Construcción Estado Liberal

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© RAFAEL MONTES GUTIÉRREZ - 2011 - PROFESOR DE GEOGRAFÍA E HISTORIA www.rafaelmontes.net TEMA 4: Construcción y consolidación del estado liberal 1. REVOLUCIÓN LIBERAL EN EL REINADO DE ISABEL II. CARLISMO Y GUERRA CIVIL. CONSTRUCCIÓN Y EVOLUCIÓN DEL ESTADO LIBERAL LA PRIMERA GUERRA CARLISTA Ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina inició su regencia (1833- 1840), concedió una amnistía en 1833 para buscar el apoyo liberal, aunque ella no fuese afín a los liberales les necesitaba frente a los carlistas. El carlismo triunfó en Navarra, País Vasco, norte del Ebro y Maestrazgo. La ideología carlista se resumía en el lema Dios, Patria, Fueros y Rey: Defensa del tradicionalismo católico a ultranza; Oposición al liberalismo; Defensa del foralismo vasco-navarro, amenazado por las reformas centralistas de los liberales; Defensa del Antiguo Régimen mediante la unión indisoluble del Trono y el Altar. La guerra puede dividirse en las siguientes fases: entre 1833-1835 el coronel Zumalacárregui consiguió imponerse en el norte mediante una guerra de guerrillas hasta su fracaso y muerte en el sitio de Bilbao; entre 1835-1837 se cambió de estrategia, numerosas columnas carlistas penetraron en territorio isabelino, alcanzando Cádiz y Madrid para extender el carlismo, la más importante fue la expedición a Madrid de 1837 que terminó en fracaso; finalmente entre 1837-1840 los carlistas estaban divididos y fueron derrotados por el general Espartero, el Convenio de Vergara entre Maroto y Espartero puso fin al conflicto en 1839, quedando los últimos reductos dirigidos por el general Cabrera en Cataluña y Maestrazgo hasta 1840. EL RÉGIMEN DEL ESTATUTO REAL En 1834 Martínez de la Rosa promulgó el Estatuto Real, que supuso la transición de la monarquía absoluta a la constitucional. Era una carta otorgada que trataba exclusivamente temas políticos, creaba unas Cortes bicamerales con poderes muy reducidos formadas por una Cámara Alta "de Próceres", compuesta por los Grandes de España y otros miembros elegidos por el rey con carácter vitalicio, y una Cámara Baja "de Procuradores" que se elegía por sufragio censitario masculino. Lo más importante del nuevo sistema era que el monarca renunciaba al poder absoluto, pero se reservaba importantes atribuciones, como la potestad de suspender las Cortes. El Estatuto Real satisfizo a los moderados, pero no a los exaltados fieles a la Constitución gaditana.

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    TEMA 4: Construccin y consolidacin del estado liberal

    1. REVOLUCIN LIBERAL EN EL REINADO DE ISABEL II. CARLISMO Y GUERRA CIVIL. CONSTRUCCIN Y EVOLUCIN DEL ESTADO LIBERAL

    LA PRIMERA GUERRA CARLISTA

    Ante la minora de edad de Isabel, Mara Cristina inici su regencia (1833-1840), concedi una amnista en 1833 para buscar el apoyo liberal, aunque ella no fuese afn a los liberales les necesitaba frente a los carlistas. El carlismo triunf en Navarra, Pas Vasco, norte del Ebro y Maestrazgo. La ideologa carlista se resuma en el lema Dios, Patria, Fueros y Rey: Defensa del tradicionalismo catlico a ultranza; Oposicin al liberalismo; Defensa del foralismo vasco-navarro, amenazado por las reformas centralistas de los liberales; Defensa del Antiguo Rgimen mediante la unin indisoluble del Trono y el Altar. La guerra puede dividirse en las siguientes fases: entre 1833-1835 el coronel Zumalacrregui consigui imponerse en el norte mediante una guerra de guerrillas hasta su fracaso y muerte en el sitio de Bilbao; entre 1835-1837 se cambi de estrategia, numerosas columnas carlistas penetraron en territorio isabelino, alcanzando Cdiz y Madrid para extender el carlismo, la ms importante fue la expedicin a Madrid de 1837 que termin en fracaso; finalmente entre 1837-1840 los carlistas estaban divididos y fueron derrotados por el general Espartero, el Convenio de Vergara entre Maroto y Espartero puso fin al conflicto en 1839, quedando los ltimos reductos dirigidos por el general Cabrera en Catalua y Maestrazgo hasta 1840.

    EL RGIMEN DEL ESTATUTO REAL

    En 1834 Martnez de la Rosa promulg el Estatuto Real, que supuso la transicin de la monarqua absoluta a la constitucional. Era una carta otorgada que trataba exclusivamente temas polticos, creaba unas Cortes bicamerales con poderes muy reducidos formadas por una Cmara Alta "de Prceres", compuesta por los Grandes de Espaa y otros miembros elegidos por el rey con carcter vitalicio, y una Cmara Baja "de Procuradores" que se elega por sufragio censitario masculino. Lo ms importante del nuevo sistema era que el monarca renunciaba al poder absoluto, pero se reservaba importantes atribuciones, como la potestad de suspender las Cortes. El Estatuto Real satisfizo a los moderados, pero no a los exaltados fieles a la Constitucin gaditana.

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    LAS BASES DEL SISTEMA DEL ESTADO LIBERAL

    Las bases del nuevo estado liberal espaol eran los partidos polticos, el ejrcito y los elementos dinamizadores. Los partidos polticos, en opinin de Tun de Lara, apenas responden a lo que hoy en da se entiende por tales, eran agrupaciones de notables sin organizacin. Durante las Cortes de Cdiz ya se advierte un enfrentamiento entre liberales, absolutistas (llamados serviles y ms tarde persas) y un grupo centrista. Los liberales se escindieron durante el Trienio en moderados (doceaistas) y exaltados (venteaistas). Los partidos dentro de la legitimidad fueron los moderados, progresistas y ms tarde la Unin Liberal, fuera de la legitimidad estaban los carlistas, demcratas y republicanos. Los moderados tuvieron el poder durante casi todo el reinado de Isabel II, eran liberales y como tales partidarios de una Constitucin pero se mostraban en lo dems conservadores. Su base ideolgica, el liberalismo doctrinario, era un pretexto en la defensa del "orden" de la clase dominante. Dentro del moderantismo se podra distinguir una faccin antiliberal formada por Donoso Corts y Bravo Murillo, un centro con Mon, Narvez y Martnez de la Rosa, y una vanguardia dirigida por Ros Rosas y Serrano. La base social de los moderados era la nobleza terrateniente, la alta burguesa y los altos jefes militares. Su programa se materializ en la Constitucin de 1845. Los progresistas ocuparon el poder en perodos breves, defendan la soberana nacional, la ampliacin del cuerpo electoral, el librecambismo frente al proteccionismo moderado y el robustecimiento de los poderes locales y provinciales. Espartero, Mendizbal, Madoz, Olzaga y Prim fueron sus principales dirigentes. Contaban con la baja burguesa, el proletariado urbano y militares de pequea graduacin. Su programa se materializ en la Constitucin de 1837. En 1849 surgi el partido demcrata, que defenda el sufragio universal, la soberana popular, la asistencia social con libertad de asociacin y la Repblica. El Ejrcito se haba convertido, a consecuencia de las guerras carlistas, en la fuerza ms importante del Estado. Por ello, la intervencin militar bajo la forma de pronunciamientos (golpes de Estado) se convirti en algo crnico en el siglo XIX. El Ejrcito era liberal moderado, progresista o demcrata hasta el punto de que cada partido contaba con un dirigente militar llamado espadn. Los elementos dinamizadores del rgimen eran las Juntas y la Milicia Nacional que se desarrollan principalmente en la ciudad donde contactaban con progresistas, demcratas y republicanos, estos organismos consiguieron, mediante levantamientos con la fuerza de los ciudadanos armados, cambiar el rumbo de la vida poltica.

    EL TRIUNFO DEL ESPRITU PROGRESISTA (1835-1843)

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    El fin del rgimen del Estatuto Real sobrevino en 1836, tras la sublevacin de los sargentos en la Granja de San Ildefonso cuando dos sargentos y un soldado forzaron a la regente a restablecer la Constitucin de 1812. Los progresistas promovieron esta insurreccin con el apoyo de las Juntas y de la Milicia Nacional que se extendi por buena parte del pas. Mara Cristina se vio obligada a entregar el gobierno a los progresistas, este periodo contempl dos importantes acontecimientos: La Constitucin de 1837, de inspiracin progresista aunque con concesiones a los moderados, estableca la Soberana Nacional y divisin de poderes, el poder legislativo recaa en las Cortes bicamerales (Congreso de Diputados y Senado), reconoca importantes atribuciones al monarca en el que recaa el poder ejecutivo y la iniciativa legislativa, adems elega a los senadores, la Ley Electoral de 1837 estableci un sufragio censitario masculino ms numeroso que el del Estatuto Real para elegir a los diputados, mediante una declaracin de derechos se reconocan varios derechos y libertades individuales como la libertad de expresin, no prohiba otras religiones pero el Estado se comprometa a mantener el culto catlico para compensar la desamortizacin; La desamortizacin eclesistica fue emprendida por Mendizbal primero como ministro de Hacienda y ms tarde como jefe del gobierno, se realiz entre 1835-1837, destacando el Decreto de 1836 por el cual los bienes del clero regular fueron nacionalizados y puestos a la venta. Persegua un triple propsito, costear la guerra carlista, acabar con el clero que apoyaba al carlismo y crear una copiosa familia de propietarios adictos al rgimen. Sus resultados fueron decepcionantes ya que no se logr enjuagar la deuda pblica, adems el liberalismo se granje enemigos entre los catlicos y un sector del campesinado se hizo antiliberal. En 1840 y tras un intento de volver al moderantismo, Mara Cristina fue obligada a renunciar al trono por su oposicin a la Ley de Ayuntamientos, adems de los escndalos con el Guardia de Corps Fernando Muoz. Espartero asumi la regencia entre 1840-1843 a propuesta de las Cortes, continu con la desamortizacin mediante la Ley de 1841 y con el recorte de los fueros vasco-navarros. En 1842 firm un acuerdo librecambista con Gran Bretaa que perjudicaba a la industria textil catalana provocando un motn en Barcelona, el bombardeo de la ciudad por Espartero liquid el prestigio del general, un golpe de Estado organizado desde Francia por Mara Cristina y Narvez dio el poder a los moderados.

