un sistema para quien l no vale nada?

    Hoy, cinco siglos despus, an perviven en las selvas de este pedazo de Amrica comunidades in-dgenas cuyas condiciones de vida son lamentables, sumidas en el olvido y expuestas al destierro por parte de multinacionales con la firme intencin de explotar su riqueza natural, as como del propio Estado con el objetivo de usar sus tierras para la construccin de megaproyectos.El caso colombiano es ms grave, ms delicado. Nuestras tribus han sido desplazadas por los gru-pos guerrilleros y paramilitares, pues este visible conflicto armado interno que vivimos se ha aden-trado en lo profundo del monte en el que dichas comunidades habitan entre cantos y senos al aire, las han desalojado y les han sacado provecho a sus tierras para incrementar el cultivo de coca o para que pertenezcan a algn bando del conflicto.La Organizacin Nacional Indgena de Colombia (ONIC) se ha quejado de la pobreza, la desigualdad, la violencia y la discriminacin de las que son vctimas estas comunidades. Precisamente, en la ltima dcada, fueron asesinados ms de 1.400 hombres, mujeres y nios indgenas. En lo que va del 2012, por ejemplo, han sido asesinados 54 abo-rgenes colombianos, pertenecientes, en su mayora a los Embera, Nasa-Pez y Aw. La ONIC asegura que el 26% de los homicidios tuvo lugar en el departamento de Cauca, poblacin

    que ha soportado una fuerte tensin en su territorio y su nica garanta parece ser una peticin de dis-culpa por parte del presidente Juan Manuel Santos Caldern, pero como muchos acontecimientos en este pas, corrodo por la indolencia de las lites y algunos de nuestros gobernantes, los 54 asesinatos quedaron impunes, como un secreto a voces que viaja por el aire y ningn gorrin logra alcanzar.Tanto abuso contra nuestras races no ha sido justo ni lo ser. Somos una sociedad de doble moral que se ha lamentado siempre del periodo de apropiacin espaola sobre nosotros: que tan descorazonados, que tan brbaros por robarnos las piedras preciosas y aduearse del azul de nuestros inmensos ocanos y la fauna y la flora y el oro pero: cul es la queja, si internamente nos hemos robado a nosotros mismos la identidad y la capa-cidad de integracin?Slo hasta la Constitucin Poltica del 91 Colom-bia le reconoce significativos derechos a los pueblos indgenas; sin embargo, somos nosotros quienes se los prohibimos y no parecemos estar dispuestos a respetarlos, mientras que sus lenguas se van per-diendo y ellos se van extinguiendo. Ellos son nosotros! Acaso nuestra madre no es la tierra, o es que la hemos cambiado por el dinero, la produccin y las apariencias? Aunque cueste reconocerlo, s, ellos son nosotros.

  • 5Mi pap me cuenta que cuando estaba chiquito uno de sus juegos favoritos era la Vuelta a Colom-bia: pintaban en las calles del barrio una pista con tiza o pedazos de ladrillo, cogan las tapas de las gaseosas, las engallaban con pantano, plastilina, colores o la foto de su ciclista favorito y tenan tres oportunidades para lanzarlas sin que se salieran de la raya, quien lo hiciera, deba volver a empezar. En la mitad de la pista ponan un crculo grande, una especie de glorieta, que era el premio de montaa. La primera tapa en llegar a la meta era la ganadora.Era otra poca, esa en la que los hroes eran los ciclistas, los nios soaban ser campeones de la Vuelta a Colombia y parecerse a esos nombres que an resuenan en la evocacin de algunos adultos: Cochise, Efran el Zipa Forero, el ato Surez o Ramn Hoyos Vallejo. Todo el pas se pa-ralizaba para escuchar las transmisiones radiales de los periodistas de Caracol o RCN, quienes, con narraciones reales o imaginarias, les ilustraban apasionadamente a los colombianos lo que pasa-ba en la competencia, dibujaban con palabras las situaciones de carrera: los que se fugaban, los que pinchaban y los que se caan.

    RCN y Caracol ponan varios carros en dife-rentes partes del lote de corredores, llamados transmviles, para tener la primicia, informar lo ms rpido posible, antes de que el otro lo hiciera. Su disputa era casi la misma que la de los ciclistas, adems de que tambin eran recibidos en los pue-blos como figuras muy importantes, la gente quera conocer y saludar tanto a los periodistas como a los ciclistas, pues ambos los hacan vibrar y soar. La competencia era a pedalazos humanos.

    Se aprenda geografa gracias a las mgicas y privilegiadas voces de Carlos Arturo Rueda, Pastor Londoo, Julio Arrasta Bricca, a quien conocan como la Biblia del ciclismo, y Rubn Daro Arcila. Gracias a sus narraciones fantsticas se saban cu-les eran los departamentos planos, los montaosos, los calurosos y los fros.Haba gente que se me acercaba y me deca, ay no, usted cmo me puso a llorar ayer cuando le fue tan mal en la etapa, en cambio hoy me hizo muy feliz con ese triunfo, cuenta con una sonrisa de nostalgia Martn Emilio Cochise Rodrguez, ci-clista ganador de cuatro vueltas a Colombia y quien empez a enamorarse de la bicicleta por obligacin y necesidad, pues le toc trabajar como mensajero de una farmacia, cuando apenas tena 14 aos. El ciclismo despertaba grandes pasiones y eran ros humanos los que acompaaban los pedalazos de estos hroes que se arriesgaban a conocer a Colom-bia con sus bicicletas s y sus piernas. La Vuelta se en-cargaba de transformar y alterar momentneamente la vida cotidiana de los pueblos por los que pasaba. Los iniciosLa primera Vuelta a Colombia se corri el 5 de enero de 1951. Parti de Bogot, en la calle 131 con Avenida Caracas y recorri 1.137 kilmetros dividi-dos en 10 etapas. Entre los 35 corredores el mejor fue Efran Forero, apodado El Indomable Zipa, quien, para demostrar la viabilidad de la realizacin de la Vuelta, haba hecho la prueba de una competencia entre Manizales y Bogot.En el libro La Gran historia de la Vuelta a Colom-bia, de Hctor Urrego Caballero, se resaltan como pioneros a Efran Forero, al ingls Donald Raskin, al italiano nacido en Colombia Guillermo Pigno-sa, junto a los colombianos Jos Galindo y Mario Remolacho Martnez, quienes, con el patrocinio y apoyo del peridico El Tiempo y sus periodistas Jorge Enrique Buitrago y Pablo Camacho, hicieron posible esta competencia nacional.

    Una fiesta nacional que ahora pasa desapercibidaLa Vuelta a Colombia desde una soadoraCatalina Rodas [email protected]

    En sus comienzos fue una carrera que se dispu-taba entre las regiones: Antioquia, Cundinamarca y Boyac eran las que ms sonaban, hasta que apare-cieron las marcas patrocinadoras y ya se corra por equipos. Adems, las carreteras eran destapadas, parecan trochas, llenas de polvo en el verano y de pantano en el invierno. bamos rodando y cuando las llantas retenan mucho pantano, haba que bajarse y con un palito quitar el barro, porque si no, uno no poda andar bien, recuerda Cochise, y agrega: La ropa que nosotros utilizbamos no era la adecuada porque era de lana y con el roce a uno le daban nacidos. Tambin hoy en da hay una alimentacin muy distinta, hay hidratantes, recu-perantes, gel; en esa poca yo mezclaba Bretaa y Colombiana con sal y azcar para hacer suero.Otra diferencia notable con las competencias actuales son las bicicletas. Las de antes eran hechas en aluminio, con mayor peso y sin tantas tecno-logas como las actuales, que son fabricadas en carbono. Por otro lado, los incentivos econmicos no eran los mismos, haba que ser muy reconocido

    y pertenecer a un equipo grande para acceder tan siquiera a una casa propia.Decadencia

    Despus de un tiempo esta fiesta nacional en la que se haba convertido la Vuelta a Colombia, empez a dejar de ser tan relevante. Ya los hroes no fueron los ciclistas, sino los futbolistas, en quienes los medios de comunicacin centraron la atencin y la difusin; el ciclismo se convirti en la sombra del ftbol.RCN ahora es la nica cadena radial que trans-mite la competencia, por lo que no hay necesidad de agregarle la emocin de antes, ni de relatar lo ms rpido posible la accin de la carrera, porque sin importar el tiempo que se tarden, siempre van a ser los primeros. La narracin es mnima, debido a que los comerciales son los que mantienen vivo ese intento de transmisin. La televisin no se ha preocupado por pasar imgenes en tiempo real de las etapas, se ubican en las llegadas y con unas

    cuantas imgenes de apoyo ya tienen suficiente para hacer el informe periodstico. En los aos 2010 y 2011 el evento no cont con participacin de equipos extranjeros por lo que la Unin Ciclista Internacional (UCI) decidi quitarle la categora internacional, hasta que este ao, por fin, hubo de nuevo participacin extranjera.

