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COMISIONES Año 1997 VI Legislatura Núm. 227 CONSTITUCIONAL PRESIDENTE: DON GABRIEL CISNEROS LABORDA Sesión núm. 10 celebrada el lunes, 26 de mayo de 1997 ORDEN DEL DÍA: Comparecencia del señor Secretario de Estado de la Comunicación (Rodríguez Bajón) para informar: En relación con las falsas imputaciones vertidas sobre su persona por don Antonio Asensio el día 19 del corriente mes en la Comisión Constitucional del Congreso. A petición propia. (Número de expediente 212/000679.) Acerca de supuestas amenazas al Presidente de Antena 3 Televisión, señor Asensio. A solicitud del Grupo Par- lamentario Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya. (Número de expediente 212/000681.) Se abre la sesión a las cuatro y cuarenta minutos de la tarde. El señor PRESIDENTE: Señores comisionados, se abre la sesión. Vamos a proceder al desarrollo del orden del día, que, como SS. SS. saben, consta de dos puntos. Con fecha de salida 19 de mayo, entrada en la Cámara el 20 de mayo, entra en el Registro de esta Cámara un escrito que dice: Tengo el honor de solicitar de vuestra excelencia, en nom-

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COMISIONES

Año 1997 VI Legislatura Núm. 227

CONSTITUCIONALPRESIDENTE: DON GABRIEL CISNEROS LABORDA

Sesión núm. 10

celebrada el lunes, 26 de mayo de 1997

ORDEN DEL DÍA:

Comparecencia del señor Secretario de Estado de la Comunicación (Rodríguez Bajón) para informar:

— En relación con las falsas imputaciones vertidas sobre su persona por don Antonio Asensio el día 19 del corrientemes en la Comisión Constitucional del Congreso. A petición propia. (Número de expediente 212/000679.)

— Acerca de supuestas amenazas al Presidente de Antena 3 Televisión, señor Asensio. A solicitud del Grupo Par-lamentario Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya. (Número de expediente 212/000681.)

Se abre la sesión a las cuatro y cuarenta minutos dela tarde.

El señor PRESIDENTE: Señores comisionados, seabre la sesión.

Vamos a proceder al desarrollo del orden del día, que,como SS. SS. saben, consta de dos puntos. Con fecha desalida 19 de mayo, entrada en la Cámara el 20 de mayo,entra en el Registro de esta Cámara un escrito que dice:Tengo el honor de solicitar de vuestra excelencia, en nom-

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bre del Gobierno, la comparecencia del Secretario de Es-tado de la Comunicación ante la Comisión correspon-diente, en relación con las falsas imputaciones vertidas so-bre su persona por don Antonio Asensio el día de hoy en laComisión Constitucional del Congreso.

Con la misma fecha, 20 de mayo, tiene entrada en elRegistro de la Cámara un escrito del Grupo ParlamentarioFederal Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya en el quesolicita la comparecencia ante la Comisión Constitucionaldel Secretario de Estado de Comunicación, don MiguelÁngel Rodríguez, para informar acerca de las supuestasamenazas al Presidente de Antena 3 Televisión, señorAsensio.

En relación con la primera de estas solicitudes, me pa-rece relevante poner en conocimiento de SS. SS. que confecha 20 de mayo se produjo también la recepción en laCámara de un escrito remitido por el Gobierno en queja so-bre la fecha señalada para esta comparecencia, subrayandoel carácter urgente con que había sido solicitada.

Vamos a proceder, insisto, a la consideración del ordendel día. Dada la identidad de objeto de ambos requeri-mientos de comparecencia, procederemos consiguiente-mente a su tramitación conjunta.

En consecuencia, para explayar los términos de su soli-citud de comparecencia, formulada a petición propia por elseñor Secretario de Estado de la Comunicación, don Mi-guel Ángel Rodríguez tiene la palabra.

El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA CO-MUNICACIÓN (Rodríguez Bajón): Muchas gracias, se-ñor Presidente. Buenas tardes.

Señor Presidente, señorías, comparezco ante ustedes apetición propia para negar las acusaciones vertidas el pasadolunes, día 19 de mayo, por el editor don Antonio Asensio,quien, después de reunirse a puerta cerrada con el GrupoParlamentario Socialista, compareció ante todos ustedes.

Mucho me hubiera gustado poder comparecer de ma-nera inmediata, el día siguiente a la intervención del editoraludido. El mismo día 19 cursé al Congreso la petición decomparecencia urgente. A muchos de ustedes les hubieragustado, sin duda, esta comparecencia inmediata, pero locierto es que la agenda de las intervenciones ante esta Co-misión no lo han hecho posible.

Les agradezco su presencia esta tarde, tanto máscuando estamos en una jornada no habitual en el trabajoparlamentario. Les agradezco, por tanto, su interés y suatención a mis palabras.

Iré directamente a los hechos, y espero no robar muchotiempo a SS. SS., pues entiendo que este debate artificialno lo merece. Mi papel en esta polémica lo quieren escri-bir otros, pero no voy a contribuir a superar sus niveles deaudiencia. En un momento en el que España tiene otros ob-jetivos y otras preocupaciones, centrar la vida nacional eneste debate es un intento de desviar la atención que yo novoy a facilitar. Los últimos sondeos, dados a conocer ayery hoy, confirman que, a juicio de la sociedad, en España nohay crispación (Risas.), el Gobierno mantiene y sube suscotas de credibilidad y los ciudadanos tenemos más con-fianza en el Presidente Aznar que en otros líderes políticos.

Señorías, en opinión de algunos, este Gobierno debedefenderse de haber proferido unas amenazas al editor donAntonio Asensio, que son la prueba del escaso talante de-mocrático de los altos cargos de esta Administración y, engeneral, del Partido Popular. Unas amenazas que, si se hu-bieran producido, deberían recibir sin duda el calificativode intolerables para nuestra convivencia. Desde luego, sital y como dijo el señor aludido —y cito textualmente suspalabras—, el Gobierno tiene miedo a la libertad de expre-sión, silencia a periodistas y sus ministros están presos deintereses particulares —fin de la cita—, el Gobierno debe-ría defenderse de esa acusación si no quiere ser tachado deantidemócrata.

Pero no soy yo el que debe defender al Gobierno deesas acusaciones tan graves, que insinúan que desde el po-der se ha querido silenciar a un grupo de comunicación crí-tico con él. Y no soy yo quien tiene que hacerlo porqueesas graves acusaciones no han sido lanzadas contra el ac-tual Gobierno. Esas gravísimas acusaciones de tenermiedo a la libertad de expresión, silenciar a periodistas ysus ministros estar presos de intereses particulares formanparte de un comunicado que el editor aludido publicó ensus medios de comunicación contra el Gobierno Socialistaen 1989. (Aplausos.)

Señorías, el Gobierno está obligado a acudir con pron-titud y claridad a explicar cómo es posible que las actua-ciones legislativas que propone e impulsa para algunosconlleven tanta agria polémica y estén, a su juicio, estraté-gicamente delineadas. Se ha publicado que lo que quiere elGobierno no es, en contra de lo que algunos pudieran su-poner —cito textualmente—, poner coto a la concentra-ción de poder o al oligopolio de éste en manos privadas,sino frenar la presión del ejercicio crítico de los medios decomunicación. Acusación muy grave, señorías, que yotampoco estoy dispuesto a defender, porque forma parte deun editorial del periódico El País contra el Gobierno So-cialista en el año 1987. (Algunos señores Diputados:¡Qué barbaridad!)

Si no vengo a defender al Gobierno de estas acusacio-nes, que cuando se vuelven a publicar en términos pareci-dos mucho más atenuados parece que nunca antes se hu-bieran proferido, ¿cuál es mi misión esta tarde? Se esperaque el portavoz del Gobierno se defienda de una acusa-ción que también ha parecido gravísima. Quien tiene eldeber de comunicar lo que piensa el Gobierno, advirtió elseñor Asensio, según su declaración, que se atuviera a lasconsecuencias si no acataba lo que se le decía. Grave acu-sación, señorías, pero no será este portavoz quien se de-fienda de ella, porque forma parte de una declaración pu-blicada en la revista Panorama en el año 1989 contra laanterior portavoz del Gobierno, doña Rosa Conde.(Aplausos.—Protestas.) No me negarán que al menosparece extraño que el editor aludido siempre amenace alos portavoces y siempre con los mismos términos, siem-pre se siente amenazado por los portavoces y siempre conlos mismos términos, y no me negarán que se puede do-cumentar la práctica habitual de algunos de criticar al Go-bierno cuando tienen problemas, sean económicos o em-presariales.

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Soy perfectamente consciente de que no estoy aquí paradenunciar comportamientos del Gobierno anterior en ma-teria de comunicación (Rumores.—Risas.) y no lo hago.Tan sólo afirmo que de este episodio se hace una manipu-lación política que mucho tiene que ver con la despropor-ción y la intención partidista de algunos de sobredimensio-nar interesadamente supuestos talantes.

Señorías, en opinión de algunos, este Gobierno está fir-memente decidido —y se le presume además la capacidadde conseguirlo— a enviar a algunos líderes políticos o co-nocidos empresarios a la cárcel. Este Gobierno, con susapoyos mediáticos, dicen, calumnia, juega sucio, conspira,falsea la realidad y algunos jueces descerebrados formantambién parte de esta conspiración. Todo ello, eso sí, elGobierno lo ha conseguido gracias a sus apoyos sindicales,ustedes ya me entienden —que diría el señor González—,a periodistas canallas, al sindicato del crimen, a la prensaamarilla y a la banda de los 4, en sus dos modalidades. EsteGobierno, en definitiva, pretende enviar a la cárcel a la cú-pula socialista para aniquilar al adversario político en unatotal falta de respeto a la democracia. Este Gobierno into-lerante, dicen, amenaza con enviar a la cárcel a todo aquelque discrepa.

Es la vieja teoría de la conspiración, por lo demás de to-dos conocida, a la que ahora se une el también conocidodiscurso de: Viene la derecha, la intolerancia, la quiebra delas libertades democráticas, el pasado. Pero, señorías, si derespeto a la libertad de expresión se trata, convendrán con-migo en que ningún miembro de este Gobierno ni del Par-tido Popular ha acuñado las expresiones «sindicato del cri-men», «prensa amarilla», ni se ha insultado jamás, comohan hecho otros en público, a ningún periodista de ningúnmedio de comunicación ni se ha instado nunca al FiscalGeneral del Estado a actuar contra ningún periódico. Esolo han hecho otros. (Aplausos.)

Nos enfrentamos, pues, ante la estrategia de algunosgrupos, en cuya trampa este Gobierno no va a caer. Aun-que algunos han llegado incluso a dudar de la legitimidadde los resultados electorales, éste es un Gobierno demo-crático, elegido democráticamente, que sirve a los princi-pios democráticos que no son patrimonio exclusivo de na-die.

Señorías, como Secretario de Estado para la Comunica-ción no he defendido nunca intereses, sino principios. Mehe mostrado siempre partidario de impulsar el desarrollode las nuevas tecnologías en materia de comunicación, fa-voreciendo la libre competencia en un marco legal que fa-vorezca la igualdad de oportunidades, en el respeto de lalegalidad y del interés general, enfrentando en algunasocasiones con el interés particular cifrado en cientos demiles de millones de pesetas, sin duda legítimo, pero anteel que ningún gobierno debe doblegarse. Este Gobierno noaceptará presiones ni chantajes, ni pulsos de fuerza, ni ser-virá intereses partidarios. (Algunos señores Diputados:¡Muy bien! ¡Muy bien!)

A veces se usan con demasiada ligereza las palabras«libertad de expresión», cuando realmente de lo que se ha-bla es de intereses económicos particulares, de poder y deinfluencia. Convendría no convertir las palabras «libertad

de expresión» en una suerte de refugio para fracasos em-presariales. El Gobierno no es culpable de las equivoca-ciones, malas decisiones, faltas de iniciativa, errores o in-versiones no rentables que cometan las empresas de comu-nicación o ninguna otra compañía.

Con todo, la libertad de los profesionales de este paíspara ejercer su trabajo se constata todos los días. El señorAsensio no sólo no está en la cárcel sino que puede ex-presar libremente lo que estima oportuno a través de to-dos los medios de comunicación de los que es propieta-rio. (El señor Caldera Sánchez-Capitán: ¡Faltaríamás!) Es propietario de una cadena de Televisión, An-tena 3; una cadena de revistas (Tiempo, Interviú, Man,Primera Línea, Quo, Tu salud, Viajar, Woman, You, Pc-Plus, Top Disney, Arquitectura, Ronda Iberia y Pent-house); una cadena de periódicos (El Periódico de Cata-luña, El Periódico de Aragón, el Periódico de Asturias, elDiario de Córdoba, El Periódico de Extremadura); unacadena de productoras de televisión y, además, una edito-rial. Espero que entiendan ahora por qué he calificadoeste debate como artificial.

Dicen algunos tener miedo. Yo no lo tengo, señorías.(Rumores.) Me ampara, como a todos los españoles, elEstado de Derecho. No lo tuve siquiera cuando el 26 de no-viembre del pasado año el editor aludido me dijo clara-mente que podría desprestigiarme. Tampoco tuve miedocuando por segunda vez me hicieron llegar el mensaje através de terceros el día 30 del mes de diciembre. Estemensaje estaba dictado, al parecer, telefónicamente por elempresario aludido: Puedo organizar una campaña de des-prestigio contra ti. Desde luego podían, porque ningún me-dio de comunicación es amordazado por este Gobierno, ytengo la absoluta convicción de que todos los periodistasejercen su labor sólo bajo el mando de su conciencia. Notuve miedo, pero hoy veo las consecuencias. (Aplausos.)No tuve miedo tampoco, señorías, cuando en aquellamisma conversación del 30 de diciembre se me apercibiócon la posibilidad de organizar una Comisión en el Con-greso, especialmente dirigida contra mí. No se me alcanzacuál es la capacidad de un empresario de comunicaciónpara conseguirlo, si no es en connivencia con algún grupoparlamentario. Pero el que me advertía de aquella posibili-dad, sin duda, estaba muy seguro de conseguirlo y, de he-cho, hoy estoy aquí.

El Secretario General del Partido Socialista ObreroEspañol y ex presidente del Gobierno, don Felipe Gonzá-lez Márquez, declaró en Méjico el pasado día 8 de mayoque un miembro del Gobierno había amenazado con lacárcel al aludido editor. Formaba parte esta declaraciónde lo que el diario La Vanguardia tituló como «Gonzálezamenaza con más revelaciones». Dos días después, el se-ñor Asensio ratificó las palabras del señor González y de-cidió revelar unas presuntas amenazas, cinco meses mástarde de la fecha en que supuestamente se produjeron. Elmismo editor reconoció ante ustedes —lo leo en el actataquigráfica de la sesión— no considerarlas de tanta gra-vedad porque «si lo hubiera considerado así hubiera ido alos juzgados en el mes de enero», dice textualmente.Ahora ha cambiado de opinión. Sus intereses particulares

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se enfrentan al interés general y de la mano del PartidoSocialista se ha fijado fecha y escenario de la compare-cencia.

Desde luego, alguien que incumple compromisos ver-bales y escritos con otros empresarios y editores debe va-lorar las consecuencias que respecto de su propia credibili-dad y prestigio puede reportarle su conducta, sin duda li-bérrima y legítima en el marco del libre mercado, aunquede incómoda explicación. Insisto en este punto breve-mente. El editor aludido incumplió el 24 de diciembre suscompromisos verbales y escritos con sus socios de la lla-mada plataforma digital de Telefónica en una decisión li-bre que no les fue comunicada formalmente, que este Se-cretario de Estado conocía con anterioridad y a quien la de-cisión final no pilló por sorpresa una mañana de Noche-buena.

Lo que no sé si conocen SS. SS. es que ese día, y en elmismo acto, el editor también decide incumplir sus com-promisos verbales y escritos, sin avisar, con sus socios deUnivisión, sociedad creada para obtener una licencia de te-levisión privada que presentó recurso judicial contra lasconcesiones del Gobierno socialista, ya que en aquel actose comprometió a retirar dicho recurso, beneficiando conello a la concesionaria de la única televisión de pago en Es-paña. Esto ayuda a comprender determinadas actitudes ypresiones de algún otro grupo de comunicación.

Al cabo, uno se pregunta por qué se ha demorado tantoesta denuncia pública. Él mismo contestó aquí a mi pre-gunta, excusándose por adelantado: Don Felipe Gonzálezlo anunció, y les doy mi palabra de honor de que cuandosalieron a la opinión pública yo desconocía que iban a sa-lir, según reza textualmente el acta taquigráfica. Desde mipunto de vista, con la emisión de la calificada amenaza delseñor González, la consigna estaba dada. Según el señorAsensio, la amenaza de cárcel hecha desde el Palacio de laMoncloa se produce en la mañana del 24 de diciembre, enconversación telefónica. Un presunto testigo presencialafirma que mis palabras fueron: Si no quieres que te diganque has dado un pelotazo, te llamarán cosas peores; atentea las consecuencias. No hay ninguna amenaza de cárcel enlo que acabo de leer, ni ninguna alusión al Ruiz-Mateos delPartido Popular, como denunció el señor González, nin-guna referencia a que sus empresas pudieran ser interveni-das por este Gobierno, como el mismo aseguró. Es más,señorías, tal expresión ni siquiera constituye una amenazay mucho más si se entendiera en el contexto y en relacióna la primera frase, es decir: Atente a las consecuencias,porque te llamarán cosas peores.

Para aumentar la confusión, el miércoles día 21, uno delos testigos presenciales, según los documentos aportados,ha declarado en esta Cámara que nunca oyeron mis pala-bras, a pesar de que un testimonio aportado por el señorAsensio asegura que estaba abierto el altavoz del teléfono.En cualquier caso, un Secretario de Estado no tiene dere-cho a amenazar y esto nunca lo he hecho. Cuando el 8 demayo juré mi cargo, sabía que me enfrentaba a un trabajodifícil, en el que puedo cometer errores en la labor de cadadía, pero les aseguro que he sido educado en la democra-cia, he luchado desde joven por la democracia y les ase-

guro que nunca daré un paso al margen de nuestros princi-pios constitucionales. (Aplausos.)

Señorías, creo que obran en su poder, e imagino quehan sido estudiados por ustedes, los documentos 23, 24, 25y 26, aportados por el señor Asensio como prueba de labuena fe de sus palabras. Imagino que tienen también laspalabras transcritas de la Comisión y yo por mi parte tengosus declaraciones del día 12 de mayo a la emisora CataluñaRadio y las realizadas en Barcelona el mismo día. Compa-rados los testimonios, no veo cuál fue la amenaza de cárcelconcreta, a quién de todos pude hacerla llegar, ni tampococon qué fin objetivo ni con qué medios podría cumplirla, lacual, por lo demás, no se ha cumplido. La acusación de quefue amenazado es falsa.

El mismo editor reconoce en sus declaraciones quenunca le hablé de las palabras «cárcel», «empresas inter-venidas», ni nada parecido. El documento 26 señala que laamenaza que se oyó, y que ya hemos descubierto que notodos oyeron, fue: «Si no quieres que te digan que hasdado un pelotazo, te llamarán cosas peores; atente a lasconsecuencias.» No es la primera vez que el aludido pre-tende aparecer como víctima de la arbitrariedad y de lasamenazas del Gobierno. En septiembre de 1989, atribuye adoña Rosa Conde la misma expresión. Declaró: «Lo ciertoes que doña Rosa Conde me hizo la oferta, que incluíaabandonar a mis socios. Como es natural, yo la rechacé ta-jantemente. Todos estos despropósitos y algunos más gra-ves que me reservo por sentido de la responsabilidad no seprodujeron en una charla informal, ni en una conversacióntelefónica, sino en un despacho de La Moncloa al que fuiformalmente convocado por la Ministra portavoz del Go-bierno. Fui apercibido por doña Rosa Conde, en la mismaconversación, de que me atuviese a las consecuencias si noacataba sumisamente esta arbitrariedad. (Rumores.) Se re-fiere a la época de la concesión de las licencias de televi-sión. Desconozco el contexto y la intención con que la se-ñora Conde, entonces portavoz del Gobierno, pronuncióaquellas palabras, si es que las pronunció, lo cual yo noafirmo en absoluto, pero ciertamente, merman legitimidada quienes aseguran que los españoles padecen a un Go-bierno con tics autoritarios y amenazantes y también aquienes tienen práctica ya en aparecer como víctimas de laarbitrariedad y supuestas amenazas de los portavoces delos gobiernos.