    EL REINADO DE ISABEL II (1843-1868)

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    LA DCADA MODERADA (1844-1854)

    El monopolio moderado fue fruto de la eleccin de la reina y de unas elecciones amaadas, lo que llev a los progresistas al retraimiento de la poltica y al pronunciamiento militar como nica forma de alcanzar el poder. Entre 1843-1854 gobernaron los moderados comandados por el espadn de Loja, el general Narvez. Entre sus actuaciones polticas figura la creacin de la Guardia Civil en 1844, la aprobacin de una nueva Ley de Ayuntamientos en 1845 que impona el nombramiento gubernativo de los alcaldes, la Reforma fiscal de Alejandro Mon y Ramn Santilln en 1845 que cre un sistema fiscal moderno que supuso la liquidacin de la fiscalidad del Antiguo Rgimen, el enfrentamiento en la tmida segunda guerra carlista concentrada en Catalua entre 1849-1860 y la redaccin de la Constitucin de 1845. La nueva constitucin era claramente moderada, reconoca una soberana compartida entre la Corona y las Cortes, estableca una divisin de poderes por la cual unas Cortes bicamerales compartan la potestad legislativa con el rey, cuya figura quedaba muy robustecida, la Ley Electoral de 1846 redujo el nmero de electores mediante un sufragio censitario masculino, mediante una nueva declaracin de derechos quedaban recortados los derechos y libertades individuales como la libertad de expresin, adems reconoca la confesionalidad catlica y suprima la Milicia Nacional.

    EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

    El pronunciamiento conocido como la Vicalvarada acaudillada por el general O'Donnell, el Manifiesto de Manzanares redactado por los polticos progresistas y una insurreccin urbana por medio de Juntas, entregaron el gobierno a Espartero. A lo largo de estos dos aos el general tuvo que hacer frente a las agitaciones sociales, termin la labor desamortizadora mediante Ley Madoz o "desamortizacin general" de 1855, aprob la Ley de Ferrocarriles de 1855 entre otras innumerables leyes que demuestran la intensa actividad legislativa del periodo, y se elabor una constitucin en 1856 que no lleg a ser aprobada.

    EL BIENIO MODERADO Y LA UNIN LIBERAL (1857-68)

    En 1856 el general O'Donnell sustituy a Espartero en la presidencia del consejo de ministros y se convirti en el restaurador del rgimen que haba destruido, siendo sustituido en 1857 por Narvez. Tras dos aos de gobierno moderado de Narvez, que no satisfizo a nadie, regres O'Donnell al frente de

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    un nuevo grupo poltico, la Unin Liberal, que gobern durante cuatro aos seguidos entre 1859-1863, apareci como partido centrista, careca de doctrina y programa poltico, era consciente de que el nico medio para acabar con la agitacin social era el desarrollo econmico, y desarroll una poltica exterior de prestigio de nulas consecuencias. El desgaste natural de la Unin Liberal llev a los moderados a recuperar al poder, porque de entre todas las opciones era la opcin menos mala, adems de contar con la simpata de la reina. Entre los aos 1863-1868 el partido moderado, dirigido por Narvez y Gonzlez Bravo, desarroll una poltica muy conservadora y represiva que llev a progresistas y demcratas a unirse en el Pacto de Ostende en 1867 para derrocar al rgimen.

    2. TRANSFORMACIONES ECONMICAS DEL SIGLO XIX: LAS DESAMORTIZACIONES

    SITUACIN DE LA AGRICULTURA ANTES DE LAS TRANSFORMACIONES

    La economa espaola de principios del siglo XIX segua siendo predominantemente agraria. Los grandes propietarios y las grandes extensiones agrarias, los latifundios, seguan siendo en muchos territorios los sostenedores del rgimen econmico, anquilosados en mtodos, tcnicas y productos procedentes de la Edad Media. El modelo agrario feudal segua siendo el dominante, estas eran sus caractersticas: baja productividad por hectrea; uso de un utillaje rudimentario; nula inversin de capital en la agricultura; escaso empleo de abonos de origen biolgico; produccin destinada al autoconsumo; cultivos de carcter alimenticio, predominando los cereales como el trigo. A lo largo de la centuria este modelo agrario feudal entr en crisis debido al aumento de la poblacin espaola que llev a la necesidad de aumentar la produccin para abastecer a toda la poblacin.

    Si estudiamos la estructura de la propiedad agrcola en relacin con las diferentes clases sociales en el campo, encontramos los siguientes grupos: Grandes propietarios no cultivadores, que eran la nobleza, el clero y algunos burgueses que consideraban la tierra como paso hacia el ennoblecimiento, todos ellos vivan de las rentas de las que producan las tierras; junto a ellos aparecieron los nuevos propietarios de latifundios cultivados de forma capitalista, este ltimo fue el grupo social ms beneficiado por la desamortizacin; Pequeos propietarios cultivadores, cuya proporcin disminuy al igual que sus ingresos; Arrendatarios y aparceros a corto plazo, su nmero aument y su situacin empeor, ya que se les exiga cada vez

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    mayores rentas. Tambin eran comunes contratos a largo plazo como los censos y foros (arrendamientos de tiempo indefinido) y rabassa morta (de larga duracin); Jornaleros campesinos, cuyo nmero fue aumentando y tambin los problemas para conseguir trabajo. Estos dos ltimos grupos fueron los que nutrieron la industria con mano de obra barata.

    LA DESAMORTIZACIN

    En esencia, la desamortizacin decimonnica consisti en la incautacin por parte del Estado, mediante compensacin econmica, de bienes races pertenecientes en su gran mayora a la Iglesia y a los municipios. Estos bienes incautados - nacionalizados - fueron vendidos posteriormente en subasta pblica y constituyeron una parte importante de los ingresos de la Hacienda.

    La existencia de una gran masa de bienes en poder de manos muertas, como las tierras extra-comercium, cuyos titulares, por definicin, no podan ni cultivarlas ni venderlas y slo cobraban rentas, haba aparecido en los pensadores del siglo XVIII. A partir de 1765 encontramos en Espaa un impulso de reforma agraria motivada por las Sociedades Econmicas de Amigos del Pas y las ideas de ilustrados como Jovellanos, y polticos como Campomanes y Floridablanca. El Expediente de la Ley Agraria con informes tan trascendentes como el de Jovellanos (1787), vino inspirado por la legislacin sobre la libertad de comercio y se centr en la estructura de la propiedad (mayorazgos, manos muertas, arrendamientos, enfiteusis, etc.). En opinin de Toms y Valiente no se pensaba en la posibilidad de expropiar a la Iglesia en el siglo XVIII, sino tan slo limitar su capacidad de adquirir. Los bienes de los municipios se consideraban bajo la potestad real, eran llamados propios, comunes y baldos, sobre ellos Carlos III decret, que en ciertas zonas, los ayuntamientos deban hacer accesible las tierras municipales a los campesinos pobres.

    A finales del siglo XVIII y principios del XIX, los apuros econmicos del gobierno de Godoy, provocaron las primeras expropiaciones de bienes de la Iglesia, seguidas de su venta pblica y redencin de ttulos de la Deuda pblica. Tambin hubo un proceso desamortizador durante el reinado de Jos Bonaparte a expensas de los bienes del clero y de los aristcratas que se resistieron a la dominacin francesa, su finalidad era favorecer a los afrancesados y conseguir fondos para la Hacienda. Las Cortes de Cdiz elaboraron un decreto de desamortizacin en 1813 que estableca la nacionalizacin de los bienes races de los afrancesados, jesuitas, rdenes militares, de los conventos y monasterios destruidos durante la guerra y parte

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    del patrimonio de la Corona. Estos bienes se podan comprar, parte en metlico y parte mediante la redencin de ttulos de Deuda pblica. El decreto no se aplic porque lo impidi el golpe de Estado de Fernando VII en mayo de 1814, aunque entr en vigor durante el Trienio Liberal, contena los rasgos bsicos de todas las desamortizaciones del siglo XIX que son la subasta pblica de los bienes nacionalizados y la admisin en pago de dinero en metlico o ttulos de Deuda Pblica, o lo que es lo mismo, la concepcin de la desamortizacin como una medida fiscal para sanear la Hacienda y no como una reforma agraria y posterior reparto de tierras entre los campesinos.

    La desamortizacin de Mendizbal fue emprendida primero como ministro de Hacienda y ms tarde como jefe del gobierno, se realiz entre 1835-1837, destacando el Decreto de 1836 por el cual los bienes del clero regular fueron nacionalizados y puestos a la venta. Persegua un triple propsito, costear la guerra carlista, acabar con el clero que apoyaba al carlismo y crear una copiosa familia de propietarios adictos al rgimen. Sus resultados fueron decepcionantes ya que no se logr enjuagar la deuda pblica, adems el liberalismo se granje enemigos entre los catlicos y un sector del campesinado se hizo antiliberal. La posterior Ley de 1841, puesta en marcha durante la regencia de Espartero, nacionalizaba los bienes del clero secular, sin embargo, el regreso del partido moderado al poder en 1844 hizo que las ventas quedaran suspendidas. Hubo de esperar al Bienio Progresista y a su intensa labor legislativa para promover la economa espaola, para continuar con la desamortizacin, una de esas leyes era la Ley Madoz o "desamortizacin general" de 1855, por la cual no slo se vendan los bienes de la Iglesia, sino todos los bienes amortizados pertenecientes al Estado y a los municipios.