    SoarQuienes amamos el ciclismo y sentimos en un pedalazo la vida, soamos con un da en el que la Vuelta a Colombia vuelva a reunir a las familias en torno a la radio, a la televisin; que los medios vuelvan a competir en ella, para agregarle emocin y conocimientos. Que haya ros humanos en cada pueblo, que esperen a los ciclistas que van a en-tregar su ltimo aliento en la llegada para que con aplausos, sonrisas y gritos, les den sus muestras de admiracin a estos pedalistas osados que recorren las calles y montaas del pas.Soamos tambin con el da en que en nuestros barrios se oiga la voz de las seoras para celebrar el triunfo de Flix Crdenas, o que los nios dejen un rato el computador, recojan las tapas de las ga-seosas y con una tiza rayen en las calles el recorrido de una Vuelta a Colombia, con premios de montaa incluidos.

    Los ciclistas entregan hasta su ltimo aliento en cada etapa. Foto: cortesa nuestrociclismo.com

    Ahora son menos los espectadores de la Vuelta a Colombia, pero la alegra que se conserva al paso de los deportistas es inmensa. Foto: cortesa nuestrociclismo.com

  • 6 Con el transcurso de los siglos, desde las primeras colecciones en cuero o papiro, pasando por la invencin de la imprenta, hasta nuestro siglo de biblio-tecas virtuales, el libro ha expandido, extendido y enriquecido el conocimiento universal. Por su valor comunicativo y didctico, se ha convertido tambin en fetiche, en objeto de culto, no slo individual sino tambin colectivo.En los ltimos aos y, debido a la velocidad que rige el mundo de hoy, desde la academia y el mercado, se vienen condicionando cambios en la forma de concebir las bibliotecas, que por aos parecan oscuras y anacrnicas.Respecto a un posible fin del ciclo de las bibliotecas como las conocemos hoy en da, lvaro Arango, poeta y filsofo, considera que no debemos ser ni optimistas ni pesimistas. Las bibliotecas perdern, an ms, su importancia para las mayoras, si acaso en algn momento la han tenido; pero siempre habr un selecto grupo que mantendr la vida de estas instituciones culturales, muy

    difciles de aniquilar totalmente, tanto por su tradicin como por sus bondades en el desarrollo histrico.Poco a poco las bibliotecas tradicionales tendrn que ir conviviendo con las nuevas tecnologas. Su tarea es hermosa porque conservan la memoria de lo que fue el libro y permiten viajar en el tiempo por cualquier lugar del planeta. Que la biblioteca nos muestre el mundo tan grande como es, que no caiga en la trampa de ir reducindose. Es ms, en las bibliotecas debamos encontrar pergaminos, primeras ediciones, todo esto nos habla del hombre, de su historia, de su viaje por esto que llamamos vida, dice Pilar Gutirrez Llano, directora de Tragaluz editores.Las bibliotecas tal vez seguirn siendo espacios de silencio y reflexin, lugares para pensarnos, para cuestionarnos sobre los saberes adquiridos durante la historia de la humanidad. Ahora, cuando el mundo nos obliga a ser rpidos, a tener rutinas sin pausa, la biblioteca debe ser un oasis, un espacio sagrado, remata Gutirrez.El profesor, periodista y escritor, Csar Alzate Vargas, define la biblioteca en su estado ms puro, un lugar para el encuentro con los libros y, a travs de ello, con el pensamiento. Su papel seguir siendo el que han desempeado siempre: propiciar el acceso a los libros, sea cual sea el formato y la tecnologa en que stos existan.

    Los retos en tiempos modernosPara el antroplogo e investigador de la Universidad Nacional, Edgar Bolvar Rojas, ya no deben existir bibliotecas tradicionales, pues deben co-nectarse y actualizarse para no terminar convertidas en depsitos de libros y documentos. Las bibliotecas son lugares de la memoria de la humanidad, su principal contribucin debe estar relacionada con la conservacin y acceso a fuentes especializadas en las disciplinas y reas del saber pertinentes, con la opcin de establecer conexiones rpidas y suficientes con diversos centros de conocimiento, instituciones pares y bases de datos que permitan encontrar las fuentes idneas del pasado y del presente sobre el estado de la cuestin en cada campo. De esta manera, los recursos tecnolgicos de ltima generacin harn de ellas lugares de la modernidad, analiza Bolvar.

    Cmo debe ser una biblioteca en el siglo XXI?La biblioteca es un espacio sagrado Sebastin Trujillo [email protected]

    En tiempos virtuales la funcionalidad es una propiedad y condicin de procesos y objetos modernos; la biblioteca es uno de los lugares en los que la transformacin debe dejar la naturaleza de almacn

    para convertirse en un punto de confluencia de diversos pensamientos e ideas. La tarea de las bibliotecas en la actualidad es estar en concordancia con los tiempos que las circundan, con los desarrollos tcnicos y tecnolgicos actuales que van mucho ms all de la hoja de papel, del libro pasta dura, de las revistas y de los peridicos.Ms all de la mera remembranza romntica, la biblioteca est enfrentada a la banalizacin de la informacin y al encriptamiento de nuevos cdigos de comunicacin y de comunidades que se extienden por el planeta con duraciones efmeras las ms de las veces o con convenciones impensables. No obstante, la funcin de la biblioteca se extiende a los nuevos horizontes del bit y el silicon, expone Carlos Agudelo, psiclogo y filsofo de la unidad de Poltica Social y Econmica del Departamento Administrativo de Planeacin de Medelln. Los centros de informacin y divulgacin del conocimiento estn llamados a la articulacin entre lo antiguo y lo novedoso, en una suerte de bisagra con la invencin de un lenguaje accesible al pblico. Es decir, los centros de informa-cin tienen que imprimirle nuevas formas a los viejos hbitos y nuevos usos a los antiguos saberes.Babel no fracasa porque sea mltiple, se deshace porque no se articula, no existe un aglutinante que lo amarre y le d sostn, concluye Agudelo.Varias personas consultadas coinciden en plantear la imposible hiptesis del fin de las bibliotecas fsicas, pues durante siglos han resistido todos los avances tecnolgicos de las herramientas de comunicacin. Los libros, cualquiera sea su plataforma, guardan los tesoros del conocimiento cientfico de la humanidad. Las bibliotecas pblicas sern muy semejantes a los museos, con su honroso papel de curadores y guardianes de la cultura antigua y contempornea, siem-pre disponible a todos aquellos que se interesen por la arqueologa libresca, afirma en su sentido romntico el poeta lvaro Arango.

    Parques biblioteca, nuevos espacios de ciudadLos parques biblioteca de Medelln nacieron en el Plan de Desarrollo de la administracin de Sergio Fajardo en el ao 2004. Su principal caracterstica era convertir los puntos ms neurlgicos de la ciudad en centros de desarrollo social, econmico y cultural de las comunidades ms necesitadas. Durante el cuatrienio del ex alcalde Fajardo se entregaron cinco de estos espacios: Santo Domingo Savio, La Ladera, Beln, San Javier y La Quintana.Durante la administracin de Alonso Salazar, otras cinco grandes bibliotecas fueron contempladas para la ciudad. Luz Estella Pea Gallego, lder del progra-ma municipal de bibliotecas de la Alcalda de Medelln asegura que: De los cinco parques planeados en la administracin anterior hay tres que estn operando en una primera etapa, otro en construccin y otro en espera para iniciar obra.Segn Pea, por ahora no se tienen previstos nuevas inversiones en bi-bliotecas, pues esta administracin tiene como principal reto fortalecer los existentes y terminar los que estn en construccin.Adems de los parques biblioteca, la ciudad cuenta con el Sistema de Bibliotecas de Medelln que est compuesto por 30 unidades de gestin de informacin, incluyendo centros especializados, cajas de compensacin y el archivo histrico. El Sistema est tambin articulado a la Red de Bibliotecas del Valle de Aburr, que es una asociacin pblico privada, que incluye polticas de servicio entre los 56 centros bibliotecarios del rea Metropolitana. La informacin que ofrecemos y la generacin de contenidos desde cada biblioteca se hace segn las caractersticas del territorio. En La Floresta, por ejemplo, se estn digitalizando los archivos ms viejos. Pero hay bibliotecas donde tenemos pocos computadores, como las rurales, entonces primero hay que alfabetizar en lectura y despus en inclusin digital, dice la funcionaria.Cmo est la ciudad en estndares bibliotecarios?Daniel Moncada Patio historiador, biblioteclogo y asesor del Plan Maestro para la conformacin de una red municipal de bibliotecas pblicas, se refiere en buenos trminos a los parques biblioteca: Porque es dejar atrs la visin anquilosada de estos lugares. Se convierten las bibliotecas en lugares de en-cuentro ciudadano y se fortalecen en la generacin de movimientos econmicos con el tema de los centros de desarrollo empresarial que tienen ubicacin en estos espacios. Con respecto a la calidad comenta: El estndar mnimo internacional de la IFLA (International Federation of Library Associations) es que una biblioteca municipal debe tener un libro por cada habitante de la ciudad. En Medelln ni sumando todas las bibliotecas de la red municipal llegamos a este estndar. Y eso que sta es la ciudad con mayor desarrollo bibliotecario pblico en el pas.Segn Moncada todava estamos atrasados en polticas pblicas sobre patri-monio, proteccin y acceso a la informacin acadmica.Las nuevas tecnologas ahora hacen parte fundamental en la preservacin y divulgacin masiva de la informacin acadmica. Foto: Sebastin Trujillo Osorio.

