Contaminación del suelo
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Contaminación del suelo
A modo de resumen
El aumento continuo de la población, su concentración progresiva en grandes centros urbanos, el desarrollo industrial y agrícola ocasionan, día a día, la contaminación de los suelos.
La contaminación del suelo es la presencia de compuestos químicos hechos por el hombre u otra alteración al ambiente natural del mismo.
Esta contaminación generalmente aparece al producirse una ruptura de tanques de almacenamiento subterráneo, aplicación de pesticidas, filtraciones de rellenos sanitarios o de acumulación directa de productos industriales. Los químicos más comunes incluyen hidrocarburos de petróleo, solventes, pesticidas y otros metales pesados.
La ocurrencia de este fenómeno esta estrechamente relacionada con el grado de industrialización e intensidad del uso de químicos.
En lo concerniente a la contaminación de suelos su riesgo es primariamente de salud, de forma directa y al entrar en contacto con fuentes de agua potable. La delimitación de las zonas contaminadas y la resultante limpieza de esta son tareas que consumen mucho tiempo y dinero, requiriendo extensas habilidades de geología, hidrografía, química y modelos a computadora.
Tomado de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Contaminaci%C3%B3n_del_suelo
Conformación del suelo
Para iniciar el estudio sobre la contaminación del suelo es preciso entender primero de qué está conformado; es decir, sus elementos esenciales. Al hablar de este tipo de elementos nos referimos a aquellos que necesitan de la vegetación para vivir. Algunos de manera notable (macro), otros en cantidades medias (medio) y finalmente otros en cantidades pequeñas (micro). Aunque finalmente todos son indispensables en su conformación.
En la siguiente tabla se citan los elementos esenciales del suelo:
MACROELEMENTOS
MEDIOELEMENTOS
MICROELEMENTOS
MICROELEMENTOS ESPECIALES
N (nitrógeno) Ca (calcio) Fe (fierro) Na (sodio)
P (fósforo) S (azufre) Mn (manganeso) Cl (cloro)
K (potasio) Mg (magnesio) Zn (zinc) Si (silicio)
Cu (cobre) Co (cobalto)
B (boro) Se (selenio)
Mo (molibdeno) I (iodo)
El suelo proviene de la roca madre que está compuesta por diversos minerales a distintas proporciones.
Los elementos que conforma el suelo pueden encontrarse en diferentes formas, que dependen de muchos factores
como el clima, el agua y la presión, entre otros, que influyen determinantemente en todo lo que ocurre con los elementos que componen el suelo, y principalmente en su dinámica.
En climas húmedos donde existen fuertes precipitaciones que dominan a la evaporación, existe una lixiviación o lavado de minerales desde la superficie hacia el interior del suelo. Esto hace que en esa superficie los coloides y las bases disminuyan.
La vegetación ejerce una acción contraria; es decir, extrae del interior los elementos que necesita y los lleva a la superficie.
En el caso de climas secos el proceso es inverso al anterior. La dinámica del agua en el suelo en este caso es hacia arriba, arrastrando los materiales solubles a la superficie.
Un aspecto que afecta al suelo y lo contamina es la acumulación de elementos en un espacio dado. Este efecto se puede dar de dos formas: por procesos naturales y otro provocado por la acción del hombre. En el primer caso, por una parte los elementos son transportados por el agua y en lugares de clima seco el agua del suelo asciende y se puede acumular cal o material salino en la superficie. Por otra, se pueden depositar óxidos de hierro, arcillas o humus en profundidad.
En las zonas con clima húmedo ya señalamos que el lavado arrastra bases y existe tendencia a la acidificación del suelo, por lo que es posible que existan acumulaciones de ciertos elementos, sobre todo de microelementos.
Las acumulaciones de elementos son más lentas para los macroelementos y más rápidas para los microelementos por ser el margen mucho menor. (Seoánez, 1998).
Contaminantes del suelo
El suelo es un medio receptivo por excelencia, puesto que interacciona con la litósfera, la hidrósfera y la atmósfera y recibe el impacto de los seres vivos que, de manera directa o indirecta, pueden romper el equilibrio químico establecido en su seno. Es importante notar que el suelo posee una capacidad de auto-depuración, en sus horizontes más contaminados, que le permite asimilar una cierta cantidad de contaminantes.
Dos tipos de contaminación: natural y antrópica
Un suelo se puede degradar al acumularse en él sustancias a unos niveles tales que repercuten negativamente en el comportamiento de éste. Las sustancias, a esos niveles de concentración, se vuelven tóxicas para los organismos del suelo. Se trata pues de una degradación química que provoca la pérdida parcial o total de la productividad del suelo.
Hemos de distinguir entre contaminación natural o endógena y contaminación antrópica o exógena.
Un ejemplo de contaminación natural es el proceso de concentración y toxicidad que muestran determinados elementos metálicos, presentes en los minerales originales de algunas rocas a medida que el suelo evoluciona. Obviamente a medida que avanza el proceso de concentración residual de los metales pesados se produce el paso de estos elementos desde los minerales primarios; es decir, desde formas no asimilables, a especies de mayor actividad e influencia sobre los vegetales y el entorno.
Otro ejemplo de aparición natural de una anomalía de concentración de una forma tóxica se produce en la evolución acidificante de los suelos por la acción conjunta de la hidrólisis.
G
En los estudios de contaminación, no basta con detectar la presencia de contaminantes sino que se han de definir los máximos niveles admisibles y además se han de analizar posibles factores que puedan influir en la respuesta del suelo a los agentes contaminantes, como son: vulnerabilidad, poder de amortiguación, movilidad, biodisponibilidad, persistencia y carga crítica, que pueden modificar los denominados "umbrales generales de la toxicidad" para la estimación de los impactos potenciales y la planificación de las actividades permitidas y prohibidas en cada tipo de medio.
• Vulnerabilidad: Representa el grado de sensibilidad (o debilidad) del suelo frente a la agresión de los agentes contaminantes. Este concepto está relacionado con la capacidad de amortiguación. A mayor capacidad de amortiguación, menor vulnerabilidad. El grado de vulnerabilidad de un suelo frente a la contaminación depende de la intensidad de afectación, del tiempo que debe transcurrir para que los efectos indeseables se manifiesten en las propiedades físicas y químicas de un suelo y de la velocidad con que se producen los cambios secuenciales en las propiedades de los suelos en respuesta al impacto de los contaminantes.
• Poder de amortiguación: El conjunto de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo lo hacen un sistema clave, especialmente importante en los ciclos biogeoquímicos superficiales, en los que actúa como un reactor complejo, capaz de realizar funciones de filtración, descomposición, neutralización, inactivación, almacenamiento, etc. Por todo ello el suelo actúa como barrera protectora de otros medios más sensibles, como los hidrológicos y los biológicos.
La mayoría de los suelos presentan una elevada capacidad de depuración.
Esta capacidad de depuración tiene un límite diferente para cada situación y para cada suelo. Cuando se alcanza ese límite el suelo deja de ser eficaz e incluso puede funcionar como una "fuente" de sustancias peligrosas para los organismos que viven en él o de otros medios relacionados.
Un suelo contaminado es aquel que ha superado su capacidad de amortiguación para una o varias sustancias y, como consecuencia, pasa de actuar como un sistema protector a ser causa de problemas para el agua, la atmósfera, y los organismos. Al mismo tiempo se modifican sus equilibrios biogeoquímicos y aparecen cantidades anómalas de determinados componentes que originan modificaciones importantes en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo.
• Por biodisponibilidad se entiende la asimilación del contaminante por los organismos, y en consecuencia la posibilidad de causar algún efecto, negativo o positivo.
• La movilidad regulará la distribución del contaminante y por tanto su posible transporte a otros sistemas.
• La persistencia regulará el periodo de actividad de la sustancia y por tanto es otra medida de su peligrosidad.
• Carga crítica. Representa la cantidad máxima de un determinado componente que puede ser aportado a un suelo sin que se produzcan efectos nocivos.
Desarrollo histórico
Las primeras manifestaciones de contaminación antrópica pudieron causar efectos similares a los de otras causas naturales. Así, en las primeras culturas sin duda el fuego, que fue un elemento clave para el desarrollo de las mismas, permitió modificar la organización espacial del suelo. En un incendio forestal se producen un gran número de sustancias volátiles, cenizas, etc., que regresan al suelo con la lluvia o simplemente por la acción de la gravedad.
El desarrollo agrícola del Neolítico y sobre todo el posterior descubrimiento de los metales y la manera de transformarlos, debieron ser las causas fundamentales de la contaminación de los suelos.
Las labores agrícolas en climas más o menos áridos provocan frecuentemente la salinización del suelo. El regadío intensivo con aguas de baja calidad (a veces, además, en áreas con suelos de sustratos ricos en sales) provoca la rápida degradación del suelo. La salinización ha originado pérdidas muy importantes de la capacidad productiva en todas las culturas.
El descubrimiento y utilización de los metales influyó en la contaminación del entorno.
Desarrollo de la cultura urbana
La concentración de población en pequeños espacios implica residuos que se eliminan a través del suelo y el agua, así como el incremento de actividades comerciales e industriales.
La revolución industrial representó una extrema abundancia de productos residuales que llevaron durante el siglo XX, y más concretamente en la segunda mitad de éste, los niveles de contaminación mundial a límites insostenibles.
En la evolución de la contaminación producida por diferentes compuestos se observa en los últimos años que los compuestos radiactivos tienen tendencia a disminuir mientras que otros como los organoclorados, derivados del petróleo y contaminaciones de origen biológico, no dejan de aumentar.
La historia de la contaminación en los últimos milenios ha podido ser reconstruida gracias a los análisis de los histosoles. Los histosoles son suelos turbosos y frecuentemente presentan grandes espesores (algunos de ellos de muchas decenas de metros), lo que representa que se ha estado acumulando materiales orgánicos durante un dilatado margen de tiempo.
El siglo XX, con su industria basada en el petróleo, está representado por unas acumulaciones de hasta 35 veces más intensa que las condiciones no contaminantes correspondientes a los periodos prehistóricos de la Edad de Piedra. En fechas muy recientes, la implantación de las gasolinas sin plomo y la sustitución de las tuberías de plomo por derivados del plástico (PVC) queda registrada por un drástico decrecimiento de la contaminación por plomo en el suelo.
Agentes contaminantes y su procedencia
Son muy diversos. Dentro de ellos tenemos los metales pesados, las emisiones ácidas atmosféricas, la utilización de agua de riego salina y los fitosanitarios.
Estos agentes contaminantes proceden generalmente de la actuación antropogénica del hombre, así los metales pesados proceden directamente de las minas, fundición y refinación; residuos domésticos; productos agrícolas como fitosanitarios; emisiones atmosféricas mediante actividades de minería y refinería de metales, quema de combustibles fósiles, purines, etc.
Los metales pesados en pequeñas dosis pueden ser beneficiosos para los organismos vivos y de hecho son utilizados como micronutrientes, pero pasado un umbral se convierten en elementos nocivos para la salud.
Las emisiones ácidas atmosféricas proceden generalmente de la industria, del tráfico rodado, abonos nitrogenados que sufren el proceso de desnitrificación. Como consecuencia de esta contaminación se disminuye el pH del suelo con lo que se puede superar la capacidad tampón y liberar elementos de las estructuras cristalinas que a esos pH pueden solubilizarse y son altamente tóxicos para animales y plantas.
Utilización de agua de riego salina. El mal uso del agua de riego provoca la salinización y la sodificación del suelo. En el primer caso se produce una acumulación de sales más solubles que el yeso que interfieren en el crecimiento
de la mayoría de los cultivos y plantas no especializadas (se evalúa por la elevación de la conductividad eléctrica del extracto de saturación). En el segundo caso se produce una acumulación de sodio intercambiable que tiene una acción dispersante sobre las arcillas y de solubilización de la materia orgánica, que afecta muy negativamente a las propiedades físicas del suelo.
Fitosanitarios. Dentro de ellos agrupamos los plaguicidas y los fertilizantes. Son, generalmente, productos químicos de síntesis y sus efectos dependen tanto de las características de las moléculas orgánicas (mayoría de los plaguicidas) como de las características del suelo.
Los fertilizantes además de contener metales pesados, producen contaminación por fosfatos (eutrofización en lagos) y nitratos.
Procesos responsables de la redistribución y acumulación
Un riesgo importante en la acumulación de contaminantes en el suelo se produce en aquellas situaciones en las que el contaminante no pierde su capacidad tóxica sino que únicamente se encuentra almacenado en forma inactiva en el suelo mientras este mantenga unas determinadas condiciones pero que, si éstas desaparecen, regresa a su condición negativa. Este hecho es frecuente en moléculas orgánicas de alta persistencia pero es especialmente importante en metales pesados.
La presencia de metales como contaminantes pueden producir a las plantas diferentes alteraciones, tales como:
METAL EFECTOS
ALUMINIO Inhibición de la división celular, alteración de la membrana celular y de las funciones a nivel
citoplásmico.
ARSÉNICO
Reducción del crecimiento y alteración de la concentración de Ca, K, P y Mn en la planta.
CADMIO Inhibición de la fotosíntesis y la transpiración. Inhibición de la síntesis de clorofila. Modificación
de las concentraciones de Mn, Ca y K.
COBRE Desbalance iónico, alteración de la permeabilidad de la membrana celular, reducción del
crecimiento e inhibición de la fotosíntesis.
CROMO Degradación de la estructura del cloroplasto, inhibición de la fotosíntesis. Alteración de las
concentraciones de Fe, K, Ca y Mg.
MERCURIO
Alteración de la fotosíntesis, inhibición del crecimiento, alteración en la captación de K.
PLOMO Inhibición del crecimiento, de la fotosíntesis y de la acción enzimática.
ZINC Alteración en la permeabilidad de la membrana celular, inhibición de la fotosíntesis, alteración en
las concentraciones de Cu, Fe y Mg.
Fuentes Internet:
http://www.ciceana.org.mx/recursos/Contaminacion%20del%20suelo.pdf
http://www.monografias.com/trabajos31/contaminacion-suelo/contaminacion-suelo.shtml
http://edafologia.ugr.es/conta/tema00/home.htm
http://edafologia.ugr.es/conta/tema00/progr.htm
http://edafologia.ugr.es/conta/tema11/concep.htm
http://edafologia.ugr.es/conta/tema11/historia.htm
http://edafologia.ugr.es/conta/tema11/agentes.htm
Misiones “la hermosa”. Es cierto, una muy linda provincia, pero realmente y por dentro, arruinada. Traemos un mal mayor en nuestra tierra, producto del descuido quizás? De intereses económicos? De tratos que no conocemos?. Seguramente. No soy quien para tener estas respuestas, solamente contarles que estoy triste, indignado y abrumado. Misiones esta envenenada. Se multiplican los casos de malformaciones y la causa aparente apunta al uso indiscriminado de agrotóxicos. Escuchamos todos los días en el noticiero las protestas de los asambleístas de Gualeguaychú hacia Botnia y asociados… pero en Misiones tenemos a Alto Paraná… y hace bastante rato ya. No es que nadie diga nada, lo dicen, pero parece que los hacen callar rapidito. Comparto con ustedes un poco de información (se que es mucho y muy largo, y créanme, hay muchisimo mas), pero, para los que viven aca, que lo sepan de antemano (yo
tuve que enterarme a la fuerza hace poco, pero por suerte eso ya paso). Dr. Medu.