Se me atribuyen por los señores Asensio y Gonzálezadvertencias que en el documento 26 figuran en boca deotra persona, un director de periódico que ya las ha des-mentido rotundamente. Es decir, nunca amenacé de cárcelal señor Asensio y las pruebas que aportan de mis presun-tas advertencias son palabras que otro, al parecer, nuncadijo y, si las dijo, nunca desde el Palacio de La Moncloa.Las otras amenazas, por lo demás, son viejas amenazas aotra portavoz del Gobierno. Comprenderán que este de-bate es artificial. En qué términos políticos, señorías, ten-dría que comparecer yo ante ustedes, si se hubiera escritodel actual Gobierno lo siguiente: El Gobierno ha cometidouna ilegalidad jurídica y una arbitrariedad política al de-jarse llevar por intereses particulares de dudosa moralidadde algunos ministros y de sus poderosos amigos y por inte-

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reses económicos y estratégicos partidistas, no por incon-fesables menos ciertos. Son palabras del señor Asensio enun comunicado publicado en septiembre de 1989. Cuandotiene problemas, publica comunicados o dice que le ame-nazan.

Con el firmante del documento 23 no he hablado nunca,más allá de los saludos protocolarios en los actos públicos.Con el firmante del documento 26 afirmo categóricamenteno haber cruzado palabra, ni personal, ni telefónicamente,ni a través de terceros, desde el día 24 de diciembre, aun-que en la declaración del señor Asensio ante SS. SS. seasegura que se le dice —y se sobreentiende que quien lodice soy yo— algo más grave, que se podrían intervenirsus empresas. Es imposible, nunca he hablado con él.

Con respecto a los otros dos documentos, pretendo evi-tar las citas personales, y es mi deber político y moral, delos que no quiero claudicar, y también mi clara intención,mantener absolutamente al margen de esta polémica a losprofesionales que trabajan en empresas propiedad de donAntonio Asensio. Si me viera obligado a negar, matizar,contextualizar o completar sus declaraciones, lo haré enotros foros y no en éste. Les ruego que comprendan que mideber como cargo público y el propio decoro me obliganclaramente a adoptar esta actitud que conlleva, como no seme oculta, una clara indefensión. Pero eso sí, me veo obli-gado a declarar, en relación con algunos testimonios apor-tados, que, en el caso de uno de ellos, tras facilitarme in-formación, en un almuerzo el 19 de diciembre, sobre losmovimientos financieros de su empresa, es decir, la del se-ñor Asensio, que yo no solicité, y, entrando mi interlocutoren valoraciones de si rozaban o no la ilegalidad, lamentoprofundamente que mi atención a sus propias palabras lasconvirtiera posteriormente en mías y las elevara a catego-ría de amenaza gubernamental.

Y les ruego que examinen con detenimiento los docu-mentos aportados por el señor Asensio. Si alguna vez hu-biera proferido una amenaza concreta, la frase se recorda-ría, y se recordaría de una sola manera: sería la expresiónexacta de la amenaza. Una supuesta agresión de esa natu-raleza quedaría nítidamente en la memoria, no se difumi-narían sus perfiles hasta expresarlos de formas distintas eincluso contradictorias. Por ejemplo, todo el mundo re-cuerda la frase del Partido Socialista Obrero Español: Va-mos a meter en la cárcel a Pujol, dicha por el delegado delGobierno en Andalucía, señor Azorín, en 1986. Todo elmundo la cuenta igual, no hay interpretaciones, no hayversiones distintas. Pues bien, ni en las supuestas amena-zas que ahora les ocupa a ustedes, señorías, ni en los testi-monios a la prensa, ni en los documentos aportados, apa-rece una frase igual a otra que lleve a concluir que este Go-bierno ha amenazado de cárcel al señor Asensio. Si hu-biera amenaza, se recordaría. Si no se recuerda y no se hadenunciado en los días inmediatos, si se ha tardado cincomeses, es que no se profirieron amenazas nunca, es que al-guien se ha inventado este falso debate.

Señorías, la verdad es que no hubo amenazas. Las vie-jas acusaciones de un empresario a la portavoz del Go-bierno socialista quieren tener crónicas nuevas con el por-tavoz del Gobierno popular.

En efecto, hoy comparezco en esta Comisión para des-mentir una acusación falsa que hizo aquí el señor Asensio.El propio editor compareció en esta Comisión porque lopidió el Grupo Socialista, pero, lo que es más grave, comohe dicho antes, él mismo manifestó que no hubiera lanzadoesa acusación aquí de no haber sido porque el SecretarioGeneral del PSOE le había forzado a ello con sus manifes-taciones previas. El señor Asensio ha actuado como actorde un guión previamente escrito por el PSOE y por su se-cretario general. (Rumores.—Aplausos.) Basta recordarla secuencia de los hechos.

Primero, el PSOE solicita, en escrito del día 24 de abril,dirigido a la Mesa del Congreso de los Diputados, la com-parecencia del señor Asensio. Reseño aquí un dato cu-rioso: en el escrito se pide la comparecencia de los directo-res generales de las demás televisiones, mientras que en elcaso de Antena 3 se pide la de su presidente; todas las tele-visiones tienen presidentes.

Segundo. El 8 de mayo, don Felipe González, en Mé-jico, hace pública una supuesta conversación privada entreél y Antonio Asensio, en la que éste le traslada una su-puesta y manipulada conversación privada entre el señorAsensio y yo mismo.

Tercero. Aun cuando las comparecencias en esta Comi-sión son ya innecesarias por ser posteriores al dictamen dela Comisión, se pide que se celebren las comparecencias yque venga el señor Asensio.

Cuarto. Los días 14 y 15, los grupos parlamentarios So-cialista en el Senado y en el Congreso presentan en el Re-gistro preguntas al Gobierno exigiendo de éste responsabi-lidad y dando crédito a las supuestas amenazas.

Quinto. Minutos antes de la comparecencia del señorAsensio aquí el pasado lunes, día 19 de mayo, a las cinco yveinte, se reunió a puerta cerrada y en conversación pri-vada con los dirigentes del Partido Socialista más cercanosal señor González.

Sexto. El miércoles 21 de mayo, el señor Almunia, por-tavoz del Grupo Socialista en el Congreso, presentó unainiciativa de su grupo dirigida a investigar las supuestasamenazas denunciadas por el señor Asensio, que ya sugrupo había dado por válidas muchos días antes.

La secuencia de los acontecimientos es clara: el pro-ductor, el guionista y el director del espectáculo es el Par-tido Socialista y el actor principal el señor Asensio, defen-diendo sus intereses económicos particulares.

Algunos grupos han vuelto a la estrategia del miedo.Nada mejor para ellos que dar la sensación de que el Go-bierno persigue políticamente a sus adversarios, les ame-naza con meterlos en la cárcel y no cree en la democracia.Y este juego absurdo lo han puesto en marcha con todas lasconsecuencias. Este gran espectáculo que ocupa horas yhoras de radio, páginas y páginas de revistas y periódicos eimágenes en televisión consiste en una sola idea: el ame-nazador ha pasado a ser amenazado. Ustedes decidiránquién está en condiciones de amedrentar.

Señorías, el Gobierno seguirá actuando de acuerdo conlos principios de la Constitución. El respeto a las reglas de-mocráticas es el principal activo con el que contamos losespañoles.

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Señorías, señor Presidente, muchas gracias. (Fuertes yprolongados aplausos.)

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor RodríguezBajón.

En su calidad de solicitantes de la comparecencia, tiene,en primer lugar, la palabra el Grupo Parlamentario de Iz-quierda Unida-Iniciativa per Catalunya, y en su nombre elseñor Alcaraz.

El señor ALCARAZ MASATS: El Grupo de IzquierdaUnida está asistiendo con sorpresa y cierta indignación alpapel que se le está obligando a jugar a este Congreso delos Diputados. Indignación porque, a nuestro juicio, no seplantea bien, sino a través de un deterioro creciente, laimagen de la política democrática. Todo este maldito em-brollo aparece vinculado al debate de la ley del fútbol, a sutramitación parlamentaria, que no ha terminado todavía yque está pendiente de un trámite fundamental el próximojueves día 29. O lo que es igual, todo este embrollo aparecevinculado, en principio, a los intereses de varias empresas—plataforma viene de plata, señor Presidente—; este líomonumental aparece vinculado al intento de control polí-tico de la comunicación ante la batalla permanente —bata-lla que ya parece en muchos aspectos electoral—, el in-tento constante de alternancia, aunque no haya eleccionesconvocadas; por tanto, la batalla del duopolio, mucho másallá de la batalla de la pluralidad.

¿Qué pasa, señor Presidente, en el terreno de lo con-creto, de cara al jueves, a esta aduana fundamental para laley del fútbol y al debate consiguiente? Pasa que no hayposibilidad de debatir. Pasa eso, que no sabemos cómo de-batir, que no sabemos cómo recuperar la razón parlamen-taria; este embrollo se está cargando la razón parlamenta-ria y se está cargando el debate. Todo se convierte —noso-tros así lo estamos viviendo— en presiones, en empujones,en codazos y en garrotazos dialécticos. Parece que sequiere que todos nos alineemos como hinchas del fútbol,como forofos del fútbol, en un lado o en otro de la peleadel famoso cuadro de Goya de dos personajes enterradoshasta las rodillas pegándose garrotazos sin poder moverse.Se están cargando en este acto la razón parlamentaria, yesto es lo que a nosotros nos parece más grave.

Ha dicho anteriormente que sería, al mismo tiempo, in-justo con la imagen de la política democrática. Aparecensupuestas amenazas que se denuncian cinco meses des-pués, al calor de unas ciertas declaraciones. Esas presuntasamenazas se disfrazan como conversaciones privadas o en-tre amiguetes. ¿Cómo se habla con el señor Oneto, señorRodríguez —es algo que a los de Izquierda Unida nos in-triga—, para que puedan caber estas cosas que al final sepresentan o no, según quien intervenga, como amenazas?

Aparece también una política de comunicación del Go-bierno que se convierte —en función de su maldad o bon-dad, en lo que aquí no vamos a entrar—, ante su falta deprevisión y su falta de estrategia, en una política de controlque nosotros sufrimos en el tema del cable, cuando se in-tentó entrar de manera que hasta cierto punto rozaba ya laviolencia de la legalidad, y lo denunciamos en esta Cá-

mara, y en la constitución de un duopolio como alternanciaa la situación actual. Todo esto se consigue situar en el cen-tro de la política nacional. En mi vida —y he estado mu-chos años de parlamentario aquí y en Andalucía— habíavisto una expectación como la de hoy, señor Presidente.Aquí hay parlamentarios con muchos años de trabajo a susespaldas que pueden corregirme si he exagerado —soy an-daluz— en esta aseveración. Se lleva al centro de la vidapolítica, a través de la instrumentalización de este Con-greso de los Diputados y teniendo en cuenta la potenciamediática de los contendientes. Asensio primero en elCongreso y ahora Rodríguez; gran combate de boxeo delos medios, de los pesos medios, o cosa parecida, porqueaparece como un combate donde cada uno esgrime sus ar-mas, y hay intentos probatorios que corresponderían mu-cho mejor a los tribunales que a esta Cámara, señor Rodrí-guez.

Empezamos a correr el riesgo todos —y este Congresode los Diputados también— de convertir esta sede en unaespecie de gran mentidero, de convertir la política nacionalen un gran mentidero y a este Congreso en una especie degran charlaterio, con consecuencias graves, con diversasconsecuencias, a nuestro juicio, graves. Por una parte,puede estar ocurriendo un desplazamiento y ocultación delos debates en profundidad que habrá que mantener ya eneste Congreso a partir de ahora, relacionados con la econo-mía, con Maastricht, con esa gran cumbre de la OTAN quese nos viene encima; y el «Diario de Sesiones» —si no, re-vísenlo ustedes— de días pasados, de hoy mismo, se pa-rece cada vez más a una revista de chismorreo.

En segundo lugar, existe una cierta guerra de empresasde la comunicación, empresas que cada vez hablan más desí mismas y se convierten en noticia. El mismo Secretariode Estado que comparece hoy aquí como gran noticia esSecretario de Estado para la comunicación, con lo cual,desde el mundo de la comunicación se puede estar empe-zando a sufrir cierto síndrome que los políticos democráti-cos venimos padeciendo desde el principio mismo de estaetapa democrática, que es una especie de desprestigio es-tructural, de falta de credibilidad que ahora puede trasva-sarse del mundo de la política al mundo de los medios decomunicación, que no aparecen en las encuestas por de-bajo de la media, como aparecemos los políticos desdehace cierto tiempo.

A nuestro juicio, también hay otras consecuencias.Ciertos empresarios de la comunicación —y aquí los metoa todos, como usted comprenderá— y ciertos comunicado-res empiezan, en cierto grado, a sustituir a los políticos yparece —aunque después vemos que las encuestas van porotro lado— que representan mejor que los políticos la so-beranía popular, sin que haya habido por medio eleccionesdemocráticas. Las guerras y guerrillas aparecen, a nuestrojuicio, en su importancia no por lo que contengan, no en símismas representadas, sino en función del impulso mediá-tico que las sustente y que las lance. Jamás como hastaahora —al menos, ésta es la experiencia del Diputado queles habla— se ha sentido el poder de las empresas en lospasillos y en las sesiones oficiales de este Congreso de losDiputados. Se siente, se huele aquí el poder de las empre-

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sas y lo único que faltaría a partir de ahora es que las en-miendas a las distintas leyes se empezaran a redactar en losgabinetes jurídicos de las empresas. Desde este punto devista, señor Presidente, están ocurriendo estos desplaza-mientos que nosotros juzgamos negativos y de los que tie-nen una parte importante de culpa política tanto el señorSecretario de Estado cuanto el Gobierno, junto a otros ilus-tres protagonistas de este maldito embrollo. Embrollo quetiene mucho que ver con un clima político que no esperá-bamos a estas alturas, como de campaña electoral. Esa ten-sión fuerte, esa apelación al lenguaje muy directo, esa pre-sión diaria que se vive a través de los medios de comuni-cación, es una lucha sin cuartel por la alternancia que nossitúa a los demás —puesto que es una lucha fundamental-mente bipartidista— al margen de esta estela que imanta atodos los medios de comunicación hacia esta alternanciaque, a nuestro juicio, no debe tener en pie en función de te-mas fundamentales que están pendientes de debate.

Nos intentan situar a todos como hinchas de un partidode fútbol donde sólo juegan dos contendientes. IzquierdaUnida no tiene acciones en Prisa o en el Grupo Zeta. Iz-quierda Unida tampoco tiene acciones en la COPE, en ElMundo o en ABC. Izquierda Unida no va a estar ni conunos ni con otros, máxime cuando esta guerra de dos estállegando a los niveles en que actualmente la estamos pre-senciando. Nosotros tenemos una posición que no vamos aabandonar, a pesar de las presiones, a pesar de los empujo-nes, a pesar de los garrotazos diarios que estamos reci-biendo. Esa posición, como quien habla en el desierto, laestamos exponiendo como salida al tema que nos reúnehoy aquí, la conclusión a la que va a llegar la ley del fútbol;estamos hablando de unas enmiendas que pueden concitarun acuerdo. No existe la posibilidad de diálogo, no existepara nada la razón argumental, la razón parlamentaria.

Señor Presidente, aterrizo en lo concreto, aunque másconcreto que lo que acabo de decir no existe; existe des-pués el embrollo en el que no nos vamos a dejar enzarzar.Nosotros pensamos, en primer lugar, que el señor Asensiodebió denunciar el tema al día siguiente de producirse lapresunta amenaza y debió interponer querella ante los tri-bunales. En segundo lugar, el señor Asensio —porque lopuede, porque este tema sería noticia, y lo es— debiera ha-ber intentado publicar en primera página y abriendo tele-diarios la amenaza de un Secretario de Estado desde el Pa-lacio de la Moncloa. En tercer lugar, debió también asumirel terreno que le corresponde en esta querella de alemanesen que se está convirtiendo este tema, el terreno judicial,cuando intervino el Fiscal General, porque se nos dijo queintervenía como consecuencia de estas presiones que aquíse han relatado. Sin embargo, se interviene tras las decla-raciones en Méjico de don Felipe González, cinco mesesdespués, en el momento en que intentábamos debatir, aun-que no podemos porque falta la posibilidad de cruzar argu-mentos, la famosa ley de retransmisiones y emisiones de-portivas.

Con respecto a usted, señor Rodríguez, la idea generales que amenazó, con las palabras que correspondan a estapresunta amenaza. Esto sería muy grave, aunque hubierasucedido, como usted ha dicho en algún medio de comuni-

cación, en un clima de compadreo. No ha dicho compa-dreo pero, preguntado en una entrevista en la Cadena SER,responde: «Usted sabe cómo se habla con el señorOneto...», de lo cual nosotros deducimos que hay un climaespecial, un terreno especial y un lenguaje especial cuandose habla con el señor Oneto.

Desde nuestro punto de vista, tal y como están las co-sas, por los testimonios que usted puede aportar, puestoque usted dice ahora mismo, en este acto, que también hasido amenazado porque le iban a echar encima una cam-paña, porque iban a pedir una comisión de investigación yporque iba a sufrir las consecuencias de esa amenaza quesupuestamente también han realizado contra usted, usteddebe ir al territorio judicial, debe querellarse. A nuestrojuicio, si no presenta esta querella que saque de este te-rreno el debate, lo más lógico es que usted sea cesado. Estoes lo que creemos que corresponde tal y como han venidoocurriendo los hechos.

Finalmente, señor Rodríguez, me correspondería for-mularle algunas preguntas que quedan en el aire, aunquetodas las preguntas están hechas y las últimas quedan con-testadas con su intervención aquí y con ciertos testimoniosque habría que verificar en otro terreno. Señor Rodríguez,¿empezaron ustedes —me refiero al Gobierno— a montarun grupo alternativo al del señor Polanco, un grupo de co-municación, de cara a una estrategia que instaurara un duo-polio en este país y, por lo tanto, no lucharon ustedes por lapluralidad por la que dicen estar bregando, sino, más bien,por la constitución de un duopolio? ¿Señor Rodríguez, al-gún empresario, se ofreció a comandar, a dirigir, ese grupoalternativo al Grupo Prisa? Señor Rodríguez, ¿solicitó elseñor Asensio en estas negociaciones, conversaciones ocomo quiera llamárselas, 120 licencias de radio y créditosblandos? ¿Hubo negociación respecto al precio de los con-tratos futbolísticos que tenía suscritos el señor Asensio?En todo caso, ¿qué pidió el señor Asensio, si es que pidióalgo? Y la contrapartida, ¿qué ofrecía el señor Asensio enesta negociación, en esta retahíla de conversaciones, decontactos o lo que fuesen?

Señor Rodríguez, ¿por qué no hubo acuerdo en el temadel fútbol, en las exclusivas que había firmado el señorAsensio? ¿Por qué no se consiguió este acuerdo? ¿Cómo ycuándo —el cuándo está más claro— se rompió esta posi-bilidad de acuerdo? ¿En función de qué criterio, de quétema, de qué debate político que concierna al Gobierno ypueda, consecuentemente, concernir a este Congreso delos Diputados?

Señor Rodríguez, usted mantiene que también fue ame-nazado.