  • 7Biocombustibles generan polmica en Colombia por sus beneficios y sus perjuiciosLa Palma Africana: un cultivo mal manejado en el pasCarolina Betti [email protected]

    Condiciones ptimas para la siembra de Palma Africana-Precipitacin: superior a 2.000 milmetros anuales.

    -Radiacin solar: 2.000 horas anuales de sol directo (5.5 horas diarias).-Zonas de calidad por debajo de 500 metros de altura.-Pendiente no superior del 10%.-Temperatura: entre 22C y 30C.-Velocidad del viento: inferior a 30 Km por hora.

    La siembra de Palma Africana en Antioquia ha puesto en riesgo las tierras del Urab y el

    Magdalena Medio en asuntos tan sensibles como la seguridad alimentaria del pas.

    Antioquia ha sido uno de los departamentos en los que grandes palmicultores han puesto su ojo para la siembra de la gran lder en biocom-bustibles: la Palma Africana. Los suelos con alta cantidad de nutrientes, como los del Urab antio-queo y el Magdalena Medio, sufren hoy la siembra indiscriminada de miles de hectreas de Palma Africana o Palma de aceite y su consecuente deforestacin y modificacin de los recursos hdricos.Esta alternativa energtica, plan-teada para el desarrollo econmico del pas, ha llevado a que ciertos grupos, de manera ilegal, hagan mal uso de la tierra y siembren Palma en suelos no aptos para la produccin de biocombustibles, segn el documento Conpes 3510.Este documento, elaborado du-rante 2008 por el Departamento Na-cional de Planeacin, traza polticas pblicas de Estado, con lineamien-tos sobre qu hacer con la Palma Africana, como la fijacin de precios basada en los costos de oportunidad, la diversificacin de la produccin agropecuaria, el fortalecimiento de la gestin ambiental en las etapas de planificacin y desarrollo, la preven-cin y control de la contaminacin del aire y la conservacin de los eco-sistemas estratgicos que provean bienes y servicios ambientales para la sociedad. Sin embargo, este direcciona-miento no ha sido tomado en cuenta por algunos empresarios, quienes ignoran las consecuencias de no cumplir dichos lineamientos y, por el contrario, generan problemticas sociales y ambientales.Los biocombustibles en ColombiaLos ltimos aos han trado a Colombia el auge de los biocombus-tibles como el petrleo y han sido considerados como alternativas para los hidrocarburos, pero que cada da preocupan ms al mundo con el alza en sus precios y los problemas de contaminacin.Segn un estudio realizado por el Banco Mundial durante 2008, el culti-vo de palma en el pas se ha ubicado en tierras que antes estaban dedica-das a la ganadera o a las actividades agropecuarias, y en espacios donde se encontraban bosques naturales que se transformaron para darle paso a las actividades agrcolas.Este estudio llamado Economic, Environmental, and Social Assessment of Palm Oil Production for Biodiesel in Colombia identific cuatro zonas palmeras con diferentes impactos ambientales: La zona norte, con problemas de disponibilidad de agua y conflic-tos sociales agudos en particular en el sur de Bolvar. La zona central, con grandes plantaciones en los depar-tamentos de Santander y en el sur del Cesar. La zona oriental, con muchos

    desarrollos en el departamento del Meta que comprometen sistemas boscosos pero con amplias planta-ciones en sectores que antes estaban ocupados por ganadera extensiva. Por ltimo, la zona occidental, con proyectos en Tumaco y Guapi, que han ocasionado intervenciones en el bosque natural hmedo y afectado ecosistemas frgiles y zonas de humedales (el destacado es nuestro).Sin embargo, para Margarita Meja Salazar, profesional universitaria de la Secretara de Agricultura y Desarrollo Rural, el cultivo de Palma Africana es eficiente debido a que lo que toma del ambiente lo convierte en una gran cantidad de producto, en este caso, aceite de excelente calidad, usado para la fabricacin de biodiesel.Para Antioquia, en el 2005 el rea sembrada de Palma ascendi a ms de 275 mil hectreas y en los ltimos aos se ha duplicado, aproximada-mente, hasta las 400 mil hectreas, afirma la funcionaria.

    En contra y en favor de la Palma de aceite El Gobierno colombiano, ayudado por las diferentes secretaras de agri-cultura departamentales, entre ellas la de Antioquia, ha impulsado, durante los ltimos aos, la siembra de Palma Africana, junto a organizaciones como la Federacin Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma).Otra cara de este asunto, la mues-tra Jorge Andrs Polanco, coinvesti-gador del estudio del Banco Mundial,

    para quien la plantacin de Palma se debera hacer teniendo en cuenta la demanda de biodiesel en el mer-cado: ... sembrando con proyeccio-nes econmicas lo ms claramente establecidas, investigando cmo va a comportarse el mercado, para determinar el nmero de hectreas que se deben cultivar en un horizonte temporal fijo.Las posiciones sobre la siembra de Palma de aceite en Antioquia se encuentran divididas entre quienes piensan en lo social y lo ambiental, y quienes creen que este recurso es el futuro de los biocombustibles.Quienes no estn de acuerdo con la siembra de Palma en cualquier espacio de Antioquia, argumentan problemas como las condiciones la-borales limitadas de los trabajadores, y sostienen que se ha presentado una sobre explotacin de la mano de obra. Segn el investigador Polanco, esta situacin se puede estar dando debido al conflicto armado que se presenta en el departamento, donde ciertas fuerzas ilegales empiezan a ejercer control para mantener el mo-nopolio del mercado regional o nacio-nal de la venta de aceite o biodiesel.

    Por otra parte, los agricultores que denuncian el mal uso de esta Palma, afirman que sta consume una gran cantidad de agua y que, sabien-do esto, se ha estado plantando en espacios que no cuentan con la sufi-ciente cantidad de este recurso para el consumo humano o para otro tipo de plantaciones que garanticen la se-guridad alimentaria de la poblacin.Sin embargo, Margarita Meja Salazar afirma que el impacto de esta planta en el suelo es positivo, debido a que la siembra se hace de forma meca-nizada, se protege la tierra de malezas, a travs de las coberturas vegetales que cubren la superficie de la tierra.Segn Meja, lo que es difcil de manejar es que la Palma, por no ser de madera, tiene una raz muy com-plicada de destruir. Cuando un cultivo llega a su lmite, esta cepa queda en el suelo, hacindose indestructible, y aunque la tierra sigue funcionando, lo hace en un espacio reducido. Esto slo es un impedimento espacial.Por otra parte, quienes apoyan la siembra de Palma de aceite, resaltan que ste es un recurso natural reno-vable, que permite, por medio de una buena gestin, una disponibilidad infinita. Tcnicamente, cuando se habla de un recurso renovable es porque uno puede, organizando la produc-cin de una manera viable, obtener recursos a perpetuidad, respetando el concepto de la produccin mxima sostenible, es decir, no plantar Palma Africana en lugares donde las condi-ciones edafoclimticas (referidas al suelo y al clima) no sean adecuadas, pues all se podran plantar otro tipo de cultivos, como afirma el investi-gador Polanco.Estudios como el del Banco Mun-dial han concluido que el biodiesel se tornar una opcin interesante en el momento en que el barril de petrleo supere los 100 dlares; y que en pases como Colombia, en el que el agua no est bien regulada para la agricultura, se deberan establecer impuestos ms altos, de modo que quienes estn en el negocio de la Pal-ma sientan el costo de este recurso.Para Polanco: La Palma Africana, desde el punto de vista tcnico, es una alternativa energtica, cuyo nico inconveniente es institucional. Esto nos hace preguntarnos si el Estado s ser capaz de llevar al terreno las normas diseadas para este cultivo. Ser que el Estado colombiano est en la capacidad de superar los pro-blemas de la ilegalidad en este tipo de actividades productivas?.