Malformaciones en Misiones por uso de Agrotóxicos
En Misiones, 5 de cada 1000 niños nacen con malformaciones. Los casos se reiteran en las zonas tabacaleras y papeleras, donde se usan agrotóxicos, y el problema se traslada a todo el ambiente, con la degradación del suelo, la contaminación del aire y el envenenamiento de los cursos de agua.
Cinco de cada 1000 Niños Misioneros Padecen Malformaciones por Causa de los Agrotóxicos
En Misiones, 5 de cada 1000 niños nacen afectados de Meliomeningocele, una malformación del sistema nervioso central. Los casos se reiteran en las zonas tabacaleras y papeleras, donde se usan agrotóxicos, y el problema se traslada a todo el ambiente, con la degradación del suelo, la contaminación del aire y el envenenamiento de los cursos de agua. La provincia cuenta con una norma creada para evitar estas situaciones, la Ley de Agrotóxicos 2980, que debe ser aplicada por el Ministerio de Ecología.
Los problemas de salud quedaron demostrados por las investigaciones que lleva adelante el doctor Juan Carlos Demaio, ex/jefe de cirugía del hospital provincial Ramón Madariaga. Sin presupuesto y contra los intereses de tabacaleras y papeleras, alertó a tomar conciencia y parar de una vez con el uso indiscriminado de agrotóxicos que mal forman el futuro. Cabe tener en cuenta que en Misiones se estima que cerca del 13% de su población tiene alguna discapacidad, duplicando casi la media nacional. Este alerta se produjo en el marco de las Terceras Jornadas de Discapacidad y Derechos Humanos que, organizadas por la CTA, PAMI y la Secretaría de Derechos Humanos tuvieron lugar en Posadas, Misiones. Las investigaciones de Demaio comenzaron con la detección de un gran número de chicos con malformaciones del sistema nervioso central, llamada mioelomelingocele (MMC), que implica que nazcan con la medula abierta, quedando con incontinencia urinaria, fecal y trastornos motores de miembros inferiores. Ante esta detección en 1987 creó el Centro de Investigación, Estudio y Tratamiento de Enfermedades Malformativas de Misiones, que comenzó por identificar en qué zonas habían sido gestados los niños afectados ya que esta malformación se provoca en los 28 días de gestación. "Luego de visitar todas las zonas rurales y ver el consumo de agrotóxicos certificamos que nuestros pacientes venían de los lugares donde más agrotóxicos se utilizaban", afirmó. "Son 5 de cada 1000 nacidos los nacen con MMC".
La investigación Como explicó Demaio, estas investigaciones fueron paralelas a las del genoma humano por lo que se comenzó a buscar en los genes que manejan la detoxificación del medio, cuál podía ser el gen responsable de esta malformación. Trabajaron con niños sin ninguna patología, viendo cómo se comportaba su genoma frente a la presencia de Hidrocarburos Policíclicos Aromáticos que se encuentran como contaminantes, vehículos o en la estructura química principal de muchos plaguicidas que se utilizan en la provincia de Misiones. El resultado fue que los pacientes con MMC tenían una diferencia muy significativa en cuanto al gen estudiado y a las formas mutadas del mismo que le confieren a quien lo porta una susceptibilidad especial a los contaminantes, provocándoles fenómenos de mutagénesis, teratogénesis y toxicidad. La perdida de capacidad de aprendizaje por modificación del genoma humano implica que se sea transmitida a los propios hijos. Todas estas lesiones están contempladas en la ley de agrotóxicos, la cual en su Art. 7 dice que no deben utilizarse aquellos agroquímicos que está prohibido su uso en su país de origen o en un país desarrollado que se haya demostrado que producen las lesiones mencionadas. "Esto se hizo acá, sin presupuesto, sin ayuda y en contra de todos los que financian los proyectos de
investigación que les conviene porque esta provincia no se fumiga con la mochila detrás de la espalda, sino con aviones", señaló, y denunció:"Cuando vemos qué presupuesto tiene para Latinoamérica Monsanto, que tiene su gran agencia acá en Posadas, 30 mil millones de dólares son los que invierten en agrotóxicos para que unos pocos sean muy ricos y para que todos los demás seamos discapacitados". En el 2001 fue aprobado un proyecto de ley, por iniciativa de Demaio, sobre el uso de ácido fólico en mujeres en edad gestacional, el cual disminuye el riesgo de MMC. Sin embargo, la ley sigue sin cumplirse.
Contaminación del Suelo
Estamos acostumbrados a considerar al suelo, que normalmente llamamos tierra, como algo muerto, donde podemos colocar, acumular o tirar cualquier producto sólido o liquido que ya no nos es de utilidad o que sabemos que es tóxico.
Cuando en el suelo depositamos de forma voluntaria o accidental diversos productos como papel, vidrio, plástico, materia orgánica, materia fecal, solventes, plaguicidas, residuos peligrosos o sustancias radioactivas, etc., afectamos de manera directa las características físicas, químicas y de este, desencadenando con ello innumerables efectos sobre seres vivos.
¿Cómo afecta la basura al suelo?
La destrucción y el deterioro del suelo son muy frecuentes en las ciudades y sus alrededores, pero se presentan en cualquier parte donde se arroje basura o sustancias contaminantes al suelo mismo, al agua o al aire.
Cuando amontonamos la basura al aire libre, ésta permanece en un mismo lugar durante mucho tiempo, parte de la basura orgánica (residuos de alimentos como cascaras de fruta, pedazos de tortilla, etc.) se fermenta, además de dar origen a mal olor y gases tóxicos, al filtrarse a través del suelo en especial cuando éste es permeable, (deja pasar los líquidos) contamina con hongos, bacteria, y otros microorganismos patógenos (productores de enfermedades), no solo ese suelo, sino también las aguas superficiales y las subterráneas que están en contacto con él, interrumpiendo los ciclos biogeoquímicos y contaminado.
Por ello es fundamental no destruir ni deteriorar el suelo, sin embargo el suelo puede destruirse por fenómenos naturales como son: la erosión producida por el viento o el agua, los incendios forestales.
Además, una buena parte de la destrucción y el deterioro del suelo se debe hoy a la contaminación, ya sea del agua, del aire o del suelo mismo, por basura u otros contaminantes.
Algunos agentes y consecuencias de la contaminación del suelo.
AGENTES:
Basura no biodegradable arrojada al suelo o al agua. Lixiviados; es decir sustancias tóxicas procedentes de la basura
descompuesta y filtradas al suelo mediante el agua de la lluvia. Pesticidas(o plaguicidas), o sea sustancias químicas empleadas para
eliminar plagas de los cultivos.
Pesticidas(o plaguicidas), o sea sustancias químicas empleadas para eliminar plagas de los cultivos.
Fertilizantes;esto es, sustancias químicas usadas para aumentar la producción agrícola.
Sustancias radiactivas, es decir sustancias que emiten radiaciones nocivas para los seres vivos.
Derrames de petróleo en el suelo o el agua.
CONSECUENCIAS:
Muerte de la flora y la fauna de la región del suelo contaminado. Alteración de los ciclos biogeoquímicos. Contaminación de mantos freáticos. Interrupción de procesos biológicos.
Contaminación del suelo por basura no biodegradable.
Envases de aluminio. Recipientes de vidrio. Artículos de plástico. Artículos de nailon. Artículos de metal. Pañales desechables y toallas sanitarias. Restos de alimentos (verduras,pan,tortillas) Madera. Prendas de algodón. Papel,cartón. Artículos de fibras naturales (canastos de mimbre, sombrero de palma). Artículos de piel. Ç
Analiza lo que sucede en el caso de la basura biodegradable, como puede ser las hojas que en el otoño dejan caer muchos árboles. En el suelo existen bacterias y hongos descomponedores; es decir, que descomponen las hojas caídas en los elementos que las forman como dióxido de carbono, sales de nitrógeno, sales de hierro, etc.; el dióxido de carbono es liberado al aire de donde lo toman las plantas a través de sus hojas; las sales de hierro, de calcio y nitrógeno se disuelven en el agua contenida en el suelo y son absorbidas por las plantas a través de sus raíces. De este modo los elementos en las hojas caídas son utilizados por las plantas a fin de elaborar sustancias alimenticias para si mismas, para los animales herbívoros y, a través de éstos, para los carnívoros.
Lo anterior no ocurre con la basura no biodegradable, como lo son pedazos de plástico, pañales desechables, envases de cartón encerado trozos de hule y otros cuando esta basura se acumula en extensas sobre el suelo, las bacterias y los hongos descomponedores mueren y llega el momento en que las plantas de esas zonas sobre el suelo, las bacterias y los hongos descomponedores mueren y llega el momento en que las plantas de esas zonas ya no encuentran sales minerales para producir sus alimentos y esto ocasiona que desaparezca la flora y fauna.
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La contaminación del suelo generalmente aparece al producirse una ruptura de tanques de almacenamiento subterráneo, aplicación de pesticidas, filtraciones de rellenos sanitarios o de acumulación directa de productos industriales,la cual produce una baja en el medio ambiente ya que los suelos se hacen infértiles. Un suelo se puede degradar al acumularse en él sustancias a unos niveles tales que repercuten negativamente en el comportamiento de los suelos. Las sustancias, a esos niveles de concentración, se vuelven tóxicas para los organismos del suelo. Se trata pues de una degradación química que provoca la pérdida parcial o total de la productividad del suelo.
Los productos químicos más comunes incluyen derivados del petróleo, solventes, pesticidas y otros metales pesados. Este fenómeno está estrechamente relacionado con el grado de industrialización e intensidad del uso de productos químicos.
En lo concerniente a la contaminación de suelos su riesgo es primariamente de salud, de forma directa y al entrar en contacto con fuentes de agua potable. La delimitación de las zonas contaminadas y la resultante limpieza de esta son tareas que consumen mucho tiempo y dinero, requiriendo extensas habilidades de geología, hidrografía, química y modelos a computadora.
Contenido
[ocultar] 1 Agentes
o 1.1 Plaguicidas y pesticidaso 1.2 Insecticidaso 1.3 Herbicidaso 1.4 Fungicidaso 1.5 Actividad minera
2 Consecuencias 3 Descontaminación 4 Enfermedades
5 Referencias
[editar] Agentes
Los principales agentes son: insecticidas, vidrio, plástico, materia orgánica, solventes, plaguicidas, o sustancias radioactivas, etc.
[editar] Plaguicidas y pesticidas
Artículo principal: Pesticida.
[editar] Insecticidas
Artículo principal: Insecticida.
Se usan para exterminar plagas de insectos. Actúan sobre larvas, huevos o insectos adultos. Uno de los insecticidas más usado fue el DDT, que se caracteriza por ser muy rápido. Trabaja por contacto y es absorbido por la cutícula de los insectos, provocándoles la muerte. Este insecticida puede mantenerse por 10 años o más en los suelos y no se descompone.
Se ha demostrado que los insecticidas organoclorados, como es el caso del DDT, se introducen en las cadenas alimenticias y se concentran en el tejido graso de los animales. Cuanto más alto se encuentre en la cadena -es decir, más lejos de los vegetales- más concentrados estará el insecticida. Por ejemplo si se tiene: En todos los eslabones de la cadena, existirán dosis de insecticida en sus tejidos. Sin embargo, en el carnívoro de 2° orden, el insecticida estará mucho más concentrado.
El problema de la contaminación por plaguicidas es cada vez más grave tanto por la cantidad y diversidad como por la resistencia a ellos que adquieren algunas especies, lo que ocasiona que se requiera cada vez mayor cantidad del plaguicida para obtener el efecto deseado en las plagas. Sin embargo, la flora y fauna oriundas es afectada cada vez más destruyendo la diversidad natural de las regiones en que se usan. Además pueden ser consumidos por el hombre a través de plantas y animales que consume como alimento.
Hay otros insecticidas que son usados en las actividades hortofrutícolas; son biodegradables y no se concentran, pero su acción tóxica está asociada al mecanismo de transmisión del impulso nervioso, provocando en los organismos contaminados una descoordinación del sistema nervioso.
[editar] Herbicidas
Son un tipo de compuesto químico que destruye la vegetación, ya que impiden el crecimiento de los vegetales en su etapa juvenil o bien ejercen una acción sobre el metabolismo de los vegetales adultos. Esto conlleva que las aves que se alimenten de la vegetacion rociada con estos herbicidas caigan contaminados y mueran.
[editar] Fungicidas
Son plaguicidas que se usan para poder combatir el desarrollo de los hongos (fitoparásitos). Contienen los metales azufre y cobre.
[editar] Actividad minera
La presencia de contaminantes en un suelo supone la existencia de potenciales efectos nocivos para el hombre, la fauna en general y la vegetación. Estos efectos tóxicos dependerán de las características toxicológicas de cada contaminante y de la concentración del mismo. La enorme variedad de sustancias contaminantes existentes implica un amplio espectro de afecciones toxicológicas cuya descripción no es objeto de este trabajo.
De forma general, la presencia de contaminantes en el suelo se refleja de forma directa sobre la vegetación induciendo su degradación, la reducción del número de especies presentes en ese suelo, y más frecuentemente la acumulación de contaminantes en las plantas, sin generar daños notables en éstas. En el hombre, los efectos se restringen a la ingestión y contacto dérmico, que en algunos casos ha desembocado en intoxicaciones por metales pesados y más fácilmente por compuestos orgánicos volátiles o semivolátiles.
Indirectamente, a través de la cadena trófica, la incidencia de un suelo contaminado puede ser más relevante. Absorbidos y acumulados por la vegetación, los contaminantes del suelo pasan a la fauna en dosis muy superiores a las que podrían hacerlo por ingestión de tierra.
Cuando estas sustancias son bioacumulables, el riesgo se amplifica al incrementarse las concentraciones de contaminantes a medida que ascendemos en la cadena trófica, en cuya cima se encuentra el hombre.
Las precipitaciones ácidas sobre determinados suelos originan, gracias a la capacidad intercambiadora del medio edáfico, la liberación del ion aluminio, desplazándose hasta ser absorbido en exceso por las raíces de las plantas, afectando a su normal desarrollo.
En otros casos, se produce una disminución de la presencia de las sustancias químicas en el estado favorables para la asimilación por las plantas. Así pues, al modificarse el pH del suelo, pasando de básico a ácido, el ion manganeso que está disuelto en el medio acuoso del suelo se oxida, volviéndose insoluble e inmovilizándose.