Si eso fue así, con la gravedad que usted le da, paralelaa la que se le ha dado a las presuntas amenazas realizadasal señor Asensio, usted habrá comentado también esasamenazas y podría aportarnos pruebas documentales deque ha habido amenazas alternativas en correspondenciacon las que se produjeron. ¿Sería esto posible? Lo pregun-tamos fundamentalmente por el terreno que nosotros con-sideramos adecuado.

Señor Rodríguez, si este asunto no se aclara suficiente-mente debe salir ya de este Congreso de los Diputados. No

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podemos reiterar debates y escenarios como el de hoy, má-xime cuando tenemos ante nosotros leyes muy importantesque debatir, una de ellas, muy concreta, que es la que hacausado estas tensiones y presiones. Usted debería definirsu posición trasladando el tema a otro territorio y, a nues-tro juicio, abandonando la Secretaría de Comunicación.

El señor PRESIDENTE: Me manifiesta su deseo detomar la palabra el señor compareciente, para responder alseñor portavoz del Grupo Parlamentario Federal de Iz-quierda Unida-Iniciativa per Catalunya.

El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA CO-MUNICACIÓN (Rodríguez Bajón): Gracias, señor Alca-raz, por el tono empleado. Gracias, sobre todo, porque enla petición de la comparecencia que ha solicitado su grupohabla de las supuestas amenazas proferidas por el Secreta-rio de Estado. Me han dado un margen de confianza. Por elfinal de se exposición, veo que ese margen de confianzasólo tendría una solución para ustedes si saliera de esteCongreso a presentar una demanda judicial. De ese asuntole hablaré después. No lo descarto, pero me parece que éseno es el quid de la cuestión, si me permite la expresión, se-ñoría. Quiero expresarle el agradecimiento por ese margende confianza y mi acuerdo en que este espectáculo no de-bería consumir horas en este Parlamento. No sólo está esaley de la que usted ha hablado, sino que hay muchas otrasleyes y asuntos de verdadero interés para el ciudadano que,desde mi punto de vista, también deberían ocupar eltiempo de SS. SS. y no esta diatriba política entre un em-presario de la comunicación y yo mismo.

La pregunta que usted se hace yo también me la hago.Si durante años —y está probado documentalmente lo queles he expuesto en mi intervención— el señor Asensio seha sentido amenazado tantas veces; si parece ser que se lehan dicho las mismas cosas que él dice que yo le he dicho,¿cómo es que nunca se ha hecho de aquellas amenazas elcentro de la vida política nacional, y ahora sí? He dichoque ha aparecido en escena un nuevo artista: El Partido So-cialista, que quiere hacer de esto una estrategia políticapara sus propias conveniencias. (La señora García-Alca-ñiz Calvo: ¡Muy bien!)

Señoría, desde el primer momento yo he trabajadocomo secretario de Estado en un marco legal y empresarialintegrador y competitivo, pensando en la nuevas tecnolo-gías. Mi actitud como Secretario de Estado —y he dadopruebas fehacientes de ello— ha sido siempre la búsquedade un marco legal que permita la competencia entre lasempresas, pensando en el marco de las nuevas tecnologías,la igualdad de oportunidades y la ausencia del monopolio.Ésta ha sido mi idea desde el comienzo, expresada inclusocuando el Partido Popular estaba en la oposición y siempreme he mostrado partidario de lo que se diera en llamar laplataforma digital única, es decir, un acuerdo único entrelas empresas de comunicación españolas para, en el marcode las nuevas tecnologías, buscar la competencia que senos avecina. Cuando hablo de las nuevas tecnologías estoyhablando de los medios de comunicación que tendráncierta influencia política seguramente dentro de diez o

quince años, pero no en el momento actual. Los principiosque he defendido y que sigo defendiendo son la defensadel interés general, la defensa de un descodificador neu-tral, la defensa de la emisión en abierto de eventos de inte-rés general y la defensa de un marco legal que favorezca lalibre competencia. Como trabajo de la Secretaría de Es-tado, señoría, el departamento de comunicación que dirijoes imparcial para todo el mundo. Eso que usted ha dado enllamar los dos bandos, y que a veces tengo la sensación deque usted tiene razón, no son dos bandos a los efectos de laSecretaría de Estado; en la Secretaría de Estado se trabajapara todo el mundo.

Hay un confusión generalizada, que me atrevo a acla-rarle, en cuanto a la ley del fútbol y en general a los asun-tos del fútbol —respondo así a alguna de sus preguntas—,que parece no ha quedado aclarada en esta Comisión, a pe-sar de que ha pasado por aquí el presidente de Antena 3.Los derechos del fútbol no pertenecen a Antena 3. No sonde Antena 3. Ni los profesionales ni los directivos ni losejecutivos de Antena 3 tienen nada que ver con la guerradel fútbol. Los derechos del fútbol no son de Antena 3. Sonde una empresa propiedad de don Antonio Asensio, quevende sus derechos cada lunes a Antena 3 para que puedaemitir el fútbol. Es decir, el presidente de Antena 3 compraa una empresa suya los derechos para emitir el fútbol porAntena 3. Este Secretario de Estado no conoce si Antena 3ha participado o no en la financiación de esto, pero es así.

Usted me preguntaba cuándo se produce —no sé si hamencionado esta palabra— el desencuentro, o por qué seproducen los desencuentros en la plataforma. Se producencuando sus socios de la plataforma son conscientes de quela entrada de Antena 3 en la misma no conlleva los dere-chos del fútbol y de que este empresario pide una cuantiosacantidad de dinero para incluirlos. Una cantidad muy ele-vada, señoría, como prima para él, para su empresa, nopara Antena 3, por haber conseguido los derechos del fút-bol.

Hay otro detalle que me gustaría aclarar para que sesepa el marco en el que estamos. Es verdad, usted lo ha di-cho: esto es una guerra de empresas de comunicación, ycréame que estoy en mitad del ojo del huracán de una gue-rra de empresas de comunicación. Tiene usted razón. Unade estas empresas, que en principio entraría en la plata-forma digital de telefónica, llamada Cableantena, tampocoes de Antena 3. Aunque siempre se ha presentado como taly figuraba en Internet como empresa de Antena 3, es unaempresa propiedad de Antonio Asensio. Es decir, el presi-dente de Antena 3 da a una empresa de su propiedad losderechos para emitir fuera de España las series y películasde Antena 3. Pongo esto en su conocimiento para que no seproduzca la confusión de los derechos de fútbol de Antena3. Antena 3 no tiene derechos del fútbol. Los profesionalesde Antena 3 no tienen nada que ver con los derechos delfútbol, son propiedad de Antonio Asensio. Se le olvidócontar este pequeño detalle en la Comisión. Se le olvidócontar en esta Comisión que no venía a defender los inte-reses de Antena 3, sino que venía a defender sus interesesparticulares. Es importante conocer estos datos para noerrar.

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Me hace una pregunta, no por formulada de manera co-loquial, menos interesante: ¿Cómo se habla con el señorOneto? Depende de cada cual. Quien tiene confianza, conconfianza.

No tengo testimonios que aportar sobre las amenazas.Tengo testigos que aportar, si así fuera el caso. Convendráconmigo, señoría, en que si yo hubiera proferido amenazasal señor Oneto, nunca más me hablaría. Convendrá con-migo en que si un Secretario de Estado profiere amenazascontra el señor Oneto o contra cualquiera, amenazas tangraves como las que se dice que he proferido, nunca más ledirigiría la palabra a esa persona o le trataría protocolaria-mente en el transcurso de los días. Tengo en mi poder dostarjetones del señor Oneto, que no llevan fecha pero queson del mes de febrero. Dice el primero: Querido MiguelÁngel, me llegan rumores, vía J.H. y M.R., de que estás ca-breado, muy cabreado con mi intervención en Efecto F. Herebobinado, la he vuelto a ver y la verdad es que no es paratanto. Es más, creo que es una chorrada que no merece lapena ni el enfado ni el cabreo. De cualquier forma, ante laimposibilidad de contacto telefónico, te aseguro que no hahabido un animus iniuriandi, ni descalificación alguna.Cuando quieras, nos vemos. Un fuerte abrazo. Gracias porla agenda de la comunicación. (Rumores.)

Colijo de aquí que no es lo normal que un periodista sedirija a un Secretario de Estado diciendo: Creo que es unachorrada. Si las conversaciones fueran protocolarias no seutilizarían esas expresiones.

Esa carta fue respondida y como las cartas son de quienlas recibe, si quiere el señor Oneto, la puede hacer pública.La carta de este Secretario de Estado fue respondida conotro tarjetón: Querido Miguel Ángel, agradezco tu cari-ñosa nota aclaratoria. Sólo una puntualización. Rebobi-nando, no recuerdo haber hablado ni de la selección de Ca-taluña ni del día de la Constitución. Yo hubiera dicho lomismo que tú, pero con más coña. ¿De qué lado estoy? So-bre todo, del lado de los amigos. Siempre he sostenido quecuando un amigo mío ha matado a una vieja, pienso quealgo habrá hecho la vieja. Nos veremos. Un fuerte abrazo.(Fuertes rumores.) Sin comentarios, señoría.

El señor PRESIDENTE: ¡Señorías, por favor, silen-cio!

El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA CO-MUNICACIÓN (Rodríguez Bajón): Termino.

Nunca ha habido amenazas, señoría. Usted me ha dichotextualmente: «En general, se cree que usted ha proferidoamenazas.» No ha habido amenazas, si las hubiera habido,si un periodista se sintiera amenazado, no me habría es-crito estas notas.

Le contesto a algunas preguntas. ¿Algún empresario seha ofrecido al Gobierno a hacer algunas operaciones? Sí.¿Se han pedido emisoras, se han pedido créditos al Go-bierno? Sí. El Gobierno tiene que escuchar, el Gobiernoestá dispuesto a escuchar a todo el mundo que tenga algoque decirle. ¿Qué ofrecía el señor Asensio? Nada concreto.¿Por qué no hubo acuerdo en el asunto del fútbol? Ya se lohe comentado. Pruebas testificales de las amenazas. Tengo

testigos, pero no más pruebas que las que me escribe genteque no tiene por qué escribirme estas notas.

Me queda un punto, señoría. Usted ha dicho que era unapena centrar el debate parlamentario en este asunto y queestuviera centrado en el Congreso. No me parecería bien,además, centrarlo en los tribunales. Créame. He manifes-tado ya públicamente que me reservo la posibilidad de in-terponer acciones legales. He tenido oportunidades de ha-cerlo en mi vida profesional y nunca lo he hecho. Creo quela política no se debe judicializar (Rumores.). Es una op-ción personal. Creo que no debo acudir a los tribunalespara que me digan si me restablecen o no mi honor. Mi ho-nor, señoría, lo defiendo aquí, en la sede parlamentaria.Entiendo que la diatriba política debe sustanciarse aquí yen los medios de comunicación. No obstante, si me vieraen el caso, acudiría a los tribunales sin ningún problema yno me gustaría que usted ligara mi presentación o no de lademanda a mi idoneidad para seguir en el cargo.

El señor PRESIDENTE: Para manifestar su satisfac-ción o insatisfacción por las declaraciones del señor Secre-tario de Estado, formular alguna repregunta u observación,por tiempo máximo de cinco minutos, tiene la palabra elseñor Alcaraz.

El señor ALCARAZ MASATS: Le aseguro que la im-presión previa que teníamos sigue creciendo. No es elCongreso de los Diputados, es otro nivel, son otras las ar-gumentaciones, son otras las líneas dialécticas y argumen-tales, porque lo que aparece aquí, después de estas doscomparecencias, es una especie de historia de traicionesque pasa mucho más por la pornografía que por la eróticapolítica, por la erótica del poder.

Los tarjetones que usted ha leído prueban cosas íntimasque se corresponden con otro terreno. No tenemos ilusiónde que usted vaya o no a los tribunales. Creemos que estetema, tal y como está planteado, no tiene que solucionarseaquí. Lo que tiene que solventarse aquí, y para eso fueronpedidas las comparecencias, es la ley del fútbol. Estascomparecencias sí están sirviendo porque la ley del fútbolno está cerrada, el debate no ha terminado, y estamosaprendiendo cosas no tanto de estas últimas intervenciones—las ya citadas, la de usted y la del señor Asensio—cuanto del resto con posiciones que no por cerradas dejande traslucir bastantes cosas que no conocíamos.

Creo que usted se ha dejado prender en este debate—llamémosle así—, en esta especie de comedia de enredoo de historia de traiciones. Tenga en cuenta que nosotrosno podemos pedir el cese de don Felipe González ni el delseñor Asensio, tenemos que fijarnos en el representantedel Gobierno, que se ha dejado prender en este esquema deculpas y contraculpas. Tenemos que fijarnos en su actua-ción; en usted, que también ha recibido amenazas —ytiene testigos—, amenazas de soportar campañas y detraerlo aquí en condiciones que se parecen a las que ustedmismo soporta en este momento. Por tanto, sí tenemos quefijarnos en usted. Yo creo que se ha dejado prender en estedebate, y en otros que le voy a citar ahora, por una falta deprudencia y por cierto desparpajo, a veces rozando lo auto-

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ritario desde el punto de vista personal. Se ha dejado invo-lucrar en una imagen y en ciertos problemas, debates,apreciaciones, que van componiendo, siendo usted unaparte del Gobierno, una parte que pensamos que debieracesar en función de lo que he dicho anteriormente.

Nosotros ya discutimos su actitud con respecto a la leydel cable; aquí lo denunciamos y criticamos fortísima-mente y consta en el «Diario de Sesiones». Mientras se de-batía esta ley, que iba a poner una ordenación legal en elsector, se lanzó, a nuestro juicio rozando incluso la violen-cia legal, una campaña del PP para, sobre la vía de los he-chos, conseguir incluso las licencias municipales, que nosólo eran ya licencias de obras sino que se iban a tramitarcomo títulos habilitantes para la televisión por cable local.Aquella actitud, que fue prepotente —le estoy hablandodesde la experiencia de Izquierda Unida, no de lo que haleído sino de lo que ha vivido directamente—, no nosgustó, y ya lo dijimos aquí con las palabras duras que em-pleamos entonces y estamos empleando ahora; era como siun elefante entrara en el Museo del Prado. No nos gustó larelación que usted mantuvo con la línea política —en elsentido de política autónoma— de Radiotelevisión Espa-ñola. En muchos aspectos, vimos como si el auténtico di-rector general fuese usted y como persona interpuesta fun-cionara doña Mónica Ridruejo. También lo dijimos aquí.Lo que le estoy diciendo es reiteración de lo que hemos he-cho constar en los «Diarios de Sesiones» de este Congresode los Diputados.

Sus declaraciones con respecto a las selecciones autó-nomas de fútbol —en las que no voy a entrar desde elpunto de vista de la posición de Izquierda Unida— fuerontambién imprudentes y frívolas que, lo mismo que denun-ciamos en este acto, planteaban debates inconsecuentes,debates folclóricos, debates que no debieran haber tenidolugar, porque no se puede, en función de una posición, seaerrónea o no, contestar desde la frivolidad y desde el me-nosprecio.

También pensamos, señor Rodríguez, que su influenciaen los contenidos y en la tramitación consecuente de la leyde retransmisiones y emisiones deportivas no ha sido posi-tiva. No lo ha sido y por eso esa ley va renqueando y nopermite la racionalidad parlamentaria a la hora de intentaruna síntesis textual o el acuerdo racional que convenga.

Desde ese punto de vista, tenemos estos argumentos po-líticos que nos hacen pedirle que, como Secretario de Es-tado de la Comunicación, plantee su misma posición. Yosé que el resto de los grupos no va a pedir el cese, que no-sotros pensamos que corresponde, pero no le decimos másque eso, no estamos empujándole, no estamos presionán-dole, estamos llegando a una argumentación política con-gruente en función de lo que le he dicho, de cómo se ha si-tuado este debate y de la aporía legal en la que está situadaen este momento la ley del fútbol. Pensamos que usted de-biera cambiar de oficio, señor Rodríguez. Supuestamentees un especialista en la comunicación, pero me parece queno funciona excesivamente bien.

El señor PRESIDENTE: Por el Grupo ParlamentarioMixto, tiene la palabra el señor Rodríguez.

El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Señor Presi-dente, para el Bloque Nacionalista Galego, el debate queestamos teniendo esta tarde no es un debate de palabras,porque si así fuese sería baladí e inservible. Desgraciada-mente, las fuerzas políticas no somos responsables de loque nos dan para debatir, sino que muchas veces tenemossituaciones colaterales, pero no por eso menos significati-vas. Lo grave de las palabras no son las palabras en sí mis-mas, que efectivamente pueden producirse en un contextocon sentidos muy variados y según las características psi-cológicas de quien las pronuncia, de quien escucha y delcontexto en que se dan, sino su significado. En este sen-tido, son sintomáticas de determinado tipo de comporta-mientos antidemocráticos, que efectivamente no son deahora, pero el que no sean de ahora a usted no le justificanpara tener que explicarse políticamente.

Digo esto porque hay una tendencia, en el Estado espa-ñol y en sus gobiernos, a confundir los partidos que sus-tentan a los gobiernos con los gobiernos y a los gobiernoscon el Estado. Esto acaba prácticamente en una instrumen-talización por parte de oligarquías, que piensan que estánutilizando un aparato como si fuese un club privado y, porun proceso, acaba en un patio de comadres o en una plazapública. Creo que esto está empezando a ser preocupantepara la inmensa mayoría de la sociedad, los que no forma-mos parte de ese club privado, que tenemos que ver queestá indefensa ante todo lo que tiene que soportar y ante laconfusión que se crea con estas batallas de desprestigios yde amenazas.

Todo esto no sería grave si ustedes, el Gobierno, los go-biernos sucesivos, no estuviesen manipulando algo quetiene que ver con los ciudadanos y con los recursos públi-cos, que son de todos y no exclusivamente del Gobierno yde determinados grupos empresariales. Señor Rodríguez,quiero decirle que hay grupos oligárquicos en ambas par-tes, pero los partidos políticos tenemos que ser especial-mente exigentes con el Gobierno del Estado. No me puedenegar que apareció formalmente complicado con amista-des peligrosas. Aparecer complicado con Televisa, con elseñor Ansón, que son en todo caso intermediarios o gruposprivados en sí mismos, lleva a que ustedes estén instru-mentalizando el aparato del Estado al servicio de unacausa, que puede ser muy legítima, incluso muy legal, perono es la de todos.

Los ciudadanos nos preguntamos por qué el Gobiernono optó por potenciar una plataforma digital claramentepública y no por instrumentalizar a Televisión Española alservicio de causas privadas, por lo menos tan privadascomo las de los otros grupos que están hoy en litigio. Porotra parte, nos preguntamos también por qué tenemos quesoportar esta guerra todos los ciudadanos políticamente y,sobre todo, financieramente. Yo creo que ustedes ahí sí tie-nen responsabilidad, igual que la tienen en el hecho de queno haya habido cambios cualitativos en la libertad de in-formación y en la libertad de expresión respecto de los pe-ríodos pasados que ustedes critican. Desde una posiciónnacionalista, podemos decir eso con entera claridad. En losmedios de titularidad pública, con los que nosotros tene-mos que ser exigentes, no se respeta el pluralismo en esta

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Cámara; no se respetan los resultados electorales y se haceuna política abiertamente partidista, monopolista y, sobretodo, claramente jerarquizada, no en función de los votossino de las alianzas o de los intereses.

Sobre su intervención, me perdonará que le diga que,por una parte, fue muy ingeniosa, pero no sé si se diocuenta de que continuamente hizo una comparación con elpasado, que creo que condena. Es decir, ustedes estánemulando aquello que se critica. En sus palabras, en supropia defensa, estaba este criterio. Le vuelvo a preguntarpor qué los medios de titularidad pública no están al servi-cio de los ciudadanos. No mejoraron respecto de la épocapasada.