    Elaeis guineensis o Palma africana, originaria de frica occidental. Provee aceite de palma. Ilustracin Sebastin Restrepo Toro.

  • 8Mapa de Medelln podra cambiar en caso de establecerse su posible Comuna 17, con la Ciudadela Nuevo OccidenteUna ciudad dentro de otra ciudad?Juan Pablo Ramrez [email protected]

    Hoy, en 2012, es un territorio que se atiborra de edificios y unidades residenciales con apartamentos entre los 44 y los 47 metros cuadrados, en cuyos balcones se extiende la ropa hmeda de populosas familias y se exhiben los avisos de papeleras, venta de helados, cortes de cabello o minutos de celular a $200.

    Los lmites que tendra la nueva comuna an no son seguros. Las veredas Pajarito y Pedregal Alto se niegan a ser parte de Ciudadela Nuevo Occidente. Foto: Hebert Rodrguez Garca.

    El proyecto de Ciudadela Nuevo Occidente comenz con el Plan Par-cial Pajarito y se refera a la construc-cin de una serie de viviendas en un terreno de expansin. Lo que en un principio eran grandes huertas, don-de los campesinos sembraban maz, cebolla y hortalizas, y donde no haba alcantarillados, sino pozos spticos, hoy son espacios que han mutado las dinmicas propias de una zona rural.La gente que habita hoy Ciudadela es, en su mayora, reubicada por el Estado, proveniente de Moravia, pero tambin de La Herrera y de La Sierra, as como personas dedicadas a la recoleccin de basura y algunas otras que fueron vctimas de la violencia. El lugar escogido por la Alcalda fue la zona rural del corregimiento San Cristbal, dado que de las 509 hectreas de franja de expansin que tena Medelln en el ao 2000, las nicas reunidas en un solo lote eran las tierras del sector de Pajarito: 236 en total, es decir, las otras 273 se encontraban distribuidas y, por tanto, no servan para la ejecucin del Plan Parcial.Necesidad de la Comuna 17All llegaron los que necesitaban ser reubicados y con la misma rapidez que fueron trasladados a sus nuevos hogares, aparecieron los roces con la comunidad de este corregimiento. Las distintas costumbres y culturas provocaron un choque que llev hace unos dos aos a los representantes del colectivo poblacional de vieja data, y a los nuevos, a presentar una propuesta de creacin de nueva comuna, para obtener, segn Sergio Horta Londoo, presidente de la Junta de Accin Local, JAL, de San Cristbal,

    no slo independencia sino visibili-dad ante la ciudad.Beatriz lvarez, lder comunitaria de San Cristbal, donde creci, pero ahora habitante de Ciudadela Nuevo Occidente, cuenta que cuando inici el proceso del Plan Parcial citaron a una reunin para que la gente se co-nociera, pero a los ocho das llegaron las volquetas con todas las personas nuevas. Esta falta de informacin de la poblacin represent, entonces, el comienzo de una situacin de prejui-cios y desencuentros que continan hasta hoy. Al principio lo que se escuchaba era: Toda esta gente est invadiendo nuestra tierra. A los habitantes de Nuevo Occidente se les ha atribuido todo lo relacionado con la violencia, la inseguridad, los robos, todo (), agrega lvarez. Por su parte, Luz Am-paro Bernal, arquitecta de la Universi-dad Nacional de Colombia, piensa que no se hizo la preparacin suficiente de ambas comunidades para lo que sera su posterior convivencia en el mismo territorio.Esto, sumado al rpido crecimien-to poblacional de la zona, desemboc en una propuesta de establecimiento de la que sera la Comuna 17 de Me-delln, realizada en 2010 y presentada por medio de una resolucin al enton-ces alcalde Alonso Salazar. De acuerdo con Sergio Horta se buscaba obtener garantas para los moradores, donde se hablaba de nuevos equipamientos urbansticos y paisajsticos, genera-cin de empleo y dinamizacin de la economa en general. Hasta hoy, el acuerdo no presenta mayores avances, pues falta mayor cohesin o dilogo entre la gente del corregimiento, dado que no hay un arreglo sobre los lmites ni si las veredas Pedregal Bajo y Pajarito formaran parte de la nueva comuna,

    pues se rehsan a dejar de pertenecer a ese fragmento de tierra donde han crecido sus cultivos, sus gallinas, sus hijos y hasta su propio orgullo cuando dicen yo soy de San Cristbal.As va su construccinEl Concejo de Medelln, segn el corporado Fabio Humberto Rivera Rivera, discutir la propuesta y con absoluta certeza le dar continuidad, pues afirma que hay una necesidad de que tanto el corregimiento de San Cristbal como Ciudadela tengan una visibilidad en la ciudad y en vez de re-presentar una competencia basada en el quin adquiere la mayora de recursos del Estado, sean comunas cercanas y aliadas.Los indicadores de Medelln, publi-cados en las Proyecciones de Poblacin de 2006 2015, por el Departamento Administrativo Nacional de Estads-ticas, Dane, apuntan a que Nuevo Occidente tendr un crecimiento significativo a futuro producto de los proyectos habitacionales de estratos 1 y 2 de vivienda de inters prioritario y de inters social, lo que demues-tra, para Bernardo Alejandro Guerra Hoyos, presidente del Concejo, que ya no es una zona rural de la ciudad. Pese a coincidir con el concejal Rivera en el apoyo de la mayora de los corporados, Guerra Hoyos asevera que la decisin est en manos del Eje-cutivo, dado que es el alcalde Anbal Gaviria Correa quien debe meditar las decisiones administrativas, fisca-les y territoriales.Los factores que podran estar en contra de la aprobacin de la nueva comuna son bsicamente dos. El pri-mero radica en que si bien Ciudadela Nuevo Occidente es una poblacin que en ocho aos ya suma ms de 42.000 moradores, an no es una comunidad tan grande como para anexarle un nmero a las 16 comunas que hasta el momento tiene Medelln. Pese a esto, el director del Depar-tamento Administrativo de Planea-cin, lvaro Berdugo Lpez, reconoce que, por ser una zona de expansin, seguirn llegando muchas ms perso-nas al sector, por lo que ser vital no cometer el mismo error de llevar a la gente sin una previa construccin de tejido social y empoderamiento del territorio.Contrario a esto, la arquitecta Ber-nal opina que por el hecho de ser un suelo fiscal, es decir, que pertenece al Estado, la Alcalda debera ejercer el control e impedir que la poblacin so-brepase los 80.000 habitantes, pues las licencias de construccin estn en sus manos. Su principal argumento es la capacidad de soporte de la tierra,

    porque, segn ella, aquel suelo no da para ms. El segundo factor es que, segn el secretario de Desarrollo Social, Jorge Meja Martnez, hoy no se puede determinar si Nuevo Occidente es parte del sector rural o urbano, pues la divisin en comunas es, desde lo legal, nicamente para los territorios urbanos.

    Sergio Horta Londoo reconoce que la principal ventaja de crear la nueva comuna sera la asignacin de un recurso propio para ambas comu-nidades, y en el caso especfico de Nuevo Occidente estara la facultad de crear su JAL y de tener, adems de un inspector, la infraestructura propia de una comuna.Para Beatriz lvarez el asunto va ms all de darle un s inmediato a la creacin de la nueva comuna, pues considera que la comunidad debe analizar y discutir qu implicaciones tiene tal decisin. A la gente no se le ha informado qu implicaciones tiene hacer parte de otra comuna, ni qu condiciones tiene San Cristbal por perder territorio, porque eso cla-ramente influira en el Presupuesto Participativo, que tambin se mide sobre qu tanto territorio se afecte. Lo que necesitamos es que los fun-cionarios no slo apoyen la creacin de la nueva comuna poniendo una raya en el mapa, sino que se mani-fiesten y propongan qu obras de infraestructura podramos tener.