    INCIDENCIA DE LA DESAMORTIZACIN EN LA ESTRUCTURA DE LA PROPIEDAD

    Los bienes desamortizados se vendieron en pblica subasta al mejor postor, con el fin de maximizar los ingresos y minimizar el tiempo de obtencin del dinero. Los compradores fueron aristcratas, clrigos, burgueses y pequeos propietarios, muchos de ellos tenedores de Deuda pblica. Aunque la mayora de los historiadores coinciden en que la desamortizacin contribuy a aumentar la propiedad latifundista, segn el hispanista estadounidense Richard Herr, no se introdujo una modificacin fundamental en la estructura de la propiedad agraria, la propiedad cambi de manos pero no se concentr ni se dispers significativamente, para Herr el impacto ms fuerte fue econmico, ya que puso en cultivo tierras hasta entonces poco, mal o nada explotadas, y la

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    prueba de que la desamortizacin era una solucin ms econmica que poltica la encuentra Herr en que recurrieron a ella tanto conservadores como liberales. En cualquier caso, todos estn de acuerdo en que los beneficiarios del proceso fueron la nobleza terrateniente porque a cambio de unos derechos seoriales que a menudo eran puramente simblicos, gan la plena propiedad de sus tierras, adems del resto de compradores y sobre todo burgueses que haban comprado deuda pblica porque adquirieron tierras a un precio relativamente reducido. Las vctimas fueron la Iglesia y los municipios por razones obvias, pero tambin los campesinos pobres porque hasta entonces haban venido beneficindose de la explotacin semifurtiva de la propiedad eclesistica o comunal, a partir de ahora el nuevo propietario no permitira ese tipo de explotacin, no es de extraar que en la desamortizacin decimonnica se haya visto el origen de las rebeliones campesinas de signo carlista y anarquista.

    INCIDENCIA DE LA DESAMORTIZACIN EN LA AGRICULTURA

    La desamortizacin afect en un grado muy alto a la agricultura, se vendieron alrededor de diez millones de hectreas, lo que supone el 20% del territorio nacional y el 40% de la tierra cultivable. Los propietarios institucionales, como la Iglesia, el Estado, y los municipios, no eran empresarios productivos, ya que les faltaba capital e iniciativa empresarial. Con el nuevo propietario naca la figura del empresario agrcola, que consideraba su explotacin como una fuente de beneficios y de ingresos, por lo que buscaba siempre la mxima rentabilidad. Sin embargo, si el nuevo propietario era un latifundista que compraba por razones de prestigio, o si aspiraba simplemente a especular con un alza del precio de la tierra, o si careca de capital o de conocimientos para efectuar las mejoras, el cambio poda dejar intacto el rgimen de cultivo. Pese a ello, en lneas generales se puede afirmar que la produccin agrcola aument en el siglo XIX, pero aument por la ampliacin de la tierra cultivada ms que por el aumento de la productividad, lo cual implica un estancamiento tecnolgico.

    La agricultura decimonnica estaba dividida entre un sector relativamente moderno y exportador integrado por la vid, el cultivo de la naranja y los frutos secos; y un sector de subsistencia claramente deficitario, que era el cerealcola. La poltica de proteccin gubernamental de los cereales, y ms concretamente el del trigo, durante casi todo el perodo, retras el trasvase de mano de obra y capital hacia el sector exportador, si bien es cierto que por otro lado evit tensiones sociales que podran haber llevado al pas a un verdadero suicidio nacional. En cuanto a la ganadera puede afirmarse que

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    la cabaa ganadera sufri una tendencia decreciente durante la mayor parte del siglo para luego iniciar una lenta recuperacin en los ltimos aos del XIX. Las causas de este descenso fueron la abolicin de los privilegios de la Mesta en las Cortes de Cdiz, y el desplazamiento de cultivos forrajeros por otros alimenticios ante el aumento de la demanda ocasionado por el aumento de la poblacin espaola. El incremento del censo ganadero de los ltimos aos se puede deber a la crisis agraria experimentada a fin de siglo, lo que pudo provocar que muchas tierras marginales se convirtieran en pastizales.

    3. REVOLUCIN INDUSTRIAL. MODERNIZACIN DE LAS INFRAESTRUCTURAS: EL IMPACTO DEL FERROCARRIL

    El siglo XIX fue el siglo que registr el fracaso de la industrializacin en Espaa, y fue el fracaso de una serie de intentos, tanto pblicos como privados, por conseguir industrializar nuestro pas. Desde entonces, junto con Rusia e Italia, Espaa form parte del grupo de rezagados, frente a los pases de la Europa noroccidental y Estados Unidos. Intentos hubo muchos, por una parte tenemos los esfuerzos privados de la clase empresarial catalana por crear una base industrial en el principado, por otra parte estn los intentos del partido progresista por sentar las bases polticas y legislativas de una sociedad moderna, es decir, industrializada. No obstante, ninguno de estos intentos fue totalmente estril, de hecho Barcelona desarroll una notable industria, y el pas llev a cabo la desamortizacin y la construccin ferroviaria, que fueron necesarios para nuestro desarrollo econmico. Las causas que explican estefracaso son varias: una de ellas es el retraso de la revolucin demogrfica espaola comparado con otros pases de la Europa occidental, un mayor aumento de la poblacin hubiese aportado una mano de obra barata para la industria; tampoco hubo una autntica revolucin agrcola que demandase productos industriales, como hemos explicado la agricultura aument la produccin pero por un aumento de la tierra cultivable, no por un desarrollo tecnolgico; adems la red de transporte espaola era completamente ineficaz, obsoletos caminos de tierra, ausencia de navegacin fluvial y tardo desarrollo del ferrocarril; para finalizar hay que ser consciente que en nuestro pas tampoco hubo una revolucin tecnolgica como consecuencia de la carencia de capitales y el bajo nivel cultural, tenamos un 80% de analfabetos en 1860 cuando en Francia slo haba un 30%.

    LA INDUSTRIA TEXTIL ALGODONERA

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    Las condiciones de partida de Espaa para el desarrollo de la industria algodonera no eran buenas, uno de nuestros grandes inconvenientes fue la escasez y mala calidad del carbn espaol localizado en el norte, por lo que Catalua estaba bastante alejada de los centros productores de hulla, a esta situacin debemos sumar la desaparicin de la demanda colonial tras la prdida de las colonias, y la exigua demanda interior motivada por el estancamiento demogrfico y la pobreza generalizada. A pesar de todo, la industria textil algodonera catalana creci a lo largo del siglo XIX, sin embargo, fue siempre a rastras de la algodonera inglesa, con una tecnologa ms atrasada y unos productos de peor calidad y con precios ms elevados, por lo que nunca pudo competir con ella, porcentualmente slo representaba un 10% de la industria britnica.

    Las causas de su desarrollo se han de buscar en el adelanto relativo de Catalua en comparacin con el resto del pas y en la proteccin arancelaria. El Principado Cataln manifest desde mediados del siglo XVIII una importante vitalidad demogrfica, acompaada de una intensa actividad comercial, ambas favorecieron la acumulacin de capital y una oferta de mano de obra barata para el nacimiento de un pequeo ncleo textil algodonero. Durante el siglo XIX esta industria creci basndose en el abastecimiento del mercado nacional, garantizado por los aranceles a los productos britnicos, y en las ltimas dcadas gracias al monopolio del mercado antillano.

    Veamos su evolucin, en Catalua se cre una versin de la hiladora jenny llamada bergadana, a principios de siglo se import la mule de Crompton, una mquina que resultaba de la fusin de la jenny de Hargreaves y la frame de Arkwright. Tras el parn que supuso el absolutismo de Fernando VII, fue en la dcada de 1830 cuando se empez a utilizar en Barcelona el vapor en el proceso de hilado, fenmeno que reciba el nombre de bonaplata. En la dcada de 1840, una vez concluida la guerra carlista, comenzaron a introducirse los primeros telares automticos llamados selfactinas (el nombre vena de self-acting machine), este desarrollo se vio entorpecido por la resistencia obrera a la sustitucin de hombres por mquinas ocasionando un severo conflicto en julio de 1854, sin embargo, la industria continu creciendo y en 1855 se registr el ao de mayor crecimiento de la industria textil algodonera.

    La poltica progresista de 1854-1856 abri nuevos campos de inversin para la exigua clase burguesa espaola, como eran los ferrocarriles y las tierras desamortizadas, esta situacin unida a la depresin econmica de 1857-1858,

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    el "hambre del algodn" causada por la guerra de Secesin en Estados Unidos (1861-1865), y la depresin de 1865-1868, provocaron un freno en el desarrollo textil. A partir de 1868, aproximadamente, tuvo lugar un proceso de recuperacin que dur unos quince aos. La crisis de 1882-1884, afect gravemente a la estructura econmica de Catalua, y en particular a su sistema bancario, esta crisis dio lugar a un manifiesto en defensa de los intereses de Catalua, llamado Memorial de Greuges o Memorial de los Agravios titulado Memoria en defensa de los intereses morales y materiales de Catalua, fechado en 1885 y dirigido al rey Alfonso XII a la antigua usanza de las Cortes Catalanas, se pensaba que la solucin a la crisis, y en particular de la industria algodonera slo poda venir por va legislativa. A partir de esos aos, la industria textil algodonera recibi una nueva ayuda con la Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas de 1882, que en conjuncin con el arancel de 1891, establecieron el librecambio para las exportaciones espaolas a Cuba y Puerto Rico y el proteccionismo para las importaciones a las colonias y a Espaa. Con esto la produccin volvi a crecer rpidamente en los ltimos aos del siglo. La prdida de las colonias con la Guerra de Cuba (1895-1898), no provoc el fin de las exportaciones, porque la depreciacin de la peseta y las relaciones comerciales con las ex colonias, con otros pases hispanoamericanos y del Mediterrneo oriental, mantuvieron altas las exportaciones. El estancamiento definitivo de esta industria se registr durante la primera dcada del siglo XX.