Por otra parte, nosotros pensamos que lo que estáaconteciendo —en este caso el epicentro es usted y es unaguerra empresarial y mediática— tiene su correlato en elPoder Judicial e indudablemente en el Poder Legislativo—también aquí lo estamos viendo— y por supuesto en elPoder Ejecutivo frente al Parlamento, pero todos ustedesestán utilizando las amenazas prácticamente a todos losniveles, a estos tres niveles, y esto es lo preocupante, por-que lo que ustedes están consiguiendo es que la gente seacada vez más escéptica, y esperemos que no haya una cri-sis de legitimidad del propio régimen, y ahí, repito, laresponsabilidad fundamental es del Gobierno. A noso-tros, al Bloque Nacionalista Galego, no nos valen los ma-les del pasado; nos valen los del presente y cómo corre-girlos.

Por fin ya para acabar yo creo que usted debía de dimi-tir y sé que sería el primer caso que se produciría y a uste-des, desde un punto de vista partidista, no les conviene yno quieren hacerlo. Desde la perspectiva de la legitimidaddel sistema, de no confundir el partido con el Gobierno niel Gobierno con el Estado, usted sí debía de dimitir. Elpeor tipo de corrupción moral y política es aquella que sefundamenta o se esconde en fraseología democrática y serealiza, sin embargo, en la peor de las cloacas. Por lo tanto,señor Rodríguez, no nos cabe ninguna duda de que huboamenazas y contraamenazas, defensas y contradefensas, ylo grave es que esto se pueda canalizar en una especie declub privado que acaba siendo patio de comadres, con laindefensión de la mayoría y con los dineros públicos. Suspalabras, efectivamente, puede que no tengan que ser ele-vadas a la categoría de lo gubernamental, pero son emiti-das desde el puesto de un alto cargo del Gobierno. Los pa-peles anteriores de los portavoces del Gobierno pueden re-sultar desdichados, y sin duda lo son, pero no justifican susmétodos actuales, y, en definitiva, el paralelismo de las si-tuaciones lo único que quiere decir es que éstas cada vez sevan agudizando más, que no se van rectificando. En nom-bre de todo esto dejamos la decisión que le proponemos asu criterio político y ético y a su contribución a la causa deregenerar efectivamente el actual régimen político.

El señor PRESIDENTE: No advierto la presencia derepresentantes del Grupo Parlamentario de Coalición Ca-naria. En consecuencia, por el Grupo ParlamentarioVasco (EAJ-PNV), tiene la palabra el señor González deTxabarri.

El señor GONZÁLEZ DE TXABARRI MIRANDA:Señor Presidente, en primer lugar, quiero dar la bienvenidaa esta Comisión al Secretario de Estado de Comunicacióny agradecerle que la comparecencia sea a petición propia.

Desde el Grupo Parlamentario Vasco deseamos realizaruna valoración en relación al tema que nos ocupa. En nin-gún sitio mejor que en esta Comisión se podría afirmar, se-ñor Presidente, que estamos asistiendo a una titánica luchamediática, a una guerra de posiciones y a una feroz con-tienda pecuniaria, a beligerantes hostilidades por dominarel mercado audiovisual y digital sin concesión alguna, re-curriendo, si hace falta, hasta a los derechos fundamentalesy utilizándolos sin ningún rigor.

Creo que debemos hacer el mismo ejercicio de la se-mana pasada, es decir, volver a preguntarnos si los gruposparlamentarios tenemos motivos suficientes para afirmarque la libertad de expresión o la libertad de prensa están enpeligro en este Estado o, en todo caso, como ha hecho elSecretario de Estado —yo creo que es fundamental la re-flexión—, en diacronía, qué variaciones se han producidoen el último año para poder desencadenar dinámicas de tanhondo calado y profundidad. ¿Existe miedo en España,como afirmaba con rotundidad el señor Asensio? ¿Ustedcree, señor Rodríguez, que alguien teme la acción de Go-bierno? Creemos que el sensor democrático del PartidoNacionalista Vasco lo hubiera detectado, por sensibilidad,por afección y por predisposición, y, sin embargo, quere-mos manifestar con toda libertad, nunca mejor dicho, quedesde nuestra perspectiva este encefalograma es plano.Cuando se hace referencia a la libertad de expresión yocreo que es pertinente tomar en consideración las opinio-nes de los grupos parlamentarios minoritarios. En nuestraopinión este encefalograma que marca el sensor en rela-ción a la libertad de prensa y a la libertad de expresión esciertamente plano. Entendemos que no hay grandes nove-dades en el universo español y que, a lo más, se podría sos-tener con rigor que también en este ámbito de los mediosde comunicación social se ha producido la tan conocidateoría del espejo, tantas veces reiterada en esta Cámara enel último ejercicio. A nosotros, señor Presidente, desde elPartido Nacionalista Vasco no nos cabe la menor duda deque estamos ante un Gobierno democrático. Ayudamos asostenerlo semana tras semana en la medida de nuestra ca-pacidad, en línea con nuestro leal saber y entender.

Los grupos minoritarios y también el Grupo Parlamen-tario Vasco ya nos enteramos en su día de lo que suponíauna mayoría absoluta parlamentaria; nos seguimos ente-rando de lo que supone trabajar en una sociedad mediática,siendo uno de los grupos parlamentarios cuantitativamentemenores de la Cámara. Siendo conscientes de esta sensa-ción y de lo difícil que es sacar cabeza en esta sociedadmediática, analizando lo que el señor Asensio dijo la se-mana pasada en esta comparecencia y lo que hoy usted,Secretario de Estado de la Comunicación, ha manifestado,vemos que estamos inmersos en una tormenta en un vasode agua. Para nosotros la prueba del nueve que verificaesta conclusión reside en la constatación de que todo esteconjunto de frases y de amenazas que ciertamente al leer-las impresionan, cinco meses después son agua de borra-

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jas. Merecerían ser tomadas en consideración si hubiera al-gún indicio que confirmara su puesta en ejecución cincomeses después, pero ese tiempo da perspectiva suficientepara poder realizar la prueba del algodón. Y héte aquí quea vueltas y a vueltas en las distintas intervenciones quedacada vez más claro —cuanto más se habla, más patentequeda— que el único tema que ha conocido variación a lolargo de este ejercicio se denomina proyecto de ley de re-transmisiones deportivas, proyecto de ley que, curiosa-mente, con transparencia, rigor y ejemplaridad, se está tra-mitando en esta Cámara. En el Grupo Parlamentario Vascotenemos la sensación de que ciertos segmentos del cuartopoder están librando una dura batalla contra la autonomíade esta Cámara. Permítame, señor Presidente, algunosejemplos.

De las comparecencias celebradas en esta Comisióncon motivo de la tramitación del proyecto de ley de re-transmisiones deportivas, ¿cuáles han sido resaltadas omagnificadas —en los medios de comunicación, claro—?Todas aquellas que sostenían puntos de vista divergentesde lo acordado en el dictamen de la Comisión. ¿Leyeron,señor Presidente, siquiera media línea de la valoración po-sitiva que realizó el director de Euskal Irrati Telebista deldictamen de la Comisión? No, ¿verdad? Y reclaman liber-tad de expresión.

En el telediario de Antena 3 de este mediodía, y citoAntena 3 por el tema que nos ocupa ya que estamos ha-blando del presidente de esa cadena, sobre imágenes deuna conversación de archivo entre el señor Mauricio y elseñor Anasagasti en los pasillos de esta Cámara, se ha afir-mado con rotundidad que los socios nacionalistas delGobierno íbamos a pedir la dimisión del señor Rodríguez.Eso se llama manipular, eso es mentir, por lo visto, señorPresidente, en nombre de la libertad de expresión. A conti-nuación se ha afirmado que el proyecto de ley de retrans-misiones deportivas conoce serias dificultades para sutramitación en el Pleno del jueves, ya que no pudo ser dic-taminado en Comisión la semana pasada. Vivir para ver ypara oír, señor Presidente. Es el presidente-editor de estacadena quien viene solicitando nuestro apoyo. A mayorabundamiento y como último ejemplo, su socio de Prisahoy mismo afirma en El País, en una noticia editorial tí-pica, sin firma por supuesto, que la actitud del Partido Na-cionalista Vasco para con el señor Rodríguez es condes-cendiente por el grado de satisfacción de este partido porhaber logrado del Gobierno su principal reivindicaciónpara esta legislatura: la modificación del concierto econó-mico y el establecimiento del cupo quinquenal 1997-2001.Cree, señor Presidente, el fraile que todos son de su aire. ElPNV no se vende por un plato de lentejas, aunque sean su-culentas y vengan adornadas de todos los sacramentos.Son sencillamente tres ejemplos de hoy mismo, señor Pre-sidente.

El Grupo Parlamentario Vasco ha examinado las fun-ciones que tiene encomendadas la Secretaría de Estadopara la Comunicación y todos y cada uno de los aspectosque se están analizando en esta comparecencia son mate-rias de su competencia. No se puede hablar en consecuen-cia ni de injerencias ni de extralimitaciones ni, en su caso,

de autoatribuciones de competencias ajenas. Desde todopunto de vista, resulta necesario realizar un conjunto deconsideraciones en relación a las posiciones de dominio enel mercado y, en consecuencia, de los monopolios, y es co-nocida nuestra posición, por reiterada ante esta Comisión,aunque no huelgue volver a afirmarla. En el Grupo Parla-mentario Vasco, Partido Nacionalista Vasco, no estamosde acuerdo con las posiciones de dominio en el mercado, ymenos en el mercado audiovisual, y nos parece muy preo-cupante que esta Cámara desde su autonomía no sea capazde ganar esta batalla al cuarto poder. Queremos reglas dejuego claras y transparentes también de los medios de co-municación social y que lo que es habitual en el mercadoen cualquier dimensión lo sea también en el mercado au-diovisual. Ésa es nuestra posición.

Evidentemente, también hay que subrayar y hacer notarcuestiones de estilo. Hay perfiles, formas de actuar, conte-nidos de declaraciones, formas de hacer, muy alejadas delsentir y del pensar de lo que podemos llamar el mundo delPartido Nacionalista Vasco y que a los nacionalistas demo-cráticos vascos nos resultan alejadas y sorprendentes. Nose nos olvidarán, por ejemplo, señor Rodríguez, sus alu-siones a la selección vasca de canicas y otras similares,pero ahí están. Hay un problema de formas que sí quere-mos significar. Hoy en día, señor Rodríguez, las formasson el fondo, precisamente el fondo democrático, y de aquíla trascendencia de sus declaraciones. Un portavoz del Go-bierno, señor Rodríguez, actúa en calidad de tal y tiene queser consciente de la relevancia de sus actuaciones, inclusoen la esfera privada.

En el conjunto de lo que afirmó el señor Asensio la se-mana pasada en esta Comisión y de lo que hoy usted nosha relatado, nos encontramos, una vez más, con su palabray su testimonio contra la palabra y el testimonio del señorAsensio. El «Diario de Sesiones» de esta Comisión Cons-titucional será el mudo testigo de declaraciones clara-mente contrapuestas. Usted ha negado las acusaciones, delo cual nos alegramos. Las ha calificado además de intole-rables, en el caso de que alguien las hubiera proferido. Sidel análisis del Grupo Parlamentario Vasco en relación altema que nos ocupa se derivara la más mínima agresión alderecho de libertad de opinión o de prensa, no tenga lamenor duda, señor Presidente, que pondríamos toda lacarne en el asador para restituir derechos que considera-mos fundamentales. Si estuviéramos hablando de taques yamenazas a la libertad de prensa, el Partido NacionalistaVasco, señor Presidente, encabezaría la manifestación.Disponemos, por el contrario, de datos y contrastares su-ficientes como para poder afirmar que nos encontramosante torpes declaraciones que hay que poner en el con-texto de una titánica lucha mediática por consolidar dere-chos televisivos en exclusiva. El «Diario de Sesiones» deesta Comisión Constitucional se ha convertido a lo largode estas últimas semanas en el mejor testigo, en el testigode excepción de una lucha titánica que todavía sigue enpie. Señor Rodríguez, ante su testimonio y el del señorAsensio, el Grupo Parlamentario Vasco opta por el «Dia-rio de Sesiones», ese testigo mudo de múltiples compare-cencias que en su conjunto pone en su sitio todo este cú-

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mulo de despropósitos que seguramente nunca se debióhaber producido.

El señor PRESIDENTE: Por el Grupo ParlamentarioCatalán (Convergència i Unió), tiene la palabra el señorLópez de Lerma.

El señor LÓPEZ DE LERMA I LÓPEZ: Señoras yseñores Diputados, deseo como portavoz del Grupo Parla-mentario Catalán (Convergència i Unió), en primer lugar,agradecer al señor Rodríguez, Secretario de Estado de Co-municación y portavoz del Gobierno, su comparecenciaante nosotros, ante esta Comisión Constitucional, a peti-ción propia, aunque también bajo el impulso del GrupoParlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Cata-lunya, comparecencia que, como el propio señor Rodrí-guez ha expuesto, se produce al hilo de las manifestacionesvertidas la semana pasada, creo que hará unos ocho días,por el señor Asensio en una comparecencia que tenía porobjeto informar y asesorar a estos comisionados respectode un proyecto de ley que está tramitando la Cámara, comoes el proyecto de ley reguladora de las emisiones y retrans-misiones de competiciones y acontecimientos deportivos.

Una novelista inglesa, también periodista, de mediadosde este siglo aproximadamente, Rebecca West, ya dijo queno existe la conversación; hay monólogos que se entrecru-zan, y eso es todo. Yo creo que es lo que hemos observadoen el transcurrir de esta tarde y probablemente es lo queveamos en los momentos futuros a mi intervención.

La verdad, señor Presidente, es que, aun siguiendo conla atención debida y con la atención que se merece el dis-curso del Secretario de Estado de Comunicación, su hiloconductor no ha sido el de rectificar a fondo al señor Asen-sio, al menos yo no lo he observado en esa línea con con-tundencia, digámoslo así, sino el de construir en paraleloun nuevo escenario donde implicar específicamente a ungrupo político y a unos no determinados grupos mediáti-cos, en vez de aportar pruebas concluyentes de que un Go-bierno democrático ayuda, como tal Gobierno democrá-tico, al buen quehacer de todos y jamás abre la espita delempujón o del garrotazo, en feliz expresión de mi compa-ñero Felipe Alcaraz, de Izquierda Unida-Iniciativa per Ca-talunya.

Probablemente, lo primero que debo decir o lo quepienso que algunos desean escuchar es si su intervenciónme ha convencido, si me ha convencido su explicación osi, por el contrario, me quedo con la versión dada por el se-ñor Asensio el lunes de la semana pasada. Señor Rodrí-guez, ¿qué quiere que le diga? Haré como el señor Halde-man, que, como usted recordará, fue asesor del presidenteNixon, cuando el famoso caso Watergate, allá por el año73, cuando se encontró de sopetón en la disyuntiva de pro-nunciarse sobre quién decía la verdad y sobre quién, por elcontrario, mentía. Haldeman, nada diplomático pero símuy pragmático, afirmó que una vez la pasta de dientesestá fuera del tubo, es endiabladamente difícil hacerla en-trar de nuevo. Éste es el problema, señor Secretario de Es-tado; lo de menos es saber quién ha sacado la pasta deltubo: si ha sido usted o si ha sido otro o, alternativamente,

ese otro son otros, como yo deduzco de algunas de sus afir-maciones, que lo han sido —reitero— en plural. Lo ciertoes que de ese tubo ha salido una confrontación política y,como ha puesto de manifiesto reiteradamente mi compa-ñero del PNV, una no menos fuerte confrontación mediá-tica, que interesa a unos pocos, creo que aburre a muchísi-mos, crea además una incomprensión general entre la ciu-dadanía y, eso sí, no hace otra cosa que elevar el tono de ladialéctica política y de los encontronazos mediáticos si lohemos de juzgar por lo que ha ocurrido en esta última se-mana, pongamos por caso.

A nuestro grupo parlamentario, el Grupo ParlamentarioCatalán (Convergència i Unió), la verdad es que no legusta esta situación. Nos sentimos absolutamente incómo-dos entre ese ir y venir, entre esa afirmación respondida yesa réplica que comporta una dúplica. No la encontramosjusta para con los ciudadanos, pues —en esto estoy deacuerdo con usted, señor Secretario de Estado— sus inte-reses son afortunadamente otros, sus necesidades son otrasy sus pretensiones —por ejemplo, la Unión Europea, cum-plir los criterios de Maastricht, estar en el grupo líder deesa Europa unida— también son otras. Usted lo ha expre-sado así de claro y así de contundente, y me manifiesto so-lidario con sus palabras, en el sentido de que otros son losintereses que aúnan a los ciudadanos. En consecuencia, esasituación, la que se deriva de ese tubo de dentífrico, la en-contramos negativa para todos. Es otro el camino que de-beríamos seguir y es otro el camino que deberíamos reco-rrer, y además, divergencias al margen, lo más unidos po-sible todos, pues la estrategia de la confrontación perma-nente no es honorable para nadie, sino todo lo contrario, esabsolutamente perjudicial para todos, la empiece quien laempiece y la siga quien la siga, y quien ponga el punto fi-nal sensato será.

Ayer mismo, en un diario prestigioso como es La Van-guardia, que se edita en Barcelona, se publicaba una en-cuesta en la que se decía que el 70 por ciento de los espa-ñoles ratifica y confirma la existencia de crispación y temeque afecte a la economía. En otra parte de esa misma en-cuesta se decía que algunas decisiones del Gobierno inspi-ran miedo a uno de cada cuatro españoles. Usted me puededecir que sólo inspiran miedo al 25 por ciento de la pobla-ción española y que, por tanto, el 75 por ciento restanteestá absolutamente tranquilo. Yo, como demócrata, lo quedeseo, y trabajo para ello, es que esté tranquilo el cien porcien de la población española. Lo que me intranquiliza esque haya un 25 por ciento y me seguiría intranquilizandoque hubiera un solo ciudadano de este país que se sintieraamenazado o sintiera miedo de un Gobierno democráticocomo el que usted representa en estos momentos.

Al margen del: si yo digo esto y se me interpretó esootro, o mientras tú dices una cosa, yo digo la verdad y túdices la mentira, lo cierto es que el ejercicio del poder po-lítico, máxime cuando se habla en nombre de un Gobiernodemocrático, como es el que encabeza el Presidente Aznar,el ejercicio del poder político, digo, aunque sea vía telefó-nica debería ser, señor Rodríguez, más humilde, más dis-creto y, sobre todo, permítame la sinceridad, más respe-tuoso, es decir, exactamente lo contrario de lo que acos-

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tumbra usted a trasladar con sus formas y sus maneras a laopinión pública, lo cual no quiere decir que usted no seahumilde, ni que sea indiscreto, ni que no sea respetuoso;simplemente estoy hablando en términos mediáticos. Aveces el traslado de la imagen no plasma exactamente larealidad que esconde ese traslado, y probablemente ustedsea víctima de ello. Lo que ocurre es que usted traslada unacierta imagen que yo debo recoger así.