    El Presupuesto Participativo: punto de discusinTienda en un segundo piso de la urbanizacin La Montaa, en el barrio La Aurora (Nuevo Occidente). Foto: Hebert Rodrguez Garca.

  • 9San Cristbal y Ciudadela se sienten sobrepobladosJuan Pablo Ramrez [email protected]

    Adems, el ser comuna implica un incremento en los impuestos de la zona, eso es otra cosa que la gente no ha pensado, agrega lvarez, cuando se refiere al inminente aumento que traera pertenecer oficialmente a un sector urbano.Desde la Secretara de Desarrollo Social se asegura que la definicin de la posible Comuna 17 depende de la discusin que se haga en la Alcalda antes de terminar el ao en curso, alrededor del Plan de Ordenamien-to Territorial, POT. Sin embargo, el Departamento Administrativo de Planeacin plantea que dicha deci-sin se extender hasta mediados del prximo ao. En lo que s concuerdan ambas de-pendencias es en la necesidad de darle una revisin integral al POT, con el fin de examinar y actualizar el orde-namiento poltico-administrativo del territorio, no slo en San Cristbal. An se desconoce cul sera el presu-puesto destinado a Nuevo Occidente, dado que para la estimacin de dicha cifra se parte de dos indicadores: el

    nmero de habitantes de la poblacin y su nivel de pobreza, de manera que los lderes comunitarios, encargados de gestionar estos recursos, tendrn que esperar a que el debate de la co-muna avance para conocer una cifra aproximada del monto.La pregunta que se hace Walter Sierra Restrepo, director de la Corporacin Conexin medio de comunicacin comunitario de San Cristbal, es hasta qu punto se solucionara aque-lla problemtica social consistente en la rivalidad de los habitantes de la zona rural y de lo que ahora se considera la parte urbana del corre-gimiento.La hiptesis planteada por Sergio Horta es que la tardanza en la aproba-cin del proyecto no radica en el he-cho de marcar y dividir el territorio, pues considera que eso no representa un problema para el Departamento Administrativo de Planeacin, sino que efectivamente puede ser el tema de inversin lo que est impidiendo una respuesta rpida por parte de la Alcalda.

    El Presupuesto Participativo: punto de discusin

    Hoy Nuevo Occidente tiene 14 urbanizaciones habitadas, 3 listas para entregar y algunas otras en construccin. Foto: Hebert Rodrguez Garca.

    Aprobar la Comuna 17 implicara dotar a la comunidad de una serie de equipa-mientos necesarios para la transformacin de un territorio rural a uno urbano y se precisaran ms espacios pblicos como centros comerciales, centros educativos, espacios deportivos y culturales, etc.Un inconveniente que encuentra Beatriz lvarez en lo que para ella significa una sobrepoblacin, es la competencia de ruidos y msica a muy alto volumen en las unidades residenciales. Cada uno cree que al lado no hay otra casa que necesita silencio y tranquilidad. Le toca a uno aguantarse la bullaranga toda la noche, e incluso todo el da. Comercio dentro de los edificios: violacin a la normatividadPor otro lado, en las unidades residenciales de la Ciudadela Nuevo Occidente es comn encontrar tiendas, panaderas, peluqueras, billares, carniceras y muchos ms negocios, en apartamentos levantados sobre un tercer, cuarto o quinto piso. Con esto se viola la normatividad puesto que aquellas residencias son nicamente para habitar.Cuenta Daro Garca Morales, habitante de Ciudadela y miembro de la Junta de Accin Comunal de Las Flores, que incluso muchos de esos negocios que funcionan hoy de manera informal existen gracias a que la gente abri rejas y tumb ventanas en sus casas para hacer los andenes y rampas por donde acceden los clientes a sus locales. No hay lugares oficiales para el comercio, pero qu ms hacemos, la necesidad de subsistir econmicamente nos obliga a usar la casa como un local. En lo referente a la educacin, Nuevo Occidente cuenta con cuatro escuelas, no obstante, su comunidad ve la necesidad de tener ms planteles educativos que cubran la demanda en este sector de la ciudad que se aproxima a los 42.000 habitantes, de acuerdo con los datos presentados en diciembre de 2011 por el Instituto Social de Vivienda y Hbitat de Medelln, Isvimed.Respecto a aquella sobrepoblacin de la que habla Beatriz lvarez, lder de San Cristbal, la arquitecta Bernal reflexiona sobre la posibilidad de que desde 2010, hasta hoy, est saliendo una porcin de los primeros habitantes de di-chos sectores y quiz otra est llegando. Su explicacin es que los primeros en llegar lo hicieron a partir de 2005, aproximadamente, y existe una condicin

    que dice que despus de cinco aos de morar en la vivienda de subsidio, sta se puede vender o alquilar, si as lo desea el propietario.La Comuna 17 podra solucionar los roces entre ambas comunidades?Para Luz Amparo Bernal, dicho sector se ha convertido en una pequea ciudad, pues, guardando las proporciones, considera que ste tiene un eje de estructu-racin que es el ro, adems de contar con un sistema de transporte masivo, de una cantidad significativa de viviendas, colegios y dinmicas territoriales que, segn ella, funcionan de la misma manera que una ciudad: Hay delincuencia, drogadiccin, estratificacin dentro del mismo sistema, porque hay unidades con mejores condiciones que otras ().Para esta arquitecta y especialista en Mtodos de intervencin urbanstica, del Instituto Nacional de Administracin Pblica, en Madrid, Espaa, lo que produjo la propuesta de crear una decimosptima comuna en la ciudad fue el hecho de que ahora son ms los habitantes nuevos que los que siempre haban estado all, por lo que quienes tienen un inters son los que tal vez se sienten aislados y estn buscando nuevos presupuestos de manera estratgica.En vista de que puede haber un grupo significativo de personas con una per-cepcin similar a la de Bernal, Daro Garca, proveniente de Moravia y quien se expres sobre lo que hacen sus vecinos para adecuar sus casas en negocios, asegura hablar en representacin de su comunidad y manifiesta que no deben ser vistos como invasores, ya que fueron beneficiarios de una vivienda que necesita todo ser humano y por eso hacemos parte del Plan de Desarrollo de la ciudad.Por ahora el debate sobre si se establece o no la decimosptima comuna, levan-tada en lo alto de uno de los cerros de la otrora Tacita de Plata, continuar su curso, con lo que las comunidades de San Cristbal y Nuevo Occidente esperan obtener los mejores resultados y beneficios para sus respectivas poblaciones. No obstante, todas las fuentes consultadas declararon que el hecho de dividir polticamente el territorio, no solucionar en absoluto los conflictos sociales entre ambas partes que habitan la micro ciudad que funciona en las alturas de una de las zonas rurales de Medelln.

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    Las ltimas tres administraciones de Me-delln han estado enfocadas en el concepto de Desarrollo Humano Integral para la ciudad. La medida de indicadores tales como el IMCV (ndice Multidimensional de Calidad de Vida), IDH (Desa-rrollo Humano Integral) y el ICV (ndice de Calidad de Vida) muestra cmo se han presentado mejo-ramientos en los aspectos ms neurlgicos de la ciudad como la educacin, la salud, la violencia y el empleo, aunque persiste una diferencia marcada entre la zona rural y urbana de la ciudad.De acuerdo con el Plan de Desarrollo 2012-2015 para Medelln: Este Desarrollo Humano Integral ser el vehculo para alcanzar un modelo de ciudad equitativa: incluyente en lo social, distributiva en lo econmico, democrtica en lo poltico y sostenible en lo ambiental. Lo que quiere decir que hay un foco especfico en los aspectos sociales y econ-micos y una seal de sostenibilidad en el aspecto ambiental.El desarrollo sostenible urbano es entendido como la integracin de la dimensin ambiental, el desarrollo econmico, la calidad de vida y el desarrollo social de la poblacin, todo con el fin de utilizar la menor cantidad de recursos ambientales y daar lo menos posible el medio ambiente. Una ciudad sostenible es una ciudad que con-templa los conceptos de equidad, inclusin y opor-tunidades; que tiene buena utilizacin de recursos naturales; un manejo eficiente de la energa; que contempla un equilibrio en la infraestructura entre espacios construidos y espacios pblicos; que oca-siona el menor impacto ecolgico; donde, adems, existan alternativas de movilidad y que permita el desarrollo de la vida comunitaria.En los ltimos siete aos Medelln ha estado en la labor de ubicarse como una de las ciudades soste-nibles del planeta y esto implica pensar en trminos de Desarrollo Sostenible, concepto que surgi en la segunda mitad del siglo XX como respuesta a las preocupaciones energticas y ambientales que surgieron debido al crecimiento urbano desmedido que se dio en la poca.Medelln es considerada como smbolo de mo-dernizacin, internacionalizacin y transformacin, se constituye como modelo para otras ciudades, como se inform en el II Foro de Responsabilidad Social Empresarial llevado a cabo en San Salvador en 2006. Adems, ha sido acreditada como la ciudad con mejor calidad de vida en Colombia, segn el Estudio Nacional de Competitividad.Espacio pblico para el manejo ambientalMuchas han sido las intervenciones visibles en la ciudad en los ltimos aos que han apuntado a regenerar y resignificar puntos estratgicos de la ciudad que se encontraban deteriorados por

    En tiempos de avances tecnolgicos en pro del cuidado al planeta, la ciudad adelanta proyectos eco-eficientesMedelln es una ciudad sostenible?