A este hecho hay que añadir que cuando el pH es bajo, las partículas coloidales como los óxidos de hierro, titanio, zinc, etc. que puedan estar presentes en el medio hídrico, favorecen la oxidación del ion manganeso.
Esta oxidación se favorece aún más en suelos acidificados bajo la incidencias de la luz solar en las capas superficiales de los mismos, produciéndose una actividad fotoquímica de las partículas coloidales anteriormente citadas, ya que tienen propiedades semiconductoras.
Otro proceso es el de la biometilización, que es un proceso por el cual reaccionan los iones metálicos y determinadas sustancias orgánicas naturales, cambiando radicalmente las propiedades físico-químicas del metal. Es el principal mecanismo de movilización natural de los cationes de metales pesados.
Los metales que ofrecen más afinidad para este proceso son: mercurio, plomo, arsénico y cromo. Los compuestos organometálicos así formados suelen ser muy liposolubles y salvo casos muy puntuales, las consecuencias de la biometilización natural son irrelevantes,
cuando los mentales son añadidos externamente en forma de vertidos incontrolados, convirtiéndose realmente en un problema.
Aparte de los anteriores efectos comentados de forma general, hay otros efectos inducidos por un suelo contaminado:
Degradación paisajística: la presencia de vertidos y acumulación de residuos en lugares no acondicionados, generan una pérdida de calidad del paisaje, a la que se añadiría en los casos más graves el deterioro de la vegetación, el abandono de la actividad agropecuaria y la desaparición de la fauna.
Pérdida de valor del suelo: económicamente, y sin considerar los costes de la recuperación de un suelo, la presencia de contaminantes en un área supone la desvalorización de la misma, derivada de las restricciones de usos que se impongan a este suelo, y por tanto, una pérdida económica para sus propietarios.
Probablemente, la contaminación aparece por: recibir cantidades de desechos que contienen sustancias químicas tóxicas (en cualquier estado físico: sólidos, líquidos, gaseosos) incompatibles con el equilibrio ecológico; materias radiactivas, no biodegradables; [materias orgánicas] en descomposición, [microorganismos] peligrosos.
Acontecimientos como:
"Probar" en atómicos, en decenas de lugares geográficos (por ej., las primeras bombas atómicas inglesas se probaron en Australia), provoca que el suelo contaminado no pueda someterse a procesos de mitigación, por miles de años.
"Accidentes nucleares" como Chernóbil muestran la increíble y descomunal contaminación de suelos, agua, atmósfera, consecuencia de la falta de sentido común y/ó de leyes restrictivas a las potenciales fuentes de contaminación.
Las causas más comunes de contaminación del suelo son:
Tecnología agrícola nociva (uso de aguas negras ó de aguas de ríos contaminados; uso indiscriminado de pesticidas, plaguicidas y fertilizantes peligrosos en la agricultura).
Carencia o uso inadecuado de sistemas de eliminación de basura urbana. Industria con sistemas antirreglamentarios de eliminación de los desechos.
La contaminación del suelo tiene efectos negativos.
[editar] Consecuencias
El insecticida puede mantenerse por 10 años o más en los suelos y no se descomponen. Se ha demostrado que los insecticidas órgano clorados, como es el caso del DDT, se introducen en las cadenas alimenticias y se concentran en el tejido graso de los animales. Cuanto más alto se encuentre en la cadena -es decir, más lejos de los vegetales- más concentrados estará el insecticida. Aparte de los anteriores efectos comentados de forma general, hay otros efectos inducidos por un suelo contaminado: Degradación paisajística: la
presencia de vertidos y acumulación de residuos en lugares no acondicionados, generan una pérdida de calidad del paisaje, a la que se añadiría en los casos más graves el deterioro de la vegetación, el abandono de la actividad agropecuaria y la desaparición de la fauna. Pérdida de valor del suelo: económicamente, y sin considerar los costes de la recuperación de un suelo, la presencia de contaminantes en un área supone la desvalorización de la misma, derivada de las restricciones de usos que se impongan a este suelo, y por tanto, una pérdida económica para sus propietarios.
alteración de los ciclos biogeoquimicos contaminación de mantos freaticos interrupción de procesos biológicos
[editar] Descontaminación
Los microbios pueden usarse en la descontaminación del suelo.
La descontaminación o remediación se analiza utilizando mediciones a campo de la química del suelo, aplicando modelo de computadora para analizar transporte.1
[editar] Enfermedades
La contaminación de los suelos puede presentar algunas enfermedades como la urticária, tétanos, paludismo, etc...
miércoles 30 de septiembre de 2009
"La relación del hombre y la tierra, o de la sociedad y la
naturaleza en términos más globales, ha despertado siempre
una serie de ideas contradictorias en la geografía. Más allá de la
polémica, casi interminable, esta relación consiste básicamente
en una compleja trama donde ambos elementos se modifican y
condicionan mutuamente en una situación dinámica y
cambiante".
Carlos E. Reboratti.
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PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
TEMA
"Una investigación sobre los efectos negativos de la erosión
hídrica en Aldea Santa María, provincia de Entre Ríos".
PROBLEMA
¿Existe una relación directa entre la extrapolación de técnicas
agrícolas inadecuadas y la degradación de los suelos de la
región?
JUSTIFICACIÓN
A partir de la observación de las técnicas de conservación de los
suelos que se viene llevando a cabo desde hace un tiempo en la
mayoría de los campos de Aldea Santa María, se intentará
demostrar la existencia (o no) de una relación entre las
prácticas agrícolas que los inmigrantes ruso-alemanes aplicaron
en la región y la degradación acelerada de las tierras de cultivo.
OBJETIVOS
Reconocer el estado primigenio del ecosistema y el tipo de suelo
existente; describir el proceso de población y posterior
expansión de la frontera agrícola; analizar el proceso de la
erosión hídrica, sus causas y consecuencias; comprender el
desarrollo de la relación sociedad-naturaleza en cada momento
histórico y el efecto de la misma sobre el territorio.
DELIMITACIÓN TEMÁTICA
Espacio: Aldea Santa María y su zona de influencia, provincia de
Entre Ríos, Argentina. Tiempo: desde el año 1880 hasta la
actualidad.
DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN
El trabajo sigue un modelo bibliográfico complementado con la
observación y el relevamiento de la zona de investigación.
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INTRODUCCIÓN
El presente trabajo de investigación aborda el problema de la erosión hídrica de los suelos, comenzando por una visión general de las causas del proceso para centrarse luego en la ocurrencia puntual del mismo en Aldea Santa María, pequeña localidad ubicada en la provincia de Entre Ríos.Para ello fue indispensable recurrir a la interdisciplinaridad
como un camino absolutamente inevitable al momento de tener
que explicar las relaciones existentes entre la sociedad y la
naturaleza. Los conocimientos y la terminología propios de la
edafología, de la agronomía y de la ecología enriquecen el
trabajo y a la vez se amalgaman con los aspectos históricos y los
detalles geográficos.
Tanto la complejidad del fenómeno como la enorme influencia
que ejercieron los diversos actores involucrados en la ocurrencia
del proceso, forzaron la inclusión de dos ejemplos que ayudan a
comprender cómo determinadas sociedades se apropiaron del
espacio y comenzaron a producir un cambio que a la larga
terminaría afectándolas muy seriamente.
¿Qué aspecto presentaba la zona de investigación hace ciento
veinte años? ¿Existía proclividad de los suelos a la erosión?
¿Quienes fueron los alemanes del Volga? ¿Porqué se radicaron
en nuestro país? Estas constituyen solo algunas de las tantas
preguntas que van encontrando respuesta a medida que se
avanza en la lectura del trabajo.
El mismo está dividido en dos partes bien diferenciadas. En la
primera se describen y analizan todos los aspectos teóricos
necesarios para lograr una cabal comprensión del proceso de la
erosión hídrica de los suelos. La segunda parte propone una
visión fisiográfica de la región mesopotámica para luego
focalizar la atención en la ocurrencia del problema en Aldea
Santa María.
La investigación va mucho más allá de la simple búsqueda de
una respuesta al problema principal que se plantea, ya que el
interjuego de las diversas escalas de análisis involucradas hacen
que la aparición de nuevos conceptos se transforme en una
constante que enriquece mucho más el carácter geográfico de la
misma.
Quizás los lineamientos que se han seguido no se ajusten
estrictamente a las concepciones clásicas a los que muchos
investigadores pueden estar acostumbrados; pero encaja
perfectamente dentro de los parámetros que intentan definir la
nueva visión que debe brindar una geografía renovada.
Solamente así se comprenderá la misión que a esta le cabe a las
puertas del siglo XXI: comprender el porqué las cosas están
donde están y que es lo que con ellas va a pasar.
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PRIMERA PARTE
1 - LA NATURALEZA HUMANIZADA
La degradación de los recursos naturales, especialmente en las
naciones de América Latina es el problema ecológico más grave
que enfrentan estos países. Más aún porque su futuro depende
del uso eficiente de esos recursos. Su mal uso y degradación
empobrece a los Estados y envilece al medio ambiente. Es un
patrimonio incalculable en cuya pérdida no solo han actuado y
continúan actuando negativamente los agentes económicos de
la dependencia y de la libre empresa, sino que también
confluyen elementos culturales y socioeconómicos que son, en
su gran mayoría, engendrados en el subdesarrollo.
El hombre utiliza o podría utilizar para su alimentación,
generación de energía, construcciones y fabricación de todo tipo
de bienes materiales, seres vivientes y sustancias minerales del
planeta Tierra. Todo esto se engloba como recursos naturales, y
si se regeneran cumpliendo un ciclo se los considera recursos
naturales renovables. Caso contrario son considerados recursos
no renovables. Puede que algunos materiales orgánicos y la
mayoría de los recursos inorgánicos no sean renovables en el
corto lapso del tiempo humano; pero sí en el largo tiempo
geológico. Este es el caso de los sedimentos de origen orgánico
que se hallan acumulados en los fondos oceánicos y que pueden
sufrir grandes metamorfosis a tal punto de generar rocas
sedimentarias o incluso enormes yacimientos de hidrocarburos.
Estos son procesos geológicos de extensa duración y que
pueden originar gigantescos depósitos minerales, incluyendo los
de petróleo, razón por la que son considerados como recursos
no renovables. Al respecto, algunos geógrafos consideran que
estos "se forman tan lentamente que, desde un punto de vista
humano, las limitaciones en el suministro pueden considerarse
como fijas" (Haggett, 1994).
Los recursos naturales renovables son los recursos bióticos
animales y vegetales, y otros abióticos como el agua y los
suelos, con una dinámica propia que motiva su permanente
renovación. Haggett los denomina "de flujo", y sostiene que
"son recursos que son recurrentes pero variables en el tiempo...
y se miden normalmente en términos de output durante un
cierto tiempo... Pueden subdividirse en aquellos cuyo bajo nivel
de flujo no se ve normalmente afectado por la acción humana y
aquellos que demostrablemente se ven afectados" (Haggett,
1994).
Los elementos constitutivos de los recursos de flujo, carbono,
hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo, etc., se encuentran en
permanente circulación en la naturaleza a través de los
denominados ciclos biogeoquímicos.
La renovación total o parcial de la biomasa, en el caso de los
recursos bióticos, depende de las características biológicas del
recurso y de las condiciones del medio ambiente. Algunos
microorganismos, bajo determinadas condiciones, renuevan su
biomasa en unas pocas horas; mientras que los animales y
vegetales superiores pueden tardar decenas y aún cientos de
años. También existen recursos renovables no bióticos que
sufren procesos de transformación y regeneración permanente
como es el caso de las aguas y los suelos.
"Tanto los ecosistemas naturales como los agroecositemas, son
sistemas de producción de recursos renovables que se van
generando a diferentes niveles tróficos: primario (vegetales),
secundario (hervíboros), terciario (carnívoros). Los campos
cerealeros, de oleaginosas, de pastoreo, las granjas avícolas, los
tambos, las praderas naturales, los ríos, lagos, mares y océanos,
son los ecosistemas principales de cuya producción constante y
equilibrada depende la economía del hombre" (Campbell, 1985).
Las rocas, los minerales y los combustibles fósiles constituyen
los recursos naturales no renovables. Muchos minerales pueden
ser reutilizados aunque no hayan podido recuperar su
composición original, como es el caso del cobre, el hierro y las
piedras preciosas; pero muy por el contrario, se pierde toda
posibilidad de reutilizar los combustibles fósiles (carbón,
petróleo), las rocas sedimentarias (yeso, cal) y los minerales
radiactivos (hasta hoy).
Existen recursos naturales no renovables considerados
inagotables, como la energía solar. Producto de ella son todos
los organismos y otras formas de energía (eólica,
hidroeléctrica).
"El suelo como recurso natural imprescindible involucra al
hombre como persona en todas sus dimensiones, explicita las
interacciones CTS (ciencia-tecnología-sociedad), provoca una
reacción de compromiso colectivo por mejorar la calidad de vida
y muestra a su vez la vertiente humanista de la ciencia"
(Brailovsky y Foguelman, 1990). Es la superficie sólida sobre la
cual el ser humano asienta sus viviendas y desarrolla su vida,
una delgada capa de algunos decímetros que se ha formado por
la acción de diversos factores climáticos y de los seres vivos
sobre las rocas.
Así, el suelo que cubre las rocas de la litósfera, se compone de
materiales provenientes de las rocas de la superficie de la Tierra
y de materiales orgánicos. Ambos son partícipes de procesos de
desintegración mecánica y de cambios químicos. "Este proceso
de formación es muy lento. En efecto, un suelo de 30 cm. de
espesor puede haber necesitado desde cientos a miles de años
para su maduración. Los tiempos involucrados en su génesis
hacen que deba considearse al suelo como un recurso no
renovable o difícilmente renovable" (Fascículo Nueva Escuela Nº
6, 1993).
Pero los recursos naturales no son tales sin la participación del
hombre. Los humanos obtienen la energía para su propia
subsistencia de los renovables, o de flujo, y transforman los no
renovables por medio de máquinas y herramientas. El hombre
actúa como una potencia natural, razón por la cual los recursos
humanos son los disparadores de la energía acumulada en los
recursos naturales. Por ende, de su capacitación y fuerza de
trabajo depende el uso racional, adecuado y permanente de los
recursos renovables o de los no renovables.
Peter Haggett, tratando de definir la conservación de los
recursos, menciona una definición muy citada que dice que "la
conservación de los mismos es la programación de la utilización
de los recursos de modo que se logre el mayor rendimiento
durante el mayor periodo de tiempo posible para el mayor
número de personas... Esto encaja muy bien con los recursos
renovables... aunque resulta de aplicación menos sencilla para
los no renovables". Luego de analizar algunos aspectos de la
explotación de los mismos y de la viabilidad de la aplicación de
ciertas políticas de conservación a las que considera
"excesivamente cautelosas", concluye diciendo que si realmente
deseamos hacer el mejor uso posible de los recursos no
renovables sería coherente utilizar en primer lugar los más
baratos y los mejores, y después sí hechar mano a los menos
accesibles. Pero el tiempo es una cuestión esencial, y una
definición más útil de la conservación de los recursos que la
anterior es sencillamente "la elección del momento óptimo en
que utilizar los recursos naturales".