El viejo Catón —imagínese usted a cuánto me re-monto— dijo que está cercano a los dioses el que sabe ca-llar a tiempo y el no menos venerado Séneca afirmó un díaque si la sensatez estuviera en venta, no tendría comprador,mientras que la insensatez se adquiere cada día. No sé siusted, señor Secretario de Estado, desea estar cerca de losdioses o si, por el contrario —espero que no— le gusta irde compras. Creo que no, no lo sé. Sí sé, en cambio, que laprudencia debería suplir a su inexperiencia como portavozdel Gobierno, porque este Gobierno es joven, usted es jo-ven y lleva poco tiempo como portavoz. No se puede serinexperto y además imprudente, pues cuando habla con unempresario de comunicación no existe el ámbito privado,por más que usted desee exponerlo y además aportandodocumentos o pruebas, sino que entre un Secretario de Es-tado de Comunicación y un empresario sólo existe el ám-bito público, el oficial, el que usted representa como Se-cretario de Estado de la Comunicación. No vale, por tanto,inducir a entender que se ha extrapolado una conversaciónprivada, por la simple razón de que un Secretario de Es-tado, sentado en su despacho oficial, con una llamada tele-fónica a cargo del erario público hablando con el presi-dente de un grupo de comunicación, ejerce su cargo y suresponsabilidad. Lo siento por usted, y lo sentimos todosnosotros solidariamente, no dispone de privacidad. Pero esque ni en privado se puede trasladar la sensación de ame-naza —no digo amenaza—, la sensación de amenaza a na-die, porque la democracia hoy tiene unas exigencias mora-les muy evidentes, muy explícitas, tiene una ética —si mepermite, señor Rodríguez— que debiera nacer de las pro-pias entrañas del individuo si sus raíces son auténtica-mente democráticas. La democracia, queridos compañe-ros, señor Presidente, señor Rodríguez, obviamente no esla suma de la Constitución y de las leyes, no es algo quesea tangible, que esté ahí escrito y ya está; ni tan sólo es unvocablo que defina algo tangible y que se pueda medir,sino que cada vez son más las actitudes, los comporta-mientos, los hábitos y los registros espontáneos los queconforman una convivencia en libertad, es decir, la demo-cracia.

Esquilo, otro clásico, decía que a muchos hombres be-neficia el callar. Aplíqueselo, señor Secretario de Comu-nicación, porque como tiene dicho el VicepresidenteÁlvarez-Cascos, al que le doy la razón en esto, las liberta-des de opinión y de expresión deben ejercerse con respon-sabilidad en defensa de las decisiones colegiadas para notraicionar —dice el señor Vicepresidente— el proyectocomún o la solidaridad colectiva. Estoy absolutamente deacuerdo con el Vicepresidente señor Álvarez-Cascos. Nohaga posible, por tanto, con sus actuaciones y con esassensaciones que a veces tenemos a través del ámbito me-

diático, lo que Borges decía, que con el tiempo merecere-mos no tener Gobierno. Un demócrata nunca puede aspi-rar a ese objetivo. Mejor siga haciéndole caso al Vicepre-sidente, señor Álvarez-Cascos cuando dijo hace menos deun año que en una democracia ser libre equivale a ser res-ponsable.

El desajuste entre el país que anhela la confluencia deacuerdos y el entierro de la crispación surgida de una con-frontación dialéctica donde el todo vale, ese desajuste, se-ñor Presidente, entre la sociedad y el mundo de lo político,también el mundo de lo mediático —así lo digo—, pro-duce desasosiego, acaso no poca esquizofrenia y por su-puesto produce, como hemos podido ver a través de las en-cuestas, un rechazo frontal, democráticamente frontal: re-chazo de las formas y de las maneras, rechazo de quienesadministramos lo público, sin apenas distinguir entre unosy otros, porque a todos nos mezclan por un igual.

Ya le he dicho, señor Rodríguez, que no voy a tomarpartido ni a su favor ni en su contra, ni tampoco a favor nien contra de lo que aquí ha expuesto el señor Asensio.Como ha dicho mi compañero González de Txabarri, nosremitiremos en la historia al «Diario de Sesiones», ahíqueda todo dicho y que cada cual saque sus conclusiones ysus valoraciones. Constato, eso sí, como Kaspar, que losaltavoces refuerzan la voz pero ciertamente no los argu-mentos. En la mezcla de lo verdadero y lo falso, lo verda-dero resalta la falsedad y lo falso impide que creamos en loverdadero. Y estando de acuerdo en que en la base de nues-tra civilización está la libertad de cada uno, en sus pensa-mientos, en sus creencias, sus opiniones, sus trabajos y,por qué no, sus ocios, estando de acuerdo en todo esto, quees la base de una democracia —y estoy seguro de que elseñor Rodríguez estará de acuerdo conmigo— sólo le diréunas pocas cosas más.

En primer lugar, es obvio que existe un problema polí-tico creado —su sola presencia aquí entre nosotros así loevidencia y lo avala— y es igualmente obvio que sólo alGobierno compete darle solución, encontrarle lo que yodenomino un cauce justo y digno, las dos cosas. Por tanto,ni pido que le cesen ni solicito que se vaya; sugiero, eso sí,que el Gobierno administre con sabiduría y con prudenciaesta anómala situación y le solicito a usted respetuosa-mente, señor Secretario de Estado, que colabore activa-mente a ello, según le dicte su conciencia y su inteligencia.

En segundo lugar, entre las libertades y cualquier otracosa, nuestro grupo parlamentario estará siempre entrequienes defienden la libertad y por supuesto abonará sere-nar la vida pública, que es algo que nos compete por unigual a todos los demócratas, me corrijo, permítame, señorPresidente, probablemente a unos más que a otros en fun-ción de lo que dirimen las urnas cada tres o cada cuatroaños.

Hay una tercera cuestión que ni es consejo, señor Ro-dríguez, porque no creo que usted lo precise, ni deseo quese lo tome ni tan siquiera como una insinuación, que tam-poco lo es, créame usted. Erlander, un Primer Ministrosueco, en el momento de presentar su dimisión, y por tantodespedirse, dijo: Anoche pensé por primera vez que eraimprescindible, y eso quiere decir que me estoy volviendo

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viejo, de manera que antes de que vuelva a pensarlo otravez y que además me lo crea, me voy.

Y nada más, señor Presidente. Por tanto, no formuloninguna pregunta concreta al señor Secretario de Estado,aunque, eso sí, me permito recordarle de nuevo a nuestroVicepresidente señor Álvarez-Cascos, cuando dice lo si-guiente: es preferible el diálogo democrático, es decir, li-mitado por la libertad, que el monólogo autocrático ampa-rado en la soledad.

Nada más, muchas gracias, señor Secretario de Estado.

El señor PRESIDENTE: Por el Grupo ParlamentarioSocialista, el señor Solé Tura tiene la palabra.

El señor SOLÉ TURA: Señor Rodríguez, esta mañanahe leído en El Mundo lo que usted nos iba a decir, y, comosiempre, lo que anunciaba dicho periódico sobre usted y supartido se ha cumplido; más o menos lo que ha dicho ustedes lo que había leído yo esta mañana. Yo creo que el asuntoestá claro. Me imagino que en la dirección de su partidodebieron alarmarse ante sus primeras reacciones cuandocompareció en diversas emisoras, se hizo algunos líos yempezó a reconocer algunas de las cosas de que le acusa-ban. Por consiguiente, me imagino que le dieron el alto, sele ordenó que cambiase la dirección de los tiros, que se de-dicase a repartir algunas acusaciones, a crear mucha nieblay la mayor confusión posible para convertir a los acusadosen acusadores y viceversa. Por ello creo que no vale lapena entrar en eso, ya todo estaba dicho y previsto, porquesu comparecencia aquí está motivada y justificada por otroasunto, que es el de las revelaciones que hizo en estamisma Comisión el señor Asensio sobre las amenazas queusted profirió a través de terceros. O sea que el tema dehoy es si usted y el Gobierno que usted representa han vul-nerado o no con estas amenazas las reglas del juego del sis-tema democrático, ése es el tema. Por consiguiente, vamosa hablar de esto y, si me permite, voy a empezar hablandode usted en primer lugar.

Señor Rodríguez, entiendo que ser portavoz del Go-bierno en un sistema democrático es algo muy serio. Paraejercer un cargo de tanta responsabilidad se necesitanunas condiciones fundamentales como, por ejemplo, unalto sentido del Estado democrático, una visión amplia yserena de la historia de nuestro país, una comprensiónprofunda de la realidad actual de España, de su pluralismoy de su complejidad social, y un conocimiento serio de loscambios políticos, económicos y culturales que se estánproduciendo en todo el mundo y muy especialmente en laEuropa que se intenta unir después de tantos siglos deconvulsiones y de guerras. Pues bien, señor Rodríguez,por lo que le he oído hoy aquí, por lo que le he oído deciren otras ocasiones, por lo que conozco de su trayectoriapública y por las actuaciones que ha tenido en este añocomo portavoz del Gobierno, creo que usted no reúne nin-guna de estas condiciones, y así nos va a todos; y digo atodos porque un mal portavoz del Gobierno en vez de in-formar, oculta; en vez de asumir responsabilidades, lasdescarga sobre las espaldas de otros; en vez de fomentarconsensos, impulsa encontronazos y peleas, y en vez de

aportar serenidad, genera crispación, y esto es malo paratodos.

Yo creo que nada lo ilustra mejor que esta comparecen-cia y la serie de acontecimientos que la han hecho necesa-ria. Un ejemplo lo tenemos incluso en el comunicado de susecretaría, o sea, de usted mismo, que se dio a conocer trasla denuncia presentada por el señor Asensio en esta mismaComisión, y en el que se dice, en primer lugar, que no esserio que se utilice al Parlamento para hacer acusacionestan graves y, en segundo lugar, que no sirve el testimoniode tres directivos de Antena 3, porque perciben suculentossueldos millonarios. Esto es lo que dice este comunicado.Señor Rodríguez, ¿existe alguna instancia más adecuadaque ésta para efectuar la citada denuncia? ¿Es el Congresode los Diputados una institución demasiado abierta para unportavoz del Gobierno? ¿Por qué niega a estos periodistasy directivos de Antena 3 su propia autonomía? ¿Por qué in-tenta destrozar su prestigio personal y profesional cuandohace unos meses les reconocía ambas cosas? Usted mismoha dicho aquí hace un momento que todos los periodistasejercen según su conciencia. Entiendo que incluye en eso alos señores Oneto, Hermida y Campo Vidal. Es posible, ycreo que tiene usted buenas relaciones con algunos deellos, pero lo que es lamentable es que utilizase estas rela-ciones para transmitirles, a través de ellos, los mensajesque transmitió.

Señor Rodríguez, en la entrevista que usted concedió alseñor Gabilondo al día siguiente, usted reconoció que,efectivamente, había hecho llegar al señor Asensio el men-saje de: atente a las consecuencias. ¿Por qué hemos de po-ner en duda, por consiguiente, la veracidad del resto de lacarta? Otros testigos han confirmado la veracidad de otracarta, la del señor Manuel Campo. Aquí mismo en esta Co-misión o en la prensa, a la que se dirigió a la salida de supresencia en esta Comisión, el señor Luis Oliva, directorgeneral de TV3, confirmó que estaba, efectivamente, en eldespacho del señor Asensio cuando usted le llamó y quepercibió, como el resto de los presentes, que el señor Ro-dríguez, o sea, usted, amenazaba al presidente de Antena 3por su acuerdo con el grupo Prisa. Usted no puede des-mentir estos hechos, porque para ello tendría que destruirpreviamente a estos testigos como profesionales, y por eso,porque no puede desmentirles, pretende escudarse en quese trataba de conversaciones privadas y considera escanda-loso que las conversaciones privadas se conviertan en pú-blicas.

Pues bien, señor Rodríguez, hablemos de lo privado yde lo público. Usted es Secretario de Estado para la Comu-nicación y portavoz del Gobierno y, tal como le decía haceun momento el señor portavoz de Convergència i Unió, nohay privacidad para usted, porque, por el cargo que ocupa,usted podrá hablar en privado con quien quiera, pero elasunto deja de ser privado cuando da lugar a decisiones pú-blicas; decisiones públicas en este caso son, por ejemplo,los dos proyectos de ley que su Gobierno ha enviado a es-tas Cortes Generales, el de la regulación de los descodifi-cadores de la televisión digital, ya convertido en ley, y elde retransmisiones de acontecimientos deportivos, queahora mismo está en trámite en este Congreso. Estas leyes,

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no nos engañemos, son leyes a la carta, con nombres y ape-llidos y plazo fijo, que tienen su raíz en el acuerdo de 24 dediciembre de 1996 entre Sogecable y Antena 3. Usted lehace llegar en privado al señor Asensio el mensaje de quese atenga a las consecuencias, y a las pocas semanas yasabe a qué atenerse con estas leyes, o sea, que ya sabe cuáles la traducción pública de sus charlas privadas. Usted lehace llegar el mensaje de que irán a por él, y muy pocodespués, el 4 de febrero de este año, la Fiscalía General delEstado anunciaba la remisión a la Fiscalía anticorrupciónde una denuncia anónima, según parece, sobre posiblesirregularidades en la gestión de Antena 3 y Gestora de Me-dios Audiovisuales, ambas vinculadas al señor Asensio.Por cierto, que así, de pasada, quería preguntarle si sabe larespuesta a un problema que le voy a plantear, y es que enalgún medio de comunicación se publicó que el autor, elresponsable del documento que generó esta denuncia anó-nima era el señor Frade, el mismo al cual Televisión Espa-ñola compró un lote de películas infumables por 600 mi-llones de pesetas. Se lo pregunto porque yo no he visto quenadie lo desmintiese.

Más todavía, usted amenaza en privado al señor Asen-sio por su acuerdo con el grupo Prisa, y al poco tiempo seabre un increíble procedimiento judicial contra los respon-sables de este grupo sobre la base de unas denuncias pre-sentadas por personas que no son precisamente adalideshistóricos de la democracia.

Y cuando se levantó el secreto del sumario supimos quedon Rafael Ortega, uno de los autores, explicó al juez queel informe que él redactó y que sirvió de base a la aperturade procedimiento judicial fue encargado por un secretariode Estado. Lo único que usted ha dicho al respecto es queusted en concreto no lo pagó, pero ha dicho que estaban asu disposición las cuentas, cuentas que prometió y que, porcierto, no se conocen. Yo le pregunto, ¿nos podría deciralgo más? Nos podría decir algo sobre qué secretario deEstado lo encargó? ¿O es que hay muchos secretarios deEstado que van por su cuenta y usted como portavoz ycomo jefe de todo el sistema de comunicación del Go-bierno no se entera de lo que hacen sus colegas, ni se in-muta si alguno pisa su propio terreno? Total, que Dios noslibre, señor Rodríguez, de sus conversaciones privadas.Ahora sólo falta saber cuáles pueden ser las consecuenciaspúblicas de su aguda reflexión matemática, privada desdeluego, cuando advierte al señor Asensio, a través de sus pe-riodistas, de que sus guardaespaldas no le servirán de nadaporque el Gobierno tiene más. Esto, claro, nadie lo duda.Pero a parte de la ofensa que inflige usted a los funciona-rios públicos encargados del servicio de escolta, uno em-pieza a temblar ante las posibles consecuencias públicas deuna concepción de la política que más bien parece tener —y se lo digo medio en broma, pero muy en serio— sumodelo en el Chicago de los años veinte.

Por mucho que digan el señor Vicepresidente primero,la señora Ministra de Justicia y usted mismo, dejemos lode privado. Aquí hay responsabilidades políticas, o sea pú-blicas, muy serias y lo que usted debería hacer es asumir-las como tales, con todas sus consecuencias. Y es que, se-ñor Rodríguez, la cosa no viene de ahora; yo he hablado de

su trayectoria. Ahora salen otra vez a flote los datos de sutrayectoria en la Comunidad de Castilla y León durante elgobierno del señor Aznar. Quien más quien menos re-cuerda asuntos suyos de aquella etapa, públicos y priva-dos, que vistos ahora con la perspectiva de los aconteci-mientos de estas semanas bien se pueden calificar de etapade aprendizaje. Releyendo la prensa de aquellos días veoun titular —lo tengo aquí, señor Rodríguez— del perió-dico Alerta de Valladolid, del jueves 31 de mayo de 1990,que dice: El ex portavoz de Aznar en la Junta dice que me-terá en la cárcel al socialista Martín Puertas. O sea que suvocación carcelera, repetida ahora en el caso del señorAsensio, viene de lejos. (Aplausos.) Leo también un el pe-riódico, no sospechoso, el periódico ABC, del día anterior,30 de mayo, el texto de las llamadas listas negras de perio-distas que se le atribuían, aunque usted lo negó, con el in-teresante título de: Hay más, pero éstos son los principales.Estas listas llevaban el sello de la Junta de Castilla y León.En ellas se detallan las circunstancias profesionales y per-sonales de diversos periodistas de la región haciendo cons-tar si eran amigos o enemigos de la casa. Por cierto que conalgunos de ellos —todos amigos de la casa, desde luego—se lanzó usted a peculiares iniciativas empresariales quecon nombres diversos, como Tecnomedia, Duero Press dela que usted era accionista, Monitor Vídeo, Bega Diseño,se mezclaban en un solo conjunto pero daban la aparienciade diversidad a la hora de las adjudicaciones públicas.

Es cierto, sin embargo, que aquella etapa de empresariono coincidió con su cargo de portavoz de la Junta, porqueel 20 de abril de 1989 el señor Aznar, su Presidente de en-tonces y su Presidente de ahora, le había cesado en Za-mora, sí señor, precisamente en Zamora, porque con suafán inquisitorial contra el Diputado del Partido Demó-crata Cristiano, don Rafael de las Heras, estuvo a punto deprovocar una hecatombe política en Castilla y León quehabría tenido serias consecuencias para su propio partido.Todavía se recuerda, y quizá hoy con más intensidad, elpanfleto que también con sello oficial dedicó usted al se-ñor De las Heras con violentas acusaciones personales, ci-fras de dietas y manipulaciones, hasta que desde arriba meimagino que le dijeron: Has metido la pata, esfúmate poruna temporada.

Éste fue, señor Rodríguez, su campo de entrenamientoy ahora sigue haciendo lo mismo, pero a gran escala. Metemo, sin embargo, que usted no acaba de entender bienesto de las escalas y ahí está, seguramente, la clave delasunto. Desde que el señor Aznar le repescó como porta-voz usted ha tenido muchas ocasiones para ver lo grande ycomplicado que es el mundo, pero dudo que haya apren-dido nada, porque su estilo es el mismo, su mentalidadtambién y sus acciones casi idénticas. Después del impactoque tuvimos aquí el pasado día 19 con la comparecenciadel señor Asensio, mucha gente habló aquí mismo y fuerade aquí de «matonismo» político para calificar sus amena-zas. A mí la verdad es que el término de «matonismo» po-lítico no me gusta, creo más bien que lo suyo es, cómo lediría, un provincianismo de viernes o sábado por la noche,aderezado con elementos tradicionales de la vieja culturade la vieja derecha. Es la aparente prepotencia del provin-

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ciano que cree que todo el mundo es igual que su campa-nario y que lo resuelve todo con el recurso de aquello tantradicional y tan brutal de: Se van a enterar y usted no sabecon quien está hablando. (Aplausos.) Esa actitud, ese ta-lante, trasladados al mundo de la política del Estado, de lapolítica internacional y de las grandes magnitudes econó-micas y sociales, produce lo que produce: una patética ex-hibición de prepotencia personal pero que cuenta con po-derosos instrumentos para armar el gran jaleo; eso es loque hoy tenemos, exhibición patética, gran jaleo y rupturade las reglas de juego democrático.

Hablo de ruptura, porque usted como portavoz no hablapor sí mismo; usted ha dado la cara, creo que torpemente,pero no es el responsable máximo de la política del Go-bierno, sino su portavoz, y aquí vamos a la otra dimensióndel asunto. Usted es el portavoz de un Gobierno cuyo Vi-cepresidente primero, señor Álvarez-Cascos, dice que elanterior Presidente del Gobierno y hoy jefe de la oposiciónes el cerebro del GAL, o sea el jefe de una banda de asesi-nos. Usted es también el portavoz de un Gobierno cuyo Vi-cepresidente segundo, señor Rato, inicia la campaña elec-toral en Galicia anunciando la presencia masiva de dober-mann socialistas que no irán a morder, sino a escupir —en-tre ellos me va a encontrar a mí—. Usted mismo se sumaal coro culminando una rueda informativa del Consejo deMinistros, con la sutileza que le caracteriza, diciendo que adon Felipe González le espera una agenda judicial terrorí-fica. Y así en cascada hasta que entran en el juego un dele-gado del Gobierno por aquí, un diputado por allá, y se ma-nejan a lo bárbaro asuntos tan delicados como los de unasacciones antiterroristas ilegales que los sucesivos gobier-nos de la democracia tardaron en poder controlar, con cos-tes muy elevados para todos, para todos.