    A la industria textil algodonera se le ha reprochado haber crecido a costa del consumidor espaol. Debido al proteccionismo y al amparo legislativo, las industrias algodoneras pudieron vender su producto a precios ms baratos que los de la competencia, los consumidores salieron perjudicados y tambin los contribuyentes, porque los altos aranceles recaudaban menos impuestos a causa del contrabando y de la menor importacin. Adems, tras el arancel Figuerola de 1869 que desmantelaba las barreras arancelarias, los algodoneros hicieron causa comn con el sector cerealista castellano, al que se unieron ms adelante los siderrgicos vascos durante la Restauracin Borbnica, hasta hacer un bloque proteccionista invencible frente a los librecambistas andaluces y madrileos. En ese contexto obtuvieron el alto arancel de 1891 decretado por Cnovas del Castillo. El problema del proteccionismo reside en que desacelera el crecimiento econmico nacional porque los factores productivos se concentran en sectores no competitivos internacionalmente. Sin embargo, en el lado positivo la industria algodonera alivi el dficit de la balanza comercial, constituy la columna vertebral de la industrializacin de Catalua estimulando el desarrollo de otras industrias, y absorbi un considerable flujo migratorio.

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    LA INDUSTRIA SIDERRGICA

    Segn la teora de localizacin econmica la industria siderrgica debe situarse cerca de las fuentes de carbn de coque, en Espaa se sita cerca del hierro porque carece de yacimientos de coque, por lo tanto de principio estamos ante una industria no competitiva.

    En la primera etapa del desarrollo de la siderurgia espaola su ubicacin se realiz en Andaluca. Los primeros altos hornos se construyeron en Mlaga, que tena abundantes recursos ferrosos, a manos de la empresa La Constanciaen 1826, financiada por Manuel Agustn Heredia, exportador de aceite y vino y promotor del Banco de Mlaga. En Sevilla se cre la sociedad El Pedroso, para explotar los yacimientos de hierro de Cazalla de la Sierra. La primera guerra carlista puso fuera de juego las ferreras vizcanas y al calor de las circunstancias, se fund una segunda compaa siderrgica en Mlaga, la empresa El ngel. El hndicap andaluz era el coste del carbn vegetal que posea un precio muy elevado, y a partir de 1860 la hegemona andaluza comenz a declinar ante la competencia asturiana.

    La segunda etapa de esta industria es de localizacin mucho ms racional realizada en Asturias, situada al lado de las cuencas carbonferas de hulla en Mieres y Langreo. En esta fase destacaron dos fbricas, la de Mieres y la de Felguera. La fbrica de Mieres fue instalada en 1848, y estuvo siempre en manos extranjeras, primero inglesas y luego francesas. La Felguera fue una empresa nacional, perteneci a la Sociedad Pedro Duro y Compaa.

    La ltima etapa de la industria siderrgica fue la siderurgia vizcana. Los problemas de transporte y de combustible haban mantenido a las ferreras vizcanas en una situacin de subdesarrollo hasta mediados del siglo XIX. La primera sociedad annima con mtodos modernos naci en 1841 en Begoa. Otra importante empresa fue la de la familia Ybarra, que fue amplindose hasta formar Ybarra y Compaa. Pero la siderurgia vizcana no inici su gran desarrollo hasta la Restauracin Borbnica, gracias a un cambio en el sistema de produccin de acero que permiti el consumo de hierro vasco que se exportaba a Inglaterra, en los mismos fletes llegaban abundantes cantidades de coque que se utilizaba en la siderurgia vizcana como fuente de energa. A mediados de la dcada de 1880 se moderniz al introducir el convertidor Bessemer y poco despus los hornos Siemens-Martin y Thomas. La siderurgia vizcana estuvo en manos de tres grandes empresas, en 1882 Ybarra y Compaa se convirti en la sociedad annima Altos Hornos de Hierro y Acero

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    que combinaba capital y directivos catalanes y vascos, en ese mismo ao se fund La Vizcaya y en 1888 Iberia, estas tres se fusionaron en 1902 formando los Altos Hornos de Vizcaya.

    El crecimiento de la industria siderrgica fue espectacular, pero an as, en 1900, la produccin espaola era inferior a la inglesa que haba sido superada, a la vez, por Alemania.

    OTRAS INDUSTRIAS

    Industria harinera. Era una industria auxiliar de la agricultura, tena un gran tamao y un mercado muy amplio aunque mostraba un fuerte estancamiento tecnolgico.

    Industria vitivincola. Estaba repartida por casi toda la geografa peninsular, especialmente en Andaluca y Catalua como zonas exportadoras. La especialidad de Catalua era la exportacin de vinos y licores a Amrica, aunque tambin export vino a Francia. Los vinos andaluces, de Mlaga y Jerez, se exportaban sobre todo a Inglaterra. El capital extranjero vino a instalarse en Espaa para organizar la exportacin a sus respectivos pases de origen, es el caso de las familias inglesas Terry y Byass, y la familia francesa Domeq. El problema ms grave de la industria vitivincola fue la plaga de la filoxera que atac los viedos europeos en el ltimo tercio del siglo XIX, afect a Francia antes que a Espaa, lo cual produjo un decenio de prosperidad entre 1875-1885, seguido de otro decenio de crisis. Industria corchera. Localizada en Gerona, es una industria auxiliar de la vincola, y utiliza como materia prima la corteza del alcornoque. La cada de las exportaciones de corcho coincide con la crisis de la filoxera francesa y espaola, pues alimentaba ambos merados.

    Industria lanera. Esta industria haba tenido dos centros tradicionales, Castilla la Vieja y Catalua. Castilla la Vieja disfrutaba de la ventaja de ser una zona productora de lana de primera calidad (lana de oveja merina), pero su desventaja resida en el aislamiento econmico, por ello su produccin se limit a mercados locales. En Catalua, el desarrollo de la industria algodonera estimul la lanera al utilizar los mismos factores productivos, Sabadell, Tarrasa y Barcelona fueron los principales centros de esta industria lanera, produciendo gneros al estilo ingls y alemn, utilizaban como materia prima la lana castellana, sajona, australiana y argentina. Industria sedera. Se trataba de una industria muy tradicional en Valencia y Murcia, a lo largo del siglo tendi a

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    concentrarse en Barcelona, posiblemente por la extensin del naranjo a expensas de la morera en Valencia y Murcia.

    Industria del gas. Barcelona tuvo iluminadas sus calles con gas desde 1826, haba una docena de fbricas de gas hacia 1850 localizadas principalmente en las grandes ciudades. Industria qumica. Era una industria complementaria de otras, de la textil, de las de perfumera y de la industria minera mediante la fabricacin de explosivos, aunque no alimentaba a la agricultura como en otros pases desarrollados. Se localiza en Barcelona donde estaba relacionada con la textil. Industria mecnica y metalrgica. Fue de pequeo tamao, produca maquinaria para otras industrias, material naval y ferroviario. Pero su importancia econmica durante este siglo fue muy reducida.

    EL FERROCARRIL COMO FACTOR DINAMIZADOR

    La siderurgia espaola habra sido incapaz de atender la demanda de material ferroviaria y el ahorro social generado por la implantacin del ferrocarril compens las diversas formas de subvencin estatal otorgadas a las compaas por las leyes de 1855 y 1877 para favorecer la rpida construccin de la red. En 1876 la red ascenda a 6.000 km. Entre 1876 y 1895 la red lleg casi a duplicarse. El objetivo de la ley de 1877 era paliar los desequilibrios, impulsando el tendido de lneas transversales y perifricas. Se incluyen los ferrocarriles de va estrecha al servicio de la comunicacin comarcal de viajeros entre otros fines. Se completa el oligopolio: la Compaa del Norte y la MZA. La inversin de capital extranjero, especialmente francs, en la construccin de la red se mantuvo superior al capital nacional, la aportacin extrajera 60%. El impacto del ferrocarril en la economa espaola: como consumidor, impulsor de la industria metalrgica, hullera, maderera y la especfica de material ferroviario; y como productora de una nueva oferta de transporte de mercancas que rpidamente se revelar sin competencia y dinamizar el intercambio.

    4. TRANSFORMACIONES SOCIALES DEL SIGLO XIX: EL MOVIMIENTO OBRERO Y SU EVOLUCIN

    LA SOCIEDAD ESPAOLA DEL SIGLO XIX

    El concepto bloque de poder oligrquico utilizado para caracterizar la alianza entre la vieja nobleza terrateniente y la alta burguesa financiera, se

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    consolidara tras la amenaza de Sexenio liberal. La consolidacin de esta alianza y la consiguiente ausencia de una verdadera burguesa de negocios explicara el retraso de la revolucin burguesa en Espaa. La Restauracin sera el reflejo del ascenso de otra burguesa vinculada a sectores productivos. La sociedad se ve afectada por una serie de circunstancias: En el campo se culmina el proceso desamortizador agudizando el endeudamiento del campesino pobre que se ver obligado a emigrar; la expansin vitivincola y la posterior llegada de la filoxera que arruinar muchos negocios y se sumar a otros factores para provocar la emigracin; en Levante, la produccin naranjera y la hortcola se afianzan en el mercado exterior; el crecimiento urbano refleja cambios en la estructura social y la ciudad queda segregada. Todava predomina la Espaa rural.

    La Constitucin liberal de 1876 proclamaba la igualdad jurdica y el libre ejercicio de los derechos y libertades pero las desigualdades sociales eran obvias. En sufragio censitario vigente hasta 1890 expresa la principal fuente de discriminacin. sta es mayor en las elecciones generales slo un 5% de una poblacin tiene capacidad para elegir a los diputados. Un 16% de la poblacin puede participar en la eleccin de diputados provinciales y concejales. El impuesto por cdulas personales refleja la divisin social. La abolicin de las quintas, junto a la de los consumos, era la otra reivindicacin popular. La redencin del servicio militar era otro factor de discriminacin, cantidad que estaba fuera del alcance de las clases populares.