De todos modos, lo que no queda del todo claro en el caso de la
utilización del recurso suelo, es la aceptación de la posibilidad
de que el momento óptimo para su uso sea el momento en el
que se utilizó, y menos aún cómo y para qué se utilizó.
Es innegable la relación hombre-recursos naturales, tal como ya
fue planteada. Igualmente es incuestionable que esa
reciprocidad del hombre con la naturaleza se ha ido modificando
a lo largo de su evolución. Bajo su responsabilidad (o
irresponsabilidad), ha construído y deconstruído el medio, ha
cambiado los paisajes y ha degradado ambientes. De la misma
manera, los suelos han acusado el impacto de la degradación.
Algunos naturales y otros relacionados con la propia actividad
humana. Estos últimos tienen que ver con la evolución de los
asentamientos y con el surgimiento de las prácticas agrícolas.
"Desde el punto de vista ecológico la agricultura es una forma
extrema de simplificación de un ecosistema, en tanto restringe
su diversidad biológica a un mínimo de componentes: el cultivo,
sus malezas y sus plagas, representadas éstas por muy pocas
especies y por poblaciones muy homogéneas. En realidad,
cuando se realiza la selección artificial para la obtención de
cultivares, involuntariamente se están seleccionando también
las malezas y las plagas que competirán con, o predarán, el
cultivo mediante el desarrollo de un coincidente ciclo biológico"
(Brailovsky y Foguelman, 1990). Pero a pesar de la
artificialización, es el manejo de la agricultura el que asegura
mayores producciones. Y el hombre siempre ha tratado de
superar el límite de productividad buscando el máximo
excedente cosechable.
Detrás de esa búsqueda y bajo el impulso de una agricultura
arrolladora, los ecosistemas fueron sufriendo una gran
transformación. Los manejos aplicados hicieron que vastas
regiones cambiasen su fisonomía primigenia por un suelo
construído, un suelo resultante del desarrollo humano, tan
humano como una ciudad o cualquier otro producto cultural.
La relación entre una población (por ejemplo de seres humanos)
y su entorno, a través del suministro alimenticio, es un ejemplo
de ecosistema. Y la palabra ecosistema es el término abreviado
de "sistema ecológico", donde la palabra sistema está definida
como "un conjunto de componentes y las relaciones entre ellos".
A la ecología se le asigna el rol del estudio de plantas y
animales en relación a su medio ambiente. El primero en utilizar
el término "ecológico" fue el biólogo alemán Ernst Heinrich
Haeckel allá por 1868 al describir la relación de las plantas y su
medio ambiente.
A su vez, el medio ambiente de un organismo puede definirse
como todos aquellos objetos y fuerzas externos con los que este
se relaciona, o por los que resulta afectado. En esta definición
se incluyen otros organismos, entre ellos distintos miembros de
la misma especie. Por lo tanto, en ecología humana, "el
ambiente de la especie incluye otros grupos humanos (el
ambiente social), planta y animales, el clima, los recursos
naturales, etc. Así, los ambientes pueden clasificarse según las
características que exhiben, y determinados grupos de atributos
(como pluviosidad media, temperatura, condiciones edáficas,
vegetación) presentan formas típicas de vida animal. La mayor
de estas unidades ambientales que emplean los ecólogos (y
también los geógrafos) es el bioma... y en algunas ocasiones se
consideran zonas intermedias entre dos biomas" (Campbell,
1985). Es importante aclarar que a lo largo de la investigación
se observará la existencia de inevitables vínculos entre
geografía y ecología en muchos puntos, lo que responderá en
buena medida a la influencia de la concepción ecositémica (o
ecogeográfica) que se corresponde con los trabajos de los
geógrafos Jean Tricart y Richard J. Chorley a partir de la década
de 1970.
Como resultado de un largo proceso evolutivo los ecosistemas
naturales alcanzan un equilibrio que resulta, a su vez, en la
formación de comunidades estables. Cuando esta comunidad
logra un equilibrio de outputs de flujos de energía, o sea cuando
la sucesión ecológica ha concluido, se encuentran comunidades
clímax: selvas tropicales, bosques de coníferas, sabanas y
praderas. Bernard Campbell (Campbell, 1985) se refiere a este
equilibrio como "la capacidad límite de un ambiente dado con
respecto a una población determinada, nivel más allá del cual no
tendrá lugar ningún aumento importante de la misma".
Pero no todos coinciden en esto. El geógrafo americano Carl
Ortwin Sauer, citado por Rene Dubos (Dubos, 1986), señala que
"el concepto clásico de clímax ecológico es un postulado que no
refleja la realidad, ya que todo clímax supone el final de una
corriente de cambio y la realidad ecológica es un estado
dinámico; el equilibrio biológico no se alcanza nunca, porque las
influencias naturales y humanas alteran continuamente la
acción recíproca de los diversos componentes del ecosistema.
Las comunidades finales o estables son excepcionales en la
naturaleza e imposibles en presencia de la actividad humana.
Toda forma de agricultura, incluso la más primitiva, implica la
creación de ecosistemas artificiales. Dado que la mayor parte de
la zona templada del mundo ha sido transformada por el
hombre, el equilibrio de la naturaleza es, en el mejor de los
casos, un concepto artificial y estático que no guarda relación
con las condiciones que prevalecen en la mayor parte del
mundo". Cuando el hombre interactúa en los ecosistemas
naturales sobreexplotándolos, o bien modificando los factores
abióticos (suelo, agua), seguramente se originarán cambios
inevitables. Se producirá la rotura del frágil equilibrio ecológico
y la consecuente caída de la producción, y esto perjudicará
directamente a la sociedad.
El arqueólogo inglés sir Mortimer Wheeler estudió
detalladamente entre 1930 y 1940 la historia de Mohenjo Daro,
una ciudad-civilización que prosperó en los llanos del río Indo
(actual Pakistán), entre el año 2500 y el 1500 a. de J.C. Esta
civilización surgió y se desarrolló a la par, "en la misma época,
que las civilizaciones egipcia y la de la mesopotamia asiática,
pero difería de éstas en arquitectura, arte y tecnología"
(Edwards, 2000). De todos modos, como las mencionadas,
desapareció porque deterioraba su paisaje en forma constante.
O sea que el entorno estaba siendo destruído a causa de una
explotación excesiva o errónea.
La visión de Sauer es distinta y opina que "las zonas
deterioradas del mundo son las explotaciones recientes, no las
tierras de las civilizaciones antiguas". Sostiene su afirmación
con el argumento de que la agricultura japonesa ha mantenido
un nivel de productividad altísimo durante más de mil años sin
afectar la fertilidad del suelo ni la belleza del paisaje. De igual
manera muchas de las regiones de Europa occidental donde la
tierra comenzó a ser cultivada por los pobladores del neolítico
aún se mantienen fértiles tras varios miles de años de
explotación casi ininterrumpida.
Pero estas opiniones divergentes acerca de las relaciones entre
tierra y civilización pueden no ser compatibles. Todas las
grandes civilizaciones orientales que terminaron con la
fertilidad de su suelo estaban situadas en zonas áridas o
semiáridas. Bajo tales condiciones climáticas, la productividad
agrícola depende del riego y el suelo puede sufrir daños casi
irreversibles con muchísima facilidad. Por el contrario, Europa
occidental, Japón y otras regiones de Asia se benefician de un
régimen de lluvias mayor y, sobre todo, más constante, que
permite que el suelo se recobre con bastante rapidez de los
posibles daños causados por una mala administración ecológica.
De todos modos, las condiciones climáticas no responden por
entero acerca de la suerte que han corrido otras civilizaciones,
como la maya en América, la khmer en Asia y otras culturas que
surgieron en países húmedos; pero parece quedar lo
suficientemente claro que la explotación desacertada de la
naturaleza y el mal uso de la tecnología pueden destruir una
civilización, con total independencia del clima, de la tierra y del
sistema político.
Si bien la degradación ambiental del mundo moderno suele
atribuirse precisamente a los excesos de la tecnología, lo cierto
es que las raíces del problema parecen ser mucho más
profundas. Este debate comenzó a plantearse a mediados del
siglo XIX cuando George Perkins Marsh, un habitante de
Vermont, Estados Unidos de América, visitó el Próximo Oriente y
quedó sorprendido al encontrarse con ciudades desiertas,
puertos sin dragar y vastos espacios vacíos en lugar de
civilizaciones prósperas. Y queda muy claro que en ese caso no
se podía culpar a la naturaleza de la aridez del suelo, de la
destrucción de los bosques y de la conversión de lagos y
pantanos en llanos de arena y sal. Marsh concluyó,
acertadamente para algunos, que los errores ecológicos habían
llevado al deterioro de la agricultura de los países
mediterráneos y reconoció también que la calidad de los suelos
en otras regiones del mundo se debía a la eficiencia y
ponderación de las políticas agrícolas. Su libro titulado The
Earth Modified by Human Action (La acción del hombre como
agente modificador de la Tierra), publicado en el año 1874,
abogaba por prácticas conservacionistas desde un punto de
vista casi estrictamente agrícola.
En tanto Marsh hacía hincapié en la calidad de los suelos de
cultivo, otra idea conservacionista cobraba vida: la que se
esforzaba por salvar la calidad de la naturaleza. Un ecólogo,
también estadunidense, Aldo Leopold (1887-1948), era el
partidario más elocuente del nuevo movimiento, cuyo interés
principal era la vida salvaje y la naturaleza en estado original.
Leopold abogaba por una conciencia ecologista que rigiera
todos los aspectos de la relación sociedad-naturaleza. Tenía
mucha influencia como uno de los fundadores de la Wilderness
Society, y se valió de ella para hacer que el gobierno
norteamericano aprobara la protección de la primera reserva
natural de América, situada en las fuentes del río Gila, en Nuevo
México.
La poca influencia que tuvo Marsh se debió probablemente a
que escribió su libro en una época en que los métodos agrícolas
modernos producían enormes aumentos en las cosechas, por lo
que sus enseñanzas y recomendaciones parecían estar fuera de
contexto. Contrariamente, Leopold se hizo rápidamente de un
considerable número de seguidores, pues el daño causado por
las nuevas tecnologías hacía a la gente muy receptiva a sus
comentarios a favor de una nueva ética de la relación sociedad-
naturaleza.
A partir del siglo XX las ideas de Marsh se han desarrollado de
dos maneras: están aquellos geógrafos que, mediante una
detallada reconstrucción histórica, han estimado la magnitud de
los efectos de la intervención humana. Esta reconstrucción se ha
visto notablemente facilitada por las modernas técnicas de
medición y control. En segundo lugar, un aumento de la
preocupación académica por los efectos dañinos de la
intervención humana en la calidad del ambiente ha creado una
convergencia de disciplinas. El trabajo geográfico
contemporáneo en este área se basa no tan sólo en sus largas
tradiciones, sino en el trabajo paralelo de especialidades tales
como la biología y la ingeniería.
Desde un punto de vista científico, la adopción de una actitud
conservadora de la naturaleza se justifica por el hecho de que
las consecuencias a largo plazo de las intervenciones humanas
en los ecosistemas no pueden predecirse con certeza. La
experiencia del pasado demuestra que muchas de estas
intervenciones han causado trastornos ecológicos imprevistos,
muy a menudo desastrosos para el propio ser humano. Este
punto de vista coincide con el pensamiento del geógrafo de
Chicago Harlan Barrows (1877-1960), cuya escuela de
pensamiento comenzó a plantear las reacciones recíprocas
existentes entre el ser humano y el medio ambiente, semejante
a la de otras especies animales y vegetales.
El ingeniero argentino Roberto Casas sostiene que "la
degradación de los suelos es el resultado de uno o más procesos
que ocasionan la pérdida total o parcial de su productividad,
afectando las propiedades físicas, químicas y biológicas" (Casas,
1998). En consecuencia resulta muy difícil efectuar una
separación entre los distintos procesos de degradación que
puede sufrir un suelo, ya que están muy íntimamente ligados y
evolucionan en forma permanente en función principalmente del
uso de la tierra por el hombre. Cuando esto sucede en zonas
áridas o semiáridas el resultado final es la desertificación, un
fenómeno que se retroalimenta. La desertificación genera mayor
desertificación y el límite extremo es el desierto. Todos los
biomas terrestres (selva, bosque, pradera, etc.) son
susceptibles de degradación hasta alcanzar los grados máximos
de erosión y pérdida de los estratos fértiles del suelo. Entre las
principales causas de desertificación deben señalarse el
desmonte incontrolado, las prácticas agrícolas inadecuadas, una
deficiente utilización del agua y el sobrepastoreo. Todos estos
fenómenos tienen su origen, a su vez, en causas bien diferentes
como son el atraso socioeconómico, las tradiciones culturales, el
uso y tenencia de la tierra y el rápido aumento de las
poblaciones campesinas.
"Hacia principios del siglo XX la agricultura en la región
pampeana argentina se expandió sobre suelos vírgenes, con
elevados contenidos de materia orgánica y muy bien
estructurados. En esa primera etapa, las labranzas con
herramientas inadecuadas, asociadas a sequías climáticas y
quemazones, no impactaban negativamente en los suelos en
función de la elevada capacidad de recuperación del sistema
(resiliencia), lo cual permitía mantener el ámbito original con
muy escasa disminución de su capacidad productiva" (Casas,
2004). Después de ese periodo, se sucedieron en forma
alternada etapas de incremento de la vulnerabilidad de los
suelos con etapas de estabilización y recuperación parcial de la
calidad perdida. Por lo tanto "este suelo, descripto tantas veces
como un regalo del cielo o de la naturaleza, es... el resultado de
las sucesivas etapas de manejo agrario. Sólo que estamos más
acostumbrados a reconocer las obras humanas sobre la piedra y
el ladrillo que sobre la vegetación natural o sobre los
microorganismos del suelo" (Brailovsky y Foguelman, 1990).
Las actividades agrícolas e industriales del hombre han llegado
a transformar una enorme parte del globo terrestre.
Aproximadamente un 15 % de la superficie total está dedicada a
la agricultura, el 10 % a la ganadería y el 20 % a la explotación
forestal. De lo restante, la mayor parte está casi
constantemente helada o bien es demasiado fría o demasiado
montañosa para que el hombre la habite o la utilice en
condiciones normales. Por lo tanto el clima, la geología y la
topografía determinan qué formas de vida pueden prosperar en
una zona dada, y estas formas de vida, a su vez, alteran la
superficie y la fisonomía de un lugar. Cada sitio concreto es la
expresión de un conjunto sumamente complejo de fuerzas vivas
e inanimadas que se integran en un todo. Ya se mencionó al
hombre como una de esas fuerzas, probablemente la más
influyente; sus intervenciones pueden ser productivas y
acertadas si los cambios que introduce son compatibles con los
atributos intrínsecos del sistema natural sobre el que actúa. Ya
no queda ninguna duda: la tierra está siendo continuamente
cambiada, y la naturaleza está siendo humanizada.