    Manuela Duque [email protected]

    problemas de orden pblico y sin presencia del Estado y a generar espacios pblicos para la vida comunitaria. Algunas obras con este objetivo es-tratgico son los parques lineales en las quebradas principales de la ciudad, las escaleras elctricas de la Comuna 13, el Metro Cable, las bibliotecas pblicas, el Parque Juanes, el Parque de los Pies Descalzos, el Parque Explora, el Parque los Deseos y el Parque Arv, entre otras.El cinturn verde metropolitano es el concepto que se adelanta por la actual administracin del al-calde Anbal Gaviria Correa y busca, ordenar la ocu-pacin de este suelo de manera responsable segn sus restricciones; reconocer y establecer las reas para la proteccin y conservacin ambiental, espa-cios pblicos y equipamientos adecuados, sistemas de movilidad y transporte, acceso a vivienda digna y servicios pblicos domiciliarios en armona con las capacidades, aptitudes y restricciones naturales de la zona, como aporte a la consolidacin del Parque Central de Antioquia. As lo establece el Plan de Desarrollo de Medelln 2012-2015 y es una accin enfocada en la minimizacin del impacto ecolgico del rea Metropolitana y su relacin con su entorno.Movilidad eficiente para una mejor calidad de vidaMedelln cuenta con sistemas masivos de trans-porte como el metro, el metrocable y el metropls, que constituyen soluciones bsicas de movilidad en las ciudades del mundo. Estos transportes masivos son una alternativa energtica eficiente ya que sus costos permiten que la tarifa sea accesible a la gente, lo cual es esencial en el concepto de sostenibilidad. Son medios de transporte que la gente puede usar con un precio que no tiene una dependencia total de factores geopolticos como es el caso del petrleo. En este aspecto energtico, Colombia est en ventaja porque, segn el ingeniero Andrs Dez Restrepo, investigador de la UPB, quien particip en el proyecto del bus elctrico que est exhibido en la Universidad, lo bueno es que Medelln tiene buena accesibilidad a recursos hidroelctricos, es estratgico que las ciudades no dependan de la energa de otros pases para ser lo ms autosufi-cientes posible. Por su parte, el metropls utiliza gas, que es un recurso energtico disponible en el pas con un precio an competitivo.El ingeniero Dez enfatiza en la necesidad de masificar en la ciudad el uso del transporte elctrico como una forma de mejorar la calidad del aire y hacer la ciudad sostenible. Medelln, por ejemplo, tiene indicadores psimos en cuanto a salud respi-ratoria, si un sistema de salud colapsa, colapsa todo; se deben hacer altas inversiones econmicas en el estudio, prevencin y tratamiento de enfermedades pulmonares, cardiovasculares y cerebrales.En el manejo de la movilidad, Medelln es pionera en Colombia en el desarrollo del Sistema Inteligente de la Movilidad (SIMM), destinado a

    su mejoramiento y al avance de la seguridad vial en la ciudad. Este sistema incluye el sistema de foto-multas y el circuito cerrado de televisin para monitoreo continuo de la movilidad en las princi-pales vas de la ciudad y permite una coordinacin inmediata de manejo de incidentes.En la ciudad tambin existe el programa de bicicleta pblica denominado EnCicla, un siste-ma que ha integrado algunas universidades con el transporte pblico y un programa educativo de control de emisiones de escape.Este proyecto que impact la movilidad hizo que Medelln ganara el premio Sustainable Transport Award del Instituto de Nueva York Transportation & Development Policy en el 2012. Se exaltaron con este premio proyectos como el avance de espacios pbli-cos tanto en cantidad como en calidad, la creacin de parques ambientales y paseos urbanos como parte del proyecto integral urbano de la ciudad.Construccin sostenibleDe acuerdo con el rea Metropolitana del Valle de Aburr, la construccin sostenible es el proceso completo de actividad constructiva que tiene como resultado productos urbanos eficientes y respetuo-sos del equilibrio entre los tres pilares bsicos de la sostenibilidad. Este concepto se aplica en los procesos vitales de la construccin: planeacin, diseo, ejecucin, operacin, vida til de la cons-truccin y la demolicin.En este tema, la ciudad de Medelln es pionera desde 2009 en el contexto latinoamericano. Sus avances se pueden evidenciar en la construccin de la Plaza de la Libertad.Para la creacin de esta construccin, Mauricio Bedoya Montoya, gerente general e investigador de la compaa Mares S.A. destaca los siguientes aspectos considerados en estas construcciones: el uso inteligente del agua, la eficiencia energtica en la ventilacin y refrigeracin, el uso de eco materia-les y la gestin integral de los residuos.

    En Medelln existen problemas como aumento de la

    segregacin social, falta de movilidad, escasa calidad del

    aire y sobrepoblacin. Hay que lograr procesos amables con el medio ambiente para obtener

    un crecimiento continuo.

    Evolucin del Indicador Multidimensional de Condiciones de Vida 2011 vs. 2010.

    Fuente: Encuestas de Calidad de Vida. (Plan de Desarrollo 2012-2015 Medelln).

    Ruta N es un edificio construido de manera eficiente, en el que el uso inteligente de la energa natural y la utilizacin de jardines dentro del mismo, permite un ahorro energtico y un bajo impacto negativo para el medio ambiente. Foto: Hebert Rodrguez Garca.

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    El uso inteligente del agua se da en el momento en el que se decide disponer eficientemente del agua potable, es decir, eliminar su uso en activi-dades como lavar ropa, vaciar el bao, entre otras, y remplazar estas actividades con el uso de aguas lluvias, que son recolectadas, filtradas y almace-nadas para su distribucin. Este proceso hace que se reduzca en un 50% el consumo de agua potable en las viviendas.

    El otro aspecto que se utiliza es la eficiencia energtica, que se logra cuando se reducen gastos energticos usados en ventilacin e iluminacin, que pueden ser remplazados por una buena pla-neacin de la construccin de la vivienda. Cuando el arquitecto va a disear, que no lo haga dndole la espalda a las caractersticas geogrficas que tiene. Que conozca de dnde vienen los vientos y a dnde van, que si sabe qu sectores son calientes en la ciudad no deje los cuartos en el poniente, afirma el investigador Bedoya, quien, adems, explica la importancia de tener un buen criterio y gestin en la construccin. Es as como con buena planeacin se construyen viviendas que aprovechen la mayor parte del tiempo la luz del sol y la ventilacin natu-ral, lo que a largo plazo implica un ahorro del 50% al 70% de la energa.Adems, la construccin sostenible plantea el uso de los eco materiales que reducen el impacto ambiental, estos son materiales que han sido reci-clados de construcciones pasadas que pueden ser reutilizados: Con la construccin sostenible busca-mos qu cantidad de esos materiales los podemos volver a utilizar. A esto el arquitecto Bedoya lo de-nomina gestin de materiales y que hace que nada se desperdicie para reducir el impacto ambiental.Unido a este concepto est el de la gestin integral de los residuos, muy relacionado con la educacin y con la gestin comunitaria. Desde su construccin, los edificios contemplan espacios muy bien pensados para invitar al reciclaje de los residuos. Adems, est el trabajo de las personas que reciclan y que se ven compensadas, es decir, la buena gestin de las basuras es una manera de recibir ingresos.En la actualidad, el proyecto La Castellana cuenta con 320 apartamentos en los que, con los residuos, se genera un plan de negocios que ha creado empleos y disminuido en un 45% el pago de servicios pblicos.En conclusin, para Mauricio Bedoya, la cons-truccin siempre ha sido pensada para ser sosteni-ble y debe seguir sindolo: Dej de ser sostenible por la velocidad endemoniada en la que vivimos, que nos hizo olvidar hacer las cosas bien, pero siempre se debe volver al sentido comn, con el fin de ser ms eficientes y ecolgicos.