    Para la Espaa de la Restauracin Martnez Cuadrado ha dividido en tres grupos de contribuyentes: bloque de poder dominante 25.000 personas, con retribuciones anuales de ms de 3.500 pesetas, ms otras 96.000 pertenecientes ingresos entre 1.250 y 3.500; clases medias contribuyentes 750 y 2.500 pesetas anuales, 30% del total de contribuyentes, un 17,7% de la poblacin total; clases populares, poseedoras de cdulas, jornaleros, sirvientes y asimilados, 4,5 millones 70% de los contribuyentes y 40% de la poblacin total; una parte de poblacin, 4,8 millones un 41,5% quedaba excluida de cualquier identificacin fiscal, marca la frontera de la miseria y carecan de cdula. La distribucin geogrfica de las cdulas: 57% de categora superior Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y Cdiz. Sur mucha poblacin marginada. El mejor signo de la pervivencia de privilegios estamentales lo constituye el auge que cobran los ennoblecimientos generalmente con enlaces matrimoniales que expresan la alianza vieja aristocracia-alta burguesa. La Constitucin reserva una parte importante de los puestos de senadores a la nobleza que sigue teniendo preferencia en la ocupacin de cargos diplomticos, altos militares y

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    cargos acadmicos. Hay otros grupos sociales que por su funcin reciben situaciones de privilegio: Ejrcito y clero con jurisdicciones propias. El ttulo universitario es signo de privilegios. El preferido, el de abogado, mdico, arquitecto e ingeniero. Los funcionarios del Estado alcanzan gran importancia.

    EL MOVIMIENTO OBRERO

    En el Sexenio se asisti a una intensa conflictividad social, sepultada por la represin de los primeros gobiernos de la Restauracin. Sin embargo, al amparo de la reforma legal propiciada por los liberales, en la dcada de los ochenta se asiste a un resurgir de la movilizacin obrera.

    El movimiento que ms auge haba tenido en la Pennsula haba sido el anarquismo, difundido por Farinelli, siendo las zonas de mximo arraigo dos de caractersticas muy distintas. Por una parte, Andaluca, eminentemente agrcola, y por otra Catalua, una de las dos reas industriales. Esta divisin en dos grupos con problemas y necesidades distintas marc las diferencias internas entre anarco-colectivistas y anarco-comunistas, con estrategias diferentes. En todo caso los efectos de la poltica liberalizadora entre los anarquistas fueron muy limitados. A la divisin interna ya sealada hay que sumar sucesos como el de la Mano Negra y la represin subsiguiente, que generaron la decadencia organizativa y sindical sobre todo a partir de 1888. Los partidarios de la propaganda por el hecho, es decir del terrorismo, se convirtieron en la cara visible del anarquismo. Entre sus acciones ms sonadas se encuentran el atentado contra Martnez Campos (1893), las bombas del Liceo de Barcelona, o el asesinato del propio Cnovas del Castillo (1897).

    Fueron tambin los aos 80 y la salida de la clandestinidad los que determinaron la evolucin del socialismo espaol. Nacido durante el Sexenio, como manifestacin de la tendencia marxista frente a la mayoritaria bakunista en la seccin espaola de la Primera Internacional, se configura como Partido en 1879, siendo Pablo Iglesias uno de los cinco miembros de la Comisin encargada de disear el programa del nuevo partido.

    En 1882, el PSOE y la UGT celebraron en Barcelona sus congresos prefundacionales en los que lograron redactar unos programas que reflejan los pactos entre las diversas tendencias. Poco a poco el PSOE fue llevando a cabo una labor de implantacin, que fue fructfera sobre todo en Madrid, Vizcaya y Asturias. Catalua, cuyos representantes haban defendido ya desde las primeras reuniones posturas reformistas y posibilistas se fue desviando de la

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    tendencia central, hasta la constitucin en 1890 del llamado Partido Socialista Oportunista, tomando como base la agrupacin textil Las Tres Clases del Vapor.

    El PSOE, sin perjuicio de sus objetivos finales, decidi participar como partido poltico en la lucha parlamentaria, para defender dentro de lo posible los intereses de la clase obrera. En realidad la participacin de los obreros en las elecciones fue muy baja y si a ello sumamos el sistema diseado por Cnovas que exclua a cualquiera ajeno al turno, nos encontramos con que los socialistas no obtuvieron ningn diputado hasta 1910.

    5. EL SEXENIO DEMOCRTICO (1868-1874)

    Labrousse distingue en cualquier revolucin importante, y la acaecida en 1868 lo fue, tres planos: el poltico, el econmico y el social; cuando estos tres factores se conjugan simultneamente es muy probable el estallido revolucionario porque "la crisis econmica va a dar a la crisis poltica una inmensa fuerza social". Siguiendo este esquema, en mayo de 1866 se produjo, en parte debido al incremento de la especulacin, al abuso del crdito y a la escasez de dinero real, una fuerte crisis econmica que se manifest en numerosas quiebras empresariales, en la restriccin de crditos y en una vertiginosa cada de los valores burstiles que provoc la ruina de numerosas familias. A la falta de trabajo producida por el crack bancario y burstil hay que aadir la falta de pan originada por las malas cosechas de 1867 y 1868, esta ltima est considerada como la peor del siglo.

    El gobierno, que dado lo precario de la Hacienda se encontr impotente, slo supo ganarse una generalizada impopularidad al emitir un emprstito forzoso que obligaba a todos los contribuyentes y decretar una rebaja en los sueldos de todos los funcionarios pblicos civiles, pero no militares. En el plano social exista un amplio malestar concretado en la falta de participacin poltica de las clases medias y en el empeoramiento de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, artesanales, industriales y campesinas. Polticamente no slo hubo una desintegracin interna del rgimen isabelino, sino tambin la aparicin de una nueva fuerza: el partido demcrata, que nacido del progresismo alcanz a partir de 1860 una ideologa especfica gracias a la unin con intelectuales krausistas que dieron las ideas sobre el absoluto respeto a la dignidad humana y la intangibilidad del individuo en cuanto soberano de s mismo. Para los demcratas eran puntos claves de su filosofa poltica la soberana popular, el reconocimiento expreso y solemne de los derechos de la persona humana y, como consecuencia de ello, el sufragio universal.

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    El primer acuerdo entre progresistas y demcratas, al que posteriormente se unieron los unionistas, lo que proporcion una buena plyade de generales entre los que destacaba Serrano, se estableci en Ostende el 16 de agosto de 1866 con el objeto de destruir todo lo existente en las altas esferas del poder, nombrndose en seguida una asamblea constituyente bajo la direccin de un gobierno provisional, la cual decidira la suerte del pas, cuya soberana era la ley que representase, puesto que sera elegida por el sufragio universal directo. Un clsico pronunciamiento militar, la sublevacin de la escuadra del Almirante Topete, surta en el puerto de Cdiz, el 18 de septiembre de 1868 fue el detonante de la revolucin, la Gloriosa, y marc el comienzo de un perodo febril de la Historia de Espaa, el Sexenio revolucionario, en el que se sucedieron vertiginosamente numerosas y diversas formas de gobierno que desembocaron en la restauracin de la dinasta derrocada y que para una mayor comprensin se ha dividido en cuatro etapas.

    Los sublevados en Cdiz, a los que no tardaron en unirse los generales Serrano y Prim, ocuparon Sevilla y se dirigieron hacia Madrid, smbolo del poder poltico, mientras las fuerzas leales a Isabel II, mandadas por el marqus de Novaliches, intentaron sin xito cortar el paso a los rebeldes o revolucionarios por lo que se desarroll una batalla en torno al dominio del puente de Alcolea, cerca de Crdoba. La victoria del general Serrano el 27 de septiembre supuso el triunfo definitivo de la Revolucin en Espaa. A partir de ese momento y a lo largo y ancho de la geografa espaola surgieron innumerables Juntas provisionales revolucionarias cuyos componentes excitaban al pueblo a la revuelta con consignas radicales destinadas a conseguir la ms amplia movilizacin posible. En Madrid y tras varias crisis fugaces, el general Concha se declar neutral en el conflicto y entreg el poder a la Junta revolucionaria, que ya se haba formado, con lo que Isabel II, que veraneaba en Lequeitio, se exili en Francia sin renunciar a la corona. El ambiente en ciudades y pueblos era de plena euforia pacfica, apenas hubo sucesos violentos, porque se haba adueado de todos una ilimitada esperanza en la nueva situacin y un optimismo utpico en que de forma natural se realizaran grandes ilusiones como la abolicin de las quintas o la supresin del impuesto de consumos. El apoyo popular a la gloriosa revolucin fue inmenso y marc el inicio de la toma de conciencia de una forma clara de sus razones y de su fuerza, de tal manera que la cuestin social, hasta entonces mero objeto de curiosidad filantrpica o de caridad religiosa, comenz a convertirse en el problema social.

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    La principal Junta Revolucionaria, la de Madrid, confiri a Serrano el encargo de constituir un Gobierno provisional que rpidamente legalizara la irregular situacin juntista nombrando nuevos ayuntamientos y diputaciones compuestos por los miembros de las juntas, con lo que el gobierno tom el control centralizado del poder. El gobierno provisional tuvo que enfrentarse con la grave complicacin de la insurreccin cubana, grito de Yara, que surgi como reaccin contra la inadecuada poltica colonial de los gobiernos isabelinos y que inici la larga guerra de los Diez Aos. Al mismo tiempo defini su propsito de mantener la monarqua como institucin sobre la base, de acuerdo con las ideas democrticas, de la soberana nacional expresada en unas Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal.