Algunos geógrafos afirman que la geografía debería dedicarse al
estudio en detalle de los mecanismos mediante los cuales el
medio ambiente natural determina las actividades humanas.
Pero ocurre que, tal como sostiene Dubos (Dubos, 1986), "el
medio ambiente natural no determina la conducta; lo que hace
es ofrecer opciones que el ser humano seleccionará según su
cultura, sus aptitudes y sus preferencias personales. Al
manipular la naturaleza para satisfacer sus deseos, el hombre
crea su entorno... Naturalmente, los imperativos económicos
influyen profundamente en la conquista de la naturaleza".
Por lucro la mayor parte de las veces, por sostener economías
de subsistencia, por ignorancia o sencillamente por apego a
tradiciones culturales, el subdesarrollo es un enemigo
implacable de cualquier ecosistema. Detrás de la destrucción de
los bosques, selvas y praderas es muy probable que se oculten
siempre problemas económicos fundamentales como son el
estancamiento de la agricultura, el crecimiento incontrolado de
la población, el subempleo y la incapacidad de los gobiernos,
una incapacidad generadora de dependencia y subdesarrolllo de
la ciencia y de la tecnología.
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Bibliografía:
Brailovsky, Antonio E./Foguelman, Dina: "Memoria verde" -Historia ecológica
de la Argentina- Edit. Sudamericana, Buenos Aires, 1990.
Campbell, Bernard: "Ecología humana" -La posición del hombre en la
naturaleza-, Salvat Editores S.A., Barcelona, España, 1985.
Casas, Roberto R.: "El suelo, un recurso estratégico", Clarín Rural, Buenos
Aires, 17 de enero de 2004.
Chorley, Richard J.: "Nuevas tendencias en geografía", I.E.A.L., Madrid,
España, 1975.
Dubos, Rene: "Un Dios interior" -El hombre del futuro como parte de un
mundo natural-, Salvat Editores S.A., Barcelona, España, 1986.
Durán, Diana (compiladora): "Los procesos de degradación y la conservación
de suelos en la República Argentina", La Argentina ambiental -naturaleza y
sociedad-, Lugar Editorial, Buenos Aires, 1998.
Edwards, Mike: "La civilización del valle del Indo", Revista National
Geographic -en español-, Editorial Televisa Internacional S.A., México, junio
2000.
Fascículo Nueva Escuela Nº 6, Boletín informativo del Ministerio de Cultura y
Educación de la Nación, Buenos Aires, noviembre 1993.
Galeano, Eduardo: "Las venas abiertas de América Latina", 22da. edición
(revisada y corregida), Editorial Catálogos S.R.L., Buenos Aires, 2003.
Haggett, Peter: "Geografía, una síntesis moderna", Ediciones Omega S.A.,
Barcelona, España, 1994.
_______________________________________________
2 - EL PROCESO DE LA EROSIÓN HÍDRICA
Los procesos de erosión hídrica vienen afectando a los suelos de
la República Argentina desde hace mucho tiempo.
Ya en el año 1957 el ex Instituto de Suelos y Agrotecnia
estimaba que alrededor de 34.254.000 hectáreas estaban
afectadas por procesos erosivos, y de ellas el 53,4 % (aprox.
18.300.000 hectáreas) sufrían erosión hídrica.
Según datos recogidos por Diana Durán (Durán, 1998) sobre
información de la Fundación para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, se estima que la erosión hídrica afecta
aproximadamente a 25.000.000 de hectáreas. Teniendo en
cuenta la superficie erosionada estimada en 1957, el incremento
en treinta años fue de 6.700.000 hectáreas. Por lo tanto la
superficie afectada por erosión hídrica en el país creció a un
ritmo de 223.000 hectáreas por año. El informe "El deterioro del
ambiente en la Argentina" (FECIC-PROSA-AACSA, 1986),
estimaba la erosión hídrica de moderada a grave en 21.400.000
hectáreas.
El proceso de erosión hídrica comienza con el impacto de la gota
de lluvia sobre las partículas del suelo. Al desprenderse las
partículas de la estructura original del suelo, luego son
transportadas por el agua de lluvia a lo largo de la pendiente
hasta sedimentarse en lugares bajos o acumularse en canales,
alcantarillas, represas, etc. con los consiguientes peligros de
taponamientos e inundaciones y afectando la navegabilidad de
las vías fluviales.
La magnitud de las pérdidas de suelo es lo que permite valorar y
dar justa dimensión a los efectos de la erosión. Una
precipitación de 50 mm., que produce una erosión moderada,
puede arrastrar 0,2 mm. de suelo, o sea 3.200 kilogramos por
hectárea de suelo. Esta es una energía equivalente a 25
toneladas de TNT ó dinamita. Si en un año hay 10
precipitaciones de igual intensidad, se perderán 2 mm. de suelo.
A los 50 años se habrán perdido 10 cm. de suelo, cuya formación
requirió unos 2.000 años en condiciones naturales.
Algunos autores estiman que la tasa de formación de suelo en
condiciones de uso agrícola se puede aumentar a 25 mm. de
suelo en 30 años, o sea 0,85 mm./año.
Tomando un ejemplo concreto en la zona de Pergamino,
provincia de Buenos Aires, un suelo con 1 % de pendiente y con
una longitud de 500 metros, puede perder teóricamente estando
bajo cultivo de maíz de forma tradicional hasta 42 toneladas por
hectárea al año, o sea 3,3 mm./año (Fundación Cargill, 1988).
2.1 - Formas de erosión
La erosión hídrica se manifiesta en tres formas distintas, las que
corresponden a otros tantos pasos de su proceso.
La erosión es laminar o mantiforme cuando el agua remueve y
arrastra un manto superficial del suelo. Ello ocurre, por lo
regular, en los terrenos de poca inclinación, produciéndose de
una manera tan lenta, uniforme y gradual que sus perjuicios son
difíciles de apreciar a simple vista y a corto tiempo. No
obstante, la variación del color del suelo hacia tonos más claros
es un signo seguro de sus efectos que, por otra parte, se van
reflejando en una progresiva disminución de los rendimientos en
las cosechas.
Este tipo de erosión es la más frecuente y generalizada en
nuestro país y marca el comienzo de una destrucción que con el
tiempo se acentúa considerablemente. Su importancia es mucho
mayor en las zonas agrícolas y de praderas que en las boscosas.
Cuando se observan sobre el terreno numerosos canalículos y
zanjitas, la erosión se denomina digital, por analogía con el
aspecto que esas pequeñas excavaciones presentan con los
dedos de una mano abierta.
Dentro del proceso de la erosión pluvial esta forma constituye
su segundo paso, y significa que el agua ya ha encontrado sus
vías naturales de desagüe, intensificando el desgaste del suelo
y exponiéndolo a una profundización mayor en los lugares
afectados.
En las tierras de cultivo los signos de la erosión digital a
menudo no llegan a advertirse, pues las labores borran los
pequeños canales formados.
La erosión por zanjas, también denominadas cárcavas, última
fase del proceso, es la forma más espectacular y máxima del
mismo.
Los canalículos y zanjitas se transforman en zanjas de grandes
dimensiones, las que surcan los campos, socavándolos cada vez
más. Las hondonadas y desmoronamientos que se producen
terminan por inutilizar parcial o totalmente el terreno,
convirtiéndose las zanjas con frecuencia en torrentes o
arroyuelos que conducen el agua de lluvia y los componentes
del suelo destruido hacia los arroyos y ríos.
2.2 - Causas de erosión
En el manejo del suelo que explota, el hombre aplica diferentes
prácticas, que de no adaptarse a un sistema racional son causas
inevitables de erosión. Entre estas causas se incluyen el
pastores abusivo, el laboreo inapropiado del suelo, la
deforestación desordenada y la quema de la vegetación.
La deforestación desordenada, muy común en los bosques y
montes vírgenes, sobre todo, ha sido y continúa siendo una de
las principales causas de la rápida deterioración del suelo en
grandes sectores.
La tala sin medida de los bosques, ya para el aprovechamiento
directo de los árboles, o como tarea previa para la agricultura
ulterior, promueve una enérgica acción del agua sobre el suelo
despojado de una cubierta natural tan efectiva.
La quema de la vegetación espontánea, sea para limpiar las
áreas desmontadas (rozado) o a fin de mejorar los pastos sólo
de modo pasajero, como así también la destrucción de los
rastrojos por el fuego, priva al suelo de considerables reservas
de materia orgánica, tan fundamental para su cohesión,
dejándolo, además con frecuencia, desnudo, sin plantas ni
restos vegetales que contengan la marcha del agua.
El pastoreo abusivo, tanto por el exceso de cabezas en una
determinada superficie, como por la entrada del ganado a la
pradera en tiempo inoportuno, pronto agota la cubierta
herbácea.
Empobrecidas las pasturas y dificultada su regeneración, el
suelo pierde su mejor protección contra el agua, la que también
aprovecha las numerosas remociones de la superficie originadas
por el desplazamiento intenso de los animales.
La causa que provoca el mayor desgaste del suelo, al menos en
nuestro país, es el laboreo inapropiado de las tierras en declive,
con pendientes.
El cultivo que se realiza siguiendo el sentido de la pendiente, es
decir, en surcos rectos, facilita marcadamente la acción del
agua, que al no encontrar obstáculos para su libre movimiento,
arrastra enormes cantidades de suelo.
A las pérdidas de suelo que ese método desatinado ocasiona,
hay que añadir el desperdicio absoluto del agua, cuyo
almacenamiento normal en aquel permite una mejor evolución
del cultivo cuando las lluvias escasean.
2.3 - Grados de erosión
Por el grado de erosión se entiende la magnitud que el proceso
alcanza en un punto y momento determinados. Equivale a una
valoración directa de la erosión sobre el terreno, para deducir la
intensidad del fenómeno en el área que se considera.
El grado responde a escalas convencionales y para establecerlo
se comparan perfiles de suelo, estimándose en el caso de la
erosión hídrica la reducción del perfil alterado con respecto a
otro normal.
La escala que usualmente se emplea para calificar la erosión,
valora el desgaste observable en la capa superior del suelo. Los
grados son los siguientes:
a) Erosión ligera: pérdida de hasta un 10 por ciento.
b) Erosión moderada: de 11 a 25 por ciento.
c) Erosión severa: de 26 a 50 por ciento.
d) Erosión grave: mayor al 50 por ciento.
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Bibliografía:
Bellati, Jorge I.: "Conservación del suelo y del agua" -Publicación Nº 416-,
Ministerio de Agricultura y Ganadería, Dirección General de Investigaciones
Agrícolas, Instituto de Suelos y Agrotecnia, Buenos Aires, 1957.
Casas, Roberto R.: "El negocio es cuidar el suelo", Clarín Rural, Buenos Aires,
05 de julio de 2003.
Fundación Cargill: "Erosión" -Sistemas de producción, manejo y conservación
del suelo y del agua-, Buenos Aires, 1988.
Gavande, Sampat A.: "Física de suelos" -Principios y aplicaciones-, Cap. 1
(Manejo de suelo y agua), Editorial Limusa-Wiley S.A., México, 1973.
Lorenzatti, Santiago: "El suelo tiene termómetro", Clarín Rural, Buenos Aires,
29 de mayo de 2004.
Olivier, Henry: "Riego y clima", -Nuevos métodos para la planeación y
desarrollo de los recursos hidráulicos-, Compañía Editorial Continental S.A.,
México, 1975.
Rognon, Pierre: "Lucha sin vigor contra la desertificación", Le Monde
Diplomatique, Edición Cono Sur, Nº 20, Buenos Aires, febrero de 2001.
_______________________________________________
3 - LA FORMACIÓN DE LOS SUELOS
El suelo es la capa superficial en continua transformación física,
química y biológica, sobre la cual se arraiga la vegetación. Está
formado por distintos horizontes que se identifican por la
coloración y el tamaño de las partículas que lo integran.
Estos horizontes son tres y se los designa con las letras A, B y C;
se los puede observar en un perfil de suelo completo, aunque a
veces puede faltar el horizonte B.
El horizonte A, denominado eluvial, sufre la disolución de las
capas que contiene, por el lavado de las aguas de
infiltración.Estas sales en disolución son llevadas al horizonte B
o iluvial, en donde se depositan.
El horizonte C, llamado roca madre, constituye el material sobre
el cual se desarrolla el suelo.
Las características del suelo dependen esencialmente de la roca
madre y de las condiciones climáticas del medio en que se
desarrolla; de ahí que una misma roca madre pueda dar
distintos tipos de suelo. Por ejemplo, en la provincia de
Misiones, bajo un mismo clima subtropical sin estación seca, el
basalto da un suelo arcilloso limoso de color rojizo; en cambio
en la Patagonia Extrandina, bajo un clima árido frío, origina un
suelo regolítico derivado de la disgregación del mismo basalto,
sin alteración química y de color pardo oscuro o grisáceo.
"En cuanto al color, los suelos rojizos son ricos en óxido de
hierro y denotan regiones de buena infiltración de las aguas; el
color amarillento anaranjado indica que ha habido una
hidratación de los óxidos; los suelos grises azulados denotan
una infiltración escasa y aguas estacionadas; los suelos de color
pardo oscuro o negro (denominados "chernozión") indican la
presencia de humus, sustancia orgánica descompuesta que
produce gran fertilidad. Los suelos blanquecinos son salinos"
(FitzPatrick, 1987).
3.1 - Su relevamiento en Argentina
En la República Argentina, el Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA) realiza el relevamiento permanente de los
suelos utilizando métodos muy modernos que incluyen la
interpretación de fotografías aéreas, imágenes satelitales, los
estudios de campo y las investigaciones en los laboratorios.
Preparó el Mapa Edafológico de la República Argentina y la
Carta de Suelos a una escala más grande, 1 : 50.000, sobre la
cual se han delimitado las "series de suelos" por medio de
letras. La carta va acompañada por un informe en el que se
detallan las características del área en cuanto a relieve,
hidrografía, clima, vegetación, etc., así como el uso actual de la
tierra.
3.2 - Clasificación de los suelos
La clasificación de los suelos en nuestro país se realiza de
acuerdo con la utilizada por el Servicio de Suelos de los Estados
Unidos de América, denominada "de la 7ma. Aproximación", y
que comprende los diez órdenes siguientes:
1. Entisoles. Suelos poco desarrollados sobre material de
acarreo, rocosos. Generalmente los horizontes no se
diferencian. dentro de estos suelos se distinguen los litosoles,
que son arenosos, medanosos. Se encuentran en zonas de Cuyo
y de la Patagonia.