    La Ruta N: innovacin y tecnologa

    La Ruta N es un proyecto que inici con la ad-ministracin de Alonso Salazar Jaramillo y hoy en da es una corporacin de UNE, EPM y la Alcalda de Medelln, creada para promover negocios inno-vadores basados en tecnologa, que, a largo plazo, incrementen la competitividad de la ciudad.Su objeto central es minimizar el impacto nega-tivo de los edificios en los ecosistemas y las vas de transporte para incentivar el uso de plantas nativas en zonas verdes y promover opciones inteligentes de transporte. Este proyecto busca, adems, acre-ditar a la ciudad, lder en innovacin en Latinoa-mrica, con el sello ambiental LEED (Leadership in Energy and Enviromental Design). Es la certificacin de calidad reconocida para la construccin de pro-yectos eficientes. Dentro de esta apuesta se constru-y el Complejo Ruta N para albergar las actividades que se desprendan de la estrategia.

    El complejo tiene tres edificios (uno rentado a Hewlett Packard para un Centro Global de Servicios, otro para el Grupo EPM que tiene laboratorios para investigacin en energa y telecomunicaciones y un ltimo edificio para las oficinas de Ruta N y sus programas).

    Con el fin de lograr la certificacin LEED, la Ruta N adelanta el mejoramiento en conceptos como eficiencia del agua, energa y ambiente y calidad ambiental del espacio interior. El primer aspecto busca fomentar el uso inte-ligente del agua dentro y fuera de los hogares con el fin de reducir gastos de agua por medio de la construccin inteligente, el uso eficiente del agua y el uso de aparatos e instalaciones que hagan el uso del recurso de forma eficiente.Segn el estudio sobre energa de WGBC (World Green Boulding Council), las edificaciones son res-ponsables del consumo del 40% de la energa y el 30% de la emisin de gases de efecto invernadero en el mundo. En este aspecto, la idea de la Ruta N es generar variedad de estrategias de energa como el monitoreo de consumo energtico y construccin eficiente, y electrodomsticos que consuman menos energa. Adems de esto, se buscan construcciones que usen la luz natural para mejorar la calidad am-biental del espacio interior. Hasta el momento se han construido 33 mil metros cuadrados con estos principios y se ha hecho una inversin de 120 mil millones de pesos. Con esta inversin se obtiene que Medelln avance en tecnologa y se convierta en ejemplo para las dems ciudades del pas en temas de eficiencia.A pesar de estos avances y de la inversin que se est haciendo para mejorar las condiciones am-bientales de la ciudad, an no se puede afirmar que la ciudad sea sostenible. Para Paulina Villa Posada, arquitecta de la Ruta N Medelln: La ciudad an no ha pensado cmo volverse una ciudad con menos

    El bus elctrico, construido por la UPB en asocio con la empresa colombo-alemana SYTECSA y el Centro de Investigacin y Desarrollo Tecnolgico del Sector Elctrico-CIDET es uno de los transportes masivos que se convierte en alternativa energtica para el uso eficiente de los recursos y sus costos permiten que la tarifa sea asequible para la gente, lo que es necesario para el concepto de sostenibilidad. Foto: Ana C. Aristizbal Uribe.

    Los jardines ayudan a regular la humedad, temperatura, calidad el aire y el ruido, su utilizacin en las construcciones sostenibles est asociada con la generacin de micro climas que mejoran el confort y la calidad de vida de los habitantes. Foto: Pablo Monsalve Mesa.

    impacto negativo sobre el ambiente. Muestra de eso es el manejo arcaico del tema de las basuras, el modelo de movilidad basado en el carro particular y con una apuesta muy baja al transporte pblico. Adems, no existe una reglamentacin sobre cons-trucciones sostenibles y la ciudad se expande sin lmites sobre el suelo rural. Y enfatiza que para que sea considerada sostenible, debe plantear un desarrollo que implique una disminucin en los desplazamientos y la construccin en sitios que no estn planeados para eso, adems debe ser un trabajo que cobije las dinmicas sociales y mejore no slo el medio ambiente sino la movilidad de la ciudad, genere ahorros para los ciudadanos, reduz-ca la polucin y los problemas respiratorios. Ser sostenible cuando haya uso de energas renovables donde se remplace el petrleo y el automvil por el transporte pblico alternativo; se lograr ser sostenible cuando haya coherencia en el trabajo de todas las partes.Una ciudad sostenible es una ciudad que contempla los conceptos de equidad, inclusin y oportunidades, que tiene una buena utilizacin de recursos naturales. Una ciudad donde se minimice el impacto ecolgico y se logre un equilibrio en la infraestructura, entre espacios construidos y espa-cios pblicos. Frente a estos aspectos an hay mu-chos temas por mejorar en Medelln, que ser una ciudad sostenible cuando consiga articular todas las necesidades y tener un crecimiento estratgico. Hasta el momento se sigue trabajando por fo-mentar la vida comunitaria y el avance tecnolgico con el propsito de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

    El reciclaje es un tema eje en las ciudades sostenibles en cuanto permite el aprovechamiento y el uso de materiales para reducir la contaminacin en un espacio. Foto: Pablo Monsalve Mesa.

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    En las canchas de barrio sucedenHistorias de balas y balonesSobre las laderas de la ciudad se observa una particular geografa deportiva: diversas canchas,

    canchotas y canchitas de arena o cemento. Iconos de la vida barrial y el deporte popular.

    I

    Ni delantero ni defensa ni portero. Jorge era un hombre de ftbol y de can-chas, sin tocar la arenilla, la gramilla o el asfalto. Haca posible los 90 minutos de juego, aunque sus toques y jugadas eran la bsqueda de trofeos, uniformes o guayos para que otros hicieran los goles que l soaba. Jorge, de sonrisa ancha, y calvo, era reconocido por su trabajo en la gestin deportiva. Por tres aos lider este trabajo en la Junta de Accin Comunal de Francisco Antonio Zea y durante 17 apoy a nios y jvenes en el torneo Pony Ftbol. Su ltimo proyecto era reunir a las bandas en un partido que confirmara un pacto de paz. Al caminar por Francisco Antonio Zea, el barrio de Jorge Wilfran Mo-rales, tres canchas, una a menos de dos cuadras de la otra, confunden el recorrido entre calles y carreras. Caso similar ocurre en Castilla, Manrique, Aranjuez o Robledo. Segn estadsticas del Inder, en la ciudad existen alrededor de 1.400 escenarios deportivos, de los cuales 565 son barriales y administrados por esta institucin, y otro grupo de ms de 500 son abiertos al pblico, pero estn a cargo de las Juntas de Accin Comunal (JAC), las unidades residenciales o los lderes comuni-tarios. Por ejemplo, en comunas como Cas-tilla se encuentran ms de 50 zonas deportivas, entre la unidad deportiva,

    despus de la escuela o los aerbicos de las seoras. II

    En menos de 10 minutos, Jorge recibi siete llamadas a su celular. Era Luis Medina, un amigo, que le peda insis-tentemente que bajara a la Riviera, una cancha. Ese da, 20 de diciembre de 2011, hacia las ocho de la noche, ms de 50 personas esperaban el segundo partido entre integrantes de las dos bandas delincuenciales del barrio, Los Mondongueros y los de La Candelaria parte alta. En octubre haban firmado un acuerdo de paz para terminar con los enfren-tamientos y contactaron a Jorge para organizar un torneo que supondra la continuidad de esa alianza. l confia-ba demasiado y crey en ellos, cuenta Consuelo Duque, su madre. Desde la masacre de 1989 cuando mataron a dos jvenes en la cancha de arriba no nos volvimos a acercar a esos partidos. Esa vez llegaron a matarlos en medio del juego y a los que estbamos en las graderas nos toc tirarnos a la quebrada, cuenta su hermana ngela Morales. Sin em-bargo, esa noche, la 20 de diciembre de 2011, decidi bajar. En las noches, desde su balcn en Pedregal en los aos ochenta Fre-dy Serna, artista y pintor, observ sobre las montaas nororientales unas terrazas negras. Comprendi, luego, que eran las gramillas. Para l la explicacin de que existan tantas es que en los aos sesenta la nica voluntad que tenan los polticos para obtener votos era hacer una cancha... Pero qu era tener una? Drenar un peladero y llenarlo de arena.