Esto es mucho más que las amenazas de un portavoz,con ser tan graves como son. Esto, señor Rodríguez, es ladestrucción de la política, porque deslegitima a todos lospolíticos, los de un lado y los de otro, nos aleja de la granmayoría de la población, como lo demuestran las encues-tas, y es la expresión de los peores rasgos de una culturaantidemocrática que ha reinado en España durante siglos.Cuando iniciamos la transición a la democracia todos tu-vimos que reciclarnos, pero la transición fue un éxito por-que todos supimos estar a la altura de las circunstancias ypor fin nos pudimos entender personas que habíamos es-tado en campos contrarios. Quizá ingenuamente muchospensamos que la vieja derecha había sido superada, lo queno esperábamos —la verdad, yo no lo esperaba, en abso-luto— es que algunos de los peores rasgos de aquellavieja derecha reaparecerían un día y se encaminarían in-cluso en portavoces y altos cargos del Gobierno. Valga elejemplo que antes he citado, el de las leyes a la carta, connombres y apellidos y a plazo fijo. Cuando se obliga alParlamento a discutir leyes de este calado, que nada tienenque ver con el interés general y sí con intereses parcialesde bajo techo, la institución parlamentaria se degrada ycon ella se degrada el sistema democrático. Hablan uste-des de la crispación, pues hablemos de la crispación. Estamañana mismo en una rueda de prensa de varios dirigen-tes socialistas decíamos que la crispación se podría dete-

ner inmediatamente si se cumplían tres requisitos: que elGobierno gobierne, que la oposición pueda ejercer comotal y que el Gobierno deje en paz a los que no están deacuerdo con él.

Señor Rodríguez, yo no sé si le cesarán o no; creemosque por decencia política usted no debería continuar eneste puesto. Pero nosotros ni siquiera le vamos a pedir quedimita, porque el fondo del asunto va más allá de ustedmismo, porque el problema lo han creado ustedes y a uste-des les toca resolverlo. Mientras los principales responsa-bles de la política del Gobierno sigan actuando de lamisma manera, da igual quién sea el portavoz, más listo,menos listo, más refinado, más bruto, es igual. El portavozpuede lanzar amenazas de manera violenta o de manera su-til, con violencia o con suavidad, pero lo importante, lo de-cisivo, es que las amenazas sean reales y se pongan enmarcha, como ha ocurrido en los casos que he citado y enotros. Y esto ya no depende sólo ni principalmente del por-tavoz.

¿Qué va a quedar de todo esto, señor Rodríguez? Va aquedar la imagen de un portavoz que oculta la verdad, queniega cosas que son evidentes, que se defiende atacandocon armas que más bien son ruines. Y también que es ca-paz, por su torpeza y su ignorancia, de humillar a millonesde personas a la vez. Cuando yo le decía que usted ni si-quiera ha entendido el país en que vive, pensaba en otrascosas; en aquel comentario suyo, por ejemplo, que tambiénha salido aquí hace un momento, como portavoz oficial delGobierno a la noticia de que algunos sectores de Cataluñay del País Vasco pedían selecciones deportivas propias.Como usted sabe, soy catalán y Cataluña, señor Rodrí-guez, es una sociedad compleja; algunos quieren seleccio-nes deportivas y otros no, pero todos nos sentimos profun-damente insultados por su ignorancia y por su patético co-mentario de gracioso sin gracia. Por eso creo, señor Rodrí-guez, que lo que de verdad va a quedar es que cada viernes,cuando terminados los consejos de ministros aparezca us-ted en pantalla para informar y descalificar adversarios, elinterrogante que todos nos plantearemos será más o menosel siguiente. ¿Quién puede fiarse de lo que dice este señor,de lo que informa y de lo que comenta? Esto es lo peor quele puede pasar a un portavoz y a su Gobierno.

Muchas gracias. (Aplausos.)

El señor PRESIDENTE: Por el Grupo ParlamentarioPopular tiene la palabra el señor Gil Lázaro.

El señor GIL LÁZARO: Señorías, señor Secretario deEstado, quiero comenzar resaltando dos consideracionesque por significativas no cabe obviar; a saber. Primero, queusted comparece hoy en esta Cámara a petición propia yque su solicitud fue cursada inmediatamente se produjeronlas imputaciones que el señor Asensio realizó contra ustedante esta misma Comisión. Segundo, que la voluntad delgrupo al que represento era que esta comparecencia se hu-biere sustanciado el pasado jueves y que ello no fue posi-ble, produciéndose así una demora que ni es atribuible austed ni lo es tampoco al Grupo Parlamentario Popular yque en todo punto resulta injustificable, salvo que con ella

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se pretendiera añadir confusión a una polémica que, comotal, a nosotros nos resulta ciertamente artificial e inducida.

Hoy, señor Secretario de Estado, estamos aquí para es-cucharle y hemos tenido oportunidad de hacerlo. Digo, sinembargo, que mi grupo no se va a quedar simplemente ahí.Porque nadie nos puede discutir el derecho de dar res-puesta también a las muchas descalificaciones y juicios deopinión que al hilo de esta controversia se han ido aña-diendo, no sólo para articular un pliego de cargos contrausted sino también para poner en escena una especie de re-sucitado auto de fe contra el Gobierno, contra su Presi-dente y, hasta en el colmo de los despropósitos —y sub-rayo lo dicho—, hasta en el colmo de los despropósitos,contra la legitimidad misma de nuestra victoria electoralque eso sí ofende al conjunto de la inteligencia democrá-tica del pueblo español. (Aplausos.)

Frente a todo ese ruido, nosotros partimos de un presu-puesto esencial que enunciamos, señor Secretario de Es-tado, señoras y señores diputados, con toda claridad, con lacabeza muy alta y sin género alguno de complejo, es decir,que nosotros, señor Secretario de Estado, le creemos a us-ted. Le creemos a usted porque nos consta su trayectoriapersonal, coherente con su compromiso democrático; lecreemos a usted porque usted está al servicio de un Go-bierno que cumple la ley y que cree en la libertad y que,por tanto, ni amenza ni persigue invadir sector alguno de lavida social, no sólo por convicción sino por la certezamisma de que esos dos postulados forman parte del equi-paje principal del cambio político que una gran parte de losespañoles han querido hacer realidad con su voto. Ensuma, señor Secretario de Estado, nosotros le creemos austed porque queda a su favor, sin sombra alguna de duda,el dictado de la lógica, habida cuenta de lo que en origendejaron de hacer quienes después han buscado presentarsefalsamente como víctimas y como parte actora. La lógica,señor Presidente, es siempre argumento de difícil contra-dicción. Y a su tenor basta con enunciar tres interrogantesbásicos para concluir lo inocuo de las acusaciones que sehan querido elevar a definitivas, sin aportación alguna deevidencias de prueba.

Así las cosas, y en primer lugar, señor Secretario de Es-tado, en cuanto a la determinación de la hipotética ame-naza como tal, cabe preguntar, ¿hubo amenaza? O lo quees lo mismo, ¿se sintieron realmente objeto de ella quienesdespués la invocaron afirmando con rotundidad que pre-tendían serlo? Y nosotros, señor Secretario de Estado, de-cimos que no. No, porque de haberse sentido amenazados,y por ende con riesgo cierto, se hubieran acogido a la in-mediata protección de los órganos jurisdiccionales, y esobvio que no lo hicieron. No, porque de haberse sentidoamenazados, hubieran debido acudir a la coetánea denun-cia pública de los hechos para dar a conocer, como bien hadicho S. S., al país una conducta desviada del poder polí-tico, y es obvio que no lo hicieron.

En segundo lugar, señor Secretario de Estado, y encuanto a la excusa absolutoria que en discurso de parte sepretende esgrimir para justificar ahora aquella pasividad,cabe preguntar, ¿es aceptable como sólida la invocacióndel sentido de la responsabilidad para obviar los cinco me-

ses transcurridos desde el momento en que se dice sucedióla amenaza, hasta el momento en que se ha querido cons-truir el argumento de la misma? Y nosotros decimos queno. No, porque quien es conocedor de un presunto delito, ymás siendo la víctima potencial del mismo, tiene la obli-gación legal —que no la mera potestad— de dar cuentaineludible de aquél ante la justicia, y es obvio que eso nose hizo. No, porque la apreciación auténtica del sentido dela responsabilidad, en consonancia con el deber general dela defensa de la democracia, que a todos nos incumbe,pasa, sin duda, por no asumir desde el silencio ningunacomplicidad con cualquier acto que se entienda atentatoriocontra el espíritu de esa misma democracia, contra el espí-ritu de la libertad y es obvio, pues, que esta actual invoca-ción —la de la pasada semana— a la responsabilidad ca-rece de solidez intelectual como elemento de amparo paraexplicar la indolencia, es decir, para disfrazar ahora lo queantes no se hizo.

Y, en tercer lugar, señor Secretario de Estado, en cuantoa la posibilidad misma de la presunta amenaza, cabe pre-guntarse, ¿es posible concebir ésta en los términos que seinvocan precisamente en el escenario jurídico-político deun país dotado de un marco constitucional como el nues-tro? Y nosotros decimos rotundamente que no, en los mis-mos términos que ha señalado usted. No, porque afortuna-damente en España ni la voluntad ni el capricho de nadieprevalece sobre las reglas del ordenamiento jurídico y delEstado de Derecho ni es causa bastante para acarrear aotros una concreta sanción penal. No, porque afortunada-mente en España jueces y tribunales ostentan la exclusivacompetencia de la aplicación de la ley conforme a prin-cipios de objetividad e independencia, de manera queninguna otra expresión puede sustituir per se al fondo yprocedimiento de los actos específicos de la justicia ni so-meter a ésta a proceso de intenciones, ajenos en cada su-puesto al puro y estricto imperativo legal.

En este contexto, señor Secretario de Estado, lo que sícabe entender, y entiende este grupo parlamentario, es quealguien ha querido alentar una orquestación contra ustedpara tratar de abrir con ella una especie de proceso políticocontra el Gobierno. ¿Qué sentido tiene si no, que el señorGonzález oficiara de gran desvelador desde México de esateoría de la amenaza? ¿Qué sentido tiene si no, que el pa-sado lunes su acusador compareciente fuera acogido, sinoinstruido, por una muy destacada personalidad del GrupoParlamentario Socialista —por cierto antecesora del señorRodríguez en tareas de portavocía—, o que se hayan pro-ducido las reuniones de las que usted nos ha dado cuenta?¿Qué sentido tiene que se esté bombardeando a la opiniónpública con cantilenas vacías de credibilidad por mor delas cuales se pretende señalar que existe un retroceso de laslibertades o que está en peligro la libertad de expresión?Da la sensación, señor Secretario de Estado, que para al-gunos la buena salud de las libertades se mide exclusiva-mente según parámetros de beneficio propio. Da la sensa-ción, señor Secretario de Estado, que para algunos la ten-tación del poder o la expectativa de beneficio suponeatracción bastante como para instrumentalizar partidaria-mente la referencia a un concepto como el de la libertad,

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que por ser cimiento de la pluralidad y de la convivenciano puede ser manipulado por nadie en términos panfleta-rios.

En definitiva, señor Secretario de Estado, da la sensa-ción de que hay quienes ni dudan ni van a dudar en pro-mover la falsa inducción de un clima político que quierenenrarecer para impulsar apariencias de tormenta que no es-conden sino su desorientación personal, la inquietud anteun horizonte ciertamente complicado o la resistencia ultra-montana a perder antiguos privilegios concedidos precisa-mente por aquellos que, en un ejercicio de desmemoria, in-tentan ahora concurrir impólutos ante la opinión públicapara alzarse en garantes de la libertad, sin entender queésta no precisa de mesías, porque su defensa viene garanti-zada no sólo por este Gobierno, sino aún más, por la vigi-lante decisión colectiva de la sociedad española, que esciertamente lo que importa, y que en orden a ello dijo loque tenía que decir el 3 de marzo de 1996.

¿Es de recibo que quienes manifiestan ahora querer in-vestigar lo que engañosamente denominan abusos de po-der de este Gobierno se hayan olvidado de tantos y tantosdespropósitos anteriores constatados como tales abusos ydel modo en que durante 14 años se ejerció el poder polí-tico en este país? El Gobierno, el Grupo Parlamentario Po-pular, y el propio Presidente Aznar han venido insistiendoen la voluntad de mirar hacia el mañana a fin de trabajar,como se está haciendo, y como se está haciendo con resul-tados, en aquellas cuestiones que de verdad interesan a losespañoles porque afectan a su vida diaria. Ésa es y va a se-guir siendo nuestra motivación esencial.

Fuimos nosotros, señor Presidente, señoras y señoresdiputados, y sólo nosotros quienes hablamos de pasar pá-gina. Sin embargo, téngase por cierto que no estamos dis-puestos a aceptar que se intente introducir la falacia comoelemento de crítica o que algunos quieran situarse en posi-ción de dar lecciones excluyentes de ética, democracia y li-bertad, porque ésa es la más monumental de las falaciasque se pueden plantear en los términos del debate autén-tico que este país precisa. ¿Es que alguien puede pensarque vamos a permanecer en silencio, señor Secretario deEstado, cuando se dice sin ningún fundamento que desdeel Gobierno se está llevando a cabo un ataque contra laprensa independiente? ¿Es que alguien puede pensar quevamos a renunciar a la tarea de defensa del interés generalque es consustancial a la tarea misma de gobernar sólo por-que algunos sigan empeñados en prolongar situacionesque por articularse en esquema de monopolio sí puedenvulnerar exigencias básicas de la libertad en el terreno dela información y de la libre concurrencia? ¿Es que alguienpuede creer que este Gobierno va a aceptar convertirse entítere de intereses ajenos a los dimanados del servicio a lacomunidad sin más consideraciones ni servidumbres quelas derivadas del ordenamiento vigente y de esa procuradel bien común? Sólo quienes pretenden acoger tales acu-saciones, sólo quienes las acogen son capaces de aceptarcomo verdad indiscutible el sonido desafinado de su pro-pia propaganda. Aún más, es muy fácil, señor Presidente,señor Secretario de Estado, que determinadas actas acusa-torias terminen trasluciendo el subconsciente individual o

colectivo de quienes las formulan y el sentido mismo desus propios actos recientes. ¿Acaso no revela situacionesanteriores la imputación reiterada del PSOE en orden a tra-tar de convencer a los españoles de que este Gobierno esprisionero de no se sabe qué amigos o poderes fácticos?Nosotros decimos que sí, porque no siendo verdad hoy esexactamente lo que otros hicieron ayer. ¿Acaso no revelasituaciones anteriores la imputación reiterada del PSOE enorden a tratar de convencer a los españoles de que la polí-tica de este Gobierno viene señalada por las editoriales eintereses de determinados medios o grupos? Nosotros de-cimos que sí, porque no siendo verdad hoy es exactamentelo que otros hicieron ayer. ¿Acaso no revela situacionesanteriores la imputación reiterada del PSOE en orden a tra-tar de convencer a los españoles de que el Gobierno pre-tende silenciar medios o intervenir directamente en elmundo de la comunicación para someter a su dictado la es-pontaneidad, independencia y pluralidad de dichos me-dios? Nosotros decimos que sí, señorías, porque no siendoverdad hoy es exactamente lo que otros hicieron ayer. De-cimos que sí porque durante muchos años hemos vistocómo se cerraban o se intentaban cerrar periódicos o emi-soras, se destituía o se intentaba destituir a directores y aprofesionales; se dictaban instrucciones de obligado cum-plimiento; se jugaba con las subvenciones y, en fin, se uti-lizaba descaradamente el poder para introducir consignasy someter voluntades y ese recuerdo histórico, señor Se-cretario de Estado, no se despacha imputando a otro, comopretenden algunos, el balance de los propios desafueros.

¿Qué tontería es esa, señor Presidente, de que en Es-paña hay miedo? ¿Tiene miedo el ciudadano corriente adecir lo que piensa y a votar como le viene en gana? Noso-tros decimos que no. ¿Tiene miedo el ciudadano corrientea concurrir a los actos, convocatorias y manifestacionesque estima pertinentes? Nosotros decimos que no. ¿Tienemiedo el ciudadano corriente a vivir como legítimamenteestima sin más limitación que el respeto a los demás y laobservancia de la ley? Nosotros decimos que no. No, señorPresidente, en España no hay miedo, porque el miedo es entodo caso incompatible con la confianza y en este paísdesde hace un año ha vuelto a recuperarse el sentido de laconfianza, y a los hechos me remito. Hay confianza, señorSecretario de Estado, en un Gobierno que no se deja pre-sionar ni seducir y que ha desterrado de la actualidad la re-ferencia permanente al escándalo. Hay confianza en unGobierno que ha acreditado saber concluir acuerdos en be-neficio de la estabilidad y en pro de políticas sociales tras-cendentales, para que nuestra comunidad sea más prós-pera, más moderna y más justa. Y en suma, hay confianzaen un Gobierno que ha sabido ponerse a trabajar desde lanormalidad para relanzar la vida institucional y económicade España en orden a ganar el tren del reto europeo que es,precisamente, el tren del mañana y el tren de la libertad.

Concluyo, señor Secretario de Estado, señor Presi-dente, afirmando que cuanto viene sucediendo forma partede un intento de elevar cortinas de humo para perpetrar unataque contra el Gobierno en los mismos inaceptables tér-minos que ese mensaje del miedo con el que se pretendió,hace un año, atemorizar a los españoles ante su cita con las

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urnas. Concluyo, señor Presidente, señalando que por másque se diga este Gobierno continuará queriendo primarsiempre la razón sobre el exabrupto, el consenso sobre lacrispación y la capacidad de respeto al otro sobre la pura,absurda y simple descalificación. Y concluyo en defini-tiva, señor Presidente, recordando que los españoles exi-gen de nosotros moderación, sensatez, responsabilidad,diálogo, generosidad, inteligencia y servicio al interés co-mún. Quienes estén dispuestos a ejercer su papel, su indis-pensable papel crítico sin transgresión de esos postulados,nos van a encontrar siempre abiertos al entendimiento y ala acción en común. Pero quienes por el contrario prefieranutilizar las herramientas de la tensión y de la manipulaciónde la verdad, sepan que vuelven la espalda a la ciudadaníay, sin duda, tendrán que dar explicaciones ante ella, porqueningún fruto positivo se alcanza desde tan oscuros y absur-dos parajes.

Quede dicho, señor Presidente, que por nuestra partenunca faltará el esfuerzo preciso para abonar un clima deconcordia que nos permita a todos, juntos y desde la plura-lidad, ganar en beneficio de todos un futuro mejor. Nuestraoferta, señor Presidente, está hecha. Ahora compete a otrosquerer o no corresponderla. (Aplausos.)

El señor PRESIDENTE: Para responder a las cuestio-nes planteadas por los distintos señores portavoces en suturno, el señor Secretario de Estado tiene la palabra.

El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA CO-MUNICACIÓN (Rodríguez Bajón): Quiero agradecersus palabras a todos los portavoces, la atención a mis pala-bras y, aun dentro de la discrepancia, la camaradería mos-trada prácticamente en todo el proceso de respuestas a misintervenciones.

Créanme que soy consciente de que, durante estas se-manas, he estado sometido a un intento de desprestigiopersonal. Yo creo que hay algunos grupos que están con-vencidos de que tienen que crispar la sociedad que, comodecían las encuestas que se citaban, no son el Gobierno niel Partido Popular, y entienden que han encontrado en esteSecretario de Estado un buen motivo para la crítica, a ve-ces más que poco amable, exagerada. Quiero decirles queeste Secretario de Estado no va a ceder ante los grupos depresión, este Gobierno no va a ceder ante los grupos depresión. Lo siento, pero a lo mejor es difícil mantenerse enuna posición en la que sería más fácil dejarse doblegar, sinninguna duda, incluso personalmente lo agradecería, peroes intención del Gobierno no doblegarse ante ningún inte-rés particular, ante ningún interés económico particular.