2. Vertisoles. Suelos arcillosos que al humedecerse se hinchan y,
al secarse, se agrietan y se parten. Son los suelos de gran parte
del sur de la provincia de Corrientes y de Entre Ríos. Debido a su
agrietamiento crean grandes problemas en cuanto a la
estabilidad de las viviendas y son muy propensos a la
erosionabilidad.
3. Inceptisoles. Suelos poco evolucionados, pero que contienen
materia orgánica. Se los localiza en los valles del noroeste de
Salta y Jujuy y en algunos patagónico-andinos.
4. Aridisoles. Suelos propios de las regiones áridas, de color
amarillento. Contienen humus en muy escasa proporción.
Arenosos y de fácil filtración del agua. Se desarrollan en la
diagonal árida de la Argentina.
5. Molisoles. Suelos muy bien desarrollados, de color pardo
oscuro, ricos en humus y bien drenados. Abundan en la llanura
Pampeana, en los conos de deyección que forman el pie de
monte de las sierras Pampeanas y otras.
6. Spodosoles. Suelos de color gris claro o gris ceniza,
correspondientes a zonas de clima frío y húmedo; de ahí que
sean suelos muy lavados. Presentan los horizontes muy
distintos entre sí. Se desarrollan en los bosques de coníferas.
Abundan en los bosques fueguinos.
7. Alfisoles. Suelos muy arcillosos que se desarrollan en climas
húmedos, con drenaje imperfecto y poca materia orgánica. Son
suelos de la pampa deprimida, recorrida por el río Salado, de las
zonas de los esteros correntinos, etc.
8. Ultisoles. Suelos rojizos, ricos en óxido de hierro,
desarrollados en un clima tropical o templado, arcillosos, poco
fértiles. Se los localiza en sectores de las provincias de Misiones
y Corrientes, Chaco, Santiago del Estero y Formosa.
9. Oxisoles. Suelos rojizos con gran proporción de óxidos de
hierro, desarrollados en climas subtropicales sin estación seca.
Si no han sido muy utilizados, son de gran fertilidad. Se
encuentran en gran parte de Misiones y el nordeste y centro de
Corrientes.
10. Histosoles. Suelos con coloración pardo oscura, con alto
contenido de materia orgánica, pero muy poco descompuesta.
Se forman en ambientes de gran humedad y aguas estancadas.
Corresponden a los suelos de las turberas del sur de Santa Cruz,
de Tierra del Fuego e islas Malvinas, así como a los mallines de
la cordillera Andino-Patagónica.
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Bibliografía:
Barreira, Eduardo A.: "Fundamentos de edafología para la agricultura", Edit.
Hemisferio Sur, Buenos Aires, 1978.
Conti, Marta -coordinadora-: "Principios de edafología" -con énfasis en suelos
argentinos-, Editorial Facultad Agronomía, Buenos Aires, 2000.
Espartel, Lélis y Lüderitz, Joâo: "Caderneta de campo" -A natureza do solo-,
Editora Globo, Porto Alegre, Brasil, 1977.
FitzPatrick, E. A. : "Suelos: su formación, clasificación y distribución",
Compañía Continental, S. A. de C. V., México, 1987.
Quarleri, Paulina: "Geografía de la República Argentina" -Suelos-, Editorial
Kapeluz, Buenos Aires, 1991.
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4 - FACTORES FÍSICOS QUE INFLUYEN EN LA EROSIÓN HÍDRICA
Para que se produzca erosión por el agua deben coexistir una
serie de "factores predisponentes" que, en la medida que se
combinen, determinan los distintos grados de erosión que ya
fueron tratados en 2.3.
Un primer factor es la precipitación; las gotas de lluvia ejercen
su acción destructiva sobre las partículas del suelo que a su vez
van obturando y sellando los poros, de modo que la velocidad de
infiltración de agua disminuye y aumenta el escurrimiento hacia
las zonas bajas.
La influencia de las precipitaciones se da en tres aspectos:
intensidad, cantidad total y distribución.
La intensidad es un parámetro de gran importancia, ya que a
medida que se incrementa, corresponde un mayor tamaño de
gota y consecuentemente un aumento en su poder destructivo.
Es lógico que al momento de intentar diseñar algún tipo de
sistema de control de la erosión hará falta conocer los datos de
intensidad máxima de precipitaciones.
La cantidad total influye en la medida en que al aumentar, hay
más agua en exceso y por lo tanto aumenta el escurrimiento.
Esto es particularmente importante cuando el suelo ya está
mojado.
Finalmente, la distribución también interesa ya que las
precipitaciones más frecuentes (aquellas otoño-primaverales
para nuestro país) encuentran los suelos generalmente
desprotegidos de vegetación.
Un segundo factor es el suelo, respecto al cual se ha
considerado conveniente prestarle un tratamiento especial.
4.1 - Desprendimiento y transporte del suelo
La erosión del suelo consiste en dos procesos: desprendimiento o
desagregación y transporte. En general, la desagregación
aumenta al aumentar el tamaño de las partículas de suelo,
mientras que el transporte aumenta al disminuir dicho tamaño.
De aquí resulta que las partículas de arcilla se desprenden con
mayor dificultad que los granos de arena, pero, en cambio, son
más fáciles de transportar que éstos.
La erosión del suelo por el agua (prescindiendo de la erosión por
salpicadura) no ocurre si no hay escurrimiento. Los suelos con
grandes partículas estables, como granos de arena o agregados
aglutinados con hierro, raramente sufren la erosión, porque
pocas veces el agua de la lluvia cae más deprisa que lo que la
absorbe el suelo.
Un suelo con 2 a 5 por ciento de materia orgánica puede
contener agregados relativamente estables, pero estos agregados
son incapaces de resistir la acción conjunta de la humectación y
de la percusión de las gotas de agua de la lluvia. Los agregados
se deshacen y sus restos ocasionan la obturación de los huecos o
poros de la superficie del suelo. El efecto de esta obturación,
unido a la disminución natural de la infiltración con el pasar del
tiempo, debida al descenso del gradiente hidráulico, hace que
prontamente la velocidad de absorción de agua por el suelo sea
inferior a la intensidad de la lluvia durante los aguaceros
intensos. A partir de este momento, la erosión depende de la
pendiente y, por consiguiente, de la velocidad del agua de
escurrimiento, así como de la facilidad con que las gotas de agua
de la lluvia y el agua de escurrimiento desagreguen el suelo.
Cuando se inicia el escurrimiento, los agregados todavía no han
sido divididos completamentey, durante corto tiempo, el agua de
escurrimiento arrastra consigo una gran masa de agregados
pequeños.
Cuando la película superficial se ha formado completamente por
la obturación de los huecos de la superficie del suelo y la
consolidación debida a las gotas de agua de la lluvia, se reduce
la velocidad de la erosión y ésta únicamente arrastra partículas
finísimas arrancadas de la película. Llegado este estado, la
magnitud de la erosión depende de las propiedades del suelo. En
los suelos limosos de limo grueso y los arenosos con poca arcilla,
la velocidad de infiltración se mantiene en valores bastante
grandes, a pesar del apelmazamiento de la superficie del
terreno. El escurrimiento, y por consiguiente la erosión, son
menores que en los suelos de textura más fina. Por el contrario,
en los suelos arcillosos compactos se forma en la superficie una
película de compacidad tal que las gotas de agua de la lluvia sólo
pueden desprender de tal película muy pocas partículas. En este
caso, el escurrimiento es muy considerable, pero la erosión es
pequeña.
Una cuestión importantísima que hay que tener presente aquí es
que, durante una lluvia intensa de duración considerable, los
agregados se deshacen cualquiera que fuese su estabilidad
primitiva. Este punto será de suma importancia al tratar el
problema específico de la erosionabilidad de los suelos en la
zona de estudio que enfoca esta investigación.
Entonces, si todos los agregados se deshacen durante una lluvia
en las condiciones descritas, cabe preguntarse: ¿es la
inestabilidad de los agregados un factor realmente importante
en la lucha contra la erosión? En las condiciones ideales que
acaban de exponerse, cuando una lluvia continua muy intensa
persiste hasta que todos los agregados se deshacen, la
estabilidad relativa de los agregados no tiene gran importancia
en la reducción de la magnitud de la erosión. Sin embargo, en
las condiciones reales, esta estabilidad es muy importante. La
diferencia está en las condiciones que realmente se dan en la
naturaleza. Estas condiciones son las siguientes:
a) Raramente ocurre una lluvia de intensidad constante. Cada
vez que la intensidad de un aguacero varía, se origina un nuevo
conjunto de condiciones. Cuando la intensidad nueva es mayor
que la precedente, el equilibrio de la obturación de la superficie
se rompe y la erosión se acelera durante un breve periodo hasta
que se alcanza un nuevo equilibrio. Las lluvias muy intensas son
de corta duración y cuando en el suelo existen agregados
estables, aquellas quizás no han comenzado aún a ocasionar
erosión en el momento en que finaliza el periodo de gran
intensidad. Por el contrario, en condiciones análogas, los suelos
con agregados inestables pueden sufrir una erosión apreciable.
b) Con los instrumentos de labranza es imposible dar al terreno
una superficie perfectamente lisa (lo mejor para conseguir una
superficie aproximadamente lisa es emplear un rastrillo de
mano). Cuando deliberadamente se deja irregular la superficie
del terreno, la erosión ocurre solamente desde los puntos altos a
los bajos en una superficie muy pequeña, hasta que se forman
surcos o acanaladuras por donde son arrastradas las partículas
desprendidas del suelo. Cuando este tiene agregados estables,
los puntos altos conservan un gran poder de absorción, aunque
en los bajos se haya producido la obturación de los huecos de la
superficie. Por eso los daños ocasionados por una fuerte lluvia se
reducen al mínimo en aquellos campos donde los cultivos se han
hecho siguiendo las curvas de nivel.
c) En los declives de pendiente superior a 3 por ciento la película
superficial sufre la erosión. Esta erosión de la película
superficial aumenta al aumentar la pendiente. Cuando la
película queda erosionada se inicia nuevamente el ciclo de la
formación de la película, dependiendo la rapidez de esta
formación de la estabilidad de los agregados.
4.2 - Infiltración y permeabilidad de los diferentes horizontes
La velocidad de infiltración en un suelo seco es muy grande
durante breve tiempo. A medida que el suelo se humedece la
velocidad de infiltración disminuye rápidamente hasta que, por
último, se alcanza una velocidad de equilibrio. Esta velocidad de
equilibrio depende de ciertas características del suelo (sobre
todo de la textura y la estructura). En un suelo húmedo la
velocidad de infiltración se inicia con un valor próximo al de la
velocidad de equilibrio y alcanza el valor de ésta poco después de
que el terreno recibe agua.
La disminución de la velocidad de infiltración con el tiempo
ocurre cualquiera que sea el modo en que el agua se ponga en
contacto con el terreno. La obturación de las grietas y huecos de
la superficie del suelo, debida al choque de las gotas de agua de
la lluvia, acelera el ritmo de esta disminución y rebaja el valor de
la velocidad de equilibrio. La prevención de dicha obturación
mediante coberturas orgánicas muertas o cubiertas vegetativas
mantiene en valores elevados la velocidad de infiltración y, por
consiguiente, reduce el escurrimiento y la erosión.
Las condiciones en que las lluvias precedentes dejaron la
superficie del suelo contribuyen a determinar la velocidad de
infiltración, a menos que después de tales lluvias se haya labrado
la tierra. Cuando el suelo superficial ha sido dispersado y la
agregación ha sido destruída, una lluvia posterior reconstituye la
película superficial en varios minutos. De este modo, la velocidad
de infiltración disminuye hasta un valor de equilibrio poco
después de iniciarse la lluvia.
La infiltración depende también del contenido de humedad del
suelo al comenzar la lluvia. La capacidad de retención de agua
de un suelo seco es considerable. Por ello, la velocidad inicial de
infiltración es muy grande hasta que dicha capacidad comienza a
satisfacerse. Finalmente, cuando no han sido obturados los
huecos de la superficie del suelo, éste goza de una velocidad de
infiltración igual a la velocidad de desplazamiento del agua en
un suelo húmedo. En un suelo que ya está húmedo, aunque no
del todo, la capacidad de retención de agua está casi satisfecha y
el agua penetra en él desde un principio con una velocidad
aproximadamente igual a la de desplazamiento del agua en un
suelo completamente húmedo. La humedad en este caso es
relativa, puesto que, en un suelo bien avenado, el agua siempre
se desplaza por existir en él una cierta tensión, y la saturación
únicamente ocurre en la misma superficie (6 mm.
aproximadamente).
El agua se desplaza en el suelo con velocidad directamente
proporcional a la humedad del mismo, siendo máxima esta
velocidad de desplazamiento en la saturación y disminuyendo
rápidamente a medida que el suelo se vuelve más seco. Por esta
razón, la obturación de la superficie reduce la velocidad del
desplazamiento del agua en dos maneras: primera, permitiendo
que el agua penetre en el suelo sólo muy lentamente; y segundo,
haciendo más lento el desplazamiento del agua al mantener el
suelo más seco.
Aparte la relación entre la infiltración y la humedad del suelo, el
desplazamiento del agua en los suelos depende de diversas
características propias de éstos. Una de las características es la
porosidad. El agua se desplaza más fácilmente en un suelo
poroso que en un suelo compacto, a causa, sobre todo, del
obstáculo que opone al flujo líquido el suelo compacto.
Los horizontes subyacentes influyen en la velocidad de
infiltración. Un horizonte más poroso o menos poroso que la
capa superficial obstaculiza el flujo de agua. Sin embargo,
cuando este horizonte está a 20 - 25 centímetros por debajo de la
superficie, la infiltración no varía grandemente durante un
aguacero, a no ser que éste sea muy intenso o que el suelo
estuviese ya húmedo al iniciarse la lluvia.
Como el agua se desplaza en el suelo por existir en él una
diferencia de tensión, el desplazamiento se verifica en el sentido
de la tensión mayor (menor humedad). Por esta causa, el agua
que se desplaza en un suelo franco limoso no penetra en una
capa de arena hasta que el suelo franco limoso se humedece en
tal grado que su propia tensión de humedad es menor que la de
la arena (ésta puede estar cerca de la saturación). Cuando esta
capa de arena está inmediata a la superficie, la capa de suelo
franco limoso suprayacente puede permanecer en estado de casi
saturación durante los períodos de lluvia, y la infiltración será
pequeña.
Una capa compacta cercana a la superficie hace más lento, por
su menor porosidad, el desplazamiento del agua. Esta
disminución de la velocidad de desplazamiento del agua no se
traduce en una disminución inmediata de la velocidad de
infiltración. Sin embargo, el contenido de humedad de la capa
suprayacente comienza prontamente a aumentar. Cuando el
suelo recibe bastante agua, la velocidad de infiltración decrece.