    las placas y otras canchas, en 14 ba-rrios que albergan alrededor de 140 mil habitantes. Veinte aos atrs la situacin era la opuesta: en el estudio Medelln en zonas, realizado por la antroploga Gloria Naranjo en 1992, se encontr que slo existan 39 espacios depor-tivos en la zona oriental, dividida en cuatro comunas y 41 barrios. Lo que denota el dficit de espacio pblico para la recreacin en la ciudad. Qu motiv la proliferacin de es-tos lugares? Las respuestas son tan diversas como las mismas relaciones barriales, donde la cancha ha sido una zona de convergencia de tristezas, adversidades y esperanzas construi-das en el picadito del domingo, el torneo entre las hinchadas, el partido

    Laura Betancur [email protected]@gmail.com Las primeras explanadas se constru-yeron en potreros, cuencas de que-bradas o en los lmites de la ciudad. Vivan en un abandono total, no se pensaron como espacios recreativos y culturales, afirma. Exactamente como un peladero re-cuerda Gustavo Varela a la Unidad Deportiva de Castilla, treinta aos atrs. Era apenas tres campos de juego: la Negra, la de Arenilla y la de Baloncesto. Jvenes, como l, quisie-ron darle una mejor apariencia: sem-braron eucaliptos, rboles de pan y jardines; hicieron lunadas y tertulias culturales, hasta consolidarse como el grupo ecolgico Vita Sabia. Hemos estado en medio de balas, problemas, de todo, pero seguimos ac, cuidando la Unidad, cuenta. Al otro lado del ro, tal vez unas de las terrazas oscuras que observ Fredy Serna, eran las tres canchas del parque principal de Villa Guadalupe, construidas por la misma comunidad. Miguel Tamayo, promotor del Plan de Desarrollo de la Comuna 1 por parte de la Corporacin Convivamos, considera que la mayora de espacios deportivos son iniciativas de la comu-nidad y no de la institucin ni de los polticos o el narcotrfico. Las comunidades como constructoras de estos espacios generan cambios en la convivencia barrial. De acuerdo con la investigacin del periodista Gonzalo Medina, en su libro Una gam-beta a la muerte: o como el espritu de resistir en Medelln tambin corre tras un baln, el deporte fortalece las tradiciones porque permite compar-tir legados. As mismo, la cancha es un campo de encuentro, generador de identidad y tejido social, que con-densa las particulares vivencias en relacin con fenmenos sociales y polticos. Es un mbito que muestra la supervivencia de las mismas comu-nidades en el tiempo. III

    Cinco minutos despus de la llegada de Jorge a la cancha, arribaron dos motos. Pero el hombre que inici la balacera ya estaba entre los espec-tadores del partido. Luis, el amigo de Jorge, alcanz a ver cuando una mujer se acerc a aquel hombre y le entreg el arma. Despus del primer disparo, los asistentes corrieron hacia la salida, pero Jorge tom el camino contrario. Una bala entr en su cuerpo por el costado derecho. En la cancha estaba tendido el cuerpo de Jhonson Arboleda, para quien iba dirigido el ataque. Unos metros cerca de l estaba una joven de 20 aos, quien al igual que Jorge fueron cuerpos atravesados en la trayectoria de las balas, dirigidas a otros. Jorge grit por ayuda, pero slo minu-tos despus una vecina lo reconoci y lo llev al hospital. All pas casi 25 minutos sin ser atendido, hasta que muri. Jorge qued atrapado en me-

    En los aos 60, antes de la construccin de la placa deportiva en Villa Guadalupe, la cancha era la calle 95B, unas latas vacas y las porteras; y la pelota, un plstico conocido como rajalea. Foto Hebert Rodrguez Garca

    Poemas sobre jugadores que soaron ser el Pibe y terminaron de sicarios, o de las rias que se disolvan cuando el baln rodaba, estn narrados en el libro En la parte alta debajo, de Hel Ramrez. Foto Hebert Rodrguez Garca. Contina

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    No importa el soporte: si piedra, si madera, si papiro, si pergamino, si papel, si electrnico. El libro es, en pa-labras del escritor antioqueo Hctor Abad Faciolince, una sucesin de palabras para ser ledas en cierto orden. Sin embargo, el libro ha sido centro de varias con-troversias, unas tan viejas como si es arte o mercanca y otras tan nuevas como qu pasar con l cuando sea vencido el papel por los aparatos digitales que tambin pueden albergarlo. Arte, mercanca o ambos Todo lo anterior junto, responde el periodista y escritor bogotano Daniel Samper Pizano a la pregunta aeja: El libro es arte o mercanca? Hctor Abad Facio-lince coincide: El libro puede ser cualquiera de esas cosas, y todas a la vez. Un libro es un objeto, y como tal se lo puede convertir en una obra de arte de la impre-sin, de la encuadernacin, del diseo exterior e interior. Tambin su contenido puede ser (o no) artstico. Una primera edicin de Cien aos de soledad, contina Abad Faciolince, si est en buen estado puede costar 10 mil dlares, as adentro diga lo mismo que una edicin pirata. Los seres humanos le damos ms valor a ciertos objetos y eso los convierte tambin en mercanca.Esteban Carlos Meja, tambin escritor y adems do-cente en la Universidad Pontificia Bolivariana, prefiere no sufrir la controversia porque, dice, al fin y al cabo en el capitalismo todo es mercanca, hasta el arte y la lite-ratura Lo clave para un escritor es escribir y ser ledo. El docente Juan Jos Garca Posada, jefe editorial del sello UPB, rechaza la concepcin del libro como mercan-ca porque cree que ello es degradarlo, el libro es mucho ms: Es una produccin del talento, de la inventiva, de la creatividad o de la facultad crtica del autor. Es una conquista fundamental del talento y la cultura humanos. Es una realizacin que simboliza la cultura.Editoriales: qu y por qu publican?

    Es una verdad difcil de refutar que las editoriales no viven de amores al arte, que publicar un libro, con todo lo que esto implica, cuesta dinero y que si no perciben ingresos posteriores a sus inversiones, como cualquiera otra empresa, pueden quebrar. De aqu que Carolina Lpez, editora de ficcin de Alfaguara en Colombia, afirme que sta, una de las editoriales ms importantes del mundo, analiza siempre si las propuestas de publi-cacin que recibe son rentables, esto sin detrimento de la calidad de las mismas, criterio que siempre va primero. Hctor Abad Faciolince piensa, no obstante, que el efecto de la crisis econmica europea obliga a las grandes editoriales a ser cautelosas y por tal si un libro tiene solamente un valor literario, pero muy pocas probabilidades de vender, no lo publican. El escritor bogotano Sergio lvarez cree que las editoriales no suelen tener mucho criterio para elegir qu publicar. En realidad el mundo editorial hoy es un casino en el que los editores juegan sus fichas y van ganando ms por azar que por tener un buen criterio.El tambin bogotano ngel Galeano, escritor, editor y director de la Fundacin Arte & Ciencia, asegura que a las grandes editoriales slo les interesa la rentabilidad. Es lo que prima para ellas, es decir, que cada publicacin les produzca ingresos. Editar es un negocio como vender carros o empanadas. En Arte &Ciencia, dice, prima la promocin de talentos jvenes y por ello corre todos los riesgos posibles. El clculo mercantil slo entra en juego para recuperar, si no toda la inversin, al menos no perder del todo econmicamente. En la Editorial UPB, segn Garca Posada, se decide qu publicar pensando en la pertinencia, la sintona con

    El mundo actual de los librosTres controversias librescasJuan David Villa Rodrguez [email protected] proyecto acadmico y humanstico de la UPB, la reso-nancia y la acogida de la obra en la comunidad de lec-tores y las cualidades intrnsecas del libro respectivo.

    El triunfo electrnicoNacer una generacin, remota an en el tiempo, para la que el libro sea un artilugio tan arcaico como para nosotros lo es un pergamino. El libro electrnico, cuyo uso tampoco ser eterno, vencer al papel. Qu pasar entonces? Lo mismo que ocurri cuando los libros dejaron de escribirse en pergaminos responde Samper Pizano: que la gente sigui leyendo en papel. El libro seguir vigente dice Juan Jos Garca. Cuando se acabe el papel e incluso antes de que el papel se acabe, el libro seguir producindose mediante las tecnologas informticas y digitales. El libro lo es y vale como contenido