    Si las Juntas revolucionarias y el gobierno provisional constituyen la primera fase del Sexenio democrtico, la segunda est caracterizada por el intento de lograr una monarqua democrtica. Las elecciones para las constituyentes, convenientemente dirigidas por el ministro de la Gobernacin correspondiente, Sagasta, mostraron paladinamente que el paso del sufragio censitario al sufragio universal no significaba un cambio brusco en los resultados de los comicios porque la contienda electoral la ganaba siempre el partido que la hubiera organizado. Las Cortes, compuestas por una fuerte mayora monrquica de progresistas, unionistas y demcratas, junto con dos dbiles minoras de republicanos y carlistas, elaboraron una nueva Constitucin promulgada en 1869 cuyas dos aportaciones ms importantes y significativas fueron el establecimiento de la monarqua como forma de gobierno, pero basada en la soberana nacional que elige la dinasta y puede revocarla, y la minuciosa y enftica declaracin de los ms variados derechos individuales como: libertad e inviolabilidad del domicilio y la correspondencia, de circulacin, de enseanza, de industria, de expresin del pensamiento, de reunin, de asociacin, etc. En los debates sobre el texto constitucional, la oratoria parlamentaria, en la que destac palmariamente la brillantez de Castelar, ray a una altura que nunca jams volvi a alcanzarse. La Constitucin de 1869 estuvo muy lejos de satisfacer a las fuerzas que protagonizaron la cada de Isabel II pues los republicanos se opusieron al principio monrquico, (hubo un levantamiento de 40.000 hombres en Valencia, Aragn y Andaluca que, dadas su espontaneidad y desorganizacin, fue rpidamente sofocado), los librepensadores demcratas al mantenimiento del culto y, lo que fue ms importante a la larga, las fuerzas catlicas se consideraron heridas al establecerse por primera vez la libertad de cultos.

    EL REINADO DE AMADEO I

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    Las Cortes, de acuerdo con la Constitucin, acabaron con la interinidad al establecer una Regencia, desempeada por Serrano, que encarg la formacin de un gobierno al general Prim, el cual comenz la ardua bsqueda de un prncipe que, sin pertenecer a la dinasta derrocada por la revolucin, aceptase reinar en un pas dominado por la inestabilidad poltica y fuera aceptado por las cancilleras europeas. De las catorce candidaturas sopesadas, detonante de la guerra francoprusiana, fue la del prncipe alemn Leopoldo Hohenzollern Sigmaringen, (llamado popularmente Ole, ol, si me eligen); triunf la de Amadeo, duque de Aosta e hijo de Victor Manuel II de Italia, candidato grato a las clases medias de izquierda que vean en los Saboya a la dinasta liberal que haba unificado Italia. El 27 de diciembre de 1870 el general Prim era asesinado en la calle del Turco de Madrid por un grupo de francotiradores, lo que privaba al nuevo rey, que desembarcaba poco despus en Cartagena, del principal y casi nico sostn. Amadeo I proyect establecer un turno pacfico de gobierno entre las dos principales fracciones en que se haba dividido el partido progresista: la radical, que diriga el dogmtico y comprensivo Ruiz Zorrilla, y la constitucional del sagaz y tolerante Sagasta. El intento fracas tanto por el psimo entendimiento entre los dos partidos y sus dos lderes como por la incapacidad de polarizar en torno a ellos los restantes grupos polticos.

    Las tres elecciones a Cortes y los seis gabinetes ministeriales que se sucedieron durante los dos aos y dos meses del reinado de Amadeo I, mostraron lo que ya sera una constante durante todo el Sexenio: la carencia, debida a una excesiva fragmentacin de los partidos (De Amicis enumera la existencia de treinta y dos), de un consenso entre los polticos para la situacin concreta de cada momento. A la imposibilidad de normalizar la vida poltica se uni en abril de 1872 el levantamiento de los carlistas al grito de Abajo el extranjero! La insurreccin, que se circunscribi a la regin vasconavarra y a algunos ncleos montaeses de Catalua y Levante y que lleg a constituir un autntico Estado, fue un continuo cncer que min la viabilidad de la monarqua democrtica. El 11 de febrero de 1873 don Amadeo, descorazonado al no lograr para Espaa "todo el bien que mi leal corazn para ella apeteca", abdic la corona al convencerse de la imposibilidad de hacer funcionar el mecanismo poltico constitucional sobre la base de los equipos polticos disponibles. Ese mismo da el Senado y el Congreso, reunidos en Asamblea Nacional, a pesar de que tal reunin era anticonstitucional, declararon como forma de gobierno de la nacin la Repblica, dejando a las Cortes constituyentes la organizacin de esta forma de gobierno, con lo que comenz la tercera etapa del Sexenio.

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    LA PRIMERA REPBLICA

    La repblica, con su corta duracin, marc la culminacin del proceso revolucionario del Sexenio en cuanto que los ms caracterizados rectores del republicanismo democrtico, Figueras, Pi y Margall, Castelar, Salmern, etc., aparecieron como los nicos capaces de realizar los ideales de la revolucin de 1868. El partido republicano lleg al poder lastrado por sus divisiones internas entre unitarios y federales y stos a su vez entre intransigentes y moderados segn fuera el mtodo que proponan utilizar para edificar una Espaa federal. Los primeros pretendan actuar desde abajo, de las bases diramos ahora, por medio de un gobierno de asambleas, mientras que los segundos preconizaban la legalidad, federalismo desde arriba, e intentaban salvaguardar a todo trance el orden.

    La Repblica comenz a vivir con una Constitucin monrquica, la de 1869, con unas Cortes monrquicas, la mayor parte de los nuevos republicanos procedan del partido radical y de los demcratas cimbrios, caracterizados por su camaleonismo poltico que les inclinaba hacia cualquier forma de gobierno con tal que sirviera a sus propios intereses, y con unos ministros monrquicos: en el primer gobierno de Figueras permanecieron cuatro de los siete ltimos ministros de don Amadeo. La discusin sobre el carcter unitario o federal de la repblica origin dos intentos de golpe de estado por parte de los radicales, en febrero y abril, dirigidos a eliminar a los republicanos federales. Tras unas elecciones, en las que la abstencin fue muy elevada tanto por la guerra carlista como por el retraimiento de los monrquicos, se form una Asamblea Constituyente que casi inmediatamente proclam la Repblica federal con slo dos votos en contra. Figueras, presidente del poder ejecutivo (la Repblica no tuvo presidente), se neg a seguir en el poder y huy a Francia alejndose de un pas donde estaban los nimos agitados, las pasiones exaltadas, los partidos disueltos, la administracin desordenada, el ejrcito perturbado, la guerra civil en gran pujanza y el crdito en gran mengua.

    Su sucesor, Pi y Margall, que nicamente contaba con el apoyo de los republicanos federales, permaneci en el ejercicio de su cargo tan slo un mes y una semana porque el levantamiento de Cartagena el 12 de julio produjo en la Cmara tan vivas crticas que debi presentar su dimisin dos das despus. En el Levante y Sur de la Pennsula se produjo una cadena de insurrecciones locales, el levantamiento cantonal, dirigidas fundamentalmente por republicanos federales de carcter intransigente cuya finalidad era constituir

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    rpidamente, de abajo a arriba, un Estado federal tal como haba sido propuesto en el proyecto de Constitucin. El levantamiento cantonal, permitido indirectamente por la existencia de la guerra carlista, puso a prueba la estabilidad del rgimen republicano y supuso un deslizamiento hacia la derecha manifestado tanto en que el nuevo presidente del poder ejecutivo, Salmern, seal como primer deber del gobierno el mantenimiento del orden como en que se recurri a los generales como nico medio para restablecer la situacin (el general Pava se encarg de la pacificacin de Andaluca y Martnez Campos de Levante).

    La negativa, por motivos de conciencia, a firmar varias sentencias de muerte impuestas por los tribunales a algunos insurrectos motiv la dimisin de Salmern y su sustitucin por Castelar quien, gobernando por decreto mediante la suspensin temporal de las Cortes, se dedic con la mayor energa posible a combatir la insurreccin cantonal. Cuando el 2 de enero de 1874 se reabrieron las Cortes, los diputados tacharon de dictadura la energa desplegada y de militarismo el recurso al ejrcito de tal manera que Castelar, a pesar de defenderse como un animal acosado en una noche dramtica e interminable, perdi la votacin de confianza. Estaban los diputados eligiendo un nuevo presidente del poder ejecutivo cuando un piquete de soldados enviados por Pava, general incondicional de Castelar, irrumpi en el zagun de las Cortes que se dispersaron como por ensalmo. El pronunciamiento de Pava, republicano adicto y nada ambicioso polticamente, acab de hecho con la azarosa existencia de la primera Repblica.

    Los innumerables problemas interiores planteados durante el Sexenio revolucionario hicieron que las relaciones exteriores espaolas pasasen a un segundo plano. Slo tuvo inters el problema del reconocimiento de los sucesivos regmenes que se implantaron en el pas; reconocimiento que fue fcil de lograr con la revolucin de 1868 y la monarqua amadesta, pero imposible de obtener para la Repblica. En el marco de este pobre panorama conviene destacar la descalificacin de Espaa como potencia internacional debido sobre todo al desorden imperante en el pas y al resentimiento que la postura de neutralidad espaola ante el conflicto blico de 1870 origin tanto en Francia como en Alemania.

    REGENCIA DEL GENERAL SERRANO

    La cuarta y ltima fase del sexenio revolucionario comenz al asumir el poder, no como jefe del ejecutivo sino como presidente de un gobierno

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    provisional, el general Serrano quien, como es lgico, suspendi las garantas constitucionales y disolvi las Cortes. Durante cerca de un ao Serrano se esforz por restablecer en todo la normalidad y el orden acabando con la insurreccin cantonal, yugulando los movimientos obreros y dando un nuevo impulso a la contienda carlista que hubiera finalizado a no ser porque el lluvioso otoo de 1864 paraliz los movimientos de las tropas. Parece ser que una vez que se restableciese la normalidad era intencin del viejo general decidir sobre la naturaleza exacta del rgimen, pero las ideas de Serrano y tambin las del representante de la monarqua borbnica en Madrid, Cnovas del Castillo, que pretenda una restauracin consensuada, pacfica y civil de la dinasta derrocada, se fueron al traste por el pronunciamiento del impaciente general Martnez Campos en Sagunto, que el 29 de diciembre de 1874 proclam a Alfonso XII, hijo de Isabel II, como rey de Espaa y cerr con ello el ciclo revolucionario del sexenio.