El exceso de agua en la capa suprayacente más porosa, se
desplaza con el tiempo a la capa más compacta, porque la
tensión es mayor en ésta. Sin embargo, cuando la capa compacta
está seca, la penetración de agua en ella se ve obstaculizada. Por
otra parte, cuando la capa compacta está cercana a la
saturación, lo que ocurre cuando la capa subyacente es más
porosa, la penetración de agua en la capa compacta es
obstaculizada también. Con el pasar del tiempo esto hará que la
capa suprayacente se sature, reduciéndose así la velocidad de
infiltración.
4.3 - La agregación y la obturación de la superficie del suelo
La formación de agregados depende de la materia orgánica
(excepto en el caso de la aglutinación por el hidróxido de hierro)
y del tipo de bases que el suelo contiene. Los subsuelos
desprovistos de materia orgánica tienen agregados muy
inestables. Un suelo rico en materia orgánica (15 a 20 por ciento
del porcentaje de arcilla) recupera en un año su agregación
cuando se la ara, aunque su superficie se pulverice por la acción
de las gotas del agua de la lluvia al efectuar la arada. Sin
embargo, estos agregados quizás no sean muy estables si no se
hechó materia orgánica en el suelo al ararlo. Los cationes
bivalentes (calcio, por ejemplo) aumentan la agregación, y los
monovalentes (sodio, por ejemplo) la disminuyen y dispersan el
suelo.
La materia orgánica en rápida descomposición forma agregados
estables, pero esta materia orgánica es muy sensible al ataque
por los microorganismos. Los agregados que se forman de este
modo no permanecen largo tiempo estables. Un ejemplo de este
tipo de agregación se da cuando se entierra un cultivo de abono
verde y se le mezcla bien con el suelo. Los agregados que así se
forman alcanzan la estabilidad máxima en cuatro o seis semanas,
pasadas las cuales la estabilidad disminuye rápidamente.
La agregación más estable es la que ocurre cuando una vieja
pradera de gramíneas o de gramíneas/leguminosas se ara. El
término "gramínea/leguminosa" se refiere a una mezcla de
gramínea y semillas de leguminosa sembradas conjuntamente.
La razón de esta estabilidad está en la excelente distribución de
los productos de descomposición de las raíces de las gramíneas.
Estos productos suministran materia orgánica muy bien
distribuida para la formación de los agregados. La estabilidad de
estos agregados disminuye con el tiempo, pero ellos
proporcionan una protección excelente contra la erosión durante
los dos o tres meses siguientes a la arada de un campo.
El mecanismo de la formación de los agregados es sumamente
compleja y no se conoce muy bien, sabiéndose únicamente que
depende de la arcilla, la materia orgánica, los cationes bivalentes
y la desecación. Una explicación de este mecanismo es que la
arcilla y la materia orgánica se unen mediante "puentes" de
cationes bivalentes. Es sabido que los cationes monovalentes no
enlazan sino que dispersan las partículas de suelo. El mecanismo
por el cual la materia orgánica estabiliza los agregados se
conoce algo mejor. Interviene en él la velocidad de humectación
que es un factor primordial en la descomposición de los
agregados. Los agregados que se humedecen con mucha rapidez
se descomponen casi inmediatamente con sólo echarles agua.
Esta rápida descomposición se ha atribuido a una explosión
debida al aire encerrado en el agregado, y puede que en parte se
deba a esto, pero ciertamente se debe también a la rotura de los
debilísimos enlaces durante la humectación rápida. Los
agregados pobres en materia orgánica se descomponen
simplemente por la acción de la humedad. Cuando a esta acción
se suma la gran energía de las gotas de agua de la lluvia, la
agregación se destruye por completo con unas pocas gotas.
Un factor importante en la velocidad de humectación es el
"ángulo de humectación" que forman el agua y el suelo. En los
suelos desprovistos de materia orgánica el ángulo de
humectación vale cero. A medida que aumenta el contenido de
materia orgánica del suelo comienza a crecer el ángulo de
humectación y a disminuir la velocidad de humectación. Los
agregados pueden impermeabilizarse prácticamente echando en
el suelo suficiente materia orgánica fácilmente descomponible.
Otro factor que influye en la velocidad de humectación de los
agregados es su contenido de humedad en el momento en que
comienza a llover. Los agregados muy secos absorben el agua
muy rápidamente y parece que explotan al humedecerse. Los
agregados muy húmedos tienen ya debilitados los enlaces. Los
agregados ni muy secos ni muy húmedos son los más estables.
4.4 - El espesor de la capa arable
El espesor de la capa arable influye de diversas maneras en la
erosionabilidad del suelo. Uno de los efectos de dicho espesor se
ejerce sobre la infiltración que, a su vez, influye en la erosión. La
capa arable es generalmente homogénea. Esto permite que la
infiltración del agua proceda sin obstáculos durante cierto
tiempo hasta que el agua alcanza capas de porosidad diferentes.
Otro efecto se manifiesta sobre el contenido de materia orgánica
de la superficie del suelo. Cuando la capa arable es poco espesa
y, en la arada, el subsuelo se mezcla con ella, su contenido de
materia orgánica disminuye. Esto se traduce en una menor
estabilidad de los agregados y en una erosión mayor.
Otro efecto se deja sentir sobre la fertilidad general del suelo.
Cuánto más espesa es la capa arable mayor es la cantidad de
nitrógeno que se desprende y, por consiguiente, la cubierta
vegetativa que se produce es más considerable y las pérdidas
debidas a la erosión son menores que las que ocurren en los
suelos con capa arable poco espesa.
De lo que antecede se deduce que la erosión hace que se
produzca todavía más erosión. En los casos en que los declives
son muy inclinados, la erosión de la capa arable puede dejar el
terreno en condiciones tales que la cubierta vegetativa no
prospere sin la utilización de abonos. Cuando el empleo de éstos
no es económicamente factible, este terreno puede ser
prontamente disecado por cárcavas y resultar inútiles para la
agricultura. Además, de dicho terreno pueden desprenderse
sedimentos que van a depositarse, durante los períodos de
inundaciones, en los embalses, en los cauces de los cursos de
agua y en los terrenos de cultivo valiosos de los valles.
4.5 - Capacidad de retención de agua
El efecto de esta capacidad sobre la erosión se confunde con el
efecto que ejerce la textura. La textura de un suelo es la
principal causa determinante de la capacidad de retención de
agua del mismo. Los suelos con texturas distintas se erosionan
de manera diversa dabido a las diferencias de infiltración,
percolación y desagregación.
Un efecto directo de la capacidad de retención de agua sobre la
infiltración se manifiesta en la cantidad de agua que un suelo
contiene al comenzar a llover. Un suelo arenoso no puede
retener mucho agua, por lo que el agua excedente pasa
rápidamente a las capas de suelo más profundas. Por ello, los
suelos arenosos tienen siempre espacios lagunares disponibles
para albergar agua. Por el contrario, los arcillosos pueden
retener gran cantidad de agua, y en ellos ésta puede llenar gran
parte de los espacios lagunares existentes. Cuando llueve sobre
suelos arcillosos que ya contienen mucha agua, como estos
suelos tienen pocos espacios lagunares libres para absorber más
agua, ésta, en su mayoría, corre sobre el terreno.
Por estas razones, la capacidad de retención de agua influye en
la cantidad de agua que puede correr sobre el terreno durante
las lluvias intensas. Por consiguiente, puede suponerse que la
capacidad de retención de agua causa erosión por su influencia
sobre la desagregación del suelo por el agua de escurrimiento.
La arena se desprende fácilmente del suelo y es arrastrada sin
dificultad por el agua de escurrimiento dotada de gran velocidad.
Por el contrario, las arcillas se adhieren al terreno, siendo
prácticamente imposibles desprenderlas de él. Sin embargo, casi
todos los suelos tienen una textura intermedia entre la arenosa y
la arcillosa y reaccionan ante los aguaceros en modo también
intermedio a como lo hacen los suelos arenosos y los arcillosos.
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Bibliografía:
Barreira, Eduardo A.: "Fundamentos de edafología para la agricultura", Editora
Hemisferio Sur, Buenos Aires, 1978.
Conti, Marta: "Principios de edafología" -Con énfasis en suelos argentinos-,
Editorial Facultad de Agronomía, Buenos Aires, 2000.
Gavande, Sampat A.: "Física de suelos" -Principios y aplicaciones-, Cap. 1 (Manejo
de suelo y agua), Editorial Limusa-Wiley S.A., México, 1973.
Lorenzatti, Santiago: "El suelo tiene termómetro", Clarín Rural, Buenos Aires 29
mayo de 2004.
UNESCO: "Agua, vida y desarrollo" -Tomo 3: técnicas-, UNESCO-ORCYT (Oficina
Regional de Ciencia y Tecnología), s/ed., Montevideo, Uruguay, 1991.
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5 - LA CUBIERTA O VEGETACIÓN COMO PROTECCIÓN DEL
SUELO CONTRA
LA EROSIÓN HÍDRICA
La cubierta vegetal o vegetación protege de diversas maneras el
suelo contra la erosión:
amortigua el choque de las gotas de agua de la lluvia con el
suelo;
ofrece resistencia al agua en movimiento y disminuye la
velocidad de escurrimiento;
las raíces de las plantas contribuyen a mantener fijo el
suelo;
las raíces y los restos de las plantas ayudan a mejorar la
estructura del suelo haciéndolo más poroso y más
apropiado para absorber el agua de la lluvia.
La facultad de las plantas y la cubierta vegetal de proteger el
suelo contra la erosión depende no sólo de la densidad con que
crecen las plantas sino también de su desarrollo total.
5.1 - Barbecho desnudo
Se denomina barbecho al sector de campo que se deja de arar y
pastorear para permitir su recuperación durante un período
determinado. El barbecho desnudo se refiere al terreno labrado y
sin vegetación.
La máxima erosión posible se produce en los terrenos en
barbecho desnudo arados al comienzo de la barbechera. El efecto
de la cubierta vegetal sobre la reducción de la erosión es mínimo
en este caso. La energía de las gotas de agua de la lluvia se
absorbe directamente en la superficie del suelo. Rápidamente se
forma una película obturadora superficial y pronto el agua corre
sobre ella con la máxima velocidad. Cuando el tiempo
transcurrido entre una y otra lluvia es corto y en él el suelo no se
ha labrado, el escurrimiento se inicia mucho antes durante la
segunda lluvia. La película superficial se vuelve a formar casi
inmediatamente después del inicio de la segunda lluvia. Además,
la humedad del suelo puede ser grande porque no hay en él
vegetación que le reste agua por transpiración. La evaporación
luego que el suelo se seca, es un proceso muy lento.
La magnitud de la erosión en los suelos en barbecho desnudo
depende del cultivo a que se los dedicó anteriormente, de si se
dejaron o no se dejaron en ellos restos de los cultivos, y de la
magnitud de la detención superficial debida a las labranzas
primaria y secundaria. Un terreno dejado en barbecho después
de varios años de cultivar en él gramíneas perennes, por
ejemplo, no es tan sensible a la erosión como un suelo semejante
dedicado al cultivo continuo del maíz o del algodón y en el que
no se deje resto alguno.
Un método eficaz de proteger contra la erosión los suelos en
barbecho desnudo consiste en el empleo de instrumentos de
labranza que no revuelvan el suelo sino que dejen en su
superficie los restos del cultivo precedente. Estos restos rompen
las gotas de agua de la lluvia y reducen la energía de las mismas
hasta valores muy pequeños. También disminuyen la velocidad
del agua de escurrimiento y, por consiguiente, aminoran su
capacidad de transporte.
EL SUELO
1. DEFINICIONES
El suelo es el material suelto no consolidado que resulta inicialmente de la alteración meteorológica o de la disgregación física de las rocas y que, bajo la influencia de los seres vivos, evoluciona hasta formar un sistema complejo. de estructura estratificada y composición específica.
formación natural superficial, mineral, vegetal y animal, de estructura muelle y variable en extremo y espesores diferentes, resultante de la transformación de la roca madre por acción de los agentes biológicos y físicos.
Mezcla de minerales, materia orgánica, aire y agua en proporciones variables. El suelo forma la capa superior de la litosfera y habitan en él una infinidad de organismos.
Sustrato sobre el que se desarrollan la mayoría de organismos que viven sobre o dentro de la litosfera. Mezcla de minerales (arcilla, limo, arena, guijarros), materia orgánica en descomposición, organismo vivos, agua y aire.
1. TIPOS DE SUELO
Existen básicamente tres tipos de suelos: los no evolucionados, los poco evolucionados y los muy evolucionados; atendiendo al grado de desarrollo del perfil, la naturaleza de la evolución y el tipo de humus.
1.2.1 Suelos no evolucionados
Estos son suelos brutos muy próximos a la roca madre. Apenas tienen aporte de materia orgánica y carecen de horizonte B.
Si son resultado de fenómenos erosivos, pueden ser: regosoles, si se forman sobre roca madre blanda, o litosoles, si se forman sobre roca madre dura. También pueden ser resultado de la acumulación reciente de aportes aluviales. Aunque pueden ser suelos climáticos, como los suelos poligonales de las regiones polares, los (o desiertos pedregosos), y los ergs, de los desiertos de arena.
1.2.2 Suelos poco evolucionados
Los suelos poco evolucionados dependen en gran medida de la naturaleza de la roca madre. Existen tres tipos básicos: los suelos ránker, los suelos rendzina y los suelos de estepa.
A. Son más o menos ácidos y tienen un humus de tipo moder o mor. Pueden ser fruto de la erosión, si están en pendiente, del aporte de materiales coluviales, o climáticos, como los suelos de tundra y los alpinos.
B. Los suelos ránker
Se forman sobre una roca madre carbonatada, como la caliza, y suelen ser fruto de la erosión. El humus típico es el mull y son suelos básicos.
C. Los suelos rendzinaD. Los suelos de estepa
Se desarrollan en climas continentales y mediterráneo subárido. El aporte de materia orgánica es muy alto, por lo que el horizonte A está muy desarrollado. La lixiviación es muy escasa. Un tipo particular de suelo de estepa es el suelo chernozem, o brunizem o las tierras negras; y según sea la aridez del clima pueden ser desde castaños hasta rojos.
1.2.3 Suelos muy evolucionados
Estos son los suelos que tienen perfectamente formados los tres horizontes. Encontramos todo tipo de humus, y cierta independencia de la roca madre. Los suelos típicos son:
Los suelos pardos Los suelos lixiviados Los suelos podsoles Los suelos podsólicos Los suelos ferruginosos Los suelos ferralíticos Los suelos gley Los suelos pseudogley Los suelos solonetz Los suelos solods Los suelos halomorfos
CAPÍTULO II
LA CONTAMINACIÓN
2.1 CONCEPTO
Un suelo se puede degradar al acumularse en él sustancias a unos niveles tales que repercuten negativamente en el comportamiento de los suelos. Las sustancias, a esos niveles de concentración, se vuelven tóxicas para los organismos del suelo. Se trata pues de una degradación química que provoca la pérdida parcial o total de la productividad del suelo.
