Contaba mi madre (anegdota)i

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Mi madre solía contar esta anécdota sucedida cuando mi abuelo Marcelo Castillo era Administrador de las Haciendas de Andurco y Cujaca, Ayabaca la Vieja- Piura Peru propiedades de mi Tatarabuelo Cornelio Castillo, padre de Julián Castillo, quien a su vez era padre de Marcelo y Rómulo, entre otros. En el cercano pueblo de Pacay, mi abuelo fue invitado por su vecino don Benito a un almuerzo de emparentamiento, entre los hijos e hijas de los dos, para lo cual tenían que ir todos mis tíos que ya eran jóvenes (Guillermo, Segundo, Juan y Panchito) y los que aún eran niños. Por supuesto mi mamá también estuvo presente. Poco antes de la hora del almuerzo, una de las hijas de don Benito cogió un cántaro y partió por la esquina de la casa hacia la vaquería, yendo al parecer a ordeñar urgentemente la vaca. Ahí ya la estaba esperando su enamorado. Rápidamente ordeño las tetas de la vaca y las del enamorado (jajajaja). Luego regresó a casa aparentando que no había pasado nada, pero don Benito que ya sospechaba de esta situación, la había seguido y se había ganado con todo el pase. Y como buen padre antiguo, sacó su San Benito (látigo de cuero trenzado) y delante de todos los invitados la agarro a latigazos. Después de esto, la fiesta se desmoronó. Todos comieron el almuerzo disgustados y don Benito caminaba de un extremo a otro de la casa sin tranquilizarse. En la reunión también estaba participando su sobrino Pancho Bravo, cuyo apodo era “panza pelada”, éste se

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con las disculpas por la terminología, pero fue la pura verdad.

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Mi madre solía contar esta anécdota sucedida cuando mi abuelo Marcelo Castillo era Administrador de las Haciendas de Andurco y Cujaca, Ayabaca la Vieja- Piura Peru propiedades de mi Tatarabuelo Cornelio Castillo, padre de Julián Castillo, quien a su vez era padre de Marcelo y Rómulo, entre otros.

En el cercano pueblo de Pacay, mi abuelo fue invitado por su vecino don Benito a un almuerzo de emparentamiento, entre los hijos e hijas de los dos, para lo cual tenían que ir todos mis tíos que ya eran jóvenes (Guillermo, Segundo, Juan y Panchito) y los que aún eran niños. Por supuesto mi mamá también estuvo presente. Poco antes de la hora del almuerzo, una de las hijas de don Benito cogió un cántaro y partió por la esquina de la casa hacia la vaquería, yendo al parecer a ordeñar urgentemente la vaca. Ahí ya la estaba esperando su enamorado. Rápidamente ordeño las tetas de la vaca y las del enamorado (jajajaja). Luego regresó a casa aparentando que no había pasado nada, pero don Benito que ya sospechaba de esta situación, la había seguido y se había ganado con todo el pase. Y como buen padre antiguo, sacó su San Benito (látigo de cuero trenzado) y delante de todos los invitados la agarro a latigazos. Después de esto, la fiesta se desmoronó. Todos comieron el almuerzo disgustados y don Benito caminaba de un extremo a otro de la casa sin tranquilizarse. En la reunión también estaba participando su sobrino Pancho Bravo, cuyo apodo era “panza pelada”, éste se acercó a su tío y delante de todos le dijo: “Tío Benito, tío Benito”, el viejo le contestó: “¡¿Qué quieres hombre?!” y el otro prosiguió: “ASÍ QUE USTED QUEDO COMO SU CULO, ¿NO?” (jajajaja). Desde luego esto provoco la risa de todos los presentes incluyendo a don Benito jiii. Le dijo esto por haber castigado a la joven delante de los invitados. Al Instante el viejo cambio de carácter, pidió disculpas a todos los presentes, sacó cañazo y guarapo, encendió la música y mandó preparar más comida.

Después de esto se perennizó la frase: “TÍO BENITO, TÍO BENITO ASÍ QUE USTED QUEDO COMO SU CULO NO.” Así que los que metemos la pata siempre quedaremos como el del tío Benito. ((disculpen pero no podía reírme solo, mi madre ya no la contara mas” ))

Lic. Felizardo Castillo Castillo