    6. EL RGIMEN DE LA RESTAURACIN. CARACTERSTICAS Y FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA

    EL REINADO DE ALFONSO XII (1875-1885)

    A finales de 1874, la Restauracin alfonsina era inminente. El manifiesto de Sandhurst (colegio militar ingls donde Alfonso era estudiante) fue una hbil propaganda a favor de la restauracin borbnica inspirada por Cnovas del Castillo, el verdadero articulador del sistema de la Restauracin. Cnovas estimaba que la Restauracin debera hacerse por la mayora obtenida en unas Cortes Constituyentes, pero el general Serrano (que haba asumido el poder despus de la I Repblica) nunca hubiese convocado estas Cortes. Fue el pronunciamiento del general Martnez Campos (el 29 de diciembre de 1874), que proclam rey de Espaa a Alfonso XII, el que acab con el Sexenio Revolucionario y restaur la monarqua. Con Alfonso XII concluy la tercera guerra carlista (1872-1876) y la paz interior que rein en la pennsula permiti un avance considerable en el proceso de su incorporacin al ritmo europeo.

    Cnovas del Castillo concibi el nuevo rgimen espaol a la manera britnica, monarqua parlamentaria bicameral y bipartidista. Las reglas del juego quedaron expresadas en la Constitucin de 1876 (la Constitucin de Notables), se trat de una constitucin de corte moderado basada en la de 1845, ampliada con algunos derechos de la de 1869, pero recortados. Estableca una soberana compartida entre el rey y las Cortes. Se declaraba el catolicismo como religin oficial del Estado, aunque se reconoca la libertad

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    individual de culto. Se aumentaron las prerrogativas (privilegios) del rey: mantena el poder ejecutivo, nombraba y separaba libremente a los ministros, sancionaba y promulgaba las leyes, convocaba, disolva y suspenda las Cortes. Se limit el poder de las Cortes, que eran bicamerales: un Senado elitista y conservador; y un Congreso electivo, la Constitucin no defina qu tipo de sufragio, lo que permita que por ley se estableciera el que ms le interesara al partido en el poder. Cnovas constituy y encabez el Partido Conservador, con los antiguos moderados y hombres de la Unin Liberal. Y, a fin de hacer realidad el bipartidismo, l mismo suscit indirectamente la formacin de una oposicin que se concentr en el Partido Liberal, creado en torno a Prxedes Mateo Sagasta, estaba formado por representantes del antiguo Partido Progresista, pero tambin aglutin a la izquierda Moderada, al Partido Constitucionalista, un sector de demcratas y otros grupos menores. Tras un perodo de monopolio conservador del poder (1875-1881), en este ltimo ao accedieron al gobierno los liberales, por primera vez en la historia de Espaa sin necesidad de recurrir por ello a la fuerza.

    Se inaugur de este modo el turno pacfico entre los dos partidos, ese turno no responda a una divisin real de los espaoles, sino a un acuerdo entre la minora dirigente, que mantena la ficcin de democracia por medio del amao de las elecciones en favor del Gobierno. As el Gabinete no se formaba a tenor de los resultados del sufragio, sino que cuando un gobierno se desgastaba, era el rey llamaba a otro al poder, aconsejado por los polticos ms relevantes. Y era el nuevo Gabinete el que convocaba y haca las elecciones, amandolas (fenmeno conocido como pucherazo), fabricando los diputados necesarios para obtener la mayora parlamentaria y as poder gobernar. Para el ejercicio de este sistema, cada uno de los partidos se apoyaba en personajes locales de diversas categoras (provinciales, de partido, de aldea), que, por su posicin econmica o su prestigio social, podan asegurar triunfos locales que permitan la victoria general. Son los caciques, cuyo trabajo era remunerado con prebendas para ellos, familiares y clientes y con la supremaca poltica en su distrito. As, las dos piezas fundamentales donde se apoyaba el sistema fueron, por un lado, los dirigentes polticos que en Madrid ocupaban Ministerios, Senado y Congreso, pertenecientes por lo general a la oligarqua terrateniente y nobiliaria, y, por otro, en los caciques pertenecientes a la oligarqua local. El analfabetismo y la inservibilidad poltica de los espaoles seran las razones aducidas para tal prctica.

    REGENCIA DE MARA CRISTINA (1885-1902)

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    El turno pacfico super la muerte de Alfonso XII en 1885, situacin delicada por la continua amenaza del levantamiento de carlistas y republicanos, ahora favorecida por el hecho de quedar en el poder una mujer, Mara Cristina de Habsburgo-Lorena. Sin embargo, el acuerdo de Canovas y Sagasta para mantener el sistema (el Pacto del Pardo) y el nacimiento de Alfonso XIII, hijo pstumo del monarca fallecido, en 1886, permitieron superar la situacin. Durante la Regencia, el Partido Conservador se ampli por la derecha con la adhesin de los hombres de Alejandro Pidal, que por medio de la Unin Catlica, consigui la atraccin de elementos carlistas hacia la monarqua alfonsina. Como contrapartida, el sector ms moderado del republicanismo, (los posibilistas que acaudillaba Castelar) prest su apoyo al Partido Liberal.

    Catalua (asentada en la industria textil), Pas Vasco (en la siderurgia) y Asturias (en la minera) alcanzaron un alto desarrollo industrial con un espectro social dinmico integrado por burguesa y proletariado. El crecimiento del proletariado facilit la difusin del socialismo, cuyos hitos principales son: 1) la formacin del Partido Socialista Obrero Espaol (1879) fundado por Pablo Iglesias, y la constitucin de una central sindical obrera, UGT (1889); 2) la obtencin de la Ley de Asociaciones (1887) autorizando los sindicatos obreros; 3) la ley del sufragio universal masculino (1890) que permita a los trabajadores actuar con sentido electoral. A lo largo del perodo surgieron brotes de anarquismo andaluz, como medio de protestar contra un rgimen social intolerable (motivado por las crisis agrcolas y ante el reparto de la propiedad de la tierra). Con mayor violencia y con preparacin ms inteligente estall el anarquismo en Barcelona, que haca mella tanto en figuras polticas (asesinato de Cnovas), como en la explosin de bombas.

    La relativa estabilidad de los partidos turnantes se vio interrumpida por las guerras de Ultramar. Durante este perodo estall la guerra de independencia de Cuba en 1895, apoyada por Estados Unidos. Pareca que el problema colonial haba terminado con la Paz de Zanjn (1878) y la conversin de Cuba en provincia espaola. Pero en 1895 se produjo la sublevacin de los manigeros y cubanos conocida como Grito de Baire. El Partido Revolucionario Cubano, dirigido por Jos Mart, emprendi una guerra secesionista contra el General Weyler. La guerra se complic con el levantamiento rebelde en Filipinas en 1896, dirigido por Jos Rizal. El gobierno liberal de Sagasta, en noviembre de 1897, concedi por fin la ansiada autonoma, pero esta determinacin llegaba tarde, ya que los separatistas cubanos se afirmaron en la declaracin de independencia. Fue entonces

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    cuando EEUU, con ambiciones imperialistas, propuso a Espaa la compra de Cuba, siendo rechazada la proposicin. As, con el pretexto de proteger a los sbditos norteamericanos residentes en Cuba, envi al puerto de La Habana al acorazado Maine. Una explosin espontnea en el interior del Maine provoc su hundimiento el 15 de febrero de 1898. EEUU acus del hecho a los espaoles sin mediar comprobacin y hall un pretexto para declarar la guerra a Espaa. La inmensa superioridad numrica y tcnica de las fuerzas navales y terrestres norteamericanas dio a stas fcil victoria. Por el Tratado de Pars de 1898, Espaa reconoci la independencia de Cuba y cedi Puerto Rico, Guam y las islas Filipinas a los EEUU, por las que recibi en compensacin 20 millones de dlares. Espaa inici el siglo XX conmocionada por el desastre de 1898, se confirm que haba dejado de ser una potencia colonial, y en el interior se comprob el desfase entre la Espaa oficial y la Espaa real, era necesario regenerar el sistema poltico, econmico y social, vigente desde la restauracin alfonsina. Durante los ltimos aos de la Regencia, sigui vigente el sistema de turnos, ahora entre Francisco Silvela (sucesor de Canovas) y Sagasta. Sin embargo, el sistema de turnos estaba agotado al no renovarse el programa de los partidos que lo componan, sobre todo del Partido Liberal.

    7. LA OPOSICIN AL SISTEMA. EL NACIMIENTO DE LOS NACIONALISMOS PERIFRICOS

    Fuera tambin de los mrgenes del sistema, que con el paso de los aos se iban quedando cada vez ms estrechos, se encontraban los regionalismos. Aunque con diferencias entre unos y otros, se trataba bsicamente de la prolongacin del proceso de recuperacin de las lenguas y de la historia de determinadas comunidades iniciado a mediados del siglo XIX.

    El primer movimiento importante de despertar de la conciencia regional con manifestaciones culturales fue la Renaixena catalana. Literatos como Verdaguer, Guimer o Maragall relanzaron con fuerza la literatura catalana, sobre todo su poesa. Al igual que en Catalua, en torno sobre todo a la lrica hubo un pequeo renacimiento gallego, con Rosala de Castro como representante principal, y algunas manifestaciones en Valencia. Pero el paso importante en estos movimientos se dar en el ltimo cuarto de siglo, cuando en algunas regiones, bsicamente Catalua, Euskadi y Galicia, este espritu adquiera manifestaciones polticas.