La libertad de expresión está garantizada en España, lagarantiza nuestra Constitución. Ni aunque quisiera, y no loquiero, se podría dejar de garantizar la libertad de expre-sión en España. Repito lo que les he dicho en mi interven-ción primera, señorías: tampoco la libertad de expresióndebería convertirse en una suerte de refugio para fracasosempresariales. La libertad de expresión está garantizada,nuestro Estado de Derecho nos garantiza poder decir loque creamos conveniente, poder escribir, poder pensar loque creamos conveniente. En este punto, sólo les recuerdo

lo que ustedes habrán tenido la oportunidad de ver hacedos semanas, en la revista The Economist, donde, en elranking de libertad de expresión en los países del mundo,España está por encima de países como Gran Bretaña,Francia y Alemania; según esta revista, es el quinto paísdel mundo en el que más se respeta la libertad de expre-sión.

El carácter del portavoz poco tiene que ver con las rela-ciones institucionales. Se pueden escribir del portavoz co-sas más o menos juiciosas o, al revés, poco juiciosas, y esono tiene que ver con las relaciones institucionales. Es evi-dente, señorías, que el lenguaje que utilizamos es distintosegún el ámbito. Es verdad, señorías, que yo puedo hablarde manera distinta a un compañero —entendiendo porcompañero un periodista en activo— que a un empresario,como sin duda entenderán que hablo de manera distinta enuna rueda de prensa o ante ustedes que cuando salgo a lacalle. Por tanto, creo que no está en tela de juicio —por lomenos me parecería que el Parlamento español no tieneque estar para esas cosas— si el portavoz tiene más o me-nos genio en algunos momentos o si gusta más o menoscómo se expresa. Sí es verdad que, cuando este Secretariode Estado habla en nombre del Gobierno, debe ser jui-cioso. De las 43 ruedas de prensa en las que he compare-cido como portavoz del Gobierno en esa sala de prensa,créanme que en 35 ocasiones al menos se me ha pregun-tado por declaraciones que podrían ser contradictorias conla labor del Gobierno. Sé que mi labor es poner paz; en 34ocasiones la he puesto, en una no estuve muy afortunado.Esto ya lo he dicho desde hace mucho tiempo, pero es algorecurrente sobre lo que se sigue hablando. Creo que los re-sultados de mi gestión como portavoz del Gobierno ycomo Secretario de Estado son positivos; creo que el Go-bierno es transparente, creo que da la información que semerecen los medios de comunicación, creo que la relacióncon los medios es fluida; luego, como en todos los traba-jos, surgen encontronazos.

El señor Rodríguez Sánchez ha calificado mi compare-cencia como ingeniosa, y yo se lo agradezco, pero no erami intención practicar el ingenio en esta comparecencia;mi intención es defenderme de las acusaciones proferidasen esta mesa por el señor Asensio, según las cuales yo le heamenazado de cárcel. Según el señor González, esa ame-naza de cárcel fue hecha desde la Moncloa. Creo que hedemostrado que yo no he amenazado de cárcel. Los mis-mos testimonios aportados por el señor Asensio dejanclaro que nunca fue amenazado de cárcel. A partir de ahí,señoría, dice usted que debo dimitir porque confundo alGobierno con el partido y con el Estado. Con todo respeto,señoría, creo que no debo dimitir porque no confundo alpartido con el Gobierno ni con el Estado.

Al señor González de Txabarri le agradezco muchísimosus palabras y admito las sugerencias que me ha hecho. Lecontesto a dos preguntas que ha hecho al aire. ¿Falta liber-tad de expresión en España? No. Coincido con usted tam-bién con la siguiente. ¿Hay miedo en España? No. No sólolo habrían detectado los sensores del Partido NacionalistaVasco, también los del Partido Popular. Creo que es maloque en nuestra sociedad alguien dude de que alguien no es

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demócrata. Por sus especiales características puedo co-mentarle a usted que sólo hay alguien que no es demócrataen España: los señores de Herri Batasuna. Éstos no son de-mócratas, los demás discrepamos entre nosotros mismos,sabemos cuáles son las reglas del juego y nunca nos sali-mos de esas reglas del juego. Creo, como usted, que se hallegado a un cúmulo de despropósitos en estas compare-cencias, pero me parecía que no debía defenderme sóloante los medios de comunicación, que debía pedir mi com-parecencia urgente ante el Congreso; lamento que se hayatardado una semana. Desde el momento en que pedí lacomparecencia no he vuelto a hacer declaraciones hastaesta tarde.

El señor López de Lerma no pensará que soy pedante sime remito, antes que a Rebecca West, a Platón y le digoque el diálogo es posible; no sólo es posible sino que, par-tiendo de una hipótesis concreta, se puede llegar a una te-sis completamente distinta de la que se parte. Entiendo queen una comparecencia parlamentaria no se puede cambiarel parecer de SS. SS. —es muy complicado pues estamoshablando de política—, pero agradezco sus palabras por elmargen de confianza que me ha dado. Yo sé que hay queser humilde, discreto y respetuoso y sé que se dice de mítodo lo contrario, pero ¡qué le voy a hacer! Si últimamentese leen las cosas que se escriben sobre mí, yo tampoco mereconozco. No dude de mis raíces democráticas —me haparecido oírlo, lo apuntaría mal— por sensación vital, si esposible expresarlo así.

Ha dicho usted una cosa que no ha pasado desaperci-bida: que cuando se sale la pasta de dientes es imposiblemeterla. Es verdad que es un dicho muy norteamericano.Déjeme que en este punto en el que estamos, y dejandopara el «Diario de Sesiones» lo dicho aquí por mí y lodicho aquí por el señor Asensio, le cite una parte de ladeclaración de los principios de los periodistas norteameri-canos. Dice: Creemos que los hechos son los hechos y cre-emos que se puede llegar a la verdad poniendo un hechosobre otro hecho, como en la construcción de las catedra-les. Yo he puesto aquí los hechos, he puesto los hechossegún los he visto yo, y están documentados. Creo que apartir de ahí se podría construir la catedral y a lo mejor esverdad que éste no es el ámbito específico para que se ter-mine de construir.

Por último, señor López de Lerma, es verdad que nadie,que nadie, es imprescindible. Es verdad.

A su señoría, señor Solé Tura, le agradezco el tono ex-presado, aun dentro de la mayor discrepancia de la que seha dado esta tarde en esta sala, y me gustaría responderletambién con el mismo tono.

Dice: Desde un punto de vista político no tiene nin-guna validez lo que se diga en una conversación privadasin ánimo de publicidad. Esto es lo que dijo el señor Be-negas, y está publicado en el periódico El País, cuando sedio publicidad a una grabación suya de unas conversacio-nes privadas. En ese momento, el Partido Socialista en-tendía que no tenía ninguna validez política lo que se di-jera en una conversación privada. Estamos hablando deuna conversación grabada y emitida por una emisora deradio. Pero ahora a una conversación privada que se fal-

sea y que es una palabra contra otra sí se da un carácterpolítico. Realmente, tienen varas de medir muy distintas,señoría.

Cuando el Partido Popular fue preguntado en su día so-bre las conversaciones privadas del señor Benegas conotro interlocutor, el señor Álvarez-Cascos dijo: No megusta opinar sobre conversaciones privadas. Punto. Ése esel modo en que el Partido Popular contestó a aquella polé-mica. Pero resulta que los que no tenemos talante demo-crático somos nosotros y ustedes son los que lo tienen.Discúlpeme, pero no lo entiendo. Le voy a comentar algomás, señoría. Cuando el señor Benegas fue protagonistapor aquella grabación de conversación privada, el Go-bierno preparó la llamada ley mordaza. Ésa fue la res-puesta del Partido Socialista a la polémica pública sobreuna conversación privada. Ése es el talante democrático.En cambio, la derecha, la del campanario, lo único que dijofue: No hablamos de conversaciones privadas. Ustedeshan convertido en centro de la vida política una presuntaconversación privada. Me parece que, por lo menos, noson ya distintas varas de medir; es que en aquel tiempo elseñor González dijo: No voy a entrar a comentar los conte-nidos de conversaciones privadas. La violación de la inti-midad de las personas es un hecho muy grave. ¿Y ahoraqué? Ahora sí se comenta. Ahora se pide la dimisión poruna conversación privada. (Rumores.—Aplausos.) Desdeluego, señoría, son distintas varas de medir, a las que nostienen acostumbrados. A las que nos tienen acostumbra-dos.

Yo creo que no, creo que no he seguido ningún guiónpublicado esta mañana en ningún medio de comunicación.Usted, señoría, sí ha seguido un guión, no publicado, hasido el guión que yo he escrito para mi comparecencia.Dije: Usted hablará de la vieja derecha, tal y cual. Lo ha di-cho como yo tenía previsto.

Lo que no podía imaginar, señoría, es que, por su tra-yectoria —y créame que estoy muy honrado de estar presi-dido por un ponente constitucional y que su grupo le hayaelegido a usted, también ponente constitucional, para darla réplica a este discurso, créame que me siento muy hon-rado. Independientemente de la admiración por esa no sólobatalla por la libertad, admiración por haber escrito la li-bertad, si así se puede decir, también puedo discrepar—;decía que, por su trayectoria y por decoro, estaba conven-cido de que diría pocas palabras en favor del señor que meacusó el lunes pasado. El problema, señoría, no es quehaya dicho pocas palabras en su favor, es que no ha dichoninguna; no ha dicho ninguna palabra en favor de los argu-mentos esgrimidos por el señor Asensio. Supongo que al-guien le estará llamando ahora para explicarle cómo es po-sible que el Grupo Parlamentario Socialista le haya metidoen este lío y ahora le esté dejando solo. (Rumores.) Ni unasola palabra en favor de los argumentos esgrimidos contramí en esta sala, señoría.

Yo entiendo que usted quiera hacer otro dabate; yo creíaque, estando ante su señoría Solé Tura, asistiría a una con-ferencia sobre la libertad y sobre la libertad de expresión yse me ha ido usted a hablar de las listas negras; la verdades que me ha decepcionado, señoría. Le han pasado un

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guión. Seguro que usted tiene razón o a lo mejor tiene us-ted razón cuando dice que el portavoz del Gobierno debe-ría estar más preparado que yo, pero, señoría, usted estámucho más preparado para hablar de las cosas que le hanhecho decir esta tarde.

Señoría, usted me habla de la fiscalía anticorrupción yque ésa es la prueba de que este Gobierno, cuando ame-naza, luego cumple sus amenazas. Ha citado al señorFrade. Efectivamente, la revista Época fue la que sacó enprimer lugar un asunto que se ha llamado el entramadoempresarial del señor Asensio, que son distintas empre-sas superpuestas a Antena 3, que no son propiedad deAntena 3, pero que hacen de intermediaria obligación entodas las contrataciones de esa televisión. Se ha acusadoa este Secretario de Estado de tener algo que ver con elenvío al fiscal general o al fiscal anticorrupción de unospapeles que denuncien esta situación y, por tanto, de po-ner en marcha las diligencias que haya puesto el fiscal.Leo el comunicado que en su día publicó José Frade: Unescrito anónimo, que posiblemente ha servido de basepara determinadas informaciones de prensa, fue recibidopor esta sociedad —la de José Frade— en su calidad deaccionista de Antena 3 y por correo ordinario a finales denoviembre de 1996. Al día siguiente de recibir dichoanónimo, don José Frade se puso en contacto telefónicocon don Antonio Asensio, Presidente de Antena 3, paradarle cuenta del contenido del escrito. Noviembre de1996. El señor Asensio manifestó al señor Frade que yaconocía dicho anónimo, que le constaba que lo habían re-cibido otras personas y que lo achacaba a una personaconcreta, cuyo nombre dijo y obviamente no se publica,que había tenido responsabilidad en las empresas propie-dad del señor Asensio. El denunciante, en consecuencia,podría ser algún importante ex directivo del Grupo Zetao de Antena 3. Esto se publica en noviembre del año1996. El señor Asensio lo dice en noviembre de 1996, yahora ya no es un directivo, sino es el Gobierno. Cam-bios de opinión tan rápidos y tan fáciles yo sigo sin en-tenderlos, señoría.

Ésa es la prueba de que el Gobierno amenaza y cadauno se atiene a las consecuencias. El único gobierno queha mandado al Fiscal General del Estado a un periódico esel Gobierno del Partido Socialista, que lo envió contra elperiódico El Mundo y que además el juez no lo admitió atrámite. Ése es su talante democrático y cuando nosotrosno lo hacemos somos antidemócratas. Sigo sin entender,señorías, cómo se puede decir que su talante democráticose prueba cuando su secretario general dice: En toda socie-dad democrática tiene que haber un porcentaje de canallasy hay que tolerarlo y saber convivir con algunos canallas,y el señor que dirige El Mundo es uno de los canallas. Esono lo ha dicho el Partido Popular. Pero sigo: Había llamadocanalla al director de El Mundo, pero debo rectificar parapedir perdón a los canallas, porque no son comparables.Señorías, qué debate tendríamos aquí si a mí se me hubieraocurrido decir la mitad de lo que acabo de leer en boca delseñor González. (Aplausos.)

Señoría Solé Tura, dentro de este guión que le han es-crito y que, como digo, no está a la altura de lo que yo me

esperaba de usted, ha citado, como ejemplo, no sé si ha di-cho la soberbia o ha dicho la presión, no recuerdo bien; hacitado el comunicado de la Secretaría de Estado para laComunicación que hizo público el lunes pasado y ha di-cho que decíamos en este comunicado que la Cámara noera el foro adecuado y que los sueldos millonarios de losque lo habían denunciado... El comunicado dice lo si-guiente: En relación con las informaciones facilitadas pordon Antonio Asensio en la Comisión Constitucional delCongreso de los Diputados, la Secretaría de Estado para laComunicación quiere hacer las siguientes aclaraciones: ElGobierno desmiente con toda rotundidad las afirmacionesdel citado empresario. El Secretario de Estado, MiguelÁngel Rodríguez, no ha amenazado nunca a nadie ni tam-poco lo ha hecho ningún otro miembro del Gobierno.Acerca de los supuestos testimonios aportados por el se-ñor Asensio durante la comparecencia en el Congreso, setrata de personas vinculadas contractualmente con el ci-tado empresario, por lo que es lógico que defiendan susmismos intereses. El Gobierno recuerda que, frente a losempresarios privados que tienen como objetivo defenderintereses particulares, la obligación de los gobernantes esgarantizar el interés general de los ciudadanos, la libreempresa y la libertad de expresión. Dígame dónde ponesueldos multimillonarios y dónde pone algo contra estaCámara. (Aplausos.)

Yo, señoría, estoy dispuesto a tener una clase de leccio-nes de democracia. Yo creo que estas cosas son así. Ahorabien, no me puede dar lecciones de democracia nadie quecrea que el resultado electoral último está deslegitimado.Ninguno. (Aplausos.) No me puede dar clases de demo-cracia quien entienda que cuando un empresario dice delportavoz del Gobierno socialista que le ha amenazado nosea un escándalo público y ahora usted lo califique como ladeslegitimación de la política. Le ruego, señoría, que ten-gamos la misma vara de medir y a lo mejor, teniendo lamisma vara de medir, llegamos a algunos acuerdos, pero siusted siempre es el bueno y nosotros siempre somos losmalos y los de la derecha nunca nos podremos poner deacuerdo, señoría.

Señoría señor Gil Lázaro, le agradezco sus palabras, leagradezco la defensa que ha hecho de este Secretario deEstado, agradezco al Grupo Parlamentario Popular no sóloel comportamiento de esta tarde sino durante todos estosdías de apoyo a este Secretario de Estado. Créanme, ten-gan la seguridad de que este Gobierno no amenaza, tenganla seguridad de que este Gobierno está trabajando por elfuturo y preocupado en otras cosas de muchas más altasmiras que las que nos traen aquí esta tarde, señoría. El Go-bierno está ocupado en trabajar por nuestro país, en traba-jar por la libertad y sin miedo, y sobre todo sin miedo al fu-turo, señoría. (Aplausos. El señor Solé Tura pide la pa-labra.)

El señor PRESIDENTE: ¿A qué efectos me pide la pa-labra, señor Solé Tura?

El señor SOLÉ TURA: Quería hacerle unas preguntasque no me ha contestado.

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El señor PRESIDENTE: Sí, tendrá su oportunidad,pero, primero, permítame dirigirme a los restantes señoresportavoces.

Señor Rodríguez Sánchez, muy brevemente, por favor.

El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Brevísimamente.Solamente quiero recordar que la palabra ingenioso

tiene la misma raíz que ingeniería o que cualquier tipo dereferencia a artificioso. Yo valoro los artificios para defen-derse, pero a mí no me resultaron convincentes. Se lo dijeen ese sentido y no deja de ser nada más que una opiniónpuramente personal.

En segundo lugar, es pena que ustedes siempre que sesaca a relucir el debate de fondo, el debate estructural,nunca respondan con su opinión a las interpretaciones quehacemos otros. Sería de desear escuchar las interpretacio-nes claras de todo el mundo en relación con lo que hablé delos medios de titularidad pública, de las relaciones con Te-levisa, con ABC y con otros medios, porque eso no creoque sea función de un gobierno que debe estar preocupadopor el servicio público antes que nada y, en concreto, porlos medios de titularidad estatal.

Yo solamente quiero dejarle esto sobre la mesa, y espena —vuelvo a repetir— que en estos debates no entre-mos todos a fondo. A lo mejor, a algunos nos calificaríande radicales, de separatistas, de cosas terribles, pero podrí-amos poner mejor el dedo en la llaga sobre los demás tam-bién y todos nos aclararíamos más fehacientemente.

Por supuesto, si usted no va a dimitir, ni quiere dimitir,comprenderá que no tengo la fuerza para obligarle.

El señor PRESIDENTE: Señor González de Txabarri.

El señor GONZÁLEZ DE TXABARRI MIRANDA:Quiero agradecer las explicaciones dadas por el Secretariode Estado para la Comunicación, en nombre del GrupoParlamentario Vasco. Creo que en su segunda intervenciónaquellas primeras constataciones o dudas que pudiéramostener han quedado suficientemente claras y meridiana-mente explícitas, circunstancia que agradecemos porque altérmino de esta comparecencia los temas están mucho másclaros.

Nada más quería hacerle dos consideraciones, señor Se-cretario de Estado. Una primera se refiere a sus obligacio-nes como Secretario General de Estado. Dentro de sus fun-ciones en el organigrama del Gobierno está también la dehacer cumplir con la pluralidad de estas Cámaras y en con-junto de esta sociedad plural, que está y que vive en el Es-tado español, y una serie de consideraciones del GrupoParlamentario Vasco hacían referencia a que la pluralidadsea respetada también en los medios de comunicación so-cial de titularidad estatal.

Yo creo que esta comparecencia hubiera quedado mu-cho mejor ilustrada y puede quedarlo todavía si por partede la Secretaría General de Comunicación se hace clara re-ferencia a que una de las obligaciones de esa Secretaríadentro de sus funciones es salvaguardar esta pluralidad,sobre todo en aquellos medios de comunicación adscritosal Gobierno y generalmente al Estado. Y una segunda pre-

gunta, señor Secretario de Estado, que difícilmente sueloentender, ¿porqué ha mentado a Herri Batasuna cuando ha-cía referencia a este Diputado y al Grupo ParlamentarioVasco?

El señor PRESIDENTE: El señor López de Lerma mehace signos denegatorios.

Señor Solé Tura.

El señor SOLÉ TURA: Quería hacer un par de pregun-tas, algunas reflexiones y algunas precisiones.