Hemos de distinguir entre contaminación natural, frecuentemente endógena, y contaminación antropica, siempre exógeno.
Los fenómenos naturales pueden ser causas de importantes contaminaciones en el suelo. Así es bien conocido el hecho de que un solo volcán activo puede aportar mayores cantidades de sustancias externas y contaminantes, como cenizas, metales pesados, H+ y SO4=, que varias centrales térmicas de carbón.
Pero las causas más frecuentes de contaminación son debidas a la actuación antrópica, que al desarrollarse sin la necesaria planificación producen un cambio negativo de las propiedades del suelo.
En los estudios de contaminación, no basta con detectar la presencia de contaminantes sino que se han de definir los máximos niveles admisibles y además se han de analizar posibles factores que puedan influir en la respuesta del suelo a los agentes contaminantes.
2.2 FACTORES INFLUYENTES EN LA CONTAMINACIÓN:
Que pueden tomar los diferentes aspectos:
2.2.1 Vulnerabilidad
Representa el grado de sensibilidad (o debilidad) del suelo frente a la agresión de los agentes contaminantes. Este concepto está relacionado con la capacidad de amortiguación. A mayor capacidad de amortiguación, menor vulnerabilidad.
El grado de vulnerabilidad de un suelo frente a la contaminación depende de la intensidad de afectación, del tiempo que debe transcurrir para que los efectos indeseables se manifiesten en las propiedades físicas y químicas de un suelo y de la velocidad con que se producen los cambios secuenciales en las propiedades de los suelos en respuesta al impacto de los contaminantes.
2.2.2 Poder de amortiguación
El conjunto de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo lo hacen un sistema clave, especialmente importante en los ciclos biogeoquímicos superficiales, en los que actúa como un reactor complejo, capaz de realizar funciones de filtración, descomposición, neutralización, inactivación, almacenamiento, etc.
Por todo ello el suelo actúa como barrera protectora de otros medios más sensibles, como los hidrológicos y los biológicos. La mayoría de los suelos presentan una elevada capacidad de depuración.
Un suelo contaminado es aquél que ha superado su capacidad de amortiguación para una o varias sustancias, y como consecuencia, pasa de actuar como un sistema protector a ser causa de problemas para el agua, la atmósfera, y los organismos. Al mismo tiempo se modifican sus equilibrios biogeoquímicos y aparecen cantidades anómalas de determinados componentes que originan modificaciones importantes en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo.
2.2.3 Biodisponibilidad
Se entiende la asimilación del contaminante por los organismos, y en consecuencia la posibilidad de causar algún efecto, negativo o positivo.
2.2.4 Movilidad
Se regulará la distribución del contaminante y por tanto su posible transporte a otros sistemas.
2.2.5 Persistencia
Se regulará el periodo de actividad de la sustancia y por tanto es otra medida de su peligrosidad.
2.3 CAUSAS
La mayoría de los procesos de pérdida y degradación del suelo son originados por la falta de planificación y el descuido de los seres humanos. Las causas más comunes de dichos procesos son:
2.3.1 Erosión
La erosión corresponde al arrastre de las partículas y las formas de vida que conforman el suelo por medio del agua (erosión hídrica) y el aire (erosión eólica). Generalmente esto se produce por la intervención humana debido a las malas técnicas de riego (inundación, riego en pendiente) y la extracción descuidada y a destajo de la cubierta vegetal (sobrepastoreo, tala indiscriminada y quema de la vegetación).
2.3.2 Contaminación
La contaminación de los suelos se produce por la depositación de sustancias químicas y basuras. Las primeras pueden ser de tipo industrial o domésticas, ya sea a través de residuos líquidos, como las aguas servidas de las viviendas, o por contaminación atmosférica, debido al material articulado que luego cae sobre el suelo.
2.3.3 Compactación
La compactación es generada por el paso de animales, personas o vehículos, lo que hace desaparecer las pequeñas cavernas o poros donde existe abundante microfauna y microflora.
2.3.4 Expansión urbana
El crecimiento horizontal de las ciudades es uno de los factores más importantes en la pérdida de suelos. La construcción en altura es una de las alternativas para reducir el daño.
2.4 AGENTES
Cuando en el suelo depositamos de forma voluntaria o accidental diversos productos como papel, vidrio, plástico, materia orgánica, materia fecal, solventes, plaguicidas, residuos peligrosos o sustancias radioactivas, etc., afectamos de manera directa las características físicas, químicas yde este, desencadenando con ello innumerables efectos sobre seres vivos.
2.4.1 Plaguicidas
La población mundial ha crecido en forma abismante en estos últimos 40 a 50 años. Este aumento demográfico exige al hombre un gran desafío en relación con los recursos alimenticios, lo cual implica una utilización más intensiva de los suelos, con el fin de obtener un mayor rendimiento agrícola.
En agricultura, la gran amenaza son las plagas, y en el intento por controlarlas se han utilizado distintos productos químicos.
Son los llamados plaguicidas y que representan también el principal contaminante en este ámbito, ya que no sólo afecta a los suelos sino también, además de afectar
a la plaga, incide sobre otras especies. Esto se traduce en un desequilibrio, y en contaminación de los alimentos y de los animales.
A) Tipos de plaguicidas
Existen distintos tipos de plaguicidas y se clasifican de acuerdo a su acción.
Insecticidas
Se usan para exterminar plagas de insectos. Actúan sobre larvas, huevos o insectos adultos. Uno de los insecticidas más usado es el DDT, que se caracteriza por ser muy rápido. Trabaja por contacto y es absorbido por la cutícula de los insectos, provocándoles la muerte. Este insecticida puede mantenerse por 10 años o más en los suelos y no se descompone.
Se ha demostrado que los insecticidas órgano clorados, como es el caso del DDT, se introducen en las cadenas alimenticias y se concentran en el tejido graso de los animales. Cuanto más alto se encuentre en la cadena -es decir, más lejos de los vegetales- más concentrados estará el insecticida. Por ejemplo si se tiene:
En todos los eslabones de la cadena, existirán dosis de insecticida en sus tejidos. Sin embargo, en el carnívoro de 2do. orden, el insecticida estará mucho más concentrado.
Hay otros insecticidas que son usados en las actividades hortofrutícolas; son biodegradables y no se concentran, pero su acción tóxica está asociada al mecanismo de transmisión del impulso nervioso, provocando en los organismos contaminados una descoordinación del sistema nervioso.
Herbicidas
Son un tipo de compuesto químico que destruye la vegetación, ya que impiden el crecimiento de los vegetales en su etapa juvenil o bien ejercen una acción sobre el metabolismo de los vegetales adultos.Fungicidas
Son plaguicidas que se usan para combatir el desarrollo de los hongos (fitoparásitos). Contienen azufre y cobre.
2.4.2 Actividad minera
La actividad minera también contamina los suelos, a través de las aguas de relave. De este modo, llegan hasta ellos ciertos elementos químicos como mercurio (Hg), cadmio (Cd), cobre (Cu), arsénico (As), plomo (Pb), etcétera. Por ejemplo: el mercurio que se origina en las industrias de cemento, industria del papel, plantas de cloro y soda, actividad volcánica, etcétera.
Algunos de sus efectos tóxicos son: alteración en el sistema nervioso y renal. En los niños, provoca disminución del coeficiente intelectual; en los adultos, altera su carácter, poniéndolos más agresivos.
Otro caso es el arsénico que se origina en la industria minera. Su existencia es natural en la II Región. Este mineral produce efectos tóxicos a nivel de la piel, pulmones, corazón y sistema nervioso.
2.2.5 Basura
La destrucción y el deterioro del suelo son muy frecuentes en las ciudades y sus alrededores, pero se presentan en cualquier parte donde se arroje basura o sustancias contaminantes al suelo mismo, al agua o al aire.
Cuando amontonamos la basura al aire libre, ésta permanece en un mismo lugar durante mucho tiempo, parte de la basura orgánica (residuos de alimentos como cáscaras de fruta, pedazos de tortilla, etc.) se fermenta, además de dar origen a mal olor y gases tóxicos, al filtrarse a través del suelo en especial cuando éste es permeable, (deja pasar los líquidos) contamina con hongos, bacteria, y otros microorganismos patógenos (productores de enfermedades), no sólo ese suelo, sino también las aguas superficiales y las subterráneas que están en contacto con él, interrumpiendo los ciclos biogeoquímicos y contaminado las cadenas alimenticias.
2.5 CONSECUENCIAS
Dada la facilidad de transmisión de contaminantes del suelo a otros medios como el agua o la atmósfera, serán estos factores los que generan efectos nocivos, aun siendo el suelo el responsable indirecto del daño.
La presencia de contaminantes en un suelo supone la existencia de potenciales efectos nocivos para el hombre, la fauna en general y la vegetación. Estos efectos tóxicos dependerán de las características toxicológicas de cada contaminante y de la concentración del mismo. La enorme variedad de sustancias contaminantes existentes implica un amplio espectro de afecciones toxicológicas cuya descripción no es objeto de este trabajo.
De forma general, la presencia de contaminantes en el suelo se refleja de forma directa sobre la vegetación induciendo su degradación, la reducción del numero de especies presentes en ese suelo, y más frecuentemente la acumulación de contaminantes en las plantas, sin generar daños notables en estas. En el hombre, los efectos se restringen a la ingestión y contacto dérmico, que en algunos casos a desembocado en intoxicaciones por metales pesados y más fácilmente por compuestos orgánicos volátiles o semivolátiles.
Indirectamente, a través de la cadena trófica, la incidencia de un suelo contaminado puede ser más relevante. Absorbidos y acumulados por la vegetación, los contaminantes del suelo pasan a la fauna en dosis muy superiores a las que podrían hacerlo por ingestión de tierra.
Cuando estas sustancias son bioacumulables el riesgo se amplifica al incrementarse las concentraciones de contaminantes a medida que ascendemos en la cadena trófica, en cuya cima se encuentra el hombre.
Las precipitaciones ácidas sobre determinados suelos originan, gracias a la capacidad intercambiadora del medio edáfico, la liberación del ion aluminio,
desplazándose hasta ser absorbido en exceso por las raíces de las plantas, afectando a su normal desarrollo.
En otros casos, se produce una disminución de la presencia de las sustancias químicas en el estado favorables para la asimilación por las plantas. Así pues, al modificarse el pH del suelo, pasando de básico a ácido, el ion manganeso que está disuelto en el medio acuoso del suelo se oxida, volviéndose insoluble e inmovilizándose.
A este hecho hay que añadir que cuando el pH es bajo las partículas coloidales como los óxidos de hierro, titanio, cinc, etc.… que pueden estar presentes en el medio hídrico, favorecen la oxidación del ion manganeso.
Esta oxidación se favorece aun más en suelos acidificados bajo la incidencias de la luz solar en las capas superficiales de los mismos, produciéndose una actividad fotoquímica de las partículas coloidales anteriormente citadas, ya que tienen propiedades semiconductoras.
Otro proceso es el de la biometilización, que es un proceso por el cual reaccionan los iones metálicos y determinadas sustancias orgánicas naturales, cambiando radicalmente las propiedades físico-químicas del metal. Es el principal mecanismo de movilización natural de los cationes de metales pesados.
Los metales que ofrecen más afinidad para este proceso son: mercurio, plomo, arsénico y cromo.
Los compuestos argometálicos así formados suelen ser muy liposolubles y salvo casos muy puntuales, las consecuencias de la biometilización natural son irrelevantes, cuando los mentales son añadidos externamente en forma de vertidos incontrolados, convirtiéndose realmente en un problema.
Aparte de los anteriores efectos comentados de forma general, hay otros efectos inducidos por un suelo contaminado:
Degradación paisajística: la presencia de vertidos y acumulación de residuos en lugares no acondicionados, generan una perdida de calidad del paisaje, a la que se añadiría en los casos más graves el deterioro de la vegetación, el abandono de la actividad agropecuaria y la desaparición de la fauna.
Perdida de valor del suelo: económicamente, y sin considerar los costes de la recuperación de un suelo, la presencia de contaminantes en un área supone la desvalorización de la misma, derivada de las restricciones de usos que se impongan a este suelo, y por tanto, una perdida económica para sus propietarios.
2.6 CONTROL
Se puede definir el tratamiento y recuperación de suelos contaminados como un conjunto de operaciones que se deben realizar con el objetivo de controlar, disminuir o eliminar los contaminantes y sus efectos.
Una de las posibles divisiones de los sistemas de tratamiento se establece en función de tres categorías de actuación:
2.6.1 No recuperación
Cuando se opta por la medida de no recuperación del espacio, se debe tener en cuenta que se parte de un espacio contaminado, aunque el estudio de viabilidad determine esa opción. Así pues, se tiene que registrar la localización real del espacio.
Esta sencilla solución evita una gama de problemas importantes generados a posterior, por un uso del suelo para el que ya no es adecuado (agricultura, residencial, espacios de ocio,…).
2.6.2 Contención o aislamiento
Consiste en establecer medidas correctas de seguridad que puedan controlar la situación presente, impidiendo la progresión de la contaminación en el medio y mitigando riesgos relacionados con esta dispersión de contaminantes.
Aislamiento: Consiste en aislar el foco emisor de la contaminación, limitando el potencial de migración y difusión de los contaminantes mediante la construcción de barreras superficiales y/o subterráneas, de forma que se impida la movilización horizontal de los contaminantes. Esta tecnología suele usarse como medida temporal para evitar la generación de lixiviados, la entrada de los contaminantes en los cursos de agua o la infiltración en las aguas subterráneas.
Reducción de las volatilizaciones: Pretende suprimir las corrientes de aire, para evitar la volatilización de compuestos orgánicos. Los métodos incluyen la reducción del volumen de poros del suelo, mediante la adición de agua, o por compactación o el sellado de la capa superficial del suelo mediante coberturas(con membranas sintéticas, arcillas, asfalto, cemento,…).
Control de lixiviados: El objeto es impedir la dispersión de contaminantes a través de las aguas recogiendo los lixiviados procedentes del suelo contaminado en aquellas situaciones en que ello sea posible, como en vertederos controlados de residuos sólidos urbanos. Otro sistema de control consiste en el bombeo de las aguas subterráneas afectadas por la lixiviación de los contaminantes.
2.6.3 Recuperación
La elaboración de un plan de saneamiento precisa una cierta delimitación del resultado mínimo a alcanzar.
Se dividen en dos tipos de tratamiento y/o recuperación de suelos en dos grandes grupos:
Tratamiento IN SITU, que implican la eliminación de los contaminantes sobre el propio terreno, sin remoción del mismo.
Tratamiento EX SITU, en los que se produce la movilización y traslado del suelo a instalaciones de tratamiento o confinación.