    Sumergida en la fiebre del oro, la burguesa catalana se preocup poco en un principio por el renacimiento cultural. Sin embargo, ya en 1879, Almirall

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    cre el primer peridico en cataln y la multitud de asociaciones voluntarias que en estas dcadas se crearon en Catalua contribuyeron tambin a popularizar la cultura catalana en sectores cada vez ms amplios. La incapacidad del rgimen de la Restauracin para responder a la modernizacinrequerida por los sectores ms dinmicos de la sociedad catalana y la necesidad de proteger y estimular el desarrollo de la industria local polarizaron a los defensores de estos intereses econmicos y polticos en torno a nuevas vas de presin y representacin. En 1885 la presentacin del Memorial de Greuges supuso el inicio de la incorporacin de la burguesa industrial al catalanismo. La burguesa catalana iba llegando al convencimiento de que para continuar su desarrollo deba tomar las riendas de su propio destino.

    En 1887 algunos de los miembros ms pragmticos y conservadores del Centre Catal, creado por Almirall en 1882, se separaron para formar la Lliga de Catalunya. Fue esta organizacin la que convoc, en 1892, la reunin de la que salieron las Bases de Manresa, que han sido consideradas como los fundamentos del autonomismo cataln. En este manifiesto, redactado por el joven Prat de la Riba, intelectuales y profesionales regionalistas pedan la autonoma administrativa y poltica, as como un mayor apoyo a la economa catalana. Este manifiesto era an socialmente moderado y no separatista. Habr que esperar al fin de siglo para que este regionalismo de la burguesa catalana se haga nacionalista. De la crisis finisecular saldr una nueva Lliga, interclasista y catalanista, dirigida por personajes como Prat de la Riba o Camb, que se convertir en el eje durante las dcadas siguientes de la poltica catalanista.

    En el Pas Vasco, el pensamiento nacionalista comenz a configurarse durante estos aos de la Regencia. La supresin de los Fueros en 1876 fue considerada como un ataque por determinados sectores vascos, que se organizaron en torno a lderes como Sagarmnaga, fundador de la Sociedad Euskalerra. Sin embargo, en el mundo rural el carlismo segua siendo una fuerza no desdeable y la alta burguesa industrial y comercial se integraba sin problemas en la oligarqua del sistema. En un escenario cambiante de las ltimas dcadas del siglo, en el que la sociedad tradicional vasca, y sobre todo vizcana, se transformaba con rapidez ante el avance de la industrializacin, el desarrollo urbano y la llegada de inmigrantes, surgi la figura de Sabino Arana, autntico motor del movimiento nacionalista vasco.

    Hijo de un pequeo constructor de barcos y gabarras de filiacin carlista, fueron decisivos en su formacin los aos que pas en Barcelona estudiando

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    Medicina (1883-1888). All entr en contacto con el ambiente nacionalista de la Catalua de Almirall y, bajo la influencia de su hermano Luis, comenz a tomar forma la posibilidad de trasponer dichos planteamientos a Vizcaya. En 1892 publica su obra Bizcaya por su independencia que sirvi de detonante para el surgimiento de un grupo nacionalista que se extendi con rapidez. Las reformas de los liberales desde el gobierno de Madrid, como el traslado de la Capitana General de Vitoria a Burgos, los planes de reforma de los conciertos econmicos y algunas otras medidas, generaron un descontento muy favorable para los seguidores de Arana. En 1894 se fund la primera sociedad nacionalista, el Euskaldun Batzokija, cuya declaracin de principios, redactada por Arana, insiste en la confesionalidad, la raza y el orden jurdico tradicional, en la bsqueda de una confederacin de pueblos que constituya Euskadi. Pocotiempo despus se constitua el primer Bizkai Buru Batzar, directorio supremo del nacionalismo vizcano y, en octubre de 1897, se fundaba el Partido Nacionalista Vasco, implantado sobre todo en Bilbao y Vizcaya entre los miembros de la pequea burguesa, alarmada ante la creciente movilizacin obrera de signo socialista.

    En el caso gallego, hay que relacionar el movimiento nacionalista con figuras como Manuel Murgua y Alfredo Braas. Este ltimo, de ideologa prxima al carlismo, fue autor de una obra titulada El Regionalismo (1889) en la que resume los principios del nacionalismo gallego, obra muy leda en los ambientes nacionalistas vascos y catalanes. Vinculada a Murgua desde 1890 se encuentra la Asociacin Regionalista Gallega, de gran importancia en la difusin del galleguismo poltico, que ya a finales de siglo manifestar dos tendencias principales: una liberal centrada en La Corua y otra tradicionalista en Santiago.

    8. GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898

    Cuba era junto con Puerto Rico y Filipinas el nico resto del Imperio que le quedaba a Espaa despus de los movimientos de independencia de principios de siglo en el continente americano. De estas pequeas colonias la ms importante era Cuba, autntica joya de la corona, con cuyo aprovechamiento intensivo se intent compensar las prdidas suscitadas por la desaparicin del Imperio. A lo largo del siglo se fueron estrechando los lazos econmicos y sociales entre la isla y la metrpoli, alcanzando Cuba su perodo de mxima prosperidad en los aos de la Restauracin, auge no empaado por el estallido de los conflictos a que se ha hecho mencin en lneas anteriores.

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    Si bien la Paz de Zanjn no haba solucionado los problemas cubanos, entre su firma y el estallido de la guerra del 95, la isla pas por una de las etapas ms fecundas de su historia colonial. Se asisti a una transformacin social y econmica, unida a un creciente desarrollo de una clase intelectual y a la reactivacin de la vida poltica. Sin embargo, el creciente peso de los Estados Unidos en la vida econmica cubana, unido a la incapacidad de las Cortes espaolas para aceptar necesarias reformas en las relaciones entre la isla y la metrpoli que permitiesen afianzar la presencia espaola en Cuba terminarn llevando a un divorcio cada vez mayor y finalmente al desastre.

    El inspirador del movimiento emancipador cubano fue Jos Mart, nacido en La Habana de padres espaoles. Su partido poltico, el Partido Revolucionario proporcion la base ideolgica al movimiento y Antonio Maceose convirti en el cabecilla militar de un movimiento que tuvo su base principal entre el campesinado de la parte oriental de la isla. Otros conocidos lderes independentistas seran Mximo Gmez y Calixto Garca. El 24 de febrero de 1895, el grito de Baire marc el inicio de la segunda y definitiva guerra de la independencia cubana.

    Martnez Campos, el vencedor de la anterior contienda, fue enviado de nuevo a Cuba, encontrndose con una situacin mucho ms complicada que la vez anterior, con un movimiento independentista fuerte y organizado. Fracasados los intentos negociadores y tambin sus intentos de dar una solucin militar, pese a los importantes refuerzos recibidos desde la Pennsula, el general fue sustituido en 1896 por Valeriano Weyler, quien llegacompaado de la aureola de ser el general ms eficaz del ejrcito espaol. La metrpoli no escatim esfuerzos en la contienda. Es famosa la frase de Cnovas: "Hasta el ltimo hombre y la ltima peseta". Sin embargo, los casi 250.000 soldados que llegaron a Cuba no participaron en una guerra convencional sino en una de las primeras guerras de guerrillas coloniales. La victoria final con que se contaba en la metrpoli se haca esperar, la guerra se endureca, sus repercusiones econmicas y sociales se hacan ms evidentes y la opinin empez a impacientarse.

    El asesinato de Cnovas en 1897 provoc un cambio poltico que tuvo su repercusin en el conflicto cubano. Sagasta sustituy a Weyler y promulg la vieja ley de autonoma, pero sta era ya insuficiente. La independencia era el objetivo final e irrenunciable de los nacionalistas cubanos. En este contexto, la presencia al frente de los Estados Unidos desde haca unos meses de un nuevo Presidente, el republicano Mac Kinley, signific un importante paso hacia

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    adelante en la poltica de intervencin que desde haca tiempo los norteamericanos haban mantenido en el conflicto cubano. La actitud de Sherman desde la Secretara de Estado y la campaa de prensa encabezada por los poderosos grupos Pulitzer y Hearst fueron preparando el terreno en la opinin pblica norteamericana para el estallido de la guerra. El misterioso asunto de la voladura del buque de guerra norteamericano Maine en el puerto de La Habana en febrero de 1898, hizo casi inevitable la guerra. El 20 de abril un ultimtum de los Estados Unidos exiga a Espaa la renuncia a su soberana sobre Cuba en el plazo de tres das.

    La guerra hispano-norteamericana tuvo un rpido desenlace debido a la desigualdad de las fuerzas en conflicto. En Filipinas, la escuadra del almirante Montojo fue destrozada por la flota del comodoro Dewey y pronto cayeron Cavite y Manila, generalizndose en el interior el movimiento independentista dirigido por Aguinaldo. En Cuba, la derrota de la escuadra al mando del almirante Cervera hizo intil cualquier intento de resistencia en tierra y llev a una rpida peticin de paz por parte espaola. Por la Paz de Pars, firmada el 10 de diciembre de 1898 Espaa perda Cuba, Puerto Rico y Filipinas, los ltimos restos del imperio ultramarino.

    El desastre del 98 fue la gota que hizo colmar el vaso, el jaln definitivo en lo que Jover ha denominado el desarme moral del sistema. La crisis poltica pudo ser superada de momento, pero el conjunto de valores que sustentaba el entramado ideolgico de la Restauracin sufri un importante golpe. En la revisin crtica que se estaba produciendo en diversos sectores minoritarios dentro y fuera del rgimen, el desastre colonial actu como catalizador, ampliando las repercusiones y manifestaciones de estas reflexiones. Estos hechos se produjeron, por otra parte, en el marco ms amplio de otra serie de noventa y ochos que afectaron a diversos pases del suroeste de Europa. La crisis italiana en Abisinia, el Ultimtum britnico a Portugal, el Fachoda francs, son otros tantos ejemplos de crisis coloniales acompaadas de repercusiones polticas, sociales, morales en la Europa latina del fin de siglo.