Primero, tengo que decirle, señor Rodríguez, que losguiones que yo utilizo me los escribo yo. Nadie me escribeun guión, no lo toleraría, porque tengo mis propias opinio-nes, mis propias concepciones, digo exactamente lo quepienso. Nadie me dice lo que tengo que decir. Si me lo pro-ponen y estoy de acuerdo, bien; si me lo proponen y estoyen desacuerdo, nunca lo aceptaré. Por consiguiente, lo quehe dicho es lo que yo pienso.

Segundo, quiero preguntarle si usted considera que losseñores Oneto, Hermida y Campo Vidal son corruptos ymendaces, es decir, que por el hecho de trabajar en lamisma empresa son capaces de mentir, son capaces de de-cir una cosa que no es cierta. Quiero que me conteste aesto.

Tercero, usted celebró unas entrevistas con el señor Ga-bilondo, que yo pude seguir en televisión. Le preguntabansi estaba usted de acuerdo con el pacto de Nochebuena yusted decía que no, que no, pero, al final, dijo que sí. Fueuna cosa un poco reticente, pero que le parecía bien. Mipregunta es si el Gobierno realmente no tiene ninguna ob-jeción que hacer al pacto de Nochebuena y está de acuerdocon él o no.

He sacado el tema del señor Frade, no porque quisiesedecir nada, sino porque, como usted sabe, salió esto, perosí porque nos ha llamado mucho la atención el siguientedato: Poco después de esta carta y estas cosas que se di-fundieron, Televisión Española compró al señor Frade unaserie de películas por la cifra de 680 millones de pesetas,cien millones más de lo que le ofrecía otra empresa, quecreo que era la propia Antena 3. No tengo nada con que segasten estas cifras, pero resulta que entre las películas quese compraron había obras de arte tan notables del cine es-pañol como La visita del vicio, Mi marido no funciona,Préstame tu marido, La masajistas profesional, Tretas demujer, El liguero mágico, El erótico enmascarado, La hozy el Martínez, El Cid cabreador, Juana la loca de vez encuando. ¿Usted cree que esto merece que Televisión Espa-ñola, que no anda bien de dinero, se gaste 680 millonespara eso? ¿O es que sólo era para eso?

Ha hablado usted de la ley mordaza del Gobierno So-cialista. Tengo ante mí una página del periódico ABC, del1 de octubre de 1996, con un titular que dice: La ley sobrecontenidos audiovisuales que prepara el Gobierno —o sea,su Gobierno— revive el fantasma de la ley mordaza. Porcierto, ¿qué se ha hecho de esta ley?

Me dice usted que yo mezclo las conversaciones priva-das con las públicas. No, no. Yo lo que le he dicho, señorSecretario de Estado, es que no hay conversaciones priva-

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das si éstas se acaban traduciendo en hechos públicos y enmedidas públicas. Eso es lo que yo he intentando demos-trar. ¿Conversaciones privadas? Muy bien, pero luego setraducen en querellas concretas, se traducen en accionesjudiciales concretas, se traducen en iniciativas, y se dice—y usted no me ha contestado— por sus propios autoresque el informe base que sirvió para empezar la querella ju-dicial contra el grupo Sogecable venía de un Secretario deEstado, y yo le he preguntado cuál, si es que usted lo sabe.Porque usted lo único que ha dicho es que no lo ha pagado,y le creo, pero ¿quién lo ha encargado?

Claro que no he hablado yo del señor Asensio. ¿Por quétenía que hablar yo del señor Asensio? Yo no he venidoaquí a defender al señor Asensio. Está claro. Yo no he ve-nido aquí a defender a un empresario contra otro. ¿O esque usted se cree eso? Si usted se cree eso, entonces el queva mal es usted, porque usted sí que debe entender las co-sas de esta manera. Jamás he pensado eso. Yo he venidoaquí a discutir con usted, porque he dicho que creo que us-ted ha vulnerado las reglas del juego democrático. Eso eslo que he dicho, y me importa que a un lado esté el señorAsensio y al otro lado esté otro, y diría exactamente lomismo si fuese al revés, porque lo importantes es eso.¿Cómo quiere usted que venga yo aquí a hablar del señorAsensio? ¿Por qué? No soy su representante, no estoy asueldo de él, no soy amigo inmediato suyo como para de-cir: voy a ir a luchar por ti en el Congreso de los Diputa-dos. ¿Qué se ha creído? Yo no estoy por eso, ni el GrupoSocialista está por eso. Estamos, creo que deberíamos es-tar, por no ponernos al lado de ningún grupo, sino por de-fender las reglas del juego. Y ésa es mi preocupación.

Finalmente, quería decirle una cosa. Usted ha habladode una presunta reunión de la dirección del PSOE o de al-guno de sus miembros con el señor Asensio, creo que hadicho que el mismo día en que él participó en la sesión dela Comisión Constitucional. Tengo la impresión de que susfuentes de información flaquean, porque le puedo desmen-tir rotundamente que esa reunión no se produjo. Segura-mente la Guardia Civil estaba entonces en otras tareas y nose enteró. (Risas.—Aplausos.)

El señor PRESIDENTE: Señor Gil Lázaro.

El señor GIL LÁZARO: Señor Secretario de Estado,tengo que felicitarle de nuevo en nombre de mi grupo porel fondo y la forma de su intervención. Le reiteramos nues-tro pleno y rotundo apoyo.

Y, finalmente, si me lo permite, obvio la cita equinoca-nina del Quijote, para que los inventores del doberman nopuedan darse por ofendidos.

El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado.

El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA CO-MUNICACIÓN (Rodríguez Bajón): Señor RodríguezSánchez, con respecto a la pregunta que me hace, tenga us-ted siempre en cuenta que el Gobierno defenderá siempreel interés general, no intereses particulares, sean de quiensean esos intereses particulares, señoría.

Señor González de Txabarri, la pluralidad de los me-dios públicos estoy seguro de que sin que este Secretariode Estado haga ninguna llamada funcionará por sí misma,porque para eso han sido puestos los mejores profesionalesen esos medios, para que se cuide la pluralidad.

Con respecto a lo de Herri Batasuna es simplementeuna mención geográfica. Si le ha parecido mal, le pido dis-culpas, pero seguramente tiene usted más cerca que yo—desafortunadamente para usted— a los señores de HerriBatasuna. (Rumores.) ¡Cuando estoy en uso de la palabra,podré explicarme!

Señor Solé Tura, señoría, seguro que el guión es suyo,yo no lo he dudado. (Risas.) Déjeme dudar de las fuentes.Creo que ha tenido muy malas fuentes para escribir suguión.

Yo no creo que sean ni corruptos ni mendaces, y nuncalo he dicho, los profesionales a los que usted se ha referido,pero se me ocurre que el que ha dicho del señor Asensioque es falso y mentiroso es el señor Polanco en su perió-dico. Puedo aportar la prueba, si es necesario. Es decir, queaquí los insultos se los cruzan otros, yo no he dicho esto.

Ha sido usted en su misma intervención al que le ha pa-recido despectivo estar a sueldo del señor Asensio. Ustedverá cómo se comparte la última parte de su intervencióncon su pregunta. (Rumores.)

El señor PRESIDENTE: ¡Señorías, por favor!Señor Villarrubia, había conseguido llegar hasta esta al-

tura sin tener que mencionarlo nominativamente, a pesarde que ha intervenido con profusión e incluso cuando ha-blaba su propio portavoz. Estoy amparando al señor com-pareciente en el uso de la palabra.

El señor SOLÉ TURA: ¿Pero qué es eso? Yo no he di-cho en ningún momento lo que me atribuye el señor Ro-dríguez. ¿Cómo voy a decir que es indigno estar a sueldodel señor Asensio? No es indigno el que esté a sueldosuyo, lo que le he dicho es que yo no estoy a sueldo suyo.(Rumores y protestas.) Ya está bien.

El señor PRESIDENTE: A pesar de que no me ha so-licitado la palabra, ha quedado muy clara su manifesta-ción, señor Solé Tura.

Señor Secretario de Estado, reanude su intervención.

El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA CO-MUNICACIÓN (Rodríguez Bajón): Señoría, el Gobiernono tiene ninguna opinión contraria a los pactos empresa-riales que surjan en España. El libre mercado y la libertadestán garantizados en España también para los pactos em-presariales.

Tengo entendido, con respecto a los 650 millones de pe-setas de esas películas, que obedecen a una sentencia judi-cial contra la dirección anterior de Radiotelevisión Espa-ñola. (Risas.) No tengo la documentación precisa porqueno soy el director de Radiotelevisión Española, pero creoque hay una sentencia contra el anterior director que obligaa Televisión Española a comprar las películas que usted hacitado, que, por cierto, yo no voy a ver en mi casa. (Risas.)

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La ley de contenidos audiovisuales, de la que se hablóen su día, señoría, quedó explicado que no era un proyectode ley, que era un estudio, y este Secretario de Estado sigueabundando en él, porque entendemos que, con las nuevastecnologías, los contenidos que pueden pasar por las tele-visiones deben ser estudiados. De hecho, hay asociacionesde profesionales de la publicidad, asociaciones de profe-sionales de los medios de comunicación, que están muy in-teresados en estos asuntos. Y seguimos estudiando algoque ya califiqué en su día como de peligroso estudio, porlo que se pueda entender que se pueda llegar a la censura.Dije en su día: Me quedaré siempre cinco pasos antes deque nadie sospeche de que se está pensando en la censura.

Con respecto a Sogecable, yo no encargué el estudio alque usted hace referencia, que, por otra parte, es un estudioque refleja el contenido de lo publicado en el registro mer-cantil, incluso podría haberlo hecho, pero quiero decirle aS. S. que esté tranquilo. Con respecto a la pregunta de cuál,no le puedo comentar. Insisto, me extraña que no haya de-fendido ninguna de las posturas mantenidas aquí por el se-ñor Asensio, me extraña, porque yo venía aquí a defen-derme de la acusación del señor Asensio, y esa acusaciónno se produjo.

Señorías, en resumen, yo quisiera comentar que agra-dezco sus aportaciones al debate y agradezco su preocupa-ción, que es común, sobre el cuidado de la libertad de ex-presión.

Quisiera dejar como resumen final algunos puntos demis intervenciones. Primero, los incumplimientos de loscompromisos del señor Asensio el día 24 de diciembre nolo fueron con el Gobierno, sino con sus socios de otros me-dios de comunicación de la llamada plataforma digital yUnivisión.

Segundo, el distanciamiento de los socios de la plata-forma con el señor Asensio se produce cuando conocen quelos derechos del fútbol no son propiedad de Antena 3, sinode una empresa del editor que nada tiene que ver con los ac-cionistas ni con los profesionales de la televisión privada.Estos socios no estuvieron dispuestos a entregar el montanteeconómico que pedía el señor Asensio para su beneficio, yque no redundaba en las cifras de negocio de Antena 3.

La televisión privada, pues, compra una empresa de supresidente, los derechos de emisión de los partidos de cadalunes, sin que este Secretario de Estado sepa si también haparticipado o no de la financiación de la compra de esosderechos, aunque no devenguen beneficios directos para lacompañía. Era desconocido para los socios de la plata-forma que los derechos de Cableantena tampoco formabanparte de Antena 3, pues aunque en las presentaciones pú-blicas figura como parte de la compañía, es en realidadotra empresa de su propiedad a quien él mismo, en nombrede Antena 3, vende los derechos de emisión de películas yseries en el extranjero, sin que este Secretario de Estadoconozca si esta situación ha sido puesta en conocimientode los socios de Antena 3.

Cuarto, ésta es una parte del marco en la que se produ-cen las conversaciones que derivan en la acusación deamenazas de cárcel. El mismo editor reconoció anteSS. SS. que no hubo amenazas de cárcel desde La Mon-

cloa, ni más acusación concreta de haberle dicho presunta-mente: «Atente a las consecuencas»; amenaza de la quefue también acusado de haber proferido la portavoz delGobierno socialista, doña Rosa Conde, en 1989.

Quinto, los testimonios presentados, fechados todosellos en mayo de este año, es decir, cinco meses después delas presuntas amenazas, no aclaran qué frase concreta nicon qué objeto se pronuncia. Son contradictorios en sí mis-mos, sin que este Secretario de Estado conozca por qué losdenunciantes no han dado una misma frase. Dos testimo-nios han sido desmentidos con rotundidad. El primero, porparte del director de un periódico, a quien en su boca, y noen la mía, se le reproducen presuntas amenazas de cárcelpara el editor. El segundo, por parte de uno de los testigospresenciales de la conversión telefónica, que aseguró enesta Cámara que nunca oyeron mi voz.

Sexto, por el empresario personalmente, y a través deterceros, se me amenazó con una campaña de desprestigioy una comisión parlamentaria.

Séptimo, todo esto se resume, a mi juicio, en la estrate-gia del Partido Socialista de criticar al Gobierno por su in-tolerancia y de volver a la campaña ya conocida de la cons-piración y de lo que ellos llaman el miedo a que venga laderecha. Fue el señor González el que primero denuncióesta amenaza. Fue el Partido Socialista el que convocó conurgencia al editor y el que presentó preguntas parlamenta-rias sobre la cuestión, y ha sido el PSOE el interesado enretrasar todo lo posible mi presencia ante esta Cámara.

Señorías, creo haber puesto en evidencia una estrategiade algunos grupos interesados en hacer ver que este Go-bierno cercena la libertad de expresión. Nada más lejos dela realidad que los ciudadanos constatan todos los días.Éste es un Gobierno que gobierna para todos en el estrictorespeto a nuestro ordenamiento constitucional, y es tam-bién un Gobierno que no claudicará de su obligación dedefender el interés general y la libre competencia, que de-soirá las voces de cualquier grupo de presión. La utiliza-ción política de supuestas conversaciones privadas no lesayudará en sus objetivos. Ni este Gobierno ni los ciudada-nos caerán en la trampa. Esta artificial polémica, que hoyparece centrar la vida nacional, afecta sólo a algunos y lees ajena a la ciudadanía. A pesar de los intentos de algu-nos, los españoles no se distraerán en la percepción de lamejora real del clima político ni de la buena marcha denuestro país. El futuro de España pinta bien. (Rumores.) Ylos españoles, señorías, saben muy bien distinguir talantes.Los de algunos son de sobra conocidos, sobre los del Go-bierno del Partido Popular no se dejarán engañar.

Muchas gracias, señor Presidente. (Aplausos.—El se-ñor Solé Tura pide la palabra.)

El señor PRESIDENTE: Señor Solé Tura, ¿es cons-ciente de que habilita nueva intervención del señor compa-reciente? (Rumores.) Esta Presidencia agradece la colabo-ración en la dirección del debate.

El señor SOLÉ TURA: Sí, efectivamente. Le he hechodos preguntas. Me ha dado dos respuestas, y tengo derechoa comentarlas, entiendo yo, señor Presidente.

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Page 26: CONSTITUCIONAL - Los genoveses Populares/mar/MAR. Amenazas … · Pero no soy yo el que debe defender al Gobierno de esas acusaciones tan graves, que insinúan que desde el po-der

Le he preguntado, primero, si creía que los señoresOneto, Hermida y Campo Vidal son mendaces y corruptos.Me ha dicho que no. Entonces, ¿por qué duda de sus mani-festaciones? Las amenazas no van dirigidas directamente alseñor Asensio, sino que se hacen a través de ellos. Cuando sedice si las amenazas son reales o no son reales, lo que se estáponiendo en duda no es la credibilidad del señor Asensio,sino la credibilidad de los interlocutores a los cuales se dirigeusted. Por consiguiente, ¿por qué pone en duda las cartas quese dirigen, la del señor Oneto, por ejemplo, en la que cuentaesas cosas que todos conocemos —si quiere, se las leo otravez—, si considera que estos señores son íntegros, no sonmendaces y no se pliegan a las exigencias de su empresa?

Ha dicho usted también que el Gobierno estaba deacuerdo básicamente y que no tenía nada en contra del lla-mado pacto de Nochebuena. Tengo delante de mí una pá-gina del diario El Mundo, que es del jueves 26 de diciem-bre de 1996. Esa página dice lo siguiente: Reacción enMoncloa. Cuando en la Moncloa se supo que Asensio ha-bía pactado con Polanco —eso lo dice El Mundo—, la re-acción no pudo ser más airada. Se habló de traición y algúnalto cargo del Gobierno llegó a calificar a Asensio degángster —que es lo mismo que dice el señor Oneto en sucarta—. El Gobierno ha apoyado explícitamente a Asensioy éste al final ha roto sus compromisos, según fuentes de laMoncloa. Luis María Ansón, el hombre de Televisa en Es-paña, entró rápidamente en acción; habló telefónicamentecon el magnate mejicano Azcárraga y consiguió de ésteuna oferta de ensueño para hacer recapacitar a Asensio:200 millones de dólares por la cesión de los derechos delfútbol, además de asumir todos los compromisos financie-ros de Antena 3 con los equipos de fútbol. Juan Villalonga,que había acudido en la mañana del día 24 de diciembre ala Moncloa para conversar con el Presidente del Gobiernosobre la situación, llamó poco después de su entrevista aAsensio para comunicarle la oferta del grupo mejicano.Tras un par de horas de impasse, Asensio se mostró infle-xible. Yo no estoy aquí para dar un pelotazo, he llegado aun acuerdo con Polanco y lo cumpliré. El pelotazo tambiénes uno de los términos que aparecen en las cartas que senos entregaron. Bien, si eso es estar a favor de la plata-forma creada por estos dos grupos, es una visión muy rarade lo que es estar a favor y de lo que es estar en contra.

Finalmente, usted me ha dicho, en relación con lascompras de películas del señor Frade, que esto provenía de

una sentencia referida a la anterior dirección. Tengo aquídelante de mí el texto de la comparecencia del señor Ló-pez-Amor García, que es el Director General del Ente Pú-blico RTVE, que en respuesta a una pregunta que se lehace sobre este tema dice: Por lo que hace a la adquisiciónde derechos cinematográficos a la empresa José Frade, setrata de una compra por un total de sesenta películas de di-ferente tipo, norteamericanas, coproducciones europeas ypelículas españolas de diverso género entre las que sinduda están las que usted ha citado pero que abarcan aspec-tos como películas de tipo familiar, comedias, cine juvenilo de misterio con destino a nuestra programación cinema-tográfica, sin duda no las que ha citado usted, señor Clotas,pero sí otras. Se llegó a un acuerdo interesante para Tele-visión Española desde el punto de vista económico y dichaoperación fue autorizada en la sesión del 27 de enero de1997 por el comité económico y financiero de TelevisiónEspañola, tras lo cual se llegó a la contratación efectiva.Ninguna referencia a una sentencia anterior, señor Secreta-rio de Estado.

El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Se-cretario de Estado.

El señor SECRETARIO DE ESTADO DE LA CO-MUNICACIÓN (Rodríguez Bajón): Muy brevemente.

Sobre el asunto del señor Frade podríamos seguir dis-cutiendo. Como no tengo la documentación precisa a lomejor tiene usted razón, pero no le puedo dar cuenta.Tengo entendido que hay una sentencia judicial de por me-dio, pero discúlpeme porque ésa no es mi atribución.

El día 26 El Mundo publica esta información. Sabrán dela veracidad o no. El día 26 por la tarde hablo con el señorOneto, según su testimonio, pero esa información de ElMundo ha sido escrita el día 25. Por tanto, no coinciden lascosas según el testimonio del señor Oneto.

Se me ha olvidado antes responderle a cómo sé yo quealgunos representantes del Grupo Parlamentario Socialistase reunieron con el señor Asensio. Señoría, porque lo vipor televisión. (Risas.)

Buenas noches. Gracias. (Aplausos.)

El señor PRESIDENTE: Se levanta la sesión.

Eran las siete y cincuenta minutos de la tarde.

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COMISIONES 26 DE MAYO DE 1997.–NÚM. 227